Drabble Las reglas de un asesino. {Klaus/Mia}

Título: Las reglas de un asesino.
Viñeta: #1
Regla: Nunca te arrepientas de un asesinato.
Nº de Palabras: 401.
Personajes: Klaus Von Schweetz, Mia Ivashkov.
Rating: K+
Advertencias: Muerte de un personaje, ligero AU/UA, desarrollo distinto del rol.

Las reglas de un asesino.

#1 Nunca te arrepientas de un asesinato.​

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Todos los asesinos saben que es ilógico arrepentirse de haber matado a alguien, ya no hay marcha atrás. No existe el “y si…”. El pasado está muerto, como la víctima. Pero no por ello dejaba de sentirme como una villana. Porque el asesino mata, pero el villano arrebata. Y yo le había arrebatado a Klaus todo lo que él tenía.

Distinción: Tal vez no quiera hacerlo, pero hasta el más frío asesino llega a dudar de sus acciones alguna vez.

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Mia observó el cuerpo del joven Klaus aferrado a ella, llorando como si no hubiera un mañana. Tenía que admitirlo, quizás se sintiera un poco arrepentida. Aunque no quisiera, se preguntaba si lo que hizo estaba bien…

Evidentemente ella nunca pensó que podía arrebatarle la infancia y la inocencia a un niño que ni siquiera era su objetivo principal. Y fue a él a quien más daño hizo. En aquel momento ni siquiera lo pensó, simplemente era un trabajo más encargado por él… Y su fe ciega llegaba tan lejos que ni siquiera se había preguntado si podía causar dolor en alguien que no tenía nada que ver.

A Mia no le gustaba ser la mala de la película, no le gustaba tener el peso de un asesinato sobre sus hombros. Principalmente porque ella nunca se arrepentía de nada, mucho menos de la mera y primaria acción de matar.

Había una delgada línea entre el asesino y el villano. Al parecer ya la había cruzado, los límites ya no eran aplicables a su persona porque los había rebasado con una facilidad aplastante e ilógica para alguien que sí tenía escrúpulos. Que sí tenía en cuenta las consecuencias que implicaba asesinar.

Tal vez tendría que replantearse todo lo que había hecho. Estaba segura de que más gente estaba sufriendo por su culpa. Aunque le importara bien poco el mundo, el chico que lloraba sobre su regazo le había abierto, de cierta manera, los ojos.

Ahora comprendía que el matar no significaba tener un objetivo y acabar con su vida. También dañabas severamente a todos con los que esa persona tenía un lazo. Cerré los ojos y lo abracé, tal vez estaba arrepentida.

Tal vez, en alguna parte de mi mente, pensara que no debería haber hecho lo que hice aquella noche. Sus padres estarían vivos, y él no estaría solo en un mundo muerto.

 

Título: Las reglas de un asesino.
Viñeta: #2
Regla: Protege lo que es tuyo por encima de todas las cosas.
Nº de Palabras: 752.
Personajes: Mia Ivashkov.
Rating: T/M
Advertencias: Horror, no apto para mentes sensibles.

Las reglas de un asesino.

#2 Protege lo que es tuyo por encima de todas las cosas.​

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Un asesino tiene un arraigado sentido de la propiedad, sea persona u objeto, si este pertenece a un asesino, no habrá piedad para aquel que tome cualquier cosa que sea suyo por derecho. Los más peligrosos, los más inteligentes, incluso actúan en consecuencia de algo que aún no ha sucedido, esto es, que saben que terminará sucediendo.​

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Distinción: No todo asesino actúa de la misma forma. Hay otros que prefieren abandonarse al descontrol animal y tomar posesión de su verdadera esencia, su verdadero ser; por más monstruoso y desgarrador que fuera.

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De una manera u otra, ella estaba bastante molesta. No era su afición escuchar conversaciones ajenas, pero definitivamente esa había llamado su atención. No hacía más que alejarse de Von Schweetz y las cosas se ponían interesantes.

No estaba contenta y eso era lo que a los demás debería importarles. Cuando un asesino realmente decide tomar cartas en el asunto entonces es que la cosa se ha puesto jodida, pero de verdad. Puedes comenzar a asustarte entonces…

O tal vez simplemente hay algún joven que no comprende que lo que pertenece a un asesino, no se toca, porque puede que termines sin manos, y con tu sangre pintando las paredes de la habitación.

Cuando un serial killer declara algo como suyo, entonces la situación puede tornarse complicada a pasos agigantados, puede que tras dos segundos de meditación realmente deberías plantearte echar a correr, aunque no haya lugar en el mundo donde puedas esconderte.

No de un asesino.

Por ello debes tener cuidado con lo que tomas —o con lo que pretendes tomar— porque tal vez pertenezca a alguien con quien no desees meterte. Tal vez pretendas ser superior al asesino en muchos aspectos y hasta incluso crees que puedas ganarle.

¿Deberías comenzar a escribir un epitafio que colocar en tu lápida? Porque tal vez puedas ganar a un simple asesino en el juego de la muerte. Cualquiera podría matar a alguien que ya lo ha hecho antes. El verdadero dilema es, ¿podrías, o incluso intentarías, enfrentarte a la muerte misma?

Ya no hay sangre manchando sus manos, ni su rostro completo. Su cuerpo entero está sumergido en inmensas piscinas del visceral rojo de la muerte. No querrás verlo salir de allí, porque tal vez tu cadáver se una a los tantos que allí residen, flotando a la deriva sin más esperanza que la purificación del pecado de su verdugo.
Aunque aquí ya no puede engañarse nadie, todos sabemos que si alguien mata, no es un asesino. Asesino es una palabra muy grande para alguien que solo mata.

Tú solo debes preocuparte por lo que verdaderamente implica la palabra asesino. Debes cerciorarte de que a cada paso que des, no estés entrando en terreno de un depredador. Que no estés haciéndote dueño de algo que tiene un propietario más peligroso que un tigre salvaje.

Tan cuidado cuando deseas tomar algo que pertenezca a un verdadero asesino, porque no solo terminarás sin manos y con tu sangre pintando un grotesco cuadro en las paredes de la habitación, sino que hay muchas probabilidades de que tu corazón termine fuera de tu pecho y tus intestinos sean el lazo que te ate al mundo de los muertos para siempre.

Mia sabía que los verdaderos asesinos no son aquellos que avisan del peligro, sino aquellos que simplemente actuaban en consecuencia de. Aunque nada hubiera pasado aún.

Si nadie había muerto hasta ahora era porque la vieja Mia Ivashkov se había ahogado en un mar de sangre. Aunque tampoco sería mala idea rescatarla ahora que las cosas comenzaban a ponerse feas…

Definitivamente necesitaba una buena dosis de su antigua yo antes de que los instintos la llevaran a cometer asesinatos en masa. Necesitaba ese control y raciocinio que había desaparecido con su yo olvidado.

Mia se lo pensó mejor, observando con una sonrisa macabra a los allí presentes. Tal vez no fuera necesario despertarla de su sueño… De vez en cuando venía bien un poco de descontrol animal que te provoca la necesidad. Ese ansia que desconecta todos tus sentidos, tomando el mando de tu cuerpo y llevándote a hacer cosas que —no neguemos la realidad— sí deseas hacer.

Ya comenzaba a imaginarse los gritos.


O tal vez no lo estaba imaginando y lo que verdaderamente manchaba sus manos era sangre y aquellos desgarradores sonidos sí que eran producidos por las gargantas que con tanta facilidad acababa de desgarrar.