La pintora de insectos

Capítulo XII​

_… según la historia el universo eterno se encentra dentro de un planeta de otro universo, se formó en una pequeña caverna y es invisible a nuestros ojos, en un punto donde la soledad lo protegió desde el momento de su creación y aún sus seres no lo destruyeron. No se sabe específicamente como es pero el planeta del universo que lo aloja es de cielo violeta, aunque no todos los universos tengan cielo.
Marcus le estaba contando esto a Alphonse mientras estaban en las alturas de unas montañas que daban a una ciudad donde habían estado consiguiendo algunas provisiones para su viaje, era de noche y Alma dormía detrás de ellos y de vez en cuando despertaba para comer algunos granos y migas. Luego de decir lo anterior, Marcus rió y prosiguió:

_ Yo creo que es una simple metáfora, ya que debe ser imposible que puedan comprobar esos universos, ya que no hay forma de llegar ni siquiera al más cercano.
Comió un poco de arroz y el espantajo le respondió:

_ Tenemos bastante en común, habiendo nacido como seres con tanta diferencia.

_ Solo son distintas formas de crecer.

_ Sí, claro, no todos piensan como tú. Pareciera que las razas no existen pero si las especies.

_ Todos somos seres.
Culminó el músico con una amable sonrisa.

Las diferencias eran grandes. La mayoría de los seres crecían bastante durante su primera etapa de vida, luego se mantenían, y se debilitaban finalmente en la última conocida como vejez. En el caso de esta especie el hecho de envejecer era relativo, y hacerlo los mejoraba. Nacían fuertes y sin inteligencia, y esto los hacía buenos para sobrevivir hasta llegar a la siguiente etapa. Crecer no dependía del tiempo para ellos, y estar por morir los hacía sabios y lúcidos como incentivo por ser una “raza rechazada” por el resto.

Nota de pie: No confundir o comparar con el racismo, o lección sobre el mismo. Solamente es paradoja.

 

Capítulo XIII​

August ya había recorrido un largo puente que pasaba por arriba de un gran abismo, desconocido y vacío. Al superarlo había pasado por una zona de piedras y cascadas, donde superó una tormenta. Y ahora se encontraba caminando por un páramo bordeado por un arroyo muy claro, y el clima era agradable, un soplo de aire caliente le voló un poco los pelos. Entonces se cruzó con una especie de zorro parlante de color marrón anaranjado. El animal lo saludó con esa especie de respeto sarcástico típico de un zorro:

_ Adiós poeta.

El muchacho se percató y respondió con una sonrisa incalificable:

_ Cuanta picardía. ¿Y donde aprendiste a hablar?

_ Digamos que estuve en algunos libros.

_ A, se a que te refieres.

_ Oh! Entonces también lo sabes.

_ Aha.

_ ¿Y qué piensas de nosotros, las especies de todos los universos? En especial de este, en especial de tu especie.

_ Como especies, estamos condenados. Pero porque las cosas no estuvieron bien hechas desde el principio, ahora ya no hay solución. Esta solución era la posibilidad de crear un universo donde sus seres sean totalmente libres pero que se respeten en plena armonía y aceptación. Simplemente cuidando al medio y haciendo con esto que toda especie continúe viviendo en un lugar adecuado y agradable. Pero con el invento del poder, la explotación, y con sentimientos inventados como la maldad y el odio, y con la creación de dioses esclavizadores todo eso hace que el absurdo de vivir sea aún peor.
Eso como especie, como individuos estamos condenados al absurdo desde el comienzo, por falta de propósito, y por lógica. Luego de la muerte: Nada. Es razonable el hecho de admitir que, sin importar lo que hagamos, si es de forma singular carecerá siempre de sentido, como la existencia, nuestras infinitas existencias.

_ Bien, algo similar pensaba yo, aunque no cabe duda que visto más…

_ No cabe duda.

Dijo el poeta, con la misma sonrisa con que se había comenzado a dirigirse al animal, y ambos siguieron su curso.

Durante toda la conversación habían estado hablándose de perfil, ya que se habían quedado en el lugar donde se habían cruzado, sin desviar su camino por una simple conversación.

 

Capitulo XIIII​

​

Amanda y los demás se acercaban a una triple frontera discutiendo (por la casualidad de la situación) sus puntos de vista sobre las líneas que separan a la gente para dividir al mundo.

_ En fin, hay que buscar compañeros en este “todos contra todos”.

Dijo la pintora, mientras se tapaba con una mano por el sol para divisar bien que alguien se acercaba. Mientras lo miraba algo la perturbó, sintió que su presencia era fuerte y su mente ilegible. Entonces se cuestionó mentalmente:

_ A la mayoría de la gente es fácil leerles las mentes, no es más que saber qué tipo de rol cumple en esta estancada y predecible sociedad. Son seres superficiales y tan simples que se creen complejos. Con solo saber que esta civilización se basa en el egoísmo y el individualismo basta para perder la fe en la especie, además de la pérdida total de la confianza, pero ese sujeto da una sensación de libertad y despreocupación que juraría que es un…

Las pisadas que ya estaban a pocos pasos le interrumpieron los pensamientos.

 

Capítulo XV​

​

Marcus, Alphonse y Alma caminaban por una rural calle de tierra, mientras en unos campos de escasa, pero verde y húmeda, vegetación pastaban unos caracoles gigantes. De repente un ave del tamaño de un humano apareció frenando en el aire con un poco de dificultad, era uno de los pichones de Alma que ya habían crecido. Las criaturas comenzaron a comunicarse y Alma dio a entender a los muchachos que algo había sucedido y por lo tanto debía marcharse. Le costó un poco explicarse, pero los muchachos al final la comprendieron y Alphonse decidió:

_ Creo que iré con ellos a ver qué sucede, estoy seguro que algún día volveremos a encontrarnos amigo, se que eres fuerte y aguantaras solo, y que no puedes cambiar de dirección junto con migo así que es una despedida, pero no por siempre amigo.

_ ¿Estás seguro? Quisiera ir con ustedes, pero creo que es buen momento para probar mi potencial individual.

_ Bien, sabía que dirías eso, por eso nos veremos pronto, pero recuerda el significado de
individuo, no se puede dividir.

_ Heh, nos veremos pronto, se que sí, Alphonse.

Así el espantajo se subió al lomo de Alma y con el hijo del ave al lado despegaron. El viento volaba los cabellos de Marcus quien miró hacia arriba como se alejaban, sacó su flauta, y se puso a tocar de costado, cerró los ojos y siguió caminando con tranquilidad, degustando los sonidos de su música. Mientras, los caracoles interrumpieron su pastoreo para detenerse a escucharlo, sí, a escucharlo.

 

August caminaba apaciblemente por una cañada con los ojos cerrados por su paz interna cuando escucho que se acercaban algunos, entonces respiro hondo, exhaló, y abrió los ojos sin sorprenderse del cambio del paisaje, contrastante con el momento en que dejó de mirar (pero no de ver).

Lo que si le llamó la atención fue una muchacha que le hizo pensar:

_ Oh, que impredecible carácter ¿Será vector?
Miró fijamente a la chica sonriendo un poco.

_ Hola ¿Tu nombre es?

_ Amanda.

_ Amanda, yo soy August, encantado de conocerte, ahora tendré que preguntarte ¿Neutra?

_ Hum! Lo imaginaba. Tan neutra que me confundo.

_ Eso es bueno, yo también.

_ Eres un vector como yo ¿Artista?


_ Poeta ¿Tú?

_ Pintora… de insectos.

_ Jaj! Una gran vector chica, eres un gran vector.

Terminaron de comunicarse mentalmente y cada uno siguió su camino. Los otros jóvenes solo lo miraron y él los saludó como si viera potencial en estos.

 

Capítulo XVII​

Los tres jóvenes y Lucy habían decidido entonces caminar por el ramal que restaba ver, ya que al otro lado las montañas tapaban al océano.

Lucy se detuvo, comió un poco de césped fresco que había en el camino de tierra y siguió.
Dos aves y un espantajo les pasaron por arriba muy veloz.

Los muchachos iban caminando y Lucy marchaba adelante correteando unas hojas que volaban en el viento y comiendo. Desde atrás los jóvenes notaron que la hormiga frenó bruscamente, haciendo un poco de polvareda.
Cuando la tierra se despejó, un ser similar a un enano, pero con la piel verde azulada, orejas puntiagudas, ojos saltones, y expresión seria media amargada, tosía y se sacudía sus vestimentas. Llevaba puesto un traje con gorro donde el color negro predominaba, y una capa.
Llevaba unos papeles, cuando los chicos se acercaron les dijo sin saludarlos:

_ ¡Ustedes! Deberían tener más cuidado con esa animalia, en fin, aquí les dejo un aviso de la nueva reforma. A cambiado el orden mundial y se deberán seguir algunas reglas para una nueva y mejor organización. Ahora el poder será nuestro nuevo régimen y el primer rey ha enviado a muchos como yo a que lo divulgue por los alrededores. Desde ahora están sujetos a los nuevos cambios y la más mínima contradicción será penada con encierro indefinido o muerte. Asegúrense de mantenerse fuera de problemas.
Diciendo esto se marchó.

_ Que descortés.
Dijo la pintora.

Los jóvenes lo miraron con un poco de desconcierto y comenzaron a quejarse entre ellos, ya sabían que esto tarde o temprano sucedería.
Lucy se entristeció y dejó de jugar. Amanda la acarició y les propuso a los otros:

_ Aquí se terminó, sabíamos que el poder asechaba y ahora es algo real. Y bien, no es algo difícil de entender, los únicos culpables son quienes se benefician con esto. Los poderosos deberán caer, y nosotros, el pueblo, les haremos saber que de una forma pacífica se puede lograr. Simplemente con la fuerza de la mente, porque la razón está de nuestro lado. Estoy totalmente segura que la mayoría de las personas también están disconformes con estas nuevas reformas. ¿Saben cuál es el error que cometen? Lo malo de la existencia lo aplican a un sistema político. Demasiado con que estemos totalmente condenados y sin opciones, encerrados en un infinito sin fuerzas. Y ahora nos vienen a dejar sin salidas en otro aspecto más. Es realmente sofocante, pero lo peor de todo es que no se dan cuenta que ahí no sale beneficiado nadie, ni siquiera ellos mismos. Estábamos, dentro de todo, unidos, pero ahora no se imaginan como vamos a empezar a perjudicarnos entre todos.

El ladrón y la prostituta la comprendieron, y entendieron que, más allá del disfraz, esas eran palabras de aliento.

Caminaban en silencio, cuando empezaron a divisar una ciudad.

_ Miren, podríamos quedarnos unos días a descansar y comer en esa pequeña ciudad.
Rompió el silencio Dimitra, obviamente ya se había adaptado y hablaba con más fluidez.

Ya oscurecía y se acercaron a un hospedaje, golpearon una vieja puerta de madera y una mujer los hizo pasar. Le explicaron que se quedarían unos días y les ofreció un pequeño cuarto para los tres jovenes, lo aceptaron y se dispusieron a dormir. Aunque antes de eso Amanda se aseguró:

_ Señora ¿Podría dejarle un recipiente con agua y unos panes a mi compañera?
Le dijo a la mujer tocándole el brazo.

_ Claro niña, despreocúpate.
Le respondió amablemente.

_ Muchas gracias, Lucy también se lo agradece.

 

Capítulo XVIII​

Marcus seguía caminando cuando vio que la calle por la que iba se acababa, pero otro camino la interceptaba. Guardó su instrumento y, cuando ya llegaba, escuchó unas voces, sintió vergüenza e ingresó en uno de los campos.
Cuando cruzaba el alambrado oyó música bastante lejos, era muy lejos como para que un oído común la escuchara, pero ese era el talento innato de Marcus.
El chico sintió curiosidad comenzó a caminar, seguía la música que parecía estar cada vez más cerca, pero ya oscurecía. Finalmente llegó y vio a la figura de un hombre de espaldas, sentado, tocando la guitarra. El chico se fue acercando con un poco de timidez, y cuando le iba a palmear la espalda se dio vuelta y era una mujer, entonces el joven exclamó confundido:

_ Oh, perdóneme, corríjame si me equivoco ¿Usted era un hombre hace unos segundos?
La mujer no respondió y se transformó de golpe en un niño, Marcus al ver esto se entregó al pánico y comenzó a correr, mientras el otro lo perseguía entre la noche y los árboles, cambiando constantemente de forma. Al final una zanja muy grande obstaculizó el camino del chico y la criatura lo alcanzó:

_ No huyas ¿En qué me beneficiaría dañarte?

_ ¿Y para que te serviría beneficiarte?
Le respondió nervioso.

_ Es la respuesta que estaba esperando, pero no recibo muchas respuestas ¿Cómo sentiste mi música si salía de lo profundo del bosque?
Le dijo la criatura mientras seguía cambiando de forma.

_ Soy músico.

_ Qué bien, yo igual.

_ ¿Qué eres?

_ Te lo acabo de decir, músico. Aunque sí, hago un poco de todo en cuanto al arte.

_ No te pregunté eso, te pregunté qué tipo de criatura eres.

_ El único en mi tipo, soy un… perdón, él “Anónimo”.

_ ¿El de la tabla?
Dijo sorprendido.

_ Sí, me han atribuido tantos dones por esa maldita tabla. Pero hice algo más importante, yo fui quien creó el “Universo eterno” tanto por dentro, como por fuera. De chico era un simple vector, un día decidí salpicar y crear una partícula con vida. La mismísima vida me fue llevando por diversas situaciones que formaron mi forma de ser y mi nivel mental entonces se superó así mismo al punto en que pude transformar una utopía en sueño, y ese sueño en realidad. Pude trasladar la partícula a uno de los lugares más seguros del infinito y luego entré en ella para asegurarle eternidad, haciendo de sus habitantes luchadores de la especie. Te diría donde se encuentra, pero ya todos saben que es dentro de un planeta de cielo violeta, un planeta obviamente deshabitado, lo que no saben es la ubicación de este, no la saben porque la clave para la eternidad del “universo eterno” es que nadie sepa su ubicación.

Marcus lo miró por un tiempo, reflexionó un poco y de un suspiro exclamó con seriedad:
_ Oh, hay muchas cosas que no entiendo ¿Podría hacerte algunas preguntas?

_ No, lo lamento, no puedo darte claves para abrir un mamushka.

_ ¿Qué es un mamushka?
Dijo el músico sin saber que jugaba al principito.

_ Eres muy bueno chico, pero demasiado inocente, te dije que sin preguntas. Solo recuerda lo que dije antes y algún día quizás te sirva.
Dijo riendo y sin parar de cambiar de formas.

_ Al menos podrías decirme por que cambias de forma, que es un vector, o como era tu verdadera forma.

_ Esta es mi verdadera forma, como era antes, ya lo olvidé.
Dijo cambiando de forma más rápido que antes.

_ Bien ¿Quieres que toquemos? ¿Dónde está tu guitarra?

_ Oh eso me recuerda, hiciste que la rompa.

_ Lo siento pero la culpa es de ambos, no debiste asustarme así.

_ No hay problema, simplemente déjame que…
Dijo acercándose al chico, y tocándole con un dedo la frente, de repente comenzó a llover muy fuerte y caían algunos rayos a lo lejos. Al ser tocado Marcus se desmayó y el Anónimo pronunció estas últimas palabras, luego desapareció.

_ Te he dado exceso de conocimientos, disfrútalo chico.

 

Capítulo XIX​

Al día siguiente Dimitra se despertó y miró a su alrededor comprobando que Mao no se encontraba en la habitación. Se levantó y bajó unas precarias escaleras, frotándose los ojos, cuando vio que el ladrón estaba preparando un desayuno.

_ Buenos días Mao ¿Qué haces tan temprano? ¿Sabes cocinar?

_ Oh, que tal Dimitra, buen día. Claro que sé.

El chico había preparado una especie de mesa y bancos, con unos troncos y un típico mantel a cuadros. Había hecho fuego y en un sartén estaba preparando el desayuno con ingredientes que la chica sabía que no poseían, por lo que le preguntó:

_ ¿De dónde sacaste todo esto? ¿Has estado robando de nuevo?

_ Sí, los robé al rey.

_ ¡¿Que se los robaste al rey?!

_ Sí, a ese "Rey Primero" del que nos hablo el pequeñín de ayer.

_ Oh, eso es muy bueno, entonces sabes dónde está el Reino Primero.

_ Este es el Reino Primero.

_ ¡¿Qué?! ¿Entonces su castillo está en este mismo pueblo y tú estuviste ahí?
_ Bueno, estamos en las afueras del reino, el centro está bastante lejos.
_ Que malditos, ya dividen.

_ Exacto, pero siéntate y desayuna, o caerá mal.

_ De acuerdo, ya me preguntaba cuando descansaríamos, caminamos mucho ayer.

_ Bien…

Mientras los jóvenes seguían hablando, Amanda despertó y ellos le comentaron que se encontraban en el reino y así la pintora los invitó a que la acompañen a hablar con el Rey Primero para saber que planea y notificarle que en todo el pueblo de levantarían para no aceptar la desigualdad por parte de los poderosos.

_ No nos sometamos a la minoría dominante.
Dijo Amanda.

 

Capítulo XX​

August aún se encontraba durmiendo, y mientras soñaba que volaba, comenzó a levitar en la cama. Luego despertó y cayó bruscamente.

_ Todavía no controlo estas cosas.

Se dijo a sí mismo. Si bien era un vector muy fuerte, aún era joven, y por lo tanto nuevo. Pero eso no lo hacía ser menos sensato, de hecho, era el más sensato de su partícula. Mientras tanto acomodaba su ropa, y como si afirmara y reconociera en él esa característica, pronunció unas frases hechas:

_ Bueno, al menos en este mundo madurar no es crecer, y brindo por eso.

Con la tranquilidad que también lo caracterizaba armó un bolso con pocas cosas y dejando las otras en la habitación se marchó. Salió por la puerta de atrás dejándole un pequeño paquete a la señora del hospedaje avisando que volvería al anochecer, al salir vio también a una hormiga descansando echada en el césped, notó que estaba un poco impaciente. Luego salió, y mientras el sol de la cálida tarde rompía sobre los techos de las humildes casas del poblado, el poeta se alejó hacia el centro del Primer Reino.
Aún en un lejano campo el músico despertaba de su desmayo, sintiendo un gran dolor de cabeza se incorporó, junto sus cosas y comenzó a caminar por dentro del campo. Al rato divisó una casa y decidió ir a pedir ayuda para su fiebre. Golpeó la puerta y una muchacha de unos 20 años junto con su novio de la misma edad lo atendieron. El chico tenía ojos verdes y una cicatriz que le recorría una mejilla, sus cabellos eran negros y vestía como un simple campesino, la chica era rubia, tenía ojos negros, era muy blanca y delgada, llevaba vestimenta blanca. Esta última le preparó un té de hierbas a Marcus. Al rato el chico se sentía mejor, su fiebre había disminuido. Les preguntó los nombres a la pareja y estos le dijeron:

_ Somos tu primera prueba, superaste a la timidez.

_ Fue muy fácil por la fiebre, pero solo fuimos tu comienzo, y siempre son fáciles los comienzos. Ahora tendrás que enfrentarte a cada uno de tus temores, a lo largo de un tiempo que solo tú y tu destino pueden determinar.

Marcus los miró atónito, sin entender demasiado, en ese momento golpearon la puerta y Anónimo entró, no hizo falta que le diga una palabra para que el joven finalmente entendiera de que se trataba.

_ Seguro te sientes mejor, te daré una pequeña pista para ayudarte a saber cómo tienes que guiar tu destino. Te presento a Vergüenza, ella te llevará hasta tu próximo destino, el lugar donde tendrás que estar es en la plaza central del Primer Reino. Vergüenza ayúdalo.

Le dijo cambiando de formas como era habitual, esto le ponía nervioso a Marcus al principio, pero ya se había acostumbrado a que así era este ser. Vergüenza era una especie de gacela con ojos muy grandes y negros, de pelaje muy corto y marrón que variaba sus tonos entre manchas y franjas. Era muy veloz y soportaba el peso de una persona. Así que el músico se montó y la amigable criatura le demostró afecto y salió corriendo con gran rapidez, por lo que el chico tuvo que sostenerse fuerte y prestar atención para no caerse. Fue todo tan rápido que ni despedirse pudo, cuando se dio vuelta tanto casa como habitantes habían desaparecido.

Al cabo de media hora habían llegado a la plaza central del reino, allí una especie de oficial del rey le aclaró que era obligatorio atar a los animales de montura al llegar a lugares públicos, el chico respondió:

_ Todos los lugares son públicos.

El oficial no le prestó atención, solo le dijo que hiciera caso las nuevas leyes y le entregó el papel del nuevo orden, disconforme tuvo que amarrar a Vergüenza a una pequeña palmera y se dirigió hasta el centro de la plaza a esperar que algo sucediera. Anónimo le había dicho que ahí estaba la próxima estación de su destino así que iba a esperar ahí. El castillo estaba justo enfrente de la plaza y aún seguía en construcción. Se sentó y con aburrimiento miraba a su alrededor cuando vio que de la puerta del castillo salía corriendo un juglar perseguido por el oficial que antes le había hablado y dos más, éste giraba alrededor de la plaza riéndose y mofándose de sus persecutores, todos los que pasaban se detenían a ver, luego dobló en una esquina perdiendo a los otros, como si supiera que no podían abandonar la guardia del castillo. Enojados volvieron a su labor, mientras algunos aplaudían la audacia del chico que parecía ser conocido en el lugar, era una especie de voz del pueblo.