Ciencia ficción La Gran Catástrofe VI Unidos en la Extinción

Tema en 'Novelas Terminadas' iniciado por Agus estresado, 7 Mayo 2022.

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  1. Threadmarks: Las pisadas de la muerte
     
    Agus estresado

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    Título:
    La Gran Catástrofe VI Unidos en la Extinción
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    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    47
     
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    Saludos. Llegó el tiempo de publicar un nuevo capítulo de esta sexta parte. Nos estamos acercando a la mitad. Un par de capítulos más y ya estaremos marcando la línea que divide la primera mitad de la parte con la segunda mitad. Espero que les sea ameno dado a que pronto se vienen capitulazos ;)

    Quiero agradecer como siempre a Manuvalk por seguir fielmente la historia hasta el momento. Sus comentarios tras cada capítulo realmente alegran bastante. Espero que le gusten los capítulos por venir.
    También agradezco a todos aquellos lectores que, ya sea tarde o temprano, hayan llegado a la historia en algún momento.

    Sin más que decir y sin noticias por el momento, les dejo la publicación del capítulo.












    Las pisadas de la muerte:

    Una vez que dio final la transmisión del líder de Zenith, Wagner saludó con un gesto desinteresado a sus dos compañeros, levantando su único brazo mientras procedía a retirarse. Luego de que Gina le dijera el hospital al que debía acudir para poder ir a visitar a los demás, consideró que no tenía nada más que hacer allí. Xander miró con tristeza como él se retiraba. Por lo que había pasado en tan solo veinticuatro horas, e incluso menos, ya tenía a varios compañeros que tenían un problema con él. Wagner era uno de ellos, y todo fue por algo por lo que él dijo que sentía que tenía que soltar.

    — Tal vez no debí haber dicho ni una sola palabra — Xander se lamentaba de pensar en todo eso — Solo empeoré las cosas para todos.

    — Es algo con lo que tienes que lidiar, pero para bien — Gina puso su mano en el hombro de su compañero — Los problemas se tienen que solucionar. No creo que seas un mal tipo, Xander, aunque tu actitud ayer no ha sido la que tenía por costumbre. Creo que algo te hizo enojar y empezaste con el pie izquierdo con ellos.

    — Lo resolveré, y mi primer paso será disculparme con Ace cuando él y todos los demás regresen — el soldado supo que tenía que empezar con la persona a la que más lastimó — Dejé que mis celos me controlaran, y eso me hizo hacer algo malo. Es algo que yo desaprobaba por completo, y lo terminé haciendo.

    — Si tú has dicho que lo resolverás, entonces confío en ti para que lo hagas — Gina sonreía mientras hablaba con él — Dime, ahora que Magnus ha hecho el anuncio, ¿cómo crees que reaccionará Abel? ¿Crees que tendremos la oportunidad de volver a ver a Noak en algún momento?

    — Conociendo la opinión del resto del mundo sobre él, aunque Abel no quiera participar, lo obligarán — le respondió el soldado — Y tengo la certeza de que Noak participará en esto también. Pero no sé si eso significará que lo podremos ver. Habrá mucha gente involucrada en esto. Incluso si solo cien países se unen y mandaran unos catorce soldados cada uno, lo más probable es que nos distribuyan en equipos. Ver o no a Noak dependerá más de la suerte que otra cosa.

    — Si no podemos ahora… nada me impide ir a buscarlo cuando todo termine — Gina pensó en esa otra opción — Después de todo, si el conflicto acaba, las hostilidades entre los países también tienen que hacerlo.

    Los dos soldados recientemente unidos al Zenith siguieron pensando en más teorías acerca de toda la ayuda que los representantes políticos y militares que los otros países que hubieran escuchado el anuncio estarían dispuestos a enviar. Recordaron que el líder de Zenith pidió expresamente que, de no poder enviar soldados, las armas, equipos o suministros podrían ser una buena forma de contribuir. Sin duda alguna, el país en el que se encontraban en el momento tenía que poner el ejemplo ante el mundo.

    […]

    — ¿Estoy loco, Renji? — preguntó Vitali a su gran amigo — Dime que escuchaste lo mismo que yo.

    En un bar de Rusia, el cual se encontraba repleto de gente, todos en silencio por el anuncio que el líder de Zenith acababa de hacer, Vitali, un ingeniero del país, junto con uno de los capitanes de la marina se encargaban de pasar un rato bebiendo cervezas. El momento que eligieron para pasar juntos coincidió casualmente con el anuncio de Zenith, por lo que ambos fueron tomados por sorpresa por las palabras reveladas por Magnus Hotfire.

    — Estás cuerdo, descuida — Renji miraba su vaso medio lleno con alcohol, el cuál pronto llenó con una botella de vodka que tenía en la mesa en la que se encontraban ambos amigos — Y suena como una locura completa… pero es la verdad. Lo hemos visto con nuestros propios ojos.

    — No puedo creerlo… sabes que yo siempre creía que todos ellos habían muerto aquel día — se expresó Vitali mientras daba sorbos ligeros a su trago — Pero ahora sé que…

    — Hey, no saques conclusiones tan apresuradas solo por esto — Renji colocó la mano sobre el hombro de Vitali — Tal vez no sea él.

    — Pero acabas de oír a su líder pronunciarlo — Vitali apretó los puños, más con alegría que con enojo — Salvo que… sea tan cínico como para mentir respecto a su identidad.

    — Descuida, amigo, sabes que Dmitri aceptará enviar soldados a esta causa — Renji consideró que esas serían las acciones propuestas por su líder — Yo estaré entre todos ellos y podré confirmarlo con mis propios ojos.

    — Renji, solo te pido un favor — Vitali parecía algo triste al hablarlo, para luego empezar a beber su cerveza — Si resulta ser verdad, quiero que lo traigas aquí. Lo tengo que ver con mis propios ojos. Lo sabes.

    — Lo sé — Renji se bajó todo el contenido de su vaso de un único trago, sorprendiendo a su compañero — No puedo esperar a que dé inicio todo esto — el capitán Yukimura empezó a sonreír — Seguro Zenith y Black Meteor piensan que son los únicos que pueden enviar naves al espacio. Cuando vean nuestro proyecto secreto van a quedar atónitos, ante todo. Esos edagrianos parecen fuertes, pero eso no me asusta. Pondremos una imagen positiva ante el resto del mundo. Todos recordarán que en la guerra contra los enemigos que quisieron exterminarnos, Rusia fue la vanguardia.

    Ambos compañeros, quienes hacía ya más de un mes habían derribado un objeto volador no identificado que se encontraba en las proximidades de la órbita terrestre con fines desconocidos, continuaron su estancia en el bar para aprovechar de sus días libres, los cuales para ambos solían ser bastan escasos. Renji, el capitán de una embarcación supo que él sería uno de los elegidos para partir al espacio exterior en la guerra que se avecinaba en contra de los edagrianos, por lo que quiso aprovechar ese momento de tranquilidad junto con su amigo, sabiendo de los peligros que se avecinarían. Por más que él admitió que no tenía miedo, la realidad era que el simple hecho de imaginarse a una raza alienígena en otros planetas enviando meteoritos a la Tierra lo dejaba bastante asustado, pero el alcohol lo hizo confiarse demasiado.

    Vitali, por su parte, no dejó de pensar en cada una de las palabras dichas por el líder de Zenith. Ese fue el momento en el que más cerca estuvo de arrepentirse por haberse dedicado a la ingeniería y no a la milicia.

    […]

    Ace había recibido el alta médica dado a sus favorables mejoras tras la operación de reparación de tejidos de su riñón, pero debido a que no había comido casi nada desde la llegada a la Tierra, optó por quedarse en el hospital para poder disfrutar de algo de comida junto a sus compañeros, quienes no tenían permitido comer raciones del hospital, las cuales solamente eran para pacientes.

    En un salón destinado para servir de área de descanso, Michael, Alicia, Gwyn, Thomas, Casey, Agustina y Natasha se sentaron en una mesa junto con Ace, para poder observarlo y verificar que él se sintiera bien al momento de comer. En el resto del lugar había algunos pacientes compartiendo momentos junto a sus familias y amigos, con la diferencia de que ellos no recibieron el alta médica como sí le ocurrió al comandante del Zenith. Este se encontraba algo incómodo siendo el único que comía mientras los demás simplemente lo miraban, por lo que en un momento tomó un paquete de galletas secas que le dieron entre toda la comida de hospital y se ofreció a compartirlo con ellos.

    — Come tú, Ace — Michael rechazó con amabilidad la ofrenda de su comandante — Lo necesitas más. Alicia, Thomas, Gwyn, Casey y yo hemos desayunado antes de venir.

    — Natasha y yo ya fuimos a comprarnos algo durante la noche — le informó Agustina mientras tocaba con suavidad los hombros de Ace — Disfruta de esto, aunque no sea lo más delicioso del universo.

    — Es solo que me siento culpable siendo el único que está comiendo aquí — el comandante se expresó con alegría — Por cierto, muchas gracias por venir a visitarme. Realmente me hace feliz verlos aquí.

    — No podíamos quedarnos en la base a esperar tu regreso — Gwyn contestó con una sonrisa — Eres un comandante, un compañero, y también un amigo.

    — Y un hermano — Alicia agregó a lo dicho por Gwyn — No te dejaremos solo nunca, Ace. Lo sabes.

    Natasha, quien no había tenido demasiado tiempo para interactuar con sus compañeros, sonreía por la manera en la que Ace era tratado por ellos. La manera en que los soldados de Zenith, de los cuales algunos fueron sus enemigos en el pasado, se comportaban con Ace le parecía un contraste muy grande a lo que había vivido entre él y Shun, mucho más dado la gran rivalidad que parecía estar presente en ellos dos, pero más latente de parte del fallecido soldado.

    Todo lo que ella estaba contemplando en ese momento era un equipo en armonía, el cual de seguro no se habría hecho tan unido de un día para el otro, y que le exigiría el mismo esfuerzo a ella para ser aceptada por sus compañeros de la misma manera en la que aceptaban a Ace. Sin embargo, eso era algo que ella estaba dispuesta a dar.

    Unos diez minutos después, cuando Ace, quien estaba comiendo con poca prisa sabiendo que sería lo mejor para su cuerpo, estaba terminando de comer, Wagner entró en el lugar, sorprendiendo a todos los soldados. Michael, Alicia, Thomas y Gwyn perdieron la expresión de tranquilidad que tenían en su rostro al momento en el que lo vieron entrar. Natasha y Casey no le dieron mucha importancia, y de parte de Agustina y Ace solo se veía felicidad por verlo allí, dado a que no supieron nada al respecto de su discusión con Xander, a causa de que no se encontraban allí cuando sucedió.

    Agustina se puso de pie para poder recibirlo, y Ace esperó unos segundos más para levantarse junto a ella.

    — ¿Dónde estabas ayer? — la chica le preguntó a su compañero.

    — No tuvimos tiempo a preguntar por ti, pero se nos hizo raro ver que te habías ido siendo que tú no pediste un tiempo como hizo Melody — Ace agregó a lo dicho por su compañera.

    — Es una larga historia, pero para resumirlo, tuve una discusión con Xander — Wagner buscó con la mirada a Thomas y Gwyn — Todavía no he arreglado las cosas con él, pero eso no me interesa. Lo puedo dejar para después. Lo que quería ahora era ver que te encontraras bien, y también, hablar con Thomas y Gwyn.

    — ¿Por qué quieres hablar con nosotros en particular? — Thomas, que se encontraba todavía molesto por la forma en la que fue tratado el día anterior, quería la sinceridad completa de Wagner.

    — Creo que Xander me hizo salir de mis casillas — el soldado miraba con la cabeza baja a ambos compañeros, para pronto ponerse de rodillas frente a ellos — Lo siento. No debí decir las cosas que dije. Él me hizo enojar cuando habló de mí y de mi padre, y yo ya he recibido muchos golpes en los últimos días. Supongo que mi mente ya no pudo más y terminé reaccionando de esa forma tan deplorable. Y ustedes no lo merecían. Me ayudaron, y yo les devolví el peor trato posible. Quiero hacerles saber que ese Wagner que vieron ayer ya se ha ido, y que, a partir de ahora, verán uno diferente. Uno que no suelte mierda gratuita cuando está enojado. Uno que sabe bien quienes son los que están ahí siempre para él. Uno que jamás los volverá a atacar de esa manera. El Wagner que los trató como basura ya no está, o al menos, lucharé para que no vuelva. Pero el que sí está, les quiere pedir perdón.

    Thomas y Gwyn se miraron el uno al otro con una expresión confusa en su cara. Era bastante difícil para ellos aceptar esas palabras de Wagner luego de haber sido, literalmente, insultados en el día de ayer. Pese a que él juraba que su conducta agresiva ya no se repetiría otra vez con ellos, esto no era algo que ellos pudieran comprobar hasta no verlo. Además, también estaba el hecho de que Wagner no había pronunciado palabra alguna hacia Michael y Alicia, con quienes también tenía cierta clase de conflictos.

    Gwyn no se vio muy atraída a perdonarlo justamente por ese detalle. Wagner parecía seguir teniendo resentimiento presente con dos de los compañeros a los que ella más apreciaba, y no tenía un gusto por esa clase de cosas. Thomas, por su lado, pensó en la forma en la que Michael y Devlin lo perdonaron en el pasado luego del mal que les causó a ambos. Lógicamente, él era capaz de distinguir entre las situaciones, pero lo que lo llevó a aceptar el perdón de Wagner era el hecho de que, para él, todos los que se mostraran arrepentidos, tenían derecho a ser perdonados.

    — Yo acepto tus disculpas, Wagner — Thomas no sonreía al hablar con él — Entiendo que tu mente no estaba pasando por el mejor de los momentos, y aunque no lo justifica, se entiende tu momento de ira. Pero quiero que sepas que no olvidaré que nos insultaste y gritaste siendo que Gwyn y yo realmente estábamos genuinamente preocupados por ti. Tú aseguras que es algo que no se repetirá. Solo por eso, y solo por esta vez, te perdono. Que te quede claro.

    — Si Thomas es capaz de encontrar un espacio para perdonarte, supongo que yo también puedo — Gwyn fue sincera con él — Pero no te perdonaré de inmediato. Si los días pasan y veo que tu conducta de ayer ya no se repite contra nosotros, podré perdonarte. Hasta entonces, quedamos a la espera.

    — El problema es que no estaré con ustedes el día de hoy — Wagner habló revelando algo que nadie sabía.

    — ¿De qué estás hablando? — Casey tenía curiosidad por saber a qué se refería — ¿En dónde vas a estar? ¿O con quién?

    — Magnus me llamó hoy temprano — contó el soldado — Me dijo que lo fuera a ver, porque luego de dar un anuncio, me recibiría en el Zenith, y se encargaría de que dos de los mejores médicos del país me pusieran una prótesis en el brazo — Wagner levantó la parte del cuerpo que estaba incompleta — Dijo que harán análisis para que el peso de la prótesis pueda resistir las armas de todo tipo, pero sin causar un desequilibrio en mi cuerpo por la distribución del peso. Pero antes de ir a atender ese asunto, quería hablar con ustedes para disculparme.

    — ¿Eso significa que estarás lejos de nosotros hasta que el asunto de tu brazo esté solucionado? — Agustina se sentía algo mal al ver que el poco tiempo que pasó con Wagner era menos del que creyó.

    — Quiero pelear en la batalla final contra los edagrianos — Wagner lo dijo con decisión — Viva o muera, ganemos o perdamos… ellos me han causado un daño irreparable. A todos los humanos de la Tierra, ya sea que estén vivos o muertos. En ambos grupos, hay quienes no pueden pelear contra ellos. Pero yo solo necesito un ajuste. Luego de estar listo, iré a la batalla para representar a todos los que hayan perdido a un ser querido en manos de la Gran Catástrofe. Es mi decisión.

    — En ese caso, te deseo la mejor de las suertes, Wagner — el comandante le estrechó la mano para saludarlo — Estaremos esperándote en la base, mientras esperamos también la confirmación de quienes se vayan a unir a nosotros. Hemos visto el anuncio desde aquí.

    — Mucha gente de otros países también vendrá, al menos, eso espero, porque nos harán falta — Wagner estrechó la mano con su comandante, a quien había aceptado en el puesto — Nos veremos pronto, comandante, y la próxima vez que eso pase, yo estaré completo. Ojalá que tú también lo estés, porque el Zenith y el mundo te necesita en buen estado para esta guerra.

    Luego de haber podido comprobar el estado de salud del comandante Lakor, y de haber recibido una respuesta positiva de parte de Thomas, junto con una casi neutral de parte de Gywn, Wagner levantó su mano para despedirse de los demás. A todos sus compañeros a los que miró, incluidas Natasha y Casey, les mostró una sonrisa. Alicia y Michael no fueron la excepción, dado a que a ellos ni siquiera se dignó a dirigirles una mirada.

    La sala pronto quedó como estaba luego de que Wagner se retirara, cosa que Michael y Alicia agradecieron haciendo un gesto de alivio con el rostro que pudo ser notado por Natasha, la cual notó que algo muy serio debió de haber pasado entre ellos tres en la misión. Sin embargo, era un terreno en el que no quería entrar, porque se trataba de algo que a ella no le concernía en absoluto.

    Cuando los demás soldados de Zenith se disponían a regresar a la base a esperar noticias de Magnus, las cuales todos creían que llegarían en unas tres o cuatro horas, dado a que los líderes del mundo debían de procesar la información que él les había entregado, un secretario del hospital entró a la sala y buscó directamente a Ace. Este se sorprendió al verlo, junto con todos los demás compañeros en su equipo, pero él fue el que más curiosidad tenía.

    — ¿Ocurre algo malo con él? — Natasha temía por la posibilidad de que la salud de Ace estuviera comprometida.

    — No, solamente algo que hay que informarle al comandante — el secretario miraba un pequeño papel que tenía en la mano — Magnus se enteró que estabas aquí y mandó a llamar a alguien para que te transporte.

    — Hacia… — Ace no tenía idea de por qué era eso.

    — No está confirmado en este papel — le comentó el secretario mientras lo leía de nuevo para asegurarse — Solamente dice el número de identificación del vehículo y de las personas que pasarán a buscarte. Aparentemente, hay alguien con quien tienes que hablar.

    — Adivinaré — Ace lo suponía — Tampoco dice con quién deberé hablar.

    — Siento decirte que tienes razón — el secretario le hizo entrega de aquella nota — Debes ir solo. Luego te llevarán a la base con los demás compañeros de tu equipo. Venía a informarlo antes de que te marcharas.

    — Muchas gracias — Ace agradeció, pese a que no sabía a qué precisamente — Bueno, supongo que tengo que quedarme hasta que llegue mi transporte. Ustedes pueden ir a la base y esperarme allí. No creo que tarde demasiado.

    — Espero que no, porque quiero que estemos juntos de nuevo — Agustina se acercó a su oído para susurrarle algo — Con privacidad, quiero decir.

    Una sonrisa se formó en el rostro de Ace tras escuchar esas palabras. Cierto era que él también tenía deseos de estar junto a su novia y solo con ella. Lo que él creyó que sería una charla con los nuevos soldados que se integraron a su equipo terminó resultando en una pelea que acabó por mandarlo al hospital y ocasionó que tuvieran que hacerle una cirujía a uno de sus órganos, como si no hubiera sufrido ya bastante en cosas relacionadas al interior de su cuerpo.

    Ace se despidió de todos sus compañeros con un saludo de manos, para luego despedirse de Agustina con un beso en la boca, demostrándole su deseo de poder estar junto con ella. Pese a que Natasha juró que ella haría lo posible para que ambos tuvieran la oportunidad de vivir una vida feliz, el verlos expresar su amor de esa forma en frente suyo no era algo que la entusiasmaba demasiado. Sin embargo, consideró que no era nadie para decir algo. Las parejas se demostraban su cariño, y no podía reprocharle a Ace que no lo hiciera en frente suyo, dado a que, en su momento, ella y él tuvieron esa clase de comportamiento frente a sus compañeros cuando ambos estaban en Black Meteor.

    Una vez el saludo terminó, los soldados se distribuyeron en los dos vehículos y emprendieron su regreso a la base, mientras que el comandante Lakor se quedó esperando en las afueras del hospital a que llegara el transporte que lo llevaría a un destino desconocido para él. No tuvo que esperar mucho tiempo, dado a que, desde una de las esquinas de la cuadra donde se encontraba el hospital, apareció un auto con la misma identificación que decía en el papel, y las dos personas que se bajaron del vehículo coincidían en sus identidades. Luego de saludar con amabilidad, el comandante subió a la parte de atrás, mientras que los dos encargados de ir a buscarlo, quienes por el uniforme azul y negro que portaban denotaban ser policías, se subieron a la parte de adelante para tomar dirección hacia la ubicación en la que Ace debía ir.

    […]

    — Señor, le aseguro que yo no sabía nada — Noak hablaba con Abel por medio de una aplicación para videoconferencias — Ellos no me comentaron nada al respecto. Supongo que fue debido al hecho de que sabían que yo los iba a delatar si lo averiguaba.

    — Supongo que ellos vieron a través de ti como para no decirte una sola palabra — Abel contestó a su soldado.

    Luego de no haber podido encontrar al resto de los soldados en la base, Abel pidió a varios de sus oficiales que averiguaran el paradero de Xander, Natasha, Casey y Gina. Sin embargo, para la gran sorpresa del líder, estos no fueron localizados. Fue entonces que Abel se dio cuenta de las razones por las cuales Lathan fue detenido, y por consecuencia, todo su plan para una guerra fue descubierto en el proceso. La desaparición de los cuatro soldados coincidía con el momento en el que Magnus lo llamó para decirle que todo su esquema contra Zenith fue descubierto, y que debía retirarse si no quería que las pruebas fueran expuestas ante el mundo.

    Para alguien como Abel no fue muy difícil darse cuenta de todo lo que había sucedido, siendo un misterio para él el orden de los hechos. Estaba claro que los cuatro desertores habían revelado ante Magnus, o al menos uno de sus oficiales, el paradero de Lathan para así demostrar sus buenas intenciones. Tan pronto como se enteró de sus ausencias, el líder de Black Meteor no tuvo otra opción más que preguntarle a Noak si tenía algún indicio que pudiera confirmar que ese era su plan desde el principio. La respuesta de Noak fue algo que Abel no cuestionó. El soldado había demostrado su lealtad, y su líder supo que, de haberlo sabido, él lo habría dicho de inmediato. Sin embargo, eso lo llevó a cuestionarse otra cosa.

    — Noak, necesito hacerte una pregunta — Abel se refería a él de forma muy personal — ¿Fui un mal líder?

    — ¿Perdón? — el soldado no sabía el propósito de la pregunta.

    — Si cuatro de cinco soldados optaron por cambiar de bando al de los enemigos, quiere decir que no he estado haciendo las cosas bien — Abel reveló el propósito de su pregunta — Por eso quiero saber si para ti, que te has quedado, soy un mal líder.

    — Claro que no, señor — Noak realmente respetaba a Abel — Usted ha cometido equivocaciones, pero es un ser humano. Para mí, no ha habido nadie mejor para representar y defender el país que usted. Estábamos en la ruina, y usted se hizo cargo de un territorio gigantesco, permitiéndonos salir a flote, e incluso competir contra gente como los de Zenith, quienes nos han saqueado por años.

    — Gracias por esas palabras, pero eso no tiene mucha importancia ahora — Abel se lamentaba por las cosas que habían sucedido — Ace, Xander, Natasha, Casey y Gina. Cinco de los mejores soldados de Black Meteor se han ido a Zenith, mientras que no hay un solo caso de soldados de Zenith que hayan hecho lo contrario. Además, fueron ellos quienes encontraron las respuestas de la Gran Catástrofe. Varios países del mundo van a pelear en contra de esos edagrianos, por lo que participar en esa batalla no tiene nada de especial. Quienes quedarán en la historia por haberle traído a la humanidad la respuesta al misterio más grande de nuestra época serán ellos. Es una derrota total, y mucho más considerando que en seis días voy a tener que dimitir.

    — ¿Qué es lo que sucederá con la milicia y la misión para partir hacia Edagr? — Noak tenía curiosidad por saber si Abel dirigiría a la nación en ese ataque.

    — Creo que lo mejor que me puede pasar es renunciar a mi puesto, acudir a esa misión como un soldado y morir en la batalla — el líder tenía un pensamiento muy pesimista — Así podré morir con la tranquilidad de que mi país está a salvo, y Magnus no será capaz de ensuciar mi imagen ante el mundo.

    — Entonces supongo que cuando sea el momento de partir, estaremos luchando juntos — Noak habló con su líder como si fuera su amigo.

    — Lo haremos… y si nos encontramos con Xander y los demás, quiero decirles que no los culpo por lo que hicieron — sus palabras tomaron por sorpresa al soldado — Pediré expresamente a cualquier líder que quede en nuestro país que no los considere como traidores. Supongo que será hasta la próxima vez que nos veamos, Noak.

    El último de los soldados enviados al espacio que quedó en Black Meteor tras las muertes y cambios de bando que ocurrieron con todos sus otros compañeros se sorprendió bastante por la actitud de Abel. No había forma de cuestionar que las noticias de los últimos días habían cambiado bastante a su líder, quien hacía unos días atrás se mostró muy severo y autoritario con él y sus excompañeros en una video llamada, mientras que el que acababa de ver era alguien muy sumiso y tranquilo.

    Noak se sentía mal por las palabras de Abel, sobre todo por el deseo que él tenía de morir para “salvar su imagen”. Era un destino que no era justo, al menos ante sus ojos, para una persona que tuvo todo en contra y pudo sacar adelante a su país. Sin embargo, ya era tarde para hacer algo al respecto. Abel mismo aceptó su destino, por lo que Noak supo que negarse a hacerlo también sería una idiotez.

    Habiendo terminado la discusión, el soldado se puso a pensar en el anuncio que acababa de ver.

    — Así que fuiste tú… comandante Ace Lakor — Noak pensó en él, a quien había odiado bastante sin conocer — Supongo que tú serás visto como un héroe ante toda la humanidad. Ahora ya no tengo oportunidad de reprocharte nada, pero aún tengo deseos de saber por qué elegiste traicionar al país que te lo dio todo. Porque al final del día, quien descubrió las respuestas fue alguien que se formó aquí, en Black Meteor. No en Zenith. Eso es algo que parece que nadie ve, y dadas las circunstancias, no lo verán jamás.

    […]

    — ¿Es aquí? — el comandante Lakor quedó frente a una comisaría.

    Su pregunta fue respondida por uno de los oficiales de policía que lo llevó en auto hasta ese lugar. En el breve trayecto, uno de los dos le explicó que había un prisionero que quería hablar con él, y que no tenían más información. Ace, al no conocer a nadie más que quienes fueron sus comandantes o sus compañeros, sin contar a los familiares de su pareja, se sorprendió bastante de que el pedido expreso de alguien que hubiera violado una ley de Zenith pidiera verlo a él, pero si no entraba para charlar, no sabría jamás de qué se trataba todo el asunto.

    Nada más entró al lugar, el comisario a cargo del lugar le entregó una carta, indicándole que era un mensaje que Magnus envió personalmente y que él se encargó de transcribir a mano, pero que no era algo que estuviera relacionado con la charla que estaba por tener.

    — Tu prisionero está solo, así que tendrás privacidad — le dijo el comisario, mientras le indicaba donde quedaba su celda — Aunque, claro está, yo escucharé todo. Si suelta algo de información que nos sea útil, se lo diré a Magnus.

    — Gracias, comisario — Ace tomó camino hacia ese lugar — Trataré de que sea una charla larga, y ver qué nos tiene para contar.

    Ace siguió la indicación hasta que llegó al lugar señalado por la autoridad en esa comisaría. Al entrar a las celdas pudo ver detrás de unos barrotes a un chico menor que él en edad, el cual se encontraba golpeado y no se veía muy bien físicamente, como si hubiera comido poco en los últimos días. Era una escena grotesca para el soldado, pero pese a eso, se le acercó para hablar con él.

    Al acercarse, notó que el joven lo miraba con miedo, asumiendo que quizá lo confundió con uno de los guardias, pero pronto, tras mirarlo bien, esa mirada se disipó.

    — No te vistes igual que ellos — decía el joven mientras se acercaba a los barrotes de su celda — ¿No vienes a golpearme?

    — No, yo no vine a eso — sentía el miedo en la voz de aquel chico — Me llamo Ace Lakor, y me dijeron que querías hablar conmigo.

    — Así es, Ace, desde que lo recordé todo llevo queriendo hablar contigo — el chico confundió mucho al comandante con sus dichos — Tuve que esperar mucho tiempo, y tuve que recibir varios golpes, pero finalmente sabré la verdad. ¿Por qué nunca regresaste a jugar conmigo?

    — ¿Qué? — el comandante Lakor no entendió nada — ¿Quién eres? Nadie me dijo tu nombre. Supongo que fue por respeto, pero no tengo idea de nada.

    — Soy yo, Lathan — el espía capturado le reveló su nombre a Ace — ¿No me recuerdas?

    — ¿De dónde nos conocemos? — Ace estaba haciéndose una idea.

    — Nos conocimos en el orfanato “El hogar antes del hogar” — las sospechas de Lakor resultaron ser ciertas — Tú fuiste mi primer y único amigo allí. Te acercaste a mi habitación un día lluvioso y me propusiste jugar conmigo. Unos meses después, te adoptaron, y antes de irte me prometiste que volverías a jugar conmigo. Pero jamás regresaste. Estuve mucho tiempo solo, esperándote. Hasta que un día, me cansé y escapé de allí. Viví en las calles aprendiendo a infiltrarme para robar en casas hasta que terminé siendo atrapado por unos soldados de Black Meteor. Su líder me reclutó como espía por mis habilidades, y, como puedes ver, me han capturado. Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que nos vimos, y parece que a ti te ha ido muy bien como comandante de Zenith mientras que a mí me va cada vez peor.

    Ace no tardó en sentir un nudo en su pecho por el relato de Lathan. El joven soldado parecía ir en serio acerca de la amistad que ambos tuvieron en la época en la que estaban en el orfanato, pero por las acciones de Morris para con él, Ace era incapaz de recordar algo que no fuese la nada misma. La realidad era que sus recuerdos no estaban allí, por lo que no había nada para recordar. Todo lo que Lathan y él pudieron vivir durante su estancia en el orfanato eran cosas que solo existían en los recuerdos de uno de ellos, y Ace quiso hacérselo saber.

    — Yo… ¿recuerdas quién me adoptó? — Ace preguntó, sin saber bien en dónde empezar.

    — Sí, el comandante Morris Grant, de Black Meteor — Lathan le respondió, extrañado por esa clase de preguntas — Pero es algo que aprendí hace unos meses.

    — ¿No te parece extraño que yo sea el comandante de Zenith siendo que me adoptó un comandante de Black Meteor? — Ace se sentía mal por hacer esa clase de preguntas.

    — Lo es, en efecto… eres un traidor — Lathan sabía reconocer las cosas que pasaban a su alrededor — ¿Por qué? Esa es otra pregunta que ha rondado mi mente.

    — Por la misma razón por la que no te recuerdo — Ace confesó su verdad.

    — ¿No me recuerdas? — las palabras del comandante herían a Lathan — ¿Cómo es posible? Yo sí te recuerdo.

    — El comandante Morris Grant tiene la culpa de todo — Ace empezó a relatar su historia — Él modificó mi memoria. Todos mis recuerdos originales fueron reemplazados por recuerdos nuevos. No recuerdo a mis verdaderos padres, ni mi vida en el orfanato, y de no ser porque me puse a buscarlo, no hubiera recordado mi apellido real.

    — Espera, eso significa que…

    — Todos mis recuerdos contigo ya no están en mi mente, Lathan — Ace hablaba muy apenado — Lo lamento, pero no hay forma en que recuerde nada sobre nuestra amistad. Si tú me has recordado luego de todos estos años, debe ser porque fui un gran amigo para ti, y te dolió mucho que no regresara contigo. Pero no dependía de mí hacerlo.

    — Fuiste un gran amigo, Ace — las cosas para Lathan cambiaron mucho con esa confesión — Yo… Aún te debo un par de juguetes. Tú me los prestaste para que jugáramos juntos, y uno de los niños en el orfanato los rompió. Te debo eso, Ace… ¿No hay forma de hacer que tus recuerdos vuelvan?

    — No, no la hay, ya la hubiera encontrado si hubiera — el comandante habló con tristeza con quien aseguraba que en el pasado fue su amigo — Todo lo que hay en mi mente son recuerdos del malnacido de Morris Grant siendo mi padre. Sé que él no lo es, y que es un maldito mentiroso, pero son los recuerdos que tengo grabados en mi mente. Y por desgracia, así seguirán.

    — Entonces, supongo que ya sé por qué nunca apareciste — Lathan perdió todo el enojo que tenía hacia él, dado a que, tras muchos años de preguntas, finalmente obtuvo su respuesta — Hablas muy mal de ese Morris Grant, pero a mí me parecía un buen tipo. ¿Por qué modificó tus recuerdos?

    — Según él, es porque yo estaba traumado — Ace recordó las palabras que escuchó de él — Decía que era porque yo no dejaba de insistir en que mi madre y mi padre estaban con vida, y que cada día le pedía ir a buscarlos. Él dijo que no podía soportar eso, y me modificó la memoria para que creyera que él siempre fue mi padre.

    Las respuestas que estaba obteniendo del comandante dejaban bastante triste a Lathan. La mayoría de las veces que pensaba en él, creía que la vida de su amigo de orfanato había sido bastante sencilla y agradable, tanto como para que no quisiera ir a jugar con él. Pero la realidad era otra, y acababa de descubrirla. Pese a que Ace se encontraba en una posición de poder en otro país, asumió que su vida no fue sencilla en Black Meteor. No obstante, había algo en las últimas respuestas de Ace que no concordaban con los recuerdos del espía.

    — ¿Estás seguro de qué fue por eso? — Lathan rememoró sus meses de amistad con él.

    — Eso es lo que él dijo, ¿por qué la pregunta? — Ace no sabía a qué apuntaba el prisionero.

    — Porque no concuerda con lo que he vivido contigo — esa respuesta lo sorprendió — Tú nunca hablabas en el orfanato sobre tus padres. Es más, una vez sola lo hicimos, y tú aceptaste que ellos dos se habían ido. No creo que hayas desarrollado un trauma por ellos cuando estabas con él. Si no lo tenías en el orfanato, ¿por qué lo tendrías después?

    — Maldita sea — para Ace solo hubo una respuesta lógica para todo eso — Eso quiere decir que lo del trauma que yo tenía era una mentira. Me cambió los recuerdos por un capricho suyo, y no para ayudarme a mí. Seguro quería que mi lealtad al país fuera absoluta, para poder utilizarme como lo terminó haciendo… Incluso cuando tenía que ser sincero conmigo me mintió. Ese maldito hijo de puta nunca debió haber sobrevivido a la Catástrofe. Debió haber muerto cuando cayeron los meteoritos. Y mis verdaderos padres debieron haber sobrevivido. Siempre creí que al menos hizo algo bueno por mí al ayudarme con mi trauma, pero ahora resulta que era mentira, y que por culpa de él ya no puedo recordar a mis padres.

    — ¿Ace? — Lathan lo miraba sintiendo pena por él — Estás… ¿bien?

    — No, Lathan, no lo estoy — Ace se tapó la cara con una mano — Pero te agradezco por haberme llamado para hablar. Me has ayudado a descubrir otra de las mentiras de Morris. Lamento mucho que mi mente ya no tiene la oportunidad de recordar nuestros momentos juntos. Si yo me acerqué a ti, debe ser porque creí que eras una buena persona.

    — Eso mismo me dijiste en su momento — Lathan sonreía al ver a su antiguo amigo pensar igual que hace años, aunque las memorias no existieran más — Supongo que no tiene sentido recordar nuestra amistad.

    — Para mí no, pero tal vez para ti sí — Ace pronto tuvo una idea — Magnus debió de haberte concedido esta charla. Dudo mucho que un comisario supiera de mi regreso a la Tierra. Dime, ¿él dijo algo sobre liberarte pronto?

    — Él dijo que tenía un trabajo para mí pronto, pero que no me podía dar los detalles — Lathan creía que la charla era sobre su boleto a la libertad — Dime, ¿podrías hablar con él para que me saque de aquí?

    — Puedo hacerlo, pero nada garantiza que te vaya a liberar — Ace no quiso hacer promesas que no podría cumplir, algo que él tenía en su historial — Pero quiero asegurarte algo. Si tú eres libre, y ambos sobrevivimos a lo que está por venir, te buscaré.

    — ¿Sobrevivir a qué? — Lathan se asustó por el tono en que lo mencionó.

    — Es algo que sabrás a su debido tiempo, porque es difícil de explicar ahora — Ace no quería envolverse en una charla sobre lo que pasaba en el universo — Pero si ambos sobrevivimos, te voy a buscar para que empecemos una nueva amistad. Si has estado mucho tiempo esperando poder volver a verme, es lo menos que puedo hacer.

    — ¿En verdad?

    — Lo digo en serio. Pero primero tendremos que seguir con vida.

    — Gracias, Ace, ojalá ambos tengamos la oportunidad de sobrevivir a lo que sea que está por venir — Lathan veía al futuro con esperanza — Seremos los mejores amigos. Lo prometo.

    Con una sonrisa, el comandante Lakor se marchó de aquel lugar, dejando a Lathan con una sonrisa. Por primera vez desde que empezó su vida como espía para Black Meteor, el joven Gunner era feliz de verdad. Lo que él experimentaba cuando recibía la gratitud y la paga de Abel era mera satisfacción por un trabajo bien hecho. Pero en aquel momento, tras saber que su amigo no eligió abandonarlo, y que tendría la oportunidad de empezar las cosas con él otra vez, la felicidad lo invadió por completo.

    […]

    — Habla Arion informando sobre la trayectoria de mi viaje — el primer hijo de Hark se comunicaba con toda su familia por medio de la nave — En cuatro horas más llegaré a la Tierra. Solicito saber si es necesario subir o bajar la velocidad de mi nave. En caso de no responder, me mantendré a esta velocidad.

    Enviado el mensaje, Arion cortó la comunicación con las otras tres naves de su familia. El mayor de los herederos edagrianos estaba sentado cómodamente en un sillón de gran tamaño colocado en la sala de comandos de su nave. Era una sala muy pequeña y poco espaciosa, con pocos elementos en su interior, habiendo nada más una máquina con forma de óvalo en el centro, clavada al suelo mediante columnas de metal pequeñas pero resistentes.

    Un holograma mostraba a Arion la imagen del planeta Tierra, pero no en su estado actual, sino en el tiempo en el que Hark envió a las naves a explorar otros mundos en busca de planetas cuyos habitantes no respetaran a la naturaleza. Con sus dedos, Arion podía amplificar el holograma hasta poder divisar a los humanos que salían en la foto, viendo el tipo de tecnología que ellos utilizaban.

    — Sorprende bastante que una especie que solo vivía para la destrucción haya podido partir al espacio y encontrarnos — Arion le daba reconocimiento a la especie humana — Espero que tengan lo que hace falta para entretenerme, humanos. La muerte les está pisando los talones. Los está alcanzando, y espera su respuesta.

    Con la confianza de que el ataque a la Tierra que pronto iba a desencadenar lo dejaría satisfecho, Arion recostó su cuerpo para relajarse en el sillón de la sala, mientras que la nave se encargaba de acortar cada vez más la distancia entre él y el planeta objetivo. Un mundo que, en caso de que no tuviera condiciones óptimas para ser habitado por su especie, no tendría otra opción más que aceptar la muerte por las manos del propio Arion.
     
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    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Bueno amigo, estoy un día más por aquí y tras haber leído el buen capítulo semanal, me dedicaré a comentarlo. Es un placer hacerlo, de verdad lo digo.

    Comienza con Xander, Gina y Wagner terminando de ver el anuncio mundial de Magnus. El hijo del fallecido Zion decide irse al hospital donde está Ace, por lo que se quedan solos los dos ex soldados de Black Meteor. Xander se muestra apenado por todo lo que su comportamiento ha conllevado y Gina le anima a redimirse, algo que afirma que hará. Además, vemos que Gina sigue teniendo presente a Noak y espera poder verlo pronto, de lo contrario, irá a su encuentro cuando todo termine. Ojalá esos dos acaben juntos XD.

    Luego tenemos una breve pero siempre intrigante escena entre dos rusos, Vitali y Renji, que acaban de ver el mensaje de Magnus desde un bar. Ambos amigos están de cerveceo pero la noticia les sorprende. Me deja con la intriga lo que uno de ellos menciona, avanzando que Rusia puede enviar naves al espacio y que tienen un proyecto super secreto y asombroso. Estoy deseando saber eso y saber también de quién es ese dron alienígena que ellos mismos derribaron. Y también creo que veremos a ese Renji en la guerra, ya que parece que acudirá representante a su país y a la humanidad. Por el momento, parece que Black Meteor (medio anexionado con Zenith), el propio Zenith y ahora Rusia estarán en la batalla. Creo que hacen falta más países y espero que vayan más :v

    Pasamos a ver a Ace junto a sus compañeros de equipo, en el hospital. Sin embargo, la llegada de Wagner pone en tensión a algunos de ellos. El joven Stones decide pedir disculpas a Thomas y Gwyn por su comportamiento hacia ellos hace no mucho, pero no se dirige en ningún momento a Michael y Alicia. El conflicto entre esos tres tardará años en resolverse... o no se resolverá nunca. Sorprende a sus compañeros con la revelación de que va a obtener una prótesis para el brazo que le falta pero antes deberán hacerle algunas pruebas, por lo que su ausencia con el grupo se demorará un tiempo. Me ha alegrado verle decidido a pelear y también ese apretón de manos con Ace, incluso las palabras de Wagner hacia él. Me ha recordado a TWD, cuando Abraham escribe en un mapa "el nuevo mundo necesitará a Rick Grimes" XD. Me dio esa vibra. Luego y repentinamente, un secretario acude para indicarle a Ace que debe dirigirse a un sitio a hablar con alguien, todo muy secreto.

    Lo que viene después me ha sorprendido mucho. Abel y Noak tienen una conversación tras la deserción de los compañeros de éste último y el aún líder de BM se muestra arrepentido en todos los sentidos. No los considerará traidores y además, está decidido a pelear en esa guerra. Magnus irá y Abel también. Me pregunto si hay alguna posibilidad de verlos juntos, teniendo que defenderse codo con codo. Sería increíblemente épico. Como ya lo ha sido el hecho de que Abel haya asumido sus errores y esté decidido a perdonar y pelear. Menudo giro, amigo.

    Que hermosa charla han tenido Ace y Lathan. Llevaron al comandante a hablar con el preso por petición de éste. Y ha sido duro ver que Ace tiene recuerdos falsos mientras que Lathan le creía feliz y que le dejó atrás. La conversación ha ido más o menos como la esperaba antaño, deseando este reencuentro. Y me deja una bonita sensación al saber que Ace le ha prometido buscarle cuando acabe todo y empezar una nueva amistad. El pobre Lathan parecía un niño pequeño emocionado y viendo como estaba, seguro le habrá dado un chute de energía.

    Finalmente, vemos que la llegada de Arion a la Tierra es inminente. El edagriano está decidido a destruirlo todo e incluso espera divertirse, algo propio de quién se considera extremadamente superior a su oponente. Aunque algo me dice que causará grandes daños, creo que Arion recibirá también dolor. Y no acabará bien para él.

    Hasta la próxima, amigo.
     
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    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

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    Título:
    La Gran Catástrofe VI Unidos en la Extinción
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    47
     
    Palabras:
    5784
    Saludos. Llegó un poco más tarde de lo habitual, pero el capítulo sigue estando en la franja temporal prometida. No creo tener un anuncio importante respecto a este capítulo, en realidad.

    Quiero agradecer a mi gran amigo Manuvalk por leer y comentar esta historia semana a semana. Me da mucho gusto ver que ha disfrutado de los capítulos anteriores y que lo haya manifestado en sus comentarios, que siempre son una alegría de leer :) . Espero que le gusten tanto este como los que están prontos a llegar.

    Sin más qué decir, les dejaré el capítulo.











    La diversión que quería:

    Un vehículo militar terrestre llevó a Wagner hacia una ubicación remota del país. El soldado estaba muy sorprendido cuando fue dejado en una zona como esa. Lo único que reinaba en aquel paisaje era simple llanura, y unas montañas se podían divisar a lo lejos. Por un momento, llegó a creer que algo malo sucedería con él por haber sido dejado a solas en un lugar tan alejado del resto de ciudades del país, pero ese temor se esfumó cuando levantó la vista al cielo.

    Desde las alturas, la estructura del Zenith descendía lentamente. Wagner supo que debía tratarse de un asunto muy importante como para que se tomaran la molestia de hacer que una base tan grande como esa descendiera solamente para buscarlo a él, y pronto creyó que podría haber más propósitos para eso.

    El hijo del comandante Stones se quedó perplejo mientras miraba como la estructura gigantesca perdía altura para finalmente tocar tierra, levantando una pequeña nube de polvo en el proceso. Tan pronto como la base estuvo en tierra firme, una compuerta, por la cual solían entrar helicópteros, se abrió ante él, y este, sin ganas de esperar o de hacer esperar a quienes estuvieran dentro, entró sin cuestionárselo más tiempo.

    Una vez dentro, las luces guiaron a Wagner hacia la oficina de Magnus, en donde este lo estaría esperando para poder discutir los detalles de la operación que iban a realizar. Varios recuerdos invadieron al soldado sobre ese lugar, dado a que la última vez que estuvo allí dentro, él y Ace todavía eran simples soldados que no tenían idea de lo que se les venía encima. Su padre estaba vivo en aquel entonces, y comunicó la noticia de que él competiría por el puesto de comandante que el difunto Richard dejó disponible, todo antes de que se supiera sobre la muerte de Roger en Emiv. La nostalgia y la tristeza no tardaron en llegar. Su padre ya no estaba con él, y el puesto de comandante era algo inalcanzable para él en aquel momento.

    Mientras caminaba a su encuentro con Magnus, pudo notar como varios trabajadores tanto de administración como de mantenimiento se movían de un lado a otro, recorriendo pasillos y entrando y saliendo de las habitaciones. Cada persona que lo veía siempre fijaba la vista en el brazo cortado del soldado, algunos incluso ponían una cara de horror al verlo con una extremidad faltante.

    — Hice bien en rechazar la propuesta de ir a la academia militar — Wagner no pudo escuchar quién lo dijo, pero ese susurro llegó hasta sus oídos — Puedo decir que estoy completo. Ese chico no tuvo la misma suerte.

    Esas palabras sonaban hirientes para Wagner, mucho más cuando recordó que en el momento en el que perdió su brazo, Sharyn fue apartada de su lado y nunca más la pudo volver a ver. Pese a que nadie lo pudo confirmar, Wagner sabía que su novia había sufrido una muerte horrible mientras los dientes y colmillos del ondair que la arrastró por la cueva la devoraba. El no haber podido hacer nada para salvarla, así como sucedió con sus compañeros y con su padre, era algo que atormentaba bastante a Wagner.

    Sus pensamientos solo tenían una resolución para alguien como él. Estaba dispuesto a morir en la batalla si con eso lograba acabar con la vida de los edagrianos. La muerte de sus compañeros, su padre y su novia fue por la búsqueda de la verdad, mientras que la muerte de su madre sucedió a causa de la caída de meteoritos.

    El momento en el que escuchó esa noticia de la boca de su padre fue muy duro para él, y las muertes recientes solo acrecentaron su dolor.

    En medio de tantos pensamientos negativos, el soldado llegó a la oficina de Magnus, cuya puerta estaba abierta, por lo que él solamente entró anunciando su presencia.

    — Con permiso, Magnus — Wagner saludó con respeto a su líder — Hola.

    — Saludos, Wagner — Magnus le contestó de la misma manera — Me alegra que hayas venido. Ya casi tenemos todo listo para empezar con el procedimiento. Los doctores necesitan conocer tu peso y estudiar la forma de tu brazo. Luego de eso, te dormiremos y cuando despiertes, estarás completo. Pero antes quería hablar contigo.

    — ¿Hubo algo malo conmigo? — el soldado temía haber hecho algo incorrecto.

    — No, solamente quiero hacerte una pregunta importante — el líder del país tenía una cara que denotaba seriedad — Si has visto la transmisión…

    — La he visto — Wagner le contestó.

    — Bien, entonces sabes que yo dije expresamente que todo el ejército de Zenith iría a luchar — Magnus fue muy directo con su pregunta — Pero dada tu condición, quiero que sepas que tienes la libertad de elegir si vas a venir o no. Si luego de que te implanten un brazo metálico ves que no estás en condiciones para venir, puedo eximirte de tu participación.

    — Voy a pelear, Magnus, esa es mi decisión — Wagner se sintió ofendido con esa cuestión — Vi morir a mucha gente apreciada por esto. Todos ellos dieron su vida por la Tierra. No ir a la misión final a defenderla, más allá de que mi participación fuera determinante o no, sería una falta de respeto a todos los que estuvieron a mi lado y hoy ya no están.

    — Respeto eso, entonces — Magnus sonreía al escuchar esas palabras — Recuerda que hasta que no partamos al espacio, tienes tiempo de retractarte.

    — No lo haré, pero ya que sacó el tema, quiero saber cuántos se nos han unido — Wagner preguntó con curiosidad.

    — Incluso mientras hablo contigo estoy recibiendo varias propuestas de los líderes del mundo — Magnus le comunicó la situación — Hay algunos que han enviado más de una, pero para darte una respuesta precisa… Hasta ahora contamos con mil soldados por parte de todos los países que se han comunicado con nosotros.

    — ¿Solo mil? — Wagner no se sintió muy motivado al escuchar eso — Incluso aunque el número se triplicara seguirían siendo muy pocos, aun con nosotros.

    — Calma, las propuestas siguen llegando cada minuto, además, tenemos el apoyo de los garak y los ryfier — Magnus tranquilizó un poco al soldado — Los xaromitantes en menor medida, y también las bestias de Fientlig. Si hiciera falta, podríamos organizar una expedición masiva al planeta Emiv y robar más máquinas, más plantas de hosania, e incluso secuestrar a un par de sus habitantes para la pelea.

    — Es algo siniestro eso último, pero se lo tendrían merecido — Wagner pronto recordó el contexto del planeta — Pero sin la presencia de Tzorkun, lo más seguro es que la guerra se haya apoderado de ellos nuevamente. No creo que valga la pena ir allá.

    — Agradezco tu consejo, Wagner — Magnus ya no tenía intenciones de retenerlo más — Los médicos te esperan en el pasillo cuatro, puerta dos.

    Esas palabras eran el indicador de que debía abandonar rápido la oficina para ir a ver a los médicos. Lo cierto era que Wagner se decepcionó un poco con esa charla que tuvo con su líder. Esperaba un poco más de calidez por parte de Magnus para con él teniendo en cuenta sus heridas tanto físicas como psicológicas, y más que unas simples preguntas de rutina que sonaban discriminatorias para él, no hubo casi nada más de su parte. El hecho de que solamente mil soldados se hubieran afiliado a la misión de ir a luchar en el planeta Edagr no ayudaba casi nada a que él se sintiera mejor.

    Con una mirada baja siempre fija en el suelo, Wagner caminó hacia la sala donde le harían los estudios para que pudieran implantarle un brazo metálico, de forma que pudiera servir de ayuda en la guerra. Nuevamente, las voces de la gente se hicieron presentes cuando él pasaba, y no le era nada agradable escuchar cosas tan espantosas respecto a su cuerpo herido. Con impotencia, presionaba el único puño que tenía, creyendo que luego de que la guerra terminara y hubiera paz, sería recordado por ser el único lisiado que se operó para poder ir a la batalla, y que nadie mencionaría nunca más ningún aspecto suyo.

    — Tantos años de entrenar y aprender para terminar así… — Stones no podía procesarlo del todo — ¿Por qué será que me salvé? Si estuve a tan solo segundos de perder la vida. ¿Cuál es mi razón para seguir en este mundo además de pelear por los que ya no lo están? ¿Por qué me tocó verlos partir y quedarme atrás?

    […]

    — Gracias por el paseo, si lo puedo llamar así — el comandante Lakor agradeció a los oficiales de policía, quienes lo devolvieron a la base en donde estaba junto a sus compañeros tras la visita a Lathan.

    — No ha sido problema para nosotros, comandante Lakor — el policía lo saludó con amabilidad para despedirse de él.

    Luego de darle un saludo con la mano, Ace entró a la base militar, esperando que todos los demás en su equipo, con excepción de Wagner y Melody, estuvieran allí. Tan pronto como entró, pudo ver a Agustina cerca de la puerta. Con una gran sonrisa, ella lo esperaba, y tan pronto como lo vio, caminó a su encuentro para darle un abrazo. El comandante, agradecido por volver a estar con ella, pese a no haberse ido mucho tiempo, le devolvió el abrazo.

    Ambos se quedaron así durante un minuto, juntos y en silencio, sin decir absolutamente nada más. El momento se interrumpió cuando todos los demás empezaron a llegar. Agustina y Ace se separaron y una ronda circular empezó a formarse entre todos los soldados. Para el agrado de Ace, no faltaba nadie en el lugar, cosa que facilitaría explicar las cosas.

    — ¿Cuál fue la emergencia? — Michael tenía curiosidad para saber el motivo de su ausencia.

    — Eso es algo personal, pero luego lo revelaré — Ace supo que no sería correcto revelar sobre el paradero de Lathan sin que ellos lo conocieran, mucho más considerando la situación en la que se encontraba — Primero, tengo un par de cosas que comunicarles. Dos noticias que corresponden a nuestro equipo.

    — No tienes una buena cara — Alicia le señaló, algo nerviosa — ¿Es algo malo?

    — En realidad, una de esas noticias es buena y la otra es mala, al menos, para mi punto de vista — el comandante contestó a la pregunta de su compañera.

    — Dinos la buena primero, que parece ser la más pequeña de todas — Agustina quería saber de qué trataba todo eso.

    Ace dejó salir un poco de aire, como si no tuviera deseos realmente de contar la verdad, teniendo en cuenta la información que recibió de Magnus momentos antes de su charla con Lathan, la cual pudo ver con tranquilidad en el tiempo que duró su viaje de regreso a la base.

    Sus compañeros creían que algo muy malo estaba pasando, y Ace, viendo sus caras, decidió no perder más tiempo en contarlo.

    — Esto es algo que deberíamos celebrar, y prometo que lo haremos hoy — Ace empezó a hablar, confundiendo al equipo con sus palabras — Magnus ha estado analizando los reportes de las últimas misiones. Es decir, la expedición a Emiv, el encuentro con Allecreod, y el hallazgo de la verdad sobre el planeta Edagr…

    — ¿Y qué conclusiones ha sacado? — Gwyn quiso que lo dijera rápido.

    — Michael Umcali, Gwyn Fairin — el soldado los llamó a ambos por sus nombres completos — Magnus ha considerado que su rendimiento en dichas misiones ha sido sobresaliente, y los ha elegido a ustedes para que se conviertan en comandantes del ejército del Zenith. Junto a mí, nosotros tres somos los reemplazos de Zion Stones, Richard Sable y Roger Fields, por más trágico que pueda sonar… Pero eso no deja de ser algo que haya que dejar de reconocer, así que, muchas felicitaciones.

    La noticia fue dada de forma muy rápida y sin ninguna clase de preparación previa por parte de Ace. Tanto fue así que Gwyn y Michael quedaron paralizados al escucharla. Xander, Casey, Gina y Natasha no sentían demasiada alegría por eso, dado a que no llevaban ni un solo día conviviendo con ellos, pero una sonrisa se formó automáticamente en sus rostros, casi como si fuera algo predeterminado.

    Thomas se sentía orgulloso de Gwyn, y Alicia sentía lo mismo de Michael. Ace y Agustina los miraron con felicidad, dado a que sus méritos y avances realizados en las misiones estaban dando frutos y empezaban a ser reconocidos por el ejército de Zenith.

    Ninguno de los dos tenía en mente la idea de convertirse en comandantes, por lo que la noticia era mucho más impresionante por lo repentina que fue. Cierto era que se habló de una competencia entre Ace y Wagner por el puesto luego de que pasaran varios meses de la muerte de Richard, pero luego se sumaron las muertes de Roger y Zion. El hecho de que Ace no dijo nada respecto a Wagner los dejaba con más asombro. Michael pronto se dio cuenta de que el error de Wagner al haber decidido acercarse a Allecreod, cosa de la que habló con Alicia previamente en el día anterior, sumada a su actitud para con él cuando ambos estuvieron en peligro le habrían quitado puntos para esa selección. El saber que él había sido elegido para el puesto lo llenaba de alegría, dado a que él se creía capaz de tomar decisiones en ese nivel, habiendo aprendido de sus errores del pasado relacionados a Orz.

    — Felicidades, amor — Alicia le dijo con dulzura, para después darle un beso en la mejilla a Michael.

    — Gwyn, nunca dejas de asombrarme — Thomas abrazó a Gwyn por detrás, cosa que ella correspondió — Felicidades, comandante Fairin.

    — Gracias, cariño — Gwyn no pudo resistirse a ser llamada así, por lo que se dio la vuelta y le dio un beso en la boca a Thomas.

    Michael, por su parte, sostenía a Alicia con sus brazos, cosa que ella disfrutaba bastante. De pronto, Ace y Agustina empezaron a aplaudir ante los dos, acto que pronto fue imitado por Natasha y Casey. Gina y Xander solamente dieron unas dos palmadas con sus manos y luego se detuvieron, sin motivos reales para aplaudir de esa manera.

    Thomas y Alicia de pronto se sumaron a ese gesto, y así fue como Michael y Gwyn no supieron en donde ocultarse de la pequeña vergüenza que sentían en ese momento. Tan pronto el aplauso terminó, ambos soldados quienes se hablaban con bastante confianza en los últimos días se miraron frente a frente.

    — Estoy sorprendido, pero feliz por nosotros — Michael extendió su mano a Gwyn de forma amistosa — Es un placer, comandante Fairin.

    — Digo lo mismo, comandante Umcali — Gwyn contestó a su elogio con otro igual, mientras apretaba la mano de Michael.

    Ambos nuevos comandantes se felicitaron mutuamente, alegrándose de haber escalado una posición más en el ejército del país, obteniendo el rango más alto que había hasta ese momento, excluyendo el puesto de líder que solo podía ser ostentado por una única persona.

    Sin embargo, el júbilo por esa noticia pronto se cortó cuando recordaron que había una noticia mala que acompañaba a la que acababan de recibir. Gwyn fue la que menos tardó en tenerlo en cuenta.

    — Pero… ¿cuál es la mala noticia entonces? — fue la pregunta de la nueva comandante.

    — Dado a que nosotros tres ahora somos comandantes… — Ace tomó una pausa pequeña antes de seguir — Ya no podemos formar parte del mismo equipo. En la misión hacia el planeta Edagr, cada uno de nosotros tendrá un escuadrón. Eso quiere decir que cuando llegue la batalla contra ellos, estaremos divididos.

    — Oh, no… — Michael se sintió derrumbado por esa noticia — Yo… realmente no quería eso.

    — ¿No hay forma de posponer esto por más tiempo? — Gwyn se sentía igual que Michael.

    — Lo siento, pero Magnus ha especificado en esa nota que era algo obligatorio — Ace lo comunicó con poca alegría — Dado a nuestras participaciones en la misión del espacio y nuestra experiencia en la misma, somos los únicos a los que les puede entregar este puesto. No hay nadie más que esté calificado, y Zenith necesita de tres comandantes. Es obligatorio. Por eso tenía una mirada algo triste.

    — Quiere decir que nuestros caminos se separan — Agustina lo mencionaba como algo muy triste.

    — No aún — Ace quiso consolarla a su manera — Podemos estar juntos ahora. Pero cuando sea el tiempo de partir, cada uno tomará una nave distinta. Y otra cosa que me olvidé, eso también afecta al resto del escuadrón.

    — ¿Nosotros? — preguntó Casey, tomando la palabra por primera vez en la charla.

    — Así es — Ace le contestó a su compañera — Ustedes vendrán con nosotros, cada uno en un equipo diferente. Y la idea es que sea una división lo más equitativamente posible.

    — Bueno, Agustina claramente irá contigo — Michael señaló una obviedad para el grupo — Alicia conmigo, y Thomas con Gwyn. Eso quiere decir que quedan Natasha, Xander, Casey, Wagner, Melody y Gina. Seis soldados, dos para cada uno de nuestros equipos.

    Las miradas entre los cuatro soldados de Black Meteor no tardaron en llegar. Pese al poco tiempo que habían pasado junto a ellos, les era urgente tener que decidir a qué equipo acudirían, y por la forma en la que Ace decía, parecía ser algo que no podría esperar por más tiempo.

    Natasha, desde que se anunció que el equipo se dividiría en tres, y teniendo en cuenta la promesa que había hecho para sí misma el día anterior, no lo dudó ni un solo momento a la hora de tomar la decisión.

    — Ace, si me lo permites, quisiera ir con ustedes dos — la chica habló de forma tímida.

    — Claro, Natasha — Ace no pareció tener problemas con ella — Serás bienvenida en mi escuadrón.

    Xander, pese a haber aceptado que lo suyo con Natasha sería algo imposible después de las cosas que él hizo en los últimos días, presionó el puño con furia. Era sabido por él que ella se iría con Ace si se le daba la oportunidad, pero el saberlo no lo hacía más fácil.

    Casey, por su parte, no creía que lo mejor sería tomar la misma elección que Natasha, dado a que a lo mejor alguien más entre sus compañeros podría querer estar en el mismo equipo que ella. Sus otras opciones eran Michael y Gwyn, y tras haber visto la forma en la que Michael trató a Xander, pese a que ella no lo veía injustificado, adicionado a los recuerdos en los que él, pese a estar poseído por Orz, casi acabó con su vida, la chica optó rápidamente por no estar junto a él.

    — Gwyn, yo estaré en tu equipo — Casey se acercó a la mujer comandante.

    — Por supuesto, Casey, bienvenida — Gwyn le comentó, estrechando su mano.

    — Eso me deja a mí con ustedes dos — Gina se dirigió a Michael y Alicia, dando a entender que su decisión era clara.

    Xander quedó siendo el único de los presentes que todavía no había elegido grupo, y, por lo tanto, notó como todas las miradas se cernían sobre él, esperando unas palabras que revelaran las decisiones por tomar.

    — Bueno, creo que me iré con Gwyn — Xander supo que era lo mejor — No creo que Ace o Michael me quieran cerca después de lo que hice. Así que, si me lo permiten…

    — Claro, estarás en nuestro equipo — Gwyn no se sentía tan entusiasmada por eso.

    — Y será mejor que obedezcas a sus órdenes — Thomas lo confrontó para dejarle en claro las cosas — Si se repite un incidente como el de Ace, me aseguraré de que te saquen del ejército.

    — Descuiden, aprendí la lección — Xander supo que era el que estaba en peor posición — A las malas, pero la aprendí.

    — Eso significa que solo quedan Wagner y Melody, aunque ellos no están aquí ahora — Ace pronto tuvo en cuenta los desarrollos de los días pasados — Michael, por lo que sé, tienes una relación algo conflictiva con Wagner, pero con Melody parece que tú y Alicia se llevan bien.

    — Hemos interactuado de forma agradable mientras se daba el viaje de regreso a la Tierra tras el incidente con Kenegar — Michael hizo lo posible para no mencionar el nombre de Rayko en frente de Agustina — Creo que lo mejor será que ella venga conmigo y Alicia.

    — Bien, está decidido entonces — Ace supo que el asunto estaba arreglado — El equipo de la comandante Fairin lo integran Thomas Delleo, Casey Lobo y Xander Hexed. El equipo del comandante Umcali lo conforman Alicia Noble, Gina Hauk y Melody Lang. Y mi equipo tendrá el honor de tener a Agustina Young, Natasha Zafiro y Wagner Stones. Los doce soldados ya estamos distribuidos, solo queda esperar por ver quienes más se suman a nuestras filas.

    Pese a la alegría por el ascenso en el rango militar, el hecho de que su equipo no podría estar unido durante la misión final era algo que pesaba bastante en los soldados de Zenith. Tal y como Michael dejó ver en el viaje hacia el planeta Emiv, todos ellos eran bastante unidos por todo el tiempo que tuvieron que pasar juntos. Desde el día en el que Ace optó por unirse a ellos y tras la llegada de Alicia, los seis soldados atravesaron varios conflictos unidos. La guerra contra los berrod, la misión de rescate enfrentando a Tzorkun, la batalla contra las tropas de Allecreod, y, por último, su encuentro con Kenegar, que les dio el acceso total a la información que tanto buscaban.

    Todos esos momentos difíciles los vivieron y los superaron juntos, y el hecho de que no podrían vivir la experiencia más crítica de sus carreras como militares unidos los hacía sentirse algo tristes por la forma en que se dieron las cosas. Sin embargo, era sabido que, siendo soldados, el ascenso a posiciones de mayor poder era algo a lo que podían aspirar, y que las ausencias de Zion y Roger, con tan poco tiempo de diferencia entre una muerte y la otra, aceleraron más esos nombramientos.

    Ace, viendo la mirada tan triste en todos ellos, supo que era cuestión de tiempo a que llegara el día en el que las naves de la Tierra partirían hacia el planeta Edagr. Su viaje probablemente haría una parada en Garak y otra en Ryfier, por lo que podrían también aprovechar ese viaje para pasar sus días juntos antes de que diera inicio el trayecto hacia su destino final. Decidido a romper con ese ambiente tan serio, el comandante Lakor quiso hacerles una proposición.

    — ¿Qué les parece si vamos a comer todos juntos? — Ace creyó que eso podría levantarles los ánimos, además de que sería una oportunidad de unir más al equipo junto a los soldados de Black Meteor llegados el día de ayer —Luego, otro día, volveremos a salir, pero junto con Wagner y Melody, ya que ella ahora está conviviendo con su familia.

    Nadie se negó a una petición como esa. Una salida para ir a comer era algo imposible de rechazar, mucho más teniendo en cuenta de que tenían que aprovechar el tiempo que tenían para darse esos lujos antes de que Magnus les anunciara el momento de partir hacia el planeta Edagr para la pelea.

    Sin que nadie mostrara oposición ante la invitación, el equipo de diez soldados salió de la base para acudir hacia un restaurante cercano en el cual podrían almorzar como equipo.

    — ¿Quién va a pagar por todo? — Xander se vio en la necesidad de preguntar — Las chicas y yo no tenemos dinero, dado a que apenas tenemos dos días como parte del ejército.

    — Pediremos a los dueños del lugar que hablen con Magnus para que él les pague y que nos lo descuente — Ace contestó, para luego ver que no era la proposición más justa de todas — Aunque en esta primera salida, todo lo que coman ustedes cuatro se me descontará a mí.

    — No, yo aceptaré ese descuento en mi pago — Natasha no quería que Ace se mostrara así con ella — No voy a comer a tus expensas.

    — Si eso es lo que deseas, no somos quienes para detenerte — contestó Agustina, bromeando al respecto — ¿Ustedes qué opinan?

    — Luego de lo que hice, no merezco eso — Xander se sentía más avergonzado, algo que no creyó posible — Descuéntenme lo que me corresponda a mí.

    — A mí también — contestó Gina, sin querer quedarse como una de las pocas que gozaría de la comida mientras dos compañeros no lo hacían.

    — Opino igual — Casey no sería menos que los demás — Después de todo, el mes próximo quizá estemos en el espacio exterior. Tal vez no nos alcancen a pagar un sueldo.

    El comentario de la chica, pese a no haber sido dicho con intenciones de causar risa, tuvo ese efecto en todos los demás, excepto en Xander, quien no se encontraba de ánimo para reírse. Fuera de él, el resto de los soldados caminaba mientras las risas salían de sus bocas, algo que hizo a Casey sentir mejor, dado a que creyó que había aliviado un poco la tensión existente entre ambos grupos de soldados. Pronto, ella también se vio contagiada por ellos y empezó a reírse con los demás.

    Las risas continuaron por un tiempo mientras los soldados caminaban hacia la ciudad cercana para buscar un lugar para comer que tuviera asientos suficientes para diez personas.

    […]

    — Análisis finalizado — una voz robótica habló a través de un parlante.

    Arion se acercó a la máquina que tenía su sala de comandos, y pudo ver a través de un holograma que se mostraba frente a él, los resultados de un análisis que una sonda enviada a la Tierra había realizado. Con su nave oculta detrás de la Luna, donde no podía ser visto por nadie, el soldado decidió realizar el procedimiento adecuado para la misión encomendada por su padre. Tenía que revisar que la Tierra fuese un planeta en el que su raza pudiera vivir, y por eso mismo empezó a mirar los análisis para obtener algo de información.

    — Lo han arruinado — decía Arion mientras miraba el resultado del análisis a detalle — Si un edagriano llegara a poner un pie en el suelo de ese planeta, contraería siete enfermedades respiratorias en el transcurso de un mes… Increíble, papá tenía razón. Incluso con el Exterminio, los humanos sobrevivientes siguieron contaminando la Tierra. Ahora ya no nos es de utilidad.

    El soldado retiró el análisis mostrado frente a él, el cual revelaba que la Tierra no era un lugar habitable para su raza, y decidió comunicarle dicha información a su padre. Con un sistema avanzado de señales digitales, Arion no tardó ni diez segundos en poder entablar contacto con Hark.

    — Arion, ¿qué descubriste? — preguntaba Hark, creyendo que tendría algo importante sobre la Tierra.

    — No podemos vivir en la Tierra, papá — Arion sonreía al hablarle, encontrando otra forma de provocarlo — Los humanos han arruinado su planeta para nosotros. Tus fallas de cálculo les permitieron vivir el tiempo suficiente para estropearlo todo. Ahora ya no podremos quedarnos en este planeta.

    — Maldita sea — Hark no estaba molesto con su hijo por restregarle en la cara sus errores, sino consigo mismo por no haber comprobado el éxito de su plan — Creí que mis cálculos eran bastante precisos, y que no sería necesaria la confirmación de sus muertes. Es posible que este error se haya repetido en otros planetas que fueron seleccionados para el Exterminio.

    — ¿Puedo acabar con la vida de la Tierra? — Arion preguntó, sabiendo la respuesta, solamente deseaba ver a su padre admitiendo su error.

    — No hay otra cosa por hacer — Hark le contestó muy dolido por haber hecho tanto esfuerzo en un planeta perdido — La Tierra no es apta para nosotros hoy. Pronto llegará el día en el que no será apta para los humanos. Ese día tomarán sus naves y partirán hacia otros mundos a propagar su enfermedad en ellos. No puede suceder algo así. Acaba con todos ellos. Que no escape nadie de allí dentro. Tanto deseabas luchar contra ellos… bueno, tu oportunidad está ahí.

    — Creí que jamás sucedería algo como esto — Arion sonreía mientras se preparaba para acabar con la vida en el planeta entero — Arion fuera.

    La comunicación entre padre e hijo acabó en ese mismo momento. Tan pronto como Arion supo que tenía un pase libre para usar las armas de su nave de ataque de la forma en la que él quisiera, este empezó a programar su nave para que los sistemas de destrucción estuvieran listos para cuando se diera la llegada al planeta. En tan solo unos cuarenta segundos, su nave daría un salto cósmico desde la Luna hacia el planeta que orbitaba dicho satélite.

    Arion se sostuvo fuerte de su asiento y programó la nave para dar ese salto a gran velocidad, y así poder situarse en la atmósfera de la Tierra. Una vez allí, reduciría la potencia de los motores de sus naves para reducir su velocidad, y así asegurarse de ser visto desde varios puntos del planeta.

    […]

    — Capitán, venga a ver esto — un soldado llamó al oficial al mando.

    Dado a que el capitán de marina, Renji Yukimira, se encontraba en un día libre, su puesto de vigilancia en el mar a bordo de su barco estaba siendo ocupado por un colega suyo. El capitán provisional se acercó hacia la máquina del soldado, y se puso a ver la pantalla que tenía al frente.

    — ¿Qué es eso? — preguntó con extrañez.

    — ¡Señor, es una nave alienígena! — otro soldado ocupando una máquina diferente lo vio y llamó su atención.

    — ¡¿Es una broma?! — rápidamente corrió hacia el lugar.

    — ¡No, señor, mire! — conectando su máquina a un satélite en órbita, los tres soldados en el lugar pudieron ver una nave de origen desconocido arribar al planeta Tierra — ¡Las naves que usaron Zenith y Black Meteor no tienen un diseño como este! ¡Además, esta nave se ha quedado en órbita y se mueve muy lentamente!

    — ¡Mierda, ¿qué demonios está sucediendo ahora?! — su compañero preguntó con un miedo enorme — ¡¿Será por haber derribado el satélite que orbitaba la Tierra hace semanas?!

    — ¡Sea como sea, no puede ser nada bueno! — el capitán del barco se estaba preocupando bastante por lo que veía — ¡Disparen una alerta a todo el mundo! ¡Si esa nave apareció de la nada, debe tener una gran velocidad! ¡Que todos la vean antes de que elija aumentarla y desaparezca!

    El soldado ejecutó en su máquina los comandos específicos dirigidos hacia las bases de Rusia, para que luego fueran comunicados al resto del mundo mediante la red de emergencia mundial establecida luego de la caída de los meteoritos. Sintiendo que tenía el tiempo en contra, pese a que dicha nave no había realizado movimientos hostiles hasta ese momento, el marine del ejército se apresuró en enviar el mensaje. Sin embargo, tan pronto como presionó el botón de enviar, algo extraño sucedió.

    — ¡Capitán, la señal está bloqueada! — gritó con miedo.

    — ¡Pero… ¿por qué?! — el capitán no tenía idea de lo que estaba sucediendo.

    — Alguien se está comunicando con nosotros — el soldado dio el aviso, a lo que los tres en la sala miraron con atención — A ver quién es, y qué nos dice.

    Con la mirada puesta en su máquina, el capitán y los dos marines que lo acompañaban en el barco estaban a la espera de que la persona que hubiera interferido con sus sistemas revelara su identidad. Pero pronto se dieron cuenta de que no se trataba de un ser humano.

    — Saludos cordiales a todo el pueblo humano — la voz de Arion, una desconocida para ellos se escuchó a través de los altavoces del barco — Mi nombre es Arion, y provengo del planeta Edagr.

    Tan pronto como escuchó ese nombre, el soldado que estaba sentado frente a la computadora se sobresaltó tanto que cayó al suelo, siendo ayudado por su capitán a levantarse tras haberse golpeado la espalda por el susto que le provocó oír el nombre de ese planeta, el cual coincidía con el que Magnus había revelado en la mañana.

    — No sé qué tanto habrá evolucionado su tecnología, pero debería haber sido capaz de interferir en todas sus comunicaciones — Arion hablaba con gozo en su tono — Con el poder de mis máquinas, sin importar que hablen un idioma diferente al mío, podrán entender mi mensaje de igual manera… He venido a este planeta a devolver una visita a unos “amigos” humanos que lucharon contra mí en el pasado.

    — ¿De qué habla? — el capitán preguntó a la nada, dado a que no había forma de comunicarse con él.

    — Espero que ellos hayan advertido a todo el planeta como se los sugerí, porque esta vez no tengo esa sensación de misericordia que tuve aquel día — Arion dejó salir una pequeña risa breve tras esas palabras — Acabo de descubrir con horror que ustedes han dejado este planeta en muy malas condiciones, y eso es algo que no puedo dejar pasar. Se suponía que este planeta iba a ser mío, pero ustedes lo arruinaron — una pausa de treinta segundos tuvo lugar — Por eso, tomé la decisión de destruirlo por completo. Mi nave está preparada para hacer pedazos un planeta, pero si ustedes lograron causar un daño tan grave a su ecosistema, entonces imagino que no se habrán quedado atrás. Además, hay un adicional. Yo ya he asesinado a un par de humanos en mi planeta, pero en mi estudio de su longeva historia, aprendí que ustedes también se asesinaban entre ustedes. Así que, estoy en condiciones de decir que tanto ustedes como yo somos asesinos.

    — Capitán, ¿de qué habla este tipo? — con una voz temblorosa, uno de los soldados miró a su capitán.

    El rostro de aquel hombre era pálido como el papel, dado a que las cosas que acababa de escuchar de la boca de aquel ser lo dejaron sin la capacidad de reaccionar. El procesar todas las cosas que alguien así había dicho a través de sus sistemas de comunicación, y en un momento como ese, era algo imposible para él. Su soldado esperaba una respuesta a su pregunta, pero no se sentía en condiciones de dársela por el miedo que tenía.

    — Yo… yo… — no sabía qué decir.

    Luego de un breve momento de silencio, el ser que se comunicó con ellos y con otros más decidió hablar y dar un último mensaje.

    — Que el mejor asesino gane — tras haber pronunciado esas palabras, los sistemas de comunicación regresaron a la normalidad.
     
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    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Saludos amigo, este capítulo me ha gustado muchísimo, mucho más que los anteriores. Sé que los previos eran más de transición, por lo que es lógico. Sin embargo, éste ya pone las cartas sobre la mesa y me han encantado varios detalles que ha tenido. Así que comenzaré a comentarlos.

    Wagner recibirá su prótesis tras una conversación un tanto breve y seria con su líder Magnus, algo que no gustó al propio joven, que parecía querer hablar más. Está claro que Wagner tiene un largo camino por recorrer tras todo lo que le ha sucedido, yo diría que debe reencontrarse a sí mismo y encontrar nuevos propósitos para vivir, si sobrevive a la guerra.

    Luego vemos que Ace regresa la base donde se encuentra casi todo el equipo. El comandante decide revelarles dos noticias, una más buena y otra más mala. La buena resulta ser buena principalmente para Michael y Gwyn (que alegría me hace que sean los elegidos), quiénes por orden de Magnus, han sido nombrados comandantes de Zenith y por ende tendrán un escuadrón para cada uno. Y esa es la mala, que al tener equipos, deberán separar sus caminos. Pese a que es difícil de asimilar para todos, especialmente para quiénes han pasado mucho tiempo juntos, comprenden que es lo lógico. Tras esto, quedan en irse a comer para hacer una especie de festejo/despedida a mi parecer.

    Parece que Arion ya se encuentra próxima a la Tierra, concretamente se esconde tras la Luna. Y tras realizar un análisis planetario descubre que la vida en la Tierra para los edagrianos no sería posible, por lo que se lo comunica a su padre, quién le da vía libre para aniquilar a la humanidad. Arion lo celebra porque al fin y al cabo, es lo que quería. Maldito :v

    Finalmente, el edagriano llega a la Tierra e interfiere las comunicaciones de un buque naval ruso, en el que su capitán Renji no está al encontrarse en su día libre. Un capitán provisional es el encargado de detectar la nave alienígena, la cuál contacta con ellos e inutiliza sus armas. Arion parece dirigirse a toda la humanidad cuando revela que ha venido con intenciones hostiles y que tiene poder de destrucción planetaria en su nave, lo que suena aterrador. Los tripulantes de ese barco temen lo peor y más cuando unas horas antes habían recibido la alerta de Magnus a todo el mundo sobre los edagrianos.

    Parece que la guerra, aunque sea ahora mismo un solo edagriano contra toda la humanidad, ya ha dado comienzo. Muero por ver que ocurre a partir de aquí, amigo mío.

    Hasta la próxima.
     
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    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

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    Título:
    La Gran Catástrofe VI Unidos en la Extinción
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    47
     
    Palabras:
    8516
    Saludos a todos los lectores de la historia. La semana pasada publiqué un poco después del día habitual y ahora toca publicar un poco antes a causa de que tengo un par de cosillas que atender el sábado, y prefiero dejarme el viernes disponible :)

    Quiero agradecer como cada semana a mi gran amigo Manuvalk por sus comentarios en la historia y su fidelidad a este pequeño gran universo ficticio. Siempre es un placer leer sus comentarios a la historia, y el fin de semana pasado lo he pasado muy bien leyendo en simultáneo con él por Discord :char:. Duele un poco que esta semana no se podrá :( pero estoy seguro de que pronto vendrán otras ocasiones en donde será posible :) . Por lo que mi deseo para él en este finde es que disfrute del capítulo actual, y que ojalá los próximos sean para él una sensación tan placentera como lo es para mí entrar al foro y recibir la alerta de sus comentarios :bulbi:

    Como suelo hacer cada cierto tiempo, la guía de personajes de mi blog está actualizada. La cronología la actualizaré después del capítulo siguiente o del próximo a ese, ya que creo que los días entre este capítulo, el anterior y el que le sigue están muy cercanos.

    Sin más que decir, les dejo el capítulo :)

















    El golpe más doloroso:

    Abel se encontraba encerrado en su oficina sin utilizar su computadora de escritorio ni su celular. El líder de Black Meteor estaba muy ocupado analizando una carpeta física donde tenía acceso a los perfiles académicos de varios ciudadanos de su país, los cuales tenían pensado presentarse para ser candidatos a líderes de Black Meteor tan pronto él se retirase. Sabía que alguien como Magnus no le permitiría siquiera participar en dicha votación cuando llegara el momento de su realización, pero él haría todo lo posible para analizar minuciosamente a cada uno de los candidatos para tener la tranquilidad de que su país no quedaría en las manos de un incompetente.

    De repente, sintió como varios golpes se producían en su puerta, y con un grito, indicó a la persona del otro lado que entrara. Una vez que dio la orden, Abel levantó la cabeza y vio que dos de sus trabajadores entraron a su oficina con una cara de preocupación, sentimiento que contagió al líder.

    — ¿Qué está sucediendo? — Abel creyó que debía tratarse de algo importante para ser interrumpido de esa forma.

    — Señor, tiene que ver esto — uno de los que entró le hizo un gesto con la mano para que se levantara.

    Sin saber a qué podrían referirse sus dos empleados. El líder se levantó de su asiento y los siguió a ambos hasta una habitación en donde había varios monitores mostrando imágenes de las noticias que transcurrían alrededor del mundo. Cuando puso su vista en uno de ellos, Abel notó que por la pantalla se podía ver una estructura gigantesca en el cielo, volando a una altura muy baja y a una velocidad muy corta. Como si se tratara de un avión, pero muchísimo más grande.

    — ¡¿De dónde salió eso?! — el líder de Black Meteor no sabía qué hacer al respecto.

    — ¡Acaba de entrar en nuestra atmósfera, y anunció que vino a destruir nuestro planeta! — otro de sus hombres lo puso al corriente — ¡¿Qué sugiere que hagamos?!

    — ¡¿Cómo que destruir nuestro planeta?! — no lo creyó al escucharlo.

    — ¡Esas fueron sus palabras! — el otro de los empleados le mostró un archivo de audio, el cual comenzó a reproducir para él.

    Abel pudo escuchar gracias a la grabación la voz de aquel ser, quien prometió a la humanidad la destrucción tras haber anunciado su llegada. Lo que más llamó la atención al líder de Black Meteor era el hecho de que quien iba a bordo de dicha nave se jactaba de haberse encontrado con algunos humanos en el pasado, pensando directamente en lo que Natasha le contó cuando se comunicaron por última vez en antes de que ellos desertaran. El pensar en eso llenó de miedo al líder, quien sabía que había cometido un error muy grande al no haber hecho caso a los soldados que le advirtieron, y que, por consecuencia, una nave que podría ser la primera de muchas a su punto de vista se encontraba en el planeta Tierra.

    — ¡Abel, ¿qué haremos?! — preguntó otro de los hombres que estaba en el lugar.

    — ¡Tenemos que salir del agua y ordenar una evacuación de todos los ciudadanos del país en las naves espaciales! — fueron las órdenes de Abel para ponerlas en marcha lo más pronto posible — ¡Black Meteor no tiene aviones o barcos de combate para pelear contra él! ¡No sé qué tan poderosos serán los ejércitos del mundo, pero si no lo logran detener, tendremos que estar listos para escapar!

    — ¡¿Escapar?! — su trabajador no podía creer lo que escuchaba — ¡¿Quiere decir que este es el final?!

    — Eso está por verse…

    Con gran miedo, Abel regresó a su oficina para encender las máquinas y avisar a todos los civiles y militares de su país sobre la evacuación que él iba a llevar a cabo. La nave que acababa de ver era de gran tamaño, y tenía muchas dudas sobre si los ejércitos de otros países podrían acabar con ella. Sin ganas de lamentarse cuando llegara el tiempo de averiguarlo, el líder encendió todo lo que tenía y comenzó a dar la alerta a nivel nacional sobre el plan de evacuación.

    […]

    — Vaya… ya han llegado los primeros jugadores — Arion observaba a través del holograma como un conjunto de veinte aviones militares se acercaba a su posición.

    Luego de haber dado el anuncio a toda la humanidad, el hijo de Hark condujo su nave hacia el continente americano, tomando su entrada por el lado norte, estando en el momento en el que vio los aviones por encima de Canadá. El ejército de dicho país junto al ejército de los Estados Unidos mandó los aviones más veloces para interceptar la nave y atacarla. El plan no era destruirla y que se precipitara sobre el continente, por lo que los pilotos no podían hacer nada más que guiar al invasor hacia el océano, ya fuera el Pacífico o el Atlántico, y una vez allí, utilizarían barcos y aviones de mayor poder para eliminarlo.

    Eso no impidió a los humanos dar el primer ataque. Cada uno de los veinte aviones se puso en dos filas de diez cada uno, e inmediatamente después, lanzaron misiles para que explotaran sobre la cubierta de la nave del invasor.

    Arion pudo verlos gracias a la potencia de la cámara que tenía incorporada su nave, y luego de analizar mejor el tamaño de los proyectiles disparados en su contra, optó por quedarse en su mismo curso. Los misiles impactaron en simultáneo sobre la nave, chocando y produciendo explosiones en el metal que la cubría.

    El edagriano dejó salir una carcajada de arrogancia viendo que el reporte de daños de su nave de ataque ni siquiera se había ejecutado tras dicho impacto, lo que quería decir que ese ataque no fue nada más que una simple caricia para una nave como la suya.

    — Les dije que venía a destruirlo todo, y ellos no mandan nada mejor — Arion empezó a teclear unos comandos en su máquina — Supongo que debo darles una muestra de mi poder.

    Arion miró fijamente su teclado e introdujo dos comandos de ataque en la máquina central de su nave. Sus órdenes fueron procesadas en menos de un milisegundo, y su nave se preparó para el ataque. Un enorme misil salió disparado de frente en dirección a los aviones que se le seguían acercando.

    Los pilotos de los aviones notaron como un disparo se les aproximaba, y optaron por separarse para mantener precauciones, dado a que podían ver como dicho misil no se dirigía a ninguno de los veinte cazas militares en el aire, por lo que solamente buscaron tener el suficiente margen para maniobrar cuando fuera el momento. Lo que no sospechaban era que dicho misil no necesitaba de impactar contra una estructura para explotar, sino que estaba programado para estallar en un determinado tiempo.

    Cuando el proyectil estuvo en medio de los veinte aviones, este estalló dando paso a una bola de fuego gigante que engulló por completo los primeros veinte aviones de ataque enviados para interceptar la nave edagriana. Varios fragmentos de metal prendido fuego empezaron a caer desde el cielo sobre las ciudades que se encontraban bajo los mismos, provocando miles de explosiones en edificios cercanos, y por lógica, gritos de los civiles que se encontraban allí.

    El primer escuadrón de defensa enviado contra Arion fue derrotado con solo un disparo, y sin poder causar un rasguño contra su nave. Pero eso no fue todo lo que provino desde dicha nave. Unos cinco segundos después, mientras la bola de fuego en el cielo seguía expandiéndose, desde la parte de debajo de la nave se soltó un enorme cubo de un grosor de varios metros, el cual se fue expandiendo a lo largo.

    Dicho objeto estaba hecho de metal, y gracias a la velocidad de lanzamiento, terminó impactando contra el suelo en solo cinco segundos, arrasando con varios edificios en su camino hacia abajo. Una vez que el objeto tocó suelo, se empezaron a escuchar ruidos provenientes de dicho objeto, el cual estaba acoplándose al suelo. Cuando dicho proceso terminó, el objeto metálico disparado por la nave empezó a emitir vibraciones muy potentes en el suelo terrestre sobre el cuál había caído. Gracias a su extensión y grosor, las vibraciones no tardaron más de un minuto en convertirse en terremotos de grado 12 en la escala de Mercalli. La tierra se sacudió con tanta violencia que los edificios alrededor empezaron a colapsar mientras la gente que vivía en la ciudad canadiense que fue escenario del ataque empezaba a ser engullida por el gran movimiento de tierras que se había formado.

    Para mayor susto de la humanidad, el enorme cubo metálico que ya se encontraba en el suelo comenzó a extenderse, y a aumentar también la fuerza de sus vibraciones. Los terremotos se extendían a cada segundo sobre todo el continente, ocasionando una destrucción sin igual a su paso.

    […]

    — ¡Reporte! — Magnus pidió a los ayudantes que se encontraban junto a él.

    El líder de Zenith se encontraba en su oficina junto a una mujer y a dos hombres más, quienes le hacían compañía en el monitoreo de la situación adversa en la que se encontraban. Al igual que Abel, Magnus sabía que su país no contaba con aviones o barcos militares, dado a que todos los esfuerzos de sus gobiernos fueron destinados al desarrollo de naves espaciales, y la escasez de recursos y de mano de obra tras la Gran Catástrofe llevó a que ningún país pudiera tener recursos de ambas clases.

    — ¡Señor, varios drones de los países asiáticos están en el lugar! — la mujer contestó mientras seguía con su vista puesta en una pantalla — ¡Están reportando que la nave dejó caer un enorme cubo de metal, el cual se ancló al suelo y empezó a desatar terremotos!

    — ¡¿Qué han hecho Canadá y Estados Unidos al respecto?! — el líder de Zenith quiso saber si tenía alguna forma de enviarles apoyo.

    — ¡No hay comunicación con sus gobiernos, señor! — un hombre en otra máquina le contestó, poniendo nervioso al líder — ¡Llevo tres minutos sin recibir nada más que silencio!

    — ¡No puede ser! — Magnus golpeó las palmas de sus manos entre sí — ¡¿Acaso ya eliminó dos países con tan solo dos ataques?!

    — ¡Señor, tengo algo, pero no de ellos! — otro de los hombres le notificó algo a su líder — ¡Gran Corea ha enviado barcos y aviones militares a la zona! ¡Tienen pensado destruir la nave, y que se desplome sobre el suelo!

    — ¡Pero si Gran Corea la destruye, terminará matando a mucha gente en América del Norte! — Magnus supo que las intenciones del dictador de esa nación asiática eran claras — ¡No piensa dejar sobrevivientes!

    — ¡Señor, ¿qué quiere que hagamos nosotros?! — la mujer preguntó ante el miedo por lo que podría suceder en el mundo.

    — ¡Si esa nave luego viene hacia aquí y algún país intenta bombardearla con un ataque nuclear, estaremos muertos! — Magnus veía un futuro oscuro para su gente si ese era el caso.

    — ¡Las bombas nucleares fueron prohibidas en el segundo año post Catástrofe! — el hombre quiso convencer a Magnus de que eso no podría pasar.

    — ¡Como si los demás países del mundo fueran a respetar eso! — el líder de Zenith no quiso correr riesgos — ¡Ordena la evacuación de Zenith de inmediato! ¡Tenemos las cuatro naves que hemos construido, y también está la nave xaromitante! ¡Podremos sacar a varios de nosotros y cargar muchas provisiones si ese fuera el caso!

    — ¡¿Y nosotros?! — el hombre quería saber si iban a quedarse allí parados.

    — ¡Esperaremos a ver qué ocurre, pero quiero que los motores del Zenith estén listos para elevarse por si necesitamos rescatar más civiles! — el líder se retiró de la sala, ante la mirada estupefacta de sus tres ayudantes — ¡Regreso enseguida!

    Con gran prisa, Magnus Hotfire corrió por los pasillos de la gran estructura en búsqueda de la sala en donde Wagner se encontraba siendo tratado por los médicos que iban a implantarle un nuevo brazo para que el soldado pudiera pelear. Sin llamar a la puerta, Magnus entró de improvisto en la sala y los doctores se sobresaltaron al verlo. El líder de Zenith se encontraba aliviado al ver que no habían empezado el procedimiento todavía, pero que Wagner se encontraba ya sedado y dormido.

    — Señor… — el médico en jefe se encontraba aterrado por la expresión de Magnus.

    — Por el momento, detengan la operación — Magnus dio la orden de no continuar — Háganme el favor de atar a Wagner a la camilla, y luego vengan conmigo, necesitaré de su ayuda.

    — ¿Por qué? ¿Qué ha pasado? — otro de los médicos se asustó por esa petición tan repentina de su líder.

    — Pronto lo sabrán, por favor, procedan según mis órdenes — el líder de Zenith le echó un vistazo a su soldado, el cual estaba inconsciente sobre la camilla y sin saber lo que estaba ocurriendo alrededor suyo — Lo siento, Wagner, pero tendremos que esperar para poder tratarte.

    Una vez dicho lo que debía decir, Magnus salió de la sala para dejar a los médicos realizar su pedido en paz, para así poder regresar a su oficina y continuar con el seguimiento del ataque realizado por el edagriano invasor.

    Tan pronto llegó, lo primero que hizo fue pedir una actualización del estado de emergencia en la parte norte del continente americano.

    — ¡Reporte! — Magnus repitió esa frase breve.

    — ¡Señor, los drones de Japón y de Arabia están reportando algo aterrador! — uno de los ayudantes se veía muy nervioso al respecto — ¡Los terremotos están subiendo su intensidad, y los volcanes están empezando a hacer erupción! ¡No solo eso, la atmósfera está empezando a llenarse de cenizas! ¡Pronto, no podremos recibir más información de lo que ocurra en el norte de América!

    — ¡Mierda! — Magnus no supo que más decir ante eso — ¡Quiere decir que ese maldito quiere que las cenizas nos asfixien por si los terremotos y las erupciones no acaban con nosotros!

    — ¡La temperatura en el polo norte acaba de ascender dos grados de golpe! — la mujer que estaba con ellos alertó sobre ese fenómeno — ¡Si eso sigue así…!

    — ¡El Ártico que tanto trabajo costó preservar se va terminar derritiendo! — Magnus veía venir un escenario lúgubre para la Tierra — ¡O sea que podríamos sufrir inundaciones!

    — ¡Mierda, ¿de dónde carajo sacó toda esta tecnología?! — uno de los trabajadores se pronunciaba al respecto — ¡¿Cómo le vamos a hacer frente?!

    — ¡No lo sé, pero el ejército de Gran Corea ha llegado! — el otro hombre informó a sus colegas sobre la situación — ¡Estoy atento a los reportes!

    […]

    Usando las cámaras exteriores, Arion logró divisar como desde el mar y desde el aire se estaban acercando flotas enemigas. Estas, a diferencia de las enviadas en primer lugar, eran más numerosas, por lo que el edagriano supo que podría pasar un rato más de diversión con ellos. Viendo que lo mejor sería que no se confiara, se sentó listo para poder realizar maniobras evasivas y de ataque ante la ofensiva que pronto iba a recibir. Arion miró por el holograma, el cual se duplicó en tamaño y le permitió contemplar el escenario tanto en mar como en aire, siendo los aviones los que iban acercándose más a él.

    Desde la cómoda posición de su asiento, el hijo mayor de Hark vio como los aviones dispararon misiles al unísono, acción que pronto fue imitada por los barcos de guerra de Gran Corea. Las explosiones no tardaron en llegar, tanto desde la parte de arriba del casco como desde la parte de abajo. Un enorme número de misiles impactó contra la gran y resistente coraza de la nave, y el número tan repetido de explosiones empezó a agitar un poco la estructura metálica, provocando que el edagriano prestara atención al informe de daños.

    — ¡Informe realizado en dos milisegundos! — una voz robótica habló con él — ¡Daño en la cubierta superior, uno por ciento! ¡Daño en la cubierta inferior, uno coma cuatro por ciento!

    — ¡¿Nada más?! — preguntó retóricamente el edagriano — ¡¿Tanto bombardeo y apenas me hicieron un arañazo?! ¡¿Cómo destruyeron la naturaleza de su mundo con armas tan débiles?! — Arion tenía pensado contraatacar — Veamos si queda un barco a flote luego de que arroje esto…

    Igual que la vez anterior, el hijo del responsable de la liberación de la Gran Catástrofe, dejó caer algo desde su nave, con la diferencia de que esta vez no se trataba de un simple cubo de sismos como el que había arrojado sobre Canadá, sino que era más bien similar a una bomba. Desde el aire, los pilotos de los aviones de la nación coreana vieron como el objeto en forma de bomba estalló en el mar, provocando una explosión de gran tamaño, como si se tratara de una bomba atómica. Desesperado, uno de los pilotos descendió un poco para poder observar lo ocurrido, para encontrarse con un espectáculo horrible. Todos los barcos habían explotado, y trozos de metal ardiendo se encontraban flotando sobre las enormes olas de diez metros de altura que se desataron con dicha explosión.

    — ¡Es un demonio! — tras decir esas palabras, explosiones se escucharon en el aire.

    El piloto que bajó para comprobar el estado de sus compañeros en la marina levantó la vista y pudo ver como los aviones de sus compañeros fueron alcanzados por uno de los misiles que acabó con la flota americana enviada a la pelea. Aterrado al ver que el ataque inmenso no dio ningún fruto, dicho piloto llamó por radio a su superior para anunciar su retiro de la batalla, y también del ejército de su país. El miedo por ver la enorme destrucción ocasionada por dicha nave lo dejó totalmente desmoralizado. No creía que ganar la batalla fuera posible, por lo que tomó su avión y se marchó hacia el continente africano, sabiendo que, si ponía un pie sobre Gran Corea, iban a ejecutarlo por deserción.

    […]

    — ¡El ejército coreano se marchó, y la nave sigue en pie! — el hombre que realizó el seguimiento comunicó lo ocurrido a sus compañeros.

    — ¡Imposible! — Magnus se sintió superado por dicha noticia — ¡¿Y qué está ocurriendo con los volcanes en erupción?!

    — Señor, los drones de Arabia y Japón ya no pueden ver nada — la mujer bajó la voz por lo desanimada que estaba — La ceniza los cubrió por completo. Ya no podemos recibir imágenes de ese país… Y la temperatura del Ártico volvió a ascender. Ahora tiene tres grados más que antes.

    — No… — Magnus supo que eso solo podía significar una cosa — Y este tipo aún no ha pasado al otro lado del mundo… Cuando lo haga, desatará el caos por completo en todos los continentes.

    — ¿Qué tiene pensado hacer? — el hombre notó que su líder estaba marchándose.

    — Evacuación total — Magnus contestó rápidamente — La Tierra va a morir, y si no nos vamos rápido, seguiremos el mismo destino… Hablaré con los comandantes Lakor, Umcali y Fairin y con otros oficiales de la milicia para que acudan a los puntos de extracción. Nosotros también nos moveremos de esta área remota. Hay que salvar a la mayor cantidad de soldados y civiles posibles.

    Con el pesimismo de la derrota encima, Magnus se retiró de la sala de nueva cuenta, para así poder dirigirse a hablar con los oficiales de rango más alto que quedaban en su ejército. Supo que, si anunciaba una evacuación total, la gente de su país perdería el control por completo y se generarían revueltas para poder tener un lugar en las naves que abandonarían el mundo, todo para no quedarse atrás en un planeta que, según las palabras de Magnus, iba a encontrarse con su muerte pronto.

    […]

    — ¡Ace! ¡Ace! ¡¿Me recibes?! — Magnus gritó desesperado a su comandante, el único con vida tras la muerte de los demás.

    — ¡Así es, estoy con el resto de mi equipo! ¡¿Qué sucede?! — Lakor creyó que algo importante debía estar ocurriendo para que su líder se desesperara de tal manera.

    — ¡Escucha, tienes que dirigirte con todos los demás soldados a la posición indicada en el mapa de tu dispositivo! — Magnus lo alertó sobre lo que estaba ocurriendo — ¡Tenemos que evacuar a toda la población de nuestro país rápido!

    — ¡¿Evacuar?! — Michael, quien estaba junto a su compañero, no pudo evitar sentir curiosidad al respecto — ¡¿Cuál es la emergencia?!

    — ¡Estamos siendo atacados por un edagriano! — el grito de Magnus sonaba muy desesperado — ¡¿No han visto las noticias?! ¡El mundo está siendo destruido por él, tenemos que aprovechar el momento para irnos mientras está distraído luchando en el continente americano!

    — ¡¿De dónde salió un edagriano?! — Agustina no parecía entender nada.

    — ¡No tenemos tiempo para explicar esto! — Magnus levantó la voz más que antes — ¡Les enviaré el audio que hemos grabado antes del ataque, ustedes solamente acudan a las coordenadas que les indiqué, la nave xaromitante los está esperando a ustedes! ¡La gente perderá la cabeza por la evacuación, y necesito que ustedes la controlen! ¡No se preocupen por sus familias, yo ya les avisé y me aseguré de darle a los soldados sus nombres para que los dejen subir! ¡Si llegan, estarán a salvo! ¡No tarden demasiado, no sabemos cuánto tiempo durará este tipo en el otro extremo del mundo hasta que se canse!

    Luego de un mensaje dado de forma rápida, Magnus cortó comunicación con todos ellos. Sin saber de qué estaba hablando, debido a que los soldados habían estado en un restaurante comiendo cuando se produjo la llegada de Arion a la Tierra, Ace se encargó de reproducir el audio que Magnus le envió una vez que su advertencia terminó. Fue allí como todos lograron comprender lo que sucedía alrededor suyo.

    — Saludos cordiales a todo el pueblo humano — la voz de Arion se escuchó a través del dispositivo de Ace, para que todos los demás soldados la escucharan — Mi nombre es Arion, y provengo del planeta Edagr.

    — Esa voz… — Natasha sintió como su cuerpo temblaba al oírla.

    — Es él, sin dudas — Xander no olvidó jamás el tono del ser que mató a dos de sus compañeros en una batalla que habían tenido en el pasado.

    El resto del equipo de soldados de Zenith continuó escuchando la grabación, en la que Aurio aseguró que él se encontraba en la Tierra para acabar con sus vidas. El hecho de que en su amenaza mencionara cosas tales como que el planeta iba a ser suyo en el futuro, dieron a entender que las cosas que escucharon de parte de Kenegar cuando tuvieron la oportunidad de encontrarse con él no eran una exageración. Si bien, no se trataba de Hark, era obvio que él estaba bajo órdenes suyas para poder cumplir el objetivo que los meteoritos no pudieron en el pasado.

    — Esto quiere decir que ellos ya están aquí, y que están destruyendo a la Tierra para exterminarnos al no poder quedársela para ellos — Ace finalmente comprendió la situación que Magnus le contó — Entonces… eso de la evacuación es verdad.

    — No… no puede ser cierto — Thomas se llevó las manos a la cabeza — ¿En serio nos tenemos que ir de la Tierra? ¡¿No hay nadie en el mundo que le pueda hacer frente a ese monstruo?!

    — ¡Y nuestras familias! — Agustina se preocupó por sus padres y por sus tíos — ¡Magnus dijo que se salvarían si lograban llegar al punto de evacuación! ¡Pero eso quiere decir que si no llegan…!

    — ¡No, no puede ser posible! — Gina compartía ese sentimiento de angustia de su compañera — ¡Mi madre está en Black Meteor! ¡Ella quizá no sepa lo que está ocurriendo, y si Abel no hace lo mismo que Magnus, ella va a morir!

    — ¡Escuchen, tenemos una orden que cumplir, y no podemos quedarnos aquí! — Ace notó como el pánico empezó a invadir a sus compañeros — ¡Hay que ir al punto de evacuación antes de que la gente no nos deje avanzar! ¡Si no lo conseguimos, seremos nosotros quienes moriremos aquí!

    — ¡Pero nosotros todavía tenemos familia en Zenith! — Gwyn contestó con agresividad a su amigo — ¡No podemos dejarlos así nada más!

    — ¡No los dejaremos, Magnus ya les avisó sobre la evacuación! — Ace quiso tranquilizar a sus amigos — ¡Miren, sé que es una situación inesperada, y que ustedes tienen miedo por sus familias! ¡Pero quedarnos aquí a ponernos en peligro no los salvará! ¡Sé que ellos estarán a salvo, y si quieren tener la oportunidad de volverlos a ver, ustedes tienen que venir conmigo para que tengamos un lugar fuera de la Tierra!

    Pese a que las palabras de ánimo de Ace no eran las mejores que él pudo elegir, todo eso debido al hecho de que él no tenía familia que perder, ya que la única familia que a él le quedaban eran sus amigos, todos los soldados en el equipo hicieron caso a la orden del comandante de más antigüedad en el país.

    Habiendo dos vehículos y siendo un total de diez soldados en el escuadrón, el equipo de Zenith se dividió en dos escuadrones de cinco integrantes. Xander, Gina, Casey, Thomas y Gwyn irían en el primer vehículo; mientras que Ace, Natasha, Agustina, Michael y Alicia abordarían el segundo. Sin tiempo que perder debido a lo crítica que era la situación según Magnus, los soldados empezaron a marchar hacia el punto en el que la nave xaromitante los estaría esperando para realizar la evacuación de varios de los ciudadanos del país.

    Los nervios ante una posible muerte se apoderaban de ambos, y más que nada de los soldados de Black Meteor, quienes dejaron a sus familias atrás para poder pasar al bando del Zenith con el objetivo de detener una guerra. Por haber tomado esa decisión, sus familias estarían en grave peligro, dado a que no tenían forma de saber si Abel estaba enterado de la invasión de Arion.

    Otra cosa que encendió la culpa en todos ellos era el hecho de que Arion, el edagriano que los estaba atacando según el audio que acababan de oír, mencionó que en su planeta ya se había enfrentado a un par de humanos y los había asesinado. Claramente, se refería a las muertes de Paul e Isac. No solo el asesino de sus compañeros se encontraba en su planeta y no podían ir a enfrentarlo, sino que también estaba trayéndoles la destrucción total.

    Michael, quien se encontraba de copiloto de Ace en el vehículo que ellos tomaron, se dio a la tarea de acceder a internet para investigar mucho más sobre la supuesta nave que había llegado. Cuando vio la información que había en línea, fue que sintió un escalofrío en su cuerpo.

    — ¡Magnus no exageraba! — Michael advirtió a sus compañeros sobre la situación en la que estaban — ¡La nave edagriana ha acabado con varios ejércitos de Asia, y según las noticias, ya se encuentra en Rusia!

    — ¡Pero Magnus dijo que él estaba en América, ¿cómo llegó tan rápido de un lugar a otro?! — Ace no podía creer lo que su compañero le decía.

    — Vino en una nave espacial, debe tener la capacidad de viajar de un extremo al otro del mundo en un segundo si así lo desea — Alicia no quiso gritar para no generar distracciones en su compañero al volante — Michael, deberías advertirle a Melody. Si Magnus nos quiere en la nave xaromitante, quiere decir que podría estar esperándonos antes de dar el anuncio de la evacuación en dicha nave. Ella debería saber de esto para que tenga una oportunidad de escapar.

    — Claro, la llamaré — el soldado dejó de mirar las noticias para contactarse con su compañera.

    Michael marcó desesperadamente al dispositivo de Melody, rogando para que ella lo tuviera encima, de manera tal que pudiera advertirle sobre la situación tan crítica en la que estaban. Luego de un intento por comunicarse que no dio sus frutos, Michael lo volvió a intentar, solo para volver a recibir silencio de parte de su compañera. No obtuvo ninguna clase de respuesta, lo que hizo que todos en el vehículo, con excepción de Natasha, quien no tuvo la oportunidad de interactuar con ella, se sintieran nerviosos al respecto.

    […]

    Lathan se encontraba dormido en una celda, cuando el sonido de varios gritos de hombres y mujeres lo sobresaltó. El joven espía retenido en Zenith se despertó y luego de frotarse los ojos en señal de cansancio, prestó atención a todo el ruido que se oía. Poco tiempo después, a los gritos se les sumaron disparos. El no saber qué estaba pasando afuera asustó un poco al joven prisionero, que, por primera vez, dio las gracias por estar en la seguridad de su celda.

    Cuando escuchó pasos acercarse a él, sintió un miedo terrible, el cual incrementó cuando vio al comisario abriendo la puerta que conectaba el pabellón de celdas donde él se encontraba en soledad con el resto de la comisaría grande. Se tranquilizó un poco cuando el guardia empezó a abrir la puerta de su celda con una llave, pero eso no quitaba todos los gritos y disparos que oía.

    — ¿Qué sucede afuera? — preguntó el chico, muy confundido por el griterío.

    — Una nave ha llegado del espacio y está atacando a varios países del mundo — el guardia finalmente le dio acceso a la salida — Por ahora no está sobre nosotros, pero no durará para siempre. Así que quiero irme antes de que eso pase.

    — ¿Una nave? — Lathan preguntó saliendo de la celda — ¿Es a esto a lo que tenemos que sobrevivir? — recordó las palabras que su amigo le había dicho al visitarlo.

    — Está claro que es a esto mismo — el comisario lo tomó de la mano y lo llevó a la armería — Pero no será lo último a lo que tengamos que sobrevivir.

    — ¿Por qué me trajiste aquí?

    Lathan veía como varios policías de la estación en donde fue retenido estaban armados con pistolas reglamentarias, mientras que los gritos del exterior y los disparos no cesaban. El joven por un momento creyó que el caos se había apoderado de la gente, y tuvo la idea de que lo iban a hacer enfrentarse a las personas.

    — ¿Sabes disparar un arma? — el comisario le preguntó a Lathan antes de pensar en darle una — Hay una orden de evacuar a la población en naves. Pero somos muchos y no todos entraremos en ellas. Por eso quiero saber si sabes usarlas. Porque vamos a tener que pelear si queremos salvarnos.

    — Que… yo… — Lathan se vio abrumado por la repentina forma en que el comisario le preguntó eso — No, no lo sé.

    — Cierra la armería — decepcionado, el comisario le ordenó a uno de sus policías — Ya que no sabes disparar, vas a conducir uno de los vehículos. Quiero que te concentres solo en la carretera y que no atropelles a nadie si no es necesario. Nosotros te cubriremos por si la gente intenta atacarte.

    — Es que… yo tampoco sé… — Lathan sentía un miedo terrible por eso.

    — ¡Mierda, eres un puto inútil! — el comisario le gritó con enojo — ¡Entonces quédate aquí con toda la gente y púdrete! ¡Nosotros nos vamos!

    Con violencia y frustración por no poder obtener un beneficio de quien fue el prisionero al que debió tener retenido en su celda, el comisario le propinó al joven espía de Black Meteor un golpe en el estómago, el cual tuvo la fuerza suficiente para tumbarlo de rodillas al suelo, causando que empezara a toser por el daño.

    Con dificultad, Lathan luchó para ponerse de pie mientras veía como los policías que quedaban en la comisaría abandonaban el lugar, dejándolo a él en soledad, otra vez. Muchos disparos sonaron en el exterior, junto con gritos de miedo de la gente, y luego, el ruido de vehículos policiales siendo encendidos le dio a Lathan la confirmación de que todos ellos se habían ido.

    Al momento de salir a la calle, Gunner vio a muchas personas correr dispersas como locas. La aparente noticia de una nave atacando el mundo, la cual él no escuchó de forma oficial, sino que le fue contada por otros, debió haberlos asustado demasiado. Sin saber a dónde dirigirse, Lathan empezó a correr por los lugares por donde hubiera menos gente, tal y como su experiencia de infiltrarse sin ser descubierto le había enseñado.

    En solo quince minutos, el infiltrado de Black Meteor de nuevo en libertad se encontraba solo. Aprovechando el silencio, intentó hacer memoria para poder descifrar cuáles serían los puntos del país en donde la gente podría ser extraída en las naves espaciales que Zenith disponía. Sin muchas ideas, el soldado pronto se vio corriendo al norte, recordando que había una base militar un poco aislada de otros edificios, donde una nave de gran tamaño tendría terreno para poder despegar.

    Tras unos veinte minutos a paso lento, pues la comida de la prisión no era del todo nutritiva, y los golpes que le daban los guardias de vez en cuando le impedían correr a gran velocidad, el chico se detuvo cuando oyó el ruido de un vehículo acercándose. Al darse la vuelta, vio que no era solo uno, sino que detrás venían unos diez más. Creyendo que podría ser su oportunidad para salvarse, decidió pedir una parada a los que iban allí, sabiendo que estando solo, sería probable que se detuvieran.

    Su corazonada fue correcta, y uno de los vehículos se detuvo frente a él, mientras que otros simplemente lo adelantaban. Una chica que era casi de su edad, quien era la que tenía el volante, lo miró y supo que él debía estar perdido, por lo que le permitió subir al vehículo.

    — Gracias — Lathan dijo mientras subía al vehículo junto a algunos otros civiles que había allí — ¿Se dirigen hacia las naves de evacuación?

    — Así es — la chica que iba acompañada de civiles le respondió — Tuviste suerte de que te encontráramos. A pie probablemente no habrías llegado.

    — Es verdad, y también tengo suerte de no tener que ir solo — Lathan miró a la gente del vehículo, dándose cuenta de que eran dos niños pequeños y un hombre y una mujer de edad adulta, sin contar a la conductora — ¿Cómo te llamas?

    — Melody, ¿y tú? — preguntó la soldado que iba al volante.

    — Lathan — el chico respondió, para luego mirar a los demás tripulantes del vehículo.

    Con el chico a bordo del auto, Melody, quien viajaba junto a su familia, arrancó el vehículo para poder acudir a gran velocidad hacia el punto de extracción. No tardó mucho tiempo en alcanzar la caravana de vehículos que viajaban por delante, tiempo que el infiltrado de Black Meteor aprovechó para conocer al resto de los pasajeros.

    […]

    Varias estaciones de misiles de Medio Oriente se encargaron de disparar frenéticamente en contra de la nave edagriana que pasaba por encima de sus cabezas. Arion sentía los golpes que hacían vibrar ligeramente su nave, pero no respondía ante un ataque como ese, dejando llegar los ataques para ver si finalmente alguien lograba ponerlo en dificultades tras haber eliminado a los ejércitos de China, Vietnam y Gran Corea.

    — Daño en la cubierta superior, dos por ciento — la voz robótica daba la información al edagriano invasor — Daño en la cubierta inferior, siete por ciento.

    — Vaya, ya era hora — Arion se sentó recto en su asiento para poder prepararse para el ataque — Tenían razón cuando me decían que la Tierra era un planeta grande, solo me queda un generador de sismos. Supongo que ahora estoy en el centro de esta gran masa de tierra, así que podría lanzarlo aquí.

    Arion, sin disponerse a perder más tiempo, accionó los comandos necesarios, y tal y como pasó en su primer ataque en Canadá, su nave dejó caer un enorme cubo metálico que fue expandiéndose a medida que caía. Usando el sistema de hologramas y de cámaras de su nave, siguió la trayectoria del generador hacia el suelo, notando como las tropas le disparaban en un intento de destruirlo, inútilmente, puesto a que los misiles no hacían poco más que desviarlo de la zona objetivo del impacto.

    Llegó el momento en el que dicho artefacto cayó a tierra firme, aplastando todos los edificios y personas que se encontraban en su camino. Y luego de estar en donde debía, las vibraciones dieron inicio. Los terremotos empezaron, esta vez con menor intensidad que en Canadá, la cual fue aumentando poco a poco, hasta convertirse en sismos de tierra tan violentos que empezaban a destrozar los edificios que eran alcanzados por el mismo. Pese a que países de gran poder económico habían preparado edificios anti-sismos, estos no pudieron hacer nada más que aguantar un par de minutos más que aquellos que los rodeaban.

    Arion notó como todos los ataques que su nave recibió tras haber cruzado una gran cantidad de terreno se detuvieron, por lo que asumió que el generador aplastó a toda la resistencia que tenía en el momento de llegar.

    — Que débiles que son, ni siquiera en su planeta me pueden hacer algo — Arion pronto empezó a aburrirse — No esperaba que le hicieran competencia a mi nave de ataque, pero al menos creía que tendría alguna clase de problema. Al final, no valió la pena haberlos perdonado en aquel entonces. Debí haberlos matado.

    Sin más intenciones de quedarse a pelear contra los humanos, puesto a que consideraba que los generadores de sismos se encargarían de matar a todos los humanos de la Tierra ya sea con los terremotos o con el cambio climático que se pudiera generar con las erupciones volcánicas, Arion le hizo una pregunta a su asistente virtual.

    — ¿Cuántos misiles me quedan? — tenía pensado utilizarlos todos y luego marcharse.

    — Tres misiles restantes — la voz robótica que lo acompañaba le brindó esa información al edagriano.

    — Gasté demasiados con los de más atrás — se refería a los ejércitos asiáticos caídos — Bien, vamos a utilizarlos, y luego volveremos a Edagr.

    El holograma de su máquina le mostró el resto de las zonas del mundo que todavía no habían sido atacadas por el hijo mayor de Hark, y así fue como eligió sus tres objetivos. El primer misil caería en el sur del continente africano, el segundo caería en el norte de dicho continente, cerca de la frontera con Europa. Y para finalizar, su tercer misil sería lanzado justo en un país que él desconocía, se estaba preparando para ser evacuado, tratándose de Zenith.

    Su viaje hacia África no demoró casi nada, logrando pasar en tan solo medio segundo desde los países del Medio Oriente hacia el sur de su destino. Algo que notó fue que las cenizas de los volcanes en erupción estaban haciendo su trabajo, debido a que el viento del planeta Tierra las había llevado hacia su posición.

    — Aquellos que sobrevivan al misil, morirán ahogados o asfixiados por las cenizas — Arion pensaba en eso antes de disparar — Si yo supiera que me espera algo como eso, buscaría ser alcanzado por el misil. Me gustaría quedarme a ver como mueren todos, pero su ambiente sin todas las cenizas ya es lo suficientemente tóxico para alguien como yo.

    Sin más ganas de perder el tiempo, Arion dejó caer el primero de los tres misiles, el cuál no tardó en estallar, arrasando con una enorme porción de terreno en África del sur, mientras una bola de fuego y humo se formaba en el lugar. Viendo como las cenizas cortesía de los volcanes del mundo estaban empezando a aumentar su densidad, Arion puso la nave rumbo a su siguiente objetivo.

    […]

    La caravana de vehículos militares en la cual iban Melody y Lathan se detuvo abruptamente. La soldado frenó de golpe, causando que la inercia del movimiento sacudiera un poco a sus familiares y también al pasajero que había recogido en su trayecto hacia las naves que los sacarían del planeta.

    — Melody, ¿qué ocurre? — su madre se golpeó un poco la cabeza, y de no ser por el cinturón de seguridad, el daño habría sido mayor.

    — Hay gente que se acerca a nosotros — la chica señaló al frente.

    — ¿Qué? — Lathan no sabía a qué podría referirse.

    Quien fuera espía para Black Meteor echó un vistazo al frente, y pudo corroborar que la chica tenía la razón. Una gran multitud de gente corría hacia ellos, formando una horda por la cual no se podía ver un solo hueco. La soldado de Zenith que estuvo junto al grupo que descubrió las respuestas no tardó en sacar conclusiones al respecto.

    — ¡Quieren quitarnos los vehículos! — Melody se asustó al verlos avanzar hacia ellos.

    — Por eso el comisario estaba tan desesperado — Lathan contestó, recordando la forma en la que fue tratado tras ser liberado de la celda — ¿Qué haremos?

    — Melody, llévate a tus dos hermanos lejos de aquí — su padre le dio una orden a su hija — Sálvate, y sálvalos a ellos.

    — ¡No, papá, ya les dije que nos íbamos a escapar todos! — la chica se rehusaba a dejarlo a él y a su madre allí.

    — Melody, mira esa enorme cantidad de gente — su madre apoyó el plan de su esposo — No habrá manera de que logremos cruzar a salvo entre ellos. Tu padre y yo tomaremos el vehículo y conduciremos directo a ellos para llevarlos por una dirección. Tú y el chico llévense a tus hermanos de aquí. Pónganse a salvo. Si corren lo suficientemente rápido, es posible que logren evadir ese atropello por el costado.

    — ¡No! — uno de los hermanos de Melody compartía el sentimiento de la chica — ¡No queremos perderlos! ¡Mamá, papá!

    — ¡Lathan, hazlos entrar en razón! — el padre de familia le habló al joven con confianza.

    — Lo siento, chicos, Melody… pero no habrá forma de que escapemos de ellos — Lathan no tenía problemas en sacrificar a ese hombre y esa mujer para salvarse — Ellos quieren el auto. Si los evadimos, nos seguirán. Si escapamos a pie, una vez que tengan lo que deseen, nos dejarán en paz.

    — Es lo mejor, Melody, por favor — su madre quiso forzarla a obedecer — Hazlo por tus hermanos. Ellos merecen vivir una vida más larga. Tu padre y yo ya vivimos lo suficiente.

    — ¡Mamá…! — Melody sentía como sus lágrimas empezaban a brotar de sus ojos — ¡De acuerdo! ¡Me llevaré a mis hermanos, pero ustedes no tienen por qué morir! ¡Salten del auto cuando estén cerca de la gente, y luego escapen como puedan! ¡Sé que pueden hacerlo!

    — Lo intentaremos, hija — el padre de la soldado pronto se despidió de ella.

    Lathan se bajó del auto junto con todos a bordo de este. El joven soldado veía como la gente se acercaba mucho más, empezando a sentir algo de apuro al ver que el tiempo se reducía para ellos. Melody y sus hermanos menores se despedían de sus padres en el caso de que estos no pudieran escapar de la multitud de gente furiosa que quería alcanzar uno de los vehículos para poder llegar más pronto que nadie a la zona de evacuación.

    Una vez que la despedida estuvo hecha, Melody le pidió a Lathan que cargara a su hermano más pequeño, mientras ella cargaría al mayor de los dos.

    — ¡Te agradezco esto, Lathan! — Melody lloraba sin mirar atrás al correr — ¡No podría haber hecho esto sola!

    — ¡Escucha! — Lathan quiso dejarle algo en claro — ¡No tengo mucha fuerza y resistencia como para seguir así por mucho tiempo! ¡Así que tan pronto como crucemos este montón de gente, tendré que bajar a tu hermano!

    — ¡Descuida, lo que estás haciendo ahora mismo es más que suficiente! — la chica respondía con amabilidad, pese a tener que hacerlo a los gritos.

    Mientras los dos jóvenes corrían hacia un costado para poder apartar a los niños de la horda, los padres de Melody tomaron el auto y aceleraron en dirección a la misma, esto con el objetivo de atraer a la mayor cantidad de gente posible hacia ellos y así darles tiempo a los dos jóvenes a escapar.

    Los otros militares que iban con sus familias, pese a haber visto que Melody y Lathan bajaron del primer vehículo con niños pequeños, interpretaron eso como una señal de que iban a atropellar a la gente para poder pasar a través de toda esa multitud.

    Melody rogaba que la acción imprudente y criminal de los militares que iban en la caravana con ella sirviera para que sus padres tuvieran tiempo para correr y ponerse a salvo luego de saltar del vehículo. Pero mientras pensaba en eso, un ruido fuerte que resonó a la distancia la detuvo en seco.

    — ¡¿Qué mierda fue eso?! — Lathan, con el niño en brazos, se volteó para ver lo sucedido.

    Todos los presentes, incluidos aquellos entre la muchedumbre gritaron con horror cuando vieron una enorme nube de humo ascender al cielo. Eso les dejó a todos en claro que la nave edagriana estaba cerca de su posición, y sus sospechas se confirmaron cuando, de un segundo para el otro, dicha nave apareció en el cielo justo sobre ellos.

    El observar una estructura de un tamaño colosal por encima de sus cabezas los llenó de miedo a todos, y fue así como la multitud de gente empezó a separarse y la horda quedó reducida a unos pocos que seguían con el objetivo de poder robarse un vehículo militar, mientras que otros empezaron a correr dispersos con el fin de alejarse en el caso de que dicha nave intentara disparar en contra de ellos.

    — Es mucho más grande que la nave xaromitante — Melody habló en voz baja y con un miedo terrible, para luego mirar a Lathan — ¡Corre, ahora! ¡Tenemos que alejarnos de aquí y ponernos a salvo!

    Sin saber qué responderle, Lathan simplemente se limitó a seguirla, cargando junto con el hermano menor de la soldado que le había dado la oportunidad de llegar lejos en su camino. Los gritos de la multitud se acrecentaron conforme pasaba el tiempo, y también pudieron escucharse disparos de algunos militares que iban armados, enfrentándose a las personas que estaban lo suficientemente aterradas para poder tomar uno de los vehículos.

    Cuando Lathan y Melody volvieron su vista hacia la aglomeración para buscar a los padres de la chica, pudieron escuchar el ruido de un zumbido, algo bastante aterrador para ambos. Al levantar la vista al cielo, notaron que la nave estaba perdiendo altura, y permaneció así durante unos diez segundos, hasta que finalmente se detuvo. Lo siguiente que escucharon llenó de terror a ambos soldados, dado a que era el sonido de un objeto pesado cortando el viento. A poner sus ojos en el cielo, pudieron ver que un objeto similar a una bomba fue arrojado contra ellos, y que iba a caer justo en su posición.

    — ¡Mamá, papá! — Melody gritó queriendo alertarles, cosa que no serviría de mucho.

    — ¡No! ¡Esto no puede estar pasando! — Lathan, aún con el niño a sus espaldas, empezó a correr a toda la velocidad que su cuerpo le permitió — ¡No quiero morir aquí! ¡No quiero morir aquí! ¡Ace, ayúdame, quiero volver a verte! ¡Ven a salvarme, por favor! — en medio de la desesperación, el recuerdo de su primer amigo invadió su mente — ¡Rápido, no queda mucho tiempo! ¡Por favor!

    Melody, por el gran miedo que suponía correr con su hermano a sus espaldas sabiendo que una bomba caería y sería detonada en su posición, perdió el equilibrio cuando su pie tropezó con una porción de suelo irregular. Esto provocó que tanto ella como su hermano pequeño cayeran al suelo y ambos sufrieron varios golpes y ligeras cortaduras. Lathan frenó en seco cuando el niño que cargaba gritó de horror al ver dicha escena.

    — ¡Hermana, hermano! — gritó mientras extendió su mano hacia ellos.

    — ¡Melody, levántate, rápido! — Lathan pronto se quedó paralizado cuando el ruido de la bomba acercándose al suelo se volvió mucho más fuerte — ¡No… no… espera!

    El último ataque de Arion cumplió con su objetivo. Tan pronto como la bomba que arrojó desde su nave tocó el suelo firme, una explosión colosal tuvo lugar. Una bola de fuego gigantesca recorrió varios metros en la zona, engullendo en su interior tanto a los militares y civiles, con los vehículos incluidos.

    Lathan, Melody y los dos hermanos de la soldado de Zenith vieron casi en cámara lenta como la explosión se expandía hacia su posición, alcanzándolos finalmente, y exponiendo a sus cuerpos a un calor sofocante que terminó por quemar sus pieles, carnes y huesos, convirtiéndolos a ellos cuatro y a todos los demás en dicho terreno en simples cenizas que se desparramaron por toda la zona.

    El fuego se siguió extendiendo, y debido a la gran potencia de la bomba, sumada a la reducción de altura que Arion eligió tomar, ciudades y pueblos cercanos a ese sector también fueron alcanzados, provocando que tanto su gente como sus edificios perecieran en el impacto.

    […]

    Arion vio a través de su pantalla holográfica como el fuego, el humo y las cenizas se extendían por toda la zona que él eligió para que fueran su último blanco de ataque. Satisfecho con el daño que había causado, sabiendo que los generadores de sismos se encargarían de matar a los humanos que él no pudo eliminar, y considerando que no podía hacer otra cosa debido a la falta de más arsenal de ataque, el hijo mayor de Hark decidió dar por terminada su misión de destruir el planeta Tierra.

    Con tres comandos simples que no le requerían ningún esfuerzo, Arion logró poner su nave en marcha hacia el planeta Edagr, para poder festejar con su familia la Extinción que él había causado sobre el planeta Tierra, y que los demás estaban encargados de lograr en otros sectores del universo.

    Su orgullo lo llevó a la necesidad de presumir de su victoria, por lo que se encargó de hacerle saber a su padre, a Varlim y a Ixorum, que él fue el primero en acabar su trabajo.

    — Habla Arion — informó el mayor de los herederos del plan de Exterminio — Ya he arrojado sobre los humanos todas las bombas, misiles y generadores sísmicos que traje. Los terremotos, los volcanes, las cenizas y las inundaciones no tardarán demasiado en acabar con ellos… Así que, ante todos los que me pueden escuchar, declaro al planeta Tierra y a la población humana como extintos a partir de este preciso momento.
     
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  6.  
    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

    Sagitario
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    Hey amigo, como siempre un día más por aquí XD. Yo también disfruté mucho de nuestra lectura en simultáneo y espero hacerlo pronto de nuevo :D
    No quiero explayarme mucho más, así que entraré directamente en materia.

    Comenzamos con la situación de Abel, el cual está valorando los candidatos que se han presentado para futuro líder del país. De pronto, dos de sus trabajadores aparecen y le piden que vea algo, lo cual resulta ser la llegada de la nave de Arion. Es entonces cuando Abel se da cuenta de que sus soldados no mentían y viendo lo que planea el edagriano, el aún líder de Black Meteor organiza una huida masiva con naves espaciales. Debo decir que lo veo un poco precipitado y me sorprende que no tenga ni un mínimo de fe en el resto de países del mundo, que de seguro tendrán potencia militar. Sin embargo, no me parece tampoco mala idea. Una retirada a tiempo puede ser una victoria y sin soldados en el país, arriesgar civiles poco sentido tiene. Veremos donde lleva eso.

    Luego vemos al propio Arion enfrentándose a un escuadrón canadiense y americano, pero estos solo le hacen cosquillas a la nave edagriana. El alienígena replica con dos ataques, a mi modo de ver, aterradores. El primero es un misil que sin tener un objetivo de impacto, espera encontrarse próximos de los cazas enviados en su contra para explotar y engullirles en una bola de fuego enorme. Acto seguido, Arion deja caer su segundo ataque: un cubo metálico que una vez toca tierra, comienza a vibrar de tal manera que provoca terremotos superiores a los nunca registrados. Evidentemente, la ciudad bajo su nave termina siendo reducida a la nada, demostrando Arion tener un poder abrumador e imparable.

    Magnus y sus trabajadores están recibiendo informes inmediatos de la situación, viendo que Arion ha acabado con Estados Unidos y Canadá en dos simples ataques. La situación no puede ser peor, ya que debido a los terremotos hay volcanes y ceniza en el aire y... en fin, no quiero enumerarlo todo, es una jodida locura. Arion vino con un propósito y lo tiene decidido a cumplir. Magnus para la operación de Wagner, quién está sedado, para llamar la atención de los médicos. Antes de esto, ordena también la evacuación planetaria de Zenith y esta vez, viendo lo que ha hecho el edagriano y las consecuencias que podría tener, veo totalmente justificado la salida de la Tierra. Abel, perdona por juzgarte pronto XD.

    Arion sigue soltando joyitas (nunca mejor dicho :v) y arremete contra el ataque de Corea del Norte. Sus barcos son pulverizados por una bomba en el mar que además, ha provocado olas de diez metros y lo más probable, tsunamis. Viendo la catástrofe, el único piloto de caza superviviente de Corea del Norte decide desertar e irse a África, notificando su abandono por radio. Sería gracioso de no ser porque es totalmente lógico y sensato. El tipo se cagó, pero no creo que nadie en su posición hiciese lo contrario. Yo ni hubiese ido :v

    Tras todo esto, Magnus contacta con los comandantes y el equipo para informarles de que la evacuación del país está en marcha. Pese a hacerlo de forma controlada, me temo que sí o sí habrá revuelta por ver quién llega a bordo de las naves. El grupo teme por sus familias, pero Ace logra que reine la cordura y pide que se sigan las órdenes. Arion ha pasado de estar en América a Rusia y eso solo puede significar que cumplirá su propósito: la destrucción planetaria. También vemos que finalmente el caos está a la orden del día tras la noticia de la evacuación y Lathan es liberado, aunque al no saber hacer nada de lo que le piden, lo dejan ahí tirado. Suerte para él que al salir se encuentra con un vehículo que le acoge y resulta ser Melody con su familia.

    Arion se está quedando sin recursos pero tampoco es que necesite muchos más para destruir el planeta. Con tres misiles restantes, sin saberlo, uno de los objetivos es Zenith. El país está siendo evacuado pero ya pueden darse prisa si no quieren no llegar a hacerlo. Luego seguimos con Lathan y Melody, quiénes deben dejar atrás a los padres de esta porque una multitud está decidida a robarles el vehículo. Lastimosamente sus padres se "sacrifican" mientras Melody, Lathan y los dos hermanos pequeños de esta huyen, pero no les da tiempo, el misil de Arion impacta en el país y la onda expansiva de fuego los aniquila. Sus muertes son tristes, especialmente la de dos niños pequeños en el proceso. Melody nunca había logrado superar esa indiferencia que le tengo así que tampoco la lloraré y Lathan realmente no tenía mucha importancia en la historia. Lo único que me jode de la muerte de Lathan es que no se podrá reunir con Ace y eso era algo que quería ver. Una pena.

    Finalmente, Arion se comunica con los suyos para dar la noticia de la destrucción de la Tierra. Si sus ataques no matan a la humanidad, de seguro lo harán los desastres naturales como consecuencia de dichos ataques. Podría sobrevivir gente, al menos eso creo yo, pero no tendrían una vida fácil a partir de ahora. Parece que este capítulo marca el fin de la vida en la Tierra y por eso, se convierte en uno de los capítulos más duros y tristes. Sin duda, los edagrianos son los villanos absolutos de esta historia y no creo que los siguientes males que vengan se puedan comparar. Para mí, parece que estamos en el punto álgido de La Gran Catástrofe.

    Sin más que añadir, nos veremos a la próxima, ojalá podamos leer en simultáneo pronto. Un abrazo, amigo mío. :)
     
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    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

    Piscis
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    Título:
    La Gran Catástrofe VI Unidos en la Extinción
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    47
     
    Palabras:
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    Saludos a todos los lectores que sigan la historia y hayan conseguido llegar hasta aquí. Estoy para publicar un nuevo capítulo en esta parte VI.

    Este capítulo tiene de particular que divide a la parte por la mitad. Es decir, la parte VI constará de un total de 47 capítulos. Una tanda de 23, este capítulo que marca la división, y luego seguirá otra tanda más de 23 capítulos. Adelanto desde ya que los capítulos finales son muy largos, especialmente los del propio clímax. No puedo afirmar que hayamos llegado a la mitad real en cuanto a contenido, pero si se trata del número de capítulos, este es la división.

    De paso aviso que la guía de personajes y la propia cronología están actualizadas hasta el capítulo de hoy por si les quieren echar un vistazo.

    Por último pero no por eso menos importante, agradezco como siempre a mi gran amigo Manuvalk por su fidelidad a la historia. Siempre es un placer contar con su presencia en esta historia y con sus comentarios que aprecio muchísimo :) Ojalá mañana sea un día en que podamos juntarnos por discord a leer en simultáneo, porque es una actividad que disfruto mucho.

    Sin más qué decir, los dejaré con la lectura.













    Caos, agua, fuego y cenizas:

    — Repite eso que acabas de decir — Magnus quedó helado con una noticia recibida recientemente.

    — Tal y como ha escuchado, Magnus — la mujer que estaba en su grupo de confianza repetiría su anuncio — Uno de los ataques de aquella nave ha caído en nuestro país. No tenemos un reporte de daños exacto, pero sabemos que al menos tres ciudades quedaron dañadas por eso.

    — ¿Y los sismos? — preguntó el líder de Zenith, queriendo saber cuánto tiempo les quedaba.

    — Todo Asia, con excepción de algunas de sus islas fuera del continente, está temblando ahora mismo según el último reporte recibido — un hombre entre los tres ayudantes le respondió — No hay forma de saber cuánto tiempo nos queda antes de que llegue a nuestro país.

    — Quince minutos, entonces — Magnus agachó la cabeza con resignación — En quince minutos nos iremos todos. Vayamos a una de las ciudades afectadas y evacuemos a cuanta gente podamos.

    — Señor, ¿cuál es el destino que nos espera? — la mujer lo quería saber — Hay gente siendo evacuada que está preguntando eso.

    — Iremos al planeta Garak — Magnus lo tenía bien decidido — Hablaré con Asmir acerca de lo que ha pasado. Ustedes encárguense de monitorear la evacuación de los demás.

    De esa forma, el líder de Zenith abandonó la sala de máquinas y monitoreo en la que se encontraba para acudir a una oficina personal suya, en la cual podría entablar contacto con cualquiera de los satélites espaciales que habían enviado a otros mundos en sus muchos viajes, entre ellos, el satélite cercano a Garak.

    Intentó realizar una llamada al líder de su especie, pero este no respondía, cosa que hizo que el líder de Zenith empezara a preocuparse bastante creyendo que lo mismo que estaba enfrentando la Tierra podría estar ocurriendo en Garak al mismo tiempo. Sin éxito, volvió a intentarlo unas dos veces más, solo para recibir el mismo silencio que al principio. Habiendo visto fallido su intento de dar aviso, él se resignó a solamente enviar un comunicado.

    — ¡Asmir, te habla Magnus! — omitió muchas más formalidades entre ambos — ¡Escucha, está… estamos atravesando una situación de emergencia! ¡Una nave edagriana ha entrado en la Tierra, y ha empezado a destruir nuestro planeta con tecnología superior a la que no hemos podido contraatacar! ¡Es el fin de la Tierra, y de casi toda la humanidad! ¡Apenas podré salvar a un poco menos de la mitad de la población de Zenith, y no seremos gente suficiente como para colonizar otro mundo! ¡Por eso aviso de que iremos al planeta Garak ahora mismo, y apoyaremos en todo lo que haga falta… hasta que este conflicto con los edagrianos esté resuelto… o bien, hasta que ya no quede ninguno de nosotros! ¡Agradezco tu asilo, Asmir! ¡Los humanos que estén vivos para cuando lleguemos nunca lo olvidarán!

    Ese mensaje tenía una intensión siniestra, y el propio Magnus lo sabía. No había pedido al líder de los garak que le permitiera la entrada a él y a su gente, sino que él mismo anunció su llegada pronta y ni siquiera le daría la oportunidad de establecer términos de coexistencia. Luego de haber leído el reporte del conflicto que se dio con Allecreod hacía varias semanas, en el que pudo ver que la mayoría de las bajas se las llevaron sus aliados, no creía que fuera conveniente negociar un trato para los suyos, al menos, no en ese momento.

    Una vez que terminó lo que quería, Magnus empezó a mirar las imágenes del mundo por medio de satélites y drones. Creyendo que tendría una vista panorámica de la Tierra para poder tener un diagnóstico, el líder de un país del planeta en agonía se llevó una sorpresa desagradable al no poder ver nada. Nubes de cenizas se desplazaban con prisa sobre el mundo, cubriendo casi todo con una capa gris y carente de vida. Pocos eran los drones que aún podían mostrar imágenes nítidas y coloridas del mundo, y en uno de ellos, uno perteneciente a la nación de Roma Unida, pudo notar que los sismos estaban empezando a llegar. Las vibraciones del generador que Arion había arrojado llegaron al continente europeo, aunque estas eran bastante débiles, notando que solamente caían casas, comercios y edificios pequeños y poco resistentes.

    Desde su asiento y a través de las cámaras vio como la gente huía con miedo a ser tragada por el terremoto, aunque en su cabeza se preguntaba hacia dónde estaban yendo, dado a que, si mal no recordaba, Roma Unida no contaba con naves espaciales para evacuar a su población.

    El silencio provocaba que Magnus llenara su cabeza con pensamientos negativos, cosa que empezó a estresarlo a grandes niveles. Para evitar eso, se puso de pie y se dispuso a volver con sus ayudantes, cuando uno de estos, justamente, entró a su oficina.

    — ¿Qué pasa? — Magnus supuso malas noticias para todos.

    — Señor, si quiere enviar un mensaje, le sugiero que lo haga ahora — aquel hombre se veía tenso al hablar — Es probable que en tres minutos estemos incomunicados con el resto del mundo, y también con la gente de nuestro país… En resumen, solo podremos contactar con las naves espaciales que van a partir del planeta.

    — Gracias por habérmelo dicho — el líder agradeció ese gesto, volviendo a su silla — Pronto estaré con ustedes.

    El hombre que acababa de entrar a la oficina salió para regresar a su estación de trabajo, mientras que Magnus, solo nuevamente, decidió utilizar esos tres minutos, que en realidad eran menos, para enviar un mensaje a alguien en particular. No perdería tiempo intentando una llamada en esa ocasión, y se limitaría a simplemente dejar grabado lo que debía decir.

    — Abel… te habla Magnus — se dirigió a él en un tono muy calmado, cosa que él jamás esperó que ocurriese — No pierdas tu tiempo llamándonos o intentando comunicarte con nosotros por otra clase de vía… En menos de dos minutos, perderemos contacto con todo el mundo. Tengo poco tiempo, así que iré al grano. El Zenith tiene aliados en el universo. Hay un planeta llamado Garak, donde habitan dos especies que han colaborado con nosotros en la búsqueda. Allí nos dirigiremos nosotros ahora. Sé que tú estás vivo, porque hierba mala nunca muere, y eso es bueno, porque si queremos afrontar a los edagrianos, necesitaremos toda la ayuda posible. Te envío las coordenadas del planeta Garak. Salva a la mayor cantidad posible de gente de tu país y ven junto a nosotros a las coordenadas marcadas. A nosotros nos toma una semana llegar, así que intenta llegar en ocho o nueve días, así tendré tiempo de poner a sus líderes al corriente de tu llegada. Si no eres lo suficientemente imbécil como para preferir tu orgullo por encima de la vida de tus ciudadanos, te estaré esperando allí. Magnus fuera.

    Para el momento en el que terminó con su comunicación, Magnus se dio cuenta de que nada más le habían sobrado unos trece segundos de tiempo para comunicarle a Abel lo que necesitaba para poder llegar hacia su mismo destino.

    Sin saber qué más hacer, el líder de Zenith se puso las manos en la cara y luego se inclinó para poder sollozar sin ser oído. Era algo que él necesitaba, pero su gente no, por lo que era importante que nadie lo viera en ese estado.

    […]

    — ¿Alguna novedad? — Asmir preguntó a sus trabajadores.

    En uno de los edificios de control del planeta Garak, Asmir y varios de sus asistentes se encontraban monitoreando una situación muy extraña. Desde su mundo, pudieron detectar que una nave de origen desconocido se adentró en la atmósfera del planeta Tgarak, uno de los tres planetas que su población se encargó de colonizar allá en sus días para ser usado como defensa en contra de los berrod. Finalizada la guerra, y dada la destrucción que el soldado Michael, siendo controlado por Orz, desencadenó allí, el líder de su especie vio sensato abandonar ese planeta. Y de no ser por la noticia recibida, habría olvidado por completo su existencia.

    — Nada ha cambiado desde el último sondeo — una de las garak sentadas detrás de una máquina de control informó — Simplemente… está ahí. Disparando bombas, dejando caer cosas extrañas e imposibles de identificar. Pero no está ocasionando ningún daño.

    — ¿Crees que vendrá aquí? — uno de los hombres miró a su líder en busca de respuestas.

    — Si viene, los cañones antiaéreos lo derribarán — Asmir se confiaba de sus armas — Ya probaron su efectividad con un par de naves de los berrod, y también con esa nave humana que llegó hace cuatro años.

    — No debería decir esas cosas en voz alta, señor — uno de los que estaba con él lo reprendió — Los humanos son aliados, y si los xaromitantes escuchan que nos estamos burlando de ellos…

    — No me burlo, solo digo la verdad — Asmir no aceptó esa reprimenda.

    — Sonaba como si se estuviera burlando — el trabajador pronto volvió a lo suyo.

    Una vez que la conversación se terminó, la puerta del edificio se abrió por sorpresa. Asmir y todos los demás allí dentro creyeron que algo andaba mal, por lo que ninguno de ellos puso una cara feliz en el momento en el que Terrior, Wida y Lankir aparecieron junto con Kila en el lugar.

    — ¿Qué sucede? — el líder estaba molesto por haberlos visto irrumpir así sin decir nada — ¿Hubo algún problema con la evacuación de civiles que ordené?

    — No, Asmir, todos los civiles ya fueron llevados a las ciudades de mayor concentración militar — Terrior le habló de forma seria — El problema es otro.

    — ¿Cuál? — preguntó con brusquedad el líder de los suyos.

    — Acaba de llegar un mensaje de Magnus — Kila se acercó a Asmir para hablarle — La Tierra ha sufrido lo mismo que Tgarak.

    — ¡¿Qué?! — Asmir preguntó de forma atemorizante — ¡¿La Tierra también?!

    — Así es, por desgracia — Lankir fue el siguiente en hablar.

    — Bueno, seguro no avisaron esto por diversión. Deben estar esperando refuerzos — el líder garak se veía venir ese pedido de parte de los humanos — Diles que aquí tenemos una emergencia. Ningún garak se va de este planeta salvo que sea absolutamente necesario.

    — Para ellos ya es tarde — Wida fue quien sentenció de forma triste.

    — ¿Por qué demonios no dicen las cosas de forma directa? — Asmir se mostró molesto, pero no alzó la voz.

    — Su planeta está acabado, y solamente los humanos de Zenith se salvarán — Lankir no se vio contento con esa respuesta, por lo que decidió ser él quien hablara — A su planeta le queda poco tiempo de vida, y ellos están evacuando a su gente para salvar a todos los que puedan en ese tiempo.

    — ¿Y los van a traer aquí? — Asmir lo adivinó.

    — ¿A dónde más espera que vayan? — Kila creía que su líder se mostraba muy serio, incluso pese a que estuviera justificado su rencor a los humanos — Nosotros estamos más cerca que los ryfier. Así que, si ese atacante nos ocasiona problemas, lo enfrentaremos junto a ellos.

    — Por supuesto que lo enfrentaremos con ellos — Asmir lo tenía decidido — No pudieron proteger su mundo, pero no por eso tendrán asilo gratuito. Si quieren quedarse aquí, tendrán que contribuir.

    El ambiente se volvió muy tenso entre todos los presentes allí. Dentro de los trabajadores que estaban manteniendo a su líder al tanto de lo que estaba sucediendo en Tgarak mientras hablaba, había gente que apoyaba la postura de su líder de obligar a los humanos a ganarse su lugar. Así como también había algunos que creían que eso era demasiado severo, y, por el contrario, otros que creían que eso era ser demasiado blando.

    Terrior pudo notar que Asmir no estaba para nada contento con los humanos, y luego de una charla que tuvo con él hace unos días, supo que llegaría el día en el que pasara lo mismo con los xaromitantes. Lankir y Wida notaron lo mismo que su líder, y ambos lanzaron una mirada de furia en contra del garak a cargo, quien se dio la vuelta para seguir al pendiente de la crisis que podría llegar a su mundo una vez el atacante decidiera terminar con Tgarak.

    — ¿Sabemos si fueron atacados por los que nos están atacando ahora? — Asmir quiso romper el silencio incómodo que se formó.

    — Ellos están siendo atacados por edagrianos — Lankir dijo sin dar rodeos sobre el tema — Lo que no podemos confirmar es si Tgarak está siendo atacado por alguien de su misma raza.

    — ¿Edagrianos en la Tierra? — Asmir preguntó con sorpresa — Esperen… ahora me cierra todo. Ellos dijeron que uno de ellos se adentró a la nave xaromitante en un intento de robarla.

    — Es correcto — Wida, quien estuvo presente en ese día trágico, le confirmó su sospecha.

    — Quizá haya podido enviar un mensaje a su planeta informando que en la Tierra había humanos con vida — Asmir sacó una conclusión rápida — Eso explicaría por qué los están atacando a ellos. Lo que no explica es cómo demonios estamos bajo ataque nosotros. Kenegar no vio a ningún garak ese día si no me equivoco.

    — No sabemos si estamos siendo atacados por edagrianos — Kila lo dijo queriendo que no asumiera cosas tan rápido.

    — No, pero nos están atacando justo al mismo tiempo que una nave edagriana está azotando la Tierra — para Asmir no había otra respuesta — Son ellos, sin duda… No sé cómo nos encontraron, ni tampoco sé por qué Tgarak está bajo asalto. Pero si ponen un pie en mi planeta, no los dejaré ir. Esa es mi palabra.

    — ¡Señor, hay noticias! — uno de los empleados que estaba con él lo sorprendió con su grito — ¡La nave que entró a Tgarak ha abandonado la atmósfera y se ha ido por el mismo lugar por el que vino!

    Esas palabras sonaban demasiado buenas como para ser verdad ante los ojos de todos los demás. Y de no ser porque aquel trabajador les mostró lo que los satélites cercanos pudieron captar, nadie hubiera creído que el invasor se hubiera retirado. Si bien, eso no quería decir que estarían a salvo, puesto que el atacante podría regresar, un poco de alivio invadió el ambiente tan tenso formado entre los miembros de dos especies diferentes.

    — ¿A qué están jugando los edagrianos? — se preguntó Asmir para sí mismo.

    […]

    — Habla Arion — Ixorum, quien fue el que recibió la misión de erradicar por completo a la población garak, escuchó la voz de su hermano en el comunicador de su nave — Ya he arrojado sobre los humanos todas las bombas, misiles y generadores sísmicos que traje. Los terremotos, los volcanes, las cenizas y las inundaciones no tardarán demasiado en acabar con ellos… Así que, ante todos los que me pueden escuchar, declaro al planeta Tierra y a la población humana como extintos a partir de este preciso momento.

    Una mirada de pena por no haber podido hacer algo por ellos invadió a Ixorum, quien rogaba para que algunos humanos que tuvieran sus naves a su disposición hubieran podido escapar del ataque tan furioso de su hermano mayor. En el momento en el que tuvo esa idea cruzando su mente, el menor de los hijos de Hark tuvo una ocurrencia que le permitiría sacar bastante provecho de la jugada ordenada por su padre con respecto a las especies que no perecieron en el Exterminio.

    — Habla Varlim — la voz de su hermana fue la siguiente en escucharse — Acabo de hacer tres escaneos en el planeta Xarom, y no he podido detectar vida en ese mundo. No hay árboles que puedan brindar oxígeno, ni tampoco detecto formas de vida basadas en carbono… Estoy empezando a pensar que el Exterminio de nuestro padre se salió de control y eliminó a toda su población. Si estaban aliados con los humanos y los garak, deben haberse exiliado a alguno de sus planetas.

    Ixorum supo que ese era su momento de hablar y ganarse un poco de tiempo para hacer lo que quería.

    — Ixorum aquí — sonaba algo nervioso, pero logró ocultar la tristeza por las muertes de dos planetas — El planeta Garak fue completamente arrasado por mí, pero he divisado a cinco naves que huyeron del lugar hacia un destino no identificado. Las estoy siguiendo para derribarlas en algún mundo donde no haya vida.

    — Eso es responsabilidad tuya por incompetencia, Ixorum — Arion molestó a su hermano menor — Acaba con ellos y luego confirma si viste a algún xaromitante entre sus filas.

    — Lo haré, en tanto todas las naves estén juntas y no se dispersen, creo que no tendré problemas — Ixorum pronto pensó en el último miembro de su familia que aún no había hablado — ¿Alguna noticia de papá?

    — Ninguna, pero ya me estoy dirigiendo hacia allá — Arion informó a sus hermanos — Dudo que Allecreod lo haya traicionado, pero no pudo llevarse una nave de ataque y puede que los humanos, xaromitantes y garaks alojados en Ryfier le estén dando problemas.

    — Mantenme informado, por favor — Ixorum pronto cortó comunicaciones con ellos.

    Habiendo mentido sobre el progreso y resultado de su misión, el menor de los hijos de Hark, y el único entre los tres que despreciaba por completo el plan del Exterminio de su padre, cambió la dirección de su nave para acudir a un destino donde podría tener la vía libre para completar su propio plan.

    Lo único que él rogaba era que sus hermanos y su padre no acudieran en su ayuda una vez finalizados sus respectivos conflictos, o de lo contrario, su plan encubierto no podría ocultarse más. Y por las palabras de su padre, eso solo significaba el exilio sin posibilidad de regresar a su mundo con su gente.

    […]

    — Esto es un maldito caos — la comandante Fairin veía como la gente se empujaba pese a que en la nave xaromitante había espacio de sobra.

    — ¡No se empujen, no nos obliguen a usar la fuerza, nadie quiere lastimarlos! — Xander habló más por sus compañeros que por él al decir esas palabras — ¡Hay lugar para todos, solo suban y no causen alboroto!

    Los diez soldados que fueron convocados a esa zona para poder evacuar a todos los civiles que pudieran de Zenith y así llevarlos a salvo al planeta Garak según las órdenes de Magnus, notaron el gran descontrol que se formó en la zona. Pese a que les habían dicho a todos que la nave xaromitante estaba diseñada para casos como ese, y que todos los presentes en el lugar podrían entrar sin ninguna especie de problemas, la gente hizo caso omiso a las palabras.

    Por lo tanto, los comandantes Ace, Michael y Gwyn tuvieron que distribuirse en equipos para poder subir y acomodar a la gente. Ace, Agustina y Natasha se encontraban en el suelo del planeta, dando órdenes a la gente de subir, siendo respaldados por soldados y oficiales de policía equipados con escudos para evitar que alguien no autorizado quisiera entrar. Dado a que la nave solo tenía una plataforma, era una zona muy concurrida y rodeada de gente.

    Michael, Alicia y Gina se coordinaban entre sí para poder tomar los datos de toda la gente que subiera, dado a que querían saber bien con quienes deberían lidiar, y, además, necesitaban realizar un censo de todas las familias que iban a salvar.

    El menor acumulo de gente, e irónicamente, el más caótico, estaba dentro de la nave de los extraterrestres. Gwyn, Thomas, Xander y Casey se encargaban de guiar a la gente hacia habitaciones preparadas para todos ellos. Pero la mayoría de las veces, su trabajo se veía interrumpido cuando otros solamente empujaban al pasar, creyendo que así tendrían un mejor lugar dentro de la nave, siendo que lo que más les debía importar era cooperar para poder salir del planeta cuando fuera la hora.

    — Ace, ¿en qué piensas? — Natasha observó a su compañero con la mirada perdida al verlo pasar gente.

    — En la explosión que acaba de ocurrir — el comandante contestó de forma triste al hablar — Se dio en las cercanías a un lugar en donde hay una persona que me gustaría que se salvara.

    — ¿Quién es esa persona? — Agustina se vio invadida por la curiosidad al escuchar a su novio decir eso.

    — Lo hablaremos después — Ace tomaba cada vez más ansiedad — Por ahora, hay que seguir subiendo a esta gente. Familias primero.

    El comandante tenía muchos deseos de que Lathan pudiera tener también la oportunidad de escapar. Pese a no conocerlo muy bien, el hecho de que él le dijera tantas cosas buenas sobre él en un período de tiempo en el que vivieron juntos, le despertaron la curiosidad y la intensión de que ambos pudieran volverse buenos amigos. Quería escuchar de las experiencias que ambos vivieron juntos en el orfanato, y que llevaron a que Lathan lo recordase con tanta precisión pese al paso del tiempo tan largo. Entre otras cosas, el hecho de que Lathan revelara que lo que dijo el comandante Morris acerca del trauma que lo obligó a tener que modificar sus recuerdos, le despertaba algo de curiosidad acerca de muchas otras cosas que quizá podría averiguar a través de él. Pero pese a todo, el mayor deseo del comandante era que él viviera para que pudieran ser amigos.

    — La nube de ceniza se acerca — Natasha señaló a sus dos compañeros.

    Tanto Ace como Agustina notaron que una gran nube gris se les estaba acercando a todos. Pese a la gran distancia que aún había entre su nave y dicha nube, era visible en el cielo.

    — Si así estamos aquí, no quiero imaginarme en los países donde cayó esa cosa — Agustina pensaba con temor — La gente que no alcanzó a refugiarse habrá muerto asfixiada.

    — Y los que llegaron a refugiarse, habrán muerto aplastados por los derrumbes ocasionados por los terremotos — Natasha pensó que era imposible escapar de algo así — No hay esperanza para otros países más que los nuestros.

    — Ese era su plan — Ace se asombraba del enorme poder de los edagrianos — Su Exterminio falló. Así que vinieron en persona para asegurarse de que nadie sobreviva en esta ocasión.

    — ¡Ace, ven aquí! — Gina llamó al comandante desde su posición.

    El grito tan repentino de la chica tomó por sorpresa a los tres soldados, que no sabían la razón por la que el comandante debía acercarse siendo que estaban a una distancia en la que, como había pasado apenas hace segundos, podían comunicarse con simples gritos.

    De pronto, Ace empezó a considerar la posibilidad de que lo que tuvieran para decirle era algo que no podía ser comunicado de esa manera, cosa que lo asustó un poco. El comandante Lakor miró la nube gris que estaba cada vez más visible en el cielo y pasó entre la gente hacia la plataforma de ascenso a la nave, donde Gina lo esperaba.

    Cuando llegó al lugar, notó que también estaban Xander y Casey, quienes se suponía que estaban en el equipo de Gwyn. Gina llevó a Ace lo más lejos que pudo de la gente que estaba siendo interrogada por Michael, Alicia, y los dos soldados que provinieron de Black Meteor para poder susurrarle algo.

    — Escucha, Magnus se ha comunicado con nosotros — Gina no quería que nadie más la oyera — Los sismos ya se sienten en el país. Todas las naves y también el Zenith ha despegado. Somos los únicos que estamos en tierra firme, y si no subimos al cielo en dos minutos, los sismos no nos lo permitirán.

    — Gracias por el aviso — Ace supo que debía hacer algo que no le iba a gustar — ¡Michael, Alicia, Xander, Casey! — llamó la atención de los cuatro — ¡Lleven a la gente a las salas de cultivo, al gimnasio y al comedor! ¡Tomen sus datos allí, necesito la zona despejada!

    — Suerte, hermano, no quisiera tener esa responsabilidad sobre mis hombros — Michael ya había sido informado de lo que debían hacer, y era algo que no podía imaginarse a sí mismo haciendo.

    En menos de treinta segundos, la plataforma de entrada a la nave xaromitante estaba despejada, por lo que podría dar el inicio con una medida bastante drástica.

    — ¡Agustina, Natasha! — Ace vio a sus compañeras y vio que ambas estaban con una familia de dos niños cada una — ¡Aborden la nave!

    — Por aquí — Agustina les indicó a los cuatro integrantes que la acompañaran.

    — Suban, y no se detengan — Natasha hizo que la familia que estaba subiera antes que ella, y luego, ella fue la siguiente.

    Ace se acercó a la entrada y veía como algunos hombres y mujeres empezaban a gritar, extrañados por el hecho de que tanto él como sus compañeras abandonaran la parte de abajo, mientras que los soldados y policías que les hacían compañía les bloqueaban el paso.

    — ¡Hey, esperen, era mi turno! — un hombre con una niña en brazos gritó furioso — ¡Déjenme subir!

    — ¡¿A dónde van?! — una mujer anciana los veía retroceder — ¡Aquí aún hay gente, y dijeron que en la nave tenían sitio para todos!

    Los gritos de quejas y de miedo se replicaron entre toda esa multitud, quienes temían por el hecho de que serían dejados atrás. Ace, viendo que las cosas se le saldrían de control si no daba la orden pronto, optó por no perder ni un solo segundo más de su tiempo.

    — ¡Suban los soldados y policías, y luego cierren la compuerta! — Lakor dio una orden que no quería dar.

    — ¡No, deténganse! — el hombre con la niña en brazos empezó a acercarse a los soldados.

    — ¡No se irán sin mí! — una de las mujeres enfureció y cargó contra ellos.

    Los militares y policías que estaban en la zona se agruparon conforme pudieron y crearon una barrera con los escudos, la cual no tardó ni un solo segundo en empezar a recibir golpes y patadas de la gente que estaba gritando incesantemente por el miedo y la furia de haber sido dejados atrás.

    — ¡¿A dónde van?! — una mujer les gritó, para luego recibir un golpe con el escudo de parte de un soldado.

    — ¡Su trabajo es protegernos! ¡Protejan... pedazos de basura! — un hombre quiso subirse a la fuerza.

    — ¡No podemos cerrar la plataforma con la gente encima! — Ace gritó con furia mientras en sus ojos se empezaban a formar un par de lágrimas — ¡Empújenlos!

    A las órdenes del comandante, los soldados cargaron contra los hombres, mujeres, niños, niñas y personas de avanzada edad con una fuerza tremenda, mientras que las víctimas de tal acción empezaron a gritar por el miedo y el dolor. Tras un empujón breve, la plataforma de acceso a la nave xaromitante quedó completamente despejada, por lo que los auxiliares que se encargaban de abordar a la población pudieron subir y acceder al único medio de escape que quedaba en el país. Con ellos a bordo, la plataforma finalmente pudo cerrar.

    Ace, Natasha y Agustina, quienes seguían en la primera sala para verificar las cosas, no apartaron un solo segundo la vista de la gente, mirando con detalle los rostros de todos aquellos que no alcanzaron a subirse a tiempo, hasta que la plataforma finalmente les cortó la vista.

    Con la nave sin dificultades para despegar, los motores de esta encendieron, y en menos de un minuto, comenzó a ascender por los cielos mientras los gritos de un montón de personas que no pudieron ser salvadas superaban la potencia de los motores del vehículo espacial.

    Tan pronto como estuvieron en el cielo, los gritos de la gente ya no se oían más. Los policías y militares cuya ayuda fue solicitada y los cuales fueron los últimos en abordar, cruzaron la puerta que daba a un pasillo que conectaba esa sala con el interior de la nave. Estando acompañado solo por sus dos compañeras, Ace cayó de rodillas al suelo mientras rompía en llanto por pensar que él tuvo que dar la orden a las tropas de Zenith para que empujaran a personas que solamente querían salvarse, quitándoles la esperanza de escapar de la muerte de la Tierra, y lastimándolos en aquel que sería el último minuto de sus vidas.

    — No te aflijas por esto — Agustina se arrodilló para estar a su altura — No podías hacer otra cosa — las lágrimas de tristeza por las muertes de toda esa gente, la cual no tardaría en llegar, también la invadieron a ella — Tuviste que tomar esa decisión para salvar a los humanos que estaban en esta nave. No era algo que pudieras controlar.

    — Pero… yo los quería salvar a todos — Ace se cubrió el rostro por la vergüenza que tenía.

    Agustina no sabía qué más decirle para consolarlo, por lo que lo único que pudo hacer era mostrarle su apoyo dándole un abrazo. Natasha los vio a ambos con tristeza, y pese a que los ciudadanos de ese país no eran precisamente compañeros suyos, ella no pudo evitar sentirse horrible por haber tenido que salvarse mientras que familias completas se quedaban atrás.

    La chica también se arrodilló y se abrazó con sus compañeros, quienes no le reprocharon absolutamente nada por esa acción, sabiendo que era un momento delicado para ella. Ace y Agustina, al ver a Natasha a la cara y notar que su rostro compartía su misma expresión, decidieron darle un abrazo para poder consolarla, sabiendo que era algo que necesitaban los tres.

    Luego de un minuto, el abrazo terminó, pero las lágrimas continuaban fluyendo de los ojos de Ace y Agustina. Natasha fue la primera de los tres en ponerse de pie, para luego dirigirse a sus dos compañeros.

    — Sé que fue algo difícil, pero ahora tenemos que entrar y ayudar a los demás — la chica pensó que sus compañeros se estarían preguntando en dónde estaban — Podremos desahogarnos cuando todo esto haya terminado. Ellos nos necesitan y no es justo que nos quedemos aquí sin prestarles una ayuda.

    […]

    Mientras la estructura que ejercía la función de base de Zenith ascendía a los cielos para abandonar la atmósfera terrestre, Magnus se quedó sentado en su computadora mirando las imágenes que aún podían ser transmitidas sobre la situación actual. Si no encontraba estática o falta de imagen, lo que le mostraba su monitor era un panorama bastante desolador. Nubes de cenizas cubriendo el mundo, volcanes en erupción constante, edificios colapsando por los fuertes terremotos, y maremotos empezando a formarse en las zonas costeras, mostrando como olas gigantescas cubrían la tierra del agua de los mares.

    Para Magnus estaba bastante claro que todo eso significaba una extinción segura a la que no se podría dar marcha atrás. Quienes no murieran por los terremotos o los maremotos, se verían asfixiados por la cantidad de cenizas o sofocados por las fuertes temperaturas. De hecho, algo que recordaba eran las constantes alertas de la mujer en su grupo que le advertía sobre el aumento de las temperaturas en el Ártico. Sin dudas, la Tierra no tendría más de uno o dos días en esas condiciones, y todo dependería de la durabilidad de los generadores de sismos que Arion había arrojado sobre la superficie.

    Una vez que Magnus notó que el Zenith había dejado el planeta Tierra, empezó a caminar hacia su círculo de trabajadores, con la intención de comunicarles el procedimiento a realizar para su viaje al planeta Garak. Al entrar a la sala, los dos hombres y la mujer lo miraron expectantes.

    — ¿Señor? — con respeto, uno de ellos preguntó de inmediato.

    — Escuchen bien, esta estructura puede viajar por el espacio exterior, al igual que las naves, pero no es para eso para lo que fue preparada — Magnus quiso ponerlos al corriente de inmediato — Nuestras naves y la nave xaromitante van a llegar a Garak en siete días, y tenemos que llegar junto a ellos. Además, con la gente que hemos evacuado aquí, las provisiones no nos durarán mucho.

    — ¿Qué se supone que haremos? — la mujer quería saberlo — ¿Cómo vamos a llegar en siete días al planeta Garak?

    — Forzando los motores al máximo — la respuesta del líder fue muy severa — Pero si todos los sistemas están encendidos cuando los motores trabajen tanto, correremos el riesgo de que la nave quede inutilizable y terminemos a la deriva. Así que, para no correr riesgos, apagaremos todos los sistemas, con excepción el de navegación y el de comunicación, que también será apagado, pero más adelante.

    — ¿Qué pretende? — el último hombre en el grupo quería conocer su idea.

    — Pedí a los militares de las naves que se encarguen de mandarme las fichas de identificación de todos los tripulantes en las naves… Así sabremos quienes vendrán con nosotros a Garak. Una vez que sepa eso, podremos apagar el sistema y continuar nuestro trayecto.

    — ¿El sistema de iluminación y de calefacción interna también se apagarán? — la mujer estaba preocupada — Podríamos congelarnos.

    — Tendremos que ponernos ropa para resistir el frío, y habrá que usar linternas y velas para poder ver — el líder de Zenith supo que estaba atado de manos en esa situación — Eso no es lo peor. Lo peor es que después de estar expuestos a un uso como este durante siete días, los motores van a terminar destruidos. Tan pronto como aterricemos en Garak, esta estructura quedará inutilizable para siempre, y solo será un trozo metálico gigante.

    — Todo sea con tal de salvar a la población — decía con sarcasmo uno de ellos — Pero si no llegamos a Garak, haber escapado de la Tierra sería en vano.

    — Así es — Magnus no estaba contento con la situación — Iré a ver a los civiles que han entrado al lugar. Están desesperados, y si su líder no los va a atender, se sentirán peor. Siete días es un largo tiempo en una situación desesperada, y no quiero un motín a bordo. Uno de ustedes quédese aquí para recibir los resultados del censo. Una vez los tengamos, apagaremos el sistema de comunicación también.

    Sin preguntas por parte de los demás, Magnus se retiró de la sala para poder ir a ver a toda la gente que su estructura había logrado rescatar del trágico destino de la Tierra. Pese a la situación tan mierdosa por la que estaban pasando, el líder tenía un deber para con su gente y era subirles la moral a todos ellos, incluso aunque la propia estuviera por los suelos, como se esperaría en un momento como ese.

    En sus paseos por los pasillos de la estructura en la que Magnus se acostumbró a vivir desde que su construcción estuvo terminada, y la cual tendría que abandonar de forma definitiva al llegar a Garak, el líder pensó en lo necesario que era para él que Abel y varios militares de Black Meteor hubieran podido sobrevivir.

    — Si los edagrianos tienen una potencia de fuego como esa, necesitaremos toda la ayuda posible — pronto recordó el video en el que se exhibían las pruebas de que ellos mismos ocasionaron la Catástrofe — Le hacemos frente a una especie con un gran intelecto y poder… Para triunfar necesitábamos a toda la Tierra. Maldición. Nos quitaron lo más preciado que teníamos y nos dejaron sin la posibilidad de ir a vengarnos.

    […]

    Wagner abrió los ojos algo aturdido, y por alguna razón, no se sentía bien. Supuso que tras una operación en la que le implantarían un brazo artificial para que pudiera luchar, eso sería algo normal, pero para él, algo no encajaba del todo. No se encontraba en la sala médica, sino en una habitación completamente a oscuras, y no podía percibir algún cambio significativo en su cuerpo.

    Cuando se miró el brazo para ver su nuevo implante, se dio cuenta de que nada había cambiado. Todo seguía igual, lo que lo confundió y lo asustó bastante. De repente, una luz apareció de la nada en el lugar, y el soldado pudo notar que era por el uso de una linterna. Al concentrarse en el portador, notó que era el propio Magnus quien la estaba usando, cosa que lo confundió bastante.

    — Mag… Magnus — Wagner apenas lo reconocía con la poca luz que había — ¿Qué fue lo que pasó? ¿Por qué no tengo puesto el implante aún? ¿Y por qué estamos a oscuras?

    — Wagner, quiero que me escuches con atención, y que me creas — el soldado se asustó al recibir esas palabras — Porque lo que te voy a contar es irreal.

    — ¿Qué se supone que ocurrió? — Wagner de pronto empezó a sentir una temperatura muy baja — Hace demasiado frío aquí.

    — Eso es porque estamos en el espacio exterior… rumbo al planeta Garak.

    — Lo está diciendo como si fuera algo normal — el soldado tembló al ver la frialdad de su líder para expresarse — ¿Qué se supone que hacemos dirigiéndonos al planeta Garak?

    — Fue la Tierra — la voz de Magnus sonó más baja en esa ocasión — Está destruida… Una nave edagriana entró a la atmósfera y utilizó tecnología avanzada para ocasionar terremotos, erupciones volcánicas y maremotos por todo el lugar.

    — ¡¿Qué está diciendo?! — la sorpresa de Wagner no entraba en él — ¡¿Es una broma?!

    — No… no es una broma — Magnus supo que no le creería.

    — Entonces esto es un sueño — Wagner quiso gritar, pero la potencia de su voz no salía — O más bien, una pesadilla.

    — Lamento decirte que esta es la triste realidad, Wagner — Magnus, viendo lo frágil que podría estar el soldado con esa noticia, decidió darle un abrazo de contención — Pero nuestro planeta ya está muerto a estas alturas, y los pocos humanos que no murieron en el ataque, ahora deben estar experimentando una agonía causada por agua, lava volcánica y cenizas…

    — Y…

    Magnus soltó a Wagner luego de ver que él no pudo terminar con lo que iba a decir, llegando apenas a pronunciar una sola letra de lo que pensó en su mente.

    — ¿Qué hay de las personas? — el soldado quería saber si eran los únicos con vida — ¿Todos los nuestros murieron?

    — Logramos evacuar a algunos en las naves de Zenith y en la nave xaromitante, de hecho, en esta estructura también — Magnus informó de la situación — Pero gran parte de nuestra población, y también la población del mundo, ha perecido en el ataque. Tengo la sospecha de que Abel logró hacer lo mismo que yo con su gente, pero no tengo forma de confirmarlo.

    — No… esto no puede haber pasado… ¿Todo eso pasó mientras estaba anestesiado?

    — Así es, y ahora, quiero hablarte sobre eso — Wagner miró a Magnus a la cara — Esta estructura puede viajar por el espacio, pero para que podamos llegar a Garak al mismo tiempo que las otras naves, tuvimos que apagar todos los sistemas, excepto el de navegación. Por eso los médicos no pudieron hacerte el implante.

    — ¿Cuándo me lo van a hacer? — el soldado estaba nervioso y temblaba al hablar — Tengo que asesinar a los edagrianos por lo que hicieron… Por todos los que mataron… Y por la Tierra.

    — No es tan simple — Magnus se preparó para lanzarle una bomba al soldado — Los motores, aún con todos los demás sistemas apagados, están haciendo un esfuerzo enorme. Tan pronto como sean apagados, ya nunca podrán encender. Por eso, no será posible que te hagamos un brazo artificial aquí. Y dudo mucho que los garak cuenten con la tecnología necesaria para hacer un brazo a tu medida… Lamento tener que decirlo de esta manera, pero creo que vas a tener que resignarte a la idea de tener un brazo artificial… y que deberás retirarte como un soldado.

    — ¡No! ¡No puedo retirarme de esto, Magnus, no puedo! — Wagner le gritó desesperado — ¡Quiero pelear, tengo que pelear! ¡Mi padre, mi madre, Sharyn, Dustin… mucha gente que me importaba ha muerto por esto! ¡Ellos están mirándome y desean que yo asesine a los edagrianos para que ellos descansen en paz! ¡Necesito ir a pelear con ustedes esta guerra! ¡Hay que pelear!

    — Y vamos a pelear — Magnus lo tranquilizó — Recibimos la noticia de Asmir de que Garak está intacto aún. Por lo que planearemos una ofensiva contra ellos. Pero tú estás incapacitado para pelear junto a nosotros.

    — ¡Pelearé igual, Magnus, sabes que yo soy el mejor soldado de Zenith desde su fundación! — el hijo del fallecido comandante Stones recurría a la historia.

    — Eso no te devolverá el brazo, Wagner — Magnus no deseaba decir lo que pensaba, pero no tenía otra forma de detenerlo — Estás herido, y si te llevamos con nosotros, necesitaremos provisiones, armas y munición para ti. En este estado te eliminarán rápido, o peor, te convertirán en una carga. No podemos permitirnos tenerte en el equipo, Wagner. Entiéndelo, lo hago por tu propio bien. Debes retirarte del ejército, y eso no está sujeto a discusión… — al ver su rostro, Magnus sentía mucha pena por él — Lo lamento, pero así están las cosas. Nosotros pelearemos para vengar la Tierra, y para traerle un nuevo futuro a la humanidad. Tú descansa y deja la batalla en nuestras manos. Sé lo que significa esta vida para ti. Haré que te pongan un implante y que vuelvas a ser un soldado una vez que la situación está bajo control… Si es que alguna vez lo llega a estar.

    Sin nada más que decirle, debido al hecho de que no encontraba algo bueno que le pudiera subir el ánimo, Magnus procedió a retirarse tras darle un nuevo abrazo al hijo de quien fue en su momento el mejor comandante y soldado de su país. Una vez estuvo en la soledad de su habitación, Wagner empezó a reflexionar acerca de las cosas que acababa de escuchar.

    Se había prometido a sí mismo que iba a exterminar a los edagrianos para poder cobrar venganza y honrar los sacrificios y las muertes de todos aquellos que habían muerto por la Tierra. Pero las cosas cambiaron al punto en el que la Tierra solamente era una masa caótica sin la posibilidad de albergar nuevamente las vidas de seres humanos, y él solamente era un lisiado que no podría participar en la batalla contra sus destructores por el hecho de que solo se convertiría en un estorbo para aquellos que sí podían hacerlo.

    — Esto no está pasando — Wagner pensaba en las cosas ocurridas en los últimos días — No pudo haber pasado… No… Es una pesadilla. Yo no pude perder a mi amigo, a mi novia, a mi padre y a mi planeta en tan poco tiempo. ¡Despierta! ¡Esto es una pesadilla! ¡Vamos, inútil, despierta, despierta! ¡Estoy soñando! ¡Yo sé que estoy soñando, y ahora viene la parte en la que despierto! ¡Despierta, maldita sea, despierta de una vez!

    Aferrándose a la loca idea de que lo que él estaba experimentando en aquel momento era una mera pesadilla, Wagner empezó a pellizcarse la mejilla con fuerza, al punto de que dejó marcas en su rostro por haberse tirado la piel con tanta fuerza. Lo siguiente que hizo al ver que no estaba funcionando, fue golpearse el muñón en el brazo.

    — ¡Sé que tampoco perdí mi brazo! ¡Todo esto es parte de la pesadilla! — la estabilidad mental de Wagner se había ido.

    Gritos de dolor salieron de su boca, y gotas de sangre empezaron a brotar de su herida por la presión tan enorme que Wagner ejercía sobre ese punto de su cuerpo. Cuando ya no pudo seguir de esa manera, el soldado se dejó caer al suelo desde la cama en la habitación a oscuras en la que se encontraba, lastimándose la pierna por esa caída.

    — ¡Mierda! — Wagner no soportaba más todo lo que le estaba ocurriendo — ¡Esto es real! ¡Este es el peor momento de mi vida! ¡¿Por qué tuvo que sucederme esto?! ¡¿Por qué mierda me salvé si ya no sirvo para lo único en lo que me preparé en mi vida?! ¡Quiero volver las cosas a cómo eran antes! ¡No quiero ser un inútil! ¡No soy un inútil! ¡No lo soy… sé que no lo soy!

    Con la garganta lastimada de tanto levantar la voz, Wagner ya no pudo hacer otra cosa que recostar la cabeza en la almohada de su cama, y una vez allí, rompió en llanto como forma de desahogarse por todo el dolor que estaba transitando en aquel momento.

    Al ponerse a pensar en todos a los que perdió, el soldado pronto concluyó que la Gran Catástrofe le había arruinado la vida por completo, golpeándolo una y otra vez hasta dejarlo convertido en una figura lamentable, alejada mucho de sus días en la academia militar, donde era el mejor soldado de Zenith.
     
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    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Saludos amigo, ha sido una leída en simultáneo que he disfrutado mucho, como siempre :kuku: y debo añadir a eso que el capítulo me ha gustado muchísimo (también como siempre XD). No quiero alargarme mucho más, así que comenzaré a destacar lo más llamativo del capítulo, en mi opinión.

    Comenzamos viendo a Magnus en lo que parece ser la nave de evacuación en la que está, comprobando que la Tierra está en las últimas. Primero contacta con Asmir para informarle de su llegada a Garak, sin pedirle permiso, siendo directo. Y créeme que comprendo el porqué hizo eso. No pueden permitirse un no por respuesta. Después contacta con Abel para darle las coordenadas del planeta y decirle que necesitarán su ayuda. Me alegra ver que sí o sí, ambos países deberán unir fuerzas, aunque llegados a este punto es algo triste que tenga que ser así. Luego pasamos a Garak, donde Asmir recibe reportes de que el planeta Tgarak ha recibido una visita y está bajo ataque. Todo parece ir a peor cuando Terrior, Wida, Lankir y Kila entran en la sala donde está el líder garak para informarle de que Zenith se dirige al planeta para buscar asilo. Las cosas sin duda pintan para peor, o al menos eso pensaría yo en el lugar de Asmir. Ixorum ha sacado su jugada. Está destruyendo Tgarak para así simular que cumplió su cometido y tras advertir a sus hermanos de que su plan funcionó (además de decirles que sigue cinco naves que salieron del planeta), estoy seguro de que irá a Garak a ayudar. Temo por él, porque sus hermanos podrían descubrirlo y matarlo, los veo capaces.

    Después vemos a Ace y el grupo preparando la evacuación y siendo la última nave del Zenith aún en la Tierra. El tiempo corre en su contra y cuando las nubes tóxicas llegan a la zona deben irse, por lo que el comandante Lakor ordena la retirada. La gente que se queda a las puertas de salvarse enfurece y la situación no puede ser más caótica. Ace sacrifica vidas civiles para salvar a los militares y policias que están a bordo. Deben ser horrible tomar una decisión así y sin duda es algo que te marca de por vida. No sé como me sentiría en esa situación pero debe ser muy doloroso. Luego vemos a Magnus, quién informa de que su nave no tiene suficientes suministros y que su llegada a Garak es compleja, por lo que tendrán que apagar diversos sistemas excepto la navegación y poco más. La situación es cada vez más límite T+T

    Finalmente, vemos a Wagner despertar solo para comprobar que aún no tiene el implante. La llegada de Magnus se da para darle las malas noticias y el joven Stones no puede aceptarlo. El tipo está en la m*erda literalmente y no sé como podrá levantar cabeza tras esto. Es probablemente el personaje que más maltratado está, como hemos hablado en la charla que hemos tenido. No sé que sea de él en el futuro pero no me sorprendería nada que se suicidase, incluso creo que puede darse.

    Nos vemos en la próxima amigo, ojalá este próximo finde también podamos leer en simultáneo. Un abrazo :\*u*/:
     
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  9. Threadmarks: El frío no congelará mi sangre
     
    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

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    La Gran Catástrofe VI Unidos en la Extinción
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    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    47
     
    Palabras:
    7883
    Saludos. Ya estamos en el momento de la semana en que se publica un nuevo capítulo de la historia.

    Luego de varios capítulos seguidos dedicados al planeta Tierra, con ligeros vistazos a otros mundos, toca apartarse un poco de dichas tramas para ir hacia otro sitio y que la historia avance también allí. Creo que la división se ha dado en buen momento, ya que este capítulo marca el inicio de la segunda mitad de esta parte VI después de que el capítulo anterior dividiera la parte por la mitad :)

    No tengo noticias nuevas por el momento. La cronología y la guía las estaré actualizando a la brevedad, posiblemente antes de publicar el capítulo siguiente.

    Antes de dejar el capítulo, quiero darle las gracias a mi amigo Manuvalk por estar presente una semana más siguiendo esta historia. La lectura en simultáneo que hacemos por Discord es uno de los momentos de la semana que más disfruto y más espero. Espero mañana podamos repetir esa experiencia porque realmente me lo paso muy bien leyendo sobre su historia mientras él lee la mía. Ojalá este capítulo, alejado de la trama que venía siguiendo, sea también de su agrado.

    Con eso me despido por el momento. Que disfruten la lectura.










    El frío no congelará mi sangre:

    Allecreod se sentía más como un trozo de carne viviente repleto de nervios a punto de morir por un colapso que un ser con derecho a la vida. El viaje lo estresó bastante al ir planeando posibles soluciones en caso de que Hark se tomara el atrevimiento a traicionarlo, además de que eso no era todo lo que invadía su mente.

    Imágenes mentales de él y de varios de los suyos muriendo a manos de los humanos, garaks y xaromitantes invasores no lo dejaban dormir. Por alguna razón, sospechaba que el enfrentamiento que estaban por tener en su mundo de origen sería fatal, y que los aliados que marchaban junto a él, en los que no confiaba del todo, iban a contribuir bastante a eso. El líder de los suyos reunió solamente a los militares de su grupo en una sala y los convocó para poder hablarles en secreto. Los suyos no tardaron tiempo en llegar, y tan pronto como vieron la expresión nerviosa de su líder, se vieron contagiados por esta misma. Del mayor hasta el menor, cada soldado se sentía invadido por pensamientos negativos.

    — ¿Qué tiene que lo pone tan nervioso, señor? — uno de los suyos preguntó algo preocupado.

    — Tengo una confesión que hacerles, y lo mejor será que ustedes lo sepan, para que no los tome de sorpresa si me llega a pasar algo en la batalla — Allecreod los puso todavía más nerviosos de lo que ya estaban — Pero la verdad es que yo no confío del todo en las intenciones supuestamente bondadosas de Hark y de los suyos. Ha tenido una actitud hospitalaria para conmigo y ustedes, pero esconde algo. Tiene información que obtuvo de formas dudosas, y sus justificaciones no me cierran por ningún lado. Creo que él me lo ha dejado saber solo para intimidar, pero ha nacido en mí una sensación horrible que me hace desconfiar de él. He estado teniendo pesadillas estos últimos días, y por eso mismo los convoqué. Si algo malo llega a pasar al llegar a Ryfier, a cualquiera de nosotros, incluido yo… quiero que rescaten a tantos como puedan y huyan.

    — Si desconfías de ellos, entonces ellos quizá estén al tanto, y podrían estar preparados para que nadie huya — otro de los militares expresó su punto de vista.

    — Así es, pero tienen el objetivo de eliminar a los humanos, garaks y xaromitantes, justo como nosotros — Allecreod compartió más información con su gente — Ellos esperan encontrarlos luego de que nuestro ataque sorpresa los lleve a huir de aquí. Si resulta que nosotros también estamos en esa parte del plan, huiremos en la dirección por la que ellos llegaron, con la esperanza de que eso los lleve hacia los planetas de los invasores.

    — Es un plan muy arriesgado — otro de los suyos le comentó lo que creía.

    — Es el único plan que puedo idear con tan poca gente presente conmigo — Allecreod se justificó por las falencias de su idea — Lo lamento, pero es todo lo que tengo.

    — Descuida, te ayudaremos a que todo salga bien — quien fue el guardia de la habitación donde Lankir e Irig fueron detenidos le mostró su apoyo a su líder — Quizá los invasores nos hagan un favor y logren eliminar a varios de ellos aquí. Tienen un arma capaz de eliminar a nuestro robot asesino. Eso seguro los frenará bastante.

    — Que el universo te oiga, amigo mío — Allecreod expresó los mismos deseos que él.

    La reunión de la que formaban parte todos los que estaban capacitados para pelear se disolvió con rapidez, de manera en que cada uno de ellos pudiera aprovechar el poco tiempo restante del viaje para descansar. Uno de los hombres que se encargaba de tareas administrativas y técnicas en el Resguardo fue el que entró para tomar el mando de la nave, permitiendo así a su líder y a los demás soldados retirarse con tranquilidad.

    […]

    — Lástima que no soltaron más información que esa — Hark se encontraba en la sala de su propia nave, junto con sus soldados que se ofrecieron a ir al combate.

    Gracias al dispositivo que ellos lograron infiltrar en la nave de Allecreod, los edagrianos que viajaban bajo la mascarada de jugar a ser los aliados de los ryfier pudieron escuchar cada palabra dicha por el líder de estos, apreciando cada pensamiento dirigido hacia ellos. Sin saberlo, le acababa de revelar a todos los militares que lo acompañaban el plan de emergencia, como, por ejemplo, huir hacia los planetas de los aliados y también otros datos interesantes para tener en cuenta. La presencia de un robot asesino en las filas de los ryfier, y también el hecho de que los invasores de Ryfier contaran con un arma capaz de derrotarlo era algo crucial para saber.

    — Al final, nos hemos enterado de más cosas de esta manera que hablando cara a cara — uno de los hombres que acompañaba a Hark apreció la situación — Este tipo es un mentiroso.

    — Supongo que, al fin y al cabo, todos lo somos — Hark no se lavó las manos de sus pecados para con Allecreod — Pero eso no es lo importante. Lo importante es que su planeta será nuestro en poco tiempo. Recuerden utilizar sus trajes de protección y estar siempre alerta. No quiero que nadie reciba un disparo de ese robot asesino o del arma que lo derribó.

    Con la orden dada, los edagrianos que acompañaron al líder en lo que sería una operación de trampa para eliminar a Allecreod y a toda su gente en compañía con las tres especies que llegaron hasta él, fueron a cambiarse para así estar listos para una batalla que les daba la sensación de que sería bastante encarnizada para todos.

    Cada uno de los tripulantes de la nave tomó un traje con características similares a las que portó Arion en su lucha contra el equipo de Black Meteor que tuvo la mala fortuna de aterrizar en el planeta Edagr hacía ya varias semanas. Sus armas, sin embargo, eran diferentes, teniendo el aspecto de un subfusil humano, pero con componentes metálicos que adornaban el arma con la función de dejarla más vistosa, y también volverla más pesada, para así evitar que seres que no tuvieran la contextura física de un edagriano pudieran utilizarlas. Un mecanismo que Hark ideó para que las armas que su gente fabricó no pudieran ser utilizadas en su contra.

    Por el holograma de la sala central de la nave, todos los tripulantes esperaban con impaciencia el aterrizaje en el planeta Ryfier. Un objetivo que fue marcado como planeta habitable por su líder una vez que la especie que lo contaminaba fuera erradicada. Cuando llegó el momento del acercamiento, Hark envió discretamente una sonda a dicho planeta, con el fin de analizarlo y detectar si el mundo que iban a pisar tenía las características necesarias para permitirle a él y a los suyos habitar en su superficie con tranquilidad. Pese a que él no volvería a pisarlo probablemente, había seres vivos de su especie que sí lo harían si resultaba ser un buen lugar.

    La sonda trabajó con rapidez, pudiendo completar su tarea antes de que la nave aterrizara, confirmándole al líder de la especie responsable del Exterminio, que el planeta Ryfier tenía las condiciones necesarias como para albergar vida edagriana en su suelo.

    — No lo pudieron arruinar por completo — Hark sonreía al ver que llegaron a tiempo — La llegada de Allecreod fue un milagro. Pudimos haber perdido este planeta de haber esperado más tiempo. Ya saben lo que hay que hacer aquí.

    […]

    Las dos naves aterrizaron en el suelo del planeta capital del Dominio establecido por el conquistador Allecreod. Sintiéndose en peligro constante, optó por no dejar su nave en el hangar para protegerla de la hostilidad del clima, por lo que dicho vehículo tuvo que quedarse estacionado cerca de la puerta de entrada al llamado Coliseo de la vida. La nave edagriana aterrizó por detrás de la de Allecreod, a una distancia bastante considerable, quedando a varios metros de la entrada.

    Hark decidió eso luego de ver que la nieve caía y cubría el planeta con una capa blanca, y su plan era estudiar la temperatura del lugar de forma discreta frente a Allecreod. Una vez tocaron el suelo cubierto de nieve, los edagrianos se bajaron de la nave y empezaron a caminar hacia sus aliados, sintiendo en carne propia la sensación que transmitía el ambiente del planeta bajo el asedio de una alianza de seres que debieron haber muerto con el exterminio.

    — Las temperaturas son bajas, tal y como a mí me gusta — uno de los soldados de Hark adoraba el clima — Pero supongo que no podremos estar en la intemperie por más de cuatro horas consecutivas.

    — De seguro esa estructura gigante es el único punto del planeta donde hay ryfiers vivos — Hark supo que un edificio así solo podría tener ese fin — Eso facilitará las cosas. Será nuestra base principal cuando lleguemos a este sitio a colonizarlo.

    Apreciando el frío del planeta como una sensación agradable, los acompañantes de Hark caminaron detrás de su líder hasta llegar a la par con Allecreod y su gente, donde solo el mandamás y sus soldados tenían las lanzas como armas listas para usarse. El resto de su gente, por precaución, se quedaría a bordo de la nave hasta que fuera seguro.

    — No mencionaste que tu gente estaba concentrada en un único punto — Hark le dijo con algo de sadismo, buscando intimidar a Allecreod.

    — No lo vi necesario, lo importante era que estaban en peligro, y por lo que sé, siguen estándolo — Allecreod tragó saliva, tratando de guardar las apariencias frente a él.

    Pese a estar asustado, dado a que la palabrería de Hark cumplió con su objetivo, el conquistador de planetas pudo disimular bastante bien frente a los suyos y los que no lo eran. Sabiendo que la puerta se abriría a sus órdenes, Allecreod fue quien avanzó primero, seguido de cerca por sus tropas y más atrás por las tropas aliadas.

    Una vez estuvo frente a la puerta, solo le bastó utilizar su lanza para introducir comandos de apertura. De forma automática, la entrada se despejó, y todos los que estaban listos para una batalla, terminaron por entrar al lugar.

    […]

    Cadain se encontraba en una reunión con varios trabajadores administrativos de su especie. El nuevo líder de su pueblo en ausencia de Allecreod tenía la tarea de organizar a los suyos para cuando llegara el momento en el que los humanos, garaks y xaromitantes se mostraran listos para dar el gran paso y viajar hacia el planeta Edagr a arreglar las cuentas con los habitantes de dicho planeta, quienes, por orden de su líder, deseaban su extinción.

    El líder de los suyos no tenía problemas en dicha tarea. Había pasado casi toda su vida trabajando como uno de los hombres de confianza de Allecreod, junto con el fallecido general Raumod y el propio hermano menor del mismo, ambos ya fallecidos por un conflicto ocasionado por su predecesor. Llevar el conteo de los recursos y la manera en la que serían distribuidos en la población, tanto los que fueran a pelear como los que no, era algo bastante sencillo para él.

    La sala de reuniones tenía un sonido moderado de charlas e intercambio de información entre todos ellos, cuando la entrada repentina de un soldado armado los alarmó a todos.

    — ¿Qué tienes? — preguntó Cadain al soldado, con algo de preocupación al verlo nervioso.

    — Señor, es Allecreod — no quiso levantar la voz para no ser escuchado por todo el mundo — Está de vuelta, y no está solo. Lo acompañan seres desconocidos.

    — ¿Desconocidos? — Cadain no sabía qué quería decir eso — Pero, no… ¿por qué no ha dicho nada de su regreso hasta ahora?

    — No lo sé señor, pero los que lo acompañan vienen armados y parecen ser peligrosos — el soldado causó revuelo en la sala al decir eso.

    Cadain veía que las cosas se habían complicado mucho más. Claramente, Allecreod desobedeció su plan, y en lugar de simplemente buscar un planeta donde los suyos pudieran escapar a salvo, terminó buscando aliados que lo ayudaran a pelear contra los invasores. En un contexto diferente, Cadain probablemente no lo culparía, pero luego de todas las cosas que hizo, no se sintió cómodo como para dejarlo pasar.

    — Si Allecreod trajo sujetos armados al Resguardo quiere decir que está preparado para que las cosas salgan mal… — Cadain se veía con las manos manchadas de sangre en el futuro cercano — Ustedes — se dirigió a los trabajadores administrativos que lo acompañaban — Busquen a la gente y llévenlos al escondite de forma silenciosa. El ejército y yo confrontaremos a Allecreod para detenerlo. Si las cosas llegan a salir mal, conocen el camino hasta el hangar. Abordarán las naves y nos esperarán hasta que pasen veinte minutos o hasta que alguno de los invasores descubra lo que están haciendo. Cuando una de esas dos cosas suceda, abandonarán el planeta, con o sin nosotros.

    — ¿Y nuestro destino? — uno de los trabajadores estaba dispuesto a obedecer, pero quería saber a dónde ir.

    — El planeta Tierra está dividido internamente — durante sus charlas con Asmir, Cadain aprendió varias cosas de los humanos — Así que lo más seguro es el planeta Garak.

    — Cuídate, Cadain — otro de los que estaba allí le deseó suerte a quien era su líder.

    Después de verlos marchar en silencio, el nuevo líder de los ryfier fue a buscar su arma a su habitación, mientras que los ryfiers que ejercían la labor de soldados se reunían en un punto de encuentro para esperarlo. Cadain se dio prisa para tomar su lanza, e incluso la preparó para disparar, pensando que lo necesitaría.

    Hubiera deseado no tener que ser él quien eliminara a Allecreod, dado a que, pese a las cosas que hizo, el pasado junto a él no se podía borrar de un día para el otro. Pero las consecuencias de las decisiones tomadas por él eran mayores, y si sus aliados descubrían que tuvo la oportunidad de matarlo y no lo hizo, su gente correría peligro cuando la amenaza edagriana fuera eliminada.

    El ejército ryfier estuvo listo tras unos minutos, y sabiendo que Allecreod probablemente se dirigiría al anfiteatro, dado a que era una locación cercana a la entrada, optó por llevarlos a todos allí.

    Al llegar al lugar, se dio cuenta de que ya era muy tarde para ser los primeros. Allecreod y sus seis guerreros ya estaban allí, junto con Hark y sus veinte soldados. Cadain sintió como todos sus intestinos se revolvían al ver el gran tamaño de los que supuestamente eran los aliados de Allecreod. Portaban un traje de protección que sumaba puntos de terror a la complexión muscular que portaban. Sin saber de qué se trataba todo eso, el nuevo líder dio un paso al frente para encontrarse con el viejo líder, no sin antes dar una orden a los soldados a su espalda.

    — A las tribunas, ahora, y esperan mi señal — Cadain susurró, sabiendo que nadie de los recién llegados lo escucharía.

    Mostrando obediencia absoluta a quien se convirtió en el nuevo líder que logró salvar a su especie de una muerte segura en manos de una alianza conformada por tres especies, varios de los suyos se retiraban a las gradas del anfiteatro, ante la vista de Allecreod, y de todos los que venían con él. Por precaución, hubo algunos que optaron por quedarse en el suelo al mismo nivel que Cadain para poder cubrirlo. Con la preparación terminada, todos observaron el reencuentro entre Allecreod y el último de sus tres hombres de confianza que todavía estaba vivo.

    — Bienvenido a casa, Allecreod — Cadain tuvo que contener sus deseos de clavarle la lanza en la cabeza.

    — Cadain, es un gusto ver que sigues con vida — Allecreod estrechó la mano de su amigo.

    Pese a que no se sentía con deseos de hacer eso, el líder de los ryfier tuvo que acceder a saludarlo, de manera que pudiera guardar las apariencias frente a todos ellos. Sabía que había pasado muy poco tiempo como para que toda la gente del Resguardo tomara provisiones y se ocultara en una zona segura y a salvo de los invasores, por lo que tenía la obligación de hacer tiempo.

    — ¿Y los invasores? — Allecreod preguntó, extrañado de no ver a ningún ser de otro planeta ajeno al suyo en los alrededores.

    — ¿Quiénes son ellos, Allecreod? — Cadain no contestó la pregunta de su exlíder.

    — Aliados — las palabras de Allecreod no llenaron la confianza de su compañero — Cuando me los encontré, supe que tenía la oportunidad de volver a este lugar con ayuda y eliminar a los invasores sin tener que recurrir a tu plan. Por eso pregunto de nuevo. ¿En dónde están los invasores?

    Allecreod suponía que algo raro estaba sucediendo allí. Él había avisado a Cadain acerca de que viajaría de regreso a su planeta llevándose consigo aliados para ayudar en la batalla. El hecho de que él no supiera que iba a llegar, dado a que su cara gritaba a todo el que la viera que eso era cierto, lo dejó algo preocupado.

    — Los invasores finalmente se han marchado — Cadain no mentía al decir eso.

    — ¡¿En serio?! — el líder ryfier no daba crédito a lo que escuchaba — ¿Cuándo? ¿Dónde está el resto de nuestra gente?

    — Los invasores se han cansado de quedarse aquí estableciendo un yugo estúpido — Cadain le contó, sabiendo que todos lo escuchaban — No tardaron en darse cuenta de que no podrían acceder a los suministros ocultos, por lo que decidieron abandonar el planeta. Todo eso que te digo pasó hace tres días. Nuestra gente sigue escondida. Tenemos desconfianza y queremos asegurarnos de que no plantaron bombas o dispositivos ocultos en el lugar, por eso estamos regresando a las actividades normales de forma gradual. No tenía pensado decírtelo hasta no confirmar que fuera seguro tu regreso.

    Allecreod contuvo las ganas de llevarse las manos a la cabeza. Confiado de que su amigo y compañero no le diría nada que no fuera la pura verdad, el líder ryfier cayó en la cuenta de que todo lo que había hecho, el riesgo que corrió al entablar contacto con los edagrianos y exponer a todo su mundo a que seres en los que no confiaba del todo supieran de su ubicación fue en vano. Su planeta, según las palabras de Cadain, era libre de los invasores, y no fue necesaria una batalla sangrienta para lograrlo.

    Sin embargo, también era cierto que el hecho de que se hubieran marchado no quería decir que la amenaza hubiera sido exterminada, solamente se había pospuesto un poco. Al darse la vuelta para ver a Hark, notó que este se acercaba lentamente hacia él, dispuesto a hacerle una pregunta.

    — Supongo que echar un vistazo para verificar no matará a nadie — su voz sonó más grave de repente — Si eso es lo que deseas.

    — Necesito confirmar que todo esto es cierto — Allecreod habló con miedo ante aquel ser, cosa que Cadain notó.

    — Escúchame bien, Allecreod, hay algunas cosas que te tengo que decir — Cadain supo que esas cosas podrían ser tomadas para mal por su compañero — En privado. Nadie más que nosotros dos puede estar en nuestra sala al mismo tiempo.

    Allecreod se dio la vuelta y miró a Hark. No podía ver su cara debido a que el cristal de su cobertura la tapaba por completo, casi como un material polarizado. Pese a todo, el líder de los edagrianos asintió con la cabeza, como si le estuvieran pidiendo permiso.

    — Nos uniremos a tu ejército para seguir explorando las zonas que quedan por inspeccionar — Hark supo que podrían aprovecharse de esa oportunidad para analizar el lugar.

    — Me parece bien — Cadain no quería dar el visto bueno a eso, pero no tuvo opción — ¡Acompáñenlos a las habitaciones no inspeccionadas! ¡Tres ryfiers por cada uno de ellos!

    Por el tono de voz al decir esas palabras, todos los miembros del ejército se dieron cuenta de que Cadain no estaba complacido con la toma de dicha decisión, pero que fue acorralado para tener que hacerlo. De forma en que no hicieran esperar a quienes eran los supuestos aliados, los ryfiers del ejército empezaron a moverse y abandonaron el lugar para irse a realizar la “inspección” en la que no podrían hallar nada, dado a que el líder de su gente optó por mentirles.

    Una vez estuvieron solos, Cadain se llevó a Allecreod hacia una sala de archivos, la misma en donde se reunieron con los humanos, garaks y xaromitantes para mostrarles las evidencias que tenían sobre la Devastación. Allecreod no entendía que podría ser tan urgente como para tener que ser llevado hasta allá, pero confiaba en su compañero. Estando Raumod y Korix ausentes, en parte por su culpa, Cadain era la única persona en el lugar en quién podría confiar para cuidar de toda su gente.

    Al estar a solas en la sala, el recién llegado notó una mirada de enojo en la cara de su compañero, cosa que le llamó bastante la atención.

    — ¿Qué tienes? — Allecreod supo que algo no iba bien.

    — ¡¿Por qué no seguiste mi plan?! — regañó Cadain a quien en el pasado fuera su líder — ¡Debías encontrar un mundo habitable para que huyéramos, no traer más invasores al Dominio!

    — Porque tuve la oportunidad de venir aquí con aliados, y decidí aprovecharla — no le agradó esa forma de que le respondieran — ¿Por qué reaccionas así? Dijiste que los invasores se han ido, y ahora yo he regresado. Podremos preparar una defensiva por si eligen regresar.

    — Allecreod, escucha, será mejor que te diga la verdad de una vez y deje de fingir — el tono de Cadain se volvió más serio — La realidad es… el plan que yo dije en su momento, por el cual te acabo de reprochar hace segundos, no era más que una treta para quitarte de aquí.

    Las palabras dichas por alguien de su confianza acababan de clavar una daga en el corazón de Allecreod. Pese a que no escuchó por completo lo sucedido y las intenciones detrás de sus acciones, el conquistador no pudo evitar sentirse traicionado por completo, dado a que así había sido.

    — ¿Qué acabas de decir? — preguntó Allecreod, sin poder creer lo que le decían.

    — Allecreod, por tus decisiones tuvimos que vernos envueltos en conflictos innecesarios — Cadain le respondió, confundiéndolo más.

    — ¿Acaso no fueron los humanos los que atacaron a los triyr? — el líder creía que se estaba perdiendo de algo.

    — Sí, fueron humanos, y tenías todo el derecho de descargar tu furia contra los invasores, yo también lo hubiera hecho — la respuesta de Cadain seguía echándole más tierra al asunto — Pero te excediste demasiado al buscar esclavizarlos y tomando esas decisiones. Haberlos matado o simplemente dejarlos cautivos hasta que sus aliados aparecieran habría sido mejor que simplemente enviar a Raumod a pelear, y luego envolver a los cautivos en un conflicto patético, dándoles el tiempo a los suyos para que llegaran a liberarlos. Por haber hecho esto, Raumod, Korix y muchos otros más terminaron perdiendo la vida. Luego de que Xorxaik cayó, tuve en claro que nos iban a matar si no nos deteníamos, y contigo aquí era imposible. Así que improvisé ese plan para alejarte de aquí. Me convertí en el líder de nuestra gente por tu ausencia, y pacté una rendición con ellos.

    — ¡¿Te rendiste ante los invasores?! — después de admitir su traición, eso encendió todavía más las llamas en Allecreod — ¡¿Después de que mataron a tanta gente?! ¡Dijiste claramente que muchos de los nuestros murieron! ¡Sabes que fueron ellos sus asesinos, ¿verdad?!

    — Así es, y también sabía que estábamos perdidos — Cadain no quería gritar, puesto a que no quería dar una imagen de que algo malo sucedía — Por eso me rendí. Pensé en el bienestar de los que estaban con vida, y no en vengar a los caídos. Tuve que hacerlo. Los líderes que estaban en ese momento aceptaron mi rendición, y me perdonaron la vida junto a todos los demás de los nuestros. De haber seguido la pelea… de haberte seguido a ti, nos habrías llevado a la muerte. Nos condenaste a una batalla perdida, y por eso, me vi obligado a quitarte de en medio. Desde tu partida y hasta el día de hoy, yo soy el nuevo líder de nuestra gente, y tú no tienes lugar aquí. De hecho, la realidad es que luego de que vieron lo que yo hice, nadie de los que vive aquí te quiere de regreso. Todos han perdido amigos o familia por ti, y lo saben bien… al igual que tú también lo sabes. Luego de la rendición, la alianza de estas tres especies demostró ser razonable. No están interesados en este lugar, es un ambiente donde no pueden vivir, y no quieren tener que pasar el resto de sus vidas controlando esclavos. Solo querían descubrir lo que causó la Gran Catástrofe. De hecho, si en algún momento ellos deciden regresar y yo les entrego tu cabeza, puedes estar seguro de que todos nosotros viviremos en paz con ellos. La única razón por la que no te he matado es porque necesito saber quiénes son esos tipos que trajiste aquí.

    La rabia invadía a Allecreod por completo. Todo lo que acababa de escuchar de parte de la única persona de más confianza que dejó atrás eran cosas hirientes. El recibir la culpa de las muertes que él nunca quiso y hubiera hecho lo posible para evitar, escuchar que la gente prefería a Cadain por encima de él cuando sus ancestros y él mismo hicieron mucho por ellos, y también el hecho de que los tipos ante los que su gente se había rendido estaban deseosos de obtener su cabeza. Todas esas cosas juntas hicieron que varios nudos se formaran en el estómago de Allecreod, quien no podía encontrar la forma de contenerse.

    — Sigues soñando si crees que me vas a detener y a quitar todo lo que he trabajado — optó por confrontar directamente a su amigo — Mi abuelo, mi padre, mis hermanos y yo hemos luchado y dejado nuestra vida por el bienestar de la gente de aquí. No aceptaré que nuestro legado se vaya a la basura solo porque tú pudiste solucionar un solo conflicto. Te mataré, Cadain, y luego haré que la gente me acepte de nuevo. Si es cierto lo que dices y realmente me dieron la espalda, entonces lucharé para ganarme sus corazones nuevamente. Pero tú no vas a quedarte con los frutos de los esfuerzos de mi familia.

    — Los garaks, humanos y xaromitantes probaron ser racionales y nos han perdonado luego de que tus acciones mataron a varios de los suyos — Cadain no estaba dispuesto a ceder ante él — Ese perdón no vino de su propia voluntad, lo conseguí yo mismo. Ellos están cómodos con que yo sea el líder. Mátame, y condenarás a la gente que tanto dices que amas a la muerte. ¿Quieres lo mejor para ellos? Lo mejor para ellos es que desaparezcas.

    — ¿Acaso no has visto que ahora he vuelto con aliados? — Allecreod sabía que tenía las de ganar — Los usaré a ellos para aplastarlos, y luego, cuando las cosas vuelvan a la normalidad, ellos serán los siguientes.

    — ¿Así es como esperas ganarte la confianza de nuestra gente? — Cadain lo confrontó de vuelta — ¿Vas a provocar un conflicto nuevo con los que te ayudaron a terminar con uno viejo?

    — No confío en ellos, es por eso — Allecreod respondió — Te envié un mensaje. Cuando dijiste que los invasores se habían ido, creí que era por eso por lo que no lo escuchaste. Pero ahora que sé la verdad, estoy al tanto de que ocultaste información a nuestra gente.

    — ¿Mensaje? — la confusión reinaba en Cadain — No he recibido ningún mensaje tuyo.

    — No te hagas el tonto, porque yo te avisé que vendría a este planeta con aliados, y dije que no confiaba en ellos del todo — Allecreod se veía más enojado todavía — La idea era que te prepararas para afrontarlos, no que lo ignoraras.

    — Escúchame, Allecreod, no he recibido ningún mensaje tuyo — el nuevo líder de los ryfier lo encaró al hablarle — Pero te compro lo que dices de que no confías en tus nuevos aliados. Ya que eso es cierto, ¿me contarás quienes mierda son?

    Allecreod supuso que no perdía nada al revelar la verdad detrás de su viaje. La confianza puesta en Cadain se había desvanecido por completo, pero creía que podría usar esa información para intimidar a su compañero y hacerlo ceder el puesto de líder de forma pacífica, sin ganarse aún más el resentimiento de su gente, lo que sería mejor que simplemente matarlo como si nada.

    — Aterricé en el planeta Edagr, y los edagrianos que habitan allí han venido conmigo — esas palabras aterraron a Cadain.

    Allecreod miró con alegría como quien dejó de ser su amigo retrocedía asustado ante lo que decía, pero luego se dio cuenta de que algo así no debió pasar. Salvo que él hubiera ocultado cosas, no debía tener idea de quienes eran los edagrianos, y mucho menos una razón para tenerles miedo. Pero pronto, las palabras de Cadain despejaron las dudas que tenía.

    — ¿Dijiste edagrianos? — el líder se llevó las manos al pecho, tratando de calmar su corazón agitado.

    — Eso dije — Allecreod miraba con extrañez — ¿Qué te pasa con ellos? Se supone que no los conoces.

    — No los conocía, hasta hace poco — Cadain pronto se acercó a los archivos de video que tenía guardados — Allecreod, no te das una idea del grave error que acabas de cometer. Has condenado aún más a nuestra especie.

    — ¿Qué? — dichas palabras lo dejaron con varias dudas — ¿De qué hablas?

    — Míralo tú mismo — Cadain encontró lo que buscaba.

    El líder que acababa de regresar creyó al principio que todo se trataba de un truco para bajar la guardia y matarlo por la espalda, pero cuando el video que le mostró Cadain empezó a reproducirse, supo que sacaría información de allí. En dichas imágenes en movimiento pudo ver a varios de los humanos y a dos de los xaromitantes que él en el pasado tuvo retenidos contra su voluntad. El planeta en el que se encontraban era muy diferente, y junto a ellos había un edagriano más, uno al que Allecreod no conoció.

    Solamente tuvo que ver el video hasta su final para escuchar la grabación de las palabras que Kenegar reveló a la tripulación humana. Allí fue que comprendió todo. Sabía que Hark ocultaba información, pero no creía que fuera a tal punto de ser él quien estuviera detrás de la Devastación que su planeta sufrió hace ciclos, en la cual toda su flota de guerra, varios miembros del ejército y su otro hermano menor terminaron pereciendo.

    Tal y como lo dijo Cadain, Allecreod se dio cuenta de que había condenado a su gente al haber entablado el contacto con los edagrianos, aunque en su defensa, podía alegar que no tenía idea de todo eso. No obstante, eso no cambiaba la situación crítica en la que estaban.

    — Mierda… — con las dos manos en la cabeza, el líder supo que se metió en un gran problema — Traje a este lugar al tipo que casi nos lleva a la extinción… Al que provocó la muerte de mi hermano y que causó la pérdida de mi flota.

    — ¿Hark está aquí? — Cadain no supo cómo responder ante eso — Allecreod, esto es grave… Pero, por otro lado, quizá nos sirva de algo.

    — ¿Qué quieres decir? — no sabía cómo interpretar esas palabras.

    — Si podemos matarlo aquí, y ahora, es probable que la alianza de humanos, garaks y xaromitantes te perdone la vida — las palabras de Cadain llenaron de esperanza a Allecreod — Eres considerado un monstruo al que deben eliminar, pero créeme cuando te digo que Hark es alguien mucho peor para ellos. Si logramos asesinarlo, no solo estaremos más cerca de la victoria cuando llegue el tiempo de hacerles frente, que lo haremos, sino que habremos liberado a los aliados de una carga pesada.

    — Sabía que algo andaba mal con él, y ahora que me dices que no has recibido mi mensaje, estoy empezando a sospechar que fue obra suya — pese a que no olvidaba las palabras dichas por Cadain, la confianza en él volvía a nacer poco a poco — Entonces hay que deshacernos de ellos.

    — No es tan sencillo — Cadain lo detuvo de hacer una locura — Primero tenemos que hacer que confiese que su nombre es Hark, de lo contrario, no tendremos pruebas de que lo hemos asesinado. Solo matarlo a él te haría ganar su perdón, sin esa confesión, estás muerto.

    — Asegúrate de que las cámaras lo capten todo, lo voy a hacer confesar — Allecreod estaba dispuesto a hacerlo — ¿Nuestra gente está a salvo?

    — En caso de que esto salga mal, están listos para irse — Cadain fue muy claro con él — Con o sin nosotros. Así que, te deseo la mejor de las suertes con esto.

    Allecreod fue testigo de cómo el nuevo líder de su especie, por más que le pesara dicha situación, tomara su lanza y les diera un comunicado a todos en la milicia, asegurándose de que los edagrianos allí presentes, y el propio Hark, que era el objetivo prioritario, lo escucharan.

    — ¡Allecreod y yo hemos encontrado algo! ¡Repórtense al anfiteatro para discutirlo!

    Ambos líderes se miraron seriamente. Después de haberse dicho verdades en la cara y amenazas de muerte, por más que tuvieran delante al responsable de varias muertes sucedidas tanto en su mundo como en otros, no podían olvidar todo lo que se dijeron. Sin embargo, si las cosas que Cadain decía resultaban ser ciertas, y había posibilidad de que matándolo a él se solucionaran las cosas, valía la pena el esfuerzo.

    […]

    Al llegar al anfiteatro, Allecreod notó que todos los miembros del ejército Ryfier con vida estaban allí, cosa que facilitaría la muerte de todos los edagrianos que lo habían engañado. Luego de comentarle a su compañero que Hark tenía hijos dispuestos a llevar a cabo su legado, el líder de su gente lo tenía bien claro para tomar la siguiente decisión. Pero lo primero era eliminar a Hark, y asegurarse de que la alianza lo viera con sus propios ojos, para así poder respirar con la tranquilidad de que no habría más conflictos entre ellos.

    Todos los presentes, quienes no tenían idea de nada, vieron a Allecreod y Cadain con impaciencia, creyendo que se estaban tardando demasiado si se suponía que habían descubierto algo.

    — Hark, habrás notado que nosotros podemos comunicarnos usando nuestras armas — Allecreod se aseguró de hablar bien alto, para que nadie tuviera dudas de que el causante del Exterminio estaba allí.

    — Es una idea inteligente y no se me habría ocurrido nunca — Hark elogió falsamente al ryfier — Pero tiene su factor de riesgo si el enemigo te la roba.

    — Bueno, eso es verdad, pero no es lo que vine a discutir — Allecreod supo que con eso ya bastaría, pero lo quería seguir exponiendo para asegurarse — Bueno, hemos recibido un par de mensajes de los soldados que afirman que no están cómodos con ustedes usando esos cascos para cubrirse la cabeza. Ellos se sentirían más confiados si los pudieran ver. ¿Podrías quitarte el casco y decirle a tu gente que hiciera lo mismo? Por favor, Hark.

    El líder edagriano lanzó un gruñido, que simplemente parecía ser una queja, pero que en realidad ocultaba un mensaje para toda su gente. A la vista de los ryfier, el invitado se quitó la cobertura de la cabeza, revelando así el rostro ante todos ellos, y quedan expuesto a un ataque por parte de Allecreod.

    Los miembros del ejército que vieron el video obtenido por el comandante Lakor y su tripulación se llevaron un susto al ver que el aliado que estaba en su Dominio era nada más y nada menos que un edagriano, teniendo el presentimiento cuando escucharon que Allecreod se refería a él como Hark, mientras que los que no sabían de qué se trataba todo eso no entendían el alboroto.

    — Gracias, Hark — Allecreod se quiso asegurar de que se supiera que fuera él — Ahora, dile lo mismo a tu gente.

    Con una sonrisa de consentimiento, el edagriano se dio la vuelta para mirar a varios de los suyos, dejando a Allecreod el campo libre para atacarlo por la espalda. El ryfier no quiso perderse dicha oportunidad, por lo que empuñó su lanza con fuerza y lanzó una estocada en contra de quien le había ocultado información desde mucho antes de que lo conociera en persona.

    — ¡Hark, detrás de ti! — gritó uno de los suyos para advertirle.

    Pero cuando la palabra llegó a los oídos del líder edagriano, ya era tarde. La punta de la lanza de Allecreod se clavó en el centro de su nuca, dejando escuchar un golpe seco del metal chocando con el hueso del cráneo. Los ryfier, sobre todo los dos líderes, sonrieron en gran medida al ver que ese golpe fue directo, y supieron que eso bastaría para acabar con la vida del edagriano responsable de tantas muertes.

    Grande fue el susto que se llevaron cuando notaron que Hark no estaba muerto, y que incluso, estaba intacto. Con una de sus manos, tomó el metal de la lanza de Allecreod y se la arrebató de las manos de un tirón, ante la mirada de terror de este y de todos los demás presentes. Con un solo rodillazo en el centro, Hark partió el arma de metal en dos pedazos, los cuales luego arrojó al suelo. Acto seguido, tomó su arma y miró a su aliado con una sonrisa.

    — No… pero… — Allecreod no cabía en sí mismo de la sorpresa — ¿Por qué?

    — ¡Mátenlos! — Hark supo que ya no había por qué fingir.

    — ¡Luchen contra ellos! — Cadain ordenó a todo su ejército.

    Sin su arma, Allecreod se vio obligado a correr mientras el resto de los soldados del ejército lo cubrían de la lluvia de disparos de las armas de los edagrianos. Estando en el centro, varios de los miembros del ejército del planeta Ryfier no pudieron alcanzar la cobertura, y terminaron siendo golpeados por las balas de los subfusiles que eran empuñados por los enemigos. Cuando pudieron llegar a cobertura en uno de los pasillos, los sobrevivientes se dieron cuenta de que todos los cadáveres en el centro del anfiteatro eran suyos, y que los trajes de protección de los edagrianos los cubrieron perfectamente y los mantuvieron a salvo de sus ataques.

    Cadain supo reconocer que estaba ante otra batalla que no podían ganar.

    — ¡A la armería, necesitamos tomar las armas más potentes! — ese grito era para despistar, porque su plan en realidad involucraba una fuga del planeta.

    Los miembros del ejército ryfier dispararon nuevamente con sus lanzas, viendo repetirse el resultado anterior. Los disparos llegaban a los trajes que portaban los enemigos, pero no hacían casi ningún daño, al punto de que no escucharon gritos de dolor. Eso fue un contraste muy grande con lo que vivieron sus compañeros que fueron alcanzados y eliminados por los disparos.

    Viendo que escapaban, Hark optó por no darles la oportunidad.

    — ¡Elimínenlos! — el líder empezó a correr luego de que se cubrió la cabeza para estar seguro — ¡Una vez muertos, reclamaremos este mundo para nosotros!

    Los veintiún nuevos invasores en el dominio acudieron corriendo al pasillo por el que todos los ryfier habían huido, solo para darse cuenta de que no estaban allí. Habiendo pasado poco tiempo, supieron que no podían haberse ido muy lejos, y por eso optaron por dividirse y registrar los pasillos cercanos. Siendo tres equipos de siete soldados cada uno, estos empezaron a buscar por los alrededores para poder encontrar y eliminar a los enemigos.

    Al cabo de diez minutos transcurridos en los que no se escuchó nada más que un silencio incómodo, los soldados de Hark se reunieron de vuelta con su líder, y todos compartieron la misma información.

    — ¿Nada? — se preguntó extrañado su líder.

    — No, señor, no los hemos podido localizar — contestó uno de sus soldados — Se esfumaron de nuestra vista.

    — Supongo que así es como ellos escaparon la primera vez — Hark empezó a caminar hacia la salida del lugar — Lástima que no hayamos podido escuchar esos detalles de parte de Allecreod.

    Mientras los edagrianos emprendían el camino para regresar a su nave, dos ruidos algo leves pudieron ser escuchados desde sus posiciones. Sorprendidos por algo así, todos corrieron lo más rápido que pudieron hacia la salida, y tan pronto como abrieron la puerta del lugar, pudieron ver que dos naves ryfier estaban despegando para posteriormente abandonar la atmósfera del planeta. La decisión de Cadain de haber hecho que los civiles se prepararan para la huida, más el tiempo que él ganó con su charla con Allecreod, les consiguieron tiempo suficiente como para huir sin más bajas que las que se produjeron tras el intento de asesinato fallido hacia Hark.

    — ¿Qué hacemos, señor? — fue la pregunta de un soldado, mientras veía que su líder emprendía el camino hacia su nave — ¿A dónde los seguiremos?

    — No los seguiremos nosotros, tengo una idea de a dónde van a huir — Hark contestó mientras guiaba a los suyos — No me creo que los intrusos que atacaron este lugar se hayan marchado sin algún propósito. Además, he visto las caras de algunos de ellos cuando dejé mi cabeza descubierta. Tengo la teoría de que ellos saben quiénes somos, y si lo saben, solo puede significar una cosa.

    — ¿Y qué planea hacer al respecto? — el soldado quiso saber al no ver satisfecha su pregunta.

    […]

    — Habla Arion — la voz del hijo mayor se escuchaba en la nave mediante el sistema de comunicaciones — Ya he arrojado sobre los humanos todas las bombas, misiles y generadores sísmicos que traje. Los terremotos, los volcanes, las cenizas y las inundaciones no tardarán demasiado en acabar con ellos… Así que, ante todos los que me pueden escuchar, declaro al planeta Tierra y a la población humana como extintos a partir de este preciso momento.

    — Habla Varlim — su hija mujer fue la siguiente en pronunciarse — Acabo de hacer tres escaneos en el planeta Xarom, y no he podido detectar vida en ese mundo. No hay árboles que puedan brindar oxígeno, ni tampoco detecto formas de vida basadas en carbono… Estoy empezando a pensar que el Exterminio de nuestro padre se salió de control y eliminó a toda su población. Si estaban aliados con los humanos y los garak, deben haberse exiliado a alguno de sus planetas.

    — Ixorum aquí — finalmente, el último que faltaba empuñó su voz — El planeta Garak fue completamente arrasado por mí, pero he divisado a cinco naves que huyeron del lugar hacia un destino no identificado. Las estoy siguiendo para derribarlas en algún mundo donde no haya vida.

    — Eso es responsabilidad tuya por incompetencia, Ixorum — Arion molestó a su hermano menor — Acaba con ellos y luego confirma si viste a algún xaromitante entre sus filas.

    — Lo haré, en tanto todas las naves estén juntas y no se dispersen, creo que no tendré problemas — fue la respuesta de Ixorum ante la acusación — ¿Alguna noticia de papá?

    — Ninguna, pero ya me estoy dirigiendo hacia allá — Arion informó a sus hermanos — Dudo que Allecreod lo haya traicionado, pero no pudo llevarse una nave de ataque y puede que los humanos, xaromitantes y garaks alojados en Ryfier le estén dando problemas.

    — Mantenme informado, por favor — Ixorum pronto cortó comunicaciones con ellos.

    Hark y los suyos llegaron a su nave justo a tiempo para escuchar las noticias de los otros planetas. El líder de su especie se llevó un trago amargo cuando Varlim contó lo ocurrido en Xarom. Planetas como la Tierra, Garak aparentemente, y Ryfier sobrevivieron junto a sus poblaciones, mientras que el planeta de los xaromitantes ya era inhabitable de por sí. Esto le confirmó a Hark que su plan del Exterminio tenía muchas más fallas de las que él creía. En ciertos planetas funcionó, en otros no logró cumplir su objetivo, y, por otro lado, había ciertos sitios donde el resultado de la destrucción fue bastante exagerado. La noticia de la caída de la Tierra y la muerte de Xarom reducía la lista de planetas para su especie en dos números, y eso que todavía le faltaba por descubrir otros destinos.

    Sin embargo, decidió pasar al asunto que más le importaba, y era encargarse de Allecreod.

    — Ixorum, Arion, Varlim, tengo noticias — su padre les comunicó, no esperando una respuesta inmediata — Allecreod nos ha traicionado y ha huido. Su planeta, por consecuencia, es nuestro. Pero tengo el presentimiento de que los ryfier que se quedaron atrás hicieron una alianza con los garaks, humanos y xaromitantes atacantes. Incluso si me equivoco, estoy seguro de que Allecreod huirá hacia sus planetas para que nosotros nos encontremos con los invasores. Así que quiero que te hagas cargo de eliminarlos a ellos también, Ixorum. Sería la oportunidad perfecta para limpiar tu desobediencia en el pasado.

    — De acuerdo, padre — su hijo sonaba complacido con él — Yo buscaré y eliminaré a Allecreod cuando me haya encargado de las naves que huyeron de Garak.

    — Me alegra oír eso, hijo — Hark se mostró satisfecho de ver que su hijo finalmente dejó sus ideales para abrazar su idea del Exterminio, o, mejor dicho, la Extinción — Cuando esto haya terminado, regresen a Edagr. Haremos el anuncio a toda la gente y celebraremos nuestra victoria sobre los seres perversos que llevaron sus planetas a la ruina.

    — Así será, papá — Varlim saludó con cortesía.

    — Muero de ganas de recibir la aclamación de la gente cuando se enteren que eliminé a un planeta entero — Arion sonó presumido como era costumbre en él.

    Con dichos asuntos arreglados, Hark supo que el planeta Ryfier era finalmente de su propiedad. Pese a que el plan del Exterminio no salió como él lo hubiera esperado inicialmente, estaba satisfecho al ver que sus esfuerzos en mundos como en el que estaba actualmente y también en Garak, que no había sido declarado extinto por Ixorum, eran suyos y podría usarlos para repartirlos entre su gente.

    Los soldados que estaban con él entendieron que su trabajo, el cuál fue muy sencillo, había terminado, y que lo que les esperaba a continuación era el regreso a casa para celebrar la victoria.
     
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    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Bueno amigo, como siempre es un placer hacer la leída en simultáneo por Discord y yo también la disfruto plenamente. Este capítulo cambia totalmente de trama y nos lleva a ver tanto a Allecreod como a Hark y los suyos. Me ha gustado, pero evidentemente al ser personajes que no son de mi agrado (en el sentido literario, ya que son como villanos) no me gusta tanto como un capítulo donde veo a mis protagonistas favoritos. Eso no quita que sea un gran capítulo ni mucho menos, y así lo ha sido. Ahora comentaré lo más destacado.

    Comenzamos con un vistazo a Allecreod, quién está nervioso por lo que se avecina y por la posible (y segura) traición de Hark. Es obvio que les traicionarán porque vimos los planes del líder edagriano y el líder ryfier lo intuyó. Se reúne con sus hombres de confianza para explicarles sus sensaciones y sus pensamientos, algo que preocupan al resto. No obstante, acuerdan un plan simple y directo: huir si la situación se desmadra. Y es evidente que lo hará XD. Luego vemos a los edagrianos, quiénes (¡sorpresa! XD) han oído todo lo que Allecreod les dijo a sus soldados, con ciertos detalles interesantes por saber. Ahora Hark tiene toda la sartén por el mango y solo le queda ejecutar su plan. Además, le gusta Ryfier para colonizar, algo bastante curioso. Tremendo dictador :v. Tras esto, ambos bandos "unidos" llegan a las puertas del Resguardo para iniciar la batalla.

    Después viene lo mejor del capítulo. Allecreod y Hark hacen acto de presencia ante Cadain y éste decide hablar en privado con su anterior líder solo para revelarle que lo sacó del poder y además, para revelarle también que los edagrianos son los culpables de todo. Pese a que han perdido esa confianza que se tenían, se ven obligados a colaborar pero poco pueden hacer ante el desastre que se avecina. Cuando todo estalla en un intento de Allecreod por asesinar a Hark, la batalla inicia. Por suerte, Cadain es alguien astuto y ordenó una huida previa que termina con el escape de los ryfier sobrevivientes del planeta. Pese a ello, el líder edagriano supone hacia donde se dirigen.

    Finalmente, Hark comunica a sus hijos (al igual que hicieron ellos) lo ocurrido en Ryfier. Ixorum tiene la tarea de eliminar los cabos sueltos restantes, cuando en realidad no tiene nada que ver. Me alegra que Ixorum no sea como el resto de su familia y contribuya a evitar más catástrofes. Estoy deseando ver que comunica a las especies aliadas.

    Sin más que decir, nos veremos en la próxima. Un saludo, amigo y viva la destrucción (ok no XD) :shani:
     
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  11. Threadmarks: El final del camino
     
    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

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    La Gran Catástrofe VI Unidos en la Extinción
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    Ciencia Ficción
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    Palabras:
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    Saludos a todos los lectores de la historia. Debido a que pronto me toca ponerme a trabajar para una actividad del foro, voy a publicar el capítulo de esta semana el día de hoy. Es un capítulo largo, por esa misma razón, me limitaré a decir que la cronología y la guía de personajes del blog están actualizadas.

    Quiero agradecer, como cada semana a mi gran amigo Manuvalk que siempre ha seguido la lectura de forma fiel, y con quien paso de los mejores ratos en Discord leyendo en simultáneo su historia mientras él lee la mía. Él ya sabe lo mucho que yo aprecio su lectura y sus comentarios, pero no por eso quiero perderme la oportunidad de darle las gracias. Espero este capítulo sea de su agrado :)

    Sin más qué decir, los dejaré con la lectura.

















    El final del camino:

    En el segundo día de viaje hacia el planeta Garak, las cosas en la nave xaromitante eran muy tristes y deprimentes para todos los tripulantes. Hubo algunos que manifestaban la frustración a través del enfado, otros que no dejaban de llorar por la Tierra, y otros que simplemente no daban crédito a lo ocurrido. En ciertas habitaciones, había hombres y mujeres sentados y mirando a la nada, incapaces de procesar todo lo que había acontecido de forma tan repentina en lo que parecía ser un día normal.

    Lo que nadie esperó nunca fue que el mismo día en el que se reveló la verdad sobre la Gran Catástrofe terminara sucediendo también la muerte del planeta Tierra. Era imposible para todos los pasajeros estar tranquilos y felices, por lo que el trabajo de los soldados y de varios otros profesionales de la salud en el ámbito de la psicología era levantar los ánimos de otras personas cuando no tenían fuerza ni para sí mismos.

    Eso se reflejaba en una de las habitaciones del lugar. Ace y Agustina se encontraban a solas tras unos dos días de trabajo moviéndose de un sitio a otro llevando suministros. La chica lloraba de forma desconsolada sobre el pecho de su novio, quien no dejaba de abrazarla en todo momento. Bajo el pedido de Magnus, todas las personas que se habían salvado informaron su identidad, y luego de recibir ese reporte, el líder de Zenith lo envió todo a las otras naves. Agustina terminó descubriendo que ningún familiar suyo logró subir a las naves, por lo que ella era la única en su círculo familiar que quedó con vida.

    — Lo siento, Agustina — Ace no sabía qué más decir — Sé lo que se siente saber que toda tu familia ya no está. Es doloroso. Por eso estaré aquí. Siempre estaré aquí contigo.

    — Gracias, Ace, te lo agradezco más de lo que imaginas — Agustina apreciaba tenerlo a él — Me alegro de no haberte perdido aquel día… Si hubiera sucedido, ahora estaría sola. Te doy las gracias por ser tan fuerte y sobrevivir para regresar conmigo.

    — Nadie me apartará de tu lado — Ace le hizo una promesa que estaba dispuesto a cumplir — Después de enfrentar a Kenegar, sé que los edagrianos son seres peligrosos. Tendré cuidado al enfrentarme a ellos.

    — No quisiera tener que enfrentarlos, quisiera que pudiéramos aparecer de repente y destrozar todo su planeta cómo lo hicieron ellos con la Tierra — Agustina no se sentía muy bien — Enfrentarlos cara a cara es peligroso, y al hacerlo, les daríamos la oportunidad de defenderse. Ellos no lo hicieron con nosotros.

    — No con nosotros, pero la humanidad sí se defendió — Ace no quería contradecirla, pero se sentía obligado a remarcar la verdad — Varios ejércitos del mundo pelearon y cayeron. Nosotros, por otro lado… dejamos a varios civiles atrás.

    — No me agradó tener que subir sabiendo que esa gente se quedaría — Agustina se sentía horrible — Luego de haberlo hecho, imaginé a mi familia sufriendo lo mismo. Y ahora, estoy segura de que pudo haberles sucedido.

    — Sé que estamos en una situación difícil — Ace la abrazó con más fuerza — Pero vamos a salir de esto. Siempre salimos. Esta será la más difícil de todas, pero luego de superar todo lo que se nos interpuso, no podemos dejarnos caer ahora.

    El breve momento entre ambos fue interrumpido cuando escucharon a una persona golpear la puerta. Ace le indicó con un llamado que esta estaba abierta, por lo que la persona que llamó abrió. Ambos soldados vieron a Michael y Alicia entrando a sus lugares. Agustina se separó un momento de Ace, y pudo ver como ellos se le acercaban. Michael se acercó y le dio un abrazo de consuelo, al que luego Alicia se incorporó.

    — Lo lamento, Agustina — Alicia sonaba muy seria — Acabamos de enterarnos.

    — Yo, no puedo decir que entiendo esto, porque los lazos con mis únicos familiares con vida fueron cortados luego de lo de Orz — Michael era sincero con ella — Pero entiendo lo que es que te quiten a un ser querido. Aquí estaremos para ti si nos necesitas.

    — Gracias a los dos — Agustina los abrazó con fuerza — Los necesito. Más de lo que imaginan.

    — ¿Qué hay de Gwyn y Thomas? — Ace quiso preguntar por ellos también.

    — Thomas dijo que su madre está a salvo en una de las naves — Michael informó a Ace acerca de eso — Pero Gwyn… Ella también perdió a sus padres. Acabamos de ir con ella.

    — Debemos ir nosotros también — Ace quiso proponer a Agustina que se fueran con los dos.

    — De acuerdo, pero… un minuto — la chica aún no estaba lista para hacerlo.

    Agustina se tomó el tiempo que necesitaba para recuperarse y para poder hablar de frente con Thomas y con Gwyn al respecto, mucho más con quien era su mejor amiga, quien era la que más necesitaría de su apoyo dadas las circunstancias. Una vez que ella consideró que podría dirigirse a ella con firmeza, Michael y Alicia indicaron el camino a sus compañeros y los vieron marchar, quedándose solos en uno de los pasillos menos transitados de la nave.

    Al hacer silencio, cientos y cientos de murmullos se podían oír. Afortunadamente, todos los gritos que adornaron la nave durante los primeros minutos se habían callado, pero la enorme cantidad de gente a bordo era tan grande que era imposible que pudiera quedar en silencio.

    — Michael, Alicia — una voz femenina los llamó desde atrás.

    Ambos se dieron vuelta tan pronto como escucharon sus nombres, y allí pudieron ver a Gina acercándose a ambos. Los soldados la fueron a recibir, para saber si ella necesitaba algo, o si había algo que ellos debían de saber.

    — ¿Está todo bien? — preguntó la chica.

    — Sí, es solo que Natasha y yo hemos pensado en algo — Gina contestó con la mirada algo perdida — La gente en el gimnasio ya se ha ido porque no se siente cómoda. Podríamos juntar nuestras camas ahí y usar esa sala como habitación. Y darles nuestro lugar a las familias.

    — Es una gran idea — Michael pensó que sería eficiente — Lo comunicaré con Ace y Gwyn cuando ellos terminen de hablar.

    — No solo servirá para que la gente se sienta más segura — Gina hablaba con timidez — La verdad es que nosotros cuatro no conocemos aquí a nadie más que ustedes. Estar entre la multitud, más que nada sabiendo que venimos de… no quiero decirlo tan fuerte, porque la gente podría escandalizarse si se enterara que nosotros éramos de “otro lado” y que pudimos salvarnos mientras otros conocidos suyos no tuvieron oportunidad.

    — Haces bien en guardar el secreto, es por su seguridad — Alicia no le reprochó eso a la chica — Y tienes razón. Cuando me rescataron a mí, supe lo que es que tu círculo de confianza se redujera demasiado. Entiendo tus motivos para buscar estar entre aquellos que conoces.

    — Gracias por comprenderlo — Gina se mostraba apreciada por eso — Iré a avisarle a los demás para que vayamos llevando las camas a ese sitio.

    Con la propuesta de la chica en mente, Michael y Alicia fueron a buscar a los demás para dar aviso. Mientras tanto, Gina se puso en marcha para hablar sobre la respuesta positiva a su pedido con el resto de sus compañeros, quienes no se sentían del todo cómodos a bordo de una nave acompañados únicamente de gente del país que en el pasado fue enemigo suyo. El saber que sus familiares pudieron terminar sufriendo lo mismo que varios que quedaron atrás, y que el hecho de que su presencia podría generar discordia entre la gente si descubrían sus identidades era algo que sumaba más negatividad y pesimismo a una situación que no tenía una sola pizca de mejorar pronto.

    […]

    En el tercer día de viaje, los soldados que viajaron por el espacio durante la misión estaban durmiendo juntos en la sala de entrenamiento. Tal y como Gina lo había dicho, era algo incómodo dormir en un lugar tan amplio, y sería peor si fuera con tantos desconocidos. Por eso el mejor plan era que ellos que se conocían, aunque sea un poco, compartieran el sitio mientras les dejaban sus cuartos a las familias.

    Con el pasar de las horas en el espacio exterior, Natasha fue la primera de todos ellos en despertarse para atender a las obligaciones de otro día de trabajo. Al levantarse de su cama, su vista fue directo hacia Ace, y notó que él y su pareja compartían una cama juntos. Ella supo que tendría que acostumbrarse a ver eso al momento en el que propuso junto con Gina la idea de mudarse a ese lugar, pero una pequeña parte de ella esperaba que ambos llevaran una cama separada.

    — Supongo que pedirle a una pareja que duerman separados en un momento así sería egoísta de mi parte — Natasha pensaba viendo la imagen de ambos descansando juntos.

    Para no quedarse allí parada mirando dicha escena, que no era algo agradable para ella, Natasha optó por retirarse del lugar para ir a buscar a la gente que pudiera necesitar algo. Sabía que había otros soldados a bordo de la nave, pero también era consciente del enorme número de civiles que no estaban acostumbrados a moverse en una nave que recorría el espacio exterior. Cuando se iba a retirar, una voz la detuvo.

    — ¿Vas a ir tú sola? — Casey se levantó de su cama para ir a acompañarla — Ven. Vayamos juntas a desayunar algo y luego trabajemos juntas.

    — Gracias, Casey — Natasha sonreía ante su amiga — No tenía idea de cuanto lo necesitaba.

    — Tú viniste a verme siempre, Natasha — la chica le tomó las manos en señal de amistad — Obviando a Ace, eres la única de mis compañeras iniciales que me queda. Todos me caen bien, algunos mejor que otros, pero tú eres la primera en esa lista. Y ahora que estamos aquí… quisiera quedarme cerca de ti.

    — Eres muy agradable, Casey, me alegra poder ser tu amiga — Natasha sonreía ante ella.

    — Sé que esto es algo que se habló en su momento, pero te quiero pedir perdón — Casey le habló con pena a su compañera — Por aquella ocasión en la que Paul y yo te quisimos sacar del equipo. Tú fuiste la que nos sacó de aquel planeta cuando los triyr nos querían dejar para que ese tal Allecreod nos esclavizara. Y cuando… Paul me fue arrebatado… Tú estuviste ahí más que nadie. Eres una gran amiga, y no te merezco.

    — No digas esas cosas, fue una mala decisión — Natasha no quería que ella lo viera de esa forma — Todos pueden tomarla en algún momento. Yo elegí muy mal lo que quería para mí después de que Ace se marchó. Y Shun solamente arruinó las cosas para mí. Tú y Paul tenían el derecho de quererme lejos en ese momento. Reconozco que no fue mi mejor versión.

    — Pero eso no es excusa para quererte fuera — Casey no dejaba de sentirse culpable — Lo siento, Natasha. En verdad. Además, cuando llegue el momento de pelear, como tú estás en el escuadrón de Ace y yo estoy en el de Gwyn, estaremos separadas. Así que, quiero estar contigo ahora.

    — No hay forma de saber si habrá pelea contra los edagrianos — una voz se metió en su conversación.

    Por estar tan concentradas en su charla íntima, ninguna de las dos se percató de que Xander se había despertado también, y que se había acercado a ellas de forma lenta, habiendo escuchado nada más la parte final de la charla. Las palabras que él dijo, sin la cortesía de saludarlas primero, las dejaron algo confundidas, algo de lo que él mismo se dio cuenta.

    — Buenos días — Xander se disculpó con ellas por su falta de modales.

    — Buenos días, Xander — Natasha le habló con algo de desgano — ¿Qué tal estás?

    — Mucho mejor ahora que me has saludado — pese a decir eso, el rostro de Xander mostraba ojeras y lagañas que demostraban lo contrario, junto con una expresión apagada — No dejes que mi aspecto te engañe. Realmente lo aprecio.

    — ¿A qué te refieres cuando dices que podría no haber pelea? — Casey estaba curiosa al respecto — Ellos destruyeron la Tierra y asesinaron a millones de humanos, sin mencionar las plantas y animales. Hay que ir a vengarnos de ellos.

    — Claro que hay que ir, eso no lo discuto — Xander se frotó los ojos — Pero no hay forma de saber si al final se podrá. Hasta donde sabemos, esos garak no han dado nuevas noticias. Si lo que dicen es verdad sobre el planeta de los xaromitantes, la caída de ese planeta al que nos estamos dirigiendo podría significar nuestro fin. No creo que las provisiones cargadas aguanten para más de doce días. Y se requieren siete para llegar hasta Garak. Eso nos deja con poco tiempo para…

    — Está el planeta Fientlig — Natasha lo recordó, sabiendo que era una alternativa — Sé que no es seguro, pero si ponemos las naves para cubrirnos, podríamos estar a salvo de las bestias.

    — Ese planeta es tierra de nadie — Xander no se mostraba entusiasmado con la idea — No hay ciudades, no hay tecnología lista. Es como dar miles de pasos atrás. Además, como hay meteoritos allí, quiere decir que los edagrianos terminarán acudiendo a ese lugar algún día.

    — Es por eso por lo que pelear es algo inevitable — Casey puso su opinión en la charla — Si los garak también perdieron su planeta, querrán vengarse. Así que, aunque seamos pocos, uniremos fuerzas contra ellos.

    — Que el universo quiera que sea suficiente — Xander imploraba porque no llegara ese caso — Porque estoy viendo un futuro muy oscuro para nosotros. Nunca me ha gustado equivocarme, pero ahora espero poder hacerlo.

    — Vamos a desayunar y cambiemos el tema — Natasha no quería quedarse allí discutiendo sobre cosas pesimistas.

    Los tres soldados, sabiendo que luego de terminar de la primera comida de la mañana tendrían un día ocupado, se tomaron su tiempo en irse hasta la sala donde se guardaban todas las provisiones para poderse ir a tomar algo para desayunar. Cuando llegaron a ese lugar, vieron que había cinco civiles peleándose por comida, mientras que unas dos mujeres y siete niños miraban desde atrás.

    Sabiendo que esa pelea se daba porque no había militares en la zona, los tres soldados optaron por interrumpirla, acercándose. Al verlos, los hombres que estaban enfrentándose, cesaron su acto de inmediato.

    — ¿Por qué están peleando? — Natasha quiso saber.

    — Estos tres se llevaron un cajón de leche cada uno el día de ayer — uno de los hombres informó de la situación — Solo queda una caja, y la querían también.

    — ¿Están peleándose por leche cuando tenemos leche en polvo? — Casey no podía creer eso.

    — No quería pelear, pero entre ellos tres se llevaron tres cajas — otro de los hombres, que aparentemente formaba dúo con el primero en hablar, apoyó a su compañero — Solo queda una, y la queremos dividir entre nosotros dos. Ellos nos la querían sacar a la fuerza.

    — ¿Qué tienen que decir en su defensa? — Xander miró a los tres que aparentemente, estaban en complicidad con un grupo aparte.

    Los tres hombres que estaban allí sabían que no tenía sentido llevarle la contraria a los militares, porque sabían que las cosas podrían terminar mal para ellos. La única razón por la que ellos iniciaron la pelea por la única caja de leche que había en la nave era porque eran tres contra dos. Con la llegada de tres soldados al lugar, sus posibilidades de llevarse lo que querían se veían muy reducidas. Sin nada que decir por miedo a recibir castigos severos para el futuro en un viaje al que todavía le quedaban cuatro días más, estos optaron por retirarse en silencio sin decir nada.

    Natasha se metió en la sala de suministros y vio la última caja de leche que había, y la que había dado inicio el conflicto. La abrió con las uñas y pudo ver que solo eran doce paquetes en su interior, por lo que no le quedó otra opción más que dividirlo en seis para cada familia.

    — Gracias — una de las mujeres que estaba alejada de la zona del conflicto se acercó a los tres soldados para mostrarles aprecio por eso — Nuestros hijos realmente querían tomar leche común, y creíamos que sería justo tomarla siendo que ellos tres ya se llevaron cajas ayer.

    — No hay de qué — Natasha agradeció.

    Sin que se diera cuenta, una de las niñas que estaban entre los que miraban la pelea se acercó a Natasha y le dio un abrazo en la cintura. Ella no creía que fuera para tanto, pero eso no le impidió apreciar la gratitud de una pequeña que se mostraba agradecida con lo que ella hizo, por lo que le devolvió el abrazo.

    — Señorita, ¿quiere que le demos uno de los paquetes? — la niña le preguntó con una sonrisa.

    — No, corazón, está bien — Natasha le acarició sus cabellos — Disfrútala por mí, ¿quieres?

    — Lo haré — la niña contestó.

    Los tres soldados de Black Meteor vieron con una sonrisa como las dos familias se marchaban con los últimos paquetes de leche que quedaban en el almacén de suministros, llegando a pensar que en los días futuros hasta la llegada a Garak, ese escenario podría repetirse. Pronto, Xander pensó en algo que lo hizo tomar acción.

    — Los escoltaré a sus habitaciones — decía el soldado, separándose de las chicas — No quiero tener que escuchar que alguien les robó lo que les acabamos de dar.

    Natasha y Casey sonreían ante el gesto de amabilidad que Xander demostró al ir a hacerles compañía para asegurarse de que podrían tener la leche para sus hijos sin problemas. Pronto, Natasha se dio cuenta de que Xander estaba teniendo una actitud bastante diferente desde el segundo día en Zenith, siendo el primero uno que era para el olvido considerando que había hecho sentir mal a Wagner, Ace y Michael.

    — Natasha, ¿te gusta Xander? — Casey le preguntó al mirarla y verla sonreír.

    — ¿Qué? No, claro que no — Natasha contestó sin mostrarse ni un poco nerviosa — Me alegra que de una vez por todas haya empezado a comportarse como un ser humano.

    — A mí me alegra que hayamos llegado aquí a tiempo — Casey pronto pensó en lo que pudo haber pasado de no haberlo hecho — Ellos eran tres contra dos, y tenían las de ganar.

    — Después quiero informarle a Ace sobre esos tipos — Natasha se sentía algo intrigada — No respondieron nada ante las acusaciones de que ayer se llevaron tres cajas de leche. Y si querían hacer lo mismo con la última, puede que solo estén intentando acumularla.

    — ¿Con qué fin? — preguntó Casey.

    — No los vi con familias en el lugar, quizá querían tenerla para poder intercambiarla por favores con la gente — eso fue lo primero que se le ocurrió a Natasha — De cualquier forma, ahora tenemos que desayunar. Luego pensaremos en todo esto.

    — Al final, no todo lo que nos dijeron en la escuela sobre Zenith era cierto — Casey apreciaba después de contemplar lo sucedido — No son unos monstruos como se nos dijo, pero está claro que tampoco son ángeles.

    — En este mundo nadie nace siendo una cosa o la otra, cada uno elige en lo que se quiere convertir — fueron las palabras de Natasha ante lo que expuso su compañera.

    […]

    Luego de cuatro días más, donde situaciones como esa se repitieron a diario, y no solo una vez por día, las naves con los pasajeros cargados de tensión habían llegado finalmente al planeta Garak. El noventa y nueve por ciento de los pasajeros, y muchos más en realidad, conocerían dicho planeta y a esos aliados por primera vez. Si bien, hubo algunos que los vieron caminando y en vehículos en las calles del país cuando estuvieron en la Tierra para encargarse del asunto de Michael, mucha gente ni siquiera sabía cómo ellos se veían, una medida de precaución implementada por Magnus para con ellos.

    El aterrizaje se dio en un punto alejado de una de las grandes ciudades del planeta, el cual parecía estar intacto de agresiones como las que la Tierra acababa de sufrir. La nave xaromitante se puso en el medio de las cuatro naves de Zenith que acudieron al lugar, notándose su gran diferencia en el tamaño de una con la otra. La estructura en la que Magnus y Wagner viajaban fue la última en tocar el suelo del planeta, y su aterrizaje en este fue muy brusco. Un enorme estruendo se escuchó cuando varios trozos de metal se desprendieron de la estructura, mientras que los motores empezaban a desprender una gran cantidad de humo.

    Siguiendo un protocolo que mostró que estaban preparados para eso, todos los militares y civiles que viajaban a bordo de dicha estructura salieron con rapidez, temiendo que pudiera producirse un incendio tanto en el exterior como en el interior. Por parte de las otras naves, solo bajaron los soldados que alguna vez viajaron al espacio exterior. Magnus quería tener una charla con Asmir donde tuviera el respaldo de gente conocida por el líder, por lo que fue una de las órdenes que alcanzó a dar antes de cortar comunicaciones con todos ellos. Exceptuando a los que tuvieron que bajar de la nave por precaución, Magnus, Wagner, y los equipos de Ace, Gwyn y Michael eran los únicos humanos en Tierra. Dado a que no sabían cómo podrían tomarse la llegada de tantos humanos de un día para otro, nadie más bajó de las otras naves que quedaban.

    Dada la incomunicación que tuvieron en todo el viaje, los soldados finalmente alcanzaron a ver de nuevo a Wagner, y él también a ellos.

    — Siempre quise saber cómo estabas — Agustina se acercó a él para darle un abrazo.

    — ¿Estás bien, amigo? — Ace le preguntó, viendo la cara demacrada que Wagner tenía en aquel momento — Veo que no fue posible que te implantaran un nuevo brazo. ¿Eso te afectó bastante?

    — Más… más de lo que te imaginas — Wagner contenía las lágrimas frente a todos ellos — Yo ya no estoy… estoy en…

    — No fue posible que le implantáramos el brazo a Wagner, y no tenemos forma de saber si en este planeta están preparados para hacerlo — Magnus habló por el soldado, que no parecía poder expresarse — Es por eso por lo que le pedí a Wagner que se retirara del ejército. Si Asmir dice que no hay forma de hacer lo que necesitamos, él pasará a estar bajo mi mando como uno de mis asistentes.

    — ¿Eso significa que no podrás pelear contra los edagrianos? — Xander preguntó, de forma inoportuna.

    — ¡Xander! — Gwyn le reprochó por haber sido tan insensible.

    — No, Gwyn, déjalo — Wagner no quería que se creara un conflicto por su culpa — Tiene razón en lo que dice, y motivos para hacer esa pregunta. Con un solo brazo, dudo poder pelear contra alguien ahora mismo.

    — Lo lamento, Wagner — Thomas supo que debía sentirse horrible por eso — No te merecías esto. Siento mucho que te haya pasado.

    — Yo también — Wagner contestó, estrechando la mano con Thomas, quien aceptó ese gesto — No por mí, sino por los que esperaban que yo vengara sus muertes ocasionadas por ellos.

    — Lo haremos nosotros — Ace le contestó, queriendo quitarle una carga de encima — El hecho de que Garak esté con vida nos da esperanzas.

    — Antes de pensar en eso tenemos que atender algo urgente — Magnus empezó a caminar al frente — La reubicación de todos los que han venido con nosotros.

    Sabiendo que su líder tenía razón, todos ellos siguieron a Magnus hacia los interiores de la ciudad Garak, en donde se llevaría la charla con el líder de la especie que gobernaba el planeta en el que todos ellos se encontraban. No serían bien recibidos, y eso lo supieron desde el momento en el que se dieron cuenta de que todos los garak estaban estacionados dentro de la ciudad, cumpliendo su función de guardias; y que nadie los había ido a ver para preguntarles qué tal había estado el viaje.

    Xander, Gina, Casey y Natasha contemplaron por primera vez a los alienígenas que acababan de conocer, viendo que tenían una imagen imponente. Con armaduras que cubrían todo su cuerpo, exceptuando su rostro, armados con rifles similares a los suyos, y portando además los guanteletes capaces de liberar el calor suficiente para fundirle el cráneo a un ser humano, tal y como tres de los cuatro soldados de Black Meteor vieron a Michael hacerle a Stuart.

    Cada soldado garak los miraba y juzgaba en silencio, con una expresión nada alegre con la finalidad de ocasionar incomodidad en todos ellos. Asmir no estaba contento con los humanos luego de sentir que ellos se aprovecharon de su especie en el pasado, y tener que albergarlos en su planeta contra su voluntad, puesto a que no había otra alternativa más, era algo que no le agradaba, y que logró transmitir a toda su población.

    Para romper el silencio sepulcral que había, casi hasta el punto en el que si pisaban las calles con suficiente fuerza podrían escuchar sus pisadas, Ace quiso sacarse una duda que tenía en la cabeza.

    — Magnus, yo sé que usted nos envió la lista de los que escaparon de la Tierra — Ace tenía un mal presentimiento — Pero… ¿hay posibilidades de que Lathan esté vivo?

    — Sé que él no estaba viajando oculto a bordo del Zenith, o lo hubieran visto cuando la gente descendió — Magnus descartó esa idea — Salvo que esté escondido en una de las cuatro naves, dudo que esté con vida. Pero si sirve de algo para esclarecer la situación, no recuerdo haber recibido la noticia de que lo hubieran liberado de su celda.

    — ¿Lathan? — Natasha no creía que Ace pudiera conocerlo — ¿Cómo supiste de él?

    — Es una larga historia, pero parece que es una que tiene un mal final — Ace se desanimó al escuchar las últimas palabras de Magnus — Pobre chico, es posible que los policías hayan escapado y lo dejaran morir en su celda.

    Sin saber a qué se referían, varios soldados de Zenith le restaban importancia a ese asunto. No obstante, Natasha, Xander, Casey y Gina estaban algo entristecidos por haber escuchado esa noticia. Nunca supieron lo que le había pasado a su compañero, hasta ese momento. Al haber intercedido por su seguridad, creyeron que Magnus lo liberaría y lo enviaría de regreso a Black Meteor, teniendo la esperanza de que Abel pudiera haberlo salvado. Pero tras enterarse de que en realidad estaba encerrado en una prisión, lo dieron por perdido con las palabras dichas por Magnus. Otra mala noticia que se sumaba a la semana más trágica en la historia de la humanidad.

    — Señor, ¿es posible que algunos militares se hayan apurado al enviar la información y no hayan identificado a todos los humanos? — Michael quiso saberlo — Porque, si es así, quizá Melody…

    — Lo siento, Michael — Magnus supo a dónde quería llegar, y decidió detenerlo allí mismo — Pero sé que los soldados no enviarían información incompleta, y Melody no es alguien que se escondería entre los pasajeros. Así que, creo que es correcto asumir que ella ya no está con nosotros. Lo lamento, sé que ella era compañera de ustedes.

    — Era una buena chica — Alicia contestó algo cabizbaja — Y no se merecía que le pasara esto. Ella solamente quería ir con su familia, porque era lo que necesitaba luego de perder a sus compañeros.

    Buscando tener una buena noticia en el camino hacia la conversación con el líder de los garak, las revelaciones de su líder tuvieron el efecto adverso. Los soldados de Black Meteor no llegaron a conocer a Melody, por lo que ellos no se sentían afectados por su fallecimiento, siendo solamente una persona más. Pero los soldados de Zenith, principalmente Michael y Alicia, sentían un dolor algo profundo al saber que otra compañera perdía la vida.

    — Los edagrianos van a pagar lo que hicieron — Ace, quien era el más molesto entre todos ellos, puesto que se enteró de las muertes de Melody y Lathan y llegó a conocerlos a ambos, estaba decidido a llevarles la muerte — No podemos dejar que nos sigan arrebatando más vidas. Ni tampoco podemos dejar sin vengar las vidas que ya se llevaron.

    No todos se vieron entusiasmados por esas palabras. Magnus entendía sus motivos, pero no quería pensar en una batalla antes de asegurar un destino fijo para todos los ciudadanos que logró salvar de la extinción en la Tierra. Wagner, por su parte, se sintió más hundido con esas palabras. Él quería tomar venganza contra ellos por todo lo que le arrebataron, pero la posición en la que estaba le impedía siquiera ser capaz de pelear por su propio bien.

    El camino hacia el lugar de reunión continuó, y mientras más avanzaban, los soldados garak aumentaban en número, como si interpretaran la presencia humana como una amenaza para ellos. Todo eso hizo que el camino fuera totalmente desagradable para todos los humanos.

    […]

    — ¡¿Cincuenta mil?! — Asmir gritó mientras golpeaba la mesa en la que estaba sentado.

    — ¡Eso es demasiado! — Kila apoyaba a su líder.

    — ¡¿Demasiado?! — Magnus se sentía agredido por los garak — ¡Es muy poco! ¡Estamos muy cerca de la extinción! ¡En la Tierra vivían millones de humanos tras la Catástrofe, y ahora solo quedan cincuenta mil!

    — ¡¿Te atreves a decirme que no son demasiados?! — Asmir se sentía muy furioso — ¡Ahora tenemos un montón de bocas que alimentar! ¡¿Por qué demonios fue que las defensas de la Tierra cayeron?! ¡¿No se suponía que ibas a pedir apoyo para la pelea contra ellos?! ¡Debían estar preparados para luchar!

    — ¡Su nave no caía con nada, Asmir, he visto a varios ejércitos del mundo luchar unidos para hacerles frente, y no la pudieron derribar! — Magnus quería abogar por su gente — ¡Escúchame, a mí me duele mucho hablar de la caída de mi mundo! ¡Lo he perdido todo, y ahora, solo me quedan estas pocas personas que pude salvar! ¡No nos vamos a quedar aquí de forma permanente, y cada uno de ellos va a trabajar para ganarse el pan de cada día desde hoy hasta que encontremos un nuevo mundo donde vivir! ¡Pero primero tenemos que hacernos cargo de un problema más importante!

    — ¡Maldita sea, siempre termina en lo mismo! — Asmir se quejó de forma estrepitosa.

    Detrás de Magnus, quien estaba sentado en una mesa, los once soldados de Zenith que le hacían compañía miraban con la cabeza baja como el líder de una especie aliada les reprochaba algo que no eran capaces de entender. Cada uno de ellos tenía ganas de responderle, pero no querían terminar instigando un conflicto con los únicos seres que podrían ayudarlos a perdurar su existencia.

    — ¡Una puta vez en la miserable vida que ustedes iban a ser útiles por fin! ¡Y no! ¡Todo se termina yendo al carajo! ¡Ahora tengo que darles refugio y hacerme cargo de todo como siempre lo hice! — Asmir golpeaba la mesa en la que estaba sentado por frustración.

    Kila y los otros garak que le hacían compañía miraban desde su posición el enorme descargo de furia que atravesaba su líder, sintiendo pena por él.

    — ¿De qué hablas cuando dices que íbamos a ser útiles al fin? — Gwyn quería saber de qué los acusaban.

    — En la guerra contra los berrod solo me enviaron un escuadrón de apoyo — Asmir comenzó — Cuando hubo que rescatar a los soldados de las manos de Allecreod, ustedes enviaron solo un equipo de cinco personas y yo envié dos escuadrones completos, estando yo mismo incluido. Con esa maldita excusa de que la Tierra estaba dividida internamente, ustedes se aprovecharon de mi gente para enviarnos a morir por ustedes. Y ahora, cuando finalmente la Tierra se iba a unir e iban a enviar una cantidad de soldados que le hiciera justicia a la enorme superioridad numérica que tenían, los atacan y los dejan muy reducidos. Ahora tendré que cuidar de su gente que no puede pelear, mientras que la mayor cantidad de soldados que partirán a la pelea serán los de mi gente.

    — ¡Eso no es justo! — Michael encaró a Asmir de frente — ¡No había ni un solo garak cuando encontramos las respuestas!

    — ¡No, porque estábamos ocupados arreglando las cosas con los ryfier, solo porque ese inútil quiso tener un encuentro con Allecreod para formar una alianza! — Asmir señaló con el dedo a Wagner, que se sintió atacado por ese gesto — La razón por la que encontraron las respuestas, era porque nosotros estábamos reteniendo a los ryfier, y planeando como deshacernos de Allecreod para el futuro. Así que no me eches eso en cara, porque es más mérito nuestro que suyo. Y tú no me vuelvas a hablar así. Porque te recuerdo que yo mandé a hacer un gran esfuerzo para que Orz no te matara, cuando tu muerte nos libraría de ese problema.

    — No hables así de Michael, Asmir — Alicia defendió a su novio de dicha acusación — Te recuerdo que todo esto pasó porque los tuyos mataron a toda mi familia y luego le mintieron al equipo de Zenith. No pretendas que eres inocente, porque no lo eres.

    — No pretendo ser inocente, solo digo la verdad — Asmir no estaba contento con ellos — Ustedes se han aprovechado de mí y de los míos siempre que pudieron, y ahora lo van a volver a hacer…

    Un nuevo golpe sobre la mesa le terminó haciendo una grieta en su estructura, y esa fue la señal para Asmir de que debía detenerse y tomarse las cosas con la mayor calma posible. Luego de llevarse las manos a la cabeza, él optó por simplemente aceptar la realidad, sabiendo que molestarse era algo que no le resolvería ningún conflicto. Tras tranquilizarse por unos minutos, él retomó la palabra, tomando la decisión de lo que les sucedería a los humanos que llegaron a su planeta. Estaba enterado de todo lo que había acontecido durante su viaje, incluida la imposibilidad de utilizar la estructura de Zenith nuevamente tras el enorme esfuerzo que realizó en el viaje.

    — Bien, este es el trato, Magnus — Asmir se puso de pie para hablar con él — Es el único que te ofreceré y no se negocia. Si no te gusta, bien te puedes ir y llevarte a los humanos a otro planeta. Yo me iré a dormir hoy con la conciencia tranquila.

    — Te escucho, no tengo otra opción — Magnus se veía con las de perder.

    — Me acabas de decir que la estructura de Zenith donde viajaste es inútil, así que a todos esos humanos se les dará asilo en la ciudad — Asmir empezó con la propuesta — Pero todos los demás se van a quedar a dormir a bordo de las naves. A partir del día de mañana, cada soldado que esté en condiciones de trabajar va a ponerse a trabajar. Y las raciones de comida que recibirán dependerán del tipo de trabajo y la eficiencia de la persona en el mismo. Si alguien está parado durante ocho horas, no recibirá nada. No alimentaré a ningún perezoso. Y esto aplica para todos por igual. Así que, si alguien tiene diez hijos, tendrá que hacer un esfuerzo diez veces mayor al de los demás. Lógicamente, aquellos que habiten en la ciudad, van a trabajar en puestos más pesados y por una jornada más larga. Eso es algo que vas a tener que explicar a los tuyos.

    — Lo haré, quédate tranquilo — Magnus respondió con sumisión ante el pedido de Asmir.

    — Y está más que claro que todos los soldados que tengas irán a pelear cuando llegue el momento — Asmir no dejaría a ninguno atrás — Ya sea que tenga un solo día de experiencia o que sea un veterano que se haya retirado. Si puede empuñar y disparar un arma, va a ir a esa maldita guerra. En la primera línea, si es posible.

    — Como digas tú, este es tu planeta y estás en tu derecho.

    Todos pudieron notar que Magnus realmente no quería aceptar esa clase de términos para con su gente, pero nadie podía negar que Asmir estaba siendo justo al exigirles que realizaran trabajos si es que se iban a quedar en el planeta y a consumir sus recursos alimenticios. No había nada que pudieran decir sin que Asmir se los refutara. Luego de las cosas que él les echó en cara, se dieron cuenta de que él tenía motivos para estar molesto con los humanos. Sin embargo, eso no cambiaba que las cosas para ellos fueran a ser mucho más duras. Nadie quería estar allí realmente, pero la caída de la Tierra los dejó sin ninguna otra opción.

    Kila, quien se había percatado de que Wagner estaba con ellos, aún con vida, pero con un brazo faltante, no se quiso perder la oportunidad de señalárselo a todos los presentes.

    — Wagner, ¿qué sucede contigo? — las palabras de la mujer hicieron que cada mirada se posara sobre él — ¿Vas a poder pelear en la batalla?

    — ¿Te parece que va a poder pelear con un solo brazo? — Gwyn quiso defender a su compañero.

    — Se lo pregunté a él — Kila le contestó, algo furiosa — A diferencia de cuando ustedes me amenazaron en la nave xaromitante, ahora soy yo la que está en una posición superior. Así que, no me hagan enojar. Porque puede que haya perdonado lo sucedido en el pasado, pero no lo he olvidado.

    — No… no puedo pelear — Wagner se desalentó al escuchar esa acusación en frente de todos ellos — Iba a trabajar como un secretario de Magnus, pero viendo que para que me den alimento voy a tener que trabajar incansablemente, lo mejor será que me olvide de esto.

    — Asmir, ¿tiene algo que nos permita implantarle un brazo artificial? — Magnus preguntó al líder de los garak — Si eso fuera posible, él podría seguir peleando.

    — Lamento decirte que no, y si tuviéramos algo así, estaría equipado para garaks, y no para humanos — Asmir contestó, rompiendo la ilusión de Wagner de volver a pelear — Es muy distinto colocar un brazo artificial a una placa como hicimos con Michael.

    — Entiendo eso, supongo que ya no importa — Wagner tuvo que resignarse a retirarse definitivamente del ejército — Me pondré a trabajar ya mismo.

    — No te haré trabajar como loco con un solo brazo, lo más probable es que cometas errores y arruines todo — Asmir se adelantó a los hechos — Kila, llévalo con Lankir y con Wida. Él los ayudará a poner a Xorxaik en funcionamiento. Falta poco para que ese robot esté de nuestro lado, y si Wagner puede aportar para que suceda, que así sea.

    — Me lo llevaré en seguida — Kila se acercó a él, con una mirada de soberbia como forma de devolverle el trato que recibió de su parte en la nave xaromitante al reanudar la misión — Vamos, Wagner.

    — Los veré esta noche — el soldado se despidió de todos ellos.

    Cada uno de los soldados observó con tristeza viendo como Wagner, para quien ya no había esperanzas de poder tener un lugar en el ejército, era llevado fuera de la sala por la mujer garak. Al abandonar el lugar, Wagner se iba con la cabeza agachada. Una profunda sensación de tristeza lo invadía por completo. Todos sus sueños se habían esfumado, junto con la gente que más le importaba en el mundo. Cuando él pensaba que las cosas podrían mejorar, estando tan cerca de formar una alianza con Allecreod que permitiría que él se convirtiera en uno de los humanos más determinantes en la misión de hallar las respuestas a la Gran Catástrofe, los sucesos terminaron dando giros inesperados que lo llevaron a terminar su carrera como militar de una forma totalmente lamentable.

    Una vez se marcharon, Magnus supo que la reunión ya no tenía por qué continuar, y que él, como líder, tenía una responsabilidad qué cumplir.

    — Iré a dar avisos a los míos sobre todo lo que ocurre — Magnus informó al líder garak — ¿Dijiste que el día de mañana empezaríamos a trabajar?

    — Así es, no soy tan malvado como para no darles un tiempo de adaptación — este contestó a la pregunta — Apenas la luz del sol toque el planeta, los quiero ver a todos trabajando. Ahora váyanse antes de que me arrepienta y decida que empezarán trabajar de inmediato, tal y como Wagner se ha ofrecido a hacerlo.

    Descontentos con el trato, pero sin oportunidad de responderle nada, Magnus y los diez soldados que lo acompañaron se marcharon del edificio, para posteriormente, salir a las afueras de la ciudad y comunicarle esta noticia tan severa al resto de su población. Pese a que eran pocos humanos para los estándares de una población en la Tierra, un total de cincuenta mil personas eran bastantes, y requeriría de tiempo poder poner al corriente de todo a cada uno de ellos.

    Después de toda la mierda que tuvieron que atravesar, lo único que deseaban era que la nueva vida de trabajo en el planeta Garak, bajo las leyes y supervisión de sus habitantes, no desencadenara conflictos como los que se vivieron en las naves durante el viaje.

    […]

    — Wagner, hola — Lankir lo saludó al verlo allí — ¿Por qué has venido ahora?

    — Wagner tiene que trabajar para ganarse su sustento, y se ofreció a empezar ahora mismo — Kila, que lo estaba acompañando, habló por él.

    — ¿Qué fue lo que sucedió? — Wida quería saber por qué las cosas eran tan duras con él.

    — No tuve tiempo de someterme a una operación para tener un brazo artificial — Wagner les informó a los dos xaromitantes — Y ahora ya es tarde. Me he tenido que retirar de la milicia, y, por ende, ahora no soy nada más que un civil que deberá trabajar como el resto.

    Lankir se sentía muy dolido al escuchar esa noticia. Para él, Wagner era el humano más agradable entre todos ellos. Las experiencias vividas durante el trayecto a la misión con él fueron las más llevaderas de todas, mucho más cuando este le mostró su ayuda en el tiempo en el que la relación con Wida y Aurio era conflictiva y necesitaba un oído comprensivo.

    Wida, por su parte, sentía simpatía por el humano, dado a que ella estuvo con él cuando sucedió la noche trágica. El haberlo visto sin un brazo y siendo cuidado por Agustina mientras que Sharyn, que era tan especial para él como Aurio fue para ella, no estaba por ningún lugar, hicieron que la tristeza se apoderara de ella. Viendo que no tenía otra opción más, puesto a que, con un brazo, le sería imposible tomar un arma y pelear, ambos xaromitantes lo aceptaron.

    — Descuida, Wagner, no te daremos la espalda — Lankir apoyó sus manos sobre el hombro del humano.

    — Necesitamos ayuda para poner en funcionamiento a Xorxaik, y ya nos queda muy poco — Wida quería buscar la forma de animarlo — Con tu ayuda puede que nos sea más fácil.

    — Gracias a los dos — Wagner sentía que una lágrima de felicidad le caía por el rostro, dado a que sentía aprecio por primera vez en mucho tiempo, cosa que le dolía bastante para lo que él tenía decidido para su futuro — Prometo no estorbar.

    Sabiendo que estaría bien bajo la supervisión de ellos dos, Kila se despidió y se marchó rápidamente del lugar. Una vez se fue, Wagner sintió como una gran tensión en sus hombros se alivió, dado a que era obvio que Kila se vengó de la vez en la que él y varios soldados del equipo la increparon cuando ella se mostró decidida a encargarse de Michael si resultaba que Orz tomaba el control de su cuerpo.

    Con la tranquilidad de que estaba con gente de confianza, Wagner apoyó a Lankir y a Wida con las preparaciones para que Xorxaik pudiera formar parte de sus fuerzas para cuando llegara el día de partir a la batalla contra los edagrianos, batalla en la que Wagner no podría participar. Al observar el robot, una sensación de incomodidad invadía a Wagner nuevamente. Si bien, era algo que tenía presente, no podía sacarse de la cabeza que era esa misma máquina asesina la que le arrebató a su padre. El tener que reconstruirla le daba una sensación de dolor muy grande, con la que él luchaba para no mostrar.

    — Se siente como si estuviera ayudando más a beneficiar a sus asesinos que a vengar su muerte — Wagner ocultó esos pensamientos en su mente — Lo siento, papá. Tu hijo es el mayor fracasado de la historia.

    La tarde transcurrió con mucha lentitud para él, pero se hizo un poco más amena al estar acompañado de Lankir y de Wida, quienes valoraban su presencia para tener a alguien más con quien charlar. Sobre todo, considerando que la destrucción de la Tierra lo podría haber dejado muy afectado. Lankir y Wida sabían lo que se sentía atravesar una situación así, y por respeto, no hicieron referencia a ese tema, para poder darle tiempo al soldado para que lo asimilara. Una vez que pasaran unos días, ellos tenían pensado expresar su pésame por la pérdida de su mundo natal. Pero consideraban que el tiempo para hacerlo no era ese.

    Terminado el tiempo de trabajo, donde no se pudieron hacer demasiados avances, dado a que Xorxaik seguía sin poder obedecer al completo las órdenes de Lankir de forma eficiente, los dos xaromitantes optaron por dejar dicha tarea para seguirla mañana, además, Wagner podría irse a descansar junto a los demás.

    — Bueno, agradezco estos momentos tan agradables — Wagner se veía triste al hablar — Pero ya me tengo que ir.

    — Nos veremos mañana, Wagner — Lankir le dio un abrazo de despedida.

    — Duerme bien, te hará falta — Wida le deseó lo mejor.

    Con un saludo realizado con la única mano que tenía disponible, Wagner se despidió de ambos para luego salir de la zona de trabajo y regresar a las calles de la ciudad, para así regresar a la nave donde conviviría con sus compañeros.

    […]

    El soldado tuvo que pasar por un infierno casi personal para él cuando veía todas las miradas de los garak lanzándole indiferencia e incluso odio al verlo pasar. Cuando finalmente salió de la ciudad, sintió como si estuviera quitándose un peso colosal de encima, dado a que supo que estaría entre los suyos nuevamente.

    Sus pasos lo condujeron a la nave xaromitante, donde, afuera de la misma, Thomas y Gwyn lo estaban esperando. Ambos, al verlo, salieron en su recibimiento.

    — Wagner, escucha, en el trayecto del viaje, hemos optado por llevar nuestras camas a la sala de entrenamiento para dormir todos juntos — Gwyn le informó para que los acompañara — Thomas y yo ya movimos una para ti a ese lugar.

    — Podrás pasar la noche junto a nosotros — Thomas le contaba con una sonrisa, estando feliz de tenerlo de vuelta en el equipo.

    — ¿Ya es de noche? — Wagner miró al cielo, para darse cuenta de que al atardecer en el planeta le quedaban pocos minutos — No me había dado cuenta.

    — Ven, te mereces estar con tus amigos y descansar bien — Gwyn tomó de la mano a Wagner para llevarlo al interior del lugar.

    Wagner apreció el gesto de ambos soldados para con él. Se sentía como un niño mimado al recibir ese afecto, pero eso, por más positivo que pudiera sonar para cualquier otro, no era así para él. Luego de haber recibido la ayuda de Thomas y de Gwyn para poder asearse tras la pérdida de su brazo, se empezó a sentir como un inútil dependiente de otras personas. Tenía la certeza de que esa sensación desaparecería cuando le implantaran un brazo artificial y pudiera ser un hombre y soldado completo una vez más. Pero con la noticia de que en Garak no estaban listos para una cirugía como esa, todo ese futuro que él vio se desvaneció como sus sueños para el futuro.

    El soldado atravesó los pasillos de la nave xaromitante, y pudo llegar a la sala de entrenamiento que ejercía la función de habitación común justo cuando un cielo estrellado empezó a cubrir el planeta anfitrión. Wagner observó que algunos de los soldados ya se encontraban dormidos, imaginándose que tuvieron un día bastante largo teniendo que dar explicaciones y tranquilidad a la gente, además de ayudarlos a mudarse a la ciudad a varios de ellos. Michael dormía acurrucado con Alicia en una cama para ambos, lo mismo sucedía con Ace y Agustina. Xander y Gina dormían, por lo que Natasha y Casey fueron las únicas que lo vieron llegar.

    — ¿Qué tal estuvo tu día con tus amigos xaromitantes? — pese a no conocerlos, Natasha escuchó la historia de parte de sus compañeros.

    — Ha sido… regular — Wagner no se sentía feliz del todo por tener que resignarse a trabajar de esa manera — Ellos dos trabajan para reconstruir un robot, pero luego, ambos irán a pelear y ver los frutos de su esfuerzo. Yo me quedaré aquí, y tendré que buscar otro sitio donde trabajar, junto a los garak que me verán como una plaga.

    — No dejes que eso te afecte, Wagner — Casey quiso levantarle un poco el ánimo — Tal vez no en esta ocasión, pero puede ser posible que pronto puedas tener un nuevo brazo y estar listo para pelear en el futuro.

    — Puede que sí — Wagner no veía esperanzas en las palabras de Casey, e incluso si las hubiera visto, algo no le dejaba ser feliz — Pero yo quería pelear en esta batalla. Junto a ustedes. Por mi padre, mi madre, mis amigos, y mi pareja. Todos ellos habrían querido que yo luchara por su memoria, y no que me quedara aquí como un manco de mierda que solo puede colaborar y no hacer nada.

    — Estás atravesando la etapa más difícil de tu vida, Wagner — Thomas le dio una palmada en el hombro — Tienes la fuerza necesaria para salir adelante. Y cuando lo hagas, serás el ser humano más fuerte en cuanto a voluntad. Muchos te tomarán como ejemplo.

    — Honestamente, lo dudo bastante, Thomas — el exsoldado no podía creerlo ni siquiera forzándose a ello — Las cosas nunca salen como uno espera que salgan. Soy la prueba viviente de eso.

    — Tal vez hoy no sea tu mejor momento, pero mañana será otro día — Gwyn no se veía capaz de alentarlo más — Debes descansar, Wagner. Pese a que tu día haya sido tranquilo, de todos nosotros, eres el que más necesita estar en paz.

    — Tienes razón, Gwyn, lo necesito — el soldado se dirigió a su cama — Buenas noches.

    Thomas, Gwyn, Natasha y Casey saludaron al soldado y luego de eso, los cinco se unieron a todos los demás en el descanso del que sería la primera noche en el planeta Garak. Teniendo en cuenta todas las cosas que Asmir les hizo saber cuándo tuvieron su reunión con él, estaba más que claro que ese día, pese a haber sido agitado debido las tensiones tanto con la especie dominante del mundo como de las quejas de los humanos, sería el más relajado de todos.

    Con la llegada de los humanos tras la caída de la Tierra, no tuvieron tiempo para ponerse a discutir sobre planes de ataque para lo que sería la batalla final contra los edagrianos. Por lo tanto, cada soldado supo que ese sería el tema principal para tratar al día siguiente, lo que les daría un poco de tiempo sin tener que someterse a trabajos pesados para ganarse la comida de parte de los garak.

    Todos los soldados en la sala de entrenamiento habían quedado profundamente dormidos, pero esto no duró demasiado, dado a que una hora después, cuando el lugar estuvo en completo silencio, debido a que la distancia que había desde las naves con la ciudad impedía que el ruido llegara hasta allí, Wagner se despertó.

    Sus sueños eran un enredo en el que solamente podía ver imágenes horribles e imposibles de digerir. Supo que le sería imposible volver a dormir, pero luego de pensar en una solución para todo eso, vio que no sería necesario hacerlo.

    […]

    El hijo del fallecido comandante Stones sentía el aire del planeta Garak acariciando su rostro, y moviendo su cabello de forma alocada. Era fresco, pero no lo suficiente como para ocasionarle frío. Después de pensar en una solución para sus problemas y buscar lo necesario, el soldado optó por salir a tomar aire y sentir una sensación agradable. Llevaba puesta su armadura militar, a la cual le desensambló la zona del brazo izquierdo que le fue arrancado para que no le molestara. Tenía pensado dejársela puesta, pero al ver que el viento era tan agradable, se la quitó.

    — Qué lindo se siente poder respirar aire puro — Wagner dejó que la parte superior de su armadura cayera al suelo — No se compara al aire de la Tierra, pero con esto me basta para tener un buen recuerdo.

    Habiendo gozado una sensación agradable, Wagner se puso de rodillas y empezó a revisar uno de los compartimientos ocultos de su armadura, los cuales podían servir para llevar alguna provisión de emergencia a las misiones. De allí, el soldado tomó una pistola, la misma que su padre aseguró que había sido un regalo de su madre, y la que le costó mucho trabajo recuperar de la armería.

    Wagner la miró y se aseguró de ver que estuviera cargada. Una vez que lo supo, las lágrimas empezaron a caer de su rostro, mientras su única mano la empezaba a sujetar con firmeza. Teniendo bastante en claro lo que iba a hacer, solo le quedaba decir unas palabras al viento.

    — Papá, si puedes escuchar estés en donde estés, te habla tu hijo — Wagner sonreía mientras las primeras lágrimas empezaban a tocar el suelo — Sé que, si vieras esto, te decepcionarías bastante, por eso quiero que sepas que nada de esto es tu culpa. Fuiste el mejor hombre que conocí. Aunque perdiste a mamá y quedaste solo, me criaste y me formaste de la mejor manera. No hubiera podido pedir a nadie mejor para que fuera mi padre. Eres el mejor hombre que tuve el honor de conocer. Eras alguien a quien todos respetaban. Cada soldado obedecía tus órdenes sin cuestionarlas, y cada palabra que salía de tu boca era escuchada y apreciada. Yo, por el contrario, no estoy ni cerca de eso. Michael y Alicia actuaron a mis espaldas para perjudicarme. Ellos me traicionaron, pero me traicionaron porque yo no pude ser nunca alguien como tú… A ti jamás te habrían hecho algo como esto, y eso ya marca un mundo de diferencia entre nosotros dos… Perdóname, papá. Yo recuerdo aquel día en el que me preguntaste cual era mi sueño. Quería ser como tú. Ser un comandante que fuera respetado por su fuerza e inteligencia, encontrar a una mujer tan buena como recuerdo que lo fue mamá, y formar una familia con ella para poder vivir felices en la Tierra. Pero eso ya no será posible. Sharyn fue la mejor mujer que me encontré, y estuve ignorándola demasiado tiempo. Para cuando me di cuenta de que la fortuna que tenía al estar con ella, el universo me la quitó. No solo fue ella. Cada uno de mis compañeros con los que empecé la misión ya no está… Dustin y tú murieron asesinados en un conflicto ocasionado por mi culpa — el soldado se tomó una pausa para tragar saliva — Cuando pensé que finalmente las cosas saldrían bien, todo se fue al carajo. Tenía la certeza de que nuestra alianza con Allecreod se formaría y podríamos llegar a las respuestas. Estaba seguro de que sería nombrado comandante tras eso… Pero todo terminó saliendo mal. Allecreod mató a Dustin en frente mío, y luego su maldito robot asesino te mató a ti. Moriste decepcionado de mí, y tuve que aceptar la idea de que ya nunca podría verte orgulloso, y recibir el nombramiento que tanto esperaba viniendo de ti. Luego ese maldito edagriano nos engañó y terminé perdiendo a Sharyn. Solamente me quedaban dos cosas que me mantenían con los pies en el suelo. Mi puesto como soldado y mi oportunidad de pelear para vengar a la Tierra… Ahora, ambos se han ido. La Tierra ya no existe, y yo ya no podré volver a pelear. Desde que Allecreod dirigió su ira a nosotros solamente he estado recibiendo golpes… Cada vez que recibo un golpe y creo que las cosas no pueden empeorar, solamente recibo otro que lo empeora mucho más de lo que yo podría imaginar. Ya no puedo soportar eso… Me harté de recibir golpes. Ya lo he perdido todo. No puedo recuperarlos, ni tampoco puedo vengarlos. Soy un inútil que no sirve para nada. Permití que esa maldita bestia me arrancara el brazo y me apartara de la única persona que me comprendía y me ayudaba a superar la pérdida tuya y de mi mejor amigo, que tuvo que dar su vida por mí… ¡Es siempre lo mismo! ¡No puedo terminar de recuperarme de una herida y ya estoy recibiendo otra, y ya estoy cansado! ¡¿Qué sigue?! ¡¿Seguir con vida y ser tratado como basura por los garak?! ¡No quiero eso… no quiero tener que soportar esto sabiendo que no tengo a nadie que me espere, ni un planeta al cuál regresar! ¡Los edagrianos me lo han quitado todo! ¡Lo he perdido todo! — Wagner empezó a levantar su brazo poco a poco — Todo… menos mi vida. Lo único que estoy haciendo con ella es seguir recibiendo golpes sin poder hacer nada. Cada día que pasa, el daño se incrementa sin parar. Y es algo que no puedo seguir soportando. Por eso, he tomado esta decisión.

    Wagner contempló las estrellas del cielo, el cual, a diferencia del que había en la Tierra, permitía una mejor vista debido a la poca contaminación que existía en el planeta Garak. Esa vista que era hermosa para él fue lo último que él vería con sus ojos, dado a que después de decir esas palabras, optó por cerrarlos y continuar con su despedida sin mirar.

    — Pero antes de irme, quiero darte las gracias, papá — Wagner tomó un respiro para luego seguir hablando — Hiciste por mí todo lo que pudiste, y yo no pude devolvértelo. Lo siento. Siento que hayas tenido que criar al peor hijo siendo el mejor padre. Merecías a alguien mejor. Alguien que pudiera cumplir con lo que tú estuviste dispuesto a dar. Tal vez las cosas hubieran sido mejor así… Sé que haciendo esto y habiendo fracasado en todo lo que me propuse no tengo el derecho de pedir nada… Pero, si no fuera mucha molestia, me gustaría que tú y mamá me estuvieran esperando por mí en dónde estén ahora mismo. No sé si hay algún lugar al que ir después de morir, pero si lo hay, quiero verlos a ambos allí. Luego de todo lo que he tenido que sufrir, sería agradable un pequeño cambio… Me aseguraré de que mi muerte sea rápida, para así poder llegar lo más pronto posible contigo, papá… Gracias por todo. Lo siento.

    Sin nada más que decir tanto a su padre para él mismo, Wagner colocó el revolver en su boca, asegurándose de que, al momento de disparar, no sufriría demasiado, debido a que la gran mayoría de las cosas que estuvo experimentando en los últimos días habían sido sufrimiento suficiente para él.

    Habiéndose despedido confesando todas las cosas que lo perturbaban, Wagner no tuvo más intenciones de quedarse por más tiempo. Luego de una última exhalación con el cañón de un arma en su boca, el soldado retirado pulsó el gatillo y una bala salió disparada hacia su cerebro, atravesando todo en su paso hasta que finalmente llegó hasta dicho órgano. Un tiro limpio proporcionado por él mismo cumplió con su objetivo, y en tan solo un segundo, Wagner Stones perdió la vida.

    El arma se escurrió por su única mano, para llegar a tierra firme. Lo siguiente en caer hacia el frío y vacío suelo del planeta Garak fue su cuerpo. Sin una sola porción de vida restante en él, el peso de su cuerpo producto de la gravedad del planeta hizo que este cayera boca arriba en el planeta, mientras la sangre empezaba a brotar de su cabeza.

    Como era de esperarse, el ruido de un disparo en medio de una noche tranquila alertó por completo a todos los humanos y garaks que estaban lo suficientemente cerca de la zona para escucharlo. Algunos garaks tomaron las armas y salieron rápido de sus casas en la ciudad creyendo que estaban bajo amenaza, pero lo único que iban a encontrar sería el cuerpo de un ser humano que consideró que ya había sufrido demasiado y que optó por cortar todos sus problemas desde la raíz.
     
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    Manuvalk

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    Saludos amigo, es como siempre un placer el leer en simultáneo todos los sábados (los que podemos, al menos) y lo disfruto mucho, con las charlas entre y posteriori. Este ha sido un capítulo muy extenso pero para nada pesado. A veces pueden ser pesados según la trama que carguen y más si la duración es larga, pero este estuvo muy bien. Personalmente, me gustó mucho el capítulo, así que pasaré a comentarlo directamente.

    Comenzamos viendo que la gente de Zenith en la nave aún no asimila lo sucedido, o en su defecto, sufre las consecuencias de lo acontecido. El dolor que deben sentir todos es irreparable y sin duda esto marcará un antes y un después en la especie humana. Ni siquiera yo me puedo imaginar que se me pasaría por la cabeza, más allá del sufrimiento obvio. Vemos que Agustina lo padece al saber que ha perdido a toda su familia, incluso Gwyn se quedó sin padres y Thomas aparece como el afortunado que al menos tiene a su madre viva en una de las naves. Gina revela que no dijo nada de que vino de Black Meteor para no tensar las cosas y en mi opinión, es lo correcto, pues eso podría desatar un linchamiento y una persecución buscando a quiénes no sean de Zenith por haber ocupado un puesto que, en la práctica, no les pertenece.

    Luego vemos a Natasha, Casey y después a Xander hablar sobre la idea de atacar a los edagrianos en algún momento, algo que ahora mismo parece imposible. Tras eso, ven una disputa por suministros (cartones de leche) entre tres hombres, por lo que Natasha intermedia y obtiene el abrazo de una niña al repartir los cartones entre todos. Un gesto bonito, al cual sigue un acto simp de Xander (otro más XD). Acto seguido pasamos a la llegada de las naves a Garak. Magnus y su gente deciden reunirse con Asmir, mientras avanzan entre garaks que no parecen muy felices de su llegada. Durante esto, el grupo saluda a Wagner (con una conversación de lo más cómica y malinterpretada XD) y descubren que Lathan y Melody están muertos, o al menos se lo imaginan.

    Después toca reunirse con Asmir, el cual para nada está contento con tener que mantener a cincuenta mil humanos. Magnus se da cuenta de que no tiene poder de decisión y Asmir accede a que se queden pero trabajando a full para recibir suministros. Vemos que varios personajes se echan en cara sucesos pasados (especialmente Asmir con Magnus y Wagner y Kila con Michael, etc) y queda demostrado que ahora la humanidad está contra las cuerdas. Veremos como acaba esto pero la situación no puede pintar peor. También vemos a un triste Wagner trabajar en Xorxaik junto a Lankir y Wida. Sin duda el tipo no puede caer más bajo y no lo digo por el trabajo que desempeña sino porque es considerado un deshecho o al menos eso parece. Thomas y Gwyn (entre otros compañeros), después, le intentan hacer ver que estarán para él pero Wagner parece que ya ha aguantado bastante.

    Finalmente, una de las escenas más duras de todo LGC. Wagner Stones decide cometer su suicidio. Y no le culpo, la situación que estaba viviendo era horrible en todos los sentidos y en todos los aspectos de la vida. Sin lugar a dudas, me esperaba que llegase este momento y así ha sido. Todo lo que dijo antes de pegarse un tiro y demás ha sido realmente emotivo, y lo digo con total sinceridad, me ha emocionado. Verlo sufrir hasta llegar a ese punto, pese a que no tenía mucha simpatía por él, ha sido duro. Y es una lástima que un personaje como el suyo haya acabado así, pero creo que era lo mejor. Yo en su lugar probablemente hubiese hecho lo mismo. Ahora sí, llegó una muerte muy importante y dura tras un tiempo sin pérdidas irreparables.

    Estoy deseando ver cómo afecta esto a sus compañeros, que de por sí es un golpe duro. Sin más que añadir y después de este capitulazo, nos vemos a la próxima. :\*u*/:
     
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  13. Threadmarks: Lección para un futuro incierto
     
    Agus estresado

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    La Gran Catástrofe VI Unidos en la Extinción
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    Saludos. Acercándose el fin de semana, y con mis deseos de tener el viernes y parte del sábado libres, llegó el tiempo de publicar un nuevo capítulo en la historia. Más corto que el de la vez anterior, pero con una longitud algo considerable.

    Quiero agradecer a mi amigo Manuvalk por sus comentarios semana a semana. Llevamos una gran racha de capítulos leídos en simultáneo por discord, y ojalá se siga dando la oportunidad, puesto a que me lo paso muy bien leyendo su historia al mismo tiempo que él lee acerca de este universo. Espero este capítulo sea de su agrado.

    No tengo mucho para decir. La guía y la cronología las iré actualizando en unas semanas más, de momento, la historia sigue su hilo donde quedó el capítulo anterior, y creo que ya se han terminado los fragmentos de la historia donde un capítulo da pasos atrás en el tiempo. Espero lo disfruten.











    Lección para un futuro incierto:

    Los soldados que dormían juntos en la sala de entrenamiento de la nave se despertaron de forma abrupta de su sueño por el disparo que habían oído. Varios gritos desde el interior de la nave como desde el mismísimo exterior podían hacerse oír, cosa que los preocupaba demasiado, debido a la posibilidad de que pudieran encontrarse bajo ataque en aquel momento.

    Ace se levantó de su cama, y estaba dispuesto a ir a mirar para saber lo que estaba ocurriendo.

    — Yo iré a verificar lo que pasa ahí afuera, el resto quédese aquí — el comandante dio una orden a todos.

    — Te acompañaré, Ace — Michael, en su mismo rango, no quería dejarlo marchar solo.

    — Está bien, pero el resto se queda aquí o en todo caso, se van hacia la armería — Ace miró a los demás.

    Tan pronto como la decisión estuvo tomada, ambos comandantes salieron corriendo hacia la sala donde se encontraba esperándolos la plataforma de descenso al planeta. En su camino a ese lugar, pasaron de largo a varios civiles y soldados que se arrimaron hasta las puertas de sus habitaciones, para comprobar que el peligro estuviera fuera y no dentro. De un momento a otro, los gritos tanto dentro de la nave como fuera se detuvieron, y eso dio una idea al soldado que iba al frente.

    — Deben tener la situación bajo control — dijo Ace a su compañero — Pero igual quiero ir a ver de qué se trata.

    — Créeme, yo también quiero ir — Michael le hacía compañía a su amigo.

    Al llegar a la sala, Ace presionó los comandos para abrir la compuerta mediante un dispositivo instalado en el lugar. Al abrirse, la compuerta de descenso se abrió ante sus ojos y ellos pusieron sus pies rápidamente sobre la superficie del planeta. El cielo estaba muy oscuro, pero unas luces de linterna podían verse a la distancia cuando un grupo grande de garaks y soldados, algunos armados por precaución, formaban un círculo alrededor de un punto específico.

    Sabían que su respuesta estaba en el centro de aquel círculo de población, por lo que fueron al lugar. Al principio intentaron pedir permiso, pero viendo que no se apartaban, tuvieron que entrar a empujones hasta llegar a la cara inferior. Una vez llegaron, pudieron ver el espectáculo con sus ojos.

    Magnus se encontraba de rodillas llorando frente al cuerpo de Wagner, el cual tenía un agujero de bala en la cabeza, del cual brotaba una cantidad monstruosa de sangre. La sospecha de que alguien había matado a su compañero se diluyó cuando vieron una pistola tirada en el suelo a pocos centímetros de distancia de su mano, y allí fue que entendieron que quien terminó con la vida de Wagner no fue nadie más que él mismo.

    — Ace… Michael… — Magnus levantó la vista y los miró a los dos — Lo siento… Soy el responsable de todo esto. Wagner necesitaba de mi ayuda, y yo lo abandoné.

    — Wagner… — Ace se agachó para verlo más de cerca, y tan pronto como hizo contacto con sus ojos mirando a la nada, Ace apartó la vista — No puede estar pasando esto… — el soldado sentía como unas lágrimas empezaban a recorrer su rostro — ¿Por qué? ¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué te quitaste la vida?

    — Porque él ya la había perdido en el momento en el que yo le solté la mano — Magnus se puso de pie, pero con la mirada aún agachada.

    — ¿De qué está hablando? — Michael, quien casi no expresaba dolor en su rostro, pero no por eso no estaba afectado, quiso preguntar.

    — Él quería pelear contra los edagrianos, y yo lo obligué a retirarse del ejército por su condición — Magnus no podía encontrar a nadie más para culpar por lo sucedido — Le quité el sentido a lo que le quedaba de vida. Él dijo que tenía ganas de vengar a los caídos, y yo se lo prohibí.

    — ¿Qué pasará con él? — Ace no se levantaba del suelo por lo decaído que se encontraba.

    — Asmir llegará en unos minutos — un garak informó sobre la situación — Él decidirá lo que se hace.

    — Wagner, perdóname — Magnus seguía mirando el cuerpo sin poder quitarse la sensación de culpa de encima — Zion, perdóname. Yo fui quien le causó esto a tu pequeño.

    — No, Magnus, usted no hizo nada — Michael no quería que su líder se afligiera de forma innecesaria — Todo esto que está ocurriendo ahora tiene a un único culpable. A varios, en realidad, pero con la misma culpa. Los edagrianos. Es por culpa de ellos que Wagner lo perdió todo. No por usted. Solamente quería salvarlo de ir a pelear a una guerra donde lo asesinarían.

    — Y terminó matándose él solo, que desperdicio — uno de los garak habló con desprecio hacia la vida del humano — Tantas cosas que él podría haber hecho para sernos de utilidad, y eligió tirarlas todas a la basura.

    — Cierra la boca — Ace no quería escuchar esas palabras — O te la cerraré yo.

    — ¡Tranquilos todos! — Asmir, quien había oído las últimas dos frases, anunció su presencia — ¡¿Qué es lo que sucede aquí?!

    Tan pronto como llegó, los garak se abrieron para dejarlo pasar. Así fue como el líder de su especie y la autoridad máxima del planeta se topó con el cuerpo sin vida del joven soldado de Zenith que una vez tuvo la oportunidad de conocer. Pese a haber interactuado más bien poco, siendo la última vez antes de que su grupo se marchara a explorar el universo, Asmir podía sentir algo de lástima por el soldado humano. Sin embargo, las palabras de uno de los suyos tuvieron efecto en su sentir. Asmir no dejaba de ver el enorme desperdicio que había sido permitir que Wagner permaneciera con vida, y estaba agradecido de no haber tenido que gastar una de las viviendas de su planeta para él.

    Del soldado que parecía ser fuerte, solo quedaba un cuerpo sin vida, y eso era algo que él no quería ver. Magnus pudo notar que su compañero en cuestiones de liderazgo miraba despectivamente al cuerpo, y quiso interceder con él antes de presenciar la toma de una decisión que no le agradaría.

    — Asmir, te pido un favor — Magnus sonaba muy desanimado ante el otro líder — Déjame enterrar su cuerpo en este planeta. Y deja que sea yo quien lo haga. Este error, en parte, es mío. Y me corresponde a mí hacerme cargo.

    — De acuerdo, Magnus, te lo permitiré — Asmir supuso que no haría daño permitírselo, y no quería dar una mala imagen ante todos los humanos presentes — Pero lo enterrarás por allá — el líder señaló hacia un terreno vacío — No permitiré que ocupe un lugar en mi cementerio.

    — Gracias, Asmir, lo haré enseguida — Magnus se agachó para tomar su cuerpo — Ace, Michael, sé que él fue su compañero. Pero dejen que yo haga esto solo. Podrán verlo cuando le haya dado un entierro digno, ya que no le pude dar un final digno a su vida.

    Ambos comandantes miraban con tristeza, junto con otros soldados que estaban parados allí, la forma en la que Magnus tomó el cadáver de Wagner en sus brazos para luego irse caminando con este hacia el lugar en donde Asmir le señaló que podrían enterrarlo. Michael era quien menos sentía la muerte de Wagner. Pese a no odiarlo luego de comprender su dolor, no por eso le perdonaría sus acciones. Por lo tanto, el soldado cambió la vista para ver las expresiones de los garak, y comprobar si estos sentían un gramo de empatía por su camarada caído. Su sorpresa no fue nada agradable al ver que los garak parecían estar asqueados ante la situación, sin saber si era por el hecho de que Wagner terminó con su propia vida o por el hecho de que se le concedería un entierro en su planeta.

    Eso no agradó nada a Michael, quien supo darse cuenta de que, entre eso y la charla con Asmir en el día anterior, los garak no estaban muy contentos con ellos en el planeta. Las cosas empeoraron más cuando Asmir se dio la vuelta para mirarlos a todos.

    — ¡Bueno, todos ustedes a dormir! — Asmir parecía tener autoridad para mandarlos a todos al hablar — ¡Que Magnus dijo que se encargaría por su cuenta! ¡Sus miradas compasivas no le ayudan a nadie! ¡Así que, o lo van a ayudar con el asunto o se van a dormir!

    Ningún soldado quería ponerse a discutir con el líder en persona, sabiendo que eso no les podría traer nada bueno para el futuro, por lo que todos optaron por no contestar y se marcharon a dormir. Las cosas no estaban muy bien respecto a lo dicho por Asmir, y no hicieron más que empeorar cuando otro de los suyos abrió la boca.

    — Traten de no suicidarse ustedes también, que este planeta no nos alcanza para enterrarlos a todos — sentenció otro de los garak.

    Asmir, quien estaba justo al lado del dueño de dicha frase, no le hizo ninguna reprenda por las cosas que había dicho. Supo que su subordinado tenía la razón, y hubiera querido felicitarlo por esas palabras, pero no necesitaba más conflictos con los humanos. Por lo cual, solo se limitó a tomarlo del brazo y apartarse junto con el resto.

    Con el misterio resuelto, y el arma del soldado siendo recogida por uno de los hombres de Magnus que la llevaría hacia la armería, todos regresaron cabizbajos hacia sus camas para poder pasar la noche. Ace y Michael entraron por su cuenta a su nave y emprendieron rumbo a su lugar de descanso. Los soldados y los civiles que estaban en las puertas de sus cuartos los veían caminar y supieron que, fuera cual fuera la situación, había sido controlada. Al momento de llegar al lugar, ambos comandantes notaron que sus compañeros estaban a la expectativa de su retorno, sentados todos en sus camas. Michael fue a la cama que compartía con Alicia, y Ace hizo lo mismo, acudiendo a la que compartía con Agustina. Ninguno de los dos dijo una palabra al momento de sentarse.

    — ¿Y bien? — Gwyn quería saber por qué se preocupaban tanto — ¿Qué ha sucedido?

    — ¿Wagner no estaba afuera con ustedes? — Agustina le preguntó a su pareja — No se encuentra en este lugar.

    — Es justo eso lo que ocurrió — Michael contestó, sin saber cómo empezar a hablar de una noticia así.

    — Fue Wagner… se quitó la vida — Ace no supo cómo decir las cosas de forma delicada, por lo que decidió no hacerlo.

    Esa noticia impactó fuerte en las mentes de todos ellos, principalmente en los cuatro que conocían a Wagner durante mucho más tiempo que los demás. Xander era de los más afectados en el lado de Black Meteor, llevándose las manos a la cabeza, creyendo que las cosas que le dijo cuándo lo conoció pudieron haber contribuido a que él tomara dicha decisión.

    — ¡¿De verdad pasó eso?! — Thomas no podía creerlo del todo — ¡¿Wagner se suicidó?! ¡¿Por qué, por qué hoy?!

    — Porque ayer fue que descubrió que no podría seguir siendo un soldado — Michael fue quien dijo esas palabras — Probablemente no encontró suficientes motivos para continuar con su vida.

    — ¡No! — Agustina se mostraba en negación — ¡Él no se pudo haber ido! ¡Él es fuerte, alguien como él no tomaría esa decisión!

    — Lo lamento, Agustina — Ace sabía que ella lo tenía en gran estima desde el momento en el que Wagner le prestó ayuda para recuperarlo cuando estaba en las manos de Tzorkun — Pero es la verdad. Nuestro compañero ya no está con nosotros.

    Dolida por una noticia que acababa de recibir y que parecía irreal, Agustina pronto recordó el momento en el que ella llegó a tiempo para salvarlo en la cueva cuando los ondair los atacaron. Supo que de estar Sharyn con vida, las cosas no serían iguales para él, por lo que un lamento entró en su cuerpo al pensar que ella no llegó lo suficientemente rápido a salvarla cuando él la necesitó. El pensar en el momento en el que Wagner la ayudó a recuperar a la persona más importante en su vida, y también el hecho de que no podría devolverle ese favor, causaron que Agustina rompiera en llanto en los hombros de su pareja. Ace optó por abrazarla, empezando a llorar él también. Wagner había sido un gran amigo y rival, y nunca tuvieron diferencias que los terminaran enemistando. El haber visto a su novia así le hizo recordar el favor que Wagner le hizo al derrotarlo en el pasado, y eso fue otro condimento para añadir al dolor que sentía.

    Thomas y Gwyn, por su parte, se abrazaron entre ellos mientras unas lágrimas recorrían sus rostros, sin convertirse en un llanto muy marcado. Ambos habían prestado ayuda a Wagner en el momento previo a su regreso a la Tierra, notando que él no estaba pasando por un buen momento en su vida. Ambos se arrepentían por no haber informado al respecto a Magnus para que pudiera hacerse cargo de él, creyendo que, de haberlo hecho, quizá las cosas serían diferentes.

    Michael y Alicia no derramaron lágrimas por Wagner. En el momento en el que Wagner se acercó a pedirles disculpas, este los acusó a ambos de haberlo traicionado en el pasado. Sumado al hecho de que él no volvió a hablar al respecto. Sentían tristeza por la marcha de su compañero, pero no para llegar al borde de las lágrimas.

    Casey, Natasha y Gina supieron que sus compañeros en Zenith necesitarían ayuda para sobrellevar la situación. Natasha y Casey se acercaron a Ace, para poder darle un abrazo de consuelo por el fallecimiento de su amigo. Gina, por su cuenta, optó por ir con Thomas y con Gwyn, viendo que ellos también necesitaban algo de contención con lo ocurrido. Xander, al ver que nadie se acercaba a él, con una razón justificada ante su punto de vista, simplemente se ocultó bajo las sábanas para esconder la frustración que sentía por lo sucedido.

    — Lo lamento mucho, Wagner — Xander quería regresar el tiempo atrás al momento en el que le dijo sus intenciones de matarlo en el pasado — Lamento haberte lastimado en aquel momento. Siento parte de la culpa en esto, y ya no me puedo ganar tu perdón.

    Luego de unos quince minutos muy largos respecto a todo lo sucedido, las cosas entre los soldados estuvieron con algo más de calma. Las lágrimas por él fueron derramadas, y en caso de que alguien entre los presentes quisiera seguir llorando por su amigo, tendrían la oportunidad de hacerlo cuando Magnus les contara el lugar en el que fue enterrado.

    Sabiendo que el día de mañana iba a ser bastante largo, todos decidieron irse a dormir, aunque a algunos de ellos les costó mucho más trabajo que a otros. La noticia de que uno de los militares se había suicidado era bastante triste para ellos, incluso quienes no llegaron a conocerlo del todo bien, pero algo que encendía las alarmas era que Wagner podría ser el primero en una larga lista de personas que optarían por quitarse la vida. Sin deseos de pensarlo por más tiempo, todos deseaban que ese fuera el último caso que vieran en aquel planeta, porque de repetirse, la gente solamente seguiría perdiendo la esperanza.

    […]

    En la mañana del día siguiente, Michael y Alicia se encontraban camino al lugar en el que Wagner había sido enterrado por Magnus. Pese a haber trabajado él solo y en tan solo una noche, el líder de Zenith pudo cavar una pequeña tumba del tamaño suficiente para que el cuerpo de Wagner entrara allí. Tal y como Asmir ordenó, estaba muy apartada de los edificios de la ciudad, estando algo más cerca de los árboles de un pequeño campo cercano, situándose justo en frente de uno de los árboles que iniciaban esa pequeña cadena.

    Al llegar al lugar vieron que Xander estaba allí presente. El soldado proveniente de Black Meteor estaba de pie frente al árbol, en el cual se encontraba colgado el traje militar de Zenith que pertenecía al fallecido Wagner. Queriendo tener un tiempo para hablar cerca del lugar, puesto a que ambos sentían que tenían que despedirse, la pareja de soldados se acercó para poder informarle a Xander sobre su presencia. Al hacerlo, lo pudieron escuchar hablar.

    — …Y juro que, si pudiera volver el tiempo atrás, no lo habría hecho… como muchas otras cosas en mi vida — Xander pronunciaba mientras se percataba del sonido de unos pasos acercándose.

    Dándose cuenta de que no estaba solo, guardó silencio y giró su cabeza para poder divisar a Michael y Alicia detrás suyo. El soldado creyó que Michael podría regañarlo, siendo que él lo había hecho en su momento cuando ocurrió la pelea entre él y Ace, por lo que retrocedió algo asustado de recibir algún ataque.

    — ¿Terminaste? — Michael no sonaba demasiado alegre al hablarle — Alicia y yo quisiéramos decirle unas palabras.

    — Al igual que tú, pero en privado — Alicia compartía el sentimiento de su pareja.

    — Sí, ya dije lo que tenía que decir — Xander se acercó a ambos, aliviado de que no recibiría hostilidades.

    Antes de retirarse del lugar, el soldado les dio un abrazo a los dos, el cual fue tomado de forma neutral por la pareja. Aparentemente, él sí se arrepentía por las cosas que le había dicho en el pasado.

    — Perdónenme, lo arruiné al decirle esas cosas a Wagner sin haberme puesto a pensar en el difícil momento que podría estar pasando — Xander mostraba arrepentimiento genuino al hablar — Sé que a su compañero le pasaron muchas cosas malas para terminar tomando una decisión así… Y la culpa me invade, porque siento que yo fui una de esas cosas, y es peor cuando notas en el poco tiempo que él y yo nos conocimos. Prácticamente, arruiné todo con él desde el primer instante.

    — Pedirnos perdón a nosotros no lo traerá a la vida — Alicia sonaba algo cruel con el soldado — Y de igual manera, no creo que nos corresponda a nosotros perdonarte o exigirte el perdón. Tenemos una parte de la culpa también.

    — Sé que no es fácil cargar con un peso así en tus manos — Xander miró a Michael al hablar — Cuando fui subcomandante de Black Meteor, cometí errores que le costaron la vida a dos de mis compañeros. Haber abierto la boca en el momento más inoportuno no es diferente.

    — Vete, Xander — Michael no soportaba más su presencia en ese lugar — Deja de aparentar todo esto. No te creo nada de lo que digas. Solo queremos tener una charla con él en paz.

    — Bueno, como desees — Xander se sentía demasiado incómodo al escuchar esas palabras.

    El soldado soltó a la pareja y luego se fue camino a la ciudad, con la intención de poder desviar su mente atendiendo algún asunto importante como podrían ser ayudar a los civiles con los trabajos que debían llevar si querían ganarse la comida de cada día. La muerte de Wagner y el bajón anímico de aquellos que se enteraron de su suicidio no fueron razón suficiente para que Asmir diera marcha atrás y optara por dar un día más de descanso para que la humanidad tuviera su tiempo de luto por el soldado caído.

    Una vez que ambos estuvieron en privacidad, Michael y Alicia empezaron a confesar sus sentimientos hacia su compañero. Por alguna razón que ni ellos dos conocían, la tristeza era mayor en ese momento que el día anterior.

    — Lo lamento, Wagner — Michael sorprendió con esas palabras — Alicia y yo habíamos decidido que te ayudaríamos a sobrellevar esta situación, pese a lo que nos habías hecho en el pasado.

    — Te veíamos sufriendo, y eso no era agradable para nosotros — Alicia tomó la palabra, desde donde lo dejó su novio — Nadie merecía pasar por algo así. Y tú no tenías la culpa de todo lo que me pasó. Varias de esas cosas recaen sobre Allecreod. No te libera de tus responsabilidades, pero no por eso merecías que tu vida acabara así.

    — Por eso queremos pedirte perdón — Michael retomó la palabra — Estábamos allí mismo… al lado tuyo. Si alguien podía ayudarte, esos éramos nosotros dos. Y también queremos pedirte perdón por haber actuado a tus espaldas. No estábamos de acuerdo con tus decisiones, pero eras un comandante provisional. Debimos haberlo hablado contigo, y no traicionarte, como lo nombraste tú en su momento. No creemos haber llegado tan lejos, pero reconocemos que nuestro error estuvo allí. Sé que esto no te traerá de vuelta, pero lo necesitamos dejar salir.

    — Descansa en paz, Wagner — Alicia mostró algo de tristeza en aquel momento — Espero que en la muerte tengas la paz que no has podido tener en tu vida.

    Luego de haber terminado con esas palabras, ambos soldados pusieron su vista en el uniforme militar colocado en una de las ramas del árbol, como un recuerdo de lo poco que Wagner tenía consigo en sus últimos momentos. Dicho uniforme tenía la manga del brazo que la criatura salvaje le arrancó bastante rasgada, dejando ver la crueldad y brutalidad del movimiento que le terminó haciendo perder una de sus extremidades.

    Después de haber estado mirando eso por unos dos minutos, la pareja de soldados decidió que ya habían tenido suficiente con los pensamientos lúgubres respecto a la trágica muerte de su compañero. Ambos empezaron a caminar para alejarse del lugar, sabiendo que otros podrían ir a verlo y querrían tener privacidad. En un momento, de forma repentina, Michael se detuvo en seco y tomó a Alicia del brazo, causando sorpresa en la chica.

    — ¿Qué tienes? — Alicia lo miró a la cara, y pudo ver su expresión, notando que Michael se notaba muy preocupado.

    — Tuve tiempo para pensar en todo lo que ha sucedido — Michael le hablaba muy bajo a Alicia — Wagner tuvo mucho dolor en su vida, y parte de este se debió a las pérdidas que tuvo. Él perdió a su mejor amigo, a su padre y a su pareja. Prácticamente, a los que él podía considerar su familia.

    — Tú y yo… también hemos perdido a nuestras familias — Alicia ya entendía hacia donde quería llegar Michael.

    — Así es, Alicia — Michael le dio un abrazo a su pareja — Mi prima, mi hermano, mis padres… a todos ellos los perdí. Tú eres la persona más importante que me queda en este universo. Y sé que tú me ves de la misma manera. Por eso quiero que me prometas que, pase lo que pase, si yo muero, seguirás adelante y vivirás una vida feliz.

    — No digas esas cosas, Michael, por favor — pese a tener una idea, no podía estar del todo preparada para eso — No puedo pensar en perderte. No después de que ya todo lo que tenía ya no está.

    — Mi muerte es algo que puede suceder, y lo sabes — Michael miró a su pareja a los ojos — Y si sucede, no puede significar el final para ti. Prométeme que no dejarás que mi muerte te destruya, y que jamás vas a hacer lo mismo que hizo Wagner. Sabes que yo no querría eso para ti.

    — No… no puedo prometer algo así — la chica no se podía imaginar una vida sin la persona más importante en ella — Prométeme tú que no dejarás que nada malo te pase.

    — Esa es una promesa con la que puedes contar — Michael le dio un beso en la mejilla — Prometo que pelearé con uñas y dientes para permanecer a tu lado… Pero si llego a fracasar, quiero que prometas que seguirás adelante.

    La chica supo que Michael no estaría tranquilo hasta que ella no le prometiera lo que él quería escuchar. Sin deseos de hacerlo preocupar más, la chica optó por darle lo que él quería.

    — Lo prometo — Alicia le acarició el rostro con ternura — Pero quiero que me prometas lo mismo a mí. Si yo muero, tú seguirás con tu vida.

    — No sé si podría aceptarlo, teniendo en cuenta que he causado la muerte de muchas personas al liberar a Orz de su prisión — Michael cambió el tema a uno muy diferente — Pero prometo que seguiré adelante. Solo. Nadie nunca tomará tu lugar, Alicia. Si te apartan de mi lado, nadie te podrá reemplazar.

    Pese a no ser la charla más feliz que hubieran tenido, ambos soldados se expresaron el amor mutuo que sentían por el otro. Habiendo hecho sus promesas, los dos se fundieron en un abrazo que duró bastante tiempo, hasta que se percataron que un civil que parecía tener dieciocho años se les acercaba a los dos. La pareja disolvió su abrazo y lo miró con atención, queriendo saber los motivos de su visita.

    — Me mandaron a buscar al comandante Umcali — dijo el joven, sabiendo que ambos esperaban que dijera algo — ¿Es uno de ustedes?

    — Sí, soy yo — Michael supo que debía ser importante — ¿A dónde debo ir?

    — Al sitio en donde usted y Magnus hablaron con Asmir el día de ayer — el chico contestó, sin dar la dirección — No sé en donde se supone que es eso, pero me dijeron que usted entendería cuando se lo dijera.

    — Lo entiendo, muchas gracias por dar el aviso.

    Sabiendo que podría ser algo urgente para llamarlo, Michael acudió a ese lugar en compañía de su pareja.

    […]

    Lankir se encontraba de rodillas en el suelo de su estación de trabajo. Wida y su padre se encontraban junto a él, cada uno de los dos tomándolo de los hombros para poder ayudarlo a ponerse de pie, algo que él no deseaba. Ace y Agustina miraron con tristeza la reacción del xaromitante ante la noticia de que Wagner se había ido.

    Lankir no podía dejar de llorar, cubriéndose el rostro con las manos, dado a que Wagner fue un amigo muy importante para él en uno de los momentos donde más le hacía falta uno.

    — ¿Por qué? — Lankir preguntaba al aire — Si el día de ayer él parecía estar bien. ¿Por qué se suicidó? ¿Y por qué no lo habló conmigo?

    — Lo siento, Lankir, en serio — Ace se acercó al xaromitante y se arrodilló frente a él — Muchas veces los he visto a ambos hablando juntos. Sé que tú y él tenían una gran amistad.

    — Él fue la mejor compañía que tuve en la misión cuando las cosas en mi vida se fueron cuesta abajo — el soldado xaromitante se refería al momento en el que Wida y Aurio tenían problemas con él — Él me comprendía, y me daba la sensación de que siempre estaría acompañado por alguien que me escucharía cuando tuviera un problema. No puedo creer que él se haya quitado la vida el día de ayer.

    — Debe ser un momento muy complicado, Lankir — Terrior estaba muy indeciso sobre qué palabras decir — Lo lamento, él dejaba en claro que era una buena persona. No merecía algo como lo que le pasó. Y también quiero comunicarles mi pésame a ustedes dos.

    — Gracias, Terrior — Agustina se sentía agradecida por la sinceridad en las palabras del líder xaromitante — Fue un golpe muy duro, más para mí. Le debo mucho a Wagner. Y siempre estaré en deuda con él.

    — Ace, Agustina, yo sé que ustedes deben estar adoloridos por esto — Wida no quería sonar muy exigente — Pero quisiera pedirles un favor. Lankir y yo necesitamos ayuda con el funcionamiento de Xorxaik. Asmir no nos dejará pasar un día sin trabajar en el robot luego de que prometimos que lo pondríamos en funcionamiento y de nuestro lado. Sé que debe ser algo nuevo para ustedes, pero con su ayuda, podríamos trabajar más rápido.

    — Es algo obligatorio que tendremos que hacer — el comandante Lakor supo que podrían usar eso como el trabajo que deberían realizar para ganarse su sustento de parte de los garak — Lankir, si necesitas tomarte un descanso, puedes explicarnos lo más importante y luego Agustina y yo seguiremos. Ya hemos ayudado en la reparación de un satélite. Sé que no es lo mismo, pero algo de tecnología sabemos.

    — No, está bien, yo me haré cargo del trabajo — Lankir no se levantó del suelo, pero finalmente dejó de llorar por su amigo — Sé que este robot fue el que asesinó al padre de Wagner. Algo que quería hacer era ponerlo en funcionamiento y darle a Wagner el control sobre él. Para intentar compensar el daño que Allecreod le causó con esto. Ahora ya no podré cumplir con ese propósito, pero no por eso dejaré de trabajar. Después de lo que pasó, quiero que los edagrianos paguen con sus vidas por todas las muertes que me ocasionaron. Y voy a asegurarme de que este maldito robot casi invencible esté de nuestro lado.

    — Toda la ayuda que necesites estamos dispuestos a dártela — Agustina le dijo a su amigo — Solo dinos qué hacer y pondremos manos a la obra.

    — Gracias por hacerle compañía a mi hijo en estos momentos — Terrior miraba con aprecio a la pareja de humanos — Yo tengo que irme a supervisar a los míos.

    — Puede ir con tranquilidad, señor — Wida le hizo saber a su líder que trabajarían junto con Lankir — Nosotros estaremos aquí para Lankir.

    — Hijo, cuando termines de trabajar, si necesitas hablar, sabes en dónde estoy. Búscame ahí — Terrior dijo antes de marcharse.

    — Lo haré, papá — Lankir finalmente se puso de pie y le dio un abrazo a su padre — Gracias. Y gracias a ustedes también. Lo necesito. Mucho más de lo que puedo expresar.

    Con la certeza de que Lankir estaría bien acompañado, Terrior se marchó para poder atender sus tareas, no sin antes atender el abrazo de su hijo en un momento difícil para él, dado a que uno de sus grandes amigos ya no se encontraba entre ellos. Sin poder evadir sus responsabilidades por más tiempo, el líder xaromitante optó por ir a supervisar el trabajo de su gente en el planeta de los garak, algo más urgente debido a la llegada de más seres vivos al planeta.

    Por su parte, Wida, Ace y Agustina se quedaron en la sala donde el hijo del líder de su especie ponía todo su esfuerzo intelectual en la reparación y en el proceso de reclutamiento para que Xorxaik, el robot casi indestructible al que le hicieron frente en el planeta Ryfier, pudiera luchar de su lado en la guerra. Los tres notaban una expresión muy diferente en el rostro de Lankir cuando este les daba las órdenes que debían cumplir para poder asistirlo en el trabajo. Supieron de inmediato que el joven xaromitante probablemente pasaría varios días sufriendo de esa manera por la pérdida de quien fuera uno de sus más grandes amigos.

    […]

    Michael y Alicia entraron en la sala de reuniones en donde se encontraban Kila, Asmir y Magnus. No había nadie más, pero por alguna razón, los dos garaks pusieron una expresión de molestia cuando vieron entrar a la pareja de soldados al lugar, cosa que les llamó la atención.

    — ¿Querían verme? — fue la pregunta de Michael.

    — Sí, a ti, y no a ella — Kila, aprovechándose de su situación ventajosa, pudo cobrar una venganza por la forma en la que fue tratada y amenazada en la nave xaromitante en los primeros días, algo que sorprendió a los humanos, creyendo que ella no sería tan vengativa — ¿Por qué nunca se separan? Siempre van juntos a todos lados.

    — Voy junto a Michael a donde sea que él vaya porque lo amo, y él también hará lo mismo por mí — Alicia contestó, sin estar dispuesta a dejarse intimidar — Si te incomoda mi presencia, te puedes ir.

    — No irá a ningún lado, y tú tampoco — Asmir supo que no podría hacerlos entrar en razón — Creo que no hará daño que tú, la que tanto ama a Michael, escuche esta conversación.

    — ¿Qué conversación? — Michael miró a su líder tras escuchar esas palabras — ¿De qué se trata todo esto?

    — Michael, quiero que me perdones — Magnus sonaba muy apenado, como a la madrugada cuando él encontró el cuerpo de Wagner — Quise interceder por ti, pero no pude ganar el favor de Asmir en esto.

    — ¿En qué? — Michael se veía muy confundido.

    — Tu líder me ha dicho que pueden venir nuevos humanos a este planeta — Asmir sonó molesto al hablar — Aquellos que se hacen llamar Black Meteor, de quienes he oído hablar bastante. Me alegra ver que la humanidad aún tiene recursos para enviar a la guerra, pero me disgusta bastante que voy a tener que compartir mi planeta con gente que nunca ha movido un solo dedo por los míos, aunque no es que ustedes hayan hecho maravillas por nosotros tampoco.

    — ¿A dónde quiere llegar con esto? — Alicia sentía que el misterio podía con ella.

    — A que mis recursos son limitados, y si voy a tener a más humanos en el planeta, van a serlo todavía más — Asmir pronto revelaría la verdad tras esas palabras — Michael, tú no pensarás que esa placa de metal que retiene a Orz en tu cuerpo es algo que se pueda obtener gratis, ¿verdad? Requirió mucho esfuerzo armarla, adaptarla a tu brazo, y luego colocártela. Esfuerzo de varios trabajadores y también recursos tecnológicos. Recursos que ya no puedo permitirme gastar si voy a tener a humanos y xaromitantes viviendo aquí.

    — Di la puta verdad ahora, Asmir — Michael supo hacia donde se dirigía todo — ¿Qué es lo que me vas a hacer?

    — Nada, en ambos sentidos — Kila fue la que habló en vez de su líder — Nada bueno, pero tampoco malo.

    — Para ponerlo más simple, si esa placa se rompe, Orz será libre — Asmir fue directo con los humanos — Y dado a que no puedo permitirme gastar recursos en ti, así se va a quedar.

    — Dijiste que no podías tener a Orz libre luego de todas las muertes que causó — Michael quería asegurarse de que estaba escuchando correctamente.

    — Exactamente, y no lo pienso hacer… es por eso por lo que, si nos llegamos a enterar que esa placa se rompió y que Orz se encuentra en libertad, haré que mis soldados garak te busquen y te asesinen — Asmir sonó muy severo al decir esas palabras.

    — ¡No!

    El grito fue de Alicia, el cual fue tan repentino que alarmó un poco a los otros cuatro presentes en la sala. Magnus, quien se encontraba sentado en una silla frente a Asmir, se puso de pie al momento en el que notó que su compañero hizo lo mismo. Kila estaba dispuesta a ir a atacar a Alicia por levantarle la voz de esa manera, pero su líder la frenó, haciéndole saber con la mirada que la mano dominante era de ellos y no de los humanos.

    — ¿Qué fue lo que has dicho? — Kila, pese a ser detenida, no quiso dejarla salir impune de eso.

    — Ustedes ya mataron a toda mi familia, no voy a permitir que ahora amenacen así a Michael — Alicia miró muy furiosa a Asmir, pero sin buscar levantar la voz — Si Orz llega a escapar, tengan por seguro que los humanos nos haremos cargo de él.

    — No les he prohibido hacerse cargo de eso, de hecho, es lo que les corresponde — Asmir parecía empezar a adoptar un sarcasmo cínico en su charla — Solo quiero que sepan que, si Orz es libre, los garak buscarán a Michael y lo matarán. Si ustedes lo capturan primero, supongo que no será necesario lo que acabo de decir.

    — Asmir, te juro que, si uno de los garak le pone la mano encima a Michael, voy a eliminar a todos los que pueda por mi cuenta — Alicia se alteraba cada vez más — Ya me quitaron a toda mi familia. Si me quitan a Michael, le ocasionaré un dolor inmenso a toda tu gente.

    — ¡Por eso no se puede convivir con ustedes! — Asmir estalló en ira mientras miraba a Michael — ¡Solo ocasionan problemas! ¡Ustedes han estado matándose los unos a los otros en su planeta, y ahora que lo perdieron, vienen a hacer lo mismo en el mío!

    — ¡No hables de la Tierra de esa manera, Asmir, esto lo discutimos bien! — Magnus se sintió golpeado por sus palabras.

    — Calma a tus soldados, y luego me calmaré yo — Asmir encaró al líder humano — Es mi planeta, y no tengo la necesidad de soportar amenazas siendo que estoy siendo muy generoso con ustedes.

    — Michael, Alicia, escuchen bien esto antes de entrar en un malentendido — Magnus se acercó a ambos para tomarlos de los hombros — No pude pactar una solución con Asmir, pero tampoco me voy con las manos vacías. Luego de la guerra, él permitirá que algunos científicos médicos se queden para aprender la forma de instalar una placa metálica en el brazo de Michael. Si Orz escapa, solamente tenemos que aprehender a Michael antes que ellos y dejarlo encerrado hasta que podamos tratarlo. Sé que no es el mejor trato, pero es mejor que nada.

    — Y te olvidas de un pequeño detalle — Asmir le remarcó algo a su líder — Cuando encuentren un nuevo planeta en el que vivir, Michael hará el viaje inconsciente. Ya que Orz puede acceder a tus recuerdos, no le daremos la oportunidad de que recuerde como regresar a este planeta.

    — No saben lo felices que nos hace pensar que nos desharemos de ustedes y de Orz al finalizar la guerra — Kila no ocultó sus sentimientos hacia los humanos, especialmente al asesino de su hermano — ¿Qué les parece eso? ¿Les gusta recibir amenazas y no poder defenderse? Si no hubieran sido tan hostiles conmigo en su momento, quizá yo podría haber intercedido por ustedes ahora.

    — Vete a la mierda, Kila — Michael no se reprimió — Y tú también, Asmir — el soldado contuvo sus ganas de golpearlo — Orz está cautivo en mi consciencia, y de ahí no escapará. Sé que ese es tu deseo secreto, porque nos quieres ver a ambos muertos. Bueno, jódete, hijo de tu puta madre garak, no tendrás ese placer.

    — Michael, Alicia… por favor, retírese — Magnus supo que esas palabras no le causaron alegría alguna a los dos garak — Y por favor, vayan a trabajar y eviten más conflictos. No arriesguen la oportunidad de que los garak compartan su conocimiento.

    Ambos soldados no tuvieron más motivos para quedarse en el lugar, en el que no hubieran entrado de haber conocido lo que les estaba esperando allí dentro en primer lugar. Magnus miró la cara de Asmir y de Kila, y podía ver una molestia muy grande en sus rostros. Estaba más que claro que la forma en que Alicia levantó la voz para luego amenazar las vidas de sus compañeros, y luego el insulto de Michael no tuvieron un gran efecto en ellos dos.

    El líder de Zenith hubiera deseado que ellos se guardaran sus emociones y las cosas que decir para sus adentros, dado a que le costó mucho trabajo convencer a Asmir de prestar ayuda al enseñar a los científicos de la humanidad a como contrarrestar el asunto de Orz. Viendo que todo ese esfuerzo se iba a ir a la basura, decidió volver a interceder por ellos.

    — Debes entenderlos, incluso si no deseas perdonarlos — Magnus le habló con algo de miedo a los dos garak — Ustedes no fueron demasiado sensibles al respecto. Y Alicia tiene razón, toda su familia murió en manos de ustedes. No creo que pudieran esperar que aceptara esas amenazas de forma feliz. Nadie en la humanidad lo haría.

    — Descuida, Magnus, no estoy molesto — Asmir sorprendió a Kila al decir esas palabras — Pero ahora se añade una nueva condición en este pacto… Cuando llegue el momento de que se marchen a su planeta, se llevarán el cadáver de Wagner con ustedes. Y a partir de hoy, si algún humano decide suicidarse, quemaremos su cuerpo. Fui muy generoso al permitirte enterrar un humano en tierras de los garak. Ya no más generosidad de mi parte.

    — Imploren que Michael no permita que Orz escape — Kila no quiso perderse su oportunidad de hablar y devolver la hostilidad — Porque tengo muchos motivos para no dejar vivir a Michael.

    Magnus supo que solamente podía agachar la cabeza en una situación así, dado a que, para la forma en la que Michael y Alicia reaccionaron, el hecho de que Asmir estuviera dispuesto a prestarles ayuda en lo que se refería a aprender las técnicas para tener a Orz controlado, era algo por lo que él debía estar agradecido.

    […]

    En la mitad del día del planeta Garak, varios soldados se encontraban trabajando en una construcción junto a varios obreros de aquel planeta. Dado a que era un trabajo pesado, debido a la carga de materiales de construcción que eran mucho más sólidos y difíciles de transportar, fueron los soldados quienes optaron por meterse a ese trabajo.

    El edificio en el que estaban trabajando era uno que resaltaba entre los demás, puesto a que parecía tener un tamaño mínimo para dieciocho pisos de altura, cosa que no era muy común en aquel planeta de viviendas y edificios de pequeño tamaño.

    Thomas, Gwyn, Casey, Gina y Natasha estaban en dicha construcción, dado a que querían trabajar para que los garak les dieran de sus provisiones, y así poder guardar todo lo que restaba de las naves para cuando tuvieran que emprender un viaje hacia otro planeta, sabiendo de antemano que los garak no los tendrían en su mundo para siempre. Dadas las circunstancias, los cinco soldados optaron por comer juntos, compartiendo así un rato de tranquilidad antes de que fuera la hora de regresar al trabajo.

    — Thomas, ¿pudiste encontrar a tu madre? — Casey preguntó a su compañero.

    — No, y ella debe estar nerviosa, dado a que no sé si le habrán dicho acerca de los sobrevivientes — Thomas decía mientras armaba raciones de pan con carne para repartir entre sus compañeras — Espero poder ir a verla después del trabajo de hoy. Necesito hacerle saber que estoy bien.

    — Espero que lo logres — Natasha deseaba lo mejor a su compañero — Si estás vivo y tu madre también, nada debería impedirles estar juntos como familia.

    — Es verdad, nosotras no podemos hacer nada al respecto — Gina hablaba sobre la situación de las tres — Dejamos a nuestras familias atrás en Black Meteor. Sabemos que Magnus invitó a Abel a este planeta, pero no sabemos si ellos van a venir aquí, ni si han logrado salvarse siendo ese el caso. No tenemos idea de saber si nuestros seres queridos han tenido la oportunidad de vivir.

    — Dime Gina, y ustedes dos también — Gwyn hablaba con sus nuevas compañeras — Más allá de que sus familias puedan haberse salvado o no… ¿les gustaría volver a ver a la gente de Black Meteor? Sé que ustedes no se fueron de allí por su gente, pero parece ser que no les agradaba la idea de quedarse.

    — Yo quisiera que todos ellos vinieran a este lugar, y Abel también — Natasha pensaba con rencor en su líder — Necesito hacerle pagar por haber desestimado nuestra advertencia cuando mencionamos sobre la posible visita de Arion. Fracasamos la misión y él creyó que eso era solo una excusa. Por eso, la Tierra terminó muriendo. Él tiene que pagar por eso, y no me basta con que se muera. Tengo que verlo pagar en vida.

    — Yo… solamente quisiera ver a mi familia otra vez — Casey hablaba con algo de tristeza — Si ellos no pudieron salvarse, entonces si la gente de Black Meteor viene o no, no me importa en lo más mínimo. Podrían generarse conflictos, tanto con los garak como con gente de Zenith. Claro que no sería justo darles la espalda, pero si al final, las cosas salen mal, solo quisiera que mi familia estuviera a salvo. Perdón, sé que sueno egoísta, pero eso es lo que siento.

    — Yo quisiera que ellos llegaran a salvo, no son mala gente, solo están guiados por un mal hombre — Gina lo miraba desde una perspectiva diferente — Quiero que esa gente esté a salvo. Los hombres, las mujeres y los niños que se han salvado. Y también… quiero ver a Noak de nuevo.

    — ¿Quién es Noak? — Thomas sintió curiosidad al escuchar su nombre — No recuerdo que lo hubieran mencionado antes. Al menos, no a mí.

    — Un compañero que estuvo para mí cuando lo necesité — Gina recordó la forma en la que él la apoyó desinteresadamente — Él no estuvo de acuerdo con venir a Zenith, y creí que eso estaría bien porque nosotras íbamos con el objetivo de detener la guerra. Pero ahora que la Tierra ya no existe, necesito saber que él está a salvo, y quiero que él regrese conmigo.

    — Si hablas tan bien de él, debe ser una buena persona — Gwyn mostró simpatía por la chica — Una buena persona siguiendo al hombre equivocado.

    Luego de esa pequeña charla, Thomas repartió la comida entre los cinco, mientras que Gwyn se encargó de servirles agua a todos los presentes para que pudieran almorzar para recuperar la fuerza y afrontar con algo de energía el turno de la tarde de su trabajo, el cuál no se imaginaban haciendo, puesto a que no era eso para lo que ellos se habían preparado.

    Después de haber almorzado, los cinco soldados de Zenith estaban dispuestos a ponerse a continuar con su tarea, cuando vieron a varios soldados garaks en los alrededores acudir armados hacia una misma dirección. Siendo ellos también soldados, la curiosidad pudo con ellos, por lo que se acercaron para ver que sucedía.

    — ¡Hey! — Natasha llamó la atención a una de las mujeres garak — ¡¿A dónde van?!

    — ¡Se acercan dos naves desde el planeta Ryfier! — contestó la mujer — ¡Asmir nos ordenó ir a recibirla! ¡Cadain informó que su planeta fue atacado por los edagrianos!

    Esa noticia dejó algo nerviosas a las chicas y también a Thomas. Por poco tiempo de diferencia, la distancia entre la Tierra y Ryfier con el planeta Garak era muy similar, lo que quería decir que, si ellos llegaban un día después que ellos, debía ser porque su planeta también fue atacado por los edagrianos.

    — Parece que sus aliados de otro mundo también perdieron su planeta — Casey apreció la situación que estaban viviendo — Asmir se va a volver loco con tantos seres vivos llegando a su mundo. Si esto sucediera en la Tierra, probablemente se desataría una guerra.

    — Esos malditos bastardos sabían a dónde ir a atacar — Natasha pronto pensó que algo no encajaba — Pero ¿cómo supieron que Ryfier también era un planeta aliado de ustedes? Nosotros no vimos a ninguno de ellos en el planeta al que acudimos, y no teníamos ni idea de la existencia de ese planeta.

    — Ya lo sé — Gina pronto unió los hechos en su mente — La nave que seguimos hasta el planeta donde peleamos contra Arion… Seguramente era una nave Ryfier.

    — Maldita sea, no — Thomas supo que solo podía haber alguien detrás de todo eso — Si eso es verdad, entonces quiere decir que Allecreod tiene la culpa de todo lo que ha sucedido.

    — No, no creo que todo sea culpa suya — Gwyn, por extraño que pareciera, saltó en defensa de Allecreod en ese momento — Recuerda que Kenegar nos reconoció como humanos al vernos. Arion probablemente hizo lo mismo con ellos.

    — Pero si Allecreod se encontró con ellos, quiere decir que les dio toda nuestra información — Thomas pronto empezó a preocuparse — Probablemente también la ubicación de este planeta.

    — Tengo entendido que Asmir mencionó algo sobre alguien atacando un planeta cercano a este lugar — Gina recordó algo que oyó el día anterior.

    — Así es, pero ese podría no ser el final de todo — Gwyn supo que podrían estar en problemas — Tal vez no hayan tenido naves suficientes para atacar este planeta y todos los demás. Probablemente, Arion, quien atacó la Tierra tenga la orden de dirigirse a este planeta en el futuro.

    — No podremos descubrirlo si nos quedamos aquí — Natasha supo que suponiendo no llegarían a ningún lado — Deberíamos ir a encontrarnos con los ryfier que vinieron a este planeta y ver qué es lo que tienen para decirnos.

    — ¿Creen que nos lo permitan? — Casey no quería recibir un castigo por ello.

    — Me da igual, tenemos que ir a comprobarlo por nuestra cuenta — Gwyn empezó a seguir a los soldados garak — Vengan conmigo. Si algo sale mal, diré que les di la orden de seguirme siendo la comandante y el castigo caerá solo sobre mí.

    Viendo la determinación de la chica, Thomas, Natasha, Casey y Gina optaron por ir tras ella, con la coartada perfecta para poder eludir un castigo que los garak pudieran ponerles por haber abandonado su puesto de trabajo. Sin embargo, Thomas no tenía pensado dejar que su pareja atravesara dicha situación por su cuenta.

    El soldado se acercó a ella y le tomó la mano. Gwyn miró a su novio con una sonrisa, mientras desde atrás, las tres chicas se sentían felices por el hecho de que sus compañeros tuvieran una relación sana. Agradecida por poder contar con su pareja para eso, Gwyn lideró a su grupo por las calles de una ciudad Garak, dispuesta a estar presente en el momento en el que la nave ryfier aterrizara en el planeta.
     
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  14.  
    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Hey amigo, como siempre un placer el estar aquí leyendo nuestras historias en simultáneo contigo. Este capítulo ha estado muy bien, personalmente me ha agradado porque se ha podido ver a algunos personajes demostrar actitudes inesperadas mientras que otros siguen en la línea de lo que son. Iré directamente a comentar lo más destacado :shani:

    Comenzamos con el descubrimiento por parte de todos de que Wagner se ha suicidado. Suceso que llegó en el final del anterior capítulo y que significa, sin duda, un punto de inflexión en la historia. Si las cosas no estaban lo suficientemente tensas, esto las pone más aún. Magnus y Xander parecen los más afectados por el suicidio de Stones debido a que se creen culpables o responsables, al haberle dicho a Wagner ciertas cosas que podrían haber influido en su decisión. El resto del grupo, a excepción de Michael y Alicia por motivos obvios, se siente mal también al respecto. Y estoy convencido de que esto les marcará de por vida. Asmir deja que Magnus entierre el cuerpo de su soldado en el planeta, pero tanto él como los demás garaks muestran una actitud mezquina y poco empática. Sin duda alguna, en este capítulo se confirma que les cogí asco a los garaks :v

    Luego pasamos a ver a Xander diciendo unas palabras en la tumba de Wagner, momento en el que llega la pareja Michael y Alicia. Los tres tienen una breve pero tensa conversación en la que se demuestra que la situación afecta a todos. La pareja tiene ahí una actitud desagradable y borde mientras que Xander quizá peca de empalagoso. Sea como sea, creo que tiene poca justificación hablarse así entre compañeros. Ahora más que nunca, deberían comenzar de cero en sus relaciones personales. Tras eso, Michael es llamado a reunirse con el líder garak, quién está junto a Kila (quién se cree que manda también por lo que veo, la payasa :v) y junto al propio Magnus. Inicialmente Alicia no debería estar ahí pero se queda. La conversación trata sobre la placa de Orz que tiene Michael en el brazo y Asmir le informa de que los recursos que posee son limitados y que si Orz escapa, los garaks le dispararán a matar, algo que no agrada en absoluto ni a Alicia ni al propio Michael. Mientras ella grita y amenaza con furia a los dos garak, él suelta lo que yo considero uno de los mejores comentarios de LGC (sí, me encantó, literal me partí el culo de risa XD). Nunca estuvo tan épico el cagarse en la pvta madre de un garak :yagami:

    Finalmente, vemos a Thomas, Gwyn, Gina, Natasha y Casey trabajar juntos en una construcción, con el fin de ganarse el sustento. Sin embargo, un escuadrón garak se dirige a algún lugar y se trata de recibir una nave que llega de Ryfier (oh shit, se viene Allecreod :vibing:) por lo que el grupo decide jugársela e ir tras ellos. Y yo, sinceramente, no puedo esperar a ver que ocurre con la llegada de los ryfier y sus líderes. Ojalá a Asmir :aniscream: le dé un ataque de ansiedad al ver tantas especies juntas en su planeta. Y si toca mucho los huevos, que humanos, xaromitantes y ryfier les quiten el planeta. Por subs. Dicho esto, nos vemos a la próxima amigo mío, no creo dejarme nada más de excesiva relevancia.

    ¡Cuídate y hasta la próxima!
     
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  15. Threadmarks: Errores que he cometido
     
    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

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    La Gran Catástrofe VI Unidos en la Extinción
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
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    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    47
     
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    6652
    Saludos. Llegó la hora de publicar un nuevo capítulo en esta larga historia. Estamos a muy pocos capítulos de distancia de llegar a la que creo yo que es la mejor seguidilla de capítulos, tanto de esta parte VI como de LGC en general. Pero primero, todavía quedan un par de capítulos de transición por delante.

    Tras haber tenido ya dos mini clímax (la trampa de Kenegar y la llegada de Arion a la Tierra) los próximos capítulos irán allanando el terreno para lo que está por venir, que a opinión mía, es algo que me encanta.

    Quiero agradecer como cada semana a mi gran amigo Manuvalk por seguir la historia semana tras semana. Ver sus comentarios al final de cada capítulo es, como ya he dicho antes, toda una gran alegría para mí. Y tener la oportunidad de compartir junto a él por Discord mientras leemos en simultáneo le pone una mejor sensación a los fines de semana :) Estoy seguro de que a él le gustará este capítulo, y espero también que disfrute de los otros. Ya que no puedo esperar para mostrarle lo que va a seguir.

    No tengo noticias respecto al futuro de la historia por el momento. Sin más que decir, les dejo el capítulo.











    Errores que he cometido:

    Lo lamento, Wagner — Magnus le decía al soldado que tenía al frente suyo — Pero ya no tienes que seguir insistiendo. No hay forma de que puedas volver a pelear. Con lo que han dicho los garak, tu carrera como soldado se acabó. Dedícate a otra cosa.

    ¿A otra cosa cómo qué? — Wagner le preguntó inquisitivamente — Mi padre me ha preparado toda mi vida para ser un soldado. Si no soy esto, no soy nada. ¿Se supone que tengo que buscar una carrera diferente para ganarme la vida? Bien, ¿cómo se supone que lo haga si me falta un brazo y no tengo forma de recuperarlo?

    No eres el primer discapacitado que se ve ante esta situación — Magnus le contestó con algo de molestia, al ver que el soldado solo les buscaba problemas a sus soluciones.

    ¿Y en dónde se supone que estudie una nueva carrera? Por si no te das cuenta, la Tierra ya no existe. No hay academias de formación a donde pueda ir para poder aprender algo nuevo después de esto. Y si la guerra contra los edagrianos no se gana, entonces, me quedaré como un inútil para siempre.

    ¿Prefieres que te mande a morir a una guerra donde serás una carga? — Magnus lo confrontó de frente — Tus compañeros tendrán que arriesgar su vida para protegerte, y podrían salir lastimados. ¿Eso es lo que quieres?

    No, quiero una muerte digna — Wagner agachó la cabeza — Pero supongo que tendré que conformarme solo con un simple suicidio.

    Wagner, ¿de qué hablas? — Magnus se vio confundido ante esas palabras.

    Creí que tendría una oportunidad de hacerte cambiar de opinión, ahora que sabes cuál sería mi final… pero veo que no es así. Supongo que el suicidio era la única salida.

    […]

    Magnus, quien se encontraba recostado en su cama, despertó sobresaltado por la experiencia que acababa de vivir. Pese a todo el susto que se llevó al hablar con el soldado que acababa de quitarse la vida, no despertó a ninguno de los hombres y mujeres que dormían en habitaciones próximas a él. Supo entonces que su charla con Wagner era solamente un recordatorio de su conciencia por el hecho de haberle soltado la mano cuando él lo necesitaba, dado a que él mismo le obligó a retirarse del ejército sin presentarle una alternativa para que pudiera continuar con su vida sin limitarse a ser un asistente.

    Perdóname, Wagner — Magnus se tomó la cabeza, con algo de dolor en los brazos por el esfuerzo que hizo para poder enterrarlo hacía horas atrás — Y perdóname tú también, Zion. Fuiste el mejor comandante y soldado que tuvimos en la historia, y no me aseguré de proteger a tu hijo luego de tu muerte. Debí haber hecho más que simplemente tirar abajo sus sueños y esperanzas… Pero al menos he podido aprender de este error. Tengo que cuidar de los míos, ahora más que nunca. Antes de que terminen como Wagner.

    Al momento de apoyar su cabeza sobre la almohada de su cama, Magnus recordó uno de los tratos hechos con los garak en el pasado, cuando la alianza entre ambas especies dio inicio. Una de las clausulas más importantes de dicho pacto consistían en ayudar a Michael a que Orz, un ser que probablemente la población del planeta no recordara con aprecio, jamás pudiera escapar de su cuerpo.

    Mañana a primera hora voy a tener que hablar con Asmir para asegurarme de que Michael no quede abandonado tal y como sucedió con Wagner — el líder de Zenith, o al menos de los que habían escapado de dicho país, se fijó un objetivo para el día siguiente — No abandonaré a ningún humano más. Y si lo hago, presentaré mi renuncia como líder cuando todo esto haya terminado. Creía que solo había abandonado a aquellos que dejé atrás. Pero veo que a los que traje conmigo también los abandoné. No volverá a suceder.

    El cansancio de un día tan largo conformado por discusiones y malas noticias terminó siendo superior a las muchas voces en la cabeza de Magnus que se empezaron a manifestar. De alguna forma, el líder de Zenith había caído en un pozo profundo en el que su mente empezaba a reproducir gritos de ayuda de varias personas que se quedaban atrás. Imaginándose a toda la población humana, incluidos los suyos, sucumbir en un planeta devastado por terremotos, maremotos y erupciones volcánicas, Magnus no podía encontrar consuelo en sus pensamientos. Sin embargo, no lo necesitó. El cansancio físico de su cuerpo terminó por dominar su mente y él quedó profundamente dormido, mientras su memoria reproducía algunas de sus palabras.

    Abel… te habla Magnus… No pierdas tu tiempo llamándonos o intentando comunicarte con nosotros por otra clase de vía… En menos de dos minutos perderemos contacto con todo el mundo. Tengo poco tiempo, así que iré al grano. El Zenith tiene aliados en el universo. Hay un planeta llamado Garak, donde habitan dos especies que han colaborado con nosotros en la búsqueda. Allí nos dirigiremos nosotros ahora. Sé que tú estás vivo, porque hierba mala nunca muere, y eso es bueno, porque si queremos afrontar a los edagrianos, necesitaremos toda la ayuda posible. Te envío las coordenadas del planeta Garak. Salva a la mayor cantidad posible de gente de tu país y ven junto a nosotros a las coordenadas marcadas. A nosotros nos toma una semana llegar, así que intenta llegar en ocho o nueve días, así tendré tiempo de poner a sus líderes al corriente de tu llegada. Si no eres lo suficientemente imbécil como para preferir tu orgullo por encima de la vida de tus ciudadanos, te estaré esperando allí. Magnus fuera.

    […]

    La base submarina de Black Meteor junto con dos naves espaciales ya se encontraba fuera de la órbita terrestre. Gracias a un sistema de comunicación sofisticado desarrollado y mejorado por el ingeniero Nick Mardh y por muchos otros científicos e ingenieros técnicos, la comunicación entre los tres vehículos sería posible siempre y cuando se mantuvieran cerca del principal, en este caso, la base submarina.

    Al igual que hizo su enemigo, Abel fue capaz de ordenar un escape y evacuación de muchos de sus civiles, con la diferencia de que él no contaba con una nave xaromitante y cuatro naves como las de Zenith, siendo las dos naves que tenía a su disposición un poco más grandes en tamaño.

    Mientras que Zenith fue capaz de salvar a cincuenta mil seres humanos, Black Meteor solo contó con la capacidad para poder evacuar de la Tierra a unos treinta mil, llegando a superar apenas la mitad de la población que fue rescatada por sus enemigos.

    Por órdenes de Abel, las tres naves se quedarían en la atmósfera terrestre mientras que varias sondas serían enviadas para el análisis de las condiciones climáticas del planeta Tierra. El líder se encontraba en una sala de gran tamaño, repleta de técnicos y expertos en biología y climatología. Nick, como jefe del equipo de ingenieros, y Noak, el único soldado de los exploradores del universo que quedaban, tenían un pase gratis para estar en dicha sala. Las puertas de acceso estaban totalmente cerradas, y del otro lado, varios otros trabajadores de la base, junto a personas con familias se encontraban a la espera de los resultados.

    Pese a la destrucción que ocasionaron los edagrianos, Abel tenía la esperanza de que el planeta Tierra no pereciera, sino que, cuando los efectos de las placas sísmicas que sacudían la superficie cesaran, y, por lo tanto, las erupciones volcánicas apaciguaran, la vida en la Tierra pudiera volver a ser posible. Dentro de dicha sala había quienes creían que el daño que el planeta Tierra sufrió en tan poco tiempo era irreversible, mientras que otros mantenían la esperanza de al menos poder regresar a extraer recursos y seguir rescatando afortunados que no hubieran sido alcanzados por la muerte. Lo cierto era que Abel era el único que se aferraba a la idea de regresar al planeta Tierra con el fin de volver a respirar el aire de aquel mundo donde nació.

    Señor — uno de los técnicos lo llamó — Las sondas están de vuelta.

    Que los resultados los analicen los expertos, el resto guarda silencio — Abel dio una orden directa a todo su personal.

    Fue así como los biólogos y climatólogos, asistidos por los ingenieros para realizar las pruebas y la revisión con una mayor rapidez, dieron manos a la obra para dar finalmente con el veredicto sobre lo que había acontecido con la vida en su planeta. Pese a ser nada más unas dos horas hasta que las pruebas finalizaron, el tiempo se sentía como una eternidad, y eso empezó a impacientar a las personas que se encontraban del otro lado de la sala. Algunos golpes se podían escuchar sobre los muros y las puertas que daban acceso al lugar donde se encontraba su líder.

    La gente quiere respuestas, señor — Noak informó, aprovechando su estatus como el único explorador del universo entre los que se encontraban allí para ejercer algo de influencia — Necesitan una respuesta. ¿Por qué no sale y les dice que sean pacientes?

    Porque eso no sirve para nada, Noak — Abel le dio una lección a su soldado — Cuando la gente quiere saber qué es lo que está pasando, esperan una respuesta. El silencio es perjudicial, pero perder el tiempo en ir a avisarles que no tienes nada y que sigan esperando es aún peor. Créeme, conviene que nos enteremos todos juntos sobre los resultados. Y ya que estoy en eso, cuando hagan el anuncio, quiero que todos en las naves lo escuchen.

    Tan pronto como su líder terminó de hablar, una de las mujeres del lugar pidió permiso para poder difundir la información que tenían al respecto entre los más de veinte mil habitantes de la Tierra que esperaban ansiosos una respuesta para sus preguntas. Igual que Abel, los ciudadanos comunes se aferraban a una esperanza de regresar y repoblar el planeta Tierra cuando los efectos adversos del ataque hubieran pasado. Pero tan pronto como Abel dio la orden para comunicar la situación, dicha esperanza murió.

    El resultado ha terminado, y los análisis ya confirman lo que muchos de nosotros pensábamos — la mujer no se veía muy esperanzada al hablar — El planeta Tierra es inhabitable para la humanidad, y puede que tengan que pasar millones de años para que vuelva a serlo. Las temperaturas alcanzan casi los cien grados Celsius, mientras los volcanes siguen echando lava y cenizas a la atmósfera. Los maremotos no hacen nada más que aumentar su fuerza destructiva. Las olas crecen y crecen todavía más, lo que significa que los terremotos que las provocaron siguen haciéndose más fuertes. Pronto, el planeta Tierra será cubierto por una capa inmensa de cenizas que acabará asfixiando toda planta terrestre, y evitará que la luz del sol pueda pasar. Una nueva era de hielo llegará a la Tierra, y esta podría durar mucho más que la primera. Además, no hay formas de asegurarnos de que podamos volver a encontrar oxígeno en la superficie. La humanidad, es decir todos aquellos que puedan oír este mensaje, tenemos la tarea de encontrar un nuevo planeta en el que vivir. Nuestro hogar está perdido por siempre.

    Una vez que la mujer terminó de hablar, un silencio sepulcral invadió por un minuto la base de Black Meteor, para luego tornarse en gritos de desesperación y llantos desconsolados. Las personas que estaban allí supieron que sus vidas se habían terminado, y que no tenían un mundo a dónde ir. Desde el exterior de la sala se escuchó un gran caos, el que hizo que Abel y Noak se dirigieran a ver lo que ocurría.

    Al verlo, ambos se sorprendieron de forma grotesca. Había personas que corrían hacia las paredes de la sala para golpear sus cabezas y así quitarse la vida. El no ver una alternativa viable los hizo pensar que morirían en el espacio profundo, por lo que varios se quisieron ahorrar ese dolor. Enfadado por ver que en el momento en el que más los necesitaba, las personas estaban abandonando a su nación, Abel ordenó a los soldados detener a los que quisieran suicidarse. Afortunadamente, luego de algunos minutos, los ánimos entre la gente se calmaron, y solo quedaron hombres, mujeres y niños deprimidos por la noticia tan triste que acababan de escuchar de parte de su líder.

    Pese a haber podido solucionar ese problema a tiempo, puesto a que el número de gente que alcanzó a suicidarse no llegaba a ser ni dos docenas, Abel supo que todo había terminado para su país. Las cosas se pusieron trágicas en su carrera como líder al frente de los suyos luego de que Magnus le anunciara que él iba a ser obligado a retirarse, pero antes de que ese día llegase, su planeta había perecido ante un ataque alienígena.

    Noak, quien vio cómo su líder simplemente se arrodilló para lamentarse, sintió una gran molestia. Creía que él tendría la solución a una situación tan adversa, o por lo menos, que la buscaría para poder ayudar a los suyos. Verlo sin hacer nada más que respirar le hirvió la sangre.

    ¡¿Qué está haciendo?! — pese al enojo, el respeto por su figura seguía latente — ¡La gente necesita una solución! ¡Tenemos que empezar a buscarla!

    ¿Qué esperas que haga, Noak? — Abel no se veía muy entusiasmado en la tarea — Ya has visto que no pudimos hacer nada más que huir. Y nuestro planeta ahora es una simple masa de caos, agua y cenizas.

    ¡Por tu culpa! — el soldado lo señaló como culpable — ¡Te lo advertimos! ¡Te dijimos que nos encontramos con un guerrero invencible en un planeta distante! ¡Él nos amenazó con atacar, y te lo advertimos a ti para que pudieras advertir al resto del mundo! ¡Solo desestimaste nuestro aviso!

    No lo creí real, pensé que era una excusa para justificar su fracaso en la misión — Abel no gritó, pese a que su soldado estaba descontrolado.

    ¡Bueno, no lo era, y ya lo acabas de comprobar! — Noak se enojó al verlo así — ¡Fue real! ¡Y la destrucción de la Tierra también es real, así que empieza a pensar en una solución para nosotros! ¡Tenemos provisiones limitadas y somos treinta mil humanos! ¡Si nos quedamos quietos sin hacer nada, vamos a morir de forma inútil! ¡¿Para qué escapamos de la Tierra entonces?!

    Abel no supo cómo responder a esa pregunta, dado a que no tenía nada que pudiera convencerlo a sí mismo de una idea que pudieran usar para darle esperanza a la gente. Pese a todo eso, el líder de Black Meteor se puso de pie y se acercó a una pared, en donde recargó su espalda apoyándola en el muro sólido de esta. Acto seguido, cruzó los brazos y miró hacia arriba, como si estuviera desestimando las palabras de su soldado.

    Noak sentía que la figura que él admiraba se desplomaba frente a él, lo que hacía peor la situación en la que se encontraba. Su líder al que tanto admiraba y defendía estaba mostrándose reacio a resolver un conflicto que representaba una crisis verdadera en la humanidad. Eso provocó furia en el soldado, que apretó los puños con rabia mientras se dirigía hacia él.

    ¡Alto! — un grito salió de la sala en la cual habían estado — ¡Nick tiene algo!

    Los ojos de todas las personas que se encontraban en esa zona de la base de su planeta se posaron sobre el líder del equipo de ingenieros, quien portaba consigo un dispositivo móvil con una gran sonrisa optimista que encendió la curiosidad de todos ellos.

    ¡Señor, recibimos un mensaje de Magnus Hotfire! — el líder del equipo de ingenieros pronto conectó el dispositivo a los altavoces del lugar para poder reproducir el mensaje — ¡Escúchelo!

    Abel, Noak y todos los presentes allí oyeron la voz de Magnus en el que era un mensaje grabado para todos ellos. Por la poca interferencia de este, todos supieron que se trataba de un mensaje que fue realizado momentos antes de que la Tierra sucumbiera, y que probablemente hubiera estado un largo tiempo en su sistema esperando a que alguien pudiera oírlo.

    Cuando la gente escuchó que el Zenith tenía una ubicación a la cual podrían dirigirse, lo que se traducía en la existencia de un planeta que todos ellos podrían habitar de forma provisional, las cosas empezaron a mejorar. Ya tenían un lugar al que podrían ir, e incluso no iban a estar solos. Según las palabras de Magnus, los aliados que ellos tenían allí iban a formar un ejército para ir a pelear en contra de los edagrianos que ocasionaron la destrucción de la Tierra.

    Abel abrió los ojos y la boca con gran sorpresa al ver como las personas empezaban a levantar sus brazos con alegría y regocijo, como si estuvieran celebrando las palabras dichas por el líder del país que otrora era su enemigo. Para él era algo inaudito. Los ciudadanos de su nación se sentían alegres por las palabras dichas por el propio Magnus, a quien él había enseñado a odiar desde el momento en el que las primeras propuestas de paz entre ambas naciones fueron realizadas para terminar siendo rechazadas.

    Noak, quien ya no se veía agresivo, se acercó a Abel con una sonrisa.

    ¡Tenemos esperanza! — Noak se sentía entusiasmado — ¡De la orden de inmediato, señor! ¡Pondremos las coordenadas hacia el planeta Garak e iremos junto a ellos para poder habitar ese planeta! ¡Allí podremos tener un lugar donde vivir y podremos disponer de más ayuda para vengar la caída de la Tierra!

    ¡No! — el grito de Abel cortó la atmósfera de júbilo que se formó rápidamente — ¡Tenemos que usar esa información para algo bueno, y eso es nunca más volver a cruzar nuestros caminos con la gente de Zenith!

    ¿De qué está hablando, señor? — Nick se confundió al escuchar esas palabras — Nos han dado la respuesta a una pregunta que no podíamos responder. Ellos tienen una esperanza para nosotros.

    ¡No, no la tienen! — Abel se rehusaba a seguir ese consejo — ¡¿Acaso han olvidado el pasado?! ¡La razón por la que nuestro país ha sufrido siempre ha sido por Zenith! ¡Antes de la Catástrofe hemos sido saqueados! ¡Soldados fueron asesinados y muchos de los recursos que pertenecían a nuestra nación fueron robados!

    El mundo estaba en guerra — una mujer que parecía tener la misma edad de Abel se hizo escuchar — Si no hubieran sido ellos, habrían sido otros.

    Eso no importa, lo que importa es que fueron ellos — Abel quería que vieran lo mismo que él — ¡Todas las calamidades de Black Meteor y Ascendency se debieron a ellos! ¡Zenith siempre ha sido una basura! ¡Y ahora quieren que acudamos a ese planeta para que los ayudemos a vengarnos de los edagrianos!

    ¿Usted no quiere vengarse de ellos? — preguntó uno de los soldados en las cercanías — Después de tanto discurso de odio contra Zenith por matar a nuestra gente y robar nuestros recursos, ¿me está diciendo que no quiere venganza contra la especie que cometió una atrocidad aún peor?

    Claro que quiero venganza contra ellos, no soy un hipócrita — Abel se defendió de la acusación — Pero no veo forma en que podamos ganar. Ya acaban de ver como las naves de combate aéreo y marítimo no le pudieron hacer nada a su nave. ¿Realmente creen que tenemos una oportunidad para ganarles?

    ¡¿Qué demonios pretendes entonces?! — Noak quería saber a dónde quería llegar su líder con esa negación — ¡¿Qué plan tienes de reserva para la humanidad?!

    Huir — Abel habló con seguridad en sus palabras — Los edagrianos son seres imposibles de derrotar. No tiene sentido seguir peleando contra ellos. Lo mejor que podemos hacer es escondernos de ellos para siempre. Los tontos de Zenith los atacarán y fracasarán, y cuando lo hagan, creerán que ellos son los últimos vestigios de la destrucción de la Tierra. Nosotros, por otra parte, estaremos a millones de años luz de distancia para cuando esa guerra termine. Buscaremos algún planeta habitable que no tenga las características de un planeta que tipos como esos podrían desear obtener, y luego, lo colonizaremos. La humanidad renacerá solo con nosotros. Ya no habrá conflictos con otros países, puesto a que, a partir de hoy, solo seremos nosotros y nadie más…

    Tras revelar ese plan que se le había ocurrido tras escuchar que Magnus y los sobrevivientes de Zenith estaban dispuestos a entablar un enfrentamiento contra los edagrianos, Abel supuso que todos los demás estarían de acuerdo con él. Escapar a distancias inmensas en el universo mientras la humanidad y sus aliados luchaban contra los edagrianos sería una oportunidad perfecta para él y esperaba que los suyos lo creyeran igual.

    Grande fue su sorpresa cuando vio las caras de enfado y molestia de todos los hombres y mujeres que estaban en dicha sala. No entendía por qué ellos reaccionaban así. Su idea les permitiría tomar ventaja del sacrificio que los humanos de Zenith realizarían si acudieran a una muerte segura en una guerra contra seres que destruyeron la Tierra.

    Noak, de todos los presentes, era quien más indignado estaba. La razón por la que eligió quedarse en Black Meteor fue porque creyó que Abel era una persona capaz de liderar a su país a mejores tiempos, siempre representando al pasado en el presente. Pero lo que acababa de escuchar lo dejó desilusionado por completo, tanto así que no se pudo quedar callado.

    ¡No puedo creer que seas tan cobarde! — Noak lo increpó directamente — ¡Han destruido la Tierra y asesinaron millones de seres vivos! ¡Nos ofrecieron la posibilidad de tener un planeta al que acudir al que solo tardaremos una semana en llegar, y tú te rehúsas de esta manera! ¡¿Quieres huir creyendo que los edagrianos nunca más nos van a encontrar?! ¡¿Ese es el ejemplo que quieres dar al futuro?! ¡¿Una humanidad cobarde que no luchó, que no tomó venganza, y que siempre vivirá en peligro de extinción?! ¡Ahora entiendo por qué todos te dejaron!

    ¿De qué hablas, Noak? — Abel se sintió curioso por esa afirmación del soldado.

    ¡¿Tienes idea de por qué Lathan fue capturado?! — Noak se preparaba para revelar la verdad — ¡Natasha, Xander, Gina y Casey te abandonaron! ¡Estaban decepcionados de tenerte como líder, y por tu patético intento de desatar una guerra contra Zenith! ¡Por eso ellos desertaron Black Meteor, y por eso tu plan fue descubierto! ¡Desde el día que me lo dijeron pensé que era un tonto por no habértelo dicho! ¡Ahora me doy cuenta de que el tonto fui yo por no haber huido con ellos! ¡Siempre creía que tú eras un líder ideal porque defendías el orgullo de Black Meteor! ¡Ahora me doy cuenta de que solo defiendes tu orgullo! ¡Todo lo que hiciste fue por beneficio propio, y solo beneficiaste al país porque eso te beneficiaba a ti también! ¡Ahora que los intereses están en conflicto, puedo ver detrás de esa máscara tuya! ¡No eres digno de ser nuestro líder! ¡No voy a aceptar tu cobardía, así como tú no aceptaste seguir nuestras advertencias! ¡Ahora mismo voy a la sala principal, y pondré las coordenadas para que lleguemos en ocho días al planeta Garak, a unirnos a Zenith y bajo las órdenes de un líder como Magnus!

    ¡Ni creas que te dejaré arrebatarme mi puesto y huir junto a las ratas de Zenith! — Abel no toleraría una infracción como esa por parte de su soldado — ¡Captúrenlo y enciérrenlo! ¡Tal vez unos días aislado de todos nosotros te hagan recapacitar!

    Abel retrocedió para dar paso a sus soldados, puesto a que tenía que demostrar a todos los presentes que él era el líder, y el poder de tomar decisiones lo tenía él. La forma en que Noak lo increpó no lo dejaba muy bien parado, y creyó que obligando al soldado a pasar unos días apartado del resto de la humanidad le serviría para reacomodar sus ideas. Pero otra sorpresa terminó por llegar ante Abel cuando vio que ningún soldado obedecía sus órdenes. La confusión reinó en él, que no se explicaba por qué tardaban tanto en obedecerlo.

    ¡¿Acaso no me oyeron?! — Abel gritó más fuerte que la primera vez — ¡Aprisionen a Noak!

    Los soldados volvieron a quedarse inmóviles, sin intención de levantar un pelo en contra del soldado que les reveló la verdad acerca de la advertencia que Abel decidió ignorar, lo cual fue una de las causas por las cuales la Tierra terminó cayendo, al menos, ante los ojos de los presentes.

    No vamos a hacerle daño a tu soldado, él ha estado en el espacio, él ha enfrentado los peligros del universo… y él dice la verdad — un oficial militar se acercó a Abel, para hablarle a la cara sobre su desobediencia — Y ahora mismo, él es a quien yo quiero escuchar.

    Yo opino igual, Noak tiene razón. Necesitamos al Zenith.

    Quiero vengar a la Tierra, y también quiero que nuestros niños actuales y los que están por llegar vivan en un universo seguro. Y eso quiere decir un universo sin los edagrianos.

    ¡Para obtener ese futuro tenemos que unirnos a Zenith!

    ¡Entonces está decidido! ¡Iremos todos al planeta Garak!

    ¡No, no pueden hacer esto! — Abel no daba crédito a lo que veía — ¡Yo soy quien ha mantenido a Black Meteor de pie durante diecisiete años! ¡Yo sé lo que es mejor para el país y para ustedes! ¡Lo sé mejor que nadie! ¡Si nos unimos a Zenith, arruinaremos todo lo que hemos podido salvar el día de hoy!

    ¡Suficiente, ya me harté de escucharte, Abel! — Noak no toleraba más esa actitud — ¡Enciérrenlo, y pongan rumbo al planeta Garak! ¡Llegaremos en ocho días para reunirnos con los sobrevivientes de Zenith!

    Abel quiso intentar huir pese a ser consciente de que se encontraba en una nave en el espacio exterior. Pero incluso si tuviera un lugar al que poder escapar, los militares que estaban en la zona no lo dejaron moverse más de unos diez pasos. Un grupo de cuatro soldados conformado por tres hombres y una mujer pudieron capturar al líder de Black Meteor, quien iba a ser despojado de su puesto en unas elecciones ordenadas por el líder de Zenith. Tras un giro inesperado en los sucesos, el cambio de líder se daría mucho antes, dado a que Abel, la máxima autoridad en esa nave, acababa de sufrir una insurrección.

    Noak no festejó por el dolor de ver a alguien que admiraba caer tan bajo, pero entendía a todos aquellos que celebraban que Abel fuera llevado a rastras fuera de la sala, posiblemente a ser encarcelado en una oficina pequeña de la gran estructura que conformaba la base del planeta.

    Con su líder retirado del puesto, él sería quien tomaría el rumbo de la nave durante el viaje hacia el planeta Garak, en donde se reuniría con sus compañeros, a los que creyó que no volvería a ver luego de despedirse de ellos en su momento.

    Parece que aún hay una oportunidad para que nos volvamos a reunir — Noak pensaba con esperanzas — Espero que ustedes hayan sobrevivido. Quiero volver a verlos para decirles que tenían toda la razón.

    […]

    Las dos naves que lograron huir del planeta Ryfier se encontraba muy cerca de la órbita del planeta Garak, su único destino posible tras haber perdido su mundo natal por el error involuntario cometido por su líder al abandonar el plan falso de Cadain para irse por sus propios métodos.

    La tensión reinaba en una de ellas, en la que se encontraba el líder que ocasionó dos desgracias para su gente en un período de tiempo de tan solo dos meses. Primero desatando un conflicto contra tres razas que podrían haber sido aliadas sin problema, causando un gran número de muertes en sus filas; y luego guiando a los responsables de la Devastación a su planeta, con el objetivo de recuperarlo solo para acabar perdiéndolo. En la misma nave viajaba Cadain, quien fue el que ofreció a todos los ryfier que optaron por quedarse en el planeta la opción de mantenerse con vida. Probablemente a costa de su dominio de forma temporal, pero con la posibilidad de recuperarlo cuando el conflicto con los edagrianos hubiera terminado.

    Los que viajaron con Allecreod hacia el planeta Edagr estaban en un principio del lado de quien era su primer líder. Se sintieron utilizados por Cadain cuando este reveló que el plan incluía que ellos huyeran y que Allecreod se sacrificara por protegerlos. Pero tras haber descubierto y visto de primera mano el video en el que mostraba a Kenegar revelando la verdad sobre la Gran Catástrofe, ese odio giró hacia el propio Allecreod.

    Este supo que cometió un error gigantesco al haber optado por confiar en los edagrianos para recuperar el planeta, siendo que varias cosas que había visto en su planeta le encendían las alarmas. Sin embargo, el daño estaba hecho. Él quiso utilizarlos para liberar a su planeta, y lo que terminó descubriendo era que Hark y su familia probablemente lo querían a él fuera desde el primer momento.

    Faltando poco tiempo para que se diera la llegada al planeta Garak, Cadain, quien tuvo una carga de trabajo muy pesada al tener que administrar las raciones de comida entre todos y fungir como un apaciguador de masas para todos los seres de su raza que se sintieran asustados, optó por convocar a una asamblea para decidir qué era lo que iban a hacer con Allecreod.

    — No van a estar contentos cuando se enteren de que nuestro planeta cayó en manos edagrianas — uno de los soldados de la especie que en el pasado logró conquistar dos planetas, dio su opinión — El descontento será mayor para todos ellos cuando se enteren de que fuiste tú quien los trajo. Y no quiero imaginar cómo reaccionarán cuando te vean vivo.

    — ¿Sugieres que lo que deben hacer es matarme? — Allecreod se sentía incómodo al enfrentarse a un pseudo juicio por su vida — ¿Después de todo lo que hice por ustedes, eso es lo que me piensan hacer?

    — Allecreod, siempre te agradeceremos por todo lo bueno que hiciste por nosotros — Cadain fue el que tomó la palabra — Pero has cometido errores que nos han perjudicado. ¿De qué sirve lo bueno que hiciste, si con las cosas malas lo has echado a perder? Ya no tenemos planeta. Los triyr se encuentran en el Resguardo, y si los edagrianos los matan o si se mueren de hambre al agotar todos los suministros a su alcance, nos quedaremos sin su mano de obra para el futuro. Has arruinado todo de varias formas posibles.

    — Di la verdad, Cadain, ¿quieres matarme? — el ex líder de los ryfier preguntó con seriedad — No te reprimas ni te veas atraído por la opinión del resto. ¿Tú quieres verme muerto en verdad?

    — Sí, pero no quiero matarte ahora — Cadain veía un panorama más amplio que simplemente acabar con la vida de su antiguo amigo — Tú estuviste en el planeta Edagr, y por lo que estuve escuchando, fuiste el que más libertades tuvo. Lo que quiere decir que sabes dónde se encuentra ese tal Hark.

    — Sé dónde se encuentra él y también conozco las identidades de sus hijos — Allecreod reveló a todos los demás un detalle que ignoraban — El conflicto no acabará matándolo a él. Tiene dos hijos y una hija a los que tenemos que asesinar si queremos librarnos de ellos. Y yo sé bien quienes son. Es información valiosa, y que no puedo traspasar de otra manera. Tal vez la alianza me perdone la vida si les comparto lo que sé.

    — El asunto es cómo vamos a presentarlo — otro soldado expuso su punto de vista — Si simplemente aparecemos con él en nuestras filas, podrían creer que es una trampa planeada por nosotros luego de que ellos regresaron.

    — Pero no podemos ocultarlo — alguien más se atrevió a hablar — Son aliados que accedieron a perdonarnos con la condición de que Allecreod fuera asesinado en el futuro. Si lo mantenemos escondido y luego revelamos su presencia, no les gustará nada.

    — No podemos ocultar a Allecreod — Cadain tomó una decisión firme al respecto — Necesitamos su información para poder ganar esta guerra, por más escasa que pueda ser. Si Hark tiene tres hijos, debe haberlos preparado para continuar con su misión en caso de que él muera. Los necesitamos muertos. Y sería mejor que Allecreod pasara toda esa información a la mayor cantidad de gente posible en vez de solo dárnosla a nosotros.

    — Entonces, ¿qué es lo que va a suceder conmigo? — Allecreod temía por su vida.

    — Nos presentaremos ante los garak contigo atrás de nosotros, de mí precisamente — Cadain fue muy severo al hablar — Y si ellos eligen matarte o dejarte vivir hasta que hables o después de eso, dependerá de ellos. Ya está todo decidido. Gracias por dar su opinión. Pueden ir a descansar.

    Con el trayecto para llegar al planeta Garak a punto de llegar a su punto final, los soldados de la raza que acababa de perder su planeta sin sufrir una destrucción como sí lo terminó haciendo la Tierra se marcharon a descansar a sus habitaciones, quedando solamente los dos líderes en la sala, aunque, por cómo estaban las cosas, el único que podía ejercer una posición de poder en aquel momento era el propio Cadain.

    Allecreod miraba a la gente marchándose sin ninguna muestra de simpatía para con él. Se sentía horrible por haber dedicado su vida y sus esfuerzos para terminar de esa forma tan lamentable. Él no había buscado una pareja en sus años de vida puesto a que no quería tener hijos. Un compromiso que había hecho Allecreod fue el de cuidar de sus hermanos Ilgumag y Korix por su cuenta, en ausencia de sus padres, junto con todos los demás en su raza. Su plan para no tener hijos era con la finalidad de darle el control de Ryfier y el resto de los mundos a sus dos hermanos menores, pero por situaciones adversas, ambos habían fallecido, y quedó siendo él el único que permaneció con vida.

    Todo lo que hizo por su planeta fue por sus hermanos, y luego de sus errores, no tenía familia ni planeta. El futuro de su gente dependía del resultado de una guerra en la que él no sabría si tendría la oportunidad de formar parte, puesto a que su supervivencia tan pronto pisara el planeta Garak era un misterio para todo el mundo.

    — ¿En qué piensas? — Cadain lo vio con la mirada perdida en el suelo — Sé que algo te preocupa, Allecreod. Y viendo los resultados de tus últimas acciones, quiero saber qué es para poder anticiparme a tus cagadas.

    — No seas así conmigo, Cadain — Allecreod lo miró de forma despectiva — Tú fuiste uno de mis más grandes amigos en la infancia. Te di un puesto de confianza y ahora, gracias a todos mis errores, eres el líder. Al menos podrías tener algo de simpatía por el pasado.

    — Créeme, Allecreod, te he querido mucho, y es por eso por lo que el haberte hecho marchar para que murieras me dolió mucho — su amigo era sincero con él — Necesitaba salvar a los demás, y eso significaba quitarte del camino. Me duele, pero es la verdad. Y lamentablemente, mi plan salió mal y ahora no tenemos planeta. Si los edagrianos deciden tumbar el Resguardo, no podremos volver a vivir ahí. Por eso quiero saber qué es lo que está pasando por tu mente, en cada momento de ser preciso.

    — En lo jodida y miserable que se ha convertido mi vida — Allecreod no dejaba de afligirse por sus decisiones — Mira todo lo que me ha pasado. Perdí a mis padres, a mis hermanos, la mayoría de nuestra gente me quiere muerto. Hark, el responsable de la caída de nuestra flota y muerte de Ilgumag me quiere muerto. La alianza de garaks, humanos y xaromitantes, quienes causaron la muerte de Korix me quiere muerto. Mi propia gente me quiere muerto. Luego de las muertes de Irig y Tormek, los triyr de seguro me quieren muerto. Los nokradinos también deben sentir lo mismo respecto a mí. He vivido el tiempo suficiente para conocer a siete razas que habitan el universo, y cada una de ellas tiene por lo menos a un ser vivo deseando mi muerte. Tenemos una guerra por delante, y si no muero ahí, probablemente alguien me mate más adelante… Mi vida es un infierno, y es por mi culpa. Debí ir yo en esa flota, y dejar a Ilgumag y a Korix bajo el cuidado tuyo y del general Raumod. Yo debí haber muerto hace tiempo. Así, el día de hoy estaría en paz, y ustedes quizá estarían a salvo. Pero las cosas fueron diferentes, y ahora tendré que vivir con miedo cada día del resto de mi vida. ¿Sería mucho pedir que me dieras un momento de tranquilidad en mi propia nave? Llegaremos a Garak pronto, y no sé si voy a morir al pisar su superficie. Si eso termina sucediendo, quiero gozar de unos últimos minutos de paz.

    — Lo siento, Allecreod — Cadain apoyó las manos sobre los hombros de su amigo — Pero no pierdas la esperanza. Aún podría haber una oportunidad para ti… siempre y cuando seas tú quien pueda asesinar a Hark… Avisaré sobre nuestra llegada y luego te llevaré a una habitación para que descanses.

    Allecreod apreció las palabras de su amigo. Era consciente de que él deseó su muerte, y que de no ser por el hecho de que tuviera información valiosa para compartir y que podría ser beneficiosa cuando la alianza se decidiera a lanzar una guerra contra los edagrianos, estaría muerto en aquel momento. Sin embargo, por la forma de hablar de él, parecía haber aún un pequeño sentimiento de amistad en su interior, al que Allecreod se quería aferrar.

    Con sus ojos vio como Cadain comunicó a la población en Garak sobre su llegada próxima, por lo que asumió que los momentos para descansar en tranquilidad en su nave serían los últimos que gozaría en su vida, salvo que cumpliera con lo dicho por Cadain.

    — Matar a Hark… — Allecreod analizó esa posibilidad, recordando el hecho de que él sobrevivió a su arremetida con la lanza — Si tengo la posibilidad de arrancarle la cabeza cuando lo vuelva a ver, ten por seguro que lo voy a hacer.
     
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    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Saludos amigo, un sábado más leyendo en simultáneo y disfrutando muchísimo. Nos reímos, debatimos y conversamos acerca de muchas cosas, algo que realmente valoro. He de decir que este capítulo ha mejorado respecto al anterior y me ha gustado un poco más. Así que pasaré directamente a comentar lo más destacado para mí :D

    Comenzamos con un mal sueño de Magnus, en el que aparece Wagner diciéndole que solo tiene el suicidio como salida de esa situación personal. El pobre líder de Zenith debe estar pasándolo jodido tras lo sucedido, especialmente sintiéndose culpable de ello. Tras eso, vemos que rememora cuando envió el mensaje a Abel, durante la evacuación planetaria, y de ahí pasamos precisamente a ver el destino de los supervivientes de Black Meteor.

    Abel tiene la esperanza de que la Tierra pueda ser habitable en un futuro próximo, sin embargo, sus trabajadores (mediante sensores y demás tecnología) le informan de que la Tierra no podrá sustentar vida, prácticamente nunca más. Noticia más que desoladora para los treinta mil civiles de dicho país, que provoca suicidios al momento. Sin duda, es una situación crítica en todos los sentidos, por lo que se entienden los suicidios a día de hoy. No obstante, el ingeniero Nick recibe el mensaje que Magnus les mandó, advirtiéndoles sobre Garak. La desesperanza de la gente pronto cambia al conocer que hay un lugar en el que podrán asentarse un tiempo, pero su líder se niega en rotundo a juntarse con Zenith. Por fin, su gente le da la espalda y vio que su actual líder está estancado en el pasado, en vez de pensar ahora más que nunca en su futuro y en el de la especie humana. Noak se marca un par de diálogos top y contra todo pronóstico, consigue el apoyo de los presentes para ponerse (temporalmente imagino) en el cargo y dirigir las naves a Garak. Debo admitir que Noak poco a poco está consiguiendo galones como para gustarme más y ser importante conforme avance la historia. Lo veo cerca de personajes como Ace y Michael.

    Finalmente, pasamos a ver a las dos naves ryfier que huyeron del Resguardo tras la acometida edagriana. Cadain y Allecreod conversan, junto a otros, sobre cuál será el destino del viejo líder. Es evidente que mucha gente lo quiere muerto por motivos obvios y justos, pero el tipo contiene información sobre Edagr y sobre la familia de Hark que podría ser de mucha utilidad de cara a un futuro enfrentamiento contra estos. Es evidente que acabar con Hark, Varlim y Arion (omito a Ixorum porque no piensa como ellos) sería cortar la cabeza de la serpiente y por ende, quizá acabar con la amenaza. A lo mejor incluso el pueblo edagriano podría hacerse aliado, algo que sería bueno, y con Ixorum al mando. Soñar es gratis :v

    En fin, me ha gustado mucho el capítulo, as always my friend XD. Estoy ansioso por ver la llegada de Black Meteor y de Allecreod a Garak, primero porque habrá reencuentros épicos en todos los sentidos y segundo, por verle la cara al pvto de Asmir. Que se joda, ahora su planeta es un motel de carretera :yagami:

    Hasta la próxima ;)
     
    Última edición: 19 Noviembre 2022
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  17. Threadmarks: En plena desconfianza
     
    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

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    Título:
    La Gran Catástrofe VI Unidos en la Extinción
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    Ciencia Ficción
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    47
     
    Palabras:
    6950
    Saludos a todos los lectores de la historia :)

    Llegó el viernes, y ya es el momento de publicar el próximo capítulo de la historia. Estamos próximos a llegar a lo que será la recta final de la parte, y de algo que yo considero como el primer ciclo de LGC, que no terminará con esta parte en realidad, sino con una historia nueva. Pero eso es algo para más adelante ;)

    Por el momento, nos centraremos en el presente. Quiero agradecer a mi gran amigo Manuvalk por sus comentarios semana a semana y por los buenos ratos que pasamos cuando tenemos la leída en simultáneo por Discord. Espero el día de mañana sea otra tarde tan grandiosa como lo vienen siendo siempre, ya que estoy ansioso por seguir adentrándome en su historia mientras él hace lo propio aquí.

    Sin nada más qué decir, los dejaré con la lectura.












    En plena desconfianza:

    Asmir se encontraba en una sala repleta de monitores que mostraban las imágenes transmitidas por las cámaras de vigilancia instaladas en todas sus ciudades. Lo que él deseaba en ese momento no era ver a su gente, sino a los humanos. El trato que había hecho era bastante simple, comida a cambio de trabajo, donde la cantidad de provisiones que los suyos iban a entregar serían equivalentes al trabajo realizado por los humanos. No dejaría que nadie lo tomara por tonto y lo hiciera creer que trabajó cuando no era cierto. Además, no quería perder de vista a los humanos por un segundo. Todas las historias de las guerras que sucedieron en la Tierra, las cuales se mantuvieron vigentes hasta que la Gran Catástrofe las detuvo, dejaban algo temeroso al líder de los garak. Supo que las guerras eran entre países, y que todos los habitantes que estaban allí eran de un mismo lugar, pero no por eso estaba tranquilo.

    Su observación se interrumpió en el momento en el que Kila abrió la puerta, llamándole la atención por la forma tan sobresaltada en la que lo hizo. El líder de su gente supo, al ver su cara, que debían ser malas noticias.

    — Cadain nos dio el aviso de que los ryfier llegarán en unos minutos — Kila informó a su líder — Ellos también fueron atacados por los edagrianos.

    — ¿Por qué? — Asmir preguntó al aire — ¿Qué demonios hice para merecer esto? Nuestro planeta se va a convertir en una reserva para razas alienígenas en todo el universo. ¿Qué fue lo que hicimos para tener que dar hospedaje a miles y miles de seres vivos de distintos planetas?

    — Creo que lo mejor será que partamos a la guerra contra los edagrianos lo más pronto posible — Kila mostró su opinión ante su líder — Igual que usted, yo no me siento cómoda teniendo a tantos seres vivos aquí. Quiero que se vayan. Y la única forma de hacerlo será deteniéndolos a todos.

    — Lucharemos pronto, Kila — Asmir consoló a la joven con sus palabras — Ten por seguro que pronto iremos a la guerra. Ya sea que ganemos o perdamos, los garak nos vamos a separar de todas estas especies cuando el conflicto acabe. Por ahora, da el aviso al ejército y a algunos de los soldados de Zenith. No quiero que ningún ryfier escape fuera de mi vista.

    — Enseguida — Kila se marchó del lugar para dar las órdenes.

    Asmir, quien supo que le correspondía acudir a ese lugar para recibir a Cadain puesto a que se trataba de un líder a su mismo nivel, dio un último vistazo a los monitores en los que se podía ver a los seres humanos trabajando en el planeta. Pese a que todos ellos habían entendido la consigna de trabajar para ganarse el alimento, Asmir no podía poner otra mirada que no fuera de un odio profundo hacia ellos. Sentía que tenía muchas bocas que alimentar, y con la noticia de la llegada de Cadain y su gente, el número se incrementaría mucho más.

    Tomó una bocanada de aire y luego salió de su lugar de vigilancia dando pisadas fuertes, haciendo ver que estaba enojado con todo lo ocurrido. Por más que le disgustara, tenía obligaciones que cumplir para con su gente en aquel momento, y también para con otros seres.

    […]

    Cuando Gwyn, Thomas, Natasha, Casey y Gina llegaron hasta el lugar donde la nave supuestamente tenía que aterrizar, se dieron cuenta de que había varios soldados en el ejército garak que portaban armas de fuego, sorprendiéndose bastante con esa postura, puesto a que, hasta donde ellos entendían, los ryfier eran aliados.

    Ellos fueron los primeros en llegar, puesto a que, tras ellos, aparecieron sus compañeros al cabo de unos dos minutos. Ace, Agustina, Wida y Lankir hicieron acto de presencia en la zona. Era en ese momento en el que el comandante aprovechó la oportunidad para presentar a los xaromitantes que los habían acompañado durante la misión de exploración.

    — Aquí están — el comandante Lakor habló con ellos.

    Gwyn y Thomas se dieron la vuelta, sorprendiéndose de encontrarse con ellos. Ace se encargó de decirles que Asmir dio la orden para que ellos acudieran a ese sitio, por lo tanto, el instinto de la comandante Fairin en acudir a ese lugar fue el correcto. Natasha, Gina y Casey se quedaron mirando a los dos seres que iban detrás de sus compañeros, quedando sorprendidos con sus apariencias, dado a que, por el trabajo y la tensión vividas en esos primeros momentos viviendo en Garak, no llegaron a conocer a los xaromitantes.

    — Ellos son de quienes les hablé — Ace quería que se conocieran — Lankir, Wida… ellas son Natasha, Casey y Gina. Chicas, ellos dos son xaromitantes que han luchado junto a nosotros en las misiones.

    — Hola — Natasha seguía sorprendida al verlos — Es un gusto conocerlos. Primero a los garak, ahora a ustedes… parece que mientras Black Meteor solo encontraba enemigos, Zenith encontraba aliados.

    — Hemos escuchado cosas buenas de ustedes tres — Lankir expresó, saludando a las mujeres levantando la mano.

    — No así del otro humano que llaman Xander — Wida emitía juicios en base a lo que escuchó de Agustina hacía unos minutos.

    — Él está en un proceso de cambio — Casey habló en defensa de su amigo — Es todo.

    — Supongo que lo podremos juzgar mejor al conocerlo — Lankir declaró, mirando alrededor en busca de los demás — Allí vienen Michael y Alicia.

    Todos volvieron la vista al lugar en donde el xaromitante tenía puesta la suya, y pudieron ver que la pareja de soldados caminaba con desgano. Ambos se veían muy serios y parecían estar molestos con las cosas como estaban. Esas miradas tan severas causaron preocupación entre sus compañeros, principalmente entre quienes los conocían desde hace mucho más tiempo.

    — Michael, Alicia… — Thomas notaba algo extraño en los dos — ¿Están bien?

    — Lo estamos — Alicia contestó, de una forma algo fría — Pero tenemos que hablar al final de este día. En privado.

    — ¿Qué ha sucedido? — Gina no se sentía muy entusiasmada por la forma en la que lo había dicho.

    — Asmir nos ha encarado hoy para decirnos algo que me podría dejar muy complicado — Michael miraba hacia atrás buscando identificar al líder de los garak en la multitud — Pero no es algo para hablar ahora. Esperemos a que este día termine, en la nave tendremos privacidad.

    A los pocos minutos de su llegada, Xander y Magnus llegaron al lugar, en compañía de Asmir y Kila, quienes se situaron cerca de los humanos del ejército que estarían acompañándolos en el momento en el que fueran a recibir a los ryfier. Xander, dada la vergüenza que sentía por las conductas que tuvo con Ace y Wagner tan pronto los conoció, no se sentía nada cómodo estando junto a ellos, por lo que se apartó un poco, poniéndose al lado de sus compañeras. Todas pudieron notar que el peso de las cosas que hizo lo perseguían, y en cierta parte, sentían algo de lástima por él.

    Magnus, Michael y Alicia miraban de reojo a Asmir, quien los miraba directamente y sin miedo, dada la ventaja que tenía por ser el líder de la población mayor en el planeta. Ace y Gwyn, los otros dos comandantes de Zenith pudieron percatarse de dichas miradas, y entonces supieron que Orz podría estar involucrado en todo eso. Sin embargo, el tiempo para que pudieran hablar al respecto lo tendrían durante la noche. En ese momento debían encargarse de recibir a los ryfier.

    Pasaron un par de minutos hasta que vieron como las naves de dichos seres se acercaron a su atmósfera. A la espera de conocer mejor los detalles de su encuentro contra los edagrianos, todos miraban con atención como una de ellas se adelantó a la otra para acercarse a la superficie del planeta.

    […]

    — Ya llegamos — Cadain habló con Allecreod, quien iba a descender a la superficie del planeta junto con una gran cantidad de soldados — Recuerda quedarte detrás de mí en todo momento.

    — Como si eso pudiera mantenerme seguro — Allecreod no se veía del todo entusiasmado por el aterrizaje que acababan de realizar — Nos rodearán tan pronto como pongamos un pie en ese planeta.

    — Entonces respira los que podrían ser tus últimos alientos — Cadain le habló con serenidad, pero a su vez ocultando algo de preocupación por él — En marcha.

    Las compuertas en la nave que aterrizó primero en el planeta se abrieron, y eso dio paso a todos los militares de la raza ryfier para poder posar sus pies en la superficie llana del planeta Garak. Cadain se vio preocupado tan pronto como notó a toda esa multitud de soldados rodeándolos. Era todo tal y como Allecreod lo vaticinó. Los garak no tardaron demasiado tiempo en formar un círculo que bloqueaba el paso de todos ellos tan pronto como el líder de su raza puso los pies en la tierra.

    Allecreod iba parado justo detrás de Cadain, quien se dirigió hacia Asmir tan pronto como fue capaz de identificarlo. Supo que la charla tenía que ser con la máxima autoridad, y en aquel momento, era solo él. Su preocupación aumentó tan pronto como se dio cuenta de que había humanos en Garak, siendo que el líder de dicho planeta le comunicó que solo xaromitantes tenían el lujo de vivir ahí. No tuvo que reflexionar demasiado para darse cuenta de que la Tierra también fue blanco de un ataque edagriano, puesto a que no estarían allí de no ser de otra forma.

    Al momento de acercarse, Cadain notó que Asmir se encontraba molesto. Esa sensación era nada más y nada menos que por la llegada de otra especie a su mundo, pero pese a sus sentimientos, no se alteró demasiado. Eso quería decir que Allecreod no fue avistado, y de haberlo sido, no habría sido identificado. Con algo de tranquilidad por este hecho, Cadain respiró aliviado. Su camino lo llevó frente a frente con el líder que se había quedado varios días viviendo en su planeta.

    — Gracias por darnos la bienvenida en su planeta, Asmir — el líder de los suyos habló con cortesía.

    — No es como si tuviera otra opción — el líder garak no se dejó halagar de esa manera — Escucha, Cadain… la Tierra y tu planeta sufrieron un ataque edagriano casi al mismo tiempo. Y uno de los planetas que está cerca del nuestro también fue objetivo de su furia. No tengo idea de qué demonios ha sucedido, pero lo que está más que claro es que tendremos que pelear. Antes de hacer un trato contigo para pactar las condiciones de vida a las que estarán sujetos tus semejantes, me darás toda la información del ataque que acaban de sufrir.

    — Creo que hay alguien entre los míos que es más adecuado para eso — Allecreod supo que eso era una invitación a presentarse — ¿Por qué no nos iluminas a todos?

    Sabiendo que tenía que salir a la luz, Allecreod hizo caso al consejo de su amigo, respirando lo que podría ser su último aliento para luego dejarse ver. Movió los pies para colocarse frente a Cadain, revelando así su presencia, la cual fue reconocida al instante por Asmir, Kila, Lankir, Wida, Michael y Alicia. Los demás no conocían o no recordaban su apariencia, pero tan pronto como vieron la reacción de ellos al verlo, supieron que se trataba de él.

    — ¡¿Qué hace él aquí?! — Asmir gritó con furia mientras caminaba hacia él — ¡¿Por qué este demonio sigue con vida?! ¡Se suponía que tú lo querías muerto! ¡Eso fue lo que acordamos!

    — ¡Estoy de acuerdo con él! — Lankir recordó el infierno que tuvo que pasar en su planeta — ¡Matémoslo ahora que podemos hacerlo! ¡Tú me debes una retribución por lo que me hiciste!

    — ¡Por lo que nos hizo a todos nosotros! — Michael se alteró al verlo, sin poder olvidar el momento en el que recibió un disparo de su parte — ¡No lo podemos dejar respirar!

    — ¡Alto, alto, esperen! — Allecreod levantó las manos, queriendo tener la oportunidad de defenderse — No he venido aquí a causar conflicto alguno. Sé que ustedes tienen sus motivos para odiarme, y también sé que son válidos. Por eso, si desean matarme, serán libres de hacerlo. Ya me siento afortunado por el hecho de que no me hayan matado ahora. Pero antes, quiero que me den una oportunidad de hablar. Las cosas que tengo para decir podrían ayudarlos a todos.

    — ¡Que valga la pena, y si veo que no es así, te haré ejecutar ahora mismo! — Asmir ordenó, queriendo saber qué clase de información podría tener alguien como él.

    Allecreod se sobresaltó, llevándose una de sus manos al pecho y sintiendo que el corazón le latía muy rápido. Tal y como sospechó, varios de los presentes lo querían muerto. Había caras entre los humanos y los garak a quienes no reconocía, pero ellos compartían el odio de sus compañeros quienes tuvieron que sufrir por las decisiones que él tomó como líder de los suyos. Le habían concedido una oportunidad de hablar, y antes de soltar su información, creyó que sería una buena idea empezar la charla mostrando su arrepentimiento por lo que hizo.

    — Primero que nada, quisiera saber en dónde están Michael, Alicia, Wagner y Lankir — el líder de los ryfier se refirió a cuatro de los que fueron sus prisioneros — Sé que no significará nada para ustedes, pero yo quiero pedirles una disculpa. Los arrojé a la arena a pelear por sus vidas para nuestro entretenimiento. Sé que habrán sentido un miedo indescriptible al tener que hacer algo así, y quiero disculparme. En especial con la chica llamada Alicia, a quien yo lastimé seriamente, llegando incluso a arrancarle uno de sus ojos.

    — ¡¿Una disculpa?! — Michael lo encaró desde su lugar — ¡Allecreod, tú me disparaste y lastimaste a la mujer que amo! ¡No tienes el derecho de venir a exigir disculpas así! ¡No estás arrepentido por lo que hiciste, estás arrepentido por el hecho de que no te salió tan bien como esperabas!

    — Lo lamento, Michael — Allecreod no podía ajustar su voz para sonar más arrepentido que en aquella ocasión — Sé que nunca me perdonarás, y estás en tu derecho. Pero quiero que sepas que yo sí estoy arrepentido por lo que hice. Pero no podré hacértelo creer, dado a que sé que yo tampoco lo creería de ser tú.

    — Eres un maldito animal — Alicia no quería gritar, puesto a que creyó que las lágrimas podrían invadirla — Me golpeaste hasta dejarme malherida y luego me quitaste uno de mis ojos. No tengo forma de recuperarlo, maldito bastardo de mierda. No creas que no te lo voy a cobrar. Tan pronto como decidamos que ya no nos sirves, te voy a arrancar la cabeza.

    — No eres la única dispuesta a hacerlo — Lankir acusó frente a todos al líder de los ryfier — Tuve que presenciar cómo mataban a mi amigo. Luego tuve que pelear por mi vida, para luego contemplar con mis propios ojos como Irig se suicidaba. Experimenté cosas horribles en tu puto planeta, y todas fueron por decisión tuya, Allecreod. Todos en este planeta quieren tu cabeza. Así que, más te vale que la información que nos vas a dar valga la pena. Si no es el caso, te aseguro que te daremos una muerte violenta.

    — Supongo que no puedo oponerme a algo así… no después de todo el daño que causé — Allecreod agachaba la cabeza, buscando a Wagner con la mirada — ¿En dónde está Wagner? Imagino que él también tiene ganas de desquitarse conmigo.

    — ¡Wagner está muerto! — Ace, quien, pese a no haber conocido en persona al líder de los ryfier, lo odiaba por lo que les hizo a sus compañeros — ¡Él está muerto mientras tú sigues con vida! ¡Tú eres responsable de su muerte! ¡Tu maldito conflicto mató a su amigo y a su padre! ¡Le quitaste a las personas que a él más le importaban! ¡¿Por qué te crees con el derecho de seguir con vida?!

    — Lo lamento, humano — al no conocer su nombre, no pudo referirse a él como tal — Pero para eso he venido aquí. Pude haberme quedado a morir en mi planeta cuando los edagrianos lo atacaron, e irme al otro mundo sin compartir la información que tengo disponible. En su lugar, decidí venir a ayudar en un intento de enmendar mis errores del pasado. Sé que tengo mucho que compensar, y que nunca podré hacerlo, pero eso no impedirá que lo intente.

    Todos los presentes, tanto humanos como garaks, no compraron las palabras del líder de los ryfier. En el círculo de aquellos que lo rodeaban se encontraban seres vivos que habían perdido a un ser querido en la batalla que se dio en el planeta Ryfier o que habían tenido participación en esta. El responsable de que se diera ese conflicto estaba justo frente a ellos, y les era muy difícil a algunos contener sus ganas de no matarlo.

    Asmir, viendo que Allecreod ya había perdido bastante tiempo con disculpas que para él eran falsas, optó por pasar a lo más importante.

    — Suficiente de tu discurso de mierda — Allecreod se sentía apenado por ver que sus disculpas no fueron tomadas en serio — Empieza a contar lo que sabes.

    — Yo… ¿por dónde voy a empezar? — el miedo se apoderó de él, haciéndolo temblar en gran medida — Yo fui la persona que provocó los ataques que sucedieron en nuestros planetas… Estuve en el planeta Edagr, y conocí en persona al mismísimo Hark — gritos de furia se empezaban a oír entre la multitud — El mismo que causó la Gran Catástrofe… yo hablé con él y le di información sobre todas nuestras especies y nuestros mundos. Yo provoqué todo esto.

    Cadain y los otros ryfier que lo acompañaban se llevaron las manos a la cabeza en cuanto escucharon a Allecreod confesar algo tan crítico de entrada. Esperaban que esa revelación fuera dejada para el final, pero no fue así, y todos los militares que estaban alrededor empezaron a vociferar furiosos en contra de él. Humanos y garaks vieron sus vidas afectadas en gran forma por las peleas que tuvieron lugar en sus planetas, y Allecreod acababa de confesarse culpable de todo eso. De no ser por el hecho de que Magnus y Asmir pidieron tranquilidad a los soldados presentes, podrían haber sido víctimas de un fusilamiento sangriento que no habría dejado a ninguno de ellos con vida.

    — Continúa, y dame una buena razón para no fundirte el cráneo — Asmir sentía su odio subir cada vez más.

    — Luego de que Cadain me engañó para escapar de Ryfier tras la destrucción de Xorxaik, mi objetivo estaba claro — Allecreod empezó a narrar su historia — Encontrar un planeta donde los míos pudieran vivir el tiempo suficiente hasta que eventualmente se marcharan de allí. Eso era lo que yo apunté a buscar. Pero el destino me llevó a caer directamente en el planeta Edagr, y conocer, sin saberlo, a Hark. Él mandó a su ejército a recibirme tan pronto como yo aterricé, y luego de que nos llevara hasta uno de sus cuarteles principales, me hizo contar toda la historia de mi llegada a su mundo. El plan de Cadain era simplemente encontrar un planeta deshabitado en el que pudiéramos vivir, pero yo vi en Hark y los edagrianos la oportunidad de quitármelos a todos ustedes de encima. Fue por eso por lo que hice un pacto con él. Él me iba a ayudar a recuperar mi mundo y mi Dominio de sus manos. Desconfié de él luego de un par de charlas, y tengo que admitir que debí haber sido más desconfiado en el momento en el que él accedió a ayudarme sin querer nada a cambio. Pero no me importaba. Quería recuperar mi posición de poder y vengarme de ustedes, así que seguí con el plan… Eso llevó a la ruina a mi gente. Cuando supe la verdad de Hark gracias al video que ustedes obtuvieron en aquel planeta, tuve en claro que tenía que eliminarlo ahí mismo. Todos los que me acompañan son testigos de que le clavé mi lanza en el cráneo a Hark, y también son testigos de que él sobrevivió.

    — Es verdad, el ataque de Allecreod no fue efectivo — Cadain abogó por su compañero — Fue ahí donde empezó la pelea. Varios de los nuestros murieron, y nuestras armas no les pudieron hacer un solo rasguño. Eran invencibles, y fue por eso por lo que optamos por huir de allí. No sabemos qué habrá ocurrido con Ryfier, pero ahora está bajo su merced.

    — Hark no me dijo nada al respecto, pero estoy seguro de que él habrá mandado a atacar sus planetas — Allecreod llegó a esa conclusión tras ver a varios humanos en el lugar — Cadain me dijo en el viaje hasta aquí que la Tierra estaba en pie, y de seguro Hark habrá sospechado eso también. Veo a más humanos de los que imaginé cuando me enteré de eso, así que creo que hago bien en asumir que su planeta fue atacado.

    — Al mismo tiempo que el suyo — Magnus habló por primera vez con el líder de los ryfier, de quien tanto oyó hablar — Estamos a la misma distancia de Garak, y llegamos todos a la vez… No puede ser casualidad. Fue un ataque premeditado por ellos.

    — El caso es que tú vendiste nuestra información a los edagrianos — el comandante Umcali cada vez le tenía más odio al ser en frente suyo — Fue eso lo que llevó a nuestra caída. Ahora explícame, ¿cómo vas a compensar todo esto?

    — He estado en su mundo por varios días, y conozco varios de sus secretos gracias a mi capacidad de observación — Allecreod supo que tenía que dar ejemplos y no quedarse solo en eso — Algo que probablemente no sepan es que Hark tiene tres hijos. Seguro creerán que matándolo a él se acaba todo este problema, o al menos, será más fácil de terminar. Bueno, lamento decirles que eso no sucederá. Si Hark es tan inteligente como para enviar meteoritos a todos nuestros mundos, entonces debe haber preparado a sus tres hijos para seguir sus pasos si algo le llega a suceder.

    — Mierda, ¿por qué las cosas siempre se tienen que complicar cada vez más? — expresó Kila, en un sentimiento de protesta para con la situación actual — Como si con él no fuera suficiente.

    — Sé quiénes son sus hijos, y también conozco sus nombres — Allecreod quiso tomar ventaja de eso — A diferencia de otras cosas que los que viajaron conmigo saben, yo soy el único que los ha conocido y sabe cómo identificarlos. Sus nombres son Arion, Varlim e Ixorum.

    — ¿Arion? — Natasha preguntó, recordando ese nombre — ¿Realmente ese monstruo es el hijo de Hark?

    — Así es, es el mayor de los tres — el alienígena miró a la humana, dándose cuenta de que le sonaba familiar, pese a no haber estado entre los humanos que acudieron a su mundo — El hecho de que tú lo conozcas me dice que fue él quien atacó la Tierra.

    — Lo fue, parece ser que lo que nos estás diciendo es la verdad — Magnus supo que no había forma de contrarrestar sus dichos — ¿Asmir? ¿Qué planeas hacer con él?

    — Lo que este hijo de puta dice es la verdad, ustedes y Cadain pueden respaldarlo — Asmir presionó los puños con ira — Y ya que él ha sido el único que conoce a los tres hijos de Hark, a los que no podemos dejar vivir, no tendremos otra opción más que mantenerlo con vida hasta asegurarnos de que los cuatro en su familia estén muertos.

    — Sé que todos ustedes quieren matarme, pero créanme cuando les digo que quiero pelear — Allecreod quiso apelar a su sentimiento de venganza — Estos tipos enviaron la Devastación que mató a uno de mis hermanos. Provocó nuestro encuentro, y luego, me traicionó para quedarse con mi planeta. No son los únicos que lo quieren muerto. Déjenme pelear de su lado en esta ocasión. Sé que no pueden confiar en mí, pero pueden confiar en que yo siempre he querido buscar lo mejor para mi gente. Y lo mejor para ellos es que Hark y su raza de mierda se extingan, para que así podamos recuperar nuestro mundo. Si quieren mi cabeza luego de que el conflicto esté terminado, con gusto me dejaré matar. Entre los míos hay varios que me quieren muerto, y eso es una deshonra muy grande. Pero no tienen por qué deshacerse de mí de esa forma. Me odian, en ese caso, mándenme a la guerra. Seré un arma más entre sus filas, así que no tengan miedo de usarme. Yo quiero pelear de su lado. Pueden confiar en eso.

    Pese al odio que sentían por él, no podían negar que esas palabras sonaban demasiado sinceras. Sabían que Allecreod era un ser despiadado y que su muerte en manos de cualquiera de los presentes sería justicia por todas las vidas que él provocó que se marcharan antes de tiempo. Pero sabiendo el hecho de que él era un conquistador que esclavizó a dos razas de seres vivos para beneficiar a su gente, podían confiar en que sus deseos de pelear por ellos eran reales. Después de todo, Hark le había robado su planeta tras traicionarlo, lo que quería decir que, al menos en esa guerra, no tendrían que preocuparse por su lealtad.

    No obstante, eso no quitaba el hecho de que los pecados que él cometió fueran acciones demasiado graves, por las cuales no le debían conceder libertades en un mundo como en el que se encontraban, siendo que bajo sus órdenes murieron varios de los garak que fueron a pelear a su planeta. Asmir, siendo la máxima autoridad allí presente, decidió sentenciar el destino del ryfier.

    — Te permitiremos participar en esta guerra, pero estarás bajo mi vigilancia todo el tiempo — el líder garak no se perdería la oportunidad — Estuve a punto de matarte en tu planeta y escapaste por muy poco. No dejaré que se repita. Cuando vayamos a pelear, estarás en mi radar cada segundo que pase. Y puedes estar seguro de que, cuando el conflicto acabe, seré yo quien te funda el cráneo. Si en algún momento llegas a escapar de mi vista sin mi autorización, ordenaré a todos mis soldados que te cacen y me traigan tu cabeza. Y cada día que pase hasta que sea el tiempo de partir, estarás encerrado en una celda. No tendrás derecho a más de una ración de agua y media ración de comida al día, y nadie de los tuyos te podrá visitar salvo que yo lo considere necesario. Es el único trato que te ofrezco, y solo tienes una opción.

    — Estoy dispuesto a aceptarlo — Allecreod supo que rechazarlo era imposible — Pero quiero proponer algo que te alegrará. Pasaré dos días seguidos sin comer y sin beber, permitiéndote guardar las provisiones para tu gente a cambio de un par de respuestas que necesito saber.

    — Por mí está bien, no me matará e incluso me beneficia — Asmir lo veía como una ventaja para él — Pregunta lo que quieras. Por cada pregunta, será un día que no recibirás raciones.

    El centro de atención entre toda esa gente no era otro más que el líder de los ryfier. Luego de que Asmir pactó una alianza temporal en la que él participaría, formando parte del ejército que atacaría el planeta Edagr, todos estaban a la expectativa de escuchar las preguntas que haría en aquel momento. Debían tratarse de cosas muy importantes si estaba tan dispuesto a pasar dos días sin provisiones a cambio de recibirlas.

    Allecreod miró al grupo en donde se encontraban parados varios de los humanos, sabiendo que las cosas que él necesitaba aclarar en su mente saldrían de sus bocas. Al hacerlo, fijó su vista en Xander, Natasha, Gina y Casey. Él podía jurar que los había visto a los cuatro en algún lado, pero no podía descifrar en dónde. Solamente podía identificar los rostros de Michael y Alicia entre todos ellos, dado a que los demás eran completos desconocidos para él, llegando al punto de creer que todos ellos formaron parte de los que atacaron su planeta. Sin poder llegar a poner de acuerdo todos sus pensamientos, optó por simplemente hacer las preguntas.

    — Sé que nuestro conflicto ha dejado muchas muertes, y que fui yo quien lo inició — empezó Allecreod — Pero la razón por la que lo hice fue porque los triyr me dijeron que su planeta fue atacado por seres humanos. Es imposible que ellos los conocieran desde antes, así que quiero saber, ¿Cuál es la explicación a todo eso? No he podido llegar a una respuesta por mí mismo, y la duda me está consumiendo.

    — Fuimos nosotros — Xander, quien supo que tenía que dar la cara en esa situación, optó por ser él quien respondiera — Tú enfrentaste a los soldados humanos de Zenith, pero yo y tres personas más aquí somos de Black Meteor. Estábamos en una misión para perseguirlos a ellos. Rastreamos una nave dirigirse a un planeta desconocido, y la seguimos. Allí fue que nos encontramos con estos triyr. Nos recibieron con placer, y se comprometieron a ayudarnos a recuperar la nave luego de que las bestias de ese planeta nos terminaran rodeando… Pero al último minuto, nos traicionaron. Planeaban robarse nuestro único medio de salir de allí, escapar junto a toda su población y dejarnos a nosotros atrás para que fuéramos tus esclavos. Como puedes adivinar, fracasaron, y en venganza, uno de nuestros compañeros que ha fallecido, destruyó el muro de su ciudad. No mintieron al decir que nosotros fuimos los responsables de sus tragedias, pero sí te mintieron cuando te dijeron sus intenciones. Ellos planeaban huir de ti, y escapar hacia una vida mejor. Tal parece que confiaste demasiado en sus palabras y eso llevó a un conflicto mayor.

    — Así que fueron ustedes… — Allecreod pronto miró a Xander, llegando a reconocer su rostro luego de pensarlo por un momento — Tú… a ti y a las tres chicas que están cerca de ti… Acabas de mencionar que estaban siguiendo la pista de una nave de Zenith. ¿Es posible que en su misión me hayan seguido a mí hasta el planeta Edagr? Creo recordar que vi tu rostro y el de tus compañeras cuando Hark mandó a Arion a pelear en el planeta.

    — Así es — Natasha contestó, estando aliviada de tener finalmente una respuesta para lo que aconteció hace semanas atrás — Eso quiere decir que era tu nave la que estábamos siguiendo. Y el tipo que enfrentamos en el planeta y mató a dos de nuestros compañeros fue alguien que habló contigo.

    — Lo conocí luego de que tuvieron su pelea, pero todo lo demás es cierto — Allecreod confirmaba las sospechas de la chica — Y siguieron mi nave en el momento en el que yo tuve que escapar gracias al plan falso de Cadain. Increíble… miren a dónde nos llevó el destino. Su aterrizaje en el planeta Triyr y la posterior mentira de sus líderes hacia mí fue lo que desató el conflicto que nos terminó trayendo hasta aquí.

    Esas palabras resonaron en la mente de todos ellos. No había un solo detalle en toda esa historia que fuera falso. Tal y como decía Allecreod, las cosas fueron sucediendo una tras otra hasta que finalmente desembocaron en una situación trágica en la que se encontraban todos ellos. A causa de la misión encomendada por Abel, los soldados de Black Meteor conocieron a Axana y Eneru. La caída de ambos cazadores de bestias en su intento por robar la nave llevó a la destrucción de la puerta del muro por parte de Isac. El relato de Irig y Tormek hacia Allecreod forzó el conflicto que derivó en su huida y posterior llegada al planeta Edagr en donde terminó encontrándose con el ser que ordenó la Gran Catástrofe y la destrucción de la Tierra.

    Natasha, Xander, Casey y Gina hicieron una trazabilidad de todos esos acontecimientos, y la conclusión de los cuatro soldados de Black Meteor dejaba a Abel como el responsable máximo de la caída de la Tierra. Sus continuas negativas ante la paz propuesta por Magnus en varias ocasiones fueron las causantes de su misión, la cual terminó siendo el gatillo que activó la sucesión de los eventos que los llevaron hasta allí.

    — Increíble la forma en la que te odio cada día más, incluso aunque no estés presente — Casey pensó en Paul, con quien llegó a la conclusión de que Abel no era la persona indicada para estar al frente — Por culpa tuya perdí a mis compañeros, perdí a Paul y perdí la posibilidad de vivir el resto de mi vida en la Tierra… El verdadero culpable de todo esto no es Allecreod, eres tú, Abel.

    — Y pensar que Noak eligió quedarse con alguien como él en lugar de escapar con nosotros — Gina no pudo evitar pensar en el estado de su compañero — ¿Por qué tuvo que suceder todo esto? ¿Por qué simplemente no pudiste aceptar la propuesta que te hicieron en su momento? ¿Por qué tuviste que mandarnos a todos a morir y a desatar la caída de nuestro mundo?

    Los pensamientos de los soldados que eligieron desertar de su país y unirse a los enemigos pocos días antes de la llegada de Arion a la Tierra se vieron interrumpidos cuando Allecreod optó por hacer la segunda pregunta, la cual, más que ser una pregunta, tenía la apariencia de ser un pedido por alguien en particular.

    — Te queda una pregunta más — Ace, con una gran seriedad al verlo a la cara, le informó.

    — Lo sé, no es mi intención dejarlos a la espera — Allecreod pronto echó una mirada a todos los humanos otra vez — ¿Está aquí la persona que asesinó a mi hermano? Michael, Alicia, Kila, Lankir y Wida conocieron a Korix. Los dos humanos estaban en el campo de batalla cuando murió, y los dos xaromitantes y la chica garak de seguro lo vieron por las cámaras desde el encierro. Ustedes deben saber quién fue su asesino. Lo mató un soldado portando el mismo cañón que causó la caída de Xorxaik.

    — ¿Qué le harás al asesino de tu hermano? — Agustina, sabiendo que Allecreod se refería a Thomas, quiso averiguar los verdaderos motivos de este para pedir por él — Si estás pensando en hacerle daño…

    — No estoy en una posición para permitirme tal cosa — Allecreod tranquilizó a la humana con esas palabras — Pero basado en tu pregunta tan hostil, es lógico pensar que él está aquí entre ustedes.

    — Así es, Allecreod — Thomas dio un paso al frente — Soy yo. Yo fui el que disparó ese cañón y mató a tu hermano. Uno de los soldados ryfier que logramos reclutar para que esté de nuestro lado nos dijo quien eras, y te apunté a ti. Pero se ve que terminé matándolo a él.

    — ¡Thomas! — Gwyn no estaba muy tranquila al ver que su novio decidió hacerse responsable de la muerte de Korix, siendo que estaban en un conflicto en aquel momento — ¿Qué le vas a hacer?

    — Eso mismo quiero saber yo — Thomas encaró a la persona que pedía por él de frente — Aquí estoy. El asesino de tu hermano. ¿Qué me harás?

    — Solamente quería conocerte, es todo — Allecreod habló con un tono de voz muy bajo, casi inaudible para los que no estaban parados cerca de él — No te culpo por su muerte. Luego de haber descubierto la verdad de la mano de los soldados de Black Meteor, ahora ya sé que los culpables fueron Axana, Irig, Eneru y Tormek. Ellos estaban hartos de sus vidas bajo mi yugo, y seguro quisieron aprovechar su oportunidad para escapar. Por culpa de ellos, y de mi mala actuación ante su mentira, fue que terminaste convirtiéndote en el asesino de mi hermano. Lo lamento. Por él y por ti… Él no merecía morir, y tú no merecías mancharte las manos con su sangre y la de varios otros soldados. Ha sido algo que no pude evitar, y que terminó perjudicando a los que murieron y a ti también. ¿Tu nombre era Thomas? — el ryfier recordó que Gwyn lo acababa de llamar así.

    — Así es, Thomas Delleo — el soldado de Zenith habló con una mirada muy seria.

    — Lamento haberte obligado a hacer algo que probablemente no querías hacer, y por desear tu muerte en algún momento… Thomas Delleo — tras decir esas palabras, con un arrepentimiento que, a diferencia del primero sí sonaba genuino, el líder de los ryfier, aunque ese era un puesto que ya nunca podría ejercer, miró a Asmir a la cara — Ya tengo las respuestas que quería. Llévame a mi celda, y déjame allí. Sé que Cadain pactará un trato justo para los míos.

    — No hay nada que pactar, el trato que recibirán los ryfier ya lo decidí desde antes de que llegaran — Asmir contestó, tirando abajo las ilusiones que Allecreod podría haberse hecho — Pero tendrás lo que quieres. Llévenlo a la celda donde pasará el resto de sus días hasta el momento de pelear.

    Kila fue una de las personas que se encargaría de él. Con mucho rencor en su contra por la muerte de Plamo tras haberlo mandado a pelear a una batalla de vida o muerte donde le terminaron arrancando el único ojo que tenía, para luego recibir un tiro en la cabeza, la soldado garak lo tomó del brazo con brusquedad y lo llevó a rastras junto a cinco soldados más. El ryfier no tenía ningún arma tanto en la mano como oculta en su cuerpo o ropa, pero eso no quería decir que era seguro encargarse de él, por lo cual, cinco garaks más participaron de su traslado a la celda donde le tocaría vivir.

    No hubo nadie que no mirara con sus propios ojos como el que fue el responsable de los ataques coordinados de los edagrianos sobre sus mundos era llevado a su encierro, para mantenerlo allí hasta que fuera el momento de que lucharan en lo que sería la pelea para vengarse de todos los males que fueron ocasionados por la Gran Catástrofe y lo que vino después de la misma.

    Los soldados de Zenith, incluyendo al mismo Magnus, miraban con desprecio a Allecreod por el conflicto que él terminó desatando en el pasado. Siendo Michael y Alicia los que más rencor guardaban en su contra. Ambos recibieron un disparo de él, y vieron sus vidas en peligro y a punto de ser arrebatadas, de no ser por la llegada oportuna de sus compañeros, quienes luego tuvieron que pelear. Thomas, tan pronto como tuvo tiempo para reflexionar en las palabras dichas por Allecreod, llegó a notar que él y el alienígena compartían un parecido emocional. Los dos cargaban con las muertes de personas queridas a causa de sus malas decisiones. Delleo nunca olvidó a Harold Rint ni a Julie Umcali, y mucho menos el momento en el que los envió a ambos a las manos de quienes eran sus enemigos.

    — Conozco esa carga que llevas, Allecreod — Thomas pensó para sí mismo, sabiendo que se ganaría las miradas de todos si exteriorizaba sus pensamientos — Tú y yo no somos tan diferentes en lo que refiere a remordimientos.

    Lankir y Wida, sobre todo el xaromitante que fue obligado a pelear por su vida, no sentían ni la menor pizca de empatía por el ex líder de los ryfier, sabiendo que ese puesto le pertenecía a Cadain en aquel momento. Estaban de acuerdo con la decisión de Asmir de dejarlo pelear en la guerra, y que así pudiera remediar las muertes que causó. Además, los dos tenían la esperanza de que la batalla fuera el último escenario de la vida de Allecreod.

    Los soldados que se unieron a Zenith tras desertar Black Meteor no tenían una opinión firme sobre Allecreod. Por los relatos de sus nuevos compañeros y la forma tan desesperada en la que los triyr querían huir de él, lo veían como alguien despiadado y maligno. Pero lo que acababan de ver era una imagen humilde dada por alguien que, en el pasado, ejerció una conquista dominante sobre dos planetas diferentes. Eso les sembraba a todos ellos varias dudas sobre si Allecreod realmente era tan temible como todos lo hacían ver.

    Cadain, por su parte, era el que más lástima sentía. Allecreod en el pasado fue su amigo, y pese a que sabía a lo que se enfrentaba al acercarse a los seres a los que tanto dolor le causó, le dolía ver como este era llevado a una celda donde lo privarían de visitas y de una alimentación adecuada. Sin embargo, su tiempo para pensar en él se esfumó cuando Asmir se dio la vuelta para mirarlo a la cara.

    — Tenemos que hablar sobre el trato que recibirán los tuyos mientras vivan en mi planeta — Asmir dijo en un tono muy rígido — Y cuando digo “tenemos que hablar” quiero decir que yo será el que hablará, y tú el que solamente se limitará a decir que sí a todo lo que yo diga.
     
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    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Bueno amigo, ya he terminado de leer y como siempre, te daré mi opinión/pensamiento sobre lo sucedido. Antes que nada, decirte que me ha gustado bastante el capítulo, creo que la llegada de los ryfier (concretamente de Allecreod) a Garak ha sido un aliciente más que interesante como para que el capítulo ganase enteros, y así ha sido. Otra cosa: disfruto mucho las lecturas en simultáneo, lo repito en cada comentario pero es la realidad. Sigamos así, amigo. :kuku:

    Comenzamos con el aviso a Asmir, por parte de Kila, de que los ryfier están llegando al planeta. El líder garak, que ya debe pensar que todo es una broma cruel del universo (que se joda :v), accede a estar en la llegada mientras maldice todo. Es consciente de que son más bocas que alimentar y me muero por ver su cara cuando lleguen los de Black Meteor. Tras esto, vemos la llegada de los ryfier con Cadain a la cabeza, seguido de un Allecreod al que cuando todos ven, aumenta la tensión en el ambiente. Rápidamente se suceden los reproches y las preguntas de qué diablos hace allí el anterior villano, quién ahora busca su muy difícil redención a lo Negan. En otras circunstancias, Allecreod habría sido fusilado allí mismo pero al contener información sensible sobre los edagrianos y su líder, no se le ejecuta. El ex líder ryfier revela todo lo que sabe sobre Hark, sus hijos y el planeta Edagr, información que sin duda ayuda puesto que es importante saber a quiénes sacar del tablero de juego para terminar la guerra. Y es que yo creo que si Hark y su familia mueren, la población edagriana no tendrá intenciones de prolongar la lucha. Ojalá eso suceda e Ixorum acabe siendo su líder.

    Luego y tras revelar todo lo necesario, Allecreod conoce cuál será su destino y pide antes hacer un par de preguntas, a cambio de quedarse sin comer y beber unos días. Asmir, como buen dictador accede, y el gran ryfier pregunta primero sobre quién fue el causante de la destrucción de la ciudad de los tryir. Xander toma la palabra para desvelar que se trató de BM, viéndose una vez más que por culpa de unos, la pagan otros. La segunda pregunta de Allecreod es sobre quién mató a su hermano Korix, algo que pronto obtiene respuesta pues Thomas, su asesino, lo confiesa. E incluso se pone delante suya, algo que me pareció muy loco XD. Tras eso, todos llegan a la conclusión de que el causante de todo el conflicto global entre BM, Zenith y ryfier fue Abel, quién ya la está pasando mal en su nave y seguro la pasará peor cuando llegue a Garak. :clap:

    Finalmente, vemos que Allecreod ya conoce lo que le espera y mientras es llevado por Kila junto a varios soldados garaks a alguna celda, el líder garak le advierte a Cadain que no hay trato negociable pues él solo se limitará a decirle lo que le toca. Sin duda, Asmir modo dictador se prolonga en la historia y ya lleva así muchos capítulos, los suficientes para mi como para que le odie. Ojalá el tipo termine solo cuando la guerra termine. :blue:

    Bueno amigo, como he dicho antes, me ha gustado bastante el capítulo y estoy deseando ver, principalmente, la llegada de BM a Garak. Pero también las posibles interacciones que pueda haber ahora con Allecreod por parte de otros personajes (especialmente Thomas, quién parece empatizar con él) y entre las especies que ya conviven juntas en el planeta. Además, sigo esperando la inminente llegada de Ixorum. ¡Hasta pronto! ;')
     
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    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

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    La Gran Catástrofe VI Unidos en la Extinción
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    47
     
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    7124
    Saludos. Llegó la hora de publicar un nuevo capítulo (el número 30 ni más ni menos) de esta historia. Si dividiéramos la historia en tercios, estaríamos a casi nada de cerrar el segundo y adentrarnos en el primero de lleno. Pero para el que yo considero el clímax de la parte siento que todavía falta bastante.

    Sin detenerme demasiado, y sin noticias relevantes más allá de que planeo actualizar la guía y la cronología este finde, procederé a dejarlos con la lectura. Quiero darle las gracias a mi gran amigo Manuvalk por estar siempre ahí leyendo esta historia. Espero que disfrute este capítulo tanto como yo estoy seguro de que disfrutaré del suyo, ya que es un placer tenerlo aquí.

    Aprovecho también para agradecer a Elliot (quien sabe por qué motivos no lo etiqueto) por haber alcanzado y concluido la lectura de la parte V. Seguro será una buena sorpresa para él cuando llegue aquí y vea esta dedicatoria.

    Sin más que decir, ahora sí, les dejo el capítulo.











    Un sentimiento común:

    Las naves de Black Meteor surcaban el universo, transportando a las casi treinta mil personas a las que lograron evacuar de la Tierra antes del momento de su caída. Con la encarcelación de Abel para evitar que pudiera entorpecer el viaje hacia su destino, Noak y otros soldados de Black Meteor formaron un pequeño consejo con militares y profesionales de diversas áreas, de manera en que su viaje fuera lo más organizado posible hacia ese planeta.

    Tal y como oyeron en el mensaje, Magnus tenía que hablar en representación suya apenas llegasen al planeta, por lo que ellos, pese a haber abandonado la Tierra casi al mismo tiempo, tenían que retrasar sus viajes para no llegar antes de que el líder de Zenith tuviera la oportunidad de hablar en su nombre.

    Con todo el tiempo transcurrido, las naves estaban a menos de dos horas de distancia, y el consejo se estaba reuniendo para poder llevar a cabo una elección en el procedimiento de aterrizaje. Tenían las coordenadas del planeta al que iban a acudir, pero eso no quería decir que tenían la vía libre para poder aterrizar en donde se les diera la gana. Y dado a que cosas como el manejo de raciones de comida y las estaciones de trabajo fueron organizadas por el consejo, estos decidieron tomar la decisión para llevar a cabo su llegada.

    — Yo propongo que no aterricemos — tras unos minutos escuchando propuestas de otros, Noak fue quien dio una nueva a todos los presentes — Quedémonos en la atmósfera el mayor tiempo que podamos y probablemente alguien se ponga en contacto con nosotros para guiarnos.

    — Me parece un buen plan, pero llevamos ocho días en el espacio — uno de los científicos advertía sobre el peligro de esa maniobra — Solo podremos resistir en el aire durante una media hora. Quiere decir que antes de que se cumplan treinta minutos, tendremos que estar en tierra firme, o nuestras naves se desplomarán a la superficie.

    — Estoy seguro de que en ese tiempo alguien nos verá y nos hará una señal — Nick, miembro del consejo por ser de los mejores ingenieros, mantenía optimismo respecto a dicho asunto — Igualmente, sería recomendable buscar una zona despejada antes de quedarnos en suspensión sobre su mundo. Así, si nadie nos dice nada, podremos aterrizar tranquilamente.

    — Son buenas ideas, y creo que es mejor así — Noak supo que era el mejor plan — Está decidido. Se supone que aterrizaremos en un planeta de seres vivos que son aliados de Zenith. Si es el caso, seguro no habrán hablado maravillas de nosotros. No quisiera mandarme a la muerte al hacer algo sin permiso de los anfitriones.

    — Acordado, entonces — una de las mujeres calculó el tiempo en el que llegarían a dicho planeta — En una hora y treinta y siete minutos estaremos en un punto de su atmósfera. Seremos convocados nuevamente veinte minutos antes de aquel momento.

    Habiendo decidido cómo sería el procedimiento para entrar en el planeta al que fueron invitados por Zenith, todos los miembros del consejo de profesionales, compuesto por unos treinta seres humanos, se disolvieron para regresar a sus tareas de rutina. Noak, quien no tenía a donde ir, se quedó en la misma sala de reuniones, en la cual se monitoreaba casi todo el interior de la base de Black Meteor.

    Avanzó a uno de los monitores y lo encendió, pudiendo ver allí, gracias a las cámaras de seguridad instaladas en los dormitorios, a quien era su líder. Abel, el hombre que más admiraba antes de conocer su verdadera cara, se encontraba en un estado lamentable. Se notaba que había pasado tres días sin dormir gracias a las lagañas y las ojeras presentes en su rostro. Su cara estaba sucia y su barba tenía varias migajas de comida que se le fue otorgando con frecuencia. Noak no se sentía bien por verlo así, todo lo contrario, el haber tenido que dar la orden para que arrestaran y alejaran de los demás humanos refugiados a la persona que salvó sus vidas y guio al país durante más de diez años fue un duro golpe. Sentía como si le hubiera cortado la cabeza a su ídolo, algo que le causaba incomodidad. Sin embargo, él no era capaz de mentirse a sí mismo y convencerse de que un movimiento así no fue necesario.

    Abel estaba dispuesto a huir por el resto de su vida, y condenar a la humanidad, o al menos a los refugiados de Black Meteor, a una vida donde el miedo reinaría por siempre. La amenaza de los edagrianos los convertiría en seres con un estilo de vida nómada por el resto de su existencia. Viajando cada vez que sentían el peligro acercarse, no podrían permitirse dar avances tecnológicos importantes que contribuyeran a mejorar su estilo de vida. Los sistemas de educación se verían gravemente afectados si las clases debían verse interrumpidas constantemente para realizar viajes que podrían durar desde una semana hasta dos años con el fin de buscar un mundo seguro.

    Con el paso de los días, Noak aprendió a convivir con su conciencia por lo que había hecho, pero no era la mejor de las sensaciones. Cuando Nick se acercó a él, sus pensamientos se disiparon.

    — Ayer, cuando yo lo vi, se mantuvo en una posición fija durante más de una hora y media — comentaba el ingeniero — No dormía, solamente miraba hacia la nada… como si estuviera viendo fantasmas. Con el tiempo, me aburrí y decidí desconectarme. Puedo jurar que no lo vi mover un solo músculo.

    — Los moverá cuando lleguemos al planeta Garak — Noak tenía fijo su castigo — Él tiene que participar en la pelea cuando llegue el momento. No le dejaré quedarse sin hacer nada. Se lo entregaré a Magnus y él lo juzgará cuando le cuente lo que hizo.

    — ¿Crees que toda la población de Black Meteor acepte a Magnus como líder? — Nick quería saber lo que pensaba él — Abel es un militar con una formación similar a la tuya. Creo que podrías saber cómo funciona su mente.

    — No sé si todos aceptarán a Magnus de forma absoluta, pero sé que nadie lo aceptará a él y eso me tranquiliza — Noak pronto empezó a sentir algo de hambre — Ven, Nick, vayamos a comer algo.

    — Está bien — mientras ambos salían de la sala sabiendo que debían regresar en poco más de una hora, un pensamiento cruzó la cabeza del ingeniero — Dime, habías dicho que Lathan fue retenido por el Zenith luego de ser descubierto. ¿Crees que lo habrán ejecutado, o que lo habrán sacado de la Tierra?

    — No lo sé, casi no he pensado mucho en él — Noak era sincero con su compañero — Creo que nunca hablé con él de forma directa.

    — Yo sí lo he hecho, y parece un buen chico — Nick recordó el momento en el que Lathan dijo que le gustaría aprender de él — Ojalá esté bien. No merece ser una víctima más de Abel… Oye, cambiando de tema… dijiste que reconociste la voz del edagriano que atacó la Tierra.

    — Es el mismo que nos enfrentamos en ese puto planeta — Noak no se lo quitaba de la mente — Salvo que en su raza todos tengan la misma voz y el mismo tono, se trata de él, indudablemente.

    — Dime, ¿te gustaría ser tú quien acabe con su vida? — Nick quiso averiguar un poco más sobre su compañero.

    — Lo seré… no te preocupes — Noak hizo una promesa con el muchacho — Mató a dos compañeros, nos amenazó de muerte y luego vino a la Tierra para ejercer miedo como si él fuera una especie de dios. Eso se lo voy a hacer pagar. Y si fallo, sé que alguien lo tiene que hacer.

    Sin deseos de seguir molestando a su camarada con preguntas que podrían resultar incómodas, Nick eligió simplemente acompañarlo a comer algo, de forma en que pudieran pasar el momento de espera a que alguien del planeta Garak se pusiera en contacto con ellos de forma más agradable.

    […]

    Un par de horas habían pasado en el planeta Garak luego de la llegada de las naves ryfier. Los soldados de Zenith que eran de mayor confianza para Magnus tenían el permiso para no trabajar en el resto del día, y sus puestos fueron reemplazados por los habitantes del planeta de bajas temperaturas, quienes debían ganarse el alimento de cada día, y no portaban demasiadas provisiones a diferencia de los humanos.

    Aprovechando que el día les había quedado libre, los tres comandantes de Zenith, nombrados hacía muy poco tiempo, fueron con los soldados de sus unidades al interior de la nave xaromitante, la cual estaba casi desierta puesto a que solo niños y sus adultos a cargo tenían el permiso de estar allí. Con la poca gente en su interior, tuvieron la sala de comedor para ellos solos, lo que les dio algo de privacidad para discutir ciertos asuntos.

    — ¿En serio te dijeron que no harían nada por ti si tu placa se rompe? — Agustina escuchó la historia que Michael les contó — Asmir es un malnacido. Se está aprovechando de que nos está dando refugio para tratarnos de forma miserable porque sabe que no tenemos a donde ir.

    — Eso cambiará cuando hayamos librado y ganado la guerra — Michael se miraba la placa metálica del brazo, dado a que la manga de su chaleco estaba subida hacia la mitad — Solo espero que cuando él capacite a varios humanos para que traten mi problema, lo haga bien, y que no se trate de una trampa para que yo pierda la vida.

    — Michael, si ellos nos traicionan de esa manera, te juro que los masacraré a todos — Alicia le hizo una promesa a su novio — Tal y como dije antes, ellos me arrebataron a mi familia. No dejaré que te aparten de mi lado. Si no quieren un conflicto con la humanidad, no te harán nada.

    — Solo espero que tengas el mayor de los cuidados en el campo de batalla, Michael — Ace advertía a su amigo — Los edagrianos son rivales fuertes, ya lo has visto cuando Kenegar me rompió el brazo. Si eso te termina sucediendo a ti…

    — No sucederá, ya tengo una idea de a lo que nos enfrentamos — Michael se veía optimista para su futuro — Evitaré peleas directas contra ellos cuanto pueda. Si no puedo pelear a la distancia con armas de fuego, me alejaré y buscaré guiarlos hacia un conjunto de soldados.

    — Díganme, ¿cuándo creen que realizaremos el ataque? — Casey quiso hablar para no sentirse excluida — Sabemos que Magnus envió un mensaje a Abel para que vengan aquí, y serían los últimos en llegar de ser ese el caso. Sin embargo, no podemos esperar por siempre. Hoy es el día número ocho desde la caída de la Tierra. ¿Qué haremos si sigue pasando el tiempo y no aparecen?

    — No podemos planificar una estrategia de ataque todavía — Gwyn contestó a su compañera — Necesitamos confirmar primero cuantos soldados tendremos para el momento de la pelea. Cadain tiene que informarlo, y tenemos que esperar para ver si contaremos con Abel y los que sobrevivieron en Black Meteor.

    — Sin mencionar que también iremos al planeta Fientlig a reclutar a algunas bestias — Ace decía su plan en voz alta — Quedan pocas muestras de hosania para poder crear el vapor que las vuelve dóciles, por lo que dependerá también de cuanto podamos sembrar y cosechar aquí.

    — Entonces hay que esperar hasta saber cuántos somos para dar inicio al plan — Xander comentaba, sin aportar demasiado — Lo único que sé es que nosotros estaremos separados por estar en equipos diferentes.

    — Bueno, estoy seguro de que así será, pero habrá que ver en qué medida — Ace contestó a su compañero.

    — ¿A qué te refieres con eso? — Natasha sentía curiosidad por lo que dijo.

    — Se suponía que nosotros éramos doce soldados, dado a que nuestros compañeros Melody y Wagner estaban contemplados en los números del ejército — al contestar, Ace agachó un poco la mirada, mostrándose algo dolido por sus muertes — Pero como ellos dos ya no están, solo quedamos nosotros diez. Tal vez no formemos tres equipos de cuatro soldados, sino dos equipos de cinco.

    — ¿Y quiénes integrarían esos equipos? — Gina se sentía con ganas de preguntar — Quiero decir, son tres comandantes. ¿Cómo distribuyes a tres soldados del mismo rango en dos equipos?

    — Bueno, Gwyn y yo acabamos de recibir nuestro nombramiento hace muy poco — Michael habló de lo sucedido hace tiempo — Ace ya ejerció su puesto en una misión, pero ella y yo no… Supongo que Magnus pensará en que ella y yo lideremos un equipo, y que Ace lidere el restante.

    — Es demasiado temprano para asumir algo así — Thomas creía que eso podría ser problemático — Pero, de ser ese el caso, tú, Gwyn, Alicia y yo deberíamos estar en un equipo. Solo habría lugar para alguien más entre ellos en el nuestro. Los otros dos deberían pasar al equipo de Ace.

    — Todavía Magnus no nos ha dicho nada — Ace, pese a que disfrutaba la distracción de esas charlas, no quería sacar conclusiones tan rápido — Quizá luego resulte que al final no habrá ninguna división, y todo esto es innecesario.

    — ¿Te gustaría eso? — Natasha se lo quiso preguntar para conocer su opinión.

    — Bueno, no he convivido demasiado tiempo con Xander y con Gina como para decir que sí totalmente — Ace contestó a su pregunta — Pero sería genial si me dieran la oportunidad de luchar contigo y con Casey otra vez. Así fue hace tiempo en nuestra primera misión, y tengo buenos recuerdos junto a ustedes antes de que el comandante Grant lo estropeara todo.

    Natasha no pudo evitar sonreír ante la frase dicha por Ace. Su compañero, pese a todo el tiempo que había pasado lejos de ella, seguía recordando los momentos iniciales de la misión que lo hizo saltar de la academia hacia la vida militar real. Era gratificante escuchar que su compañía había sido algo bueno en el pasado, y eso fue algo que Casey no tardó demasiado en notar. Ella, junto a Natasha, se sentía igual. Pese a que ella no estuvo atraída por Ace en el pasado, no podía negar que participar en misiones junto a él fue una buena experiencia, y algo que había causado varias victorias en su historial.

    — Desearía que más de nuestros compañeros hubieran podido vivir — la chica habló con nostalgia, pensando en su pareja a quien había perdido hace poco — Paul… él cambió mucho desde la última vez que lo viste. Estoy segura de que habría estado feliz de verte.

    — No solo él — Natasha sentía lo mismo por sus compañeros — Brandon, Grace, Geoff… No tuvieron la oportunidad de conocer a Claire ni a Zaid, pero sé que los habrían adorado.

    — Lo mismo viene de nuestro lado — Michael pensaba también en sus caídos.

    — Harold y Julie… — Gwyn recordó a los otros miembros iniciales de su equipo — Sé que ustedes dos llegaron a convivir con ella, pero no la real, sino una a la que le modificaron los recuerdos.

    — Zoey era una chica genial, y les habría caído muy bien — Agustina recordó a su gran amiga, muerta hacía ya tiempo.

    — Devlin y Erin eran bastante agradables, me hice amiga muy rápido de ellos dos — Alicia sentía nostalgia al pensar en ellos.

    — Sé que conocieron a Wagner, pero me hubiera gustado que interactuaran más — Ace también deseaba la oportunidad de haber podido convivir un poco más con él — Dustin, Sharyn, Owen, Melody, Rayko… Todos ellos eran agradables y sería grandioso poder tenerlos el día de hoy junto a nosotros.

    — La vida es muy injusta, ellos no merecían irse — Thomas pensaba en ellos con dolor.

    — Culpo a Abel por todo eso — Natasha expuso pronto su punto de vista, demostrando su aversión hacia su antiguo líder — Si él hubiera aceptado la paz que Magnus ofrecía, no habríamos tenido que pelear nunca en primer lugar. Quien sabe, podríamos haber explorado el universo todos juntos desde el primer día… Piensen en todas las muertes que podríamos haber evitado por eso.

    Las palabras de su compañera invitaron a todos los soldados a reflexionar sobre ese aspecto. Y tal y como ella lo exponía, las cosas eran bastante ciertas. De no ser por el hecho de que Abel siempre exigía que Zenith devolviera los recursos que fueron saqueados en tiempos previos a la Catástrofe, la paz podría haberse alcanzado, y un equipo más numeroso podría haber llegado a explorar por el espacio.

    Agustina supo que, de haber sido más soldados en su primera llegada a Fientlig, Zoey podría haberse salvado. Michael creyó que los garak nunca habrían podido arrebatarle a Alicia si hubiera estado acompañado de más soldados, lo que pudo haber derivado en que su encuentro con Orz, y, por ende, la fusión de sus mentes nunca tuviera lugar. Gwyn pensó que un grupo más numeroso de soldados no habría caído ante Tzorkun en el planeta Emiv, lo que hubiera ocasionado que la misión de rescate donde perdieron a Gan y Domir, y en la cual tampoco pudieron rescatar a Roger y a Jason, jamás hubiera existido. Xander asumió que el acontecimiento en el planeta Triyr podría haber sido una experiencia nunca ocurrida, y que, en el peor de los casos, no habría sido tan grave en el caso de contar con tanta gente. Casey creyó que Paul pudo haberse salvado si Arion hubiera sido confrontado entre más soldados. Alicia, la última en pensar en posibilidades alternas, supo que sin la intervención de Black Meteor, el conflicto con Allecreod no se habría generado, lo que pudo haberle evitado una golpiza brutal, la pérdida de su ojo y el tener que convivir con el ser que le hizo tanto daño, el cual, en ese mismo momento, se encontraba encerrado.

    Cada soldado imaginaba cientos y cientos de posibilidades diferentes de haber podido sobrellevar conflictos que se dieron solamente porque Abel se rehusó a aceptar las propuestas de Magnus. Justo como Natasha decía, sus constantes negaciones condenaron la vida de muchos de sus compañeros, y también, con algo de responsabilidad compartida, la de su planeta.

    Estos pensamientos mantuvieron en silencio a los soldados hasta que el dispositivo de uno de ellos, el del comandante Lakor, empezó a sonar, haciéndole saber que tenía una llamada en proceso. El comandante lo tomó y puso el altavoz para que todos lo escucharan, sabiendo, tan pronto como eligió contestar, que se trataba de su líder.

    — Ace — Magnus sonaba algo agitado — ¿Estás con los demás soldados?

    — Sí, Magnus, estoy con todos ellos — el comandante los miraba a todos — Acabamos de comer. ¿Cuál es la emergencia?

    — No es una emergencia, pero es algo que tiene que hacerse — el líder de la humanidad se tranquilizó un poco — Black Meteor ha llegado al planeta. Asmir y Cadain están en una negociación, por lo que Kila irá a recibirlos en un punto específico con soldados del ejército garak.

    — ¿Cómo y cuándo van a aterrizar? — Xander quiso saber si tenían algo preparado.

    — Con la tecnología garak me he podido poner en contacto con ellos, así que yo los guiaré para que aterricen bajo mis órdenes — Magnus les contó su plan — Me asistirán algunos garak, así que ustedes tienen que asistir a Kila con esto.

    — ¿Por qué ella? — Alicia se quejó de tener que seguirla — ¿No tenían a alguien más para algo como esto?

    — Lo lamento, Alicia, pero si te muestras obediente ante sus órdenes, podrás mejorar la imagen que dejaron en la charla con ambos — Magnus quería que tomaran esa oportunidad para algo beneficioso.

    — Más vale que esto funcione — Michael apoyó las manos sobre los hombros de la chica — Descuida, Alicia, vamos a ignorar a Kila en todo esto. No le dirigiremos la palabra en ningún momento. Le haremos saber que no podrá aprovecharse de esta situación, y eso le hará hervir la sangre sin que nosotros tengamos que hacer o decir nada.

    — No por eso me gusta, pero está bien — Alicia supo que era la única opción — ¿A dónde hay que ir?

    — El ejército garak está yendo a su posición — Magnus informó a todos ellos — Salgan de la nave y acompáñenlos al punto de encuentro.

    — ¿Alguna petición especial? — Natasha quería saber si tenían que hacerse cargo de algo en particular.

    — Sí, traigan a Abel con ustedes — el líder de Zenith hizo un pedido que era lógico de imaginar — Asmir va a querer hablar con él. Luego de todo lo que le conté al respecto, no va a aceptarlo en su planeta sin conocerlo en persona.

    — Espero que no se lleve una mala impresión de los demás refugiados por culpa de él — Casey deseaba el bien para toda su gente — Iremos en camino.

    — Se los agradezco, lamento que su tarde libre se haya interrumpido de forma tan imprevista — Magnus cortó la llamada tras haber dicho eso.

    Sabiendo que tenían poco tiempo hasta que los garak llegaran a su posición, y sin intención alguna de hacerlos esperar y dar una impresión de flojera que no los beneficiaría en nada en el futuro, los soldados, que ya habían terminado la comida que estaban compartiendo, se levantaron de sus mesas y fueron a ponerse las armaduras y tomar las armas. No creían que se generara una revuelta en el planeta con la llegada de humanos que venían golpeados por la destrucción de la Tierra, pero no por eso podían confiarse.

    Pese a que la idea de tener que recibir a humanos con armas como si fueran invasores no era muy alentadora para ninguno, no podían ignorar el hecho de que se trataba de gente que fue liderada por Abel, y quizá este hubiera contagiado su pensamiento en algunos de los demás. Como toda precaución ante él era poca, los soldados no tuvieron otra opción.

    Una vez que todos se encontraban vestidos y preparados para la ocasión, Ace los lideró hacia la salida de la nave. Tan solo un minuto después de encontrarse en el exterior, sintiendo el viento del planeta en sus rostros, Kila y una enorme cantidad de soldados garak aparecieron frente a ellos. Era una fila enorme de militares, los cuales podrían cubrir un área muy extensa por completo. Estaba claro que, tras todas las cosas que Magnus contó sobre Black Meteor, los garak no escatimarían en cuidados para mantener a su planeta seguro de enfrentamientos entre humanos.

    La líder de aquel batallón de soldados, donde cada uno se veía casi de la misma edad que ella, se acercó al comandante Lakor, sabiendo que era la autoridad máxima en aquel grupo de soldados que era muy reducido.

    — Comandante, necesito que me siga — Kila quiso hacerle saber que era ella quien manejaría la situación — Usted y sus soldados estarán en la primera línea defendiendo a mi equipo.

    — ¿Cuál es la orden? — Ace no quiso mostrar objeción ante lo que decía la soldado garak.

    — Cuando sus naves estén lo suficientemente cerca, la veremos en el cielo — Kila señaló hacia arriba — En ese momento, Magnus coordinará el descenso de todos ellos para que sea ordenado. Nuestro deber es recibirlos y guiarlos en grupos hacia sus estaciones de trabajo. Les iremos explicando el trato que van a tener, que será el mismo que tienen ustedes.

    — Bien, ellos van a tener que acostumbrarse como hicieron los nuestros — Ace pensó que Asmir no se molestaría en una negociación con Abel.

    — No diría que los tuyos estén del todo acostumbrados, pero sí, no tienen de otra — uno de los garak del ejército dijo, con un ligero aire de soberbia — ¿Empezamos a marchar? Tenemos unos veinte minutos de caminata.

    — Así es, todos al punto de espera — Kila fue la que caminó al frente.

    Con una mirada de desprecio, Michael y Alicia siguieron los pasos de Kila desde muy cerca, siendo seguidos por sus compañeros, quienes, para evitar algún conflicto verbal entre la chica garak y la pareja de soldados, optaron por meterse en el medio de forma disimulada, para no llamar la atención de nadie. Ni la líder de ese escuadrón ni los otros soldados en el mismo se percataron de eso, pero había varios que podían notar el odio en los rostros de los dos soldados que tenían una historia particular con algunos miembros de su especie.

    Recordar el hecho de que la destrucción de la nave donde viajaba Alicia, el ocultar su presencia del equipo de exploración y luego las muertes que se produjeron por la liberación de Orz eran cosas que no dejaban tranquilos a algunos de los soldados en ese ejército. Ninguno tenía familiares asesinados por aquel berrod en particular, pero sí oyeron dichas historias en los últimos meses de entrenamiento para convertirse en soldados tal y como Kila lo había hecho, siendo ella la única que tenía cierto resentimiento cercano con el asesino y último miembro de una especie ya extinta.

    Con incomodidad de por medio, la cual esperaban que pudiera desvanecerse al llegar el momento de tener lo que sería el enfrentamiento definitivo contra los edagrianos, los soldados marcharon hacia el lugar en el cual las naves de Black Meteor debían de descender.

    Tal y como uno de los soldados señaló, se necesitaron veinte minutos de caminata para poder llegar hasta allí, y tan pronto como arribaron a su destino, Kila organizó a sus soldados de manera en que se formó un anillo de circunferencia muy irregular, dejando en el medio un espacio suficiente para que las tres naves que estaban por llegar al planeta pudieran aterrizar, además de tener lugar por donde iban a caminar.

    Unos cinco minutos después de que los soldados estaban colocados en sus posiciones, las naves se hicieron presentes en el suelo del planeta Garak. Los humanos vieron que había dos naves que tenían la misma forma, claramente las que utilizó Black Meteor en el transcurso de la misión espacial, mientras que el tercero de los vehículos tenía una constitución muy diferente, siendo similar a la base de Zenith. Ace, que nunca estuvo allí, pero oyó relatos del comandante Morris Grant durante su infancia, supo que esa estructura era la base principal donde Abel dirigía todas las operaciones.

    Una por una, las estructuras fueron descendiendo desde el cielo hasta tocar tierra, manteniendo una brecha de tres minutos entre el aterrizaje de una con el descenso de la siguiente, consumiendo así un total de seis minutos para aterrizar las primeras naves, y otros seis para el descenso de la estructura de mayor tamaño.

    Los soldados que provenían de Black Meteor tenían la ilusión de ver a Noak, su compañero que optó por quedarse atrás, con vida y descendiendo de alguna de esas tres estructuras. Luego de que sus caminos se separaron de forma totalmente diferente a la que tenían planeada, lo que más querían era saber que él se encontraba bien. Ace, por su parte, deseaba la oportunidad de tener cara a cara a Abel. Los recuerdos de cuando él abandonó a su equipo y el día en el que se enteró que él le puso precio a su cabeza llegaron a su mente cuando pensó que le tocaría escoltarlo hacia Magnus. Una oportunidad en la que él aprovecharía para hacerlo confesar por las cosas que le tocó sufrir bajo sus órdenes, dado a que, si no recordaba mal, Morris Grant optó por adoptarlo bajo sugerencia suya.

    Con las tres naves en tierra firme, era la que servía como base principal de Black Meteor la primera de la cual empezó a descender gente. Noak y Nick, junto a varios miembros en el consejo que llevaron a los habitantes sobrevivientes a la destrucción de la Tierra hasta el planeta de sus aliados, fueron los primeros en bajar, seguidos de algunos hombres y mujeres, donde algunos viajaban solos y otros con sus hijos.

    Gina, quien era la que más deseaba entre todos ellos tener la oportunidad de volver a ver a Noak, se emocionó cuando lo vio entre los primeros en descender. Supo que tenía una asignación importante, pero la alegría por verlo de nuevo le ganó, así que terminó por soltar su arma y salir corriendo hacia él. El soldado la vio, y supo que se dirigía a él, por lo que la recibió con brazos abiertos. Gina y Noak se fundieron en un abrazo cálido de alegría, dado a que luego de su separación y las cosas que vinieron después, no creyeron que se volverían a ver. Pero las cosas se habían dado de manera en que su reencuentro se pudo dar.

    Casey, Natasha y Xander sonreían al ver la escena, conociendo los sentimientos que Gina albergaba por su compañero tras unas charlas con ella. Los soldados de Zenith, pese a ser una escena de cierta alegría, no se veían muy conmovidos, y los garak miraban dicha escena con indiferencia, y en algunos casos, molestia por el hecho de que Gina abandonó su puesto.

    — Noak, bienvenido a Garak — Gina fue la primera en hablarle tras su aterrizaje — Me alegra verte de nuevo.

    — A mí también, Gina — el soldado le mostró una sonrisa, haciéndole notar que su reencuentro lo puso feliz — Tenía la esperanza de que estabas con vida. Me alegra que así haya sido. Y ahora que he comprobado que tú y los demás tenían razón, no me volveré a separar de tu lado.

    — ¿Te quedarás conmigo esta vez? — Gina lo miraba a sus ojos con algo de ilusión.

    — Esta y todas las veces. Lo prometo, no me volveré a ir. No volveré a dejarte — Noak le contestó.

    Ambos, sabiendo que entre ellos había una fuerte atracción desde hace tiempo a la que en su momento optaron por decirle que no, decidieron dejar eso atrás y darse un beso para demostrarse mutuamente el cariño que se tenían y la alegría de volverse a ver. Ese gesto provocó sonrisas en todos los humanos, incluso los de Zenith, quienes habían convivido con Gina varios días y supieron que Noak debía ser una buena persona para que ella reaccionara así al verlo.

    Kila y los garak, por otra parte, estaban apurados para llevar a toda esa gente a realizar sus trabajos, lo cual era la razón por la que estaban allí. La mujer garak hizo un ruido de queja mientras pisaba repetitivamente el suelo bajo sus pies, dándole a todos los humanos recién llegados la señal de que debían acercarse allí.

    Noak miró a Gina mientras ella lo guiaba a conocerla.

    — Noak, ellos son los garak, la especie que habita este planeta — Gina lo decía en un tono que el soldado y los que la escucharon tomaron como advertencia — Son una de las tres especies que viven aquí junto a nosotros… y la que más poder tiene aquí.

    Luego de esa última frase, todos los que pudieron oírla supieron que las cosas no estaban del todo bien con los anfitriones que les dejarían tener un hogar temporal en el planeta, de lo contrario, Gina no los habría presentado de esa manera. Lo veían como algo lógico, puesto a que tenían que dar refugio a miles de humanos, lo cual era algo que sabían que, de tratarse de seres humanos de otros países, sería algo que casi ningún líder o figura de autoridad aceptaría.

    Noak, siendo él la persona que optó por encerrar a Abel y formar el consejo, quiso ser el primero en hablar con Kila cuando la tuvo en frente.

    — Hola, habitante del planeta Garak — el soldado miraba e intentaba descubrir si era una mujer o un hombre, y ante no poder hacerlo por no conocer a la especie, eligió un saludo neutral — Veo que eres quien más cerca está del centro de este círculo, así que asumo que aquí mandas tú.

    — Es correcto, habitante del planeta Tierra — Kila no usó sensibilidad en sus palabras pese a conocer el destino trágico de ese mundo — Me llamo Kila, y soy una soldado del ejército garak. Líder de este escuadrón, y la que se encargará de llevarlos a todos ustedes a sus trabajos. Les explicaré cómo funciona todo aquí. Lo único que puedo decir ahora y que ustedes podrán comunicar es que van a dormir en sus naves, y que, para conseguir provisiones alimenticias, tendrán que trabajar duro. Los alimentos entregados serán equivalentes a su trabajo. Así que, si uno de los humanos presentes tuviera unos seis hijos, deberá hacer un esfuerzo más grande que aquellos que tengan uno o dos. No tienen forma de negociar esto, humano…

    — Noak — el soldado eligió presentarse ante la alienígena, algo abrumado por haber recibido un trato tan cortante en su primer diálogo intercambiado — No se preocupe, todos nosotros hemos venido aquí para colaborar en nuestra venganza contra los edagrianos. Mientras habitemos en este planeta, seguiremos sus reglas. Sabemos que no tenemos más opción. Lo comunicaremos a los demás.

    — Así me gusta — Kila parecía haberse quitado un enorme peso de encima — Ustedes son refugiados, seres de una especie que se ha aprovechado mucho de sus conflictos internos en su mundo para no aportar al mismo nivel que nosotros en la misión espacial. Es bueno ver que todos ustedes conocen su lugar ahora que solo pueden vivir aquí.

    Ese comentario hizo fruncir el ceño a Noak y a varios de los humanos de Black Meteor que pudieron escucharlo. La forma en que Kila hablaba sobre los conflictos vividos en la Tierra, la muerte de su mundo ante los edagrianos y su llegada como refugiados al planeta Garak como consecuencia de dicho suceso no dejaba contento a nadie. Los soldados de Zenith que ya estaban allí sentían que las cosas podrían salirse de control, ya que Kila parecía más interesada en aprovecharse de su posición de poder para sentirse superior que en mostrar simpatía con quienes acababan de sobrevivir a un acontecimiento trágico.

    Ace, viendo que, si alguno de los recién llegados llegaba a responder mal, lo cual sería entendible pero no por eso bueno, creyó que podría generarse un conflicto si dejaba que la situación continuase. Fue por eso por lo que se acercó a Noak para hablar con él y asegurarse de que ese tema no pudiera seguir sembrando molestia en ellos.

    — Noak, tengo un pedido de Magnus para ustedes — el comandante no se presentó oficialmente antes de hablar — ¿Dónde está Abel? Tenemos que llevarlo ante Magnus.

    — No te conozco, pero de alguna manera tú sabes que Abel no está entre los presentes… — el soldado se vio sorprendido por ese detalle, hasta que recordó un caso que le hizo entender la situación — ¿Eres Ace Lakor?

    — Así es, el comandante Ace Lakor — este contestó sin saber la razón de su interés en él — Es una orden que tengo y que debo cumplir.

    — ¿Dónde se encuentra Abel? — Natasha no quería que Ace recibiera un sermón de Noak, y basada en sus recuerdos de varias conversaciones, lo vio posible — Yo también quisiera hablar con él.

    — Lo tenemos encerrado — las palabras de Noak terminaron sorprendiendo a todos ellos cuando las dijo.

    — ¿Por qué? — Gwyn quiso saber los motivos por los cuales el líder sufriría algo como eso de parte de las personas que rescató.

    — Porque él era un cobarde que estaba dispuesto a dejarnos vagar por el universo… sin hacer frente a la amenaza de los edagrianos, y sin concedernos siquiera la oportunidad de luchar para un futuro donde los asesinos de la Tierra no existan y podamos vivir en paz…

    Nuevamente, los garak no tenían una opinión muy profunda del tema. Ellos sabían que Abel era el líder de Black Meteor por las conversaciones entre Magnus y Asmir, pero su nombre era todo lo que podían conocer de alguien así. Sus actitudes, personalidad y la forma de tomar decisiones eran aspectos desconocidos, incluso no tenían una imagen clara de aquel ser humano.

    Por otro lado, los soldados que los recibieron sí se sorprendieron. Las palabras que Noak había dicho tuvieron un fuerte impacto en todos ellos. Creían que, cuando los refugiados de Black Meteor llegaran, podría producirse alguna especie de conflicto entre los habitantes de ambos países por el hecho de no saber a qué líder deberían obedecer. Pero tras escuchar que los mismos que fueron rescatados por Abel de la extinción fueron quienes lo apresaron tras su negación a unirse a todos ellos para luchar por la venganza y una nueva vida sin la Tierra, todos esos pensamientos se disiparon.

    Contra todo pronóstico, eso era una buena noticia para ellos. Si los que seguían sus órdenes en el pasado fueron los que aceptaron que este fuera removido de su cargo, eso quería decir que los habitantes de Black Meteor se mostrarían dispuestos a seguir a Magnus, lo cual, en principio, no ocasionaría conflictos innecesarios para nadie en su estancia en el planeta Garak.

    — ¿Quién está a cargo desde que Abel fue apresado? — Ace supo que tenía que preguntar para asegurarse.

    — Formamos un consejo para permitirnos viajar por el espacio exterior — Nick, quien estaba junto a Noak, tomó la palabra — Cada decisión que involucraba a toda nuestra población fue tomada por varias personas, dado a que ninguna se consideraba capaz de liderar a tres naves por el espacio por su cuenta.

    — Y cada uno de los miembros del consejo acordó que lo disolveríamos tan pronto como llegáramos a este planeta — Noak continuó desde donde quedó su amigo — Lo establecimos para poder llegar a salvo a nuestro destino sin la necesidad de depender de Abel. Cumplió su función, y para no generar ni una sola pizca de deseo de poder, optamos por el cese de su existencia.

    — ¿Eso quiere decir que ahora todos seguirán las órdenes de Magnus? — Xander quería saber si estaban dispuestos a algo así — Si ustedes no tienen líder, entonces es él quien tiene poder sobre ustedes por el hecho de ser el humano con más autoridad.

    — No puedo prometer que todos lo obedecerán, ni tampoco que aquellos que lo hagan en un principio tengan el deseo de hacerlo por siempre — Noak contestó a su compañero — Pero si garantizo que una gran parte lo seguirá si él es la única persona con poder aquí.

    — Eso no me deja muy tranquilo, pero en caso de que no acepten a Magnus como su líder, van a tener que seguir las órdenes directas de Asmir — Kila reveló el nombre del líder de su especie ante los humanos que acababan de llegar — Ve a buscar a ese tal Abel, y avisa a todos los humanos que sean capaces de trabajar que tienen que empezar ya mismo si quieren que les entreguemos comida esta noche.

    — Lo haré enseguida — Noak se disponía a marcharse para obedecer, sabiendo que no sería buena idea hacerlos esperar — Gina regresaré pronto y luego me quedaré contigo por el resto del día. Ace, cuando llegue la noche y estemos en paz, quisiera tener una charla contigo.

    — ¿Conmigo? — el comandante Lakor se vio sorprendido por esa invitación — ¿Para qué exactamente?

    — Te lo diré esta noche, descuida, no es nada malo. Ya no lo es — esas palabras dejaron un misterio en el soldado.

    Dado a que Xander, Casey, Gina y Natasha no revelaron nada de su compañero Noak más allá de su nombre, ninguno de los soldados de Zenith tenía idea de por qué este deseaba tener una charla con él. Lo único que no causó preocupaciones en todos ellos era el hecho de que Noak declaró que no sería nada malo. Pero Agustina y Ace no pudieron escapar a la última frase dicha por el soldado, la que parecía hacer referencia a que, en el pasado, había algo malo entre él y Ace.

    Natasha, Gina, Xander y Casey sabían que Noak sintió en el pasado un gran sentimiento de pertenencia hacia Black Meteor, dominado por un nacionalismo muy fuerte y arraigado en él desde su educación. La traición de Ace al acudir a Zenith, la cual también causó una derrota importante para su país ciertamente lo molestaba, y sabían que no podrían pedirle que olvidara eso. Por la forma en que Noak pidió una conversación, sin mostrar enojo ni molestia para con Ace, supieron que este ya lo había superado, y quizá tuviera la intención de hacérselo saber.

    — Descuida, Ace — Natasha apoyó su mano en el hombro de su comandante — A pesar de las palabras de Noak, él no intentará nada perjudicial en tu contra. No después de que declaró que tuvieron que encerrar a Abel.

    — ¿Por qué iba a actuar en mi contra si yo no lo conozco? — Ace sentía una fuerte curiosidad invadiéndolo.

    — Lo sabrás cuando él pueda hablar contigo — Natasha contestó — Estaré contigo cuando eso suceda. No te preocupes por él. Solo tenía que aprender una lección.

    Kila, que escuchó esa conversación, miró con atención como el soldado que fue el primero en comunicarse con ella y los suyos se marchaba hacia la nave de la que descendieron para poder traer al humano conocido como Abel.

    Todos los presentes tenían puesta su mirada en Noak, hasta que este ingresó al interior de la nave en la que viajaron hacia su destino, desapareciendo así de su vista.

    El soldado recorrió los pasillos de la base de Black Meteor hasta llegar a la habitación en la que Abel estaba encerrado contra su voluntad. Al abrir la puerta, pudo ver que Abel estaba apenas despertándose de una siesta, notando que se frotó los ojos cuando la luz del exterior se filtró por la puerta abierta.

    — ¿Esa luz es natural? — preguntó Abel, que no recordaba que las luces artificiales de su base brillaran tanto — ¿Ya llegamos al planeta Garak?

    — Así es, Abel, ya estamos aquí… y no gracias a ti — Noak contestó con un tono brusco — Pensaba dejarte encerrado aquí hasta que pudiera hablar con Magnus, pero parece que las cosas no serán así.

    — ¿Cómo van a ser entonces, Noak? — Abel se empezó a sentar sobre la cama, esperando un veredicto a su situación.

    — Magnus quiere verte, así que te recomiendo que vayas a lavarte la cara — el soldado parecía estar amenazándolo en vez de dándole un consejo — Y será mejor que lo hagas rápido, porque planeo entregarte a él.
     
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    Manuvalk

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    Bueno amigo, finalmente si se pudo hacer la lectura en simultáneo como solemos hacer cada sábado y en este capítulo, pese a no ocurrir nada muy relevante, vemos que se asientan poco a poco las cosas para lo que está por venir. Personalmente, me gustó el capítulo, aunque sé que la acción pura y dura llegará pronto. Tras esto, pasaré a comentarlo.

    El capítulo comienza con una conversación entre los miembros del consejo de Black Meteor, entre los que están Noak y Nick. Parece que optan por no aterrizar directamente en Garak, sino permanecer en órbita hasta nuevo aviso, algo que es comprensible dada la historia que les precede y que de seguro conocerán todos en el planeta. Acto seguido, Noak y Nick entablan una conversación respecto a Abel y como se ha dejado estar, además de para conocerse un poco más entre ellos. Quisiera decir que espero ver más de Nick en el futuro, creo que es un personaje interesante y que podría contribuir en algo a la historia, dado que ha aparecido en contadas ocasiones pese a tener una posición importante en BM.

    Después vemos al grupo del Zenith, reunido en la nave xaromitante, hablar sobre lo sucedido con Asmir, Kila, Michael y Alicia. Es obvio que sus compañeros les apoyan y no se quedarán quietos si los garak intentan algo con ellos, lo que me alivia. También recuerdan a todos los caídos contra Black Meteor cuando ellos eran el principal enemigo, rememorando momentos e incluso imaginando que hubiese ocurrido de haber formalizado una unión entre ambos países y equipos. Quizá algunas muertes se pudiesen haber evitado, otras habrían sido diferentes, etc. Sea como sea, las cosas salieron así y deben aceptarlo. De pronto son interrumpidos por Magnus, quién llama a Ace para informarle de que las naves de BM ya están sobre el planeta y que Kila irá, en una posición de poder y junto a soldados de su especie, a recibirles. El grupo no lo duda y decide acudir con ellos, por motivos obvios.

    La parte final del capítulo comienza aquí, con garaks y humanos juntándose para recibir a los supervivientes de BM. Cuando estos aterrizan, Gina corre alegre a los brazos de Noak y ambos se besan al poco rato, confirmando lo que creo que es el inicio de una nueva y bonita relación. Ya he dicho en contadas ocasiones que me agradan ambos personajes y espero que les vaya genial. La tensión con los garak es evidente dados los precedentes, por lo que los humanos deben cuidar sus palabras. Kila informa a Noak que la gente de BM tendrá el mismo trato que la del Zenith: trabajar por comida. Noak no tiene más remedio que acatar esas órdenes, al igual que los suyos. Parece que sin Abel, el consejo que se formó en las naves de BM delega el poder en Magnus, quién es el humano con mejor posición al ser líder, pese a que quizá no todos anden contentos con eso. De por medio, Noak y Ace se conocen cara a cara, siendo el primero el que le invita a reunirse más tarde para hablar, algo de lo que Natasha y otros conocen, excepto el propio Ace.

    Al final, parece que Abel será llevado ante Asmir y estoy deseoso de saber qué hablarán y cuál será la nueva vida del ex líder de Black Meteor. También que se dirán Ace y Noak, hasta cuando le durará la soberbia a la pvta de Kila (debía decirlo XD) y muchas cosas más. La parte se está poniendo cada vez más interesante, solo queda ver la llegada de Ixorum a Garak y ver la ofensiva final contra los edagrianos, algo que seguro será la bomba. Así que sin más que añadir, me marcharé hasta la próxima.

    Ha sido un placer leer en simultáneo, como siempre, amigo. ¡Hasta pronto! :D
     
    Última edición: 3 Diciembre 2022
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