La Leyenda de Estefani

CAPITULO XCIX: EL PRISIONERO SILENCIOSO





Sefiro y la tierra están siendo víctimas de la misma amenaza, e irónicamente esa posible debacle de ambos mundos seria a causa de los dioses Ozars, los creadores de la vida en los dos mundos.



En algunos de esos rincones del inmenso Sefiro, Randall era testigo de los cambios que comenzaban a producirse en ese lugar, al notar que los cielos habían oscurecido repentinamente y el mismo parecía abrirse como si un portal de otra dimensión estuviera mostrándose libremente a los ojos de todos.



— Lord Grirag, ¡¿Qué es lo que está pasando?, tú debes de saberlo, respóndeme por favor! — Entre suplica y exigencia, Randall intentaba averiguar esa valiosa información de boca de su maestro.



— Estas muy alterado Randall, deberías relajarte y observar el nuevo amanecer de este mundo.



— ¡¿Y eso que significa?!



— Significa en simples palabras que nada de lo que tú o tus amigos pudieran hacer evitara lo que está por ocurrir.



— Y eso que ocurrirá es…



— El nacimiento de la nueve especie domínate en el mundo. Y obviamente….el fin de la humanidad.



— ¿Qué?, es una broma… ¿verdad?



— Querido discípulo, tú mejor que nadie debería de saber que yo nunca bromeo.



— No lo entiendo maestro, usted jamás hubiera permitido que algo así ocurra, ¿Por qué es participe de semejante cosa?



— ¡El que sigue sin entender eres tú Randall!, ¿es que acaso no te has dado cuenta del comportamiento de nuestra especie en este mundo?, sus acciones han sido desastrosas a lo largo de los tiempos, y su aptitudes demuestran que no sienten ningún arrepentimiento con respecto de sus malos actos. Admítelo Randall, esta raza es defectuosa, y ya no existe arreglo para ello.



— Defectuosa, ¿eh?, creí escuchar que los dioses nos habían creado a su imagen y semejanza, ¿acaso eso también era mentira?



— Hasta los dioses cometen errores, pero los que nos diferencia de ustedes los humanos es…que podemos corregirlos.



Mientras que Randall continuaba su discusión con su antiguo maestro, extraños fenómenos sobrenaturales ocurrían en todo el mundo mágico y también en el planeta tierra, y la gente de esos dos mundos veían incrédulos esos sucesos inesperados y aterradores.



Uno de esos tantos lugares donde muchos de los pobladores de Sefiro estaban con la reconstrucción era el castillo, allí Yaina y Johnny miraban preocupados e imaginando que lo peor estaba por venir.



— Esto no es bueno Johnny, estas nubes oscuras y los fuertes vientos que están creándose no me parecen simples fenómenos de la naturaleza.



— ¿Así que sientes la misma extraña sensación que yo Yaina?



— Podría decirse que sí.


— ¿Crees que algún nuevo enemigo aparecerá?



— No lo sé Johnny, solo espero que nuestras sospechas no sean ciertas, porque si aparece algún nuevo enemigo después de lo que esta gente paso con el régimen autoritario de Gualon, no creo que puedan resistirlo, posiblemente significaría el fin de ellos y obviamente…el nuestro también.



—Yaina…el oír eso de tu propia boca es aún más aterrador.



— ¿Qué quieres decir?



— Quiero decir que tu generalmente no sueles equivocarte en tus presentimientos, ojala esta vez sea la excepción al caso.



— Créeme que yo quiero lo mismo que tu Johnny, a veces me da miedo no equivocarme en algunas cosas. La perfección es algo que solo tendría que ser del imaginario del ser humano y yo no soy perfecta, es la única esperanza que tengo a que solo sea un mal presentimiento.



Por su parte Gerardo en la tierra se encontraba con alguien quien pensaba jamás volvería a ver, pero los ojos del adolescente solo pudieron corroborar la presencia de esa persona luego de despertar tras un ataque que recibo e impacto en su cabeza, dejándolo completamente inconsciente.



— ¿Q - Qué paso? — Lentamente Gerardo abría sus ojos para divisar su alrededor y encontrar la respuesta a su pregunta.



— Así que al fin despiertas joven Gerardo.



— Esa voz…yo…conozco esa voz. — Gerardo levanto su mirada y observo a la dueña de la voz y la que posiblemente la había atacado.



— Sería extraño que no me recordaras al fin y al cabo no hace mucho que nos vimos por última vez.



— ¡Veris!



— Por lo que veo mi presencia te sigue desagradando joven Gerardo.



— ¡¿Qué estás haciendo aquí Veris?, ¿cómo es que llegaste a este mundo?!



— Veras… esa sería una historia larga para contar y no tengo demasiadas ganas de hablar.



— ¡Pues tendrás que hacerlo o yo…!



— ¿Tú que…? , no creo que estés en condiciones de darme órdenes…Gerardo. — Sin que Gerardo si quiera se pudiera dar cuenta, Veris se le había acercado a él con un rápido movimiento que fue imperceptible ante sus ojos, en cuestión de segundo el rostro de la hechicera se encontraba a milímetros del joven.



— ¿C-Como hiciste eso?



— ¿Hacer qué?, ¿acercarme a ti?



— No note el momento en que te moviste.



— Es raro que no lo pudieras hacer, sólo use un simple movimiento en velocidad que tendrías que haber percibido fácilmente con el poder que tienes.



— ¿Lo dices en serio?, entonces porque no pude…



—Vaya…esa princesa, al parecer no te ha contado nada al respecto.



— ¡¿Contarme sobre qué, ¿de que estas hablando Veris?!, explícate.



— No tendría que enfurecerte conmigo muchachito, sino con Estefani que no te ha dicho lo que pasaría.



— ¿Decirme…?



— Tu poder mágico se esfumo desde el momento en que tu misión en Sefiro termino, lo único que conservabas de energía sobrenatural era el espíritu de Endinium que ahora se encuentra sellado dentro de ti. Así que en resumidas palabras…has vuelto a ser un ser humano común y corriente.



— Ya…veo, pero aun no entiendo, ¿Estefani sabia sobre esto?, ¿pero porque no quiso contármelo?, ¿que tenia de malo saber esto?



— Para todas las cosas hay motivos joven Gerardo y Estefani también tuvo sus fundamentos válidos para hacerlo.



— Y por lo visto tú también los conoces, ¿me equivoco Veris?



— He…así es, esa princesa…ella solo quiere protegerte



— ¿Protegerme?, ¿protegerme de qué?



— De lo que está por ocurrir.



Veris comenzaba su relato y Gerardo escuchaba atentamente cada palabra que iba a mencionarle la hechicera y el verdadero motivo que tuvo Estefani para ocultarle sobre la desaparición de sus poderes.



— Estoy convencida de que Estefani debe haber escuchado de la existencia de una nueva amenaza que esta por pasar tanto en Sefiro como en este mundo.



— ¿Cuál es esa nueva amenaza?



— Los dioses Ozars, los creadores de la vida en ambos mundos.



— ¡¿Qué?!



Mientras Veris hablaba con Gerardo sobre la situación, Estefani venia viajando a través del agujero dimensional acompañada de su hermana Michelle.



— ¿Qué pasa Estefani?, te veo muy seria, ¿sucede algo malo? — Le preguntaba la morena viéndole el gesto de preocupación en el rostro de su hermana menor.



— Veras Michelle, hay algo que debo contarte, pero tendrá que ser cuando todos estemos reunidos en Sefiro.



— ¿Acaso paso algo? Me extraña que no hayas dicho nada mientras estábamos con Gerardo.



— No es que me guste ocultarle cosas Michelle, pero en este caso era por su bien, si él llegara a saber algo de esto que puede llegar a ocurrir seguramente querría afrontarlo junto a nosotras.



— ¿Y eso tiene algo de malo Estefani?, ¿acaso sigues sin confiar en Gerardo y su poder?, además que puede ser tan peligroso como para que no hayas querido comentarle.



— ¡Ese es el problema!, Gerardo…Gerardo ya no tiene sus poderes.



— ¿Cómo dices?, ¿de que estas hablando Estefani?, ¿cómo que no tiene sus poderes?



— Es la verdad Michelle, el maestro Randall me lo dijo…mientras entrenábamos en su hogar.



Flashback:



El entrenamiento exhaustivo de los muchachos había finalizado, bueno, para la gran mayoría de ellos, Estefani que junto con Gerardo tenía más dificultades que el resto para obtener sus poderes, se había quedado un rato más prolongado que los demás practicando sus técnicas de combate, claro bajo la tutela de Randall.



— ¡Eso es Estefani, estas mejorando! — Le alentaba Randall a su discípula viendo los avances que ella estaba obteniendo en el control de su energía vital.



— ¿Usted lo cree maestro Randall?, creo que aún me falta mucho para perfeccionar mis poderes.



— Bueno eso es verdad, siempre hay cosas por mejorar, pero a medida que avances en tu entrenamiento todo se te será mucho más sencillo.



— Eso espero. Vaya, ese Gerardo debería haberse quedado un rato más entrenado también, todavía no mejoro su control de energía vital, aunque también puede que con el paso del tiempo pueda perfeccionarlo mucho más que yo.



— Creo que no es muy probable que eso suceda.



— ¿Qué? ¿Por qué dice eso?



— Bueno, Gerardo tal vez tenga la capacidad de aumentar su poder, lo que pasa es que su tiempo de mejoría es muy corto en comparación del resto de ustedes.



— ¿Y eso por qué maestro?



— El motivo principal es que él no pertenece a este mundo. Ustedes al haber nacido en Sefiro o en cualquier lugar del mundo mágico, ya de por si obtienen al nacer una energía especial que es generado por el mismo ambiente que los rodea.



— Yo no sabía eso.



— En realidad pocos lo saben, solo empiezan a entender sobre el asunto cuando sus poderes lentamente comienzan a emerger.



— Entonces…Gerardo, ¿ya no tendrá sus poderes?



— Ciertamente esa es la realidad, Gerardo comenzó a obtener energía vital cuando llego a Sefiro.



— ¡Pero yo recuerdo que cuando lo vi por primera vez en su mundo él uso una fuerza sobrehumana para protegerme de un demonio que quiso atacarme!



— Eso también debe tener su explicación Estefani, pero me temo que no tiene un buen fin esa fuerza que uso aquella vez. Si es verdad que uso alguna especie de energía sobrenatural en aquella ocasión, algo extraño debe tener dentro de él, pero no creo que se trate de alguna cosa positiva. — Por aquel entonces ni Randall y mucho menos Estefani sabían sobre el poder de Endinium y que esa fuerza se hallaba en el interior de Gerardo. — Y cuando Gerardo vuelva a su mundo se convertirá otra vez en una persona ordinaria y por más que lo volvieras a llamar, se le sería muy trabajoso volver a obtener sus poderes como ahora.



— Entiendo… — Dijo desanimada y sabiendo que sería imposible volver a contar con su compañero para otra aventura, pero aun peor, conociendo la tristeza que eso le provocaría ya que el joven se había vuelto una persona muy importante para ella. — Pero maestro, ¿está diciendo que por más que venzamos a Gualon seguirá otra nueva amenaza más adelante?



— El mal es algo que siempre existirá Estefani al igual que el bien también, por eso tanto nosotros como las futuras generaciones tendremos que vivir con esa realidad y haciéndole frente con nuestra mejor arma, la justicia. — Esas palabras de Randall no solo venían de paso, él sabía que dentro de no mucho un nuevo enemigo aparecería, lo que nunca se imagino es que los mismos dioses serían sus futuros rivales.



Fin del Flashback:



— Y eso me dijo el maestro. — Finalizo Estefani.



— Pero, esa no es razón para no volver a ver a Gerardo, él es nuestro amigo Estefani, más que eso, él…



— Yo lo se Michelle, yo no quiero…dejar de verlo, pero si llegara a pasar algo en Sefiro y su vida corriera riesgo por mi culpa, jamás me lo perdonaría.



Esa preocupación de Estefani precisamente se estaba haciendo un hecho real, un enorme bloque de hielo en el que su interior tenía encerrado precisamente al muchacho en cuestión, y a su lado y con una sonrisa de satisfacción, Veris viéndolo como sus ojos de impotencia se reflejaban a través del frio hielo.



— Gerardo, por más que Estefani no quiera, tú ya eres mi posesión, una reliquia que tiene por dentro…un prisionero silencioso.





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CAPITULO C: VIENDO MAS ALLA DEL MAÑANA





Todo paso muy rápido, era aterrador el imaginarse lo que iba a suceder, solo puedo decir que ese día…me convertí en la princesa que necesitaba mi pueblo, aunque el precio que tuve que pagar fuese tan grande.



Eran las tres de la mañana según la zona horaria del país en donde provenía Gerardo, pero para desgracia del susodicho, ese era un tema más que trivial ya que el joven héroe del planeta tierra había sido víctima de un nuevo ataque de la enemiga más peligrosa que él conocía.



— Jeje, este chico, siempre tan confiado, dejarme tanto tiempo para hablar en su propia casa y sin imaginarse que lo atacaría. — Veris miraba a Gerardo quien por el hechizo que ella utilizo, se encontraba congelado dentro de un enorme bloque de hielo.



— Señora Veris, ¿de verdad era necesario atrapar a este chico?, no veo la razón para hacerlo, él ya tiene dormido el poder de Endinium que era lo único de valor que poseía. — Decia Myskin que se apareció también en la casa, evidentemente había acompañado a Veris hasta la tierra.



— Eso no es del todo verdad Miskyn, un poder de semejante dimensión como el que poseía Endinium es muy difícil de sellar por más fuerza de voluntad que tenga tu espíritu. En este preciso momento Gerardo vendría a ser como un volcán que corre riesgo de despertar en cualquier momento. Seguramente este chico ya lo sepa y tal vez ni sus propios amigos lo sospechen.



— De todas formas, no hubiera sido mejor acabar con él y después intentar obtener ese poder. — Sugería el demonio mitad hombre mitad serpiente, pero por un breve momento Veris había quedado en silencio mirando fijamente a Gerardo que estaba dentro de ese enorme bloque de hielo. — Señora Veris… ¿me está escuchando?



— ¿Eh?... ¿me decías algo? — Le dijo distraída obviamente sin escuchar lo que pregunto Miskyn.



— ¿Le ocurre algo mi señora? — Volvía a preguntar el ex sirviente de Gualon a la que era ahora era su ama.



— Miskyn, ¿alguna vez has sentido el deseo de cambiar?



— ¿Cambiar?, ¿en qué sentido lo pregunta mi señora?



— Hmm, en nada Miskyn, olvida lo que te dije. — Arrepintiéndose de lo que quería preguntar.



El repugnante sirviente con forma de serpiente gigante se alejó del cuarto, dejando atrás a esta pensativa Veris que seguía observando a esa enorme estatua de hielo que ella misma había creado.



— Estefani…Michelle, yo alguna vez fui como ellas, también hubo un momento en el que estuve dispuesta a todo…por esa persona especial para mí. Fue tanta esa obsesión que se terminó convirtiendo en locura y llevándome a ser lo que soy ahora…un alma vacía y llena de rencor. — Una parte de humanidad aún permanecía vigente en el cuerpo de la hechicera, un lado totalmente desconocido para el mundo exterior, ya que Veris misma se había encargado de sellar totalmente dentro de ella. — Pero esa Veris solo permanece en mis recuerdos, la que esta ahora es una persona totalmente diferente y con otros objetivos en su vida. De todas formas…no eliminaré a este chico, hasta que descubra la manera de volver a despertar a Endinium, una vez que lo consiga ya podre deshacerme de él.



Miskyn por momentos observaba al joven detrás de ese enorme hielo e intentaba razonar laos motivos reales que impulsaban a Michelle y a Estefani por querer protegerlo.



— No lo entiendo.



— ¿Qué es lo que no entiendes Miskyn?



— No entiendo por qué esas princesas están tan pendientes de este sujeto, personas del prestigio de ellas no deberían simpatizar con un ser tan inferior.



— Miskyn, aunque no lo creas, los seres humanos suelen actuar según sus instintos que en ocasiones por no decir casi siempre, están lejos de la cordura o el sentido común. En resumen, ellos antes que pensar con su cabeza, prefieren usar eso…a lo que llaman corazón.



La casa de Gerardo fue invadida por la temible hechicera, que al llegar a ese lugar antes que nada decidió dormir a la madre del joven y a su amiga de la infancia Mily, bajo un sueño largo, producto de un embrujo creado por la malévola mujer.



De todas maneras y sin conocer el porqué de su rechazo a este efectivo hechizo, Milagros logro despertar antes de tiempo, en gran parte gracias a su poderosa fuerza de voluntad que la alentaba a moverse y saber sobre su amigo.



— ¿Que ha pasado? — Se preguntaba para si la muchacha al abrir lentamente sus ojos. — Por un momento me sentí muy cansada y luego…no logro recordar bien lo que sucedió. — La joven de inmediato se percató que a su lado estaba la madre de Gerardo, aun bajo el efecto del maleficio de Veris y con ese profundo sueño que era muy difícil de contrarrestar. — ¡Señora Tarrent, ¿se encuentra bien?, respóndame por favor! — La voz de Mily no lograba despertar a la señora quien dormía plácidamente. — Ella…está dormida, ¿acaso la habrán drogado a ella y a mí? — De repente unas voces alertaron a Milagros lo que le hizo suponer que los responsables de lo ocurrido se encontraban en la habitación de su amigo. — Hay alguien en el cuarto de Gerardo. Se debe tratar de algunos ladrones o tal vez…tenga que ver con ese lugar llamado Sefiro, del que me menciono esa chica. Igualmente tengo que ir a ver, Gerardo puede estar en peligro.



La valiente chica que pese a sus propios miedos consiguió juntar el valor para levantarse e ir al cuarto en donde se escuchó esa voz que la alerto. Abriendo lentamente la puerta del cuarto, pudo ver a la persona responsable de los sucesos ocurridos.



— ¿Q-Quien es…esa mujer? — Hablo levantado levemente la voz pero consiguiendo alertar a Veris quien la vio de inmediato.



— Vaya, Vaya, ¿que tenemos aquí?, parece que la pequeña conejita viene a la boca del lobo por su propia cuenta.



— ¿Quién eres tú? — Pregunto Milagros con algo de temor pero de inmediato lo que se encontraba al lado de Veris le llamo su atención. — Eso es…



— Oh, lo reconociste niñita, es bueno que puedas despedirte de él antes de que nos vayamos. Sé que es un buen amigo tuyo.



— ¡Gerardo! — Grito Mily con desesperación y corriendo hacia donde estaba Gerardo, pero con el obstáculo de la hechicera que se interpuso en su camino. — ¡¿Qué le hiciste maldita?!



— Eres muy valiente en desafiarme jovencita, más teniendo en cuenta que eres solo una simple humana.



— ¡A mí no me importa lo que sea yo ni lo que tú seas, solo te diré que será mejor que él se encuentre con vida!



— ¿Qué me harás niñita? — Pregunto la hechicera desafiante.



— Te mataré…



— Jejeje, eso parece algo poco probable, dime niña, ¿tú quieres estar con él?



— ¿Eh?



— Vamos, solo te hice una simple pregunta, ¿deseas estar cerca de ese joven, muchachita?



— ¡Por supuesto que quiero estar con él, es mi mejor amigo!



— Bien, entonces…yo puedo ayudarte a conseguirlo niña.



— ¿Cómo dices?



— Es fácil, puedo lograr que estés a su lado todo el tiempo que quieras, que dices… ¿aceptas?



Milagros escuchaba la propuesta de Veris, y sin duda la oferta no era fácil de rechazar, teniendo en cuenta la admiración y el cariño que Mily sentía por su compañero y el deseo de estar junto a él. La respuesta a esa proposición solo tardo un par de minutos en responderse.



— ¡Acepto!, yo quiero…quedarme junto a él. — Dijo sin vacilación alguna.



— Entonces así será…jovencita.



Veris había hecho un pacto con Milagros, aunque la amiga de la infancia d Gerardo desconocía cual sería el precio a pagar por tal compromiso.



Por su parte en Sefiro, el comienzo del fin estaba a la vista de todos.



— ¡¿Que son esas cosas?! — Se peguntaba un granjero que detuvo su trabajo al ver miles, mejor dicho millones de puntos luminosos caer lentamente desde los cielos, ese extraño fenómeno apenas se podía hacer visible a esas distancias.



Los extraños puntos luminosos provenientes del cielo eran nada más y nada menos que millones de ángeles, vistiendo sus brillantes armaduras de combates, dispuestos a iniciar una inevitable batalla que pondría fin a la humanidad.



— Terminemos el trabajo que nos pidieron. — Dijo uno de los ángeles.



— No los entiendo, ellos crearon esta raza y ahora quieren aniquilarla. — Comentaba otro de los ángeles desconociendo los motivos de los dioses.



— Nuestro trabajo no es pensar sobre las acciones de los dioses sino obedecer sus órdenes. — Decía otro de estos ángeles que se dirigía hacia la tierra.



— Aun así…se suponía que nuestra prioridad era defender la vida en la tierra también, ¿no es así?



— ¿Quieres decírselos a ellos personalmente?



— ¡Claro que no!, como podría hacerlo



— Entonces que no se diga más, cumplamos con nuestro deber.



Mientras los ángeles bajaban a la tierra, de repente fueron interceptados por un diminuto grupo de guerreros que estaba dispuestos a detenerlos. Muchos de ellos eran humanos con grandes habilidades y otros de los que resistían a esta masacre eran los que alguna vez se juraron acabar ellos mismos con la especie humana, se trataban de los Silarus, quienes al parecer habían cambiado totalmente sus ideales.



— No les permitiremos seguir con esto. — Dijo Mistelis poniéndose al frente.



— Ustedes demonios, quítense del camino de los dioses, o también sufrirán las consecuencias.



— Oblíganos. — Dijo desafiante Angul, que con su enorme tamaño imponía respeto.



— Eso haremos. — Contesto unos de esos ángeles quien parecía estaba al mando del resto, su nombre era Drewe.



Este ángel soberbio y arrogante llevo su ataque a cabo, los Silarus y el resto de los humanos comenzaron a contrarrestar la envestida y lo hacían de buena manera. Las fuerzas eran bastantes parejas, incluso con una leve ventaja para los terrícolas. Sin embrago, Drewe comenzó a utilizar su capacidad de pelea al máximo, y empezó a eliminar lentamente a varios de sus oponentes, quienes no podían hacer frente a sus habilidades. Incluso los Silarus no parecían ser rivales para él. Fue allí donde un silencioso y poderoso oponente le hizo frente al despiadado Drewe.



—Has herido a algunos de mis hermanos y asesinado a muchos terrícolas, ¿y te haces llamar un ángel?



— ¿Quién eres tú? — Pregunto Drewe a esa persona que le hablaba y sin saber dónde se encontraba, hasta que por fin pudo divisarlo.



— Soy Reim, y vengo a pelear por mis hermanos y por los humanos.



— Hermanito, viniste a salvarnos. — Decía Vaduan que aún se encontraba en el suelo, era uno de los derrotados por Drewe.



— Cállate Vaduan y aléjate de mi camino, tu humillante derrota avergüenza a los Silarus. Yo me ocupare de este supuesto ángel.



— He, ¿ocuparte de mí?, espero que no seas un charlatán como tus hermanos guerreros.



— Yo hablo poco, prefiero… ¡hacer que decir! — Velozmente Reim ataco a Drewe, pero este último pudo evadir su ligero golpe con otro movimiento aún más rápido que el del Silarus.



— Vaya, admito que eres veloz, pero…yo soy más fuerte que tú. — Con un poderosísimo rayo, Drewe enviaba lejos a Reim, quien con ese solo ataque había quedado muy mal herido. — No me dirás que ya te rindes, todavía ni empiezo a calentar.



— ¡Eso espero! — Contestaba otro Reim quien estaba detrás de Drew.



— ¿Qué?, pero que haces tú aquí, te acabo de arrojar hacia el otro extremo.



— Lo que arrojaste al otro extremo fue solo una marioneta que use de señuelo, son pocos rendidores pero al menos me sirven para conocer la fuerza de mis oponentes.



— ¿Una…marioneta?



— En algo te doy la razón ángel falso, la diversión recién empieza.



Drewe quien había subestimado a Reim y a los Silarus, pronto iba a arrepentirse de sus palabras.



Y en la tierra que tenía sus propios problemas, en especial en el hogar de Gerardo, una salvación llegaría para nuestro héroe quien se encontraba en problemas.



— Bien chicos, es hora de irnos. — Le hablaba Veris, esta vez no solo a la estatua de hielo de Gerardo, sino que también Milagros se encontraba en la misma situación.



— Señorita Veris, démonos prisa.



— Que apuro tienes Miskyn, nadie puede interferir en mis planes ahora.



Veris no terminaba de decir esto, que de repente un agujero dimensional se abrió dentro de la casa, en el que Estefani y Michelle salían para enfrentarla. Atacándola las dos a la vez con un fuerte puñetazo en el rostro de la hechicera.



— ¡Ustedes!, ¡¿cómo se atreven?!



— Fue buena idea regresar, tenía un mal presentimiento. — Dijo Estefani ya en frente de la hechicera.



— ¡Gerardo! — Gritó Michelle horrorizara de ver a su amigo encerrado en ese bloque de hielo y corriendo a donde estaba él.



— ¡Miskyn, detén a esa entrometida, no la dejes que se acerque a ellos! — Le ordeno Veris al cobarde ser mitad serpiente, que utilizando una espeluznante metamorfosis, convirtiéndose en una víbora gigante muy amenazante.



Michelle sin importarle el obstáculo que tuviera por delante, rescataría a Gerardo a cualquier precio, y esa voluntad de acero la hacía más temible que el mismo Miskyn con su nueva apariencia.



— ¡Sera mejor que te quites de mi camino, serpiente asquerosa!



— ¿Sino que harás princesa tonta?



— Que pregunta obvia, ¨ Rayo de fuego¨ — Michelle le arrojo uno de sus ataques a Miskyn, pero este soportó el mismo, su piel parecía muy resistente.



— Jejeje, esos ataques son inofensivos para mi princesa.



— Entonces probaré con algo más intenso, ¨ Tornado de fuego ¨ — La dimensión del ataque de Michelle había aumentado considerablemente, sin embargo este nuevo Miskyn parecía resistir cualquier técnica que usase la morena, ya que tampoco había logrado dañarlo de gravedad, solo le había podido causar una leves quemaduras. — ¨ Maldición, es como si su cuerpo fuese de hierro sólido, no logro lastimarlo en lo más mínimo, lo único que me queda es usar Inferno. Pero…si lo utilizo aquí, todos correremos peligro. — Michelle no podía dudar demasiado tiempo y darle la oportunidad a Miskyn de atacar primero, ella debería tomar la iniciativa como sea. — ¨ Que locura, yo haciendo lo que fuera por ti aun sabiendo que amas a Estefani. Sin embargo…mi corazón… — Una fuerza inquebrantable de coraje invadía a Michelle en todo sus ser y con un único fundamento para ese impulsivo accionar. — ¡Daré mi vida por ti!, ¨ Inferno ¨— Michelle uso su carta ganadora para derrotar a Miskyn, pero esta temible técnica era demasiado arriesgada para usarse en un lugar tan cerrado como una casa y con la posibilidad de crear una inmensa destrucción en todo el lugar y sus alrededores.



— ¡Espera Michelle, ¿qué piensas hacer?! — Le gritaba asustada su hermana menor que miraba esa temible aura de poder rodeándola.



— ¡Lo que sea para rescatarlo Estefani, déjame!



— ¨ Michelle, siempre estas pendiente de él, por más que pase el tiempo me doy cuenta que eso no va a cambiar. Je…si es así…yo…¨



— ¡Niña tonta, te atreves a ignorarme mientras peleas conmigo! — Veris estaba furiosa con Estefani por distraerse mientras peleaba con ella.



— Despierta… ¡poder milagroso de la reina Lyra! — Estefani sin duda alguno uso su especial transformación para obtener nuevamente los poderes de Lyra y enfrentar en definitiva a Veris. — Esta será…nuestra última batalla Veris.



— Lo mismo iba a decirte, ya que hoy tú morirás princesa Estefani.



La batalla entre Estefani y Veris continúo su marcha y usando todos sus poderes, un feroz combate se había iniciado entre la hechicera y la princesa.



Por su parte Michelle hacía temblar el suelo y a su oponente con la enorme energía destructiva que estaba acumulando y convirtiéndole en su propio aura de combate.



— ¿Qué es esto, ¡¡Que significa esta energía maligna que estoy sintiendo?, se supone que tú eres uno de los buenos ¿no?! — Decía con bastante miedo la serpiente Miskyn, viendo la poderosa energía oscura que Michelle estaba invocando.



— No te equivoque gusano hecho serpiente, yo soy una de la buenas en esta historia, pero con tal de salvar a la persona que más quiero… ¡soy capaz de usar cualquier método! — Michelle usando esta poderosa energía oscura provocada por la técnica Inferno, se movió a tal velocidad que Miskyn jamás se dio cuenta de que ella le había atravesado su asqueroso cuerpo con un fuerte golpe al pecho del demonio, quien rápidamente comenzó a sentir un fuego en su interior que comenzaba a arderlo en llamas.



— ¿C-Cómo…hiciste esto? — El cuerpo de la enorme serpiente demonio se convirtió en pocos minutos en una enorme llama oscura que lentamente se desintegro con el viento y ante la atenta mirada de su vencedora.



— Ahora ya sabes…de lo que soy capaz por él…gusano infeliz. — Algo en la mirada de Michelle se veía extraño, una rara sensación de dolor incluso odio, reflejaban en sus bellos ojos celestes. Esa extraña atmosfera era percibida por alguien que tanto la conocía como su hermana menor Estefani.



— ¨ Michelle, ¿en dónde aprendiste una técnica así?, pero más importante aún… ¿por qué tienes esa mirada tan fría?, es como si estuviera viendo…a otra persona.¨



Esta rara sensación también fue percibida por Veris que continuaba a la vez luchando contra Estefani, pero por un breve momento una palabra salió de su boca.



— Interesante…— Pronuncio la malvada hechicera, que sin ningún claro motivo desapareció del lugar dejando solas a las princesas y a Gerardo y Milagros quienes seguían congelados.



— Rayos, otra vez se me escapo. — Dijo Estefani lamentándose por dejarla huir nuevamente a eta gran amenaza, pero de inmediato se acercó a los cuerpos helados de Gerardo y Milagros quienes eran prioridad para ella. — Michelle, ¿Cómo esta Gerardo?



— Parece que aún está vivo, pero Estefani…dejaste huir a Veris otra vez.



— Lo dices como si fuera tan fácil derrotarla Michelle.



— Creí que con los poderes de Lyra podías derrotar a cualquier enemigo.



— Pues no es así, además también tendría que preguntarte que fue esa técnica tan macabra que usaste contra Miskyn.



— No es importante como la aprendí, sino que resulto ser efectiva, ¿no lo crees?



— Sí, pero…



— Ya olvida esto Estefani, lo más importante es como sacaremos a Gerardo y esa chica de esos cubos de hielo.



— Tienes razón, si llegáramos a usar nuestro poderes para romperlos, seguramente correrían riesgo sus vidas también.



— Ese es el punto hermanita, ¿qué haremos para sacarlos entonces?



— Tal vez…



Estefani se acercó al bloque de hielo que mantenía prisionero a Gerardo y estiro sus brazos con intención de abrazar ese frio cubo gigante.



— ¿Qué haces Estefani?



— Si no podemos usar nuestras técnicas, quizás…el calor de nuestro poder consiga derretir este hielo.



La energía de Estefani volvía a elevarse causando una intensa luz amarilla que a su vez emitía una enorme temperatura que rodeaba su cuerpo y obviamente el cubo de hielo. Siguiendo el ejemplo de su hermana, Michelle hacia lo mismo pero con el cuerpo congelado de Milagros.



— Yo haré lo mismo con esta chica Estefani, ¿pero crees que en verdad esto llegue a funcionar?



— Tengamos fe en que si funcione Michelle, ya que ahora mismo no se me ocurre nada más que esto para salvarlos.



El plan de Estefani se puso en marcha, pasado unos cinco minutos, las frías y congeladas tumbas de hielos creadas por Veris no parecían perder su forma y esto empezaba a poner más tensas a las princesas y sus esperanzas.



— Maldición, esto no…está dando ningún resultado Estefani.



— No bajes los brazos Michelle, no podemos darnos por vencidas, Gerardo nos necesita.



— ¿Nos necesita…dices? — Menciono Michelle con un extraño tono de voz que incomodo a Estefani. — ¿No querrás decir que te necesita…a ti hermanita?



— ¿Eh?, ¿Qué tratas de decirme…Michelle?



El silencio y el no responder de Michelle, solo provoco más nerviosismo en Estefani que por su cuerpo sentía un escalofrió inexplicable, pero que sin duda venia ligado a la aptitud de su hermana.



Pero esa tensión se persuadió por unos momentos al notar que los bloques de hielo comenzaban a derretirse y causando un alivio en el corazón de Estefani.



— ¡Esta…está funcionando, ves te lo dije Michelle, solo había que tener un poco de fe!



Finalmente los hielos lograban evaporarse con el calor corporal transmitido por las princesas y sus energías cálidas, al salir los dos prisioneros, ambos fueron inmediatamente socorridos por sus salvadoras.



— ¡Gerardo, ¿estás bien?, ¿dime cómo te sientes?! — Le preguntaba Estefani a Gerardo con clara demostración de la preocupación que tenía por él.



— Yo…estoy bien, pero… ¿qué fue lo que paso?



— Es una larga historia pero… — Estefani lo abrazo con fuerza ocultando sus ojos llenos de lágrimas contra el pecho del joven. — ¡Estoy tan feliz de que estés bien!



Tan dulce escena y conmovedora a la vez no era algo grato para ver por Michelle, quien ayudaba a levantarse a Mily mientras veía ese especial momento.



— Gracias por preocuparte Estefani, en verdad no sabes lo feliz que me hace sentir que te interese tanto mi bienestar. — En ese momento Gerardo observo a Michelle y a Milagros quienes estaban a su lado. — Y a ustedes también chicas, Michelle, Mily, Estefani, de no haber sido por la ayuda de ustedes, mi existencia ahora mismo no tendría un significado.



— No digas eso Gerardo. — Menciono Michelle ya mas calmada.



— Si Gera, tu eres muy importante para nosotras, por eso te ayudamos siempre que podemos. — Le aclaraba su amiga de la infancia.



Pero esa leve calma que se provocó al verlos a salvo a Gerardo y a Mily, despareció nuevamente al sentir una extraña atmosfera de negatividad.



— Chicos…creo que es hora de que volvamos a Sefiro. — Dijo Estefani con seriedad.



— ¿Así que tú también lo notaste hermana? — Le pregunto Michelle sospechando el porqué de ese pedido.



— Si Michelle…Sefiro y también la tierra están…



Esa sensación de oscuridad y fuerza negativa se hizo realidad, ya era tarde para cualquier intento de defensa. Sefiro había sido totalmente devastada por los ángeles enviados por los Ozars. Las fuerzas que se habían juntado en pequeños grupos por los distintos puntos del reino, fueron doblegados por los arcángeles tan poderosos e impresionantes. Incluso Jack, Johnny, Yaina, Randall, Nasha, Demetria y los Silarus quienes estaban a la defensiva de ese ataque no pudieron hacer nada ante sus técnicas.



Era el fin de todo y de todos, y la tierra, el planeta de los seres humanos tampoco serian la excepción. Millones de ángeles también fueron enviados al planeta con el fin de la total aniquilación de le especie, la única resistencia a parte de la misma raza humana y sus fuerzas armadas que eran totalmente ineficaces contra un poder absolutamente desconocido para ellos, eran Estefani, Gerardo y Michelle, quienes quedaron en la tierra perplejos por lo que acababa de ocurrir en Sefiro.



— Ese fue un día en que todo volvió a comenzar, para mí y para todos los demás. — Finalizaba su relato una mujer muy anciana, quien tenía a su lado a su pequeña nieta Justine.



— Pero… ¿qué paso después abuelita?, aun te faltan muchas cosas por contarme.



— Jejeje, lo se Justine, lo sé, pero ya es muy tarde, será mejor que te vayas a dormir o tu padre se va a enfadar con nosotras.



— Uff, está bien, ¿pero me prometes terminar esta historia?



— Claro mi hijita, después de todo…esta es parte de mi historia y me encanta recordarla. — Decía la anciana dejando correr unas lágrimas de sus hermosos ojos celestes.



La niña abandonaba el cuarto de su abuela y la ya cansada mujer miraba por la ventana, con algo de nostalgia por los tiempos vividos en aquel entonces.



— Y en mi historia esa fue otra etapa…— La abuela levantaba un retrato con la imagen de una bella mujer de cabello rubio que salía acompañada de un apuesto joven de cabello negro y ojos café. — ¿No piensas lo mismo…Gerardo?



FIN



Y llego el final y no tanto, es el fin de una etapa de esta larga historia, pero que aún tiene mucho por contar. Quiero darles mil gracias a todos los que han leído esta historia, la primera que me anime a publicar en este maravilloso foro. Fue larga y breve a la vez, pero algunas cosillas hicieron que tuviera que darle un final, y tal cual quería, abierto y con muchas cosas por responder todavía.



Seguiré mi actividad como escritor continuando con ¨ Mi lado femenino¨, para después dedicarme a otras historias que tengo en mente y que deseo realizar con muchas ansias, ojala pueda contar con el apoyo de todos, y desde ya… ¡MUCHAS GRACIAS POR TODO!