Los Caballeros de Magnus

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por Dark RS, 20 Marzo 2012.

  1.  
    Dark RS

    Dark RS Caballero De Sheccid Comentarista empedernido

    Capricornio
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    Título:
    Los Caballeros de Magnus
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    73
     
    Palabras:
    2288
    Saludos; Esta es mi primera historia, espero que sea de su agrado. Tiene un poco de todo, cualquier critica o comentario es bienvenido. Sin mas que decir, comenzamos.


    [​IMG]
    Prólogo. Un Encuentro Destinado.

    Fue un día particularmente malo para Alice.
    Esa mañana peinó su largo cabello negro como le gustaba hacerlo, con dos largos flequillos hacia cada lado, esto acentuaba el pálido color de su rostro, se alisó su uniforme que le quedaba muy grande, es bastante baja para sus 16 años, sus grandes ojos negros reflejaban tristeza.
    En el instituto al que asiste, siempre la molestan, pero ese fue uno de esos días en que realmente la tomaron contra ella, la encerraron en el cuarto de limpieza por casi dos horas, llenaron su bolso de basura, unas chicas de su mismo salón le vaciaron una cubeta de agua encima, los flequillos que tanto trabajo le había costado peinar se convirtieron en una línea de cabello; ella estaba acostumbrada a este tipo de abusos, lo que en realidad le duele es el no saber el porque del comportamiento de los demás hacia ella.
    Al final del día salió unos minutos después de terminadas las clases, esperó a que los demás se fueran para evitar que la siguieran acosando; su cabello aún húmedo le recorría su pálido rostro.
    Una vez afuera, se detuvo a ver el vacío, se sentía sola en el mundo, pensaba que si muriera todo acabaría, parecía como si fuera a llorar en cualquier momento.

    —Es una tarde agradable. —Dijo un chico que estaba de pie junto a ella mirando hacia el portón del instituto.

    Le sorprendió que alguien le hablara, tardó unos segundos en reaccionar, había reconocido al chico al momento en que lo vio, era uno de los jugadores del equipo de basquetbol, el chico más popular de todo el instituto, buen deportista, inteligente, sus ojos reflejan confianza, él era todo lo que Alice siempre quiso ser; normalmente los jugadores la molestaban más que el resto, pero él era la excepción. No supo como reaccionar, se quedó paralizada en el mismo lugar.

    —Eso creo. —Responde nerviosa, después de unos segundos.

    Cuando volvió la mirada él ya se había ido, se sentía tonta por pensar que alguien como él hubiera siquiera pensado en hablarle.

    —Que tonta, claro que no era conmigo… —Se dijo con un tono melancólico.

    A la semana siguiente le fue mejor, comenzaron los exámenes para todas las clases y todos estaban muy preocupados en sus asuntos para molestarla, pensó que sería estupendo si siempre fuera así. Pasó el resto de la semana de buen humor, sabia que le había ido bien en las pruebas, ya que había estudiado mucho.
    Al final de esa semana se dio cuenta que pronto todo volvería a ser como antes, se detuvo en la entrada a observar un avión que pasaba volando algo bajo, casi sonrió por primera vez en mucho tiempo, se preguntaba que se sentiría volar. Notó que junto a ella estaba otra vez el chico que le había hablado la semana anterior, trató de recordar su nombre, pero no lo logró.

    —Fue una buena semana—Dijo él mirando al horizonte, parecía estar pensando en algo importante.
    —Tienes razón. —Contestó sin pensarlo.

    Su corazón latía rápidamente, le había contestado sin pensarlo y no sabía si ese comentario era para ella. Él la miró por un momento antes de seguir caminando, su rostro aún lucía pensativo. Luego de caminar un corto trecho, se giró hacia la chica.

    —Me gusta tu peinado. —Le dijo dándole una leva sonrisa.

    Ella se sonrojo, él esbozó una sonrisa y siguió su camino. Alice no supo cuanto tiempo estuvo en el mismo lugar embobada por el cumplido que acaba de recibir, hasta que se dio cuenta de la hora y corrió a casa.
    Al principio de la siguiente semana, durante la mañana, la molestaron y le hicieron bromas, nada a lo que no estuviera acostumbrada; a la hora del almuerzo algunos jugadores del equipo de basquetbol la comenzaron a acosar, estaba asustada, se sentía impotente, quería huir pero sus piernas no respondían.

    — ¿Que dices si nos acompañas, se que te va a gustar? —Le dijo uno de los acosadores con un tono pervertido y desagradable.
    —No quiero, por favor déjenme tranquila. —Les rogó con lágrimas en los ojos.

    Alice miraba a su alrededor esperando que alguien la ayudara, pero la mayoría solo pasaba de largo como si nada sucediera o simplemente no les importaba y los que se detenían, solo se quedaban a observar, como si se tratara de un espectáculo. De la nada.

    —Déjenla tranquila. —Dijo alguien detrás de los abusivos, con un tono amenazante.
    — ¿Quien te crees que eres para hablarme así, tienes idea de con quien te estas metiendo? — Le contesta el acosador enfadado con quien fuere que le habló.

    El acosador se volteó rápidamente para saber quien se había atrevido a interrumpirlo, su enojo era evidente, estaba listo para golpear a quien sea que lo amenazó. Al momento su enojo se convirtió en temor, frente a él estaba una figura que ya conocía muy bien, la última persona a la que querría hacer enojar; el capitán de su equipo; un chico bastante alto y con una presencia autoritaria; tenia una mirada que le helaría la sangre a cualquiera y la tenía dirigida al aterrado acosador, el rostro de este se puso pálido y dio un paso atrás. Los otros dos acosadores se pusieron nerviosos. Alice no podía ver quien era, pero al ver el rostro de los jugadores, se puso aún más nerviosa.

    —Se exactamente con quien me estoy metiendo. —Dio un paso adelante y el acosador uno hacia atrás. —Un cobarde que molesta a los débiles, una escoria que se refugia en un grupo y molesta niñas para sentirse hombre. —Dijo con furia.
    —No sabía... que… eras tú...—Tartamudeo el acosador, tratando de calmar a su capitán.
    —Si solo nos divertíamos un poco, no te enojes así. —Dijo otro de los jugadores, preparándose para huir.
    —No lo volveremos a hacer. —Dijo el tercero antes de salir corriendo.

    Alice vio con sorpresa como esos bravucones escapaban del lugar como si hubieran visto un fantasma, se giro para poder ver quien era el causante de tanto temor, al principio tuvo miedo, pero luego su rostro reflejó sorpresa, no podía creer quien había venido en su rescate. Frente a ella estaba el mismo chico que le había dirigido la palabra la semana anterior, la expresión de enojo que adornaba la cara del chico la dejó petrificada por un momento.
    Todos los curiosos ya se habían ido del lugar. El pasillo estaba desierto excepto por ellos dos, él la miró, y cambio la expresión de su rostro.

    —Oh, así que eras tu. —Le dijo sorprendido de encontrar a la chica que se había encontrado en el portón la semana anterior. —Espero que no te hayan hecho nada esos cobardes, me encargaré de ellos mas tarde. —Le dijo sonriéndole.
    Ella intenta hablar pero no logra pronunciar ninguna palabra.
    — ¿Estas bien?—Le pregunta preocupado al verla tan nerviosa.
    —Si, es solo que…—Ella baja la cabeza y su cabello esconde sus grandes ojos. —Gracias.
    — Ni lo menciones. —Dijo despidiéndose y empieza a caminar.
    —Espera... es decir… bueno…—Dijo ella nerviosa y ruborizada, no se atrevió a mirarlo a los ojos.
    —Tienes hambre. —Dijo él con una leve sonrisa. —Yo invito.

    Alice asintió. Se dirigieron al comedor, donde notó que todos los miraban, y susurraban, pero ya que a él no parecía importarle esto, decidió no prestarles atención. Compraron un par de emparedados, se sentaron en una mesa vacía, ella seguía nerviosa y se sonrojaba cada vez que intentaba mirarlo.

    —No es que no lo agradezca, pero ¿porque me ayudaste? —Preguntó sin pensarlo, y ahora se arrepentía de que esa fuera su primer pregunta a él.
    — ¿Quieres saber porque te ayude? —Le contesta confundido, como si la respuesta fuera obvia.
    —Está bien si no me lo quieres decir. —Dijo ella esperando que olvidara que había hecho esa pregunta.
    —Es simple, porque necesitabas ayuda. —Le dijo seriamente.

    Alice no dijo nada pero lucia decepcionada, no era la respuesta que esperaba; ella en verdad disfrutaba tener con quien hablar por primera vez desde que comenzó en el instituto, sintió como si el enorme vacío que siempre sentía dentro de ella se llenara.

    —Creo que querías una respuesta más directa. —La miró y notó la tristeza en los ojos de la chica; ella lo miró en silencio, esperando que continuara. —Es solo que no puedo soportar a los que se aprovechan de los débiles. —Dijo frunciendo el ceño mientras pensaba en los jugadores.

    Alice baja la mirada, sitió ese comentario algo ofensivo hacia ella, pero comprendía que él pensara así.

    —No lo dije por que pensé que fueras débil; es solo que no podía dejar pasar un abuso. —Ella levanta la mirada. — Tu eres una de las personas mas fuertes que conozco, te molestan cada día, se burlan de ti y sigues adelante, no te das por vencida.—Le dijo mirándola a los ojos.
    —Gracias... Creo—Respondió insegura.

    Hablaron un corto tiempo de otros temas antes de que se terminara la hora del almuerzo, Alice esbozaba una sonrisa sincera durante todo este tiempo.

    —Crees que podamos hablar de nuevo… alguna vez… si tú quieres…—Dijo ella mirando sus propios zapatos que lucían bastante maltratados.
    —Claro. —Le contesta y se levanta para salir de la cafetería.

    Alice lo vio perderse en la multitud y sonrió, se sentía feliz y ni ella misma sabía el porque.
    Los días siguientes fueron notoriamente mejores, la molestaron menos que de costumbre; y a la hora del almuerzo siempre esperaba en la cafetería a que apareciera el chico que la ayudó, algunas veces no llegaba, pero cuando lo hacia se sentía muy feliz.

    Pasaron dos semanas desde el incidente con los bravucones. Ese día en la cafetería.

    —Por que sigues hablando conmigo, no es que me moleste que lo hagas, es que no se porque alguien como tú se junta con alguien como yo. —Dijo algo triste, esperando que la respuesta no fuera que le tenía lastima.
    — A que te refieres con “alguien como tú” y “alguien como yo”—Contestó sorprendido de la baja autoestima de la chica.

    Alice se arrepintió de habérselo preguntado, pero no había vuelta atrás, así que le contestó sinceramente.

    — Tú sabes; eres la estrella del equipo, eres bueno en deportes y estás entre los mejores promedios de todo el instituto, eres el más popular del instituto, y yo solo… soy yo. —Mira hacia un lado sintiendo lastima de si misma.
    —Tienes que dejar de menospreciarte tanto, esa actitud es la que da pie a que los abusivos se metan contigo. —La miró, pero ella seguía con sus ojos enfocados en el suelo.
    —No sobresalgo en nada; no tengo condición de atleta, soy muy baja, y nada bonita. — Contesta melancólica.
    —Eres inteligente, tal vez no seas atlética y algo pequeña, pero eres la chica más linda de todo el instituto. —Le dijo honestamente.
    Ella se sonroja y se ve tentada a mirarlo.
    —Lo he decidido, te parecerá repentino, pero quiero mostrarte algo. —Le dijo esto con cierto misterio en su voz.

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    Personajes:
    Nombre: Alice Hatter
    Edad:16 años
    Cabello y Ojos: Cabello negro y largo; Ojos Negros tristes.
    Vestimenta y Rasgos Físicos: Falda negra, chaqueta negra con camisa blanca y un lazo rojo al cuello. (Uniforme)
    Raza: Humana
    Descripción: Muy baja para su edad, de condición humilde, la molestan y agreden debido a su condición económica, sufre de complejo de inferioridad debido a los abusos de sus compañeros.
     
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    Asylum Rose

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    Valla estubo bastante bonito tu fic ^^
    espero no te moleste pero te dare unos consejos y algunas correcciones....

    Bueno pues... falta mas información sobre los personajes... la apariencia fisica (Ojos, cabello, estatura, etc) nombre completo y la edad de los personajes que aparecen...
    En los diálogos seria bueno que uses los guiones largos que son estos "—" los haces oprimiendo Alt + 0151 (Todos te aran esta corrección...) y en vez de escribir el nombre tantas veces uses "Ella" y "El "

    Ej:

    —Creo que querías una respuesta más directa —la miró y sonrió un poco, ella solo lo miro —Es solo que no puedo soportar a los que se aprovechan de los débiles —Dijo frunciendo el ceño.
    Alice bajo la mirada.
    —No lo dije por que pensé que fueras débil; es solo que no podía dejar pasar un abuso — Dijo el, Alice levanto la mirada—Tu eres una de las personas mas fuertes que conozco, te molestan cada día, se burlan de ti, y sigues adelante, no te das por vencida— Dijo mirandola.
    — Gracias, creo— Le respondió ella.

    Algo así... Creo que es lo unico que puedo decirte...espero lo tomes encuenta como una ayuda y no como una molestia ^^
    Besos y Saludos Dark-kun ;3

    Atte: Rose-chan.
     
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    Dark RS

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    De echo agradezco tus consejos Lady Rose.
    Es una historia de varios capitulos que he estado escribiendo, pero no soy muy bueno para esto. Espero haber hecho bien los cambios para que sea mas fácil de leer, espero que haya alguien que le guste. Sigo el relato.



    Capitulo 1. Alice en el país de las maravillas.


    Mas tarde en su casa, Alice repasaba en su cabeza la conversación que tuvo esa mañana, no sabia muy bien como había pasado todo tan rápido o que pensar de lo que sucedió.

    Horas antes a la hora del almuerzo:

    En la cafetería.
    —Lo he decidido, te parecerá repentino, pero quiero mostrarte algo.
    — ¿De que hablas? —Contestó sorprendida y a la vez agitada.
    — ¿Que tienes que hacer después de clases?
    —Me… me… estas invitando a… sa… salir… —Responde totalmente roja.
    —No exactamente.
    —Entonces…—Algo decepcionada.
    —Ya veras.
    Termina el recuerdo.

    Alice no sabía que usar; si era o no una cita, no quería causar una impresión errónea.
    Cuando finalmente decidió que ponerse, salió de su habitación, al pasar por la estancia donde estaba su madre, esta la vio muy arreglada y le pareció extraño que su hija saliera.

    — ¿Y a donde vas tan arreglada? —Le pregunta curiosa. — ¿No será que tienes una cita? —Pregunta molestándola.
    —No es nada de eso… solo voy a salir con un amigo… —Contesta ruborizada.
    —Ya veo. Que te diviertas querida y regresa temprano. —Dice riendo.
    —Si. —Sonriente.


    Se dirige hacia el lugar pactado, su corazón late muy fuerte, se pregunta que es lo que quería mostrarle, o si realmente se iba a presentar o si solo le estaba gastando una cruel broma. Vio al chico esperándola donde dijo que estaría, se puso muy feliz y aceleró el paso.

    —Lamento el retraso, llevas mucho esperando.
    —No también acabo de llegar. —Contestó él amablemente, en realidad si llevaba un rato esperándola. —Quiero decir primero que lo que quiero mostrarte es algo… —Hace una pausa pensando en la palabra correcta. —Irreal la primera vez que lo presencias.

    —Creo que la situación en si ya es bastante irreal. —Risa nerviosa.
    — ¿Que pensarías si te dijera que hay otro mundo allá afuera? —Señalando hacia el cielo. —Un lugar digamos; mágico. —Dijo tan seriamente que ella se preguntaba si lo decía en serio.
    —Supuse que todo esto era una cruel broma. —Dijo decepcionada, aceptando el hecho que solo quería burlarse de ella.
    —Así que no me crees.

    —Creo que te seguiré el juego; si lo hubiera porque nadie más lo ha descubierto. —Dijo siguiéndole la corriente.
    —No lo había pensado, no tengo una respuesta real para eso. —Se queda pensativo por unos segundos.
    —Lo supuse. —Dijo nerviosa.
    —Vamos te lo mostraré.


    Él tomó a Alice de la mano, lo que la toma por sorpresa y comienzan a caminar hacia una pared de ladrillos a unos metros de ellos. Después de unos pocos pasos ella se detiene y suelta la mano del chico.

    — ¿Que quieres probar con esto? —Pensando que la broma ya había ido demasiado lejos.
    — ¿No confías en mí? —Le pregunta él. —Míralo como un salto de fe. —Le ofreció la mano esperando que ella la tome.

    Ella luce confundida, después de pensarlo unos momentos, decidió seguir el juego hasta el final.

    —Está bien. —Toma su mano. —Confiaré en ti.

    Reanudan el rumbo al muro, al momento de chocar contra este ella cierra los ojos; los tuvo cerrados por un corto lapso hasta que se detuvieron, la confundió el hecho que la pared estaba muy cerca y habían caminado mucho más de lo que deberían, abrió los ojos y lo que vio la dejó estupefacta.
    El cielo era negro sin ninguna estrella, no había rastros de la luna o el sol; a pesar de ese hecho parecía ser de día. Las calles eran diferentes a todas la que había visto, no se parecía a ningún lugar que conociera; estaban hechas de ladrillos amarillos, cada casa es más extraña que la anterior y todas hechas de diferentes materiales. Alice pensaba que estaba soñando, cuando de repente una chica se abalanza sobre su acompañante.

    —Me empezaba a preocupar por ti Magnus, te están esperando. —Dijo la extraña chica, tomando el brazo del chico.
    — ¿Y esta quien es?—Dijo la chica mirando con desconfianza a Alice.
    —Elfina ella es Alice, Alice ella es Elfina. —Dijo presentándolas.

    Alice seguía en shock, estaban sucediendo muchas cosas y no comprendía que estaba pasando. Se quedó mirando a la extraña chica; parecía de su misma edad, con ojos que irradiaban indiferencia y lo que más le llamó la atención; las orejas de la chica, eran puntiagudas.


    —Tengo algo en la cara o solo eres tonta. —Le dijo al notar que la seguía mirando.
    —Perdona, mi nombre es Alice Hatter. —Dijo presentándose cortésmente.
    —No pienso darle mi nombre a alguien tan extraña, pero como ya dijo Magnus llámame Elfina. — Le dijo despectivamente.

    Elfina no le presta más atención, y sigue hablando con Magnus.

    —Sabes que llegas demasiado tarde y te encuentro paseando con esta humana. —Dijo reclamándole.
    —Yo también soy humano por si lo olvidas, y no creo que me descalifiquen por llegar tarde. — Le contesta tranquilizándola.
    —Disculpa, pero porque lo llamas Magnus. —Pregunta confundida Alice, ya que ese no era el nombre del chico.
    — ¿De donde sacaste a esta niña? —Le pregunta Elfina a Magnus.
    —Es una querida amiga y no es una niña tiene casi mi edad. —Contestó el.

    Al escucharlo, Alice se sintió en parte feliz, volvió la mirada hacia la derecha, vio pasar un carruaje blanco, con ventanas de color naranja, que era tirado por un enorme caballo negro con un cuerno en la cabeza. Al verlo se le iluminaron los ojos.

    — ¡Es un unicornio! —Grita emocionada, a ella siempre le han gustado los unicornios.
    — Aquí no lo llaman así, pero si, es un unicornio. —Contesta él.
    —Enana ignorante. —Dijo celosa la extraña chica.
    —A quien llamas “enana ignorante”. —Contesta enojada.
    —No veo a otra enana por aquí. —Dice sonriendo de forma desafiante.
    —No deberías llamarla así. —Le reprocha él.
    —Está bien me disculparé con los enanos.
    —Y que hay conmigo.
    —Deja de perder tiempo, que ya es muy tarde. —Le dice Elfina.
    —Cierto. —Dice sonriendo emocionado.

    Elfina toma a Magnus del brazo y se lo lleva hacia la misma dirección en que iba el carruaje, Alice los sigue enojada. Mientras van caminando, Elfina se da cuenta, que la humana está furiosa.

    — ¿Celosa? —Dijo burlándose.
    — ¡No! —Contesta enojada.
    —Disculpa, debes tener muchas preguntas— Le dijo él a Alice—Déjame explicarte algunas cosas. Para comenzar este pueblo se llama Montem Flavos y es una ciudad subterránea, estamos en un mundo diferente al nuestro, la luz que vez es producto de la manipulación de magia, por eso hay luz a pesar de estar bajo tierra. —Dijo señalando unos cristales que se encuentran levitando a unos metros del suelo, como si fueran postes de luz.
    —Cuando dices magia, es como la magia de los magos de la televisión. —Pregunta confundida.
    —La magia no es como la de los magos en tv, es mucho más complicado, pero no tenemos tanto tiempo para explicártelo como se debe. —Contesta el.
    —Aun no me contestas porque te llama Magnus.
    —Es mi nombre en este mundo, ¿no te gusta?—Contestó él con una sonrisa.
    —Y que tiene de malo tu verdadero nombre. —Pregunta mientras camina más rápido para no quedarse atrás.
    —Magnus suena mucho mejor. ¿No crees? —Interrumpe Elfina.
    —Estoy de acuerdo con eso. —Añade él mirando hacia el frente.
    —Puedes tener otro nombre si quieres, ¿Qué te parece enana? —Le dice Elfina molestándola.
    — ¿Qué dijiste? —Contesta enojada.
    —Pensé que tardarían más en llevarse bien. —Les dijo a ambas, lucía bastante feliz por este hecho. —Llegamos.


    Los tres se detuvieron frente a un enorme edificio, sobre la entrada había unos extraños símbolos que Alice no pudo reconocer; al entrar los diferentes seres que caminaban por los pasillos le hicieron pensar que estaba en un cuento de hadas.
     
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    Kyaaa ahora vas mejorando ^^
    Debes presentar tu historia a mas escritores... ellos te darían mas ayuda que yo y mejorarías muchísimo... Tienes un don para la escritura te lo aseguro ;3
    Realmente me gusta muchísimo tu historia nya! =3

    Besos y Saludos Dark-kun =^w^=
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    Dark RS

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    Capítulo 2. El Coliseo de los lobos.

    Alrededor de Alice habían criaturas que solo había visto en dibujos y libros. Una enorme ave dorada patrullaba los pasillos, un duende que los saludó al pasar, una lamia que no les tomo la más mínima importancia, pequeñas hadas, seres alados, un minotauro; eran solo algunos de los pocos seres que Alice pudiera reconocer.
    Avanzaron hacia el lado derecho del edificio, entraron a través de un gran arco. Dentro había graderías talladas de una sola pieza, la mayoría de los lugares estaban ocupados. En el medio hay una enorme plataforma de roca blanca del tamaño de dos canchas de tenis. El lugar era como un gran coliseo.

    —Creo que debo tomar mi lugar. —Les dijo a ambas.

    Magnus comenzó a caminar hacia la plataforma, en cierto grado se arrepentía de haber traído a Alice justo este día que tenía que dejarla sola durante un rato; al bajar Alice parecía querer detenerlo, pero estaba tan abrumada y confundida que no pudo hacerlo.

    —Espera. —Dijo finalmente, esperando que le expliquen lo que está sucediendo.
    —Pregúntale a Elfina. —Dijo deteniéndose por un momento y luego siguiendo su camino.
    — ¿Que sucede? —Le pregunta a Elfina.
    —Para que logres entenderme, esto es algo así como un coliseo. —Dijo mirando a Magnus dirigirse a la plataforma.
    — ¿Porque lo dejas ir? —Le pregunta.
    —En este mundo todo gira alrededor a las batallas en los coliseos; la minería, el comercio, etc.; todo siempre tiene alguna relación con lugares como este; las apuestas son la forma más fácil de ganar dinero, y los luchadores entre más batallas ganan mas populares se vuelven y más fortuna acumulan. —Le dijo mirándola, sabiendo que no lo entendería.
    —Eso no explica porque él tiene que pelear. —Dijo preocupada.
    —Supongo que es cuestión de honor. —Recuerda algo. —Desde que él llegó las peleas en esta ciudad han cambiado bastante. —Sonríe.
    — ¿Que quieres decir?
    —Está permitido matar a tu oponente si lo deseas. —Dijo recordando. —Pero creo que su sentido de moral no lo deja matar. —Dice mirándolo en la plataforma.
    — ¡El seria incapaz de hacer tal cosa! —Dijo Alice indignada.
    —Veo que lo conoces bien. —Responde algo celosa. —Magnus en lugar de eliminar a su oponente, él solo... —Hace una pausa. —Ya lo veras.

    Alice no entendía lo que le decía la extraña chica, solo miraba a Magnus de pie en la plataforma.
    —No es que te interese pero se me esta haciendo tarde para mi pelea, me hubiera gustado ver como derrota a sus oponentes, pero yo tengo que encargarme del mío, auf wiedersehen. —Y al decir esto sale apresurada.

    Elfina se pierde entre la multitud dejando sola a Alice.

    — ¿auf wied que? —Repitió confundida.

    Estaba concentrada en esas palabras cuando vio algo que la dejó paralizada.
    Al mismo tiempo en la plataforma; Magnus mira al público que había asistido, buscó a los jueces de esa noche, ya conocía a dos de ellos, uno era un respetado minotauro y otro un caballero fénix, pero a la tercera nunca la había visto, un hada verde. No les prestó más atención y esperó a su primer oponente, al ver hacia donde estaban Alice y Elfina, notó que Elfina se retiraba. En ese momento el suelo comenzó a temblar rítmicamente como pasos, ante Magnus apareció Raknert un ogro de dos metros y medio de alto, de piel color verde, cargaba un enorme sable con sangre seca en la hoja.

    —Los competidores de esta ronda son Magnus un humano que ha logrado llegar muy lejos en poco tiempo. —Anuncia el juez Fénix.
    —Cabe destacar que Magnus esta invicto, y si logra ganar sus dos peleas de hoy, aspira a pasar al siguiente nivel. —Jueza hada, con emoción en sus palabras.
    —Su contrincante es Raknert que ha acabado sus oponentes de un solo golpe. —Fénix.
    —Además es famoso por hacer sufrir a sus enemigos antes de acabarlos, solo ha sido derrotado una vez. —Hada.

    En la plataforma, Raknert mira a Magnus, sus ojos desprenden odio y confianza, sabe que un humano no es rival para su extraordinaria fuerza.

    —El famoso Magnus, con gusto masticare tu medula después de aplastar tu cráneo. —Dijo el ogro con tono atemorizante.
    —Estas muy confiado, ¿no lo crees?
    —Te aplastaré. —Grita el monstruo escupiendo.
    —Tu hermano es Eirkrot, el poderoso ogro de las batallas royal, es un interesante luchador. —Dijo Magnus sabiendo que este comentario lo molestaría.
    —Después de eliminarte sigue mi hermano. —Grita furioso. Ambos ogros tienen una rivalidad muy bien conocida y justamente es el único que lo ha derrotado.
    —Cuando quieras. —Dice desafiante.

    Raknert comienza a agitar su sable de un lado a otro, Magnus esquiva los primeros ataques, corre hacia un extremo de la plataforma, analiza los pasos del ogro, los movimientos del poderoso gigante aunque devastadores son muy lentos, aprovechando la brecha entre ataques logra conectar varios golpes, en un poderoso golpe del gigante deja el sable clavado en la plataforma, al intentar sacarlo Magnus le da una patada que derriba al ogro; Raknert ruge y se levanta furioso, se abalanza sobre Magnus, en un abrir y cerrar de ojos salta y se posa sobre los hombros del gigante, junta ambas manos y lo golpea en la nuca, salta al suelo. El aturdido ogro se balancea de un lado a otro hasta que finalmente cae al suelo.
    La multitud queda muda, el silencio en el coliseo es absoluto.

    — ¡La victoria es de Magnus! —Dice el juez minotauro al ver que no se iba a levantar el ogro.

    Durante la pelea Alice estaba paralizada, no podía creer que el monstruo que acababa de ver fuera real. Su concentración en la pelea fue interrumpida por un singular sujeto, un hombre lagarto, de color azul, en lugar de piernas tiene cola de serpiente. Su nombre es Glsrk, un lacerta conocido en el bajo mundo, tramposo y famoso por traficar con información.

    —Perdona que te interrumpa, me llamo Glsrk. —Dice el curioso hombre.

    Alice no sabia que pensar de este sujeto pero respondió al saludo.

    —Mucho gusto señor Glasrk, soy Alice. —Responde cortésmente.
    —Es Glsrk no Glasrk. —Contesta gritando, luego toce y cambia el tono. —Perdona, no pude evitar notar que eres conocida de Magnus.

    —Me gusta pensar que es mi amigo, ¿tú lo conoces también? —Pregunta desconfiada.
    —Si algo así. —Dijo sarcásticamente. —Veo que te dejó aquí sin más. —Fingiendo interés.
    —Si eso creo.
    — ¿Sabes por que te trajo? —Le pregunta esperando obtener la mayor información posible.
    —No, aun hay mucho que no entiendo. —Se queda pensativa.
    —Bueno déjame explicarte un poco acerca de las peleas. —Supone que hablando con ella ganaría su confianza. —Hay tres tipos de peleas, individual como la que estas observando, la de tres peladores y la royal con un máximo de 20 competidores por equipo, Magnus tiene una poderosa compañera Elfina, una luchadora espectacular, sin embargo les hace falta un miembro mas, por eso estas tu aquí, ¿no es así? —Le dijo esperando la respuesta.
    —No lo se, no me ha dicho nada sobre eso, cuando llegamos aquí el subió a la plataforma y la chica se fue muy rápido. —Alice estaba decepcionada que la hubiera traído y luego la abandonara sin más.
    —Entonces, ¿Qué piensas? —Pregunta intrigado.
    —Tal vez me trajo aquí por eso. —Dice viendo la pelea.
    — ¿Y que puedes hacer para ayudarlo? —Pregunta con un tono desagradable.
    — ¿No entiendo?


    El hombre lagarto busca en su bolsillo y saca un collar, muy parecido a un collar de perro, hecho de un material plateado, con una gema negra en medio.

    —Tómalo como un regalo de bienvenida. —Y le ofrece el collar.

    Alice toma el collar sin darse cuenta, como si la gema la llamara, lo observa unos momentos, cuando levanta la mirada para devolverlo, ve al extraño sujeto alejarse.
    No sabe que pensar, ¿Magnus la había traído para luchar?

    —Creo que tengo que preguntarle. —Se dice.

    Mira el collar en su mano. —Creo que veré como me queda. —Y se lo prueba.

    Ella observa la plataforma, mira como Magnus salta sobre el monstruo y lo golpea. El ogro cae al suelo; le parece escuchar que una voz la llama pero no le presta atención; Magnus se dirige hacia el ogro, se inclina hacia él y lo que hizo a continuación dejo a la audiencia en silencio, repentinamente estallan los aplausos, Alice sabia a que se refería Elfina.

    —Si, él es esa clase de persona. —Dijo con una sonrisa.

    En la plataforma, Magnus se acerca al ogro en el suelo, este lo ve acercarse e inclinarse hacia él, cierra sus ojos convencido de que es su fin, después de todo Raknert siempre elimina a sus oponentes, porque habría de ser diferente cuando él es el perdedor. Al haber un total silencio por parte del público y los jueces, abre los ojos, mira como Magnus le ha extendido la mano para ayudarlo a levantarse.

    — ¿Por qué? —Pregunta el ogro sin entender este tipo de comportamiento.
    — ¿Por qué no?
    —No lo entiendo, si tú hubieras caído te habría decapitado de inmediato. —Se levanta.
    —Lo se, pero desde mi punto de vista somos dos guerreros que dieron lo mejor. Además no veo que sentido tiene matar a alguien.
    —Esa actitud te va a costar muy caro. —Dice riéndose de él.
    —Tal vez.
    —Gracias. —Dijo el ogro antes de bajar de la plataforma.

    —Esta fue una pelea memorable, el público esta entusiasmado. —Fénix.
    —Continuamos con la siguiente pelea de Magnus. —Hada.
    —El siguiente oponente de Magnus es muy conocido en el bajo mundo de las peleas. —Fénix.
    —Su estilo de pelea es considerado por algunos como deshonesto, pero las reglas son algo flexibles. —Hada, riendo.
    —Glsrk, el lacerta. —Fénix.

    —Mucho gusto señor Magnus. —Ríe nervioso, el tramposo lagarto trata de fingir respeto hacia su oponente.
    —Espero que juegues limpio.
    —Me ofende, señor. —Le contesta fingiendo que lo hirió el comentario.

    Magnus comienza a sentirse algo cansado, su visión se vuelve borrosa y siente el cuerpo algo pesado.

    —No creo haber gastado tanta energía contra Raknert, ¿entonces que puede ser? —Se dice a si mismo.

    En las graderías Alice reconoce al oponente de Magnus el extraño sujeto que hablaba con ella solo unos momentos antes. La gema en el collar de Alice comenzó a opacarse con cada segundo que pasaba. Al extremo opuesto de las graderías aparece Elfina.

    —Llegue a tiempo para ver como derrota a esa inútil lagartija. Pero ¿porque tengo este mal presentimiento? —Siente algo extraño, como si Magnus estuviera en peligro, pero no logra descifrar el motivo.

    En la plataforma, Glsrk se coloca una diadema con una gema blanca. Unos extraños sujetos encapuchados traen una enorme caja de metal, se escucha la respiración de una enorme bestia desde el interior del contenedor. Se abre la puerta de la caja y sale un enorme lobo de nieve, casi cuatro metros de altura, sus ojos negros lucen vacíos, con enormes colmillos y garras afiladas, con una marca como un a media luna en su frente con una esfera en medio. Una gema blanca yace sobre la marca.
    La bestia ruge con todas sus fuerzas y del contenedor salen tres lobos, más pequeños casi metro y medio de altura, todos con los mismos colores y patrón de manchas que la más grande; los tres parecían ser los cachorros del más grande. Los ojos de los cachorros eran diferentes a los del gran lobo, como si estuvieran confundidos y asustados por algo.
    Magnus aún se sentía débil y su vista no mejoraba, no podía pensar con claridad.
    En las graderías Elfina se apresuro a acercarse a los jueces.

    — ¡Jueces son cuatro contra uno! —Les grita con todas sus fuerzas.
    —Para esta pelea Glrsk se considera un domador y por lo que no tiene que luchar personalmente si tiene una bestia que lo haga por él, la loba es considerada una invocadora, ya que al rugir “aparecieron” los lobos pequeños, según las reglas de los combates de novatos, un invocador puede llamar cuantas criaturas quiera antes de iniciar un combate. —Dice el juez minotauro.
    — ¡Entonces van a dejar que lo maten los lobos! —Elfina sabe que sus suplicas son inútiles, conoce las reglas mejor que los jueces, pero tenía que intentarlo.

    —El puede retirarse cuando quiera. —Juez minotauro.

    Al otro lado de las graderías a Alice le costaba creer lo que estaba sucediendo, cuatro lobos sedientos de sangre estaban apunto de matar a Magnus.

    En la plataforma.

    — ¿Porque siguen desvaneciéndose mis fuerzas? —Se le dificulta respirar.
    — ¡Comiencen! —Grita uno de los jueces.

    El enorme lobo se dirige con una asombrosa rapidez hacia Magnus, este apenas si puede esquivar el ataque de la bestia, el lobo logra herir a Magnus dejándole una enorme herida sangrante. Los ojos de la bestia aun seguían sin vida y los tres cachorros no parecían querer luchar.

    —Grrrrr —Gruñe para que los cachorros reaccionaran.

    Los tres cachorros comenzaron el ataque aunque se podía notar la duda en sus movimientos, los tres atacaron al mismo tiempo, Magnus esquivó al primero, tomo al segundo del cuello y lo arrojo contra el tercero, se volvió y agarro al primero de la cola y se lo tiro a los otros dos; dos de los cachorros ya no podían moverse, el tercero se quedo junto a sus hermanos para asegurarse que estuvieran bien.

    —Grrrr! —Gruñe furiosa.
    —No te preocupes apenas si están inconscientes. —Dice exhausto.

    El gran lobo muestra sus colmillos y en sus ojos hay una pequeña pizca de enojo durante un instante. Vio ese cambio y todo quedo claro.

    —Sabandija tramposa. —Le grita a Glrsk.
    —Ya lo descubriste ¿no es así?, puedes rendirte cuando quieras. —Dice riéndose del humano.
    — ¿Que me está quitando mi energía? —Se pregunta desesperadamente.

    Magnus mira hacia Elfina, ella lo mira a los ojos y se da cuenta de lo que quiere decirle. Ella comienza a escanear los alrededores con la vista, luego vio el motivo por el que Magnus no se movía con facilidad, corrió hacia donde esta Alice.
    Alice veía sin esperanza como Magnus era atacado por ese enorme animal, cuando de repente Elfina se abalanzó sobre ella quitándole el collar del cuello.

    — ¿Eres estúpida o quieres que maten a Magnus? —Grita furiosa, Alice esta en shock. — ¿Sabes que es esto? —Le muestra el collar.
    —N-no... —Contesta asustada mirando el collar.
    —Es un collar de elementistas. ¿Dónde lo conseguiste? —Le pregunta enojada.
    —Él me lo dio. —Dijo señalando hacia la plataforma.
    —Lo sabía. —Mirando a Glrsk. —La gema en el collar es una gema de la muerte y no debería estar en este amuleto, la gema negra absorbe la energía de los seres vivos, entre mas te enfocas en Magnus mas daño le haces.
    —No era mi intención, el hombre lagarto me lo dio y sin saber ya me lo había puesto, ¿el estará bien? —Dice casi llorando.
    —Por supuesto, es Magnus de quién hablamos después de todo.


    En la plataforma, Magnus sentía como recuperaba sus fuerzas, levantó la cabeza y miró a Glsrk.

    —No deberías controlar bestias en contra de su voluntad. —Sus ojos furiosos miran al cobarde lagarto.

    El enorme lobo atacó a Magnus intentando devorarlo, Magnus salto a tiempo y logró subir sobre la enorme bestia, cerró el puño y destruyo la gema de un solo golpe, el golpe le quebró la mano.
    Saltó hacia el suelo, el lobo se sacudía de un lado a otro, los ojos negros sin vida de la bestia cambiaron. La ira se puede ver reflejada en el rostro del gran lobo. Miró a Magnus y gruño, fue hacia los cachorros que se despertaron y comenzaron a saltar alegres alrededor de su madre. Se volvió hacia Glsrk, rugió al grado que los espectadores quedaron mudos. Se abalanzo sobre el lacerta, justo antes de poder partirlo de una mordida.

    —Detente. —Dice Magnus deteniéndola.
    —Grrr. —Gruñe la loba viéndolo directamente.
    —No vale la pena.
    —Grrr. —Gruñe mientras le quita las garras de encima.
    —Gracias, gracias señor Magnus. —Dice Glrsk llorando.
    —No me agradezcas, vamos a tener una larga charla. —Le dice tomándolo del cuello.
     
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    Dark RS

    Dark RS Caballero De Sheccid Comentarista empedernido

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    Título:
    Los Caballeros de Magnus
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    Para adolescentes. 13 años y mayores
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    Aventura
    Total de capítulos:
    73
     
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    2009
    Capítulo 3. Los Lobos

    La pelea había terminado, Magnus era el ganador. La enorme loba se había echado junto a sus cachorros, se le notaba algo agitada pero feliz de no seguir bajo el control del lacerta. Los encapuchados que trajeron la caja, llegaron para llevarse a los lobos, la enorme bestia se levantó y comenzó a gruñir, los cachorros se escondieran tras ella. Magnus tiró a Glrsk a los pies de los lobos y se atravesó entre los lobos y los que querían llevárselos.

    —Tendrán que pasar sobre mí para llevárselos. —Les dijo desafiante.
    —Con gusto. —Dijo uno de los encapuchados.
    —Discúlpame Magnus, pero estos lobos son experimentos que les pertenecen a ellos. —Dijo Glsrk disculpándose.
    —Ya lo oíste quítate de en medio. —Dijo otro encapuchado, este era mucho más alto que el anterior.
    —Ellos son seres vivos, una familia, no voy a dejar que se los lleven y mucho menos si piensan seguir usándolos como experimentos. Tienen derecho a vivir libres. —Les dijo con una mirada desafiante y pensando en su propio pasado.
    —No me hagas reír, quítate de ahí o te mato. —Dijo el primer encapuchado burlándose de él.
    —No se porque te tomas tantas molestias por unos lobos; pero eso es lo que mas me gusta de ti. —Le dice Elfina a Magnus, que llega en ese momento y también se atraviesa frente a los lobos.

    Alice se acerca a la plataforma lentamente, cuanto mas se acercaba, mejor podía apreciar a los lobos, el grande le pareció aterrador, pero veía con admiración como protegía a sus cachorros. Glsrk se escondía detrás de Magnus, temblando de miedo.

    —No entiendo que quieren hacerle a los lobos, pero estoy de acuerdo en que son una familia y deberían vivir como tal. —Dijo Alice a los encapuchados, tomando el valor de intervenir.
    —Cállate humana, si no entiendes, mejor no te metas en donde no debes. —Le grito tercer encapuchado.

    El público abucheaba a los encapuchados. Uno de ellos levantó una mano, parecía ser el líder y estaba listo para atacar a Magnus.

    —Están apunto de sentir un mundo de dolor.

    De la mano del encapuchado salió una especie de relámpago dirigido directamente a Magnus. El resplandor del impacto cegó a todos por unos segundos

    Solo que el rayo no le había dado, había sido detenido por uno de los jueces; el juez Minotauro, humo salía de su mano y brama furioso.

    —Esta pelea termino hace mucho, no se que quiere el Consejo de Magos con unos lobos de nieve, pero si van a atacar a un grupo de luchadores solo porque tratan de proteger a los lobos, eso en verdad me hace enojar. —Dice enfurecido el juez.
    Maldito juez, realmente crees que puedes contra todos nosotros. —Dice uno de ellos confiado en el hecho que ellos eran veinte.
    —No esta solo. —Dice el juez Fénix llegando a la plataforma, con una lanza en su mano.
    —Tienen que pasar sobre todos nosotros. —Agrega la jueza Hada que aterriza junto a los otros jueces.
    —Ya sabemos sobre el collar que le dieron a la humana para debilitar a Magnus. —Fénix.
    —El consejo de magos ya esta bajo investigación, no querrán añadir esto al historial. —Les advierte el minotauro.
    —Tsk, átkozott, esta vez lo dejaremos pasar, pero la próxima vez no habrán jueces que los protejan. —Dice el líder resignado a dejar a los lobos.

    Al decir esto los encapuchados se desvanecieron. Magnus cae al suelo. Alice corre a socorrerlo, lo levanta entre sus brazos, nota que tiene una enorme herida en su espalda. Este abre los ojos, mira a todos los presentes y logra sentarse a duras penas.

    —No deberías levantarte. —Le dice preocupada.
    —Estoy bien, fue solo un rasguño. –Contesta sonriéndole.

    Elfina le revisa la herida que le acertó el lobo, esta sangrando mucho, tiene la mano que usó para destruir la gema del lobo casi destrozada. Saca una pequeña bolsa de tela, que contiene una sustancia viscosa color azul y la unta sobre las heridas. Las que comienzan a burbujear y cerrar lentamente.

    —Deberías dejar de hacerte el héroe. —Dice Elfina preocupada.
    —Entonces no tendría excusa para que me cuides. —Le responde algo adolorido.
    —Idiota, debí dejar que te desangraras. —Le dice sonrojada.
    —No me gusta ver tu carita triste. —Le dice a Alice al notar que estaba llorando.
    —Lo siento, es mi culpa que estés herido. —Le contesta con lágrimas en sus ojos.
    —No es tu culpa, no había forma que supieras que esto sucedería. —Le dice tranquilizándola.
    —Es mi culpa. —Y comienza a llorar.
    —No llores, me harás sentir triste. Sonríe para que pueda sonreír. —Le dice limpiándole una lágrima que caía por su mejilla.
    —Está bien. —Dice limpiándose las lágrimas e intentando sonreír.
    —Ya déjalo enana. —Le dice Elfina y la aparta.
    —Vamos te llevaré a casa para que descanses. —Le dice a Magnus ayudándolo a levantarse.

    Magnus se incorpora gracias a la ayuda de Elfina, mira a los lobos y sonríe por un momento, luego se acerca los jueces.

    —Les agradezco su ayuda.
    —No podíamos dejar pasar ese tipo de ofensa. —Hada.
    — ¿Sabes lo que esta victoria significa? Tienes suficientes puntos para la siguiente etapa, llega tan lejos como puedas. —Minotauro.
    —Y no solo tu, yo también gane mi pelea. —Dice Elfina orgullosa.
    — ¿Que pasará con los lobos? —Les pregunta a los jueces.
    —Podemos llevarlos a su habitad hoy mismo. —Fénix.
    —Oyeron podrán ir a casa. —Les dice Magnus a los lobos, quienes parecen estar agradecidos. —Y ahora en cuanto a ti. —Dice volviéndose hacia donde esta Glsrk, quien se arrastraba para huir.

    Magnus lleva a Glrsk afuera de las instalaciones. Los jueces regresan a sus puestos. Elfina se acerca a Alice, la toma del abrigo, la lleva a las gradas y la sienta de golpe.

    —Veamos la siguiente pelea, Magnus va a necesitar un momento.
    —Estará bien que lo dejemos ir solo.
    —Nicht, el estará bien, la medicina que le di siempre lo cura rápidamente. —Dice confiada.
    —Hay muchas cosas que aun no comprendo. —Dice Alice algo confundida.
    Elfina mira hacia el techo del coliseo. — ¿Que piensas de Magnus? —Dice sin dejar de ver el techo.
    —Bueno… yo... —Dice sonrojada.

    A las afueras del edificio, Magnus interroga a Glsrk.

    —Eso explica por que quieren a los lobos. ¿Estas seguro acerca de ese castillo?
    —Te lo juro por el gran Consejo de Seres. —Contesta nervioso.
    —De acuerdo te puedes ir.

    Glrsk huyó lo más rápido que su cola de serpiente le permitió y se perdió en la distancia. Magnus regresó al edificio, antes de llegar al área en que estaban Alice y Elfina, se le acercó un golem; los golems son los guardianes de los jueces y de algunos seres importantes.

    —MAGNUS SIGAME. —Dice el golem con voz hueca.
    — ¿A donde vamos?
    —DEPOSITO.
    —Tu primero.

    El golem guio a Magnus hasta el área de depósito, al acercarse vio a los lobos y al juez minotauro. Cuando llegaron el golem se giro y se perdió en las sombras.

    —Que bueno ver que ya estés recuperado. —Le dice el juez.
    —Si, las medicinas de Elfina siempre me hacen sentir mejor.
    —Te mandé a llamar porque los lobos no quieren irse.
    — ¿Por que? —Les pregunta a los lobos.
    —Grrr… —Gruñe la loba.
    — ¿Están seguros? —Le contesta él como si pudiera entenderles.

    —Grrrrr
    —Si es lo que quieren, no los detendré. Tendremos que preguntarle a Elfina si pueden quedarse en su casa, pero no veo problema. —Le acaricia las cabezas a los cachorros. —Bienvenidos a bordo. —Los cachorros saltan alegres alrededor de Magnus.
    —Ya que todo salió bien regreso a mi puesto; pero te tengo una última advertencia. —Dijo el juez mirándolo seriamente. —La elfina no es quien tú crees.

    Magnus ve al juez alejarse por el pasillo, sus palabras le dieron vueltas en la cabeza. Decidió ignorarlas, el confía en Elfina. Regresó con los lobos hacia donde lo estaban esperando Alice y Elfina. Al llegar las vio discutir, el sonrió; cuando se les acercó se detuvieron, Elfina se levanto y se aferro al brazo de Magnus.

    —Celosa. —Le dice con tono de burla.
    —Eres una…
    —Me alegra que se lleven tan bien. —Dice riendo.
    —No son esos los… —Dijo Alice al notar a los lobos.
    — ¿Los lobos? —Dice Elfina y se voltea.
    —Decidieron quedarse. Con gran orgullo les presento a los nuevos miembros de nuestra gran familia feliz. Solo que no se sus nombres. —Dijo pensativo.
    —Son lobos, diles como quieras. —Dice Elfina indiferente.
    — ¿Au? —Dice uno de los cachorros.
    —Si necesitan nombres que les parece... —Se detiene para pensar. —Alpha, Beta, Gamma y Delta. —Dice Alice señalándolo a cada uno cuando mencionaba el nombre.
    —Depende de ellos.

    Magnus se acerca a la gran loba, y le susurra algo al oído. La enorme bestia parece reaccionar a lo que le dijo.

    — ¿Grr? Grrrr…
    —No lo he podido comprobar pero parece que es cierto.
    —Grr –Gruñe pensativa.
    —Regresando a la idea de Alice, que les parece si en lugar de Beta usamos Épsilon, luego les digo porque. —Les dice a los lobos. — ¿Qué les parece?
    —Grrr. —Gruñe Alpha.
    —Auf. —Dice Gamma feliz.
    —Aul —Gruñe contenta Delta.
    —Gar —Ladra Épsilon.
    —Me alegra que les haya gustado. —Dice Alice contenta que aceptaran su propuesta.
    — ¿Y donde piensas guardarlos? –Le pregunta Elfina a Magnus.
    —No son cosas, son nuestros nuevos amigos.
    — ¿Amigos? —Se dice pensando que no tiene muchos amigos.
    —Y se quedarán con nosotros. —Dice Magnus mientras camina con lobos hacia la salida.
    — ¿”Con nosotros”? —Dicen ambas sorprendidas.
    —Si Magnus se queda en mi casa cuando esta en este mundo. —Dice Elfina con una sonrisa maliciosa.
    — ¿En su casa? —Se dice Alice mirando a Magnus alejarse.
    —Así es enana, tienes problemas con eso. —Le dice con una sonrisa.

    Al salir del coliseo uno de los cachorros se detiene y mira hacia adentro, quiere esperar a las chicas antes de seguir caminando.

    — ¿Aul? —Dice Delta preocupado.
    —No te preocupes, déjalas discutir un rato.
    — ¿Aul?
    —No es fácil para ninguna de las dos hacer nuevos amigos o hablar con otras personas. Sabía que se llevarían bien desde el principio, solo necesitaban un pequeño empujón. —Dice mirando hacia el coliseo, sonríe un momento.
    —Tal vez les lleve un rato calmarse, los invito la cenar. —Les dice a los lobos.
    —Grr
    —No es problema.

    Magnus y los lobos se adentraron en la ciudad. Alice y Elfina discutieron durante varios minutos más, hasta que se dieron cuenta que las dejaron solas.

    —Ese irresponsable, me dejo haciendo de niñera. —Dice indignada.
    —Oye, no soy una niña tengo 16 años. —Le contesta ofendida.
    —La edad no cuenta si pareces de 12.
    —Eres una…
    —Ya te entendí. —Dice Elfina refiriéndose a Magnus.
    — ¿Qué entendiste? —Le pregunta enojada.
    —No nada. Magnus tiene una extraña manera de hacer las cosas no crees. —Alice la mira confundida. —No importa, ven te mostraré donde tenemos nuestra base.

    En algún lugar de la ciudad Magnus espera con los lobos frente a un enorme edificio de dos plantas, color blanco, rodeado de una muralla negra en la entrada hay una enorme puerta metálica. Los cachorros parecían satisfechos después de una gran comida, aún se relamían los hocicos. Elfina y Alice llegaron al lugar.

    —Se tomaron su tiempo. —Les dijo a ambas.
    —Nos dejaste a propósito, ¿no es cierto?, ya no importa.
    — ¿Vives aquí? —Dice Alice al ver el enorme edificio, que más bien era una mansión.
    —Si, esta es mi casa. —Contesta orgullosa.

    Elfina pone su mano sobre la gran puerta metálica, comienza a murmurar en un idioma que Alice no puede entender. Alice mira a Magnus, este le devuelve la mirada y sonríe, aparta su rostro sonrojado, ve a los cachorros relamiéndose los hocicos y la gran loba con una mirada de seriedad, se preguntaba que le había dicho Magnus en el coliseo.
    La gran puerta se abrió y una resplandeciente luz evitaba que se pudiera ver el interior.
    Elfina se coloco frente a la luz.

    —Willcommen zu Hause! —Dijo Elfina.
     
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    Dark RS

    Dark RS Caballero De Sheccid Comentarista empedernido

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    Título:
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    Para adolescentes. 13 años y mayores
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    Este capítulo me costo mucho escribirlo, y no se que pensaran. No quede muy convencido con el contenido de el, pero es de mis favoritos.

    Capítulo 4. Lagrimas.

    La mansión de Elfina. El primer piso consiste en un largo pasillo que termina en unas escaleras, que dan al segundo piso; del lado izquierdo se encuentra el área de entrenamiento, esta acondicionado en áreas de ejercicio, práctica de combate, etc., a la derecha esta el área recreativa, la cocina, una habitación de estar, la biblioteca, el área de forjado, etc. Alice se sentía pequeña, la edificación es más grande que el instituto al que asiste, el techo está tan alto que Alpha no tiene problemas para moverse adentro a pesar de su enorme tamaño. El segundo piso tiene veinte habitaciones, diez de cada lado y dos enormes baños.
    Se reúnen en la habitación de estar.
    ¿Impresionada enana? Le presume Elfina.Si, tú casa es enorme. Dice admirando la habitación.Deberías descansar, toda la agitación de hace rato te debe tener exhausto. Le aconseja Elfina a Magnus.Al regresar a casa descansaré un poco. —Mira a Alice. — ¿Aun hay algo que quieras preguntar? Elfina me explico algunas cosas. Y creo que ya entiendo mejor la situación. Contesta no muy convencida.

    Los tres cachorros se durmieron sobre uno de los largos sofás. Alpha estaba inquieta por algún motivo, miraba a Magnus, como esperando que dijera algo.
    Perdona Alpha, ya llego a eso. Alpha lo mira ansiosa. Para que me entiendan mejor tengo que explicar porque el Consejo de Magos quiere con tanta urgencia a los lobos, si no te molesta.Grr Asiente.El Consejo de Magos es un grupo muy importante, esta compuesto casi en su totalidad por magos. Y según los rumores controlan una gran parte del tráfico de materiales. Gemas elementales, piezas para títeres, robots de combate, criaturas salvajes, libros de magia, almas y se rumora que trafican con esclavos y piezas malditas. Agrega Elfina.Y se supone que son patrocinados por alguien en el Consejo de Seres. Dice mirando a Elfina, quién baja la mirada. Los lobos se dividen en tres razas principales; lobos de nieve, lobos de fuego y lobos mágicos; por lo menos hasta donde se. Los lobos de nieve pueden congelar al morder y quemar con sus garras, en raros casos, pueden congelar con el aliento y producir descargas de electricidad estática; los lobos de fuego pueden quemar con la mordida y congelar con sus garras, igual en algunos casos, pueden lanzar fuego y producir electricidad estática, no se mucho sobre los lobos mágicos, pero no es importante para mi punto. Guarda silencio un momento como pensando en lo que va a decir. En este caso criaron lobos que solo tuvieran las características más raras, venden a los cachorros y se quedan con los más poderosos para cuidar sus propiedades. Dice mirando a los cachorros dormir. Si lo que dijo Glrsk es cierto tanto tu como Delta y Épsilon, pueden usar aliento de hielo y garras que queman y producir poderosas descargas, pero parece que Gamma a pesar de ser un lobo de nieve, tiene aliento de fuego y garras que congelan. ¿O me equivoco?Le pregunta a Alpha.Grrr Asiente levemente.Se que me voy arrepentir, pero ¿Qué les pasa a los cachorros que no necesitan? Pregunta Alice preocupada.Los matan y venden su piel, garras y colmillos, para hacer ropa y materiales para magos y alquimistas. Dice Elfina casi sin importancia.Que cruel. Dice mirando a los cachorros queriendo llorar.Lo se. Dice Magnus. Continuando, estos pequeños son la segunda camada de Alpha, si mi información es correcta aun uno de los cachorros de la camada anterior esta vivo. Alpha lo mira con interés esta es la parte que con impaciencia esperaba. El Consejo de Magos lo tienen encerrado en un castillo. ¿Y piensas ir por el? Pregunta Elfina.Claro que si. Dice sonriendo. No solo rescataremos al cachorro, sino que deben tener algo importante, para haberlo dejado como guardián. —Sabía que esto haría que Elfina se interesara.Un ataque doble. No solo les quitaremos al lobo, si no que podemos saquear todo lo que haya allí. Dice finalmente interesada.Eso fue insensible, no es solo un lobo, es una victima.Dice Alice indignada.Perdona no me criaron para ser sentimental. —Le contesta cortante.Aun me falta averiguar donde esta el castillo, y otros detalles menores, pero te lo prometo Alpha, como sea recuperaremos a tu otro cachorro. Le dice Magnus.

    Alice comienza a sentirse cansada, recuerda que lleva varias horas en ese mundo y tenia que volver a casa, comenzó a preocuparse pero no supo como decirles.

    Magnus le susurra algo a Elfina. Esta bien déjamelo a mí. Responde ella.Sera mejor que regresemos.Si. Contesta Alice somnolienta.

    Caminaron en silencio hasta llegar al portal por el que llegaron, Magnus le ofrece la mano, Alice duda por un instante y la toma, pasan atreves del portal. Regresan al mismo lugar por el que entraron. Ella seguía preocupada por la hora, él nota que le preocupa el hecho de ser tan tarde.
    ¿Te preocupa llegar tarde a casa?Si… –Dice nerviosa.No quieres hacer algo más antes de regresar a casa.Me gustaría pero ya es muy tarde.No lo es.

    Magnus señala hacia un reloj que se encontraba sobre un poste de luz, la hora que marcaba el reloj era apenas dos horas después que salieron, pero esto no tenía sentido para ella, estaba segura que habían pasado mucho más que solo dos horas.
    Pero no es posible. Dice confundida.Si lo es.No entiendo.No se todos los detalles, pero al parecer el portal parece funcionar con lo que en ese mundo llaman un hechizo. Cuando usas el portal de este lado y regresas solo pasan dos horas, pero desde allá hacia aquí son doce horas. —Él sabe que esto no tiene sentido si se piensa detenidamente, pero ya había aprendido que la magia de ese mundo puede romper las leyes de la lógica.

    Alice se queda en silencio unos momentos, estaba tan cansada que no quiso pensar en si lo que escuchó tiene sentido, solo quería regresar y dormir un poco.
    Te acompaño a casa.Si… gracias. Dice sonrojada.

    Caminaron en dirección a la casa de la chica, su corazón late muy rápido. Magnus se notaba pensativo. Ella aun no podía asimilar todo lo ocurrido. Al acercarse a casa, parecía decepcionada que terminara el día.
    Llegamos.Si… Con un tono algo triste.No se tu, pero para mi fue un gran día.Si, a pesar de todo me divertí. Los cachorros son preciosos, pero la loba grande me asusta un poco. Dice feliz.A mi me parecía un hermoso ejemplar, su presencia inspira respeto.Si, supongo. Responde sin entenderlo bien.Te veré mañana en el almuerzo. Le dice sonriendo.Si.

    Magnus se va, Alice lo mira hasta que lo pierde de vista, le alegra saber que tiene un amigo, aunque en el fondo espera que sea algo más y entra a casa.
    Su madre la estaba esperando en la sala.
    ¿Cómo te fue en tu cita? Le pregunta interesada. ¡No era una cita! Le responde sonrojada.Perdona querida. ¿Y?, ¿Quién era el chico que te trajo a casa?Es el amigo con quien iba a salir. Un momento, me estabas espiando. Le dice enojada.No puedes culpar a una madre por preocuparse por su hija.Supongo…Cuéntame que hicieron.
    Bueno…

    Alice inventó una historia y se fue a su habitación, después de todo no le creería si se lo contara, ni ella misma estaba segura que hubiera ocurrido. Ya en su cama pensó sobre todo lo ocurrido, el sueño la venció y cerró los ojos. A la mañana siguiente le pareció que todo había sido un sueño. Se preparo para ir al instituto, en el camino seguía pensando en los sucesos del día anterior. Se quedo frente al instituto hasta que sonó la campana, tenia la esperanza que Magnus llegara y la acompañara adentro. En el primer receso, un par de chicas abordaron a Alice.
    No se quien te crees, pero déjalo en paz. Dice una de ellas. ¿Qué lo deje en paz? Contesta asustada.No te hagas la tonta, tu sabes a quien nos referimos, no se quien le hiciste creer que eres, pero el no es para ti. Le dice la otra.Te lo estamos advirtiendo. Y al haber dicho esto golpea a Alice en la cara y cae al suelo.

    En el suelo Alice se siente impotente y asustada. La otra chica la patea en el estómago, se retuerce del dolor y no puede levantarse.
    La próxima vez no te irá tan bien. Le dice escupiéndole.Resultó no ser más que basura. Dice la otra.

    El receso terminó y Alice no pudo levantarse, le dolía el estomago. Al paso de unos minutos se levantó y camino con dificultad hacia el baño, no había nadie mas en los pasillo. Entra al baño de chicas y se mira al espejo, ve que le dejaron un ojo morado. Baja la mirada y comienza a llorar amargamente, se siente como si su vida no importara, la habían golpeado por hablar con la única persona que la entiende.
    ¿Por qué? —Se dice entre sollozos.

    Se quedó llorando en un rincón del baño durante horas, las chicas entraban y salían y solo la ignoraban. Cuando iba ser la hora del almuerzo se levanto y llegó hasta la cafetería, no se había dado cuenta en que momento llego hasta allí o que le dio la fuerza de salir del baño. Se sentó en una banca y solo espero.
    Magnus llego a la cafetería reconoció a Alice desde lejos, cuando camino hacia ella, miraba hacia abajo y su cabello le cubría el rostro. El puso su mano bajo la barbilla de la chica y le levanto un poco la cara, fue ahí que lo vio, uno de sus ojos estaba entre cerrado y amoratado. El la abrazó fuertemente, Alice comenzó a llorar con todas sus fuerzas, él le acaricia el cabello y le dice que todo estará bien. Cuando se calmó un poco.
    ¿Quién te hizo esto? Le pregunta furioso.Nadie, me caí. Dice entre sollozos.No me engañas con eso.En serio, se ve peor de lo que es.

    Magnus notó como un par de chicas se reían desde una mesa al otro lado de la cafetería, soltó a Alice, se quitó la chaqueta del instituto y se la puso a ella, se sonrojó al percibir el aroma del chico en la chaqueta. Él se dirigió en dirección de las chicas que habían golpeado a Alice. Ella levanto un poco la mirada, lo vio acercarse a sus agresoras, se acerco a ellas y les dijo algo, la expresión de las chicas cambio a terror. Se les notaba preocupadas, sus rostros se pusieron blancos, miraron a Magnus por unos segundos, luego corrieron. Todos en la cafetería se quedaron en silencio, lo que sea que les haya dicho realmente las asustó. Magnus se dirigió hacia Alice, antes de llegar a ella, las chicas regresaron con el director, seguían afectadas, él se detuvo y esperó que el director se le acercara.
    ¿Es verdad lo que me han contado estas señoritas, joven? Pregunta el director consternado. El no contesta lo mira en silencio. No estoy bromeando, esto es muy serio. —Dice nuevamente el director.

    Magnus se acerca al director y le habla frente a frente en voz baja, Alice no logra escuchar que le dice, pero la expresión del director cambia completamente. El director parece derrotado.
    Está bien. Dice resignado el director. ¿No va a hacer algo? Dijo una de las agresoras.No con él. Ustedes empezaron el problema al golpear a esa chica. ¿Nos esta diciendo que nos va a castigar a nosotras?Créanme es lo mejor para todos. Dice mirando a Magnus.

    El director se lleva a las chicas del lugar. Un silencio espeluznante se apodera de la cafetería. Nadie se atreve a decir nada. Se acerca a Alice. Coloca su mano sobre su cabeza y la acaricia.
    Todo estará bien ahora. Le dice dulcemente.Pero…Ven te llevo a la enfermería. Ella asiente.

    Magnus ayuda a Alice a levantarse y la lleva a la enfermería, le cuesta caminar por el dolor en su estomago. Al llegar la enfermera les saluda; una mujer joven muy amigable, sus ojos proyectan calidez y usa uniforme de enfermera blanco.
    Mientras trata a Alice.
    ¿Que te sucedió? Le pregunta la enfermera preocupada por el ojo amoratado de Alice.Un par de abusivas le hicieron esto. Contesta él.Escuche lo ocurrido en la cafetería.Se lo tenían merecido. ¿En verdad?Mira lo que le hicieron.A cualquier otro no le hubieran dejado pasar esto. Magnus se queda en silencio. ¿Sabes porque nadie se atreve a hacer algo en contra de él? Le pregunta a Alice, ella lo mira. ¿Quién sabe? Le dice al ver que lo miraba.El es el mayor benefactor del instituto. —Él no dice nada. Nadie se atrevería a contradecirte en nada. Temen que dejes de financiar al instituto.

    Alice supuso que por el tono de familiaridad con el que se hablan deben conocerse.
    Nunca haría algo como eso. Contesta deseando que no siga con esa conversación.Ja, ja, supongo que no. Dice riendo. Alice mira a la enfermera, como tratando de decir algo. Se lo que quieres decir. El normalmente no se aprovecha de su posición, realmente debes importarle. ¿Cómo esta? Pregunta él cambiando el tema.La golpearon bastante, pero con un par de días de descanso estará bien. ¿La llevaras a casa? Le dice con cierto tono malicioso.Que quiere decir con eso… Dice Alice sonrojada.Voy por tus cosas, espérame aquí. Dice para evitar seguir con la conversación. Sale de la enfermería.
    Alice mira a la enfermera. — ¿Es cierto lo que dijo antes... sobre el…? Dice tímidamente.Te refieres a lo que dije sobre su posición en el instituto. Alice asiente tímidamente. Si es casi un milagro, nuestro instituto estaba apunto de cerrar por falta de fondos hace algunos años; pero de la nada llego él he hizo varias donaciones. Dice recordando. ¿En serio? Pregunta sorprendida. ¿No lo sabias? Alice mueve la cabeza negándolo. No voy a entrar en muchos detalles sobre él, pero me recuerda a un joven Bruce Wayne. Su nombre vale mucho por aquí, básicamente la mitad de la ciudad le pertenece a alguna de las compañías que dirige.Impresionante. Contesta Alice atónita.

    La enfermera estaba realmente extrañada, casi todos en la ciudad lo conocían, en especial en el instituto.
    Es el capitán del equipo de basquetbol del instituto.Lo se. Dice con una sonrisa en el rostro.Sin mencionar que es apuesto.Si. Cuando se da cuenta de lo que dijo. No… quiero decir que… este… Dice sonrojada.Esta bien, comprendo, lo decía para ver tu reacción. Dice riendo. Aunque me preocupa un poco. Dice cambiando el tono. ¿Por qué? Pregunta curiosa.Parece creer que puede resolver los problemas de todos. Dice pensativa, Alice la mira en silencio. No pienses mal, es realmente noble de su parte, pero si él se ocupa de los problemas de los demás, ¿Quién se ocupa de los de él?
     
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    Dark RS

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    Los Caballeros de Magnus
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    Para adolescentes. 13 años y mayores
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    Aventura
    Total de capítulos:
    73
     
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    1427
    Capitulo 5. El día más brillante.


    Magnus regresa con el bolso de Alice.

    —Estas lista.
    —Creo... —Responde ella.
    —Nos vemos Natasha. —Le dice Magnus a la enfermera.
    —Cuídate y no le hagas nada raro. —Responde bromeando.
    —Yo no...—Dice sonrojado.
    —Solo bromeaba, no te sobresaltes tanto. —Le dice riendo, Alice se sonroja completamente.
    —Cuídate y recuerda descansar. —Le dice a Alice.
    —Lo haré, gracias.

    Alice intenta caminar, pero al salir del instituto el dolor no se lo permite, casi tropieza.

    —Te cargo hasta tu casa. —Le dice sosteniéndola para que no cayera.
    —No… yo puedo… seguir… —Contesta sonrojada.
    —No, no puedes, sube. —El se agacha para que ella se suba a su espalda.

    Después de pensarlo durante un rato, finalmente se atrevió a subir en la espalda de Magnus. Se sujetó con fuerza, podía sentir la respiración y la calidez de Magnus. Para romper la atmosfera de incomodidad que sentía finalmente hablo.

    —Si Elfina pudiera vernos se pondría celosa.
    —Estaría furiosa. —Le contesta él.
    —Me la imagino; "Bájate de ahí enana" —Dice tratando de imitar la voz de Elfina. —O algo así diría. —Magnus ríe.

    Alice comenzó a sentir sueño, a pesar de sus esfuerzos se quedó dormida. El caminó más despacio para evitar despertarla, finalmente llegaron a su casa.

    —Despierta bella durmiente, que ya llegamos. —Dice para despertarla.
    Ella abre los ojos y se da cuenta que se quedó dormida. —Perdona, no me di cuenta, creo que nos vemos pronto.
    —No. Me quedare hasta que llegue tu madre. —Le dice serio.
    — ¿T-te te quedaras…? —Dice nerviosa.
    —Quiero asegurarme que no te vaya a pasar nada hasta que alguien este para acompañarte.
    —Pero… no es… necesario… —Dice sonrojada.
    —Te molesta tanto que me quede.
    —No es eso…
    —No te preocupes, no intentare nada.
    —Ya lo se, es solo que… —Piensa un poco. —De acuerdo.

    Magnus lleva a Alice hasta el interior de su casa. Ella decide irse a bañar, él se queda en la sala. Ella en la ducha piensa en lo que le había dicho la enfermera, tenía algunas preguntas para Magnus y estaba feliz al pensar que el nuevamente la había salvado.
    Al mismo tiempo, Magnus se sienta en un sillón y cierra los ojos, comienza a ver un recuerdo, una memoria repetitiva, que lo ha atormentado desde niño; en la que el era un niño pequeño, cenaba con sus padres, tocan a la puerta, su padre va a atender, se escucha un disparo, un par de sujetos armados entran al comedor, un segundo disparo… En ese momento abre los ojos, le toma unos segundos sacar esas imágenes de su cabeza, nota que Alice esta frente a él, tiene puestas lo que parecen ser pijamas, al parecer se había vestido con sus pijamas por inercia, y estas al igual que el uniforme le quedan grandes, tiene las mangas y ruedos arremangados y aun así le cubren por completo sus brazos y piernas.

    —Disculpa, no quería sorprenderte. —Le dice apenada. —Pero parecías tener una pesadilla.
    —Descuida, solo estaba descansando los ojos.

    Alice le ofrece una taza de café, después de luchar con la cafetera por unos minutos logra preparar un par de tazas. Pasan a la mesa para hablar más a gusto.

    —Dime porque te golpearon. —Pregunta preocupado.
    —Por… nada. —Dice bajando la mirada.
    —Nadie golpea por nada.
    Ella comienza a llorar. —Me dijeron que te dejara en paz. —Dijo entre llantos.
    —Perdona, no te quería hacer llorar otra vez.
    —No fue tu culpa. —Dice limpiando sus lágrimas con sus mangas.
    El toma un sorbo de café. —Haces un buen café. —Dice sonriendo.
    —No es cierto. —Dice feliz que le haya gustado.

    Alice se queda viendo su café por unos segundos, mira el vapor salir de su taza y toma un sorbo.

    — ¿Que dicen tus padres sobre lo que te hacen en el instituto? —Pregunta él preocupado.
    —No lo sabe. —Dice mirando su café.
    — ¿No lo saben?
    —Mi madre regresa tarde de trabajar y no la quiero preocupar, nunca le he dicho lo que me hacen.
    —Eso es demasiado para que te lo guardes. — Alice se queda en silencio. — ¿Que le ibas a decir cuando viera tu ojo, o que te cuesta caminar?
    —No se. —Con un tono de preocupación.
    —No tienes que hacerlo sola. —Le dice mirándola a los ojos. —Yo estaré contigo cuando se lo digas.
    Ella mira su taza y sonríe. —Gracias…

    Tras unos minutos de silencio.

    —Dejemos de hablar sobre esto, elije un tema.
    —Hay algo que quería preguntarte. —Le dice ella.
    —Dime.
    —La enfermera... —Pero no sabe como continuar la pregunta.
    —Crecimos juntos, era mi vecina cuando era pequeño, creo que me ve como su hermano pequeño. Le gusta molestar pero no es mala persona. —Dice nostálgico, esto la alegra, pero no sabe el porque.
    —Cambiando de nuevo el tema; solo hablas de tu madre, ¿Que hay de tu padre? — Ella se queda en silencio. —Perdona si es un tema delicado.
    —No es solo que... —Mira el vapor que sale de su taza. —El abandonó a mi madre cuando supo que estaba embarazada.
    —Perdona, no lo sabia.
    —No es tu culpa. —Dice triste. —Es solo que a veces me pregunto... —No pudo terminar la oración.
    —Se lo que quieres decir. —Ella lo mira. —Todos nos preguntamos alguna vez, que se siente tener una madre que te despierte temprano porque tienes clases, alguien que te prepare el desayuno, como seria tener un padre que te regañe por llegar tarde a casa, que se siente ir a un paseo familiar al que nadie quiere ir pero como es una tradición se hace de todas formas, que se siente tener un hermanito que dibuja sobre la tarea que debes entregar, o como seria tener un perro que te muerda las tenis nuevas. —Dice con tono melancólico.
    —Yo no... Quería...
    —Esta bien. Perdona por ponerme tan deprimente. —Dice sonriendole.
    — ¿Que les pasó?
    —Murieron cuando era pequeño. —Ambos quedaron en silencio. —Desde que era pequeño me hice cargo del dinero de mis padres, una pequeña idea se convirtió en un negocio, un negocio se volvió una empresa, una empresa evolucionó en un imperio; pero lo cambiaria todo por volver a verlos. —Se queda en silencio unos momentos. —Nunca le había dicho esto a nadie.

    Hubo silencio por unos minutos, seguían tomando el café. Magnus notó que los pies de Alice no llegaban al suelo y los mecía hacia adelante y atrás, esto le parecía gracioso y tierno a la vez. Busca en su bolsillo y saca el collar que Glsrk le había dado a Alice, pero parecía diferente.

    —Con toda la conmoción de hoy se me olvidó darte esto. —Le enseña el collar.
    —Ese es... —Dice reconociéndolo.
    —Si, es el mismo collar.
    —Pero ese collar te daña. —Dice preocupada.
    —No te preocupes, le hice unas modificaciones. Le quite la gema de la muerte.

    Alice toma el collar, lo mira detenidamente y se da cuenta que en efecto ya no tiene la gema, y además tiene varios orificios.

    —Un collar como este no debía llevar la gema de la muerte, es para colocar otro tipo de gemas. —Ella mira detenidamente el collar. —Quiero que lo conserves.
    —Esto quiere decir que quieres que luche. —Dice preocupada.
    —Yo no te pediría que hicieras algo que no quieras, es para que te protejas, en caso que quieras volver.
    —Pero que puedo hacer yo ahí.
    —Lo que tú quieras.
    —Lo que yo quiera… —Mira el collar y sonríe.
    —Además creo que le caíste bien a Elfina y los cachorros se decepcionaran si no te vuelven a ver.
    —Está bien, te acompañaré algunas veces. —Dice feliz.
    —Perfecto.

    Y así pasaron varias horas hablando. Magnus le contó algunas aventuras que había tenido en ese otro mundo, ella escucha maravillada sus historias. Comenzaba a oscurecer, era la hora en que la madre de Alice regresa a casa.

    —Que le voy a decir. —Dice ella nerviosa.
    —Solo dile la verdad.
    —Tengo miedo.
    —Yo estaré aquí. —Pone su mano sobre su cabeza.
    —Si.

    Al cabo de unos minutos la madre de Alice llegó, le contó lo sucedido, Magnus esperó apartado, no quiso interrumpir, madre e hija se abrazaron y lloraron. Insistieron en que se quedara a cenar, la atmósfera era cálida, hablaron de cosas comunes, de cuando se conocieron; el se sentía feliz, pero a la vez le dolía el corazón. Finalmente salió de la casa, se dirigió en dirección a la suya, se detuvo a la mitad del camino, subió la mirada a la luna, una lágrima recorrió su mejilla.

    —Una familia, ¿eh?— Bajó la mirada y siguió su camino a casa.
     
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    Dark RS

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    73
     
    Palabras:
    1530
    Capitulo 6. El Castillo del Lobo.


    Pasaron algunos días desde el incidente de Alice. En la misma plaza en que se había reunido con Magnus estaba ella esperándolo; lucia ansiosa y no sabía si sería bienvenida a ese mundo nuevamente. Él llegó al lugar algo distraído, su rostro parecía como si repasara algo en su cabeza.

    —Hola. —Dice ella feliz de que llegara.
    —Oh, Hola, perdona. —Dice como despertando de un trance. — ¿Lista para irnos?
    —Creo.
    —Vamos. —Le extiende la mano.
    —Bueno… —Se sonroja y no sabe si tomar su mano.
    —Tienes que pasar conmigo o terminaras a solo doce horas desde la ultima vez que estuviste allí, yo vine dos veces desde entonces; es complicado. —Dijo no muy seguro de haberse explicado.
    —De acuerdo. —Toma su mano y se le acelera el corazón.

    Pasan a través del portal y terminan en el mismo lugar al que habían llegado la última vez, lucia exactamente igual, casi no había nadie en las calles.

    —Llegamos.
    —Aun me parece tan irreal todo esto.
    —Creo que a cualquiera le costaría acostumbrarse a esto. —Ríe. — ¿Traes el collar?
    —Si. —Saca el collar de su bolso.
    —Bien, espero que no tengas que usarlo.
    — ¿Por qué tendría que usarlo? —Pregunta nerviosa.
    —Nunca se sabe que puede pasar, prefiero siempre estar preparado. —Luce aun más nerviosa. —Elfina y los demás nos esperan.

    Caminaron hacia la mansión de Elfina, el camino no le era conocido a Alice. Durante el trayecto se encontraron con varios seres; elfos, duendes, enanos, hadas de varios colores, un par de ogros, un unicornio negro pastando en una especie de parque con un lago y flores de formas y colores muy extraños. Al llegar a la mansión Alice notó un símbolo sobre la entrada principal que no había visto la última vez.

    — ¿Eso estaba ahí? —Señala hacia un símbolo sobre la entrada.
    —Si pero no lo podías ver porque no tenias acceso a la mansión. Es algo así como un escudo familiar, según me conto Elfina. —Dice mirando al símbolo.
    —Ahora que recuerdo, lo tiene también en los brazaletes y la bolsa de flechas, ¿cierto?
    —Así es.
    —Hay un timbre o algo. —Busca alrededor de la gran puerta.
    —No, solo empuja la puerta.
    —Pero se ve muy pesada. —Dice dudando.
    —Haz un intento.

    Alice empuja la gran puerta metálica, esta cede fácilmente.

    — ¿Pero, como? —Sorprendida de ver como la enorme puerta abrió tan fácilmente.
    —Te lo dije, ahora tienes acceso a la mansión. —Alice no parece haberlo entendido.

    Ella estaba sorprendida por lo que acababa de suceder, cuando repentinamente una sombra se tiro sobre Magnus; tardó unos segundos en reaccionar, era Elfina que estaba abrazando a Magnus.

    —Que bueno que llegaste, pero tenías que traer eso. —Dice señalando a Alice.
    — ¿Que quieres decir con “eso”?. —Dice enojada.

    Él se adentró en la mansión dejándolas discutir en la entrada; encontró a los lobos en la sala de estar.

    —Grrr —Gruñe Alpha.
    —No te preocupes, hoy lo haremos.
    —Grrr.
    —Aún faltan unos detalles, pero ya todo está listo. —Le dice confiado. –Puedes ver si Elfina y Alice siguen ocupadas. —Le dice a Épsilon.
    —Garr —Y corre hacia la entrada.
    —No te recomiendo llevar a tus cachorros.
    —Grrr… —Argumenta con él.
    —Si es lo que quieres.
    —Gar, gaaarrrr, gar. —Llega el cachorro aullando agitado.
    —Me alegro. —Dice sonriendo. El cachorro no lo comprendió.

    Paso un tiempo, los cachorros jugaban con un cojín, Alpha miraba por la ventana y Magnus, descansaba con los ojos cerrados.

    —Otra vez. —Se dice despertando de su pesadilla. Alice y Elfina entran en ese mismo momento.

    — ¡No te creas la gran cosa, y no te metas en mi camino enana!
    —Deja de llamarme enana. —Responde enojada.
    —Auuul… —Aúlla triste Gamma.
    —Ves hiciste llorar a Gamma. —Le reprocha Alice.
    —A quien le importa. —Magnus la mira seriamente, ella baja la mirada. —Lo siento… —Le dice al cachorro.
    —Aul —Ladra feliz.
    —Ya que se resolvió. Vamos a lo importante; hoy atacaremos el castillo que está al norte del coliseo.
    —Grrrr
    —Si, es donde está el lago Miroir, pero el castillo tiene un hechizo protector que impide ser visto por cualquiera que no pertenezca al Consejo de Magos. —Dice Elfina pensativa.
    —En verdad pueden entender lo que dicen los lobos. —Le susurra Alice a Magnus.
    —Elfina si, yo solo lo… —Se queda en silencio por unos segundos pensando como explicarle. —Adivino por el tono y la situación.
    —Oh. —Eso tampoco le había quedado claro, pero no insistió en el asunto.
    —Ya conseguí un hechizo para anular la protección, pero hay otras trampas dentro del castillo que hay que sortear. —Dice la elfo mirando a Magnus.
    —Ya me encargaré de ellas a su tiempo. —Le responde.

    Después de un poco de planeación y una comida rápida Alice y compañía partieron hacia el lago. Frente al lago, Elfina recitó un cántico que al ser terminado, revelo un pequeño castillo de unos 20 metros de altura, completamente hecho de roca gris, perfectamente esculpida en su lugar, una única torre se levanta en el centro del mismo.

    — ¿Y como entramos? —Pregunta Alice.
    —Solo yo entrare. El resto se colocara a cada lado del castillo.
    —Pero es muy peligroso que vayas solo.
    —Déjalo, él se ofreció. Además es el más calificado para esto. —Interrumpe Elfina.
    —Tira una flecha a la pared. —Le dice el a Elfina.
    —Ok.

    Elfina invoca su arco el cual aparece en su mano izquierda materializándose de la nada, dispara una flecha hacia la pared, la cual se desvanece en pocos segundos.

    —Otro hechizo.
    —Eso parece, dispara las flechas para usarlas como escalones para ir subiendo.
    — ¿Si tocas la pared te pasara lo mismo que las flechas? —Dice preocupada Alice.
    —Probablemente. —Mira la pared.
    — ¿Pero porque lo haces? —Pregunta preocupada.
    —Hice una promesa. —Mira a Alpha. —Además parece divertido.
    —Aun pienso que es estúpido arriesgarte por unos lobos. —Dice Elfina despectivamente. Alpha la mira con el ceño fruncido.
    —Nunca es estúpido hacer algo por un amigo. —Elfina se quedó en silencio. —Cuando te diga. —Ella prepara el arco. — ¡Ahora!

    En ese momento Magnus corre directamente hacia la muralla da un gran salto y Elfina comienza a disparar flechas para crear un apoyo. Magnus salta de flecha en flecha, y casi al mismo tiempo que salta una flecha esta desaparece, tanto Alice como Elfina se preocupan de que no lo logre. El lo logra en el ultimo segundo, al saltar hacia el techo se sintió afortunado que el hechizo no estuviera también en el techo. Comenzó a mirar por todas partes para encontrar una entrada, cuando finalmente decide agujerar el techo, una vibración le llamo la atención, se dio vuelta entonces vio un enorme golem.
    Fuera del castillo, Elfina hace desaparecer su arco; Alice aun no podía creer que Magnus lo lograra.

    —Bueno todos a sus posiciones, ustedes lobos enanos al sur, tu como lo pidió Magnus iras al norte. —Le dice a Alpha. —Yo me voy al otro lado del castillo y tu enana te quedas aquí.
    — ¿Y que tengo que hacer?
    —Solo quédate aquí, y prepárate para lo inesperado.

    Los cachorros corrieron hacia el sur del castillo, para tomar sus posiciones; unos segundos después Elfina se mueve unos metros de donde se encontraba, rápidamente Alpha toma a Alice del abrigo y salta unos metros hacia atrás, Alice queda aterrada, la tomó desprevenida la acción de la gran loba, pensó que la estaba atacando, hasta que un momento después lo que parece ser una roca gigante cae donde estaban parados hace un momento. Cuando se disipa el polvo que levanto al caer pudieron ver que la enorme roca, era en realidad un golem, Alice se acerca al gigante inmóvil y nota que en el pecho del golem estaba una marca que reconocía, volvió la mirada hacia Elfina quien miraba hacia arriba, volvió la mirada hacia donde miraba y noto que Magnus miraba a Elfina directamente a los ojos, él también había notado la marca en el golem. Elfina bajo la mirada y corrió hacia el otro lado del castillo, buscó por todas partes pero Alpha también se había ido.

    Sobre el techo del castillo después de lograr deshacerse del golem, Magnus miró hacia Elfina, la marca en el tórax del golem era su escudo familiar, ella baja la mirada y corre. Magnus se voltea y logra entrar en un hoyo que el gigante de roca había hecho. Dentro del castillo; el lugar era un corredor circular, alrededor de un precipicio que estaba rodeando la torre de en medio, un único puente conecta el corredor con la torre. Cuando logra entrar ve un enorme salón de roca que tenía algunas gemas elementales en las paredes, libros, materiales, muestras en frascos, el logo del Consejo de Magos en el techo y el piso de la habitación y varios cofres apilados por todas partes. Entre las sombras algo observaba a Magnus desprevenido, un ser que esperaba el momento apropiado, su respiración era casi nula, sus ojos seguían cada paso que realizaba; cuando finalmente la criatura sale de las sombras y lo ataca, falla por que logra esquivar el ataque en el último momento, se incorpora rápidamente, y logra ver a su atacante, no podía darle crédito a sus ojos.

    — ¿Qué te han hecho?
     
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    Hola. No ví según yo ninguna falta de ortografía y lo que veo ahí ¿es un triángulo amoroso? Además dejaste en suspenso quien era ¿es Alice?¿Es Elfina?¿ O algún otro personaje nuevo? Además esta lo que le dijeron a Magnus, que no se fiara de Elfina y el guadian tenía el sello de su familia... Espero la continuación
     
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    Dark RS

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    Los Caballeros de Magnus
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    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    73
     
    Palabras:
    1685
    Capítulo 7. Corazón de Lobo


    Afuera del castillo todos esperaban la señal de Magnus, los cachorros olfatean los alrededores, Alpha mira fijamente la pared, Elfina luce preocupada, sabe que Magnus vio el dibujo en el pecho del golem y Alice solo quiere que Magnus salga lo más pronto de ese extraño castillo.
    Dentro de la torre, él sigue evitando los ataques de la criatura que lo ataca; un enorme lobo; comparte cierto parecido con Alpha, pero un poco mas bajo, su pata izquierda delantera fue sustituida por una mecánica, el lado izquierdo de su cara esta cubierta por una pieza de metal atornillada al cráneo, toda su columna y cola fueron remplazadas por piezas de acero, con grandes púas que salen de su espalda, la cola termina con una punta de lanza, en la parte superior de sus patas traseras tiene unas esferas que parecen conducir algún tipo de energía, y sus colmillos fueron remplazados por colmillos de acero; todo en esta poderosa criatura era un arma potencial, silencioso, veloz, letal. Pero a pesar de la apariencia amenazante del lobo, Magnus sabía que también había un enorme vacío en su corazón.

    —Vengo a sacarte de aquí. —El lobo lo mira con desconfianza.

    El poderoso lobo camina con cautela, rodea al humano que acababa de entrar, escuchó sus palabras pero muchas veces lo han maltratado, le han dado falsas esperanzas antes, no dejaría que se burlaran de él nuevamente. Un caótico rugido metálico se escucha por todo el castillo, el lobo no esta dispuesto a dejarlo vivir, lo ataca con todas sus fuerzas. Logra esquivar los ataques del lobo esperando ver una abertura en su defensa, no pudo encontrar nada, su espalda estaba protegida por las púas, las patas reforzadas y la cola atacaba sin piedad. Busca la salida de la habitación, corre y se voltea asegurándose que el lobo aun lo sigue, corre unos metros más y se coloca frente a la pared, el lobo ataca y logra esquivarlo, la poderosa garra del lobo crea una abertura lo suficientemente grande para salir del castillo, salta por el agujero y aterriza unos metros frente a Alpha, corre hacia un extremo, la pared del castillo colapsa y el lobo sale de la fortaleza. Frente a frente madre e hijo se miran.
    Al oír el ruido Alice corre hacia el lugar y mira al enorme lobo mecánico.

    — ¿Qué es eso? —Grita conmocionada.

    También llegan al lugar Elfina y los cachorros, al escuchar el grito de Alice.

    —Fue modificado con tecnología, fascinante. —Comenta Elfina.
    — ¿Modificado? —Dice Alice sin poder creer lo que esta observando.

    Los cachorros aúllan sintiendo el dolor de su hermano. Elfina los mira. —No es fascinante es...
    —Bizarro. —Termina Magnus. Elfina se queda en silencio.

    El lobo ve en Alpha una nueva amenaza, y la ataca, ambas bestias luchan con todo lo que tienen, los ataques de Alpha no tienen efecto en las piezas metálicas del lobo, Elfina saca su arco y apunta a la cabeza del lobo, está segura que puede matar a esa monstruosa criatura de un solo tiro.

    —Ni lo pienses. —La detiene Magnus con una mirada de enojo.
    —Eso ya no es el cachorro de la loba, eso es una aberración. —Le dice sosteniendo firmemente su arco.
    — “Eso” es Beta, ira con su familia a casa, lo molestaran sus hermanitos, su madre lo reprenderá y descubrirá que el mundo no es el lugar retorcido que cree. —Dice el con melancolía en su voz.
    —Y como planeas que ese lobo se tranquilice, si ahora ataca a su propia madre no tenemos oportunidad de hacerlo entrar en razón. —Baja el arco.

    Alice camina hacia los lobos que luchan, luce triste, no logra comprender por que luchan si son familia.

    —Deténganse. —Les grita a los lobos con todas sus fuerzas. Ambos lobos miraron a Alice, Alpha se tranquiliza, pero el otro la ve como una amenaza.
    —Grrrzz —Ruge el lobo con cierto sonido mecánico en su ladrido.
    —Detente, en verdad no lo ves todos aquí queremos ayudarte. —Le dice llorando.
    —Grz — Se acerca a Alice, la olfatea y le pone atención a sus palabras.
    —Ella es tu madre, tú fuiste arrancado de su lado por personas malas, pero no fue su culpa. —La bestia mira a Alpha y parece confundido. —Ellos son tus hermanos, y ansían conocerte. —Mira a los cachorros y se descontrola.
    —GRRRZZZ

    El gran lobo parece confundido, recuerda cuando era un cachorro, recuerda a su madre, como mataban a sus hermanos, los experimentos que hicieron con él, su dolor, la desesperación, y una figura oscura, una voz que lo estremecía, el aroma del culpable de todo lo que le sucedió lo tenia bien grabado en su memoria.
    El aroma que tanto temor le infundía, lo podía detectar cerca, comenzó a buscar en los alrededores, su atención se fijó en Elfina, el aroma venia de ella, se dirige en su dirección con todas sus fuerzas para atacarla, finalmente podía vengarse. Elfina parece aceptar su destino, cerró sus ojos y bajó los brazos. Justo al último segundo.

    — ¡Detente! —Grita Magnus deteniendo al lobo. —La bestia lo mira con atención. —Bienvenido, Beta. —Dice sonriendo.

    Beta sigue atentamente con la mirada a Magnus quien se dirige hacia el castillo, mira a Elfina por un momento, le lanza una mirada de repulsión y se dirige hacia Alpha, se acuesta a sus pies y cierra los ojos, Alpha se acuesta colocando su cabeza sobre la de Beta, ambas bestias lucen en paz.

    —Me alegra. —Dice Alice sonriendo.
    Elfina abre los ojos, casi decepcionada. —Si, a mi también. —Se dirige hacia el castillo.
    —Y Magnus a donde… —Pero nota que Elfina esta entrando al castillo.

    Los cachorros se dirigen dando saltos de felicidad hacia Alpha y Beta, los rodean ladrando felices, y olfateando a su hermano.

    —Alpha, Beta, Gamma, Delta y Épsilon; lindo. —Dice Alice con lágrimas en sus ojos.

    Al cabo de unos minutos Magnus y Elfina salen del castillo cargando varios objetos.

    — ¿Están robando? —Pregunta Alice.
    —No se puede robar algo que no existe. —Responde Elfina colocando los cofres que traía en el suelo.
    — ¿Ah?
    —Todo esto es ilegal, son riquezas mal ganadas del Consejo de Magos, contrabando que no llegará a las manos equivocadas. —Dice Magnus.
    — ¿Y solo por eso está bien tomarlo?
    —No lo veas como un robo, es más un saqueo en pos de la justicia, no podrán usar nada de esto para lastimar a nadie y lo más importante sin castillo, no pondrán a otra pobre criatura en este lugar. —Dice acariciando una esfera de cristal. El castillo comienza a desintegrarse.
    —Lo más importante es que reunimos a una familia. —Agrega él mirando a los lobos.
    —Si. —Observa a los lobos por un rato.

    Elfina murmura algo y aparece una plataforma, hecha de un material parecido al cristal, de forma circular y que flota en el aire, suben las cosas que sacaron del castillo y a Beta para que descanse, los cachorros también se suben; Magnus, Elfina y Alpha llevan la plataforma, Alice camina junto a Magnus.

    —Aun no se porque tomaron todo esto.
    —Era mejor a que se perdiera.
    —Tal vez no entiendas porque saqueamos el castillo, pero créeme, no podíamos permitir que el Consejo de Magos recuperara objetos tan peligrosos. —Dice seriamente Magnus.
    — ¿Que tan peligrosos pueden ser estas cosas?, a mi me parecen solo un montón de rocas y libros.
    —Veamos; los cristales elementales, se usan como vinculo directo con las deidades de los elementos, una pequeña pieza permite el control de un elemento, y allí tenían todos los tipos de gemas y de un tamaño considerable. —Dice codiciosa Elfina.
    —Hay libros con hechizos, anti-hechizos, objetos de control, gemas de muerte. —Agrega él.
    —Pieles y partes de monstruos que sirven para la magia y la fabricación de varias armas. —La elfo levanta una piel negra con rallas blancas.
    —No los planeamos usar. Bueno algunas cosas si, un pequeño trozo de los cristales en tu collar te permitirán usar elementos para defenderte. —Le dice Magnus.
    —Y tal vez nos seas útil en los torneos. —Le dice burlona Elfina.
    —No la vamos a obligar a pelear. —Le reprocha Magnus.

    En la plataforma Beta despierta, mira a su alrededor y nota a dos de los cachorros durmiendo junto a el, el otro esta en la orilla de la plataforma mirando el suelo con mucha atención; mira a Magnus.

    —Grrrrzzzzzzz. —Le ruge.
    — ¿Estas seguro? —Beta asiente. —Cuando te recuperes.
    — ¿Que dijo?
    —Dijo que peleará de nuestro lado hasta... —Hace una pausa forzada. —Encontrar a quienes le hicieron esto.

    Siguieron hasta llegar a la mansión, guardaron los tesoros en una habitación sellada con un hechizo, en que solo Elfina y Magnus podían entrar, instalaron a Beta en una habitación del segundo piso, Alpha se quedo con el. El resto bajo a la sala para hablar un poco.

    —Aun no me queda claro porque alguien le haría algo como esto a un ser vivo. —Dice Alice con cierta tristeza.
    —Dinero, poder, estatus, nombra uno. —Contesta Magnus.
    —Los tesoros en ese castillo son parte importante del contrabando más raro del Consejo de Magos, muchos viven una vida sin ver algunos de los objetos que sacamos de ahí. —Dice Elfina señalando hacia donde están los tesoros guardados.
    — ¿Y no buscaran venganza o los intentaran recuperar? —Pregunta preocupada.
    —Muy poco probable, ya se arriesgaron demasiado al esconderlos, hacer una escena en medio de la ciudad seria suicida. —Dice confiada la elfo.
    — ¿Que quieres decir?
    —Los guardias bajo el comando del Consejo de Seres los arrestarían si intentaran entrar en un edificio sellado.
    —Les dicen Los Cazadores, son como policías, con autoridad por sobre todos los seres, excepto los jueces y los consejeros. —Dice Magnus.

    Así paso el tiempo, Alice interrogaba a Elfina y Magnus para entender mejor la situación, hasta llegar al tema del golem que vieron en el castillo.

    —Y el golem que casi nos aplasta, tenía tu escudo familiar estoy segura de eso. —Elfina no sabe que responder.
    —Seguramente lo robaron. —Dice Magnus.
    —Creo que tiene sentido. —Se dice Alice dejando ese asunto.

    Magnus mira seriamente a Elfina, ella baja la mirada y se queda en silencio.
     
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    Gracias, Lady Rose; tus comentarios son lo que me dan fuerzas para continuar la historia.
    Te agradezco el comentario, me gusta pensar que cuido la ortografía, aunque cada vez que lo vuelvo a leer encuentro otra palabra que corregir.

    Espero que sigan la historia, aun faltan muchas historias, y varios personajes nuevos.
     
  13.  
    Dark RS

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    Los Caballeros de Magnus
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    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    73
     
    Palabras:
    1495
    Capítulo 8. El Dragón de la Discordia.


    Varios días después del incidente del castillo; Elfina y Alice se encontraban practicando los ataques de Alice con el collar que Magnus le había ragalado.
    Magnus vaga sin rumbo fijo, como buscando a alguien, se encontraba en la peor parte de la ciudad, los trolls abundan por todas partes y las calles están descuidadas; junto a un puente destruido, un pequeño niño con una túnica blanca larga que le cubre todo el cuerpo lo saluda; parece tener unos diez años, su piel es algo escamosa y de color verde, un enorme cuerno sale de su frente, tiene una mirada triste.

    —Hola. —Dice Magnus saludando al niño.
    —Oh, Magnus. —Contesta feliz de ver a su único amigo llegar.

    Magnus busca en su gabardina, saca una fruta muy parecida a una pera y una pieza de algún tipo de pan y se las da al niño.

    —Toma. —Ofreciéndoselas.
    —Gracias. —Toma la comida y comienza a comer, se nota que llevaba tiempo sin probar bocado. Los transeúntes se quedaban viendo y murmuraban. —No deberías juntarte conmigo. —Dice al ver a los que pasan.

    —De nuevo con eso.
    —No soy más que un dragón. —Dice bajando la mirada.
    —Yo no veo por que el hecho de ser un dragón sea algo malo, al contrario me parece genial.

    —Pero…
    Lo interrumpe. —Ven conmigo.
    — ¿Adonde?
    —A casa. —Le dice con una sonrisa.


    Muchas veces le había ofrecido refugio, pero el niño siempre declinaba su invitación, sabe que quién de refugio a un dragón se le considera un criminal, después de un rato logra convencerlo de por lo menos intentarlo, llevó al niño dragón a la mansión, quién se queda impresionado al ver el tamaño de la casa.

    —Tu casa es gigantesca. —Dice con un brillo en los ojos admirando la edificación.
    —No es mi casa, pero me quedo aquí de vez en cuando. Espera a conocer a los demás. —El niño se acerca a la puerta y la empuja. —Espera no puedes abrirla hasta que... —Pero se queda en silencio al ver que la puerta se abrió, no sabía por que había podido abrir la puerta si estaba sellada con un poderoso hechizo.
    — ¿Que sucede?
    — ¿Como abriste la puerta? —Le pregunta consternado.
    —Estaba abierta. —Magnus se queda pensando por un momento, parece tener una ligera idea de lo que había sucedido.

    Entran en la mansión, y se dirigen al área de entrenamiento donde a Elfina y Alice practicaban. Elfina lanza una bola de fuego y Alice levanta una muralla de tierra para detenerla, la elfa lanza varias flechas que Alice desvía con una potente ráfaga de viento.
    En ese momento Elfina se da cuenta de la presencia del niño dragón.

    — ¿Que crees que haces en mi casa fuera de aquí escoria? —Le dice al niño con tono amenazante.
    —Yo lo traje. —Dice Magnus defendiéndolo.
    —Como se te ocurre traer un dragón a mi casa. —Le grita indignada.
    —Mejor me voy. —Dice el joven dragón para evitar causar más problemas.
    —Si, y rápido. –Le dice la elfa queriendo golpearlo.
    —No sé porque te pones así, pero si él se va yo también me voy. —Dice él esperando su reacción.
    —Te pones del lado de esta cosa.

    —Perdón, pero porque no quieres al niño aquí. —Dice nerviosa Alice.
    —Bromeas, los dragones son la especie más despreciable de todas. —Dice enojada.
    —Pero…

    Interrumpe a Alice. —Tú solo debes saber que esas basuras no son bienvenidas en la ciudad, y mucho menos en mi casa.
    — ¿Por qué te opones a recibir al niño? —Pregunta Magnus viendo al dragón que parece que está listo para llorar.
    —Tu sabes porque.

    —Sé lo que todos piensan, pero él no debe pagar por lo que creen que hicieron sus antepasados.

    Alice mira al niño, notó en sus ojos una mirada familiar, esa mirada que ve cada día que se mira al espejo, podía entender la tristeza y soledad que el pequeño sentía.

    — “Creen que hicieron”, quien crees que eres para cuestionar lo ocurrido durante la guerra contra los dragones. —Grita aún más enojada.
    —Y tu solo aceptas lo que te dijeron, aún si fuera verdad, él no debe ser culpado por algo del pasado.

    — ¡Los quiero a todos fuera de mi casa! —Les grita. — ¡Y no quiero que vuelvan aquí!
    —No lo tienes que repetir. —Se da la vuelta y saca al niño de ahí.

    Después de la discusión; Alice y los demás abandonaron la mansión, se instalaron a las afueras de la cuidad, en un enorme lago, el agua era cristalina, en el fondo se podían ver varias serpientes marinas y peces extraños. Los cachorros jugaban cerca del agua, Alpha se quedó echada bajo un árbol y Beta se paró cerca del lago para sentir la brisa en su piel.
    Magnus, Alice y el niño se sentaron viendo hacia el lago, la brisa movía el césped como si fueran olas.

    —Perdóname, todo es mi culpa. —Dice el niño abrazando sus rodillas.
    —Tú no hiciste nada malo. —Le contesta él, mira a los cachorros que tratan de sacar a un pez.
    —No te preocupes, ya veras como todo se solucionara. —Dice no muy convencida Alice.
    —Gracias señorita.

    —Dime Alice. —Le responde con una sonrisa.
    —Bueno, Alice. —Sonríe al decirlo. —Mi nombre es Caelum Draco Ignis.
    —Caelu Drago Ignis. —Trata de decir su nombre pero no logra pronunciarlo bien. —Creo que te diré Dragón. —El niño se queda en silencio.
    —Siéntete orgulloso de tus raíces. —Le dice Magnus. —En mi mundo los dragones son criaturas muy poderosas.
    —Pero en este los dragones somos marginados.
    —Pero, ¿Por qué los dragones son tratados tan mal? —Pregunta Alice curiosa.
    —Debido a una guerra que se desató hace muchas generaciones. —Le contesta el dragón.

    Alice quería seguir la conversación, pero no supo que mas agregar, se quedó mirando el lago con una mirada melancólica, por su cabeza pasaban todas las cosas malas que le habían pasado en el instituto.

    — ¿Que harán ahora? —Pregunta el niño preocupado.
    —Solo nos quedaremos aquí y disfrutaremos de la brisa. —Él se acuesta en la hierba y cierra los ojos.

    Alice lo mira detenidamente. —Creo que se durmió.
    –Eso parece. —Contesta el niño sorprendido.
    — ¿Puedes contarme más sobre la guerra de la que hablaban? —Pregunta ella.
    —La verdad no se mucho sobre eso, nadie nunca me habla, así que no se los detalles.


    Se quedaron en silencio durante un largo rato, los cachorros parecían estar cansados de jugar y se acostaron junto a Alpha para descansar, pero ella parece haberse dormido hace mucho tiempo y Beta observa su reflejo en el lago, luce pensativo.
    — ¿No me lo vas a hacer fácil verdad? —Dice una voz detrás de ellos.

    Alice voltea para ver quien acaba de hablar, Dragón se levanta y se aparta unos metros, de pie detrás de ellos se encontraba Elfina, mirando hacia el lago, Magnus aún acostado en el césped, no se mueve.

    —Recuerdas este lugar. —Dice Magnus sin abrir los ojos.
    —Claro que si. —Contesta con una sonrisa.
    —Ese día te veías muy feliz.

    —Eres un tonto. —Le dice sonriendo.

    Magnus sonríe, abre los ojos, y mira a Elfina. —Deberías sentarte.

    Elfina se sienta junto a Magnus, el niño dragón aun de pie a unos metros de ellos no se atreve a decir nada, Alice observa a Elfina.

    —Sabía que te encontraría aquí.
    —Sabía que recordarías este lugar. —Mirando al cielo negro.

    Alice quería preguntar sobre la historia tras esa conversación, pero en lo profundo de su corazón sabía que no lo soportaría.

    —Me… me pueden decir sobre la guerra con los dragones. —Dice sin pensarlo, quería cambiar el tema.
    —Eres buena rompiendo el momento. —Le reclama Elfina. —Que importa ya; si en verdad quieres saber sobre la guerra te lo contaré.
     
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    Los Caballeros de Magnus
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    Aventura
    Total de capítulos:
    73
     
    Palabras:
    1957
    Capítulo 9. La Guerra que Tiñó de Carmesí la Tierra.


    Elfina narra:
    Hace mas de diez generaciones este era el continente mas salvaje de todos, todas las razas luchaban por el control del territorio; los Elfos contra los Centauros, los Duendes contra los Trolls, los ogros y gigantes contra los reptiles. De entre todas las especies solo había una que era la más brutal; los dragones, los más poderosos de todos, un solo dragón puede acabar con toda una ciudad, un día sin ningún aviso los dragones le declararon la guerra a todas las demás especies, fue una guerra encarnizada, todas las demás especies se unieron para acabar con la amenaza, se extinguieron varias especies, se vieron diezmadas las demás. Pero al final se pudo repeler a los malvados dragones.
    Se formó el consejo de seres donde el más poderoso de cada especie se volvió su representante.
    Desde entonces se nos ha enseñado a ignorar y entregar a los dragones a las autoridades.

    —Pero este niño no tiene la culpa de esa guerra.— Le dice Alice.
    —Sabes que esa no es toda la historia verdad. —Le dice Magnus.
    — ¿Que quieres decir?, esa es la historia que nos enseñan desde siempre. —Contesta enojada.
    —Ya me la habías contado, pero hubo algo que no me convenció sobre la historia. Y busque a alguien que estuviera mejor informado.
    — ¿Y quien puede saber mas sobre esa cruel guerra?
    —Una palabra.—Se queda en silencio por unos momentos. —Leo.
    —¿Leo? ¿El Legendario Leo? —Pregunta sin poder creerlo.
    —¿Quién es Leo? —Pregunta Alice que no quiere quedar fuera de la conversación.
    —Es la criatura más sabia del continente de Garja. —Responde Elfina casi automáticamente.
    — ¿Y como es?
    —Es algo así como una tortuga-león. —Contesta él.
    —Decir que Leo es una tortuga-león, es como decir que el coliseo es una caja. —Le dice aun sorprendida. — ¿Y como pudiste encontrar a Leo?, nadie lo ha visto en mas de dos generaciones.
    —Él dijo que solo lo pueden encontrar quienes realmente necesitan verlo. —Ve a los cachorros que se despertaron y se tiraron al lago para perseguir a un gran pez.
    —¿Y donde esta? —Pregunta interesada.
    —Me hizo prometer que no lo diría.
    — ¿Sabes cuanto hace que lo buscamos? —Pregunta perpleja.
    — ¿Lo buscan? —No contesta, sabe que habló de más. —De todos modos; me contó acerca de la guerra contra los dragones.

    Narra Magnus:
    Hace generaciones el continente de Garja era el mas salvaje de los tres continentes, su tecnología no se comparaba con la de los otros dos, no tenia un gobierno definido y sus habitantes se mataban por el control del territorio y recursos que eran mas que suficientes para todos. De entre todas las especies, la más noble eran los dragones, quienes soñaban con un mundo en el que reinara la paz. Su emperador Nobilis Aqua Potestatem, el mas poderoso de los dragones, decidió llevar acabo un plan para que todas las especies se unieran como una, si todos tienen un enemigo en común no tendrán mas opción que trabajar juntos. La mayoría de los dragones fueron enviados a otro continente, solo quedaron veinte dragones para llevar acabo el plan del emperador, las bajas se mantenían al mínimo, era casi imposible matar a un dragón, pero el emperador no contaba con que otra raza se aprovecharía de la situación. Se formó una alianza entre todos los seres, pero entre las sombras los elfos aniquilaban a sus propios enemigos y usaron a los dragones, los acusaron de aniquilar por completo a los centauros, y los unicornios blancos. Los dragones se dieron cuenta de esto y mataron a los altos mandos de los elfos, durante estas batallas se perdieron muchas vidas. Al final quedaron solo seis dragones, de los cuales cinco huyeron a otro continente, y solo el emperador luchó hasta el final, y vio su sueño de una tierra unificada cumplido, se formó un consejo el cual esta conformado por un representante de cada especie, el representante de cada especie debe ser el más poderoso. Mucho tiempo después para decidir las disputas se comenzaron a arreglar combates con los mejores guerreros de cada especie, el resultado de las luchas se aceptaban como definitivas y esta costumbre evolucionó a las luchas que se mantienen actualmente. La paz se ha mantenido teóricamente desde entonces.
    Pero una nueva especie que llegó recientemente esta destruyendo el balance entre las especies, ¿Quienes son?, ¿Quién los trajo?, ¿cual es su objetivo?, no me lo reveló. Los dragones que se atrevieron a volver han sido tratados como basura por la sociedad.
    Magnus había dejado deliberadamente fuera una parte de la historia, quería comprobar si Elfina sabía sobre el resto.

    — ¿Cuál es la especie que esta destruyendo el balance? —Pregunta Alice.
    —No me lo dijo, pero me parece obvio. —Hace una pausa. —El ser humano. —Elfina parece pensar en algo, recuerda el rostro de su madre y se enfada.
    — ¿Creo que no estas sorprendida? —Le pregunta a Elfina.
    —Yo… no… —La pregunta le llegó a la elfa tan repentinamente que no supo como contestar.
    —Esta bien, dejémoslo así.
    — ¿Y que le pasó al emperador? —Pregunta Dragón que había estado al margen de la conversación.
    —Tal parece que fue sellado en el fondo de la prisión Gefangnis. —Dragón luce algo decaído.
    —Puedes regresar a casa si quieres. —Dice Elfina sonrojada.
    —Solo si Caelum puede regresar con nosotros. —Le contesta sonriendo. Ella lo piensa.
    —No es necesario que lo hagas, ya estoy acostumbrado a vivir en las calles. —Contesta Dragón tratando de no hacer el problema aún mayor.
    —Te vienes con nosotros.
    —No te preocupes, no te dejaremos a tu suerte. —Le dice Alice dándole ánimos.
    —De acuerdo pero su habitación estará lejos de la mía. —Dice ella finalmente aceptándolo.
    —Gracias. —Una lágrima cae por la mejilla de Caelum.

    Dragón se abalanza sobre Magnus y comienza a llorar con todas sus fuerzas. Alice se conmovió. Se quedaron en el lago un largo tiempo contemplando el agua. Elfina parecía feliz, aunque se trataba de un dragón la escena le parecía alegre.
    Varios días después de la llegada de Dragón, Magnus comenzó a entrenarlo, y se dio cuenta del potencial del niño. En el área de entrenamiento de la mansión.

    —Se supone que te puedes transformar en un dragón, ¿no es cierto?
    —Ya soy un dragón. —Le contesta el niño confundido.
    —No lo expliqué bien, parece que puedes hacerte muy poderoso.
    —No se a que te refieres.

    Elfina que estaba al otro lado de la puerta del cuarto de entrenamiento los oyó conversar y entro.

    —Esono puede transformarse, a los dragones que llegan al continente les sellan su habilidad de transformación.
    — ¿Como lo deshago?
    —Dale un collar como el de la enana, pero con una piedra de dragón.
    Magnus se acerca a Elfina y le susurra. —Gracias, se que siempre puedo confiar en ti.
    —Ah… Yo… —Se sonroja.

    Magnus sale del área de entrenamiento, Elfina lo sigue con la mirada aun sonrojada y sonríe, cuando lo pierde de vista, ve a Dragón mirándola.

    — ¿Que ves lagartija? —Le grita apenada.

    Ella sale de la habitación enojada, al cabo de unos minutos regresa Magnus y le ofrece el collar a Dragón.

    —Ponte esto.
    —En verdad es para mí. –Duda en si tomarlo.
    —Claro.
    —Gracias. —Lo toma y lo mira con alegría, luego se lo coloca.
    —Intenta transformarte.
    — ¿Cómo lo hago?
    —Cree en tu propio poder, cierra los ojos e imagina una llama, concéntrate en esa llama.

    Dragón cierra los ojos e imagina una flama, se concentra, al cabo de un par de minutos el color de su piel cambia a un tono rojizo, su cuerpo comienza a deformarse, el cuerno en su cabeza crece, siente un poder descomunal correr por sus venas. Cuando abre los ojos la transformación ha finalizado. Su apariencia es como la de un dinosaurio de unos tres metros, sus brazos son cortos, y las piernas son grandes con garras, le creció una larga cola, su cuerno se hizo más grande, sus orejas se convirtieron en un cartílago en la parte superior de su cabeza, se volvió de color rojo oscuro, le crecieron unas enormes alas. El collar se adaptó al cambio de tamaño.

    —Esto es asombroso. —Se dice asombrado.
    —Nada mal.
    —¿Cómo me veo? —Pregunta emocionado.
    —Impresionante. —Le contesta impactado por el cambio.
    —Je, je, gracias. —Dice apenado.

    A pesar de que Caelum no podía verse, sentía su nuevo poder, podía volar aunque no muy alto, se sentía algo pesado, y descubrió que tenía la habilidad de lanzar llamas por su boca.

    —Acostúmbrate a esta forma y regreso mas tarde para que sigamos entrenando. —Le dice Magnus saliendo de la habitación.
    —Gracias, y no solo por esto… te agradezco que me sacaras de las frías calles. —Le dice el dragón deteniéndolo antes de salir.
    —Para que son los amigos.
    — ¿En verdad somos amigos? —Pregunta feliz.
    —Claro. —Ambos lucen felices. Magnus sale, Caelum sueña despierto.

    Fuera del área de entrenamiento en el corredor central estaba Elfina, apoyada en la pared, escuchó toda la conversación.

    — ¿Cómo lo supiste? —Pregunta intrigada.
    — ¿Qué?
    —Que le seria tan fácil convertirse en una criatura de fuego.
    —Esta en su nombre. —Dice mirándola a los ojos.
    — ¿En su nombre? —Pregunta confundida.

    En ese momento escuchan a Alice gritar dentro del área de entrenamiento. Ambos entran rápidamente.

    —No te acerques. —Grita asustada al ver la transformación de Dragón.
    —No te asustes, soy yo Caelum. —Dice la bestia frente a ella.
    — ¿Dragón? —Pregunta no muy convencida.
    —Si.
    —Par de idiotas. —Les dice Elfina al ver la vergonzosa escena.
    — ¿Qué dijiste? —Responde enojada Alice.
    —Ya me oíste.
    —No se peleen. —Les dice Dragón.
    — ¡No me hables! —Le dice Elfina con desprecio en sus ojos.
    —No le grites. —Le reclama Alice.

    Alice y Elfina comienzan una de sus habituales discusiones, Dragón se asusta, vuelve a su forma de niño y se esconde detrás de Magnus.

    —¿Quieres comer algo mientras se calman? —Le dice Magnus al verlas discutir.
    — ¡Yay, comida! —Dice emocionado. —Pero, ¿No deberíamos hacer algo?
    —No tiene caso, cuando empiezan ya nada las detiene. Además me gusta verlas discutir. —Calum lo mira confundido. —No es que no me importe, es solo que normalmente Elfina es muy fría y Alice muy tímida, cuando están juntas se comportan diferente, y eso me alegra. —Dragón lo mira sin comprender. — ¿Que quieres comer?
    —Quiero carne. —Dice emocionado, imaginando un enorme corte de carne. Ambos salen de la habitación dejándolas discutir.

    Al cabo de un rato de estar discutiendo, finalmente Alice y Elfina se cansan de gritar.

    — ¿Dónde esta Magnus? —Pregunta Alice buscándolo.
    —No se, pero por lo menos se llevó a la lagartija.
    Alice parece haberse dado cuenta de algo, algo que quería preguntar desde hace mucho, pero siempre olvidaba. —Ahora que lo pienso no he visto animales normales por aquí.
    —Define normales. —Le contesta sin comprender a que se refiere.
    —Por ejemplo una lagartija, ya que lo mencionas.
    — ¿Que es una lagartija?
    —Tu sebes una lagartija.
    —Ah, lo olvidaba, me debes haber pegado la idiotez. —Recuerda un hecho muy importante que nadie le había explicado a la humana. —Me extraña que aun no hayas preguntado porque me puedes entender.
    — ¿Qué quieres decir?, hablas el mismo idioma que yo. —Le dice confundida.
    — ¿Y eso no te parece extraño?
    —Ahora que lo mencionas…
    —Idiota. Para que hasta tú me entiendas, como ya lo has notado tú escuchas hablar a todos los seres en tu idioma y yo los oigo hablar en el idioma de los elfos, y así cada raza en el suyo.
    —Oh, ¿Por qué? —Pregunta curiosa.
    —Es por que… —Lo piensa un poco pero no sabe que decir, conoce el hecho que el Consejo de Seres tiene algo que ver. — ¡Es así y ya!
    —Tú tampoco lo sabes verdad. —Le dice con una sonrisa maliciosa.
    —¡Cállate enana!
     
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    Dark RS

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    Los Caballeros de Magnus
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    Aventura
    Total de capítulos:
    73
     
    Palabras:
    1600
    Capítulo 10. Merlín.


    En el área de entrenamiento.

    —Demonios, se fue Magnus. —Dice Elfina, recordando que debía mantenerlo en la mansión todo el día.
    —Si ya lo habías dicho. —Responde Alice confundida.
    —No, no, no, no. —Comienza a caminar de un lado para otro, no sabe como se le pasó.
    — ¿Qué pasa?
    —No debía perderlo de vista, no hoy. —Se dice a si misma.
    — ¿Perderlo de vista?
    —Debe estar ahí. —Se dice nerviosa.
    — ¿Ahí?
    —Nada que te interese.

    Magnus y Dragón acaban de terminar de comer carne asada y vegetales en un pequeño restaurante dirigido por enanos. Y ahora se pasean por la cuidad.

    — ¿Por que me haces caminar? —Dice Dragón arrastrando los pies totalmente satisfecho.
    —Te hará bien caminar para bajar la comida, además me gusta caminar por la cuidad.
    —Así fue como me encontraste.
    —Si, se conoce a gente interesante caminando sin rumbo.

    Siguieron caminando hasta llegar a un parque, este tiene una enorme fuente con agua color purpura. Cerca del parque hay dos miembros de los cazadores forcejeando con alguien, Magnus se dirige en esa dirección y cuando se da cuenta de la situación corre a ayudar.

    — ¿Qué creen que hacen? —Les grita a los cazadores, al ver que estaban golpeando a un anciano.

    Estos cazadores tenían el uniforme oficial, un traje de color blanco; con un casco que les cubre casi toda la cabeza, excepto por la boca, una placa que los identifica; pero uno de los cazadores tenia una segunda placa; ambos eran elfos.

    — ¿Qué cree usted que está haciendo? —Le dice el cazador con una placa.
    —Déjenlo en paz. —Les dice atravesándose entre ellos y el anciano.
    —Soy el Teniente Oran. Y nuestras órdenes son desalojar a este sujeto, para poder construir un monumento en honor al consejero elfo. Así que aléjese y no se meta en lo que no le importa. —Le dice el cazador con dos placas.
    —Y creen que eso les da derecho de dejar a alguien sin hogar y maltratarlo así. —Los mira con enojo.
    —Si. —Dice el teniente.
    —Hazte a un lado humano. —Ordena el segundo cazador.
    —No dejaré que le hagan nada.
    —No valgo la pena, no se arriesgue por mí. —Le dice el anciano en el suelo.
    Se voltea. —Créame si me voy no podría vivir sabiendo que lo abandone. —Mira a Dragón. —Ayúdalo.
    —Claro. —Corre a socorrerlo.
    —Última advertencia, apártese o nos veremos obligados a usar la fuerza. —Le dice de forma pedante el teniente, Magnus solo lo mira.
    —Tú lo pediste. —El cazador se tira a atacarlos. Magnus se aparta y el cazador pierde el equilibrio, cuando cae lo golpea y lo deja inconsciente.
    —Maldito. —Le dice el teniente enojado.

    Oran aparece una espada electrificada y ataca a Magnus. Cuando da el primer golpe, este lo golpea en el brazo, el teniente deja caer la espada y Magnus lo golpea en el estómago. Oran cae al suelo tosiendo.

    —Esta la pagarás maldito humano. —Grita tosiendo.
    El cazador recobra la consciencia he invoca un arco, cuando esta listo para atacar.

    Llega otro cazador, montado en un pegaso rojo, pero este es distinto a los otros dos; su uniforme es igual pero de color negro, he igual que el teniente tiene dos placas.

    —Capitán este civil nos atacó, ha intento detener nuestra misión. —Le dice Oran levantándose.
    —Mi nombre es Freud. Capitán Freud. Lo que me esta informando el teniente es verdad. —Pero él no contesta. Al ver esto el capitán se enoja un poco. —Se niega a responde a la autoridad... Espera un momento, ¿tú eres Magnus?
    —Si es él. —Le contesta Dragón orgulloso.
    —No hablaba con la basura. —Le dice Freud con odio en sus ojos. Magnus lo observa un momento, este capitán también es un elfo.
    —Si, soy Magnus.
    — ¿Por qué atacó a mis subordinados?
    — ¿Por qué atacaron ellos al dueño de esa casa?
    —Muy bien. —El capitán sonríe.

    El Capitán Freud recitó un hechizo y la casa del anciano desapareció.

    — ¿Qué casa? —Magnus se enoja. —Le pido disculpas de parte de mi teniente, se que es algo impulsivo y probablemente fue quien inicio la pelea.
    —Bah. —Dice enojado Oran.
    — ¿Y que pasará con él? —Refiriéndose al anciano.
    Freud piensa por unos momentos. —Se puede ir.
    —Pero señor… —Lo interrumpe el teniente.
    —Nos vamos. —Les dice a sus subordinados.
    —Si señor.

    Freud le lanza una mirada de odio a Dragón y al anciano, y luego mira a Magnus.

    —Deberías dejar de juntar basura.

    El capitán y el cazador se retiran del lugar.

    —Tuviste suerte. —Le dice Oran antes de correr tras su capitán.
    —Corran cobardes. —Les grita dragón casi llorando.—Ellos saben que no tienen oportunidad contra ti. —Le dice a Magnus sonriendo.
    — ¿Se encuentra bien? —Le pregunta al anciano preocupado.
    —Gracias joven, pero no tenia que arriesgarse tanto.
    —No es molestia, además averigüé algo interesante.
    — ¿Interesante? —Le pregunta Dragón.
    —Si. —Mira en la dirección en la que se fueron los cazadores.

    Al cabo de unos minutos convencieron al anciano a ir a casa con ellos. Estando frente a la puerta metálica de la mansión, Magnus se detiene y llama a Elfina.

    — ¿Por qué no solo entramos? —Pregunta el niño confundido.
    —No es posible, el no podría entrar. —Contesta mirando la puerta.
    —Es cierto, hay un poderoso hechizo en esta puerta. —Dice el anciano tocando la gran puerta.
    — ¿Hechizo? —Aún confundido el niño.
    —No tiene efecto en ti.

    Elfina y Alice salen.

    —Lo sabía. —Se dice Elfina. Alice la mira confundida.

    Alice mira al anciano que venia con Magnus; tenía puesta una túnica purpura y un sobrero cónico del mismo color, su rostro estaba cubierto por una larga barba, en su mano derecha trae un libro con el dibujo de un ojo, parece ser de edad bastante avanzada.

    —Si no te molesta podemos darle un hogar temporal a... —Le dice a Elfina, pero se detiene al recordar que no sabe el nombre del anciano y que no se ha presentado.—Perdona con todo lo que ocurrió no me he presentado. —Le dice amablemente al anciano.—Yo soy Magnus, él es Caelum, ellas son Elfina y Alice.
    —Que descortés de mi parte, yo tampoco me he presentado como se debe, me llamo Merlín Asmodeo y este es…

    Merlín abre el libro y aparece un muñeco; hecho de un material parecido a la madera, sus brazos no están pegados al cuerpo pero se mantienen junto a este, el brazo izquierdo termina en dos largas garras y el otro es un látigo, carece de piernas, tiene extraños símbolos sobre su cabeza, tórax, hombros.

    —Arquímedes, mi fiel marioneta. —Dice presentando al muñeco.
    —Entonces eres un mago. —Le dice Alice convencida que tiene razón.
    —No lo soy.
    —Pero usas ropa de mago. —Dice señalando la túnica.
    —No lo hago, es el estilo de los miembros de mi familia.
    —Pero la larga barba blanca, y el sombrero en punta.
    —No es un mago. —Finalmente le dice Magnus.
    —Y el libro y el muñeco llamado Arquímedes. —Le dice confundida.
    —Se en quien estas pensando, pero no lo es. —Sabe que ella lo confunde con el mago de las historias de caballeros.
    —Ya cállate enana. —Le dice Elfina harta de la humana.
    — Cof, cof. —Tose el anciano para que le pongan atención. —Soy un alquimista.
    — ¿Un alquimista? —Pregunta Alice.
    —Si controla muñecos como ese para que hagan cosas por él, como pelear o algo trivial como servir agua. —Le dice Elfina sin siquiera voltear a verla.
    — ¿Y? ¿Se puede quedar? —Le dice Magnus.
    —Está bien. —Dice suspirando, ya no había remedio.


    Elfina recita el cantico para darle acceso a la mansión a Merlín. Magnus, Alice y Dragón entran primero. Elfina le da al anciano una mirada de indiferencia.

    El anciano se había dado cuenta de quien era ella. —No se que se traen entre manos.
    —No se de que hablas. —Le dice nerviosa.
    —Yo se que él no tiene malas intenciones. —Refiriéndose a Magnus. —Puedo leer las intenciones de los demás con solo verlos a los ojos, los de él reflejan muchas cosas, pero la traición y el odio no son parte de ellas. —Ella lo mira aún más nerviosa. —Tu por otra parte Ma...
    — ¡Cállate! —Le grita interrumpiéndolo. —Ni se te ocurra mencionar mi nombre.
    —Por su bien no diré nada más. Y te daré el beneficio de la duda. —Entra a la mansión escoltado por su muñeco. Cuando pasa por la puerta ve a Magnus recostado junto a la puerta.
    —Llámala Elfina. —Le dice sin mirarlo.
    —De acuerdo joven Magnus. Les agradezco su hospitalidad.

    En la mansión le dan una habitación a Merlín y acceso al área de trabajo, para que mejore a su títere.
    Más tarde ese día en la sala de estar.

    —Estoy algo nervioso. —Dice Dragón.
    —Lo harás bien. —Le dice Magnus.
    —Pero no me gustaría que perdieras por mi culpa.
    —No te preocupes, estoy seguro que ganaremos fácilmente.
    —Es verdad, mañana es la primera pelea triple de la lagartija. —Dice Elfina acostada en un sofá mirando al techo.
    —Yo aun no he tenido mi primera pelea. —Dijo Alice sin pensarlo.
    —Eso es porque de seguro pierdes. —Le dice Elfina.
    —No es justo que digas eso, he estado entrenando muy duro.
    —Es cierto. —Dice él, hace una pausa.—Mañana entrarás con nosotros.
    — ¿Vas a arriesgarte a perder? —Elfina se sienta y lo mira.
    —Se que lo harán bien, ¿cierto?
    —Cuenta conmigo. —Dice Callum tratando de calmarse.
    —Daré lo mejor de mí. —Dice Alice animada.
    —Será mejor que nos vayamos, para llegar a tiempo mañana.
    —Ok.

    Magnus y Alice regresan a su mundo. Aunque ella no tenia ni idea de lo que le esperaba al llegar a casa.
     
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    Los Caballeros de Magnus
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    Para adolescentes. 13 años y mayores
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    Aventura
    Total de capítulos:
    73
     
    Palabras:
    1457
    Capítulo 11.Ojos sin Alma.


    Al acercarse a casa, Alice logra divisar una patrulla frente a su casa, su corazón comienza a latir rápidamente, corre para averiguar que sucedió, le preocupa que algo le hubiera pasado a su madre. Magnus corre tras ella, ve que hay un oficial esperando en la patrulla y le pregunta sobre lo sucedido. Dentro de su casa, Alice ve a su madre hablando con un oficial.

    — ¿Qué sucedió? —Dijo Alice agitada.
    —Tus tíos están muertos. —Le respondió su madre llorando.
    — ¿Qué?, ¿Qué pasó? —Pregunta sin poder creerlo.
    —Al parecer los asesinaron, pero no tenemos claro quien o el porqué. —Dice el oficial.
    — ¿Mana esta bien? —Pregunta preocupada.
    —Si, ella esta bien, esta en tu habitación descansando. —Le contesta.
    —Al parecer la niña presencio todo. —Añade el oficial.
    — ¡Que horrible! —Dice Alice sin poder creer la noticia.

    Al cabo de unos minutos el oficial sale de la casa, Magnus se encuentra junto a la puerta de la casa esperando. Alice acompaña al oficial y nota a Magnus esperando.

    —Sucedió algo espantoso. —Dijo ella llorando.
    —Lo se, me lo contó el otro policía.
    —No sé que hacer. —Dice impotente.
    —No hay nada que hacer.
    —Mi prima esta aquí y no se como hablarle. —Dice mirando al interior de la casa.
    —Solo apóyala y cuando este lista para hablar la escuchas.

    La madre de Alice sale e invita a Magnus a pasar, este acepta. Además quiere conocer a la prima de Alice.

    —Mi prima está en mi habitación. —Le dice señalando una puerta.
    —Ya la viste. —Le pregunta él.
    —Aun no, no sé que hacer, ¿Qué le digo? —Pregunta confundida.
    —Solo ve, si necesitas decir algo, lo sabrás en su momento.

    Alice se dirige a su habitación lentamente, duda antes de entrar, se queda unos momentos viendo al interior de su habitación, dice algo y entra cerrando la puerta tras de ella. La madre de Alice se acerca a él.

    —Sé que es mucho pedir, pero puedes apoyarlas, ambas son buenas niñas, no se merecen todo el sufrimiento que les ha tocado. —Dice con los ojos humedecidos.
    —Haré lo mejor que pueda. —Contesta firmemente. —Lamento su perdida.

    Alice regresa de su habitación, detrás de ella viene una niña; mas pequeña que ella, parece tener unos ocho años, su cabello negro es muy largo, usa anteojos color rosa, al igual que Alice es algo pálida.

    —Ella es Mana. —Le dice a Magnus.
    —Mana él es… —Interrumpiéndose cuando Mana se mueve.

    En ese momento la niña se acerca a Magnus, quedan frente a frente, se miran a los ojos por unos segundos, es como si la niña creyera que él es parecido a ella. Mana se sienta en el sofá junto a Magnus, cierra los ojos y se duerme.

    —Parece que le agradas. —Dice la madre de Alice. —Creo que prepararé algo de comer. —Dijo antes de dirigirse a la cocina.
    —Que raro, Mana normalmente no es así. —Se dice Alice en voz baja.
    —Tampoco me gusta, podrá ser que… —Pero no quiso terminar lo que pensaba.
    — ¿Qué? —Pregunta preocupada.
    —No nada. —Dice mientras observa a Mana dormir.
    —Según los oficiales, ella no ha dicho nada desde que la encontraron.
    — ¿Sabes porque matarían a los padres de esta niña?
    —No, ni idea, mis tíos eran buenas personas, no se me ocurre alguien que quisiera hacerles daño o a Mana. —Dice confundida. — ¿Qué sucede? —Pregunta cuando ve que Magnus mira a Mana y se queda pensativo.
    —No es nada. —Dice pensando en el extraño comportamiento de la niña.

    Alice llevó a su prima a su habitación para que pudiera dormir. Cenaron y hablaron sobre lo sucedido.
    A la mañana siguiente. Magnus regresa a la casa de Alice, se le nota pensativo, toca la puerta unos segundos después Mana abre la puerta. Ella se queda mirándolo.

    —Hola Mana, ¿Esta Alice? —Le pregunta sonriendo.

    Mana se queda unos momentos mirándolo, regresa adentro de la casa, y unos segundos después sale Alice.

    —Hola.—Dice Alice feliz de verlo.
    — ¿Como sigue?
    —Igual, no dice nada, solo se queda mirando la pared. —Dice preocupada.
    — ¿Qué te parece si la llevamos?
    —No se, no me parece que este lista para salir.
    —Dime Mana quieres salir un rato. —Dice él hacia el interior de la casa.

    Mana sale unos segundos después, trae un bolso con la forma de la cabeza de un conejo y se esconde detrás de él.

    —Que raro se comporta diferente contigo. —Dice confundida.
    —No somos tan diferentes.
    — ¿Qué quieres decir?
    —Prefiero dejarlo así.
    —No entiendo, pero esta bien. —Dice ella feliz de que Mana quisiera salir.

    Salieron en dirección al portal, Alice observa a Mana durante el camino, pero ella no hace mas que mirar al frente.

    — ¿Cómo se lo explicamos?
    —Dile solo lo esencial, el resto lo entenderá sola.

    Alice le cuenta a Mana sobre el lugar al que van, las aventuras que han tenido ahí, los amigos que ha hecho, los lugares que a visitado; pero Mana no parece prestar mucha atención a lo que le dice.

    —No se si me entendió. —Dice preocupada.
    —No te preocupes, se adaptará rápido.
    —Eso espero. —Dice nerviosa.
    —Aun quieres luchar, si no quieres nadie te va a culpar.
    —Daré lo mejor de mí, no te defraudaré. —Dice nerviosa, además necesita sacar de su cabeza todo el asunto de sus tíos.

    Llegan hasta el portal, lo cruzan y ya en el otro lado, la expresión de Mana no cambia.

    —Me entristece, que aun tenga esa mirada, después de ver este lugar. —Dice él.
    —Lo sé.

    Se dirigen hacia el coliseo, que es donde acordaron encontrarse. Ya en el lugar, y sin aviso alguno Elfina se abalanza sobre Magnus y se agarra de su brazo. Al cabo de un momento nota a la niña.

    —Que les parece por fin creciste enana. —Dice molestando a Alice.
    —Eres una… —Dice furiosa.
    —Ya enserio, ¿quien es la niña? —Pregunta extrañada.
    —Es mi prima, se llama Mana.

    Elfina se inclina para poder ver a Mana más cerca, esta se oculta detrás de Magnus, nota algo raro en ella.

    — ¿Que le hicieron a esta niña? —Pregunta después de verla.

    Alice le explica lo ocurrido.

    —Algo le falta a esa historia. —Dice mirando a Magnus, ya que la niña se comporta muy extraño.
    —Lo sé, pero no puedo estar seguro.
    — ¿De que hablan? —Pregunta Alice preocupada.
    —Nada. —Contestan al mismo tiempo.
    —Se que me están ocultando algo. —Dice enojada.

    Dragón y Delta, salen del coliseo, y se dirigen hacia ellos.

    —Me alegra que llegaran. —Le dice feliz a Magnus.
    Delta aúlla feliz.
    — ¿Estas listo, para tu gran pelea? —Le pregunta a Caelum.
    —Claro, estuve entrenando como loco.

    Delta se acerca a Mana y la olfatea, ella se le queda mirando, la cachorro parece inquieta.

    Delta aúlla interesada.
    —Hola… —Le dice nervioso Dragón a Mana, el niño dragón parece haberse enamorado de ella.
    —Ella es mi prima, se llama Mana. —Dice Alice al ver a Dragón algo sonrojado.

    Decidieron entrar para prepararse para las peleas. Dentro se encontraban los demás esperando.

    —Saludos, jóvenes. —Dice Merlín.
    Beta les gruñe casi sin interés.
    Alpha mueve levemente la cabeza.
    Los otros dos cachorros ladran felices.
    —Hola, esta es mi prima Mana. —Dice presentándosela a todos.
    —Mucho gusto jovencita. —Dice educadamente Merlín.
    Gamma se acerca a Mana y la olfatea.
    Épsilon le ladra, y ella se esconde detrás de Magnus.
    —Si ya terminaron de tontear, vamos a planear bien esto. —Dice Elfina cansada de tanta gente.
    —De acuerdo. —Añade Magnus.
    —Tenemos tres peleas, así que serán tres equipos.
    —Cada equipo tendrá un líder, que son los únicos de nosotros que pueden registrarse como líder de equipo. —Dice Magnus.
    —Los equipos serán: el de Magnus, el de Alpha y el mío.
    —En mi equipo como ya lo habíamos planeado irán Dragón y Alice. —Les dice Magnus.
    —Yo me quedo con Beta y el viejo. —Dice Elfina.
    —Y Alpha, tu llevas a dos de tus cachorros. ¿Cuáles serán? —Le pregunta Magnus
    Alpha le gruñe a sus cachorros.
    Gamma aúlla feliz.
    Delta ladra confiada.
    —Lo siento Épsilon, será a la próxima. —Le dice Magnus.
    El cachorro baja las orejas decepcionado.

    Magnus deja a los demás con la planeación y le habla a Mana.

    —Tengo algo para ti. —Le dice a la niña, esta lo mira a los ojos.

    Magnus extiende ambas manos, y comienza a materializarse un libro, de color blanco, con símbolos extraños, lucia muy antiguo.

    —Te gustó el truco, se lo aprendí a Elfina, también puedo hacer aparecer una espada pero no le digas a nadie. —Le dice en silencio, ella asiente levemente. —Este libro es especial, léelo y apréndete los textos, son hechizos de defensa. —Le dice extendiéndole el libro para que lo tome.

    Ella toma el libro y se le queda viendo— Deséame suerte.
     
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    Los Caballeros de Magnus
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    73
     
    Palabras:
    1355
    Capítulo 12.El valle de las bestias.


    —Listos. —Les dice Magnus.
    —Nací lista. —Responde Elfina confiada.
    Alpha ladra emocionada.
    —Listo. —Dragón.
    —Si. —Alice nerviosa.
    —Listo. —Merlín e invoca a Arquímedes.
    Beta bostezó.
    Y los cachorros giraban impacientes.

    El coliseo se iluminó, el público enloquece, los tres jueces entran al coliseo y se sientan en el palco que les corresponde. Los jueces son un hada negra, un hibrido entre gato y hombre, y un enorme ojo flotante.

    —Damas y caballeros, esta noche se presentarán solo dos equipos. —Juez hada.
    —El primer equipo es el famoso Salvage. Su líder un domador llamado Julin, su equipo esta conformado por las bestias mas salvajes que puedan imaginar. —Grita el juez gato emocionado.
    —El segundo equipo esta liderado por Magnus, algunos de los miembros de su equipo son de los más poderosos luchadores que jamás hayan visto. —Juez ojo.
    —Y hay que destacar que Magnus no ha perdido ninguna pelea hasta ahora. —Añade el hada.
    —El público esta ansioso por ver si el equipo de Magnus saldrá con la combinación favorita de todos. —Dice entusiasmando a la multitud el juez gato.
    —Vamos a explicar el campo de batalla. —Dice el juez ojo al mismo tiempo que los reflectores iluminan la plataforma— Al subir a la plataforma los peleadores serán transportados a un área desértica.
    —Esta área se usa para las peleas de alto calibre, mas espacio, más emoción. —Dice el hada.
    —Veamos que combinación usarán los equipos. —Dice ansioso el gato.

    —Vamos nosotros primero. —Dice Elfina confiada.

    Elfina, Beta y Arquímedes, suben a la plataforma, son transportados a un enorme valle sin ningún tipo de vida; los suelos son duros como roca, rocas de diferentes tamaños sobresalen, unos cuantos árboles muertos decoran el lugar, la brisa lleva un sofocante aire caliente.

    Beta Gruñe incómodo por la atmosfera cálida.
    —Si lo se. —Le contesta Elfina estresada por el calor.

    El equipo oponente aparece frente a ellos. Un enorme cangrejo; de casi tres metros de ancho, pinzas enormes; una quimera mitad oso, mitad lagarto, y una mantis gigante con cuchillas muy afiladas.

    —Oh, es solo basura. —Dice Elfina decepcionada.
    Beta los mira indiferente.

    —Parece que la primera combinación del equipo de Magnus, rompe las esperanzas del público de ver la combinación; Magnus, Alpha y Elfina. —Con tono de decepción, el juez gato.
    —Sin embargo la líder del equipo es Elfina, una muy poderosa elfa. —Juez ojo.
    —El equipo Salvage, luce muy balanceado. —Gato. —Parece que se están guardando las mejores bestias para el final.
    — ¡Que comience la pelea! —Grita el juez ojo y la multitud estalla en aplausos.

    —Yo me encargo del bicho, Beta tú te encargas del crustáceo y la marioneta se encarga del fenómeno. —Dice Elfina dando las indicaciones.

    Beta corre rápidamente hacia el cangrejo, el poderoso crustáceo trata de cortarlo con sus tenazas, pero salta sobre el caparazón del cangrejo, le clava las garras metálicas en el caparazón y lanza un poderoso ataque eléctrico. El enorme crustáceo se tambalea y cae, Beta se acerca a la cara del cangrejo y cuando esta a punto de matarlo.

    — ¡No! —Ella lo detiene, sabe que a Magnus no le gustaría que mataran a nadie.
    Beta se detiene obedeciendo a Elfina.

    Beta se queda en guardia mientras los otros se encargan de sus oponentes; Elfina y Arquímedes se lanzan sobre sus enemigos. Elfina saca su daga y se la clava en el lomo a la mantis, Arquímedes agarra a la quimera con su látigo y lo tira en dirección a la mantis, la mantis, adolorida comienza a lanzar ataques con sus guadañas, y le pega a la quimera por accidente. La quimera se enfada y ataca a la mantis.
    Las dos poderosas bestias pierden el control y luchan entre ellas.

    —Que aburrido. Beta, muñeco, prepárense para un último ataque.
    Beta sonríe maliciosamente.

    Arquímedes inmoviliza ambas bestias con su látigo, Elfina invoca su arco y tira una flecha, Beta lanza una onda eléctrica que cubre la flecha. La flecha se dirige directamente hacia la daga que tiene la mantis clavada en la espalda. Choca contra las bestias inmóviles y hay una gran explosión que levanta una cortina de humo. Cuando el humo se disipa las tres bestias enemigas yacen en el suelo inconscientes. Elfina se acerca a la mantis y le saca la daga.

    —Demasiado fácil. —Dice aburrida.

    Todos fueron transportados de regreso al coliseo. A Julin no parece importarle el estado de las bestias.

    — ¡Ganaron! —Les dice Alice feliz.
    —No celebres una batalla tan mala. —Dice pensativa la elfa.
    —No sufriste ningún daño. —Merlín revisa a Arquímedes antes de desvanecerlo.
    —Sabes lo que significa. —Le dice Elfina a Magnus.
    —Deben estar guardando lo mejor para la última pelea. —Dice emocionado.

    —Y tan pronto como comenzó, terminó. —Dijo el juez ojo.
    —Esta pelea dejó muy decepcionados a los espectadores. —Hada. —Y no solo a ellos, esperamos que el siguiente encuentro sea mucho mejor.

    —En ese caso, ¿Quiénes siguen? —Pregunta Elfina.
    Alpha gruñe confiada.
    —Tengan cuidado. —Les dice Magnus.
    Ambos cachorros lucen emocionados.

    Alpha, Gamma y Delta suben a la plataforma, son transportados al campo desértico. Sus oponentes llegan casi al mismo tiempo. Son dos lobos de fuego y un lobo de magia.

    — ¿Qué son esos? —Pregunta Alice.
    —Son lobos de fuego, y el otro es un lobo mágico. —Responde Elfina.
    Épsilon ladra preocupado.
    —No te preocupes, tu madre los puede vencer a todos en un momento. —Le dice Magnus para calmarlo.
    Se calma y comienza a mover la cola.
    —Me preocupan Gamma y Delta. —Dice Alice al ver el tamaño de los lobos oponentes.
    —No te preocupes. Míralos. —Dice él señalando hacia el proyector, donde se podía apreciar la pelea desde el coliseo.

    En el área desierta Alpha estudia a sus oponentes, son más grandes que sus cachorros, pero no se comparan con ella. Gamma y Delta parecen emocionados.

    —Se ven felices. —Dice Alice al ver a los cachorros.
    —La emoción de la batalla, son guerreros de nacimiento. —Elfina.
    —En efecto. —Magnus.
    —Oye, no has dicho ni una palabra desde que llegaste. —Le dice Dragón a Mana, pero esta lo ignora.
    — ¿Te gusta Mana, cierto? —Le dice Magnus a Dragón molestándolo.
    —Yo… no… solo… a… —Se sonroja y no puede hablar.
    —No te pongas así solo te molestaba. —Le dice sonriendo.
    — ¿Por qué no habla? —Le pregunta mirando a la niña.
    —Tuvo una mala experiencia. —Dice algo incómodo de hablarlo frente a ella.
    —Lo siento, no debí preguntar.

    En la plataforma la pelea había comenzado, los lobos luchaban con todas sus fuerzas. Alpha dominaba sola a los lobos de fuego, mientras que Gamma y Delta luchaban contra el lobo mágico.
    En el coliseo, Magnus estudia los movimientos de Julin.

    — ¿Es extraño?
    — ¿Qué? —Pregunta Elfina.
    —No lo se con seguridad pero hay algo extraño en Julin.
    —Muy perceptivo, joven Magnus. —Interrumpe Merlín.
    —Ya lo habías notado. —Le dice él.
    —Por supuesto.
    —No me digas, quiero descubrirlo por mi mismo.
    — Si es lo que quieres. —Dijo mirando a Julin y sonríe orgulloso.

    Alpha derrota a uno de los lobos de fuego, el campo esta cubierto de llamas y suelos congelados. Gamma pierde el control en el hielo y se estrella contra una roca. El golpe lo hace perder la conciencia.

    Delta se dirige hacia Gamma intentando ayudarlo.

    En el coliseo.

    —No parece que se vaya a levantar. —Dice preocupada Alice.
    —Tienes razón. —Le contesta Magnus. — Jueces pido la expulsión de Gamma.
    El juez ojo comienza a analizar la petición y después de mucho pensarlo. —Aceptado.

    Gamma aparece en el coliseo, Épsilon se dirige hacia él para comprobar que este bien.

    —Estará bien, solo esta inconsciente, déjalo descansar. —Dice Magnus levantándolo y colocándolo junto a Beta, quien casi ni atención le puso. —Te lo encargo.

    En el campo de batalla, el lobo mágico tiene acorralada a Delta. Se acerca lentamente y cuando va a acertarle una mordida, se congela. Ante la mirada atónita de Delta está Alpha mordiendo al lobo que iba a atacarla. El lobo enemigo cae casi totalmente congelado, el otro lobo yace bajo una roca atrapado.
    Al regresar Alpha revisa a Gamma, le lame la cabeza, este se despierta, la mira y ladra feliz.
     
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    Dark RS

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    Los Caballeros de Magnus
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    Para adolescentes. 13 años y mayores
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    Aventura
    Total de capítulos:
    73
     
    Palabras:
    1319
    Capítulo 13. Los Caballeros de Magnus.


    Luego de la pelea de los lobos, es el turno del equipo de Magnus de luchar, Mana se acerca a él y le ofrece el libro.

    —Es tuyo, yo estaré bien. —Le dice sonriendo, ella abraza el libro y se va junto a los demás, que parecen estar discutiendo algo.

    Magnus se les acerca y se quedan en silencio, esto le pareció inusual, pero prefiere no hacer nada.

    —Ya no hay vuelta atrás. —Dice Elfina.
    —Alice, Caelum; listos. —Les dice Magnus.
    —No te decepcionaré. —Responde Dragón.
    —Creo, pero estoy algo nerviosa.
    — ¿Y Elfina? —Pregunta al ver que la chica elfa ya no estaba.
    —Dijo que tenía algo que hacer. —Le responde Alice, se notaba que escondía algo.

    Los jueces dan la llamada al siguiente equipo, Elfina que estaba hablando con ellos regresa con el grupo.

    —Te tengo una pequeña sorpresa. —Le dice sonriendo.
    —Te tenemos. —Aclara Alice.
    —Da igual. —Aparta a Alice.
    — ¿Qué clase de sorpresa? —Pregunta intrigado.
    —Ya lo sabrás. —Dice sonriendo.

    Se dirigen hacia la plataforma, entra primero Dragón, luego Alice y cuando entraba Magnus.

    —Parece que hay una noticia de última hora, el equipo de Magnus finalmente ha decidido un nombre. —Hada. —Ahora son conocidos como… —Hace una pausa. —Los caballeros de Magnus.
    — ¿Los Caballeros… —Es transportado al área de la pelea sin poder terminar la oración. —…de Magnus? —Terminó al llegar
    —Pensamos que te gustaría. —Le dice Dragón.
    —Lo discutimos y pensamos que seria un bonito gesto. —Dice Alice.
    — ¿Por qué “de Magnus”? —Dice algo resignado, ese nombre le sonaba muy pretencioso.
    —Tú eres quien nos mantiene unidos, fuiste quien nos ayudo a todos, es lo menos que podíamos hacer. —Dice Dragón con una sincera sonrisa.
    — ¿No te gusta? —Le pregunta Alice al verlo decaído.
    —No es que no me guste, es que me da algo de pena.
    —Van a pelear o van a hablar y llorar. —Interrumpe Julin.

    Julin; tiene apariencia humana, su piel es de color verde claro, usa un traje color blanco y una espada con símbolos extraños.
    Junto a Julin aparecen dos bestias; un enorme insecto parecido a una avispa y un gigantesco monstruo; parece una oruga con una enorme boca llena de colmillos, la criatura se arrastra a gran velocidad.
    Alice y Dragón están horrorizados con el monstruo que abre y cierra la boca de forma desafiante.
    Al verlos paralizados les habla.

    —Despierten, si tengo que quedarme solo lo haré.
    —No, estoy bien. —Le dice Dragón volviendo en si.
    —Yo… me… —Dice ella tartamudeando, cierra los ojos y respira hondo. —Me quedaré.
    —Bien.

    Julin parece confiado, sus bestias rugen al unísono, Alice retrocede unos pasos, Dragón espera indicaciones. Magnus mira fijamente a la enorme criatura, casi diez metros de altura, demasiado grande para un ataque frontal y muy rápido para ataques laterales, cierra los ojos y piensa por un momento.

    — ¿Qué vamos a hacer? —Pregunta Dragón.
    —Te encargo la avispa.
    — ¿Y que hago yo? —Pregunta nerviosa Alice.

    El se acerca a ella y le comienza a hablar al oído, se sonroja al principio pero luego se pone seria.

    —No entiendo muy bien, pero no te fallaré.
    —Se que no lo harás. —Le dice sonriendo. —Solo espero no equivocarme. —Se dice.

    Caelum se transforma en su apariencia de dragón de fuego, se abalanza sobre la criatura alada y comienzan a luchar.

    —Se que puedo hacerlo. —Se dice Alice. Una gema color amarillo comienza a brillar en su collar, se concentra lo mejor que puede y dos enormes columnas de roca aparecen frente a ella. —Lo hice. —Se dice feliz, se siente orgullosa de lograrlo.
    —Bien, es mi turno. —Se dice Magnus mirando al enorme gusano.

    Magnus atrae al enorme insecto al medio de las columnas, el paso del monstruo hace que la tierra tiemble, cuando la criatura pasa en medio estas se mueven y lo dejan inmóvil. Él se acerca a la boca del monstruo, mira al interior por un momento y sonríe. Sube sobre la bestia y le acierta varios golpes, hasta que se comienza a partir.

    — ¿Lo mataste? —Dice impactada.
    —No estaba vivo para comenzar. —Da un último golpe y la bestia deja de moverse. —Es una marioneta.
    — ¿Una marioneta?—Y al decirlo la enorme criatura se parte y deja ver sus articulaciones y engranajes.
    Julin pasa entre los restos de la enorme marioneta, y se acerca a Magnus.—Destruiste mi mejor marioneta, debo admitir que me sorprende que te hayas dado cuenta, la mayoría corre al ver mi obra maestra.
    —Fue solo suerte. —Dice levantando los hombros.
    —Un duelo, tú y yo. —Le dice desenvainando su espada.
    —De acuerdo. — Y saca una daga idéntica a la de Elfina del bolsillo.
    — ¿Te burlas de mí? —Señalándolo con la espada.
    —No, pero no tengo una espada que pueda usar contra ti. —Le dice tomando la daga fuertemente con la mano derecha, en realidad si tiene una espada pero no la puede usar.
    Julin lo piensa mejor, analiza sus oportunidades. —De todas formas ya perdí, no puedo contra los tres. —Y en ese momento la avispa gigante cae inconsciente tras él.

    Todos son transportados de regreso al coliseo.

    —Ganamos. — Dice Dragón sin creerlo.
    —La próxima vez será diferente. —Dice Julin.
    Magnus se acerca a él y le extiende la mano. —Lo espero con ansias.
    —Eres un personaje muy extraño. —Y se retira del coliseo.
    —Lo hicieron muy bien. —Les dice a ambos que no se recuperan de la emoción.
    —Fue muy fácil. —Dice Dragón orgulloso.
    —Yo no hice nada. —Dice Alice reprochándose.
    —Bromeas, paralizaste a la marioneta, sin ti no lo hubiera podido hacer.
    —Si, fue genial como levantaste esas rocas “pow” y atrapaste al bichote “crash”. —Le dice Dragón moviendo los brazos.
    Magnus se dirige hacia Merlín. —Lo supiste todo el tiempo.
    —Claro, Julin fue uno de mis mejores alumnos. —Dice feliz.
    —Pero, él solo tenía una marioneta, ¿porque no armó un equipo entero de ellas?
    —Eso solo él lo sabe. ¿Qué te hizo suponer que el gusano era un títere? —Le pregunta curioso.
    —Su espada. —Merlín lo mira. —Tiene los mismos símbolos que tu libro. —Señala el libro que siempre lleva en su mano. —Y en la boca del monstruo estaba el mismo símbolo que tiene Arquímedes en su cabeza.
    —Muy observador. —Dice riendo secamente y a la vez impresionado de la deducción de Magnus.

    Cuando salieron del coliseo, Elfina notó el libro que traía Mana, lo reconoció inmediatamente, estiró la mano para quitárselo, pero no pudo acercarse a ella.

    — ¿Una barrera? —Mana la vuelve a ver y por unos instantes Elfina pudo ver en sus ojos la mirada de un asesino.
    Se quedó inmóvil por unos segundos. — ¿Tu le diste ese libro a la niña? —Le pregunta a Magnus.
    —Si. —Mana se coloca junto a él. —Pensé en darle algo para que se protegiera.
    — ¿Pero sabes lo importante que es?
    —No veo el problema, ninguno de nosotros lo iba a usar. —Elfina mira a Mana y se da por vencida.
    — ¿Qué tiene ese libro? —Pregunta Alice.
    —Es un libro para crear escudos contra cualquier tipo de ataque. —Responde él.
    —Me parece muy considerado. —Dice sonriendo. —No te alegra Mana. —Le parece ver a Mana asentir muy levemente.

    Elfina los acompaña hasta el portal, los demás regresaron a la mansión. Cuando están apunto de pasar por este.

    —Yo… —Dice la elfa deteniéndose.
    —Dime. —Él la mira a los ojos.
    Intenta decir algo, se sonroja un poco. —… —Se acobarda. —Espero que regreses pronto.
    —Cuídate. Volveré pronto. —Se voltea y pasan por el portal.
    Ella se queda mirando el portal. —Que cobarde, lo ensaye cientos de veces. —Se acerca a la pared del portal y coloca su mano sobre ella. — ¿Te gustaría ir a una fiesta que organizó mi padre? —Quita su mano de la pared y se aleja unos pasos. —Será divertido. —Se le humedecen los ojos y camina en silencio a casa.

    Pero el destino parece tener un cruel sentido del humor.
     
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    Dark RS

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    Los Caballeros de Magnus
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    Para adolescentes. 13 años y mayores
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    Aventura
    Total de capítulos:
    73
     
    Palabras:
    1077
    Capítulo 14. Fiesta.


    Cuando Alice y compañía pasan el portal.

    —Fue divertido, en cierto modo. —Dice Alice.
    —Si, lo hiciste muy bien. —Le responde sonriéndole.
    —Gracias, pero a decir verdad tuve miedo la mayor parte del tiempo.
    —Si no quieres volver a hacerlo esta bien, no te sientas obligada a hacerlo de nuevo.
    —No es eso…

    Mientras caminan Mana se queda en total silencio. Una limosina se acerca, se estaciona junto a ellos. El chofer se baja y abre la puerta del pasajero. De la misma sale una mujer joven; unos veintitantos, cabello rojizo, de traje oscuro. Mira a Magnus con enojo, es la hija de uno de los accionistas de su compañía principal, solo obtuvo el puesto por insistencia de su padre.

    —Perdiendo el tiempo, como siempre.
    Magnus mira al chofer, este al ver su mirada. —Lo siento me amenazó con despedirme si no la llevaba a buscarle. —Dice nervioso.
    —Trabajas para mí, no para ella. —Voltea a ver a la mujer. —Si te vuelven a amenazar la que perderá su trabajo es otra.
    —No eres más que un niño malcriado. —Le mira con enojo.

    Alice que mira la escena, luce extrañada, ese no es el típico comportamiento de Magnus.

    — ¿Qué quieres? —Responde el fríamente al comentario de la mujer.
    —Vine a asegurarme que aceptes ir a la fiesta que preparara la compañía mañana.
    —Ya sabes que no me gustan esas cosas.
    —Tienes que ir, los accionistas de las compañías van a estar ahí y tienes que hacer acto de presencia como accionista mayoritario. —Saca un folder de la limosina y le da una ojeada.
    Él lo piensa un momento y se le ocurre una idea. —Iré con una condición.

    Al cabo de unos momentos y de aceptar la condición, la mujer se subió a la limosina y se marchó.

    — ¿Qué dices? —Le pregunta a Alice.
    Alice seguía en shock por la condición. —Estas… estas se… seguro de esto…
    —Claro, no podría pensar en nadie más para llevar como acompañante.
    —Yo… yo…
    —Piénsalo. Me dirás mañana.

    Cuando llegan a casa de las chicas. —Nos vemos mañana en clases. Adiós pequeña Mana.
    —S-si. —Lo ve desaparecer en la distancia. —Y ahora que hago. —Se dice nerviosa, voltea a mirar a Mana. —Te divertiste Mana. —Le pregunta pero, ella no le responde. — ¿Te gustaría volver alguna vez? —La niña mira el libro que Magnus le había dado y se lo muestra. —Entiendo, también me gusta ir. —Se queda en silencio por un momento. — ¿Crees que debería ir? —Ella la mira por un largo rato y le parece verla asentir.

    Al día siguiente durante el almuerzo Alice acepta su invitación. Esa noche.

    Alice en su habitación da vueltas de un lado para otro, Mana la observa. —No se que ponerme. No creo tener algo para ir a una fiesta elegante. Debería llamarlo y cancelar. Creo que me voy a enfermar. —La niña le jala la manga, y ella se voltea a verla, le señala uno de sus mejores conjuntos. —Creo que usaré este. Gracias Mana.

    En la mansión Elfina se prepara para su fiesta. Se viste con un vestido blanco corto, con un cinturón dorado alrededor de la cintura y sandalias altas color dorado; muy al estilo de una diosa griega.

    Se mira en un espejo. —Creo que esto estará bien. —Cuando sale de su habitación y baja las escaleras al primer piso se encontró con Merlín.
    —Buenas noches. —Dice el anciano con amabilidad, tenia puesto una túnica color blanca.
    — ¿Y tu a donde vas? —Le pregunta nerviosa, esperando que su respuesta no fuera la que pensaba.
    —Cada año voy a la fiesta que se celebra en honor a los personajes importantes del país, no iba a ir este año, pero un mensajero me trajo la invitación. —La elfa lo observa pensativa. —No te preocupes, llevo escoltas. —Merlín sale de la mansión.

    Elfina sale de la mansión, un carruaje tirado por unicornios negros la espera afuera, sube y después de un largo y silencioso recorrido llega hasta el lugar de la fiesta. Una enorme mansión con jardines sin fin.
    Entra al edificio y busca a su alrededor, finalmente encuentra a su padre.

    —Padre ya llegué. —Dice con una sonrisa, Elfina realmente ama a su padre, pero a veces se pregunta si él la quiere a ella.
    Él la observa sin ningún interés. —Ya lo vi. —Y se dirige a hablar con alguien más.
    Ella se dirige hacia unos asientos a un lado de la habitación. —Espero que acabe pronto.

    Una limosina llega por Alice, ella sube algo nerviosa, es la primera vez que viaja en uno de estos vehículos. Al cabo de un incómodo paseo de veinte minutos llega a una enorme mansión a las afueras de la ciudad. El chofer habla por un comunicador, y un enorme portón se abre. El chofer le abre la puerta y un hombre con apariencia de mayordomo la lleva al segundo piso de la lujosa mansión. En este se encuentra con Magnus, que lleva puesto un esmoquin negro sin corbata y su camisa no esta totalmente abrochada.

    —Luces hermosa.
    Ella se sonroja. —No es cierto.
    Llega la mujer del día anterior. —No va a ir vestida así. —Le dice mirando el vestido que trae puesto.
    — ¿Por qué no? —Pregunta él.
    —Es broma si la ven llegar con ese horrible vestido los invitados van a pensar que la recogió de alguna es…
    —Atrévete a terminar esa oración y me aseguro que no vuelvas a conseguir empleo. —Dice enojado.
    —Bien, pero tiene que cambiarse.
    —No tiene que hacerlo.
    —Está bien puedo intentar conseguir algo más. —Responde ella encogida de brazos.
    —No hay tiempo, veamos que tenemos en los armarios. —Y la mujer se lleva a Alice a rastras.
    —Por cosas como estas es que detesto estos eventos.

    Al cabo de unos minutos regresan. Alice lleva puesto un largo vestido color azul pastel, con los hombros descubiertos, su cabello esta recogido y perfectamente trenzado.

    —Wow, es decir luces preciosa. —Dice él sin creer lo bella que luce Alice.
    Se sonroja. — ¿Tu crees?
    —Por supuesto.
    —Hice lo mejor que pude con lo que tenia. —Dice interrumpiendo la mujer.
    —No tienes a alguien más que molestar. —Le dice Magnus para que se retire.
    —Iré a ver la lista de invitados. —Y se retira.
    — ¿Te puedo preguntar algo? —Pregunta desconcertada Alice.
    —Dime.
    — ¿Por qué te comportas así con ella?
    —Por algo que sucedió hace un año.
    — ¿Qué pasó?
    —Me dispararon. —Ella lo observa preocupada. —Vamos a la fiesta.
     
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    Los Caballeros de Magnus
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    Para adolescentes. 13 años y mayores
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    Aventura
    Total de capítulos:
    73
     
    Palabras:
    1005
    Capítulo 15. Baile.

    Elfina luce algo aburrida en la fiesta, se pregunta que habría pasado si hubiera tenido el coraje de invitar a Magnus, algunos seres le hablan pero ella trata de mantener sus conversaciones lo más cortas posibles, sólo hay personas de la alta sociedad e importantes figuras del país, en realidad no quiere estar ahí. Un joven elfo se le acerca.

    — ¿Y como te a tratado la vida?
    Un joven elfo como de su misma edad, de cabello corto, y penetrantes ojos azules. Ella lo mira y lo reconoce.
    — ¡Erwin!, no pensé que vendrías. ¿No se supone que estabas en otro país? —Le dio gusto ver a su mejor amigo de la infancia.
    —Si, pero cuando recibí la invitación decidí venir. Además tu padre arregló un portal para que pudiera llegar a tiempo.
    —Eso es bueno, supongo.
    —Luces espectacular. —Le dice con una sonrisa.
    —Yo siempre luzco espectacular. —Dice orgullosa.
    Ambos ríen.
    — ¿Ya viste quién más vino? —Dice señalando detrás de ella.
    — ¿Hablas del idiota de Oran? —Dice con resignación.
    —Nunca se llevaron bien. —Ríe.
    —Era muy molesto, aún es muy molesto y siempre lo será.
    —No soy fan de Oran; pero los tres crecimos juntos; deberían tratar de llevarse mejor.
    —No creo que sea posible. —Dice suspirando.
    —Además, también invitaron al Capitán Freud. —Dice con un tono más serio.
    Ella observa a Freud que está hablando con su padre. —Ese sujeto me da mala espina. —Comenta con el ceño fruncido.

    Alice y Magnus llegan al salón en el que se lleva a cabo la fiesta, es un salón enorme en el primer piso, grandes mesas con bocadillos, varias estatuas de hielo con forma de lobos y dragones, una banda que toca música que hace juego con el ostentoso salón de baile, balcones que se suspenden sobre la piscina que está unos metros hacia abajo; todos los hombres van de traje y las mujeres de vestido largo.

    —Me siento algo incomoda. —Dice ella sintiéndose fuera de lugar.
    —Tú me dices y nos vamos de aquí. —Le dice Magnus buscando una excusa para irse.
    —No, voy a estar bien.
    Un hombre mayor se acerca a ellos, el padre de la chica pelirroja que trabaja para magnus. —Que alegría verlo en esta dichosa ocasión, me preocupé mucho cuando me enteré que le habían disparado, y no tuvimos más noticias suyas desde entonces, ya pensábamos lo peor. —Dice con un tono falso.
    Magnus frunce el ceño. —Lamento decepcionarlo, pero me siento mejor que nunca.
    — ¿Decepcionarme? —El hombre levanta una ceja.
    —Ambos sabemos quién contrató al tirador. —Magnus lo mira a los ojos.
    —Me ofende su suposición. —Este le devuelve una mirada cortante.
    Magnus se voltea y camina hacia las mesas que exhiben varios manjares. Alice se disculpa y lo sigue. —Eso que dijiste, ¿es cierto?
    —Si.
    — ¿Cómo estás tan seguro?
    —Nadie sabe que me dispararon.

    Una pareja le habla a Magnus, él se distrae contestándoles. Alice que está junto a las mesas toma un pedazo de pastel pero se le resbala y le cae en el vestido. Trata de quitar la mancha pero la esparce más. Corre hacia uno de los balcones, para evitar avergonzar a Magnus. Ahí trata de quitarse la mancha, pero esta ya había penetrado en la tela, se alarma al no saber que hacer.
    Se da cuenta que no está sola en el balcón. Un chico como de su edad, que usa un traje estilo cola de pingüino, sin corbata, y lentes oscuros a pesar de ser de noche.

    —Perdón, no sabía que había alguien aquí.
    Él la mira y sonríe. —No hay problema.

    Llega Magnus que la estaba buscando. —Así que aquí estabas.
    Ella se cubre la mancha. —Necesitaba aire fresco. —Y de pronto nota que el chico de traje ya no estaba. — ¿Me lo imaginé?
    — ¿Qué pasa?
    —No nada. —Se descuida y deja ver la mancha. —Perdona lo arruiné.
    —No te preocupes por algo sin importancia. —Le ofrece la mano. — ¿Quieres bailar?
    —No se bailar. —Dice apenada.
    —Yo tampoco. —Sonríe.

    Salen a la pista e intentan bailar, todos los miran y murmuran pero a ninguno de los dos les importa, se están divirtiendo.

    En la otra fiesta Elfina continúa hablando con Erwin, recuerdan su niñez.

    —Me alegra haberte visto.
    —Si, creí que esta fiesta iba a ser un desperdicio total. —Responde ella.
    —La noche casi termina, ¿me concedes una pieza?
    —No se. —Responde insegura.
    — ¿Qué tienes que perder?
    —Bueno, pero solo una pieza.

    Ambos salen a bailar, el ritmo es perfecto, se mueven en armonía, pero Erwin siente como si la chica tuviera pensando en otra cosa. Termina la pieza y ambos se retiran a hablar.

    —Me dio la impresión que tu mente estaba en otra parte.
    — ¿De que hablas?
    — ¿Quién es el afortunado?
    —No se de que hablas. —Ella se sonroja un poco.
    —No puedes engañarme, siempre fuiste mala para mentir.
    —No es cierto. —Contesta enojada.
    Erwin ríe. —Se te nota en la cara. Pero si no quieres hablar de eso, está bien. —Hace una pausa, iba a decir algo más pero decidió no hacerlo. —Siempre es bueno verte. Iré a saludar a Oran antes de irme.

    La fiesta termina y Elfina regresa a la mansión.

    Después de la fiesta Magnus acompaña a Alice a casa. Van en la misma limosina que recogió a Alice.

    —Perdona que arruiné el vestido. —Dice apenada.
    —No importa, te ves hermosa en él, si quieres puedo mandarlo a lavar y te lo puedes quedar.
    — ¿En serio? —Dice emocionada.
    —Claro.
    —No le importará a la señorita que me lo quede.
    —No, ese vestido le pertenecía a mi madre cuando era joven.
    —En ese caso no lo puedo aceptar.
    —Insisto, me alegra saber que no está en un armario sin que nadie lo use.
    —Gracias, lo atesoraré.

    Ya en casa Alice le cuenta con una enorme sonrisa a Mana la maravillosa noche que tuvo. En contraste Elfina llega a casa como si nada hubiera ocurrido, se queda mirando el techo de su habitación.

    —Me pregunto que estará haciendo Magnus. —Cierra los ojos y se duerme.
     
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