Los guerreros de la luna.

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por lupus, 14 Enero 2011.

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    lupus

    lupus Usuario común

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    21 Diciembre 2010
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    Escritor
    Título:
    Los guerreros de la luna.
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    4
     
    Palabras:
    5114
    I

    Una mujer se acurrucaba en el fondo de un callejón mientras tres encapuchados la cercaban. Los tres desconocidos extendieron las manos, unas manos esqueléticas.
    __ ¡Por favor, no me hagan daño!__ suplicó la mujer.
    Pero los tres atacantes continuaron su avance, degustando el miedo de su víctima. En ese momento, una figura saltó del tejado de uno de los edificios cercanos y aterrizó con suavidad entre la mujer y los encapuchados, que se detuvieron al percibir un olor que ellos detestaban con todo su ser.
    Cuando la mujer levantó el rostro para ver a su salvador, se encontró con unos brillantes ojos dorados. Antes de que pudiera ver nada más, perdió el conocimiento.
    __ Apártate, muchacha.__ murmuró uno de los encapuchados mientras hacia un gesto con la mano.
    La joven dejó a la mujer apoyada en un muro e hizo frente a los atacantes.
    __ ¡Oh, lo siento!__ se burló.__ ¿Acaso he estropeado vuestra cacería? No era mi intención. ¡Espera! ¡Sí que lo era!
    Los tres atacantes se abalanzaron sobre la chica, que les esquivó hábilmente. Uno de ellos la atacó por la espalda y la agarró del cuello pero se libró de él mediante un codazo. El encapuchado chocó contra la pared y la chica aprovechó para clavarle un cuchillo en el pecho. La criatura estalló en llamas y desapareció.
    El segundo atacante levantó fácilmente un contenedor cercano y se lo arrojó a la contrincante. Cuando la chica se tumbó para esquivarlo, el contenedor salió del callejón y se estrelló contra un coche aparcado, que estalló y alertó a las personas que se encontraban cerca.
    __ Los Sombras no sois muy discretos, ¿verdad?__ le preguntó la joven mientras arrojaba el cuchillo contra el atacante.
    El arma atravesó el pecho del ser, que estalló al igual que su compañero.
    Ya sólo quedaba un enemigo por destruir. Pero antes de que pudiera hacer algo, el Sombra logró herirla con sus garras en el brazo izquierdo. Cegada por el intenso dolor del veneno de la criatura, la joven cayó de rodillas al suelo mientras su atacante se acercaba.
    __ Este es tu fin.__ dijo el ser mientras acercaba sus mortíferas garras al cuello de la chica.
    Sin embargo, el sonido de las sirenas de las ambulancias y los coches de policía detuvo al Sombra, que se fusionó con las sombras hasta desaparecer. Consciente de que la gente iba a empezar a reunirse en ese lugar, la chica luchó contra el dolor, recogió su cuchillo y dio un poderoso salto para escapar por los tejados de los edificios.

    Cuando Alex entró en la cocina al día siguiente, se encontró con su hermana viendo las noticias.
    __ ¿Y el viejo?__ preguntó mientras cogía una manzana.
    __ Se ha ido a una reunión.__ respondió Haley, su hermana pequeña.
    Comiéndose la manzana, Alex observó las noticias, que hablaban de la explosión de un coche.
    __ “La mujer que fue hallada inconsciente en el lugar del suceso afirma que fue atacada por tres individuos y que un cuarto individuo se interpuso. Después de eso se desmayó. Pero las personas que se encontraban cerca afirman que escucharon gritos y golpes en el callejón por lo que se rumorea sobre una posible pelea de bandas. Las autoridades…”
    Alex cogió el mando y apagó la televisión.
    __ ¡Oye!__ exclamó Haley.
    __ Vamos, vas a llegar tarde a clase.
    Suspirando, Haley cogió su mochila y salió de la casa, seguida por su hermano. Se despidieron en la entrada, pues iban a institutos diferentes, y tomaron caminos opuestos.
    Tras caminar un rato, Alex llegó al lugar donde había explotado el coche. Desde la acera de enfrente, vio a un grupo de gente reunida en torno a un cordón policial que rodeaba un inmenso cráter en la carretera.
    __ ¡Eh, Alex!
    Al volverse para ver quién le llamaba, Alex se encontró con Sara, una chica de 17 años, como él, y a Estela, abuela de Sara.
    Las conoció cuando pasaba mucho tiempo en el hospital para ver a su madre antes de que ésta muriera por el cáncer. Cuando le realizaban las pruebas para comprobar el avance de la enfermedad, Alex se tenía que quedar esperando fuera. Un día conoció a Sara, que esperaba a que terminaran los análisis de su abuela, que sufría de problemas de corazón. Como un modo de pasar el tiempo, entablaron conversaciones y poco a poco se hicieron amigos. Tras la muerte de su madre, Alex continuó visitándolas, a pesar de los constantes comentarios de la anciana sobre el tiempo que le hacían perder.
    __ Hola, Sara. Estela.__ las saludó cuando llegaron a su lado.__ ¿Dando un paseo?
    __ Es que la abuela ya estaba harta de estar todo el día en la cama y se me ocurrió que sería buena idea salir a pasear para que le diera el sol.__ explicó Sara.__ ¿Y tú?
    __ Yo iba al instituto cuando he visto todo este jaleo.__ respondió Alex mientras señalaba el grupo de curiosos que rodeaban el cráter.__ Al parecer esto es culpa de una pelea de bandas.
    Para sorpresa del joven, Estela resopló.
    __ Esto no lo ha hecho una pelea de bandas. Eso es una excusa que las autoridades han puesto porque no saben lo que ocurrió realmente.
    __ Abuela…__ comenzó a decir Sara.
    Estela ignoró a su nieta.
    __ Una banda no lleva explosivos. No sé qué ha pasado pero no ha sido una pelea de bandas.
    Alex y Sara se miraron y sonrieron. Estela era una mujer de regio carácter y no era fácil hacerle cambiar de idea.
    En ese momento, la calle entera tembló. Los transeúntes se cubrieron de la lluvia de cristales que cayó sobre ellos cuando las ventanas estallaron.
    __ ¡¿Qué está pasando?!__ gritó Sara.
    Una porción de pared se desprendió del edificio ante el que encontraban. Sin dudar ni un momento, Alex agarró a Sara y a Estela y las apartó antes de que los escombros cayesen sobre ellas.
    __ ¿Os encontráis bien?__ les preguntó entre toses.
    Sara asintió pero se notaba que no lo estaba. Estaba completamente blanca y temblaba sin parar. Pero el estado de Estela era más preocupante. La anciana parecía tratar de respirar desesperadamente mientras se llevaba las manos al pecho.
    __ ¡Abuela!__ exclamó Sara, que sacó el teléfono y marcó todo lo rápido que pudo.__ ¿Emergencias? ¡Necesito una ambulancia!
    Mientras Sara hablaba por teléfono, Alex, al igual que todos los demás, alzó la vista hacia lo alto del edificio desde el que habían caído los escombros. La estructura presentaba varias marcas parecidas a las que dejarían unas… ¿garras? Alex se quitó las gafas y se frotó los ojos. Le había parecido ver una extraña sombra deslizándose sobre la pared del edificio. Cuando volvió a ponerse las gafas, aquella cosa, fuese lo que fuese, había desaparecido.
    __ Me lo habré imaginado.__ pensó.

    Horas después, Sara se paseaba nerviosa por el pasillo del área de cardiología del Hospital Monte Sinaí mientras Alex la observaba sentado.
    __ Sara, cálmate. Tú abuela se pondrá bien.
    __ ¿Cómo lo sabes? ¿Y si no lo supera? Ella es la única familia que me queda.
    __ ¿Si no lo supera? ¡Pues claro que lo superará!
    Alex cogió a Sara de la mano y la obligó a sentarse a su lado.
    __ ¿Recuerdas lo que me contaste de tu abuela cuando nos conocimos?__ le preguntó a su amiga.__ Me dijiste que nació con su corazón ya débil y que los médicos no pensaban que pudiera vivir mucho tiempo.
    __ Ya recuerdo.__ dijo Sara.
    __ ¿Y cuántos años ha vivido? ¿Setenta y seis años?
    Sara sonrió.
    __ Los médicos se sorprendieron mucho cuando mi abuela tuvo a mi madre. Lo consideraron un milagro médico.
    Se callaron cuando el doctor que se estaba ocupando de Estela salió de la habitación donde la estaba tratando.
    __ Bueno, os alegrará saber que no le ha pasado nada serio.__ informó.
    __ ¿De verdad?__ preguntó Sara, visiblemente aliviada.
    __ Se ha llevado un susto terrible, lo que es normal teniendo en cuenta que ha estado a punto de ser aplastada. Hasta hace poco estaba alterada pero ahora ya está más tranquila.
    __ ¿Podemos verla?__ preguntó Alex.
    El doctor asintió. Cuando los dos jóvenes entraron en la habitación, vieron a Estela tumbada en la cama y mirando a través de la ventana.
    __ Abuela, ¿cómo te encuentras?__ le preguntó Sara, que cogió una silla para sentarse al lado de la cama.
    __ Estoy bien.__ al ver la duda en el rostro de su nieta, Estela sonrió.__ Tranquila. A mi corazón todavía le falta mucho para detenerse.
    La anciana posó la mirada en Alex.
    __ Nos has salvado la vida. Muchas gracias.
    __ ¡Sí, nunca te había visto moverte tan rápidamente!__ exclamó Sara.__ ¿Cómo lo hiciste?
    __ Supongo que simplemente reaccioné.__ respondió Alex, que se sentía ruborizado por su gratitud.
    __ Aunque has perdido clases por nuestra culpa.__ dijo Estela.
    __ ¡Lo importante es que os encontréis bien!__ replicó Alex.__ ¡Las clases no tienen importancia!
    Escucharon sonidos desde el exterior de la ventana y vieron que se trataba de un pájaro de brillante color negro.
    __ Un cuervo.__ observó Alex.
    __ Sara, ¿podrías espantarlo?__ le pidió Estela a su nieta.
    __ Claro.__ dijo Sara mientras se dirigía a la ventana. Al ver la mirada interrogativa de Alex, explicó: __ Es que desde que vio la película de Los pájaros, la abuela se pone nerviosa al ver un cuervo.
    Abrió la ventana y realizó movimientos bruscos para espantar al ave, que echó a volar emitiendo graznidos de indignación.

    Lo que ninguno de ellos sabía era que estaban siendo observados. En una habitación oscura, unos ojos rojos observaban la escena con interés. Pulsando un botón, la imagen se fijó en Alex. Los ojos brillaron de emoción.
    __ ¿No es un simple humano?__ le preguntó una voz detrás de él.
    __ Humano, sí. Simple, no.__ respondió el desconocido.__ Le he estado buscando por todas partes y durante mucho tiempo.
    __ Sigo sin ver lo que te tiene tan interesado en ese humano. Está claro que ha demostrado unos reflejos muy superiores a los de un humano normal pero no entiendo…
    __ No espero que lo entiendas.

    Cuando Alex volvió a casa, su hermana salió disparada a recibirle.
    __ ¡¿Estás bien, hermano?!
    __ Pues claro.__ respondió Alex, sorprendido por lo nerviosa que estaba su Haley.__ ¿Pasa algo malo?
    __ Hemos visto lo que ha pasado esta mañana.
    __ ¿Hemos?__ pensó Alex.__ ¿Papá está en casa?
    __ El muy imbécil está en el salón.
    Sintiendo curiosidad por la razón del enfado de Haley, Alex se dirigió al salón y lo que vio le dejó helado. ¡Su padre había montado un velatorio en su honor! ¡Si prácticamente había puesto un altar con una foto suya rodeada de velas!
    ¿Pero este hombre es idiota o qué?” se preguntó por enésima vez en su vida. “Ahora entiendo porqué Haley estaba tan nerviosa.”
    De pronto, su padre apareció vestido de traje negro.
    __ ¿Qué te parece?__ le preguntó a su hijo.
    Como respuesta, recibió un golpe en la cara con la mochila de su hijo.
    __ ¡¿A qué ha venido eso?!
    Alex le ignoró y se dirigió a su habitación. Cuando cerró dando un portazo, Zero se volvió hacia su hija.
    __ Sólo era una broma. Tampoco es para ponerse así.
    Haley puso los ojos en blanco y murmuró algo así como: “¿Por qué nos ha tocado un padre semejante?”
    __ Tampoco hace falta ser tan desagradable.__ le dijo su padre mientras observaba a su hija irse a su habitación.
    Cuando se quedó a solas, Zero sacó una pequeña caja de su bolsillo y tomó una pequeña pastilla. Tras tragársela de golpe y sentir el desagradable escalofrío que le recorría cada vez que se tomaba el medicamento, encendió un cigarrillo.
    __ Desearía que estuvieras aquí, Marta. Esto de cuidar a dos hijos por mí mismo es muy duro.

    Alex se tumbó en la cama, echando humo por culpa de su padre. ¿Y todo el mundo decía que se parecía a él? En realidad, en lo que se refiere al físico, Alex sí que parecía una copia de su padre. Compartían el mismo pelo negro rebelde, los mismos ojos azules y las mismas facciones. En lo único que se diferenciaban era la complexión. Alex era más bien delgado mientras que su padre tenía una musculatura bien definida, aunque ninguno de sus hijos le había visto nunca practicando ningún deporte.
    Por su parte, Haley no había heredado ningún rasgo de su padre. Su cabello rojo, sus ojos castaños,…todo ello lo había heredado de su madre.
    Suspirando por el comportamiento infantil de su padre, Alex cerró los ojos y trató de dormir. En ese momento escuchó el aullido de un lobo. No, era imposible. No había lobos en Nueva York.
    No supo porqué pero algo en aquel aullido le transmitió una sensación de agonía y algo se agitó en su interior. Alex se quedó escuchando el aullido hasta que éste cesó y pudo dormir finalmente.

    Cuando Alex llegó a clase al día siguiente, los demás estudiantes se quedaron mirándolo fijamente. Alex les ignoró u se sentó al lado de Jon, que mantenía toda su atención en su lectura. Nada más sentarse, su amigo le entregó una carpeta.
    __ ¿Qué es esto?__ le preguntó Alex mientras la cogía y la abría.
    __ Apuntes de las clases de ayer.__ respondió su amigo.
    Alex pasó las hojas y se encontró con apuntes perfectamente ordenados por Alberto.
    __ Vaya, Alberto, gracias. La verdad es que…
    Alex se calló al darse cuenta de que había algo extraño en todo eso. ¿Desde cuándo Alberto tomaba apuntes para él cuando faltaba a clase? Conocía lo bastante a su amigo para saber que no era del tipo de persona que hacía algo sin esperar nada a cambio.
    __ ¿Qué quieres, Alberto?__ le preguntó después de suspirar.
    __ Una cita con Sara.__ respondió su amigo mientras cerraba el libro que estaba leyendo.
    “No ha tardado nada en pedírmelo” pensó Alex.
    __ ¿Cuántas veces te tengo que decir que no pienso actuar de celestino entre vosotros dos? Si quieres salir con ella, pídeselo tú mismo.
    __ ¿Y no será que hay algo entre vosotros?__ le preguntó Alberto con una ceja levantada.
    __ ¡No!__ bajó el volumen de su voz al ver que los demás le volvían a mirar.__ Sólo somos amigos.
    Alberto seguía observándole con recelo pero decidió aceptar su palabra.
    __ Pues entonces dame diez euros por las molestias.__ dijo mientras extendía una mano.
    “Lo sabía.” pensó Alex, que ya había sacado la cartera.
    Las primeras clases pasaron insufriblemente despacio para Alex, que se sentía cada vez más atrapado conforme pasaba el tiempo. Por eso se alegró cuando llegó la hora del descanso y se apresuró para salir del edificio; deseaba pasar el rato sumido en sus pensamientos.
    __ ¡Espera, Alex!
    Al volverse para ver quién le llamaba, Alex vio a Laura corriendo hacia él. Estaba claro que no iba a disfrutar de un descanso en silencio.
    __ ¡Alex, te he visto en la televisión! ¡¿Estás…?!
    Laura no pudo terminar la pregunta ya que tropezó y cayó al suelo.
    __ ¿Estás bien, Laura?__ le preguntó Alex mientras la ayudaba a levantarse.
    __ Sí, estoy bien.__ respondió su amiga, que se sacudió el polvo de la ropa. Después se rió.__ Soy muy torpe.
    Alex suspiró. Laura siempre sufría todo tipo de accidentes debido a su torpeza y a pesar de ello se reía de sí misma. Aunque esa actitud le extrañaba, debía reconocer que la torpeza de la chica fue la causa de que se hicieran amigos.
    __ ¿Recuerdas cómo nos conocimos?__ le preguntó a Laura mientras se sentaban en un banco.
    __ Sí. Teníamos diez años y estábamos subiendo las escaleras del colegio. Recuerdo que perdí el equilibrio y caí hacia atrás. ¿Tú te acuerdas?
    Fue el turno de Alex de reír.
    __ ¿Que si me acuerdo? Caíste encima de mí y me tiraste escalera abajo. Tuve el brazo derecho escayolado dos semanas. No es algo que se olvide tan fácilmente.
    __ No te quejes. Al fin y al cabo, te pedí perdón y te estuve ayudando esas dos semanas.
    __ Eso es verdad.
    Los dos estallaron en carcajadas.
    __ ¿A qué vienen tantas risas?__ les preguntó Alberto, que se había acercado sin que se dieran cuenta. Llevaba una bolsa de la que sacó tres latas de refresco.
    __ Nada.__ respondió Laura, que aceptó el refresco que le ofrecía Alberto y le pasó el segundo a Alex.__ Tan sólo recordábamos. Por cierto, Alex, ¿Sara está bien?
    __ Se ha llevado un buen susto pero está bien. De hecho, está más preocupada por su abuela que por sí misma. Estela también se encuentra bien.__ dijo Alex antes de que le preguntasen también por ella.
    __ Menos mal.__ dijo Laura.__ Parece que esta ciudad se vuelve más peligrosa por momentos. Primero hay una pelea entre bandas; después se derrumba la pared de un edificio; y llamadme loca si queréis pero cuando me fui a dormir anoche, me pareció oír el aullido de un lobo en medio de la ciudad.
    Alex escupió el trago que acababa de tomarse y miró a Laura fijamente. ¡Ella también lo había oído! ¡Así que no se lo había imaginado!
    Alberto se mantuvo impertérrito.
    __ Eso es imposible. O lo soñaste sin darte cuenta u oíste aullar a un perro y te pareció que era un lobo.
    __ Estoy segura de que era un lobo.__ replicó Laura, que se volvió hacia Alex.__ ¿Tú que crees?
    Alex se encogió de hombros, dando a entender que no le interesaba la conversación.
    Sonó el timbre y Alberto se levantó, arrojó su lata a un cubo de basura y se fue.
    __ Él dirá lo que quiera pero me parece que algo muy extraño está ocurriendo.__ le dijo Laura a Alex mientras le seguían de cerca.__ ¿No te dio la impresión de que las marcas que presentaba el edificio eran semejantes a huellas de garras? A mí me dieron escalofríos.
    Cuando se separaron para ir a sus respectivos pupitres, Alex reflexionó sobre lo que Laura le había dicho: había oído al lobo y pensaba que las marcas del edificio fueron causadas por garras. Recordó la extraña figura que había visto en lo alto del edificio el día anterior y se preguntó si Laura la habría visto también.

    Seguía pensando en ello mientras jugaban al baloncesto en clase de educación física. Tan distraído estaba que no vio que Will, un alumno con el que no se llevaba nada bien, le lanzaba el balón. Alex tuvo la suerte de que el golpe no le dio en la cara por lo que sus gafas quedaron intactas.
    __ ¡A ver si estás más atento, idiota!__ le gritó Will mientras Alberto le ayudaba a levantarse y a recostarse contra la pared por orden del profesor.
    Como hacía buen día, el profesor había decidido que jugaran fuera. Mientras trataba de recuperar la respiración, Alex vio algo imposible: ¡un lobo suelto por la ciudad!
    Alex miró al resto de la clase, que no se había dado cuenta de la presencia del animal, preguntándose si debería avisarles. Pero entonces sus ojos se cruzaron con los del lobo, de un color ambarino que destacaba por encima del pelaje negro. Por alguna razón, Alex se sintió atrapado por aquellos ojos, que parecían pedirle que no lo delatase.
    Sin embargo, Alex vio algo más. Dos figuras encapuchadas se deslizaban hacia el animal, que empezó a caminar cojeando por su pata izquierda. Una sensación extraña invadió a Alex; no sabía cómo pero sabía que aquellos seres pensaban hacerle algo horrible al lobo y sintió el deseo de protegerlo. Pero en una fracción de segundos, el lobo y sus perseguidores desaparecieron.
    __ Alex, ¿te encuentras bien?__ le preguntó Laura.
    Su amigo la miró como si se acabase de dar cuenta de su existencia.
    Al parecer, la clase había acabado y Laura se había acercado a Alex al ver que éste no reaccionaba.
    __ Eh…Sí.__ respondió mientras se ponía en pie.__ Es sólo que aún estoy un poco aturdido.
    __ No me extraña.__ resopló Laura.__ Ese Will es un bestia. Debería tener más cuidado o podría acabar haciendo daño a alguien.
    Siguió despotricando contra Will mientras caminaban hacia los vestuarios mientras Alex asentía a cada uno de sus comentarios aunque no les prestaba mucha atención.
    __ Bueno, Laura, cálmate.__ le dijo antes de separarse para entrar en los vestuarios.__ No es como si yo pudiese romperme con cualquier cosa.
    Laura le ignoró y entró en el vestuario de las chicas, todavía despotricando contra Will, mientras Alex entraba en el de chicos.

    __ ¿Seguro que te encuentras bien?__ le preguntó Alberto mientras se duchaban.
    __ Sí. ¿Por qué lo preguntas?
    __ Es que hoy estás muy disperso.__ explicó su amigo.__ Parece que tienes la cabeza en otra parte.
    En eso tenía razón; Alex no podía dejar de pensar en el lobo y el deseo de protegerle de aquellas criaturas; algo le decía que no eran humanas.
    __ ¿Me estás escuchando, Alex?__ le preguntó Alberto.
    __ ¿Qué? Ah, sí, sí.__ respondió Alex mientras sacudía la cabeza y salía de la ducha para secarse.
    __ ¿Ves a qué me refiero?__ le preguntó Alberto, que hizo lo mismo.__ ¿Se puede saber que te pasa hoy?
    Alex se recostó en la pared.
    __ No lo sé. Tal vez el accidente de ayer me afectó más de lo que pensaba.
    __ Pero no te pasó nada, ¿verdad?
    __ Físicamente, no.__ respondió Alex mientras se vestía.__ Pero fue un susto fuerte.
    __ Lo cierto es que es suficiente como para traumatizar a alguien durante mucho tiempo.__ corroboró Alberto.

    Cuando acabaron las clases, Alex se despidió de Laura y de Alberto. Pero no fue a su casa, sino que se paseó por toda la ciudad hasta llegar a Central Park, donde se sentó durante horas viendo pasar la tarde. Ni siquiera se molestó en coger el móvil cuando éste sonó; seguro que era su padre para preguntarle porqué tardaba tanto.
    Permaneció sentado en el banco, recordando los días de cuando era pequeño y paseaba con su madre por aquel lugar, algo que acabó cuando tenía nueve años y su madre murió en el hospital debido a su enfermedad.
    Al hacerse completamente de noche, Alex decidió que ya era hora de volver a casa y se levantó. En ese momento, escuchó unos sonidos lastimeros provenientes de unos arbustos cercanos. Sintiendo curiosidad, se acercó a los arbustos y apartó la maleza, llevándose una gran sorpresa al ver al lobo oculto detrás.
    El animal dejó de lamerse la herida de su pata izquierda y fijó sus ojos de color ámbar en Alex, que se acercó con precaución. No dio la impresión de que el joven le desagradase ya que le permitió acercarse.
    __ Buen chico.__ susurró Alex mientras extendía una mano y acariciaba la cabeza del lobo.
    El animal apoyó la cabeza en las piernas de Alex y cerró los ojos para hacerle entender que le gustaban sus caricias.
    “¿Qué le habrá pasado?” se preguntó Alex al ver la herida de su pata. “Parece que ha tenido alguna pelea”
    De repente, el lobo se puso en pie, agachó la cabeza y gruñó.
    Alex miró en la dirección en la que estaba mirando el animal. Aunque al principio no vio nada extraño, al cabo de unos minutos vio a los dos encapuchados acercándose. A medida que caminaban, las plantas que les rodeaban se pudrían y las farolas se fundían.
    Alex se levantó y les preguntó:
    __ ¿Quiénes sois vosotros?
    Los encapuchados se detuvieron y Alex vio con horror que, efectivamente, no caminaban, sino que levitaban. ¡Aquellos seres no tenían piernas!
    __ No es posible que nos pueda ver.__ susurró uno de ellos.__ ¿Acaso es…?
    __ No.__ respondió rotundamente el otro.__ Es un humano completamente sano.
    “Así que en verdad no son humanos.” pensó Alex, que les preguntó:
    __ ¿Sois vosotros los que habéis herido a este animal?
    __ ¿Y qué si es así?__ le preguntó el primero que había hablado.
    __ Basta de charlas.__ dijo el segundo.__ Les devoraremos a ambos.
    Alex retrocedió cuando los dos seres se abalanzaron sobre él. Entonces, una figura negra atacó a uno de ellos y le hizo chocar contra un árbol, que se quebró con facilidad. El encapuchado forcejeaba con el lobo para librarse de él mientras el segundo atacante extendía unas manos putrefactas hacia Alex.
    El joven le esquivó y observó aterrado como las garras de la criatura podrían la madera del árbol que había golpeado.
    __ No te resistas, muchacho. No me gusta jugar con la comida.
    Volvió a atacar y logró arañar levemente a Alex en el costado derecho. Alex cayó al suelo, sintiendo un dolor atroz en la herida, mientras el atacante volvía a extender las manos.
    Sin embargo, el lobo intervino a tiempo y mordió a la criatura por la zona del cuello. Mientras luchaban, Alex, que empezaba a marearse, dirigió la mirada al cuerpo despedazado del otro ser. Para su sorpresa, el cuerpo estalló en llamas y desapareció.
    Finalmente, el lobo degolló con sus garras al segundo ser, que también ardió antes de desaparecer, y se arrojó sobre Alex, que gritó al sentir las garras del animal abriéndole una larga herida en su torso y los colmillos clavándose en su cuello.
    Al escuchar el ruido de pasos acercándose, el lobo salió corriendo tan rápido como le permitía su herida mientras Alex se derrumbaba en el suelo, malherido.
    __ ¡Te encuentras bien, Alex!
    A pesar de la confusión que le causaba el dolor, Alex reconoció la voz de su padre.
    __ ¿Papá?
    __ ¡Tranquilo, hijo! ¡Te pondrás bien!
    Alex se llevó las manos al pecho y sintió un líquido cálido manando de la herida. Mientras su padre le llevaba en brazos, se dijo que su aspecto debía de ser horrible.
    Después de eso, perdió el conocimiento.
     
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    lupus

    lupus Usuario común

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    Pluma de
    Escritor
    Título:
    Los guerreros de la luna.
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
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    Aventura
    Total de capítulos:
    4
     
    Palabras:
    4418
    II

    __ ¿Estas heridas son de un...?
    __ Sí.
    __ ¿Uno normal o un…?
    __ No lo sé. Pero teniendo en cuenta todo el jaleo que había en el parque, me atrevería a decir que lo segundo.
    __ ¿Crees que se lo habrá transmitido?
    __ Sólo el tiempo lo dirá.
    Alex, sumido en un intenso dolor, no encontraba ningún sentido a la conversación. Reconocía la voz de su padre, que era el que respondía a las preguntas. Sin embargo, no lograba identificar la segunda voz a pesar de estar seguro de haberla oído en algún momento. Lo único que sabía era que era de mujer.
    Pero lo cierto es que en ese momento no le importaba, ya que estaba ocupado en soportar el horrible dolor, que se había extendido por todo su cuerpo. Intentó llamar a su padre pero tenía la garganta muy irritada y sin voz. Al comprobar que no podía hablar, trató de levantar sus brazos pero éstos le pesaban como si fuesen de plomo. Incluso sus párpados le resultaban demasiado pesados como para abrirlos. Agobiado por la situación, trató de dormir para olvidarse del dolor.
    Sin embargo, si pensó que podría descansar tranquilamente, se equivocaba. Sus sueños estaban plagados de seres encapuchados, ojos ambarinos que le vigilaban desde las sombras y diversas escenas sangrientas.
    Entre las horribles imágenes que le acosaban en sueños y los dolores que sacudían su cuerpo cuando estaba despierto, Alex se sentía en un verdadero infierno. Lo único que le tranquilizaba era oír a sus amigos cuando iban a visitarle.
    No sabía el tiempo que llevaba en ese estado; parecía que los segundos duraban meses y Alex sólo deseaba que las pesadillas se desvaneciesen junto con el dolor.
    Pero las pesadillas se volvían cada vez más terroríficas y cuando lograba escapar de ellas, Alex sentía su cuerpo cubierto de sudor y a alguien colocándole un paño húmedo en la frente.
    En lo referente al dolor, la situación era similar. Con el tiempo el dolor fue aumentando de intensidad de tal forma que Alex se sentía desfallecer intentando soportarlo.
    Finalmente, el dolor alcanzó su apogeo y se extendió por cada célula del cuerpo de Alex, que empezó a experimentar algunos cambios. Sentía dolores por todas partes, una presión interna, como si sus órganos y músculos se estuviesen hinchando; su corazón latía violentamente al tiempo que su respiración se aceleraba.
    Cada hueso de su esqueleto crujió sonoramente y Alex podía jurar que los sentía romperse y volver a soldarse rápidamente al tiempo que los músculos se tensaban dolorosamente. Con toda esa extraña actividad que había dentro de su cuerpo, la temperatura corporal se elevó de forma alarmante.
    El alivio que sintió cuando el dolor comenzó a remitir hizo que las molestias que apreciaba en su piel, ojos, nariz y oídos fuesen simples cosquilleos. Con el tiempo esas molestias también fueron desapareciendo. A medida que el dolor abandonaba su cuerpo, Alex recuperaba el control sobre éste y cuando el dolor se desvaneció, pudo abrir los ojos.
    No se encontraba en ninguna sala de hospital como se había imaginado, sino en su habitación. No entendía porqué su padre había decidido cuidarle en casa y no en el hospital. Que extraño.
    Encontró sus gafas encima de la mesita de noche y se las puso. Sin embargo se las quitó de inmediato y las examinó. No parecían tener nada malo pero al ponérselas, su visión se había vuelto borrosa y Alex se había mareado; cuando se las quitó, descubrió que veía perfectamente.
    __ Que extraño.__ susurró mientras dejaba las gafas y se dirigía al baño para quitarse el sudor de varios días que llevaba encima.
    Cuando salió de la ducha y se miró en el espejo, se topó con otra sorpresa.
    __ ¡¿Qué demonios…?!__ exclamó al ver su reflejo.
    Nadie podía culparle por su reacción ya que la figura que reflejaba el espejo no parecía la suya; en lugar de su delgaducho cuerpo, Alex se encontró con un nuevo cuerpo, de complexión atlética y músculos marcados. Ahora sí que era idéntico a su padre.
    Cuando se estaba examinando la cicatriz que le recorría el torso desde la zona derecha de la cintura hasta el hombro derecho, llamaron a la puerta.
    __ Alex, ¿eres tú?
    Era su hermana.
    __ Sí, soy yo.__ respondió Alex, que apenas podía apartar la mirada de su reflejo.
    __ ¿Cómo te encuentras?
    __ Me encuentro bien. “Vaya si me encuentro bien”
    __ Entonces, ¿ya estás mejor?
    __ Sí. “Si me vieras, no tendrías ni que preguntarme” ¿Te importaría marcharte para que me cambie?
    Cuando escuchó los pasos de su hermana alejándose, Alex se ató una toalla alrededor de la cintura, salió del baño asegurándose de que no había nadie cerca y se dirigió a su cuarto para vestirse.

    __ ¡Hijo, ¿Cómo te encuentras?!__le preguntó su padre cuando entró en la cocina.
    __ Me encuentro bien, papá.__ respondió Alex mientras abría la nevera y sacaba la jarra de zumo.__ De hecho, nunca me había encontrado mejor.
    __ Me alegro.__ dijo Zero, que cerró el periódico.__ ¿Vas a ir hoy al instituto o quieres descansar un poco más?
    __ Creo que iré.__ respondió Alex.__ No me apetece estarme quieto en casa.
    Lo cierto es que se sentía repleto de energía.
    __ ¿Cuánto tiempo he estado en cama?
    __ Has estado once días, dormilón.__ respondió Haley mientras dejaba un plato con dos huevos fritos y tostadas delante de él.
    Alex estuvo a punto de replicar que no había estado durmiendo precisamente pero prefirió callar y empezó a comer con una voracidad que sorprendió a su familia. Al cabo de dos minutos, había dejado el plato vacío.
    __ Eres un tragaldabas.__ dijo Haley.
    __ ¿Tú crees?
    Alex cogió la jarra de zumo y se bebió todo el contenido sin detenerse a tomar aire.
    __ ¡Pero no lo bebas directamente de la jarra!__ exclamó Haley, horrorizada por la falta de modales de su hermano.
    __ Vamos, Haley.__ dijo su padre, que se ocultaba tras el periódico.__ El pobre ha estado once días sin comer. Creo que se lo podemos perdonar por esta vez.
    __ ¡Y además se ha acabado todo el zumo!__ Haley le dio a su hermano unas palmaditas en el abdomen.__ Te habrás quedado a gusto, ¿no?
    Haley se detuvo al sentir algo extraño en el cuerpo de su hermano. Volvió a darle unas palmadas por encima de la ropa y después por debajo de la camiseta.
    __ ¿Quieres dejar de sobarme?__ le preguntó Alex. Miró al reloj y se levantó.__ Me voy.
    __ ¿Tan pronto?__ preguntó su padre.
    __ Es que me apetece dar un paseo.__ mintió su hijo mientras cogía su mochila y su bolsa de deporte.__ Adiós.
    Salió de casa rápidamente, dejando atrás a una Haley cruzada de brazos y confusa.
    __ ¿Qué te pasa, hija?__ le preguntó Zero al ver su rostro perplejo.
    __ Cuando le he dado esas palmaditas a Alex, estoy segura de que tenía un muro de músculos por abdomen.__ le explicó Haley.
    Zero se rió.
    __ Vamos, Haley. ¿Cuándo habría podido Alex conseguir algo así? Que cosas tienes.
    __ Tú dirás lo que quieras, papá, pero te aseguro que Alex tenía una tableta que cualquiera le contrataría de modelo.

    Lo cierto es que Alex no había salido antes de casa porque quisiera dar un paseo, aunque debía reconocer que le sentó muy bien caminar, sino para hacerle una visita a su oftalmólogo. El hecho de que de repente pudiese ver perfectamente sin gafas le tenía intrigado y quería pedirle su opinión.
    Cuando llegó a la consulta del doctor García, la secretaria le recibió con una sonrisa.
    __ ¡Hombre, Alex! ¿Qué te trae por aquí?
    __ Es que al ponerme las gafas, me he encontrado con un problema y me preguntaba si el doctor podría recibirme.
    __ Siéntate, por favor.__ le indicó la mujer.__ Le avisaré de que has venido.
    Alex se sentó en una silla mientras Cecilia cogía el teléfono.
    __ Doctor García, Alex Kenshi ha venido a verle. De acuerdo.__ colgó el teléfono.__ Enseguida te recibirá. Ahora mismo está con otro cliente que ha venido a hacerse una revisión.
    Alex asintió y se quedó mirando al techo mientras Cecilia le analizaba con la mirada.
    __ ¿Has estado yendo al gimnasio?__ le preguntó de repente.
    __ ¿Qué?
    __ Pues eso, que si has estado yendo al gimnasio. Porque has sacado unos músculos que dan gusto.
    Aquel halago hizo que Alex se sonrojara.
    __ Voy siempre que tengo tiempo libre.__ respondió después de carraspear.
    Era mentira, claro, pero no podía decirle que había estado los últimos once días en cama porque no le habría creído; él mismo no se lo acababa de creer.
    __ Pues se nota que estás en forma.
    Permanecieron en silencio hasta que se abrió la puerta del despacho y el doctor salió despidiéndose de una mujer de unes sesenta años.
    __ Gracias por venir y hasta otra. ¡Ah, Alex! Entra, por favor.
    Alex se levantó y entró en el despacho del doctor, que tenía el mismo aspecto que siempre. El doctor se sentó detrás de su escritorio y le ofreció asiento por señas.
    __ Bueno, Alex, ¿en qué te puedo ayudar?
    Alex depositó sus gafas sobre el escritorio y le contó lo ocurrido al levantarse. Cuando terminó, el doctor estaba perplejo y manoseaba las gafas para mirarla desde diferentes ángulos.
    __ ¿Y dices que ahora mismo ves bien sin las gafas?
    __ Sí. Cuando me las puse al levantarme, me mareé y se me nubló la vista.
    El doctor le observó fijamente.
    __ Permíteme que te haga una prueba.
    Hizo que Alex se sentara en una camilla como cuando era pequeño y cogió un puntero de su escritorio.
    __ Ya sabes cómo va, Alex.__ dijo mientras señalaba la línea tres del optotipo colgado en la pared.
    A medida que Alex recitaba las letras que veía, el doctor deslizaba el puntero hacia las líneas inferiores, en las que las letras se hacían más pequeñas. Pero Alex no falló ninguna, ni siquiera las de la última línea; sin importar el pequeño tamaño de las letras, las podía ver claramente.
    Perplejo, el oftalmólogo le pidió que lo repitiera tapándose uno de los ojos y después el otro pero Alex veía las letras sin dificultad, ya fuera con un solo ojo o con los dos.
    __ Yo no lo entiendo.__ dijo mientras enfocaba una pequeña linterna a los ojos de Alex.__ Nunca había visto semejante mejora en los ojos de una persona.
    Esas palabras decepcionaron a Alex, pues significaban que el doctor no sabía el porqué de que su vista hubiera mejorado tanto, y le intrigaron al mismo tiempo.
    __ Parece que tus pupilas reaccionan más rápidamente a los cambios de luz que antes.__ comentó Andrés mientras apagaba la linterna.__ Es muy extraño que tus ojos sean tan perfectos por así decirlo. ¿Te has sometido a alguna operación?
    __ No.
    __ Ya. De todos modos, no existe ningún procedimiento que elimine por completo los problemas de visión.__ dijo el doctor mientras se volvía a sentar.__ Creo que puedo afirmar que tu caso es un milagro médico.
    __ Entonces, ¿ya no necesitaré las gafas?
    __ Parece ser que no.
    Al ver que no iba a conseguir respuesta al misterio, Alex se levantó y se despidió. Cuando el chico cerró la puerta tras él, el doctor descolgó su teléfono y marcó un número.

    Alex había salido tan pronto de su casa que pudo disfrutar de un tranquilo paseo hasta el instituto. Llegó justo a tiempo para encontrarse con sus amigos en la entrada.
    __ ¡Alex!__ exclamó Laura arrojándose sobre él para abrazarle.__ ¡¿Cómo te encuentras?!
    “Siempre tan efusiva.” pensó Alex mientras correspondía al abrazo.__ Estoy bien, exagerada.
    A petición de sus amigos, Alex les explicó lo ocurrido en el parque; sólo que modificó un poco la historia.
    __ ¿Te atacó un perro salvaje?__ le preguntó Laura, que se sentó en sobre el pupitre de Alberto cuando llegaron a la clase.
    __ El muy bestia se arrojó sobre mí.__ respondió Alex, que trataba de ignorar los cuchicheos de sus compañeros.
    __ Sólo a ti se te puede ocurrir acercarte a un animal desconocido. Eres un inconsciente.__ se burló Alberto.
    La llegada del profesor evitó que Alex replicase. Tras un breve saludo al alumno, la clase comenzó y Alex se volvió a sumergir en la rutina.

    Cuando llegó la hora del descanso y los tres amigos salieron a la calle, Laura se golpeó la frente con la mano.
    __ ¿Qué pasa?__ le preguntó Alex.
    __ Me acabo de acordar.__ respondió la chica.__ Me voy a buscar algo a casa. Vuelvo enseguida.
    Y se fue corriendo sin dar más explicaciones. Los chicos se miraron sin comprender y se fueron al banco de siempre.
    Cuando se sentaron, Alex oyó a dos chicas hablando.
    __ Mira a ese chico.
    __ ¿Cuál?
    __ El moreno.
    __ ¿El del pelo engominado?
    __ ¡No! El del pelo desordenado. Es muy mono.
    __ Sí que lo es, sí.
    Al mirar a su alrededor, Alex vio a dos chicas sentadas en un banco a varios metros de ellos. Sentía sus miradas pero no se explicaba que pudiera oír su conversación desde esa distancia.
    __ Nos está mirando.
    __ Disimula.
    Alex dejó de prestarles atención en el mismo momento en que una de ellas empezaba a contarle a la otra una anécdota sobre un miembro de su familia.
    __ ¿Te pasa algo?__ le preguntó Alberto.__ Estás muy callado.
    __ No, no es nada.__ respondió su amigo sacudiendo la cabeza.
    Entonces vieron a Laura, que se acercaba jadeando y medio arrastrando una gran mochila.
    __ Hola...Ya estoy aquí.__ dijo mientras se frotaba las manos, enrojecidas por el esfuerzo.
    __ ¿Qué es eso?__ le preguntó Alex, señalando la mochila que su amiga había dejado a sus pies.
    __ Eso es para ti. Son apuntes que he tomado todos los días que has faltado.
    __ ¿Tú?
    Alex estaba perplejo; normalmente era Alberto quien le hacía esos favores.
    __ Iba a hacerlo yo, __ dijo Alberto, como si hubiese leído su mente.__ pero ella insistió en que le tocaba hacerte ese favor.
    __ Pensé que si dejaba que Alberto te tomará los apuntes de tantos días, te quedarías sin dinero.__ explicó Laura.
    __ ¡Pues muchas gracias, Laura!__ exclamó Alex.__ ¡Me has dejado como un flan! ¡Recuérdame que te devuelva el favor!
    Laura se sonrojó.
    __ No, si no ha sido nada.
    El sonido del timbre llenó el aire.
    __ Será mejor que nos vayamos.__ dijo Alex mientras se agachaba para coger la mochila.
    __ Espera. Esa mochila pesa…__ trató de avisarle Laura.
    Se quedó boquiabierta al ver que Alex levantaba la mochila y se la colgaba del hombro como si nada.
    __…lo suyo.
    __ ¿A qué venía el numerito de antes?__ le preguntó Alex.__ No pesa nada.
    Laura le miró frunciendo el ceño.
    __ Estás de broma, ¿verdad?
    __ No.
    __ ¿Te estás haciendo el machote conmigo?
    __ ¡No!__exclamó Alex.__ ¿Por qué dices eso?
    __ Porque te aseguro que esa mochila pesa un montón y tú haces como si nada. Alberto, cógela y compruébalo tú mismo.
    El aludido suspiró y tendió una mano hacia Alex para que le diera la mochila. En cuanto sintió todo el peso de los apuntes que había dentro, se vio obligado a dejarla en el suelo.
    __ ¿Se puede saber dónde has escrito los apuntes?__ le preguntó a Laura.__ ¿En granito puro?
    __ Sois los dos de un exagerado.__ dijo Alex, que cogió de nuevo la mochila y se dirigió al instituto.
    Sus dos amigos se lanzaron miradas de perplejidad y le siguieron.

    Aquel día también tenían educación física a última hora, algo que permitió a los chicos ver la gran cicatriz de Alex.
    __ Para dejar una cicatriz semejante, tuvo que ser una herida terrible.__ dijo Alberto.
    __ Y lo fue. ¿Crees que acabará desapareciendo?__ le preguntó Alex.
    __ Hay cicatrices que acaban desapareciendo con el tiempo. Pero me parece que la tuya no es una de ellas.
    __ No me digas.
    ¿Iba a tener siempre esa marca como recordatorio de lo ocurrido con el lobo?
    __ Si no te gusta tenerla, al menos puedes hacerla menos visible.__ dijo Alberto, que siempre parecía saber lo que estaba pensando.__ Tal vez deberías hablar con mi padre; es dermatólogo y te podría aconsejar.
    __ Sí, tal vez debería.__ dijo Alex después de meditarlo un momento.
    Terminaron de cambiarse y se reunieron con Laura, que les estaba esperando como siempre.
    __ Para que digáis que las chicas siempre tardamos mucho en cambiarnos.__ dijo a modo de saludo.
    Justo al llegar a su lado, Alex percibió una fragancia flotando en el aire; era un olor que le agradó al instante.
    __ ¿Qué es eso que huele tan bien?__ les preguntó a sus amigos, que le miraron sin comprender.
    __ ¿De qué hablas?__ le preguntó Alberto.__ Yo no huelo nada.
    __ Os juro que huelo algo.__ Alex inspiró fuertemente para llenarse los pulmones con aquel aroma.__ Estoy seguro de que es lavanda. Y creo que viene de ti, Laura.
    __ Pues ahora que lo pienso, me regalaron un perfume con olor a lavanda por mi cumpleaños.__ recordó Laura.__ Pero eso fue hace cinco días. Es imposible que aún dure.
    Alex no entendía nada. ¿Cómo es que él podía oler aquel perfume con tanta intensidad y los demás no?
    La voz del profesor interrumpió sus cavilaciones.
    __ A ver, chicos. Hoy vais a empezar con una carrera para probar vuestra resistencia física.
    __ Algo de lo que Alex carece.__ se burló Will, provocando risas entre se grupo de amigos.
    Era propio de Will burlarse de las dificultades en los deportes que tenía Alex, que siempre hacía lo posible por ignorarle. Pero esa vez no iba a hacerlo; un feroz deseo de humillarle se había apoderado de él.
    __ Empezad a correr.__ dijo el profesor, que o no se había dado cuenta de la tensión o decidió ignorarla.
    Todos los alumnos se pusieron a correr aunque la mayor parte mantenía un ritmo flojo. Sólo dos de ellos corrían todo lo que podían: Will y Alex, que se arrojaban miradas desafiantes.
    __ ¿No se lo está tomando demasiado en serio?__ le preguntó Laura a Alberto cuando fueron adelantados por su amigo por segunda vez.
    __ ¡Esto no es una prueba de velocidad!__ les gritó el profesor.__ ¡Dejad de correr de ese modo!
    Pero ninguno de los chicos desaceleró aunque Alex notaba que Will empezaba a pasarlo mal; jadeaba y se frotaba los costados mientras hacía gestos de dolor.
    Al contrario que Will, Alex se encontraba perfectamente. De hecho, el sentir su cuerpo moverse de esa forma por primera vez desde hacía once días le animaba, le liberaba. Aunque sabía que era extraño que de repente pudiera aguantar corriendo tanto rato, no era algo de lo que quisiera quejarse.
    Finalmente, Will cayó rendido con aspecto de estar mareado.
    __ Será mejor que vayáis a la enfermería.__ les recomendó el profesor.__ Que os den agua con azúcar.
    __ Pero yo no me encuentro mal.__ replicó Alex.
    __ Mejor no arriesgarse.
    De modo que obedecieron y caminaron hacia la enfermería. Viendo que Will, cuyo rostro se había puesto blanco, se apoyaba constantemente en las paredes, Alex se ofreció para servirle de apoyo a pesar de que algo en su interior se alegraba de ver a Will así.
    __ No necesito tu ayuda.__ dijo Will con todo el tono autoritario que pudo usar en su estado.
    __ Como quieras.
    Sin embargo, era más que evidente que a Will no le había sentado nada bien la carrera. Por eso, la enfermera le hizo sentarse nada más llegar a la enfermería.
    __ No deberíais forzaros de esa forma.__ dijo mientras llenaba dos vasos de agua y les echaba azúcar.__ Especialmente tú, Alex, que has estado inconsciente más de una semana.
    __ Ya he dicho que me encuentro bien.
    __ Tómatelo por si acaso.
    Cuando la enfermera le dio el vaso a Alex, tocó su mano por un momento y soltó un gritito de sorpresa.
    __ ¡Dios santo!__ exclamó mientras ponía una mano sobre su frente.__ ¡Estás ardiendo! ¡Voy a por un termómetro!
    La mujer se marchó antes de Alex pudiese repetir que se encontraba bien. Frustrado por aquella preocupación innecesaria, se llevó una mano a la frente.
    “Pues yo no noto nada.”
    __ Póntelo en la axila y quédate quieto.__ le dijo la enfermera cuando volvió y le entregó un termómetro.
    Alex se lo puso mientras la enfermera se encargaba de Will, que presentaba mejor aspecto tras tomarse el agua azucarada y permanecer sentado durante un rato. Cuando el aparato empezó a sonar, la mujer lo cogió y miró la temperatura.
    __ Esto no es posible.__ dijo mientras agitaba el termómetro.__ Esto tiene que estar roto.
    __ He dicho que estoy bien así que me voy.__ dijo Alex mientras abría la puerta de la enfermería y se marchaba.
    __ Yo también me voy.__ dijo Will, que ya se sentía mejor.
    Cuando los dos chicos se hubieron ido, la enfermera volvió a mirar el la pantalla del termómetro, donde aún parpadeaba la temperatura del cuerpo de Alex.
    “Cincuenta grados. ¿Cómo es posible que esté vivo a semejante temperatura?” pensó la mujer.

    Cuando acabaron las clases, Alex se despidió de sus amigos, que no dejaban de lanzarle miradas preocupadas. Y aunque intentaban disimularlas, Alex no se dejaba engañar.
    “No entiendo porqué se preocupan tanto por mí.” pensó mientras caminaba hacia su casa. “¿Por qué no entienden que me encuentro bien?”
    De pronto, sintió que estaba siendo observado y miró a su alrededor. Había personas paseando por la calle pero nadie le estaba prestando especial atención.
    “Me lo habré imaginado.” pensó antes de seguir andando.
    No se dio cuenta de que unos ojos ambarinos le observaban desde las sombras.
     
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    lupus

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    21 Diciembre 2010
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    218
    Pluma de
    Escritor
    Título:
    Los guerreros de la luna.
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    4
     
    Palabras:
    2600
    III

    Pero el hecho más extraño ocurrió el viernes de aquella semana, cuando Alex se reunió con sus amigos frente al instituto. Estaban a punto de entrar cuando una chica de pelo negro y largo y extraños ojos ambarinos se cruzó en su camino.
    __ ¡Hola, Alex!__ gritó la chica al tiempo que se arrojaba sobre él y le abrazaba efusivamente.
    El chico estaba desconcertado; ¿quién era esa chica y por qué le estaba abrazando de esa manera? Miró a sus amigos, que le estaban interrogando con la mirada.
    __ ¿Te conozco de algo?__ le preguntó a la chica, que no se separaba de él.
    Sintió una fuerte presión y supo que la chica estaba abrazándole, y con tanta fuerza que le estaba haciendo daño.
    __ ¡Tan bromista como siempre!__ rió la chica.__ ¡Vamos a tomar un café y nos ponemos al día de nuestras vidas!
    Y sin más explicación y con una fuerza rara en alguien tan esbelto como ella, se llevó a Alex a rastras.
    __ ¿Quién es ella?__ le preguntó Laura a Alberto.
    __ Ni idea.__ respondió su amigo.__ Nunca la había visto.

    __ ¡¿Quieres decirme quién eres y a dónde me llevas?!__ le preguntó Alex a la pelinegra, gritando tanto que la gente se volvía para ver lo que ocurría
    __ Caray, si que eres escandaloso.__ suspiró la chica.__ Será mejor que no armes tanto alboroto si no quieres llamar la atención.
    Se metieron por un callejón y la chica soltó a Alex con tanta brusquedad que el chico estuvo a punto de estrellarse contra los cubos de basura.
    __ ¡Oye, tú!__ gritó Alex.
    Pero al volverse, no vio rastro de la chica. En su lugar, se encontró con el mismo lobo negro que le había mordido días antes.
    “¿Cómo?” pensó sacudiendo la cabeza.
    Inmediatamente después, la chica reapareció; no había rastro del animal.
    __ ¿Qué…qué eres tú?
    La joven sonrió mientras sus ojos destellaban.
    __ Supongo que quieres decir que qué somos.

    __ A ver si lo entendido bien, Lisa.__ dijo Alex.__ Tú eres una mujer lobo.
    __ Ajá.
    __ Tú me mordiste y ahora yo también soy un hombre lobo.
    __ Ajá.
    __ Los licántropos fuisteis creados para luchar contra los demonios, que desean devorar a los humanos.
    __ Así es.
    __ Y como ahora soy uno de los vuestros, yo también tengo que luchar.
    __ Es tal y como lo dices.
    __ ¡¿Cómo esperas que me crea semejante historia?!
    Los demás clientes de la cafetería le miraron con malos ojos al oírle gritar. Cuando estuvo segura de que les dejaban de prestar atención, Lisa tomó un sorbo de su taza de chocolate caliente y dijo:
    __ ¿No te he dicho acaso que no armes escándalo? Además, ¿por qué te cuesta tanto creértelo?
    __ Porque es absurdo. Los licántropos no existen más que en los mitos y en las películas de terror.
    Lisa suspiró y dejó la taza para mirar fijamente a Alex con sus extraños ojos.
    __Empiezo a preguntarme si hice bien salvándote la vida.
    __ ¿Qué quieres decir?__ le preguntó Alex.
    __ Aquella noche recibiste un arañazo de un demonio.__ explicó Lisa.__ El veneno de los demonios es letal para los humanos. Por eso te mordí: para que te transformases y tuvieses más posibilidades de sobrevivir.
    Como Alex todavía la miraba con desconfianza, Lisa olfateó el aire y dijo:
    __ Si quieres una prueba de que lo que digo es verdad, observa atentamente.
    Alex se estremeció al sentir la misma sensación fría que sintió la otra vez. Vio el agua de los floreros congelarse al tiempo que una extraña y débil neblina cubría el lugar.
    __ ¿Qué está pasando?__ le preguntó a Lisa.
    Se llevó una sorpresa al ver que los rasgos de la chica habían cambiado: el pelo se le había erizado y sus dientes se habían vuelto afilados; sus manos se habían convertido en garras con las golpeaba la mesa de pura irritación. Sin embargo, nadie más de dio cuenta de su transformación.
    __ El demonio les está hechizando.__ le explicó Lisa cuando vio su expresión.__ Ahora mismo no son conscientes de nada de lo que ocurre a su alrededor.
    Tenía razón ya que las lámparas empezaron a estallar y los demás no reaccionaron.
    __ Ya viene.__ informó Lisa, que se puso de pie y se preparó para atacar.
    Alex vio un encapuchado como los que había visto en el parque y en lo alto del rascacielos. El ser se deslizaba a través de la niebla y parecía estar rodeado por un aura de desesperación.
    El demonio se acercó a una anciana y puso sus garras sobre su pecho. La mujer se estremeció y empezó a boquear mientras su cuerpo sufría temblores incontrolables.
    __ ¡¿Qué le está haciendo?!__ le preguntó Alex a Lisa.
    __ La está matando.__ respondió la mujer lobo, que se abalanzó a gran velocidad sobre el demonio.
    El espíritu no tuvo tiempo de reaccionar y fue despedazado por las garras de Lisa. Cuando el demonio desapareció en medio de las llamas, la anciana empezó a recuperarse. Sin embargo, no había acabado.
    Aunque no sabía cómo lo supo, Alex sintió al demonio que se le había acercado por la espalda y logró esquivar sus garras, que hicieron pedazos la silla en la que estaba sentado segundos antes.
    El demonio volvió a atacar pero Alex, instintivamente, le detuvo con un brazo. Y aunque sintió la gran fuerza que poseía aquel ser, se sorprendió al comprobar que él tenía la misma fuerza.
    La criatura rugió y volvió a atacarle pero Alex, llevado por un impulso, le golpeó y le incrustó en la pared. Aprovechando que el demonio estaba débil, Lisa apareció a su lado y le clavó las garras en el pecho, haciendo que la criatura estallara en llamas.
    __ ¡Corre!__ le gritó a Alex.
    Los dos salieron corriendo de la cafetería mientras escuchaban los ruidos de otros demonios que estaban apareciendo.
    __ ¡Los demonios más débiles siempre van en grupo!__ le explicó Lisa a Alex.__ ¡Seguramente se han dado cuenta de que eres un licántropo recién convertido y vayan a por ti! ¡Debemos despistarlos! ¡Vete a tu casa y quédate allí mientras yo les detengo!
    Antes de que Alex pudiese replicar, Lisa se separó de él y tomó otra ruta. Alex pudo sentir la sensación que acompañaba a los demonios alejándose de él y persiguiendo a la chica; el plan de Lisa había funcionado.
    Continuó corriendo a gran velocidad y llegó a su casa en cuestión de minutos. Se dirigió a su habitación y cerró de un portazo, todavía agitado por lo que acababa de ocurrir. Se asomó a la ventana para ver si los demonios le habían seguido; no había ni rastro de esos seres.
    Aliviado, se echó en la cama para dejar que su cuerpo se recuperase de la impresión y se quedó dormido, sumiéndose en un sueño lleno de figuras sombrías y garras putrefactas.
    Se despertó al oír unos golpes y vio a Lisa encaramada a la ventana.
    __ Tío, duermes como una marmota.__ dijo Lisa cuando Alex abrió la ventana para que pudiera entrar.__ Llevo llamándote seis minutos.
    __ ¿Qué ha ocurrido con esos demonios?__ le preguntó Alex, que miraba nervioso a su alrededor.
    __ Los he matado.__ respondió Lisa, que sonreía ante su ansiedad.__ ¿Sigues dudando de la historia que te he contado?
    Alex sacudió la cabeza de mala gana.
    __ Pero ¿por qué atacó ese demonio a la anciana?
    __ Para devorar su alma; esa es su principal fuente de alimento. Los demonios son espíritus que odian a todos los seres vivos y desean su aniquilación. Ellos son los responsables de las enfermedades, de sembrar el mal en el corazón de los humanos. Guerras, miseria, muerte,…Eso es lo que implica la presencia de esas criaturas.
    __ ¿De dónde vienen?
    Los ojos ambarinos leyeron lo que pasaba por la mente de Alex.
    __ Olvídate de lo que dicen las religiones sobre ellos, ya que los humanos, con algunas excepciones, no son capaces de ver a los demonios; sienten el mal que portan pero no logran ver la causa.
    >> La mayor parte de los demonios fueron en otro tiempo almas humanas que no lograron encontrar la paz al morir. Por ello, permanecen encadenados al mundo, pudriéndose por el rencor y el odio hacia los demás. Poco a poco, esa maldad corrompe el espíritu, que se transforma en…bueno, ya has visto el resultado. <<
    “Vaya si lo he visto.” pensó Alex.
    >> Sin embargo, hay algunos demonios que nacen como tales y éstos son los más poderosos y temibles de todos. Los demonios nacidos de almas humanas sólo obedecen a la cólera que sienten y su poder reside en su fuerza bruta. Pero los demonios que siempre han sido demonios, llamados Protógonos, poseen una inteligencia difícil de alcanzar y un poder que haría sucumbir un país entero. <<
    Alex estaba a punto de preguntarle si alguna vez había visto un Protógono cuando llamaron al timbre.
    __ Como sea mi padre, me mata por no haber ido al instituto.__ dijo Alex, que se había levantado de la cama, alarmado.
    __ No es tu padre; son tus amigos.__ le informó Lisa.
    __ ¿Cómo lo sabes?
    Lisa se dio unos golpes en la nariz.
    __ Reconozco su olor.
    Alex bajó las escaleras y abrió la puerta. Tal y como había dicho Lisa, eran Alberto y Laura.
    __ ¡Por fin!__ exclamó su amigo.__ ¿Se puede saber dónde estabas? Te he estado llamando sin parar pero no contestabas.
    __ Creo que me dejé el móvil en casa.__ explicó Alex.
    __ ¿Y por qué no has venido a clases? ¿Y quién era esa chica?
    __ Pues…ella es…
    __ La hija de unos amigos de su padre.__ dijo una voz desde la base de las escaleras.__ Me llamo Lisa.
    Lisa estaba sentada en el último escalón, bebiéndose una lata de coca-cola. Ni siquiera la habían oído bajar; realmente era tan silenciosa como un lobo.
    __ Yo soy Laura y él es Alberto. A ti nunca te habíamos visto.__ dijo Laura, que miraba a Lisa con recelo.
    __ Tuvimos que mudarnos porque mi padre, que trabaja para una empresa multinacional, tenía asuntos de los que ocuparse en Francia.__ respondió Lisa.__ Nos fuimos hace seis años pero mi madre y yo echábamos de menos nuestra casa y volvimos; mi padre sigue en Francia.
    La chica mentía con total naturalidad, como si lo que estaba diciendo fuese la pura verdad; no había rastro de vacilación en su voz. De pronto, Alex se preguntó si su familia sabía de su condición de mujer lobo.
    __ Bueno, Alex, me tengo que ir.__ dijo Lisa mientras se levantaba y se dirigía a la puerta.__ He grabado mi número de teléfono en tu móvil por si quieres volver a quedar.
    Dicho aquello, le dio un beso en la mejilla y se fue.
    __ ¿Qué rollo te traes con esa chica?__ le preguntó Alberto.
    __ ¡Ninguno!
    __ Pues yo diría que estáis muy unidos.__ replicó Laura.
    Alex percibió la irritación en la voz de su amiga. Pero no sólo la oyó, sino que la pudo oler; se trataba de un olor amargo y turbulento que rodeaba el cuerpo de Laura.

    Un demonio se acercó a la sombra que permanecía sentada ante la pantalla, que le mostraba las imágenes de lo ocurrido en la cafetería.
    __ Excelente.__murmuró cuando escuchó lo que el demonio tenía que decirle.__ Todo se está cumpliendo según lo planeado.
    __ ¿Vamos a entrar en acción?__ le preguntó la segunda sombra, que se apoyaba en una pared con gesto aburrido.
    __ Todavía no. Primero dejaré que su poder se desarrolle; y cuando haya crecido lo suficiente, será el momento de salir a la luz.

    Un lobo blanco estaba tendido en medio de un charco formado por su propia sangre. A su lado, un grupo de hombres festejaban la excelente cacería. Alex sabía, aunque no sabía cómo, que no habían matado al lobo por necesidad, sino por placer. Una furia que nunca había sentido se apoderó de él.
    Entonces, la luna, que brillaba con toda su luz en medio del firmamento, se volvió completamente negra, horrorizando a los cazadores.
    __ ¡Estúpidos!__ gritó un anciano vestido con pieles de lobo.__ ¡Habéis hecho que la diosa nos dé la espalda!
    La tierra se estremeció al tiempo que el cielo era cubierto por nubes negras, atravesadas por momentáneos rayos rojos.
    Alex sintió una extraña fuerza rodeando el lugar; se trataba de una voluntad llena de intenciones de aniquilar a cada ser.
    __ Yo soy el Protógono Supremo.__ la voz resonó en su cabeza.__ Todos los seres de este mundo me pertenecen.
    En ese momento, Alex despertó.

    Se encontraba de nuevo en su habitación, en noche cerrada. Sabía desde el principio que lo que había visto era sólo un sueño y sin embargo nunca había sentido tanto pánico. Todavía podía oír la voz de aquel ser y su deseo de doblegar a los demás seres a su voluntad; casi podía palpar su odio.
     
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  4.  
    Sandritah

    Sandritah Usuario popular

    Piscis
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    Por favor, evita poner los capítulos en negrita :)
     
  5.  
    lupus

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    Título:
    Los guerreros de la luna.
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    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Aventura
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    4
     
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    IV

    __ Hermano, ¿estás bien?__ le preguntó Haley al ver el rostro cansado de Alex cuando éste bajó a la cocina.
    __ Sí, sí.__ respondió Alex mientras se frotaba los ojos.__ Es sólo que no he dormido muy bien.
    __ ¿No vas a desayunar?__ le preguntó su padre cuando vio a Alex cogiendo su mochila y dirigiéndose a la puerta.
    __ Hoy no tengo hambre.
    La verdad es que tenía un nudo en la garganta; estaba claro que el sueño no le había sentado muy bien.
    Cuando salió de su casa, se sorprendió al ver a una chica de cabello negro y ojos ambarinos apoyada en el muro y mirando con recelo a su alrededor.
    __ Lisa, ¿qué haces aquí?__ le preguntó Alex.
    __ Hola, cachorro.__ le saludó Lisa.
    __ ¿Cachorro?
    __ Así es como llamamos a los novatos. He venido para entrenarte y para que seas capaz de luchar contra los demonios por ti mismo.
    __ Lo siento, Lisa, pero no me interesa.__ replicó Alex, que empezó a caminar hacia el instituto.
    Sintió un fuerte golpe en la nuca y salió volando por los aires; menos mal que no había nadie cerca.
    __ ¡Pero tía, ¿tú estás loca o qué?!__ gritó mientras se tanteaba la cabeza en la zona del golpe.
    Se acobardó al ver a Lisa acercándose a él con los ojos brillando de furia. La chica le cogió del cuello de la camiseta y le levantó del suelo como si nada.
    __ ¡Escucha, niñato! ¡Me temo que no tienes elección! ¡Nadie la tiene cuando entra a formar parte de nosotros! ¡¿Me has entendido?!
    __ Sí…sí.__ respondió Alex, que temblaba ante la furia de Lisa.
    Lisa le soltó y le pidió que la acompañara.
    __ Pero…__ intentó decir Alex.
    Una mirada furibunda de aquellos ojos ambarinos le hizo callar y obedecer al instante.
    Los dos empezaron a correr a tanta velocidad que sus alrededores se volvieron borrosos. Salieron de la ciudad en pocos minutos y llegaron a un bosque, donde se detuvieron.
    __ ¿Qué hacemos aquí?__ le preguntó Alex a Lisa, que se llevó un dedo a los labios y le indicó por señas que la siguiera.
    Caminaron lentamente, profundizando cada vez más en el bosque, hasta llegar a un claro. Nada más llegar, Alex se llevó las manos a la nariz ante el olor de la carne podrida.
    Frente a ellos, había un grupo de ciervos hechos pedazos; había rastros de su carne por todo el lugar.
    __ ¿Qué ha hecho esto?__ le preguntó Alex a su compañera.__ ¿Un animal?
    Lisa negó con la cabeza.
    __ Un animal no es capaz de semejante maldad. Sólo un demonio mata sin necesidad de hacerlo.
    Alex caminó entre los cadáveres y vio que Lisa tenía razón; el ser que había hecho aquello no lo había hecho para alimentarse, sino para divertirse. Vio dos cervatillos despedazados y se le encogió el estómago.
    __ El demonio se dirigió directamente contra los adultos.__ explicó Lisa, que examinaba el claro en busca de huellas.
    __ ¿Por qué? ¿No era más seguro atacar a las cría puesto que son los miembros más débiles?
    __ Esa forma de pensar es la de un depredador de este mundo Sin embargo, los demonios no actúan así. Seguramente atacó a los adultos para que los cervatillos enloquecieran por el pánico.
    Alex percibió entonces un desagradable olor a muerte que no tenía nada que ver con los animales que yacían en el claro. También pudo ver una fina neblina deslizándose sobre la hojarasca.
    __ Lisa.__ dijo volviéndose hacia la chica lobo.
    Pero no había rastro de ella.
    Tuvo que apartarse para esquivar al demonio que se había abalanzado sobre él. La criatura bramó y giró en el aire con destreza para volver a atacarle. Alex escuchó el sonido de su cuerpo deslizándose y volvió a evitar el ataque.
    Sin embargo, un segundo demonio apareció a su espalda y le arrojó contra un árbol, que se derrumbó ruidosamente. Para esquivar las garras de los dos demonios, Alex rodó por el suelo y se incorporó.
    Uno de los demonios se arrojó sobre él. Pero no lo esquivó, sino que envió a la criatura volando de un puñetazo. Para su sorpresa, vio que sus manos se habían convertido en afiladas garras.
    Volvió a ponerse en guardia al ver que los demonios volvían a la carga y dio un fuerte saltó que le hizo sobrepasar incluso los árboles más altos. Ya en el aire, observó a los demonios volando hacia él desde lados opuestos, preparadas sus garras para despedazarle.
    No supo cómo lo hizo pero dio una pirueta en el aire que le permitió esquivar a sus atacantes, que se clavaron las garras entre ellos y estallaron en llamas.
    Alex cayó al suelo y se posó de pie con gran suavidad, jadeando por la impresión de haber destruido a dos demonios por sí mismo.
    Escuchó a alguien aplaudir y comprobó que se trataba de Lisa, que se había escondido tras un árbol para ver si Alex era capaz de valerse por sí mismo.
    __ Nunca he visto a nadie defenderse de esa manera en su primera cacería. Me has dejado impresionada, Alex.
    El chico gruñó y sintió los colmillos que sobresalían de su boca
    __ ¿Qué me ha pasado?__ le preguntó a Lisa mientras observaba sus garras.
    __ Es una transformación básica de los licántropos. En momentos de necesidad, adquirimos rasgos animales con el objetivo de fortalecernos y tener más probabilidades de sobrevivir.
    Mientras explicaba lo ocurrido, su propio cuerpo empezó a cambiar. Su pelo se erizó mientras sus dientes se afilaban y sus manos eran sustituidas por garras; sus ojos dejaron de ser humanos para convertirse en los ojos de un lobo.
    Al ver el aspecto que presentaba la chica, Alex se preguntó si su aspecto era tan salvaje.
    __ ¿Estás preparado, Alex?__ le preguntó Lisa, que flexionaba sus garras.
    __ ¿Preparado para qué?
    En lugar de responder a su pregunta, Lisa se lanzó contra Alex y trató de darle un puñetazo. A pesar de la sorpresa del repentino ataque, Alex esquivó el puñetazo agachándose, para después bloquear con sus garras una patada de la chica.
    __ ¡Lisa, ¿por qué me atacas?!
    __ ¿Acaso te has olvidado? Esto es un entrenamiento.
    Lisa agarró a Alex y le arrojó contra un árbol. El cachorro se agarró a una rama cercana y la utilizó para caer al suelo mediante una acrobacia.
    __ Buenos reflejos.__ rió Lisa, que volvía a atacarle.
    La chica lanzó una serie de puñetazos que habrían resultado demasiado rápidos para cualquier persona normal. Pero los nuevos ojos de Alex, ahora del mismo color que el oro, podían verlos como si fuesen movimientos normales, permitiéndole esquivarlos.
    __ ¡Vamos, Alex, ponte serio!__ gritó Lisa.__ ¡¿No querrás que te gane una chica?!
    Alex se distrajo por un momento y los golpes de Lisa le alcanzaron. Y aunque su cuerpo se había fortalecido al convertirse en licántropo, los golpes le dolieron bastante. No era de extrañar, ya que la chica también tenía los poderes de un licántropo.
    Lisa, que deseaba que Alex aprendiera a aprovechar todo el potencial de su nuevo cuerpo, clavó sus garras en el tronco de un árbol y lo arrancó de raíz.
    __ ¡A ver si puedes parar esto!__ gritó mientras se lo arrojaba al que podría considerar su alumno.
    Alex vio, como si fuera a cámara lenta, al árbol acercándose a él y decidió poner a prueba la fuerza que poseía. Saltó y le dio tal puñetazo al árbol que el tronco estalló en astillas.
    __ Sorprendente.__ comentó Lisa.__ Debes de tener un talento especial.
    Alex decidió pasar a la acción y atacó a Lisa, que pasó a la defensa. Sin embargo, ninguno de los ataques logró hacerle ni un arañazo mientras que sus contraataques machacaban a Alex.
    Continuaron luchando sin detenerse mientras el sol empezaba a ponerse en el oeste.
    __ Me parece es suficiente por hoy.__ anunció Lisa, dejándose caer al suelo.
    Alex, lleno de cortes y magulladuras, se sentó a su lado, jadeando por el esfuerzo, mientras su cuerpo volvía a la normalidad.
    __ Me has utilizado como saco de boxeo.
    __ Lo siento pero es necesario que logres sacar el máximo partido a tus poderes. Los demonios contra los que has luchado eran demonios menores, el grupo más débil de su especie. Pero existen demonios cuyo poder supera todo lo puedas imaginar.
    __ ¿Te refieres a los Protógonos?__ le preguntó Alex con repentino interés.
    Lisa sacudió la cabeza.
    __ Es muy improbable que te encuentres con un Protógono en toda tu vida; son muy pocos. Yo me refiero a los denominados demonios mayores, más fuertes que los menores aunque son más débiles que los Protógonos.
    __ ¿Tú has visto alguna vez un Protógono?
    Lisa vaciló durante un instante antes de responder:
    __ No, nunca.
    “Me está ocultando algo.” pensó Alex. Para cambiar de tema, le preguntó: __ ¿Así que me vas a tener entrenando de esta forma durante días? No sé qué le voy a decir a mi padre si se entera de que he faltado y voy a faltar a clases.
    __ No tienes porqué faltar a clase realmente.__ replicó Lisa.__ Podemos entrenar los fines de semana.
    De pronto, tuvo una idea y le preguntó a Alex:
    __ ¿Tienes algún plan este fin de semana?
    __ No. ¿Por qué?
    __ Se me acaba de ocurrir que el sábado por la noche podría presentarte a los demás.
    Alex la miró sin comprender.
    __ ¿Los demás?
    __ Me refiero a los demás licántropos, por supuesto.
    La verdad era que Alex no había pensado en que hubiese otros licántropos, ya que sólo conocía a Lisa. Se preguntó si ellos sabían acerca de lo ocurrido entre Lisa y él.
    __ Por supuesto que lo saben.__ Lisa respondió a su pensamiento.__ Algunos de ellos me ayudaron a vigilarte mientras sufrías la transformación. Todos están deseando conocerte; incluso nuestro alfa.
    __ ¿Vuestro qué?
    __ Alfa. Es nuestro líder y es el que coordina nuestras misiones. Es un tipo muy serio pero es buena gente. ¿Te apetecería conocerles?
    Alex lo meditó durante un momento. Le ponía nervioso la idea de estar con otros como él pero al mismo tiempo se sentía emocionado por la posibilidad de poder conocerles.
    __ Sí que me gustaría conocerles.__ respondió.
    __ Fantástico.__ dijo Lisa con una sonrisa.__ Será mejor que regresemos. Ya se está haciendo tarde.
    Ayudó a Alex, que todavía se sentía adolorido, a levantarse y corrieron hacia la ciudad.
     
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  6.  
    surisesshy

    surisesshy Usuario popular

    Escorpión
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    Pluma de
    Escritora
    Bueno otra ves vengo cuchicheando en una de tus histoiras, la cual me ha agradado bastante, como siempre la comedia y el caos renan en tus historias.

    No puedo ni imaginarme todo el dolor que sufrio el chico con la transformación, epro le sirvieron de algo, especialmente con ese tal Will, me gustó la humillación que le dio (me gustan las venganzas justificadas, aunque solo verlas) no esperaria por ver que futuro le espera a Alex como licantropo y como lo aceptan los demas.

    Otra historia que espero ver si la continuaras, beys y cuidate.
     
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