Long-fic de Pokémon - La Historia de Jack Evans

Tema en 'Fanfics de Pokémon' iniciado por Thranduil, 4 Febrero 2018.

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  1. Threadmarks: Capítulo 14 - La banda de motociclistas
     
    Thranduil

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    La Historia de Jack Evans
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    Hola mis amores!!!!! He vuelto con nuevo capítulus, pero antes ha comentar lo que me comentaron.

    Dark RS: Que bueno que esta vez no hay faltas ortográficas, espero que en el siguiente tampoco. Cuando supe lo del sonido, hace tiempo, me pareció interesante, y pensando en cómo podía derrotar a Misty se me ocurrió eso, como el sonido viaja a través de las moléculas, mientras más apegadas estén éstas, más rápido debiese viajar, por eso los sólidos conducen más rápido el sonido. La equivocación de Misty puede deberse a su impaciencia, Jack tendrá otros pokémon que no son veneno. Los duelos pre líder de gimnasio los hago así de cortos porque no son lo relevante del capítulo, pero decidí ponerlos como una medida por parte de la Liga para hacer las cosas más difíciles. Gracias por tu tiempo de leer y comentar.

    Capítulo 14 - La banda de motociclistas

    Las calles estaban llenas de personas que transitaban de un lado a otro, hacia sus trabajos u otro destino diferente, todas con mucha prisa, hablando por celular, caminando rápido o haciendo las dos cosas, parecían todos muy ocupados. Ciudad Azafrán era la urbe más grande de la región Kanto y justamente era la capital de ésta, su centro estaba lleno de altos edificios de oficinas, con todo tipo de empresas, además de varias tiendas comerciales con compradores compulsivos dentro de ellas, pero la construcción más imponente era la de la Corporación Silph. Aquella edificación poseía ventanas tan grandes que aparentaba tener murallas sólo de vidrios que reflejaban toda la luz del sol. En cambio, alrededor del núcleo de la ciudad, estaban todas las viviendas, de variadas formas y tamaños, además de una majestuosa mansión en las afueras de ésta.

    Jack, Lyra y Adam habían llegado en la mañana a la enorme capital después de un día de caminata desde Celeste, el camino no era tan largo como otros, pero se habían topado con algunos entrenadores y pokémon salvajes que les salieron al paso. Jack y Lyra pudieron con todos ellos, aunque con varias dificultades.

    Una vez en la ciudad, demoraron alrededor de dos horas en llegar al Centro Pokémon. Habían tomado el bus que los dejaba más cerca, pero se encontraron con una gran congestión vehicular, agravada por algún semáforo en rojo. Para llegar a su destino, atravesaron una muralla que rodeaba por completo el centro de la metrópoli, marcaba el antiguo tamaño de la urbe. El edificio era mucho más grande que sus pares en las demás ciudades, puesto que debía abastecer a todos los entrenadores de la gigantesca Azafrán. Entraron para encontrarse con más de una enfermera dispuesta a atender.

    Luego de revisar a sus pokémon y disfrutar de un fortificante almuerzo, se dirigieron a la plaza más grande de la zona. Dicho lugar tenía una gran cantidad de áreas verdes, uno de los pocos en la ciudad, gozaba de una amplia variedad de árboles que proyectaban sombras para descansar sobre el pasto, muchas bancas para disfrutar del día, varias rodeadas de muchos pidgey, y una enorme pileta de piedra que lanzaba agua hacia la piscina en la que yacía. El mejor lugar para descansar después de un ajetreado día de trabajo.

    Una vez arribaron a la plaza, soltaron a sus compañeros para que se divirtiesen. Squirtle se lanzó inmediatamente a la pileta, para jugar alrededor del chorro que de ella salía. Los chicos se sentaron en una banca cerca, comenzando a relajarse mientras los nidoran corrían juntos de un lado a otro.

    Al mismo tiempo que ellos disfrutaban de un momento de descanso, un sujeto vestido de guardia caminaba por los áridos pasillos del edificio de la importante corporación. Se detuvo frente a una habitación, con cautela miró hacia todos lados para prevenir que nadie viniese. Sacó unas llaves de su bolsillo derecho, abrió la puerta frente a él y entró. El cuarto estaba repleto de archivos, muchos en papeles dentro de gordas carpetas, con varios computadores prendidos, no había ninguna persona. Se acercó a uno de los ordenadores y comenzó a indagar en él.

    —Es una suerte que los archivos del sistema de seguridad también estén aquí —comentó en voz baja para sí mismo cuando vio la carpeta en la pantalla—. Así será más fácil vulnerarlos —abrió una que decía mapa del recinto—. Ahí está, justo la habitación que quiero —sonrió escuetamente—. El sistema de seguridad de aquel lugar se hace con un código y…necesito ir a la habitación para sacar lo que hay ahí —dijo resignado al percatarse de la situación. Suspiró—. Demonios, el sistema de seguridad del Museo de la Ciencia era menos engorroso.

    El hombre se metió a la otra computadora para investigar nuevamente, abrió una carpeta con el nombre de pokéballs, comenzó a leer. Era un reporte sobre las cantidades de pokéballs que habían creado, los pedidos, ventas, etc. Una vez que llegó al final, se detuvo para leer detenidamente lo que decía.

    Mientras tanto, los tres chicos seguían disfrutando del día en la plaza, conversando sobre sus futuros destinos. No obstante, un fuerte ruido interrumpió la calma que reinaba a su alrededor, era tan fuerte que las bocinas de los autos pasaron a un segundo plano. No pudieron evitar ponerse en alerta, al igual que sus pokémon. Una banda de motociclistas irrumpió la quietud de manera tan abrupta, que muchas personas se espantaron por tal escena. Los pidgey huyeron volando para escapar del peligro.

    Eran cinco individuos los que habían arribado en la plaza, vestidos con chaquetas de cuero negro, pantalones del mismo material, cuatro de ellos, los hombres, con anteojos negro, mostrando mucha rudeza, de diferentes contexturas corporales. La quinta persona era una mujer, ella llevaba un casco negro, sus ojos no se lograban ver, sólo se veía su boca, con toda su ropa ajustada a su esbelto cuerpo de modelo. Estaba en medio y parecía ser la líder de aquella banda.

    Los cinco se pusieron alrededor de la pileta. Jack y los demás estaban rodeados, además de una mujer de unos cuarenta y tantos años, una pareja de jóvenes y un anciano que había estado alimentando a las pequeñas aves.

    —¿Por qué hacen esto? —demandó saber la mujer con mucha valentía— ¡Estamos cansados de la delincuencia!

    —No estamos haciendo nada malo, también hemos venido a pasear, es un lugar público después de todo —se defendió la motociclista con un tono burlesco—. Pero creo que tengo intensiones de hacer algo malo —sonrió con malicia.

    Sacó una pokéball y liberó a la criatura en su interior. Tenía el aspecto de una cobra, con escamas púrpuras. Su campana tenía unas figuras que emulaban un rostro, bastante inquietante, de su amenazante boca salía una lengua con dos puntas, su mirada emanaba peligro. Se acercó sigilosamente a la mujer que había encarado a su entrenadora, con la intensión de hacerle algún tipo de daño. Mirándola directamente a los ojos, la señora quedó paralizada por el miedo, un miedo que cualquiera tendría si viese a una cobra de tres metros acercarse amenazadoramente.

    Constricción —la cobra rodeó a la mujer con su cuerpo, para comenzar a apretarla a vista y paciencia de los demás, la señora se quejó de dolor.

    Jack no pudo creer lo que veía, una mujer estaba siendo atacada a pocos metros de él, nunca había visto que un pokémon atacase a un humano con tal violencia y brutalidad, parecía como si quisiese provocarle algún daño serio o tal vez matarla. El chico quedó quieto y no supo cómo reaccionar ante tal evento.

    —¡Squirtle, usa burbuja! —la tortuga de Lyra saltó del agua de la pileta, expulsando una serie de burbujas que impactaron a la rastrera criatura, no le hicieron mucho daño, pero sirvió para que soltara a la mujer, puesto que la cobra se dirigió al pokémon de la chica.

    Según recordó Jack, al momento de ver la valiente acción de su amiga, cuando pequeños Lyra no era de las que destacasen mucho por enfrentar o encarar a una persona, ni mucho menos en una situación de peligro, ella no poseía mucha confianza en sí misma. Pero en algún momento eso cambió y el joven entrenador ahora veía a una persona diferente.

    —¿Otra más? —alegó la motociclista. Los demás integrantes de la banda salieron en su defensa, cada uno liberó un pokémon, eran esféricos, de piel rugosa y púrpura, con poros que emanaban un asqueroso gas, tenían dibujado debajo de su rostro algo similar a la iconografía de veneno o peligro, los cuatro de la misma especie—. ¡Yo me encargo de ella! —dijo la mujer— ¡Arbok, usa picotazo venenoso! —unas púas delgadas salieron de la boca de la cobra hacia Squirtle, pero ésta se protegió con su caparazón.

    —¡Doble equipo! —cuatro flareon aparecieron frente a las esferas flotantes— Lyra, yo me encargo de los koffing —anunció Adam—. Bola sombra —el zorro y sus copias lanzaron una esfera negra contra sus oponentes, causando el inmediato debilitamiento de dos de ellos.

    Jack observó cómo Adam era quien salía a escena ahora, enfrentándose a cuatro a la vez. No le cabía en la cabeza que una persona apareciera en un lugar para hacer daño y causar escándalo sin motivo alguno. Ivysaur, Nidoran y Zubat permanecieron quietos esperando a que su entrenador les ordenase algo, pero no recibían palabra alguna de éste.

    Las imágenes comenzaron a aparecer, como si supiesen llegar en el momento preciso. Nuevamente la silueta de una persona se dibujó en la mente de Jack y nubló su juicio sin saber bien lo que pasaba a su alrededor. Esta vez el hombre tomó al niño para llevárselo mientras éste lloraba de miedo, suplicando desesperado por ayuda. Parecía que todo pasaba lentamente, cada segundo era una lágrima de llanto. La confusión había hecho de aquel lugar su reino.

    Para cuando Jack salió de su trance, la cara de Arbok estaba a menos de un metro de él, pero una tortuga similar a Squirtle golpeó a la rastrera con todo su cuerpo. Aquella criatura era notoriamente más grande, tenía orejas cubiertas de un suave pelaje blanco, al igual que su frondosa cola, su piel era de un color azul y lanzaba una expresión más seria y madura con su mirar.

    —¡¿Jack, estás bien?! —preguntó Lyra con mucha preocupación.

    Antes de que pudiera responder, una fuerte explosión se llevó la atención de todos. El estruendo provino del edificio de la Corporación Silph. Muchas personas aterrorizadas salieron corriendo, algunos cruzaron la calle sin fijarse y casi fueron atropellados. Era un completo caos. De uno de los pisos altos salía humo, tan negro que contrastó fácilmente con el cielo.

    —Esa es nuestra señal de salida —dijo la motociclista en voz baja y, junto a su banda, huyó del lugar en su moto, no sin antes regresar a Arbok a su pokéball. Los cinco desaparecieron, perdiéndose por el tumulto de las calles.

    Jack ayudó a la señora a levantarse. Todos los de la plaza miraban cómo el humo subía sin prisa, con el pasar del día sería uno mismo con el smog de la ciudad. Las personas continuaban saliendo por las puertas, el edifico completo fue evacuado. La policía llegó primero, seguramente alguien los habían llamado por el problema con los motociclistas, luego los bomberos se hicieron presentes y no tardaron en apagar el fuego.

    Los chicos debieron quedarse ahí para relatarle a la policía todo lo que habían visto. Jack ya estaba más calmado, pero seguía pensando en lo que su mente había sacado a flote, ahora había recordado algo más. Jamás había olvidado lo que había sucedido hace años, pero los detalles se los había llevado el tiempo para protegerlo de los recuerdos.

    Se dirigieron al Centro Pokémon y le pidieron a una de las enfermeras que viese a sus compañeros. Mientras esperaban, se sentaron en unos asientos cerca. Adam fue al baño con prisa.

    —Me alegro de que Squirtle haya evolucionado a Wartortle —dijo para salir un poco del silencio incómodo, pues sospechaba que Lyra en cualquier momento le preguntaría por qué no reaccionó ante el ataque.

    —¿Qué te sucedió? ¿Por qué no te defendiste? —la chica no se fue con rodeos, conocía bien a su amigo y sabía que le sucedía algo malo.

    —No pude. No supe cómo reaccionar, me quedé en blanco —se excusó con pesar—. Pero eso no es todo —Lyra lo miró atentamente—. ¿Recuerdas lo que sucedió cuando teníamos seis años? —ella asintió— Recordé algunos detalles y cuando estaba en el Museo recordé más —enfatizó—. Detalles que había olvidado con el pasar de los años.

    —¿Recordaste el rostro del sujeto? —el chico negó—. Bueno, no sé por qué recordaste eso justo en esos momentos, pero no debes dejar que eso te detenga. Ese arbok pudo haberte matado —le regañó con cariño.

    —Gracias por salvarme —se dieron un abrazo, al chico se le humedecieron los ojos, pero aguantó las lágrimas.

    Horas después, en una lujosa casa en las afueras de Azafrán, una mujer pelirroja yacía sentada en una silla tallada, en un cuarto lleno de muchos hallazgos arqueológicos, todos hechos por ella misma. El lugar estaba en penumbras, la única luz presente era la que entraba por la ventana. Aquella persona tomó una taza de té de la mesa a su costado para beber de ella, pero un hombre entró apurado a la habitación donde se hallaba y la interrumpió.

    —¿Y bien? —dijo la mujer sin alcanzar a beber.

    —No pude traerte lo que querías —se excusó y tragó saliva, no ocultó su leve nerviosismo—. Me pillaron en la entrada de la habitación donde estaba y por eso hice explotar la bomba que me dio Kaczynski —la mujer no estaba sola, había tres personas más, dos hombres, uno alto y fornido, el otro delgado, de tamaño promedio, y una mujer de larga cabellera negra, los tres parados cerca—. Si hubieses enviado a Philby tal vez tendrías lo que quieres.

    —No hubiera hecho nada sin los códigos —habló uno de los otros sujetos, el más delgado—. Tú eres el hacker, por eso fuiste enviado.

    —Tengo el código conmigo, te lo paso cuando quieras —respondió con tono poco amigable.

    —Entonces la distracción que hice no sirvió de nada —regañó la mujer que estaba parada—. ¡Tuve que enfrentarme a unos mocosos agrandados para que tú llegaras aquí con nada! —gritó.

    —Puede ser, pero traje algo que quizás resulte ser interesante.

    El hombre sacó un pendrive y lo conectó a una laptop al lado de la taza de té que la mujer sentada estaba tomando hace un rato. Abrió unos archivos para mostrárselos a la pelirroja. Ella puso el aparato en sus piernas, para comenzar a leer la información que se reflejaba fríamente en sus anteojos.

    —Dice cosas sobre las pokéball que Silph ha creado, ventas, compras, etc. Pero sigue bajando, lo más interesante está al final, información sobre lo que me mandaste a buscar —anticipó el hacker.

    La mujer llegó a la imagen de una pokéball diferente, la parte habitualmente roja era púrpura y tenía dos círculos rosados pintados en ella con una M predominante en su centro.

    —La masterball —anunció con asombro, captando la atención de los demás.

    —Ahí dice que Philip Lockhart mandó a crear once prototipos que resultaron exitosos y cuando su hijo Alphonse heredó la compañía se hizo otra más por petición externa. Ahí sale el nombre de la persona que la pidió —explicó—. De las doce, diez están en posesión de Silph, la onceava fue robada por el Equipo Rocket cuando asaltaron el edificio de la misma compañía y después de que se disolvió dicha organización no se encontró, hoy su paradero es desconocido, lo más interesante es lo que sucedió con la doceava, la que mandaron a hacer. Está a nombre de alguien —la mujer leyó el nombre.

    —Tenemos tiempo antes del próximo paso de nuestro plan —adelantó—. Así que por el momento necesito que busquen…al menor de los Evans, su nombre es Jack.
     
  2.  
    Dark RS

    Dark RS Caballero De Sheccid Comentarista empedernido

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    Saludos.

    Nuevamente nada que señalar en cuanto a la escritura.

    El ladrón prácticamente se confesó en esa escena, si habían micrófonos ocultos caerá por no aprender a trabajar en silencio, o hubiera sido mejor que lo pensara.

    Los motociclistas me recordaron a los que aparecen en el puente y que todos tienen pokémon venenosos. Me refiero a los del juego y no los del anime.

    Esos traumas de la niñez de Jack le van a volver bien fuerte cuando lo secuestren los villanos para intercambiarlo por la master ball.

    Si me pareció raro que usaran a los motociclistas como anzuelo para atraer a la policía y que al final, gracias a que los llamaron por los disturbios de los motorizados, llegaran aún mas rápido al edificio Silph.

    Fue bueno que el squirtle de Lyra evolucionara, aunque ni se supo cómo o por qué evolucionó, pero ahí estaba cuando más se le necesitó.
     
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  3. Threadmarks: Capítulo 15 - El S.S. Anne III
     
    Thranduil

    Thranduil Entusiasta

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    Hola mis niños, les vengo con un nuevo capítulo, pero antes a comentar lo que me comentaron.

    Dark RS: no se me ocurrió que pensara todo lo que dijese, pero no habían micrófonos. Los motociclistas no son los del puente, sólo lo digo para confirmarlo, la verdad ni siquiera me había acordado de ellos. Los recuerdos de Jack lo atormentan en más de una ocasión y creo que el secuestro será interesante, aunque falta para eso. Los motociclistas serían una distracción, para que la atención estuviese sobre ellos y el que estaba en Silph pudiese robar fácilmente la masterball, no obstante , las cosas le salieron mal, y él tuvo que hacer la distracción para escapar y sirvió para que los motociclistas también lo hicieran. La squirtle de Lyra evolucionó mientras Jack tenía un pequeño recuerdo de su pasado, por eso cuando despierta ya es una wartortle. Gracias por tu tiempo para comentar y leer.

    Capítulo 15 - El S.S. Anne III


    La mayoría de las casas eran de un color blanco y con tejados anaranjados, muy similar a un helado de chirimoya alegre, aunque había varias de otros colores que resaltaban por su unicidad. Las calles estaban sumamente pulcras y, es que, desde que llegaron a Ciudad Carmín, Jack y Adam no habían visto ningún papel tirado en el suelo que ensuciase la urbe, era muy distinto a Azafrán. Los dos jóvenes se habían separado de Lyra en aquella metrópoli puesto que ella debía partir a una ciudad distinta para poder participar en un concurso pokémon. La despedida había sido bastante emotiva para el chico.

    Ambos muchachos habían demorado poco en las bicicletas que les habían regalado. Resultó ser que la señora que defendieron de los motociclistas era la esposa del dueño de la tienda de bicis de Celeste y había mandado a buscar tres para ellos. Sin duda eso haría que se demoraran menos entre una ciudad y otra. No obstante, Jack no evitó sentirse desmerecedor de tal gesto de agradecimiento, pues sólo atinó a quedarse parado mirando al vacío mientras los demás hacían algo.

    Cuando llegaron a Carmín, una refrescante brisa marina les pegó de frente, el encierro de Azafrán los había agobiado un poco. Pasaron cerca de un enorme solar que abastecía a gran parte de la urbe, lo habían construido con el propósito de hacer de la ciudad un lugar menos contaminante, hace tiempo habían tenido unos problemas con unos lodosos pokémon atraídos por la basura. Sin embargo, la principal atracción de la ciudad era el enorme puerto en sus costas, lleno de barcos pesqueros, turísticos o con mercadería, pero el más grande y llamativo era un enorme trasatlántico de bien cuidado blanco que se llevaba todas las miradas.

    —Adam —dijo Jack al parar en la luz roja—. ¿Dijiste que tu primo vive aquí?

    —Así es —le respondió—. Su casa está cerca del mercado, al lado del puerto.

    —¿Atravesaremos toda la ciudad? —reclamó— ¿Pasaremos siquiera por el Centro Pokémon?

    —Por supuesto. Sólo sígueme y no te retrases.

    La luz del semáforo se tornó verde, por lo que comenzaron a andar en las bicis por las limpias calles de la urbe. Mientras tanto, Jack aprovechó de observar la ciudad, percatándose de que la mayoría de los autos eran eléctricos y no emitían gases. Luego de una normativa municipal, todo se había vuelto más amigable con el medio ambiente.

    Después de varios minutos arribaron al Centro Pokémon. Ambos le pidieron a la enfermera que revisase a sus compañeros, Jack aprovechó de sacar una hora para enfrentar al líder de gimnasio en tres días más y, según escuchó de una conversación ajena, el tipo eléctrico era su especialidad.

    Luego de revisarlos, partieron inmediatamente al hogar del primo de Adam. Cruzaron varias calles, usaron algunos atajos con poca gente y tráfico para terminar llegando a una casa de blancas paredes, su tejado era de un naranja más claro, desteñido por el sol, y tenía varias plantas de decoración que armonizaban la vista.

    —¿De verdad no les molesta que yo venga? —preguntó Jack, se sentía incómodo por llegar como si nada a una casa de desconocidos.

    —No. Cuando le avisé a tía Dolly de que venía con alguien más se alegró —dijo Adam con naturalidad.

    —¿Enserio? —dijo Jack con incredulidad. No podía creer que alguien se alegrase de que un extraño viniese a quedarse a su casa por unos días.

    —Sí —respondió Adam, pero no explicó por qué.

    Dejaron las bicis apoyadas en la pared y Adam tocó la puerta. Una delgada mujer les abrió, tenía rasgos finos que resaltaban una sonrisa natural, su pelo estaba tomado y andaba con un delantal verde pálido. Los saludó amablemente para dejarlos entrar. Ambos tomaron asiento, Jack se sentía más incómodo que nunca, más que en el lujoso auto de Karin en Verde.

    —¡Daniel, tu primo ya llegó! —gritó la mujer, luego se perdió entre las habitaciones de la casa.

    Esperaron unos segundos antes de que un chico de la misma estatura de Adam apareciese con un andar bastante perezoso. Su cabello era castaño oscuro y desordenado, vestía una sudadera un poco ancha de color amarillo, con pantalones ligeramente holgados de color negro. Tenía algunas pecas que encajaban con su mirada algo somnolienta.

    —Hola —dijo bostezando—. Tú debes ser Jack —se tiró en el sofá opuesto a donde estaban los otros dos.

    —Sí.

    —Y ¿Qué cuentas, Adam? Tu venida a esta casa siempre implica que yo tenga que salir de mi cuarto y dejar mis máquinas —lo culpó de ello—. Y la presencia de este niño me obliga aún más a salir de aquí. Por eso mi mamá aceptó que te quedaras, Jack —miró al chico con pereza—. Cree que así tendré otro amigo más.

    —Pasa todo el día encerrado con sus máquinas, armándolas y desarmándolas, una y otra vez —explicó Adam—. No toma aire fresco, apenas sale de su recámara para ir al baño y comer.

    —Ya veo. Y ¿qué clase de máquinas desarmas? —preguntó Jack para tratar de entrar en confianza.

    —De todo tipo. Ven, te mostraré.

    Se levantó con lentitud y los condujo a su habitación, estaba a oscuras, pero Daniel prendió la luz. Había varias máquinas que emitían luces parpadeantes, otras mostraban imágenes, una estaba toda desmantelada en el suelo. Había una cama desordenada y un computador prendido.

    —Estoy desarmando esta cosa, la compré en un depósito de máquinas usadas. Después de la nueva ordenanza ecológica en Carmín, muchas máquinas fueron desechadas por que contaminaban más de lo permitido. Gracias a eso me hice con todo esto que ven —explicó. Se notaba un pequeño aire a entusiasmo y orgullo en sus palabras cuando hablaba de sus preciadas máquinas—. Tuve que modificarlas un poco para no violar esa ordenanza.

    —Ya veo —dijo Jack—. Ya tienes un objetivo, ya sabes a qué dedicarte.

    —Sí, me encantan las máquinas y todo sobre ellas —explicó—. Pero de vez en cuando entreno a mis pokémon.

    —¡¿También eres entrenador?! —exclamó Jack— Perdón.

    —Como estoy obligado a salir, porque llegaron ustedes. Creo que sería interesante tener una batalla —bostezó—. Servirá para estirar las piernas. Podríamos entrar al torneo del S.S. Anne III.

    Tomaron el bus, habían decidido no ir en bicicleta por dos razones, no tendrían dónde dejarlas y Daniel no tenía ganas de hacer esfuerzo. Llegaron al puerto luego de veinte minutos aproximadamente, bajándose al lado del mercado. Muchas personas transitaban por el lugar, lleno de puestos y turistas comprando recuerdos y chucherías varias que no necesitaban. Los jóvenes atravesaron aquel lugar para llegar a un enorme trasatlántico blanco, el mismo que habían visto cuando entraron a la ciudad. De cerca era mucho más grande, proyectaba una gran sombra que capeaba el calor. Subieron por la escalera hasta la cubierta. Arriba había una enorme piscina con forma circular, mientras que a su costado se hallaba un imponente campo de batalla. Además, estaba lleno de varios bares al aire libre, sillas para tomar sol y sombrillas.

    Se acercaron a una persona sentada en un mesón al lado de un enorme cartel que informaba sobre el torneo. Una mujer de traje azul y bien peinada los atendió.

    —¿Desean inscribirse? —preguntó con amabilidad— Sólo nos quedan dos cupos.

    —Entren ustedes —dijo Adam—. No tengo ganas de luchar. Además, ahí dice que se necesitan mínimo dos pokémon y yo sólo tengo a Flareon.

    Jack y Daniel se inscribieron. El sorteo se haría en media hora, por lo tanto debieron esperar. Se fueron a sentar, pero Adam debió ir al baño, había aguantado bastante, pero ya no pudo más. Dejó a los dos solos.

    —Cuando Adam avisó que vendría contigo, me habló un poco sobre ti —le comentó Daniel sin mucho ánimo—. Me dijo que estabas buscando un objetivo en la vida o algo así.

    —Sí. Durante el último tiempo he estado cuestionando un poco lo que elegí. Empezar un viaje como entrenador para entrar a la Liga y todo eso —explicó con una leve sonrisa forzada.

    —Pero sigues en eso. Veo que tienes dos medallas ahí —bostezó al señalar la correa del bolso del chico.

    —Sí, le dije a un amigo que seguiría en lo que estoy mientras busco un objetivo. Pero…háblame de ti, ¿por qué siempre estás encerrado? —preguntó.

    —La gente es demasiado hipócrita. Engañan a los demás para su propio beneficio. Predican pero no practican —dijo sin parecer una persona somnolienta como se había mostrado la gran parte del poco tiempo que llevaban de conocerse—. Sé que no todos son iguales, pero no confío mucho en las personas, excepto mi familia. Por eso me gustan tanto las máquinas, ellas no hacen daño, sólo los humanos. Además, tengo a mis pokémon.

    Daniel no era una persona tan rara después de todo, Jack veía en él a alguien, por alguna razón, afectado por la sociedad, al igual que él mismo en Paleta. A Daniel no le gustaba la compañía humana, por que el ser humano tiende a dañar a otros sin un motivo convincente. Muchas personas se encierran en su mundo como método de defensa, el de Daniel eran sus máquinas.

    Todos los concursantes se reunieron a un costado de la cancha y el público del otro, habían instalado unas galerías especiales para que se sentasen y pudieran disfrutar de los enfrentamientos. Un señor vestido de uniforme y de una edad similar a la del profesor Oak se paró en medio de la arena de batalla, comenzó a hablar a los asistentes a través de un micrófono.

    —Damas y caballeros, les habla Dionisio de Arcos, capitán del S.S. Anne III —dijo el hombre, algunas personas lo reconocían, había formado parte de un selecto grupo de entrenadores hace muchos años—. Es un agrado para mí informarles que el mini torneo a bordo de este famoso trasatlántico comienza ahora —la gente aplaudió—. Y es mi deber informarles que la primera ronda será de batallas dobles. Los enfrentamientos han sido elegidos al azar y los primeros en luchar serán —abrió un papel— Tommy González y Jack Evans.

    Jack se paró, para tomar lugar en uno de los lados del campo de batalla, el otro chico se puso en el lado contrario, vestía muy similar a los cazabichos en las entradas del bosque Verde, pero se veía un poco más experimentado en el área.

    —¡Que comience la pelea! —anunció el capitán.

    —Ivysaur, Nidoran —ambos cuadrúpedos salieron con energía y se pararon con firmeza.

    Kakuna, Metapod —dos capullos salieron de las pokéballs, el primero tenía apariencia de una pupa y era amarillo, poseía dos ojos negros que miraban como si tramase algo. El segundo era una crisálida verde con algo muy similar a un rostro humano, no tenía boca, pero poseía nariz y una mirada seria.

    —Pero esos pokémon ni siquiera pueden moverse —se dijo Jack—. ¿En que estará pensando? —la gente del público también miraba intrigada—. ¿Por qué usas esos pokémon? ¿No deberías esperar a que evolucionen?

    —Sí. Tienes razón —dijo sonriendo.

    Ambos capullos comenzaron a brillar y se abrieron, dejando salir a dos criaturas aladas. El kakuna se convirtió en una abeja de ojos rojos, tenía un peligroso aguijón blanco al final de cada brazo y uno amarillo en su abdomen, el cual poseía dos líneas negras que lo rodeaban. Mientras que el metapod evolucionó en una hermosa mariposa púrpura también de ojos rojos, sus extremidades superiores eran cortas y las inferiores largas, las cuatro de un color celeste. Sus alas eran blancas y frágiles.

    Beedrill y Butterfree —indicó el cazabichos—. Apuesto a que no te lo esperabas. No podrás con ellos ahora que evolucionaron —alardeó.

    —¿Cómo sabrás que movimientos usar? —preguntó Jack.

    —Soy un experto en tipo bicho, sé que movimientos aprenden al evolucionar —respondió jactándose de sus conocimientos—. ¡Beedrill, usa ataque furia! ¡Butterfree, usa confusión!

    La abeja se acercó rápidamente a Ivysaur y comenzó a propinarle una serie de dolorosos golpes con sus aguijones blancos, el animal-planta alcanzó a ladearse un poco, por lo que recibió la ofensiva del insecto en su costado izquierdo. Al mismo tiempo, la mariposa le provocó a Nidoran un fuerte malestar de cabeza con tan solo lanzarle una mirada, aunque los ojos del butterfree no expresaban demasiado.

    <<Maldición —pensó Jack—. Ambos vuelan y Nidoran necesita estar cerca para atacar. Además ese beedrill es muy rápido.>>

    —¡Energibola! —el animal-planta lanzó una brillante esfera verde contra la abeja, pero ésta la burló con facilidad.

    —No será tan fácil. ¡Ataque furia y confusión! —ordenó Tommy.

    —¿Otra vez los mismos movimientos? —los bichos atacaron de la misma manera que la vez anterior. La escena se volvió a repetir.

    <<Está jugando con tu ignorancia, Jack —dijo Adam entre sus pensamientos—. Cuando Butterfree y Beedrill evolucionan, sólo aprenden un movimiento cada uno.>>

    —¡No hay nada que puedas hacer! —alardeó Tommy con una triunfal sonrisa en su rostro.

    —Nidoran, tápate los oídos —el roedor agachó la cabeza y los cubrió con sus patas—. Ivysaur, usa eco voz —el verdoso pokémon lanzó un fuerte sonido de su boca que hizo que los voladores descendieran—. Nidoran, usa placaje con ambos —el compañero de Jack corrió a sus oponentes y, aprovechando la cercanía de estos dos entre ellos mismos, los embistió. Las dos criaturas no volvieron a moverse, quedando tiradas en el suelo.

    —¡Y el ganador es Jack Evans, con sus pokémon Ivysaur y Nidoran! —anunció el capitán.

    El caza bichos devolvió sus pokémon a sus respectivas pokéballs, retirándose sumamente avergonzado del lugar. Sin siquiera despedirse. Había demostrado ser tan sólo un fanfarrón.

    Las batallas continuaron, Jack vio detenidamente a Daniel, pero no logró ver nada en especial, pensó que tal vez saldría con algo semejante a Adam, pero en vez de eso lo vio luchar con bastante pereza. Bostezó más veces de las que dio una orden, pues derrotaba a sus oponentes con el primer golpe.

    Jack y Daniel avanzaron, al primero cada vez le costó más, pero logró instalarse en la final. Ahora, ambos debían disputarse el premio.

    —¿Estás listo, Jack? —preguntó Daniel con somnolencia. Jack se limitó a sonreírle.
     
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  4.  
    Dark RS

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    Saludos.

    "La despedida había sido bastante emotiva para el chico." Supondré se refiere a Jack, pero no está claro si se refiere a Jack o Adam.

    "Por eso me gustan tanto las máquinas, ellas no hacen daño..." Alguien tiene que presentarle Skynet a Daniel.

    Esos bichos fueron derrotados de una forma muy vergonzosa. Hay que trabajar en sus defensas.

    Y me dejas con la intriga de qué pokémon usa Daniel. Posiblemente algo acero o eléctrico... Magnemite se me viene a la mente.

    Y cuando veo que están en el SS Anne III no hago más que pensar en que ese pobre barco se va a hundir o al menos estar a punto de hacerlo.

    Esperará el siguiente capítulo.
     
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  5. Threadmarks: Capítulo 16 - Las habilidades extras de un pokémon
     
    Thranduil

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    Hola mis niños, les vengo con un nuevo capítulo, pero antes a comentar lo que me comentaron

    Dark RS: Sí, fue emotiva para Jack, debí especificar mejor. Bueno, hice a los bichos fáciles porque no eran lo importante del capítulo, la idea era presentar a Daniel y creo que el atinaste con sus pokemon. Tal vez te decepcione, el S.S. Anne III no se hundirá, puesto que, al igual que lo de Bill con el clefairy, eso ya sucedió. Más adelante verás cuándo. Gracias por tomarte tu tiempo para leerme y comentar.

    Capítulo 16 - Las habilidades extras de un pokémon


    La tranquila agua del mar reflejaba el cielo como un enorme espejo natural, mientras que el sol observaba con calidez desde su fría lejanía. El último enfrentamiento iba a comenzar a bordo del barco, la gente estaba expectante en sus asientos, esperando por una buena batalla, ambos entrenadores se habían desempeñado bien durante los encuentros anteriores. Sólo quedaba la orden del capitán para dar inicio.

    —Esta batalla será de dos contra dos —anunció Dionisio—. ¡Que comience el duelo!

    —Nidoran —el roedor se plantó frente a Jack mirando hacia Daniel.

    Magneton —tres esferas metálicas unidas salieron de la pokéball del somnoliento muchacho, cada una tenía dos imanes, un ojo carente de expresión y dos tornillos, excepto la de en medio, ella tenía un tornillo extra en su parte superior. La magnética criatura levitaba sobre el suelo, reflejando el sol sobre su plateada superficie.

    <<Debo tener cuidado con ese pokémon —pensó Jack con preocupación—. En los duelos anteriores, los ataques especiales de sus oponentes ni si quiera lo tocaban.>>

    —¡Doble patada! —ordenó Jack, a lo que Nidoran reaccionó corriendo inmediatamente hacia el imán flotante.

    —Esquívalo —dijo Daniel, quien acababa de sentarse en el suelo. El roedor no pudo efectuar el golpe, pues el magnético pokémon se distanció del suelo, quedando a mayor altura—. Usa bomba sónica —bostezó.

    Magneton apuntó sus imanes hacia su objetivo, expulsando una onda sonora imperceptible para el oído humano, pero peligroso para un pokémon como Nidoran, cuya buena audición era una de sus características principales. El ataque llegó a los oídos del roedor, quien no demoró en sufrir un intenso dolor en sus órganos auditivos.

    <<Cada vez que Nidoran se acerque, Magneton se elevará —razonó Jack con temprana frustración—. Nidoran tendrá que saltar, pero deberá ser en el momento preciso.>>

    —¿Estás bien, Nidoran? —su compañero sacudió la cabeza antes de hacerle un sonido de afirmación— Bien. ¡Usa golpe roca! Pero esta vez salta cuando Daniel dé la orden de evadirte —la última oración la dijo en voz baja, antes esa táctica lo había ayudado a ganar una batalla de gimnasio.

    Nidoran corrió hacia Magneton, por lo que el somnoliento muchacho nuevamente ordenó una evasión. El roedor siguió la orden al pie de la letra, saltó y con su pata delantera derecha le dio un golpe al imán en el tornillo superior, causándole bastante daño.

    —Bien hecho, Jack —dijo Daniel con el codo derecho apoyado en su pierna mientras su cabeza descasaba en la mano del mismo brazo—. Esta batalla me está entusiasmando de a poco. No fue mala idea venir aquí, después de todo.

    —No pareces entusiasta —evidenció Jack, pues Daniel parecía igual de hastiado que siempre.

    —Lo que siento no lo demuestro con gestos, sólo con palabras —explicó con calma—. Magneton, usa disparo espejo.

    Las esferas que conformaban el cuerpo del magneton se separaron entre ellas para efectuar el movimiento, aunque la fuerza magnética natural que las mantenía juntas no les permitió distanciarse tanto. Del mismo tornillo que el roedor había golpeado, salió un rayo cuyo color era el reflejo de la luz que recibía. A Adam, al igual que a otras personas del público, le pareció verse reflejado en aquel rayo, como si fuese un espejo sin forma que atravesaba el campo de batalla, una distorsión que irrumpía el espacio. El ataque golpeó a Nidoran, dejándolo inmediatamente inconsciente.

    —Regresa —el roedor volvió a la pokéba la pok volvill—. Ivysaur —el animal-planta se paró firmemente ante el imán—. Energibola —el pokémon lanzó una esfera verde y brillante contra Magneton, sin embargo, la bola explotó centímetros antes de impactar a su oponente.

    <<¿Cómo demonios hace eso? —caviló Jack, tensando involuntariamente sus puños— No creo que sea un movimiento psíquico. O tal vez hace lo mismo que Adam, decirle a sus pokémon que hagan ciertas cosas en ciertos momentos.>>

    —¿Qué pasa, Jack? Te veo pensante —indicó Daniel con mucha pereza.

    —¿Cómo haces para que ningún ataque especial toque a tu magneton? —demandó saber el chico, y no era el único, muchos en el público estaban intrigados.

    —Es sencillo, pero me da flojera explicarlo.

    —¡Explícanos! —se oyó desde el público.

    —Está bien —dijo de mala gana—. Todos los pokémon tienen una habilidad, en el caso de Magneton es robustez, pero aparte de eso tiene otras cualidades que la naturaleza le otorgó. Yo las llamo habilidades extras de un pokémon —bostezó—. Por ejemplo, Magneton puede crear campos electromagnéticos que perturban a algunas máquinas a su alrededor. Yo le enseñé a mi pokémon a usarlo a su beneficio. Fue bastante difícil.

    —Entonces, ¿los ataques especiales chocan con su campo electro…eso que dijiste? —preguntó Jack.

    —Sí. Aunque no puede detenerlos todos —agregó.

    —Una interesante explicación, ¿verdad? —dijo el capitán— ¿Podrían continuar con la batalla? Por favor —insistió con una falsa sonrisa para no verse impaciente.

    Y finalmente Daniel salió con algo nuevo para Jack, era la tercera persona que hacía eso en la primera batalla que tenían. El chico de mirada somnolienta usaba todas las características de sus pokémon a su favor y las potenciaba de alguna forma, él iba más allá investigando a fondo la especie de sus compañeros.

    Chispa —dijo sin ánimo y una descarga llegó velozmente a Ivysaur.

    Eco voz —el verdoso pokémon lanzó un fuerte grito que aturdió un poco al imán—. ¡Energibola! —esta vez el ataque sí golpeó a Magneton, y lo hizo justo en el lugar donde Nidoran le había dado un golpe. El pokémon cayó para no moverse más.

    —Usaste eco voz para que Magneton dejase de usar el campo electromagnético para protegerse y atacarlo justo en su punto débil, el tornillo —dijo Daniel.

    —No tenía idea de lo último que dijiste —evidenció Jack su reciente buena suerte.

    —Bueno, supongo que tuviste suerte —se paró, ya no se veía tan somnoliento—. Adecúo mi estado de ánimo según mi pokémon, lo veo como una forma de acompañarlos. Magneton es de movimientos más lentos, por eso me senté, pero este pokémon requiere que yo sea más vivaz.

    En la mayoría de las batallas anteriores, Daniel había usado sólo a Magneton, excepto en la primera, donde usó a ambos, sin embargo, ahí sólo se mantuvo de pie.

    Jolteon.

    Una criatura cuadrúpeda salió a escena. Era muy similar a un zorro, pero con leves rasgos felinos. Su pelaje era principalmente amarillo, blanco en el cuello. Sin embargo, no parecían pelos, más bien se asemejaban a pinchos, tan finos y agudos como las espinas de un cactus, cargados de electricidad. La mirada del pokémon era fiera, mientras que sus ojos negros recordaban a un flareon o vaporeon.

    —¡Pin misil! —Jolteon lanzó una serie de varios pelos puntiagudos contra Ivysaur, quien quedó con varios de ellos enterrados en su piel. El verdoso pokémon se quejó por un rato— Como dije antes —Daniel se veía más despierto y serio—, le enseñé a mis pokémon a usar de una mejor manera sus habilidades extras. Y me parece que las personas quieren saber qué hice en este caso —miró al público.

    —¡Sí! ¡Explícanos! —dijo la misma voz que la vez anterior, al capitán no le quedó otra opción más que acatar lo que el público quería.

    —Bien —ahora ya no tenía tanta flojera—. El movimiento pin misil, como muchos sabrán, se trata de lanzar algo puntiagudo al oponente, en este caso pelos, sin embargo, el pelaje de Jolteon está electrificado. Pero me di cuenta que cuando lanzaba los pelos, éstos iban sin electricidad. Así que le enseñé a electrificarlos antes de lanzarlos.

    —Por lo tanto, Ivysaur recibió también una descarga —sentenció Jack, a lo que Daniel movió la cabeza afirmativamente—. Ingenioso.

    —Lo sé.

    —¿Podrían seguir con la batalla? ¡Por favor! —dijo el capitán.

    A pesar de dedicarse tanto a sus máquinas, Daniel no había descuidado el entrenamiento de sus pokémon en ningún momento. El tiempo que no perdía en conocer gente lo distribuía perfectamente entre ambas tareas. Lo de usar las habilidades extras, como las llamaba él, era una estrategia que sorprendió a varios en el público.

    —¡Energibola! —Ivysaur expulsó una brillante esfera verde que impactó al zorro en todo su rostro.

    —¡Impactrueno! —la amarillenta criatura se rodeó con electricidad y le aplicó una fuerte descarga al pokémon de Jack— Esos pelos incrustados en su piel aún están electrificados y sirven como antenas para la descarga que Jolteon le acaba de aplicar. Además, la electricidad se esparce más rápido por el cuerpo —indicó.

    Eco voz —Ivysaur soltó un fuerte sonido que perturbó la audición de su oponente por unos instantes—. ¡Usa drenadoras! —de la flor del compañero de Jack salió una semilla marrón directamente hacia Jolteon, aprovechando su distracción, y lo envolvió con enredaderas que le provocaron dolor.

    —Muy astuto, pero no podrás con esto —Daniel se escuchaba distinto—. Doble rayo — la eléctrica criatura lazó un rayo de un color que se confundía entre azul y morado, el cual dio de lleno a Ivysaur, dejándolo inconsciente—. Nunca entendí por qué se llama doble rayo si sólo lanza uno —comentó con voz más somnolienta, la viveza se le estaba pasando.

    —¡Y el ganador es Daniel Parker! —anunció el capitán— Al fin. No sé por qué a los entrenadores de hoy les da por explicar todo lo que hacen —comentó para sí mismo.

    La gente aplaudió y Daniel junto a Dionisio se acercaron a una canasta llenas de pokéballs. Todas tenían un pokémon en ellas. Daniel supuso que serían acuáticos, pero su interés eran los de tipo eléctrico. Así que decidió cederle el premio a Jack, probablemente él sacaría mejor provecho de un pokémon con esas cualidades.

    Jack se cubrió los ojos para elegir al azar, metió la mano y sacó la primera pokéball que tocó. Se destapó los ojos y vio en el interior de la cápsula, a través de su mitad roja. Ahí yacía un pequeño caballo de mar, sus colores no se distinguían bien, pero se notaba perfectamente que su única aleta y su vientre eran de un color más claro. Aquella criatura lo miraba fijamente.

    —Ha sacado un Horsea —avisó el capitán al público.

    La gente comenzó a retirarse y despejar el lugar, faltaban pocas horas para que el barco zarpase y se adentrara en mar abierto. Jack y los primos se disponían a ir al Centro Pokémon para revisar a sus compañeros, pero un hombre de baja estatura se les cruzó en el camino y comenzó a hablarles. Llevaba un traje negro con rayas, sombrero, lentes y un enorme bigote blanco. Además de un evidente olor a naftalina.

    —Oh, mi jóvenes entrenadores —el sujeto hablaba con entusiasmo—, esa batalla fue maravillosa, la forma en que tú empleaste las habilidades de tu pokémon —miró a Daniel— y la forma en que tú te sobre ponías a esa dificultad —se dirigió a Jack— fue realmente espectacular.

    —Gracias —dijo Jack.

    —Sería un honor para mí que mañana nos visitaran en el Club de Fans Pokémon, yo soy su presidente —les pasó una tarjeta a cada uno—. Hablaremos todo el día de pokémon, lo pasaremos muy bien —espetó una risa que le molestó a Daniel. Luego el hombrecillo se retiró, perdiéndose en la multitud.

    —No me digan que van a ir —dijo Daniel con poca esperanza de que fuera así—. Ese lugar es horrible. Hablan todo el día de lo mismo y se ríen de cosas que no son graciosas —reclamó.

    —Iremos. Jack necesita una estrategia para enfrentar al líder de gimnasio, ellos nos pueden ayudar —dijo Adam—. Además, puede que ahí Jack encuentre su objetivo en la vida…o indicio de él.

    —Lo dudo —Daniel bostezó.

    Los tres bajaron del trasatlántico y se dirigieron al Centro Pokémon. Faltaba poco para el atardecer.
     
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  6.  
    Dark RS

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    Saludos.

    La verdad no sé cómo le hizo ivysaur para vencer a un magneton. Pero en cuanto el jolteon salió sentenció al pobre pokémon planta. Ese eléctrico es de los más veloces que hay, sin mencionar que se le puede lograr un decente ataque especial.

    Y cómo es posible que jack obtuviera un horsea, ¿dónde está lo venenoso en horsea?

    Esa pelea la encontré mas larga que las demás, o al menos esa impresión me dio. Van a ir al pokémon fan club, no preveo que sea algo muy interesante, pero será cuestión de esperar a leer el siguiente capítulo.
     
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  7.  
    Plushy

    Plushy PokéWriter Usuario VIP Comentarista destacado

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    Me va a llevar un bueeeeen rato ponerme al corriente pero al fin me di el tiempo de empezar a leer.
    Ya veo por qué Kiwi había dicho que se sentía algo pesado, es que la historia es muy autoexplicativa y si bien eso puede ser chocante para la gente que de sobra conoce a los pokémon y el cómo son las pokebolas, la pokedex, etc, me parece una idea interesante el escribir una historia desde el punto de vista de si fuera un original, es decir, asumir que el lector no conoce nada de este universo y es chamba del autor tanto describir las criaturas citadas como la función de elemenos básicos que usa un entrenador; así, por ejemplo, yo le podría pasar la historia a alguien que nunca vio el anime ni se interesó por los juegos y podía leerlo fácilmente.

    Jack parece que va a ser un estratega y el que se diga que de fondo es un personaje tranquilo aunque luego le gane la emoción de la batalla es algo que me interesa porque es el tipo de personaje con el que puedo congeniar un poco más que con el chico que tiene 20 bolsas de azúcar en la sangre xD además escogió a bulbasaur [​IMG]

    Tal vez en otros tres años me pueda poner al corriente e.e
     
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  8. Threadmarks: Capítulo 17 - El Club de Fans de Pokémon
     
    Thranduil

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    Holi, les vengo con nuevo capítulus, pero antes ha comentar lo que me han comentado.

    Dark RS: Bueno, Ivysaur venció al magneton por golpearlo en su punto débil, el tornillo superior, super que lo era porque Green lo menciona en el manga cuando pelea contra uno, lo saqué de ahí. Lo de los pokémon venenosos, es algo que noté cuando escribí ese capítulo cuando lo insinué, pero la verdad no tengo planeado para Jack un equipo sólo de venenosos. Sí, el capítulo del club de fans pokémon no e salió interesante, me salió más como una excusa para entrenar.

    Plushy Berry: Nueva lectora y con comentarios!!!! Descuida, tómate tu tiempo para hacerlo. Lo de explicar harto lo hice justamente pensando en que el lector no sabe nada de pokémon, aunque debo decir también que lo hago así para dejar claro desde el principio algunas cosas básicas que en la historia podría usar y que prefiero no explicar sólo cuando recurra a ellas, por ejemplo que las pokéball son transparentes en la parte superior, para saber qué pokémon hay dentro, etc. Le hice esa personalidad a Jack porque siento que se adecua más a una persona de la vida real, es decir, tiene 14, inicio de la adolescencia, a esa edad uno no tiene ganas de nada ni energía para nada, pero siempre tenemos algo que hace que nos movamos más de lo normal. Que escogiera a Bulbasaur fue algo que simplemente se me ocurrió, pero creo que inconscientemente pensé en el Red del manga.

    Gracias a ambos por tomarse su tiempo para leer y comentar. Besos.

    Capítulo 17 - El Club de Fans de Pokémon


    Los tres jóvenes durmieron plácidamente, a Jack le tocó dormir en el sofá, pues no había más camas en la casa, en el Centro Pokémon hubiese dormido más cómodamente, pero no quería parecer grosero. Por la mañana, la señora Parker, o Tía Dolly, como la llamaba Adam, les sirvió el desayuno, tostadas y jugo de naranja. Jack intentó verse lo más educado posible, sin embargo, a Daniel no le interesaba mucho eso, él sólo bostezaba y comía con pereza.

    Luego de comer, tomaron sus bicicletas y partieron inmediatamente al Club de Fans de Pokémon. Daniel fue a regañadientes, su madre lo obligó a ir, hace mucho tiempo que no salía dos días seguidos de su casa, y eso lo tenía muy molesto.

    Cruzaron la ciudad acompañados de la típica calidez matutina. El día estaba despejado, algunas aves volaban el cielo, mientras que el viento del mar les pegaba en el rostro de vez en cuando. Demoraron alrededor de una hora en llegar al recinto, Daniel mantenía su expresión de descontento en su cara.

    El lugar parecía una simple casa vista desde afuera, aunque con un diseño diferente al de la mayoría de los hogares en la ciudad. Su tejado era verde, sus murallas eran de ladrillos, pintadas de un color rojizo, mientras que la puerta era de un verde más oscuro, con una ventana con forma de corazón, esto último le pareció horrible al primo de Adam. Jack se aproximó para golpear la pintoresca puerta. Esperaron un rato hasta que el mismo presidente les abrió la puerta, seguía oliendo a naftalina como la vez pasada.

    —¡Oh, mis queridos jóvenes! —exclamó el viejo— Me alegro de que hayan venido. Pasen, pasen.

    Ingresaron y vieron una enorme habitación de murallas celestes, llena de personas conversando, algunas de pie, otras sentadas en sillones y unas pocas sentadas en círculo en el suelo. Uno que otro pokémon pequeño correteaba por el lugar, algunos dormían dormían tranquilamente.

    El anciano los condujo por la sala, invitándolos a sentarse en una mesa redonda de madera, había tres personas más sentadas ahí. Un niño de alrededor de diez años con el pelo ondulado y mirada optimista, una chica de veinte años con sus ojos llenos de confianza y un señor gordo que tenía los ojos tan chicos que no se sabía si estaba dormido o no.

    —Mis queridos amigos —dijo el presidente—. Ellos son Jack, Adam y Daniel, y han venido a compartir con nosotros su fanatismo por los pokémon. Ellos son Blake —apuntó al niño—, María y Xenón.

    —A mí me encantan los pokémon —dijo la chica—. Me gusta todo de ellos, me faltaría tiempo para decir todo lo que me gusta, realmente me fascinan —anunció con una enorme sonrisa que irritó más a Daniel.

    —Yo presencié la Danza de la Luna —declaró Adam para lucirse. Los demás se maravillaron con tales palabras, sobre todo el presidente—. Muchos clefairy y clefable estuvieron ahí, de hecho uno de ellos le entregó dos piedras lunares a Jack —todos miraron al chico.

    —¡Muéstranos! —exclamó Blake con un brillo especial en los ojos.

    Jack abrió su mochila y sacó ambas piedras que emitían un constante y tenue parpadeo ante las atónitas expresiones de los fanáticos, incluso Daniel se vio algo curioso. Él había visto piedras evolutivas, pero ninguna tan misteriosa como aquellas.

    —¿Por qué no van directo al grano? —preguntó el perezoso chico con un tono de reclamo para acelerar un poco las cosas.

    —Bueno, la verdad es que hemos venido por su auxilio —mencionó Adam con su particular manera de hablar. Mientras tanto Jack guardaba las piedras.

    —En dos días lucharé contra el líder de gimnasio de esta ciudad y necesito alguna estrategia. Pensé que ustedes podrían ayudarme.

    —Claro —dijo Xenón, quien no había dicho nada desde que se conocieron—, pero para eso tenemos que ver tus pokémon —estaba tan gordo, que le costaba respirar bien—. ¿Qué tal si vamos a la cancha de atrás? —propuso.

    Los siete se dirigieron a la parte trasera del recinto. La cancha que hallaron ahí no era muy grande, pero era suficiente para entrenar o entablar batallas amistosas con el propósito de aprender y perfeccionarse, como era el caso. Jack se puso en medio de la arena y dejó salir a todos sus pokémon para que los vieran. Ivysaur apareció bostezando, Nidoran se rascaba con la pata, Zubat se colgó inmediatamente de la rama de un árbol cercano, no iba a estar en la luz a menos que fuese necesario, y Horsea apareció con su feliz expresión. Daniel se sentó y se puso los audífonos para ignorar al resto, sin mencionar que se le pegó el bostezo del verdoso cuadrúpedo.

    —Zubat y Horsea tendrán desventaja contra los pokémon del líder —indicó María—. El tipo eléctrico es fuerte contra ellos. Obligadamente tendrás que usar a Ivysaur y Nidoran.

    —Tal vez debas entrenar a Nidoran —dijo Blake—. Algún día será de tipo tierra, podrías buscar una ventaja por ahí.

    —Me parece una interesante idea —expresó Adam con una educación que recordó a la edad media—. Pero me parece necesario que antes logre la evolución, puede ser que ya esté cercana a ella, ¿por qué no tienes una pequeña batalla, Jack? Sería conveniente.

    —Sí, yo pensé lo mismo, pero no creo que Daniel tenga muchas ganas de ayudarme a enfrentar pokémon de tipo eléctrico —todos lo miraron, él bostezó observándolos y no le importó nada.

    —Quizás yo pueda ayudarte con eso, muchacho —para sorpresa de todos, quien había hablado era el presidente—. Hace mucho que no peleo, pero debo decir que fui muy cercano a los entrenadores de antaño, yo veía sus peleas en primera fila. Así que creo poder ayudar con eso.

    —Muy bien —intervino Xenón—. La pelea será de uno a uno. Jack usará a Nidoran y el presidente un pokémon eléctrico —el chico y el viejo se posicionaron en cada lado del campo de batalla—. ¡Comiencen!

    —Nidoran —el roedor ya estaba listo y con postura firme, aunque era difícil tomarlo enserio con esa cara de niño bueno.

    —¡Pikachu! —un ratón amarillo hizo aparición, tenía las orejas largas con puntas negras, sus mejillas eran rojas y se lograban ver pequeñas chispas en ellas. Su cola tenía forma de rayo y su cuerpo poseía un tamaño similar al cuadrúpedo compañero de Jack.

    Placaje —dijo en voz baja para que el presidente no escuchara, por lo que su pokémon comenzó a correr inmediatamente hacia su amarillo oponente.

    —¿Por qué corre sin haber recibido una orden? —preguntó el presidente, pero nadie le respondió— Usaré un clásico del tipo eléctrico. ¡Impactrueno!

    La rata amarilla envolvió su cuerpo con una peligrosa electricidad, para luego lanzarla contra el nidoran. Sin embargo, éste logró evadirlo, aunque con algo de dificultad. A todos los presentes les extrañó que el roedor púrpura reaccionara sin órdenes previas de su entrenador, excepto a Daniel, él seguía ignorándolos.

    Jack tenía boquiabierto a su oponente, el presidente no entendía lo que sucedía y el joven entrenador no le daba ninguna explicación. El chico había decidido emplear la misma estrategia que había estrenado en el gimnasio de Plateada cuando luchó contra Brock.

    Nidoran embistió al pikachu por el costado derecho, causándole bastante dolor en el brazo, afortunadamente no quedó paralizado. La púrpura criatura volvió a su posición anterior.

    —¡No sé qué es lo que haces, pero no ganarás! —sentenció el anciano presidente con un tono más desafiante— ¡En mi juventud entrené junto a la primera Élite Cuatro y vi muchas batallas! ¡Pikachu, usa ataque rápido!

    En un abrir y cerrar de ojos, la electrizante rata golpeó a Nidoran en el rostro y regresó a donde estaba antes. No obstante, sintió un dolor en su interior.

    —Está envenenado —indicó Jack—. Que mal.

    Unos segundos después de que Jack articulara la última palabra, su roedor comenzó a correr hacia el pikachu, embistiéndolo en el estómago, ésta vez usó su cuerno. El roedor amarillo cayó de espaldas y no volvió a levantarse, mientras que el púrpura esta vez sí quedó paralizado.

    —Aún no logro identificar lo que haces, mi joven amigo —dijo el presidente.

    —Es simple, uso…

    Un esperado, pero repentino brillo blanco emitido por el cuerpo de Nidoran, calló a Jack, quien veía cómo su pokémon aumentaba de tamaño. Para cuando dejó de resplandecer, ya no estaba esa criatura de aspecto infantil que había capturado antes de entrar al bosque Verde, ahora había un ser con rasgos más toscos, su cuerno era más puntiagudo y su parecido al de un roedor había disminuido considerablemente, su piel ahora era más oscura y su expresión más seria.

    Nidorino —expresó Adam. Daniel también estaba mirando con curiosidad—. Ya es hora de enseñarle una nueva técnica y creo tener la indicada para él.
     
  9.  
    Dark RS

    Dark RS Caballero De Sheccid Comentarista empedernido

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    "...por el lugar, algunos dormían dormían tranquilamente." Ese doble dormían, o falta una coma entre ellos o hay que borrar uno.

    Este capítulo fue muy corto, pero sirvió para evolucionar a nidorino, basado en los capítulos anteriores no dirás que ataque le enseñó hasta la misma batalla, lo cual resulta en que pudo haber sacado a nidorino con el Lt Serge y dar una breve explicación de que evolucionó durante entrenamiento y que por eso ya no es nidoran macho.

    Estuve pensando en horsea, y recordé que seadra puede tener la misma habilidad que la familia de los nidoran y envenenar al contacto.
     
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  10. Threadmarks: Capítulo 18 - Cuidado con la electricidad
     
    Thranduil

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    Hola mis amores, aquí viene un nuevo capítulo, pero antes a comentar lo que me comentaron.

    Dark RS: Creo que tienes razón, lo pude haber hecho simplemente explicándolo durante la batalla, tal vez haber condensado los capítulos de alguna manera, parece un capítulo relleno, me parece que lo único importante fue la evolución de Nidorino, aunque lo otro que puedo destacar es lo que el presidente dijo de los entrenadores de antaño, ellos aparecerán, una ya apareció, pero no tendrán mayor importancia en la trama. Con respecto a Horsea, creo que le puse la otra habilidad, los otros dos pokémon de Jack no serán veneno. Gracias por leer y comentar.

    Capítulo 18 - Cuidado con la electricidad


    El diseño era muy similar a los demás gimnasios, las únicas diferencias eran el tamaño y el color de la estructura sobre la puerta. En esta ocasión, la iconografía de la pokéball estaba sobre un fondo amarillo, muy representativo de la especialidad del líder de gimnasio. Esta vez, ningún aura especial rodeaba el lugar, más allá de estar conectada a varios paneles solares que alimentaban el edificio. Era un lugar bastante sobrio y sin mucha gracia.

    Jack, Adam y Daniel entraron al recinto. El perezoso chico no podía creer que nuevamente lo habían sacado de su casa, habían pasado dos días desde la visita al Club de Fans y no quería salir más, pero su mamá lo obligó a acompañarlos. Estaba hastiado de tanto aire fresco.

    Caminaron para llegar a unas estatuas grises mal cuidadas, donde un hombre vestido con un traje marrón los interceptó.

    —¿Es uno de ustedes Jack Evans? —preguntó.

    —Soy yo.

    —Muy bien, puedes avanzar. Ustedes dos deberán mirar desde aquí —indicó a los primos.

    Jack avanzó, observando con más detalle el interior del lugar. El piso estaba cubierto por cerámicos grandes de un amarillo mostaza, muchos de ellos estaban rotos por batallas anteriores, a los que claramente no serviría cambiarlos, puesto que se volverían a romper. Las paredes eran del mismo color, pero algo más anaranjadas, con varias máquinas de complejo funcionamiento relacionadas con la electricidad, seguramente modificadas para no violar la norma ecológica de la ciudad, y eran alimentadas por los paneles que habían visto antes de entrar.

    Al fondo de la habitación había una barrera eléctrica que se veía bastante peligrosa, esta era antecedida por dos personas. Una de ellas era un anciano de traje formal y sombrero, tenía un bastón para afirmarse, el otro sujeto era un joven de pelo largo, un poco alborotado, tenía una guitarra roja, como si fuese una estrella de rock.

    —Deberás pelear con nosotros antes de luchar contra el líder —anunció el viejo.

    —Soy Vito y lucharé primero —dijo el guitarrista mientras se acercaba al campo de batalla—. ¡Magnemite! —una criatura metálica muy parecida a Magneton apareció frente al joven entrenador, levitando a baja altura. Jack supuso que era su pre evolución, pues este pokémon estaba compuesto por tan sólo una esfera de metal.

    —Nidorino —lanzó la pokéball y la criatura salió a escena lanzando una fiera mirada a su oponente, aunque a este último no pareció importarle mucho, su único ojo no expresaba demasiado—. Doble patada —susurró.

    El pokémon de Jack corrió con rapidez hacia el imán flotante, se sujetó al suelo usando su pata izquierda delantera y, con las dos extremidades traseras, le propinó dos golpes al magnemite, justo en el tornillo superior. El magneto cayó y no levitó más.

    Vito retiró a su pokémon, haciéndose a un lado para darle el lugar al anciano, quien comenzó a caminar inmediatamente, mientras la barrera eléctrica desaparecía. Sin embargo, un segundo bloqueo eléctrico se hallaba ahí. No obstante, ahora dejaba observar a una persona detrás de ella, aunque Jack no podía ver nada a la distancia que estaba.

    —Mi nombre es Greg —dijo el viejo—. Pikachu. ¡Impactrueno!

    La rata cargó sus rojas mejillas con electricidad, se notaban las chispas, y lanzó un potente rayo contra Nidorino. Pero para su poca fortuna, la venenosa criatura evadió el ataque con agilidad, para luego golpear con fuerza el costado de su amarillo oponente, dejándolo inconsciente en el suelo.

    El anciano devolvió al roedor a su pokéball y se retiró del lugar, al mismo tiempo que la segunda y última barrera desaparecía. Un hombre rubio y fornido apareció sentado en esa pequeña habitación también llena de máquinas. Vestía una sudadera militar de color verde, unos pantalones de camuflaje y calzaba unas botas negras.

    Cerca del sujeto yacían cuatro pokémon, dos de ellos eran unos magnemite que levitaban sobre su cabeza, moviendo sus imanes y tornillos, el tercero era una esfera muy similar a una pokéball, pues tenía la parte superior roja y la inferior blanca, además poseía unos ojos que lanzaban una malhumorada mirada. El cuarto era un roedor mucho más grande que un pikachu, su pelaje era de un amarillo anaranjado, blanco en su barriga y marrón en sus orejas y extremidades. Su delgada y larga cola era negra, terminando en un rayo del mismo color que sus mejillas, amarillo.

    El sujeto se paró para dejar ver su enorme estatura, llegaba casi a los dos metros. Comenzó a avanzar junto a sus pokémon, a paso firme hasta que llegó al campo de batalla. El líder se veía muy imponente, lo que le causó un poco de temor al joven retador, quien tragó saliva y comenzó a prepararse para la pelea.

    —Mi nombre es Surge. Lt. Surge, para ser más preciso —se corrigió con grandeza—, y soy el líder del Gimnasio de Ciudad Carmín.

    —Jack Evans.

    —Evans, ¿eh? —dijo con modesta curiosidad—. He oído hablar de ti por parte de Brock y Misty. Pareces ser una pequeña promesa dentro de la nueva generación de entrenadores —sonrió—. Pero sólo hay una forma de probar a un buen guerrero. La batalla será de dos contra dos. ¡Voltorb! —dijo con voz de mando y la esfera rodó inmediatamente hacia la arena de batalla—. Tu turno —le indicó al chico.

    —Nidorino, descansa un poco —el pokémon retrocedió al costado de su entrenador—. Ivysaur —el animal-planta apareció frente a la esfera y se paró con firmeza—. ¡Energibola!

    —¡Bomba sónica! —comandó casi al mismo tiempo que el chico, sólo que su voz era más grave y profunda. Además, se notaba un tono militar en el líder.

    La esfera de energía, que salió de la boca de Ivysaur, avanzó varios metros e impactó a la imitación de pokéball, causándole daño. Al mismo tiempo, la bomba de sonido llegó a los oídos del cuadrúpedo, causándole una gran dolencia en éstos. El pokémon sacudió su cabeza.

    Jack había esperado que la esfera verde fuera desarmada por el ataque de Voltorb o que éste le hiciese explotar. Pero luego pensó que el sonido pudo haber recorrido otro camino para llegar a su destino, pues viajaría por cualquier lugar donde hubiese partículas dispuestas a moverse.

    —¡Evans! ¡Deje de estar mirando como idiota y concéntrese en la batalla! —el chico se asustó y los primos quedaron mirando algo impresionados, Adam con mayor expresión que Daniel. Jack sintió como si estuviera en el ejército, después de todo, Surge era teniente.

    —Lo siento, Teniente —dijo algo descolocado—. ¡Eco voz! —Ivysaur emitió un enorme ruido, tan fuerte que Surge debió taparse los oídos.

    Para su sorpresa, Voltorb lo miraba sin haberse sentido afligido por el ataque. La esfera bicolor estaba ahí, sin siquiera moverse. Sin embargo, lo más extraño era la reacción del líder de gimnasio. Jack esperó a que dijera por qué eco voz no había hecho efecto, pero Surge solo estaba ahí, mirando.

    —¿Qué demonios sucede? —preguntó Daniel a Adam, pero este no le respondió, tampoco sabía la respuesta.

    —Perdón. El ataque me dejó sordo por unos segundos —se excusó al recuperar la audición—. Imagino que te sorprendiste por el nulo efecto en mi pokémon. Pues verás, la habilidad de Voltorb es insonorizar. Por lo tanto, ningún ataque basado en el sonido le hará daño.

    —Ya veo. ¡Drenadoras! —dijo Jack para aprovechar la pequeña distracción del líder.

    Una semilla marrón salió de la flor cerrada en la espalda de Ivysaur e impactó al pokémon oponente. Inmediatamente, la simiente arrojada, permitió salir unas lianas que rodearon en un segundo a la víctima. Dichas enredaderas, le causaron dolor a la esfera, quitándole energía.

    —¡Onda voltio! —Voltorb lanzó una onda eléctrica que se aproximó peligrosamente a Ivysaur, golpeándolo en el rostro, propinándole una fuerte descarga en esa área.

    <<Ese Voltorb sólo se mueve si Surge se lo ordena. Su régimen de entrenamiento debe ser como el de un militar —pensó Jack—. Tengo que darle un buen golpe cuando no ordene, pero ¿cómo le hago para que no de una orden?…Tal vez si…>>

    —¡Evans! ¡¿Otra vez distrayéndose con cara de menso?! —gritó el teniente como si estuviese instruyendo a un cadete. La impresión de Jack fue tanta que sólo atinó a decir una cosa.

    Eco voz.

    Todos los presentes lo miraron con curiosidad. El líder pensó que el chico había olvidado la habilidad de su pokémon. Nadie entendía por qué lo hacía de nuevo.

    Ivysaur lanzó de su boca un poderoso sonido, fue tan fuerte que Surge se tapó los oídos por varios segundos. Jack aprovechó el momento en el que el líder cerró los ojos por el dolor en sus órganos auditivos. El cuadrúpedo lanzó una brillante esfera verde dirigida hacia Voltorb, quien no supo qué hacer, puesto que su entrenador no dio ninguna orden a ejecutar. La esfera recibió el golpe en todo su rostro. Aquel ataque fue sucedido por un nuevo robo de energía por parte de las lianas que aún lo rodeaban. El pokémon rodó unos centímetros inconsciente ante la atónita mirada del líder.

    —Voltorb, regresa. Así que lo descubriste —dijo—. Debo decir que no es la primera vez que se percatan de que mis pokémon no hacen nada sin que yo se los ordene, sin embargo, tú eres el primero que me ataca para derrotar a uno de mis pokémon.

    El joven entrenador dejó de estar tenso y miró hacia el suelo, pensaba que lo que acababa de hacer no era parte de una batalla honesta y que lo sancionarían de algún modo por ello. Pero el líder de gimnasio no se veía molesto por eso.

    —Normalmente, en una batalla, debes atacar al pokémon oponente, pero distraer al entrenador es una táctica válida, aunque hay algunos pokémon que están entrenados para actuar sin órdenes —explicó—. Pero tú acabas de atacar a un líder —Jack quedó mudo y algo asustado, Surge había recalcado la palabra atacar al decirla—. Eso está prohibido por la Liga. Por otro lado, como líder puedo hacer excepciones.

    Jack vio algo de esperanza en esa última frase, recordando que un líder de gimnasio tiene también la facultad de otorgar medallas cuando lo sorprendan.

    —Verás, Jack. Las batallas son como las guerras, en ambas hay que derrotar al oponente a como dé lugar y para eso puedes usar cualquier estrategia. Si bien la Liga se dedicó a regularlo todo, olvidaron que los entrenadores también son parte de las batallas —expresó su opinión crítica hacia la organización.

    —¿Eso quiere decir que…vamos a seguir con la batalla?

    —Claro. En la vida real, te enfrentarás a diferentes peligros y la Liga sólo te restringe a lo que se adecúa a sus normas. Normas hechas por vejestorios que dejaron de entrenar y luchar hace muchos años —comentó, dejando asombrados a los tres jóvenes presentes. El guitarrista y el viejo del bastón ni se inmutaron por lo declarado, seguramente ya conocían lo que pensaba—. Podré ser un militar muy apegado a las reglas que un sistema jerárquico impone, pero también tengo mi opinión.

    —Los líderes de gimnasio no dejan de sorprenderme —indicó Jack sonriendo.

    —Y estoy seguro que los que conozcas después te sorprenderán también —adelantó Surge—. Vamos. Sigamos con la batalla. Raichu, es tu turno.

    La rata que lo acompañaba avanzó varios pasos, posicionándose frente a Ivysaur. La postura del roedor era desafiante y atrevida, como si quisiese provocar a su oponente con su actitud. Algunas chispas salieron de sus mejillas, como indicio de su poder eléctrico.

    —Esta vez no usarás eco voz para ensordecerme y no poder darle una orden a mi pokémon.

    —¿Por qué piensas eso? —preguntó dudando de la afirmación de su oponente.

    —¡Placaje eléctrico!

    Raichu envolvió todo su cuerpo con una amenazante electricidad y corrió a gran velocidad hacia Ivysaur. A la vista de las personas pareció una gruesa raya amarilla dibujada en un lienzo invisible. Finalmente, golpeó a Ivysaur en toda su cara, dejando al cuadrúpedo tirado de costado, sin poder volver a pararse.

    —Ivysaur, descansa —resguardó al pokémon en su cápsula bicolor—. Nidorino —el roedor avanzó—. Doble patada —susurró.

    Ataque rápido.

    Nidorino comenzó a correr hacia Raichu, pero, en pocos segundos, éste último avanzó hacia el pokémon de Jack y lo golpeó en todo su rostro. La venenosa criatura aprovechó la cercanía entre ambos para ejecutar la orden de su entrenador. Se paró sobre su pata delantera izquierda, giró sobre ella y agredió al roedor con sus dos extremidades traseras. Ambos pokémon tomaron distancia.

    —Esto se pone interesante. Raichu, usa rayo —mandó el líder e inmediatamente la rata se cubrió con electricidad, para lanzar un potente rayo hacia su contrincante. Nidorino recibió el ataque de lleno, quedando un poco chamuscado y molesto por ello.

    —¡Placaje!

    Puño certero.

    El puño de Raichu comenzó a brillar intensamente mientras Nidorino empezó a correr hacia éste. Una vez que estuvo cerca del pokémon de Surge, la venenosa criatura cuadrúpeda intentó embestirlo, pero el eléctrico roedor lo evadió con facilidad, propinándole un fuerte golpe por el costado izquierdo.

    Raichu volvió a tomar distancia del adolorido pokémon. No obstante, él también sintió un dolor interno que comenzaba a afectarle.

    —Está envenenado —aseguró Jack sin soberbia.

    El chico se sentía algo tenso, la batalla estaba tomando un curso impredecible. Había descubierto que los pokémon de Surge sólo actuaban con sus órdenes y pudo contra eso en su momento. Sin embargo, la inesperada velocidad de Raichu daba vueltas las cosas, cualquiera podía ganar. El veneno ayudaría a vencer, pero Jack tendría que echarlo a la suerte. Lo mismo pensaba el líder de gimnasio. Debían jugar su mejor carta.

    —Creo que estamos llegando al final de esta batalla —anticipó el líder—. Ha sido bastante interesante luchar contra ti. Pero terminemos de una vez. ¡Raichu, placaje eléctrico!

    Taladradora —susurró Jack.

    Ambas criaturas comenzaron a correr cuando oyeron las órdenes de sus entrenadores. Raichu envuelto en electricidad, como en la vez anterior, y Nidorino firme como siempre. A pocos metros del impacto, el pokémon de Jack hizo una maniobra de tal manera que se impulsó hacia adelante y comenzó a girar en el aire con su cuerno como guía, imitando a un taladro.

    Al percatarse del movimiento que utilizaría, el roedor de Surge frenó para no recibir el ataque y evadirlo, pero fue peor, pues no alcanzó a esquivar, permitiendo que el agudo golpe le diese en todo el estómago, lanzándolo varios metros hacia atrás. El pokémon cayó al suelo debido al dolor provocado, el veneno en su cuerpo terminó de impedir que volviera a levantarse.

    —Ganamos. ¡Ganamos! —gritó Jack.

    —Aquí viene el baile de la victoria —indicó Adam a su perezoso primo, que se encontraba bostezando.

    —¡Oh sí, oh sí, oh sí! —Jack comenzó a bailar junto a Nidorino, quien movió la cabeza como si estuviese en un concierto.

    —Raichu, regresa —dijo el líder con risas entremedio—. Bien hecho, Jack. Te has ganado la medalla trueno —los Magnemite, que acompañaban a Surge desde que apareció en escena, se acercaron a la mano de su entrenador, la que tenía la medalla, la levantaron creando un campo electromagnético alrededor de ella y la llevaron hacia el chico.

    La insignia tenía el centro anaranjado y poseía pétalos rectos amarillos a su alrededor. Había una versión más grande en la pared de al fondo, de donde Surge había aparecido. Se la entregaron al joven entrenador y éste la puso en la correa de su bolso, después de la medalla que Misty le había dado.

    —Bien, espero que tenga un buen día, Evans —dijo el teniente con la mano en la frente, de la misma manera que lo hacen los militares.

    —Gracias —respondió Jack haciendo el mismo gesto.

    El chico y los primos se retiraron del gimnasio, para dirigirse al Centro Pokémon, era necesario revisar el estado de sus compañeros. Luego de eso fueron a la casa de Daniel a buscar sus bicicletas para dirigirse al este de la ecológica urbe. Una vez ahí, pararon en el inicio de la ruta once.

    —Bueno, hasta aquí llegamos. A final de la ruta debes ir al norte. Adiós —le dijo Daniel para que se fuese luego y así llegar lo más pronto posible a su casa, para pasar el resto del día con sus máquinas.

    —Aquí tienes nuestros números de teléfono en caso de que nos necesites —dijo Adam entregándole un papel—. Espero que puedas encontrar tu propósito en la vida, Jack.

    —Gracias. Y yo espero que puedas presenciar más eventos de la naturaleza y viajar a más partes para que luego me cuentes —manifestó Jack—. Y tú, Daniel, espero que puedas conseguir más máquinas para que las desarmes y todo eso —agregó—. Y gracias por dejarme dormir en tu casa.

    —Sí, claro. Después de todo me divertí un poco al salir de mi casa —indicó bostezando.

    Se despidieron y Jack comenzó la marcha en su bici. Hace mucho que no viajaba sólo, desde que conoció a Peter en el bosque. Ahora su destino era Pueblo Lavanda, tenía algo que hacer ahí que había planeado desde que comenzó su temeraria aventura.
     
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    Dark RS

    Dark RS Caballero De Sheccid Comentarista empedernido

    Capricornio
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    Saludos.

    Nuevamente no encontré que señalar, estuvo bien escrito, aunque lo sentí algo corto.

    "El perezoso chico no podía creer que nuevamente lo habían sacado de su casa, habían pasado dos días desde la visita al Club de Fans y no quería salir más, pero su mamá lo obligó a acompañarlos. Estaba hastiado de tanto aire fresco."
    Te entiendo, Daniel, comparto tu dolor.

    Creo que Serge fue muy condescendiente con Jack, debió descalificarlo por atacarlo, se puede confiar de eso e intentar hacer lo mismo contra otro líder. Fue la única parte de la batalla que no me gustó. Dejando de lado eso, fue una batalla digna de un gimnasio, intensa, llena de estrategia y un ataque nuevo que le dio una gran ventaja a Nidorino.

    Aguardo el siguiente capítulo.
     
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    Maze

    Maze Usuario común

    Aries
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    Toy de vuelta. Anduve leyendo.

    Por suerte recordaba en qué capítulo me quedé: Jack vs Elliot, duelo de Hax.

    Me gustó ver que metieras concursos en Kanto y la conversación entre Elliot y Jack. Y qué forros sus padres por no explicarle nada. Pero es gracioso que justamente se distrae pensando que es demasiado distraído Kek.

    No sé si me estoy perdiendo alguna referencia con los nombres.

    Nota: los chalecos no se arremangan.

    Peter la anguila asciende a la posición de mi pj favorito. Pelea cool, tipo agua, ¡tiene un vaporeon! Y nada como un pro. Also, es súper buena onda, supongo que lo veremos más adelante.

    También me gustó lo del Nidoran. Es cool en toda su línea evolutiva.

    Lyra me cayó bien, mejor que... la chica del ship con Elliot... que no recuerdo su nombre... desventajas de leer a estas horas. Pero sí me acuerdo de Alia Casablanca, porque su nombre es cool. Tan cool que desde que aparece sabía que iba a ganar.

    Es muy agradable seguir leyendo esta historia. Volveré pronto.
     
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  13. Threadmarks: Capítulo 19 - Saqueadores de tumba
     
    Thranduil

    Thranduil Entusiasta

    Aries
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    Escritor
    Título:
    La Historia de Jack Evans
    Clasificación:
    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    47
     
    Palabras:
    2312
    Holi mis niños y niñas, vengo con un nuevo capítulo, pero antes a comentar lo comentado.

    Dark RS: Le di ese toque a Daniel de desagrado por la sociedad porque creo que podría representar a algunos, además me parece chistoso. La verdad es que hice que Jack hiciera eso para darle más contraste a la personalidad de Surge, y me pareció interesante ver a un militar dando su opinión, y justamente por eso permitió que Jack siguiese, debo decir que Jack no lo volverá a atacar a un líder de gimnasio, no de esa manera. Jack aprende de sus errores y procura no volver a cometerlos. Me alegra que las batallas de parezcan dignas de un gimnasio, siento que es una de las cosas que más me esmero en hacer, puesto que un líder de gimnasio no es cualquier cosa.

    Kiwi: no me había percatado de que se había distraído pensando en que era distraído, que irónico. Los nombres no tienen muchas referencias, o te refieres a los del jurado? porque esos si las tienen, algunos de ellos. Peter aparecerá en varias ocasiones. Karin, la niña del ship con Elliot, y Alira, volverán a aparecer, no obstante, Karin tendrá más relevancia. Gracias por arreglarme el detalle en lo que puse en el chat, es de este capítulo a continuación.

    Gracias a ambos por tomarse el tiempo de leer y comentar.

    Capítulo 19 - Saqueadores de tumba


    Las diversas edificaciones conservaban un estilo arquitectónico antiguo en su mayoría, donde predominaban las tonalidades púrpuras, con la excepción de un edifico verde lleno de ventanas, que se podía ver desde cualquier parte del pueblo, con antenas parabólicas en lo más alto. Además del Centro Pokémon y la tienda. Por las calles transitaba poca gente, mientras que los vehículos eran muchos menos, incluso se hacía raro ver uno.

    Pueblo Lavanda solía mantener un aire de melancolía, su clima no era muy alegre y una blanca niebla era común a casi toda hora del día, aunque no era tan espesa. Jack llegó en su bicicleta al poblado un día después de haber vencido a Surge, no tenía la intención de perder tiempo. Lavanda era sólo un pueblo de paso.

    Recorrió las calles y no tardó en llegar al hospital para pokémon, el pueblo no era tan grande como para demorarse en buscar algo. La enfermera amablemente revisó el estado de los compañeros del chico, luego le indicó cómo llegar al lugar a donde deseaba ir.

    Tomó su transporte y comenzó a andar por las calles. El sol ya estaba por comenzar a ponerse, pues como Lavanda estaba rodeada de montañas, se oscurecía más temprano. Decidió soltar a Zubat para que lo acompañase en el trayecto. La criatura no dudó en revolotear en su compañía por las calles, la noche le sentaba bien.

    En diez minutos llegó al Cementerio Pokémon. Anteriormente, las tumbas de las criaturas se hallaban en un enorme edificio, pero decidieron moverlas a un lugar más amplio de manera definitiva. Ahora el edifico era la Torre de Radio, la enorme estructura que se veía desde cualquier parte de Lavanda.

    Jack compró flores en una tienda cercana, las más comunes eran justamente las lavandas que le daban el nombre al poblado, como no tenía mucho dinero se decidió por aquellas. Dejó su bici en la entrada, amarrada a una baranda. Le preguntó al guardia sobre una tumba en particular y comenzó a caminar por el lugar, estaba lleno de lápidas y uno que otro panteón. La zona estaba inclinada, pues tuvieron que recurrir a construir el cementerio sobre las púrpuras laderas de las montañas, eran de ese color debido a las flores que vivían ahí. En varias ocasiones, el joven entrenador debió subir escaleras para llegar. La tumba que quería visitar estaba casi al fondo.

    Llegó ante una lápida de roca gris que tenía tallada la siguiente frase: Querido Doduo, que descanses en paz. Había una foto a los pies de ésta, en ella aparecía un ave de plumaje entre marrón y anaranjado, tenía dos cabezas, sus cuellos eran negros. Poseía el mismo tamaño que el hombre que la acompañaba, un sujeto de brazos fuertes y mirada segura, su cabello era negro como el del chico.

    —Nidorino, Ivysaur, Horsea. Quiero que vean esto —permitió salir a sus tres pokémon restantes—. Él era Doduo, un amigo de mi padre. Yo no lo recuerdo muy bien, pero murió en un…ataque a nuestra casa.

    Nuevamente las imágenes volvieron a su mente. Él estaba asustado, lloraba mientras un hombre lo sujetaba del brazo. Sus padres no reaccionaban, era como si se hubiesen quedado dormidos en un sueño profundo. Doduo estaba en el suelo con los ojos cerrados, no parecía respirar. El chico volvió en sí. Unas lágrimas habían recorrido sus mejillas sin que se diera cuenta.

    —Pero…recuerdo cuando yo montaba sobre él. Ambos éramos felices, a él le divertía mucho llevarme en su lomo —sonrió mientras ponía las flores a los pies de la lápida.

    Se sentó en el suelo frente a la tumba y permaneció en silencio por unos minutos. Sus compañeros pokémon se acercaron a él, quedándose de la misma manera. El chico se sumergió en sus recuerdos junto al ave por unos instantes.

    —Vamos. Tenemos que ir a descansar —dijo el chico secándose las lágrimas—. Ya está muy oscuro.

    No había muchas luces en el lugar. Decidió meter a todos sus pokémon en sus pokéballs para caminar a paso rápido. No tenía la más mínima intención de quedar atrapado en ese lugar toda la noche.

    Siguió por el camino de vuelta a la salida, cuando escuchó un inesperado ruido que le ocasionó un escalofrío por toda su espalda. El chico miró el posible origen de aquel sonido, desconocía si había sido real o era tan solo la sugestión de estar ahí a esa hora. Optó por ir a ver, no pudo contra su curiosidad. Se metió entre unas tumbas con árboles a su alrededor, pero recibió un golpe en su frente que lo noqueó de inmediato.

    Cuando despertó, sintió un fuerte dolor de cabeza. Además, se vio atado por una gruesa cuerda y amordazado por alguna tela de género, bastante sucia. El chico estaba apoyado en una tumba a vista y paciencia de dos sujetos con palas en las manos. Uno de ellos era calvo y gordo, el otro era delgado y pelucón. Sus ropas eran en su mayoría negras, pero los detalles eran difíciles de ver, pues la luz de una lámpara, que yacía sobre una lápida cercana, no era suficiente para iluminarlo todo.

    —No te preocupes, mocoso —balbuceó el más gordo—. Si sólo permaneces ahí, no te haremos nada —informó con una grotesca sonrisa en su rostro.

    Los sujetos estaban excavando una tumba y no demoraron en llegar al ataúd del ser que ahí descasaba en paz. Abrieron el cajón, no era tan grande, aunque Jack no podía ver nada desde donde estaba.

    —Esto se venderá muy bien en el mercado negro, una limpiada y listo —dijo el delgado—. Estos objetos con los que los dueños entierran a sus pokémon son muy valiosos. No entiendo por qué alguien gastaría tanto dinero en dar comodidades a simples criaturas.

    Esos sujetos estaban profanando las tumbas de los pokémon fallecidos. Jack no quiso ni siquiera pensar si es que habían pasado por la tumba de su querido Doduo. Esa maldad le hervía la sangre, cómo era posible que hiciesen algo tan horrible sin ningún escrúpulo o vergüenza. Era una escena desagradable, pero estando ahí atado no podía hacer mucho. El muchacho intentó liberarse, para evitar el horrendo crimen.

    —Ni siquiera lo intentes, mocoso —volvió a balbucear el gordo—. Si intentas algo, esos dos pokémon de ahí te harán añicos.

    Su velludo y fofo brazo apuntó a dos criaturas, una de ellas era rastrera, con un largo cuerpo cubierto por escamas púrpuras y amarillas, y cascabeles al final de éste. Su especie era conocida como ekans y sus penetrantes ojos brillaban a la luz. La otra criatura era un felino de pelaje beige en gran parte de su cuerpo y marrón en la punta de sus extremidades y cola. Tenía ojos grandes y una pieza de oro en su frente. Era un meowth.

    —Te atacarán si sigues intentándolo —la serpiente hizo un ruido amenazante, mientras que el gato sacó sus garras—. Ya lo sabes, mocoso —soltó una risa tonta.

    Ambos sujetos continuaron saqueando tumbas cercanas. Lograron llenar un saco con varios objetos, algunos muy raros y, según ellos, valiosos, sobre todo en el mercado negro. Aseguraron que mucha gente estaría dispuesta a pagar mucho por aquellos tesoros.

    Repentinamente, la típica niebla del pueblo comenzó a ponerse más densa y los pokémon de los saqueadores comenzaron a mirar hacia todos lados, dejando de vigilar a Jack. Lo que era posible ver gracias a la luz de la lámpara, comenzó a ser cubierto, pero no lo suficiente como para no ver el futuro espectáculo.

    Los cadáveres profanados se levantaron de su eterno descanso, salieron de sus tumbas, faltos de carne y carentes de alma. Caminaron lenta y peligrosamente cual película de zombis hacia los aterrados hombres que no eran ni siquiera capaces de gritar. El espectáculo era dantesco, las fallecidas criaturas mostraron sus deteriorados cuerpos, carne podrida y negra, cubiertos de tierra y con los huesos al aire. El terror se hizo presente.

    El corazón de Jack comenzó a latir rápidamente, su respiración se agitó, aún más cuando una deshecha criatura muerta se arrastraba a su lado. El chico sólo atinó a quedarse quieto, pues los zombis se dirigían a los saqueadores, habían ignorado su presencia.

    Los hombres, totalmente despavoridos, corrieron mientras gritaban de miedo, seguidos por sus aterrados pokémon que lloraban por el susto. Los chillidos de los sujetos se escucharon por un buen rato, hasta que las voces se perdieron en el silencio de la noche.

    El joven entrenador miró atento la escena, los zombis habían parado después de ver huir a los saqueadores. Sin embargo, una risa se escuchó en el ambiente, la situación hacía que pareciera siniestra, pero sólo expresaba regocijo por lo ocurrido, su propósito no era infundir pánico en quien lo oyese.

    La niebla comenzó a disiparse hasta quedar como acostumbraba ser en el pueblo. Ante la luz de la lámpara, un chico completamente de negro apareció en el lugar, al mismo tiempo que los zombis comenzaron a volver a sus tumbas para continuar con su merecido descanso.

    —Se lo merecían —dijo el chico, tenía el cabello rubio.

    El extraño muchacho vestía unos pantalones y una chaqueta. Jack no logró ver más desde esa distancia, pero el joven volteó hacia la lámpara y lo observó con sorpresa.

    —No sabía que había alguien más aquí —se le acercó y le sacó la mordaza, Jack escupió la suciedad que se le había metido en la boca—. ¿Quién eres? —preguntó mientras lo desataba.

    —Soy Jack Evans y gracias por desatarme —dijo algo agitado—. ¿Qué fue lo que sucedió? ¿Cómo es que esos pokémon muertos se levantaron?

    —Mi pokémon es el culpable, yo le dije que lo hiciera —explicó muy contento—. Él puede usar la psicoquinesis —Jack lo miró sin entender—. Puede controlar los objetos con la mente, algunos lo conocen como telequinesis. Mi pokémon puede usarlo por naturaleza, porque es un…

    Repentinamente, una esfera negra apareció frente a Jack, tenía unos enormes ojos blancos, de su boca salían dos colmillos y su cuerpo estaba rodeado por un gas púrpura. El pobre chico pegó un grito corto pero fuerte, el susto que le dio la criatura lo dejó con el corazón palpitando fuerte. Apenas se estaba recuperando del terrorífico acto y ya lo estaban asustando nuevamente.

    —Ja, ja, ja. Hubieras visto tu cara —dijo el chico rubio que no paró de reír por un buen rato—. Él es Gastly —continuó riéndose, su estómago comenzó a dolerle de tanto hacerlo—. Como es un fantasma, puede crear un poltergeist y…bueno, él es quien controló a los zombis —aún sonreía.

    —¿Y cuál es tu nombre? —preguntó Jack un poco más calmado, aunque molesto.

    —Henry —indicó, aunque no parecía convencido de que fuese así—. Me está dando sueño. Me iré. Adiós —el extraño muchacho comenzó a caminar.

    —¡Espera! Te acompaño. No quiero salir sólo de aquí.

    Jack tomó la lámpara olvidada y empezó a caminar junto a Henry. Hubo un momento de incómodo silencio, pero el entrenador del ivysaur comenzó a hablar, para así olvidar el miedo que sentía por estar en un lugar así.

    —¿Y qué hacías por aquí?

    —Vine a pasear. Vengo de Azafrán una vez al mes a este cementerio, mis pokémon se sienten como en casa. Los hace felices —explicó con calma, como si fuese una práctica de lo más normal—. ¿Y tú?

    —Vine a ver a un amigo.

    El silencio continuó por todo el camino hasta llegar a la entrada del cementerio. Para desgracia de Jack, las enormes rejas de metal estaban cerradas con cadenas y un candado por fuera. La caseta del cuidador estaba vacía. La única compañía de los chicos era la niebla. Jack volteó apuntando la lámpara hacia Henry y nuevamente apareció Gastly ante él, no se había percatado cuándo había desaparecido. Esta vez tenía la lengua afuera de manera burlesca, se la pasó por la cara.

    —¡Ja, ja, ja! Eres muy fácil de asustar —indicó el rubio con alborozo—. Me caes bien.

    —¿Por qué estás tan contento? —demandó saber Jack con preocupación— ¿No ves que estamos encerrados?

    —Ay, no es para tanto. Podemos quedarnos aquí toda la noche y contarnos historias de terror —Henry puso una cara que inquietó al chico.

    <<Genial —pensó Jack—. Estoy atrapado en un cementerio junto a un maníaco del terror que insiste en asustarme porque le parece divertido. Esta noche será larga —nunca más visitaría la tumba de Doduo tan cerca de la noche.>>
     
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    Dark RS

    Dark RS Caballero De Sheccid Comentarista empedernido

    Capricornio
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    Este capítulo es en memoria de doduo ;.;
    Fue intenso en lo de los zombis, pero también fue algo ligero en general. Con un nuevo personaje, que tal vez sea un fantasma.
    Creí que se diría mas de lo ocurrido a Jack hace años o que lo secuestrarían, pero fue una falsa alarma.
    Agurdando el siguiente.
     
    Última edición: 7 Julio 2018
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    JoJoBaoh

    JoJoBaoh Entusiasta

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    Hola muy buenas, después de bastante tiempo regreso a ponerme al corriente con lo que has hecho y sigo reiterando lo mismo, la historia va a un paso lento pero seguro, poco a poco se revela detalles importantes del 'backstory' del protagonista y de una forma u otra pronto llegará el día en que decida qué hacer con su vida, (ya va para el cuarto gimnasio y a este paso llegará a la Indigo Plateu sin saber qué onda con su vida)

    Como es costumbre mía, resaltaré ciertas cosas que me llamaron la atención, ya te lo hicieron saber ciertos detallitos, así que no los repetiré para no ser redundante.

    Cap. 15: esto parece un 'nitpick' de mi parte, pero cuando introduces al maquinista dices el nombre de este sin antes presentarse e inclusive no demuestras que le haya dicho su nombre hasta el mero torneo, como dije es un 'nitpick', aunque puedes usar este tipo de cosas a tu favor, a mi me ha pasado en la universidad que a veces hablo con gente que apenas conocí y terminamos platicando como si nos conociéramos de toda la vida, pero nunca nos presentamos formalmente hasta días después cuando en una de nuestras pláticas surgió eso, así que cosas como eso pueden salir eventos curiosos que se pueden implementar en cualquier historia.

    Cap 17: "...Daniel fue a regañadientes, su madre lo obligó a ir..." la coma en esa oración está de más "Daniel fue a regañadientes porque fue obligado/su madre lo obligó a ir"

    Ahora me explayaré con el capítulo 16 porque introduciste un 'gimmick' por así decirlo, que en lo personal si me agradó bastante, porque esto me recuerda al Pokémon Dungeons & Dragons.

    Dirás "¿Qué?", como leíste, gente ociosa logró implementar las mecánicas del mítico juego de mesa al mundo de los monstruos de bolsillo, y eso que llamaste "Habilidades extras" en este juego se le conoce como "Poké Edges" (Gajes del Pokémon sería en español) donde la criatura puede aprender nuevas habilidades fuera de lo "tradicional", cabe aclarar que estas dependen mucho de su especie, nivel, capacidad del entrenador y Pokémon, son muchos los requerimientos para concedir una habilidad más.

    Y lo que detallaste en ese combate recae en ese aspecto, aunque la guía que leí no abarca qué hace cada criatura más que decir "puede ser más ágil en el aire" o "Aumenta su capacidad extrasensorial", regularmente se le dice a los jugadores que vayan creando sus habilidades o inclusive sus ataques, obviamente que no llegue a lo absurdo claro está, un ejemplo que puedo darte es que Lopunny solamente en su forma Mega puede ocupar Counter, algo que no puede hacer en los juegos, con esto logras expandir algo más allá de lo "normal" para hacer algo creíble pero restringido a la vez para que no llegue a estar "roto" además de explicar cómo se le enseñó al Pokémon tal maniobra, no sé si me estoy dando a entender.

    Pero bueno, reitero que la implementación de las "Habilidades Extras" están bien ejecutadas y si continúas con eso procura evitar que no sea ni "roto" ni fuera de lo absurdo con fin de mantener la credibilidad de estas, inclusive puedes irte a otros medios fuera de los juegos para ver qué ataques o habilidades pueden usar los Pokémon, en mi caso estoy implementando los movimientos exclusivos del TCG, un ejemplo al azar es Carbink que tiene la habilidad de "prevenir" (o sea negar) cualquier daño provocado por Pokémon EX (Cualquier Pokémon pero más fuerte) y trasladado aquí sería reducir el daño de cualquier Pokémon evolucionado, volviéndolo más tanque de lo que ya es, así que no te limites a los juegos solamente para expandirte.

    Creo que con eso ya es todo por mi parte, que pases buen día.
     
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    Maze

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    Yaw.

    Leí dos capítulos más. Me gustó mucho el esmero que pusiste en describir Ciudad Plateada, te quedó genial. También me gustó que al parecer, Jack tiene un cierto problema con los criminales, ya le hacía falta cierto trasfondo al chico, y Peter se manda un foreshadowing con lo del Dactyl lol.

    Also, me gustó cómo usó Pinsir la protección de forma ofensiva y en el siguiente cap, el duelo segunda parte, y para que no fuera monótono, viene con la primera evolución de su Bulbasaur.

    Buenos caps, espero pronto leer la primera batalla.
     
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  17. Threadmarks: Capítulo 20 - Metiendo miedo
     
    Thranduil

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    3 comentarios!!!!!!!!!!!!!!! Me muera. Bueno, a comentar lo que me han comentado.

    Dark RS: Lo de los zombis lo tomé de pokespe, donde un gastly hace lo mismo. Henry no es un fantasma, pero le gusta asustar. Más adelante diré más detalles sobre ese secuestro, pero no profundizaré demasiado en contarlo, puesto que lo uso mas para explicar el desagrado por parte de Jack hacia la delincuencia, especialmente la que ocupa la violencia. Lo de Doduo fue para darle un poco más de impacto a ese pasado.

    JoJoBaoh: La verdad es que se demora harto en ver qué es lo que quiere para su vida, aunque poco a poco lo irá haciendo, sin darse cuenta de ello. No me había percatado de que introduje al maquinista de esa forma, fue casualidad, pero creo que tienes razón en que puede resultar en algo curioso, después de todo uno termina basándose en situaciones de la vida real para retratar en la historia. Debo reconocer que no conocía el término Poké Edges, pero desde hace mucho creo que se pueden expandir las habilidades de los pokémon gracias a la creatividad, la pokédex tiene descripciones que muchas veces no se toman en cuenta para las batallas. Vengo creyendo esto desde que comencé a leer Pokespe, pues ahí salían pokémon cuyos habilidades eran llevadas a otro nivel, bajo una lógica, aunque siempre de la mano de un entrenador connotado, como Pryce o Agatha. Así como tu usas TCG, yo uso el manga que te mencioné, si bien no lo había visto de la manera que tú me lo explicas, ambas me parecen ideas bastante buenas para justificar por qué los personajes de nuestras historias sobresalen del resto de entrenadores, justamente gracias a esas habilidades.

    Kiwi: Me gusta describir cada ciudad con un toque característico, para que se diferencien del esto. Si, Jack tiene problemas con los criminales, más adelante viene la razón. Lo de Pinsir se me ocurrió que podría ser posible con un poco de imaginación. La evolución de Bulbasaur viene en un momento pertinente. La batalla de gimnasio espero que haya quedado bien descrita, creo que son de las cosas que más me esmero en redactar, por su dificultad y las estrategias.

    Gracias a los tres por tomarse el tiempo de leer y comentar.

    Capítulo 20 - Metiendo miedo


    Debieron pasar toda la noche al costado de la reja, ninguno de los dos tenía saldo en sus celulares para llamar a algún policía que los ayudase. Además, el cementerio no era un lugar por el que mucha gente pasara, mucho menos a esa hora. Henry fue el más fascinado con la peculiar situación, se encargó de meterle miedo a Jack con leyendas urbanas como la del hombre magikarp o la mujer butterfree. Sin mencionar que Gastly se le apareció varias veces para hacerlo gritar.

    El guardia de turno apareció a las ocho de la mañana, sorprendiéndose bastante al ver a los dos muchachos ahí. Ambos le explicaron lo sucedido y el cuidador se vio obligado a llamar a la policía, debieron declarar todo nuevamente. Jack tomó su bicicleta y, junto a Henry, quien ahora llevaba puestas unas gafas de sol negras con espejuelos redondos, partió rumbo al Centro Pokémon.

    —Si no me resfrío, será un milagro —dijo Jack mientras entraba al hospital para pokémon, dejando la bici en el estacionamiento que el recinto brindaba—. Iré a dormir antes de marcharme a Azafrán. Que tengas un buen día —no tenía ánimos como para seguir charlando con el rubio. Éste se despidió también.

    Jack subió a uno de los cuartos disponibles en el segundo piso del Centro Pokémon, tirándose en la cama y quedándose dormido inmediatamente. Pasó varias horas descansando, hasta que despertó más allá del medio día. Se lavó para luego bajar al comedor a almorzar. Comenzó a caminar hacia las mesas con su almuerzo y el de sus pokémon, cuando vio a un chico que le hacía señas.

    —¿Aún estás aquí? —preguntó Jack al rubio chico mientras soltaba a sus pokémon y les daba de comer, había algo de resignada decepción en su voz. Ahora podía ver claramente sus ojos, eran tan azules como el inicio de la oscuridad del mar. Su mirada era intensa, como si atravesase a quien estuviese observando.

    —Sí. Decidí acompañarte a Azafrán —Jack casi se atragantó, no creía soportar que lo asustaran más—. Pero no te preocupes, no te asustaré…tanto. Además, se me ocurrió que podríamos luchar.

    El chico había estado pensando tanto rato en lo mal que lo había pasado gracias a Henry, que olvidó por completo que era un entrenador. Quizás una batalla serviría de entrenamiento para el próximo gimnasio. Y tal vez podría aprender algo útil del extraño muchacho, probablemente saldría con una extraña estrategia o algo tan descabellado como su propio actuar.

    —¿Tus pokémon no van a comer? —preguntó Jack para salir del desagradable silencio que se había hecho. Henry no parecía ser muy bueno para iniciar conversaciones.

    —Son fantasmas, no necesitan comer —aclaró tranquilamente—. Y no te preocupes, Gastly no te va a asustar. Está descansando —apuntó hacia arriba.

    El entrenador del nidorino levantó la mirada, una esfera negra flotaba sobre ellos, rodeada en su gas púrpura. El fantasma tenía los ojos cerrados, pero mantenía su traviesa sonrisa. Se movía lentamente de un lado a otro. Descansaba en paz, literalmente.

    —No eres muy bueno para hablar —aseguró Jack—. Eres callado.

    —Sí —no dijo nada más, dándole la razón al chico oriundo de Paleta.

    —¿Por qué?

    —La gente no me habla mucho, así que no estoy acostumbrado a conversar. No sé qué decirles cuando lo hacen —explicó—. Así que los asusto —sonrió.

    —Pero los alejarás de ti —anticipó Jack.

    —Sólo los que valgan la pena seguirán hablándome, porque me tomarán en cuenta a pesar de ser diferente. Eso fue lo que dijo mi padre —aclaró intentando no verse como si estuviese a la defensiva.

    Henry era una persona algo aislada de la sociedad. No parecía tener amigos y aparentemente los que lo comprendían mejor eran sus fantasmas. Tal vez se veía reflejado en ellos, pues estas criaturas alejan a la gente por ser algo desconocido, algo poco común, igual que el chico. La gente suele dejar de lado a los extraños, a los que no se comportan según los estándares impuestos para preservar esa normalidad que nadie sabe dónde se originó, pero que muchos siguen sin reclamar.

    <<Tal vez no sea tan malo que me acompañe hasta Azafrán —pensó Jack—. Sólo tengo que soportar que me asuste.>>

    El resto del almuerzo lo pasaron hablando un poco sobre ellos. Más bien fue Jack quien comentó sobre las cosas que le habían sucedido y lo que buscaba. Henry no dijo mucho, se dedicó más a escuchar que a opinar. Una vez terminada la comida, descansaron un poco. Luego se dirigieron a la parte trasera del Centro Pokémon para luchar.

    El campo de batalla no era tan grande como el de otras ciudades, éste era de tierra y estaba rodeado de varios robles que combinaban armoniosamente con las lavandas nativas de la urbe.

    —Dos contra dos —indicó Henry—. Gastly —la gaseosa esfera apareció ante Jack, esta vez más lejos y no para asustarlo.

    —Horsea —el pequeño caballo de mar salió de la pokéball, posándose frente al fantasma, tenía una carismática expresión en su mirar, estaba contento por luchar—. Creo que será una buena ocasión para entrenarlo.

    Tinieblas —dos siniestros rayos negros, tan oscuros como la noche antes del amanecer, salieron de los ojos de la fantasmagórica criatura e impactaron contra el acuático pokémon, causándole un molesto dolor.

    —¡Ciclón!

    Un fuerte viento comenzó a azotar el lugar. Las ramas de los árboles cercanos se mecieron de un lado a otro y la niebla del sector se disipó. El más complicado era Gastly, el ser de gas podría ser esparcido por todo el sitio.

    —¡Desaparece! —ordenó el rubio, cubriéndose el rostro del polvo que se había levantado— Haré que esto se vuelva interesante —aseguró después del cese del viento—. Niebla —una espesa y grisácea bruma inundó el campo de batalla. Oscureció el lugar y compensó la falta de la neblina natural del poblado.

    —Horsea, mantente alerta —dijo Jack exhalando vapor de su boca. La temperatura había bajado un poco. Además, sólo lograba ver a su pokémon.

    —Tu voz se escucha tensa —aseveró Henry—. ¿Acaso tienes miedo? Porque si es así, deberías tener cuidado. El miedo puede cegarte, paralizarte —cada palabra que salía de su boca la decía con suspenso y misterio— o causarte paranoia.

    Luego de escuchar las palabras del rubio, emitidas con un inquietante tono, oyó unos ruidos por su lado derecho. Aunque su instinto lo llevó a voltear la cabeza hacia el lado contrario.

    —¡Bu! —el espeluznante muchacho apareció ante su rostro. Jack sólo atinó a hacerse hacia atrás— ¡Ja, ja, ja! —rió con ganas—. Eres muy fácil de asustar, el miedo te desconcentra demasiado —volvió a perderse en la niebla—. Esos ruidos que escuchaste fueron piedras que lancé para distraerte mientras me acercaba. Estás tenso.

    —Muy gracioso —dijo con evidente sarcasmo—. Sigamos.

    —Como quieras. Lengüetazo.

    Gastly apareció frente a Horsea, quien se asustó al verlo, pasándole la lengua por toda su cara. El caballo de mar sintió un escalofrío recorrer su cuerpo, quedando paralizado ante el horror. El fantasma se esfumó nuevamente.

    <<Necesito saber dónde está —pensó Jack—. Maldición. No me puedo concentrar con facilidad, Henry sabe muy bien cómo incomodar a su oponente. Me hace falta algo que abarque todo el lugar.>>

    Burbuja.

    El acuático pokémon lanzó una serie de burbujas que se desplazaron sin ninguna prisa por el aire. Las pequeñas esferas de agua, que envolvían aire en su interior, comenzaron a explotar. Junto a una de ellas, se escuchó un claro sonido de dolor.

    —¡Pistola agua! —de la trompa de Horsea salió un chorro de agua a alta velocidad hacia donde Jack había apuntado. Inmediatamente apareció Gastly con los ojos cerrados, flotando en el aire, pero manteniendo esa sonrisa traviesa que tanto lo caracterizaba. La niebla empezó a desaparecer, dejando en evidencia el estado del fantasma, su rostro estaba de lado, envuelto en su gas.

    —Gastly, regresa. Hace mucho que no usaba esta pokéball —indicó Henry refiriéndose a la capsula de su fantasmal pokémon—. Usaste burbuja para ubicar a mi pokémon, pero ¿cómo supiste que el centro era su punto débil?

    —No lo sabía —contestó Jack—. Imagino que fue casualidad.

    —Y, si no me equivoco, la habilidad de Horsea es francotirador —apostó el rubio. Jack asintió—. No se me ocurre otra forma de que pistola agua haya hecho tanto daño y por esas extrañas casualidades de la vida fue un golpe crítico. Tienes mucha suerte.

    —Sí. Pero lo más interesante es tu estrategia de batalla —indicó Jack, a lo que Henry respondió con una cara que decía no haber entendido—. Asustas a tu oponente para distraerlo. Muy ingenioso.

    —No lo había visto de esa manera. Yo sólo lo hago por diversión —explicó con una inocente expresión en su rostro.

    —Como sea. Elige a tu próximo pokémon.

    Una cabeza apareció frente a Jack. Tenía puntas que no se sabía dónde empezaban y unas espeluznantes manos con puntiagudos dedos flotaban cerca de ella. La criatura era de un oscuro púrpura, con una boca que parecía estar rasgada. Su mirada parecía ocultar un misterio. Sin embargo, el fantasma se presentó sacando la lengua y moviendo sus manos sin brazo. El chico se hizo hacia atrás sólo por el susto.

    —¡Ja, ja, ja! —Henry lanzó una fuerte risotada— Esta vez tu cara fue mucho más graciosa —comenzó a secarse las lágrimas que le salían por reírse tanto—. Hipnosis —esta vez el pokémon se manifestó frente a la acuática criatura para dormirlo con la mirada—. Come sueños.

    Horsea comenzó a retorcerse en el suelo por un fuerte dolor de cabeza. Luego de unos segundos, dejó de hacerlo. No volvió a despertar y Jack no tuvo más remedio que regresarlo a su pokéball, algo sorprendido por labrusca ofensiva de su contrincante. El siguiente pokémon del entrenador fue Ivysaur, quien se posó con firmeza ante su espectral oponente.

    —¡Energibola! —el cuadrúpedo lanzó una esfera verde brillante contra su contrincante, quien evadió el movimiento desapareciendo. El ataque casi le dio a Henry.

    —Tendrás que intentar otra técnica para atacar —advirtió el rubio—. Haunter seguirá desapareciendo.

    —Entonces, ¡eco voz! —el animal-planta lanzó un fuerte grito que retumbó en los oídos de Henry, haciendo que éste se tapase las orejas. Haunter apareció por unos segundos ante ellos, pero de manera intermitente—. Energibola.

    Ivysaur dejó de emitir el molesto sonido para lanzar su típica esfera verde de energía contra el fantasma. Esta vez sí golpeó al objetivo, provocando una explosión que levantó algo de polvo. Una vez despejado el aire, Jack se percató de que el pokémon del rubio ya no estaba presente.

    —Bien pensado, Jack. Pero ya me estoy aburriendo. Puño sombra —la mano empuñada de Haunter apareció cerca del cuadrúpedo y, envuelta por una sombra negra, lo noqueó con tan sólo un golpe.

    —No me esperaba eso —comentó Jack al mismo tiempo que regresaba a Ivysaur a la pokéball—. Fue rápido.

    El fantasma volvió a aparecer ante Jack, agitando sus manos y con la lengua afuera. El chico se hizo hacia atrás de la impresión, casi soltó un grito. Henry no demoró en burlarse de él. El rubio no era tan diferente de las personas con las que había hecho amistad en lo que iba de viaje. Él también tenía una cualidad que lo destacaba del resto. Tal vez no era algo tan relacionado con los pokémon, pero la atención del entrenador es importante en una batalla, y él sabía cómo desviar esa atención. Sólo que de una forma más espeluznante de lo que se podría esperar.

    —Sí, sí, muy gracioso —dijo Jack con evidente sarcasmo—. Entremos. Quiero que vuelvan a revisar a mis pokémon antes de ir a Azafrán.

    —Si nos vamos por la vía para bicis del camino vehicular, llegaremos en el atardecer —explicó el rubio.

    Ambos jóvenes ingresaron al recinto a preparar todo antes de marcharse. Jack quería llegar lo antes posible, tal vez su próxima batalla de gimnasio le diría algo sobre su objetivo en la vida. Aunque lo más probable es que no fuese así, sentía que cada vez estaba más cerca de saberlo, o de tener una idea.
     
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  18.  
    Dark RS

    Dark RS Caballero De Sheccid Comentarista empedernido

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    Saludos.

    Los problemas con tus escritos es que no encuentro errores para mencionar, XD
    Eso es bueno, muy bueno.

    Pero bueno, a la historia. Ya aquí hubo una batalla interesante, con un buen uso de pokémon fantasmas. Lo interesante es el echo que horsea sepa twister (lo prefiero mencionar en inglés), ya que, en primer generación, aprende este ataque hasta nivel 29, lo que lo convertiría en uno de los más fuertes del equipo de Jack y estaría muy cerca de evolucionar en seadra.
    El hunter de Henry resultó ser muy fuerte, y esa combinación de ataques lo convierte en un pokémon muy hábil.
    Y como ya Jack va hacia Saffron City, significa que está por aparecer Sabrina, adoro a Sabrina, la espero con ansias.

    Te doy un "espeluznante" solo para estrenar ese emoticón y que haga juego con los pokémon fantasma de Henry, XD
     
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  19.  
    Maze

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    Aries
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    Holi.

    Vuelvo para seguir comentando (esta vez sólo un capítulo porque se supone que estoy trabajando... Y era bastante largo).

    Me gustó mucho la actitud de Brock, muy apegada hasta cierto punto al de Origins (firme, pero no frío, duro, pero comprensivo) y ya me imaginaba que era una fachada. Las estrategias de Jack estuvieron muy bien, y me agradó que, cuando cuando revela su plan para vencer a Geodude, el chico se ve cansado, se refleja claramente que está haciendo un esfuerzo mental, y la forma en que oneshotea a Graveler se siente creíble precisamente por el trabajo que le cuesta a Jack llegar a ese resultado.

    Drenadoras peor movimiento de todos.

    Also, me agradó el cameo al hombre en la entrada de los gimnasios, y esa relación kouhai-senpai que se va formando con Peter la anguila.

    Muy buen cap.
     
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  20. Threadmarks: Capítulo 21 - La promesa
     
    Thranduil

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    Hola mis amores, les vengo con un nuevo capítulo, pero antes a leer lo que me han comentado.

    Dark RS: Me encantan los fantasmas. Debo decir que no me percaté de que Horsea aprendía Ciclón a ese nivel, evolucionará en como en 12 capítulo, aunque creo que puedo justificarlo con que Jack no lo usará mucho para las batallas hasta ese entonces. No, Sabrina aún no aparecerá, de los cuatro pokémon de Jack, tres son veneno, y éstos son débiles ante el psíquico, al menos necesita un pokemón más antes de derrotarla, además él sabe que ella es fuerte. También me gusta Sabrina. Tu espeluznante fue adecuado para el capítulo.

    Kiwi: La idea es darle a cada líder una personalidad que lo haga destacar del resto de entrenadores, y decidí que Brock fuese duro, como siempre lo hemos visto en los juegos, etc. Me agrada que te haya gustado la batalla de gimnasio y cómo Jack la enfrenta, las batallas son difíciles de narrar, especialmente si es en un gimnasio, hay muchas cosas por considerar. Peter no estará por siempre con él.

    Gracias a ambos por tomarse su tiempo para leer y comentar.

    Capítulo 21 - La promesa


    Faltaba poco más de una hora para que el sol se pusiese, mientras que el viento de la ruta les pegaba de frente sin temor. Jack y Henry pedaleaban hacia Ciudad Azafrán, pretendían descansar en el Centro Pokémon esa noche. El único panorama era una serie de árboles, entre robles, pinos y abedules, además de la ruta para entrenadores.

    Continuaron avanzando, la famosa urbe comenzó a aparecer a lo lejos, el moderno edificio de Silph fue la primera construcción en aparecer. Siguieron de esa manera y los árboles a sus alrededores cada vez eran más lejanos al camino, abriendo paso a praderas ocupadas por las familias más acaudalas de Kanto. Todas en el este de Azafrán. La mansión más imponente de todas era una tan grande que, a pesar de tener un amplio jardín, se lograban ver varios detalles, como sus enormes ventanas o pilares.

    —¡Henry! ¡¿Qué lugar es este?! —preguntó Jack en voz alta, el viento no dejaba oír bien— ¡Aquí el aire es muy limpio!

    —¡Aquí viven los millonarios del país! —respondió— ¡Esa de ahí es la Mansión Lockhart, la residencia de los dueños de Silph!

    —¡Parece que es la más grande de todas!

    —¡Todo este sector es casi un cuarto del tamaño del resto de la ciudad! —agregó el rubio— ¡Aquí también puedes encontrar a las familias Casablanca, Chang, del Río y Andolini, más allá de los Lockhart! ¡Del lado contrario está el barrio alto de Azafrán!

    —¡¿Cómo sabes todo eso?! —el chico no contestó.

    Arribaron al Centro Pokémon luego de dos horas de haber pasado por las casas de los ricos. Ahí durmieron toda la noche y Jack nuevamente tuvo que quedarse con Henry. El rubio no quiso ir a su casa porque estaba muy lejos, además le parecía que era muy tarde para andar por las calles. Gastly y Haunter se aparecieron un par de veces para asustar al entrenador de Paleta.

    Al día siguiente, ambos chicos desayunaron en el patio de comida del hospital junto a sus pokémon. Luego de eso, tomaron sus bicis con destino a la entrada oeste de la ciudad. Pasaron por varias partes de la urbe y decidieron atravesar la plaza frente a Silph para acortar camino. Mientras lo hacían, un lagarto bípedo se les cruzó en el camino. Su piel era de un color anaranjado tan oscuro que hacia dudar si tal vez era rojo, su vientre era beige opaco. Poseía una flama en su cola y garras en sus manos, la parte posterior de su cabeza tenía una especie de cuerno cubierto por su piel.

    Un chico apareció por el costado. Vestía una polera blanca y unos jeans rajados en las rodillas. Su cabello marrón estaba cubierto por un gorro rojo de lana y sus ojos verdes eran encandilados por el sol. Estaba igual que la última vez que lo había visto.

    —¡Elliot! —dijo Jack con sorpresa.

    —Lyra me contó lo que pretendes hacer —anunció—. ¿Qué pasó, Jack? ¡Nos hicimos una promesa! —su voz se escuchó molesta, sus palabras expresaban un leve dolor— ¡Juramos llegar juntos a la Liga!

    —¿Lyra no te contó? Aún sigo juntando las medallas —explicó.

    —¿Y qué pasará si encuentras tu objetivo en la vida antes de reunir las medallas? —preguntó ante la atenta y oculta mirada de Henry.

    No había pensado en eso. No tenía ni la menor idea de lo que haría cuando lo encontrara. Lógicamente se dedicaría a eso, pero Jack nunca pensó cuánto o cómo afectaría a su vida ni a la de los que lo rodeaban. Sólo había pensado en sí mismo.

    —¡¿Vas a dejar tirado nuestro sueño?!

    —Me di cuenta de que quería eso porque otros lo querían para mí. Ya no comparto ese sueño —dijo con un poco de pesar—. Utilizo ese camino para buscar mi objetivo en la vida.

    —¡Lo juraste! —increpó con una mirada furiosa— ¡Lo juraste, imbécil! —Elliot se sentía traicionado por su mejor amigo, ni siquiera le era fácil expresarse.

    —Claramente no es mi asunto —intervino Henry al ver al increpado chico argumentalmente acorralado—. Pero debido a lo incómodo que esto es para mí, propongo una batalla entre ambos. Si Jack gana, no va a la Liga. De lo contrario, tendrá que ir y cumplir su promesa.

    —Acepto —dijo Elliot sin analizarlo.

    —También acepto —indicó Jack bajándose de su bicicleta.

    Los dos amigos de la infancia tomaron posición en un apartado de la plaza apto para las batallas al aire libre. Henry se sentó en una banca cercana a observar la pelea. El chico de los ojos verdes no estaba para nada contento con las respuestas de Jack. Mientras que éste último se notaba inquieto, aunque trataba de no parecerlo.

    Elliot sacó una pokéball para luego lanzarla, evidentemente no iba a usar al lagarto de dos patas. De la cápsula salió un mono de pelaje beige con nariz de cerdo. No tenía cuello ni hombros, su cabeza estaba unida al tronco, parecía una esfera peluda. Sus orejas eran puntiagudas y sus extremidades delgadas, al igual que la cola, en las puntas de éstas sus pelos eran marrones, como el interior de sus oídos. Sus ojos eran rojos y con una mirada muy similar a la de su entrenador.

    —Zubat —el murciélago apareció revoloteando ante su oponente.

    —¿Jugando a la segura? —preguntó Elliot con molestia— Parece que de verdad no quieres cumplir esa promesa, mi querido amigo —expresó, diciendo lo último con un poco de rencor—. ¡Mankey, usa golpes furia!

    El mono saltó hacia la voladora criatura, propinándole una serie de agresivos golpes, avalados por una penetrante y enojada mirada. El pokémon de Jack continuó con su revoloteo en el aire, pero con más dificultad.

    —¡Ataque ala! —Zubat se acercó al nariz de cerdo y lo atacó con el borde de sus alas en todo su rostro. El mico se sobó el lugar agredido, con los ojos furiosos y lagrimosos.

    Antiaéreo.

    Mankey juntó sus manos, generando una pequeña bola de energía dorada, para luego lanzarla contra el volador. El venenoso pokémon recibió el ataque en su pecho, cayendo inmediatamente al suelo. No volvió a volar durante ese enfrentamiento, algo le impedía hacerlo.

    Mofa —el mono comenzó a hacerle gestos de burla al murciélago, acompañados por ruidos molestos. El macaco ya no tenía esa mirada de enojo tan característica de su especie, parecía disfrutar de ese movimiento.

    A Zubat no le gustó en absoluto lo que hacía su contrincante, así que no halló nada mejor que lanzarle un molesto sonido sin el consentimiento de su entrenador. Sin embargo, lo que salió de su boca no fue más que un chillido. El murciélago desconocía que aquel ataque impedía el uso de movimientos que ocasionaran cambios de estado. Una táctica bastante problemática.

    —Ese zubat no te hace mucho caso —indicó Elliot, no lo hizo con molestia, pero su voz tampoco era amigable—. ¿Cómo es posible tener tres medallas de gimnasio con un pokémon que desobedece?

    Elliot solía ser de esa manera cuando se enojaba con alguien, molestaba a la persona hasta que las diferencias se solucionasen. Acostumbraba a decir pesadeces o decir lo que pensaba de forma sarcástica para manifestar su descontento. Aunque no siempre lo hacía a consciencia, lo que en más de una ocasión le había traído problemas en el pasado.

    —Por primera vez pareces un rival de verdad —contestó Jack de la misma manera—. Además, es primera vez que Zubat hace eso.

    Patada baja —el mono avanzó hacia el murciélago y logró patearlo. Para la poca fortuna del pokémon de Jack, el golpe fue en el rostro. La criatura quedó inconsciente.

    Ambos chicos regresaron a sus pokémon a sus respectivas pokéballs. Elliot prefirió usar a otro de sus camaradas. Además, continuaba molesto por la falta de su mejor amigo, aunque el triunfo del primer enfrentamiento le sacó una leve sonrisa.

    Grimer —una hedionda y viscosa criatura apareció ante Jack, parecía un pedazo amorfo de lodo viviente. Era púrpura y con ojos bien saltones, su lengua era de un tono más oscuro.

    —Horsea —el acuático pokémon de Jack apareció ante su fétido oponente con su dulce y simpático aspecto—. Danza lluvia —unas grisáceas nubes aparecieron sobre la plaza y comenzó a llover sobre la zona.

    Residuos —Grimer lanzó un poco de barro desde su boca contra el caballo de mar, quien se vio impactado en todo su rostro. Sin embargo, lo más fastidioso de la reciente ofensiva era el repugnante olor a basura—. Según parece, ese movimiento no solo tiene lodo, también tiene esa especie de líquido que se forma en los desechos. Es muy asqueroso —advirtió Elliot. Jack casi vomitó y Henry puso mala cara.

    Horsea sacudió su cabeza para sacarse de encima toda esa asquerosidad, se sentía sucio y le dieron varias arcadas, aprovechó la lluvia para lavarse. Pero eso no fue lo peor, la acuática criatura comenzó a sentir un punzante dolor en su cuerpo. Estaba envenenado.

    —Maldición —dijo Jack—. ¡Pistola agua! —la acuática criatura lanzó un chorro de agua más potente de lo normal. El fango andante recibió el ataque de lleno, lo que, sumado con la lluvia, lo hizo más líquido, poniéndolo en peligro.

    —Grimer, regresa. Pensaste muy bien lo del agua —indicó Elliot—. Mankey —el mono volvió a escena, más animado que antes—. Golpes furia —el macaco saltó hacia Horsea y le propinó una serie de golpes que lo debilitaron, aunque no del todo.

    —¡Ciclón!

    Un fuerte viento apareció en la zona, zamarreó a los árboles y terminó de ahuyentar a las personas que no se habían ido por la lluvia. Mezclado con ésta, parecía una mini tormenta sobre la plaza frente al edificio de Silph. La fuerte brisa azotó al simio, quien chocó contra un árbol cercano. Mientras que el veneno terminó por debilitar a Horsea.

    Ambos pokémon no volvieron a reaccionar y el viento cesó cuando su ejecutante calló. Los dos entrenadores regresaron a sus compañeros caídos a sus respectivas cápsulas y se prepararon para la siguiente ronda.

    —Has avanzado bastante desde nuestro encuentro en la Academia —apuntó el chico de cabello marrón—. Ya no dependes tanto de tus deducciones.

    —Hago lo mejor que puedo. Tú también has mejorado. Pero aún no me veo sorprendido como en aquella vez. No has mostrado todo lo que tienes —aseguró Jack.

    —Usaré mis tácticas cuando sea necesario acudir a ellas.

    La tensión entre ambos había disminuido notoriamente, de hecho, a Elliot se le salían algunas sonrisas de vez en cuando. No obstante, Jack sabía perfectamente que su amigo de la infancia continuaba molesto, él no era de esos que dejasen pasar las cosas así como así nada más, le gustaba enfrentar las situaciones.

    Así como iba la batalla, Jack terminaría perdiendo y se vería obligado a cumplir su promesa. A pesar de estar buscando un objetivo en la vida, las batallas le gustaban y le hacían sentir diversas emociones. Tal vez no sería tan malo que cumpliese lo que Elliot le demandaba, además, nunca se había detenido a pensar en qué haría con eso luego de encontrar su camino.

    Probablemente, muy en el fondo, sí quería llegar a la Liga después de todo y cumplir esa antigua promesa. Posiblemente eso le estaba haciendo perder el encuentro. A lo mejor, no se estaba esforzando tanto para no faltar a su palabra. Quizás necesitaba un motivo para participar en dicho campeonato, algo que lo destacara del resto.

    —Elliot. Nunca me has dicho por qué quieres participar en la Liga.

    El chico de la gorra roja permaneció en silencio por unos segundos, como si estuviese pensando bien lo que iba a decir. Luego de un profundo suspiro, se decidió por hablar.

    —Hemos visto por televisión a muchos entrenadores realizar grandes hazañas, hacerse de un nombre y enfrentar cualquier reto que se les presentara —dijo el chico esforzándose por permanecer calmado—. Yo quiero sentir lo que ellos sienten, esa adrenalina que sólo un entrenador comprende. ¡Quiero sentir ese esfuerzo que sólo un entrenador conoce! Dejarlo todo en la cancha, saber que hice el intento…y que lo logré —sus ojos lanzaban una implacable determinación que llegaba a ser algo intimidante, como si llenase el lugar de energía—. Hago esto…porque me siento vivo. Todas las experiencias y las caídas que he tenido, me hacen seguir adelante y desear más —paró para intentar aguantar las lágrimas, no lo logró—. Haber quedado en silla de ruedas por tanto tiempo, me hace querer expresar toda esa curiosidad que no pude dejar salir en mi niñez. Y la mejor forma de coronar toda esa experiencia que adquiriré es participando en la Liga y dar una batalla digna de todo el esfuerzo que he dado y seguiré dando —se secó las mejillas y los ojos, no sirvió de mucho, la lluvia seguía cayendo.

    —Te entiendo. Me encantaría tener un motivo para entrar en ella, algo más que una promesa —Elliot miró a Jack con detenimiento—. No pretendo faltar a mi palabra, Elliot —su amigo se sorprendió ante esas palabras—. La verdad es que no había pensado en qué haría con ella luego de encontrar mi objetivo. Pero puedo reestructurar mi promesa ahora mismo —exhaló aire y lo miró fijamente a los ojos—. Juro que si llego a encontrar un camino que seguir, no dejaré de lado nuestra meta. Si no tengo un motivo para entrar a la Liga, encontraré uno. No sé cómo, pero lo haré. Y tienes mi palabra.

    Elliot apoyó sus manos en sus caderas y sonrió hacia el cielo, luego volvió a mirar a su amigo.

    —Lyra me dijo que harías algo así —informó—. Que volverías a jurármelo, siempre has sido alguien de palabra, aunque a los diez años casi acabas con tu promesa —recordó Elliot—. Cuando supiste que estaría en silla de ruedas por un buen tiempo, me incitaste a esforzarme para volver a caminar, porque me dijiste que entraríamos juntos a la Liga y que seríamos los más jóvenes en la historia en llegar a ella. Por eso me enojé cuando Lyra me dijo que buscabas un objetivo en la vida. La escuché, pero no razoné.

    —Con esa promesa tienes otro motivo para llegar a la Liga.

    —Claro. Siempre me apoyaste en mi estado. Llegabas a mi casa contándome lo que aprendías con los pokémon de tus padres y tu hermano, para darme más ánimos para recuperarme. No puedo fallarte —Elliot seguía emitiendo esa sonrisa sincera, aunque sus ojos se pusieron brillosos nuevamente—. Gracias por ser mi amigo.

    Jack no recordaba con tanto detalle esos momentos en que ayudó a su amigo a volver a levantarse, pero a Elliot lo había marcado toda esa perseverancia de Jack por verlo nuevamente de pie. La promesa que le había hecho significaba tanto para su compañero de la infancia, que era un motivo más que suficiente para entrar a la Liga. Pero como cualquier otra persona, deseaba al menos tener una razón propia que no dependiese de otro y ya había jurado encontrar una.

    —Pero ya basta de explicaciones —dijo Elliot con más ánimo en su voz. La tensión ya se había ido—. Tenemos una batalla que terminar. ¡Fearow!

    Un ave salió de la pokéball, parecía una mezcla entre un buitre y una grulla, su cuello era largo y delgado, al igual que su pico. Poseía una cresta roja y su plumaje era principalmente marrón claro, excepto en su lomo y parte de sus alas, ahí las plumas eran beige. Su mirada expresaba una ligera envidia mezclada con arrogancia. Sólo su actitud era semejante al pequeño pájaro que Jack había visto sobre el hombro de su amigo en la Academia.

    —¡Nidorino! —la venenosa criatura apareció ante el pájaro de Elliot, con su característica expresión seria y de pocos amigos que ponía en cada batalla desde que había evolucionado— Ten cuidado, estamos en una evidente desventaja —dijo en voz baja.

    —¡Ala de acero! —las alas del delgado pájaro brillaron como el metal y se endurecieron. Fearow se abalanzó amenazantemente por los aires bajo la lluvia hacia Nidorino, golpeándolo con sus alas sin que éste pudiese evadirlo.

    —¡Placaje! —el compañero de Jack aprovechó la cercanía con el ave para propinarle un fuerte empujón con su cuerpo.

    Nidorino no tenía muchas opciones contra el pajarraco, sus movimientos no eran muy efectivos contra éste, mientras que Fearow tenía las de ganar. Para poder vencer, era necesario que la voladora criatura permaneciese cerca del suelo, de otro modo Nidorino no podría golpearla.

    Golpe roca —susurró Jack y su pokémon utilizó su pata derecha delantera para atacar el lomo de Fearow, quien aún se encontraba cerca del suelo por el golpe anterior, al parecer una de sus alas estaba adolorida.

    —Maldición. ¡Pico taladro! —el ave pegó sus alas a su cuerpo, levantó su agudo pico y se impulsó girando hacia Nidorino, tal como un taladro cuando está cerca de la muralla.

    El venenoso pokémon de Jack recibió de lleno el impacto en su pata delantera izquierda, el dolor fue tan fuerte que Nidorino se desmayó ante Fearow, quien comenzaba a mover con mayor facilidad su ala lesionada. Jack regresó a su compañero a su pokéball.

    —Ivysaur —el primer pokémon del joven oriundo de Paleta, salió a escena, con su rosada flor más fresca y sana que nunca, el olor que ésta emanaba era más intenso que otras veces, pero nadie pudo sentirlo, la aún presente lluvia no lo permitió—. Látigo cepa —dos lianas salieron de debajo de las hojas del cuadrúpedo y sujetaron al pájaro de sus alas—. Arrástralo hacia ti.

    Viento aciago —Fearow intentó mover sus alas, pero los látigos de Ivysaur no le permitieron. Tampoco logró impedir que su oponente lo jalase hacia él.

    Eco voz —la criatura de la flor en la espalda emitió un potente sonido por su boca que irrumpió los oídos de Fearow, quien cayó al suelo en poco tiempo.

    Elliot devolvió a su pokémon a su pokéball y el ivysaur ocultó sus lianas. La lluvia cesó y las nubes comenzaron a desaparecer, abriendo paso para que los rayos de sol volviesen a caer sobre la zona donde los amigos de la infancia estaban luchando.

    —Tendré que quedarme más tiempo en la ciudad y esperar a que mi ropa se seque —regañó Elliot a su amigo, pero sin estar molesto por ello. Jack sólo sonrió. Los únicos que no se habían mojado eran Henry y el lagarto bípedo, se habían alejado cuando Horsea usó danza lluvia—. Charmeleon —dijo y el pokémon inicial del chico de los ojos verdes avanzó sobre el suelo enlodado, meneó su cola y el aire se calentó un poco. Nuevamente era Elliot quien tenía la ventaja.

    Ambos pokémon que habían salido del laboratorio del profesor Oak junto a sus entrenadores estaban parados frente a frente. Se conocían desde hace tiempo, al igual que con la tortuga de Lyra, el anciano los había criado juntos antes de que los chicos los fuesen a buscar, para que no fueran tan distantes ni recelosos con otras criaturas.

    —Espero que la batalla en la Liga sea así de emocionante —indicó Elliot.

    —Lo será —aseveró Jack—. ¡Drenadoras!

    De la flor de Ivysaur salió una semilla marrón, al igual que cada vez que el cuadrúpedo usaba tal movimiento, e impactó a su oponente en su pecho, para luego soltar enredaderas alrededor de su cuerpo. Charmeleon sintió como aquellas lianas le quitaban un poco de energía.

    —¡Garra metal! —la garra del lagarto brilló y se endureció, de la misma manera que lo hicieron las alas de Fearow, para propinarle un fuerte rasguño al pokémon de la flor en la espalda, quien recibió el ataque en su pata delantera izquierda, quedando ésta temblorosa por el dolor. Por segunda vez, el pokémon de fuego sintió cómo le quitaban energías.

    —¡Energibola!

    —¡Llamarada!

    De la boca Ivysaur salió la característica esfera verde emitente de luz del mismo color. Mientras que su contrincante expulsó una fuerte flama con una forma que intentaba emular la silueta humana. Aquel movimiento se veía bastante amenazante, sobre todo para un pokémon de tipo planta como Ivysaur. Los dos ataques chocaron en el aire y causaron una gran explosión que levantó una molesta humareda.

    El viento comenzó a desplazar el humo, sin embargo, para sorpresa de Jack y su compañero, Charmeleon salió de entre éste con el puño envuelto en llamas, listo para golpear al cuadrúpedo donde antes lo había rasguñado ferozmente. El dolor en la zona incrementó tanto que Ivysaur se desplomó y no volvió a levantarse.

    —Fue una buena batalla —dijo Elliot mientras su amigo metía a su pokémon dentro de la capsula bicolor.

    —¿Le enseñaste a Charmeleon a usar puño fuego en un momento así? —preguntó Jack, aunque creía saber la respuesta. La táctica empleada por su rival era muy similar a la forma de luchar de Adam. Elliot asintió con la cabeza—. Me alegro de haber aclarado las cosas.

    —Yo también —contestó su amigo.

    Había logrado solucionar las cosas. Ahora, fuese cual fuese el camino que decidieran tomar, ambos cumplirían su promesa de llegar a la Liga Pokémon y dar una batalla digna de un entrenador de Kanto.

    Repentinamente, unos espeluznantes rostros, con saltones ojos y con sus lenguas afuera, aparecieron frente a Jack y Elliot, una por cada chico. Los dos jóvenes se asustaron y retrocedieron por la impresión, Jack terminó en el suelo por haberse resbalado gracias al barro provocado por la lluvia.

    —¡Jajaja! —rió Henry de manera burlesca. El gozaba bastante interrumpiendo ese tipo de momentos, le divertía mucho— Hubieran visto sus caras —dijo acercándose. Elliot no comprendía muy bien lo que ocurría—. ¿Por qué no vamos luego al Centro Pokémon para que se sequen? Ya me estoy aburriendo y la única forma de divertirme es asustando a alguien, y ustedes son los únicos cerca.

    Los tres chicos y el lagarto comenzaron a caminar rumbo al hospital para pokémon. Mientras tanto, Jack fue explicándole a su amigo sobre su rubio acompañante y su extraña manía por asustarlo.
     
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