Ciencia ficción Los extraños

Tema en 'Novelas Terminadas' iniciado por Manuvalk, 2 Septiembre 2016.

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    Zurel

    Zurel —Vuestras historias han terminado.

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    No lo puedo creer, definitivamente algo olía mal, y ese olor provenía de Adrien.

    Ahora entiendo porque "El paraíso" nunca fue atacado, sin duda los manda al paraíso. ¡Vende humanos a los Kyler para que experimenten con ellos!

    Otro que literalmente cayó al paraíso fue el padre Robert, ese hombre tiene agallas y no era para nada un pez.

    ¿Cómo se le ocurre no defenderse? Ni por joder usó un arma, la fe no le ayudó para nada, y no creo que haya caído al paraíso, fue prácticamente un suicidio lo que hizo.

    Me has sorprendido bastante, espero que Elliot y Tyok puedan escapar. Por el momento eso sería todo, me ha gustado mucho el capítulo.

    Saludos y hasta la próxima!
     
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  2. Threadmarks: Parte 3 (Final) / Capítulo 4: Acto de escena, Guideón
     
    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Capítulo 4 (Final Parte 3): Acto de escena, Guideón


















    Los primeros rayos de Sol se filtraban por las aberturas que tenía la persiana. Elliot, que había dormido más bien poco, acusaba el cansancio, intentando abrir los ojos.

    A pesar de que la habitación no estaba muy iluminada, la luz comenzaba a entrar cada vez más. De pronto, Elliot, con la mirada borrosa, vio a alguien enfrente suya, en la propia habitación.

    — ¡¿Pero qu...?!

    Aquella persona introdujo un pañuelo en la boca de Elliot y le golpeó con fuerza en la cabeza, dejándolo inconsciente.

    [...]

    Elliot había despertado, pero estaba mareado. El golpe recibido le había dejado muy aturdido y no sabía que demonios estaba pasando.

    Fue recobrando la vista poco a poco, hasta ver a Adrien frente a él. Elliot estaba amarrado a una silla, mientras que Tyok estaba a su lado, amarrado con cadenas en sus cuatro brazos contra la pared.

    — Al fin despiertas, querido Elliot. — Dijo Adrien, con su carismática sonrisa.

    Elliot observó a su alrededor y pudo comprobar que se encontraba en un sótano. Una bombilla pendiente de varios cables iluminaba el lugar.

    — Les entregaste a ese niño, David, ¿verdad? — Dijo Elliot con seriedad, aún doliéndose del golpe anterior.

    — Sí, normalmente los Kyler me piden personas para experimentar con nuestra genética. A cambio, dejan éste lugar en paz. — Respondió Adrien.

    — ¿Qué pretendes hacernos? — Preguntó Tyok.

    — ¿Yo? — Dijo Adrien, riéndose. — Yo nada. Él decidirá.

    De pronto, El Extraño salió desde la oscuridad con una mirada penetrante hacía Elliot.

    — Humano... — Dijo Uuron con mucha rabia en la pronunciación.

    — Kyler... — Respondió Elliot con desprecio.

    [...]

    Tyrell, Miller, Johnny, Sharon, Jessie, Miranda y Emily corrían por el bosque, alejándose del aserradero. Habían oído las palabras del Padre Robert y los disparos láser de un Blaster.

    — ¡No paréis! ¡Seguro que nos seguirán buscando! — Dijo Miller.

    — Dios, Robert... — Murmuró Jessie. — Sobreviví al inicio de la invasión con él... Han muerto tantos...

    — No pienses en eso ahora, Jess. — Dijo Tyrell. — Piensa en sobrevivir ahora mismo.

    Jessie pensaba más en si Elliot estaba bien que en su propio bienestar.

    Mientras corrían, Emily tuvo una serie de flashes repentinos, y lo poco que pudo ver, parecía muy revelador.


    "Una primera escena, en la que se ve a Jessie más adulta, deprimida y con la mirada perdida en la nada.

    Otra escena, en la que hay personas intercambiándose productos; comestibles y materiales.

    Una última, en la que parece que la pesadilla a terminado. Sin embargo, entre las personas, Elliot no está".



    El grupo proseguía corriendo hasta que salieron del bosque y llegaron a un pequeño río. A su derecha tenían un puesto de alquileres de canoas, por lo que se acercaron a verlo.

    — Varias canoas destrozadas... pero han sobrevivido algunas. — Dijo Sharon.

    — El río nos llevará directos a la costa. — Indicó Tyrell. — Es nuestro billete de huida.

    — ¿No deberíamos esperar a Elliot y Tyok? — Preguntó Jessie, preocupada por su novio.

    — Es verdad, mi hermano no está con nosotros. Debemos esperarles. — Añadió Emily.

    Todo el grupo se miró, sin saber que hacer. Tyrell preparaba las canoas para marchar pero Miranda lo paró.

    — ¿Has escuchado? — Preguntó Miranda, cogiendo del brazo al líder.

    — No me toques. — Respondió Tyrell, apartando la mano de Miranda.

    — Relájense, ambos. — Ordenó Sharon.

    — Escuchadme; Elliot y Tyok fueron a inspeccionar ese pueblo, y si no recuerdo mal, dijeron que ya nos alcanzarían. No es nuestra culpa que se retrasen, o que un escuadrón Kyler nos siga los pasos. ¡Joder, murió Robert! ¡¿Acaso queréis morir vosotros también?! ¡Adelante, quedaos a esperarlos! Pero yo me iré siguiendo el plan principal.

    Tyrell se dispuso a subir a una canoa cuando Johnny le apuntó con su rifle. Tan solo dos canoas habían disponibles para siete personas, y en cada canoa cabían máximo dos personas.

    No todos podían ir en el primer viaje, por lo que el grupo no sabía que hacer, excepto Tyrell, que estaba dispuesto a irse a la costa por su cuenta.

    — Apártate, Ty. — Dijo Johnny, apuntándole con el arma.

    Miller rápidamente hizo lo mismo pero apuntando a Johnny.

    — Tira el arma, Johnny. ¿En qué diablos piensas?

    — En que no debemos separarnos. — Respondió Johnny, con seriedad. — Y con unas estúpidas canoas no llegaremos lejos. Además, Elliot y Tyok no están con nosotros.

    — Por favor, calmaos. — Murmuró Jessie, que estaba nerviosa.

    Miranda se puso con Jessie y Emily, para tranquilizarla. El día había ido pasando, y el atardecer caía sobre ellos.

    — Baja el arma, Miller. — Dijo de pronto Sharon, actuando de la misma forma que Johnny.

    — ¡¿Acaso se os fue la cabeza?! ¡Maldición! — Exclamo Tyrell, dejando la canoa a un lado. — ¡He perdido a tantos, que ahora no encuentro forma de mantenerlos a salvo! ¡No sirvo para liderar, siquiera he podido salvar a mi resistencia en Wasinghton D.C.!

    — ¿Por qué dices eso, Ty? — Preguntó Miranda.

    — Creo que lo mejor es que me marche.

    El grupo se sorprendió de las palabras de su líder. Tyrell, siempre intentando mantener unido a todo el grupo, quería dejarlo.

    — Vosotros volved hacía ese pueblo y buscad a Elliot y Tyok. Ellos os necesitan. Yo, me encargaré de dejaros despejado el camino. — Dijo Tyrell. — Nos vemos en la costa.

    El grupo no sabía cómo reaccionar. Su líder había dejado de serlo, y se iba por su cuenta.

    — Estoy embarazada.

    Todos miraron a Jessie con asombro. El silencio se hizo presente en la orilla del río. Todos bajaron las armas, atónitos.

    — Jessie... — Murmuró Tyrell, totalmente sorprendido.

    — Os necesito a todos. Tengo miedo. Miedo de perder a Elliot, miedo de que muera mi hijo... miedo a morir. — Dijo Jessie, casi con lágrimas en los ojos.

    — Vamos a buscar a Elliot. — Dijo Miranda. — ¿Verdad?

    Tyrell, Miller, Sharon y Johnny se miraron.

    — Por supuesto. — Sentenció Tyrell.

    De pronto, varias esferas brillantes comenzaron a caer del cielo. Parecía cómo si las estrellas cayesen en la Tierra, cómo si todas las luciérnagas se fuesen volando.

    El grupo observaba atónito cómo una de esas esferas brillantes caía a pocos metros de ellos. De cerca, no era una estrella o una luciérnaga; era una nave.

    — ¡Atrás! — Exclamo Tyrell, apuntando con su rifle al extraño objeto.

    Miller, Sharon y Johnny hicieron la misma acción que Tyrell, a la espera de lo que saliera de aquella pequeña nave, que parecía una cápsula.

    [...]

    Adrien preparaba un instrumental quirurjico totalmente extraño. Uuron, por su parte, observaba a los cautivos Elliot y Tyok.

    — Estoy harto de que siempre que de un paso, estés ahí, delante mía. — Dijo El Extraño, refiriéndose a Elliot. — Pero eso se ha acabado, a partir de ahora, tú y tu mascota Mhirk me vais a servir fielmente.

    — En tus malditos sueños, bicho espacial. — Respondió Elliot.

    Uuron mostró su sonrisa por primera vez. Sus dientes parecían espinas, esas que se le quitan al pescado para no ahogarte con ellas.

    Unos dientes finos y largos que El Extraño era la primera vez que mostraba a cualquier humano de la Tierra. Su rostro ahora era más aterrador.

    — Ya está todo listo, mi líder. — Dijo Adrien, que había estado preparando el material para inocular a Elliot y Tyok.

    En ese momento, se comenzaron a oír murmullos fuera del sótano, en las calles de El Paraíso. Adrien y El Extraño se miraron, y sin decirse nada, Adrien salió a ver que ocurría.

    Subió las escaleras y salió de la casa. La calle principal estaba llena de todas las personas del pueblo, que observaban cómo luces brillantes caían del cielo cómo una lluvia de meteoritos.

    — ¡Las estrellas están cayéndose del cielo! — Dijo Tadeo, uno de los guardias.

    — ¡¿Qué carajo es eso?! — Se preguntaba Josué, el gerente del motel.

    — ¿Son Kylers? — Preguntaba Yuri, extrañado.

    Adrien observaba la cantidad de luces brillantes que caían del cielo.

    Él sabía que eso no era obra de los Kyler. Apretó los dientes y fue corriendo al sótano. Al entrar, Uuron lo miró, esperando una respuesta.

    — Son ellos. — Dijo Adrien en un tono preocupante.

    Uuron dijo algo extraño que ni Elliot ni Tyok entendieron, lo que pensaron que sería el idioma Kyler.

    El Extraño y Adrien se fueron del sótano a toda prisa, dejando a Elliot y Tyok solos.

    — ¿Qué crees que esté ocurriendo? ¿A quién se referirá con 'ellos'? — Preguntó Elliot.

    Tyok no parecía estar preocupado, y rápidamente rompió sus cadenas de la pared. Elliot se sorprendió de la fuerza del Mhirk.

    — ¡¿Por qué no hiciste eso antes?! ¡Podrías haberte liberado y haber golpeado a Adrien!

    — Lo iba a hacer en el último momento.

    Tyok soltó a Elliot y ambos salieron del sótano, para finalmente huir por la parte de atrás de la casa.

    En ese momento, ambos vieron el espectáculo que estaba sucediéndose en el cielo.

    — ¿Qué... son...? — Se preguntó Elliot.

    [...]

    Tyrell sudaba debido al nerviosismo de la situación. Había perdido a muchas personas durante la invasión, y ahora, algo extraño amenazaba con volver a hacerlo.

    No permitiría que nadie más matara a alguno de los que conviven con él, especialmente a Jessie, que estaba embarazada de uno de sus amigos.

    La metralleta se le resbalaba en las manos, su vista estaba fija en aquella cápsula ovalada que flotaba ante todos ellos y que parecía que iba a abrirse en cualquier momento.

    Y así lo hizo. La nave se abrió, su compuerta, y un espeso humo salió de ella. Todos miraban expectantes si un horrible monstruo saldría de ahí, sin embargo, no fue así.

    Salió una pierna, acto seguido otra, y finalmente un ser. Parecía llevar un casco muy parecido al de los astronautas. Durante unos segundos, aquel ser y el grupo estaban frente a frente, mirándose.

    Entonces, se quitó el casco con suavidad y delicadeza. Se escuchó un sonido que daba a entender que el casco se había soltado. Su imagen y semejanza era casi igual que la humana.

    Sus orejas acababan en punta, su nariz estaba más recogida, sus ojos más grandes y abiertos, su boca muy pequeña, su piel parecía grasosa y no tenía pelo visible.

    Emily, que estaba detrás de Jessie, asomó la cabeza para observar a una nueva raza intergaláctica que había aterrizado en la Tierra.

    — Yo, Guideón.
     
  3.  
    Zurel

    Zurel —Vuestras historias han terminado.

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    Wow, Jesse embarazada? Pobre, la situación actual para ella es muy grave, ya sabes, nauseas, dolores, estrés y un largo etcétera.

    Me preocupa los flashes de Emily, desde el principio los ha tenido, y todos se han cumplido tal y como se los ha revelado a Elliot.

    Ahora llega una nueva raza similar a los humanos, ¿será posible que sean aliados?

    Su semejanza me pone los cabellos de punta, ellos podrían ser la raza originaria de los humanos, aunque es solo una teoría.

    Bueno, aunque sean una nueva raza, no significa que arrasen con los Kylers de un solo disparo. Espero que no sean enemigos.

    Y una vez más me dejas con la incógnita xD espero el próximo capítulo.
     
    Última edición: 18 Diciembre 2016
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  4. Threadmarks: Parte 4 / Capítulo 1: El último de su especie
     
    Manuvalk

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    Parte 4: La lucha por la Tierra



    Capítulo 1: El último de su especie

















    El grupo observaba al Guideón con asombro y temor a la vez. Éste apretó unos botones que tenía en el antebrazo de su traje espacial.

    — Hola, humanos. Yo soy Guideón. — Dijo aquel ser, que habló de una forma extraña pero de alguna forma logró hablar cómo un humano.

    Todos se miraron sorprendidos. Al parecer, aquella nueva especie había usado un traductor universal. Tyrell bajó su arma y el resto hicieron lo mismo.

    — H-hola, yo me llamo Tyrell. — Dijo el líder, tratando de establecer un vínculo con el Guideón. — ¿Y tú?

    — Dhraen. — Murmuró el Guideón.

    — Dhraen... — Murmuró Miller.

    — ¿Qué haces aquí, en la Tierra? — Preguntó Sharon, deseosa de respuestas.

    El Guideón pareció tomarse un respiro. Su silencio incomodó al grupo durante unos segundos, hasta que su traductor habló.

    — Estamos expuestos. — Dijo. — Y necesito reunirme con los míos.

    — ¡Eh, tú no te vas a ninguna parte sin decirnos que c*ño haces en nuestro planeta! — Exclamo Johnny, algo alterado.

    — Éste no es vuestro planeta. Vosotros sois de éste planeta; no os pertece. Tan solo es vuestro lugar de origen, vuestro hogar. — Respondió el Guideón ante la amenaza de Johhny, que le apuntaba con su arma. — Entiendo vuestra preocupación, más debido a la invasión de los Kyler. Pero os puedo asegurar que no estoy aquí para atacar al humano, sino para ayudarlo.

    [...]

    Mientras la gente de El Paraíso observaba atónita la lluvia de naves provenientes del espacio, Elliot y Tyok aprovecharon la confusión y distracción para huir del pueblo.

    Los guardias Tadeo y Yuri no estaban en sus puestos por lo que les fue fácil escapar. Una vez fuera, Elliot y Tyok se adentraron en el bosque, siguiendo los pasos que les llevaron al pueblo para retroceder y volver con su grupo.

    — Espero que no hayan ido muy lejos. — Murmuró Elliot.

    — Hace casi dos días que no estamos con ellos, pero estoy seguro de que no fueron muy rápido. — Respondió Tyok.

    — Ojalá tengas razón, amigo. — Dijo Elliot, avanzando.

    Ambos prosiguieron su andadura durante más de dos horas, momento en el que la lluvia de naves del cielo había dejado de estar. Lo que fuese que hubiese venido a la Tierra, ya estaba completamente aquí.

    — Ya no llueven esas cosas. — Indicó Elliot, señalando el cielo nocturno.

    — Significa que han aterrizado. — Afirmó el Mhirk. — Estemos alerta, no sabemos que o quienes son.

    Finalmente llegaron al aserradero, y al ver a alguien tirado en el suelo, Elliot corrió al lugar. Tyok decidió ir más despacio, muy pendiente del entorno para evitar emboscadas. Al llegar donde el cadáver, Elliot estaba de rodillas.

    — Es el Padre Robert. — Dijo el humano.

    — Lo siento, Elliot. — Respondió Tyok, colocando la mano sobre el hombro de su amigo.

    Elliot entró en el interior del aserradero, pero no vio indicios de que nadie estuviese allí. Hasta que encontró huellas en el polvoriento suelo.

    — Tyok, han estado aquí. — Dijo Elliot, recuperando la esperanza. — Y no hace mucho de eso.

    — Unas horas. — Dijo Tyok. — Deberíamos irnos.

    — Sí, pero antes debo hacer algo.

    — ¿De qué se trata?

    Elliot comenzó a buscar algo mientras Tyok le observaba confundido, hasta que se metió en su mente y vio que buscaba una pala.

    — ¿Para qué quieres una pala? — Preguntó el Mhirk.

    — Los humanos tenemos una costumbre... — Comenzó a decir Elliot, hasta que finalmente dio con una pala. — ...que trata sobre enterrar a nuestros muertos.

    — ¿Para qué? El cuerpo entra en descomposición igual. — Dijo Tyok. — Nosotros los Mhirk no los enterramos; los quemamos.

    — Aquí también se hace eso, pero es más común enterrarlos. — Afirmó Elliot, que salió del aserradero para comenzar a cavar.

    Tyok observaba a Elliot cavando una tumba junto al aserradero para enterrar el cuerpo sin vida de Robert.

    — ¿Quieres que te ayude?

    — No, esto debo hacerlo solo.

    Cuando terminó de cavar, se dispuso a meter el cuerpo del Padre, pero antes decidió buscar en sus bolsillos para ver que tenía. Sorprendido, dio con el crucifijo que Robert siempre sostenía.


    — Elliot. — Dijo el Padre Robert.

    Elliot se levantó de su pequeño colchón para atender al Padre Robert. Todos dormían en los suburbios.

    — ¿Qué ocurre, Padre? — Preguntó el joven, con cara de sueño.

    — Quería darte esto. — Dijo el cura, cediéndole un colgante con un crucifijo en el. — Eres un muy buen chico, quizá el mejor de aquí, y creo que mereces portar esto contigo. Por algún motivo, siento que Dios te ha elegido para hacer grandes cosas.

    — Padre, yo... — Decía Elliot, sorprendido. — Yo no soy católico. Lo siento, no creo que sea lo correcto que me quede con su collar.

    El Padre Robert miró a Elliot con cansancio y se guardó el colgante.

    — Algún día lo sujetarás, pidiéndole a Dios que te ayude. Y cuando el milagro suceda, recordarás que Dios siempre estará a tu lado, aunque no creas en su palabra. — Respondió Robert, marchándose de la vista de Elliot.



    Mientras Elliot enterraba a Robert y guardaba el colgante, una luz comenzó a apuntarle, iluminando aquel sitio. El joven dejó la pala a un lado y colocó su antebrazo en la cara, para evitar cegarse.

    — ¿Elliot? — Dijo una voz infantil.

    La luz fue empequeñeciéndose hasta que se apagó. Al abrir los ojos, vio a su grupo frente a él, y a Emily corriendo a sus brazos.

    — ¡¡¡Elliot!!! — Exclamo la niña, abrazando a su hermano.

    — ¡Em! — Dijo Elliot, abrazando fuerte a su hermana.

    Ambos hermanos se fundieron en un cariñoso abrazo mientras todos observaban con alegría el reencuentro. Acto seguido, Elliot fue directo hacia Jessie y le dio un gran beso seguido de otro fuerte abrazo.

    En ese momento, Miranda no pudo evitar emocionarse, mientras Tyrell miraba a la mujer, cabizbajo. Miller, Johnny y Sharon estaban atentos a cualquier movimiento sospechoso de Dhraen.

    — Te quiero. — Le susurró Elliot a su mujer.

    — Y yo, y yo. — Respondió Jessie, emocionada. — Elliot, tenemos que hablar...

    — ¿Qué ocurre? — Preguntó Elliot, preocupado.

    — Elliot. — Intervino Tyrell. — ¿Has visto la lluvia de naves?

    — Sí... ¿por? ¿habéis visto algo?

    Tyrell señaló a Dhraen, que estaba custodiado por Johnny, Sharon y Miller. Jessie se molestó por la interrupción de Tyrell, mientras Elliot observaba a aquel ser, sumamente parecido a los humanos.

    El Guideón vio en Elliot algo especial. Los ojos de Elliot y Dhraen se quedaron petrificados mientras el Guideón parecía mostrarle mediante escenas, la historia de su raza y su motivo de llegada a la Tierra.


    Un planeta repleto de vegetación y fauna abundante.

    Un planeta ardiendo y con un cielo rojizo.

    Guideóns peleando contra Kylers en un ambiente cruel.

    Miles de Guideóns subiendo a lo que parece ser una nave de enormes dimensiones.

    Desde el cristal de la nave, en la distancia, la explosión de un planeta, rodeado de estrellas brillantes.



    Elliot parecía estar en una especie de trance, al igual que Dhraen. El grupo no sabía que hacer, ya que despertar a Elliot podía causarle problemas.

    Rápidamente, Elliot cayó de rodillas, jadeando. Emily y Jessie se acercaron a socorrerlo.

    — ¡¿Qué diablos acabas de hacerle, eh?! ¡¿Qué le has hecho?! — Exclamo Tyrell, furioso.

    — ¡Tranquilo Ty, tranquilo! — Dijo Elliot, sofocado. — No ha sido nada, no ha sido nada.

    — ¿Estás bien, Elliot? — Preguntó Jessie, sujetándolo.

    — He visto... he visto... — Decía Elliot, aún impactado.

    — Le he mostrado lo ocurrido con mi planeta. — Dijo Dhraen, sin inmutarse.

    — ¿Qué le ocurrió? — Preguntó Tyok.

    El Guideón se sorprendió de ver a Tyok. Conocía a los Mhirk, sin embargo, sus especies nunca habían tenido contacto.

    — Guida era algo precioso. Incomparable a la Tierra en su auge natural. — Dijo Dhraen.

    — ¿Guida es el nombre de tu planeta? — Preguntó Sharon.

    — Así es. Guida, de la galaxia Duj. De ahí que mi especie se llame Guideón. — Dijo el ser. — Era un planeta lleno de vida, hasta que aparecieron los Kyler. Querían nuestros recursos, y entramos en guerra. Una guerra que yo no viví, salvo los últimos años. Cuando nací, estaba en una enorme nave. Y desde la distancia, mientras nacía, mi planeta natal explotaba en millones de pedazos de roca fundida. Los Kyler detonaron una bomba en el núcleo cuando vieron que nosotros ganábamos la guerra. Íbamos a expulsarlos de nuestro hogar, la victoria era nuestra... Siempre estaré agradecido a mi padre de que creara a Xeon.

    — ¿Qué es Xeon? — Preguntó Miller esta vez.

    — La nave con la que miles de Guideóns huimos de Guida. La nave en la que me he criado, y en la que vivo yo junto con muchos más. Soy reconocido entre mi especie porque mi padre comenzó el proyecto de una nave a gran escala cómo plan de escape en caso de que fuese necesario. Sin él y sin su plan, los Guideón seríamos historia del cosmos.

    — Dios... — Susurró Johnny.

    — Corroídos por la venganza, hemos ido planeta tras planeta salvando de la esclavitud o de la destrucción a otras especies atacadas por los Kyler. No nos queda nada; no tenemos nada que perder. Por eso, nuestra prioridad es destruir totalmente a los Kyler, borrarlos del universo. Y para eso estamos aquí. Para unirnos humanos, Mhirks y Guideóns en una lucha final contra los Kyler que os han invadido. Ahora, hablaré con los míos y nos reuniremos aquí. Mi líder querrá conocerte, Elliot.

    El grupo estaba aún impactado, mientras Dhraen se separaba del grupo para hablar mediante su idioma por radio con los suyos. Se reunirían en el aserradero. Jessie decidió alejarse junto con Elliot del grupo, para decirle lo que quería decirle.

    — ¿Qué ibas a decirme, cariño?

    — Estoy embarazada, Elliot. Vamos a ser padres.

    — ¿Cómo? ¿En serio? ¡Oh Dios, es increíble! — Dijo Elliot, abrazando a Jessie. — ¡Vamos a tener un hijo!

    Ambos saltaban de alegría mientras el grupo los observaba con júbilo. A pesar de que los Kyler podían matarlos en cualquier momento, tener un bebé siempre era una buena noticia.

    — Lucharé para recuperar lo que es nuestro, y para que nuestro hijo o hija tenga un futuro normal y decente. — Se prometió Elliot.

    — El futuro no será normal después de todo esto, pero será mejor cuando acabemos con los Kyler. — Indicó Jessie, satisfecha.

    — Ya vienen. — Dijo Dhraen.

    [...]

    — ¡¿Cómo han podido escapar?! ¡¿Cómo?! — Exclamaba Uuron.

    — ¡Debió ser cuando nos distrajimos viendo la llegada de esos seres! — Dijo Adrien, tratando de tranquilizar al Extraño.

    — No puede ser. Vaya noche; se escapa mi mejor experimento y su mascota Mhirk y además aparecen los Guideón. No puede ser peor. — Murmuró Uuron.

    — ¿Qué vamos a hacer, señor? — Preguntó Adrien, preocupado.

    — Yo, irme de este pueblo. Volverán. — Dijo Uuron, colocando su mano sobre la cabeza de Adrien. — Tú, no me sirves. Muere.

    El Extraño descargó energía suya sobre la cabeza de Adrien, que sufría espasmos, friéndole el cerebro y provocándole la muerte.

    Mientras las orejas y los ojos de Adrien sangraban, Uuron se marchó en su nave, lejos de El Paraíso.

    [...]

    Aquella noche, los Guideón y el grupo fueron juntos a El Paraíso. Los Guideón tenían una máquina que esparcía esporas. Unas esporas que desinocularían a los habitantes del pueblo y los regresaría a la normalidad.

    Tras el éxito de su primer plan, todos se instalaron en el pueblo, siendo ahora su nuevo hogar. Elliot despertó en la cama, con Jessie a su lado. Con suavidad, acarició la panza de su mujer y sonrió.

    — Lucharé para que vivas mejor. — Dijo, recordando la conversación con el líder Guideón la noche anterior.


    — Os quedaréis en este lugar, es una zona segura. Mis hombres protegerán el pueblo y los escuadrones Guideón se encargarán de enfrentar y aniquilar a los Kyler, ¿entendido?

    — ¡Escúcheme, Xorken! — Exclamo Elliot. — ¡Es nuestro planeta, y nosotros los humanos, también lucharemos por el!

    — ¡Eso es! ¡Así que, si quiere luchar, tendrá que contar con nosotros! — Añadió Tyrell.

    Xorken, junto con dos de sus soldados, observó a ambos humanos con seriedad. Tras pensarlo, accedió a que los humanos voluntarios entrasen en los planes de lucha contra los Kyler.

    — Muy bien. Si quieren luchar, lo harán. Eso sí, nosotros no somos niñeras. No iremos a protegerlos en el campo de batalla. — Afirmó Xorken.



    De pronto, mientras Elliot se sumía en sus pensamientos, Jessie se despertó.

    — Buenos días, amor. — Dijo la mujer, dándole un beso a este. — ¿Estás acariciando a nuestro bebé?

    — Sí, lo hacía. — Dijo Elliot, volviendo a sus recuerdos de la noche anterior.


    — Es increíble. — Dijo uno de los Guideón, al parecer un doctor. — No hace ni dos semanas que se ha gestado y el proceso ha avanzado cómo si hiciese dos meses que lleva en el vientre.

    — ¿Eso es malo? — Preguntó Elliot.

    Mientras el Guideón observaba con una máquina de su tecnología, Elliot y Jessie se miraban preocupados.

    — No es malo, pero es extraño. — Dijo otro de los Guideón que estaba ahí. — Según los datos de vuestra especie, los fetos se empiezan a notar a partir de los tres o cuatro meses en el vientre.

    — Usted ha sido un experimento de los Kyler, ¿verdad? Hemos oído de eso. — Dijo un Guideón. — Porque eso podría tener que ver en el feto y su evolución.
    — ¿Qué quiere decir con eso? — Preguntó Jessie, preocupada.

    — Nada grave ni peligroso, solamente que vuestro hijo va a nacer más rápido, aprenderá más rápido y vivirá más. El ADN de Elliot ha sido modificado, dándole habilidades que un humano no tenía antes. Todo eso se ha fusionado en una sola estructura de ADN, y ha formado lo que parece ser un humano más inteligente. Prácticamente una evolución. Puede tener efectos secundarios, pero por el momento, es difícil saberlo.



    — ¿Elliot? ¿En qué piensas? — Preguntó Jessie.

    — En...

    De pronto, alguien tocó a la puerta.

    — Pasa. — Dijo Elliot.

    Emily entró en la habitación y se sentó a los pies de la cama.

    — ¿Saben dónde hacen el desayuno? Me muero de hambre. — Dijo Emily.

    Elliot y Jessie comenzaron a reír.

    — Tranquila, yo te prepararé algo. — Indicó Jessie. — Vamos a la cocina, venga.

    Jessie se levantó y fue a la cocina, mientras Emily se quedó observando a su hermano.

    — Anda, ve. — Le dijo su hermano.

    Emily comenzó a ver algo, por eso no contestaba.


    Un joven de aspecto familiar caminaba con otro joven, ambos se despedían con alegría. Frente a ellos, una gran nave los esperaba; solo quedaban ellos por subir. Acto seguido, la nave se impulsaba hasta elevarse lo suficiente cómo para propulsarse y desaparecer en el cielo, saliendo de la Tierra.
     
  5.  
    Zurel

    Zurel —Vuestras historias han terminado.

    Acuario
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    Una vez más siento lástima por un extraterrestre, pobre de Drhaen, su planeta Guida voló en mil pedazos por culpa de los Kylers, sin embargo su padre fue muy inteligente, y gracias a él, su especie aún siguen con vida.

    Y lo que sorprende aún más es que hayan estado viajando constantemente entre planetas, liberandolos de la escoria Kyler.

    Me ha caído muy bien, pero me entra una duda. A qué se re refiere Drhaen con respecto a que, ¿La tierra no es el planeta de los humanos?, si técnicamente es "Nuestro planeta", nuestro lugar de origen y además es nuestro hogar. Es lo mismo ¿no?

    Me resulta curioso el enredo que me ha provocado Dhraen, me cae muy bien, espero que no muera.

    Saludos y hasta el próximo capítulo.
     
  6.  
    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    A lo que se refiere Dhraen es que nosotros consideramos a la Tierra cómo de nuestra propiedad, y eso no es así. Los humanos no hemos creado el planeta, sino todo lo contrario. Decimos que es nuestro pero en realidad nosotros somos de el. Espero haberte aclarado la duda xD gracias por leer :D
     
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  7. Threadmarks: Parte 4 / Capítulo 2: El plan Guideón
     
    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Capítulo 2: El plan Guideón
















    Había pasado una semana de aparente tranquilidad en El Paraíso.

    Sin embargo, Xorken y Dhraen llamaron a todas las personas que querían seguir involucradas en la batalla por la Tierra para informarles de una nueva ofensiva en contra de los Kyler, aunque más bien era un beneficio para la humanidad, un favor.

    — Hemos estado analizando la situación actual de la humanidad, y según nuestros cálculos, más del 30% de supervivientes alrededor del mundo han sido inoculados por los Kyler. — Dijo Dhraen a toda la multitud.

    — ¿Eso quiere decir que los tienen esclavizados? — Preguntó Johnny.

    — Algo así. Por eso hemos pensado en algo para liberarlos de esa inoculación. Cuantos más humanos, con nuestra ayuda y la de los Mhirk liberados también, tendremos un 70% de posibilidades de aniquilar a los Kyler y liberar la Tierra de su mandato. — Respondió Dhraen. — Tenemos una toxina, que son unos nanorobots, que entran en el interior del huésped inoculado y acaba con los nanorobots Kyler que tienen a la persona bajo su influencia.

    — ¿Y cómo pretende que desinoculicemos a toda la humanidad? ¿Vamos a ir de país en país, así por así? — Dijo Tyrell, que no creía en el plan.

    — Lanzaremos una de nuestras cápsulas y la pondremos en órbita con la Tierra, desde ahí, esparcirá la toxina y caerá en todo el mundo. — Afirmó Xorken.

    — ¿Desde dónde sería lanzada esa cápsula? — Preguntó Elliot.

    — El desierto. — Respondió Dhraen. — Necesitamos un sitio muy abierto, y el desierto es perfecto.

    Toda la muchedumbre murmuraba entre ella, algunos temerosos de que esa toxina fuese alguna enfermedad, ya que no confiaban en los Guideón lo suficiente.

    Otros, aplaudían el plan y alababan la llegada de los Guideón. Tras una larga reunión entre todas las partes, se accedió a poner en marcha el Plan Guideón.

    [...]

    Más de veinte soldados Guideón y veinte soldados humanos protegerían la plataforma de lanzamiento de los Kyler.

    Era evidente que los Kyler notarían movimientos, y así fue. Sabían de donde iba a salir una nave, pero no sabían con qué propósito. Sin embargo, querían estropear el plan fuese lo que fuese.

    Los Guideón transportaron con una nave su cápsula, que sería lanzada a la órbita terrestre y ésta se convertiría en una especie de satélite que lanzaría su toxina por todo el globo.

    Los Guideón se pusieron manos a la obra, preparando la plataforma de lanzamiento.

    Los humanos y Tyok aparte, se encargaban de colocar una especie de barreras, para cubrirse ante el inminente ataque Kyler.

    Johnny, Tyrell y Elliot preparaban barricadas y escudos.

    — Puede que no se percaten de esto, puede que estemos bien. — Dijo Johnny, soldando placas metálicas a coches oxidados para formar un escudo.

    — No te ilusiones, Johnny. Los Kyler son inteligentes, sería muy extraño que no notasen que vamos a lanzar un p*to cohete al espacio. — Respondió Tyrell, con seriedad.

    — Ty tiene razón, hay que estar preparados. — Añadió Elliot, que no quería bajar la guardia bajo ningún concepto.

    Yuri y Tadeo, los guardias de El Paraíso que ya no estaban inoculados, fueron voluntarios para luchar. Ambos repartían granadas y demás al resto de soldados. Cuando acabaron, Yuri se dispuso a colocarse en su puesto pero Tadeo le frenó.

    — Espera. — Dijo Tadeo con seriedad.

    — ¿Qué ocurre? — Preguntó Yuri.

    Tadeo miró a su amigo con preocupación.

    — No tenemos que morir aquí. — Dijo Tadeo. — Después de ésta batalla, nos quedará la definitiva. Y no quiero morir en ésta misión. No me importará morir salvando a la humanidad en la ofensiva final, pero en esta misión de beneficio, no quiero caer.

    — Tadeo, no es una misión de beneficio. Es la pre-ofensiva final. Y estamos salvando a la humanidad ya, desinoculando a todo el mundo. Cuantos más seamos, más posibilidades de acabar con los Kyler. No te acobardes, y si tenemos que morir aquí, lo haremos. — Respondió Yuri, comportándose cómo un auténtico soldado.

    Miller, Sharon y Tyok cogían armas pesadas. Miller decidió coger un lanzacohetes, ya que mucho antes lo había utilizado en varias ocasiones. Sharon decidió no ser menos y cogió un lanzagranadas.

    Ambos humanos, decidieron coger armas con las que se familiarizaban. Tyok encontró una extraña arma en la caja, y tras observarla detenidamente, la cogió.

    — ¿Qué arma es esa? — Preguntó Miller, ya que nunca la había visto.

    — Una Megablaster. — Afirmó Tyok. — Es un lanzamisiles guiado. Lo mejor; se puede controlar con el poder de la mente.

    — Dios, las armas Kyler me dan escalofríos. — Murmuró Sharon.

    — Si los humanos no sois idiotas después de esto, amoldaréis vuestra tecnología a la Kyler que haya quedado en la Tierra, y a la que os proporcionen los Guideón. — Indicó el Mhirk, ante la mirada de sus compañeros.

    Dhraen y Xorken supervisaban que sus soldados estuviesen listos para luchar, mientras preparaban la cápsula para ser lanzada. El líder Guideón no estaba seguro de haber traído a los humanos a una batalla crucial para el futuro.

    — ¿Estás seguro de que los humanos podrán combatir? — Preguntó Xorken a su consejero.

    — Créeme señor, he visto su historia. Lucharán a muerte por su planeta. — Respondió Dhraen, seguro de sus palabras.

    — Espero que no te equivoques, hermano. — Dijo Xorken.

    — ¿Alguna vez me equivoqué? — Preguntó Dhraen de forma retórica.

    Ambos Guideón portaban un arma original de su propia especie, llamada Shakon. Un arma multiusos, ya que servía cómo una simple pistola, cómo un preciso rifle y cómo un gran lanzacohetes. Sin duda, un arma con potencial.

    Tras una larga hora, con el temor al silencio y la plataforma preparada para propulsar la cápsula, se colocaron todos en posición, mientras la plataforma concentraba energía para finalmente lanzar la cápsula.

    Sin embargo, el silencio no duró demasiado. El sonido de una nave Kyler se hizo presente, pero sin embargo, no se veía. De pronto, dejó caer algo cerca de la zona en la que Guideóns y humanos estaban.

    Dicha cosa comenzó a hacer unos sonidos extraños, y todos los presentes se quedaron atónitos al ver a una máquina de más de cinco metros manejada por un Kyler. Tras él, más naves Kyler y soldados Kylers y Mhirks inoculados se acercaban.

    — ¡Ya vienen! — Exclamo Johnny, aterrado.

    — ¡BOMBARDEADLES! — Gritó Xorken con el traductor para que los humanos también lo entendieran.

    Guideóns y humanos con lanzacohetes se prepararon para disparar cuando un grito de Elliot los dejó helados.

    — ¡Mi cabeza, joder! ¡Argh! — Exclamo Elliot.

    — ¡¿Qué te ocurre, Elliot?! — Dijo Tyok, preocupado.

    — Me hablan... me hablan todos esos Mhirks inoculados... me piden ayuda... no podemos simplemente matarlos... — Dijo Elliot.

    — ¡Se están acercando! ¡Ordenes ya! — Gritó un Guideón.

    — Son Mhirks, son mis hermanos, pero si no disparo contra ellos, ellos dispararán contra mí y contra vosotros. Y si morís, no servirá de nada el plan. Intenta silenciar tu cabeza, intenta concentrarte en ti mismo. — Dijo Tyok, tratando de ayudar a Elliot.

    — También... también hay humanos... — Murmuró Elliot, con una mano puesta en la cabeza y la otra señalando el horizonte. — Humanos inoculados que pelean por los Kyler.

    — ¡Mierda! ¡Malditos Kyler! — Exclamo Tyrell. — ¡Cómo con ese grupo de mujeres en la carretera! ¡Los usan para luchar también!

    — Mano de obra. — Dijo Dhraen. — Debéis apartar los pensamientos de pena y tristeza que tenéis, porque esos humanos ya no son humanos. Y hasta que la cápsula no esté en órbita no podremos desinocular a las demás personas del mundo. Hay que sacrificar unos pocos por el bien común.

    Las palabras de Dhraen colaron entre los humanos presentes. Si no mataban a los suyos inoculados también, estos les matarían a ellos.

    — Supongo que son ellos o nosotros. — Dijo Miller.

    — ¡ATACAD AHORA! — Exclamo Xorken.

    — ¡Destruid ese maldito monstruo robótico! — Señaló Tyrell.

    — Nunca había visto una máquina así de los Kyler. — Dijo Yuri sorprendido.

    — Demasiadas sorpresas esconden los Kyler. — Murmuró Tadeo.

    Aquella máquina con cuatro patas y manejada por un Kyler parecía una torreta andante. Disparaba metralla láser y perforaba todo lo que tocaba. Los soldados que sujetaban lanzacohetes centraron sus esfuerzos en derribar a esa cosa.

    Kylers y Mhirks y humanos inoculados luchaban contra los Guideón y humanos. La Torreta disparaba contra todos, mientras aprovechaban para cubrirse. Las tropas Kyler se acercaban cada vez más, y parecía que iban a ser superiores.

    — ¡Veinte por ciento de energía para propulsión! — Gritó el ingeniero Guideón.

    — ¡Bien! — Respondió Xorken. — ¡Hay que pararles, se acercan demasiado! ¡Evitad que destruyan la cápsula o el plan no servirá para nada!

    Los disparos alzaron una nube de arena que dificultaba mucho más si cabe las cosas para los humanos. Tyok, acostumbrado a zonas rocosas o arenosas, no sufría la molestia de la arena en sus ojos.

    — ¡No veo una mierda! — Gritó Miller.

    — ¡Cuidado por la izquierda! — Avisó Sharon, señalando dos naves que se aproximaban.

    — ¡Las veo! — Exclamo Tyok, apuntando con su Megablaster.

    El Mhirk, que podía ver entre nubes de arena y demás, fijó cómo objetivo una de las naves Kyler que se aproximaban. Con su mente controlando el arma, apretó el gatillo mientras mantenía en su mente la imagen de la nave Kyler.

    El misil fue a toda velocidad y embistió la nave, provocando una explosión que alcanzó a la segunda que iba tras ella, que perdió el control y se estrelló en una duna.

    — ¡Buena esa Tyok! — Gritó Elliot.

    — ¡Cuidado Elliot! — Dijo Tyrell, señalando a La Torreta justo frente Elliot.

    Los cañones de La Torreta comenzaron a rodar, preparando una lluvia de disparos láser contra Elliot. Al parecer, Uuron habia ordenado expresamente acabar con Elliot si se tenía la oportunidad, y así lo tenían en mente los soldados Kyler.

    Elliot comenzó a correr y La Torreta disparó contra él, sin embargo, no logró darle por poco, pero alzó mucha arena a su alrededor, dejando a Elliot confuso.

    Los humanos inoculados seguían yendo al frente y disparaban contra los suyos. Aquello sin duda era también una guerra psicológica contra los humanos.

    Yuri y Tadeo disparaban contra humanos a pesar de que se sentían mal por ello. Tadeo no los mataba, tan solo les daba en brazos o piernas para no matarlos. Uno de ellos fue herido en el hombro y al caer comenzó a pedir ayuda.

    — Tadeo, no son humanos. — Dijo Yuri. — ¡Trabajan para los Kyler!

    — ¡No digas tonterías, son humanos! — Gritó Tadeo. — Si tú estuvieses igual, no te haría daño.

    Tadeo salió de su posición para socorrer a aquel humano inoculado.

    — ¡Tadeo! — Gritó Yuri, molesto.

    — Tranquilo amigo, estarás bien. — Dijo Tadeo a aquella persona, tapándole la herida.

    — No lo entiendes, ¿verdad? — Dijo aquella persona, sacándose un cuchillo del bolsillo y apuñalando a Tadeo en el abdomen. — Los Kyler nos han salvado de la autodestrucción. Deberías haberte unido a nosotros.

    — ¡NO! — Exclamo Yuri, al ver aquello. — ¡Hijo de perra!

    Yuri salió de su posición y corrió contra el inoculado, embistiéndole y tirándolo al suelo. Ambos forcejeaban en la arena mientras Tadeo se desangraba rápidamente.

    — ¡YA NO SOIS HUMANOS, YA NO SOIS HUMANOS! — Gritaba Yuri mientras apretaba el cuello de aquel hombre inoculado.

    Con lágrimas en los ojos y sangre en las manos, Yuri mató a aquel inoculado. Rápidamente se giró a por Tadeo y mantuvo su herida, pero su amigo ya no podía hablar. La puñalada había sido profunda y en minutos moriría. Yuri comenzó defintivamente a llorar al ver a Tadeo, su amigo, morir en sus brazos.

    Elliot volvió a cubrirse, esta vez a lado de Tyok. Ambos disparaban a La Torreta para destruirla, ya que ésta comenzaba a soltar humo. Finalmente Miller le lanzó un cohete y lo destruyó, explosionando la máquina y con dicha explosión aniquilando a gran parte del ejército Kyler.

    Ya quedaban menos y el indicador de propulsión de la cápsula marcaba 89%. Tyok disparaba a Mhirks inoculados para liberarlos de su esclavitud. Varios Guideón habían perdido la vida al igual que algunos humanos, pero aún así, el grupo tenía la ventaja.

    Johnny disparaba a los Kyler que se acercaban, y uno de los últimos cayó malherido al suelo arenoso. Éste se acercó para ejecutarlo.

    — Vamos a erradicaros de la faz de la Tierra, p*tos animales. — Dijo Johnny, disparando con frialdad a aquel Kyler.

    De pronto, el joven se giró, abatido por la batalla, cuando La Torreta se recuperó y desde el suelo disparó a Johnny, agujereándole el torso. Sharon, su amiga más cercana, solo pudo observar aquello. Dhraen terminó con La Torreta lanzándole un misil de energía.

    — ¡No! ¡No! ¡Johnny, no! — Exclamaba Sharon, mientras Miller la sujetaba para que no fuera al cuerpo de Johnny.

    La batalla había terminado, y todos los supervivientes se observaban entre ellos, abatidos por distintos motivos. La cápsula se propulsó ante la mirada de todos, y se dirigió fuera de la atmósfera para esparcir su toxina alrededor del mundo.

    [...]

    En la total soledad del océano Atlántico, una gran nave flotaba sobre el mar. Una estructura de enormes proporciones, aquella que se puso sobre el cielo de Nueva York hacía unos largos meses.

    La primera nave Kyler en sobrevolar la Tierra. En su interior, muchos Kyler avanzaban por los pasillos, y El Extraño, Uuron, se encontraba en el puente de mando. Mentalmente, hablaba con Rhaen, el soldado Kyler que tenía una cicatriz en el rostro.

    — Rhaen, dime que tienes buenas noticias. — Dijo El Extraño, sentado en una cómoda silla frente controles de la nave.

    — Señor, lamento decirle que el gran escuadrón que mandamos al desierto está abatido. No hay supervivientes, y los Guideón y humanos ya no están. Han lanzado esa cápsula al espacio. — Dijo Rhaen.

    — ¡Malditos especímenes! ¡Malditos humanos! Esos animales primitivos me están causando demasiados problemas. — Dijo Uuron, furioso. — Déjales una nota en la puerta de su casa, Rhaen. Dales la ubicación de la nave.

    — Pero señ...

    — ¡Hazlo joder! — Gritó Uuron. — Que vengan a por mí. ¡Todos! ¡Los mataré a todos, uno a uno y lentamente! No volverán a ver al Sol brillar.

    — Sí, señor.

    — Ah, y cuando vuelvas, comienza con los planos de la Termoblaster. Si nos ganan ésta última batalla, se llevarán una sorpresa al ver que antes de irnos les hemos dejado un regalo del que no tendrán posibilidad alguna de escapar.

    [...]

    Elliot, Tyrell, Tyok y Dhraen se encontraban en una habitación del motel en El Paraíso. Mientras todos celebraban la victoria excepto Sharon y Yuri que enterraban a Johnny y Tadeo, los cuatro prepararon una reunión secreta.

    — Ésta victoria tan solo ha sido el inicio del final. — Dijo Tyrell. — Habremos cabreado y mucho a El Extraño.

    — Tienes razón, esto no ha acabado. — Dijo Dhraen.

    — Les hemos dado un duro golpe liberando a todos los inoculados del mundo. — Murmuró Tyok, satisfecho.

    Elliot se levantó de su silla y observó por la ventana la celebración en la calle de todos los humanos.

    — No podemos cantar victoria; no aún. Nos queda una batalla final por la Tierra, y no todos saldremos con vida de esa batalla. — Dijo Elliot frente a los tres presentes en la habitación.
     
  8. Threadmarks: Parte 4 / Capítulo 3: Sin billete de vuelta
     
    Manuvalk

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    Capítulo 3: Sin billete de vuelta




















    Dhraen, Xorken y todos los Guideón reunieron a toda la comunidad en la calle principal.

    Sobre una plataforma, estos dos junto con Elliot, Tyok y Tyrell hablarían con todos sobre algo que había ocurrido hacía poco tiempo.

    — Hace unos minutos, nuestros radares han detectado presencia Kyler cerca de ésta zona. — Comenzó a decir Dhraen.

    La gente comenzó a murmurar sobre el temor a un ataque Kyler al pueblo. Sin embargo, era todo lo contrario.

    — Cuando hemos ido a inspeccionar el área, nuestros hombres han encontrado un holograma; un mensaje del Kyler al que ustedes llaman El Extraño. — Prosiguió Dhraen. — Ahora van a verlo.

    Uno de los ingenieros Guideón tecleó en un mando de control y éste encendió el holograma. A pesar de verse algo distorsionado, se veía claramente que era Uuron.

    — Humanos, Guideons y Mhirks. — Comenzó diciendo Uuron. — Viendo que os habéis unido para destruirnos, porque solos no tenéis ninguna posibilidad, he pensado en empezar a mover yo. Según la historia de la humanidad, hay un juego al que llaman 'ajedrez'. Bien, lo que quiero hacer es colocar el tablero y mis piezas. Mi base, mi nave principal, está cerca de las costas de vuestra ciudad. Os invito a que vengáis a por mí si tan valientes sois, y a que empecemos ésta gran partida que decidirá quién de todos se quedará en éste bonito planeta. ¿Pensáis que tenéis posibilidades de acabar con mi rey? Veremos cuantos peones mueren para llegar a eso.

    El holograma acababa ahí, no sin antes dejar unas coordenadas exactas de la posición de El Extraño.

    Esto inquietaba más a todos, ya que, si desvelaba su posición, significaba que tenía un as en la manga.

    Sin saber que hacer, toda la comunidad fue reunida allí por eso; para decidir que hacer.

    — Sé que puede ser una trampa, y sé también que no todos sobreviviremos para vernos ganar. Por eso, en nombre de la raza Guideón, os preguntamos; ¿queréis pelear contra los Kyler en una batalla final por la Tierra o decidís quedaros a salvo aquí y dejar que nosotros, los Guideón, nos ocupemos de la lucha?

    Las palabras de Dhraen dejaron en silencio a todos los presentes. Xorken observaba con curiosidad a los humanos, Tyok se alegraba de que ahora hubiese Mhirks en la comunidad, ya que habían sido desinoculados, y Elliot observaba a los Guideón, asombrado por la tranquilidad de estos a pelear por un planeta que no es el suyo. Tras un largo silencio interrumpido a veces por murmullos, alguien decidió hablar.

    — La Tierra es nuestro hogar, y si debo pelear por recuperarlo, joder que si lo haré. — Dijo Yuri, ante la mirada de todos. — Lucharé, por Tadeo y todos los que han muerto desde que los Kyler llegaron aquí.

    — Yo también, por Johnny y por todos los que perdieron la vida. — Dijo Sharon.

    — ¡Por la Tierra! — Gritó Miller, alzando el puño.

    — ¡Acabemos con esas lagartijas! — Exclamo Josué, el gerente del motel del pueblo.

    Los humanos presentes alzaron su voz, indicando que sí lucharían por su planeta.

    Los Mhirk presentes también alzaron los brazos en señal de lucha, ya que ellos nacían siendo guerreros y el ver que los humanos no se acobardaron les hizo decidir ayudar.

    Los Guideón, asombrados por la predisposición de los humanos y la ayuda Mhirk, no puso reparos en tener sus ayudas.

    — ¡Bien pues, juntos lucharemos por salvar a la Tierra! — Gritó Xorken.

    — Joder sí. — Susurró Tyrell, contento de que nadie se acobardara.

    Sin embargo, no todos irían a pelear. Los enfermos, los niños, los ancianos y las embarazadas no irían a la lucha. Varios Guideón protegerían El Paraíso ante un posible ataque.

    — Pasen el resto del día con sus seres queridos, porque mañana, iremos a la ubicación a luchar a muerte. ¡Vamos! — Gritó Xorken, un guerrero por naturaleza.

    — ¡Sí!

    — ¡Vamos joder!

    — ¡A por ellos!

    La gente se dispersó y cada uno se fue con su familia, porque los que iban a la batalla no sabían si regresarían.

    [...]

    La noche había caído sobre el pueblo y las antorchas iluminaban la gran calle. Por ésta caminaban Elliot, Jessie y Emily.

    — Irás a la batalla, ¿verdad? — Dijo Jessie, deprimida.

    — Debo hacerlo. — Respondió Elliot, acariciando la panza de su mujer. — Por nuestro hijo.

    — O hija. — Intervino Emily.

    Elliot y Jessie sonrieron ante el comentario de la joven, pero rápidamente Jessie volvió a entristecerse ante la marcha de su hombre.

    — Por eso mismo, Elliot, deja que vayan los demás. Tú vas a tener un hijo, y un hijo no debería nacer sin su padre. — Dijo Jessie.

    — Sería peor que no llegara a nacer si te matan, o que llegara a nacer pero los Kyler aún dominaran nuestro mundo. — Respondió Elliot, queriendo hacer entrar en razón a la mujer. — Entiéndelo cariño, no lo hago por que me guste, lo hago por nuestro futuro; especialmente el de mi hermana y el tuyo, y el de nuestro hijo.

    — Dijiste que no te marcharías más... — Murmuró Emily, entristecida.

    Elliot se arrodilló frente a su hermana y le tomó las manos.

    — Te prometo que ésta será la última vez que me marche de vuestro lado. Sea cuál sea el resultado, es la última vez que me alejo de vosotras, ¿entendido?

    Jessie y Emily miraban preocupadas a Elliot. Sin embargo, asintieron.

    — Por favor, Elliot, vuelve sano y salvo. — Dijo Jessie, abrazando en aquel momento a su chico.

    — Lo haré. — Dijo Elliot. — Volveremos a pasar tiempo juntos, Emily.

    — ¿Me lo prometes? — Preguntó Emily, cabizbaja.

    — Te lo prometo. — Susurró Elliot, que haría lo que fuera por mantener esa promesa.

    [...]

    Tyrell se encontraba acostado en la cama, con las luces apagadas y mirando el techo. Era consciente de que podía no regresar con vida, pero le daba igual. Aún así, Miranda no dejaba de aparecer en sus pensamientos.

    A pesar de lo que hizo, él la quería, y en ese momento se sentía solo. De pronto y para su sorpresa, alguien tocó a la puerta.

    — Puedes pasar. — Dijo Tyrell, levantándose de la cama y encendiendo la luz.

    La puerta se abrió y apareció Miranda con una botella de vino en una mano y dos vasos en otra. Su sonrisa lo decía todo.

    — Os vais mañana al mediodía. He pensado que podíamos pasar una noche juntos. Creo que tenemos mucho de que hablar. — Murmuró Miranda, cerrando la puerta. — ¿Qué me dices?

    Tyrell seguía dolido por lo sucedido con Devon, sin embargo, se sentía demasiado solo. Tras unos segundos en silencio, Tyrell accedió a pasar la noche con ella.

    Ambos se sentaron en la mesa y comenzaron a beber. Tras hablar y beber de más, comenzaron las preguntas picantes.

    — ¿Por qué te fuiste con Devon a mi espalda? — Preguntó Tyrell, notablemente bebido.

    — No era una relación, era solo sexo. — Dijo ella. — Siempre te he querido a ti y me arrepiento de lo ocurrido.

    — ¡Fue con mi p*to hermano, joder! — Exclamo Tyrell, levantándose bruscamente de la mesa. — No sé si pueda perdonártelo algún día.

    Miranda se levantó de la mesa y se acercó a Tyrell. Ambos se miraron a los ojos y la mujer le abrazó, comenzando a llorar.

    — Yo... lo siento de verdad, Ty... nunca quise hacerte daño... siempre estuviste para mí y yo... yo...

    — Eh, ya pasó.

    Tyrell le sujetó la mandíbula y la miró a los ojos. Le quitó las lágrimas y la besó. Ambos se juntaron en un beso eterno, y las copas de más que llevaban, los llevaron al siguiente paso.

    Ambos se desvistieron y cayeron sobre la cama, iniciando así el acto sexual, a la luz de las velas y con una botella de vino en la mesa.

    [...]
    Sharon se encontraba mirando una foto en la que ella y Johnny salían. Lo conocía de antes de la invasión, fueron juntos a la universidad y el verlo morir la afectó muchísimo.

    Su ira la empujó a ir a la gran batalla final. Mientras lloraba, alguien tocó a su puerta. Rápidamente se secó las lágrimas y la abrió.

    — Hola, quería ver si estabas bien. — Dijo Miller, al otro lado de la puerta.

    — Oh, sí, tranquilo, gracias. — Murmuró Sharon. — ¿Quieres... pasar?

    — Claro, porqué no. Gracias.

    Miller entró en la habitación y Sharon cerró la puerta tras él. Ambos se sentaron en unos sillones, frente a frente.

    — ¿Estás nerviosa? Mañana es el gran día. — Dijo Miller.

    — No, estoy más bien furiosa. — Respondió Sharon. — Espero que mañana sea el día en el que El Extraño muera. Y será un extraño muriendo en un planeta extraño que no es el suyo. Morirá lejos del hogar que tenga, y eso me hará feliz.

    — Sharon, entiendo tu frustración, pero si vas así de temeraria, es muy probable que mueras.

    — ¡¿Y qué?! ¡Ya han muerto muchos, una persona más no será una gran perdida!

    — ¡Sharon! — Dijo Miller. — ¡Relájate maldición!

    Sharon comenzó a llorar y Miller se acercó a abrazarla.

    — No quiero ver morir a nadie más. Por favor, mantén la cabeza fría mañana. — Susurró Miller al oído de Sharon.

    [...]
    Tyok se encontraba junto con los de su especie en la parte trasera de la comunidad. Todos se limitaban a entrenar y prepararse para el día de mañana, sin embargo, Tyok no lo hacía.

    Él solo cerraba los ojos, casi cómo meditando. Presentía un gran sacrificio.

    [...]

    Yuri estaba sentado en el sillón de su casa, en el salón. La mirada perdida y la mente puesta en los recuerdos de Tadeo.

    Sin poder dormir, el joven decidió salir a dar una pequeña vuelta por el refugio, cuando vio a Josué haciendo lo mismo. El anciano se paró frente al joven, y lo notó desanimado.

    — ¿No puedes dormir, chico? — Preguntó Josué.

    — No, Josué. Estoy demasiado furioso para tranquilizarme y descansar. Estoy deseando que sea mañana. — Respondió Yuri.

    — Escúchame chico, la inteligencia es tú punto fuerte. No dejes que la muerte de su amigo te afecte a la hora de luchar. Está bien llorar su muerte, pero en el área de combate se olvida todo, y se centra en el enemigo. Recuérdalo, Yuri. — Dijo Josué, prosiguiendo su camino y dejando al joven pensativo.

    [...]

    — Vi a los humanos luchar cuando lanzamos la cápsula a la órbita. Lo hicieron cómo auténticos guerreros. — Dijo Xorken.

    — Te dije que no me equivocaba al dejarles ayudarnos. — Dijo Dhraen. — Es su hogar, es comprensible que deseen luchar por el.

    — Si mueren todos, no habrá especie para habitar el planeta. No quisiera que corrieran el riesgo pero... bueno, es su decisión. — Murmuró Xorken. — Mañana debemos acabar con Uuron y los Kyler. Igual que cuando liberamos a los Mhirk, será exactamente igual. Y de paso, nos vengaremos de una vez por todas por habernos destruido nuestro planeta.

    — Lucharemos hermano, lucharemos. — Respondió Dhraen.

    — No, hermano. Tú te quedarás. — Dijo Xorken. — Si no regreso, serás el líder de nuestra especie. Papá no querrá perdernos a los dos, ya le perdimos a él en su momento. Y a mamá. Así que me vas a obedecer y no lucharás.

    Dhraen asintió. Su hermano mayor era muy convincente y siempre sobreprotegía a Dhraen.

    [...]
    El día siguiente llegó. La espera había acabado y todos los hombres y mujeres que querían pelear, se prepararían su armamento y demás.

    Las despedidas en la puerta se hicieron masivas y tras unos largos minutos, varios camiones salieron de El Paraíso en dirección a la costa.

    Soldados humanos, soldados Guideón y soldados Mhirk se subían a un viaje del que muy posiblemente para algunos no hubiese billete de vuelta.

    [...]

    Uuron esperaba noticias de Rhaen. El mensaje había sido dejado en la puerta de la comunidad y las tres razas lo encontrarían.

    El Extraño ya estaba preparando las defensas para la llegada de los humanos, Mhirk y Guideón, sin embargo, tenía un plan B.

    Un plan B que por el momento iba correctamente bien.

    — Rhaen, ¿cómo va la Termoblaster? — Preguntó Uuron mentalmente a su segundo al mando.

    — Todo bien, señor. — Respondió Rhaen. — Estará lista para cuando los humanos lleguen.

    Uuron comenzó a sonreír, mostrando sus afilados dientes. Se levantó de su asiento y observó con satisfacción el artefacto que se estaba construyendo ante él.

    — Si conseguís acabar con mi imperio... me aseguraré de que nadie pueda disfrutar de la Tierra después. — Murmuró El Extraño.
     
  9.  
    Zurel

    Zurel —Vuestras historias han terminado.

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    No soy de españa pero ¡Joder! ¡Eso estuvo genial!

    ¡Que batalla! Y ahora se acerca la batalla final, aunque no creo que termine la lucha en un sólo capítulo, eso sin duda sería terrible.

    Ese termoblaster debe ser la misma arma que utilizaron para volar en mil pedazos el planeta Guilda, y ahora ese Extraño planea hacer lo mismo con la tierra en caso de perder la batalla.

    Ahora es cuando me acuerdo de las últimas visiones que ha tenido Emily, cosa que me preocupa.

    En fin, espero el próximo capítulo, aquí seguiré fielmente a pesar de los días de fiesta y celebración por el año nuevo que se acerca poco a poco. Saludos!

    PD: No sabía que Drhaen tenía un hermano y mucho menos que era Xorden que no es más que el lider de la raza guildeón. :eek:
     
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  10. Threadmarks: Parte 4 / Capítulo 4: La caída del imperio Kyler
     
    Manuvalk

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    Capítulo 4: La caída del imperio Kyler




















    Tres camiones de gran envergadura avanzaban por la autopísta con destino a la ciudad costera. En camino, unas cápsulas Guideón transportaban una embarcación para los soldados de tierra por el aire, la dejarían justo en la costa para que todos subieran y entonces abordaran la nave madre Kyler.

    En el primer camión se encontraban Elliot, Tyrell, Tyok y Miller junto con toda una diversidad y clases de soldados. Humanos, Mhirk y Guideón luchaban por primera vez codo con codo, aunque estos últimos ya lo hicieron en Roleyk, el planeta natal de los Mhirk, para salvarlo de la esclavitud. Sin embargo, aún estaba en guerra, pero los Mhirk tenían la ventaja.

    — ¿Nervioso? — Le preguntó Tyrell a Elliot.

    — No, la verdad. — Dijo éste.

    — Los guerreros nunca nos ponemos nerviosos. Hay que aparcar el miedo a un lado y pensar que tienes personas que dependen de ti. — Intervino Tyok.

    — Así es. Prácticamente toda la humanidad cuenta con todos nosotros. — Murmuró Miller. — Y eso me aterra.

    En el segundo camión, Sharon y Yuri se encontraban con los nervios a flor de piel. Era la llamada 'batalla final', porque solo uno de los dos bandos iba a sobrevivir.

    — Echo de menos a Tadeo. — Murmuró Yuri, cabizbajo. — Luchar sin él al lado se siente extraño.

    — Yo también me siento así. — Dijo Sharon. — Johnny era un idiota pero era mi amigo, y habíamos pasado juntos todas las luchas. No hay ni un solo momento en el que no me acuerde de él.

    En el tercer y último camión, Xorken se preparaba mental y espiritualmente para la batalla que le esperaba. Acto seguido, trató de motivar a sus soldados. Los camiones entraron por unas calles muy estrechas para seguir el camino.

    — Soldados. — Dijo el líder Guideón, tratando de incorporarse en la parte trasera del camión. — No todos saldremos vivos de ésta guerra, eso está claro. Los Kyler son enemigos muy peligrosos e inteligentes, y es evidente que preparan una trampa. Sin embargo, debemos terminar con esto, ahora. No hacemos esto por los humanos, por los Mhirk o por sus planetas; lo hacemos porque queremos nuestra venganza. Los Kyler destruyeron nuestro hogar, y merecemos destruirles de una vez por todas. Sé que muchos de vosotros habéis visto a Guida solo en hologramas e imágenes, entre ellos me incluyo. Muchos de nosotros nunca pisaremos el suelo de nuestro hogar, pero seremos los recordados por haber erradicado a los Kyler, ¡del maldito universo! Es hora de nuestra veng...

    De pronto, una explosión en el final de la calle hizo que los tres camiones frenaran en seco. Varios Kyler salieron de edificios en ruinas y desde las ventanas más altas de las casas disparaban contra los camiones y sus soldados.

    — ¡ES UNA EMBOSCADA! — Exclamo Xorken.

    [...]

    Emily acompañaba a Jessie a una revisión rutinaria para ver la evolución de su feto y el estado del embarazo. Los médicos Guideón examinaban a Jessie con sus máquinas y aparatos de asombrosa tecnología mientras Emily veía todo el proceso.

    — El feto parece estar bien. Cómo te dijimos anteriormente, el parto avanza muy rápido, y se estima que nazca en cinco o seis meses y no en nueve, cómo la naturaleza humana hace. — Dijo aquel Guideón. — Si sientes que algo ha cambiado o lo que sea, debes venir lo más pronto posible.

    — Eso haré, muchas gracias por todo. — Murmuró Jessie, incorporándose en la camilla.

    — ¿Ya sabes cómo vas a llamarlo? — Preguntó Emily, entusiasmada por tener un sobrino.

    — Cariño, eso lo tengo que hablar con tu hermano cuando regrese. Aún falta un tiempo para que nazca. — Dijo Jessie entre risas.

    Mientras Jessie y Emily salían de la consulta, Miranda entraba con una cara de preocupación.

    — ¿Miranda? ¿Qué haces tú aquí? — Preguntó Jessie, sorprendida.

    — Oh, Jessie. — Murmuró la mujer. — No me ha bajado. Quiero asegurarme de que pueda ser otra cosa antes de...

    — Un momento, ¿acaso podrías estar...?

    — La noche anterior, Tyrell y yo bebimos demasiado y... bueno, quiero saber con certeza si estoy embarazada o no.

    — ¿Y tú quieres tenerlo? — Preguntó Emily, alegre de saber que podría nacer un segundo bebé.

    — No lo sé cielo, es algo que Tyrell y yo tendríamos que hablar. — Murmuró Miranda, mostrando una sonrisa apagada.

    Mientras tanto, Josué se encontraba observando desde la distancia a los Mhirk y Guideón que se comunicaban entre ellos. Por su mente pasaban muchas cosas raras y preguntas extrañas, cosa que Dhraen, que venía por detrás, notó.

    — No, no hay relaciones sexuales entre otras especies. Podría haberlas, pero no nacería nada de ahí. — Dijo Dhraen, sobresaltando a Josué. — ¿Qué le hace pensar que nosotros los extraterrestres somos tan raros?

    — ¡El simple hecho de que no sean cómo nosotros es lo que los hace raros! — Dijo Josué, levantándose de su sitio. — ¡No vuelvas a aparecer por detrás mía, me has asustado, maldición!

    Josué se marchó por delante ante la mirada incrédula de Dhraen.

    — Vaya humano. — Dijo Dhraen en su mente, y rápidamente cambió de pensamientos. — Espero que Xorken y el resto estén bien y llegando a la costa.

    [...]

    — ¡Acabad con todos! ¡Es la única forma! — Exclamaba Tyrell mientras disparaba contra un Kyler que se encontraba sobre la azotea de un edificio.

    El tiroteo entre ambos bandos se intensificó, pero dado que los Kyler eran muchos menos, tenían desventaja. Sin embargo, también había bajas en el bando bueno.

    — ¡Cuidado! ¡Megablaster! — Señaló Tyok, alertando a todo el mundo.

    El Kyler apuntó a unos de los camiones y disparó el misil de energía que dio de lleno en el vehículo y éste explotó, lanzando a varios soldados por los aires. Elliot aprovechó su distracción y le dio de lleno en el torso, haciéndolo caer de aquella ventana. Aquel Kyler era el último. Eran sesenta soldados los que habían marchado a la misión y ahora solo eran cuarenta y ocho.

    — ¡Sharon! — Dijo Tyrell, al ver el cuerpo de la chica en el suelo.

    Rápidamente, el que fuera líder de la resistencia se arrodilló ante ella y apoyó su cabeza en su mano. Le tomó el pulso pero no reaccionaba.

    — ¡No! ¡No! ¡Joder! — Decía Tyrell mientras le hacía primeros auxilios.

    Elliot se acercó a su amigo y le colocó la mano en el hombro, tratando de hacerle ver que no podía hacer nada. Tyrell, a pesar de que no tenía nada con Sharon, la apreciaba, ya que fue una de las primeras en formar la Resistencia de DC. Abatido, Tyrell se marchó hacia el camión mientras el resto de soldados hacía lo mismo.

    — ¡En camino! ¡Antes de encontrarnos con más sorpresas! — Ordenó Xorken, viendo los cadáveres de sus compañeros con pena.

    Un poco apretados, todos los soldados se distribuyeron en los dos camiones restantes y prosiguieron su marcha hacia la costa. Durante el trayecto, Tyrell tenía el ceño fruncido y la mirada fija en el suelo. Elliot estaba preocupado por su amigo, ya que actuar temerario en una batalla tan crucial cómo aquella podía significar la muerte.

    Tras dos horas de viaje en el que, por sorpresa o suerte, no había avistamientos de Kyler, los soldados llegaron a la costa. Unas calles antes de llegar a la playa, los camiones aparcaron en la zona trasera de un almacén. Todos bajaron de los vehículos y entraron en dicho almacén, atentos para evitar otra emboscada.

    Tras investigar, se aseguraron de que estuvieran solos para contar el siguiente paso del plan. Xorken lideraba a los Guideón, Tyok a los Mhirk y Elliot a los humanos.

    — Bien, ahora debemos esperar a que nuestras naves dejen la embarcación que vamos a usar para llegar a la nave Kyler. — Dijo Xorken. — Iremos en silencio hasta la costa y un grupo subirá en barco, el otro irá en las naves. Les atacaremos por mar y aire. ¿Entendido?

    Todos los soldados asintieron listos para la acción. No pasaron más de tres minutos cuando todos oyeron a las naves sobrevolar el pueblo. Rápidamente se prepararon para salir del almacén y correr hacia la costa.

    — ¡Vamos! — Indicó Tyok a los suyos.

    Salieron a toda velocidad y avanzaron por las calles desiertas hasta llegar a la playa, donde un barco (de creación humana) y las dos naves Guideón esperaban.

    — ¿Dónde están los demás, señor? — Preguntó el piloto Guideón a Xorken, al ver que faltaban unos pocos.

    — Nos emboscaron. — Respondió Xorken con seriedad. — Por suerte, fueron pocos.

    — No perdamos tiempo. — Murmuró Tyrell, subiendo a una de las naves.

    — Tiene razón, ¡vamos! — Gritó Elliot.

    Tyrell iría en una de las naves para abordar la estructura Kyler, colocaría una bomba creada por los Guideón y detonaría así la nave para evitar que los Kyler huyesen del planeta.

    Otros soldados cómo Xorken y Tyok irían en la otra nave para abordar la nave Kyler y los del barco, entre ellos Elliot, Yuri y Miller navegarían hasta abordar la estructura.

    Finalmente, el barco zarpó de la costa y las naves serían la avanzadilla para proteger el barco.

    En el barco, el silencio era incómodo, especialmente entre los humanos. Tras unos minutos navegando, el barco se colocó en paralelo con la estructura, una de las entradas era enorme y serviría para irrumpir.

    La nave en la que iba Tyrell dejaría al grupo que colocaría la bomba arriba de la nave, para que entraran desde arriba. La otra nave de Xorken y Tyok aterrizó en el otro lado para abordar la nave. Todos estaban en contacto por radio, la misión había comenzado.

    — Quiero sigilo absoluto, ¿entendido? — Dijo Xorken por radio.

    Los grupos de soldados comenzaron a avanzar por los pasillos de la nave. Estos estaban oscuros y el silencio era preocupante porque en cualquier momento aparecerían.

    — Veo que ya han llegado. — Se comenzó a escuchar de unos altavoces en la nave. — Espero que estén atentos, porque dentro de poco van a ser atacados.

    — ¡No le escuchéis! — Exclamo Elliot, avanzando con su rifle. — ¡Seguid concentrados!

    Efectivamente, los Kyler comenzaron a salir de todas los cuartos y comenzaron a disparar a cada grupo. Se encontraban en una gran sala con coberturas pero los Kyler conocían su nave y sabían cómo moverse en ella.

    — ¡Cuidado! ¡Una Torreta! — Indicó Yuri.

    Ambos grupos se juntaron en aquel gran salón para enfrentar a los Kyler. La torreta comenzó a disparar sin freno contra todos los soldados Guideón, Mhirk y humanos. La Torreta impedía al grupo continuar y estaban asediados por los Kyler. De pronto, Xorken salió de su posición con una especie de esfera que brillaba de color azul y se la pegó a la Torreta, pero antes de que pudiera volver a resguardarse, los Kyler dispararon sus Blaster contra Xorken y éste cayó al suelo, con agujeros en la espalda. Sin embargo, esa cosa que había pegado a la Torreta hizo un pitido y explotó, haciendo una onda azulada y destruyendo por completo a la Torreta y a todo aquel que estuviese cerca de ella.

    — ¡Xorken! — Exclamo Elliot, corriendo hacia él.

    Entre él, Yuri, Miller y otro Guideón le giraron. Xorken estaba muy malherido, y el Guideón hizo un gesto de negación.

    — ¡Mierda, Xorken! — Dijo Elliot.

    — Ell... Elliot, cuida de mi herm... cuida de Dhraen... — Murmuró Xorken antes de expirar su último aliento.

    Elliot agachó la cabeza, frustrado, y tras un largo minuto en silencio, se levantó.

    — Sigamos.

    Mientras todos avanzaban con precaución por los pasillos de la nave, Elliot comenzó a oír voces en su mente.

    — Humano.

    Elliot supo rápidamente de quién se trataba.

    — Uuron. — Dijo Elliot mentalmente.

    — ¿Quieres venir a buscarme?

    — Dime dónde estás e iré a por ti.

    — Antes de llegar a la siguiente sala, desvíate por un pasillo estrecho hasta el puente de mando. Ahí te espero.

    — ¿Estás solo o eres tan cobarde que me esperas con más soldados tuyos?

    — Tranquilo, te destrozaré con mis propias manos.

    Elliot enfureció tras las palabras de El Extraño. Cuando vio aquel pasillo que se desviaba, entró en el y comenzó a avanzar con sigilo. Tras unos largos pasos, llegó a una sala en la que varios humanos se encontraban en cápsulas que hacían de incubadoras.

    — Experimentos... — Susurró Elliot, viendo la cantidad que había de humanos. — Con que esto ibas a hacer conmigo, Uuron...

    Tras cruzar la sala de los experimentos, Elliot llegó a una amplia puerta. Al acercarse, ésta se abrió lentamente. El puesto de mando se abría ante sus ojos. Tras él, se comenzaba a oír el tiroteo de su grupo contra los Kyler en la segunda sala. Elliot decidió entrar en el puesto de mando, cuando de pronto la puerta se cerró y Elliot se sobresaltó. Al volver a girarse, vio a Uuron de pie sobre unos controles. Éste giró la cara con tranquilidad y vio a Elliot detrás suya.

    — Hoy es tu último día, maldito Kyler. — Dijo Elliot, apuntando con su rifle al Extraño.

    — ¿En serio, Elliot? — Dijo Uuron de pronto. — ¿Vas a matarme por la espalda?

    — Sí, cómo tú has hecho con millones de humanos. — Respondió Elliot, dispuesto a apretar el gatillo.

    Para su sorpresa, Elliot no podía disparar. Por mucho que quisiera, el dedo no accionaba el gatillo, y Uuron se puso frente a él, mirándole fijamente.

    — Tengo el control de tu mente. — Murmuró Uuron, ante la mirada de preocupación de Elliot. — Eres mío.

    Elliot, sin control sobre su cuerpo, dejó caer el rifle. Uuron le dio una patada para alejarlo de él.

    — Esto te va a doler.

    Elliot comenzó a sentir cómo su cabeza comenzaba a calentarse hasta tal punto de que le ardía. Sus gritos de dolor parecían placenteros para Uuron, que sonreía mientras parecía torturar mentalmente al humano. Elliot cada vez gritaba más, y Uuron cada vez disfrutaba más. Cuando parecía que la cabeza de Elliot iba a fundirse por dentro, alguien disparó a Uuron en la pierna, haciéndolo caer. Una sangre verde biscosa salía de su rodilla.

    — ¿Estás bien? — Dijo Tyok, apareciendo con su escopeta.

    Elliot no podía ni responder, ya que su cabeza aún ardía, aunque ahora iba a menos. De pronto apareció Rhaen, el Kyler de la cicatriz en el rostro, y se abalanzó sobre Tyok. Mientras Uuron y Elliot se recuperaban de lo sucedido, Rhaen y Tyok comenzaron a luchar cuerpo a cuerpo.

    El Mhirk le golpeó el rostro varias veces, pero el Kyler aguantó los golpes y le dio varios codazos en el abdomen. Elliot trataba de regenerar su daño rápidamente para ayudar a Tyok en su lucha, sin embargo, Uuron se levantó y cogió la escopeta de Tyok.

    — ¡Rhaen, déjamelo a mí! — Gritó Uuron con furia.

    Rhaen golpeó a Tyok en el rostro y se apartó de él. Tyok se encontraba ahora mismo indefenso mientras Uuron le apuntaba con su propia escopeta.

    — Elliot, prepárate porque vas a ver de que está hecho un Mhirk por dentro. — Murmuró Uuron.

    — ¡Déjalo joder! ¡Déjalo! — Gritó Elliot, aún con dolor de cabeza.

    Rhaen sujetó a Elliot por detrás para que éste no pudiera hacer nada. Tyok miró a su amigo con un rostro de tristeza.

    — Amigo, me has enseñado los auténticos valores de proteger a tus seres queridos, me has enseñado que la unión hace la fuerza y me has enseñado que el espíritu humano puede con todo. No te olvidaré; nunca te rindas. Cuida de tu familia cómo yo no pude cuidar de la mía. — Le dijo Tyok a Elliot mentalmente.

    Y antes de que Elliot pudiera responderle a su amigo, Uuron disparó la escopeta en el torso de Tyok, abriéndole el pecho. El Mhirk se fue hacia atrás, hasta chocar contra la pared, y luego cayó de rodillas, mirando a Uuron a los ojos. Finalmente, su cuerpo sin vida se dejó caer en el suelo ante la mirada en lágrimas de Elliot.

    — ¿Qué te ha parecido, Elliot? Los Mhirk también tienen un corazón en el pecho, cómo vosotros los humanos. — Dijo Uuron tirando la escopeta al suelo.

    — ¡MALDITO KYLER! ¡VOY A MATARTE! ¡VOY A MATAROS!

    De pronto, Elliot le dio un cabezazo a Rhaen que le hizo soltarse, se lanzó rápidamente a por la escopeta y disparo varias veces seguidas a éste, fusilándolo literalmente. Cuando se disponía a disparar a Uuron, éste le paró mediante el control mental, sin embargo, por primera vez, Elliot se sobrepuso al control mental Kyler y se alzó frente a él.

    — Ahora entiendo porque te llaman El Extraño. — Dijo Elliot. — Serás el primer líder Kyler en morir en otro planeta que no sea el tuyo, y serás recordado cómo un extraño en tierra desconocida.

    — ¿Y cómo pla...?

    Elliot disparó a Uuron en la otra pierna, dejándolo inválido. Uuron hacía muestras de dolor mientras se retorcía en el suelo. Elliot tiró la escopeta a un lado, se puso sobre el Kyler y comenzó a golpearle con sus manos.

    Puñetazo tras puñetazo, la ira de Elliot parecía haberse apoderado de él y no paraba de golpear a Uuron, que cada vez, tenía un poco menos de vida. Finalmente, cuando El Extraño tenía el rostro desfigurado, Elliot comenzó a estrangularse con sus propias manos hasta que el ser extraterrestre inhaló su última bocanada de oxigeno terrestre.

    Elliot se sintió aliviado en mucho tiempo desde que la invasión iniciara. Lo había conseguido, el líder de toda una raza inteligente había perecido, y la humanidad lograría salir adelante. De pronto, la radio comenzó a hablar. Era Tyrell.

    — ¡Aviso a todo el mundo! ¡La bomba está puesta, será detonada en dos minutos! ¡Salid de la nave sea cómo sea!

    — Mierda. — Susurró Elliot.

    Rápidamente, Elliot salió del puente de mando dejando atrás los cuerpos de Tyok, Uuron y Rhaen. Corrió por varios pasillos buscando desesperadamente la salida de la nave, sin embargo, aquello parecía un laberinto. Llegó a la segunda sala en la que muchos cuerpos de distintas especies yacían sin vida en el suelo.

    Sabiendo que no podía detenerse, Elliot siguió buscando desesperadamente la salida, hasta que finalmente llegó a la entrada por la que subió a la nave. Pero el barco había zarpado con los soldados supervivientes y una de las naves ya estaba demasiado lejos. De pronto, la gran nave Kyler comenzó a elevarse mediante sacudidas.

    — ¿Pero qué...?

    Mientras Elliot luchaba por no perder el equilibrio, vio cómo la segunda nave salía de la otra entrada. Vio a Miller dentro de la nave, y se alegró de que aún quedasen amigos con vida. Pero de pronto, varias naves Kyler salieron de la gran nave y comenzaron a rodear a la nave Guideón.

    Dichas naves Kyler dispararon fríamente contra la nave Guideón, y Elliot vio cómo Miller y varios integrantes más de la nave estallaban en miles de pedazos. Acto seguido, vio que las naves Kyler huían de su gran nave debido a que en segundos iba a explotar.

    Rápidamente y a la desesperada, Elliot saltó de la nave, que ya se encontraba a una altura considerable del agua del mar. La gran nave Kyler finalmente explotó brutalmente en el aire y la onda expansiva lanzó a Elliot, que estaba en plena caída, muy lejos de la costa.

    [...]

    Elliot despertó debido al frío tacto de la arena mojada en su rostro ensangrentado. Dolido y malherido debido a la explosión, cogió arena con las manos e hizo fuerza por incorporarse. Se encontraba desarmado y sin nadie a su lado. Miró a su alrededor y vio que estaba en una playa, pero desconocía de cual se trataba. Observó el horizonte en busca de los restos de la nave Kyler pero solo veía humo en la lejanía.

    — ¿Dónde diablos estoy?

    La cabeza de Elliot daba vueltas y el joven se encontraba exhausto. Solo pensaba en todas las personas que había perdido tras la guerra, pero se sentía en parte aliviado porque El Extraño estaba muerto, y los Kyler restantes de la Tierra vagarían sin rumbo por ella hasta que los humanos los aniquilasen definitivamente. Comenzó a caminar hacia el interior del bosque con palmeras que había frente a él.

    De su mente, no podía borrar la imagen de Tyok muerto, su gran amigo. De repente, escuchó un sonido a su izquierda, algo lejos, pero se aproximaba. Sin armas, no tuvo más remedio que esperar expectante quién se acercaba. Al verlo de más cerca, indentifico a un Kyler solitario y que parecía malherido. Cuando éste se dio cuenta, se puso en posición de ataque.

    Elliot hizo lo mismo y ambos se miraban sin quitarse la vista de encima. En ese momento, el Kyler soltó un gritó de furia y se abalanzó hacia Elliot, pero antes de que éste llegara a tocarle, un disparo en la cabeza al Kyler lo hizo caer a un lado de Elliot.

    — ¡Mierda! — Exclamo Elliot, asustado.

    Al ver a su derecha, vio que Tyrell portaba un rifle y venía acompañado de varios soldados humanos, entre ellos Yuri. Su amigo le tendió la mano.

    — Un 'gracias' no estaría mal. — Dijo Tyrell. — Venga, levanta.

    — Ty... — Murmuró Elliot, alegre.

    Ambos se miraron a los ojos con satisfacción y alegría.

    — Lo hemos conseguido.

    Elliot sonrió tras ese comentario pero estaba muy agotado y derrotado. Su cara denotaba mucho esfuerzo por haber sobrevivido a aquello, y su cuerpo decidió que debía reposar. Elliot cayó inconsciente al suelo, pero feliz de haber acabado con todo aquello.

    [...]

    Elliot despertó en su habitación del motel de Josué, en la que vivía con Jessie y Emily. Se encontraba en la cama y vio por la ventana que la noche estaba al caer. Al levantar la cabeza, vio a Emily dormida en un sillón.

    — Em. — Dijo Elliot, para despertar a su hermana.

    Emily abrió los ojos lentamente pero cuando se percató de que su hermano estaba despierto, corrió a abrazarle en la cama.

    — ¡Elliot! — Exclamo con alegría.

    — Me alegra verte, Emily. — Murmuró Elliot. — ¿Dónde está Jessie?

    — Estuvo aquí hace rato, pero se fue a ver a Miranda. — Dijo la niña.

    — ¿Y sabes cuanto tiempo he dormido?

    — Unas once horas. — Murmuró Emily.

    — Joder. — Dijo él, levantándose de la cama. — ¿Qué hacen los demás?

    — Están reunidos en la calle mayor. — Dijo Emily. — Están celebrando que hemos ganado a los Kyler.

    — Bueno, pues vayamos nosotros también, ¿no?

    Ambos hermanos salieron de la habitación hasta la calle. Allí, la mayor parte de la gente se encontraba hablando, celebrando y abrazando a los soldados que había regresado, mientras que otros lloraban la perdida de los que no habían vuelto.

    — ¡Elliot! — Dijo Yuri, acercándose a éste. — Me alegra verte bien. Cuando te encontramos, estabas hecho mierda.

    — Sí bueno, saltar de una nave al mar y que la onda expansiva de la explosión te lance lejos, pues no te deja muy en forma. — Respondió Elliot.

    — Lo sé tío; eres una leyenda. — Dijo Yuri, abrazando a Elliot y marchándose.

    Elliot se sorprendió de aquello, pero decidió dejarlo estar y siguió camino a la calle mayor. No tardó en llegar, y allí, se encontraba Tyrell festejando la victoria y Josué sirviendo bebidas. Jessie y Miranda también estaban, pero a un lado de la celebración.

    — Ve con Jessie, yo ahora iré.

    Emily obedeció a su hermano mayor y se fue a ver a Jessie, mientras Elliot se acercaba a Dhraen, que estaba abatido tras enterarse de la muerte de su hermano y líder de los Guideón, Xorken.

    — Dhraen, lo siento por tu perdida. — Murmuró Elliot, sentándose a su lado.

    — Era algo que podía ocurrir y ocurrió, no lo sientas. — Dijo el Guideón. — ¡Debí ir con vosotros! ¡Podría haberlo salvado!

    — Dhraen, no te tortures por eso. Tú hermano no quiso llevarte porque quizá hubieras acabado igual que él. No te sientas culpable, aquello fue una masacre. — Dijo Elliot.

    — Supongo que tienes razón. — Musitó Dhraen. — Yo también lo siento por tu perdida.

    — Gracias. — Murmuró Elliot. — Creo que era su única familia, porque nunca me ha mencionado que tenga hermanos o padres en Roleyk.

    — Roleyk ya ha sido liberada, por cierto. — Dijo Dhraen, alegre por eso. — Los Kyler han sido vencidos también allí.

    — Eso es genial. — Dijo Elliot. — Bueno Dhraen, ¿qué haréis vosotros los Guideón ahora que no hay planetas que liberar de los Kyler?

    Dhraen se quedó unos segundos pensativo, hasta que finalmente habló.

    — Cómo nuevo líder de los Guideón, me gustaría que vosotros los humanos y los Mhirk, nos dejaráis vivir en vuestros planetas. Ya que nuestros niños necesitan vivir en un hogar agradable, no en una nave vagabunda en medio del espacio.

    — Por mí, no hay problema en que os quedéis en la Tierra. Ahora hay que reconstruirla y vuestra ayuda nos vendría otra vez más genial. Además, podríais enseñarnos a usar vuestra tecnología.

    — Por supuesto, trato hecho.

    Elliot se despidió de Dhraen y fue a ver a Jessie, que estaba con Miranda y Emily.

    — Elliot. — Dijo Jessie, levantándose del banco y abrazando a su amado. — ¿Cómo te encuentras?

    — Mucho mejor, ¿y tú? ¿cómo está el feto?

    — Muy bien los dos, tonto.

    Tyrell vio a Elliot y decidió acercarse para hablar con él.

    — ¡Miranda también va a ser mamá! — Exclamo Emily.

    — ¡Emily! — Dijo Jessie, sorprendida.

    Tyrell, que estaba justo delante de ellos, miró a Miranda sorprendido.

    — ¿Y-yo... padre...?

    — Enhorabuena Ty, no sabía que tú y Miranda habíais vuelto a estar juntos. — Dijo Elliot, abrazando a su amigo.

    Tyrell trataba de articular palabra pero los nervios no le dejaban hacerlo. Miranda estaba preocupada ya que tener un hijo con él significaba formar una familia y estar juntos, cosa que ella quería pero que él no tenía claro.

    — Vamos a ser padres... — Murmuró Miranda.

    — Ya veo... — Susurró Tyrell, sin creérselo.

    — ¿Quieres tenerlo? — Preguntó Miranda.

    Tyrell miró a Elliot y Jessie, que estaban juntos y abrazados, mirando la escena. Emily hacía palmas con las manos y con una sonrisa que no le cabía en el rostro. Tyrell miró a Miranda con impacto aún y asintió con la cabeza. Iban a ser padres.

    [...]

    Tras la gran noticia de que Tyrell y Miranda iban ser padres, éste y Elliot se alejaron un poco de la celebración para hablar sobre lo ocurrido y sobre el futuro.

    — Siento la muerte de Tyok. — Murmuró Tyrell, cabizbajo. — También era amigo mío.

    — Lo sé, lo peor es que lo vi con mis propios ojos y es una imagen difícil de olvidar.

    — ¿Te aseguraste de matar a El Extraño, verdad?

    — Sí, además, no podría haber sobrevivido a esa explosión. — Dijo Elliot. — Por poco no lo cuento yo.

    Ambos se sentaron a observar la noche estrellada que había en el cielo, libre de contaminación y en calma.

    — ¿Crees que podamos viajar a otros planetas algún día? — Preguntó Tyrell, dándole un sorbo a su vaso de alcohol.

    — Estoy seguro. Los Guideón tienen naves, ellos pretenden quedarse aquí en el planeta de los Mhirk, Roleyk. Creo que tendremos tecnología suficiente de nuestros amigos espaciales.

    — Joder, vaya que sí. Oye, ¿no sientes increíblemente bien al haber erradicado a los p*tos Kyler? — Dijo Tyrell. — Por todos los muertos en combate, por todos esos amigos...

    — La verdad es que me siento genial por eso. Ahora tendremos un futuro mejor para nosotros y nuestros hijos. — Dijo Elliot. — Seremos recordados cómo unos participantes de la gran batalla que provocó la caída del imperio Kyler.
     
  11.  
    Zurel

    Zurel —Vuestras historias han terminado.

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    No puede ser!

    Tyok ha muerto, que lástima, pobre. Aunque su muerte le dio las fuerzas necesarias a Elliot para matar al Extaño, y valla que ese nombre le cae como anillo al dedo.

    Murió siendo un extraño en un planeta extraño de una galaxia extraña que se hubica en un sistema solar extraño. XD

    Aunque el imperio Kyler ha caído, espero que no sea el final, aún están las visiones de Emily. Te juro que me han salido cabellos blancos de tanto pensar en eso.

    Espero que aún no sea el final, porque te digo algo, esta historia tiene para rato, y a pesar de que es algo que se ha visto mucho en las películas, eso no le quita lo emocionante. Es más, si no tuviera que centrarme tanto en mí historia, volvería a leer la tuya desde el inicio.

    Estaré pendiente de tú próxima actualización, ah y aprovecho para invitarte a leer mi historia, que por cierto entra en la categoría de ciencia ficción, no creo que sea difícil que la encuentres. Saludos!
     
  12.  
    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    No será el final, tranquilo. Aún le quedan unos once capítulos :D Ahora mismo iré a pasarme por tu historia, es lo menos que puedo hacer. Ya sabes que te estoy agradecido por leer mi historia desde el inicio, pocos lo hacen, y se aprecia. ¡Gracias! :3
     
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  13. Threadmarks: Parte 4 (Final) / Capítulo 5: El prólogo de la guerra
     
    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Capítulo 5 (Final Parte 4): El prólogo de la guerra



















    — Ven con papá.

    El niño sollozaba hasta que su padre lo abrazó. Elliot observaba a su hijo con alegría inmensa, mientras lo pegaba más a su pecho. No pudo evitar acordarse de sus padres, ellos estarían encantados con Jessie y estarían adorando al pequeño Elliot.

    A su espalda, Jessie dormía plácidamente en la cama. Elliot miró de reojo el despertador, que ya indicaba las siete y cuarto de la mañana. El Sol ya estaba saliendo. Ahora que el bebé Elliot ya estaba tranquilo y dormido, su padre lo acomodó en la cuna con suavidad.

    — Elliot, no despiertes a la mamá, por favor. — Le susurró al bebé.

    Acto seguido se puso la ropa y los zapatos y se dirigió a la habitación de al lado. Emily, ahora una adolescente, dormía destapada en la cama y con la ventana abierta.

    En silencio, cerró la ventana y la tapó hasta arriba. Luego le dio un beso en la frente y bajó las escaleras hasta el salón. Fue a la cocina y se dispuso a hacerse un café mientras se fijaba en el calendario que Emily hizo a mano hacía unos meses.

    — Sábado, 28 de Septiembre del 2021. — Murmuró. — Dios, ya han pasado cuatro años desde aquello...

    La cafetera pitó y Elliot se sobresaltó al estar despistado. El café ya estaba listo. Se lo bebió en cinco minutos mientras observaba por la ventana de su casa cómo la gente ya iba a trabajar.

    Lo raro de aquella escena no era el simple hecho de ver a la gente dirigirse a sus quehaceres, sino ver a Mhirks y Guideóns paseando por las calles cómo si nada. Ahora las tres especies estaban muy unidas y colaboraban en todo lo necesario.

    — Estableceremos un puente entre la Tierra, nuestra nave nodriza Xeon y Roleyk, el planeta natal de los Mhirk. — Dijo Dhraen. — He hablado con Aedron, el gobernante de Roleyk, y ha accedido a crear dicho puente cultural.

    — ¿Eso quiere decir que los humanos podremos visitar Roleyk o ver vuestra nave Xeon? ¿Viajes interestelares? — Preguntó Tyrell, allí presente.

    — Así es, tan sencillo cómo eso. Los Mhirk y nosotros los Guideón tenemos transbordadores que nos pueden llevar de un sitio a otro. Además, os ayudaremos a mejorar vuestra tecnología y a comprender las nuestras. — Respondió Dhraen con satisfacción.

    — Básicamente esto es cómo un convenio entre especies. — Añadió Elliot.


    Elliot dejó la taza del café en la pica y sale de su hogar. Elliot era ahora cómo un alcalde o un presidente; representando a los humanos en reuniones con los Mhirk o Guideón. Tres pueblos que se entendían.

    Elliot ahora se limitaba a inspeccionar los trabajos del nuevo mundo, aprobar o deshacer leyes y demás cosas que eran más dignas de un político que de un soldado ya formado cómo Elliot. Pero su gente lo decidió así, y él no iba a decir que no.

    Tras caminar por varias calles, Elliot se percató de algo que siempre echó en falta tras la invasión: las aglomeraciones de vehículos. Esos atascos mañaneros cuando tenías que ir a trabajar, eso ya había acabado.

    En colaboración con los Guideón, estos y los humanos perfeccionaron los coches para que fueran con energía solar, y que sobretodo, fueran por aire. Las calles ahora eran de las personas, y el cielo, de los vehículos.

    La ciudad había recuperado su estatus, sobretodo más futurista. Todos esos pequeños detalles eran los que a Elliot más le hacían pensar. La invasión fue lo peor que le ocurrió a la humanidad, pero dentro de aquello, la humanidad creo vínculos con dos especies de otros mundos y gracias a eso, aumentó su conocimiento y tecnología.

    Tras divagar entre sus pensamientos y sus planes de futuro, Elliot llegó a su oficina. Prescindió de secretaria porque no le parecía necesario, y Jessie siempre le ayudaba en sus tareas. Otra cosa de la que prescindieron fue del dinero. El capitalismo había dado paso a un mundo libre y en el que los pagos se hacían trabajando o intercambiando objetos.

    Si tú necesitabas una pieza para tu coche aéreo pero eras cultivador y el mecánico tenía esa pieza pero necesitaba hortalizas, el trato se hacía. Tan sencillo cómo aquello.

    Elliot se acomodó en su silla y comenzó a ojear en la tableta su trabajo. Todo había cambiado, los Guideón y los Mhirk habían dado tecnología a la humanidad y ahora todo era distinto a antes. De pronto, tocaron a la puerta.

    — Pasa.

    La puerta se abrió y entró al despacho Tyrell. El gran amigo de Elliot trabajaba en mantenimiento de armas. Además, hacía clases para jóvenes que quisieran estar preparados para luchar, en caso de tener que hacerlo.

    — Buenos días, Elliot. — Murmuró Tyrell. — ¿Cómo lo llevas?

    — Viendo lo que tengo para hoy; visitar los huertos, probar el nuevo prototipo de coche volador... en fin, de todo un poco. ¿Y tú?

    — Dhraen, quiere vernos en el laboratorio. — Dijo Tyrell con seriedad. — Ha conseguido que hable.

    — Vamos.

    [...]

    Tyrell y Elliot se dirigían al laboratorio en el que Dhraen trabajaba junto con discípulos Guideón, Mhirk y humanos. Les enseñaba más sobre el cosmos y el espacio, pero por otro lado, y en absoluto secreto (solo lo sabían Tyrell, Elliot y Aedron) experimentaba con el último Kyler que quedaba en la Tierra.

    Estaba grave, pero consiguió estabilizarlo porque quería saber la respuesta a la gran pregunta de si quedaban o no más Kyler en el universo conocido.

    — ¿Cómo está tú hijo y Miranda? — Preguntó Elliot, para hablar con su amigo.

    Tyrell le puso Devon a su hijo, en honor a su hermano.

    — Los dos están bien, los he dejado en casa desayunando. — Musitó. — Aún no me acostumbro a ser padre.

    — Yo voy poco a poco.

    Tras la breve charla, ambos llegaron al laboratorio. Las pruebas habían finalizado y los discípulos de Dhraen ya se iban de laboratorio. Solo estaban ellos tres.

    — Ya habéis llegado. — Murmuró el Guideón.

    — Sí, ¿qué ocurre Dhraen? — Preguntó Elliot.

    — El Kyler puede hablar. Tienes que oír lo que me ha dicho. — Dijo Dhraen.

    Los tres se fueron a la sala secreta en la que aquel Kyler se encontraba, encerrado en una especie de prisión de máxima seguridad. Al llegar, el Kyler miró con seriedad a ambos humanos.

    — Cuéntales qué me has dicho antes. — Indicó Dhraen con seriedad.

    El Kyler se acercó al cristal que le separaba del trío y comenzó a mirarles. Tras unos largos segundos en silencio, habló.

    — Pensáis que lo habéis conseguido, que habéis ganado, que nosotros ya no existimos; que estamos extinguidos. — Comenzó a decir el Kyler. — Pues dejadme deciros que os equivocáis. Nosotros estamos por todos los rincones del universo que conoces... y del que no conoces.

    [...]

    Jessie con Elliot en brazos y Emily se habían dirigido a casa de Miranda y su hijo Devon. Siempre quedaban para hablar y tomar algo. Estuvieron más de una hora hablando.

    — Vaya noche me ha dado Devon. — Dijo Miranda, mirando a su hijo en el carrito. — Ni Ty ni yo hemos podido dormir en condiciones.

    — Elliot si que ha dormido bien esta noche. Ni su padre ni yo nos hemos tenido que levantar a decirle nada. — Murmuró Jessie.

    — Yo no lo escuché en toda la noche. — Intervino Emily, levantándose de su silla. — Bueno chicas, yo me voy.

    — ¿Dónde vas, Em? — Preguntó Jessie.

    — ¿Vas a verte con ese chico de nuevo? — Preguntó Miranda con una mirada picarona.

    — David es solo un amigo. — Recriminó Emily.

    David fue aquel niño que El Extraño se llevó de El Paraíso hacía unos años. Logró sobrevivir en uno de sus laboratorios dispersos por el condado, y ahora era igual que Elliot cuando experimentaron con él. Tenía la misma edad que Emily y juntos habían ido desde hacía un año a la escuela juntos.

    [...]

    Yuri estaba en las ruinas de El Paraíso. Cuando reconstruyeron la ciudad, aquel pueblecito quedó desierto. Josué fue el único que no abandonó el pueblo, y hacía uno meses murió allí.

    Yuri siempre le llevaba comida y demás, pero Josué siempre quiso estar aislado de todos. Ahora, Yuri le enterró y se encontraba de rodillas frente a su tumba.

    — Maldito viejo, quisiste morir solo y ya lo has conseguido. — Murmuró Yuri, que de verdad apreció a Josué y lo conocía desde hacia mucho.

    — ¿Por qué no viene con todos a la ciudad? Los Guideón y los Mhirk nos están ayudando a reconstruirla. — Dijo Yuri, sentado al lado de una chimenea.

    — ¡Te he dicho que no! Nunca me han gustado los extraterrestres, y prefiero estar solo aquí, rodeado de lo que es humano. — Respondió Josué, sentado al otro lado de la chimenea y avivando las llamas con leña.

    — No sea un cabezón, Josué. Aquí solo no hará nada.

    — Aquí solo viviré mis últimos años. Es lo que quiero y ni tú ni nadie me hará cambiar de idea.

    Yuri resopló, cansado de insistir.

    — Bueno, si es lo que quiere... Volveré mañana a traerle más comida, le queda poca. Ah, y más leña.


    — Espero que de verdad ahora seas feliz. — Susurró Yuri, dejando en la tumba un collar que fue de Josué.

    [...]

    — Sigues queriendo que te cuente mi historia, ¿verdad?

    — Por supuesto. Quiero dedicarme a recopilar historias de la invasión, lo que la gente tuvo que superar para sobrevivir y todo eso.

    — Bueno Em, no tengo reparos en contarte que me pasó cuando El Extraño me llevó con él. — Dijo David con sinceridad.

    — Señor, aquí tiene al niño que me pediste. — Dijo Adrien, cogiéndome de la mano.

    — Buen trabajo. Haré que éste niño sea un gran siervo del imperio Kyler. — Respondió El Extraño, cogiéndome de la mano. — Mañana vendré, quiero ver cómo está mi rebaño de inoculados humanos. Si éste proyecto sale bien, serás recompensado, Adrien.

    — Muchas gracias, señor Uuron. — Dijo Adrien.

    El Extraño subió a la nave conmigo mientras Adrien sonreía y se despedía de mí con la mano. Solo era un niño, pero sabía que ese tipo era alguien malo. En el interior de la nave, me encontré con muchos niños más, para mi sorpresa.

    — Siéntate aquí. — Me ordenó El Extraño.

    Tenía miedo, no quería que me pasara nada, así que obedecí. Me senté mientras todos los niños me miraban; al parecer hacía mucho que no veían a alguien nuevo. Sin embargo, no hablaban, ni se inmutaban. La nave nos llevó a un gran almacén, y allí, nos encerraban de cinco en cinco en celdas oscuras y sucias.

    Cuando necesitaban alguien con quien experimentar, abrían una celda y sacaban a alguno. Hasta que me tocó a mí.
    Un Kyler abrió la puerta y me señaló. Me levanté despacio y le seguí. Pensaba que iba a ser mi fin y no me atrevía a hacer nada. Me tumbaron en una camilla de metal, fría.

    Se disponían a atarme los brazos y los pies cuando un gran estruendo hizo temblar la estructura. Uno de los Kyler se fue a ver que pasaba mientras el otro me vigilaba. Aproveché una distracción del que me vigilaba y comencé a correr por allí, entre camillas y niños tumbados en ellas. El Kyler comenzó a correr detrás mía pero de pronto unos hombres entraron en el almacén.

    — ¡Liberad a los niños! ¡Matad a los Kyler!

    Una chica me cogió de la mano y me sacó de allí. Me dijo que su grupo mataría a los Kyler, salvaría a los niños y regresería con nosotros, pero nunca volvieron. Con ella, logré llegar hasta aquí. Es lo más parecido a una hermana que tengo.

    [...]

    — ¿Qué quieres decir con eso? ¿Sois más ahí fuera? — Preguntó Elliot.

    — Obviamente. ¿Acaso esperabais que toda nuestra raza se volcara en una mísera invasión? Somos muchos, incontables.

    — Sois una plaga. — Murmuró Tyrell. — ¿Dónde están tus p*tos amigos?

    El Kyler miró fijamente a Tyrell.

    — Donde solo nosotros hemos podido llegar. El Vortex.

    Dhraen, Tyrell y Elliot se miraron perplejos. Tras pensar que los Kyler habían sido exterminados, el último de ellos afirma que aún quedan muchos más, y que están en el Vortex, límite que según Guideóns y Mhirks, quién ha cruzado no ha podido regresar.

    Elliot comenzó a sentir la misma sensación que cuando la nave Kyler sobrevoló la ciudad por primera vez, siendo el prólogo de la guerra.
     
  14.  
    Zurel

    Zurel —Vuestras historias han terminado.

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    Lo que ha revelado ese Kyler es grave. Si son tantos, será difícil que los eliminen. Pero la ventaja que tiene los humanos actualmente, es mejor que al principio.

    Ya que algunos se han ido preparando en caso de tener que luchar, y eso sera una gran sorpresa para los Kyler sin llegan a invadirlos otra vez. Ahora, pueden esperar a que lleguen nuevamente, o puden ir a buscarlos. Pienso que será la segunda opción la que eligan.

    Por otro lado, me sorprende que el hijo de Elliot tenga su mismo nombre, me parece que debe haber una razón del porqué lo llamaron igual a su padre. Elliot se ha convertido como en el John Connor de Terminator XD

    Prácticamente viene siendo el líder de la resistencia, y más ahora al ver su importante papel que ha tomado entre los humanos.

    Emily ahora es una adolescente, y espero que posea un papel importante en la segunda temporada, le llamo así porque bueno, han pasado muchas cosas y técnicamente es otra temporada. :D

    Esperaré la próxima actualización, y también tu opinión sobre la historia. Espero sea de tu agrado. Saludos!
     
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  15. Threadmarks: Parte Final / Capítulo 1: Veinte años
     
    Manuvalk

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    Parte Final: El Vortex


    Sinopsis:

    "Una última batalla se avecina. Veinte años después de que la humanidad lograse vencer a los Kyler y así recuperar el control de la Tierra, la ADT (Agencia de Defensa Terrestre) capta una onda de radio en el espacio profundo. Se desconoce su emisor, sin embargo, procede de El Vortex, el límite más allá del universo conocido. Con el temor de que una nueva amenaza se aproxime a la Tierra, la ADT contacta con los Guideón y los Mhirk. Las tres razas unirán fuerzas para investigar el suceso. Un numeroso grupo compuesto por miembros de las tres especies se embarcará en una peligrosa y desconocida misión que podría ser mucho más aterradora de lo que parece."





    Capítulo 1: Veinte años



    — Veinte años. Han pasado veinte años de aquello y aún duermo con un arma en la mesita de noche. Aún tengo pesadillas en las que esos seres regresan, más fuertes, más peligrosos, más brutales. Unas pesadillas en las que de pronto me veo envuelta en otra invasión, otra guerra por la supervivencia. No te voy a mentir, Elliot, me conoces y sabes que cuando siento algo, termina cumpliéndose. Ellos van a regresar, y no será cómo la primera vez.

    — Emily, ¿estás segura de lo que dices? Han pasado veinte años. ¿Por qué no han venido antes? Piénsalo.

    — No serán tan precipitados cómo la primera vez, saben que nosotros hemos cambiado; mejorado.

    Elliot se levantó de la mesa con frustración. Emily miraba a su hermano con preocupación.

    — ¡¿Entonces crees que están ahí fuera?! ¡¿Por lo que dijo ese Kyler hace veinte años?! — Elliot se desfogó diciendo aquello. — ¿Sabes? Hemos tenido ésta conversación cientos de veces. Y estoy cansado. Te recuerdo que Tyrell, yo, Dhraen y Aedron formamos la ADT para estar prevenidos. Y lo estamos. Estos veinte años hemos dado un paso al frente en todo; armas mejoradas, calidad de vida mejorada, naves mejoradas... Hace treinta años esto ni se nos pasaba por la cabeza.

    — ¡Ya sé que estamos protegidos y preparados para cualquier amenaza! ¡¿Pero no lo entiendes?! ¡Terminarán regresando! ¡La Tierra y Roleyk han sido los únicos planetas que no han conquistado, dejando aparte muchos más que los Guideón salvaron! ¡Los humanos y los Mhirk hemos sido las únicas especies que han atacado y no se han extinguido, sino que les han ganado! ¡No se olvidarán de nosotros! — Exclamo Emily, molesta.

    — ¡Quizá ya lo han hecho! — Gritó Elliot golpeando la mesa.

    Ambos hermanos se miraron a los ojos. Elliot agachó la mirada y se volvió a sentar junto con Emily.

    — Mira Em, lo siento, soy un idiota. No debo comportarme así y menos contigo. Entiendo tu preocupación, pero realmente no tienes de qué preocuparte, porque en el hipotético caso de que nos vuelvan a atacar, sabremos defendernos mucho mejor que la primera vez. Pero por favor, en vez de ser tan negativa, piensa que eso no pasará y vive tu vida. Tienes una hija, disfruta de ella. Yo disfruté del mío, y ahora amenaza con irse a vivir a Roleyk. Así que, cuida de Angie y sonríe de una vez. — Murmuró Elliot, ahora más calmado.

    Emily asintió, sabiendo que su hermano mayor tenía razón. Se levantó y lo abrazó cómo siempre hizo cuando Elliot regresaba de una de sus peligrosas misiones.

    — Te quiero, hermanita. — Dijo Elliot con sinceridad.

    — Y yo a ti, hermanito. — Respondió Emily con una tierna sonrisa.

    De pronto, Dhraen le habló mentalmente a Elliot.

    — Elliot, ven a la sala de control.

    Elliot acompañó a Emily hacia la salida y acto seguido fue a ver a Dhraen. En la sala de control se encontraban él, Kinna y Yuri. Kinna era una Guideón, la mujer de Dhraen.

    — ¿Qué ocurre?

    — Hemos recibido una señal de radio procedente de El Vortex. — Soltó Yuri.

    — ¡¿Del Vortex?! — Exclamo Elliot, sorprendido.

    — Así es. ¿Quieres oírla? — Preguntó Kinna, dispuesta a poner aquel audio proveniente del espacio profundo.

    — Por supuesto.

    La señal de radio comenzaba con estática, unos largos segundos de estática hasta que de pronto, se comenzaron a oír jadeos. Acto seguido, una voz humana habló.

    ¡No ten... much... ti... mpo! — Decía aquella voz, casi distorsionada. — ¡N...s atac...n! ¡Desc... ozco a est... esp... cie, p...ro se hac... llam...ar los...!

    Un disparo frena las palabras de aquella persona, rápidamente se oyen una serie de disparos, al parecer entre dos sujetos. Finalmente paran, y la voz humana vuelve a la radio.

    ¡No hay tiem...! ¡Si est... llega al otr... lad...o, neces... amos ay... uda, ya!

    La transmisión tuvo un poco más de estática hasta que paró.

    Elliot, Dhraen, Kinna y Yuri se miraban sorprendidos.

    — ¿Era... era un humano? ¿Al otro lado del Vortex? — Preguntó Elliot, atónito.

    — Eso deja muchas teorías abiertas. — Dijo Dhraen.

    — ¿Qué hacemos? — Preguntó Yuri.

    — ¡¿Cómo que qué hacemos?! — Dijo Tyrell, que al parecer estaba al margen pero había escuchado el audio. — ¡Hay que ir allí! ¡Es evidente, antes de que ellos vengan aquí!

    — Puede ser peligroso. — Indicó Kinna.

    — ¡¿Y qué?! ¡Necesitamos respuestas a eso! ¡Joder, era un ser humano! ¡En el otro lado! — Dijo Tyrell.

    — ¡Calma todo el mundo! — Exclamo Elliot. — Yuri, reune a todos los soldados de la ADT en la base. Dhraen, comunícate con Aedron y diles que preparen la nave para zarpar. El Proyecto Vortex se pone en marcha.

    [...]

    — ¿Vamos a almorzar por ahí? — Preguntó Elliot, el hijo.

    — Claro, Elli.

    Para no confundirle llamándole igual que su pariente, todos le llamaban Elli. Él y Devon, el hijo de Tyrell y Miranda, eran prácticamente los mejores amigos, y ambos eran soldados de la ADT desde los 16 años, por voluntad propia y por honrar a sus padres.

    — Vaya vaya, si son los chicos más feos de toda la ADT. — Dijo Garnie, una chica rubia de ojos verdes y amiga de ambos chicos. — ¿Dónde vais?

    — Pues vamos a ver si almorzamos un poco. ¿Te vienes, fea? — Dijo Devon con picardía.

    — Nos vemos allí, voy a buscar a Angie y regresamos a almorzar. — Dijo la chica, marchándose.

    — Hasta luego Garnie. — Dijo Devon, mirándole el culo.

    — Adiós Garnie. — Murmuró Elli.

    Ambos chicos siguieron camino a un bar para almorzar.

    — Dios, cómo me gusta Garnie. — Murmuró Devon, sonriendo. — Se hace la dura pero le gusto.

    — Oh Dios, Dev, si eres feo de cojones.

    — Tú si que eres feo, que es evidente que te gusta Angie pero ni te atreves a quedar a solas con ella.

    — Me atrevo perfectamente.

    — Gallina.

    — Que te den.

    Ambos soldados se dirigieron al comedor de la ADT y esperaron a sus amigas. Todos los soldados comían allí, ser soldado de la ADT requería estar 24 horas en su centro de formación, por lo menos hasta que alcanzaras cierta madurez.

    Se sirvieron la comida y se sentaron en una mesa. A los cinco minutos, Garnie y Angie se sentaron junto a ellos. Los cuatro eran grandes amigos y se llevaban muy bien. Su formación cómo soldados desde la adolescencia los hizo buenos amigos.

    En medio de la comida, las alarmas de la ADT comenzaron a sonar. Los soldados más experimentados comenzaron a moverse mientras los jóvenes se preocupaban.

    — ¡¿Estamos bajo ataque?! — Preguntó Angie, sorprendida.

    — ¡No lo sé! ¡Espero que no! — Respondió Elli.

    De pronto, las alarmas cesaron de sonar y Yuri apareció en el gran comedor con los brazos cruzados en su espalda, mirando a toda la gente.

    — Quiero a todos los soldados en la base principal, YA.

    Rápidamente todos se levantaron sin decir ni una palabra y en una fila seria y ordenada avanzaron hasta salir del comedor. A partir de ahí caminaron siguiendo a varios soldados expertos (sus maestros) hasta la base principal de la ADT. En ella, Elliot y Tyrell, creadores humanos de la ADT, les informan a todos de lo sucedido.

    Les muestra el audio de la señal en el Vortex y tras aquello, les informan de que algunos de los soldados serán elegidos para la misión de investigar aquella grabación, y que se elegiría al azar mediante un ordenador, entre los mejores valorados de la academia, los humanos que fueran a la misión.

    — El primer soldado es: Pete Hendriks. — Dijo Tyrell, al ver el primer elegido por ordenador.

    Pete sonrío mientras era aplaudido por todos los soldados jóvenes de la ADT. Sin duda alguna, ser elegido para misiones de alto rango era un gran logro. Elliot rezaba para que su hijo no fuera enviado a aquella misión.

    Desde abajo, Elli veía a su padre serio, y deseaba que le tocara, para demostrar a su padre que de verdad era un gran soldado.

    — Papá, ¿crees que pueda ir a alguna de esas misiones en las que cogéis a alumnos? Tengo muchas ganas de demostrar mi valía. — Murmuró Elli mientras veía a su padre arreglar un holograma.

    — No irás a nada de eso si yo puedo evitarlo. Esas misiones tienen un riesgo del 70% y no tienes que demostrar nada. No todos los alumnos que han ido a realizar misiones han sobrevivido. No voy a permitir que mi hijo muera por una estupidez.

    — ¿Estupidez? Estupidez es ir por la calle y que todos te miren en silencio, por ser el hijo del gran Elliot Faillot, líder de la resistencia humana que junto con Mhirks y Guideóns, derrotaron a El Extraño y su ejército de Kylers. Tengo el peso de tus logros sobre mi espalda. Los instructores me piden más y más en las pruebas simplemente por ser tu maldito hijo. ¡Y consigo superarlas! ¡Soy un gran soldado y tú insistes en querer protegerme! ¡Ya no soy un maldito niño! ¡Soy un hombre, y demostraré que llevar el mismo nombre que el tuyo no es lo que me ha dado tantas comodidades! ¡Me ganaré a pulso el entrar en una convocatoria para alguna gran misión, y no podrás impedírmelo porque ya soy dueño de mis propias decisiones!


    Los soldados esperaban con ansia el segundo elegido.

    — El segundo soldado es: Angie Miller. — Dijo Tyrell.

    Todos aplaudieron a Angie mientras Elli no daba crédito a aquello. La chica a la que quería sería mandada a una misión muy importante y de la que no podría volver. Ambos se miraron rodeados de los aplausos de la gente.

    — ¿Y bien? Quieres ir a esa misión, ¿cierto? — Preguntó Devon, mientras veía cómo Elli observaba a Angie.

    — Sí, quiero ir. — Respondió Elli.

    — El tercer soldado es: Santos Fernández.

    Todos aplaudieron a Santos mientras éste mostraba una cara de sorprendido.

    — El cuarto soldado es... Devon Jandry. — Murmuró Tyrell, sorprendido.

    — ¿Estás bien? — Le preguntó Elliot, mientras los aplausos retumbaban en la sala.

    — Joder... mi hijo va a ir al Vortex.

    — Oye, lo siento de verd...

    — ¿Qué? Ni lo sientas. Me enorgullece que mi hijo vaya a viajar al otro lado, aunque aún no se sepa la forma de volver, la encontrarán. — Dijo Tyrell decidido, mirando el ordenador para ver al siguiente elegido.

    — ¡Joder tío, me ha tocado! ¡Voy a ir! — Exclamo Devon, saltando junto con su mejor amigo Elli.

    — ¡Tranquilo! — Le decía Elli.

    Todos estaban expectantes del quinto elegido.

    — El quinto soldado es: Garnie Thompson.

    Devon se fue a abrazar a su amiga Garnie mientras Angie y Elli no dejaban de mirarse. Solo quedaba una plaza y Elli rezaba para ser ese último soldado.

    — Y el sexto soldado es... ¡Elliot Faillot! ¡El soldado con mejor puntuación de la ADT! — Dijo Tyrell con felicidad, ya que se consideraba su tío.

    Elliot no podía dar crédito a ello. Él no estaba orgulloso de que su hijo se fuera al Vortex, pero era ya inevitable. Mientras Devon y varios más aupaban a Elli, éste miraba a su padre con una sonrisa, que fue contestada por otra sonrisa, pero forzada.

    [...]

    Elliot, Tyrell, Yuri, Dhraen y los seis soldados elegidos se dirigían a la plataforma de lanzamiento, en la que un transbordador los llevaría hasta Roleyk, donde allí, una nave con los Mhirk y Guideón elegidos iban a ser enviados ya al Vortex. No había tiempo que perder.

    Un amplio pasillo los llevaba hacia dicha plataforma. Al frente, Yuri y Dhraen avanzaban juntos, seguidos de Pete, Santos, Garnie y Angie. Tras ellos, Tyrell hablaba con Devon, y tras ellos, Elliot y Elli.

    — Estoy muy orgulloso de ti, hijo. — Dijo Tyrell, abrazando a su hijo. — Vuelve aquí con las respuestas que queremos.

    — Lo haré, papá. — Respondió Devon. — Somos humanos, podemos con todo.

    — Esto no le va a gustar a tu madre, lo sabes, ¿verdad? — Decía Elliot.

    — No he elegido venir, me ha elegido ese p*to ordenador. Aunque igualmente, hubiese querido ir. — Respondió Elli, serio. — Deja de sobreprotegerme.

    — Elliot, he hablado con Aedron y ya están listos allí. Él guiará a su escuadrón Mhirk y yo guiaré a los Guideón. — Dijo Dhraen, sorprendiendo a todos con su incursión en la misión.

    — ¿Tú también vas? Bueno, entonces suerte a todos. — Dijo Elliot, enfocando la mirada en su hijo. — Elli, vuelve a salvo.

    — Te lo prometo. — Murmuró Elli, abrazando a su padre.

    Ese gesto lo vio Angie, y sonrió. Allí en la plataforma esperaban las madres de cada soldado para despedirse. Jessie fue corriendo a abrazar a Elli, al igual que Emily y su marido David, junto con su hija Francine.

    — Hijo mío, cuidate ahí fuera, ¿vale? No seas tan idiota cómo tu padre que iba de misión en misión y no te arriesgues cómo él. — Le decía Jessie mientras Elliot se sorprendía.

    — Mucha suerte sobrinito, ojalá sea una misión sencilla. — Dijo Emily, teniendo de pronto una especie de visión.

    Un bosque precioso, unas ruinas reclamadas por la naturaleza, escritura en las paredes, un grupo de jóvenes perdidos explorando la zona.

    — Gracias tía, espero que sea así. — Indicó Elli, abrazando a Emily.

    — Suerte chico, cuídate mucho. — Dijo David, dándole la mano a Elli.

    — ¡Elli! ¡Elli! — Gritaba Francine, la hija de Emily y David, de tan solo diez años. — ¡¿Me traerás una estrella?! ¡Porfa, porfa!

    Elli sonrió. Su prima siempre conseguía sacarle una sonrísa. Éste se arrodilló ante ella y la abrazó con fuerza.

    — Sí encuentro una, te la traeré, ¿sí? — Dijo el joven. — Bueno, espero que todos se cuiden. ¡Volveremos pronto!

    Tyrell observaba cómo Miranda abrazaba a Devon.

    — Sé que volverás bien, y sé que no te pasará nada. Sé que puedes cuidarte tú solo y eso me deja tranquila. Te quiero, hijo. — Decía Miranda, casi con lágrimas en el rostro.

    — Y yo mamá, cuídate, y cuida de papá.

    Los soldados subieron a la nave y la compuerta se cerró. Todas las familias despedían a los suyos con los brazos en alto. Al margen, Elliot hablaba con Emily.

    — Cuando has abrazado a mi hijo, te he visto. Has tenido una premonición de esas. — Dijo Elliot con seriedad. — Si es algo grave, aún estoy a tiempo de pararle.

    — Elliot, no vi nada grave. Solo vi que exploraban una zona boscosa. Parecía la Tierra. — Respondió Emily. — Si hubiese sido algo grave, hubiese sido la primera en decirle que no subiera. Tranquilo, lograrán su cometido.

    [...]

    Los seis soldados jóvenes de la ADT se encontraban sentados cada uno en su asiento. Sin embargo, habían tres soldados más sin contar al piloto, que era Yuri y también iba a la misión, con Dhraen.

    — ¿Vosotros dónde vais? — Preguntó Devon, con un tono descarado.

    — ¿Qué pasa chaval? Venimos a limpiaros los pañales en caso de que os caguéis en plena misión. — Respondió Halil, un soldado experto en tecnología armamentística.

    — ¿Limpiarnos los pañales? Quizá sea al revés, viejo. — Añadió Pete, un joven bastante arrogante.

    — Mira jovencito, Halil ha visto mierdas que ni tú las podido oler. Esta misión no es un paseo turístico por el espacio; es importante, y en Roleyk se os dirá de que va todo. — Respondió Sarah, una mujer dura.

    — Vaya, se llevan bien. — Murmuró Yuri.

    Angie y Garnie se sorprendieron de la dureza de aquella mujer. Elli observaba atónito toda la situación.

    — ¿Y tú? Estás muy callado tío. — Dijo Santos, señalando al único soldado que no había hablado.

    Todos miraron a aquel tipo. Se limitaba a mirar el suelo del transbordador mientras sujetaba un Blaster personalizado.

    — Él es Orión. Uno de los soldados más experimentados de la ADT y nombrado mejor soldado en la Operación: Eliminación de Kylers terrestres. Es un experto en combate. Os ayudará a pelear si es necesario. — Indicó Dhraen.

    — ¿Pelear? ¿Ésta misión no es de reconocimiento? — Preguntó Elli, sorprendido.

    Orión miró a Elli con la seriedad que siempre lo caracterizaba. Sin embargo, soltó sus primeras palabras.

    — Nos encontraremos con cosas que no conocemos. Quizá especies peligrosas. Si creías que iba a ser un viaje precioso te aconsejo que te bajes de la nave en Roleyk y no subas a la de allí. Hay que estar siempre dispuesto a pelear, ¿o es necesario que te recuerde lo que sucedió hace veinte años?
     
  16.  
    Zurel

    Zurel —Vuestras historias han terminado.

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    Bueno, bueno.

    Veo que la segunda parte se centrará en los hijos de los protagonistas de la primera temporada.

    Se ve interesante, han pasado veinte años, lo que significa muchas cosas nuevas, entre ellas la capacidad de defenderse con nuevas y mejores armas, además de vehículos.

    Todo está perfecto, solo he notado un pequeño detalle, no muy grave. Y éste es, la descripción de los personajes.

    No hace falta describir mucho a todos los personajes que vayan saliendo, pero al menos los más importantes para la historia, los personajes secundarios que no son muy relevantes, tan solo con describir un poco su vestimenta, color de ojos, cabello y piel, bastará.

    Es un cosejo que te sugiero lo apliques, te ha faltado un pelín de detalles pero solo eso.

    No tengo mucho que decir sobre este nuevo capítulo, pero de todos los pesonajes, tanto nuevos como anteriores, me sigue gustando Elliot, Emily, Elli y Angie, ésta última me ha parecido igual de interesante que Emily cundo apareció desde el inicio de la historia.

    Saludos y espero la proxima actualización.
     
  17.  
    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Tendré tu consejo en cuenta, amigo. Muchas gracias por pasarte :)

    PD: Iba leyendo tu historia y es interesante. :o
     
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  18. Threadmarks: Parte Final / Capítulo 2: Un pozo sin retorno
     
    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Los extraños
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    Ciencia Ficción
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    Capítulo 2: Un pozo sin retorno

















    El transbordador llegó a Roleyk en unas tres horas. Durante el trayecto, los soldados ni se inmutaron tras la pequeña discusión que habían tenido. Finalmente, Yuri les indicó que iban a entrar en la atmósfera de Roleyk y que se sujetaran.

    La nave tuvo varias sacudidas, y tras superar la barrera planetaria, llegaron a tierras Mhirk, donde Aedron esperaba al grupo en una especie de aeropuerto o base militar. El transbordador aterrizó suavemente mientras a su lado una nave el triple de grande se encontraba lista para zarpar.

    — Al fin han llegado. — Dijo el Mhirk, saludando al grupo. — Soy Aedron, comandante de las fuerzas Mhirk. Yo seré uno de vuestros guías junto a Dhraen y Yuri. Seguidme.

    El grupo siguió al Mhirk y llegaron a la plataforma que les subiría a la gran nave encargada de cruzar el Vortex.

    — Sean bienvenidos a la nave Tyok I. — Dijo Aedron, orgulloso del trabajo de sus obreros y de los Guideón. — Llamada así por el heroico Mhirk que estuvo en la Tierra.

    — Sí, lo conozco, era amigo de mi padre. Me contó muchas historias sobre él. — Murmuró Elli, mientras todos le miraban.

    Aedron se acercó a Elli con asombro.

    — ¿Tú eres...? ¿Tú eres el hijo de Elliot?

    — Sí, es él. — Dijo Devon, pensando que tampoco era para tanto.

    — ¡Es un placer tenerle aquí! — Dijo Aedron, dándole la mano al humano.

    — Gracias, supongo. — Respondió Elli, con una sonrisa forzada.

    Aedron guió al grupo al interior de la Tyok I. Una nave realmente espaciosa, que contaba con una habitación para cada persona, un lugar para afinar la puntería, otro para ejercitarse, una sala de relajación, una armería y una sala para prepararse para salir de la nave a algún planeta y el gran puente de mando del que se controla la nave.

    Los diez soldados Mhirk y los diez Guideón subieron a la nave, mientras cada grupo se instalaba.

    Yuri, Dhraen y Aedron habían convocado a los treinta soldados (diez humanos, diez Mhirk y diez Guideón) en el puente de mando en diez minutos para explicarles realmente que iban a hacer en la misión y contarles todo lo necesario.

    Elli se encontraba dejando la maleta en su habitación y observando por su pequeña ventana en forma de ojo de buey cómo varios Mhirk cargaban cajas a la nave.

    — Creo que tengo mejor habitación. — Dijo Devon de pronto, apareciendo en la puerta del cuarto.

    — Dev, son todas iguales. — Respondió Elli, girándose para ver a su amigo. — ¿Ya te has instalado?

    — Sí, si te refieres a dejar la maleta y ya está. — Murmuró Devon, sentándose en la cama de Elliot. — Joder tío, creo que esta misión será increíble. Quizá cuando regresemos a la Tierra ya me vaya a casar con Garnie.

    — Soñar es gratis. — Dijo Yuri, apareciendo en la puerta. — Vamos, los dos al puente de mando.

    Devon salió el primero, y cuando Elli se disponía a seguirle, Yuri le paró.

    — ¿Qué haces? — Preguntó el joven.

    — Tú padre me ha dado ésto para ti. — Respondió Yuri, dándole un collar con un crucifijo bastante desgastado.

    — Me sorprende, no soy católico. Probablemente nadie lo sea en estos momentos, la religión quedó atrás. — Dijo Elliot, quedándose el collar. — Pero me lo podré, si mi padre me lo dio, me dará fuerzas.

    — Tú padre tampoco lo es, pero es cómo su amuleto de la suerte. Era de un tal Robert, al que tú padre apreciaba.

    — Me contó toda la historia, pero no ese tipo de detalles. Gracias señor, lo guardaré con aprecio. — Indicó Elli.

    — Típico de Elliot. — Dijo Yuri, sonriendo. — Anda, vamos.

    [...]

    El puente de mando abarcaba suficiente espacio para los treinta soldados más tres líderes que eran en total. Antes de salir de Roleyk, todos necesitaban saber unas reglas básicas.

    — Bienvenidos a la Tyok I, mi nombre es Yuri para los que no me conocen, y soy el instructor humano y uno de los altos cargos que está aquí. Soy el encargado de analizar cualquier cosa: desde la habitabilidad de un planeta hasta una sustancia extraña o una planta que nos encontremos y nos guste.

    — Bienvenidos, cómo ya ha dicho mi compañero. Soy el líder de los Guideón, me llamo Dhraen, y seré uno de los altos cargos de la nave. Yo pilotaré la Tyok I, y os daré clases para pilotarla en caso de que suceda algo y no esté.

    — Saludos a las tres razas, mi nombre es Aedron y soy el comandante de los Mhirk. Cómo han dicho mis compañeros, yo también soy otro de los altos cargos.

    Mi función es entrenarlos en condiciones climáticas o físicas extremas, para estar preparados ante posibles escenarios.

    Los jóvenes soldados (y algunos que había con experiencia) esperaban con impaciencia el saber más sobre la misión que iban a realizar. Las respuestas no tardarían en llegar. Aedron tomó el mando para hablar y explicar de que iba a ir todo.

    — Bien, cómo ya sabéis, hemos recibido una señal proveniente del Vortex. Al parecer, era un humano, lo cuál nos puede dar muchas teorías. Creémos que si hay humanos, es probable que haya Mhirks y Guideóns, y al parecer, aquel humano estaba bajo ataque.

    — ¿Pueden ser los Kyler? — Preguntó uno de los soldados Guideón.

    Su pregunta silenció a toda la sala.

    — Es una posibilidad, no sabemos nada. Sin embargo, podríamos encontrarnos con otras razas y si son algo hostiles o no razonan, podríamos vernos envueltos en una lucha. Pero en fin, volviendo al tema principal, la misión es estudiar ese nuevo universo y traer las máximas respuestas posibles.

    — Dicen que nadie lo ha cruzado, y quienes lo han hecho, no han podido regresar. ¿Cómo regresaremos nosotros? — Dijo Orión, poniendo nerviosos a todos los soldados.

    — ¿Es una misión suicida? ¡Eso no nos lo dijeron! — Gritó un Mhirk.

    Los murmullos comenzaron a salir entre los soldados. Aedron, Dhraen y Yuri tuvieron que pedir silencio.

    — Calma chicos, mientras estemos allí, también estudiaremos la opción de cómo regresar a nuestro universo. Pero sí, es una misión de la que podríais no volver. Pero en ese hipotético caso, nos han ordenado que creemos una colonia en el Vortex e investiguemos cómo volver, tomándonos el tiempo necesario. — Dijo Dhraen.

    — ¡Nuestras familias no saben nada de eso! ¡Nos habéis vendido a la causa! — Exclamo Devon, visiblemente alterado.

    Se comenzaron a escuchar gritos en contra de la misión y de soldados que no querían ir al Vortex. Al conocer que las personas de la Tierra o Roleyk no sabían que esa misión podría significar el no regreso de familiares a sus casas, los soldados de las tres razas se negaron en rotundo a participar.

    — Está bien, está bien. — Dijo Aedron. — Quién no quiera venir puede marcharse, adelante.

    — Eso sí, se le despojará de su título cómo soldado de la ADT y se pondrá a realizar trabajos de reconstrucción de ciudades. Hay que contribuir de una forma u otra. — Dijo Yuri.

    La gente comenzó a expresarse furiosa por aquello, ya que era puro chantaje. Dhraen tranquilizó a las masas para poder hablar.

    — Chicos, pensadlo. Habéis sido escogidos para la misión más importante de la historia de la ADT y la unión de tres especies. Vuestras habilidades han sido seleccionadas por ser las mejores. A ésta misión no van soldados recién formados, van académicos con experiencia en combate y soldados ya experimentados para que ayuden a los más jóvenes a aguantar la presión. La Tierra y Roleyk confían en nosotros para traer respuestas de ese maldito límite universal. Además, ¡hay alguien allí! ¡No estamos solos en éste universo! ¡Necesitan nuestra ayuda! ¡¿Acaso los humanos, Mhirk y Guideón hemos dejado a alguien morir?! ¡No! ¡Así que vamos a ir allí todos juntos, sacaremos conclusiones, ayudaremos a la especie que esté allí y seguro que encontraremos la forma de volver! ¡Somos la ADT joder!

    El épico discurso de Dhraen exaltó a los soldados, que parecían haber cambiado de opinión de un minuto a otro. Yuri y Aedron le agradecieron a Dhraen su discurso, ya que habían conseguido retener a los soldados.

    Finalmente, tras el barullo ocurrido, la Tyok I se propulsó hacia el cielo rojizo de Roleyk y salió disparada al confín del universo. El trayecto hasta el Vortex llevaría unos dos meses aproximadamente.

    [...]

    Una semana y tres días después

    Todos los soldados de las tres razas se empleaban a fondo en estar en forma, afinar puntería y otras veces relajarse. En un horario algo tardío, los treinta soldados de las tres razas quedarían en la sala de relajación (en la que hay todo tipo de entretenimientos) para conocerse mejor.

    Ya que iban a ser compañeros, que menos que supieran quién les acompaña. Humanos, Mhirks y Guideóns hicieron un círculo para hablar.

    — ¿Qué diablos están bebiendo? — Preguntó uno de los Guideón al ver que los humanos bebían alcohol, mientras los Mhirk y Guideón bebían agua.

    — ¿Ésto? ¡Esto es la bomba! — Exclamo Devon, ya con unos grados de alcohol de más.

    — Deberías dejar de beber. — Dijo Garnie, sentada al lado de Devon.

    — Menudo peste a alcohol, joder. — Murmuró Pete, con cara de asco.

    Varios Guideón pedían probarlo, al igual que algunos Mhirk. Santos, Halil y Sarah servían bebidas mientras se reían al ver las reacciones de las otras especies.

    — ¡¿Qué mierda es esta?! — Exclamo uno de los Mhirk, escupiendo la bebida. — ¡¿Pretenden envenenarnos, humanos?!

    — ¡Tranquilo Vidok, es vodka! — Respondió Santos, riéndose.

    — ¡No vuelvas a darme ésta porquería! — Exclamo Vidok, uno de los Mhirk que había probado dicha bebida.

    — ¡Maldición, sabe al agua del lago Shadok! — Exclamo Whet, otro soldado Mhirk.

    — ¡Tan fuertes que parecen y no aguantan una simple bebida! — Gritó Devon.

    Elli observaba desde cierta distancia la escena graciosa, aunque a él mucha gracia no le hacía. Optó por beber agua mientras se aislaba de los demás, pero al ver que Devon estaba más bebido de la cuenta, decidió sacarlo de allí, ya que le conocía y sabía que podía ocurrir.

    — ¡Tú, humano! — Dijo Oblion, un soldado Guideón. — ¡Deja de reírte o tendrás un serio problema!

    — ¡Oh, un alienigena delgaducho me está amenanzando! ¡¿Qué me vas a hacer cara pescado con patas?! — Respondió Devon, frente a Oblion.

    Elli se acercó y cogió por los hombros a su amigo, tratando de sacarlo de aquel círculo. Angie y Garnie observaban la escena con preocupación, ya que Devon se estaba jugando unos golpes. Desde la zona de arriba, anexa a la sala, Orión observaba a Elli actuar.

    — Vámonos hermano, aquí te van a golpear. — Dijo Elli, empujando a Devon.

    — ¡Eh! ¡¿Dónde te crees que vas?! ¡¿Qué haces llevándotelo?! — Dijo Theron, otro Guideón.

    — Me lo llevo antes de que lo linchéis. — Respondió Elli, mientras Devon aguantaba las arcadas.

    — Qué eres, ¡¿su pareja?! — Dijo Whet, riéndose.

    — Déjame Elliot, voy a romperle la cara a ese Mhirk. — Murmuró Devon.

    — Ni de coña, estás borracho, te destrozarían.

    Garnie se acercó a Elli y Devon y comenzó a llevarse a Devon, mientras Elli le agradecía asintiendo la cabeza.

    — Un momento, ¡ese tipo es el hijo de Elliot, el humano modificado! ¡Seguro que es otro experimento igual que su padre! — Exclamo Theron, ante las risas de Mhirks y Guideóns.

    — Déjale en paz, Theron. No juegues con esas cosas. — Intervino Angie, molesta por cómo trataban a Elli.

    — ¡Cierra el pico, humana! ¡Sois la escoria de vuestra especie! — Exclamo Whet, el otro Mhirk. — ¡Nuestras mujeres son mucho más guerreras!

    — ¡Cierra el pico tú, Whet, si no quieres que te parta esos cuatro brazos! — Dijo Elli, sorprendiéndose de sí mismo al haber respondido aquello, que de alguna forma, indicaba que sentía algo por Angie.

    Angie miró a Elli sorprendida, y se sonrojó. Sin embargo, Whet y Theron se acercaron a Elli dispuestos a enfrentarlo, mientras el resto de soldados se apartaban para ver si peleaban o no.

    — ¡Pelea! ¡Pelea! — Gritaban los Mhirk restantes.

    — Nunca he visto una pelea cuerpo a cuerpo de un humano contra un Mhirk o contra uno de los nuestros. — Dijo Oblion, hablando con Vidok.

    Shaly, una Mhirk, se disculpó con Angie por el comentario de uno de su especie. Whet el Guideón, y Theron el Mhirk iban directamente a por Elli. Éste se puso en posición defensiva.

    — Haber que sabe hacer el hijo del humano más conocido. — Dijo Theron, apretando los cuatro puños de cada uno de sus brazos.

    — Puro cuento. — Murmuró Whet, moviendo el cuello de un lado al otro.

    Theron se lanzó sobre Elli y lo embistió, chocando contra una mesa de billar y destruyéndola. La gente gritaba y animaba a quien quería que ganara, mientras Angie, Garnie, Devon y el resto de humanos se preparaban para intervenir.

    Elli se levantó adolorido mientras Theron le cogió con dos brazos y le golpeó con los otros dos. En ese momento, Elli golpeó en el rostro a Theron, concretamente en los ojos, dejándolo ciego por unos segundos, momento que aprovechó para soltarse. Rápidamente y furioso, rompió una pata de la mesa de billar y se la rompió en la espalda al Mhirk, derribándolo.

    En ese momento, Whet apareció por detrás de Elli e iba a darle una descarga eléctrica (los Guideón podían dar descargas debido a que su cuerpo tenía mucha electricidad estática) cuando de pronto Orión saltó de la sala superior y cayó sobre Whet, noqueándolo.

    Elli se giró sorprendido mientras Orión le daba unas palmadas en la espalda.

    — Creí que necesitabas ayuda. — Dijo Orión, masticando chicle.

    — Gracias. — Musitó Elli, jadeando un poco.

    El grupo de los humanos respiró aliviado al ver que Orión ayudó a Elli y evitó que sufriera una golpiza.

    — Bah, yo también podría haber saltado de ahí. — Murmuró Pete, incrédulo ante el movimiento de Orión.

    — Sí claro, ni en sueños hubieses caído así de bien. — Respondió Santos, sonriendo.

    — Chicos, ahí tenéis: el mejor soldado de la maldita ADT. — Señaló Halil.

    De pronto, Aedron apareció en sala y observó todo el estropicio causado. Viendo que Elli y Orión parecían haber sido los causantes, se acercó a ellos con mucho enfado.

    — ¡Vais a pasar unos días en las habitaciones aisladas hasta que se os quiten las ganas de repartir golpes! — Exclamo Aedron.

    [...]

    En unas habitaciones que parecían celdas, se encontraban en una Elli y Orión, y en otra Whet y Theron. Pasarían unos días allí hasta que por buena conducta regresaran junto con el resto de soldados.

    — Siento haberte metido en este lío, Orión. Tú solo me ayudaste y...

    — Tranquilo chico, no te disculpes. Esos dos son muy impertinentes y merecían un escarmiento. — Respondió el soldado veterano. — Sabes enfrentarte a un Mhirk, te respeto por eso.

    — Gracias, pero hice lo que hubiese hecho cualquiera. Los Mhirk son grandes, tienen fuerza bruta, pero joderles la vista los deja débiles. Los Guideón son astutos y no pelean, solo usan trampas. De no ser por ti, Whet me habría dado una buena descarga y probablemente estaría en la enfermería. — Dijo Elli.

    — Tienes las habilidades de tu padre pero aún no las has explotado al máximo. Si fueses lo buen soldado que soy yo más tus habilidades, creo que serías imparable. — Indicó Orión. — Si me permites, me voy a encargar de que seas un súper soldado.

    [...]

    Tres semanas y un día después

    Elli avanzaba por uno de los pasillos de la Tyok I con velocidad. Al parecer, tenían una charla de Dhraen sobre el manejo de la nave en caso de que le ocurriese algo a él.

    La clase había empezado sin Elli, que trataba de llegar a la sala cuando de pronto al doblar una esquina se chocó con Angie, que se cayó al suelo doliéndose de la cabeza.

    — ¡Oh, lo siento! ¡No te vi! — Dijo Elli, ayudando a Angie a levantarse.

    — Tranquilo, no pasa nada. — Murmuró ella, con la mano en la frente. — Tenemos que ir a clase.

    — No, espera, deberías ir a la enfermería. — Murmuró Elli. — Venga, vayamos. Kinna está allí.

    Elli y Angie caminaban por los pasillos dirigiéndose a la enfermería para que Kinna, la mujer de Dhraen y enfermera, viera aquel golpe.

    — No te lo dije, así que te lo digo ahora. — Musitó Angie, sonriendo. — Gracias por defenderme allí en la sala hace unos días.

    — Oh, no tienes que agradecerme nada. Whet es un idiota. — Murmuró Elli, restándole importancia.

    — Y ahora me acompañas a la enfermería. Eres un buen chico. — Dijo Angie, sonrojándose y provocando que Elli también se sonrojara.

    — Lo mismo te digo, eres una magnifica chica.

    De pronto, fueron interrumpidos por Pete, que paseaba por los pasillos para buscar la clase de Dhraen también. Al ver a ambos juntos, frunció el ceño.

    — ¿Qué haceís? Hay clase. — Dijo Pete, serio.

    — Tropecé con Angie y la acompaño a la enfermería. Ahora iremos. — Indicó Elli.

    — Os acompaño. — Murmuró Pete, celoso. — La clase me importa una mierda si Angie está mal.

    Ese comentario molestó y mucho a Elli por dentro. Angie no sabía que hacer por lo que simplemente se cayó y fue acompañada por los dos a la enfermería. Elli se dio cuenta de que al parecer, Pete también iba tras Angie. No iba a permitir que un arrogante lograra quedarse con ella.

    [...]

    El día final del viaje

    Dhraen convocó a todos los soldados en el puente de mando, porque iban a cruzar el Vortex y quería que sus compañeros lo vieran. La nave se acercó a una zona oscura, deshabitada de estrellas o galaxias, y avanzó hacía esa zona.

    De pronto, la Tyok I fue engullida, absorvida por aquella masa oscura y mientras parecían ser arrastrados por algo, se veían un tono azulado y rojizo debido a la velocidad a la que eran arrastrados. Un extraño espectáculo que muy pocos han podido ver.

    De pronto, entraron a una especie de túnel iluminado, en el que diversas estructuras y naves flotaban a la deriva, destruidas. Aquello sorprendió a los soldados.

    — Tranquilos, las naves que no entraron perfectamente en el Vortex se destruyeron debido a la presión que hay en la entrada. La Tyok I fue preparada para estas cosas. — Dijo Dhraen, tranquilizando al pasaje.

    Los restos de las naves parecían llevar allí mucho tiempo, ya que se veían desgastados. Tras cruzar aquel túnel, una masa oscura los absorbió hacia fuera, y en unos segundos, se encontraban en el otro universo; habían cruzado el Vortex.

    — Ya estamos dentro. Bienvenidos al Vortex. — Dijo Dhraen con satisfacción.

    Algunos jóvenes soldados pensaban en que quizá, habían caído en un pozo sin retorno, del que probablemente no pudiesen regresar. De pronto, Elli vio que algo se acercaba hacía ellos.

    — Un momento, ¿qué es eso? — Dijo Elli, señalando algo que se aproximaba.
     
  19.  
    Zurel

    Zurel —Vuestras historias han terminado.

    Acuario
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    Por lo visto Elli ha hecho un nuevo amigo, eso me alegra. Me gusta cómo se van mencionado algunos personajes de la temporada pasada, como el padre Robert, quién lo había olvidado por completo.

    Lo más curioso es que esta nueva temporada me recuerda al juego de Golden Sun: Oscuro Amanecer, donde se mencionan muchos hechos de los antecesores, y aquí has hecho un buen trabajo, das a conocer algunas cosillas pero no tantas como para volverse tediosa la historia. :)

    Por otro lado, Elli deberá esforzarse en conquistar a Angie, ya que Pete está detrás de ella con las misma intenciones, aunque no creo que a Angie le guste un engreído como él. Espero que haiga bastante de Elli x Angie ^.^ a lo largo de la historia.

    Y bueno, han llegado al famoso Vortex, me pregunto qué será lo que se aproxima a ellos, espero que no lleguen a ser enemigos.

    Como siempre, esperaré la proxima actualización. Saludos!

    PD: Me alegra que te guste mi historia y aún más que te sea interesante n.n, la temporada que llevo completada hasta el momento es tan solo la punta de un gigantesco iceberg. Es una historia muy amplia y existen muchos secretos por revelar, espero que cuando termines de leerla pueda llegar a saber tu opinión sobre ella. n.n

    PD 2: Ayer debí publicar el primer capítulo de su sucesora, pero decidí esperar un poco más para llegar a saber la opinión de algunos amigos, incluyendote, para que así no sea tan pesado leer todos los capis para ponerse al día con la nueva, quizás el próximo sábado publique el capítulo que debí publicar ayer. n.n
     
  20.  
    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

    Sagitario
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    Haber si pillo un buen momento y la leo de un tirón, así expreso mi opinión :3 tengo hasta el sábado, genial XDDDD gracias por pasarte cómo siempre!

    PD: ¿La historia de la que hablamos se llama Z.E.R.O. N.O.V.A? Porque es esa la que leía :P
     
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