Los abrigos de Marina

Los abrigos de Marina

Los abrigos de Marina:​

Ella es hermosísima y bastante tímida. ¿No hablará, tal vez, porque teme que nos burlemos de su voz? ¿O quizás porque simplemente no le gusta hablar? Marina siempre lleva un abrigo que cambia de color según la estación, lo mismo que el largo y el peso… Cuando es invierno, su abrigo es grueso, oscuro y pesado y cuando llega la primavera, siempre opta por diseños ligeros y de colores fuertes pero perpetuamente siguiendo la línea de los tonos oscuros (aún recuerdo lo linda que se veía ocupando un abrigo con botones en forma de flor y de color índigo que le venía como anillo al dedo).

Hubo un viernes en que casi le hablo, pero no me atreví. Era un día tibio de otoño y su abrigo era color café con leche. Le llegaba hasta pasado de las rodillas. Su rostro estaba sorprendentemente pálido, quién sabe por qué. El café con leche no le quedaba bien. La hacía lucir sombría, apagada, como si la luz que se esconde dentro de los ojos de todos hubiese disminuido su fulgor por algún incidente, y su pelo café oscuro se veía opaco, como si fuera un reflejo de lo que le estaba pasando. Quise hablarle pero… no. “Vicente, ¿en qué estás pensando?” Me pregunté. Sólo la conocía de vista y no quería que se asustara. Dejé pasar ese día. Marina al día siguiente estaría bien, lo sabía.

La siguiente semana fue todos los días con abrigos negros, algunos hasta la rodilla y otros hasta los tobillos. Cualquiera que no la conociera hubiese pensado que era gótica o que se movía en un mundo underground, pero no era así. ¿Acaso esos abrigos son la fortaleza de un secreto sentimiento de inferioridad? No sería raro. Por eso que nadie puede definir el estilo de Marina. Si un arquitecto lo viera, diría que es una obra maestra… Entalla su cintura y la hace ver altísima. Pero tan apagada y ajena a la vida…

Ayer se dio la vuelta muy rápidamente y no llevaba su abrigo abrochado. Por un momento hubiese creído que había descubierto su función: Tal vez quería ocultar un embarazo largo y que cargaba en la conciencia. A los 17 años es común que las niñas se embaracen, pero no Marina. Ella es tan delicada y tierna que dudo que llegue a hacerlo sino hasta entrada en edad. Y me pregunté ”¿No será que su cuerpo desea verdaderamente sentirse solo? Puede ser que así todas sus células consiguen «pensar mejor» y saborear más delicadamente el calor que fluye por su cuerpo”.

Hoy finalmente le hablé. Sin querer tropecé con ella y boté algunos de los papeles que llevaba en la mano. Me llegué a sorprender de mí mismo, ya que le comencé a hablar como si hubiésemos sido amigos desde siempre. Ella se limitaba a mirarme desconcertada, como preguntándose “¿Qué hace este loco hablándome? Jamás lo había visto y ni me conoce” pero se equivocaba… Yo sí la conocía. Y muy bien.

¿Cómo explicarle que estaba enamorado de ella? ¿Cómo decirle que me encantaba seguirla desde que entraba al liceo hasta que llegaba a su clase? ¿Cómo señalarle que adoraba su manera de caminar y el buen gusto que tenía por los abrigos?

Miré su mano, la mano que adoraba: Tan delicada, tan suave al tacto ¡y al mismo tiempo tan fría! Como si Dios la hubiese tallado en mármol. Y lo vi…

—¿Qué te pasó en la mano?

La escondió rápidamente. ¿Mis ojos acababan de engañarme o es que vi su bella mano llena de cortes? ¿Y eso que sobresale de su bolsillo es acaso un compás ensangrentado? ¿Acaso ocupa abrigos largos, que siempre tapan sus mangas, porque quiere ocultar su gusto por auto-flagelarse?

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Lo hice para el concurso de Tristes y Bellos Sentimientos :3 Claramente, y como siempre, no gané nada xD en todo caso, sabía que eso ocurriría ya que me tocó la Tristeza y aquí ni al caso. El que me conoce sabe que, aunque sea un escrito nada que ver, tengo que entregar porque me siento en la obligación de ello.

Bueh, ojalá que no pase desapercibido como creo que lo hará </pesimista_como_siempre>

¡Saludos! :)