Tokorozawa Lago Sayama [Lago]

[Zona de acampada]

Tener cerca a Fiorella a veces se convertía en un problema ya que a ella, le gustaba jugar con su suerte, pero estaba acostumbrada nos habíamos conocido desde hace mas de seis años, ella me conocía de sobra y yo a ella. Por eso supe que la pregunta que le había hecho Jez la puso tensa, debido a que, su pasado no era nada bonito y el mio tampoco.

Aunque no me preocupo que respondiera, pero quise mirarla para ver que tan segura estaba, y claramente nunca me imagine que a esas preguntas la respondiera con tanta naturalidad. Pero aunque quisiera ocultarlo yo era muy buena leyendo a las personas y mas a ella, no obstante Fiorella tenia una ventaja, una que solo ella sabia y le gustaba sacarle provecho.

Tenia eso de siempre querer sacarme de casillas, cuando le daba la gana.

Y mejor para las dos que nos habíamos quedado calladas. Era lo mejor.

Jez le respondió la pregunta sobre que le gustaba hacer, por mi lado escuche con poca atención ya que seguía con mi trabajo de fotógrafa, tenia planeado pegarlas en mi cuarto oscuro, por que no pensaba darle las fotografías a nadie solo tenia tres fotos que dar y esas eran para: Altan, Cayden y Jez ya que a los otros no conocía ni por asomo.

Las mire una y otra vez habían salido muy bien, parecían profesionalmente como si estuvieran posando. Deje de maniobrar mi cámara cuando escuche la voz de Fiorella.

—¿Que tipo de lectura lees? —le pregunto—. A mi me gusta el romance, suspenso —ella era demasiado romántica, alce una ceja y mi vista cuando sentí su mirada.

—¿Que pasa?.

—Nada —entrecerré mis ojos.

—Déjate de rodeos y pregunta lo que quieres escuchar.

Vi su sonrisa.

—Para que si ya te conozco y se que que tipo de palabras venenosas salen de tu boca.

—Me alegro que me conozcas entonces —murmure—. Puedo decir que estamos de acuerdo con algo.

Fiorella negó aun sonriendo y miro a Jez.

—Y sobre lo que dijiste, que no eras nada interesante no lo creo seguro que tienes algún talento por hay oculto —Fiorella era muy buena para decirle cosas sinceras a los demás y más para subirles el ánimo y eso era lo que estába haciendo ahora.

Mire que aún seguí con la sonrisa.

—Y sobre el piano algún día de estos cuando regresemos pues podimos ir a la sala de música —propuso pensantiva—. Pero antes tendría que pedirle permiso al líder.

 

Zona de acampada

Pensé que ya se habían calmado, así que me obligué a mí misma a relajar algo de la tensión inconsciente que se me había acumulado en el cuerpo. Estiré las piernas sobre el césped de paso, porque las sentía entumecidas, miré los alrededores y regresé la atención a Fiorella cuando preguntó qué leía, que a ella le gustaba el romance y el suspenso.

—Un poco de todo, supongo —contesté—, fantasía en casi todas sus formas. Suelo leerle cuentos a mis primos pequeños, así que supongo que me acostumbré al asunto de la magia y todo eso.

Apenas alcancé a contestar cuando las dos ya estaban de regreso en lo mismo, pero estaba acumulando tensión, con ello otras emociones que no me gustaban y esta vez sí sentí que a la cuerda que me sostenía se le reventaban varias hebras. Mi paciencia era bastante grande, la verdad fuese dicha, pero había que resaltar que había estado tranquila con Adara desde que la había conocido y hasta ahora sentía este nivel de incomodidad en el cuerpo.

Era grosero de mi parte, pero parecía que el don de Fiorella no se limitaba a tensar los límites de Makris.

Volví a mi centro un poco de golpe, cuando Fiorella dijo que seguramente tenía un talento oculto por ahí o lo que fuera. El comentario era honesto, me lo pareció, pero el contexto del momento no me dejó procesarlo del todo y lo que hice fue dedicarle una sonrisa de agradecimiento.

Todo lo que sabía era servirle a los demás y sentirme culpable cuando algo me incomodaba.

—No pasa nada, puedes preguntarle y si acepta puedes buscarme en la 3-2 —dije a lo de la sala de música, ignorando que el presidente del club era el amigo de Anna y Al que me había salvado el pellejo hace tiempo—. Casi siempre estoy allí o en la biblioteca.

De repente recordé el llamado de la profesora no hace mucho para lo de la prueba de valor y encontré mi excusa para irme antes de sobrecargarme. Revisé la hora en el móvil antes de levantarme y hacer una reverencia hacia ambas chicas.

—Pronto tenemos que reunirnos y quería llamar a mi casa antes, así que me retiro un momento. Seguro nos veremos después —expliqué hacia ambas y luego le hablé a la pelirroja—. Fue un gusto conocerte.

Mientras me alejaba giré el cuerpo para mirar a Adara, le dediqué una sonrisa bastante amplia y agité mi teléfono en el aire.

—Si necesitas algo me escribes, ¿sí?

Como tal no esperé una respuesta, volteé el cuerpo y mientras caminaba hacia mi tienda marqué el número de nani, que no tardó mucho en contestar. Apenas oírla solté una bocanada de aire tranquilizándome a la fuerza; en lo que caminaba y le hacía conversación contándole cómo había estado el día vi la mesa de Altan, Cayden y compañía. Anna estaba con ellos, pegada a Al como si nada y la escena me hizo sonreír ligeramente.

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Perdón pero ya Jez se me estaba tensando demasiado, haberla dejado habría ido contra su naturaleza adhahw gracias por rolear conmigo este rato <3 estuvo bien bonito

Zona de acampada

El orgullo de Shimizu nunca me aceptaría de ejemplo a seguir de nada que no fuese, no sé, el hecho de que yo usaba las neuronas que a él le faltaban y Cayden un poco de lo mismo. Ninguno tomó en serio lo que dijo Anna, obviamente, pero el asunto fue que ella se subió en el vagón que había dejado Dunn y yo me cohibí de repente.

A ver, era un soberbio de cojones y lo que quieras, pero tenía a Anna allí presumiéndome y de la nada recordé, bueno, que era un crío de diecisiete años. Como tal y con lo huraño que era, la verdad era que no estaba en mis planes que la chica que me traía tontísimo me presumiera frente a mis pseudoamigos. Fue un milagro que no terminara teniendo un momento de bochorno marca Dunn, me limité a mandar los ojos a cualquier lugar que no fuesen los del par de estúpidos y me dejé balancear sin más.

—No, a ver, ¡a mí me respetas! —soltó Cayden en tropel, me sorprendió que no se atragantara con su propia saliva o algo—. Estaré todo lo tonto que quieras, ¿pero mal gusto yo? No no, imposible. Simplemente no me gusta Drácula, pero mejor para ti. Te lo mando a tu casa con moño de regalo y todo.

Seguía con el cerebro espeso por el fact de que la niña se hubiese puesto a presumirme, así que no añadí mucho más, pero sí estaba escuchando y prestando atención en general, así que le alcancé la papita cuando la pidió. La pregunta que soltó reactivó a Shimizu, el cabrón reflejó al sonrisa que ella debía tener en la cara y yo lo miré como esperando la noticia o mejor dicho la desgracia.

—Puede que sí, puede que no —dijo haciéndose el interesante—. Habrá que averiguarlo luego, ¿no?

—Me sorprende que tu mochila no suene a puras botellas chocando entre sí, si te soy sincero —acoté por fin y volví a colocar las manos en los brazos de Anna.

—A mí no me miren, ¿qué puedo hacer yo con esta cara? —Se defendió el otro.

—De hecho la lista es bastante preocupante. Robo no violento, distribución de drogas y armas, alianzas con pandillas, posiblemente conspiración, tráfico de influencias y si ser un ochenta y cinco por ciento homosexual fuese un delito mejor ni te digo —advertí y al chiquillo se le arrugaron las facciones por la molestia—. Es el peor historial de esta mesa y eso que Arata está aquí. Tienes que tener algo contigo, I just know.

—Sí, que el cara de bebé es una amenaza a la sociedad y lo que quieras —interrumpió el rubio mirando a Anna—, pero tú eres la que está preguntando. ¿Algo que compartir con la clase, señorita? ¿Una confesión? ¿Expectativas de tus compañeros de escuela?

 

La sensación del césped bajo mis pies era realmente gratificante, se sentía como caminar sobre un inmenso colchón hecho de naturaleza. Me había descalzado porque por mi cabeza se cruzó la idea de que era la mejor manera de conectarse con ella, ser una con la tierra, el aire, el agua y el viento. Me había dedicado a aprovechar todo lo que los bosques ofrecían para ejercitarme, con objetos pesados para mover (como ramas o piedras) o caminos sinuosos por los que correr a toda velocidad esquivando obstáculos impredecibles (como ramas o piedras). A más de uno le pegué un susto, seguramente, al pasar corriendo por su lado cual liebre. Por suerte no me ocurrió nada en mis intensas carreras por el bosque, creo que tenía apenas unas hojitas y ramitas enredadas en mi pelo despeinado.

Ahora meditaba en las orillas del lago, procurando despojarme de mis pensamientos para hallar mi llama interior, o algo así leí en uno de mis tantos libros de artes marciales. Porque para mí, entrenar la mente era tan (o más) importante como fortalecer el cuerpo. A raíz de esto, el llamado a una tal “prueba de valor” me vino como anillo al dedo.

Me giré para mirar a Copito, mi gorrión albino, que descansaba junto a mis zapatillas. Había dudado mucho de traerlo al campamento por miedo a que se perdiera, pero el pequeño caprichoso no quiso oír razones y acá estaba yo, fingiendo que el pequeñín era un animal más de la naturaleza que se me había acercado por "casualidad". Los profesores me darían la reprimenda de mi vida si se enteraban que había colado a una mascota.

—Creo que va siendo hora de ver si tengo una mente fuerte, ¿no es así? —dije con una sonrisa— Pero no te alejes mucho de mí, porfa.

Tomé las zapatillas en mi mano y caminé, descalza, hacia la zona donde la profesora Sawako nos había llamado. En el camino busqué con la mirada a Dante, Zeldryc y Satoko, pero hice un pucherito al darme cuenta de que había demasiada gente para verlos con facilidad. En su momento habíamos hablado más bien poquito, pero lo suficiente para que quisiera volver a verlos.





Cerré mi libro dejando escapar un suspiro.

La orilla del lago era un ambiente que consideraba ideal para algo como la lectura, pero el asunto de la prueba de valor me mantenía un poco distraído. El anuncio de la profesora Sawako fue suficiente para que me rindiera y aceptara tener que dejar la novela por la mitad. Me incorporé con calma, sin prisas, para echar un último vistazo a las hermosas aguas que devolvían el reflejo del mundo. Si debía enfrentar tal desafío, quería hacerlo con una imagen inspiradora guardada en mi mente.

Por otra parte, el hecho de tener que conformar grupos también era objeto de reflexiones. No me consideraba alguien introvertido, pero a estas alturas conocía a muy poca gente de la Academia Sakura. Había varias personas a las que podía reconocer de vista porque tenía buena memoria, pero con las que había cruzado las palabras cordiales justas relacionadas con los asuntos estudiantiles. No tenía alguien que siquiera pudiese considerar un compañero cercano, quizás iba siendo hora de intentar acercarme más a la gente.

Una pena que la oportunidad fuese una prueba de valor. Confieso que soy bastante asustadizo, por lo que el temor a causar malas primeras impresiones era lo que me estuvo distrayendo todo este rato de la lectura. Sin embargo, quería enfrentar la fragilidad de mi humanidad en esta actividad, por eso me encaminé hacia donde nos convocaban.

 

[Zona de Acampada]

Seguí al padre de Kiki dentro de la casa, que tal como la chica había dicho, resultó ser una tienda, bastante pintoresca, a decir verdad. Allí por donde viera había colores, desde flores, hojas, y otros dibujos, todos pintados al parecer sin ninguna consistencia en particular. O yo tal vez no la veía. Sin embargo, transmitía una linda sensación de comodidad y calidez, ese sentimiento que las casas viejas de familia solían traer.

El hombre fue hasta el mostrador, que estaba lleno de muñecos, similares al que yo había encontrado. Había otros artículos, obviamente, pero seamos sinceros, los muñecos me iban a llamar mucho más la atención. Bueno, al parecer no era algo tan misterioso, después de todo. No sé, como que era un muñeco extremadamente viejo que pertenecía a la hija del anterior dueño de estas tierras y todas esas cosas. Solo era un souvenir. O más bien, una ofrenda, como me explicó el papá de Kiki. Me quedé parado allí, mientras el señor continuaba trabajando. No sabía si ayudar o no, pero no quería ni interrumpir ni molestar.

— El japonés no es mi fuerte, perdón —expliqué, cuando se extrañé porque no había reconocido lo que estaba escrito.— Ya seguirle el hilo se me dificulta un poco, je.

Sonreí algo avergonzado, pero dejé que continuara. Según la teoría de los viejos, el muñeco había sido robado por espíritus del bosque. ¿Qué eran los kodama? Iba a tener que averiguar luego sobre eso. O sea, me lo había dicho, espíritus del bosque, pero debía haber algo más. Le devolví la sonrisa de agradecimiento. No era nada. Lo había encontrado por pura casualidad. Y mejor si servía para que un anciano pudiera descansar bien. No sabía que había estado perdido durante tanto tiempo.

Esos pensamientos no removieron per sé la sensación de escalofríos que aún tenía en la columna. Porque aunque no quisiera pensar en ello, no fue por pura casualidad que encontré al muñeco. Es decir, sí, me perdí, pero lo que me guió hasta él fue una risa. Una jodida risa. En el bosque. Y ahora había charlas de espíritus y demás. Y ofrendas. Preferí no centrarme en eso. Ahora tenía que volver al campamento, y estar atento a cada ruidito que sonara a mis espaldas no me iba a servir ahora. Puede que fuera la causa de que me volviera a perder, de hecho.

El hombre mencionó que se hacía tarde, y en un mapa que tomó del mostrador, me marcó el camino. Hice una mueca imperceptible. No era muy bueno leyendo mapas. Pero bueno, suponía que tampoco sería tan difícil. Además, estaba bien demarcado.

— Muchas gracias por todo. ¡Saludos a Kiki de mi parte! —le dediqué una sonrisa, me colgué la guitarra al hombro, y me dirigí hacia la puerta. Me frené con el pomo en la mano, sintiendo que me olvidaba de algo.— ¡Oh, cierto! ¡Disculpe!

Hice una reverencia rápida, como pude, y salí de la tienda. Así se agradecía allí, ¿no? ¿O era para pedir perdón? Bueno, esperaba no haber ofendido al señor, nomás.

****
Llegué al campamento al momento en el cual el silbatazo de la profesora Sawako llenaba todo el lugar. Estaba cansado después de recorrer tanta distancia con y sin mi bastón, y además de los sustos que me había llevado por el camino, así que hice una mueca en cuanto escuché lo que se venía a continuación. ¿Pruebas de valor? Oh, por favor. ¿Después de lo que acababa de vivir en el bosque?

 

Clementine Crimson

La mañana en el campamento había sido algo monótona y sin mucho que decir, al menos no podía decir que me iba con las manos vacías, al final había conseguido una muy buenas fotos que sin duda mis seguidores apoyarían sobre todo con la buena vibra con la que sonreía a la cámara. El tiempo que estuve por mi cuenta llegué a preocuparme por Clevert y su despistado sentido de orientación...por "fortuna" el solamente estaba sufriendo jaquecas gracias a las ocurrencias de Ayame.

El silbato de la profesora Sawako nos dictaba prestar plena atención, una prueba debía estar por comenzar.

En lugar de ir a atender al llamado fue a invitar a Misato y compañía...pero para mí sorpresa solo yo tomaría parte en la prueba...fue una verdadera lástima no tenerlos en esta aventura.

El silbato nos convocó una última vez y debíamos estar con los demás estudiantes, la profesora armó cinco grupos para aventurarnos en lo desconocido.

Mi grupo no era....uno con el que haya compartido muchas horas de receso...eran de otra aula y grado.


—¡Hola hola equipo!—Salude con tono formal pero con una sonrisa humilde y amigable— Me llamo Clementine Crimson y estare como parte de su grupo ¿Listos para un buen susto?

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Zireael quem , Bruno TDF, les reporto a la niña aquí

 

[Zona de acampada]

Para ser sincera no vi venir la tenseda que se había armado con Adara, hasta que volví a mirar a Jez, sonrei en boca cerrada con lo que me respondió y asentí un poco cuando dijo que le fue un gusto conocerme, se dirigió hacia Adara para decirle algo que no presté mucha atención hasta que la vi marcharse.

Realmente ella era una chica muy tranquila, y me alegraba que Adara la haiga conocido, no tarde mucho y deje de ver a Jez para volver a mirar Adara, ella había apartado la su mirada de la cámara para despedirse se Jez así que cuando volví a mirarla me encontré con su mirada.

—¿Entonces me vas a decir que te pasa?— la mire con rareza.

—¿Por que lo dices?.

—Por que nunca te había visto en mi vida te tentarme delante de nadie —inquirio—. Estas acostumbrada hacerlo cuando estamos la dos solas, pero no acompañadas.

Ah era eso. Sonreí.

—Supongo que el viaje a Italia, me afectó —ella negó.

—Pues tendrás que ir más seguido para que te armes de valor, y le hagas entender a tu querida hermanita que no es nadie para hacerte sentir menos.

De pronto la sonrisa se me borró.

—No lo creo, ella siempre va hacer todo lo posi... —me calle cuando escuche la voz de la maestra, había escuchado algo sobre la prueba de valor, pero no había prestado tanta atención hasta que ahora que escuché los nombres de los grupos.

Sonreí para mis adentros, cuando escuché el nombre de Kohaku, y de Anna, a la chica la había conocido en la cafetería cuando Kohaku me la presento y me había caído bien, pero había un problemita no conocía a los otros dos ni por asomo.

—Supongo que aquí me despido nos vemos después —murmure al levantarme, ella emito mis movimientos, pero antes de alejarme la mire brevemente —. Espero que te comportes.

Ella sonrió.

—Que poca fe me tienes —avanzo apartándose de mi—. Ya sabes la palabra secreta para que mi yo interno y todos mis demonios esten tranquilos.

Claro que lo sabía muy bien.

—Nos vemos roja —me miro por encima del hombro—. Tenemos una conversación pendiente.

No murmuré nada y solo la mire marcharse, aparte mi vista y me dispuse a buscar a la dos personas que conocía, sonreí cuando las localize, miestras caminaba hacia ellos saqué un pequeño moño. Entonces cuando estuve ya serca me amarre el pelo en una coleta antes se murmurar.

—Ciao —sonrei, intercalando miradas entre los dos—. Espero no haberlos hecho buscarme mucho.

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por aquí te dejo a la niña uwu.

[Zona de acampada]

Después de haberme despedido de Fiorella avanze a dejar rápidamente todo lo que tenía en la mano, excepto mi cámara que la tenía ahora colgada en mi hombro.

Habia guardado mi móvil en el bolsillo, mire a cada uno de las personas y a decir verdad me sorprendió escuchar el nombre de los amigos de Jez, bueno los dos eran los unicos que conocía de hay ya que a los otro, nada de, nada.

Seguí hasta que llegue al que se supone que sería mi equipo, ya que alguien se presentó solo me volví hacia la persona y alce una ceja, la mire de arriba abajo por unos segundos antes de presentarme.

—Mucho gusto me llamo Adara Makris —me presente, y fruncí un poco el seño ante lo que pregunto, veremos si había algo en esta vida que me asustara, pero —. Supongo que estoy lista.

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Ikoma-kun Zireael y Bruno TDF por aquí les dejo a la niña uwu.

 

Zona de acampada

Cayden había pasado de refunfuñar a volver a cohibirse, lo manejó un poco mejor que cuando lo picamos con Kohaku, al menos en términos de bochorno. Soltó el aire por la nariz, se dio por vencido y negó con la cabeza sin más; igual los tiros no pararon de llegarle y escuché a Anna reír cuando se defendió con la carta de ser un cara de bebé. Cuando le recordó que era amiga de Ishikawa y eso le daba todo lo que debía saber el otro volvió a hacerse el profundamente ofendido.

—Pero si somos absolutamente inofensivos, ¿qué dices?

¿Cómo era el dicho ese? ¿Qué el que comía callado comía dos veces? Bueno, un poco de esa lógica aplicaba a este cuento de que Kohaku y Cayden fuesen o no un pan de dios, podía decirse, pero como hablaban entre poco y nada habían un montón de cosas que ocurrían debajo de la mesa. Puede que destaparlo fuese el equivalente a abrir dos cajas de Pandora a la vez.

Total que le puse atención a la niña cuando Arata le volteó la tortilla, se hizo la tonta y la sentí tamborilear los dedos en mi pecho mientras le respondía. El otro la miró como diciendo "¿Pero qué me estás contando?" y se zampó el puñado de papitas que quedaban en la bolsa antes de contestar nada, lo hizo a velocidad, pero no le dio tiempo a contestar porque el silbato de Yoshiba cortó el aire.

Arata paró las orejas, comprimió los gestos apenas escuchó el apellido de Wickham (lo que tenía su gracia, la verdad) y los relajó al escuchar el nombre de Sasha, todo en el span de menos de un minuto. Apenas un instante después noté que vio a Anna, carraspeó y se levantó de la mesa, recogiendo la bolsa de papitas vacía para hacerla una bola en lo que la niña se despegaba de mí.

—Sí, Capitán —soltó Dunn a lo de la misión, saludo militar incluido.

Estuve por decirle algo al mocoso, pero sentí los movimientos de ella y recibí su beso en la mejilla, olvidando por completo lo que iba a decirle al cara de bebé. Pude haberla dejado irse, pero la pesqué de la mano como pude, me levanté y le estampé un beso donde cayera básicamente, que resultó ser un punto muerto entre su mejilla y sus labios.

—I love you —murmuré apenas le regresé su espacio y la dejé irse ahora sí.

Los tres la despedimos, Arata se fue sin más y yo me quedé con el corderito. Habíamos quedamos con Makris, la amiga de Jez, y otra chica que no me sonaba de nada, lo mismo el otro chico. Cayden pretendió excusarse para ir a dejar el sombrero de Kohaku cuando volvió a acordarse de su existencia, pero le anclé el brazo en los hombros y lo arrastré sin darle espacio para irse.

Lo solté cuando ubiqué a Adara a la distancia, así que ambos nos acercamos a las muchachas y el pelirrojo saludó a Makris con un movimiento de mano, junto a una sonrisa bien sutil. Yo me limité a acercarme, habíamos llegado cuando la de ojos rojos se estaba presentando como Clementine. Todos éramos extranjeros, aunque fuese de ascendencia, así que la cosa se simplificaba.

—Altan —Me presenté, escueto.

—Cayden —siguió el otro y atendió a la pregunta que habíamos pillado al llegar—. Pues listos no creo, pero se intenta.

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quoteo a Belu porque Al obviamente se me iba a poner suavecito, bajo esa lógica me disculpo con Ikoma y quem que se comen tremendo relleno JAJAJA

Zona de acampada

Era posible que toda la interacción con Sasha hubiese terminado diferente si yo, no sé, hubiese logrado conectar en realidad con lo que sentía más allá del alivio que me significaba poder verla, tocarla y hablarle. No sabía si era bueno o malo, solo sabía que era la otra cara de una moneda y por ahora me quedaba con eso. Me quedaba con haber sido capaz de decirle que no me dejara fuera, que me dejara abrazarla y, ni idea, estar allí.

Me había hecho un lío mental en estos días, pero al final era muy sencillo.

Se montó el numerito del beso, la recibí con gusto y luego se excusó con que necesitaba sol, pero no me obligaría a rostizarme con ella. La verdad era que no quería comerme ese sol tan fuerte, así que se lo agradecía por lo que le di un beso en la mejilla y la despedí cuando se retiró, tranquilo. En lo que a mí me concernía la parte más importante ya se había hecho.

Me quedé allí a la sombra una hora más por lo menos, cuando el sol bajó un poco me dediqué a dar vueltas por las zonas colindantes a la de acampada pero no mucho más, por lo mismo de ir a freírme en el sol de media tarde. El tiempo se me fue, en algún momento cuando volví a buscar la sombra de un árbol la profesora sonó el silbatazo y dijo mi nombre con el de otras personas.

Puede que tuviese la neurona inútil, pero los nombres no me sonaron de nada así que me levanté rápido para ver si pillaba a alguno presentándose o lo que fuese. En su lugar escuché a alguien decir mi apellido, lo dijo el muchachito con pelo de nube de la otra clase de hecho y me asomé en medio de ambos y la tercera chica, la pelirroja, les sonreí a los tres.

—Mason vendría a ser yo —expliqué con el tono tranquilo de siempre—. Estoy más acostumbrado a que me digan Maze en cualquier caso. Un gusto.

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saco la carta PODER DEL CINE otra vez ola

nadie me preguntó pero con los que me faltan de los otros grupos posteo en algún otro momento, porque memuero

 

Si mi predisposición para la prueba de valor era ya tambaleante, la primera advertencia que hizo la profesora, sobre lo de que “no será para cualquiera”, la hizo trastabillar aún más. Tampoco ayudó la aclaración de que sólo se trataría de sustos, que era precisamente lo que me inquietaba. Suspiré y me rasqué una mejilla con el dedo índice, un gesto que siempre se me escapaba cuando algo me hacía sentir apenado. Creo que no valía la pena pensar en estas cuestiones por el momento, y confiar en que la presencia de otros compañeros me ayudaría a sobrellevar mejor la prueba.

Así, me aproximé al punto donde ya todos los de mi grupo se habían reunido. Agradecí haber llegado en el preciso momento que se presentaban, memoricé bien los nombres de aquellas personas. Había una chica que parecía especialmente amable, su nombre era Clementine; otra que la miró de arriba abajo con cierto desdén, Adara; el grupo lo completaban dos chicos que parecían conocerse porque hablaban en buena sincronía, se llamaban Altan y Cayden.

—Un gusto conocerlos, soy Hubert Mattsson, de segundo año —este último dato lo mencioné por si acaso, pues a ninguno de ellos los reconocía de haberlos visto por los pasillos de mi curso. Mi intuición dictaba que eran de tercero, es decir, mis "senpais"—. No creo estar listo, pero daré mi mejor esfuerzo por el grupo —confesé, otra vez con el gesto de rascarme la mejilla.

>>Creo que deberíamos comenzar eligiendo a nuestro líder.




Una amplia sonrisa se dibujó en mi rostro tras oír las instrucciones, me sentía realmente emocionada por la prueba. El tema de los sustos me dio un poco de cosita, pero la posibilidad de ser líder, o de llevar un mapa, o de guiar a mis compañeros con una linterna echó por tierra cualquier atisbo de duda. No sólo era una prueba de valor, también suponía una oportunidad personal para aprender a trabajar en equipo, ¡y de paso conocer más gente!

Me aproximé hasta el punto de reunión de mi grupo. En mis manos llevaba mi par de zapatillas, todavía quería seguir caminando descalza (y los profes por suerte no se dieron cuenta) y esperaba que aquello no incomodara a mis compañeros. Los busqué con la mirada, casi dando saltitos de impaciencia, hasta que me pareció reconocer una cabellera rubia… Y eso que no conocía a ninguna rubia, pero de todas maneras me acerqué hasta aquella chica y toqué su hombro con mi índice.

—¡Hola! —saludé, dándome cuenta de que era bastante más alta que yo. Le sonreí— Soy Verónica. Se siente raro presentarme, porque siento que nos conocemos de alguna parte —mencioné con toda la confianza del mundo, pensativa—. Debe ser porque te vi en los pasillos de tercero. En todo caso, encantada yo de conocerte. Creo que estamos en el mismo grupo, por lo que prometo cuidarte de esos sustos —prometí dándome un golpecito en el pecho, segura de mí misma.

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Amane Dos potencias de Salvadores de La Ciudad se saludan

 

Zona de acampada

¿Me sentía culpable por haberle salido de la conversación con Adara y Fiorella? Sí, no podía evitarlo. Era horrible, la sensación me lamía la nuca y me cortaba los movimientos, pero sabía que si me quedaba allí iba a ser peor para todos. Si seguía apilando la tensión que me provocaba cada comentario que tenía intenciones de picar a la otra algo se iba a reventar, lo sentí, y como la amistad era de ellas y no mía lo mejor era dejarlas a su bola.

Igual la dramática era yo, ya no lo sabía.

Como fuese, hablé con nani un rato, me pasó a Anne y también Isaac intercambió algunas palabras conmigo cuando su hermana le puso el altavoz. El conversar con mi familia me tranquilizó un poco, me había faltado tío Vic pero todavía no llegaba del trabajo así que solo le dejé un mensaje. Estaba guardándome el móvil cuando el silbatazo de la profesora me hizo dar un respingo, reconocí el nombre de Alisha que ya no me sorprendía escuchar en los grupos conmigo, pero también el de Kenneth y el de Fujiwara. Eran tres de cuatro caras conocidas, me servía, aunque a Fujiwara solo lo conocía de vista aunque íbamos a la misma clase.

Me puse a buscar la melena rubia porque me pareció lo más fácil y no tardé en dar con ella, que ya estaba con Kenneth y otra muchacha albina, para variar. Dios, íbamos a resaltar como faro en la neblina, de verdad.

Al acercarme le di un toquecito en el hombro a Kenneth, pues porque sí, y me sumé al grupo dedicándoles una sonrisa.

—Bueno, ya solo nos faltaría Fujiwara —secundé, balanceando el peso de un pie al otro—. La va a tener fácil para encontrarnos, eso sí.

 

—Ay, me llamaste "bonita", que me lo diga alguien tan hermosa me hace sentir demasiado halagada —respondí con la mano sobre mis labios, también conteniendo una risita. Luego reparé en la persona que estaba con ella— ¡Hola, Kenny! Ya oíste, me llamo Verónica —observé sus cabellos blancos con una expresión de curiosidad—. Es raro encontrarse a alguien con mi mismo color de cabello, pero al mismo tiempo me hace ilusión. Seguramente pensarán que somos hermanos o algo por el estilo, ¿no te parece?

Al grupo se unieron las otras personas que Ali mencionó: Jezzie Vólkov, también una albina que relucía por sí misma, y el dichoso Fujiwara Kakeru, que nos dijo que brillábamos más que el sol.

—Yo te voy a decir "Fuji" —solté sin miramentos, Kakeru no nos había dado esa opción pero la tomé de todas maneras—. Si somos como el sol, entonces encarnarás el papel de la noche. O el grupo podría llamarse "Fuji y sus lucesitas".

 

[Zona de acampada]

Prácticamente después que la chica se presentara y yo también hiciera lo mismo pues, aparecieron Altan, Cayden el cual el ultimo me saludo con un movimiento dé mano, solo incline mi cabeza levemente en modo de saludo, no paso tanto hasta que unos minutos después aprecio el quinto integrante el cual se presento como Hubert. La cosa fue que ya estábamos todos reunidos así que solo tocaba escoger un líder, y como lo había pensado antes de poder mencionar algo el chico ultimo lo menciono.

Intercale miradas entre todos, y mi mirada se poso en Altan, lo mire de arriba a bajo era como una radiografía mental que ahora me estaba llevando de cada uno, hasta de la chica.

—Tienes razón —sonreí, era como ese tipo de sonrisa en la cual especificas que tal vez lo que vayas hacer no le agrade a la persona —. Altan— lo llame, alce mi mirada hasta poder buscar sus ojos—. Te importaría ser el líder —mi voz salio algo algo seria y fría a la vez, pero en mi ojos se notaba el desafío por ver sus reaccion.

¿Se lo estas preguntado, o ordenando Adara?

Ni yo misma lo sabia pero, el podía pensarlo como quisiera.

[Zona de acampada]

Ya me había acomodado la coleta cuando me reuni a ellos, Kohaku me saludo y sonreí cuando menciono lo de sabotear el campamento, y para ser sincera a mi también me alegraba a ver llegado a tiempo.

—Que bueno que no lo hiciste entonces —inquirí sonriendo—. No quería que te metieras en problema por mi culpa —ademas estaba segura que no iba a poder estar tranquila si no fuera venido y me enteraba que si lo hizo, entonces mire Anna cuando asentí ante su saludo, y aun tenia mi sonrisa cuando dijo que no les di tiempo de buscarme—. Me alegra oír eso entonces.

Cuando el quinto integrante apareció solo lo mire fijamente, posando mi vista en el color de su pelo hasta que volví mi vista en sus ojos cuando se presento como Mason, pero dijo que estaba acostumbrado a que le digan Maze. Sonreí si el quería que le digieran así pues, quien era yo para interponerme en eso.

—Mucho gusto —murmure risueña—. Maze sera entonces.

No me presente ni nada ya que, Anna se hizo cargo de hacerlo y rei cuando menciono lo ultimo, practicamente mi risa se escucho juntamente con la de Kohaku, volví a mirarlo cuando sentí su mirada y por encima pude escuchar la pregunta que le hizo Anna al chico, y puede que también sintiera curiosidad de saber si era de tercero ya que, en lo que llevaba aquí pues si estaba en mi salón nunca lo habia visto.

Y como la pregunta no fue para mi pues con mi vista aun puesta en Kohaku, decidí preguntarle algo.

—¿Te la estas pasando bien?

 

Zona de acampada

El integrante faltante del grupo llegó poco después, un muchacho de cabello negro y ojos oscuros también, de apellido Mattsson. No recordaba haberlo visto en mi vida, la verdad, así que asumí directamente que no iba a tercero y acabó por confirmarlo él mismo antes de admitir que tampoco creía estar listo, se había rascado la mejilla y asumí que era un reflejo nervioso. En cualquier caso, el chico nos recordó que deberíamos elegir un líder.

Sentí primero la mirada de Cayden, fue relativamente discreta en comparación a la de Adara, que básicamente me sacó una radiografía con los ojos y me vi venir la cuestión. Le cedió razón a Mattsson, pero su sonrisa terminó de anunciar las malas noticias y cuando llamó a mi nombre ya la estaba mirando de antes.

—Cuando sepas si fue una pregunta o una orden puede que me acuerde si me molesta o no —respondí, estoico.

Cayden me dejó ir un codazo, me dio directo en las costillas y bufé por lo bajo. No dijo nada, pero cuando lo miré de refilón entendí que me estaba exigiendo que me comportara porque Adara era amiga de Jez y yo lo sabía, le había visto el brillo en los ojos. Tomé aire por la nariz, lo solté por la boca y miré al resto, Cayden incluido.

—Lo que quiero decir es que existe la democracia, si los demás están de acuerdo entonces puedo serlo.

El chiquillo se encogió de hombros, como dejando claro que le daba lo mismo, así que solo esperé la opinión del resto.

Zona de acampada

La muchachita que venía en tamaño Akaisa me regresó la sonrisa, aceptó el apodo sin más y se señaló a sí misma, luego a los otros dos para presentarlos. Anna, Kohaku y Fiorella, era sencillo de recordar, ¿no? Además todos resaltaban un montón a su propia manera, así que no debería costarme mucho recordar sus nombres de ahora en adelante si me los encontraba en la escuela.

Si era sincero me había distraído un poco con la chiquilla, sus ojos eran de un color muy bonito y yo era muy simple, así que ni modo. Aún así estaba concentrado, así que el comentario de que los otros dos eran criminales en potencia me hizo reír suavemente, un instante antes de que Fiorella aceptará el apodo también. Le sonreí a la pelirroja, pero no la distraje más de su conversación con pelito de nube que se había reído por la acusación de antes y regresé la atención a Anna cuando escuché la pregunta.

—Ah, sí. Estoy en la 3-2 —respondí y tardé varios segundos en oxigenar la neurona, tenía recuerdos medio borrosos de haber visto el pelo de chicle en la clase algunas veces—. Tu... ¿De segundo? Creo haberte visto llegar a nuestra clase a veces en los recesos, pero no sé si estoy delirando.

Zona de acampada

Mi suerte había dejado de sorprenderme hace años, era lo que era y así como a veces las cosas me salían de puta madre, otro porcentaje más grande del tiempo me salían como el culo. Los grupos de la prueba de valor eran el ejemplo de un resultado que aunque era una mierda, podía ser significativamente peor, así que no había mucho que hacerle.

Cuando me separé del grupo de estúpidos y el tanuki tiré la bolsa de las papitas apenas encontré donde hacerlo, acto seguido me puse buscar al grupito de la desgracia y no tardé demasiado en dar con sus siluetas. No escuché una mierda desde donde estaba, pero mientras me acercaba noté que Mr. Grano en el Culo le hablaba a Sasha, la otra le respondió una única vez y el imbécil siguió dando por culo.

Debía insistir, las diferencias en nuestras personalidades parecían demasiado puntuales.

Ni siquiera debería juzgarle un carajo.​

Cuando estuve a un par de metros, como también era un maldito insoportable, abrí la boca en vez de quedarme callado que habría sido lo más decente o por lo menos lo más inteligente. No iba a pasársela hablando solo todo el rato, ¿no? Pero a mí qué coño me importaba reaccionar como un hijo de puta hacia otro de mi calaña.

—Al final va a tener razón Sonnen y todo, como si fuese advino el cabrón. El espanto voy a ser yo —resolví mientras me apostaba al otro lado de Sasha, aparentemente tranquilo, y solté la estupidez como si estuviera hablando de que tenía que hacer la compra al volver a Shinjuku—, terminaré cometiendo un asesinato en el campamento escolar.

Balanceé el peso de un pie al otro, observé el lago, a los otros grupos y a Sasha. Recordé de repente la estupidez con la que me habían estado molestando no hace mucho, lo de que ella me había pedido que me portara bien y suspiré con cierta pesadez.

—¿Y quién va a liderar este grupo del desastre? Porque aquí dos de tres presentes solo servimos para cagarla. Habrá que confiarle la vida a una de las señoritas.

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no tengo control sobre esta criatura, pero sasha sí *lo patea* a portarse bien-