Le labyrinthe des roses

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por Gcasango, 7 Febrero 2009.

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    Gcasango

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    Le labyrinthe des roses

    Hola, esta historia no es mía, es de una amiga que me encanta como escribe y pues me gustaría saber que opinan de su historia. Se que no debe llevar comillas lo que diga un personaje pero me dio flogera editarlo xp, esté es como un prologo o algo así bueno pues aquí les dejo el capitulo 1:

    Une fuite inespérée/Una Fuga inesperada.

    -“Corre más rápido! Date prisa!”-Le grite desesperada jalándola de la mano. Habíamos Llegado hasta la pequeña verja que daba hacia el oscuro laberinto.

    -“Vamos! entra!”-Le dije desde el otro lado de la estrecha apertura dándole la mano para que pudiera introducirse como lo había hecho yo.

    -“Allí están!”-Gritó Madeimoselle Selene a unos pasos detrás de nosotros, tomándonos por sorpresa y apuntándonos al rostro con la cegadora luz de su linterna.

    Ambas entramos tomadas de las manos, corriendo sin saber que camino tomar, y ahora estamos perdidas entre la densa niebla y la oscuridad del mítico “Laberinto de las rosas”. Estábamos consientes que el entrar aquí sería como si miráramos nuestra propia locura, como si nos sentenciáramos a la probable muerte. Pero no tenemos otra escapatoria! Y ya es muy tarde para dar marcha hacia atrás. Solo nos tenemos la una a la otra y un par de linternas. Pero si salimos de aquí tendremos un nuevo camino por delante. Y todo será muy diferente para las dos. Es una larga historia de cómo llegue hasta aquí y como nos involucramos en todo esto. Y para hablar claro nunca imaginé que todo sucedería de esta manera, a pesar de presentirlo.

    Cierro los ojos y aun puedo verlo tirado en el frio piso de mármol. Muerto! mirándome fijamente con los ojos tan abiertos como platos, apuntándome como si fuesen pistolas. Lo había asesinado! Pero para mí, eso fue lo correcto. Más bien, fue la única opción que tenía, el no me había dejado de otra. Era su muerte ó poco a poco la mía. Y para ser sinceros no me arrepentí de haberlo matado. De lo único que me lamentaba era de no haberlo hecho antes.

    Estaba cansada de sus abusos, no podía seguir soportándolos. Pero lo que más me lleno de coraje y lo que me llevo a cometer esto, era lo que ese desgraciado pretendía hacerle. Yo la amaba y no podía permitir que llevara acabo sus enfermas intenciones con ella!

    Ambas caminábamos de un lado a otro de la sombría habitación sin saber que hacer con el cadáver, tarde o temprano lo encontrarían y descubrirían a los culpables.

    -“Y si lo enterramos en el jardín?”-Me preguntó con su dulce voz llena de temor.

    -“No, su cadáver es muy pesado para cargarlo!”- Le respondí mientras atrancaba con seguro la puerta.

    -“Y si lo dejamos aquí tirado hasta que lo encuentre alguien? ”- Volvió a preguntar.-“Nadie sospechara que fuimos nosotras!”

    -“Si lo harán!”-Le dije mientras la miraba.-“La culpa recaerá sobre de ambas. Por lo que les dijo e hizo pensar. Fue muy listo, previno todo desde un principio. Y aunque les contáramos toda la verdad aun así nos acusarían de homicidio y nos mandarían a otro infierno como este… a una correccional.”

    Sus ojos se llenaron de lágrimas, y rompió en llanto en mis brazos llenos de sangre. Ella estaba aterrada y mal herida! Tenia mucho miedo y la única solución de encontraba era escapar antes de que alguien se diera cuenta del homicidio.

    -“Tenemos que escapar!”-Le susurré al oído, tratando de no perder la razón por el miedo.

    -“No, no podemos! Las puertas son de hierro y están cerradas, ni siquiera tenemos las llaves y no hay otra salida!”-

    -“Recuerdas del mito de Emily Blake y del Laberinto de las rosas?”- Le pregunté, ella asintió con la cabeza.-“Nunca encontraron su cadáver por que encontró la salida del laberinto y escapó en el!”

    -“Pero el laberinto no tiene final! Y si lo tuviera podríamos estar perdidas en el por días e incluso semanas, y no saber como regresar, tu sabes lo grande que es!”- Giraban muchas leyendas acerca de ese laberinto, y de las cuales muchas me parecían viles tonterías. Pero ella tenia mucha razón, aunque yo no podía permitir que nos encontrarán, teníamos que correr ese riesgo para ser libres. Tener la libertad que habíamos soñado desde llegamos a ese horrendo lugar.

    -“No tenemos mucho tiempo! Aséate y empaca tus cosas mientras yo busco un par de linternas y provisiones en el sótano.”-Fueron las últimas palabras que le dije estando en la escena del crimen.
     
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    Re: Le labyrinthe des roses

    Capitulo 1:


    Era una mañana fría en Inglaterra, debíamos estar a por lo menos a cinco grados y había algo de niebla en la carretera. Jefferson el viejo chofer ajustaba la calefacción del auto, mientras nos dirigíamos a mi nueva escuela, ó mejor dicho a mi nuevo reclusorio. Yo no había dicho ni una sola palabra desde que salimos de la casa, ni siquiera me había despedido de mi madre, ó más bien… ni siquiera le había dirigido la mirada una semana antes de que yo partiera. Iba muy callada, con ceño fruncido y de brazos cruzados, no podía creer lo que ella me estaba haciendo, me estaba enviando lejos a un internado para señoritas en donde se supone las mandaban para que aprendiesen buenos modales y principios. De ese tipo de institutos a los que asisten niñas ricas y mimadas que son hijas de diputados corruptos ó de empresarios explotadores. Y que no tienen más que pobres expectativas de vida; como que casarse con alguien igual de podrido en dinero como ellas, ser buenas esposas y madres perfectas. Yo estaba segura de tener muchos mas sueños y expectativas de vida que esas, además tenía que usar un uniforme, no lo había visto antes pero de seguro iba a tratarse de alguno horrible y de mal gusto. La idea me parecía espantosa... en ninguna de mis otras escuelas lo usábamos y yo por supuesto no estaba acostumbrada a ello, y me resistía a hacerlo, pero por otro lado iba a estar lejos de Ángela, mi madre y no me sentía nada mal por ello, es mas hasta me causaba un gran alivio el saberlo.


    -“Harriet, Harriet, Harriet,”-Murmuró el arrugado Jefferson riendo.-“Ya van dos escuelas de las que te expulsan en menos de un año. Esta vez si que debiste haber hecho algo demasiado grave para que tu mamá decidiera meterte en un internado de señoritas, pues que fue lo que hiciste?”-Preguntó curioso.

    -“Yo? Pero que crees que hice algo grave?-“Respondí irónicamente y con una sonrisa de lado.-“ Digo, que podría hacer yo, una niña de dieciséis años que fuera tan grave para que la alejaran de su hogar, de su familia y amigos?”-concluí de manera tan lastimera que hasta los vagabundos hubieran sentido pena por mí.

    -“Por que da la casualidad que te conozco desde que tenías tan solo tres años de edad y desde ese entonces no eres un angelito muy bien portado que digamos.”-Dijo Jefferson con la mirada fija a la carretera y riéndose tal vez había perdido la juventud pero no el sentido del humor, yo también reí y sacudí la cabeza negando.

    -“Esta bien admito nunca he sido un ángel, pero esta vez yo no tuve la culpa, es enserio! La otra chica me provocó y pues yo solo le di un puñetazo para que se calmara.”-Dije, pero luego baje la voz y la mirada también.-“Pero eso solo fue una escusa para librarse de mí, mi madre nunca me ha querido como lo hacía con ella…”

    -“Claro que no! Ángela te quiere y mucho!”-dijo Jeffrey con leve comprensión en su voz.-“Pero… ella ya no es simplemente la misma desde que tu hermana mayor Scarlet murió hace seis años, y lo sabes… ya no es la misma mujer que era antes!”

    -“Lo se…”- dije con la voz tan baja como un susurró.-“Pero Scarlet fue una estúpida y se suicidó por que no tuvo los pantalones para decirles a mis padres la verdad, ella tenía miedo de decepcionarlos, que iban a decir de su hijita predilecta, de la que nunca recibían queja alguna y de la que solo obtenían excelentes calificaciones y premios por su perfección de mierda!”-escupí con recelo. –“Ella fue una cobarde, tenía miedo de enfrentarlos y decirles que estaba embarazada!”

    -“Estaba que?”-Preguntó Jeffrey dando un volantazo rápido.-“Creí que había muerto por una sobre-suministración de medicamentos.”

    -“Pues eso fue lo que hicieron parecer, no quisieron que se supiera la verdad!”-dije controlando el enfado en mi voz y después arremede con ironía el fastidioso tono de voz de mi madre.-“Imagínate que iba a decir la sociedad! Se iba a manchar el apellido DeBroglie para siempre! Y eso si que iba a ser una verdadera desgracia!”-Baje una vez mas el tono de mi voz y le confesé serena.

    .--“Sabes… no me mandan aquí realmente por que me haya peleado en la escuela, sino por que tuve una riña con mamá hace una semana, y le eché en cara que era una mala madre y que por su culpa se había suicidado Scarlet! Ella no pudo soportar lo que le dije así que me manda aquí, lejos! Para no verme ni tener que lidiar conmigo!”

    Jefferson, el chofer solo tragó saliva y guardo silencio por el resto del camino, estaba impactado por lo que le había dicho de la muerte de mi hermana Scarlet. Ella se había envenenado hace seis años, tenía como mi edad cuando lo hizo. Y dejo una nota a mis padres en la que decía que ellos solo habían querido lo mejor para ella, y que ya no soportaba el saber que les había fallado y que iba a ser mucho mejor si lo hacia de esa manera.

    De repente a lo lejos de la carretera, sobre un monte apareció la silueta del internado para señoritas, era la “institut privé français du bon enseignement et de manières pour des mesdemoiselles, le labyrinthe des rose.” Significaba algo así como instituto privado francés de la buena enseñanza y modales para señoritas, el laberinto de la rosa. Era mucho mas grande de lo que había imaginado, incluso creo que era lindo y tétrico. Tenía el aspecto de una de esos castillos de arquitectura gótica en la edad media.

    Cuando llegamos Jefferson me hizo algunas recomendaciones para que no me metiera en problemas, como que me portara bien, que cumpliera con las tareas, que obedeciera a los profesores, bla, bla , bla, aburrido.

    Me despedí del viejo Jeff, no llevaba mucho equipaje, solo una mochila que de vez en cuando usaba para acampar y mi suéter negro con capucha favorito que había comprado en el concierto de The cure. Me abrigue, tomé mis cosas y baje del auto. Me quede asombrada al mirar lo grandísimo que era aquel instituto, la puerta principal era de hierro solido con cadenas pendiendo de los costados de esta, y hasta arriba en lo alto había un ventanal circular, similar a la forma de un reloj, como el Big Ben. Observando todo aquello con detenimiento me di cuenta que era muy parecido al palacio de Westminster, pero obviamente no tan grande, aunque aun así lo era.

    En la puerta estaba esperándome la subdirectora del plantel, le calculaba alrededor de cincuenta y tantos años, vestía de un elegante y sobrio traje negro, y llevaba el cabello rubio pulcro recogido hacia atrás. Me dio la bienvenida y me dijo las reglas del orfanato, digo… el internado, y que esperaba que toda las cumpliera con disposición y rectitud, y que cuando terminara de desempacar me presentara con ella para que me diera instrucciones de cómo reintegrara a las labores de clases. Me dio una hoja con el plan de clases de cada día y me dijo el numero de mi habitación y como llegar hasta allá. Agarré la llave de mi alcoba y el horario de clases que tendría y subí aproximadamente cinco pisos en el elevador panorámico, solo se alcanzaba ver el jardín era sorprendente el ver que estaba lleno de rosas rojas por doquier. Llegue al sexto piso, baje del elevador y me encamine a buscar el cuarto seiscientos sesenta y cinco, que era el que me correspondía. Era raro no había ni un alma por los pasillos, suponía que estaban en clases o algo así, en verdad no le tome importancia al asunto, me agradaba estar sola.

    Después de un rato de andar en pasillo por pasillo, encontré por fin mi cuarto, puse la llave, gire la perilla y entre. Parecía bastante amplio, tenía calefacción, una cama, un tocador, un armario y un baño. No tenía televisor y tenia que compartir habitación, pero eso era de esperarse, fuera de eso no estaba tan mal, en verdad creí que estaría mucho peor.

    Desempaque las cosas de mi “maleta”, primero saque mis libros favoritos y los puse encima del tocador, y proseguí a acomodar la ropa, cuando abrí las puertas de este había ya dos cambios de uniforme esperándome, quite del gancho la falda negra de tablones plisados, la blusa escolar blanca de manga larga y el chaleco sin mangas negro con el escudo de la academia y me los probé. Era justo a mi medida, supongo que mi madre ya se los había dicho antes. Descolgué una de las corbatas y como pude le hice un nudo y me la puse por dentro del chaleco.

    Por un minuto me sentí totalmente extraña y un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, sentía que algo allí no estaba bien, trate de ignorar esa sensación y calmarme un poco.

    Me mire en el espejo del tocador y vi como se desparramaba mi fleco sobre mi pálido reflejo. Tome el peine y comencé a cepillar mi cabello rojo y lacio, no demore mucho tiempo en hacerlo pues tengo el cabello algo corto, a la altura de la barbilla para ser exactos.

    Cuando termine de acomodar todo en su lugar, apurada tome el plan de clase y salí corriendo de pasillo en pasillo hasta encontrar el elevador. Cuando llegue a la planta baja fui a la dirección y busque a la subdirectora para que me indicara en que salón seria mi próxima clase. Su asistente me dijo que ella estaba ocupada atendiendo una llamada y que la esperara. Como había salido deprisa de mi habitación no tuve tiempo para ir al baño y había sido un viaje algo extenso, fui a merodear un poco mientras encontraba los sanitarios. El instituto era un lugar muy grande y sobrio. Y me parecía interesante por su arquitectura, debió de haberse construido a mediados del siglo XV, que era cuando ese tipo de estructuras estaban en su apogeo. Aprecié todo, desde cada acabado, cuadro y estatuilla que había en ese pasillo, hasta que por fin encontré los baños. Entré y me metí con prisa a la primera puerta de un cubículo sanitario. De repente observe por debajo de la puertecilla los pies descalzos de alguien entrar corriendo, y escuche los sollozos provenientes del ultimo cubículo, salí del que me encontraba yo, y lavé mis manos en el frio lavabo de mármol, pero aun seguía escuchando aquel arduo llanto en la ultima puerta, ya me disponía a salir, pues la verdad era que no me importaba el motivo del llanto de aquella joven, pero de nuevo aquel escalofrío que había sentido en mi habitación se hizo mas fuerte y me heló la sangre y me volvió ese extraño presentimiento una vez mas.

    Algo me decía que tenía que abrir esa puerta, tal vez era la curiosidad o el escepticismo el que me llevaron a hacerlo, caminé despacio hasta el fondo del baño y aun seguía escuchando aquel llanto. Toque y no respondió voz alguna. Abrí la puertecilla y me di cuenta que no había nadie allí adentro.
     
  3.  
    blackrose18

    blackrose18 Usuario VIP Comentarista Top

    Piscis
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    Pluma de
    Escritora
    Re: Le labyrinthe des roses

    D: ...

    xD, no permitimos que suban un fic que no sea de su autoría, con o sin su permiso.

    Cierro.
     
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