Los Juegos de la Muerte

Tema en 'Fanfics Abandonados de Temática Libre de Anime' iniciado por Shennya, 12 Octubre 2011.

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    Okita

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    OMG

    Misa Misa!!! q_q Maldito Light!!! maldito cobarde!! como se atreve a hacerle eso a Misa?! al menos ahora Misa ya no se unirá a él por medio del plan de sometimiento amoroso que Light planeaba sino que -aunque sea malo- es por terror, una amenaza. La trama se está poniendo super interesante, quiero saber que tendrá que hacer Misa por las ordenes de Light, aunque aún me pregunto que hará Rem :x y nuestro awsome L...

    ASDF esperaré con muchas ansias el siguiente capítulo
     
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    Nahi Shite

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    ¡WOW! Estuvo mega genial.
    Me vas a matar, pero no puedo evitar que Light me parezca sexy xDD! Ya sabes... Y también está eso de "Debemos crear un nuevo mundo, juntos" ¡Aw!
    Aunque claro, no le quito el mérito a L, ¡Pobrecito! debe estar agobiado.
    En fin, siempre me encantas con tus capítulos. Todo es tan perfecto que me emociona, y quisiera saber Ya qué es lo que piensa hacer Missa. Ah, ¿y qué vio Rem?, ¿Ryuk le hizo un gesto o algo? Eso creo... Tiene que recordar el juego >.<

    Okita volvió a quitarme el puesto <.<
     
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    Okita

    Okita Adicto

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    wtf no soy Pami
     
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    Nahi Shite

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    Asdf, cierto... e.e Perdón, iba de afán y me confundí. No sé dónde tengo la cabeza últimamente.
     
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    Shennya

    Shennya Entusiasta

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    Título:
    Los Juegos de la Muerte
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Misterio/Suspenso
    Total de capítulos:
    13
     
    Palabras:
    4093

    X
    Rastro de mermelada
    Ya no había descanso, ahora, en todo momento, los sentidos de Misa estaban alerta. Incluso ahí, frente a la casa de Light, con él estando a sólo unos pasos de ella. Sin que ella pudiera evitarlo o rechazarlo, la mano de él se había acercado a la de ella hasta entrelazar sus dedos.
    Curioso, ahora que lo tenía tan cerca sentía una extraña emoción que la hacía querer la compañía de otro.
    —Por favor, Misa. No pongas esa cara, quiero que mi madre y mi hermana te vean completamente feliz, ¿de acuerdo? —dijo Light.
    —Me es imposible, ya que me obligas a hacer todo esto —replicó ella, atreviéndose, después de tanto tiempo.
    Casi quiso llorar cuando volvió a sentir la mano detrás de su nuca; la otra había dejado de estar entrelazada con ella para posarse sobre su cintura.
    —Ya hemos discutido esto en otra ocasión, Misa —le recordó, pasando los dedos por su rostro—. Por favor, no me hagas recordarte que conozco tu verdadero nombre…
    Misa se estremeció; supo que no tenía otra opción. Asintió y, como pudo, dibujó una sonrisa en su rostro.
    —Haré lo que me pidas.
    Con un brillo de triunfo en sus ojos, Light se inclinó hacia ella, pero cuando los labios de él rozaron los suyos Misa giró la cabeza hacia otro lado.
    Por un instante, Light se vio molesto, pero compuso su expresión rápidamente.
    —Puedo ser paciente en ese sentido; pronto entenderás que soy tu mejor opción.
    Volvió a tomar su mano y tocó la puerta de su casa. No pasó mucho tiempo para el risueño rostro de su hermana apareciera en el umbral.
    —¡Misa-Misa!
    Sayu se lanzó hacia ella con los brazos extendidos.
    Light se rió.
    —¿Por qué la abrazas a ella? ¡Yo soy tu hermano!
    —A ti te veo todos los días —replicó ella—, además, ella me cae mucho mejor.
    Misa, a pesar de sentir su corazón destrozarse, no tuvo más remedio que soltar una risita. No era que Sayu no le agradara, es más, hasta podía decir que la quería; pero ya que sabía que Light era Kira y que era capaz de muchas cosas horribles, se le hacía inconcebible que alguien tan perverso pudiera tener una familia tan hermosa.
    Sayu los guió hasta el comedor, donde, como de costumbre, la madre de Light estaba haciendo la comida.
    —Nos alegra tenerte de regreso en nuestra casa —dijo la mujer, a modo de bienvenida—, estuvimos muy preocupados por ti.
    —¿No les preocupa lo que salió en la televisión? —cuestionó, sin importarle que Light le estuviera apretando la mano, en señal de que guardara silencio—. Podrían estar en peligro al tenerme aquí…
    —Eres parte de la familia, cariño —respondió la madre de Light sin inmutarse—. No te vamos a dejar sola.
    —¡Sí! —exclamó Sayu, apoyando las palabras de su madre— Además papá atrapará pronto a Kira y ya no tendremos de que preocuparnos.
    Misa, incapaz de poder responder a aquello, se limitó a sonreír, un gesto que no resultó del todo convincente, sin embargo, ellas lo atribuyeron a la presión por la que estaba pasando los últimos días, jamás sospecharon nada.
    —¿Te quedarás a comer?
    Antes de que ella pudiera abrir los labios, Light ya estaba respondiendo afirmativamente en su lugar. Y, como si tuviera intenciones de que Sayu notara el gesto, se llevó la mano de ella a los labios.
    Los ojos de su hermana se abrieron, divertidos.
    —¡Ya están saliendo! —exclamó, soltando una risita.
    Misa estuvo a punto de contradecirla, pero sintió la presión de la mano de Light y se detuvo.
    —Sayu, no seas maleducada…
    —¡Eso no es ser grosero, mamá! —replicó la joven— Al contrario, estoy muy feliz por ellos.
    Light tiró de la mano de Misa.
    —Estaremos en mi habitación, bajaremos cuando esté lista la comida.
    —De acuerdo, hijo.
    —¿Puedo subir con ustedes? —cuestionó Sayu— Quiero hablar con Misa-Misa.
    Misa respondió afirmativamente al mismo tiempo que Light soltaba un tajante “No” por respuesta.
    Sin embargo, la que decidió finalmente fue la señora Yagami, ya que reprendió a su hija.
    —Sayu, por favor, no los molestes, además tienes que ayudarme a acomodar los platos en la mesa.
    La joven hizo un mohín con los labios y se cruzó de brazos, antes de caminar hacia el comedor.

    —Es una lástima que no tengas los ojos de shinigami —soltó Light, sentado a su lado, en la cama. Pasó sus dedos por debajo de sus ojos; ella se retiró.
    ¿Ojos? Estaba tan desconcertada que no pudo cambiar su expresión de confusión. Observó a Rem, quien ya había agachado la cabeza, como si se sintiera culpable por haberle ocultado algo.
    —¿Ojos de shinigami?
    Light sonrió, levantando la cabeza hacia Rem.
    —Veo que tu shinigami no te mantiene tan bien informada como lo hace el mío.
    Sin previo aviso, sacó un trozo de hoja de su bolsillo y se lo ofreció. Misa sólo dudó unos segundos antes de tocarlo… entonces lo vio, al shinigami de Light, quien en esos momentos terminaba de comerse una manzana.
    —Me llamo, Ryuk —soltó él, observándola con sus grandes ojos.
    —Hola —soltó ella.
    —Cualquier portador tiene derecho a hacer un trato con su shinigami —informó Light, retomando la conversación—, éste consiste en que el dios de la muerte te seda el poder que tiene en sus ojos, ya que ellos pueden, con sólo ver el rostro de los humanos, saber su nombre y el tiempo que les queda de vida…
    Misa se sobresaltó, asustada.
    —¿Los tienes? ¿Por eso sabes mi nombre verdadero?
    Que tuviera ese poder sería terrible porque… eso significaba que sabía el verdadero nombre de L y podía matarlo en cualquier momento. No supo porqué, pero la idea de que L dejara de vivir fue terrible, experimentó un extraño vacío, casi tan grande como el que sintió la noche en que sus padres fueron asesinados…
    Sin embargo, Light negó con la cabeza.
    —Te investigué —respondió—. Además, ese trato no me interesa, es demasiado el precio que debes pagar por él.
    —¿Qué tienes que dar?
    —La mitad del tiempo que te quede de vida.
    Misa agachó la mirada, demasiado cansada como para seguir luchando; parecía que el abismo en el que se había metido no tenía salida alguna.
    —No debes preocuparte —él levantó su rostro—, sé que juntos encontraremos la forma de deshacernos de nuestro mayor oponente: L.
    —¡No!
    Supo que había cometido un error cuando la palabra salió de sus labios, desesperada. El rostro de Light se ensombreció terriblemente.
    —¿Por qué te interesa tanto?
    —No lo hace —balbució ella rápidamente—. Es el asesinato, pensar en quitarle la vida a una persona, a la que sea, es terrible.
    Light se acercó a ella y la rodeó con sus brazos, a pesar de que ella intentó quitarse de su camino. Le acarició con suavidad el cabello.
    —Sólo a los que se lo merecen, Misa.
    —L no se lo merece —soltó ella, no logró controlar el temblor en su voz, ni las lágrimas que se le escaparon—, por favor, déjalo vivir…
    —Lo siento, pero cometió un error al meterse en mi camino. Además, debes estar feliz, ya no pienso dañar a Ryuzaki… Sientes algo por él, ¿no es cierto?
    —No.
    Incluso a Misa la tomó desprevenida sentir que sus mejillas se encendían y que su corazón se aceleraba. No sabía a qué se debía, pero no quería averiguarlo.
    Lo único que tenía a su favor, es que Light no sospechaba que Ryuzaki y L eran la misma persona.
    Light frunció el ceño; pasó los dedos por sus mejillas que todavía conservaban un tono rosa.
    —Tienes que cortar todo lazo con él.
    Misa abrió un poco los labios, para protestar, pero él negó con la cabeza.
    —Confórmate con que sigue vivo.
    La joven se estremeció; sabía que no podía matarlo, ya que Ryuzaki no era su nombre verdadero pero, si lo intentaba usando ese nombre descubriría que no era el real y comenzaría a sospechar de él.
    Así que ella, tras lanzarle una mirada derrotada, se limitó a asentir con la cabeza.
    —Pronto te agradará la idea de estar conmigo, Misa —murmuró, antes de darle un rápido beso en el cuello.

    Light se encargó de que toda la Universidad se enterara que salía con Misa. Las horas libre que tenían en común se la pasaban juntos, sin soltarse las manos. Y, a pesar de que ella evitaba los lugares donde sabía que L la estaría esperando, parecía que Light buscaba encontrarse con él y mostrarle que ahora Misa era suya. Si ella no estuviera tan segura de que Light sólo pensaba en el poder y la destrucción, podría jurar que sólo lo hacía para que L se alejara de ella.
    Sólo cuando Light se encontraba en clase y ella tenía hora libre, Misa llegó a sentirse un poco más tranquila. Sin embargo, evitaba cualquier contacto con L. Estaba casi segura que ya había visto algo extraño en su conducta y, conociéndolo, ya se había formado alguna teoría de ello.
    Deseaba poder decirle la verdad, deseaba volver a sentirse protegida. Pero era muy arriesgado, jamás lo pondría en riesgo sólo para sentirse tranquila.
    Nunca.
    Exhausta, se dejó caer en una de las bancas, tras asegurarse que L no andaba cerca y se cubrió el rostro. Se sentía sola, pues, aunque la compañía de Rem le servía de consuelo, no podía evitar extrañar las tardes de ajedrez…
    —Misa.
    La joven levantó la cabeza, para encontrarse con la mirada oscura de L. Se levantó con brusquedad, murmurando una pobre excusa que él no creyó y se dispuso a irse, pero las manos de él se cerraron en torno a sus muñecas.
    —Otra vez el pulso acelerado —soltó, como si recitara un diagnóstico—, tienes orejas bajo los ojos, te cuesta trabajo respirar, tu tez se ha vuelto más pálida, lo que sólo puede llevar a la conclusión de que has dejado de dormir, de nuevo.
    —Es lo que salió en Sakura TV, aun me siento intranquila por eso y por lo que sucedió el otro día —balbució—, pero no es algo por lo que debas preocuparte, hoy trataré de dormir un poco en la tarde…
    —Todo lo que dices es completamente congruente, pero es falso —replicó L—, haz estado evitándome, sin contar que tu comportamiento, después de que hicimos el experimento ha cambiado drásticamente. Además, Misa, te olvidaste del forense, él dijo que el hombre que murió después de intentar secuestrarte, llevaba una hora muerto para cuando el jefe Yagami te encontró, por lo tanto, nos mentiste al decirnos que ellos llegaron poco después de que muriera.
    Misa abrió los ojos; sabía que él lo averiguaría, pero nunca habría sospechado que estaba tan cerca de la verdad. Intentó zafarse, pero él era mucho más fuerte de lo que aparentaba.
    —Misa, yo sólo quiero ayudarte. Sólo tienes que decirme quién es, sé que te encontrarse con…
    Con certeza, no supo porqué lo hizo; sólo quería evitar que siguiera hablando, sobre todo ahí, en la Universidad, donde eran tan peligrosas sus palabras. Él estaba cerca de la verdad y eso podría ser peligroso para él… Así que, para evitar que continuara hablando se inclinó hacia arriba y unió los labios a los suyos.
    Lo peor de todo era que su corazón, que ahora latía aceleradamente bajo su pecho la desengañó y le hizo saber que no sólo lo había hecho para evitar que L siguiera sacando conclusiones.
    Por la forma en que él se puso rígido, supo que su acción lo había tomado tan desprevenido como a ella. Incluso se sentía como si la hubieran sacudido por dentro, sin embargo, esa sensación aumentó cuando sintió que él se inclinaba hacia adelante y soltaba sus manos para buscar su rostro.
    Misa retrocedió; había sido injusta, porque sabía que ya no podría verlo de nuevo, además, si alguien los había visto o si Light se enteraba, podría empeorar todo.
    Él debía seguir muy aturdido, porque la observaba fijamente, y de su boca salieron palabras extrañas:
    —Sabes a… dulce —sacudió su cabeza—. Ahora sé porqué me resistía tanto a esto; nubla todo juicio racional y lógico.
    —Lo siento, no debí —se disculpó ella—. Yo… estoy con Light.
    —Misa…
    Él intentó tomar su mano, pero ella fue más rápida. Negó con la cabeza y se alejó de él, caminó por mucho tiempo sin permitirse mirar atrás.

    —Debemos volver a vigilar a Light.
    Los ojos de Yagami, observaron a L fijamente. Como era lógico, no parecía muy satisfecho con aquella decisión.
    L continuó tomando su té, sin inmutarse.
    —Como dije antes, estoy convencido de que Misa mintió al decir que no se había encontrado con nadie, 90% seguro de que vio a Kira y quince de que se trataba de Light.
    —No estoy de acuerdo contigo —dijo Yagami—, pero no me voy a oponer a lo que decidas.
    L asintió.
    —Agradezco su cooperación, jefe Yagami.
    El celular de Watari sonó, interrumpiendo el murmullo que se había suscitado en la habitación. Por primera vez en mucho tiempo, Watari dio muestras de estar un poco alterado. Se acercó a L.
    —Hay algo que debo informarte.
    L se disculpó, ante las miradas atónitas del resto de los miembros de la Fuerza Especial y, de un salto, se puso de pie, y entró en otra habitación, con Watari.
    —¿Qué sucede?
    —Se escapó.
    L parpadeó y después, casi instintivamente, puso su pulgar sobre sus labios.
    —Conociéndolo, ya debe estar aquí —murmuró—, sólo espero que su odio hacia mí no lo haga buscarlo, porque, si se unen, tendremos un problema mucho mayor…

    —¿Por qué no me lo dijiste?
    Light parecía muy irritado, por la forma en que se levantó repentinamente de la silla y la fuerza con que hacía puño sus manos, la noticia le había interesado mucho.
    Ryuk se rió y se tomó su tiempo para terminar su manzana antes continuar.
    —Porque no me pareció adecuado decirte antes, además, parece que las cosas se van a poner mucho más interesantes…
    Light hizo un gesto con la mano, indicándole que no se desviara a otros temas.
    —Sí, un shinigami, al igual que puede dejar caer un cuaderno de la muerte, también puede dejar caer, técnicamente, sus ojos.
    —¿Quieres decir que pueden existir humanos que tengan los ojos de shinigami?
    Ryuk sonrió.
    —Más que eso, Light. Te lo aseguro. Hace años uno de los shinigamis dejó caer sus ojos.
    —¿Por qué?
    —Porque yo se lo pedí —explicó Ryuk—, si no lo hubiera hecho, el juego no se volvería tan divertido.
    —Entonces, hay un humano que tiene los ojos, pero no es dueño de un cuaderno de la muerte.
    —Así es.
    —¿Dónde está?
    Ryuk soltó una carcajada.
    —Sabes que no puedo darte todo tan fácil; tú debes encontrarlo, si es que él no te encuentra primero.

    Light estaba sentado, en la cafetería de la Universidad, justo afuera del edificio donde Misa tenía la última clase, esperándola. De reojo, vio que Ryuzaki se sentaba cerca, observando en la misma dirección. Apretó los puños.
    —¿Te molesta que él quiera estar cerca de Misa, eh?
    Ignoró las burlas de Ryuk y continuó leyendo el libro que traía o por lo menos, fingiendo que lo hacía.
    Una chica, con una risa bastante exasperante, se sentó frente a él.
    —No entiendo porqué sales con Misa —dijo ella, extendiendo una mano hacia las de él. Light, tratando de no parecer brusco, las retiró—, es una chica un tanto simple…
    —A mí no me lo parece —comentó, esbozando una sonrisa amable.
    —Pero, para alguien tan brillante como tú —insistió ella, un poco más rudamente, al darse cuenta de que no se le prestaba la suficiente atención—, no te merece. Además, dicen que Ryuzaki también la quiere.
    Light luchó por no pedirle que se fuera.
    —Lo importante es que ella no le hace caso.
    Una sonrisa maliciosa apareció en el rostro de la joven.
    —¿Ah, no? Yo los vi besándose…
    —Vete.
    La voz de Light sonó tan rígida, que la chica se asustó y no puso objeciones en obedecer la orden que le daba.
    Entonces, Light sacó el cuaderno de la muerte y acercó el lápiz a sus páginas.
    —Si lo matas, tal vez L sospeche más de ti.
    —No importa, ya veré como arreglarlo.
    Sin embargo, se detuvo al darse cuenta que Ryuzaki caminaba en su dirección; eso lo ayudó a reaccionar, era muy imprudente sacar su cuaderno en la Universidad, siendo que L ya sospechaba que Kira era un estudiante. Antes que el joven quedara a unos pasos de él, ya había guardado el cuaderno y volvía a leer su libro.
    Ryuzaki sonrió.
    —Lo siento, es que, recordé que no nos hemos presentado adecuadamente, por lo menos yo no —soltó, dejando un poco desconcertado a Light—. Mucho gusto, soy L.
    Tuvo que tomar todo su autocontrol para no reaccionar ante esas palabras. Por supuesto, ya sospechaba que L mantenía la escuela vigilada… pero, jamás imaginó que él asistiría personalmente. Además, Ryuzaki era muy extraño, aun cabía la posibilidad de que se tratara de una broma.
    —Lo siento, pero eso me parece un poco ridículo —soltó, esforzándose por sonreír, a pesar de lo mucho que lo odiaba.
    —Tu padre lo puede corroborar.
    Entonces… si eso era verdad, Misa, seguramente, ya lo sabía.

    —Misa, es peligroso que andes sola en la noche —dijo Rem. Desde hacía horas que trataba de persuadirla para regresar al departamento.
    Lo noche cada vez se hacía más oscura, apenas podía ver sus zapatos, gracias a la luz que había en las calles.
    Misa la observó, con el dolor grabado en el rostro.
    —Ya no puedo correr más peligro, Rem. Estoy bajo las órdenes del mismo Kira. Nada puede ser peor que eso.
    Tenía que admitir que, después de que L se presentara a sí mismo ante Light la había dejado completamente preocupada. Sabía que ahora Light no se detendría hasta encontrar la forma de averiguar su nombre, incluso, al descubrir que ella ya sabía quién era, la había interrogado hasta convencerse de que no conocía el nombre verdadero de L. Pero, había algo más, algo en su mirada, una nueva confianza, que le resultó aterradora. Era como si estuviera esperando que llegara algo para darle la ventaja…
    Misa se estremeció; giró a los lados, pero la calle continuaba tan vacía desde que se había internado en ella. Faltaba poco para llegar al departamento pero, desde hacía tiempo que sentía unos ojos pegados a su espalda, como si la estuvieran vigilando.
    Sin proponérselo, comenzó a caminar más rápido pero, se detuvo abruptamente cuando escuchó el sonido de algo arrastrándose hacia ella. Era como… un objeto frágil o eso quería pensar ella.
    De pronto, sintió que golpeaban suavemente uno de sus zapatos y se sobresaltó tanto que dio un salto hacia atrás, pero cuando inclinó su cabeza hacia abajo, se dio cuenta de que sólo era un frasco.
    Un frasco de mermelada, vacío. Experimentando una curiosidad irresistible, lo tomó con sus manos; parecía que alguien le había arrancado la etiqueta y pegado un papel sobre su superficie. Lo giró, para observarlo mejor…
    Quedó aterrada.
    Rem dijo su nombre, pero ni eso pudo hacerla reaccionar a tiempo. Dejó caer el frasco y éste se hizo añicos a sus pies.
    El frasco tenía su nombre escrito en él.
    Su verdadero nombre: Misa Amane.
    Aterrada, Misa salió corriendo y no se detuvo hasta no ver su departamento. Esa noche tampoco pudo dormir.
     
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    Okita

    Okita Adicto

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    Genial, mcuho más LxMisa pero sin olvidarnos la trama policia que está asdf espectacular.

    Quien será esa persona que tiene los ojos de shinigami? es esa persona quien dejó el frasco de mermelada? tiene que ser, pues Light no la asustaría así.

    Pero me encantó, espero más *_*
     
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    Nahi Shite

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    Géminis
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    ¡Me muero! L se delató o.O Me quedé en Shock.
    ¿Y quién es el tipo de los ojos? Obvio es el mismo de la mermelada...Creo :3
    Súper genial, lleno de Missa x L, y además mucho suspenso; A medida que leo me parece que estoy frente a la pantalla viendo una peli. Me muero de intriga, y por favor, necesito continuación.
    De veras, este fic es Fabuloso.
     
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  8.  
    Shennya

    Shennya Entusiasta

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    Los Juegos de la Muerte
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    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Misterio/Suspenso
    Total de capítulos:
    13
     
    Palabras:
    3391
    XI
    Juego de cartas
    —No sé qué hacer, Rem… —soltó Misa, observando su reflejo en los baños de la Universidad. Parecía que sus rasgos iban desvaneciéndose cada vez más, vencidos por el cansancio. Debajo de sus ojos verdes se dibujaban unas profundas marcas oscuras, su piel empalidecía conforme pasaban los días y su cabello iba perdiendo su brillo— ¿Quién es la persona que me dejó el mensaje? ¿Qué es lo que quiere de mí? ¿Cómo es que sabe mi nombre?
    La shinigami flotaba detrás de ella, con el rostro ensombrecido por la tristeza. Parecía sentir pena por su portadora.
    —Debes pedir ayuda Misa, o tratar de averiguar su nombre y matarlo.
    La joven se abrazó y negó con la cabeza.
    —No quiero quitar más vidas, Rem, ya lo hice dos veces y no me siento bien por ello.
    —Se lo merecían.
    Los ojos verdes de ella se llenaron de lágrimas, con cierto temblor en las manos, se cubrió los oídos.
    —Por favor, no empieces a justificarlo como lo hace Light —soltó, trémula. Con el dorso de la mano se secó los ojos—. No puedo pedir ayuda, aunque quiera. Si Light se entera que me comuniqué con L… sólo se enfadará y, en cuanto a él, no quiero deberle nada.
    —De esa forma tienes pocas posibilidades de sobrevivir.
    Misa levantó la cabeza y abrió los labios, pero volvió a cerrarlos cuando vio entrar a una chica al baño. Se echó agua a la cara y salió de ahí.
    Era tan extraño encontrarse en la Universidad, en un día tan soleado y sentirse tan tenso como Misa se sentía en esos momentos. A pesar de que se encontraba en los jardines, rodeada de árboles y aire, sentía como si la escuela estuviera inundada y sus pulmones se fueran llenando de agua, impidiéndole respirar.
    Se estaba ahogando.
    Casi deja salir un grito terrible, cuando siente una mano que se cierra sobre su muñeca y la aprieta con fuerza, pero se contiene al darse cuenta que se trata de Light. Sin embargo, el pánico se conserva, silenciado, en su interior, ya que puede casi sentir la furia que emana de sus ojos.
    Sin decir más, la arrastra la parte trasera de uno de los edificios y la acorrala contra la pared.
    —¿Lo sabías? —cuestionó él, frunciendo el ceño.
    —No sé de qué me estás hablando…
    Light pegó su frente a la de ella; Misa apenas podía soportar los latidos de su corazón, escuchaba su golpeteo con fuerza, en sus oídos.
    —Por favor, Misa, no estoy de humor para mentiras.
    Debía ser cierto, ya que apenas podía contener el enojo en su voz.
    —Light te juro que no entiendo nada, si me dieras un poco más de información, tal vez yo…
    Se interrumpió bruscamente, soltando un gemido de horror; Light había levantado la mano hacia su rostro, por un momento, Misa pensó que le iba a pegar y le sorprendió cuando le pasó los dedos suavemente por la piel de su mejilla.
    —Sabías que L y Ryuzaki son la misma persona…
    Misa dejó escapar una exclamación que terminó por delatarla, pero no le importó, ahora estaba más asustada porque Light hubiese averiguado algo más que eso… como el verdadero nombre de L.
    Light frunció el ceño.
    —Lo sabías —la acusó—. Misa, estamos juntos en esto, debiste decírmelo.
    La joven no pudo contener sus lágrimas más tiempo.
    —¡Yo no estoy contigo! Tú me obligas a hacer todo esto… ¡Y yo jamás te diría nada que pudiera servirte para hacerle daño!
    Light, en un ataque de furia, la agarró del cuello pero no hizo nada por apretárselo.
    —Dime, ¿lo del beso también es cierto?
    Misa levantó la vista, pero no respondió a esa pregunta.
    El rostro del joven se ensombreció aun más pero, repentinamente, cambió su expresión a una sonrisa.
    —No te preocupes, Misa, nuestros problemas se terminarán pronto —le dijo, con los labios cerca de los de ella—. Ya tengo su rostro, sólo me falta un nombre y podremos cambiar al mundo… hacerlo mucho mejor.
    Misa separó los labios para protestar, pero él la silenció un beso. Ella sabía que sólo lo haría enfadar más si trataba de apartarse, así que lo dejó, pero no hizo nada por corresponderle.
    —Pronto cambiarás de parecer —dijo él, acariciando su cabello—. Cuando ya no esté él para nublar tu mente…

    —Jefe Yagami, necesito de su permiso para colocar cámaras en su casa —soltó L, mientras añadía tres cubos de azúcar a su té.
    Algo extraño sucedió en la habitación después de que las palabras de L fueran liberadas, el aludido se levantó un tanto molesto, observando al detective con cierto asombro, mientras que el resto de los policías de la Fuerza Especial se soltaron objetando contra esa idea. Se dividían entre verse ofendidos, sorprendidos… y hasta algunos parecían dudar si era un buen plan o no.
    L se levantó del asiento, con su expresión inescrutable, ignorando todo el alboroto que se había formado. Tomó una galleta de chocolate y se la llevó a la boca.
    —Necesito hablar con Watari, puede pensarlo mientras tanto.
    Se alejó de ellos a paso rápido y se reunió con él.
    —¿Has tenido noticias de él? —cuestionó, en voz baja.
    Watari negó con la cabeza.
    —No, pero conociéndolo, pronto te hará saber que está aquí.
    —Lo sé —asintió L—. Está molesto por lo que pasó con Misora Naomi. Quiere demostrar que es mejor que yo.
    Por primera vez en el día, el rostro de L cambió, su máscara de indiferencia cayó y, ante los ojos de Watari, se vio verdaderamente preocupado, como no lo había estado en muchos años.
    —Buscará a Kira —aseguró L, viéndose mucho más cansado—. Debí perder mi objetividad sin darme cuenta, Watari, porque eso no me importa tanto como el hecho de que intente encontrarlo a través de Misa. Sé que lo hará, porque es lo que yo haría.
    Watari puso una mano sobre el hombro de L, pero no dijo una sola palabra, porque no había nada que decir.
    De pronto, se escuchó la voz del jefe Yagami que llama a L. Éste reaccionó y volvió a su expresión fría y controlada.
    —¿Qué decidió? —cuestionó, volviendo a su asiento.
    —Estoy de acuerdo —asintió él, un tanto rígido—. Pero sólo nosotros dos podremos revisar los videos.
    L asintió.
    —Pero… si mi hijo es en verdad Kira —soltó Yagami, con dificultad, como si le costara pronunciar cada palabra—, por lo que hemos visto que ha hecho ¿no crees que podrá darse cuenta?
    El detective asintió.
    —Eso espero —contestó, sorprendiéndolos a todos—. Pero lo que yo busco con esto es, simplemente, presionarlo un poco más.

    Por las calles de Kanto el sol se ocultaba, y todo se había cubierto de un color naranja y morado, esperando por convertirse en un negro profundo, apenas interrumpido por el titileo de las estrellas y los destellos de la luna.
    Una figura se escondía en las sombras de un callejón, dos edificios lo eclipsaban, apenas se notaba su playera negra y sus pantalones de mezclilla. Parecía acelerado y ansioso pero, ya que el lugar estaba vacío, nadie tuvo oportunidad de observar su extraño comportamiento ni escuchar la canción que tarareaba. Por la calle que cruzaba con ésa, un hombre de gabardina gris pasó; el joven de cabello negro y despeinado se acercó al hombre, pero negó con la cabeza, como si cambiara de opinión en último minuto.
    —Un regalo bonito, para una chica bonita —soltó como si fuera una canción. Por un momento, quizás por las luces que desaparecían en el cielo, sus ojos oscuros, enmarcado por unas profundas ojeras, brillaron con un intenso color rojo.
    Impaciente, levantó un frasco del suelo y comenzó a comer la mermelada que había en su interior. Pero su atención se distrajo cuando detectó un sonido de tacones en la acera. Volvió a dejar el frasco y sacó algo brillante de uno de los bolsillos de su pantalón.
    Rápidamente él se colocó en frente de la mujer, que resultó ser una joven de apenas diecisiete años. Tenía el cabello lacio y de color chocolate, sus ojos se abrieron por la sorpresa. Sin embargo, esa emoción cambió de prisa, al darse cuenta del aspecto desaliñado del hombre que la interceptó. Con un gesto de desdén, se dispuso a rodearlo, pero él la agarró de la mano.
    —¿Qué haces? —cuestionó ella, con más repulsión que miedo.
    —Creo que le vas a gustar, porque tienes los ojos como los de ella.
    Sólo entonces, al fijarse con mayor atención y darse cuenta que detrás de lo que había pensado era un joven ebrio se escondía una mirada inteligente, comenzó a sentir un poco de miedo.
    —Escucha, sino me sueltas, voy a gritar…
    Pero su grito fue cortado, al igual que su cuello. Sus ojos verdes destellaron de terror una última vez, para luego apagarse.

    Misa no podía detener sus lágrimas mientras caminaba hacia su departamento; sentía que todo se desmoronaba a su alrededor y que, en lugar de que la mano sostuviera su brazo, le parecía que la aferraba del cuello y que esperaba asfixiarla si mostraba señales de querer huir.
    Light le dio un beso en la mejilla pero ella no reacción, simplemente hizo ademán de querer soltarse y él se lo permitió, con una sonrisa en su rostro. No sabía porqué ahora parecía tan ansioso por acompañarla hasta su casa, pero sospechaba que todo tenía que ver con L. Light quería evitar que se pusiera en contacto con él. Pero, ¿cómo? Si la tenía amenazada, Misa casi podría decir que una cuerda la ataba de pies a cabeza y que no podría hacer nada sin que él se diera cuenta.
    —Te acostumbrarás, Misa —dijo él a modo de despedida.
    Ella no respondió, simplemente cerró la puerta, sin importarle si le ofendía o no.
    Se dejó caer hasta el suelo, y habría permanecido ahí, con la cabeza apoyada en su puerta, si no hubiera sentido algo debajo de ella.
    Con sus dedos sacó lo que parecía un sobre blanco, por un momento pensó que el cartero se habría equivocado, ya que ella jamás recibía nada pero, después, al girarlo varias veces, se dio cuenta que no decía absolutamente nada.
    Alguien debió deslizarlo debajo de la puerta. Un mal presentimiento la recorrió de pies a cabeza.
    Rem se inclinó un poco hacia ella.
    Con dedos temblorosos, se apresuró a abrirlo y descubrió que había una carta, dirigida a ella. Sin embargo, cuando sus ojos verdes se posaron en la primera línea, su rostro palideció tanto que Rem preguntó qué le ocurría, sólo que Misa la ignoró.

    Misa Amane:

    Debes saber ya que me fascina la mermelada y todo lo dulce, pero ésa principalmente. Sin embargo, hay algo que me gusta mucho más y es: jugar. ¿Quieres participar en un juego que se me acaba de ocurrir? Estoy seguro que aceptarás, ya que no tienes opción.
    Lo primero que debes saber, querida Misa, es que quiero algo de ti, si me lo das, no te molestaré más. ¿Lo ves? Soy generoso.
    Bien, ya que he analizado el reciente comportamiento del asesino más famoso del mundo, Kira, he decidido que puede servirme para el propósito que tengo desde que abandoné el horrible lugar en el que fui criado. El gran problema es que no sé quién es, ni cómo encontrarlo. Por supuesto, sé que está en Kanto, pero es toda la información que tengo de él. Y aquí es donde tú te vuelves tan valiosa, Misa. Verás, yo vi el reportaje en Sakura TV que te hizo tan famosa y, si en ese momento pensé que se trataba de una mentira para ganar audiencia, ahora, después de hacer algunas investigaciones sobre el caso Kira, veo que esa información se acercaba bastante a la verdad. En fin, si me equivoco, pues, lo lamento por ti, ya que lo que te pediré será muy difícil de conseguir.
    Seré muy amable contigo, Misa. Verás, no tengo nada contra ti, además creo que eres interesante (cosa que casi no digo de nadie), hay algo en ti que me intriga bastante… pero de eso hablaremos después, ya que me vuelva a comunicar contigo ya que eso tiene que ver con el hecho de que yo sepa tu nombre verdadero… Olvida eso por ahora. Lo importante es que debes saber que tienes cinco días.
    Los números son importantes, Misa; haz una cuenta regresiva, porque soy muy exacto.
    Como decía, tienes cinco días, a partir de mañana a las diez, para darme el nombre de Kira o conseguir una reunión con él para mí, cualquiera de los dos está bien.
    Por supuesto, te has de preguntar ¿si decido abstenerme a jugar, qué pasará? ¿Matarte? Oh, no, puedes estar tranquila en ese aspecto, ya te dije que me pareces bastante interesante y, si estás muerta, ya no podría estudiarte como hasta ahora. Además, la muerte es algo bastante simple para que sea un castigo, estoy seguro que solucionaría muchos de tus problemas si me rebajara a algo tan simple. No, tengo algo más entretenido en mente.
    Debo decir que todo se me complicó mucho cuando me di cuenta que no tienes familia, lo lamenté mucho. Los familiares son muy útiles a la hora de las amenazas. Sin embargo, tengo que admitir que poseo una inteligencia bastante superior a los demás, por lo que no me fue muy difícil encontrar una solución a mi problema. Verás, tengo una lista, sí, una lista de todas las personas que has conocido a lo largo de tu vida, ¿no me crees? Bueno, si veo poco entusiasmo de tu parte por cumplir con mi demanda, tal vez te la envíe, para hacerte saber que esto no es una broma. Si pasan los cinco días, escogeré a una de las personas de esta lista y las mataré, tal vez las torture primero para entretenerme un rato pero, por supuesto, tú ten enterarás y sabrás que la única responsable de su sufrimiento fuiste tú.
    ¿Qué haces para comunicarte conmigo? Muy sencillo, simplemente escoge el periódico matutino de mayor circulación en la ciudad, pon un anuncio en la sección de “Avisos” y, en la esquina derecha inferior de la segunda página, pon el mensaje con tu nombre.
    Tal vez te preguntes qué es lo que quiero de Kira, también esto es de lo más simple; sólo quiero que asesine a alguien por mí, pero en el momento que yo lo diga. Estoy seguro que, después de escucharme, accederá, ya que, después de analizar la forma en la que mata, creo tener algo que le interesará bastante.
    Bueno, querida Misa, me despido.

    BB.

    P.D. Tu departamento es muy acogedor, además todo está impregnado de tu aroma, no estoy muy seguro a qué fruta se parece, pero sé que es una muy dulce porque me agradó bastante.
    Por cierto, te dejé un regalo en tu habitación. Espero que lo agradezcas, ya que me tardé demasiado esperando alguien que tuviera tu mismo color de ojos.

    Misa se levantó rápidamente, ignorando los ruegos de su shinigami, quien repitió en varias ocasiones que se quedara donde estaba. Avanzó, con las rodillas temblándole y el pulso tan acelerado que pensó que las venas de las sienes le iban a reventar en cualquier momento. Por fin, llegó hasta su habitación y encendió la luz.
    Estuvo a punto de desplomarse en el suelo, pero consiguió aferrarse a la perilla de la puerta.
    Había una chica, completamente tiesa, acostada en su cama. Parecía que había muerto hacía horas y que había sufrido, además, porque todo su cuerpo presentaba heridas de algo afilado, como un chuchillo o una navaja. Sin embargo, sus ojos seguían abiertos, congelados en el momento de mayor temor de toda su vida.
    Eran unos ojos verdes hermosos, ahora secos y apagados.
    Las rodillas de Misa golpearon el suelo y nada pudieron hacer las palabras o los gritos de Rem para hacerla moverse. Después, comenzó a temblar y llorar descontroladamente, tanto que las personas de los departamentos contiguos salieron y comenzaron a tocar la puerta.
    Misa se cubrió los ojos y continuó llorando.
    —Por favor, Misa, si llaman a la policía van a registrar todo, por lo menos guarda el cuaderno…
    Como autómata, la joven se acercó al armario, evitando volver la vista hacia el cadáver y consiguió sacer su cuaderno de la muerte. Como pudo, se lo metió en su chaqueta, junto con la carta y logró dar unos pasos fuera de la habitación, antes de desplomarse de nuevo.
    Tiraron la puerta, le hablaron pero ella no pudo responder, los escuchó entrar, después muchos gritos de diferentes gargantas… El teléfono… La policía…
    Una de sus vecinas le gritó a su hijo que la sacaran de ahí y Misa sintió que la tomaban en brazos y la llevaban fuera del edificio, donde el aire no estaba contaminado de muerte y destrucción. Porque así se sentía, como si su vida se estuviera desmoronando.
     
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    Okita

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    ASDF la introducción de este personaje está volviendo todo maravillosament einteresnate, todo estaba super bonito amor amor y esto es un sopapo tremendo y muy interesnate para la historia. El detalle de la muejr muerta en su habitación... asdf me dio hasta terror cuando en el posdata hablaba de su aroma, hasta me dio miedo te juro.

    Te felicito, no me decepcionas nunca xD
     
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    Nahi Shite

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    Qué personaje tan peculiar :3 Es como un L, pero maloso xD
    Siempre es tan interesante leer tus capítulos, ya te estaba extrañando. Pobre chica esa... Sus ojos la mataron. Ah, sentí un escalofrío, pero pensé que el regalo serían los ojos verdes de aquella mujer en una bolsita bien envueltos >.< Demasiada TV.
    Ese demente me está interesando cada vez más. ¿Quién es Misora Naomi? No es aquella mujer que por poco descubre a Light en los primeros capítulos (?) Bah, no sé... Hace tanto que lo vi que ya mi memoria falla.
    Genial.
     
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    Shennya

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    Primero que nada, gracias por sus comentarios, no saben lo mucho que me sirven para mejorar y para continuar con esto. :D

    Creo que desde un principio debí aclarar algunos puntos (es que yo, se podría decir, tengo el anime recientemente guardado en mi memoria, ya que lo vi hace poco). Mi error, lo admito.

    Primero, sí, Black, tienes toda la razón, Misora Naomi estuvo a punto de atrapar a Light en los primeros capítulos. Ella era la prometida de uno de los agentes del FBI que mató Light (el que estaba en el camión).


    Bueno, la cosa es que ella había trabajado bajo las órdenes de L antes del caso Kira; en los Ángeles, California. Un caso en el que entra B.B. (que, por cierto, creo que olvidé poner los puntos en la carta xD), él era el asesino en serie que descubrió Naomi y lo mandó a la cárcel.
    Sin embargo, B.B. tiene otra historia más antigua y que se relaciona con L. Como saben, en Wammy´s House hay puros niños con un coeficiente intelectual elevado, que son, de cierta forma, preparados para sustituir a L. El primero (A), no resistió la presión y se suicidó (me parece), después le seguía B (B.B.), pero a él no le agradaba mucho la idea de ser comparado con L y escapó de Wammy´s House e intentó probar que era mejor y más inteligente que L, así que creó un caso de homicidios (en los Ángeles), pero fue descubierto antes de terminar su plan.

    Espero haberme explicado claramente.
    Gracias, nuevamente, por sus comentarios. ^^
    Si desean leer una información más completa, creo que pueden buscar en el anexo de personajes de Death Note, en Wikipedia.

     
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    Shennya

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    Título:
    Los Juegos de la Muerte
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Misterio/Suspenso
    Total de capítulos:
    13
     
    Palabras:
    4278
    XII
    Los ojos de shinigami
    —¿Estás bien?
    Le parecía que esas palabras habían sido repetidas muchas veces, pero eran como un eco distorsionado, como si viniera de algún lugar muy apartado de ahí. Era consciente de que se encontraba en una sala, pequeña, y que estaba sentada en un sillón amplio, color azul, pero no recordaba claramente como había llegado hasta ahí. Sacudió su cabeza y aceptó, todavía un poco fuera de sí, la taza que le ofrecían aquellas manos cálidas. Tomó un poco de té y trató de reorganizar sus ideas. En primer lugar, Rem estaba cerca, a su lado, para ser precisos, y, por su expresión, estaba bastante preocupada por ella.
    —¿Estás bien? —volvieron a repetir. Misa se percató de que una sombra, que se encontraba hasta hace unos minutos recargada en la pared, se acercó a ella. Con cierto esfuerzo lo reconoció; era el joven que la había sacado de su departamento…
    Como si la golpearan, las imágenes se volvieron a cruzar ante sus ojos, como si todo se repitiera; podía ver los ojos verdes, sin vida, de la joven que él había dejado en su habitación. Sin proponérselo soltó un gemido asustado y se recargó un poco más en el sillón. Respiró profundamente y se esforzó por ignorar sus recuerdos.
    El joven estaba ahora inclinado hacia ella, haciendo la misma pregunta.
    —Sí —musitó—, creo que sí.
    —No lo parece —soltó él. De pronto, apareció una mujer madura, que salía de una habitación continua, traía una manta, con la que la envolvió. A juzgar por cómo la observaba, parecía tener la misma opinión que su hijo.
    —Estás pálida, cariño —comentó ella—, pero no es para sorprenderse, después de lo que pasó… No puedo creer que existan personas así en este mundo.
    La puerta que daba al pasillo estaba abierta, gracias a ello pudo distinguir su departamento, y las personas que se arremolinaban afuera, murmurando sobre Misa, sobre la joven que habían encontrado el cadáver.
    De pronto, los ruidos aumentaron, una sirena se escuchó afuera, por la ventana de la sala; su vecina se asomó y Misa no necesitó escuchar las palabras que dijo a continuación para saber lo que ocurría.
    —Llegó la policía.
    Sin embargo, entre los hombres que entraron a su departamento, lo registraron y analizaron el cuerpo, no encontró ningún rostro familiar. Porque, debía aceptarlo, ella buscaba a Matsuda o, incluso, al señor Yagami… porque eso significaba que L estaba en el caso. Y Misa tenía tantas ganas de verlo.
    Alguien, uno de los policías, asomó su cara al umbral de la puerta. La mujer que, ahora, estaba sentada junto a ella y tomaba su mano, se aproximó a la entrada. Le pareció escucharla un poco molesta y decir algo sobre que ella, Misa, no estaba lista para algo así.
    —¿No tienen compasión? Lo que vio esta niña fue horrible.
    —Necesitamos su declaración para poder cerrar el caso y encontrar al culpable, señora —soltó el hombre.
    —Estaré bien —dijo Misa, dejando la taza de té en una mesita que tenía frente a ella y poniéndose de pie—, gracias por todo.
    El policía asintió hacia la joven.
    —Señorita, debe acompañarme a la delegación.

    Los ojos negros del detective se detenían en todas las pantallas que tenía en la habitación; en aquellos momentos, tanto la hija como la esposa de Yagami estaban viendo las noticias. Light, por otro lado, tenía la televisión de su cuarto apagada, parecía estar estudiando. A su lado, había una bolsa de frituras, cada cierto tiempo, sacaba una y se la metía a la boca.
    Un comportamiento perfectamente normal. Y así había sido durante días. Pero L no podía dejarse llevar por eso, a pesar de que los criminales seguían muriendo de ataque al corazón. Debía haber algo que omitía… Sin embargo, no podía evitar que su mente se distrajera con su preocupación por ella.
    Misa.
    —¿Cuánto tiempo más van a estar las cámaras en mi casa? —cuestionó el jefe Yagami, desesperado. Conforme pasaban los días de vigilancia, su aspecto había cambiado, su cabello parecía más descuidado, sus ojos, debajo de las gafas, lucían unas terribles sombras oscuras.
    —Hasta que esté completamente seguro —respondió L, tomando un poco de té. Había pensado que, en el momento que Light se sintiera vigilado, eso ejercería mayor presión y lo haría cometer un error. Pero, hasta ahora, no lo había hecho.
    —Creo que sería conveniente ver las noticias —intervino Watari, saliendo de las sombras.
    Sin dudarlo, L tomó el control y escogió una de las televisiones para conectarse a la señal. Rápidamente, la elegante presentadora de Sakura TV salió, con su traje marrón.
    Parece que un asesino se ha desatado en Kanto, a pesar de que el índice de crímenes había disminuido considerablemente debido a Kira. Éste ignoto debe ser muy valiente, ya que, al parecer, ha amenazado a la protegida de Kira, al dejarle un cadáver en su departamento. En estos momentos, uno de nuestros reporteros trató de sacarle unas palabras a la joven sobre todo este terrible asunto, pero el policía que la llevaba a la delegación le impidió llegar hasta ella.
    —Como deben saber, Misa Amane…
    A pesar de la tensión que la noticia había provocado en L y que su mirada estaba casi sumergida en la noticia y en las imágenes que salieron de ella (pálida, con el rostro contorsionado en una expresión de tristeza y pánico) antes de entrar a la jefatura de policía, no le pasó desapercibida la reacción de Light. Coincidiendo exactamente con el momento en que la noticia escapaba de los labios de la presentadora, en el momento justo en que se mencionaba a Misa, los hombros de Light se tensaron y se puso de pie de un salto.
    Por otro lado, Sayu y su madre estaban devastadas con la noticia, pero esto era completamente razonable ya que ellas no había dejado de mirar el televisor, en cambio, Light… Lo vio bajar las escaleras y llegar hasta el vestíbulo, su hermana se levantó del sillón y se dirigió a él, asustada.
    —Misa está…
    —Lo sé.
    L se tensó más en su asiento, ése era el maravilloso error que esperaba que Light cometiera. Porque, si, tanto él como su padre habían visto que Light no tenía el televisor encendido en su habitación, ¿cómo era que sabía lo que había pasado con Misa?
    Sin embargo, decidió dejar eso para otro momento, ya que ahora (por primera vez en mucho tiempo) no podía pensar con claridad. Su cerebro sólo podía razonar que, ese cuerpo encontrado en el departamento de Misa, significaba que Beyond ya la había encontrado. Y él no podía permitir que le hiciera daño.
    —Jefe Yagami, necesito que vaya a la delegación y saque a Misa de ahí —dijo, girándose al hombre que se encontraba a su lado. Por su expresión, supo que también se había dado cuenta de lo que se le había escapado a su hijo y que, sufría por ello— Tráigala.
    El hombre tardó un poco en reaccionar, lo vio sacudir la cabeza.
    —¿Crees que esto se relaciona con el caso Kira?
    —Por supuesto que tiene relación —respondió—. Y, si tengo razón, ella está en peligro. Sólo aquí puede estar segura.
    Una expresión de curiosidad se dibujó en el rostro del policía, como si quisiera analizar todas las palabras que había dicho L.
    Él se puso de pie y asintió.
    —Gracias —dijo L, antes de verlo desaparecer.

    Misa estaba sentada frente a un hombre con una computadora; el policía que la había llevado hasta la delegación le hacía demasiadas preguntas que le hacían recordar todo lo que sucedió, a pesar de que ella no quería revivirlo. Se controló y respondió lo mejor que pudo, pero jamás les habló de la carta; ahora que había visto lo que B.B. era capaz de hacer, no se atrevería a hacerlo enojar. Si consiguió entrar a su departamento y dejarle un cadáver, no dudaba de que pudiera averiguar lo que le dijera a la policía… Además, él sabía su nombre, su verdadero nombre.
    Tengo una lista de todas las personas que has conocido.
    Misa se estremeció, aun no sabía qué hacer, por supuesto, quería evitar que él le hiciera daño a alguien pero, por otro lado, no creía que fuera buena idea aceptar sus condiciones. Algo dentro de ella le decía que, si B.B. y Light se reunían, todo empeoraría. Pero ¿qué podría tener B.B. para ofrecerle a Light?
    —Señorita…
    La voz exasperada del policía la hizo reaccionar.
    —¿Sí?
    —Le pregunté que si conocía a la víctima o si la había visto antes —repitió él, frunciendo ligeramente el ceño en su dirección.
    —No.
    —¿Entonces por qué el asesino la dejaría en su departamento?
    —No lo sé.
    —¿Cómo se explica que alguien haya entrado ahí si la cerradura no estaba forzada y no había ventanas rotas?
    —No lo sé.
    Misa comenzó a preguntarse si el policía sospechaba de ella, aunque lo comprendía, el cuerpo estaba en su departamento y su deber era no descartar a nadie hasta encontrar al culpable. Sin embargo, todo lo que le importaba en ese momento era… Fue como si alguien la hubiese golpeado; muy tarde, se dio cuenta que no tenía a ningún lugar a dónde ir.
    —¿En éstos últimos días ha perdido su llave, ha tenido que hacer alguna copia con algún cerrajero?
    Misa negó con la cabeza, aunque el policía no se veía muy satisfecho con su respuesta.
    —¿Dónde estuvo antes de que encontrara el cuerpo en su departamento?
    —En la Universidad, después fui a una cafetería con Light Yagami.
    Como era de esperarse, el nombre fue reconocido por todos los presentes. Algunos policías que se encontraban archivando los datos de otras declaraciones, se giraron para verla.
    —¿Él puede confirmar eso?
    —Sí.
    —Muy bien, señorita Amane, creo que es todo por hoy —dijo el policía, tras soltar un suspiro de cansancio—. Sin embargo, quisiera que me diera un número de teléfono con el que pueda comunicarme con usted, sólo por si necesitamos volver a hacerle preguntas con respecto al caso.
    Ella asintió y escribió el número de su móvil en el papel que le extendió el policía.
    —¿Quiere que la lleve a un hotel? ¿Tiene alguna amiga o familiar con la que pueda quedarse?
    —No, pero el hotel estaría bien, gracias —respondió. Estaba muy nerviosa y asustada como para atreverse a viajar sola, en la noche.
    El hombre tomó unas llaves que se encontraban en el escritorio y les dijo al resto de los policías que no tardaría en regresar.
    Entonces, segundos antes de que se abrieran las puertas, Rem se había inclinado hacia ella.
    —Light está aquí —le informó.
    Misa lo vio, estaba apoyado en un automóvil café algo viejo, ella supuso que debía ser uno de los dos que había en su chochera (ya que el otro lo usaba su padre).
    —Creo que ella estará más segura en mi casa —dijo él, tomando la mano de Misa, pero dirigiéndose al policía.
    —Por supuesto —dijo él—. Sé que ahora es muy tarde y que ella tiene que descansar, así que te pediré que vengas mañana temprano, debo hacerte unas cuantas preguntas.
    —Como diga —accedió Light, con una tranquilidad que sorprendió a Misa. Le pareció que Light sabía manejar cualquier situación.
    Sin protestar, entró en el carro, aunque, a decir verdad, ya no sabía si la compañía de Light la tranquilizaba un poco o sólo la ponía más nerviosa.
    Si ella le decía todo, podría librarse de un gran peso de encima pero, a pesar de que sabía que muchas personas estaban amenazadas, necesitaba pensar cuál era la mejor decisión. Acceder a las demandas de B.B. y concederle una reunión con Kira o arriesgar a muchos inocentes. Se removió en el asiento, incómoda, de pronto le pareció que, cualquier cosa que hiciera, sería desastrosa. No había decisiones seguras, ya no.
    Light no le hizo ninguna pregunta en todo el camino, lo cual, aunque era extraño fue un gran alivio para ella, estaba cansada de hablar.
    Para sorpresa de Misa, el carro se detuvo a unas calles de la casa de Light; él abrió la portezuela y le pidió que la acompañara. Ryuk parecía muy contento ese día, porque en todo el rato no había parado de reírse y de murmurar que todo se estaba poniendo más divertido.
    No le extrañaba que un dios de la muerte tuviera un humor tan negro.
    Light la tomó del brazo y la condujo hasta la esquina de la calle, cerca de ellos, un poste con una lámpara en su punta, los iluminaba.
    —No puedes quedarte en mi casa.
    Misa estaba con tantos problemas en la cabeza que sus palabras la sacudieron, confundiéndola.
    —Pusieron cámaras y micrófonos —continuó—, sin embargo, debe parecer que yo te llevé ahí con la intención de que te quedes varios días, aunque eso no suceda.
    La joven supo inmediatamente qué era lo que Light quería: una actuación.
    —No te preocupes, después de esto te llevaré a un lugar seguro.
    Misa creía que, junto a él, nunca podría sentirse a salvo.
    —Para que todo funcione, debes hacer exactamente lo que yo te diga, ¿de acuerdo?
    Ella asintió, de cualquier forma, sabía que no tenía opción.

    L supo que Yagami había llegado tarde a la delegación cuando vio la figura de Misa aparecer en la sala de la casa de Light. No le gustó la expresión derrotada que alcanzó a distinguir en su rostro.
    La hermana pequeña de Light corrió hasta que sus brazos rodearon a Misa.
    —¡Misa-Misa! —exclamó— Me alegro tanto de verte. ¿Cómo te sientes?
    —Yo…
    —Sayu, por favor, déjala —intervino la madre de Light—. Ha tenido un día terrible. Ven, cariño, debes estar cansada.
    A su espalda, la puerta de la habitación se abrió; escuchó los pasos avanzar con cierta lentitud, hacia él. No necesitaba darse la vuelta para saber de quién se trataba. Sin apartar sus ojos de la pantalla, tomó una galleta y se la metió a la boca.
    —Cuando llegué ya se había ido —informó Yagami, sentándose a su lado—, al parecer mi hijo…
    —Lo sé —lo interrumpió L, señalando la pantalla.
    La mujer había sentado a Misa en el sillón y le había traído una taza con algo caliente, debía ser té; el café, como todos sabían, sólo la pondría más alerta y nerviosa. Light se sentó junto a ella y la tomó de los hombros, como si quisiera consolarla. Tal vez se engañaba, pero L notó que Misa se tensaba, al sentir el contacto de Light.
    —Nos preocupamos mucho por ti cuando vimos la noticia —dijo Sayu y, después, esbozó una sonrisita divertida—; mi hermano salió corriendo de la casa sin decirnos nada…
    El detective frunció el ceño, no le gustó la forma en que la mano de Light presionó uno de los hombros de Misa.
    —Creo que eso fue mi culpa —ella trató de sonreír, pero su rostro estaba demasiado tenso como para el gesto fuera del todo convincente—, le mandé un mensaje para fuera por mí y estaba tan asustada que debí preocuparlo demás.
    Una excusa muy conveniente para la reacción de Light, eso explicaría porqué salió disparado a pesar de no tener el televisor encendido. Sin embargo, L estaba seguro que todo era una mentira. En primer lugar, jamás vio un cambio de postura o algún gesto que sugiriera que había tomado su móvil, además, su cuerpo reaccionó, con una sincronía perfecta, al momento en que la presentadora mencionaba a Misa. Lo cual no podría ser una coincidencia.
    A su lado, notó que Yagami se relajaba; L sabía que sus instintos de policía se nublaban con facilidad porque se trataba de su hijo de quien se sospechaba. Él trataba de aferrarse a cualquier cosa que probara que Light era inocente.
    —Te prepararé la habitación de Sayu, creo que su cama es bastante grande para las dos —ofreció la madre de Light.
    —¡Sí! —exclamó Sayu— Así puedo contarte lo que pasó…
    —Nada de hablar. Tienes que dejar dormir a Misa —la reganó su madre.
    —Se los agradezco mucho —dijo Misa. Por su tono conmovido, L supo que esas palabras eran sinceras—, pero no quiero causar molestias… yo… encontraré un lugar donde pasar la noche.
    Light, de pronto, se colocó frente a ella y tomó el rostro de la joven entre sus manos. L detectó una mueca en el rostro de Misa y casi pensó percibir que ella trataba de hacerse para atrás, pero se lo pensó mejor.
    —Tienes que quedarte —dijo él, preocupado—, aquí estarás segura.
    —¡Mi hermano tiene razón, Misa-Misa! —soltó la joven— ¿Qué pasa si él te encuentra?
    —¡Sayu! —la calló su madre, fulminándola con la mirada.
    Pero Misa se quitó las manos de Light y se puso de pie, su taza de té había dejado de soltar vapor; la dejó en la mesa.
    —Estaré bien.
    Se despidió, ignorando las protestas de Sayu y corrió hacia la entrada, en el punto en que las cámaras ya no la podían captar.
    —Light —soltó su madre, angustiada.
    Él asintió, como si con esa palabra hubiese dicho muchas cosas más.
    —No se preocupen, la acompañaré hasta que encuentre un lugar donde pueda pasar una noche tranquila.

    Cuando llegaron al edificio de departamentos (bastante mejor que en el que vivía, para ser honestos) y Light le rentó uno, pagando un mes por adelantado, Misa sintió que estaba perdiendo todo, hasta el control en su vida. Sin embargo, esa noche estaba demasiado cansada y asustada como para intentar remediarlo.
    El hombre que lo rentaba, parecía tan contento por el dinero que les dio la llave inmediatamente. Afortunadamente, los muebles venían incluidos. Misa quiso tirarse en la cama y no pensar en más, así que ignoró los pasos de Light que la seguían de cerca.
    Se sentó en el colchón, teniendo tantas ganas de decirle que se fuera, pero sin atreverse a hacerlo.
    Light extendió un brazo hacia ella, pero Misa retiró su rostro; ahora que estaban solos, no tenía que seguir fingiendo.
    Como siempre, una sombra de enojo cubrió su rostro, pero desapareció muy rápido.
    —Cuéntame lo que pasó.
    Aunque Light parecía amable, no logró engañarla, sabía que le estaba dando una orden y era mejor no desobedecerla. Vio, no muy lejos de ella, que Rem abría la boca, supuso que para protestar, pero Ryuk le hacía un gesto con la mano, provocando que la shinigami volviera a unir los labios.
    Resignada, se obligó a revivir aquel suceso, pero cuidando omitir la carta y todo su contenido.
    —¿Eso fue todo?
    —Sí.
    Para ese momento, ella estaba tan agobiada, que se había recostado en la cama; su cabello rubio se extendía sobre toda la almohada. Light se inclinó hacia ella y retiró algunos mechones que caían, cubriéndole el rostro.
    —No te preocupes, Misa, averiguaré su nombre y lo escribiré en mi cuaderno de la muerte —dijo él, dándole un beso en los labios—. Pronto no habrá nadie que nos moleste y tendremos el mundo para nosotros.
    A Misa la asustaron sus palabras, pero no hizo ningún cometario, simplemente se hizo un poco hacia atrás, por si él intentaba besarla de nuevo.
    Pero no lo hizo. Se puso de pie y se despidió de ella, prometiendo que regresaría mañana.
    Se abrazó a la almohada; Rem se acercó.
    —¿Cómo pudo saber mi nombre? —cuestionó, después de un rato, asustada.
    —Tal vez tenga los ojos —escuchó decir a Rem.
    —¿Qué? —ella se incorporó con brusquedad— ¿Quieres decir que puede tener un cuaderno?
    La shinigami negó con la cabeza.
    —A veces un dios de la muerte deja caer sus ojos, sin hacer un trato. La persona que los obtiene, sin saber cómo, comienza a ver los nombres y fechas de muerte de todo con el que se cruza.
    —¿Crees que él los tenga?
    Rem se encogió de hombros.
    —No lo sé.
    Pero no era la primera vez que a Misa le parecía que su shinigami ocultaba algo; como si almacenara una gran cantidad de información y se la fuera soltando, cuando llegaba el momento adecuado. Tuvo, por un momento, la horrible sensación de que alguien jugaba con ella.
    Sintió que las lágrimas caían por su rostro; lo enterró en la almohada. Si B.B. en verdad tenía los ojos y llegaba a encontrarse con Light, no habría nada que pudiera proteger a L.

    En la mañana, fue una suerte que Misa encontrara energías para ponerse de pie; había calculado que apenas durmió unas dos horas, las cuales estuvieron repletas de pesadillas. Notó la curiosidad de Rem cuando la vio dirigirse al baño y mojarse la cara.
    —¿Qué vas a hacer? —le preguntó, cuando abrió la puerta y salió al pasillo del edificio.
    —Tengo que asegurarme que él tiene los ojos.
    —¿Cómo?
    —Aún no lo sé.
    Misa continuó caminando por la calle; la luz del sol comenzaba a iluminar el panorama y todo parecía más tranquilo, como si todavía existiera un poco de esperanza…
    —¿A dónde vas? ¿Qué vas a hacer?
    —Pondré un anuncio en el periódico.
     
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  13.  
    Okita

    Okita Adicto

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    WOW xD BUENISIMO!!

    Aunque extraño un poco de las escenas de L con Misa pero es entendible, por ahora no se puede acercar y encima Light que pareciera que aproposito hace todo, a veces te hace deudar que realmente sienta algo por Misa, luego te hace pensar que solo la usa pero después pareciera que si siente algo por ella pero su orgullo y maldad son más fuertes...

    Se está poniendo muy bueno esto.
     
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  14.  
    Nahi Shite

    Nahi Shite Usuario popular

    Géminis
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    Primero: Gracias por tu explicación de arriba. x3 Me ubiqué.
    Respecto al capítulo, qué más te puedo decir... Siempre me dejas sin palabras. Sólo que noté algunos errorcillos de dedo e.e Pero está perfecto todo.
    ¡Cada vez me emociono más! Pero me haces dudar sobre los sentimientos de Light...Él es tán genial, lástima que es el villano.
    ¡Pobre Missa! Y aún más, sentí lástima por el Jefe Yagami... Tanta preocupación que carga ese señor.
    Véamos con que sale la rubia, y cuál será el siguiente movimiento del detective, de Kira, y de ese "mermeladoso"
     
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    Shennya

    Shennya Entusiasta

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    Título:
    Los Juegos de la Muerte
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Misterio/Suspenso
    Total de capítulos:
    13
     
    Palabras:
    4028
    XIII
    B.B.
    Cuando llegó al edificio, el golpeteo de su corazón bajo su pecho se había vuelto insoportable. No sólo eso, sino que en sus oídos podía sentir su sangre, como si estuviera latiendo y presionando, hasta desesperarla. Pero Misa sabía, perfectamente, que la emoción que la embargaba no era desesperación, sino miedo.
    La encargada de la sección de “Avisos” debió notar su inquietud, porque le preguntó si estaba enferma y hasta le ofreció traerle alguna medicina, si es que la necesitaba. Misa se frotó las manos y negó con la cabeza, tratando de esbozar una sonrisa convincente y, al mismo tiempo, ignorar la inquieta voz de Rem, quien le repetía, una y otra vez, que no tenía que arriesgarse de aquella manera.
    —Bien, entonces —soltó la mujer, no del todo convencida, después de que Misa le dijera (por tercera vez) que se encontraba bastante bien— ¿Qué es lo que quieres poner en el periódico?
    Misa soltó un suspiro y cerró los ojos; como todo lo que había decidido aquella mañana había sido más bien guiado por un mero impulso, no había tenido tiempo de pensar en ello, así que, se tomó unos segundos y después se volvió hacia la mujer, que todavía la observaba con preocupación.
    —“Si me conoces tan bien como presumes, entonces no tendrás problema en encontrarme, hoy en la noche, cerca del lugar donde trabajaba, donde haya silencio. Misa A.”
    Cuando terminó de decirlo y la mujer se lo repitió, para ver si estaba correcto, la joven sintió que un peso más se le añadía a la espalda. Había usado la inicial de su antiguo nombre para asegurarse, aunque, pensó que, probablemente, con B.B. no habría necesidad de usar tantas especificaciones.
    Pagó en la caja y se marchó, sabiendo que ya no habría marcha atrás. Sin embargo, aun tenía todo el resto del día para pensar qué hacer para que todo aquello no terminara en algo peor para ella. Después de todo, el anuncio no saldría hasta el día siguiente.

    —¿Estás seguro de esto? —cuestionó Watari, observando fijamente a la figura extrañamente sentada en el sillón— Su relación contigo ha sido mantenida en secreto y esa información sólo la conocen unas cuantas personas de Wammy’s House.
    Los ojos oscuros de L se dirigieron al gran reloj que se encontraba en la pequeña sala; los miembros de la Fuerza Especial no tardarían en llegar, así que les quedaba poco tiempo para hablar tranquilamente.
    —Lamento todo esto, Watari —soltó L, haciendo una extraña mueca—, pero no puedo mandarlos en una búsqueda a ciegas; no les diré todo, sólo lo esencial para poder encontrarlo antes de que él le haga daño a Misa.
    Después de un rato de silencio, en el que los ojos de Watari observaron el rostro de L, él asintió y puso una de sus viejas manos sobre el hombro de L.
    —Hazlo.

    —Habías mencionado que el cuerpo encontrado en el departamento de la joven Jenkyns podría tener alguna relación con nuestro caso —comentó el jefe Yagami, una vez que todos los miembros de la Fuerza Especial se sentaron alrededor de L.
    El detective le devolvió la mirada al policía por unos segundos y después la bajó para concentrarse en su té, al que en aquellos momentos le añadía tres cubos de azúcar.
    —Cierto —dijo él, tomando una cuchara para disolver el azúcar en el líquido caliente—, lo está o lo estará, para ser más exactos. Tengo que admitir que les oculté cierta información sobre este peculiar nuevo personaje.
    Aizawa hizo un gemino más parecido a un ruidito de molestia y frunció el ceño hacia L, como él lo había previsto a más de uno le iba a enfadar aquella información dicha demasiado tarde. El hombre abrió la boca, seguramente para reprocharle su forma de actuar, quizás hasta amenazar por no poder trabajar con él bajo esas circunstancias, pero se contuvo al ver la mirada fulminante de su jefe. Como siempre, Yagami esperaba escuchar todos los datos antes de formarse un juicio.
    —Espero, para ahorrarnos tiempo —prosiguió—, que todos estén familiarizados con el caso del asesino B.B. de los Ángeles.
    Una vez que los vio a todos afirmar con la cabeza, retomó el relato: —El asesino fue atrapado por una agente del FBI llamada Misora Naomi, sin embargo, lo que no salió a la luz, es que ella actuaba bajo mis instrucciones.
    No se hizo esperar la reacción de sorpresa que destelló en cada par de ojos de la sala.
    —Decidí tomar el caso ya que el asesino tiene cierto resentimiento hacia mí y me retó —explicó—. Hace poco, lamentablemente, recibí la noticia de Watari de que B.B. había escapado de la cárcel. Ya que puedo decir que, de cierta forma, conozco su forma de pensar, sé que está aquí, en Japón y que (hablo con una probabilidad muy cercana al 100%) fue él quien asesinó a esa joven hallada en el departamento de Misa.
    Un extraño silencio se extendió en la habitación, mientras todos los policías trataban de organizar la nueva información que se les había dado. Finalmente, el jefe Yagami lo rompió.
    —Ya que, supongo, no es ninguna coincidencia que B.B. haya elegido la casa de una joven que ha sido expuesta por los medios como la “elegida” de Kira; entonces este asesino debe buscar algo de Kira.
    L asintió, un poco tenso.
    —El objetivo principal de Beyond o B.B. es demostrar que puede superarme y ya que la última vez fue derrotado por Misora Naomi, me temo que ahora deseará tomar medidas más… extremas —el detective tomó una galleta de chocolate y la mordió—. Mi teoría es que quiere usar a… Misa para poder llegar a Kira y así poder matarme, por supuesto, después de jugar un poco conmigo.
    —Entonces debemos encontrarlo antes de que se reúna con Kira —dijo el jefe Yagami, después de otro incómodo silencio.
    L asintió.
    —Lo peor que podría pasarnos es que ellos dos lleguen a un acuerdo.
    A pesar de que el mismo L les sugirió que comenzaran a investigar en todas las aerolíneas que tuvieran vuelos recientes provenientes de Estados Unidos a Japón, él mismo no tenía muchas esperanzas de hallarlo de esa forma. Era muy astuto para que un detalle así lo delatara.
    —Jefe Yagami, necesito que siga a su hijo.
    Lo sabía, ese hombre estaba mucho más presionado que el resto de sus compañeros; era de esperarse, después de que alguien de su familia estaba bajo sospecha de asesinato, eran previsibles sus reacciones.
    —Las cámaras nos han mostrado…
    L levantó una mano para interrumpirlo; por supuesto, Light era su principal sospechoso, pero, en ese momento, no quería tener otra discusión con su padre sobre ello.
    —No es por esa razón —replicó—. Dada la relación de su hijo con Misa, seguramente él conoce dónde se encuentra ahora; todo lo que quiero es esa información y, de ser posible que le haga una visita e intente traerla aquí.
    Un poco más tranquilo, Yagami asintió.

    Soichiro Yagami siempre supo, desde el momento se anunció que L aceptaba el caso, que él era una persona difícil de descifrar. En lo personal, le representaba un extraño acertijo cada una de sus acciones y decisiones. Incluso cuando aceptó mostrar su rostro ante él y algunos de sus compañeros, supo que, a pesar de trabajar tan cerca de él y observarlo con atención difícilmente podría formarse una idea sobre su personalidad. Por supuesto, detestaba cada vez que él daba a entender que su hijo seguía siendo sospechoso pero ponía todo su esfuerzo por tratar de verlo objetivamente. A pesar de todo, tenía cierta confianza en él.
    Ahora, sin contar con la tensión de seguir a su propio hijo sin ser notado, le incomodaba cierta reacción que había notado en L. Había mantenido su estoicismo habitual al relatarles los posibles propósitos de B.B. y, a pesar del gran riesgo que supondría que este nuevo asesino se reuniera con Kira, incluso al mencionar que su propia vida estaba en riesgo, no mostró cambios en su expresión, sin embargo, hubo unos segundos, cuando mencionó que la señorita Jenkyns, Misa, podría estar en peligro que sus hombros se tensaron. Aunque, probablemente, con todo lo que estaba pasando y la presión a la que estaba sometido, eso no significaba nada.
    De pronto, una ola de compasión hacia la joven lo invadió, después de todo, por lo que había visto en las cámaras y lo que le contaba su esposa (por lo menos durante el poco tiempo que pasaba en casa), Misa Jenkyns estaba comenzando a tomar parte de la familia. Independientemente de los sentimientos que su hijo tuviera por ella, tanto Sayu como su esposa habían, por decirlo de una manera, adoptado a la joven. Sonrió un poco; no era para sorprenderse, después de todo, al haberse enterado que ella estaba, prácticamente, sola su familia no podría hacer otra cosa que tratar de hacerla sentirse menos abandonada. Y ahora, cuando todo parecía mejorar para la joven, Kira pone su mira en ella y un nuevo asesino le deja un cadáver en su departamento. Eso era más que suficiente para destrozar la vida de alguien.
    Se distrajo unos minutos ya que se dio cuenta que su hijo llegaba a un edificio y que traía comida y lo que parecía ser una bolsa con ropa… para mujer. Seguramente ése era el lugar donde ahora vivía la joven Jenkyns.
    Decidió dar la vuelta y estacionarse varias calles lejos, a esperar a que su hijo saliera del edificio.

    Misa había tratado de convencerse que estaba tomando las cosas de una forma fría y calmada, sin embargo, cuando la puerta de su nuevo departamento se abrió no pudo evitar saltar de la cama. Aunque ver la figura de Light entrar no era algo que podría considerarse como tranquilizador, si fue un alivio, ya que las últimas horas sólo podía imaginarse que B.B. intentaría hacerle daño. En sus pensamientos, la idea de reunirse con él sólo la hacía pensar en la muerte. No podía evitar que la idea de que, tal vez, ése sería su último día de vida le torturara constantemente. A este asesino sólo lo conocía mediante una carta y el “regalo” que había dejado para ella, por lo que no podía estar segura de cómo reaccionaría al verla; es más, ni siquiera se había planteado una excusa convincente para aquella cita que había hecho con él.
    —Te traje algo de ropa y comida —soltó Light, sacándola de sus oscuros pensamientos.
    Misa abrió la boca para soltar un “gracias”, pero se arrepintió rápidamente y en su lugar asintió, sin pronunciar palabra. No quería darle oportunidad a Light de que creyera que ella estaba contenta con él, aunque fuera por algo tan insignificante como aquel detalle.
    Tras darle una mordida a una manzana, la misma que Ryuk quería robarle pero que Light no permitió que hiciera, se metió en el baño para cambiarse de ropa. Esperaba que él hubiese desaparecido cuando ella saliera, pero sabía que las cosas no eran tan sencillas como ella esperaba que fueran.
    Desgraciadamente, cuando Misa salió del cuarto de baño, unos brazos la rodearon y sintió unos labios en su cuello. Como pudo se deshizo del agarre y retrocedió unos pasos; sin levantar la vista, podía adivinar el ceño fruncido de Light y sus puños apretados. No le sorprendió cuando lo escuchó resoplar.
    La risa de Ryuk resonó en toda la habitación, gracias a los segundos de silencio que se extendieron.
    Misa se sentó en la cama y no pudo evitar que él se sentara junto a ella.
    —Mi padre me siguió hasta aquí.
    La joven reaccionó, porque lo primero que le vino a la mente después de que Light pronunció esas palabras era que L estaba detrás de todo.
    Tenía tantas ganas de volver a verlo.
    Una de las manos de Light se cerró en torno a su barbilla y la obligó, no sin cierta brusquedad, a que volviera el rostro hacia él.
    —Supongo que no es necesario decirte que no debes decir nada sobre nuestro acuerdo o nuestros planes, ¿verdad, Misa?
    Ella estaba a punto de corregirlo, recordándole que eran sus planes ya que ella no estaba de acuerdo en nada de lo que él había decido; sin embargo, se tragó su tristeza y coraje.
    —Ya sabes que hago lo que tú me pides.
    Los ojos de Light brillaron, por un momento, Misa creyó ver un destello rojo cruzar por ello.
    —Perfecto, tampoco creo necesario decir que no debes ir con él a ningún lugar.
    Misa cerró los ojos, pero se guardó las ganas de llorar, finalmente, soltó un débil “Sí”. Sintiéndose derrotada, no evitó que él besara su frente, ni que acariciara sus cabellos. Por lo menos no duró mucho tiempo antes de que se fuera y la dejara sola.

    Cuando la puerta del departamento se abrió, el jefe de policía jamás se imaginó que unos ojos verdes tan apagados lo recibieran. La joven intentó esbozarle una sonrisa pero su gesto resultó un pobre intento de ocultar su tristeza. Contando aquel momento, era la segunda vez que la veía en persona y ya que tenía buena memoria, los cambios en ella le resultaron evidentes. En primer lugar, su cabello había perdido su color, como cuando sometes una prenda al desgaste de muchas lavadas y, a pesar que la recordaba como una persona delgada, ahora lucía desmejorada, como si hubiese perdido muchos kilos en pocos días. También, y esto le hizo acordarse de L, notó las marcas oscuras debajo de sus ojos que anuncian muchos días sin dormir bien.
    Ella lo invitó a pasar, pero él se negó, argumentando que su visita sería rápida.
    —A pesar de que no sabemos, todavía, nada sobre el asesino es mejor que te traslades a un lugar donde puedas ser vigilada por la policía o por lo menos que aceptes la protección del departamento.
    Ella negó con la cabeza.
    —Se lo agradezco mucho —dijo, con firmeza—, pero estoy bien donde me encuentro.
    —L me pidió que te convenciera de llevarte con él —Yagami había pensado que era decirle aquello, después de la actitud que había visto en ella, sin embargo, mencionar a L fue algo acertado, ya que su firmeza pareció desmoronarse. Una batalla interna parecía haberse desatado en su interior, porque sus ojos le decían que deseaba aceptar su oferta.
    —Dígale que… —ella se aferró a uno de sus brazos, como si, en silencio, le pidiera ayuda desesperadamente.
    En sus incontables años en la policía, Yagami había tenido que tratar con cientos de víctimas o, en caso de asesinato, con sus familiares y amigos. Y, por la experiencia que tenía al tratar con ellos, ya sabía cómo reaccionaban en distintas situaciones. En aquellos momentos, por ejemplo, la joven Jenkyns tenía el perfil de una víctima amenazada.
    —No debes tener miedo; si Kira ha hecho contacto contigo y te ha prohibido hablar con nosotros no tienes porqué ocultarlo.
    En este caso, sus palabras no sirvieron más que para estropearlo todo; lo vio claro en los ojos de la joven. El momento se perdió y ella soltó su brazo.
    El jefe de policía estaba convencido de que la joven luchaba contra sus emociones y que no pudo evitar que una lágrima resbalara por su mejilla.
    —No quisiera ser grosera —dijo suavemente—, señor Yagami, pero, en estos momentos, necesito estar sola.
    Él asintió y se alejó, escuchando el chasquido de la puerta al cerrarse y un sollozo amortiguado, como si viniera de un lugar lejano, que estalló repentinamente.

    Misa jamás pensó que el día siguiente estuviera tan nerviosa que su mente la traicionara tantas veces; mientras el sol estuvo en lo alto, se vio tentada a marcar el número de L, tan sólo para escuchar su voz una vez más. Después de la cita que tenía aquella noche veía su futuro tan incierto que ni siquiera podía asegurar sobrevivir a ello.
    —No te va a pasar nada, Misa —dijo Rem, de pronto—. Si él intenta hacerte daño, yo escribiré su nombre en mi cuaderno.
    Misa observó a su shinigami y, sin palabras, le agradeció por ello. De cualquier forma, ella trató de convencerla de que no asistiera pero, como ya le había dicho Misa, si no se presentaba B.B. podría enfadarse, lo que provocaría que asesinara a alguien a quien ella conocía y no quería el peso de una vida más en su conciencia.
    Cuando el firmamento se oscureció, Misa se abrigó con una de las chaquetas que le había traído Light y escondió un cuchillo en una de las bolsas. Probablemente no tendría oportunidad contra él y, como había dicho Rem, ella se encargaría si quería matarla, pero tan sólo llevarlo la tranquilizaba un poco.
    Al ver el bar en el que trabajaba su corazón se aceleró pero siguió de largo y llegó hasta la calle a las espaldas de la construcción; para asegurarse que nadie que conociera la viera, se sitió bajo una de las luces de la calle, varios metros lejos del bar.
    Demasiado nerviosa, se abrazó, en un intento de protegerse; sus ojos constantemente volteaban a sus costados, a la espera de una sombra aterradora que se lanzara sobre ella.
    —Misa Amane.
    Se estremeció al escuchar la voz y se giró con rapidez, para ver una figura oscura acercarse a ella. Parecía que le gustaban las sombras, porque todavía no se acercaba a la luz de la lámpara para ella pudiera verlo mejor.
    —Me sorprendió tu mensaje —dijo él, dando un paso más. No podía estar segura pero, por el tono de su voz, parecía estar disfrutando de aquel momento. Incluso, Misa llegó a pensar que sus pasos lentos eran sólo para ponerla más nerviosa.
    Un paso a la vez.
    Ella trató de decir algo pero su garganta estaba seca.
    —¿Sabes? Lamento decir que no hice una buena elección, tus ojos son mucho más hermosos que los de la otra chica.
    Misa trató de controlarse, pero no pudo evitar que las imágenes del cadáver de la joven regresaran a su cabeza. No pudo evitar soltar un gemido.
    Lo escuchó reírse.
    —¿Por qué el temor, Misa? Ya te dije, no está en mis planes matarte.
    Por supuesto, eso no sirvió para tranquilizarla.
    —El miedo; sus causas y consecuencias han sido estudiadas durante muchos años por distintos psicoanalistas de renombre; muchos coinciden en que, el mayor miedo del ser humano no es hacia la muerte, sino a lo desconocido. ¿Qué tal si lo probamos?
    Misa continuó sin contestar, no sabía qué esperaba B.B. de ella, pero no le estaba gustando nada lo que decía.
    —Hasta este momento, parte de mí ha estado oculta a tu conocimiento —dijo, moviéndose en un punto en que la luz no llegaba hasta su rostro. Misa ahora pudo ver sus pantalones de mezclilla y parte de su playera negra—, por lo que, si te muestro mi rostro me conocerás y así, tus miedos hacia mí desaparecerán.
    La joven hizo una mueca, la forma de exponer sus argumentos le resultaba, de cierta forma, familiar.
    Entonces, B.B. dio otro paso hacia la luz. Misa ahogó un gemido; por un instante casi confundió al joven que se encontraba frente a ella con L. Su postura ligeramente encorvada, sus ojos marcados por ojeras y su desordenado cabello negro la confundieron.
    —¿Qué te parece? ¿Mejor?
    —No realmente —soltó, sin pensarlo.
    Él volvió a reír.
    —Eso es un punto en contra de toda esa teoría psicológica —soltó—, aunque, a decir verdad, me alegro; considero a esa disciplina bastante irritante.
    Misa tragó saliva.
    —¿Y bien, para qué querías verme?
    —Antes de conseguirte una reunión con Kira —soltó ella, para hacer tiempo—, necesito saber qué es lo que quieres exactamente de él.
    B.B. sonrió.
    —Por supuesto, sólo necesito saber algo de ti antes —dijo. Sin previo aviso se acercó tanto a ella que Misa pudo ver toda la oscuridad en sus ojos— ¿Por qué no puedo ver cuánto tiempo te queda de vida?
    Misa soltó una exclamación. Ahora ya no tenía duda alguna, él tenía los ojos de shinigami.
    Abrió la boca para tratar de contestar algo, cuando una figura se les unió bajo la luz de la lámpara.
    —Yo podría contestar a tu pregunta si te alejas de ella —soltó la inconfundible voz de Light.
    B.B. se giró hacia él.
    —Vaya, pero si debes ser a quién estaba buscado: Kira —dijo, con mucha tranquilidad.
    Light para sorpresa de Misa, asintió y se acercó a ella.
    —¿Qué quieres de mí?
    —Algo bastante sencillo para lo que pienso ofrecerte, necesito que asesines a alguien —contestó B.B.—. Después de analizar tu forma de matar, he descubierto que son necesarios para ti conocer el nombre y el rostro de la víctima, ¿me equivoco?
    —Todo lo que dices es cierto —dijo Light, con horror, Misa descubrió la codicia en los ojos de él; seguramente ya sabía que B.B. tenía los ojos.
    —Yo puedo ver el nombre y el tiempo que le queda de vida, a excepción de ustedes dos, de todas las personas —continuó—; me ofrezco a prestarte mi habilidad a cambio de que mates a L.
    El rostro de Light se iluminó. Misa consiguió evitar que se escapara una exclamación de horror de sus labios.
    —Considéralo hecho.
     
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  16.  
    Nahi Shite

    Nahi Shite Usuario popular

    Géminis
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    Pluma de
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    ¡No! Esto cada vez está más bueno, por Dios.
    Ahora Light esté con B.B, ¿solamente le pide que asesine a L? ¡Vaya, justo lo que Light no quiere hacer! ¬¬ Pobre Misa, está más acorralada...
    No tengo idea de cómo se saldrá de las garras de esos dos maniáticos, pero seguramente tú sí. Espero que me sorprendas.
    ¿Qué más te digo? Siempre me dejas sin palabras, y simplemente no tengo nada que corregir. Eres una escritora maravillosa y el drama policial de la historia me encanta :3
    Perdón por demorarme en comentar, se me había olvidado. >.< Pero al menos le gané a Okita LOL
     
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  17.  
    mikan-chan

    mikan-chan Iniciado

    Leo
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    1
    me encanta esta historia, la trama, todo es genial. Eres muy buena escritora y sigue así. Sorprenderme con otro capitulo, ¿qué ira a pasar? estoy en ascuas ;)
     
  18.  
    Pamelita

    Pamelita Iniciado

    Libra
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    Dios! Amo tus fics! Tiene tiempo que los lei en otro lugar. No puedo mas con la intriga, espero porfis los actualizes pronto! Bye Bye :3
     
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