La Pirata

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por Faroth, 7 Febrero 2008.

  1.  
    Ponchera

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    Re: La Pirata

    Pues no me e pasado por aqui por falta de tiempo, es q la U me tiene algo corto de tiempo y ahora no se si se prolongue. En todo caso me pasare cuando pueda a leer esta historia, aun no e comenzado desde donde la deje pero volvere para leerme lo que me haga falta.

    No hace falta decir ya a estas alturas que es un buen trabajo el que haces y ademas que tienes el don para escribir muy bien.

    Chao!
     
  2.  
    omi_chan

    omi_chan Iniciado

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    Re: La Pirata

    solo dejame decirte una cosa:esta fantastico,uy no espera que eso son dos cosas.espero que sigas asi de bien buena suerte.
     
  3.  
    Faroth

    Faroth Entusiasta

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    Re: La Pirata

    Gracias una vez más por sus comentarios. Debo admitir que me estanqué un poco en esta parte ya que ni yo sabía bien cómo resolver el pequeño problema de Sebastían. Pero ya tengo nuevas ideas y es hora de plasmarlas :D

    Saludos y espero, como siempre, que disfruten tanto como yo :D

    Faroth

    --------------

    A la mañana siguiente, me levanté de muy buen ánimo, y el desayuno estuvo particularmente bueno. Elena estaba ayudando a mi madre en el hogar, y debo decir que lo hacía de una manera exquisita. Era muy buena en la cocina, y mejor aún en los conocimientos de limpieza, orden y prioridades de todo tipo. Sin embargo, algo de eso hizo que me entrara un poco de pena, ya que ante la inquebrantabilidad emocional y la parquedad que Elena, me podía dar cuenta que era una mujer que vivía muy sola, que ha vivido sola toda su vida, y que pretende seguir haciéndolo. Sabía tanto de tratos con otras personas como sabe un indio de un astrolabio. Pero en realidad eso no me importaba. Bastaba verla con la nueva ropa que andaba trayendo -mi madre la ayudó con eso- Algo más femenina, pero sin dejar de lado su camisa y pantalones acostumbrados. El pelo de los costados le llegaban a los hombros, pero atrás tenía el pelo más largo, casi hasta la mitad de la espalda, en una forma escalonada y en punta. Ahora lo llevaba suelto y yo nunca la había visto así. Como siempre me sorprendió, y me sacó esa risita estúpida que generalmente pongo cuando la veo.

    Pero hoy era distinto también, porque yo debía mostrarle mis logros.
    - Tengo un barco para tí, Elena - le dije orulloso. Ella me miró sorprendida y abrió sus enormes ojos verdes para mirarme mejor.
    - ¡Al fin, Sebastián! - Me dijo. - ¿Y cuándo podríamos zarpar?
    Mi madre me miró extrañada entonces. Estaba por allí limpiando unos platos. Yo le sonreí e intenté contestarle de inmediato a mi interlocutora.
    - Bueno, primero hay que hacerle unos arreglos. El barco es viejo y por eso me lo dieron. ¡Pero te aseguro que cuando quede bien, será el mejor barco de todo el caribe!
    Elena me miró y pude notar algo de desconfianza en sus ojos.
    - ¿Podríamos ir a verlo? - me dijo.

    Y a eso fuimos. Mi madre no hizo muchas preguntas. Yo le dije que acompañaría a Elena un tiempo, y ella me contestó que lo hablaría bien cuando llegase el momento. Así es que partimos a las afueras de la Gloria, y cuando llegamos a la casa del señor Gallieri, nos alejamos un poco más hacia el oeste, hasta encontrar el viejo muelle, donde quedaban sólo un par de barcos amarrados allí. Entre ellos, estaba la inmensa fragata. Orgullosa flotaba en el agua, bien amarrada al muelle. Era enorme. Debía tener casi cincuenta metros de Eslora y diez de Manga. Cabría por lo menos una tripulación de más de docientos integrantes. Aunque baste sólo una docena para poder manejarlo decentemente. Era claramente un barco fuerte y rápido, utilizado anteriormente para la guerra y al que todavía podía ver que le quedaban varios de sus cañones. Diez por lado, asumí yo.

    Ante la mirada de horror que proferían los ojos de Elena, yo me adelanté para intentar aplacar su ira.
    - Al menos flota, ¿no? - le dije con una sonrisa leve.

    Y luego de una corta inspección, nos dimos cuenta que no. No flotaba. Lo que sucedía es que estaba muy bien amarrado al muelle. Y donde se encontraba, la quilla estaba casi por todo su largo enterrada en la arena bajo el mar. El calado del barco era suficiente como para topar fondo, y con la ayuda de la misma agua y las amarras, el barco se mantenía en perfecto equilibrio.
    Y eso no era lo único. La madera estaba toda vieja, descuidada. Agujeros en todos lados, indicios de fuego, de explociones. Sin muchas puertas, sin ventanas, sin escotillas, sin velamen. El palo de mesana estaba destruido, y el bauprés fue arrancado junto con el mascarón de proa, otorgándole eterna mala suerte al barco.

    La obra viva estaba agujereada, y supongo que al estar casi hundido, la obra muerta también lo estaría. Pero con gusto me di cuenta que las cuadernas estaban en bastante buen estado. Yo era un entendido en todo el tema de arreglar barcos, pero no tenía idea de cómo manejarlos. Así es que debía encontrar la forma de arreglarlo, sin importarme cómo.

    Elena parecía ahora divertida.

    Se me acercó tranquilamente, y me desordenó el pelo. Había algo de pena en su voz, pero lo que me dijo hizo que yo me llenara de una impotencia terrible.
    - ¿Sabes, hermanito? - me dijo. - Creo que te tomé demasiada estima y fe. Debí suponer que no podrías encontrar un barco para mi. No te preocupes, tengo mis medios para...
    - ¡Cállate! - Le grité. No quería que ella no confiara en mi. - ¡Debe haber una manera de hacer que este barco navegue otra vez! ¡Te lo aseguro!
    Ella intentó calmarme.
    - Pero hermani...
    - ¡Tiene que existir! ¡Yo lo arreglaré para ti!
    - Sebastían, ni digas algo que no puedes hacer, nunca he visto un barco así de herido volver a...
    - ¡Sí puede volver a navegar y ya lo verás! - Le gritaba desmesuradamente, cuando ella trataba de ser comprensiva. Yo no sabía que hacer, estaba desesperado y al borde de las lágrimas. No quería que ella me viese llorar. Sólo quería que confiara en mi. Tal vez yo no fui razonable, pero quería creen en alguna posibilidad. - ¡No confías en mí, pero lo lograré! ¡zarparemos juntos y...!

    Ahora fue ella la que me interrumpió.

    - ¿Sabes, Sebastián? - Me dijo bruscamente, tomándome de los hombros. - Estoy cansada de no hacer nada. ¡Quiero navegar YA! Confié el tiempo suficiente en ti y demostraste ser un completo inútil, ahora me voy y conseguiré zarpar por mis medios, aunque eso signifique nuevamente dejarme babear por hombres grotescos. No quiero volver a verte. ¿Me escuchaste?

    Luego de decir eso, yo quedé helado. Ella simplemente se levantó y se fue. Me dejó sólo en la cubierta de un barco que apenas se movía con el mar: La quilla enterrada en la arena y sin velas, ni palo de mesana. Las lágrimas ya no se escondían, salían por montones y humedecían mis mejillas y mentón. La había perdido. Y con ese pensamiento me lancé a llorar en la borda. Era el fin.




    No... ¡no podía ser! No era el fin. Tenía que encontrar la forma. Tenía que seguir creyendo en mi, a pesar que ella no lo hiciese.

    Me levanté de mi agonía, me pasé la camisa por los ojos todavía mojados, sorbí mis mocos y, con la pena guardada en el pecho, emprendí la marcha al único lugar donde sabí podía encontrar de todo: "El Viejo bastón Ebrio".


    --------

    Salió más corto de lo que pensé. Pero lo que quiero escribir a continuación [Que ya empecé] sería demasiado largo postearlo, entonces prefiero entregar lo que viene en unos días más [supongo que serán pocos]

    Espero hayan disfrutado y se viene otro buen capítulo luego de este. Las aventuras en la mar están próximas :D

    Saludos

    Capitán Faroth

     
  4.  
    Karl Orphen Fei D´lyra

    Karl Orphen Fei D´lyra Usuario común

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    Re: La Pirata

    de la ..., asu q buen capitulo , que emocionante, por Dios , eres mi heroe faroth , pobre sebas , por dios , lo senti aqui en el corazon todo el capitulo.
     
  5.  
    leti

    leti Guest

    Re: La Pirata

    ¡Vaya, vaya! ¿Quién se imaginaría a la ruda Helena tan hacendosa?

    ¿Y el Quebitas queriendo impresionarla? Jah, pero luego luego se las olió Helena. ¡Y zás! ¡Qué el barco no rifa! xD

    ¡WOW! ¡HELENA EXPLOTÓ! No sé por qué pero no me extraña, jejeje será por que soy como ella... xDD Soy muy gentil pero de repente estallo por cualquier cosa, juarjuarjuar!!! Mi querido Faroth, has sabido retratar muy bien a las mujeres, eres genial!!!

    Ahora me deja intrigada saber para qué va a ese lugar qu suena tan raro
    ¿Qué quiere encontrar?

    No te demores mucho!!! Estaré esperando con ansia lo que sigue, cada vez se pone más bueno!!

    BESOS!!!!!!!
     
  6.  
    Faroth

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    Re: La Pirata

    Bueno, recuerden que ese es el bar donde Sebatián llevó a Elena cuando todavía ella era el "Viajero Misterioso".

    Así que prepárense, que mañana se viene la continuación :D

    Muchas gracias por postear siempre. En verdad :D No tener lectores es algo desmotivante, aunque no debería ser un impedimento para seguir leyendo. Ojalá más personas me leyeran, pero simplemente estoy feliz por el hecho de entretener sus vidas aunque sea por unos diez minutos cada varios días xD

    Saludos

    Faroth
     
  7.  
    Karl Orphen Fei D´lyra

    Karl Orphen Fei D´lyra Usuario común

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    Re: La Pirata

    me consta eso leti y muxo , faroth cuando sale la conti? , ya me esperaba q Elena no le aguantara tanto al mocoso , pero en fin , nuevamente gracias x los exelentes capitulos cada un mejor q el otro xd
     
  8.  
    Faroth

    Faroth Entusiasta

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    Re: La Pirata

    Ok, la continuación sale pronto, aunque sea para uds dos :D

    Saludos

    Faroth
     
  9.  
    Okita

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    Re: La Pirata

    Y yo no cuento como lectora? o.ò

    :( bleh... Pues el capitulo me ha gustado, Quebitas cada capitulo me deja con una sensación de pena tremenda por él. Elena fue bastante dura, ¿cómo le va a decir inútil? Pero bueno, es que yo soy partidaria de Quebitas xDU...

    Ya, me ofendí
     
  10.  
    Ganymede

    Ganymede Usuario popular

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    Re: La Pirata

    Ah, no te desmotives.. me había ganado la vagancia,pero he vuelto... Enr ealidad ya ni quería leer por que a cada capítulo el chico queda más hunido, y más ahora que han herido su orgullo de hombre... digo, porque si no, no le hubiera dolido tanto.

    Y Elena... ha sido dura, pero sus razones tendrá... Demonios, ya quiero ver como le hace para reparar su barco uOu...

    Espero con ansias en siguiente capítulo =)
     
  11.  
    leti

    leti Guest

    Re: La Pirata

    Aunque sea para ustedes dos... ¬¬ TE VOY A MATAR!!!!!!!! ME DESPRECIAS POR SER BONITA xD Ok, no, ¿no era por ahí verdad? Jijiji.

    Pues si le pusieras un letrero a tu firma con tu fic seguramente más personas lo visitarían. Por que el título es bastante llamativo, el femenino a mí me parece muy atractivo.

    Y pues ya aparecieron los demás!!!!!!! Yahooooo!! Así somo más para hacer presión.

    Oye Faroth, no sé si yo leo muy lento o qué tranza, pero en 10 minutos no me leo tu capítulo. Me tardo más. :D Igual por que me gusta saborearlo, chiquitéarmelo, diría mi mamá, pero te aseguro que en 10 minutos no lo leo.

    Perdón akutsu, sé que tú sabes bien cuando estallo xD Nee, de repente me agarra el demonio, igual que de buenas a primeras me agarra el payaso :P pero no me hagas caso, nomás dame el avionazo y ya!!

    Échale muchas ganas a tu historia, es muy buena, aquí seguimos esperando.

    BESOS!!!!!!!
     
  12.  
    Faroth

    Faroth Entusiasta

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    Re: La Pirata

    Paso rápido para decirles que he escrito un poco en cuaderno [eso es avance rápido en el futuro] pero hace un par de días que intenté escribir, y se me borró TODO. Realmente no sé porque. Entonces me plantié el hecho de si seguir o no [por primera vez]. Y la verdad... quiero seguir. TENGO que seguir. Esta historia tiene que quedar escrita. Soy escasísimas las veces en que tengo planeeado el final. Y éste final merece que llegue a él.

    La verdad, la única vez que tenía el final planeado, fue cuando escribí las "Crónicas de un Rolero" y ahora es una novela corta que tengo que reescribir. Y consta, por ahora, de casi 50 páginas.

    En fin, les mando un abrazo muy fuerte y prepárense para una continuación que se viene próxima.

    Saludos

    Faroth, el de siempre :D
     
  13.  
    Okita

    Okita Adicto

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    Re: La Pirata

    Crónicas de un Rolero... Que buena historia esa :K la vas a publicar otra vez? yo la leería con gusto ^^
     
  14.  
    Faroth

    Faroth Entusiasta

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    La Pirata
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    Re: La Pirata

    Siento el eterno retraso. Espero sepan perdonar a esta pobre alma que de pronto se le fue la inspiración [Aunque ya tengo esta parte estructurada a mano] y no pudo acercarse al teclado por un tiempo.

    Ahora, creo que me tiraré un par de puntos para recordar en que parte de la historia quedamos.

    Resumen:
    - Sebastián conoce a Elena.
    - Le ofrece un barco para que se quede.
    - El barco está hecho mierda, y Elena lo trata de inútil.
    - Sebastián decide ser fuerte e ir en busca de ayuda a un viejo bar de "La Gloria" [Donde llevó a Elena cuando todavía no se conocía su identidad]

    Saludos, espero que estos puntos [que los hice muy, pero muy sencillos, simplemente para que recuerden lo que ya han leído. No quiero hacer un resumen de la historia, ¿Que gracia tendría escribirla entonces?]

    Espero disfruten esta parte.

    Saludos

    Faroth


    -----------

    Cuando finalmente crucé el umbral que daba al antro conocido como "El Viejo Bastón Ebrio" faltaba poco para el medio día, y el Sol comenzaría su lento descenso por el azul del cielo. Mi mano temblorosa se movía casi involuntariamente hacia la puerta del bar, y con un simple emupjón, ya estaba dentro.

    El local estaba, como siempre, con bastante clientela. Era uno de los pocos lugares en La Gloria que no dormía. En las noches, se encendía el fuego y comenzaban los cantos, las historias, los bailes, los negocios, las amistades, los amores, las enemistados y los desamores. Pasaba toda la noche así hasta que, cuando el sol comenzaba a salir, la mayoría de la gente partía a dormir. Muchos marineros de paso visitaban el local, y podían quedarse hasta altas horas de la madrugada, cuando el Capitán los dejaba. Pero siempre debían volver antes del mediodía. Era en esa hora cuando los más borrachos terminaban su larga noche de farra y comenzaban a llegar los que habían dormido temprano y buscaban un desayuno. Entonces se generaba una simpática mezcla de gente bien vestida y dormida, con borrachos trasnochados, bellos durmientes en sus cómodas mesas, e incluso alguna que otra mujer (Trasnochadas o recién llegadas).

    Fue en esa hora precisa que yo entré. Sabía que no tenía mucho tiempo. En un par de horas más el calor sería tan abrumador que todo el mundo estaría en algún lugar más refrescante. Eran un par de horas donde toda La Gloria parecía dormir. Las calles se vaciaban bastante, y la gente se protegía del intenso sol caribeño. Hasta que ya el atardecer arribaba, y entonces la ciudad nacía de verdad, como pocas ciudades nacen a diario.

    Estaba bastante oscuro en el antro. Más que mal, pensaba yo, era un lugar al que no le importaba ni el día ni la noche. Sólo ofrecer un buen servicio. Y sin ser demasiado bueno, era de los más baratos que se podrían encontrar (Y que tuviese un mínimo de calidad asegurada). Dirigí mis pasos hacia la barra, donde una dama de camisa entreabierta y voluptuoso pecho al punto de antojárseme horrible, limpiaba con un paño la suciedad de la madera. Tenía pelo negro enmarañado y llevaba un delantal que hace varios años debió ser blanco.

    - Buenas - arrojé en un tímido saludo y noté que mi voz era mucho más aguda y llorona de lo que yo pensé que era.
    - ¿Se te perdió algo? - Me contestó con voz socarrona la mesera. - Deberías ir a tu casa a que te cambien el pañal, niño - dijo y se rió de su propio chiste. Yo nisiquiera me sonreí. De alguna manera, me estaba envalentonando y la imagen de Elena llegó a mi mente, con su sonrisa de ángel, y su encanto sin igual. Debía hacer bien las cosas.
    - Estoy buscando algo de información - Dije en un tono confidencial. La mujer se detuvo y me miró levantando las sejas, en honesto signo de asombro por mi personalidad. Su silencio de sorpresa me insitó a seguir hablando.
    - Mi Capitán me ha enviado en busca un buen carpintero de ribera. Necesito que un barco sea reparado. Es urgente y necesito al mejor, ya que está bastante maltrecho.
    La mujer me siguió mirando un momento más y luego relajó sus hombros, como entendiendo que a veces los niños forman parte de la tripulación de algunos barcos, y son enviados a cuando mandado se le ocurra a cada pelmazo de la tripulación.

    - Dile a tu capitán - me respondió. - Que el mejor lugar para reparar un barco, está en el taller de Gallieri. Allí hay muchos carpinteros y maestros de barcos que pueden ayudarte. Gallieri mismo es un excelente arquitecto.

    ¡No! ¡Yo no necesitaba a Gallieri! Necesitaba algo mejor. Tenía que haber alguien mejor, aunque yo bien sabía de la fama del taller y de todos los buenos hombres que trabajaban allí y de los cuales yo he aprendido un montón. Nosotros éramos los aprendices de carpinteros, y nuestros maestros eran sin duda hombres que hacían milagros. Pero no lo suficientemente buenos para echar a andar la fragata del dueño.
    Estuve a punto de responderle que necesitaba a alguien mejor, sabiendo que probablemente aquella ignorante mujer se reiría de mí, cuando escuché algo que entró como un bálsamo a mis oídos. Una voz que nunca olvidaré. Fue como el coro de ángeles que probablemente se escucha a la entrada del cielo, a pesar que era una voz carraspera y con un intento de acento español tan horrible como el aspecto del que la pronunciaba.

    - ¡No sólo sé construirlos y repararlos, sino que sé manejarlos también!

    Mi mirada no se desvió de la desproporcionada mujer, sino que se quedó fija, y agudicé el oído. Habían dos borrachos discutiendo. El que acababa de hablar parecía tener un acento inglés, pero algo extraño había en su forma de hablar. Tal vez podía ser Escocés o Irlandés.

    La respuesta vino en un correcto español, cubierto con más de un litro de alcohol. Otro borracho, éste probablemente nacido por aquí.
    - ¿Tú, Captián de un Barco? - Se rió desagradablemente. - Antes, que me ahorquen por mis crímenes. Tú llevarías a un barco en círculos hasta encallar.

    La mujer me miraba impaciente, con unos ojos que reflejaban que, a pesar de que probablemente no tenía nada que hacer, me diría algo como "No tengo tiempo para perderlo contigo, mocoso". Pero yo me adelanté a que me dijera nada.
    - ¡Gracias! Lo averiguaré yo mismo. ¿Podría antes darme un vaso de agua?, El calor es insoportable.
    Ella resopló y se removió un mechón de cabello que le caía cerca de la boca, y me dio la espalda para dirigirse a cumplir mi pedido.


    Yo lentamente me di la vuelta y observé a los hombres que discutían. No estaban muy lejos, por lo que podía oír bien. Nadie parecía reparar en ellos.
    - Si los capitanes también fueran carpinteros, sabrían perfectamente cómo arreglárselas con un barco algo dañado. Sabrían cómo manejar situaciones en medio de batallas donde ya han salido heridos. ¡Pero muchas veces ni saben cuánto aguanta su barco! ¿Recuerdas lo que le pasó a Teach? ¡Yo le dije sería catastrófico virar a sotavento con el daño que traíamos. Él no me tomó en cuenta, y ya ves dónde terminó. Con su cabeza en el palo mayor.

    Yo tuve una especie de visión muy veloz de lo que hablaba aquel Inglés. Teach era un nombre temido y apenas mencionado por la gente. Era el verdadero nombre de aquel quien fue conocido en todo el nuevo mundo por Barbanegra. Mi columna lanzó un escalofrío cuando supe que aquel hombre lo llamaba por su apellido, cosa que desde que murió pocos osaban hacer, sólo los que lo conocieron bien. Cuando vivía, nadie lo llamaba por su nombre.

    La discución siguió por un momento entre los interlocutores. Mientras yo veía en aquel hombre de terrible acento español, la esperanza de recuperar a Elena. ¡Era carpintero a bordo del barco de Barbanegra! Tenía que poder ayudarme. Cuando volví a mirar en dirección a la mesa de los dos hombres, aquel que hablaba mejor español se levantaba y se despedía, sacando unas monedas de sus bolsillos mientras decía.
    - Bueno, soñador. Cuando logres tener el dinero para comprar un barco, serás capitán. Así es que deja de gastarlo en ron. - Lanzó una despiadada risotada. - Y toma - dijo, poniendo la moneda en la mesa. - Este lo invito yo, para que estés más cerca de tu nuevo barco.

    Y con muchísimo entusiasmo al reir, salió del bar, dejando al inglés solo con sus pensamientos.

    ¡Es ahora o nunca! me dije. Así es que junté todo mi ánimo, de un sólo sorbo me bajé el vaso de agua que me sirvió aquella mujer, y le dejé una moneda de cobre por las molestias. Mis pasos me llevaron sin duda alguna hasta sentarme junto a aquel cabizbajo hombre, para hacerle la propuesta más loca que probablemente escuche en su vida, aunque si realmente era quien yo creía, vivir unas cuantas cosas más no serían ninguna molestia.
    Apestaba a ron. Se le veía mareado y vestía ropas andrajosas y sucias. El pelo lo tenía ondulante hasta la pera.

    - Disculpe - le dije. Mis nervios quería estallar. Pero luego de muchos segundos sin ninguna respuesta, me sentí algo aturdido. Imité una buena tos de esas que sirven para llamar la atención, pero nada. Esperé un rato pensando qué podría decir, cuando la cabeza se me iluminó y dije con la voz más seria que pude entonar.
    - ¿Así que ud iba a bordo del Queen Anne's Revenge? - Todo el mundo había escuchado hablar de aquel barco. La leyenda lo precedía, aunque hace un par de años que ya nunca más navegaría.

    El hombre lentamente alzó la cabeza y me miró. Sus ojos gritaban desprecio. Pero algo en mí lo hizo recapacitar un momento y levantarse por completo, hasta que, de estar casi apoyado en la mesa con la cabeza, pasó a estar tendido en la silla al punto de hacer crujir el respaldo.
    - Sólo soy un carpintero - Me dijo, intentando parecer despistado, pero yo sabía que algo estaba interesado en este muchacho que le venía a hacer esa clase de preguntas.
    - Da la casualidad que yo necesito reparar un barco. - Le dije, incentivándolo a conversar. Pero no dio el resultado que yo esperaba.
    - Pues anda donde el taller del hijo de puta de Gallieri. Ése sabe reparar tan bien que ha dejado a los demás sin trabajo.

    Y diciendo esto, se levantó para irse. Mi cabeza maquinaba rápidamente intentado encontar algo que lo hiciese detenerse. Hasta que encontré una forma. El hombre dio sus primeros pasos cuando dije en voz alta.
    - Gallieri me dijo que no puede repararlo - El hombre se detuvo. Parecía escuchar. Yo pensaba a una velocidad que nunca esperé tener.
    - De hecho, el barco es suyo. Pero ya no anda. Me dijo que me lo regalaría si llegaba a hacer que diera una sola vuelta a la isla de La Gloria. Está destrozado casi por completo.


    El hombre lentamente se dio vuelta. Sus ojos brillaban.
    - ¿Gallieri no puede repararlo? - quiso saber. - ¿Y que te hace pensar entonces que yo sí? - Con la mirada brillante que llevaba, le diría que es eso lo que me convence que el hombre puede hacer algo. Pero se me ocurrió algo mejor.
    - El hecho que escuché que ud necesita un barco. Podría, después de repararlo, ser el piloto, si desea. - Me pareció una excelente oferta, además que ya le daría a Elena un buen piloto para su barco. Esperando que lo fuese.

    Al hombre se le nubló la vista. Lo del piloto no pareció convencerlo.
    - Lo siento, muchacho - me dijo, y pareció que todo el peso de la realidad caía sobre mí. - Yo quiero un barco para llevarlo donde a mi se me antoje. No para ser un segundo o un tercero. Y mientras no tenga dinero para comprar uno, no pondré pie sobre cubierta.
    - ¿Y que me dice si me ayuda con un asunto luego de repararlo, y luego de hacer lo que yo quiero hacer, se lo regalo a ud?
    El hombre se había sentado frente a mi. Estaba discutiendo visiblemente consigo mismo. Fruncía el seño pero luego asentía en un ademán de "¿Y por qué no?", pero luego, nuevos pensamientos lo asaltaban y volvía a negar. Hasta que de pronto, me miró y parecía enojado.
    - ¿Sabes, renacuajo? - me dijo.- No tengo por qué creerte tanta mierda. ¿Gallieri regalando un barco? ¡Por favor! ¡Como si estas oportunidades calleran del cielo!
    - El barco existe, ¡hombre! - le dije. - Está en el puerto occidental. Aquel que ya no se utiliza. Gallieri vive por allí cerca y tiene su barco anclado pues ya no se puede mover. Mañana en la mañana podríamos ir a verla, es una fragata que yo sé que puede ser reparad...

    Me detuve por dos cosas muy puntuales.
    Primero, la palabra fragata hizo que el hombre pusiera la vista en el horizonte y un millar de imágenes parecían recorrerle los ojos. Yo me desconcentré con lo soñador que podía llegar a ser él. Es como cuando me dicen algo que me impresiona, y me pongo a pensar de más y veo muchísimas imágenes frente a mi. Como lo que sucedió a continuación. Estoy seguro que, de alguna manera, yo también puse la vista al frente.

    Lo segundo, la puerta se había abierto y, tambaleándose, con una botella en cada mano y afirmándose de un hombre de horrible aspecto, entró al bar, la mismísima Elena.
     
  15.  
    Okita

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    Re: La Pirata

    HOLY CRAP!

    Impresionante, dios, no me esperaba a que Elena apareciera ahí!... Increíblemente tenemos al parecer los mismos pensamientos... Ya me parecía imposible que el hombre le hiciera caso a Quebitas, ¿Sería posible? NAH... Y cuando vi que parecía que le diría que si me dije "No, no creo que Faroth lo haga así..." Y la salvación llego cuando el tipo le dijo Renacuajo xD ahí respire con alivio.

    *waa* se pone jodida la cosa!
     
  16.  
    Karl Orphen Fei D´lyra

    Karl Orphen Fei D´lyra Usuario común

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    Re: La Pirata

    me muero ¡¡¡¡¡¡
    Nuevamente me has dejado encantado , impresionado , fascinado , no puedo creerlo que Helena... xd , que habra pasado , y el pobre sewbas vienfdoselas dificil para conseguir q le reparen el barco para Helena , T_T , espero proto tu proximo capitulo , escuchaste pronto¡¡¡¡
     
  17.  
    Faroth

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    Re: La Pirata

    omg... llevo 4 semanas sin escribir. Algo me pasa que ando desmotivado. Quierod ecirles a los que siguen leyendo [siesque sigen leyendo, claro] que no importa que me demore, que no importa si finalmente no lo leen. Pero lo terminaré. Les aseguro.

    Así que eso. Ya sé cómo continuarlo, y tengo casi toda la historia que continúa estructurada más o menos. Pero lo terrible es que de estas tres semanas, me he sentado dispuesto a escribir por lo menos unos 15 días donde no he encontrado la inspiración

    Así que eso. Espero que sigan queriendo que la continúe porque lo haré. Sólo que puede que me demore unos pocos días más.

    Saludos

    Faroth
     
  18.  
    Faroth

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    Re: La Pirata

    Continúo así a nadie le importe :D. Pero necesito seguir con esta historia. No sé porque ha significado demasiado para mí. Siento los atrasos, pero es todo lo que puedo hacer.

    ------------------

    Tal vez había subestimado o idealizado a Elena. Tal vez no era la mujer que yo creía. Tal vez había pensado de más, o tal vez la explicación más simple puede atribuirse a que ella tiene razón: Soy sólo un mocoso inútil.

    Pero... cuando uno siente en las entrañas que la sangre circula más rápido, que pareces perder la vista por segundos o cuando te mareas de pronto por el simple hecho de aquel olor que flota impasivo y entra a tus narices e inunda del más dulce sabor todo cuanto vive en tí; sabes que no puedes estar equivocado. Elena era distinta, yo lo había vivido. Me había sonreído, me había enseñado a luchar y un poco de navegación. Aquella no era mi Elena. Era otra mujer que actuaba para conseguir lo que quería.

    ¿Actuar? ¿Y si estaba frente a la verdadera, y la de los días pasados simplemente actuaba para conseguir el barco? ¿Y si ella nunca ha sido lo suficientemente real como para no actuar frente a nadie? Tal vez ahora actuaba como borracha para conseguir "a su manera" -como me había dicho- algún otro barco, pero también actuaba de niña buena para conseguir conmigo lo que deseaba.

    Mi mente me jugaba una mala pasada. Sin darme cuenta yo ya me había alejado de la mesa en la que hablaba con aquel inglés que parecía ser mi salvación para acercarme a un rincon de sombras intentando no ser visto. Elena estaba tan borracha que ni siquiera se dio cuenta que había más gente en el local, y que era poco pasado el mediodía. Era una pésima imagen para ver. El hombre que la acompañaba ebrio al punto de babear, era de una piel y un cabello tan grasoso y sucio que daban repulsión a la mirada. Y los ojos de Elena, habían perdido todo el brillo esmeráldico que los caracterizaban. Ya no era la misma.

    De pronto, algo hizo quiebre dentro de mi y los ojos se me llenaron de lágrimas. Miré por última vez al hombre sentado en la mesa, con la mirada pensativa y sostenida en el aire, antes de salir corriendo y pasar casi atropellando a la "dulce" pareja.

    Corrí... no sé cuanto tiempo corrí. Pero las calles, sus luces y sus oscuridades, sus silencios y sus ruidos; nada parecía importarme. Ni siquiera supe si me había reconocido cuando pasé corriendo a su lado. No me importaba. Sólo quería alejarme de ese lugar cuanto más pudiera. Corría sin dirección alguna, perdido en mis pensamientos y sólo en ellos. Nada me importaba ya. La gente me miraba extrañada mientras ellos para mí no eran más que cuerpos borrosos que debía esquivar para seguir alejándome.

    Corrí tanto que salí de "La Gloria" por el norte. Llegué hasta donde mis pies se tropezaron y caí de bruces en el pasto bajo unos árboles. Allí me quedé tendido. El único sonido que llegaba a mis oídos eran los latidos de mi corazón golpear como explosiones de cañones en mis tímpanos. La sangre se arremolinaba en mi cabeza.
    No sé cuánto tiempo pasé así. Probablemente menos del que sentí, ya que los segundos se me hacían eternos. Poco a poco empecé a escuchar lo que sucedía a mi alrededor, todavía con la mejilla pegada al suelo.
    El sonido de los árboles moviendo sus hojas. Algunas gaviotas que volaban más adentro en busca del viento favorable que provenía del centro de la isla, donde se alzaban los grandes cerros. El mar. El lejano e inmenso mar, que yo había tenido bajo mis narices desde que nací y estaba tan acostumbrado a él que a veces no recordaba que existía. Lo más marítimo que he hecho, fue mover un barco de un muelle a otro. Y ni siquiera lo moví yo, sino que la tripulación del barco que me permitió subirme un rato mientras lo movían. También una vez en que me encontré con un gran capitan llamado Howard, que me enseñó lo que era sotavento y barlovento. Me dijo que para combatir, tener el favor del viento era sinónimo de tener la mitad de la batalla ganada.

    Muy lentamente, varios recuerdos de mis años pasados surgieron como dibujos mal echos en mi mente, y que de a poco tomaban el color y la forma necesaria, antes de recordarlos.
    De a poco fui haciéndome pequeño, mientras veía pasar mi vida frente a mis ojos. Recordé la primera vez que vi un barco. Y la primera vez que me aterré al ver en el muelle cómo un enorme Galeón desplegaba todo su velamen de pronto.
    Pero luego fui avanzando en desorden. Recordé cuando conocí a Gallieri. Que le demostré que era bueno con la madera y los clavos, ya que había ayudado casi un año a los carpinteros y a mi madre a construir mi hogar.

    Recordé cosas hasta que de a poco llegué a la actualidad. El momento en que herían a Elena y todo lo que la había acompañado después.



    Me levanté de donde estaba y miré mi entorno. Estaba solo bajo las sombras de un árbol. Había subido una gran loma y frente a mí se extendía el declive de la geografía para llegar a un bosque de tamaño regular.
    "Es hora de volver" Pensé, y lentamente mis pasos me llevaron de vuelta a La Gloria.


    Ya era bien entrada la tarde cuando arribé a mi hogar. Mi madre preparaba algo para la comida, y cuando me preguntó dónde estaba Elena, yo le comenté que se había ido y no volvería. No diré que no le afectó, pero suspiró con una actitud de seguir adelante con nuestras vidas. Más que mal, ella sólo llevaba poco más de una semana viviendo con nosotros y simplemente fue porque no podía moverse por su herida.

    Pero me vio tan desanimado, que intentó conversarme.
    - Sebastián, no te deprimas. Era una buena mujer, pero ya se fue. - Se acercó a mi y me tomó del mentón para mirarme fijamente a los ojos. - Sé que siempre quisiste un hermano mayor, alguien que te guiara. Pero tienes que dejarla ir.
    - No es eso, mamá. - Le dije, retirando su mano. - Creo que quiero salir a tomar algo de aire. Estoy muy cansado.
    - Entonces acuéstate cariño. - Ella intentaba ser amable, pero yo no quería nada.

    Simplemente la miré. Ella a veces no me entendía, y cuando se daba cuenta de que yo era muy complejo, simplemente se rendía. Creo que estaba cansada de ser padre y madre a la vez. Debe ser agotador no contar con la ayuda de alguien para criar a tu hijo. Yo a veces me aprovechaba de eso y se lo hacía más complicado para que me dejara hacer lo que quisiera. Ella a veces cedía. Y ahora lo haría.
    Luego de revisar cada destello que emitían mis ojos, ella lanzó un nuevo suspiro de resignación y fue a la cocina a envolver algo de comida.
    - Al menos llévate esto. - Me dijo. - Debes tener hambre y supongo que si estás mucho tiempo afuera, te dará más.

    Yo le agradecí su regalo y lo acepté con una pequeña sonrisa.
    Pero luego me encontré caminando nuevamente por La Gloria. Estaba solo y hacía un poco de frío. El sol se había ocultado y la noche llegaba con su velo. Pronto me vi en el lugar al que me dirigía, pero no sabía por qué.
    El mar golpeaba dócilmente el costado de la olvidada Fragata. El nombre había sido borrado por el tiempo y la guerra, y los despojos de velas se mecían levemente con el viento.
    Allí fue cuando, una vez más, entré al barco y me senté a comer en uno de sus compartimentos. Luego de haber comido feliz lo preparado por mi madre, di un gran bostezo y me estiré en el piso de madera. No me di cuenta, pero apenas cerré los ojos, ya estaba en el mundo de los sueños.
     
  19.  
    Karl Orphen Fei D´lyra

    Karl Orphen Fei D´lyra Usuario común

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    Re: La Pirata

    Faroth al fin GRACIAS¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
    Estuvo como decirlo....mmm bastante mmmm no se que decir pero al menos al fin lo publicaste
     
  20.  
    Faroth

    Faroth Entusiasta

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    Re: La Pirata

    Sé que no estuvo bueno, por eso me costaba postearlo. Porque fue un minuto muy malo. Ahora supongo que mejorará. :D
     

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