La que sueña y el que desea.

Tema en 'Fanfics Abandonados de Inuyasha Ranma y Rinne' iniciado por Fadow, 16 Enero 2012.

  1.  
    A Escarlata Taisho

    A Escarlata Taisho Brujo De Las Dimenciones

    Cáncer
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    wuaaa
    que buena continuación perdón por pasar hasta ahora pero al fin tengo un tiempo disponible de mis deberes escolares me acabo de leer los 2 capítulos de corrido, no puedo creer que miroku aya echo todo eso por llevarle ese violín a inuyasha y luego lo del padre de kagome que cree el que su hija no tiene sentimientos veo que al oír esa música se encontrara nuevamente con inuyasha continuala pronto me informas para seguir leyendo una gran historia como lo es esta
     
  2.  
    Freedom

    Freedom Entusiasta

    Capricornio
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    El prólogo me pareció muy bien armado. Incentiva a conocer la historia a la cual pertenece.
    Me gusta el aire enigmático que posee, ese oleaje de misterio simplemente me encanta !

    Malísimamente malo (¿siquiera existe eso?) que Houjo se vaya a casar con Kagome.

    Yo quiero que se case con el moribundo encadenado de Inuyasha x_x



    Espero el siguiente capítulo con ansias, ¡Me gustó mucho el fic!


    Un saludo biónico, nos leemos luego < 3
     
  3.  
    Fadow

    Fadow Iniciado

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    Título:
    La que sueña y el que desea.
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    5
     
    Palabras:
    2445
    “Ver sin ojos: intuición”



    Aquél que tocaba el violín con el alma parecía apaciguarla, ya que el sonido hacía eco por los pasillos y tocaba una melodía triste; pero apenas la escuchaba, supuso que el causante del canto se encontraba un poco lejos de su alcance. La princesa Kagome se dispuso a seguir la música hechizada por sus oídos y guiada por ellos, caminaba y caminaba, aunque aquella melodía reflejaba un recuerdo muy triste, sin darse cuenta sonreía con cada paso que daba y ella misma se convencía “ya pasé por aquí”.

    Sin darse cuenta la princesa recorrió dos escaleras en forma de caracol, cinco pasillos rectos y por ultimo cruzó una puerta muy fría, supuso de inmediato que era gruesa y de hierro con grabados ya olvidados. De pronto escuchó el sonido de unas antorchas ardiendo, el olor a licor y aquella hermosa melodía que la condujo hasta ahí, se hicieron más fuertes: los calabozos prohibidos.

    ―¡Vaya, pero si es la princesa! ―habló Miroku un poco emocionado al verla, InuYasha dejó de tocar al escuchar sus palabras causando un poco de ruido extraño con su violín, abrió sus ojos sorpresivamente―. InuYasha no seas descortés, salúdala.

    ―¡No!, no es necesario… Si no me equivoco, estoy en los calabozos prohibidos, ¿no es así? ―preguntó sin temor a equivocarse.

    ―Así es, aquí es donde me han encerrado por mis actos ―contestó el monje sin ninguna gota de ironía, podía notarse un poco de lujuria en su mirada, pero como se trataba de la misma princesa que lo defendió en la corte, debía guardar mucho respeto con una dama.

    ―… Disculpe ¿no sabe de dónde provenía ese sonido muy bello?, estoy segura que nacía desde aquí.

    ―Venía de mi instrumento… ¡Pero si ha venido aquí a arrebatármelo no se lo permitiré! ―amenazó InuYasha como si a un niño le trataran de quitar un dulce de la boca, se sintió amenazado y se aferró a su violín, no permitiría que una princesa le quitara el símbolo de su infancia y de sus momentos felices grabados en él.

    Kagome rápidamente reconoció aquella voz tan varonil pero a la misma vez tan tierna y asustada, se acercó a los barrotes de hierro sin temor a que ellos le hicieran algo malo a ella, como Sango le advirtió más de quinientas veces. Miroku se atrevió a sorprenderse, tal vez se impresionó por tener ese pañuelo en sus ojos, o por lo valentía de la princesa a comparación de las demás personas del castillo. InuYasha clavaba su mirada oscura a cada paso o movimiento de ella, temía que sus intenciones fueran burlarse de él. Si ese pañuelo blanco no estuviera tapando sus ojos, sus miradas color de noche se cruzarían por primera vez.
    En mucho tiempo, el joven prisionero y agraviado, bajó su propia guardia.

    ―Tocas muy bien ―sonrió tratando de entablar una conversación―. Ni siquiera nuestros mejores violinistas tocan divinamente.

    ―¡Pues…! Gracias ―rascó su cabeza un poco confundido, la miró de frente llamándole la atención el pañuelo que a ella también la hacía prisionera―, ¿viniste a este lugar sólo por eso?

    ―No, también quería agradecerte por llamar la atención de los guardias aquel día que me perdí… ¿fue así, verdad?

    ―…Creo ―mintió, por supuesto que era cierto, no por nada llevaba un día completo sin probar alimento, y es que aquel guardia lo castigó por romper los platos de su propia comida. Apenas llevaba un día de castigo, y aún faltaban dos más―. Pero no te emociones, no fue la gran cosa.
    Entonces sonó un rugido proveniente de su estomago, InuYasha olvidó por completo que la hora del almuerzo nunca llegaría, o por lo menos en los próximos tres días. No aguantaría mucho tiempo en ese estado.

    ―Parece que tienes hambre ―curveó un poco sus labios―. No puedo ver, pero he agudizado el oído más que cualquiera de aquí ―InuYasha iba a preguntar algo, pero Miroku habló primero, sólo los labios del hambriento se movieron.

    ―Vaya eso es asombroso, no había escuchado algo similar ―comentó el monje―. Princesa, no es digno que pida esto pero… ¿podría hacerme un gran favor?, si accede se lo agradeceré eternamente.

    ―Sí, con gusto ―sonrió amablemente.

    Por supuesto que no accedería, ¿cómo se puede ver a una princesa de su categoría haciéndole un favor a un ladrón? Esa pregunta rondaba por la mente de InuYasha. Está bien que Miroku sabía tratar a las mujeres y él poseía cierto don especial con ellas, pero no había probado su suerte con una princesa.

    ―Mi báculo como aprendiz es lo único valioso que tengo, ¿es necesario que me quede en esta celda sin mi preciado artefacto? ―puso una cara suplicante, su compañero de celda se avergonzó por él ¿Tan bajo podía caer?

    ―No es necesario, los guardias quitan las armas para que no se dañen los prisioneros o no intenten escapar… Aunque por favor, no es muy propio que diga de esto, pero si tiene la oportunidad de escapar, por favor escape ―pareció como una súplica y Kagome estaba en lo cierto.

    La clave para escapar de aquella cárcel era el báculo. InuYasha no terminaba de sorprenderse de las decisiones de ella, ¿o tal vez los coqueteos y la dulce voz de Miroku funcionaron? Ni siquiera eso le importó; aunque eso era buen a señal para los prisioneros, Miroku sació su pregunta de una forma sutil:

    ―Perdone mi curiosidad, pero ese hermoso pañuelo que tiene en sus ojos… ¿para qué lo tiene? ¿No lo considera un estorbo para la belleza de sus ojos? ―Kagome rió un poco por el comentario, no le molestaba en absoluto su atrevimiento, de hecho le agradaba que alguien se interesara y se preocupara por ella. A pesar que InuYasha no se atrevió a preguntar, agudizó sus oídos dispuesto a escuchar hasta las respiraciones de ella.

    ―Hace tiempo habían dicho que yo tenía poderes espirituales, para poder utilizarlos y hacer beneficios con ellos primero tendría que purificar mis ojos. El sacerdote dijo que no tenía que ver algo impuro, es por eso que tengo el pañuelo en mis ojos ―explicó agarrando el barrote de hierro, se notaba algo triste―. No es que me queje, pero siempre tengo que depender de alguien.

    InuYasha y Miroku intercambiaron miradas, por lo visto, la vida de la princesa no era del todo buena. El prisionero violinista cruzó los brazos y se recargó en la pared.

    ―Si de algo le sirve princesa, los momentos que estuve como un monje aprendiz, nos enseñaron una lección básica ―Miroku desde su celda, sin morbosidad tomó la mano de ella―: no olvide que todas las cosas poseen vida, se siente cuando uno está solo o acompañado. Estoy seguro que lo sabe mejor que nadie.

    ―Sí… creo.

    ―Miroku no le compliques la vida ―masculló InuYasha―, lo único que puedo ayudarte es guiarte con mi violín cuando quieras volver a los calabozos prohibidos… pero claro, no pienso que desees volver.

    ―¡Por supuesto que volveré! No pienso dejarlos aquí después que me escucharon. Allá afuera nadie me escucha, es como si también me hubieran quitado la voz. Vendré aquí todo el momento que pueda, es más iré por el báculo del monje Miroku ahora mismo ―se levantó de golpe dejando boquiabiertos a los jóvenes, se dirigió a la salida sin problemas dejándolos también preocupados.

    De repente, sólo la leña quemándose se escuchó por el calabozo por unos segundos.

    ―”Te guiaré con mi violín cuando quieras” ―arremedó el monje con una voz un poco afeminada y haciendo ademanes raros―. Es muy agradable la princesa, ¿no es así, InuYasha?

    ―¡Oh cállate, Miroku! ¿Y qué me dices tú? ¿Le piensas decir que escaparemos cuando tengas el báculo? ―se burló de él poniendo a prueba hasta dónde podían llegar sus mentiras. Ser monje no significaba ser santo.

    ―Por supuesto que no, yo sería incapaz de romperle el corazón a aquella dama… seguro que mi despedida sería un golpe para ella...

    Mientras ellos mantenían una discusión constante, Kagome se adentraba a los pasillos del castillo sin saber por dónde empezar. Ella no era tonta, sabía que necesitaba el báculo para escapar, en esa línea de tiempo, los monjes no sólo profetizaban la buena cosecha o el buen tiempo, más que nada se dedicaban a crear conjuros para exorcizar a los demonios o para purificar los hogares. Un conjuro bien hecho podría sacarlos de aquella prisión, para eso era necesario un báculo sagrado, como el monje Miroku tenía. La princesa estaba enterada que con eso haría enojar a su padre y posiblemente la encerraría en su cuarto de por vida, ¿Kagome lo haría por venganza por el compromiso inesperado?, si era así tenía razones poderosas para hacerlo.

    Sus pies recorrieron pasillos, salas, cuartos y pasadizos que nunca había visitado. Pero llegó a una habitación con una puerta demasiado fría, de seguro estaba hecha de hierro, entró sin mucho problema y sintió la presencia de muchas armas peligrosas a su alrededor; sin embargo recordó las enseñanzas de Miroku: “no olvide que todas las cosas poseen vida, se siente cuando uno está solo o acompañado”. Basándose a aquellas sabias palabras y estando en aquella situación, se concentró en lo más profundo de su mente y sintió la presencia de algo sagrado que la guiaba hasta donde estaba. Se dirigió hasta el artefacto y logró descolgarlo de la pared, lo examinó con su tacto y efectivamente era el báculo del monje.

    Una gran cantidad de felicidad y triunfo abrazó fuertemente su corazón, se sentía poderosa ahora que había aprendido a tomar algo sin ayuda de nadie, sólo fueron necesarias unas cuantas palabras llenas de sabiduría. Detalle que nadie daría crédito si Kagome lo comentara, por el simple hecho que la princesa no podía ver.

    Salió con mucha suerte de la habitación y siguió por sus propios instintos recién aprendidos, aunque volteaba de vez en cuando hacia atrás, pero no le prestó tanta atención: su misión era regresar a los calabozos prohibidos.

    No tardó mucho en volver a oír el violín de InuYasha resonando en los pasillos, se dispuso a seguirlo… no obstante, su intuición le gritaba que alguien la seguía de cerca…


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    Kohome: Se supone que Miroku dejó que lo encerraran para darle el violín a InuYasha, sé que es algo torpe de meter a este personaje y más por algo tan sencillo; pero quise mostrar un lazo de amistad de ellos muy fuerte. Espero que te haya gustado este capítulo, es muy especial para mí tener lectores interesados, te agradezco tu comentario.

    Cami chan: Muchas gracias por tu agradable comentario, espero que ningún capitulo te decepcione, tengo la historia ya tramada dentro de mi cabeza pero la desplazo poco a poco mientras escribo. Es un gran honor para mí tener otro lector, y de mi parte, te doy la bienvenida. Muchas gracias por las felicitaciones, me animaron mucho para seguir escribiendo.

    Nia Tetsuya: Tú eres mi adivina personal desde niñas, amiga este capítulo va a honor a ti por tu cumpleaños. Te tengo una sorpresa pero no te lo puedo dar estando tan lejos: es el autógrafo de “L” mandándote saludos y un dibujo que hice de Sheik, espero que te gusten. Amiga muchas felicidades por tu cumpleaños, espero que te la pases muy bien por allá, y desde aquí la familia te manda muchos saludos.

    Skyward: En algunos capítulos de la serie, Miroku a veces ocultaba o guardaba objetos entre su ropa, se me ocurrió que ahí podía esconder el violín. Mmm… sería buena idea meter a Sesshomaru, pero no tengo idea todavía su postura en la historia. ¡Muchas gracias por tu comentario hermanito!

    A Escarlata Taisho: No te preocupes, sé que el tiempo puede ser muy corto y más en los detalles escolares, muchas gracias por tu comentario y siempre serás bienvenido. Espero que el capitulo sea de tu agrado.

    Little Ignorance: Muchas gracias por tu comentario, espero que este capítulo te agrade, y pues bienvenida seas.


    .Capítulo dedicado a Nia Tetsuya quien hoy cumple años.
    ¡Muchas felicidades!

     
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  4.  
    A Escarlata Taisho

    A Escarlata Taisho Brujo De Las Dimenciones

    Cáncer
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    Pluma de
    Escritor
    hola
    primero en comentar que bueno, que buen capítulo hecho ahora kagome tiene unos amigos ya era algo que ella necesitaba espero que pueda ayudarlos a escapar y que ella también escape de su vida como prisionera que es, me da intriga por saber quien la sigue y cuando publique la continuación déjame un mensaje en mi perfil para estar aquí y leer cada nuevo capitulo que pongas
     
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  5.  
    Nia Tetsuya

    Nia Tetsuya Iniciado

    Piscis
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    14 Enero 2012
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    Muchas Gracias amiga!!! Y dile a la familia que gracias y que quisiera verlos a todos. Cambiando de tema, me facino mucho tu continuacion, y sabes me gusto la comedia que le agragaste a Miroku, no es mucha pero si la apropiada. Y me da gusto que Kagome ya halla podido llegar a esos lugares por si sola yq eu halla seguido el consejo que Miroku le dio. Y sabes me facinaria poder escuchar como toca InuYasha el violin, seria como escuchar el conto de los angeles. Aun que nose que tienen que ver pero bueno. Por favor avisame cunto coloques tu conti me tiene muy intrigada... Yana.
     

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