One-shot Los humanos se equivocan [Pokénronpa]

Tema en 'Mesa de Fanfics' iniciado por MrJake, 9 Septiembre 2018.

  1.  
    MrJake

    MrJake Game Master

    Capricornio
    Miembro desde:
    12 Julio 2012
    Mensajes:
    21,306
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    Título:
    Los humanos se equivocan [Pokénronpa]
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Misterio/Suspenso
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1844
    Título: Los humanos se equivocan
    Fandom: Pokénronpa (Crossover Pokémon Rol Championship + Danganronpa)
    Personajes: Ian Lockhart, Hubert Mattsson, Drake Orestes... y un invitado especial del rol de Danganronpa :D
    Palabras: 1779
    Summary: Los Gamma buscaban a un nuevo Ultimate para unirse a sus filas, y, ¿quién mejor que él?
    Nota del autor: no podía resistirme a hacer esto después de tener el flash de la idea, y aquí está. Espero que os guste >< Amo a este bastardo (?)



    Cuando oyó las voces de los guardias en la lejanía, se alarmó. ¿Cómo era posible? ¡Se suponía que allí no correría peligro! Él se lo dijo... ¡lo habían planeado juntos!

    Recordó su mirada cínica, y ese aura de soberbia que transmitía. Junto lo que a él le gustaba, justo lo que él buscaba en un socio.


    ¿Infiltrarte en el banco central, eh? —recordó cómo dijo, mientras analizaba un mapa que ambos tenían frente a ellos—. No será fácil, desde luego. Pero en fin, no es más que una tarea simple para mí. No en vano soy el Super Estratega.

    Le miró con desconfianza en el rostro. ¿Era buena idea fiarse de un tipo como él? Tenía un historial terrible en Galeia, y eso era lo que más le gustaba, sin duda, pero sabía que debía andarse con cuidado. Había sido capaz de dinamitar organizaciones y empresas enteras desde dentro casi sin mover un dedo, a base de elaborados planes y manipulaciones. Todo para obtener beneficio propio.

    —¿Qué tienes planeado? —le preguntó a ese tipo, a Ian Lockhart, con un deje de inseguridad y falta de confianza en su tono de voz.

    Ian sonrió maliciosamente, y señaló a un punto que había fuera del mapa.

    —Aquí hay un pasadizo secreto que conecta una de las alcantarillas del exterior con la sala donde guardan todo el dinero del banco. Es una entrada de seguridad que utilizan los del banco como vía de escape para poder rescatar el dinero en caso de que se produzca un robo. Nadie espera que saquen el dinero por una alcantarilla, ¿no? Eso sí, hay una clave necesaria para entrar en una puerta que conecta las alcantarillas con el pasadizo que lleva al banco, pero tengo esa clave, claro.

    —¿C-Cómo sabes eso?

    Ian sonrió de forma ladina.

    —Porque yo tuve la idea del pasadizo, claro. No eres el único que se interesa por mis servicios.

    —¿T-Traicionarías a un cliente con tanta facilidad? —se sorprendió él al escuchar eso, pero Ian solo se encogió de hombros.

    —Nah, no traiciono a nadie. Quien contrata mis servicios sabe que no puede confiar en mí, así que no confía, solo paga. Y si no confían en mí, no puedo traicionar una confianza inexistente, ¿no? —y rió, rió de forma algo perturbadora.

    Ese tipo, el Super Estratega... estaba loco. Y era un loco peligroso. Quizá por eso quiso contactar con él. Quizá por eso pensó que era el aliado perfecto; porque eran iguales, al fin y al cabo.

    —Está bien... ¿y qué ganas tú ayudándome? ¿Cómo sé que no me vas a dar una puñalada por la espalda?

    —Bien, me quedaré con la mitad de lo que robes —dijo él, sonriente—. Es un precio justo, y bastante elevado, teniendo en cuenta la cantidad de dinero que hay ahí. Y, para asegurarte que no podré hacer nada por traicionarte... te daré esto.

    Cuando puso la llave y el teléfono entre sus manos, él la miró confuso. ¿Para qué era esa llave...? Lo entendió cuando el tipo se acercó a la pared de aquel local abandonado donde se habían reunido y, con unas esposas en a mano, se ató a sí mismo a una pared.

    —Sin esa llave y sin comunicación, no podré irme. Adelante, puedes comprobar que no tengo nada con lo que pueda traicionarte. Confiaré temporalmente en que vendrás a rescatarme, porque si no lo haces, tarde o temprano me encontrarán a mí, y conozco mucho sobre ti, por lo que no te conviene que hable. Así que, estando aquí, te doy tiempo para robar el banco. Solo necesitas la contraseña y todo estará listo.

    >> Oh, pero eso sí... en mitad del pasillo, hay una caja fuerte extra que me ocupé de ordenar construir allí mismo. Solo debes pulsar una zona concreta de la pared y se abrirá. Asegúrate de dejar ahí mi parte. Si no lo haces, también hablaré, claro. Estamos los dos comprometidos. ¿Te parece justo? No hay nada que pueda hacer en esta situación.

    Frunció el ceño. Ese tipo estaba, definitivamente, loco.
    ... y eso le encantaba. Estrechó su mano libre, zanjando el trato. Lo harían, vaya que sí. Era un negocio redondo.


    Por eso, no se explicaba cómo era posible. Arrastraba un carro lleno de dinero, cargado hasta arriba, y había depositado ya la mitad en la caja fuerte secreta del banco. ¿Qué había fallado? ¡Era un plan perfecto! Un pasillo sin vigilancia, secreto y discreto, desconocido para todos salvo para la dirección del banco y para Ian. ¿Cómo podían haberle descubierto?

    Corrió y corrió, pero no pudo huir. Cuando llegó a la entrada del pasadizo, le sorprendió encontrarse encañonado por la punta de la pistola de un tipo que, tembloroso, le acorralaba, apoyado por un par de policías más.

    —Crow, al fin te hemos pillado —dijo, tragando saliva con esfuerzo—. ¡Estás arrestado, ladrón! Soy policía —extrajo la placa, donde se podía ver su nombre: "Drake Orestes". Tché.

    Trató de dar la vuelta y salir corriendo en la otra dirección, pero... fue inútil. La seguridad del banco ya había entrado por el otro lado, acorralándole. Aquel paso secreto se había convertido en su trampa mortal.

    ¿P-Pero cómo? ¡¿Cómo?! ¡Ian no podía haberle traicionado, era imposible! Él, Crow, el segundo mejor ladrón del mundo, de toda Galeia... ¿atrapado así, sin más? ¡Imposible, realmente imposible!


    ---

    En el local abandonado, Ian, atado aún a la pared, miró su reloj de pulsera.

    —... ya debe de haber sido arrestado, ¿eh? —y alzó la voz, mirando a la puerta del sitio—. ¿No es así, señores de los Gamma?

    Un tipo entró entonces, lentamente, en el local. Sus cabellos negros cubrían parte de su rostro, y sus ojos analizaban al estratega con severidad.

    —Ian Lockhart... las noticias se han extendido como la pólvora. Crow, el gran ladrón, ese al que perseguí tanto tiempo... ha sido atrapado por la policía, y se te nombra a ti en los medios como el que ha logrado detenerle. ¿Pero cómo? Los Gamma llevamos tiempo vigilándote, y no has hecho nada fuera de lo común. Ni siquiera te has movido de aquí. ¿Por qué ser tan arriesgado? ¿Y si no te hubiésemos encontrado?

    E Ian sonrió.

    —Sabía que me espiabais, ¿crees que me habría arriesgado a colgarme aquí y morir de hambre sin que nadie me encuentre? ¡Por favor! Me subestimas. Era consciente de que terminaríais apareciendo aquí, "terroristas".

    Se encogió de hombros.

    —Sobre lo de Crow, bueno. Ese tipo era más ingenuo de lo que parece. O quizá yo soy más brillante de lo que él creía.

    —Te he hecho una pregunta —sentenció el chico que respondía por el título de Super Ajedrecista, Hubert Mattsson—. ¿Cómo lo hiciste?

    —Oh, cómo, dices. Bueno, ¿sabes de la entrada secreta por las alcantarillas, la que necesita una contraseña? La realidad es que no necesita ninguna contraseña. El código que le di a ese imbécil del Cuervo fue el código que activaba las alarmas del banco. Sospeché que en algún momento podía suceder que algún ladrón se pusiese en contacto conmigo para planear algo como esto, así que me aseguré de preparar una trampa de antemano cuando mandé diseñar ese pasadizo, ¿sabes? Y fue tan fácil como eso.

    —¿Y la policía? ¿Cómo llegó tan rápido? ¿Y cómo supieron que eras tú el que lo arregló todo?

    Mostró Ian sus dientes, en un gesto ególatra.

    —Por supuesto, eso es cosa de mi móvil. Verás, no soy un programador experto ni nada así, pero sé dejar un mensaje programado. Y ese idiota de Crow se llevó mi teléfono, pero no pudo evitar que ese aparato mandase el mensaje por sí mismo a la hora establecida.

    Hubert abrió los ojos de par en par. Era... era un tipo brillante. Un brillante hijo de puta, siendo francos.

    —¿P-Por qué? Ganarías mucho dinero apoyándole, ¿en qué te beneficia a ti eso? ¿Y por qué exponerle a la policía que fuiste tú el que le atrapó usando tu teléfono personal?

    —... porque la recompensa por pillar a ese tío, ¿para quién será ahora? Demonios, esperaba una deducción lógica más brillante de alguien como tú, Hubert Mattsson.

    Hubert se mordió el labio.

    —Ian. Voy a liberarte, ¿sí? Pero antes tengo una petición que hacerte: únete a los Gamma. Necesitamos a gente como tú. Necesitamos que nos apoyes en nuestra misión. El Gobierno es...

    —Sí, sí —dijo él, haciendo ademanes con la mano que tenía libre, como instando al Ajedrecista a que dejase de hablar—, está siendo controlado por los Seguidores de la Desesperación, y los Gamma no son terroristas, y bla, bla, bla, ya lo sé, ¿por quién me tomas? Un Estratega tiene que estar bien informado.

    —... —Hubert, al final, no pudo hacer otra cosa que sonreír—. Me duele admitirlo, pero eres mejor incluso de lo que pensaba. Aunque sigo sin entender por qué vender a Crow, cuando tu beneficio pudo ser mejor colaborando con él. Tú no te arriesgarías a eso.

    —Claro que no me arriesgaría, normalmente —se encogió de hombros—. Pero lo hice. Supongo que los humanos se equivocan, ¿no?

    —... ya —frunció el ceño. No, eso no encajaba, Ian... ocultaba algo. Pero, siendo claros, Hubert no estaba ahí para meterse en esos asuntos, así que decidió obviarlo—. Entonces, ¿te unirás a nosotros, Ian?

    —Si te digo que no, no me soltarás —le dijo, con una sonrisa ciertamente perturbadora—, así que supongo que será un sí. De todos modos, no es como si fueseis a confiar en mí plenamente, porque ni yo mismo confiaría en mí, así que, ¿por qué no? Siempre puedo hacer alianzas temporales, en tanto que me beneficie, ¿no?

    —... cuando conozcas a Emily, hasta tú cambiarás de parecer, y entenderás por qué luchamos —susurró Hubert, dientes apretados—. Pero supongo que era la mejor respuesta que podía obtener de ti.

    Y se acercó a él, liberándole de su agarre. Ian se sacudió los pantalones, y luego, poniendo una mano en el hombro de Hubert, le dijo:

    —Bien, me reuniré contigo para que me expliques los secretos de tu organización que ya conozco y todo eso, pero después, ¿sí? Tengo una recompensa que recoger, un ladrón encarcelado del que reírme, y... otras cosas que hacer en cierto pasillo.

    —¿Huh? ¿E-En el pasillo? ¿Qué hay allá...?

    Dándole la espalda, sombrío, Ian dijo, de forma totalmente despreocupada:

    —Mi parte del dinero robado, claro.

    —¿Eh? P-Pensaba que dijiste que te habías equivocado —confuso, el Ajedrecista enarcó las cejas.

    Y una risa de Ian lo sentenció todo.

    —No, no. No dije eso. Dije que los humanos se equivocan...

    >> ... pero eres un ingenuo si crees que yo entro de esa simple y mediocre definición.
     
    Última edición: 9 Septiembre 2018
    • Fangirl Fangirl x 2
    • Reflexivo Reflexivo x 1
    • Impaktado Impaktado x 1
Cargando...
Similar Threads - humanos equivocan [Pokénronpa]
  1. Kaisa Morinachi
    Respuestas:
    0
    Vistas:
    410

Comparte esta página

  1. This site uses cookies to help personalise content, tailor your experience and to keep you logged in if you register.
    By continuing to use this site, you are consenting to our use of cookies.
    Descartar aviso