Las apariencias engañan

¡Queridos y bellos lectores! ¿Cómo los trata la vida? ¿Me extrañaron? Porque yo sí a ustedes ^^ ¡Lamento la demora y espero les guste el capítulo!
Gracias por comentar.


Capítulo 21
Gritos


—¿Cuánto más van a seguir mirándome de esa forma?


Se quejó el castaño del grupo mientras se ubicaba al lado de sus amigos. El trío se encontraba en un banco del patio durante el tercer receso y, desde que se habían retirado del salón, todas las miradas volvieron a posarse sobre el Inuzuka, quien sin demasiado éxito, intentaba no prestarles atención. Su "inconveniente" con Hinata se había propagado en el lugar de una manera increíblemente rápida y era imposible que alguien no supiese de ello; por lo que desde ese día, Kiba se pasaba el tiempo en el Instituto escuchando insultos, recibiendo empujones y miradas despectivas que iban desde el reproche hasta la ira.


—Ya es el último receso, así que sólo te falta esto y…sobrevivir a la salida. — Comentó con pesadez el rubio.

—Sabías que iba a pasar, Kiba. ¿Por qué tomaste una decisión tan estúpida? — Lo reprendió Tenten, mientras se ponía de pie y se recostaba contra la pared.

—No podía dejar que Hinata lo culpara. — Respondió el aludido. — Nadie se merece el infierno que te hacen pasar si los delatas; los dos saben cómo es ella y supongo que no iba a ser nada bonita la venganza que Hidan le hubiese dado… — Explicó entre susurros para que nadie lo oyera.

—Hiciste lo correcto. — Comentó Naruto, dándole unos leves golpecitos en la espalda. — Nuestra única posibilidad es que todo el Instituto sepa la verdad de la boca de ese idiota; de eso nos tenemos que ocupar ahora…

—¿Y cómo tienes pensado hacer semejante cosa? — Cuestionó intrigada la joven.

—Aún no lo sé, pero algo se nos tiene que ocurrir o Kiba seguirá recibiendo el desprecio de todos… — Paseó su mirada por el patio observando a los alumnos. — Bueno, ¡quiero comer! — Comentó, haciendo reír a sus dos amigos. — Vamos, chicos. Nadie puede pensar con el estómago vacío.


Lo siguiente que pasó fue todo muy rápido y demasiado inoportuno. Los tres doblaron en el pasillo al mismo tiempo que un grupo de chicas, lo que los hizo estrepitarse a todos contra el piso.
Definitivamente ese día no era nada bueno para el Inuzuka, quien cayó encima de una de las tantas jovencitas, la que comenzó a gritar llamando la atención de algunas personas. A los pocos segundos, se vieron rodeados de sus compañeros quienes estaban dispuestos a comenzar una pelea con tal de defender a su amiga del joven que, según ellos, intentaba aprovecharse de ella.


—¡Déjenlo tranquilo, fue un accidente! — Gritó el rubio, interponiéndose entre su amigo y el grupo de adolescentes que tenían en frente.

—¡¿Un accidente?! ¡Este idiota quería sobrepasarse con ella! — Respondió uno de los tantos jóvenes del grupo.

—¡Ya cállense! ¡Nos chocamos y caímos! ¡No fue a propósito! — Mencionó esta vez Tenten mientras daba un paso al frente. — Además, creo que todos ustedes deberían tener por lo menos medio cerebro para saber que absolutamente nadie haría algo como eso en medio del receso, ¡bola de inútiles!


Todos miraron algo sorprendidos a la castaña, quien podía ser demasiado ruda y decidida si se lo proponía; sin mencionar que eran conscientes de la fama que tenía en el Instituto. Así que, tras aquello, el grupo se alejó de ellos y los tres suspiraron aliviados.
Tenten sintió un ligero empujón en el hombro y se volteó a mirar a la chica que había chocado con ella. Tardó unos segundos en reconocerla e interpretar lo que estaba pasando, antes de salir corriendo en su búsqueda, dejando así a dos jóvenes un tanto confundidos.


—¡Hinata, Hinata! ¡Espera! — Le gritó mientras aceleraba el paso tratando de alcanzarla. — ¡Detente de una vez! — La sujetó del brazo y las dos frenaron de golpe. — Creo que sé a dónde te diriges.

—Ti-tienes que dejarme ir… — Susurró ella. — Tengo que contárselo. — Intentó liberarse del agarre de su compañera pero no lo logró. — D-déjame ir, Tenten.

—Mira, sé que piensas que lo mejor sería contárselo todo a Tsunade pero no es así… — Comenzó a explicarle con un susurro. — No puedes delatarlo.

—¿Ki-Kiba te lo contó, verdad? — La castaña asintió al tiempo que los ojos perla de la chica se cristalizaban. —N-no es justo, ¿acaso no ves como lo tratan todos? Él no tuvo la culpa… — Sintió ese molesto nudo en la garganta. — Si no fuese por él, yo…

—Ya, tranquila. No pienses en eso. — Mencionó Tenten con la mayor suavidad que pudo.

—Por eso debo contárselo a la directora. — Su compañera negó. — ¿Por qué están tan empeñados en que Kiba siga sufriendo así?

—No es eso, es que… — Volteó a ver si había alguien sospechoso dando vueltas por el lugar pero como no notó a nadie, se acercó a un banco y le hizo señas a la Hyuga para que la acompañara. — Hinata, si delatas a Hidan todo será peor que ahora. No sólo va a desmentirlo hasta la muerte sino que arruinara tu vida y la de Kiba en cada momento que se le presente… — Una expresión de confusión afloró en el rostro de la azabache. — No es complicado de entender. Si los delatas, prepárate para las consecuencias. — Hizo una breve pausa volviendo a cerciorar que nadie les prestaba atención. — Lo que te voy a decir me lo contó Kiba y no puede enterarse nadie, ¿de acuerdo?

—Cl-claro.

—Cuando Naruto comenzó a estudiar aquí, el grupo del último año de desvivía por hacerle la vida imposible; le hicieron todo tipo de bromas y burlas, le decían y gritaban cosas para hacerlo sentir mal y sí, llegaron a golpearlo en más de una ocasión. — Desde que el nombre de ese chico había surgido en la historia, el corazón de la Hyuga se desenfrenó por completo y ella intentaba mantener la compostura. — Al principio, trató de no hacerles caso; sin embargo a medida que pasaban los días, la paciencia de Naruto se iba terminando. Primero decidió hacerles frente pero como no dio resultado, fue a hablar con Tsunade.

—¿Qué ocurrió? — La pregunta se escapó sin aviso de entre sus labios.

—Los suspendieron por una semana. Y luego de que volvieron, fue Naruto quien no regresó por un tiempo… — Dio un suspiro mientras concluía la historia. — No quiero imaginarme de que manera lo habrán golpeado para que no pudiese regresar a clases… — Los ojos de la joven a su lado se abrieron de sorpresa y sintió su corazón estrujarse. — La lección le sirvió a él y al resto de nosotros. Tienes que entender que Kiba está haciendo esto no sólo por él sino también por ti; no queremos averiguar que les tiene preparado Hidan si todo sale a la luz por parte de uno de ustedes dos. — Sus miradas se encontraron durante unos segundos. — Ahora tienes que prometerme que no importa lo que escuches o veas que le hagan a Kiba, no vas a ir a hablar con Tsunade.

—De-de acuerdo. No le diré nada, pero…

—No te preocupes, estamos ideando algo para que Hidan se inculpe solo y así todos nos salvamos. — Le dedicó una sonrisa que logró tranquilizar un poco a su compañera.


~


Por su parte, el dúo inseparable se encontraba, literalmente, engullendo lo que acababan de comprarse para comer. El festín no les duró demasiado, ya que fueron interrumpidos al sentir que alguien los observaba; ambos levantaron la vista y se encontraron con una de sus compañeras parada frente a ellos. Por unos minutos lo único que ocurrió fue que se miraron unos a otros esperando a que alguien diera el primer paso y, como siempre, Naruto y su impaciencia fueron los que rompieron el silencio.


—¿Matsuri? — La aludida se sonrojó por la pena que le producía estar allí.

—Chi-chicos, yo… — Titubeó con nerviosismo.

—¡No tengas miedo, siéntate! — La invitó con alegría el rubio, haciendo que los otros dos se sorprendieran, a tal punto que Kiba comenzó a ahogarse con el bocado de comida.

—Y-yo…es que… — Una parte de ella se arrepentía de haberse acercado pero sabía que era lo correcto. — G-gracias, Naruto… — Susurró mientras se acomodaba en el césped, ya que se encontraban en la sección verde del patio.

—Entonces, ¿qué quieres? — Preguntó el castaño con fastidio, por lo que recibió un golpe en la cabeza por parte de su amigo.

—¡No le hables así, idiota! — Gritó con enfado el joven. — No le hagas caso, Matsuri. Está un poco sensible últimamente… — Comentó con burla.

—Quería hablar con ustedes…por lo de Hinata. — Explicó, captando así la atención de ambos chicos.

—No quiero escuchar nada de lo que tengas que decir sobre eso. — Se excusó el Inuzuka mientras se ponía de pie. — ¡Si tú quieres quedarte Naruto, puedes hacerlo! ¡Ya me cansé de todo esto! — Gritó con frustración.

—Sé que no fuiste tú. — Y esa simple oración fue todo lo que bastó para que Kiba diera marcha atrás a sus pensamientos.

—Espera, espera. — Empezó el de ojos claros. — ¿Cómo se supone que lo sabes?

—¿Quién te lo dijo? — Cuestionó el otro joven. — Si Tenten está desperdigando esto por todo el Instituto, voy a…

—No, no. — Interrumpió la castaña. — No fue ella.

—¿Entonces…? — Ambos chicos estaban un tanto confundidos ante toda esa situación.

—Al principio fueron puras sospechas mías…Tenga una leve idea de cómo es Hidan. — Continuó explicando, ya que los rostros de sus compañeros no dejaban de estar perplejos. — Digamos que… — Desvió la mirada y cerró los ojos. — Tuve una experiencia similar a la de Hinata.

—¡¿Qué?! — Se sorprendieron al escuchar aquello y más aún porque les estaba confiando algo sumamente importante siendo que ellos a penas se hablaban.

—¡Odio a ese idiota! — Exclamó Kiba con una expresión de enojo en el rostro.

—¿Estás bien, Matsuri? — Ahora era ella la sorprendida ante la pregunta del rubio. — ¿No te hizo nada, verdad?

—N-no, no, nada. — Se apresuró en aclarar. — Sólo pasé un mal momento… — Comentó en un susurro.

—Qué alivio, ¡sino iría inmediatamente a romperle la cara a golpes!

—¿Por qué? — La pregunta salió sin que lo haya previsto; era increíble que ellos dos estuvieran dispuestos a defenderla.

—¡¿Por qué?! ¡Porque es un idiota y necesita que alguien le aclare las ideas a golpes! Además, no vamos a permitir que se te vuelva a acercar. No te preocupes por eso. — Ella sonrió, aún atónita por lo que estaba escuchando.

—Naruto tiene razón. Si algo llega a pasar, sólo vienes y nos lo cuentas. Nosotros nos haremos cargo. — Secundó el castaño.

—Yo quiero ayudar; por eso vine a hablar con ustedes. — Mencionó con tranquilidad. — Los escuché hablando sin querer hace unos momentos y…creo que lo mejor que puedo hacer es brindarles mi ayuda.

—No tienes que meterte en esto, si sale mal no será nada divertido para ninguno.

—Sé lo que implica, Kiba y, estoy dispuesta a sobrepasarlo si es necesario. — La joven los miró con determinación. — Tenemos que hacer algo…

—Juntos. — Completó el rubio, recibiendo como respuesta un asentimiento por parte de la chica. — De acuerdo, ¡estás dentro! — Gritó con su típico entusiasmo, haciendo sonreír a sus dos acompañantes.

—Estupendo porque creo que tengo una idea…


Matsuri comenzó a explicarles lo que se le había ocurrido; si bien era un tanto arriesgado, era algo que podían hacer y tenían confianza en que funcionaría. Aunque ambos chicos se pasaron lo poco que quedó del receso, intentando cambiar un detalle de todo el “plan maestro” que habían ideado entre los tres. Sin embargo era algo que la castaña no estaba dispuesta a cambiar, podía ser terca si así lo quería y, esto era algo que necesitaba hacer por su cuenta.
Ser la carnada no podía resultar tan difícil, ¿o sí?

Era increíble, de verdad estaban planeado algo juntos, como un equipo y, no había requerido nada de esfuerzo; las cosas simplemente iban fluyendo con naturalidad, lo cual era algo que los tenía un poco confundidos pero que, por otra parte, les alegraba.
Naruto aún seguía con su firme idea de poder juntar a todo ese grupo; primero intentaría unir a los que consideraba más accesibles, ya fuese por formas de ser o cualquier iniciativa que pudiese usar. No buscaba que todos fuesen mejores amigos de por vida, sino algo más sencillo: compañerismo. Y esas situaciones, que si bien eran malas, sacaban una parte positiva en todos ellos...


~


¿Alguna vez sintieron que al ver algo el tiempo pasa demasiado deprisa y, a la vez, parece que todo fuese en cámara lenta? Bueno, esa fue la sensación que tuvo cierto azabache al ver desaparecer a Sakura por el hueco de la puerta de la terraza.
La joven de cabello rosado había llegado al lugar pactado con Sasori, cuando se encontró con la escena que tanto temía descubrir. Sí, ahí estaba él pero la sorpresa que le tenía preparada no era algo que ella se pudiera imaginar.

—Sa-Sakura. — Eso fue todo lo que el pelirrojo pudo decir al ver a su novia observando la situación. — ¿Q-qué haces aquí?

—Sasori… — Su nombre se escapó sin permiso de sus labios, mientras sentía como su pecho se encogía y sus ojos comenzaban a cristalizarse. — N-no puedo creerlo… — Se dio media vuelta para regresar por donde había llegado pero él la tomó del brazo.

—¡Espera, déjame explicarte! — Pidió con desesperación.

—¡No necesitas hacerlo! — Volvió a mirarlo, haciéndole frente. — ¡¿Qué demonios quieres explicar, Sasori?! ¡Todo me parece bastante claro! — Gritó dirigiendo su mirada hacia la chica que se encontraba unos pasos detrás del joven. — Ya veo cuál era tu “sorpresa”.

—¿Sorpresa? — Preguntó él con la confusión reflejada en su rostro.

—¡Deja de tomarme por estúpida! ¡¿Para esto me enviaste ese mensaje?!

—¿Qué? ¿Cuál mensaje? — Estaba completamente desconcertado. — ¿De qué hablas?

—¡No te hagas el desentendido, sabes de lo que hablo! ¡¿Querías que me enterara directamente que me estuviste engañando todo este tiempo?! — Las lágrimas no tardaron en recorrer con rapidez por su rostro. — ¡¿Cómo pudiste hacerme esto?! ¡Yo confiaba en ti, discutí con tantas personas sobre esto! ¡Te defendí de todos los que hablaban a tus espaldas! ¡Pero era la idiota que se creía tus palabras! Yo de verdad te quería, yo… — Pero no podía continuar hablando; simplemente no podía soportar estar presenciando esa escena. Dio unos pasos hacia atrás, pero no contaba con encontrarse tan cerca de la puerta que daba a la escalera y desapareció en la oscuridad al perder el equilibrio.

—¡Sakura! — Y sin más, el grito del pelirrojo se perdió en el aire; dejando tras él un silencio palpable y un vacío inexplicable dentro de Sasuke.

 

Por favor, no me asesinen. Gracias. Miles de disculpas por demorar tanto pero entre la facultad y mi falta de inspiración, no hacía nada y no quería escribir si estaba así...pero logré llegar a esto que es el capítulo de hoy, el cual espero les guste ^^ Ojala y puedan dejarme su opinión amé el final y quiero saber que piensan


Capítulo 22
Inesperado


Un suspiro de alivio se escapó de los labios del pelirrojo al ver salir por la puerta de la terraza del Instituto a uno de sus amigos con Sakura en brazos. Itachi, quien había escuchado los gritos, decidió subir para saber que ocurría y justo cuando llegaba al final de la escalera, se vio interceptado por el cuerpo de la joven de cabello rosa. Logró sujetarla con fuerza sin perderle el equilibrio y así como la había tomado, siguió su camino hasta el final de los escalones, encontrándose con Sasori y la otra chica con la preocupación pintada en sus rostros.


—¿Está bien? —el pelirrojo se acercó para ver a Sakura, quien escondió su rostro plagado de lágrimas en el pecho del Uchiha.

—Depende de en qué términos lo preguntes. —reprochó su amigo, mirándolo con el ceño fruncido.

—No empieces, Itachi. Esto no tendría que haber sucedido. —explicó Sasori lleno de frustración.

—Pero sucedió. —sentenció el azabache para luego voltearse—. Iré a llevarla a su salón y luego podrás tener una cálida conversación conmigo. —comentó con sarcasmo antes de alejarse.


Sasori no tardó en seguirlo, una vez que se “despidió” de la joven que lo acompañaba; quien dicho sea de paso, se encontraba un tanto desconcertada, ¿él tenía novia? Se sintió una idiota al haberse dejado engañar por ese tan apuesto joven del último año.
Por su parte, Sasuke nunca había agradecido tanto de tener un hermano curioso. Su plan había resultado pero no era su intención que aquello le ocurriera a Sakura; ella podía ser una molestia, sin embargo la consciencia nunca lo hubiese dejado tranquilo si ella hubiese caído escaleras abajo. Dio un largo suspiro a la nada antes de salir de su escondite, lugar desde el que había presenciado toda aquella escena sin ser descubierto. Regresó a su clase con paso tranquilo; por fin su mente sería libre…o eso creía.


~


—¡Sí, ya terminamos la odiosa semana! —gritó eufórico el rubio una vez que se encontraron fuera del Instituto—. Y sobrevivimos a la salida después de todo…

—Por suerte, no hubiese soportado otra sarta de gritos molestos. —concluyó su amigo—. ¿Sabes a dónde se metió Matsuri? Dijo que iba a hablar con nosotros…

—Se fue con Sakura. —respondió Tenten—. Creo que ocurrió algo…Esperen, ¿por qué quieren hablar con ella? —cuestionó confundida.

—Te lo comentamos de camino, ¿nos vamos? —dijo Naruto, quien se encontraba ansioso por partir ya que debía llegar al trabajo.

—Yo…tengo algo que hacer hoy, ¿de acuerdo? —ambos la miraron extrañados—. ¡Luego se los cuento o voy a llegar tarde! ¡Los veo la semana próxima! —gritó su
compañera mientras se alejaba en dirección contraria.


Los dos intercambiaron una mirada confundidos pero no le dieron más vueltas al asunto y decidieron ponerse en camino. Aunque una vez más fueron interrumpidos; Naruto divisó a Temari cerca de ellos y se acercó para acordar un horario de ensayo. Con todo lo que ocurrió con Kiba, había olvidado completamente la presentación y, tenían que comenzar de una vez si no querían quedar en ridículo frente al grupo rival.


—De acuerdo, entonces quedamos para mañana por la tarde. —mencionó la rubia mientras lo apuntaba en la tan dichosa carpeta que le había pedido Kakashi—. En el salón de música.

—Así es. Nosotros nos encargaremos de avisarles a Tenten, Sakura y Matsuri. —comentó Naruto.

—Entonces, yo le diré al vago…—anunció para luego despedirse. Supongo que no le gustará nada tener que venir a ensayar…, pensó para sí con una sonrisa.

—Naruto…—llamó el castaño mientras caminaban, el aludido sólo lo miró—. Creo que vas a llegar tarde otra vez…


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Su mente no paraba de reproducir ese momento, ¿no se suponía que después de aquello ya no tendría motivos para seguir pensando en ella? Se encontraba caminando hasta su dichoso hogar siendo ligeramente arrastrado por el viento; observó el cielo cubierto de nubes oscuras unos segundos y continuó su marcha apretando un poco el paso, lo último que le faltaba era que se largara a llover en ese preciso instante. Desde que había salido de clases, no lograba dejar de pensar en todo lo ocurrido a partir del último receso. Aún podía recordar la mirada completamente pérdida de Sakura, las lágrimas aún marcadas en su rostro, sus ojos verdes sin ese brillo tan característico y… ¡Alto! ¿Desde cuándo él se molestaba en saber tantos detalles así sobre ella? Demonios, todo aquello lo tenía demasiado trastornado.
Sus pensamientos fueron interrumpidos por unos pasos detrás de él, se volteó con disimulo y pudo ver a una de sus compañeras caminando a una cierta distancia mientras revisaba su celular y miraba una a una las casas. ¿Y ella que hacía en un barrio como el suyo? Procuró no darle importancia y siguió con su camino…


—Oye, Uchiha. —escuchó la voz de la joven a sus espaldas y para cuando lo notó, ella ya se encontraba a su lado.

—¿Qué quieres? —se sorprendió a sí mismo por haberse “tomado la molestia” de contestarle.

—Ya que eres de por aquí y conoces la zona mejor que yo…

—Eso es un hecho. —la interrumpió usando un tono un tanto arrogante.

—Eres un… —pero no concluyó la frase; en parte porque no quería iniciar una pelea con él ya que no tenía el tiempo y, por otro lado, ya no necesitaba de su ayuda—. ¡La encontré! —gritó observando la mansión con detenimiento, al tiempo que el azabache la miró extrañado.

—¿Para qué querías encontrar mi casa? —cuestionó con curiosidad.

—¿Qué? ¿Está es tu casa? —volvió a revisar su teléfono, acercándolo al rostro de su compañero—. ¿Esa es tu dirección?

—E-ese es… —ahora comprendía todo—. …mi mensaje.

—¡¿Qué?! —gritó asombrada por lo que acababa de escuchar. ¿El grandioso Sasuke Uchiha necesitaba clases de Matemáticas? — ¿Por qué demonios no pusiste que eras tú?

—¿No hubiese venido de ser así? —cuestionó con fastidio. Tenten lo miró desafiante, no era de dejarse intimidar.

—Hubiese venido de todas formas. No tengo otra opción. —respondió frunciendo el ceño—. ¿O tú eres el que tiene problemas con que sea alguien como yo la que intente explicarte algo?


—No me importa quien seas mientras sepas los temas del examen.


Así que ahí estaban los dos, sorprendidos e inseguros aunque no lo aceptaran debido a su tan marcado orgullo. Sin decir más nada, Sasuke ingresó a su casa seguido de la castaña quien se encontraba un poco incómoda con la situación; sentimiento que era compartido por su compañero. Sin embargo, ninguno retrocedió ante aquello y cuando menos lo notaron ya se encontraban con los libros sobre la mesa y una larga y gris tarde de ejercicios…


~


—Sakura…


No podía encontrar las palabras para ayudar a su amiga en ese momento. La había acompañado a su casa y desde que llegaron no logró que parara de llorar. ¿Qué podía decirle? “Yo te lo dije, pero tú no quisiste escucharme”. No iba a negarlo, pensó en eso pero era demasiado cruel y, viendo el delicado estado en el que se encontraba Sakura había decidido omitir ese comentario.


—¿C-cómo pudo? —volvió a preguntar la de cabello rosa mientras escondía su rostro entre sus manos.

—Intenta calmarte, Sakura… —pidió su amiga con tranquilidad, mientras acariciaba con cariño su cabeza. — Todo va a estar bien…

—¡N-no! —gritó con voz entrecortada—. ¡Yo de verdad lo quería y él...! —rompió en llanto nuevamente al recordar lo ocurrido hacia unas horas—. Él sólo…jugaba conmigo —dio un largo suspiro acompañado con ligeros sollozos —. N-nunca encontraré a nadie que quiera estar conmigo después de esto, quedé como una completa estúpida frente a todo el Instituto. Y-yo…seré un hazmerreír, siempre seré la idiota que no quiso ver la realidad.

—No digas eso…

—¿Quién querría estar conmigo, Matsuri? Dímelo. —la interrumpió mirándola a los ojos—. Soy tonta, no tengo un gran físico, ahora parecerá que me dejo utilizar por los demás, tenga esta bruta personalidad y este cabello horrible que… —lágrimas, eso era lo único que se podía ver ahora—. Creí que Sasori había logrado ver más allá de la apariencia pero no…n-no fui suficiente para él, se di cuenta de que necesitaba de otras personas y…

—Sasori es el idiota aquí. —replicó con enfado Matsuri —. Escúchame… —la Haruno desvió la mirada—. No, quiero que me mires y que me prestes atención ésta vez. —sentenció observándola con el ceño fruncido—. Sakura, eres hermosa. No digas esas cosas sobre ti, eres especial a tu manera y…tu cabello es genial. —la aludido rió para luego abrazar a la castaña.

—Gracias. —susurró con calidez.

—Sabes que estoy para esto y…creo que no es a mí a quien debes agradecer… —mencionó, ganándose así una mirada confundida por parte de su compañera—. Quien te envió el mensaje…

—Sí, tienes razón… —mencionó releyendo el mensaje por enésima vez en lo que iba del día.

—Esa persona si logra ver cosas en ti…


“Aunque aún no se ha dado cuenta”, completó dentro de su mente mientras veía sonreír a su amiga e imitaba su gesto. Ahora entendía cómo habían sido las cosas: el pedido del número de Sakura, el mensaje del “desconocido” a su celular y la sorpresa de Sasori; todo encajaba perfectamente para ella. Sin embargo, no diría nada al respecto y le daría su tiempo al Uchiha de ordenar sus idas y decidir qué hacer.
Ese día había sido extraño. Primero lo de Naruto, Kiba y su plan en conjunto para poder ayudar al castaño y ahora, Sasuke abriéndole los ojos a Sakura. Volvió a sonreír con sinceridad…extraño o no, aquellas eran buenas señales.


~


—Entonces, lo que tienes que hacer es… —la explicación se vio interrumpida por el sonido del celular de la castaña —. Disculpa.

—Claro. —Sasuke la observó con detenimiento mientras ella atendía la llamada.

—¿Naruto? —el ceño del azabache se frunció al oír el nombre de su otra causa de distracción —. Claro, sí, supongo que no tengo nada que hacer… —escuchó con atención las palabras de su amigo desde el otro lado de la línea —. De acuerdo, sí, te escuché. Mañana, salón de música. —Sasuke se sobresaltó por el grito de Naruto, el cual dejó algo aturdida a la castaña —. ¡No me grites, idiota! —una sonrisa se dibujó en los labios del Uchiha —. Sí, sí, lo entendí. Estoy ocupada…sí, luego te cuento, ahora no puedo. —miró de reojo a su compañero —. Adiós, saludos a Kiba.

—¿Ensayo? —preguntó con cierto tono de desinterés; la castaña sólo asintió.

—¿Cómo es que desaprobaste el examen? No parece que te cueste entender las cosas… —inquirió con curiosidad luego de unos minutos.

—Simplemente no estudié, no podía concentrarme. —reconoció con pesadez, quería evitar ese tema.

—Ya veo…Bueno, no creo que haya sido tan terrible como el de Naruto. —comentó divertida —. Ese chico tiene un problema…

—Su problema es que es idiota. —mencionó con fastidio el azabache.

—Sí, es tu mismo problema. —replicó ella con enfado, él la miró atónito —. ¿Qué? ¿Pensabas que te iba a dejar hablar así de Naruto sin reprochar? —Sasuke desvió la mirada.


—Ustedes nunca se hablaron… —comentó en casi un susurro.

—Es cierto pero…es una buena persona cuando llegas a conocerlo un poco. —sonrió al pensar en eso —. Y tú… —su compañero la observó con cautela —. …eres soportable después de todo.

—Supongo que podría haber sido peor.


Obviamente que estuvo a punto de decirle a Tenten que se fuera de su casa en el momento en que se enteró de que era ella a quien había enviado el mensaje pero ya estaban allí y él necesitaba de su ayuda, aunque no quisiera aceptarlo.
Y ahí estaba de nuevo, logrando contacto con personas inesperadas. No sabía que creer sobre todo aquello, era complicado y molesto. Odiaba sentirse de esa manera; necesitaba que algo ocurriera, algo que pudiera hacer que el “viejo Sasuke” regresara...o terminaría por enloquecer.


—¿Amiga nueva? —se sobresaltó al escuchar la voz de Itachi a sus espaldas.

—No. —Tenten acababa de irse y había sobrevivido a ello, ¿ahora tenía que soportar a su hermano?

—¿Entonces…? —Sasuke se volteó encontrándose cara a cara con el mencionado —. De acuerdo, no me importa. —respondió al ver la expresión en el rostro del menor.

—¿Necesitas algo? —cuestionó con enfado.

—En realidad…sí. —el azabache lo observó con impaciencia —. Déjame felicitarte por tu acción tan gentil del día de hoy…Oh, vamos, no pongas esa cara, hermanito. —comentó revolviéndole el cabello con una mano.

—No hagas eso, ¿de qué demonios hablas? —no podía ser que Itachi…

—Cierta personita me enseño cierto mensaje que le envío otra cierta persona. —sus ojos negros se abrieron de sorpresa y se dio un ligero golpe en la frente —. Veo que entiendes perfectamente de lo que hablo…

—Pues ve a contarse al odioso de Sasori. —escupió con molestia.

—No lo haré, prefiero que mantengas tu cara de niño bonito así de intacta un tiempo más. —mencionó con sarcasmo —. Sasori está que trina por lo que ocurrió hoy…Sé que es un idiota y le advertí que no siga jugando con ella pero…

—No quiero hablar sobre esto, Itachi. —lo interrumpió mientras daba unos pasos alejándose.

—Ha sido algo muy bueno de tu parte, no deberías de avergonzarte.

—No me avergüenzo pero si esa maldita molestia llega a enterarse de que fui yo, no me dejará en paz y no quiero tener que soportarla todo el día. —sentenció para luego seguir con su camino.

—Tu humor apesta más que este horrible clima. —comentó con diversión haciendo bufar a su hermano —. Espero que la ceguera no te dure tanto, Sasuke… —susurró tras un suspiro mientras veía al aludido alejarse.


~


Sentada sintiendo las gotas de lluvia empapando completamente su cuerpo, volvió a estremecerse mientras abrazaba sus piernas con fuerza intentando mantener la calma…o hacer que ésta regresara.
Se preguntaba por qué, por qué la vida había decidido jugarle esa carta. ¿Por qué a ella? ¿Acaso estaba destinada a vivir así? ¿A sufrir todo el tiempo? Porque era así; no lo decía y jamás lo había aceptado delante de nadie, sin embargo, también ella llegaba a sentirse sola y débil. Detrás de esa coraza que había formado para mostrarse en el Instituto, se encontraba una chica frágil, que necesitaba más a las personas de lo que creía posible.
¿Qué haría ahora? ¿A dónde viviría? ¿Cómo sobreviviría sin ella?
Esa era lo último que se hubiese esperado de aquel día. Las cosas iban tan bien pero todo tenía un final, aunque ese no era el que pensaba…La sola idea de imaginarse regresando de la escuela sin ser recibida por la sonrisa de esa mujer a la que tanto amaba, sin escuchar su voz haciéndole alguna broma y sin verla, tan igual a ella, hacía que enloqueciera. Sí, eso haría, terminaría loca de tristeza.

¿Cómo pudieron arrebatársela de esa manera?

¿Por qué a ella?

¡¿Por qué a su madre?!

¡Se suponía que iba a recuperarse! ¡Iba a salir adelante y no iba a dejar que la enfermedad le ganara! Pero lo hizo, y la había abandonado a su merced en esa asquerosa realidad. Quería odiarla, aborrecerla por dejarla allí…Era imposible, ¿cómo iba a hacerlo? Su madre había sido su única familia desde que ella tenía consciencia, ¿cómo odiar a la persona que te mantuvo con vida durante tanto tiempo? No podía, aún si lo deseaba con todas sus fuerzas…

Se maldijo una y otra vez por no darse cuenta con anticipación; las señales habían sido tan claras que las dejó pasar sin verlas…Día a día su madre iba haciendo algo, pequeñas cosas que significaban una sola: No hay más tiempo. Y no lo había notado. No supo ver como su madre se alejaba cada vez más de ella sin que pudiese hacer algo para detenerla. Estaba sola.

Volvió a temblar y, aunque se encontraba invadida por la tristeza, no lograba derramar una sola lágrima. Oh no, la fuerte Tenten Amma no lloraba, no hasta el momento. Pero ahora deseaba hacerlo, quería gritar hasta desgarrarse la garganta y quedarse sin voz, quería golpear cualquier cosa hasta hacerla pedazos y destruirse las manos, quería que su madre no hubiese sido tan egoísta y la hubiese llevado con ella…
Morir debía de ser horrible, según pensaba. No obstante, quedarse sola en ese podrido mundo en el que vivía, era mucho peor. Siempre se mantuvo en pie sólo por una sencilla razón: ver la sonrisa de su madre. Y ahora eso, que era lo único que la sacaba a flote, se había marchado.
Cerró los ojos y la vio, tan sonriente y vivarás como siempre. La vio reprendiéndola por sus actitudes, aconsejándole sobre algunas cosas, felicitándola por sus logros; la vio ahí, viva y cálida llamándola por su nombre.


—Tenten, Tenten, ¿me escuchas? —pero no obtenía respuesta —. Tenten, ¿estás bien? ¿Qué ocurre? —por fin los ojos de la chica se abrieron y se encontraron con una figura delante de ella —. ¿Por qué lloras? ¿Qué…?


La pregunta se vio interrumpida. Cuando el joven reaccionó, estaba rodeando por los brazos de la chica que buscaban desesperadamente un refugio. Se estremeció un poco al sentir el frío que ella emanaba pero no le dio importancia y la envolvió con sus brazos. Duraron así unos minutos, en los que sólo se escuchaban los sollozos de la castaña y la lluvia caer sobre ellos.



—Me abandonó… —la oyó susurrar —. Ella me abandonó.

—¿Tenten? — preguntó con cierto desespero su amigo.


Había salido del trabajo un poco más temprano ese día por lo que decidió volver a pie. A penas había caminado unas cuadras cuando sintió la lluvia sobre él.
Demonios, ¿por qué tenía que llover hoy?; pensó para sí mientras seguía caminando. Decidió pasarse por la casa de la castaña porque había olvidado decirle el horario del ensayo cuando la llamó hacia unas horas y allí fue que la vio…al principio creyó que sólo estaba afuera por gusto y la llamó eufórico con uno de sus peculiares gritos. No hubo respuesta por lo que se acercó pero ella no volteó a verlo y fue ese momento en el que supo que algo no iba del todo bien.