LO INVISIBLE SE PUEDE PERCIBIR DE UNA EXCITANTE ATRACCION…¿ItaHina?

Tema en 'Fanfics Abandonados de Naruto' iniciado por Resme, 6 Diciembre 2010.

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    Resme

    Resme Guest

    Título:
    LO INVISIBLE SE PUEDE PERCIBIR DE UNA EXCITANTE ATRACCION…¿ItaHina?
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Misterio/Suspenso
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1778
    Ante todo dejenme presentarme....[​IMG]*firef ox*[​IMG] bueno me da gusto la existencia de este foro..jajaja claro ya estado pasiandome por aqui y decidi registrame .....okey, tengo un fic que ya hace meses lo tenia guardado y ojala les guste...Si lo han leido en otra parte, pues es mi, yace con el nombre de Illary Ni...ojala les agrade


    Capítulo 1

    


    Se miró en el espejo una vez más. Como todos los días, lo que vio, no le gustó. Frunció el ceño mientras pasaba una mano por sus facciones ordinarias. Sus perlados ojos se cerraron para no seguir mirando su propio rostro, el que encontraba tan poco atractivo.

    Ahora pasó la mano por su cabello azul marino, el cual caía dócil sobre sus hombros y abrió los ojos para volverlos a posar en el reflejo que le devolvía el espejo. ¿Hasta cuando seguiría torturándose así?

    Todos los días, al levantarse, lo primero que hacía, era acercarse al espejo y mirarse, deseando desde el fondo de su alma, que algo en ella hubiera cambiado.

    Sabía que esto era ridículo, pero, cada mañana, esperaba encontrar ese cambio en ella, como si fuera ese patito feo convertido ya en un hermoso cisne.

    Sonrió irónica mientras terminaba de recorrer con la mirada, el resto de su cuerpo. No se había convertido en ese hermoso cisne, es decir, en una hermosa joven. Seguía siendo ella, Hinata Hyuga, con una estatura de un metro con sesenta y ocho y un peso de cincuenta kilos, a su parecer, demasiado delgada.

    Nada extraordinario. Nada fuera de lo común.

    Suspiró triste retirándose del espejo al mismo tiempo que su tía, Sure Hyuga, se asomaba por la puerta para decirle con su enérgica voz:

    —Date prisa, Hinata. No quiero llegar tarde.

    —Sí, tía, ya estoy lista—le contestó la joven demasiado seria. Solía sonreír muy poco, si no es que nada.

    La siguió hasta entrar al auto, el que las esperaba adentro de una enorme cochera, parte de la maravillosa casa que su tía tenía. Sure se puso tras el volante, y mirando a su joven sobrina por el espejo retrovisor, le dijo:

    —Sabes lo que opino de la puntualidad… y ya debías de estar lista a la hora en que Neji se marche, no puedo llevarte todo los días a la preparatoria

    Y mientras se enfrascaba en darle una cátedra sobre la cualidad de la puntualidad y sobre su “querido” primo, manejó por las transitadas calles de Tokio rumbo a la preparatoria. Esa era su tía. Dulce y estricta a la vez, sin comparar con su tío, que era un completo obsesionado de la perfección.

    Pero, como siempre, cuando Sure le daba esos… lo que consideraba Hinata… sermones, cerró sus oídos y se concentró en sus propios problemas.

    Eran los primeros días, de su tercer año, en la preparatoria y le estaba costando trabajo y esfuerzo adaptarse. Sus padres y hermanita habían muerto tres meses atrás. Toda su vida había vivido en un pueblo llamado Konoha, pero con la muerte de su querida familia, tuvo que trasladarse a Tokio, para vivir con sus tios y su primo Neji.

    Hizashi trataba de tenerle toda la paciencia del mundo, pero Hinata no lograba satisfacerlo muy bien. Le exigía más de lo que podía darle. La chica no podía cambiar lo que era.

    El corazón de Hinata saltó cuando su tía estacionó el auto en el estacionamiento del plantel de la Preparatoria. Se bajaron y la tímida joven siguió a Sure, dos pasos atrás, encorvándose un poco al caminar y con la mirada baja, clavada en el suelo. Inclinó más la cabeza al entrar a los pasillos de la enorme construcción.

    —Hinata—le habló su tía.

    Hinata se detuvo, levantó la mirada y la miró con timidez. Sure movió con exasperación la cabeza y continuó diciendo, algo enojada con la joven:

    —Levanta el rostro. Camina erguida. ¿Cuántas veces debo decirte esto?—acto seguido, se acercó a la chica, tomó su rostro y lo levantó, después, con una de sus manos en la espalda y la otra en el pecho, la enderezó—. No quiero verte encorvada. Camina mirando al frente. ¡Respeta tu dignidad!

    No importaba cuántas veces su tía hiciera esto, al momento, la joven volvía a su posición poco digna, la cual, por cierto, nadie notaba. Sí, nadie notaba por que ella era la chica invisible, esa que nadie ve, esa que nadie escucha, esa que nadie toma en cuenta… ¡Para nada!

    Incluso su primo, se olvidaba de ella. Si no fuera porque al término de las clases, Hinata se dirigía rápidamente a su auto, seguro la dejaba olvidada.

    Para muestra de lo invisible que era, en cuanto se llenaban los pasillos de alumnos, comenzaba a ser empujada, hecha a un lado, manoteada y pisada. Nadie veía que estaba allí… ¡Y esto era todos los días! Los intentos que hacía para no ser tan maltratada, sólo conseguían que lo fuera más.

    ¡Ah! Pero no se daría por vencida. Era invisible, pero no estúpida. Este día, tenía una estrategia diferente, así que, al comenzar la circulación de jóvenes, se pegó a la pared… o lo que ella pensó que era la pared… y se sintió a salvo de esos salvajes…

    —¡Ay!—murmuró cuando la puerta de un casillero, le dio en la cara y el tipo que la golpeó ni cuenta se dio. Se movió unos pasos de allí para ponerse a salvo.

    Se tocó la nariz y unas gotas de sangre humedecieron sus dedos, pero, el sonriente rubio, ni la vio, aquel chico que amaba secretamente, la desecho, otra vez, y es que para nada, le importaba, ni siquiera la veía a pesar de ser compañeros de clase .Siguió platicando con su compañero, un joven alto, de cabello negro, delgado y hermosos ojos negros:

    —Te digo, Sasuke, Ino siente algo por mí. De veras.

    Ambos chicos iban en su clase. Sasuke Uchiha sonrió burlón al decir:

    —¡Sí! ¡Cómo no! Despierta Naruto. ¿Quién en su sano juicio se fijaría en ti?

    Y ahora, Sasuke abrió la puerta de su casillero, para desgracia de Hinata. ¡La pobre chica se había puesto a su alcance! Esta puerta también dio contra su rostro.

    —¡Ay!—volvió a rugir ella mientras las lágrimas arribaban a sus ojos y la nariz comenzaba a palpitarle dolorosamente.

    —¡No te burles, Sasuke!—gritó el rubio cerrando la puerta con fuerza—¡Estoy hablando en serio! De veras.

    —Bueno, bueno—dijo Sasuke, ya serio y cerrando también la puerta—. Está bien, no me burlo, pero, dime, ¿de donde sacas esa idea?

    Hinata no logró escuchar la respuesta por que los chicos se fueron, dejándola hecha un mar de lágrimas, y esta era la razon mas dolorosa, su amado Uzumaki estaba totalmente enamorado de la chica popular, Ino Yamanaka. Miró con desilusión las espaldas de Naruto Uzumaki y Sasuke Uchiha, que salieron del cuadro de su visión cuando entraron al salón, lo que le hizo darse cuenta que era la única que quedaba en el pasillo.

    La primera clase que tenía, era la de matemáticas, con el profesor Kakashi Hatake, lo que era bueno para ella, por que este profe nunca era puntual, así que le dio tiempo, con toda calma, de llegar al salón y secándose las lágrimas todavía, tomó su lugar, en los asientos de atrás. El desorden en el salón era enorme. Diferentes cosas volaban por el aire, alcanzando los blancos deseados y los fuertes gritos eran aturdidores, parecía ser un concurso para obtener al mejor gritón… aunque allí, el premio sería para todos… excepto para Hinata. Ella nunca ganaba nada.

    Así que sólo se limitó a mirar a sus compañeros de clase, centrando su atención en un pequeño grupo formado por los populares Sasuke Uchiha, Naruto Uzumaki, Sakura Haruno, una chica de cabello rosa, bonita, aunque por lo que había observado de ella, tenía un fuerte carácter, lo que la hacía muy audaz. En contraste, estaba Shion, una chica antipatica y atractiva y claro tenia una rivalidad con Naruto a pesar de que eran primos hermanos.

    Hinata suspiró y apoyando sus codos en la mesita de la butaca, sostuvo su barbilla con las manos y su atención pasó ahora a otro pequeño grupo. Kiba Inuzuka, Rock Lee, Shikamaru Nara, este último, era un tipo muy inteligente, el más inteligente de toda la clase y entre ellos, estaba Temari, quien era una chica audaz que se juntaba con ellos por que sentía algo romántico por Shikamaru, y por ello, era su incondicional. Lo apoyaba en todo.

    Aparte de ellos, estaba Gaara, un chico pelirrojo, conocido como el cubo de hielo pues era difícil verlo expresar sus emociones. Shino, cuyo comportamiento era frecuentemente raro, Deidara, un rubio alto, bastante afeminado y quizás por ello, un galán para las chicas y Sora, un tipo de carácter muy agradable.

    Hinata volvió a suspirar. Ella los conocía a todos… Y ellos, no la conocían a ella. Maldijo por lo bajo, sintiendo que la tristeza volvía a ella. Un súbito odio por todos inundó su corazón. Cerró las manos en un puño mientras permitía que la tristeza fuera suplida por la furia. Un día…

    ¡Un día, ella se vengaría de todos ellos! Bueno, quizás no de todos. Perdonaría a Haku Momoshiro, un joven tranquilo, sincero y simpático. Se sentaba a su lado y era el único que parecía tomarla en cuenta. No había hablado casi con él, pero de vez en cuando, le dirigía pequeñas sonrisas que eran para ella como un sol que iluminaban su amarga y frustrada vida...
     
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