Long-fic La maldición de la perla.

Tema en 'Fanfics Abandonados de Inuyasha Ranma y Rinne' iniciado por Kokoro Vampiredoll, 21 Julio 2012.

  1.  
    Kokoro Vampiredoll

    Kokoro Vampiredoll Iniciado

    Escorpión
    Miembro desde:
    21 Julio 2012
    Mensajes:
    25
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    La maldición de la perla.
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    24
     
    Palabras:
    6292
    MILANI MUCHAS GRACIAS POR TU COMENTARIO, ME ALEGRO QUE TE GUSTE LA HISTORIA Y TE DEDICO LA ACTUALIZACION HAHA SI FUE RAPIDA. ​
    DISCLAIMER: LOS PERSONAJES NO ME PERTENECEN TODO ES OBRA DE RUMIKO TAKAHASI, LA HISTORIA ES ORIGINAL MIA, Y ALGUNOS PERSONAJES.
    Capítulo 15 Comenzando a preguntarse.

    Casi nada había salido como ella había planeado, no tenía la perla de Shikon, la chica no pidió su deseo, ni si quiera estaba en busca de la perla, estaba en busca de alternativas, simplemente no lo entendía. Su plan había sido elaborado tan minuciosamente, antes de haber comenzado a tejer toda esa red para atraer a la elegida de Shikon, la había estudiado, su vida, su actitud, todo lo que pudo con su magia. Rápidamente había llegado a la conclusión de que la chica era una de esas tontas dependientes que necesitaba por sobre todo de su familia. Siendo así, lo más lógico hubiese sido que en cuanto supiera que tal objeto, era capaz de conceder deseos, ella hubiese comenzado con la búsqueda de tal objeto y habría pedido el deseo, pero no era así. Kagome sabía perfectamente en donde estaba esa valiosa joya sin embargo, no hacia absolutamente nada por obtenerla y lo terminó de comprobar en la trampa que le había tendido en su propia aldea, admitía que le daba algo de crédito a la chica por intentar localizarla, en busca de respuestas, lástima que estaban en diferentes épocas y su búsqueda fuese totalmente en vano. Todo eso pensaba aquella bruja arrugada por la edad y fea como su podrido corazón, consecuencia del tiempo y del mal uso de la magia, mientras miraba las cartas con las que espiaba a la joven azabache, a la que había mandado hacía más de un mes a la época en que la perla de Shikon había desaparecido.

    -Madre ¿Qué vamos a hacer ahora?- La joven Enju, hija de Urasue frotaba sus manos nerviosamente, esto era a lo que tanto temía, al fracaso, que las cosas no salieran como su madre había planeado. No solo era el hecho de que la chica simplemente se desvió del objetivo, sino que, ahora estaba involucrado ese feroz y cruel demonio que odiaba tanto a su madre, temía por su propia vida pero aún más por la de su querida madre.

    -Enju, no desconfíes de mis habilidades.- Reprimió a su hija, era algo que no toleraba de ella, que fuese tan nerviosa, pero sobre todo que comenzara a dudar sobre sus habilidades como bruja. Se levantó de la silla en la que estaba recogiendo las cartas con los dibujos de la chica huyendo al bosque con ese monje tan simplón. Se rio un poco mentalmente al pensar en la clase de ayuda que la anciana sacerdotisa medio ciega le había mandado a la joven, era patético pensar que fue lo mejor que pudo hacer, de milagro los dos humanos seguían vivos.
    Se acercó a un estante lleno de polvo y un montón de vasijas de diferentes colores, agarro una pequeña caja de madera del tamaño y forma de las cartas, vasto con extender su mano para que las cartas volaran y se acomodaran solas en la caja, el cerro y la dejo sobre el estante. Ella y su hija Enju, estaban dentro de su refugio donde los humanos llegaban para que ella les dijese el futuro, no los estafaba, Urasue en verdad tenía la habilidad de ver el futuro de las personas, no siempre acertaba porque el futuro se podía cambiar, eso era lo que ella estaba intentado, conocía su propio futuro y el de la perla de Shikon, era por eso que había armado todo ese enredo para evitar que su propia visión se cumpliese, ella no sería derrotada por un estúpido hibrido y una sacerdotisa de tan bajo conocimiento.

    -No madre, no dudo de tus grandes poderes pero ese demonio…- No pudo continuar porque recibió una mirada de reprimenda por parte de su madre.

    -Ambas sabemos que ese demonio solo tiene un enemigo y es la perla que está comiéndose su corazón.- Sonrió al sentirse sabia con aquellas palabras.- Si la quitamos la joya no tendrá nada, se dará cuenta de lo patético e insignificante que es, el no representa ningún peligro.- Lo cierto es que si lo hacía, era muy poderoso pero claro solo con la ayuda de la joya, por lo que urgía quitársela. Urasue jamás tendría tantos poderes como para enfrentar a ese demonio, solo había una sola persona que lo había logrado derrotar y esa persona ya no estaba viva desde hace siglos, pero si su reencarnación. Pero si las cosas seguían por el rumbo que irían tendría que una vez más abusar de sus poderes y traer de vuelta a esa persona.

    -Pero si Kagome se niega a involucrarse con la perla de Shikon por culpa de lo que Kaede le dijo.-Afirmó Enju.

    -Lose, lose, es por eso que estoy tratando de pensar.- Realmente lo intentaba, como convencer a Kagome de recuperar la perla, ella no podía ir al pasado, el demonio la mataría, además si la chica la veía nunca la escucharía porque ya la tenía tachada como la enemiga y no estaba nada equivocada de todas maneras en ese aspecto.

    -Quizás… deberíamos de olvidarnos de la perla, después de todo, no vinimos al futuro para seguir peleando, si no para encontrar paz.- Bueno esa era la idea que tenía Enju, desde que la perla había sido consumida por el cuerpo del demonio, Urasue sabía que naturalmente estaría dentro de la lista de personas a matar puesto que hacía mucho tiempo su que era enemiga del demonio, bueno lo fue cuando él solía ser una persona diferente no la bestia sin control. Por seguridad Urasue decidió ir al futuro para proteger a Enju, de la venganza de Inuyasha.

    -¡No digas tonterías! La única manera de traer paz a nuestras vidas es con la perla de Shikon en nuestro poder.

    -Pero madre, si tu misma me has dicho que la perla no concede ningún deseo…

    -No vamos a pedir ningún deseo, no lo necesitamos para que usar el poder de la perla, con solo tenerla con nosotras es una garantía de nuestra seguridad.- Si Urasue no hubiese sido tan malvada en su tiempo en la época antigua no habría la necesidad de tener la tan engañosa joya, porque tenía dos caras, por un lado era una preciosa y pura joya, creada por una sacerdotisa de intenciones puras y en teoría debería ser un buen objeto, pero en el fondo era pura maldad puesto que las almas de miles de demonios estaban atrapadas dentro de la perla de Shikon, era una batalla constante entre el bien y el mal, dependiendo de quien tuviese la perla era quien ganaba, imagínense que tan oscura estaba la perla de Shikon si se encontraba dentro de un demonio sin corazón, remordimiento, nada humano quedaba en el.

    -Entiendo madre.- Sinceramente no le veía caso a todo eso, pero no iba a cuestionar a su madre, debía confiar en ella.

    Urasue comenzó a dar caminar alrededor de la mesa donde suele leer las cartas, intentaba pensar pero realmente tenía muy pocos elementos, sus ojos vagaron por lo que había sobre la mesa, un periódico local que era entregado gratuitamente a cada hogar en Tokyo. Ella no era de esas personas que se mantenían al día, no le interesaba pero esta vez hubo algo que llamo su atención, con sus manos arrugadas tomo el periódico mirando el encabezado y sonrío, eso era justo lo que necesitaba ¿Cómo no pudo pensar antes en ello?

    -¿En qué estás pensando madre?- Cuestionó Enju, al notar que su madre por primera vez miraba el periódico local con interés.

    -En que ha habido un ligero cambio de planes. – Enju la miro, sin comprender la respuesta de su madre, hasta que Urasue dejo el periódico extendido nuevamente sobre la mesa, estaba un poco arrugado ya pero el encabezado se veía claramente donde bajo este, estaba la fotografía de un joven actor de ojos azul oscuro y largo cabello negro como la noche.

    -Inuyasha Taisho…- Fue lo que Enju leyó en las letras pequeñas debajo de la foto del apuesto joven.
    ………………………………………………………………………………

    La fuerza con la que colmillo de acero arremetió contra ese hueso de demonio era evidente, el dueño de esta era un semi demonio de cabellera platinada y graciosas orejas de animal en la cima de su cabeza, sus pequeños colmillos sobresalían de su boca, sus ojos de color ámbar miraban con odio infinito a la figura que estaba frente a él, se trata de un demonio repugnante con extrañas extremidades, tenía el cabello completamente oscuro, ondulado y largo, era custodiado por extrañas abejas con ojos de demonio, pero eso no era lo preocupante sí que parecía haber veneno destilando por cada uno de los poros del demonio. Este tenía su brazo levantado, el extraño hueso con el que colmillo de acero estaba enredado era difícil de describir, parecía un gran colmillo saliendo arriba del codo del demonio, el cuerpo del hibrido tembló, con ambas manos en su fiel espada, mientras que el ser más oscuro simplemente sonreía al ver que tanto se esforzaba su rival:

    -¿Aun no te rindes estúpido hibrido?- Fue lo que dijo el demonio que se veía claramente superior al otro.

    -Cállate.- El hibrido como lo habían llamado, apretó los dientes al decir aquello, sabía que era una batalla muy difícil, pero se negaba a dejar las cosas así, quería venganza, la necesitaba, necesitaba hacer pagar al asqueroso demonio que estaba frente al por todo lo que le había hecho. –Si no fuese por la perla de Shikon que tu repugnante cuerpo absorbió ya te habría vencido, eres un cobarde.- Solo se ganó una carcajada, el demonio oscuro ejerció presión y el hibrido fue lanzado, mas este no cayó al suelo, dio una vuelta en el aire y aterrizo sin hacerse ningún daño sobre un árbol, se notaba lo herido que estaba, algo dentro de el comenzaba a palpitar, su vista se nublaba, si seguía así perdería el control, no tuvo tiempo de pensar en nada porque sintió como algo atravesaba su estómago, casi vomito sangre al tener enfrente a su enemigo, los huesos que salían de su cuerpo le habían atravesado el cuerpo.- Naraku…- Fue todo lo que pudo decir antes de dejar que el demonio dentro de la oscuridad de su corazón lo remplazara, su mirada color ámbar se extinguió y fue remplazada por una de color sangre.
    -¡Maldición!- En cuanto abrió los ojos lo noto, había tenido otra de esas pesadillas extrañas, esta vez había obtenido un nombre… Naraku. Pero eso no le decía casi nada, aunque juraba que ese nombre lo había visto o escuchado con anterioridad sin embargo no le siguió dando vueltas al asunto, se llevó una mano a la cabeza, le punzaba, podía sentir un poco de sudor en su frente, eso de tener pesadillas se había vuelto un maldito habito desde que se enteró de la desaparición de la mocosa Kagome Higurashi. Se sentó en la orilla de la cama agachando la cabeza y dejando sus brazos caer encima de sus piernas abiertas, era una rutina: despertaba con dolor de cabeza, sudado, con la respiración agitada, se sentaba intentando calmarse, su corazón recuperaba un ritmo regular, su respiración igual y llegaba la parte que más odiaba de su despertar: Reflexionar. Se recordaba a si mismo que su mundo se había puesto casi de cabeza, solía ser un actor al que no le preocupaba nada, la gente lo adoraba, ganaba millones y podía darse todos los lujos que quisiera y aun así tenía suficiente privacidad como para vivir su vida con tranquilidad hasta que había decidido seguramente drogado el aceptar el papel de esa película que lo lanzó al estrellato mundial, por supuesto que le gustaba ser exitoso pero si comparaba su vida antes de la película y el después, era mejor el antes, siempre fue famoso pero ahora estaba casi seguro que el estúpido de su agente había vendido su imagen hasta para los cereales de niños, quitándole lo que mas le gustaba su privacidad, su libertad y ahora incluso sus sueños tranquilos habían sido arrebatados ¿Por qué? la filmación en la que trabajaba actualmente había sido suspendida hasta nuevo aviso, los medios no dejaban de hacer guardia afuera de su departamento, en las noticias de espectáculos no hablaban de otra cosa más que él era un maldito pervertido secuestrador, su agente no lo dejaba salir, estaba encerrado, si salía era como ir al zoológico y quedar atrapado con un león vistiendo como lady gaga es decir un vestido de carne… de acuerdo ya estaba pensando como estúpido y aún no había acudido realmente a ningún tipo de droga, pero si las cosas seguían así, probablemente lo haría y todo por culpa de esa chica que le hizo pasar un día terrible huyendo de un montón de fanáticas. RING-RING. Gracias a alguna fuerza divina el teléfono había sonado y su tiempo de reflexión había terminado, se levantó de su cama a pesar de que no fuese necesario puesto que su teléfono estaba aún lado de la cama, pero temía que si seguía en la misma posición estaría aun pensando en todo eso, se hubiese puesto de mejor humor si no supiese quien le hablaba:

    -¿Qué quieres Hayate?-No se molestó en usar un tono más gentil, lo hacía apropósito quería que a su agente le quedara muy claro que odiaba estar como un pájaro en su jaula.

    -Buenos días a ti también.- Fue la respuesta sarcástica que recibió el actor por parte de su agente, anteriormente él lo pensaría hasta diez veces para hablarle así, pero ambos estaban muy hartos del otro por su posición en cuanto a la desaparición de la chica. Hayate por su parte estaba siendo el solidario, ayudaba a la familia Higurashi igual que lo hacia el Sr. Fudo que era el director de la filmación, habían contratado a los mejores detectives para encontrar el paradero de la joven Higurashi aunque hasta ahora habían encontrado, prácticamente nada, mientras que a Inuyasha le valía un comino como se sintiera la familia, bueno excepto por el menor que le caía bien y claro admitía que no soportaba ver a la señora Higurashi llorar… de acuerdo también les tenia compasión pero ni hablar de la desaparecida, él no estaba preocupado por ella, solo podía recordar su voz chillante que tanto hacia que le doliesen los oídos.

    -Déjate del preámbulo ¿Me llamaste para decirme que ya puedo salir o para decirme que nuevamente iras al templo Higurashi a hacer tu obra de caridad? Si no es lo primero mejor ni te molestes en decírmelo.

    -Escucha, sé que estas bajo mucha presión pero si le sacas la vuelta a la familia Higurashi ¿Cómo pretendes acabar con los rumores de que tú te la llevaste?

    -¿Qué pretendes? ¿Qué vaya contigo al templo? Eso sí que confirmará que yo tengo un romance con esa mocosa.- Era complicado si no veía a los Higurashi la gente diría que el huía de ellos por haber sido el culpable de la desaparición de Kagome y si iba los reporteros publicarían que seguramente él estaba tan triste como la familia por la pérdida de su novia secreta, simplemente hiciera lo que hiciera le iría mal, aunque admitía que quería salir, estaba comenzando a odiar su propio hogar.

    Se escuchó un suspiro por parte de Hayate.-Es preferible ser el novio falso preocupado…-Hayate se llevó los dedos de su mano derecha a su frente, sobando sus sienes.- A ser un posible secuestrador ¿No crees?- Escuchó como Inuyasha mascullaba un par de maldiciones entre dientes, no necesitaba escuchar su respuesta para saber que iría con él, esas maldiciones era como un odio cuando tienes la razón, Hayate sonrió un poco de lado porque él amaba ganarle a Inuyasha, pasaba cada eclipse para que eso sucediera el gozaba esos pequeños momentos.- Mandare a Takaro para que te recoja.- Takaro era el nombre del chofer personal de Inuyasha, al cual casi nunca recurrían, el actor siempre prefirió conducir por su cuenta o simplemente tomar una moto y fingir que tenía una vida normal pero con el escándalo que había actualmente alrededor de su vida era mejor ir dentro de un vehículo seguro aunque, prácticamente una limosina gritaba ¡Reporteros! ¡Por aquí! Pero en fin, si algo sucedía Inuyasha siempre podría echarle la culpa a Hayate.

    -Está bien…- Respondió el joven actor, bastante resignado. –Me imagino que el sr. Fudo está ahí.- Él no se la tragaba de que la nada el director comenzara a ser solidario con la familia del templo estaba casi seguro que solo iba para ir a coquetearle a la Sra. Higurashi, que casualidad que de todas las familias con las que habían convivido o personas que les permitían usar su terreno, era la primera vez que a pesar de ya no seguir grabando el director seguía frecuentando el lugar y mostrando su apoyo como si fuese amigo de la familia de toda la vida.

    -¿Qué cosas estas imaginando Inuyasha?- Hayate frunció el ceño

    -Nada, nada.

    -Como si no te conociera, recuerda que él te paga.- Y sobre todo lo más importante es que si Inuyasha no ganaba dinero, mucho menos lo hacía el.

    -Y yo a ti así que no mejor no hables, solo dime como en cuanto tiempo debo estar listo.- Ya se había levantado de su cama, acercándose al closet para sacar ropa, no era de mucho escoger, tomaba lo primero que veía un par de pantalones oscuros, una camiseta de color azul y una chaqueta, dejo la ropa sobre el lavabo de su baño, era un bastante amplio, con un gran jacuzzi que estaba hasta más grande que su propia cama, puso su mano en la llave que dejaba correr el agua del jacuzzi, la abrió y este comenzó a llenarse con agua caliente, salió del baño y un poco de vapor ya se veía detrás de él.

    -Tienes 20 minutos.- Eso era tiempo de sobra para cualquier hombre,

    -Está bien.- Colgó el teléfono y en vez de dejarlo en su base lo aventó sobre la cama, el teléfono inalámbrico de color negro reboto un par de veces en esta, así era el un poco descuidado debido a la flojera que le daba, enseguida se metió a su baño, ya parecía dentro un sauna, eso le encantaba a el que el baño se llenara de vapor, era tan relajante. Cruzó los brazos y se sacó la camiseta de dormir de color gris sin mangas de un solo jalón, su cuerpo era evidentemente casi perfecto, tenía los músculos claramente marcados, su complexión era un poco delgada nada esquelético, por supuesto que se esperaba de un actor, más el, que era tan codiciado en las revistas para modelar, necesitaba cuidarse para que no dejaran de darle papeles de acción, no era ningún sacrificio a él le gustaba mucho hacer ejercicio, era algo con lo que podía desquitar su mal humor, fuese corriendo, en su gimnasio personal que estaba dentro de su departamento o haciendo algún deporte pero casi siempre era el gimnasio.
    Terminó de quitarse la ropa, cerró la llave del agua y se metió al jacuzzi, quizás no había sido muy inteligente de su parte el haber puesto el jacuzzi en vez de darse una simple ducha, bajo la regadera, pero se sentía tan tenso todos los días que su cuerpo pedía a gritos que así lo hiciera, aunque fuesen solo unos 10 minutos y si en cuanto la mayor parte de los músculos de su espalda se vieron cubiertos por el agua caliente, suspiró, sintiendo un enorme alivio que nadie más que su amado jacuzzi le podría proporcionar, era perfecto.

    Claro que la perfección no había durado mucho porque ya tenía que irse, una vez cambiado se sentó en su sala a esperar a que Takaro llegara a tocar su puerta, estaba con los brazos estirados en los respaldos y una de sus piernas estaba encima recostada sobre la otra, una posición bastante conchuda, su pie no dejaba de moverse con impaciencia, no tuvo que esperar mucho más porque enseguida escucho el timbre de su puerta, se levantó y la abrió, ahí estaba Takaro, un hombre que estaba entre los 45 y los 50 años, llevaba uno de esos trajes típicos de chofer con todo y sombrero, tenía algunas canas en el cabello, algunas arrugas en el rostro, se veía muy amable y lo era:

    -Señor Taisho, el señor Hayate lo está esperando abajo. – Indicó Takaro con mucha amabilidad.

    -Gracias.- Takaro lo espero mientras Inuyasha cerraba con llave su departamento, se había colocado una simple gorra de beisbol y unas gafas oscuras de marca, nunca estaba de mas intentar pasar desapercibido. Takaro y el fueron al elevador del edifico, bajaron al primer piso, ahí estaba el guardia de seguridad, parado junto a la puerta corrediza de vidrio, llevaba un uniforme totalmente negro, su camiseta tenia escrito a lo que se dedicaba tendría unos 38 años, cabello marrón, ojos negros, libre de canas, piel morena y era un poco musculoso, este enseguida este saludo a Inuyasha:

    -¿Va a salir señor Taisho?- Inuyasha tuvo que hacer un esfuerzo para no enojarse, era mas que obvio que iba a va salir.

    -Sí, te encargo el departamento.- Se acomodó la gorra bajándola un poco evitando que viene su mirada enojada.

    -Puede confiar en mi señor.- Inuyasha simplemente le hizo un gesto con la mano sin darle mucha importancia a su comentario barbero, el confiaba más en el sistema de seguridad que le costaba bastante dinero que en ese guardia, salió del edificio después de que el mismo trabajador le abrió la puerta. Al salir lo primero que vio es que estacionado en frente de la banqueta se encontraba una lujosa y larga limosina de color negro, completamente limpia, sus ventanas empañadas chillaban de limpio, podía ver su propio reflejo sin ningún tipo de inconveniente, en la parte trasera tenía una pequeña calcomanía del logo de los estudios para los que comúnmente suele trabajar. Takaro se adelantó y le abrió la puerta trasera del vehículo, Inuyasha hizo una mueca odiaba que hicieran esas cosas tan sencillas por él se sentía como una niñita, pero no dijo nada y se deslizó dentro, donde estaba Hayate hablando en su teléfono, este lo saludo con la mano, el actor solo levanto la cabeza y aunque su agente no duro mucho tiempo al teléfono ninguno dijo nada, puesto que no había mucho que decir, todo estaba dicho, estaban en un enorme hoyo negro con todo el lio de los Higurashi.
    Así que fue un viaje silencioso al templo Higurashi, cuando llegaron se notó, porque escaleras abajo del templo estaba lleno de reporteros, incluso habían patrullas y policías impidiendo el paso a la gente.

    -Pobre familia.- Fue lo que dijo Hayate, pero el actor por su parte estaba más nervioso por sí mismo, sabía que en cuanto pusiese un pie fuera de la limosina seria hastiado por los paparazzi. Ambos se quitaron el cinturón de seguridad.- Takaro te llamo en cuanto estemos listos para irnos.-Miro por el espejo retrovisor a Takaro como este le asintió y dicho y hecho en cuanto Inuyasha abrió su puerta se sintió casi ciego por todos los flashes que de repente aparecieron frente a su campo de visión.

    -¡Inuyasha! ¡Inuyasha! ¿Conoces el paradero de la señorita Higurashi?- Fue la única pregunta que alcanzo a escuchar por parte de una reportera que casi le mete el micrófono a la nariz de tanto que se le acercó. Enseguida se juntaron muchas voces y preguntas por parte de cada uno de los reporteros que estaban ahí, por ello no escuchó, más bien, no entendió nada de lo que le estaban preguntando pero seguramente todas eran sobre la chica Higurashi, por suerte la tortura no duró mucho gracias a los guardias de seguridad que los rescataron y los llevaron a salvo hasta las infinitas escaleras del templo Higurashi.

    -¿Cómo es que nos dejaron pasar así como así?- Preguntó Inuyasha a su agente mientras metía sus manos a los bolsillos de su oscuro pantalón.

    -El Sr. Fudo los mandó.- Contestó Hayate con sencillez, no hubo más preguntas y llegaron hasta la casa de la familia Higurashi, era increíble la paz que se sentía comparado con lo que pasaba escaleras abajo. Hayate toco la puerta y enseguida fue abierta por Naomi Higurashi, Inuyasha se quedó boquiabierto al mirarla, se notaba que llevaba demasiado tiempo sin dormir, lucia mucho más delgada desde la última vez que la vio, sus ojos no brillaban, antes irradiaba tanta más y cariño ahora simplemente sus ojos eran un nubloso portal, en el cual se veía a gritos que estaba incompleta, que la desaparición de su hija la tenía completamente devastada y a pesar de eso les sonrió, al menos fue un intento de sonrisa, era sorprendente que a pesar de lo que sucedía ella aún era capaz de mostrar amabilidad.

    -Pasen por favor.- Los dos hombres pasaron por la puerta y se quitaron los zapatos como en toda casa japonesa, Naomi miró al joven de cabello oscuro.- Pero que sorpresa joven Taisho, me alegra tanto saber de usted, espero que no estés molesto por lo de la suspensión del set. –Lo dijo con demasiada tranquilidad para la conciencia de Inuyasha, se sentía como un maldito miserable por haber sido tan insensible con la familia del templo.

    -No se preocupe por eso.- Fue todo lo que atinó a contestarle, no quería decir nada más que fuese muy imprudente no confiaba en sí mismo, nunca había sido una persona buena con las palabras, no si no estuviesen escritas en un libreto.

    Naomi los llevo a la sala, no había nadie en ella, les indicó que se sentaran en el sillón que se encontraba frente al televisor, los dos hombres se sentaron.- Les traeré un poco de te.- Los dejo solos, el actor observó la casa ya que nunca se dio el interés o la oportunidad de entrar a ella, frente al televisor noto una consola de videojuego, sonrió recordando al enano y se preguntó dónde estaría, miro a su lado y vio un pequeño portarretratos, en él estaba una foto familiar, Naomi, el abuelo, el enano, la loca y un gato gordo estaban frente al templo sonriendo, la señora Higurashi tenía una escoba en su mano, el enano sostenía al gato gordo en su cabeza, y el anciano y la loca simplemente sonreían a la cámara.

    -Linda familia ¿No? - Escuchó decir a Hayate, Inuyasha no le respondió porque otra cosa llamo su atención, en la puerta apareció el gato gordo que estaba en la fotografía familiar, era una cosa peluda muy chistosa, con manchas marrones y negras sobre su pelaje blanco, el gato avanzo hasta a ellos e intento subirse al sillón pero su complexión no lo permitía.- ¡Ah!-Gritó Hayate dramáticamente.- ¡Shu! Gato ¡Shu!

    -¿Pero qué cosa tan chistosa tenemos aquí?-Inuyasha ignoró al delicadito de Hayate y tomo al gato gordo con sus manos, realmente era pesado, lo puso sobre su regazo y se puso a mover sus pequeñas manitas con garras, riéndose.

    -¡Soy alérgico a los gatos! – Exclamó Hayate, casi da un salto y se cuelga de la lámpara de la sala, lo estaba pensando seriamente.

    -Que exagerado eres Hayate, este gato no le hace daño a nadie.- Dijo Inuyasha que tenía al gato parado agarrándolo de las patitas y meneándolo como si pudiese bailar.

    -Increíble.- Dijo Hayate entre dientes, susurrando para sí mismo, este ya estaba parado y alejado del sillón.- No puede ser amable con las personas pero si con los animales.

    -Aquí traigo el te.- Dijo la Sra. Higurashi que entraba a la sala con una bandeja que sostenía con ambas manos en la cual llevaba una jarra y tres tazas japoneses para te, Hayate enseguida se acercó y le ayudo a llevar la bandeja hasta el centro de mesa, mientras Naomi le sonrió agradecida comenzó a servirles el te, miro a Inuyasha jugando con el gato.- Veo que ya conociste a Buyo.
    -¿Buyo?- Dijo Inuyasha mientras miraba la cara del gato.- Si tienes cara de Buyo.

    -Es el gato de mis hijos.- Dijo Naomi con tranquilidad, Inuyasha soltó a Buyo para inclinarse en la mesa y aceptar la taza de té, estaba muy caliente, le salía humo así que le sopló un poco, Inuyasha inmediatamente recordó al enano y a la loca, y por qué estaban ahí, pero no dijo nada porque sabía que para consolar personas se moriría de hambre.

    -¿Dónde está su padre y su hijo señora Higurashi?- Pregunto Hayate con cuidado.

    -Sota está en la escuela.- Dijo ella mientras le pasaba a él su taza y ella se sentaba en el otro sillón de la sala.- y mi padre está atendiendo el templo, cuando dijo eso Inuyasha lo vio como un buen escape, no soportaría si ella de repente si pusiese a llorar, todos sabían su debilidad en ese sentido, además Hayate era mejor tratando a las personas.

    -Seria mucha molestia si voy al templo, me da curiosidad ese tipo de lugares.- Se ganó una mirada de reprimenda por parte de Hayate.

    -No seas maleducado la señora te acaba de traerte.- Respondió Hayate, se escuchó la risa suave y melódica de Naomi.

    -Adelante, me sentiré más tranquila así puedes ayudarle al abuelo a cargar unas cosas en el templo.

    -Muchas gracias.- Le sonrió de medio lado a Hayate, se sentía triunfal, mientras que su agente casi se muerde la lengua, el joven actor salió de la casa dejando que ambos platicaran con tranquilidad, este bajo las escaleras del pequeño porche y camino hacia donde recordaba que estaba el templo antiguo de la familia, pero en su camino algo llamo su atención y se detuvo, era el grueso árbol que estaba cerca del templo, lo reconoció porque una de las escenas más importantes de la película se había filmado en ese árbol, miro las

    -El árbol sagrado.- Inuyasha volteó enseguida y se encontró con el abuelo Higurashi, este llevaba su ropa tradicional de siempre, adecuada para trabajar en un templo, tenía sus manos detrás de su espalda y se acercó caminando hasta quedar a su lado.- Un árbol fascinante ¿No lo crees?

    Inuyasha lo miró sorprendido porque parecía estar increíblemente en calma si comparaba la situación en la que se encontraba su familia.- Si…-Fue todo lo que atino a decir.

    -Se lo que estás pensando muchacho, conozco a los jóvenes como tu que como todos creen que estoy loco.- Miro de reojo al joven actor y este siguió en silencio.- Eres como todas esas personas que solo creen en lo que ven, pero te preguntó algo ¿Por qué aceptaste estar en esta película? ¿Solo para ganar dinero?

    -No.- Inmediata el negó con la cabeza.- Porque me gustan mucho las películas de acción, la guerra… pero no soy mucho de ser fantasioso.

    -Guerra dices… ¿Recuerdas la historia que conté?- El joven intento hacer memoria, recordó el momento cuando aún filmaban la película en un descanso, en el que el abuelo comenzó a decir algo de hace 500 años… y es todo, no le prestó atención en realidad. –Justo como lo pensé, debes abrir tus ojos muchacho porque podrías seguir el siguiente.

    -¿Disculpe?- Alzo una ceja sin comprender a lo que se refería el anciano.

    -Puede pasarte lo que a mi nieta y deberías estar preparado para cuando tu momento llegue.- Ok Inuyasha estaba pensando que el señor no había tomado sus medicinas, ¿Le estaba diciendo acaso que él podría ser el próximo en desaparecer? ¿Acaso el abuelo sabía lo que le había pasado a su nieta y por eso estaba tan tranquilo? ¿Por qué no le dijo nada a su hija?

    -¿De qué me habla? ¿Acaso sabe lo que le ocurrió a su nieta?

    -No me consta… pero tengo la certeza de que está cumpliendo su destino, es una Higurashi después de todo, mi nieta está cumpliendo una misión.

    -¿Una misión? ¿Qué clase de misión?- Solo le estaba siguiendo la corriente, realmente sonaba demasiado loco las ideas que el tenia, quizás después de todo si le estaba afectando la desaparición de su nieta y ahora ideaba cosas.

    -No muchacho, averígualo tú mismo, solo te diré que deberías aprender a escuchar más a los ancianos.- Con eso dicho se fue tranquilo a su templo dejando a un actor con el ceño fruncido, por alguna razón sus palabras le llegaron, ahora él se estaba volviendo loco porque estaba pensando seriamente en averiguar sobre la historia del abuelo a la que jamás le había prestado atención pero sabía algo, tenía que ver con la perla de Shikon y se estaba comenzando a preguntar si la dichosa leyenda tendría algo que ver con la desaparición de lo gritona Higurashi.
     
  2.  
    Akarilove

    Akarilove Iniciado

    Virgo
    Miembro desde:
    8 Abril 2013
    Mensajes:
    11
    Pluma de
    Escritora
    La historia cada vez se pone más emocionante >w< Realmente tu historia me atrapo desde que la empeze a leer ^^ Tienes una gran habilidad para atrapar a los lectores ^^ Te felicito ^^ Te lo dice de corazón tu amiga AkariLove ^^
     
    • Me gusta Me gusta x 1
  3.  
    Kokoro Vampiredoll

    Kokoro Vampiredoll Iniciado

    Escorpión
    Miembro desde:
    21 Julio 2012
    Mensajes:
    25
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    La maldición de la perla.
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    24
     
    Palabras:
    5936
    MUCHAS GRACIAS AKARI LOVE n.n​
    ¡Y SEGUIMOS EN EL FUTURO CHICAS!
    DISCLAIMER: LOS PERSONAJES NO ME PERTENECEN TODO ES OBRA DE RUMIKO TAKAHASHI, LA HISTORIA ES ORIGINAL MIA, Y ALGUNOS PERSONAJES.
    Capítulo 16 Situaciones inesperadas.

    Las palabras del abuelo lo dejaron completamente pensativo, estaba tranquilo en su cama, con ambos brazos cruzados detrás de su cabeza, hacía poco que había regresado del templo Higurashi, no tuvo oportunidad de ver al enano puesto que se regresó mucho antes de que el llegara a su casa, se hubiera quedado a esperarlo pero simplemente se quedó algo perturbado con esa pequeña platica que tuvo, algo dentro de el le decía que debería comenzar a ser un poco más culto… la perla de Shikon, era todo lo que podía pensar, se levantó de su cama y camino hasta un pequeño escritorio que tenía, donde estaba su computadora portátil, era de color negro y estaba en condiciones impecables, casi no la usaba, no era un chico de muchos vicios. Se sentó frente a ella, tenía una de esas sillas fijas y cómodas para el escritorio, prendió la laptop y espero a que se iniciara correctamente, recargo su barbilla sobre su mano mientras en sus ojos se reflejaban los colores de la imagen que tenia de escritorio, era la que venía originalmente, si no era un chico muy dedicado a personalizar sus aparatos, abrió el explorador y escribió esas tres palabras que no lo dejaban en paz, casi estaba seguro que tenía todo que ver con la desaparición de la chica Higurashi. Sus ojos pasaron rápidamente leyendo cada uno de los vínculos que le aparecieron en el buscador, el que más llamo su atención fue un portal de mitología internacional, hizo clic y encontró la leyenda de cómo se creó supuestamente la perla de Shikon pero era algo muy resumido, nada concreto, salió de la página y entro en otra que era de una librería de Tokyo, anoto la dirección parecía que tenían un libro disponible sobre la época feudal, que era la época de esa joya, se levantó y uso el teléfono para pedirle a uno de los trabajadores del edificio que sacaran su auto porque iba a salir, colgó y se dirigió a la puerta se sorprendió muchísimo de ver parado frente al atarantado de Akitoki, que era el encargado de los efectos especiales de la película:

    -Joven Inuyasha lamento molestarlo…- Se veía que el Akitoki no estaban en sus mejores días, se notaba que estaba deprimido, entonces Inuyasha lo recordó, el raro afecto que Akitoki había desarrollado por Kagome Higurashi, seguramente venía a contarle sus penas.

    -¿Qué pasa Akitoki? Voy a salir.- Su tono fue más como un lárgate, que un dime que te pasa y luego me voy.

    -Lamento molestarle… bueno yo… escuche que ayer fue al templo Higurashi y quería…- Hablaba casi ahogándose con su saliva, Inuyasha rodo los ojos desesperado.

    -No sé nada de tu noviecita si eso es lo que quieres saber. –Fue muy claro con eso, no dudo en su respuesta.

    -¿No… novicieta?- Los ojos de Akitoki comenzaron a brillar, claramente podría imaginarse a la hermosa de Kagome, con un lindo delantal, cocinándole algo delicioso y diciendo mi amor ya está lista la cena. - ¡Pero que esposa tan linda tengo!- El sonido de una puerta cerrándose casi en sus narices lo despertó, miro como Inuyasha se subía al elevador del edificio.- ¡Espere! ¡No me deje!- Corrió con todas las intenciones de meterse al elevador pero en esos momentos iban pasando unos empleados cargando lo que parecía una cabecera para una cama de tamaño matrimonial, Akitoki como era de esperarse con su mala suerte, termino estrellándose contra la cabecera, Inuyasha desde donde estaba no sabía si reírse o fingir que no lo conocía e irse… eligió ambos, presiono el botón para cerrar el elevador y una vez solo se carcajeo a gusto imaginando como abra quedado la cara del intento de Romeo.

    -Eso te pasa por enamoradizo.- Se colocó sus lentes de sol y su gorra de beisbol, quizás era algo anticuado pero así era más fácil que no notaran que fuese el… lástima que no se atrevía a cortarse el cabello porque sería mucho más sencillo disfrazarse, pero era algo vanidoso en ese sentido, era su estilo, el sin el cabello largo, simplemente no se sentiría como él.
    El sonido de que indica que el elevador había llegado al piso deseado lo hizo dejar de reír, era fácil ponerse la máscara de seriedad, después de todo, no por nada era uno de los mejores actores de su época, salió tranquilamente como siempre saludando al guardia e indicándole que cuidara de su departamento solo por costumbre, pensó un momento en decirle algo sobre Akitoki pero no lo hizo porque de alguna manera Akitoki estaba esperándolo fuera del edificio, como una especie de espectro capaz de moverse de lugar rápidamente y no solo eso, como era de esperarse el edificio de departamentos estaba completamente rodeado de reporteros, pero con sinceridad le espanto más ver a Akitoki que a los acostumbrados chismosos de los paparazzi:

    -¿Qué? Pero… ¿Cómo?-instintivamente llevo su mirada hacia la ventana, entrecerró un poco los ojos porque ya estaban disparando los flashes de las cámaras pero a diferencia de la vez que fue al templo Higurashi, aquí simplemente no podían acercársele, era un edificio muy privado y los reporteros no podían ni estacionarse ahí. Se concentró en la ventana y lo que vio lo dejo con un rostro totalmente neutral, había una cuerda colgando hasta el suelo.-… ¿Es enserio Akitoki?- Se pudo haber partido la cabeza, de milagro no le paso nada, con lo torpe que era.

    -Qui…qui…qui…- Akitoki estaba completamente mojado, Inuyasha noto que ahora los flashes se concentraban más en el mojado que en el mismo lo que lo hacía perfecto. El joven de la mala suerte por su parte no se le quería dar más motivos de burla a Inuyasha pero cuando estaba bajando, una anciana tiro una cubeta de agua sucia fuera de la ventana sin pensar que precisamente en esos momentos el estaba en su ventana.

    -No te entiendo nada…- Metió sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón y miro de pies a cabeza al suertudo, prefirió no preguntar porque ya se imaginaba que había sucedido.

    -¿A dónde… a dónde vas?- Preguntó Akitoki apenas.

    -Ya entendí, tú crees que se algo de esa mocosa y quieres seguirme. – Akitoki asintió, Inuyasha solo suspiro.- Oye… Akitoki… - En seguida este lo miro.- ¿No es esa Kagome?- Señalo hacia la calle de enfrente donde habían unos pequeños locales para comprar todo lo que se necesitara, tiendas de conveniencia.

    -¡¿Dónde?!- Rápidamente Akitoki cruzo la calle corriendo, arriesgando su vida como siempre pero no fue el único tarado, porque todos los reporteros al escuchar el nombre de Kagome, corrieron tras el otro chico. Inuyasha aprovechó y subió en su lujoso auto, por el espejo retrovisor pudo ver como Akitoki decía algo y comenzaba a correr de nuevo por la calle para alcanzarlo, pero el actor fue más listo y arranco el auto, por suerte el semáforo estaba en verde aún, escucho muchos pitidos por parte de los demás autos, seguramente gritándole a Akitoki cosas como ¡QUE TE PASA! ¡FIJATE CUANDO CRUZAS! ¡QUITATE IDIOTA! O algo así y los reporteros lo han de haber alcanzado y acosado, que bien, que hiciera algo de provecho, al menos ahora servía como carnada, un nuevo truco para huir de la prensa. Se relajó ya que estuvo lejos de la calle de su departamento y encendió su estéreo, nada mejor que un poco de música para disfrutar de su victoriosa huida de Akitoki y los chismosos, condujo tranquilamente por unas 15 cuadras aproximadamente, le tomo más de lo esperado, debido al tráfico, lo que le hacía recordar por qué el casi nunca salía en auto, en Tokyo era bien sabido que habían demasiadas personas y eso lo desesperaba en veces pero realmente la idea de mudarse nunca se le pasaba por la cabeza, mucho menos salir del país, porque claro que podría, el dinero le sobraba y las oportunidades también, siempre le llovían ofertas de Norteamérica, algunas las aceptaba para estar en alguna película extranjera pero siempre regresaba, quizás era la costumbre, su familia desde muchas generaciones anteriores habían sido japoneses y aunque el veía muy lejano el tener su propia familia debido a su vida tan atareada, quería seguir así, en Japón. (D: yo quisiera vivir en Japón también XD)
    Finalmente llego a la librería cuya dirección saco de internet, no batallo en encontrarla gracias al gps que tenía en su auto. Afortunadamente encontró estacionamiento frente a la tienda, al salir se sorprendió al ver un local tan pequeño pero en realidad, no era raro encontrar establecimientos que no fuesen muy grande en cuanto a su anchura, pero porque todos eran hacia arriba, había incluso centros comerciales como de diez pisos, como se sabe en países tan concurridos, el único crecimiento disponible es hacia arriba y no a los lados, pero este local no tenía ni esa clase de crecimiento, solo era un piso y se veía mucho más pequeño que todos los de alrededor, algo descuidado, incluso el letrero escrito en caracteres chinos se estaba cayendo ya, tenía puertas de vidrio y a diferencia de casi todos los locales que tiene puertas eléctricas este era manual, empujo la puerta y se abrió, dentro todo estaba muy ordenado aunque habían pocos libros apenas unos 3 estantes de madera.

    -¿Hay alguien que me pueda atender?- Obviamente nuestro querido actor con poco tacto, no llegaría a decir buenos días, el buscaba que lo atendieran. Pocos segundos después de que el lo hubiese solicitado, una persona ya anciana salió de una puerta al fondo del local, quizás era el baño o su lugar personal de escondite en caso de robos pero ¿Quién querría robar libros? (Yo si XD).

    -Buenas tardes.- Dijo con voz ronca el anciano, era muy parecido al abuelo Higurashi, usaban el mismo tipo de vestimenta tradicional japonesa, tenía un poco de barba igual que el abuelo, pero este de la cabeza estaba casi calvo. - ¿En qué puedo ayudarle joven?

    Inuyasha sonrió se sentía bien que por fin alguien no lo conociera, claro se notaba que era una de esas personas que no veían televisión y probablemente era enemigo de la tecnología aunque era raro que encontrara la página de internet de ese local, seguramente tendría ayuda de algún nieto para ello.- Estoy buscando un libro.- Bueno eso era más que lógico si no para que iría a una librería, el mismo se regañó mentalmente, saco de su pantalón un papel ya muy arrugado y casi roto y se lo dio al anciano

    -Que curioso.- El anciano había leído el papel sin problemas, entonces no era de esos que ya no veían bien, menos mal porque Inuyasha no tenía paciencia para ello. Inuyasha frunció el ceño ante lo dicho por él y lo vio que saco un libro debajo del estante debajo de la caja registradora.

    -¿Por qué curioso?- El libro lo tenía envuelto en un pedazo viejo de tela y tenía algo de polvo encima.

    -Este libro me lo trajeron hace poco, es usado, no existen más copias por la región.

    -Entonces es muy valioso.- Dedujo Inuyasha aunque admitía que fuese raro, que justo cuando el empezó a investigar, le trajeran ese libro al anciano.

    -Solo para los grandes conocedores de la historia.- Hizo la vieja tela aun lado, dejando al descubierto el libro, se quedó pensativo y sin mover la cabeza subió la mirada, viendo fijamente al joven frente a él.- ¿Usted lo es?

    -No realmente.- Contesto con sinceridad

    -Me sorprende mucho que usted haya encontrado la existencia de este libro, si no conoce de historia.

    -Soy actor.- Rodo los ojos, odiaba dar explicaciones.- Necesito el libro porque la película en la que trabajo, trata un tema que está en ese libro.- Inuyasha bajo la vista prestándole atención al libro, realmente no era nada atractivo a la vista, era marrón, viejo, demasiado maltratado, pero seguramente por ser tan valioso le costaría una buena cantidad de dinero.

    -Interesante joven. – Metió el viejo libro en una bolsa, Inuyasha sin esperar a que le diese un precio particular le saco varios billetes dejando impresionado al anciano.- ¿Tanto vale ese libro para usted?

    -Si.- Fue todo lo que dijo y tomo la bolsa, viendo que el anciano le iba a dar cambio volvió a hablar.- No, así déjelo, gracias.- Primera palabra amable del día por parte de Inuyasha, se iba a retirar pero recordó algo importante, miro al anciano, con su mano ya semi empujando la puerta de vidrio.- Disculpe, pero dijo que le acaban de traer el libro ¿Usted lo pidió?

    -No, me lo trajo una señora de nombre Urasue, parece que el libro era un valioso tesoro familiar pero necesitaba el dinero y me lo dejo.

    -Ya veo… - Con que un tesoro familiar, Urasue… que nombre tan extraño, no se esperó a que el anciano le diera las gracias, las buenas tardes o lo que fuera, salió de la librería y abrió la puerta de su auto aventando la bolsa con el libro dentro, se quitó los lentes oscuros por un momento para apretarse la nariz por un momento, no sabía que esos segundos que estaba perdiendo serian su perdición.

    -¡ES EL!

    Inuyasha volteó al escuchar ese grito, era el más chillón que hubiese escuchado en su vida, incluso le gano a Kagome. El grito provenía de una chica de cabello negro y corto que estaba en la esquina de la calle en unos 4 locales más atrás, no estaba sola, dos chicas más venían con ella, desde donde el estaba ellas parecían clones a su punto de vista, ojos cafés, solo que las tres tenían diferente peinado, una con cabello chino, otra con cabello liso hasta el hombro y la última con el cabello demasiado corto hasta la nuca además las tres llevaban la misma ropa, un uniforme escolar supuso. ¿Por qué sentía que las había visto en algún lado? Antes de seguir pensando, las tres corrieron hasta a él y casi lo embisten contra su auto:

    -¡Dinos! ¿Dónde tienes a Kagome? –La que comenzó a gritar y señalarlo fue la chica de cabello hasta su hombro.- ¡Ni creas que te perdonaremos solo porque eres el amor de mi vida!

    De acuerdo esa sí que es una extraña amenaza y creo que me da más miedo lo último que dijo- Pensó Inuyasha mientras fruncía el ceño. -¿Te conozco?- Se recargo muy galantemente en su auto, vió como la gritona se esforzaba por seguir amenazándolo en vez de derretirse y admirarlo.

    -¡Claro que nos conoces!- Respondió la misma chica.
    - Somos amigas de Kagome, una vez fuimos a su casa mientras tú estabas grabando la película.- Esa voz fue muy tranquila y razonable, provenía de la chica de cabello chino, ella a diferencia de las otras dos, no lo miraba como una posible acosadora, su mirada es más como de un lo siento por mi amiga loca.

    -Ah, ya.- Dijo el actor sin mucha emoción, una vez había escuchado a Akitoki el acosador, hablar sobre esas tres chicas.- Son… Yuta, Arin y Azushi ¿No?

    Las tres chicas se miraron confundidas y un poco ofendidas ante ello, nuevamente la de cabello hasta los hombros hablo a gritos.- ¡Somos Yuka! –Se señaló a si misma.- ¡Eri! – Señalo a la del cabello mas corto. -¡Y Ayumi!- Señalando a la de cabello chino.

    -Como sea. Yo no tengo ni la más mínima idea de donde esta esa chica, ustedes son sus amigas ¿No? Ustedes deberían de saberlo.

    -¡No te creo! ¡De seguro estas molesto con Kagome porque es la única chica que cree que eres pésima persona y te odia!- Dijo Yuka, como que esa chica era muy explosiva e imprudente.

    -Mira. –Empezó Inuyasha, aunque si le molestó lo que dijo, así que esa loca pensaba todo eso de él, bien al cabo que a él tampoco le caía bien esa chica mucho menos cuando le hizo pasar un día de locura por su imprudencia y tuvo que correr por toda la ciudad de las fanáticas. –No creas todo lo que dicen los reporteros, yo no sé dónde está ella y según la madre de Kagome ustedes fueron las ultimas en estar con ella, son más sospechosas ustedes que yo.

    -¡No nos cambies el tema nosotras…!- Alegó Yuka pero fue callada por Eri.

    -Tranquila Yuka, quizás nos está diciendo la verdad, deberíamos volver con la bruja Urasue.

    -¿Bruja Urasue? ¿Quién es? – Pregunto Inuyasha y noto como las tres chicas se miraron de reojo, como pensando en la respuesta que le dirían.

    -No… nadie.- Respondió Yuka y miro a sus amigas- ¡Miren que tarde es! –Había sacado su celular, quizás apropósito para poder decir que vio la hora.- ¡Nos van a cerrar la biblioteca!- Ayumi fue la que puso cara de espantada al escuchar eso, siempre había sido la más responsable, Inuyasha las miro alzando una ceja.- ¡Vámonos!

    -Eh… antes de irnos necesito algo.- De su bolsa de mano saco rápidamente un pequeño cuaderno de color rosa con algunos brillos, estiro ambas manos hacia donde estaba Inuyasha. - ¿Me firmas mi diario?-Pregunto Yuka muy emocionada, sus dos amigas se quedaron boquiabiertas, después de la escena que le habían hecho al actor no podían creer que su amiga actuara como si nada.

    Inuyasha estaba tan desconcertado como ellas, claro que podría esperar de las amigas de la gritona, por algo se llevaban bien, todas estaban completamente locas, esta que tenía enfrente era una bipolar de primera. Estaba tan hastiado ya de la situación que simplemente firmó el diario y se lo devolvió, tuvo algo de miedo, al ver los ojos de emoción de la chica, al ver que abrió los brazos supo que se le iba a echar encima, afortunadamente eso no sucedió debido a que sus dos amigas se la llevaron casi arrastrando.
    El simplemente suspiro, tendría que empezar a contratar a alguien que le hiciera los mandados, la primera vez que salió a comprar, se encontró con esa chica y ahora tres chicas más y una lunática bipolar, en definitiva ya no saldría tan seguido.

    Después de un día tan agotador llego a su departamento, claro se refería a un agotamiento mental no a uno físico, se quitó la gorra y las gafas de sol tirándolas en el sillón, después lo recogería, se sentó en el mismo sin aplastar los objetos claro, estiro sus brazos en el respaldo e hizo su cabeza hacia atrás, necesitaba un largo baño en su querido jacuzzi, después se pondría a leer ese libro y con esa idea en la cabeza, se levantó y fue a preparar todo para su cita con la tina.

    ……………

    -¿! Mi amigo grande estuvo aquí?!- Sota apenas se venía enterado que el día anterior su amigo grande como él le llamaba, había estado en su casa y él se lo había perdido por completo. Lo extrañaba mucho, desde que su hermana había desaparecido se sentía completamente solo, tenía a su abuelo y a su mama pero no era lo mismo, nunca tuvo esa confianza de decirle las cosas a ellos dos, se sentía mejor contándoselo a su hermana y la verdad que intentaba ser muy fuerte al ver el estado en el que se encontraba su madre. Al principio él estaba como ella, se le notaba lo deprimido que estaba, él se echó la culpa de lo sucedido pero su madre no dejaba de llorar a escondidas, ya era mucho tener a su hija perdida y que su hijo se culpase de lo sucedido la ponía peor, ella pensaba que nadie la escuchaba pero Sota si lo hacía. Desde ese momento decidió tomar el papel de ser el hombrecito de la casa , quizás por eso se sentía más solo y presionado, cuando supo que su amigo grande había venido se sintió muy triste porque habría sido una muy buena oportunidad para que alguien lo escuchara.

    -Si pero no estuvo mucho tiempo.- Su madre le paso su plato de comida ya que era hora de comer, le dio una de esas sonrisas cargadas de melancolía pero que decían te quiero mucho Sota, de esas que le partían el alma a cualquiera.

    -Ya veo…- Sota suspiró y miro a su comida porque no soportaba ese tipo de sonrisa que adornaba siempre el rostro de su madre.

    -¡Abuelo! ¡Ven a cenar!- Naomi había salido de la cocina para asomarse escaleras arriba, la casa de los Higurashi era de dos pisos, tenían abajo, la sala, la cocina y el comedor, arriba estaban las habitaciones de todos.

    El abuelo se asomó se veía un poco agitado. –Ya voy, solo estoy buscando algo.

    -Puedes buscarlo después de comer, se enfriara la comida. – Subió algunos escalones para ayudar a terminar de bajar el resto de las escaleras.

    -Es que es muy importante. –Explicó el abuelo mientras bajaba las escaleras con ayuda de su hija.

    -¿Qué cosa es?

    -El libro de la familia.- Dijo ya que habían llegado al comedor y se sentó a lado de su nieto que ya estaba en la segunda ronda de la comida.

    -¿La familia tiene un libro? – Preguntó Sota curiosamente.
    -¡Claro que sí! ¿Cómo no sabes de él?

    -Yo tampoco sabía de la existencia de ese libro ¿De qué se trata?- Preguntó Naomi mientras le pasaba el plato con comida a su padre, noto que el mismo se quedó boquiabierto. El abuelo siempre se ofendía cuando alguien no conocía algo sobre las reliquias familiares y al parecer el libro era una de ellas.

    -Sobre la leyenda de la perla de Shikon, la escribieron nuestros antepasados, tenía el libro en mi habitación, ayer lo estaba buscando y nada… seguro ese actor se lo robo.- Rengaba más de lo que comía.

    -¿Cómo dices eso abuelo?- Respondió tranquilamente su hija.- ¿Cómo es? Aunque yo no recuerdo jamás haber visto ningún libro.

    El abuelo simplemente suspiro y se dedicó a comer, entendiendo que no tenía caso seguir hablando del tema porque no comprendían lo importante que era ese libro y si el sospechaba de ese actor, quizás se había tomado muy literal lo de que investigara, vio el libro y se lo llevo, si eso era lo más seguro.

    Ya casi de noche Naomi y el abuelo se fueron al templo familiar a rezar, desde que Kagome había desaparecido, ambos iban a pedir porque ella regresara, nunca dejaban ir a Sota y este estaba seguro que era porque su madre se ponía sentimental. Esta vez le combino estar solo, no dejaba de pensar en su amigo grande y decidió algo, ya no soportaba ver a su madre a si y el mismo necesitaba a su hermana y se sentía completamente mal el no poder hacer nada. Estaba en su cuarto tenía una pequeña mochila con algo de ropa, comida y algunas herramientas útiles, le había dejado una nota a su mama, él era aún muy pequeño y lo que hacía era completamente loco pero necesitaba hacer algo o no sería capaz de volver a ver a su madre a los ojos. Se asomó por la ventana y las luces del templo estaban prendidas lo que quería decir que aún tenía tiempo, salió de su cuarto y bajo las escaleras, todas las luces estaban apagadas pero él conocía muy bien su casa, abrió la puerta y la cerro cuando el salió, miro el templo y sonrió con valentía:

    -Traeré a mi hermana de regreso, lo prometo mama.

    Entonces se vio como el niño corrió escaleras abajo del templo y tomo un autobús que casualmente iba pasando, ya no había vuelto atrás.

    …………….
    -¿Ya tiene el libro?- Urasue estaba atendiendo a uno de sus clientes habituales, hacia el trabajo de siempre, una simple lectura de cartas para predecir el futuro de algún humano, que poco le importaban pero el dinero no le caía mal a nadie.

    -Sí, madre, le dije al señor que tu muy amablemente se lo donaste.- Su madre le había pedido que llevara el libro de la leyenda de Shikon hasta una librería casi abandonada, asegurándose que el señor no vendiese el libro más que a Inuyasha Taisho, para ello tuvo que dejarle una fotografía y había cumplido porque no mucho después de que ella había regresado con su madre, había recibido una llamada del dueño de la librería. Enju no terminaba de comprender del todo el plan de su madre, comprendía por qué había traído a Kagome Higurashi, porque era la elegida para custodiar la perla de Shikon, era la reencarnación de la última sacerdotisa que la había custodiado y las cosas no salieron como las habían planeado pero no entendía en donde entraba Inuyasha Taisho en todo el plan, su madre decía que era la reencarnación del demonio que actualmente poseía la perla de Shikon pero aunque eso fuese cierto ¿Qué podía hacer ese chico al respecto? La única persona que seguía siendo la elegida de la perla era la Kagome Higurashi… a menos que el plan de su madre fuese que Taisho la convenciera de arrebatarle la perla de Shikon al demonio.

    -Perfecto, no esperaba menos de ti Enju.- Aunque le confiaba las misiones no le confiaba su plan, probablemente porque creía que si contaba su plan se arruinaría, sonaba tonto pero Urasue en verdad no confiaba en que su hija fuese como ella, a veces sospechaba que su hija era mucho más humana de lo que pensaba, es decir lo era, era humana, pero ella se refería a esos sentimientos de compasión y humildad, cosa que ella como bruja no poseía, solo quería el poder, el poder era igual a seguridad.

    ………………

    El sol ya se estaba ocultando, Inuyasha había llegado hacia unas horas a su departamento y lo primero que hizo fue pedir algo de comer, esta vez ya había aprendido la lección y opto por pagar el servicio a domicilio antes que volver a poner un pie fuera de su hogar a menos que fuera muy necesario. Estaba sentado en la sala, tenía una luz muy tenue además del televisor prendido, alado de donde estaba el, tenía una pequeña mesa con una lámpara, ahí tenía una taza de café de la que tomaba unos pequeños sorbos de vez en cuando, no le prestaba atención al televisor si no al libro que tenía en sus manos.
    Realmente estaba demasiado maltratado por la vida, incluso había partes que ni si quiera se podían leer, unas cuantas paginas rotas y lo que más le daba dolor de cabeza es que habían muchos caracteres que en su vida había visto. Eso fue lo primero que hizo con el libro pasar las páginas y ver el estado en el que estaba y su contenido, habían algunos dibujos, se regresó al principio y comenzó a leer en voz alta, quizás así sería más fácil de comprender:

    -Según la filosofía Naobi el alma está formada por cuatro cualidades: valor (Arami Tama), amistad (Nigimi tama), sabiduría (Kushimi Tama) y amor (Sakimi tama)… -En eso se quedó cuando escuchó el timbre de su departamento, demonios justo cuando estaba más tranquilo, bien fuera quien fuera, lo correría enseguida. Se levantó del sillón y dejo el libro abierto en el mismo, camino hasta la puerta y prendió la luz, la abrió y no vio a nadie iba a cerrar la puerta pero agacho la cabeza y se quedo como de piedra al ver quien estaba en su puerta:

    -¿Enano? – Frunció el ceño ¿Qué hacia el enano Higurashi en su puerta?

    -¡Amigo grande! – Sota avanzo los pocos pasos que los separaban y abrazo las piernas de Inuyasha fuertemente, realmente lo había extrañado, por alguna razón se sentía muy seguro con él, lo conocía de tan poco tiempo sin embargo, lo veía como a un hermano mayor.

    -¿Tu mama te trajo aquí?- Se sorprendió muchísimo cuando Sota lo abrazó, por lo general los niños no lo querían, huían de el por su mal humor y poca paciencia de hecho este niño era el único que le caía bien de todos los que conocía, se agacho a la altura de Sota y noto como su mirada antes sonriente cambio drásticamente a una triste cuando él le hizo esa pregunta lo que le dio a entender que no era el caso.

    -No yo… me fui de casa.- Inuyasha lo vio con horror. – Pe… pero no es lo que piensas, yo solo quiero ayudar a mi mama, hacer algo, desde que mi hermana… -Agacho la cabeza enseguida.- Desapareció mi mama no deja de llorar y cree que yo no la veo… - Levanto la mirada y sus ojos estaban brillantes, las lagrimas se le acumularon y la voz se le quebraba.- Quiero encontrar a mi hermana.

    Inuyasha suspiro y cerró la puerta, llevo al niño hasta la sala y este se sentó con su pequeña mochila en la espalda, el actor estaba comenzando a pensar que estaba recibiendo un castigo divino, porque no solo era un secuestrador de mujeres ahora sería un secuestrador de niños.- Huir no es la solución Sota, tu madre te necesita con ella ¿No crees que ella se va a poner peor al notar que tu no estás ahí?- Hasta el mismo estaba sorprendido porque era pésimo tratando personas pero a ese niño lo estaba tratando increíblemente bien y hasta buenos consejos le estaba dando.

    -Yo… - Sota parecía un poco nervioso, se dio cuenta que Inuyasha tenía toda la razón.- No quiero eso, le deje una nota, no quiero que crea que escape de casa, solo quiero buscar a mi hermana, por favor, déjame quedarme contigo, sé que tú me puedes ayudar.- Sota se puso a llorar, porque el decir todo eso en voz alta lo hacía más real, el que su hermana estuviese sola y perdida en algún lado, su madre llorando y quizás en esos momentos lo volvía a hacer y por culpa de él.

    -Enano no llores.- Se sentía incómodo al verlo llorar, eso no le gustaba, paso su mano por la cabeza de el despeinándolo y dándole una sonrisa torcida.- Esta bien puedes quedarte pero le llamare a tu mama para que no esté preocupada ¿De acuerdo? – Miro como Sota asintió y se limpiaba las lágrimas, Inuyasha suspiro y tomo su teléfono afortunadamente Hayate le había dejado el número del templo Higurashi, mientras escuchaba el tono de la llamada recordó algo y miro al enano.- ¿Cómo encontraste mi departamento?

    -Internet.- Fue todo lo que dijo encogiéndose de hombros, claro los niños de hoy en día eran más sobrevivientes que los adultos siempre y cuando tuviesen internet a la mano.

    -¿Hola?- Una voz femenina y muy quebrada, apenas audible contesto del otro lado de la línea de teléfono.

    -Señora Higurashi, habla Inuyasha Taisho.- Como sospechaba seguramente la señora no había dejado de llorar al no encontrar a su hijo menor en casa y no era para menos, perder dos hijos era algo que se imaginaba muy insoportable para cualquier madre.

    -Oh si… Inuyasha…

    -Le hablo para decirle que su hijo está conmigo, a salvo, no se preocupe.

    -¡Sota está ahí! ¡Pásemelo por favor!- Inuyasha quito el teléfono de su oreja y miro a Sota.

    -Tu madre quiere hablarte.- Sota negó con la cabeza, seguramente porque sabía que le diría que se fuera a casa y él no quería, Inuyasha no estaba de acuerdo en que no le hablara, pero la señora y el estaban sensibles quizás era lo mejor.- No me había fijado pero su hijo está dormido, prometo que en cuanto despierte lo comunico con él.

    -¿Qué? Pero… ¿Por qué mi hijo esta con usted?...

    Inuyasha suspiro y comenzó a platicarle que el pequeño se sentía muy mal por lo de su hermana, que la escuchaba llorar y estaba muy triste por ello, que el solo quería buscar a su hermana.- Yo creo que el se siente muy solo.

    -Entiendo… si yo también pienso lo mismo.- La voz de Naomi estaba mucho más audible, con solo saber que su hijo estaba bien, sintió como el alma le regresaba al cuerpo.- Sota te ve como su hermano mayor ¿sabes? Por favor cuídalo mucho, el te necesita, por algo te busco y confió en ti.
    Inuyasha se sintió extraño, el que era tan insensible estaba involucrado en un asunto tan delicado, el que no quería involucrarse para nada en la situación no podía estar mas enganchado, Sota arriesgo su propia seguridad para encontrarlo y la señora Higurashi en lugar de ir a denunciarlo o gritarle o algo parecido le estaba confiando a su hijo.- Se lo prometo, lo cuidare, descanse, lo necesita.

    -Muchas gracias joven Taisho.

    Terminó de hablar con la señora Higurashi, iba a decirle a Sota que estuvo muy mal que no quisiera hablar con ella pero no lo hizo porque él estaba viendo el libro que el había dejado en el sillón, se veía muy curioso, lo habría y lo miro sorprendido- Sabes precisamente esta mañana mi abuelo estaba renegando de que había perdido un libro muy valioso para la familia.

    El actor se sentó a su lado mirándolo de reojo sin mucho interés en lo que dijo.- ¿En serio? Vaya…

    -¿De que es tu libro? ¿Es un cuento?

    -No en realidad.

    Para sus sorpresa Sota lo estaba mirando fijamente rogándole algo con la mirada.-¿ Verdad que vas a ayudarme a encontrar a mi hermana?- Oh demonios, lo que faltaba más compromisos, Inuyasha iba a responder a eso pero nuevamente el timbre de su departamento se escuchó, este maldijo mentalmente debido a que el enano podía escucharlo. ¿Ahora quien rayos es? No me digan que el abuelo Higurashi también se escapó. Pensó muy sarcásticamente Inuyasha. Abrió la puerta y se encontró con su guardia de seguridad.

    -Hay una persona que quiere verlo joven Taisho.- Soltó el guardia de repente, bueno si esa persona quería verlo porque no simplemente paso como todos y ya, todos entraban a su casa como si fuese cualquier lugar de todos modos.

    -¿Quién es? Porque realmente no estoy de humor.- En eso Sota se levantó con curiosidad y se paró a lado de su amigo grande, mirando al guardia hacia arriba, estaba impresionado por su tamaño aunque Inuyasha era mucho más alto, estaba orgulloso de su amigo.

    -Se llama Urasue y dice tener información sobre el paradero de la señorita Higurashi. – Tanto Inuyasha como Sota abrieron los ojos enormemente, pero los dos pensaban en cosas muy distintas.

    -¿Mi hermana?... ¡Dígale a esa señora que pase!- Dijo sin si quiera mirar al dueño del departamento no podía creer que alguien supiese algo de su hermana, quien fuese, con que intenciones no le importaba, sentía que estaba soñando.
    Inuyasha por su parte solo frunció el ceño…pensando... Urasue, ese nombre le sonaba.
     
    • Me gusta Me gusta x 1
  4.  
    Milani

    Milani Iniciado

    Libra
    Miembro desde:
    6 Abril 2013
    Mensajes:
    2
    La historia esta mas que emocionante, ya se van acomodando las cosas asi que el Inuyasha del presente es reencarnacion del Inuyasha del sengoku al igual que Kagome es reencarncion de Kikyo, me muero de la intriga que planes tendra Urasue con el Inuyasha de la epoca moderna, espero la continuacion pronto me encanta tu fic en verdad amiga.
    Saludos:D
     
  5.  
    Kokoro Vampiredoll

    Kokoro Vampiredoll Iniciado

    Escorpión
    Miembro desde:
    21 Julio 2012
    Mensajes:
    25
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    La maldición de la perla.
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    24
     
    Palabras:
    5477
    Gracias Akarilove y Milani n.n por sus respuestas.
    AHORA VAMOS A VER QUE PASO CON EN EL PASADO.
    DISCLAIMER: LOS PERSONAJES NO ME PERTENECEN TODO ES OBRA DE RUMIKO TAKAHASHI, LA HISTORIA ES ORIGINAL MIA, Y ALGUNOS PERSONAJES.
    Capítulo 17 El poder de una palabra.

    Decir que ayudaría a Sango quizás no había sido la mejor idea de su vida, en verdad quería que ella y el monje Miroku se reconciliaran pero ambos lo hacían demasiado difícil. Sango por su parte a pesar de que la había encontrado llorando lo que la hizo pensar que era una chica sensible y dependiente resulto ser lo contrario, era una mujer con carácter, un poco orgullosa y con sinceridad a veces tenía un poco de miedo de ella pero lo que menos ayudaba era que cuando convencía a Sango de que Miroku se le estaba bajando lo mujeriego, siempre lo encontraban coqueteando con alguna exterminadora en la aldea. ¿En que terminaba todo? El monje lujurioso terminaba con una marca en forma de la mano de sango en su mejilla, tan roja que a veces se preguntaba si su mejilla terminaría palpitando después de eso.
    La verdad es que a la próxima vez que quisiera involucrarse en un lio de parejas primero se mordería la lengua antes que ofrecerse como voluntaria, se sentí agotada mentalmente, lo peor es que estaban atorados en la aldea de los exterminadores, si no se aclaraba el asunto de esos dos, simplemente no podían moverse y si no se movían ¿Cómo iban a avanzar en encontrar a la bruja Urasue?
    Suspiró en ese momento estaba en la entrada de la aldea junto a los árboles, desde que el sol había salido ya que llevaban varios días quedando en esa aldea, no sabíacuántos con exactitud, tanta pelea ya le había revuelto el cerebro y había perdido la cuenta por completo. Desde que el sol había salido ella fue la primera en correr afuera, se quedaba con Sango pero no quería escuchar los intentos de disculpas mañaneras del monje Miroku, así que había tomado el regalo de Kaede el arco y las flechas y decidió intentarlo por ella misma.
    Tenía las flechas en su hombro, estaba apuntando a un árbol, soltó la flecha casi segura de que daría en el tronco del mismo ya que era muy grueso, debería suponer que era un blanco fácil pero no, su flecha simplemente se perdió en el bosque y suspiro tomo otra, pensando que quizás si imaginaba que era el monje Miroku le daría en el blanco pero antes de soltar la flecha escuchó una voz femenina y familiar detrás de ella.

    -¡Lo sabía!-

    Kagome volteó y una sonrisa adorno su rostro al encontrarse con que la anciana Kaede estaba detrás de ella, sus pies casi se movieron solos cuando corrió a abrazarla, se sentía tan aliviada de verla, al fin alguien en quien confiaba plenamente. Ya no se sentía tan sola porque Kaede había sido la persona que más la había ayudado desde un principio, gracias a ella había llegado hasta donde estaba, bueno en esos momentos no podía decir que estuviese en un gran avance en volver a su hogar, pero definitivamente mucho más lejos de lo que hubiese llegado si estuviese sola. Sintió los brazos de Kaede palpar su espalda por unos momentos y se separaron, Kaede le dio una sonrisa haciendo que las arrugas ya evidentes de su rostro lo fuesen más.

    -¿Qué la trae por aquí?- En realidad tenía muchas preguntas pero probablemente la anciana Kaede conocía perfectamente la situación entre Miroku y Sango ya que era su viejo conocido.

    -Bueno un exterminador llego hasta la aldea informándome que una jovencita había llegado con el monje Miroku, supuse que ibas a necesitarme después de todo.- Ella claro que estaba al tanto de la situación entre ese par, por eso supuso que las cosas se pondrían difíciles cuando la exterminadora supiese que Kagome había estado todo este tiempo con el monje Miroku, así que decidió visitarlos para aclarar todo el asunto.

    -No sabe cuánta razón tiene.- La anciana Kaede debería ser adivina o algo parecido porque ya se estaba volviendo loca con ese par.

    Kaede se río un poco y observo el arma que traía la joven en sus manos, enseguida reconoció el arco que ella misma le había dado.- ¿Ya sabes usar el arco?- Después de todo hacia bastantes días que se lo había dado, lo más lógico es que ya lo tuviese dominado.

    -Bueno yo…- Kagome se sonrojo un poco por la vergüenza y se encogió de hombros.- No en realidad, no he tenido tiempo de practicar además soy pésima. –Admitió.

    -Ya veo pero estoy segura que rápidamente lo vas a dominar, haber déjame ver como lo haces.- Declaró Kaede despreocupadamente, desde que conoció a la chica había sentido algo muy especial en ella, además de traerle recuerdos de su hermana mayor cuando esta vivía, su hermana había sido increíble con el arco y flecha, pensaba que tal vez Kagome sería igual en ese sentido…hasta que la observó usar el arma.

    -Está bien… -Respondió con mucho nerviosismo y se colocó en posición o al menos lo que ella pensaba que era una posición de arquería. Separó un poco sus pies y estiro la cuerda del arco con la flecha en sus manos, la punta de la flecha se movía demasiado, nunca apuntaba a nada fijo por culpa de sus manos temblorosas y es que el tensar la cuerda era difícil, estaba un poco duro y apenas y lograba estirarlo lo suficiente al largo de la flecha y sin si quiera lograr apuntar a ningún lado la flecha se le soltó y tristemente no llego a ningún lado apenas y cayo unos cuantos pasos a los pies de ellas. Eso había estado peor al menos la primer flecha fue más lejos porque ni si quiera vio a donde llego a parar.

    -Bien… necesitas dejar de temblar.- Fue todo lo que dijo la anciana Kaede mientras con sus manos le indicaba a Kagome como sostener el arco correctamente y que debía apuntar con su barbilla, pegándose la pluma de la flecha en la misma, que pusiera toda su fuerza para que no se le moviera y poder apuntar fijamente hacia algún lugar

    -De acuerdo.- Respondió Kagome con un poco de inseguridad, hizo exactamente lo que la anciana Kaede dijo, intento mantener su blanco fijo contra el árbol que estaba algunos metros alejado de ellas, al que le había intentado dar la primera vez, uno muy grueso. Su flecha aún no estaba del todo quieta pero definitivamente lo estaba haciendo mucho mejor creía que esta vez si lo lograría y dejo ir la flecha, sonrió cuando vio que la flecha se iba a estrellar contra el árbol… hasta que descubrió que estaba un poco ciega por que la flecha le paso a un lado igual que la primera vez, aunque noto algo raro con su flecha, quizás fuese su imaginación pero casi juraba que su flecha pareció despedir un poco de luz propia por algunos segundos. Sacudió la cabeza y miro a la anciana Kaede ante su fracaso, esta le iba a decir algo pero ninguna de las dos pudo decir nada porque alguien se les adelanto.

    -¿! ACASO ESTAS LOCA?!-

    Esa furiosa voz retumbo probablemente en todo el bosque, la joven azabache puso los ojos casi en blanco de la sorpresa, mientras que Kaede se quedó muy seria y enseguida Kagome entendió el porqué, de entre los arboles apareció una figura que ambas conocían, muy alto y de complexión delgada y musculosa, sus ojos color sangre estaban encendidos como un fuego de lo furioso que se veía, tenía un pedazo de flecha en su mano, la había partido por la mitad.

    -Yo… yo… no era mi….- Se puso nerviosa cuando el avanzo furioso hacia a ella, pero Kaede se puso delante como si fuese capaz de defenderla.

    -No me hagan reír.- Hizo lo que habitualmente hacia cuando quería pelear, tronar sus nudillos, Kagome miro a Kaede era el colmo, que siendo ella más joven y fuerte no pudiese defender a Kaede así que no supo de donde agarro el valor pero se defendió.

    -¿Acaso estas siguiéndome?- Dijo en un tono de bastante indignación.

    -¡Que!-Kagome sonrió porque el rostro del demonio paso de la furia a la incredulidad, lo había agarrado totalmente desprevenido y eso era notable. A los segundos nuevamente él se puso a la defensiva.-

    -Si ¡Lo que escuchaste! Estoy segura de que me sigues, siempre estás en todos lados.

    -Inuyasha…. ¿Acaso estas acosando a Kagome?-Pregunto Kaede un poco sorprendida, primero ella estuvo dispuesta a defender a Kagome de ese demonio porque sabía lo peligroso que era, ahora estaba intrigada el jamás seguía a nadie, es decir se la pasaba, solo aislado, era tan raro verlo. ¿Sería que la historia se estaba volviendo a repetir?

    -Nunca has dejado de ser una anciana loca ¡Keh! Yo solo mantengo a mis enemigos muy cerca de mí. – Cuando dijo eso miro fijamente a su la joven a los ojos, Kagome se sintió totalmente atrapada en su mirada y no sabía que era, pero probablemente el temor lo dejaba mirar a otro lado, miraba su propio reflejo en esos espeluznantes ojos.

    -Deja a Kagome en paz Inuyasha. – Respondió seriamente la anciana Kaede.Kagome… Kagome… nuevamente ese nombre, no lo entendía ¿acaso Totosai tenía razón? ¿Estaba tan loco de venganza que confundió a esa chica con Kikyo? No, no tenía sentido, eran iguales físicamente, aunque no… no era cierto, Kikyo tenía la piel mucho más nívea que la joven que tenía enfrente, cabello mucho mas largo y liso, una mirada fría, la joven que tenía enfrente tenía el cabello más corto, no tan liso y definitivamente su mirada no era fría, tenía un brillo extraño que le molestaba muchísimo.- Ella no es mi hermana Kikyo… tu sabes perfectamente que ella falleció hace muchos años.

    -¿Quién es Kikyo?- Pregunto Kagome muy confundida.

    -¡Nadie que te importe!- Respondió bruscamente el demonio, apretó sus manos aún más fuerte, encajando sus garras en sus propias manos sacándose sangre, la joven lo miro asustada.

    -Estas hiriéndote…- Se quiso acercar a él, con su mano levanta hacia la dirección de la mano de él pero no pudo porque el gruño y la dejo paralizada, era como una amenaza de si te acercas te mato.

    -Déjame en paz, tonta.

    -Kagome vámonos- Le dijo Kaede a Kagome, notando como el enorme corazón de la chica la estaba traicionando notaba la repentina compasión que la joven sintió por el demonio al ver como se lastimaba a sí mismo, tenía que llevársela antes que cometiese la tontería de querer curarlo. Esa herida no seria nada para el quizás Kagome no lo entendía pero lo mejor era que ella se alejara de ese demonio, tal y como ella sospechó el confundía a la joven con su hermana Kikyo, lo que ponía seriamente en peligro la vida de la chica a pesar de que ya le dijo la verdad, quizás no le creería.

    -Pero el… -Quiso decir que estaba herida y debían ayudarlo pero la anciana le negó con la cabeza, Kagome miro de reojo al demonio pero este ni si quiera estaba ahí ya, se sorprendió porque ni cuenta se había dado de que se había ido.

    -Vámonos- Insistió la anciana Kaede, Kagome suspiró y estuvo de acuerdo, de todos modos ya que había que hacer.

    Regresaron juntas a la aldea de los exterminadores, Kagome por su parte comenzó a contarle sobre todo lo que habían vivido hasta ahora el monje Miroku y ella, desde el largo viaje, hasta donde estaban en ese momento Kaede pareció muy pensativa cuando ella le dijo que el demonio también había estado en la aldea de la bruja Urasue y se sorprendió de que la bruja se tomara tantas molestias como para controlar a todos los aldeanos, como si supiese que la buscarían y era porquetenía algo muy perverso entre manos.
    Al llegar a ella todos los exterminadores recibieron contentos a la anciana Kaede, la querían mucho y la respetaban parecía que llevaban mucho tiempo de tratarse y así era, hubieron algunos meses en el que trabajaron en conjunto, de hecho en esa aldea ella había conocido al monje Miroku y a su prometida, ahora entendía que el monje la tomo como una especie de excusa para irse con ella disque a trabajar de aldea en aldea cuando en realidad solo estaba huyendo de su compromiso con Sango.

    -No puedo creer que hayan pasado por tanto aunque, claro este viaje desde un principio ya se sabía que sería muy peligroso, me alegro que todos estén bien. –Bueno físicamente lo estaban porque se sabía que cierto par estaban muy mal sentimentalmente.

    -Es verdad pero a pesar de ser un viaje tan peligroso, hemos tenido nuestros momentos para relajarnos… supongo que los días en esta aldea deberían de contar.- Deberían aunque Kagome no se sentía nada relajada.

    -¿Dónde está su excelencia y sango?- Kagome noto que Kaede trataba con mucha más familiaridad a la exterminadora que al monje pervertido.

    -En realidad… no estoy muy segura, en cuanto me desperté me fui a practicar al bosque.

    -Mmmm… -La anciana Kaede se quedó pensando, el monje estaría donde hubiesen más mujeres y entre los exterminadores no había muchas en realidad así que no debería ser nada difícil encontrarlo por otra parte era mucho más difícil de adivinar en donde podría estar la exterminadora. Pero ninguna de las dos tuvo que seguir pensando porque desde donde estaban escucharon un golpe, lo que sonaba como una mano estrellándose contra algo suave, conclusión Miroku la había regado de nuevo y Sango le había propiciado una fuerte bofetada. La anciana y Kagome se miraron comprendiendo que ambas dedujeron lo mismo, se acercaron hasta donde habían escuchado ese sonido lo cual no era muy lejos, provenía a lado de una de las cabaña y efectivamente estaba ahí el monje sobando su mejilla mientras la exterminadora lo fulminaba con la mirada.

    -¡Como se atreve a tocarme ahí! ¡Es un sínico!

    -No… no fui yo Sangito lo juro, es esta maldita mano.

    -Si claro, váyale y dígaselo a alguien que le crea.

    -¿Su maldita mano?-Preguntó Kagome con curiosidad, lo que provoco que la pareja que estaba discutiendo, se diese cuenta que ya no estaban solos, se sorprendieron mucho, la exterminadora se sonrojo un poco por haber sido descubiertos en el acto, mientras que el monje lo vio como una especie de salida.

    -Ni crea su excelencia, usted debe resolver sus problemas.- Contesto rápidamente Kaede, como adivinando los pensamientos de él.

    -¡Anciana Kaede!- La exterminadora mostro una enorme y preciosa sonrisa, se acercó a la sacerdotisa anciana y la abrazo, se notaba el afecto que le tenía y es que si alguien había sabido hacerla sentir mejor cuando su prometido metía la pata como casi siempre lo hacía, era la anciana, incluso podría decir que había sido como su segunda mamá así lo como lo sentía Kagome, era muy fácil encariñarse con ella.

    -Cuanto tiempo Sango, Kagome ya me ha puesto al tanto, me alegro que se encontraran.- Dijo la anciana muy sonriente.

    Miroku casi se va a una esquina a llorar al sentirse rechazado, pero era lógico que las mujeres se pusieran de lado de las mujeres lo que le hacía pensar que necesitaba amigos con urgencias, hombres, suspiro porque eso le hizo recordar al demonio que alguna vez fue su amigo.

    -Es verdad, que le parece si entramos a mi casa y comemos algo mientras hablamos de todo.- Dijo Sango un poco más segura de sí misma ahora que tenía a Kaede de su lado.

    -Claro que si.- Respondió simplemente la anciana mientras Kagome casi dio brincos porque realmente tenía hambre.

    Dicho aquello los cuatro reunidos fueron a la cabaña de Sango y como ya se sabía ella vivía sola debido a la perdida tan terrible sobre su familia, Kagome realmente cuando se había enterado le dio mucho sentimiento porque no podía imaginarse el vivir así, aunque no conocía por completo la historia de la tragedia de Sango había escuchado rumores de que habían sido muertes muy horribles y ella no quería despertar sentimientos de melancolía a la exterminadora, preguntándole sobre el tema, con lo del monje Miroku tenía más que suficiente. Lo que no se podía imaginar Kagome era estar en esa situación con su familia, sin ellos, cierto que su padre había fallecido pero jamás lo conoció en cambio a su abuelo, su madre y Sota los había tenido a su lado toda la vida, era difícil el estar lejos de ello pero definitivamente podía vivir al menos con la idea de que ellos seguían en algún lugar y a salvo. Mientras ella pensaba todo eso noto algo en la susodicha, Sango les sonreía a todos, a pesar de la situación en la que vivía, como concluyo Kagome, ella era muy fuerte quizás su única debilidad era el monje Miroku, se notaba como lo quería, nuevamente se comprobaba lo idiota que era el por no apreciar a la chica tan linda que tenía a su lado, a no, él iba a buscar a más mujeres, como si no tuviese ningún compromiso.

    -Kagome…- La anciana Kaede había notado, como la joven azabache se había perdido por algunos segundos y dejado de comer, solo sostenía el plato en su mano y miraba la pared.

    -¿Eh?
    -Estas algo distraída…. ¿Pasa algo?- Recibió una respuesta negativa por parte de la chica porque esta sacudió su cabeza rápidamente.- Bueno necesito hablar contigo un momento, vamos afuera. ¿Nos disculpan?- Le pregunto a los tortolos.

    -Tómense todo el tiempo que deseen damas.- Dijo el monje, creyéndose muy galán y seguro de sí mismo paso su mano detrás de los hombros de su prometida.

    -¿Qué cree que hace?- La exterminadora termino dando un gran pellizco a la mano de Miroku y este casi llora, momento en el que Kagome y Kaede aprovecharon para salir un momento de la cabaña. A Kagome le pareció un poco extraño que le pidiese que hablaran a solas ya que en la mañana lo habían estado y la anciana si tuviese algo que decirle se lo habría dicho a menos que lo que tuviese que decirle se le hubiese ocurrido a penas, seguramente le iba a decir algo sobre la pareja de que la situación estaba más grave o menos grave de lo que creía.

    -Tengo un hechizo para protegerte.- Kaede saco un pequeño pedazo de tela que llevaba oculto en la parte de arriba de su traje, extendió la mano y el pedazo de tela se abrió dejando ver su contenido. Se trataba de lo que parecía una especie de rosario que le recordaba mucho a las cosas que su abuelo vendía en el templo, estaba hecho de perlas azul oscuro, cada cinco perlas había un pequeño hueso en forma de colmillo o quizás eran colmillos.

    -¿Protegerme? … ¿Con un collar?- Le daban escalofríos de pensar en llevar esa cosa en su cuello, pensando que realmente estuviese hecho con colmillos de demonio.

    -No es para que tú lo uses, pero te estoy advirtiendo que usar este hechizo contra ese demonio.- Desde que Inuyasha había aparecido frente a ellas en la mañana mientras Kagome practicaba como usar el arco y flechas se le vino esa idea de inmediato, preocupada por la seguridad de la joven, sabía que era el momento indicado para usar el hechizo que su hermana hacia mucho había fabricado.- Mi hermana lo hizo especialmente para el pero pasaron ciertas cosas y se arrepintió de usarlo, mas ahora es el momento indicado, te está siguiendo y esta es la única manera en la que me asegurare de que el jamás te haga daño.

    -Pero… si él quisiera hacerme daño… ¿No lo habría hecho ya?

    -Es mejor prevenirse, no sabemos qué clase de plan tiene en sus manos.- Claro que había pensado lo que Kagome le preguntó lo que hacía que se preocuparía aún más, si él no le hacía daño a la chica es porque una de dos seguía pensando que era su hermana y buscaba una venganza horrible y lenta o simplemente necesitaba a la chica para algo igual de horrible, fuese cual fuese ella quería proteger a Kagome de ese demonio y con el hechizo era la forma más fácil y efectiva de hacerlo.

    -Es verdad… ¿Qué clase de hechizo es? ¿Dice que su hermana lo hizo?- Kagome teníamás preguntas que respuestas respecto al hechizo y como es que su hermana lo hizo, probablemente había sido como Kaede, una sacerdotisa. - ¿Su hermana es una sacerdotisa?

    -Lo fue Kagome… ella falleció hace muchos años.- La cara de Kagome mostró mucho asombro pero antes de preguntar algo más ella simplemente negó con la cabeza.- Era mucho mayor que yo, yo apenas era una niña cuando ella tenía la edad de Sango. Este hechizo fue creado por ella para calmar a ese demonio en especial.

    -¿Se conocieron?-Estaba empezando a idear teorías locas en su cabeza, el demonio siempre le hablaba con tanta familiaridad no seria que la estaba confundiendo con alguien del pasado pero… ¿Eso tendría algo que ver con la hermana fallecida de Kaede?- Ella y el demonio.

    -Kagome… no es tiempo de contarte sobre eso, pero si, se conocieron, mas no quiero hablar del tema en estos momentos, no quiero involucrarte aún más con ese demonio. Lo importante ahora es ponerle el hechizo, cuando sea el momento tu solo debes decirle una palabra y él te va a obedecer, el hechizo se llama collar de dominación, recuérdalo bien, una solo palabra Kagome y se activara el hechizo. – Kaede dejo el rosario en manos de Kagome.

    -Una sola palabra….- Dijo las eso en voz alta para recordárselo a sí misma y no lo entendía del todo, además no se sentía tan bien el pensar en ponerle un hechizo al demonio, él estaba herido y no sabía porque un sentimiento de compasión comenzaba a despertar en ella, no tenía sentido.

    …….

    -Así que hierbas especiales.- Kagome estaba hablando con Sango quien estaba mucho mas calmada en esos momentos, no se veía enojada o algo por el estilo, quizás porque no estaba el monje cerca.

    -Así es, las usamos para hacer veneno para demonios.- Sango venia platicando con Kagome, las dos estaban en el bosque buscando algunas de esas hierbas especiales para llevarle a los exterminadores, Kaede también le había pedido algunas hierbas pero para hacer medicamentos ya que hacia un rato unos exterminadores habían llegado un poco heridos de una batalla exitosa contra unos demonios.- Sabes es algo raro…

    -¿Qué cosa? –Preguntó Kagome, esta estaba hincada sobre el pasto observando las diferentes plantas e intentando recordar las características que debían tener las que le pidió Kaede.

    -El que hubiese demonios cerca… es decir esta aldea es de exterminadoras, por ello es muy raro que existan demonios alrededor, nos huyen. Parece como si los demonios estuviesen inquietos sabes, Kaede me conto que te ataco un demonio larva y no solo es raro que estén cerca de una aldea de nosotros, sino de humanos, ellos son más del bosque, algo está pasando y no me gusta nada.

    Kagome se quedó pensativa y en silencio, porque empezaba a sospechar que todo ello había comenzado desde que ella había aparecido en este extraño mundo nada podía ser una coincidencia, seguramente Urasue sabía que esto pasaría y por eso la mando a ella con tal de no arriesgarse a si misma, pues muy bien, fuese como fuese no le daría el gusto a esa bruja, si ella quería la perla de Shikon que la buscara por si misma… pero con eso en mente ¿Cómo regresaría con su familia.

    -Kagome, ya regreso, necesito ir por un recipiente donde ponerlas, lo olvide por completo ¿Puedes esperarme aquí?- En cuanto Kagome asintió, Sango se fue corriendo de regreso a la aldea dejando sola a la joven azabache, la cual suspiró y siguió recolectando hierbas, al menos esperaba no estar equivocando con la elección. Sinceramente le gustaba, era interesante puesto que no sabia que las plantas pudiesen hasta curar personas, bueno había escuchado algo de eso por parte del abuelo pero ni ella ni Sota le prestaron mucha atención…. ¿Qué estaría haciendo Sota en esos momentos? No tuvo tiempo de ponerse melancólica porque escuchó una rama quebrarse justo detrás de ella, trago saliva fuertemente porque estaba un 98% segura de quien se trataba, la única persona que últimamente se la pasaba siguiéndola, la pregunta era ¿Por qué?
    -¿En verdad porque me sigues?- Kagome volteo y se encontró cara a cara con el demonio de ojos rojos, esta vez no tenía miedo, seria que estaba acostumbrándose a verlo. Se levanto y se puso frente a el, con facilidad le sacaba como dos cabezas, si veía de frente solo veía su pecho y bueno… ¿Para qué quería ver su pecho? Levanto la mirada y se paralizo era la primera vez que a plena luz de día lo tenía cerca, sus ojos no dejaban de ser espeluznantes pero había algo mas… sus facciones, su rostro era… ¿Atractivo?

    -¿Qué tanto me miras?- Gruño el demonio, lo que termino con el pequeño encanto del momento e hizo que Kagome de inmediato dejara esas ideas.

    -Tú no has respondido a mi pregunta.- Respondió Kagome totalmente a la defensiva.

    -¡Keh!-El demonio se cruzo de brazos, ocultando sus manos en las anchas mangas de su traje color rojo.- Yo no te debo ninguna explicación niñita.

    -¡Yo no soy ninguna niñita!- Lo señalo y hasta pico su pecho con sus dedo.

    -¡Que crees que haces mocosa! ¿Quién te dio permiso de tocarme?- Le grito bastante molesto y Kagome perdió la valentía por unos segundos, como rayos se le había ocurrido tocarlo, era un demonio sanguinario, no cualquier persona pero parecía que a ella se le había olvidado por completo eso, dejo por unos segundos que su orgullo la dominara y ahora quizás iba a pagar la consecuencia de ello. Al notar el miedo en ella el demonio sonrió de lado, amaba saber que la situación estaba bajo su control.- Ya no eres tan valiente o si.- Daba un paso adelante y ella daba dos atrás, eso le encanto, no sabía porque en particular, esta chica, adoraba tenerla tan sumisa.

    -A…aléjate o voy a gritar… - Ella sintió su espalda golpear contra el tronco de un árbol lo que quería decir que ya no podía retroceder a menos que se moviera claro, pero la mirada que el tenia en ese momento, de seguridad y burla, hacia que ella no pudiese moverse, simplemente temblaba.

    -Y que- No era pregunta porque el mismo la respondió.- ¿Ese monje me dará con su bastón? Déjame decirte que la ultima vez solo me distraje pero si quiero lo hago trizas frente a ti. – Se carcajeo un poco.- Adelante, llama a tus amigos, al monje y a los exterminadores que tengo hambre.

    Kagome no pudo sentir más pánico una cosa era que la amenazara a ella ¿Pero a sus amigos? No podía ser egoísta ni llamarlos, sabía que ni todos los exterminadores juntos podrían domar a la bestia que tenía en frente, mejor era quedarse callada y averiguar por sí misma el cómo sobrevivir, se regaño tanto a si misma por haber dejado el arco y flechas en la cabaña de Sango. Se asusto mas al recordar que la exterminadora se había ido pero había dicho que volvería y si lo hacía pronto las dos serian el alimento del demonio.

    -Kagome.- El hecho de escuchar por primera vez su nombre en esa voz ronca le provoco algo extraño, escalofríos, pero no de miedo, se sintió estremecida… ¿Acaso le gustaba como se escuchaba su nombre en esa voz tan ronca? Nuevamente estaba pensando en tonterías.- ¿Así te llamas no?-Pregunto el demonio arrogantemente.- Haces bien en estar callada, esto no va a dolerte mucho.- Tomo la muñeca de ella y él se paralizo por un momento porque sintió algo muy extraño, era como una especie de corriente que acelero su pulso, algo tan fuerte que incluso quemaba, la joven tan bien lo sintió pero el hecho de salvar su vida hizo que no le hiciera caso y aprovecho lo distraído que se veía, para sacar el rosario de la dominación como lo llamo Kaede e intento recordar cómo funcionaba pero simplemente Kaede no se lo dijo… Una sola palabra, es todo, pero es decir, como que una palabra, si ya había hablado mucho con el demonio y nada había pasado, apretó los ojos y con su mano libre y temblorosa sostuvo el rosario contra él, este brillo sin que ella hiciera nada, el demonio salió de su trance y la miro muy enojado pero antes de que dijera nada, el rosario desapareció de la mano de ella como por arte de magia, perla por perla se había ido y apareció en el cuello del demonio. Kagome abrió los ojos quedando anonadada al ver que el collar de la dominación estaba ya en su cuello ¿Eso quería decir que el hechizo ya estaba puesto?

    -¿Qué demonios estás haciendo mujer?-Gruño el demonio y se alejo de ella bruscamente puso sus manos en el collar con todas las intenciones de quitárselo pero antes de que eso pasara la chica se le adelanto….
    Una palabra Kagome, Una palabra….Eso escuchaba Kagome en su mente, con la voz de la anciana Kaede, cuando miro al demonio poner sus manos sobre el rosario se asusto y dijo lo primero que se le vino a la mente- ¡ABAJOOOOOOO!- Grito con todas sus fuerzas esa simple palabra, que de repente había visto en su cabeza, no sabía el por qué quizás simplemente fue el miedo que le arrojo una palabra al azar, lo único que sabía es que hasta le dolió la garganta de tan alto que había gritado, se asusto de su propia capacidad de gritar, sus ojos se habían apretado y sus manos se habían elevado a la altura de su pecho, entre abrió los ojos para ver con la boca abierta de la sorpresa como el rosario se iluminaba y una fuerza extraña proveniente de él lo jalo hasta el suelo como si algo mas allá del entendimiento de cualquiera lo arrastrara… ¿Qué clase de hechizo era ese?
    El demonio enfureció sintiéndose tan humillado, no se puso a pensar en que había pasado simplemente se levanto y le gruño a la chica tan dispuesto a descuartizarla cegado de la ira y ella lo noto porque cuando él se levanto y dio el primer paso ella lo volvió a hacer.

    -¡Abajo!- Nuevamente observo con sorpresa como el rosario de su cuello se iluminaba y lo jalaba en contra de su voluntad hasta el suelo.

    -Que demo…-Nuevamente se levanto, dispuesto a ir contra ella.

    -¡Abajo!- El demonio no termino de decir nada porque su cara se estampo contra el pasto, apenas y la levanto.- ¡Abajo!- De acuerdo quizás estaba abusando con esa palabra pero el miedo la estaba dominando y solo lo estaba haciendo enojar mas.

    -¡Ya deja de hacer eso!- Exigió el demonio con su cuerpo ya en el suelo.

    -¡Abajo! – La cara del demonio se enterró por completo en la tierra, este dejo de querer levantarse porque entendió que ella con el miedo que le tenia no lo iba a dejar hacerlo, entonces ahora que, era lo que los dos se estaban preguntando. Kagome sentía que su corazón iba a salir de su pecho ¿Le había ganado al demonio a caso? Sabía que él estaría muy molesto con ella al grado de ahora si querer matarla y porque eso la angustiaba, no le debería importar lo que el demonio pensara de ella. El demonio por su parte no sabía qué rayos le había hecho esa chica pero lo comprobaba no era una humana común y corriente si bien no era quien el tanto creyó, debían estar involucradas de otra manera no habría logrado hacerle lo que le hizo y esta no se la perdonaría jamás incluso había olvidado esa corriente extraña que había sentido al tocarla, esta se las pagaría se juro a si mismo que esa chica seria su presa.

     
  6.  
    Akarilove

    Akarilove Iniciado

    Virgo
    Miembro desde:
    8 Abril 2013
    Mensajes:
    11
    Pluma de
    Escritora
    Wow si que está muy emocionante :eek: la trama de este capitulo está excelente ;) Si que haces un excelente trabajo ;) Hayayay Kagome si que le puso en aprietos a Inuyasha cuando le puso el collar :D Esperare con ansias la continuación de la historia ;)
     
  7.  
    Kokoro Vampiredoll

    Kokoro Vampiredoll Iniciado

    Escorpión
    Miembro desde:
    21 Julio 2012
    Mensajes:
    25
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    La maldición de la perla.
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    24
     
    Palabras:
    6817
    Chicas cuanto lo siento pero paso algo totalmente fuera de mis manos, ya ven que yo actualizaba al menos cada semana pero mi laptop hizo kaput… y entro en coma y oficialmente la semana pasada me dijeron que murió D: y el problema es que ya tenia la mitad de este capítulo ahí y pues hasta hace poco me dieron el respaldo y comparto la laptop de mi hermano temporalmente en lo que me compran otra por eso no pude actualizar, pero ya que tengo el respaldo, volveré a actualizar cada semana aunque le quite la laptop a mi hermano con patadas, espero y disfruten mucho de este capitulo, muchas gracias por la paciencia de todos : ).
    SEGUIMOS EN EL PASADO AHORA LAS COSAS ESTAN MUY TENSAS CON EL CONJURO DE INUYASHA, NO PUEDE HACERLE DAÑO A KAGOME.
    DISCLAIMER: LOS PERSONAJES NO ME PERTENECEN TODO ES OBRA DE RUMIKO TAKAHASHI, LA HISTORIA ES ORIGINAL MIA, Y ALGUNOS PERSONAJES.
    Capítulo 18 Operación Cupido.

    La aldea de los exterminadores no podía estar más en acción, estaban alerta no solo dentro del lugar, si no por fuera del enorme muro que cubría la aldea, incluso habían hecho pequeños grupos de ellos, para salir en busca de rastros de demonios. Estaban realmente preocupados debido al ataque que habían sufrido dos de los suyos y esto jamás había pasado, fueron muchos años en los que su aldea había sido como una especie de fortaleza impenetrable, las criaturas del bosque jamás se interesaron en retarlos pero desde la llegada del monje y su acompañante, todo había cambiado sin embargo, estaban de lado de ellos, la anciana Kaede ya había hablado con ellos, encargándoles que protegieran a esos dos que Kagome era la elegida por la perla de shikon. Hubo mucha especulación al respecto, todos en la región conocían la leyenda de la esa valiosa joya, quien la había creado, como y lo que hacía, los humanos comprendían que en manos equivocadas causaría grandes desgracias por eso cuando se enteraron de que un mitad bestia se había apoderado de ella todos entraron en pánico sin embargo, el legendario demonio Inuyasha casi no se había visto, se rumoraban muchas cosas de él pero la versión mas creíble es que odiaba a los humanos, los evitaba y prefería la soledad todos pensaban que estaba bien que el tuviese la perla, era como una especie de trato silencioso, el cual consistía en que: ellos no lo buscarían ni lo molestarían mientras que el demonio tampoco amenazaría la paz en la que vivían… Hasta ahora.

    Miroku y Sango no habían dejado de discutir, ella había buscado los recipientes para poner las hierbas que recolectaran ella y Kagome, tanto para fabricar veneno de monstruos para los exterminadores como para hacer medicina y curar a aquellos valientes exterminadores que habían defendido la aldea. Llego a donde estaba su cabaña y se encontró con nada más y nada menos que a su respetable excelencia hablando con las novatas en entrenamiento mujeres aun mas jóvenes que la misma Kagome, una vena de inmediato se formo en la cabeza de Sango apretando con todas sus fuerzas uno de los recipientes que había agarrado hasta que este sorprendentemente se hizo trizas en sus manos, lo que hizo sudar al monje que le estaba dando la espalda pero podía sentir perfectamente un aura maligna detrás de él y era el peor demonio de todos, el de una mujer enojada.

    -Excelencia…- Las novatas miraban a Sango de frente, podían ver como de sus ojos se despedía casi fuego y aun aura oscura la rodeaba.- que… que clase de demonio es este.

    -¿Muy ocupadito no?-Respondió la exterminadora enojada, su voz era realmente de temer.

    Miroku rio nerviosamente.- Señoritas yo…- No siguió por que las jovencitas con las que había estado coqueteando, habían huido como almas que persigue el diablo y eso no podía ser más cierto, puesto que su prometida podía ser el mismo diablo si se lo proponía, el monje temblaba Buda por favor, protégeme de todo mal. Se puso a rezar mentalmente, escuchaba como la tierra se removía con cada paso que ella daba, trago fuertemente y se dio la vuelta para enfrentar a su prometida, que en estos momentos le daba la razón a las jóvenes aprendices, ella parecía más un demonio en estos momentos que una mujer. – Sangito, preciosa, todo tiene explicación ellas solo me estaban comentando que estaban asustadas por que los demonios se han estado acercando a la aldea.

    -¡Ah sí! Y usted…- Sango lo tomo del traje de monje y lo jalo como una evidente manera de amenazarlo.- Muy ofrecido en consolarlas ¿No?

    -Pues… claro, deberías estar orgulloso de tu prometido…

    -¡Es usted un descarado!- Levanto su mano muy dispuesta a seguir marcando su cara con sus manos, vio como el monje apretó los ojos esperando ese momento, pero ni ella lo golpeo ni él siguió rogando por su vida por que sintieron algo, un escalofrió, esa clase de escalofrió que te estremecía y te avisaba que algo no estaba bien. Antes de que alguno comentara algo al respecto llego Kaede con el rostro serio y preocupado, lo que les confirmaba que ella también estaba sintiendo lo mismo, intercambiaron una mirada rápida y fue la anciana Kaede la que se atrevió a decir lo que estaba pasando.

    -Se trata de una presencia maligna…. – Los tres lo sabían porque tenían experiencia en ese campo y además esa presencia en especial la conocían.- Lo sabia… El demonio Inuyasha regreso para buscar a Kagome.

    -¿Inuyasha?....- Sango se sorprendió por completo, miro a Kaede y a Miroku notando que ninguno tenía esa expresión de sorpresa como ella, necesitaba que le explicaran todo, es decir, ya sabía que se habían encontrado con el pero no el porqué perseguía a Kagome eso no tenía sentido, ella también al igual que el monje Miroku había sido amiga de hace muchos años de él. Desde que se convirtió en un demonio todos perdieron total contacto con él, lo buscaron por mucho tiempo pero terminaron comprendiendo que quizás lo mejor era dejar que siguiera su camino, quería estar solo y era comprensible después de todo lo que él había vivido, los tres que estaban ahí lo sabían perfectamente pero lo que no cuadraba era porque precisamente regresaba ahora ¿Con que intención? ¿Por qué con Kagome?

    -Sera mejor discutirlo luego.- Dijo Kaede.

    -Sí, la señorita Kagome nos necesita- Por primera vez dijo algo útil el Monje Miroku en el día, aunque Sango no podía evitar sentirse celosa de todo lo que ellos dos habían vivido y de lo bien que se llevaba pero sobre todo de que se preocupara tanto por ella. Se calmaba a si misma porque sabía que ella era buena y no tenía ninguna mala intención, así que estuvieron de acuerdo, cada uno tomo sus armas, el arco de Kaede, los pergaminos de Miroku y el boomerang de Sango. Su gatita Kirara se transformo increíblemente en un gato muy grande y salvaje un dientes de sable, sus dos colas despedían fuego, después de todo Kirara no era su fiel compañera nada mas, se trataba de un demonio de sangre pura por lo que tenía sus dones, como transformarse, todos montaron a la gata y se sostuvieron con su pelaje.

    -¡Kirara, sigue el olor de Kagome!- Kirara gruño ferozmente lo que quería decir que había comprendido la orden en seguida comenzó a correr sus patas se fueron elevando en el suelo hasta quedar arriba por sobre los techos de las cabañas, comenzó a olfatear el rastro que encontraba en el aire, para encontrar a Kagome, hasta que desapareció de la vista de todos.

    ………………………

    -Prométeme que ya no vas a atacarme y entonces dejare de decir esa palabra.- No sabía cuánto tiempo había pasado desde que le puso el hechizo, quizás era realmente poco pero de alguna manera había recuperado la valentía. Seguía sin comprender como es que se lo había puesto además, era extraño que con solo decir aquella palabra el legendario demonio no pudiese hacer nada para evitar estamparse contra el suelo, realmente Kaede tenía razón ese hechizo debía haber sido hecho especialmente para este chico lo que le hacía pensar que la hermana fallecida de la que tanto se especulaba había sido realmente poderosa pero Kaede fue muy clara al decir que no era el momento de hablar de ella ahora lo que importaba era saber que iba a hacer con este demonio. Lo tenía prácticamente acorralado si él no se calmaba ella no dejaría de sentarlo, así de simple, como si los papeles estuvieran cambiados, ella estaba parada frente a él con sus manos en sus caderas, agachando un poco su cuerpo ya que él estaba en el suelo, porque al más mínimo intento de que él se levantara ella decía esa palabra que lo condenaba.

    -¡Keh!- El le daba la espalda, tenía su mano apoyada en su mejilla en una posición un poco altanera, por nada del mundo el admitiría su derrota y mucho menos frente a esa mocosa que cada vez toleraba menos. De vez en cuando la miraba de reojo y no podía evitar pensar… Maldición ¿Por qué se parecen tanto?

    Kagome suspiro esto parecía que no iba a llegar a ningún lado, ella también lo miraba de reojo A pesar de que es un demonio… actúa como un niño pequeño, es un chico muy extraño. Ella se agacho hasta quedar tan cerca del suelo como fuese posible apoyándose en sus propias piernas, descanso sus manos sobre sus rodillas, noto como las chistosas orejas de él se movieron en cuanto ella se había agachado, siempre tuvo esa curiosidad ¿Cómo se sentiría tocar esas orejas? Se acordó de su gato de casa, acerco sus manos hipnóticamente pero jamás llegaron a tocar ese par de orejas de animal porque el demonio se levanto completamente furioso.

    -¿Quién demonios te crees mujer? ¡Aléjate de mí! Tu aroma me repugna.- Tenia su mano derecha levantada en forma de puño hacia a ella, estaba reclamándole como si hubiese sabido las intenciones que ella había tenido para con sus orejas.

    -¿Qué? – Se levanto tan molesta como él, así es, ahora que tenia cierto poder sobre el demonio, no se iba a dejar insultar por él, no mas.- ¡Abajo!- Nuevamente vio como el collar de la dominación brillo y jalo al demonio en contra de su voluntad a que comiera tierra prácticamente, ella se tambaleo un poco, era tal la fuerza de el que hasta hizo vibrar un poco la tierra sobre la que ella estaba parada. Se quedo quieta cuando empezó a escuchar un gruñido canino que se incrementaba entonces lo miro, como el levantaba la cabeza, con sus ojos rojos la miro con tanto odio que hasta le dolió el pecho, sus gruesas cejas oscuras estaban unidas, se le saltaban las venas de la frente, nunca había sentido una mirada tan horrible sobre ella, se sintió mal por tratarlo así, se llevo una mano a su pecho, intentando calmar ese extraño dolor que creció en ella al ver ese rostro lleno odio.

    -Y nosotros que creímos que necesitaría ayuda.- Esa voz fue reconocida por ambos, Kagome volteo enseguida y las orejas de Inuyasha se movieron igual que cuando ella se puso tan cerca de él. Era una voz femenina, pertenecía a Sango a la exterminadora de monstruos. Estaba parada a unos cuantos metros de ellos con su boomerang detrás de ella cargándolo con su mano como si nada, la gatita Kirara venia en su hombro. Sango no venia sola, la anciana Kaede los miraba con sorpresa, el monje Miroku estaba a su lado sosteniendo su cetro de oro y mirándolos con… ¿Picardía? Esa mirada no les gusto nada, era como si los acosara de haber hecho algo como lo que el acostumbra.

    -Ya sabía que la señorita Kagome se las arreglaría, es una chica muy especial. – Se quedo callado al instante por qué sintió la mirada fulminante de Sango, nuevamente esa aura oscura estaba a su alrededor casi juraba que su aura maligna en esos momentos era incluso mayor que la del gran demonio Inuyasha. No entendía los celos de Sango, cierto que en un principio le había coqueteado a Kagome como a todas pero ahora realmente la respetaba y la quería como una amiga y lo que dijo es porque desde que la conoció sabía que había algo diferente en esa chica y ahora lo terminaba de comprobar, fue capaz de domar al fiero demonio Inuyasha, fuese como fuese nadie jamás lo había hecho, no desde la muerte de la sacerdotisa Kikyo.

    -Veo que el hechizo funciono a la perfección.- Dijo la anciana Kaede intentando alivianar el ambiente tan tenso que se había creado. La verdad es que siempre tuvo pendiente puesto que el hechizo jamás se había probado no había estado tan segura de que funcionara pero una vez más comprobaba los grandes poderes que tenía su hermana Kikyo.

    -¿Hechizo?- Preguntaron el monje y la exterminadora al mismo tiempo, viendo a Kaede con confusión.

    -Así que fuiste tu anciana.- Sabia que esa mocosa no era capaz de ponerme un hechizo por sí sola. Desde donde estaba el demonio miro fijamente a Kaede, esperando a que diese una respuesta, novenito sus garras con impaciencia sobre su mejilla.

    -Sabia que volverías a intentar atacar a Kagome.- Cuando dijo eso por unos segundos los ojos del demonio se abrieron un poco más, mostrando su sorpresa pero enseguida cerró los ojos.

    -¡Keh!- Se dio medio vuelta dándole la espalda a la anciana Kaede, si había algo que le molestaba a Inuyasha es que adivinaran lo que el haría, odiaba ser evidente y jamás admitiría que el había regresado por era humana… ¡Jamás!

    -Y en realidad yo no hice nada más que darle el hechizo ella supo como aplicártelo.- Desvió su mirada hacia donde estaba Kagome, quien aun tenia esa expresión de sorprendida al verlos, la joven se sintió observada y no pudo evitar el sonrojarse, sintiendo un poco de vergüenza de haber sido encontrada en ese tipo de situación, ahora que estaban todos ahí su valentía se había esfumado. Era curioso que estando sola con Inuyasha demonio podía sacar su coraje pero estando todos presentes le costaba un poco mas de trabajo.

    -Habladurías anciana, este hechizo estaba hecho para mí ¿No es verdad?- Inuyasha abrió los ojos y jalo un poco el rosario para observar el material del que estaba hecho, una sonrisa torcida y maquiavélica apareció en su rostro.- Supongo que Kikyo lo hizo, esta mocosa ni en sueños podría haber hecho tan buen trabajo.

    -¿Disculpa?- Kagome estaba boquiabierta ¿Cómo es que él había descubierto tan fácil el origen del collar de dominación? Además pero que muchacho tan bipolar, primero se la pasaba insultándola y amenazándola de muerte y ahora alagaba a esa tal Kikyo, oficialmente las mujeres no eran las complicadas, los hombres si lo eran y estaba segura de que Sango… Volteó a ver a Sango y a Miroku, bueno Sango no era precisamente el mejor ejemplo para decir que las mujeres eran estables.- ¡Tu no me conoces! ¡No puedes decir nada sobre alguien a quien no conoces!

    Inuyasha se levanto enseguida nuevamente en esa pose tan amenazante, con su puño levantado hacia a ella y la vena hinchada destacando en su frente- ¡Mira! ¡Mocosa yo hablo de quien sea cuando se me dé la gana!

    Los tres observadores el monje, la exterminadora de monstruos, la anciana sacerdotisa y la demonio Kirara observaban a ese par discutir como si se tuviesen toda la confianza del mundo. No podían creerlo si fuese cualquier otra persona Kagome ya estaría muerta desde hace mucho, Inuyasha como mínimo le destrozaría la boca a cualquiera que le levantase la voz sin embargo, solamente estaba discutiendo con ella.

    -¡Abajo!- Todos suspiraron al ver al demonio caer al suelo sin poder hacer nada para evitarlo, la anciana Kaede negó con su cabeza, tenía sus manos juntas en su espalda. Lo que faltaba otro par que se la pase peleando. Pensó la anciana Kaede.

    -Sera mejor irnos antes de que se ponga feo.- Le susurro el monje Miroku a la exterminadora al oído, esta estuvo de acuerdo, ambos, junto con Kaede y Kirara les dieron la espalda a esos dos para regresar de pie a la aldea, de todos modos no tenían prisa.

    -¡Espérenme no me dejen aquí!- Dijo una Kagome desesperada, ni cuenta se dio de que al correr con tanta prisa termino pisando el cuerpo del demonio de por sí ya enojado, simplemente se fue tras su grupo de amigos, su cabello se mecía graciosamente en su espalda al correr. Eso fue todo lo que el demonio vio de ella hasta que desapareció de su vista. Maldición… esa mocosa me las va a pagar ¡Todas! Al levantar su rostro sintió algunas pequeñas piedras encajadas alrededor de su rostro, pero antes de quitarlas, sintió una molestia mayor en su cuello, un pequeño piquete, llevo su mano a su cuello y vio un punto negro caer al suelo deslizándose lentamente como si fuese un pedazo de papel.

    -Amo Inuyasha, que cruel es usted.- Después de todo se trataba de la pulga Myoga, quien se había clavado a su cuello para chupar su sangre y al ser aplastado por Inuyasha cayó al suelo sin más remedio.

    -¡Qué demonios quieres anciano!- Tomo al diminuto demonio entre las puntas de sus garras acercándolo a su rostro para observarla, apretó ligeramente sus garras jugando con el cuerpecillo de su supuesto fiel sirviente.- Nunca estas cuando te necesito y vienes cuando más me estorbas.

    -No diga eso amo, es que… ya sabe uno tiene buscar comida para sobrevivir.- Inuyasha no se molesto en responderle, con un movimiento de sus dedos mando a la pulga a volar muy muy lejos, no alcanzo ni a escuchar sus quejas porque seguramente las habría. Se sacudió su traje rojo y acomodo la parte de arriba del mismo.

    …………………………..

    -¿Pero qué estás diciendo jovencita?- Dijo La anciana Kaede mientras despegaba la pequeña taza con te de hierbas de sus labios, el humo salía exquisitamente de aquella bebida preparada con todo lo que Kagome y Sango habían recolectado. Después de aquel extraño acontecimiento en el bosque entre la joven y el demonio, todos habían vuelto a la aldea de los exterminadores, en esos momentos Kagome y Kaede conversaban tranquilamente en una de las cabañas de los compañeros de Sango y si preguntaban por donde estaba la parejita…. Bueno el monje Miroku seguro estaba coqueteando con las pocas mujeres de la aldea y la exterminadora estaba junto a él de guardia para jalar su oreja cada vez que fuese necesario.

    -Pienso que Sango y el monje Miroku en verdad se quieren… puedo verlo, el monje Miroku siempre es un desconsiderado pero con ella no es así… él es diferente y pienso que solo un amor puro y verdadero puede cambiar el comportamiento de las personas.- Es verdad que ella no tenía ningún conocimiento del tema como había pensado ya en ocasiones anteriores pero no se necesitaba ser un experto para notar que entre ellos dos existía algo realmente especial.

    Kaede sonrió cada vez se convencía mas de que Kagome era una joven muy especial, capaz de ver los comprender los verdaderos sentimientos de las personas, tenia muchísima empatía- Eso es verdad Kagome.

    -Y quiero hacer algo por ellos….- Movía sus dedos nerviosamente en su regazo, esa idea había estado rondando su cabeza por mucho tiempo, ya no quería que siguieran peleándose pero el problema estaba en que el monje Miroku no paraba con sus malos hábitos y el orgullo de Sango cada día crecía mas, si ninguno de los dos cedía, esa relación no llegaría más lejos. – Quiero que hablen… que revivan su relación, que recuerden lo que sienten el uno por el otro.

    -Tus intenciones son muy buenas Kagome pero…. –Intentaba elegir las palabras correctas para no hacerla sentir mal, le paso una taza de té para que se relajara un poco.- a veces es mejor dejar que las cosas se resuelvan por si solas.

    -Pero… -Miro el liquido de color verdoso en su tasa, soplo un poco alejando el humo que salía del mismo.- en verdad necesitan ayuda.

    -No nos corresponde a nosotras el hacerlo.- Kagome suspiró ante la ultima palabra de Kaede, estaba claro que ella no estaba de acuerdo en intervenir quizás la anciana tenia razón pero ella no era de ese tipo de personas que simplemente se quedaban con los brazos cruzados pero antes de decir algo fue interrumpida por una voz ronca y claramente masculina.

    -Deja de ser tan entrometida niñita.- Tanto la anciana como la joven miraron por la ventana de la cabaña, justo a unos pasos estaba un árbol no tan grande, en donde estaba recostado el joven demonio de traje rojo, ninguna estaba sorprendida puesto que el ya llevaba tiempo de esa manera, vigilándolas, con los ojos cerrados, realmente aburrido de la conversación que estaba escuchando. Cuando ellas habían llegado a la cabaña el ya estaba en ese árbol ninguna dijo nada porque no estaban seguras de las intenciones que el tenia al seguirlas, cuando paso el tiempo y el estuvo como adorno de jardín sin hacer nada, simplemente decidieron ignorarlo… hasta ese momento.

    -¡Mira quien lo dice!- Se levantó bruscamente provocando que el liquido caliente se derramara en su mano, pero de lo furiosa que estaba no lo sintió al instante.- ¿Se puede saber qué es lo que haces aquí?....- No dijo más porque el ardor comenzó a hacerse evidente, bajo la mirada, su mano derecha temblaba mientras sostenía la tasa con dificultad, notando que su mano estaba mojado, comprendió que por exaltarse se había hecho un daño innecesario.

    El demonio comenzó a carcajearse- Pero que niña tan mas torpe.

    -¡Silencio que fue tu culpa!- La anciana Kaede rápidamente se había levantado para mirar la mano de ella, aun no se notaba la quemadura, pero pronto esa zona se pondría muy roja, obligo a la chica a meter su mano en una cubeta con agua.

    -¡Mira a mi no me eches la culpa por tu torpe…!

    -¡Dejen de pelear los dos por un segundo! –Miro de reojo al demonio, quien se había bajado del árbol y ahora estaba parado junto a la ventana con sus brazos cruzados sobre su pecho y sus manos ocultas dentro de las anchas mangas de su la parte superior de su traje. – Es verdad Inuyasha ¿Qué es lo que estás haciendo aquí?

    -¿Qué no es obvio?- Jalo el rosario que estaba alrededor de su cuello, solo un poco ya que sabía que si lo jalaba mucho, recibiría una pequeña descarga por parte de esa cosa.- ¡No me iré hasta que la mocosa me quite esta porquería del cuello!- Soltó el collar en cuanto termino de decir aquello, sus ojos viajaron ligeramente a la mano herida de la joven pero rápidamente desvió la mirada encontrándose con los ojos furiosos de la chica lo que lo hizo retractarse solo por medio segundo de lo que había dicho.

    -En primer lugar yo no sé como quitártelo y en segundo aunque lo supiera…. ¡No te lo quitaría!- Buscando alejarse del demonio a como diera lugar, así que se fue con todo y el recipiente con agua, su mano dentro de el, apretaba el recipiente contra su estomago y caminaba sin mirar atrás, hizo aún lado la puerta de la cabaña y salió ignorando las llamadas de atención de la anciana Kaede. En ese momento se decidió ella ayudaría a Sango y a Miroku tuviese el permiso de Kaede o no lo tuviese y gracias a Inuyasha, a su desafío, le demostraría que ella se sabía hacer las cosas bien y no era solo una chica torpe pero la pregunta era ¿Qué haría exactamente para ello? Se detuvo cuando escucho pequeños pasos detrás de ella, notaba que eran rápidos e intentaban ser tan silenciosos como un gato pero eso fue lo que delato al perseguidor.- ¿Qué es lo que quieres Inuyasha…..? –No se molesto en darse la vuelta para encararlo, le seguía dando la espalda, no pensaba seguir aguantándolo, ella tenía el poder y de ser necesario lo usaría cuantas veces fuese necesario con tal de que la dejara en paz.

    -Lo sabía, eres una entrometida.- Frunció el ceño, le molestaba tanto que no le viesen la cara, así que un salto había aterrizado frente a ella provocando que ella se llevara un susto y retrocediera un poco por reflejo, sonrió de lado ante ello, amaba tener el control de la situación.- ¿Acaso no escuchaste? – Se inclino un poco con los brazos cruzados sobre el pecho, una pose muy habitual en él, acerco su rostro al de ella, mirándola fijamente con sus fieros ojos rojizos.- Te dijeron que no te entrometas en lo que no te importa.

    Kagome se quedo sin aliento por unos segundos, el tenerlo tan cerca la ponía demasiado nerviosa y esta vez no se trataba del miedo que le sentía, el no podía hacerle daño gracias al collar de dominación, era otra cosa… algo en su mirada que la mantenía como un árbol, plantando sus raíces al suelo sin ser capaz de moverse ni un centímetro, se perdía en ese intenso color…. Así de cerca no se ve tan espeluznante… se ve… atractivo. Sus ojos contrastaban perfectamente bajo sus gruesas cejas de color negro, ese cabello plateado le daba un toque único… era un chico único.

    -¡Que tanto me está mirando! ¡Eres tan molesta!- Eso despertó a Kagome de su trance, miro como el olfateo ligeramente y gruño.- Realmente tu aroma es insoportable.

    -Realmente se acabo todo el encanto.- Pensó Kagome, el grito del demonio había sido como un pellizco para despertarla de su sueño.- Bueno nadie te dejo que te acercaras tanto a mi.- Noto como aquello afecto la postura del demonio, como dándose cuenta de cuan ciertas eran las palabras de ella pero enseguida volvió a su posición tan altanera, la joven cruzo los brazos sobre el pecho, dos podían jugar al mismo juego. Todos los Inuyashas son iguales, testarudos, enfadosos, gruñones, bipolares y sobre todo altaneros.
    Que tanto está pensando esta chiquilla. Lo miraba con una vena en la cabeza, el ceño fruncido, sus manos apretadas, prácticamente los dos estaban en la misma posición, parecían dos niños pequeños en lugar de lo que en realidad eran, uno de los dos tenía que ceder y era lógico que no sería el demonio y Kagome en esos momentos estaba apurada, Sango y Miroku eran mucho más importantes que una pelea infantil, suspiro y relajo su cuerpo.- De acuerdo, no tengo tiempo para esto, si tanto deseas seguirme, perfecto hazlo.- Lo miró a los ojos con determinación, aunque fue un poco difícil mantener la seriedad considerando lo que su mirada provocaba.- Pero vas a ayudarme.

    -¿Ayudarte?- Se le quedo viendo por unos segundos y empezó a carcajearse, Kagome lo miraba sorprendida ¿Acaso dijo un chiste?, realmente se tomo su tiempo para reírse, ella sin comprender el chiste seguía mirándolo, esperándolo hasta que se calmo, realmente podía parecer un niño pequeño.- Nunca te ayudaría.

    -Lo haras.- Dijo Kagome con mucha seguridad.

    -¡Keh!- Seguramente el iba a obedecer a una simple humana, no le debía nada a ella ni a nadie, así que el no haría nada que no quisiera hacer y definitivamente ayudarla a ella en sus estúpidos planes para hacer una parejita era una completa perdida de tiempo ¿Qué diantres que le interesaba a el si ese monje no controlaba sus mañas? Nada. Realmente nada.

    ……….

    ¡Cada segundo la soporto menos! Su rostro estaba realmente mugroso, lleno de tierra, al igual que su cabello tenia algunas pequeñas piedras enredadas, era lógico lo que había sucedido, el se rebelo y la muy cobarde salió con sus palabras mágicas para azotarlo contra el piso. ¿El resultado? Ahora el estaba mascullando maldiciones por el bosque mientras, sus sentidos del oído y el olfato estaban muy atentos a alguna señal de donde estuviese ese monje mujeriego.
    El plan de Kagome era poco original, mentirles a ambos para que se reunieran en cierto lugar y hablaran solos, según ella, así los dos estarían en un ambiente mas tranquilo y sus sentimientos estarían a flore de piel ¿Y que pensaba el de eso? Que Kagome era mas ingenua de lo que pensaba, lo único que iba a pasar es que la exterminadora tendría la oportunidad perfecta para descabezar al libidinoso sin testigos, el crimen perfecto, sonrió de lado, ya le estaba gustando un poco el plan ahora que pensaba en ello. Sus orejas se movieron graciosamente al escuchar a lo lejos risas femeninas, eran timidas, seguido escucho la típica frase del pervertido y el discurso de que el quería tener una buena herencia y blah blah blah. Corrio rápidamente a velocidad de sus poderes demoniacos por lo que no le tomo mucho tiempo el llegar hasta la escena que ya se imaginaba. El Monje rodeado de mujeres jóvenes y tontas que se creían toda la sarta de tonterías y promesas que el les decía, el conocía al monje Miroku desde hacia mucho tiempo y jamás terminaría de comprender el porque de su estúpido habito porque eso era, estúpido. Si no soportaba ni a una sola mujer ¿Quién diantres querria soportar a tantas?
    -Así es señoritas, deseo un herencia de… excelencia y se que con su ayuda eso estará garantizado, gracias a tan bellos rostros que estoy viendo. – Afirmo el monje con su mano en su pecho y sus ojos cerrados como si estuviese citando alguna especia de poesía.

    -¡Hay! Excelencia nos halaga tanto, que vergüenza.- Dijo una de las jovencitas, llevaba un pañuelo chistoso en la cabeza, tenía pecas, era inclusive mas joven que Kagome. Ese monje iba de mal en peor, cada vez buscando presas más pequeñas.

    -Nunca cambiaras monje libidinoso.- Se escucho una voz gruesa algo tenebrosa y es que el tono de voz que poseía el temible demonio era simplemente imposible de ignorar, por lo que todas se quedaron calladas y al mirarlo el les sonrió torcidamente, todas se ocultaron detrás del monje Miroku. El demonio en forma de humano se veía tan imponente, muy alto, aun mas alto que el monje, se notaba lo fuerte que era, los musculos de su cuello se tensaron con esa sonrisa tan forzada y que decir de sus ojos y de su cabello que eran los aspectos mas únicos y fuertes que el tenía que para ellas era escalofriante pero para otras era fascinante.

    -Señoritas tranquilas, yo las protegeré de ese mounstruo feo.- Dijo con toda calma, sonriendo con tranquilidad.

    -Pero que valiente es usted excelencia, tenga mucho cuidado- Dijo otra de las jovencitas, que llevaba el cabello suelto e igual un pañuelo chistoso en la cabeza, puso sus manos sobre el brazo derecho del monje arrugando son sus manos la tela de su traje, haciendo evidente lo preocupada que estaba.

    -¡Pero que fanfarron te haz vuelto!- Antes de que el joven de ojos azules pudiese defenderse, el demonio estrello su puño contra la cabeza del monje, con evidente enojo, mas no fue tan fuerte ya que si realmente hubiese usado sus fuerzas, hubiese hecho trizas su cráneo, en cambio lo único que había pasado es que le salió un gran chichon encima de su cabeza. Las chicas huyeron despavoridas gritando que había un demonio en la aldea y estaba loco.

    -¡Ouch!- El monje llevo sus manos a su cabeza por el dolor que sinto, casi llorar al sentir el chipote que se le formo, su bella cabeza deformada, eso si no estaba bien.- ¡Señoritas!- Alzo una mano hacia donde se habían ido corriendo como si con esa seña pudiese alcanzarlas.- ¡No se vayan por favor!- Pero era lógico que ellas no regresarían pronto… si no es que jamás. -¡Inuyasha! ¿Por qué siempre tienes que ser tan brusco? Mira que las haz ahuyentado.

    -¡Keh!- Poniendose en su pose habitual con los brazos cruzados, los ojos cerrados la cabeza girada de perfil le dijo:- Como se me interesa eso monje, yo solo vine porque esa anciana loca esta buscándote.

    -¿Anciana loca?- No dejaba de sobarse y aplastarse el chichon, como si pudiese enterrarlo en su cabeza y que desapareciera esa pequeña deformidad.

    -Si, la única anciana que conocemos en común.- Dijo con poca paciencia.

    -¡Oh! La anciana Kaede.- Claro no podía ser nadie mas, el irrespetuosamente le llamaba así pero eso no era raro, el que el no respetara a sus mayores. La verdad es que se alegro, si alguien podría quitarle esa deformidad seria la tan amable señora Kaede, solo por esta vez no iria tras las chicas, era primero su belleza.- ¿En donde esta?

    -Del otro lado de la aldea, en la otra entrada al muro.- Si bien apenas abrió los ojos y el monje ya no estaba, se le formo una vena en la cabeza- ¡¿Cómo se atreve a dejarme hablando solo?¡- Alzo su puña contra la dirección que sabia que había tomado.

    ………………..
    Kagome por otra parte, estaba muy emocionada, se sentía tan confiada de su plan porque sabia que esos dos se querían en verdad, solo era cuestión de alejar las tentaciones, que hablaran en un lugar, tranquilos, sin chicas disponibles para que el monje les coqueteara. Ademas no estaba haciendo sola esto si algo salía mal simplemente podría echarle la culpa a Inuyasha y hablando de el, le parecía increíble que estuviese ayudándola… bueno en teoría la ayudaba pero realmente solo estaba siendo obligado por el poder que ella tenia con ese rosario y esa palabra mágica. Suspiró. En fin, no todo se podía tener en la vida, aún no estaba segura de cómo lidiar con todo el asunto del demonio porque era extraño, ya no le tenia miedo, mas bien tenía mucha curiosidad acerca de él. ¿Qué lo llevo a usar la perla de shikon? ¿Cómo era el Inuyasha mitad bestia? ¿Alguna vez dejo de tener ese humor de mil demonios? Muchas preguntas pero ese no era el momento para buscar la respuesta, tenia que concentrarse en Sango y Miroku.
    Y como si hubiese hecho una especie de invocación, diviso a Sango, sentada sobre un troco jugando con Kirara aun lado de una de las cabañas en donde guardaban las armas que los exterminadores fabricaban con los restos de los monstruos que cazaban. Tanto Sango como Kirara estaban muy alegres, le estaba dando de comer, la joven de cabellera castaña sostenía un pequeño pez con su mano derecha y lo balanceaba encima de Kirara, esta movia su cabeza siguiendo al pescado.

    -¡Hola Sango!- Saludo Kagome muy entusiastamente poniendo una mano a lado de su boca para que su tono de voz fuese mas fuerte y su mano libre la alzo para saludarla en el aire.

    -¡Hola Kagome!- Dijo una Sango un poco sorprendida, termino dándole el pequeño pez a Kirara, la cual hizo un ruido tierno en forma de aprobación y se recostó con su comida entre las patas, solo agachaba la cabeza para darle una buena mordida a los pies de su dueña.

    -Veo que a Kirara le gusta mucho el pescado.- Dijo Kagome mientras se sentaba a lado de la exterminadora.

    -Por supuesto, será un demonio pero sigue siendo una felina.- Respondió con una sonrisa.

    -Es verdad.-La joven azabache se quedó pensativa.- Oye Sango….- Enseguida llamo la atención de la exterminadora.- Lo que pasa es que Kaede me mando a buscarte. –Intento decirlo lo más creíble posible pero la verdad es que las mentiras no eran su fuerte, por suerte no tenía que decir muchas cosas en esta mentira.

    -¿Kaede?- Puso cara de sorpresa ya que para que Kaede la buscara es que quizás había pasado algo malo. - ¿Paso algo?

    -¿Eh?- La chica se había distraído un poco mirando sus manos por los nervios. ¡Kagome! ¡Concéntrate! -¡Ah! No, descuida, no es nada malo, creo que quiere….- ¿Qué quiere Kaede?...Vamos Kagome ahora si tienes permiso de mentir, hazlo bien.- que le ayudes con lo de las hierbas que recolectamos, hay algunas de las que no está muy segura para que sirven, está esperando del otro lado del muro de la aldea.- ¡Bingo!

    -¡Oh! Ya veo.- Sonrió con tranquilidad.- Esta bien, vamos Kirara.- Por suerte la gatita ya había terminado de comer así que la tomo en brazos y se la llevo con ella, Kagome suspiro de aliviado porque el plan había funcionado… pero por si acaso debía ir a asegurarse que todo saliera bien ¿cierto? En la guerra y el amor todo se valía, hasta espiar. Con eso dicho sonrío traviesamente y siguió a Sango cautelosamente.
    Tuvo que esperar un poco a que la exterminadora se adelantara, cuando calculo más o menos que ya iba por la mitad del camino entonces ella avanzó, lo que no se había esperado es que a mitad de camino cierto demonio apareciera de la nada, frente a ella. Del susto pego un brinco y casi juraba que su corazón se había detenido algunos segundos, se llevó una mano al pecho para comprobar que su corazón estuviese bien.

    -¡No vuelvas a hacer eso! ¡Me diste un susto de muerte!- Le reclamo en voz alta la chica, no era el enojo lo que la hizo alzar la voz si no el miedo que había sentido de pensar que pudo haber sido otro demonio. El estar en ese extraño mundo feudal, estaba desarrollándole ciertos traumas como esos.

    -¡No grites tanto! ¡No soporto tu voz chillona!- El demonio tenía sus manos puestas en sus delicadas y curiosas orejas de animal, era muy sensible a los sonidos y esa niña gritándole estando tan cerca de él.

    -¿Qué es lo que quieres?- Cruzó los brazos sobre el pecho mostrando que estaba un poco molesta por la respuesta de el sin embargo, no siguió con la pelea puesto que sabía que eso podría tomar un tiempo y ahora tenía prisa.

    -¿Qué pretendes? No creas que no vi tus intenciones de ir a espiar a esos dos.-Dijo bajando sus manos de sus orejas.

    -¿Desde cuándo te importa lo que haga?- Se había sonrojado por haber sido descubierta pero no se dejaría vencer por él.

    Eso tomó totalmente desprevenido a Inuyasha porque incluso su postura cambio, mas igual que Kagome jamás admitiría que lo había agarrado desprevenido- ¡Deja de entrometerte en la vida de los demás!

    -¡Mira quién lo dice! ¡El que no deja de seguirme!

    -¡Dejaría de hacerlo si no fueras tan torpe y supieras como quitarme esta porquería!- Jalo su collar para restregarle en la cara el asunto.

    ¡No tengo tiempo para esto! ¡Sango ya llego! ¿Qué hago?.... Se quedó pensativa. No puedo creer lo que estoy a punto de hacer… sin pensarla mucho tomo la mano del demonio y antes de que el empezara a protestar empezó a correr junto con él, aunque eso no impidió a que comenzara a protestar pero igual no se detenía, corría junto con ella, gritándole cosas como ¿Qué te pasa? ¿Estás loca? ¡A dónde demonios vamos!

    -¡Ya deja de quejarte! Solo iremos a asegurarnos de que la operación cupido funcione.

    -¿Operación cupido?.... ¿Qué es eso?

    Kagome de detuvo de repente y lo miro sabía que ese día sería demasiado largo pero no importaba, lo más importante en esos momentos es que Sango y Miroku volvieran a ser flechados por cupido. El amor está en el aire… eso creo.

    CONTINUARA.
    Les dejare un adelanto chicas por la espera:
    En nuestro próximo capítulo:

    -¡Yo no quiero apoderarme de la perla de shikon! Escucha yo vengo de un lugar muy lejano y….

    -No me interesa

    -¡Oye! ¡No me dejes hablando sola!
    …………………………………….

    Inuyasha va con Kaede sin que nadie lo sepa
    -cuéntame sobre esa niña Kagome… sé que no es kikyo… pero el parecido… sus poderes… de donde salió ella

    -así que te interesa Kagome

    -pero que tonterías dices anciana



    Prox cap.: Haciendo las pases.
     
  8.  
    Kokoro Vampiredoll

    Kokoro Vampiredoll Iniciado

    Escorpión
    Miembro desde:
    21 Julio 2012
    Mensajes:
    25
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    La maldición de la perla.
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    24
     
    Palabras:
    6817
    Chicas cuanto lo siento pero paso algo totalmente fuera de mis manos, ya ven que yo actualizaba al menos cada semana pero mi laptop hizo kaput… y entro en coma y oficialmente la semana pasada me dijeron que murió D: y el problema es que ya tenia la mitad de este capítulo ahí y pues hasta hace poco me dieron el respaldo y comparto la laptop de mi hermano temporalmente en lo que me compran otra por eso no pude actualizar, pero ya que tengo el respaldo, volveré a actualizar cada semana aunque le quite la laptop a mi hermano con patadas, espero y disfruten mucho de este capitulo, muchas gracias por la paciencia de todos : ).
    SEGUIMOS EN EL PASADO AHORA LAS COSAS ESTAN MUY TENSAS CON EL CONJURO DE INUYASHA, NO PUEDE HACERLE DAÑO A KAGOME.
    DISCLAIMER: LOS PERSONAJES NO ME PERTENECEN TODO ES OBRA DE RUMIKO TAKAHASHI, LA HISTORIA ES ORIGINAL MIA, Y ALGUNOS PERSONAJES.
    Capítulo 18 Operación Cupido.

    La aldea de los exterminadores no podía estar más en acción, estaban alerta no solo dentro del lugar, si no por fuera del enorme muro que cubría la aldea, incluso habían hecho pequeños grupos de ellos, para salir en busca de rastros de demonios. Estaban realmente preocupados debido al ataque que habían sufrido dos de los suyos y esto jamás había pasado, fueron muchos años en los que su aldea había sido como una especie de fortaleza impenetrable, las criaturas del bosque jamás se interesaron en retarlos pero desde la llegada del monje y su acompañante, todo había cambiado sin embargo, estaban de lado de ellos, la anciana Kaede ya había hablado con ellos, encargándoles que protegieran a esos dos que Kagome era la elegida por la perla de shikon. Hubo mucha especulación al respecto, todos en la región conocían la leyenda de la esa valiosa joya, quien la había creado, como y lo que hacía, los humanos comprendían que en manos equivocadas causaría grandes desgracias por eso cuando se enteraron de que un mitad bestia se había apoderado de ella todos entraron en pánico sin embargo, el legendario demonio Inuyasha casi no se había visto, se rumoraban muchas cosas de él pero la versión mas creíble es que odiaba a los humanos, los evitaba y prefería la soledad todos pensaban que estaba bien que el tuviese la perla, era como una especie de trato silencioso, el cual consistía en que: ellos no lo buscarían ni lo molestarían mientras que el demonio tampoco amenazaría la paz en la que vivían… Hasta ahora.

    Miroku y Sango no habían dejado de discutir, ella había buscado los recipientes para poner las hierbas que recolectaran ella y Kagome, tanto para fabricar veneno de monstruos para los exterminadores como para hacer medicina y curar a aquellos valientes exterminadores que habían defendido la aldea. Llego a donde estaba su cabaña y se encontró con nada más y nada menos que a su respetable excelencia hablando con las novatas en entrenamiento mujeres aun mas jóvenes que la misma Kagome, una vena de inmediato se formo en la cabeza de Sango apretando con todas sus fuerzas uno de los recipientes que había agarrado hasta que este sorprendentemente se hizo trizas en sus manos, lo que hizo sudar al monje que le estaba dando la espalda pero podía sentir perfectamente un aura maligna detrás de él y era el peor demonio de todos, el de una mujer enojada.

    -Excelencia…- Las novatas miraban a Sango de frente, podían ver como de sus ojos se despedía casi fuego y aun aura oscura la rodeaba.- que… que clase de demonio es este.

    -¿Muy ocupadito no?-Respondió la exterminadora enojada, su voz era realmente de temer.

    Miroku rio nerviosamente.- Señoritas yo…- No siguió por que las jovencitas con las que había estado coqueteando, habían huido como almas que persigue el diablo y eso no podía ser más cierto, puesto que su prometida podía ser el mismo diablo si se lo proponía, el monje temblaba Buda por favor, protégeme de todo mal. Se puso a rezar mentalmente, escuchaba como la tierra se removía con cada paso que ella daba, trago fuertemente y se dio la vuelta para enfrentar a su prometida, que en estos momentos le daba la razón a las jóvenes aprendices, ella parecía más un demonio en estos momentos que una mujer. – Sangito, preciosa, todo tiene explicación ellas solo me estaban comentando que estaban asustadas por que los demonios se han estado acercando a la aldea.

    -¡Ah sí! Y usted…- Sango lo tomo del traje de monje y lo jalo como una evidente manera de amenazarlo.- Muy ofrecido en consolarlas ¿No?

    -Pues… claro, deberías estar orgulloso de tu prometido…

    -¡Es usted un descarado!- Levanto su mano muy dispuesta a seguir marcando su cara con sus manos, vio como el monje apretó los ojos esperando ese momento, pero ni ella lo golpeo ni él siguió rogando por su vida por que sintieron algo, un escalofrió, esa clase de escalofrió que te estremecía y te avisaba que algo no estaba bien. Antes de que alguno comentara algo al respecto llego Kaede con el rostro serio y preocupado, lo que les confirmaba que ella también estaba sintiendo lo mismo, intercambiaron una mirada rápida y fue la anciana Kaede la que se atrevió a decir lo que estaba pasando.

    -Se trata de una presencia maligna…. – Los tres lo sabían porque tenían experiencia en ese campo y además esa presencia en especial la conocían.- Lo sabia… El demonio Inuyasha regreso para buscar a Kagome.

    -¿Inuyasha?....- Sango se sorprendió por completo, miro a Kaede y a Miroku notando que ninguno tenía esa expresión de sorpresa como ella, necesitaba que le explicaran todo, es decir, ya sabía que se habían encontrado con el pero no el porqué perseguía a Kagome eso no tenía sentido, ella también al igual que el monje Miroku había sido amiga de hace muchos años de él. Desde que se convirtió en un demonio todos perdieron total contacto con él, lo buscaron por mucho tiempo pero terminaron comprendiendo que quizás lo mejor era dejar que siguiera su camino, quería estar solo y era comprensible después de todo lo que él había vivido, los tres que estaban ahí lo sabían perfectamente pero lo que no cuadraba era porque precisamente regresaba ahora ¿Con que intención? ¿Por qué con Kagome?

    -Sera mejor discutirlo luego.- Dijo Kaede.

    -Sí, la señorita Kagome nos necesita- Por primera vez dijo algo útil el Monje Miroku en el día, aunque Sango no podía evitar sentirse celosa de todo lo que ellos dos habían vivido y de lo bien que se llevaba pero sobre todo de que se preocupara tanto por ella. Se calmaba a si misma porque sabía que ella era buena y no tenía ninguna mala intención, así que estuvieron de acuerdo, cada uno tomo sus armas, el arco de Kaede, los pergaminos de Miroku y el boomerang de Sango. Su gatita Kirara se transformo increíblemente en un gato muy grande y salvaje un dientes de sable, sus dos colas despedían fuego, después de todo Kirara no era su fiel compañera nada mas, se trataba de un demonio de sangre pura por lo que tenía sus dones, como transformarse, todos montaron a la gata y se sostuvieron con su pelaje.

    -¡Kirara, sigue el olor de Kagome!- Kirara gruño ferozmente lo que quería decir que había comprendido la orden en seguida comenzó a correr sus patas se fueron elevando en el suelo hasta quedar arriba por sobre los techos de las cabañas, comenzó a olfatear el rastro que encontraba en el aire, para encontrar a Kagome, hasta que desapareció de la vista de todos.

    ………………………

    -Prométeme que ya no vas a atacarme y entonces dejare de decir esa palabra.- No sabía cuánto tiempo había pasado desde que le puso el hechizo, quizás era realmente poco pero de alguna manera había recuperado la valentía. Seguía sin comprender como es que se lo había puesto además, era extraño que con solo decir aquella palabra el legendario demonio no pudiese hacer nada para evitar estamparse contra el suelo, realmente Kaede tenía razón ese hechizo debía haber sido hecho especialmente para este chico lo que le hacía pensar que la hermana fallecida de la que tanto se especulaba había sido realmente poderosa pero Kaede fue muy clara al decir que no era el momento de hablar de ella ahora lo que importaba era saber que iba a hacer con este demonio. Lo tenía prácticamente acorralado si él no se calmaba ella no dejaría de sentarlo, así de simple, como si los papeles estuvieran cambiados, ella estaba parada frente a él con sus manos en sus caderas, agachando un poco su cuerpo ya que él estaba en el suelo, porque al más mínimo intento de que él se levantara ella decía esa palabra que lo condenaba.

    -¡Keh!- El le daba la espalda, tenía su mano apoyada en su mejilla en una posición un poco altanera, por nada del mundo el admitiría su derrota y mucho menos frente a esa mocosa que cada vez toleraba menos. De vez en cuando la miraba de reojo y no podía evitar pensar… Maldición ¿Por qué se parecen tanto?

    Kagome suspiro esto parecía que no iba a llegar a ningún lado, ella también lo miraba de reojo A pesar de que es un demonio… actúa como un niño pequeño, es un chico muy extraño. Ella se agacho hasta quedar tan cerca del suelo como fuese posible apoyándose en sus propias piernas, descanso sus manos sobre sus rodillas, noto como las chistosas orejas de él se movieron en cuanto ella se había agachado, siempre tuvo esa curiosidad ¿Cómo se sentiría tocar esas orejas? Se acordó de su gato de casa, acerco sus manos hipnóticamente pero jamás llegaron a tocar ese par de orejas de animal porque el demonio se levanto completamente furioso.

    -¿Quién demonios te crees mujer? ¡Aléjate de mí! Tu aroma me repugna.- Tenia su mano derecha levantada en forma de puño hacia a ella, estaba reclamándole como si hubiese sabido las intenciones que ella había tenido para con sus orejas.

    -¿Qué? – Se levanto tan molesta como él, así es, ahora que tenia cierto poder sobre el demonio, no se iba a dejar insultar por él, no mas.- ¡Abajo!- Nuevamente vio como el collar de la dominación brillo y jalo al demonio en contra de su voluntad a que comiera tierra prácticamente, ella se tambaleo un poco, era tal la fuerza de el que hasta hizo vibrar un poco la tierra sobre la que ella estaba parada. Se quedo quieta cuando empezó a escuchar un gruñido canino que se incrementaba entonces lo miro, como el levantaba la cabeza, con sus ojos rojos la miro con tanto odio que hasta le dolió el pecho, sus gruesas cejas oscuras estaban unidas, se le saltaban las venas de la frente, nunca había sentido una mirada tan horrible sobre ella, se sintió mal por tratarlo así, se llevo una mano a su pecho, intentando calmar ese extraño dolor que creció en ella al ver ese rostro lleno odio.

    -Y nosotros que creímos que necesitaría ayuda.- Esa voz fue reconocida por ambos, Kagome volteo enseguida y las orejas de Inuyasha se movieron igual que cuando ella se puso tan cerca de él. Era una voz femenina, pertenecía a Sango a la exterminadora de monstruos. Estaba parada a unos cuantos metros de ellos con su boomerang detrás de ella cargándolo con su mano como si nada, la gatita Kirara venia en su hombro. Sango no venia sola, la anciana Kaede los miraba con sorpresa, el monje Miroku estaba a su lado sosteniendo su cetro de oro y mirándolos con… ¿Picardía? Esa mirada no les gusto nada, era como si los acosara de haber hecho algo como lo que el acostumbra.

    -Ya sabía que la señorita Kagome se las arreglaría, es una chica muy especial. – Se quedo callado al instante por qué sintió la mirada fulminante de Sango, nuevamente esa aura oscura estaba a su alrededor casi juraba que su aura maligna en esos momentos era incluso mayor que la del gran demonio Inuyasha. No entendía los celos de Sango, cierto que en un principio le había coqueteado a Kagome como a todas pero ahora realmente la respetaba y la quería como una amiga y lo que dijo es porque desde que la conoció sabía que había algo diferente en esa chica y ahora lo terminaba de comprobar, fue capaz de domar al fiero demonio Inuyasha, fuese como fuese nadie jamás lo había hecho, no desde la muerte de la sacerdotisa Kikyo.

    -Veo que el hechizo funciono a la perfección.- Dijo la anciana Kaede intentando alivianar el ambiente tan tenso que se había creado. La verdad es que siempre tuvo pendiente puesto que el hechizo jamás se había probado no había estado tan segura de que funcionara pero una vez más comprobaba los grandes poderes que tenía su hermana Kikyo.

    -¿Hechizo?- Preguntaron el monje y la exterminadora al mismo tiempo, viendo a Kaede con confusión.

    -Así que fuiste tu anciana.- Sabia que esa mocosa no era capaz de ponerme un hechizo por sí sola. Desde donde estaba el demonio miro fijamente a Kaede, esperando a que diese una respuesta, novenito sus garras con impaciencia sobre su mejilla.

    -Sabia que volverías a intentar atacar a Kagome.- Cuando dijo eso por unos segundos los ojos del demonio se abrieron un poco más, mostrando su sorpresa pero enseguida cerró los ojos.

    -¡Keh!- Se dio medio vuelta dándole la espalda a la anciana Kaede, si había algo que le molestaba a Inuyasha es que adivinaran lo que el haría, odiaba ser evidente y jamás admitiría que el había regresado por era humana… ¡Jamás!

    -Y en realidad yo no hice nada más que darle el hechizo ella supo como aplicártelo.- Desvió su mirada hacia donde estaba Kagome, quien aun tenia esa expresión de sorprendida al verlos, la joven se sintió observada y no pudo evitar el sonrojarse, sintiendo un poco de vergüenza de haber sido encontrada en ese tipo de situación, ahora que estaban todos ahí su valentía se había esfumado. Era curioso que estando sola con Inuyasha demonio podía sacar su coraje pero estando todos presentes le costaba un poco mas de trabajo.

    -Habladurías anciana, este hechizo estaba hecho para mí ¿No es verdad?- Inuyasha abrió los ojos y jalo un poco el rosario para observar el material del que estaba hecho, una sonrisa torcida y maquiavélica apareció en su rostro.- Supongo que Kikyo lo hizo, esta mocosa ni en sueños podría haber hecho tan buen trabajo.

    -¿Disculpa?- Kagome estaba boquiabierta ¿Cómo es que él había descubierto tan fácil el origen del collar de dominación? Además pero que muchacho tan bipolar, primero se la pasaba insultándola y amenazándola de muerte y ahora alagaba a esa tal Kikyo, oficialmente las mujeres no eran las complicadas, los hombres si lo eran y estaba segura de que Sango… Volteó a ver a Sango y a Miroku, bueno Sango no era precisamente el mejor ejemplo para decir que las mujeres eran estables.- ¡Tu no me conoces! ¡No puedes decir nada sobre alguien a quien no conoces!

    Inuyasha se levanto enseguida nuevamente en esa pose tan amenazante, con su puño levantado hacia a ella y la vena hinchada destacando en su frente- ¡Mira! ¡Mocosa yo hablo de quien sea cuando se me dé la gana!

    Los tres observadores el monje, la exterminadora de monstruos, la anciana sacerdotisa y la demonio Kirara observaban a ese par discutir como si se tuviesen toda la confianza del mundo. No podían creerlo si fuese cualquier otra persona Kagome ya estaría muerta desde hace mucho, Inuyasha como mínimo le destrozaría la boca a cualquiera que le levantase la voz sin embargo, solamente estaba discutiendo con ella.

    -¡Abajo!- Todos suspiraron al ver al demonio caer al suelo sin poder hacer nada para evitarlo, la anciana Kaede negó con su cabeza, tenía sus manos juntas en su espalda. Lo que faltaba otro par que se la pase peleando. Pensó la anciana Kaede.

    -Sera mejor irnos antes de que se ponga feo.- Le susurro el monje Miroku a la exterminadora al oído, esta estuvo de acuerdo, ambos, junto con Kaede y Kirara les dieron la espalda a esos dos para regresar de pie a la aldea, de todos modos no tenían prisa.

    -¡Espérenme no me dejen aquí!- Dijo una Kagome desesperada, ni cuenta se dio de que al correr con tanta prisa termino pisando el cuerpo del demonio de por sí ya enojado, simplemente se fue tras su grupo de amigos, su cabello se mecía graciosamente en su espalda al correr. Eso fue todo lo que el demonio vio de ella hasta que desapareció de su vista. Maldición… esa mocosa me las va a pagar ¡Todas! Al levantar su rostro sintió algunas pequeñas piedras encajadas alrededor de su rostro, pero antes de quitarlas, sintió una molestia mayor en su cuello, un pequeño piquete, llevo su mano a su cuello y vio un punto negro caer al suelo deslizándose lentamente como si fuese un pedazo de papel.

    -Amo Inuyasha, que cruel es usted.- Después de todo se trataba de la pulga Myoga, quien se había clavado a su cuello para chupar su sangre y al ser aplastado por Inuyasha cayó al suelo sin más remedio.

    -¡Qué demonios quieres anciano!- Tomo al diminuto demonio entre las puntas de sus garras acercándolo a su rostro para observarla, apretó ligeramente sus garras jugando con el cuerpecillo de su supuesto fiel sirviente.- Nunca estas cuando te necesito y vienes cuando más me estorbas.

    -No diga eso amo, es que… ya sabe uno tiene buscar comida para sobrevivir.- Inuyasha no se molesto en responderle, con un movimiento de sus dedos mando a la pulga a volar muy muy lejos, no alcanzo ni a escuchar sus quejas porque seguramente las habría. Se sacudió su traje rojo y acomodo la parte de arriba del mismo.

    …………………………..

    -¿Pero qué estás diciendo jovencita?- Dijo La anciana Kaede mientras despegaba la pequeña taza con te de hierbas de sus labios, el humo salía exquisitamente de aquella bebida preparada con todo lo que Kagome y Sango habían recolectado. Después de aquel extraño acontecimiento en el bosque entre la joven y el demonio, todos habían vuelto a la aldea de los exterminadores, en esos momentos Kagome y Kaede conversaban tranquilamente en una de las cabañas de los compañeros de Sango y si preguntaban por donde estaba la parejita…. Bueno el monje Miroku seguro estaba coqueteando con las pocas mujeres de la aldea y la exterminadora estaba junto a él de guardia para jalar su oreja cada vez que fuese necesario.

    -Pienso que Sango y el monje Miroku en verdad se quieren… puedo verlo, el monje Miroku siempre es un desconsiderado pero con ella no es así… él es diferente y pienso que solo un amor puro y verdadero puede cambiar el comportamiento de las personas.- Es verdad que ella no tenía ningún conocimiento del tema como había pensado ya en ocasiones anteriores pero no se necesitaba ser un experto para notar que entre ellos dos existía algo realmente especial.

    Kaede sonrió cada vez se convencía mas de que Kagome era una joven muy especial, capaz de ver los comprender los verdaderos sentimientos de las personas, tenia muchísima empatía- Eso es verdad Kagome.

    -Y quiero hacer algo por ellos….- Movía sus dedos nerviosamente en su regazo, esa idea había estado rondando su cabeza por mucho tiempo, ya no quería que siguieran peleándose pero el problema estaba en que el monje Miroku no paraba con sus malos hábitos y el orgullo de Sango cada día crecía mas, si ninguno de los dos cedía, esa relación no llegaría más lejos. – Quiero que hablen… que revivan su relación, que recuerden lo que sienten el uno por el otro.

    -Tus intenciones son muy buenas Kagome pero…. –Intentaba elegir las palabras correctas para no hacerla sentir mal, le paso una taza de té para que se relajara un poco.- a veces es mejor dejar que las cosas se resuelvan por si solas.

    -Pero… -Miro el liquido de color verdoso en su tasa, soplo un poco alejando el humo que salía del mismo.- en verdad necesitan ayuda.

    -No nos corresponde a nosotras el hacerlo.- Kagome suspiró ante la ultima palabra de Kaede, estaba claro que ella no estaba de acuerdo en intervenir quizás la anciana tenia razón pero ella no era de ese tipo de personas que simplemente se quedaban con los brazos cruzados pero antes de decir algo fue interrumpida por una voz ronca y claramente masculina.

    -Deja de ser tan entrometida niñita.- Tanto la anciana como la joven miraron por la ventana de la cabaña, justo a unos pasos estaba un árbol no tan grande, en donde estaba recostado el joven demonio de traje rojo, ninguna estaba sorprendida puesto que el ya llevaba tiempo de esa manera, vigilándolas, con los ojos cerrados, realmente aburrido de la conversación que estaba escuchando. Cuando ellas habían llegado a la cabaña el ya estaba en ese árbol ninguna dijo nada porque no estaban seguras de las intenciones que el tenia al seguirlas, cuando paso el tiempo y el estuvo como adorno de jardín sin hacer nada, simplemente decidieron ignorarlo… hasta ese momento.

    -¡Mira quien lo dice!- Se levantó bruscamente provocando que el liquido caliente se derramara en su mano, pero de lo furiosa que estaba no lo sintió al instante.- ¿Se puede saber qué es lo que haces aquí?....- No dijo más porque el ardor comenzó a hacerse evidente, bajo la mirada, su mano derecha temblaba mientras sostenía la tasa con dificultad, notando que su mano estaba mojado, comprendió que por exaltarse se había hecho un daño innecesario.

    El demonio comenzó a carcajearse- Pero que niña tan mas torpe.

    -¡Silencio que fue tu culpa!- La anciana Kaede rápidamente se había levantado para mirar la mano de ella, aun no se notaba la quemadura, pero pronto esa zona se pondría muy roja, obligo a la chica a meter su mano en una cubeta con agua.

    -¡Mira a mi no me eches la culpa por tu torpe…!

    -¡Dejen de pelear los dos por un segundo! –Miro de reojo al demonio, quien se había bajado del árbol y ahora estaba parado junto a la ventana con sus brazos cruzados sobre su pecho y sus manos ocultas dentro de las anchas mangas de su la parte superior de su traje. – Es verdad Inuyasha ¿Qué es lo que estás haciendo aquí?

    -¿Qué no es obvio?- Jalo el rosario que estaba alrededor de su cuello, solo un poco ya que sabía que si lo jalaba mucho, recibiría una pequeña descarga por parte de esa cosa.- ¡No me iré hasta que la mocosa me quite esta porquería del cuello!- Soltó el collar en cuanto termino de decir aquello, sus ojos viajaron ligeramente a la mano herida de la joven pero rápidamente desvió la mirada encontrándose con los ojos furiosos de la chica lo que lo hizo retractarse solo por medio segundo de lo que había dicho.

    -En primer lugar yo no sé como quitártelo y en segundo aunque lo supiera…. ¡No te lo quitaría!- Buscando alejarse del demonio a como diera lugar, así que se fue con todo y el recipiente con agua, su mano dentro de el, apretaba el recipiente contra su estomago y caminaba sin mirar atrás, hizo aún lado la puerta de la cabaña y salió ignorando las llamadas de atención de la anciana Kaede. En ese momento se decidió ella ayudaría a Sango y a Miroku tuviese el permiso de Kaede o no lo tuviese y gracias a Inuyasha, a su desafío, le demostraría que ella se sabía hacer las cosas bien y no era solo una chica torpe pero la pregunta era ¿Qué haría exactamente para ello? Se detuvo cuando escucho pequeños pasos detrás de ella, notaba que eran rápidos e intentaban ser tan silenciosos como un gato pero eso fue lo que delato al perseguidor.- ¿Qué es lo que quieres Inuyasha…..? –No se molesto en darse la vuelta para encararlo, le seguía dando la espalda, no pensaba seguir aguantándolo, ella tenía el poder y de ser necesario lo usaría cuantas veces fuese necesario con tal de que la dejara en paz.

    -Lo sabía, eres una entrometida.- Frunció el ceño, le molestaba tanto que no le viesen la cara, así que un salto había aterrizado frente a ella provocando que ella se llevara un susto y retrocediera un poco por reflejo, sonrió de lado ante ello, amaba tener el control de la situación.- ¿Acaso no escuchaste? – Se inclino un poco con los brazos cruzados sobre el pecho, una pose muy habitual en él, acerco su rostro al de ella, mirándola fijamente con sus fieros ojos rojizos.- Te dijeron que no te entrometas en lo que no te importa.

    Kagome se quedo sin aliento por unos segundos, el tenerlo tan cerca la ponía demasiado nerviosa y esta vez no se trataba del miedo que le sentía, el no podía hacerle daño gracias al collar de dominación, era otra cosa… algo en su mirada que la mantenía como un árbol, plantando sus raíces al suelo sin ser capaz de moverse ni un centímetro, se perdía en ese intenso color…. Así de cerca no se ve tan espeluznante… se ve… atractivo. Sus ojos contrastaban perfectamente bajo sus gruesas cejas de color negro, ese cabello plateado le daba un toque único… era un chico único.

    -¡Que tanto me está mirando! ¡Eres tan molesta!- Eso despertó a Kagome de su trance, miro como el olfateo ligeramente y gruño.- Realmente tu aroma es insoportable.

    -Realmente se acabo todo el encanto.- Pensó Kagome, el grito del demonio había sido como un pellizco para despertarla de su sueño.- Bueno nadie te dejo que te acercaras tanto a mi.- Noto como aquello afecto la postura del demonio, como dándose cuenta de cuan ciertas eran las palabras de ella pero enseguida volvió a su posición tan altanera, la joven cruzo los brazos sobre el pecho, dos podían jugar al mismo juego. Todos los Inuyashas son iguales, testarudos, enfadosos, gruñones, bipolares y sobre todo altaneros.
    Que tanto está pensando esta chiquilla. Lo miraba con una vena en la cabeza, el ceño fruncido, sus manos apretadas, prácticamente los dos estaban en la misma posición, parecían dos niños pequeños en lugar de lo que en realidad eran, uno de los dos tenía que ceder y era lógico que no sería el demonio y Kagome en esos momentos estaba apurada, Sango y Miroku eran mucho más importantes que una pelea infantil, suspiro y relajo su cuerpo.- De acuerdo, no tengo tiempo para esto, si tanto deseas seguirme, perfecto hazlo.- Lo miró a los ojos con determinación, aunque fue un poco difícil mantener la seriedad considerando lo que su mirada provocaba.- Pero vas a ayudarme.

    -¿Ayudarte?- Se le quedo viendo por unos segundos y empezó a carcajearse, Kagome lo miraba sorprendida ¿Acaso dijo un chiste?, realmente se tomo su tiempo para reírse, ella sin comprender el chiste seguía mirándolo, esperándolo hasta que se calmo, realmente podía parecer un niño pequeño.- Nunca te ayudaría.

    -Lo haras.- Dijo Kagome con mucha seguridad.

    -¡Keh!- Seguramente el iba a obedecer a una simple humana, no le debía nada a ella ni a nadie, así que el no haría nada que no quisiera hacer y definitivamente ayudarla a ella en sus estúpidos planes para hacer una parejita era una completa perdida de tiempo ¿Qué diantres que le interesaba a el si ese monje no controlaba sus mañas? Nada. Realmente nada.

    ……….

    ¡Cada segundo la soporto menos! Su rostro estaba realmente mugroso, lleno de tierra, al igual que su cabello tenia algunas pequeñas piedras enredadas, era lógico lo que había sucedido, el se rebelo y la muy cobarde salió con sus palabras mágicas para azotarlo contra el piso. ¿El resultado? Ahora el estaba mascullando maldiciones por el bosque mientras, sus sentidos del oído y el olfato estaban muy atentos a alguna señal de donde estuviese ese monje mujeriego.
    El plan de Kagome era poco original, mentirles a ambos para que se reunieran en cierto lugar y hablaran solos, según ella, así los dos estarían en un ambiente mas tranquilo y sus sentimientos estarían a flore de piel ¿Y que pensaba el de eso? Que Kagome era mas ingenua de lo que pensaba, lo único que iba a pasar es que la exterminadora tendría la oportunidad perfecta para descabezar al libidinoso sin testigos, el crimen perfecto, sonrió de lado, ya le estaba gustando un poco el plan ahora que pensaba en ello. Sus orejas se movieron graciosamente al escuchar a lo lejos risas femeninas, eran timidas, seguido escucho la típica frase del pervertido y el discurso de que el quería tener una buena herencia y blah blah blah. Corrio rápidamente a velocidad de sus poderes demoniacos por lo que no le tomo mucho tiempo el llegar hasta la escena que ya se imaginaba. El Monje rodeado de mujeres jóvenes y tontas que se creían toda la sarta de tonterías y promesas que el les decía, el conocía al monje Miroku desde hacia mucho tiempo y jamás terminaría de comprender el porque de su estúpido habito porque eso era, estúpido. Si no soportaba ni a una sola mujer ¿Quién diantres querria soportar a tantas?
    -Así es señoritas, deseo un herencia de… excelencia y se que con su ayuda eso estará garantizado, gracias a tan bellos rostros que estoy viendo. – Afirmo el monje con su mano en su pecho y sus ojos cerrados como si estuviese citando alguna especia de poesía.

    -¡Hay! Excelencia nos halaga tanto, que vergüenza.- Dijo una de las jovencitas, llevaba un pañuelo chistoso en la cabeza, tenía pecas, era inclusive mas joven que Kagome. Ese monje iba de mal en peor, cada vez buscando presas más pequeñas.

    -Nunca cambiaras monje libidinoso.- Se escucho una voz gruesa algo tenebrosa y es que el tono de voz que poseía el temible demonio era simplemente imposible de ignorar, por lo que todas se quedaron calladas y al mirarlo el les sonrió torcidamente, todas se ocultaron detrás del monje Miroku. El demonio en forma de humano se veía tan imponente, muy alto, aun mas alto que el monje, se notaba lo fuerte que era, los musculos de su cuello se tensaron con esa sonrisa tan forzada y que decir de sus ojos y de su cabello que eran los aspectos mas únicos y fuertes que el tenía que para ellas era escalofriante pero para otras era fascinante.

    -Señoritas tranquilas, yo las protegeré de ese mounstruo feo.- Dijo con toda calma, sonriendo con tranquilidad.

    -Pero que valiente es usted excelencia, tenga mucho cuidado- Dijo otra de las jovencitas, que llevaba el cabello suelto e igual un pañuelo chistoso en la cabeza, puso sus manos sobre el brazo derecho del monje arrugando son sus manos la tela de su traje, haciendo evidente lo preocupada que estaba.

    -¡Pero que fanfarron te haz vuelto!- Antes de que el joven de ojos azules pudiese defenderse, el demonio estrello su puño contra la cabeza del monje, con evidente enojo, mas no fue tan fuerte ya que si realmente hubiese usado sus fuerzas, hubiese hecho trizas su cráneo, en cambio lo único que había pasado es que le salió un gran chichon encima de su cabeza. Las chicas huyeron despavoridas gritando que había un demonio en la aldea y estaba loco.

    -¡Ouch!- El monje llevo sus manos a su cabeza por el dolor que sinto, casi llorar al sentir el chipote que se le formo, su bella cabeza deformada, eso si no estaba bien.- ¡Señoritas!- Alzo una mano hacia donde se habían ido corriendo como si con esa seña pudiese alcanzarlas.- ¡No se vayan por favor!- Pero era lógico que ellas no regresarían pronto… si no es que jamás. -¡Inuyasha! ¿Por qué siempre tienes que ser tan brusco? Mira que las haz ahuyentado.

    -¡Keh!- Poniendose en su pose habitual con los brazos cruzados, los ojos cerrados la cabeza girada de perfil le dijo:- Como se me interesa eso monje, yo solo vine porque esa anciana loca esta buscándote.

    -¿Anciana loca?- No dejaba de sobarse y aplastarse el chichon, como si pudiese enterrarlo en su cabeza y que desapareciera esa pequeña deformidad.

    -Si, la única anciana que conocemos en común.- Dijo con poca paciencia.

    -¡Oh! La anciana Kaede.- Claro no podía ser nadie mas, el irrespetuosamente le llamaba así pero eso no era raro, el que el no respetara a sus mayores. La verdad es que se alegro, si alguien podría quitarle esa deformidad seria la tan amable señora Kaede, solo por esta vez no iria tras las chicas, era primero su belleza.- ¿En donde esta?

    -Del otro lado de la aldea, en la otra entrada al muro.- Si bien apenas abrió los ojos y el monje ya no estaba, se le formo una vena en la cabeza- ¡¿Cómo se atreve a dejarme hablando solo?¡- Alzo su puña contra la dirección que sabia que había tomado.

    ………………..
    Kagome por otra parte, estaba muy emocionada, se sentía tan confiada de su plan porque sabia que esos dos se querían en verdad, solo era cuestión de alejar las tentaciones, que hablaran en un lugar, tranquilos, sin chicas disponibles para que el monje les coqueteara. Ademas no estaba haciendo sola esto si algo salía mal simplemente podría echarle la culpa a Inuyasha y hablando de el, le parecía increíble que estuviese ayudándola… bueno en teoría la ayudaba pero realmente solo estaba siendo obligado por el poder que ella tenia con ese rosario y esa palabra mágica. Suspiró. En fin, no todo se podía tener en la vida, aún no estaba segura de cómo lidiar con todo el asunto del demonio porque era extraño, ya no le tenia miedo, mas bien tenía mucha curiosidad acerca de él. ¿Qué lo llevo a usar la perla de shikon? ¿Cómo era el Inuyasha mitad bestia? ¿Alguna vez dejo de tener ese humor de mil demonios? Muchas preguntas pero ese no era el momento para buscar la respuesta, tenia que concentrarse en Sango y Miroku.
    Y como si hubiese hecho una especie de invocación, diviso a Sango, sentada sobre un troco jugando con Kirara aun lado de una de las cabañas en donde guardaban las armas que los exterminadores fabricaban con los restos de los monstruos que cazaban. Tanto Sango como Kirara estaban muy alegres, le estaba dando de comer, la joven de cabellera castaña sostenía un pequeño pez con su mano derecha y lo balanceaba encima de Kirara, esta movia su cabeza siguiendo al pescado.

    -¡Hola Sango!- Saludo Kagome muy entusiastamente poniendo una mano a lado de su boca para que su tono de voz fuese mas fuerte y su mano libre la alzo para saludarla en el aire.

    -¡Hola Kagome!- Dijo una Sango un poco sorprendida, termino dándole el pequeño pez a Kirara, la cual hizo un ruido tierno en forma de aprobación y se recostó con su comida entre las patas, solo agachaba la cabeza para darle una buena mordida a los pies de su dueña.

    -Veo que a Kirara le gusta mucho el pescado.- Dijo Kagome mientras se sentaba a lado de la exterminadora.

    -Por supuesto, será un demonio pero sigue siendo una felina.- Respondió con una sonrisa.

    -Es verdad.-La joven azabache se quedó pensativa.- Oye Sango….- Enseguida llamo la atención de la exterminadora.- Lo que pasa es que Kaede me mando a buscarte. –Intento decirlo lo más creíble posible pero la verdad es que las mentiras no eran su fuerte, por suerte no tenía que decir muchas cosas en esta mentira.

    -¿Kaede?- Puso cara de sorpresa ya que para que Kaede la buscara es que quizás había pasado algo malo. - ¿Paso algo?

    -¿Eh?- La chica se había distraído un poco mirando sus manos por los nervios. ¡Kagome! ¡Concéntrate! -¡Ah! No, descuida, no es nada malo, creo que quiere….- ¿Qué quiere Kaede?...Vamos Kagome ahora si tienes permiso de mentir, hazlo bien.- que le ayudes con lo de las hierbas que recolectamos, hay algunas de las que no está muy segura para que sirven, está esperando del otro lado del muro de la aldea.- ¡Bingo!

    -¡Oh! Ya veo.- Sonrió con tranquilidad.- Esta bien, vamos Kirara.- Por suerte la gatita ya había terminado de comer así que la tomo en brazos y se la llevo con ella, Kagome suspiro de aliviado porque el plan había funcionado… pero por si acaso debía ir a asegurarse que todo saliera bien ¿cierto? En la guerra y el amor todo se valía, hasta espiar. Con eso dicho sonrío traviesamente y siguió a Sango cautelosamente.
    Tuvo que esperar un poco a que la exterminadora se adelantara, cuando calculo más o menos que ya iba por la mitad del camino entonces ella avanzó, lo que no se había esperado es que a mitad de camino cierto demonio apareciera de la nada, frente a ella. Del susto pego un brinco y casi juraba que su corazón se había detenido algunos segundos, se llevó una mano al pecho para comprobar que su corazón estuviese bien.

    -¡No vuelvas a hacer eso! ¡Me diste un susto de muerte!- Le reclamo en voz alta la chica, no era el enojo lo que la hizo alzar la voz si no el miedo que había sentido de pensar que pudo haber sido otro demonio. El estar en ese extraño mundo feudal, estaba desarrollándole ciertos traumas como esos.

    -¡No grites tanto! ¡No soporto tu voz chillona!- El demonio tenía sus manos puestas en sus delicadas y curiosas orejas de animal, era muy sensible a los sonidos y esa niña gritándole estando tan cerca de él.

    -¿Qué es lo que quieres?- Cruzó los brazos sobre el pecho mostrando que estaba un poco molesta por la respuesta de el sin embargo, no siguió con la pelea puesto que sabía que eso podría tomar un tiempo y ahora tenía prisa.

    -¿Qué pretendes? No creas que no vi tus intenciones de ir a espiar a esos dos.-Dijo bajando sus manos de sus orejas.

    -¿Desde cuándo te importa lo que haga?- Se había sonrojado por haber sido descubierta pero no se dejaría vencer por él.

    Eso tomó totalmente desprevenido a Inuyasha porque incluso su postura cambio, mas igual que Kagome jamás admitiría que lo había agarrado desprevenido- ¡Deja de entrometerte en la vida de los demás!

    -¡Mira quién lo dice! ¡El que no deja de seguirme!

    -¡Dejaría de hacerlo si no fueras tan torpe y supieras como quitarme esta porquería!- Jalo su collar para restregarle en la cara el asunto.

    ¡No tengo tiempo para esto! ¡Sango ya llego! ¿Qué hago?.... Se quedó pensativa. No puedo creer lo que estoy a punto de hacer… sin pensarla mucho tomo la mano del demonio y antes de que el empezara a protestar empezó a correr junto con él, aunque eso no impidió a que comenzara a protestar pero igual no se detenía, corría junto con ella, gritándole cosas como ¿Qué te pasa? ¿Estás loca? ¡A dónde demonios vamos!

    -¡Ya deja de quejarte! Solo iremos a asegurarnos de que la operación cupido funcione.

    -¿Operación cupido?.... ¿Qué es eso?

    Kagome de detuvo de repente y lo miro sabía que ese día sería demasiado largo pero no importaba, lo más importante en esos momentos es que Sango y Miroku volvieran a ser flechados por cupido. El amor está en el aire… eso creo.

    CONTINUARA.
    Les dejare un adelanto chicas por la espera:
    En nuestro próximo capítulo:

    -¡Yo no quiero apoderarme de la perla de shikon! Escucha yo vengo de un lugar muy lejano y….

    -No me interesa

    -¡Oye! ¡No me dejes hablando sola!
    …………………………………….

    Inuyasha va con Kaede sin que nadie lo sepa
    -cuéntame sobre esa niña Kagome… sé que no es kikyo… pero el parecido… sus poderes… de donde salió ella

    -así que te interesa Kagome

    -pero que tonterías dices anciana



    Prox cap.: Haciendo las pases.
     
  9.  
    Kokoro Vampiredoll

    Kokoro Vampiredoll Iniciado

    Escorpión
    Miembro desde:
    21 Julio 2012
    Mensajes:
    25
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    La maldición de la perla.
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    24
     
    Palabras:
    6155

    AHORA SI A LO QUE NOS TRUJE, SANGO Y MIROKU ESTAN A PUNTO DE DAR UN PASO MAS EN SU RELACION MIENTRAS QUE INUYASHA Y KAGOME NO DEJAN DE PELEAR ¿Cómo LE HARAN ESTOS CUATRO PARA CONVIVIR Y SEGUIR SI CAMINO?
    DISCLAIMER: LOS PERSONAJES NO ME PERTENECEN TODO ES OBRA DE RUMIKO TAKAHASHI, LA HISTORIA ES ORIGINAL MIA, Y ALGUNOS PERSONAJES.
    Capítulo 19 ¿Haciendo las paces?.

    -Excelencia… usted…. ¿Qué hace aquí?- La joven exterminadora estaba boquiabierta, no hacia mucho tiempo que había llegado junto con su fiel amiga Kirara. Cuando llegó, no había nadie, se sentó tranquilamente sobre una roca esperando que la anciana Kaede se apareciera además, ese pequeño espacio libre le había dado tiempo para reflexionar un poco sobre los utlimos acontecimientos en su vida. La llegada de esa chica con extrañas ropas, el regreso de su amado e infiel monje, la aparición del legendario demonio Inuyasha y por úlitmo estaban, los recientes ataques a la aldea de los exterminadores. La verdad es que desde que los dos primeros habían llegado a su hogar, se predijo que todo estaba a punto de cambiar y tenían razón, pocas cosas se mantienan a ocmo las recordaba.
    Admitia que le hacia falta esa diversión en su vida pero ahora que estaba sucediendo no estaba tan segura de ser aquello lo que en verdad necesitaba, amaba a Miroku pero desde su llegada solo había sufrido ataques de ira y de tristeza…. ¿Seria que lo de ambos solo fue cosa del pasado? ¿Deberia ella juntar el suficiente valor para terminar esa relación? ¿Tendria sentido terminarla? … ¿Qué es lo que en verdad sentía por ella? Le sonrío a su fiel compañera felina, a pesar de todoso los problemas, siempre se tenían mutuamente sin importar que, para ella, era el único miembro de su familia que quedaba, asi que era obvio el cariño que le tenia. En ese momento escucho como la hierba era pisada ligeramente, levanto la mirada esperando ver a la amable anciana Kaede, fue entonces cuando su boca se abrió ligeramente al igual que sus ojos de la sorpresa al ver que no se trataba de tal persona si no de su infiel monje, como si lo hubiese convocado.

    -Sangito…- El estaba tan sorprendido como ella, sus cejas estaban levantadas, sus ojos abiertos igual que como estaba la mencionada, clavo su vaculo dorado en la tierra y se sento a su lado sin pedir permiso para ella. Notó todas las intenciones de la exterminadora de pararse e irse asi que rápidamente habló.-Sango, espera, los dos sabemos que tenemos que hablar.

    -Tal vez usted, si pero yo ya tuve suficiente con ver, no necesita decir mas palabras que no son ciertas.-No sabia porque el monje estaba ahí pero algo le decía que la anciana Kaede simplemente no se iba a aparecer. No estaba lista para hablar con el, aun no aclaraba del todo sus ideas, lo que ella quería, todo era demasiado rápido.

    -Solo escúchame por favor…- La voz del monje no podía ser mas seria, estaba siendo muy sincero, se notaba con que tanto anhelo esperaba que ella lo escuchara. Por que asi era, Sango era muy especial para el, sabia que estaba siendo un completo idiota, pero era algo que simplemente pasaba, quizás era su temor al compromiso, su temor a lo diferente, todo ese tiempo estuvieron lejos del otro, no estaba acostumbrado realmente a la compañía femenina por tanto tiempo, es decir con Kagome si porque solo era su compañera de viaje pero Sango era otra cosa y todas las chicas con las que solia coquetear, realmente jamas las volvia a ver en su vida, era un habito, que no tomaba en serio y lo sabia era horrendo.

    -¿Qué me va a decir excelencia? ¿Me va a inventar un cuento sobre los impulsos que no puede controlar?

    -No Sango se que no tengo ni perdón de Buda pero….

    -Pero nada, usted… usted…- lo señalo y lo miro a los ojos, en ese momento no pudo mas, simplemente el mirarlo le venia todos esos momentos que habían pasado juntos, cuando se conocieron, la muerte de su padre y su hermano, las travesuras que hicieron juntos…. Comenzó a sentir algo tibio y húmedo acariciando por sus mejillas, no supo que era hasta que el monje Miroku con sus nudillos pasándolos por su mejilla le mostro los rastros de lágrimas. Ella hizo la cabeza a un lado- Es… es un desconsiderado.- La voz le temblaba un poco y eso le daba coraje porque hacia que todo el efecto de su oración quedara obsoleto.- Yo todo este tiempo… estuve esperándolo…todo este tiempo.. preocupada por usted, pensando en usted, creyendo ingenuamente que volveria por mi y lo hizo… pero por azares del destino no porque lo planeara.

    Miroku puso su rostro completamente serio, cada palabra de sango era una punzada en el pecho, porque todo era cierto, el único que tenia la culpa de lo que estaba pasando, era el y nadie mas.- Tienes razón Sango… ni como defenderme… soy un desconsiderado contigo… me has dado fidelidad, confianza, consideración y mira como te he pagado…. No te merezco Sango.- Bajo su mano dejando de tocarla y se levanto del tronco.

    Sango llevo una mano a su mejilla, donde los nudillo del monje la habían rozado, no podía creer lo que escuchaba, el estaba admitiendo su culpa pero lo peor era que prácticamente le estaba diciendo que hasta ahí quedaba todo, cierto que ella había pensado en la posibilidad de decirle lo mismo pero no estaba segura de ello, ahora que el lo hacia, no quería… no podía ignorar sus sentimientos. Estaba decepcionada ella pensaba que el iba a luchar por ella… no a dejarla pero quizás, el no sentía nada por ella y quería ser simplemente libre. No siguió pensando porque lo siguiente que dijo Miroku la dejo desarmada.

    -Asi que mi amada Sango… esperame por favor… cambiare… por ti, por mi… por nostros, este nueva misión me esta haciendo aterrizar.- Se dio media vuelta para mirarla con una sonrisa completamente cariñosa.- Si estas dispuesta a esperarme… entonces un dia tu y yo podremos tener esa familia de la que tanto solíamos hablar.

    -Excelencia…- Dijo la joven exterminadora sin poder evitar que ese liquido tibio siguiera resbalando su mejilla pero esta vez de la sorpresa y de la felicidad. Se limpio el rostro rápidamente y asintió.- Lo esperare, se lo juro exce…

    -Miroku… dime Miroku.- Se acerco a ella tomando su mano y depositando un pequeño beso- Sere sincero contigo, tendras que tenerme mucha paciencia, se que tengo unos habitos horribles y no son fáciles de quitar por eso espero que estes ahí conmgio, para jalar mi oreja, golpear mi mejilla incluso porque en el fondo sabemos que solo te pertenezco a ti.

    -Lo hare… se lo prometo.- Y no fueron necesarias mas palabras, porque todo ya estaba dicho, inesperadamente el la abrazo con cariño recargando su cabeza en el hombro de ella, por supuesto que ella igual paso su manos por la espalda de el. El seria una mejor persona para Sango, ella lo apoyaría, asi tuviese que recurrir a métodos poco ortodoxos, no importaba cuanto tiempo tardara, los dos se querían, eran sentimiento puros que ni si quiera unos habitos horribles eran capaces de destruir
    ……..

    -¿Estas llorando acaso?- Preguntó una voz gruesa y exhaltada por supuesto que sabemos quien es el dueño de esta voz. El demonio de ojos rojos, en posisicon habitual con sus brazos cruzados por el pecho y sus manos ocultas dentro de sus mangas, miraba a la joven que estaba a su lado. – ¡Keh! No seas ridícula….- Dijo volteando inmediatamente a otro lado, esperando a que la chica dejara de llorar porque era algo que enverdad no toleraba, sus orejas de animal se movieron al escuchar los sollozos de la chica.- ¡Ya deja de llorar!

    -¡Uy! ¡Pues discúlpame pero eso es muy hermoso! – Le respondió la chica a su lado, que era Kagome por supuesto, los dos estaba escondidos tras unos arbustos, no muy cerca pero ella lo había obligado con su palabra mágica no solo a acompañarla ahí, si no a decirle todo lo que estaban hablando. Habian llegado al mismo tiempo que el monje Miroku lo había hecho asi que habían escuchado toda la conversación. Por ello Kagome no había podido evitar el soltar las lagrimas cuando Miroku abrazo a Sango después de hacerle aquella promesa, estaba presenciando el amor en su forma mas pura, entre dos personas que hacen a un lado sus diferencias y escuchan a sus sentimientos sin importar que, algo en su propio corazón se removío ya que a pesar de que su único verdadero objetivo era regresar a casa con su familia, ahora algo dentro de ella deseaba lo que ellos tenían.

    -No es hermoso, es cursi y tu eres demasiado sensible niña.- Le dijo casi gruñiendo.

    -¿Qué tiene de malo el ser sensible? Deberias aprender, Sr. De piedra.- Le reclamo limpiándose los restos de lagrimas ahora estaba enojada.

    -¿Señor de piedra?, que infantil eres.

    -¡Uy! ¡Mira quien lo dice!- Se levanto bastante molesta pero entonces se dio cuenta de su error al salir de los arbustos, se sonrojo al sentirse observada. Al mirar al frente vio que la exterminadora y el monje veian los arbustos con el ceño fruncido, ya no estaban abrazados, era obvio que Inuyasha y Kagome se habían exhaltado en su nada discreta discusión por lo que probablemente Sango y Miroku llevaban un rato observándolos para ver hasta que horas salían.

    -Diria cuanto interés, pero cuando ustedes dos están juntos terminan ignorando el mundo que les rodea.- Dijo Miroku con una sonrisa torcida y esta iba dirigida especialmente para el demonio de ojos rojos el cual salto del arbusto.

    -¡QUE TANTO ME VES MONJE LIBIDINOSO!- En ota situación todos hubiesen temblado ante su grito pero esta vez el enojo de el era solo para tapar la realidad de las cosas, era orgullo no enojo.

    -Yo nada.- Levanto sus manos para decir que estaba en posición de paz y no te atacarlo en realidad.

    -Es verdad pelean como una pareja, ya ni Miroku y yo.- Dijo Sango de manera pensativa con uno de sus dedos en su barbilla y los ojos puestos en el cielo, aunque se sonrojo un poco al llamarlo por su nombre, este la miro y le dio una sonrisa sincera.

    Automaticamente los susodichos se miraron con sorpresa, el rojo sangre y el café chocolate se encontraron por unos segundos como si buscaran la respuesta del otro pero fue el demonio quien funcio el ceño primero y eso basto para que la joven de otro mundo supiese que no pasaría ni en millón de años.
    -¡JAMAS!- Dijeron ambos a la vez que cruzaban sus brazos sobre el pecho y miraban hacia lados opuestos.

    -Creo que ellos están bien solos ¿No lo cree excelencia?- Miró a Miroku de manera complice como si estuviesen hablando con la mirada, ella llevaba a Kirara en brazos y esta miraba con curiosidad a los dos niños peleoneros en el arbusto.

    -Es verdad, Sango, es mejor dejar a los niños solos.-Asintío con sus brazos cruzados sobre el pecho.

    -¡Oigan!-Protestaron los susodichos del arbusto pero había sido demasiado tarde, ya que la pareja del momento había salido corriendo. – GRRRR.- El demonio comenzó a gruñir, claramente molesto.-Eso, si que no.- Se remango las mangas de su traje, dejando al descubierto los musculos de sus brazos, era claro que planeaba perseguir a esos dos, no dejaría que nadie que lo molestara llegara lejos para contarlo.

    Kagome suspiró, cruzando los brazos y agachando la cabeza.- Abajo.-Dijo con una voz tranquila, ni si quiera volteó para ver el efectó que el hechizo causaba. Solamente escuchó el golpazo que se había dado contra la tierra, estaba apunto de irse hasta que sintió como el tomaba su tobillo apretándolo no tanto como para que gritara de dolor pero si lo suficiente para que no pudiese irse.-¡Sueltamé!- Bajó la mirada y se sorprendió de la expresión de clara molestía que tenía. Se fuerte Kagome, se fuerte. Tu tienes el poder y el no te lo puede quitar.

    -¡Ya me tienes harto con tus abajos! ¡Eres una cobarde! Seguramente te pusiste de acuerdo con esa anciana para agarrarme desprevenido y hacer sus brujerías para quitarme la perla de shikon.- Cada palabra casi casi fue como si el solo las escupieran, eran agresivas y cada una golpeó un punto dentro de ella. Se sentía asustada, ofendida, confundida, mal por sentarlo tanto… pero definitivamente lo que predominaba de todas esas sensaciones la que predominaba era la de estar ofendida por lo que la acusaba. ¿El esta harto de que lo siente? ¡Pues el no se queda nada atrás!

    -¿Ah si?-Puso sus manos en sus caderas y bueno eso, cuando una mujer lo hacia era como una señal de advertencia, aléjate, corre si aprecias tu vida, huye del país y si es posible del mismo planeta. Nunca querrías meterte con una mujer enojada.- ¡Yo también estoy fastidiada de que siempre acuses de cosas que no son ciertas!

    -¡Si claro niña! ¡Solo admitelo que estas son tus verdaderas intenciones!.- Se levanto de golpee para tomarla de la muñeca, apretándola de la misma manera que había apretado su tobillo.

    -¡Sueltame! ¡Eso no es verdad yo no quiero apoderarme de la perla de shikon! –Intentaba safar su muñeca pero era imposible el demonio era minimo unas treinta veces mas fuerte que ella además que no ayudaba mucho el hecho de que tenerlo tan cerca le producia sensacions tan extrañas por una parte su mirada no dejaba de ser espeluznante y otra parte de ella se sentía nerviosa quizás era el mismo temor. De lo único que se podría decir que el había tenido consideración es que no tocaba su mano recién quemada de el accidente que había tenido en la casa de la anciana Kaede. - Escucha…- Respiro profundamente para calmarse y darse a entender.- Yo vengo de un lugar muy lejano y lo único que quiero es….

    El demonio soltó su muñeca y de la fuerza con la que la había sostenido, esta cayo al suelo de sentón ella automáticamente llevo sus manos a su parte trasera para sobarse, lavento la mirada y vió que el le daba la espalda.- No me interesa.

    -¡OYE! – Ahora si que estaba enojada.- ¡NUNCA ME DEJES HABLANDO SOLA!- Gritó tan fuerte que lastimo las orejas de animal del demonio y además de eso toda al aldea se dio cuenta de ello, pero lo mas extraño es que un aura de color entre rosado y morado estaba rodeando a la chica, ella tenia los ojos cerrados y las manos apretadas en forma de puño, era como un aura mágica la que la rodeaba. El demonio la miro sin poder creer lo que estaba observando, esa aura tan poderosa y pura que salía de ella era igual a la de… Kikyo. No no era igual, esta tenia su propia esencia, era única, jamas había presenciado algo asi en todas las décadas que llevaba de vida…

    ……………………………………..

    -¿Dices que se desmayó?... ¿Solo así?- Preguntó la anciana Kaede, mirando muy sospechosamente al demonio que recién había traido a la chica inconciente, la verdad es que no había sido nada delicado, la traía en su hombro como si fuese un saco de comida pero claro que mas se podría esperar de él. Apenas el demonio miro la cama de Kaede y dejo a la chica ahí, de milagro no la dejo caer.

    -Si anciana ya te lo dije.- Movío su nariz un poco como si estuviese olfatenado algo- ¡Maldicion! Apesto a esa niña.- Jaló un poco la manga de su traje para olfatearla y comprobar que ahora olía a mujercita y todo por cargala, la hubiese dejado mejor ahí tirada… pero no lo hizó porque todo había sido realmente extraño, después de soltar su muñeca la furía contenida de la chica había simplemente estallado pero lo mas raro de todo fue esa extraña energía que la había rodeado por unos segundos y cuando esta desapareció, Kagome simplemente se desplomó. Principalmente no la dejo ahí por eso, porque eso había sido demasiado extraño para venir de una simple humana.

    -Ya dime la verdad Inuyasha…- Escuchó el gruñido del demonio como respuesta al parecer a alguien no le gustaba que los humanos pronunciaran su nombre.- Las personas no se desmayan solo porque sí…. ¿Qué le hiciste?- Se había acercado a la chica, poniendo su mano sobre la frente de esta notando que tenía una temperatura regular en realidad se veía bien solo un poco cansada pero igual no era normal que de la nada eso le pasara.

    -¡Ay! ¿Por qué siempre me quieres acusar de….?- Lo pensó un poco tenia razones para acusarlo después de todo el mismo había incluso pensado en dejarla ahí a su suerte. – Como sea, este no es mi asunto, decidio salir de la cabaña e ir a su refugio personal, es decir ir a uno de los arboles a lo mas alto, donde no podrían alcanzarlo y mucho menos molestarlo. Cuando encontró el mas alto se subio de rama en rama hasta llegar a la cima, donde se recostó contra el tronco con sus brazos cruzados detrás de su cabeza. Cerró los ojos un momento recordando lo que había sucedido y por unos segundos el rostro de otra mujer remplazo el de Kagome con esa aura asu alrededor, un rostro serio, palido… lleno de dolor.- Kikyo…. – Mas que nostaliga, sentía coraje, decidío dejar a un lado esa imagen perturbadora y descansar un poco antes de hacer alguna estupidez mas porque eso de andar de sumiso por culpa de un maldito collar de tortura, eso, si que era una cosa estúpida.

    La anciana Kaede solo lo había visto irse, suspiró ese chico, ahora menos que nunca lograba entenderlo, cuando lo conocío su actitud era bastante parecida pero en el fondo era bueno, había bondad a diferencia de este demonio que solo estaba ahí sin atacarlos por el collar de la dominación… aunque a Kagome era diferente, la había atacado y asustado muchas veces pero jamas la mato, primero fue por el parecido con su hermana Kikyo que buscaba vengarse, ahora que comprendia que eran dos personas distintas parecía no querer perder el tiempo, si Kagome le quitaba le conjuro sabia que el simplemente se iria, volveria a la soledad y oscuridad a la que estaba tan acostumbrado… por que ahora que no iba a vengarse de nadie, ya no tenía porque seguir entre humanos, ya no había nada por lo que el tuviese que quedarse….

    Al día siguiente Kagome se sintió mucho mejor, de hecho despertó como si nada, la anciana Kaede no le dijo lo que había sucedido porque ni si quiera estaba segura de lo que había pasado, el único que lo sabia era el demonio y era mas probable que vomitara la perla de Shikon a que el fuese razonable y le contara lo que estaba pasando al menos eso pensaba ella.
    Ambas estaban desayunando, pronto Kagome se iria ya que había quedado de ayudar a Sango y a Miroku con los heridos, asi es, nuevamente había habido otro ataque a altas horas de la madrugada no en la aldea, si no durante el viaje que algunos valientes exterminadores habían realizado para asegurarse que la zona de alrededor estuviese libre de demonios y al parecer habían fracasado, los exterminadores no estaban asustados, eso no estaba en ellos, cuando había peligro mas que nunca eran valerosos, eso era una cualidad bastante admirable de ellos.

    -Tranquila niña, come más despacio o te vas a ahogar con la comida.- Era increíble lo rápido que la chica se recuperaba aqunue quizás porque era joven no como ella que ya estaba mas del otro lado que en donde estaba en esos momentos. Sonrío.- Sango me dijo que su excelencia, ella y tú ayudaran a los heridos, eso es muy noble de parte de ustedes Kagome, me alegra mucho.

    Kagome sonrío al instante en que Kaede dijo eso, no sabía porque pero se sentía tan descansada y animada, llena de adrenalina hasta ganas de pelear con Inuyasha tenia… un momento eso no estaba bien, ni si quiera debería ponerse a pensar en ello, negó con la cabeza que importaba si quiera, tenia cosas mejores que hacer, ese dia sería un día libre de Inuyasha. Se levantó sacudiendo su falda, miró hacia la esquina de la cabaña ahí estaban su arco y flecha, eso solo le recordaba que era un total fracaso con ellos… Ahora que lo pensaba había estado tan ocupada con la llegada del demonio que se había olvidado de la luz que había visto desprendiéndose de las flechas pero probablemente había sido solo su imaginación.- Me voy Kaede, Sango y Miroku ya deben estar esperándome.- Dijo con una sonrisa, ese dia al menos no se permitirá el marearse con esas cosas extrañas, era un mundo extraño ya lo había aceptado no era normal que estuviese persiguiendo a una bruja a lado de un monje pervertido y que un demonio la siguiera todo el tiempo, es mas, ya olvidaba lo que era ser normal.

    -Esta bien niña pero mucho cuidado, ya sabes que ha habido muchos ataques últimamente, es mejor estar alertas. – Miró la mano de ella aún vendada- Ademas tienes que cuidarte esa herida.

    -Esta bien, tendre cuidado, no se preocupe.- Se despidió con la mano, en realidad el trabajo que ella debía hacer no era realmente complicado pero si le emocionaba bastante, mientras Sango curaba a los heridos y Miroku rezaba por ellos, ella debía estar cuidando a los niños, parientes de los heridos, eso le hacia recordar a las tres pequeñas que había conocido en la aldea de Kaede, se preguntaría como estaban en esos momentos, ellas habían perdido a su padre de la forma mas horrible, esperaba que estuviesen bien, se apunto mentalmente que antes de ir a casa debía ir a la aldea a ver a esas tres hermosas.

    ………………..
    Kaede se había quedado muy tranquila, haciéndose un poco de desayuno, es verdad que había muchos asuntos pendientes en especial con la llegada de ese demonio pero no se iba a quebrar la cabeza, el no era nada hablador asi que realmente no esperaba que le dijera lo que había sucedido con Kagome, de eso ya se había resignado, lo importante ahora, era averiguar mas cosas sobre la bruja, alguna pista, una señal, cualquier cosa que le pudiese decir a esa jovencita para que supiera como continuar su camino, solo por eso aun no regresaba a su propia aldea, quería quedarse hasta que los viajeros tomaran su rumbo, ese era su objetivo.

    -Asi que tú no fuiste a ayudar a los exterminadores anciana.

    El hecho de que le dijera anciana solamente como un insulto mas que como otra cosa, la hizo saber de quien se trataba sin mirar si quiera pero igual miro, ahí estaba el demonio de ojos rojos recargado en la puerta de la cabaña, con los brazos cruzados sobre el pecho, no la estaba mirando a ella, miraba hacia afuera como si estuviese pensativo o su orgullo no le permitiera el hablarle y mirarla al mismo tiempo por no querer mostrar la importancia de una conversación con una humana. Probablemente era un poco de ambos.

    -Tú quieres decirme algo… verdad que si Inuyasha.- Las orejas del demonio se movieron cuando la anciana pronuncío su nombre, probablemente no le gustaba que un humano dijera su nombre pero el no le dijo nada al respecto, seguía en la misma posición, eso si era preocupante le iba a hablar de un asunto muy serio.

    -Cuéntame sobre esa niña…. A la que ustedes llaman por el nombre de… Kagome.- Pronunciar ese nombre realmente le fue tan difícil y se noto, hacia pausas antes de mencionarla porque estaba peleando mentalmente consigo mismo. No se que diantres hago preguntando por esta mocosa… pero debo saberlo lo que paso ayer no deja de rondar mi cabeza. Ademas que estaba la posibilidad de que esa mocosa mintiera y solo quisiera apoderar de la valiosa perla de Shikon pero era muy tarde porque estaba en su interior, su cuerpo ya la había absorbido el poder de la perla estaba en el era invencible… casí solo el estúpido collar, era lo único que lo detenía aunque quizás si utilizara todo su poder demoniaco lo destruiría… pero solo una vez había dejado que la perla de shikon terminara por desatar todos sus poderes demoniacos y el resultado no había sido nada bueno, si volvia abusar de su propio poder… probablemente no habría nadie que detuviese al ser demoniaco que se volveria, sin ninguna clase de voluntad, sin control de si mismo, solo sediento de sangre y de matar. El siempre deseo ser un demonio completo desde que tenia memoria pero no para ser una bestia sin control… solamente que nunca soporto el hecho de ser discriminado por ser alguien que no pertenecia a ni a los humanos ni a los demonios, haber sido rechazado por ambos, siendo demonio y uno tan poderoso, los de su especie le tenían respeto y los humanos le temían, esa era la posición en la que quería permanecer.

    -¿Qué? ¿Sobre Kagome dices?- Estaba realmente sorprendida de todas las personas que conocían a Kagome, el seria la ultima persona que le pediría que le dijera cosas sobre ella ni si quiera Sango o Miroku le habían pedido tal cosa… además ¿Desde cuando el imponente demonio le interesaba saber sobre una simple humana?

    -¿Acaso no me di a entender bien?- Dijo fastiado eso era por lo que no soportaba este tipo de conversaciones, hacían preguntas tan tontas como si no lo hubiese escuchado la primera vez… aunque quien sabe quizás la edad ya le estaba pesando a esa anciana. – Si, sobre ella…. Yo se que no es Kikyo… pero ayer…. –Hizo una breve pausa antes de seguir contando, buscando las palabras adecuadas para ir directo al punto y no tener que hablar mucho.- cuando estuvimos discutiendo porque como siempre es una terca… se enfadó bastante, gritó a todo volumen y una energía extraña la empezó a rodear… fue como la energía que salía de Kikyo cada vez que usaba sus poderes…. Y creo que tu sabes muy bien el porque de ello. –Miro a la anciana un momento y esta no parecío nada sorprendida asi que siguió.- El parecido… sus poderes… ¿De donde salío ella?- Recordaba perfectamente las palabras de ella antes de que haberse enojado con él ¡Yo no quiero apoderarme de la perla de shikon, yo vengo de un lugar muy lejano! Aunque dijo claramente que no le interesaba la verdad es que si le intersaba, eso de que venía de un lugar muy lejano no era muy especifico y por algo ella lo mencionó.

    -Ya veo… asi que te interesa Kagome.

    -¡Keh!- Ladeó mas la cabeza de ser posible y sus cejas se juntaron de repente, parecía tener un extraño tic en su ojo.- Pero que tonterías dices anciana….- Sus garras se apretaban en su brazo con impaciencia.

    La anciana sonrio realmente el estaba interesado en saber sobre Kagome, no debería de sorprenderse que ella de alguna manera fuese siempre la excepción, esa jovencita había llegado con un objetivo, no fue la bruja Urasue la que la trajo si no el destino, el destino quería que ella precisamente llegara a sus vidas para cambiarlo todo, logro que Sango y Miroku resolvieran sus problemas, saco al demonio solitario de su oscuridad, lo hacia comportarse como un niño nuevamente, aunque ella misma no lo notara, todo tenía sentido, ella estaba cambiando algo en todos. Su misión en este mundo apenas y estaba comenzando. – Bueno…hay muchas cosas extrañas e impresionantes sobre esta jovencita… sin embargo yo no soy quien para decírtelas.- Enseguida el demonio dejo de estar en su posición y la encaro, sentándose caninamente frente a ella, con las rodillas flexionadas y sus manos en medio de sus piernas, mirando con enojo y gruñiendole.- Son cosas personales de Kagome.- Le explicó Kaede con paciencia. – Solo ella te las puede decir si decide que quiere contártelas… pero lo que si te puedo asegurar es que ella no es tu enemiga, no busca apoderarse de la perla se shikon, es verdad que ella tiene un deseo pero quiere realizarlo ella misma, por eso emprendío este viaje, para buscar a aquella persona que puede cumplir su deseo y no hacer uso de tu perla, ella realmente no se quiere involucrar con ella.- Inuyasha se le quedó mirando y no dijo más, no estaba totalmente satisfecho de la respuesta de Kaede pero sabia que no le diría mas, en ese momento se decidío si quería conocer la verdadera intención, identidad o lo que fuera de esa mujer o niña lo que fuera, debía ganarse su confianza…

    ………………………….

    Pasó una mano por su frente estaba tan agotada, se dejo caer en un duro tronco para sentarse, no estaba segura de cuanto tiempo había estado jugando con los niños de la aldea pero era casi imposible que perdieran la energía fue ella la que pidió tregua para ir a buscar agua y recuperar la movilidad de sus pies. Cerró los ojos sintiendo el viento ligero pasar por su rostro y jugar con su cabello, se sentía tan bien de esa manera, sin preocupaciones, aunque le doliese todo no importaba se había divertido muchísimo, nada mejor para recuperar los animos que haber estado con aquellos que siempre ponen una sonrisa ante la adversidad… podría estar asi todo el día.

    -¿En verdad no te quieres apoderar de la perla?- Se escucho una voz masculina y ronca de repente, tan cerca de ella… Abrío los ojos y se encontró con una mirada de color sangre, totalmente espeluznante.

    -¡AH!-Gritó fuertemente, el demonio estaba boca arriba colgado de un árbol con su rostro tan cerca del de ella, la espantó por completo. Inuyasha no solo se asustó si no que se cayó del árbol para poder tapar sus sensibles orejas de los gritos de la chica. - ¡No hagas eso! ¡La gente normal no aparece asi de repente!

    -Grrrr- La miraba enojado.-Y las mujeres normales no gritan como si las estuvieran asesinando cuando les hablan.

    -¡Disculpame pero tu empezaste y…!- Se calmó de repente, captando que el le había dicho algo importante pero no estaba tan segura.- ¿Qué dijiste…?

    -Dije que si en verdad no te quieres apoderar de la perla.- Se puso en la misma posición canina que había puesto con la anciana Kaede.

    -No.- Aseguró rápidamente sin dudarlo.- Solo quiero regresar a mi casa…. La bruja Urasue fue la que me trajo a este lugar…- Por un momento se quedó seria porque recordó todo, cuando fue con la disque adivina por haberse encaprichado y discutido con su madre y de repente había llegado a ese extraño lugar. Sacudió la cabeza se prometio no llorar ni lamentar mas, si no estar de frente siempre para poder regresar a su casa cuanto antes.- Quiero encontrarla porque ella es al única que puede regresarme a mi casa… En verdad no me interesa la perla de Shikon.- Lo miró pero el no le respondío no sabia si era porque le creía o no pero al menos le estaba prestando atención. Ella comprendía algo que el hecho de estar en constante congoja de saber si el quería matarla o no y el de que se preguntara si ella quería quitarle la perla o no solo les quitaba el tiempo y la energía a ambos.- Bueno ya lo sabes… deberíamos hacer un trato tu dejas de querer matarme y yo nunca me meteré con la perla de shikon… ¿Tregua?

    El solo se quedó mirando su mano, parpadeando y mirándola de vez en cuando como si no la comprendiera, aunque su mente ya había razonado que esa idea estaba bien asi tendría su confianza, por el momento olvidara la idea de atacarla…por el momento.

    -¿Qué pasa?- Preguntó Kagome al no recibir una respuesta inmediata.

    -¿Qué es una tregua?- Preguntó con sinceridad, si había escuchado esa palabra antes pero realmente el jamás la había utilizado.

    La chica suspiró no podía cree que el no supiera que era eso… o quizás simplemente estaba jugando con ella. - Es como hacer las paces...

    -¡Keh!- El se levantó y simplemente pusos sus brazos detrás de su nuca y camino hacia la cabaña de Kaede, el no sintió que ella estuviese caminando, volteo su cuerpo un poco.- ¿Qué te piensas quedar ahí todo el dia?

    Ella sonrío, negando con la cabeza, que orgulloso era ese demonio, porque se noto que con eso había comprendio lo que ella le había pedido pero a pesar de su actitud, estaba empezando a ponerse en su lugar, al menos por ahora había hecho la paz… eso creía. No dejaba de extrañar a su familia pero de alguna manera, gracias a las peleas que tenia con Inuyasha había sido capaz de distraerse, no estar triste si no optimista, muy dispuesta a vencer a esa bruja y volver a su casa, ya podrían continuar su búsqueda… Se levantó y caminó a lado de Inuyasha.

    -… No tan cerca mujer, ya te dije que tu aroma es insoportable.- Con eso rompió todo el encanto… realmente lo hizó

    La sonrisa del rostro de Kagome despareció al instante y ella que había pensado que iba a cambiar un poco su actitud, de acuerdo soportaba que fuese orgulloso pero tampoco era como para que siguiera insultándola ella olía muy bien aunque no tuviese sus cremas, sus shampoos se las ingeniaba para estar siemrpe muy aseada, decirle eso a una mujer si que provocaba grandes tragedias.

    -Inuyasha… -La voz de Kagome sono tan espeluznante que un escalofrío recorrío todo el cuerpo, escucharla decir su nombre fue lo que mas miedo le provocó, sabia lo que venia, el y su boca incontrolable pagarían las consecuenc ias.- ¡ABAJO!- El collar de dominación brillo y jaló al demonio desde el cuello hasta el suelo sin poder hacer nada para impedirlo, su cara terminó enterrándose casi en la tierra, ensuciándose por completo.

    -Maldición… detesto a las mujeres…

    C O N T I N U A R A

    En el próximo capítulo:

    Miroku anima a Kagome a que salgan de la aldea de los exterminadores
    -Es verdad que no sabemos que camino tomar señorita Kagome, pero considero que por algo se empieza, si permanecemos aquí no tendremos muchas novedades que si salimos a buscarla.

    -es verdad………………………………….
    Antes de viajar deben preparse, Sango decide contarle a Kagome mas sobre la perla de shikon

    -quieres conocer mas sobre la perla de shikon Kagome

    - si sango, por fa vor
    - esa perla fue creada en mi aldea por una sacerdotisa de nombre midoriko….

    -midoriko….

    Kaede entrena a Kagome nuevamente

    -Ya lo sospechaba desde un principio Kagome pero ahora lo compruebo, tu eres la reencarnación de mi hermana Kikyo

    -¿Kikyo?... ¿La que hizo el hechizo del collar de dominación?

    -Asi es… te dije que no era momento de hablar en profundidad de ella pero te dire lo mas importante, Ella fue la guardiana de la perla de shikon.

    -Eso quiere decir que… Inuyasha y ella se conocieron?...

    Me pregunto que clase de relación tenían esos dos…el estaba tan enojado conmigo creyendo que yo era Kikyo…
     
  10.  
    Kokoro Vampiredoll

    Kokoro Vampiredoll Iniciado

    Escorpión
    Miembro desde:
    21 Julio 2012
    Mensajes:
    25
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    La maldición de la perla.
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    24
     
    Palabras:
    6155

    AHORA SI A LO QUE NOS TRUJE, SANGO Y MIROKU ESTAN A PUNTO DE DAR UN PASO MAS EN SU RELACION MIENTRAS QUE INUYASHA Y KAGOME NO DEJAN DE PELEAR ¿Cómo LE HARAN ESTOS CUATRO PARA CONVIVIR Y SEGUIR SI CAMINO?
    DISCLAIMER: LOS PERSONAJES NO ME PERTENECEN TODO ES OBRA DE RUMIKO TAKAHASHI, LA HISTORIA ES ORIGINAL MIA, Y ALGUNOS PERSONAJES.
    Capítulo 19 ¿Haciendo las paces?.

    -Excelencia… usted…. ¿Qué hace aquí?- La joven exterminadora estaba boquiabierta, no hacia mucho tiempo que había llegado junto con su fiel amiga Kirara. Cuando llegó, no había nadie, se sentó tranquilamente sobre una roca esperando que la anciana Kaede se apareciera además, ese pequeño espacio libre le había dado tiempo para reflexionar un poco sobre los utlimos acontecimientos en su vida. La llegada de esa chica con extrañas ropas, el regreso de su amado e infiel monje, la aparición del legendario demonio Inuyasha y por úlitmo estaban, los recientes ataques a la aldea de los exterminadores. La verdad es que desde que los dos primeros habían llegado a su hogar, se predijo que todo estaba a punto de cambiar y tenían razón, pocas cosas se mantienan a ocmo las recordaba.
    Admitia que le hacia falta esa diversión en su vida pero ahora que estaba sucediendo no estaba tan segura de ser aquello lo que en verdad necesitaba, amaba a Miroku pero desde su llegada solo había sufrido ataques de ira y de tristeza…. ¿Seria que lo de ambos solo fue cosa del pasado? ¿Deberia ella juntar el suficiente valor para terminar esa relación? ¿Tendria sentido terminarla? … ¿Qué es lo que en verdad sentía por ella? Le sonrío a su fiel compañera felina, a pesar de todoso los problemas, siempre se tenían mutuamente sin importar que, para ella, era el único miembro de su familia que quedaba, asi que era obvio el cariño que le tenia. En ese momento escucho como la hierba era pisada ligeramente, levanto la mirada esperando ver a la amable anciana Kaede, fue entonces cuando su boca se abrió ligeramente al igual que sus ojos de la sorpresa al ver que no se trataba de tal persona si no de su infiel monje, como si lo hubiese convocado.

    -Sangito…- El estaba tan sorprendido como ella, sus cejas estaban levantadas, sus ojos abiertos igual que como estaba la mencionada, clavo su vaculo dorado en la tierra y se sento a su lado sin pedir permiso para ella. Notó todas las intenciones de la exterminadora de pararse e irse asi que rápidamente habló.-Sango, espera, los dos sabemos que tenemos que hablar.

    -Tal vez usted, si pero yo ya tuve suficiente con ver, no necesita decir mas palabras que no son ciertas.-No sabia porque el monje estaba ahí pero algo le decía que la anciana Kaede simplemente no se iba a aparecer. No estaba lista para hablar con el, aun no aclaraba del todo sus ideas, lo que ella quería, todo era demasiado rápido.

    -Solo escúchame por favor…- La voz del monje no podía ser mas seria, estaba siendo muy sincero, se notaba con que tanto anhelo esperaba que ella lo escuchara. Por que asi era, Sango era muy especial para el, sabia que estaba siendo un completo idiota, pero era algo que simplemente pasaba, quizás era su temor al compromiso, su temor a lo diferente, todo ese tiempo estuvieron lejos del otro, no estaba acostumbrado realmente a la compañía femenina por tanto tiempo, es decir con Kagome si porque solo era su compañera de viaje pero Sango era otra cosa y todas las chicas con las que solia coquetear, realmente jamas las volvia a ver en su vida, era un habito, que no tomaba en serio y lo sabia era horrendo.

    -¿Qué me va a decir excelencia? ¿Me va a inventar un cuento sobre los impulsos que no puede controlar?

    -No Sango se que no tengo ni perdón de Buda pero….

    -Pero nada, usted… usted…- lo señalo y lo miro a los ojos, en ese momento no pudo mas, simplemente el mirarlo le venia todos esos momentos que habían pasado juntos, cuando se conocieron, la muerte de su padre y su hermano, las travesuras que hicieron juntos…. Comenzó a sentir algo tibio y húmedo acariciando por sus mejillas, no supo que era hasta que el monje Miroku con sus nudillos pasándolos por su mejilla le mostro los rastros de lágrimas. Ella hizo la cabeza a un lado- Es… es un desconsiderado.- La voz le temblaba un poco y eso le daba coraje porque hacia que todo el efecto de su oración quedara obsoleto.- Yo todo este tiempo… estuve esperándolo…todo este tiempo.. preocupada por usted, pensando en usted, creyendo ingenuamente que volveria por mi y lo hizo… pero por azares del destino no porque lo planeara.

    Miroku puso su rostro completamente serio, cada palabra de sango era una punzada en el pecho, porque todo era cierto, el único que tenia la culpa de lo que estaba pasando, era el y nadie mas.- Tienes razón Sango… ni como defenderme… soy un desconsiderado contigo… me has dado fidelidad, confianza, consideración y mira como te he pagado…. No te merezco Sango.- Bajo su mano dejando de tocarla y se levanto del tronco.

    Sango llevo una mano a su mejilla, donde los nudillo del monje la habían rozado, no podía creer lo que escuchaba, el estaba admitiendo su culpa pero lo peor era que prácticamente le estaba diciendo que hasta ahí quedaba todo, cierto que ella había pensado en la posibilidad de decirle lo mismo pero no estaba segura de ello, ahora que el lo hacia, no quería… no podía ignorar sus sentimientos. Estaba decepcionada ella pensaba que el iba a luchar por ella… no a dejarla pero quizás, el no sentía nada por ella y quería ser simplemente libre. No siguió pensando porque lo siguiente que dijo Miroku la dejo desarmada.

    -Asi que mi amada Sango… esperame por favor… cambiare… por ti, por mi… por nostros, este nueva misión me esta haciendo aterrizar.- Se dio media vuelta para mirarla con una sonrisa completamente cariñosa.- Si estas dispuesta a esperarme… entonces un dia tu y yo podremos tener esa familia de la que tanto solíamos hablar.

    -Excelencia…- Dijo la joven exterminadora sin poder evitar que ese liquido tibio siguiera resbalando su mejilla pero esta vez de la sorpresa y de la felicidad. Se limpio el rostro rápidamente y asintió.- Lo esperare, se lo juro exce…

    -Miroku… dime Miroku.- Se acerco a ella tomando su mano y depositando un pequeño beso- Sere sincero contigo, tendras que tenerme mucha paciencia, se que tengo unos habitos horribles y no son fáciles de quitar por eso espero que estes ahí conmgio, para jalar mi oreja, golpear mi mejilla incluso porque en el fondo sabemos que solo te pertenezco a ti.

    -Lo hare… se lo prometo.- Y no fueron necesarias mas palabras, porque todo ya estaba dicho, inesperadamente el la abrazo con cariño recargando su cabeza en el hombro de ella, por supuesto que ella igual paso su manos por la espalda de el. El seria una mejor persona para Sango, ella lo apoyaría, asi tuviese que recurrir a métodos poco ortodoxos, no importaba cuanto tiempo tardara, los dos se querían, eran sentimiento puros que ni si quiera unos habitos horribles eran capaces de destruir
    ……..

    -¿Estas llorando acaso?- Preguntó una voz gruesa y exhaltada por supuesto que sabemos quien es el dueño de esta voz. El demonio de ojos rojos, en posisicon habitual con sus brazos cruzados por el pecho y sus manos ocultas dentro de sus mangas, miraba a la joven que estaba a su lado. – ¡Keh! No seas ridícula….- Dijo volteando inmediatamente a otro lado, esperando a que la chica dejara de llorar porque era algo que enverdad no toleraba, sus orejas de animal se movieron al escuchar los sollozos de la chica.- ¡Ya deja de llorar!

    -¡Uy! ¡Pues discúlpame pero eso es muy hermoso! – Le respondió la chica a su lado, que era Kagome por supuesto, los dos estaba escondidos tras unos arbustos, no muy cerca pero ella lo había obligado con su palabra mágica no solo a acompañarla ahí, si no a decirle todo lo que estaban hablando. Habian llegado al mismo tiempo que el monje Miroku lo había hecho asi que habían escuchado toda la conversación. Por ello Kagome no había podido evitar el soltar las lagrimas cuando Miroku abrazo a Sango después de hacerle aquella promesa, estaba presenciando el amor en su forma mas pura, entre dos personas que hacen a un lado sus diferencias y escuchan a sus sentimientos sin importar que, algo en su propio corazón se removío ya que a pesar de que su único verdadero objetivo era regresar a casa con su familia, ahora algo dentro de ella deseaba lo que ellos tenían.

    -No es hermoso, es cursi y tu eres demasiado sensible niña.- Le dijo casi gruñiendo.

    -¿Qué tiene de malo el ser sensible? Deberias aprender, Sr. De piedra.- Le reclamo limpiándose los restos de lagrimas ahora estaba enojada.

    -¿Señor de piedra?, que infantil eres.

    -¡Uy! ¡Mira quien lo dice!- Se levanto bastante molesta pero entonces se dio cuenta de su error al salir de los arbustos, se sonrojo al sentirse observada. Al mirar al frente vio que la exterminadora y el monje veian los arbustos con el ceño fruncido, ya no estaban abrazados, era obvio que Inuyasha y Kagome se habían exhaltado en su nada discreta discusión por lo que probablemente Sango y Miroku llevaban un rato observándolos para ver hasta que horas salían.

    -Diria cuanto interés, pero cuando ustedes dos están juntos terminan ignorando el mundo que les rodea.- Dijo Miroku con una sonrisa torcida y esta iba dirigida especialmente para el demonio de ojos rojos el cual salto del arbusto.

    -¡QUE TANTO ME VES MONJE LIBIDINOSO!- En ota situación todos hubiesen temblado ante su grito pero esta vez el enojo de el era solo para tapar la realidad de las cosas, era orgullo no enojo.

    -Yo nada.- Levanto sus manos para decir que estaba en posición de paz y no te atacarlo en realidad.

    -Es verdad pelean como una pareja, ya ni Miroku y yo.- Dijo Sango de manera pensativa con uno de sus dedos en su barbilla y los ojos puestos en el cielo, aunque se sonrojo un poco al llamarlo por su nombre, este la miro y le dio una sonrisa sincera.

    Automaticamente los susodichos se miraron con sorpresa, el rojo sangre y el café chocolate se encontraron por unos segundos como si buscaran la respuesta del otro pero fue el demonio quien funcio el ceño primero y eso basto para que la joven de otro mundo supiese que no pasaría ni en millón de años.
    -¡JAMAS!- Dijeron ambos a la vez que cruzaban sus brazos sobre el pecho y miraban hacia lados opuestos.

    -Creo que ellos están bien solos ¿No lo cree excelencia?- Miró a Miroku de manera complice como si estuviesen hablando con la mirada, ella llevaba a Kirara en brazos y esta miraba con curiosidad a los dos niños peleoneros en el arbusto.

    -Es verdad, Sango, es mejor dejar a los niños solos.-Asintío con sus brazos cruzados sobre el pecho.

    -¡Oigan!-Protestaron los susodichos del arbusto pero había sido demasiado tarde, ya que la pareja del momento había salido corriendo. – GRRRR.- El demonio comenzó a gruñir, claramente molesto.-Eso, si que no.- Se remango las mangas de su traje, dejando al descubierto los musculos de sus brazos, era claro que planeaba perseguir a esos dos, no dejaría que nadie que lo molestara llegara lejos para contarlo.

    Kagome suspiró, cruzando los brazos y agachando la cabeza.- Abajo.-Dijo con una voz tranquila, ni si quiera volteó para ver el efectó que el hechizo causaba. Solamente escuchó el golpazo que se había dado contra la tierra, estaba apunto de irse hasta que sintió como el tomaba su tobillo apretándolo no tanto como para que gritara de dolor pero si lo suficiente para que no pudiese irse.-¡Sueltamé!- Bajó la mirada y se sorprendió de la expresión de clara molestía que tenía. Se fuerte Kagome, se fuerte. Tu tienes el poder y el no te lo puede quitar.

    -¡Ya me tienes harto con tus abajos! ¡Eres una cobarde! Seguramente te pusiste de acuerdo con esa anciana para agarrarme desprevenido y hacer sus brujerías para quitarme la perla de shikon.- Cada palabra casi casi fue como si el solo las escupieran, eran agresivas y cada una golpeó un punto dentro de ella. Se sentía asustada, ofendida, confundida, mal por sentarlo tanto… pero definitivamente lo que predominaba de todas esas sensaciones la que predominaba era la de estar ofendida por lo que la acusaba. ¿El esta harto de que lo siente? ¡Pues el no se queda nada atrás!

    -¿Ah si?-Puso sus manos en sus caderas y bueno eso, cuando una mujer lo hacia era como una señal de advertencia, aléjate, corre si aprecias tu vida, huye del país y si es posible del mismo planeta. Nunca querrías meterte con una mujer enojada.- ¡Yo también estoy fastidiada de que siempre acuses de cosas que no son ciertas!

    -¡Si claro niña! ¡Solo admitelo que estas son tus verdaderas intenciones!.- Se levanto de golpee para tomarla de la muñeca, apretándola de la misma manera que había apretado su tobillo.

    -¡Sueltame! ¡Eso no es verdad yo no quiero apoderarme de la perla de shikon! –Intentaba safar su muñeca pero era imposible el demonio era minimo unas treinta veces mas fuerte que ella además que no ayudaba mucho el hecho de que tenerlo tan cerca le producia sensacions tan extrañas por una parte su mirada no dejaba de ser espeluznante y otra parte de ella se sentía nerviosa quizás era el mismo temor. De lo único que se podría decir que el había tenido consideración es que no tocaba su mano recién quemada de el accidente que había tenido en la casa de la anciana Kaede. - Escucha…- Respiro profundamente para calmarse y darse a entender.- Yo vengo de un lugar muy lejano y lo único que quiero es….

    El demonio soltó su muñeca y de la fuerza con la que la había sostenido, esta cayo al suelo de sentón ella automáticamente llevo sus manos a su parte trasera para sobarse, lavento la mirada y vió que el le daba la espalda.- No me interesa.

    -¡OYE! – Ahora si que estaba enojada.- ¡NUNCA ME DEJES HABLANDO SOLA!- Gritó tan fuerte que lastimo las orejas de animal del demonio y además de eso toda al aldea se dio cuenta de ello, pero lo mas extraño es que un aura de color entre rosado y morado estaba rodeando a la chica, ella tenia los ojos cerrados y las manos apretadas en forma de puño, era como un aura mágica la que la rodeaba. El demonio la miro sin poder creer lo que estaba observando, esa aura tan poderosa y pura que salía de ella era igual a la de… Kikyo. No no era igual, esta tenia su propia esencia, era única, jamas había presenciado algo asi en todas las décadas que llevaba de vida…

    ……………………………………..

    -¿Dices que se desmayó?... ¿Solo así?- Preguntó la anciana Kaede, mirando muy sospechosamente al demonio que recién había traido a la chica inconciente, la verdad es que no había sido nada delicado, la traía en su hombro como si fuese un saco de comida pero claro que mas se podría esperar de él. Apenas el demonio miro la cama de Kaede y dejo a la chica ahí, de milagro no la dejo caer.

    -Si anciana ya te lo dije.- Movío su nariz un poco como si estuviese olfatenado algo- ¡Maldicion! Apesto a esa niña.- Jaló un poco la manga de su traje para olfatearla y comprobar que ahora olía a mujercita y todo por cargala, la hubiese dejado mejor ahí tirada… pero no lo hizó porque todo había sido realmente extraño, después de soltar su muñeca la furía contenida de la chica había simplemente estallado pero lo mas raro de todo fue esa extraña energía que la había rodeado por unos segundos y cuando esta desapareció, Kagome simplemente se desplomó. Principalmente no la dejo ahí por eso, porque eso había sido demasiado extraño para venir de una simple humana.

    -Ya dime la verdad Inuyasha…- Escuchó el gruñido del demonio como respuesta al parecer a alguien no le gustaba que los humanos pronunciaran su nombre.- Las personas no se desmayan solo porque sí…. ¿Qué le hiciste?- Se había acercado a la chica, poniendo su mano sobre la frente de esta notando que tenía una temperatura regular en realidad se veía bien solo un poco cansada pero igual no era normal que de la nada eso le pasara.

    -¡Ay! ¿Por qué siempre me quieres acusar de….?- Lo pensó un poco tenia razones para acusarlo después de todo el mismo había incluso pensado en dejarla ahí a su suerte. – Como sea, este no es mi asunto, decidio salir de la cabaña e ir a su refugio personal, es decir ir a uno de los arboles a lo mas alto, donde no podrían alcanzarlo y mucho menos molestarlo. Cuando encontró el mas alto se subio de rama en rama hasta llegar a la cima, donde se recostó contra el tronco con sus brazos cruzados detrás de su cabeza. Cerró los ojos un momento recordando lo que había sucedido y por unos segundos el rostro de otra mujer remplazo el de Kagome con esa aura asu alrededor, un rostro serio, palido… lleno de dolor.- Kikyo…. – Mas que nostaliga, sentía coraje, decidío dejar a un lado esa imagen perturbadora y descansar un poco antes de hacer alguna estupidez mas porque eso de andar de sumiso por culpa de un maldito collar de tortura, eso, si que era una cosa estúpida.

    La anciana Kaede solo lo había visto irse, suspiró ese chico, ahora menos que nunca lograba entenderlo, cuando lo conocío su actitud era bastante parecida pero en el fondo era bueno, había bondad a diferencia de este demonio que solo estaba ahí sin atacarlos por el collar de la dominación… aunque a Kagome era diferente, la había atacado y asustado muchas veces pero jamas la mato, primero fue por el parecido con su hermana Kikyo que buscaba vengarse, ahora que comprendia que eran dos personas distintas parecía no querer perder el tiempo, si Kagome le quitaba le conjuro sabia que el simplemente se iria, volveria a la soledad y oscuridad a la que estaba tan acostumbrado… por que ahora que no iba a vengarse de nadie, ya no tenía porque seguir entre humanos, ya no había nada por lo que el tuviese que quedarse….

    Al día siguiente Kagome se sintió mucho mejor, de hecho despertó como si nada, la anciana Kaede no le dijo lo que había sucedido porque ni si quiera estaba segura de lo que había pasado, el único que lo sabia era el demonio y era mas probable que vomitara la perla de Shikon a que el fuese razonable y le contara lo que estaba pasando al menos eso pensaba ella.
    Ambas estaban desayunando, pronto Kagome se iria ya que había quedado de ayudar a Sango y a Miroku con los heridos, asi es, nuevamente había habido otro ataque a altas horas de la madrugada no en la aldea, si no durante el viaje que algunos valientes exterminadores habían realizado para asegurarse que la zona de alrededor estuviese libre de demonios y al parecer habían fracasado, los exterminadores no estaban asustados, eso no estaba en ellos, cuando había peligro mas que nunca eran valerosos, eso era una cualidad bastante admirable de ellos.

    -Tranquila niña, come más despacio o te vas a ahogar con la comida.- Era increíble lo rápido que la chica se recuperaba aqunue quizás porque era joven no como ella que ya estaba mas del otro lado que en donde estaba en esos momentos. Sonrío.- Sango me dijo que su excelencia, ella y tú ayudaran a los heridos, eso es muy noble de parte de ustedes Kagome, me alegra mucho.

    Kagome sonrío al instante en que Kaede dijo eso, no sabía porque pero se sentía tan descansada y animada, llena de adrenalina hasta ganas de pelear con Inuyasha tenia… un momento eso no estaba bien, ni si quiera debería ponerse a pensar en ello, negó con la cabeza que importaba si quiera, tenia cosas mejores que hacer, ese dia sería un día libre de Inuyasha. Se levantó sacudiendo su falda, miró hacia la esquina de la cabaña ahí estaban su arco y flecha, eso solo le recordaba que era un total fracaso con ellos… Ahora que lo pensaba había estado tan ocupada con la llegada del demonio que se había olvidado de la luz que había visto desprendiéndose de las flechas pero probablemente había sido solo su imaginación.- Me voy Kaede, Sango y Miroku ya deben estar esperándome.- Dijo con una sonrisa, ese dia al menos no se permitirá el marearse con esas cosas extrañas, era un mundo extraño ya lo había aceptado no era normal que estuviese persiguiendo a una bruja a lado de un monje pervertido y que un demonio la siguiera todo el tiempo, es mas, ya olvidaba lo que era ser normal.

    -Esta bien niña pero mucho cuidado, ya sabes que ha habido muchos ataques últimamente, es mejor estar alertas. – Miró la mano de ella aún vendada- Ademas tienes que cuidarte esa herida.

    -Esta bien, tendre cuidado, no se preocupe.- Se despidió con la mano, en realidad el trabajo que ella debía hacer no era realmente complicado pero si le emocionaba bastante, mientras Sango curaba a los heridos y Miroku rezaba por ellos, ella debía estar cuidando a los niños, parientes de los heridos, eso le hacia recordar a las tres pequeñas que había conocido en la aldea de Kaede, se preguntaría como estaban en esos momentos, ellas habían perdido a su padre de la forma mas horrible, esperaba que estuviesen bien, se apunto mentalmente que antes de ir a casa debía ir a la aldea a ver a esas tres hermosas.

    ………………..
    Kaede se había quedado muy tranquila, haciéndose un poco de desayuno, es verdad que había muchos asuntos pendientes en especial con la llegada de ese demonio pero no se iba a quebrar la cabeza, el no era nada hablador asi que realmente no esperaba que le dijera lo que había sucedido con Kagome, de eso ya se había resignado, lo importante ahora, era averiguar mas cosas sobre la bruja, alguna pista, una señal, cualquier cosa que le pudiese decir a esa jovencita para que supiera como continuar su camino, solo por eso aun no regresaba a su propia aldea, quería quedarse hasta que los viajeros tomaran su rumbo, ese era su objetivo.

    -Asi que tú no fuiste a ayudar a los exterminadores anciana.

    El hecho de que le dijera anciana solamente como un insulto mas que como otra cosa, la hizo saber de quien se trataba sin mirar si quiera pero igual miro, ahí estaba el demonio de ojos rojos recargado en la puerta de la cabaña, con los brazos cruzados sobre el pecho, no la estaba mirando a ella, miraba hacia afuera como si estuviese pensativo o su orgullo no le permitiera el hablarle y mirarla al mismo tiempo por no querer mostrar la importancia de una conversación con una humana. Probablemente era un poco de ambos.

    -Tú quieres decirme algo… verdad que si Inuyasha.- Las orejas del demonio se movieron cuando la anciana pronuncío su nombre, probablemente no le gustaba que un humano dijera su nombre pero el no le dijo nada al respecto, seguía en la misma posición, eso si era preocupante le iba a hablar de un asunto muy serio.

    -Cuéntame sobre esa niña…. A la que ustedes llaman por el nombre de… Kagome.- Pronunciar ese nombre realmente le fue tan difícil y se noto, hacia pausas antes de mencionarla porque estaba peleando mentalmente consigo mismo. No se que diantres hago preguntando por esta mocosa… pero debo saberlo lo que paso ayer no deja de rondar mi cabeza. Ademas que estaba la posibilidad de que esa mocosa mintiera y solo quisiera apoderar de la valiosa perla de Shikon pero era muy tarde porque estaba en su interior, su cuerpo ya la había absorbido el poder de la perla estaba en el era invencible… casí solo el estúpido collar, era lo único que lo detenía aunque quizás si utilizara todo su poder demoniaco lo destruiría… pero solo una vez había dejado que la perla de shikon terminara por desatar todos sus poderes demoniacos y el resultado no había sido nada bueno, si volvia abusar de su propio poder… probablemente no habría nadie que detuviese al ser demoniaco que se volveria, sin ninguna clase de voluntad, sin control de si mismo, solo sediento de sangre y de matar. El siempre deseo ser un demonio completo desde que tenia memoria pero no para ser una bestia sin control… solamente que nunca soporto el hecho de ser discriminado por ser alguien que no pertenecia a ni a los humanos ni a los demonios, haber sido rechazado por ambos, siendo demonio y uno tan poderoso, los de su especie le tenían respeto y los humanos le temían, esa era la posición en la que quería permanecer.

    -¿Qué? ¿Sobre Kagome dices?- Estaba realmente sorprendida de todas las personas que conocían a Kagome, el seria la ultima persona que le pediría que le dijera cosas sobre ella ni si quiera Sango o Miroku le habían pedido tal cosa… además ¿Desde cuando el imponente demonio le interesaba saber sobre una simple humana?

    -¿Acaso no me di a entender bien?- Dijo fastiado eso era por lo que no soportaba este tipo de conversaciones, hacían preguntas tan tontas como si no lo hubiese escuchado la primera vez… aunque quien sabe quizás la edad ya le estaba pesando a esa anciana. – Si, sobre ella…. Yo se que no es Kikyo… pero ayer…. –Hizo una breve pausa antes de seguir contando, buscando las palabras adecuadas para ir directo al punto y no tener que hablar mucho.- cuando estuvimos discutiendo porque como siempre es una terca… se enfadó bastante, gritó a todo volumen y una energía extraña la empezó a rodear… fue como la energía que salía de Kikyo cada vez que usaba sus poderes…. Y creo que tu sabes muy bien el porque de ello. –Miro a la anciana un momento y esta no parecío nada sorprendida asi que siguió.- El parecido… sus poderes… ¿De donde salío ella?- Recordaba perfectamente las palabras de ella antes de que haberse enojado con él ¡Yo no quiero apoderarme de la perla de shikon, yo vengo de un lugar muy lejano! Aunque dijo claramente que no le interesaba la verdad es que si le intersaba, eso de que venía de un lugar muy lejano no era muy especifico y por algo ella lo mencionó.

    -Ya veo… asi que te interesa Kagome.

    -¡Keh!- Ladeó mas la cabeza de ser posible y sus cejas se juntaron de repente, parecía tener un extraño tic en su ojo.- Pero que tonterías dices anciana….- Sus garras se apretaban en su brazo con impaciencia.

    La anciana sonrio realmente el estaba interesado en saber sobre Kagome, no debería de sorprenderse que ella de alguna manera fuese siempre la excepción, esa jovencita había llegado con un objetivo, no fue la bruja Urasue la que la trajo si no el destino, el destino quería que ella precisamente llegara a sus vidas para cambiarlo todo, logro que Sango y Miroku resolvieran sus problemas, saco al demonio solitario de su oscuridad, lo hacia comportarse como un niño nuevamente, aunque ella misma no lo notara, todo tenía sentido, ella estaba cambiando algo en todos. Su misión en este mundo apenas y estaba comenzando. – Bueno…hay muchas cosas extrañas e impresionantes sobre esta jovencita… sin embargo yo no soy quien para decírtelas.- Enseguida el demonio dejo de estar en su posición y la encaro, sentándose caninamente frente a ella, con las rodillas flexionadas y sus manos en medio de sus piernas, mirando con enojo y gruñiendole.- Son cosas personales de Kagome.- Le explicó Kaede con paciencia. – Solo ella te las puede decir si decide que quiere contártelas… pero lo que si te puedo asegurar es que ella no es tu enemiga, no busca apoderarse de la perla se shikon, es verdad que ella tiene un deseo pero quiere realizarlo ella misma, por eso emprendío este viaje, para buscar a aquella persona que puede cumplir su deseo y no hacer uso de tu perla, ella realmente no se quiere involucrar con ella.- Inuyasha se le quedó mirando y no dijo más, no estaba totalmente satisfecho de la respuesta de Kaede pero sabia que no le diría mas, en ese momento se decidío si quería conocer la verdadera intención, identidad o lo que fuera de esa mujer o niña lo que fuera, debía ganarse su confianza…

    ………………………….

    Pasó una mano por su frente estaba tan agotada, se dejo caer en un duro tronco para sentarse, no estaba segura de cuanto tiempo había estado jugando con los niños de la aldea pero era casi imposible que perdieran la energía fue ella la que pidió tregua para ir a buscar agua y recuperar la movilidad de sus pies. Cerró los ojos sintiendo el viento ligero pasar por su rostro y jugar con su cabello, se sentía tan bien de esa manera, sin preocupaciones, aunque le doliese todo no importaba se había divertido muchísimo, nada mejor para recuperar los animos que haber estado con aquellos que siempre ponen una sonrisa ante la adversidad… podría estar asi todo el día.

    -¿En verdad no te quieres apoderar de la perla?- Se escucho una voz masculina y ronca de repente, tan cerca de ella… Abrío los ojos y se encontró con una mirada de color sangre, totalmente espeluznante.

    -¡AH!-Gritó fuertemente, el demonio estaba boca arriba colgado de un árbol con su rostro tan cerca del de ella, la espantó por completo. Inuyasha no solo se asustó si no que se cayó del árbol para poder tapar sus sensibles orejas de los gritos de la chica. - ¡No hagas eso! ¡La gente normal no aparece asi de repente!

    -Grrrr- La miraba enojado.-Y las mujeres normales no gritan como si las estuvieran asesinando cuando les hablan.

    -¡Disculpame pero tu empezaste y…!- Se calmó de repente, captando que el le había dicho algo importante pero no estaba tan segura.- ¿Qué dijiste…?

    -Dije que si en verdad no te quieres apoderar de la perla.- Se puso en la misma posición canina que había puesto con la anciana Kaede.

    -No.- Aseguró rápidamente sin dudarlo.- Solo quiero regresar a mi casa…. La bruja Urasue fue la que me trajo a este lugar…- Por un momento se quedó seria porque recordó todo, cuando fue con la disque adivina por haberse encaprichado y discutido con su madre y de repente había llegado a ese extraño lugar. Sacudió la cabeza se prometio no llorar ni lamentar mas, si no estar de frente siempre para poder regresar a su casa cuanto antes.- Quiero encontrarla porque ella es al única que puede regresarme a mi casa… En verdad no me interesa la perla de Shikon.- Lo miró pero el no le respondío no sabia si era porque le creía o no pero al menos le estaba prestando atención. Ella comprendía algo que el hecho de estar en constante congoja de saber si el quería matarla o no y el de que se preguntara si ella quería quitarle la perla o no solo les quitaba el tiempo y la energía a ambos.- Bueno ya lo sabes… deberíamos hacer un trato tu dejas de querer matarme y yo nunca me meteré con la perla de shikon… ¿Tregua?

    El solo se quedó mirando su mano, parpadeando y mirándola de vez en cuando como si no la comprendiera, aunque su mente ya había razonado que esa idea estaba bien asi tendría su confianza, por el momento olvidara la idea de atacarla…por el momento.

    -¿Qué pasa?- Preguntó Kagome al no recibir una respuesta inmediata.

    -¿Qué es una tregua?- Preguntó con sinceridad, si había escuchado esa palabra antes pero realmente el jamás la había utilizado.

    La chica suspiró no podía cree que el no supiera que era eso… o quizás simplemente estaba jugando con ella. - Es como hacer las paces...

    -¡Keh!- El se levantó y simplemente pusos sus brazos detrás de su nuca y camino hacia la cabaña de Kaede, el no sintió que ella estuviese caminando, volteo su cuerpo un poco.- ¿Qué te piensas quedar ahí todo el dia?

    Ella sonrío, negando con la cabeza, que orgulloso era ese demonio, porque se noto que con eso había comprendio lo que ella le había pedido pero a pesar de su actitud, estaba empezando a ponerse en su lugar, al menos por ahora había hecho la paz… eso creía. No dejaba de extrañar a su familia pero de alguna manera, gracias a las peleas que tenia con Inuyasha había sido capaz de distraerse, no estar triste si no optimista, muy dispuesta a vencer a esa bruja y volver a su casa, ya podrían continuar su búsqueda… Se levantó y caminó a lado de Inuyasha.

    -… No tan cerca mujer, ya te dije que tu aroma es insoportable.- Con eso rompió todo el encanto… realmente lo hizó

    La sonrisa del rostro de Kagome despareció al instante y ella que había pensado que iba a cambiar un poco su actitud, de acuerdo soportaba que fuese orgulloso pero tampoco era como para que siguiera insultándola ella olía muy bien aunque no tuviese sus cremas, sus shampoos se las ingeniaba para estar siemrpe muy aseada, decirle eso a una mujer si que provocaba grandes tragedias.

    -Inuyasha… -La voz de Kagome sono tan espeluznante que un escalofrío recorrío todo el cuerpo, escucharla decir su nombre fue lo que mas miedo le provocó, sabia lo que venia, el y su boca incontrolable pagarían las consecuenc ias.- ¡ABAJO!- El collar de dominación brillo y jaló al demonio desde el cuello hasta el suelo sin poder hacer nada para impedirlo, su cara terminó enterrándose casi en la tierra, ensuciándose por completo.

    -Maldición… detesto a las mujeres…

    C O N T I N U A R A

    En el próximo capítulo:

    Miroku anima a Kagome a que salgan de la aldea de los exterminadores
    -Es verdad que no sabemos que camino tomar señorita Kagome, pero considero que por algo se empieza, si permanecemos aquí no tendremos muchas novedades que si salimos a buscarla.

    -es verdad………………………………….
    Antes de viajar deben preparse, Sango decide contarle a Kagome mas sobre la perla de shikon

    -quieres conocer mas sobre la perla de shikon Kagome

    - si sango, por fa vor
    - esa perla fue creada en mi aldea por una sacerdotisa de nombre midoriko….

    -midoriko….

    Kaede entrena a Kagome nuevamente

    -Ya lo sospechaba desde un principio Kagome pero ahora lo compruebo, tu eres la reencarnación de mi hermana Kikyo

    -¿Kikyo?... ¿La que hizo el hechizo del collar de dominación?

    -Asi es… te dije que no era momento de hablar en profundidad de ella pero te dire lo mas importante, Ella fue la guardiana de la perla de shikon.

    -Eso quiere decir que… Inuyasha y ella se conocieron?...

    Me pregunto que clase de relación tenían esos dos…el estaba tan enojado conmigo creyendo que yo era Kikyo…
     
  11.  
    Kokoro Vampiredoll

    Kokoro Vampiredoll Iniciado

    Escorpión
    Miembro desde:
    21 Julio 2012
    Mensajes:
    25
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    La maldición de la perla.
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    24
     
    Palabras:
    6264
    DISCLAIMER: LOS PERSONAJES NO ME PERTENECEN TODO ES OBRA DE RUMIKO TAKAHASHI, LA HISTORIA ES ORIGINAL MIA, Y ALGUNOS PERSONAJES.
    Capítulo 20 Preparandosé para el viaje.

    La luz del sol se había despedido, dando paso a que la luna hiciera su aparición, era una noche bastante tranquila, el viento mecía las ramas más largas de los árboles, como una canción de cuna. Las criaturas del día descansaban en sus escondites mientras que las de la noche estaban al acecho, en el mundo de los demonios mucho se sabía ya de la llegada de la joven misteriosa de otro mundo, acompañado del poco ordinario monje, de la mejor exterminadora de monstruos y ahora todo parecía apuntar en que uno de los suyos se les había unido…. Un legendario demonio de nombre Inuyasha.
    La verdad es que los rumores eran poco creíbles entre estas criaturas, por lo que se habían tomado la tarea de confirmar si estos eran ciertos, los más poderosos de ellos comenzaron a buscar el rastro de este pequeño grupo sin embargo, cuando creían que los habían encontrado, eran atacados por exterminadores de demoniso aunque esa era una clara señal de que no debían estar demasiado lejos, realmente solo había sido cuestión de tiempo para que entendieran que debían atraer a los exterminadores y que ellos mismos terminaran llevándolos hacia donde estaba la aldea y posiblemente encontrariaron al dueño de la perla de Shikon. La verdad es que habían esperado siglos, sabían que ese demonio se escondia pero también que era extremadamente poderoso, el hecho de que ahora estuviese juntándose con humanos podría ser porque sus poderes ya no eran tan sorprendentes como antes, cientos de demonios se juntaron para seguir a los exterminadores y allí estaba en todo su esplendor un lugar escondido tras un fuerte de madera muy bien hecho…claro que un material tan simple no era algo que detuviese a los demonios, tendría que ser algo mas alla , como un campo de energía pero los exterminadores no eran capaces de hacer tal cosa asi que prácticamente todo seria mas sencillo. Los demonios comenzaron a cubrir el cielo de la aldea, impidiendo que la poca luz lunar les siguiera llegando… era hora de atacar.

    …………………………………..

    - ¡Invasión! - Un exterminador vigilante estaba haciendo su trabajo, cuando noto que la luz de luna no le llegaba ya miro hacia arriba, solo para quedar horrorizado. Llevaba detrás de sus hombreras de color amarillo un pequeño boomerang, en automatico lleno su mano hacia su arma pero la verdad es que le había costado mucho trabajo tomarla puesto que estaba nervioso, cierto que estaba acostumbrado a los demonios pero jamas vio tal cosa en su vida, empezó a correr para alertar a todos los que se encontraban durmiendo en sus hogares ya que la hora de dormir había terminado.

    -¿Pero que esta pasando aquí?- La anciana Kaede fue la primera en salir de la cabaña, puesto que tenia el sueño bastante ligero además llevaba horas que había tenido un mal presentimiento, había sentido una presencia totalmente oscura y poderosa, por eso en cuanto escuhó el gritó del exterminador salío sin despertar a Kagome ni a Sango. Antes de que el exterminador pudiese decirle algo, frente a ellos del cielo cayo el demonio de traje rojo, por lógica el había sido el primero en notarlo, por el asqueroso olor a putrefacción, pero no llego solo, el monje Miroku había salido de su cabaña con su baculo de oro en la mano el al igual que la anciana Kaede había tenido un horrible presentimiento.

    -Anciana Kaede mire el cielo.- Dijo el monje Miroku con la cabeza inclinada hacia arriba.

    -No puede ser…- Dijo la anciana Kaede y aunque su nombre fue el único mencionado tanto el exterminador como el demonio miraron al cielo por igual, era increíble y de manera negativa. Simplemente no había cielo, era como estar encerrados dentro de un domo echo de cuerpos de demonio solo que estos estaban vivos y se movían. Desde donde estaban solo algunos se podían distinguir, los que tenían enormes colas, cuernos, las armas que llevaban, los ojos rojos, pero lo mas notable era el aura oscura que cada uno de estos demonios desprendia, era como una especie de apocalipsis infernal, indescriptible, cada cuerpo de demonio encajaba con el otro como una pieza de un rompecabezas.

    -¡Keh! Que patéticos.- El demonio se tronó los dedos y el cuello, estaba tan relajado como si se trata de un simple y pequeño demonio en lugar de todo un ejército de ellos.

    -No subestimes la situación Inuyasha.- Le reprendío el monje Miroku, probablemente el podría acabar con todos esos demonios pero no a la vez y de aquí a que exterminaran a todos ellos muchas vidas se perderían.- Debemos abrirnos camino y sacar a todos de aquí ire por Sango y por Kagome.- Se dio la vuelta para ir a donde estaba la cabaña de las mujeres y… lo admitia verlas en ropa de dormir seria algo que valdría la pena.

    -No es necesario ya estamos aquí.- Sango y Kagome habían salido corriendo de la cabaña, la exterminadora llevaba su ropa especial con su boomerang gigante detrás de ella, cargándolo como siempre, sin el minimo esfuerzo, mientras que Kirara ya estaba convertida en una demonio dientes de sable.

    -Tenemos que salir de aquí.- Dijo Kagome pensando lo mismo que Miroku, ella había salido detrás de Sango. Las dos se despertaron por el escandalo y porque Kagome se había sentido extraña, había tenido un hermoso sueño en el que regresaba a casa con toda su familia pero ese sueño se volvió pesadilla porque el ambiente se volvió tan pesado que tuvo que despertar, para cuando abrió los ojos Sango ya se había cambiado, apenas y le dio tiempo de tomar el arco y flechas que le dío Kaede para no quedarse sola dentro de la cabaña.

    -Hagan lo que quiera, que cobardes son, yo esperaba mas de ti niña tanto que peleas conmigo y a la hora en la que debes sacar tu coraje quieres huir, ha, ha. Esto es tan típico de los humanos.- Preparó sus garras y se puso en posición para saltar hacia el ejcercito de demonios.- Yo voy a derrotarlos.- Impulsó su pie….

    -¡ABAJO!- Todos miraron como el demonio cayo al suelo.- Escucha- Cruzo sus brazos en su pecho.- Deja de ser tan charlatan y piensa un poco, sabemos que eres muy fuerte pero si empiezas a atacar a lo loco, lo único que vas a provocar es que se enfaden y ataquen a toda la aldea.

    -La señorita Kagome tiene razón, hay que actuar con inteligencia.- Dijo el monje Miroku y Sango que estaba su lado asintió.

    -Me importa poco, yo puedo solo con ellos, no los necesito a ustedes. – Inuyasha se había levantado, paso su mano por su cara para quitar la tierra que se le había acumulado en el rostro.

    -¡ABAJO! – Nuevamente cayo al suelo, Kagome se inco a su lado el demonio se quejaba y le mascullaba cosas no demasiado aptas para ser escuchadas ella suspiro y miro a todos.- Necesitamos abrirnos camino, yo detengo a Inuyasha hasta que puedan sacar a los exterminadores, entonces dejamos que los mate.

    -Me parece buena idea.- Dijo Sango montándose en Kirara, el monje se puso detrás de ella, ambos serian los valientes que abrirían una especie de agujero para que pudiesen salir de la aldea, después de todo ella era la mas fuerte de su gente y el monje definitivamente tenia lo suyo. Ambos eran valientes y se podía confiar en ellos para la misión.- Anciana Kaede usted dirija a todos a la salida que hagamos.

    Kagome le dío sus flechas a Kaede- Cuidese mucho por favor.- Dijo con verdadera preocupación no quería que le pasara nada, Kaede asintió ella también era muy valiente y confiada.

    -¡Hay! ¡Maldición! ¡Nilña déjame terminar con esto!- Se quejó Inuyasha, pero todos lo ignoraron simplemente y se alejaron de ahí, excepto Kagome claro que estaba ahí a lado del demonio para sentarlo en caso de que quisiera levantarse y arruinarlo todo.

    Kirara la gata demonio volaba por sobre las casas siguiendo las indicaciones de la exterminadora, Sango Y Miroku intentaban pensar en cual seria el lugar mas adecuado para crear esa salida de emergencia además de ser de fácil acceso, donde estuviesen la mayoría de los exterminadores, tenían que tomar en cuenta que debía ser donde estuviesen demonios débiles para matarlos con facilidad y asi hacer esa salida. Era difícil habían sido lo bastante listos como para que los demonios que poseían caparazones o escudos mas duros que los mismos huesos de los demonios estuviesen en la parte de baja, ya que no fue solo el cielo si no que se habían puesto delante del muro creado por madera para que no pudiesen simplemente romperlo y huir.

    -Miroku.- Volteó a ver a su prometido, el se veía tan serio y pensativo porque ambos sin decirlo reconocían el problema.- Tenemos que elegir un lugar, o los demonios bajaran si saben lo que queremos hacer.

    -Estoy de acuerdo contigo Sango… tengo una idea, ataquemos ahí.- Señalo un punto algo alto por sobre donde debía estar el muro de madera, Kirara se estaba acercando al lugar señalado.

    -Pero es muy alto, no pueden salir por ahí.

    -Fijate bien mi querida Sango.- Aunque la forma tan cariñosa de llamarla la hizo sonrojar no se permitío distraerse en una situación tan critica. Se sabia que cada uno de los exterminadores tenia su arma y podrían todos atacar y defenderse pero si hacían eso una guerra infitina comenzaría ellos sabían que las batalles mas difíciles se ganaban con sabiduría y no con fuerza por eso todos ellos obedecían a las instrucciones de no atacar y solo esperar a que abriesen una salida.
    Sango volvió a mirar el punto y comprendío que realmente atacar ese punto seria algo estratégico, había demonios fáciles de derrivar y cuando los demoniosvieran que atacaban ese lugar rápidamente se recorrerían, entonces atacariasn al área que quedaría mas desprotegida y podrían salir de ahí. No lo pensó dos veces y levanto un poco su boomerang con una de sus manos y la otra la estiro hacia al frente para poder apuntar exactamente al demonio mas débil, al que mataria con un solo golpe.

    -¡HIRAIKOTSU!- Pronunció el nombre de su arma al lanzarla, este giraba a una velocidad impresionante en unos segundos la esquina del Hiraikotsu golpeo la cabeza de un demonio con cuerpo de gusano y este desapareció al instante, el resto del boomerang hizo un recorrido en forma de media luna de manera que se llevo a varios demonios en un solo te los ataques. Los demonios sintieron su barrera amenazada rápidamente algunos se liberaron para atacar al monje y a la exterminadora pero Kirara rápidamente acabo con ellos, justo en ese momento el monje Miroku lanzo su baculo hasta lo mas bajo de la barrera de demonios donde antes estaban los que tenían caparazón una especie de campo de energía circular se formo alrededor carcomiendo a todo demonio que se acercaba- ¡Ahora salgan todos de aquí!
    Los exterminadores sacaron primero a las mujeres y a los pocos niños que había, incluyendo a la anciana Kaede después uno a uno de los hombres fueron saliendo, destruyendo cada uno a un monstruo que trataba de cerrarles el camino, Kaede les gritó a todos los que estaban dentro que ya salieran de ahí. Kirara descendió hasta la entrada pero se detuvo, Sango y Miroku voltearon hacia donde habían dejado a Inuyasha y a Kagome para decirles que los siguieran pero únicamente Kagome estaba ahí y antes de decirle algo ella les gritó.

    -¡Estare bien! ¡Voy a esperar a Inuyasha!- La joven azabache señalo al cielo, el demonio no había tardado ni cinco segundos en saltar a la acción, cuando Kagome había visto que sus amigos lo habían conseguido dejó que Inuyasha hiciera su trabajo y el mas que deseoso de lucirse fue a combatir, la verdad es que su manera de pelear era impresionante porque no parecía si quiera hacer un esfuerzo simplemente partia a los demonios por la mitad, atravesándolos con sus garras, de esa manera iba matando de uno en uno y cuando atacaba varios a la vez se encajaba las garras en alguna parte de su cuerpo como sacándose sangre y la arrojaba contra los demonios como si fuesen cuchillas mortales y lo parecían porque rápidamente los demonios caian, de repente paso de ser un cielo apocalipitico repleto de demonios a una lluvia de cadáveres. En menos de un minuto la aldea estaba despejada, el demonio quedo sobre la cima de la muralla de madera de los exterminadores, tenia las garras y los dedos manchados de sangre oscura de demonio, su ropa y su rostro estaban manchados igual, miraba la sangre en sus dedos fascinado y a Kagome no le agradó eso porque sabia que el era asi… un demonio cuya pasión era matar, llenarse de sangre un aniquilador, su rostro se quedo serio mirándolo como si el fuese un niño en navidad.
    El demonio se sintió observado, admitia que se había perdido en el momento hacia bastante tiempo que no se había involucrado en una masacre como tal y había sido simplemente fascinante, la adrenalina, el saber que tenia el poder, que ningún demonio había sido si quiera capaz de mirarlo antes de ser asesinado, cada cadáver que caia era como si el ganase fuerza, juventud, energía, era extraño de explicarlo pero esa era su verdadera naturaleza. Miró a Kagome ella lo miraba tan seriamente como reprobándolo con la mirada y le molestó que diantes le importaba a esa mujer lo que el hiciera, simplemente desvió la mirada, no soportaba que ella lo mirara de esa manera.

    -Muchachos… esto se esta poniendo feo.- Fue la voz del monje Miroku que trajo a esos dos a la realidad, el también y Sango por su puesto habían notado la actitud de Inuyasha pero sorprendidos no estaban porque ellos sabían como eran los demonios en verdad, lo sorprendente era cuando no estaba asi, como cuando peleaba con Kagome parecía como si algo humano en el regresara pero con esto comprababan que seguía siendo un demonio por completo aunque quizás no todo estaba perdido pero no era momento de ponerse a pensar en ello.
    El monje señalo al cielo otro ejercito en igual cantidad de demonios se acercaba, todos los miraron el cielo con seriedad.

    -Sera mejor retirarnos, esta batalla podría ser infinita.- Dijo Sango y ella no podría tener mas razón.

    -Asi es, señorita Kagome, Inuyasha, vámonos. – Dijo el monje Miroku.

    -¡Keh!- El demonio sin moverse del lugar levanto su mano, tronando nuevamente sus nudillos, estaba preparado para lo que viniese.- Ustedes huyan si quieren yo puedo solo con ellos.

    -¡Abajo!- El demonio graciosamente fue jalado desde lo alto del fuerte de madera hasta el suelo con brusquedad.- ¡Que demonios te pasa mujer! – Levantó el rostro llenó de tierra para mirar a la imprudente mujer que no dejaba de sentarlo sin razón alguna, agradecida debería estar con el por haber acabado con todo ese ejercito de demonios.

    -¿No entiendes que seguirán viniendo mas? Esta es una pelea sin sentido y que bueno que seas tan fuerte Inuyasha pero como el monje Miroku tiene razón esto ya se esta poniendo peligroso, solo quieren agotarte, debemos irnos. ¡Y NO ES PREGUNTA! ¿ENTENDISTE?- El demonio estaba boquiabierto por la manera en la que ella le había hablado, como si se tuviesen tanta confianza, incluso el monje y la exterminadora miraban con miedo a Kagome, cuando ella quería podía ponerse fiera.- Sango, Miroku ayúdenme a llevarme a Inuyasha.- Los dos obedecieron con miedo de ser atacados a gritos también subieron a Inuyasha sobre Kirara.

    -¡Maldicion déjenme en paz!- Solo no escapaba por el maldito rosario de dominación.

    -Kirara vámonos, dirijamos a los exterminadores a la aldea de Kaede.- Le ordenó Sango a Kirara, esta obedeció y rápidamente alcanzo al grupo del adeanos, quienes corrian para alejarse de los demonios. La exterminadora miró atrás a su aldea destruida con mucha nostalgia, tenía tantos hermosos recuerdos de ese lugar, allí crecío, allí estaba la tumba de su padre, su madre y su hermano menor y un evento del presente que le había cambiado la vida por completo es que ahí había visto a su monje por primera vez. Sintió una mano en su hombro puesta con ligereza, volteó a ver por encima de su hombro y se encontró con la cariñosa sonrisa del Miroku.

    -Todo estará bien Sango, recuerda que no estas sola.

    -Lo se. – Sango le sonrío con sinceridad gracias a el ya nada podría hacerla caer, sabia que en los momentos mas duros de su vida el, estaría ahí para ella y ella para él.
    ……………………

    Llegar a la aldea de Kaede había sido muy exhaustivo ya que en el camino tuvieron que pelear con muchos demonios a pesar de que Inuyasha exterminó a la mayoría de ellos no podían evitar el cansancio porque era algo mas sentimental que físico, Sango no había sido la única en perder su hogar si no todos ellos, aunque lo importante es que todos seguían juntos y formar otra aldea de exterminadores podría llevarles tiempo pero nada que no fuese posible.
    El recibimiento por parte de los aldeanos que ya residían en ese lugar había sido muy calido, cada familia recibió a algunos exterminadores para que todos tuviesen donde quedarse a pasar la noche pero lo mejor de ese recibimiento es que tres niñas pequeñas, muy hermosas y sonrientes habían salido corriendo a abrazar a Kagome.

    -¡Kagome te extrañamos mucho!.- Dijo la mas pequeña y Kagome la recordaba a la perfeccion se trataba de la pequeña Rin, que se parecía mucho a ella, con cabello azabache como el suyo solo que Rin lo tenia lacio y Kagome ondulado, ambas compartían el mismo color de ojos.

    -Yo también las extrañe mucho- Soltó a Rin para abrazar a las hermanas mayores, Riko y Miaka, estaba tan feliz de que esas pequeñas estuviesen perfectamente bien.
    -Parece que Kagome se lleva muy bien con los niños, ¿No lo crees Miroku.- Sango sonreía con nostalgia al ver a las tres niñas porque al instante recordó a su hermano menor fallecido, Kohaku.

    -Si, ellas siempre le han tenido un gran cariño a Kagome, el padre de esas niñas fallecio trágicamente después de el ataque de un demonio, según me conto la anciana Kaede y al parecer desde entonces ellas son muy unidas.

    -Lo entiendo. – Miroku y Sango se reunieron con Kagome para saludar a las tres pequeñas, las tres niñas fueron tan calidas con ellos como lo fueron con la joven de otro mundo, era imposible que no fuesen simpáticas, todos las querían, eran simplemente adorables. Las niñas les contaron que todo había estado bastante tranquilo en la aldea y les pidieron a ellos que les dijeron sobre sus aventuras, cuando llegaron a la parte en que Sango y Miroku se reconciliaron las niñas no pudieron evitar el exclamar un owww, la pareja se sonrojo por ello y Kagome solamente se río de sus amigos.
    Pero no todo era simplemente felicidad, podría ser que ellos tres estuviesen riendo y tan contentos pero uno de ellos no estaba ahí y la única que lo noto fue la chica de cabello azabache busco al ausente con la mirada pero fue todo si el no estaba ahí era porque simlemente no quería estarlo, sabia que preferia la soledad y a ella no le agradaba eso pero lo ultimo que quería era molestarlo ahorqa que las cosas estaban solo un poco estables entre los dos.
    Y la chica tenia razón Inuyasha no buscaba la compañía de nadie, cuando llegaron el simplemente se subió sobre un árbol y no supieron de el pero el si los estaba observando en especial a Kagome sonriéndole con sinceridad a esas tres enanas, suspiró y cerro los ojos, detestaba ver ese tipo de escenas porque traían muy malos recuerdos para él, preferia estar solo sin que nada ni nadie lo perturbara.

    El sol finalmente se oculto y dio paso a la luna que estaba casi llena, a diferencia de casi todas las demás noches esta vez parecía que tendrían algo de tranquilidad. Kagome, Sango y Miroku estaban afuera de la cabaña de la anciana Kaede junto a un pequeño fuego que el monje había hecho para los tres, era una noche bastante fresca pero debido a lo pacifica que estaba la noche decidieron salir y platicar un poco sobre todo lo que había sucedido, ya que la verdad es que estaban bastante retrasados, pasaron muchas cosas que impidieron que el monje y Kagome siguieran su camino pero fueron sucesos que valieron la pena es decir tenían dos nuevos compañeros en la misión, Miroku había recuperado a su prometida y de alguna manera tenían un enemigo menos. Se sentaronen un par de troncos que encontraron en el bosque, cuando había sol y había sido la idea del monje en dejarlos frente a la cabaña de Kaede por si decidían salir afuera un rato como harían. Prendieron un pequeño fuego en medio de donde se habían sentado por supuesto que Sango y Miroku se sentaron juntos y Kagome frente a ellos y no hacia falta mencionar quien no estaba ahí con ellos y el porque, asi que ninguno mencionó nada al respecto porque estaban muy seguros que los estaba escuchando.

    -Creo que nuestra búsqueda de la bruja Urasue ya se ha retrasado bastante señorita Kagome.

    -Eso es verdad.- Miroku tenía razón necesitaban continuar el viaje por una parte quería irse pero ya, a donde quiera que iban las personas salían lastimadas y a ella no le gustaba eso, no quería mas muertes o heridos por su culpa pero por otra parte no tenia ni idea de a donde se suponía que debían de ir, no tenían ninguna clase de pista.- La verdad es que hay que tener mucho cuidado… lugar en que nos quedamos, lugar donde atacan… además tampoco tenemos una certeza de que camino debes tomar.

    -Eso es verdad.- Dijo Sango, realmente no los culpaba por lo sucedido en su aldea pero si de ahora en adelante lo mejor era no quedarse en ningunlugar, solo ir de paso y sobre todo deberían saber a donde.

    -Es verdad que no sabemos que camino tomar señorita Kagome.- Miroku le dío la razón en ese punto pero siguió hablando, tenia una rama en la mano y estaba dibujando en el piso, lo que llamó la atención de las mujeres porque el estaba haciendo como una especie de mapa.- Consideró que por algo se empieza, si permanecemos aquí.- Con la rama que tenia en la mano señalo un pequeño cuadro al que le puso aldea de Kaede en letras pequeñas.- No tendremos muchas novedades que si salimos a buscar alguna pista por nuestra cuenta en vez de esperar porque quizás nunca llegaran.

    Kagome se quedó pensando y asintío, se inclinó un poco hacia el mapa de Miroku el cual no entendia nada, tenía algunos círculos y dibujos de árboles.- Entonces ustedes conocen la región… ¿Qué camino suguieren que tomemos?- Les preguntó a ambos y ellos se quedaron mirando mutuamente como buscando la respuesta en la mirada del otro.

    -Bueno ya pasaron por la aldea de los exterminadores.- Dijo Sango mientras tomaba la rama de árbol que tenia su prometido en la mano para marcar una equis en uno de los círculos .

    -La aldea de la bruja Urasue también queda descartada.- Dijo Kagome y ante ello Sango tacho otro de los círculos, notaron que Miroku se quedo pensativo y lo miraron mientras el frotaba su barbilla.- ¿Qué pasa monje Miroku?

    -Creo que… quizás ese es el mayor de nuestros problemas, ya vimos que a donde quiera que vamos hay caos, si vamos a una aldea los que pagan las consecuencias son los aldeanos y no creo que sea coincidencia el hecho de que nos encuentren tan fácilmente, deberíamos considerar el no ir a las aldeas si no solamente rodearlas.- Le pidió a Sango de vuelta la rama y comenzó a trazar una especie de ruta en la cual rodeaban las aldeas y principalmente llegaban a las montañas.- La bruja Urasue según tengo entendido antes de fingir ser buena y vivir en una aldea, solia vivir en una montaña donde hacia todas sus brujerías quizás si encontramos su antiguo escondite podremos obtener alguna especie de pista.

    -… ¿Y hasta ahora me lo dices Miroku?- Kagome lo estaba mirando y muy feo, tenia su barbilla descansando sobre su mano. Miroku sintió un frio sudor bajando por su nuca, volteo a ver a su prometida para buscar su apoyo pero lo miraba igual o aun más feo de ser posible.

    -Nunca cambia.- Sango también tenia su barbilla recargada en su mano.

    -Señoritas, tranquilas por favor, la agresividad nunca es la opción mas sana.- Ambas lo ignoraron y se enderezaron.- ¡No me ignoren!- Las dos chicas se miraron y se rieron dándole a entender al monje que realmente no estaban enojadas y fue solo cosa del momento, estuvieron solo un rato mas porque cada vez hacia mas frío. Terminaron echándole tierra a la fogata para apagarla y se fueron a dormir por supuesto que las chicas se fueron a la cabaña de Kaede y le impidieron el paso al monje Miroku de entrar porque el enseguida se apunto pero solo se gano una bofetada por parte de su prometida, muy deprimido y acariciando su mejilla tuvo que dormirse en otra cabaña… otra razón por la que las chicas se quedaron riendo de el.
    Dentro de la cabaña Kaede estaba profundamente dormida, ninguna quiso hacer mucho ruido, asi que cuidado se recostaron en los futones que había para ellas, poniendo uno frente al otro para poder platicar un rato mas en lo que conciliaban el sueño.

    -Tu prometido nunca cambiara.- Dijo la chica de cabellera azabache, esta miraba el techo de la cabaña con una sonrisa en el rostro y sus manos en la orilla de la cobija que tenia encima del futón. Ante su comentario la exterminadora se río un poco, esta estaba acostada de perfil con su codo recargado en su futón y su mejilla en su mano.

    -Es verdad…- Sango se quedó un poco pensativa después de eso, mañana partirían de viaje y su amiga sabia tan poco de todo lo que pasaba, quería ayudarla porque quizás si conocía un poco mas sobre los asuntos que la involucraban como principalmente la perla de shikon su búsqueda seria mas fácil, claro que contarle sobre la brjuja Urasue seria aun mas útil pero ella tampoco sabia mucho de ella, en realidad lo poco que sabia era porque su prometido ya lo había mencionado.- Oye Kagome…- La joven azabache volteó el rostro para mirarla de frente, indicando que tenia su total atención.- ¿Quieres conocer más sobre la perla de Shikon?

    La pregunta tomó a Kagome un poco desprevenida ya que realmente poco se había puesto a pensar en esa perla con eso de que Inuyasha solia acusarla de querer robarla prefirió no involucrarse al respecto… pero la joya estaba dentro de el… era parte de su historia, Kaede y Miroku le habian contado sobre un chico diferente anterior a esa joya… quizas podria conocer y comprender un poco major a ese chico.- Si Sango…. – La miró.- Por favor.

    La exterminadora se quedó un poco pensativa no estando muy segura de por donde debia comenzar con su relato- Bueno… esa perla, fue creada cerca de mi aldea…- Ante ello Kagome se sorprendío bastante, incluso se sento dentro del futon hacienda ver el interes que tenia respect al tema.- Por una sacerdotisa de nombre Midoriko…

    -¿Una… sacerdotisa dices?- Ahora comenzaba a comprender un poco mejor las cosas, los acontecimientos mas importante giraban en torno a una sacerdotisa, entonces eran personas realmente sorprendentes, al menos las que conocía, todas tenían algo especial. Kaede era una y era una persona para tener la edad que tenía, muy valiente, sabia e incluso ágil hasta en cierto punto, nunca la veía temblar si quiera ante la presencia de un demonio. Luego estaba la misteriosa hermana de Kaede de la cual no sabia mucho, solo que había fallecido y que debio de ser una persona bastante poderosa como para haber creado ese hechizo del collar de dominación que ahora estaba controlando al demonio, además que Inuyasha la conocía el la menciono el dia que le pusó aquel conjuro y parecía muy resentido… Mentalmente se recordó preguntarle un poco más a Kaede sobre ella aunque ella había dicho que no era el momento para hablar de ella…
    Por ultimo estaba la sacerdotisa Midorki que mejor acontecimiento que haber sido la misma creadora de la perla de Shikón.

    -Asi es, dicen que fue muy poderosa…- Sango le narró la leyenda sobre la perla de shikon (En este caso seria el prologo que les puse en la historia a continuacion solo pondré un pequeño resumen de ella para que nosea algo repetitivo). La leyenda era realmente increíble Kagome estaba queriéndose hasta morder la lengua por no haber creido jamas en las palabras de su abuelo.
    Era cierto los mas sabios eran la gente mayor asi como Kaede, al parecer la perla de shikon había sido creada en medio de un gran caos, por una valiente, poderosa y hermosa sacerdotisa cuya única debilidad había sido enamorarse, sus enemigos se habían aprovechado de tal hecho para acabar con su vida pero al parecer ella siguió luchando hasta el final, hasta que finalmente totalmente agotada de purificar las almas de los demonios falleció pero algo broto de su pecho y eso fue la perla de shikon, se decía que dentro de la perla aun se libraba la batalla entre el bien y el mal y dependiendo de quien poseyera la perla era el lado que estaba ganando, la perla podría tornarse rosada cuando el bien ganaba y estaba purificada de lo contrario se tornaba de color negro, rodeada totalmente de maldad…

    -Inuyasha es un demonio… es el dueño de la perla de shikon… lo que quiere decir que la perla esta rodeada totalmente de maldad.- Dijo Kagome después de analizar un poco las cosas, se le hizo un nudo en la garganta de pensarlo… que la realidad era que ese chico rebelde no era bueno, si no malo… pero ¿Por qué ella seguía sorprendiéndose de ello? ¿Acaso ella pensada diferente?... si, si lo hacia.

    -Asi es… nada nos lo confirma porque no podemos verla solo las sacerdotisas elegidas por la perla de shikon pueden hacerlo, pero como la perla esta dentro de el… la perla no tiene necesidad de tener una guardiana ya que en su interior esta a salvo… es como si de alguna manera la perla dijera, aquí debo estar… -Kagome solo asintió, estando deacuerdo con lo que ella decía aunque no entendia del todo por completo. – Es por eso que solo trae desgracia si es poseída por demonios, la oscuridad reinara sobre ella, vuelve malas a las personas que la poseen a diferencia de cuando una sacerdotisa la cuidaba, estaba purficada y todo estaba en equilibrio.

    -Cuando dices que una sacerdotisa la cuidaba….

    -Me refiero a la hermana mayor de Kaede… - Sango miró detenidamente a Kagome como si lo que estuviese a punto de decir fuese algo importante.- La sacerdotisa Kikyo… mi padre le dio la perla a ella cuando se dio cuenta de que en manos de los exterminadores solo habría una batalla inútil, sin fin…

    Kagome se quedó pensativa, no le pregunto nada mas a Sango porque ya era mucha información para una sola noche. Tampoco se puede decir que la joven azabache logró conciliar el sueño, toda la noche estuvo dando vueltas pensando en Inuyasha en eso de que la perla dijera que ahí debía de estar… si lo pensaba detenidamente, recordó que todos parecían estar de acuerdo en que el tuviese la perla… es como si… El la hubiese heredado, como si fuese su destino… hasta un nuevo aviso ya que la perla no había elegido a una nueva guardiana…

    ……………
    En cuanto el sol salió el monje y la exterminadora se pusieron a trabajar para arreglar todo para el viaje y sinceramente Kagome no se quiso meter, ya se imaginaria que Miroku le sacaría hasta lo que no a los pobres y bondadoso aldeanos, en cambio prefirió salir a practicar arquería con la anciana Kaede ya que todo parecía indicar que no volverían en un buen tiempo y ahora se enfrentarían a muchos mas peligros, ella quería estar bien preparada.
    Kaede no se negó ante la petición de Kagome de hecho parecía mas que satisfecha de que ella quisiese todo el esfuerzo posible para aprender a usar el arco y es que desde que la conocio siempre tuvo un ligero presentimiento con respecto a la chica aunque seguían siendo solo presentimientos… la chica era tan buena con su puntería como el demonio de ojos rojos lo era con los modales.

    -Creo que jamas podre hacer esto.- Kagome suspiró un árbol… solo a un árbol debía darle su tronco era bastante grueso como para dárse el lujo de fallar y adivinen que… claro que se daba ese lujo porque simplemente no podía atinarle aunque tampoco ayudaba mucho la idea de que solo pudiese pensar en la conversación de anoche, simplemente no estaba concentrada. Tomo la ultima flecha que tenía con ella para practicar, las demás las había roto incluso, la coloco en medio del arco y jalo la flecha por la parte donde tenia las plumas hasta tensionar la cuerda amarrada al arco, en ese momento intento imaginar algo, como se veria el resplandor de la perla de shikon dentro de Inuyasha…. Una luz oscura, no sabia porque pero imaginaba como si la punta de su flecha fuese milagrosa y pudiese erradicar el oscuro resplandor que provenia de esa joya… quizás asi, lograr sanar el corazón de Inuyasha. Cuando menos lo pensé soltó la flecha y tuvo que cerrar los ojos porque una luz se desprendío de esta tan radiante que no lo soporto incluso puso su mano sobre sus ojos y espero a que la luz se fuera… de repente escuchó un crujido y para cuando abrió los ojos, logro ver como el árbol caia a un lado con su centro totalmente destruido, se quedo boaquiabierta…. Miró su arco y lo apretó entre sus manos. ¿Eso como pudo ser posible? Diria que estaba soñando o lo imagino pero no… el árbol estaba caído, no podría haber una prueba mas clara que esa.

    -Ya lo sospechaba desde un principio.- La voz de Kaede de inmediato llamo la antencion de la joven que aun estaba que no podía creer lo sucedido.- pero ahora lo compruebo, tu eres la reencarnación de mi hermana Kikyo.- Asi lo dijo sin mas preámbulos ni ninguna advertencia ni nada… solo así.

    -¿Kikiyo?.... ¿La que hizó el hechizo del collar de dominación?- Eso no podía ser posible ¿Reencarnacion? Aunque en verdad en ese punto de la historia no debería de sorprenderle ya nada todo eso era posible pero… Que ella misma tuviese algo especial eso si no le parecía posible ¿Cómo iba a creer que era la reecarnacion de al parecer una sacerdotisa tan importante y poderosa?

    -Asi es… se que puede ser algo muy difícil de creer y asimilar Kagome pero desde que te vi tenia esa sospecha, físicamente son muy parecidas, tienes sus misma escencia y el reencarnar en alguien significa que las almas de esa persona fallecida nacieron en otra persona, no que sean la misma persona porque ustedes dos son muy diferentes en cuanto a sus personalidades pero comparten esos poderes tan impresionantes, lo que acabas de hacer solo mi hermana Kikyo podía desprender una luz tan radiante como esa.

    -Espere un momento pero ella…. Yo no…..- La verdad es que estaba muy confundida, demasiada, demasiada información no por el dia si no por todo el mes.

    -Te dije que no era el momento de hablar en profundidad de ella pero te dire lo mas importante, ella fue la guardiana de la perla de shikon.- Kagome ya sabia eso porque Sango se lo conto anoche aunque en esos momentos se dio cuenta de algo.. Sango dijo que Inuyasha heredo la perla… y la ultima guardiana había sido la hermana de Kaede…

    -Eso quiere decir que… ¿Inuyasha y ella se conocieron?...cierto- No espero respuesta alguna porque era de lo mas lógico simplemente guardo sus pensamientos para ella. Se recargo un poco en el arco mientras su mente viajaba nuevamente. Los dos se habían conocido, si Inuyasha obtuvo la perla de ella… debio de haber sido que un acontecimiento muy importante los había unido. Y todo tenia sentido si Kaede la creía la reencarnación de ella, el la había confundido con esa persona…. Y cuando lo hizo la miraba con tanto odio… Me pregunto que clase de relación tenían esos dos…el estaba tan enojado conmigo creyendo que yo era Kikyo
     
  12.  
    Kokoro Vampiredoll

    Kokoro Vampiredoll Iniciado

    Escorpión
    Miembro desde:
    21 Julio 2012
    Mensajes:
    25
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    La maldición de la perla.
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    24
     
    Palabras:
    6264
    DISCLAIMER: LOS PERSONAJES NO ME PERTENECEN TODO ES OBRA DE RUMIKO TAKAHASHI, LA HISTORIA ES ORIGINAL MIA, Y ALGUNOS PERSONAJES.
    Capítulo 20 Preparandosé para el viaje.

    La luz del sol se había despedido, dando paso a que la luna hiciera su aparición, era una noche bastante tranquila, el viento mecía las ramas más largas de los árboles, como una canción de cuna. Las criaturas del día descansaban en sus escondites mientras que las de la noche estaban al acecho, en el mundo de los demonios mucho se sabía ya de la llegada de la joven misteriosa de otro mundo, acompañado del poco ordinario monje, de la mejor exterminadora de monstruos y ahora todo parecía apuntar en que uno de los suyos se les había unido…. Un legendario demonio de nombre Inuyasha.
    La verdad es que los rumores eran poco creíbles entre estas criaturas, por lo que se habían tomado la tarea de confirmar si estos eran ciertos, los más poderosos de ellos comenzaron a buscar el rastro de este pequeño grupo sin embargo, cuando creían que los habían encontrado, eran atacados por exterminadores de demoniso aunque esa era una clara señal de que no debían estar demasiado lejos, realmente solo había sido cuestión de tiempo para que entendieran que debían atraer a los exterminadores y que ellos mismos terminaran llevándolos hacia donde estaba la aldea y posiblemente encontrariaron al dueño de la perla de Shikon. La verdad es que habían esperado siglos, sabían que ese demonio se escondia pero también que era extremadamente poderoso, el hecho de que ahora estuviese juntándose con humanos podría ser porque sus poderes ya no eran tan sorprendentes como antes, cientos de demonios se juntaron para seguir a los exterminadores y allí estaba en todo su esplendor un lugar escondido tras un fuerte de madera muy bien hecho…claro que un material tan simple no era algo que detuviese a los demonios, tendría que ser algo mas alla , como un campo de energía pero los exterminadores no eran capaces de hacer tal cosa asi que prácticamente todo seria mas sencillo. Los demonios comenzaron a cubrir el cielo de la aldea, impidiendo que la poca luz lunar les siguiera llegando… era hora de atacar.

    …………………………………..

    - ¡Invasión! - Un exterminador vigilante estaba haciendo su trabajo, cuando noto que la luz de luna no le llegaba ya miro hacia arriba, solo para quedar horrorizado. Llevaba detrás de sus hombreras de color amarillo un pequeño boomerang, en automatico lleno su mano hacia su arma pero la verdad es que le había costado mucho trabajo tomarla puesto que estaba nervioso, cierto que estaba acostumbrado a los demonios pero jamas vio tal cosa en su vida, empezó a correr para alertar a todos los que se encontraban durmiendo en sus hogares ya que la hora de dormir había terminado.

    -¿Pero que esta pasando aquí?- La anciana Kaede fue la primera en salir de la cabaña, puesto que tenia el sueño bastante ligero además llevaba horas que había tenido un mal presentimiento, había sentido una presencia totalmente oscura y poderosa, por eso en cuanto escuhó el gritó del exterminador salío sin despertar a Kagome ni a Sango. Antes de que el exterminador pudiese decirle algo, frente a ellos del cielo cayo el demonio de traje rojo, por lógica el había sido el primero en notarlo, por el asqueroso olor a putrefacción, pero no llego solo, el monje Miroku había salido de su cabaña con su baculo de oro en la mano el al igual que la anciana Kaede había tenido un horrible presentimiento.

    -Anciana Kaede mire el cielo.- Dijo el monje Miroku con la cabeza inclinada hacia arriba.

    -No puede ser…- Dijo la anciana Kaede y aunque su nombre fue el único mencionado tanto el exterminador como el demonio miraron al cielo por igual, era increíble y de manera negativa. Simplemente no había cielo, era como estar encerrados dentro de un domo echo de cuerpos de demonio solo que estos estaban vivos y se movían. Desde donde estaban solo algunos se podían distinguir, los que tenían enormes colas, cuernos, las armas que llevaban, los ojos rojos, pero lo mas notable era el aura oscura que cada uno de estos demonios desprendia, era como una especie de apocalipsis infernal, indescriptible, cada cuerpo de demonio encajaba con el otro como una pieza de un rompecabezas.

    -¡Keh! Que patéticos.- El demonio se tronó los dedos y el cuello, estaba tan relajado como si se trata de un simple y pequeño demonio en lugar de todo un ejército de ellos.

    -No subestimes la situación Inuyasha.- Le reprendío el monje Miroku, probablemente el podría acabar con todos esos demonios pero no a la vez y de aquí a que exterminaran a todos ellos muchas vidas se perderían.- Debemos abrirnos camino y sacar a todos de aquí ire por Sango y por Kagome.- Se dio la vuelta para ir a donde estaba la cabaña de las mujeres y… lo admitia verlas en ropa de dormir seria algo que valdría la pena.

    -No es necesario ya estamos aquí.- Sango y Kagome habían salido corriendo de la cabaña, la exterminadora llevaba su ropa especial con su boomerang gigante detrás de ella, cargándolo como siempre, sin el minimo esfuerzo, mientras que Kirara ya estaba convertida en una demonio dientes de sable.

    -Tenemos que salir de aquí.- Dijo Kagome pensando lo mismo que Miroku, ella había salido detrás de Sango. Las dos se despertaron por el escandalo y porque Kagome se había sentido extraña, había tenido un hermoso sueño en el que regresaba a casa con toda su familia pero ese sueño se volvió pesadilla porque el ambiente se volvió tan pesado que tuvo que despertar, para cuando abrió los ojos Sango ya se había cambiado, apenas y le dio tiempo de tomar el arco y flechas que le dío Kaede para no quedarse sola dentro de la cabaña.

    -Hagan lo que quiera, que cobardes son, yo esperaba mas de ti niña tanto que peleas conmigo y a la hora en la que debes sacar tu coraje quieres huir, ha, ha. Esto es tan típico de los humanos.- Preparó sus garras y se puso en posición para saltar hacia el ejcercito de demonios.- Yo voy a derrotarlos.- Impulsó su pie….

    -¡ABAJO!- Todos miraron como el demonio cayo al suelo.- Escucha- Cruzo sus brazos en su pecho.- Deja de ser tan charlatan y piensa un poco, sabemos que eres muy fuerte pero si empiezas a atacar a lo loco, lo único que vas a provocar es que se enfaden y ataquen a toda la aldea.

    -La señorita Kagome tiene razón, hay que actuar con inteligencia.- Dijo el monje Miroku y Sango que estaba su lado asintió.

    -Me importa poco, yo puedo solo con ellos, no los necesito a ustedes. – Inuyasha se había levantado, paso su mano por su cara para quitar la tierra que se le había acumulado en el rostro.

    -¡ABAJO! – Nuevamente cayo al suelo, Kagome se inco a su lado el demonio se quejaba y le mascullaba cosas no demasiado aptas para ser escuchadas ella suspiro y miro a todos.- Necesitamos abrirnos camino, yo detengo a Inuyasha hasta que puedan sacar a los exterminadores, entonces dejamos que los mate.

    -Me parece buena idea.- Dijo Sango montándose en Kirara, el monje se puso detrás de ella, ambos serian los valientes que abrirían una especie de agujero para que pudiesen salir de la aldea, después de todo ella era la mas fuerte de su gente y el monje definitivamente tenia lo suyo. Ambos eran valientes y se podía confiar en ellos para la misión.- Anciana Kaede usted dirija a todos a la salida que hagamos.

    Kagome le dío sus flechas a Kaede- Cuidese mucho por favor.- Dijo con verdadera preocupación no quería que le pasara nada, Kaede asintió ella también era muy valiente y confiada.

    -¡Hay! ¡Maldición! ¡Nilña déjame terminar con esto!- Se quejó Inuyasha, pero todos lo ignoraron simplemente y se alejaron de ahí, excepto Kagome claro que estaba ahí a lado del demonio para sentarlo en caso de que quisiera levantarse y arruinarlo todo.

    Kirara la gata demonio volaba por sobre las casas siguiendo las indicaciones de la exterminadora, Sango Y Miroku intentaban pensar en cual seria el lugar mas adecuado para crear esa salida de emergencia además de ser de fácil acceso, donde estuviesen la mayoría de los exterminadores, tenían que tomar en cuenta que debía ser donde estuviesen demonios débiles para matarlos con facilidad y asi hacer esa salida. Era difícil habían sido lo bastante listos como para que los demonios que poseían caparazones o escudos mas duros que los mismos huesos de los demonios estuviesen en la parte de baja, ya que no fue solo el cielo si no que se habían puesto delante del muro creado por madera para que no pudiesen simplemente romperlo y huir.

    -Miroku.- Volteó a ver a su prometido, el se veía tan serio y pensativo porque ambos sin decirlo reconocían el problema.- Tenemos que elegir un lugar, o los demonios bajaran si saben lo que queremos hacer.

    -Estoy de acuerdo contigo Sango… tengo una idea, ataquemos ahí.- Señalo un punto algo alto por sobre donde debía estar el muro de madera, Kirara se estaba acercando al lugar señalado.

    -Pero es muy alto, no pueden salir por ahí.

    -Fijate bien mi querida Sango.- Aunque la forma tan cariñosa de llamarla la hizo sonrojar no se permitío distraerse en una situación tan critica. Se sabia que cada uno de los exterminadores tenia su arma y podrían todos atacar y defenderse pero si hacían eso una guerra infitina comenzaría ellos sabían que las batalles mas difíciles se ganaban con sabiduría y no con fuerza por eso todos ellos obedecían a las instrucciones de no atacar y solo esperar a que abriesen una salida.
    Sango volvió a mirar el punto y comprendío que realmente atacar ese punto seria algo estratégico, había demonios fáciles de derrivar y cuando los demoniosvieran que atacaban ese lugar rápidamente se recorrerían, entonces atacariasn al área que quedaría mas desprotegida y podrían salir de ahí. No lo pensó dos veces y levanto un poco su boomerang con una de sus manos y la otra la estiro hacia al frente para poder apuntar exactamente al demonio mas débil, al que mataria con un solo golpe.

    -¡HIRAIKOTSU!- Pronunció el nombre de su arma al lanzarla, este giraba a una velocidad impresionante en unos segundos la esquina del Hiraikotsu golpeo la cabeza de un demonio con cuerpo de gusano y este desapareció al instante, el resto del boomerang hizo un recorrido en forma de media luna de manera que se llevo a varios demonios en un solo te los ataques. Los demonios sintieron su barrera amenazada rápidamente algunos se liberaron para atacar al monje y a la exterminadora pero Kirara rápidamente acabo con ellos, justo en ese momento el monje Miroku lanzo su baculo hasta lo mas bajo de la barrera de demonios donde antes estaban los que tenían caparazón una especie de campo de energía circular se formo alrededor carcomiendo a todo demonio que se acercaba- ¡Ahora salgan todos de aquí!
    Los exterminadores sacaron primero a las mujeres y a los pocos niños que había, incluyendo a la anciana Kaede después uno a uno de los hombres fueron saliendo, destruyendo cada uno a un monstruo que trataba de cerrarles el camino, Kaede les gritó a todos los que estaban dentro que ya salieran de ahí. Kirara descendió hasta la entrada pero se detuvo, Sango y Miroku voltearon hacia donde habían dejado a Inuyasha y a Kagome para decirles que los siguieran pero únicamente Kagome estaba ahí y antes de decirle algo ella les gritó.

    -¡Estare bien! ¡Voy a esperar a Inuyasha!- La joven azabache señalo al cielo, el demonio no había tardado ni cinco segundos en saltar a la acción, cuando Kagome había visto que sus amigos lo habían conseguido dejó que Inuyasha hiciera su trabajo y el mas que deseoso de lucirse fue a combatir, la verdad es que su manera de pelear era impresionante porque no parecía si quiera hacer un esfuerzo simplemente partia a los demonios por la mitad, atravesándolos con sus garras, de esa manera iba matando de uno en uno y cuando atacaba varios a la vez se encajaba las garras en alguna parte de su cuerpo como sacándose sangre y la arrojaba contra los demonios como si fuesen cuchillas mortales y lo parecían porque rápidamente los demonios caian, de repente paso de ser un cielo apocalipitico repleto de demonios a una lluvia de cadáveres. En menos de un minuto la aldea estaba despejada, el demonio quedo sobre la cima de la muralla de madera de los exterminadores, tenia las garras y los dedos manchados de sangre oscura de demonio, su ropa y su rostro estaban manchados igual, miraba la sangre en sus dedos fascinado y a Kagome no le agradó eso porque sabia que el era asi… un demonio cuya pasión era matar, llenarse de sangre un aniquilador, su rostro se quedo serio mirándolo como si el fuese un niño en navidad.
    El demonio se sintió observado, admitia que se había perdido en el momento hacia bastante tiempo que no se había involucrado en una masacre como tal y había sido simplemente fascinante, la adrenalina, el saber que tenia el poder, que ningún demonio había sido si quiera capaz de mirarlo antes de ser asesinado, cada cadáver que caia era como si el ganase fuerza, juventud, energía, era extraño de explicarlo pero esa era su verdadera naturaleza. Miró a Kagome ella lo miraba tan seriamente como reprobándolo con la mirada y le molestó que diantes le importaba a esa mujer lo que el hiciera, simplemente desvió la mirada, no soportaba que ella lo mirara de esa manera.

    -Muchachos… esto se esta poniendo feo.- Fue la voz del monje Miroku que trajo a esos dos a la realidad, el también y Sango por su puesto habían notado la actitud de Inuyasha pero sorprendidos no estaban porque ellos sabían como eran los demonios en verdad, lo sorprendente era cuando no estaba asi, como cuando peleaba con Kagome parecía como si algo humano en el regresara pero con esto comprababan que seguía siendo un demonio por completo aunque quizás no todo estaba perdido pero no era momento de ponerse a pensar en ello.
    El monje señalo al cielo otro ejercito en igual cantidad de demonios se acercaba, todos los miraron el cielo con seriedad.

    -Sera mejor retirarnos, esta batalla podría ser infinita.- Dijo Sango y ella no podría tener mas razón.

    -Asi es, señorita Kagome, Inuyasha, vámonos. – Dijo el monje Miroku.

    -¡Keh!- El demonio sin moverse del lugar levanto su mano, tronando nuevamente sus nudillos, estaba preparado para lo que viniese.- Ustedes huyan si quieren yo puedo solo con ellos.

    -¡Abajo!- El demonio graciosamente fue jalado desde lo alto del fuerte de madera hasta el suelo con brusquedad.- ¡Que demonios te pasa mujer! – Levantó el rostro llenó de tierra para mirar a la imprudente mujer que no dejaba de sentarlo sin razón alguna, agradecida debería estar con el por haber acabado con todo ese ejercito de demonios.

    -¿No entiendes que seguirán viniendo mas? Esta es una pelea sin sentido y que bueno que seas tan fuerte Inuyasha pero como el monje Miroku tiene razón esto ya se esta poniendo peligroso, solo quieren agotarte, debemos irnos. ¡Y NO ES PREGUNTA! ¿ENTENDISTE?- El demonio estaba boquiabierto por la manera en la que ella le había hablado, como si se tuviesen tanta confianza, incluso el monje y la exterminadora miraban con miedo a Kagome, cuando ella quería podía ponerse fiera.- Sango, Miroku ayúdenme a llevarme a Inuyasha.- Los dos obedecieron con miedo de ser atacados a gritos también subieron a Inuyasha sobre Kirara.

    -¡Maldicion déjenme en paz!- Solo no escapaba por el maldito rosario de dominación.

    -Kirara vámonos, dirijamos a los exterminadores a la aldea de Kaede.- Le ordenó Sango a Kirara, esta obedeció y rápidamente alcanzo al grupo del adeanos, quienes corrian para alejarse de los demonios. La exterminadora miró atrás a su aldea destruida con mucha nostalgia, tenía tantos hermosos recuerdos de ese lugar, allí crecío, allí estaba la tumba de su padre, su madre y su hermano menor y un evento del presente que le había cambiado la vida por completo es que ahí había visto a su monje por primera vez. Sintió una mano en su hombro puesta con ligereza, volteó a ver por encima de su hombro y se encontró con la cariñosa sonrisa del Miroku.

    -Todo estará bien Sango, recuerda que no estas sola.

    -Lo se. – Sango le sonrío con sinceridad gracias a el ya nada podría hacerla caer, sabia que en los momentos mas duros de su vida el, estaría ahí para ella y ella para él.
    ……………………

    Llegar a la aldea de Kaede había sido muy exhaustivo ya que en el camino tuvieron que pelear con muchos demonios a pesar de que Inuyasha exterminó a la mayoría de ellos no podían evitar el cansancio porque era algo mas sentimental que físico, Sango no había sido la única en perder su hogar si no todos ellos, aunque lo importante es que todos seguían juntos y formar otra aldea de exterminadores podría llevarles tiempo pero nada que no fuese posible.
    El recibimiento por parte de los aldeanos que ya residían en ese lugar había sido muy calido, cada familia recibió a algunos exterminadores para que todos tuviesen donde quedarse a pasar la noche pero lo mejor de ese recibimiento es que tres niñas pequeñas, muy hermosas y sonrientes habían salido corriendo a abrazar a Kagome.

    -¡Kagome te extrañamos mucho!.- Dijo la mas pequeña y Kagome la recordaba a la perfeccion se trataba de la pequeña Rin, que se parecía mucho a ella, con cabello azabache como el suyo solo que Rin lo tenia lacio y Kagome ondulado, ambas compartían el mismo color de ojos.

    -Yo también las extrañe mucho- Soltó a Rin para abrazar a las hermanas mayores, Riko y Miaka, estaba tan feliz de que esas pequeñas estuviesen perfectamente bien.
    -Parece que Kagome se lleva muy bien con los niños, ¿No lo crees Miroku.- Sango sonreía con nostalgia al ver a las tres niñas porque al instante recordó a su hermano menor fallecido, Kohaku.

    -Si, ellas siempre le han tenido un gran cariño a Kagome, el padre de esas niñas fallecio trágicamente después de el ataque de un demonio, según me conto la anciana Kaede y al parecer desde entonces ellas son muy unidas.

    -Lo entiendo. – Miroku y Sango se reunieron con Kagome para saludar a las tres pequeñas, las tres niñas fueron tan calidas con ellos como lo fueron con la joven de otro mundo, era imposible que no fuesen simpáticas, todos las querían, eran simplemente adorables. Las niñas les contaron que todo había estado bastante tranquilo en la aldea y les pidieron a ellos que les dijeron sobre sus aventuras, cuando llegaron a la parte en que Sango y Miroku se reconciliaron las niñas no pudieron evitar el exclamar un owww, la pareja se sonrojo por ello y Kagome solamente se río de sus amigos.
    Pero no todo era simplemente felicidad, podría ser que ellos tres estuviesen riendo y tan contentos pero uno de ellos no estaba ahí y la única que lo noto fue la chica de cabello azabache busco al ausente con la mirada pero fue todo si el no estaba ahí era porque simlemente no quería estarlo, sabia que preferia la soledad y a ella no le agradaba eso pero lo ultimo que quería era molestarlo ahorqa que las cosas estaban solo un poco estables entre los dos.
    Y la chica tenia razón Inuyasha no buscaba la compañía de nadie, cuando llegaron el simplemente se subió sobre un árbol y no supieron de el pero el si los estaba observando en especial a Kagome sonriéndole con sinceridad a esas tres enanas, suspiró y cerro los ojos, detestaba ver ese tipo de escenas porque traían muy malos recuerdos para él, preferia estar solo sin que nada ni nadie lo perturbara.

    El sol finalmente se oculto y dio paso a la luna que estaba casi llena, a diferencia de casi todas las demás noches esta vez parecía que tendrían algo de tranquilidad. Kagome, Sango y Miroku estaban afuera de la cabaña de la anciana Kaede junto a un pequeño fuego que el monje había hecho para los tres, era una noche bastante fresca pero debido a lo pacifica que estaba la noche decidieron salir y platicar un poco sobre todo lo que había sucedido, ya que la verdad es que estaban bastante retrasados, pasaron muchas cosas que impidieron que el monje y Kagome siguieran su camino pero fueron sucesos que valieron la pena es decir tenían dos nuevos compañeros en la misión, Miroku había recuperado a su prometida y de alguna manera tenían un enemigo menos. Se sentaronen un par de troncos que encontraron en el bosque, cuando había sol y había sido la idea del monje en dejarlos frente a la cabaña de Kaede por si decidían salir afuera un rato como harían. Prendieron un pequeño fuego en medio de donde se habían sentado por supuesto que Sango y Miroku se sentaron juntos y Kagome frente a ellos y no hacia falta mencionar quien no estaba ahí con ellos y el porque, asi que ninguno mencionó nada al respecto porque estaban muy seguros que los estaba escuchando.

    -Creo que nuestra búsqueda de la bruja Urasue ya se ha retrasado bastante señorita Kagome.

    -Eso es verdad.- Miroku tenía razón necesitaban continuar el viaje por una parte quería irse pero ya, a donde quiera que iban las personas salían lastimadas y a ella no le gustaba eso, no quería mas muertes o heridos por su culpa pero por otra parte no tenia ni idea de a donde se suponía que debían de ir, no tenían ninguna clase de pista.- La verdad es que hay que tener mucho cuidado… lugar en que nos quedamos, lugar donde atacan… además tampoco tenemos una certeza de que camino debes tomar.

    -Eso es verdad.- Dijo Sango, realmente no los culpaba por lo sucedido en su aldea pero si de ahora en adelante lo mejor era no quedarse en ningunlugar, solo ir de paso y sobre todo deberían saber a donde.

    -Es verdad que no sabemos que camino tomar señorita Kagome.- Miroku le dío la razón en ese punto pero siguió hablando, tenia una rama en la mano y estaba dibujando en el piso, lo que llamó la atención de las mujeres porque el estaba haciendo como una especie de mapa.- Consideró que por algo se empieza, si permanecemos aquí.- Con la rama que tenia en la mano señalo un pequeño cuadro al que le puso aldea de Kaede en letras pequeñas.- No tendremos muchas novedades que si salimos a buscar alguna pista por nuestra cuenta en vez de esperar porque quizás nunca llegaran.

    Kagome se quedó pensando y asintío, se inclinó un poco hacia el mapa de Miroku el cual no entendia nada, tenía algunos círculos y dibujos de árboles.- Entonces ustedes conocen la región… ¿Qué camino suguieren que tomemos?- Les preguntó a ambos y ellos se quedaron mirando mutuamente como buscando la respuesta en la mirada del otro.

    -Bueno ya pasaron por la aldea de los exterminadores.- Dijo Sango mientras tomaba la rama de árbol que tenia su prometido en la mano para marcar una equis en uno de los círculos .

    -La aldea de la bruja Urasue también queda descartada.- Dijo Kagome y ante ello Sango tacho otro de los círculos, notaron que Miroku se quedo pensativo y lo miraron mientras el frotaba su barbilla.- ¿Qué pasa monje Miroku?

    -Creo que… quizás ese es el mayor de nuestros problemas, ya vimos que a donde quiera que vamos hay caos, si vamos a una aldea los que pagan las consecuencias son los aldeanos y no creo que sea coincidencia el hecho de que nos encuentren tan fácilmente, deberíamos considerar el no ir a las aldeas si no solamente rodearlas.- Le pidió a Sango de vuelta la rama y comenzó a trazar una especie de ruta en la cual rodeaban las aldeas y principalmente llegaban a las montañas.- La bruja Urasue según tengo entendido antes de fingir ser buena y vivir en una aldea, solia vivir en una montaña donde hacia todas sus brujerías quizás si encontramos su antiguo escondite podremos obtener alguna especie de pista.

    -… ¿Y hasta ahora me lo dices Miroku?- Kagome lo estaba mirando y muy feo, tenia su barbilla descansando sobre su mano. Miroku sintió un frio sudor bajando por su nuca, volteo a ver a su prometida para buscar su apoyo pero lo miraba igual o aun más feo de ser posible.

    -Nunca cambia.- Sango también tenia su barbilla recargada en su mano.

    -Señoritas, tranquilas por favor, la agresividad nunca es la opción mas sana.- Ambas lo ignoraron y se enderezaron.- ¡No me ignoren!- Las dos chicas se miraron y se rieron dándole a entender al monje que realmente no estaban enojadas y fue solo cosa del momento, estuvieron solo un rato mas porque cada vez hacia mas frío. Terminaron echándole tierra a la fogata para apagarla y se fueron a dormir por supuesto que las chicas se fueron a la cabaña de Kaede y le impidieron el paso al monje Miroku de entrar porque el enseguida se apunto pero solo se gano una bofetada por parte de su prometida, muy deprimido y acariciando su mejilla tuvo que dormirse en otra cabaña… otra razón por la que las chicas se quedaron riendo de el.
    Dentro de la cabaña Kaede estaba profundamente dormida, ninguna quiso hacer mucho ruido, asi que cuidado se recostaron en los futones que había para ellas, poniendo uno frente al otro para poder platicar un rato mas en lo que conciliaban el sueño.

    -Tu prometido nunca cambiara.- Dijo la chica de cabellera azabache, esta miraba el techo de la cabaña con una sonrisa en el rostro y sus manos en la orilla de la cobija que tenia encima del futón. Ante su comentario la exterminadora se río un poco, esta estaba acostada de perfil con su codo recargado en su futón y su mejilla en su mano.

    -Es verdad…- Sango se quedó un poco pensativa después de eso, mañana partirían de viaje y su amiga sabia tan poco de todo lo que pasaba, quería ayudarla porque quizás si conocía un poco mas sobre los asuntos que la involucraban como principalmente la perla de shikon su búsqueda seria mas fácil, claro que contarle sobre la brjuja Urasue seria aun mas útil pero ella tampoco sabia mucho de ella, en realidad lo poco que sabia era porque su prometido ya lo había mencionado.- Oye Kagome…- La joven azabache volteó el rostro para mirarla de frente, indicando que tenia su total atención.- ¿Quieres conocer más sobre la perla de Shikon?

    La pregunta tomó a Kagome un poco desprevenida ya que realmente poco se había puesto a pensar en esa perla con eso de que Inuyasha solia acusarla de querer robarla prefirió no involucrarse al respecto… pero la joya estaba dentro de el… era parte de su historia, Kaede y Miroku le habian contado sobre un chico diferente anterior a esa joya… quizas podria conocer y comprender un poco major a ese chico.- Si Sango…. – La miró.- Por favor.

    La exterminadora se quedó un poco pensativa no estando muy segura de por donde debia comenzar con su relato- Bueno… esa perla, fue creada cerca de mi aldea…- Ante ello Kagome se sorprendío bastante, incluso se sento dentro del futon hacienda ver el interes que tenia respect al tema.- Por una sacerdotisa de nombre Midoriko…

    -¿Una… sacerdotisa dices?- Ahora comenzaba a comprender un poco mejor las cosas, los acontecimientos mas importante giraban en torno a una sacerdotisa, entonces eran personas realmente sorprendentes, al menos las que conocía, todas tenían algo especial. Kaede era una y era una persona para tener la edad que tenía, muy valiente, sabia e incluso ágil hasta en cierto punto, nunca la veía temblar si quiera ante la presencia de un demonio. Luego estaba la misteriosa hermana de Kaede de la cual no sabia mucho, solo que había fallecido y que debio de ser una persona bastante poderosa como para haber creado ese hechizo del collar de dominación que ahora estaba controlando al demonio, además que Inuyasha la conocía el la menciono el dia que le pusó aquel conjuro y parecía muy resentido… Mentalmente se recordó preguntarle un poco más a Kaede sobre ella aunque ella había dicho que no era el momento para hablar de ella…
    Por ultimo estaba la sacerdotisa Midorki que mejor acontecimiento que haber sido la misma creadora de la perla de Shikón.

    -Asi es, dicen que fue muy poderosa…- Sango le narró la leyenda sobre la perla de shikon (En este caso seria el prologo que les puse en la historia a continuacion solo pondré un pequeño resumen de ella para que nosea algo repetitivo). La leyenda era realmente increíble Kagome estaba queriéndose hasta morder la lengua por no haber creido jamas en las palabras de su abuelo.
    Era cierto los mas sabios eran la gente mayor asi como Kaede, al parecer la perla de shikon había sido creada en medio de un gran caos, por una valiente, poderosa y hermosa sacerdotisa cuya única debilidad había sido enamorarse, sus enemigos se habían aprovechado de tal hecho para acabar con su vida pero al parecer ella siguió luchando hasta el final, hasta que finalmente totalmente agotada de purificar las almas de los demonios falleció pero algo broto de su pecho y eso fue la perla de shikon, se decía que dentro de la perla aun se libraba la batalla entre el bien y el mal y dependiendo de quien poseyera la perla era el lado que estaba ganando, la perla podría tornarse rosada cuando el bien ganaba y estaba purificada de lo contrario se tornaba de color negro, rodeada totalmente de maldad…

    -Inuyasha es un demonio… es el dueño de la perla de shikon… lo que quiere decir que la perla esta rodeada totalmente de maldad.- Dijo Kagome después de analizar un poco las cosas, se le hizo un nudo en la garganta de pensarlo… que la realidad era que ese chico rebelde no era bueno, si no malo… pero ¿Por qué ella seguía sorprendiéndose de ello? ¿Acaso ella pensada diferente?... si, si lo hacia.

    -Asi es… nada nos lo confirma porque no podemos verla solo las sacerdotisas elegidas por la perla de shikon pueden hacerlo, pero como la perla esta dentro de el… la perla no tiene necesidad de tener una guardiana ya que en su interior esta a salvo… es como si de alguna manera la perla dijera, aquí debo estar… -Kagome solo asintió, estando deacuerdo con lo que ella decía aunque no entendia del todo por completo. – Es por eso que solo trae desgracia si es poseída por demonios, la oscuridad reinara sobre ella, vuelve malas a las personas que la poseen a diferencia de cuando una sacerdotisa la cuidaba, estaba purficada y todo estaba en equilibrio.

    -Cuando dices que una sacerdotisa la cuidaba….

    -Me refiero a la hermana mayor de Kaede… - Sango miró detenidamente a Kagome como si lo que estuviese a punto de decir fuese algo importante.- La sacerdotisa Kikyo… mi padre le dio la perla a ella cuando se dio cuenta de que en manos de los exterminadores solo habría una batalla inútil, sin fin…

    Kagome se quedó pensativa, no le pregunto nada mas a Sango porque ya era mucha información para una sola noche. Tampoco se puede decir que la joven azabache logró conciliar el sueño, toda la noche estuvo dando vueltas pensando en Inuyasha en eso de que la perla dijera que ahí debía de estar… si lo pensaba detenidamente, recordó que todos parecían estar de acuerdo en que el tuviese la perla… es como si… El la hubiese heredado, como si fuese su destino… hasta un nuevo aviso ya que la perla no había elegido a una nueva guardiana…

    ……………
    En cuanto el sol salió el monje y la exterminadora se pusieron a trabajar para arreglar todo para el viaje y sinceramente Kagome no se quiso meter, ya se imaginaria que Miroku le sacaría hasta lo que no a los pobres y bondadoso aldeanos, en cambio prefirió salir a practicar arquería con la anciana Kaede ya que todo parecía indicar que no volverían en un buen tiempo y ahora se enfrentarían a muchos mas peligros, ella quería estar bien preparada.
    Kaede no se negó ante la petición de Kagome de hecho parecía mas que satisfecha de que ella quisiese todo el esfuerzo posible para aprender a usar el arco y es que desde que la conocio siempre tuvo un ligero presentimiento con respecto a la chica aunque seguían siendo solo presentimientos… la chica era tan buena con su puntería como el demonio de ojos rojos lo era con los modales.

    -Creo que jamas podre hacer esto.- Kagome suspiró un árbol… solo a un árbol debía darle su tronco era bastante grueso como para dárse el lujo de fallar y adivinen que… claro que se daba ese lujo porque simplemente no podía atinarle aunque tampoco ayudaba mucho la idea de que solo pudiese pensar en la conversación de anoche, simplemente no estaba concentrada. Tomo la ultima flecha que tenía con ella para practicar, las demás las había roto incluso, la coloco en medio del arco y jalo la flecha por la parte donde tenia las plumas hasta tensionar la cuerda amarrada al arco, en ese momento intento imaginar algo, como se veria el resplandor de la perla de shikon dentro de Inuyasha…. Una luz oscura, no sabia porque pero imaginaba como si la punta de su flecha fuese milagrosa y pudiese erradicar el oscuro resplandor que provenia de esa joya… quizás asi, lograr sanar el corazón de Inuyasha. Cuando menos lo pensé soltó la flecha y tuvo que cerrar los ojos porque una luz se desprendío de esta tan radiante que no lo soporto incluso puso su mano sobre sus ojos y espero a que la luz se fuera… de repente escuchó un crujido y para cuando abrió los ojos, logro ver como el árbol caia a un lado con su centro totalmente destruido, se quedo boaquiabierta…. Miró su arco y lo apretó entre sus manos. ¿Eso como pudo ser posible? Diria que estaba soñando o lo imagino pero no… el árbol estaba caído, no podría haber una prueba mas clara que esa.

    -Ya lo sospechaba desde un principio.- La voz de Kaede de inmediato llamo la antencion de la joven que aun estaba que no podía creer lo sucedido.- pero ahora lo compruebo, tu eres la reencarnación de mi hermana Kikyo.- Asi lo dijo sin mas preámbulos ni ninguna advertencia ni nada… solo así.

    -¿Kikiyo?.... ¿La que hizó el hechizo del collar de dominación?- Eso no podía ser posible ¿Reencarnacion? Aunque en verdad en ese punto de la historia no debería de sorprenderle ya nada todo eso era posible pero… Que ella misma tuviese algo especial eso si no le parecía posible ¿Cómo iba a creer que era la reecarnacion de al parecer una sacerdotisa tan importante y poderosa?

    -Asi es… se que puede ser algo muy difícil de creer y asimilar Kagome pero desde que te vi tenia esa sospecha, físicamente son muy parecidas, tienes sus misma escencia y el reencarnar en alguien significa que las almas de esa persona fallecida nacieron en otra persona, no que sean la misma persona porque ustedes dos son muy diferentes en cuanto a sus personalidades pero comparten esos poderes tan impresionantes, lo que acabas de hacer solo mi hermana Kikyo podía desprender una luz tan radiante como esa.

    -Espere un momento pero ella…. Yo no…..- La verdad es que estaba muy confundida, demasiada, demasiada información no por el dia si no por todo el mes.

    -Te dije que no era el momento de hablar en profundidad de ella pero te dire lo mas importante, ella fue la guardiana de la perla de shikon.- Kagome ya sabia eso porque Sango se lo conto anoche aunque en esos momentos se dio cuenta de algo.. Sango dijo que Inuyasha heredo la perla… y la ultima guardiana había sido la hermana de Kaede…

    -Eso quiere decir que… ¿Inuyasha y ella se conocieron?...cierto- No espero respuesta alguna porque era de lo mas lógico simplemente guardo sus pensamientos para ella. Se recargo un poco en el arco mientras su mente viajaba nuevamente. Los dos se habían conocido, si Inuyasha obtuvo la perla de ella… debio de haber sido que un acontecimiento muy importante los había unido. Y todo tenia sentido si Kaede la creía la reencarnación de ella, el la había confundido con esa persona…. Y cuando lo hizo la miraba con tanto odio… Me pregunto que clase de relación tenían esos dos…el estaba tan enojado conmigo creyendo que yo era Kikyo
     
    • Me gusta Me gusta x 2
  13.  
    Estrella Cabrera

    Estrella Cabrera Escritora novata

    Virgo
    Miembro desde:
    3 Febrero 2017
    Mensajes:
    10
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Hola .. Me Encanta esta Historia.. Me atrapao desde el comienzo.. Pero ii el Final.? Quede con La Duda..
    No encuentro el Final
     
  14.  
    Ichiinou

    Ichiinou Amo de FFL Comentarista destacado

    Sagitario
    Miembro desde:
    4 Septiembre 2015
    Mensajes:
    7,774
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Hola Estrella, la autora de esta historia no se pasa por el foro desde hace aproximadamente cuatro años, así que por este mismo motivo dudo que esta interesante historia tenga final aquí algún día.
    Por cierto, has hecho triple post, poniendo lo mismo. Ten ojo con esto, pero si no puedes evitarlo, en cuanto lo veas puedes borrar los post que te hayan salido duplicados/triplicados, tienes una opción en el mismo post abajo.
    Espero haberte servido de ayuda. Un saludo.
     

Comparte esta página

  1. This site uses cookies to help personalise content, tailor your experience and to keep you logged in if you register.
    By continuing to use this site, you are consenting to our use of cookies.
    Descartar aviso