Ciencia ficción La Verdad Sobre IEPCOM 2: La Rebelión de los Oprimidos

Tema en 'Novelas Terminadas' iniciado por Niani, 3 Mayo 2014.

  1.  
    Niani

    Niani Una ermitaña en su cueva

    Virgo
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    Escritora
    Título:
    La Verdad Sobre IEPCOM 2: La Rebelión de los Oprimidos
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    42
     
    Palabras:
    698
    Capítulo XIV:
    Una Gran Compañía

    “Narrado por Nolee”




    Después de varios días de recorrer parte del país al que había venido a visitar, Sean y yo nos detuvimos cerca de un río, para bañarnos un rato y recoger un poco de agua, pues era importante que no se acabara tan pronto, ya que no todos los días tendríamos la suerte de poder encontrar un río.

    El primero en bañarse fue él, pero yo ni me molesté en fijarme en cómo lo hizo ni nada de eso, no estoy acostumbrada a violentar la privacidad de nadie, mucho menos de un chico. Además, yo fui criada con valores muy sólidos y mi padre- aunque es muy estricto- siempre se esmeró en hacer de mí una mujer de bien.

    Un momento después, Sean entró al autobús, llevaba puesta una bermuda azul oscuro y una franelilla blanca, volteó a verme y me dijo:

    —Ya puedes bañarte, Nolee.

    —Sólo no me espíes, Sean— le dije, para estar segura.

    —Tranquila, ¿crees que soy un pervertido?

    —Es por si acaso— respondí—. Y si llegas a hacerlo, te daré una golpiza.

    —No te preocupes, no quiero morir.

    Entonces recogí mis cosas mías y salí del vehículo, en dirección al río, para bañarme allí y luego poder seguir camino hacia Kansas o a algún otro lugar en donde pudiésemos estar a salvo. Me escondí de Sean, tras unos árboles, para desvestirme, aunque traía puesta mi ropa interior y me metí al agua.

    Unos minutos después, al acabar el baño y cambiarme de ropa, escuché ruidos cerca de allí, por lo que me asomé y vi a algunos vehículos militares en donde estaba el autobús y pensé, entonces me apresuré a vestirme y me acerqué a ese lugar rápidamente. Allí se encontraba un grupo de personas, por lo que le pregunté a Sean al llegar:

    —¿Qué sucede?

    —Nada— respondió él—, son unos compañeros de la Brigada de Liberación.

    —Primero el Escuadrón Alfa y ahora la Brigada de Liberación… ¿Qué sigue?

    —¿Entonces lo que dijiste es cierto, Sean?— le preguntó una pelirroja—. ¡Tuviste suerte de que no te descubrieran!

    —Cierto, Shirley— dijo él—. Si lo hubiesen hecho, ya no estaría entre los vivos.

    —¿Y quién es tu amiga?— preguntó otra chica, con un tono pícaro.

    —Katherine, deja de molestar— respondió—. Su nombre es Nolee y estaba conmigo cuando ocurrió lo del autobús, desde entonces viajamos juntos.

    —¿Y qué hacemos ahora?— preguntó una chica rubia.

    —Podemos usar el autobús para viajar— dijo él—. Hay espacio para todos en él.

    —Lo usarás tú, porque nosotros nos sentimos bien en nuestros vehículos— respondió un chico.


    —Es una excelente idea, de hecho— dijo Shirley.

    —Y lo dices para llevarnos la contraria— comentó Katherine, molesta.

    —¡Ya oyeron, todos arriba!— ordenó una chica, que se había quedado callada hasta ese momento—. Shirley y yo estamos a cargo, no ustedes.

    Entonces los que estaban allí se acercaron a sus autos, comenzaron a sacar algunas cosas y a llevarlas al autobús, entre ellos, cuatro personas que viajaban en un auto particular, lo que se me hizo un poco raro. Al subir, vi que habían colocado sus armas junto a las que ya estaban dentro del autobús y que los asientos delanteros ya estaban ocupados y me fui a sentar, alejada del resto, pues no me gustaba mucho estar en grupos, no estaba acostumbrada a eso.

    Me recosté a la ventana, para observar lo que estaba a mí alrededor, así que no me di cuenta de que alguien se había sentado a mi lado, hasta que le miré de reojo. Era un muchacho, llevaba una chaqueta negra, unas botas militares del mismo color y jeans azules, pero miraba hacia otro lado, por lo que no pude preguntarle nada y luego llegó una chica, que le dijo:

    —Troy, ven conmigo. Papá quiere que nos sentemos cerca.

    Un segundo después de eso, volví a recostarme a la ventana, observando el horizonte, aunque me sentía más tranquila que en otras ocasiones, tal vez estar acompañada me daba más seguridad.

    Continuará…
     
    Última edición: 21 Octubre 2014
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    Niani

    Niani Una ermitaña en su cueva

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    La Verdad Sobre IEPCOM 2: La Rebelión de los Oprimidos
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    Ciencia Ficción
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    42
     
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    Capítulo XV:
    Una Reunión Padre e Hijo

    “Narrado por Ian”




    Louie y yo nos encontrábamos en una casa, espaciosa y muy cómoda, nada que ver con el lugar en el que me escondía. Él era un hombre muy poderoso e influyente en San Ángelo- no sé si aquí también-, tenía muchos contactos y prácticamente era el único que podía hacerle franca oposición a Alden Van Slyke, gracias a su influencia en sí.

    A pesar de que era mi padre adoptivo, yo siempre lo llamé por su nombre, no porque no quisiera llamarlo “papá” o cosas por el estilo, sino que no lo hacía en señal de respeto, pues aunque no era el hombre más correcto del mundo, hizo lo que pudo para que no siguiera sus pasos- hasta que comencé a robar, para probar cosas nuevas- pero caí en el bajo mundo porque me lo busqué, él no tuvo nada que ver en eso. Estaba pensando en eso, cuando oí que me preguntaba:

    —¿Cómo fue que el imbécil de Van Slyke te dejó salir de prisión, Ian?

    —Me ofreció un indulto a cambio de que me encargara de un asunto que era importante para él— le respondí.

    —¿Lo pensaste bien antes de aceptar? ¿No era algo en lo que pudieses salir perjudicado?

    —Te seré sincero: no lo hice, estaba desesperado por salir de esa prisión, es un infierno— respondí—. En ese momento no me dijo de qué se trataba, pero creí que sería fácil.

    —¿Te lo dijeron cuando saliste?

    —Sí— dije—, me dieron la orden de asesinar a un chico. Parecía ser inofensivo, eso me pareció raro, pero ya no podía arrepentirme.

    —Viniste aquí y fuiste a buscar al chico para matarlo. ¿Qué ocurrió, Ian?

    —Peleamos, era muy bueno, pero ahora creo que sólo se estaba defendiendo de mis ataques— fue mi respuesta—. Luego saqué mi pistola y forcejeamos, mientras él me pedía que no lo asesinara, pensaba hacerle caso e irme, pero de repente, el arma se disparó y cayó herido; después huí, pero seguía con vida… ¿Y por qué me preguntas eso? Seguramente ya sabes todo lo que pasó.

    —Para corroborar. Y para conocer los detalles de todo, por eso quería reunirme contigo, hijo.

    —¿Y qué más sabes de eso, Louie?— le pregunté, con tono serio.

    —Nada en realidad, ¿tienes información para mí?

    —Sí— le dije—. Después de lo que pasó, me reuní con Van Slyke, porque él quería saber si había cumplido con su orden o no.

    —¿Le preguntaste la razón por la que te envió a hacer eso?

    —Me dijo que era su hijo menor…— respondí.

    —¿En serio? Pero todos en San Ángelo creen que tiene sólo una hija… a menos que tenga “la maldición”.

    —De hecho, su color de ojos no lo había visto antes en Santa Esperanza— comenté—. Pertenece a la gama del violeta, pero es más oscuro, es raro.

    —Adivinaré entonces: lo hizo porque es un imbécil radicalista que piensa solamente en mantener el orden de su país y de su familia, haciendo cumplir la anacrónica Ley de División.

    —Y entonces le dije que no lo había matado— dije.

    Entonces Louie me miró fijamente, como solía hacerlo cuando cometía algún error, lo que me hizo intuir de alguna forma lo que me diría después:

    —¿Enloqueciste? No debiste decirle eso.

    —¿Por qué no?— pregunté, confundido.

    —Debiste seguirle la corriente, no sabes si el chico sigue vivo… ¿o sí?

    —Tienes razón, pero…

    Me interrumpió rápidamente, para hacerme saber lo que pude haber causado en contra de ése chico, por culpa de un ataque de rabia, a causa de lo que me había dicho Van Slyke en aquella ocasión:

    —¿Sabes lo que puede pasar? Ahora enviará a algún matón para que acabe con él, esperando que siga con vida, su socio se encargará de eso.

    —¿El policía de la prótesis robótica?— pregunté, pues fue lo primero que se me vino a la mente en el momento.

    —Sí, el mismo— escuché una voz masculina decir eso, cerca de nosotros.

    Miré con mucha atención los alrededores a la habitación en donde hablaba con Louie, buscando algo que me dijera en qué parte de ésta se encontraba el dueño de esa voz. Un momento después, vi a un chico, de cabello negro, tez morena clara, ojos cafés claros, de un metro setenta y tres de estatura, que me observaba fijamente, mientras esbozaba una leve sonrisa pícara, para después decir:

    —Dudo mucho que haya muerto, él es más fuerte de lo que aparenta.

    —¿Qué sabes tú de él?— pregunté, muy molesto—. ¿Y quién eres? No te conozco de ninguna parte, no te metas.

    —Él es Lance, trabaja conmigo desde hace dos años y sabe de lo que habla.

    —Trabajaba para Fitzpatrick antes, pero me salí y ahora soy un traidor para su organización.

    —Entonces estamos en la misma situación, pero por distintas circunstancias— le dije—. ¿Qué te hizo cambiar de bando?

    —Me di cuenta de que de esa manera no iba a poder acabar con la organización.

    —¿Algún otro subordinado del que no sepamos?— le preguntó Louie, serio.

    —Sí, al principio creí que era el jefe, pero no es así, es su mano derecha.

    —¿Alguna idea de quién es?— le pregunté.

    —No, pero hay dos cosas de ése sujeto que me llamaron la atención: primero, conoce al ex Director de IEPCOM y lo odia. Lo otro es que creo que está enamorado u obsesionado con Megan Knox, lo cual es malo para él.

    —Explícate— pidió Louie.

    —Esa mujer se ha hecho a la tarea de hacer caer a la organización, además de eso, dudo que sus compañeros en esa labor permitan que le haga daño. Y un hombre obsesionado puede cometer muchas locuras, no sé, pero nunca me dio buena espina.

    —Por cierto, ¿conoces al chico?— le pregunté, intentando cambiar el tema.

    —Sí, prácticamente crecimos juntos en el “criadero”. Y su nombre es Troy.

    —Lo siento, soy malo con los nombres— contesté, apenado—. ¿Y qué es el “criadero”?

    —Hay muchas cosas que debes saber, Ian, sobre todo si deseas ayudar a detener a Van Slyke y a sus socios.

    Yo no podía comprender del todo lo que me decían, todo era nuevo para mí, pues en el fondo seguía siendo un forastero, que estaba esperando saber lo que pasaba en ése lugar, entonces Louie dijo, con tono serio:

    —Y ahora que lo pienso, creo que no será nada sencillo hacer que ellos caigan. Sobre todo por Van Slyke, el imbécil es un hombre muy inteligente y poderoso.

    Continuará…
     
    Última edición: 21 Octubre 2014
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    Niani

    Niani Una ermitaña en su cueva

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    La Verdad Sobre IEPCOM 2: La Rebelión de los Oprimidos
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    953
    Capítulo XVI:
    Un Lugar Para Descansar

    "Narrador Testigo"



    El autobús se detuvo frente a un gran portón de madera, era de noche y estaba lloviendo fuertemente. Shirley y Tea habían decidido buscar un sitio para descansar, ya que llevaban muchos días buscando a Megan, sin resultados favorables. La pelirroja salió del vehículo y llamó por el portón, con la intención de ver si había alguien en ese lugar; un momento después se abrió una ventanilla del mismo, dejando ver a un hombre, que le preguntó:

    —¿Qué buscas?

    —Un lugar donde pasar la noche, señor— dijo ella.

    —¿Cuántos son?

    —Cinco civiles y ocho miembros de la Brigada de Liberación— fue su respuesta.

    —Que bajen todos sus acompañantes, señorita.

    El hombre lo hacía para corroborar, pues podían ser unos impostores, por lo que Shirley se acercó al autobús y le dijo a Tea que hiciera bajar a todos del vehículo, cosa que su compañera obedeció lo más pronto que pudo. Después de eso, el custodio de esa entrada observó por un momento a todas esas personas y, al ver que Shirley no mentía, abrió el portón para que entraran.

    El vehículo pasó lentamente por la entrada de ese lugar. Era un pequeño pueblo, en el que difícilmente había más de veinte casas habitadas, además de algún que otro sitio en el que pudiesen dormir o comer algo y la Jefatura Civil, por si llegaba a darse algún problema entre las personas que vivían allí.

    Lo primero que hicieron fue buscar una posada en la que pudiesen dormir esa noche, pero cuando encontraron una, ya todas las habitaciones se encontraban ocupadas, por lo que no sabían qué hacer para dormir bien esa noche. Comenzaron a recorrer el pueblo, pues buscaban un terreno baldío para acampar, pero mientras lo hacían, llegaron a una zona en la que todas las casas se hallaban en estado de abandono y Blake sugirió:

    —Oigan, ¿no podemos quedarnos en una de ésas casas?

    —No creo, sería muy incómodo— dijo Katherine.

    —Con tal y durmamos bien hoy— dijo Owen.

    —Les recuerdo que ustedes y sus otros compañeros desvalijaron mi motel— dijo Janet, molesta—. Dudo que no tengan cosas de allá, señores.

    —Y no crean que estamos contentas por eso— le comentó Tea a sus subordinados—. Aparte de eso, no creo que la idea de la chica esté mal.

    —Estoy de acuerdo— dijo Shirley—, es una buena forma de no llamar la atención de la gente del pueblo o de otras personas. Además, será solo por ésta noche, no creo que eso les cause mayores problemas.

    —¡Pues yo no estoy de acuerdo!— exclamó Katherine, muy enojada.

    —Entonces hagamos lo siguiente: quienes quieran acampar formen un grupo y se llevan algunas cosas para hacerlo— dijo Tea—. Los que no, formen otro y vayan hacia las casas, ¿bien?

    Entonces Katherine fue a buscar sus cosas para ir a acampar, seguida por Trent, Hiro y Owen, que eran con los que mejor se llevaba del grupo completo, porque ella no pensaba dormir en un lugar lleno de tierra, telarañas, mugre y que estuviese en malas condiciones. El resto de personas que ocupaban el autobús comenzaron a bajar de su interior, excepto Troy que estaba dormido desde hacía un momento y Blake, al darse cuenta lo llamó para que se despertara y él le preguntó:

    —¿Qué pasa, Blake?

    —Troy, es hora de salir del autobús— respondió ella.

    —¿Adónde vamos?

    —¡Solo ven conmigo!— exclamó ella, para luego hacer que se levantara de su asiento.

    Ellos dos comenzaron a caminar por los alrededores, hasta llegar a una vieja casa blanca, con ventanas negras y una puerta del mismo color, en donde Bernie los esperaba:

    —Ya han pasado muchos días desde que salimos de nuestro hogar para buscar a tus amigos. Aun estás débil, necesitas descansar, aunque sea un poco, hijo.

    Entraron a la casa y comenzaron a arreglar algunas cosas en ese lugar, sobre todo en las habitaciones, para poder dormir con más calma; como barrer los pisos, sacudir las sábanas de los muebles, y cambiar las de las camas, además de tapar un agujero en el techo de una de las habitaciones, por si volvía a llover. Ya estaban a punto de irse a la cama, cuando oyeron que alguien llamaba a la puerta, por lo que Bernie abrió lentamente:

    —Hola, ¿podría dormir aquí?— le preguntó Janet, que era quien llamaba—. Es que en donde están los demás tienen armas y me da miedo.

    —Por supuesto, Janet— respondió él, cortésmente—. Cuente con lo que necesite.

    —Gracias— dijo ella, sonriente.

    —Puede dormir en la misma habitación que mi hija, que yo compartiré la otra con Troy— dijo el hombre.

    Blake estaba a punto de entrar a la habitación, pero dejó que Janet entrara primero y después se acostaron a dormir, pero la mujer lo hizo en una bolsa de dormir que llevaba consigo, para no molestar a la chica. Mientras eso pasaba, Bernie y Troy hicieron lo mismo en otro cuarto de la casa, el hombre se durmió rápidamente, pero el chico tardó un poco en conciliar el sueño.


    Continuará…

    Bueno, ya me puse más al corriente con los capítulos que tenía atrasados por mi falta de internet, no me agrada eso.

    Pero ya ven que cuando ando sin inter es cuando adelanto más :D.

    En fin, espero que disfruten el trío de capítulos que subí.

    Y si tienen dudas, preguntas o algo así, no duden en buscarme por perfil o por MP. Si no, escríbanlas en sus comentarios, que yo se las resuelvo con toda la amabilidad, no se preocupen.

    Nos leemos luego.
     
    Última edición: 21 Octubre 2014
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    Niani

    Niani Una ermitaña en su cueva

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    Ciencia Ficción
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    689
    Capítulo XVII:
    Enfrentando el Pasado


    "Narrador Testigo"



    Troy despertó, en medio de la madrugada, muy asustado y sudoroso, pues había tenido una pesadilla. En realidad no era una pesadilla, sino uno de los recuerdos que tenía de su infancia y que lo atormentaban cada vez que lograba conciliar el sueño.


    Había pasado mucho tiempo, pero a causa de los maltratos que sufrió en aquel lugar donde se había criado, aun no se había acostumbrado a su nuevo estilo de vida. Y ahora, quería hacer pagar a los responsables de su desgracia y la de muchos niños, niñas y adolescentes a los que conoció en el "criadero".


    Pensaba en eso, cuando oyó que le preguntaban:


    —¿Qué sucede, Troy?


    —Bernard— le dijo—, perdón, no era mi intención que te despertaras. No es nada que te deba preocupar.


    —¿No puedes contarme?


    —Tuve una pesadilla— respondió, más sereno—. Cosas que me pasaron y que no he podido olvidar.


    —Hablando de cosas que han pasado en tu vida... ¿No me podrías hablar de tu pasado?


    Al escuchar esa pregunta, Troy abrió mucho los ojos, estaba sorprendido por eso, aunque bajó la mirada por un momento. No se sentía preparado para hablar de los años que vivió en el "criadero" ni de las cosas que pasó mientras él estuvo en ese lugar o las necesidades que tuvo allí.


    —Sé que no es fácil para ti hablar de eso, pero creo que es hora de enfrentar lo que pasó.


    El chico levantó la mirada, un poco más animado, aunque no era sencillo para él hablar de su pasado, sentía confianza en Bernie y sabía que podía ser sincero con él. Por lo mismo, respiró hondo y luego comenzar a relatar:


    —El lugar en el que acabé después del ataque a Santa Esperanza y la muerte de mi madre es conocido como el "criadero". Desde que llegué allá, me enseñaron a luchar con y sin armas, además de aprender a utilizar cada una de ellas.


    —¿Los maltrataban?— preguntó Bernie.


    —¿A mí y a los demás? Si nos portábamos bien no, pero si los desobedecíamos, apenas nos daban comida y no nos dejaban salir de nuestras celdas, en caso de faltas menores.


    —¿Y qué les hacían cuando cometían faltas graves, hijo?— fue lo que preguntó el hombre.


    —Según recuerdo, solían encerrarnos una noche entera en una habitación sin ventanas, a oscuras o dejarnos sin comer un día completo.

    Bernard, al escuchar semejantes cosas, se notaba muy enojado, pero se contenía de expresar toda la ira que sentía en ese momento, tal vez para evitar que Blake- que se encontraba en la otra habitación- llegara a despertarse al escuchar el escándalo que pudiese causar. Sin embargo, él consiguió serenarse un poco, para luego preguntar:


    —¿Llegaron a lastimarte?


    Troy no respondió, lo que le dio a entender a Bernie que sí lo habían hecho, por lo que se enojó mucho más, entonces el chico le preguntó, extrañado:


    —¿Por qué te pones así?


    —No puedo creer que hicieran cosas como esas a niños, Troy— fue su respuesta—. Me hubiese gustado poder ayudarte cuando más lo necesitabas, ésos desalmados merecen pagar por eso.


    —No te lamentes por eso, ya pasó y estoy tratando de pasar la página, para poder seguir con mi vida. Tú y Blake han hecho demasiado por mí y estoy muy agradecido con ambos por eso.


    —Es que si yo hubiese tenido un hijo... me hubiese gustado que fuese como tú, Troy— dijo el hombre.


    —¿En serio?


    —Por supuesto que sí, hijo— respondió Bernie, más tranquilo.


    Entonces Troy y Bernie se abrazaron, mientras al chico se le comenzaban a salir las lágrimas, porque él no había tenido una figura paterna, ya que su madre lo había criado sola hasta su muerte y nadie tomó la responsabilidad de cuidar de él, de protegerlo y de verlo como a una persona normal, sin esperar nada a cambio. Eso reconfortaba un poco al hombre, pero deseaba poder hacer algo más por él en su vida.


    Continuará...
     
    Última edición: 28 Noviembre 2014
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  5.  
    Sonia de Arnau

    Sonia de Arnau Let's go home Comentarista empedernido

    Leo
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    Escritor
    Por fin se me da el tiempo de comentarte Niani :D eso de la vuelta a clases te mantiene solo pensando en las clases. Ya había leído los capítulos, pero los volví a leer para recordar (que bueno que son cortos). Muy buena información, me gusta el capítulo de Ian y Louie como te lo mencione; me gusta ese personaje y quisiera saber más sobre la relación de él y su padre y por supuesto su vida.

    Este último, mmm, el título me llamó la atención, y tras leer, me daba cuenta que el pobre de Troy si que tiene un tormento, recordar como vivió en ese espantoso lugar, debió ser terrible. Pero concuerdo que platicando con gente de entera confianza, es una forma de desahogo, extraño a Megan, extraño cuando ambos estaban juntos, es que ella lo quiere mucho. Aun espero el momento de que se reúnan. Claro esta, él esta en buena compañía con Bernie y Blake.

    Note un errorcito en el capítulo XV:
    eso va separado, creo que eso es todo :)

    Espero los próximas actualizaciones. Oh, algo más, mencionaste que Jacob y Karen están buscando a su hija, y pensé en alguien, pero no estoy del todo segura, puede que se trate de ¿Blake?
     
    Última edición: 11 Septiembre 2014
  6.  
    Niani

    Niani Una ermitaña en su cueva

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    Capítulo XVIII:

    La Mano Derecha


    “Narrador Testigo”


    Alden Van Slyke se encontraba viviendo en una mansión muy lujosa mientras se llevaban a cabo las cosas que él deseaba cumplir en ése momento: hacer que su hija mayor regresara a Santa Leah y encargarse de que asesinaran a Troy antes de que supiera toda la verdad. Fitzpatrick ya le había informado que Irina- la mejor de sus sicarios- había aceptado la tarea y eso era algo que a él lo reconfortaba, pues sabía que ésa chica podría acabar con el chico de forma sencilla, según la opinión de su socio.

    —¿Qué le dijo al idiota del policía, señor? — le preguntó un hombre joven, con algo de curiosidad.

    —Que todo va viento en popa, Marcus— respondió él, sonriente—. Ya se inició la persecución para encontrar al chico.

    —Y sacarlo del camino de una vez por todas— culminó el joven—. ¿Ésos socios suyos aun creen que usted va a cumplir su promesa?

    Ése joven era el único que conocía sus planes en verdad, porque era su mano derecha y Van Slyke le tenía mucha confianza, pues era eficiente y muy obediente. Su discreción era una de sus mayores virtudes y eso era lo que buscaba su jefe en una persona: que supiera guardar secretos, además de su lealtad, lo cual era indiscutible en su caso, porque le debía mucho a ése hombre.

    —Y pensar que estuviste tan cerca de acabar con él— comentó Van Slyke—. Hace tres años, antes de que huyera del “criadero”.

    —La verdad es que de no ser por uno de los sicarios de sus socios ya me hubiese encargado de él— respondió Marcus.

    —Porque siempre vas a defender a la mujer de tu vida— replicó su jefe.

    —La insultó y eso es algo que no puedo tolerar, jefe— fue lo que dijo el joven—. Ella es muy importante para mí.

    —Y es por eso que nunca he confiado en ellos— dijo Van Slyke—. Harán lo que a mí me plazca y al final, cuando ya no los necesite, me desharé de ambos.

    —O mejor dicho, yo me encargaré de enviarlos al más allá— dijo el joven, sonriente.

    —Pero es mejor que nadie se entere de eso— le advirtió el hombre—, pues si eso ocurre, olvídate de que te ayudaré en tu obsesión de buscar a la chica que amas… Y por cierto, ¿qué es lo que te gusta de ella?

    Marcus sacó una fotografía de su bolsillo, en la que aparecía retratada una chica de ojos azules y cabello rubio natural, que se veía muy feliz, pues sonreía ampliamente, además de notarse que era una persona muy amable. Ése retrato era de cuando era apenas una adolescente, antes de que ocurrieran todas las desgracias de su vida, que él mismo causó.

    —Ella es la mejor persona que he conocido— fue lo que Marcus argumentó—. Por eso la amo.

    —Dudo que ella te corresponda— fue lo que dijo su jefe—. Le disparaste y casi muere, todo porque estás enamorado de ella. ¿Pero qué pasará cuando la encuentres?

    —Lo que creo que haré será llevármela de donde esté y matar al que se interponga en mi camino— respondió el joven—. Todo para que estemos juntos.

    —Entonces ten suerte con eso— dijo Van Slyke—, pero no me involucres, ¿eh?

    —Tranquilo señor, no lo haré— dijo Marcus—. Sería muy arriesgado para mí.

    —Pero si eso llega a ocurrir, pagarás las consecuencias— recalcó su jefe.

    —¿Cómo cuáles? — preguntó el joven, desafiante.

    —Como el que todo el mundo se entere de que tú fuiste el que propuso la idea de acabar con IEPCOM, porque era la empresa de tu padre y lo odias— respondió el hombre, serio.

    —¡No repita eso! No quiero pensar en eso por el momento— replicó Marcus, mientras miraba la fotografía de esa chica—, hay cosas más importantes que eso para mí.

    Después de eso, Alden se marchó de la sala en donde ellos se encontraban, porque no soportaba ver a una persona dar o demostrar afecto de ninguna forma. No era porque no fuese alguien cariñoso, pues con Nolee era el más atento de los padres, sino porque él no quería que nadie lo viera como una persona débil.

    Continuará…

    @WarvsDark , que preguntas más incómodas haces, pero no te voy a decir nada, sino ya no tiene chiste :). Sin embargo, subí la ficha de Karen al Tumblr, ahí hay unos detallitos que puedes revisar.

    Espero actualizar mañana (por fin tengo algo de tiempo para usar la PC, :D), pero creo que con lo que ya solté hoy, voy a ver qué tal le va a Marcus en la historia. ¿Creían que me iba a hacer la loca con el pasado de Megan y los demás? No, eso es algo que voy a hacer poco a poco, mientras avanza todo.

    ¡Nos leemos luego!
     
    Última edición: 28 Noviembre 2014
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  7.  
    Niani

    Niani Una ermitaña en su cueva

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    La Verdad Sobre IEPCOM 2: La Rebelión de los Oprimidos
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    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    42
     
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    Capítulo XIX:

    Poniéndose al Corriente


    “Narrador Testigo”

    Garrett se encontraba buscando alguna forma de saber lo que hacía Van Slyke, algo que tuviese que ver con sus socios, por lo que revisaba los archivos de la base de datos de la Policía Central. Él sabía que si buscaba de forma adecuada y no se daba por vencido, podía dar con la ubicación de ése hombre.

    Mientras lo hacía, vio que se abría una conversación en el sistema y activó su programa, para que no llegaran a darse cuenta de lo que iba a hacer. Se trataba de Fitzpatrick y de Jhonson, que se estaban poniendo al corriente de lo que estaba ocurriendo con el jefe de su organización.

    —Justo lo que necesitaba— dijo el hacker, para luego dejar que hablaran:

    —Karen, ¿cómo va todo por allá?

    —Todo bien, no hay nada nuevo— respondió ella, seria.

    —¡Qué amable eres!— exclamó él—. Al menos salúdame, soy tu ex-esposo.

    —Prefiero llamarte socio— dijo Karen—. ¿Y cómo va todo con el asunto que tienes con el jefe?

    —Irina está a cargo de encontrarlo y asesinarlo— dijo él—. Espero que lo haga pronto.

    —¡Sí!— exclamó Garrett, contento—. Yo sabía que no iba a ser tan fácil matar a Troy.

    —Ya deberías olvidar lo que él hizo, Jacob— dijo ella—. No es bueno que tomes la justicia por propia mano.

    —Pero no es cosa mía— respondió él—, fue el jefe, que quiere que muera antes de que logre dar con él o con su hija mayor. Yo sólo le dije que dispusiera de Irina.

    Lo que dijo sorprendió un poco a Garrett, porque él aun no sabía que Troy tuviese hermanos, sin embargo, no dejó de escuchar lo que decían ésas personas:

    —Es verdad, el jefe está obsesionado con eso, al igual que tú— replicó la mujer, seria.

    —No hablemos de eso— dijo él—. Aprovecho para decirte que coloqué vigilancia en casa del jefe.

    —¿Vas a espiarlo?— le preguntó ella.

    —Es necesario, debemos estar al pendiente de lo que hace y de sus planes— respondió él—. Activé el sistema hace un momento, justo antes de hablar contigo.

    —¿Eso era todo lo que tenías que decirme?— preguntó la mujer—. Si no te molesta, debo volver a mi trabajo.

    —Adiós, Karen— dijo el hombre, para luego cortar la corta conversación que habían tenido.

    En ése momento, Garrett comenzó a buscar la conexión de la que había hablado Fitzpatrick, era muy importante que él diera con ése lugar. Monitorear a Van Slyke era un logro muy grande para todo el grupo, eso haría que Megan se sintiera mucho mejor, porque todo ése asunto parecía estar afectándolos a todos, pero más a ella.

    Tardó un poco, pero al final pudo encontrar la conexión a las cámaras de vigilancia que el policía había colocado en la casa de su jefe y la vinculó a una de sus computadoras, para poder estar al pendiente de él. Sin embargo, después de eso, comenzó a buscar información sobre la hija mayor de Van Slyke, pues era la hermana de Troy y esa era una de las cosas que deseaba informarle a sus compañeros, además de lo que descubrió.

    —¿Qué estás haciendo, amor?— le preguntó Cloe, que acababa de llegar al sótano.

    —Haciendo mi trabajo— respondió él, sonriente.

    —Tu madre dice que vayas a cenar— dijo ella.

    —Dile que ya voy— dijo él.

    Cloe se fue de allí rápidamente, para avisarle a la madre de su novio lo que él le había dicho. Al hacerlo, lo único que hizo la mujer fue decir, en voz alta:

    —¡Garrett, ven a cenar ahora mismo!

    El hacker se levantó lo más pronto que pudo y salió de ése sótano a toda prisa, porque sabía que si desobedecía a su madre, estaba perdido. Ella era una mujer amable, pero muy estricta, por lo que siempre estaba con cara de pocos amigos y la gente creía que era una amargada.

    —¡Ya estoy aquí, ya llegué!— exclamó él, cansado y un poco asustado por lo que había dicho antes.

    Megan y Stuart, que estaban en la mesa, no lograron evitar reír ante la llegada y el sobresalto de su amigo, lo que hizo que él les dijera:

    —No es gracioso, muchachos.

    —Para mí si lo es— comentó Stuart, que seguía riéndose.

    —¿Alguna novedad?— le preguntó Megan.

    —¡No van a hablar de nada, es hora de cenar!— exclamó la madre de Garrett, muy seria.

    —Ella tiene razón— dijo Jonathan, sereno—. Esperen a que terminemos la cena.

    Después de eso, Cloe y la madre de Garrett sirvieron la cena a todos los que estaban allí, pero vieron que Sadako no estaba en casa, por lo que la mujer se preguntó:

    —¿Y ahora dónde estará esa niña? ¡Siempre hace lo mismo y llega tardísimo!

    Continuará...
     
    Última edición: 26 Noviembre 2022
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    Niani

    Niani Una ermitaña en su cueva

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    Capítulo XX:
    La Coartada

    "Narrador Testigo"



    Fitzpatrick se hallaba en medio de un aprieto, porque necesitaba crear una fachada convincente para ocultar los verdaderos planes que él y Van Slyke habían fraguado, con la intención de acabar con Troy- y tal vez con Megan y sus aliados- de una vez por todas. Pasó varios días pensando en alguna manera que le permitiera hacer eso y que nadie llegara a sospechar algo raro.

    Al final, se decidió por elegir a uno de sus mejores agentes de la Policía Central, para que detuviera a los delegados de la Brigada de Liberación y llegaran hasta su líder, porque él no podía dejarle todo el trabajo a Irina. Además de que eso le serviría para encubrirla a ella -y a él mismo, por ser su jefe-, lo cual era muy conveniente para todos los involucrados en ése asunto.

    También pensó en los aspirantes a entrar a la Policía Central, encontrando a más de uno con buenas cualidades y se tomó su tiempo para elegir. Mientras tanto, todos los aspirantes que trabajaban en ése organismo temporalmente se encontraban muy nerviosos por la decisión que su jefe estaba a punto de tomar; ésos nervios aumentaron cuando él comenzó a llamar a cada uno de ellos, para poder definir al que escogería.

    —El Agente Retherford y la Aspirante Lockwood a mi oficina— se oyó la voz del Jefe de la Policía en la sala central.

    Las dos personas mencionadas se levantaron de sus asientos y se acercaron lentamente a la oficina, para luego entrar allí. En ése lugar, encontraron a su jefe, sentado plácidamente en una butaca, esperándolos a ambos, para luego recibirlos:

    —Sean bienvenidos, muchachos. Ustedes se encuentran aquí porque son los elegidos para ésta tarea.

    —¿De qué se trata, señor?— preguntó el Agente Retherford, que era un hombre de cabello castaño, moreno y de ojos negros.

    —Siempre tan impaciente, Kyle. En sí, se trata de encontrar a un chico.

    —¿Qué hizo?— fue lo que preguntó la aspirante de la sede principal de la Academia de Policía, la señorita Lockwood.

    —Es un asesino muy peligroso, deben hacer todo lo que esté a su alcance para atraparlo.

    —¿Vivo o muerto?— preguntó Kyle, cortante.

    —No importa realmente, Agente Retherford.

    —¿Y cuál es su afiliación?— preguntó esa chica, seria.

    —Por supuesto que es parte de la Brigada de Liberación, ellos lo contrataron.

    —¿Entonces puedo seguir con mi investigación sobre esa organización?— preguntó Kyle—. Estoy muy cerca de dar con su líder, es sólo cuestión de tiempo, jefe.

    —Ésas son buenas noticias, Agente.

    —Me encargaré de investigar al asesino y encontrar todos los nexos que existan entre ellos— fue lo que dijo la chica, para después salir de esa oficina rápidamente.

    —Tú también ponte a trabajar, Kyle o si no, la chica hará todo el trabajo por ti.

    —De acuerdo, jefe— respondió él, para luego salir de ése lugar y obedecer la orden de Fitzpatrick.

    Unos minutos después, Kyle se encontró con la aspirante que le iba a ayudar en su caso más importante: descubrir al líder de la Brigada de Liberación, que era la principal amenaza que tenía la Policía Central y la organización de la que Fitzpatrick era socio, además de colaborador de Van Slyke. Ella le preguntó, animada:

    —¿Qué desea que haga, Agente Retherford? ¿Interrogatorios? ¿Papeleo? ¿Investigación de escenas de crímenes perpetrados por ése asesino?

    —No— respondió él, serio—, vas a hacer investigaciones en los expedientes de ése asesino.

    —Amo crear perfiles psicológicos, eso es lo que significa revisar expedientes, empezar desde cero.

    —Otra cosa, lo necesito en mi poder a más tardar pasado mañana— pidió el agente—. Es urgente que lo elabores.

    El agente la dejó sola en ése momento, para que iniciara con su investigación libremente, pues eso era importantísimo para el posterior encaminamiento del caso. Ella era una chica de un metro setenta y tres de estatura, de tez blanca, ojos azules, cabello rubio oscuro y su nombre era Jenna.

    Lo primero que hizo fue dirigirse a la sala de archivos, en donde se encontraban los expedientes que estaba buscando. Sabía que tardaría en su tarea, pero eso no le quitaría las ganas de querer colaborar con el caso.

    Continuará...
     
    Última edición: 21 Octubre 2014
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    Sonia de Arnau

    Sonia de Arnau Let's go home Comentarista empedernido

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    Jajaja, ¿hago preguntas incomodas? Bueno, es que si yo pienso en algo lo digo sin más xD o en este caso, lo pregunto.

    Conque Van Slyke tiene una mano derecha, es interesante, ahora me preguntó cual sera el papel que desempeñara el nombrado Marcus. Quiero pensar que algo importante tendrá en la historia, ya que salio tan solo un poquito, no se realmente que pensar de él, tan solo esperar que pasara. Por otro lado la madre de Garret me parece una tipica madre :) demasiado sobreprotectora o ¿tendrá hijitis?; lo que se me hace extraño es que el mismo Garret le tenga tanto miedo, digo, es un hombre mayor ya ¡casado! pero olvidémonos de eso. Estoy ansiosa de que el equipo de Megan se encuentre con Troy y que tomen más acción.
    Siendo honesta, estoy un tanto pendida con tanto personaje. Con tanto nombre, algunos me parecen parecidos y a veces los confundo y pienso que ya habían salido, pero resulta que no. Bueno, a decir verdad casi los que me preocupan y estoy al tanto son, el grupo de Megan, Troy, los que están en el bando de los malos(Van Slyke, Jacob, Jhonson), ahora Blake(se que ella es muy, pero muy importante) y por supuesto que Ian(ni se porque, pero lo encuentro muy interesante y desearía que él hiciera algo realmente memorable para la historia).

    Bueno, por fin se me da el conectarme y el de comentar. Nos estamos leyendo, compañera :)
    P.D. Disculpa sobre tu cumpleaños, la verdad es que he estado verdaderamente ocupada, dispersa de la mente a cosas que no sean de la escuela y si tengo un poquito de tiempo libre, bueno lo utilizo para otras cosa. Que tengas un buen día.
     
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    Niani

    Niani Una ermitaña en su cueva

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    Capítulo XXI:

    Cosas de Familia

    "Narrador Testigo"

    Era medianoche, la puerta de la casa de la familia Abay se abría lentamente y por ella entraba Sadako, haciendo el menor ruido posible, porque no quería que la descubrieran y le reclamaran por llegar a esa hora- no era la primera vez que lo hacía- como ya era costumbre en ése lugar. Pero ya era tarde, porque las luces de la sala se encendieron, dejando ver a la chica que Cloe se encontraba allí y que seguramente llevaba un buen rato esperándola.


    —¿Qué son éstas horas de llegar, jovencita?— preguntó la joven, muy seria.


    —Ya deberías saber que yo siempre llego a éstas horas, Cloe— dijo la chica, serena.


    —¿En dónde estabas?— volvió a preguntar Cloe.


    —En el bar del señor Livingston, como siempre— fue su respuesta—. Sabes que me gusta ir allá para ver si me divierto un poco.


    —Y para buscar pelea— dijo Cloe, seria.


    —Yo no busco pelea— refutó la chica—. Algunos tipos que van al bar se quieren propasar conmigo y, por eso los pongo en su lugar.


    —Una señorita decente no hace eso— dijo Cloe.


    —¿Quieres que te recuerde algo?— le preguntó ella—. Yo soy un experimento, una mujer que ustedes odian me creó y tal vez por eso me gusta pelear y ésas cosas. Tú me salvaste de morir o algo peor, pero es mejor que no se te olvide que no eres nada mío, mucho menos mi madre, porque yo no tengo madre.


    Dicho esto, la chica se fue caminando tranquilamente hasta su habitación, para descansar, dejando a Cloe sola en la sala, que comenzó a llorar amargamente, porque le dolía que Sadako no le reconociera todo lo que había hecho por ella desde que vivían en la casa de Garrett, eso la hacía sentir fracasada.


    De repente, oyó pasar cerca de donde estaba, por lo que comenzó a limpiarse las lágrimas del rostro y a tratar de serenarse un poco, para que ésa persona no se diera cuenta de que estaba triste. Y luego oyó que le preguntaban:


    —¿Puedo sentarme contigo, Cloe?


    —Sí, claro Doctor Sanders— respondió ella, al darse cuenta de que era su antiguo jefe.


    —Jonathan, no estamos en el trabajo.


    —Es verdad— comentó ella—, es la costumbre.


    —¿Y por qué estabas llorando?


    —No estaba llorando— negó la chica.


    —No me mientas, Cloe. Tus ojos están enrojecidos y te ves triste, eso significa que llorabas.


    —Está bien— confesó ella—, es que discutí con Sadako y me dijo cosas muy fuertes.


    —Ya vas a ver que no es tan en serio como crees, Cloe, los adolescentes dicen muchas cosas sin pensar en las consecuencias, pero luego se arrepienten.


    —¿Habla en serio?— preguntó ella, un poco desconcertada.


    —¿Nunca le dijiste algo así a tu madre?


    —No— respondió ella.


    —¿Y nunca quisiste decirle algo así?


    —Tampoco— fue su respuesta.


    —Eso es raro, pero los adolescentes normalmente le riñen a sus padres cuando no están de acuerdo con ellos, porque creen que se pueden comer el mundo y que siempre tienen la razón en lo que les pasa. Lo que tienes que hacer es ir a descansar y esperar a que se le pase el enojo, no te lo tomes tan en serio.


    —De acuerdo— dijo ella—, gracias por el consejo.


    La chica se fue a dormir a su habitación, pues ya se encontraba un poco más serena, para ver si podía conciliar el sueño y descansar un poco, cosa que también hizo el Doctor Sanders al ver que ya todo se había resuelto o al menos por el momento. Lo que ellos no se imaginaban era que Sadako no había podido dormir y escuchó todo lo que él y Cloe habían conversado, lo que la hizo reflexionar.


    Al otro día, Cloe se levantó, un poco calmada, pero pensaba que Sadako podía haberse ido de la casa a causa del enojo. Sin embargo, al salir de allí y dirigirse a la cocina, encontró a todos sentados en el comedor, por lo que preguntó:


    —¿Qué pasa aquí?


    —Pues un milagro, niña— respondió la madre de Garrett—. Sadako está preparando el desayuno.


    —Ya, no se sorprendan tanto y siéntense— dijo la chica, que traía algunos platos consigo.


    Después de eso, comenzó a servirle a todos, pero Cloe preguntó, más tranquila:


    —¿Te ayudo en algo?


    —No— respondió ella—, yo me encargo de todo. Lo que tienes que hacer es sentarte a desayunar.


    Entonces ella se sentó a la mesa, mientras Jonathan la miraba, para darle a entender que tal vez había pasado lo que él le había dicho la noche anterior y ella sonrió, pues eso la hizo ver que era importante en la vida de ésa chica.


    Continuará...
     
    Última edición: 21 Octubre 2014
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    Niani

    Niani Una ermitaña en su cueva

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    Capítulo XXII:

    Un Nuevo Plan

    "Narrador Testigo"



    Garrett y sus compañeros acababan de desayunar cuando él buscó unos papeles en el sótano y luego se los repartió a todos ellos. Allí tenían información detallada sobre Nolee, la hija de Van Slyke y hermana mayor de Troy. Después de darle una ojeada a los documentos, Cloe le preguntó:

    —¿Quién es ella, querido?

    —Es la hija mayor de Van Slyke— respondió él, sereno.

    —¿Entonces Troy tiene una hermana?— preguntó Stuart, un poco sorprendido.

    —Pero él no le dijo nada a nadie sobre eso— fue lo que dijo Megan, sorprendida.

    —Tal vez no lo hizo por falta de tiempo— argumentó Cloe—. Entre estar al pendiente de lo que hacía Jhonson y ver si necesitábamos ayuda, debió ser agotador.

    Megan le dio la razón a su amiga, la verdad era que él cuando estaba en la compañía, debía aparentar ante su jefa que cumplía con su tarea, mientras buscaba la forma de ayudarlos en su empeño de desenmascararla a ella y a su socio.

    —Bueno, la chica tiene veintitrés años, estudió en los mejores colegios de San Ángelo, sabe Artes Marciales y es Voluntaria Social de su país— comentó el hacker.

    —Y además es millonaria— añadió Stuart.

    —¿Alguna otra cosa, Garrett?— preguntó Sanders.

    —¡Les tengo una excelente noticia!— exclamó él, que se notaba emocionado—. Fitzpatrick puso cámaras de vigilancia en la casa donde está Van Slyke.

    —¿Y eso qué?— preguntó Sadako, que no comprendía del todo lo que él había dicho.

    —Que entré en el sistema de la Policía Central y logré conectar la red de vigilancia de la casa con una de mis computadoras y ahora lo tengo vigilado a toda hora— dijo él, muy contento.

    —Eso quiere decir que Fitzpatrick no confía en ése Van Slyke— concluyó Cloe, con tono sereno.

    —Eso quiere decir que quieren saber si él en verdad está buscando a su hija— dijo Megan.

    —Buen punto, jefecita— dijo Garrett.

    —No puedo creer que estemos tan cerca de dar a conocer los planes de Van Slyke y sus socios— comentó Cloe.

    Después de eso, la madre de Garrett se levantó de la mesa y comenzó a recoger los platos que se ensuciaron con el desayuno, para luego lavarlos, porque no quería que se desconcentraran. A pesar de estar tan cerca de su meta, que era descubrirlos, necesitaban pruebas contundentes acerca de lo que querían hacer y por eso, Sanders comentó:

    —No lo sé, pero yo creo que con lo que tenemos aun no es suficiente para que esa gente muerda el polvo, chicos.

    —¿Entonces qué necesitamos?— preguntó Garrett.

    —El testimonio de alguien que conozca sus planes sería una prueba de ello.

    —¿Pero quién lo haría?— preguntó a su vez Cloe.

    —Tal vez... ¿Jhonson?

    Esa parecía ser una buena opción, pero dependía de factores externos para que se diera y ella tomara la decisión de delatar a Fitzpatrick y a su jefe. Específicamente de que llegara a descubrir que Van Slyke la estaba engañando con lo de su hija desaparecida, pero ninguno de los que se encontraban en ése lugar sabía lo que ése hombre hacía en realidad.

    —¿Pero cómo podemos estar seguros de que ella nos quiera ayudar en eso?— preguntó Stuart, extrañado.

    —O en caso de que decida ayudarnos... ¿Qué nos puede asegurar a nosotros que no nos llegue a traicionar?— fue la pregunta que hizo Cloe, dejando ver su desconfianza hacia esa mujer.

    —En todo caso, es sólo una situación que no creo que se llegue a dar— concluyó Megan, seria.

    —Pues si tienen acceso a las cámaras de vigilancia en la casa del jefe de ésas personas, lo único que deberían hacer es ver si llega a hacer algo raro— dijo Sadako.

    —Y haremos lo mismo que Fitzpatrick y Jhonson— les dijo Stuart—, pero para usar todo eso en su contra.

    —¡Esa es la idea, chicos!— exclamó Garrett, confirmando las suposiciones de sus compañeros.

    —Esperemos que tu plan funcione entonces— fue lo que dijo Megan.

    El hacker se levantó de la mesa, seguido por el Doctor Sanders, que quería estar al pendiente de lo que pasaba en el lugar donde vivía ése hombre, para obtener alguna información crucial, que les ayudara a detenerlo de forma definitiva. Stuart fue a comprar suministros en un mercado cercano, acompañado por Doña Leticia- ése era el nombre de la madre de Garrett-, que ya se estaban agotando y eran muy necesarias.

    Megan, Cloe y Sadako se encargaron de hacer las labores del hogar, limpiar los pisos, barrer, organizar las habitaciones, para que todo se viera más arreglado y así, evitar que la madre de Garrett se enojara con ellas por no colaborar en casa.

    Continuará...
     
    Última edición: 21 Octubre 2014
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    Niani

    Niani Una ermitaña en su cueva

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    Capítulo XXIII:

    Cruces del Destino

    "Narrado por Nolee"

    Me levanté temprano, antes de que amaneciera, porque tenía la intención de preparar mis cosas y esperar a que mis compañeros despertaran y se alistaran. Al tener todo listo, salí de la casa en donde había dormido y encontré a los civiles que acompañaban a los miembros de la Brigada de Liberación, por lo que supuse que hacían lo mismo que yo.

    Entonces me acerqué a donde se encontraban y los saludé:

    —Buen día, ¿cómo se encuentran?

    —Bien, señorita— respondió el hombre, amablemente—. ¿Y usted?

    —Muy bien, señor. Mi nombre es Nolee, es un placer conocerlos a todos.

    —Oficialmente será— dijo la chica que lo acompañaba en ése momento—, porque ya nos habíamos visto antes.

    —Tienes razón, hija— comentó el hombre—. Pero no tienes que ser grosera con ella.

    —No se preocupe, señor.

    —Mi nombre es Bernard, ellas son Blake y Janet y él es Troy— dijo el hombre, presentando a sus acompañantes.

    —Mucho gusto.

    —Sí, como sea— dijo Blake, de mala gana.

    —Espero que nos llevemos bien— dijo Janet, muy animada.

    —Hola— me dijo el chico, con timidez.

    —¿Y qué pasa aquí— preguntó Tea, que estaba detrás de nosotros.

    —Nos estamos conociendo— dijo Janet.

    —Genial— fue su respuesta—. ¿Ya están listos?

    —Por supuesto— dijo Bernard, sonriente.

    —Entonces suban al autobús, mientras los otros se alistan— nos dijo, muy serena.

    Yo comencé a caminar hacia el vehículo, seguida de ésas personas, que se sentaron cerca; Bernie con Janet y Blake con Troy, en un asiento de tres lugares, por lo que me acerqué y les pregunté:

    —¿Puedo sentarme con ustedes, chicos?

    —No, no puedes— respondió Blake, cortante.

    —Preguntaré de nuevo... ¿Puedo sentarme con ustedes, por favor?

    —¡Ya dije que...

    —No le hagas caso, siéntate— dijo el chico.

    Me senté a su lado, mientras Blake me lanzaba una mirada asesina- me hizo ver que no me iba a llevar bien con ella-, pero Troy le dijo, un poco serio:

    —Blake, no seas grosera con ella.

    —¡Pero no me agrada!— exclamó ella, molesta.

    —Pues te aguantas las groserías, es mala educación. ¿Acaso no lo sabes?

    —Sí, pero...— respondió ella, tratando de justificarse, pero él la interrumpió.

    —Pero nada, es mejor que te comportes o si no, le diré a Bernie que te ponga reparo. Ya no eres una niñita para andar de malcriada con las personas que no te caen bien, Blake.

    La chica bajó la mirada, se notaba que estaba avergonzada ante los reclamos que le hizo el chico, eso hizo que me diera cuenta de que a ella le interesaba él y no pude evitar sonreír levemente, porque durante mi infancia y buena parte de mi adolescencia, me ilusioné con algunos chicos. Después de eso, abrí mi mochila y saqué frutas para comer, le ofrecí a ambos, pero sólo él quiso y luego me dijo:

    —Ya se le pasará, no te preocupes.

    Entonces me recosté en el asiento y cerré los ojos, para poder tranquilizarme un poco. Un momento después, vi a los miembros de la Brigada de Liberación, por lo que supuse que ya estaban listos para seguir con el viaje, a causa de la tarea que tenían que cumplir.

    Continuará...
     
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  13.  
    Sonia de Arnau

    Sonia de Arnau Let's go home Comentarista empedernido

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    Ya estoy aquí :) Disculpa la demora.
    Primero que nada, ah, Sadako, me impresiono que le hablara de esa forma a Cloe. Ya se que ella debe de sentirse con ganas de vivir y divertirse, pero me alegra saber que es una niña muy buena y se arrepintió, es un buen ejemplo que muchas jovencitas necesitan seguir. Arrepentirse de la manera en que le hablan de a sus padres que lo único que desean es su bien. Por lo menos Sadako hizo el desayuno, que linda. Por otro lado, ¿Jhonson? ¿De verdad? ¿Pedirle ayuda a ella? Ah, me la encuentro muy difícil de que eso, en mi humilde opinión, aunque según leí, cabe posibilidad de que pueda ser, claro, si saben hablar con ella y que ella de verdad no los traicione. Se me hace difícil esa decisión, y yo no confío en ella. Deseo de corazón que los muchachos hagan una buena elección y no se arrepientan de nada en un futuro.

    Ahora, este último capítulo, Nolee y Troy, los hermanos están juntos, por fin se ven rostro a rostro y no saben quienes son en realidad. Quisiera saber que cara pondría Van Slyke si se entera de este encuentro. Por lo visto, Blake no le agrado mucho que digamos a ella, ¿por qué razón? ¿Será que Blake sepa algo de ella? Puede ser, o simplemente tiene celos... ¿pude ser no? Quisiera saber una razón solida por la que Blake se comportó de esa manera si ella no suele ser una joven así.

    Bueno, creo que eso es todo de mí parte, nos estamos leyendo Niani. Que tengas un fin de semana agradable. Y todos los días.
     
  14.  
    Niani

    Niani Una ermitaña en su cueva

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    786
    Capítulo XXIV:
    El Asistente de Louie

    "Narrado por Ian"

    Ya habían pasado algunos días desde que me reuní de nuevo con Louie y se concretó el plan de acabar con la organización de Van Slyke, que era una de las prioridades de mi padre adoptivo y por eso mismo, había solicitado la ayuda de todos sus hombres. Sin embargo, el único que tenía información verificada e importante era Lance y todo se debía a los contactos que tenía en esa organización, para presentárnosla después.

    Precisamente, lo había citado para hablar con él:

    —Buen día, jefe— le dijo a Louie al llegar.

    —Igualmente, Lance— respondió él, sereno—, espero que tengas buenas noticias sobre los planes de Van Slyke.

    —Y lo hice— dijo él, a su vez—, me enteré de que Fitzpatrick puso a Irina a cargo de la tarea que le enviaron a su hijo, señor.

    —¿De asesinar al hijo de Van Slyke?— le pregunté, intrigado.

    —Justo como lo predije— fue su respuesta—, solo espero que ella no consiga su cometido. Ella es una de las mejores sicarias al servicio de Fitzpatrick, pero Troy no es tonto y no creo que se deje matar por ella, aunque no dudo que pueda hacerlo.

    —¿Otra cosa, Lance?— preguntó Louie.

    —Sí, de hecho Fitzpatrick asignó a dos agentes a investigar sobre la Brigada de Liberación— respondió él, que se notaba algo preocupado—. Pero eso no es nada nuevo realmente.

    —¿Eso es lo que te preocupa?— le pregunté.

    —No, lo que me preocupa es que están inculpando a Troy de varios asesinatos— respondió él, serio.

    —¿Y no es un asesino?— preguntó Louie.

    —¡Por supuesto que no! Es la persona más decente que he conocido en mi vida— dijo él, molesto.

    —Si él hubiese querido me habría asesinado cuando lo intenté— comenté, seguro.

    En ése momento, mi padre adoptivo me miró sorprendido por lo que había dicho, pues nunca sospechó que algo así pudiese pasar, sin embargo, se dio cuenta de que era una posibilidad. Entonces le pregunté a Lance, intrigado:

    —¿Tú podrías encontrar a Troy y pedirle ayuda?

    —Podría encontrarlo, pero dudo que nos ayude— respondió él.

    Su respuesta acabó por sembrarme una duda, por lo que supuse que habían tenido algún conflicto anteriormente y luego, fue Louie el que preguntó:

    —¿Y por qué no lo haría?

    —Porque hace unos años hubo una confusión entre él y yo, eso ocasionó la ruptura de nuestra amistad— dijo Lance—. Desde entonces, él me odia y cree que soy un traidor.

    —Entonces debe tomarse las cosas muy en serio.

    Al escuchar eso, me di cuenta de algo: que después de lo que había pasado aquella vez en Texas, sería muy dificil el convencerlo de que nos ayudara. No perdía la esperanza de que se encontrara con vida- porque aún no era seguro que lo estuviese en realidad-, eso sería vital para los planes que mi padre estaba fraguando, tanto en los Estados Unidos como en San Ángelo y, por lo mismo siguió preguntándole:

    —¿Cómo están tus chicos, Lance?

    —Ellos se encuentran bien, señor— respondió él—. Siguen ocultos de la Policía Central y de los sicarios del imbécil de Fitzpatrick, porque los buscan aun.

    —Eso me gusta, mis hombres están preparados para el gran golpe ya.

    —¿Y cómo va todo en San Ángelo?— preguntó el chico.

    —Eso me está tomando más tiempo del que creía en un principio. Los rebeldes aun no deciden si ayudarnos o no y me preocupa que no lo hagan.

    —Ya habrá tiempo para que se decidan— comentó él.

    —Oigan— le dije a ambos, que voltearon a verme casi de inmediato—, ¿alguno de ustedes puede explicarme lo que piensan hacer?

    Yo estaba desencajado ante lo que hablaban, pues no tenía ni la más remota idea de los planes que tenía Louie- eso me pasa por estar tanto tiempo desconectado del mundo exterior-, que me dijo, tranquilo:

    —Cálmate, ya te dije que tienes muchas cosas que debes saber y que te explicaré luego. Ya puedes retirarte, Lance.

    —Con su permiso, señor— dijo él, para después irse de la sala rápidamente.

    —¿Me lo explicas ahora, Louie?— le pregunté, impaciente.

    —No, otro día será.

    Y así, sin decir nada más, se fue de la sala, dejándome allí solo, lo cual me molestaba mucho- odio que me dejen con dudas sobre algo importante-, porque yo quería ayudar en los planes de Louie. Pero si él seguía así, no me iba a a dejar otra opción que irme por mi propia cuenta, como lo hice algunos años atrás.

    Continuará...
     
    Última edición: 21 Octubre 2014
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    Niani

    Niani Una ermitaña en su cueva

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    La Verdad Sobre IEPCOM 2: La Rebelión de los Oprimidos
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    Ciencia Ficción
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    42
     
    Palabras:
    730
    Capítulo XXV:

    Iniciando la Investigación

    "Narrador Testigo"

    Jenna se encontraba en la sala de archivos del Cuartel de la Policía Central, buscando pruebas y expedientes de ese asesino al que buscaba su jefe. Debía hacer bien todo lo que el Agente Retherford le ordenada para colaborar con el caso, porque si lo resolvía, eso significaba que por fin sería ascendida como Agente de ése cuerpo de seguridad, que era su gran sueño.

    Después de mucho buscar, encontró una carpeta de color marrón, en la que reposaba el nombre "Troy Liberatosciolli", que era el que le había dado su compañero, por lo que dijo, muy animada:

    —¡Por fin apareció! Así voy a hacer mi trabajo con más rapidez.

    Al abrir la carpeta y ver la fotografía de ése chico, quedó muy sorprendida, pues nunca imaginó que llegaran a existir personas con ojos de colores tan extraños como lo era el púrpura, sin embargo pensó: "Realmente se ven muy bien", pero recordó que según su compañero y su jefe era un asesino despiadado, por lo que comenzó a revisar su expediente.

    —Carácter impulsivo y reacciones explosivas, típico de un adolescente; ataca a personas que quieren hacerle daño, lo cual sería tomado como actuar en defensa propia. No ataca a mujeres, eso tal vez es generado por un trauma de la infancia y los modus operandi de los crímenes que supuestamente ha cometido no coinciden con eso, en definitiva, eso es algo que no me cuadra.

    Salió de ése lugar rápidamente, con la carpeta en las manos, para leerla con mucha atención y así, afinar más detalles del perfil psicológico del chico. Esa era su prioridad y debía hacerlo, para poder progresar con el caso, cosa que ayudaría mucho y además, tenía que redactarlo, para enviárselo al Agente Retherford a la mayor brevedad, como él lo había pedido.

    Un momento después, recibió una llamada de parte de ése hombre:

    —Lockwood, ¿cómo va todo por allá?

    —Bien— respondió ella—, estoy redactando el perfil que me pidió en éste momento.

    —Eso es genial, yo por mi parte sigo en la búsqueda de miembros de la Brigada de Liberación.

    —¿Hay avances?— preguntó ella, intrigada.

    —Aun no he dado con ninguno de ellos, pero el monitoreo sigue, debemos dar con ésos soldados lo más pronto posible, compañera. Y también con el asesino que está a su servicio.

    —Muy bien— comentó ella—, te aviso cuando tenga más información o alguna novedad.

    —Igualmente, compañera.

    Después de eso, su compañero colgó su celular, por lo que Jenna se dedicó a terminar con el perfil que estaba redactando, antes de irse a su casa a dormir, pues había estado muy ocupada con el asunto de ése caso. Ella era una chica muu dedicada a su trabajo, eso ocupaba una gran parte de su vida y no quería descuidar sus ocupaciones.

    Cuando comenzaba a anochecer, ella decidió irse a su casa, que quedaba en San Francisco y una de sus compañeras de la academia la acompañó, para luego irse las dos a esperar un taxi que las llevara.

    —Jenna, ¿cómo va todo con la mudanza?— fue lo primero que preguntó su amiga.

    —Todo bien, Dorothie— respondió ella, serena—. Ya casi está todo listo, voy a ayudar a mi madre ahora.

    —¿Y cómo va el caso?— volvió a preguntar la chica.

    —Bien— respondió ella—, pero no puedo hablar mucho sobre eso, son órdenes del jefe.

    —De acuerdo, suerte con eso— dijo Dorothie, para luego ver un taxi y detenerlo.

    Subieron al vehículo y le dijeron al chofer a donde debía dejarlas a ambas, para después pagar la tarifa y esperar a que el vehículo se pusiera en marcha. Ella esperó a que su compañera llegara a su vivienda y así, despedirse de ella, para después seguir camino a su casa, lo cual tardó un poco, porque lo ruta que el taxi sequía era muy larga.

    Llegó a su casa un momento después, en donde fue recibida por su madre, que le sirvió la cena y por eso, ella le preguntó:

    —¿Por qué me atiendes? Deberías estar descansando ahora, mamá.

    —Primero que nada, debes cenar— dijo su madre, tranquila—. Cuando termines tu cena, puedes ayudarme en todo lo que tú quieras, hija mía.

    Continuará...

     
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    Niani

    Niani Una ermitaña en su cueva

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    Capítulo XXVI:

    Visitando Ejnur

    "Narrador Testigo"

    Shirley y Tea habían concertado pasar por un pequeño pueblo llamado Ejnur, punto de excelencia en lo que a venta y producción de suministros, alimentos y armas de todo tipo. Los integrantes del grupo bajaron del vehículo y, mientras Hiro y Sean se quedaban muy cerca de él, para estar al pendiente y evitar que trataran de robarlo, Shirley, Janet y Bernie compraban comida en el Gran Mercado, porque ellos tenían experiencia en ésos quehaceres. Tea, Katherine y Trent, por su parte, fueron a ver si podían comprar armas o municiones.

    Nolee simplemente decidió recorrer el lugar, pues nunca había estado en un sitio como ése y quería hacer turismo, por lo que sacó su cámara- que funcionaba con rollo- y comenzó a tomar fotografías de algunos lugares del pueblo. Entonces unos maleantes la rodearon, con la intención de robarle sus pertenencias.

    Uno de ellos- que parecía ser el líder- le dijo:

    —Niña, es mejor que nos entregues lo que traes.

    —¿Y si me niego?— preguntó ella, desafiante.

    —Será mejor que no lo hagas.

    Fue entonces que ella se dio cuenta de que era un grupo de cinco hombres y que ella estaba sola en ése instante, por lo que se encontraba en franca desventaja.

    —¡Hey! ¿Por qué no se meten con alguien que se pueda defender?— escuchó decir a alguien.

    —¿Y quién nos va a detener? ¿Tú? Vete a jugar con tus figuritas de acción, niño.

    Nolee volteó a ver a la persona que la estaba defendiendo de esos delincuentes, encontrando a Troy allí, por lo que le dijo, angustiada:

    —¡Troy, vete de aquí!

    —¡Yo no me voy de aquí sin antes darle su merecido a éstos imbéciles.

    —A ver si puedes, idiota— dijo otro de los malhechores.

    Ése hombre se acercó a Troy, con la intención de golpearlo en el abbomen y así, hacerle perder el aire, pero ése chico lo recibió dándole un gancho de derecha en el rostro, lo cual dejó al sujeto fuera de combate.

    —¡Acaben con él!— ordenó el líder de ésa banda, al ver lo que el chico había hecho.

    Dos hombres se fueron contra él, para ver si lo podían detener, pero él los esperaba ya. El primero de ellos trató de enroscar sus brazos alrededor del cuello de Troy, que le aplicó una llave, haciéndolo caer al suelo y golpearse la cabeza, por lo que quedó inconsciente; el otro hombre intentó atacarlo con una navaja, sin embargo, él le fracturó el brazo y el sujeto quedó tendido en el suelo, quejándose del dolor.

    —Si quieres detener a alguien, hazlo tú mismo— se dijo a sí mismo el líder de la banda, molesto.

    Después se lanzó sobre él, para atacarlo, pero el chico le dio una patada en la pierna derecha para hacerle perder el equilibrio y luego, noquearlo con un puñetazo en el rostro. Luego, miró al último de los malhechores, que al verlo, salió huyendo de ése lugar rápidamente, aterrado.

    —¿Estás bien, Nolee?— le preguntó el chico, al ver que aún se encontraba en shock.

    —Sí, estoy bien— respondió ella.

    —Vamos con los demás— dijo él, tranquilo.

    Ambos comenzaron a caminar, de regreso al lugar en donde se encontraban los demás, pues era seguro que los estaban esperando para seguir camino. Nolee, en medio de su sorpresa, solamente se podía preguntar:"¿Cómo es posible que éste chico pelee de ésa manera?" Ella nunca se imaginó que él fuera un luchador experto, pues se veía que era muy tranquilo.

    —Perdón por lo que pasó, yo normalmente no suelo luchar, pero no podía dejar que te hicieran daño, Nolee— dijo él, un poco apenado.

    —Tranquilo, no te preocupes— comentó ella, un poco más serena—. Ya pasó todo.

    Cuando llegaron a donde estaba el autobús, ellos dos se encontraron con Tea, que les preguntó:

    —¿En dónde estaban ustedes?

    —Unos sujetos intentaron asaltarme y Troy los enfrentó para defendreme— respondió Nolee.

    —Eres muy valiente Troy, eso me agrada. Bueno, dejando eso de lado, tengo una noticia que darles.

    —¿Pasó algo malo?— preguntó él

    —No realmente, es que se nos hizo muy tarde para irnos, los caminos para salir de aquí son muy peligrosos en la noche y ya va a anochecer.

    —¿Y qué hacemos ahora?— preguntó Nolee.

    —Shirley consiguió hospedaje en una posada para todos por ésta noche...

    —Nos estabas esperando, disculpa— dijo Troy, apenado.

    —No se preocupen, vámonos.

    Y después, los tres se fueron caminando hacia la posada, en la que se encontraba el resto del grupo.

    Continuará...
     
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    Niani

    Niani Una ermitaña en su cueva

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    Capítulo XXVII:

    El Operativo

    "Narrador Testigo"


    Tea llevó a Troy y a Nolee hasta una posada, en la que se encontraba el resto del grupo, comiendo algo antes de irse a descansar. En medio del escándalo que tenían todos ellos, Nina preguntó:

    —¿Y dónde se habían metido los niños, Tea?

    —Unos maleantes intentaron asaltarme hace rato— dijo Nolee.

    —¿Acaso traías algo de valor?— preguntó Katherine, de mala gana.

    —Es que tomaba fotografías del lugar— respondió ella—. Se supone que vine a éste país a hacer turismo.

    —¿Turismo? Estás loca, niña— dijo Nina.

    Trent, Hiro y Owen, además de Katherine y Nina, comenzaron a reír a carcajadas ante el comentario de Nolee, pues les parecía ridículo que alguien hiciera algo así en ésos tiempos tan malos para el país. Pero Sean preguntó, un poco molesto:

    —¿Y qué tiene de malo que lo haga?

    —Pues por lo que pasó, los turistas siempre son víctimas de asaltos— respondió Owen.

    —Pero no le pasó nada— argumentó Shirley, serena.

    —Porque Troy detuvo a ésos malhechores— dijo Nolee.

    —¿Troy? ¡Pero si él es un idiota!— fue lo que dijo Trent, al escuchar lo que dijo Nolee, para luego estallar de risa.

    Nolee se limitó a sentarse en una de las mesas de la posada, con cara de pocos amigos, pues estaba muy enojada por lo que había pasado y no quería reaccionar de forma equivocada o golpear a alguien en un arranque de ira. Lo primero que hizo fue pedirle disculpas a Troy, porque también se habían burlado de él por su causa.

    —Perdón por lo que pasó, es que a veces digo cosas sin pensar en las consecuencias.

    —No te preocupes— dijo él, tranquilo—. Me enojaría si eso no hubiese pasado en realidad, pero así fue.

    —Tienes razón, Troy.

    Un momento después, les llevaron algo de comida, para que cenaran y no se fueran a la cama con el estómago vacío. Sean miraba a Nolee desde su mesa, anonadado por su belleza y su buen corazón y Katherine estaba furiosa al verlo así por una chica que no era ella.

    Mientras eso sucedía, Kyle, quien se encontraba cerca de ése pueblo, llamaba a su compañera al celular, para informarle del avance de su tarea con los miembros de la Brigada de Liberación.

    —¿Cómo has estado, pareja?

    —Bien— respondió la chica—, todo marcha bien en la oficina.

    —Pues deja lo que estás haciendo y reunámonos.

    —¿Dónde?— preguntó ella, atenta.

    —A las afueras de Ejnur, nuestro grupo se encuentra allí y es la oportunidad perfecta para atraparlos.

    —¿Y qué hay de nuevo sobre el asesino?— preguntó ella—. ¿Está con ellos?

    —Sí, están todos en el pueblo, así que ven para acá.

    Al escuchar lo que dijo su compañero, Jenna se apresuró a salir de la Comandancia de la Policía Central, tomó una de las patrullas y se fue a toda velocidad al lugar pactado con Kyle. Estaba ansiosa ante el hecho de poder capturar a aquel asesino y de poder avanzar así a su gran sueño, que era el de ser una agente policial.

    Cuando llegó, encontró a su compañero, acompañado por un grupo de policías locales, por lo que preguntó:

    —¿Qué está planeando, Agente Retherford?

    —Capturarlos a todos— respondió él, sereno.

    —¿Con agentes de policía locales?

    —Así no seremos tan sospechosos— fue su respuesta.

    —Está bien, pero espero que todo salga bien.

    A continuación, los agentes subieron a sus respectivos vehículos, para luego avanzar hacia la posada en la que se encontraban los miembros de la Brigada de Liberación, con la intención de atraparlos y sacarles la ubicación del Cuartel General de su organización. Entraron al lugar y encontraron al grupo, que se hallaba allí, acabando de cenar y otros disfrutando del ambiente.

    Unos segundos después, Kyle ordenó, con tono autoritario:

    —¡Arriba las manos, Policía Central!

    Todas las personas que se encontraban en ése lugar levantaron las manos, por lo que el agente tuvo que preguntar:

    —¿Quiénes no son parte de la Brigada de Liberación?

    Los civiles que estaban allí comenzaron a salir de la posada, hasta que quedó solamente el grupo de miembros de la Brigada de Liberación, junto a los civiles que los acompañaban, por lo que Sean preguntó:

    —¿Por qué no se van?

    —No pensamos dejarlos sólos en esto— respondió Bernie.

    —Ahora ustedes me dirán dónde está su líder— dijo Kyle.

    —No lo creo— refutó Shirley, serena.

    —Los obligaré entonces— insistió el Agente.

    —¿Tú y cuántos más?— preguntó Trent, desafiante.

    Entonces Jenna y los policías locales les apuntaron con sus armas, dejándoles saber que estaban en desventaja numérica, porque aunque era un grupo pequeño, eran más que ellos, pero eso no era algo que a ellos les importara realmente.

    —Chicos, ya pueden...

    Sean no tuvo tiempo de culminar la frase, pues Trent, Hiro y Owen ya habían comenzado a atacar a los policías. No era la primera vez que debían enfrentarlos para no ser capturados por ellos, ya que nunca revelarían a la Policía Central el lugar en donde se encontraba su líder, pues eran leales a él.

    Las chicas de la Brigada se unieron a sus compañeros en la pelea un momento después, por su parte, Troy y Nolee se quedaron con Bernie, Janet y Blake, para protegerlos si alguno de los policías intentaba atacarlos.

    —Iré a ver si los chicos necesitan ayuda— dijo él, serio.

    —¡Ni se te ocurra!— le ordenó Bernie—. Ellos tienen todo bajo control.

    Luego de unos minutos, los agentes ya habían caído inconscientes por uno u otro ataque de los miembros de la Brigada.

    —¿Dónde está el agente de la Policía Central?— preguntó Nina.

    —Ni idea— respondió Katherine.

    —Seguramente aprovechó el escándalo para escapar— dijo Tea, un poco seria ante lo que había pasado.

    Y tenía razón, porque él y su compañera habían huido al ver que no podían controlar la situación. Pero eso no significaba que estuviesen derrotados, pues pensaban tratar de detenerlos de nuevo y en ésa ocasión- al menos de parte de Kyle-, sí lo lograrían.

    Continuará...
     
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    Capítulo XXVIII:
    La Renuncia de Jenna

    "Narrador Testigo"



    Jacob le ordenó al Agente Retherford y a la Aspirante Lockwood que se reunieran en su oficina por un momento. Él quería estar al tanto de los avances que ellos tuvieron en el caso, pues era muy importante para él saber si ya tenían la ubicación del líder de la Brigada de Liberación o no.

    Cuando llegaron, les preguntó, sin miramientos:

    —¿Cómo va todo con el caso?

    —Bien—respondió Kyle—, casi atrapamos a algunos miembros de la Brigada de Liberación en un operativo.

    —¿Casi? Un casi no me sirve, ¿por qué salió mal el operativo?

    —Porque involucramos a policías locales—dijo el agente—, además de que los miembros de la Brigada de Liberación se defendieron.

    —¿Policías locales? ¡Ése era un operativo muy importante como para cometer esa imprudencia! ¿Y el asesino estaba con ellos?

    —Sí— dijo Jenna, serena.

    —¿Y lo dice con ésa calma, señorita?

    Ya en ése punto de la conversación, el Jefe de la Policía Central estaba saliendo de sus casillas, ya que el comprender que no habían hecho nada relevante aun lo llenaba de ira, pues eso lo haría quedar mal con Van Slyke.

    —Y hablando del asesino, yo no creo que él sea capaz de hacer cosas tan atroces como de las que es acusado— dijo la chica—. Su perfil psicológico no coincide con el de un asesino de ésa calaña y, de serlo, habría asesinado a alguno de los policías locales que nos acompañaron en el operativo, ¿no creen?

    Jenna creía que de esa forma ayudaría en el caso, ya que no se imaginaba el verdadero objetivo que su jefe quería lograr atrapando a Troy, pero al hacerlo, cometió un error, pues el dar a conocer sus conclusiones sobre el caso fue la gota que rebasó el vaso que en ése momento era la paciencia de Fitzpatrick y su reacción al escuchar eso, no fue para nada agradable:

    —¿Qué locura has dicho? ¿Cómo puede ser posible que pienses eso después de todo lo que leíste en su expediente? ¡Simplemente es inconcebible lo que dices!

    —El jefe tiene razón, Lockwood— dijo Kyle, apoyando a Fitzpatrick—. Lo que dices no tiene sentido.

    —Pero si crees eso, lo mejor es que dejes el caso, Jenna.

    —No hace falta— dijo ella, muy seria—, yo renuncio, pero no sólo al caso, sino también a mi puesto en éste lugar.

    —No te lo tomes tan en serio, Jenna— le dijo Kyle, para tratar de hacer que recapacitara.

    —Es una decisión tomada— recalcó para después irse de ésa oficina rápidamente.

    —¡Y tú ve a trabajar, antes de que te eche de aquí por incompetente, Kyle!

    —Sí, señor— dijo el agente, para luego salir de la oficina y preparar sus cosas para seguir buscando el Cuartel General de la Brigada de Liberación.

    Mientras eso pasaba, Jenna se encontraba en otra parte de la Comandancia, guardando las cosas que tenía en ése sitio en una caja, para poder marcharse de allí sin remordimientos. Estaba enojada por la forma en que Fitzpatrick la había tratado, como si su opinión no fuese importante- aunque estaba basada en una investigación objetiva del perfil psicológico del asesino- y sólo fuese verdad lo que él pregonaba sobre ése chico.

    Por eso mismo, ella se propuso descubrir lo que pasaba en realidad, pues ésa actitud demostrada por su antiguo jefe, la había hecho desconfiar de él. Entonces sacó de su escritorio unos papeles, que eran copias del expediente de Troy- las había sacado para revisarlo y estudiarlo mejor- y los guardó en su caja, porque se le había ocurrido una idea para seguir con su investigación, pero por fuera de la ley.

    Continuará...
     
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    Capítulo XXIX:

    Viejos Amigos

    "Narrador Testigo"


    Tea se sentó al lado de Shirley rápidamente, pues ella se encontraba en un dilema y quería algún consejo de su mejor amiga. Ella, al verla así, le preguntó:

    —¿Qué ha pasado con el chico?

    —¿Qué chico?— preguntó ella, haciéndose la desentendida.

    —El de los ojos raros, Tea.

    —Nada aún— respondió ella.

    —¿Aún no has decidido si hablar con él o no?

    Le preguntaba porque desde que llegaron al fuerte y su amiga Tea vio a Troy, tenía la duda de si lo conocía o no y estuvo preguntándole a ella qué hacer, si tomar alguna decisión definitiva con respecto a si debía hablar con él y averiguar si era uno de sus amigos de la infancia, o si se quedaba callada. Y su respuesta lo confirmó:

    —No, es un desastre, pero no me he decidido.

    —¡Qué difícil es hacer que tomes una decisión!— exclamó su amiga, fastidiada—. Espero que lo hagas pronto, Tea.

    —¿Por qué lo dices?

    —Porque si es él, podría enojarse contigo por no haber hablado antes, amiga— fue lo que dijo ella.

    —No había pensado en eso.

    —Es una posibilidad— comentó Shirley, seria.

    —¿Le pregunto entonces?

    —Yo lo haría, para salir de dudas— argumentó su amiga, un poco más serena.

    —Entonces lo haré, gracias amiga.

    Ella se quedó tranquila, mientras pensaba en alguna manera de hablar con Troy y así, sacarse la espinita de la duda, al averiguar si él era su amigo de la infancia o no y seguían camino para ver si encontraban a la Doctora Knox. Esa era la prioridad para todos ellos y así debía seguir siéndolo, por lo que todos estaban muy relajados en ése momento.

    Al pasar las horas, se hizo de noche y sacaron sus tiendas de acampar, pues pensaban dormir allí. Tea creyó que esa era la oportunidad para hablar con Troy y se le acercó lentamente, para luego preguntarle:

    —¿Podemos hablar, Troy?

    —¿Y de qué será?— preguntó Blake, que se hallaba allí, muy intrigada.

    —De nada que te interese, hija— le dijo su padre, molesto—. Perdónela, ella es muy extrovertida y curiosa.

    Después de eso, Bernie obligó a su hija a irse a la cama, pues estaba molesto con ella porque era una entrometida y antes de entrar a la tienda, dijo:

    —No estén despiertos hasta muy tarde, eso no es bueno, chicos.

    —No se preocupe, esto no tardará mucho— fue lo que dijo Tea, que estaba muy tranquila.

    Al quedarse solos, Troy le preguntó:

    —¿De qué quieres hablar conmigo?

    —Quiero preguntarte algo— respondió ella.

    —Adelante, pregunta lo que quieras.

    —¿De dónde eres, Troy?— preguntó ella—. Tengo la duda desde que nos encontramos en el fuerte, cuando los conocimos a ti, a Bernie, a su hija y a la señora Janet.

    —No creo que quieras saberlo, es un lugar del que pocas personas saben, Tea.

    —¿Pero no me puedes decir?— volvió a preguntar, insistente.

    —De acuerdo, vengo de un país llamado San Ángelo, del que seguramente no sabes nada.

    —¿Y vivías en Santa Esperanza?— preguntó, con tono sereno.

    —¿Cómo sabes de ése lugar?

    —Pues yo soy de San Ángelo y soy huérfana...

    —Te enviaron allá por eso— dedujo él, un poco serio—. ¿Y nos conocíamos allá?

    —No sé, yo estudiaba en la escuela de la isla y no era muy sociable que digamos.

    —Yo vivía allá con mi madre— comentó él—. Y tenía una amiga bravucona que me llamaba "Jeff" por mi segundo nombre.

    —¡Troy Jefferson Liberatosciolli! ¿Cómo que bravucona? Yo te defendía de los que se burlaban de ti en la escuela.

    —¿Estás enojada conmigo?— preguntó él, sorprendido porque ella lo había llamado por su nombre completo.

    —No, extrañaba llamarte así, amigo.

    Entonces ellos dos se abrazaron, como hacía mucho tiempo no lo hacían, desde que ocurrieron los eventos de la isla de Santa Esperanza. Después de eso, él le preguntó, muy animado:

    —¿Qué pasó contigo desde ése día?

    —Me enviaron a un orfanato aquí en Estados Unidos— le dijo ella— y cuando cumplí los catorce años, el Coronel me encontró y me uní a la Brigada de Liberación. Conocí a Shirley y a los demás, me siento muy bien haciendo esto.

    —Me alegra— comentó el, sonriendo levemente.

    —¿Y qué pasó contigo?

    —Te voy a contar, pero prométeme que no le vas a decir nada a nadie sobre eso— dijo él, un poco asustado.

    —Lo prometo, amigo.

    Troy comenzó a hablar de lo que pasó en el "criadero", lo que le hacían allá y de cuando lo enviaron a IEPCOM para espiar a Megan y a sus aliados, lo que sucedió cuando Fitzpatrick perpetró el atentado a la compañía y su escape. Concluyó hablando de Bernie y de Blake, de lo que habían hecho por él y que buscaba a Megan, con su ayuda:

    —Entonces es una increíble casualidad que nos hayamos encontrado de nuevo por buscar a la misma persona.

    Se despidieron y se fueron a dormir, porque ya se había hecho muy tarde y debían descansar antes de seguir camino para buscar a Megan y las pruebas que tenía en su poder para atrapar a los responsables de todos los problemas que existían en el país y que deseaban resolver lo más pronto posible. Tea estaba muy contenta, había encontrado a su amigo de la infancia y se puso al corriente de lo que había pasado con él hasta su reencuentro.

    Shirley, al verla así, le preguntó:

    —¿Era él?

    —Sí— respondió ella—, es él y espero que no volvamos a separarnos de nuevo.

    Continuará...



    Bueno, ya casi entramos en la recta final de ésta parte de la historia.

    Aun faltan capítulos por subir, serán diez, además del Epílogo, así que ya falta poco para que me ponga a trabajar en la tercera parte de la historia como tal ;).

    Y tengo mucho que escribir todavía, pero lo bueno es que la musa no se ha ido y todo avanza bien :).

    Eso sería todo por el momento, espero que les vaya bien y bueno... ¡IEPCOM todavía tiene mucha tela que cortar!

    Nos leemos luego.
     
    Última edición: 21 Octubre 2014
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    Niani

    Niani Una ermitaña en su cueva

    Virgo
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    Escritora
    Título:
    La Verdad Sobre IEPCOM 2: La Rebelión de los Oprimidos
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    42
     
    Palabras:
    1378
    Capítulo XXX:
    El Pasado Regresa

    "Narrador Testigo"


    Era de noche, Garrett y el Doctor Sanders se encontraban en el sótano de la casa del hacker, revisando las cintas de las cámaras de vigilancia del Jefe de la Policía Central había colocado en casa de Van Slyke, con la ayuda de Stuart, que estaba un poco aburrido en el momento. Además, Cloe estaba preparando la cena y él no quería quedarse sin hacer nada.

    Mientras lo hacían, el moreno notó que alguien había llegado de visita al "hogar" de ése hombre y se preparó para escuchar lo que pudiese suceder allí.

    —Vaya, ¿a qué me debo que te dignes a visitarme?

    Su visitante era una mujer de cuarenta y cinco años de edad, que tenía piel blanca, ojos y cabello negro, con canas que se mezclaban en el mismo, haciendo notar su edad. La respuesta que ella dio a la pregunta del hombre fue tajante:

    —No te sorprendas tanto, no eres tan importante, Van Slyke.

    —Siempre tan franca, Karen— dijo el hombre, sereno—. Pasa adelante, estás en tu casa.

    —Déjate de formalidades innecesarias, necesito hablar de algo muy serio contigo.

    —¿Y de qué será?— preguntó él, haciéndose el desentendido, aunque sabía de antemano lo que ella respondería:

    —¿Y de qué otra cosa podríamos hablar? ¡Vengo a que me informes de los avances de la búsqueda de mi hija!

    —Ah, era eso— dijo él—. No te preocupes, todo va bien.

    —Está mintiendo— aseguró Garrett, al percibir que Van Slyke no era del todo sincero.

    —¿Cómo estás tan seguro?— le preguntó Stuart, que estaba sorprendido ante su afirmación.

    —Porque se le nota a leguas que no le importa nada que no sea él mimo— fue la respuesta del hacker—. Es una lacra, igual que Fitzpatrick.

    Lo que ocurrió después nadie lo hubiese imaginado, pues la mujer, al escuchar la respuesta de ése hombre, le dio una bofetada en el rostro, porque estaba indignada, para luego decir:

    —¡No te creo nada! ¡Demuéstrame con pruebas que en verdad has estado buscando a mi hija!

    —¡Tú no tienes derecho de hablarme así!— replicó el hombre, muy enojado por lo que había hecho—. Conocías muy bien los riesgos de nuestra sociedad, si aún no he dado con ella, eso no significa que no esté buscándola, Karen.

    —No quieras envolverme de nuevo, ya sé la verdad.

    —¿Cuál verdad?— preguntó Van Slyke, sorprendido.

    —Que no has cumplido tu palabra. Contraté a un detective para que buscara a mi hija y no hay datos de ninguna investigación anterior, así que descubrí tu juego.

    Entonces ella sacó de su bolsa el diario, en el que había escrito todo lo concerniente a la sociedad entre él y el que había sido su esposo, en la que ella estaba involucrada desde sus inicios y le preguntó:

    —¿Qué pasaría si éste diario llega a manos de una persona que pueda hundirte?

    —Que te arrastraría conmigo— respondió él, serio.

    —Asumiré lo que sea... pero tú pagarás por todo el daño que has causado.

    —No serías capaz— aseguró el hombre, confiado.

    —O puede ser que esto llegue a estar en poder de alguno de tus hijos... ¿qué sucedería entonces?

    —¡Lárgate!— ordenó Van Slyke, iracundo—. ¡Sácala de aquí, Marcus!

    —Enseguida, señor— dijo el joven.

    —No, conozco la salida.

    Después de eso, Karen se marchó de ése lugar lo más pronto que pudo, dejando solos a su socio y a su mano derecha que, al verla salir, le preguntó:

    —¿Me encargo de ella ahora?

    —Deja que pase un tiempo, Marcus— aconsejó él—. No hay que levantar sospechas de nada.

    En ése momento, Megan entró al sótano, con las cenas de ellos tres:

    —¿Qué están haciendo?

    —Revisando las cintas de las cámaras de casa de Van Slyke— dijo Jonathan, tranquilo.

    —Entonces les dejo ver lo que acaba de pasar— les dijo Garrett, mientras pasaba el video.

    Mientras ellos revisaban la cinta, Megan se dio cuenta de que el hombre que estaba con Van Slyke era el hijo del Doctor Sanders, eso hizo que se alterara mucho y por eso, Stuart le preguntó:

    —¿Qué pasa, Megan?

    —Que Marcus sale en el video— respondió ella, impresionada.

    —Pero él está en la cárcel.

    —¿Y entonces por qué está ahí?— volvió a preguntar, asustada.

    —Debes estar imaginando cosas.

    —¡Es él, no estoy loca!— exclamó ella, molesta, para luego salir de allí y encerrarse en su habitación.

    —¿Y quién es ése tal Marcus?— preguntó el hacker, un poco extrañado por la reacción de Megan al verlo.

    —Mi hijo— fue la respuesta del Doctor Sanders.

    La sorpresa invadió por completo a Garrett, pues él nunca creyó que alguno de los hijos del Doctor Sanders llegara a hacer algo malo, pero Stuart dijo:

    —No creo que sea momento para hablar de eso...

    —¿Entonces cuándo?— le preguntó Jonathan, muy enojado.

    —Si van a hablar, que Cloe y Sadako estén presentes en la conversación también— dijo Garrett, serio.

    Ellos salieron hasta la sala de estar, en donde se encontraban ambas chicas. Al verlos, Cloe les preguntó, muy extrañada:

    —¿Qué pasa con Megan? Se encerró en su habitación y, por más que le he insistido, no quiere salir de allí.

    —Siéntense y presten atención, esto es duro para mí— dijo el Doctor Sanders, muy serio—. Todo comenzó cuando Megan estaba terminando la Preparatoria, siendo una adolescente aun.

    —¿Y qué hizo ése tipo? — preguntó Garrett, que quería que fueran al grano.

    —Marcus estaba en la Universidad, a mitad de carrera— relató el hombre—. Era brillante, pero cometió un error.

    —Se obsesionó con Megan— dijo Stuart, cortante.

    —Al principio creímos que estaba enamorado de ella, pero después se volvió algo enfermizo— comentó Sanders.

    —En la noche de la graduación, hicimos una fiesta en casa de unos amigos y fue hasta allá— dijo Stuart—. La encontró con un compañero de la escuela y, en un arranque de ira, le disparó.

    —Fue a juicio y lo encerraron en prisión— dijo Sanders—. Si mal no recuerdo, era una cárcel de máxima seguridad, en una isla casi desconocida.

    —¿Santa Leah?

    —Sí, de hecho— fue su respuesta.

    —Entonces ya todo parece tener sentido.

    —¿A qué te refieres, Cloe?— preguntó Stuart.

    —Van Slyke es el director de la cárcel de Santa Leah, Marcus estaba recluido en ése lugar; seguramente se conocieron allí y planearon todo lo que harían.

    —¿Pero y el ataque a IEPCOM?— preguntó Garrett.

    —Él y yo nunca nos llevamos bien— dijo Jonathan, triste—. Después de lo que pasó, él me odia, tal vez por eso se unió a ése hombre.

    —Y eso significa que Megan está en peligro. Yo haría lo mismo que ella si estuviese en su lugar.

    Stuart se acercó a la puerta de la habitación en donde ella estaba y le preguntó:

    —¿Necesitas algo, Megan? Cualquier cosa, nos puedes avisar.

    —Lo único que quiero ahora es estar sola— respondió ella, con voz llorosa.

    —Megan, sé que es difícil, pero debes concentrarte en atrapar a Van Slyke— le recordó su padrino, con tono conciliador—. No eres la única a la que le afecta lo que pasó con él.

    —Eso estoy tratando de hacer— respondió ella, angustiada—. Pero es que todo esto es como una bola de nieve, que crece más y más, sin parar; en éste punto, no sé qué voy a hacer, tío Jhon.

    —Dejar el pasado atrás— le dijo Sanders.

    —¡Si por lo menos me dieran una buena noticia!— exclamó ella—. Pero no hay nada nuevo que me levante el ánimo ahora.

    —Pero lo de Jhonson es muy bueno— dijo Garrett, animado.

    —A menos que estés esperando noticias de Troy— dijo Cloe.

    —¡No me lo recuerdes!— protestó Megan—. Ése es otro asunto que me tiene la vida de cabeza, pero sí sería bueno saber de él.

    —Entonces tómate un tiempo, para ordenar un poco el desastre de tu cabeza— le aconsejó Stuart—. Así ordenarás tus ideas y pensarás con más claridad.

    Después de eso, se fueron a la cama, así descansarían un poco, pues había sido un día largo y estaban agotados, además de que Megan necesitaba calma para pensar bien las cosas y para tranquilizarse un poco. Pero Stuart también estaba preocupado por la aparición de Marcus en sus vidas, porque sabía que eso no traería nada bueno.

    Continuará…
     
    Última edición: 4 Noviembre 2014
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