La nobleza de un cisne.

Me había encerrado en mi alma, en mi mundo frío y sin sentido; no necesitaba de nada ni nadie, siempre todos atentaban en mi contra y me despreciaban sin siquiera haberles hecho algo, ¿por qué diablos era así mi vida? Muchas veces terminaba sentada en un rincón… sola. Esperando a que alguien se sentara a mi lado, aunque fuese en silencio, sólo para disminuir aquel rechazo al que me veía obligada.

Fue así como supe que mi soledad sería eterna , o al menos eso parecía, sin amigos, sin cariño, sin amor; siempre sería sólo yo, pero la rutina se rompió de repente. Alguien me hablaba sin importarle lo que aparentara, me trataba bien, era casi… un sueño; ese alguien, no deseo llamarle algo, porque aunque no fuese normal, tiene y siempre tendrá un valor enorme en mi corazón.
Ese alguien es nada más y nada menos que un pacífico cisne, majestuoso, comprensivo, amable con quien lo merezca. ¿Cómo que un cisne? La verdad es que ni yo lo sé, quién diría que dicha ave lograría dar con mi lado sensible antes que nadie, que sería mi apoyo al sentir el mundo sobre mis hombros. Para mí es curioso pensar que ahora es como mi hermano, ha estado conmigo tanto para los buenos momentos como para los malos, momentos en los que ni yo misma me soporto; confío más en él que todas las personas que conozco, ¿por qué? Simple, es de los pocos que no se ha dejado llevar por mi exterior sino que ha deseado conocer más allá, dando así con un lado de mí que nadie conocía; una nobleza que reposa en mi interior y que, por temor a ser aún más lastimada, escondo de todos. Me ha visto cuando he caído más bajo que nadie, cuando he llorado sin consuelo en la oscuridad; ha conocido mi lado frío, terco e inútil, y a pesar de eso aún me acepta tal cual soy, lo admiro por ello, por soportar a una persona como yo, que nunca está de acuerdo con lo que piensa o dice, con temperamentos tan cambiantes y que siempre termina diciendo todo al revés.





—Me siento deprimida, así me siento la mayoría del tiempo—dije con la mirada medio perdida.



— ¿Te sientes sola, te falta algo?—cuestionó posando su mirada en mí.



—Realmente no lo sé, me siento sola aunque no me falte nada.



—Todos nos sentimos solos la mayoría del tiempo, es normal pero no debes hallar la desgracia en la soledad. No muchos saben hallar el lado bueno de estar solos y conocerse a sí mismos, tú posees dicha habilidad y no debes olvidarla.



—Ojalá fuese tan fácil como suena, pero luego de tanto tiempo de estar con uno mismo, uno puede ser detestable a sus propios ojos—dije en un suspiro, me acerqué a él y lo abracé; a lo que este me envolvió con delicadeza entre sus alas.



—Irónicamente, las personas más queridas son las que más solitarias se sienten, puede que no estés tan segura de ti misma como para confiar en que alguien vaya a depositar todo su cariño en ti. Pero es así, —dijo casi en un susurro—debes ver la grandeza que existe en tu corazón y valorarte como eres.



—Tienes razón, supongo, pero sigue siendo difícil para mí.




La decisión de confiar en ese cisne fue una de las mejores, porque así como en un inicio dudé, luego este me dio las razones para confiar completamente. Quizá no tenga confianza en mí misma pero al hablar tan tranquilamente con él, me brinda más que sea confianza para saber que, aunque sea difícil o parezca imposible, siempre habrá alguien que te brindará el cariño que muchos no han querido darte; porque cada quien decide a quién mostrar lo más valioso de su interior, y a la vez lo más oscuro y retorcido.

No todos los días son buenos, pero tampoco todos son malos; no saber lo que pasará es lo que le da sazón a la vida tanto para los que esperan lo mejor, como para los que esperan lo peor. Hay tantas cosas que he pensado y cambiado en mí, cosas que aumentan poco a poco mi sabiduría, muchas veces gracias a las palabras que tan bello cisne me ha dicho cuando me siento derrumbada.



—El espacio que existe en tu corazón, bueno, no pretendas que lo llene alguien. Muchas personas pueden caber en él, pero ahí siempre hay un gran espacio para ti misma.


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Cuantas cosas debo agradecerte, aún cuando me dices que no te agradezca porque eres mi amigo y sólo se le agradece a los desconocidos cuando te hacen un favor. Error cisne, yo agradezco la nobleza de mis amigos y no digo nada ante los favores de desconocidos, no les debo nada ni me interesa lo que hagan por mí. Los amigos son hermanos que a pesar de la distancia y otras cosas, tocan el alma de una manera increíble, seres que recuerdas a cada paso que das por la vida, en cada tropezón que tienes en la misma; porque si es una amistad sincera, sabrás que sin importar la debilidad, fuerza, torpeza o lo que sea que muestres, ese hermano siempre estará para sostenerte hasta que te recuperes, para reír contigo de buenos momentos y para ser algo muy importante en tu interior.


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Vuelvo y repito, gracias Cygnus,por el tiempo que me has de dedicado, por ser el hermano mayor que nunca tuve pero que si fuese como tú me hubiese encantado tener, por la paciencia que me has tenido, ​

gracias por todo… mi cisne guardián, siempre tan noble.​

Nadie se te puede comparar, eres único y es una de las tantas razones por las que te tengo tanto cariño, ​

tienes una nobleza que te caracteriza.​

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Con toda la humildad de mis palabras, que espero tengan su belleza en alguna parte. Dedicado especialmente al cisnecito me ha brindado tanto cariño n.n