La maldición de Hinata <<Hinata/Naruto/Sakura>>

Hola a todos. Bueno aquí les dejo un pequeño One-shot que se me ocurrió ayer, bah, más bien que me nació, me sentía muy triste y deprimida por cosas que pasaron, así que me puse a escribir, mmm... la verdad no me gustó mucho que digamos, siento que le faltó algo, un algo que simpre le pongo a mis escritos, pero pff xD ya ni modo, no estaba en mis casillas y pues ya que lo hice ni y modo de no subirlo :33

Autor: hyuggaTenTen
Título: La maldición de Hinata
Pareja: Hinata/Naruto/Sakura
Tipo: One-shot
Cantidad de palabras: 870 + título
Género: Drama
Clasificación: K (5+)
Advertencias: Ninguna.

La maldición de Hinata​

Un helado viento humectó su ser...

Sus pasos eran frágiles y torpes; su mirada perdida oscilaba y toda ella era como una gelatina: no dejaba de temblar.

Todo se pintaba grisáceo conforme avanzaba en su camino. En su mundo no había color, no había esperanza... Ya no había vida.

—No puedo... descansar en paz —musitó con hipocondría.

¿Qué acaso no había valido la pena? Ya no sabía la respuesta. Estaba condenada a vivir un infierno, espera... ¿vivir? Término equivocado; más bien morir: morir en un infierno.

Pobre muchacha; tan hermosa y joven. Un tremendo desperdicio. Ella fue toda una kunoichi, fuerte, audaz, algo tímida y dudosa pero con mucha determinación. Y no sólo poseyó los atributos de una buena ninja, no, también tenía propiedades de una fémina: larga cabellera azabache azulada, preciosos orbes platinados, y un muy buen cuerpo –producto de su arduo entrenamiento– sí, así fue Hyuuga Hinata.

—Naruto-kun ¿cómo pudiste olvidarte tan rápido de mí?

El piso bajo sus pies se humedeció; gota tras gota caía. La pobre mujer no pudo contener sus lágrimas; caían salvajemente amordazándola, torturándola, recordándole una y otra vez su desdicha.

Una vez más recordó aquella escena... esa que le derrumbó su poca felicidad, aquella que destruyó por completo la validez de su sacrificio. Paró en seco, lentamente alzó la mirada al cielo y dejó que una última lágrima recorriera su mejilla. No podía seguir así, no quería estar sufriendo, ya no quería llorar.

—Supongo que... no hay nada más que hacer —dio un fuerte suspiro; había tomado su decisión—. Uzumaki Naruto-kun, te deseo mucha felicidad y... mucho dolor también, que el sufrimiento y desgracia que me has aventado recaiga en ti al doble.

Sus párpados cubrieron sus ojos; una gran ventisca se formó. Hyuuga Hinata nunca fue una chica rencorosa, vengativa ni mala, pero... Aquello era imperdonable, implacable; ¡se trataba de su vida! Ella se sacrificó por salvarlo a él... Por salvar al hombre que por años amo, aquél que le dio la inspiración de seguir adelante y hacerse cada vez más fuerte... Pero... Naruto, Uzumaki Naruto no lo valoró, o al menos eso pensó ella.

Es una pena que no se pueda regresar el tiempo... si ella pudiera, sin duda alguna no lo salvaría, hubiera dejado que lo mataran, hubiera dejado que lo capturaran y le extrajeran al kyubi, pero no; no había nada que hacer; ella perdió su vida, no tendría nunca más al oportunidad de ver a su familia, de hacer misiones, de nada...

Empezó a desvanecerse y a mezclarse con el viento, por fin estaba dispuesta a liberar su alma: soltarse ella misma y empezar a recorrer un nuevo camino. ¿Infierno o cielo? Tal vez ninguno, o tal vez sí, lo único que sabía era que muy pronto la persona que ocasionó su sufrimiento sufriría igual. Naruto... cuando ella se sacrificó, él le juró en sus últimos alientos que siempre la recordaría, que todos los días visitaría su tumba pero... al parecer esas promesas de desvanecieron un mes después del incidente... cuando se enteró que sería padre; sí, así es, estaba esperando un hijo de Haruno Sakura, se olvidó por completo que alguna vez Hinata Hyuuga existió, no le importó más nada, dedicó su atención a esa mujer y al pequeño que pronto iría a la vida...

—Adiós... Naruto-kun.

Eso fue todo; ella se marchó de ese mundo, no quería seguir ahí como un simple fantasma que nadie puede ver, sufriendo por no poder vivir, por no poder comunicarse con nadie. Era hora de descansar, ya podía hacerlo, porque nunca más volvería a estar triste, su condena de melancolías habían acabado; ahora le tocaban a las personas que le ocasionaron la desdicha...

—Es un hermoso atardecer —comentó Naruto con una sincera sonrisa.

Su mirada estaba postrada en el horizonte; disfrutaba con cada parte de su cuerpo el momento; era simplemente perfecto, tenía a su lado a una mujer maravillosa, cargada con su legado.

—Sí... —respondió su mujer: Sakura, mientras acariciaba suavemente su vientre.

Algo ocurrió... de la nada, una rosa color azul oscuro cayó delicadamente entre ellos dos, inmediatamente captó la atención de la pareja. ¡Nunca habían visto una flor con ese color! Era hermosa pero... reflejaba tristeza, odio, melancolía; ese opaco tono desprendía sentimientos suaves, y a la vez dolorosos.

—¡Ah! —gritó la joven Haruno al tiempo de doblegarse en el piso de dolor y soltar una enorme bocanada de sangre.

—¡Sakura-chan! —gritó horrorizado y con una dolorosa punzada en el corazón.

Eso fue todo. Quizás los ocultos deseos de Hinata se cumplieron mejor de lo que pensó. Y tal vez... pero sólo tal vez, nada de eso hubiese sucedido si tan sólo el joven Uzumaki no hubiera llevado las cosas tan aprisa, es decir, la Hyuuga era una persona de buen corazón, ella hubiese entendido que su amado rubio tenía que seguir su vida, y que era natural que algún día se casara con alguien y tuviera familia pero... ¡Fue sólo un mes! En ese corto tiempo él se olvidó por completo de ella, ¿¡cómo pudo hacerle eso!? Embarazar a Sakura y casarse con ella ¡qué descaro! No tuvo ninguna consideración ni valoró su sacrificio, pues bien... Ahora pagaría su equivocación.

Una lluvia de lágrimas cayó...