Microrrelato La sexta extinción

Estamos destruyendo el planeta. Eso es un hecho y quién no lo asimile, tiene un grave problema. Estoy enfadado, no conmigo mismo, sino con mi especie.

El tema es que estamos destruyendo la tierra que nos dio la vida y nos vio crecer, la tierra que nos dio cobijo en el universo, un lugar frío, calculador y tenebroso. Tal vez yo no lo vea, pero si esto sigue así, las futuras generaciones no verán más allá de lo que nosotros podemos ver ahora mismo. El año pasado han desaparecido 477 especies de vertebrados. Preguntaos de quién es la culpa. ¿En que nos hemos convertido? ¿En que queremos convertirnos?

La inteligencia no nos da el poder para mandar sobre el mundo. La Tierra esta viva, y ella tomará las mejores decisiones por su bien y el de los animales que la habitan, no nosotros.

Porque nos creímos el centro del universo, negamos la vida inteligente ahí afuera cuando hay demasiadas pruebas que lo confirman, porque miramos hacía otro lado mientras cientos de especies de animales pasan sus últimas horas de vida, porque el mundo pide ayuda y nosotros le continuamos apaleando, porque en vez de usar energías renovables usamos las no-renovables, que son mas caras y contaminan más, porque buscamos agua en Marte mientras en África no hay, porque salimos al espacio buscando nuevas "Tierras" para no perecer en esta.

Yo no vería la extinción de nuestra especie, pero los que irán después de mí, podrían tener ese amargo futuro. Depende de la gente que vive hoy, ahora, que el mundo pueda ver el Sol durante muchos años más. La vida es un preciado regalo que todos tienen derecho a vivir, sean animales o plantas. Esto es para separar fronteras. Si actuamos como un único individuo, el ser humano, no hablaremos de países, ni ciudades. Hablaremos de un mundo, nuestro mundo de origen. Hay que concienciarse de esto, y solucionarlo todos juntos.

Y quizá, algún día lejano, el mundo pueda ser igual o más bonito que antes.