Long-fic de Inuyasha - La Realizadora de Deseos (InuxKag)

Re: La Realizadora de Deseos (InuxKag)

:hola: Muchas gracias por su post, bienvenidas las nuevas lectoras. Bueno Disculpen la tardanza es que estoy terminando la tesis y estoy full, pero por eso les traje un capitulo largo y con imagen, y estaré actualizando continuamente ¿vale? Pues que la disfruten.

Capitulo 6: Sueño

Me encontraba en un lugar extraño, las casas eran de madera, caballas a la orilla del mar. Era de noche, la luna nueva inundando de oscuridad aquel lugar. Miré hacia los lados y lo que escuche a lo lejos era la música de un grupo de personas cerca de una fogata.
Intente acercarme pero no pude moverme de mi sitio. Miré mis manos, estaban casi transparentes, luego observé con detenimiento todo mi cuerpo, estaba en el mismo estado.

– ¡Bankotsu aléjate de mi!- escuché una voz muy familiar.

Giré mi rostro hacia donde provenía el grito. Me llevé una enorme sorpresa, era Kagome la que corría y gritaba. Estaba siendo perseguida por un hombre de crineja larga, tenía una extraña marca en su frente, sin embargo no podía distinguir bien su rostro.
Kagome corría como loca, estaba huyendo de ese sujeto. Al estar todo tenebroso no se percato de que había una enorme piedra frente a ella. Se tropezó y cayó en el suelo causando un estrepitoso ruido.

– ¡Kagome!- grité.

Quería acercarme a ella para poder ayudarla a levantarse, sin embargo no podía mover mis pies, era como si estuviesen pegados en el suelo.
Ese sujeto se acercó a ella rápidamente con una cínica sonrisa en su rostro, Kagome estaba aterrada. El hombre se posó sobre ella con su cuerpo y atrapo sus brazos evitando que escapara de allí.

– Ahora sentirás lo que es un verdadero hombre.- pronunció con arrogancia.

– ¡Suéltame!- gritaba Kagome mientras intentaba escapar.

– ¡Suéltala maldito!- grité intentando acercarme.

Bankotsu comenzó a soltar las antiguas vestimentas de ella, intentaba acercarme a ella. No podía moverme, estaba desesperado, alguien tenia que salvarla. Kagome comenzó a llorar desesperadamente mientras ese hombre intentaba besarla y tocarla.

– ¡Detente!- gritó llorando, intentando liberarse.

– ¡Kagome!- grite nuevamente.

Me sentía tan impotente. De la nada un brillo se materializo. Una mujer a la que no pude distinguir debido a la luz que emanaba de su cuerpo se acercó a ellos.

– Desea algo.- pronunció esa extraña voz familiar.

– ¿Qué cosa eres tu?- pronunció Bankotsu distrayéndose. Kagome pudo medio soltarse de su agarre.

– Deseo ser poderosa y fuerte.- dijo desesperada.

Kagome comenzó a brillar por todas partes. El tal Bankotsu se separó de ella y observó la escena. Kagome se estaba convirtiendo en realizadora de deseos. Al instante dejo de brillar. Se materializó una especie de lámpara y ella quedó atrapada allí.

Entonces recuperé la movilidad de mi cuerpo, me hacer me acerque a la lámpara, pero todo comenzó a desvanecerse.
Abrí los ojos con pesar, estaba recién levantándome de la cama, por haber bebido tanto anoche ahora tenía una resaca del demonio. Cualquier ligero ruido me sacaba de mis casillas. Miroku había dormido en el sofá de la sala y Kagome en su botella.

– ¿Qué habrá significado ese sueño?- me pregunté a mi mismo.

Fui al baño con mucho fastidio y mal humor, me cepille los dientes, me di una ducha rápida y baje a la sala. Miroku continuaba roncando como el propio oso hibernando.
Extrañamente no dejaba de pensar acerca de ese sueño tan extraño. ¿Quién era Bankotsu? ¿por qué intento violar Kagome? ¿Acaso eso había pasado realmente? Deseaba preguntárselo pero tal vez eso le molestaría, si eso fuese más que un sueño.

Ya en la cocina decidí prepararme un pan con queso para desayunar. Era realmente temprano según lo indicaba el reloj de pared.
Anoche habíamos llegado a las 3:00 de la madrugada más o menos, lo que significaba que no había dormido más que 4:00 horas en toda la noche. Lo más probable era que ni Miroku ni Kagome se levantarán.

Después de terminar de comer mi sándwich solo había transcurrido media hora. Ahora que había vuelto a recuperar mi pierna de esa tonta lesión, lo mejor seria practicar un poco.

Busqué mi equipo de tenis, raqueta, uniforme, zapatos, y até mi cabello en una cola alta. Luego de estar ya listo salí al patio asfaltado de la casa. En la pared dibuje el limité de una malla de tenis ya que no había donde instalar una, tal vez más tarde colocaría soportes, pero como iba a practicar solo, no me molestaba.

Antes de comenzar a entrenar di unas 30 vueltas alrededor de la hacienda ¡No pensé que era tan grande! Cuando termine regrese al patio.
Tomé la raqueta con mi mano derecha, comencé a botar la pequeña pelota de verde contra el suelo repetidas veces. Realicé un saqué y golpee la pared. Cuando la pelota se disparo de regreso a mi la devolví fácilmente. Aun continuaba en perfectas condiciones por lo que podía ver. Golpeé nuevamente la pelotilla contra la pared por sobre la línea que había marcado. Intente hacerlo un poco más difícil después de un rato, acercándome más a la pared y disparando hacia direcciones contrarias.

Como siempre devolvía todas las pelotas, ninguna se escapaba a mi raqueta. Todavía no existía tenista capas de superarme, solamente Kouga llegaba a anotarme en uno que otro set. Detuve la pelota con mi mano izquierda, me deje caer en el suelo para descansar un poco. Mi respiración era agitada más sin embargo no era nada fuera de lo normal. No había nada que me calmará más que entrenar. La resaca ya se me había pasado gracias al cielo, aunque era en cierto modo aburrido entrenar solo. Tal vez despertaría a Miroku y le pedería que jugará un rato conmigo.

Las inscripciones al torneo serian muy pronto. Tenía que regresar a mi forma perfecta para poder acabar con todos mis oponentes, ósea con Kouga, los demás eran como pequeñas hormigas fáciles de ignorar.
Suspiré. Me senté con agilidad y observé al cielo, comencé a recordar como todo empezó.

Flash Back

Estaba en el bachillerato, solo pensaba en lo genial que era mi música y en lo linda que era mi novia Kikyo. Mi mejor amigo Miroku estaba en el club de tenis y de vez en cuando lo ayudaba a entrenar. Como todas las tardes iba a las canchas de tenis para ayudar a Miroku con sus saques. Yo había aprendido a jugar tenis debido a que mi padre había sido un campeón. Por lo tanto me tocaba aprender a jugar.
Entre a la cancha del instituto, era la de los titulares. Sin embargo como no había nadie no molestaba. Había esperado por unos cuantos minutos y Miroku no había llegado por lo que decidí que lo mejor sería calentar un poco y darle una paliza por hacerme esperar.
Comencé a jugar solo contra la pared. En ese momento llegaron los titulares, estaría en problemas de seguro pero como estaba tan enojado no me importaba.

– Oye tu ¿no sabes que no puedes jugar aquí?- preguntó uno de ellos.

– Feh, ustedes no me mandan.- pronuncié enojado mientras golpeaba la pelota hacia la cara de ese sujeto.

El capitán detuvo la pelota con su mano en un ágil movimiento antes de que se estrellara en la cabeza del chico. Lentamente se acercó a mi con su rostro serio.

– ¿En que grado estas?- me preguntó intentando intimidar con su frío mirar.

– Estoy en segundo de secundaria ¿por?- pregunté disgustado. Quería que la pelota golpeará a ese sujeto.

– ¿Te gustaría unirte al equipo de tenis?- preguntó ya un poco más relajado.

La pregunta no me la esperaba para nada, pensaba que me acusaría en la dirección, no que iba a invitarme a participar en el equipo.

– Y ¿qué gano si participo?- pregunté con falso desinterés.

– Pues… no presentar exámenes finales ya que estarás en competencias nacionales.- ofreció.

Yo con cualquier cosa que me evitará presentar esos asquerosos exámenes, gustoso lo hacia.

– Acepto, pero con una condición.- contesté.

– ¿Cuál condición?- preguntó un tanto confundido el capitán.

– Quiero que mi primer partido de entrenamiento sea contra él.- señale al tonto que intento correrme de la cancha.

– Hecho.- accedió el capitán.

End The Flash Back

Así era como había comenzado a jugar tenis, luego de entrar al equipo recuerdo que le di una paliza a Miroku por dejarme esperando 2 horas y media.
Después de recordar ese suceso me coloqué de pie, tomé nuevamente la raqueta que descansaba en el suelo y la pelota.

– Así ¿qué practicando para las nacionales?- subí mi rostro y observé a Kagome.

Lucía la ropa de una tenista, seguramente había encontrado el uniforme de mi madre en la caja, aunque dudo que a mi madre le hubiese quedado tan bien ese uniforme.

– ¿Qué haces vestida así?- pregunté sin darle mucha importancia.

– Pues te vi jugando hace rato ¿quieres jugar contra mi?- preguntó con voz gentil.

– Esta bien, también te daré un poco de ventaja para que puedas intentar ganarme.- presumí.

Entonces detalle el lugar, de repente apareció una cancha de tenis en aquel patio de asfalto.

– ¿Cómo es que apareció esto?- pregunté confundido.

– Puedo realizar hechicería algunas veces sin necesidad de los deseos, solo si es algo que el amo realmente quiere por supuesto.- aclaro.

La cancha no era muy grande pero cumplía con las reglas.

– Muy bien, yo sacó.- le advertí.– No seré muy rudo lo prometo.

Ella solo sonrió abiertamente como si ocultará algo. Se puso en posición de receptor y realice un saqué sencillo. La pelota salio disparada al lado izquierdo de la cancha, era demasiado lejos para Kagome. No llegaría con facilidad. Pero sin embargo la alcanzó y la devolvió. Fue un golpe tan fuerte que pensé que se saldría de la cancha pero no fue así. Sin darme cuenta Kagome me anotó un punto en menos de un segundo.

– Vaya, vaya pensé que eras más difícil, Inuyasha.- comentó desilusionada.

– ¿Con que sabes jugar?- pregunte retóricamente.

– Digamos que cuando mi antiguo amo pidió ser un gran jugador de tenis, yo tuve que aprender primero. Claro solo le enseñe lo suficiente para ser grande, no para ser extraordinario.- bromeo.

– En ese caso. Comencemos el juego.- sonreí.

El sol ilumina el cielo con todo su esplendor.
Es tan brillante que siento, que puedo volar con el viento…​

Realicé el saque nuevamente, Kagome me iba ganando, pero no por mucho tiempo. Jugaría como si peleará contra él único hombre que nunca pude vencer. Mi padre.

Mi voluntad es la fuerza que siempre me hará triunfar
Todo lo puedo lograr con fortaleza en el corazón...​

Kagome me devolvía cada vez la pelota con más fuerza, era realmente una contrincante dura de vencer. No sería nada sencillo. Aunque tal vez podría ordenarle perder…no, seria trampa, además que soy demasiado honesto como para hacer algo así. Aunque si me ganaba le ordenaría no comentar nada al respecto con nadie. Eso si lo haría, claro solo si me ganaba.

El sol siempre a de salir, y el sueño que tengo se cumplirá.
No tengo miedo de cambiar, pues el mañana vendrá…a verme competir.​

La pelota golpeó muy cerca de la malla, corrí hacia ella y la devolví con gran fuerza. Perfecto anoté.

– Si, sabía que anotaría.- dije feliz al ver el empate.– 15-15 nada mal.

– Felicitaciones, no me descuidaré nuevamente.- comentó con una hermosa sonrisa.

Las pequeñas gotas de sudor cubrían su rostro, permitiendo ver cuanta humanidad había en ella. Era tan hermosa, inteligente, lista, atlética, terca, tonta, dulce y obstinada… ¿por qué rayos me ponía a pensar en esas cosas?

Soñare, y el futuro que viene tan brillante será.
El cielo infinito, muy lejos me ha de llevar hasta el final.​

Volví mi cabeza al juego, ahora sacaría ella. Lanzó la pelota muy alto, casi ni se distinguía ahora por el ruido del sol. Saltó incluso tan alto como la pelota y la embistió en dirección a mi lado de la cancha. Justó antes de pensar que no la alcanzaría, lo conseguí y se la devolví.

Ganaré y si me lo propongo, el triunfo mió será.
Lo que sueño en las noche de oscuridad, al fin en el día se hará realidad...​

– Muy bien Inuyasha.- felicito mientras golpeaba la pelota.

– Gracias, tu no eres para nada mala.- comenté agitado.

Ambos sudábamos demasiado, estábamos usando una cantidad de energía increíble en ese partido. Sin embargo ninguno borraba la sonrisa tan satisfactoria del rostro. Era la primera vez en muchísimos años que no sentía tanta alegría y emoción en un partido.
Las horas pasaron, jugamos 3 juegos debido a que ella me gano el primero y yo el segundo, cuando estábamos desempatando comenzó a lloviznar por lo que no pudimos terminar.

En vez de entrar a la casa, solo nos quedamos viéndonos el uno al otro, aun continuábamos en nuestras respectivas posiciones, no íbamos a dar el brazo a torcer, si ella lo deseaba continuaría el partido.

Las gotas de lluvia refrescaban mi rostro sudado, mojaban mi ropa causando que esta se adhiriera a mi cuerpo. El uniforme de Kagome estaba en la misma condición excitante, su ropa mojada resaltaba su perfectas curvas. Sin embargo solo podía ver su rostro.

Ella tenía el rostro más hermoso que hubiese visto en toda mi vida, Kagome era sumamente tentadora. Nunca hubiese podido imaginarla como el sueño que tuve anoche, tan asustada, tan aterrada, en un peligro tan claro. Estaba casi seguro que ese sueño realmente había ocurrido.
Comencé a caminar en su dirección, ella hizo lo mismo. Caminamos hasta quedar uno frente al otro. Necesitaba preguntarle ¿quién era Bankotsu? ¿qué significaba ese sueño?

Sin embargo el verla tan cerca de mi, sus labios entreabiertos, permitiendo que las pequeñas gotas de lluvia que se resbalaban por su rostro los humedecieran seductoramente.

– Inuyasha…- musitó sin dejar de mirarme.

Estaba agotado físicamente, psicológicamente también, tal vez ella se encontraba en la misma condición que yo. Después de todo habíamos jugado en las mismas condiciones.
La miré fijamente, sin darme cuenta, estaba a punto de romper una de las principales reglas. Comencé a acercar mi rostro con lentitud.

No cerré mis ojos en ningún momento, necesitaba observar su rostro mientras me acercaba a ella. En aquel momento lo vi, un destello de temor. Me aparte de inmediato. Iba a besarla sin importarme las reglas. Partía a actuar igual que él, con el que había soñado.
Me di la vuelta y entre al interior de la casa, dejándola sola junto con todo el equipo afuera, mojándose bajo la cristalina lluvia. Cuando entre, Miroku ya estaba despierto sentado en la silla contigua a la ventana del patio, justo donde se encontraba la mesa del comedor, mirándome seriamente con los brazos cruzados.

– ¿Por qué te apartaste de ella? Pensé que ibas a besarla.- preguntó.

– ¿Me estabas espiando?- pregunté molesto.

– Sabes que si, ahora contesta.- exigió.

– Pues…yo…– ¿qué iba a objetarle ahora?

Continuara___________________________
Espero que les haya gustado
Aquí la imagen: http://foro.cemzoo.com/picture.php?albumid=17120&pictureid=345983
Intentare colocarles conty mañana . si me siento mejor ya que esta mañana desperte con sintomas similar a una apendicitis pero no es eso ya que estoy mejor así que no se preocupen ¿de acuerdo?
Bueno nos vemos en la próxima conty
:bye:
:ANYWORD:

 

Re: La Realizadora de Deseos (InuxKag)

:hola: Muchas gracias por sus post, y bienvenida las nuevas lectoras. Los leí todos incluso los que borraron. Como lo prometí les traje conty. Como era muy largo decidí dividirlo en dos partes. Espero que les guste.

Capitulo 7: Parque de diversiones (Primera parte)

Ahora ¿qué le iba a decir a Miroku? Yo jamás había dejado pasar la oportunidad de besar a una chica si se me presentaba la ocasión. Ahora había tenido el momento perfecto para…bueno, lo había dejado pasar. Es que no podía, no solo porque las reglas de realizadora de deseos lo prohibieran, sino porque Kagome me miró totalmente aterrada. Me temía. Estaba asustada de que tal vez intentara algo como aquel hombre…ahora estaba totalmente seguro, ese sueño había sucedido en la realidad.

– Miroku no seas entrometido, si no quise besarla es porque no quise. – dije indiferente.

– Huh, viejo me preocupas seriamente.- expresó bastante intranquilo.

– ¿Preocupado? ¿por qué?- pregunté confundido.

– Inuyasha es que…bueno para empezar tu carrera peligro por un momento, luego lo que paso con…bueno tu sabes, eso te dejo seriamente afectado amigo mío. Ni siquiera eres capaz de besar a una mujer.- pronuncio mientras me miraba fijamente.

– Jajajajaja si que eres ridículo Miroku. Por favor, estar lejos de Sango te ha puesto demasiado dramático.- bromeé.

Comencé a caminar hacia el baño de abajo para coger una toalla. Miroku me siguió.

– Vamos Inuyasha, sabes que tengo la razón. No te has acostado con ninguna mujer desde hace 4 meses. A ese paso te vas convertir en monja.- se quejo.

Tomé la toalla del barandal de plata del baño. Salí de allí y observé a Miroku con desanimo, no me gustaba que me agobiaran de esa manera.

– Bueno Miroku si te preocupa tanto que recupere mi castidad pues entonces la pierdo contigo y se acabo.- dije frustrado.

Obviamente estaba bromeando, no me gustaba que se metiera en mi vida privada de esa manera, además ya parecía gay por tanta insistencia. De algún modo tenía que callarlo.

– Ya te entendí quieres que deje el tema.- suspiró rendido.

Lo que me agradaba de Miroku era que entendía las indirectas.
Termine de secar mi cabello y me acerqué al estudio. Busqué la fecha de las inscripciones del torneo nacional de tenis. Era dentro de una semana el torneo, por lo que las inscripciones serian…

Busque en la pagina principal y casi me da un infarto al ver el último día de inscripciones. Eran hoy, yo no podía ir a la ciudad a inscribirme, me aplastaría la prensa, además era trabajo de mi representante. Sin embargo por ahora no tenía uno, desde que Onigumo y esa mujer se acostaron, lo había mandado al mismísimo infierno. Para que entiendan mejor lo despedí. ¿quién iba a inscribirme entonces?
Miroku entro al estudio con su cara de fastidio, seguramente le aburría estar en una casa, para empezar donde no tenía mujeres con las que distraerse para dejar de pensar en Sango.

Entonces se me encendió el bombillo sobre la cabeza, se me ocurrió una magnifica idea. Miroku me inscribiría en la competencia, en completo anonimato por supuesto, no quería tener a la prensa sobre mi todavía.

– Oye Miroku.- llamé amablemente.

– Dime Inuyasha.- contestó con cara de ¿qué quieres pedirme?

– ¿Te interesaría ser mi agente?- ofrecí.

Miroku me observó al principio impresionado por mi oferta, un segundo después alagado porque había pensado en el para el trabajo y luego enojado al recordar la fecha de inscripción del torneo nacional.

– ¡ME LO PIDES SOLO PARA INSCRIBIRTE ¿NO ES CIERTO?!- gritó molesto.

– ¡No me grites!- alce la voz.– Tu estas aburrido aquí dentro, yo no tengo intenciones de ir a ningún lado el día de hoy. Además así tendrías un trabajo con mucha mejor paga. – le aseguré.

– Bueno solo acepto porque eres mi amigo Inuyasha.- se relajo un poco, aunque a continuación me miró con seriedad.– Pero espero buena paga.- exigió.

– Si plañidero, sabes que te pagaré bien. Y ya márchate a registrarme que las inscripciones cierran a las 3:00pm. No es un viaje corto, así que movimiento. – le dije mientras lo empujaba por la espalda en dirección hacia fuera de la casa.

– Y ¿qué hago con la prensa?- preguntó.

– No se te vaya a ocurrir decir algo sobre mi regreso, o donde me estoy hospedando. Lo menos que deseo es estar invadido de periodistas.

– Si esta bien.- se resigno.

Lo deje en la parte de afuera de la casa, Miroku se acomodo la chaqueta negra de cuero que cargaba y sacudió su pantalón negro. Ya había dejado de llover, tan solo había sido una simple llovizna.

– Te llamaré para que sepas cuando será tu primer juego.- me avisó.

– Esta bien, que te vaya bien.- comencé a mover mi mano en forma de despedida.

El me miraba hostiando de que lo obligara hacer cosas que no quería, mucha más cuando implicaba 3 horas en carretera, hacia la ciudad más cercana con taquilla de inscripción. Era más fácil tomar un avión, pero demasiado caro, no podría costearle un vuelo así, para empezar me había costeado el mío por cortesía de la compañía.

Cerré la puerta a mi espalda y pasé el seguro, no quería que Miroku se le ocurriera la genial idea de regresar.
Comencé a caminar en dirección a mi cancha de tenis nueva, la que Kagome había creado obviamente. Aunque tenía entendido que ella no podía crear nada,…significa que la había ¡hurtado! Tendría que pedirle que la regresará.

Además de que también necesitaba preguntarle acerca de mi sueño. Iba a buscarla en la cocina, después de todo debía encontrarse allí. No creo que se quedará afuera.

Me equivoque, Kagome aun continuaba afuera. Salí hacia el patio, la cancha había desaparecido por completo.
Observé a Kagome en silencio, ella no notaba mi presencia seguramente. La mirada de Kagome estaba perdida en el océano, como si intentará alejar algo de su mente.

– Bankotsu…- pronunció con asco.

Kagome soltó su cabello, dejando caer su oscura melena por su espalda. Trono los dedos y una extraña melodía rodeo el lugar. Era como si hubiesen personas tocando la música en vivo debido a lo real que se escuchaba.

Era un flamenco, Kagome comenzó a moverse al ritmo de la música con furia. Zapateaba la arena de modo singular, en ese instante el cielo se oscureció por completo. Era como el sueño que había tenido en la noche.

Las personas comenzaron a materializarse pero no por completo. Kagome continuaba danzando, ignorando lo que ocurría a su alrededor. Ella solo tenía los ojos cerrados frente al mar.

– Kagome.- escuche gritar.

El sonido de la guitarra cubría el lugar, cada vez más a prisa las notas de aquel apasionado flamenco. Kagome bailaba como un demonio en carne viva. Estaba moviéndose con furia, con odio. Nunca había visto una imagen tan poco dulce de ella. Parecía una fiera al moverse de esa manera. Sus vueltas, las posiciones que hacia con las manos. El ritmo que seguía con sus pies.

Giré mi rostro y vi a Bankotsu, el mismo joven de mi sueño, ahora estaba parado frente a mi, mirando a Kagome con deseo y pésimas intenciones.
La música se callo de repente, todo se desvaneció en una nube de humo. Busque a Kagome con la mirada, ella se encontraba en la arena húmeda en total estado de inconsciencia. Me acerqué rápidamente a ella. La tomé de modo nupcial entre mis brazos y la llevé adentro. Con delicadeza la recosté en mi cama y la cubrí con una manta.

– ¡Detente! Por favor- musitaba desesperada aun desfallecida.

– Kagome.-llamé.

Comencé a zarandear suavemente su cuerpo. La respiración de Kagome se volvía cada vez más agitada.

– ¡Aléjate de mi!- gritó.

– Despierta ¡Kagome!- le grité desesperado.

El zarandear su cuerpo no reaccionaba. Lo mejor sería despertarla de otra manera. No tuve opción, tomé un vaso de agua que estaba sobre la mesa de noche junto a mi cama y se lo arroje a la cara.

Kagome abrió los ojos y comenzó a toser desesperadamente. La ayude a sentarse y tosió toda el agua que había tragado involuntariamente.

– ¿Estas bien?- pregunté preocupado.

Kagome me miró confundida, se llevó una mano a su frente y suspiro. A continuación volvió a enfocar sus ojos color chocolate en los míos. Se levanto de forma brusca de la cama y se acercó a la botella que reposaba sobre el escritorio. Colocó la tapa sobre esta, como evitando que algo saliera de ella.

– ¿Qué tanto soñaste anoche?- preguntó enojada.– No abras nunca mi botella.- musitó casi inaudible.

La examiné, Kagome estaba en una situación deplorable, no era porque estaba llena de arena y ahora mojada, sino porque en su mirar se veía mucho miedo, demasiado en realidad. Me sentía culpable, lo mejor sería que no tocará ese tema por algún tiempo. Por lo menos hasta que la se sintiera bien.

– No divagué nada, o tal vez si soñé…no lo recuerdo.- mencioné sin importancia.

– Entiendo…gracias por despertarme.- dijo ya más tranquila.

– Feh, deberías cambiarte esa ropa.- le comenté con indiferencia intentando ocultar el leve rubor de mis mejillas.

Kagome se acercó a mi cuerpo y lo recostó sobre mi pecho, sus brazos recogidos descansaban en mi, mientras que cerraba sus ojos. Era como si ella esperara un abrazó de mi parte o algo así.

Me di cuenta de que a pesar de tener los ojos cerrados, Kagome tenía ciertas señales de querer llorar. Estiré mis brazos delicadamente y la rodee con ellos de modo protector.

– No tomes esto como un acto de acoso, o alguna insinuación. Solo te abrazo porque soy tu amigo.- comenté nervioso.

Este tipo de actos me llevarían al precipicio más cercano. ¿cómo rayos había pensado en algún momento romper las reglas. Kagome comenzó a reír alegre, al parecer le había causado gracia lo que dije. Deje de abrazarla y ella se separó de mi con una sonría gentil de su rostro.

– Deja de temer tanto, yo se diferenciar entre un acoso y un acto de amistad.- me informó.

¿Yo soy el que teme? Yo no me pongo como gallina cuando veo a alguien con intenciones de besarme… me hubiese gustado decirle eso, pero no lo haría. A penas y se estaba riendo. Cuando era pequeño lo único que me daba ánimos era ir al parque de diversiones. ¡Bingo! Llevaría a Kagome a la feria, de ese modo se divertiría y quitaría esa mirada triste de sus ojos.

– Oye, anda a darte un baño y a cambiarte la ropa. Yo me bañaré abajo. Te llevaré al parque de diversiones.- le anuncié.

– ¿Parque de diversiones?- repitió confundida.

– No me digas que no sabes que es…- pedí incrédulo.

– La verdad es que no.- admitió avergonzada.

– Un parque de diversiones es un lugar donde hay muchos juegos, maquinitas, dulces y cosas así.

– Ya veo.-dijo aun no muy convencida.

– Por eso vamos a ir, de ese modo lo conoces y te relajas un poco. Anda a arreglarte.- le ordené sin querer.

Kagome frunció el ceño un tanto enojada, pero suspiró después de unos segundos y fue a cumplir mi orden.

Yo baje y me di una larga ducha refrescante.

Continuara_____________________________________________________________
Espero que les haya gustado
Nos vemos en la próxima conty
:bye:
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Re: La Realizadora de Deseos (InuxKag)

:hola: Bueno se que no es muy común en mi pero tenia que poner la segunda parte de este capitulo. Me estaba enloqueciendo, además de que Exel me estaba diciendo que se moriría. No me hago responsable por la muerte de nadie.... En fin espero que la disfruten. Gracias por sus post. Este capitulo se lo dedico a mi amiga Aomecita que se que la animara un poco.

Capitulo 8: Parque de diversiones(Segunda Parte)

Eran las 2:30pm, ya estábamos llegando al parque del pueblo. Por lo que había visto en Internet no era muy grande, pero si bastante divertido.
Solo debía cruzar a la derecha en la siguiente esquina y llegaríamos al parque de diversiones.
Kagome se había vestido realmente hermosa esta vez, su cabello estaba atado en una pequeña cola. Yo en cambio lo llevaba suelto, dejando que el aire jugara con el.

Luego de cruzar, ubique el auto en un estacionamiento cercano al parque. Bajamos del coche y comenzamos a caminar en dirección hacia aquel lugar. Según lo que decía la pagina abría a partir de la 1:00pm así que ya tenían que haber abierto hacia bastante rato.
Las luces de la noria alumbraban gran parte de la calle. No estaba oscuro pero parecía que llovería nuevamente por lo que el cielo no estaba muy claro que digamos.

Entramos al Parque Buyo, un parque de diversiones con varios juegos inspirados en un gato regordete de color blanco con manchas cafés. Kagome parecía una niña pequeña entrando por primera vez una juguetería. Estaba realmente sorprendida, observaba cada atracción maravillada. La música estrepitosa por todos lados, lo bueno era que era música que a mi me gustaba. Aunque ahorita había empezado a sonar la danza del Hamster.

Me acerqué a la taquilla de boletos junto con Kagome. La señorita detrás del mostrador se quedo observándome un rato, pero luego musito algo como “es imposible que sea él” nos entrego las entradas y comenzamos a explorar el parque.

Kagome estaba más que impresionada viendo las maquinas. Le llamaban la atención, más que todo las enormes que daban vueltas hacia varias direcciones con las personas adentro.

– ¿No les da miedo? Inuyasha.- preguntó asombrada al ver el martillo.

El martillo, una maquina compuesta por dos partes en forma de martillo, funcionaba como un péndulo que se movía en dos direcciones, luego de agarrar suficiente impulso este te dejaba de cabeza durante unos 10 o 15 segundos.

– Estarán bien.- aseguré. – Ven, vamos para que comas algodón de azúcar.- la tomé de la mano y la hale conmigo hacia el puesto de comida más cercano.

El puesto era de color rojo con una enorme olla color gris de donde se hacia la mezcla del algodón de azúcar.

– Uno por favor.- pedí al señor.

Enseguida el muchacho me dio el algodón de azúcar. Lo tomé con mi mano mientras Kagome me observaba no muy convencida.

– Pruébalo te aseguro te gustara mucho.- pedí gentilmente.

– Es algodón, no sabe bien.- expreso con cierto asco.

– Tonta, esto es azúcar unida en pequeñas partículas, por tener forma de mota de algodón se les dice así.- expliqué.– Ahora prueba.- pedí.

Kagome hizo un gesto como de niña pequeña, pero luego tomo un pequeño pedazo de algodón y se lo llevo a la boca. Lo saboreó durante un momento y sonrió alegre.

– ¡Se disolvió!- expresó contenta.

– Así es, ten come más.- le entregué el algodón para que lo fuera consumiendo.

– Vamos a esa maquina, Inuyasha.- pidió.

Kagome estaba señalando un barco enorme que se movía cada vez más alto y rápido casi hasta hacerte vomitar.

– ¿No te da miedo?- pregunte nervioso.

– No, ese barco se parece al que usaba Barba Negra.- sonrió.

– ¿Conociste a Barba Negra?- pregunté asombrado.

Ella solo se hecho a reír, me halo del brazo hacia la fila para poder subir a la atracción tan divertida. Le robé un poco de algodón a Kagome y ella hizo berrinche como pequeña.

– Oye, es mío.- se quejo.

– Pero si ni te gustaba.- me queje.

– No se vale, Inuyasha.- se quejó riendo.

La verdad era que me la estaba pasando en grande, Kagome era muy divertida y por todo hacíamos bromas. Hacia mucho que no me la pasaba tan bien como ahora.

Esto no puede continuar, podría enfermar
Me pasa siempre al verte
Siempre busco ocultarlo, el rostro esconder
Cada que me miras tú​

Kagome y yo nos subimos a diferentes atracciones; a las sillas giratorias, las tazas locas, la montaña rusa, los carritos chocones, los botes chocones…

¿Cómo lo iba imaginar? Todo ya cambió
Desde lejos suelo mirar tu cara
¿Cómo pasó? Mi orgullo falló
Desde que apareciste tú…​

Ahora mismo íbamos en camino a otra atracción, la casa de los espejos. Caminando hacia allá Kagome se detuvo.

– ¿Qué pasó? ¿por qué te detuviste?- inquirí confundido.

– Es que…mira que bonito esta ese peluche de Samoyedo.- dijo con voz extremadamente dulce.

Me acerque a ella, se había detenido en una de esos establecimientos de tiro al blanco. Donde tomas una escopeta he intentas dispararle a los muñecos que te ponen al frente, si los tumbas, dependiendo de la cantidad de puntos te ganas algo. Kagome estaba observando al peluche de perro blanco.

Esa chica que ves tú, que me causa inquietud
Prefiero observarla solo desde aquí
Tal vez no sea una razón, Pero sólo de verla venir
Tiemblo de temor…​

Un Samoyedo para ser más especifico. Extrañamente solo lo conocía porque mi padre me había dicho que nuestros antepasados habían estado involucrados en algún tipo de relación con estos perros. Algo sobre criaturas gigantes, monstruos y esas cosas.

– ¿Lo quieres?- le pregunté despreocupadamente.

– Si me gustaría, es muy lindo. Sin embargo tu eres mi amo, la verdad es que ni siquiera debería estar aquí.- admitió desilusionada.

Yo que había conseguido quitar esa tristeza de su mirar, ahora regresaba. Le di al señor del local un boleto y tomé la escopeta frente a mi. No era para nada ligera, al contrario era pesada y parecía que le habían puesto rocas encima para que fuera más difícil usarla. En fin, cuando la alarma del juego se encendió comencé a disparar a los animales de peluche para tumbarlos.

Es más fuerte cada vez, Más extraño cada vez
Como en un sueño el corazón me late así
Y cada día se apodera de mí
¿Qué pude ser? Es muy fuerte
No me daré por vencido.​

Cada vez que anotabas sonaba una horrible campana anunciando que lo habías hecho bien, el samoyedo que quería Kagome costaba 530puntos, por lo que no podías fallar ningún disparo, en especial a las criaturas pequeñas que valían más.

Solo te pido un favor, paciencia tener
Aunque lento pueda ser​

.

Después de un minuto sonó la campana final del juego, arriba de tu cabeza en un tablero aparecía la puntuación que habías conseguido hacer, 630 puntos, esa había sido mi puntuación. “Nada mal para un novato” pensé.

– Muy bien señor ¿qué muñeco quiere?- me preguntó el encargado.

– Déme el samoyedo por favor, el perro blanco de allí.- le señale.

– Aquí tiene.- me entrego el peluche.

– Los demás puntos se los regalo a la pareja de al lado. – le señale a un joven de cabello castaño claro y ojos azules, estaba intentando conseguirle un peluche a su novia con cierta dificultad.

– Muy bien señor.- dijo el encargado.

Quiero acercarme más a ti, tal vez con suerte
Me pueda al fin controlar.​

Con el muñeco en las manos me acerqué a Kagome, ella había estado todo ese tiempo observando la rueda de la fortuna, como las luces encendían y apagaban al ritmo de la música.

¿En qué momento es que comenzó a interesarme?
No sé qué es lo que yo pensaba
Una sensación, que tú no la ves
No entiendes que hay en mi corazón​

…

Llamé su atención con mi mano libre, ella se giró y me miró. Estaba más que sorprendida al ver al peluche entre mis manos.

– Ten, lo gané para ti.- dije sin mucha importancia.

– Muchas gracias, Inuyasha.- sonrió sinceramente. Tomó el peluche entre sus brazos y lo apretujo contra su pecho.

“Peluche con suerte” pensé. Que molesto era que ella abrazará a ese peluche y no a mi, yo era el que lo había ganado. No era justo, yo quería mínimo un abrazo. Bien estaba ¿acaso sintiendo celos de un peluche?…No. Además Kagome estaba prohibida, debo empezar a pensar que ella es una realizadora de deseos, no una humana. La miré de reojo, sonreía como una niña pequeña, mientras sostenía el muñeco.

Esa chica que ves tú, que me causa inquietud
Tan distraída que no ve qué sucede
¿Por qué te sigo sin razón? Sigo al compás de tus pasos
Aun con lentitud…​

Suspiré, era imposible no pensar en ella como una mujer. No había conocido a ninguna chica tan inocente y a la vez tan deseable. Kagome era la mujer perfecta, tan perfecta que jamás la podrías tener. Ese era el problema, la perfección siempre es inalcanzable.

Es más fuerte cada vez, más extraño cada vez
Ha comenzado mi corazón a latir
Ahora no puedo dar marcha atrás.​

Comenzamos a hacer la fila para subir a la noria, en vez que ir la casa de los espejos. La noria era un poco más entretenida por la vista, así que prefería ir a allá que verme a mí mismo distorsionado.

No importara, qué pasará
No me daré por vencido…​

Kagome aun continuaba jugando con su nuevo peluche mientras yo la observaba como idiotizado, lo extraño era que no me había dado cuenta de que la miraba tanto. Nunca había visto a una chica durante tanto tiempo, ni siquiera a aquella mujer.

De repente Kagome se quedó mirándome confundida, comenzó a revisarse el cuerpo y luego frunció el seño.

– ¿Qué tengo algo raro en la cara?- preguntó confundida.

– Si, los ojos, la nariz y la boca. Por lo demás todo perfecto.- bromeé.

Kagome se molesto un poco pero después comenzó a reírse. Que bien me la pasaba con ella, todo era tan tranquilo a su lado…tan perfecto. Ya estaba anocheciendo, eran como las 7:30pm según lo que indicaba mi reloj de muñeca.

Soy un cacahuate, eres un cacahuate, todos somos cacahuates, cacahuate, cacahuate…

Contesté mi celular al escuchar el tonó de Miroku, Kagome aun continuaba riendo debido a que le estaba haciendo muecas chistosas mientras atendía el celular.

–Aló ¿Qué pasó Miroku?

– Ya estas inscrito, regreso mañana a tu casa, allí te doy todos los detalles.- dijo animado.

– Muy bien. Suerte por allá.- me despedí.

Cerré el celular. Gracias al cielo ya era el turno de Kagome y mió de entrar a la noria. Nos abrieron la cabina y subimos. La aseguraron por fuera y el juego comenzó a elevarnos lentamente.

– Vaya esto es más hermoso visto desde aquí arriba.- comentó observando detenidamente por la ventana de cristal la espectacular vista.

– ¿Te has divertido?- le pregunté despreocupado.

– Es la primera vez que me divierto tanto, si te soy sincera.- dijo gentilmente.

– Me alegro, quería que te relajaras un poco.- comenté.

Kagome se sentó a mi lado en la cabina, dejando el puesto del frente ocupado únicamente por el peluche que le había ganado.

–Muchas gracias, nunca antes nadie me había regalado nada. Eres el primer amo que no me trata como un objeto. Te estoy muy agradecida por ello. – comentó.

– No es nada. Para mi es muy difícil no tratarte de esta manera.- confesé un poco sonrojado sin mirarla a la cara.

– Inuyasha…- llamó en voz baja.

Giré mi rostro para verla, ella me observaba de un modo que jamás me había mirado. Era una mezcla tan extraña en su mirar, su boca solo sonreía hermosamente. Estaba hipnotizado ante ella ¿era tan malo querer besarla?

-Quiero besarte... pero si lo hago... tal vez moriré... podrías matarme – Dije sin pensar.

Cerré los ojos un momento, esperando un gesto de odio de su parte, de rechazó. Abrí los ojos sorprendido al no haber recibido ni siquiera queja alguna ante mí confesión. La miré, ella me sonreía.

Entonces, como si fuera una invitación sin palabras, Kagome cerró los ojos. La miré impresionado y luego sonreí feliz. Acerqué mis labios a los de ella, primero como una caricia, los bese suavemente, mientras Kagome se aferraba a mi cuello con sus manos.

Nunca había sentido un beso así. Era sumamente inocente sin segundas intenciones. Como cuando eres un pequeño descubriendo un mundo lleno de emociones.
Rozaba lentamente sus delicados labios mientras mi corazón se aceleraba cada vez más. Había esperado tanto por este momento, ahora mi deseo se había cumplido. Subí una mano hasta su cuello y la acerque más a mí, al tiempo que la incitaba a abrir su boca para besarla más apasionadamente. Con sorpresa sentí de pronto su cálida lengua en mi boca mientras acercaba más la cara a la suya, respondí a cada caricia emanada de su ser, mientras sentía que el mundo ya no importaba nada y el tiempo se detenía. ¿Acaso importaba morir por un beso así? No importaba.

Moriría 1.000.000 de veces antes de perderme este contacto con sus labios. Su inocencia me enloquecía demasiado, su lengua y la mía rozándose en cada momento era algo que jamás olvidaría.

Continuara________________________________________________
Espero que les haya gustado
Nos vemos en la próxima conty
No hay imagen debido a que les di la continuación hoy, tampoco soy la mujer maravilla jejejejeje
Para la próxima si tendrán imagen.
Les doy un adelanto:

– Eso no cuenta, además ese beso no es nada...

:bye:
:ANYWORD: