Los Caballeros de Magnus

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por Dark RS, 20 Marzo 2012.

  1.  
    Sheccid

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    aww, en este capi casi me haces llorar, la ternura de Magnus , los sueños rotos de Elfina...Alice...sigo en dilema, me agradan las dis. Elfina se debe sentir tan mal, pobre, hasta le esra diciendo a Magnus que puede tener hijos con Aiice.
    Esperare la conti, me fascino el capi,amor
     
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  2.  
    Dark RS

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    Título:
    Los Caballeros de Magnus
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    73
     
    Palabras:
    1997
    Capítulo 57. Lo Que Habría Sido.

    Temprano en la mañana Elfina despierta, se siente algo tonta de haber tirado todo ese drama la noche anterior, nota que tiene sobre ella el abrigo de Magnus, se lo quita, se incorpora y nota que el humano no está por ninguna parte, cuando está a punto de llamarlo por su nombre, lo ve venir con algo en sus manos.
    — ¿Estás mejor? —cuestiona el humano preocupado por todo lo que dijo la elfa anoche.
    —Sí, lamento todo eso, olvídalo —le pide la chica.
    —Come —dice él ofreciéndole una jugosa fruta color amarillo que logró conseguir.
    —Gracias —le da un enorme bocado a la fruta —, está muy dulce —comenta agradecida.

    Al ver el cabello de Elfina alborotado, Magnus, intenta peinárselo con la mano, después de un par de minutos de juguetear con su dorado cabello y quedar satisfecho con la manera en la que quedó peinada sigue consumiendo su propia fruta.
    Todo ese tiempo Elfina estuvo inmóvil y sonrojada.
    —No creo que pueda olvidar lo que me dijiste anoche —le aclara el humano —, quiero compartir tu dolor.
    —Yo no… quiero eso… —susurra avergonzada la chica.
    —Me hubiera gustado hacer realidad tu sueño, aunque me gustan más los lobos que los dientes de sable —dice él para ponerla de mejor humor.
    —No me gustan los lobos —comenta ella frunciendo el ceño —, comen mucho y son muy sucios, en cambio los felinos se bañan solos y duermen en cualquier rincón, no como esas bolas de pulgas en casa que se comen toda la comida, ocupan tres habitaciones y destrozan los sofás.
    Ambos ríen.

    En la mansión ya es media mañana, el Capitán Erwin y un grupo de casi veinte cazadores llegan con la intención de detener a los Caballeros de Magnus.
    —En el nombre del Consejo de Seres salgan y no opongan resistencia —pide el capitán gritando para que lo escuchen.
    Ram se asoma por el balcón de su habitación, tiene su corto cabello alborotado y la blusa mal puesta.
    — ¿Qué quieren? —pregunta molesta la vampira —, más les vale que sea bueno.
    —Vengo a arrestarlos, en especial al humano —le aclara el elfo.
    —Magnus y Elfina no han regresado —le comenta la chica de cabello plateado.
    —Luego lo arrestaré a él, por el momento tú regresarás a la prisión, puedes venir por las buenas o me veré obligado a enviar a mis cazadores a someterla —amenaza Erwin.
    —No tienes autoridad para arrestarme —le presume burlándose la chica.
    —Ridículo —grita enojado el capitán —, nadie está por encima de la potestad de los cazadores.
    —No, no, no, no —dice la vampira moviendo el dedo índice —. Vamos a hacer un repaso, ¿a qué seres no pueden tocar los cazadores sin importar que hayan hecho?
    —No tengo tiempo para esto, sin embargo voy a responder —dice el elfo dándole tiempo a sus cazadores para que encuentren un contra hechizo para abrir la puerta de la mansión —, los únicos seres que no pueden ser tocados por nuestra autoridad son los miembros del Consejo de Seres y los jueces.
    —Te falta uno —le reprende la chica burlándose.
    El Capitán está confundido, en ese momento no se le ocurre ningún otro ser u oficio que esté por encima de la autoridad de los cazadores.

    Ram se levanta la larga manga que normalmente le cubre las manos y enseña un brazalete de platino con una gema no elemental color negra.
    Erwin queda confundido, nunca ha visto algo como eso, cuando mira alrededor ve que uno de los cazadores está boquiabierto, este al ver que su capitán lo mira se acerca.
    —Si me lo permite, mi capitán —pide respetuosamente el cazador.
    —Habla —le permite Erwin.
    —La joven vampira tiene inmunidad —le señala su subordinado.
    —Pero se supone que la inmunidad la dan los Consejeros, y no creo que ningún consejero le diera inmunidad a una delincuente —afirma el elfo de alto rango.
    —Con todo respeto, los brazaletes normales son dorados y con una gema no elemental color blanca, pero ese en particular es el que da el Consejero Oscuro —dice con la voz temblorosa el cazador.
    — ¡No me interesa! —grita el capitán —, ellos liberaron a Nobilis y eso no se los puedo perdonar.
    — ¿El rey dragón escapó? —pregunta Ram sorprendida.
    —No te hagas la inocente, se que fueron ustedes quienes lo liberaron, cazadores prepárense para invadir el cuartel del teniente de Montem Flavos —ordena Erwin.

    Los cazadores se miran entre ellos preocupados, nadie quiere atacar a un ser que tiene inmunidad, y mucho menos a uno que le fue conferido por parte del mismísimo Consejero Oscuro.
    Erwin saca su arco y apunta directamente a la vampira, justo antes de poder disparar una flecha, el arco se parte a la mitad.
    —Retírense mientras se los permito —amenaza una voz que proviene de ningún lugar.
    Frente a los incrédulos cazadores y la mirada de la vampira se materializa un ser de piel rojiza; usa una máscara de una tonalidad rojo más oscura que su piel, que le cubre la mitad superior del rostro, tiene el cabello largo de color carmesí, usa una armadura negra con un extraño diseño de líneas rojas que recorren todas las piezas de la misma, estas líneas brillan y se oscurecen dándole a la armadura un estilo futurista, lleva una katana en una funda que tiene el mismo diseño que la armadura.
    — ¡Es Red! —grita asustado uno de los cazadores.

    Solo oír ese nombre hace que cualquier luchador se acobarde; Red, líder los Seis Asesinos del Consejero Oscuro, el único grupo de nivel Royal que a pesar de tener solo seis miembros está invicto, son famosos por matar a sus oponentes antes de que les de tiempo de siquiera reaccionar.
    —Tienen exactamente un segundo para retirarse —amenaza Red.
    Los cazadores huyen despavoridos, Erwin no ve más opción que huir por el momento.
    El enmascarado mira a la joven vampira, los ojos purpura de la chica reflejan temor, el asesino de su hermano está de pie frente a la mansión.
    Red desaparece en un parpadeo.
    Ram cae al suelo y comienza a temblar.
    —Calma, mi pequeña flor —conforta el chico de lentes oscuros que está dentro de la habitación de la chica.
    —Tengo miedo —le comenta aterrada la joven vampira.
    Él se arrodilla junto a ella y la abraza —nadie te hará daño —promete tranquilizándola.
    —Gracias —lo abraza fuertemente —, perdona por portarme como una bebé llorona.
    —No importa —hace una pausa —, pregunta —permite él leyéndole la mente.
    —Eso asusta, no lo hagas —pide Ram al escucharlo decir eso —, pero bueno, una vez me dijiste que casi no hay posibilidades de un final feliz para esos tres —refiriéndose a Magnus, Alice y Elfina —, pero, eso significa que se suponía que el humano no debía haber conocido a una de ellas, ¿cierto? —cuestiona curiosa.
    —Correcto, es una jugada del dios del destino —responde él acariciándole la cabeza con ternura.
    — ¿En serio?, ¿cuál de ellas se supone que no debió conocerlo? —interroga ansiosa de conocer la respuesta.
    —Alice no debió conocer al humano, el día que se conocieron fue el dios Destino el que hizo posible su encuentro, la chica se suponía que debía estar deprimida pensando en que el mundo estaría mejor sin ella y al no estar poniendo atención al camino la tenía que haber arrollado un automóvil —dice el chico con tono de indiferencia.
    —Hubiera sido una lástima, la humana tiene un corazón muy dulce e inocente —comenta la vampira acostándose en el suelo —, si Magnus no hubiera conocido a la humana, ¿qué habría pasado entre él y la elfa?
    —Para antes del cumpleaños dieciocho de Makoto, hubiera quedado embarazada, niño elfo de cabello negro y ojos azules —se queda en silencio por un instante, como si fingiera pensar en algo —, para contestar a tu próxima pregunta, su grupo habría sido bastante parecido; al niño dragón lo conocía desde antes de conocer a la humana, yo me aseguré de que debía conocer a Merlín, después de todo para eso lo volví inmortal, los lobos, la hibrida, e incluso a ti, todos ustedes vivirían aquí.
    —Solo Alice y su prima no vivirían aquí —asegura la vampira imaginando como sería la mansión sin la sonrisa y la energía positiva de la humana.
    —Sabes, en este instante el humano y la elfa están teniendo un momento romántico, por decirlo así —le comenta el chico con una sonrisa burlona.

    Alguien toca a la puerta de la habitación de la vampira.
    —Mmmm… ¿puedo pasar? —pregunta Alice tímida desde el otro lado de la puerta.
    El chico desaparece —claro —responde Ram.
    —Con permiso —dice la humana abriendo la puerta, al ver a la chica de cabello blanco en el suelo se sorprende — ¿por qué estás en el piso? —cuestiona extrañada.
    —Ja, ja, ja —ríe nerviosa. —, creo que no sé que decir.
    —Mmm, bueno…. —agrega nerviosa la humana.
    — ¿Preocupada por Magnus? —pregunta al ver a la chica de cabello negro ansiosa.
    —De hecho me preocupa Elfina, salió corriendo muy afectada y no sé si estará bien —contesta Alice preocupada.
    —Lo sabía, tienes muy buen corazón —comenta repentinamente la vampira.
    — ¿Huh?
    —No me hagas caso, ¿Qué tal si salimos un rato? —propone Ram, nota que tiene mal puesta la blusa y se la acomoda.
    —Claro —Alice siente que es buena idea distraerse un rato.

    Alice, Ram, Susurro, los cachorros y Mana salieron durante todo el día; primero de compras, luego al coliseo, almorzaron en un pequeño restaurante dirigido por una familia de enanos, buscaron durante un par de horas a uno de los cachorros que se extravió y terminaron paseando durante el resto del día.
     
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    Sheccid

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    Uhh, que feo, no me imagino a Alice muerta. El futuro de Elfina hubiese sido como siempre lo soñó...ay, que triste. Y lo peor es que yo soy team Alice y team Makoto, je.
    uff, que alivio que Magnus se evitó el show del arresto, y gracias a el apuesto escritor que Ram tenga inmunidad, ¡en su cara!
    Me encantan tus capítulos mi gatito, esperaré lo que siga, lo que tenga que pasar ;) besos
     
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    Dark RS

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    Título:
    Los Caballeros de Magnus
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    73
     
    Palabras:
    1536
    Capítulo 58. La Villa Abandonada.

    Después de terminar de comerse la fruta, Magnus y Elfina se sientan a charlar un rato.
    — ¿Regresamos a casa? —pregunta Magnus preocupado por sus amigos.
    —Bueno, ¿te molesta si te pido algo? —pregunta Elfina avergonzada.
    —Pide lo que quieras.
    — ¿Crees qué podamos tener una aventura como las de antes de que mi casa se llenara de intrusos? —pide la chica avergonzada.
    —Suena divertido —responde él —, muéstrame un mapa de los alrededores.
    —Claro —acepta emocionada la elfa.

    Coloca su mano derecha en la arena y recita un hechizo, la arena comienza a moverse formando un mapa a relieve de la zona, en la que se puede apreciar a detalle cada rincón del área y como es de esperar no hay muchas aldeas cercanas, varias pirámides adornan el paisaje, según las historias, éstas fueron habitadas por una antigua raza desconocida que desapareció hace más de seis mil años. Hasta el momento nadie ha logrado abrir ninguna de ellas, por lo que es un misterio que hay dentro de ellas.

    Sin embargo ven que hay una villa privada que no aparece en ningún mapa normal, por lo que se dirigen hacia ella.
    Después de casi tres horas de camino, Magnus comienza a desfallecer, el agobiante sol, el insoportable calor y la falta de agua hacen que el organismo del humano se vuelva lento. Elfina por su parte al ser una elfa no presenta ninguna señal visible de agotamiento.
    —Creo que no lo pensé tan bien —murmura Magnus rogando por un poco de agua.
    La elfa lo toma de su sudoroso brazo —no te rindas, falta poco —dice dándole ánimos —, te compensaré cuando lleguemos.

    Al pasar una hora más, llegan a una villa que consiste en una enorme mansión de siete pisos rodeada por quince casas en mal estado, las calles están cubiertas por arena, las paredes de las edificaciones están decoloradas y destruidas por las regulares tormentas de arena de la zona. Grandes cactus se levantan alrededor de la villa, en especial de la mansión, junto a cada uno de esos cactus hay cubetas que se llenan con el agua que producen estas enormes plantas de forma natural.
    A primera vista las casas están vacías, Magnus toma un poco de agua de una de las cubetas hasta saciarse.
    — ¿Qué te parece si damos un vistazo? —propone Magnus en tono aventurero.

    Ambos entran a varias casas antes de encontrar una que aún tiene la puerta en su lugar, agua potable y no está llena de arena, Magnus aprovecha que la regadera funciona para tomar un baño.

    Al día siguiente salen de la casa abandonada, revisan el resto de las casas, logran conseguir algunos objetos útiles y se acercan a la mansión.
    —Deberías tomar algo —propone el humano a Elfina preocupado —en todo el día no has tomado nada de agua.
    —Tomé algo mucho mejor —dice la elfa con tono pervertido.
    —Te conviertes en otra persona cuando estamos solos —comenta el humano sonrojado.
    —Igual que tú —le contesta ella avergonzada —, creo que esta villa está abandonada —, asegura la chica de cabello dorado cambiando el tema.
    —No lo creo —corrige el chico mirando la mansión.
    —Mira los alrededores, no hay señales de que alguien haya vivido en ninguna de estas casas en mucho tiempo —la elfa se voltea —, bueno aquella de allá si vio algo de acción hoy —señala la casa en la que estuvieron el día anterior.
    —Esas cubetas no aparecieron ahí por casualidad, y estoy seguro que a la primera ventisca se voltearían, alguien las pone ahí para recoger agua de los cactus —se queda mirando una de las ventanas del tercer piso de la mansión —, me pregunto quién será.
    —Vamos a la mansión, si hay alguien lo descubriremos y si no lo hay, seguimos donde nos quedamos —propone Elfina sonrojada.
    —Tú si sabes como vender una idea.

    Ambos se dirigen a la enorme mansión que se erige en medio de la abandonada villa, la puerta está abierta, entran intentando hacer el menor ruido posible, el recibidor de la mansión luce bastante limpio, por lo que suponen que debe haber alguien viviendo ahí o por lo menos lo hubo recientemente.

    Se adentran más en la edificación, en ese momento escuchan a alguien hablarles.
    — ¿Quiénes son ustedes? —pregunta una voz femenina.
    Al buscar el origen de la voz se encuentran a una chica alquimista de unos diecisiete años; como de la misma estatura que Elfina, piel bastante morena, cabello negro largo bastante descuidado, ojos verdes tristes que miran a los intrusos, no usa mas que su ropa interior, por lo que se pueden ver varias cicatrices por todo su cuerpo, cicatrices de cortes, de quemaduras y moretones en distintos estados de sanación.
    — ¿Vienen a lastimarme? —pregunta la alquimista sin emoción, la expresión en su rostro les recuerda bastante al modo de comportarse de Mana.
    —Disculpa la intromisión, solo estamos de paso —responde Magnus —, sólo queríamos saber si alguien vivía en esta mansión.
    —Ya ven que sí —responde la chica —, hagan lo que quieran, si necesitan lastimarme estaré en mi habitación —lo dice de tal manera que parece como si hubiera perdido la voluntad de vivir.
    —Esa traumada me da escalofríos, mejor vamos a casa —propone Elfina que acaba de tener un mal presentimiento.
    —Ahora no puedo —le contesta Magnus preocupado, la expresión sin alma de la alquimista le preocupa —, busquemos quién más vive aquí.
    —No creo que nadie más viva con esa loca —asegura la elfa.
    —Yo creo que sí, ella no podría estar poniendo las cubetas para que se llenen de agua, ni mucho menos limpiar este lugar ella sola —comenta Magnus, se asoma por la ventana que da al patio trasero de la mansión —, ¿ves?, hay alguien más aquí.
    Elfina se asoma y ve a alguien dándole de comer a varios animales y quimeras — ¿no te cansas de tener razón?
    —A veces —responde él bromeando.

    Ambos salen, un montón de arena, dos cactus y una cerca que delimita los límites de la mansión son los que conforman el patio. Varios animales comen pedazos de cactus sin espinas con los que alguien los estuvo alimentando.

    Elfina se medio sonroja y da una hermosa sonrisa, Magnus busca en la misma dirección que ella mira embobada, se extraña de que el motivo por el que la elfa reaccione así sea un pequeño animalito parecido a un zorro color verde, unas pequeñas frutas rojas crecen en el lomo del pequeño animal, el rostro del pequeño ser verde es bastante adorable, con enormes ojos azules.
    Elfina se dirige en la dirección que está el pequeño zorrito, este animalito mueve su graciosa cola al ver a la chica acercarse, la elfa lo pasa de largo y abraza algo negro que está detrás del zorrito.
    Al ver al animal que abraza la chica, Magnus queda un poco menos sorprendido; un enorme dientes de sable color negro, con una cicatriz en el ojo derecho, dos enormes colmillos blancos sobresalen del hocico del animal, uno de los largos colmillos está partido a la mitad dando una apariencia de asimetría a la criatura.
    —Lindo, lindo dientes de sable —dice la chica emocionada acariciando el negro pelaje de la bestia —, te llamaré Shadow, te llevaré a casa y podrás asustar a la enana —le promete la chica al enorme felino abrazándolo fuertemente.
    El pequeño zorrito comienza a llorar porque se había ilusionado con la idea que la chica de cabello dorado lo alzaría.
    —No es nada personal —le tranquiliza el humano acariciándole la pequeña cabeza —ella prefiero a los felinos sobre los caninos.
    — ¡Lárguense! —grita un joven alquimista — ¿no le han causado suficiente daño a mi hermana? —reclama.
    Las quimeras rodean a Magnus y Elfina.


    Nota del Autor: Este capítulo fue parcialmente editado para que se adapte a la clasificacion.
     
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    Sheccid

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    La narración me pareció con muy pocas descripciones de la villa o por lo menos muy vagas.
    También creo que fue todo muy de rápido.
    Noté algo:

    —Ya ven que —responde la chica —, hagan lo que quieran, si necesitan lastimarme estaré en mi habitación —lo dice de tal manera que parece como si hubiera perdido la voluntad de vivir.

    Se supone que es afirmación y lleva acento en la i.
    Fuera de lo tecnico, es un perfecto seguimiento de la historia y pues me alegra mucho que hayas adaptado a la clasificación, si hacia falta a veces
     
  6.  
    Dark RS

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    2191
    Capítulo 59. Ari Y Tony.

    Un joven alquimista se para valeroso frente a Magnus y Elfina sosteniendo un hacha plateada que tiene en su otro extremo un largo látigo de acero negro; su rostro es algo afeminado, bastante parecido al de la chica que encontraron dentro de la mansión, su piel es bastante morena; tiene ese tono por pasar todo el día bajo el cruel sol del desierto; sus ojos verdes tranquilos y cabello negro largo lo hacen parecer bastante como una chica.
    — ¡No me oyeron! —grita furioso blandiendo el hacha. — ¡déjennos solos malditos abusadores!
    —Tranquilízate, no venimos a hacerte daño —intenta tranquilizarlo Magnus, se acerca al joven alquimista.
    — ¡Atrás!, a menos que quieras morir —amenaza el chico de ojos verdes, las quimeras rugen furiosas.

    Elfina comienza a murmurar algo rápidamente, un círculo mágico cubre todo el patio dejando al alquimista y a todos los animales paralizados.
    — ¡Wow, eso fue asombroso! —exclama asombrado el humano, es la primera vez que ve a Elfina usar un hechizo tan poderoso.
    —Es un pequeño truco de teniente, solo funciona con bestias y seres con poca resistencia a la magia —comenta la elfa presumiendo.
    Él le sonríe, ella se sonroja. El humano se acerca al inmóvil alquimista.
    —Ahora tienes que escucharme, no venimos a hacerles daño —voltea a mirar a Elfina —, libéralos.
    Elfina quita el hechizo.
    —Voy a darles el privilegio de la duda —dice el alquimista cuando logra moverse nuevamente, no confía completamente en los recién llegados extraños, pero sabe que si fueran parte de los malvados con los que los confundió, lo habrían matado cuando lo dejaron paralizado —, me llamo Anthony Shinecoin, si gustan me pueden llamar Tony —dice esperando que alguien finalmente lo llame así.
    —Bueno, Tony, Soy Magnus, y aquella que se quiere robar al dientes de sable es Elfina —señala a la chica rubia que intenta darle comida a la enorme bestia.
    —Ese es el Señor Bigotes —aclara el alquimista refiriéndose al nombre de la bestia dientes de sable.
    —No le digas eso a Elfina, ella lo llamó Shadow, si se entera que se llama Señor Bigotes es capaz de lesionarte muy seriamente —advierte Magnus al oír el nombre de la criatura.
    —Suena como una chica muy apasionada —comenta admirando la confianza entre sus huéspedes.
    —Sé que no es de mi incumbencia, pero, ¿quién es la chica de la mansión? —cuestiona preocupado el humano.
    —Pues, que tal si entramos y hablamos mas a gusto —propone el alquimista.

    Los tres pasan al interior de la mansión, se sientan alrededor de una mesa rectangular con un elegante estilo antiguo.
    —Verán, mi hermana y yo somos gemelos, ella se llama Ariana, pero la llamo Ari —se queda en silencio pensando en lo mal que le ha ido a su hermana —, y desde hace unos siete años los guardias de la prisión han venido aquí y… —no se atreve ni a mencionar lo que han estado haciéndole a su hermana —, digamos que ha sufrido demasiado.
    —No tienen que preocuparse más por eso —comenta Elfina —, ayer derrocamos a los guardias de la prisión.
    —Eso suena demasiado bueno para ser cierto —susurra el alquimista.
    —Cambiando el tema, ¿qué pasó con todos los habitantes de la villa? —pregunta Magnus.
    —No lo sabemos, un día despertamos y todos se habían ido, incluso nuestros padres desaparecieron —el chico de ojos verdes respira profundamente —, tiempo después los guardias comenzaron a venir.
    —Los Shinecoin, sabía que se me hacía conocido ese nombre, la familia alquimista que tiene más dinero en toda la parte sur del continente —comenta Elfina que finalmente logra recordar de donde le suena el apellido del alquimista —, según recuerdo desaparecieron sin dejar rastro hace unos diez años.
    —Si y ahora nosotros… —se queda en silencio al ver a su hermana entrar a la habitación.

    La chica ve a los presentes, se sienta al lado de Magnus.
    —Termina de una vez —le pide sin emoción —, sólo mátame y ya.
    Tony la levanta — ¡deja de hacer eso!, ya nunca tendrás que hacer eso —le asegura abrazándola.
    —Eso jamás ocurrirá, soy propiedad de esos desagradables guardias —la chica comienza a sollozar —, te matarán si me niego.
    —No te preocupes, ellos detuvieron a esos malvados sujetos —Tony comienza a llorar mientras abraza fuertemente a su hermana.

    Magnus mira a la chica, la ve hablando sola, nota algo familiar en la forma como susurra para si misma.
    Las bestias comienzan a hacer mucho ruido, todos salen al patio y ven a la distancia un enorme grupo de ghouls que se aproxima a ellos. El alquimista reconoce algunos de los cadáveres vivientes que se acercan a la villa.
    — ¿Esos son…? —se dice Tony incrédulo.
    — ¿Mamá?, ¿papá? —pregunta Ari viendo a sus padres acercarse lentamente.
    Las bestias sin importar su tamaño o edad salen a detener el avance de los no muertos.
    —Humano, veo en tu corazón maldad —asegura repentinamente un espectro que nadie más que Magnus puede ver y oír.
    — ¿Qué quieres? —pregunta el humano sintiéndose cansado.
    —No es lo que quiero, es lo que tú quieres —desaparece y reaparece junto a su oído —Toma a la elfa y hazla tuya, toma a la humana y hazla tuya, tómalas a ambas y hazlas tuyas por el resto de la eternidad.
    —Yo no… —se dice Magnus intentando no caer en el influjo hipnótico del espectro.
    —Mira a esa hermosa alquimista —susurra el espectro.
    —Debo resistirme…. —piensa desesperadamente.
    — ¿Magnus? —pregunta Elfina al ver al humano actuando extraño.
    —Debo hacerlo —alrededor de la mano de Magnus aparece un guante color blanco, el espectro no se da cuenta de esto.
    — ¿Qué te sucede? —él la mira, mira a la alquimista y luego regresa la mirada a la elfa.
    —Voy a hacerlo… —susurra caminando lentamente hacia la alquimista, el espectro sonríe malicioso.
    — ¡Detente! —grita Elfina, invoca su arco, prepara una flecha, susurra un conjuro en la flecha —no vayas a hacer algo de lo que te arrepientas.
    —Haré lo que deba hacer y tú haz lo que debas —responde Magnus.
    La alquimista se acerca al humano resignada a su cruel destino.

    Magnus se voltea de golpe y atraviesa al espectro con su guante de mago, al mismo tiempo Elfina lanza una flecha que pasa justo a unos centímetros de la cabeza de la alquimista; la flecha lleva un hechizo que mata espectros, esta se clava en un segundo espectro que ha estado susurrándole cosas a Ariana desde hace mucho tiempo.
    Ambos espectros se desintegran al mismo tiempo.
    —Me alegra que me entendieras —dice Magnus un poco culpable de haber tenido que eliminar a los espectros.
    —Me preocupaste por un momento —responde la chica elfa —, sólo nos falta encargarnos de esos apestosos sacos de carne.
    —Creo que esos seres son controlados por espectros —asegura el humano ya que por un instante le pareció ver otro ser translucido junto a uno de los cadáveres caminantes —Tony, ¿crees que los animales puedan mantener entretenidos a los ghouls por un rato? —le pregunta al inmóvil alquimista que se sorprendió por lo que acaba de ocurrir — ¡Anthony!
    —Perdón —dice reaccionando —claro, mis amigos son poderosos.
    —Excelente —mira la pirámide que se encuentra a un par de kilómetros detrás de los muertos —Elfina, cuida a Ariana.
    — ¿Qué harás tú? —pregunta preocupada.
    —Ya me conoces, iré a la pirámide, creo que puede tener algo que ver con estos espectros —comenta el humano mirando a los ghouls que aceleran el paso.

    Magnus invoca su espada y corre directamente hacia los atacantes, corta a varios durante el trayecto, deja a unos seis incapacitados para seguir avanzando, le toma menos de quince minutos correr hasta la pirámide que se encuentra a varios kilómetros de la villa, no se siente muy agitado ya que está acostumbrado a correr y entrenar a diario, en especial cuando hay torneos de básquetbol cerca.
    — ¿Dónde está? , yo sé que este lugar tiene algo que ver —susurra acercándose a la pirámide.
    —Humano —suena una voz chillona e insoportable que proviene de la parte más alta de unas escaleras que dan a la sellada puerta de la triangular edificación —, levántense.
    Casi media docena de zombis se levantan de entre la arena.
    — ¡Tú fuiste el que envió a los ghouls a la villa! —le reclama el humano al ser frente a él.

    Un pequeño troll hechicero que usa una túnica verde, se encuentra de pie con porte orgulloso frente al humano, trae un bastón de madera en su mano derecha.
    —Cierto, ¡ataquen! —ordena a los zombis.
    Magnus destruye a los muertos vivientes en poco tiempo.
    —Son muy lentos —presume el humano provocando al troll —, ven y pelea como un hombre.
    —Levántense —, repite el hechicero.
    Treinta zombis más se levantan de una duna cercana. Magnus lanza un rayo al troll para derribarlo, pero el ataque se debilita al acercarse a la pirámide, cuando golpea al troll no es mas que una débil chispa. Al ver esto corre hacia su enemigo.
    —Atrás —ordena secamente el hechicero.
    Magnus siente como una fuerza misteriosa lo aleja varios metros de la pirámide.
    —Odio a los hechiceros —reclama el humano frustrado — ¿por qué atormentas a los alquimistas? —pregunta para ganar tiempo mientras piensa en un plan efectivo.
    —Divertido, niña torcida, abuso divertido, guardias manipulables —responde sonriendo sádicamente.
    — ¡Maldito bastardo! —grita Magnus.

    El humano golpea el suelo con su puño lanzando una ola de arena hacia su enemigo. La arena va perdiendo velocidad hasta que solo un pequeño puñado de polvo ensucia al troll, este se sacude. Magnus sonríe al ver esto, junta ambas manos y crea un poderoso chorro de agua que lanza hacia el hechicero, el agua apenas si lo moja un poco.
    —No le veo lo divertido a tus perversiones, pero si sé una cosa —decapita a varios zombis cercanos —, pagarás todo lo que le hiciste a Ariana —la mano derecha de Magnus se cubre de electricidad.
    Golpea el suelo con fuerza descargando una enorme descarga eléctrica en el húmedo suelo, la descarga viaja rápidamente subiendo hasta donde está el troll, este recibe el ataque y cae al suelo convulsionando.

    Magnus sube hasta donde está el troll, éste lo mira con ira, el suelo comienza a sacudirse, baja rápidamente alejándose del lugar, una mano negra sale de las entrañas de la tierra jalando al troll al interior de la pirámide.
    —Eso fue extraño —dice preocupado por la extraña mano que acaba de ver.
    La enorme puerta de la pirámide comienza a abrirse lentamente deslizándose hacia arriba. Un enorme ser de casi dos metros y medio de altura sale de la edificación de roca amarillenta.
    Este ser tiene el rostro de un león, con una abundante melena negra, todo su cuerpo está cubierto de pelaje amarillo oscuro, tiene enormes músculos, usa pantalones de tela negros con líneas doradas, carga una filosa lanza, con extraños patrones en ella.
     
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    Sheccid

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    Noté una falta de ortografía:
    —Pues, que tal si entramos y hablamos más a gusto —propone el alquimista.
    Como ves, lleva acento porque estas hablando de mayor cantidad, no en comparación. Ya revisé dos veces y creo que es lo único...Veamos...Aún no me cercioro bien, pero...¿esto significa que Mana esta pasando por lo mismo?
    Desde mi punto de vista, me hubiera gustado que describieras más el pasado de los dos hermanos y por que precisamente ellos fueron los elegidos para algo tan vil, pobre Ari más que nada, nadie tenía derecho de hacerle algo tan sucio como lo que le pasó. Que bueno que Elfina y Magnus fueron y los liberaron.
    Nos vemos
     
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    Dark RS

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    Los Caballeros de Magnus
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    Género:
    Aventura
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    73
     
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    2152
    Capítulo 60. La Doncella Y El Domador.

    El extraño hombre león mira a Magnus con una expresión bastante seria, como si lo estudiara con la mirada.
    —Nos encargaremos de juzgar al malvado hechicero —dice sin perder la expresión de seriedad en su rostro.
    — ¿Quién eres y por qué hasta ahora decides atrapar al troll? —pregunta Magnus que desconfía de las intenciones del hibrido.
    —Soy un Iamasu, mi nombre es Aker, guardia real de nuestro emperador Ra, y decido salir como tú dices, porque éste ser había sellado la entrada con un hechizo hace más de cuarenta años, desde entonces ha conseguido la bendición de la pirámide de Ra, pero ahora que lograste derrotarlo el hechizo cayó y podemos salir nuevamente.
    — ¿Qué harán con él? —pregunta preocupado por el destino del malvado troll.
    —Lo juzgaremos, su castigo lo decidirá nuestro poderoso emperador Ra —comenta el ser mitad león antes de darse la vuelta —, lo olvidaba, ten algo como gratitud de nuestro pueblo, nuestra sacerdotisa Amentet predijo tu venida y me confió esto para que te lo diera —el musculoso ser arroja una bolsa de seda negra amarrada con un hilo dorado, el cual Magnus atrapa sin problemas, el ser le dice lo que hay dentro de la bolsa y entra en la pirámide. La enorme puerta de piedra se cierra nuevamente.

    Cuando Magnus se voltea se tira al suelo de inmediato, rueda varios metros, se levanta, manda la bolsa a su dimensión de bolsillo e invoca su katana.
    —Se me olvidaba que ustedes estaban aquí —se dice el humano viendo a los zombis que estuvieron apunto de morderlo.
    Varias manos negras salen de la arena y aplastan a los cadáveres andantes.
    —Eso ahorra mucho tiempo —se dice antes de correr hacia la villa.

    Cuando llega a los límites de la mansión, ve como Elfina quema al ultimo de los ghouls.
    — ¿Qué sucedió con el resto de los espectros? —pregunta el humano sin bajar la guardia.
    —Ni idea —le responde Elfina —, hace unos minutos se envolvieron en llamas color azul y se desintegraron —le responde sorprendida, aún no entiende cómo o por qué ocurrió —, ¿no tendrás algo que ver con eso o sí?
    —Puede ser, no estoy seguro de que pasó realmente —comenta Magnus que no está seguro de saber si la desaparición de los espectros tiene que ver con la derrota del troll hechicero.

    A varios metros de ahí Ariana llora sobre el cada ver de su madre y padre. Ambos cadáveres están bien conservados a pesar de llevar varios años muertos.
    — ¿Por qué?, mami, papi, no me dejen otra vez —llora tosiendo —, ¡los maldigo dioses!
    —Ari —dice en voz baja Tony.
    La chica produce una daga de hielo, se lo incrusta en su propio costado se la saca y se dispone a clavársela nuevamente.
    — ¡Ari detente! —pide Anthony acercándose a su hermana.
    —Atrás Tony, no me obligues lastimarte —los pies del alquimista son atrapados en un cubo de hielo que lo hace caer.
    —No hagas esto, por favor Ari —pide llorando su hermano.
    —No tengo otra opción —susurra sollozando la joven alquimista —, nuestros padres están muertos, fui ultrajada durante años y no valgo nada, ésta es la única salida que veo.
    —No te detendré —interrumpe Magnus —, pero si ya no quieres tu vida mejor dámela a mí.
    — ¿Qué? —preguntan sorprendidos ambos alquimistas y la elfa al unísono.
    —Dices que no quieres vivir, pero yo puedo utilizar a una chica con tanto talento como tú —le aclara extendiéndole la mano para que la tome.
    — ¿Talento?, ¿yo? —pregunta convencida que es un engaño.
    —Tu habilidad para crear hielo en medio del desierto es asombrosa —señala la daga en la mano de la alquimista —, esa arma de hielo sigue intacta a pesar del intenso calor.
    —No bromees, el sol no está tan fuerte como otros días —aclara sonrojada por el cumplido.
    —Yo no controlo el elemento hielo, tú me puedes ayudar a perfeccionar mis técnicas; aunque si lo prefieres puedes ayudar en la mansión, nos vendría bien tener más ayuda —le propone el humano sonriendo.
    —Sabes… lo haré, te enseñaré a usar ataques de hielo y seré tu doncella —se acerca a él —, mi vida es tuya, cuando no te sea útil acabaré con mi vida —hace una reverencia.

    La chica corre a la mansión sonriendo. El joven alquimista quiebra el hielo de sus pies con su hacha.
    —Eso sonó extraño, pero agradezco lo que hiciste —dice agradecido.
    —La propuesta va para ti también, si ella se va con nosotros eres bienvenido. —Le dice al alquimista.
    —No puedo dejar a mis bestias —comenta mirando a los animales y quimeras alejando los cadáveres de la mansión.
    —Puedes traerlos, ya veremos que hacer, además era imposible irnos sin que Elfina se lleve al señor bi… es decir a Shadow —el alquimista asiente y se dirige a la mansión.
    —Genial, lo que necesitaba, dos chicas más en la mansión —reclama la elfa que sigue enojada por lo que le dijo el humano a la alquimista.
    — ¿Sabes que Tony es hombre, cierto? —cuestiona el humano extrañado.
    —Se parece a una mujer —reclama la elfa molesta —, además se comporta algo afeminado.
    Él la abraza por detrás fuertemente, la besa en la mejilla —no te enojes, no me atrevería a complicar más las cosas de como están.
    —Eres un tonto —le dice la chica sonrojada.

    La alquimista regresa vistiendo un vestido de doncella, carga una pesada maleta en la que al parecer empacó todas sus pertenencias.
    — ¿Puedes mostrarme tu tarjeta de puntos? —pide Ariana emocionada.
    —Claro —Magnus saca su tarjeta de puntos, la cual es de color platino, con símbolos extraños y la palabra “Magnus” claramente escrita en la parte posterior.
    El humano no ve nada extraño en la petición, después de todo solo el dueño de la tarjeta puede hacer transacciones con ella. La chica saca su propia tarjeta que es de color blanco, la coloca sobre la del humano y transfiere todo su oro a la tarjeta de Magnus.
    — ¿Qué acabas de hacer? —pregunta confundido el humano al ver que la chica acaba de regalarle todo su dinero.
    —Ahora que mi vida es tuya, todo lo mío es tuyo —responde en tono inocente.
    — ¿Estás segura de esto? —cuestiona impactado por la enorme cantidad que fue agregada a su tarjeta.
    —Si, completamente —responde sonriendo.

    Elfina toma la tarjeta de la mano del humano y queda impactada de la enorme cantidad de oro.
    — ¿Cómo tenias tanto oro? —pregunta impresionada.
    —Mis padres eran muy ricos, al desaparecer todo nos quedó a mí y a Tony, pero en medio del desierto el dinero es inútil, pero a donde vayamos puede que sea de utilidad, supongo que hay que agregar espacio para las bestias de mi hermano, eso debería cubrir los gastos, ¿no? —aclara la chica emocionada.
    —Mucho más que suficiente, de hecho con tu permiso tengo una mejor idea que una simple expansión —comenta Magnus con tono de misterio.
    —Yo solo quiero llevarme a Shadow a casa —aclara la elfa abrazando la pata del enorme dientes de sable.

    Tony regresa cargando una enorme cantidad de equipaje, que incluye su equipo de domador, los juguetes de los animales y otras cosas que se necesitan normalmente en ese oficio.
    —Estoy casi listo, sólo tenemos que esperar a que regrese el señor gusano —pide el alquimista.
    Magnus se acerca éste y le susurra.
    —Cuando lleguemos a casa vamos a tener que hacer que hables con Alice para que elijas mejor los nombres.
    — ¿Qué es una Alice? —pregunta confundido.
    —No es qué, es quién, y pronto lo sabrás —Le responde nada emocionado con los nombres que le pone a los animales y quimeras.

    En la mansión de Elfina, Ram lee unos informes del Consejo de Magos que posee y lee de vez en cuando para entretenerse, lo que lee es un informe completo sobre los Tres Sabios de Garja y sus tres espadas que fueron entregadas por los dioses hace más de mil quinientos años, éste documento, al parecer los cazadores se lo encargaron a su hermano Mor.
    La vampira desaparece los papeles y baja a buscar a Merlín, lo encuentra en la sala leyendo uno de los libros de la biblioteca de Elfina.
    —Oye viejo, ¿puedo hablarte un momento? —pide la chica de cabello blanco.
    —Claro joven Ram, ¿en que puedo ayudarte? —permite el anciano cerrando el libro.
    —Acabo de leer sobre tu florete, La Mente, y me preguntaba ¿por qué no curaste por completo a la elfa? —cuestiona la vampira enfadada.
    — ¿De qué hablas? —pregunta el viejo alquimista haciéndose el tonto.
    —Sé por los informes de Mor que La Mente puede curar cualquier herida, enfermedad, lesión e incluso regenerar cualquier parte del cuerpo sin importar si está completamente destruida o nunca se tuvo.
    —Siempre pensé que nadie se daría cuenta —dice el anciano desilusionado de ser descubierto —, sin embargo no es mi responsabilidad sanar completamente a la elfa, le salvé la vida y ahí terminó mi trabajo —aclara sin remordimiento.
    —No tiene sentido —reclama Ram confundida.
    —Tengo mis razones, y espero que respetes eso —dice el anciano esperando que con eso termine el interrogatorio.
    —También quieres que Magnus se interese solo en Alice —la vampira hace silencio durante unos segundos —, pero no es la forma —le reclama enfadada.
    —No tengo nada más que agregar joven Ram —el anciano abre nuevamente el libro y sigue leyendo.

    La vampira sube a su habitación pateando el piso fuertemente con cada paso que da, como si hiciera un berrinche, tira la puerta de golpe y se deja caer sobre su cama. El chico de lentes aparece sobre la chica, quedando a pocos centímetros de su rostro.
    — ¿Qué le sucede a mi pequeña flor? —pregunta besándola.
    — ¿Qué puedo hacer para que todos tengan un verdadero final feliz? —cuestiona decaída.
    —Deja que todo siga su curso, en el peor de los casos morirán los tres —la vuelve a besar —, en el mejor serán una extraña pareja de tres.
    —Eso no me gusta, tienen que ser solo… —se frena antes de terminar la oración.
    —Dos —termina de decir él — ¿y quién será la elegida? —pregunta burlón —, si tanto te molesta, consíguele a una de ellas un novio y acaba con el triangulo amoroso.
    —Pero ninguna de ellas va a querer a nadie más que no sea Magnus —aclara triste.
    —Por eso te dije que dejes que todo siga su curso —le reclama él, la vuelve a besar.
    —Sabes… —lo abraza tiernamente —, creo que veré como siguen sin mi intervención.
    Ambos se besan.
     
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    Sheccid

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    —Genial, lo que necesitaba, dos chicas más en la mansión —reclama la elfa que sigue enojada por lo que le dijo el humano a la alquimista.
    Una comita que a todos se nos puede pasar.
    ¿Bien celosa Elfina? Ja,ja, si tomamos en cuenta que Caelum, Merlín y Magnus (y ahora Tony) son los únicos hombres y chicas son más, aparte de que Magnus siempre tiene una capacidad de enamorara a las chicas que ni para qué mencionar.
    Merlín no se esta poniendo muy de ambas partes, desde mi punto de vista es bien metichito y la oportunidad que le negó a Elfina no se lo perdonaré...
    Hasta el proximo capi, mi L
     
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    Dark RS

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    Los Caballeros de Magnus
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    73
     
    Palabras:
    1927
    Capítulo 61. La Nueva Mansión.

    Después de estar dos días fuera, Magnus y Elfina regresan a la mansión junto con sus nuevos amigos.
    Un portal se abre frente a la mansión, del cuál salen el humano, la elfa, los alquimistas, seis animales, cinco quimeras y tres insectos gigantes.
    —Les advierto lo siguiente —advierte Elfina malhumorada —, ese montón de cosas dormirán en el área de entrenamiento, excepto por el bonito de Shadow que puede dormir en la sala.
    —Claro, no te preocupes, también me encargaré de sus desechos —le promete Tony tranquilizándola.

    La elfa murmura algo frente a la puerta para darles acceso a los alquimistas y a las catorce bestias.
    Una gran conmoción se arma dentro de la casa, tanto la alegría de ver a Magnus y Elfina regresar a salvo, como la llegada de los nuevos inquilinos. Cuando Tony ve a Susurro se sonroja.
    —Buenos días —saluda sonrojado a la híbrida.
    Susurro siente un extraño sentimiento surgiendo del alquimista.
    Magnus mueve los labios para hablar con la chica de cabello verde, después de todo, Susurro solo necesita la energía de las palabras, por lo que mover los labios sin producir sonido es suficiente para que ella entienda.
    Magnus dice sin producir sonido —“creo que le gustas” —la chica no entiende a lo que se refiere —, “no te asustes, solo haz lo que te dicte el corazón” —la chica de cabello verde asiente —“ojalá fuera tan fácil para mi”.

    Una semana después, Magnus tiene una noticia para todos.
    —Les tengo una sorpresa, y me parece que les parecerá agradable —anuncia el humano intentando emocionar a todos.
    Los guía a través de un portal privado que los lleva a las afueras de Los Flavos, la ciudad subterránea dentro de la enorme montaña Montem Flavos. A la distancia se puede ver la majestuosa e imponente montaña que tiene la fama de ser la más grande de todo el planeta.
    — ¿A dónde nos dirigimos? —cuestiona Alice curiosa.
    —Pronto lo sabrán —le responde el humano pareciendo aún más misterioso.

    Siguen avanzando por un corto bosque de árboles frutales, del lado izquierdo, a unos cien metros se puede ver un rio que pasa cerca, al salir del bosque ven una enorme mansión color blanca de dos pisos, la puerta es color café oscuro de madera con la figura tallada de un lobo de un lado y un dragón de fuego del otro, varios balcones sobresalen, uno de cada habitación, tiene enormes ventanas con cortinas blancas, la mitad del techo es un enorme balcón multiuso.

    Una larga línea blanca levita alrededor de los limites del terreno en el que está la majestuosa mansión, como si se tratara de una cerca, en la propiedad hay otras tres edificaciones más pequeñas que la mansión.
    — ¿Qué les parece? —pregunta el humano orgulloso.
    —Es asombroso, ¿de quién es? —cuestiona Alice hipnotizada por una extravagante piscina a un lado de la mansión que recibe agua de lo que parece ser una enorme roca que produce el líquido gracias a una gran gema de agua que tiene incrustada en el medio.
    —Es nuestra —asegura emocionado Magnus —, aquí podemos vivir y tener espacio de sobra.

    Casi todos se emocionan por la nueva mansión.
    — ¿Qué tenía de malo mi casa? —pregunta Elfina susurrando triste.
    —Nada, pero pensé que sería mejor si nos mudamos de la mansión de los Cazadores —responde él.
    — ¿Lo sabías? —interroga conmocionada por el hecho que el humano sepa eso.
    —Sí, hace mucho que sé que tu casa es el cuartel del teniente del país de Montem Flavos —confiesa el humano —, pero también sé que no ibas a dejar que nada malo le pasara a nadie.
    —Tonto —dice sonrojada —, voy a ver si vale la pena mudarnos aquí —comenta alejándose — ¿eso es un hechizo de repulsión o una barrera? —pregunta al ver la línea blanca.
    —Ambos, mantiene a los animales y bestias salvajes alejados y es imposible para los intrusos pasar el limite sin tener permiso —responde recordando lo caro que le costó el poderoso hechizo alrededor de su nuevo hogar.
    — ¿Cuánto tardaron en construir el lugar? —cuestiona curiosa la elfa.
    —Cinco días tardaron en construir los cuatro edificios —comenta haciendo cuentas.
    — ¿Oh?, ¿contrataste minotauros? —interroga impresionada por la rapidez con que construyeron las edificaciones.
    —Claro, incluso a mí me pareció extraño el poco tiempo que utilizaron para acabarlas —comenta el humano —, ya todos los presentes están autorizados para entrar.

    Todos entran al jardín de la enorme edificación, Alice nota un agujero en el césped y se acerca a inspeccionar — ¿qué extraño aquí hay un hoyo? —se dice, nota que a un lado apareció otro hoyo más profundo —, oh, que raro, esto no estaba aquí.
    Repentinamente nota a los cachorros a unos metros de ella escarbando un enorme agujero, Delta se detiene a mirarla con sus grandes y tiernos ojos de cachorro, ladra levemente y continúa cavando.
    —Así que eran ustedes —comenta sorprendida.
    —Enana tarada —ofende Elfina a la humana.

    Repentinamente un montón de tierra le cae encima a la elfa, todos se voltean y ven a Beta excavando con sus poderosas patas, tirándole la tierra a Elfina, al tener un hoyo de casi dos metros de profundidad y casi cuatro de largo, se hecha a dormir en la fresca tierra.
    — ¡Maldito saco de pulgas y tuercas! —grita la elfa molesta.

    Pasan al interior de la mansión; el primer piso consiste en dos salas de estar, una para lectura y otra para juegos, una cocina, tres depósitos sellados con hechizos, un gimnasio, un área de forjado y un baño. Suben al segundo piso y ven que hay dos baños, uno para hombres y otro para mujeres, veinte habitaciones, diez de cada lado; cada una tiene una cama, dos armarios, un baúl, un espejo, una mesa y una alfombra.
    —Cada uno elija una habitación, pueden decorarla como deseen —dice el humano señalando las habitaciones.
    Magnus toma la primera habitación a la derecha, Elfina primera a la izquierda, Alice y Mana la segunda a la izquierda, Alpha la segunda a la derecha, Beta la tercera a la izquierda, Delta, Épsilon y Gamma tercera a la derecha, Caelum y TXC la cuarta a la derecha, Merlín y sus marionetas cuarta a la izquierda, Susurro la quinta a la derecha, Ram la quinta a la izquierda, Ariana la sexta a la izquierda y Tony la sexta a la derecha.

    Magnus lleva a Tony a una segunda edificación a unos veinte metros de la mansión; ésta es como un enorme granero, cercado con madera, dentro hay suficiente espacio para dos bestias gigantes, seis grandes, diez medianas y veinte pequeñas, una pequeña fuente produce agua gracias a un hechizo puesto en una gema elemental de agua.
    —Aquí puedes mantener a tus bestias —le dice el humano al alquimista.
    —Te lo agradezco —dice Tony haciendo una reverencia —, traeré a todos mis amigos de una vez.
    Magnus sale y ve a los cachorros nadando en la piscina.
    —No entren a menos que estén secos —les pide.
    Los tres cachorros ladran aceptando la condición y continúan nadando.

    Ariana sale a encontrarse con el humano.
    —Amo —saluda la chica haciendo una reverencia —, me siento feliz por el nuevo hogar.
    —No es necesaria tanta formalidad —pide él —, y en realidad logré pagar todo esto gracias a todos los puntos que me diste, por lo que yo te agradezco a ti.
    —No amo —corrige sonriéndole —, ese dinero ahora es suyo, si me disculpa debo traer mis cosas de la otra mansión.
    La chica entra en la mansión encontrándose con Alice en la sala.
    — ¿Puedo preguntarte una cosa? —pide la humana avergonzada.
    —Claro.
    — ¿Sientes algo por Magnus? —pregunta nerviosa esperando la respuesta.
    —Lo admiro, pienso que es asombroso —responde honestamente la alquimista —, pero no me gusta.
    — ¿En serio?
    —Si, soy suya, pero no en ese sentido —aclara sonriendo —, me dio una razón para vivir, a algunos les parecerá que es una razón tonta, pero para mí es suficiente.
    —Sé a lo que te refieres —le comenta Alice feliz de escucharla decir eso.
    —En cambio, él te ama.
    — ¿Qué?, no, él ama a Elfina —asegura la humana bajando la mirada.
    —También es cierto, pero a ambas las mira con la misma mirada de enamorado y baja el tono cuando habla con alguna de las dos —comenta animándola para que no se de por vencida.
    —Creo que tienes razón —murmura para si misma —, no me voy a rendir.
    —Así se habla —anima la alquimista —, hablamos más tarde, tengo mucho que hacer —la alquimista se despide de la humana.

    Después de Ari haber entrado a la mansión, Mana se acerca a Magnus, trae al Vertaler en el hombro y al Anguis enrollado en su brazo izquierdo.
    —Jueguen —susurra de forma inaudible la niña a sus mascotas —, Titi, Luna, no se alejen mucho —la pequeña ve como el ave sobrevuela la mansión y la serpiente se sube a un árbol —, no olvides que se acerca el cumpleaños de Ali, más te vale comprarle algo bonito.
    —No te preocupes, ya tengo planeado lo que haremos en su cumpleaños —confiesa el humano confiado.
    —Más te vale no tocar a Ali, o te las verás conmigo —amenaza la niña antes de regresar a la mansión.
     
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    Sheccid

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    bueno, pienso que hubo una falta de una pequeña comita:
    —No, amo
    Y bueno, se me hizo muy instantaneo que luego luego dejarás claro que Susurro y Tony se gustan, generalmente sólo lo insinuas, pero de todas maneras se me hace bien, ya me estaba preguntando quién haría feliz a Susurro.
    Yo igual que Mana espero que la sorpresa de Alice sea buena y Magnus haga bien todo, sino...ya no me agradará.
    Es todo, gracias por invitarme <3
     
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    Dark RS

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    Los Caballeros de Magnus
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    73
     
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    2295
    Capítulo 62. Almuerzo De Novios.

    Se acercan las vacaciones de medio año, e igualmente lo está el cumpleaños de Alice. Las bromas de mal gusto contra ella se incrementan alarmantemente, la relación incierta entre ella y Magnus hacen que las chicas del instituto la quieran fuera de escena rápidamente.

    Faltando casi una semana para la salida a las vacaciones; a la hora del primer descanso, Alice se encuentra en su salón leyendo una novela romántica para adolescentes; tres chicas se acercan a ella, de entre estas sobresale la capitana de las porristas, la chica más popular de todo el instituto; de hermoso cabello rojizo, ojos verdes, piel color caramelo y un cuerpo bien formado que hace que casi todos los chicos del instituto se derritan por ella. Ella se le declaró a Magnus en una ocasión, pero él la rechazó
    —Oye fenómeno —le habla la capitana a Alice quitándole el libro de las manos y tirándolo por la ventana.
    —Mmm, ¿puedo ayudarte? —cuestiona nerviosa, mirándole los zapatos.
    —Si, puedes comenzar tirándote por la ventana —le dice empujándola —, ¿por qué diablos no te has ido, pobrete?
    —Yo, no… —la vuelve a empujar.
    —No me interrumpas estúpida —la abofetea, el resto de los compañeros de clase de Alice se quedan observando lo que consideran como un espectáculo divertido —, no quiero ver tu pequeña cara de duende el próximo semestre —amenaza la capitana.
    Alice sigue sin atreverse a subir la mirada, se siente muy asustada, no quiere empeorar la situación.
    — ¡Ya la oíste estúpida! —grita una de las chicas que vienen con la porrista.
    —Pero no todo es malo —agrega la chica de cabello rojizo —, te tengo un regalo de despedida —chasquea los dedos y del pasillo entra una cuarta abusiva cargando una cubeta oxidada.
    Ésta vacía el contenido de la cubeta sobre Alice, la asustada chica de cabello negro es cubierta por un líquido maloliente.
    —Considéralo una advertencia, más te vale no regresar nunca —las cuatro chicas salen del salón.

    Alice toma sus útiles y se va a casa, a la hora de almuerzo uno de los nuevos jugadores le cuenta a Magnus lo ocurrido, quien se llena de ira, pero no es su estilo golpear a una mujer, por lo que se decide entre dos planes para que dejen de molestar a Alice de una vez por todas; sabe que con solo su primer idea será suficiente para hacer a Alice la chica más popular y que la dejen de molestar, pero está preparado para llevar a cabo su segunda idea de ser necesario.
    Al día siguiente a la hora de almuerzo.
    — ¿Estás bien? —pregunta él preocupado por el incidente con las cuatro abusivas.
    —Sí, no voy a dejar que algo como lo de ayer me desanime —contesta Alice forzando una sonrisa.

    Magnus la toma del brazo y la lleva donde todos en el comedor puedan verlos. Él coloca sus manos sobre la cintura de la chica, la acerca a él y la besa en los labios; un largo y tierno beso que dura casi un minuto.
    Todos los presentes se quedan boquiabiertos, los murmullos comienzan inmediatamente, el mensaje fue claro, Alice es intocable; todos en el instituto saben que nunca deben molestar a Magnus, en especial porque tiene negocios o tratos millonarios con la mayoría de sus padres.

    El tiempo se detiene para Alice, el beso de Magnus la tomó desprevenida, cierra los ojos y lo besa de regreso inmediatamente, como si su cuerpo reaccionara solo, no le importa que todos la observen fijamente; desea que ese beso dure para siempre.
    Cuando se detienen, sus corazones laten sincronizados, ambos se sonrojan y no se apartan la mirada.
    —No quise sorprenderte —se disculpa él abrazándola.
    La chica sigue agitada, no puede hablar ni pensar con claridad —no… umm, yo…
    —Vamos a terminar de comer —propone él.
    —Sí —responde ella en voz baja sonrojada.

    La idea de Magnus funcionó, nadie se atrevió a hacerle daño o algún tipo de broma después de ese día, aunque al parecer ella si se tomó ese beso como algo muy serio. En el mundo de Elfina, Alice, se sigue comportando normal, intentando alejarse de Magnus y Elfina, como si hubiera aceptado perderlo, pero, en la tierra se comporta como si fueran novios; lo espera a la salida de clases, sin importar si él sale tarde por tener practicas de basquetbol, sin importar si llueve o si hace mucho frio.

    Una semana después del beso, en la cafetería.
    — ¿Qué quieres comer hoy? —pregunta Magnus a Alice —, yo invito.
    —De hecho… yo… preparé… algo… —la chica muestra una bolsa en la que trae dos recipientes de plástico —, no está muy bueno… pero creo… que…
    —Vamos a buscar una mesa —propone él sonriéndole.
    Se sientan en una mesa a la mitad del comedor, Alice saca ambos recipientes, dos cucharas que se trajo de su casa y un viejo termo con jugo de naranja. Abre los recipientes, traen arroz, vegetales al vapor, huevo cocido y una pieza de carne.
    —No tenías que molestarte —dice él mirando la comida.
    — ¿No se ve bueno? —cuestiona preocupada, temiendo que la comida no sepa bien.
    —Se ve bastante apetitoso, además tú siempre cocinas en la mansión, así que sé lo buena que es tu comida —dice haciéndole un cumplido.
    —Pero… no tenía mucho de donde elegir esta vez —baja la mirada, la comida que trajo para ambos es lo último que quedaba en su casa para cocinar, su madre ha estado teniendo problemas financieros y han venido racionando la comida hasta que mejore la situación.
    Él coloca su mano bajo la barbilla de Alice y le levanta el rostro lentamente —cualquier cosa que tú cocines sabrá delicioso.
    —Gracias —contesta sonrojada.

    Comienzan a comer, como lo esperaba Magnus, el platillo está delicioso a pesar de lo simple de los ingredientes.
    La chica de largo cabello largo repentinamente se sonroja.
    — ¿Te molesta… si… te…? —intenta decir sonrojada.
    — ¿Qué sucede? —pregunta confundido con la pregunta de la chica.
    —Bueno… —comienza a juguetear con sus propios dedos —, en los animes cuando una pareja almuerza… umm… la chica le da al chico de comer… en la boca… —se sonroja completamente.
    —Cierto —contesta sonriendo, toma su cuchara y le da un bocado a la chica mientras se encuentra distraída.
    Ella se sonroja al punto de casi brillar —se suponía que era yo la que…
    —Hazlo —él abre la boca.
    Ella le da un poco de comida con su propia cuchara, luego sigue comiendo normalmente completamente sonrojada.
    —Sabes, eso fue como un beso indirecto —dice él molestándola.
    Ella se avergüenza, se le olvidó limpiar la cuchara antes y después de darle de comer a Magnus.
    —Yo… no… bueno…
    Ambos ríen.

    Ese día a la salida, Alice se queda esperando junto al portón a que Magnus salga para que la acompañe a casa, espera desde las cuatro y media que terminan las clases hasta casi las ocho cuando él finalmente sale de la práctica con el equipo de básquet que se había alargado más de lo esperado. Al verla en el portón corre hacia ella.
    —Alice, ¿me esperaste todo este tiempo? —la abraza y siente que tiene la piel muy fría —, no debiste esperarme aquí afuera, pudiste haber entrado al gimnasio o te hubieras ido a casa, si te enfermas no me lo perdonaré.
    —Es solo, que quería que nos fuéramos a casa juntos —le responde titiritando de frío.
    —Vamos te llevaré a casa antes de que pesques un resfriado —dice llevándola abrazada hasta la casa de la chica.

    Llegan a casa de Alice, su madre la recibe preocupada por la hora, la envía a tomar un baño caliente.
    —Te agradezco que la trajeras a casa —dice de forma amable la madre de Alice.
    —Un placer —cambia la expresión de su rostro —no tienen que comer, ¿cierto?
    —No te preocupes por eso, nos la arreglaremos bien —responde la mujer forzando una sonrisa, que al igual que a Alice, no le sale nada convincente.
    Al ver que la mujer luce bastante debilitada y cansada —con todo respeto, no me engaña, puedo prestarle algo, y no es caridad, solo quiero ver que Alice y Mana no pasen hambre.
    —No puedo aceptarlo —rechaza frunciendo el ceño —, si el dinero no se gana, es dinero mal habido.
    —Y si, yo trabajo por ese dinero —propone Alice que se había quedado a escuchar.
    — ¿Qué dices querida? —pregunta su madre.
    —Bueno, si yo trabajo por ese dinero ya no será más dinero mal habido —propone apenada —, puedo limpiar su casa y hacer algunos quehaceres los fines de semana.
    La mujer de cabello negro cierra la puerta de golpe para discutir con su hija en privado. Magnus se queda frente a la puerta esperando a ver si vuelven a abrir, al pasar media hora, Alice abre la puerta apenada.
    —Creo que aceptó —dice en voz baja.
    — ¿Sabes que no tienes que limpiar, cierto?, puedo conseguirle a tu madre un mejor empleo sin que se entere, y hasta entonces puedo colaborar con algo —propone él.
    — ¡No!, ¡mamá tiene razón, si no voy a trabajar por ese dinero no lo quiero! —contesta ella frunciendo tiernamente el ceño.
    —Está bien —acepta sonriendo cansado —, trabajarás limpiando mi casa y haciendo las compras.
    —Sí —acepta emocionada.
    —Pero es solo temporal —advierte él —, cuando le consiga un mejor trabajo a tu madre dejarás de trabajar, y no comenzarás hasta que terminen los exámenes —saca un rollo de billetes y se los da, no sabe si lo tomará como una ofensa, pero tampoco va a arriesgarse a ver que ninguna de ellas pase hambre —, esto es un adelanto por el trabajo que harás la próxima semana.
    — ¡Pero esto es demasiado! —reclama la chica de cabello negro sorprendida —, mamá gana esto en un mes de trabajo.
    — ¿En verdad? —al escuchar esto Magnus se da cuenta que a la madre de la chica le están pagando muy poco al mes.
    —Sí, no puedo aceptar tanto —dice intentando devolverle el dinero.
    —Te tengo una sorpresa especial para tu cumpleaños —comenta él repentinamente para distraer a Alice.
    — ¿Me vas a celebrar mi cumpleaños? —pregunta sonrojada, los ojos se le humedecen.
    —Claro —la besa en la mejilla —, buenas noches Alice.
    —Buenas noches —la chica entra a su casa soñando despierta, deja la puerta abierta, cuando llega a su cuarto se da cuenta que aún tiene el dinero en la mano.

    Cuando Magnus está apunto de cerrar la puerta para irse a casa, ve a Mana mirándolo fijamente.
    —Hola Mana, ¿ya comiste? —pregunta preocupado por la salud de la pequeña.
    —Si tocas a Ali, te mataré con mis propias manos —amenaza la niña casi susurrando, cierra lentamente la puerta.

    —Esa niña nos da escalofríos, amo —comenta Ghoul apareciendo repentinamente —, si la creemos capaz de cumplir esa amenaza, en especial por que posee el Tomo Blanco.
    —Tal vez, pero al menos comienza a hablar un poco —afirma el humano mirando la luna que está casi completamente llena —, vamos a casa.
    El espectro desaparece.
     
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    Sheccid

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    Sí, Mana si da miedo, pero si tomamos en cuenta lo que le pasó, es muy normal y sólo intenta protejer a Alice.
    ¡Viva Magnus! Bueno, aunque no creo que se le haya hecho muy díficil besar a Alice frente a toda la escuela XD
    Y bueno, quién sabe, tal vez le festeje su cumpleaños a Alice más días...
    Sólo quería decirte que sólo (que ironía) va con acento hablando de solamente y todas las sí s de afirmación llevan acento.
    Hasta el próximo capítulo. <3 T.A.M.
     
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    Dark RS

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    Capítulo 63. Velada Romántica.

    Termina el semestre, tanto Alice como Magnus pasan todas sus materias sin problemas. Llega el día del cumpleaños de Alice.
    La chica se siente emocionada, su corazón late agitadamente desde que abrió sus ojos por la mañana, madre e hija se encuentran en la sala conversando.
    —Querida, ¿segura que no vas a comer nada? —pregunta su madre preocupada.
    —Si, él me dijo que me llevaría a cenar —responde emocionada Alice.
    —Te convertiste en una hermosa mujer mientras no veía —dice la mujer a su hija mientras acaricia su mejilla y recuerda a la joven cuando era una pequeña niña.
    —No digas cosas tan vergonzosas —pide sonrojada.
    —Lo digo enserio, ya tienes diecisiete años y un novio.
    —No es mi novio —corrige sonrojándose aún más.
    — ¿En verdad? —pregunta la mujer con una sonrisa conspirativa.
    —No se aún, tal vez sí —susurra Alice avergonzada.

    Al ser casi las seis de la tarde, Magnus toca a la puerta, tiene puesto un pantalón jeans azul oscuro, camisa gris oscura abierta con una camiseta negra por dentro, trae un enorme ramo de rosas blancas en su mano izquierda.
    Alice abre la puerta, tiene puesta un short corto azul claro, con una blusa larga blanca, se puso zapatillas con enormes suelas para lucir más alta.
    —Luces hermosa —dice él ofreciéndole las flores.
    —Gracias —se sonroja por el cumplido —, tú también luces apuesto —se sonroja aún más al decir esto, se cubre el rostro con las rosas para disimular el color de su rostro.
    — ¿Lista? —pregunta él sonriendo.
    —Creo —contesta nerviosa.

    La noche comienza en un elegante restaurante en el que Magnus había hecho reservación desde hace varias semanas, se sientan en una encantadora mesa que está junto a una enorme pecera llena de peces tropicales, tiburones, mantarrayas, un pulpo, cangrejos y muchos otros animales marinos.
    Después de una romántica cena y una amena conversación, la lleva a ver una película, él la abraza casi todo el tiempo, ella no lo parta y acuesta su cabeza sobre sus hombro.

    Ambos salen del cine y van en dirección a la colina más alta de la ciudad, les toma un poco más de media hora llegar, al estar cerca del lugar, Magnus le cubre los ojos y la guía, cuando le descubre la vista, la chica siente que quiere llorar; en el césped hay una sábana extendida con una canasta negra sobre ella, una cubeta de aluminio con hielo a un lado, varios platos acomodados junto a la canasta; la vista de la cuidad es espectacular, las luces de las casas brillan intensamente dando la sensación de estar frente a un océano dorado.
    Al ver que Alice derrama lágrimas Magnus se preocupa.
    —Perdona —la abraza fuertemente —, pensé que te gustaría.
    —Es perfecto —solloza al hablar —, lloro de felicidad.
    Se sientan, Magnus saca un pastel de vainilla con decorado de limón de la canasta, enciende diecisiete velitas.
    —Pide un deseo.
    La chica cierra los ojos, pide un deseo en voz baja y apaga las velas.

    Él saca una botella de la cubeta con hielo, sirve dos copas llenándolas con el líquido color naranja de la botella.
    —Yo no bebo —aclara Alice al ver la botella.
    —Yo tampoco —le muestra la etiqueta de la botella —, es gaseosa.
    —En ese caso está bien —contesta sonriendo, toma la copa y bebe.

    Al terminar su segunda porción de pastel y la tercera copa de gaseosa de naranja, Alice siente que no puede comer nada más, se acuesta sobre la sábana y mira la luna, que desde donde está luce enorme.
    Magnus se acuesta junto a ella.
    —Feliz cumpleaños —la besa tiernamente en los labios.
    La chica de cabello negro le devuelve el beso y en un instante están sumidos en un largo y fogoso beso, él coloca su mano bajo la blusa la chica acariciando su costado, ella coloca sus brazos detrás del cuello del chico acercándolo aún más a ella.
    Repentinamente ella aparta el rostro.
    — ¿Qué sucede? —pregunta él agitado.
    —Yo… um… —intenta hablar pero le falta el aire —, quiero…
    —Quieres hablar con Elfina primero, ¿cierto? —comprende que ella piense así.
    —Lo siento.
    —No, yo lo siento, no haremos nada que te haga sentir cómoda —se levanta —, ven quiero mostrarte algo —le extiende la mano para ayudarla a levantarse.

    La guía un par de metros, hasta llegar bajo un enorme árbol, desde donde se puede ver la carretera principal de la ciudad, la vista es espectacular, los automóviles que van y vienen lucen como un rio dorado que baja y uno rojo que sube; los ojos de Alice se iluminan por lo bella que luce la ciudad.
    Magnus busca en su bolsillo y saca una pequeña caja envuelta con un papel de regalo rosado con diseño de estrellas y un lazo rojo.
    —Es para ti, feliz cumpleaños —le pone la pequeña caja en sus blancas manos.
    — ¿En verdad es para mi? —pregunta emocionada, nunca alguien que no fuera su madre le había dado un regalo y menos de cumpleaños
    —Por supuesto, ábrelo —le pide, quiere ver el rostro de la chica cuando abra el presente.

    Alice desenvuelve con cuidado el papel, intentando no romperlo, al quitarle papel, nota que la caja es color negra, como las que se usan para guardar joyas. Abre la caja y ve un hermoso collar de oro, con una esmeralda en forma de corazón, la caja trae grabada una leyenda.
    —Gracias —agradece ella llorando, lo abraza.
    —No es nada —la abraza fuertemente, puede sentir el aroma del perfume de la chica, algo fuerte pero dulce.

    Regresan a casa de la chica tomados de la mano, la felicidad en el rostro de Alice es notoria, al estar frente a la puerta, él la besa y se despide. La chica de cabello oscuro toma una ducha, va a su habitación, dobla el papel de regalo y lo guarda en la gaveta de su mesa de estudio, coloca la caja con el collar sobre la mesa, lee una y otra vez la inscripción en la parte interior de la tapa. Finalmente el sueño la vence y se va a dormir, pero sin antes leer en voz alta la inscripción de la cajita.

    “Feliz cumpleaños, querida Alice.
    Espero algún día poder hacerte tan feliz como tú me has hecho
    Con amor, Magnus”

    Al día siguiente Magnus y las dos chicas regresan al mundo de Elfina; Alice no se siente bien, la noche anterior comió demasiado pastel y se levantó algo mareada.
    Al llegar a la nueva mansión, pasa corriendo a vomitar al baño, al ver esto todos se quedan mirando a Magnus.
    —Le cayó mal el pastel, en serio —les jura al verlos mirarlo tan seriamente.
    —Claro, humano, así le dicen ahora —contesta Ram de forma sarcástica.
    —No es nada de eso —responde sonrojado.
    Elfina se queda pensativa, sin decir nada se dirige a ver como está la humana.
    — ¿Qué sucede? —pregunta Caelum que no entiende la situación.
    —Nada —responde rápidamente Magnus.

    Elfina regresa después de unos minutos.
    —Oye viejo —dice para llamar a Merlín —, ve si tienes algo para la indigestión.
    Merlín se dirige a su habitación a buscar una medicina para la humana.
    — ¿Podemos hablar afuera? —pide Magnus a la elfa.

    Salen de la mansión y caminan hasta quedar fuera de la línea protectora, se sientan bajo un árbol.
    —Ayer Alice y yo…
    —Lo sé, la enana me contó sobre su cita —comenta la chica de cabello dorado abrazándose las rodillas —, ya lo habíamos discutido una vez, realmente no sé si tengo problemas con que no me ames solo a mí —hunde su rostro entre sus rodillas.
    Él no le responde, sabe que decir “lo siento” es algo muy vacío en ciertas situaciones.

    Al cabo de un rato él se levanta y regresa al interior de la mansión, Ram que había estado detrás del mismo árbol desde hace un rato se sienta junto a la elfa.
    — ¿Crees que es egoísta de mi parte desear que sólo me ame a mi? —pregunta la elfa melancólica.
    —No, no es tu culpa, él es el culpable —refiriéndose a Magnus —, si se decidiera de una vez no sufrirías.
    —Pero, no creo soportar que no me elija —responde arrancando césped con su mano derecha.
    — ¿Qué te hace pensar que no te elegirá a ti? —cuestiona la vampira mirando el sol asomarse entre las hojas del árbol.
    —Por que si yo fuera él, elegiría a la enana sobre mi —contesta lanzando un montón de zacate que el viento esparce.
    La vampira se da cuenta que la elfa es más sensible de lo que deja ver normalmente —no necesariamente.
    —Tal vez, pero tampoco quiero que la enana sufra —confiesa Elfina, ni ella misma sabía que pensaba eso —, creo que en verdad me agrada la enana.
    —No sé que más decir, no soy buena en estas cosas —susurra la vampiro.
    —Da igual —dice enérgicamente la chica de cabello dorado levantándose repentinamente, su ánimo cambió completamente en un instante —, pero si le cuentas a alguien sobre esta conversación, te mataré, quemaré tus restos y los arrojaré al océano —amenaza la elfa.
    —Oye elfa, ¿qué te parece si pasamos un día de chicas? —propone la vampira.
    — ¿Qué diablos es una tarde de chicas?
    —Ya lo verás —dice Ram sonriendo, muestra uno de sus largos colmillos.
     
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    Sheccid

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    Pues primero lo técnico XD : Mí para referirse a uno mismo va acentuado, y veo que en :
    si le cuentas a alguien sobre esta conversación, te mataré, quemaré tus restos y los arrojaré al océano —amenaza la elfa.
    Te faltó iniciar con mayúsculas.
    Por cierto me estoy dando cuenta de tu plan oscuro para que comente y me encanta.
    Y Elfina bien "malota" como dirían mis amigas, matar, quemar y arrojar restos se oye peor que un simple asesinar.
    Ay, este Magnus, bien indeciso, pero bueno, no voy a ser yo quién te carreree para que ya le elijas pareja.
    Además eso de tarde de chicas cmo que me va a gustar ver, je, por un momento me imagine a Elfina con un vestido rosa y con holanes, bien maquillada, lol, ójala no caiga tan bajo.
    TAM
     
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    Dark RS

    Dark RS Caballero De Sheccid Comentarista empedernido

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    Capítulo 64. Tarde De Chicas.

    Alice, Elfina, Ram, Ariana, Mana, Delta y Susurro, salen a una de las ciudades más turísticas de todo el continente; Gladiador, la capital del país de Ogrunia, que consiste en una serie de ciudades construidas formando una H alrededor de Arcuria, un lago de aguas celestes y pacíficas donde habitan peces multicolores.

    Alice usa un short negro, con una blusa larga blanca, lleva el cabello recogido y un bolso color café con algunas cosas que piensa puede llegar a necesitar. Elfina lleva su atuendo normal, una falda café corta, con una blusa blanca y botas de cuero café casi hasta las rodillas. Ram lleva puesto un vestido negro que hace que su piel resalte enormemente. Mana viste uno de sus normales vestidos estilo lolita color amarillo, con su bolso de conejito. Susurro lleva su atuendo normal, overol azul con camiseta blanca. A Delta le pusieron un adorable moño rosado sobre su oreja izquierda. Ariana lleva una blusa negra y un pantalón azul, conjunto que le prestó Alice, el cual le queda algo pequeño y apretado.

    Viajan utilizando uno de los portales de la torre de círculos mágicos en Montem Flavos. Al llegar y debido a la diferencia horaria entre los países, apenas está amaneciendo, desayunan en un café que es propiedad de una familia de ogros que es bastante popular por sus panes dorados dulces, las sacan del local cuando Delta despedaza uno de los manteles.
    — ¿Quién fue la genio que quiso traer a la pulgosa? —pregunta enojada Elfina.
    —Esa fui yo —contesta Alice que se siente mucho mejor gracias a la medicina que le dio Merlín —, como dijeron que era una tarde de chicas, supuse que eso incluía a Delta y a Alpha.
    La lobita ladra emocionada moviendo vigorosamente la cola.
    —Entonces, ¿por qué no está aquí la bola de pulgas tamaño familiar? —cuestiona la elfa.
    —No estoy segura, pero cuando le dije que saldríamos se fue a dormir —responde Alice que no entiende porque la loba no quiso salir —, tal vez estaba cansada.

    Van a un segundo café que tiene una elegante terraza estilo árabe, con cojines en lugar de sillas alrededor de una mesa de madera plateada, en la que pueden hablar a gusto sin ser interrumpidas.
    —Mientras abren las tiendas, ¿de qué quieren hablar? —pregunta Ram.
    —Lo que sea —contesta Elfina aburrida.
    —Amargada —susurra la vampira —, ¿qué les parece, si contamos cómo fue nuestro primer beso?
    — ¿Quieres decir que con quién fue o cómo fue o dónde fue? —cuestiona Aria que no está muy emocionada de responder la pregunta.
    —Todo eso, comienzo yo —propone Ram—, el mío fue con el Consejero Oscuro, o como lo llamo mi Caballero de Tinieblas —comenta con los ojos brillantes de emoción.
    —Menos basura y más detalles —pide Elfina.
    —Bueno, estaba encerrada en Gefangnis esperando a que esos malditos sádicos me hicieron algo horrible, cuando de repente en mi celda aparece un apuesto chico de cabello negro, no muy alto y con una irresistible presencia fría —dice la vampira sonrojada —, no dijo nada, sólo se acercó a mí, me tomó entre sus brazos y me robó mi primer beso, creo que duró un minuto, pero para mi fue una eternidad, una apasionante eternidad —se sonroja aún más.
    —No creo que debas decir esas cosas con Mana presente —comenta Alice avergonzada.
    Mana mira a su prima, la mirada de la niña parece decir que no le molesta lo que dicen.
    —No seas aguafiestas enana —interrumpe Elfina —, voy con mi historia; fue a mis once años, con Erwin en casa de Oma, pero ese beso no me impresionó para nada, en cambio mi primer beso con Magnus hace más de un año en ese lago fue… —se queda soñando despierta.
    —Magnus... —susurra Alice bajando la mirada.
    Al notar que la humana se deprimió, Elfina intenta hacer que hable para que se distraiga.
    —Y enana, ¿cuándo te besó Magnus? —pregunta la elfa.
    —Bueno, es vergonzoso —se dice, pero ya las demás están contando, no quiere que piensen mal de ella —, bueno… salimos a una cita o algo así, fuimos a cenar, luego a ver una película, me llevó a ver las estrellas, luego... —se sonroja al recordar —, cuando llegamos a mi casa, nos quedamos mirándonos, o al menos yo me quedé perdida en sus ojos, me tomó el rostro con ambas manos y me acercó al él, luego nos besamos y… ummm, nada más, nos detuvimos, recuerdo que me costaba respirar.
    —Vaya enana, que primer beso más patético —comenta la chica rubia.
    —Yo por mi parte —interrumpe Ariana —, mi primer beso fue asqueroso y desagradable, fue con algún guardia de esa maldita prisión, la verdad no recuerdo como era, me besó a la fuerza y… —al ver que todas la miran sorprendidas decide no contar más sobre esa desagradable experiencia —, perdón, pero parece que me hacía falta desahogarme.
    Susurro trae puestos el collar y la pulsera que le regaló Magnus para poder ver y oír normalmente —yo, no, aún primer beso —dice intentando articular una oración, ha practicado como hablar, pero aún no lo domina bien.
    Ariana se estira por sobre la mesa y la besa en los labios —ya tienes tu primer beso, y si alguien me vuelve a preguntar, éste será el primer beso que recuerde —mira la mesa pensativa —no me hará llorar contar este al menos.
    El rostro de la hibrida se torna de color verde oscuro en las mejillas.
    —Lo que me faltaba —dice Elfina sorprendida al ver a las dos chicas besarse —, mejor le hubiéramos dicho al alquimista afeminado que te diera un beso.
    —O a Magnus —agrega Ram molestando.
    — ¡No! —grita Alice sonrojada.
    — ¡Cállate! —ordena al mismo tiempo que la humana.
    —No digan nada más —agrega aún sonrojada la humana —, ya terminamos, porque no creo que Delta haya tenido un beso, y Mana es muy joven para eso.
    La pequeña se queda mirando el vacío, frunce el ceño por una décima de segundo y vuelve a quedarse seria.

    Al ser casi medio día, van a las tiendas, en esta ciudad se consigue casi cualquier cosa, muchas de las tiendas son famosas a nivel mundial. Se la pasan comprando por horas, principalmente ropa o raros materiales en las tiendas de hechicería, forjado y magia.

    En el coliseo de la localidad se abre la inscripción para un torneo abierto a los luchadores de nivel intermedio.
    Se inscriben por diversión.
    — ¿Por qué me inscribieron?, no me gusta tanto pelear como a ustedes —reclama Alice resignada a que ya no tiene opción.
    —Vamos humana, ¿dónde está tu sentido aventurero? —pregunta la vampira.

    Un grupo de seis chicas de diversas razas se acercan al grupo de Alice.
    — ¿Qué hacen unas niñas como ustedes en un lugar cómo este?, váyanse a jugar a la princesa o algo así —dice la que parece ser la líder del grupo; una vampira de unos doscientos años, tez clara, labios y uñas pintados de negro, usa un traje de látex negro, en su cintura trae un látigo plateado.
    — ¿Niñas? —repite enojada Elfina —, ¿quién se atrevió a llamarme niña?
    —Somos las Sirenas de Garja —responde una ogro de piel azul, colmillos prominentes, falda de gladiador blanca con una armadura de cuero sobre el tórax, carga una lanza.
    —No me suenan —comenta la lelfa —, deben ser muy débiles.
    — ¡¿Qué dijiste orejas duende?! —grita la vampira del látigo.
    — ¿Orejas de duende? —Se queda impactada por la ofensa, o al menos entre los elfos lo es —, somos… —Elfina se queda pensando en un buen nombre para su grupo —, Las Amazonas de Alice.
    — ¿Las qué de quién? —pregunta Alice sorprendida.
    —Ya lo veremos niñas, si es que logran llegar tan lejos como nosotras, nos veremos en el campo de batalla —dice la líder de las sirenas antes de irse, el resto de su grupo la sigue.
    — ¿Las qué de quién? —vuelve a preguntar Alice.
    —Je, lindo nombre —comenta Ariana aplaudiendo.
    —No está mal —dice Ram.
    Susurro asiente, Delta ladra moviendo la cola.

    Los tres jueces que velarán por el cumplimiento de las reglas son; una sirena, un hada roja y una arpía de plumas negras.
    Comienza el torneo, Ram vence a su primer oponente sin problemas, Elfina avanza a la siguiente ronda en pocos segundos, al igual que Susurro, Ariana y Delta que vencen a sus oponentes sin recibir mucho daño. Por su parte Alice tardó un tiempo venciendo a su contrincante

    En la siguiente ronda, Delta enfrenta a la ogro del equipo de las Sirenas de Garja, en pocos segundos la enorme ogro golpea fuertemente a la pequeña loba enviándola contra las graderías y ganando en el acto.
    El resto pasa a la tercera ronda, Ariana enfrenta a una Arpía del mismo equipo de la ogro, después de una larga y tortuosa batalla para ambas, la alquimista sale victoriosa.

    Al seguir avanzando, en la quinta ronda durante el enfrentamiento de Ram contra la líder de las sirenas. La joven vampira de cabello blanco invoca su bate e intenta golpear a su oponente, pero la vampira mayor esquiva sin dificultad, invoca una lanza negra hecha de huesos y le acierta varios golpes a Ram.
    Cuando la líder de las Sirenas de Garja iba a dar el último golpe, el techo del coliseo colapsa.
     
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    Sheccid

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    Ja, pero a Elfina no se le hace "basura" cuando habló de su primer beso.
    Ójala se permitiese ser más cursi de vez en cuando.
    Que incómodo que el mismo chico les de su primer beso...pobres.
    Y je,je pobre Tony, que raro que Ariana no lo defienda, se supone que es su hermano y pues a menos que se lleve totalmente mal, como es el caso contrario. Je,je Alquimista afeminado, que raro concepto tiene Elfina.
    Y... ¿no sería más bien orejas de duende?
    Mmm, uno siempre odia que te tomen de niña y te digan que debes ir a cuidar tus muñecas y maquillarte ¡Despellejenlas vivas!
    T.A.M <3
     
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    Dark RS

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    Los Caballeros de Magnus
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    Aventura
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    Capítulo 65. Asgar.

    Al colapsar el techo, todos los presentes en el coliseo miran por la abertura y ven una enorme criatura de casi treinta metros de largo que sobrevuela el espacio aéreo, vigilando que nadie escape. La criatura es un enorme Drake milenario; de largas alas membranosas, colmillos filosos como navajas que sobresalen del sus hocico, púas doradas en su espalda, escamas color azul marino, larga cola con una esfera negra en la punta que tiene pequeñas líneas que brillan intermitentemente entre rojo y verde, en general su apariencia es muy parecida a la de un dragón en su forma de guerrero marino pero con alas.
    — ¿Es eso un dragón? —pregunta asustada Alice al ver a la aterradora bestia.
    —No, es un Drake —responde Elfina que le parece reconocer a este ejemplar en particular.
    — ¿Cuál es la diferencia? —cuestiona la humana.
    —Los dragones se convierten de sus formas normales a su forma de guerrero, o sea como la lagartija normalmente en su forma de niño que se transforma en una lagartija mas grande color roja —dice Elfina que sigue sin ubicar de donde conoce a la bestia.
    — ¿No es ese Jotunheim? —pregunta Ram que reconoce a la criatura de los reportes de su hermano Mor.
    —Tienes razón, es él, eso significa que el resto debe estar cerca —Elfina siente que la placa en su bolsillo comienza vibrar.

    La elfa saca su placa que es color plateada y responde como si se tratara de una especie de comunicador.
    —“A todos los cazadores, tenientes y capitanes; Yggdrasil ataca en el coliseo de Gladiador en Ogrunia, no es un simulacro, que los dioses tengan piedad de nosotros” —ordena una voz desde la placa.

    —Saludos ciudadanos, turistas y luchadores de Ogrunia —se oye decir a una voz desde las alturas —somos Yggdrasil, les pedimos que no se resistan.
    —O mejor háganlo—dice un banshee que bloquea la salida norte —, hace mucho que no me divierto.
    —No seas impulsivo Niflheim, pronto llegarán los cazadores y verás como te diviertes —le advierte un enano que llega al lugar.

    Los tres jueces bajan al campo de batalla.
    —Retírense invasores —advierte la sirena a los intrusos.
    — ¿O qué? —pregunta un elfo desde las sombras.
    —Nos veremos obligados a recurrir a la violencia —responde la jueza arpía.
    —Alfheim, entretén a los jueces —ordena la voz desde el cielo.
    —Con gustes —responde el elfo que invoca su arco que está lleno de gemas elementales.

    La banshee mira en todas direcciones, cuando ve al grupo de Alice da una horrible sonrisa de alegría.
    —Pero si es la hermosa niña de Orbis Litore —comenta la Niflheim al ver a Mana —, esta vez si te añadiré a mi colección.
    —No te dejaré hacerle daño a Mana —advierte Alice amenazante, abraza fuertemente a su pequeña prima.
    —Casi eres linda, humana, pero no tanto como la pequeña con el corazón muerto —comenta la banshee emocionada.

    Alice levanta una pared de roca detrás de la banshee y se la hace caer sobre. Un grupo de lanzas de hielo salen de los escombros en dirección a las humanas, Mana levanta una barrera, Alice se prepara para lo peor.

    —Oigan fenómenos de circo —ofende la vampira provocando a la banshee, que es a la que tiene más cerca — ¿quién se atreve a enfrentarme?
    —Vampira insolente, te enseñaré una lección —responde ofendida.

    Niflheim se lanza a atacar a Ram, intenta golpearla con una lanza de hielo que crea con en ese instante, la vampira atraviesa su bate para bloquear, la banshee se voltea, forma un hacha de hielo e intenta golpear en la dirección contraria, pero la vampira logra detenerlo con su otra mano, el tercer movimiento es más veloz que el primero invoca una espada e intenta atravesar a la vampira. Todo esto ocurrió en un parpadeo.
    — ¡Detente Niflheim! —grita la voz, una figura cae del cielo, crea un cráter y produce una enorme nube de polvo al impacto —tú misma me dijiste que Ange y Diabolik nos advirtieron que la vampira está fuera de los límites.
    —Mis más sinceras disculpas, Asgar —la banshee se aleja de Ram, hace una reverencia fingida ante la figura que le dio la orden de detener su ataque.

    La dueña de la voz es una alquimista que no parece tener más de veinte años, piel morena, cabello negro largo, usa armadura plateada, y un báculo dorado con una esfera roja amarrado en su espalda.
    —Lo último que necesitamos es que él aparezca —susurra preocupada la líder de Yggdrasil—, Svartalfheim busca los materiales y salgamos rápido —ordena a alguien que se encuentra entre las sombras.
    —Muy tarde, llegué desde antes de que Niflheim pensara en siquiera atacar a mi pequeña flor —comenta una voz detrás de la alquimista.
    —Tiempo sin verte, Destructor —saluda volteándose.
    —La inmortalidad te sienta bien, Asgar —dice en tono burlón el chico de lentes.

    En ese instante llegan los dos capitanes y los otros doce tenientes que vigilan el continente.
    —Están rodeados Yggdrasil, ríndanse y seremos piadosos —les ordena Erwin en tono autoritario.
    —Que molesto, los quince cazadores de alto rango en un solo lugar —dice molesta Asgar, —Nidavellir, los tenientes son tuyos.
    —Como quieras, niña —responde el enano.
    —En cuanto a ustedes dos, capitanes, creo que los venceré yo misma, pero primero, Armada de la Venganza, respondan a mi llamado —la alquimista chasquea los dedos y repentinamente aparecen casi mil marionetas en las afueras del coliseo, todas con la orden de frenar el avance de los cazadores normales —el elfo debe ser de elemento fuego, pero el otro capitán, ¿qué elemento eres?

    El otro capitán de los cazadores es un tritón, su piel azulada brilla gracias a la luz de los reflectores caídos, ojos completamente negros, usa el uniforme negro de capitán.
    —No tenemos tiempo para jugar, ríndete ahora o me veré obligado a usar la fuerza —amenaza el tritón.
    — ¿Eres agua o hielo?, ¿no?, ¿tierra, viento? —lo mira atentamente, pero no percibe expresión alguna proveniente del rostro del capitán —que aburrido eres, usaré rayo solo para estar segura —se voltea hacia el chico de traje y lentes oscuros —dame un momento, los derroto y seguimos nuestra charla.
    El Destructor se sienta en un trono dorado que parece de la nada.

    Asgar sonríe mientras imagina como derrotará a los capitanes, de la espalda de la chica sale un pequeño rastro de chispas, luego aumenta en intensidad y se van convirtiendo en perfectas alas doradas, la forma de estas es tan detallada que el viento que sopla mece las plumas doradas como si fueran reales; se eleva en los aires, sus manos se cubren con una capa de elemento rayo, sigue creciendo hasta formar enormes garras.
    —A esto lo llamo el Ángel de Rayo —presuma la alquimista confiada.
    Ambos capitanes atacan a la criminal, a pesar de la habilidad y fuerza de ambos no fueron rivales para la líder de la organización criminal más grande del continente de la naturaleza.
    —Basuras, como supuse —se dice decepcionada la alquimista.

    Una enorme mano toma a Asgar de la cintura como si se tratara de una muñeca, las alas y guantes de rayo se destruyen, la chica es lanzada contra el suelo con una brutal fuerza, apenas si tuvo oportunidad de incorporarse y suavizar la caída.
    — ¿Qué diablos? —reclama la chica confundida, no son muchos los seres que pueden atravesar la barrera delgada que se forma alrededor del cuerpo junto con las alas.
    Mira al Destructor, pero este sigue sentado en ese singular trono que ahora tiene un color más parecido al bronce, luego cerca de ella ve al ser responsable de destruir al Ángel de Rayo.
    — ¿El juez Minotauro? —dice Asgar al ver al poderoso ser frente a ella con el rostro lleno de ira, junto a este también están el juez Caballero Fénix, el juez Ojo, el juez Hada Negra, la jueza Hada Roja y la jueza Hidra.

    Por su parte Alice intenta dejar fuera de combate a la banshee, aunque no logra atinarle daño alguno, lanza ataques de roca y viento hasta casi acabar con sus propias energías.
    —No seas tonta enana —corrige Elfina que lucha junto al resto de los tenientes contra el enano —, Niflheim es de elemento hielo, usa fuego contra ella —recomienda al ver los inútiles esfuerzos de la humana.
    —Pero… no se usar fuego —Le responde avergonzada.
    —Enana tariert —La elfa siente un fuerte golpe en su vientre.

    Nidavellir golpea con un mazo negro a Elfina, enviándola contra la pared. Alice al ver a la chica de cabello dorado chocar contra el duro concreto se sale de la barrera creada por Mana y va a socorrerla.
    —Mala idea —asegura la banshee que lanza una pared de hielo contra la humana, enterrándola bajo los restos del hielo.

    El juez Minotauro toma Alfheim de la cintura y lo lanza a los pies de Asgar.
    —Jotunheim, cubre nuestro escape —Ordena Asgar al darse cuenta que no podrá derrotar a un minotauro y mucho menos al juez Minotauro.
    El enorme Drake lanza una cortina de neblina helada al interior del coliseo, cuando se disipa la neblina, no hay rastro de ninguno de los miembros de Yggdrasil.

    El minotauro ayuda a la jueza Sirena que había sido gravemente herida por una flecha del elfo enemigo.
    —Reportes —ordena el enorme ser con cabeza de toro.

    Al cabo de cinco minutos los dos capitanes y los jueces se reúnen en el centro del coliseo.
    — ¿Qué se llevaron? —pregunta Erwin sosteniéndose el brazo que le desmontó Asgar.
    —Los trofeos —Responde la jueza Arpía confundida.
    — ¿Los trofeos? —pregunta el capitán Erwin extrañado de que sea eso lo único que falte.
    —Si, están hechos de ionsdaleita —comenta el capitán tritón —, son muy valiosos.
    —No creo que sea por el valor —comenta el juez Ojo —, nos falta contexto, hay algo más detrás de todo esto.

    Uno de los tenientes se acerca a Erwin, le susurra algo y luego se aleja.
    —Me acaban de pasar el primer conteo, ningún muerto gracias a los dioses y tres mil —dice Erwin culpándose por no haber podido detener a los bandidos.

    Ariana y Ram quitan desesperadamente los restos de hielo en busca de Alice.
    —Que frio —dice la humana adormilada.
    —No te duermas humana —pide la vampira.

    Alice se despierta cuando recuerda que vio a Elfina chocar contra la pared — ¡Elfina!
    — ¿Qué molesta que eres enana? —Responde mal herida, sangre sale de su boca.
    — ¿Estás bien? —pregunta preocupada la humana.
    —Si, sólo me duele cuando respiro —responde intentando ponerse de pie, el golpe del enano fue extremadamente devastador.
    —No te preocupes, te llevaremos a casa y te sentirás mejor en un santiamén —Le promete Alice, que a pesar de sus esfuerzos derrama lágrimas de preocupación.
    — ¿Lloras enana? —pregunta al sentir una lágrima caer sobre su piel.
    —No te preocupes —busca en los bolsillos de la elfa, sabe que debe haber traído la crema que usa para curar las heridas de Magnus — ¡aquí está! —exclama aliviada de haber encontrado la pequeña bolsa de tela.
    Le unta un poco sobre el vientre y otro poco en el cuello.
     
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  19.  
    Sheccid

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    Primero los detallitos XD...aquí no sería:

    —!Oigan, fenómenos de circo ¡—ofende la vampira provocando a la banshee, que es a la que tiene más cerca — ¿quién se atreve a enfrentarme?
    con sus signos de admiración y su comita
    Frío lleva acento...y listo, fuera de eso impecable capítulo.
    Uff ¿por que robaron los trofeos? Me recuerda a alguien, un guapo ladrón llamado Alois...pero esa es otra historia.
    Alice no esta acostumbrada a luchar, además no sabía bien como, necesita unas clasesitas.
    Muy buen capi, amor,
    esperaré la conti ;)
     
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    Dark RS

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    Capítulo 66. La Armadura Rota.

    Magnus se encuentra en el jardín entrenando con su espada, practica movimientos y combos para usar en batalla.
    Después de casi tres horas de entrenamiento ininterrumpido, se quita la camiseta que se le pega al cuerpo por el sudor, el sol hace brillar el sudor del cuerpo del humano, ve a lo lejos venir a las chicas que regresan de su salida de chicas.
    Al principio sonríe al verlas, pero luego nota que entre Ram y Susurro traen a Elfina cargada.
    Corre hacia ellas.
    — ¿Qué sucedió? —pregunta preocupado.
    —Es una larga historia —responde Alice cansada.
    — ¿Qué te ocurrió? —le pregunta al ver los moretones en el rostro y brazos de la chica de cabello negro.
    —Es un rasguño, pero Elfina está… —dice mirando a la inconsciente elfa.
    Magnus levanta a Elfina entre sus brazos, corre al interior de la mansión y la acuesta en su habitación.

    Merlín la revisa rápidamente, hace un conjuro de curación y va a revisar al resto de las chicas.
    —Amo, ¿notó que el alquimista apenas si curó las heridas de la elfa? —pregunta Ghoul apareciendo de repente.
    —Si, pero al menos está fuera de peligro —responde Magnus acariciándole el cabello a la chica.

    Saca una bolsa de tela de la mesita de noche de la chica, le quita la blusa y le nota un enorme hematoma en su vientre, comienza a masajearla con la pomada curativa.
    — ¿Magnus? —pregunta la elfa recuperando la conciencia.
    —Aquí estoy, descansa —le susurra tiernamente.
    —Me dieron una buena paliza, ja, ja —comenta intentando reír —, creo que me he vuelto débil.
    —No digas eso, de seguro el enemigo era muy poderoso.
    —Sí, creo que sí —dice adormilada —, ¿te has preguntado alguna vez que haría si hubiera muerto aquel día?
    — ¡No digas esas cosas! —reclama él.
    —Yo si lo he pensado, creo que sería más fácil para todos si desaparezco, estarías feliz con la enana y no tendríamos que sufrir los tres —comenta sin ganas de vivir.

    Repentinamente Alice se lanza sobre Elfina y la abraza.
    —No puedo perderte —dice llorando Alice —, eres mi mejor amiga, eres importante para ambos.
    —Enana estúpida —reclama riendo —, ¿tu mejor amiga? —a la elfa le gusta como suena lo de mejor amiga —. Tengo sueño, quiero dormir un rato.
    —Yo me quedaré a cuidarla —le dice la humana a Magnus.
    —Te la encargo —le pide a Alice, luego toma a Elfina de la mano —, tú descansa, regreso en un rato para ver como sigues.

    El humano baja a la sala donde Merlín trata las heridas de Delta.
    —Cuéntenme que sucedió —pide Magnus a las presentes.
    Ram le cuenta sobre el ataque de Yggdrasil al coliseo.

    Alice baja y le pide a Merlín hablar a solas, ambos pasan a la otra habitación de estar.
    —Umm, ¿por qué no curaste a Elfina? —cuestiona nerviosa.
    —Lo hice, está fuera de peligro —responde el anciano muy serio.
    —Pero, tú la puedes curar completamente, yo sé que así es —se queda en silencio pensando que debe decir —, es injusto que ella siga herida y yo esté completamente curada —dice con un tono melancólico en su voz.
    —Dígame joven Alice, si la joven Elfina y el joven Magnus tuvieran un hijo ¿qué haría? —pregunta Merlín serio — ¿se daría por vencida?
    Tal vez, no lo sé —responde confundida —, aunque me alegraría que ella pudiera tener hijos, quien sabe, tal vez sus hijos y los míos sean amigos —dice emocionada imaginando una escena en la que dos pequeños niños; un elfo y un humano; juegan juntos en el jardín —, o hasta hermanos —susurra sonrojada en voz baja, realmente no sabe por que dijo eso.
    —De acuerdo, la curaré —promete el alquimista subiendo al segundo piso.

    Merlín entra en la habitación de la elfa, hace aparecer un florete en su mano derecha —no quería usar a La Mente en ti, pero es por la joven Alice —punza la frente de Elfina, esta gime y sigue durmiendo, todas sus heridas quedan curadas en un instante.
    —Te has vuelto sentimental Merlín —reclama el chico de lentes oscuros que parece en la habitación, la expresión de burla en su rostro es sumamente molesta para el anciano.
    —Destructor, ha pasado tiempo —saluda el anciano desapareciendo su florete y haciendo aparecer una espada de diamante azulado.
    —Guarda eso, sabes mejor que nadie que no hay nada en esta dimensión que me pueda hacer daño —al decir esto el arma en la mano del anciano desaparece.
    — ¿Cómo hiciste eso? —pregunta sorprendido al ver que su espada desaparece sin él quererlo.
    —Aún culpas a Galiana por tu maldición —comenta el Destructor.
    —Mi querida Nimue murió hace mucho, mi hija murió, mis nietos, mis bisnietos, mis tataranietos después de estos, me alejé de mi familia para evitar más sufrimiento —confiesa el alquimista sentándose en una silla que está junto a la cama.
    —Simple suicídate, tu trabajo terminó, ya no me eres de utilidad —dice con una sonrisa burlona.
    — ¿Soy mortal nuevamente? —pregunta esperanzado el anciano.
    —Claro que no lo eres, suicídate en el día del mes que eres mortal.
    —El suicidio es la salida del débil, es la opción más fácil —afirma el anciano levantándose.
    —Makoto se parece mucho a Galiana, claro que sólo en lo físico, la esencia de mi pequeña flor está en un nuevo cuerpo.
    — ¿Culpo a la joven Elfina por todas mis perdidas? —se pregunta mientras mira a la joven elfa dormir pacíficamente.

    El chico sonríe, camina hasta el armario de Elfina y saca una armadura ligera color negro, una reliquia de la familia Von Feuer.
    —Esta es la armadura que vestía mi pequeña flor cuando Nobilis la asesinó —mete la mano por el agujero que atraviesa la armadura desde el abdomen.
    — ¿Por qué me dices todo esto? —pregunta confundido el anciano.
    —Hago conversación, la eternidad es aburrida —sonríe burlón —, verás a cada uno de ellos morir—asegura leyéndole la mente al alquimista —, uno tras otro, a cada lobo, a los humanos, incluso al niño dragón.
    El chico desaparece llevándose la armadura.
    —Espero no arrepentirme —se dice Merlín —, ya curé tu interior, puedes tener hijos nuevamente —comenta a la chica dormida.

    Ese mismo día a media noche Elfina se despierta, se siente cansada, abre sus ojos completamente, se sorprende de ver a Alice dormir a su lado, el rostro en paz de la humana luce sumamente tierno.
    —Espero no haya ocurrido lo que estoy pensando —se dice confundida.
    Siente un brazo que la rodea desde atrás, es Magnus, que al igual que Alice se quedó a cuidarla hasta que se recuperara.
    —No todo es malo —se dice sonriendo, con su mano izquierda abraza el brazo del humano y con la derecha toma la mano de Alice, se vuelve a dormir con una sonrisa.

    A la mañana, mientras los cachorros nadan en la piscina, Magnus y Ariana se disponen a entrenar.
    —Tengo una nueva técnica que mostrarle, amo —comenta la chica feliz.
    — ¿Puedes dejar lo de amo, me hace sentir incómodo? —le pide a la alquimista.
    —Si, amo —contesta sonriendo.
    —Que más da, ¿en qué consiste la técnica? —pregunta dejando ese otro asunto así.
    —Bueno, cuando esos bandidos atacaron el coliseo, la que creo era la líder usó algo que llamó Ángel de Rayo, y era sorprendente —comenta emocionada.
    — ¿Esa técnica consiste en alas y cubrir una espada con elemento rayo? —pregunta preocupado por su propia técnica.
    —Casi —responde recordando —, le salieron alas de la espalda y garras que cubrían sus manos, y descubrí el secreto de esa técnica.
    — ¿Cuál es? —pregunta interesado Magnus, si logra descifrar cómo controlar su propia técnica no tendrá que temer por perder el control la próxima ocasión que la utilice.
    —Bueno a simple vista pareciera que produce alas en su espalda y cubre sus manos de rayo, pero le puse a tención a su espalda —se acerca al humano y le susurra —el rayo no aparece en su espalda, le sale del interior de la piel.
    —Es decir que le crecen como si fueran nuevos miembros, parte de su cuerpo y no una armadura —comenta Magnus entendiendo la idea.

    La alquimista se aleja unos pasos, cierra los ojos, respira profundo, un gas helado sale de la espalda de la chica, comienza a materializar dos bloques de hielo en su espalda, cae de espaldas por el peso. Intenta levantarse, pero no lo logra.
    —Creo que así se siente un tortuga-león que cae de espaldas —comenta la alquimista haciendo una broma.
    —Es impresionante que hayas descubierto el secreto de una técnica tan poderosa con solo mirarla —dice alagándola, la ayuda a levantarse.
    —Gracias, creo que fue suerte, pero ahora no se cómo quitarme esto de la espalda —dice refiriéndose a los bloques de hielo, los puede mover como si fueran parte de su cuerpo.
    —Creo que debes dejar que se derritan o intentar hacer que el hielo termine de salir sin producir más —aconseja él dando un par de ideas.
    —Lo intentaré —después de casi media hora logra hacer que se le caigan las alas —, gracias por quedarte hasta que se cayeron.
    —No podía irme, no hemos entrenado nada —comenta el humano sonriendo.
    —Cierto, intenta crear una pala de hielo —pide para comenzar con el entrenamiento.

    Pasan la mañana entrenando, durante la tarde Magnus, Susurro y Beta entrenan sus técnicas de combate y bloqueo de ataques.
     
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