Tokorozawa Lago Sayama [Lago]

[Zona de acampada]

Con más o menos incidentes de por medio, lo bueno era que los tres habíamos conseguido reunir el número suficientes de piedras para hacer las torres, por lo que pudimos ponernos con ello inmediatamente después de llegar de nuevo al templo. A mí me costó un poquito más conseguir poner la torre en equilibrio, pero al final las tres se quedaron en pie bastante decentemente; de hecho, una vez nos separamos un poco para admirarlas, difícilmente se podían distinguir de las demás.

Bleke le preguntó su nombre al señor, que hasta el momento ciertamente no se había presentado, y con eso dimos por finalizada nuestra pequeña incursión espiritual. Supuse que le podía haber hecho alguna que otra pregunta más al hombre, pero la verdad es que no se me ocurrió gran cosa que cuestionarle; creía que llevábamos bastante tiempo lejos del campamento, también, y genuinamente estaba empezando a sentirme algo frío dentro de aquella ropa aún húmeda.

Así pues, nos despedimos del hombre y decidimos volver a la zona de acampada mientras seguíamos hablando de temas triviales. Una vez volvimos a escuchar el bullicio del alumnado del Sakura, me despedí de mis dos compañeros de aventura y me alejé hacia la orilla del lago, por donde habíamos pasado anteriormente con todo el grupo. Tal y como había supuesto, el afluente de alumnos no era tan elevado por la zona y, más importantemente, el sol brillaba con más fuerza que en cualquier otro lugar. Me deshice así de la camiseta y los pantalones que llevaba puesto, extendiéndolos a un lado de mi posición para permitir que se secasen adecuadamente, y apenas me dejé caer contra un parche de hierba cuando sentí la presencia de alguien más apareciendo a mi lado.

—Hello, handsome~ What happened to you?

—Un accidente acuático, digamos —murmuré, con una sonrisa ligera, mientras levantaba la mirada para poder distinguir la melena rubia tan característica de Alisha.

La expresión que se le plantó en el rostro habló por sí sola y, a pesar de lo vergonzoso que podía llegar a parecer la historia, realmente no tenía motivo alguno para hacerme de rogar con ello. Así pues, le conté lo que me había pasado con la piedra maldita y, por supuesto, ni siquiera me hizo falta llegar al final del relato para que la muchacha empezase a reírse con ganas de mi desgracia. No le recriminé, más bien solo me quedó encogerme de hombros con cierto aire de derrota y sonreírle con cierta chispa de diversión.

Nuestra posible conversación, tristemente, se vio interrumpida por un silbato que pareció haber reverberado por toda la zona cercana al campamento, y no pude evitar alzar ligeramente las cejas al ver cómo la rubia rodaba los ojos prácticamente al segundo de escucharlo. La voz de una de las profesoras nos alcanzó también, sorprendentemente teniendo en cuenta que estábamos bastante lejos, y no necesité mucha más información para llegar a mis propias conclusiones al respecto.

>>¿Acaso no te emociona la prueba de valor? —pregunté, al mismo tiempo que me iba poniendo de nuevo la ropa y levantaba del asiento que había improvisado.

—Yeah, sure... aunque no me asusto con facilidad, honestamente.

Y así, acabamos volviendo juntos a la zona del campamento, aunque ahí mismo fue que también nos separamos para que la chica pudiese volver a cambiarse de ropa para la prueba. Prueba que, la verdad, me causaba su buena cuota de curiosidad...

 

[Zona de acampada]

Sabía que ni en un millón de años luz aceptarían a Al como el nuevo modelo a seguir. A ver, yo lo quería un montón y sí que le había echado el ojo desde el principio, pero tampoco era el maestro universal de la seducción ni mucho menos. Shimizu no me prestó mucha atención y el análisis de Cayden lo escuché ya irguiéndome, tras haberle hablado a Al en el oído. Él giró el cuello, me dejó un beso a la velocidad de la luz y sonreí, redirigiendo mis neuronas al fueguín. Asentí varias veces con la cabeza.

—¡Obviamente! ¿Tan mal? ¡No está nada mal! —lo presumí con entusiasmo y lo apretujé, balanceándolo de acá para allá—. Ustedes porque son ciegos y tontos, no tienen buen gusto.

No me dio la gana moverme, así que me quedé colgada del cuello de Al mientras nos seguía balanceando suavemente a un ritmo inventado. En algún punto le pedí que me alcanzara una papita y abrí la boca, tomándome el tiempo de masticarla antes de volver a hablar.

—A todo esto, ¿tienen algo planeado para esta noche? —Sonreí, y la sonrisa no fue muy de buen augurio—. Digo, para después de ver a estos dos haciéndose en los pantalones. Si me dicen que ninguno de ustedes coló nada al campamento me voy a decepcionar un montón.

 

Zona de acampada

Pensé que ya se habían calmado, así que me obligué a mí misma a relajar algo de la tensión inconsciente que se me había acumulado en el cuerpo. Estiré las piernas sobre el césped de paso, porque las sentía entumecidas, miré los alrededores y regresé la atención a Fiorella cuando preguntó qué leía, que a ella le gustaba el romance y el suspenso.

—Un poco de todo, supongo —contesté—, fantasía en casi todas sus formas. Suelo leerle cuentos a mis primos pequeños, así que supongo que me acostumbré al asunto de la magia y todo eso.

Apenas alcancé a contestar cuando las dos ya estaban de regreso en lo mismo, pero estaba acumulando tensión, con ello otras emociones que no me gustaban y esta vez sí sentí que a la cuerda que me sostenía se le reventaban varias hebras. Mi paciencia era bastante grande, la verdad fuese dicha, pero había que resaltar que había estado tranquila con Adara desde que la había conocido y hasta ahora sentía este nivel de incomodidad en el cuerpo.

Era grosero de mi parte, pero parecía que el don de Fiorella no se limitaba a tensar los límites de Makris.

Volví a mi centro un poco de golpe, cuando Fiorella dijo que seguramente tenía un talento oculto por ahí o lo que fuera. El comentario era honesto, me lo pareció, pero el contexto del momento no me dejó procesarlo del todo y lo que hice fue dedicarle una sonrisa de agradecimiento.

Todo lo que sabía era servirle a los demás y sentirme culpable cuando algo me incomodaba.

—No pasa nada, puedes preguntarle y si acepta puedes buscarme en la 3-2 —dije a lo de la sala de música, ignorando que el presidente del club era el amigo de Anna y Al que me había salvado el pellejo hace tiempo—. Casi siempre estoy allí o en la biblioteca.

De repente recordé el llamado de la profesora no hace mucho para lo de la prueba de valor y encontré mi excusa para irme antes de sobrecargarme. Revisé la hora en el móvil antes de levantarme y hacer una reverencia hacia ambas chicas.

—Pronto tenemos que reunirnos y quería llamar a mi casa antes, así que me retiro un momento. Seguro nos veremos después —expliqué hacia ambas y luego le hablé a la pelirroja—. Fue un gusto conocerte.

Mientras me alejaba giré el cuerpo para mirar a Adara, le dediqué una sonrisa bastante amplia y agité mi teléfono en el aire.

—Si necesitas algo me escribes, ¿sí?

Como tal no esperé una respuesta, volteé el cuerpo y mientras caminaba hacia mi tienda marqué el número de nani, que no tardó mucho en contestar. Apenas oírla solté una bocanada de aire tranquilizándome a la fuerza; en lo que caminaba y le hacía conversación contándole cómo había estado el día vi la mesa de Altan, Cayden y compañía. Anna estaba con ellos, pegada a Al como si nada y la escena me hizo sonreír ligeramente.

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Perdón pero ya Jez se me estaba tensando demasiado, haberla dejado habría ido contra su naturaleza adhahw gracias por rolear conmigo este rato <3 estuvo bien bonito

Zona de acampada

El orgullo de Shimizu nunca me aceptaría de ejemplo a seguir de nada que no fuese, no sé, el hecho de que yo usaba las neuronas que a él le faltaban y Cayden un poco de lo mismo. Ninguno tomó en serio lo que dijo Anna, obviamente, pero el asunto fue que ella se subió en el vagón que había dejado Dunn y yo me cohibí de repente.

A ver, era un soberbio de cojones y lo que quieras, pero tenía a Anna allí presumiéndome y de la nada recordé, bueno, que era un crío de diecisiete años. Como tal y con lo huraño que era, la verdad era que no estaba en mis planes que la chica que me traía tontísimo me presumiera frente a mis pseudoamigos. Fue un milagro que no terminara teniendo un momento de bochorno marca Dunn, me limité a mandar los ojos a cualquier lugar que no fuesen los del par de estúpidos y me dejé balancear sin más.

—No, a ver, ¡a mí me respetas! —soltó Cayden en tropel, me sorprendió que no se atragantara con su propia saliva o algo—. Estaré todo lo tonto que quieras, ¿pero mal gusto yo? No no, imposible. Simplemente no me gusta Drácula, pero mejor para ti. Te lo mando a tu casa con moño de regalo y todo.

Seguía con el cerebro espeso por el fact de que la niña se hubiese puesto a presumirme, así que no añadí mucho más, pero sí estaba escuchando y prestando atención en general, así que le alcancé la papita cuando la pidió. La pregunta que soltó reactivó a Shimizu, el cabrón reflejó al sonrisa que ella debía tener en la cara y yo lo miré como esperando la noticia o mejor dicho la desgracia.

—Puede que sí, puede que no —dijo haciéndose el interesante—. Habrá que averiguarlo luego, ¿no?

—Me sorprende que tu mochila no suene a puras botellas chocando entre sí, si te soy sincero —acoté por fin y volví a colocar las manos en los brazos de Anna.

—A mí no me miren, ¿qué puedo hacer yo con esta cara? —Se defendió el otro.

—De hecho la lista es bastante preocupante. Robo no violento, distribución de drogas y armas, alianzas con pandillas, posiblemente conspiración, tráfico de influencias y si ser un ochenta y cinco por ciento homosexual fuese un delito mejor ni te digo —advertí y al chiquillo se le arrugaron las facciones por la molestia—. Es el peor historial de esta mesa y eso que Arata está aquí. Tienes que tener algo contigo, I just know.

—Sí, que el cara de bebé es una amenaza a la sociedad y lo que quieras —interrumpió el rubio mirando a Anna—, pero tú eres la que está preguntando. ¿Algo que compartir con la clase, señorita? ¿Una confesión? ¿Expectativas de tus compañeros de escuela?

 

Transcurridos los quince minutos prometidos, el silbato de Sawako volvió a sonar con fuerza. Ya todos se encontraban reunidos en la zona de acampada. La mujer los recorrió con la mirada lentamente, de una forma casi amedrentadora. Había, sin embargo, en el fondo de su expresión, un chispazo de... ¿diversión?

—Daremos inicio a la prueba de valor antes de que caiga el sol —anunció, con voz firme y contundente—. ¿Están todos listos? Les advierto: no será para cualquiera.

Sachi y Kanade estaban detrás suyo, y la primera avanzó hasta colocarse a su lado apenas escuchó las últimas palabras de Sawako.

—Lo que Yoshida-sensei quiere decir es que probablemente se lleven algunos sustos, ¡pero no se preocupen! No deben olvidar que están en un sitio seguro y que todo es un juego que hemos preparado para ustedes con la ayuda de la Fundación. No les ocurrirá nada malo.

Sawako se mantuvo seria, impasible, y retomó su discurso tras ver la sonrisa de disculpa que le dedicó Sachi.

—Hemos armado grupos de cinco personas, vayan reuniéndose a medida que oigan sus nombres. Tendrán que elegir un líder de equipo e informármelo. Todos contarán con una linterna, pero habrá sólo un mapa y un walkie talkie por equipo. Del walkie talkie se responsabilizará el líder de equipo, lo demás depende de ustedes. Cuando eso esté listo, les explicaremos el resto. ¡Ahora presten atención!

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LETS BEGIN. Antes que nada, acá pueden consultar la repartija de grupos (y también recuerden que ahí mismo tienen un link a los stats de los personajes, para cuando sea que quieran consultarlos). De momento las indicaciones son sencillas, como dijo Sawako: reúnanse con sus grupos y definan un líder de equipo. Luego seguimos con el resto.

Probablemente nadie lo recuerde, pero como en su momento lo mencioné en el grupo de Whats kinda siento la responsabilidad ética de explicarme: hace un tiempo dije que Alisha y Sasha habían quedado en el mismo equipo y pos, ahí arriba pueden ver que ya no. Decidí switchear a Sasha con alguno de mis personajes de los demás equipos al azar para no alterar los equipos más de la cuenta, y lo hice por motivos personales que ya fueron hablados por privado. I know, a nadie le importa esto JAJAJA pero me gusta ser transparente como GM so thats that

fin del comunicado uwu/

quem Amane @Yáahl Etihw Ikoma-kun Reual Nathan Onyrian Bruno TDF

edit: Zireael :<

 

[Zona de acampada]

La forma en que Cayden se ofendió cuando lo acusé de tener mal gusto me ensanchó la sonrisa de oreja a oreja, divertida; si no me reí, fue porque me interesaba más oír sus argumentos. Al final no fueron la gran cosa, aunque el hecho de que, en sí, se hubiera defendido con tanta vehemencia, ya hizo que la tontería valiera la pena.

—Yo digo que compartas ese gusto con el grupo, entonces, a ver si es tan inmaculado como dices —repliqué, tranquila y al instante, casi como si hubiera tenido preparado el contraataque de antemano. Claro que no era el caso, ni que fuera tan inteligente. Sólo ocurría que andaba inspirada.

Al se había quedado callado pero él de por sí era taciturno, así que no le llevé mucho el apunte. Nos seguí balanceando, le pedí la papita y cambié drásticamente de tema. La línea la había lanzado más con intenciones de volver a captar la atención del rubito, la verdad, que de los tres era quien más llevaba la palabra "desastre" tatuada en la frente. Metafórica y casi literalmente hablando, claro, a juzgar por sus cantidades de tinta.

En cualquier caso cumplí mi objetivo, su mirada conectó con la mía y reflejó mi sonrisa. Su respuesta no aportó mucho a la causa, pero mantuvo la expectativa encendida y descarté que, como mínimo, algo debía haber traído. Sentí el tacto de Al sobre mis brazos y una risa corta se me escapó del pecho sin tregua apenas Cayden usó la carta Cara de bebé.

—¡Soy amiga de Kohaku, idiota! ¿Te piensas que no sé ya que ustedes son los peores?

Inmediatamente después de mí, Al enlistó sus cargos como si fuese una wikipedia de crímenes y mantuve la sonrisa divertida en mi rostro al ver la clara molestia del rojito. Arata intervino luego, redirigiendo los tiros hacia mí. Alcé las cejas, haciéndome la tonta.

—Las preguntas se hacen por curiosidad, ¿no? No por culpabilidad —argumenté, tamborileando los dedos sobre el pecho de Al—. Mis expectativas son altas, por supuesto. Me recibieron con papitas y me ofrecieron chisme de calidad, ya demostraron su valía. Esta nueva prueba debería ser pan comido para chicos tan geniales como ustedes.

Y casi como si la hubiera invocado, Yoshida-sensei volvió a sonar su silbato y su voz rugió por toda la zona. Nos quedamos oyendo los grupos, en el primero llamaron a Shimizu y el nombre de la famosa Pierce me hizo mirarlo de soslayo con una sonrisita suavecita. Quizá fuera ilegal molestarlos tanto, pero era demasiado divertido. Luego vino mi nombre y rodé apenas los ojos, desenredándome del cuello de Al para retroceder. Me había tocado con Ko, sí, ¡pero no podría asustar a ninguno de estos dos idiotas!

—Hablando de Roma... —Le di unas palmaditas en el hombro a Al y miré a Cayden fijamente—. Hijo, recuerda tu misión. No nos decepciones. —Luego me incliné y le dejé un beso en la mejilla a Altan, bajando la voz a un murmullo suave—. Nos vemos luego, cielo. Te quiero.

Esa dualidad quizá fuera digna de estudio, pero ¿a quién le importaba? Habiéndome erguido, agité la mano en general para despedirme de los tres y comencé a caminar en busca de alguna cara conocida, o sea, Fiorella o mini Ishi. Acabé dando con Kohaku, quien venía de una dirección distinta y nos reconocimos al mismo tiempo. Me sonrió tranquilo al encontrarnos.

—¿Ubicas a alguno de nuestros compañeros? Mason y... Atkinson —pronunció con dificultad y, obviamente, mal.

La tontería me dio ternura y sacudí la cabeza, hundiendo las manos en los bolsillos de la sudadera.

—Pues no, ni idea. Diría que busquemos a Fiorella y de ahí vemos.

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quem por si quieres tirarme a la niña, lo mismo Pau y Reual Nathan Onyrian si quieren valerse de la magia narrativa JAJAJA

 

Zona de acampada

Cayden había pasado de refunfuñar a volver a cohibirse, lo manejó un poco mejor que cuando lo picamos con Kohaku, al menos en términos de bochorno. Soltó el aire por la nariz, se dio por vencido y negó con la cabeza sin más; igual los tiros no pararon de llegarle y escuché a Anna reír cuando se defendió con la carta de ser un cara de bebé. Cuando le recordó que era amiga de Ishikawa y eso le daba todo lo que debía saber el otro volvió a hacerse el profundamente ofendido.

—Pero si somos absolutamente inofensivos, ¿qué dices?

¿Cómo era el dicho ese? ¿Qué el que comía callado comía dos veces? Bueno, un poco de esa lógica aplicaba a este cuento de que Kohaku y Cayden fuesen o no un pan de dios, podía decirse, pero como hablaban entre poco y nada habían un montón de cosas que ocurrían debajo de la mesa. Puede que destaparlo fuese el equivalente a abrir dos cajas de Pandora a la vez.

Total que le puse atención a la niña cuando Arata le volteó la tortilla, se hizo la tonta y la sentí tamborilear los dedos en mi pecho mientras le respondía. El otro la miró como diciendo "¿Pero qué me estás contando?" y se zampó el puñado de papitas que quedaban en la bolsa antes de contestar nada, lo hizo a velocidad, pero no le dio tiempo a contestar porque el silbato de Yoshiba cortó el aire.

Arata paró las orejas, comprimió los gestos apenas escuchó el apellido de Wickham (lo que tenía su gracia, la verdad) y los relajó al escuchar el nombre de Sasha, todo en el span de menos de un minuto. Apenas un instante después noté que vio a Anna, carraspeó y se levantó de la mesa, recogiendo la bolsa de papitas vacía para hacerla una bola en lo que la niña se despegaba de mí.

—Sí, Capitán —soltó Dunn a lo de la misión, saludo militar incluido.

Estuve por decirle algo al mocoso, pero sentí los movimientos de ella y recibí su beso en la mejilla, olvidando por completo lo que iba a decirle al cara de bebé. Pude haberla dejado irse, pero la pesqué de la mano como pude, me levanté y le estampé un beso donde cayera básicamente, que resultó ser un punto muerto entre su mejilla y sus labios.

—I love you —murmuré apenas le regresé su espacio y la dejé irse ahora sí.

Los tres la despedimos, Arata se fue sin más y yo me quedé con el corderito. Habíamos quedamos con Makris, la amiga de Jez, y otra chica que no me sonaba de nada, lo mismo el otro chico. Cayden pretendió excusarse para ir a dejar el sombrero de Kohaku cuando volvió a acordarse de su existencia, pero le anclé el brazo en los hombros y lo arrastré sin darle espacio para irse.

Lo solté cuando ubiqué a Adara a la distancia, así que ambos nos acercamos a las muchachas y el pelirrojo saludó a Makris con un movimiento de mano, junto a una sonrisa bien sutil. Yo me limité a acercarme, habíamos llegado cuando la de ojos rojos se estaba presentando como Clementine. Todos éramos extranjeros, aunque fuese de ascendencia, así que la cosa se simplificaba.

—Altan —Me presenté, escueto.

—Cayden —siguió el otro y atendió a la pregunta que habíamos pillado al llegar—. Pues listos no creo, pero se intenta.

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quoteo a Belu porque Al obviamente se me iba a poner suavecito, bajo esa lógica me disculpo con Ikoma y quem que se comen tremendo relleno JAJAJA

Zona de acampada

Era posible que toda la interacción con Sasha hubiese terminado diferente si yo, no sé, hubiese logrado conectar en realidad con lo que sentía más allá del alivio que me significaba poder verla, tocarla y hablarle. No sabía si era bueno o malo, solo sabía que era la otra cara de una moneda y por ahora me quedaba con eso. Me quedaba con haber sido capaz de decirle que no me dejara fuera, que me dejara abrazarla y, ni idea, estar allí.

Me había hecho un lío mental en estos días, pero al final era muy sencillo.

Se montó el numerito del beso, la recibí con gusto y luego se excusó con que necesitaba sol, pero no me obligaría a rostizarme con ella. La verdad era que no quería comerme ese sol tan fuerte, así que se lo agradecía por lo que le di un beso en la mejilla y la despedí cuando se retiró, tranquilo. En lo que a mí me concernía la parte más importante ya se había hecho.

Me quedé allí a la sombra una hora más por lo menos, cuando el sol bajó un poco me dediqué a dar vueltas por las zonas colindantes a la de acampada pero no mucho más, por lo mismo de ir a freírme en el sol de media tarde. El tiempo se me fue, en algún momento cuando volví a buscar la sombra de un árbol la profesora sonó el silbatazo y dijo mi nombre con el de otras personas.

Puede que tuviese la neurona inútil, pero los nombres no me sonaron de nada así que me levanté rápido para ver si pillaba a alguno presentándose o lo que fuese. En su lugar escuché a alguien decir mi apellido, lo dijo el muchachito con pelo de nube de la otra clase de hecho y me asomé en medio de ambos y la tercera chica, la pelirroja, les sonreí a los tres.

—Mason vendría a ser yo —expliqué con el tono tranquilo de siempre—. Estoy más acostumbrado a que me digan Maze en cualquier caso. Un gusto.

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saco la carta PODER DEL CINE otra vez ola

nadie me preguntó pero con los que me faltan de los otros grupos posteo en algún otro momento, porque memuero

 

[Zona de acampada]

Tal y como cabía esperar, aquel pequeño rincón pseudo-escondido había llamado la atención de un buen número de alumnos, pero la verdad es que no me inmuté demasiado por ello porque... me quedé bastante dormida mientras tomaba el sol. Exceptuando los dos momentos iniciales en los que me distraje con presencias ajenas, el único momento en el que fui consciente de lo que sucedía a mi alrededor fue cuando tuve que despertarme porque me estaba empezando a calentar por culpa del sol tan intenso que me estaba cayendo encima; volví a caer redonda inmediatamente después de refrescarme en el lago.

Tras volver a la zona de acampada, me introduje en nuestra tienda de campaña para poder cambiarme de nuevo para la famosa prueba de valor. No había traído mucho cambio, como cabía esperar, así que básicamente volví a ponerme el conjunto deportivo con el que había venido y, si acaso, decidí ponerme encima la chaqueta que había llevado atada a la cintura hasta el momento, por si luego refrescaba demasiado. Al salir, me encontré ya con todos los alumnos reunidos alrededor de los profesores, lo que me incitó a querer buscar con la mirada a Joey entre la multitud. Fue misión imposible, claro, así que terminé por suspirar y decidí quedarme quietecita en lo que la sargento nos iba organizando.

La casualidad de que me hubiese tocado en el mismo grupo que el chico bonito de turno me hizo su gracia, así como también que estuviese la conejita; a los otros dos no los conocía demasiado, desgraciadamente. Kenneth, de hecho, apareció a mi lado no mucho después de que lo nombrasen, y me giré sobre mis talones para saludarlo y buscar algo de conversación mientras el resto llegaba a reunirse con nosotros.

La reunión, sin embargo, sucedió mucho antes de lo que hubiese esperado, pues apenas terminé de saludar al chico, sentí que alguien buscaba llamar mi atención al picarme el hombro. Giré la cabeza para buscar el origen de aquel gesto y no tardé demasiado en descubrir que se trataba de una chica albina (que no era Jez, funnily enough). Ladeé ligeramente la cabeza al escucharla hablar, mirándola con una expresión de genuina curiosidad, y al final no pude evitar soltar una risilla ligera por su repentina promesa de protegerme de los sustos.

Era bastante entrañable, ¿o no~?

—Te tomo la palabra entonces, bonita~ —canturreé, sin perder la chispa de diversión en ningún momento—. Yo soy Ali, y este de aquí es Kenny. Nice to meet ya~ Falta por venir Jezzie, entonces, y también... ¿Kakeru, era? A ver si no tardan mucho en encontrarnos, con lo que debemos destacar entre dos albinos y una rubia...

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Gigi Blanche Zireael heyo uwu

 

Zona de acampada

¿Me sentía culpable por haberle salido de la conversación con Adara y Fiorella? Sí, no podía evitarlo. Era horrible, la sensación me lamía la nuca y me cortaba los movimientos, pero sabía que si me quedaba allí iba a ser peor para todos. Si seguía apilando la tensión que me provocaba cada comentario que tenía intenciones de picar a la otra algo se iba a reventar, lo sentí, y como la amistad era de ellas y no mía lo mejor era dejarlas a su bola.

Igual la dramática era yo, ya no lo sabía.

Como fuese, hablé con nani un rato, me pasó a Anne y también Isaac intercambió algunas palabras conmigo cuando su hermana le puso el altavoz. El conversar con mi familia me tranquilizó un poco, me había faltado tío Vic pero todavía no llegaba del trabajo así que solo le dejé un mensaje. Estaba guardándome el móvil cuando el silbatazo de la profesora me hizo dar un respingo, reconocí el nombre de Alisha que ya no me sorprendía escuchar en los grupos conmigo, pero también el de Kenneth y el de Fujiwara. Eran tres de cuatro caras conocidas, me servía, aunque a Fujiwara solo lo conocía de vista aunque íbamos a la misma clase.

Me puse a buscar la melena rubia porque me pareció lo más fácil y no tardé en dar con ella, que ya estaba con Kenneth y otra muchacha albina, para variar. Dios, íbamos a resaltar como faro en la neblina, de verdad.

Al acercarme le di un toquecito en el hombro a Kenneth, pues porque sí, y me sumé al grupo dedicándoles una sonrisa.

—Bueno, ya solo nos faltaría Fujiwara —secundé, balanceando el peso de un pie al otro—. La va a tener fácil para encontrarnos, eso sí.

 

[Zona de acampada]

Ko apenas me estaba contando en qué había andado hasta ahora cuando Fiorella se sumó a nosotros. Le sonreí, a punto de saludarla, considerando que solía ser la de las reacciones rápidas si tenía a mini Ishi al lado, pero Kohaku se me adelantó.

—Hola. —La sonrisa le cerró los ojos y soltó una risa breve que sonó bastante divertida pese a la suavidad del gesto—. Así que al final lo lograste, felicidades. Y eso que al final no saboteé el campamento.

Fruncí el ceño, totalmente confundida. ¿De qué coño hablaba? A decir verdad, tampoco estaba segura de querer saber.

—Buenas, Fio-chan~ —saludé, confianzuda como siempre, y meneé la cabeza—. Siquiera nos diste tiempo de buscarte, así que no te preocupes.

Casi encima de mis palabras, sentí una voz tras mi espalda identificándose como "Mason". Me volteé, dando con un pelirrojo de ojos verdes, y le sonreí por reflejo. Su voz y gesto eran bastante suaves. ¿Maze sería un apodo? Lo parecía.

—Maze, entonces —resolví sin inconvenientes, señalándome y luego a los otros dos con la mano dentro del bolsillo—. Yo soy Anna, por allá están Kohaku y Fiorella. Pero creo que son criminales en potencia, así que te recomiendo no hablarles mucho.

Oí a mini Ishi reírse, pero al final no dijo nada y regresó su atención a la chica. Y yo, como no me gustaba el silencio, regresé al chico nuevo.

—Eres de tercero, ¿no? Tienes pinta.

[Zona de acampada]

Al final, el tiempo se me había diluído frente al lago. Había pillado un libro de la tienda, los auriculares también, y me senté a la orilla del agua. Sabía cuáles eran las sensaciones específicas que ansiaba arrancarme de la piel, el problema era que no sabía cómo. ¿Tiempo al tiempo? Más fácil decirlo que hacerlo. Tuve que enfocarme a consciencia en la lectura varias veces, retomando las mismas frases como un imbécil. Me gustaba estar solo, pero había ocasiones donde se me dificultaba más que en otras.

Por suerte, mi pequeño escape de la realidad me había absorbido lo suficiente para no atender al resto del mundo ni un segundo. La música se había tornado algo monotemática, enfocándose en una de las bandas que solía escuchar, y poco a poco me abstraje por completo. El lago se había teñido del más oscuro de los negros, como alquitrán opaco, y lo imaginé avanzando. Me lamió los tobillos, rozó el lomo del libro, la tinta de las palabras comenzó a derretirse y se entremezcló con el agua. Cerré los ojos, la brisa desapareció y un escalofrío me sacudió el cuerpo, repentinamente helado. El agua, la tinta, el alquitrán, me rodearon, se colaron en mi boca, me hincharon los pulmones. Era espeso y sabía amargo.

El silbato de la profesora sonó, devolviéndome a la realidad. Abrí los ojos con calma, me saqué un auricular y la oí, sin quitar la vista del lago. Parpadeé, tomé aire y retomé la lectura. La canción siguió corriendo.

Are you scared of the dark?

Well there’s no leavin’ now.​

Tras los quince minutos reglamentarios, la señora volvió a llamarnos y mantuve mi posición hasta oír mi nombre. Reconocí el apellido de Vólkov, creía recordar que era la chica albina de mi clase, y a Thornton de hoy al mediodía. Ambos eran fáciles de distinguir, aún más grande fue mi sorpresa cuando advertí que, junto a ellos, había otra muchacha de cabello blanco y una rubia. La rubia de la playa, siendo exactos. Le había pedido que me cuidara unas cosas, pero al pasar junto a ella noté que se había dormido y no quise despertarla, así que tomé lo que me correspondía y me fui.

Conforme me acercaba al grupo, una idea de mierda me rayó la cabeza y me guardé los auriculares en el bolsillo tras hacerlos un bollo, disimulando la sonrisa amarga. De veras iba a ser la oveja negra del equipo, ¿eh?

—Creo que brillan más que el sol —solté con calma tras alcanzarlos y les dediqué una sonrisa amplia, serena—. Por aquí Fujiwara, aunque pueden decirme Kakeru también. Vengo a hacerles de contrapeso.


[Zona de acampada]

La excursión por el bosque había estado bastante bonita, aunque definitivamente me llevaba de recuerdo la postal de Kenneth y Blee metidos en el agua, empapados, intentando pillar una estúpida piedra que, por alguna razón, se les resistió hasta el final. Y mira que eran los inteligentes del grupo, eh, ¿qué me quedaba a mí? El anciano nos había enseñado bastante, aunque me costaba retener información y me quedé, quizá, con los puntos principales. Levantar torres para ayudar a niños difuntos sonaba tan lindo como creepy, pero en cierta forma me dio algo de paz. La buena acción del día, suponía.

No solía tener oportunidad de esas.

Cuando volvimos al camping, Kenneth se despidió y me quedé con Blee en lo que iba a su tienda y buscaba ropa para cambiarse. Ni idea por qué la esperé, sólo me apeteció. Me entretuve paseando la mirada por los diferentes grupillos, en medio Yoshida hizo sus anuncios de guerra y, al informar los grupos, sentí un chispazo de adrenalina bastante extraño. Me sonreí, Bleke lo notó y giró el rostro hacia mí con el ceño ligeramente fruncido.

—¿Te tocó con alguien problemático? —inquirió, algo... ¿preocupada?

Tenía sentido, en cualquier caso. Había mucho que Bleke no sabía pero había estado ahí, se había comido en primera fila la paliza del siglo y conocía la historia de la cicatriz que llevaba junto al ojo. Ella y Matty, si acaso, gozaban del privilegio.

—Lo dices como si yo no lo fuera —repliqué, pateando una piedrita, e identifiqué a Sasha en la distancia antes de volver a Blee, apoyando una mano en su cabeza—. Supongo que sí, pero no te preocupes. Prometo comportarme.

Ella me sostuvo la mirada, en absoluto convencida, mi sonrisa se estiró y la despedí con la mano, alejándome. Me dejó ir sin chistar. No pretendía ser tan toca huevos, pero si teníamos que reunirnos en equipos y era la primera carita con la cual había dado, ¿qué opciones me quedaban? Se había quedado junto a su tienda, advirtió mi presencia a unos metros y desvió la mirada al lago. Estaba de brazos cruzados.

—Qué recibimiento tan frío, Sash~

—No me digas así —determinó, cortante, y me observó de soslayo—. Mejor, no me dirijas la palabra.

—Pero somos compañeros de equipo —argumenté, fingiendo inocencia, y me acerqué un poco más—. No pretenderás ignorarme todo el rato, ¿o sí? Mira si hacemos que todos pierdan.

Sentí la tensión que le bañó el cuerpo, juraría que pude sentirla y, Dios, ¿por qué mierda era tan agradable? No tenía sentido. Noté que no tenía intenciones de responderme, la repasé brevemente con la vista y me relamí, reajustando la posición para quedarme de pie, a su lado. Nuestros hombros casi se tocaban pero ella no cedió ni un centímetro.

—Salió bien. Aunque te habrá costado lo suyo, ¿no? —agregué en un murmullo al aire, divertido a cagar—. Habrá dolido, también.

Tomó aire con fuerza y lo soltó por la nariz. Otra vez, no recibí respuesta.

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Amane Zireael Etihw jsjs welcome to awkwardlandia

 

Zona de acampada

El integrante faltante del grupo llegó poco después, un muchacho de cabello negro y ojos oscuros también, de apellido Mattsson. No recordaba haberlo visto en mi vida, la verdad, así que asumí directamente que no iba a tercero y acabó por confirmarlo él mismo antes de admitir que tampoco creía estar listo, se había rascado la mejilla y asumí que era un reflejo nervioso. En cualquier caso, el chico nos recordó que deberíamos elegir un líder.

Sentí primero la mirada de Cayden, fue relativamente discreta en comparación a la de Adara, que básicamente me sacó una radiografía con los ojos y me vi venir la cuestión. Le cedió razón a Mattsson, pero su sonrisa terminó de anunciar las malas noticias y cuando llamó a mi nombre ya la estaba mirando de antes.

—Cuando sepas si fue una pregunta o una orden puede que me acuerde si me molesta o no —respondí, estoico.

Cayden me dejó ir un codazo, me dio directo en las costillas y bufé por lo bajo. No dijo nada, pero cuando lo miré de refilón entendí que me estaba exigiendo que me comportara porque Adara era amiga de Jez y yo lo sabía, le había visto el brillo en los ojos. Tomé aire por la nariz, lo solté por la boca y miré al resto, Cayden incluido.

—Lo que quiero decir es que existe la democracia, si los demás están de acuerdo entonces puedo serlo.

El chiquillo se encogió de hombros, como dejando claro que le daba lo mismo, así que solo esperé la opinión del resto.

Zona de acampada

La muchachita que venía en tamaño Akaisa me regresó la sonrisa, aceptó el apodo sin más y se señaló a sí misma, luego a los otros dos para presentarlos. Anna, Kohaku y Fiorella, era sencillo de recordar, ¿no? Además todos resaltaban un montón a su propia manera, así que no debería costarme mucho recordar sus nombres de ahora en adelante si me los encontraba en la escuela.

Si era sincero me había distraído un poco con la chiquilla, sus ojos eran de un color muy bonito y yo era muy simple, así que ni modo. Aún así estaba concentrado, así que el comentario de que los otros dos eran criminales en potencia me hizo reír suavemente, un instante antes de que Fiorella aceptará el apodo también. Le sonreí a la pelirroja, pero no la distraje más de su conversación con pelito de nube que se había reído por la acusación de antes y regresé la atención a Anna cuando escuché la pregunta.

—Ah, sí. Estoy en la 3-2 —respondí y tardé varios segundos en oxigenar la neurona, tenía recuerdos medio borrosos de haber visto el pelo de chicle en la clase algunas veces—. Tu... ¿De segundo? Creo haberte visto llegar a nuestra clase a veces en los recesos, pero no sé si estoy delirando.

Zona de acampada

Mi suerte había dejado de sorprenderme hace años, era lo que era y así como a veces las cosas me salían de puta madre, otro porcentaje más grande del tiempo me salían como el culo. Los grupos de la prueba de valor eran el ejemplo de un resultado que aunque era una mierda, podía ser significativamente peor, así que no había mucho que hacerle.

Cuando me separé del grupo de estúpidos y el tanuki tiré la bolsa de las papitas apenas encontré donde hacerlo, acto seguido me puse buscar al grupito de la desgracia y no tardé demasiado en dar con sus siluetas. No escuché una mierda desde donde estaba, pero mientras me acercaba noté que Mr. Grano en el Culo le hablaba a Sasha, la otra le respondió una única vez y el imbécil siguió dando por culo.

Debía insistir, las diferencias en nuestras personalidades parecían demasiado puntuales.

Ni siquiera debería juzgarle un carajo.​

Cuando estuve a un par de metros, como también era un maldito insoportable, abrí la boca en vez de quedarme callado que habría sido lo más decente o por lo menos lo más inteligente. No iba a pasársela hablando solo todo el rato, ¿no? Pero a mí qué coño me importaba reaccionar como un hijo de puta hacia otro de mi calaña.

—Al final va a tener razón Sonnen y todo, como si fuese advino el cabrón. El espanto voy a ser yo —resolví mientras me apostaba al otro lado de Sasha, aparentemente tranquilo, y solté la estupidez como si estuviera hablando de que tenía que hacer la compra al volver a Shinjuku—, terminaré cometiendo un asesinato en el campamento escolar.

Balanceé el peso de un pie al otro, observé el lago, a los otros grupos y a Sasha. Recordé de repente la estupidez con la que me habían estado molestando no hace mucho, lo de que ella me había pedido que me portara bien y suspiré con cierta pesadez.

—¿Y quién va a liderar este grupo del desastre? Porque aquí dos de tres presentes solo servimos para cagarla. Habrá que confiarle la vida a una de las señoritas.

Contenido oculto

no tengo control sobre esta criatura, pero sasha sí *lo patea* a portarse bien-

 

[Zona de acampada - Grupo 2]

Me encogí de hombros cuando Fiorella dijo que no habría querido que me metiera en problemas por su culpa. Entendía el sentimiento, suponía, pero dudaba que hubiera ocurrido nada demasiado malo. Quizá llegara a confiarme mucho de mis habilidades, la sonrisa de niño inocente o lo que fuera, pero la experiencia me había malcriado. Las contaba con una mano las ocasiones donde la había cagado.

Cuando Mason apareció, pude asociar su rostro con un nombre. Lo había visto alguna que otra vez en los pasillos o en la 3-2, claro, sólo que hasta ahora me enteraba de su nombre. Pidió que lo llamáramos Maze, ya de paso, y aunque las chicas lo aceptaron sin problema yo preferí mantenerme en silencio. Tenía mi propio asunto con los nombres y, al igual que con Fiorella, prefería dejar el asunto ambiguo a rechazar sus ofertas directamente. Anna le preguntó algo, regresé mi atención a Bianchi y renové la sonrisa, asintiendo.

—Ha estado lindo, sí. Almorcé con unos amigos, luego recorrí un poco los bosques y el tiempo se me fue ahí. ¿A ti cómo te fue en Italia? Estaba esperando verte para que me contaras.

Entre tanto, me llegó la conversación de Anna y Mason en paralelo. Él le había preguntado si solía ir a la 3-2 y ella soltó una risa, entre culpable y ligeramente avergonzada.

—Ah, me atrapaste —reconoció, alzando un poco las manos (pero sin quitarlas de los bolsillos) en señal de rendición—. Seguramente haya sido yo, sí, tengo varios amigos en tercero. El de ahí es uno. —Noté que el sonido venía hacia acá, me giré con las cejas alzadas y topé con sus ojos un instante antes de que regresara a Mason, soltando otra risa breve—. Hay como una grieta entre los viejos alumnos del Sakura y la horda que se transfirió este año. ¿A qué grupo perteneces tú?

 

[Zona de acampada]

Y así, con mi super poder de invocación divino, solo hicieron falta un par de minutos más hasta que los dos integrantes restantes del grupo nos bendijeron con su presencia. Entre tanto, la otra chiquilla que estaba con nosotros me soltó un cumplido de la nada por mi respuesta, y no pude evitar las ganas con las que sonreí después de escucharla, sin ninguna pretensión de esconder la satisfacción que sentí incluso por ese pequeño comentario.

—Quizás —escuché decir a Kenneth cuando la atención de la muchacha viró hacia él, con un tono de voz suave—. Aunque creo que no somos los únicos albinos que hay en la Academia.

—Yeah, el Sakura tiene una colección de albinos y pelirrojos que da gusto, cualquier diría que son escasos... —murmuré, más como reflexión al aire que cualquier otra cosa, mientras repasaba el lugar con la mirada.

Jez fue la primera en aparecer, llamando la atención de Kenny boy y haciendo que el mismo le devolviese el saludo con una sonrisa; casualmente, el muchacho también le dedicó un gesto con la cabeza a modo de saludo individual para el tal Kakeru, cuando este apareció al rato de que lo hiciese Jez, y al ver al moreno, me di cuenta de que se trataba del chico al que había visto apenas unas horas atrás en el lago. ¡Oye, qué pequeño era el Sakura a veces!

>>Ya estamos todos entonces, ¿no? —cuestioné, pasando la mirada por todos los presentes al hablar, y me sonreí satisfecha cuando finalicé la ronda—. ¡Yo quiero ser la líder! ¿Alguien en contra~?

[Zona de acampada]

Al final, había acabado dedicando todo el tiempo libre de la tarde para avanzar con la lectura del libro que había traído, y si me preguntaba al respecto, lo había considerado un tiempo más que bien aprovechado. Cuando el silbato resonó por toda la zona, logró sobresaltarme un poco, pero afortunadamente, no había demasiado gente a mi alrededor que hubiese tenido que presenciarlo. Recogí mis cosas y me dirigí hacia nuestra tienda de campaña, donde volví a guardar el libro y recogí una chaqueta para que me resguardase del posible frío que haría entrada la noche.

Cuando salí de la misma, me percaté que la mayoría de los alumnos ya estaban reunidos en la zona de acampada a la espera del reparto de los grupos, y lo cierto es que no pude evitar hacer un barrido por el lugar en busca de Jack. Fue misión imposible, con lo alto que era no había manera posible de que pasase desapercibido, y dejé escapar un suspiro ligero antes de decidir prestarle atención a los nombres que los profesores iban listando.

Del grupo que me había tocado solo reconocí el nombre de Joey y Sasha, ya que ambos estaban en mi clase y al primero, además, lo reconocía por el par historias que Riri me había contado sobre él. Eso no significó demasiado, de todos modos, porque aun así tardé un buen rato en encontrarlos entre toda la marea de alumnos que había ya buscando a sus respectivos grupos también; cuando finalmente los encontré, vi que también estaba ahí el otro muchacho, y al verlo recordé que, de hecho, Ri también me había hablado de sus... aventuras con Arata, digamos. Vaya, le iba a hacer bastante gracia cuando se lo contase después.

—Hola a todos, perdón por la demora —me disculpé en cuanto estuve a un rango aceptable de todos, e hice una pequeña reverencia por pura costumbre—. Yo soy Alethea. ¿Habéis decidido ya al líder? Ah, aunque aún queda por venir otra chica, ¿cierto?