Ciencia ficción La Verdad Sobre IEPCOM 2: La Rebelión de los Oprimidos

Tema en 'Novelas Terminadas' iniciado por Niani, 3 Mayo 2014.

  1.  
    Sonia de Arnau

    Sonia de Arnau Let's go home Comentarista empedernido

    Leo
    Miembro desde:
    19 Diciembre 2010
    Mensajes:
    2,486
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    Wow! ¿Tanto me perdí? Bueno no fue tan malo, tuve algo que leer. Que por cierto, el capítulo que más me gusto fueron los últimos. Me alegra saber que Troy y Tea se hayan encontrado y aun se recordaran esos momentos tan lindos que pasaron juntos. Me imagino al Troy de pequeño siendo salvado por Tae, "la bravucona" jajaja ese momento fue gracioso, me imagine el rostro de ella al decirle al decir todo su nombre completo.

    Pero definitivamente, el capítulo XXX fue, wow, lleno de muchas sorpresas. ¿El hijo de Sanders esta trabajando con Van Slyke? Y no solo eso, esta(ba) obsesionado con Megan. Ah, pobre de Stuart cuando recordó esos tiempo. Sin duda alguna me pareció que estuvo celoso.
     
    • Me gusta Me gusta x 1
  2.  
    Niani

    Niani Una ermitaña en su cueva

    Virgo
    Miembro desde:
    25 Septiembre 2013
    Mensajes:
    249
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    La Verdad Sobre IEPCOM 2: La Rebelión de los Oprimidos
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    42
     
    Palabras:
    709
    ¡Hola!

    Aparecí de nuevo, andaba perdida (no porque quiera, sino porque no puedo usar mucho la PC en casa), es horrible.

    Bueno, aquí tienen nuevo capítulo.

    Capítulo XXXI:

    Esperando al Amanecer

    "Narrador Testigo"

    Nolee se levantó en la madrugada, porque no podía dormir bien, por lo que aprovechó para revisar las tiendas de campaña de sus acompañantes. En la suya se encontraban Blake y Janet, que seguían durmiendo, entonces salió de allí y comenzó a preparar sus cosas, para después revisar las demás tiendas.

    En una de ellas encontró a Nina y a Katherine, que se hallaban dormidas aun, por lo que decidió no molestarlas, sobre todo porque Katherine se pondría de mal humor- o más de lo normal- y no quería que eso pasara. Después de eso, revisó la tienda en la que dormía Trent, en donde también encontró a Hiro y a Owen, por lo que se le ocurrió revisar la tienda donde estaba Bernie, allí lo encontró durmiendo, además de ver a Troy, que hacía lo mismo.

    Un segundo después, se dio la vuelta y se encontró a Sean, que ya se había alistado y que le preguntó:

    —¿Preocupada?

    —No— respondió ella—, estaba revisando que todos se encontraran aquí. Voy a ver a Shirley y a Tea, para ver si están allí.

    —No lo hagas, te meterás en muchos problemas si vas.

    —Entonces es bueno que nos hayamos encontrado y que me advirtieras de eso, Sean— comentó Nolee.

    —Pero podemos ir a otro lado, mientras esperamos a que todos se alisten.

    —Es una buena idea— apoyó la chica.

    Ambos chicos caminaron hacia un bosque, que estaba cerca de las tiendas de campaña y, al encontrar un tronco, se sentaron en él a contemplar el paisaje que los rodeaba, lleno de naturaleza, que tranquilizó tanto a Sean como a Nolee, que le preguntó, curiosa:

    —¿De dónde vienes, Sean?

    —Detroit, nací allá— respondió él, serio.

    —¿Y cómo entraste a la Brigada de Liberación?

    —Mis padres fallecieron en el bombardeo a Detroit— respondió él—, en aquel entonces tenía quince años de edad. Tiempo después, conocí al Coronel Hathaway y él hizo que entrara en la Brigada.

    —Disculpa, no sabía que había pasado eso. Yo perdí a mi madre cuando tenía tres años, sé lo que se siente.

    —¿Pero por lo menos te criaste con tu padre?— preguntó él.

    —Sí, mi padre se encargó de mí y me dio todo lo que necesitaba, pero siempre me ha hecho falta mi madre.

    —¿Y de dónde vienes tú?— volvió a preguntar Sean.

    —De un país llamado San Ángelo, del que seguro no tienes idea de que existe.

    —Pues tienes razón, no tengo idea de qué lugar me hablas— dijo él, mientras reía—. ¿Y cómo es tu vida allá?

    —Mi padre es un hombre muy rico. Ya te imaginarás que me trata como si fuera de la realeza, él me ve así, pero eso no me agrada; quiere controlarme y ahora debe estar buscándome, porque vine a éste país sin su permiso.

    —¿Y cuál es su nombre?— siguió interrogando el joven.

    —Alden Van Slyke.

    —Chicos, tenemos que irnos— dijo Tea, que acababa de encontrarlos, interrumpiéndolos—, los estamos esperando.

    —Gracias por avisarnos, Tea— dijo Sean—. Fue un placer para mí hablar contigo, Nolee.

    —Igualmente, Sean.

    Sean y Nolee se fueron caminando hacia el autobús, que estaba a punto de ponerse en marcha y todos sus acompañantes ya se encontraban dentro de él, esperando a que llegaran. Al verlos entrar juntos al vehículo, Kathertine se puso de mal humor y, al ver que se sentaron juntos, sintió que se moría de celos, porque él era su ex-novio.

    —Tranquila Kath— le dijo Nina, para calmarla un poco—, ya se le pasará el embeleco que tiene con ésa tonta.

    —Lo sé— comentó ella, molesta.

    Tea entró al vehículo un momento después y Troy hizo un ademán para saludarla, mientras Blake lo miraba muy extrañada, para luego ir a sentarse al lado de Shirley, por lo que al fin pudieron seguir la marcha. Y mientras el autobús comenzaba a avanzar, en el horizonte se podía ver la llegada del amanecer y la salida del sol, que comenzaba a aclarar el cielo en ése instante.

    Continuará...
     
    Última edición: 4 Noviembre 2014
  3.  
    Niani

    Niani Una ermitaña en su cueva

    Virgo
    Miembro desde:
    25 Septiembre 2013
    Mensajes:
    249
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    La Verdad Sobre IEPCOM 2: La Rebelión de los Oprimidos
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    42
     
    Palabras:
    1678
    Capítulo XXXII:

    Sueños Rotos

    “Narrador Testigo”
    Había algo que Troy protegía a toda costa, ya que era una de sus posesiones más preciadas y uno de los pocos recuerdos que tenía de su madre, que había sobrevivido a los embates del tiempo y del ambiente en el que él había crecido después de que ella falleciera.

    Se trataba de una fotografía, en la que aparecían ella y su hermana mayor, unos meses antes de que él naciera. La tomó de su casa en Santa Esperanza antes de que lo llevaran al “criadero”, sin que se dieran cuenta.

    —¡Quién sabe si la casa aún está en pie! — se decía a sí mismo, muy pensativo, al recordar su antiguo hogar —. Tal vez la ocuparon otras personas, o se incendió, o puede ser que esté abandonada desde entonces.

    Eran posibilidades, pero él no perdía la esperanza de volver a ésa isla y de encontrar en su vieja casa las cosas que usaba cuando era niño. Sin embargo, sabía que era muy difícil que llegara a darse.

    Un momento después, oyó que Bernie lo llamaba:

    —¡Troy, es hora de comer!

    —Ya voy, Bernie — dijo el chico, para después ir a reunirse con el resto, pues estaba sólo en la tienda.

    Llegó allá y le sirvieron un tazón de frijoles, el cual comió sin protestar, porque le advirtieron que Katherine lo había preparado- y que no era buena cocinera también-, lo que comprobó al comerlos, pues no sabían muy bien.

    No vio a Shirley ni a Tea cerca de allí, eso le extrañó un poco, pero supuso que se hallaban platicando sobre lo que harían durante el resto del viaje, por lo que se quedó un poco más tranquilo. Ellos se habían quedado en otra zona boscosa, cercana a la frontera con California, para descansar un poco, además de que le habían avisado a Shirley que unos miembros de la Brigada de Liberación llegarían allí, para darles indicaciones de parte del Coronel Hathaway.

    —¿Podemos hablar en privado después de comer? — le preguntó Blake, muy animada.

    —Claro — dijo él, tranquilo.

    Al terminar de comer, ella llevó a Troy a un lugar un poco retirado de donde estaba el resto del grupo. Él la dejó hacerlo, pero estaba un poco extrañado ante lo que pasaba.

    En cuanto llegaron al sitio, le preguntó:

    —¿Para qué querías hablar conmigo?

    —Es que tengo algo que decirte — respondió ella.

    —¿Y qué será?

    —Es que quiero confesarte que… me gustas — dijo ella —, siempre me has llamado la atención y quisiera que fueras mi novio, Troy.

    Él no tenía ni la más remota idea de lo que era tener una novia, por su crianza, nunca había podido experimentar lo que era el amor, en el sentido de tener una pareja, hacia otra persona. Blake, al notar su desconcierto, se acercó a él y lo besó en los labios.

    Troy no podía creer lo que pasaba, pues él no veía a Blake de otra forma que no fuese la de una hermana, por lo que sentía que lo que estaban haciendo no era lo correcto y que, tal vez, Bernie no aprobaría la actitud que ella tenía con él, por lo que se separó de ella rápidamente y le preguntó, muy sorprendido:

    —¿Qué crees que estás haciendo, Blake?

    —Te demuestro lo que siento por ti— respondió ella—, mis intenciones contigo son sinceras.

    —¿Pero acaso no ves que esto está mal?

    —¿Y por qué está mal?— preguntó ella, desconcertada.

    —Porque tú eres como una hermana para mí, todo esto es algo que no esperaba de tu parte.

    —Si no te lo dije antes, fue porque no tuve oportunidad— le dijo ella—, pero siempre he querido tener algo serio contigo.

    —Yo no puedo corresponderte, no sé cómo hacerlo. No creo ser la persona que te mereces, Blake.

    —No me importa— dijo la chica, decidida.

    —Pero yo no sé si siento algo como eso por ti, lo siento.

    En ése momento, Sean llegó al lugar en el que ellos se encontraban, muy ajetreado, para luego darle a Troy una mala noticia:

    —¡Qué bueno que te encuentro, Troy! Te estaba buscando.

    —¿Qué sucede, Sean?— preguntó él, un poco preocupado.

    —Katherine y Nina estuvieron revisando tus cosas mientras no estabas, volvamos con el grupo.

    Lo primero que pasó por la mente de Troy fue el que había dejado la fotografía de su madre entre sus cosas, por lo que se apresuró a seguir a Sean, dejando allí a Blake, porque era algo muy importante para él en verdad y no quería que pasara nada malo con ése recuerdo de ella.

    Al llegar a ése lugar, ambos chicos se encontraron a ésas chicas, que estaban en plena exhibición de las cosas del más joven:

    —¿Qué tenemos aquí?— preguntaba Katherine a todos los que se encontraban allí—. Parece ser un relicario de oro.

    Después de eso, lo mordió para verificar si estaba hecho de aquel metal, sorprendiéndose al comprobar que sí lo era.

    —¿A quién se lo robaría?— preguntó Trent, con tono burlón.

    La reacción de Troy ante la pregunta de Trent fue el modo de desahogar toda la ira que sentía en ése momento, al ver lo que estaban haciendo con sus cosas: le dio un puñetazo en el rostro y cuando el joven cayó al suelo, le gritó, muy enojado:

    —¡Yo nunca le he robado a nadie, imbécil!

    —Tranquilo hombre, lo mejor que puedes hacer es calmarte— le dijo Sean, para que no llegara a cometer alguna locura.

    Entonces Nina sacó la fotografía de su madre de entre sus cosas, para luego mostrársela a todo el grupo, ocasionando las risas de Katherine y sus secuaces del grupo, entre los que se encontraba Trent, además del descontento del resto:

    —¡Ya déjenlo en paz!— exigió Bernie, molesto.

    —¿Usted cree que le haremos caso?— preguntó Nina—. ¡No sea iluso! Eso no va a pasar, idiota.

    —¡No le faltes el respeto al señor, Nina!— replicó Nolee—. Él no ha dicho nada que no sea cierto, no tienen por qué hacer esto.

    —¡No te metas en esto, tonta!— exclamó Katherine, molesta.

    Nolee, al escuchar su respuesta, le quitó la fotografía a Nina, con la intención de entregársela a Troy, pero no pudo evitar verla y así, darse cuenta de que eran ella y su madre las que aparecían en ella, por lo que le preguntó, desconcertada:

    —¿De dónde sacaste ésta fotografía, Troy?

    —¿Por qué me preguntas eso?— preguntó a su vez el chico, que aún no caía en cuenta de lo que estaba pasando. Todo aquello había sucedido de forma muy repentina, por lo que no pudo hacer nada más.

    —¡Explícame lo que sucede!— pidió Nolee, desesperada por no entender lo que ocurría—. ¿Por qué tienes ésta fotografía, Troy?

    —En ésa fotografía aparecen mi madre y mi hermana mayor— confesó él.

    —No es cierto— replicó ella, algo intranquila—, ésta fotografía es mía, aquí salgo junto a mi madre.

    Nada más escuchar eso, se dio cuenta de que todo ése tiempo había estado frente a frente con su hermana mayor; la sorpresa y la alegría eran los sentimientos que embargaban su corazón en ése instante, por lo que se atrevió a defender su verdad:

    —No miento, ¿crees que lo haría en verdad, Nolee?

    —La verdad es que no sé qué creer— respondió ella, a causa de la confusión que sentía en ése momento.

    —¿Cómo se siente que te rechacen?— le preguntó Blake, que llegó en ése instante—. Ahora lo mejor que puedes hacer es aceptar que nadie te quiere, porque eres un fenómeno y que no debiste aparecer nunca en nuestras vidas, Troy.

    —¡Ya cállate, Blake!— le ordenó su padre, al ver lo que hacía.

    —¡Pero tengo razón!— replicó ella—. Tú no eres más que un recogido y debes ubicarte en tu lugar.

    Troy, al escuchar lo que Blake le había dicho, pensó que lo mejor que podía hacer era marcharse de allí, para no tener que soportar las burlas de las personas que no lo aceptaban, por lo que comenzó a buscar sus cosas y a preparar todo para su partida.

    —Hijo, no tienes que irte— le aconsejó Bernie, adivinando las intenciones que él tenía.

    —Debo hacerlo, Bernie. Vuelve a tu hogar y vive tranquilo, no te preocupes por lo que me pase, voy a estar bien.

    —Te voy a extrañar— dijo él, al ver que no había vuelto atrás.

    —Yo igual, nunca olvidaré lo que has hecho por mí.

    Entonces ellos se abrazaron, para despedirse, porque Troy estaba decidido a irse, para poder seguir su camino y enfrentar su pasado de una vez y por todas, aunque eso le dolía inmensamente, pero él era como su hijo y le avergonzaba mucho el hecho de que su hija lo tratara de ésa manera, por lo que tomó una decisión que cambiaría totalmente la vida de Blake.

    Después de eso, Troy tomó sus cosas y siguió su viaje para hallar a Megan y a sus compañeros, pero en ésta ocasión iba sólo, por lo que sabía que le sería más difícil hallar el lugar en el que se pudieran encontrar. Tras él, se quedaban unas personas, que en algún momento de su vida lo acompañaron y que eran muy importantes en su vida, como Bernard, que era el padre que nunca tuvo; Tea, su amiga de la infancia, con la que deseaba compartir todas las cosas nuevas que le pasaran, retomar su amistad definitivamente.

    Y ahora, que por fin conocía a su hermana, quería estrechar más su relación con ella, pero con todo lo que había pasado, decidió postergar por un tiempo sus sueños de tener una familia y el deber que había adquirido con Megan y sus aliados de ayudar a desenmascarar a los culpables de lo que ocurría en el país se convirtió en su prioridad. Mientras lo miraba marcharse, Bernie dijo, muy esperanzado:

    —Mucha suerte en tu camino, hijo. El destino se encargará de que volvamos a vernos, eso es seguro.

    Pero la pregunta era... ¿Cuándo llegaría ése momento?

    Continuará...
     
    Última edición: 4 Noviembre 2014
  4.  
    Sonia de Arnau

    Sonia de Arnau Let's go home Comentarista empedernido

    Leo
    Miembro desde:
    19 Diciembre 2010
    Mensajes:
    2,486
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    Jajaja yo también ando perdida

    Este último capítulo me pareció awww, me cayó tan mal esa Katherine y Nina, nunca me imaginé que fueran tan crueles y despiadadas. En el anterior pude notar un poco de recelo por parte de la primera hacia Nolee, pero no me imagine que fuera a llegar a molestar a Troy y esculcar las cosas de él. Esa es una de las acciones que me molestan y odio de las personas; no respetar las pertenencias de uno/alguien. Oh Dios mio, pobre de Troy, ahora ha vuelto a estar solo en busca de Megan. Y le duele mucho dejar atrás a Bernie, que lo ve como ese padre que nunca tuvo. Pero también esta el echo de que Blake lo trato bastante mal y a ella la puedo perdonar porque estaba dolida por el rechazo que él le dio cuando ella le confeso lo de sus sentimientos, tal vez lo que dijo fue sin pensarlo y se que se arrepentirá de haberle dicho eso.

    El titulo del último capítulo me parece muy adecuado :( y me pone triste pensar en la situación de mi hermoso Troy. Deseó que pueda llagar a formar una vida feliz alado de su hermana mayor y de Bernie y por supuesto alado del equipo de Megan. Ya que ellos sin duda lo llegaron a apreciar muy bien.
     
  5.  
    Niani

    Niani Una ermitaña en su cueva

    Virgo
    Miembro desde:
    25 Septiembre 2013
    Mensajes:
    249
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    La Verdad Sobre IEPCOM 2: La Rebelión de los Oprimidos
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    42
     
    Palabras:
    1291
    Capítulo XXXIII:

    Noticias Inesperadas

    “Narrador Testigo”
    Shirley recibió una transmisión desde el Cuartel General de la Brigada de Liberación, en la que avisaron que unos delegados irían a encontrarse con ella cerca de la frontera, porque tenían órdenes del Coronel Hathaway para ella. Una camioneta llegó al campamento y, un momento después, un joven y una chica bajaron de ella y entraron al autobús.

    Discutieron durante un momento, pues la orden que le dieron fue la de regresar al mismo, junto al resto de su equipo. Lo primero que hizo fue darle la noticia a Tea, que se encontraba en su tienda de campaña y que, al saber lo que pasaba, le preguntó, extrañada:

    —¿Y qué hacemos ahora?

    —Obedecerle y volver al Cuartel General— dijo Shirley.

    —¿Y el asunto de la Doctora Knox?

    —Dijo que era muy peligroso— respondió ella—, que no nos involucremos en eso.

    —¿Es porque la Policía Central está investigando de nuevo a la Brigada?

    —Según él, sí— fue la respuesta de su amiga.

    —Pero yo no quiero irme.

    —Es una orden del jefe— replicó la pelirroja.

    —Pero se supone que con las pruebas que tiene esa mujer, podemos acabar con Fitzpatrick.

    —Ya no discutas, nos vamos— concluyó su amiga.

    Tea no podía creer lo que había escuchado: iban a abandonar la única oportunidad real que habían tenido en mucho tiempo por una simple investigación. Eso era algo que no le cabía en la cabeza y luego pensó en Troy y el resto del equipo, que se encontraban en ésa misión por órdenes del mismo hombre, por lo que salió de la tienda, para contarle a todos lo ocurrido.

    Pero al hacerlo, se encontró con un ambiente tenso, no vio a Troy, ni a Nolee entre el grupo y casi todos guardaban silencio, por lo que preguntó:

    —¿Qué pasó aquí?

    —¡Pues el chisme del siglo!— exclamó Nina.

    —Troy y la tonta de Nolee resultaron ser hermanos— fue el comentario de Katherine.

    —Y Blake le dijo cosas muy feas al tonto ése y por eso se fue de aquí— concluyó Nina.

    —¿Cómo sucedió todo eso? ¿Me pueden contar?

    —Ya lo hicimos— dijo Katherine, cortante.

    —Yo no diría lo mismo— dijo Sean, que acababa de llegar a donde se encontraban las chicas.

    —¿Tú sí me dirás?

    —Te lo resumo: éstas dos brujas esculcaron las cosas de Troy y sacaron una foto de su madre— relató Sean—. Nolee vio la fotografía, discutieron, se dieron cuenta de que eran hermanos o de que podrían serlo, Blake se apareció y le dijo a Troy que era un fenómeno y que nadie lo quería, por eso, él decidió irse.

    —¿Sabes por qué Blake hizo eso?

    —No— dijo él—, pero cuando le avisé a él lo que estaban haciendo mi ex y su compinche, estaban juntos. Pregúntale a ella qué pasó.

    Entonces ella se dirigió a donde estaban Blake y su padre, pues esperaba que alguno de ellos le contara lo que había pasado. La chica lloraba sin parar y Bernard se veía muy serio, por lo que les preguntó:

    —¿Qué sucede, señor? Me han dicho que Troy se fue y…

    —Y aun no puedo creer que Blake hiciera lo que hizo— dijo él, molesto.

    —Le confesé lo que sentía por él— dijo ella—, me rechazó… ¿Qué querías que hiciera? ¿Qué me callara lo que sentía por su rechazo?

    —¡Lo que le dijiste fue horrible!— reclamó él, enojado—. Él no es ningún recogido, Blake.

    —Sí lo es— replicó ella, molesta—, parece que él fuese tu hijo y no yo.

    Ésas palabras fueron la gota que rebasó la copa para Bernie. No podía creer que Blake fuese tan inmadura, a pesar de que era una buena chica; nunca pudo con sus arranques de ira cuando no conseguía lo que quería.

    Él le guardaba a Blake un secreto, no cualquier secreto, se trataba de algo que cambiaría su vida, algo que había callado por ser fiel a una promesa, pero que ya no podía seguir callando, por lo que dijo:

    —La verdad es… que no lo eres.

    Tea y Blake se quedaron boquiabiertas ante lo que dijo el hombre, pero la chica preguntó, desconcertada:

    —¿Estás bromeando? Seguro es para que me olvide de lo que pasó, pero no lo lograste, papá.

    —No es ninguna broma— refutó él, muy serio.

    —Explícame entonces, porque no entiendo nada.

    —Mi esposa no podía tener hijos, padecía de Matriz Infantil. Te adoptamos cuando eras bebé y Jesssica nunca quiso que te dijera la verdad— relató Bernard, y se podía notar la tristeza que le daba tener que hablar de un asunto tan duro para él.

    —¿Por qué no me dijiste nada cuando murió?

    —Porque ella me hizo jurar en su lecho de muerte que no lo hiciera— fue su respuesta.

    —¿Acaso creían que eso era justo? ¡Yo tenía derecho a saber la verdad!

    Bernie iba a responderle, pero en ése momento, Shirley llamó a todos los que estaban allí y les dijo lo que había pasado con el Coronel Hatthaway, por lo que los otros comenzaron a arreglar sus cosas para irse de regreso al Cuartel General.

    —Eso era lo que quería decirle a Troy, pero ahora que se fue, no sé qué pueda pasar— comentó Tea.

    —Va a seguir buscando a Megan— dijo el hombre—, no va a parar en su objetivo.

    —Pero no creo que sea sencillo ahora, está sólo. Espero que todo salga bien para él— dijo la joven.

    —Es verdad, pero no creo que tarde mucho— le dijo él—. Es un chico muy listo

    —No sé cómo tienes cabeza para pensar en lo que le suceda a Troy después de lo que has dicho, Bernard.


    Blake estaba muy molesta y, a la vez, se sentía muy mal: le habló de sus sentimientos a Troy y él la había rechazado- no fue con la intención de hacerlo, simplemente fue sincero con ella-, además de que, el que creía que era su padre le había revelado que era adoptada y todo su mundo se cayó por eso. No quería hacer nada más que alejarse, pasar su duelo y asumir su nueva realidad, pero ése no era el mejor momento para hacerlo, quería paz y tranquilidad y lo que la rodeaba era todo lo contrario, por eso, estaba aún más frustrada.


    —Bueno, tengo que ir a arreglar mis cosas y a alistarme para la vuelta al Cuartel General— dijo Tea, pues veía que Bernie y su hija tenían cosas que conversar y no quería molestarlos.


    —Y nosotros vamos a buscar a Megan— dijo el hombre—, es lo menos que podemos hacer, aunque Troy ya no nos acompañe en su búsqueda.


    —Irás tú sólo, yo no pienso mover ni un dedo para ayudarlo.


    —Escúchame bien, Blake Josephine— las únicas veces en las que se podía notar que Bernard se enojaba realmente con ella, era cuando la llamaba por sus dos nombres— ¡Tú vas conmigo, te guste o no!


    —¡No quiero!


    —No quieres, pero no me importa— replicó él—. Como a ti no te importó decirle a Troy todas ésas barbaridades… además, yo soy tu padre y estoy a cargo, ¿entiendes?


    Ya no hacía falta reclamar, Blake sabía de antemano que su padre era un hombre de carácter fuerte cuando se enojaba- normalmente era tranquilo y conciliador-, y que era imposible llevarle la contraria cuando lo hacía. Por lo mismo, comenzó a buscar sus cosas, para luego llevarlas consigo en una maleta y Bernard, por su parte, también buscó las suyas, además de algún vehículo en el que pudieran transportarse durante su viaje, para ver si hallaban a Megan y a sus compañeros, pues él estaba muy agradecido con Troy, por eso, quería ayudarlo a encontrarla.


    Continuará…
     
    Última edición: 10 Noviembre 2014
    • Me gusta Me gusta x 1
  6.  
    Niani

    Niani Una ermitaña en su cueva

    Virgo
    Miembro desde:
    25 Septiembre 2013
    Mensajes:
    249
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    La Verdad Sobre IEPCOM 2: La Rebelión de los Oprimidos
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    42
     
    Palabras:
    1254
    Capítulo XXXIV:

    La Hija del Coronel

    "Narrador Testigo"
    Cloe se levantó temprano ése día, pues pensaba hacer algo que -según ella creía- sería beneficioso para todo el grupo. Se iría sin decirle nada a nadie, porque temía que no la dejaran ir al lugar que tenía pensado, a causa de todos los problemas que tenían en el momento.

    Ella estaba a punto de irse, cuando oyó que alguien le preguntaba:

    —¿A dónde crees que vas?

    La joven volteó a ver a la persona que la había descubierto, que resultó ser Sadako, mientras la miraba y decía:

    —Tú dices que irse de casa sin pedir permiso no está bien… ¿Por qué lo haces ahora, Cloe?

    —Porque no me lo darán, Sadako —dijo ella, para justificarse.

    —¿Y qué vas a hacer?

    —Voy al Cuartel General de la Brigada de Liberación —fue su respuesta.

    —¿Y para qué? Salir ahora es peligroso.

    —Lo sé —dijo ella—, pero voy allá para hablar con alguien que nos puede ayudar.

    —Pero no puedes ir sola… así que te acompaño.

    —No creo que sea buena idea que vayas —dijo Cloe.

    —Pues voy contigo o llamo a Garrett, dudo que le vaya a agradar que te vayas sola a quién sabe dónde… ¿Lo tomas o lo dejas?

    —Está bien —accedió la joven, pues no quería que Garrett le reclamara por éso.

    Al escuchar su respuesta, Sadako se fue a buscar algunas cosas con mucha prisa, para luego salir ambas de la casa y subir a la camioneta e irse de allí lo más pronto que pudieron. Cloe iba conduciendo y Sadako en el asiento del copiloto, atenta a todo lo que pudiese ocurrir durante su viaje, pues no sabían si los sicarios del Jefe de la Policía Central las estaban vigilando.

    Mientras iban en camino, Sadako le preguntó:

    —¿A quién vas a ir a ver, Cloe?

    —Al líder de la Brigada de Liberación —respondió ella.

    —¿Tiene algo que ver contigo?

    —Es mi padre —dijo ella.

    Sadako se quedó muy sorprendida al escuchar la respuesta de Cloe, porque ella no sabía que su padre estaba vivo- ella no solía hablar de él- y al notarlo, Cloe siguió hablando:

    —Hace tiempo que no hablamos, él ha estado ocupado y muy concentrado con la Brigada y no quisiera meterlo en más problemas.

    —¿Y qué es esa Brigada? —preguntó la menor.

    —Es un pequeño ejército que mi padre tiene a su cargo. La mayoría de los que la conforman son chicos que no tienen padres y que quedaron huérfanos a causa de los ataques y bombardeos que se hicieron en varias ciudades del país, y están en contra de la Policía Central.

    —Eso se oye bien —dijo Sadako—, ¿pero cómo lo sabes?

    —Él y yo hablamos de vez en cuando, por teléfono o si no, nos comunicamos por correo electrónico.

    Ambas chicas guardaron silencio, pues ya faltaba poco para llegar al cuartel, porque habían llegado a Carson City, Nevada. El Cuartel General de la Brigada de Liberación se encontraba en esa parte del país, porque era una zona tranquila y segura, ya que ellos se encargaban de que fuese así, por lo que algunos civiles se habían asentado cerca de allí.

    Llegaron a un refugio del gobierno, en el que se encontraban unos soldados, por lo que ellas se acercaron hasta allá y Cloe les preguntó:

    —¿Se encuentra el Coronel Hatthaway?

    —¿Y quién lo busca?

    —Su hija, ¿puedo entrar a verlo?

    —¿De verdad lo es? —preguntó otro soldado.

    —¡No miento! Soy lo suficientemente madura como para hacer algo así, si quieren confirmarlo, se los demuestro.

    Acto seguido, Cloe sacó su identificación y se la mostró a esos soldados; después de eso, uno de ellos fue al interior del cuartel, para hablar con su superior sobre ese asunto. Sólo pasaron unos minutos antes de que volviera y le dijera a la joven:

    —Disculpe las molestias, puede pasar.

    —Muchas gracias —dijo ella, para luego entrar al cuartel junto a Sadako.

    Caminaron hacia la oficina del padre de Cloe, mientras Sadako le preguntaba a ella:

    —¿Te espero afuera o quieres que entre contigo?

    —Espérame —respondió Cloe—, no creo que sea una plática larga.

    —De acuerdo.

    Ella entró a la oficina, en donde ya la estaba esperando su padre, que al verla, le dijo:

    —Buen día, hija. ¿A qué se debe tu visita?

    —Vengo a traerte información sobre el Jefe de la Policía Central y sus socios —dijo ella.

    —¿Qué hay de nuevo?

    —Ya se sabe quien es el líder de su organización —dijo ella—, se trata de un hombre llamado Alden Van Slyke. Te dejo algunos datos sobre èl, por si quieres comenzar a investigar.

    —¿Otra cosa, Cloe?

    —¿Cómo va todo con la Brigada? —preguntó ella.

    —No muy bien, hace días envié a un grupo de soldados a buscar a Megan Knox, pero no la han encontrado...

    "No me digas, si lo hubiesen hecho lo sabría", pensó ella al escuchar lo que dijo su padre.

    —Pero la Policía Central les está siguiendo los pasos, por eso, envié a unos delegados para que les informen que dejen de buscarla y vuelvan aquí.

    Su hija se quedó sin habla al saber que su padre había estado tan cerca de saber en donde estaba Megan y que no pudo verlo, aunque ella nunca le dijo que vivía con ella. El mayor defecto de Gabriel era que, en los momentos en que era más necesario, era cuando decidía no hacer nada o echarse para atrás en algo, por lo que al final, dijo:

    —Siempre pasa lo mismo contigo, papá.

    —¿Por qué me dices eso? —preguntó él, desconcertado.

    —Papá, te diré algo... yo vivo con Megan Knox. La conozco desde que trabajaba en IEPCOM y hui de allá con ella cuando bombardearon la compañía en 2035.

    —¿Por qué no me dijiste nada? —volvió a preguntar su padre.

    —Para que te ocuparas de la Brigada, ya tienes suficientes cosas en qué pensar con respecto a eso, como para que debas ocuparte de mí también.

    —Debiste decirme —dijo él, serio.

    —Soy adulta y tomo mis decisiones, nadie me ordena lo que debo hacer. No soy un soldado, soy tu hija.

    En ése momento, los ojos cafés del Coronel se posaron en los de su hija, en los que comenzaron a asomarse las lágrimas. Por primera vez en mucho tiempo, aquel hombre de metro setenta y cinco de estatura, de cabello rubio, piel blanca y de carácter frío y seco, había visto llorar a su "pequeña"; eso hizo que se diera cuenta de que había sido muy dura con ella a lo largo de su vida, por lo que se acercó a ella y la abrazó, para luego decirle:

    —Lo siento, Cloe. Por todo lo que pasó, soy responsable de que no confíes lo suficiente en mí.

    —Espero que podamos arreglar todo —dijo ella, más serena.

    —Yo también, pequeña.

    Después de eso, ella le contó a su padre lo que había pasado en su vida desde que entró a trabajar a IEPCOM, mientras él le contaba cosas de sus dos matrimonios -con su madre y su madrastra-, por lo que fue una charla amena. Acordaron que él iba a enviar tropas al lugar en donde se encontraban ella y los demás, para que estuviesen más seguros.

    Ella y Sadako emprendieron el camino de regreso a la casa de Garrett, porque seguramente estarían preocupados por ellas.

    Continuará...

    Siglos después subo capítulo.

    No tengo internet en casa, por eso me tardé.

    Espero que les guste.
     
    Última edición: 10 Noviembre 2014
    • Me gusta Me gusta x 1
  7.  
    Niani

    Niani Una ermitaña en su cueva

    Virgo
    Miembro desde:
    25 Septiembre 2013
    Mensajes:
    249
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    La Verdad Sobre IEPCOM 2: La Rebelión de los Oprimidos
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    42
     
    Palabras:
    969
    Capítulo XXXV:
    Reflexionando
    “Narrador Testigo”


    Era una tarde nublada, Nolee estaba sentada en un tronco, en medio de un bosque; pero a diferencia del anterior, éste estaba devastado por la sequía. Ella estaba allí, porque buscaba un lugar tranquilo, alejado del bullicio y de las personas, pues no quería hacer otra cosa que no fuese relajarse –al menos un poco- y pensar en todo lo que había ocurrido, para poner sus ideas en orden.

    El enterarse de que tenía un hermano menor -según la versión de él- y que ése hermano era Troy la había dejado muy mal anímicamente, habían destruido su vida en apenas segundos y su padre no se encontraba allí para confirmarle si era verdad o no lo que él decía. Era mucha información en muy poco tiempo y lo que ella quería era asimilarlo todo.

    Pero, un rato después, vio que Sean había llegado a ése lugar y le preguntó:

    —¿Qué haces aquí?


    —Quiero ayudarte, Nolee —respondió él.

    Entonces ella se recostó sobre su hombro y comenzó a llorar, mientras decía, molesta:

    —¡No puedo creer que me haya mentido, yo confiaba en él! Era mi amigo.


    —No seas tan dura —dijo Sean—. Tal vez no lo sabía y por eso…


    —Pero podía decírmelo. ¡No tenía ninguna excusa para no decirme nada!


    Sean vio que sería difícil convencerla, pero no se dio por vencido y le dijo, con voz serena:


    —Escucha, si se dio cuenta de que eras su hermana y no te lo dijo antes, tal vez fue porque tuvo miedo.


    —¿A qué? —preguntó ella.


    —A que lo rechazaras por ser diferente.


    —No me importa eso —dijo ella—, me importa que no tuvo confianza en mí para contarme lo que sucedía.


    —Perdonen que me meta, pero es que creo que es necesario que abogue por Troy, porque él no está para defenderse —dijo Tea, interrumpiéndolos.


    —¿Qué sabes tú de eso? —preguntó Nolee, extrañada.


    —Sé que él se molestará conmigo por esto —comentó Tea—. Troy y yo nos conocemos desde que éramos niños, vivíamos en Santa Esperanza, acabé allá por ser huérfana y él por poseer la “maldición”.


    Nolee se sorprendió al saber que Tea vivió alguna vez en su vida en aquella isla-prisión, pues nunca creyó que otra persona del grupo que la acompañaba llegara a conocer la existencia de ése lugar.


    —¿De qué maldición hablas? —preguntó Sean, que quedó desconcertado al escuchar eso.


    —Desde hace algún tiempo, en las islas que son parte del país han nacido personas con ojos de colores extraños —le aclaró Nolee—. A eso lo llaman la “maldición” los miembros del Consejo de San Ángelo.


    —¿Qué locura has dicho? —preguntó Sean, que quedó desconcertado al escuchar eso.


    —Nada que no sea cierto —dijo Tea.


    —Sé que Troy tiene un color de ojos muy raro —dijo él—. ¿Pero por qué lo discriminan?


    —En San Ángelo existe una ley muy rigurosa —prosiguió Tea—. Es la Ley de División…


    —¿Y eso qué? —Preguntó Nolee—. Esa ley ha sido efectiva en el país, no veo ningún problema en ella.

    Entonces Tea retomó el hilo de su alocución, con las siguientes palabras:


    —Consiste en dividir a los habitantes de las islas que forman parte del país por su color de ojos. En el país existen cuatro islas mayores y tres menores, en cada una de ellas viven personas que tienen un color de ojos y sólo uno.


    —En Santa Leah sólo viven personas que tienen ojos de color verde, por ejemplo —comentó la rubia.


    —¿No falta algo —preguntó Sean.


    —Y cuando surgió la “maldición”, sus poseedores fueron enviados a la isla de Santa Esperanza. Así ha sido desde siempre.


    —¡Qué horror! —exclamó Sean—. ¿Qué hubiesen hecho con los afrodescendientes o los judíos entonces?


    Sean no podía creer lo que acababa de oír, simplemente le parecía ridículo el hecho de que discriminaran a una persona sólo por su color de ojos, así fuese muy raro para cualquiera, eso no cabía en su cabeza, en sus pensamientos.


    —En ésos casos, existen unas condiciones que se pueden hacer valer, pero es cosa de la familia el acceder a querer cumplirlos o no.


    —¿Cómo cuáles? —preguntó Sean.


    —Uno de los padres puede ir a Santa Esperanza con su hijo o hija, para criarlo hasta que cumpla los diez años de edad.


    —¿Y eso qué tiene que ver con Troy? —Preguntó de nuevo Nolee—. Le estás dando muchas vueltas al asunto y no me dices nada de lo que quiero saber.


    —Tranquila, a eso voy. Yo no conocía solamente a Troy, tu madre también vivía en la isla.


    —¡Eso es imposible! —Replicó la rubia— Ella murió cuando yo tenía tres años.


    —No, tal vez alguien te haya dicho eso, pero yo la conocí y sé que Troy es tu hermano. Él siempre quiso conocerte, pero sabía que te pondrías así; además, si él hubiese sabido que eras su hermana desde un principio, te lo hubiese dicho, él no es alguien que sepa guardarse cosas sin que lo descubran.


    —¿Entonces mi padre me mintió? —preguntó ella, desconcertada—. Yo no sé qué hacer, todo esto es muy confuso.


    —Lo que yo haría en tu lugar sería enfrentar a tu padre —le aconsejó el joven.


    —Tienes razón —dijo ella, decidida—. Él es el único que puede aclarar mis dudas.


    —Te acompaño entonces —dijo Sean.


    —Buena suerte entonces, chicos.


    Después de eso, ella y Sean se dirigieron al autobús, para subir en él y emprender camino hacia el lugar en donde se encontraba Van Slyke, mientras Tea y los miembros de la Brigada de Liberación se marchaban hacia el Cuartel General y los dejaban solos en su tarea, como el día en que se conocieron.


    Aunque Sean no sabía cómo averiguaría ella la ubicación de su padre…


    Continuará…
     
    • Me gusta Me gusta x 1
  8.  
    Niani

    Niani Una ermitaña en su cueva

    Virgo
    Miembro desde:
    25 Septiembre 2013
    Mensajes:
    249
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    La Verdad Sobre IEPCOM 2: La Rebelión de los Oprimidos
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    42
     
    Palabras:
    836
    Capítulo XXXVI:

    Volviendo a las Andadas

    "Narrador Testigo"
    Después de renunciar a su lugar en la Policía Central y con eso, a sus aspiraciones dentro de la misma, Jenna había decidido llegar al fondo de todo lo que sucedía con el Jefe Fitzpatrick en realidad. Llegó a su casa, agotada por el trayecto de regreso hasta allá y su madre, al verla con la caja y sus cosas, le preguntó:

    —¿Qué ocurrió, hija?

    —Renuncié —fue su respuesta.

    Entonces le habló a su madre sobre el caso, además de hacer hincapié en la insistencia de su antiguo jefe en que atrapara a Troy, por lo que la mujer dijo:

    —Yo no soy policía ni mucho menos, pero se me hace muy raro lo que sucede. Se sabe que la Policía Central persigue a la Brigada de Liberación, porque han dicho que el Jefe Fitzpatrick tiene sicarios a su servicio, que son entrenados desde niños en lugares ocultos y por eso, quieren que salga de la Policía, hija.

    —Todo lo que dices está basado en rumores —dijo Jenna, algo desanimada—, no existen pruebas que lo demuestren.

    Su madre -a diferencia de ella- estaba en desacuerdo con lo que se hacía en la Policía Central y creía que Fitzpatrick no era el hombre que todos pensaban. Era partidaria de las ideas de la Brigada de Liberación, sin embargo, ella no podía expresarse libremente de eso con otra persona que no fuese su hija y luego, le insinuó lo siguiente:

    —Pero tú puedes averiguarlo.

    —¿Y cómo? —preguntó la chica, confundida.

    —Tú sabes a lo que me refiero, Jenna.

    Normalmente, la mujer ni pensaría en algo como eso, pero las opciones de su hija eran muy limitadas. A lo que se refería, era algo que Jenna no hacía desde hacía un tiempo: hackear.

    Antes de querer entrar a la Policía Central, ella, de vez en cuando, solía infiltrarse en sitios web de poca monta y vender la información que sacaba de ellas y, al recordar eso, sonrió levemente. Se fue a su habitación, para luego encender su computadora y preparar todo para entrar en una red, cosa que tenía tiempo sin hacer, por lo que se dijo, buscando concentrarse:

    —Es hora de volver a las andadas, Jenna. ¿Por dónde será bueno comenzar?

    La respuesta a esa cuestión era más que evidente: intentaría hackear la base de datos de la Policía Central, que era lo más conocido para ella. Entró con facilidad al sistema, pero al tratar de acceder a los archivos de la computadora central, ésta le pidió una clave de acceso.

    Introdujo varias contraseñas al azar, pero ninguna le sirvió, por lo que se dijo, fastidiada:

    —Voy a necesitar a un cracker para esto.

    Entonces buscó una libreta telefónica, en la que se encontraba el número de un viejo amigo suyo, al que apodaban "Flash Fingers" en el ámbito del hacking. Y un segundo después, le marcó:

    —Aló, ¿quién habla? —preguntó el hacker, al ver que el número no estaba registrado en su celular.

    —Flash, soy JenLocker —dijo ella—. Necesito tu ayuda.

    —Primero dime algo, ¿sigues en la Policía Central? —le preguntó él, desconfiado.

    —No, renuncié— fue su respuesta.

    —¿Qué necesitas? —volvió a preguntar el moreno, un poco más tranquilo.

    —Quiero entrar en el sistema de la Policía —respondió ella—, es que hay cosas que no me cuadran y que tienen que ver con Fitzpatrick.

    —¡Al fin! —celebró Garrett—. Pero no necesitas hacer eso, yo ya lo hice y te puedo facilitar datos de lo que quieras.

    —¿De verdad? —preguntó ella, algo sorprendida—. Pues gracias de antemano por eso.

    —Lo que necesitaré a cambio es que busques a Karen Jhonson, la directora de IEPCOM —pidió el hacker—, no aparece por ningún lado y la necesitamos, Jenna.

    —Bien —dijo ella—, pero antes que nada, envíame alguna de las cosas que tengas, para saber qué está sucediendo.

    Garrett le envió información sobre lo ocurrido en IEPCOM, el asunto del "criadero", la sociedad de Jhonson con su ex esposo y Van Slyke. Además de la razón por la que la misma se había dado.

    —Diablos, mamá tenía razón —dijo ella, al ver todo eso.

    —Bueno, te dejo —concluyó él—. Voy a buscar a alguien.

    —Entonces buscaré a Jhonson —confirmó Jenna.

    Colgó la llamada y salió de su habitación lo más pronto que pudo, por lo que su madre le preguntó, con tono sereno:

    —¿Necesitas algo, Jenna?

    —Tu auto —respondió ella.

    —De acuerdo, pero debes prometer dos cosas: que no le pasará nada al auto y que no matarás a nadie.

    —Lo intentaré —dijo ella, para luego tomar las llaves del vehículo, que estaban sobre la mesa del comedor.

    Salió de su casa rápidamente y puso en marcha el auto, pues no quería perder tiempo y, al saber que Jhonson se había enfrentado a Van Slyke, presentía que ése hombre no iba a permitir que se saliera con la suya, dando a conocer, tanto su sociedad con ella y con Fitzpatrick, como sus planes.

    Continuará...
     
    • Me gusta Me gusta x 1
  9.  
    Sonia de Arnau

    Sonia de Arnau Let's go home Comentarista empedernido

    Leo
    Miembro desde:
    19 Diciembre 2010
    Mensajes:
    2,486
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    Sin duda alguna, cada capítulo me demuestra que esto se pondrá más intenso. Me sorprendió que Cloe fuera a hablar con su padre, la verdad es que no se que me imaginaba cuando fue a verlo, tenía expectativas de él que era estricto y muy malote o algo similar, por lo que pensé que no iba a querer verla. Pero me alegra que estuviera equivocada, él tan solo esta haciendo su trabajo y la quiere mucho. Me imagino a Sadako como la hija de Garret y Cloe :D linda imagen.
    Por otro lado, se que Nolee ahora mismo esta confundida, pero tiene que ir a encarar a su padre y aunque será doloroso para ella, quiero que se de cuenta lo que en verdad es Van Slyke y los panes que él ha estado fabricando. Por cierto, a mí nadie me engaña, pero, a Sean le gusta Nolee :) Sí, desde la primera vez que se conocieron fue la impresión.

    Ahora, este último capítulo, wow, espera un minuto... me a sorprendido leer que Jenna se comunico con Garret, no evite dibujar una sonrisa en mi rostro. Flash Fingers y JenLocker, muy buenos apodos, me imagino que así es como se llegan a conocer esas personas, con un código(seudónimo). Ahora volviendo con la seriedad, estoy de acuerdo con ambos hackeadores sobre Jhonson, después que se encaró con Van Slyke y que ya no se sabe de ella, ninguna información me huele mal, pero creo pensar que ella, por que hay que decirlo, Karen no es nada tonta, está escondida o tomando precaución y ella misma es la que borro su propio rastro, ya que sabe que corre peligro ante su ex-lider. Bueno, aquí dejo mi comentario y tratare de pasarme más seguido.

    Nos estamos leyendo Niani. Te cuidas.
     
    Última edición: 17 Noviembre 2014
  10.  
    Niani

    Niani Una ermitaña en su cueva

    Virgo
    Miembro desde:
    25 Septiembre 2013
    Mensajes:
    249
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    La Verdad Sobre IEPCOM 2: La Rebelión de los Oprimidos
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    42
     
    Palabras:
    788
    Capítulo XXXVII:

    Enemigos al Acecho

    "Narrador Testigo"

    Jacob se notaba muy preocupado, no se había podido comunicar con Karen desde aquella ocasión en la que le contó que había colocado cámaras de seguridad en la casa de Van Slyke y se estaba comenzando a preocupar por ella. La llamaba constantemente, pero no contestaba nadie, además de preguntar si se encontraba en IEPCOM, recibiendo una respuesta negativa, por lo que se preguntaba, mientras volvía a marcarle a su celular:

    —¿En dónde te metiste, Karen? ¡Atiende de una buena vez ése aparato!

    De repente, recibió una llamada y miró su celular con rapidez, pensando que era ella. Pero, al ver que se trataba de Van Slyke, comentó, serio:

    —¿Qué sucede, señor?

    —¿No has sabido nada de Jhonson? —fue la pregunta de su jefe.

    —No, he intentado hablar con ella, pero no lo he conseguido. ¿Por qué la pregunta?

    —Lo que sucede es que Jhonson cree que no he cumplido con mi parte del trato —explicó él—, me está chantajeando con dar a conocer nuestra sociedad por ello.

    —¿Y qué quiere que haga?

    —Que si te enteras de algo o si llegas a comunicarte con ella, me informes —fue la indicación de Van Slyke.

    —No se preocupe, lo haré.

    Después de eso, él colgó la llamada, pues se había dado cuenta de que lo que Van Slyke quería en realidad era que, si descubría el lugar en donde se escondía Karen, le avisara y, entonces él enviaría a su mano derecha a acabar con ella, por lo que se preguntó:

    —¿Qué diablos hiciste, Karen? ¡Te enfrentaste al jefe seguramente, eso es malo! Por otro lado... ¿Acaso será cierto que Van Slyke es un traidor?

    Karen se encontraba oculta en un pequeño pueblo, cerca de Medford, en Oregon, pero no porque quisiera huir, sino porque no quería que nadie la encontrara, salvar su vida era su prioridad en ése momento.

    Ella estaba en medio de una encrucijada después de haberse rebelado contra Van Slyke. Por una parte, se sentía liberada del peso -o parte de él- que llevaba encima, se aliviaba un poco de todos los remordimientos que rondaban en su mente, que no la dejaban en paz, por el daño que le había causado a gente inocente.

    En contra-parte, sabía muy bien que al hacer eso, se estaba poniendo a sí misma en peligro, porque, al ponerse en el lugar de ése hombre, adivinaba lo que haría con ella: no más que quitarla del medio. Sin embargo, ella no estaba arrepentida de ello, hacía lo que era correcto, después de haber cometido tantos errores.


    —Tal vez merezco la muerte por lo que hice —se decía a sí misma—, después de todo, no soy tan diferente a Van Slyke.

    Un segundo después, escuchó sonar -por enésima vez- a su celular y lo revisó, para ver que era su ex esposo el que la llamaba, pero le colgó y dijo:

    —No quiero hablar con nadie, entiéndelo. Además, podrías decirle Van Slyke donde estoy y eso no sería nada bueno para mí, no puedo confiar en ti, Jacob.

    A su mente comenzaron a llegar recuerdos de su vida...

    Era la única niña en una familia de seis hijos, siendo la menor de todos. Por ello, a veces solía comportarse como lo hacían sus hermanos mayores y todos sus compañeros de la escuela se burlaban de ella por eso.

    Al crecer, se volvió una chica callada y tímida, que escondía sus sentimientos y aspiraciones de los demás, porque no había mucha gente a la que le interesara la Ingeniería Genética en ése tiempo, cuando ella cursaba estudios para la carrera en su Universidad. Tiempo antes de culminar la carrera, conoció a Jacob.

    Vio en él todo lo que le faltaba y se dejó dominar por él, que fue mermando poco a poco su voluntad, para que no lo abandonara y además, poder controlarla; a lo que no se opuso, por creer que así podría ser feliz. Uno de los pocos momentos de felicidad que experimentó durante su matrimonio fue cuando tuvo a su hija. Se sintió plena y realizada, además de haber alcanzado uno de sus mayores deseos, como lo era el de ser madre.

    Pero el que su hija desapareciera hizo que ambos se distanciaran y acabaran divorciándose, el amor se había acabado y lo único que ella quería en la vida era encontrar a su niña. Intentó buscarla por su cuenta, pero no lo logró y, por eso mismo, terminó aliándose con Van Slyke, que le aseguró que la encontraría, pero que le pidió algo a cambio...

    Que entrara a IEPCOM y desarrollara uno de sus proyectos en esa compañía.

    Continuará...
     
    • Me gusta Me gusta x 1
  11.  
    Niani

    Niani Una ermitaña en su cueva

    Virgo
    Miembro desde:
    25 Septiembre 2013
    Mensajes:
    249
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    La Verdad Sobre IEPCOM 2: La Rebelión de los Oprimidos
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    42
     
    Palabras:
    1158
    Capítulo XXXVII:

    Un Golpe de Suerte

    "Narrador Testigo"

    Cuando Louis habló con Ian, el joven se quedó sólo en la sala de la casa de su padre adoptivo, por lo que decidió salir a recorrer el país en donde se encontraba, ya que estaba aburrido y cansado de que el hombre no lo tomara en cuenta. Sacó uno de los autos de Louie del garage y se fue de allí rápidamente.

    Al pasar las horas, se hizo de noche y llegó conduciendo hasta la frontera de Nevada con California, cerca del sur de ambos estados. Después de pasar al estado de las palmeras, y darse cuenta de la desolación que existía allí, se dijo:

    —California de noche es muy aburrida, no debí salir de casa.

    Él ni siquiera se imaginaba lo que sucedía a tan solo unos minutos de donde se encontraba.


    Más adelante, Troy se encontraba caminando en medio de la carretera, que estaba desierta, en su afán de hallar a Megan y a los otros, pero el cansancio comenzaba a causar estragos en él. Si bien, él padecía de insomnio y pasaba varias noches sin dormir a causa de eso, cuando pasaba mucho tiempo haciendo algo sin parar -como eso-, se cansaba pronto.

    Y a todo eso, se le sumaba el hecho de que no superaba lo que había pasado con Blake y con Nolee, eso era algo en lo que no podía dejar de pensar.

    Estaba tan absorto en sus pensamientos, que no se percató de que Irina se encontraba cerca de él. Ella lo había seguido desde el primer momento en que Fitzpatrick le dijo que Van Slyke quería que se encargara de matarlo, cuando se había unido al grupo de la Brigada de Liberación. No lo enfrentó antes porque sabía que las personas que lo acompañaban podrían salvarle la vida. Ése era el momento indicado para poder atacarlo y cumplir con la orden de aquel hombre, pues él estaba solo y así, ella se podía asegurar de su muerte.

    De repente, vio que Troy se detenía por un instante y tomaba un poco de agua, para luego decir:

    —Debo aguantar un poco más, seguramente encontraré alguna posada más adelante.

    Irina se acercó a él lentamente, porque quería apuñalarlo por la espalda, con una Wakizashi que acababa de desenvainar. Sin embargo, no contaba con que él se daría cuenta de que se encontraba allí, ni mucho menos con que le quitaría el arma, por lo que dijo:

    —Pequeño Zorro, sigues siendo astuto... ¿Cómo me descubriste?

    —Eres la única persona que conozco que usa perfume —respondió él—. ¿Vienes para cobrar venganza por lo que le pasó al imbécil de Fitzpatrick?

    —Tú lo has dicho. ¿Te defenderás ésta vez o sigues siendo el mismo cobarde que no golpea a mujeres?

    —Sabes de antemano lo que diré —fue su respuesta—, haz lo que quieras.

    Entonces ella comenzó a sacar todas las armas que llevaba consigo, para dejarlas tiradas a un lado de la carretera. Lo hacía porque quería acabar con él con sus propias manos y, como sabía que Troy no pondría resistencia, sabía que sería fácil hacerlo.

    Troy la miraba, resignado. No haría nada, no tenía el valor de tan siquiera levantarle la mano a una mujer, lo que le pasó a su madre lo marcó en ese aspecto, el intentar dañar a una chica, para él era como si se lo hiciera a su ella y por eso mismo, también se sentía impotente y, aunque sabía que no moriría como deseaba, tendría la conciencia tranquila.

    —Lo siento, de verdad —murmuró, mientras una lágrima recorría su rostro, al caer en cuenta de que no podría cumplir ninguno de sus sueños y que le había fallado a todos los que confiaban en él.

    —¿Listo para reunirte con tu madre en el infierno, idiota?

    Él la miró a los ojos, con semblante compungido, dando a entender que estaba esperando a que ella comenzara a golpearlo y ella sonrió al verlo así, mientras se preparaba para asesinarlo de una vez por todas.

    Lo primero que hizo esa chica fue darle una patada a la cabeza al chico y, ni siquiera lo dejó tomar aliento, pues lo golpeó en el abdomen en repetidas ocasiones. Su sonrisa se ampliaba cada vez más y, al dar cada uno de esos golpes, se podía notar claramente lo mucho que disfrutaba al hacerle daño. Era como si cada vez que escuchaba a Troy quejarse de dolor o respirar dificultosamente, se sintiera mejor.

    Repentinamente, la sicaria vio que un auto se acercaba a donde estaban ellos dos, por lo que ella le dijo a Troy, fingiendo pesar:

    —¡Qué lástima! Quería seguir golpeándote hasta verte morir, lenta y dolorosamente; pero voy a tener que acelerarlo un poco, imbécil.

    Entonces tomó su Wakizashi del camino, dispuesta a ir y clavársela en el pecho a Troy. Pero antes de que pudiera hacerlo, el conductor de aquel vehículo -que era Ian- bajó del mismo y le gritó, desafiante:

    —¡Hey! ¿Por qué no te metes con alguien que se defienda de ti, loca?

    —¡No te metas en esto, idiota! —exclamó ella, molesta.

    "Oh, por Dios... es Troy", pensó Ian al ver al chico tirado en la calle, por lo que se atrevió a ordenarle a la chica:

    —¡Déjalo ir!

    —¿Tú me das órdenes? —le preguntó Irina a él, para luego soltar una carcajada.

    —Hablo en serio.

    —Pero no eres mi jefe —dijo ella—; así que, si me permites, voy a matar a ése tonto.

    Ian, al ver que no tenía opción, decidió sacar su arma -nunca salía sin una- y apuntarle a la chica con ella.

    —Haz lo que te digo, te lo advierto.

    —¡Oh, tiene un arma! ¡Muero de miedo! —exclamó Irina, burlándose de él—. Eres un tonto si crees que así vas a lograr que no acabe con su miserable vida.

    Se dio vuelta y comenzó a caminar hacia donde estaba Troy, por lo que Ian cumplió con su amenaza y le disparó dos veces: una en el hombro derecho y la otra en la región lumbar, por lo que, al verse herida, decidió irse rápidamente de allí, para poder salvar su vida. Pero un momento antes de hacerlo, miró a Ian fijamente y dijo:

    —Algún día me la pagarán, ambos.

    Al verla alejarse de allí, Ian se acercó a donde estaba Troy y lo revisó, para saber si se encontraba bien, además de ver que, entre tanto revuelo, el chico se había quedado dormido. Por eso, lo levantó de la carretera y lo acostó en el asiento trasero del auto de Louie, aparte de guardar sus cosas en la maletera.

    —Menos mal que te encontré, si no, esa loca ya te hubiese asesinado.

    Encendió el vehículo y emprendió la marcha hacia una farmacia, para buscar medicinas y luego, hacia un lugar en donde pudiese atenderlo y descansar un poco.

    Continuará...
     
    Última edición: 24 Noviembre 2014
    • Me gusta Me gusta x 1
  12.  
    Sonia de Arnau

    Sonia de Arnau Let's go home Comentarista empedernido

    Leo
    Miembro desde:
    19 Diciembre 2010
    Mensajes:
    2,486
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    Hablare sobre el anterior capítulo, el que me a parecido muy genial y hasta me atrevería a decir que uno de mis favoritos. Me sorprendí mucho, pero me hizo entender más y más a Karen, que aun tengo un pequeño resentimiento hacía ella, pero se nota que en verdad no es tan mala como la pintaban. Es solo una madre que busca e intenta por todos los medios encontrar a su niña perdida. Es solo una madre que quiere encontrarse con su hijo. Por otro lado, Jacob, otro personaje en que necesito conocerlo mejor para poder determinar en verdad como es él y en lo piensa, pues por lo que leí... aun tengo mis dudad sobre él. (de Jhonson ya las despeje), muy dentro de mí piensa que él quiere a Karen y aun la sigue viendo como a una mujer, pero también, al leer la parte y como es que se conocieron, pienso que nunca la quiso, no se esa manera y me da la impresión que solo deseaba tener hijos.
    Mi duda es, ¿sí Jacob llegara a saber la localización de su ex-mujer, se lo diría a Van Slyke? Yo sospecho, que cuando se dijo... "¿En dónde te metiste, Karen?¡Te enfrentaste al jefe seguramente, eso es malo!" las leí con tono preocupado(¿?)
    Sorpréndenos Niani.

    Este último capítulo... !Sí Ian! Es el héroe de ese capítulo, salvó a Troy de una muerte segura. Uff, llegó en el preciso momento. Ahora, comprendo muy bien el sentimiento de Troy por el hecho de no golpear a una mujer, es trágico leer como este joven a sufrido y ahora lleva una gran cicatriz que le obliga a si quiera defenderse cuando su adversario se trata de una mujer. Huy, esa sicario si que es mala y sádica, ya quiero saber quien sera la persona que termine con ella. Bueno, me sereno porque me voy a desahogar aquí :)

    Excelente continuación, en buen camino estás llevando la trama y como siempre, dejas al lector con ganas de seguir leyendo y por ello: Quiero saber como continua y que sorpresas nos darás, jejeje. Me despido Niani, nos estamos leyendo.
     
  13.  
    Niani

    Niani Una ermitaña en su cueva

    Virgo
    Miembro desde:
    25 Septiembre 2013
    Mensajes:
    249
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    La Verdad Sobre IEPCOM 2: La Rebelión de los Oprimidos
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    42
     
    Palabras:
    811
    Capítulo IXL:

    Una Nueva Alianza

    "Narrador Testigo"

    Al día siguiente, Troy despertó en una habitación y luego, se levantó lentamente, porque estaba adolorido, para ir a buscar sus cosas. A pesar de lo que había ocurrido, él no pensaba parar en su búsqueda.

    Pero mientras se estaba alistando, Ian entró a ese lugar y le preguntó:

    —¿Qué se supone que hacías anoche? Estabas en una carretera desierta, solo en medio de la nada y, por eso, una demente casi te mata, además de darte una golpiza. De no ser porque le disparé, estarías muerto.

    —¿Le disparaste a ésa chica? —preguntó Troy, un poco desconcertado—. Me disculpas, pero no comparto tu forma de proceder.

    —¿Y qué más podía hacer? ¿Dejar que te asesinara? Te salvé la vida, deberías agradecérmelo.

    —Bien, gracias —dijo el chico, de mala gana—. ¿Estás contento?

    —No, pero es un buen inicio. Me gustaría saber qué hacías anoche, sin compañía.

    —Pues caminaba, buscaba un lugar en donde dormir —respondió Troy.

    —Pues recorrer las calles a ésas horas no es muy seguro que digamos.

    —¿Y es seguro para mí estar con alguien que casi hace lo mismo por dinero? —preguntó Troy.

    —¿Acaso sabes por qué acabé haciendo eso? ¡No tienes ni idea, así que mejor cállate y escucha!

    —¿Por qué no me lo dices entonces? —volvió a preguntar Troy.

    —Porque es algo difícil de explicar y tú tampoco ayudas mucho.

    En ése momento, Troy cayó en cuenta de que se estaba dejando llevar por lo que sentía, a causa de lo que le había pasado con Blake y con su hermana mayor, por lo que respiró hondo y dijo:

    —Discúlpame, he estado algo estresado últimamente. ¿Podrías darme tu versión de lo que pasó? De verdad quiero saberlo.

    Ian solamente podía pensar: "¿Le digo lo que sucede con Van Slyke o me quedo callado?" Él no sabía cómo decirle al muchacho que su padre era el que estaba tras el atentado que había sufrido en Texas y -tal vez- el que aquella chica quiso perpetrar contra él la noche anterior y Troy notó que estaba nervioso, pero no quiso preguntarle nada, para no presionarlo.

    —De acuerdo, de todos modos lo sabrás algún día —dijo Ian, finalmente—. Pero debo decir que yo no sabía nada cuando me ofrecieron el trabajo, lo dejo claro desde ahora.

    —Dime, ¿fue Fizpatrick quién te contrató? —preguntó Troy, porque quería sacarse la duda de la cabeza.

    —No... exactamente —fue la respuesta de Ian—. Estuvo involucrado, pero no fue él. Fue su jefe... que es tu papá.

    —¿Qué me estás diciendo? ¿Que mi padre es el culpable de todo? —le preguntó el chico, incrédulo y enojado—. Explícame bien todo, porque si no, voy a matarte como a un perro.

    —Es en serio, después de lo que pasó en Texas, me reuní con él y le pregunté si no tenían algún parentesco —comenzó a explicar el mayor—. Con el mayor descaro posible, me dijo que eras su hijo y que te quería muerto para que no te interpusieras en sus planes, yo no me esperaba eso, de haberlo sabido, me hubiese negado, aunque eso significara quedarme en prisión por muchos años.

    —Sabía que era radicalista, pero no que llegara a tales cosas —dijo Troy, pensando en lo que su madre le había contado sobre aquel hombre que ahora quería eliminarlo a toda costa—. No creí que su odio hacia los que somos así fuese tan grande.

    —¡Menos mal me entiendes! —dijo Ian, que se estaba serenando, pues no sabía si Troy lo tomaría bien o no—. ¿Me perdonas por lo que pasó?

    —Sí —dijo el chico, con algo de desgano—. Te propongo algo, yo estoy buscando a alguien... ¿estarías dispuesto a acompañarme?

    —Si me explicas lo que sucede, cuenta conmigo —dio el mayor, tranquilo.

    La razón de su comentario era por lo que había sucedido con Louie, que no le había dado ningún detalle acerca de sus planes y no quería que pasara lo mismo con él. Y menos ahora, que había hecho las paces con él.

    —Te explico en el camino, es mejor que nos demos prisa. Por cierto... ¿cuál es tu nombre?

    —Ian, Ian Mc Keller —respondió él.

    —Bien, vámonos.

    Troy tomó sus cosas y las guardó en el auto que Ian conducía, mientras su acompañante se disponía a pagar la cuenta de la posada. Subieron al vehículo y se pusieron en marcha; en el trayecto, Troy puso al mayor al corriente de lo que sucedía, que buscaba a Megan y le habló sobre Jhonson y Fitzpatrick también. Ambos tenían la intención de recorrer el estado de California, para ver si podían encontrar a ésa mujer y al resto de sus compañeros, pero sabían que no sería sencillo, ya que no tenían idea de dónde podrían estar.

    Sin embargo, Ian ya tenía un plan para averiguarlo...

    Continuará...
     
    • Me gusta Me gusta x 1
  14.  
    Sonia de Arnau

    Sonia de Arnau Let's go home Comentarista empedernido

    Leo
    Miembro desde:
    19 Diciembre 2010
    Mensajes:
    2,486
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    Oh, Troy, si pudiera decirte donde esta Megan te lo diría definitivamente. No encuentro el momento en que se re-encuentren, pero estoy segura que seré muy, pero muy feliz. Bueno, pasando al capítulo. Me parece mejor que alguien acompañe a Troy, me quedo más tranquila, se que esta bien acompañado y pueden apoyarse.

    Aun así, Dios mio, es verdad que él no sabía que su padre es quien en realidad comanda y jefe de todo.
    Por cierto, me pareció tan lindo Ian cuando no sabía si contarle que Van Slyke fue quien lo mando a matar:
    Me alegra que se haya animado, pues es mejor que sepa todo. De cualquier manera aunque si le sorprendió, Troy ya sabe que su padre (ese hombre no debe ser nombrado así, no merece ese privilegio) odio a la gente como él, aunque ya esta cociente que a mayores proporciones de lo que pensaba. También me imagino que no solo Troy le contara todo a Ian, también él le dirá todo lo que sabe. Que bueno que ahora sean compañeros.

    Creo que eso es todo de mi parte, nos estamos leyendo.
     
  15.  
    Niani

    Niani Una ermitaña en su cueva

    Virgo
    Miembro desde:
    25 Septiembre 2013
    Mensajes:
    249
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    La Verdad Sobre IEPCOM 2: La Rebelión de los Oprimidos
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    42
     
    Palabras:
    1469
    Capítulo XL:

    Reencuentro

    "Narrador Testigo"

    Mientras estaban en camino, Ian se estacionó a un lado de la carretera por un momento y sacó su celular, para luego marcar el número de Louie y esperar a que le atendiera:

    —Hijo, ¿dónde demonios estás? —fue la pregunta del hombre.

    —En California, salí a recorrer un poco el país —dijo Ian—. ¿Te molesta que lo haya hecho?

    —Tengo información importante —dijo Louie—. Lance me contó lo que sabía de los socios de Van Slyke.

    —Ya lo sé, encontré a su hijo y me contó todo —comentó su hijo adoptivo.

    —¡Ésas son excelentes noticias! —exclamó Louie, muy contento—. Por otra parte, me habló de Megan Knox y de sus aliados, además de que supo el lugar en donde se encuentran ahora.

    —Dime, ¿tienes la dirección? —preguntó él, un poco emocionado.

    —No sé la direccción exacta ahora, pero él me dijo que estaban en una zona residencial en San Francisco —comentó su padre.

    —Con eso me confromo por ahora, si sabes algo más, avísame y, gracias, Louie —dijo Ian, más sereno.

    Colgó el celular y subió al auto, donde Troy lo esperaba, para luego encenderlo y dirigirse al nuevo destino, señalado por su padre.

    —¿Sabes en dónde están? —preguntó el menor, intrigado.

    —San Francisco —dijo Ian, algo serio—, en una zona residencial.

    —Pero deben existir muchos lugares así allá —le dijo Troy—. ¿Cómo los encontraremos?

    —Esperaré más información, si no, tendremos que buscar en cada una de esas zonas residenciales —comentó Ian—. Tú los conoces, podrías verlos y reconocerlos.

    —Tienes razón, estaré al pendiente —dijo él, más animado.

    Mientras tanto, a aquel lugar al que Ian y, sobre todo Troy, querían llegar, estaban arrivando Cloe y Sadako, cansadas y soñolientas por el viaje de ida y vuelta al Cuartel General de la Brigada de Liberación, después de visitar al padre de la mayor y de ponerlo al corriente de todo lo sucedido. Allí las esperaba Garrett, con cara de pocos amigos, que les preguntó, algo disgustado:

    —¿Se puede saber en dónde estaban? Se fueron sin avisar y ni siquiera dejaron dicho a dónde iban.

    —Fuimos a ver a papá —respondió Cloe—, le pedí que nos ayudara.

    —¿Por qué?

    —Por lo de Megan —fue su respuesta—. Creo que ella necesita protección, ése hombre debe estar buscándola o algo así.

    —Tienes razón, pero debiste decirme. ¡Sabes muy bien que quiero conocer a mi futuro suegro!

    —¿Entonces no estás enojado con nosotras? —preguntó Sadako.

    —No, ya no.

    Entonces él y Cloe se besaron, mientras la chica los abrazaba; todo eso frente a Doña Leticia, que los miraba desde la cocina y, que al verlos, se decía:

    —¿Quién los entiende?

    —Sólo ellos, Doña Leticia —dijo Stuart—. ¿Y qué dijo tu padre después de todo lo que le contaste?

    —Que enviaría a unos soldados dentro de poco para que nos protegieran de los sicarios de Fitzpatrick —dijo Cloe.

    —Por mi parte, debo decirles que una amiga mía, que es hacker, está buscando a Jhonson —comentó el hacker, contento—. Estaba estudiando para ser policía, pero se dio cuenta de que Fitzpatrick es un corrupto y decidió renunciar.

    —¿Podemos confiar en ella? —preguntó Stuart.

    —Sí, es una buena chica —dijo el moreno—. Y es una de las mejores hackers que he conocido. ¿Qué hay de la jefecita?

    —No ha salido de su habitación y no quiere comer nada —fue la respuesta del joven—. Me preocupa, parece que todo esto la afecta demasiado.

    La chica tragó grueso, pues las palabras que Stuart había dicho eran para ella como un adelanto de que algo malo pudiese ocurrirle a Megan, tal y como le pasó a ella. No quería decir que pudiese intentar suicidarse no, pero, que si no le prestaban atención, eso podría llegar a suceder.

    —No la dejen sola, estén pendientes de ella —dijo finalmente—. ¿Qué está haciendo ahora?

    —Está durmiendo —dijo Stuart—, revisé hace un momento.

    Y entraron a la casa, pues ya Doña Leticia les iba a servir el almuerzo.

    En otra parte, cerca de allí, Ian y Troy divisaron el letrero que les informaba que estaban a punto de llegar a San Francisco, finalmente. Al recorrer el Puente de la Bahía, Troy veía todo lo que los rodeaba y estaba maravillado ante lo que se presentaba ante él.

    —Es increíble —dijo, en medio de su asombro.

    —Tienes razón —le dijo Ian, sin dejar de conducir—, se ve genial.

    Ian aceleró el vehículo, tenía prisa por llegar a San Francisco y encontrar a Megan y a sus compañeros -no por él, sino por Troy-, pero recibió una llamada y contestó:

    —¿Qué pasa?

    —Ya sé a dónde deben ir — le dijo Louie—. Lance dice que están en el Distrito de Fillmore.

    —Bien, ya vamos para allá.

    Ian colgó la llamada y aceleró, para poder llegar hasta aquel lugar, que fueron recorriendo hasta llegar al Distrito de Misión y comenzar a subir por las calles alternas y pasar por el Barrio Japonés, por lo que se dijo, mientras miraba el mapa:

    —Parece que ya estamos cerca.

    —¿De verdad? ¡Gracias a Dios! —exclamó Troy, muy emocionado por lo que le había dicho el mayor.

    Siguió conduciendo y luego, llegó a la calle en cuestión, por lo que le dijo al chico:

    —Fíjate en las casas, a ver si ves a alguien conocido.

    Troy asintió y comenzó a mirar cada una de aquellas casas. Todo se veía tan tranquilo, seguramente porque aun no habían llegado los XR o no se habían decidido a bombardear aquella parte del país aun y, por eso sus habitantes vivían en paz y calma.

    Pero luego vio que en una de ellas estaba una camioneta, él había visto algunas parecidas a esa, pero la respuesta no llegó sino después de recordar que lo hizo aquella tarde en la que Fitzpatrick -su acérrimo enemigo- lo llevó a IEPCOM, con la tarea de ser el espía de Megan en la compañía y por eso, le ordenó a Ian que detuviera el auto. El mayor retrocedió el vehículo hasta el frente de la casa y apagó el mismo allí.

    —¿Qué ocurre? Hay un auto afuera —se preguntó Stuart, extrañado por lo que acababa de pasar.

    —¿Serán los matones de Fitzpatrick, que vienen a matarnos? —fue la pregunta que hizo Cloe.

    Desde la ventana de su habitación, Megan veía lo que pasaba. Tenía un presentimiento, pero prefirió dejar que los que iban en el auto bajaran de él.

    El primero en hacerlo fue Ian, lo cual hizo que la joven ingeniera se desilusionara un poco, pero al verlo hablar y mirar hacia adentro del mismo le hizo pensar: "No viene sólo, ¿será que lo acompañará él?" Era una posibilidad, pero no estaba del todo segura.

    Troy se decidió a bajar del auto, estaba aterrado, no por verlos de nuevo, sino por todo lo que tendría que contarles -sobre todo lo de su padre, pero no sabía que ya lo habían averiguado-. Al verlo desde la ventana, Megan salió corriendo de la habitación y se acercó a la puerta velozmente, estaba tan contenta y emocionada que no cabía en sí misma de la felicidad.

    Abrió la puerta lo más pronto que pudo y volteó a ver a los otros, que estaban desconcertados, para decir:

    —Está aquí, chicos.

    —¿Nos encontró? —le preguntó Cloe, al notar que su voz denotaba calma.

    Megan asintió y ambas salieron a recibir a Troy lo más pronto que les permitían sus fuerzas, Cloe por el cansancio y la misma Megan por no comer nada en varias horas. Troy las veía desde la puerta del auto, pero Ian lo empujó y le dijo, casi como una orden:

    —¡Ve, no seas miedoso!

    El chico comenzó a caminar, a paso lento, porque tenía algo de miedo y, al estar frente a frente, como no lo estaban desde hacía algunos años, se abrazaron fuerte, fue un abrazo fraterno, uno que ellos esperaban darse desde que ocurrieron los eventos de IEPCOM y el menor se separara del grupo. Cloe comenzó a llorar y a Troy se le humedecieron los ojos, pero, en medio de su estremecimiento, les preguntó, con voz llorosa:

    —¿De qué me perdí, chicas?

    —De algunas cosas —dijo Cloe—. ¿En qué líos te metiste mientras estabas lejos? Tienes muchas cosas que explicar, Troy.

    —Lo sé y lo haré.

    Las chicas entraron a la casa y Troy llamó a Ian, por lo que él joven sonrió levemente antes de hacerle caso. Cuando entró, Stuart estaba en shock y Garrett lo abordó casi de inmediato:

    —¡Tanto tiempo queriendo conocerte en persona! ¿Sabes una cosa? Eres mi ídolo, le cortaste el brazo a Fitzpatrick y...

    —¡Garrett! —exclamó su madre.

    Entonces cerraron la puerta de la casa y comenzaron a rememorar los viejos tiempos en aquel reencuentro, su reencuentro...

    Fin
     
    • Me gusta Me gusta x 2
  16.  
    Sonia de Arnau

    Sonia de Arnau Let's go home Comentarista empedernido

    Leo
    Miembro desde:
    19 Diciembre 2010
    Mensajes:
    2,486
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    Por fin!!! lo que había soñado se hizo realidad. Me imagino el conmovedor encuentro que tuvieron, no se diga la expresión llena de felicidad de Megan al ver desde la ventana como Troy baja del vehículo. Por lo menos más adelante, ella se pondrá un poco más animada con la llegada de su amigo porque dentro de esas malas y desafortunadas noticias que ha recibido desde el comienzo de este libro, ahora tuvo una muy buena. Una muy buena. Espero que Troy la ayude a comer, pues es malísimo para su salud el no ingerir alimento y necesitamos que todos estén al cien por ciento.

    Jajajaja, ese Garret, tan simpático como siempre. Y me dio penita el que Troy tenía miedo de contarles que su padre esta detrás de todo, aunque ellos ya lo saben.

    Por lo que vi este es el último capítulo de IEPCOM 2, bueno solo falta el epílogo y a esperar para el 3, el que nos dará las respuestas de algunas incógnitas, como por ejemplo, ¿que sucederá con Kareny Jacob? ¿Con la hermana de Troy? ¿Que sucedió con los XR? ¿Esa camioneta que vio Troy, es de los buenos o de los malos? Pues según lo que leí, le recordó a su pasado, así que tengo una mala corazonada.

    Muy buen capítulo.
     
  17.  
    Niani

    Niani Una ermitaña en su cueva

    Virgo
    Miembro desde:
    25 Septiembre 2013
    Mensajes:
    249
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    La Verdad Sobre IEPCOM 2: La Rebelión de los Oprimidos
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    42
     
    Palabras:
    1561
    Epílogo:

    Se Cae la Máscara

    "Narrador Testigo"

    Nolee debía resolver un asunto antes de decidir qué hacer con su vida: si regresar a San Ángelo y olvidar todo lo que había ocurrido durante su viaje o buscar a su hermano y pedirle perdón. Sean conducía el autobús en el que se transportaban, pues ella no conocía el lugar en el que se encontraban y la veía pensativa, por lo que le preguntó:

    —¿Sigues pensando en lo que pasó, Nolee?

    —Sí —dijo ella—, no es algo que pueda asimilar de un día para otro.

    —No sé tú, pero yo pienso que lo que dijo Troy es cierto.

    —¿Por qué lo dices? —preguntó ella, intrigada.

    —Bien, yo no creo que él sea un mentiroso y Tea dijo que se crió en Santa Esperanza con su madre.

    —Eso está claro —comentó ella—, pero... ¿Por qué no me explicó cómo pasaron las cosas?

    —Todo pasó muy rápido y cuando él dijo que la foto que tenía era de su madre y le diste a entender que no le creías, debió afectarle mucho. Además, después Blake le dijo todas ésas cosas, yo también me hubiese ido si me hubiese pasado algo así.

    —¿Y cuál es el punto? —preguntó ella, pues buscaba una respuesta concisa.

    —Podías haberle dicho algo para que no se fuera y preguntarle lo que me acabas de preguntar a mí.

    —Tienes razón, pero no sé su versión de los hechos y todo por no evitar que se marchara —concluyó la rubia.

    —¿Aún piensas enfrentar a tu padre?

    —Es el único que puede decirme la verdad —fue la respuesta de Nolee.

    —¿Y qué pasa si él es el que miente?

    La pregunta de Sean hizo que ella atara los cabos sueltos: su padre le había hecho creer que su madre había fallecido cuando ella tenía tres años, además de no dejar que viajara a los Estados Unidos nunca, a pesar de saber que su madre había nacido allá y de intentar sembrar en ella el odio que él mismo sentía por los poseedores de la "maldición".

    De eso ya habían pasado veinte años, los cuales coincidían con la edad que le calculó a Troy cuando lo conoció y, según la Ley de División -la que ella conocía bien al ser de San Ángelo-, cuando nacía un niño o una niña con la "maldición", uno de los padres podía pedir ir a Santa Esperanza, para cuidar de él o ella hasta que cumpliera diez años. Entonces se dio cuenta de que su madre había hecho eso, que su padre le había mentido y que, en realidad, todo era por su hermano menor, al que no hubiese conocido de no ser por el viaje que hizo sin informarle a ése hombre.

    —Ahora todo tiene sentido —dijo, después de tanto pensar.

    —¿Por qué lo dices?

    —Porque ahora sé que mi padre me engañó todo éste tiempo —le dijo ella—, debo encararlo y averiguar el porqué de todo.

    —¿Y qué hacemos ahora? No sabemos en dónde está.

    —Busca un teléfono público —fue la respuesta de Nolee—. Voy a ver si en casa saben algo.

    —De acuerdo.

    El joven siguió conduciendo, pero no tardó mucho en hallar una caseta telefónica, la cual revisó para verificar que el teléfono estuviese funcionando y, al ver que así era, se subió al autobús, a esperar que Nolee hiciera su llamada.

    —Que alguien conteste —pedía la rubia, mientras escuchaba el tono de espera.

    —Aló, ¿quién habla? —preguntó alguien, con voz algo infantil.

    —Soy Nolee, ¿quién habla allá? —preguntó Nolee a su vez.

    —¡Prima, por fin llamas! —exclamó la persona, que era una prima suya, llamada Mía—. Estábamos muy preocupados por ti, el tío Alden se fue a buscarte también, espero que estés bien.

    —Sí, estoy bien —dijo ella—. Por cierto... ¿Dónde está papá?

    —En Los Ángeles, se hospeda en una mansión cerca de la Jefatura de la Policía Central —respondió Mía—. ¿Vas a verlo?

    —De hecho, sí. Pero hablamos luego, Mía —dijo Nolee, para luego colgar y subir al autobús, además de decirle a Sean a dónde debían ir.

    Se encontraban en San Diego, por lo que el trayecto no sería tan largo como pensaban en el principio de su búsqueda. Cuando llegaron, los recibió una ciudad al filo del abandono, solitaria y desolada, salvo por algunas partes en las que se veían grupos que se habían asentado allí.

    Pasaron -en medio de su andar- frente a IEPCOM. Nolee le tomó una fotografía con su cámara, pues el lugar le parecía algo genial, sabía algunas cosas sobre lo que hacían allí, pero no conocía la verdad aún.

    Cuando Sean divisó la Jefatura de la Policía Central, le dijo a su acompañante que ya estaban cerca del lugar donde estaba su padre, por lo que ella respiró hondo y dijo:

    —Que pase lo que tenga que pasar...

    Él se detuvo frente a la mansión por un momento, mientras Nolee bajaba del autobús y luego, se alejó un poco, por si un agente de la Policía Central llegaba a acercarse. Nolee caminó decididamente hasta la puerta de la mansión, para luego tocar el timbre y esperar a que una joven sirvienta abriera, por lo que entró y su padre, al verla, la recibió de forma muy amable y le preguntó:

    —¿Lista para ir a casa? Seguramente ya viviste tu aventura y por eso estás aquí, hija.

    —Me han pasado muchas cosas —dijo ella—, pero no estoy aquí porque quiera ir a San Ángelo.

    —No comprendo...

    —Te haré comprender —dijo ella, seria—. Me has mentido toda la vida, me hiciste creer que mi madre había muerto cuando era una niña; además de que tengo un hermano y me lo ocultaste...

    —¿Quién te dijo semejante patraña? ¡Eso no es verdad!

    Alden estaba furioso, su hija sabía la verdad, pero no tenía ni la menor idea de cómo lo supo, simplemente, por más que lo pensó, no encontraba una respuesta coherente. Pero ni él, ni Nolee pudieron decir nada más, porque a la sala de la mansión llegó Irina, que se veía muy mal.

    —Jefe, le tengo malas noticias —dijo la sicaria, mientras se quejaba de dolor y tiritaba, invadida por la fiebre—. No pude matar al chico.

    —¿Hablas de Troy? —preguntó Nolee.

    —¿Acaso tienes otro hermano? —preguntó Irina, jadeante.

    —¡Cállate! ¡No sirves para nada, ni tú, ni tus colegas! ¡Son un montón de incompetentes!

    —¿Por qué quieres que muera, Alden? —le preguntó Nolee a su padre, pasmada ante lo que acababa de oír—. Si era porque no querías que me enterara de su existencia, es tarde, lo supe hace un día.

    —Yo vine para otra cosa realmente, jefe —dijo Irina, riendo.

    Después de eso, la sicaria sacó una pistola de su cinto, era la única que le quedaba después de que Ian le disparase la noche anterior, antes de que asesinara a Troy y continuó hablando:

    —Siempre creí que matar al chico era una forma de hacer justicia, de vengarme de usted. En el "criadero" corrían muchos rumores, uno de ellos era que él era su hijo...

    Nolee no sabía qué hacer, estaba invadida por el miedo...

    —¿Tú no sabes lo que pasa, chica? Te lo explico: éste tipo bombardeó estados de éste país y la isla dónde vivía Troy... se oye raro, es falta de costumbre... luego, Fitzpatrick se encargaba de buscar a las mujeres y a los niños, a ellas las hacen trabajar en un burdel...

    —¿Y los niños? —preguntó Nolee, casi en un susurro.

    —¿Cómo yo? Nos entrenaron en "criaderos", para que nos convirtiéramos en asesinos a su servicio, en condiciones infrahumanas y sí, Troy se crió en uno de ellos.

    —¡Cállate! —le ordenó Van Slyke, iracundo.

    —Por cierto, no es como nosotros, nunca se dejó pisotear por Fitzpatrick. No ataca a mujeres, pero eso es porque su madre murió a manos de agentes de la Policía Central y su meta es acabar con ésta organización... ¡Y espero que lo haga!

    Le lanzó un collar a Nolee y culminó su alocución, diciendo:

    —Búscalo y dale eso por mí...

    No pudo decir nada más... un estruendo se oyó en la sala. El cuerpo sin vida de Irina yacía en el piso, con otra herida en el pecho, mientras en la mano de Van Slyke se encontraba el arma homicida, aun humeante.

    —¡Eres un monstruo! ¡No quiero verte nunca más! —le gritó Nolee, que estaba aterrada por lo que vio.

    Acto seguido, ella salió corriendo de la mansión y, al salir, vio el autobús en el que Sean la esperaba y que, al verla subir, le preguntó:

    —¿Qué pasó ahí?

    —¡Arranca Sean! ¡Vámonos de aquí! —le ordenó ella, que seguía muy asustada.

    —De acuerdo, bien, pero tienes que calmarte.

    Aceleró el vehículo, pues, además de ver a la chica en ése estado, quería evitar que la policía llegara al lugar y los atrapara, porque eso sería algo terrible. No se atrevió a preguntarle nada a Nolee, ya que veía que no estaba en condiciones de nada.

    Bien, ya llegamos a la etapa cumbre de la saga (son tres partes).

    ¡Estoy muy contenta por llegar hasta acá!

    Disfruten el epílogo y bien, muchas gracias por leer, parte de éste trabajo es gracias a ustedes.

    Paciencia con IEPCOM 3, ya tengo algo adelantado, pero necesito tiempo para organizar todo.

    ¡Gracias por todo!
     
    • Impaktado Impaktado x 1

Comparte esta página

  1. This site uses cookies to help personalise content, tailor your experience and to keep you logged in if you register.
    By continuing to use this site, you are consenting to our use of cookies.
    Descartar aviso