Yu-Gi-Oh! La Verdadera Razón [Yami-Atem] [oneshot]

La Verdadera Razón [Yami-Atem]

Hola :)

Bueno, sin duda no soy conocida en este subforo, pero quería escribir algo de Yugioh y he aquí el resultado. Inicialmente pensé en participar con algo parecido en el concurso "Tristes y Bellos Sentimientos" pero al final decidí retirarme y modificar el escrito para colocarlo en este subforo. Sobrepasa los límites de un drabble por unas cuantas palabras, y es muy chico para ser un Oneshot, así que supongo que queda en la categoría de Mini-Oneshot. Espero les guste.

La Verdadera Razón.
​

“Jamás he retrocedido y no empezaré ahora”

​

Fatal frase que dio inicio a mis temores, a mis dudas, a mis tormentos.

​

Una persona puede tener decenas de cualidades. Ser gentil, responsable y honesto pueden llevarte a tener una existencia feliz. Pueden identificarte como una persona pura y correcta pero… ¿Qué sucede cuando no eres capaz de identificarte a ti mismo?

​

En aquel primer momento, cuando las palabras salieron de mis labios carecieron de importancia. Para mí eran como un sinónimo de valor, de determinación ante el engreído Seto Kaiba que pensaba ganar el duelo amenazándome. No debía dejarme amedrentar de ese modo ¿O si? Seto Kaiba estaba angustiado, desesperado tal vez por rescatar a su hermano de las garras de Pegasus pero nunca consideré realmente que cumpliera su amenaza de lanzarse desde la torre del castillo. Sin duda, estaba jugando conmigo para hacerme perder.

​

¡Perder! Extraña palabra que no soporto, que me quema con la intensidad de un hierro al rojo vivo. La rabia fluye a través de mi cuerpo en cuanto escucho la unión de esas seis letras. Es posible que por mi orgullo haya cometido varios errores en el pasado como utilizar el Oricalcos y dejar que el alma de mi amigo, de mi otro yo, se extinguiera entre las sombras. Lo sucedido fue mi culpa pero aún no logro comprender porque permití que pasara… ¿Porqué lo hice?

​

Tal vez deba preguntar a mis guardianes del milenio, esos mismos que se presumen ante todos mi buen corazón y la bondad que poseo. A pesar de haber visto los acontecimientos de mi pasado no me ha quedado claro quien soy o para qué existo. Sigo siendo el mismo espíritu inquieto que no reconoce ni las líneas de su propia mano.

​

Pero recuerdo algo más. Las puertas del laberinto que inunda mi conciencia brillan. Sólo una de ellas se abre, mostrándome el día del duelo ceremonial.

​

Me observo a mí mismo. Confiado, tranquilo, con los tres dioses egipcios en mi poder. Y el sentimiento que toda la vida he tratado de alejar retorna con fuerza en todo mi ser. La palabra es egoísmo. Dulce y a la vez malvado sentimiento. Debilidad humana que renació con todo su esplendor en mi forma espiritual. Mi intención no era preparar al pequeño hikari para su propia vida, sino vencerlo porque mi ambición de ganar era más fuerte que yo. Todos los obstáculos que puse en su camino no eran para fortalecerlo ni para otorgarle méritos si lograba superarlos. Eran para derribarlo. Para que se rindiera y de ese modo yo pudiera usurpar su lugar en el mundo de los vivos.

​

Aunque me niegue a reconocerlo, jamás quise regresar al mundo de los espíritus. En realidad el anhelo que mi corazón abraza con fuerza es retornar a la vida. Esa misma que me fue arrebatada (o que yo mismo desperdicié) luchando contra el mal.

​

¿De qué me sirve haber salvado la vida de Seto Kaiba a tan alto precio?​

¿De qué me sirve haber protegido las pirámides de Egipto si sacrifiqué mi vida en ello?​

¿De qué sirvió volver al mundo humano y “reencarnar” en otro cuerpo, sintiendo el dulce néctar de la vida, si al final terminé en el punto de partida sintiéndome aún más vacío?

​

Todo eso, en conjunto, constituye mi peor error. No soy feliz. Y no lo soy simplemente por una razón: mi equivocada y a la vez correcta personalidad egoísta. ​