Ciencia ficción La Gran Catástrofe VIII Humanidad en Conflicto

Tema en 'Novelas' iniciado por Agus estresado, 24 Agosto 2024.

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  1. Threadmarks: Las naves han partido – Parte 2
     
    Agus estresado

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    Título:
    La Gran Catástrofe VIII Humanidad en Conflicto
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    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    23
     
    Palabras:
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    Saludos. Sigamos aprovechando que todavía tenemos foro y sigamos avanzando con esta historia. Primera mitad finalizada, y ya nos toca entrar en la segunda, justamente, con la parte 2 del capítulo anterior.

    Primero que nada avisar que la guía de personajes y la cronología están actualizadas ambas hasta este capítulo. Ya era tiempo de que ambos recibieran la continuidad que merecían tras no haberlo hecho antes.

    También quiero agradecer a mi gran amigo Manuvalk por sus constantes comentarios en la historia, ya que ver que él sigue disfrutando de este pequeño gran universo ficticio es algo que motiva bastante a seguir con la escritura de la historia. Aunque bueno, debería hablar en tiempo pasado, porque la escritura de LGC está finalizada. Y creo que él, sus leídas y sus comentarios fueron parte de eso :kuku: Así que le agradezco mucho por su presencia aquí, y que sepa que ya estoy deseando que regresen las leídas en simultáneo :nice:

    No tengo noticias por el momento, así que simplemente dejaré el capítulo.
















    Las naves han partido – Parte 2:

    — ¿No se trata de un error? — Noak preguntó, apretando los puños como si estuviera implorando que así fuera.

    — Es lo que dicen los archivos — fue la respuesta de Xorxaik — Tienen una especie de nave conocida como arca, y la misma se encuentra estacionada en un planeta sin nombre. Si esa información es falsa o está desactualizada, está más allá de mí el saberlo.

    Noak descargó su frustración golpeando con sus puños la pared que estaba detrás suyo. Ace, Natasha, Allecreod y Faron lo miraban con tristeza. Luego de que transcurrieron siete horas tras su batalla y triunfo contra Siban y otra facción del ejército enemigo, el robot finalmente consiguió acceder a la información contenida en el crucero científico perteneciente a la Sociedad Galáctica. El soldado Jensen esperaba una respuesta, pero no de esa clase. Necesitaba tener la ubicación definitiva de su esposa y de su hija, y en vez de eso, solo tenía una ubicación posible.

    — Ya pasaron más de cinco horas desde que esa nave se fue — Noak decía en referencia al vehículo espacial que abandonó la atmósfera del planeta — Cinco horas es más que suficiente para que se hubieran movido de ese planeta… Dios mío. Gina y Hana… Solo las quiero de regreso.

    — Noak, escucha, sé que estás alterado — Ace se sentía apenado al verlo lamentarse, sabía que el cansancio lo dominaba al no verlo gritar como loco — Por eso vamos a partir ahora mismo a dicho planeta.

    — ¿Por qué no acepté que le pusiéramos un rastreador a Hana y a Cade? — Noak ignoró a Ace por completo, ni siquiera le miró a la cara — Si lo hubiera aceptado, ahora no estaríamos así.

    — Noak — Natasha le llamó la atención.

    — Pero no, tuve que negarme, y ahora no tengo oportunidad de recuperarlas — el soldado no hacía caso a nadie, solo estaba en sus lamentos — Ahora ya no sé… ya no sé lo que voy a hacer.

    — Noak — Ace, cansado de ser ignorado, le tocó el hombro — Nos vamos ahora mismo de este planeta. Iremos a las coordenadas que tiene Xorxaik.

    — ¿Todos nos vamos? — Faron lo veía como algo poco favorable.

    — No, necesitamos de varios recursos para los humanos que todavía faltan por rescatar, llevar a tanta gente será contraproducente — Ace le indicó a su soldado — Vengan. Reunamos a todo el mundo en un mismo lugar y expliquemos todo. A ver cuánta ayuda vamos a tener.

    Con un poco de incertidumbre en sus pensamientos, el comandante Lakor miró a los ojos a su esposa. Ambos pusieron una expresión muy tétrica mientras avanzaban, ya que su idea al encontrar la ubicación dada por el rastreador que tenía implantado Sky no era la que había tenido lugar en ellos cuando partieron. El comandante de ER agachó la cabeza como si estuviera preocupado, y eso fue algo que su esposa notó. Rápidamente, se acercó a él y le tomó la mano con suavidad. Lakor lo apreció, tanto que su expresión desapareció para ser reemplazada por una sonrisa dirigida a ella.

    Nadie más allá de Xorxaik se percató de ese intercambio de miradas y gestos entre comandante y subcomandante, y el robot no le dio demasiada importancia tratándose de un gesto de afecto entre dos seres vivos, algo que conocía por haberlo vivido. Sin que nadie más supiera lo que tenía Ace en mente, todos caminaron hacia el salón donde los líderes de la Sociedad Galáctica hacían comer a los tripulantes cautivos.

    […]

    — Mamá, papá, Valiana… — Winter decía a una cámara de un dispositivo móvil — Lamento no poder estar con ustedes para el momento en el que reciban este mensaje… Pero yo estoy bien. Hemos sido secuestrados el día en el que se suponía que escaparíamos, pero nos han rescatado. Otros humanos lo hicieron, y no humanos qué venían junto a nosotros en el navío. Se trata de los humanos que escaparon del planeta Tierra el mismo día de nosotros. De Zenith y de Black Meteor… Se unieron para enfrentar y derrotar a los edagrianos, y han obtenido un nuevo planeta para vivir. Allí es a dónde voy a ir ahora. Y allí es a donde serán llevados cuando sean rescatados. Estoy seguro de que este mensaje llegará a ustedes después de que lo sepan, así que lo diré. ¡Los humanos que los rescataron están comandados por Ace Lakor! ¡El sobrino de papá! ¡¿Escuchaste eso, Valiana?! ¡Tenemos un primo, y a muchos familiares que están esperando conocernos pronto! ¡Les hablaré muy bien de ustedes! ¡Espero que regresen a salvo! Los estaré esperando a todos.

    Mientras grababa su mensaje en el dispositivo de Arick, el joven adolescente sentía como las lágrimas estaban empezando a caer de sus ojos por la emoción, pero también por una sensación agridulce de que no podría estar junto a su familia en el tiempo en el que los fueran a rescatar. Sky y Arick lo miraban conmovidos. La chica compartía la sensación de su amigo, estando a punto de llegar a las lágrimas. Arick, por su parte, sonreía y sentía dentro suyo una agradable sensación. Estaba feliz por las palabras dichas por Winter, pero también por el hecho de que él había hecho posible que tuviera esa oportunidad de grabar un mensaje para su familia.

    Una vez terminó, Winter le entregó el dispositivo a su legítimo dueño, quien lo recibió para luego ser abrazado por el primo de su padre.

    — Gracias, Arick — Winter tenía la voz algo rota — Yo… esto lo aprecio mucho. Te lo compensaré algún día.

    — No hay por qué agradecer — Arick abrazó a su pariente — Somos familiares. Y veo que eres una buena persona. Te mereces la oportunidad de hablar con ellos.

    — Winter, será mejor que no intentes escabullirte de nosotros — Sky sonreía mientras decía eso — Que no serías el primero en colarse en una nave para ir a buscar a un ser querido.

    — Yo no podría reprocharle eso, aunque no me he escabullido — Arick le respondió a la chica.

    Una vez que el abrazo entre los dos jóvenes Lakor que se encontraron allí terminó, el menor de ellos, Arick, recibió un beso en la mejilla por parte de Sky. La chica estaba feliz por ver que Arick, quien era desde el día de ayer su pareja, había tenido un gesto de amabilidad con un chico a quien conoció hace muy poco. El adolescente recibió el beso con un poco de vergüenza. Winter sonreía al verlos, y cuando notó que los dos se habían tomado de la mano, un pensamiento de un momento muy lejano para él regresó a su cabeza. Uno en donde él compartía un rato especial con alguien a quien estimaba más que a otras personas.

    […]

    ¿Tú nos estuviste siguiendo y observando todo el camino? — Airin le hizo esa pregunta a su amigo.

    Los perdí de vista cuando tuve que cruzar el río — contestó Winter algo apenado por eso — Pero los encontré rápidamente. Esos prismáticos son una maravilla. Es una pena que hayan quedado en casa, seguro aquí serían útiles.

    Si viste todo lo que hacíamos, entonces quiere decir que viste el momento en el que Iker… — Airin no se sentía muy cómoda hablando de eso.

    Sí, lo vi — el chico lo dijo directamente — Lo odié bastante por haber hecho eso. Y creo que tú también, porque le diste un golpe.

    Él me engañó — fue la respuesta de la chica — Me invitó a mirar un paisaje, pero solo estaba esperando que me distrajera para que pudiera tocarme. No dije ni una palabra de eso a nadie, y confío en que no lo hagas tú tampoco.

    Descuida, no lo diré — Winter supo que ella solo se lo decía porque él la había visto — No fue agradable de ver.

    Fue menos agradable para mí — Airin pensó con seriedad en ese momento — Y lo peor de todo fue lo que me dijo después.

    ¿Qué te dijo? — Winter creyó que sería algo malo — ¿Fue algo morboso? Si fue así…

    No, fue algo peor — Airin le contestó — Cuando le pregunté por qué había hecho eso, él dijo esto: “lo veo, lo quiero, lo tomo”. Dijo que un explorador que conocía usaba dicha frase cada vez que veía algún objeto que le gustaba. Él no solo me distrajo para tocarme, sino que luego me redujo a un simple objeto.

    No sabía que Iker fuera así… creí que él era mejor — Winter sentía que en todos los años que había pasado con él, no lo llegó a conocer muy bien.

    Yo también, desde ese momento, mi día fue de mal en peor hasta terminar en tragedia — Airin recordó que eso fue un par de instantes previos a ser capturada — Debí haberle dicho que no. Realmente no quería salir con él, nada más quería ver esa cascada que me prometió que veríamos… Quizá debí haberle dicho que no y quedarme en casa esperando a que llegaras para invitarme.

    ¿Qué quieres decir? — Winter se veía confundido.

    La verdad es que, entre Iker y tú, te prefiero a ti — la chica le mostró una sonrisa, a lo que él reaccionó apartando la mirada — Eres más lindo, más sensible, más tranquilo. Cuando empezamos a hablar en clase tras lo que mi padre hizo, me di cuenta de que eres con quien más disfruto estar entre mis compañeros. Mi hermano incluido.

    Sé que quizá te cueste creer esto, pero tú me gustas — Winter estuvo indeciso sobre si hablar o no al respecto con ella, pero luego se decantó por hacerlo — Desde que viniste a mi habitáculo para devolverme el león que me habían quitado, empecé a apreciarte. Y ahora, creo que sobran las palabras. Para mí, tú eres la más linda de todas las chicas. Tan solo desearía que no estuviéramos atrapados aquí, en este maldito continente con todos estos bastardos de los traliod. Si estuviéramos en casa, te pediría que salieras conmigo… quizá que fueras mi novia.

    Luego de esas palabras que le costó trabajo decirle dado al valor que necesitó reunir para hacerlo, Winter estuvo casi fuera de la conversación con su amiga. Respondía las preguntas que ella le hacía, pero de una manera casi inconsciente, sin prestar una atención profunda a lo que salía de su boca. No podía terminar de creer que dejó salir de su boca lo que sentía por ella, y cuando retomó su concentración en la conversación, escuchó unas palabras que le agradaron mucho.

    Sé que no será mañana, y que no será sencillo — Winter empezó a mirarla otra vez, comprendiendo a lo que se refería — Pero regresaremos a nuestro hogar. Quiero que te cuides mucho, pase lo que pase cuando llegue el día. Cuando estemos de nuevo en casa, voy a estar esperando tu invitación a salir. Mi respuesta para ti siempre será sí.

    […]

    Cuando la puerta del cuarto en el que los tres jóvenes se encontraban se abrió, fue Allecreod quien estaba detrás del otro lado. Arick y Sky lo miraron esperando que les dijera algo, mientras que Winter todavía seguía un poco asombrado por ver a un ser de otra especie siendo aliado de los humanos. En el tiempo que transcurrió, escuchó algunas historias sobre él, pero estas le eran increíbles, y en algunos casos imposibles de figurar para él.

    — Allecreod, ¿qué ocurre? — Sky le preguntó a quién era un gran amigo de su padre.

    — Los estamos reuniendo a todos en el comedor — fue la respuesta del ryfier — Ustedes también tienen que ir.

    Imaginaron que se quedaría esperando sobre la puerta, pero lejos estuvo de ser una realidad. El ryfier se apartó y les dio espacio y libertad para que se movilizaran al sitio en el que habían sido citados cuando ellos lo creyeran conveniente, pero sin tardarse demasiado. Tras asumir que lo mejor sería que empezaran a moverse pronto, los tres jóvenes salieron de la habitación en donde buscaron privacidad para que Winter pudiera grabar su mensaje, y fueron juntos hacia el comedor.

    Cuando llegaron, vieron que Alicia, Artem y Abel estaban sentados en la misma mesa, encontrándose el anciano ex líder de Black Meteor apartado un poco de los demás que se encontraban junto a él. Quedando unos tres lugares para que pudieran ser ocupados, los tres chicos se acercaron a dicho sitio, tomando las sillas y apartándolas del lado del anciano, quien vio con una media sonrisa como se alejaban de él. Por alguna razón que los demás desconocían, él estaba feliz de estar allí, incluso si era ignorado.

    — Prepárense, van a anunciar que nos vamos a casa — Abel empezó a frotar sus manos en señal de impaciencia.

    — ¿Cómo lo sabes? — preguntó Artem, sin ver de dónde sacó esa idea.

    — Fui líder de una gran nación, y muchas veces he tenido que convocar reuniones similares a esta — Abel les comentó, interpretando lo que sucedía como algo cotidiano — No servimos para pelear, así que nos toca regresar a Edagr.

    — Tú te irás a prisión, Abel — Alicia lo miró con desprecio — Thomas y Gwyn estarán esperando para arrestarte. Será lo primero que hagan una vez abracen a su hija.

    — Que así sea, yo estoy feliz de ya no tener que trabajar como esclavo — el anciano no se hacía mucho problema por eso — Les deseo suerte enfrentando al resto de la Sociedad Galáctica, y a ese tal Casseirem si está vivo y llega a aparecer.

    Nadie se tomaba para bien la manera de hablar de Hartka. Les era molesto ver a un viejo con poca forma física siendo tan arrogante y tan pesimista con ellos de cara a futuro. Alicia era quien más furia sentía con él. Desde el primer instante en el que supo que él vivía, se lamentó muchas veces por el hecho de que Michael y Agustina, a quienes consideraba muy especiales, ya no se encontraran con ella, mientras que Abel tenía el lujo de hablarles como si fuera un superior.

    Poco a poco, la sala se fue llenando por los cautivos, quedando tan solo muy pocos soldados de Edagr allí presentes. Ace, Natasha, Allecreod, Faron y Noak estaban al frente de todos ellos, mientras que Xorxaik tenía su lugar parado atrás. Para los que provenían de Tralio les era casi imposible no mirar con nerviosismo al robot, pese a que era un recurso en su favor. Escucharon la forma en la que aplacó a Siban y a los demás yarlemianos y velivinos, y pensar que otro grupo de humanos contaba dentro de sus fuerzas a un robot tan brutal les ocasionaba cierta incomodidad.

    Iker y Jessica se acomodaron junto a las personas con las que compartían el almuerzo casi todos los días. Tenían la intención de acercarse a sus amigos, sobre todo el chico, quien tenía deseos de ofrecer disculpas a la chica por su comportamiento. Pero el ver que Abel estaba con ellos les detuvo de toda intención de acercarse.

    Una vez que la totalidad de humanos que fueron retirados de sus mundos por la Sociedad Galáctica se encontró allí, el comandante Lakor empezó a hablar ante todos ellos.

    — No me he expresado acerca de la muerte de los soldados que me ayudaron a pelear — comentó el comandante, quien era conocido ya por todos — Lamento mucho que hayan perdido sus vidas. Y lamento también que esto no se haya terminado. Aunque, si les soy sincero, para varios de ustedes sí se terminó. Para mí y los míos acaba de empezar…

    Murmullos se podían escuchar en todas las mesas. Ace miró una por una, y pese a no poder escuchar lo que se decían en voz baja, logró notar que cada humano en cada mesa, exceptuando una, estaba moviendo sus bocas. La excepción era la mesa donde se encontraba su hijo. Allí mismo, Abel miraba con una sonrisa casi provocativa para el comandante, quien no se lo tomó nada bien.

    — Nuestras provisiones son limitadas, como ya he dicho, y es por eso que es tiempo de que empecemos a movernos — Ace tomó un poco de aire antes de seguir hablando — Nuestro robot ha obtenido información directa de los archivos contenidos en este crucero. Allí encontró que el resto de la Sociedad Galáctica posee un arca, que se encuentra en un planeta algo alejado de aquí. Sin muchas certezas, es probable que allí es donde tengan retenidos al resto de nosotros. Y es por eso mismo que ese es nuestro próximo destino. Partiré con mi escuadrón y todo aquel soldado de Tralio que esté dispuesto a colaborar con nosotros en este mismo crucero. Iremos primero al planeta donde tienen aquella arca para ver si logramos salvar a los nuestros. Y luego de eso, tal y como prometí, nos dirigiremos al planeta Tralio. Una vez allí, salvaré a los suyos, los subiré a esta nave y los llevaré a Edagr, en donde nos reuniremos una vez más.

    No esperaba nada de parte de ellos, pero no por eso se sorprendió cuando los humanos que provenían de Tralio le empezaron a aplaudir, como si estuvieran muy contentos con la decisión tomada por él. Ace agachó la mirada algo apenado, ya que no consideraba que mereciera ese aplauso. Mucho peor, un pensamiento nuevo se atravesó por su mente al recibir tal ovación.

    — Ahora me aplauden, pero… ¿y si no consigo salvar a la mayoría? — el comandante temía por la posibilidad de que se formaran nuevos detractores a raíz de su decisión.

    Los humanos que provenían del planeta Edagr no se sentían muy contentos al respecto. Al igual que Noak, ellos esperaban que la ubicación de los demás que faltaban por rescatar fuera un sitio en concreto. El no tenerla no era agradable para los oídos de ninguno, quienes no podían esperar para saber qué acontecería con ellos.

    — ¿Y nosotros? — preguntó una mujer adulta en el grupo de humanos de Edagr.

    — La subcomandante Natasha Zafiro los llevará a todos a nuestra nave, y una vez estén a bordo, partirán hacia Edagr al instante — Ace decía, sabiendo que eso lo alejaría de su esposa — Seguro que sus familiares y amigos se alegrarán mucho de verlos. Cuéntenles todo lo que han vivido aquí. Y les pido un favor, no como comandante ni soldado, sino como humano. Asegúrense que los que van a pisar el planeta Edagr por primera vez sientan que están llegando a su hogar.

    — Algunos soldados de nuestra unidad los escoltarán a la nave — comentó la subcomandante Natasha — Les pido que vayan saliendo y dirigiéndose allí. Los instalaré cuando llegue. Me tomaré unos minutos para ir con ustedes.

    Sin mucho más que hacer en un lugar así, los seres humanos de Edagr y Tralio que habían sido secuestrados y no tenían entrenamiento militar se levantaron de sus sillas y empezaron a moverse hacia la salida. Quienes sí contaban con algo de entrenamiento se quedaron en su sitio, dispuestos a prestar ayuda, y a no moverse de allí, ya que, en palabras del comandante, tenían que viajar a bordo del crucero.

    Cuando Iker y Jessica se levantaron y empezaron a caminar, lo primero que hicieron fue mirar a Winter y a Artem. Les parecía muy extraño ver que no se estaban moviendo de ese sitio, ni siquiera realizaban algún amago a querer levantarse. Esto les pegaba muy fuerte, ya que por un segundo pensaban que no viajarían con ellos.

    — ¿Van a ir? — Jessica preguntó a su amigo — Si van a ir, yo también quiero. Mi familia me espera.

    — Bueno, no voy a ir a Edagr yo solo — Iker estaba dispuesto a acompañarla.

    — Vienen con nosotros — uno de los hombres que compartía mesa con ellos cada día les cortó esa idea — Uno de ellos es el hijo del comandante y otro el primo. Si su esposa no lo acompaña, ellos que son menores de edad tampoco. Caminen, no pierdan el tiempo.

    No podían hacer otra cosa que creerle a aquel hombre, pero no por eso se sentían cómodos con la idea de irse y dejar a sus amigos atrás. Ambos adolescentes miraron a sus amigos desde que se levantaron de la mesa hasta salir de la sala, solo para darse cuenta de que en ningún momento les dirigieron la mirada.

    — Allecreod — comentó Ace, algo que los dos jóvenes lograron escuchar al momento de salir — Ya sabes lo que tienes que hacer.

    — Sí, comandante — Allecreod se apartó del grupo y se paró frente a la puerta.

    En el momento en el que Abel quiso cruzar al otro lado para unirse a los humanos que iban a cambiar de nave y posteriormente de rumbo, el ryfier realizó un movimiento rápido y lo tomó del brazo, haciéndole imposible moverse más tiempo.

    — Hey — Abel le llamó la atención — ¿Qué haces, Allecreod?

    — Tú te quedas, Abel — Ace respondió por el ryfier — No fuiste de utilidad para la humanidad en la guerra. Lo serás ahora.

    — Soy un anciano, incluso aunque las leyes lo permitan, es inmoral — Abel quiso apelar a su sentido de la justicia y la honestidad.

    — No te burles de mí, o te dejaré en el planeta Tralio cuando lleguemos — el comandante no tenía más paciencia para con él.

    — Me iré a sentar, comandante — Abel decía, casi como si estuviera pidiendo permiso.

    — Acompáñalo, Allecreod, y no lo pierdas de vista — fue la orden del comandante de ER.

    Mientras el ryfier y el ex líder de Black Meteor se iban a sentar a una de las mesas que quedó vacía, el resto de los humanos que no tenía intención ni motivos reales para quedarse fueron abandonando la sala hasta que quedaron solamente los secuestrados militares y los más cercanos a las figuras de autoridad.

    Artem, Winter, Alicia, Arick y Sky se levantaron y se aproximaron a ellos, ya que sabían que se acercaba una despedida que no podría aplazarse más. Lo primero que hizo Ace fue darle un abrazo a Alicia, quien lo recibió con gusto.

    — Es bueno saber que estás a salvo, y que a partir de ahora no correrás más peligro, hermanita — el comandante le hablaba con ternura — Me da gusto que a ti sí te hayamos podido encontrar.

    — Gracias, Ace, te prometo que no me comportaré como una esclava liberada — fue la respuesta de Alicia, apretando con fuerza a quien era como un hermano para ella — Ayudaré a Natasha en lo que necesite. Después de todo, yo también soy parte de esta división de Exploración y Rescate.

    — Me vendría muy bien tu ayuda, Alicia, pero puedes tomarte un par de días para descansar — fue lo dicho por Natasha, quien apreció las palabras de su amiga — Tengo soldados que me ayudarán.

    Tras terminar su abrazo con Ace, Alicia fue a tener ese mismo gesto con Natasha. Ambas se habían llevado muy bien desde el primer día que se conocieron, pero no se habían vuelto cercanas hasta el día en el que la sub comandante de ER le ayudó a tomar una decisión concerniente a su futuro.

    — Faron, cuídate mucho — Alicia miraba al soldado unos años más joven que ella — Noak, sabes que estaré enviándote todo mi apoyo para que encuentres a Gina y a Hana. A salvo. Cuídate y luego cuídalas a ellas.

    — Gracias, Alicia — Faron agradeció lo dicho por su compañera, quien se separaría de aquel sitio.

    — Sí, yo también — Noak respondió de una forma muy seca.

    Artem apartó la mirada por la incomodidad que sintió en el momento en el que el soldado le respondió a la mujer. Parecía haberles restado importancia a todas las demás palabras salidas de ella, pese a que fueron dichas con el mejor deseo. Ace, Natasha y Alicia no pudieron evitar sentirse mal por Noak, ya que los tres lo conocían mucho como para saber que su respuesta se debía al estado mental que tenía. Faron, por su parte, estaba empezándose a preocupar cada vez más y más de él.

    — Ay, Noak… — el soldado Zark tenía miedo de estar cerca de él — Creo que te vendría bien un tiempo lejos del ejército cuando esto termine — pensó para sus adentros.

    El período de incomodidad se extendió durante unos dos minutos más, hasta que Ace y Natasha pusieron su vista en los tres adolescentes, principalmente el comandante.

    — Sky, saluda a tu madre y a tu padre de mi parte — Ace le habló a la chica — Diles que me tomaré un par de días más en regresar. Pero que estoy ansioso por ello.

    — Lo haré, comandante — Sky sonreía al padre de Arick — Estoy segura de que ellos dos le harán una fiesta a su regreso.

    — No hace falta, por quien deberían festejar es por ti, tú eres su hija mayor y te aman — Ace le decía, rechazando la idea de que lo premiaran solo por su trabajo.

    El siguiente a quien miró Ace fue al familiar que acababa de conocer hace muy poco, un primo suyo que tenía una diferencia de edad muy amplia con él, ya que este había nacido cuando Ace ya había superado por un par de años la mayoría de edad.

    — Muero de ganas por conocer a tu familia, Winter, y de poder darles un hogar para que vivan contigo — Ace le dio un abrazo a su primo — Y por supuesto, también quiero charlar mucho contigo. No hemos tenido mucho tiempo para poder hacerlo.

    — Gracias, primo Ace — Winter no lo llamó por su rango militar — Yo también espero que todos regresen. Quisiera que pudiéramos tener un día entre familia y amigos. Y también quiero conocer al pequeño Azel. Por lo que ustedes dijeron, es el menor que lleva nuestro apellido.

    — Se va a llevar una sorpresa cuando te vea, y cuando vea a los demás — Ace le quería hacer sentir mejor — Y sobre tu deseo de tener un día entre familia y amigos, dalo por hecho. Ya veremos un momento en el calendario para pasarlo juntos.

    Muy feliz por haber descubierto y comprobado en primera persona que el humano que muchos describían como monstruo tenía un gran corazón, Winter se separó de Ace para que este pudiera tener una despedida con su hijo mayor. Arick, quien sabía que tenía que hacer entrega de su dispositivo móvil a su padre, se acercó a él y lo miró a los ojos.

    — Papá — decía mientras lo sacaba de su bolsillo — Aquí está el mensaje de Winter para su familia.

    — Seré yo quien se los muestre en persona — Ace lo tomó para guardarlo en un compartimento de su armadura — Eres muy generoso al hacer eso por tu primo.

    — Creo que él lo necesita — Arick, sin dar tiempo a que se preparara su padre, se acercó a él para darle un abrazo — Gracias por dejarme venir a buscar a Sky, papá. Lo necesitaba mucho. Prometo que me portaré bien en el viaje de regreso. Obedeceré a mamá.

    — Sé que lo harás, eres un muy buen chico — Ace tenía algo en mente para con él — Cuando yo regrese, tú y yo nos tomaremos un momento a solas cuando lo veas apropiado. Y será en ese momento en el que te responderé todas tus preguntas. Te lo has ganado.

    Arick sabía lo que eso significaba. Siempre, desde que lo podía recordar por lo menos, había estado mirado la foto en donde una mujer lo estaba cargando cuando era un bebé. Se preguntaba mucho sobre ella, pero su padre siempre le decía que lo sabría cuando fuera oportuno. Pese a que sabía que no sería una conversación muy esperanzadora, él tenía deseos de saberlo todo acerca de ella.

    Una vez que se despidió de los tres jóvenes, al comandante Lakor nada más le quedaba despedirse de su esposa, quien se separaría de él para poder cumplir con su deber de llevar a casa a todos los humanos que habían rescatado allí.

    — Dile a Azel que mandaré un video nuevo para él hoy a la noche — Ace le respondió respecto a su hijo — No le hemos podido enviar el que le prometimos a causa de este conflicto.

    — Lo haré, descuida, o tal vez deba dejarlo como sorpresa para él — Natasha se acercó a su esposo para abrazarlo — Sabes que él te ama, y seguro le gustaría mucho recibir un detalle como ese.

    — Oye, no lo digas de esa forma, también te ama a ti — Ace besó la frente de su pareja — Al igual que yo. Te amo, Natasha.

    — Y yo a ti, Ace — la mujer agachó la cabeza con algo de miedo — Y es por eso que esto me da mucho miedo. Desde que nos casamos, nunca hemos estado en planetas diferentes. Ambos nos quedamos en Edagr, haciendo nuestro trabajo y educando a nuestros hijos.

    — Y lo seguiremos haciendo cuando regrese — Ace tenía en mente los motivos de ella para tener miedo — No tardaré mucho. Estoy seguro que antes de que pase un mes, volveré a casa.

    — Solo prométeme que vas a cuidarte mucho — Natasha le acarició el rostro — Cuando te separaste de mí en el día en que Zenith y Black Meteor se enfrentaron, y cuando quedaste prisionero en Hael Arunyn… yo creí que te habías ido y que nunca te volvería a ver.

    — Pero regresé — Ace la quería tranquilizar, por eso le acarició el rostro también — Y estoy aquí contigo hoy.

    — Eso no me tranquiliza, Ace — su mujer se lo reprochaba — Llevamos muchos años sin separarnos y sin conflictos. No esperaba que esto terminara así, pero no se dio como creímos. No quiero perderte para siempre. No quiero que este sea nuestro último adiós. Sé que eres capaz de cuidarte, pero ahora te irás a dos planetas en donde te esperan conflictos que exigirán que atiendas tu deber como comandante y des la cara por la humanidad.

    — Sobreviviré a esos conflictos, Natasha — Ace estaba muy decidido a eso — Quiero seguir durmiendo y despertando contigo. Y quiero seguir viendo a nuestros hijos crecer. Puedes estar segura de que voy a regresar.

    — Promételo.

    — Lo prometo. Sobreviviré a lo que sea que tenga delante, salvaré a todos los humanos que están en la oscuridad y regresaré al calor de tus brazos.

    Tras haberle jurado a la mujer a la que más amaba que iba a seguir con vida para regresar a ella, ambos se fundieron en un beso, importándoles muy poco que hubiera espectadores para su forma de demostrarse lo tanto que se amaban. Natasha no podía evitar estar nerviosa de tan solo pensar que pasaría muchos días lejos de alguien importante para ella, mucho menos tras recordar las veces en las que habían pasado situaciones así.

    Finalizado su beso, la sub comandante sabía que tenía un deber que cumplir para con los humanos que estaban esperando regresar a casa. Le indicó a Alicia y a los cuatro adolescentes que estaban junto a ella que era tiempo de irse, y fue así que los seis se fueron del lugar.

    Ace miró con tristeza como se marchaban. Recordó el día en que aceptó ser el comandante de ER, y pensó en que, de no haber aceptado ese deber, podría estar regresando a casa para estar con su familia.

    — Me hice comandante para poder rescatarlos si algo así pasaba — Ace recordó lo que pensó al haber accedido a la división del ejército — Pero ahora mi deber me exige alejarme de ellos… Supongo que este es el precio que pago por todas las vidas que hice que se perdieran.

    Ace quedó en un ligero trance al pensar inicialmente en Sharyn y Rayko, a quienes perdió a raíz de una trampa tendida por el edagriano que les dio las respuestas que necesitaban en aquel momento. Ellos estaban a sus órdenes, y fue su decisión la de concederle a aquel ser la oportunidad de llevarlos a la cueva donde la chica perdió la vida, para que luego el primo de quien era su prometida muriera en sus brazos. Los pensamientos que tenía avanzaron en el tiempo hasta el día en que ordenó a sus soldados empujar a las personas que intentaban subirse a una nave y escapar de la Tierra antes de su caída. Dicho recuerdo ya lo había atormentado antes, y a raíz de sucesos recientes, regresó a su memoria. Lo último en que pensó fue en las vidas de aquellos soldados que fallecieron en la misión de Hael Arunyn, encontrándose su primera esposa entre tales personas.

    — Ace — Noak lo sacó de sus pensamientos.

    — ¿Qué tienes? — Ace se asustó un poco, dado a que creyó que había quedado distraído por mucho tiempo, aunque no pasaron más que unos segundos.

    — Sé que les prometiste a todos ellos que iríamos a Tralio a salvar a los demás humanos — Noak estaba listo para cuestionarle algo — Solo quiero recordarte lo que ya dije antes. Tan pronto como yo tenga a mi esposa y a mi hija de regreso, no pondré pie afuera de esta nave. Me quedaré aquí para protegerlas. No viajé tan lejos para salvarlas solo para morir ofreciendo mi cuello por gente a la que no conozco. Tal vez tú te sientas diferente porque tienes familia entre ellos. Pero yo no.

    — No tienes que preocuparte por nada, Noak — Ace estaba cansándose de escucharle siempre lo mismo — Tú eres de DCT. Estás en esta misión como colaborador, pero la tarea de rescate le concierne solo a ER. Cuando tengas a tu familia, te podrás quedar con ellos hasta su regreso.

    — Eso era lo que quería oír — Noak sonreía muy aliviado tras escucharlo — ¿Cuándo partimos? Si Gina y Hana están en ese planeta que Xorxaik localizó, quiero partir ya mismo.

    — Comandante, todos aquellos que debían abandonar el crucero ya lo han hecho — fue un aviso de Xorxaik, quien creyó oportuno decir esas palabras.

    — Eso quiere decir que partimos ahora mismo — Ace tomó la decisión pensando en su amigo — Enséñanos como controlar esta nave, Xorxaik. Así no dependeremos solo de ti cuando lleguemos a ese planeta.

    — Disculpe, comandante — uno de los militares de Tralio se acercó — ¿Qué tan lejos está ese planeta al que se refieren? ¿Y qué tan lejos está Tralio de dicho sitio?

    — Tres días desde aquí a nuestra primera parada — Xorxaik le contestó juzgando por la velocidad de la nave, información que encontró en los sistemas — Y dos días desde aquel mundo hasta Tralio.

    — Cinco días, maldición — pese a su respuesta, no estaba molesto con nadie en realidad — Gracias por la respuesta.

    Sin más preguntas recibidas por parte de aquellos humanos, el robot obedeció las órdenes que le fueron dadas por el comandante. Utilizando sus sistemas internos, logró encender la nave crucero que era propiedad de la Sociedad Galáctica, y no tardó ni tres minutos en hacerla despegar. Debido al hecho de que había sido construida por la Sociedad Galáctica, era bastante más rápida que la nave humana, la cual tardaría cinco días en llegar hasta el planeta sin nombre en el cual los enemigos se refugiaban en su arca. Ese mismo motivo llevó al comandante a optar por usar la nave obtenida tras la batalla y no la nave que les pertenecía a ellos.

    La nave crucero finalmente consiguió despegar y abandonar por completo el planeta Yarlem, sitio en el que la Sociedad Galáctica había perdido dos veces ante enemigos completamente diferentes en cada una de las ocasiones.

    […]

    — Tendré que instalar a los rescatados en las habitaciones vacías que dejaron los soldados que no vendrán con nosotros — Natasha indicó a su compañera, Alicia.

    La sub comandante se encontró rápidamente con una situación que la obligaría a cambiar varias cosas en el interior de la nave, de modo que permitiera a los humanos rescatados, tanto de Edagr como de Tralio, el tener la posibilidad de dormir cerca de los suyos para que así viajar cómodamente a lo que sería su nuevo hogar.

    Pese a que le dijo a Alicia que podría tomarse unos días de descanso, la mujer se negó a aceptarlo, sabiendo que administrar a tanta gente, sobre todo siendo en su mayoría desconocidos, no sería algo muy sencillo. Los jóvenes fueron dejados en una habitación que prepararon nada más llegaron, y ambas mujeres acudieron a la sala de comandos.

    — ¿Dijiste que había algunos soldados en la enfermería? — Alicia quería conocer su estado.

    — Solo tienen heridas leves, pueden realizar una tarea fácil como mover camas y colchones — la sub comandante, y líder de la nave en aquel momento, tenía en mente que se pusieran a trabajar — Ordené a todos que se quedaran en la sala de entrenamiento a la espera de noticias, pero tenemos que acomodarlos rápido, antes de que se empiecen a impacientar.

    — ¿Quieres que los busque y empecemos a trabajar? — su amiga le hizo esa pregunta — Asumo que tienes pensado enviar un mensaje a casa. No habrías venido a la sala de comandos de no ser necesario.

    — Es correcto, Alicia — Natasha le confirmó lo que pensaba — Thomas y Gwyn merecen saber la verdad. Su hija está a salvo. Sé que no habrá sido agradable tener que recibir un mensaje que se repite cada día cada vez que preguntan. Es tiempo de que les diga y les explique todo, aunque creo que algunas cosas las enviaré en un reporte.

    — Como desees, Natasha — Alicia estaba dispuesta a prestarle una mano — Iré buscando a los soldados para que empecemos a agrupar a la gente en sus habitaciones.

    — Me harías un gran favor, muchas gracias — la sub comandante mostró una sonrisa a su amiga por el servicio que le prestaría.

    Teniendo decidido lo que debía hacer, la mujer a cargo de la nave y de todos los humanos que estaban allí empezó con la redacción de un informe para Gwyn y Thomas, quienes tendrían que saber lo que les esperaba en el momento en que la nave pudiera aterrizar. Se encargaría de aclarar la mayor cantidad de cosas posibles sin entrar en detalles que no serían útiles para ellos. Habiendo finalizado con la tarea, la mujer comenzó con el proceso de llamada directa para comunicarse con la sección central de trabajo. No revelaría nada a nadie antes que decir toda la verdad a Thomas y Gwyn, y hasta que pudiera enviarles el reporte de resumen de la misión.

    La espera fue breve, incluso más que lo que la sub comandante esperó, ya que recibió rápido su respuesta, y de parte de las personas con quienes intentaba establecer contacto. En la llamada, la mujer pudo ver que el hombre y la mujer se encontraban a solas en su sitio de trabajo, cosa que facilitaría las cosas, aunque no se negaría a contar la verdad siempre que estuvieran ellos. Verlos a los dos le ocasionó una cierta felicidad, ya que podía ser honesta por completo con ellos.

    — ¡Gwyn, Thomas! — Natasha se sintió feliz de verlos a los dos del otro lado — ¡Qué bueno que sean ustedes! ¡Creí que tendría que esperar para poder hablarles!

    — Natasha, es bueno saber de ti — Gwyn le contestó a quien era su amiga — ¿Qué noticias tienen para nosotros?

    — Son noticias buenas, pero no del todo… — contestó algo triste por lo que debía contar.

    — ¡¿Por qué?! — Thomas se aterró al oír eso — ¡¿Qué fue lo que pasó?!

    — Sky está bien, no se preocupen — la mujer eligió aplacar sus mayores miedos — Ella está regresando junto a mí y la gran mayoría de humanos a Edagr. Acabamos de partir. Llegaremos de vuelta en unos cinco días.

    — ¿Por qué mencionaste “gran mayoría”? — Gwyn no lo vio como una buena señal.

    — Esa es una mala noticia — Natasha se preparó para revelar toda la verdad ante la pareja de líderes.

    […]

    El ruido de los pasos de gente caminando por toda la nave, buscando un sitio para poder dormir tranquilos cuando les llegara la hora en la que sus cuerpos cansados por el estrés les pedirían el descanso nocturno, se podía sentir desde afuera de la habitación en la que se encontraban los cuatro adolescentes que fueron acomodados en su sitio por Natasha y Alicia.

    Las dos mujeres, ayudadas por ellos cuatro, les dejaron un total de cuatro camas en una única habitación. Artem y Winter tenían sus camas cerca, mientras que Arick y Sky estaban un poco alejados de ellos dos, pero cerca el uno del otro. Cada uno se encontraba recostado sobre su propia cama, oyendo el ruido de las pisadas que parecía que no iba a terminar más. Fue un cambio significativo cuando se escucharon toques en la puerta. Una persona parecía querer necesitar algo, dado a que empezó a golpear y no cesaba ni siquiera habiendo pasado veinte segundos.

    Eso llevó a Arick a levantarse y abrir la puerta, permitiendo así a todos los demás en la habitación, que se levantaron también por cortesía, ver quienes estaban del otro lado. Arick no los conocía personalmente, ni siquiera de nombre, pero el resto de los chicos en la habitación sabían quiénes eran.

    — Hola — Iker levantó la mano tímidamente ante el chico que no conocía — ¿Podemos entrar?

    — ¿Son amigos de Winter y Artem? — el joven Lakor le preguntó.

    — Lo somos, y tenemos algo que decirles — Jessica imploraba entrar.

    — Adelante, supongo — Arick se apartó para dejarlos pasar al cuarto — Soy Arick Lakor. El hijo del comandante. Mucho gusto.

    — Jessica Delta, el placer es mío — contestó la chica saludándolo al entrar y ponerse frente a Winter y Artem.

    — Iker Evanson, lo mismo digo — el saludo de aquel chico fue más tímido.

    Arick cerró la puerta, y cuando vio las expresiones en los rostros de sus tres compañeros de cuarto, supuso que algo extraño estaba ocurriendo entre los demás. Se sentía muy aislado de la situación al no comprender nada de lo que pasaba, y por eso quiso preguntar.

    — ¿Pasa algo? — miró a los recién llegados y conocidos por él.

    — Sí, Iker y yo queremos pedirles disculpas — Jessica miró apenada a Winter y Artem — Nos han dicho cosas muy feas de aquellos que son de Zenith y Black Meteor. Y cuando se rehusaron a cooperar con la Sociedad Galáctica, no nos lo tomamos muy bien.

    — Nos alejamos de ustedes dos porque creíamos que eran unos tontos por sentir empatía por gente como la de Zenith y Black Meteor — Iker juntó ambas manos — Pero resulta que los tontos fuimos nosotros dos. Ellos nos han salvado. No son monstruos. Nuestros prejuicios nos lo impidieron ver.

    — Los hicimos a un lado por eso, y no fue justo — Jessica tenía ensayadas sus palabras junto con su compañero — No tiene que ser ahora. Pero quisiera ser perdonada.

    — Somos amigos, crecimos juntos — Winter les contestó a los dos — Yo también escuché cosas horribles sobre Ace Lakor. Si mi padre no fuera tío suyo… no lo sé. No puedo predecir mi comportamiento en una realidad diferente. Pero tal y como dijeron, no será ahora. Nos dejaron de hablar como si nuestra amistad se hubiera roto, incluso después de que algunos de ellos accedieron a colaborar con nosotros. Eso no lo olvidaré ni perdonaré muy fácilmente.

    — Yo estoy con Winter, además, ustedes no son mis compañeros de clase, yo quizá tarde un poco más en perdonar — Artem quería que supieran que no sería inmediato ni de broma — Pero sé que este viaje ayudará a que las cosas mejoren.

    — Eso espero — Iker pronto miró a la otra chica de la habitación.

    Sky se sentía asqueada al tenerlo mirándola, y Arick notó rápidamente eso. Se extrañó bastante al ver a su novia así, pero siendo que parecía que Iker iba a hablar un poco más, guardó un poco de silencio hasta que nuevas palabras salieron de la boca del joven.

    — Yo tengo algo más por lo que disculparme — el chico sintió como todos, exceptuando Arick lo miraban inquisitivamente, Jessica incluida — Sky. Sé que no fue el mejor comportamiento que tuve. Y mis pensamientos fueron incluso peores. Winter seguro no te dijo nada, pero te debo una gran disculpa.

    — ¿Por qué? — Arick se molestó al escucharlo decir eso — ¿Qué le hiciste? ¿Qué le pensabas hacer?

    — Yo… — Iker dudó en decirle la verdad, pero Jessica le expresó con la mirada que debía hacerlo — La manoseé, y tenía pensado hacerle algo peor si tenía la oportunidad.

    — Sky, ¿este tipo dice la verdad? — Arick lo quería escuchar de ella — ¿Te puso una mano encima?

    La chica no se sentía cómoda con la respuesta que iba a dar. Esperaba que lo sucedido con el chico que se atrevió a tocarla fuera algo que se pudiera olvidar pronto, pero como fue él quien sacó a la luz ese tema, no podía hacer nada más que no fuera decir la verdad. Sky no deseaba que Arick gastara fuerzas en alguien como Iker, porque sentía que no merecía la pena, pero demandaba una respuesta, y ella no lo negaría.

    Sky asintió con la cabeza, anticipándose a que Arick reaccionaría mal. Eso fue lo que ocurrió. Arick, muy furioso por saber que en su ausencia alguien le había metido la mano encima a la chica que él quería, se acercó a Iker y de forma repentina pero no por eso blanda, le asestó un fuerte puñetazo en la mandíbula que derribó por completo al joven Evanson. Winter, Artem y Sky lo veían venir, y no se sintieron muy apenados por Iker ni sorprendidos por la actitud de Arick. Aunque no les agradaba ver una actitud violenta, entendían también que Iker no era un santo, y que había hecho con Sky algo que también hizo con Airin en su momento.

    Jessica se asustó por haber visto eso, y creyó de inmediato que Arick y Sky eran más que cercanos. La primera impresión que llegó a tener de su compañero no fue la mejor de todas. Iker, quien se llevó la peor parte, se sorprendió por la fuerza del chico para derribarlo de un golpe, pese a que lo tomó con la guardia baja. Terminó en el piso sin sentir demasiado fuerte la caída, pero la zona de la mandíbula donde recibió el golpe le dolía bastante. Al tocarse la mano, sentía como un poco de sangre le estaba saliendo de allí.

    — No te quiero ver cerca de Sky ni cerca de mí — Arick se lo advirtió con mucho enojo — Winter y Artem te conocen. Nosotros no. No creo que podamos estar tranquilos contigo cerca, entonces me aseguraré de que tú tampoco lo estés.

    Iker sentía enfado con el chico por haberle hecho eso. Pero al mismo tiempo sentía dolor en la zona del golpe junto con un miedo por levantarse y seguir recibiendo castigo por parte de él.

    — Solo veía a disculparme, y no he abusado de ella — Iker decía conforme podía — Comprendo tu enfado, y me esperaba un insulto o un golpe pequeño. Pero esto fue demasiado.

    — No me arrepiento, tú no tenías derecho de ponerle la mano encima a Sky — Arick no aceptaba sus palabras — Considero que esto es castigo más que suficiente para ti. No te golpearé más, pero no por eso te dejaré acercarte a ella o a mí. ¿Ha quedado claro?

    Iker y Arick se miraron fijamente, uno de pie y otro en el suelo, aunque pronto empezó a ponerse de pie para no tener que soportar ser mirado como un inferior. Ante la vista de los otros cuatro jóvenes, Iker no respondió a lo dicho por Arick. Lo único que hizo fue lanzarle una mirada desafiante, frotarse la zona donde recibió el golpe, y posteriormente, se dio la vuelta para abrir la puerta y abandonar el sitio.

    — Ya me humillé antes ante mis compañeros — Iker tenía en su memoria el día en que Vyon lo derribó frente a todos — Por nada en el mundo permitiré que me suceda otra vez.
     
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