Tokorozawa Lago Sayama [Lago]

[Zona de acampada]

Me había preparado mentalmente para casi cualquier reacción posible por parte de Anna, desde la posibilidad de que rechazase mi compañía hasta la de que simplemente ignorase mi presencia; para la que menos me había preparado de todas, posiblemente, fue justamente para la que recibí. Su mirada chocó con la mía apenas me dejé caer a su lado sobre el banco, haciéndome apretar los labios con cierta fuerza al ver sus ojos irritados, y apenas terminé de hablar, ella volvió a sollozar de manera desconsolada.

Fue su disculpa la que me pilló desprevenida, para ser completamente honesta. No era porque pensase que Anna no era del tipo de persona de pedir perdón, porque sabía que más bien era todo lo contrario, pero suponía que había dejado tan de lado aquel pseudo-conflicto al verla llorando que ni siquiera me imaginé que ella sí se acordaría. Si me paraba a pensarlo un segundo, seguramente llegaría a entender que lo hiciese y que quisiese disculparse por ello, pero en aquellos momentos lo único que realmente pude pensar es que no merecía la pena.

—Hey, no pasa nada, cielo... —murmuré, echándome hacia delante para rodearla con mis brazos—. Yo también lo siento, tenía que haber tenido más tacto —seguí hablando en voz baja, casi en un arrullo, y le deje un beso sobre el cabello antes de apoyar la mejilla en el mismo lugar—. ¿Quieres hablar de ello, solo desahogarte o hacer otra cosa para distraernos? Lo que tú quieras, ¿hm?

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Y EMI A TI Y A ANNA *more ugly crying*

 

[Bosque #5]

Con la linterna de regreso finalmente, el regreso a la playa transcurrió sin altercados. Desactivé la luz apenas alcanzamos la zona iluminada por la luna, donde ya había congregadas un par de personas, y me acerqué al centro del espacio para dejar caer las ramas. Solté el aire con cierta pesadez, aliviado por deshacerme de aquel peso, y al erguirme noté que el grupito de Wickham y Welsh tenía la atención puesta sobre nosotros. Estaban junto a otra muchacha rubia que no ubicaba.

—¡Vaya! ¿Ya habían ido a buscar leña? —Joey caminó hasta nosotros, muy sonriente—. Hicieron el trabajo de Dios. ¿Hmm? ¿Y eso?

Había reparado en la botella que tenía Verónica encima. Preferí dejarle espacio a ella para que explicara la situación y paseé la vista por el lugar. La muchacha rubia de cabello corto hizo lo mismo y verbalizó antes que yo mis propios pensamientos.

—¿No eran tres?

—¿Jack no regresó todavía? —pregunté hacia Welsh, confundido y algo preocupado.

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te etiqueto Amane as well cuz asumí un par de cositas

[Zona de acampada]

La respuesta de Adara tardó un poco, cosa que no me molestó de ninguna forma. Dijo que también vivía en Chiyoda pero que no ubicaba el Yasukuni, cosa que... bueno, me llamó un poco la atención.

—¿Vives hace poco aquí, Makris-san? —indagué, considerando que era una opción viable, y le sonreí buscando tranquilizarla al mencionar a mis padres—. No te preocupes, si hay algo a lo que están habituados es a ver gente sacando fotos. En tanto no lo hagas adentro de casa, claro. —Me reí e intercalé la mirada entre ambas, deteniéndome un par de segundos extra en Fiorella—. Pueden venir cuando gusten, estaré encantado de recibirlas.

Entre tanto seguimos comiendo hasta que por fin finalizamos la cena. Había logrado despejarme del mal trago del humedal, la verdad, cosa que me alegraba y, en parte, le agradecía a ambas.

—Yo iré un rato a mi tienda —avisé, tranquilo—. Querría descansar un poco. ¿Quizá luego nos veamos por ahí? Ya saben lo que dicen: la noche es joven.

Así, pues, nos despedimos y tomamos caminos separados.

[Zona de acampada]

Sentí los brazos de Emily rodeándome por encima de la pequeña cúpula que había fabricado, esa que pretendía aislarme del resto del mundo. Me daba vergüenza montarme semejante escenita en medio del camping y me sentía culpable por depender de Emi incluso luego de lo que había ocurrido, pero no me quedaba coraje para estar sola. Realmente no quería.

Mi cuerpo seguía algo reacio a ceder ante el contacto pero tampoco la aparté. Ella me dejó un beso en el cabello y me esforcé por tragarme la nueva correntada de lágrimas que quiso aparecer. Ya no era tanto por lo de Hubert y Bleke, lo sabía, si acaso eso sólo había servido de detonante. Era Kakeru. Estaba llorando como una chiquilla, igual que ayer, en el Jardín Botánico.

—¿Podemos ir a tu tienda? —pedí en voz baja, despegándome por fin las manos del rostro pero sin atreverme a alzar la vista.

Observé la bandeja con la cena a medio comer y sorbí por la nariz, suspirando después. Emi se ofreció a regresarla por mí y la verdad era que no me apetecía recorrer medio campamento con esta cara de velorio, así que le agradecí en voz baja y me dirigí directamente a su carpa. En el camino no pude evitar mirar un poco alrededor, puede que con una suerte de esperanza algo ambigua que, de todos modos, no encontró lugar donde asentarse.

Me colé en la tienda y me senté al centro, abrazándome las piernas. Allí adentro me sentía más tranquila, más cómoda, y por fin pude dejar de llorar. Ahora sólo quedaba esperar a Emily.

 

[Bosque #5]

No mucho después de haberme acoplado a Joey, los desaparecidos en combate hicieron acto de presencia; o bueno, casi todos. Vero y Kakeru llegaron a la vez, de Jack no había ni rastro, y por mi parte me encogí ligeramente de hombros cuando el muchacho preguntó sobre eso, negando un par de veces con la cabeza después. Pude ver de reojo a Alethea acercándose a nosotros con una ligera chispa de preocupación en el rostro, aunque personalmente no creía que hubiese demasiado por lo que temer, y en su lugar decidí ir donde Verónica para observar mejor la botella que decían haber encontrado.

Leí la nota que había colgada del cuello de la botella, y fue inevitable, una carcajada bastante sonora se me escapó de los labios cuando pude procesar del todo el nombre que aparecía como propietario de la botella. Seriously, what were the odds... Me erguí con la sonrisa plantada sobre los labios, girándome sobre los talones para poder dirigirme a Joey, pero me vi interrumpida antes de siquiera llegar a abrir la boca para hablar. Jackie hizo su aparición estelar, montándose una escena que me quedé mirando con el ceño fruncido hasta que tuvo el valor de desperdiciar una botella entera de alcohol con su acto, lo que por supuesto me hizo abrir la boca en clara muestra de indignación antes de acercarme a él para cogerlo de la sudadera y obligarlo a mirarme.

—Jack Atkinson, I swear to God, como vuelvas a derrochar alcohol así delante de mis narices, I'm gonna literally murder you. Y me da igual lo que sea que te haya pasado para que estés así, te lo juro. Also, ¿qué coño te ha pasado? —aquello último lo dije soltándole la prenda, suavizando apenas el tono de voz mientras lo repasaba con la mirada y el ceño fruncido una vez más.

[Bosque #5]

Anna me aceptó en su espacio a pesar de todo, acción que decidí tomarme como buena señal dentro de todo aquel pequeño desastre. La chica me preguntó su podíamos ir a mi tienda, a lo que por supuesto asentí sin ninguna clase de dudas; al fin y al cabo, mi ofrecimiento anterior de las galletas había tenido es como objetivo, poder resguardarnos en un lugar más privado. También me di cuenta de que su atención se fue rápidamente a la bandeja de comida y ni siquiera necesité demasiado para entender la situación, por lo que tampoco tuve mayor problema en ofrecerme a llevarlo todo mientras ella iba a la tienda.

Me quedé un par de segundos extras atrás, siguiendo a la muchacha con la mirada para asegurarme de que llegaba bien a mi tienda, y después dejé escapar un suspiro de nada mientras empezaba a recoger lo que habíamos dejado sobre la mesa. Antes de llevar las bandejas a su sitio, aproveché para darle un par de bocados a lo que había cogido para mí, y fue cuando estaba devolviendo los platos que se me ocurrió algo que quizás podría ayudarnos a sobrellevar aquella noche un poquito más fácilmente; dejé todo donde correspondía, pues, y me dirigía hacia el Bosque Cinco.

Quizás no fuese la manera más sana de lidiar con nada, ¿pero qué tanto mal podría llegar a hacer, realmente?

No fue muy difícil dar con el punto de reunión de la fiesta, con la cantidad de personas que ya parecían haber llegado a la misma, y a pesar de la vergüenza inicial que sentí por aparecer de la nada (encima cuando parecían estar teniendo alguna especie de momento que no entendía del todo), hice todo lo posible por recuperar la compostura con rapidez y no permitir que se me notase demasiado. Barrí con la vista el espacio, hasta dar con Joey y la obvia mochila que llevaba a sus espaldas; me acerqué a su posición al instante, apenas saludando al resto de pasada al hacerlo.

—Buenas noches, senpai —murmuré una vez estuve a su lado, llevándome las manos a la espalda para intentar esconder los nervios que de todas formas me habían vuelto al plantarme ahí—. Uhm... esto... ¿puedo pedirte un favor...?

 

Los eventos se habían apilado con un particular sentido del humor, diría yo, y me dejó encantado la idea de que, incluso en un plan tan aparentemente inofensivo como este, las cosas pudieran tornarse impredecibles. Me había retrasado por estar recolectando el alcohol y evadiendo a los profesores, al llegar a la playa noté que ya había algunas personas; entre ellas, Bleke y su ¿amigo? Poco después aparecieron loner y la princesita blanca. Mi atención se la llevó la botella que la niña llevaba encima, pero pronto advirtieron la ausencia de Jack y ¡sorpresa, sorpresa! El grandulón apareció.

Oí un ruido a mi costado y me volteé, dispuesto a saludarlo con energía tras reconocerlo, pero mi intención quedó a mitad de camino al ver su aspecto. Tenía pinta de... náufrago. O que se había perdido dentro del bosque en otra línea temporal y el universo lo había escupido aquí, veinte años después. Lo seguí con la mirada. Dejó caer el tronco junto al resto de la leña, en silencio, y entonces me clavó los ojos encima. Por una fracción de segundo me pregunté si debería salir corriendo.

Permanecí quieto, sin embargo, y me quedé con el saludo en la boca al arrebatarme él las dos botellas que tenía. Me miré las manos, vacías, y luego compartí un vistazo con el resto del grupo. Ni siquiera pude detenerlo cuando comenzó a derrochar el precioso, invaluable vodka sobre la leña. Acabé por suspirar, resignado, y desvié la mirada para ya no atormentarme con tan horripilante escena. Fujiwara permaneció junto a su princesita y Bleke se inclinó hacia mí, de por sí a mi lado.

—¿Le dirás algo? —inquirió, no en tono de reproche, sino con genuina curiosidad.

Chasqueé la lengua suavemente y, cuando empecé a responderle, ya Alisha se había puesto en marcha hacia él.

—Not precisely my job.

No estaba exactamente enfadado con Jack, más bien... no era del tipo sentimental y ya. Me alejé un poco para dejar la mochila (lejos del grandulón, de preferencia) y estaba en eso cuando oí un par de voces cerca de mi posición. Me erguí, husmeando entre los árboles, y mi expresión se iluminó al advertir que se trataba de dos chicas. ¡Este era, precisamente, mi trabajo! Avancé hasta interrumpir su trayecto, puede que mi aparición fuera algo repentina pero me aseguré de sonreírles con suavidad.

—Señoritas —saludé, caballeroso, haciendo una leve inclinación—, han llegado al lugar correcto~ May I?

Hice una seña hacia la playa con movimientos amplios y las escolté. Estaba por explicarles el motivo de la reunión cuando una tercera chica se materializó a mi lado. A ver, a ver, si no sería mi día de suerte~ Mi sonrisa se iluminó tras reconocer a Emily y la saludé muy alegre. ¿Un favor? ¿Qué podía ser? Encima se veía tan nerviosilla al pedirlo, poor thing.

—¿Hmm? ¿Un favor, dices? —me incliné hacia ella, como si no la hubiera oído, y bajé el tono para hablar con suavidad, cerca de su rostro—. Pero claro~ Lo que sea por Emi-chan. ¿Qué necesitas, linda?

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uff, tuve que sincronizar muchas cosas así que perdón si algo quedó raro o asumí alguna cosa, i did my best uwu7

 

[Bosque #5]

No creía ser del todo consciente de lo realmente inoportuna que mi llegada al lugar había sido, pero quizás eso fuese lo mejor para todos, porque no podía imaginarme el tener que añadir una preocupación extra por aquello a todo lo que ya de por sí sentía. Más o menos me pude imaginar que había algún tipo de problema por donde estaba Alisha, también me di cuenta de que Kakeru estaba ahí (y me hice una nota mental de hablar con él antes de irme), y aunque me percaté de que Joey ya estaba acompañado cuando yo lo alcancé, eso pasó cuando ya le había soltado lo del favor.

El chico se inclinó hacia mí justo después de haberle hablado, quedándose tan cerca de mi rostro que me fue prácticamente imposible esconder los nervios extra que me cayeron por esa misma cercanía. Me sonrojé, obviamente, y asentí tímidamente con la cabeza antes de carraspear un poco, pretendiendo parecer más segura de mí misma de lo que realmente estaba. Joey pareció bastante dispuesto a cumplir lo que sea que le quisiera pedir, detalle que me permitió relajar el cuerpo un poquito antes de poder finalmente hablar.

—Me preguntaba si podías, uhm... ¿darme algo para beber? Algo no muy fuerte, de ser posible. Y no tiene porque ser mucho, sería solo para mí y para Anna... —acabé pidiéndole, todavía hablando en voz bastante baja, y puede (y solo puede) que le hubiera hecho algo de ojitos en el proceso, por si acaso.

 

La pobre niña se sonrojó, logré notarlo incluso con aquella oscuridad, y pestañeé con calma en lo que aguardaba por su respuesta a mi pregunta. Sabía que mis acciones la ponían nerviosa y también sabía que en el fondo no le desagradaban; era una combinación un poco tentadora, si me preguntaban. ¿Qué esperaba que me pidiera? Absolutamente nada, no tenía idea qué podía querer ella de mí. Y, aún así, cuando lo dijo me resultó más que obvio.

Eh, eh, ¿qué era ahora? ¿El alcohol delivery guy y ya? Me rompía el corazón~

—Algo no muy fuerte... —reflexioné, irguiéndome, y le dediqué una sonrisa encantadora—. Espérame aquí, Emi-chan. Tengo justo lo que necesitas.

Decidí atender a su pedido directamente en vez de invitarlas a la playa por dos simples razones: primero, había mencionado a Hiradaira. Segundo, si había llegado hasta aquí fue porque sabía de la quedada, ¿no? Así que ya había decidido no venir. Una noticia desoladora, por supuesto, pero a veces un hombre tenía que ser fuerte y sobrellevar las circunstancias.

Fui hasta mi mochila y me acuclillé frente a ella, de espaldas al resto de la gente. Encontré una de las petacas que había rellenado al fondo del bolsillo principal, la abrí y la olfateé para comprobar su contenido. Era vodka con jugo de naranja, pero lo había preparado con los últimos resquicios de la botella y estaba considerablemente más suave que el resto. Había planeado dejarle esta petaca a Blee, la princesita o cualquier otro que pareciera propenso a morir con dos cervezas, pero otra vez: un hombre debía hacer lo que tenía que hacer.

Regresé junto a Emily y le entregué la petaca luego de un primer amague de pura travesura. Mi sonrisa se mantuvo tranquila y rocé ligeramente su mano en el proceso.

—There you go, pretty. ¿Me prometes que no harán ninguna locura? ¿Que serán niñas buenas y responsables? —Me agaché un poco para quedar a la altura de sus ojos y suavicé el tono—. Si te portas mal, voy a enterarme~

 

[Bosque #5 > Zona de acampada]

Por supuesto, siempre había existido la posibilidad de que el chico se negase a cumplirme la petición que tenía, pero si debía ser completamente honesta, había dudado desde un inicio de que algo así pudiera pasar con Joey. Aun así, le sonreí agradecida, y también algo emocionada, en cuanto dijo que tenía justo lo que necesitaba, por lo que no tuve demasiado problema en quedarme esperando bien quietecita en el sitio, así como él me había pedido que hiciese. El chico volvió después de un rato, extendiéndome una petaca que solo conseguí agarrar al segundo intento (con los mofletes inflados después de haber fallado a la primera, claro), y murmuré un 'muchas gracias' bajito antes de escucharlo hablar de nuevo.

—Uhm... no suenas muy amenazante, senpai —solté junto a una risilla ligera, entre divertida y todavía algo avergonzada—. Pero prometo que nos portaremos bien, no te preocupes. Os diría lo mismo a vosotros, pero sé que va a caer en saco roto...

Mantuve la sonrisa en todo momento, sin embargo, porque quería que supiese que aquello último lo había dicho de broma. Después, y a pesar de haber dudado bastante en un inicio, me estiré hacia delante y aproveché la cercanía del chico para darle un beso en la comisura de los labios; no me supe decidir entre la mejilla o los labios, quedándome al final a medio camino de ambas. Le sonreí una última vez, nuevamente más avergonzada que otra cosa, y me alejé hacia Kakeru para murmurarle que todo iba a estar bien (y pedirle que disfrutase de la fiesta, ya que estaba ahí) antes de alejarme del bosque en dirección a la zona de acampada.

Escondí la petaca en mi chaqueta, aunque dudaba que algún profesor fuese a darse cuenta de nada, y me dirigí a paso acelerado a mi tienda de campaña, encontrando a Anna ya dentro de la misma. Le dediqué una sonrisa pequeña, de saludo y de disculpa al mismo tiempo, y me dejé caer a su lado mientras sacaba la petaca para dejarla en el suelo, frente a nosotras.

>>Perdona que haya tardado, cielo, pero pensé que quizás... bueno, ¿quizás podíamos tomar algo? No hace falta que bebamos nada si no queremos, pero está ahí... ¿por si acaso? En fin, eso da igual, ¿cómo sigues? Lo de las galletas era verdad, por cierto, puedo sacarlas si te apetece probarlas.

[Bosque #5]

La respuesta del origen del estado del muchacho no la recibí por parte de Jack, si no de Verónica que había decidido, en algún momento, unirse al espectáculo. Giré la cabeza para mirarla, con una ceja alzada debido al tono que estaba usando para explicarme la situación, y no mucho después tuve que volver a centrar mi atención en el muchacho, al que por supuesto le correspondí con una sonrisa igual de irónica que la suya; podía tenerlo más aprecio que a la media, pero eso no significaba que fuese a ponerlo por encima del alcohol.

Al final solté al chico cuando empezó a enumerar sus desgracias, sin pretender dejar pasar del todo la molestia que seguía sintiendo, pero por lo menos dispuesta a escuchar lo que tenía que decir. No planeaba comentar nada al respecto, de todos modos, y en su lugar me quedé observando la interacción entre él y la albina con bastante más interés del que podría esperarse de mi parte. Luego Jack pareció recuperar la actitud ligera de su personalidad y, en lo que a mí respectaba, poco me importaba si era genuino o solo pretendía disimular por el bien de los demás; me encogí de hombros y moví la mano para quitarle importancia.

—It doesn't matter —sentencié al final, levantándome al mismo tiempo que él, porque la verdad era que, con todo, creía poder pasárselo por ser la primera vez que lo hacía.

Permití que el muchacho se dirigiese hacia su guitarra, o que hiciese lo que le diese la gana, mientras yo misma caminaba hacia el chico que se había quedado con la botella de ron. Me di cuenta que había nuevas caritas en la playa, lo que me alegraba bastante, pero de momento seguía bastante más interesada en aquel pequeño tesoro que habían encontrado en el bosque. Le eché un brazo por encima de los hombros al castaño, apretujándolo un poco contra mi cuerpo como si fuésemos amigos de toda la vida, y señalé la botella con una sonrisa divertida renovada.

>>Hey, monte Fuji, ¿puedes confirmarme que el nombre que se puede leer en el papelito es 'Rose'? —le pregunté, inclinándome lo suficiente como para verlo a los ojos, y alcé la voz un poquito más de lo necesario al añadir—: Mi abuela se llama Rose y fue al Sakura, ¿sabes? What a coincidence, dontcha think?

[Bosque #5]

La noche apenas había empezado, pero lo cierto es que ya estaba siendo bastante ajetreada. Me mantuve cerca de Hubert mientras seguíamos conversando, aunque en algún momento mi atención se vio distraída por la presencia de vuelta del grupo que había ido a recoger madera; o casi todo el grupo, porque fue imposible no darse cuenta de la ausencia de Jack. Aquello me preocupó bastante más de lo que podría haber esperado, y apenas encontré la voluntad de pedirle disculpas a mi acompañante antes de acercarme al grupo en cuestión, con la preocupación de mi rostro haciéndose cada vez más presente al escuchar que habían dejado a Jack solo para volver.

—Le da miedo el bosque, no tendríais que haber... —empecé a decirles a los que habían ido con él, pero me corté a medio camino de terminar la frase, porque lo último que realmente quería era reprocharle algo a un par de alumnos que apenas conocía de hacía unas horas.

Por suerte o por desgracia, Jack apareció de entre los árboles no mucho después de haberlo mencionado, y me giré para mirarlo con una oleada de alivio extendiéndose por todo mi cuerpo. Su aspecto, sin embargo, dejaba mucho que desear y no pude evitar pensar que me había alegrado demasiado pronto, porque estaba ahí con nosotros, pero no parecía estar para nada bien. Dudé durante un segundo si acercarme o no, porque no sabía si era prudente, y ese momento fue aprovechado por Alisha y Verónica para hacer lo que yo no me había atrevido.

Me quedé algo apartada del resto casi sin darme cuenta, intentando procesar porqué estaba sintiendo tantas cosas tan extrañas en relación al chico, y para cuando me quise dar cuenta, Jack parecía haberse recuperado lo suficiente como para levantarse y hacerse con su guitarra. Recibí su mirada con una expresión suave, sin saber cómo interpretar sus movimientos o gestos, y después de un rato me decidí por ignorar todo aquel caos de sentimientos de momento, negando ligeramente con la cabeza y dejando escapar un suspiro mientras volvía en mí.

Esperé un tiempo prudencial, sin pretender agobiarlo más de lo necesario, y supe que pude acercarme en cuanto se dirigió a nosotros para hablar de la música que podíamos pedirle. Cogí algo de aire, dejando salir otro suspiro breve, y me senté a su lado con la sonrisa tranquila de siempre sobre los labios.

>>¿Sabes tocar alguna canción japonesa? Quizás pueda acompañarte cantando si la conozco —le propuse, en voz baja.

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las únicas canciones japonesas que yo conozco son de anime así que podemos fingir demencia y simplemente poner que cantan alguna que exista (??? o acepto recomendaciones, idk

 

[Bosque #5]

La situación sí que había escalado de forma curiosa. Jack apareció del bosque como invocado por nuestra preocupación y lucía... parecía que había librado una guerra ahí adentro. Me quedé quieto, en silencio, siguiendo sus movimientos y las reacciones de aquellos con quienes el chico interactuaba. Wickham se retiró, Welsh lo regañó por el desperdicio de alcohol y me quedé con el ron cuando Verónica se acercó a asistirlo. Miré alrededor en ese momento, sintiéndome un poco fuera de lugar. La chica rubia de cabello corto y yo habíamos quedado relativamente cerca, al encontrarse nuestros ojos le dediqué una sonrisa en automático pero no pasó de ahí.

Bueno... ¿ahora qué?

No tuve que preocuparme mucho. Emily se materializó de Dios sabe dónde y no me dio mucho tiempo a reaccionar, recibirla o preguntarle qué hacía ahí. Su "todo estará bien" sonó a frase de película y me arrancó una risilla, pero conocía sus intenciones y le sonreí con ternura, agradeciéndole. Alcancé a darle un apretón suave al costado del hombro y la despedí, siguiendo su silueta un par de segundos. ¿A qué había venido si ya se iba? Otra vez, sólo Dios sabía.

Welsh apareció a mi lado, entonces, me echó un brazo sobre los hombros y no me inmuté demasiado cuando me apretujó contra ella. Se me cruzó algún que otro pensamiento, había que ser honestos, pero no le di importancia y alcé la botella, echándole un vistazo.

—Sí, pone "Rose" —confirmé, sin comprender el motivo de su consulta.

Conecté con sus ojos sin problema y una sonrisa entre divertida y sorprendida danzó en mis labios al ella explicar la situación. ¿Su abuela se llamaba así y había asistido al Sakura? ¿De veras existía la posibilidad de que esta botella le hubiera pertenecido? Regresé la vista al objeto y me reí en voz baja, relajando luego el brazo. Había notado que había alzado el tono y, aunque no comprendiera plenamente el motivo, preferí atajarme.

—¿De veras? Podrás agradecerle de nuestra parte, entonces —murmuré, algo de diversión me suavizó el tono—. A menos, claro, que no quieras compartir esa información con ella. En ese caso... no pasa nada si nos la bebemos, ¿verdad?

Acabé con la cara de borrego, obvio, sólo por la pura gracia y sin poner ni un centímetro de distancia.

[Zona de acampada]

Emily se tardó lo suyo. A riesgo de ser paranoica, los eventos recientes me inyectaron algo de intranquilidad en el cuerpo y me pregunté qué estaría ocurriendo. Contuve, sin embargo, el impulso de salir, como si hacerlo significara traicionar la confianza de Em, y me quedé con las piernas abrazadas. El chasquido leve de la leña y las conversaciones cruzadas de afuera se arrastraban dentro de la tienda vagamente y refregué el rostro contra las mangas de mi sudadera, cerrando los ojos con fuerza. Me sentía una chiquilla triste.

Cuando Emily finalmente apareció, alcé el rostro y seguí sus movimientos. Se dejó caer a mi lado, sacó una jodida petaca y se me aflojó una risa entre burlona e incrédula, fue inevitable.

—¿De dónde coño sacaste esto? —indagué, agarrando el recipiente.

Le quité la tapa y me la acerqué a la nariz, olisqueándola un poco antes de darle un sorbo y luego otro más largo. Ah, vodka y jugo de naranja. Un clásico. Me sonreí, pasándosela, y me estiré hacia atrás para alcanzar su mochila y ubicarla frente a nosotras. Era mi forma de decirle que sacara las galletas.

—Me trajiste vodka, linda, no puedo estar mal ahora —canturreé, medio en broma, medio en serio, y la miré—. Estaba cenando con unos chicos, fui a buscar mi comida y cuando volví, ya no estaban. Me habían dejado una nota de que los habían invitado a... —La miré, conectando cables—. Ah, es el mismo lugar donde conseguiste eso. Bueno, en fin, que se fueron y... no sé, me sentó mal.

Me encogí de hombros y me hice con la petaca para darle un buen trago.

—Supongo que ya venía sensible de la prueba de valor y todo lo demás.

Se habían acumulado bastantes mierdas, ¿no? La conversación con Kakeru, la confesión de Emily, los eventos de la prueba de valor, mi metida de pata al interrumpir a Altan con Hubert y, para coronar la noche, la notita sobre la mesa.

 

[Bosque #5]

Kakerucito era un muchachote japonés, lo que significaba que mi repentina cercanía bien podría haberlo echado para atrás antes de siquiera tener la oportunidad de decirle nada; nada de eso pasó, para mi gran, gran satisfacción, así que básicamente me sentí en la libertad de seguir haciendo según me viniese en gana. Es decir, tampoco hubiese tenido demasiado problema en ello incluso si el chico me rechazaba, pero digamos que era mucho más sencillo y divertido así.

Mi pregunta logró exactamente el efecto que había esperado, desde la confusión inicial por la misma hasta la diversión de su sonrisa cuando confirmé el motivo de todo el teatro, y mi propia sonrisa no tardó en acoplarse a la suya. Seguí con la mirada el camino que él hizo hasta la botella entre sus manos, noté que relajaba el brazo y volví a chochar con sus ojos cuando levanté la vista al escucharlo hablar.

—Oh, honey —dejé salir sin filtrar nada el tono sedoso que se me coló en la voz—. Granny estará super decepcionada si le digo que la encontramos y no la bebimos, así que más nos vale darle caña —le dije, completamente convencida de mis palabras, y suavicé el semblante mientras paseaba la mano por la espalda del chico hasta poder separarla.

Le quité la botella de las manos, sin preocuparme lo más mínimo por pedirle permiso, y la abrí para darle el primer trago; me pareció notar la presencia de Verónica pasando por ahí cerca de nosotros, pero mentiría si dijese que, en aquellos momentos, no tenía prácticamente toda mi atención puesta en el chico bonito que tenía delante. Al final del día, era una muchachita de lo más simple, ¿eh?

>>There~ —canturreé, pasándole la botella a Kakeru con un brillo de clara intención en los ojos.

[Zona de acampada]

Era consciente de que aquella decisión de desviare hacia el Bosque Cinco iba a retrasarme bastante a la hora de volver con Anna, así como también estaba convencida de que no era la mejor idea dada la situación en la que la había dejado irse a la tienda, pero genuinamente confiaba en la relación que teníamos y en que ella se daría cuenta que nunca la abandonaría; menos en un momento como aquel, vaya.

De todas formas, procuré darme la mayor prisa posible, y aunque es cierto que sentí una cuota extra de nervios cuando entré a la tienda, conseguí relajarme con bastante rapidez cuando escuché la risa de Anna ante la revelación de la petaca. Quise explicarle de donde la había sacado en cuanto me lo preguntó, pero al final me distraje buscando las galletas en mi mochila y ella sola acabó descubriéndolo a medio camino de su propia explicación de lo que le había pasado.

Escuché su relato con toda la atención del mundo, habiendo encontrado (por suerte) las benditas galletas al inicio de sus palabras, y le extendí una mientras asentía con la cabeza, con el ceño apenas fruncido. No me había fijado demasiado en quién había ya en la playa, así que no tenía idea de quién podía haber hecho aquello; tampoco hubiese podido hacer demasiado con esa información, honestamente, así que simplemente lo dejé pasar para poder centrarme en lo que realmente importaba.

—¿Como lo de Kakeru, cielo? —tanteé en voz baja, tras haberle dado un mordisco a la galleta que yo misma había cogido del montón, y ladeé apenas la cabeza antes de volver a hablar—. ¿Quieres hablar de eso o prefieres contarme cómo fue la prueba de valor? Pero si dio mucho miedo, prefiero que hablemos de otra cosa...

 

[Bosque #5]

Las cosas habían tomado un giro brusco y bastante inesperado a partir de que aquel muchacho tan alto reapareció en escena. Sus movimientos pecaban de erráticos, me atrevería incluso a decir que lucía frustrado e irascible; su aspecto acompañaba las impresiones. Permanecí como una mera espectadora, de por sí no veía motivos ni sentía el deseo de intervenir, además de que... bueno, era un cuadro llamativo, ¿cierto?

Cuando la escena acabó y los comportamientos comenzaron a bifurcarse, relajé el cuerpo y paseé la mirada por los alrededores. Joey se había alejado, ahora mismo hablaba con Emily, el supuesto Jack se había dirigido a la playa y la muchacha de cabello celeste, Alethea, lo había seguido. Mis ojos conectaron con los de... ¿Fujiwara? un breve instante, pero no vi motivos para acercarme a él. Hubert había permanecido cerca de mi posición y fue Verónica quien nos movió de aquel espacio intermedio.

Se presentó ella y a su gorrión, hacia el cual deslicé la mirada tras saber su nombre. Hubert parecía considerablemente más amable que yo, o al menos más preocupado por las convenciones sociales, y esa certeza me permitió, quizá, relajarme un poco. Tal y como había anticipado, él respondió y se encargó de presentarnos a ambos. Le sonreí a Verónica cuando mi nombre salió de sus labios y ella, muy alegre, nos adjuntó apodos a ambos. Podía sorprenderme lo inesperado del suceso, pero viendo a la chica era... terriblemente predecible. Parecía muy simpática y confianzuda. No me molestó, en cualquier caso.

—Qué bonito tu gorrión —murmuré con suavidad y una pequeña sonrisa—. ¿Lo criaste desde pequeño?

La noción de amaestrar criaturas salvajes era tan ajena a mis esquemas que siempre lograba sorprenderme. En cierta forma me recordó a Ophelia y su cuervo, el momento donde me lo había presentado y cómo el ave, por un instante, pareció capaz de tragarse toda la luz del mundo.

[Bosque #5]

Solté una risa nasal bastante floja, pues la idea de que una abuelita se decepcionaría si su nieta de preparatoria no bebía hasta el agua del florero era, cuanto menos, atípica. Tampoco la cuestioné, vaya, si a todos nos convenía la anciana rebelde, y no puse resistencia cuando adiviné sus intenciones de quitarme la botella. No que hubiera un derecho de propiedad ni una línea de sucesión, pero siendo la nieta de la dueña original diría yo que igual le correspondía hacer los honores, ¿no?

En ese pequeño intervalo paseé la vista alrededor, notando la reunión de Verónica con el moreno y la niña de cabello corto, a Joey con dos chicas más allá, y Jack junto a Ethans a la orilla del lago. El fuego, entre tanto, ardía con la suficiente fuerza para iluminar el espacio. Deslicé la mirada de regreso a Alisha, quien se estaba empinando la botella, y solté otra risa floja. Eso era ron puro, ¿verdad? Un poquito suicida beberlo así. Sus ojos chispearon con una intención que no supe definir plenamente, lo hicieron a la luz cálida de la fogata, y mi sonrisa se ensanchó, divertida.

Oh, bueno. Igual había que ahogar penas.

Ajusté el agarre en el cuello de la botella y, como ella, le di un buen trago. El sabor del ron, intenso de por sí, me ardió ligeramente dentro del cuerpo y volví a mirar a Alisha.

—¿Oba-san era de la mala vida, entonces? —arriesgué, jocoso, ofreciéndole la botella—. ¿Toda una muchachita rebelde?

 

[Bosque #5]

Si hubiese tenido que apostar de antemano sobre la persona con la que acabaría compartiendo una botella de ron frente a la fogata aquella noche, estaba bastante convencida de que Fujiwara no sería de mis primeras opciones ni de coña; me lo pensaría antes de siquiera añadirlo a la lista, para ser completamente sincera. Ahí estábamos, sin embargo, contra todo posible pronóstico. Yo le di un trago a la botella, se la pasé al muchacho después y seguí sonriéndome a medida que él me imitaba, paseando brevemente la vista por nuestros alrededores antes de volver a centrarme en él.

—Oh, yeah, she was the best —confirmé, asintiendo un par de veces con la cabeza, y le sonreí de nuevo mientras recibía la botella de sus manos—. Si la vieras, parece una abuelita super dulce, but she was wild. Mi objetivo en la vida es ser como ella~ —sentencié, completamente en serio a pesar de la diversión que seguía permeando mi expresión.

Le di otro trago a la botella y se la ofrecí, aunque en aquella ocasión lo hice con un atisbo de duda en la mirada; no pretendía imponerme, aunque vaya, por la manera en la que había bebido de primeras, dudaba que ese fuese realmente el caso. Sea como fuere, preferí esperar y darle espacio para decidir, porque así de amable era yo en realidad (contrario a lo que mucha gente podría llegar a afirmar).

>>Te toca. Ahora tienes que contarme cómo es algún miembro de tu familia, just for funsies~

[Bosque #5]

Quizás acercarme a Jack sin anuncio previo después de todo lo presenciado no había sido mi idea más brillante, pero en mi defensa, no había pretendido ser especialmente sigilosa ni nada por el estilo. Parecía que el muchacho se había abstraído demasiado con su guitarra, sin embargo, porque había acabado pillándole por sorpresa con mi aparición, y todo lo que pude hacer fue sonreírle a modo de disculpa.

Jack confirmó la triste sospecha que ya empecé a tener al formular la pregunta, pues tenía todos los indicios posibles llevándome a la idea de que posiblemente no conocería ninguna canción japonesa si de por sí el idioma hablado seguía complicándosele. Tampoco había perdido nada por preguntar, vaya, y simplemente negué con la cabeza cuando se justificó, en un gesto que pretendió tranquilizarlo.

—Vale, podemos improvisar —acepté al final, reflejando su sonrisa mientras le mantenía la mirada.

Podíamos haber hecho todo lo anterior, quizás no había sido especialmente difícil, pero suponía que no había nada de malo en dejarse llevar de vez en cuando. Así que estuve improvisando, principalmente con tarareos, al intentar seguir el ritmo de la guitarra, y después de un rato no pude evitar dejar escapar una risa divertida, porque me estaba pareciendo una escena de lo más cómica y entrañable.

>>¿Sabes? No tienes que quedarte si no te encuentras bien... —murmuré después de un buen rato, algo más tranquila, y tuve que apartar la mirada para que no se me notase demasiado la preocupación que se reflejaba en la misma; era porque no pretendía herir su orgullo, nada más.