La Tierra

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por Galther, 12 Junio 2014.

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    Galther

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    ¡Hola! Soy Galther, me uní hace unos dos días al foro. Quería compartir este fanfic con ustedes. Es de género Ciencia Ficción (y quizá un poco de fantasía, pero no a los primeros capítulos) y presenta una distopía (contrario de utopía) futurista, relacionada con la contaminación. He tratado de seguir toda indicación que se ha dado a relatos que he leído. Espero disfruten.
    //
    La Tierra

    Capítulo I


    Era de noche. La luna era una belleza para apreciar desde los altos y algo degradados edificios en la ciudad del distrito 9 central. Todos muy juntos por fuera, y laberínticos por dentro. Llenos de luces, escaleras de metal, míseros colchones donde descansar después de trabajar duramente en las fábricas de la contaminada ciudad. ¿Para qué? Para aumentar la economía y la contaminación del distrito. Así era la vida en el año 3071. Ni siquiera la clase alta estaba libre del tóxico gas en el aire, pero este afectaba gravemente a las zonas más pobres.

    La tecnología había avanzado muchísimo, desde robots programados para hacer el trabajo de los policías hasta naves destinadas a transportar gente rica a través de la ciudad. Se arreglaron para que la gente pobre tuviera vivienda, pero terminaron en edificios altísimos todos apretujados sin división de habitaciones, todos los pisos conectados por diversas escaleras. Los edificios estaban tan cerca el uno del otro que literalmente se podía recorrer la ciudad saltando de techo en techo y de ventana en ventana.

    Sentada en el borde del techo de un edificio, se encontraba una joven de diecisiete años contemplando la luz de la luna llena y suspirando por el mundo y la naturaleza, que se encontraban en ‘extinción’. La chica tenía un largo cabello negro y vestía una chaqueta negra, una camiseta roja, pantalón corto negro y unas botas.


    —¿Qué pasó con aquellas personas con tanto interés en ayudar a la Tierra? —se preguntaba melancólica—Estás enferma, querida. Pero parece que ya nadie quiere ayudarte. Yo lo haría encantada, pero no tengo las fuerzas para hacerlo.

    —Creo que era esa la excusa que pusieron los que vivían antes, debes hacer algo Naomi —dijo una niñita saliendo del interior del edificio y sentándose junto a ella—.

    —Tienes razón—suspiró— No sirve de nada sentarse aquí y no hacer algo, Zali…


    Naomi decidió volver a su ‘habitación’, donde abrió un baúl de madera lleno de cosas antiguas de su abuela. Estaba repleto de fotografías y cartas. Debajo de todas las cosas, yacía un largo estuche negro que resaltaba entre los demás objetos. La chica sostuvo ambos extremos y jaló hacia abajo. Se reveló la hoja de una katana que era de su tatarabuelo. Miró el sable por unos segundos y lo ató a su cadera. Acto seguido, salió de nuevo al techo del edificio y, mirando a la luna, pensó: “Creo que ya es hora de que haga algo”.


    Mientras, en la zona norte del noveno distrito, se encontraba la familia encargada del distrito en su lujoso edificio libre de polución hablando sobre la economía del distrito en comparación de los demás. Se destacaron frases como “Este distrito necesita más recursos” y otras de la misma índole. La familia estaba conformada por tres personas: Alexander James Smith, era alto, robusto y serio; Ingrid Müller, su esposa, de carácter preocupado, y Gabriel Smith, su hijo de nueve años. Claramente el pequeño Gabriel no entendía mucho de economía, pero constantemente recordaba a su padre la horrible contaminación en el resto de la ciudad. Pero su padre lo ignoraba, pensaba que era mejor preocuparse por ellos que por los demás.

    La conversación fue interrumpida por un mensaje de urgencia: la central eléctrica del distrito estaba bajo ataque. ¿El atacante? Lo declararon como “alguien con una espada”. Era una muy rara situación, ¿quién se atrevería a atacar edificios custodiados por guardias robot con una simple espada? La tecnología había avanzado mucho y las armas de plasma dejaron atrás a las armas blancas. El Regidor Smith mandó inmediatamente una flota de naves hacia la central eléctrica y acabar con quien sea que estuviera interfiriendo en el suministro de energía del distrito.

    Las siete naves y sus pilotos llegaron velozmente a la avanzada edificación, desde afuera se podían oír algunas pequeñas explosiones. Salía humo de la puerta blanca de acceso. Bajaron muchos hombres de las naves y se dirigieron hacia la sala de máquinas, donde se encontraba el extraño con la espada. Divisaron al atacante, pero no se podía identificarlo de ningún modo, estaba cubierto por un tapado marrón y una capucha que impedía que su cara salga a la luz. Intentando escapar, se escondía detrás de los enormes reactores eléctricos y de la luz azul que emanaban éstos. Los soldados, armados con pistolas de plasma, interceptaron al atacante en sus únicas vías de escape, dejándolo contra una alta pared imposible de escalar o saltar.

    Inesperadamente, luces se activaron en unos guantes y unas botas que llevaba la persona. Acto seguido, empezó a escalar velozmente en vertical aquella pared. Más que nada, usaba sus botas que tenían una tecnología muy especial. “Gravity Bond”, refunfuñó uno de los soldados, sin poder detener al escapista. Quisieron usar las naves, pero hasta eso, ya había desaparecido. Un piloto avisó al regidor de lo sucedido.



    —Señor Smith, teníamos al atacante, pero usó artículos Gravity Bond para escapar.

    —¿Lograron identificarlo? —preguntó el regente Alexander algo molesto.

    —No, estaba encapuchado.

    —Manténganse alerta y patrullen en la ciudad.

    —Entendido.

    El señor Smith informó a su familia sobre el ataque y les dijo que no debían salir del edificio por ningún motivo.

    —¿Por qué querrían agotar el suministro de energía de la ciudad? —preguntó preocupada Ingrid.

    —Para cambiar algo—contestó Gabriel observando el distrito desde el ventanal del edificio.

    —¿Cambiar qué?

    —El planeta.


    Desde la zona sur, en el barrio pobre, Naomi y Zali observaban atentamente la alta cantidad de naves que habían aparecido en la central de energía. “Algo ha pasado”, se decían. En un momento de la noche, la chica de pelo negro llegó a pensar que justo cuando decidió cambiar algo en la Tierra, algo realmente cambió. No, algo acababa de comenzar a cambiar.
     
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    Sonia de Arnau

    Sonia de Arnau Let's go home Comentarista empedernido

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    Veamos que tal evoluciona esta historia. Por el momento me pareció muy buen capítulo. Me pregunto quien será el encapuchado que usa una espada, al principio creí que se trataba de Noami, pero se me hizo extraño que sucediera tan rápido y de estar en su casa, estuviera en la central electrica xD pero era alguien diferente, ¿quién? Ahí que leer. Yo también me hago las preguntas que Mr. Smith.

    ¿Dónde venden las 'Gravity Bonds'? Yo quiero unas :)

    Bueno, espero la próxima actualización.
     
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    Galther

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    Perdón si fue muy lento, me demoré un poco. Bien, respondiendo a lo que dijo WarvsDark, sí, el efecto que quería causar es que todos al principio crean que Naomi fuera la que atacó la central. Me salió bien, al parecer.
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    La Tierra

    Capítulo II


    La división de naciones en el mundo había desaparecido. Todas las ciudades pasaron a llamarse distritos y no pertenecían a ningún lugar que no sea el planeta. Esto permitió que en lugares como la antes llamada Japón se puedan encontrar todo tipo de culturas que antes pertenecían a ciertas regiones. Algunos rasgos habían permanecido intactos, mientras que otros quedaron en el olvido para siempre.

    Naomi aún poseía rasgos de sus antepasados japoneses, así como algunos de sus amigos del edificio todavía tenían parecidos a otras culturas. Entre sus mejores amigos estaban Zali, una niña de diez años con cabello marrón; Jason, de piel oscura y carácter alegre; Sasha, pálida como la nieve, con cabello blanco y muy decidida; y Cillian, quien lo único que quería era la justicia en pobres y ricos. Ellos eran los que siempre acompañaban a Naomi cuando estaba deprimida o aburrida, feliz o triste.

    Con esos mismos amigos fue con quienes comentó la extraña aparición de naves militares en la central eléctrica, todavía se preguntaba qué pudo haber sido.


    —Me dijeron que ayer varios sectores quedaron sin luz algunas horas—informó Jason— Algún altercado debe haber sucedido allá.

    —Seguro, la seguridad del lugar es avanzadísima—comentó Sasha.

    —¿Atacar la central eléctrica? ¿Qué gana con eso? —preguntó intrigado Cillian.

    —No lo sé yo…—dijo Naomi, hasta que recordó dos palabras importantes que le había dejado su abuela—dióxido…de carbono. Dióxido de carbono. ¡Eso! La electricidad genera calor, y eso aumenta el dióxido de carbono en el ambiente, causa del calentamiento global.

    —¿Insinúas que lo que haya pasado allá en la central lo organizó alguien preocupado por el planeta? —preguntó Jason.

    —Quién sabe, es probable. Quizá todavía hay gente preocupada por el medio ambiente—sugirió emocionada la “japonesa”.


    Antes de poder avanzar más con la conversación, la pequeña Zali les dijo a los cuatro jóvenes que entraran al edificio, porque pasaban por televisión un anuncio importante del regente Alexander.

    “Ayer ha habido un—se denotó la pausa—problema en los reactores eléctricos de la central, razón por la cual ciertas áreas quedaron sin energía anoche. El Centro de Defensa del distrito avisa que no se acerquen de ningún modo a la central, y se declara también un toque de queda para la zona norte.”


    —¿Toque de queda? Definitivamente no es un problema de los reactores. La central fue atacada—insinuó Cillian decididamente.

    —Sí, se notaba cierto temor por así decirlo en la voz del regidor—comentó Jason.

    —Debo ir—dijo Naomi sin dar ninguna vuelta.

    —Claro—vaciló Sasha—¿Ir allá? Estás loca, Naomi.

    —Hablo en serio. Al fin llega una posible solución para el planeta, debo…

    —¿Solución? Probablemente no sean ni dos personas, ¿qué hacen dos personas? —replicó Sasha.

    —Lo suficiente.


    Lo único que hicieron sus amigos fue hundirse en el silencio. Pese a que sus amigos no compartían la opinión de Naomi, ella decidió ignorarlos e ir hasta la Central eléctrica por la noche. No sabía qué se encontraría, si la arrestarían o no. Sólo sabía que debía ir allá para averiguar qué había pasado la noche anterior, incluso si era lo que ella esperaba que fuera o no.

    Una vez llegada la oscuridad, la joven de cabello negro se dirigió a toda velocidad hacia la zona norte del distrito, donde se encontraba la central de energía. Con la llegada de las naves voladoras, las calles habían sido reducidas muy considerablemente, por eso y por el patrullaje de robots es que Naomi se trasladó de techo en techo y ventana en ventana por la ciudad. Pese a ser obsoleta contra armas de plasma, la chica llevó consigo su katana de acero, por mera sensación de seguridad. En un momento de su viaje, Naomi se detuvo repentinamente. Se sintió observada, pese a que ninguna patrulla la podía ver allá arriba. Sin embargo, ignoró esa sensación y continuó saltando y trepando.

    Estando ya en la zona norte del distrito, a la chica la detuvo un soldado que se había quedado solo en el tejado de uno de los edificios. A éste no le importó que Naomi fuera una joven, por lo que procedió a arrestarla sin más. Antes de que le pudiera poner las esposas de alta tecnología encima, una rápida sombra apareció detrás del soldado, y le asestó un golpe en el cuello provocando que se desmaye.



    —Bonita espada—dijo la sombra con su voz grave y raro acento de fuertes “s”.

    —Es una…

    —Katana—interrumpió—, proveniente de Japón, hecha de acero. Liviana y resistente. Lo sé.

    —¿Por qué me salvó? ¿Señor?

    —Me gusta tu espada, simplemente. Además, no cualquiera se atreve a pasar por aquí después del anuncio que pasaron en la tarde. ¿Qué intentaba hacer? —preguntó intrigado.

    —Un cambio—respondió decidida.

    —Un cambio… ¿en el mundo quizá?

    —Sí. ¿Cómo…—pero Naomi fue interrumpida por el leve aplauso del hombre, que ahora estaba bajo la luz de la luna y se podía notar que tenía una capa algo rasgada y una capucha.

    —He esperado tanto, señorita. He esperado tanto a que alguien tuviera la valentía para enfrentarse al gobierno.

    —No, yo sólo…

    —¿Ah? ¿No va a combatir al regente? ¿Qué clase de cambio quiere hacer con estos lobos haciéndose pasar por ovejas?


    Y Naomi le explicó. Le explicó que ella también quería cambiar al mundo, pero a su manera. Le dijo además que sentía curiosidad por lo que había pasado en la central la noche anterior, y que por eso había llegado hasta allá. El hombre, con una sonrisa y sin la capucha al fin, le dijo su nombre. Günter Zimmermann. Dijo que era descendiente de los últimos alemanes. También le dijo que él no estaba tratando de reducir los niveles de dióxido de carbono, como creía ella. Él trataba de dejar al gobierno completamente vulnerable para un ataque en medio de la oscuridad.

    Esto sin duda era una nueva alianza que acababa de surgir, el señor Günter y Naomi se unirían para poder al fin hacer florecer de nuevo la naturaleza en el mundo. O por lo menos en el distrito.

    Lejos, en la casa de los Smith, se encontraba discutiendo nuevamente la familia más adinerada del distrito.


    —Hay que acabar con los rebeldes, anarquistas, quienes sean. ¡No voy a permitir que hagan ningún cambio! —exclamó el regente.

    —No, papá…—dijo su hijo Gabriel—ya comenzó.
     
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    Sonia de Arnau

    Sonia de Arnau Let's go home Comentarista empedernido

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    Ah, no te preocupes, sube cuando puedas, tampoco te presiones que eso suele dañar mucho las historias. Bien, lista para dejar mi comen aquí.

    Ese lugar me recordó al lugar donde vivo, un montón de gente de diferentes rasgos :D aunque sigue abundando, pero es bonito porque conoces de otras culturas. Eso es lo malo de que los amigos no compartan la misma opinión de uno, aunque me gusta que los amigos de Naomi respeten sus ideales y no la detengan, esa es la verdadera amistad. Por cierto, me ha agradado la presentación de Naomi y la “sombra” se ve que es muy simpático, espero poder leer más de este enigmático personaje.

    Entonces van a atacar al regente, ya quiero saber como, por lo que entendí, Günter esta solo en esto, pero claro ahora esta la desentiende de los japoneses y me imagino que ella tratara de convencer a sus amigos para que la ayuden, aunque algo dentro de mí me dice que puede que uno se rehusé. Bueno, a esperar como es que le harán, pues no se las tiene nada fácil.

    Te felicito porque tienes excelente ortografía :) por lo menos yo no he visto una. O tal vez es grato leer que se me pasan :D Pero, te diré algo que me molesta, algunos guiones:
    Aquí, lo correcto es que el guión largo tenga espacio después del "ir"
    espacio después de "Claro" y después de "Sasha". De esa manera es que los guiones trabajan, además hacen que la lectura se ve menos junta y mucho mejor.

    Creo que eso sería todo de mi parte, espero poder leer la siguiente actualización. Hasta entonces.
     
    Última edición: 23 Junio 2014
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