La lluvia no es siempre la enemiga.

La lluvia no es siempre la enemiga.

Como estoy aburrida y no he publicado mucho en la zona de Fanfics, les traigo este pequeño One-shot. Espero que les guste.


Autor: LacrymosA.
Título: La lluvia no es siempre la enemiga.
Pareja/s: SasuIno
Género:General.
Tipo: Onte-shot.
Advertencias: Con este escrito participé en el concurso Love for Ino.
Sumario: <<...el destino todavía tenía reservado algo más para Ino. Cuando creyó que ya no había nada más de qué preocuparse, sintió unos pasos detrás de ella.>>
Agradecimiento: a IKST por el beteo.

Dedicado a: A todos.

La lluvia no es siempre la enemiga


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—Esto no puede empeorar…

Y justo como cuando un mago dice las palabras mágicas para que su conjuro se vuelva realidad, las palabras de Ino Yamanaka sirvieron para invocar lo que ella no quería que sucediera. El sonido característico de truenos, acompañado por los destellos de los relámpagos hizo que la joven sudara frío.

—¿Lluvia?

Sus exóticos orbes celestes dirigieron una mirada de incredulidad al cielo cubierto de nubes grises, en el momento en que unas gotas de agua comenzaron a caer sobre su cuerpo. Lo que al principio se presentó como una simple lluvia primaveral terminó siendo un aguacero típico en temporadas frías.

La muchacha de cabellera rubia apretó sus puños con fuerza y cerró sus ojos en un intento de desaparecer o, que por lo menos, todo lo que había vivido en el transcurso del día haya sido una simple pero fea pesadilla. Sin embargo, aún sentía como su cuerpo se humedecía cada vez más y escuchaba con suma claridad los truenos que sonaban en el cielo.

—Será mejor que me vaya… no ganaré más que un resfriado si continúo aquí.

Dichas esas palabras, decidió retomar su camino antes de que el crudo clima le hiciera colapsar.

Aún así, parecía que el destino no estuviera satisfecho con lo que le pasaba a la joven Yamanaka. Queriendo que la chica sufriera un poco más, un sonido bastante conocido por su sentido auditivo le provocó que se inmovilizara temporalmente: el fino y puntiagudo taco de uno de sus zapatos —los cuales compró especialmente para una ocasión importante que, curiosamente, debió haber pasado hace una horas atrás— se rompió en el instante en que hizo contacto con el suelo.

La muchacha abrió sus ojos como platos e instintivamente bajó la mirada para comprobar lo que suponía, había ocurrido. Todo lo acontecido se veía totalmente irreal y fuera de contexto. Si no fuera por su fuerte orgullo, en estos momentos hubiera sucumbido en el llanto y desesperación. Pero claro, ella era nada más y nada menos que Ino Yamanaka, no podía colapsar… ¡ni hablar!

Para tratar de calmarse y no gritar como lo hubiera deseado, tomó sus dos zapatos ya inservibles y caminó con la frente en alto para llegar lo más rápido a su casa, tomar un buen baño calentito y dormir por horas… no sin antes insultar por teléfono a cierta persona.

Después del incidente con sus preciosos zapatos, Ino anduvo bajo aquel chaparrón unas cuantas cuadras con tranquilidad y sin ningún nuevo percance. Lo bueno que podía sacar de todo era que las calles estaban desoladas. Nadie, a excepción de ella, caminaba con el diluvio de su lado.

Sin embargo, el destino todavía tenía reservado algo más para Ino. Cuando creyó que ya no había nada más de qué preocuparse, sintió unos pasos detrás de ella.

—Genial, un pervertido en el medio de la nada. Tranquila, Ino, tú sólo camina con naturalidad.

¿Naturalidad? ¿Podía ella andar descalza, empapada, con frío y actuar normalmente sabiendo que detrás una persona extraña piensa hacer quién sabe qué con ella? Sin duda que no.

Sus pasos tomaron velocidad mientras trataba de escapar disimuladamente de aquel ser, pero aún podía percibir unos ojos depredadores pisándole los talones. Con desesperación, dobló a la izquierda pensando que desembocaría en la avenida principal donde sin duda siempre estaba lleno de gente; sin embargo, terminó encerrándose en un callejón sin salida… ¡Qué irónico!

—No, esto no puede estar pasando… ¡¿Por qué justo hoy?!

Miró con frustración las paredes que la rodeaban, aproximadamente dos metros y medio de altura, era imposible que ella pudiera saltar semejante distancia.

De un momento a otro sintió un cálido aliento chocar contra su rostro y como unas frías manos tomaban posesión de los finos brazos de la muchacha, aprisionándola contra la pared. Ino trató de verle la cara a su agresor, pero no podía distinguirla por lo oscuro que era el lugar. Un escalofrío recorrió su espina dorsal. Comenzaba a sudar frío otra vez.

—A-Ale… ¡Aléjate! —su voz sonaba quebradiza, sin fuerzas.

—Sabes que no lo haré… Ino.

Los sentidos de la joven de melena rubia se agudizaron al escuchar ese timbre de voz… muy varonil y conocida.

Justo en ese preciso instante un relámpago apareció, provocando que la escena se iluminara un poco, lo suficiente para que Ino distinguiera el rostro del muchacho.

—Sasuke-kun… ¡Idiota! —exclamó la fémina de orbes celestes sumamente colérica ante lo que realmente estaba pasando. Como acto reflejo, acompañado de un descuido del chico, Ino pudo liberar uno de sus brazos para propinarle una muy fuerte cachetada al varón.

El muchacho Uchiha se sorprendió un poco ante la reacción de la chica, aunque lo disimuló bastante bien.

—¿Qué crees que haces al dejarme esperando por más de una hora en el restaurante? No sabes lo que tuve que pasar estando en aquel horrible lugar que tú mismo escogiste. Y todavía apareces de la nada fingiendo que todo está normal. ¡No quiero volver a verte, Uchiha!

—Repítelo.

—¿Eh?

—Que lo repitas. Di otra vez que no quieres volver a verme. —El rostro serio e inexpresivo de Sasuke se acercó peligrosamente al níveo rostro de Ino. Ella se sonrojó bruscamente ante el acercamiento del joven e intentó alejarse, pero recordó que la pared estaba ahí para impedírselo.

—No quiero, no quiero volver a…

La frase de la muchacha de hebras rubias no pudo llegar a su fin, a causa de que los labios depredadores del joven Uchiha se posaron sobre los suyos. Al principio, ella trató de separarse de él, pero las exquisitas sensaciones que la invadían en ese momento pudieron más que su fuerza de voluntad.

—Feliz cumpleaños, Ino —el Uchiha sonrió de medio lado, satisfecho al ver la cara sonrojada de la chica—. Debemos irnos, te vas a enfermar.

Ino simplemente asintió con la cabeza en señal afirmativa. Sasuke, por su parte, la tomó de la mano y la guió hacia fuera del callejón. La lluvia continuaba con su curso, pero sin la fuerza de antes.

—Sasuke-kun, ¿escuchaste eso? —preguntó Ino al oír un sonido extraño, una vez que salieron.

—No escuché nada —respondió sereno y con su vista fija al frente—, debió ser la lluvia —añadió restándole importancia.

Pero de lo que la joven rubia no se dio cuenta fue que al costado del callejón yacía el cuerpo inconsciente del verdadero sujeto que le había perseguido anteriormente.

—¿A dónde vamos? Mi casa no queda por aquí.

—Vamos a mi apartamento.

—¡¿Cómo?!

Sasuke fortaleció el agarre de su mano. A veces, un gesto dice más que mil palabras...

________________Fin______________

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