Los antihéroes

Los antihéroes
DELIA​

Primera hora de la mañana del 12 de Noviembre del 2010
Pueblo Paleta. Kanto​

¡Dios mío! Tengo miedo. Escondida detrás de un mueble de la casa. Son de cuero blanco, Ash los escogió para cuando Dawn viniera a nuestra casa; posiblemente se los llevaría. Pero ya no sé pensar; los insultos se dispersan por el aire como un posible gas toxico.

<<Perra>> <<Puta>> <<Disfruta tu castigo>> Jamás pensé escuchar a mi hijo, a mi maldita sangre decirle eso a su esposa.

Estoy paralizada, no sé que hacer. Me duelen las extremidades y, me pesa el cuerpo, como un yunque en la espalda.

Ash la tomó muy fuerte del brazo, lo tiene rojo ¡Qué demonios esta pasando! Parezco una ducha helada de sudor. Los gritos van en aumento, me temó que pase, de nuevo, lo más grave: Que Ash golpee a Dawn. A Dawnie.

Entrecrucé mis pies y a levante mis piernas. Apoyé mis piernas en mis rodillas. Escondiendo mi cara. Quiero morir, no quiero escuchar y, mucho menos, ver que va a pasar. Soy madre, sé que va a pasar; pero confió que no pasara, que solo es mi imaginación, que es, ciertamente paranoica.

Un chirrido, un levantamiento de tablas, sonó. El crujir de las tablas al levantarse como si fuera mantequilla encima de mí hizo que, levantara y mirara hacia arriba. Ash cesó de sus gritos.

Un golpe me dejo inconsciente. Fuera de combate

 

Los antihéroes
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MARTA​

11 de Mayo del 2006
Ciudad Esmalte. Teselia
El parpadeó de las luces de manera frenética logra sacarme de los sueños. El avión parecía dar vueltas en el aire. Vislumbre la bebida levantarse del lugar y, desparramarse en cámara lenta. El movimiento era brusco, tanto que, hizo que me golpeara repetidas veces contra la ventana. Me hice un hematoma.

Intento bruscamente mantenerme en el asiento. Las luces terminan por apagarse y, una sensación de vacío invade mi estómago. Las luces de emergencia se encienden. Siento la piel de gallina y, la sangre helada congelando mis músculos, tendón por tendón.

Suelto las manos y me agarro del pedazo de plástico, que, sobresale de la ventana. Tengo miedo. Las lágrimas de cristal se expanden en mis ojos y son liberadas por mis mejillas. Los asientos se mesen de lado a lado. Mis rodillas son golpeadas una y otra vez.

Saco fuerzas de cualquier sitio, pero, ya no de Will. Puedo ver por la ventana.

Siento el vómito y, el refresco, haciendo un viaje por mi cuerpo hasta mi boca. ¡Estamos cayendo! ¡Dios mío, voy a morir!

El avión empieza a moverse de arriba abajo y, a inclinarse. Las luces de seguridad fallan y se apagan. El maldito datafono suelta un chirrido. Cierro los ojos y dejo que las lágrimas, se derramen como sangre de un asesinato, por mis mejillas. Agarro con tanta fuerza la tela del asiento delantero, que, una de mis largas uñas se rompe. No siento el dolor. El calor invade mi cara y siento que estoy en un va y viene de dolor.

<<Lo siento, amor>> El ultimo chirrido del avión

 

Los antihéroes
DAWN
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Primera hora de la mañana del 12 de Noviembre del 2010
Pueblo Paleta. Kanto
El rugir del bello cristal romperse hizo que Ash cerrara su boca. Sus gritos se apaciguaron hasta que se apagaron; como una vela en una ventisca de invierno. Lo siguiente fue el gran golpe de su madre cayendo contra el suelo y, los muebles blancos llenándose de cristales, algunos incluso, clavándose en el perfilado cuero blanco de los muebles.

El silencio penetrante de Ash se convirtió, de la nada, en un grito seco. Eso me sorprendió, Ash nunca gritaba, nunca. Sentí la presión de sus manos en mis hombros, me tomaba con tal fuerza que parecía que me fueran a raptar, a desaparecer de su lado.

El momento hace que mi cuello se tense y, pueda girarlo. Finalmente me doy cuenta de porque el grito de Ash; yo también grite al verlo. Su madre en el suelo, sangre en la cabeza, cristales y, un sujeto blanco con antifaz viéndonos a los ojos.

-¡¿Qué quieres?! - Ash no dudó en ponerse en frente mío.

El silencio, de nuevo, abrazó nuestros cuerpos. El frío de la madrugada empezaba a juntarse en las palmas de las manos. El sudor bajaba por mi frente.

La botella que tenía el sujeto estaba rota por la parte de abajo, formando así, una hermosa arma blanca que, de clavarse, seguramente desangraría a cualquier humano. Sus picos amenazando mi hogar, mi chico y a mí, me hace sentir impotente, quería correr, huir con Ash y, saber que todo está bien; pero no, eso solo pasa en películas de niños pequeños.

Ash pasó su mano rodeando mi cintura, después de todo, me está protegiendo. Movió sus pies acercándose a los míos. La otra mano bien cerrada, preparada para golpear al sujeto en la cara y, dejarlo inconsciente.

Chasquido.

Chasquido.

El ruido de la botella rompiéndose de nuevo. Negro. Siento las suaves manos de Ash rodeando mi cuello. Oigo gritos y susurros de amor.

-¡No me dejes!- Ash apretó mi mano con tal fuerza que parecía nuestra primera cita.

-No lo hare.

Lo hizo