de Inuyasha - La vida a tu lado.

Tema en 'Inuyasha, Ranma y Rinne' iniciado por Ami Hoshi, 29 Enero 2009.

  1.  
    Ami Hoshi

    Ami Hoshi Usuario común

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    La vida a tu lado.
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    La vida a tu lado.

    La vida a tú lado.

    Cuanto tiempo había soñado con sus besos y ahora que la tenía se le escapaban de las manos. Era extraño verla callada y tan ausente, sus ojos chocolotes no brillaban con la misma intensidad que antes, su cara angelical había pasado a ser historia y ahora, solo quedaba una máscara de alguien a quien no conocía. Aquella pequeña azabache no era para nada a la misma que había llegado hace dos años.


    Cuánto vacío hay en esta habitación

    —Kagome —la llamó InuYasha, ella solo volteo a verlo con desden como sí no tuviera vida, estaba más pálida de lo normal y en sus ojos unas ojeras estaban presentes.

    tanta pasión colgada en la pared


    —Si, InuYasha —su voz melodiosa ahora solo era un maullido, un soplido del viento, débil y hueca.

    cuánta dulzura diluyéndose en el tiempo


    —Es hora de seguir con la búsqueda —se levanto con cuidado y con desgano tomo su arco y flechas.

    tantos otoños contigo y sin ti.
    —¿Estás bien Kagome? —pregunto preocupada Sango, InuYasha la observo con atención.

    Millones de hojas


    —Si, no te preocupes… ¿Por qué lo preguntas? —intento sonreír pero solo logro semi curvar sus pálidos labios.


    cayendo en tu cuerpo


    —Es…que…bueno últimamente no te ves muy bien —sentenció.


    otoños de llanto


    —¡Hmmm! Creo que estás equivocada…me siento perfecta —su voz se volvió molesta y su frente se arrugo, tomo sus cosas y comenzó a caminar.

    —Ella no está bien InuYasha.

    —Lo sé, me preocupa.

    —Creo que la Srta. Kagome está enferma —la respuesta de Miroku logró captar la atención de todos.

    —¿Qué quieres decir monje Miroku? —pregunto inocentemente Shippo.

    —Su aura está muy rara, es diferente…casi inexistente —todos miraron asustados al monje.

    goteando en tu piel


    —Será que podemos seguir —los apuró molesta Kagome.


    iluminada y eterna


    Todos habían quedado preocupados, la azabache estaba muy cambiada, inclusive con el propio InuYasha, sus estados de ánimo eran muy diferentes, de la sumisión pasaba a la tristeza y luego al enojo, no hablaba, comía poco y se veía siempre agotada.

    enfurecida y tranquila


    Al parecer la muerte de Naraku no había ayudado mucho, o por lo menos a la joven azabache, aunque todos no entendían el por qué te esto. InuYasha la había elegido a ella todo había estado de las mil maravillas, seguían buscando la perla debido a que en la última batalla Kagome la había vuelto a romper y así destruyeron a Naraku. Kikyo había muerto liberando a InuYasha de su promesa. Sango y Miroku se habían casado.


    sobre una alfombra de hierba


    Los chicos no entendían que le pasaba a Kagome e InuYasha no se atrevía a preguntarle, la veía tan lejana y distante, tan fría y diferente; luego de cinco horas de caminar se pararon a reposar en un claro, Miroku y Sango se fueron a los termales mientras que Shippo dormía e InuYasha salió a pasear dejando a Kagome sola en el claro.

    ibas volando dormida.
    Todos se van y me dejan sola, tal vez ese sea mi destino así será menos doloroso —levanta su cabeza y ve a la luna—. Maldita te ves tan perfecta y sana, tan linda y blanca —unas lágrimas comienzan a descender de sus ojos acompañadas de leves gemidos y sollozos.


    Un imposible silencio


    —Kagome —InuYasha la veía con los ojos abierto y preocupado, su pequeña estaba llorando como una chiquilla golpeando el agua y mirando con odio a la luna que brillaba hermosa en lo alto del cielo. La tomo por los hombros y la abrazó, con cariño acariciaba su espalda—. ¿Me vas a decir que te sucede? —preguntó mientras le tomaba el rostro y la miraba dulcemente.


    enmudeciendo mi vida


    —No me sucede nada —ella lo miró, él no le creyó pero no insistió, la tomo de la cintura y la apego a él con una mano le tocaba el cabello, beso sus pómulos sin vida, lo cual no le gusto...ni siquiera aquello le daba vida, ella se revolvió incomoda e intento alejarse, pero luego pareció pensarlo y se recostó en su pecho—. Tengo sueño —le murmuro somnolienta para caer rendida en su pecho.

    con una lágrima tuya


    —Duerme mi pequeña —le susurró al oído mientras se acomodaba en un árbol y la tapaba con su ahori—. ¿Qué te está alejando de mi, mi pequeña? —murmuro en silencio mientras veía el hermoso claro y a la luna. Seguían pasando los días y todo estaba igual, uno de esos días Kagome le pidió ir a su tiempo y el sin protestar la dejo ir.


    y una lágrima mía.


    —¿Cómo que la dejaste ir? —vociferó molesta Sango.


    Iluminada y eterna...
    —Si, es que bueno…si está mal lo mejor es que pase tiempo con su familia y en su época —murmuro triste yéndose rápidamente


    Con una estrella fugaz


    ¿Qué es lo que te pasa Kagome? ¿Por qué estás tan distante y demacrada? —InuYasha tenía los sentimientos a flor de piel, algo le decía que su Kagome no estaba bien así que en contra de su voluntad la dejo ir, pasada una semana se preocupo y fue en busca de ella.


    te confundí la otra noche

    —Kagome… ¿estás aquí? —preguntó entrando por la ventana, en eso vio a la chica en paño y se sonrojo.

    y te pedí tres deseos


    —¿Qué haces aquí InuYasha? —lo encaro de mala gana mientras le dirigía una mirada de rabia, su corazón latía rápido y se puso blanca—. El no debería estar aquí si me ve, o lo nota —de pronto se comenzó a sentir mareada, todo le daba vueltas, antes de caer de bruces en el piso InuYasha la sostuvo entre sus brazos.

    mientras duraba tu luz

    —¿Qué es lo que te pasa? —espeto furioso el olor que ella despedía lo asustaba, sentía su piel diferente, inclusive podía sentir como si ella estuviera muriendo.

    Déjame llorar.
    —Nada, no me sucede nada InuYasha —respondió agresiva luego de pasado el mareo.

    —¡Como que no! Acaso me crees idiota, estás diferente, hueles diferente…¡¡maldición Kagome, que demonios te sucede!! —en eso la vio ponerse aun más pálida, ella lo miro asustada de pronto tosió con fuerza y tomo un paño cuando vio estaba manchado con sangre, sus ojos se inundaron de lágrimas y pudo sentir la mano de InuYasha sobre su hombro, rápido se aparto y fue al cuarto continuo.

    Cuánto vacío hay en esta habitación
    —Tenemos que hablar InuYasha —hablo Kagome cuando estuvo vestida y peinada, tenía un vestido lila unas sandalias bajas del mismo color y el cabello suelto.

    tanta pasión colgada en la pared
    —¿Me vas a decir que te sucede? —pregunto angustiado, se sentía mal, las manos le sudaban, tenía la boca seca y por alguna razón no quería escuchar la respuesta de Kagome, sentía como se le revolvía hasta el estomago.


    cuánta dulzura diluyéndose en el tiempo


    Ella se acerco a él con paciencia, tomo el kotodama he intento levantarlo, pero inmediatamente InuYasha freno sus intenciones.


    tantos otoños contigo y sin ti.
    —Maldición InuYasha déjame quitártelo —lo regaño, no tenía fuerzas para luchar contra él. Sus fuerzas se acababan poco a poco y su corazón se partía.

    Millones de hojas

    —Ya me harte —la tomo de los brazos y con delicadeza la empujo contra una pared, parando su escape con su cuerpo—. En este momento me vas a decir que te pasa…estoy tan preocupado y tú lo que haces es ignorarme…necesito respuestas Kagome —soltó InuYasha con desesperación y un cierto matiz de rabia.

    cayendo en tu cuerpo

    —Ya no te amo, no quiero seguir viéndote y no pienso seguir yendo al Sengoku —espeto casi sin voz, le dolía el alma, sentía como se rajaba por dentro, un nudo en su estomago la mareaba, su visión se volvió borrosa por las lagrimas que se agolpaban en sus ojos. InuYasha estaba atónito no sabía que hacer su cuerpo no reaccionaba, su corazón le latía en la cabeza, cuando se dio cuenta la soltó y se alejo de espacio.

    otoños de llanto
    —No, mientes —le dijo con la voz entrecortada, su cabeza negaba como si no entendía lo anterior dicho por la pelinegra.

    goteando en tu piel

    —Es la verdad, no quiero que regreses a mi época, no quiero verte nunca más —Kagome se mordía los labios para sonar fuerte, apretaba los puños, pero no podía frenar las lágrimas que pugnaban por salir.


    iluminada y eterna

    —Kagome —la miro con desden lagrimas también descendían por sus ojos, esos orbes soleados, oro liquido ahora estaban llorosos dándole una última mirada se alejo y salto al tejado.


    enfurecida y tranquila

    —InuYasha…lo siento —callo derrotada en el piso llorando a mares sin frenos apoyándose en una almohada, hipaba y gemía por los espasmos del llanto. Aun en el tejado InuYasha la pudo oír.


    sobre una alfombra de hierba

    —¿Por qué me mientes? —le susurro InuYasha desde la ventana.


    ibas volando dormida

    —¡InuYasha! —chillo asustada Kagome que se incorporo con rapidez, sin pensarlo se lanzó a sus brazos.


    un imposible silencio enmudeciendo mi vida
    —Kagome —la abrazo rodeando su cintura y con cariño se posesionó de sus labios, primero fue un roce un pequeño toque, tan delicado y perfecto, único, concentrando todas sus neuronas en eso. Ella abrió sus labios para dejarlo explorar en esa caverna húmeda, sus lenguas jugaban acompasadas y demandantes. Cuando se separaron la cara de InuYasha se contrajo, y toco la sangre que salía de la nariz de Kagome.


    con una lagrima tuya y

    —¡Y-o! —se puso pálida y pronto todo se volvió borroso y cayo desmayada en los brazos de InuYasha. Este asustado corrió escaleras abajo donde la madre de Kagome que al ver a su hija desmayada palideció, llamo a una ambulancia y la llevaron directo al hospital.

    una lagrima mía
    —Señora Sonomi, dígame ¿Qué le sucede a Kagome?...me evita y está distante y me salió con el disparate de que no me ama —los ojos de InuYasha estaban vidriosos.

    Iluminada y eterna

    —¿Ella no te ha dicho verdad? —lo vio negar con la cabeza, está tomo aire y le cogió la mano—. Kagome está muriendo hijo mió —InuYaha no parecía reaccionar. Cuando llegaron al hospital Sonomi le puso una gorra y entraron, le hicieron transfusión de sangre a Kagome y la estabilizaron.


    enfurecida y tranquila

    —Sra. Sonomi —la llamó el doctor.

    —Dígame —su voz estaba en un hilo, sus ojos se llenaban de lágrimas y sentía como las piernas le comenzaban a flaquear.

    —A Kagome, solo le quedan pocos años la enfermedad se a extendido ya no podemos curarle el cáncer que tiene —InuYasha la tomó rápido antes de que cayera al piso, la pobre madre entre sollozos le explico todo, InuYasha no se derrumbo, no frente a ella, se mantuvo fuerte intentando consolarla, cuando más no pudo la pobre señora la dejo en su casa y regreso al hospital, y entro al cuarto de Kagome.

    sobre una alfombra de hierba

    Te ves ten preciosa con tu cabello negro, estás tan blanca, tus labios pálidos ¿Cómo deje que esto te pasara? ¿Por qué no puedo hacer nada para retenerte? ¿Por qué cuando te tengo, te me escapas de las manos? —se acerco despacio y tomo su mano, la beso con ternura y la miro con amor—. Eres tan frágil y pequeña, eres tan mía, se supone que debí protegerte, pero veme aquí impotente, me vas a dejar mi pequeñita —de los ojos del hanyou unas finas lagrimas salían. Le dolía tanto el hecho de no poder hacer nada para estar con Kagome, que pronto un día despertaría y ella no. Le dolía tanto aceptar aquello.

    ibas volando dormida.
    —InuYasha —lo llamo Kagome, había despertado y el pobre estaba absorto en sus pensamientos. Lo veía estaba tan acongojado, su pecho se volvió un remolino de sentimientos sabía muy bien lo que estaba pasando, no debía ni preguntar el se había enterado—. Y-o siento...no habértelo dicho —su voz se quebró—, me están difícil dejarte…te amo InuYasha…solo quiero que seas feliz.

    con una estrella fugas te confundí la otra noche
    —Eres una tonta…mi felicidad está a tú lado, te me estás muriendo pequeña, como deje que esto te pasara —sus manos acariciaron su rostro limpiando sus lágrimas.

    y te pedí tres deseos
    —No es tú culpa, es algo que...bueno...paso —busco su rostro, la atrajo lentamente y lo beso con delicadeza, y cuando InuYasha se retiro le quito el collar.

    mientras duraba tu luz
    —¿Por qué? ¿Por qué te empeñas en alejarme? —lo vio confundido.

    —Eres libre —susurro sin fuerza—. Puedes irte, no tienes por que permanecer aquí —su cara estaba contraída, las lagrimas bajan con fuerza y sin freno, él le dio una sonrisa torcida y se sentó a su lado para luego colocarla en su pecho, y con cariño le acaricio los cabellos.

    déjame llorar

    —Kagome, nunca…escucha bien…nunca me voy a separar de ti, no me importa si estás muriendo o no, si tienes cáncer o lo que sea…tú eres mía no voy a permitir que nada te aleje de mi, o por lo menos permaneceré a tú lado hasta el final de nuestros días.

    déjame llorar por ti

    —Te amo, Inu. Tengo tanto miedo, no me quiero morir, quiero pasar toda mi vida a tú lado —lloró con más fuerza, mientras sentía como el le mordía el lóbulo de la oreja haciéndole cosquillas—. No hagas eso —rió y lo empujo levemente.


    déjame llorar
    —No me importa Kagome, yo no me daré vencido, tendremos una vida normal en este mundo, te cuidare lo prometo.


    Cuantas nostalgias durmiendo en el desván,

    Y aquello había sido cierto, a Kagome le quedaban años de vida los cuales los estaba viviendo al máximo con InuYasha a su lado, en la época actual. Ambos habían terminado la preparatoria, e InuYasha estudiaba medicina para cuidar a su esposa.

    he declarado mi vida

    —¡¡¡Estamos embarazados!!! —chillo alegre Kagome, brincando a los brazos de su esposo.

    en soledad hago canciones de amor que nunca olvido pues


    —¡Oh! Mi preciosa —la miro divertido, feliz sin pensarlo corrió a abrazarla, hacerle cosquillas y darle miles de besos. Toda la familia se entero de tan hermoso acontecimiento, estaba demás que esto los hacia muy feliz, dos pequeños gemelitos crecían en el vientre de Kagome, los meses pasaban y pasaban, los niños se desarrollaron normales en su vientre en el noveno mes todo se volvió un caos.

    sobre nubes de otoño las escribo solo
    —¡Puja Kagome! ¡puja! —decía la doctora.


    Millones de hojas cayendo en tu cuerpo,


    —¡¡¡¡Ah, duele!!!! —chillo roja apretando la mano de su esposo respiraba agitada y luego pausada con un gran esfuerzo tuvo el primero.

    —Tenemos una linda hembrita —admiro y felicito la doctora, InuYasha la vio rápido y se la dieron para que Kagome la viera.

    —Kykio —le dijo, InuYasha la vio sorprendido y asintió, en eso comenzó a sonar el pito del indicador de latidos del corazón haciendo desesperar a InuYasha, Kagome soltó su mano se ponía pálida, los latidos poco a poco descendían. Los doctores corrían en sentido figurado, intentando sacar al otro bebé.

    otoños de llanto goteando en tu piel
    —Vamos Kagome, mantente despierta yo sé que tu puedes —le volvió a tomar la mano, mientras le hablaba al oído, sentía como el alma se le iba del cuerpo si Kagome moría en esos momentos no sabría que haría.


    Cuántas caricias perdidas en mi diván


    —Tengo mucho sueño, inu, todo está tan frío —susurro con la mirada perdida.


    cuánto reclamo a dios mismo que ya no estás


    —Vamos mi amor mantente conciente —y así el ruido de un bebé naciendo los hizo reaccionar, ella al ver al baroncito le sonrió—. Son preciosos —dijo InuYasha al verlo a los dos, el niño era de cabello platinado los ojos color chocolates y rallas doradas, mientras que la niña era de cabello negro y ojos chocolates idéntica a Kikyo.


    hago canciones de amor en tu memoria


    —InuYasha…estoy tan cansada —susurro, el solo le acarició el cabello y la llevaron al cuarto, los latidos se habían normalizado.


    y en todas vuelvo como siempre a la misma historia.


    5 años después.





    Cuánto vacío hay en esta habitación

    —¡Papá!, ¡papá! —gritaban dos niños preciosos de cabellos platino y negro, una niñita vestía de naranja, mientras el baroncito de azul con marrón.


    tanta pasión colgada en la pared


    —¿Qué pasa Kikyo, Kohaku? —todos estaban en el templo Higurashi, iban a pasar un día en la playa todos en familia, y Kagome no despertaba aún.


    cuánta dulzura diluyéndose en el tiempo

    —Es hora de despertar a mami, ¿si, puedes, puedes? —los dos niños pusieron sus caritas más tiernas.

    tantos otoños contigo y sin ti.
    —Claro, supongo que irán a jugar con Souta, vayan yo la despierto.


    Millones de hojas


    —¡Si!! —gritaron y salieron corriendo, InuYasha subía con paso tranquilo las escaleras abrió la puerta y se sentó en la cama, toco levemente el brazo de su esposa y le dio un beso, pero no despertó.


    cayendo en tu cuerpo

    —Kagome —la movió más fuerte, en ese instante noto que su piel estaba fría tenía los labios morados, le tomo el pulso y no lo sentía— ¡Kagome! —chillo como un chiquillo mientras la tomaba entre sus brazos y se guindaba a llorar—. Mi preciosa despierta…vamos mi reina —las lagrimas iban con más fuerza mientras se mecía con el cuerpo inerte y muerto de su esposa—. Por favor no me hagas esto, no puedo vivir sin ti, mi amor…por favor ¡Kagome!! —termino por gritar, en eso subieron Souta, Sonomi y el abuelo.


    otoños de llanto

    —¡Hija! —murmuro Sonomi llorando, el abuelo consoló a su hija que lloraba, al ver el cuerpo sin vida de Kagome.


    goteando en tu piel


    —¿Mami? —susurro Kohaku.


    iluminada y eterna


    —¿Qué le paso a mami, papi? —pregunto Kikyo. InuYasha no respondía solo lloraba a su esposa.

    enfurecida y tranquila

    —Vamos niños, tenemos que hablar —con paciencia los saco de la habitación llevándolos al corredor le explico todo lo sucedido. A las doce el mediodía el cuerpo de Kagome fue llevado a la funeraria donde fue velado y cremado.


    sobre una alfombra de hierba


    InuYasha no tenía vida, solo atendía a sus hijos, y más nada, en el hospital le habían dado unas semanas de descanso, pero era un zombie, el pobre pasaba días y noche encerrado y moribundo.

    ibas volando dormida.
    —...InuYasha... —sintió como el viento le hablaba, interesado vio la luna—. ...InuYasha... —cuando volteo Kagome estaba detrás de él.


    Un imposible silencio


    —¡Kagome! —chillo feliz intento tocarla pero solo la atravesó.


    enmudeciendo mi vida


    —...Sígueme...—le ordenó, ella comenzó a caminar al cuarto de sus hijos y se los mostró—. Ellos te necesitan InuYasha, no los dejes abandonados.


    con una lágrima tuya


    —No puedo Kag. Sin ti no soy nada…yo te necesito más que nada, te me fuiste —comenzó a llorar como un chiquillo, en eso sintió un viento calido soplar por sus mejillas y secar sus lagrimas.


    y una lágrima mía.


    —...No me e ido Inu, sigo ahí en tú corazón y en el de nuestros hijos, por favor no los dejes solos, ellos necesitan un padre, cuídalos InuYasha...

    Iluminada y eterna...
    Y si necesito ayuda ¿Cómo lo voy a hacer sin ti Kagome?


    Cuántas caricias perdidas en mi diván

    Eres un buen padre, y fuiste un perfecto esposo…ahora solo te queda cuidarlos y seguir con tú vida, prométemelo…


    cuánto reclamo a dios mismo que ya no estás


    —Haría todo por ti, Kagome —vio como el fantasma de su esposa le sonrió y se poso justo frente a él y presiono sus labios, en ese momento sintió de nuevo la calidez de su piel.

    hago canciones de amor en tu memoria

    —Te amo, Inu —y desapareció. Desde entonces solo eran ellos tres InuYasha, Kikyo y Kohaku. Siempre la extrañaba, pero le había inculcado a sus hijos lo que es ser una persona humilde, siempre teniendo en cuenta a Kagome, siempre fiel a ella.


    y en todas vuelvo como siempre a la misma historia.

    —Vamos pequeños, es hora de visitar a mami —les sonrió feliz InuYasha a sus hijos, era el día de ir al cementerio, los bebés llevaron sus cosas y partieron. Al llegar comenzaron a hablarle a la tumba de Kagome, y echarle un poco de té, mientras le colocaban una foto e incienso, cuando se iban un suave viento los envolvió esto hizo que InuYasha volteara y la vio ella le sonrió feliz y le susurro al oído “Te amo”


    Iluminada y eterna
    Bueno, les traigo un nuevo Sonf-Fic. Espero que les fuste. Por cierto la canción es de Ricardo Montaner "Dejame Llorar"
     
  2.  
    danielitaaxi

    danielitaaxi Entusiasta

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    Re: La vida a tu lado.

    Muy triste pero bonito.
    te quedo de las mil maravillas, la descripcion, la ortografia, etc.
    Un muy buen song-fic, espero volver a leer agun otro relato tuyo.
    Saludos.
     
  3.  
    Ami Hoshi

    Ami Hoshi Usuario común

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    Escritora
    Re: La vida a tu lado.

    *-* Gracias, me alegro que les haya gustado...este song-fic fue para un concurso y aunque no gane me diverti mucho haciendolo.

    Me alegro que les haya gustado *-*
     

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