Las lágrimas de una noche mágica (Inu&Kag)

Re: Las lágrimas de una noche mágica (Inu&Kag)

-Bueno, como tú quieras.- me dijo Inuyasha.-Kagome está embarazada
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-¿Qué?- el grito que metió Sango, se escuchó por todo el pasillo.
Ví la cara de sorpresa de mi hermana, la cuel estaba petrificada. Sango parecía que no podía asumir tanta información de un solo triro, y yo no sabía que hacer.
Me sobresalté con el acto de mi hermana, ya que me abrazó gritando.
-¡Qué bien!¡Qué bien!- gritó Sango mientras me abrazaba.-¡Me habeís hecho tía!¡Que bien, voi a ser tía!
-¡Voi a tener un sobrinito o una sobrinita!-Sango me abrazó más fuerte, tan fuerte, que me estaban doliendo las costillas de tal abrazo.-Ya sabía yo de que no ibas a tardar mucho en quedarte embarazada.
-Sango, me haces daño...- le avisé.
Sango me dejó de abrazar rápidamente.
-Oh, perdona me dejé llevar por la emoción.- se escusó Sango.
-No me digas...- le dije. Ya sabía que se iba a emocionar, pero no tanto.
-¿Y de cuánto estás?- me preguntó Sango.
-¿Eh?... no sé.- le contesté. La verdad es que no lo sabía. Cogí el papel de los resultados del análisis.- Supongo que vendrán en el papel de los resultados.
-No creo que vengan ahí.- dijo Inuyasha.-Tal vez tengamos que ir a un ginecólogo.
-¿Tengamos?- le pregunté mientras alzaba una ceja.
-Si, tengamos. No pienso dejarte ir tú sola, y mucho menos, después de lo que ha pasado hoy.
-Esta bien.- dije mientras apoyaba mi cabeza en él. No pude evitar de que se me escapara otro bostezo.
-Kagome, deberías de descansar.- me aconsejó Inuyasha.
-Pero no estoy cansada...- dije mientras me restregaba los ojos.
-Kagome, Inuyasha tiene razón. Deberías de descansar.
-Esta bien,... descansaré.- dije resentida.
Me acomodé un poco en el sillón y cerré mis ojos, dejándome caer en los brazos de Morfeo.

 

Re: Las lágrimas de una noche mágica (Inu&Kag)

Cuando abrí mis ojos, pude ver el techo del pasillo, Me levanté hasta quedaerme sentada en la silla, y pude ver a un lado a mi hermana dormida y a Inuyasha recostado a mi otro lado, pero aún despierto.
-¿Ya has descansado suficiente?- me preguntó Inuyasha.
-Si, no tengo más sueño.- le dije mientras le sonreía.-¿Qué hora es?
-Son las cinco de la mañana.- me respondió Inuyasha.
-¿Ya?- le pregunté exaltada.
Sabía que el tiempo pasaba rápido, pero no tan rápido. Dejé escapar un suspiro mientras me volteaba para ver a mi hermana.
-Inu, ¿qué le ocurre a Miroku?- le pregunté sin apartar la vista de mi hermana.
-Miroku ha tenido un accidente con su coche mientras iba a tu casa.- me explicó Inuyasha.-Le han tenido que operar de urgencia, pero aún se teme por su vida.
-¿Miroku puede morir?- le pregunté preocupada. Sabía que si Miroku moría, mi hermana no podría soportalo.
-Si.- dijo mientras me abrazaba para intentar tranquilizarme.-Pero no te preocupes, seguro que se pone bien y todo volverá entre ellos como antes.
Estubimos en medio de un silencio.
-¿Tienes hambre?- me preguntó.
-Un poco, pero lo puedo soportar.- le confesé.
-No, eso si que no.- me regañó Inuyasha.-Estas embarazada Kagome, y si tienes hambre, deberías comer.
-Pero puedo aguantar...- balbuceé.
Inuyasha se levantó haciéndome caso omiso y empezó a andar, hasta que se perdió en el pasillo.

Estube un rato sola sin hacer nada, únicame. esperar a que viniera Inuyasha.
Al rato, pude ver a Inuyasha venir con una bolsa por el solitario pasillo.
-Menos mal de que la cafetería de aqui, está abierta las 24 horas.- dijo Inuyasha mientras se sentaba de nuevo a mi lado, y sacaba cosas para comer.
-Inu, no debistes de hacerlo...
-Kagome, estas embarazada y debes de cuidarte tanto por ti como por nuestro hijo.- dijo mientras posaba su mano en mi vientre.
-Vale, muchas gracias Inuyasha.- le dije mientras sonreía.
-Kagome, no me debes de agradecer nada.
Miré la mano de Inuyasha, la cual acariciaba mi vientre aún plano, con sumo cuidado.
-Claro que si, te lo has tomado todo bastante bien, además no me has señalado jamás como hace la gente y varias cosas más, pero lo más importante, es que me has enseñado a amar.- le dije mientras posaba mi mano sobre la suya.
-Kagome, hoy me has hecho el hombre más feliz al darme esa noticia, además de que te amo con locura.- dijo mientras me acercaba a él.
-Yo también te amo con locura, mi Inu.- le dije mientras elevaba mi rostro hacia él y le miraba. Le ví sonreir complacido.
-Entonces, si yo soy tuyo, tu eres mía, ¿no?- me preguntó.
-Claro que si.- le dije sonriéndo. Vi como la sonrísa de Inuyasha se ensanchaba.-Soy tuya, y para siempre.
-Bueno, vamos a comer, ¿no?- me preguntó sin apartar esa sonrísa.
-Vale.
-¿Qué prefieres?- me preguntó mientras me enseñaba lo que había en la bolsa. En su interior había tres bocadillos y algunos platos tapados.
-Esto.- dije mientras cojía un bocadillo.
-Esta bien, yo cogeré otro.- dijo Inuyasha mientras cogía otro bocadillo.
Estábamos comiéndonos los baocadillos, cuando un doctor, se acercó a nosotros.
-¿Acompañantes de Miroku Ohira?- nos preguntó el doctor.
-Si.- dijimos al unisonio Inuyasha y yo.
Mi hermana, empezó a despertarse y al ver al doctor, empezó a preocuparse y a ponerse nerviosa.
-La operación ya ha terminado, y todo va bien de momento.- nos avisó el doctor. Dejé escapar un suspiro.-Pero si dentro de una semana, su cuerpo no reacciona, le desconectaremos de las máquinas.
Esa noticia nos descompuso a todos. Abracé a mi hermana, la cual, empezó a llorar.
-Tranquila, ya veras que se pondrá bien...-le dije mientras la abrazaba e intentaba consolarla.

 

Re: Las lágrimas de una noche mágica (Inu&Kag)

Habían pasado cinco días, y nada había cambiado. Miroku no despertaba, y mi embarazo seguía con los mismo malestares y síntomas.
Inuyasha estubo empeñado en que yo me fuera a descansar a mi casa, pero no podía ni debía irme.
Eran las dos y quince de la mañana, y estabamos mi hermana, Inuyasha y yo, sin poder ojo.
Mi hermana se levantó, y entró a la habitación donde se encontraba Miroku; dejándonos a Inuyasha y a mi solos.
Yo estaba recostada en Inuyasha, el cual puso su chaqueta para taparme del frío, mientras miraba a la nada. Inuyasha me tenía abrazada, pero también miraba a la nada.
Me sentía mucho más cansada que estos días atrás, lo cual me parecía normal, ya que apenas dormía y si es que lo hacía, dormía un poco mal.
-Kagome, ¿quieres algo?- me preguntó Inuyasha.
-No, gracias.
En esos momento, la puerta de la habitación de Miroku se abrió y pude ver a mi hermana salir sonriente, lo cual me pareció raro.
-¡Miroku despertó!- nos avisó alegre.
-¡Qué bien!- exclamó Inuyasha.
-Que buena noticia hermana.- le dije lo más alegre que pude, para tal cansancio que tenía.
-¿Quereís verle?- nos perguntó Sango.-Además allí Kagome podrá descansar mejor, ya que la cama de al lado está vacía.
-Venga, vamos Kagome.-dijo Inuyasha mientras intentaba animarme para que fuera a la cama.
¿Qué otra vez en una cama de esas?
-Pero, ¿y si me pillan?- les pregunté como para poner una escusa.
-Kagome, no pasaría nada además estas embarazada.- dijo Sango como si fuese la escusa perfecta.
-Pero...
-Anda hermanita, ¿si?- me pidió Sango.-Hazlo por el bebé.
-Esta bien...- dije resentida.
Inuyasha me ayudó a levantarme y Sango casi da saltos de alegría. Cuando entramos en la habitación de Miroku, lo vimos tumbado en la cama y rodeado de cables. Me dió pena verle así, tan pálido y con cables por todos los lados.
-Hola Miroku.- le saludé.
-Hola.- el saludó Inuyasha.
-Hola chicos.- nos saludó Miroku. Su voz sonaba tan débil.
Inuyasha me gió hasta la cama, y me sentó en ella.
-Venga Kagome, ahora duerme que es por tu bien.- me dijo Inuyasha.
-Si.- dije mientras me tumbaba en la cama y me tapaba un poco.
-Kagome.- me llamó Sango.-¿Has comido?
-Si.
-¿Seguro?- me preguntó de nuevo mi hermana.
-Que si...
-Inuyasha, ¿es verdad que ha comido?- le preguntó mi hermana.
¿Tanto desconfía de mi?
-Si, Sango.- le contestó Inuyasha.
-La estais apresionando mucho...- dijo Miroku con voz débil.-¿Es qué le pasa algo?
-Pues la verdad es que si.- dijo Sango.
-¿Qué le pasa?- preguntó Miroku.
-Si te lo contara desde el principio, principio.- dijo Sango con cara de pervertida.
-Sango.- la llamé en un grito.
-Esta bien, dejare que se lo conteís vosotros.- nos avisó Sango, sin quitar esa cara.-Pero desde el comienzo y con lujos de detalles.
No lo soporté más, y cogí un cojín y se lo lancé a la cara.
-Eres una prevertida.- le dije mientras me cruzaba de brazos, y me giraba hacia otro lado.
-Con este paso seguro que nos pillan.- nos avisó Inuyasha en forma de regaño.-Sango para ya de decir cosas pervertidas, y Kagome duérmete ya.

 

Re: Las lágrimas de una noche mágica (Inu&Kag)

El sol salió, y los molestos rayos del sol entraban por la ventana. Me tapé un poco más arriba de la cabeza con la sábana, para que los rayos del gran astro, no me dieran en el rostro.
-Vamos dormilona- dijo mi hermana mientras retiraba la sábana de un jalón.
-No, déjame dormir.- le rogué mientras me tapaba el rostro con mis manos.
-Sango, déjala dormir.- le pidió Inuyasha desde el sillón.
-Pero yo quiero que se despierte, para que así lo haga el bebé...- balbuceó Sango como si se tratase de una niña chica.-Y comience a moverse.
-Sango, aún no se nota cuando el bebé se mueve.- le reclamé aún con mi rostro tapado por mis manos.
-¿De qué bebé hablaís?- nos preguntó Miroku desde la cama en la que estaba.
-Es verdad, tu no lo sabías.- recordó Sango.-Venga Kagome cuentales todo desde el principio.
No lo soporté más, y agarré un cojín y se lo lancé como en la noche anterior. ¿Cómo podía ser tan pervertida?
-Jo, Kagome.- empezó a quejarse Sango.-Deja de lanzarme cosas.
-Pues deja de ser tan pervertida.
-¡Pero es que no puedo!.- dijo Sango.-Es mi bella naturaleza.
-Entonces yo tampoco puedo dejar de lanzarete cosas.- le contesté mientras le lanzaba el otro cojín.-Y de bello no tiene nada.
-¿Alguién me puede explicar?- pidió Miroku.
-Yo te lo cuento.- se ofreció Inuyasha.
-¡Bravo Inuyasha!- gritó alegre mi hermana.-¡Bendito sea mi cuñado!
-Inuyasha ni se te ocurra contar lo que quiere que mi hermana cuentes.
-Ya, ya lo sé...

Al rato, pudimos ver la cara de sorpresa que puso Miroku, cuando Inuyasha le contó de que estaba embarazada.
-Habeís corrido bastante en cumplir el deseo de Sango.- murmuró Miroku entre risas.
-Ya hablaremos cuando dejes tú a Sango embarazada.- le dije mientras le miraba con mala cara.-Que yo tambien me voi a divertir un poco cuando paseis esta situación.
-Te aconsejo que no deberías hacer enojar a una Kagome embarazada.- le aconsejó Sango.-Te puede lanzar cosas.
-¡Oye!- me quejé.
-Dejadla ya en paz.- dijo Inuyasha mientras me defendía.
-Esta bien...- dijieron Miroku y Sango al unisonio.
-¿Cuándo te darán el alta Miroku?- le pregunté mientras intentaba cambiar de conversación.
-No lo sé....- me contestó.
-Dentro de tres días.- respondió Sango.
-Jo, a mi me dejaron más tiempo...- me quejé.-Eso es injusto.
-Kag, eso depende de lo que tengas...- me dijo Inuyasha mientras me abrazaba.-Además no recuerdes eso por favor...
-Esta bien, perdoname Inu...
-¿Qué te parece si vamos a dar una vuelta?- me preguntó.-Asi dejamos a Romeo y a Julieta con un poco de pribacidad.
Miré hacia donde me indicó Inuyasha con la cabeza, y pude ver a mi hermana y a Miroku besarse.
-¡Esta bien!- le dije emocionada mientras me levantaba de la cama.