La segunda vida de Inuyasha (Inu Kag)

Re: La segunda vida de Inuyasha (Inu Kag)

Hola mis lindas lectoras, me alegro mucho que les haya gustado el capítulo, Gracias por sus posts. Me disculpo porque de nuevo desaparecí y no avisé nada :( es q ni yo misma sabía que me iba a ir fue un viaje súper inesperado. Pero aquí estoy, para mañana tengo la conti, horita estaba revisándola un poco para poderla publicar.

Y en especial gracias por postear amigas: Sumomo; (Vaya como puedes ver ya regresaste de vacaciones y yo no había puesto nada :P pero fue como dije arriba inesperado viaje ahh y grax por avisar tu regreso.) ; Zayreth (Mi fiel lectora ;)) ; amoreinu (Q bueno q volviste, y grax por invitarme a tu fic cuando tnga chance los leeré :)); Hotaru Uchiha (Grax ;)), Barbie Girl (Q bueno q volviste), PuG@ Ch@n :D (Vaya... gracias por volver a postear espero q t siga gustando mi fic y verte más seguido), mitsumi (Bienvenida espero verte seguido por aqui :P), windmiko (T entiendo porq yo he estado igual grax ;)).

 

Re: La segunda vida de Inuyasha (Inu Kag)

Disculpen la tardanza es que realmente no he tenido nada de tiempo y lo peor es que cuando me sentaba no tenia nada de creatividad, espero les guste aunque está un poco corto. Trataré de no tardarme con el próximo capítulo aunque si les prometo que estará buenísimo... ;)

CAPITULO XVI

Ahome trataba de escabullirse de las impertinentes preguntas de su amiga, pero ésta la perseguía intensamente – ¿Dices que obligaste a Inuyasha a ser tú pareja de trabajo? – Preguntaba totalmente divertida –Ahome te gusta ese muchacho, estoy segura de eso-

-¡No!- gritó la chica deteniendo el paso con un rostro irritado –No me gusta, es sólo que me pidió que lo ayudase y era lo mínimo que podía hacer tomando en cuenta que hace unos meses lo atropellé- se excusó no muy convencida tratando de evadir el interrogatorio de su insistente amiga.

Sango mordió su labio inferior reprimiendo otra de sus apreciaciones, sabía perfectamente que se escondía algo más que una simple cortesía. Al menos Inuyasha parecía estar mucho más claro en sus sentimientos, demostraba demasiado interés hacia su amiga. La chica al ver que no conseguiría más información por el momento suspiró resignada. Ahome por su parte caminaba sin levantar la vista, aún estaba avergonzada por su actitud en clases – ¡Ahome cuidado!- escuchó pero cuando levantó la vista sintió como rebotaba contra un dura pared, el rebote la hizo devolverse hacia el piso, ella apretó sus ojos esperando un fuerte golpe en la retaguardia pero éste no llegó, sintió como su estabilidad volvía y cuando abrió los ojos se dio cuenta de que unos hermosos ojos ámbar casi dorado que la veían divertido y además sus fuertes manos la sostenían en un abrazo. Se sonrojó y rió tontamente, levantó la vista y un brillo rojo la perturbó, al parecer aquella dura pared no se trataba de nada menos que el pecho de Sesshomaru, a la luz del día los rubíes del medallón brillaban de un modo especial.

-Parece que es natural en ti estarte estrellando con todo lo que se atraviesa en tu camino, es un alivio que no estés tras un volante, si no mi suerte sería otra…- se burló soltando una simpática y seductora risotada.

Ella podía sentir cómo su rostro ardía, podía imaginar su impertinente rubor dejándola como una tonta delante de él –Lo siento- fue lo único que su mente le permitió pronunciar.

-No te preocupes, debes tener más cuidado podrías hacerte daño- dijo mientras la soltaba caballerosamente y curvando la comisura de sus labios, dejando entrever una perfecta y blanquísima dentadura, que junto con su hermoso cabello platinado y ojos dorados lo hacían parecer un Dios del Olimpo. De nuevo en su mente se cruzó esa recurrente idea de que él podría ser el hombre de su vida, era el más acertado, tenía que serlo, ya había visto muchas veces a Inuyasha y él no llevaba nada que correspondiera al signo que la adivina le había indicado, entonces ¿Sería posible? Tenía que ser Sesshomaru pensó – ¡ Ahh!- rezongó confundida.

Sesshomaru no notó su expresión, parecía ansioso, miró su celular con preocupación y luego respondió -Debo irme preciosa, fue un placer verte te ves muy hermosa de rosado- le alagó y antes de que ella pudiese responder él desapareció entre los pasillos de la universidad, estaba agradecida de ello ya que estaba ahora mucho más roja de la vergüenza.

-¡Wooow!- balbuceó Sango sorprendida y dándole un suave codazo cómplice le dijo –Si que tienes suerte Ahome ¡Es increíble! es el hombre más apuesto que haya visto en toda mi vida, aunque Inuyasha también es demasiado atractivo comprendo ahora que estés tan indecisa-

Ahome miró a Sango con un poco de inseguridad pero luego apretó sus labios decidida –Voy a contarte algo que te hará entender mi confusión- Tal vez si confiaba un poco en su amiga ésta podría ayudarla a descifrar su confusión entre Sesshomaru e Inuyasha.

Luego de un rato Sango estaba enterada de todos los detalles de su encuentro y algunas otras cosas, aunque fue muy superficial con respecto a la explicación de por qué había cortado con su novio Náraku. Sango supo que ella le ocultaba algo con respecto a ese tema pero decidió no indagar más, después de todo ya ella le había contado demasiado para un solo día, conocía perfectamente a Ahome y generalmente solía ser más reservada, es decir, que había sido un gran avance. Esperó que culminara toda la explicación

Al culminar Ahome con su explicación le dijo -Conozco a esa adivina, es muy famosa, he oído de ella muchas veces y dicen que jamás se equivoca. Su nombre de pila es Subaki-

Ahome quedó boquiabierta al darse cuenta de que Sango sabía más que ella sobre esa mujer, otro punto para concluir de que no se trataba de una simple charlatana -Si eso dices entonces Sesshomaru es mi destino, ella lo anunció así-

Sango se quedó pensativa y torció el labio no muy convencida -¿Cómo puedes estar tan segura?-

Ahome no estaba segura de nada pero lo que si sabía era que lo mejor sería dejar que las cosas surgieran solas, después de todo no estaba nada mal la idea de estudiar con Inuyasha. Esa sería una forma de acercarse mejor a su hermano Sesshomaru, porque era él en quien ella estaba interesada, o al menos eso era lo que deseaba creer ya que Inuyasha le daba algo de miedo, no parecía ser un mal hombre pero su extraña insistencia de parecer conocerla era inconcebible, además cuando estaba a su lado la invadía una sensación indescriptible, la hacía sentirse extraña y cómo no podía explicarse tal reacción prefería evadirlo – ¡Basta!- se dijo, no deseaba pensar más en ello y sacudió su cabeza echando a un lado sus pensamientos.



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Ahome cerró la puerta de su carro, un nuevo día de clases había comenzado. Miró alrededor para ver si encontraba a su amiga Sango pero al parecer no había llegado aún, su carro no estaba en el estacionamiento. Tomó sus cuadernos y los acunó en sus brazos con cortedad, aún no conocía nuevos amigos además de Sango y su extraño compañero Inuyasha. Suspiró un poco nerviosa al pensar que estaba sola en la universidad, no era demasiado dada a conocer nuevas personas, odiaba ser tímida pero era algo que no podía evitar. Caminó por la vereda y justó en la entrada al edificio pudo verlo, se hallaba apoyado con el pie descansado en la pared, se veía tan imponente y perfecto, al principio pensó que no la estaba mirando pero luego él subió sus hermosos ojos dorados hasta posarlos en los suyos. Un estremecimiento la invadió, de nuevo esa extraña sensación que ella tanto odiaba hizo acto de presencia, suspiró para calmar su respiración agitada y él se dispuso finalmente a decir algo –Ahome… al parecer el profesor de historia musical no pudo venir…-

-De acuerdo… entonces tenemos 2 horas libres…- ¿Qué podía hacer en todo ese tiempo? ¿Por qué Sango no había llegado?

-¿Qué opinas si vamos a la biblioteca a buscar un poco de la investigación del profesor Mioga?- dijo él esperanzado con estar a su lado un buen rato a solas.

Ella miró muy poco convencida, pero no tenía otra opción mejor y además sería bueno ir adelantado trabajos así tendría más tiempo libre en las tardes –De acuerdo- respondió y ambos se fueron caminando hacia el lugar.

Habían muchos libros referentes al trabajo así que ella escogió unos cuantos y él caballerosamente se ofreció a llevarlos todos, ella sonrió realmente era un chico muy atractivo y además su cuerpo a pesar de no ser tan formado como el de su hermano también poseía una maciza complexión.

Ahome muy concentrada le comenzó a leer un libro a Inuyasha y él sin parpadear la observaba callado, estaba feliz de no haberla perdido. Aunque ella no recordaba todo lo que había sucedido era suficiente para él verla viva. De alguna manera la tenía que recuperar –pensaba- para algo Mirodiko la había regresado de la muerte.

Por su parte Ahome sintió incomoda la penetrante mirada de Inuyasha, se puso nerviosa, dejó de leer y con una voz entrecortada le dijo – ¿Qué sucede Inuyasha? ¿Por qué me miras de esa manera?-

Inuyasha quería decirle toda la verdad, pero si se asustaba o creía que sólo estaba bromeando y luego no le permitía acercarse a ella, eso no podría soportarlo arrugó en entrecejo y bajó su mirada preocupado. Ahome notó que a Inuyasha le cambió la expresión del rostro y le tomó la mano intrigada – ¿Qué te sucede Inuyasha?-

-No entenderías Ahome… si te dijera la verdad, no me creerías así que ¿Qué caso tiene?

Ahome lo miró confundida ¿Qué estaría escondiendo? ¿Por qué se comportaba de esa manera tan extraña? –Ponme a prueba… dime la verdad- dijo al fin ella retándolo, realmente quería escuchar su versión por más descabellada que fuera.

Inuyasha la miró inquieto ¿Sería buena idea decirle algo así? ¿Realmente ella le creería…? ¿…toda la verdad? Lo cierto es que sus hermosos ojos cafés estaban posados en él, tan brillantes como siempre y sus labios rosas y provocativos lo llamaban a probarlos, era una verdadera tortura contenerse las inmensas ganas de besarla y estrecharla entre sus brazos. Se veía hermosa y le suplicaba sinceridad, podía negarse a sus deseos… no lo creía así –De acuerdo, te diré pero por favor créeme, no te mentiría- le dijo tomándola de la mano, Ahome nerviosa afirmo moviendo la cabeza, con mucha incertidumbre.

-Es demasiado complicado… ¿Por dónde empezar?- se preguntó rascando su barbilla –Tu y yo nos conocíamos ya. Tú vivías en el templo Higurashi y por ser la reencarnación de un poderosa sacerdotisa un objeto de gran valor espiritual reencarnó contigo, gracias a eso por un accidente viajaste al pasado a través del pozo que se encuentra en tu tiempo, me refiero a 500 años atrás.-
Inuyasha se contuvo unos segundos para analizar el rostro de la chica ante la primera parte del relato, ella no decía nada pero parecía querer que continuara así que prosiguió - Yo no era Humano completamente mi sangre estaba mezclada con sangre de demonio, debido a que mi padre era un demonio perro y mi madre una humana. Tú con tu poder espiritual pudiste despertarme de un sello que me mantuvo dormido por 50 años y por algunas otras razones gracias a ti un objeto conocido como la perla de Shikon reapareció. Pero la perla era deseada por muchos demonios para poder incrementar su energía maligna y nosotros nos unimos ya que la perla por esa razón fue fraccionada en muchos pedazos que se dispersaron. Tú tenías un poder espiritual enorme con el que podía sentir la presencia de fragmentos y yo tenía la fuerza para enfrentarme a cualquier enemigo que se interpusiera en nuestra tarea…-

Ahome estaba perpleja ante tal relato ¿De dónde podía haber sacado una historia tan fantasiosa? Su expresión parecía sincera pero ¿Estaría enloqueciendo? De repente otro aspecto de la historia cobró mayor importancia – ¿Dices que eras descendiente de un demonio perro y una mujer…?-

-Si… eso dije porque así era Ahome- respondió con firmeza

Ahome trató de ocultar su sorpresa ¿Sería esto a lo que se refería la adivina? ¡Oh Dios! Esto no podía estar ocurriendo, entonces ¿Qué quería decir todo esto? ¿Estaría inventándolo? ¿Pero con qué razón? Pero aquella mujer dijo que vería una señal y él sólo estaba hablando de ello, podía ser una mentira pero…

El rostro de Ahome era indescifrable, Inuyasha no sabía si tal vez había sido un error hablar sobre su verdad tan pronto, la chica se levantó con su hermética expresión –Debo irme- fue lo único que dijo y él sintió un agudo dolor en su pecho, aparentemente estaba ocurriendo lo que él temía.
Desesperado la retuvo del brazo – ¡Ahome espera por favor!- pero ella saltó al sentir su roce y lo miró aterrada, el sintió temor de su expresión y la soltó como si su contacto lo hubiese quemado. Ahome salió corriendo de la biblioteca y él fue a seguirla pero ella le gritó fuertemente que no lo hiciera. Inuyasha tapó sus ojos y se apoyó de la pared derrotado ¿Qué podía hacer Ahora? ¿Lo había echado todo a perder?

 

Re: La segunda vida de Inuyasha (Inu Kag)

De acuerdo... seré breve porque ando apurada tengo que irme a mi curso de inglés... aquí les dejo la conti... es un poco larga creo, es para compensar todo el tiempo que las dejé sin conti. Espero les guste y si no también déjenme sus comentarios que los valoro sea como sean... un beso para todas...

Capítulo XVII

Ahome salió corriendo de la biblioteca y él fue a seguirla pero ella le gritó fuertemente que no lo hiciera. Inuyasha tapó sus ojos y se apoyó de la pared derrotado ¿Qué podía hacer Ahora? ¿Lo había echado todo a perder?

Angustiado se debatía entre la idea de detenerla y obligarla o oír toda la versión o dejarla ir sin la explicación restante lo que lograría que nunca le permitiera permanecer a su lado, se negó a aceptar la segunda opción por lo que salió corriendo lo más rápido que sus piernas le permitían, atravesó el campus y luego el jardín de la entrada y no la encontró. Sabía que debía apurarse porque la opción más certera sería que ella estuviese en el estacionamiento, sería cuestión de segundos que ella abriera su vehículo y se marchara. Cuando llegó al lugar ella se estaba subiendo al vehículo, él por pudo detenerla – ¡Ahome por favor! Te juro que te estoy diciendo la verdad… Yo no sería capaz de jugar con algo tan serio, escúchame no puedes irte así, tengo que explicarte bien-

Ahome se negaba, no quería escuchar más explicaciones que sólo lograban empeorar las cosas – ¡INUYASHA! ¡SUELTAME! ¡DEJAME IR!- repetía enfurecida tratando de soltarse del asir de los brazos del chico, pero a pesar de sus gritos nadie la escuchaba, el estacionamiento estaba desierto, las clases habían comenzado y no había personas cerca.

–No grites por favor, no pienso hacerte daño, sólo necesito explicarte…-

- ¡No! Puedes ahorrarte sus absurdas explicaciones yo no te creo y no quiero que te acerques más a mí…- Las palabras de la chica tuvieron un efecto demoledor en Inuyasha, su rostro se marcó con un evidente dolor y sus fuerzas flaquearon. Ahome quedó libré de su agarre pero sintió pena ¿Por qué tenía que parecer tan sincero cuando las palabras que decía eran puras locuras?

-Debiste matarme cuando tuviste la oportunidad- sonrió amargamente y luego se colocó frente a su carro – Te daré una nueva, mátame porque es la única forma en que podrás evitar que me acerque a ti- Ella se quedó callada mirándolo impresionada ¿Por qué hacía eso? Realmente la opción de la locura se adecuaba cada vez más.

-¡Basta Inuyasha! No haré tal cosa… déjame ir-

-No hasta que termines de escuchar mi explicación, si aún así deseas alejarte de mi yo…-

Ahome se acercó y le tomó del brazo –Estas loco… no te atrevas- le dijo temiendo lo que seguiría en aquella frase, al parecer ella nuevamente se preocupaba por él. Inuyasha dibujó una leve sonrisa y posó sus ojos en los de ella, de nuevo el brillo dorado brillante había aparecido y sin que ella pudiera siquiera pensarlo él la atrajo hacia si apretándola fuertemente, Ahome trató de soltarse pero él la abrazó más, sus rostros quedaron muy cerca, cada uno podía sentir la respiración del otro. Ahome nunca lo había visto tan de cerca, sus hermosos ojos color ámbar parecían ser sinceros y demostraban un sentimiento profundo, lo que la confundía cada vez más.

Por su parte Inuyasha sentía que su corazón iba a estallar, la tenía demasiado cerca, sus labios llamaban los suyos, sabía que besarla empeoraría las cosas pero no pudo evitarlo y tomo su cara y la acercó a la suya, sus labios rozaron los de ella y él sediento de su ser los apretó con los suyos, ella abrió los ojos sorprendida, al principio se negaban continuar el beso, pero luego sus labios la traicionaron vilmente cediendo lentamente, dejándose llevar por él.
Estaba demasiado confundida, ese beso… ese beso era extraño, nunca se había sentido así con nadie, su corazón latía muy fuerte, no quería que dejara de besarla pero sentía que se iba a desmayar y de nuevo esa extraña sensación la invadió ¿Acaso se enloquecería igual que él? -¡No!- gritó cuando él finalmente le dio respiro, él deshizo el abrazo y ella volvió en sí – ¡No vuelvas a hacer algo así!- le advirtió propinándole una fuerte cachetada, sorprendido tomó su rostro que aún le ardía, luego vio a Ahome irse corriendo, pero no la siguió ya que sabía que había sido un error besarla de esa manera.

Se quedó paralizando viendo como ella se alejaba a gran velocidad, maldijo en silencio su estúpido comportamiento. Todo había empeorado gracias a su acción, pero había sido tan esquicito probar de nuevo sus dulces labios, los suyos ardían fuertemente pidiéndole más de ese placer que ella le brindaba –Ahome te amo…- susurró finalmente agobiado y derrotado.

Ahome apenas y podía conducir, su cuerpo temblaba. Redujo la velocidad considerablemente y cuando se percató de que él no la seguía estacionó a un lado y se quedó llorando un rato apoyada en el volante – ¿Por qué me está pasando esto a mí? ¿Por qué me sentí de esa manera con ese beso? ¿Qué es lo que me está pasando? – meditó un rato lo ocurrido, pero parecía no haber respuestas, cuando estuvo más tranquila encendió el auto y se marchó.

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Esa noche Inuyasha llegó muy deprimido a su casa, no cenó, ni habló con nadie, sólo se encerró en su habitación. Rin que lo vio llegar subió corriendo y entró silenciosamente, su tío estaba sentado en la cama, se acercó y pudo ver que su rostro reflejaba tristeza y preocupación.

-¿Tío que te sucede? ¿Por qué estás triste? Dime… yo puedo ayudarte quiero que seas como siempre...- Inuyasha permaneció callado y la pequeña se acercó triste -…es que desde que tuviste el accidente siento que ya no me quieres- dijo mientras se acercaba y le daba un beso en la mejilla.

Inuyasha sonrió complacido con la dulzura de la niña y pensó en que no haría daño quizás desahogarse con ella que al parecer lo quería -Hoy por contarle la verdad a una muchacha, perdí su confianza… no quiero que me suceda de nuevo.-

Ella sonrió dulcemente - …tú siempre me contabas las cosas y yo te ayudaba, cuéntame ¿Qué paso con esa muchacha? Te prometo que podría ayudare, después de todo soy mujer y puedo darte consejos…-

Inuyasha sonrió, le sorprendía que una niña tan pequeña (para ser más grafica hablamos de 13años) le hablase de esa manera, entonces le dijo -…aunque no me creas me siento muy solo desde que llegue a este lugar, tal vez debería confiar en ti, pero ¿Me aseguras que esto va quedar entre los dos?-

Rin aunque no entendía muy bien a lo que se refería su tío con eso de llegar a este lugar respondió – ¡Sí! ¡Claro! Te lo prometo-

Inuyasha comenzó a contar -Tú tío una vez conoció a una muchacha muy hermosa, poco a poco sin darnos cuenta nos enamoramos, pero ninguno de los dos lo aceptaba. Cuando finalmente acepté lo que sentía por ella ya era demasiado tarde para decírselo, creí que la había perdido para siempre pero hace poco la volví a encontrar, pero ella ya no me recuerda…- respiró afligido al revivir ese recuerdo pero continuó la historia - …ella estudia conmigo, y por cosas del destino tenemos que estudiar juntos y le conté algo que no debí, sabía que no me creería pero aún así se lo conté y ella pensó que mentía y estaba burlándome de ella. Pero eso no fue lo peor, no pude contenerme y la besé a la fuerza después de todo ¡Demonios! – se calló por unos instantes tomándose la frente en señal de preocupación – Ya estaba demasiado mal que pensara que él era un desquiciado pero ahora creería que era un atrevido psicópata -…no tiene caso Rin, ella no va a volver a hablar conmigo…- agregó rendido.

-Dime una cosa- dijo la niña pensativa – ¿Ella en algún momento correspondió el beso que le diste?-

Inuyasha revivió ese momento en su mente y recordó que en un momento ella no había luchado más, por el contrario lo besaba con tanta pasión como él a ella, sonrió ante tal imagen y luego le dijo -Al principio parecía molesta pero hubo un momento, muy corto, pero sentí que ella deseaba tanto ese beso como yo… -Bufó amargamente -… pero no puedo guardar esperanzas de eso, fue muy corto y luego ella me gritó y me devolvió una fuerte cachetada… - explicó tocando su rostro como si aún le doliera el golpe.

Rin sonrió encantada – ¡Eso es genial!-

Inuyasha la miró desconcertado como si no entendiera nada de lo que quería decirle –No fue genial Rin, sé que me merecía esa cachetada pero créeme que no tiene nada de genial, me dolió más de lo que hubiera podido imaginar…-

Rin soltó una carcajada ante tal comentario – ¡Me refiero al beso! ¡No seas tonto tío!- volvió a reír, su tío sin embargo seguía mirándolo poco convencido –Si ella correspondió el beso es porque no le eres indiferente, estoy más que segura que al menos le gustas-

-Yo… no estoy muy seguro entonces ¿Por qué me golpeó si le gustó mi beso?-

Ella se levantó e hizo una mueca, no entendía cómo era que su tío no podía darse cuenta de algo tan sencillo –Tío Inuyasha, es lógico que te golpeara. Estaba nerviosa y no podía aceptar que tú la besaras sin su consentimiento, además no quiere aceptar que ella también siente algo por ti… está demasiado claro…- entonces ella se puso pensativa y volvió a rascar su barbilla -…lo que no entiendo es por qué se niega a enamorarse de ti si eres tan apuesto, millonario, soltero, dulce, sincero y además estás enamorado de ella… eres lo que cualquier mujer pudiera desear-

El chico se puso rojo ante la descripción de su sobrina, si que era demasiado madura para su edad. En momentos olvidaba que tan sólo tenía 13 años -¡Entonces le gustas tío!- afirmó enérgicamente -Lo que tenemos que hacer es idear un plan para que ella te escuche –entonces se puso a pensar y se sentó nuevamente a su lado –tiene que ser algo romántico para que ella no pueda negarse…- al decir esto la pequeña salió corriendo de la habitación y apareció pocos minutos después con un extraño objeto en su mano.

-Mira tío- le dijo entregándoselo en las manos -Esto lo vi en una película, éstas son unas esposas- Inuyasha miró confundido y ella leyó su confusión - ¡Si como las que usan los policías! Lo que tienes que hacer es ir a su casa y…

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Ahome había llorado toda la tarde en el balcón de su habitación, se encontraba solitaria viendo la forma cómo caía la noche. Hacía mucho frío y parecía querer llover pero eso carecía de importancia, en su mente sólo rondaba el recuerdo de aquél beso, sentía que algo había cambiado dentro de ella, pero se negaba a aceptar que Inuyasha podía ser aquél hombre que le había anunciado la adivina, es decir, así la historia fuera cierta entonces Sesshomaru también sería hijo de aquél demonio perro, ellos eran hermanos así que todavía no podía estar segura de nada. Esa historia no comprobaba nada, eran sólo palabras, palabras que carecían de lógica.

Ahome secó sus lagrimas y suspiró –Inuyasha…- -¿Qué es lo que hiciste conmigo? ¿Por qué no puedo de dejar de pensar en ti? No puedo… no puedo seguir acercándome a ti, esto está mal, aunque pudiese sentir algo por ti no eres el hombre de mi vida, si me enamoro de ti me equivocaré igual que no Náraku, no quiero sufrir más voy hacer todo lo posible por alejarte de mi…- sentenció decidida, pero una voz la saco de su ensimismamiento – ¡Ahome! ¡Ahome! ¡Escúchame, necesito hablar contigo!-

Ahome extrañada se asomó y pudo ver en la parte de abajo a Inuyasha, de nuevo su corazón parecía querer salirse de su pecho, estaba boquiabierta, aquél hombre que la atormentaba había salido de sus pensamientos ¿Acaso estaba imaginándolo? Esperó a que él volviera a hablar, debía comprobar si no era que tal vez estaba enloqueciendo.

Inuyasha sonrió –Gracias-

Ella parpadeó incrédula, efectivamente no podía ser un espejismo al darse cuenta de que era real su ira reapareció y frunciendo el seño le preguntó – ¿Qué rayos estás haciendo aquí Inuyasha?-

-Necesito hablar contigo por favor, sé que no debí hacer lo que hice, pero te juro que no te he mentido, necesito que me escuches y así entenderás por qué te besé de esa manera ¡Por favor- Suplicó desde abajo.

-No tenemos nada de qué hablar… puedes marcharte de mi casa y es mejor que ni siquiera vuelvas a hablarme-

Inuyasha tragó esas tajantes palabras como vidrio cortado por su garganta pero se armó de valor y replicó –Sé que me equivoqué pero exijo una oportunidad de explicarte, no puedes simplemente ignorarme como si nunca hubiera existido-

Ahome no quería acercarse a él, sabía que él podía confundirla. Mientras más lejos ella podría pensar mejor –Si lo que necesitas es ayuda por tus clases no tendrás problemas en encontrar compañera, al parecer tienes un nuevo grupo de fans- agregó con sarcasmo.

El chico empuño molesto sus manos y respondió de inmediato –¡Nadie más que tú me interesa! ¡Pero ya basta! no me interesan las clases, si no deseas verme me iré de la ciudad pero primero deberás escucharme-

¿Irse de la ciudad? Esa idea no le parecía para nada agradable, ocultó su rostro temiendo que él pudiese leer su sorpresa, no debía hacerle creer que eso le interesaba porque no le interesaba ¿Verdad? ¡Ahh!- se quejó de su confusión y repudiando su actitud respondió –No pienso hablar contigo, vete porque no pienso salir- dio la espalda y se perdió entre las cortinas de las que el suponía era su habitación.

La indiferencia de la chica debilitaba las fuerzas de Inuyasha ¿Realmente podría recuperar su amor? A veces dudaba que realmente ella pudiera volverlo amar, tal vez debería conformarse con que ella hubiera regresado a la vida, tal vez su castigo sería perderla pero debía intentarlo hasta el final, así que gritó más fuerte, aunque no la veía sabía que ella podría oírle – ¡AHOME! No pienso irme hasta que salgas y me des la oportunidad de explicarte, si y sólo así me iré luego si así continúas deseándolo- –Y sacó las esposas que guardaba en su bolsillo y se esposo a la reja de la pasarela del edificio, en ese momento venía llegando Kikyo que al ver lo que hacía preguntó extrañada.

-¿Qué estás haciendo aquí? ¿… esposándote a la reja?-

-Kikyo por favor necesito hablar con tu hermana, toma –y le entregó las llaves de las esposas- Dile a Ahome que hasta que ella no venga a soltarme no me puedo ir de aquí, por favor convéncela de que baje a hablar conmigo-

Kikyo entendía ahora menos -¿Te estás volviendo loco? Está haciendo mucho frío, parece que va a llover ¿Por qué simplemente no subes al apartamento o le pides que baje? Si te quedas aquí te enfermarás o quién sabe qué te podría pasar…-

-Ella no bajará y mucho menos me permitirá entrar a su casa, por favor sólo quiero que le des la llave, si ella no quiere hablar conmigo entonces no me interesa nada… por favor convéncela-

Ahome se encontraba en su habitación, de vez en cuando veía a través de la ventana para saber si Inuyasha continuaba esperando que ella bajara a liberarlo, Kikyo algo disgustada con Ahome le dijo -Ese muchacho no te ha hecho nada malo, mas bien parece estar enamorado tuyo, habla con él no te cuesta nada-

Ahome indignada -¡No tienes que decirme cómo debo actuar!! ¡Yo no le dije a Inuyasha que se esposara a la reja, él lo está haciendo para manipularme! ¡Pero que ni crea que va a lograr su capricho! Por mi puede morirse de frío si quiere ¡No me importa!- Aunque en el fondo sí le preocupaba pero era demasiado orgullosa para aceptarlo.

Kikio inquietada se asomó por la ventana, Inuyasha continuaba sentado en el suelo, entonces decidió bajar. Se acerco a él diciéndole -Inuyasha Ahome no va a bajar, ella es muy obstinada y ya lo decidió, lo mejor es que te marches déjame soltarte- entonces sacó la llave de su bolsillo y cuando iba a introducirla en la cerradura de las esposas, Inuyasha le tomó su mano para evitarlo –Kikyo, no pienso marcharme, a la única persona que voy a permitir que me libere es Ahome, gracias por preocuparte por mi, pero no puedo irme sin hablar con tu hermana, lo siento-

Kikyo lo miró sorprendida -Inuyasha definitivamente no sé cuál de los dos es más obstinado, es que tienes más de tres horas encadenado a este lugar y este frío… y ¿Si empieza a llover? Por lo menos déjame traerte un abrigo, te vas a congelar-

Inuyasha sin mirarle a los ojos -Si de verdad quieres ayudarme convence a Ahome de que baje, eso es lo único que deseo realmente-

Kikyo resignada -Inuyasha… no creo poder convencerla, nunca la había visto tan decidida. ¡Deberías hacerme caso! déjame ayudarte y vete a tu casa. ¿Realmente piensas quedarte aquí toda la noche?-

Inuyasha la ignoró completamente y después de permanecer unos segundos sin decir nada finalmente contestó tajante -Por favor vete…-

Kikyo subió molesta al departamento, entró a la cocina donde estaba Ahome y tiró las llaves de las esposas en la mesa –Me rindo hermana ¡Tú y ese muchacho son igual de tercos!! No me meto más en ese problema, me voy a dormir tú verás si lo dejas toda la noche afuera- Ahome la miró callada y no dijo una sola palabra entonces Kikyo se marcho.

Ahome fingía no importarle, pero se acostaba en su cama y lo único que hacía era ver el reloj y de vez en cuando levantarse y mirar por la ventana a ver si Inuyasha continuaba en ese lugar…

Era una noche helada, Inuyasha sentía las desventajas de ser un simple humano, el frío se hacía insoportable su caliente aliento se condesaba al salir al congelado ambiente, además el hambre se convertía en una verdadera molestia, pero por su cabeza nunca pasaba la idea de marcharse, además no podía ya que las llaves estaban en la casa de ella.

Realmente lo que más le dolía no eran las molestias que le ocasionaban estar solo en ese frió lugar, sino el hecho de que Ahome no le importara verlo en esas condiciones, eso lo hacía pensar que talvez no había sentido nada con ese beso o que talvez nada volvería a ser igual…

Comenzó a frotar su mano libre contra su otro brazo para tratar de calentarse, empezaba a sentirse mal, Ahome lo estaba observando desde su ventana a través de la cortina -¿Por qué me haces esto Inuyasha? ¡No pienso bajar!!- la verdad era que si le dolía verlo así, pero decidió acostarse y taparse la cara con una almohada para no pensar en él, estaba decidida a dormirse e ignorarlo -seguramente Kikyo en un rato bajará y él se marchará o seguramente guarda una llave y cuando se dé cuenta de que no bajo se rendirá y la va a usar- entonces quiso imaginarse eso…


Una fuerte brisa se hizo sentir, Inuyasha podía percibir el olor de lluvia que ésta traía –Demonios esto era lo que me faltaba-dijo, entonces comenzaron a caer pequeñas gotas, parecía una pequeña llovizna, Ahome entre su almohada no escuchaba el agua y por ser tarde el cansancio la llevo a un profundo sueño-

La lluvia cada vez se volvía más fuerte, el viento era congelante Inuyasha estaba a la intemperie pronto se vio totalmente empapado, el frío causaba que todo su cuerpo comenzará a temblar, sus labios y uñas estaban tornándose de un color levemente morado, pero parecía que las cosas iban a empeorar, un carro negro se detuvo en la entrada y de repente un hombre vestido con un sobretodo negro se bajó y comenzó a caminar seguido de dos hombres aún más altos, su cabello era largo y negro y cubría un poco su rostro aunque podía saber de quién se trataba –Náraku- gritó enojado ¿Qué hacía ese maldito en ese lugar? ¿Acaso veía a buscar a Ahome? ¡No se lo permitiría! Pensó y se puso de pie para impedirle la entrada pero un fuerte jalón de su brazo le hizo recordar que estaba en desventaja. Náraku lo miró enojado –¡Tu! ¿Qué demonios haces aquí?- le dijo al verle el rostro pero sonrió divertido al ver que llevaba un brazo esposado. – ¿Mi mujer te hizo eso?-

Inuyasha enrojeció enfurecido –Ella no es nada tuyo y si esto no es de tu incumbencia- le dijo señalando las esposas y enfrentándolo se atrevió a decir –Yo la amo y haré lo posible por protegerla de escorias como tú- al parecer ese comentario enojó a Náraku quien lo tomó por la camisa tensando su mano.

-No sabes con quién te estás metiendo muchachito- le advirtió pero Inuyasha empuño su mano libre y con todas sus fuerzas lo golpeó haciéndolo caer. Náraku quedó sorprendido sentado en el suelo sobre el charco que se acababa de formar con aquella lluvia que no cesaba, ésta era la segunda vez que ese muchacho lo golpeaba estando en desigualdad de condiciones, realmente era muy fuerte pero eso no le intimidaba en lo absoluto, tenía suficiente poder cómo para aplastarlo como una sabandija pensó aquél hombre y se levantó ayudado por sus guardaespaldas – ¡Imbéciles! ¿Para qué les pago?- les gritó indignado, ellos al oír sus voz se respingaron y tomaron a Inuyasha cada uno de un lado inmovilizándolo completamente, el chico lo miró con desprecio.
–Ni siquiera conmigo atado eres capaz de luchar como un hombre Náraku, siempre serás un maldito cobarde- gruñó forcejeando, pero antes de que pudiera siquiera intentar liberarse un fuerte golpe en el rostro lo hizo chocar con la reja que tenía a sus espaldas, se quejó por lo bajo pero le devolvió una mirada retadora, Náraku casi de inmediato devolvió un golpe aún más fuerte que lo hizo perder el equilibrio por un momento. La sensación de un líquido tibio en su boca le hizo entender que estaba sangrando, escupió y la sangre machó los zapatos de Náraku esa acción lo hizo enfurecer y los hombres sujetaron aún mas fuerte al chico mientras aquél hombre le propinaba una fuerte patada en su estómago que lo hizo rebotar en la reja y lo impulsó fuertemente al piso donde cayó de rodillas tosiendo.

Náraku rió complacido y en ese momento Inuyasha sintió una sensación de déjà vu, estaba reviviendo aquella horrible experiencia de nuevo, no le permitiría que destruyera su nueva vida, se levantó enfurecido y como pudo se estiró y con una zancadilla hizo que Náraku cayera al suelo y lo haló por el cuello, se subió encima y comenzó a golpearlo con fuerza, en cuestión de segundos los guardaespaldas lo alejaron pero ya Náraku sangraba también – ¡Maldito!- gritaba el chico mientras trataba en vano de liberarse de aquellos gorilas descerebrados –¡No permitiré que le hagas daño de nuevo!- repetía con ahínco.

Náraku no sabía a qué se refería con eso pero pensó erradamente que tal vez Ahome le había comentado de su último encuentro, lo que afirmaba sus teorías de que ellos eran amantes.

-¡Voy a matarte!- profirió entre dientes mientras comenzaba a golpearlo, Inuyasha no podía moverse, los dos guarda espaldas lo inmovilizaban y Náraku enfurecido lo golpeaba sin cansancio, no sentía dolor, sólo un fuerte calor en sus brazos y rostro.

Inesperadamente todo se detuvo y sintió cómo su rostro chocaba contra el frío y húmedo suelo, algo los había espantado, ellos se subieron al vehículo en el que habían llegado y arrancaron a toda velocidad, luego sonrió al ver pasar una patrulla de policía –Cobarde- susurró tratando de ponerse de pie, pero un dolor fuerte lo hizo desistir, estaba totalmente empapado, la sangre de su rostro se lavaba con el agua de la lluvia que corría por su rostro, nuevamente sintió frío – ¡Ahome!- susurró de forma inaudible, pero ella no bajaría, no lo había hecho en horas.
Apretó sus parpados, el dolor más grande era su desprecio. No le interesaba que él estuviese congelándose con esta fría lluvia, quizás había presenciado la golpiza que le habían dado y tal vez la había disfrutado como nadie.

Tragó amargo y recordó cómo ella se ponía cada vez que veía a su hermano Sesshomaru, su mirada brillaba, en cambió cuando él se acercaba sólo veía desprecio o miedo. Definitivamente ella nunca lo había amado a él, eso pensó, amaba tan sólo su poder. Si eso tenía que ser. Consumiéndose en su nueva teoría se dejó vencer y pronto su visión se nubló hasta oscurecerse por completo.

Si ella no lo amaba, no podía obligarla y ya estaba más que seguro de que ella lo despreciaba, tal vez ella sólo amaba su diferencia, amaba el poder que tenía cuando era un demonio con fuerzas sobre humanas, ahora que sólo era un humano no tenía nada que ofrecerle, lo despreciaba, estaba convencido de ello.


Ahome se había quedado totalmente dormida, no había escuchado los gritos de hacía un momento gracias a la bulliciosa lluvia. Su dormitar era tan profundo que se encontraba inmersa en un extraño sueño –estaba en un lugar desconocido, una especie de bosque, sintió algo en su mano, cuando la abrió pudo observar una gran perla de un tono rosa que brillaba despidiendo un segador resplandor, de repente un ser que salió de la oscuridad la ataca, trata de huir pero cae al suelo y la perla se resbala entre las piedras, este ser se apodera de ella y luego trata de matarla; cuando ya todo parece perdido aparece otra sombra y la ayuda, cuando lo puede ver bien se da cuenta que se trata de un extraño hombre de cabellos largos y platinados, lo reconoce es parecido a Inuyasha.

Ahome sorprendida le dice –¡INUYASHA! ¿Eres tú?-

Inuyasha llevaba una expresión molesta -¿Estás bien?- le preguntó secamente, ella sólo asintió con la cabeza y él la tomó en sus brazos y con un saltó la alejó poniéndola en un lugar seguro. Luego se abalanzó sobre aquél ser, la pelea parecía equilibrada pero en una jugada sucia aquél ser maligno lo distrae y aprovecha la distracción para herir a Inuyasha el cual cae al suelo, ella corre ayudarlo, pero no reacciona –¡Inuyasha despierta!- la criatura se acerca a ella y cuando su rostro se hace visible queda petrificada –¡NÁRAKU!!-grita finalmente muerta de miedo y cubre el cuerpo de Inuyasha – ¡No permitiré que lo toques ¡- le dice tomando un arco y una flecha y aunque no creía saber usarlo la dispara y todo se envuelve en una luz segadora-¡ INUYASHA!!!- grita fuertemente y se cae de la cama, cuando se dio cuenta que estaba en la habitación y que se trataba de un sueño, miró el reloj, se había quedado dormida por 6 horas… corriendo se asomó por la ventana y vio a Inuyasha, estaba en el suelo al parecer inconsciente sintió cómo su corazón saltó tratando de abandonar su pecho, no se movía y la oscuridad no permitía detallarlo, sintió que su alma pendía de un hilo –¡Ahh Dios! ¿Cómo pude ser tan tonta? ¡Pobre Inuyasha!- exclamó mientras salía corriendo hacia la cocina, tomó las llaves de la mesa y bajo rápidamente por las escaleras. Salió hacia la pasarela del edificio y se acerco a Inuyasha, este estaba totalmente empapado, sus labios estaban morados del frió y temblaba y extrañamente estaba sangrando ¿Por qué? Se preguntó ¿A qué se debían esas marcas de golpes? Se preguntó totalmente aterrada –Perdóname Inuyasha- repetía llorando ahora – ¡Ohh Dios no podré perdonármelo!-

Ahome no daba crédito a sus ojos ¿Cómo podía haber sido tan irresponsable? ¿Por su estúpido orgullo ahora él se encontraba en tétricas condiciones - ¡Inuyasha! ¡Inuyasha! ¡Despierta por favor! – repetía, trató de levantarlo y cuando toco su rostro y cuello se dio cuenta de que ardía en fiebre, además no reaccionaba. Nerviosa y aterrada tomó las llaves y lo liberó, trató de alzarlo pero era demasiado pesado – ¡NO! No puedo yo sola…- cayó sentada a su lado acunando su rostro preocupada –Inuyasha perdóname, yo sé que esto es mi culpa… pero yo creía q tú tenías una llave y la ibas a usar cuando te cansaras- lo abrazo llorando – ¡Por favor reacciona! ¡No me asustes Inuyasha!-

 

Re: La segunda vida de Inuyasha (Inu Kag)

Hola! he estado muuuy ocupadita y apenas me aparezco de ratitos en el foro, quiero agradecer a todos los que postean para darme ánimos y los que me envían privados pidiéndome conti ;) y darles la bienvenida a mis nuevas lectoras Kassumi, Puga Chan, mitsumi, mitsuyu (Disculpen si olvido alguna/os, todas son bien recibidas/os) espero continúe viéndolas seguido y a mis fieles lectoras que desde el inicio han estado sin falta Zayreth, Windmiko, Sumomo, Hotaru Uchiha, Carrie (A la que casi siempre me borran sus post, amiga no dejes de postear solo haz tus comentarios un poco más largos, si te gusta yo sé que puedes :)) amoreinu, puca_desire, Barbie Girl y todas la demás, bueno no me extiendo para que puedan leer la conti... Gracias ;)



CAPITULO XVIII

Ahome no daba crédito a sus ojos ¿Cómo podía haber sido tan irresponsable? Por su estúpido orgullo ahora él se encontraba en tétricas condiciones - ¡Inuyasha! ¡Inuyasha! ¡Despierta por favor! – repetía, trató de levantarlo y cuando tocó su cuerpo se dio cuenta de que estaba helado, además no reaccionaba. Nerviosa y aterrada tomó las llaves y lo liberó, trató de alzarlo pero era demasiado pesado – ¡NO! No puedo yo sola…- cayó sentada a su lado acunando su rostro preocupada –Inuyasha perdóname, yo sé que esto es mi culpa… pero yo creía que tú tenías una llave y la ibas a usar cuando te cansaras- lo abrazó llorando – ¡Por favor reacciona! ¡No me asustes Inuyasha!-

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Ahome estaba desesperada, a pesar de todo lo que trataba para reanimarlo no volvía en sí. La lluvia no cesaba, pero no se atrevía a dejarlo solo, después de todo no entendía cómo era que se había lastimado de esa forma, era como si alguien lo hubiese golpeado o algo así. Se quitó su abrigo y lo envolvió con él, sabía que era muy poco útil ya que era muy pequeño, pero algo debía hacer -¡Kikyo!- gritó con fuerza, pero nadie se asomó. El cuarto de su hermana daba con la parte trasera del edificio, eso y ayudado con el bullicioso aguacero sería casi imposible que ella la escuchara.

Hacía demasiado frío, ahora ella temblaba – ¡Lo siento Inuyasha!- repitió sollozando al pensar que él había soportado aquél terrible sufrimiento por tanto tiempo y todo por su culpa. Debía ayudarlo, pensó. Entonces se levantó decidida y con todas sus fuerzas trató de arrastrarlo, si al menos lograba llevarlo hasta el lobby del edificio estaría protegido mientras ella buscaba ayuda.
Comenzó a intentarlo, aunque sólo trataba de arrastrarlo se le hacía demasiado difícil, el enorme esfuerzo le robaba gruñidos involuntarios, apenas había ganado unos cuantos centímetros y aún tenía un buen trecho de camino por delante pero como iba dando la espalda no se dio cuenta de una roca decorativa que estaba en medio de su trayecto y cayó sin poder evitarlo de espaldas al jardín que se había convertido en una pequeña piscina de lodo.

– ¡Maldición!- Balbuceó chapoteando muy enojada, en ese momento se detuvo un carro, y se bajó un muchacho que parecía venir de una fiesta – ¡Adiós Miroku!- le dijo una hermosa muchacha desde dentro y los otros chicos que estaban con ella comenzaron a pitar – ¡Eso yuhuuuuu! - e inmediatamente se marcharon enfiestados.

Miroku se despidió y cuando se dio la vuelta vio a Ahome en el charco, tardo unos segundos en reconocerla gracias a su lodoso look pero corrió a ayudarla en seguida – ¿Qué pasó Ahome? ¿Y este muchacho quién es? ¿Y por qué están aquí afuera a esta hora?-

Ahome se levantó con su ayuda y sonrió, era lo mejor que le había pasado en esa noche, definitivamente su vecino la ayudaría - ¡Que alegría que llegaste Miroku! Por favor ayúdame a subirlo, luego te explicaré lo que ocurrió, es una historia muy complicada-

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La hermosa joven estaba demasiado preocupada, sabía que era su culpa y que no tenía excusa. Su orgullo y descuido había metido a ese pobre muchacho en un enorme problema, ahora estaba gravemente enfermo y además inexplicablemente herido – ¡Es mi culpa!- repetía mientras caminaba de un lado a otro en la sala, todavía estaba toda mojada enrollada con una toalla seca y con el pelo todo desgreñado. No había querido separarse de Inuyasha ni siquiera para cambiar su ropa a pesar de estar temblando de frío, tal vez quería compartir un poco de lo que el chico había sufrido por horas, se lo merecía, o al menos eso pensaba.

Kikyo permanecía callada y muy enfadada con ella pero finalmente rompió su silencio diciéndole - Ahome realmente no mereces que te ayude en nada, por desobediente y orgullosa ese muchacho está pasando por esto. No te costaba nada hablar un segundo con él. Y ¡Sí! tienes toda la culpa – le sermoneó mientras iba caminado hacia la cocina a buscar unas compresas con agua caliente, un termómetro y unas sábanas gruesas.

Ahome se devolvió hasta su habitación deteniéndose en la puerta y observando en silencio. Inuyasha se veía mal, su frecuencia respiratoria era demasiado violenta e inestable, se quejaba y temblaba bruscamente, ella se tensaba al escuchar el choque intermitente de su mandíbula y sus delirios en los que no estaba segura pero había alcanzado a escuchar su nombre.

Kikyo retiró sus húmedas ropas y pudo darse cuenta de que tenía golpes, además de que sangraba por su boca –Ahome ¿Qué le ha sucedido a éste pobre muchacho? Pareciera que le hubieran dado una paliza - preguntó preocupada levantándose de la cama totalmente sorprendida. Ahome se encogió de hombros, estaba tan sorprendida como ella. Aunque ella ya había notado esos golpes con anterioridad pero esperaba que su hermana como era enfermera tal vez le diera alguna explicación coherente.

Kikyo le hizo un desprecio muy enojada y luego le dijo –Dile a Miroku que venga a ayudarnos a llevarlo al baño, tengo que lavar sus heridas para desinfectarlas y asegurarnos que no sean de gravedad, además el baño con agua caliente tal vez ayude a subirle la temperatura corporal más rápido - - ¡Sí!- Respondió ella y salió corriendo de la habitación, en segundos regresó con Miroku arrastrado por el cuello de su camisa -¡Ahome espera! ¡La camisa es nueva!- se quejaba el chico lloriqueando sin entender.

-¡Necesitamos que lo lleves al baño! Por favor… - Su tono de voz era más una orden que una petición, él sólo suspiró y obedeció sin pronunciar una palabra, generalmente era utilizado por las mujeres bonitas ya que eran su devoción.

Kikyo por castigo obligó a Ahome a retirarle toda la ropa restante a excepción de su bóxer que por suerte no era demasiado revelador para poder bañarlo. Se quedó impresionada con lo que escondían sus ropas; Inuyasha realmente tenía un cuerpo sumamente masculino y provocador que junto a su color trigueño lo hacía parecer un modelo de ropa interior.

Ahome se enojó cuando su hermana notó su evidente rubor y sonrió burlonamente – ¿Y ahora qué hago?- le preguntó de mala gana –Debes tallar su espalda con la esponja retirándole la sangre seca y el lodo, sólo así sabremos si tiene más heridas que no hayamos visto - Ahome apretó la esponja con fuerza tomando valor, no soportaba la vergüenza.

– ¡Ahome no tenemos toda la noche!- le reprochó su hermana al ver que ella se había quedado inmóvil mientras lo mantenía inclinado en la bañera sosteniéndolo para que Ahome pudiera hacer lo que le había pedido - ¡Si ya voy!- contestó ella a regañadientes y comenzó a realizar su tarea hasta que algo la dejó totalmente sorprendida haciéndola soltar la esponja y caer torpemente sobre el inodoro.

-¿Y ahora qué rayos te pasa Ahome?- Preguntó Kikyo más enojada aún - ¿Acaso viste algo más comprometedor de tu Adonis durmiente?-

Ahome ignoró su sarcasmo – ¡Su espalda!- respondió tartamudeando – ¡Mira su espalda!- Su rostro reflejaba desasosiego y eso hizo que Kikyo nerviosa lo revisara - ¿Qué tiene? ¿Está herido?- le preguntó preocupada, pero luego no vio nada más que un simple dibujo, al parecer un tatuaje de tamaño considerable –Es un estúpido tatuaje Ahome ¿Acaso es la primera vez que ves uno?- Le preguntó exasperada.

Ahome ahora estaba afligida, parecía que su culpa se había incrementado enormemente – ¡No es un simple tatuaje Kikyo!- le respondió señalando su espalda – Es la representación exacta de un ser mitológico que por simple casualidad no se trata más que de un demonio perro, Entiendes lo que eso significa? -

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Ya casi amanecía y Ahome no había podido dormir ni un segundo, por suerte las heridas de Inuyasha no habían pasado de ser algo más que moretones y un labio roto, pero el frío de la tormenta y la noche había logrado que desarrollase un cuadro hipotérmico moderado, si su temperatura hubiera descendido apenas unos grados más debido a la exposición extendida al frío hubiese desarrollado una depresión progresiva de la actividad neurológica que hubiera desencadenado en un coma inducido o quizás la muerte por paro cardiaco, eso le había dicho su hermana y había hecho que se pusiera peor de lo que ya estaba.

Ya no había duda de que Inuyasha era el hombre del que le había hablado la adivina ¿Cómo podía haberlo ignorado por tanto tiempo? Él más que nadie había tenido una aparición inesperada y aunque de forma obsesionada se mostraba indudablemente interesado en ella, hasta aseguraba amarla de antes porque afirmaba conocerla mucho antes que ella a él y por último la pieza que parecía faltar, el signo en el que la adivina se había recalcado, aquél ser mitológico que al parecer se encontraba de una forma más arraigada en aquél muchacho que ni en el mismo Sesshomaru – Inuyasha... - susurró finalmente decepcionada de su estúpido comportamiento, ella le temía a lo que ese muchacho le hacía sentir y por eso huía de él sin tener suficientes razones, sin importarle el daño que le ocasionaba, a tal punto de casi poner en peligro su vida.

Ahora que había aceptado que él era el hombre de su vida, tenía miedo de volverlo a ver a los ojos ¿La seguiría queriendo después de haber sido tan desconsiderada con él? No podía saberlo hasta que él despertase, aunque había preferido salir de la habitación porque no soportaba verlo mal por segunda vez y por su irresponsable culpa. ¿Cómo podía haber pasado? Primero lo había arroyado con su carro y ahora casi lo mataba de hipotermia sólo por no querer hablar con él.


Se sentó en la sala desconsolada, estaba cansada, su cuerpo se sentía muy pesado pero no descansaría hasta saber que él al menos mostrara alguna mejoría. Al poco tiempo de permanecer allí pensativa vio cómo Kikyo salía de la habitación y se sentaba a su lado, ella también se veía agotada -Deberías ir con Inuyasha, él te está llamando-

Esas palabras hicieron que la chica se electrizara dando un salto -¿Me está llamando?- preguntó nerviosa -¿Quiere decir que finalmente despertó?- Preguntó esta vez tartamudeando.

-No, no del todo- respondió Kikyo secamente –Aún continúa delirando, pero no deja de pronunciar tu nombre-

Ahome suspiró apesadumbrada y Kikyo bostezó adormecida – ¿Puedes cuidarlo mientras yo descanso un poco?- preguntó ésta última acurrucándose en el mueble.

- ¡Claro!- respondió Ahome enérgicamente, entonces Kikyo se levantó y casi a rastras se fue hasta su cuarto. Ahome por su parte se fue al suyo en el que ahora descansaba Inuyasha.
Se asomó con cautela desde la puerta temiendo que quizás él estuviera despierto pero no fue así, estaba totalmente arropado con las colchas y unas cuantas cobijas más pero aún se notaba su temblor. Se acercó y sentó junto él, se quejaba con menos intensidad que antes pero aún lo hacía.
– ¡Ahome! Créeme por favor- Suplicó él con los ojos cerrados, ella sintió remordimiento y secó una nueva lágrima que había resbalado por su rostro, increíblemente él todavía con todo lo que le había pasado se preocupaba por que ella le creyera. Sonrió con melancolía y se acostó a su lado sobre las mantas pero abrazándolo por encima para darle calor y bajito le susurró en el oído –Te creo Inuyasha… perdóname por haber dudado de ti- El chico no despertó pero inexplicablemente dejó de delirar, al poco rato después su temblor se hizo casi imperceptible y ella sintió que finalmente dormía, se sintió tranquila y sin darse cuenta ella también sucumbió al sueño, abrazada a su cuerpo.

P.D: Sé que estuvo demasiado corto, pero trataré lo más que pueda en no tardar tanto... bueno chicas espero sus post sean buenos o malos y nos leeremos pronto...