La Selección Las Brujas de Illéa

Tema en 'Fanfics sobre Libros' iniciado por Ruki V, 29 Octubre 2016.

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    Ruki V

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    Escritora
    Título:
    Las Brujas de Illéa
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Fantasía
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1270
    Mi nombre es Eadlyn Schreave y más de cinco años han pasado desde que puse fin a mi Selección, sorprendiendo a todos al decidir casarme con el maravilloso hombre que es Eikko Koskinen, así otorgándole el título de rey consorte y compañero para toda la vida.

    Más de cinco años han pasado desde que reformé el gobierno de Illéa como una monarquía parlamentaria, permitiéndole a mi pueblo sacarse del pecho sus opiniones y preocupaciones respecto a la manera en que yo planeaba ser su líder, en vez de su dictadora.

    No pude haber tenido una mejor idea. Les di a mis padres la oportunidad de descansar como merecían luego de haber hecho todo lo que podían y más que eso por su pueblo. Logré parar aquellos disturbios causados por la, aparentemente, no muy efectiva eliminación de castas. El pueblo estaba en paz, mis padres eran de nuevo como dos recién casados, Ahren también era increíblemente feliz con su esposa Camille, irónicamente Kaden estaba ya casado con Josie…

    Y nació Kerttu, nuestra preciosa princesa. Tenía apenas cuatro años de edad cuando vino toda emocionada a contarme sobre una fiesta sobre la que recién había aprendido: noche de brujas. Leyó al respecto en el mismo libro donde lo había leído mamá cuando todavía era concursante durante la Selección de papá. A pesar de que a ella y a la tía May les encantaba esa fiesta, nunca fue bienvenida de vuelta del todo en el pueblo. La primera vez que se intentó celebrar en el país durante el reinado de mis padres, las castas seguían en progreso inicial de eliminación, y ciertas personas no eran muy amables con los niños que antes hubieran sido de castas inferiores pidiendo dulces a sus puertas.

    Para tener cuatro años y estar empezando a recibir apenas las clases de protocolo que requería, Kerttu era una niña muy bien portada que contuvo su emoción cuanto pudo para pedirme que, por favor, celebráramos una fiesta de noche de brujas, o halloween, en palacio.

    Estábamos sentados en nuestra cama, relajándonos un momento en nuestra habitación, y ella fue y se sentó entre los dos para empezar a contarnos vagamente lo que leyó sobre disfraces y dulces.

    —¡A la abuela Mer le gustará!— dijo y me dejó algo estupefacta porque aún no me acostumbraba a que se refiriera a mamá como su abuela (añadiendo “Mer” porque tenía la fortuna de también conocer a los padres de Eikko). —¡Y a la tía May! ¡Y vendrían el tío Ahren y la tía Camille!

    —No tienes idea del gusto que me da que seas tan allegada a la familia desde tan chica— dije tomando una de sus manos y sonriéndole, sintiendo mucha ternura.

    —Sería divertido— dijo volteando hacia Eikko. —¿No crees, papá?

    A Eikko todavía se le iluminaban sus ojos azules con un brillo indescriptiblemente hermoso cada que escuchaba a su hija llamarlo. A veces me daban un poco de celos; no era tan especial como el brillo con el que me miraba cada que dijera mi nombre o me llamara “cariño”, o algo. Pero, bueno, papá me había dicho que era de esperarse y que ser padre era algo maravilloso. Y por supuesto, lo era, y ser madre también. Uno nunca sabe si será buen padre hasta que lo es.

    —Mis padres también adorarían venir— aseguró acercándose a besar la mejilla de su hija. —¿Y sabes? Se me ocurre una idea, Eadlyn. Podríamos abrir las puertas del palacio.

    —Oh— lo miré totalmente sorprendida. —¿Crees que eso sea seguro, Eikko?

    —Con la monarquía parlamentaria, has erradicado casi totalmente el espíritu terrorista en Illéa.

    —Hemos— corregí entrelazando mis dedos con los suyos.

    —Creo que al menos a los representantes de cada ciudad y unos cuantos más les gustaría venir a palacio a algo más que hablar de política o negocios.

    —Suena bastante lógico— asentí con la cabeza.

    —¡Sí!— exclamó de pronto Kerttu. —Las Schreave deberíamos disfrazarnos todas de brujas.

    —Estoy segura de que podría diseñar unos disfraces asombrosos si me doy tiempo— dije de pronto emocionada, llevándome las manos a la cara sonriendo ampliamente, imaginando ya los bocetos.

    —O podría ayudarte Hale— dijo y lo volteé a ver boquiabierta. —Y ¿sabes quién haría asombrosos dulces para la ocasión? Henri— añadió sonriendo ampliamente y yo me llevé las manos a la boca.

    —¿Hablas en serio?— tuve que preguntarle.

    —Siento que me hice especialmente amigo de los chicos de la Élite. Además de pasar mucho tiempo con Henri, sentí incluso llevarme bien con Ean, el “lobo solitario”. Y no olvidemos a Kile.

    —No entenderías lo mucho que adoraría tenerlos de vuelta en palacio aunque fuera por un día.

    —Se me hace extraño que no pretendieras invitarlos con alguna excusa durante estos años.

    —Pensé que podría parecerte algo extraño— dije encogiéndome de hombros.

    —Para nada: Yo pensé que si yo los mencionaba sería extraño— se rió.

    Kerttu nos observaba con curiosidad. Nos tomó unos segundos recordar que estaba en el cuarto con nosotros. Se limitó a escucharos atentamente mientras jugueteaba con el dije de su collar.

    —De hecho— continuó Eikko —le he escrito mucho a Henri. Y lo he llamado un par de veces también. Te sorprenderías con su inglés. Casi no se nota su acento.

    —Es lindo oír que siguió aprendiendo después de irse— sonreí con nostalgia.

    —Incluso le ha enseñado lo que ha podido a su hermana. También he recibido cartas de Hale— me dijo poniéndose de pie y sacando del cajón de su armario un papel doblado en cuatro, que luego me mostró. Estaba lleno de preciosos bocetos de vestidos de fiesta ideales para la realeza. —Me dijo que le daba vergüenza enviártelos personalmente. Y que aún te agradece lo que hiciste por él y por Ean.

    —No puedo creerlo— tuve que tallarme un poco los ojos, presintiendo que podría llorar, tratando de no arruinarme el maquillaje aún, que tenía cosas que hacer y personas que ver durante lo poco que quedaba del día. —No debí haber perdido contacto con ellos.

    —Ellos también lo lamentan. Pero dicen estar a tu completa disposición— dijo sentándose de nuevo en la cama.

    —¿Sabes qué?— me levanté de la cama y me dirigí a mi escritorio. —Voy a escribirles personalmente justo ahora. Les debo una disculpa, les debo las gracias y les debo una invitación a palacio. A la noche de brujas de Illéa.

    —¡¡Sí!!— volvió a gritar emocionada Kerttu después de su largo silencio.

    —Yo llamaré a mis padres— dijo Eikko cargando a Kerttu en brazos y llenándole de besos.

    —Y yo a los míos. Y a la tía May. No solo querrá asistir; sin duda me ayudará a planear la fiesta.

    —¿Puedo ir a contarle a la tía Brice?— preguntó Kerttu.

    —Estoy seguro de que adorará la idea. Pero sólo si no está ocupada— le dijo Eikko bajándola y dejándola irse caminando rápido, mas no corriendo. —Está muy contenta.

    —Yo también lo estoy— aseguré mientras escribía.

    Eikko se acercó a darme un profundo beso en los labios antes de ir a encargarse de los pendientes que nos quedaban a ambos por hacer: dijo que me dejaría concentrarme en mis cartas, que sabía que serían largas.

    No se había celebrado halloween en años en palacio, mucho menos se nos habría ocurrido invitar al pueblo a la fiesta. Estaba un poco aterrada pero al mismo tiempo muy ilusionada con la idea. La fiesta sería seguramente un éxito. Reuniríamos a toda la familia Schreave, Singer, Koskinen, Woodwork y Leger posible. Y volvería a ver a los antiguos miembros de la Élite, felices, como yo, a pesar de que la Selección no hubiese tenido el final esperado para ninguno de nosotros.
     
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    Tarsis

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    Esa es la diferencia entre un dictador y un líder, el líder escucha a aquellos a quienes lidera y toma lo mejor de sus propuestas. No se cierra, no se niega. Con ello ella logró una nueva etapa para su país y para su propia familia.
     

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