Los Caballeros de Magnus

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por Dark RS, 20 Marzo 2012.

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    Dark RS

    Dark RS Caballero De Sheccid Comentarista empedernido

    Capricornio
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    Lol, señor pinguino oscuro, XDDD
    Y ya ves, eso es culpa del dios del destino, Dx

    Repuestas, si, claro que soy malo, mas bien vaga, siempre lo hace, lo pensaré, no me costó tanto elegir esos nombres, si demasiado altruista XD, mejor no leas el de ayer en quince, pues decidance y me avisan porque si no voy a lanzar una moneda.
     
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    Dark RS

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    Título:
    Los Caballeros de Magnus
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    73
     
    Palabras:
    3443
    Capítulo 46. La Fortaleza De Alice.

    Esa noche en la mansión de Elfina, Alice tuvo un sueño, soñó con Magnus, no solo porque lo extraña, sino también por un pensamiento que ya había tenido antes. Soñó que luchaba en un torneo, todos los seres que ha conocido hasta el momento participaron en éste. Tanto ella como Magnus llegan hasta la final, ellos dos vencieron a todos los demás, fueron coronados como campeones y cierran el torneo con un dulce beso.
    La chica de cabello negro despierta sonriente, nunca antes había tenido un sueño tan maravilloso como ese, se levanta decidida; si lucha él la amará más, o por lo menos esa es su esperanza. Toma un baño primero, luego prepara el desayuno.

    En la sala de estar se encuentran Merlín que lee un viejo libro de la colección privada de Elfina aprovechando que ésta no se encuentra, ya que normalmente ella no le prestaría ninguno de sus libros y Ghoul que mira por la ventana con su capucha puesta.
    —Creo que lo he descubierto. —Dice repentinamente el alquimista hablando entre dientes.
    El espectro se voltea y mira por toda la habitación para averiguar a quién le habla el anciano, al no encontrar a nadie más se acerca a él, nota que Merlín lo mira fijamente con su habitual mirada tranquila.
    — ¿Hablas con nosotros? —Pregunta el espectro.
    —Por supuesto, no hay nadie más en esta habitación. —Le contesta serio.
    — ¿Desde cuando puedes vernos? —Pregunta Ghoul más curioso que sorprendido.
    —Desde el día que llegó acompañando al joven Magnus de su aventura en Orbis Litore. —Responde el anciano como si fuera algo obvio.
    — ¿Cómo?, ¿Por qué nunca ha dicho algo?
    —Si el joven Magnus lo quiere mantener en secreto, ¿Quién soy yo para revelar tu existencia? —Contesta el anciano.
    —Eso fue por petición nuestra, ¿Quién mas sabe sobre nuestra existencia? —Ghoul.
    —Alpha, que tampoco dice nada, Beta, pero creo que no le importa, los cachorros te perciben, Susurro ha sentido tu energía y creo que Mana te puede ver. —Responde el anciano.
    —Subestimamos a todos los que habitan este lugar. —Se dice pensando en si debe presentarse formalmente, se saca esa idea de la cabeza al recordar porque comenzó la conversación. — ¿Qué fue lo que descubriste?
    Merlín le explica algo al espectro, el cual luce algo decepcionado por lo que acaba de escuchar.
    —Comprendemos, pero no entendemos. —Responde antes de desaparecer.

    A unos instantes de haber desaparecido Ghoul, Alice llama a todos para el desayuno, los primeros en llegar son los cachorros, uno de ellos, Épsilon, se sube a la mesa desesperado por comer.
    — ¡Épsilon malo, bájate de ahí! —Le grita la humana al lobo.
    El lobo estaba a punto de gruñirle cuando llega Alpha y le gruñe a él, inmediatamente se baja de la mesa y se esconde bajo la misma.
    Al estar todos comiendo, Alice se levanta y todos la miran fijamente, se siente nerviosa de tener todas las miradas fijas en ella, pero no va dejar la oportunidad de trabajar en su nueva meta.
    —Hmm… Bueno… quiero participar en algunas peleas en el coliseo… y quiero que… ustedes me acompañen y me den consejos y… bueno ya saben… —Dice apenada, no está acostumbrada a pedirle un favor a nadie.
    —Claro joven Alice, con gusto la acompañaremos, si me permite la pregunta, ¿Por qué tomó esta decisión tan repentina? —Pregunta Merlín curioso de la motivación de la humana.
    —Quiero hacerme fuerte, para que cuando Magnus regrese se impresione de lo fuerte y útil que me volví. —Contesta con tono de inocencia. —Quiero que se sienta orgulloso de mí.
    —Al terminar el desayuno los que quieran ir la acompañaremos. —Le responde Merlín forzando una sonrisa e intentando no mostrar lástima por ella.

    Alice se levanta de la mesa, sube al segundo piso tarareando la canción Cruel Ángel Thesis, se viste con la ropa más vieja que tiene en la mansión, ya que si alguna de sus prendas se arruina no sabría como explicárselo a su madre.
    Merlín sabe que las intenciones de la humana son algo inocentes, pero no puede culparla por luchar a su modo por ganar el amor de Magnus. El anciano regresa el libro que leía mas temprano ese mismo día a la pequeña biblioteca que tiene Elfina en su habitación, aún hay decenas de libros interesantes que quiere leer aprovechando la ausencia de la elfa, pero los deja de lado para acompañar a la humana al coliseo, justo cuando se dispone a abandonar la habitación, nota que algunos documentos concernientes a los reportes de los cazadores en el área están desordenados, lo que lo deja pensativo, ya que hace un par de horas todos los papeles estaban en perfecto orden y ahora parece como si alguien los hubiera estado revisando. Los ordena y sale de la habitación dejando la puerta cerrada.

    Alice se dirige a la habitación de Ram, toca la puerta, unos momentos después la vampira abre, usa una toalla púrpura que hace juego con sus grandes ojos.
    —Dime. —Pregunta la vampira que no esperaba a nadie.
    — ¿Interrumpo? —Pregunta al verla envuelta en una toalla.
    —No, iba a tomar un baño, ¿Qué querías? —Pregunta la chica de cabello blanco apresurada.
    —Ah, cierto, ¿no quieres acompañarnos al coliseo? —Le propone la humana.
    —Claro, déjame bañarme y enseguida bajo. —Se dirige al cuarto de baño.

    Alice baja a la sala, los cachorros ladran contentos, Alpha, Arquímedes y TXC esperan cerca de la puerta, Merlín, Caelum, Mana y Susurro la esperan en la sala y Beta se había dormido después del desayuno.
    Esperan a Ram, despiertan a Beta y se dirigen directamente al coliseo, donde casualmente se lleva a cabo un torneo de novatos. Alice se inscribe pensando que dependiendo hasta donde logre llegar, ese será su nivel de habilidad.
    La primera pelea de la humana es en contra de un enorme Anguis, en un campo oscuro lleno de columnas de yeso. Al ver al enorme reptil, la humana queda paralizada por el temor, ya que a ella siempre le han asustado las serpientes.
    La enorme bestia se lanza sobre ella, como reacción Alice intenta golpear a la criatura con los ojos cerrados, al abrirlos nota a la gigantesca bestia congelada frente a ella.
    — ¿Qué pasó? —Se pregunta confundida.
    Uno de los jueces le da la victoria a la humana y es transportada de regreso al coliseo.

    Alice se acerca sus amigos y les pregunta que había ocurrido. Le explican que cuando cerró los ojos, estiró la mano, una corriente fría salió de su palma y congeló al Anguis en un instante.
    No sabe exactamente como ocurrió, pero está agradecida de que la serpiente gigante se haya ido. Mira una pizarra flotante con letras neón en la que están los nombres y posiciones de los peleadores que participan en el torneo de novatos. El nombre de Alice se mueve un poco hacia el centro, al parecer los nombres se mueven automáticamente después de cada pelea, la chica de cabello negro hace un calculo rápido y estima que debe ganar seis peleas más para llegar a la final.
    Su siguiente lucha fue en contra de un títere que pertenece a un alquimista novato, logra atrapar al extraño muñeco imitando la estrategia de Magnus en contra de la enorme marioneta que enfrentaron en la pelea contra Julin.

    Gana a duras penas cinco peleas más, al momento de llegar a la final, se siente exhausta, ha llegado a su límite.
    Toma un poco de agua y se prepara para la su última lucha, casi todos sus amigos están impactados con la destreza de la humana, con la excepción de Beta, que se había dormido en las graderías al cabo de unos minutos de haber llegado al coliseo, esto tenía molestos a los espectadores que querían usar esos espacios, pero nadie se atrevía a reclamarle a un lobo de nieve de casi cuatro metros de alto.

    La humana llega a la batalla final con nuevas fuerzas al pensar en lo orgulloso que estará Magnus cuando sepa que llegó hasta la final de un torneo y si logra ganarlo se impresionaría aún más.
    Su último oponente, un elfo un poco mayor que ella, de cabello dorado y ojos verdes, que usa una armadura blanca y blande un par de espadas largas.
    Al comenzar la pelea el elfo logra atinar varios cortes en la blanca piel de Alice, pequeñas heridas sangrantes manchan la ropa de la humana, todos en el coliseo se alarman por el daño recibido por la chica, Alice comienza a llorar debido al dolor que siente por las heridas, pero por algún motivo siente como si Magnus la estuviera animando y logra seguir; lanza una serie de ataques que impactan al inexperto elfo.
    Atrapa los pies de su oponente usando tierra y le quita las espadas lanzando una fuerte ráfaga de viento.
    —No quiero hacerte daño. —Amenaza Alice con expresión seria.
    El elfo sonríe. —No es vergonzoso perder ante una hermosa chica, me rindo.
    Al regresar al coliseo el elfo hace una reverencia y se retira.
    Alice no logra creer que acaba de ganar su primer torneo, comienza a dar pequeños saltitos por todas partes, una hermosa y enorme sonrisa adorna su normalmente triste rostro.

    Más temprano esa mañana en el país de Kreig der Herrlichkeit, Magnus tiene su habitual pesadilla, por alguna razón la pesadilla siempre termina en el mismo momento, aunque sea una vez le gustaría recordar todo lo que sucedió esa fatídica noche. Escucha una voz familiar llamándolo, abre los ojos y ve el rostro de Elfina que tiene una expresión de preocupación.
    — ¿Estás bien? —Pregunta preocupada al ver que se movía mucho mientras dormía.
    —Si. —Se sienta.

    Ambos están en la misma cama, sus cuerpos desnudos están cubiertos únicamente por una fina sábana de ceda.
    — ¿Quieres hablar de tu pesadilla? —Pregunta ella abrazándolo desde atrás.
    —Paso. —Le contesta besándola en los labios.
    —Aún nos queda como media hora antes de que todos se levanten. —Le susurra al oído, se coloca sobre la sábana mostrando su escultural cuerpo desnudo.
    Magnus le sonríe y comienza a besarla.

    Unas horas más tarde, Elfina sale emocionada a ensayar para su papel estelar en la obra anual que narra la vida y muerte de la Kaiserina Galiana. Magnus se queda en la mansión de la abuela de la chica.
    Se ejercita durante un par de horas, toma un baño y descansa en la sala de estar. Unos minutos después llega el hijo de Garín, quién sigue sin poder creer que ha conocido a Magnus en persona.
    —Hola… Frederick, ¿cierto? —Pregunta el humano que no está seguro de recordar el nombre del niño.
    —Si. —Contesta feliz. — ¿Sabes que hoy hay un tornero en Montem Flavos?
    —No sabía. —Contesta Magnus.
    —De novatos, me pregunto si alguno de tus caballeros participará. —Se dice el niño deseando ver el torneo en vivo.
    Al escucharlo decir “tus caballeros” recuerda que no ha logrado hacer que le cambien el nombre al equipo por uno que no le suene tan presuntuoso.
    —Quien sabe. —Responde él casi seguro que nadie entraría en un torneo de novatos.

    Cerca de una cálida chimenea encendida hay un cubo de cristal que el niño arrastra frente al sofá, Magnus pensaba que era una especie de mesa. El niño comienza recitar un conjuro que hace que el cubo levite y se oscurezca, comienza a mostrar la imagen del coliseo de los Flavos.
    Se muestra en vivo lo que ocurre en el interior del coliseo, como si se tratara de un televisor. Magnus nota a todos sus amigos entre la multitud, al ver quien es la que sube a la plataforma se sorprende.
    — ¿Alice? —Pregunta sin poder creerlo.
    —Tienes razón, es Alice. —Dice el niño emocionado.
    El pequeño elfo sale de la sala y al momento regresa con varias botanas y refrescos para disfrutar de las peleas.
    —Come lo que quieras. —Ofrece el niño al humano. — ¿Sabes?, yo siempre pensé que Alice era tu novia, se ven muy bien juntos.
    — ¿No te agrada que esté con Makoto? —Pregunta Magnus intentando saber porque todos siguen diciendo que debería estar con Alice.
    No es que él no ame a Alice, solo que se sorprende que nadie quiera que Elfina sea feliz. Se sacude ese pensamiento de la cabeza.
    —Me parece genial, es solo que al verte junto a la humana lucen como si estuvieran hechos el uno para el otro. —Le comenta el niño serio.
    —Vaya, que maduro suenas.
    —Si, creo que a veces me emociono. —Le responde le niño avergonzado.

    Miran las batallas del torneo, Magnus ve como Alice se hace más fuerte con cada pelea que tiene, al verla llegar a la final y que ella sola ganara un torneo le hace sentir feliz, no puede evitar verla dando saltitos. Siente una enorme felicidad, no es debido al hecho de que ella ganara un torneo, sino debido a esa enorme sonrisa en el rostro de la chica que hace que su corazón lata rápidamente.
    — ¡Guau! —Grita el niño sorprendido al ver la victoria de la humana. —Alice es genial.
    —Si, lo es. —Responde él antes de irse a entrenar un rato más.

    En la mansión de Elfina; Alice y los demás regresan después de presenciar las asombrosas victorias de la chica.
    —Eso fue asombroso. —Dice Caelum a la humana.
    —Gracias, ¿en verdad lo hice bien? —Pregunta aún luciendo una hermosa sonrisa.
    Todos asienten enérgicamente.
    —No puedo esperar para mostrarle esta medalla a Magnus cuando regrese. —Se dice mirando una medalla dorada con una gema de fuego incrustada en el centro de la misma, que sostiene en su mano derecha. —Oh, ¡se me olvidaba!
    — ¿Qué ocurre joven Alice? —Pregunta Merlín al ver que repentinamente cambió su expresión.
    —Es que recordé que debo comprarle un regalo a Elfina por su cumpleaños. —Contesta pensando en como conseguir dinero para comprar algo.
    —Tienes puntos. —Señala Ram.
    — ¿Puntos? —Pregunta confundida.
    —Si, ¿no sabías que ganas puntos de las peleas? —Le dice Ram sorprendida de que la humana ignorara ese hecho.
    —No, ¿para que sirven?
    —Un punto equivale a un crédito. —Saca una pequeña tarjeta rectangular color plateada de su bolsillo para que la humana pueda verla. —Es la forma más fácil de distinguir a una persona normal de un peleador.
    —Oh, ¿y cómo los gano? —Pregunta sin entender muy bien lo que trata de decirle la vampira.
    —Tienes bastantes en este momento, deberías tener tu tarjeta de inscripción.
    — ¿Esto? —Alice saca una tarjeta color blanco en la que había escrito su nombre para no perderla.
    —Si, ¿Por qué hiciste garabatos en ella? —Pregunta al ver símbolos sin sentido para ella.
    —Es mi nombre.
    —Claro, ahora recuerdo que no se leer humano. —Le dice preguntándose si no es que la humana escribe muy mal.
    —Español, no humano. —Aclara la chica.
    — ¿Es lo mismo, no? —Pregunta confundida por la aclaración.
    —No creo, en mi mundo los humanos hablan y escriben en cientos o miles de lenguajes distintos.
    —Que mal, debe ser un infierno vivir en ese mundo.
    — ¿Por qué? —Pregunta Alice.
    —La diferencia de idiomas lleva a discriminación, esta a odio y por último a guerras. —Decide no decir más sobre ese asunto, no vaya a ser que la humana le salga con que también tienen diferentes religiones y que eso también haga que los humanos se maten entre ellos. —No importa, como te decía, hay dos formas de pagar por las cosas, comida, lo que sea que esté en venta; estas son los créditos, que se ganan trabajando o apostando y los puntos que se ganan en los coliseos peleando.
    — ¿Y si me roban mi tarjeta, se quedan con mis puntos? —Pregunta Alice nerviosa.
    —No, eso es ilógico, solo el dueño de la tarjeta la puede usar, están hechas en conjunto entre el continente de la magia y la tecnología, son más avanzadas que la mayoría de las cosas en este continente.
    — ¿Cuantos puntos tengo?
    —Déjame ver. —Toma la tarjeta blanca y le pasa la mano de Alice por encima, sale una especie de holograma que muestra extraños símbolos. —Quinientos setenta y ocho mil setecientos cuatro puntos, nada mal para un novato.
    —Gracias, creo. ¿Qué puedo comprar con esto? —Pregunta emocionada.
    —Mañana vamos a comprar algo para la elfa y para esa chica verde que siempre usa la misma ropa. —Dice señalando a Susurro.
    —No usa la misma ropa, lo que pasa es que tiene ocho conjuntos idénticos. —Responde Alice.
    —Decidido, iré a tirar la ropa de la chica verde y mañana le compraremos ropa que no la haga parecer hombre.
    La vampira sube al segundo piso, al sentir sus intenciones Susurro corre para evitar que entre en su habitación.
    —Raro que ella diga eso si siempre usa la misma ropa y tampoco es nada femenina. —Susurra Alice riendo nerviosa.
     
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    Sheccid

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    Oh boca ¡cambiaste de nick!
    A ver... ceda se escribe : seda.
    Fuera de eso tu nada mas me confundes, que si Elfina, que si Alice, que si si, que si no...
    Pero bueno. Y lamentablemente las guerras se deben a eso: intolerancia y codicia, ojala enseñaran esperanto obligatoriamente.
    Esperando la cnti, se despide Sheccid
     
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    Dark RS

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    Los Caballeros de Magnus
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    Capítulo 47. Los Hermanos Alquimistas.

    Al caer la tarde, Magnus sale a la ciudad a encontrarse con los alquimistas con los que había pactado reunirse el día anterior, está ansioso por enfrentar al robot que traiga Prometeo.
    Ambos hermanos se acercan al lugar acordado.
    — ¿Ves, no te dije que él estaría aquí? —Le reprime la chica a su hermano sonriendo emocionada.
    —Eres muy inocente Pandora, se que ese humano nunca cumplirá su promesa, solo vine por que te ilusionas demasiado.
    — ¡No!, esta vez tengo un buen presentimiento, él cumplirá, ya verás. —La joven alquimista saluda a Magnus.
    — ¿Saben que puedo escucharlos, cierto? —Dice Magnus para que dejen de susurrar.
    — ¿En verdad nos ayudarás a llegar al continente de la tecnología? —Pregunta Prometeo.
    —Si tu robot me impresiona, los ayudaré. —Les promete Magnus.
    —Voy a probar cuanto vale tu palabra. —Dice el alquimista resignado. —Como sea es una buena oportunidad para probar a Titanium.

    Un fuerte viento sopla por la plaza, Magnus espera pero nada sucede.
    —Perdona. —Prometeo saca un control de su bolsillo y un robot cae del cielo.
    La maquina frente al humano no es nada impresionante, en su mayoría está hecho de piezas recicladas que obviamente había sacado de los desechos del coliseo que está cerca. La cabeza es de un modelo trabajador sin ninguna habilidad especial, su brazo derecho tiene una larga cadena soldada a una bola de acero, su otro brazo es de un modelo guerrero con un sable que se nota que había vuelto a soldar, el tórax tampoco es nada impactante, la armadura es algo gruesa, pero nada en comparación con la del robot de Caelum, lo único en la máquina frente a él que vale la pena son las piernas que pertenecen a uno de los modelos más veloces y modernos que han salido hasta el momento.

    En menos de dos minutos Magnus logra quitarle la cabeza al robot de un solo golpe, Prometeo cae al suelo de la impresión, el robot del que estaba tan orgulloso perdió patéticamente frente a un humano.
    —Supongo que es todo. —Se dice el alquimista.
    —Prometeo, no te preocupes encontraremos otra forma de hacer tu sueño realidad. —Le dice Pandora abrazándolo.
    —Mañana antes del medio día cerca de la torre. —Dice Magnus antes de darse la vuelta y comenzar a caminar hacia la mansión de la abuela de Elfina.
    — ¿Eso significa que…? —Pregunta ilusionada Pandora.
    —Si, tal vez le gané fácilmente a tu creación, pero me impresiona como formaste un robot usando basura. —Comenta Magnus realmente impresionado de la habilidad del alquimista para combinar piezas que normalmente no son compatibles.

    Ese día al anochecer, frente al castillo se levanta un enorme escenario que construyen cada año para representar la obra que relata la vida y muerte de Galiana Von Feuer; heroína de la Guerra Contra Los Dragones. Magnus disfruta de la historia y especialmente de la impecable interpretación de Elfina. Verla en el escenario recitando los diálogos y sonreír lo hace sentir orgulloso y feliz.
    Después de casi tres horas la obra finaliza, los actores hacen una reverencia al público, todos los espectadores hacen una ovación de pie.
    En la parte trasera del escenario Elfina se cambia de ropa.
    —Estuviste perfecta. —Le dice Magnus abrazándola por detrás, esto la toma por sorpresa.
    —Gracias. —Le contesta sonriendo.
    Él le obsequia un enorme ramo de flores color rosa con forma de espiral. —Son para ti.
    Ella las toma y las abraza. —Lo recordaste.
    —No podría olvidar que tus flores favoritas son las gloritas, aunque no pude conseguirlas de color azul.
    —No importa, las color de rosa son mis segundas favoritas. —Lo besa.
    —Lista para ir a pasear por la ciudad. —Le propone él.
    —Aún no, quiero ir a casa a tomar un baño antes.
    Esa noche estuvieron paseando por la ciudad hasta la madrugada.

    A la mañana siguiente Magnus despierta y nota a Elfina pensativa, la besa en la frente y la abraza.
    —Estaba pensando que no quiero regresar a casa. —Comenta abrazándolo.
    — ¿Por qué lo dices? —Pregunta él.
    —Aquí tengo gente que me quiere, Oma, Alicia, Garín y su hijo; pero allá a nadie le agrado.
    —No digas tonterías, tienes muchos amigos.
    —No los tengo, tú tienes muchos amigos que solo me soportan por ti. —Le dice melancólica.
    —No es cierto, solo a Beta no le caes bien. —El humano pone una expresión seria. —No te soporta para nada.
    —No tienes que repetirlo.
    —En serio, nunca, por ningún motivo te quedes a solas con Beta.
    —Ya entendí. —Le contesta impaciente. —Además no le caigo bien al viejo Asmodeo.
    —Bueno eso es porque ayudaste a matar a Nicolás El Fuerte. —Contesta él, el humano aún no puede creer que Elfina sea una de los responsables de la muerte de uno de los tres sabios. —Pero al resto si le agradas.
    —Hablas de los sacos de pulgas, las enanas, la lagartija, la cubeta de tuercas, la ciega y la vampiresa. —Dice contándolos.
    —Deberías intentar no decirles apodos. —Aconseja él. —Y tal vez hacer algo por ellos sin esperar algo a cambio.
    —Lo intentaré. —Promete ella cubriéndose la cabeza con la almohada.

    Alistan sus maletas para regresar, se despiden de todos los familiares de la chica, llegan a la torre donde los hermanos alquimistas los esperan.
    —Genial los alquimistas. —Susurra sarcásticamente Elfina.
    —Se amable con los demás. —Le susurra Magnus.
    —Bien.
    — ¿Listos para el inicio de su nueva aventura? —Pregunta el humano a los hermanos.
    —No tienes idea de cuanto te lo agradecemos. —Le dice Prometeo haciendo una reverencia. — ¿Cuándo partimos al continente de la tecnología?
    —Solo irán ustedes con mi contacto, y será mañana temprano. —Le contesta serio.

    Los cuatro pasan a los golem que vigilan el portal y regresan a Montem Flavos.
    Al llegar, todos en la mansión salen a recibirlos. Alice se acerca a Elfina cargando un enorme ramo de gloritas azules y se lo da.
    —Felicidades Elfina, que cumplas muchos años más llenos de felicidad y salud. —Le dice la humana con una sonrisa.
    —Enana… —La elfa se queda con los ojos llorosos, no sabe que decir. —Gracias.
    Elfina mira a Magnus y asiente con su cabeza.
    —Hola Alice. —Saluda Magnus a la chica de cabello negro con una sonrisa.
    — ¿Cómo estuvo su viaje? —Pregunta ella acercándose a él insegura.
    —Bien, te extrañé. —La abraza.
    —Y yo a ti. —Contesta ella con lágrimas en sus ojos.

    Magnus les presenta a los alquimistas a todos. Entran a la mansión para hablar más a gusto. Alice y Elfina se quedan atrás.
    —Hmm… Yo… —Intenta decir la elfa.
    —Lo se, pero eso no quiere decir que me haya rendido. —Dice la humana decidida. —Eso me recuerda que este es tu regalo. —Le extiende una pequeña caja envuelta en papel de regalo.
    La elfa abre el regalo, dentro está un collar con una gema verde que tiene la forma de un pegaso.

    Esa noche Magnus, los alquimistas, Alice y Elfina hablan en el pasillo del segundo piso.
    —Ustedes dos pueden tomar mi habitación por esta noche. —Les propone Magnus a los alquimistas.
    —Gracias. —Responde Prometeo, ambos hermanos entran a la habitación.
    — ¿Y tu? —Pregunta Alice.
    —Dormirá en mi habitación. —Contesta Elfina. —No te preocupes enana, yo dormiré contigo. —Toma a Alice del brazo y la arrastra al interior de su habitación.

    La elfa cierra la puerta de la habitación, al momento la vuelve a abrir y saca a Mana que está medio dormida, la niña viste una adorable pijama rosa de conejito de una pieza con un gorro que tiene dos orejas que completan el conjunto. Elifna vuelve a abrir la puerta y tira la almohada, cobija y el conejito de peluche de la niña al suelo y vuelve a cerrar la puerta.
    La pequeña ve sus cosas tiradas en el suelo, se queda en silencio como si pensara en algo. Magnus levanta las pertenencias de la niña del suelo y las sacude.
    —Vamos Mana, tu duermes conmigo. —Magnus.
    La niña lo sigue arrastrando los pies, como si no quisiera ir. Magnus tira una de las almohadas de la cama de Elfina al suelo, pone la almohada de Mana sobre la cama, la alza y la acuesta, pone el peluche junto a ella y los cobija.
    —Buenas noches, pequeña Mana. —Le dice sonriendo.

    Él se acuesta en el suelo, acomoda un poco la almohada y se duerme. La niña de ojos vacíos se sienta y mira a Magnus dormir, lo mira confundida, como si hubiera estado esperando que él le hiciera algo malo.
    A la mañana siguiente Magnus se levanta temprano, cobija bien a la pequeña niña ya que hace algo de frio.
    Levanta a los alquimistas y los lleva afuera de la mansión.
    La mañana está particularmente fría, una fresca brisa hace que la temperatura baje aún más.
    —Debería ser un delito hacer que una linda chica se levante a estas horas. —Comenta Pandora temblando de frío.
    —No exageres hermana, es un pequeño sacrificio. —Le dice Prometeo emocionado de conocer a quién los va a llevar a su destino.

    Un ligero temblor rítmico como de pasos se siente en el suelo, unos instantes después llega un enorme e intimidante ser que se para frente a ellos.
    —Juez, ha pasado tiempo. —Saluda Magnus al enorme minotauro.
    El juez mira al humano seriamente con sus pequeños ojos negros de toro, su pelaje color café oscuro parece brillar con la tenue luz que sale de los cristales que flotan cerca de los edificios.
    Los alquimistas admiran los enormes músculos del juez y sus largos y blancos cuernos perfectamente pulidos.
    —En efecto Magnus. —Responde el juez serio.
    —Te presento a Prometeo y a Pandora. —Ambos siguen mirando fijamente al juez de casi dos metros y medio de altura.
    —Un gusto. —Responde Prometeo nervioso.
    —Quería pedirte un pequeño favor. —Pide Magnus.
    — ¿Qué? —Responde cortante el juez, no porque no quisiera hablar, sino porque tiene frio.
    — ¿Puedes llevarlos a tu continente de origen? , este alquimista tiene talento con los robots de combate, con tus contactos puedes conseguirle un trabajo de asistente en el Fénix Robotics Doom. —Magnus.
    —No me molesta hacerlo, ¿pero estás seguro de gastar uno de tus favores en estos debiluchos? —Minotauro.
    — ¿A quién llamas debilucho? —Le reclama Pandora ofendida. El juez brama furioso, la joven se esconde detrás de su hermano. —Él lo dijo. —Dice empujando a Prometeo hacia el juez.
    —Cállense, no tengo la paciencia para tratar estupideces, harán lo que yo diga, sin peros o los lanzo al océano para que un kraken los devore, ¿entendido? —Juez.
    —Si, señor. —Responden ambos alquimistas nerviosos.
    —En cuanto a lo otro. —Dice el juez a Magnus. —Esto es lo que me pediste. —Le da al humano una pequeña caja negra que contiene una pulsera y un collar blancos que tienen varios circuitos y químicos dentro de gemas de color verde oscuro.
    — ¿Funciona? —Pregunta Magnus.
    —Jamás dudes de algo que yo traiga. —Juez.
     
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    Sheccid

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    Yo que no se construir nada que encaje, ja,ja y Prometeo con deshechos OoO
    Esperaré la conti, y ojala que los dos puedan llegar al continente de la tecnologia.
    Se me hizo feo que Elfina echara a Mana, pero Magnus (XD) comparte su habitacion con ella.
    Esperare la conti como siempre, L
     
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    Dark RS

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    Los Caballeros de Magnus
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    73
     
    Palabras:
    1901
    Capítulo 48. Desayuno De Sentimientos.

    Ambos alquimistas se despiden del humano y siguen al juez a su nuevo hogar. Magnus entra y se dirige a la habitación de Susurro, toca la puerta y entra. Al sentirlo la chica se despierta.
    —Buenos días, te tengo una pequeña sorpresa —coloca la caja negra que le había dado el minotauro en la mano de la chica y se aleja unos pasos —póntelos.
    La chica de piel verde sigue medio dormida, se pone el collar casi por inercia, unos instantes después logra escuchar la respiración de Magnus. Se sobresalta, sus oídos pueden escuchar, unos minutos después se acostumbra al volumen de la voz de Magnus.
    —Llámame Magnus, es un placer —dice haciendo una reverencia aunque sabe que no puede verlo.
    Ella intenta hablar, pero no logra pronunciar ninguna palabra que tenga sentido.
    —No te esfuerces —le recomienda con una ligera sonrisa —ponte la pulsera.
    Ella busca en la caja y se pone la pulsera, sus ojos comienzan a tomar un profundo color rojizo, al igual que con el collar, a unos instantes de habérsela puesto comienza a percibir figuras borrosas, unos segundos después su vista se aclara y logra ver sin dificultad, la chica comienza a llorar de alegría, se lanza sobre él, lo abraza y lo besa en la mejilla.
    —Gars… Matnys —dice intentando hablar.
    —No fue nada, no los uses demasiado, acostúmbrate lentamente a ellos —sale de la habitación.
    Ella mira su habitación por primera vez, abre la ventana y se asoma por el balcón de su cuarto, ve el cielo negro, el color de los edificios, las calles, los seres que pasan; comienza a llorar agradecida.

    Al salir de la habitación de Susurro, Magnus escucha un sonido que proviene del final del pasillo. Al buscar el origen del ruido nota que proviene del interior del baño de las chicas, coloca su oído en la puerta y escucha un ligero gemido que proviene del interior.
    — ¿Hola? —grita para comprobar si hay respuesta.
    — ¿Magnus? —responde una vocecita tímida.
    —Si, ¿estás bien?
    — ¿Puedes llamar a Elfina o a Susurro? —le pide algo adolorida Alice.
    — ¿Qué sucede? —pregunta él preocupado.
    —Este… me resbalé y creo que me torcí el tobillo —responde ella apenada.

    Magnus abre la puerta lentamente, encuentra a Alice en el suelo junto a la piscina del baño, cubriéndose con sus manos.
    — ¡No me veas! —grita ella avergonzada.
    Él le pasa una bata color rosa que está colgada junto a la amplia puerta —ponte esto —se voltea quedando de espaldas a ella.
    Ella se pone rápidamente la bata —ya puedes mirar —dice sonrojada.
    Él se arrodilla frente a ella, la toma entre sus brazos y la levanta. Ella se sonroja completamente.
    — ¿Qué haces? —pregunta intentando no mirarlo a los ojos.
    —Te llevo a tu habitación.

    La lleva hasta su cuarto y la sienta con cuidado en la cama; comienza a revisar el tobillo de la chica.
    — ¡Duele! —le grita la chica clavándole las uñas en el brazo.
    —Soporta un poco —le palpa la articulación, ella incrusta cada vez más las uñas en el brazo de Magnus —creo que se te desmontó.
    —Duele mucho —le dice casi llorando, comienza a apartarlo para que deje de tocarle el tobillo.
    Al ver que ella no le va hacer fácil la tarea de montarle el tobillo decide intentar algo un poco extremo. Con su mano izquierda acerca el rostro de Alice hacia el suyo y la besa en los labios, la mente de la chica queda en blanco y lo besa, aprovechando la distracción le monta la articulación de un solo jalón. Alice derrama lágrimas por el intenso dolor que siente en su tobillo, pero no puede dejar de besar a Magnus.
    Él la abraza fuertemente contra su cuerpo, acaricia su cabello, se funden en un dulce y apasionado beso, comienza a quitarle la bata, dejan de besarse y respiran agitadamente.
    — ¿Ya estás mejor? —le pregunta sonrojado, decide detenerse antes de llegar más lejos.
    —Si… —contesta ella algo confundida y completamente sonrojada, se acomoda la bata.

    Él se levanta y se dirige a la puerta, se voltea.
    —Lo olvidaba, vi tus peleas en el torneo de novatos —ella lo mira fijamente nerviosa —eres asombrosa —le sonríe.
    Sale de la habitación y se dirige al comedor, al llegar nota que todos están sentados a la mesa, esperando.
    Se sienta y espera junto con el resto, aunque está extrañado ya que normalmente quien cocina es Alice y en este momento sigue en su habitación.

    Elfina sale de la cocina y comienza a servirles comida a todos.
    — ¿Qué tal me quedó? —pregunta la elfa emocionada.
    — ¿Quién es esa? —pregunta Caelum en voz baja a Merlín.
    —Es la joven Elfina —responde el anciano tan incrédulo como el niño dragón.
    — ¿Qué es esto? —vuelve a preguntar refiriéndose a la comida.
    —Es comida, creo —responde nuevamente.

    Todos miran los alimentos frente a ellos, se quedan en total silencio.
    —Esta sopa de arroz te quedó un poco seca —comenta Ram.
    — ¿De que hablas?, es arroz normal —contesta Elfina.
    —Entonces te quedó muy aguado —dice en voz baja para que no la escuche.
    El vertaler se posa sobre la cabeza de Alpha y habla con la voz de Caelum — ¿Qué diablos es esto?
    —Carne —responde ella.
    La loba olfatea el enorme pedazo de carne color negro, lo rasguña con las garras y nota que además de estar quemada por fuera, está congelada por dentro.
    Beta comienza a gruñirle a las bebidas color verde oscuro que la elfa había servido junto con la comida.
    —Eso es jugo de naranja, como el que prepara la enana —Elfina.
    —Yo creía que el jugo de naranja era amarillo —comenta en voz baja el niño dragón intentando no vomitar.
    — ¿Está intentando envenenarnos, joven Elfina? —pregunta Merlín.
    — ¿No lo van a probar? —pregunta ella con los ojos llorosos.
    —No —contestan al unísono o negando con la cabeza.
    — ¡Es la ultima vez que hago algo por ustedes! —grita antes de subir al segundo piso corriendo.
    Magnus se levanta, les da una mirada con el ceño fruncido a los que están sentados a la mesa y sube para tranquilizar a Elfina.

    Antes de alcanzarla ve que la elfa se topa con Alice, decide quedarse al margen y no intervenir a menos que sea necesario.
    — ¿Qué sucede? —pregunta la chica de cabello negro al ver a la elfa llorando.
    —Nada —responde ella limpiándose las lágrimas.
    —Enserio, puedes decirme lo que sea, no le diré a nadie —promete Alice.
    —Intenté cocinar y nadie quiso probar nada de lo que hice.
    — ¿En serio cocinaste? —pregunta la humana feliz de escuchar que Elfina al fin cocinó algo.
    —No seas condescendiente, enana.
    —No lo soy, pero si tengo una pregunta, ¿Por qué tan de repente decidiste cocinar? —pregunta Alice extrañada, mueve su pie intentando bajar el dolor que aún siente.
    —Es porque… —Elfina se sonroja, mira en todas las direcciones para asegurarse que nadie más la escuche —ya que no puedo darle un hijo a Magnus, pensé que la única forma de lograr que no se canse de mi es cocinando para él.
    —Magnus no se cansará de ti solo porque no sabes cocinar, él te ama por ser tu misma, no tienes que cambiar nada.
    —Supongo que es cierto —se dice la elfa animándose.
    —Pero si quieres te puedo enseñar a cocinar —le propone feliz.
    —Gracias, enana —responde apenada.
    —Lo más importante que debes aprender es que Beta solo come carne, si le das otra cosa se pone gruñón y tal vez intente morderte, debe estar bien cocinada, sin especias ni nada, y debes darle veinte kilos para que quede satisfecho.
    — ¿El saco de tuercas y pulgas se traga veinte kilos de carne diarios? —pregunta pensando que el lobo se está gastando toda la comida.
    —No, veinte por cada comida, en total sesenta kilos de carne, luego cuando cocinas para…

    Al ver que se había arreglado el problema, Magnus baja sonriendo. Al llegar al comedor nota que los cachorros se habían subido a la mesa y se están comiendo toda la comida.
    —Joven Magnus, realmente siento la forma en la que nos comportamos, pero debe comprender que la joven Elfina no nos ha dado muchas razones para confiar en ella —Merlín.
    —Entiendo eso, y que ella ha hecho cosas muy malas, pero ahora es diferente y no duden en que yo daría mi vida por ella —les asegura el humano serio.
    Todos bajan la cabeza avergonzados. Los cachorros se bajan de la mesa y se pelean por la carne que está en el plato de Alpha.
    —Vamos, los invito a desayunar —les propone Magnus —aquí cerca hay un restaurante que sirve carne en el desayuno.
    Beta se relame el hocico imaginando la enorme pieza de carne que se va a comer.
     
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  7.  
    Dark RS

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    Título:
    Los Caballeros de Magnus
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    73
     
    Palabras:
    2002
    Capítulo 49. El Asesino De Los Ojos Vacíos.

    Esa noche, Elfina y Alice preparan una enorme cena que todos disfrutan, después de la comida, la elfa se sienta en la sala a revisar documentos importantes que le llegan por ser teniente de los Cazadores.
    — ¿Qué haces? —pregunta Magnus al verla tan seria, se sienta junto a ella.
    —Reviso los reportes e informes que me llegaron esta semana —contesta seria.
    — ¿Algo interesante?
    —Mas o menos, alguien ha estado asesinando a los violadores de los alrededores —contesta tomándole poca importancia al asunto —y resulta que todos son humanos.
    —Por desgracia no me parece extraño que lo sean.
    —Si —tira todos los papeles juntos y les prende fuego con una pequeña bola de fuego que los consume dejando solo pocas cenizas.
    — ¿Qué vas a hacer? —pregunta el humano intentando averiguar el protocolo de los Cazadores en esos casos.
    —Nada, si alguien quiere matar a todos los violadores del planeta tiene mi bendición, no moveré ni un dedo para detenerlo.
    — ¿Dónde está Alice?
    —Está lavando los platos —contesta sin pensarlo —creo que iré a ver que no necesite ayuda —se levanta y va a la cocina, realmente no va a ayudarla, solo tiene curiosidad de averiguar cómo se lavan los platos.
    Magnus mira fijamente las cenizas, Ghoul se aparece frente a él.
    — ¿Qué piensa amo?
    —Espero equivocarme, pero saldremos a dar un paseo esta noche.

    Casi a media noche Magnus espera en un parque vacío, es el mismo lugar donde ha estado atacando un peligroso ladrón y violador.
    — ¿Qué esperamos, amo? —pregunta el espectro curioso del motivo de la inútil espera.
    —Simple, al asesino solo le falta acabar con el humano que tiene esta área aterrorizada, y esperaremos a que aparezca y lo confrontaremos.
    — ¿Y si aparece el humano mientras estamos aquí? —pregunta el espectro preocupado por la seguridad de Magnus.
    —Lo atraparon esta mañana, no todos los cazadores son corruptos, algunos aún cumplen con su deber.

    El espectro se eleva unos metros y mira en todas las direcciones. Es una de las noches más frías que se haya sentido en Montem Flavos, solo se oye un ligero sonido metálico que proviene de algún lugar cercano. Al pasar un par de horas, se oyen pasos casi inaudibles, como si alguien se acercara intentando hacer el menor ruido posible.
    Ghoul sigue la fuente del ruido con sus ojos, el asesino se acerca desde un callejón oscuro que queda a espaldas de Magnus, al ver quién es el asesino el espectro queda impactado.
    Magnus sigue de espaldas al asesino, mira los ojos de su amigo espectro, al ver que debajo de la capucha y en medio de la oscuridad de su rostro, los ojos amarillos de Ghoul parecen dos grandes círculos, confirma las sospechas que tenía Magnus.
    —Dime, ¿por qué lo haces? —hace una pausa — ¿por qué sales a matar gente? —se voltea con tristeza en los ojos.
    Los ojos casi sin vida del que había arrebatado tantas vidas lo miran fijamente.
    —Responde, Mana, ¿por qué? —pregunta él acercándose a la pequeña niña.

    Mana da un par de pasos hacia atrás mientras Magnus se acerca a ella, su largo vestido estilo lolita color negro escurre sangre, sangre de su victima más reciente.

    Dos horas antes, en la prisión de los Flavos, una pequeña figura entra burlando la seguridad de los cazadores que hacen guardia, llega hasta la celda del más peligroso criminal humano de toda la ciudad
    —Hola pequeña, ¿no quieres pasar y divertirte un poco? —le propone el desagradable humano.
    Mana lo observa con asco, como si fuera a vomitar en cualquier momento, materializa su libro blanco y lo abre.
    —Awww, la pequeñita va a leerme algo, mejor acércate —le susurra en tono desagradable.
    La niña le da una mirada al libro, repentinamente el humano explota de adentro hacia afuera manchando las paredes y la ropa de la niña de sangre. Sale tal y como entró sin ser detectada, después del último asesinato que puede realizar cerca de la mansión, la niña se dedica a caminar por la ciudad para poder pensar un poco, pasa por el parque en el que se encuentra con Magnus y el espectro que lo sigue a todas partes.
    Intenta alejarse al ver que Magnus le habla y se le acerca.
    —Responde, Mana, ¿por qué? —pregunta Magnus con tristeza.
    La niña se queda inmóvil, produce una barrera para evitar que el chico que tanto admira se siga acercando a ella, baja la mirada avergonzada.
    —Los maté… —susurra la niña de largo cabello negro —…para que no lastimen a nadie más, los maté para que no puedan lastimarme.
    — ¿Por qué habrían de lastimarte? —pregunta él dando un paso hacia ella.
    —Por que son hombres, por que eso es lo que ustedes hacen, y de todos ellos tú eres el más peor de todos, juegas con los sentimientos de Ali, mientras te revuelcas con la elfa —susurra un poco más fuerte.
    Magnus no le responde, sabe que tiene razón.
    —Y lo peor de todo… —comienza a llorar —…ayudas a los desconocidos, te arriesgas por cualquiera sin importar que tienes que hacer para ayudarlos, pero… ¿por qué a mi no me salvaste?, ¿por qué cuando más te necesité no apareciste?, ¿por qué tuve que sufrir noche tras noche?, ¿qué hice para merecer eso? —cae al suelo a llorar, la barrera se debilita lentamente —mis propios padres me vendieron a extraños, noche tras noche tuve que soportar… —vomita violentamente, no logra terminar la frase —y cuando me negaba, me golpeaban hasta dejarme casi muerta, y aun así siempre me... —comienza a llorar con todas su fuerzas.
    Magnus corta la débil barrera con su espada, la desaparece y se arrodilla sobre el vomito de la niña y la abraza fuertemente, ella intenta soltarse.
    — ¡Suéltame maldito pervertido! —le grita la niña golpeándolo en la cabeza.
    La abraza aún más fuerte —no puedo remediar lo que te ocurrió, pero te prometo una cosa; mientras viva no permitiré que nadie te vuelva a lastimar y si muero mi alma se quedará atrás y te protegerá —le acaricia la cabeza con dulzura.
    La niña vomita sobre él —lo siento, no me golpees —le pide entre sollozos.
    —No importa, desahógate.

    Estuvieron en el mismo lugar por casi una hora, hasta que finalmente Mana se levanta y se dirige hacia la mansión, se siente confundida y aliviada a la vez, como si le hubiera hecho bien a su alma contarle a Magnus lo que le había ocurrido.
    Él se sienta en el suelo sin prestarle importancia al vómito de la niña, solo se queda en silencio, pensativo; desea gritarle al mundo, maldecir a los dioses, pero se contiene.
    — ¿Podemos hacer dos observaciones, amo?
    — ¿Cuáles? —permite sin interés.
    —Nos sorprende el riesgo que tomó al enfrentarse solo a la niña, ella pudo haberlo asesinado si lo hubiera querido.
    —No estoy solo, tú me acompañas, además le pedí a Beta ayuda en caso de que se saliera de control.
    Beta sale de un callejón cercano, sus normalmente feroces ojos, derraman lágrimas y lucen tristes, se acerca Magnus y da un largo y melancólico aullido.
    — ¿Puedes ver que llegue a casa a salvo? —le pide al lobo, que sin dudarlo va tras la niña, para asegurarse que nada le ocurra.
    El espectro iba a hacer la segunda observación, pero decide que no es importante — ¿Qué desea amo? —pregunta Ghoul preocupado por el humano.
    — ¿Qué deseo? —se pregunta en voz baja —deseo retroceder el tiempo y evitar todo el sufrimiento e injusticias de las que fue victima Mana —golpea el suelo con su puño produciendo una fisura en el suelo e hiriéndose la mano —quiero matar a todos los malditos que la lastimaron, quisiera haber sido quien mató a sus padres… —los ojos de Magnus se humedecen y una solitaria lágrima recorre su rostro.
    El espectro no sabe que más decir, se dispone a quedarse mirando el cielo cuando escucha al humano continuar.
    —Quiero matar al Consejero Elfo por lo que le hizo a Elfina, quiero vengarme de los desalmados que jugaron con las vidas de Alpha y sus cachorros, quisiera que todos acepten a Caelum, quisiera que lograras descansar en paz, quisiera que Alice y Elfina sean felices, quisiera eliminar a Libeskind.
    — ¿Libeskind? —pregunta confundido el espectro, es la primera vez que escucha ese nombre.
    —No me hagas caso, esa es una historia mía —mira hacia el negro cielo como esperando que la oscuridad le hable.

    El espectro no continúa la conversación, recuerda la conversación que tuvo con Merlín unos días antes.
    Recuerda que estando en la sala y después de haberse enterarse que Merlín es capaz de verlo se pusieron conversar.
    —Subestimamos a todos los que habitan la mansión —se dice Ghoul pensando en si debe presentarse formalmente, se saca esa idea de la cabeza al recordar el motivo por el que comenzó la conversación — ¿qué fue lo que descubriste?
    —El joven Magnus colecciona corazones vacíos.
    — ¿No comprendemos eso?
    —Todos en esta mansión tenemos un pasado triste o una tragedia que nos ha marcado, el joven Magnus intenta remplazar eso con amistad o amor —comenta el anciano seguro que tiene razón.
    En ese momento pasan los cachorros que llevan un par de almohadas que tomaron de la habitación del niño dragón, el cuál va tras ellos intentando recuperarlas.
    —Él llena el vacío de nuestros corazones, y se lo pagamos llenando el suyo de oscuridad.
    —Comprendemos, pero no entendemos —susurra antes de desaparecer.

    Ahora estando en ese oscuro parque y viendo a Magnus, se da cuenta que el alquimista tenía razón, el humano intenta quedarse con todo el sufrimiento de los demás y sufrir por ellos.
    Algo realmente estúpido desde el punto de vista de Ghoul.
     
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  8.  
    Sheccid

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    Pobre Mana, nadie tenía derecho a quitarle su infancia con bajezas de este tipo, es algo inmundo, sucio, sin nombre, malditos desgraciados.
    Viendólo desde cierto punto la opinión de Mana es bastante realista, Magnus se la pasa con las dos...lol
    Se me hace que Libeskind esta relacionado con las pesadillas y pasado de Magnus, pero esperaré a su debido tiempo que tu nos digas la historia. Sayo, milord.
     
  9.  
    Dark RS

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    Capricornio
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    Título:
    Los Caballeros de Magnus
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
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    Aventura
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    73
     
    Palabras:
    2064
    Capítulo 50. El Baño De Los Lobos.

    Magnus regresa a casa después de haber pasado varias sentado en el mismo lugar sumido en sus pensamientos, encuentra a Beta sentado frente a su habitación, como si hiciera guardia.
    — ¿Qué pasa? —pregunta extrañado de verlo ahí.
    El lobo mira la puerta y se va a su propia habitación.
    Magnus entra. Sobre su cama se encuentra Mana que había entrado en la habitación más cercana y había caído dormida al instante, la sangre en su ropa manchó las sabanas de Magnus. Él se sienta en la silla de su escritorio y se queda despierto el resto de la noche cuidando a la niña.

    Al llegar la mañana, la pequeña se da cuenta de su equivocación y se altera al ver a Magnus.
    —No te preocupes Mana, no me atrevería a lastimarte —le aclara tranquilizándola.
    Ella se mira el vestido manchado con sangre.
    —Yo lavaré tu ropa, Alice no debe enterarse, iré por ropa limpia para que te bañes —Magnus se dirige a la habitación que comparten Alice y Mana.
    Busca en el ropero de las chicas, saca un vestido color rosa y blanco, en ese momento Alice comienza a hablar dormida.
    — ¿Por qué soy una ratoncita? —susurra dormida la chica —oh, Elfina, eres un gato, no, no me comas, no, auxilio, ayúdame Magnus.
    El humano se acerca a la chica, pasa su mano sobre su cabello un par de veces, la besa en la frente y le susurra algo al oído.
    Ella sonríe y sigue durmiendo a gusto.
    —Ojalá siempre seas mi pequeña y dulce Alice —le susurra.

    Después del desayuno, Magnus, Mana, Beta y Ghoul se encuentran en la sala.
    —Se acerca el cumpleaños de Ali —comenta la niña con voz casi inaudible —no tengo dinero para comprarle algo.
    —Yo te regalo lo que necesites —le propone Magnus.
    —No, no quiero dinero fácil, no quiero ser como mis padres, quiero ganar mi propio dinero —se acerca a Magnus.
    — ¿Qué propones? —pregunta él al verla acercarse tanto.
    —Que te parece si… —le susurra el resto al oído.
    —Nunca, prométeme que jamás le dirás eso a nadie —le reprende enfadado.
    —Era chiste, quería ver si eras capaz de hacerme daño —le aclara en voz baja.
    — ¿Te dañaron tanto que bromeas con eso?
    — ¿Qué hago para ganar dinero? —interroga la niña cambiando el tema.
    Magnus piensa por un momento —ya sé, baña a los lobos.

    Beta que estaba durmiendo profundamente escucha la palabra “baño”, se despierta de golpe y comienza a caminar sin hacer ruido para huir de la mansión; al lobo le desagrada enormemente que lo bañen; al llegar a la puerta y abrirla, ve a Magnus que lo está esperando.
    —Ya te conozco este truco, Beta, no te escaparás esta vez —le reprende Magnus señalando el segundo piso.
    El lobo le gruñe ferozmente.
    —No seas payaso, ya sube al baño y espéranos ahí —el lobo sube al segundo piso gruñendo.

    Al cabo de unos minutos, Magnus y Mana entran al baño de hombres de la mansión, que queda al final del pasillo, frente al de mujeres. A diferencia del que está acostumbrada a usar Mana, este baño tiene un estilo menos natural, pisos y paredes de madera, un jacuzzi tan grande que cabe Beta acostado y sobra espacio, seis duchas y una piscina cuadrada de casi cuatro metros de profundidad y siete de largo.
    Mientras él usa ropa vieja, la niña usa su traje de baño, los cinco lobos ya se encuentran en el baño esperando.
    —Tú te encargas de Alpha, Gamma, Delta y Épsilon —le propone él.
    — ¿Y Beta? —pregunta la niña entre susurros.
    —De él me encargo yo —Beta comienza gruñir.

    Al cabo de una media hora ya la pequeña tenía a los tres cachorros enjabonados, cuando se disponía a comenzar a bañar a Alpha, los lobos pequeños se lanzan a nadar a la piscina.
    —No se mojen antes de tiempo —les reclama la niña en voz baja.
    Los cachorros salen del agua y se sacuden, la pequeña los vuelve a enjabonar y al pasar otra media hora se vuelven a tirar al agua. Alpha les ladra y los tres lobos salen nuevamente, a la niña no le queda de otra que volver a bañarlos.
    Mientras tanto Magnus talla las partes metálicas de Beta, y le lava el pelaje intentando que no le entre agua a las piezas mecánicas. Al bañar a los tres hermanos por tercera ocasión y lograr bañar a Alpha, la niña se sienta a descansar.
    —Esto no es divertido —comenta la niña.
    Magnus la levanta y se lanzan al agua junto con ella, al principio la niña se enoja pero al momento ambos se ríen, al ver esto los cachorros se lanzan a la piscina junto a ellos.
    —No es justo, ya van tres veces —reclama Mana haciendo pucheros.
    —No te preocupes, ya están limpios —le aclara Magnus tranquilizándola.
    —Pero... okey —la niña comienza a jugar con los lobos en el agua.
    Magnus le hace una seña a la enorme loba, la cual corre hacia la piscina y se lanza de clavado, al caer al agua casi sacó la mitad del liquido, mojando a Beta por completo. El lobo que no estaba nada feliz desde el principio gruñe feroz.
    —No te enojes —Magnus sale del agua —lo arreglo en un momento.

    Él abre la mano y con su palma señalando al lobo lanza una fuerte ráfaga de viento, que en pocos minutos deja al gruñón lobo seco y con el cabello esponjoso.
    — ¿Puedes usar elemento viento? —cuestiona sorprendida la niña.
    —Si, creo que me descubriste —le dice bromeando.
    — ¿Desde cuando?
    —Desde mucho antes de conocer a Alice.
    — ¿Qué otros trucos tienes que nos ocultas? —pregunta la niña saliendo del agua.
    —Uno que otro, pero prefiero pelar cuerpo a cuerpo —le contesta él apenado.
    Gamma sale de la piscina y disimuladamente empuja a Mana de vuelta al agua. Alpha ladra regañando al cachorro. Magnus se tira al agua para revisar que la niña no se lastimara.

    Secan a los lobos usando ráfagas de viento, los lobos pequeños corren a la cocina, Alpha va a la calle para caminar un rato y Beta se va a su habitación a dormir.
    —Eso fue divertido —susurra la niña.
    —Sí —Magnus comienza a pensar que algo como esto se debe sentir tener una hermana pequeña.

    Esa noche después de la cena el humano los reúne a todos en la sala.
    —Estamos listos para atacar la prisión —les comenta serio.
    — ¿Qué?, ¿dónde conseguiste los códigos de acceso? —cuestiona sorprendida Elfina.
    —Me tomó un tiempo averiguar que cada teniente y capitán tiene los códigos de acceso a la prisión de Gefangnis.
    —Yo, no… —contesta apenada.
    —Sé que temes por mi seguridad, pero ya lo había prometido y atacaré la prisión —le dice pasando su mano sobre su mejilla.
    —Está bien, pero nunca te perdonaré si te sucede algo —le advierta la elfa fingiendo enojo.
    —Ya dejen de coquetear y escupe el plan —interrumpe Ram impaciente, lleva mucho tiempo esperando por este día.

    Magnus coloca un enorme pergamino blanco sobre el suelo, el cual se extiende solo, aparece una imagen tridimensional de la prisión que planean atacar.
    —El plan es simple, nos dividimos y tacamos al alcalde y a los guardias principales —propone el humano.
    —Si, ya lo suponía, pero es obvio —reclama la vampira.
    —Paciencia, ¿siguen queriendo hacer esto? —todos asienten —de acuerdo, entonces, los grupos serán; Elfina y TXC, ustedes irán a la sala de control y desactivaran los sistemas de seguridad y los hechizos principales; y desde ahí cierren el acceso de los pabellones norte y sur.
    —Si, confía en mí —contesta Elfina abrazándolo desde atrás —en cuanto al bote de basura, más te vale no estorbarme.
    Este comentario no parece haberle hecho mucha gracia al robot, ya que se nota un ligero brillo en sus ojos.
    —Alpha y Susurro, se encargarán de asegurar el pabellón este —las mira serio —pero les advierto que en ese pabellón están encerrados los Atlas, si tan solo le ven la sombra a uno, quiero que se retiren de inmediato, ¿entendido?
    Alpha ladra confiada y Susurro asiente.
    —En cuanto a Beta y Arquímedes, si no te molesta Merlín —Magnus pidiendo permiso.
    —No hay problema, Arquímedes está emocionado —contesta amable el anciano.
    —Gracias, bueno ustedes dos asegurarán el pabellón oeste, y esto no es un juego, las bestias que han asesinado a sus domadores están en ese lugar, si se ven en problemas, los quiero fuera de la prisión. En cuanto a ti Caelum —el niño dragón le presta atención —tu trabajo es quedarte en el pabellón central y evitar que cualquier reo escape.
    —No te defraudaré, ya verás el genial trabajo que haré —le promete emocionado el niño.
    —Alice, Mana, Merlín, Gamma, Épsilon y Delta; los quiero en la entrada principal, su trabajo es evitar que cualquier criminal se escape, o si nos tardamos mucho, retener a los cazadores hasta que podamos escapar.
    —Intentaré no decepcionarte —susurra decaída Alice, esperaba que el asunto del ataque a la prisión se les hubiera olvidado.
    —Se que no lo harás —le sonríe, ella se sonroja. —Ram y yo iremos al sótano donde se encuentra el alcalde, los quiero descansados y listos, salimos dentro de tres horas que es cuando el sol se oculta en Gefangnis —Magnus enrolla el pergamino y sube al segundo piso.
    El espectro se le aparece.
    —Supongo que iremos con usted, amo.
    —Claro.
    — ¿Tiene planeado algo más, amo? —pregunta Ghoul al verlo pensativo.
    —Si, creo que liberaré a Nobilis ya que estoy ahí, además tengo algunas preguntas que hacerle —Magnus.
     
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    Sheccid

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    Je,je, se me hizo muy divertido eso de bañar a los lobos, yo les ayudo a bañarlos en la siguiente, boca.
    Emm...me pregunto como estará el cumple de Alice, ojala que bien, aunque eso se verá en unos capis más. Aparte ya van a entrar a esa prisión :confused: que miedo, ojala se sepa más de la verdad y que todos salgan bien.
    Esperaré hasta la conti, bye
     
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    Dark RS

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    Los Caballeros de Magnus
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    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    73
     
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    2120
    Capítulo 51. El Ataque A Gefangnis.

    La mayor prisión del continente de Garja está en el país de Gefangnis, la conocen como la isla de los tormentos y el castigo eterno; por que está en medio de un océano de arena. Hay horribles rumores sobre las barbaries e injusticias de las que son victimas los presos. Como el encargado de investigar la veracidad de estos rumores, es también el consejero que comanda a los cazadores; el Consejero Elfo, y ya que no tiene el más mínimo interés en esa prisión, permite que los guardias hagan su propia ley y traten a los reos según les plazca.
    La prisión es casi tan amplia como una ciudad grande, dividida en seis secciones, de las cuales la central y el sótano son las más peligrosas.

    Los Caballeros De Magnus llegan en un portal que los deja directamente afuera de la prisión, la mayoría de ellos están nerviosos por excepción de Beta, que se nota emocionado.
    —Ya todos saben que deben hacer, pero les recuerdo, que no estoy obligando a nadie, quién desee retirarse o quedarse afuera lo puede hacer —les recuerda Magnus.
    Nadie le responde.
    —De acuerdo, Elfina, ¿me harías el honor?

    La elfa se dirige hacia la monstruosa puerta, recita un cántico, digita una serie de combinaciones en un teclado de cien botones que está junto a la puerta y por último coloca su mano en medio de la puerta la cual se abre.
    Alice quiere decirle a Magnus que se cuide, que desea que regrese a salvo, que lo ama, pero no logra decir nada, baja la mirada y espera a que él se marche.
    Antes de entrar a la prisión, el humano se dirige hacia Alice, la abraza y le susurra algo al oído.
    Se da la vuelta y entra velozmente seguido de la vampira.
    La chica de cabello negro puede oír resonar en su cabeza las palabras de Magnus, palabras que desea creer.

    Elfina y TXC recorren silenciosamente el pasillo que da hacia el cuarto de control. La oscuridad de ese largo corredor esconde varias trampas que la elfa sortea fácilmente, el robot imita sus movimientos ya que ella no se molesta en señalarle donde están las trampas ubicadas.
    Al llegar a un enorme salón circular que da hacia el cuarto de control, se escucha un sonido como de aleteos, repentinamente se cierran las puertas que dan al corredor.
    —No llegarán más lejos que esto intrusos —se escucha una voz que proviene de una esfera negra que levita casi pegada al techo.
    Los aleteos se vuelven más fuertes, un grupo de cientos de murciélagos robots atacan a la elfa y su acompañante de acero. Logran derribar a la mayoría gracias a las flechas de Elfina y los rápidos golpes de TXC, cuando solo queda una pequeña cantidad de murciélagos, un par de robots de buen tamaño llegan al lugar para neutralizar a los intrusos. Uno de ellos se parece a los murciélagos robot, pero mucho más grande y con cuerpo humanoide blanco, tiene enormes alas negras que usa como escudo, mientras que el otro es un poco más grande que el primero, tiene cuatro brazos de sierra y escupe gas tranquilizante desde su cabeza ovoide con sensores de movimiento y de su delgado cuerpo que luce como tres tubos fundidos en uno.

    Se quedan con un robot cada uno; la elfa se encarga de luchar contra el alado; lanza flechas hacia este para destruirlo, pero sus alas repelen los proyectiles con mucha facilidad; la chica intenta pensar en una manera de derrotar al robot guardián, pero los murciélagos restantes comienzan a hacer ataques suicidas sobre ellos, produciendo poderosas explosiones cuando se estrellan contra el suelo, lo cual le da una idea a Elfina. Lanza bolas de fuego sobre el piso, hasta que comienza un pequeño incendio que produce mucho humo que nubla la visión de los mini robots. Continúa con una combinación de flechas y fuego hacia el robot alado que desvía todo con sus alas escudo. Como lo había planeado, uno de los robots murciélago, cegado por el humo, intenta chocar contra la espalda del robot grande, éste se cubre mandando sus alas hacia atrás, en ese momento Elfina lanza una flecha en llamas que se incrusta en la base del cuello de la máquina, lo cuál hace que comience a incendiarse, al cabo de un par de minutos cesa toda función de movimiento, dándole una difícil victoria a la chica.

    Al mismo tiempo el robot de Caelum se enfrenta al otro robot; este a diferencia del que enfrenta la elfa, es de tipo ataque y no antimotines como el alado. Las ruidosas cierras atacan sin piedad a TXC, que se dedica a esquivar; escanea los movimientos de la máquina asesina, calcula el grosor de la armadura y el tiempo que le toma cambiar el brazo con el que ataca. Como si se tratara de Magnus solo esquiva y espera el momento oportuno, se da cuenta que el robot atacante tarda exactamente medio segundo en cambiar de brazo. Aprovecha un descuido para atacar la cabeza, pero los murciélagos robot comienzan a lanzarse y explotar, evitando que realice su ataque.
    La máquina enemiga acorrala a TXC en una esquina, éste se cubre con ambos brazos y espera a que su enemigo lo despedace, al pasar más de dos segundos escanea a su oponente que se quedó quieto sin razón aparente, en un instante comienza a salir humo de la espalda del robot de sierras y deja de funcionar. Ve que la elfa le había lanzado una flecha desactivando el robot.
    —Estas basuras mecánicas, todas tienen el mismo punto débil —al robot no le hace gracia el comentario que acaba de escuchar por parte de la elfa.

    TXC derriba la puerta que da a la sala de control, la habitación tiene al menos seis metros de altura, doce de largo y quince de ancho, hay vidrios levitando por todo el cuarto que presentan imagenes de las distintas áreas de la prisión, una enorme consola que controla las puertas, sistemas de seguridad, la refrigeración del área de encierro de los atlas, y el funcionamiento individual de cada collar.
    En medio de la habitación hay un ser sentado en una silla de acero, los mira desde que entraron, les da una sonrisa confiada.
    —Tiempo sin verte, teniente Makoto —saluda el sujeto irónicamente.
    —No puede ser, deberías estar en una celda de máxima seguridad —le reclama anonadada la chica, que reconoce al ser frente a ella.

    Alpha y Susurro se adentran a asegurar el área en la que tienen encerrados a los seres más grandes y salvajes de todo el continente. La chica de piel verde se guarda su collar y pulsera para prevenir que se le vayan a perder o dañar, además no se ha acostumbrado a luchar mientras puede ver y oír, por lo que serían una desventaja en batalla.
    La temperatura es extremadamente baja, ya que los Atlas se encuentran en estado de hibernación. Se cuenta entre todas las razas que hace mil años los elfos y los tritones congelaron a los monstruos que consideran cada país como su territorio, los encerraron en un ala especializada de la prisión de Gefangnis, para así poder cambiar el paisaje general sin tener que preocuparse por interrupciones de los territoriales seres.
    Al estar cerca del final del pabellón este, un ser en las sombras desactiva la refrigeración de una de las enormes cámaras.
    El monstruo de la cámara refrigerante se descongela y sale furioso; uno de los ejemplares más pequeños de Atlas, veinte metros de altura, piel color azul oscuro, un solo ojo como si se tratara de un ciclope, al únicamente ver al la loba y a la chica de cabello verde comienza a rugir y se lanza a atacarlos. Los pesados pasos del monstruo hacen que el suelo retumbe; ambas se separan en distintas direcciones confundiendo al enorme ser.
    —Muy inteligente, los atlas no son nada listos, pero, y si fueran dos —el ser en las sombras ríe maniacamente.

    Un segundo atlas despierta, este a diferencia del que persigue a Alpha es mucho más grande, casi cuarenta metros de altura, de color negro y ojos rojos. Mira a sus hermanos congelados y ruge furioso, pero en lugar de atacar a Susurro toma al ser entre sombras con su enorme mano derecha y lo comienza a aplastar.
    El sistema de contención de emergencia se activa y congela a los colosos en pocos segundos, tanto la chica de cabello verde, la loba y el ser misterioso quedan atrapados en una gélida tumba de hielo.

    En su camino, Arquímedes y Beta se adentran en el ala dedicada al confinamiento de criaturas salvajes; las bestias que han asesinado a sus domadores se encuentran en la primera sección, la cual pasan sin problemas; las quimeras asesinas, insectos gigantes, limos o metamorfos que matan por placer o se consideran muy peligrosos para vivir libres en la naturaleza son encerrados en la segunda sección, ésta área la pasan sin dificultades; la tercera y última sección encierra a los mayores adefesios de la naturaleza, monstruos deformes y seres tan mortales que nadie puede controlar. En esta última sección está uno de los comandantes de los guardias de la prisión. Solo hay seis encierros, dos de los cuales son cámaras refrigerantes, dos son poderosos hechizos de contención y los dos últimos son jaulas con múltiples cerrojos y sellos de protección.
    Beta olfatea, debido al olor de las bestias se le dificulta un poco localizar al comandante, pero al momento lo encuentra en una plataforma que cuelga del techo.
    —Sssaludosss intrusssosss. —saluda el comandante, se enciende una luz y se logra ver su identidad.

    Una hermosa lamia en sus treintas, escamas rojas y amarillas componen su piel, sus hermosos ojos verdes hipnotizan, labios carnosos y largos colmillos llenos de veneno, usa la armadura de los guardias en color blanco, su cola mide al menos seis metros de largo.
    Beta le ladra fuertemente.
    —Besssstia essscandalossssa, te enssssseñaré modalessss —señala una de las jaulas, los sellos y cerrojos de ésta se abren.
    Del interior de la jaula se escucha la respiración de algún tipo de bestia, dos enormes ojos azules miran al lobo con ira.
    En un parpadeo algo golpea a Beta lanzándolo contra la pared, la bestia se muestra a la luz; alas de mariposa, sus cuatro patas distintas; de cabra, león, perro y cangrejo, cabeza de antílope con enormes colmillos, el cuerpo es una combinación de diversos seres, su cola es una cobra negra que se mueve por cuenta propia.
    Beta cambia su estrategia y se queda esperando a que lo ataque, no es su estilo, pero si a Magnus le funciona significa que al menos puede intentarlo, la abominación se lanza a matar, muerde al lobo en su pata trasera, Beta aprovecha esto y lanza una fuerte descarga directamente a la boca del monstruo derribándolo de un solo golpe.
    —Genial, ssssserasssss una excsssssssselente adissssión al pabellón —amenaza la lamia confiada de su pronta victoria.
    El lobo le ladra enojado.
    — ¡Calla, que aún faltan csssssinco másssssss! —grita la comandante riendo.
     
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    Sheccid

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    Ya ni alcancé a comentar antier o ayer, no recuerdo, así que recapitulemos:
    Esto me huele muy mal, demasiado y no es por Tortuguina que ya le toca cambio de agua, si no por lo que pasará en la cárcel, sin embargo confío tanto en las capacidades de los caballeros de Magnus que casi no me preocuparé por ellos.
    Además me quedé con la duda de que es lo que Magnus le dijo a a Alice, eso que ella deseaba que fuera cierto...
    Como siempre, me dejas en duda de lo que sucederá, así que esperaré hasta el próximo capítulo.
     
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  13.  
    Dark RS

    Dark RS Caballero De Sheccid Comentarista empedernido

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    Los Caballeros de Magnus
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    Para adolescentes. 13 años y mayores
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    73
     
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    1688
    Capítulo 52. El Ángel De Rayo.

    Cada equipo se había dirigido en distintas direcciones, Caelum por su parte se quedó en el medio, justo donde divergen los cinco pabellones de la prisión. Un sonido proviene de la puerta metálica que da hacia el pabellón sur, al parecer Elfina y TXC aún no logran cerrar los accesos a las áreas norte y sur.
    El joven dragón se siente nervioso, espera a ver que o quién saldrá por la puerta. Un par de minutos después cuatro personajes familiares entran al salón central, un enorme alquimista musculoso, un mago, un humano cargando explosivos y un tritón; los cuatro llevan el uniforme de la prisión, un pantalón azul abultado y camiseta de tirantes blanca, tienen puesto el collar que limita sus habilidades.
    —Miren, es el dragón que acompaña al humano que nos metió en este hoyo —comente el humano reconociendo a Caelum.
    —Veamos si los huesos de un dragón son tan resistentes como dicen —propone el alquimista sonándose los dedos.

    El niño dragón se convierte en su forma de dragón de fuego, en menos de un minuto logra dominar e incapacitar a los cuatro falsos miembros de Yggdrasil.
    —Son más débiles de lo que recuerdo —se dice Dragón emocionado de haber podido detenerlos.
    Una fuerte ventisca golpea a Caelum enviándolo contra la pared, una estaca de hielo que es arrojada desde la puerta que lleva al pabellón sur se incrusta en su hombro.
    Un olor nauseabundo proviene del mismo lugar del que salió la estaca, se puede oír reír a alguien desde el otro lado de la puerta.
    —El dragón que acompaña a ese humano, primero te asesinaré, luego recuperaré mi armadura, arrojaré tu cabeza frente a ese humano y luego lo mataré con mis propias manos —amenaza una voz, que luego ríe.
    —No, él no… —pide adolorido el niño dragón a los dioses al reconocer la voz.

    Magnus y Ram bajan sin encontrar un solo guardia o una sola trampa, todo está tan oscuro y silencioso que es obvio que se dirigen a una emboscada, avanzan hasta llegar a una habitación circular de al menos diez metros de altura, un par de plataformas que rodean la habitación cuelgan a ocho metros del suelo. La puerta se cierra de golpe, un personaje vestido de traje, con la piel pálida, largos colmillos, cabello blanco y mirada perdida aparece frente a ellos.
    —Bienvenidos, Caballeros de Magnus —saluda el vampiro de manera mecánica.
    Este ser mira a Ram, ella lo reconoce al instante, es su querido hermano.
    — ¿Mor?, ¿cómo es posible? —cuestiona mientras se le humedecen los ojos.
    Mor observa la reacción de la vampira —hola pequeña, ¿no quieres ayudar a tu hermano mayor? —pregunta fingiendo una sonrisa —sólo debes matar a ese humano.

    La vampira sabe que Magnus y su equipo han sido una molestia para el Consejo de Magos, pero el hecho que el líder que se supone que murió a manos del líder de los Seis Asesinos esté encerrado en Gefangnis le hace preguntarse si lo que está viendo es real.
    — ¿Qué esperas hermana?, mata al humano —le ordena Mor a su hermana.
    El corazón de la joven vuelve a sentir un fuerte dolor, la decepción y la tristeza la vuelven a abrumar.
    —No eres Mor —susurra decaída —ese es definitivamente es su cuerpo, pero tú no eres él.
    — ¿De que hablas mi pequeña hermana?, claro que soy yo —intenta convencerla.
    —Si en verdad eres ni hermano, dime, ¿cuál es el nombre por el que me llamas de cariño? —le desafía a contestar esto sabiendo que no sabe la respuesta.
    —MALDITA, VAMPIRA, NO, ESCAPARAN —dice Mor con voz cavernosa.
    —Lo sabía, ese no es mi hermano —se dice la chica de cabello blanco.
    — ¿Quién eres? —pregunta Magnus serio.
    —NO, DIRE.
    —Es el teniente Nobel de los cazadores, o al menos parte de su alma —aclara la vampira reconociendo la manera de hablar del vampiro.
    —LISTA, MORIR.

    El vampiro estira los brazos y el resto del Consejo de Magos aparece.
    —MATARLOS.
    Todos los miembros del equipo de Mor sonríen al unísono.
    —MATARLOS —gritan todos al mismo tiempo.
    — ¿Almas? —pregunta Magnus confundido.
    —Algo por el estilo, según los reportes de Mor, el teniente Nobel logró clonar su alma como información, todos ellos deben tener un alma falsa dentro —Ram intenta no llorar.
    — ¿Estás bien? —cuestiona el humano preocupado por ella.
    —Creo, no te contengas eso no es mi hermano, si quieres puedes erradicarlo, es mejor que su cuerpo deje de existir a que lo siga usando ese bastardo elfo —la vampira aprieta los dientes.
    —Haré lo que pueda —le promete él no muy convencido de poder ganarles a los cuerpos del Consejo de Magos.
    —No me engañas con eso, tengo los reportes de Mor, ellos no están vivos, elimínalos de un golpe —le reclama ella con el ceño fruncido.
    — ¿De que hablas? —pregunta el humano fingiendo ignorancia.
    —Se sobre el trabajo que realizaron en el continente de la tecnología, se que despertaste un enorme poder esa ocasión, úsalo aquí con estos cuerpos vacíos.
    — ¡Ghoul! —grita el humano para que el espectro le responda una pregunta — ¿en verdad están muertos?
    El espectro aparece junto a Magnus —así es, son caparazones con almas artificiales —le responde le espectro antes de desaparecer.
    Él sabe que si los seres frente a ellos pueden utilizar los poderes de cuando estaban vivos, no hay manera de que logren ganar con su poder actual, al ver que no tiene otra opción decide usar una técnica que en su momento casi le cuesta su cordura y la vida a Elfina.
    —Tú ganas Ram, te mostraré una de mis mejores técnicas.

    Magnus invoca su espada, comienza a producir una gran cantidad de electricidad, la concentra en su espalda formando dos enormes alas doradas hechas de electricidad, cubre su espada con más electricidad. Comienza a batir las alas y se eleva.
    —Usa un hechizo de protección —le recomienda a la vampira.
    —Yo no me sé ninguno —responde la chica, se da cuenta que está perdida.
    Los ojos de Magnus se vuelven dorados por la enorme cantidad de energía que recorre su cuerpo.
    —Adoro este poder —se dice Magnus perdiendo el control.
    —NO, REIR, MUERE, HUMANO.

    Todos los miembros del Consejo de Magos atacan a Magnus al mismo tiempo, este sonríe sádicamente, alza su espada y la baja de golpe. Una explosión de energía destruye toda la habitación, de los veinte miembros del equipo de Mor no queda nada, corrientes eléctricas recorren toda la habitación. Magnus baja al suelo, busca entre los escombros y saca a Ram, la joven vampira está mal herida, sangre negra sale de su boca, su ojo derecho está medio cerrado, su ropa está desgarrada, siente un dolor insoportable en todo su cuerpo.
    —Muere vampira —le susurra a la chica.
    La lanza contra la pared, se oyen algunos huesos de la vampira romperse cuando cae al suelo.
    —No… lo pen… se… muy… —vomita algo de sangre. —…bien… tengo… sueño… —la vampira cierra los ojos.
    El humano se eleva, vuela hacia la chica para cerciorarse que esté muerta.
    —Aún respiras, que molestia —le patea la cabeza.

    El espectro intenta posesionar a Magnus para tranquilizarlo, pero la piel del humano está cubierta por una fina capa de electricidad, invisible al ojo humano, pero poderosa y dañina al tacto.
    —Amo, deténgase —le pide Ghoul intentando hacer que reaccione.
    —Detenme —lanza una poderosa descarga que deja al espectro sin energía.

    Un ser de traje negro pone su mano sobre el hombro de Magnus, en un instante desaparecen sus alas y cae al suelo inconsciente —no me quitarás a mi pequeña flor.
    Se arrodilla y levanta a la vampira, esta abre su ojo izquierdo levemente, lo ve, sonríe y vuelve a perder la consciencia. La besa, las heridas de la chica sanan en un parpadeo, coloca su mano sobre el pecho de la chica, en un instante la ropa de la vampira se reconstruye. Hace aparecer una espada blanca, la coloca en la mano de la chica, el arma desaparece. La vuelve a besar y desaparece.
     
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    Dark RS

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    Los Caballeros de Magnus
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    73
     
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    Capítulo 53. Black Commander.

    Elfina y TXC tienen frente a ellos a alguien que la elfa conoce muy bien.
    —Teniente Makoto, ha pasado tiempo —saluda el elfo sentado frente a ella.
    El personaje que tanta confusión le causa a Elfina, es un elfo de más de treinta años, cabello dorado corto y ojos azules, usa la armadura de los guardias en negro, la única persona que Elfina culpa de no ser capaz de concebir.
    —Capitán Freud, ¿por qué no se está pudriendo en una celda? —pregunta la chica apretando el puño.
    —Tonta, fue muy fácil convencer al alcalde de la prisión de hacerme uno de los comandantes de los guardias, frente a ti está Black Commander, segundo al cargo de esta casa de la risa, ja, ja, ja —el ex capitán ríe enloquecido.
    —Te haré pagar bastardo y cuando acabe contigo vas a desear estar muerto —amenaza Elfina perdiendo la calma.
    —Siempre tan impulsiva, supongo que así son las mujeres —comenta el elfo sabiendo que así la hará enojar aún más.
    — ¡¿Qué dijiste, maldito machista bastardo?! —le grita la chica enfadada.
    — ¿Qué vas a hacer al respecto, niña?

    Elfina invoca su arco y le lanza varias flechas al comandante, éste las esquiva fácilmente, se acerca a la chica y la golpea en el estómago. Ella tose y cae al suelo adolorida.
    —No lo olvides teniente, por algo fui capitán —presume Freud.
    Le da una patada en la cabeza haciendo que caiga a unos metros, el elfo invoca un arco y una carcaj con varias espadas.
    El comandante da una sonrisa pedante, pone una espada en el arco, lo tensa y la dispara, Elfina cierra sus ojos y espera a sentir la hoja incrustarse en su piel.
    Al cabo de unos segundos al no haber sentido nada abre los ojos; el capitán lucha contra TXC mano a mano, el robot logró atrapar la espada justo antes de que le diera a la elfa y se lanzó a atacar al ex capitán.
    Ella se levanta, tose y se dirige hacia el panel de control. Mira al robot luchar.
    —Creo que le debo una a la lata de aceite.
    Frente al panel digita una combinación en un teclado de casi mil mini botones, las piezas de vidrio comienzan a agruparse alrededor de la chica, ella las manipula usando un hechizo, busca a Magnus hasta que recuerda que debe cerrar el acceso a los pabellones norte y sur, al introducirle la orden a la computadora ve que devuelve un mensaje que dice que algunas de las celdas están abiertas, fuerza la contención en ambos pabellones, espera que el niño dragón contenga a los prisioneros que escaparon.

    Se voltea y ve que el robot de combate ha logrado dominar al elfo, recita un hechizo que deja al ex capitán sujeto al piso.
    —No entiendo, esa porquería no tiene armadura en las articulaciones ni en los cables de unión, lo corté y no le hice nada —se dice el elfo confundido.
    Elfina lo deja sufrir por su propia ineptidud. Magnus había pagado las reparaciones del robot, y le cubrió las articulaciones, cables visibles y otro puntos débiles con membrana de parpado de kraken, casi invisible si no se sabe que está ahí, tan resistente que es más fácil atravesar la gruesa armadura que intentar cortar la fina membrana.

    La chica elfa le pone atención nuevamente a las piezas de vidrio, al tocarlas cambia la imagen que muestran, puede hacer acercamientos y al ser un hechizo y no cámaras no hay un punto ciego al que no pueda acceder.
    Ve que en la zona de contención de los atlas hay dos que no están en sus congeladores, por más que busca no logra encontrar ni a Susurro ni a Alpha. Acerca la imagen y nota que los gigantescos seres están congelados y que tienen algo en sus frías manos.
    Logra encontrar la frecuencia de los robots murciélago y los envía a descongelar las manos lo suficiente como para sacar lo que tengan dentro, espera que no sea demasiado tarde para sacarlos con vida.

    Elfina sigue pasando las imágenes hasta que llega a un área que no le permite ver la imagen en vivo, retrocede la imagen hasta llegar a una parte visible; los hechizos de presencia pueden guardar información por hasta dos años.
    Lo que ve en esas imágenes la deja estupefacta, el Consejo de Magos amenazando a Magnus, aunque lo que más le sorprendió fue el hecho de ver que Magnus usa la técnica que casi le costó la razón hace más de un año en el continente de la tecnología.

    Magnus recupera la conciencia, no logra recordar lo que acaba de suceder, lo último que recuerda es que iba a usar su técnica eléctrica más poderosa, después de eso solo recuerda imágenes borrosas y la sensación de haber hecho algo terrible.
    Nota a Ram que está en el suelo inconsciente, la levanta he intenta hacer que reaccione.
    —Ram, despierta, vamos no me hagas esto —se desespera al saber que es su culpa.
    La coloca en el suelo nuevamente y busca a Ghoul, lo encuentra a pocos metros inmóvil, se acerca y ve que está despierto pero no se mueve.
    — ¿Qué pasa, amigo?, dime que no fui yo quién te hizo esto.
    —No se preocupe, amo, en un momento estaremos recuperados —le contesta el espectro.
    —No te preocupes —Magnus busca una gema de la muerte que lleva con él, la coloca sobre el espectro sin que se diera cuenta —dime que pasó.
    —Usó su técnica y eliminó a esos caparazones vacíos, luego enloqueció, atacó a la vampira, cuando intenté detenerlo no nos dimos cuenta que tenía una barrera elemento rayo y nos golpeó una fuerte descarga, no estamos seguros, pero el ambiente se puso frio, creemos que la vampira se curó sola o al menos no pudimos ver a nadie que lo hiciera, llevamos unos minutos aquí hasta que lo oímos hablarle a la vampira. —Ghoul se detiene, nota que repentinamente tiene energía, y va aumentando con cada segundo que pasa —extraño suceso.

    Comienza a levitar y nota que algo se quedó en el suelo justo donde acaba de estar acostado, se acerca para verlo de cerca.
    — ¿Una gema de muerte?, ¿eso significa que…? —nota que el humano tiene dificultades para respirar.
    —Que bien, ya estás recuperado —toma la gema y la vuelve a guardar en su bolsillo.
    —No entendemos —dice el espectro confundido.
    —Simple, la gema de la muerte absorbe energía vital, normalmente la esparce en el ambiente para no repotenciarse, pero los espectros tienen la habilidad natural de absorber esa energía vital —respira profundo y se levanta —ahora solo falta despertar a Ram.

    Para Ghoul, el acto de Magnus no tiene sentido, iba a recuperarse naturalmente, no era necesario debilitarse solo para ayudarlo.
    — ¿Cómo ayudamos a Ram? —pregunta el humano preocupado.
    —No conocemos muy bien la fisiología de los vampiros, solo podemos recomendar que la llame por su nombre varias veces —recomienda Ghoul sin saber que más sugerir.
    —Oye Ram, despierta —le da palmaditas en la mejilla —vamos despierta.
    Al ver los intentos desesperados de Magnus por despertarla, el espectro recuerda algo que tal vez funcione —amo, intente llamándola kicsi.
    El humano obedece sin dudarlo, no tiene nada que perder.
    —Despierta, kicsi, no duermas de más —le dice en voz alta.
    La vampira comienza a abrir los ojos, le parece haber escuchado a su hermano llamándola como suele llamarla, lo primero que ve es una imagen borrosa que confunde con Mor, cierra los ojos y los vuelve a abrir y se da cuenta que en realidad es Magnus el que la intenta despertar.
    — ¿Qué sucedió? —pregunta confundida incorporándose.
    — ¿Estás bien?, ¿no te lastimé? —pregunta él sintiéndose culpable.
    Ella recuerda la escena en la que el humano lanza su ataque, que a duras penas sobrevivió, que luego la golpeó fuertemente y un sueño en el que el chico de lentes oscuros salva su vida.
    —Creo que si, dame un momento para aclarar mi cabeza y seguimos, la oficina del alcalde debe estar muy cerca.

    En otro pabellón del penal un grupo de robots murciélago descongelan las manos de los atlas, ambas manos se descongelan a la vez, Alpha, Susurro y el ser que liberó a los atlas caen al suelo.
    Al estar frente a frente se disponen a luchar.
     
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    Sheccid

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    Oh, esto pinta mal para Susurro y Alpha, aunque le fue relativamente bien a Ram y Magnus, lo interesante fue como Magnus perdió el control y como el chico de gabardinanegra salva a Ram XD es tierno. Lo malo esque se enfrentó a un alma que tomó el cuerpo de su hermano, si es que entendí bien.Y que Elfina le de su merecido a ese presumido machista (apoyo eso de machista]) aunque creo que Toxic ya se encargo de él.
    Sin más por el momento me despido, excelente capitulo milord
     
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    Dark RS

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    Capítulo 54. La Caída De Gefangnis.

    Afuera de la prisión, Alice está preocupada por Magnus y los demás, camina de un lado a otro mirando el suelo y luego la gran puerta, sigue en ese ritmo hasta que Merlín la interrumpe.
    —Joven Alice, por favor no se preocupe, ya verá como en cualquier momento el joven Magnus y los demás salen por esa puerta sanos y salvos —le promete para que deje de preocuparse.
    —Eso espero —mira hacia donde están los cachorros haciendo guardia, los nota sentados poniendo mucho entusiasmo a su trabajo —creo que haré mi parte vigilando, confió en que todos regresarán a salvo —se da nuevos ánimos y regresa a su puesto de vigilancia.
    —Por favor no se aleje demasiado —le pide el anciano que quiere tener a todos a la vista en caso de emergencia, en eso nota que uno de los que debería estar ahí no se encuentra en su puesto.

    Lo que nadie más notó es que los cachorros en realidad se habían dormido de pie desde hace varios minutos, al llevar unos diez minutos, Épsilon cae bocarriba y comienza a mover las patas como si soñara que corre.

    Frente a Alpha y Susurro está uno de los comandantes de la prisión, un alquimista de cabello negro largo recogido con una cola, piel oscura, usa una armadura igual a la de los guardias en color verde.
    —No avanzarán más que esto, intrusos —advierte el alquimista confiado.
    Tanto la hibrida como la loba se preparan para combatir a su oponente.
    — ¡Oh!, lo olvidaba, lucharán contra ellos —invoca un par de marionetas, ambas idénticas a él hasta en el más mínimo detalle, es casi imposible diferenciar al verdadero de las marionetas —quiero ver que intenten encontrar al yo real.

    Alpha usa su aliento de hielo contra los tres congelándolos en el acto, ataca a dos de los alquimistas congelados destrozándolos, da un débil golpe en la parte superior del tercero dejándolo respirar.
    —Malditas… —dice el alquimista antes de caer inconsciente.

    La lamia ríe mientras Beta lucha contra dos nuevas bestias; un ogro mutado debido a los experimentos de uno de los tenientes de los cazadores, al ver que este resultaba ser inestable decidió liberarlo en medio de un poblado habitado, en el cual asesinó a casi treinta seres antes de que los cazadores del área lograran inmovilizarlo y enviarlo a Gefangnis. La otra criatura es un limo prehistórico encontrado durante la excavación de gemas elementales bajo los cimientos del castillo de los dioses.
    Beta logra inmovilizar fácilmente al ogro, con un par de mordidas y una descarga cae fácilmente, pero no puede tocar al limo sin que se le derrita la piel o las piezas metálicas.
    El lobo se dedica a huir del monstruo.
    La lamia solo mira entretenida la escena, sin notar que todo ese tiempo Arquímedes lo ha utilizado para subir a la plataforma. La mujer serpiente siente algo que se enrolla alrededor de ella, al voltear ve que el muñeco la tiene atrapada, lo había olvidado por completo, cuando intenta golpearlo con su cola, este clava su brazo garra en la punta de la cola clavándola contra la plataforma.
    —Te maldigo títere, ssssssssueltame —comienza a forcejear para escapar del látigo de la marioneta.
    Beta sonríe y lanza una poderosa descarga contra el limo dejándolo inmovilizado. El lobo ha estado jugando con sus oponentes para darle tiempo a Arquímedes para que deje fuera de combate a la lamia.

    Encierran a las bestias de vuelta en sus encierros, encadenan a la lamia comandante en la pared, usando varias gruesas cadenas que están en una celda vacía.
    —Malditossssssssss, ssssssssssssi me logro sssssssssssssssafar me encargaré de que ssssssssssse arrepientan de haber nasssssssscido —sisea la lamia intentando soltarse.
    El enorme lobo se le acerca, coloca su hocico frente a la comandante y le da un ruidoso rugido hueco que la hace callar.

    Caelum por su parte tiene serios problemas, por algún motivo que el mismo desconoce tiene una estaca de hielo incrustada en su hombro izquierdo, algo que no debería ser posible, el hielo sin importar lo afilado que esté, no debería ser capaz de atravesar la piel de un dragón.
    —Puedo ver el miedo en tus ojos de dragón, es delicioso, tu carne debe ser aun más apetitoso —dice el falso Asgar pasando por la puerta, un instante después la puerta se cierra tras él.

    El lich ahora luce aún más descompuesto que la última vez, tiene el uniforme del penal, pero pegado a la piel descompuesta haciéndolo lucir repulsivo.
    —Dime niño basura, ¿la linda chica de cabello negro está cerca? —pregunta con un horrible tono pervertido —la última vez el humano me detuvo, pero esta vez si la haré mía.

    Caelum se saca la estaca del hombro, oír a esa horrorosa criatura decir eso le da motivación para no dejarse vencer, no permitirá que nada malo le suceda a Alice.
    —No te dejaré ponerle un dedo encima a Alice —amenaza Caelum al putrefacto ser.
    —Alice, ¿eh?, que hermoso nombre tiene —el ser se relame su podrida boca.

    El niño dragón intenta descifrar una forma de derrotar al ser que venció a todos sus amigos sin problemas en una ocasión, incluyéndolo a él mismo. Por su mente pasa la explicación que dio Merlín sobre los zombis el día posterior a la lucha contra los bandidos en Orbis Litore; les había comentado que los zombis se crean cuando un cuerpo es afectado por algún tipo de hechizo o es sobrecargado con magia, los lichs se forman del cadáver de un mago.
    Eso es todo lo que necesitaba recordar, la magia puede dañar a los dragones, con eso queda claro lo que debe hacer para derrotar a ese horrible y nauseabundo ser.
    Se para frente al falso Asgar, con una mirada llena de confianza y una sonrisa orgullosa, comienza a transmutar su cuerpo hasta convertirse en su forma de dragón de magia; en esta forma no es tan fuerte como su transformación de dragón de fuego, pero es inmune a la magia, capaz de destruir casi cualquier tipo de barreras y es inmune a la magia de nivel bajo, medio y alto, solo pudiendo ser derrotado por un ser muy poderoso o un mago al nivel de los tres sabios de Garja, lo cual en el continente de los salvajes es casi imposible.
    En su modo de dragón de magia, Caelum lanza un coletazo contra el ser putrefacto, este agarra su cola y comienza a darle vueltas lanzándolo contra la pared abollando un pedazo, casi dejando su forma en el duro acero.
    Caelum vuelve a atacar y el lich vuelve a hacer lo mismo, hacen lo mismo tres veces más, para la cuarta vez el falso Asgar se da cuentas que está perdiendo sus fuerzas, pero no sabe porque.
    — ¿Qué me has hecho escoria? —pregunta el lich teniendo problemas para respirar.
    —Nada, tu mismo te lo hiciste —responde el dragón de magia.

    Lo que el falso Asgar no tomó en cuenta, es que la piel de un dragón de magia absorbe hechizos y magia en su piel.
    El ser se comienza a marear hasta que cae al suelo sin energías, Caelum coloca a todos los miembros del falso Yggdrasil juntos para tenerlos vigilados.

    Magnus y una recuperada Ram se dirigen a la oficina del alcalde, tienen la meta del ataque a mano, abren la puerta y ven a un troll sentado en la silla del alcalde, detrás de un imponente escritorio.
    —Bienvenidos intrusos, me complace decir que aquí termina su camino —les asegura el troll levantándose de su asiento y colocándose frente a ellos.
    El alcalde la prisión usa un elegante uniforme como el de los comandantes, pero en color dorado, con una larga capa roja que arrastra, es bastante bajo, del tamaño de un troll normal. Por toda su armadura tiene gemas de elemento fuego.
    —Mueran —el troll comienza a lanzar bolas de fuego hacia los que invadieron su prisión, Magnus logra esquivar las bolas de fuego sin problemas, pero no puede acercarse sin arriesgarse a recibir un impacto directo.

    El alcalde junta ambas manos y en lugar de bolas de fuego lanza olas hechas de llamas que queman todo a su paso, tanto el humano como la vampira se ven obligados a salir de la oficina.
    — ¿Qué planeas hacer?, no vamos a poder acercarnos mientras ese lunático siga lanzándonos fuego —pregunta preocupada Ram, no va a permitir que estando tan cerca de detener a los sádicos guardias vaya a ser detenida por un miserable y débil troll.
    —Creo que lo haré solo —aparece su katana.
    —No seas osado —le reclama la vampira.
    —No te preocupes, no dejaré que me haga daño, Alice y Elfina esperan que regrese a salvo, no las dejaré solas, sin importar qué —el humano se llena de valor.

    Corre hacia el interior de la habitación, esquiva las bolas de fuego, el troll lanza una pared de fuego que corta con un solo movimiento de su katana.
    —Nada mal, ahora que harás contra esto —de las manos del alcalde salen dos criaturas hechas de fuego.
    —Increíble —Magnus intenta hacer lo mismo, pero no logra concentrar sus rayos como lo hace el troll.
    — ¡Muere! —ambas criaturas de fuego se dirigen a Magnus, este las corta con El Alma.

    Como golpe de gracia el alcalde usa una ola de fuego para freír al humano, aunque en lugar de viajar hacia adelante el fuego comienza a regresar hacia el alcalde. El troll se ve envuelto en su propio fuego hasta morir calcinado.
    —No, ¿qué sucedió? —se voltea y ve que en la puerta junto a una estupefacta Ram, está Mana sosteniendo su libro abierto con ambas manos.
    La niña da una ligera sonrisa complacida de haber evitado que Magnus muriera.
    — ¿Por qué lo mataste? —cuestiona sorprendido.
    —Te iba a lastimar —responde la pequeña casi susurrando.
    —No, no, no, no, no, se suponía que nadie moriría —se dice el humano sin poder creer que el troll esté muerto por su culpa.
    La niña lo ve sin comprender el motivo de la reacción de Magnus.
    —Regresa con Alice —le ordena Magnus con voz autoritaria sin mirarla a la cara.
    —Pero, te salvé —la niña se siente confundida, se supone que él debería estar agradecido.

    Se voltea y camina silenciosamente de regreso a la salida, dando pequeños y tristes pasos.
    —Te salvó, no debiste ser tan duro con ella —le reclama la vampira.
    Magnus no le responde, mira a Ghoul, este al ver su mirada sabe lo que necesita el humano.
    —Nos aseguraremos que llegue a salvo a la salida —el espectro desaparece.
    —Ya sólo nos falta conocer al prisionero más famoso de Gefangnis —comenta Magnus cambiando el tema.
    — ¿Te refieres a…? —pregunta sorprendida la chica de cabello plateado.
    —Si, Nobilis —responde el humano emocionado.
     
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    Sheccid

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    No, pues por lo menos Magnus ya debe estar sospechando que Mana necesita un psiquiatra, aparte eso de ver a Nobilis...a mi me pondría nerviosa o con miedo o mucha curiosidad.¡Y Caelum! Esta batalla la libró bien, bueno, todos estuvieron geniales, hasta lamias pusiste...
    Je,je, no se que más decirte, mi principe. Me encantan tus capis, hasta el proximo
     
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    Dark RS

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    Capítulo 55. Nobilis, El Rey De Los Dragones.

    Conforme se acercan a la única celda de contención que se encuentra bajo la prisión, Ram se comienza a sentir nerviosa, como si se acercara a conocer al ser más aterrador del universo.
    La chica se detiene frente a una enorme puerta de acero sellada con un hechizo de contención, se siente enferma, un recuerdo comienza a pasar por su cabeza; ella es una elfa muy parecida a Elfina, trae un par de espadas y lucha contra el rey Nobilis, de un momento a otro el poderoso dragón la atraviesa con su garra hiriéndola de muerte.
    — ¿Qué sucede? —pregunta Magnus al ver que a la vampira le tiemblan las piernas.
    —Nada —contesta asustada —no quiero conocer al tal rey de los dragones, me quedaré a esperarte aquí —se sienta en el suelo intentando sacar esas brutales imágenes de su cabeza.
    —Vendré pronto, intenta no bajar la guardia —le aconseja el humano, pero la vampira está perdida en sus propios recuerdos.

    Magnus corta la puerta con El Alma, la katana corta la puerta como si fuera de papel, el hechizo se desvanece al entrar en contacto con el filo de la legendaria arma.
    Al caminar casi diez minutos llega a una enorme habitación circular, que más que celda parece museo, el humano recorre toda la habitación observando todos los objetos exhibidos en las paredes y en mostradores de cristal que protegen su contenido del ambiente. Magnus lee las placas.

    “Las Seis Espadas Del Héroe Arturo”, exhibe seis espadas de distintas formas y tamaños en un extraño artefacto que al parecer el mismo Arturo había forjado.
    “Garrote De Gobo Y Armas De Cromwell”; muestra un enorme garrote blanco lleno de púas, una espada simple bastante maltratada y un escudo que ha recibido mucho daño.
    “Las Mascotas De Los Tres Sabios: Pon Etun, Cometa y Arquímedes.”, este es un enorme exhibidor que contiene tres criaturas disecadas perfectamente conservadas, lucen tan bien que pereciera como si fueran a moverse en cualquier momento; una serpiente marina de varios metros de largo, un águila dorada y un búho albino de enormes ojos rojos.
    “Capricorn, Camelot”, Magnus sabe que Camelot era la marioneta de la esposa de Merlín cuando era joven, pero de la quimera junto a esta no sabe nada.
    “Armas De Los Generales De Los Ejércitos De La Resistencia Contra Los Dragones”, esta la pasa de largo, no le interesa ver lo que se exhibe.

    Pasa junto a cientos de muebles, adornos, escudos y espadas que una vez adornaron el castillo de los dragones, el cual en la actualidad es ocupado por El Consejo de Seres.
    A Magnus le parece oír a alguien murmurando, ve en el centro de la habitación una figura de casi dos metros de altura que no había notado antes, se acerca lentamente.
    —No te acerques mas humano, a menos que quieras morir —advierte una voz que proviene del ser misterioso.
    — ¿Es una amenaza? —pregunta el humano preparado para invocar su espada.
    —Es una advertencia, si te acercas más entrarás en contacto con el poderoso hechizo que me mantiene prisionero.
    —El rey Nobilis, debo suponer —afirma el humano sabiendo que tiene razón.
    Una luz ilumina repentinamente el cuarto, iluminando todos los rincones y al ser en medio de la misma.

    Un enorme dragón de casi dos metros de alto, piel escamosa blanca como la nieve, cabello plateado que brilla gracias a la repentina luz, profundos ojos azules en los que se refleja algo de aburrimiento, tres grandes cuernos sobresalen de su frente, usa una bella túnica azul claro con una cinta plateada que usa como cinturón.
    —Correcto humano, ¿tienes asuntos que tratar conmigo? —pregunta con porte orgulloso el rey.
    —Sí, quiero saber la verdad sobre la guerra contra los dragones —pide Magnus al soberano frente a él.
    —No tengo idea de que hablas —responde el rey intentando distraer la atención del humano.
    —Para comenzar, quiero saber ¿por qué no has intentado escapar de esta prisión? —le pregunta interesado en la respuesta.
    —Por el poderoso hechizo que me mantiene aquí —responde serio.
    —Me sorprende que nadie en los últimos mil quinientos años haya descubierto que ningún hechizo funciona en ti —le comenta el humano, el rey dragón se sorprende de que el humano sepa eso.
    — ¿Cómo lo sabes? —pregunta consternado el dragón.
    —Uno de mis mejores amigos es un dragón —responde Magnus —y él puede entrar en habitaciones selladas con hechizos, y supongo que el rey de los dragones debe tener una mayor resistencia a los hechizos.
    El rey sale del círculo mágico que supuestamente lo ha tenido prisionero los últimos mil quinientos años, un hechizo que destruye incluso diamante sin problemas, una magia tan fuerte que ha mantenido la prisión en pie.
    —Te diré lo que Leo no sabe…

    Una hora más tarde, después de que el rey le contara al humano lo que vino a averiguar.
    —Ese niño dragón del que me cuentas, ¿seguro que su nombre es Ignis? —pregunta extrañado el rey.
    —Si, ¿por qué? —cuestiona Magnus interesado.
    —Si su piel es verde debería ser un Ventus, si su piel fuera rojiza si sería un Ignis, además el apellido Draco no existe, aunque existiera su nombre debería ser Caelum Ventus Draco —aclara el rey dragón.
    — ¿Qué quieres decir? —interroga confundido el humano.
    —Creo que inventó su propio nombre, probablemente nunca haya sabido como se llama realmente; el primer apellido sin importar la familia debe ser su elemento, el segundo debería ser el segundo apellido del progenitor que no comparte elemento con él —explica el dragón preocupado por el joven dragón que nunca ha visto.
    —Él es Caelum Draco Ignis, punto —le asegura el humano.
    El rey sonríe —comprendo.
    —Gracias por la charla, rey Nobilis —Magnus hace una reverencia y sale de la habitación.

    Al salir el humano, aparece el chico de lentes oscuros frente a Nobilis.
    —Ya puedes irte Nobilis —le permite al rey en tono serio.
    — ¿Y que hay de Garja? —pregunta preocupado el dragón, ya que su encierro es lo único que mantiene los tratados entre especies intacto.
    —El hecho que sigas vivo y que estés libre es suficiente motivación para las razas de seguir con sus alianzas, el Consejo de Seres no morirá —le promete el chico.
    —Lo haré, quiero ver a mi hijo —cierra los ojos e intenta imaginar como luce actualmente su pequeño — ¿me perdonas?
    —No hay nada que perdonar; mi pequeña flor eligió malas elecciones y eso la llevó a su prematura muerte —hace una pausa forzada —además ha regresado —sonríe al decir esto.

    El rey dragón se transforma en su forma de dragón divino, atraviesa cientos de capas de acero, concreto y hechizos para escapar de la prisión.
    El chico desaparece en un parpadeo, segundos después todo lo que estaba en la habitación desaparece, el agujero se cierra como si nunca hubiera estado ahí.
     
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    Sheccid

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    justo a tiempo amor, te adoro y ya deja te comento.
    Eh...se me figura que ya había leido este capi antes... Lo de nobilis y el destructor solamente.
    Excelente insinuacion de lo que ya me habías dicho ntes XD , excelente ortografia cielo, esperare a conti, besos
     
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    Dark RS

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    Capítulo 56. El Sueño Imposible De Elfina.

    Cuando Magnus y Ram salen de la prisión, ven que el resto ya ha salido y controlado a los prisioneros que lograron escapar de sus celdas o fueron dejados salir a propósito.
    Repentinamente cientos de círculos individuales de transporte aparecen alrededor de la prisión, cientos de cazadores aparecen en estos.

    Al verse rodeados los lobos intentan atacar, pero Magnus los detiene, sabe que hay demasiados enemigos como para intentar un ataque directo, prefiere analizar la situación y si puede sacar a su equipo sin usar violencia.
    —Soy el capitán de los cazadores —se oye decir a un joven elfo entre la multitud de cazadores — ¿me pueden decir que ha ocurrido aquí? —pide el elfo en tono autoritario.

    El joven capitán se acerca en un pegaso negro que camina lentamente, observa a los responsables del alboroto en Gefangnis, al ver a Elfina su mirada de enojo cambia a una de culpabilidad.
    —No esperaba verte en un sitio como este —comenta el capitán a la elfa.
    —Supe sobre tu promoción Erwin —dice Elfina enfadada.
    —Siento lo que sucedió —baja del pegaso, se coloca frente a ella —en verdad no sabía que era una trampa.
    —No te culpo por lo que me pasó —la elfa cierra el puño intentando no llorar —lo que no logro entender es por qué te fuiste, siempre pensé que eras mi mejor amigo —la chica de cabello rubio baja la mirada —incluso Oran llegó a visitarme para ver como estaba, y eso que no nos soportamos.
    —Makoto, yo… —el capitán Erwin intenta tomarle la mano, ella no se lo permite.
    — ¡Nunca te atrevas a pronunciar mi nombre nuevamente!, desde ahora soy Elfina, solo hay una persona que puede usar mi nombre —el elfo voltea a mirar a Magnus, que en todo el tiempo que ha escuchado la conversación no ha bajado la guardia —, ahora si no nos vas a arrestar nos vamos —la chica pasa junto al elfo sin mirarlo a la cara.

    Los cazadores intentan detenerla, Erwin los detiene y ve como su amiga de la infancia se pierde en la distancia.
    —Nunca quise lastimarla —se disculpa el elfo.
    Magnus pasa entre los cazadores tras Elfina.
    —Amas a Elfina, ¿cierto? —pregunta Alice al ver todo lo ocurrido.
    El elfo sonríe tristemente —creo que sí —respira profundamente —le hice mucho daño.
    —No te rindas —lo anima la humana sonriendo.
    — ¡Cazadores, aseguren el penal, cuenten a los prisioneros, encierren a cualquier preso que esté libre, y traigan a los comandantes de la prisión frente a mi! —ordena el capitán gritándole a sus cazadores.
    La mayoría de los cazadores entran y se encargan de realizar las órdenes de su superior, el resto se forma alrededor de la prisión haciendo un perímetro.
    —No puedo competir con lo que ella siente por el humano —dice el joven elfo a Alice —retírense antes de que cambie de opinión, Caballeros de Magnus —Erwin entra a la prisión.

    Alice y el resto se quedan en silencio unos segundos, hasta que finalmente Ram interrumpe el silencio.
    — ¿Nos vamos? —cuestiona cansada, quiere ir a dormir un poco.
    —Creo que será lo mejor —agrega Merlín, que no se siente muy cómodo rodeado de tantos cazadores elfos.
    — ¿No vamos a esperar a Magnus y a Elfina? —interroga preocupada Alice.
    —La joven Elfina sabe como regresar a casa —le contesta el anciano —debemos regresar, los jóvenes lobos están dormidos desde hace horas —a pesar del escandalo y la agitación de los cazadores, los cachorros no se han despertado.
    —Supongo —se dice la humana viendo a los lobos dormir —además Mana debe estar cansada —ve a la niña que tiene parece estarse durmiendo.
    —Asegúrense de no dejar nada, no creo que regresemos —recomienda el anciano.

    Unos minutos antes Merlín vio como el rey Nobilis escapaba de la prisión, le alegró que finalmente el dragón saliera de su encierro autoimpuesto, aunque sabe que si no salen antes de que los cazadores descubran esto, estarán en serios problemas.
    El alquimista recita un cántico y abre un portal que llega hasta Los Flavos.
    — ¿Sabías como llegar hasta aquí? —cuestiona Ram a Merlín con el ceño fruncido, está enojada ya que uno de los inconvenientes que tuvieron para llegar hasta Gefangnis era abrir el portal hacia la prisión.
    —No exactamente, con los años he aprendido a usar un hechizo o encantamiento con solo verlo una vez —responde el alquimista tranquilizándola.
    —Era de esperar de uno de los tres sabios —se dice la vampira.

    Alpha toma a Delta con su hocico y entra al portal, Beta toma a Épsilon y sigue a su madre, finalmente Susurro levanta a Gamma y también entra al portal, Ram lleva a Mana que se está quedando dormida, Alice mira hacia donde fueron Magnus y la elfa.
    —Por favor que regresen a salvo —le pide al cielo de la noche.
    También entra al portal, Caelum la sigue, Merlín desaparece a sus marionetas y pasa de último, el portal desaparece sin dejar rastro.

    Ya en la mansión Alpha y Susurro ponen con cuidado a los cachorros en la cama de la habitación que comparten los pequeños lobos, llega Beta y tira a Épsilon sobre sus hermanos y se va a su habitación a dormir. Alice arropa a su prima y se acuesta, en toda la noche no logra dormir pensando en si Magnus estará a salvo.

    En el desierto deGefangnis, Elfina corre sin rumbo fijo, cuando finalmente se cansa, se tira al suelo y se queda mirando las estrellas.
    — ¿En verdad soy tan insoportable que ni a mis amigos de la infancia les importa lo que me suceda? —se pregunta en voz alta llorando.
    —No lo eres —le corrige Magnus que finalmente logra alcanzarla.
    —Soy patética —susurra sin dejar de mirar el firmamento.
    Magnus se acuesta junto a ella —no se por qué motivo Erwin no te visitó, lo que si sé es que tienes buenos amigos que te esperan en la mansión, y si por alguna razón a ellos no les agradas, a mi si, siempre lo harás —se voltea para quedar de frente a ella.
    —Solo lo dices para que me sienta mejor —se voltea y quedan frente a frente.
    —No, en verdad te amo, lo sabes, pero… —le confiesa en voz baja.
    —Lo sé —coloca su blanca mano sobre el rostro del chico, acariciando su rostro delicadamente —sientes lo mismo por la enana.
    —Lo siento, soy un maldito bastardo —se disculpa dice el humano.
    —No lo eres —lo besa en los labios —, es la voluntad de los dioses.
    —No creo que los dioses quieran que juegue con ustedes dos. —Le responde seguro que hay algo malo en él mismo.
    —Quién sabe, tal vez podamos criar los tres a tus hijos con la enana —le comenta sonrojada la elfa.
    — ¿Qué dices? —pregunta sonrojado.
    —Yo nunca podré darte un hijo, pero la enana si, esa oportunidad no quiero que la desperdicies, y si la enana quiere puedo ayudar a criar a sus bebés y será como si yo hubiera tenido… —comienza a sollozar.

    Magnus la abraza contra su cuerpo —llora, grita si quieres, que el desierto y yo seamos los únicos testigos que escuchen tu llanto.
    La chica llora durante casi media hora, al humano le sorprende que Elfina se vea tan afectada por el hecho de perder su capacidad de tener hijos, comprende que es algo doloroso, pero la chica elfa siempre se ha comportado tan fuerte y seria que pensó que lo superaría; desde ese fatídico día en que el Consejero Elfo les tendió una trampa Magnus a escuchado sollozos que provienen del interior de la habitación de Elfina. Lo que él nunca se imaginó es que está a punto de escuchar el motivo del sufrimiento de la chica.
    —Sabes —dice Elfina limpiándose las lágrimas —, yo… —cambia lo que iba a decir —. Cuando te conocí hace año y medio, nunca pensé que me enamoraría de ti.
    —Me salvaste —agrega él —. Yo estaba herido de muerte.

    Ella acuesta su cabeza sobre el pecho de Magnus —esa vez estaba cumpliendo órdenes —le confiesa haciendo círculos con su dedo en el pecho del humano..
    Magnus calla, quiere escuchar lo que la elfa tiene que decir.
    —Después de que a duras penas Erwin, Oran y yo asesinamos a Nicolás El Fuerte, mi padre encontró sus escritos y descubrió que el sabio había descubierto la manera de abrir portales a otros mundos; el teniente Nobel logró perfeccionar un portal a un mundo lleno de seres de corazón negro y malas intenciones —deja de hablar por un momento, no sabe si el humano se ofendió por ese comentario.
    —Está bien, continúa —pide él, comienza a acariciar su dorado cabello.
    Ella sonríe —, bueno, los cazadores elfos abrieron varios portales por todo el continente para traer a los peores habitantes de ese nuevo mundo, los humanos no tardaron en corromper este continente, antes de su llegada los robos y los asesinatos eran menos comunes, de hecho antes de su llegada nunca se había registrado una violación —. Hace silencio por un instante para ordenar sus ideas —, finalmente lograron crear el portal que traería al humano más problemático, fuerte, inteligente, que en su naturaleza estuviera juntar a la peor escoria de Garja y construir su propio grupo; un humano que le diera problemas a los cazadores y al mismísimo Consejo de Seres.
    — ¿Fue eso un cumplido? —pregunta Magnus bromeando.
    Elfina levanta la cabeza, lo mira y le sonríe —perdona, pero esa es la verdadera naturaleza del portal que usas; como decía, se me asignó vigilar que el vil humano estuviera a salvo, cuando llegaste estabas herido y me vi obligada a curarte, en ese entonces creía que un humano había asesinado a mi madre y quería matarte para vengarla, pero algo que dijiste cuando te encontré herido me hizo dejarte vivir —Elfina se sonroja y sonríe —, está bien si no recuerdas, sé que estabas delirando por el dolor.
    —Lo recuerdo perfectamente, lo que dije aún lo pienso —le contesta acariciando su cabello dorado —, “debo haber muerto, porque estoy en presencia del más bello ángel”
    — ¡Lo recuerdas! —exclama emocionada, se siente feliz —luego de eso, bueno tú sabes, sucedieron muchas cosas y fui enamorándome de ti, pero ese día en el lago fue lo que me hizo saber que quería pasar el resto de mi vida contigo.

    La chica lo abraza fuertemente y hunde su cabeza en su pecho.
    —No le digas a nadie lo que te voy a contar, es algo embarazoso y no quiero que los demás piensen que soy débil —le pide la chica avergonzada.
    —No lo haré —promete el humano.
    —Bueno, desde esa primera noche he estado soñando despierta con nuestro futuro, me imaginaba que teníamos dos hijos, un lindo niño elfo de cabello negro idéntico a ti llamado Magnus, y una pequeña niña rubia parecida a mi llamada Galiana, viviríamos en una hermosa mansión en medio de un bosque y tendríamos un enorme felino dientes de sable que cuidaría a nuestros niños mientras tenemos asombrosas aventuras. Sí, hubiera sido hermoso —susurra Elfina antes de caer dormida.

    Magnus se quita su largo abrigo color negro y se lo pone a la chica de cabello dorado para que no pase frío.
    —Eso hubiera sido perfecto —le susurra a la elfa, la besa en la mejilla.
    El humano se queda despierto protegiendo a Elfina.
     

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