Tokorozawa Lago Sayama [Lago]

Me dejé caer en el césped, sentándome con las piernas recogidas, apoyando el codo izquierdo sobre la rodilla en lo que Sasha me mostraba las uñas. Las detallé visualmente. Se veían por demás cuidadas, acompañando nuevamente su risa en lo que regresaba la mirada a sus facciones.

—Hay oportunidades que es mejor aprovecharlas que desperdiciarlas —acoté, juguetón de por si, recibiendo su pregunta luego de ello—. ¿Qué crees tú?

Ladeé ligeramente la cabeza desde mi posición, sin interés real en la respuesta, tanto así que no demore en seguir hablando como un puto mal educado.

>>El primero en Japón, pero ya he ido a varios de hace tiempo —pestañeé con parsimonia—. Y siempre es divertido ver una niña bonita ayudando en algo tan trivial~

Nos desplazamos hasta uno de los espacios que daba algo de sombra, sentándome en el césped e invitando a Gen a hacerlo, la cual me imitó, recostando su cabeza en mi hombro en lo que le extendía la botella de agua que cargaba en mi mochila; fue entonces que me dispuse a hablar un poco.

—¿Y de qué trató tu proyecto?

Hablar de lo académico no era mi principal entretenimiento, sin embargo hacerlo en un espacio relajado como ese lo volvía un tema más ameno.

 

[Zona de acampada]

Inspiré profundo, intentando liberar más mis fosas nasales. Por suerte, el aire limpio y fresco que había alrededor, totalmente libre de esencia de gato, sirvió para destapar un poco mi nariz. Escuché la respuesta de Alethea, y fruncí un poco el ceño. Abrí los ojos bien grandes cuando la comprensión llegó a mi cabeza.

— ¡Ah! ¿Ese es el famoso monte Fuji? ¿Él que siempre sale en todas las fotos promocionales de Japón y demás? Mira, pensé que iba a estar en un lugar mucho más aislado, como a kilómetros de cualquier ciudad. Y siempre rodeado de flores de durazno. No pensé que estaba tan a la vuelta de la esquina. Y eso que siempre lo veía cuando salíamos de clases. Que loco —le dediqué una sonrisa, para luego extender los brazos detrás mío.— ¿Te quieres sentar un rato? No sé que tan cansada estarás de la caminata, pero siempre viene bien tirarse en el pasto. En especial uno tan mullido como este.

Me quedé un rato en silencio, contemplando el lago y el recién descubierto (por mi parte) monte Fuji. La verdad que sí era un paisaje hermoso. Te transmitía bastante calma, a pesar de estar en medio de un prado lleno de adolescentes emocionados por un campamento. Apoyé la guitarra con su funda sobre mis piernas, y me puse a juguetear con mis labios, torciéndolos de un lado para el otro, como hacía cuando pensaba.

— Vi que estuviste sacando muchas fotos, de todos lados. ¿Te gusta la fotografía? Por qué a mí sí —mi expresión de alegría se deformó en una de preocupación, y me golpeé la frente con la palma de la mano.— Pero que pedazo de idiota. Me olvidé mi cámara. Y eso que la dejé sobre la mesa antes de salir. Y la había alzado. Pero luego la había dejado para ir al baño. Y seguramente ahí fue cuando me la olvidé. Que tarado. Bueno, que se le va a hacer. Tampoco es que no pueda venir acá luego y sacar un par de fotos, ¿no? —la sonrisa se me aflojó un poco.— Puedo venir, ¿no? ¿No necesito ningún permiso ni nada, verdad?

Escuché su respuesta y asentí, con aire algo ausente, los ojos clavados al frente, mientras seguía pensando. Bueno, había que tenerlo en cuenta. Volví la mirada hacia ella.

— Ah, y hablando de fotos, supongo que te sacaste alguna con Toret... no, espera. Totoro. Sí, Totoro. ¿Se llamaba así, no? Ah, y con lo de los gatos, no es que no me gusten. De hecho, me encantan. Es mi cuerpo el que les tiene aversión. Especialmente, mi sistema inmunológico —hice una pequeña pausa.— Tengo alergia. Nada grave, pero es molesta. Se me hinchan los ojos, se me secan, y además se me bloquea la nariz. No me voy a morir por eso, pero bien que la paso mal.

 

Zona de acampada

Había escuchado la respuesta de Fiorella con real interés, tan joven y ya parecía ser alguien se renombre~ Casi y sentía envidia, casi, porque yo no había hecho nada para merecer esos logros ajenos.

—Eh~ Así que hija de peces gordos, ¡Tendrás que enseñarme algún día su restaurante predilecto o algo! —comenté con entusiasmo y algo de picardía, seguro comían cosas de lo más exquisitas—, ¿Y qué tal te fue en la presentación? ¿Crees poder entrar? —indagué con más calma en eso último.

Mientras caminábamos no demoré en notar la tención incómoda que le brindó mi cercanía inesperada, así que no demoré en ofrecerle otra sonrisa.

—Si te sientes muy incómoda no dudes en pedirme que te suelte, que no muerdo~ —dije en un tono algo más confidente. Luego escuché sus respuestas a mis preguntas—, ¡Oh, genial! Parece que tuvieron bastante suerte~ Yo la verdad es que tuve una mala organización, pero salvamos la nota, nada de qué preocuparse —resolví con tranquilidad, había ratos en que podía ser muy eficaz y luego me veías haciendo malabares por la nota de aprobación mínima.

Llegamos al lugar, era bastante hermoso y el grupo no demoró en responder a la problemática de las carpas.

—Tienes razón, toca esperar —respondí a Fiorella con calma, para luego hablar con más alegría hacia el gemelo—, ¡Y ese parece un buen lugar, Zold! ¿Les parece si vamos yendo a la sombra para no quemarnos?

Dicho y hecho nos ganamos bajo la sombra de un gran árbol, yo saqué una botella de agua de mi mochila tras dejarla en el suelo y bebí un buen trago.

—¿Mi proyecto? ¡Oh, fue de música!— No demoré en sonreír con orgullo—, aún cuando casi me agarro del cabello con Nakagawa por quién dirigía el trabajo, terminamos por elegir comparar la trayectoria del rock estadounidense y europeo con el japonés, sus influencias mutuas y tal~ —dije todo con la sonrisa y voz cargada de orgullo, aún cuando habíamos sacado una nota bastante promedio. Sonreí con más alegría—, ¿Qué les tocó a ustedes?

Zona de acampada

Asentí a sus palabras de que solo nos quedaba esperar para saber qué onda las tiendas de acampadas. Luego Sophie no demoró en devolverme la ocarina cuando dijo que no lo reconocía, la sonrisa juguetona no desaparecía de mi rostro, pero la sorpresa se hizo presente cuando dijo lo de que podía enseñarle a tocar.

—¡Nunca he sido profe! —dije rascandome la nuca con pudor, ignorando el par de cosas básicas e instintivas que les había enseñado a mis hermanos menores—, ¡Pero no perdemos nada por intentar! —dije con el entusiasmo reflejados en mis ojos verdaceos y la sonrisa prominente, al igual que mis paletas—. ¡Wow! ¿Tocas guitarra?— La sorpresa fue clara, luego volví a la sonrisa de siempre—, ¡Eso es muy genial, Sophie-chan! ¡Diría que incluso más que la ocarina, jijiji! —agregué lo último cerrando los ojos con fuerza y sonriendo amplio a dientes cerrados, luego los mantuve algo cerrados con elegancia para sentarme en posición india en el suelo, con la espalda bien recta—, ¡Bienvenida a la presentación solista improvisada de Horiazana Vite! El instrumento del día: La ocarina —presenté sentado con bastante entusiasmo.

—La canción: Mi vecino totoro, de Hisaishi Joe.

Y la presentación comenzó.

Contenido oculto: Mi vecino Totoro

Zona de acampada

Iba más que preparada para la acampada, llevaba todo lo indispensable para el aseo personal y un bloqueador solar para dar y compartir, aunque de buenas a primeras fuera solo Kenta con quién iba a compartirlo. Llevábamos unas mochilas del mismo tamaño y esa fue la primera detonante de disputas.

—¿Quieres que te lleve la mochila, Momo?
—No gracias, estoy bien.

Caminábamos otro poco.

—¿Segura que no quieres que te la lleve, Momo?
—Gracias, Kenta, pero puedo con ella.

Y avanzábamos más.

—¿Quieres que te lleve la...?
—Sh, sh, sh— Le chité colocando mi dedo índice sobre sus labios, con mi ceño fruncido con suavidad, para luego negar con el dedo que ya tenía alzado—, ¿Cuántas veces quieres que te lo repita sin enfadarme, Kenta?

Me frunció el ceño, frustrado, y metiendo las manos en el bolsillo se adelantó un poco.

—Tch, solo te quería ayudar —musitó con claro enfado, yo solo suspiré resignada por el pequeño conflicto. Me acerqué entonces colando mi brazo por debajo del suyo, me afiancé a él y le sonreí con suavidad.

—Puedes sostener mi brazo —dije con alegría, tratando de olvidar el amargor de hace unos momentos, Kenta me miró con sorpresa y luego desvío la mirada, sonrojado. Yo solté otra risita suave, algo enternecida, y el chico no demoró en regresar su vista a mí, sonriendo con confianza.

—Con mi brazo imposible que caigas— Infaltable su orgullo.
—Así será —concedí.

Recorrimos parte del bosque, acariciamos unos gatetes y comentamos lo divertido que sería bañarse en aquel lago, ¡Ojalá nos dejaran! Luego llegamos a la zona de acampada, era un lugar en verdad hermoso.

—Vamos, Kenta, déjame sacarte una foto para nuestras madres —pedí, él no demoró en sonreírme.
—¡Claro!— Entonces posó con los brazos extendido, imitando la grandeza del lugar, con el campo de flores, el lago e incluso el monte por detrás, yo no podía evitar formar una sonrisa mientras sacaba la foto—, ¡Listo! —avisé sonriente.

Kenta se acercó, alagó la foto y mientras se la envíaba a nuestras madres sugirió sacarnos una selfie, lo que concedí. También la enviamos y solté una risa suave, alegre.

—¿Ya has pensado dónde acampar?
—Uhm... Yo creo que cerca de los bordes, ¿No te parece? —terminó con una sonrisa socegada, iba a coincidir cuando recordé algo.
—¡Oh! ¿Te has echando protector, Kenta? —fruncí el ceño con seriedad, la cara de sorpresa del chico me dejó claro todo y de inmediato empecé a buscar el bloqueador en mi bolso.
—¡Jejejeje! ¡Si es que me atrapas!— Tocó mi hombro con suavidad para alertarme y echó a correr, bastante divertido.
—¡Kenta!— Y yo sin pensarlo corrí tras él, con la única preocupación de echarle protector.

Contenido oculto

No me aguanté (?)
Ahí me avisan si quieren que Kenta choque con alguien-

Momoka Ashikaga
Agudeza sensorial: 1
Resistencia física: 6
Agilidad y destreza: 3

Kenta Fujioka
Agudeza sensorial: 1
Resistencia física: 7
Agilidad y destreza: 2

 

Zona de acampada

Inhalé profundamente.

Una.

Dos.

Tres.

¡Muchas veces!

Me aseguré de llenarme de tanto aire puro como podía. ¡Me llené mucho, y más lo iba a hacer! Aquel lugar era fantástico.

—Haruuuu~ —llamé a mi mellizo sin siquiera mirarlo, señalando discretamente a cada rincón por el que pasábamos sin querer destacar mucho por mi gran entusiasmo—. ¡Mira qué sitio tan bonito! ¡Y dedicado a más ni menos que Totoro!

Admitía que me gustaba pasar mi escaso tiempo libre viendo o leyendo cosas infantiles. ¿Era como recuperar el tiempo de infancia perdido de alguna manera? Se sentía así, y daba gusto. La pena era no compartirla con Haru. ¡Ah, pero de esta no se libraba!

—Sigamos a nuestros compañeros, y luego en el campamento… ¡hagamos nuevos amigos! Te voy a hacer hablar con todos y cada uno de ellos. Oh, y vamos a hacernos mil fotos.

Con los ojos brillantes de entusiasmo señalé hacia el frente y continué el camino parándome a revisar el escenario con escasos vistazo. Quería tener la oportunidad de verlo todo de punta a punta sin prisas, sabía muy bien que si me salía del grupo ahora no habría quién me volviera a mi sitio en horas.

En cuanto llegamos al campamento lo primero que decidí hacer fue sentarme bajo la sombra de un árbol, soltando un profundo suspiro. No estaba cansada de caminar, pero sentí la necesidad de tomar un pequeño respiro antes de permitirme disfrutar en plenitud del día.

—El día de hoy es tan raro… Son como unas vacaciones. Vacaciones lejos de los libros de texto, de las mismas obligaciones de siempre, de esforzarme para sacar las mejores notas, de tratar de verme perfecta para mamá y papá — busqué a Haru cerca, deseando que esta vez sí me escuchara, deseando que comprendiera cómo me estaba sintiendo. Quizá sonaba a algo que no venía a cuento, pero por lo menos decirlo al aire y saber que estaba ahí escuchándome me aliviaba el peso de mi corazón de una forma inexplicable—. Esto es un gran respiro. Corto, pero agradable. Y esto… no sería lo mismo sin ti aquí.

Y cerré los ojos por unos minutos.

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Cintita hecha por Yáahl porque quería variar en el campamento, gracias nena <3

Mis puntos para Ayako:
Agudeza sensorial: 6
Resistencia física: 2
Destreza y agilidad: 2

Ahora pensaré en cómo ligar en las actividades grupales

 

Zona de acampada

Mis hombros estaban bastante agotados y eso que llevé con rigurosidad lo justo y necesario, pero mi condición física era bastante deplorable, por lo que fue inevitable llegar casi muerto a la zona de acampada. Siempre tuve un cuerpo endeble que traía preocupaciones a su alrededor, parecía genético, pues mamá se marchó por motivos similares. La cosa es que ya estaba jadeando con pesadez cuando llegamos a la zona de acampada, tuve que deshacerme de mi delgado chaleco y portarlo amarrado a mi cintura, aún con la gorra sentía mi cara arder y el sudor empapaba mi cuerpo. Nada grato de ver ni sentir, la verdad, por lo que mis pies no dudaron en dirigirse a la primera sombra que divisó. De tal manera terminé respaldado en el tronco de un gran árbol agradeciendo la mágica existencia de las sombras. Logré calmar mi respiración, pero el sudor se tornó frío y mi rostro seguía rojisimo, aún cuando me cubrí el cuerpo de protector solar al punto de estar más viscoso que un caracol, y era debido a que el carmín de mis mejillas venían de la sangre que fluía con intensidad y no por el calor que teñía la piel.

Fue entonces cuando escuché una voz, "No sería lo mismo sin ti aquí", volteé extrañado hacia al origen de aquellas palabras y recién en ese momento caí en cuenta de que había invadido el espacio personal de otras dos personas y aquello no hizo más que avergonzarme, así que desvié la mirada junto a mis mejillas ahora sonrosadas también por la vergüenza y bajé un poco el frente de la gorra para acentuar la sombra sobre mis ojos.

—Disculpa —musité y tuve la intención de apartarme, pero mis piernas por un momento fueron incapaces de reaccionar a mi querer.

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Etihw ahí te cayó el niño uwu.
Y creo que por defecto a ti también (?)
Gigi Blanche

 

Zona de acampada

Era más sencillo de lo que me pensé en su momento -de verla en los pasillos un par de veces- el sostener una conversación con ella. Se me hacía por demás, discreta, sin perder chispa pese a asemejarse a una chica delicada de por sí. La imaginaba más creída, y ridículamente era más amistosa que cualquier chica que tenía de compañera de clase, por lo que en algún momento me sonreí, y no por su pregunta con el tinte de desafío.

—A ver... —entrecerré los ojos, sin pensar realmente en la respuesta—. No creo que una niña bonita como tú sea mejor que yo armando una tienda de acampar —la miré entonces, burlón de por sí —, y por ello, es divertido verlas tratar de no quebrarse una uña levantando una carpa.

¿Implantándole un reto sin ninguna decencia?

Porqué no hacerlo.

 

Misato Aoyama

—Si llegas a conseguir la toma adecuada seguramente tendrás lindas fotos, como está ¿Ves? Tomas muy buenas fotos para no ser de tu agrado—

—No se creo que salió algo fuera de foc..

—¡Aya! ...Como decía podrías colgar unas muy lindas fotos en una galería en linea.

Nuestro viaje continuo y en muy poco tiempo llegamos a una zona donde levantarían el campamento, permanecia algo distraída observando las fotografias hasta que Fiore advirtió de cierta compañía que nos seguía el rastro, confundida voltee hasta el lugar donde unos amigos nos seguían.

—Ah pero si es Crimson san—agite la mano derecha en señal de saludo a Clementine, como siempre luciendo lo último en trajes veraniegos a su lado podía ver a su hermano Clevert, aunque no parecía muy contento de estar al aire libre.

—¡Hasta que por fin el conejo sale de la madriguera!—exclamo Ayame al ver a Clevert, aquello solo empeoró las cosas el pobre chico frunció el ceño molesto.

—Prometimos a tu amiga no abandonarte mientras lloras por perderte niña

Lo único que podía hacer era reír con este par y sus ocurrencias, podían pelear pero gracias a lo kamis se llevaban bien en el fondo.

—Su nombre es Clementine Crimson, la conocí en una competencia de quemados de la academia, ambas quedamos como último equipo— relate sobre nuestro primer encuentro en la academia—son de una familia rica pero que no te engañen, son muy amistosos.

—hablando de competencia espero los profesores tengan algo genial en mano ¡Me aburro!

Negué al ver a Ayame quejándose por quedarse quieta unos momentos, esta niña nunca cambiara.

 

Zona de acampada

Recibí el alago de Aoyama con la seriedad en mi expresión, eso sí, el comentario inconcluso de Sabaku logró que le brindara una mirada asesina, bastante silenciosa, la verdad. Yo creí que no me molestarían mis resultados, pero ahí me veías, enfadada con una pequeñaja por decir que mis fotos estaban desenfocada. Pero en fin, decidí responderle tan solo a Aoyama.

—Que me guste un paisaje no significa que tenga que interrumpirlo —solté con voz calma y más inexpresiva—, puedo sacar buenas fotos sin que nadie salga en ellas... si práctico, al menos —musité lo último frunciendo el ceño y desviando la mirada para encontrar los ojos se Sabaku, aunque me estaba tomando muy personal su comentario y aquello no me gustaba.

Cómo fuera, que terminamos por seguir avanzando y Aoyama no demoró en percatarse de quienes nos seguían en cuanto se lo comenté. La chica no demoró en saludarles con entusiasmo y yo mantuve mi seriedad mientras observaba cómo se acercaban, mis manos se mantenían enlazadas por delante mío. Como era de esperar a estas alturas, Sabaku no demoró en ser una bulliciosa sacando de quicio a Clevert, quién no demoró en responder a sus provocaciones. Encontré más conveniente fijarme en Aoyama y la otra chica, que me llamó la atención en un inicio por lo producida que iba, puede que fueramos de la misma calaña, una similar al menos. Eso sí, su estilo era por completo diferente al mío.

—Uh... —asentí mientras comentaba cómo se conocieron, mi mirada se agudizó cuando mencionó que tenían bastante dinero, de esos no había muchos en mi pueblo—. Soy Gianna Fiore, conocida de Aoyama debido a que compartimos curso —presenté mi persona con la voz calma y la seriedad suave en el rostro, para luego hacer una leve reverencia—, un gusto— Mera formalidad.

Luego la vocecita ruidosa de Sabaku volvió a captar la atención de todos provocando que frunciera el ceño con desagrado, la miré un momento con ese mal humor, cerré los ojos y suspiré con suavidad, la seriedad que volvió en mi seguía aún impregnada con el reciente enfado. Me crucé de brazos para hablar.

—¿Cómo creen que sean las actividades?

 

Zona de acampada

Mi corazoncito se apretó, no era un mal sentimiento, en realidad me sentía muy feliz cada vez que Haru acariciaba mi cabeza. Nadie más me daba el mismo cariño que él. No estaba segura de si solo éramos un par de niños desafortunados o si era todo lo contrario. Podríamos tener una relación complicada con el resto de la familia, pero éramos inseparables.

Estaba segura que sin la existencia del otro, nos habríamos perdido hace años.

Miré a Haru de soslayo, y mientras compartíamos una sonrisa un pensamiento me cruzó la mente de repente, haciéndome gruñir. En algún momento… tenía que hablar con él. ¿Pero cuándo sería el momento adecuado?

Sin embargo, me di cuenta algo tarde de la presencia de alguien bajo nuestro mismo árbol, y me levanté como un resorte al notar que claramente no se encontraba bien.

—¿Por qué te disculpas? ¡Deberías de pedir ayuda si te sientes mal! —Me acerqué a él con clara preocupación, incluso si no lo conocía el malestar que parecía estar sintiendo era palpable, ¡y nadie debería de aguantarse cuando se sentía mal! Saqué una botella de agua de mi mochilita y unas toallitas, pasándole una por la cara sin siquiera pedirle permiso—. Bebe, es toda tuya la botella. Y si necesitas más toallitas solo dimelo. De hecho, te aconsejaría pedirle a algún profesor de tomar aire bajo la sombra por un muy buen rato y beber más que solo esto. ¡Mójate la cara y los brazos también!

Y así sin más me estaba ocupando de cuidarlo sin siquiera atender a sus reacciones. Era algo egoísta de mi parte, pero ya tendría tiempo de disculparme cuando su cara se viese en mejores condiciones, ¿no?

Era mejor arrepentirse por hacer algo que por no hacerlo.

Escuché a los profesores llamarnos para hacer los grupos mientras todavía pasaba otra toalla por su rostro, y suspiré. Era hora de alejarme de Haru, pero también hora de que ambos… hiciéramos amigos.

—Haru… — llamé sin moverme de mi sitio todavía, y le dediqué una sonrisa en busca de reconfortarnos a ambos—. Espero que cuando nos veamos luego, podamos decir que tenemos nuevos amigos.

Me levanté dejándole el paquete de toallitas al muchacho en el regazo, pues por suerte había decidido no traerme solo uno… ni dos, ¡pero tres paquetitos de toallitas! Siempre fresquitas, qué gustito daba tenerlas a mano.

—Ten cuidado, muchachito. Úsalas bien pero también asegúrate de tirarlas en el lugar indicado, ¡recuerda cuidar bien del bosque! Nos vemos luego, chicos~

En cuanto escuché mi nombre ser llamado avancé para recoger la bolsa de campaña y conocer a mis compañeras.

¡Aya, tú puedes!

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Let's get along girls ♡

 

Zona de acampada

Después de responderle la pregunta a Numéria, me dispuse a mirar a mi alrededor hasta que escuché su voz, solo me volví a mirarla.

—Supongo que eso es un privilegio ¿no?, pero no soy hija verdaderamente de ellos, puedo decir que soy adoptada —murmure sonriendo en boca cerrada—. No lo sé después de todo, estoy esperando que me confirme, si estoy adentro —inquirir—. Pero solo puedo decir que ando con mente positiva.

Aún me tenía agarrada del brazo, cuando escuché lo que dijo sobre si estaba incomoda le digiera, para decir verdad no es que lo estaba solo era que no estaba acostumbrada, con Adara no era que nos cogíamos así el brazo, podíamos ser mejores amigas y todo pero había algo en común entre las dos; y era que parecía que no nos gustaba que nos tocaran si el permiso de nuestra parte.

—Tranquila no pasa nada —susurre tranquila, ya que ahora ya estaba más relajada. Entonces escuche que Numéria cuando dijo que estaba de acuerdo conmigo, ya que tocaba esperar sobre que nos dirían los profesores.

Cuando nos movimos al lugar que había dicho el chico, entonces nos dirigimos a bajo de la sombra como lo había pro pues Numéria, y al llegar solo suspire un poco al sentarme en el suelo. Al escuchar la voz del chico solo lo miré, para después escuchar como Numéria le respondía.

—El mío fue de arte —conteste —. ¿Se les hizo difícil hacerlo?.

Entonces una profesora hablo, prácticamente le preste toda la atención del mundo y sonreí un poco ya tocaba armar las tiendas. Y para decir verdad mi alegría fue palpable cuando escuche los nombres de los grupos.

—Parece que nos toco juntas —le hable a Numéria.

Zona de acampada

Después de devolverle la ocarina, solo pude notar la sorprenda a su rostro, seguro fue cuando le dije que me podía enseñar, y para ser sincera yo también me pondría así, si alguien me digiera que le enseñe a tocar la guitarra.

—Oh no te preocupes, yo tampoco nunca he sido profesora —murmure sonriendo con entusiasmo cuando dijo que podía intentar, la cosa fue que su sorpresa fue palpable cuando le dije que tocaba guitarra.

—Si —inquirí con mis manos en mi regazo—. La toco hace seis años, puedo decir que fue el único instrumento que me llamó la atención, me gusta como suena el piano, pero creo que es un poco difícil de aprender —sonreí—. Realmente admiro a las personas que lo practican.

Después de haber murmurado eso, solo lo mire atenta cuando se sentó en el suelo y me dijo que iba a tocar, para decir verdad nunca había escuchado alguien tocar ese instrumento y para ser sincera me emocionaba mucho. Entonces se dispuse a escucharlo cuando empezó, y para decir verdad pude escuchar como una profesora hablaba, supongo que me tocara ir a buscar mi bolsa para poder hacer la carpa y buscar a mi compañera que por cierto no conocía.

Zona de acampada

La cosa fue que después de tomarles la foto y extenderle la cámara que pudiera verla pude oír la risa de Cayden, es que realmente estaba gracioso, solo me quede quieta cuando me fije que Altan abría los ojos, aunque miro la cámara creo que no pudo distinguir lo que vio. Me moví cuando escuche voz Jez y me fije en ella, y solo arque la ceja cuando me respondió que ella la quería así y pude notar que Cayden hizo lo mismo, cuando asintió con la cabeza.

—¿Seguros? —pregunte echándole una mirada fugaz a Altan—. Ya que ustedes lo dijeron y la quiere así, pues les traeré ¿dos de está? O como ustedes lo deseen —mire por encima de la foto al murmurar eso, y la cámara la puse sobre mi regazo aun con la fotografía viéndose, al mismo tiempo que notaba como Jez cogía el paquete de galleta, que le había extendido, le dio una Cayden y la otra pues se la pico en la mejilla Altan.

Y para decir verdad aun seguí sorprendida por mi actitud sobre las galletas, solo deje de pensar cuando note que Cayden busco algo en su mochila y me lo extendió; era un jugo, sonreí para mis adentros cuando note que era de frutas.

Solo lo mire un poco sin murmurar nada, y parpadee cuando el hablo.

—No hacia falta —inquirí en el mismo tono que el había usado y lo cogí,—. Pero gracias.

Entonces deje de hablar cuando escuche la voz de una profesora, y preste atención a lo que decía pero sin voltearme a verla, sin embargo cuando empezó a decir los nombres de los grupos mi cuerpo se tenso al escuchar con quien me había tocado, solo parpadee ladeando un poco la cabeza.

Realmente el mundo me odiaba.

Repetí el nombre de una de ellas, una y otra vez en mi cabeza.

Alisha Welsh.

¿Era enserio?, no era una jodida broma ¿no?.

Suspire sin mas y mi vista fue hacia mi cámara, realmente nunca me iba acostumbrar a escuchar el nombre de la chica, desde el día que se apareció presentándose cuando iba caminando por el pasillo, pero si quería divertirme con las actividades y con todo lo que tuviera el campamento, pues debía de dejar mi malestar a un lado, después de todo seriamos compañeras de equipo.

—Supongo que hasta aquí llego yo —murmure levantándome—. Fue un gusto hablar con ustedes, nos veremos por hay.

Camine alejándome de ellos, ahora me tocaba buscar a mis dos compañeras, pero no sabría decir a quien buscar primero ya que a la otra chica no la conocía.



Zona de acampada

Después de mirar de cerca el Totoro solo camine cuando todos los hicieron, para decir verdad estaba contenta ya que había conocido, a una estadounidense aunque no conversamos mucho, se que la volvería a ver. Entonces llegamos a un lago que podía decir, que era inmenso y muy hermoso, me aleje de el cuando nos dirigimos a la zona de acampada, la cosa fue que había escuchado a una profesora nombrar algo sobre los grupos para las actividades, las cuales participaría con muchas ganas.

Practicar baloncesto desde muy pequeña me había ayudado mucho, aunque no fuera tan alta.

Pese que, había escuchado con quienes me tocaba, no me había movido de mi lugar ya que no las conocía pero en los últimos segundos me puse a pensar que talvez me las encontraría con cuando vaya a buscar la bolsa, así que eso hice. Pero mas bien ni siquiera avance ni diez pasos, por que termine chocándome con alguien, hasta termine tambaleándome y creo que si no fuera por mi equilibrio fuera terminado en el suelo.

—Oh my god i'm so sorry —murmure, y para decir verdad debería dejar de andar hablando en ingles, con cualquier persona que se me cruzara.

Contenido oculto

Mori por aquí te dejo a la niña aunque vayan a interactuar algo corto (?)

 

Zona de acampada

Ni siquiera pasaron dos segundos, fue solo un instante de duda suficiente para tener una chica rubia delante mío, su actuar veloz llegó a sobresaltarme aunque no llegué a emanar sonido alguno, tan solo me apegué más al tronco tras mío y la miré con clara inseguridad, tampoco demoré en desviar la vista cuando sentí su regaño, apretando la tela suelta de mis pantalones con fuerza. Me sentía como un crío regañado y las acciones de la chica no hicieron más que acentuar eso, mi corazón se desbocó y me veía incapaz de pronunciar palabra alguna, así que con la extrañeza y presión mezclada en mi cara recibí su botella sin mediar palabra. La sostuve frente a mi estómago, apretándola con fuerza, y no interrumpí el trabajo de la chica, lo bastante tenso estaba como para siquiera pensar en moverme. Cerré los ojos cuando pasó las toallitas por mi cara, pero luego la expresión tensa que mezclaba vergüenza y preocupación se mantuvo.

¿Era buena opción largarse a llorar? No, sería peor, pero el nerviosismo que me invadía estaba lejos de ser grato.

En fin, que una vez la chica se sintió realizada se despidió del... chico que la acompañaba, ahora tenía conmigo una botella y toallitas húmedas que miraba como si fueran el crimen más grande de la humanidad. Intercalé miradas entre los objetos y la chica, asentí luego con suavidad s sus indicaciones.

—Gracias —musité con bastante esfuerzo, fue lo único que dije antes de ver con inseguridad cómo la chica no demoraba en alejarse. Miré de reojo al chico que quedó en el árbol, mi cara sonrojada y preocupada por mil debía ser un verdadero poema, no demoré en desviar la mirada, murmuras otro "Disculpa" y tomar mi mochila con esfuerzo para acomodarla en mis hombros y acercarme como indicaron los profesores.

Me acomodé la gorra como pude teniendo en cuenta que ahora cargaba con una botella y toallitas húmedas. Me acerqué al grupete que me habían asignado, eran dos y más altos que yo, si hacía falta resaltar. No eran de mi curso y bien podían ser de tercero, lo curioso es que había otro albino. Los miré cabizbajo y luego clavé mi vista al suelo.

—Zhou-san, segundo año— Me presenté con voz baja y plana, luego hice una pequeña reverencia—, estoy a su cuidado —terminé con formalidad.

Contenido oculto

Pos asumimos que Kenneth se presenta y todo (?)
Y etiqueto a Yáahl por si las moscas (?)

Zona de acampada

Mis ojos se abrieron con sorpresa cuando comentó lo de que era adoptada, aunque no dije nada al respecto, tampoco lo veía adecuado. Al menos no se veía afectada al respecto y eso... supongo que era bueno, ¿No? Ojalá y sus padres adoptivos la quisieran. Luego sonreí con suavidad a lo de que era positiva respecto a su resultado, pero pronto acentué la sonrisa con energía.

—Pues esa es la actitud —concedí. Luego asentí cuando me confirmó que no le molestaba mi gesto de agarrar su mano. Hubiera preferido a Zold, pero es que él ya estaba pedido—, pues genial~.

Libré por fin su brazo cuando se sentó en el suelo, yo me deshice también de mi mochila y escuché la pregunta de Fiorella.

—Pues lo dicho, casi me agarro de las mechas con un compañero —comenté con las cejas fruncidas con algo de pudor, para luego sonreir calmada y alegre—, pero nada que no se pudiera arreglar.

Fue entonces que empezaron a llamar a los alumnos para ir dividiéndolos por grupos para ver quién dormía con quién. Fruncí el ceño con bastante disgusto cuando supe que no me tocaría con Génesis, adiós a cualquier posible noche de chicas, que lastima. Pero, como recompensa, resultó que si me había tocado con Fiorella, la chica era bastante tranquilita y no me desagradaba para nada, así que ni tan mal.

—¡Ah, que genial!— Me hice con su brazo otra vez, sonriente a ojos cerrados presumiendo toda mi hilera bien alineada—, ¡Ojalá lo pasemos bien!

Ya me tocaría preguntarle a Zold con quién es les tocó, cuando noté que a Zeldryck le tocó con un crío casi me desinflo de risa ahí mismo, pero supe contenerme.

A ver qué más preparaba esta aventura~

Contenido oculto

Que desagrado que se venza el certificado, ª
En fin, Insane quem uwu

Zona de Acampada

—¡Pues estamos a la par! —respondí sonriente a lo de que tampoco había sido profesora, y luego escuché atento su historia con la guitarra. Sonreí con las cejas tímidas—, siento que el piano es muy bonito y todo... ¡Pero es que la guitarra es asombrosa!— Era incapaz de ocultar mi entusiasmo con esta última, luego sonreí con vergüenza—, aunque, claro...— y apacigüé el gesto para observar mi propia ocarina con calma y afecto, acariciándola con suavidad—, todo instrumento tiene su dificultad, por ende...— Y le volví a sonreír radiante a la chica— ¡Cada músico es admirable!

Cómo me encantaba la música, la verdad.

En fin, que luego tuvimos que reunirnos con nuestros grupos y miré con tristeza la situación, para luego dirigirme a Sophie.

—Parece que tendremos que separamos, Phie-chan —agregué el diminutivo como si nada, luego sonreí con ese deje de tristeza—, espero nos podamos ver luego— Y torné mi sonrisa enérgica como siempre—, me has caído muy bien.

Y le brindé un suave puñito en el costado de su hombro antes de dirigirme hacia mi grupo soltandole un "Bye, bye" a la chica desde lejos.
Una vez llegué donde el par cualquier rastro de extroversión se vio opacado por mis dos ojos atentos a los chicos con los que me tocó. Me aferraba al mango de mi bolso como nunca antes, ya había guardado la ocarina y llevaba la mochila sobre mis hombros. En fin, alguien tendría que presentarse, ¿No? Tocaba tan solo empezar.

—¡Buenas, soy Horiazana Vite! —solté sonriendo de oreja a oreja, para luego hacer una reverencia educada—, Kohai de primer año, ojalá lo pasemos bien —dije lo último irgüiendome como correspondía y sonriendo de oreja a oreja a ojos cerrados.

A saber qué tanto les podía ofrecer un crío, pero nos tocaría convivir, por lo que no me quedaba de otra que entregarles mi mejor cara.

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Ahí les cae el enano uwu Yáahl Insane

Zona de acampada

La adrenalina por escapar de Momo-chan terminó en una casi desgracia cuando me choqué con alguien, la sorpresa se vio de inmediato en mis ojos y sin llegar a pensarlo si quiera mi mano atajó su brazo con cierta fuerza, la chica se había tambaleando y todo, pero no llegó a caer.

—Dioses, lo siento —solté de inmediato con genuina preocupación, para soltar rápido si brazo, ojalá y mi apretón no haya sido tan fuerte... cosa que dudaba. Le sonreí con la preocupación algo más acentuada en mi rostro—, ¿Te encuentras bien?

—¡Kenta!— Mi espalda se irguió casi saltando como un resorte, era claro que Momo-chan había visto eso y no debía estar contenta. Al llegar a mi lado mi miró con enfado y de inmediato se centró en la chica con preocupación, tocando con suavidad su hombro—, ¿Estás bien?— Y no demoró en dirigirse a mí, una mano en la cintura y la otra aún aferrada al protector solar—, debería darte vergüenza actuar como un crío, Kenta —habló firme y luego dio un suspiro pesado, cansada y sonrojada por la corredilla.

—Perdón —fruncí en celo desviando la mirada, no me gustaba sentirme regañado.

—¡Disculpate con la chica! Y de paso bajas la cabeza para que te eche en el cuello—. Se veía bastante seria, supongo que lo tenía merecido.

—¿Verdad que te pedí disculpas?— Me dirigí a la chica con seriedad y ceño fruncido, aunque la pobre no tenía por qué tragarse mi mal humor. Momoka empezó a echarme bloqueador en el cuello, luego en las orejas...

—Yo no lo escuché—. Sencillo y conciso.

—Disculpa, ¿Vale? Fue mala mía y no quería chocar contigo —volví a admitir desviando la mirada de la otra, en parte era una disculpa para Momoka también.
La castaña soltó otro suspiro, luego le sonrió a la desconocida.
—No siempre es tan atolondrado.
—¡Oye!
—Jejeje... Momoka Ashikaga, ¿tú eres? —indagó con esa sonrisa que rozaba lo maternal, tranquila y suave, como si hace unos momentos no hubiera estado dándome el sermón del día—. ¡Oh, Kenta, te han llamado, ve a ver con quiénes te tocó!

—Uhm... —miré cómo a lo lejos se reunión los chicos—, está bien. Nos vemos, chicas —sacudí mi mano con una sonrisa, y luego uní ambas palmas en un rezo y bajé un poco la cabeza—, y disculpa de nuevo por chocar contigo.

Ojalá y no se repita. En fin, que me acerqué al par con quién me tocaría compartir carpa con bastante rapidez. No demoré en sonreírle al par con confianza y alegría.

—Fujioka Kenta— Coloqué una de mis manos sobre mi pecho—, un gusto— Para luego hacer la reverencia japonesa de toda la vida.

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quem ahí tienes al crío no tan crío. Y a Momo se paso.
Ejem, Gigi Blanche y Ikoma-kun , Hi, hi (?)