Lo que vino después de tu huida

Capítulo 4


-¡No! – Grité y arrojé el puñal lejos de mí, mientras que las lágrimas descendían -¡No soy débil y no acabaré con mi vida!-. Ella apareció delante de mi – Niña tonta – Me dijo antes de golpearme y dejarme inconsciente.
Lo poco que pude apreciar fue como la belleza del lugar cambiaba poco a poco, dejando a su paso un paisaje sombrío, lo que acababa de ser una pureza de rosa blanca, ahora era de un color ceniza, que con una ráfaga se la llevó. Pero el sueño tétrico continuó ante mis ojos cada vez más cerrados. La sequedad era como una enfermedad, era simple pero rápida, el sol desapareció para en su lugar quedar la luna, gélida en su color, las hojas de los árboles cayeron ya secas pero sin antes llegar al suelo se convertían en cenizas, creando una lluvia seca grisácea.

Tomó a Sakura entre sus brazos. Su trayecto fue corto, porque ella era el dios de esa naturaleza. Con su vista fija hacia delante, abajo hacia la oscuridad predominante de aquella abertura profunda, entre abrió ambas manos dejando que el cuerpo cayese hacia la herida abierta de la tierra. Las sombras deseosas engulleron su cuerpo hasta no dejar ver nada…
Caminó sobre sus pasos.

Abrí los ojos sin mucha consciencia, el golpe había sido duro, sentía aquella zona aun adolorida. No recordaba mucho, solo un golpe que me di, o recibí y una sensación permanente del viento en mi rostro y cabellera…pero, la sensación la sentía en todo el cuerpo. Al darme cuenta de que estaba cayendo, me sobresalté, aterrada traté de aferrarme con las manos a algo, pero no había nada y seguía descendiendo a prisa. Se acercaba mi caída, me preparé para el impacto, protegiendo mi rostro con una cruzada de brazos delante de mí, apreté los ojos cerrados.

Desperté agitada en una habitación, sentada en una cama. Me tranquilicé dándome ánimos. Mi vista se dirigió al bonito florero con pequeños ramos de flores, sonreí apenada, habría preocupado a varios, pensé, pero mi sonrisa no duró mucho, me sentía herida de alguna forma. Una enfermera entró sin hacer mucho ruido, al verme sonrió y se me acercó.

-¿Cómo te encuentras, Sakura-san? – Preguntó.

-Bien, supongo – Le respondí.

Me revisó unos momentos y llenó su planilla – Iré a llamar a Tsunade-sama, no te muevas mucho -. Asentí por mi lado, y esperé a que saliera para destaparme y colocarme de lado. Mis pies tocaron las frías baldosas y me levanté dejando descubierto mi vendado torso y mis shorts negros.

Hice un mal movimiento y sentí una punzada aguda de dolor, me quejé respirando por la boca. Volví a sentarme y me quedé quietita, aguardando hasta la llegada de mi maestra.

Pocos momentos después entró sin ninguna sonrisa y tras de ella Shizune. -¿Qué te ha pasado? –Exigió mi respuesta – No lo recuerdo – Pero esa no era una respuesta aceptada – Trata de recordar algo, cualquier detalle, acción…algún rostro-.

Cerré los ojos y suspiré para luego concentrarme.

Nada, de un momento a otro me había olvidado todo lo que me había ocurrido. Abrí los ojos nuevamente y negué con la cabeza. Mi maestra suspiró.

- Escucha, Sakura, cuando entraste a emergencias, tu pecho sangraba mucho, tenías una pequeña pero honda herida, lo suficiente para morir desangrada –.

-No quiero creer que lo hayas hecho tú, pero como no ha habido nadie más en la habitación…-.

- Entiendo –Dije agachando y tapando mi vista por los cabellos.

- Descansa, a la tarde te daré el alta – Me dijo antes de darme la espalda y marcharse junto a Shizune.

Me recosté y coloqué un brazo en mi frente, cerré poco a poco los ojos hasta quedarme dormida.
Soñé…Soñé una voz llamándome, todo a mi alrededor giraba y yo aun con los ojos cerrados. Me hundí en algo y esta vez por miedo pude abrir los ojos y observé el lugar.

-Sakura – Me llamaba una niña sonriente, me parecía muy familiar, me tomó de la mano y tiró suavemente de mí para que la siguiera, corrimos por el verde prado, un día soleado pero fresco. Llegamos a un lugar donde habían más niños, sentados en el pasto formando un círculo, las niñas y los niños al verme, se levantaron sonrientes, crearon una ronda alrededor de mí, y caminaban teniéndose las manos, miré a mis lados y me vi sola en el centro. Luego vi a aquella niña fuera de la ronda saltando mientras que daba vueltas al lado contrario de la del círculo, observándome. Luego sorpresivamente entró y me abrazó con una sonrisa en su rostro infantil, la miré atónita y una sonrisa empezó a formarse en mi rostro, pero no se completó…

Ahora me encontraba con una muchacha con el rostro inexpresivo, estaba delante de mí, con unas pequeñas manchas rojas en su mejilla izquierda. El círculo que antes había sido creado por niños felices, eran árboles tristes. Y lo que antes fue un abrazo cálido ahora se sentía frío, bajé la mirada y mis ojos se abrieron atónitos. Una gota de sangre se desprendió del hilo de mi mentón.

Desperté confusa y algo asombrada, se me pasó enseguida. Alguien tocó la puerta.

- Pase –.

La puerta se abrió con su típico sonido, los pasos caminaron hacia mí.

 

Capítulo 5

- ¡Frente de marquesina!, ¡¿qué son esos sustos que nos das?!- Me gritó, no supe qué contestarle, ni yo misma sabía lo que ocurría, por lo que permanecí en silencio. Di un suspiro de lo que creo que fue alivio y avanzó unos pasos más y sentí un golpe en la cabeza lo cual me hizo darme la vuelta y fulminarla con los ojos – ¡No tenías porqué golpearme! – Le grité mientras que contenía mis ganas de devolverle el recuerdo. – Pues te va por preocuparnos- Me dijo a su vez y no tuve otro remedio más que volver a darme la vuelta aun saliendo humo de mis oídos. – ¿Ves? – me preguntó señalando unas flores en agua contenida por un bonito florero. -¿Quiénes…? –Me contestó antes de que terminara de hablar

– Lee, Neji y Tenten te dejaron este el que ves aquí- Dijo señalando un clavel junto a un tulipán – El tulipán es de Lee, parece que va en serio – Hizo un gesto de incomodidad mientras que me miraba –No quiero imaginarme vuestros hijos – Dijo mientras que sacudía su cabeza a los lados, en eso inconscientemente me imaginé a un niño con el pelo rosa y con las cejas pobladas, que posaba junto a su padre, escalofríos pasaron por mi espalda y sentí como mi corazón se detenía un minuto- El de aquí es de Hinata junto a Kiba y Shino – En eso se escuchó un ladrido, sorprendiéndonos a ambas – Perdón, perdón, y Akamaru también – dijo mientras que se reía –.

-Sakura-san, parece que te encuentras mejor – afirmó Hinata entrando tímidamente a la habitación, Shino se colocó a una de las esquinas, - imperceptible – pensé, y Kiba se lanzó encima de una de las camas desocupadas, junto a Akamaru debajo de esta.

-Sakura-san, ¿es cierto el que quisiste…?- Por su timidez dejó de hablar y se tapó la boca con una de sus manos, tapada en la manga de la campera que vestía. La miré sin mucho entender, mi mente estaba rondando en cualquier otra parte menos en aquella conversación.

-Oi, Sakura, ¿Cuál es la razón para que quisieras quitarte la vida? – me preguntó como si nada Kiba mientras que sostenía su cabeza con una mano hecha puño contra su mejilla y la hacía de soporte.

-Yo no he tratado de quitarme la vida, ni siquiera he sabido cómo…– Dije mientras que me miraba las manos, entonces se abrió la puerta de golpe, dejando ver una impotente figura, con rostro que mostraba molestia, al ver a los otros cuatro, una vena se hinchó en su frente -¡¿Qué es lo que hacen aquí?! – Preguntó gritando, Kiba que yacía acostado en la cama, saltó de esta y se paró al lado de los otros dos, junto a Akamaru que se escondía detrás de él.

-¡Largo de aquí!, ¡Tenéis una misión que cumplir! – Dichas las palabras, se esfumaron de su vista. Luego Tsunade-sama se volvió hacia Ino que la miró nerviosa –Y tú deberías de estar en otra parte – Tal y como vino, tal y cómo se fue.
Por último dirigió sus ojos hacia los míos, los cuales instintivamente esquivé, en esos momentos me daba algo de pavor plantearle cara.

-¿Qué a pasado? – Tuve la sensación de déjà vu – No lo recuerdo – Trata de recordar algo, cualquier detalle, acción…algún rostro – Me puse un poco nerviosa, ¿por qué ocurría dos veces?

- Escucha, Sakura, cuando entraste a emergencias, tu pecho sangraba mucho, tenías una pequeña pero honda herida, lo suficiente para morir desangrada –.

-No quiero creer que lo hayas hecho tú, pero como no ha habido nadie más en la habitación…-.

- Entiendo – Dije mirándola fijamente.

- Descansa, a la tarde te daré el alta – Me dijo antes de darme la espalda y marcharse junto a Shizune.

Una vez que la puerta se hubiera cerrado, me levanté, inquieta y caminé de un lado a otro, algo me daba mala espina y no sabía qué, entré en el baño, me mojé el rostro y también pasé las manos mojadas por encima de mi cabello. Me miré en el espejo, momentos luego desvié mis ojos del reflejo de mi rostro, no me atrevía a verme los ojos, no quería…no podía.

Volví hacia la cama que me aguardaba con sus brazos extendidos hacia mí, me senté y tapé mis piernas para luego acostar lo que faltaba de mi cuerpo cuando volví a sentir esa sensación, sobresaltada brinqué de la cama como si esta ardiera en llamas y me mantuve alejada, mirando por la ventana.

A la tarde volvió Tsunade con el alta y ropa, pero no me pude ir sin antes que me volviera a revisar.

Pasado un tiempo de mi estadía en el hospital, ya todos se habrían olvidado de lo ocurrido o al menos eso era lo que esperaba. En ese tiempo como no me dejaban salir de la aldea, no tuve otra forma de pasar el tiempo que entrenándome junto a mi nueva mascota a la cual convertiría en un ninja. Volví a salir de misión como antes, normalmente.

Esta vez haría equipo con Tenten, Neji, Lee y Kurenai-sensei. Tsunade-sama comenzó a explicar la misión.

- En esta misión llevarán este pergamino y recogerán otro, tengan cuidado de toparse con ninjas renegados que están tras los pergaminos, salen en media hora – Dijo finalizando la reunión, todos empezamos a irnos, cuando Hokage detuvo a Kurenai-sensei. Fui la última en cerrar la puerta e irme.

- Kurenai, aparte de ser la cabeza del equipo, quiero que vigiles a Sakura –.

Kurenai asintió pero a demás preguntó -¿Por qué?, si me lo permite –.

-Tengo una razón para ello, pero es demasiado arriesgado decirla, es demasiado pronto aún.

-Hai

Al irse la kunoichi, la primera mujer en ser Hokage, sentada en su cómodo asiento, se reclinó en el respaldo, mientras que observada pasar rápidamente las nubes - Desde el día en que Ino entró en su casa y la halló en el piso de su habitación, con una profunda herida a centímetros del corazón…algo a cambiado en su cuerpo, pero las revisiones no muestran absolutamente nada, sin embargo, la sangre perdida que ocasionó la herida era lo suficiente para que se produjese un como metabólico…¿qué es lo que ha ocurrido? –.

Abrí la puerta, y entré al pequeño departamento, caminé descalza por el piso de madera, entré en mi habitación y preparé lo necesario para luego engancharlo a mi cintura de costado, la gata saltó desde atrás de mi espalda y quedó sentada en mi hombro.

Ambas saltamos hacia las grandes puertas de Konoha, donde ya se encontraban Tenten, Neji y Lee, solo faltábamos nosotras y Kurenai-sensei.
Al dar unos cuantos pasos, me detuve enfrente de Lee que echaba humo de su nariz, algo que me puso nerviosa, el avanzó hacia mi, yo retrocedí.

-¡Mi flor de cerezo! – gritó antes de abalanzárseme, que esquivé dando un paso hacia un lado, él terminó abrazando el aire y cayendo de rostro al suelo. Al levantarse y con su rostro rosado, me preguntó con cascadas en sus ojos – Sakura-san ¿por qué no me aceptas?, ¿por qué no aceptas mi ardiente amor? – Una imagen pasó por mi mente, volví a sentir un fuerte escalofrío recorrerme desde la punta de los pies hasta la punta de mi cabello. Agité furiosamente me cabeza para sacarme aquella tortuosa imagen.

-Lee, deja de molestar a Sakura, recuerda que hace unas semanas aun se encontraba en el hospital – Dijo Tenten, con tono de reproche, a lo que mis esperanzas de que olvidaran mi estadía en el hospital se esfumaron.

Volví mi vista hacia las enormes puertas, algo había cautivado mi atención, observé a Neji, una voz dentro de mi habló – demasiado atento – miré a mis ambos costados por el rabillo del ojo.

Kurenai se materializó donde nosotros nos encontrábamos. Estábamos listos para partir.

 

Capítulo 6

Nos observó un momento, cerciorándose de que estuviéramos todos y caminó hacia fuera entre las inmensas puertas, le observé unos momentos antes de tomar mi lugar junto a los demás.

Ya llevábamos un tiempo fuera de la aldea, estando Kurenai adelante, seguido de Neji, atrás a mis costados delanteros, a la derecha Lee y a la izquierda Tenten.

Desde que habíamos empezado a saltar entre las ramas de los frondosos árboles, pude apreciar el placentero olor de tierra mojada, la noche anterior había llovido. Cerré los ojos apenas para disfrutar un poco más de aquel sentimiento embargante que ya se había acomodado en mi ser. Pero los abrí bruscamente mientras que salía de mi ensoñazón de libertad.

Había podido oír ramas rasgando algo y crujiendo bajo las pasos de alguien. Tsunade-sama lo había dicho, alguien nos tenía en la mira y no sabía por dónde atacaría, me concentré buscando algún chacra pero lo habían disminuido.

Me adelanté un poco para decírselo.

-Tenten… – En eso noté como las palabras no salían de mi boca, no las podía formular.

-¿Qué pasa, Sakura? – Me preguntó. Solo pude decirle.

-Ten cuidado, algunas partes de las ramas aun están mojadas y resbalosas – Asintió, aunque pude ver cómo dudaba un poco de lo que le había dicho.
Tal vez pensando en que quería decirle otra cosa pero cambié de parecer.

Volví a mi lugar un poco alejado. Seguimos saltando en silencio y tranquilidad, empezando a hacerme dudar si solo había sido algún animal que había del lugar o eran de verdad los que estaban tras del pergamino.

Unos momentos más…nada. Suspiré silenciosamente, después de todo solo habían sido las pisadas de un animal. Dirigí mi vista hacia debajo de las ramas, mientras que veía los charcos aun sin desaparecer, a un lado entre los arbustos vi una sombra que me llamó la atención, parecía ser la de un…

Volví mi vista hacia los demás, viendo como Tenten empezaba a caer, salté hacia donde ella estaba y la tomé en brazos, observé a mis espaldas, viendo como shurikens se dirigían hacia mí, esquivé los que pude y reducí el daño que recibí en mi cuerpo, uno en mi brazo izquierdo casi hombro y otro en mi pierna derecha, encima de la rodilla por unos dedos.

Examiné con un vistazo rápido a Tenten, buscando alguna herida, pero solo estaba inconsciente. Pronto Kurenai-sensei, Neji y Lee, estaban delante de mi para protegernos. La coloqué en el suelo sin movernos del lugar, junté ambas manos y emanando chacra verde examiné a Tenten, no tenía herida alguna.

Llevé mi mano hacia mi brazo izquierdo, de donde corría un hilo de sangre, con una mueca retiré el arma, dejando ver una herida poco profunda de la cual seguía emanando sangre, me curé e hice lo mismo con la otra zona afectada.

Hasta ese entonces no me había dado cuenta de que la gata blanca no se había separado de mi lado hasta que un hombre sin banda y con sonrisa maliciosa se nos acercó demasiado. Tampoco supe cuando la batalla dio comienzo, solo veía delante de mí como los demás luchaban contra los cinco hombres.

El hombre sacó un kunai y siguió acercándosenos, la gata saltó sobre él pero de una patada la mandó contra un árbol y no volvió a levantarse.
Dejándola fuera de su camino, llevé mi mano al porta kunais. Ahora de pie y con el arma baja le observé esperando algún movimiento. Caminó unos pasos más antes de correr hacia mí. Con los músculos tensos esperé a que estuviera a unos escasos centímetros para luego golpearle de una patada en el estómago y clavarle el kunai en su hombro derecho. Pero el kunai lo atravesó mientras que se esfumaba bajo una nube de humo. Observé rápidamente a los lados, tardíamente supe que estaba tras de mi, solo después de que tomara mi muñeca y quedara amenazada con mi propia arma.

Él se rió con su grave voz, lo cual llamó la atención de todos, deteniéndose en mitad de la pelea.

-Fue bastante fácil, Konoha tan solo ha enviado a una mujer ilusionista y a unos críos que no saben protegerse – Su sonrisa se convirtió en arrogancia, agregando – Dennos el pergamino, si es que no quieren que la mate. – Dijo mientras que me apretaba aun más el cuello.

El lugar quedó sumido en silencio, Kurenai tenía el pergamino, ella debía decidir, sabía que se lo entregaría por mi bien, pero sentí la impotencia acumulada en mi pecho, no era justo, el éxito de la misión era mucho más importante que yo…Kurenai se adelantó unos pasos mientras que de su manga sacaba el dichoso objeto, su rostro miraba el suelo y sin expresión en él. Dejé de retener aquel brazo que me oprimía el cuello, bajándolos, mientras que decía a fuerte voz.

-Deténgase Kurenai-sensei, es más importante el éxito de la misión que yo. – Dije sin miedo en la mirada, sensei elevó su mirada perpleja ante mis palabras al igual que los demás.

-¡Cállate! – Me gritó mi captor, mientras que me oprimía más el cuello. – ¡Danos el pergamino si no quieres que la mate! – Rugió.
Kurenai-sensei se agachó y lo dejó, luego retrocedió donde estaban parados los demás.

Otro hombre se acercó y teniéndolo en manos sonrió a mi captor, este le devolvió la malvada sonrisa, captando el mensaje.

Un mensaje que para todos a excepción de ellos era intendible, nadie se esperaba nada de lo que luego sucedió…

La cabellera de Sakura fue mecida violentamente a uno de sus lados, mientras que algunas gotas del preciado líquido rojo le manchaban el rostro junto a su perpleja expresión, al igual que la de los demás que no se esperaban aquello.

 

Capítulo 7

Los pájaros salieron de entre las ramas de los árboles, el lugar donde se encontraban ambos bandos, estaba silencioso.

Sakura cayó sentada sobre sus piernas, mientras que una gota de sangre se deslizaba por su mejilla. Luego, su torso tocó el suelo, mientras que un charco de sangre empezaba a aparecer debajo.

El hombre que la había sostenido recién, soltó un “Hmp”, sin importancia, y llevó una pierna detrás de si para girarse, cuando sintió el filo cortarle. Y el cuerpo explotando en una nube de humo.

Las acciones volvían a reiterarse pero con los papeles invertidos. Neji, Lee y Kurenai se encontraban absortos, pero por poco tiempo, Lee sonrió aliviado, y Kurenai relajó su expresión facial. Neji mantuvo su expresión seria con el Byakugan activo en sus ojos. Pronto su expresión cambió bruscamente a una de parálisis.

Pude ver claramente como chacra más oscuro que el suyo empezaba a envolverla, estaba concentrado en su pecho. Daba escalofríos. Sentí algo que escocía en la mejilla derecha, era un corte, volví mi visión hacia Saura y observé su mano extendida hacia mí. Luego un quejido tras de mi, dándome vuelta, era uno de los ninja ya sobre sus rodillas y un kunai hundido en su corazón. Por la sorpresa se deshizo el Byakugan, al volver hacia ella, noté la frialdad en su mirada, le estaba susurrando algo al hombre, por su expresión no era nada bueno.

Llevó su mano al porta kunai que estaba en su pierna derecha, y sacó el pergamino, para guardárselo en el suyo. En eso uno de los suyos tomó de rehén a Kurenai.

-Suéltalo o la mataré – Amenazó.

Sakura le miró enterrándolo bajo tierra, pero no cedió, el captor apretó aun más el kunai contra el cuello de Kurenai-sensei, haciéndola sangrar. Ella hizo lo mismo al que tenía atrapado. Dando una advertencia en silencio. La tensión siguió creciendo hasta que Sakura no tuvo más remedio que devolvérselo y apartarse de su rehén.

El ninja renegado se tanteó el corte, y dándose vuelta le agarró de su cabellera y revoleó unos momentos.

-¡Maldita cría! – Le gritó para, de una patada, mandarla a estrellarse contra el suelo y que rodara hasta los pies de un árbol.

-Una mocosa que se cree…– Siguió mascullando mientras que se retiraba junto a sus compañeros.

Abrí los ojos adolorida, me dolía el vientre y me retumbaban los oídos, estábamos en una cueva, y había un suave murmullo. Me senté lo más despacio que pude y apoyé la espalda contra la fría pared. Delante de mí estaban todos, hablando acerca de algo que no podía entender por el zumbido aun presente.

Me levanté completamente y caminé hacia ellos, al sentarme junto a Tenten que tenía en brazos a la pequeña gata, noté los diferentes estados de ánimo, pero sobretodo el que Neji no me quitara el ojo en todo momento. Comimos en silencio, entorno a la pequeña fogata.

Momentos después, todos estaban dormidos, mientras que curaba al animalillo, que me miró con sus ojos verdes y maulló tímidamente, mientras que me curaba también.

Le acaricié la cabeza y ella ronroneó, con sus frías patitas, se acomodó en mi regazo y ambas decidimos descansar.

-¿Por qué será…?

-¿Qué? - Me pregunté incrédula, mientras que observaba alrededor, a lo blanco del lugar.

-¿Por qué será que pasó…? – Ante mi, la luminosidad dejó de ser tan intensa y pude ver, entrecerrando los ojos, a una muchacha con la cabellera larga y lisa, teniendo entre sus manos un pequeño espejo con el cual con su mirada vacía observaba los penosos destinos de su gente.

-¿A qué se refiere?- Pregunté pero no me oyó.

-Será porque así debe de ser…O ¿será que es el círculo vicioso?

Corrí hacia ella, pero con cada paso se alejaba más y más, apuré mis piernas y terminé tropezándome y me rasguñándome la rodilla. Me quejé. Y la muchacha me oyó, dándose vuelta y observándome con sus cálidos ojos maternos.

Avanzó hacia mí y colocando su luminosa mano en mi lastimada rodilla, me curó.

Luego me habló, pero no oí su voz. La miré sin entender, y del cielo bajó algo pequeño que se posó en su palma, me lo acercó para que lo viera, y pronto se transformó en una minúscula gota de agua.

Desperté con la felicidad rebosando en mi corazón y miré al pequeño ovillo aun ronroneante. Me moví un poco para acomodarme y ella me observó por unos momentos. Le acaricié la oreja mientras que sonreía cuando oí el rugido del viento. Y su voz esta vez fue audible.

-Va a nevar, hay que calentar la cueva.

Me levanté con ella en brazos y salí a recoger un poco de leña, se acercaba una nevada, algo extraña para esa estación del año.

Al salir, los primeros copos fueron vistos por mis ojos.

El hogareño ruido del fuego consumiendo la leña fue lo suficiente para adormecerme junto al pequeño blanco ovillo parecido a la nieve… Yuuki. Ese sería su nombre. Decidí antes de quedar dormida.