Tokorozawa Lago Sayama [Lago]

[Zona de acampada]

Había sido una verdadera pena que Kashya finalmente decidiese no venir al campamento, a pesar de que tanto Emily como yo hicimos lo posible por intentar convencerla de lo divertido que podía llegar a ser si lo hacía; a ninguno nos sorprendió demasiado que nos rechazase, de todas formas, porque lo cierto era que me costaba mucho ver a mi hermana en cualquier actividad que tuviese que ver con el campo, y si lo hacía, seguramente estaría apartada del resto leyendo algún libro.

Así pues, en su lugar decidí esperar a Emily en la puerta de su casa y, tras asegurarle a su hermano que me encargaría de vigilar a la chica, el mismo pareció dispuesto a dejarnos ir. Vi como Emily pretendía quejarse de aquel pacto entre nosotros, pero la chiquilla era inteligente y supo interpretar la mirada que le eché al instante, cerrando la boca antes de ir a estropearlo. Yo no planeaba cortarle la diversión en ningún momento, pero Fred no tenía porque saberlo, ¿y qué motivo había realmente para preocuparlo sin más? No merecía la pena~

Hicimos el camino hablando tranquilamente, la niña era adorable y, a pesar de la vergüenza inicial que le dio al conocerme, no tardó demasiado en acostumbrarse a mi presencia. Supuse que tenía que agradecérselo a la existencia de Kashya, porque ya había podido ver que yo era la excepción a la regla. Me despedí de ella en cuanto llegamos a la academia, pues vi que quería acercarse a su grupos de amigos y yo no era quién para impedírselo; además, me gustaba caminar solo.

Cuando llegamos a la zona de acampada, aproveché la breve pausa para sentarme en un lugar algo apartado y comenzar a garabatear el paisaje que se extendía delante de mis ojos, alumnos incluidos. No tuve oportunidad de avanzar demasiado, pues una de las profesoras nos empezó a agrupar no mucho después, pero me quedé satisfecho con el boceto aun así y me levanté con una sonrisa ligera en el rostro. Encima la suerte pareció querer estar de mi lado, pues dio la casualidad que uno de mis compañeros iba a ser, ni más ni menos, que Mason.

Me topé con el diablo a medio camino de juntarme con el resto de alumnos, girándome para sonreírle a modo de saludo en cuanto noté que me tocaba el hombro y distinguí inmediatamente su voz. Asentí con la cabeza para concordar con el hecho de que hacía mucho tiempo que no nos veíamos, pero antes de poder sacar más conversación, el tercer muchacho el grupo apareció a nuestro lado. El pobrecillo se veía realmente angustiado, y encima también era menor que nosotros, por lo que tuve que contener a consciencia la sonrisa que amenazaba con ensancharse en mis labios.

—¡No os preocupéis, yo tengo algo de experiencia! —intervine, tras haber intercambiado una mirada fugaz con David y haberme encogido de hombros—. En tanto consigamos que no se nos caiga encima por la noche, yo creo que nos podemos dar por satisfechos, ¿a qué sí? —añadí, riendo con suavidad, y le di un par de palmaditas a ambos en los hombros, intentando relajar el ambiente.

[Zona de acampada]

—¡Campamento, campamento~!

—Realmente te hace ilusión ir, ¿verdad?

Estaba haciendo el recorrido hacia el bosque junto a Eun-bi, por supuesto, y mi alegría por estar yendo hacia el mismo fue palpable desde el minuto en el que me bajé de la cama. Había canturreado en la ducha, había canturreado durante el desayuno y había seguido canturreando durante la caminata, posiblemente tentando la paciencia de la chica más de lo necesario.

—¡Muchísima! ¿A ti no?

—Sí, claro que sí.

—¡Pues estás demasiado tranquila! —me quejé, inflando un poquito las mejillas, pero la única respuesta de la chica fue una risilla ligera.

Hicimos todo el recorrido juntas, pues sentía una especie de instinto protector hacia ella bastante difícil de definir, y porque, a decir verdad, después del tremendo shock que había sido para ambas encontrarnos en la situación en la que habíamos acabado, acabamos por conocernos más y llevarnos bastante bien. Me agradaba su compañía, y realmente no había mejor persona que ella para entender cómo podía llegar a sentirme a veces con todo lo de papá y su madre, así que fue inevitable estrechar lazos.

Al llegar a la zona de acampada, y con un montón de fotos ya en nuestros respectivos teléfonos, la profesora de gimnasia avisó de que nos separarían en grupos, seguramente al azar. Me dio muchísima pena no escuchar mi nombre junto al de Eun-bi, pero no podíamos ir en contra de los docentes, y tras asegurarme de que estaría bien y de que me buscase sin dudar si necesitaba que le tradujese algo, nos separamos para buscar nuestros respectivos grupos.

Por suerte para mí, una de las muchachas del grupo había sido mucho más inteligente que yo y supo preguntarle a los profesores para que le indicase quiénes éramos, pues si hubiese sido por mí, seguramente me habría tirado buscando hasta el día siguiente. Nos presentamos y, no mucho después, la tercera chica se nos unió.

—¡Buenas, Fiore-san! ¡Yo soy Shichimiya Satoko, y ella es Ethans Alethea-senpai! ¿Tienes experiencia montando tiendas de campaña? Justo estábamos hablándolo y senpai dice que no tiene. ¡Yo tampoco, en realidad! Me gusta hacer deporte, supongo que eso ayudará con la tarea, aunque debo admitir que soy un poco torpe y quizás acabe estorbando de alguna manera...

 

Zona de acampada

El pobre chico estaba al borde de un colapso nervioso, ¿no? Y mira que conocía alguna gente nerviosa, pero esto escapaba a mi comprensión. El comentario de la tienda terminó por hacerlo desviar la mirada y contuve un suspiro porque no quería que pensara que me estaba molestando con, bueno, su personalidad. La verdad solo era un poco difícil, pero en sí no era una molestia.

De haber sido otra persona habría señalado al ventana de posibilidades que dejaba su respuesta de que haría lo que le pidiéramos, pero no me pareció lo más prudente y lo dejé correr, dedicándole una sonrisa tranquila a pesar de que no me estaba mirando. Giré el rostro hacia Kenneth cuando habló, recibí su mirada, me encogí de hombros también y puede que me lo soñara, pero me dio la sensación de que también se estaba tragando un poco sus reacciones naturales.

—Si no se desarma a mitad de la noche yo digo que ganamos, sí —secundé y me llevé la mano al mentón—. Armé algunas, pero fue hace años así que tampoco pondría las manos al fuego por mis grandes habilidades de campista.

La confesión me hizo soltar una risa por la nariz y señalé a Kenneth con un movimiento de cabeza, aunque hablé hacia ambos.

—Así que nombro a Kenny el jefe. Zhou-kun y yo seguiremos las instrucciones lo mejor que podamos, si se nos cae tomo toda la responsabilidad.

¿Cómo había terminado lanzándole la pelota a él? No importaba mucho.

 

De veras, de veras, de veras me estaba esforzando por que el campamento fuera precisamente lo que había esperado. Se suponía que amanecería con un cohete en el culo, que me emocionaría por cada pequeño detalle, sacaría mil fotos y compartiría todo con mis amigos. Se suponía que me sintiera alegre, relajada y tranquila, y que nada, ninguna tontería perturbara la experiencia. Eso, al menos, era lo que hubiera hecho la Anna del pasado.

Ya me iba haciendo a la idea de que no lograría recuperarla.

Compartir el camino con Emi y mini Ishi me había distraído lo suficiente, me emocioné mucho con la estatua del Totoro y puede que fuera por esos minutos que todo volvió a estar bien. Había visto a Altan junto a Jez, Cay y una chica más, y también había visto a Kakeru. ¿Debía hacer algo? ¿Enviar a Ko con él? Me pesaba verlo solo, me pesaba pensar en el canto de sirenas. No quería tratarlo como una estatuilla de cristal, pero ¿y si lo era? ¿Si era así de frágil? ¿Qué iba a hacer, entonces?

No preocuparme, como me había dicho que hiciera.

¿Era siquiera posible?

Con todo, llegamos a la zona de acampada y con Emi y Ko nos sentamos en el césped, charlando de tonterías y mostrándonos las fotos que habíamos sacado hasta que convocaron a los grupos. Me sorprendió eso de dormir con gente al azar, podía salir tan bien como mal. En mi caso... Alisha, una tía que no conocía y yo. Bufé, fue una reacción automática y me incorporé sin ganas. Probablemente no fuera a decirlo nunca pero, en ese momento, de veras creía necesitar permanecer junto a mis personas, aquellos que quisiera y me ayudaran a sentirme segura. La ansiedad se me revolvió en el estómago y me lo agarrotó, y aún así avancé.

No quedaba mucho que hacer.

Encontré a Alisha y, por rebote, a la tal Adara, quien resultó ser la chica desconocida del grupo de Al de antes. Llegué junto a ellas y les concedí una sonrisa, puede que con la esperanza de que todo fluyera sin problemas. Pero era Welsh de quien estábamos hablando.

La imbécil se metió con mi estatura, vaya originalidad, y apenas empezó a hablar solté el aire por la nariz, exasperada. Planeaba ignorarla y ya, pero se inclinó para apoyarse en mi cabeza y de puro instinto la aparté de un manotazo brusco, como un animal arisco. No lo planeé ni logré contenerlo, la idea me molestó y enfoqué mi atención en Adara, concediéndole una pequeña sonrisa. No la sentí, pero no quería volver a ser esa persona.

—Hola, soy Anna —anuncié, señalándome a mí misma, y repasé el espacio con la vista hasta detenerme en la sombra que hacían un par de árboles—. Podemos armar la tienda allá, si les parece bien. Tiene reparo y da sombra a las horas más calurosas.

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yo ni tenía ganas de rolear gente en este mood, pero la trama me obligó :(

also la cinta no es tan accurate, pero combina con la de kakeru y ya que iban ambos en el mismo post nO PUDE CONTENERME speech off

El muchacho a primera vista lucía realmente simpático y desenfadado, cosa que me ayudaba bastante a fluir sin inconvenientes. Su sorpresa fue palpable, me resultó muy transparente y alcé las cejas sin darme cuenta, casi como si acabara reflejando su gesto, antes de responder.

—¿Grupo de nuevos, entonces? —acordé, riéndome un poco—. No sé qué onda el otro chico, igual, así que de momento... grupo de dos tercios nuevos.

Había repasado los alrededores con la vista, sólo en caso de que el otro muchacho se nos estuviera acercando, aunque si ambos éramos nuevos ¿cómo se suponía que la pobre criatura nos reconociera? Bueno, un problema a la vez. Regresé la mirada a Fujioka y asentí a su primera opción, si era de Tokyo.

—De Shinjuku, sí, ¿y tú?

Haber dado con alguien familiarizado con estas cosas fue un golpe de buena suerte, la verdad. Aguardé tranquilo a que escaneara el lugar y definiera un buen punto de acampada, a lo cual asentí sin cuestionar ni uno de sus argumentos. Hombre, ni siquiera habría podido de querer hacerlo.

—No sé si podemos bañarnos en el lago, se puede preguntar —concedí con calma, echándome la bolsa de campaña al hombro, y sonreí para empezar a caminar hacia el lugar que él había elegido—. De todas formas suena a un buen lugar. ¿Te gusta mucho salir de campamento?



El tiempo siguió transcurriendo junto a Blee hasta que la profe militar pitó su silbato y nos convocó para dividir los grupos de las tiendas. El primero en ser llamado fui yo, le dejé un toquecito en el hombro a Bleke y le sonreí, acercándome al malón. Confiaba que la estatura de Jack me ayudara a localizarlo y así fue, por supuesto. Lo alcancé desde un costado, le toqué también el hombro y alcé los brazos, sonriendo de oreja a oreja.

—¡Jackie-chan! ¡Tanto tiempo!

Pese a la efusividad aparente no era tan dado a las demostraciones de cariño, de modo que la alegría quedó allí y relajé los brazos. En un hombro llevaba la tienda de campaña y en la mano contraria, la cámara. Lo miré de arriba abajo, como si pretendiera chequear que anduviera bien, y asentí orgulloso.

—¿Cómo viene esa pierna, hombre? ¿Te dio pelea en el camino por el bosque?

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Reual Nathan Onyrian holis

 

[Zona de acampada]

Era una verdadera suerte que aquel chiquillo le hubiese tocado con dos personas tan tranquilitas como Mason y yo, porque con lo nervioso que parecía estar por simplemente existir en el mismo plano que nosotros, estaba convencido de que cualquier otro no hubiese tenido mucho problema en intentar aprovecharse de ello. Eso sí, esperaba que con el tiempo se empezase a relajar un poco, que a este paso no iba a poder disfrutar casi nada de lo que el campamento tenía por ofrecer.

En cuanto a las tiendas de campaña, parecía ser el único que tenía algo de experiencia al respecto, porque David admitió que hacía mucho desde que él había armado alguna, y eso hizo que me adjudicase el papel de jefe en la cuestión. Solté una risa nasal bastante divertida, porque no había planeado en ningún momento que ese fuese el caso, pero lo cierto era que tampoco me opuse demasiado a la idea.

Zhou habló después, aunque en voz algo baja, y tuve que girarme para mirarlo y dedicarle toda la atención que me fuese posible, pues no quería que su opinión pasase desapercibida y acabase aun más nervioso de lo que ya estaba. Asentí con la cabeza cuando dijo lo de seguir las instrucciones, pues si había unas por supuesto que era buena idea leerlas, y luego no pude evitar alzar ligeramente las cejas ante su repentino tono casi demandante, volviendo a soltar el aire en un risa no mucho después.

—Sí, claro. Vamos~ —acepté, con un tono absurdamente ligero, y comencé a caminar hacia un lugar sombreado mientras viraba mi atención al pelirrojo—. ¿Qué tal has estado estos días, entonces? —le pregunté, liviano, llevándome las manos a los bolsillos del pantalón de deporte que llevaba.

[Zona de acampada]

Bueno, definitivamente me había tocado un grupo de lo más... curioso. La chiquilla de primero llevaba encima una energía digna de admiración, y por lo poco que estaba viendo de la otra muchacha, no tenía dudas de que Satoko iba a cumplir de sobra el cupo de extroversión por ambas. Y hablando de ella, tampoco pareció darse cuenta de lo dispar que su actitud era en comparación a la nuestra, pues dio un respingo cuando Gianna mencionó lo de encontrar un lugar y prácticamente salió corriendo hacia diferentes lugares de la zona de acampada para comprobar... ¿la calidad de los mismos? No tenía idea, pero se me hacía adorable.

—Un gusto, Fiore-san —saludé a la otra chica con tono suave, aprovechando la breve tranquilidad que la castaña nos había dejado—. Espero que hagamos buen equipo~ ¿A qué curso vas? Yo estoy en tercero.

[Zona de acampada]

Oh~

Contrario a lo que pudiera parecer, no me consideraba una persona estúpida, y sabía que Anna no se iba a tomar especialmente bien mis intenciones de molestarla; también ese era el fin de las mismas, al fin y al cabo. Lo que si me sorprendió fue ver que reaccionó bastante peor de lo que hubiese anticipado, dándome un manotazo de lo más brusco para apartarme. Lo hice sin mayor problema, llevándome los brazos tras la cabeza y sin perder la sonrisa en ningún momento. Ya había dicho que estaba de buen humor y que no planeaba andar jodiendo a nadie en serio, y pretendía que aquella actitud se mantuviese durante todo el campamento.

Aproveché el momento de ambas hablando mientras me ignoraban para buscar a Joey con la mirada, dando con él no mucho después y descubriendo que le había tocado hacer grupo con Jack-O-Lantern. Eh, so lucky~ Pero me alegraba por ellos, la verdad, porque siempre era más divertido compartir tienda con gente conocida y con la que te llevabas bien (algo bastante difícil para nosotros a estas alturas). Además, así me daban incluso más ganas de ir a visitarlos~

Después de la breve distracción, volví a centrarme en mis compañeras, y me encogí de hombros como única respuesta a la pregunta de Anna, a pesar de que imaginaba que aquel plural no era realmente genuino. Me alejé correteando para recoger la tienda de campaña en cuestión y volví junto a ellas en un instante, señalando con la cabeza hacia el lugar donde la morena había señalado y liderando la marcha hacia el mismo por la cara.

—Let's see... Yo no sé montar esta cosa —anuncié, girando la cabeza para intercalar miradas entre ambas—. ¿Capaz algún muchacho fuertote nos ayude si se lo pedimos~? I mean, si vosotras tampoco sabéis...

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quem sowwy, no me pude resistir again (?)

[Zona de acampada]

El resto del recorrido fue relativamente tranquilo, a pesar de que no pude aguantarme demasiado la emoción cuando nos encontramos con aquel grupillo de gatitos o cuando vimos el lago tan bonito que había en el lugar o cuando llegamos a la zona de acampada, que era un campo de flores preciosos. Quise aprovechar lo máximo posible aquel rato que tuvimos Kohaku, Anna y yo, pues sabía que íbamos a tener que separarnos en un rato y, bueno, no me apetecía demasiado a pesar de saber que luego tendríamos más momentos para juntarnos de nuevo.

Estaba bastante preocupada por Anna, a decir verdad, pues fuese o no cierta la teoría que había hecho al principio del día, lo que sí había empezado a creer con cierta certeza era que, ya a aquellas alturas, podía notar cuando no todo estaba del todo bien con ella. Tampoco sabía si lo que planeaba contarle iba a ayudar algo con el asunto o no, pero me había decidido a no posponerlo más o entonces sí que sería peor, así que solo me quedaba esperar a lo mejor; luego la buscaría y, al menos, pasaríamos otro rato juntas.

Me despedí de ella con la mano y una sonrisa ligera de ánimo cuando la llamaron para su grupo, y compartí una mirada fugaz con Kohaku antes de levantarme para también dirigirme en busca de mi grupo. A una de las muchachas no las conocía, ¡pero había tenido bastante suerte aun así! La otra chica era Pierce-senpai, ¡y recordaba perfectamente aquella melena tan bonita! Por lo que no fue demasiado difícil dar con ella entre la multitud de alumnos.

—¡Senpai, buenos días! —la saludé, sin poder esconder la expresión aliviada de mi rostro—. Estoy muy contenta de que me haya tocado con alguien que conozco. ¡Espero poder hacerlo bien dentro del equipo! —mientras le decía aquello a la pelirroja, una nueva chica se acercó a nosotras, y no necesité demasiado para imaginar que sería nuestra tercera compañera—. ¡Hola, Aoyama-san! Supongo que primero deberíamos buscar un buen sitio para ponerla la tienda, ¿no? Imagino que todo el mundo va a querer los sitios con sombra, así que tenemos que darnos prisa si también queremos uno así...

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Gigi Blanche y te etiqueto porque sí, por el five (?)

 

Zona de acampada

A ver, el chico llevaba razón en que podíamos mirar las instrucciones, pero una cosa era leerlas y otra saber ejecutarlas correctamente y eso a veces no se me daba muy bien, siendo honestos. No quise decirlo en voz alta de todas formas, que no venía al caso, y asentí suavemente con la cabeza para darle la razón sin más, con la facilidad que hacía todo siempre en tanto las cosas siguieran su curso.

Percibí la mirada de Zhou y la pregunta sonó demandante, pero en vez de molestarme me hizo consciente de que el mocoso iba a quedar como un huevo frito aquí al sol con su tono de piel. Kenneth reaccionó, también lo hice yo y le eché el brazo sobre los hombros con cuidado al menor, instándolo a que camináramos detrás de Thornton.

—Pues claro, no podemos dejar que te dé una insolación apenas empezar —dije casi en un murmuro y cuando sentí que mi compañero de curso ponía su atención en mí lo miré, atendiendo a su pregunta—. Me tuve que fundir neuronas extra por el proyecto, ninguno en el grupo era demasiado avispado así que fue lo que tocó. Fuera de eso todo en orden.

Unos pasos más allá me desperecé de Zhou, porque tampoco quería incomodarlo, y me adelanté hacia la sombra que habíamos visto para dejar la tienda de campaña que cargaba en la mano libre. Ya habiéndome liberado de eso me quité también la mochila de la espalda y la dejé por ahí.

—¿Tú qué tal? ¿Algo interesante que contar? —Luego de hacerle esa pregunta regresé al atención al menor—. ¿Mejor, Zhou-kun?

 

Me hizo algo de gracia que justo me tocara con Emily siendo que hacía un rato la había saludado cuando posó con el Totoro y sus amigos, además de alegrarme y aliviarme, por supuesto. Eso de los grupos al azar era una jodida lotería y así las malas probabilidades fueran bajas, en la cabeza de uno ganaban terreno de todos modos. La cosa fue bien, fui al centro para buscar a mis compañeras y al final fue Emily quien acabó encontrándome.

—Hey there, sweetie —la saludé con una sonrisa sosegada y el tono maternal de toda la vida—. Yo creo que nos irá bien, ¡somos un grupo de muchachitas muy capaces!

Estaba acabando de decir la tontería y de reírme al respecto cuando la tercera chica se nos unió. Pude asociar su nombre con el rostro que había visto en el pasillo de tercero algunas veces, hizo una reverencia al saludarnos y yo incliné ligeramente la cabeza. Se la veía bastante más formal que nosotras y quise ir acorde para no incomodarla.

—Buen día, Aoyama-san, ¿cómo estás? —Miré alrededor, no estaba segura si los profesores nos indicarían dónde armar las tiendas o si la decisión corría por nuestra cuenta, pero de todos modos eché un vistazo—. ¿Alguna tiene experiencia con estas cosas?

—Hombre, esa sería una anomalía estadística por la que vale la pena apostar —solté, divertido, y alcé las cejas al tener una idea de mierda—. Yo digo que si somos los tres nuevos nos lancemos al lago de noche.

Lo dije así, bien casual y con la carita inofensiva, como solía hacer y decir todas las mierdas. Luego le mencioné que venía de Shinjuku y aguardé sin prisa a que se ubicara, manteniendo la sonrisa tranquila en mi rostro.

—Está en el corazón de Tokyo, si has visto fotos de las avenidas gigantes y las pantallas LED llenando los rascacielos, probablemente sean de Shinjuku. Es bastante caótico. —Volví a reírme, fue un gesto suave y atendí a su respuesta—. Oh, Gunma. Nunca he estado. ¿Viniste solo, entonces? Digo, además de haberte reencontrado con tu amiga.

Cuando dijo que todo iba de maravilla su rostro se iluminó y aquello suavizó mi semblante, fue sutil pero sincero. Ni idea, había algo en la gente con esta energía tan marcada y optimista que me resultaba muy relajante, incluso si llegaba a sonar contradictorio. Suponía que la misma regla aplicaba con Anna. En medio de la conversación comenzamos a caminar, Kenta me ofreció llevar las cosas y le eché un vistazo a mi hombro de pura inercia. Imaginé que su oferta sólo nacía de la pura bondad así que no le di demasiadas vueltas.

—Descuida, no pesa mucho —murmuré, regresando la vista al frente.

Si algo tenía entrenados eran los brazos, y no precisamente por las razones correctas.

Luego me contó un poco más sobre él, le puso nombre a la famosa amiga y fundamenté un poquito más la sensación que me había dado al principio, cuando la mencionó por primera vez. Estuve por responderle, pero me interrumpí al notar que un chico se nos acercaba. Resultó ser el miembro restante del equipo. Su actitud era desenfadada y aguardé a que Kenta se presentara para responder.

—Kakeru Fujiwara —indiqué, aunque ya fuera obvio, y en lo que reanudábamos la marcha le lancé un vistazo fugaz a Kenta antes de mirar a Clevert—: Oye, aquí estábamos tratando un tema muy serio. ¿De casualidad eres nuevo en el Sakura?

Al parecer mi gesto había provocado un mini momento algo incómodo, que dejó a Jack recalculando hasta que también bajó los brazos. No había sido mi intención, honestamente, tampoco sabía si me molestaría abrazarlo o me daría igual. Lo único seguro era que no me nacía ser demasiado afectuoso en general, con todo y lo contradictorio que podía sonar viniendo de mí. Creía ver una clara línea divisoria entre los ligues y el contacto físico sincero, y ese último era al cual le rehuía.

Oí la respuesta sobre su pierna tranquilo, ya habituado a su forma de hablar. Al final no tuve demasiado que decir, así que le dejé ir una mano al hombro y sonreí.

—Bueno, lo importante es que estés aquí, ¿no? Que no te hayas quedado en casa sólo por la pierna. Ya va a soldarse, la jodida, y mientras tanto que se aguante.

Su deseo por andar descalzo salió de la nada, me estiró la sonrisa y me miré los pies de pura inercia, luego me ofreció llevar la carpa y fruncí el ceño, advirtiendo la guitarra a su espalda.

—¿Qué eres? ¿Una mula de carga? No, hombre, y menos lisiado. —Lo señalé con el dedo, como si le dijera "ni se te ocurra volver a sugerirlo", y empecé a caminar. Cómo había estado, ¿huh?—. Todo bien, sí, tranquilo. Nuestro compañero... conozco al hermano, si mal no recuerdo, y son gemelos, así que no debería haber problema localizándolo.

Obviamente no iba a soltarle nada de la sopa a Jack y tampoco me pesaba mentirle por la cara. Habiendo alcanzado la sombra de un árbol, dejé caer las cosas en el césped y volví a sonreírle.

—¿Tú qué tal, big boy? ¿Algo interesante que compartir con el grupo?

Alisha se quedó relativamente tranquila cuando la aparté, lo cual agradecí. Noté de refilón que se alejó para buscar las cosas y, con eso resuelto, nos dirigimos hasta el lugar que había señalado. En cuanto a la otra chica, bueno, tenía cara de poker y no parecía ser muy charlatana. Vaya grupito éramos.

Welsh había decidido liderar la marcha, cosa de la cual no renegué. Su comentario al aire no me provocó mayor reacción, incluyendo eso de buscar a un tío que nos ayudara, hasta que Adara respondió. Al principio sonó normal, pero luego soltó aquella estupidez aún con la cara plana y una ligera sonrisa me torció los labios incluso contra mi voluntad.

Sassy la niña.

—Yo también sé —aporté, como si nada, y en lo que me agachaba para sacar los elementos de la bolsa agregué bastante al aire—: Pero si quieres irte con algún muchacho fuertote a que te abanique, siéntete libre de hacerlo.

La verdad, si se iba por mí mejor.

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estoy acá hace mil años i almost died

 

Zona de acampada

Además de la mala suerte con los grupos también parecía un imán de gente que tenía pólvora en el culo, ni más ni menos. Una cosa eran esas personas a las que me había acostumbrado, otra los inquietos que recién conocía como este niño, así que más me valía prepararme mentalmente para quedar completamente drenado de aquí a la hora de comer.

Me brindó una sonrisa amplia que me dio cierta ternura y a falta del Devil pude relajar el cuerpo un par de niveles. Mi pregunta lo hizo mostrarse confianzudo aunque no era lo que pretendía y sostuve la bolsa con la tienda de campaña con ambos brazos, balanceándola.

—¿Cómo esa sombra de allí? —pregunté mientras señalaba con el mentón una zona bastante plana junto a un árbol, no tenía mucho que pareciera ir a estobarnos—. ¿Viniste con tus amigos, Hori-kun?

La pregunta se la hice mientras me acercaba a la sombra en cuestión para dejar allí las cosas para liberarme del peso, al hacerlo alcé la vista a la copa del árbol y me permití una sonrisa ligera que fue prácticamente para mí mismo. No era ni parecido, pero me recordó al cerezo del patio norte.

 

Su desestimación me afiló la mirada, por curiosidad y ganas de molestarlo más que ofensa propia. Murmuré un sonido inquisitivo, estirando lentamente una sonrisa torcida en mis labios, y acabé por hablar casi en voz baja.

—¿Ah, sí? ¿Y se podría saber qué fueron esas "cosas más osadas"? —En lo que andábamos, simplemente asentí cuando preguntó si eran gemelos. El resto me arrancó una risa suave, sin una gota de malicia—. Créeme, son distinguibles. Para que te des una idea, uno de los dos tiene la cara llena de tatuajes. A nosotros nos tocó el otro, el niño bueno.

No tenía ni un argumento para clasificar a Zoldryck como el angelito del par, simplemente me estaba dejando llevar por preconceptos y lo que ya había visto de Zeldryck; eso, y mi en absoluto fundamentada creencia de que en los gemelos siempre había uno bueno y uno malo. Llegando a la sombra del árbol, Jack siguió hablando y solté una risa sobre el final, con eso de qué era de él sin hacer amigos por segundo y lo de... ¿oreos de wasabi? No quise preguntar. Me senté frente a él, con las piernas cruzadas y casi automáticamente arrancando briznas de césped. Su pregunta dibujó una sonrisa suave y algo nostálgica en mi rostro.

—Sí, de cuando vivíamos en Cornualles.

Por suerte Jack se abocó a los elementos que traía la bolsa y dejó de prestarme verdadera atención. Había dudado si seguir hablando o no, pero al final me callé y parpadeé, exhalando por la nariz. Regresando, quizá.

—Hombre, quiero creer que baños hay. Yo me las arreglo con un árbol, como los perros, ya sabes, pero ¿y las chicas? —Me reí un poco—. En todo caso, dudo que nos dejen cavar canaletas y también dudo que llueva. No pinta nada. ¡Nada que temer, capitán!



El camino con las chicas había sido bastante ameno, y habiendo llegado a la zona de acampada me sorprendió bastante eso de que fuéramos a dormir con gente al azar. A mí me daba bastante lo mismo, pero ¿no era algo delicado? De la forma que fuera, como solía ocurrir, tuve suerte. No sólo me tocó con Akkun, sino que por alguna razón no llamaron a ningún tercer miembro. Me quedé sentado con las chicas hasta que las convocaron a ellas y, habiéndome despedido de ambas, estiré las piernas y me acerqué a los profesores.

Pedí la bolsa y pregunté si había habido un error, pero me dijeron que algunos grupos simplemente habían quedado más pequeños en la repartija, que nos darían ventaja en la competencia o algo así. Agradecí y estuve por alejarme cuando topé con Haru. El muchacho alzó la vista hacia mí y me saludó con un movimiento de cabeza, serio. Le sonreí.

—¿Qué haces aquí? —murmuré cerquita suyo, buscando molestarlo, y él se mantuvo en la pequeña fila para buscar las bolsas—. No te veía yo un tipo de campo.

—Vine a acompañar a Aya —respondió, plano pero con la debida paciencia, y me lanzó un vistazo de soslayo—. Además, no me molesta el campo.

—Hmm. —Solté el aire suavemente y me acomodé la bolsa al hombro—. ¿Te tocó con Sonnen, me pareció oír? Es un amigo mío, seguramente pase a visitarlos luego~

Lo que disfrutaba picándolo no debía tener perdón de Dios, pero tampoco me interesaba conseguirlo. Su expresión no mutó ni un ápice, por un instante abocó toda la atención de sus ojos en mí y la tontería me estiró apenas la sonrisa. Siempre me recordaba a un kitsune oscuro.

—Te espero con un café, entonces —replicó, ligeramente ácido.

—Por favor~

En absoluto inmune a su tono, alcé la mano para despedirme y me alejé tranquilo, en busca de Arata. Lo encontré relativamente rápido, al cabrón, muy sentadito y sin miras de haberse interesado en mover el culo ni por asomo. La verdad era que estaba bastante rodeado de problemáticos y era algo curioso que ninguno de ellos me afectara.

—Los profes realmente vieron la poca atención que me prestas en la escuela y decidieron intervenir, ¿te parece bonito? —lo molesté en voz alta, divertido.

Dejé caer la bolsa frente a él y me senté a su lado, vaciándome los pulmones. Al parecer andaba bastante de humor hoy.

—¿Todo bien, Akkun? ¿Disfrutando del solcito?

 

Zona de acampada

Mason se había ido o yo lo eché como si fuese un perrito, no terminaba de importarme, y me quedé bien sentado en el lugar que había elegido desde el inicio husmeando entre el movimiento de gente. Faltaban algunas cabezas, entre ellas la de Akaisa y la de Kurosawa, pero otras resaltaban como faros y en lo que a mí me interesaba parecían ser las justas y necesarias para no morirme de aburrimiento aquí.

¿Qué hacía en el campamento de todas formas? El que había insistido había sido Sei, se lo comenté porque sí y el crío no me dejó tranquilo hasta que le dije que sí, que iba a ir. Me prometió cuidar a mamá y se quedó callado por fin, como si hubiese logrado la gran misión de su vida.

Para dármelas de hijo de barrio peligroso era bastante mangoneable si se trataba de mis hermanos.

Como fuese, estaba por guardar el teléfono cuando noté una silueta acercarse y para cuando alzó la voz, delantando que era Ko, me permití una risa de suficiencia. Solo lo miré cuando dejó la bolsa frente a mí y se sentó a mi lado, el interés era bastante fingido claro estaba.

—Era todo parte de un plan macabro, niño bonito, así los profes pensaban que necesitábamos conocernos mejor. Soy un genio, pasa que lo escondo perfectamente~ —respondí invandiendo un poco su espacio—. Aunque no sé qué tan bien vayan a tomarse la noticia tus admiradores. ¿Debería ponerle un candado de combinación a la tienda? Hmh, quizás sea excesivo.

La cantidad de mierda que había soltado en menos de dos minutos era increíble, pero ni siquiera me molesté en contenerme y le regresé su espacio como si nada hubiese pasado. Suspiré, me guardé el móvil en el bolsillo por fin y apoyé las manos en el suelo para relajar la espalda.

—Pues claro, ya que estoy aquí voy a tomar algo de sol, hombre. Tú no me imites demasiado, que luego llegas a casa color camarón.

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Estoy en modo diablo respondiendo todo like whooosh

 

Pasados unos quince minutos, el silbato de Yoshida-sensei volvió a cortar el aire y silenciar todas las conversaciones. La mujer se hizo con una de las bolsas que habían quedado a los pies de Skit, la alzó sobre su cabeza y luego la abrió, vertiendo su contenido sobre el césped.

—Muy bien, hora de armar sus tiendas. Armaremos esta para que vean cómo se hace, presten atención y no se salteen pasos, o después acabarán a las tres de la madrugada tragándose el techo.

Para la demostración se le sumaron Koko, la maestra albina de primer año, y Skit, el excéntrico de la 2-3. Tenía pinta de que ya lo habían ensayado varias veces, ya que Yoshida-sensei pudo concentrarse en explicar sin andar dándole indicaciones a los demás. A saber quién los habría puesto entrenar como reclutas, ¿verdad?

La tienda estuvo montada en tiempo récord y sin una arruga. Sawako se paró frente a ella, firme y seria, con los brazos en taza.

—¿Ven? Nada difícil. Recuerden estirar bien la lona y el cobertor, enterrar las estacas en cuarenta y cinco grados y tensar bien todas las cuerdas. La tierra aquí es blanda, no tendrán problemas de ningún tipo. Ganará el equipo que monte más rápido su carpa y sin errores. Espero que no tengan dudas, porque el tiempo empieza a correr dentro de tres, dos, uno...

La cuenta regresiva había sido totalmente inesperada, los estudiantes se sobresaltaron y tuvieron que empezar a abrir sus bolsas y sacar los elementos a velocidad para no perder ni un segundo. Joder con esta tía.

—¡Ya!

Y otro silbatazo.

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Y damos inicio a la competencia de carpas, porque no se me ocurrió ningún nombre mejor. Como siempre, encontrarán la explicación de la actividad en Mecánicas de juego. Además tienen los grupos y un excel con las cualidades de todos los personajes en los Registros estudiantiles, para que puedan acceder más rápidamente a la información.

Ya que estoy, aviso que eliminé los NPC de los grupos y que Insane me avisó que no podría postear debido al certificado, así que los grupos donde haya personajes suyos pueden hacerse cargo de los dados correspondientes.

Insane quem Gigi Blanche Amane Ikoma-kun Yáahl Mori Etihw Reual Nathan Onyrian

 

[Zona de acampada]

La respuesta del pelirrojo me sacó una sonrisa algo divertida, pues realmente no lo conocía tanto como para saber si lo que decía era cierto o no, pero el detalle de que admitiese tan abiertamente que le había costado lo suyo hacer el proyecto le daba puntos a favor; por lo menos a mí parecer, claro. Suponía que el proyecto le había salido bien aun así, ya que quizás no estaría tan tranquilo hablando de ello de no ser el caso, y si mi teoría era cierta, realmente me alegraba por él.

—No nos vemos desde el festival, ¿cierto? He estado bien desde entonces, la verdad. He estado conociendo a bastante gente en la escuela, ¡y el proyecto me tocó con Sasha! Y otro muchacho bastante simpático, también. He seguido conociendo la ciudad y creo yo que ya me estoy empezando a manejar mejor en el idioma —contesté, en un principio bastante calmado, pero mi tono de voz fue tomando cierto entusiasmo en algunas partes claves.

Al mismo tiempo que hablábamos, llegamos al lugar con sombra que habíamos descubierto, y no mucho después los profesores nos indicaron que ya era hora de montar las carpas. Al parecer iba a ser una competición entre todos los grupos, así que más nos valía estar atentos de la demostración si queríamos hacerlo bien. Una vez acabaron, compartí una mirada algo desafiante con los otros dos y les sonreí, comenzando a sacar los elementos de la bolsa.

>>Bien, ¿por dónde empezamos?

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no tengo realmente preferencia por ningún elemento so puedo encargarme de las estacas mismas owo

[Zona de acampada]

La muchacha se veía bastante seria, pero en tanto no fuese un problema de convivencia demasiado grave, lo cierto era que no me molestaba demasiado. Me consideraba una persona tranquila, aunque me gustase conocer a gente nueva, y creía ser capaz de lidiar tanto con la energía de la menor como con la actitud más neutra de la otra muchacha.

—Yo voy a la 3-1 —fue todo lo que llegué a contestarle, dedicándole una nueva sonrisa, antes de que los profesores anunciasen que ya era hora de armar las carpas.

Por suerte, en lo que nosotras caminábamos hacia Satoko, la misma ya se había encargado de encontrar el sitio adecuado para montar la tienda, se había hecho con la bolsa de esta y hasta había empezado a sacar los elementos para extenderlos por el césped. Solté una risilla ligera una vez la alcanzamos, aunque ella no nos prestó mucha atención al estar completamente centrada en la demostración de los profesores, y cuando terminaron, nos miró con los ojos brillantes.

—¿Vamos~?

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como yo tengo dos personajes, elige nomás lo que más te guste mori, y yo me quedo las otras dos

[Zona de acampada]

La chica me recibió con la amabilidad que había esperado, pues ya había podido comprobar que era una persona simpática cuando me siguió la conversación aquella vez que le caí solo porque su pelo me había llamado la atención; ¡y también me había saludado cuando estábamos en la estatua de Totoro! Que me llamasen exagerada, pero que se acordase de mí después de una sola conversación ya significaba bastante para mí.

La otra chica se veía algo más formal, ¡pero eso no era mucho problema! En cualquier otra situación quizás me hubiese comportado diferente, pero estaba demasiado emocionada por todo el asunto del campamento y las actividades como para preocuparme por cualquier otra cosa. Aun así, hice una mini-reverencia para saludarla, pues la sangre japonesa no me permitía ser maleducada ni siquiera en ese contexto, y finalmente miré alrededor, antes de centrarme de nuevo en Sasha.

—Yo no mucha... —murmuré, algo apenada, pero por alguna especie de suerte divina, justo en ese momento la profesora de gimnasia llamó nuestra atención e hizo una demostración de cómo debíamos montar la tienda.

Le presté toda la atención del mundo, pues lo cierto era que no quería ser un estorbo para las otras chicas, y una vez creí haber entendido lo suficientemente bien el concepto, me giré hacia mis compañeras con una sonrisa.

>>¿Vamos hacia allá y empezamos a montarlo? —propuse, señalando uno de los pocos huecos que quedaban libres con sombra.

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emi puede hacer dos cosas, si no estoy mal, so puedo encargarme de... ¿las sogas y las varillas? si os parece bien

[Zona de acampada]

Venga, las chiquillas estas estaban empezando a tocarme las narices, y eso que yo me había propuesto pasar un campamento realmente tranquilo. La tal Adara esta se me puso borde de la nada y tuve que hacer un esfuerzo enorme para controlarme, dejando solo salir una risa nasal antes de volver la vista al frente. Hasta donde yo sabía, solo había picado a Anna porque la conocía mejor y había hecho una broma de nada, no sabía a qué venía aquella actitud.

Really, so boring~

—¿Quién dijo nada de mis uñas o de abanicarme? Y todo porque quería alegrarnos la vista con algún muchachito sin camiseta, habrase visto... —me quejé, sin permitir que la molestia real se me colase en el tono de voz, y dejé caer la bolsa de la tienda en el suelo mientras hacía lo mismo para sentarme con la espalda apoyada en uno de los árboles—. Y'all need to chill, babes~ —solté, impostándome un acento sureño de lo más marcado al hacerlo.

Me llevé de nuevo las manos tras el cuello, cerrando los ojos, y solo abrí uno para mirar a la profesora un par de segundos antes de volver a lo mío. Si tan listas y capaces eran, por mí que se encargasen ellas solitas.

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me están ustedes tentando a cambiarle la cinta (?????

anyways, la pendeja se puso así pero obviamente va a ayudar JAJAAJ so me encargo del elemento que queráis, me da iguah

 

Arata me recibió con pura mierda y honestamente no había esperado menos de él. Se inclinó en mi dirección, mantuve la sonrisita en mi rostro y alcé la mirada desde el suelo, de soslayo, hasta alcanzar sus ojos. No me molestaba la cercanía, por supuesto, de hecho tenía su encanto.

—¿Ah, sí? —repliqué en un murmullo vago a lo de que era un genio y me tragué la risa, dejándolo seguir soltando tonterías—. ¿Mis admiradores? ¿De qué coño estás hablando, Shimizu?

Me hacía a la idea, pero también era un cabrón cuando me daba la gana y me gustaba fingir demencia con lo evidente. Luego de eso, él regresó a su espacio y yo exhalé, encogiéndome de hombros.

—Suena algo excesivo, sí, pero estaría feo arruinar tu plan macabro, ¿cierto?

Seguí su movimiento de reojo al relajar la espalda y volví la vista al frente, distrayéndome en los grupos que se iban formando y así. Su comentario de que quedaría como un camarón me arrancó una risa suave, de las de siempre, y distraje los dedos con la cremallera de mi mochila, la cual había tirado frente a mí.

—Mamá me puso veinte kilos de protector, factor cincuenta encima, así que no te preocupes. ¿Sabías que el factor cincuenta es para niños? —Me giré para mirarlo y sonreí, divertido—. Además, no te burles mucho que tú tampoco estás muy lejos. Y apuesto que no te pusiste ni una gota de protector.

Le di unas palmadas a mi mochila y le concedí la sonrisita de ángel, a ojos cerrados y toda la mierda.

—¿Dejas que Ko-chan te ayude con eso~?

La reacción de Alisha no dejó mucho espacio a nada más, cosa que una parte de mí agradecía y a la otra le frustraba. Ni modo. La oí sin dirigirle la mirada realmente, soltó aquello en inglés y solté el aire por la nariz. Fue entonces que el silbato de la profesora sonó y, aunque honestamente no creía necesitarla, le presté relativa atención a su demostración. La cabrona empezó la cuenta regresiva de la puta nada tras eso, chasqueé la lengua y me giré para empezar a separar los elementos de la bolsa sobre el césped.

—A ver si te pones a pensar en pollas más tarde, Barbie, y nos ayudas con esto. —Pese a las palabras que había elegido, mi tono fue bastante suave y le di un toquecito en la planta de la zapatilla con la punta de la mía—. Luego buscamos a todos los tíos sin camiseta que quieras.

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le tocaba a Adara técnicamente pero ya que toy voy lanzado los dadetes de Anna