Lo que mas dolía.

Tema en 'Relatos' iniciado por Kiryuuin, 26 Mayo 2012.

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    Kiryuuin

    Kiryuuin Hermandad Oscura

    Sagitario
    Miembro desde:
    4 Octubre 2011
    Mensajes:
    130
    Pluma de
    Escritor
    Título:
    Lo que mas dolía.
    Clasificación:
    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    581
    Lo que mas dolía.



    — ¡Déjala! — Le grité en la cara, dejándola sin habla — ¡Ni se te ocurra golpearla! — terminé mostrando la furia que había guardado tanto tiempo, que solamente ella había alimentado y obligado a salir a la luz.


    Ella no tenía el derecho de abusarse de mi pequeña hermana; tampoco de mí. Realmente no me importaba recibir golpes para cuidar a alguien que realmente aprecio, porque las heridas sanan, pero los sentimientos son delicados como los cristales; si caen al suelo, ya no será lo mismo.


    La dulce niñita detrás de mí, mi única hermana menor con la que siempre jugaba, salíamos al parque o la llevaba al jardín, estaba llorando al presenciar la escena en la que su madrina y yo discutíamos. Sus lágrimas llevaban miles de emociones… Miedo, frustración, desconcierto; pero también… seguridad.


    — ¡No te metas! — contestó mi tía con el único sentimiento que portaba en su ser; odio. El seco sonido del impacto de su mano contra mi mejilla resonó allí. — ¡Esa es mi ahijada!— ¡Y yo su hermana! — la interrumpí, acorralándola contra la pared; dejándola sin salida.


    Mía, al ver mi respuesta y como reaccioné ante el comentario de su madrina, se aferró a mí. Quizás ella deseaba que no peleáramos, o tal vez así trataba de decirme “cálmate, por favor… no te transformes en alguien quien no eres en realidad”. Hasta sus más diminutos gestos significaban mucho.


    — ¡Nunca te atrevas a ponerle una mano encima a ella, o tu problema será conmigo! — le aclaré a la madrina de mi pequeña hermana, quien recibía mi ira y me miraba a los ojos sintiendo temor. Había terminado en estado de shock ante mis acciones; nunca me había sentido de esa forma y era la primera vez que enfrentaba a esa mujer.


    Tal vez me sobrepasé con ella al amenazarla de esa forma, pero no quedaba otra alternativa. Nadie hacia nada al respecto, ni nos ayudaba en nada; por eso fue que yo le dejé eso en claro.


    El ambiente tenso de la casa estaba hasta el límite. Seguramente hasta los vecinos habían escuchado los gritos, aunque no me importaba en realidad.


    Solté a esa mujer; mi tía y madrina de mi hermana. Suspiró; me miró por unos segundos y se encerró en su cuarto.

    No sabía cómo sentirme; quizás no debía pensarlo demasiado.
    Bajé lentamente mis manos hacia mi cintura, posándolas donde los pequeños y cortos brazos de mi hermana menor me rodeaban. Temblaba al igual que ella. Giré y me arrodillé frente a ella; le sonreí mientras secaba sus lágrimas y despejaba su rostro de porcelana de los mechones de cabello que la cubrían. La rodeé con mis brazos, pretendiendo calmarla, haciéndola sentir protegida sobándole su espalda.


    Era verdad; no sabía qué sentir, pero algo me dolía más que nada en el mundo: El verla llorar
    de esa manera.

    Mis ojos se nublaron porque lo que más dolía era sentir sus lágrimas impactándose en mi hombro.

    —Perdón por eso… princesita.
     
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