One-shot La persona que desea ser [BTOOOM!]

Tema en 'Mesa de Fanfics' iniciado por Gigi Blanche, 23 Abril 2019.

  1.  
    Gigi Blanche

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    Título:
    La persona que desea ser [BTOOOM!]
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    755
    Mención de otros personajes: Andrea Dalcorvo y Aisha Nakamura.

    Cuando Andrea la tomó por los hombros y besó sus labios, el primer pensamiento de Morgan fue de fastidio. Frunció el ceño, intentó empujarlo y el italiano la detuvo. Ella observó su rostro, borroso por la cercanía, y rodó los ojos. Luego de molestarse, recordó que aquel tipo era bastante frío y jamás haría eso, en aquella situación, por voluntad propia. Por lo que sólo le quedaba aguardar, supuso, un par de segundos.

    Al final, esos pocos segundos se convirtieron en dos minutos completos, que la obligaron a recordar momentos.

    Recordó cuántas veces había besado de esa misma forma, sin el más mínimo sentimiento o emoción. Al intentar enumerarlas, perdió la cuenta. Tampoco pudo traer a su mente los rostros de todos esos hombres; si intentaba hacerlo, imágenes borrosas como la expresión de Andrea se amontonaban frente a sus ojos. No era algo que le molestara, mucho menos que le preocupara. Sabía quién era ella, lo aceptaba, había aprendido a vivir con ello sin remordimientos; después de todo, había sido su elección diaria.

    ¿Seguiría siendo igual?

    Cuando Andrea la soltó, Morgan giró la cabeza y se encontró con Aisha. La lluvia lo disimulaba, pero podría jurar que estaba llorando. Le tomó muy poco tiempo erguirse y caminar hacia ellos, rebosando orgullo por cada poro de su piel. Al verla acercándose tan de repente, Morgan notó su instinto de entrecerrar los ojos y retroceder apenas medio paso. Pero Aisha traicionó sus expectativas, y simplemente la rebasó.

    Morgan, entonces, sonrió y meneó la cabeza. Vaya… ¿Tan acostumbrada estaba ya?

    Recordó a aquel muchacho, el primero con nombre y rostro que llegó a su memoria. Era su amigo, en realidad. Al menos, conformaba parte del grupo. Ya había pautado de antemano consigo misma que no se involucraría con personas cercanas. Pero aquel castaño sonreía mucho, la miraba otro tanto y siempre olía a colonia. Le fue difícil obedecerse, y empezó a tomarle el gusto. Su auto era espacioso y sabía cómo hacer lo que hacía; sabía lo que ella quería. No necesitaba más que eso. Su único defecto, quizás, era el carácter romántico que se intensificaba luego de tener sexo. Le agradaba que Morgan apoyara la cabeza en su hombro, se mantuviera abrazada a él y lo oyera hablar sobre lo primero que llegara a su mente, mientras veían fijo el auto del techo. Le gustaba imaginar, por alguna razón, que eran estrellas lo que miraban. Morgan no soportaba esas idioteces, por lo general; pero las dejaba ser porque el tipo sabía hacerla sentir bien, y en el balance de beneficios y perjuicios aún salía ganando.

    ¿El único problema? Su novia. Cuando descubrió sobre su aventura con Morgan, la alcanzó en medio de la universidad. Ella la vio a lo lejos y bufó, pues ya sabía lo que pasaría. La chica comenzó a caminar, envuelta en furia, y se detuvo justo frente a ella. No la rebasó, como Aisha; en vez de eso, alzó la mano para estamparla con fuerza contra la mejilla de Morgan. Su rostro se volteó por la fuerza del impacto, y sintió el silencio repentino a su alrededor. Suspiró, retomando la vista al frente, y vio a los ojos a la muchacha.

    —Vaya —murmuró, sonriendo torcido—, pensé que serías más original que el resto.

    Muchas veces, un comentario así le habían ganado una nueva cachetada, o incluso conductas más agresivas. Esta vez, sólo recibió todo el dolor y la furia contenidas en los ojos llorosos de una novia con el corazón roto. Cuando volvió a estar sola, Morgan se sobó el rostro y suspiró, retomando su ruta original.

    Le daba lástima ya no poder follar con aquel tipo, pero ya qué.

    En ese momento, bajo la intensa lluvia veraniega, Morgan pensó que los ojos de Aisha se parecían mucho a los de aquella chica. Se dio cuenta que algunas cosas jamás cambiarían: ni ella, ni las circunstancias, ni su talento nato de lastimar a otras personas. Se preguntó si algo tendría que ver con su forma de ser. Se preguntó si ver el dolor de Aisha debería conmover alguna fibra de su cuerpo. Se preguntó si, quizás, debería haber empujado a Andrea con más fuerza, o mostrarse enojada al verlo escupir. Se preguntó si debería sentir algo en absoluto.

    Se sobó la mejilla y suspiró, cerrando los ojos momentáneamente antes de seguir a sus compañeros. ¿Era, acaso, la persona que deseaba ser?

    La respuesta, como siempre, no acudió a su mente.
     
    Última edición: 23 Abril 2019
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    Tarsis

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    No puedes obligarte a sentir, Morgan querida. Eso sólo se da. Llegará un momento en que tendrá tantos sentimientos que se sentirá ahogada. A todos nos llega el momento.
     
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