Tokorozawa Lago Sayama [Lago]

Tema en 'Ciudad' iniciado por Gigi Blanche, 23 Junio 2021.

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    Zireael

    Zireael Equipo administrativo Comentarista empedernido seventeen k. gakkouer

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    Tenía su gracia, por supuesto, pero estaba acostumbrado a que Ko me llamara de cualquier forma menos por mi apellido y así lo hubiese dicho para molestarme, pues se lo permití. Tuviera o no que ver con los líos de mi padre, era posible que le hubiede soltado el reclamo por amor al teatro independientemente y porque me gustaba tirar de las cuerdas que las personas me entregaban. Ambos vivos a la profesora con su demostración pero no atendimos a ella y seguimos en lo nuestro sin mucho problema. Aunque di por concluido el tema de los apodos, escuché la risa de Ko después por mi comentario y me permití una sonrisa antes de decir nada.

    —Si ahora lo llamamos así, pues está bien —respondí aunque la diversión se me notaba desde el espacio—. Pero mira, si nos pusieron juntos tenemos que convivir. Eso es todo.

    Ambiguo que te cagas como siempre.

    Luego el niño me soltó la lectura de la etiqueta del bloqueador y me tragué una risa, porque de verdad sonaba diseñado para bebés y la cosa no hacía más que escalar. En cualquier caso estiré la mano, tomé el recipiente aunque con cara de que seguía sin estar muy convencido del asunto. Me puse en los brazos, allí donde sabía que alcanzaban algunos trazos de tinta y así lo dejé. No me iba a poner tan fino tampoco.

    —Ah, sí —dije sobre la tienda y me incorporé despacio luego de regresarle el bloqueador—. Primer aviso: nunca armé una.

    Tomé la bolsa y comencé a revisar las cosas, en sí no era nada del otro mundo. Si lo hacíamos a nuestro ritmo iba a quedar bien, tampoco era tan difícil.

    Cayden 2.png
    Zona de acampada

    Puede que viniendo de mí no sonara muy convincente, pero ahora mismo no me interesaba la competencia como tal. Tampoco pretendía atrasar al grupo, pero no iba a trabajar a velocidad a sabiendas de que podía cagarla así que pues era lo que había. Mientras estaba con los de las sogas su pregunta me alcanzó y suspiré antes de contestarle.

    —Imagino que sí. Vine porque quería pasar tiempo con ellos después de todo.

    Al menor y a mí la tarea nos demoró más de lo que pretendíamos, pero ni modo. Al final la tienda estaba armada que era lo importante, el resto solo era añadidura honestamente. El chico se pilló el lado izquierdo y yo la verdad solo puse mi mochila en el rincón libre, antes de sacar la cabeza de la tienda pillé la botella de agua.

    —Quedó bien, sí —secundé mirando desde afuera. Nos llamaron para almorzar pero me tomé un rato para beber algo de agua y comer algunos caramelos más, allí de pie fuera de la tienda. Me había sonado el nombre de Sasha en las ganadoras, también el de Emily y sonreí para mí mismo.

    Hablando de la reina de Roma, se acercó, le habló al Devil tentándome apenas el cuerpo y luego se acercó a mí, lo que me puso más nervioso de lo que me hubiese gustado admitir. Le regresé la sonrisa, claro, pero cuando dijo de almorzar juntos una cuota notoria de incredulidad me pasó por la mirada.

    —¿Conmigo? —pregunté señalándome a mí mismo con la botella de agua, pero no le di tiempo de contestar—. Digo, claro. Sería lindo almorzar juntos.

    No lo dije por protocolo, de verdad lo pensé aunque la imagen del día que hablé con ella seguía bien impresa en mi cabeza. Quizás fuese superficial, pero parecía una buena chica y no vi por qué rechazarla.


    Yo estoy living qué dices-

    A la comunidad: creo que me falta responder con Maze, pero lo dejo pa después
     
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    Kaisa Morinachi

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    Respondí con un sencillo "Uhm" a lo que se iría luego con sus amigos, algo triste, pues me hubiera gustado conocerle un poquitín más, pero también entendía que era lo que correspondía, ¡Puede que nos tocara enfrentarnos en una actividad! O ser equipos, sería divertido~ Más teniendo en cuenta lo relajadito que era, no quería ser prejuicioso, pero para mí que le costaba esquivar el balón en las competencias de quemados. Me enteré que la pelirroja del otro salón quedó segundo lugar, después del tercero la profesora ni se molestó en comentar los ganadores. No nos había ido tan bien y me hería un poco mi espíritu competitivo, pero bueno, ¡Luego habría cosas más interesantes en las que resaltar! O eso esperaba.

    Cuando apenas nos dimos cuentas una chica invadió tan confiada nuestra zona de acampada, justo iba saliendo de la carpa tras dejar mi mochila bien resguardaba cuando la vi. Le soltó un comentario al tatuado que no hizo más que sorprenderme, cosa que reflejé en un silbido para luego sonreír con bastante orgullo. Me divertía ver aquello, la cosa no se detuvo, porque fue a preguntarle al pelo antorcha sí quería almorzar con él, no importaba que estuviera cerrando la carpa en esos momentos, mi cabeza volteó de inmediato a ver la reacción de mi senpai. Sonreí incluso con malicia al ver su reacción.

    —Jejejeje— ¿Se traerían algo? ¡Ni idea, pero la chica era muy guapa! Dunn-senpai no se quedaba atrás, claro, pero solo digo que el chiquillo tenía suerte. Cuando pasé al lado de él le brindé una sonrisa toda brillante e inocente, manos sosteniendo la tira de mi bolso como niño bueno—. Nos vemos luego, senpai~—, pero la sonrisa que le dediqué por un segundo tenía cargado un sentimiento bastante... sugerente—. Adiós, senpai— Me despedí también de la chica, otra vez con la sonrisa más pura e infantil que me podía permitir. Al tatuado no creo que le importara mucho sí me despedía o no.

    En fin, cuando me acerqué al lugar, aparte de desear que no hubiera solo carne y al menos algo de arroz acompañara la comida, para no morir de inanición, busqué a Shichi-rin con la mirada, al encontrarla a lo lejos levanté la mano y, sonriente, me dirigí a ella.

    —¡Hey, Shichimiya-san, que gusto verte por acá!— Una vez que estuve cerca de ella mi sonrisa se había apaciguado a una calma, aunque consiguió otro poco de energía cuando ladee la cabeza, tal perrito amigable— ¿Qué tal has estado?

    Luego nos va a caer Ikoma-kun , Amane . No tengo prisas con ninguno de los dos, así que roleen nomás a sus tiempos y con calma uwu <3
    Gracias por la chance uwu

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    La verdad es que disfrutaba más de tontear con algún ligue en vez de recoger florecitas con niñas, pero algo de calma como las que trasmitían esas dos de vez en cuando no venía para nada mal, siendo sincera, así que me sentí afortunada de tenerlas por compañeras. Incluso me dejaban elegir el puesto para dormir y todo, qué mejor~

    —Pues me pido la esquina que de más a la sombra, y no acepto quejas~ —dije cantarina mientras iba en busca de mi mochila para guardarla en un rincón, para mí eso era ser ordenada y, la verdad, esperaba que se mantuviera así. No me gustaría perder mis cosas solo porque se mezclaron con otras. Luego de que anunciaran los ganadores Fiorella comentó que una tal Adara estaba entre ellos, la miré curiosa—. Permiso —dije antes de hacerme con su brazo, esperaba que fuera asumiendo que no se libraría tan fácil de aquel agarre, no por ahora— Eh~, ¿mejor amiga? —sonreí sedosa, entrecerrando los ojos e incluso ladeando la cabeza, pero mi actitud no demoró en energizarse en una sonrisa más risueña—, ¿desde hace cuánto se conocen? Owwwn, gracias —dije exagerando la ternura en mi voz cuando nos alentó respecto a las actividades, para luego sonreír más filudo—, me hacía falta ese ánimo.

    Quería ganar algo, la verdad. No era la mejor para el deporte y vine con sandalias, pero es que la victoria era una sensación que atesoraba un montón, la verdad.

    Cuando mencionaron lo de almorzar juntas aflojé el agarre que tenía en Fiorella sin soltarla del todo y con la mirada busqué a Génesis y compañía. No los encontré y de inmediato sentí cierto vacío en mi interior, también quería compartir con ellos, pero... supongo que no siempre se podía tener todo, también venía bien variar y... y las dudas sobre sí apegarme tanto a otros estaría mal invadieron a mi mente un momento. Ahí, mirando los grupos a lo lejos, puede que la seriedad momentánea que tenía se tornara amarga...

    Por mi está bien, dijo Fiorella.

    —¡Opino lo mismo! —volví a afianzar el agarre en el brazo de Fiorella y mi sonrisa fue bastante risueña, qué tan real quedaría a misterio del público. Cuando Fiorilla mostró sus galletas diciendo que era fan de lo dulce no pude evitar soltar una leve risilla, en verdad enternecida, luego mi sonrisa alegre y atenta observaron sus ojos— Uhm...— Miré al frente frunciendo el ceño, pensativa, luego me dirigí otra vez a la chica, a ojos cerrados y la sonrisa amplia— ¿Y sí las dejamos para la tarde?— Ahí me dirigí a ambas a la vez—, me traje un par de bolsitas de té, ¡Incluso un frasquito con café y aparte azúcar! Pues una nunca sabe~— Poco a poco mi sonrisa se fue calmando en una más calma y mi mirada a otra más centrada.

    Con eso dicho, las preocupaciones se volvieron a barren bajo un rincón.

    Puedes llevarlas dónde quieras, Quem uwu

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    Zona de acampada

    No sé qué tanto les sorprendió a las otras que quedáramos en segundo lugar, pero a mí sí me sacó de base y miré sorprendida como la profe tocaba el silbato para decir nuestros nombres y luego revisar la carpa. No solo habíamos terminado segundas, también lo hicimos bien y... y la verdad es que no pude evitar sonreír al momento en que bajé la mirada hasta ver mis pies, despejándome el cabello pasándolo por detrás de mi oreja.

    —¡Lo hemos logrado, chicas!— Alcé la vista para ver a Momoka y ella ya estaba ofreciendo sus palmas con una energía radiante en su sonrisa por nuestra victoria, la verdad no era mucho de sonreír, pero... tras todas las cosas que habían pasado, en parte gracias a los médicos y conversaciones con Lily... entendía que abrirse no venía mal. Ser más sincero, en vez de arisco; no venía mal cuando sentías que quienes te rodeaban eran buenas personas. Ashikaga lo era... la cría de Ayame también lo parecía. Me hubiera... gustado ser más como ella, la verdad, de joven, tenía la energía, al menos, pero se fue más en la violencia e ira que en las risas y los juegos.

    La cosa es que aun con esa sonrisa algo tímida choqué las manos de Ashi-san con suavidad.
    —Felicidades —concedí calma y después de ese intercambio, la verdad, la sonrisa no se me pudo borrar—. Bueno, ¿Dónde quieren dormir? —cuando cambié el enfoque de mis objetivos se deshizo la sonrisa, pero al contrario de otras veces no me veía ni muy seria ni para nada nerviosa.
    —¡Pues yo estoy bien en cualquier lado! —respondió Ashi mientras iba a buscar su mochila. En ese momento algo cruzó por mi mente, la carpa, el paisaje...

    Saqué mi celular y tomé una foto, procurando no invadir la privacidad de las chicas captando sus rostros. Entré a Instagram, al único chat que podría interesarme y la envié...

    "Me animé a venir a un campamento" E incluso me tomé el tiempo para buscar la tienda de campaña entre los emojis... Miré sin expresión, nerviosa, y suspiré cuando envié el mensaje... Kate era buena chica... sonreí, seguro le alegraría saber de mí, como siempre. Toqué una parte de mi torso, recordarla me llevaba inevitablemente a esa fatídica noche. En fin.

    —Sí no les molesta me pido una orilla —avisé, ahora sí, con más seriedad. Guardé mi mochila dentro y saqué el sombrero de paja que colgaba en una de sus tiras. Me lo coloqué al salir de la carpa, más valía cuidarse del sol.

    —¡Hey, Ayame, ven aquí! —dijo Momoka sonriente, bloqueador en mano. No sabía sí era lindo o atemorizante, pero era seguro que la pequeña no escaparía tan fácil de ella, así que aproveché la carnada que se había vuelto Ayame para irme sigilosamente sin mediar palabra. Ya me encargaría yo de mi propio bloqueador.

    No lo supe, pero Momo-chan le preguntó a la pelirroja sí tenía con quién almorzar, a mi me tocaría... disfrutar una comida solitaria, en verdad no me molestaba. Había días en que era triste, pero ahora sentía que había socializado bien, así que no veía el problema... ¡Oh, cierto! ¿Qué habría sido del chico al que le brindé agua? ¿Estaría muerto entre las briznas de pasto? Lo busqué con la mirada sin siquiera pensarlo, no llegué a encontrarlo.

    Cómo fuera, lo realmente impactante llegó cuando fui a buscar algún trozo de carne para acompañar las verduras, en cuanto di con la cara del docente mis ojos reflejaron de inmediato el impacto. Miré a mi alrededor de reojo, tuve suerte de que justo ahora fuera la única pidiéndole carne a él, luego mi mirada se centró con suma seriedad en su mirada. Lo reconocía, para mi propia sorpresa lo recordaba bastante bien. Sostuve el plato como sí fuera a pedir carne, pero eso no salió de mi boca. No tenía que lanzarme a situaciones que me estresaran, lo sabía bien, pero algo dentro de mi actuó sin pensar en ello. Ladee la cabeza y sonreí suave, saliendo por completo de personaje, pero es que no se me ocurría otra forma de afrontar lo siguiente.

    Por dentro los nervios me estaba matando.

    —Docente... ¿encontró su novia el celular que perdió? —pregunté suave, en parte porque no quería que nadie más escuchara, en parte porque no me dio voz para más y, siendo sincera, no quería comprometer a la chica...

    ¿Se habría enterado que la tipa perdió aquello? ¿Cuántos sabrían a ciencia cierta que mantenían una relación? La situación no me agradaba y no tenía por qué estar metiendo narices, pero supongo que la curiosidad me había ganado... La única excusa que se me ocurría es saber qué clase de docente tenía delante mío, ¿una romántica historia de amor de alguien que ayuda al menos en adversidad... o solo patrañas que ocultaban un oscuro trasfondo?

    Mi mirada se rasgó, mi ceñó agarró algo de seriedad...

    No me correspondía, pero... puede que en el fondo el resto me importaba más de lo que yo nunca supe.


    Ikoma-kun Traté de comprometer lo menos posible a tu niña, para que pudiera irse con Vite uwu <3
     
    Última edición: 16 Febrero 2023
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    Gigi Blanche

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    El tercer miembro del equipo había estado metido en la carpa cuando aparecí, por ello no fui consciente de su presencia hasta que oí el silbido tras mi espalda. Miré por sobre mi hombro, dando con un muchachito que parecía de primero, y su sonrisa me provocó a mí una entre suave y divertida; no había pretendido convertir la mini puya en un asunto público, pero también la había soltado frente a ellos y no iba a mentir, algo de gracia me causó que el niño interviniera. De cualquier forma lo dejé correr y fui con Cayden.

    Su reacción fue casi una joyita, o lo habría sido de no ser porque yo también andaba nerviosa; que lo disimulara mejor, quizá, era otra historia. Se señaló con la botella y no supe si interpretar su incredulidad como buena señal, pero al final aceptó. Hubiera sido honesto o por mera cortesía, en verdad me valía. Pude relajarme un poco, renové la sonrisa y, cuando iba a responderle, el niño del silbido volvió a aparecer. Sus intenciones eran clarísimas, quería seguir molestando a sus compañeros y me dio ternura de lo chiquito y lo cabrón que se veía.

    —Nos vemos~ —respondí con simpleza, incluso si ni su nombre sabía. Cuando se alejó, aproveché la broma en el aire y la aceptación de Cayden para deslizar la mirada a él y agregar, suavizando el tono a posta—: ¿Vamos entonces, senpai?

    A ver, no era que fuera tan descarada como para ignorar las condiciones en las que nos habíamos conocido, pero sí me interesaba aligerar el ambiente y quizá fuera mi forma de intentarlo. Disimulando, como siempre.

    En cualquier caso, fuimos hasta la fila de estudiantes y aceptamos las cosas de Kazami-sensei. Le agradecí, enganché la bolsa de mi codo para que quedara colgando y me volví hacia Cayden, inclinándome en su dirección.

    —Si vas a comer carne, te recomiendo pedírsela a la profesora Patterson. Por creepy que suene, es la que mejor sabe asarla. —Una risa breve vibró en mi garganta y avanzamos un poco, mientras seguía con el chusmerio—. Los demás son promedio, pero evita a Nakano-sensei. Por Dios, el hombre es capaz de quemar agua.


    me pareció que cerraste la interacción con Arata así que no respondo con Ko, aviso just in case



    Kanade.png

    Kanade se había quedado holgazaneando bastante desde que llegaron a la zona de acampada, con eso de haber concluido su tarea inicial y todo eso. Recorrió el área, se acercó al lago, sacó algunas fotos y así. Cuando los demás empezaron a armar las parrillas y necesitaron su presencia lo encontraron algo apartado, revisando su móvil.

    No se consideraba el mejor cocinero del mundo, pero sí tenía facilidad para conversar con señoritas y Linda, por alguna razón, destacaba sobremanera en sus habilidades culinarias. ¿Cocinaría mucho en su casa? ¿Habría otros motivos? Vaya, no sabía y no le interesaba. Sólo importaba que lo ayudara con los condenados bifes de carne, que nunca le cachaba el truco para sellarlos sin que se le secaran por dentro.

    Con la competencia de tiendas finalizada, los alumnos comenzaron a desfilar frente a las parrillas y él recibió a todos y cada uno con una brillante sonrisa; si su entusiasmo era un poquito más marcado hacia las mujeres que hacia los hombres, bueno, nadie podría probarlo, ¿cierto~?

    Cuando Margarita llegó frente a él y estiró el plato, Kanade reajustó el agarre en su pinza y estuvo por preguntarle qué porción de carne quería cuando la chica habló. Clavó la mirada en ella, inicialmente sorprendido, pero su expresión se suavizó sin tardanza. Era de reflejos rápidos, ¿eh? Hiroshi Kenzo, el tutor de la 2-1, se encontraba a su derecha y los observó apenas un segundo antes de volver a sus tareas.

    —¿Lo perdió? —replicó Kanade, esbozando una sonrisa relajada, y alzó las cejas al, aparentemente, recordar—. Ah, hace tiempo ya. Sí, lo recuperó. Gracias por preguntar. ¿Cuál trozo de carne te gustaría?
     
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    Kaisa Morinachi

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    Zona de acampada

    El profe por un momento se sorprendió, fue claro, pero el condenado tampoco demoró en cambiar su expresión para enterrar bien profundo sus reacciones más genuinas, eso solo incrementó la atención en mis ojos y en el agarre que tenía sobre mi plato. Tampoco me pasó desapercibida la mirada del otro docente, la cual regresé de reojo, con la seriedad que había agarrado mi gesto podía atemorizar sin problemas a un cobarde. Regresé mi atención al profesor sospechoso, exhalé suave por la nariz intentado frenar la tensión que empecé a ejercer sobre el plato.

    —Fue toda una molestia, docente —repliqué entonces, con voz suave para evitar intrusos y la mirada seria— Deberían ser más cuidadoso...— Mis cejas estaban fruncidas, pero no alcanzaban a reflejar enojo, solo porque no sabía con cuál tipo de persona estaba tratando, pero la cosa es que mi tono era más bien inexpresivo. Mi mirar bajó entonces a las carnes sobre la parrilla y en eso la opción de que este condenado aparte de caza niñas fuera un picaflor pasó por mi mente, su atención por el género femenino medio podía sustentar esa idea—. Vacuno —musité...

    Mis ojos se volvieron a clavar sobre el docente, aunque ahora mi rostro más bien expreseva cierto asco. No sabía bien que decir, la verdad, la situación parecía que no me daría muchas luces y, lo dicho, estábamos rodeados de personas que no quería metiendo sus narices. Volví a la seriedad cuando miré la parrilla.

    —Tenía mala fama en mi anterior escuela...— ¿Sería qué...?— No me importaría arruinar la suya —musité, mis ojos serios clavados sobre los suyos, ignorando cualquier temor que estuviera creciendo dentro.

    ¿Te atrevías a amenazar a un adulto, Margarita? Qué ridícula.
     
    Última edición: 17 Febrero 2023
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    El menor sonrió al notar la suavidad de mi tono y me di por servido, de forma que nos pudimos poner a trabajar de inmediato. ¿Éramos los más rápidos? No, pero tampoco íbamos a velocidad caracol y suponía que eso nos servía.

    Kenneth me había respondido lo de antes y me permití una risa al verlo guiñarme el ojo. La verdad es que este chico había sabido acoplarse bastante bien a mi ritmo tranquilo.

    —Muy bien. Porque estaría feo que nos rechazaras —solté porque sí, con preocupación impostada y aunque su comentario de invitar a Sasha me preocupó, no lo dije ni lo demostré—. Claro. Para que vea que viviremos como reyes.

    Zhou se disculpaba demasiado para su propio bien, pero le hacía de distracción para no atender a nuestra conversación o eso quise pensar. Solté el aire por la nariz en una risa floja, miré a ambos de refilón, pero me detuve en Kenneth.

    —Igual y le dan ganas de quedarse con nosotros, a Sash.


    ¿Así sin más? Bueno, sí.


    Cuando terminamos de armar la tienda suspiré con pesadez, arrojé la mochila dentro en cualquier parte y me quedé afuera, tomando un respiro. Lo que me llamó la atención fue la voz del menor, así que giré el rostro en su dirección y vi que nos estaba ofreciendo agua, no vi por qué rechazarlo así que lo acepté sin problema.

    —Gracias —le dije antes de darle un trago a la botella y luego le dediqué una sonrisa—. Trabajaste bien, Zhou-kun.

    Cayden 2.png

    Zona de acampada

    Entre una cosa y la otra el nerviosismo inicial me hizo olvidar referirme a Horiazana luego de decirle que sí a Sasha, pero el niño pronto se hizo recordar y los nervios me cayeron encima con fuerzas renovadas. Era tímido, no imbécil, así que atajé el tono de su despedida en el acto y aunque no cambié la postura, me puse a juguetear con la botella entre las manos para distraerme aunque al menos me dio la neurona para responderle.

    —Nos vemos, Hori-kun.

    La otra se subió al tren de inmediato, es más se arrojó de cabeza, y como suavizó el tono a posta al llamarme senpai igual que el menor tuve que resignarme a mi estado de nervios actual. Solté el aire por la nariz, todavía jugando con la botella entre las manos, y asentí con la cabeza como un mocoso de seis años.

    La seguí, avanzamos y comenzó a hablar, aligerando mi tensión por niveles, y cuando terminó le di un vistazo general al espacio. Era creepy que te cagas que Patterson fuese la que mejor hacía la carne, pero se me antojaba así que no iba a ponerme demasiado quisquilloso con el asunto.

    —Gracias por las advertencias —dije con sencillez.

    Me excusé un momento en lo que me armaba un plato relativamente importante, porque tenía hambre y punto, y en los intermedios le seguía dando vueltas a qué querría hablar esta chica conmigo. Siendo honestos, puede que luego del numerito patrocinado por la neurona de Arata yo hubiese elegido no volver a aproximarme de no ser que fuese estrictamente necesario.

    —Escoge tú dónde quieres que nos sentemos —añadí luego de pescar una verdura cualquiera del plato y llevármela a la boca—, seguro tienes mejor ojo.
     
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    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado bed chem stan

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    No me molestó especialmente que al final nuestro grupo acabase en tercer lugar de aquella pseudo-competición, habíamos hecho un buen tiempo aun así y seguíamos estando en el podio, pero tenía que admitir que no pasó lo mismo cuando fui consciente del grupo se había llevado el primer lugar. Me había prometido tomarme aquel campamento con calma y no meterme en líos gordos con nadie, y aunque fuese un absoluta tontería de competición, sentí como la mirada se me oscureció durante un breve segundo al escuchar que Sasha estaba entre las ganadoras.

    Fui capaz de controlarme al instante, pestañeando un par de veces para relajarme, y decidí que era mejor para la salud de todos centrarme en el ambiente liviano que tenía a mano con Anna y Adara. Así que atendí a la explicación que la primera me dio sobre lo que sea que me había pedido traducirle, prestándole más atención y dedicándole más neuronas de lo que uno hubiese esperado, y me llevé la mano a la barbilla con gesto pensativo.

    So kinda like... a sandwich cookie? —propuse, alzando una ceja al mismo tiempo que elevaba mi tono de voz por la pregunta, pero no esperé realmente a que me contestara antes de dar una palmada que pretendía dar por cerrado el asunto—. Hot cookies it is! 'Cuz we are smoking hot and sweet!

    Estaba cien por cien convencida que el nombre no iba a calar, again, pero no me importó en lo más mínimo, y para cuando vi la expresión de la enana al probar mi agua especial, casi que ya me había olvidado de todo el asunto del nombre. Solté una carcajada sin poder evitarlo, manteniendo la sonrisa divertida en los labios cuando pretendió recriminarme por ello, y simplemente me encogí de hombros antes de darle otro buen trago y devolver la botella a mi mochila.

    Los profesor avisaron después que la comida ya estaba hecha y, Dios, se me hizo la boca agua ante el repentino olor a barbacoa que invadió el aire. Anna, en un repentino gesto de amabilidad que no me esperé, nos invitó a ambas a acompañarlas en el almuerzo, a ella y a otra amiga suya. Por supuesto, mi primer instinto fue pensar en Joey, pero inmediatamente después recordé que me había "pedido tiempo" y lo descarté al instante, poniéndome en pie de un salto para comenzar a caminar hacia los profesores, revolviéndole el pelo al duende en el proceso.

    >>Look at you, you like us~

    Mientras nos acercábamos a la fila de alumnos, la amiga de Anna nos interceptó y vino corriendo, rodeando a la misma del cuello con sus brazos durante un buen par de segundos. La reconocí sin mayor problema, quién más iba a ser la famosa amiga si no Emily, y le dediqué una sonrisa sedosa en cuanto se percató de mi presencia al separarse de Anna.

    —¡B-buenas, senpai! —me saludó con las mejillas ya sonrosadas, y se giró para hacer lo mismo con Adara antes de volver su atención hacia Anna de nuevo, cogiéndola de las manos—. ¿Qué tal, Annie? ¿Quieres que comamos juntas~?

    Por mi parte, ya me había empezado a distraer con la cantidad de carne que tenía delante y realmente no podía estar prestándole menos atención a cualquier otra cosa que estuviese sucediendo a mi alredor.

    se me ocurrió hot cookies de la pinche nada y me fui a buscarlo just in case y resulta que red hot cookies es un tipo de marihuana kinda fuerte y la absoluta gracia que me ha hecho JAJAJAJ ya no podía descartar la idea ni de coña (?)

    Alethea 2.png
    [Zona de acampada]

    Al final... fuimos el último grupo en acabar de montar nuestra tienda de campaña, aunque afortunadamente ninguna de las otras dos chicas pareció molestarse especialmente por aquel detalle. Me alivió bastante notarlo, pues a mí realmente no me importaba en tanto hubiésemos conseguido que la tienda se mantuviese en pie para la noche, pero también era cierto que prefería no empezar con mal pie la convivencia con las chicas con las que iba a pasar una noche entera.

    Después de aquella competición, los profesores avisaron de que la comida ya estaba preparada, y hasta aquel momento no me di cuenta del hambre que realmente tenía. Satoko se fue antes de poder decirle nada, aunque pude darme cuenta de que se había reunido con un grupo que parecía tener su edad, y nos quedamos Gianna y yo solas. No supe si ofrecerle que me acompañase o no, pues lo cierto era que a mí no me importaba demasiado comer sola o acompañada, pero al final ella mismo dio el paso de hacerlo y ambas acabamos yendo juntas a la fila de alumnos.

    Mientras avanzábamos hacia la comida, la enorme figura de Jack se materializó a nuestro lado y no pude evitar girarme a mirarlo con una leve sonrisa de conocimiento, como si de alguna manera hubiese anticipado que acabaríamos encontrándonos de nuevo ahí. Negué ligeramente con la cabeza cuando hizo aquel amago de disculpa, indicándole que genuinamente no era ninguna molestia para mí, y esperé a que soltase todo lo que tenía que soltar antes de tomar la palabra, asumiendo un poco de antemano que a mi compañera no le importaría.

    —Sí, nos tocó compartir tienda a nosotras y otra chica de primero bastante adorable. Y no tuvimos ningún incidente, por suerte, aunque nos hemos tomado nuestro tiempo para montarla... ¿Y tú? ¿Con quién te ha tocado? Ah, ¿has participado con la pierna así? A ver si la vas a empeorar... —añadí antes de que pudiese responderme, sin poder evitar el tono de preocupación al hacerlo, y dejé salir un pequeño suspiro antes de recuperar la calma usual—. No, no habíamos decidido nada. Podemos buscar una mesa por aquí... o quizás encontremos algún sitio libre en el muelle.

    esto es todo lo que puedo ofrecer por ahora, mi neurona ya no podía más después de este post unu a la próxima intento meter a más gente, lo prometo (?)
     
    Última edición: 18 Febrero 2023
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    Fiorella 2.png
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    Rei con diversión ante su comentario, como dije anteriormente igual que Isla pues a mi no me importaba acomodarme en un puesto especifico podía ser cualquier lugar, y yo me quedaba bien tranquilita.

    —No tendrás quejas con eso tenlo por seguro —murmure, fijando mi vista en la dos en el proceso note que Numéria se alejo aguardar su mochila, yo ya lo vía hecho y suponía que Isla también, después de todo no la mire preocupada por guardar ahora sus pertenencias. Pasaron unos segundos que anunciaron a los ganadores, y para decir verdad no me esperaba menos de Adara por eso lo pronuncie, estaba aun respondiéndole a Isla cuando por encima escuche el permiso que murmuro Numéria y su pregunta.

    Sentí su agarre pero no dije nada, mas bien estaba tranquila, supongo que ya me estaba acostumbrando. Solo sonreí y mire a Isla que también esperaba una respuesta.


    —Si mejor amiga —sonreí—. La conozco desde que tenia nueve a diez años —murmure recordando como la conocí—. Los padres de ella son amigos de los míos —intercale mirada entre ellas cuando respondí su pregunta y asentí ante el agradecimiento de la Italiana.

    La cosa fue que llego la hora de almorzar, y que bueno por que ya sentía hambre, entonces Isla hablo de comer juntas, sin duda alguna respondí un si prácticamente. Aunque lo dije en otros términos.

    Numéria también opino lo mismo, para volver a su agarre en mi brazo, que para ser sincera no sentí la ausencia de su brazo en el mío somo me di cuenta que lo había soltado por que sentí el agarre. Note que Isla estaba atenta mirando otro lugar, cuando volvió su mirada en mi cuando saque las galletas.

    Apenas sonreí escuchando lo que dijo de Numéria de comerlas mas tarde y del te.

    —Opino que también queden para mas tarde —escuche la respuesta de Isla para asentir apenas —. ¿Entonces vamos?

    —Si claro —sonrió en respuesta, para comenzar a caminar hacia donde estaban todo reunidos, hasta que llegamos donde una profesora servía la carne, Isla se alego de nosotras para poder coger su parte y cuando regreso la mire —. ¿Vas comer solo ese poquito?

    Ella miro el plato y después me miro —Si no como mucho cuando estoy fuera de casa —explico, solo reí un poco, ella si que era muy diferente a mi claro estaba. Cogí mi parte y solo faltaba Numéria, nos quedamos a esperar que ella cogiera lo de ella para poder ir a buscar un lugar donde sentarnos.



    Adara.png

    Zona de acampada.

    Después que anunciaran a los ganadores, y esas cosas pues no le tome demasiada importancia al asunto, escuche como Alisha dijo algunas cosas en ingles, para decir verdad no le preste tanta atención estaba demasiado ocupada terminando de a acomodar mi cámara para hacerlo. Hasta que llego la hora de almorzar, no tenia la hambre del siglo pero después de murmurar que por mi estaba bien pues, caminamos hasta los profesores y en lo que nos poníamos en la fila, note como una chica venia corriendo y rodeaba con sus brazos el cuello de Anna.

    La mire por unos segundos, verdaderamente que era muy energética. Asentí ante el saludo que hizo cuando primero saludo a Alisha, y después se giro hacer lo mismo conmigo, la cosa fue que me sentía extraña, no estaba acostumbrada a estar rodeada de tantas personas, simplemente me abrumaba.

    Y aquí era cuando yo quería, desaparecer.

    No me entendía, realmente que no lo hacia.


    Solo avance olvidando en que lugar estaba, y murmure un gracias cuando recibí mi parte, por encima pude escuchar la pregunta que le hizo la chica a Anna.

    Yo aquí haciendo todo lo posible para Adara y Fiorella no se encuentren por hay, por que de sus carácter son del demonio, cuando están juntas.
     
    Última edición: 18 Febrero 2023
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  8.  
    Insane

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    [​IMG]

    El par de chicos con los que debía compartir carpa no los conocía, pero tampoco veía suponer un problema con las primeras impresiones, así que imaginaba sería algo tranquilo, y eso no estaba mal. Me desperecé con la vista en el móvil, pasando un par de notificaciones para luego denotar que se estaban haciendo grupitos de almuerzo, y bueno, algo de hambre si comenzaba a hacer. Me encaminé entonces hacia donde indicaban los docentes, sujetando un plato para acercarme a una de las profesoras. Me apetecía algo de carne y Patterson era la más cercana a mi posición.

    Hacía un buen clima hasta el momento.

    No leí nada pero ahí queda Sui
     
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  9.  
    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

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    Kanade.png

    Kanade mantuvo su sonrisa inmutable hasta que Margarita le indicó qué tipo de carne deseaba. Asintió ligeramente, entonces, y depositó sobre su plato lo que le había pedido. La actitud de la niña era bastante extraña, incluso hostil, pero fue difícil discernir si el hombre estaba comprendiendo la situación, si se hacía responsable o si parecía que Margarita simplemente había pillado a la persona incorrecta.

    —¿Arruinar mi fama? —musitó, demostrando confusión, y luego soltó una risa suave—. Si deseas hablar de algo, puedes buscarme luego. Ahora... estás deteniendo toda la fila.

    Usó las pinzas para señalar lo mencionado, la hilera de estudiantes detenida detrás de Margarita, y luego de renovar el aire de sus pulmones no pareció que Kanade fuera a agregar nada más.




    Sasha 4.png

    Quizás había sido un poco cruel de mi parte contribuir a incrementar los nervios de este chico, pero al mismo tiempo lo veía como un inconveniente absolutamente pasajero e inofensivo. Lo más probable era que para dentro de dos horas ya lo hubiera olvidado, ¿cierto? Desde esa perspectiva fue que no le di mucha importancia y, llegados a la fila, le hablé como si nada.

    Noté que él pidió bastante comida y agradecí en silencio no haberlo invitado a almorzar en la escuela; no por el dinero ni nada, sino porque no habituaba llevar tanto dentro del bento y seguro el pobre se habría quedado con hambre. Por mi parte pedí pollo, batatas asadas y morrón, sencillo y en cantidades moderadas. Al reunirme con Cayden, me ofreció elegir el lugar y no le di muchas vueltas. Escaneé el espacio con la vista y le sonreí antes de empezar a caminar hacia una de las mesas del fondo. Allí estábamos bajo la sombra de un árbol y evitaba un poco el bullicio.

    —¿Te parece bien aquí? —inquirí, apoyando la comida y mi bolsa.

    Era consciente de la incomodidad de la situación y que, en parte, ni siquiera tenía derecho a robarle el almuerzo del campamento, que seguramente habría preferido compartir con sus amigos o lo que fuera. Quizá pudiera zanjar el asunto rápidamente y dejarlo libre, en cualquier caso.

    —Bueno —solté, acomodando la bandeja frente a mí, y clavé los codos en la mesa para apoyar la barbilla sobre mis manos enganchadas; éstas se siguieron moviendo ligeramente, presionando los nudillos y así—. Iré al grano: quería disculparme contigo. Dan igual las razones, lo justificadas o no que estuvieran, te traté mal y me siento un poco culpable al respecto, así que quería pedirte perdón por ello. Si tuviste la culpa de algo no es mi derecho juzgarlo. En lo que a mí concierne, acabaste metido en un lío que no te correspondía y comiste mierda, en parte, por mi culpa.

    Se me oía tranquila, pese a la seriedad con la cual había hablado. Lo había dicho todo prácticamente sin moverme de sus ojos, preocupada por sonar sincera. No había una gota de falsa modestia ni condescendencia, había dicho lo que pensaba y punto. Solté el aire por la nariz y desenredé las manos, descansando los antebrazos en la mesa.

    No se trataba sólo de lo que hacíamos, sino de cómo afectaba a los demás.

    —En el momento no me importó lo suficiente, pero me di cuenta que te afectó —confesé, algo avergonzada—. Por eso quería disculparme.


    Anna 7.png

    No creía que fuera necesario que Alisha dijera todo en inglés siendo que estábamos en el puto corazón de Japón, pero si me quejaba seguro lo seguía haciendo sólo por molestarme. La seguí reprimiendo un suspiro, asentí y aguardé a su maravillosa resolución. ¿Hot cookies? Sus argumentos me excedían, pero aún así esbocé una sonrisa torcida y me encogí de hombros.

    —Bien por mí.

    Hot cookies sería, no sonaba mal y la desfachatez tenía su gracia. Luego la regañé por su agua y, obviamente, le importó un huevo. Me volví hacia Adara para invitarlas a almorzar con nosotras, cosa que no había pensado demasiado ni considerado las posibles implicancias. ¿Eso significaba que me caían bien? A ver, tampoco me caían mal y me creía, al menos, una criatura bastante social. Alisha me quiso revolver el cabello al pasar a mi lado y la aparté, otra vez, de un manotazo. Joder, iba a desarmarme la coleta.

    Bufé bajito, lanzándole un vistazo a Adara, y empecé a caminar junto a ella. Llegando a la fila para el almuerzo fue que Emi nos encontró, de repente la tuve encima mío y la mierda me pilló algo desprevenida. Le correspondí el gesto en automático, aunque escaneé el espacio brevemente para comprobar que hubiera venido sola y recién entonces me relajé. Fue irracional, pero por un segundo temí que estuviera allí Kakeru.

    La idea de temerle, a su vez, me echó concreto en el estómago.

    Emily se separó de mí y recién entonces notó mis compañías. Regresé las manos a los bolsillos de mi sudadera y sonreí con los labios apretados, como diciendo "sep, no vine sola". Saludó a nuestras senpai (detalle que a mí en ningún momento se me había ocurrido respetar) y me estaba rascando el rostro cuando pilló mis manos entre las suyas. Se la veía particularmente emocionada, aunque siendo justos llevaba así desde hoy temprano. Asentí.

    —Sí, de hecho estaba viniendo a buscarte. Yo las invité —anoté, refiriéndome a Alisha y Adara—, espero que no te importe.

    Tras eso, volví a repasar brevemente el espacio; seguía algo enfrascada. ¿Kohaku almorzaría con Kakeru? ¿Acabaría comiendo solo? La tontería de la carpa me había ayudado a distraerme pero, mierda, estaba empezando a espiralar de vuelta.


    Kohaku 3.png

    La competencia esa de las carpas me importaba absolutamente nada, y mejor que fuera así, viendo el tiempo que nos tomamos para armar la carpa. Ninguno de los dos tenía experiencia y, para colmo, no habíamos atendido a la demostración de la profesora. Cuando Yoshida-sensei apareció tuvo que echarnos una mano y, por supuesto, nos ladró con ganas por haber desatendido su explicación y no sé qué más. La verdad, éramos de las peores duplas a las cuales podía pretender amedrentar.

    Incluso desde lugares opuestos, a ninguno de los dos le importaba una mierda la opinión de la profesora.

    Cosas como "sí, sí" y "lo lamento, Yoshida-sensei, no volverá a ocurrir" salieron de mi boca varias veces, hasta que la mujer se cansó de regañarnos y se fue. Pude quitarme la sonrisa de angelito, entonces, suspiré ligeramente y mantuve el semblante relajado a todo momento. En cierto punto era un desvergonzado.

    —Huele bien, ¿cierto? —solté porque sí, alcé las cejas de repente y giré el rostro hacia la zona del almuerzo—. Ah, podríamos decirle de comer juntos a Cay Cay.

    La idea de volver a ser nosotros tres luego de tanto tiempo me metió un chute de ilusión en el cuerpo. Había que ver el tiempo que llevaba sin hablar con ellos, ya de paso, el suficiente para no estar enterado del pollo que estos dos tenían atravesado en medio. De la forma que fuera, y quizá gracias a Dios, encontré la cabeza de fósforo de Cayden en la fila; estaba con una chica, también pelirroja, y la desfachatez no me alcanzó para querer meterme en medio.

    —Bueno, no dije nada. —Suspiré, la decepción no fue evidente como tal pero se podía intuir. Seguí repasando el espacio, vi a Anna y Emily con otras chicas, y más allá di con Kakeru—. Podemos almorzar con un amigo de Shinjuku, o si no... te llevabas bien con Altan, ¿cierto?

    Aquello último lo había dicho regresando la mirada a Arata, con la cabeza apenas ladeada. A ver, seguía errándole. Para ser el del sexto sentido sí que andaba bastante denso. Al menos me había dado la neurona (y la decencia) para no combinar aquellas últimas dos opciones.


    dije que no iba a responder, pero iba a mandar a ko con kakeru pero tengo a kakeru buggeado pero quería rolear a ko pero tampoco iba a arrastrar a arata, ASÍ QUE acá tamos

    además me hizo gracia la idea de kohaku enlistando todas las posibles peores sugerencias de almuerzo, sorry not sorry
     
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  10.  
    Kaisa Morinachi

    Kaisa Morinachi Crazy goat

    Tauro
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    Zona de acampada

    La probabilidad de haberme equivocado de persona era factible, pero entre los rumores que escuché y recordar cada vez más esas dos fotos sabía que había dado con la persona correcta, a menos que tuviera un alter ego. Enarqué una ceja cuando dijo lo de la fila y voltee a ver qué onda, mi rostro no demoró en teñirse de rojo y apreté los dientes con leve frustración, me dirigí al profesor.

    —Un par de palabras de más no es atrasar nada —musite, pero se notaba el enojo en mi gesto y palabras—, nos veremos luego. Gracias —seguí con el toque hostil, pero en ningún momento alcé la voz, agradecí por la carne y me fui sin mediar más palabra.

    Ahora tocaría ver con quién podría almorzar.

    [​IMG]
    Zona de acampada

    Lo dicho, no tenía quejas con la gente tranquila, pero puede que me aburriera pronto como las cosas siguieran así, y aunque la respuesta sobre su amiga me brindó algo de emoción, no era para nada la adrenalina que podría haber querido tener. Desde pequeña me tuve que ir adaptando año tras año a nuevos lugares, una nueva casa, idioma, compañeros y amigos. Tratar de forjar un lazo para luego perderlo, no era... algo que yo hubiera deseado alguna vez en la vida. Por lo que pensar en una mejor amiga me traía un sabor amargo de nostalgia, de pensar que perdí esa oportunidad una y otra vez... Pero bueno, aún con ese amargor seguía manteniendo a Fabrizio, incluso si no era de la forma en que quise en un inicio. En fin, que le brindé una sonrisa suave a Fiorella para luego ampliarla al cerrar los ojos, mostrando mis dientes y todos

    —Pues me alegra que puedas contar con alguien como ella —dije sin siquiera saber cuál tipo de persona era esa tal Adara, pero si eran amigas asumí que algo bueno tendrían. Sonreí con satisfacción cuando Isla concordó con comer las galletas más tarde, me gustaba llevar la razón, para qué negarlo.

    Cuando fuimos a recibir la comida una curiosa conversación surgió entre las otras dos chicas y me vista se agudizó un momento... Supongo que simplemente los nervios a veces provocaban ese tipo de reacciones, así que preferí creer eso antes que cualquier otra cosa. Extendí entonces mi plato al docente con una sonrisa amplia.

    —Quiero la crème de la crème, S'il vous plait —solté en japonés para luego poder decir la frase en francés, encantada con la buena pronunciación que conseguí de este en su momento. Luego busqué las verduras que mejor me parecieran, al inicio con una sonrisa y luego con una concentración digna de un examen. ¡No podía permitirme comer cualquier cosa! Así que tenía que aprovechar que nos dejaban servirnos lo que preferíamos. Berenjena y zapallo asado, luego ensalada de tomate y lechuga, se veía bastante abundante y colorido, así que sonreí satisfecha. A pesar de la variedad, sabía que era una proporción correspondiente a mi contextura y peso, había que saber mantener el cuerpo y las energías~ Mamá se había encargado de inculcarme eso el poco tiempo que viví con ella en la preadolescencia, porque de papá... digamos que tenía otras cualidades que no se trataban de saber nutrirse, de eso me encargaba yo.

    —Bueno, chicas~, ¿Dónde quieren sentarse? —pregunté con un tono melódico para brindarles mi sonrisa más relajada.

    [​IMG]
    Zona de acampada

    Algo en el primer intercambio entre Ethans y el forastero... me sacó a flote el tic de mi ojo, esa cara de desagrado distintiva en mi de cuando algo me causaba rechazo. Nada personal, hasta con mi familia me ocurría, así que nada, por suerte te deshizo al poco tiempo y tras un pequeño bufido enarqué una ceja, curiosa. ¿Ese tipo tenía la pierna mala? Le miré de pies a cabeza con más atención, seria y así me mantuve cuando volví a sostener su mirada. Curioso, cuanto menos, ¿Cuánto le dolería? Lo siguiente que me llamó la atención fue lo del mueble, cierta sorpresa se vio en mi rostro, por fin cambiando la seriedad continua, aunque volvió de inmediato con un deje de extrañeza cuando me dirigí a Ethans.

    —¿El muelle? Uhm...— Miré hacia abajo, reflexiva, luego mis alrededores...— Creo que estaría bien —fue lo único que dije con voz plana y sin alzar la voz, sin ánimos en verdad de obligar a otros a cualquier cosa, aunque era probable que si se unía mucha gente y el ruido ambiente aumentaba, dejaría mi comida hasta la mitad y me marcharía sin más.

    Para Yabu creo que esperaré respuestas de Kenny y para otros las de Ikoma uwu

     
    Última edición: 18 Febrero 2023
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  11.  
    Zireael

    Zireael Equipo administrativo Comentarista empedernido seventeen k. gakkouer

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    Cayden 2.png
    Zona de acampada

    Quizás el origen real de mis nervios fuese directamente lo que sea que quisiera hablarme que obviamente tendría que ver con la mierda del otro día, solo que se me proyectaba en otras formas. No había mucho que hacer de todas formas, así que me fui adaptando a la idea y dejé correr las cosas cuando me fue posible distraerme con la comida, como siempre.

    Cuando Sasha regresó a mi lado acepté el lugar que eligió y la seguí con una calma que quizás no sentía en realidad. Antes de sentarme puse la botella de agua en la mesa, luego el plato y me dejé caer en el asiento, bastante a gusto con que hubiésemos quedado a la sombrita.

    Lo directo de la aproximación me chocó un poco, para qué decir otra cosa, y aunque no desvié la mirada volví a tomar la botella para hacer el tonto mientras la escuchaba. No sabía muy bien qué responder ante una disculpa que ella no me debía en realidad, porque el embrollo era de Arata, así que solo la dejé hablar mientras buscaba una respuesta decente.

    Los últimos días se amalgamaron de forma extraña en el momento en que dijo que se dio cuenta que me afectó y de alguna manera fue como si sintiera el peso del cuerpo de mi padre en un respaldo invisible, justo como se me había acercado en su apartamento. Como si una sombra se me pegara a la espalda y me mordiera la nuca.

    —La única culpa que cargo en esta mierda es haberle hecho caso al estúpido de Arata —dije por fin, soné tranquilo en contraste con la frase que solté—, como siempre.

    Dejé la botella al frente, tomé el tenedor y me puse a escarbar entre la comida, dándole vueltas al asunto todavía. Seguía molesto con el idiota, hacia ella no sentía ni el mínimo recelo ni nada y es que mi cerebro no tenía vela en el entierro.

    El trato que yo me comí lo merecía Arata, el problema era suyo.

    Era el que tenía que disculparse.

    —La disculpa no hacía falta, pero la acepto si te ayuda —respondí unos segundos después, alcé la vista y le dediqué una sonrisa tranquila—. Además no creo que valga la pena que me moleste contigo siquiera, no tiene mucho sentido.

    Pesqué un trozo de carne, me lo bajé de unas mordidas y relajé los brazos sobre la mesa. Algo seguía molestándome, era la mierda de haberme quedado en el pasillo y haber visto salir del club de fotografía al inglés y a Alisha, pero no a Pierce, eran las alarmas que había oído y el impulso de buscar a Arata, era la mirada de preocupación de Maze. Eran muchas cosas juntas.

    Eran las hilachas que apestaban a carne quemada.

    —¿Te sientes un poco mejor? —pregunté porque si me callaba iba crearme otro lío mental—. Que ese día, quiero decir.

    En mi pregunta no había lástima ni intenciones de ser un chismoso, me había dejado intranquilo de verdad. Me había quedado prendado a sus ojos sin pretender ser demandante, pero me entró una ansiedad de mierda de repente porque la única vez que pretendí escarbar fue cuando lo de Ko y eso era muy diferente que estarle preguntando a una compañera de curso cómo se sentía.

    —No hace falta que me respondas —atajé casi de inmediato y volví a poner la atención en la comida.

    Arata 2.png

    Zona de acampada

    Para desgracia de la profesora tuvo que ponerse a ayudarnos porque obviamente no pusimos atención y nos importaba tres mierdas la competencia, como era evidente. Nos regañó por no atender a la explicación, no dije nada para no hacer el marrón más grande de lo que ya era y me limité a suspirar con cierto hastío.

    Cuando por fin se largó maldije en voz alta, ni me molestó disimularlo así como Ko no se molestó en dejarse la cara de angelito más tiempo y zambullí mis cosas en la tienda apenas estuvo armada. La verdad solo quería dar la tarea por terminada, así que fue un alivio ver el armatoste listo.

    La voz del cara de bebé llamó mi atención, lo de la comida no me alertó tanto como la mención a Cayden aunque pudo confundirse una cosa con la otra. Giré el rostro, di con la mata de cabello rojo en la fila y, para terminar de hacerla, estaba con Sasha; no era usual, pero verlos me anudó el estómago a pesar de que dudaba que cualquier opinión del niño fuese capaz de cambiar la actitud de la chica hacia mí.

    Suspiré, seguí escuchando a Ko y me acordé que este pobre no sabía que su querido Cay estaba harto de mi puta cara. Digamos que de alguna forma era una fortuna que el crío estuviese ocupado, aunque no sabía hasta qué punto podría evitarlo en el campamento.

    —¿Con Sonnen? —pregunté cuando me alcanzó el nombre del cuervo y volví la vista a Kohaku—. Sí. Debe estar por ahí terminando de armar su tienda con cero motivación, viendo que no está con Hiradaira.

    No me había molestado en observar el espacio para ver si ubicaba al susodicho entre la gente, pero sí que había visto a la chiquilla con otra gente y pues dos más dos. En fin, que teníamos dos opciones.

    —Podemos buscarlo o buscamos a tu amigo de Shinjuku, sabes que hablo hasta con un árbol si hace falta —bromeé aunque igual podía ser cierto.

    Pls im here for it as always

    Arata be like: really esas son nuestras opciones?
     
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  12.  
    Reual Nathan Onyrian

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    [Zona de Acampada]

    — Fiore, ¿eh? ¡Qué lindo nombre! Italiano, ¿no? ¿Eres de allí? ¿O tus padres se mudaron a Japón primero y luego naciste aquí? —pregunté, sonriendo.

    La chica obviamente no parecía ser la persona más sociable del mundo. De hecho, tenía pinta de que había nacido con el rostro congelado en una expresión seria y apática. Y por la inhalación que había hecho, se notaba que tampoco recibía muy bien un torrente de palabras como los que yo solía soltar. El principal problema de toda esta situación se daba en que yo era bastante horrible para darme cuenta de las pistas sociales que los otros solían dar, en especial si lo hacían de forma tan sutil como esta chica. Y con "sutil" me refería a que no me lo dijeran en la cara.

    No agregó mucho más, y después Alethea tomó la palabra.

    — Ah, bárbaro. Y sí, nosotros la verdad no sé en que puesto terminamos, pero prefiero que las cosas salgan bien antes que rápido, al menos en este caso. Es como hacer una casa, básicamente. O al menos, el mismo principio. No quieres que la casa se te caiga encima —me encogí de hombros, y luego sonreí.— ¡Ah! Me tocó con Joey, por suerte, y con otro chico que no conocía, pero parece bastante tranquilo. Fue divertido armar la tienda con ellos. Y no te preocupes por la pierna. Tampoco es como si fuera paralítico. Puedo hasta correr con la pierna así. Luego me duele horrores y tengo que tomar calmantes, pero eso es un problema lejano. Espero.

    Solté una pequeña risa, y cuando mencionó a donde ir a almorzar, paseé la mirada por el lugar. Las mesas es lo que más cerca estaban, pero el muelle se veía bastante bien, la verdad. Y vamos, había que aprovechar que estábamos al lado de un lago precioso. Y con el monte Fuki al frente. No, Fuji. Monte Fuji. Este era fácil, no la tenía que cagar. Eran cuatro letras nomás. Antes de que pudiera decir nada, Fiore habló, mencionando que la idea del muelle le había gustado.

    — Pensaba lo mismo, Fiore. El muelle es muy buena idea. Podemos disfrutar de la vista y del fresquito del lago. Las grandes mentes piensan igual —le dediqué una sonrisa, y luego les indiqué para que comenzáramos a caminar.— ¿Vamos? Tanta charla ya me abrió el apetito.
     
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  13.  
    Gigi Blanche

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    El grupo de Jack y compañía se desvió hacia el Sureste, guiándose por un camino agreste donde el césped simplemente no crecía lo suficiente. Dejando atrás la zona de las carpas y el bullicio de los estudiantes almorzando, se aproximaron a la costa del lago. Allí, pequeño, rústico y algo desvencijado, divisaron un muelle de madera. Descansaba sobre el agua, entre algunos sauces y frente al resto del bosque, aquel que se extendía más allá del Sayama.

    A su costado, también, permanecían atadas algunas canoas. La pintura descorchada denotaba el paso del tiempo, pese a ello lucían lo suficientemente firmes como para seguir funcionando. La hamaca atada a uno de los sauces, mecida con suavidad por el viento, le daba un tinte más cálido a la escena. ¿Quién la habría puesto allí?


    Muelle.png

    El muelle sirve como punto de conexión con otras zonas, pero al necesitar adentrarse en el agua y remar también posee otros requerimientos. En el muelle hay cuatro canoas: dos para dos personas, y dos para tres personas. Para utilizarlas deben hablar con los profesores en primera instancia y solicitar su uso, ya que puede que no haya canoas disponibles.

    Dentro de este spoiler podrán encontrar siempre actualizado el estado de las canoas.

    Al embarcarse deberán llevar siempre puestos sus chalecos salvavidas, los cuales les serán entregados por los profesores. Una vez en el lago, pueden ejecutar diversas acciones:

    • Quedarse en el agua
    • Dirigirse a alguna zona conectada (las conexiones las encuentran en el mapa, recuerden)
    • Pescar [momentáneamente inhabilitado]

    Estado de las canoas:
    • Canoa para dos personas [libre]
    • Canoa para dos personas [libre]
    • Canoa para tres personas [libre]
    • Canoa para tres personas [libre]
     
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  14.  
    Gigi Blanche

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    Sasha 4.png

    Cayden me escuchó, de hecho me prestó bastante atención y se lo agradecí. No me extrañó que la culpa la encontrara en haberle hecho caso a Arata, efectivamente se trataba de eso, pero ¿había habido otra opción? ¿Le quedaban posibilidades si un amigo se lo pedía? La respuesta era obvia, siempre podíamos negarnos a lo que fuera, pero en las relaciones estrechas se creaban espacios grisáceos, a veces deformados, a veces insonorizados, donde las reglas no aplicaban con tanta rigidez y facilidad.

    Como él había dicho, su única culpa era haber cumplido el pedido de un amigo. No veía nada personal que enmendar en la decisión.

    ¿Arrancarse de Arata, quizá? No sabía que lo había hecho y tampoco estaba segura de que fuera lo correcto.

    Asentí, en definitiva, y seguí sus movimientos. Dejó la botella en paz, se abocó a la comida y aguardé, pues no sentí la respuesta concluida. Una pequeña parte de mí había asumido que este chico no se enfadaría conmigo; quizá por la claridad de sus ojos, quizá porque no consideraba que mi falla hubiese sido tan grave. La confirmación me alivió, de cualquier forma, recibí su sonrisa y solté el aire por la nariz, aflojando un poco los hombros incluso sin notarlo.

    Thanks —murmuré, fue sencillo pero honesto que te cagas, y bajé la mirada a mi comida.

    Me llevé algo de carne con un trozo de batata a la boca, y lo estaba masticando con calma cuando la voz de Cayden volvió a alcanzarme. Muchas cosas parpadearon, algunas incluso palpitaron; eran voces, sonidos y colores que me seguía encontrando de improviso detrás de ciertas esquinas, pero nada que me arruinara la vida. Busqué sus ojos y exhalé por la nariz. Este chico me estaba preguntando por el rollo de Arata, o al menos eso creía yo. No tenía idea que había hecho las conexiones suficientes como para llegar al club, incluso si desconocía lo que había ocurrido dentro.

    —Sí —concedí, fue sincero y no me pesó en el cuerpo—. Supongo que Arata se arrepintió o algo, o quizá la vida lo obligó, pero para el caso no importa mucho la razón. Al otro día hablamos y pues, las cosas quedaron bien. Está todo bien ahora.

    Una sonrisa bastante sosegada se me había formado en los labios conforme hablaba, fui consciente pero no me dio vergüenza ni nada. Creía ser muy transparente con mis afectos, al menos de un tiempo a esta parte. A los golpes, quizá demasiado tarde, pero lo había aprendido. No tenía sentido disimular el cariño, no servía a ninguna causa y era realmente estúpido.

    —Aunque quizá ya lo sabías —agregué después, junto a una risa breve, y eso sí me dio un poquito de vergüenza—. I mean, cierto es que no tiene pinta de ser el tipo más charlatán del mundo sobre sus cosas, pero en definitiva son amigos, so...


    lancé listas y salió kakeru en las opciones del almuerzo, pero está buggeado y tampoco sé si te apetece, así que si quieres le vamos a Altan y ya fue. Me avisas y le mandamo
     
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    Kaisa Morinachi

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    Al final Aya-chan se fue por su cuenta para juntarse con unos amigos y yo no podía estar más que contenta, la miré con una sonrisa bañada en dulzura y luego observé mis propios alrededores, curiosa. ¿Con quién iría a almorzar yo? Hice un pequeño mohín mientras me acercaba al grupo que buscaba su almuerzo, de momento no veía a Kenta, pero supongo que estaría con sus compañeros de equipo, ¿no? Ya podría luego ir a comprobarlo. Me serví carne y verduras, claro que no podía faltar la ensalada, así fue que me formé un plato bastante nutritivo y la sonrisa invadió mi rostro, ¡Que lindo momento era el almuerzo! Más sí podía disfrutarlo con alguien, así que mi mirada viajó... y se detuvo en la solitaria Nieves, ¿era mi idea o se veía más amargada de lo habitual?

    —Buenas~ —solté melódica mientras me ganaba frente suyo y colocaba mi plato—, espero no te moleste mi intromisión —agregué sin perder las buenas energías y mi sonrisa. Nieves me miró con cierto hastío, aunque cuando devolvió su vista al plato se vio más incómoda que otra cosa, no podía evitar preguntarme qué había ocurrido en tan pocos instantes. La rubia jugaba con su comida y no se veía para nada animada.
    —No —fue su simple respuesta.
    —¿Ocurre algo? —indagué con esa voz suave y preocupada, igual que mi sonrisa, mientras extendía una mano sobre la mesa, buscando alcanzarla. La chica dejó de remover sus verduras, silenciosa, luego negó con las cabeza.
    —Estaba pensando en algo —musitó—, pero es irrelevante.

    Mi mohín volvió a hacerse presente, eso no disminuía mi preocupación, y apoyando los codos sobre las mesa reposé mi mentón sobre mis manos entrelazadas, zarandeé la pierna que tenía sobre la otra también.
    —¿Estas segura?— Ofrecí luego otras de mis sonrisas preocupadas—, no tengo problema en escucharte sí tienes algo qué decir—. Me miró otra vez, su rostro era serio, pero también tenía una cuota de inseguridad. Volvió a observar su comida.
    —Estoy bien... solo que ya no tengo tanto apetito.

    Otro mohín de mi parte... Bueno, habría que empezar a distraerse con otra cosa sí ella no quería hablar de sus pesares, no estaba en mi obligación presionarla a contarme la verdad. Así que le sonreí con entusiasmo.
    —¡Pero se ve tan rica la comida! Yo digo que valdrá la pena, después de todo, no has comido nada desde la mañana, ¿verdad?— Me observó otra vez con esa mezcla de duda y seriedad, luego dio un suspiro por la nariz.
    —Supongo que algo de agua me iría bien.
    —¡Ah, no te preocupes, yo puedo...!— Me miró extrañada con una ceja enarcada cuando mi rostro reflejó mi sorpresa, no demoré en sonreírle con pudor—. Lo siento... creo que ya se la convidé a alguien antes.

    Y entonces rio, solo un monosílabo que incluso intentó contener, mirándome con una cara de "Qué más remedio", mi leve sorpresa no demoró en volverse una risilla cantarina, alegre de haber conseguido esa reacción en ella.
    >>Incluso yo puedo ser torpe.
    —No te preocupes, yo también di mi botella de agua a alguien por ahí —comentó más calmada, aun jugando con la comida, pero con una sonrisa suave en la cara.
    —¿Tú? ¡Vaya que amable! —comenté con cierta sorpresa genuina, pero puede que estuviera exagerando un poquito. La sonrisa divertida no demoró en hacerse presente, Nieves me miró con hastío.
    —Se estaba muriendo, Ashi-san

    Y así logramos empezar el almuerzo con mejor pie.

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    Fue cosa de escuchar la palabra "Lindo" para que me diera un tic en el ojo, sin pudor de ocultar cualquiera de mis reacciones, me molestaba su energía, pero de todas formas respondería a su pregunta. ¿Qué sacaba con ocultarlo, al fin y al cabo? Nada, al igual que decirlo.

    —En realidad provengo de Francia, aunque mi padre es italiano, ahí la confusión —aclaré sin más con la seriedad por delante y la plenitud en la voz. No agregué que había llegado acá de intercambio y tal, tan solo me pareció agregar cosas de más.

    Después de ello me quedé medio escuchando lo que decía, medio que no, miré mis alrededores otra vez y luego volví a centrarme en Jack y Ethans justo cuando el chico habló de su pierna. Mi expresión no cambió mucho, pero me concentraba con real curiosidad. Calmantes y toda la cosa, curioso, aquello incluso podía llegar a ser peligroso, ¿No?

    Jack no tuvo problemas con la idea del muelle y otra vez sentía que empezaba a hablar de más, mi ojo se entrecerró esta vez con extrañeza. ¿Qué las grandes mentes pensaban igual? Bastante cliché, decidí ignorarlo por lo que solo asentí cuando dijo que fuéramos.

    Caminé a mi ritmo y no me adelanté a ellos, cuando pude observar el panorama que nos esperaba en el muelle mis ojos se abrieron con ligera sorpresa. Era... hermoso, demasiado iluminado para mi gusto, pero con la imagen de un atardecer cubriendo mi mente creí que en la tarde será un paisaje digno de enmarcar. El sonido de los pájaros junto al arrullo del agua lograron colocar en mis labios una suave y ligera sonrisa que duró lo mismo que una suspiro.

    Otra vez seria, pregunté.

    —¿Dónde nos sentamos?
     
    Última edición: 20 Febrero 2023
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    Zireael

    Zireael Equipo administrativo Comentarista empedernido seventeen k. gakkouer

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    Las medias tintas que existían en las amistades no me parecían un problema hasta que el amigo en cuestión era Arata, su personalidad volvía todo más complicado de lo que de por sí era y si aceptaba sus mierdas era por el simple hecho de que llevaba mucho tiempo a su lado. Me molestaba, me usaba de mensajero y se iba tan tranquilo, era el que me había pescado en la estación para llevarme con Yako y el mismo que me había mandado a casa cuando no valía para nada más que huir. Lo que sea que hubiese en la figura del imbécil para mí era de un gris tan parejo que no sabía decir si era bueno o malo.

    ¿Lo quería? Ni siquiera lo sabía. La lealtad no siempre se emparejaba al afecto.

    Antes de que Sasha soltara el agradecimiento noté cómo sus hombros de aflojaban y algo parecido a la ternura debió alcanzarme el semblante, porque aunque no la conociera de nada más que del día de la desgracia, entendía el sentimiento. Quizás por eso mismo le había dicho que aceptaba sus disculpas aunque no me parecían necesarias, no quería dejarla con el embrollo ahí atorado.

    Me respondió a la pregunta, pero así como cuando lo de Ko no se refirió a lo que había buscado saber en realidad pero al menos aquí tenía sentido. Lo que había buscado saber era ambiguo, lo más próximo era el embrollo con Arata y di por sentado que preguntarle directamente si había pasado algo dentro del club no era prudente. Preferí dejarlo estar.

    Porque seguía siendo el tibio de siempre.

    —¿Arrepentirse? —pregunté casi para mí mismo, revolviendo algunas verduras en el plato, y suspiré—. Le preocupas, supongo, a su extraña manera. Enviarme a mí fue su versión de encender una alarma contra incendios.

    Me llevé otro trozo de carne a la boca, unas verduras y me fastidié conmigo mismo al notar que estaba dándole forma a la estupidez de Arata. Eso de molestarme con las personas con las que había compartido tiempo se me daba mal, la verdad, y quedaba bastante claro.

    —¿Yo con el idiota? —busqué confirmar aunque no le di tiempo de respuesta y clavé el tenedor en la carne con algo de fuerza añadida, pero estuve a nada de hacer un puchero como si fuese un crío—. Pues yo qué sé. Para ser mi amigo se comporta como un maldito bully todo el tiempo, no le hablo desde el día que te regresé el cuaderno así que no sé nada desde entonces. Además, si quería que me acercara a ti para ver cómo estabas, podría habérmelo dicho de otra forma y lo habría hecho diferente. Mira que mandarme a hablarle a una chica bonita así sin escalas de nada, como para que me muriera en el acto.

    Estaba tan enfrascado con mi fastidio que no caí en cuenta de lo que estaba diciendo hasta que lo solté y el cerebro me hizo cortocircuito. Despegué la vista de la comida, la vi a ella, luego la mesa, la botella y terminé por lanzar la vista a cualquier punto entre el espacio que la separaba de mí, allí entre los platos de comida.

    —Lo siento, pensaba en voz alta —murmuré—. Pero bueno, me alegra que todo esté en orden ya.


    no me hubiese molestado kakeru anyhow uwu pero pues buggeado el pobre ahí *c mata* con el cara de moco será
     
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    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

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    Apreté los labios ligeramente cuando Cayden regresó sobre la cuestión del arrepentimiento, porque sabía que de primera mano no tenía sentido y parecía casi narcisista de mi parte decir una mierda así sobre Arata. Aún con eso, con o sin fundamento, era lo que pensaba. Su resolución me ayudó a relajar el semblante y seguí comiendo, sin opinar al respecto. Ver a Cayden como una alarma contra incendios suponía que mitigaba el problema, o al menos lo intentaba; desde la perspectiva del otro idiota, quería decir. Había querido despegarse pero no desentenderse, no completamente.

    Pecaba aún de cobarde, pero igual se le podía reconocer.

    Lo noté fastidiado, era evidente, y la fuerza que le largó al pobre trozo de carne lo confirmó. No pensé que este chico se pondría a divagar y soltar la sopa, pero la forma en la que lo hizo lo asemejó a un niño enfurruñado porque se peleó con su amigo de la infancia. Era bastante adorable. Lo escuché, aún así, bastante seria, y la última parte me pilló desprevenida. Alcé las cejas, él encontró mis ojos y luego buscó mirar cualquier otra cosa. Se me aflojó una risa llena de ternura. ¿Chica bonita? Pero bueno, qué honor~

    —Es verdad, ¿cómo pudo atreverse? —bromeé, sin maldad alguna.

    Igual tampoco quería seguir jugando con sus nervios si de por sí los había tocado junto a su carpa. Solté el aire por la nariz, crucé los antebrazos al borde de la mesa y me encogí de hombros.

    —¿Puedo opinar? I'll do it anyway. No voy a defenderlo... no mucho. Sé de primera mano cuán hosco puede ser, no piensa mucho las cosas y parece que todo le importa una mierda. Es como si... se riera del mundo para que el mundo no se ría de él primero, ¿no? —sopesé, y una sonrisa ligera asomó en mis labios pues me gustó mi propia analogía—. El caso es que una actitud así no gana terreno a menos que estemos muertos de miedo, y no sé, no quiero dármelas de nada porque no los conozco mucho, pero creo que vale la pena.

    Tenerle paciencia.

    Mi mano se había puesto a revolver las verduras sin prestarle demasiada atención. Pinché una batata, lo señalé con ella y renové la sonrisa.

    —¿Puedo preguntar cómo se conocieron? Me da curiosidad —indagué, con una chispa inquieta, casi infantil en mi actitud.


    para mañana queda el resto, que estoy muertísima de cansancio *c mete a la cama*
     
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    Zireael

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    Hablar de arrepentimientos cuando se trataba de Arata era casi un signo de demencia, no se lo iba a decir así, pero me lo parecía y quizás tuviese todo que ver con le hecho de que lo conocía desde hace tanto tiempo que había dejado de poner esperanza alguna en él. Era una mierda, claro, pero aunque la estuviese juzgando de loca de alguna forma también me alegraba que esta chica existiera.

    Que hubiese alguien que aunque fuese por desconocimiento todavía creyera que Shimizu podía arrepentirse.

    Aunque no ponía ningún tipo de fe en Arata, también acababa de decir que invocarme a mí fue su versión de accionar una alarma y era casi tan delirante como la afirmación de Sasha sobre su arrepentimiento. El idiota era un irresponsable con las emociones de los otros, eso era cierto, pero no se deshacía de las cosas que pensaba que le correspondían tan fácil como para irse a la mierda. Si había accedido al negocio, entonces había todavía responsabilidad de por medio, una suerte de garantía que creía que esta chica tenía derecho a cobrar.

    Puede que la estuviese cobrando en forma de amistad sin ser consciente de ello.

    En cualquier caso, la escuché reírse de mi desliz y aunque no me molestó más de lo que era esperable, solo esa risa me mandó una correntada de calor al rostro. Bufé bajito, cansado de mí mismo, y comí un poco más con cierta velocidad de la que no fui del todo consciente. En eso estaba cuando preguntó que si podía opinar, soltó que lo haría de todas formas y volví a prestarle atención a pesar de que el bochorno no se me había terminado de pasar.

    —Los bufones como Arata solo le temen a dos cosas: la muerte y la ley. De ambas ha pretendido reírse toda su vida y si accionó la alarma fue porque el escenario le recordó peligrosamente a la primera, supongo —añadí a su comentario, bastante serio—. ¿Temía por su vida? Lo dudo mucho, así que por descarte debió temer por la tuya. El performance fue bastante pobre, la intención algo más noble de lo que él mismo aceptará nunca. No lo supiste por mí, claro... tampoco seré yo el que diga que el estúpido vale la pena para nada. Ese tipo de esperanza te la dejo a ti, parece que se te da mejor.

    Cuando me preguntó que cómo nos habíamos conocido solté una risa nasal, tomé el cubierto que no estaba usando y me levanté, apoyando la mano libre en la mesa. Se le había colado cierto aire infantil al husmear, me vino en gracia y no vi por qué no contarle.

    —Imagina que es tu espalda —dije y estiré la mano para presionar el cubierto suavemente contra su brazo—. The fuckin' brat put a knife to my back.

    Regresé a mi espacio, dejé el cubierto a un lado del plato y luego de bajarme otro bocado de comida volví a mirar a Sasha porque sabía que el tema había quedado bastante en el aire. En sí contarlo parecía bastante surreal, así que tuve que contener la risa antes de seguir hablando.

    —Luego procedió a secuestrarme desde Chiyoda hasta Shinjuku, me metió a su casa y me presentó con un par de locos. Para resumir que tengo Síndrome de Estocolmo, terminé bajo el cuidado del imbécil y todo lo que aprendí de él se reduce en correr y no meterme en líos que no pueda ganar, que en mi caso se traduce en no meterme en problemas del todo. —La señalé con el tenedor—. Me apuesto una de esas batatas a que lo conociste con un cuchillo de por medio también, porque en caso contrario no sería muy Cuchillitos Locos de su parte.


    no worries, is mimir time *pone el letrero de no molestar*
     
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    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado bed chem stan

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    Tras haber acabado todos los grupos de montar las tiendas de campaña, los profesores nos avisaron de que ya era la hora de almorzar y, como si mi cuerpo hubiese esperado a ese preciso instante para darle la razón a los mayores, escuché como mi estómago empezaba a hacer ruido por el hambre. Solté una risilla avergonzada, intercalando un par de miradas entre mis dos compañeras, y finalmente me despedí de ambas para dirigirme hacia la fila de la comida.

    Mientras esperaba a que la cola fuese avanzando, distinguí la figura de Vite saludándome desde no muy lejos, y le devolví el gesto con un movimiento de mano algo más sutil. El muchacho acabó por acercase a mi posición y yo, por supuesto, lo recibí con una sonrisa animada al verlo.

    —¡Lo mismo digo! Es bueno ver caras conocidas~ —contesté, asintiendo un par de veces con la cabeza—. He estado bien estos días, pasando tiempo en casa y así. ¿Y tú, Vite-kun?

    Kenneth 2.png
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    La respuesta inicial de Maze me sacó una carcajada suave, y aunque quizás hubiese podido añadir algo más al respecto, preferí no hacerlo, con la esperanza de que me siguiese un poco más el juego; quería decir, se lo había dejado bastante a mano para que lo hiciese, ¿o no~? Por suerte sí que dijo algo más, después de un breve segundo en silencio, y me sonreí satisfecho por ello, pues realmente hubiese sido una pena que la imagen que recibí de él en el festival no hubiese sido genuina.

    I hope so, 'cause we could have real fun~ —canturreé como toda respuesta al final, con una nueva sonrisa sedosa ante las posibles implicaciones de aquella conversación.

    Después de aquello, decidí centrarme por completo en la tarea que teníamos entre manos, y hablando de la reina de Roma, el grupo de Sasha resultó ser el primero en conseguir montar la carpa por completo. Esa simple información me hizo sonreír con cierta cuota de orgullo, pero resultó que en ese mismo grupo también estaba Emily, y ciertamente no creí que hubiese otro equipo que me hubiese alegrado más que ganase aquella competición.

    Nosotros no fuimos de los más rápidos, pero tampoco de los más lentos, y eso fue más que suficiente para considerar nuestro rendimiento como aceptable. Una vez terminamos, Paz nos ofreció algo de agua a Maze y a mí, pero yo preferí rechazarlo; casi al mismo tiempo, los profesores nos llamaron a comer, y por mi parte, decidí despedirme de mis compañeros para hacer la fila en soledad. No tenía ningún problema con ellos, vaya, pero ya los volvería a ver y quizás tuviesen otros planes para el almuerzo; además, capaz al niño de segundo le daba un ataque de nervios por tener que pasar más tiempo del necesario con nosotros.

    Tras llenar mi plato con una variedad importante de comida, miré a mi alrededor para ver si reconocía alguna cara para hacerme compañía o para buscar algún lugar donde sentarme en caso de que, al final, decidiese comer solo. Finalmente se dio el primer caso, pues distinguí a Joey no muy lejos de mi posición y decidí acercarme sin más, simplemente porque me apeteció al verlo.

    >>Care if I join you? —le pregunté con una sonrisa ligera, tras haber llamado su atención con un par de toques leves sobre el hombro.

    Gigi Blanche heyo heyo, my bebi preciosa <3

    Emily 3.png
    [Zona de acampada]

    Bueno, definitivamente ni en mis mejores sueños habría imaginado que, de haber una competición de montaje de tiendas de campaña, yo estaría en el equipo que acabaría resultando vencedor. El asunto me tomó tan de sorpresa cuando la profesora se acercó a nosotras para anunciarlo que ni siquiera pude terminar de procesarlo hasta un buen rato después, cuando ya iban anunciando el tercer grupo ganador. Logré sacar una sonrisa más o menos animada para mis compañeras cuando fue necesario, pero lo cierto era que agradecía bastante que los demás siguiesen demasiado ocupados con sus propias tiendas como para hacernos demasiado caso a nosotras.

    Después vino el anuncio de que era la hora del almuerzo y suspiré con cierta cuota de alivio, pues eso significaba que toda posible atención que pudiésemos recibir se disiparía por completo con la comida y, personalmente, lo prefería así. Me despedí de las otras dos chicas, ya que mi intención desde el principio había sido comer junto a Anna y, bueno, Kohaku si se daba el caso, y me dirigí hacia la fila que se estaba formando, en busca de las mechas rosadas que tan fácilmente empezaba a reconocer.

    La distinguí entre la multitud no mucho después, y me acerqué a ella tan ilusionada que apenas me dieron las neuronas para procesar que venía acompañada. Me di cuenta después, claro, cuando me separé para dejarla respirar a la pobre, y a la vergüenza inicial por haberme dado cuenta demasiado tarde de que estaban ahí se le sumó una cuota extra al reconocer a Alisha como una de las chicas. Por suerte, la voz de Anna logró hacer que volviese a centrarme en ella, y no tardé nada en negar vehemente con la cabeza, sonriéndole después.

    —¡No me importa! —añadí, para reforzar más el punto, y deslicé de nuevo la vista hacia la morena desconocida—. A Annie y a Welsh-senpai ya las conozco, pero a ti no. Soy Emily, encantada~

    Suponía que con eso mis planes de hablar con Anna a solas se iban, una vez más, al garete. Aun así, una ínfima parte de mí no podía evitar sentir una pequeña cuota de alivio cada vez que la conversación se iba postergando, pues aquello significaba que estaba en terreno seguro un par de horas más. Sabía que no tenía sentido alargarlo hasta el infinito, pero tampoco podía ir en contra de las fuerzas del destino... ¿verdad?

    >>¿Hay algún sitio donde prefiráis que vayamos a comer? —cuestioné, dirigiendo la pregunta hacia todas a pesar de que mi vista volvió a centrarse en Anna.

    I don't care en tanto sea un sitio con sol. ¡Estoy intentando recuperar my beautiful tan!

    No hacía falta especificar quién había dicho eso, ¿cierto?

    just in case, la morena desconocida para emi es adara JAJAJA

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    [Muelle]

    No estaba del todo convencida de qué tan bien podía salir el almuerzo con aquel grupo improvisado que nos habíamos montado, porque a mí la energía de Jack no me molestaba en absoluto y ya me había acostumbrado a ella, pero no parecía que fuese a darle el mismo caso con Gianna. Podía estar equivocada, por supuesto, pues al fin y al cabo no conocía de nada a la chica, pero no podía negar que sus reacciones faciales hablaban por sí solas.

    Bueno, si en algún momento se sentía realmente incómoda, estaba segura de que ni Jack ni yo íbamos a obligarla a quedarse.

    De todo lo que el muchacho habló después para responderme, me quedé con los datos más importantes, que venían siendo que parecía haberle tocado como compañeros chicos con los que se llevaría bien (aunque posiblemente Jack fuese capaz de llevarse bien con quien fuera) y que su pierna estaba en buen estado, por lo menos de momento. Asentí con la cabeza, sonriendo ligeramente, ante aquella información y, después, nos dirigimos hacia el muelle una vez mi propuesta fue aceptada.

    El muelle en cuestión era precioso, tanto que hasta tuve que auto-felicitarme por haberlo propuesto, y me tomé un tiempo para admirar la escena antes de volver a fijar la atención en mis compañeros. Fue entonces que escuché la pregunta de Gianna, y en un nuevo momento de lucidez extrema, tuve una idea para solucionar aquel problema. Le di mi plato a Jack y volví a la zona de acampada, donde rebusqué en mi mochila hasta dar con una manta que me había traído, y volví sobre mis pasos hasta dar con el chico y Gianna de nuevo. Extendí la manta en cuestión cerca del columpio y les sonreí a ambos, indicándoles con la mano que podían sentarse junto a mí.
     
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  20.  
    Kaisa Morinachi

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    Zona de acampada

    Estaba nervioso, sí, pero al escuchar que aceptaba el agua busqué su mirada, más que nada para acercarle mejor el agua. La cosa es que no demoré en reflejar su sonrisa, un poco más sutil y sin perder esa timidez. Me dijo que lo había hecho bien y, la verdad, no sabía qué tanto compartía esa idea. Me demoré un montón con las varillas y al final él terminó por hacer el trabajo por mí, sin contar el par de veces que lo llevé a pasar con alguna. Mi nerviosismo se acentuó otro poco y desvié la mirada, rechazando con ese gesto sus palabras, pero... tampoco quería negar esa buena intención que me dio, por lo que una sonrisa algo forzada traté de darle por lo menos.

    —Gracias —musité, puede que no fuera lo más gratificante de recibir por parte de él, pero era todo lo que podía dar en ese momento. Mira que al menos no había sido otro disculpa. Kenneth negó la oferta de agua y yo asentí más calmo, aceptando sin problemas su ofrecimiento. Luego de eso miré como los profes llamaban a comer y con una leve inclinación de cabeza me despedí—. Con permiso.

    Sin saber sí los otros se cuestionaban mucho sí mantenerse conmigo o no me dirigí a buscar mi almuerzo. Salir de la sombra y volver a estar bajo el sol me volvió a fruncir automáticamente el ceño, por lo que no demoré en coger la gorra que colgué en una de las presillas de mi pantalón y colocarla sobre mi pelo, procurando que quedara bien metido dentro de esta para evitar sudar de más. Tomé un plato, silente, y me formé con la cara típica de ligero sufrimiento por meramente existir entre tantas personas. "Pollo", dije, "Zapallo", continué, "Berenjena también, po-por favor" y me serví un poco de ensalada. La verdad es que era todo una porción bastante pequeña, no solía comer demasiado y por eso solía esta bien escuálido, de ahí que mi musculosa más bien me quedara bastante suelta, ¿Qué músculo iba a marcar, en cualquier caso? Lo que sí estuvo fuera de pronostico fue encontrarme con dos espaldas que me hicieron detener cualquier paso una vez me separé un poco de la zona donde se servía la comida

    —¿Uh?— Esos colores... Fruncí el ceño dudoso. Diablos, se me pasó su apellido, pero no demoré en identificar a mi compañera—, ¿Hodges-san? —hablé con un deje de duda, aun con volumen bajo, pero sentía que con la cercanía que había me alcanzaría a escuchar, aparte de haberme acercado otro poco. Mis ojos inseguros, algo retraído hacia atrás, pasaron por las otras dos que no conocía. Sentí los nervios alborotarme el corazón y apreté con un poquito más de fuerza el plato. Inhalé hondo y suspiré, ojos cerrados, podía parecer algo extraño, pero prefería seguir mis rituales antes que cagarla más.

    Intenté acercarme y colocarme a un costado de ellas, con una distancia prudentes, la sonrisa tímida se hizo presente.

    —Soy Zhou, ¿recuerdan?


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    Sichi-rin se veía animada, aunque su energía fuera más calmada que la mía e intenté amoldarme un poco a eso aprovechando de colocar las manos en los bolsillos.

    —Ah, que bien. Me alegra oír eso —acompañé mis palabras de una sonrisa que expresaba lo dicho, luego se borró cuando recibí su pregunta, relajado—. Uhm...— Miré al cielo mientras empezábamos a caminar, recordando—. ¡Ah, fuimos a visitar a papá! —exclamé con una sonrisa de oreja a oreja. Pronto caí en cuenta que poco y nada sabía aquella chiquilla de mi vida, por lo que opté darle algo de contexto, rememorar la situación dejó un deje de lástima en mis cejas—. Se quedó en nuestro pueblo más al sur, somos isleños, más isleños de lo que por sí somos los japoneses. Ahorita vivo con má y unos cuantos hermanos—. Unos cuantos, porque éramos seis hijos... yo estaba acostumbrados, pero a otros les sorprendía. Mi gesto se volvió a otro más tranquilo, rozando a ratos el hastío o aburrimiento—, aparte de eso no mucho más, algo aburrido, ¡Aunque con Nashi-chan a ratos tenemos charlas interesantes! —agregué eso último seguido de otra sonrisa amplia que relucía mis paletas algo más prominentes que el resto de mis dientes.

    Cundo llegamos a la zona de parrillas mis ojos viajaron entre la multitud, de momento no había rastro de la cabellera roja, pero yo estaba seguro de haberla visto hace unos momentos.

    —¿Qué te gusta comer, Sichi-rin? —pregunté calmo, para luego excusarme con una sonrisa apenada—, yo iré a servirme verduras y ensalada—, luego volví la sonrisa más alegre—, regreso de inmediato.

    En ningún momento había pedido que me sirvieran carne. Solo deseaba que hubiera su buen par de zanahorias.
     
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