La niña escuchaba y poco hablaba, su respiración era entrecortada pues lagrimas emanaban torrencialmente de sus almendrados y ahora rojos ojos, sin descanso, sin parar un momento para determinar su razon de llorar, pues ya la sabia, era simple, se sentia sola y su débil alma queria algo que la hiciera alucinar, alguien que la besara, que le diera ganas de soñar, alguien que dé sus brazos pudiera sujetar, un olor inconfundible y dificil de olvidar. La niña crecia y sentia las emociones de la madurez corporal, quería sentir el amor, quería experimentar algo nuevo, algo de dos, algo que los adolescentes siempre buscan en otro, algo llamado protección. ¿Qué mas se podía pedir a los 16 si se sabia la vida como un pañuelo? ¿qué más podía ella pedir si tenia el conocimiento de una anciana de 62? ella solo quería amor, protección, alguien a quien obsequiar su atención, un ser que la mimara y le diera su corazón con toda razón.