Las Cartas de la Vida [CCS/TRC]

Les dejo aquí el capitulo 6… siento que me tardé una eternidad en publicarlo xD.
Ahora, algunas respuestas los comentarios:

Marlex Senpai, con respecto a la extensión, intenté hacer el capítulo más corto, pero como que no me quedó, además, decidí finalmente manejarme entre la misma cantidad de palabras, pues tendría que cortar muchas partes en la historia y quedaría muy en el aire para el próximo capítulo. Pero, creo que al terminar este, no haré en mucho tiempo otro fanfic tan largo jajaja…

Franco Astudillo, ¡Disculpa la demora!... reitero que me tengas paciencia para el 7!!

Suiren ¡Tuve que leer tu comentario dos veces!, pero no te preocupes, lo entendí jajaja! Ahora, si tú te fijas bien, tanto la Sakura original como su clon tuvieron un destino difícil, a diferencia de Sakura de CCS quien su vida parecía ser buena, entonces, de una u otra forma, debe haber un equilibrio entre los mundos… bueno, por ahí va el porqué Yuko dijo lo que dijo… xD Con respecto a los guiones, créeme que he sido una lectora diaria de ese tema, aunque me falta por pulir un poco el tema al igual que los tildes y la puntuación.

Fernandha, no quise poner central la parte de cursiva puesto que lo tomé como un escena aparte dentro del capítulo pero en otro tiempo… no sé si me entiendes :/…
Reitero lo de los tildes, ¡son mi gran problema! He tratado de mejorarlos… enserio.

Y bueno, a todos los demás que han dejado sus comentarios, ¡muchas gracias! De verdad me alegra que les guste mi historia, y ya con que la lean me doy por pagada. ^^

Cap.6: El corazón de los Guardianes​

Volvía a estar parada ante aquel lago… había un ambiente enrarecido… sabía que había estado ahí antes, aunque no estaba segura en qué circunstancias. Frente a ella una carta comienza a flotar, brilla y se divide en miles de pequeñas luces que caen del cielo ¿Qué significaba aquello? Entonces mira a su lado, ya no estaba sola, una pequeña criatura la acompañaba al tiempo en que el lago se comienza a agitar y una intensa luz que opaca a las demás surge y…

—¡Señorita Kinomoto!

La joven siente como alguien da un enorme grito muy cerca de ella, seguido de múltiples risas.

—¡Aaaaahh! —grita Sakura al darse cuenta que se había dormido en plena clase y que el profesor, quien ya estaba parado frente a ella, la miraba con cara de odio—este… yo…—tartamudea.
—¡Le recuerdo que las clases son para compartir conocimientos, no ronquidos!
—Lo… lo siento profesor —dice Sakura con su cara totalmente roja.
—Espero no se repita —luego, se dirige a la clase— Recuerden traer sus ensayos mañana. No aceptaré excusas. Bien, pueden retirarse.

Tras decir esto, la clase comienza a marchar. Sakura coge sus libros y su bolso y se dirige a la salida del salón, ahí la esperaba Tomoyo con una sonrisa en el rostro.

— ¡Qué bueno verte Sakura!... ¿eh? —la morena se percata de que su amiga no tiene buen aspecto— ¿Qué sucede, te sientes mal?
— Me quedé dormida en la clase… y además estoy un poco mareada.
— Tú crees que es por…
— Sí —la interrumpe—es la maldición… además, he gastado mucha energía últimamente
—Aun así, el conjuro que aplicó Li para disminuir los efectos de la maldición han sido efectivo.
—Tienes razón… si no hubiese sido por Li, esta maldición habría acabado conmigo hace días —Sakura registra el bolsillo izquierdo de su roja chaqueta y saca las cartas que hasta entonces habían vuelto a ella—. Carrera, burbujas, flote, borrar, balanza, disparo, canción y voz…esto no habría sido posible sin Li
—Li trajo muchos libros de magia desde Hon Kong. Meiling me contó que se ha esforzado mucho estudiando para poder ayudarte, además, cada vez que hay algún hecho extraño él está ahí. Sin duda ha sido de gran ayuda en este último mes.

Sakura aprieta fuertemente las cartas, sabía que el joven chino se estaba esforzano mucho para poder ayudarla en lo que más pudiera pero ¿Por qué razón… solo porque era descendiente de aquel mago? Los verdes ojos de la castaña reflejan un dejo de tristeza, entonces, vuelve a meter las cartas en su bolsillo.

—¿Aún no recuerdas nada? —pregunta Tomoyo
—Bueno, tengo claro que puedo usar magia… pero no consigo recordar nada.
—Sakura —la morena toma las manos de su amiga— …debes estar tranquila… haremos todos nuestro mayor esfuerzo para ayudarte, ¡no desesperes!

Sakura responde con una sonrisa… era verdad, no debía angustiarse, al final, Todo estaría bien… o eso creía.

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— ¡Syaoran! —grita Meiling al abrir la puerta del cuarto de su primo— ¡¿no te dije que salieras si quiera un momento a tomar aire?!
—Meiling, estoy trabajando —responde el muchacho sin dejar de tomar algunos apuntes
—Pero —la joven avanza unos pasos hasta quedar al lado de Syaoran. De pronto golpea el escritorio haciendo que él se sobresalte— …¡te estás exigiendo demasiado, así terminarás acompañando a Sakura en el cementerio!
—Pero Meiling…
— ¡Pero nada! —grita con más fuerza y angustia— ¡apenas comes y casi no duermes… así como vas morirás de cansancio!
— ¡Soy el único que puede ayudarla! —contesta el joven, tras lo cual vuelve a concentrar su atención en sus apuntes. Meling, al ver que su primo no la escucharía, decide salir de la habitación.
—Syaoran… —suspira al tiempo en que cierra la puerta. En eso, suena el timbre, por lo que la joven corre a abrir la puerta—. ¿Si que dese… ah?

Una niña con el uniforme de la primaria Tomoeda estaba frente a ella. La pequeña avanza hacia el interior del departamento ante la mirada perpleja de Meiling.

— ¿Está el joven Li Syaoran?
—Eh… —Por una extraña razón, la joven china no podía articular palabra alguna.
—Veo que sí. ¿Está en su cuarto verdad?
—Eh…este…
—Ya veo. Entonces lo iré a ver.

La pequeña caminó sonriente en dirección al cuarto de Syoran mientras Meiling reaccionaba débilmente, cosa no muy común ella. Se percató entonces que la niña conocía muy bien en qué dirección quedaba la habitación de su primo, por lo que llegó a pensar que ya había ido antes visitarlo, quizá en alguna oportunidad donde ella estaba ausente. Pero ¿Quién era? Cuando por fin reacciona, la pequeña se encontraba abriendo la puerta del cuarto de Li.

—Meiling te dije que no… —habla Syaoran en un tono molesto sin levantar la vista de sus apuntes.
—No soy tu prima, Li Syaoran.

Syaoran levanta de inmediato su mirada quedando perplejo al ver que frente a él, estaba la pequeña niña que los ayudó en el festival y que estuvo con Sakura la noche en que Akane aplicó aquella maldición.

—Tú…
—Sé que te sorprende verme aquí —dice Chieko con un aspecto relajado—, pero no me mires con esa cara de espanto. He venido ayudarte.

La pequeña avanza hacia la cama de Syaoran y se recuesta tranquilamente ante la atenta mirada del joven quien ya se había levantado de su escritorio y puesto en una posición defensiva.

—Como… como supiste…
— ¿Qué vivías aquí? —lo interrumpe—, simplemente lo sabía. En fin, sé que estás buscando la manera de librar a esa chica de la maldición de Akane.
— Tú estabas ahí cuando la recibió.
—Así es, y en cierta forma… es mi culpa que haya sucedido —el tono de voz de Chieko se entristece—. Por eso y otras cosas es que quiero ayudar.
—¡¿Pero qué tienes tú que ver con todo esto?!

Syaoran comienza a desesperarse, no lograba entender de donde había salido aquella niña tan extraña, tampoco sabía porque intentaba proteger a Sakura ni mucho menos como es que sabía exactamente dónde encontrarlo y que es lo que él intentaba hacer. A cada instante el panorama para el joven chino se volvía mucho más confuso, y el tiempo no era su mayor aliado, pues a pesar de que había logrado frenar en algo el avance de aquella maldición, esto no duraría para siempre, y pronto aquello maligno que Sakura llevaba dentro la terminaría por dañar.

—¡Anda, dime que pretendes! —le grita desesperado.
—La solución a esto no se encuentra en este mundo— responde Chieko en tono serio al tiempo en que se levanta de la cama. Ya no estaba relajada.
— ¿Ah?
—No es aquí donde vas a encontrar como salvarla de su destino… debes recurrir a otro mundo… y sé bien que tú ya sospechabas que eso podría pasar.

Li no pudo disimular su cara de sorpresa al escuchar a la pequeña desconocida. Si, lo sabía bienm, habpia un evento, hace unos años… aquel que lo hizo distanciarse de su primer amor, la razpon por la que no quiso saber nada mas de Japón… pero ¿Por qué no querpia aceptar el tener que recurrir a esa otra dimensión para poder salvar a Sakura?

—Sí Li—prosigue Chieko—. Tú sabes bien que es allí donde están las respuestas a lo que hoy está ocurriendo…
—Espera, no estoy entendiendo nada…
—Lo entiendes bien—lo interrumpe—incluso mucho mejor que yo
—Tú…—tartamudea Syaoran, estaba nervioso—… tú…. ¿quién eres?…
—Chieko. Y solo puedo agregar, que no pertenezco a esta dimensión.

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Aquella tarde Touya decidió salir temprano del hospital. Sin duda, el trabajo como médico consumía mucho tiempo pero aun así siempre intentaba darse algún espacio para reflexionar.

El poder ver espíritus había influido un poco en la elección de su carrera puesto que muchas veces eran estos los que llegaban pidiéndole ayuda con respecto a un ser querido, o bien le avisaban cuando ya nada había por hacer. Aun así, había ocasiones en que debía soportar mucho más de lo que el mismo podía aguantar sobre todo durante los turnos nocturnos en el hospital, ya que por el hecho de haber menos gente, los espíritus hacían de las suyas no faltando aquel que quisiera ir a contarle alguna de sus penas al joven médico, quien los escuchaba más por respeto que por propia voluntad.

Pero Touya se sentía solo y no podía llenar un vacío en su memoria, de lo cual estaba casi seguro, las advertencias de su madre con respecto a la situación de Sakura tenían mucho que ver, al igual que ese joven que había conocido hace poco más de un mes con el cual tubo gran afinidad desde el primer momento, por lo que desde entonces, y casi de manera inconsciente, se citaban por lo menos dos veces por semana en el mismo lugar.

—Él —pensaba Touya— …no es una persona ordinaria.
—¿Quién no es una persona ordinaria? —lo interrumpe sonriendo aquel muchacho de anteojos.
—Hola Yuki... —dice tranquilo Touya, como si hubiese presentido que esa persona lo estaría viendo de cerca.
—Saliste temprano hoy —dice el sonriente joven
—Eso ya lo sabías… por algo estás aquí.
—Pensé que podríamos tomarnos un café.
—Tengo hambre —expresa Touya algo pensativo—. ¿No quieres ir a mi casa?, te daré de cenar.
—Si la comida es buena, no hay problema —con una sonrisa aun más notoria. No podía negarse a una buena cena.

Ambos jóvenes emprenden el camino a casa de Touya. Era la primera vez que el médico invitaba a un amigo a su hogar, pues siempre había sido algo reacio a ese tipo de cosas, guardando la vida familiar y privada celosamente, pero ese Yukito le hacía confiar. Además, habían cosas que consideraba debía saber y comprobar, para lo cual, extendió la invitación.

Al llegar a casa, Touya comienza a preparar la cena mientras Yukito esperaba pacientemente en la sala observando cada detalle del lugar. En eso, alguien entra…

—¡Ya llegué!
—¿Una voz femenina? —piensa Yukito— será que…
—Hermano eres…¿tú? —la joven castaña queda perpleja al asomarse en la sala y ver que en su propia casa estaba el mismo joven que intentó matarla y que se fue en compañía de Akane aquella noche —pero que….

Yukito mira fijamente a Sakura sin hacer ningún ademán de levantarse ni mucho menos de atacarla. La castaña toma la llave que llevaba colgada de su cuello y se coloca en posición defensiva. Sentía que su cuerpo comenzaba a sudar frío y por un minuto pensó que se iba a desmayar de miedo.

—Que estás haciendo aquí —Sakura intentaba estar lo más firme que podía, aunque sabía que, en las condiciones que se encontraba, no tenía mucho que ganar.
—Veo que me recuerdas… entonces… —Yukito se levanta, su mirada se vuelve sombría y camina hacia donde se encontraba la joven. Su mano se extiende hacia ella como si fuese a lanzar un poder para atacarla ¿sería ese el fin? Sakura toma la llave, si iba a morir, que fuese dando la pelea; comienza a pronunciar las palabras para poder utilizar su magia mientras esperaba que en cualquier minuto el joven mostrase su verdadera identidad pidiendo a Dios que nadie de su familia llegase durante el encuentro, fue entonces cuando…
—Veo que ya se conocieron —Touya entra tranquilamente en la sala llevando una bandeja con una taza de té, agua y azúcar.
—¡Aaaah! —Sakura da un grito a causa del susto que su hermano le había dado —como… es… es…
—Es mi invitado monstruo —responde Touya de manera indiferente al tiempo en que se dirigía hacia la mesa de centro y comenzaba a servir el té—. Oye Yukito, preparé té para que te sirvas por mientras está la cena.
—¡Cómo! —exclama Sakura cada vez mas sorprendida y exaltada —¡Se quedará a cenar!
—¿Algún problema monstruo?
—Muchas gracias Touya —dice un sonriente Yukito mientras iba donde el hermano de Sakura y le ayudaba con el té.
—Pe…pe…pe… —tartamudea la muchacha— ...pe…ro… hermano… tú nunca invitas a nadie y…
—Y que si ahora quiero invitar —la interrumpe—. Mejor deja de quejarte y ayúdame.
—No seas tan duro con tu hermana Touya —interfiere el joven de lentes—, a cualquiera le impresiona ver a alguien extraño en su casa sin previo aviso.

Sakura observa aquel joven por unos instantes. Era una sensación extraña, hace unos momentos pensó que moriría pero después no queda ni rastro de aquella mirada oscura, muy por el contrario, sus ojos reflejaban una persona transparente y amable ¿Qué pasaba entonces?.

La cena transcurrió con normalidad. Sin duda para la castaña era una situación un tanto anormal el compartir la mesa con una persona que intentó matarla, pero en cierta manera se sentía segura, pues Yukito no hizo ningún movimiento extraño y se comportó como todo un caballero, incluso defendiéndola de algunas bromas de su hermano.

Tras terminar la comida, Yukito se marchó. Sakura se sintió un tanto aliviada, aunque le dio pavor pensar que más adelante, como él sabía dónde encontrarla podría volver y atacarla. Pensó que sería bueno comentar la situación con Li, de todas maneras era la única persona que conocía que conocía de magia y podía ayudar a proteger su casa de la llegada de algún intruso. Luego de reflexionar sobre esto se sintió tanto estúpida ¿Cómo no pensó antes que ese tipo podría dar con su paradero, o peor aún, utilizar algún familiar para llegara a ella? Entonces le hizo jurar a Touya que nunca más invitaría a alguien a la casa sin que le avisase con anterioridad, si quiera eso le ayudaría a estar más tranquila, aunque consideraba que el daño ya estaba hecho.

Por su parte, el joven médico asintió de manera indiferente ante la petición de su hermana, además tenía sus propias razones para haber invitado a Yukito aquella noche...

—Solo —pensaba— …quería saber si era capaz de hacer algo…
—¿Qué dices hermano?
—Nada monstruo —no se había dado cuenta que sus reflexiones las estaba haciendo en voz alta —. Mejor vete a descansar, tu salud no ha estado muy bien últimamente.
— ¿Eh? —Sakura no puede disimular su sorpresa—… te diste cuenta.
—Claro… haces mucho menos ruido que de costumbre.
—¡Uy, hermano!
—Bueno —Touya camina hacia la puerta principal y coge un abrigo que estaba colgado al lado de esta—, me voy.
—Oye, espera… ¿a dónde vas?
—Tengo que cubrir un par de turnos en el hospital. Papá volverá la otra semana, así que aprovecha de descansar. Nos vemos.

Touya sale de la casa, sin darse cuenta que desde un rincón de la calle el joven con anteojos observaba atentamente el lugar donde había cenado. De pronto, un pequeño ser con apariencia de muñeco de felpa se le acerca volando.

—Kerberos…
— ¿Qué haces aquí Yue?

El joven es cubierto por sus enormes alas, dejando al descubierto su verdadera apariencia.

—Lo mismo podría preguntarte a ti.
—Quería dar una vuelta… la verdad Akane ha estado muy nerviosa últimamente —tras esto, la criatura observa la casa de Sakura—. Este lugar…
—Es la casa —lo interrumpe— de la que nos ha quitado las cartas. Quería observarla de cerca.
— ¡Quieres decir que entraste! —grita Kero— ¡pero y si alguien te vio…!
—Fue su hermano quien me invitó a cenar —interrumpe Yue de manera indiferente.
— ¡Qué dices!
—Relájate, no pasó nada… gritas mucho Kerberos.
—Yue, siempre tan engreído —refunfuñó Kero—. Por cierto ¿Akane sabe que estás aquí? —ante la negativa del guardián, el pequeño prosigue—. Me lo imaginé. Oye Yue —el aspecto del Kero se tensa dirigiendo su mirada a la casa de Sakura—… ¿no crees que es extraño que Akane no se preocupe de las cartas que le fueron arrebatadas?
— ¿A qué te refieres?
—Akane solo sabe darnos órdenes —habla dirigiendo su mirada a Yue— y cada vez que una carta es llevada por esa joven ella parece no darle importancia.
—Es porque sabe que pronto regresarán a ella.
—No me refiero a eso… Akane siempre dice que se preocupó por las cartas y nosotros sus guardianes pero —vuelve a observar la casa— …cada día que pasa, es como si una mancha borrar los recuerdos del día en que Clow nos dijo que ella sería nuestra dueña… es como si todo lo que nos dice Akane… no fuera del todo cierto.

Las palabras de Kerberos hicieron que algo en el interior de Yue se moviera. Era cierto, el también parecía tener una mancha en esas palabras que, según Akane, les había dicho el mago Clow antes de morir, donde indicaba a la mujer como la única dueña de ellos debiendo protegerla ante todo lo que se interpusiera en el camino… ¿era cierto todo aquello? El guardián se sentía extraño, sobre todo desde ese día en la alameda de los cerezos cuando estando con su falsa identidad vio al joven médico cambiando algo en el interior de Yukito… era como si un hueco en el corazón de su lado humano se hubiese llenado lo cual le impedía, al ser Yue, actuar tal y como su dueña lo ordenase.

—Será mejor que me vaya.

Tras decir esto Yue emprende el vuelo dejando a Kero solo frente a la casa, quien dejándose llevar por algo que ni el mismo logró comprender, comenzó a pasearse alrededor de la vivienda. ¿Qué era exactamente atraía al pequeño guardián? No era magia, ni siquiera el deseo de causar daño a la persona que habitaba allí para poder complacer a su ama. Era algo aún más poderoso que lo impulsaba posarse en la rama de un árbol frente a una ventana y observar aquella habitación, cada pared, ese escritorio, esa cama… la imagen de una niña sonriente se posó en su cabeza, el sonido de un despertador anunciando que el día comenzaba, una taza de té, dulces, el televisor prendido, un pequeño cajón que si lo habrías se veía un cuarto diminuto. No se dio cuenta como voló desde la rama hasta el interior de la habitación, sintiendo algo que no recordaba haber sentido más que con Clow ¿tranquilidad? …de pronto un agradable aroma lo atrae desde la sala y sin darse cuenta ya había bajado las escaleras hasta llegar a la cocina. En una mesa, un pedazo de pastel reposaba ante el pequeño ser que sin pensarlo, voló hasta donde este se encontraba y sacó un mordisco, luego otro y otro hasta que se lo acabó. Tras esto regresó a aquella habitación y posándose en la cama se durmió.

Sakura había decidido darse un baño tras cenar. Luego entró en su habitación percatándose de que la ventana había quedado medio abierta, pero como no sintió nada extraño se dispuso a secar su cabello. Había dejado en la cocina un pedazo de pastel que su padre había preparado antes de viajar, el cual acompañaría viendo una película en la sala la cual había rentado durante la tarde, pues había tomado la costumbre de ver películas cuando se sentía estresada. Bajó a la sala, y a pesar de que se sentía un tanto débil acomodó aquel cine casero que tanto le agradaba. Luego se dirigió a la cocina en busca de ese delicioso pedazo de pastel pero… ya no estaba.

—Pero si estaba segura de que lo dejé aquí —pensó—. Vaya… veo que también mi memoria a corto plazo se ha visto afectada…

La joven abrió la nevera pensando en que no había sacado su ración de pastel, pero tampoco se encontraba allí. Entonces decidió comer el de su hermano, pues mil veces él había hecho lo mismo con ella así que no se sintió mal. Vio tranquilamente la película en la sala, y el romanticismo de esta le hizo recordar a Taichi ¿Qué sería de él? Era su novio y hace semanas que no lo veía. Sacudió su cabeza tras ese pensamiento, ya vería como contactarlo, por ahora, solo quería tener una noche tranquila. Apagó el televisor y las luces para luego subir a su alcoba… pero a mitad de las escaleras un extraño ruido llamó su atención.

—¿Es… viento?

Sakura continuó caminando un poco más atenta por si el ruido se repetía, y así fue. Detectó que era proveniente de su cuarto, por lo que con cuidado fue en busca de una escoba y subió armada con ella ¿sería acaso un ladrón? Además, se sentía un tanto estúpida ¿de qué le serviría una simple escoba?, ¿y si no existía el delincuente y en su lugar estaba Akane o una de esas criaturas que la atacaban?, pero para ello tenía la llave, algo se le ocurriría hacer con ella… pero ¿y si era algo peor… ¡como un fantasma!? La sola idea remeció por completo a la joven quien desde niña les tuvo pavor. Tomó aliento y con cuidado abrió la puerta mirando con cautela alrededor de la habitación solo iluminada por la luz de la luna reflejada en la ventana. Notó que los ruidos se hacían cada vez más intensos, al tiempo en que sus manos comenzaban a sudar y un nudo apretaba su estómago. Entonces tragó saliva, se armo de valor y encendió la luz. Grande fue su sorpresa al ver que no había nada anormal, pero el ruido persistía. Fue cundo avanzó hacia su cama se sentó en ella y…

—¡Aaaaaaaahh! —algo dio un grito desgarrador al tiempo en que Sakura se levantaba abruptamente.
— ¡Pero qué! —la joven castaña miró hacia todos lados pálida como papel y con pánico comienza a gritar— ¡aaahh… hay un fantasma en mi habitación!
— ¡Niña tonta me aplastaste! —reclama una voz chillona—. ¡Cómo te atreves a sentarte sobre mí mientras dormía!
—Pero —Sakura fija su mirada en su cama—… ¡aaaaaaaaaaah, pero tú que se supone que eres!
—¡Aaaahh! —grita Kero—. ¡Olvidé por completo que esta era tú casa! —su tono de voz demostraba sorpresa e incertidumbre.
—¡Claro que es mi casa! —responde enojada, luego algo la hace dudar—. Espera… ¿cómo que “tu casa”…me conoces?
—Por supuesto… ¡yo soy la bestia que protege las Cartas Clow y tú la invasora que quiere robarlas!
—¡Cómo! —exclama la joven— ¡Tú la bestia que protege las cartas!
—¡Claro, y ahora sufrirás… ¡¿ah?!
—No te ves como bestia —Sakura lo interrumpe al tiempo en que tomaba al pequeño Kero por la espalda y comenzaba a examinarlo— más bien te vez como muñeco de felpa.
—¡No te atrevas a insultarme niña tonta!
—¡Tranquilo!... ¿Cómo es que sabes de las cartas, eres amigo de Li?
—¡Ya te dije que soy la bestia…! —el guardián de pronto se le queda mirando a Sakura quien lo observaba con sus enormes ojos verdes llena de curiosidad. Algo en ella de pronto no le pareció tan macabro como lo decía Akane, es más, aquella mirada y esa misma situación le pareció algo familiar.
— ¿Sucede algo? —preguntó Sakura con la mirada clavada en el pequeño
—Es solo que… oye niña, ¿esto no pasó antes?

Sakura sintió algo similar, algo en aquella criatura se le hacía conocido pero mucho más allá que si era o no compañero de Akane, y esa escena en que comenzaba a examinar al pequeño ¿Dónde había vivido eso antes? De pronto, el extraño ser comenzó brillar de manera extraña, mientras muchas imágenes se comenzaron a apoderar de la cabeza de la castaña. Un sueño, si, estaba segura que lo había visto en sus sueños… pero había más, una habitación llena de libros, un ruido extraño, ella avanzando temerosa, un libro, viento, las cartas…

La criatura comienza a flotar mientras el brillo se hace cada vez más intenso así como las imágenes que seguían dando vueltas en la mente de la castaña se hacían más nítidas a cada instante… esa criatura brotando del libro, aquel báculo mágico, su voz chillona, el televisor siempre con videojuegos, dulces, otra vez esa vocecita... si, ahora estaba segura, ella ya sabía quien era, había estado con él antes, era…

—¡Kero!

Lo ojos verdes de la joven fijan su mirada en el pequeño ser quien también deja de brillar repentinamente dejándose caer suavemente en la cama de Sakura.

—¡Kero, Kero!

Sakura gritaba cada vez ms desesperada ante la falta de reacción de la criatura. Sus ojos se comienzan a llenar de lágrimas pero repentinamente el pequeño guardián vuelve a abrir los ojos.

Fue tan solo un par de segundos, aunque para ambos fue una eternidad. Contemplaron sus miradas de manera atenta, Kerberos estaba tenso mientras una lágrima recorría la mejilla de Sakura. En eso, uno de los cajones comienza a brillar, se abre y de él salen las 14 cartas que hasta ese minuto poseía la joven, las cuales la rodean a ella y al guardián. El aire tenso comienza a desaparecer dando paso a un agradable ambiente alrededor de ambos, el rostro del pequeño comienza a relajarse y extendiendo sus diminutos brazos vuela hacia la joven quien lo recibe con un cálido abrazo.

—Perdóname… Kero… perdóname….

Era lo único que Sakura podía decir, pues el llanto se hizo incontenible ahogando cada una de sus palabras. Sentía que en cierta forma, su alma se limpiaba.

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—¿No andabas con Kerberos, Yue? —pregunta Akane quien observaba como las llamas de su enorme chimenea iluminaban aquella gran habitación.
—No siempre ando con ese muñeco. —responde el guardián.
—Ya veo…por cierto, tenemos invitados.
—¿Cómo… pero….?
—Me habría gustado que Kerberos estuviese aquí para compartir con nosotros —prosigue Akane—, pero ya que decidió salir a dar un paseo le hablaremos de los pormenores de nuestra pequeña reunión más tarde —Akane avanza hacia la puerta y la abre ante la atenta mirada de Yue—… ¿no es así, Taichi?

Un sombrío Taichi hace su entrada en aquella habitación. Pero su mirada había cambiado, ya no era aquel joven alegre, estaba triste e irradiaba rabia y decepción a través de sus negros ojos. Su corazón ya no parecía ser el mismo.

—Akane… he venido como me lo pediste… y está todo dispuesto.
—Siempre tan eficiente… cuando recién te conocí, tan dolido por una cosa insignificante que se hacía llamar tu novia…
—Tú misma lo has dicho —interrumpe el joven— se “hacía llamar novia”... si no hubiese sido por su traición jamás habría llegado a ti… y no habría sido feliz.
—Taichi —Akane se le acerca, al tiempo en que la mano del joven se eleva para acariciar el rizado cabello de la mujer—… ella no te merece…
—Más bien merece lo que le ocurrirá ahora. —una sombría sonrisa se deja ver en el rostro del joven.
—No podía esperar menos de ti, mi querido Taichi…

Entonces lo jóvenes se besan haciendo que el ambiente se ensombrezca y se enfrié cada vez más, como si el mal y el sufrimiento se vieran reflejados en tal acción, invadiendo aquel lugar donde Yue era el único testigo. Entonces, la fuerza del sol se hizo de pronto poderosa, pero solo el guardián pudo pervivirla y una voz familiar dijo en su mente:

—Tú no perteneces ahí… vete, la persona quien elegí como mi sucesora te necesita.

 

¡Por fin pude sacar el capítulo 7!... y debo confesarlo, ha sido el que más me ha costado…
En fin, como siempre agradecer a todos los que leen este fanfic y por sus comentarios tanto de críticas constructivas como de ánimo =D ¡Espero que lo disfruten este episodio!

Cap. 7: El dolor de Syaoran.​

Como los días en Tomoeda cada vez eran más fríos, Tomoyo decidió organizar todo para que la pequeña reunión se realizara en su habitación. No conocía cuales eran las razones por las que Sakura había llamado aquella noche pidiéndole de favor reunirse en su casa, pero había aceptado con gusto organizar todo. En eso, una sirvienta llama a la puerta.

—Señorita Daidouji, tiene visitas. Dos jóvenes apellidados Li.
—Hágalos pasar por favor.

La mujer sale de la habitación para regresar unos minutos más tardes en compañía de los muchachos chinos.

—Por favor, cuando llegue Sakura Kinomoto solo hágala pasar —indica Tomoyo.
—Como usted ordene señorita —tras decir esto, la mujer se retira.
—Vaya Tomoyo, sí que es lujosa tu vida —observa Meiling, a lo que la morena solo responde con una sonrisa.
—¿Te dijo Saku… —Syaoran se corrige con una leve toz y prosigue—, Kinomoto para que nos quería reunir?
—¿Estabas acostumbrado a llamarla por su nombre verdad? —dice Tomoyo quien se percata de la incomodidad del chico al llamar a la castaña por su apellido.
—¡¿Ah?! —grita Li con un tono de voz elevado y nervioso—¡No!… es solo… tú la llamas Sakura… y Sakura es su nombre, por eso yo no la llamo Kinomoto, perdón, Sakura, porque…
—¡Ya cállate Syaoran! —interrumpe Meiling—. ¡¿Por qué te haces como si no sintieras nada?!… ¡mentiroso!
—Pero... Meiling…
—Pero Meiling, pero Meiling —lo interrumpe—… ¡Solo eso sabes decir! ¡Cuando accedí a que nuestro compromiso de rompiera era para que lucharas por proteger los sentimientos que tenías hacia Sakura, pero lo único que has hecho es arrancarte todo este tiempo!
—¡No me he arrancado de nada! —responde el joven chino pero los regaños de su prima eran más poderosos.
—¡Eres tan terco que ni el amor que sientes por Sakura puedes reconocerlo del todo!
—Perdón… —una voz proveniente de la puerta interrumpe la discusión—. ¿Hablan de mí?

Un silencio se escucha en la habitación. Los dos primos se quedan mirando y observan a la joven castaña quien tras dejar un bolso al lado de la puerta, comenzó a caminar lentamente hacia donde ellos se encontraban. Cada paso que daba hacía que el corazón de Li latiese más y más fuerte, ¿Qué habría escuchado ella exactamente?

—Que tal Sakura—dice Tomoyo sonriente.
—¡Buenas tardes Tomoyo, muchas gracias por reunirlos a todos! ¿Cómo están Li, Li Meiling… que era lo que hablaban de mi?
—Eeh…este…—ambos jóvenes titubean unos instantes.
—Solo recordaban algunos momentos que pasamos en primaria. Habían días en que tú andabas en las nubes y que los demás te gritaban “¡Sakura, Sakura!” para que bajaras a la tierra —dice tranquilamente la morena ante el nerviosismo de los primos Li.
—Ya veo… creo que eso también lo olvidé.

Un silencio incomodo inundó la alcoba. Todos, incluso Sakura, sabían que lo que había dicho Tomoyo era una mentira para cubrir lo que realmente discutían Meiling y Syaoran. Un dolor en el pecho acompañó el recuerdo de aquella noche en que había escuchado el relato del joven chino sobre su pasado y aquellas posibles memorias que debió compartir con él y que ya no estaban ¿Li también se sentiría así? Sabía que si aquello era cierto, Syaoran había sido alguien importante en su vida, ¿pero por qué no sentía nada por él? Tomoyo le agradaba, desde el primer día en aquel festival sintió como si algo poderoso la uniese a ella, Meiling también le simpatizaba y le era agradable su compañía, pero Li era diferente y por más que intentase no podía encontrar en su corazón aquel espacio vacío que se llenara con su presencia, no podía incluirlo en su vida como lo hacía con las otras niñas ¿Qué sucedía?

Pero no era el momento de pensar en esas cosas, algo más importante los convocaba: el regreso de lo que ella consideraba su recuerdo más importante.

—¿Sucedió algo? —preguntó Syaoran quien permaneció de pie cercano a un gran ventanal.
—¿No es obvio? —dice Meiling—, sino Kinomoto no nos habría citado…
—Tranquilo Li —interrumpe Sakura—, no es nada malo —La joven da una mirada tranquila a Syaoran el cual suspiró de alivio. La joven da un sorbo al té que les había servido con anterioridad Tomoyo acompañado de galletas, entonces prosigue—. Solo quiero presentarles a alguien… para quienes no lo recuerdan.
—¿Hay alguien más que tenga que venir? —pregunta Tomoyo.
—Él ya llegó —la castaña se dirige hacia donde antes había dejado aquel bolso de mano, lo levanta y se acerca hacia donde se encontraban los demás jóvenes—. Por favor quiero que lo tomen con tranquilidad —la castaña no alcanzó siquiera a tocar el broche del bolso pues este se abrió abruptamente dejando salir al pequeño guardián amarillo—. Bueno —dice Sakura algo descolocada—… este es… ¡¿Kero que se supone que haces?!

El pequeño solo tubo ojos para los dulces que Tomoyo había depositado en la mesita de centro, tanto así que al salir del bolso voló desesperadamente hacia ellos sin dar crédito a las asombradas miradas de los jóvenes que esperaban curiosos ver lo que Sakura quería mostrarles.

—Pero... Pero si es… —tartamudea Syaoran mientras Kero seguía devorándose todas las galletas que encontraba.
—Ese es… —balbucea Meiling.
—¿Es un juguete a baterías?

La teoría de Tomoyo sobre que era aquella extraña cosa que devoraba sus dulces hace que el pequeño Kero se detenga, se pare en medio de todos y con aires de grandeza comience su presentación.

—Te equivocas niña… yo soy Kerberos el…
—Si ya lo sabemos, el guardián que cuida las cartas—lo interrumpe Meiling.
—¿Qué, cómo… ya me conocen?
—No olvidamos a los muñecos de felpa glotones —agrega la joven china.
—¡Qué dices niña Tonta! —grita furioso el pequeño.
—¡A quién le llamas niña tonta…!
—¡Ya puedes recordar! —exclama Syaoran dirigiéndose hacia Sakura e interrumpiendo la pelea que habían iniciado Meiling y Kero.
—No —responde la joven de ojos verdes en tono cabizbajo—. La vedad, lo único que sé es que Kero es el guardián que me eligió como card captor, de hecho logré recordar el momento exacto en que estas se escaparon cuando aún era una niña —Sakura esboza una sonrisa—… también recuerdo algunos momentos vividos con kero, pero nada más…es como si él fuese el único ser en lo que sería mi verdadero pasado.

Syaoran no pudo disimular la decepción en su rostro al oír que Sakura solo recordaba algunas escenas relacionadas con Kerberos. Tomoyo, quien veía todo con gran asombro pero sin perder aquella tranquilidad quela caracterizaba, se dirige hacia el pequeño guardián al mismo tiempo en que le extendía una galleta.

—¿Pero tú también recuerdas lo mismo que Sakura? —pregunta la joven morena.
—Sí. Recuerdo que Sakura fue quien liberó el sello y a quien Yue proclamó como dueña legitima tras el juicio final… pero no logro recordar más —el pequeño se echa la galleta entera en la boca, luego exclama con una expresión de felicidad plena—. ¡Cómo extrañaba los dulces!
—¿No habías comido dulces con Akane? —pregunta Sakura
—No, ¡la muy tacaña nunca me daba cosas tan deliciosas!
—¡Es verdad! —habla Li— ¿Qué se supone que ocurrió con Akane y por qué tú no reaccionaste antes cuando estabas cerca de la legítima dueña? ¡Además, tú debes saber que maldición fue la que esa mujer puso sobre Sakura!
—Eso es —Kero se sienta en la mesita de centro y con un aspecto serio prosigue—… la verdad el haber recobrado parte de mis verdaderos recuerdos no ha sudo muy útil y al parecer Akane sabía que esto pasaría por lo que no me confió totalmente sus planes. Ella hizo que Yue y yo creyéramos que Clow la había dejado designada como su legítima sucesora y que Sakura era la persona que trataría de separarnos. Como pensé que ella era la verdadera dueña, la defendíamos durante los encuentros que tuvieron aunque era la propia Akane la que los provocaba. Sin embargo desde el primer momento, en el festival, tuve dudas respecto a si era o no lo correcto protegerla, por lo que Akane me regañó y comenzó a tramar sus asaltos a mis espaldas. Yo solo era un instrumento de defensa, distinto de Yue que por ser tan fiel a Clow, quiso seguir al pie de la letra lo que supuestamente había dicho sin dar espacio a la duda. La maldición se hizo en presencia de él y no mía, de hecho yo no tenía conocimiento de eso hasta hace muy poco —Kero se entristece y agrega—… lamento no ser de más ayuda…

—Te equivocas Kerberos.

Una voz masculina, ajena a la de los jóvenes que se encontraban en el lugar irrumpe en la sala. Los chicos dirigen su mirada hacia aquel personaje que había abierto sigilosamente la puerta de la habitación sin que ellos se percatasen. Alto, de anteojos y cabello oscuro, llevaba una chaqueta y pantalón plomo elegantemente combinados con una camisa blanca y una corbata negra al tono de los zapatos, el sombrero y un paraguas que portaba en su mano derecha, todo a la usanza inglesa. Acompañado de la pequeña Chieko, quien llevaba el uniforme de la primaria Tomoeda, avanzan hacia el centro de la sala donde estaban los demás, claramente descolocados por su irrupción.

—Veo que no me esperaban —el elegante joven dirige su mirada hacia Syaoran—. Has crecido mucho, Li Syaoran.
—¡Eriol! —grita Sakura si poder disimular la sorpresa que le causaba haber llamado por su nombre a aquel extraño, quien al escucharla se voltea hacia ella y regalándole una sonrisa se acerca, toma su mano derecha y la besa dulcemente.

—No me olvidaste, querida Sakura.

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—¿Me llamaba madre?
— Syaoran, siéntate por favor.

El niño toma asiento en uno de los sillones la sala ante la mirada atenta de su madre ¿sería capaz de afrontar todo de ahora en adelante? Por muy dura que fuese con él, para ella siempre sería su pequeño, aunque siempre estuvo consciente de que su destino era aun mayor que simplemente dirigir el clan Li.

—Hijo… nunca te dije cuales fueron las verdaderas razones para enviarte a Japón.

El rostro del pequeño se llenó de sorpresa, ¿verdaderas razones? El día en que él se marchó en busca de las cartas, su madre solo le encomendó la misión de reunirlas en nombre del clan Li ¿acaso eso no era realmente lo que tenía que hacer?

—Veo en tu rostro que tienes muchas preguntas, pero te pido que me escuches. Te pedí que viajaras a Japón con el objetivo de reunir las cartas Clow, te conté de la existencia de los guardianes y de que, posiblemente ya había alguien elegido por Kerberos que las estuviese reuniendo. Aun así te dije que las juntaras y se transformaras en el dueño, que por línea sanguínea te correspondía. Bien, en cierto sentido decía la verdad, debías reunir las cartas… pero siempre supe que tú no serías el amo de éstas, ya que según lo dicho por el mismo Clow Reed, aquel que fuese escogido por el guardián Kerberos sería finalmente su heredero. Eso tú lo pudiste comprobar el día del juicio final, Clow siempre supo que Sakura sería la dueña. Pero aun así, hubo algo que ni mismo mago cuando creó las cartas tenía considerado: Tu existencia.

>> Poco antes de casarme con tu padre, una anciana poderosísima predijo que solo tendríamos cuatro hijas, y aunque esto pudo haber sido un problema puesto que la dinastía Li siempre ha sido dirigida por un hombre, la adivina también vaticinó una larga vida para tu padre y para mí, tanto como para ver crecer a nuestros nietos. Pero poco después de nuestro matrimonio, nos percatamos de que el mundo experimentaba grandes cambios. Fue así que, cuando tu hermana Lian* tenía 4 años tuve un sueño: Pude ver que grandes desgracias pasarían en este mundo llegado el cambio de milenio producto de las malas decisiones que el ser humano tomó a lo largo de la historia: la avaricia, el egoísmo, la soberbia, el odio. Con tu padre buscamos todas las maneras de evitar que estos hechos ocurriesen… no queríamos que nuestras pequeñas sufrieran a causa de las equivocaciones de otros. Fue entonces cuando apareció en nuestras vidas la Bruja de las Dimensiones.

—¿Bruja… de las dimensiones? —interrumpe Syaoran.
—Así es. Es una mujer con grandes poderes que puede conceder deseos a cambio de un determinado precio. Ella, de alguna forma ya sabía de los futuros acontecimientos de este mundo. Le preguntamos acerca de qué posibilidades habían de evitar que personas inocentes sufriesen un destino cruel como el que vi en mi sueño... pero ella nos dijo que aquello era inevitable. Sin embargo, había una manera de poder impedir que una parte de nosotros tuviese conciencia de todo aquello, pero la parte que si la tuviese tendría que soportar todas esas desgracias. En pocas palabras, nuestro mundo se partiría en dos mitades, una donde podríamos vivir en paz y la otra donde aquellos vaticinios macabros se harían realidad.

>>Para que esta división se llevase a cabo, la bruja nos entregó un objeto lo suficientemente poderoso el cual había sido hecho por el mismo Clow Reed: Tu espada. A cambio de obtenerla y que tu padre la pudiese usar, entregué el poder que tengo para ver el futuro en mis sueños.

Syaoran saca su espada y la observa por unos instantes. Desde siempre supo que aquel era un objeto poderoso, pero ¿tanto como para dividir al mundo?

—Pero… ¿qué tiene que ver todo esto con mi viaje a Japón…?

Su madre hizo un gesto para callar a Syaoran y prosiguió con su relato.

—El mundo en el que nos encontramos ahora es aquel donde no ocurrió desastre alguno. Sin embargo, hay otro donde, en este preciso instante las personas están encaminadas a sufrir grandes penurias. Aquella bruja de la que te hablo habita en ese mundo. Sin embrago… había otro evento del cual nosotros no teníamos conocimiento, pero si Clow y esa mujer aunque no nos dijeron inmediatamente: Un deseo que no podía ser cumplido y la razón por la que él ya no quiso ser el mago más poderoso de este mundo.

>>Fue entonces como inició todo… el hecho de que de un día para otro Clow muriese dejando a los guardianes y las cartas, que en esta dimensión aparecieran dos personas como su reencarnación… el hecho hijo mío, de que nacieras.

—A que… te refieres madre…
—Ese deseo imposible que tuvo Clow, se materializó en un ser maligno cuyo objetivo era llevar a cabo aquella aspiración usando el método que fuese necesario. Esto llevó a que una serie de acontecimientos se desencadenaron que el mago eligiera a Sakura como su sucesora, partiera de este mundo antes de lo esperado y usara por última vez sus poderes para dividirse en dos reencarnaciones, y trasladarse a esa otro tiempo y dimensión. En pocas palabras, lo que los guardianes consideran como el día en que murió el mago Clow, no fue más que el día en que Clow dejó esta dimensión... vivo.

>>Para evitar en algo el daño causado por ese deseo, decidió que debía haber alguien que pudiese revertir si quiera en parte el desastre que todo esto causaría, por lo que permitió que aquel ser maligno creado de ese deseo, hiciera un ser que le fuera útil para llegar a cumplir su objetivo. Para ello Clow hizo que tú pudieses nacer, puesto que si llegabas a existir en este mundo, aquel ser creado** podría, en su dimensión, tener una nueva oportunidad y la opción de cambiar aquel destino retorcido que podría generarse gracias a estos acontecimientos. Pues en ese mundo todos tenemos un equivalente… o mejor dicho, una persona con nuestra misma apariencia y alma.

>>Cuando toda esta serie de sucesos ya estaban en marcha en ese mundo, la bruja nos llamó a tu padre y a mí, nos contó lo sucedido y pidió que eligiéramos si queríamos participar de esto. Como nuestra familia es descendiente de Clow, aun estando consientes de que también nos podría traer consecuencias, aceptamos. Entonces naciste tú… y por ende el espacio para aquella nueva existencia en el otro mundo… solo… que todo esto tuvo un precio my elevado.

>>Para que el Syaoran de la otra dimensión pudiese tener la opción de vivir, Clow sacrificó su vida y la magia que le restaba… y con eso, además pagó el precio para que también tú pudieses nacer. Pero, para poder darte una vida plena, sin los dolores que ese otro Syaoran tendría, nosotros también debimos pagar un precio… y cambiar una vida…

—Quieres decir… —balbucea el pequeño— que mi padre…
—Tu padre murió para poder darte la vida. —Por primera vez, el corazón de Syaoran se oprimió a tal punto, que sus ojos no pudieron evitar llenarse de lágrimas. Su madre prosiguió—pero… también había más gente involucrada… pues había otro ser credo que necesitaría ayuda de su equivalente en este mundo. Ese ser ya tenía un espacio para nacer, pero la familia de su igual en esta dimensión también querían evitar que ella sufriera… tú la conoces muy bien.
—¡Sakura! –dice el niño.
—Así es. Su familia, también poseedora de grandes poderes, tenía conocimiento de la situación.
—Espere —interrumpe Syaoran —… Sakura no sabía nada de magia hasta que encontró el libro, y su padre desde hace muy poco que supo sobre la existencia de Kerberos y que es la otra reencarnación de Clow…a pesar de eso… ¡Eriol dijo claramente que los recuerdos de Clow solo los había heredado él!...
—Es porque su familia no recuerda nada de lo ocurrido —interrumpe la mujer—. Verás, Fujitaka, padre de Sakura, sabía que su hija sería algún día dueña de las cartas Clow, y la intención original era que él mismo le ayudaría en su tarea de reunirlas. Pero los acontecimientos hicieron que esto cambiara, puesto que para asegurar que estos no afectasen la vida apacible de la pequeña, Fujitaka sacrificó sus recuerdos. Aún así, los padres de Sakura temían que las cartas se esfumasen hacia distintas dimensiones cuando se abriese el libro, por lo que Nadeshiko, quien también poseía grandes poderes, decidió crear una barrera para que estas no salieran de la ciudad de Tomoeda. Como la magia de las cartas era tan grande, la barrea debió ser más poderosa aún... por lo que sacrificó su propia salud a cambio de esto.

>>Fue entonces cuando las cosas comenzaron tomar el rumbo que conocemos. Sakura llegaría a los 10 años, edad en la cual el libro se le sería asignado, y tú creciste instruido en magia y artes marciales con el objetivo de que, cuando ese momento llegase, pudieras ir en su ayuda ya que su padre no podía hacerlo... y para que pudieses desempeñar la labor de que ahora te designaré.

Syaoran a penas daba crédito a las palabras de su madre ¿Cómo podría imaginar que detrás de su sola existencia habría tanto involucrado? Y más aún, jamás se le pasó por la cabeza que tanto la familia de Sakura como la suya estuviesen relacionadas desde el comienzo…

—¿Por qué no me contó todo esto desde un principio?
—Eras muy pequeño y además no habrías luchado con todas tus fuerzas para conseguir las cartas Clow —entonces sonríe—. Eres igual de competitivo que tu padre.
—¿Y qué tipo de labor debo desempeñar ahora?
—Tienes que ayudar a tu equivalente en el otro mundo, pues él depende de ti para poder llevar a cabo su misión. Esa espada no solo tenía el objetivo de dividir al mundo, por algo se te heredó… también debía proteger tu vida y la de tu equivalente. Recuerda que son una misma alma. Si no lo ayudas… todos nuestros sacrificios valdrán nada y no solo ese mundo no tendrá esperanza. El nuestro también se romperá, y todo lo que amamos... desaparecerá.

Syaoran quedo en silencio por algunos instantes. Luego, se atrevió a preguntar algo que se quedó atravesado en su garganta desde el comienzo del relato.

—Madre… si mi nacimiento es producto de un deseo que no se puede cumplir… significa que yo no debí nacer…
—Así es…
—Es por eso —prosigue el muchacho— que Sakura no debió conocerme nunca, ¿verdad?
—No pensé que lo descubrirías tan rápido… aunque Sakura también es producto de los acontecimientos que se fueron dando por ese deseo, como te dije antes, siempre estuvo destinada a vivir. Esto es porque su espacio en los otros mundos existía sin la necesidad de violar un tabú, por lo que su vida tras capturar las cartas debe transcurrir sin mayores problemas… y como tú existencia es diferente, lo mejor… es que no la veas más.

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—¿Por qué puedo recordarte Eriol? —pregunta Sakura.
—El lazo que te une a las cartas y a la magia es muy poderoso… es por esa razón que puedes recordarme y también Kerberos.

La castaña queda unos instantes en silencio. Su caminar a paso lento no era solo por querer pasear por los jardines de la mansión, sino que sentía su cuerpo pesado y apenas podía exhalar el aire con normalidad. Una tos irrumpe su lento caminar.

—Es complicado andar así... sobre todo si serás profesora de deportes.
—Creo… que tendré que dejar la universidad —dice la joven tristemente, al tiempo que se detiene en frente de una banca y se sienta —. Li creó un conjuro para que la maldición no avanzara tan rápidamente. Aún así… siento que mi tiempo se agota.
—Sakura… —Eriol la observa preocupado, pero la castaña parece no prestarle atención a eso y continúa.
—Li también posee magia, ¿Por qué no puedo recordarlo?
—Desconozco la respuesta.
—Ya veo…

Otra vez los jóvenes quedan en silencio. Un frio viento se siente, al temperatura baja y comienza a nevar…

—La navidad esta cerca—dice nostálgicamente Sakura—… me pregunto si seré capaz de vivir ésta… y las que vienen.
—Debes creer —dice Eriol dulcemente— en el poder de tu corazón. Fue así como reuniste las cartas, y como fuiste capaz de cambiarlas a cartas Sakura. Sé que no lo recuerdas ahora… pero a medida que vayan pasando los días lo entenderás.
—Muchas gracias Eriol…
—Es lo menos que puedo hacer… por una de las personas más importantes para mí.

Lo que Sakura sintió en ese momento fue mucho más que un simple recuerdo, era un sentimiento de gratitud por aquel su viejo amigo… entonces, sin pensarlo y casi obedeciendo a un impulso, lo abrazó.

Syaoran observaba a distancia aquella escena a distancia. Sabía que el que pudiese recordar a Eriol era importante, pero dolía el hecho de no poder estar cerca de ella con la libertad de cuando un eran niños.

—Li… —Tomoyo se le acerca a Syaoran —¿Aun están hablando?
—Sí.
—Te duele… el que no te recuerde…
—No es solo eso —dice el joven apretando sus puños—. A ti y a Meiling tampoco las recuerda, pero la cercanía que tiene con ustedes es mucho mayor.
—Quizás es solo cuestión de tiempo…
—Te equivocas —la interrumpe el muchacho—. Quizás… eso es lo que realmente tiene que pasar…
—¿A qué te refieres?
—El hecho de que ella no me recuerde… es que nunca debió conocerme.

Syaoran oculta el rostro y decide meterse dentro de la mansión de Tomoyo. Tan solo caminó unos cuantos pasos y noto que sus pies estaban mas fríos de lo normal ¿sería porque estaba nevando? No, esto era un frio diferente. Intenta avanzar un paso más pero algo impide que se mueva. Una extraña presenciase siente en el lugar, al segundo en que él se voltea y ve con horror como la escena se había tornado aterradora.

—¡¿Pero qué…?!

Tanto Tomoyo, quien estaba a más corta distancia de él, como Sakura y Eriol habían quedado cubiertos por una capa gruesa de hielo. Syaoran intentó acercarse, pero aunque pudiese moverse, la nieve se tornaba más copiosa y su visibilidad se hacía compleja. Se volteó entonces a ver la mansión ¿alguien ahí dentro lo podría ayudar?, pero el panorama no cambiaba mucho, pues sus paredes, así como todo el lugar, estaba cubierta por aquella helada capa.

—Porque… porque no puedo… moverme…

Syaoran sentía como su temperatura corporal disminuía, la nieve se hacía más densa y aquella presencia…

—Akane.
—Veo que me descubriste, mi querido Syaoran.

La mujer aparece frente a Li, pero no lucía igual que el resto del paisaje. Parada en una plataforma formada por el hielo, era como si la misma nieve no quisiera tocarla.

—Que… que es lo que quieres…
—¿Por qué me dejaste? —pregunta Akane en un tono firme, aunque frio como el ambiente que los rodeaba.
—Yo —Syaoran intenta articular algunas palabras, pues sentía que sus labios se congelaban a causa del frio que se hacía cada vez más intenso—… yo… jamás… te dejé…tú… ¡tú escogiste venir a Japón!

De pronto para Syaoran la fuerte nieve se detiene, el calor vuelve a su cuerpo, pero a su alrededor todo seguía igual. Parecía como si solo él y Akane fueran inmunes al fenómeno.

—Yo escogí venir —prosigue Akane—… y yo fui llamada a ser dueña de estas cartas.
—¡Esas cartas son de Sakura…!
—¡¿Por qué aún le dices Sakura?! —grita Akane—… ¡si ella ni siquiera te recuerda!

Syaoran queda un instante en silencio, mientras Akane observa la dirección en donde estaba el cuerpo congelado de la joven castaña.

—Mírala allá… recuerda ese tipo y no a ti.
—Mi deber es ayudarla —objeta Syaoran.
—No lo es. Entiende, ella no se merece poseer tal poder ¿sabes donde guardaba las cartas antes de que yo llegase a su vida? ¡Ahí las tenía abandonadas en un cajón, sin querer utilizar el enorme poder que poseen!
—¡Quien eres tú para venir a decir lo que se debe o no hacer! —grita el muchacho—. ¡Si solo has causado daño….!
—¡Tú jamás la olvidaste y es por eso que siempre me ignoraste, incluso cuando nos comprometimos! —grita con fuerza y rabia la mujer, al tiempo en que, a su alrededor, la tormenta se tornaba más poderosa.
—En Hon Kong… —Syaoran aprieta sus puños con fuerza, sintiendo como un nudo en su garganta le entorpecía un poco el paso de las palabras —lo que vivimos fue real… yo no iba nunca… a volver por Sakura… tú ibas a ser la persona con la que pasaría mi vida…
—Entonces… ¿por qué no te unes a mi?—Akane mira fijamente al joven, al tiempo en que la nieve declina un poco—… deja de luchar y proteger algo que no vale la pena.

Akane estira su mano hacia Syaoran quien camina unos pasos hacia donde la mujer estaba. Él extiende su mano, debía estar con ella, debía ser firme con aquel compromiso, debía olvidar aquello que ya no correspondía… Sakura recordaba a Eriol y Kerberos, ellos podrían ocupar el lugar que ahora él desempeñaba en la vida de la castaña, ellos se encargarían de mantenerla unida a la magia.

Sus dedos se acercaban a los de Akane, aquella que tanto tiempo había sido su amiga, además de futura mujer y compañera ¿Cómo había podido dudar de ella? Quizás Sakura realmente no merecía ser la dueña de las cartas, quizás Clow se había equivocado… quizás todo eso era un mal sueño y pronto despertaría en su cama, sin poderes y como un chico normal, algo que anheló con fuerzas desde hace tiempo, aquello que en momentos de angustia deseó con todas sus fuerzas, eso que lo llevó a esa tienda…

—Sabes que no se puede conceder ese deseo.

¿Qué era aquello? Esa voz, la había oído en algún lugar...

De pronto el entorno de Syaoran se torna oscuro, ya no veía a Akane por ningún lado, solo él y una extraña mariposa que revolotea a su alrededor… el joven trata de alcanzarla pero esta se escapa hasta posarse en el dedo de una persona…

—Quien —balbucea Li—… quien eres tú…
—Soy el heredero de la persona a la cual pediste ese deseo.

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*Lian: Nombre ficticio que le di a la menor de las cuatro hermanas de Syaoran
**ser creado: Para los que no han leído TRC, se refiere al clon de Syaoran (Tsubasa) creado por Fei Wang.