La Leyenda de Estefani

CAPITULO XXXIII: EL SER SIN VIDA




Estando rodeado por tanta vida animal y vegetal, pero sin sentirse así mismo como un ser vivo.


Las bestias iban a atacar a Jack y Estefani, pero el bandido se colocó delante de la chica para protegerla de la amenaza. El peli verde uso la fuerza de sus puños para derribar al gran oso, mientras que al león sujetándolo de su cola lo envió muy lejos luego de dar unos giros tomando así el suficiente impulso para lanzar a la fiera.


Luego de fallar en su primer intento, el Silarus que aún permanecía oculto en el bosque, finalmente decidió mostrar su cara. Al mostrarse, el rostro de ambos chicos expresaba el asombro, delante de ellos había un ser con un cuerpo cubierto por escamas, de color celeste, y su rostro era más parecido a la de un reptil que a la de un ser humano.


—Míralo Estefani, ese sujeto, es horripilante.


—Nunca vi a alguien como él.


— ¿Qué les pasa chicos, es la primera vez que ven a un monstruo como yo?


— ¿Un…monstruo dices?


—Así es princesa, un monstruo. Es lógico que te asuste mi presencia, un ser como tú que es todo lo contrario a mí, nunca sabría entender lo que significa tener mi apariencia.


—No nos interesa lo que seas. — Interrumpió Jack. — Pero sabemos que eres un Silarus, fuiste tú quién envió esas bestias, ¿verdad?


—Es cierto jovencito, mi nombre es Fuldac, el amo de la naturaleza.


— ¿Amo de la naturaleza?, que ridículo. Ponte el nombre que quieras, pero voy a vencerte y llegaré donde esta ese maldito de Gualon. — Jack desde hacía tiempo que quería luchar, todavía no había podido participar en ninguno de los combates.


Pero algo raro sucedía con Estefani, ella desde que vio a Fuldac se quedó muy pensativa.


—Estefani, yo me haré cargo de este sujeto, tú mantente a salvo. — Al hablarle ella pudo recuperar su compostura, pero aún se le veía con una extraña expresión.


—Está bien Jack, pero ten cuidado.


—No te preocupes, voy a deshacerme de ese monstruo enseguida, ya lo veras.


—De ese…monstruo, ¿será en verdad uno? — Se preguntó ella, otra vez pensativa al oír nuevamente esa palabra.


—Interesante, ¿dices que vas a deshacerte de mí?, ja…me gustaría verlo.


— ¡No hace falta que lo pidas, allá voy! — Jack fue contra Fuldac, lanzándole un puñetazo que llevaba una extrema fuerza, pero el monstruo al recibirlo ni se inmuto, como si su golpe hubiera sido una suave caricia.


—Jejeje, vamos, debes tener algo mejor que eso niño. — Fuldac se burlaba del intento fallido de Jack, se sentía muy seguro que hiciera lo que hiciera el bandido, él nunca podría herirlo en lo más mínimo.


— ¿Quieres algo mejor?, entonces te daré lo que pides, ¨Milares Aindum¨, (Discos de luz). — Utilizo su técnica secreta para lograr atravesar el cuerpo del Silarus, pero muy a su pesar, esto tampoco pudo lograr su cometido.


—Bah, esto es muy aburrido, creo que tendré que tomar yo la iniciativa, por lo visto eres muy débil. — Fuldac saco unas filosas garras de su mano, muy parecidas a la de un tigre, con ellas le provocó muchos cortes en varias partes del cuerpo de Jack, este se cayó al suelo luego de recibir las herirás que le provoco el ataque del monstruo.


—Ugh, no es posible…el Milares Aindum, no surtió efecto en él. Pero… ¿Por qué?, jamás había fallado.


—Kukuku, es muy sencillo muchacho, es gracias a mis escamas.


— ¿A tus…escamas?


—Exacto, estas escamas que cubren todo mi cuerpo son como mi armadura de guerra. Ellas me sirven de protección ante cualquier ataque rival, sin importar que tan fuertes sean.


— ¿Tratas de decirme que haga lo que haga no podré perforar esas escamas?


—Es precisamente eso lo que dije, pero ya basta de charla, es hora de que mueras, ¨Garras de tigre¨ — Antes de que Fuldac atacara a Jack, Estefani se interpuso en su camino.


— ¡Estefani, ¿Qué haces?, no te metas en esta pelea!


—Oh, me había olvidado de ti princesa, veo que quieres morir antes que tu amigo.


—Eres un cobarde… — Soltó ella de repente.


— ¿Qué has dicho niña? — Frenando su ataque el demonio.


—No hace falta que te lo repita. — Dijo ella con un rostro muy serio, mientras sacaba el medallón de Lyra.


—Ese medallón… sé que lo he visto antes.


—Es el medallón de Lyra. — Respondió ella. — Hasta hace poco yo dependía exclusivamente de este objeto cuando tenía que afrontar algún problema. Pero desde que supe que en él se encuentra los sentimientos de rencor de Endinium y Lyra, he decidido tratar de no usarlo más, y depender de mi propia fuerza.


— ¿Qué tontería dices jovencita?, si no usas el poder de ese medallón, no tendrás ni la más mínima posibilidad de vencerme, debes estar loca.


—Hay que hacerle frente a nuestras debilidades con nuestras propia fuerza, no ocultar nuestros problemas con falsedades, es de la única manera que uno llega a ser mejor. Si yo no lo hiciera de esta forma, entonces podría decirte que tú y yo si somos iguales, unos verdaderos cobardes.


— ¿Qué somos iguales?, maldita niña, ¿te estas riendo de mi verdad?, ¡ya verás! — Fuldac estaba a punto de usar sus filosas garras contra Estefani hasta que una jabalina detiene su ataque pasando a milímetros de él. — ¿Quien hizo eso? — Pregunto muy enfurecido.


—No permitiré que una alumna de Randall se lleve todo el crédito. Yo voy a ser tu rival monstruo.


— ¿Quién eres? — Ni bien hizo esa pregunta Fuldac, una chica de cabello azul hasta su cintura y con anteojos muy gruesos, de un salto se presentó ante él.


—Esta vez pelearas conmigo demonio. Soy la discípula número uno de la gran guerrera Nasha, mi nombre es Demetria. Lo siento, pero yo no voy a ser tan blanda como esa chica rubia, vas a ver lo que es una verdadera peleadora.


La peculiar chica se enfrenta al monstruo, ¿Qué tan fuerte será?




PROXIMO CAPITULO: LOS DOTES DE UNA GUERRERA

 

CAPITULO XXXIV: LOS DOTES DE UNA GUERRERA




Una valiente luchadora ansiosa de mostrar su potencial.


— ¿Con que han llegado refuerzos eh? — Pregunto Fuldac con ironía.


—Oye Jack, ¿Conoces a esa chica? — Dijo Estefani ante la llegada de esa extraña joven.


—La verdad no, nunca antes la había visto.


— ¿Crees que sea un enemigo?


—Podría serlo Estefani, por si acaso mantente alerta que… ¡Argh! — Jack comenzó a quejarse de dolor.


— ¿Jack te encuentras bien?


—Sí, estoy bien, creo que aún me duele por su último ataque. — Respondía el ladrón, pero vio la cara de afligimiento que tenía la princesa. — No hace falta que te preocupes por mi Estefani, no soy tan débil. — Esas palabras tranquilizaron a la chica.


—Ese muchacho es resistente. — Decía Fuldac al ver lo fuerte que era Jack.


— ¡No te distraigas! — Demetria le lanzaba su jabalina a Fuldac, aunque este parecía no tener intenciones de esquivarlo.


—Ja, estúpida, no pensaras que esa arma ridícula podrá traspasar mis escamas. — Muy confiado de su resistencia, él permaneció quieto para detener con su cuerpo a la jabalina. De manera curiosa, el arma comenzó a soltar mucha energía desde la punta de la misma, al ver que no era algo normal, a último momento Fuldac lo esquiva, pero una parte de su cuerpo protegido por las escamas es dañado.


—Lastima, eso estuvo cerca. —Se lamentaba Demetria por fallar.


—¨ No entiendo, estoy casi seguro que era un arma común y corriente, ¿Cómo tomo esa fuerza tan de repente? , si me hubiera tardado un poco más en correrme, pudo haberme herido de gravedad. Tengo que tener cuidado con esta chica.¨


— ¿Viste eso Estefani? — Preguntó muy asombrado Jack.


—Estoy segura que esa arma cambio de repente. — Contestó la rubia.


—Bien monstruo horripilante, tuviste suerte en mi primer ataque, pero no volveré a fallar.


— ¿Qué te has creído estúpida?, voy a eliminarte. — El Silarus invocó a sus bestias. Leones, osos, lagartos, serpientes, tigres, todos se presentaron ante el llamado del demonio. — Quiero ver que haces contra mis criaturas, ¡A ella!


Todas las bestias fueron contra Demetria, ella tomo impulso y salto por encima de los leones y tigres, verdaderamente los saltos de la muchacha eran sobrehumanos. Luego fueron cuatro osos quienes se levantaron e intentaron golpear a la guerrera, y ella esquivaba los golpes con grandísimos reflejos. En cuanto aparecieron las serpientes, la chica saco dos espadas y las cortó, eliminándolas muy fácilmente.


—Esa muchacha, me esta encabronando en serio. — Fuldac se estaba poniendo muy furioso por no poder deshacerse de Demetria.


—increíble, jamás pensé que hubiera alguien con la capacidad de controlar a los animales. — Menciono Demetria luego de eliminar a las serpientes.


—Es pronto aún para que te sorprendas. Tengo más trucos que mostrarte chiquilla. — Usando su energía, Fuldac hace que las plantas que lo rodeaban se movieran, como si hubieran cobrado vida propia.


—Los arboles están…caminando. — Expreso con asombro Estefani.


—Así que también puede manipular a las plantas, es un ser temible este Fuldac. — Jack reconocía el gran poder del Silarus.


— ¡Plantas del infierno, quiero que acaben con ellos! — Fuldac le ordeno a las plantas móviles atacar a sus enemigos, no solo a Demetria, sino también a Jack y Estefani.


Jack uso su técnica para cortar a los árboles, mientras que Demetria hacia lo mismo usando sus espadas. De todas formas al ser tanta la cantidad de plantas que había en el lugar les resultaría imposible detenerlas a todas.


—Esto se ha complicado bastante, debí matarlo cuando tuve la oportunidad. — Se quejaba Demetria, había pecado un poco de soberbia ante su enemigo.


—Jajajaja, parece que se te termina tu suerte aquí niña, vas a morir junto a esos dos.


—“Tengo que hacer algo, si esto continua…todos moriremos. ’’ — La princesa trataba de buscar la manera de resolver este asunto, que de verdad se había complicado para ellos.


—Estefani, voy a protegerte, mantente a salvo. — El ladrón se preocupaba por ella en todo momento, aunque la chica se veía algo distraída.


—¨ No tengo alternativa, tendré que usar el arma secreta que me dio mi maestra Nasha.¨ — Ya Demetria se disponía a sacar algo que tenía guardado, hasta que… — Pero… esa chica, ¿Qué está haciendo? — La princesa se puso desafiantemente delante de Fuldac.


— ¡Estefani vuelve aquí!, ¿Qué haces?


—Otra vez tu niña, veo que no aprendes. — De a poco Fuldac se acercó a Estefani.


—Ya te lo dije, te sigues ocultando, eres parecido a mí.


—Chica tonta, tú serás la primera, ¡Vas a morir! — Los arboles estaba por aplastarla, ante la desesperación, Jack fue a su rescate para intentar salvarla. Pero algo raro ocurrió en ese lapso de tiempo, las plantas dejaron de movilizarse y volvían a la normalidad.


El cuerpo de Estefani estaba rodeado por un aura color amarillo, a su vez, ella se puso en postura de ataque.


—Usas a los animales y las plantas como tus títeres, ocultándote detrás de ellos. No quiero ser como tú, no quiero ocultar mi temor en los demás, voy afrontar mis problemas con mi propia fuerza.


— ¿Me tratas de cobarde?


—Eso dije, también creo que eres un verdadero monstruo.


—No me importa lo que digas, todos me tratan de la misma forma, siempre es igual.


—No es por tu aspecto que yo creo que eres un monstruo, sino por lo que haces con estos seres que utilizas. Esa crueldad que tienes con ellos me hace pensar eso. No permitiré que lastimes a mis amigos, tengo que ser fuerte, solo así podré luchar al lado de esa persona que tanto quiero. Él me prometió que vendría aquí cuando se vuelva fuerte, yo no pienso quedarme atrás, te derrotaré.


—Quiero ver que lo hagas maldita.


Saliendo de la puerta dimensional que lo había trasportado, el líder Silarus observaba al planeta tierra, lugar en donde se le pidió que debía traer algo en especial.


—Qué mundo más extraño, ¿Con que este es el planeta tierra?, supongo que esa petición de Gualon tiene sus propias justificaciones. Debo apresurarme, creo que a mis hermanos se les ha dificultado demasiado esta batalla.


Reim se dirigió a ese lugar en donde estaba eso que tenía que llevar, algo que sería clave en esta pelea, en especial en el futuro de Gerardo.




PROXIMO CAPITULO: UN CORAZON DECIDIDO

 

CAPITULO XXXV: UN CORAZON DECIDIDO




Estefani saca valor en un momento difícil, su fuerte lazo con sus amigos y la esperanza de volver a encontrarse con la persona que ella tanto aprecia, la determinan a seguir adelante.


Un joven pelirrojo se aproximaba al lugar que buscaba junto a sus compañeros.


—Este sitio…finalmente he llegado. — Johnny observaba a pocos metros un enorme castillo que emitía una poderosa energía maligna. — Es el ¨Reino Oscuro¨, creo que soy el primero en llegar.


Ahora Johnny debía pensarlo, estaba muy cerca del castillo, pero se encontraba solo y no sabía cuánto irían a demorarse sus compañeros en llegar hasta ahí.


— ¿Que haré?, mientras pierda más tiempo la gente de este mundo seguirá sufriendo los ataques de los demonios de Gualon. Pero…si voy yo solo, seguramente me maten sin ninguna dificultad. Ja, estoy en una verdadera encrucijada.


Un tanto más lejos del lugar en donde estaba Johnny, Yaina también se dirigía hacia el castillo, luego de haber derrotado a Mistelis.


—Aun siento la presencia de todos, creo que la batalla está siendo favorable a nosotros, aunque…— Yaina pensaba en sus hermanas, amigos, pero sobre todo, en la persona que amaba. — Johnny, sé que tú también has triunfado en tu pelea, así que espérame, pronto estaré contigo.


También venían acercándose al Reino Oscuro, un par de adolescentes y un malhumorado conejo guía.


—Fellow, ¿sientes la energía de Estefani y los otros?, ¿Están cerca de aquí? — Le preguntaba Gerardo.


—Creo que estamos muy cerca de algunos de ellos, dos presencias muy fuertes se sienten por los alrededores.


— ¿Y qué hay de los demás Fellow? — Con inquietud le preguntó Michelle.


— De los otros no tengo ninguna señal, aunque hace unos momentos pude sentir una enorme energía proveniente desde el sur.


—Sea como sea, al parecer a los muchachos les ha ido bastante bien, la presencia maligna ha disminuido bastante, esas son buenas noticias Gerardo. — Expresando su alegría, mencionaba la morena.


—Si lo son…espero no defraudarlos, no quisiera ser el único en fallar.


Michelle ya conocía la inseguridad que permanentemente acompañaba al chico. Con lo poco que sabía sobre él, podía darse cuenta que el miedo al fracaso lo atormentaba demasiado. Ese miedo a fracasar crecía aún más al ser Estefani una de las que podrían desilusionarse de Gerardo.


—No te preocupes Gerardo, cree en ti, sé que puedes lograrlo. — Michelle sin querer se puso algo triste al pensar que su compañero posiblemente sintiera algo por su hermana, ya era algo que temía desde hacía tiempo.


—Sabes algo Michelle, últimamente… has estado levantándome el ánimo, ya debo aburrirte con mis problemas. — Dijo con una pequeña sonrisa de melancolía. — Pero aun sabiendo eso…me gusta que seas tan atenta conmigo.


Algo sorprendida de las palabras del muchacho, Michelle no miro por donde caminaba y se tropezó con una piedra, haciéndole perder el balance. De no haber sido que Gerardo la alcanzo a sujetar entre sus brazos, ella hubiera caído al suelo irremediablemente.


— ¿Estas bien Michelle?, ¿No te lastimaste?


—Si Gerardo, yo… — Ni bien ella levanto su mirara, sus ojos se cruzaron con los de él, generando un ambiente cálido entre ambos.


Se habían quedado sin palabras, ninguno de los dos podía dejar de mirar al otro, inevitablemente ambos comenzaron a acercar sus rostros, dejando sus labios a unos pocos milímetros de distancia.


— ¡Espero no interrumpir! — Dijo una voz algo familiar para ellos.


—Un momento, esa voz es de… — Gerardo fue el primero en darse cuenta de quien se trataba.


— ¡Morgana! — Dijeron de inmediato los dos chicos al verla.


—Qué bueno que me recuerden niños, espero que no me guarden rencor por lo que le hice la última vez a aquella muchachita rubia. — Recordando que intento matar a Estefani, en aquella ocasión Gerardo fue quien la había salvado. Morgana por su parte, comenzó a especular con la escena que vio al llegar con ellos. — No imaginaba encontrarme con esta situación, oye chico. — Dirigiéndose a Gerardo. — Creí que a ti te gustaba la joven princesa rubia, no pensé nunca que te involucrarías sentimentalmente con la hermana de ella.


Escuchándola decir eso a Morgana, con mucha furia Michelle se metió en la charla.


—No te atrevas a opinar sobre nuestros sentimientos, tú no sabes nada sobre eso, no eres más que un demonio vil y despiadado.


—Jajaja, eres la menos indicada para decirme eso princesa Michelle. Quizás yo sea un demonio, ¿pero qué clase de ser humano eres tú que traicionas a tu propia hermana?


— ¿Traicionarla?, ¿Qué quieres decir con eso maldita? — Ahora era Gerardo quien quería explicaciones.


—Ya estoy cansada de hablar, además no tengo por qué darles explicaciones a ustedes. Mi único objetivo aquí es… ¡Eliminarlos!


En otra zona de batalla, Estefani con coraje le hace frente a Fuldac.


— ¡Usa el medallón de Lyra! — Le grito Jack desesperado por el peligro que corría la princesa.


—No lo haré Jack, voy a superar esto con mi propia fuerza.


—Niña tonta, no sé qué habrás hecho para que mis animales y plantas dejaran de obedecerme, igual voy a destruirte con mis propias manos, ¡Garras de tigre asesino! — Usando sus filosas garras, el Silarus va con todo a atacarla.


—Voy a derrotarte con mi poder Fuldac. — Desde el cielo, las luces iluminaron el suelo que pisaban tanto Estefani como los demás, pero en el caso de Fuldac, este quedo enceguecido por el brillo de esa luz proveniente de los cielos.


—Maldición, no puedo ver nada, tú maldita chiquilla, ¿Qué es lo que has hecho?


Estefani estaba formando con sus manos una especie de figura triangular, que seguramente tenía que ver con su técnica.


—Una de las fuentes de poder más grande que tenemos, es aquella proveniente de los sentimientos, ese lugar que almacena nuestra principal fuerza. Ha llegado tu hora Fuldac, siente la fuerza de nuestro corazón, ¨ Triángulo Dorado¨


Esa formación triangular formada con las manos de Estefani, disparó contra el malvado demonio, logrando derrotarlo por completo, apenas le había quedado energía para ver por última vez a la persona que lo había derrotado.


—Ja, al final…he sido vencido por esta chica, exactamente igual que los otros Silarus. — Mientras se quejaba por su derrota, la rubia comenzó a hablarle.


—Fuldac, yo te dije que eras un monstruo. Es más…no puedo negar que a simple vista es lo que cualquiera como yo pensaría al verte, pero…


— ¿Pero…que niña?, ¿Qué tienes que decirme? — Pregunto Fuldac con lo último de voz que le quedó.


— ¿Acaso nunca viste a quienes tenías a tu alrededor? — Ella miraba cada rincón, y cada uno de los animales que había allí se acercó al moribundo Fuldac. — Ellos, los animales, las plantas, toda la naturaleza. Todos ellos te dieron aquel afecto que nosotros los humanos nunca pudimos darte a ti, ¿Y tú que hiciste por ellos?, los mandabas a combatir contra nosotros aun sabiendo que ellos podrían morir. Por más motivos que tuvieras contra los humanos, no era justo que enviaras a la muerte a estos seres que te brindaron el calor que las personas jamás te dieron, fue por eso que te dije monstruo.


Fuldac meditó sobre las palabras de Estefani, y reconoció que ella estaba en lo cierto.


—Mis criaturas queridas. — Dijo con lágrimas. — Mis amigos, perdónenme, de verdad lo siento.


Estefani se agacho un poco y le hablo de cerca a Fuldac, sin demostrarle ninguna señal de rechazo ante su repugnante apariencia.


—Esas palabras que tuviste, no hacen más que demostrar que en el fondo tú no eras tan malvado, por lo menos ahora no creo que seas ningún monstruo. — Ella le rió, enseguida de eso, el Silarus dejo esta vida, pero con la curiosidad que su expresión antes de morir era de alegría y no de tristeza, como la sensación de que en el último instante pudo sacarse ese enorme peso de encima que había sido nacer con esa deformidad.


El final de esta terrible confrontación está a punto de llegar, y el destino de todos los involucrados en la misma se decidirá con el correr de los minutos.




PROXIMO CAPITULO: ENFOCADA EN SU OBJETIVO

 

CAPITULO XXXVI: ENFOCADA EN SU OBJETIVO




La belleza que oculta un oscuro corazón.


La princesa del inframundo, Morgana, había aparecido frente a Gerardo y Michelle.


—Les demostrare a ustedes el verdadero poder de un demonio como yo, ¨Hechizo de hipnosis¨ — Con su poder hipnótico tan temido por muchos, Morgana intento apoderarse de la voluntad de Gerardo.


—Esos ojos son…tan intensos. — El joven de a poco comenzaba a sentir el poder del hechizo realizado por la Silarus.


— ¡Gerardo, no la mires a los ojos! Ella no podrá controlarte si no la ves, intenta no verla a toda costa.


—Jajaja, que ilusa, ya es demasiado tarde para que le adviertas princesa Michelle, él ya se encuentra bajo el efecto de mi hechizo.


Morgana se encontraba en lo cierto, Gerardo al primer vistazo que tuvo con ella había quedado completamente bajo su control.


—No puede ser…Gerardo contéstame, ¿Te encuentras bien?, por favor responde. — Aun sin creer por completo en las palabras de Morgana, Michelle hacia inútiles intentos por lograr hacerlo reaccionar, pero este no le respondía para nada.


— ¿Acaso no escuchaste lo que te dije niña?, este jovencito está bajo mi control ahora. Gerardo, escúchame bien, estas son mis órdenes, quiero que elimines a Michelle de inmediato.


—Como usted diga Morgana. — Le respondió el muchacho hipnotizado que por lo visto estaba dispuesto a atacar a su compañera de viaje, obedeciendo el pedido de la mujer demonio.


—Espera Gerardo, ¿Qué estás haciendo?, ¿Qué no me reconoces?, soy yo…Michelle.


—Es inútil que le hable princesa, Gerardo está siendo dominado en voluntad por esa tal Morgana. — Fellow intentaba hacerle entender a Michelle que dijera lo que dijera al chico iba ser en vano ya que él no podía controlar sus propias acciones.


—Entiendo lo que me dices Fellow, pero no puedo dejar que esta maldita juegue con él, no se lo permitiré. — Respondía Michelle, a la vez que iba evadiendo los intentos de golpes que le quería propinar Gerardo.


—La única forma en la que puedes detener la técnica es eliminando a la persona quien lo hizo.


—Siendo ese el caso, entonces…voy a acabar con ella ahora mismo, ¨ Tornado de fuego¨ — Michelle lanzaba su golpe especial directamente contra Morgana, pero antes de llegar a ella, Gerardo se interpuso para cubrirla del impacto. — Oh no, Gerardo, ¨Reversión tornado de fuego¨ — Con gran esfuerzo la morena pudo detener su propio ataque, lo cual le provoco una leve quemadura en su propia mano. — Maldición…esa cobarde, usa a Gerardo como su escudo humano.


—Jajaja, ¿qué te sucede princesa Michelle?, ¿Creí que ibas a acabar conmigo?, ¿tanto te afecta dañar a tu amiguito?, que tonta eres, tendrías que olvidarte de él. Otra de mis grandes virtudes es leer a la perfección el corazón de los hombres, es por eso que sé que este muchachito esta…perdidamente enamorado de tu hermanita menor Estefani.


—Eres una canalla. — Decía furiosa Michelle apretando sus puños y dientes al mismo tiempo.


—Esto va mal princesa, a este paso jamás podremos deshacer el conjuro de Morgana.


—Lo sé Fellow, lo sé, déjame pensar. — Su mente trataba de encontrar alguna pequeña posibilidad para derrotar a su enemiga sin tener que dañar a su amigo, pero no le encontraba la solución al problema. — Maldita sea, como quisiera ser igual de astuta que Yaina en momentos como este, no se me ocurre nada.


—No pierdas tu tiempo linda, no hay manera en que puedas eliminar mi técnica, así que resígnate y muere. Gerardo mátala ahora.


Gerardo parecía que iba a matar a Michelle, tal como se lo había pedido Morgana, pero repentinamente su mente o más bien su corazón intento revelarse a la voluntad de la Silarus.


— ¿Por qué te detienes muchacho?, te he dicho que la elimines, ¿que acaso no me oíste? — Decía rabiosa al ver que no hacia lo que le pedía.


— ¿Qué está pasando Fellow?, ¿Por qué Gerardo no la estará obedeciendo?


—No estoy seguro, pero es muy probable que el joven Gerardo este tratando de librarse del hechizo por sí mismo. Tal vez se deba a que su conciencia no acata las ordenes de Morgana, en pocas palaras…él se está negando a lastimarla princesa Michelle.


—Gerardo… — Michelle estaba preocupada por su combate contra Morgana, pero no podía quitar de su vista a su compañero que estaba al lado de la peligrosa enemiga.


Morgana estaba perdiendo la paciencia, el muchacho seguía negándose a obedecerla.


—Es la última vez que te lo digo, destruye a Michelle ahora mismo o sino…


El chico seguía aferrándose a la voluntad no solo de su conciencia, sino más bien a la de su propio corazón que no aceptaría jamás dañar a la princesa.


—¨ Soy un tonto, me deje atrapar por la técnica de Morgana. De todas formas no lograra hacer que luche con Michelle, no se lo permitiré.¨ — Gerardo se tomaba su cabeza que no soportaba más oír constantemente las ordenes de la Silarus.


— ¿Así que no vas a obedecerme?, entonces no me dejas alternativa, te mataré a ti primero. — La malvada mujer demonio saco una cuchilla echa de un cristal muy extraño.


— ¡Gerardo cuidado, ella planea matarte! — Inmediatamente Michelle lo advirtió del peligro que corría antes de que fuera demasiado tarde.


La mujer Silarus estuvo cerca de incrustar la cuchilla en la espalda de Gerardo, de no haber sido por el grito de Michelle que pudo prevenirlo. Gracias a ello, el joven en un veloz movimiento detuvo el ataque de la cuchilla con sus propias manos, aunque estas sangraban debido al filo del arma.


—No creas que me dejare matar tan fácilmente Morgana.


—Maldito, Con que lograste liberarte tú mismo de mi hechizo, ¿cómo es posible que lo hayas conseguido?


—Si pude librarme de tu técnica se debe en gran parte a Michelle. — Respondía mientras seguía deteniendo la cuchilla.


—A esa chica…pero no lo entiendo, ¿Qué tiene que ver ella en eso?


—Yo, al igual que el resto de mis amigos jamás lastimaríamos a la gente que apreciamos, eso va en contra de nuestra esencia.


—No me vengas con esas tonterías, esa amistad de la que tanto alardean no es más que una mentira, lo he vivido en carne propia…lo que vale ese supuesto cariño entre los humanos. — En cierta forma las palabras de Gerardo habían causado algo en Morgana, ella parecía que se había puesto muy triste por escuchar eso, casi al borde de las lágrimas.


— ¿Qué es lo que te pasa?, ¿porque…lloras? —El joven no entendía nada, pero lo que más le extrañaba era verla con sus ojos llorosos a la Silarus.


— ¡Cállate, tú no sabes nada sobre mí! — Abruptamente intento empujar con más fuerza la cuchilla para impregnarla en el cuerpo de Gerardo, aunque con lo justo pudo detenerla Michelle sujetándole el brazo en ese mismo instante, aprovechando el momento de distracción de Morgana.


—Como te dijo Gerardo anteriormente, nosotros nunca dejamos a nuestros amigos de lado, así que ni se te ocurra lastimarlo o te la veras conmigo.


Michelle la golpeo con mucha fuerza con una patada justo en el estómago, haciéndola retroceder muy lejos a Morgana, la cual estaba a punto de caer a un precipicio que había cerca. Pero antes de caer allí, el demonio hizo uso de un truco más y usando un hilo hecho de energía que salió de la palma de su mano, alcanzo a sujetar la muñeca de Gerardo, arrastrándolo también a él en la inminente caída.


Haciendo un intento por alcanzarlo, Michelle se arrojó de un gran salto para tratar de sujetarlo, pero fue totalmente en vano, el chico ya había caído junto con Morgana al fondo del precipicio.


— ¡Gerardo no! — Los gritos de Michelle eran desgarradores. — ¿Porque no la detuve a tiempo?, es mi culpa. — Se reprochaba mientras lloraba desconsolada. —Perdóname…Gerardo.


Gerardo y Morgana han caído en lo profundo de aquel precipicio, ¿Qué será de ellos?, ¿Habrán podido sobrevivir?




PROXIMO CAPITULO: ATRAPADO CON EL ENEMIGO

 

CAPITULO XXXVII: ATRAPADO CON EL ENEMIGO




Sin más alternativa que esperar resignados su final, Morgana y Gerardo tendrán la oportunidad de saber más tanto uno como del otro.


Después de haber recibido el ataque de Michelle, la Silarus llamada Morgana fue enviada directamente a un precipicio. Al mismo tiempo la mujer demonio arrastro consigo a Gerardo, luego de sujetarlo de su brazo con un hilo hecho de energía.


Ambos jóvenes se encontraban con vida pero inconscientes. Aunque sus problemas no pasaban tanto por ahí, sino más bien en el hecho de lograr salir de ese lugar que era practicamente una prision de piedras, al mismo tiempo que estarían atentos a los movimientos del otro.


Luego de estar casi dos horas desmayada, finalmente Morgana despertaba, aunque sintiendo mucho dolor en todo su cuerpo.


— ¿Q-Que me paso?, mis huesos…me duelen, y también mi cabeza, ¿qué fue lo que sucedió? — Adolorida y con escasa energía la Silarus volvía en sí.


—Veo que ya despertaste, y yo que creía que los Silarus eran más resistentes que nosotros los humanos.


—Tú…sigues con vida, voy a destruir… — Al hacer un movimiento abrupto por intentar levantarse, Morgana volvía a caer del dolor que sentía. — Demonios…me siento muy débil, no podre pelear en estas condiciones.


—Tonta, no deberías levantarte de esa forma, estas malherida.


— ¡Cállate!, ¿Quién te ha pedido consejos a ti?


—En realidad nadie, solo trataba de ser más cortes contigo. Supongo que me lo merezco por preocuparme por alguien como tú.


— ¿Preocuparte?, ¿Qué estupideces estas diciendo?, yo soy tu enemiga en caso de que lo hayas olvidado.


—Por supuesto que no lo olvido, Cómo podría olvidar que intentaste lastimar primero a Estefani y después a Michelle.


—Entonces, por qué…


—Ya deberías saberlo, nosotros no somos tan desalmados para abandonar a alguien que necesita ayuda, por más que esa persona sea una enemiga.


—Es por eso que creo que eres un estúpido, y también mentiroso.


— ¿Mentiroso?


—Así es, mentiroso, ¿Que los seres humanos no son desalmados?, por favor, no me hagas reír, si hay seres despiadados en el universo son precisamente ustedes.


— ¿Que has dicho?, ustedes fueron los que comenzaron a atacar Sefiro sin razón alguna, ¿De qué diablos me estás hablando?


—Jejeje, eres tan ridículo. Si hay algo que no se puede negar que tienen como esencia los seres humanos es…La crueldad.


Antes de volver a emitir una palabra más, Morgana se volvía a quejar por el dolor que sentía, en especial en su brazo derecho que tenía una grave herida.


—Oye, esa herida…no se ve nada bien. — Menciono extrañamente preocupado el muchacho.


— ¡Nadie te pregunto!, déjame tran… rayos, el dolor cada vez es más insoportable.


De inmediato Gerardo se acercó y comenzó a revisar la herida en el brazo de la Silarus.


— ¿Qué crees que estás haciendo?, no te atrevas a tocarme.


—Como si tuviera algún interés en hacerlo, solo trato de detener la hemorragia. — Decía al tiempo que rompía parte de sus prendas pada hacer una especie de vendaje con ella y detener la sangre que no paraba de salir.


—No lo entiendo… ¿No te das cuenta que soy tu rival?, ¿Qué tienes en tu cabeza para ofrecerme tu ayuda?, esto no hará que cambie de opinión y te perdone la vida.


—No pretendo eso, aunque si desearía que le perdonaras la vida a Estefani y los demás. Ellos tienen mucho que hacer en esta vida, en cambio yo…


— ¿Tu qué? — Le pregunto ella viendo ese gesto de amargura que se apodero de Gerardo.


—Antes de llegar a Sefiro yo no tenía muchos motivos por el que deseara continuar con mi vida. Ha excepción de mi madre y mi único amigo, no había alguna otra razón por la que quisiera seguir viviendo. De no haber sido que Estefani apareció en mi vida junto con esta extraña aventura, posiblemente ya hubiera dejado de existir.


Morgana por alguna razón lo estaba escuchando con atención. No se había dado cuenta, pero algo de lo que Gerardo le estaba contando sobre sus vivencias le hacían recordar a ella el sufrimiento que vivió en carne propia a causa de la crueldad humana.


Flashback:


— Justine, ¿otra vez estas holgazaneando con esos animales?, te dije que vinieras temprano a casa. — Un furioso granjero reprendía con dureza a su pequeña hija que apenas tenía 5 años. Habitualmente solía tratarla de esa manera, hasta en varias ocasiones ella era víctima de los golpes de su padre.


—Lo siento padre, no volveré a llegar tarde, se lo prometo. — La temblorosa niña se veía aterrada, más que respeto, el sentimiento que le invadía al ver a su padre era temor.


Como muchas niñas de su edad, Justine era una pequeña que le gustaba jugar mucho, en especial con los animales de la granja y sobre todo con su mascota, un perro ovejero llamado Ludy. La chiquilla era capaz de pasar toda la tarde corriendo junto a su compañero canino, aunque eso no era algo que le gustaba a su severo padre.


En uno de esos tantos días, Justine volvía a su casa luego de recoger unas flores que no estaban muy lejos de su hogar. Al regresar se encontró con algo verdaderamente aterrador para sus inocentes ojos.


—L-Ludy, no…puede ser. — La escena era horripilante, su querida mascota se encontraba tendido en el suelo manchado por litros de sangre. A su lado estaba el padre de Justine que sostenía una enorme cuchilla, la cual también se encontraba manchada por ese rojo líquido. —Padre, ¿Qué has…hecho?


—Este perro últimamente no hacía más que causar daño, solo se la pasaba corriendo de un lado a otro ahuyentando a los animales de la granja. Deberías agradecérmelo hija, este animal ya estaba muy viejo, no me servía como ovejero.


Pero Justine no escuchaba para nada las infames justificaciones de su padre para hacer tal atrocidad. Los ojos de la niña estaban desorientados, incrédulos de poder aceptar lo ocurrido. Fue así que la pequeña, haciendo uso de un extraño poder que en ese instante sumergió de su propio ser, en un veloz movimiento de brazos lanzo en contra de su progenitor un poderoso rayo que destrozó el cuerpo del adulto, cubriendo así a toda la casa y a la misma niña con la sangre del granjero.


Desde ese día la pequeña Justine había decidido abandonar su poca fe en los seres humanos y se prometió así misma acabar con cada uno de ellos con sus propias manos. Ese odio era mayor con los hombres, ya que su padre, un hombre, fue el causante del dolor más grande de su corta vida.


Luego de ese acontecimiento, y al pasar de los años, aquella niñita tan inocente y alegre sería una amenaza temible para todo ser humano y se la conocería como…


Fin del Flashback:


—Morgana, la asesina de hombres. — Dijo en voz alta la Silarus.






PROXIMO CAPITULO: SIN ALTERNATIVA