La Pirata

Re: La Pirata

Bueh, parece que no lo continuaré. Sé que lo que viene estará muy bueno, pero te aseguro que me costará un mundo escribirlo... tal vez lo siga en unos meses... cuando recupere la vena escritora.

¡Que lata! me paso horas frente a la hoja en blanco y no tengo nada que escribir! Me siento un fiasco... he tenido demasiados fracasos últimamente.

Bueh, hasta pronto. Guardaré esto y lo continuaré algún día XD

Faroth

 

Re: La Pirata

Hahahaha el siguiente capítulo va dedicado a ti, Mio. Simplemente con tu post hiciste que yo también quedase nuevamente intrigado con la historia. No tengo claro qué es lo que va a pasar y eso me apasiona. Por eso, para enterarme, tengo que escribirlo!! intentaré hacerlo :D

GRacias por devolverme la fe.

 

Re: La Pirata

Uuuufff uff ufff... desde ABRIL que no escribo. ¿alguien realmente se acuerda de lo que trataba la historia?

Porque... bueh, encontré mi cuaderno de apuntes. estoy dispuesto a llevarla a cabo. Necesito hilar unas cosillas y hacerme el tiempo, pero si no me equivoco, en 2 días tendrán su continuación recién salida del horno.

Porque ya la empecé a escribir, y de pronto siento que mis dedos están retomando el calorcillo de la escritura. Y ahora que ya empecé, no quiero dejarlo. No quiero. No.

Besos

Faroth

 

Re: La Pirata

Okey Chicos y Chicas. Algo nervioso estoy por continuar esto. Quiero que continúe bien y bueh... ojalá que les guste. Espero que les siga gustando porque tengo miedo de haber perdido el norte y no poder volver a recuperarlo.

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Despierto.
El abrir los ojos hizo que lentamente las miles de imágenes que en ese entonces viajaban por mi cabeza se esfumaran con lentos movimientos curvos y borrosos. Me dolía la cabeza al punto que pensé que reventaría. Parecía como si hubiesen sido meses los que estuve allí atrapado en aquel lugar.
Pero de a poco volvía a la realidad. Inhalé profundamente sólo para que a mis pulmones llegase el agrio sentimiento de un polvo húmedo y sucio. Un mohín uq ellevaba años. Ya ni se sentía la pólvora ni el aceite. Estaba sobre el cadáver de lo que había sido un glorioso guerrero de la corona.


Repasé todo lo que había sucedido hasta entonces. Recordé que aquel barco era mi carta para estar con Elena. Me pregunté por qué quería estar tant con ella. Y realmente no supe dar una respuesta. Por primera vez en mi vida quería conseguir algo, y ya no era tanto por ella o por lo que sintiera por un chico de 15 años. Sino que era por demostrarme a mi mismo que era muchísimo más capaz de lo que creía todo el mundo. Especialmente Gallieri y los chicos con los que trabajo. Siempre se andan riendo de mi. Tal vez porque soy el menor, o porque no tengo tanta habilidad carpintera como ellos. Pero ahora... ahora yo sería mucho más que un carpintero. Sería dueño de un barco. Y no cualquier barco, sino que la fragata del mismísimo Luigi Gallieri.


Unos extraños ruidos en el piso superior me sacaron de mis pensamientos. En un comienzo me quedé helado por la sorpresa y el miedo. Pero luego, lentamente, fui agudizando el oído hasta escuchar con más claridad la clase de ruidos que eran. Habían pasos. De seguro habían pasos. Pero pertenecían a alguien que se movía rápido, que caminaba con seguridad, pero no daba más de tres sin detenerse. Y cuando los pasos se detenían empezaban sonidos de cajas, de golpes, como si alguien removiera los escombros y la basura del barco. Tal vez busaba algo... o a alguien.


Tragué saliva con esto último. Y decidí ponerme sobre mis pies. Con una velocidad casi nula, me fui acomodando para quedar sobre mis pies, pero todavía agazapado, espiando por la pequeña abertura que tenía la puerta de la habitación en la que me encontraba. Podía ver el pasillo desde allí. Pero mi concentración estaba en el techo. En cada uno de los ruidos que hacía el visitante. Por un momento sentí las vibraciones en el aire que hacía mi corazón al latir. Un movimiento en falso y sería descubierto.


De pronto, las pisadas dejaron de detenerse. Caminaron con determinación monstruosa hacia las escaleras que decendían al piso donde me encontraba. Cuando escuché los pasos en las escaleras, mis ojos se desorbitaron en búsqueda de algo contundente con el cual golpear. Pero al no encontrar nada en aquella habitación que me convenciera, me dejé llevar por la curiosidad y me asomé por la abertura de la puerta. Podía ver más o menos el pasillo, pero todavía no las escaleras. Tenía que saber quién o qué era.


Cuando mi ojo izquierdo se asomó completamente por el pasillo, vi a quien estaba en aquel barco conmigo. Y no pude contener el grito de sorpresa.
Al empujar la puerta noté cómo se sorprendía, además, el grito debió impactarle de casi igual forma. Pero mi carrera no fue detenida, y me lancé con una gran sonrisa al cuello de aquella persona.


Él se quedó mudo del asombro. Yo reía como si fuese mi cumpleaños.


El momento de felicidad fue breve. Pronto me encontré tirado en el piso del barco, y el trasero me dolía en gran magnitud. Mi aterrizaje no fue el más blando, pero al menos quedó demostrado que él no era demasiado afectuoso.


- Así que por fin despiertas - Me dijo en su español tan precario y mal hablado. No sé si por lo fea de la boca, o por su desinterés en aprender la lengua. Yo lo miré con incredulidad.


- Ya sabías que... bueno... -

- Estoy aquí desde la salida del sol, muchacho. - me interrumpió el inglés. Yo no aguantaba la emoción.
- Eso quiere decir que... ¿Repararás el barco? -
Él me miró, crítico.
- ¿Sabes, muchacho, el estado en que se encuentra esta cadáver? - preguntó con voz grave mientras golpeteaba la muralla del pasillo.
- Eso quiere decir que... ¿No puede ser reparado? - No pude evitar que mi voz temblara.
- Si tuveras muchísimo dinero, podrías malgastarlo pagándole a un montón de imbéciles para que reparen el barco con el material que compraste, con aún más dinero. Costaría más o menos... el doble en oro que una fragata nueva y mucho mejor que ésta. Así es que si tuvieras el dinero sería más fácil comprarse una nuevo.


Yo apoyé mi espalda contra la pared que ahora el inglés se dedicaba a arañar, como si estuviese comprobando la calidad de la madera. Suspiré desmotivado.


- Pensé que venía con la intención de repararla - él me miró y esbozó una pequeña sonrisa.
- Eso vine a hacer, muchacho.
Yo lo miré extrañado, pero no dije nada. Él inhaló hondo antes de hablar, y cuando sacó la voz, las primeras palabras fueron en forma de suspiro.
- Yo no tengo dinero... pero. - Hizo una pausa. Sorpresivamente, algo en mí se encendió.
- Mi negocio se fue al quiebra, gracias al Hijo de Puta de Gallieri. Y me dejó con montañas de excelente material, que guardé mientras esperaba ilusamente que apareciera un... un cliento.


- Eso quiere decir... -

- Que no tengo por qué tener dinero. Tengo todo o casi todo el material que necesito.


Mi corazón casi se sale de mi pecho. Me di cuenta que mi sueño de tener un barco se hacía de pronto realidad, por cosas del azar. Pero cuando el inglés volvió a sacar a relucir su mal español, me di cuenta que los sueños, aunque parezcan de pronto realizados, la realidad misma es bastante distinta.


- Eso sí, quiero que sepas que esto yo no lo haré gratis. - Comentó. Mi felicidad lentamente se trizó desde la base y amenazó con caerse.
- Yo no tengo dinero. -
- Bueno... tendrás esta frigate si vuelve a navegar.
- ¿¡Que!? ¡No puede ser! ¡Pero si la necesito!.
- Entonces no hay trato, lad. - Me dijo. Pero él no quería zanjar el asunto en "No hay trato". La fragata era fenomenal y sin duda era una excelente oportunidad para ambos buscafortunas de encontrar lo que queríamos.


- Escucha - me dijo, acercándose a mi - En un comienzo, no te creí nada de tu tonta historia de que Gallieri regalaba un barco. Es de locos. Pero finalmente, me di cuenta que no perdía nada viniendo a comprobar si lo que decías era cierto. Y de pronto. ¡Magic! Aquí estaba, y allí estabas tú, durmiendo. Ya sé que necesitas este nave, por eso no te la pediré ni entero, ni de inmediato. Yo te ayuda a ti, y tú me ayudas a mi - Me sonrió con unos dientes medio destrozados. Sus ojos eran sinceros.


- ¿Y qué significa puntualmente este trato entonces?
- Déjame a mi la tarea de ponerlo a andar. Tengo una forma de conseguirme hombres aptos para el trabajo. Este barco puede andar y yo puedo hacerlo. Pero quiero ser el capitán mientras navegue. Hasta mi muerte o que desee retirarme. Y llevarme dos décimos del botín.



Yo pensé un poco la propuesta. Elena no permitiría que un pelmazo fuera el capitán. No mientras ella estuviera sobre el barco. Además, se llevaría el doble de ganancias de lo que se lleva un capitán normal. Pero por otro lado, el barco seguiría siendo mío cuando navegue. Tenía que existir otro acuerdo.


- Y qué te parece esto: En nuestro primer viaje, que es el por qué necesito el barco, tú eres el segundo al mando. Habrá otro capitán, pero a él lo dejaremos en su hogar terminada la primera misión.- Puso una cara muy seria, lo que me demostró que no le estaba gustando el trato, así es que, a la desesperada, intenté salvar mi proyecto. - De ahí en adelante, tú eres el capitán, y te daré la mitad de mis ganancias como dueño del barco.


Esto último hizo que su rostro se iluminara. Me sonrió aun más y me tendió una mano de carpintero, muy gastada, gruesa y dura.
- ¿Estás seguro? Es un trato.

- Seguro - le respondí. Dándole mi mano y sellando el pacto.


- Me llamo Sebatián - añadí, tendiéndole la mano.
- Sebstián - repitió, como si el sonido le divirtiera.
- SabAstián - le correjí.
- Ok, lad, Sebstian. Mi nombre es Edward. Pero me dirás Ed.- Se rió de mí, y me paretó aún más fuerte la mano. Yo decidí que tenía que jugar un poco más su juego. Él me sacaría de mi miseria.







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Ufffff, eso por hoy. espero pronto traerles más. El Miércoles es probablemente mi meta :D

 

Re: La Pirata

Gracias Mio por tu apoyo incondicional. Sé que me demoré más de lo previsto [nuevamente] pero ya empecé a escribir lo que sige. Y cuando eso pasa, signfica que la continuación está cerca.

 

Re: La Pirata

Lo conocía de antes, pero no se habían dicho los nombres. Revisé 3 veces la discución que tiene Sebastián y el Inglés. Porque yo tenía esa misma duda XD

Me hiciste recordar que tengo que seguir escribiendo. Esta misma noche lo continúo