Harry Potter La Lista Ridícula de Severus Snape

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Holissss, hoy les traigo una versión del Drabble "La lista ridícula de Voldemort", pero esta vez con nuestro querido profesor xD. Espero que les guste, después de tanto tiempo ausente ;-;

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¿Sería realmente una buena idea? ¿Y si lo fuera cómo rayos podrían atravesar aquel lugar apestado de serpientes? Hermione y Ron estaban seguro que Harry Potter había perdido la cabeza en algún momento entre la madrugada y el mediodía. ¿Fue el jugo de calabaza? ¿Los rábanos de Luna? A estas alturas, podría ser cualquier cosa.

Y ahí estaban, bajo la capa de invisibilidad, pisándose los pies de vez en cuando, esquivando las inquietas serpientes, los manotazos, los hechizos y micropuffs verdes. Hasta que finalmente atravesaron la mitad de las mazmorras. Bajaron un par de escaleras más hasta dar con la intrépida y, ¡Oh!, la puerta de Severus Snape sin seguro ni hechizos de seguridad. ¿Qué le pasaba a aquel mago? ¿Tanto confiaba en Slytherin? Absurdo, pensaron los leones metiéndose adentro lo más rápido posible.

Harry tiró de la capa y los dejó finalmente descubiertos. Oscuro, era al menos la característica más corriente para describir el sitio. Luego tenía esos frascos con sustancias desconocidas que no se permitieron seguir observando y muebles perfectamente ordenados, o al menos lo habían estado en algún momento del día.

—¿Por dónde comenzamos?

—No lo sé, no pensé que llegaríamos tan lejos —Hermione le dio un manotazo en la cabeza y luego repasó su mirada por la habitación. Libros por todas partes, repisas con pociones, un costado lleno de calderos y el otro con pergaminos sin corregir; estos abundaban incluso sobre el escritorio que apenas se notaba —. Bueno, buscaré en su baúl.

—Iré al escritorio.

—Miraré por las repisas —dijo Ron encogiéndose de hombros —. ¿Qué buscamos exactamente? ¿Los ojos de tu madre?

—¡Ron! —reprendió Hermione lanzándole un zapato del mago en la cabeza.

—¡Auch, Hermione, eso dolió!

—Silencio —pidió Harry mirando cautelosamente hacia la puerta —. Concéntrense, quizás encontremos los calzones de la Señora Weasley —murmuró antes de soltar una risita, Ron atinó a tirarse encima de Potter, pero Hermione lo amenazó desde el escritorio con el otro zapato.

Harry repasó con sus manos el baúl negro y procedió a abrirlo, cerró un ojo, quizás esperando que algo le saltara a la cara. Pero no, nada salió de él. Con más libertad comenzó a rebuscar en su interior, lo que fuera, en especial si estaba tan limpio como la Orden aseguraba. De vez en cuando espiaba hacia la puerta y luego regresaba su atención en el interior. Sus dedos chocaron con una pequeña cajita de madera. Lo más extraño del objeto era aquella cerradura.

—Supongo que esto es para él lectura ligera —se quejó Ron revisando un tomo de pociones avanzadas, tan grueso como las cabezas de Crabbe y Goyle.

—Encontré algo, no sé qué es, pero parece importante —se reunieron los tres y pegaron sus cabezas para admirar la cajita —. ¿Qué creen que esconde aquí?

—No lo sé, Harry, pero si te fijas bien, tiene la forma de un diario.

—¿Snape con un diario íntimo? ¿Qué sigue, Dumbledore con medias de red? —Hermione y Harry miraron al pelirrojo —. ¿Qué? Podemos esperar cualquier cosa de él.

Hermione negó con su cabeza y después de acomodar su cabello procedió a sacar su varita. Si era lo que creía que era, podría abrirlo con el hechizo correcto. Y cedió sin esfuerzo. Harry lo abrió con prisa y en efecto, esa maldita caja tenía un diario íntimo dentro.

—Sencillo —comentó la bruja con cierto aire de superioridad.

—Toda una colegiala resultó ser —se mofó Ron —. Ábrelo, me pones ansioso —Harry asintió y después de mirar a sus compañeros procedió a abrirlo.

¿Vacío? Estaban indignados.

—No, espera, Harry pasas demasiado rápido —Hermione le quitó el diario de las manos y buscó los garabatos que había visto —. Aquí: "Lista del día" —leyó.

*Destrenzar mi cabello [Listo]

*Quitarme la mascarilla de barro [Listo]

*Dirigirme a la oficina del director y sufrir con sus discursos morales [Lamentablemente, listo]

*Peinar la barba de Dumbledore [Estoy harto, pero listo]

*Reprobar a Potter y recordarle que es un cerdo como su padre [Pendiente]

*Preguntarle a Lucius Malfoy cómo alisa su cabello [Pendiente]​

—Si tenía algún tipo de admiración por este tipo lo acabo de perder —comentó Ron arrugando su nariz.

—Ahora comprendo esos inusuales rizos que salen de su nuca.

—¿Le miras la nuca? —preguntó Harry anonadado, pero la conversación se interrumpió; escucharon los gritos del profesor de pociones llegar desde el pasillo y ordenaron todo lo más rápido que pudieron para luego ocultarse bajo la capa de invisibilidad —. ¿Quién le mira la nuca a Snape? —añadió en un susurro mirando a Hermione.

—Shh, ahí viene, no es el momento —dijo esta.

—¡¿Cómo se atreve a traer esta barbaridad a este respetable castillo, señor Zabini?! —Snape apretaba con fuerza una revista, el trío alcanzó a ver un par de piernas, sin embargo, podría haber sido cualquier cosa. Estaban más concentrados en salir que en reparar en las guarradas de Blaise Zabini —. ¡Un mes sin Quidditch!

—¿Le han dicho que su cabello luce bien hoy, profesor?

—¡Una semana sin Quidditch, señor Zabini!

Blaise sonrió triunfante y los leones arrugaron sus rostros con desconcierto y miedo. Tenían que salir de aquel lugar antes de que se les pegara lo loco y olvidar en el camino, aquella lista ridícula de Severus Snape para el resto de sus vidas.

Harry daba gracias a Merlín no haber quedado en esa casa.