Ciencia ficción La Gran Catástrofe V Dominio Aislado

Tema en 'Novelas Terminadas' iniciado por Agus estresado, 5 Marzo 2021.

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    Zurel

    Zurel —Vuestras historias han terminado.

    Acuario
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    Hola.

    Es hora de comentar el capítulo de esta semana.

    Vaya, finalmente los Triyr lograron hacerse con la nave de BM, afortunadamente, estos han logrado entrar. Aunque está claro que no entraron por su cuenta, ya que los Triyr permitieron que estos entraran. Algo que me parece absurdo por parte de estos, porque otros se habrían marchado de inmediato de ese planeta. Seguro que tuvieron problemas y sin querer le otorgaron la oportunidad al equipo. Oportunidad que terminó en la muerte de la líder de los Triyr.

    Yo juraba que, de alguna manera, Xander sería quien matara a la líder, y no Natasha. Pero enhorabuena para ella. La chica está que no cabe en su uniforme. Ha actuado como toda una líder, y ha tomado decisiones que seguramente ningún otro se atrevería, como es el hecho de dejar sus armas, algo que el mismo Ace planteó a sus compañeros en su momento. No hay dudas que está inspirada la mujer.

    Y felicidades a los demás, que también lograron acabar con esos malnacidos con mucha facilidad. No me gusta la violencia, pero lo que le ha hecho Isac a la última cazadora de los Triyr, estuvo como anillo al dedo y ni qué decir lo que ha hecho Natasha con esa estúpida líder. Definitivamente los Triyr han mordido más de lo que podían masticar. El equipo de BM estuvo espléndido. Mataron a todos los intrusos, recuperaron su nave, y además causaron un genocidio al matar a decenas de los Triyr con sus armas, y por si eso fuera poco, destruyeron el portón de la ciudad para permitirle a las bestias cazar y matar a los restantes hijos de perra. Ya me imagino el festín que se harán esos animalitos :-)

    Ahora que finalmente se han marchado de ese planeta y han acabado con esa especie, me pregunto qué pasará de ahora en adelante. Me preocupa el estado de Xander, no tanto por la sangre que perdió desde que fue herido, sino por la infección que se ha creado en su brazo. Espero que no lo vaya a perder, o de lo contrario, sería un gran golpe para él y para el equipo. Al menos, claro, que le coloquen un brazo biónico al estilo SW, ya sabes :)

    Dejando eso de lado, paso a comentar el siguiente capítulo que has publicado;

    Este capítulo estuvo !Amazing! Tuvo de todo, pero sin duda, la protagonista no dejó de ser Natasha. La chica está que se sale. Ha logrado convencer a su equipo e incluso al mismo Xander de crear una alianza con el Zenith, pese al rencor que cada uno tiene contra ellos. Además fue nombrada como líder de escuadrón, algo que de por sí, jamás imaginé que se llegara a dar, dado a que nunca pensé que Xander le otorgara un rol especial a uno de sus soldados.

    La conversación que han tenido referente a la unión con el Zenith me regala esperanzas de poder ver algún día, así sea en un futuro muy, muy lejano a estos dos equipos luchando codo a codo en busca de las respuestas a la catástrofe. Muero por ver las reacciones de todos y sobretodo conocer los términos a los que llegarán cuando se unan en un solo equipo.

    Me pregunto cómo reaccionará Abel cuando se entere de los planes de Natasha. Asumo que aunque Abel llegue a intentar algo contra ella, los demás miembros de altos rangos en el Zenith la protegerán intercediendo por ella de algún modo. E incluso sus mismos compañeros. Claro, si es que esto se llega a dar después de que se unan ambos equipos, porque sino, no veo como vaya a salir libre Natasha de todo esto.

    Y ahora que Xander le ha hecho ver lo que él siente por ella, me intriga saber la compostura que esta tendrá frente a su subcomandante a partir de ahora. Toca esperar a ver cómo se desarrollan las cosas entre estos dos.

    De momento, eso es todo por ahora. Nos vemos la próxima oportunidad, saludos.
     
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    Agus estresado

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    La Gran Catástrofe V Dominio Aislado
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    Ciencia Ficción
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    Saludos. Sé que yo suelo publicar los días viernes, pero como la semana siguiente tendré exámenes, quiero hacer la excepción ahora. Publicando hoy, tendré los días que no tengo clases libres para estudiar por más tiempo, sin la necesidad de ponerme a revisar y publicar el capítulo. Por eso creo que es mejor que sea hoy. Solo será una excepción por esta vez y de repetirse, será en la semana de exámenes de la segunda etapa. El próximo capítulo estaría llegando el día viernes 8 de octubre, y no antes.

    Quiero agradecer a Resistance y Zurel por estar semana a semana leyendo y comentando esta historia. Ahora notarán que el protagonismo regresará a manos de Zenith y que los capítulos serán diferentes a lo que estuvieron viendo en el tramo en que seguíamos a Black Meteor. Pero espero que esos capítulos sigan gustando por igual, ya que se notará una diferencia de este con los que acabamos de dejar atrás. Sin más que decir, los dejo con la lectura.






    La alerta:

    Casi una semana había pasado desde que la nave xaromitante se retiró del planeta Nokadro, llevando a bordo únicamente a cuatro soldados de Zenith. La nave se encontraba bastante cerca del planeta Garak, con su llegada programada para el día siguiente siendo el séptimo tras su salida y estando el grupo en el sexto día de viaje.

    El grupo había estado pensando en lo cerca que los planetas Garak y Nokadro se encontraban el uno del otro, y que, de no haber sido por la Réplica Catastrófica, en lugar de tardar un total de tres meses para llegar hasta su destino, podrían haber llegado en tan solo una semana. Aunque luego creyeron que dicho evento les pudo haber concedido un favor, dado a que la tensión que hubo en los primeros días entre Kila y Michael tuvo tiempo para resolverse, y más tiempo aun para ser procesada.

    En la sala de entrenamiento de la nave se encontraban Agustina y Gwyn. Sus parejas se encontraban llevando a cabo el control de la nave desde la sala de comando, por lo cual, las dos compañeras aprovechaban el tiempo libre para entrenar en peleas cuerpo a cuerpo. Agustina peleaba siempre con la daga de Qaior en mano. Gwyn, por su parte, utilizaba energía de sus manos de vez en cuando. El entrenamiento no era con intenciones de causar daño al rival, y únicamente practicaban ataques y movimientos simples. Agustina realizaba estocadas contra Gwyn, apuntando siempre a las zonas metálicas del cuerpo de su armadura, y su compañera respondía disparando fragmentos de energía a otras zonas como brazos, piernas e incluso cuerpo, evitando en todo momento disparar a la cara.

    Gwyn cargó energía en sus dos manos y disparó contra su compañera cuando esta corría hacia ella. Agustina tuvo que moverse hacia la izquierda, logrando esquivar los primeros dos disparos, pero cuando se dio cuenta, un tercer fragmento de energía se dirigía hacia ella. Con el codo logró bloquearlo ágilmente, para acto seguido continuar su marcha hacia Gwyn. La chica atacó con su mano izquierda, sosteniendo la daga con su derecha, hacia el rostro de su rival. Esta se agachó para esquivar el golpe y luego lanzar un golpe contra el estómago de su compañera. Agustina lo vio venir, y consiguió desviar el ataque usando su otra mano, teniendo sumo cuidado de no causarle daño con su daga. Una vez apartado el brazo, Agustina usó su otra mano para interceptarlo, logrando dicha acción con éxito, para luego girar sus piernas al tiempo que movía su brazo en una dirección contraria, lo cual provocó que Gwyn quedara de espaldas a ella. La soldado envolvió a su compañera con la mano derecha, colocando la punta de la daga sobre la zona de la armadura que cubría el corazón de Gwyn.

    La pelea había terminado en ese momento, por lo que Agustina la soltó para felicitarla por el gran combate de entrenamiento que habían compartido.

    — Fue una buena pelea, Gwyn — contestó Agustina, guardando la daga en un compartimiento de su armadura situado en la pierna.

    — Lo mismo digo, me derrotaste, igual que ayer — Gwyn sonrió a su compañera, alegre del progreso de la chica — Con esta ya estás solamente a una victoria de igualar la balanza.

    — Tres a dos no está mal, supongo — Agustina le devolvió la sonrisa — Creí que perdería unas ocho veces antes de obtener la primera victoria.

    — La próxima vez intentaré ser más rápida — Gwyn sacó conclusiones de su combate — Tu técnica es buena, pero tengo la teoría de que superándote en velocidad podré dejarte inmóvil y ganarte.

    — Supongo que lo podremos descubrir mañana, por hoy ya hemos entrenado demasiado — la chica se encontraba muy alegre por estar con ella — Gracias por ayudarme a perfeccionar los movimientos y estilo de pelea con la daga. Si no puedo recuperar el poder de lanzar energía, al menos tengo un plan de reserva para seguir peleando.

    — Si recuperas tu poder serás invencible — Gwyn reconoció la habilidad de su compañera — No te creo capaz de ganarle a Ace o a Wagner, pero sé que podrías empatar con ellos con unos días más de entrenamiento. Si tienes tu poder de vuelta, los vas a derrotar siempre.

    — Desearía poder recuperarlo — Agustina tenía ese deseo como su prioridad — Lo bueno es que cuando he necesitado la ayuda de todos para entrenar, no me han dejado sola.

    — Es lo menos que puedo hacer — Gwyn se sentía muy apenada por el recuerdo — Fui yo la que causó esto.

    — Ya te dije que eso no era verdad.

    — Te dije cosas horribles cuando necesitabas otra clase de ayuda. Eso no debió haber sido bueno para ti. Y fue por culpa mía que sentías la responsabilidad de hacer algo para poder sentir que aportabas al equipo.

    — No fue tal y como tú dices. Tomé el arma de Tzorkun porque quería vengarme de él por lo que hizo con Ace. Pensé que llevarme su arma sería una buena forma de sumar potencia a nuestro arsenal. Incluso podríamos haberla llevado ante científicos de Zenith para que la estudiaran y la replicaran. Fue ese error el que me costó mi poder. No fueron tus palabras.

    — Sigo sintiéndome culpable — Gwyn contestó con honestidad — Creo firmemente que no habrías tomado el arma de Tzorkun si no hubiera sido por mis palabras.

    — Hey, no te sientas mal. Ya basta, Gwyn — Agustina tomó a su compañera de los hombros — Ya te lo he dicho. No tienes la culpa de nada. Y pese a todo eso, me estás ayudando a no quedarme atrás de nadie en el equipo. Para mí, tú eres una buena amiga. La mejor que tengo.

    Gwyn miró con una sonrisa a su compañera. Considerando todo el tiempo que ellas dos habían pasado juntas desde hacía ya mucho tiempo, sumado a que cuando tuvieron la misión en el planeta Emiv les había tocado compartir el grupo al igual que en el momento actual, su vínculo con Agustina era mucho mayor que el que tenía con Alicia y con Sharyn, con quienes no compartía demasiados momentos. Recibir palabras de cariño de una compañera como Agustina, cuando ella misma creía no merecerlas, causaba una gran tranquilidad en ella. El sentimiento de compañerismo y amistad entre ambas era bastante fuerte. El tiempo que habían pasado juntas las había llevado a eso.

    — Yo digo lo mismo, Agustina — Gwyn se sintió conmovida con ella — No podría pedir una amiga mejor que tú.

    Ambas chicas extendieron sus puños y los chocaron como forma de representar que su amistad era bastante sólida. Un saludo para reconocerse con camaradería. Fue entonces que Gwyn tuvo una pregunta que hacerle a su compañera.

    — Pero hay algo que no entiendo de ti — Agustina se vio sorprendida con esa afirmación.

    — ¿De qué hablas? — preguntó la chica, sin saber a qué se refería.

    — Si soy tu mejor amiga, ¿por qué me has ocultado tu compromiso con Ace? — Gwyn le preguntó de forma seria, pero no agresiva.

    — ¿Cómo te enteraste? — Agustina no se lo había dicho.

    — Ayer fui a su habitación para el cambio de turno en la sala de comandos — le respondió Gwyn — Escuché unos murmullos que no había oído antes y me puse a escuchar antes de llamar a la puerta. Escuché que tú y Ace se referían a sí mismos como “prometido” y “prometida”. La pregunta que acabas de hacerme me dice que no era un simple juego. Entonces, ¿Cuándo va a ser esa boda?

    — Cuando la misión llegue a su fin — pese a que su secreto había sido descubierto, Agustina sonrió, ya que era algo que le gustaba compartir con su compañera, pese a que no era el momento más esperado por ella — No lo dije porque lo quería decir en frente de todo el grupo. Me pareció egoísta anunciarlo ante ti y Thomas cuando nuestros compañeros pueden estar en peligro. Quería compartir esa noticia con todo el grupo unido, una vez que estuvieran fuera de peligro.

    — Entendido, en ese caso no le diré nada a Thomas — Gwyn comprendió las razones de la chica — Felicidades. A ambos.

    — Gracias — Agustina se vio más contenta por su relación de amistad con Gwyn — Vas a venir, ¿verdad?

    — No voy a perderme el día más especial para dos de mis mejores compañeros — Gwyn contestó a la pregunta con una sonrisa — Tú elige un día que no sea un día donde tenga un compromiso con algún familiar y yo estaré allí.

    — En ese caso, estaré esperándote — Agustina le devolvió el gesto — Ven, creo que debemos irnos a las duchas para poder refrescarnos tras el entrenamiento.

    En compañía mutua, las dos chicas abandonaron la sala de entrenamiento, apagando las luces tras su salida, creyendo que nadie más iría a dicha sala durante el día, y sabiendo que al día siguiente se daría la llegada a Garak para poder hablar con Asmir respecto al grupo que había quedado para tener un encuentro con el conquistador de mundos, Allecreod.

    En la sala de comandos, Thomas y Ace se encontraban monitoreando todas las máquinas que controlaban y regulaban las funciones completas de la nave. Ambos, luego de verificar que todo estuviera bien, cosa que era ya bastante normal en la nave xaromitante, tenían la vista puesta en la máquina que se encargaba de controlar, procesar y mostrar los resultados del escáner de la nave. La cara de preocupación que ambos tenían se podría notar a metros de distancia.

    — Ya lo reinicié, pero sigue igual — Ace le comunicó a su compañero — El escáner sigue marcando al planeta Fientlig en sus coordenadas.

    — Maldito aparato de mierda — se quejó Thomas.

    Días atrás, el escáner que estuvo por un largo tiempo sin marcar nada con la muestra obtenida, retomó su funcionamiento. Sin embargo, en lugar de apuntar en la misma dirección a la que se estaban dirigiendo antes de que se produjera una falla, el escáner marcó el rumbo hacia el planeta Fientlig. Según palabras de los xaromitantes, el escáner detectaba el lugar de origen de cualquier señal que pudiera ser rastreada, incluyendo radiación. Los soldados supieron que Fientlig no era el planeta de origen de la radiación como tal, sino el planeta del cual extrajeron la muestra, por lo que supusieron que estaba averiado.

    — Es una cosa para que le cuestiones a Terrior cuando lo veas — le decía Thomas, con una cara muy seria — Él debería saber los motivos tras el fallo.

    — Quizá la muestra haya arruinado el escáner — supuso Ace, pensando en una solución lógica.

    — O quizá lo mismo que interceptó nuestro mensaje provocó su avería — Thomas lo vio por otro lado — Sea como sea, es responsabilidad de Terrior.

    — Lo malo será que no tenga un arreglo posible si resulta estar descompuesto del todo — Ace no quería pensar en eso — Tener una pista, perderla y luego volver a dónde estábamos no es nada agradable. Estábamos dando pasos hacia la dirección correcta por primera vez en años. Quién sabe cuánto íbamos a tardar si no nos encontrábamos con los xaromitantes.

    — No regresaremos al inicio — Thomas quiso tranquilizar a Ace — Ya teníamos una dirección. Ni importa que pase con el escáner, seguiremos en la misma. Si todo se va al demonio, nos queda otra opción. Explorar los planetas hasta que demos con uno donde haya vida y hubiera radiación.

    — Y si el escáner nos da el mismo resultado, será una confirmación de que está totalmente perdido — Ace lo veía de una forma más pesimista — El tiempo que pudimos haber ahorrado en nuestra búsqueda, desperdiciado.

    — Tengamos fe en que no será el fin — Thomas no se quería contagiar del nulo optimismo de Ace — Cuando vayamos a Fientlig y tomemos la muestra lo descubriremos todo.

    — Espero que las bestias no nos den problemas — Ace no quería pensar en ese aspecto — Tengo que llevar a Agustina a esa cueva, y dejar que ella se exponga por tercera vez a la radiación. Solo espero que ese intento de recuperar su poder no signifique nada grave para ella.

    — ¿No crees que sea mejor dejar las cosas así como están? — Thomas lo veía como lo mejor — Gwyn y tú me dijeron que ella está mejorando. Si sigue entrenando así, no necesitará del poder mientras tenga su daga.

    — El problema es que el poder es algo que nadie te puede arrebatar — Ace veía el riesgo en no seguir el plan — Si le quitan la daga, incluso si esta se rompe, ella quedará totalmente indefensa.

    — Debimos haber tomado más cuando nos retiramos de Emiv — Thomas lamentaba ese suceso, mientras se miraba la mano, observando una pequeña raya que quedó en la misma — Nos habría servido de gran manera.

    — De nada sirve lamentarnos por el pasado, solo queda esperar que todo mejore en el futuro — Ace seguía preocupado al respecto — Le pediré a Asmir que me preste soldados garak para que nos acompañen. Incluso me conformaré con uno solo si no quiere colaborar más.

    — Es una parada para obtener una nueva muestra de radiación — Thomas creía que no sería necesario suplicar — Terrior de seguro querrá colaborar.

    — Espero que tengas razón — le contestó Ace.

    Luego de ver que la máquina que llevaba el monitoreo del escáner no había cambiado en casi nada tras haberla reiniciado, Ace y Thomas continuaron con su labor de mantener vigilancia del estado de la nave. El tiempo invertido en dicha función se había vuelto muy aburrido para ellos, al punto de que casi deseaban no hacerlo más. Deseaban tener una especie de inteligencia artificial que se encargara, dado a que las máquinas nunca presentaban fallos. Cuando eran más tripulantes a bordo la tarea no era tan pesada puesto a que los turnos eran más cortos. Siendo solamente cuatro los soldados que iban a bordo, los turnos ampliaban demasiado sus horarios, llegando al punto en el que resultaban una molestia para ellos.

    Transcurridas unas dos horas más, Gwyn entró a la sala para poder hacer un cambio de turno con Ace, y de esa forma, permitirle al comandante provisional de Zenith que se fuera a dormir, sabiendo que debería estar bastante despierto para su encuentro con Asmir y Terrior. El soldado agradeció con Gwyn que se ofreciera a relevarlo para eso y se despidió de la pareja.

    Thomas y Gwyn quedaron a solas en la sala de comandos, viendo ambos como su superior en ese momento se retiraba. Gwyn lo veía con una gran sonrisa, luego del relato que su compañera le contó. Esto fue notado por su novio, que se puso bastante curioso al respecto.

    — ¿Por qué sonríes tanto? — Thomas quería saber si todo estaba bien.

    — Estoy feliz por Ace — Gwyn sentía deseos de contarle a su novio sobre lo que acontecería entre dos de sus compañeros, pero había hecho una promesa — Agustina es una chica maravillosa. No tienes una idea del gran avance que mostró hoy.

    — ¿Te ganó otra vez? — Thomas quiso inquirir más en eso.

    — Es fantástica — Gwyn alabó a su compañera — Está a un buen nivel, incluso sin su poder.

    — Tengo que reconocer que ella es la más valiente de todos nosotros — Thomas pensaba en las cosas que había escuchado sobre ella — Luego del evento que vivió en ese planeta quiere regresar para poder contribuir al equipo. Yo no sé si habría deseado lo mismo. Sabes que ese planeta sigue causando algo de pavor en mí.

    — Lo sé… — Gwyn recordó con nostalgia la primera vez que estuvieron el dicho planeta.

    La alegría de la chica contrastó rápidamente con la tristeza en el momento en el que recordó a todo el equipo que estuvo presente en el momento en el que ellos aterrizaron. Sus compañeros Devlin, Zoey y Erin, quien había sido su mejor amiga durante toda su infancia. Y su anterior comandante también estaba incluido en sus pensamientos.

    — Gwyn, ¿qué te pasa? — Thomas quiso saber si se encontraba mal.

    — Solo recordaba el pasado — Gwyn fue sincera con su novio — Los comandantes Richard y Roger ya no están… cuando aún no se cumplen ni tres años desde que hemos partido al espacio por primera vez. Solo deseo encontrar las respuestas pronto. Antes de que haya que lamentar otra pérdida. Antes de que alguien más de nosotros termine mal.

    — Eso no es todo lo que te aflige, ¿verdad? — Thomas supo que había algo más.

    — Dos comandantes han muerto en esta misión — Gwyn aumentó su preocupación — No quiero pensar en la posibilidad de terminar perdiendo a Zion, a Wagner, ni mucho menos a Ace.

    — Sé que tienes miedo por ellos, es normal tenerlo — Thomas intentó tranquilizarla — Pero yo sé que este contratiempo será el último. Si logramos salir con vida de esto, estoy seguro de que encontraremos las respuestas. Detendremos lo que sea que haya causado la Catástrofe, y luego todos viviremos en paz. Ya estoy viendo esos días en el futuro…

    — Yo también quiero verlos, pero hay algo que no me deja — Gwyn no estaba muy tranquila — Tengo la sensación de que uno de nosotros cuatro no lo logrará… Y no quiero ni pensar en eso. Pero mientras más intento alejar esos pensamientos, más invaden mi mente.

    — Todo saldrá bien, cree en mí — Thomas le dio un abrazo a su novia — Haremos el esfuerzo para que nadie más tenga que ser enterrado. Y una vez la misión acabe, todos nosotros podremos disfrutar una vida tranquila. En una Tierra segura y libre de guerras.

    Las palabras de aliento de Thomas, pese a que eran una promesa que por su propia cuenta no podría cumplir, aliviaban en gran medida en corazón de Gwyn. Ella apreciaba tenerlo a su lado. No había día que no diera las gracias por haber terminado con él. Luego de una mala experiencia por no haber pensado mejor en su situación, había logrado encontrarse con alguien que la amaba, cuidaba y respetaba. Un comportamiento que ella devolvía cada día a su compañero.

    Tras haber salido de la sala médica, Ace se dirigió a la habitación que compartía con Agustina. Al entrar, notó que las luces estaban apagadas. Le pareció muy raro al soldado, así que las encendió para ver si algo andaba mal. Luego de encenderlas, Agustina, quien lo estaba esperando en uno de los rincones de la habitación dio un salto para subirse a su espalda. El soldado se vio muy sorprendido, ya que ella no lo había recibido así antes.

    — ¿Qué sucede? — Ace no supo que ocurría — ¿Qué intentas hacer?

    — Quiero sorprenderte con algo nuevo — la chica contestó a su pregunta — Me he dado cuenta de que tú y yo hemos tenido poco tiempo antes de caer en los brazos del otro.

    — Tú y yo nos volvimos muy cercanos luego de nuestra primera misión en el espacio — Ace no quiso recordar todos los detalles de aquellos momentos — Fuiste tan encantadora en el momento en el que me dijiste que confiabas en mí más que en nadie. No esperaba eso de ti.

    — Y tú fuiste un ángel cuando cuidaste de mí en el tiempo que lo necesitaba — Agustina le dio un beso en la mejilla, y luego de eso, bajó de la espalda del soldado — Pero hubiera querido que nos enamoráramos a un ritmo más lento. Me he quedado con las ganas de intentar usar más mis encantos para llamar tu atención.

    — ¿Quiere decir que he caído enamorado por ti y ni siquiera usaste tus encantos? — Ace preguntó de forma retórica — Tengo que decir que me hubiera gustado poder ver eso. Y también haber hecho algo más de mi parte.

    — Entonces, hazlo — Agustina lo retó — Te desafío a que intentes enamorarme otra vez, y yo haré lo mismo.

    El soldado, aceptando el pequeño juego propuesto por su compañera, decidió intentar algo que había leído en algunos libros que tuvo en sus manos durante su infancia. Pese a que no fueron bastantes, Ace notó un factor común en todos ellos. El comandante provisional tomó a Agustina en sus brazos y cargándola como si fuera un caballero. Antes de que Agustina pudiera hacer o decir algo, el soldado caminó hacia la cama y la colocó suavemente sobre la misma. La chica dejó soltar una risa pequeña luego de ese gesto.

    — Es tan tierno, pero eso no es lo que yo tenía en mente — Agustina no le dejaba de sonreír pese a eso.

    — Entonces quiero que me muestres tus encantos a tu manera — Ace dio la vuelta y subió a la cama del otro lado.

    Agustina se quedó quieta hasta que Ace estuvo recostado, y luego de que el soldado ya estuviera acomodado, ella se sentó sobre su pecho, mientras comenzaba a quitarse la chaqueta que llevaba puesta. Pese a haber visto a su novia así varias veces, Ace seguía asombrado con el cuerpo tan bien definido que tenía.

    — Si vamos a terminar haciéndolo, deja que me ponga protección — Ace no quería correr ningún riesgo en la pequeña fantasía que estaban jugando.

    — La idea mía no era hacerlo, solamente ver que tan lejos necesitaba llegar para cautivarte — Agustina le sonrió mientras comenzó a quitarse la camisa fina que cubría su cuerpo — Pero si tú quieres, no hay razón para detenernos solamente aquí.

    — Esta noche no — Ace rechazó la propuesta — Esta noche solamente quiero mirarte.

    — Entonces, deseo concedido — Agustina se decidió a continuar en mostrarle sus encantos a su novio.

    […]

    Ocho horas habían pasado. La pareja de soldados se encontraba despertando juntos tras haber pasado su horario de dormir antes de la llegada al planeta de sus aliados. Sabiendo que no les quedaba mucho tiempo, Agustina intentó levantarse para ir a desayunar. Pero tan pronto como se movió, Ace la tomó de la cintura, deteniéndola.

    — Buenos días — saludó su novio, con un tono bajo en su voz — ¿Dormiste bien?

    — Dormí en tus brazos — contestó Agustina, dándose la vuelta para mirarlo atentamente — Es una pregunta cuya respuesta se puede inferir con facilidad.

    — ¿A dónde pensabas irte antes de que te detuviera? — Ace apreció mucho esas palabras de parte de su novia.

    — A desayunar, así estaremos listos para nuestro encuentro con Asmir y los garak — contestó la chica — ¿Podrías dejarme ir?

    — No puedo dejarte ir hasta que pagues el precio por la libertad — Ace le dijo en un tono risueño.

    — ¿Y cuál es ese precio? — preguntó con curiosidad.

    El soldado se acercó a ella y la besó en los labios, al mismo tiempo que acariciaba su cintura. Agustina aceptó el beso, respondiendo de la misma manera, mientras que con su mano acariciaba el rostro de Ace. El beso terminó pasados treinta y cinco segundos, y luego, Agustina le dio una sonrisa a su novio.

    — Ya eres libre, amor mío — Ace estaba listo para que se levantaran.

    — Qué curioso, ya no deseo serlo — Agustina le dio otro beso en la mejilla, y luego de eso, ambos soldados se levantaron.

    Sabiendo que sus compañeros debían estar cansados y aburridos tras haber pasado varias horas en la sala de comandos, los dos soldados se fueron a desayunar para poder tomar sus puestos y darles un tiempo de descanso antes de que llegaran a su destino.

    […]

    En una zona del planeta Garak, más específicamente la zona en la cual la nave xaromitante había aterrizado la primera vez que llegaron a su planeta, una gran cantidad de miembros de su especie vieron muy extrañados como dicha nave entraba a la atmósfera. Supieron que debía tratarse de una emergencia que requeriría la presencia de Asmir para que ellos regresaran habiendo pasado tan solo tres meses desde su partida.

    El líder de los garak y el líder de los xaromitantes, quien creyó que su presencia sería necesaria, acudieron al lugar unos tres minutos antes de que dicha nave aterrizara. Una vez la nave tocó tierra firme, la compuerta se abrió. Esperaban ver a varios miembros del equipo solicitando apoyo médico, dado a que lo primero que Asmir asumió era que habrían tenido problemas en algún planeta. Sin embargo, una gran sorpresa fue lo que se llevaron cuando solamente vieron bajar a cuatro soldados humanos. Asmir no vio a ninguno de los dos garak en el equipo, y Terrior se alteró mucho al no ver ni a Aurio, ni a Wida ni a su hijo. Ambos líderes, junto con otros garak, corrieron hacia ellos para preguntar qué había pasado. Una vez que llegaron hacia su posición, sintieron algo de alivio al ver que sus caras no denotaban tristeza o preocupación muy grande, aunque eso no solucionaba del todo las cosas.

    — ¿Qué es lo que ocurrió? — Asmir estaba algo agitado al hablarles — ¿Por qué regresaron solamente ustedes cuatro?

    — ¿Ocurrió algo con los demás? — Terrior esperaba noticias de su especie — ¿Mi hijo estaba bien cuando lo dejaron?

    — Tenemos una situación crítica de la que informarles — Ace, siendo el que tenía el mando en el grupo, decidió tomar la palabra.

    — ¿Y por qué no lo hiciste por mensaje? — Asmir no quiso enojarse, porque supo que algún motivo debía haber, pero algo molesto se encontraba.

    — Una vez que les cuente la historia, entenderá que esa fue una medida de precaución — Agustina saltó en defensa de su novio.

    Fue entonces como Ace le empezó a contar a los dos líderes y también a los garak que había alrededor sobre las cosas que habían vivido desde que habían aterrizado en el primer planeta tras su partida. El soldado tuvo el cuidado de no omitir detalles importantes, y el resto de sus compañeros se encargaban de cubrir o recordarle las cosas que le faltaban por contar. Se tardó un total de quince minutos, entre preguntas y respuestas de Asmir y Terrior en explicarle todo lo que ellos sabían acerca de Allecreod, los planetas conquistados, sus motivos para abandonar el planeta y buscar refuerzos, el plan para llegar hasta él y también la razón por la que solamente eran ellos cuatro los que habían regresado, siendo ese el único punto donde Ace escondió la verdad.

    Luego de escuchar la historia, Asmir y Terrior compartieron una mirada de preocupación que no los dejaba respirar del todo tranquilos. La información que habían recibido era algo que no alentaba demasiado a ninguno de los dos, ni tampoco a los garak allí presentes.

    — No puedo terminar de creer eso — Terrior era el más alterado — Se supone que el escáner de mi nave y su sistema de comunicación usaba la tecnología más avanzada, y contaba con varios mecanismos para evitar que su señal fuera captada si estaba configurado para enviar un mensaje a un puerto específico. ¿Seguro que su nave no estaba configurada para transmitir a todos los receptores?

    — Hice que Aurio se encargara del mensaje — Ace pensó que Terrior estaba buscando una explicación muy forzada para lo ocurrido — Él estuvo en esa nave por más de diez años. Es imposible que no se diera cuenta de que la configuración fuera la incorrecta.

    — Además, enviamos mensajes hacia Garak en un determinado momento — Gwyn recordó el tiempo en el que ocurrió — Cuando alertamos sobre la Réplica Catastrófica. Salvo que alguien haya configurado de nuevo el sistema, no debería haber ocurrido algo como eso.

    — Si eso es cierto, entonces temo que nuestra tecnología ha sido superada — Terrior se resignó a esa posibilidad — Pero sé que no bastará con algo como eso para descomponer mi escáner. Deberíamos intentar obtener una nueva muestra de la radiación para intentarlo.

    — Ese es el siguiente paso de nuestra misión — Agustina se sentía algo apenada por lo que debía decir — Iremos a Fientlig para poder obtener una nueva muestra, y aprovecharemos esa oportunidad para que yo también pueda exponerme a la radiación otra vez.

    — ¿Ha ocurrido algo malo? — Asmir supo que sí, pero quería recibir una confirmación de los humanos.

    — Ha perdido su poder para lanzar energía, el mismo que ustedes le dieron a Alicia para que los ayude a ganar la guerra contra los berrod — Thomas dijo eso creyendo que así Asmir y los garak entenderían lo crítico de su estado — Así que, además de obtener una nueva muestra, intentaremos ver si ella puede recuperar su poder.

    — Pero el planeta Fientlig es muy peligroso solo para cuatro soldados — Ace había ensayado sus palabras ante el líder garak — Por eso queremos solicitar su cooperación, Asmir. Si pudiera prestarnos algunos soldados para acompañarnos al planeta, agilizaría mucho nuestro viaje.

    — No se preocupen, no será necesario hacer algo así — el líder garak los confundió un poco — Su comandante Zion está en el planeta Fientlig junto a varios soldados garak. Están capturando bestias para sumar a la misión.

    — No pudo haber sido un mejor momento — Terrior opinó al respecto — Parece ser que van a necesitar toda la ayuda posible para hacer frente a este tal Allecreod.

    — En eso estoy de acuerdo — Asmir tomó aire antes de seguir hablando — Es por eso por lo que yo prepararé a un escuadrón más de soldados garak. Iré junto a ustedes a ese tal planeta para asegurar que nuestros números sean lo más altos posibles.

    — ¿Realmente dejará su planeta desprotegido? — Gwyn se veía muy sorprendida con eso — No creo que sea necesario que usted lo deje. Con la ayuda del comandante Zion y el general Orikrof debería ser más que suficiente.

    — No, es importante que yo vaya — Asmir estaba totalmente decidido a ir — Quiero ver con mis propios ojos a este tal Allecreod. Mucho más si se dedica a conquistar planetas y hay tan poca distancia entre ellos y nosotros. Ya tengo problemas para dormir cuando recuerdo el momento en el que Reinor nos atacó. Y las historias que Plamo me contó sobre ese tal Tzorkun no fueron para nada tranquilizantes… Este tipo Allecreod suena a una amenaza mayor que los dos anteriores combinados. Me aseguraré de que no ponga en peligro a los míos. Si es un loco con aires de conquistador, no le permitiré siquiera deducir la ubicación de mi planeta.

    — Es una gran noticia, sin faltar el respeto — Ace estaba muy complacido, ya que creyó que sería más difícil convencer a Asmir para prestar más garak, pero eso no resultó ser necesario — Mientras más seamos, mejor preparados estaremos para enfrentarlo si nos da problemas.

    — Su grupo, el grupo de Zion, el grupo de Valmer — Asmir reveló el nombre del garak que lideraba a los suyos en la misión de Fientlig — También está mi grupo y a eso le sumaremos las bestias de ese planeta de nombre tan extraño… Será imposible que pueda ganarnos. Por su bien, espero que no les haya hecho daño a los nuestros.

    — Esperamos lo mismo, Asmir — Terrior compartió esa sensación — Creo que la prioridad es acudir a ese planeta lo más pronto posible. Así que no le echaré un vistazo al escáner si es que este se encuentra averiado. Rescaten a los nuestros y pónganlos fuera de las manos del peligro, luego tendremos tiempo para eso.

    — ¿Usted no nos acompañará? — Agustina quiso saber si Terrior realmente pensaba en ausentarse.

    — Me quedaré para liderar a los míos y ayudar a los que queden a cargo del planeta mientras Asmir no está — Terrior deseaba ir, pero también tenía responsabilidades para con su gente — El general Orikrof estaba y sigue estando entre nuestros guerreros más fuertes. Él será más que suficiente.

    — Entiendo sus razones, y creo que ya tenemos mucha ayuda — Ace se encontraba aliviado de ver que Asmir y más garak se unirían a su misión — Partiremos de inmediato a encontrarnos con el comandante Zion.

    — Por si acaso, lo mejor será que le avise a Valmer sobre su llegada — Asmir decidió tomar esa precaución — Si ese tal Allecreod logró infiltrarse en nuestro sistema de comunicación, y no corrieron riesgos al enviar otro mensaje con la nave xaromitante, no tiene sentido correr el riesgo ahora ahora. Si está escuchando nuestras transmisiones, no le permitamos llegar hasta nosotros.

    Una vez que dicha situación ya estaba solucionada, Asmir y Terrior se despidieron de los cuatro humanos, quienes se pusieron rumbo a su nave. Una vez a bordo, esta tardó solamente dos minutos en salir de la órbita del planeta, ante la mirada de los dos líderes de las especies que convivían en el planeta.

    En el interior de Terrior estaba el deseo de que su hijo y los otros dos xaromitantes guerreros que iban con él estuvieran con vida. No quería hacerse la idea de que podría perderlos. Hubiera deseado que Lankir hubiera elegido subir a la nave para poder tener la oportunidad de verlo y darle un abrazo para despedirse de él, o incluso de convencerlo para que se quedara. Terrior no podía dejar a los suyos que no eran guerreros en un planeta repleto de seres que acababan de ser invadidos hacía poco tiempo. Además de velar por su seguridad, debía encargarse de que no se metieran en problemas.

    Asmir, por su parte, solamente pensaba en una cosa mientras se dirigía al interior de uno de sus edificios para poder darle un aviso a su escuadrón garak que se encontraba en el planeta Fientlig. Luego de haber sufrido una invasión de seres bastante violentos y agresivos que habían intentado erradicarlos, el líder se hizo la promesa de que jamás permitiría que eso sucediera mientras él estuviera con vida. Lo que más deseaba era mantener a Allecreod alejado de su planeta. No era nada estimulante el pensamiento de que su planeta se volviera el campo de batalla de una guerra nueva.

    — Una invasión ya fue más que suficiente — Asmir mantenía ese pensamiento mientras avanzaba al interior de su edificio — No hay necesidad de repetir esa experiencia.
     
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    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Saludos nuevamente, amigo. Veo que has tenido que publicar en un día que no sueles hacerlo por motivos personales. Te agradezco que hayas hecho esto antes que dejarme una semana sin capítulo XD y te deseo mucha suerte en esos exámenes. Tras esto, pasaré a comentar el capítulo.

    Resulta evidente que es un capítulo de transición, y viniendo del fin del conflicto entre BM y los tryir, volver a Zenith se hizo extraño XD. Pero me alegra volver a ellos. El capítulo en sí me gustó, pero entiéndeme, venimos de capítulos muy intensos y éste de pronto es super relajado. No es una queja ni mucho menos, simplemente que el contraste se nota demasiado, pero bueno, no todo puede ser acción y rock and roll :v

    Parece que Agustina mejora individualmente con la daga de Qaior en combate, pues logra ganar a Gwyn, que no es cualquiera. Me alegro por la chica, que ha pasado un calvario desde que el arma de Tzorkun le provocó una descarga en el cuerpo. Por otro lado, Ace y Thomas muestran estar en lados opuestos de balanza. Mientras que Ace es algo pesimista, Thomas es optimista y se muestra a lo largo del capítulo. La predicción de Gwyn de que "uno de los cuatro no lo logrará" me ha dado escalofríos XD aunque sabes perfectamente que, de ellos cuatro, hay un personaje prescindible para mi (no digo más :v). Luego, ver que Ace y Agustina están super enamorados me alegra por ellos, de verdad, aunque nuevamente ya sabes cuáles son mis preferencias. Eso sí, no quita que me haga feliz verlos felices, y luego tienen algo más que pura felicidad entre ambos... 7u7 XD fuera bromas, momentos donde los personajes son felices son importantes y me gustan, sean quiénes sean.

    El cuarteto del Zenith llega finalmente a Garak y se reúne con los líderes Asmir y Terrior para contarles lo sucedido con Allecreod. Me ha sorprendido para bien que Asmir mande un grupo aparte y en otro vaya él, pues es un personaje importante dada su condición de líder y poco le hemos visto en acción. Estoy entusiasmado por ver como van a Flientig, recogen una nueva muestra y se enfrentan nuevamente a bestias, además de verlos unirse a Zion y el nuevo grupo de soldados del Zenith que él comanda.

    No tengo más que decir, simplemente esperaré hasta la próxima. Un abrazo y mucho ánimo con los estudios.
     
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    Zurel

    Zurel —Vuestras historias han terminado.

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    Hola.

    Paso a comentar el capítulo de la semana pasada. Tarde pero seguro :)

    Finalmente, después de tanto tiempo, volvimos otra vez con el equipo del Zenith, y lo mejor es que por fin han llegado al planeta Garak.

    Seré sincero, me siento un poco extraño pasar de un capítulo intenso a uno tranquilo y más teniendo en cuenta que el anterior era del clímax entre el equipo de BM y los Triyr. Sin embargo, eso no quiere decir que sea un reclamo de mi parte, no, para nada. Solo digo que se siente un poquitín extraño, es todo.

    Ahora que el equipo está prácticamente listo para partir a Fientlig. De seguro todos tendrán más confianza cuando el mismísimo Zion esté entre sus filas. Me pregunto cómo se desarrollarán los nuevos integrantes del Zenith con el equipo actual, pero sobre todo con Ace. Ya vimos que en BM Noak no lo quiere ver ni en pintura, me da mucha curiosidad por ver las reacciones de los nuevos soldados.

    Otra cosa que me intriga bastante es quien o quiénes van a obedecer las órdenes de Zion y Ace, ya que ambos son comandantes, aunque uno es provisional. Eso me carcome, ya que no sé si Zion retomará ese papel de líder, o será Ace quien lo tome a partir de ahora, y Zion termine como líder de su nuevo escuadrón y nada más. Después de todo, Zion ya les ha enseñado todo lo que sabe a los chicos, y es hora de que ese conocimiento sea para una generación diferente de soldados más allá de los que ya conocemos desde hace tiempo.

    De momento eso es todo lo que comentaré. Ya que lo de Angustina y su idea de exponerse a la radicación, ya te dije cual era mi opinión al respecto y eso no ha cambiado. También lo de la relación de Ace y Angustina. Por lo que me ahorraré esas palabras, o letras, por esta vez.

    Me voy no sin antes decirte que espero el próximo capítulo con ganas. Eso es todo por ahora. Nos vemos la próxima oportunidad. Saludos.
     
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    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

    Piscis
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    La Gran Catástrofe V Dominio Aislado
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    Saludos a todos. Hoy me he demorado un poco en la publicación de este capítulo, pero donde yo vivo todavía es viernes, así que sigue valiendo XD. Quiero dar las gracias a Resistance y a Zurel por leer la historia semana a semana. Y quiero decirles que comprendo sus motivos por los que piensan que el último capítulo desentona bastante al ser uno tranquilo a comparación de los anteriores, ya que acababamos de salir del clímax de Black Meteor para dar paso a un tramo calmado de Zenith. Originalmente, iba a poner este capítulo en el medio, pero de hacerlo, tendría un capítulo relajado en medio de capítulos intensos, cosa que a mi punto de vista desentonaría más. Igualmente, no se preocupen, ya que pronto volveremos a la acción. Sin embargo, informo de antemano que este capítulo seguirá la línea del anterior. Espero lo disfruten de igual manera.

    Estamos por entrar a la recta final de esta parte, y por ende, al clímax mayor, pero para eso aún falta un poco más de tiempo. Una vez finalizado este capítulo, quedarán unos 10 más para el final. Y prometo que no decepcionará. Sin más que decir, los dejo con la lectura.





    Rumbo al conflicto:

    En dos jaulas de gran tamaño, dos bestias autóctonas del planeta Fientlig estaban siendo transportadas. Ambas bestias estaban inconscientes, y sus jaulas se encontraban sobre plataformas con ruedas de tamaño pequeño para facilitar el transporte. La primera jaula era empujada por tres garaks, mientras que la tercera era empujada por el comandante Zion, el general Orikrof, y otro de los miembros de la especie garak. La entrada a la nave era custodiada por un total de seis soldados garak y cuatro soldados humanos, miembros de la unidad de Zion, para permitir tranquilidad a quienes realizaban el transporte.

    Una vez las dos jaulas estuvieron a bordo de la nave, los humanos y garaks subieron a la misma, cerrando tras el último en entrar, la compuerta que daba entrada. El grupo completo se dirigió hacia una sala, en donde unas ocho bestias estaban dormidas. La puerta de entrada a la misma se abrió, y eso provocó que las ocho bestias salvajes despertaran y empezaran a gruñir, al tiempo que veían como más miembros de su propia especie eran introducidos en el lugar. Los garak, que nunca habían visto a las bestias de Fientlig de las cuales escucharon hablar a los humanos, no terminaban de acostumbrarse a sus gruñidos. Estos lastimaban un poco sus oídos. El de una bestia no les causaba daño, pero el de ocho bestias al unísono en un espacio tan cerrado era diferente.

    — Déjala ahí, Valmer — ordenó el comandante Zion a uno de los garak que iba al frente, mientras hacía un gesto moviendo la cabeza, el cual el garak vio al voltearse tras ser llamado.

    — Como desee, comandante — Valmer, el garak que estaba a cargo del equipo, guio a los suyos hacia uno de los rincones de la sala y dejó la jaula allí.

    Luego de unos segundos, las dos bestias dormidas por la golpiza que habían sufrido a manos de los escuadrones quedaron colocadas en la sala junto a las otras ocho. Viendo que no tenían nada más que hacer allí, el grupo entero abandonó la sala, cerrando la puerta, mientras que las bestias que estaban despiertas gruñían al tiempo que ellos se retiraban. El ruido que hacían podía oírse tras la puerta, por lo que el comandante Zion llevó a todos los presentes a la sala de entrenamiento, un lugar donde tendrían un lugar amplio para hablar en tranquilidad.

    — Ya hemos capturado a las siete bestias que tanto querías — Valmer lo dijo con seriedad — Ya tenemos diez. ¿Seguro que no quiere continuar la captura de más ejemplares?

    — No es como si las bestias pudieran vivir sin agua y comida por meses — Zion creyó que eran más que suficiente con lo que tenían — Tenemos provisiones para unas dieciséis, pero tampoco quiero que las bestias nos superen ampliamente en número. Además, siendo menos, podremos mantenerlas vivas más tiempo.

    — Si nuestros alimentos se terminan, supongo que está la opción de hacerlas que se coman entre ellas — Orikrof lo veía como una posibilidad — Por más desagradable que suene.

    — Son armas, aunque sean seres vivos — dijo de forma contundente el comandante de Zenith — No me interesa en lo más mínimo que tanto duren, en tanto sea el tiempo suficiente para hacerlas pelear por nosotros.

    — Sus ideas sí que son bastante temerarias — Valmer reconocía el valor de ambos líderes aliados para hacer lo que hacían — Esperemos que nos den resultado.

    — Con las bestias ya en nuestro poder, no hay nada más que hacer aquí — Zion miró a Valmer para hacer que se retirara — Lo esperaremos hasta que usted y su equipo estén en su nave. Cuando estén a bordo, partiremos juntos.

    — Te escoltaremos hasta Garak, y luego supongo que nuestros caminos se separarán, comandante Stones — Valmer asintió ante las palabras del humano — Nos despediremos como se debe cuando lleguemos a nuestro planeta.

    Fue así como todos abandonaron la sala de entrenamiento. Valmer y los nueve garak que se encontraban bajo su mando se pusieron en camino a la salida, la cual fue abierta por el comandante Stones utilizando su dispositivo móvil. Habiendo terminado con eso, los seis tripulantes que habían partido de Zenith se dirigieron a la sala de comando, en la cual esperarían hasta que los garak llegaran hasta su nave. Una vez recibieran la confirmación, ambas naves abandonarían el planeta Fientlig.

    — Una vez que salgamos del planeta Garak, nos comunicaremos con el escuadrón de mi hijo — Zion hizo público su próximo objetivo — Ellos deben habernos sacado mucha ventaja, pero fijaremos un punto de encuentro cuando podamos comunicarnos.

    Los cuatro soldados asintieron ante la orden del comandante. En cuanto pudieran despegar, los cuatro irían hacia la sala de entrenamiento para poder practicar con la energía. Habían obtenido el poder en el día anterior, y luego de haber descansado para que su cuerpo asimilara la evolución, estuvieron casi un día completo realizando la captura de las bestias para sumar a la misión. Habían comprobado el alcance y el poder de la energía calórica de la que tanto escucharon hablar, pero lo que realmente querían era probarla en un entrenamiento entre ellos y ver qué tan bien se les hacía el manejo de un poder que en la academia no tuvieron la oportunidad de aprender.

    Mientras estaban esperando, la nave recibió una llamada, proveniente de la nave de Valmer, creyendo que era el visto bueno para poder salir de la Tierra. El general Orikrof se sorprendió de que llamaran en lugar de que simplemente enviaran un mensaje, pero aun así atendió al llamado de la nave garak.

    — Te recibo, Valmer — dijo el general contestando mientras colocaba el altavoz — Todos pueden escucharte. Si tienes algo que decir, lo recibirán todos.

    — He recibido un mensaje de Asmir — Valmer sonaba algo intranquilo al hablar — La nave xaromitante se acerca aquí con cuatro soldados. Dice que ocurrió una emergencia y que necesitarán nuestra ayuda.

    — ¿Una emergencia? — el comandante Zion se preocupó cuando escuchó que solamente eran cuatro tripulantes.

    — El mensaje no dice mucho más, pero no deberían tardar más de unas horas en llegar hasta aquí — Valmer contestó al comandante Zion sin tranquilizarlo tras la pregunta.

    — ¿Quiénes son los que están a bordo de la nave? — Orikrof quiso saber si los suyos estaban allí.

    — Según el mensaje, los soldados que vienen son todos humanos — Valmer contestó — Lakor, Young, Delleo y Fairin. Eso es todo lo que dice.

    — Ninguno de mis guerreros está allí — Orikrof susurró alterado.

    — Mi hijo y cuatro de mis otros soldados tampoco — Zion quiso hacerle ver que no era el único que sufría por la incertidumbre — Valmer, nos quedaremos en órbita para que ellos puedan divisarnos. Despegaremos y nos aseguraremos de ponernos sobre este mismo punto. Tú y los tuyos quédense aquí a esperarnos. No salgan de la nave salvo que sea absolutamente necesario.

    — Esas bestias son aterradoras, comandante — Valmer contestó a la orden de Zion — No pienso abandonar mi nave voluntariamente. Buena suerte allí arriba.

    La llamada se cortó tras esas palabras. Con una mirada de preocupación por cinco de sus soldados y por la supuesta emergencia, el comandante Stones encendió los motores de la nave para ponerla en órbita. En menos de dos minutos, en los cuales ninguno de sus acompañantes dijo palabra alguna, la nave de Zenith ya se encontraba en los aires, quedando suspendida en el espacio para ahorrar combustible. El comandante calculó la distancia exacta para que la fuerza gravitatoria del planeta hostil evitara que la nave se fuera flotando al espacio, al mismo tiempo que no cayera a tierra firme, tal y como solía funcionar el Zenith en el que se transportaba Magnus.

    Una vez estuvieron en el lugar deseado, Zion miró a todos sus soldados intentando tranquilizarse él mismo para no asustarlos e inquietarlos.

    — Tenemos que esperar y ver que noticias traen — Zion los miró a los cuatro — Son libres de hacer lo que deseen. Orikrof y yo nos quedaremos a la espera de alguna otra noticia de parte de Asmir. Ustedes no se estresen demasiado.

    — Entendido, comandante Stones — acostumbrados a estar bajo su cargo, los cuatro humanos contestaron al unísono y de forma complaciente.

    De esa manera, Kai, Rayko, Melody y Dana se retiraron del lugar hacia la sala de entrenamiento. Una vez allí, el soldado con mejor promedio de la promoción fue el primero en romper el silencio.

    — ¿Alguna teoría sobre lo que pudo haber pasado? — Kai quería conocer la opinión de los demás.

    — No lo sé — Melody no se veía muy preocupada — Pero no parece ser muy grave. Al menos, Valmer no estaba muy alterado.

    — Pudo haber mentido sobre el contenido del mensaje — Dana lo tomaba como una posibilidad — Quizá para mantenernos aquí.

    — Sea como sea, me alegro al menos de que mi prima esté a salvo — Rayko respiró aliviado en ese sentido — No es que no me importen los demás, pero es bueno saber que está bien.

    — Supongo que será una oportunidad para que todos la conozcamos — Melody estaba ansiosa por conocer al resto del equipo — Y también a los demás.

    — Te va a encantar, es una chica muy amigable — Rayko recordaba cuando ella lo visitaba — Y su novio también tiene características similares. Lo conocí cuando hace más de medio año lo presentó en una cena familiar, y ambos son el uno para el otro. Tendrán la suerte de conocerlos rápido.

    — Dime Rayko, creo que te oí hablar de eso, pero no estoy del todo seguro — Kai quiso indagar un poco — ¿Es cierto que el novio de tu prima es el soldado que traicionó a Black Meteor?

    — Sí, ella contó la historia completa en la cena familiar — Rayko recordó ese momento — Él era el mejor de los suyos. Un comandante cuyo nombre no recuerdo lo adoptó, y le borró la memoria… o algo así, si no entendí mal. Cuando él se enteró, traicionó a su país para unirse a nosotros. O a ellos, si soy más preciso.

    — Es una historia inusual — Dana sabía que eso no ocurría todos los días — ¿Por qué te interesa eso, Kai?

    — Porque escuché que él era el mejor de su país — la respuesta de Kai no aclaraba las cosas — Quiere decir que, en el equipo que está explorando el espacio se encuentra quien fue el mejor soldado de Black Meteor hace años, y también está el hijo del comandante Stones, que también cumple esa característica, excepto que del lado del Zenith.

    — Adivinaré, quieres enfrentarte a ellos — Melody supuso que eso era lo que Kai buscaba.

    — ¿Qué mejor oportunidad de medir nuestra fuerza que luchando contra dos de los mejores de cada país? — Kai contestó con sinceridad ante la pregunta de la chica — Fuimos los mejores de la última promoción de Zenith, tenemos que medirnos contra rivales de nuestro nivel, no quedarnos con solamente haber destacado en la academia.

    — Pero estás muy ansioso — Rayko quiso que su compañero se tranquilizara — Sé que Ace te dará una pelea cuando se la pidas, pero si están viniendo aquí por una urgencia, sería bueno que esperaras un tiempo antes de solicitarla.

    — Bueno, eso es verdad — Kai reconoció que los dichos de su compañero tenían sentido — En ese caso, quiero desafiarte a pelear a ti, Rayko. Tú contra mí. Una pelea cuerpo a cuerpo donde podamos probar la energía. Sabías que en algún momento te iba a retar a pelear.

    — Acepto el desafío — Rayko miró a sus dos compañeras — Me estuve preparando para esto.

    — No hay entrenamiento que sea capaz de prepararte para mí — Kai empezó a retirarse — No pelearé con la armadura ni el traje puesto. Usaré ropa de entrenamiento. Tú también deberías cambiarte.

    — No tardaré mucho — Rayko lo siguió hasta la salida.

    Melody y Dana, por su parte, supieron que una vez los cuatro soldados llegaran en la nave al planeta Fientlig, iban a terminar descendiendo al planeta, por lo que optaron por quedarse con las armaduras puestas. Las dos chicas no se movieron de la sala de entrenamiento, y se limitaron a mirarse en silencio mientras esperaban que sus compañeros regresaran. Quien llegó primero fue Rayko. El soldado mostraba una sonrisa de emoción en su rostro. Había pasado muchos días del viaje entrenando junto a sus compañeras, y estaba seguro de que iba a ganar la pelea.

    — Sé que esta pelea es mía, pero no me confiaré — Rayko miraba con alegría a sus compañeras — Pondré en práctica lo que me enseñaron.

    En ese momento, antes de que las chicas pudieran decir algo, Kai entró a la sala. Con una señal, le hizo saber a su compañero que lo esperaría en el centro de la sala para que ambos tuvieran mayor margen de maniobra y movimiento durante la batalla.

    — Buena suerte, Rayko — Melody respondió guiñándole el ojo a su compañero.

    — Gracias, Melody — Rayko sentía algo de vergüenza por la forma en la que fue saludado por su compañera.

    Dana, quien conocía bastante bien a Melody, sabía que ella no le guiñaba el ojo a cualquiera. Una sonrisa pícara se formó en su rostro al mismo tiempo que tocó su hombro, ganándose su mirada. Luego de que Melody vio lo que su compañera estaba insinuando, negó con la cabeza mientras dejó escapar una pequeña risa.

    — Te conozco, Melody — Dana no se quería dejar engañar — No te hagas la tonta.

    — No me hago nada, Dana, él no es tan atractivo como cree que es — Melody contestó esperando que eso callara a su compañera.

    — Tú dices una cosa, pero mis ojos vieron otra — Dana respondió — Pero el tiempo lo pondrá todo en su sitio.

    — Disfrutemos la pelea — Melody se dispuso a mirar a sus compañeros que se encontraban de pie en el centro.

    Rayko y Kai tenían puesta la misma ropa de entrenamiento, diseñada especialmente para permitirles mayor comodidad en la sala al mismo tiempo que permitía una mejor manipulación de energía. Su pelea se daría en igualdad de condiciones y se llevaría a cabo teniendo en mente solamente dos reglas. No era válido apuntar a la cabeza, ni con la energía ni con golpes de puño o patadas, y el ganador sería el primero en derribar y retener en el suelo a su oponente. Kai tanteó a Rayko atentamente antes de la batalla, mientras que este se limitó a tomar una postura de pelea.

    Una vez ambos se acomodaron, la pelea dio inicio. Sus compañeras tendrían la función de árbitro en la misma, por lo cual, darían por ganador o descalificarían al oponente de acuerdo con las reglas.

    Kai fue el primero en atacar. Él se consideraba mejor que Rayko, por lo que creyó que esperar un ataque para defenderse sería considerado como una cobardía de su parte. Rayko supo que él se lanzaría de esa manera, por lo que lo esperó. Kai atacó con un puñetazo al cuello, el cual el soldado rival consiguió bloquear con el antebrazo. Kai repitió el mismo ataque, pero usando ambas manos, primero una y luego la otra, sin alterar el orden. Izquierda, derecha, izquierda, derecha era todo lo que él hacía. Nunca repetía ni omitía uno de esos, además de que en ningún momento levantó las piernas para intentar golpear con la rodilla. Rayko solamente se tuvo que limitar a levantar los brazos para poder bloquear exitosamente los ataques de su rival. Pese a ser repetitivos, eran bastante rápidos como para que el soldado pudiera atacar con las rodillas que era lo que él estaba esperando. Viendo que no encontraría una abertura, Rayko retrocedió con la intención de luego atacar con una patada al estómago.

    Kai sonrió al verlo retroceder, y cuando su rival lo hizo, él imitó la acción al tiempo que empezó a cargar energía calórica en sus manos. Rayko corrió hacia él y le lanzó una patada al cuerpo. Kai giró las piernas para poder bloquear con tranquilidad usando ambos brazos, y sabiendo que con una pierna le sería difícil retroceder, le arrojó los fragmentos de energía que tenía cargando a la zona pectoral. Los dos impactaron de lleno en el pecho del soldado. No le causaron un daño muy grave, pero sí lo forzaron a retroceder mientras Rayko peleaba para no caer, dado a que el impacto lo recibió cuando tenía una pierna en el aire.

    Aprovechando ese momento, Kai se acercó a su oponente y le lanzó una patada rápida al estómago, con la cual hizo que se inclinara al tiempo que lo mandó a retroceder unos tres pasos. Acto seguido, el soldado se le acercó y empezó a atacar con una sucesión de puñetazos al igual que al principio de la pelea. Indignado por no haber podido conectar un golpe exitoso, Rayko se decidió a no caer en su trampa otra vez. Los primeros cuatro golpes de puño de Kai fueron bloqueados, y cuando el soldado lanzó los siguientes dos, hizo el esfuerzo para retenerlos con sus manos, logrando atrapar su mano derecha pero no la izquierda. Sabiendo que así sería muy fácil para su enemigo soltarse, Rayko tomó la mano derecha de Kai con ambos brazos y artajo su cuerpo hacia él, para luego conectar un rodillazo en el estómago, que luego fue seguido por un golpe con el puño izquierdo en el mismo lugar, con la diferencia de que estaba cargando energía en su mano, la cual dejó salir al hacer contacto con él. Rayko se disponía a seguir atacando así, pero inesperadamente recibió un cabezazo de Kai al estómago, el cual fue muy poco fuerte, pero sirvió para impulsarlo lo suficiente para permitirle a su enemigo retroceder y luego lanzar una patada al pecho.

    La patada sí tuvo bastante fuerza, y eso causó que Rayko retrocediera. Kai cargó energía con ambas manos y se las arrojó a sus hombros, evitando así que su contrincante se pudiera acercar. Su siguiente movimiento fue atacar con un rápido rodillazo. Rayko no tuvo forma de defenderse y se inclinó al recibirlo. Kai lo tomó de su brazo izquierdo y luego se lo torció un poco para quedar a espaldas del enemigo. Una vez allí, atacó con un rodillazo a la espalda del soldado, seguido de una patada al tobillo, con la cual hizo que Rayko cayera al suelo boca arriba. Kai únicamente tuvo que dejarse caer de rodillas sobre el estómago de su rival, y luego de eso colocó su antebrazo sobre su pecho para retenerlo. Rayko golpeó un poco su cabeza, y se resintió un poco del dolor, pese a que podía continuar peleando, pero la batalla se terminó en el momento en el que quiso levantarse y fue retenido por Kai.

    — Has sido derribado, Rayko — dijo Dana, algo decepcionada al ver que, tras tanto entrenamiento, su amigo no logró dar una mejor pelea — Kai gana la pelea.

    — Imposible — Rayko miró a Kai sujetándolo, evitando que pudiera ponerse de pie y cumpliendo así la condición que había puesto para la victoria — No lo puedo creer.

    — Kai Wolf, el mejor soldado de la promoción para ti — Kai contestó con soberbia mientras se levantaba del suelo — Oye, peleaste mejor que todos mis compañeros de academia. No te fue tan mal — le estrechó su mano para ayudarlo a levantarse.

    — Gracias, Kai — Rayko se sentía molesto consigo mismo por haber perdido — Me has derrotado justamente.

    — Los mejores soldados jamás hacen trampa — Kai lo decía para seguir alimentando su victoria — Y eres humilde en la derrota, Rayko. Tuve compañeros que solamente ponían excusas cuando los derrotaba.

    — ¿Qué tales eran? — preguntó Melody, acercándose a ambos.

    — Con la imaginación que tenían para inventarse cuentos para justificarse deberían haber sido escritores y no soldados — Kai buscó hacer reír a sus compañeros con ese pequeño chiste, pero no lo logró — Bueno, un poco de risa no mató a nadie. Oigan.

    — En días futuros voy a desafiarte yo — Melody se atrevía a retar a su compañero — Dame un poco más de tiempo y conseguiré derrotarte.

    — El tiempo que necesites — Kai guiñó el ojo a su compañera — Solo no lo olvides, porque yo no lo haré.

    Una vez terminada la charla, Kai eligió retirarse del lugar. Melody no se sentía muy feliz de haber recibido aquel gesto suyo, pero no le preocupaba lo que Kai pudiera llegar a hacer. Ella se consideraba una soldado capaz de aprender a adaptarse rápidamente, y creyó que sería fácil encontrar la forma para poder derrotarlo en una pelea.

    Rayko quiso aprovechar que sus dos compañeras estaban en el lugar para hablar con ellas.

    — Sean sinceras, ¿qué tan mal lo hice? — el soldado estaba algo avergonzado de sí mismo.

    — Nada mal, para ser honesta — Melody reconoció el esfuerzo de su compañero — Pero Kai no es poca cosa.

    — Se ve que Melody y yo no hacemos un buen trabajo enseñándote a pelear — Dana se sentía mal por ver que Rayko no había podido hacer algo mejor — No lo digo por el hecho de que perdieras, Rayko. Realmente, me parece que tu pelea fue lamentable.

    — ¡Dana! — Melody no estaba de acuerdo con ella.

    — Es verdad, Melody, él fue un desastre — Dana criticaba a su compañero — Kai te superó en el momento en el que te dio ese cabezazo. Claro que tú no hiciste nada que lo pusiera en aprietos, pero hasta ese momento la pelea estaba un poco más pareja. Y digo un poco porque desde el inicio se notó que él era mejor.

    — Bueno, lo lamento, Dana — Rayko no se sentía del todo feliz de recibir esa crítica — Lamento ser tan mal alumno y no haber podido aprender mucho de ustedes. No es necesario que le quites el mérito a tus enseñanzas solamente porque perdí una pelea.

    — Mira, no estoy de buen humor para eso ahora — la expresión de seriedad de Dana puso algo incómodo a su compañero — Creo que, en lugar de entrenarte a ti, prefiero entrenar por mi cuenta. Quiero que Kai se calle la boca alguna vez y que deje de presumir que es el mejor. Pero parece que tendrá que depender de mí callarlo.

    Tras decir esas palabras, Dana se retiró de la sala algo molesta, ante la mirada confundida de Rayko, quien no entendía el porqué de esas palabras. Él no se sentía obligado a ganar cada pelea, y pese a que se sentía mal por no haber podido ganarle a Kai tras su entrenamiento, no veía el motivo para recibir esas palabras. Viendo que Melody se había quedado en lugar de haberse ido con ella, quiso preguntarle la razón para ser así.

    — Melody, ¿qué problema tiene ella? — Rayko se veía confundido — No recuerdo que ella haya tenido que pagarme para dejarme entrenar. ¿Por qué está tan molesta conmigo?

    — No creo que esté molesta contigo, Ray — Melody contestó con sinceridad — Creo que está molesta por la forma en la que peleaste.

    — ¿Qué diferencia hay? — Rayko contestó ante lo que ella decía — Me está criticando por haber perdido, cuando ella no habría obtenido nada a cambio de que yo hubiera ganado.

    — Quizá el hecho de que tú derrotaras a Kai tras haber recibido su ayuda habría significado algo para ella — Melody no recordaba esa actitud antes en su compañera — Mucho más cuando se trata de alguien tan presumido como Kai.

    — Bueno, él tiene motivos para presumir — Rayko lo veía con algo de lógica — Supongo que ella no se encontró con nadie así porque ambas compartían el primer puesto de su academia.

    — No sería capaz de afirmar o negar eso que dices — Melody esperaba que no se formara una disputa innecesaria o violenta entre sus compañeros — Tienes razón cuando dices que ninguno de nuestros compañeros o compañeras era presumido, pero no sé si es por eso por lo que ella detesta a Kai.

    — Bueno, sea como sea, está claro que ella no quiere hablar, al menos no conmigo — Rayko contestó indispuesto a ir a buscarla — No estoy de humor para entrenar ahora, y sabiendo que la nave de nuestros compañeros está en camino, preferiría no cansarme demasiado. ¿Quieres ir a comer algo?

    — Por mí está bien — Melody aceptó la invitación de su compañero.

    Ambos soldados abandonaron la sala y se dirigieron al comedor de la nave. El lugar estaba vacío, dado a que no había señales de Dana, Kai o los dos superiores. Fue entonces que Melody y Rayko se sentaron en una mesa pequeña donde solamente cabían tres personas. Dado a que no querían comer algo demasiado pesado, el dúo de soldados se preparó un café con leche y un par de bizcochos dulces para una merienda. De vez en cuando, Rayko aprovechaba el momento de la comida para mirar a su compañera cuando ella se encontraba distraída. Melody tenía la vista puesta únicamente en su merienda, por lo que no notaba las miradas de su compañero. Este, por su parte, recordó que la chica le había guiñado el ojo antes de la pelea contra Kai, por lo que se sentía bien de que ella lo viera de forma agradable.

    — Es atractiva — pensaba Rayko mientras la veía — Debería invitarla a comer más seguido, y ver que termina sucediendo.

    […]

    Transcurridas unas diecinueve horas, el grupo logró avistar la nave xaromitante a través de las cámaras telescópicas instaladas en su nave. El gran tamaño de la nave creada por Terrior la hacían inconfundible, por lo que simplemente debieron esperarla el tiempo suficiente para que los soldados a bordo pudieran verlos.

    Una vez el contacto fue establecido, la primera nave descendió al planeta. La segunda no tardó más de diez minutos en llegar y descender en una zona algo alejada del lugar. Zion y su grupo bajaron de la nave en la que estaban, acción que fue imitada por Valmer y el grupo de los garak que viajaban con él. Creían que se iban a tener que subir a la nave xaromitante, pero la compuerta de entrada de esta se abrió, permitiendo al grupo conformado por Ace, Agustina, Gwyn y Thomas encontrarse con el resto de los miembros de la alianza presentes en el planeta.

    — Comandante Stones, general Orikrof — Ace saludó con respeto y felicidad al verlos otra vez — Veo que hay más soldados junto a ustedes.

    — ¡Agustina! — Rayko gritó haciéndose notar.

    — ¡Rayko! — Agustina contestó con alegría al verlo.

    Ambos parientes se acercaron el uno al otro y se dieron un abrazo que denotaba cierta familiaridad entre ambos. Ace sabía quién era el chico, pero para Thomas y Gwyn era un gran misterio. Fuera de eso, los dos primos estaban felices de verse de nuevo, incluso aunque fuera en un planeta diferente a su hogar.

    — Pensé que no querías ser un soldado — Agustina se sorprendía de verlo allí — La última vez que te fui a ver, dijiste que no querías serlo.

    — Mentí, quería darte una sorpresa y poder coincidir contigo en una misión del espacio exterior — su primo contestó con alegría de volverla a ver — Ahora, si encontramos las respuestas a la Catástrofe, la familia Young podrá presumir a dos de sus integrantes.

    — Tu optimismo me alegra, como siempre — Agustina sonreía tras el comentario de su primo — Es bueno verte, y que formemos equipo juntos.

    — Rayko, ¿cómo te encuentras? — Ace se acercó a él para extender su mano.

    — Muy bien, Ace, espero que tú estés igual — el soldado saludó al soldado de forma amistosa — Tienes que estar bien para poder cuidar a mi prima.

    — La cuidaré por el resto de mi vida — Ace apreciaba que el chico confiara en él — Te lo prometo.

    — Creo que ya fue suficiente de saludos, deben ser más rápidos para estas cosas — Zion dijo con cierta severidad.

    — Asmir dijo que tenían un asunto urgente que discutir — Valmer habló sin haberse presentado ante ellos, asumiendo que su líder había dicho su nombre.

    — ¿Por qué optaron por regresar ustedes cuatro? — el general Orikrof se sentía muy curioso al respecto — ¿Ocurrió algo malo con Lankir, Aurio y Wida?

    — Se lo explicaremos todo a todos — Ace estaba decidido a revelar lo que ellos querían saber — Me gustaría que nos acompañen a la nave. Es una historia larga y estaremos más seguros allí.

    […]

    En la sala de comandos de la nave xaromitante se encontraban todos los miembros de la alianza entre especies que se encontraban en el planeta. Algunos garak habían tomado asiento, junto con los cuatro soldados pertenecientes al grupo del comandante Zion. Frente a la nave, Ace, Thomas, Gwyn y Agustina se encargaban de explicar la historia completa a los soldados. Zion, Orikrof, Valmer y algunos otros garak se encontraban de pie, intercambiando miradas serias de preocupación a medida que los soldados relataban todo lo ocurrido y el plan que habían formado respecto a eso.

    Una vez que había concluido toda la explicación, Ace le cedió la palabra a las tres figuras de autoridad que estaban en el planeta, pese a que él también tenía a un escuadrón a su mando siendo el comandante provisional.

    — Wagner corrió un riesgo enorme, casi inmensurable — Zion estaba tan impactado por la noticia que no se refirió a su soldado por su apellido — Si algo, lo más mínimo, llegara a salir mal… Allecreod pudo haberlos matado, y no tenemos forma de saberlo.

    — Su plan para encontrarlo es bueno, pero ¿cómo nos aseguramos de poder llegar a salvo hasta allí para poder ayudarlos si es que siguen vivos? — Orikrof quería preguntar eso — Deben tener ciudades inmensas en su planeta. Una tecnología bastante avanzada debe respaldarlos. Nos verán venir de lejos y nos van a atacar al vernos.

    — Tendremos que aprovechar al máximo la información que podamos obtener, y asegurarnos de que no nos derriben si nos atacan — Gwyn quiso defender su idea para encontrarse con ellos — Es arriesgado, pero no hay otra manera. No tenemos idea de dónde pueden estar, e incluso si la tuviéramos, ¿para qué desperdiciar una oportunidad de que el enemigo nos revele información? Lo encontraremos con más facilidad así.

    — Así lo encontraremos, ¿y luego? — preguntó Valmer, algo incrédulo ante el plan.

    — ¿Qué clase de pregunta es esa? — Ace sonó algo confundido al dirigirse así al líder de escuadrón de los garak — Luego de que lleguemos a su planeta, salvaremos a los nuestros.

    — Solamente espero que los nuestros estén bien — Zion pensaba en lo que sucedería si no era así — Si Allecreod mató a alguien, incluso por accidente, el responsable de todo será Wagner. Él fue quien tuvo la idea de acercarse a él. Todo lo que desemboque de esto, sea bueno o malo, lo habrá causado él.

    — ¿Qué sucederá con él si resulta que Allecreod no tiene interés en pelear contra nosotros y se decidiera a colaborar con nuestro objetivo? — Agustina quiso saber cómo procederían las cosas.

    — Si Wagner logra pactar a una alianza con un ser con tecnología avanzada sin tener que recurrir a un conflicto, él habrá logrado una hazaña verdadera que será vital para la misión — Zion miró a los cuatro soldados al decir eso — Por el contrario, si esto desemboca en un enfrentamiento que nos perjudique a todos, será una página negra en la historia de la milicia, de Zenith y posiblemente de la humanidad.

    — Eso es solo la forma en la que usted ve el conflicto, comandante Stones — Agustina no se sintió satisfecha con esa respuesta — No me dice que es lo que sucederá con Wagner.

    — La decisión que tomó determinará su futuro — Zion le respondió, para luego dirigir su mirada a Ace — Lakor, si Stones nos involucra a nosotros o a su unidad o a ambos en un conflicto, él tendrá que responsabilizarse por su error y quedará fuera de la carrera por ser comandante. Por el contrario, si su acercamiento a Allecreod nos trae prosperidad, él te dejará fuera. Elegiré al nuevo comandante cuando sepa bien qué fue lo que ocurrió a base de las decisiones que ha tomado Wagner para conducirnos hasta aquí. De antemano, ya sabes cómo termina esto.

    — Entiendo perfectamente, comandante Stones — Ace hizo una reverencia en señal de respeto a su superior — Aceptaré la decisión que tome, sea cual sea.

    Agustina, Thomas y Gwyn tuvieron sentimientos encontrados ante dicha afirmación. Luego de la convivencia tan larga que habían tenido con Ace, ellos tres lo veían como el soldado más apto para tomar el rol de comandante, sin mencionar que él les caía mucho mejor que Wagner. Sin embargo, no deseaban que ningún mal les hubiera ocurrido a sus compañeros, sabiendo que, en ese caso, quien se quedaría con el puesto resultaría ser Wagner. Quien más triste estaba por eso era Agustina, ya que el resultado que más esperaba que se diera con sus compañeros era el que llevaba a que Wagner se volviera el comandante. A sus ojos, su prometido había hecho méritos para obtener el puesto, tanto al haber formado al equipo de forma que Asmir se viera forzado a participar como al haber considerado como opción a Gwyn, quien terminó formando el plan que utilizarían para llegar hasta Allecreod. Pese a todo, valoraba más la vida de sus compañeros, por lo que no tardó en aceptar que Ace no obtuviera el puesto, dado a que el deseo de que Michael, Alicia y los demás estuvieran a salvo era más grande. Para mostrar apoyo a su novio, la chica tomó su mano. Ace la vio, y supo por la mirada que puso lo que ella tenía en mente. El soldado le sonrió, agradeciéndole en silencio por el apoyo en su carrera para ser comandante, la cual decidió tomar gracias a ella.

    — Con eso ya decidido, solamente tenemos dos cosas por hacer — Ace informó a todos los presentes — Tengo que entrar en esa cueva. Pese a lo que habíamos acordado inicialmente, voy a descartar la muestra de radiación que hemos recolectado, para reemplazarla con una nueva. Y también tengo que llevar a Agustina para que se exponga a la radiación.

    — Espera, ¿a qué se debe eso? — Orikrof no recordó que dijeran algo relacionado a eso en la conversación.

    — Agustina, ¿te sucedió algo? — Rayko mostró preocupación por su prima.

    — Sí, en la misión del planeta Emiv — Agustina relataba con vergüenza, ya que sentía que todos la iban a juzgar luego de explicarlo — Cuando tomé el arma de Tzorkun, un mecanismo de defensa en forma de electricidad se activó… Estuve a punto de morir luego de recibir una descarga tan fuerte — la mirada de Rayko fue de horror al imaginarla en una situación así — A causa de esa descarga, la evolución de mi cuerpo al exponerme a la radiación por segunda vez fue deshecha. Ya no puedo disparar energía.

    — ¡¿Por qué no dijeron nada acerca de eso antes?! — Rayko se molestó con Agustina y con Ace por haber ocultado algo así — ¡¿En qué pensaban al esconder eso?!

    — Estoy de acuerdo con Young — Zion se mostró confundido al haber escuchado eso — Ocultar información relevante es algo que puede penarse con un gran castigo. Michael Umcali no fue relegado de su puesto porque pese a su imprudencia logramos formar una alianza libre de mentiras con los garak, al mismo tiempo que nos deshicimos de una raza peligrosa que merodeaba el universo. Pero ocultar esto no ha traído beneficios. Al menos, no uno que yo pueda ver.

    — Eso es porque no he ocultado nada — Agustina se sentía mal por la forma en la que se referían a lo que ella había contado — Pude lanzar energía luego de despertar, y no solía entrenar con energía de forma frecuente.

    — En un entrenamiento en la nave, en donde sí usamos energía, Agustina sufrió tras haberla usado en exceso — Ace decidió hablar en lugar de su novia — No lo reportamos porque creíamos que ella podría seguir usándola, solo que de forma limitada para no sufrir ningún ataque grave.

    — Fue en el viaje de regreso aquí que descubrí que ya no podía seguir lanzando energía — Agustina agachó la cabeza muy apenada por lo que le había pasado — Fue por mi imprudencia cuando estuvimos en el planeta Emiv que terminé perdiendo mi poder. Y es por eso por lo que quise venir aquí, aprovechando que necesitábamos una nueva muestra de la radiación. Lo quiero recuperar para estar en igualdad de condiciones que mis compañeros… Y para eso necesito exponerme a la radiación una tercera vez.

    — No tenemos registros de nadie que se haya expuesto por tercera vez — Zion sonó muy severo al decirlo — Fairin y Delleo te habrán contado que, al llegar a este planeta a buscar la primera muestra para el radar, los que entraron a recolectarla fueron Orikrof y Wida, mientras el resto nos quedamos afuera. Cuando Young, Lang, Siran y Wolf se expusieron por segunda vez, me volví a quedar a fuera. Serías la primera humana que se expone por tercera vez a la radiación. Cualquier cosa puede suceder si lo haces.

    — Correré el riesgo y me haré cargo de lo que me pase — Agustina no se acobardó ante esas palabras de Zion — Cometí un error que me ha costado mi poder. No sé si con esto lo recuperaré, pero sí sé que es la única forma que tengo para intentarlo. Y lo voy a hacer.

    — En ese caso, todos nosotros marcharemos a la cueva de inmediato — el comandante Zion hablaba tanto a su equipo como a los garak — Young será la responsable de entrar a la cueva y obtener una muestra nueva de la radiación al mismo tiempo que se expone a ella. El resto de nosotros la escoltará hacia ese lugar. El siguiente paso del plan cuando tengamos la muestra es más que evidente. Nos reuniremos con Asmir en Garak y luego partiremos todos juntos al encuentro con el conquistador de planetas llamado Allecreod. Será mejor que todos nos preparemos mentalmente para cuando lleguemos hacia allá. Podría ser el comienzo de una alianza próspera… o de la guerra más difícil que tengamos que librar.
     
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  6.  
    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Bueno amigo, gracias como siempre por etiquetarme, pasaré a comentar lo más destacado del capítulo, el cuál me gustó. Pese a no ser una de esas tantas locuras de capítulo que te salen, ha estado muy bien para ser tranquilo. Diría que incluso mejor que el anterior.

    Ya conocemos al nuevo personaje garak, llamado Valmer. De momento poco puedo decir de él, simplemente se le ve servicial. Vemos que tanto el grupo del comandante Zion como el de los garaks han cumplido con su cometido de capturar más bestias de Fientlig, las cuáles podrán ser útiles en el futuro. Justo cuando están por irse del planeta, reciben la noticia de que la nave xaromitante que maneja Ace se dirige a ellos para hablar de lo sucedido con Allecreod. Tras esto, vemos como los nuevos soldados del Zenith quiénes son Rayko, Dana, Melody y Kai conversan sobre ello y tanto el primero como el último se disponen a pelear.

    La pelea entre Rayko y Kai me gustó, al inicio se sintió pareja pero poco a poco Kai fue decantando la balanza en su favor. No sé porqué pero Rayko me da la sensación de debilidad que me daba Agustina, su prima, al inicio de conocerla. Espero que mejore pronto porque lo veo morir a la mínima batalla que haya. Finalmente, el pretencioso Kai gana la pelea y Dana se pone en modo quisquillosa y molesta (ya me comienza caer mal por eso). Luego Rayko y Melody se van a comer por ahí... (posible romance XD).

    Luego todos se reúnen en la nave xaromitante cuando ésta llega y Ace cuenta lo sucedido. No me esperaba que Zion dijera que según la decisión que se tome con Allecreod, Wagner podría ganar o perder su futuro puesto de comandante. Algo que estaré muy pendiente de ver. Parece que ahora tomarán una nueva muestra de radiación y expondrán a Agustina a una tercera vez para recuperar la energía.

    Bueno amigo, estaré expectante para la próxima. Un saludo.
     
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  7. Threadmarks: Los causantes de nuestro dolor
     
    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

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    La Gran Catástrofe V Dominio Aislado
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    Ciencia Ficción
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    36
     
    Palabras:
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    Saludos. Llegó la hora de publicar el capítulo de esta semana. Finalmente hemos entrado en la recta final de la historia, y confío en que estos últimos 10 capítulos serán del buen agrado de todos los lectores. A mí me han gustado, aunque todavía no entramos a la parte más jugosa de toda esta parte, y por supuesto, hablo del clímax.

    Quiero agradecer a Resistance por comentar la historia semana a semana y a Zurel por lo mismo, con la esperanza de que pueda leer tanto el capítulo anterior como el que viene ahora. Espero este capítulo les guste a ambos, pero eso ya lo dirán ustedes en sus comentarios. Sin más noticias que dar, los dejo con la lectura.






    Los causantes de nuestro dolor:

    Era el día número catorce desde que los seres humanos, los garak y los xaromitantes de la alianza habían llegado al planeta Ryfier tras su encuentro inicial con Allecreod. En todos esos días y noches que transcurrieron allí, ninguno de ellos inició conflicto alguno ya sea entre ellos o con los otros miembros de la raza del conquistador. Pese a todas las expectativas que pudieran tener los soldados desde el momento en el que escucharon las palabras de los nokradinos respecto a la persona que los mantenía dominados, la experiencia en el planeta de los ryfier era bastante agradable. Lo único negativo a la vista de todos era el hecho de que fuera del Coliseo, o el Resguardo, como lo llamaban los habitantes del planeta, la vida era absolutamente imposible. Durante los catorce días que habían estado allí, Allecreod les mostró varias de las salas del lugar que estuvieran abiertas a la vista pública de sus propios obreros y trabajadores. Exceptuando las salas inferiores y aquellas que estaban únicamente destinadas a trabajadores especializados o miembros de la milicia, el grupo recorrió cada sala y cada piso. Siendo una estructura muy alta, los soldados imaginaban que poseería un total de doscientos pisos, pero lo cierto era que solamente había cinco pisos con gente habitando en ellos. Los otros restos del edificio eran almacenes y bodegas en donde se guardaba material para la construcción o reparación ya sea de equipo o de herramientas, y también de alimentos y plantas purificadoras de agua.

    El grupo entonces se dio cuenta de que los ryfier tenían una población total de mil habitantes, de los cuales solamente doscientos eran soldados. El resto eran hombres y mujeres trabajadores o niños, los cuales no tenían la edad para trabajar. Sin embargo, pese a ser un número tan bajo, Allecreod establecía un estricto control de la natalidad, considerando que sus vidas eran bastante longevas y que las provisiones no serían infinitas.

    En varias charlas con él, el grupo fue revelando poco más de la información que ellos habían dado a Allecreod. Cuidaron no revelar todo aquello que habían prometido guardar como secreto, tales como la ubicación del planeta Tierra o la existencia de soldados de Black Meteor. Sin embargo, lo que sí revelaron fue el nombre de sus líderes y la distancia que había entre el planeta Ryfier y el planeta Garak, ocultando la dirección de este al decir eso. Allecreod también compartió más información, como, por ejemplo, datos de gran importancia respecto a su vida. Los ryfier como él solían vivir un total de mil ciclos, estando Allecreod en el ciclo número setecientos veinte. El equivalente en años terrestres indicaba que Allecreod viviría alrededor de ochocientos cincuenta años, y que él se encontraba en su año seiscientos doce, lo que quería decir que Allecreod seguiría vivo mucho tiempo después incluso que los nietos de los humanos que se encontraban allí.

    Las provisiones que el grupo había traído se habían agotado en el transcurso del décimo día, por lo cual Allecreod los invitó a comer comida de su gente en compañía de él y los suyos. La alianza aceptó el trato, y lo vieron como la oportunidad de ganarse la confianza de aquel líder. La relación que había entre ambos grupos se había fortalecido bastante, cosa que agradaba a todos por igual. Estaban decididos a negociar un trato justo para ir en busca de las respuestas de la Catástrofe en el momento en el que alguno de los líderes llegara al planeta Ryfier, si es que uno de ellos acudía en el viaje.

    El día catorce había transcurrido con total normalidad, al igual que los anteriores, y el grupo entero se encontraba reunido en una pequeña sala recreativa en la cual Allecreod les permitía reunirse y hablar siempre bajo vigilancia.

    — Si mis cálculos no me fallan, los refuerzos deberían estar por llegar — Wagner informó a los suyos — Salvo que hayan tenido un contratiempo, deberían llegar hoy mismo o mañana.

    — ¿Qué es lo que diremos si tardan más de lo que se suponía que iban a tardar? — preguntó Lankir, creyendo en esa posibilidad — Ellos no avisarán si tienen algún problema en el trayecto. Si no llegan en el tiempo que le dijimos a Allecreod, se podría molestar.

    — Creerá que fue una mentira o una distracción — Sharyn veía la peor de las posibilidades — Pero no hay mucho que podamos hacer. Hemos dicho siempre la verdad. Lo que sea que digamos no cambiará nada.

    — Pero no por eso se pondrá feliz de tenernos aquí viendo que los que iban a venir no llegan — Kila creía que debían inventarse algo — Quizá, si las cosas tardan mucho tiempo, podríamos intentar enviar un mensaje a casa y pedirles a los líderes que se dirijan a un planeta como Fientlig, y luego decirle a Allecreod que nos lleve hacia allí.

    — Pero no creo que Allecreod acepte eso de buena manera — Michael contestó — Si cree que los nuestros no vienen porque le estamos tendiendo una trampa, dudo mucho que quiera salir de su dominio. Todo lo contrario, estará muy desconfiado y verá con malos ojos cualquier propuesta que hagamos.

    — En ese caso, lo único que queda es esperar para que a los nuestros no les haya pasado nada — Wagner se decidió a confiar en ellos — Tengamos fe en que así será. Después de todo, Ace está a cargo del equipo, y la nave tiene un buen mecanismo para detectar cualquier cosa que pueda ser una amenaza. Nada malo les pasará. Eso lo tengo por seguro.

    Su conversación se detuvo en el momento en el que escucharon pasos acercándose a ellos. El grupo vio en una dirección y vio como por la puerta de entrada aparecía Allecreod acompañado por sus tres hombres de mayor confianza. Su hermano menor Korix, el general Raumod y Cadain. Un guardia entró con ellos a la sala, haciéndoles ver a todos en la alianza que era el momento de abandonar el lugar.

    — ¿Han dicho algo sospechoso? — Allecreod preguntó al guardia, pero con un tono muy poco serio, dado a que sabía que los humanos, garak y xaromitantes eran confiables.

    — Nada, Allecreod, solamente estaban preocupados por sus compañeros que están por llegar — contestó el guardia, demostrando que había escuchado la conversación.

    — En ese caso, supongo que podría ir preparándome para encontrarme con ellos — Allecreod recordaba lo que estos le habían dicho.

    — Llegarán el mismo día de hoy, y si no es hoy, entonces será a primera hora del día de mañana — Wagner habló con confianza.

    — Lleguen cuando lleguen, yo ya tengo acordado todo lo que voy a discutir… — decía el líder ante ellos — Siempre que uno de los líderes se encuentre presente.

    — Teniendo en cuenta lo crítico de la situación, se me haría extraño que no enviaran a uno como mínimo — Plamo fue quien tomó la palabra — Asmir, el líder garak, seguramente vendrá. No puedo hablar por los líderes de los humanos y de los xaromitantes porque he convivido poco tiempo con ellos.

    — En ese caso, me aseguraré de recibirlo como se debe — Allecreod les hizo un gesto para que salieran — Es hora de que regresen a sus habitaciones. Ya es el horario de irse a dormir.

    — Nosotros aún estamos bien para resistir más tiempo — Dustin quiso sonar algo desafiante — Los otros días accedimos porque estábamos realmente cansados, pero hoy no lo estamos.

    — En ese caso, pueden seguir sus conversaciones si lo desean, pero será con sus compañeros de cuarto — Raumod sonó muy severo al respecto — La mayoría de los obreros ryfier duerme a esta hora, y solamente a los soldados de guardia se les permite estar despiertos y libres.

    — Si necesitan algo como comida, bebida o alguna otra cosa más, pueden pedírmelo a mí — Cadain quiso sonar más complaciente que su compañero — Créanme cuando les digo que no será una molestia.

    — Como usted diga, entonces — Wagner fue el primero en caminar fuera de la sala — No vinimos aquí para cuestionar sus estilos de vida ni sus reglas.

    Fue así como la sala quedó vacía al momento que los diez miembros de la alianza, visitantes del dominio de Allecreod, abandonaron la sala para que luego de su salida la puerta de entrada se cerrara ante ellos. El líder de los suyos caminaba frente del grupo, guiándolos hacia las habitaciones donde ellos solían dormir. Korix y el guardia que estaba junto a él eran los únicos que lo acompañaban, puesto que Cadain y Raumod se habían ido a sus puestos de trabajo para el toque de queda que tenían establecido allí.

    El hermano menor de Allecreod, quien tenía muchas ganas de entablar amistad con ellos, dado a que creía que los visitantes podrían llegar a aceptarlo en el equipo que exploraría el universo, decidió romper el silencio con unas palabras para preguntar por su estancia.

    — ¿Qué opinan de nosotros y de nuestro hogar? — Korix supo que serían sinceros con la respuesta.

    — Es un modo de vida que no va con nosotros — Alicia fue quien respondió, mostrando amabilidad ante el joven ryfier — Pero haberlos encontrado fue algo bueno.

    — Así es, tu hermano no es lo que yo esperaba cuando supe que era un conquistador de planetas — Wagner contestó para intentar llevarse mejor con Korix — Ciertamente, los libros de ciencia ficción que he leído cuando era más joven son muy diferentes a la realidad.

    — ¿Estás contento por habernos conocido? — Korix notaba alegría excesiva en las palabras del humano.

    — Más que contento estoy satisfecho — Wagner se sentía muy bien de pensar en lo que acontecería — La idea de establecer contacto con ustedes fue mía. Cuando esta alianza entre nuestras especies se concrete, las respuestas a la Catástrofe serán muy fáciles de hallar. Eso quiere decir que seré recordado por siempre en la historia de la humanidad por haber dado el empujón final que se requería. Y lo mejor de todo, es que seré nombrado comandante por esto.

    Michael y Alicia se dieron cuenta del objetivo de esas palabras dichas por Wagner. El soldado estaba anunciándole a Michael una victoria en su competencia en contra de él y de Ace. Pese a que la pareja no veía con buenos ojos que Wagner pudiera tomar el puesto, supieron que una alianza para obtener la cooperación de seres con tecnología avanzada, que incluso fue capaz de lograrse sin ninguna especie de violencia o conflicto que hubiera generado bajas, sería más que suficiente para que el comandante Zion, en el momento que los volviera a ver, nombrara a Wagner como el comandante del equipo. Y no había forma de quitarle ese mérito. Tal y como el soldado lo había dicho, la idea de conocer en persona a Allecreod cuando muchos otros querían simplemente escapar había sido suya.

    Lankir, Dustin y Sharyn eran quienes más felices estaban tras haber escuchado esas palabras. El xaromitante consideró a Wagner como una opción mucho mejor que Ace, y su amistad con él durante el viaje se había fortalecido tanto que sentía mucha alegría por ese logro. Dustin estaba complacido de ver a su compañero, por el cual sentía una amistad muy fuerte y también cierta atracción, ser nombrado comandante. Sharyn, por su parte, guardaba esa felicidad para sí misma. Tenía pensado decirle a Wagner lo que sentía por él luego de que unos días tras su nombramiento transcurrieran. No quería confesarse en el mismo día, dado a que quería que Wagner pudiera disfrutar de su momento estando tranquilo, pero una cierta inseguridad le impidió declarar sus verdaderos sentimientos estando en el dominio. La chica supo que Wagner debía estar bastante estresado y que ese estrés no se pasaría hasta que el acuerdo con los ryfier estuviera sellado. Por lo tanto, no quiso distraer a su compañero con algo que a él probablemente no le importara.

    Una vez llegaron a las habitaciones, Korix y Allecreod despidieron al grupo, dado a que no se les permitiría salir del lugar durante la noche.

    — Duerman bien — Korix sonreía de forma tierna a los invitados — Recuerden que Cadain estará para llevarles lo que deseen.

    — Lo agradezco mucho, Korix — Wida le sonrió al joven ryfier por su amabilidad — Ten por seguro que hablaremos con él.

    — Buenas noches — contestó Alicia, con gran gentileza — Ustedes también duerman bien.

    — Nosotros no dormiremos — Korix contestó con determinación — Tenemos una tarea importante.

    — Habrá tiempo para dormir después — Allecreod tocó el hombro de Korix para que guardara silencio — Estaré a la espera de la llegada de sus camaradas. Duerman todo lo que puedan, dado a que serán despertados en cuanto ellos lleguen.

    De esa manera, cada pareja de soldados entró a su respectiva habitación, cerrando las puertas detrás de ellos. Una vez que se aseguraron de que todos se encontraban en donde debían estar y que no saldrían durante la noche, el líder ryfier se fue del lugar junto con su hermano y el guardia que les hizo compañía.

    — Korix, reúne a los demás — Allecreod le dio la orden a su hermano menor — Yo tengo que ir a hablar con Cadain y con Raumod antes de partir.

    — De acuerdo, hermano — Korix le sonrió, haciéndole saber que cumpliría su orden.

    — Y quiero que esta vez prestes mucha atención a todo lo que yo haga mientras estemos en Triyr — Allecreod le dijo una última cosa antes de separarse de él — Porque la próxima vez, te dejaré ir a ti solo en mi lugar.

    — ¿Es en serio? — preguntó el joven ryfier con ilusión tras escuchar las palabras de su líder y hermano.

    — Totalmente — Allecreod reveló que no estaba mintiendo — Estoy seguro de que nuestros amigos querrán que nosotros nos involucremos directamente en la misión de exploración del universo. Pero me sentiría más seguro si tú y yo nos quedamos a cuidar los planetas del dominio. Es por eso por lo que quiero que tú te encargues de los viajes hacia Triyr, y yo me haré cargo de los viajes a Nokadro.

    — Entiendo perfectamente, hermano — Korix se desalentó un poco tras escuchar eso.

    — ¿Sucede algo? — Allecreod lo cuestionó — Te ves algo decaído.

    — No, para nada. Me encuentro bien — Korix tuvo que esbozar otra sonrisa para no preocuparlo demasiado — Iré a preparar todo para nuestro viaje hacia Ryfier.

    Korix y el guardia se alejaron de su líder, dejándolo solo en su camino a encontrarse con sus otros dos hombres de confianza. El hermano menor de Allecreod se había hecho la ilusión de que recorrería el espacio exterior buscando las respuestas de la Catástrofe, luego de que la alianza le hubiera dicho que todos ellos colaborarían para cumplir el objetivo. Pese a que siempre había querido que su hermano le diera más independencia, la idea de viajar en una nave y explorar planetas, algo que creía imposible de hacer hasta hacía pocos días, le gustaba mucho más. Sin embargo, pese a todo lo que pensara, él siempre deseó ser como su hermano, por lo que tener la oportunidad de viajar a otros planetas sin tener que ser supervisado por él también le gustaba.

    Allecreod, por su parte, continuó su camino hasta llegar a la sala de vigilancia en donde se encontraba Cadain. El soldado se encargaría, como era costumbre, de monitorear todo el interior del Resguardo, asegurándose de que nada malo ocurriera, además de estar atento a posibles llamados de emergencia que Allecreod pudiera llegar a realizar.

    — Cadain, será mejor que parta lo más pronto posible hacia Triyr — Allecreod decidió no ir a hablar con Raumod — Por lo tanto, quiero que le digas a Raumod que esté preparado en todo momento para una salida inmediata. Trataré de hacer las cosas lo más rápido posible para estar aquí antes de que tengamos una señal de la nave que Wagner asegura que va a llegar a nosotros, pero si reciben una señal y no me encuentro aquí, quiero que envíes a Raumod por su cuenta al instante, y que me lo informes. ¿Está claro?

    — Ninguna duda al respecto, Allecreod — Cadain comprendía la urgencia de la situación — En ese caso, sería lo mejor que marcharas rápido. Yo mantendré informado a Raumod sobre esto.

    — Gracias por ser tan comprensivo — Allecreod agradeció a su soldado — Saldré rápido para poder volver lo más pronto posible.

    — Buen viaje, Allecreod — Cadain le deseó suerte en la misión, pese a que era algo bastante ocasional — Que no te demoren demasiado tiempo.

    — Intentaré hablar poco tiempo con Irig el día de hoy — Allecreod tenía en su mente una idea de cómo proceder — Permanece atento siempre.

    Tras haberse despedido, el líder de los suyos abandonó la sala para acudir a la nave que usarían en la salida al planeta para ir a recolectar los alimentos que los triyr les solían entregar con frecuencia a cambio de material y tecnología para que ellos pudieran mantener su estilo de vida en aquel planeta.

    El líder no tardó más de quince minutos en llegar hasta la nave, y una vez subió a la misma, se fue a la sala de comandos, en donde su hermano menor lo estaba esperando, sentado en la silla en la que él dormía cada vez que estaba cansado entre viajes. Al escuchar el ruido de la puerta de entrada abrirse, el ryfier se levantó y se dirigió a su hermano mayor para darle un abrazo. Allecreod lo correspondió, sabiendo que la oportunidad que le estaba por dar a su hermano menor significaba mucho para él, dado a que conocía sus deseos de poder ir solo a recolectar los recursos de sus esclavos. Al abrazo, Allecreod lo acompañó con una sonrisa, la cual fue devuelta por su hermano. Una vez hubieron terminado, la nave salió del hangar utilizando unas ruedas para desplazarse, como si se tratara de un avión utilizado en la Tierra, y tras haber salido del mismo, el hermano mayor la hizo despegar hacia la atmósfera, y así poder abandonar el planeta para dirigirse a su destino.

    […]

    — Te noto algo desanimada, Wida — Aurio le decía a su pareja — ¿Sucede algo?

    Los dos xaromitantes se encontraban juntos en una de las camas, tras haber podido encontrar una forma de compartirla sin tener que estar incómodos.

    — No diría desanimada, más bien nostálgica — contestó la mujer guerrera xaromitante — Korix es un niño con mucho entusiasmo… En cierta forma, cuando hablo con él, no puedo evitar recordar a Gan. Siento que a él le hubiera encantado estar vivo y tener la oportunidad de conocerlos.

    — Yo también lo extraño, Wida — Aurio se contagió de su sensación cuando escuchó su nombre — Él era un gran amigo mío. Recordar que ya no está con nosotros no me hace bien. Y mucho menos por el hecho de que culpé injustamente a Lankir por eso. Quizá tuviera parte de la responsabilidad, pero no tenía la culpa.

    — Fuimos muy injustos con él, ignorando que él también sufrió su pérdida — Wida también recordó aquel momento — Debimos haber sido más comprensivos y menos prejuiciosos. Siento que no hemos hecho demasiado para recomponer nuestra relación con Lankir, más allá de haber arreglado las cosas con él.

    — Eso es lo que deberíamos hacer cuando estemos en el espacio de nuevo — Aurio tenía pensado eso para el futuro cercano — Hablar con él a solas, y tratar de ser mejores compañeros.

    A diferencia de los dos xaromitantes que compartían habitación, Dustin, Lankir, Plamo y Kila se habían recostado sobre las camas para intentar conciliar el sueño. Pese a que ninguno de los cuatro se encontraba cansado en ese momento, creyeron que lo mejor sería no pensar demasiado en eso ni en la llegada de los refuerzos al planeta, dado a que no tenían permitido rondar por el interior del coliseo en horas que Allecreod prohibía, y mucho menos querían hacerlo cuando faltaba tan poco tiempo para que sus aliados llegaran y tuvieran la oportunidad de establecer una negociación de verdad con ellos.

    Michael y Alicia seguían el mismo comportamiento, con la diferencia de que ambos estaban juntos en una de las dos camas. Los soldados estaban hablando sobre lo que su comandante provisional había dicho hacía pocos minutos.

    — Parece que todas las molestias que tomamos serán en vano — decía Michael, algo frustrado con la situación — Agustina en persona va a hablar con el comandante Zion si tiene la oportunidad. Ella explicará la situación y sus motivos para no haberse retirado. El comandante no tomará en cuenta mi opinión sobre la mala acción que tomó su hijo.

    — En ese caso, solo nos queda esperar para que Wagner demuestre ser un comandante competente — Alicia supo que ya no tenía sentido hacerse problemas por ello — Pero cierto es que una alianza con seres con tecnología superior a nosotros es un gran beneficio. Sería muy difícil que Zion no lo nombre comandante.

    — Supongo que no me matará admitir la derrota — Michael ya se resignaba a tener a Wagner dando las órdenes — Pero puestos a elegir, habría preferido a Ace por encima de Wagner.

    — Bueno, la misión aún no termina — Alicia quiso mantener las esperanzas — Seguro tú y yo tendremos nuevas oportunidades para alcanzar ese rango. Y cuando se dé el caso, lo lograremos seguro.

    — Sigo sosteniendo que tú serías mejor que yo para el puesto, más que nada teniendo en cuenta mi antecedente — Michael levantó la mirada hacia el techo.

    El soldado levantó su brazo izquierdo con el puño estando totalmente cerrado, dejando en claro que recordaba lo que había hecho y las consecuencias de sus acciones tan precipitadas. Sin embargo, sus pensamientos negativos fueron interrumpidos cuando Alicia tomó su mano y empezó a acariciarla con suavidad, para luego colocar el brazo de Michael alrededor de su cintura.

    — No te menosprecies — Alicia lo miró a los ojos al hablarle — Has madurado desde aquel incidente. No eres el mismo Michael que cometió ese error. Eres diferente. Mejor.

    — Gracias por eso, Alicia — Michael con una gran alegría por las cosas que su novia le decía, se acercó a ella para darle un beso en la frente — Desearía que todos pudieran verme como me ves tú.

    — Tal vez Wagner sea el comandante, pero nosotros nos aseguraremos de tener el mejor desempeño y que nuestros compañeros lo vean — Alicia supo que de esa manera podrían escalar más rápido — Así todos nos verán de la misma forma en que tú y yo nos vemos a nosotros mismos.

    — Solamente espero que a Wagner no se le suba el ego a la cabeza — Michael imploraba lo mejor para el futuro de la misión — Si ese idiota cree que yo lo voy a tratar con el mismo respeto con el que trato a su padre, se equivoca.

    En una habitación cercana, por su cuenta, Wagner se encontraba recostado sobre su cama mirando al techo. Sabía que Ace, Thomas, Gwyn y Agustina no tardarían demasiado en regresar con los refuerzos, y tenía mucho miedo por cómo podría llegar a darse en encuentro entre ellos y Allecreod. Ninguno tenía idea de la forma en la que Allecreod los había estado tratando, por lo que no sería descabellado pensar que un pequeño conflicto pudiera generarse. Quiso tranquilizarse pensando que Allecreod les mostraría imágenes o clips de video en los cuales se los viera tanto a él como a sus compañeros a salvo y conviviendo sin ninguna especie de conflicto entre los suyos, el problema sería que tuvieran forma de probar que esos videos realmente eran reales y recientes, o de lo contrario, los demás podrían no aceptarlos como evidencia.

    Sharyn, por su parte, miraba en silencio a su compañero. Pudo ver que se encontraba bastante nervioso, y no era para menos, dado a que él tendría que hacerse totalmente responsable si algo llegase a salir mal, no solamente ante su padre, sino también ante Allecreod. Viendo como mantenía la mirada perdida en el techo, decidió hablar con él para asegurarse de que estuviera bien.

    — Wagner — Sharyn llamó su atención sin tener que levantar mucho la voz — ¿Necesitas ayuda para dormir?

    — Estoy bien, Sharyn — el soldado le contestó, mintiendo muy mal ante la chica — Sé que podré quedar dormido en poco tiempo.

    — Estás pensando en el hecho de ser comandante, ¿verdad? — Sharyn lo sabía, solamente quería ver si Wagner estaba en condiciones de admitirlo — Quiero decir, no en ser el comandante del equipo, sino en que vas a recibir ese nombramiento una vez que la alianza con Allecreod esté arreglada.

    — Es lo que he querido desde que era niño — Wagner fue sincero con ella — Cuando estaba en la escuela, le dije a mi padre que mi deseo era ser igual a él. Un comandante que actuara de la misma manera en la que él solía actuar. En el momento en el que mi padre me citó en el Zenith y me dijo que tenía la oportunidad y que tendría que competir contra Ace, sentí que mi sueño estaba cerca de lograrse, pero que un error podría costármelo.

    — Te tocó competir contra el que fue hijo de otro comandante — Sharyn estaba al tanto de la situación — Eso seguro te trajo algo de presión adicional.

    — Aunque Ace no fuera hijo biológico, su educación y crianza se la dio uno de los mejores del país enemigo — Wagner le explicó su punto de vista a Sharyn — Él es el competidor más parejo con el que me pudo haber tocado luchar por el puesto. No tomé esta decisión pensando que me daría el puesto, pero ver que estoy a casi nada de conseguirlo… simplemente me deja pensando demasiado.

    — Te lo mereces, Wagner — Sharyn quiso levantarse y poder decírselo más de cerca, pero se limitó a quedarse en cama — Eres el mejor soldado del equipo. Ace ha cuidado muy bien de Agustina, y en los entrenamientos que tuve con él he visto que es bastante fuerte… pero luego de haber convivido con ambos en la misma nave, me atrevo a decir que eres mejor que él. Tienes merecido el puesto que estás por recibir. Y tal y como has dicho, se lo has ganado al competidor más parejo que pudiste tener. Entonces, siéntete feliz por eso, ya que hace que tu victoria sea más grande.

    — Vaya, no lo había visto de esa manera — Wagner dejó salir una pequeña sonrisa a su compañera tras haber escuchado esas palabras — Te agradezco esto como no lo puedes imaginar, Sharyn. Me alegro de que hayas elegido quedarte en nuestro equipo.

    — Nunca me voy a arrepentir de eso — la chica contestó, sabiendo que ella era la única de los dos que sabía el significado real tras esas palabras.

    Con la mente más tranquila y alegre tras las palabras que su compañera le había dado, el comandante provisional de Zenith se quedó dormido en solamente siete minutos. Pese a que Sharyn no tenía inconvenientes para dormir, dado a que ella confiaba en que todo saldría bien cuando Ace y el resto del equipo regresara, ella se quedó despierta más tiempo para verlo dormir. La tranquilidad que reflejaba su compañero en aquel momento era conmovedora. Sharyn se lamentaba por las veces en las que pudo haberle confesado lo que sentía, dado a que sabía que Wagner la quería y la respetaba.

    — Te tengo que decir lo especial que eres para mí algún día — pensaba la chica mientras se disponía a dormir también — Tienes que saber que aprecio cada cosa que hiciste. Dijiste que estás agradecido porque yo elegí quedarme en el equipo. Pero elegí quedarme por ti…

    Luego de admirarlo por un minuto más, la chica cerró los ojos para poder dormir tranquila. Siendo la última en quedarse dormida de todo su equipo, ya todos los visitantes del dominio se encontraban descansando, sin saber que, desde una de las salas de el Resguardo, Cadain lo estaba observando todo.

    […]

    — Ya estamos por llegar, Korix — Allecreod le avisaba a su hermano para que se acercara a los monitores.

    El joven ryfier se levantó de la silla para ponerse al lado de su hermano. Una vez que se encontró justo a su izquierda, su hermano mayor le dio una orden directa mientras tenía una expresión que reflejaba seriedad.

    — Lo primero que debes hacer es activar las cámaras exteriores y asegurarte de que no colocaron los explosivos en la plataforma — Allecreod le indicaba a su hermano menor como debía realizar el descenso — Pasaron muchos ciclos desde la última vez que lo intentaron, pero es como yo siempre digo. La precaución no mata, lo que mata es la falta de esta.

    — ¿Me dejarás hacerlo a mí? — preguntó el joven ryfier.

    — Tú me has visto hacerlo varias veces, esta vez te cedo el control a ti — Allecreod contestó esperando poder verlo en persona — Si no lo puedes hacer, yo puedo encargarme.

    — No será necesario, yo lo tengo controlado — Korix no quiso sonar como alguien no preparado para la tarea.

    Con suma facilidad tras haber visto a su hermano realizar la acción muchas veces, el ryfier tecleó en la consola de comandos que se encontraba en el centro de la sala las órdenes necesarias para que en los monitores ya no se mostraran las habitaciones del interior de la nave, sino las imágenes captadas por las cámaras del exterior. Una de las cámaras estaba instalada en la parte inferior de la punta delantera de la nave, de forma en que pudiera enfocar la plataforma metálica de aterrizaje que los ryfier habían instalado en el interior de la ciudad amurallada de los triyr, para permitir un aterrizaje más apropiado para la nave espacial.

    La plataforma no tardó en aparecer en los monitores, y ambos hermanos vieron como había movimiento sobre la misma. Esto les parecía raro, dado a que sabían que los triyr tenían la forma de divisar la nave a la altura en la que estaban, dado a que habían entrado al interior de su atmósfera hacía un minuto.

    — ¿Qué es eso que se mueve? — Korix no lo podía identificar.

    — No lo sé, no creo que los triyr estén realizando tareas de mantenimiento sobre la plataforma — Allecreod estaba extrañado por lo que veía — Haz un acercamiento.

    Obediente ante las órdenes de su hermano, Korix tomó la consola y presionó el botón necesario para que la cámara instalada realizara el acercamiento necesario hasta poder enfocar sin problemas lo que sea que se encontrara sobre la plataforma de los habitantes del planeta. En tres segundos, ambos hermanos pudieron ver de qué se trataba, y no les gustó para nada lo que veían sus ojos.

    — ¡Son las bestias del planeta! — Allecreod se sobresaltó al reconocerlas — ¡Se metieron en la ciudad!

    — ¡¿Pero cómo lo hicieron?! — Korix no encontraba explicación — ¡El muro que construiste es impenetrable!

    — ¡No tengo la menor idea, pero algo le tuvo que haber pasado! — Allecreod supo que eran malas noticias — ¡Lo vamos a descubrir ahora mismo, porque vamos a descender para eliminarlas! ¡Prepárate para una pelea, y dile al resto del equipo en la situación en la que estamos!

    — ¡Entendido! — Korix sabía que su salida para ganar experiencia probablemente no terminaría como él esperaba.

    Allecreod vio como su hermano se retiró de la sala, y luego de eso, empezó a manipular las máquinas de la computadora que tenía instalada, buscando ver el interior completo de la ciudad para ver cuál de las zonas tenía menos bestias. No fue nada agradable para el líder de los ryfier darse cuenta de que la ciudad completa se encontraba bajo un asedio. Había logrado contabilizar un total de veinticinco criaturas, y en el momento en el que aterrizara en la plataforma, podría ganarse la atención de otras que estuvieran merodeando.

    El utilizar las cámaras le permitió ver el problema. El muro y el portón que estaba en la entrada había sido derribado, junto con casas cercanas y los árboles que se encontraban próximos a la misma.

    — Así que eso lo que les permitió entrar — Allecreod se asombraba al ver eso — La pregunta es cómo demonios pasó, y quién fue el responsable.

    Viendo la causa del conflicto, el líder habló a los suyos a través de los altavoces de la nave.

    — Vamos a aterrizar cerca de la entrada para tapar la brecha del muro con la nave — Allecreod informó cuál sería su movimiento al aterrizar — Quiero que uno de ustedes se quede para vigilar que ninguna bestia se acerque. El resto de nosotros luchará contra las que están en el interior. Llegarán pronto hasta nosotros, por lo que será mejor que tengan las lanzas preparadas para disparar apenas abra la compuerta de salida.

    […]

    Un ruido muy grande se escuchó en el interior de la ciudad amurallada cuando la nave de Allecreod aterrizó en la entrada. Su gran tamaño era más que suficiente para poder cubrir y de sobra el hueco que había en el muro, de forma que ninguna bestia del exterior pudiera entrar, pero eso también evitaría que las del interior pudieran salir.

    Las que se encontraban dentro empezaron a correr hacia la nave, hambrientos y con el deseo de poder alimentarse. La compuerta que daba la salida al exterior se abrió, y fue así como Allecreod, Korix y los demás guerreros que los acompañaban bajaron. Nada más vieron a las bestias, empezaron a disparar sus tiros, los cuales salían de las puntas descubiertas de las lanzas. Los ryfier apuntaban a la cabeza en todo momento, logrando perforar con facilidad los cráneos de las bestias que se acercaban hacia ellos. Las primeras seis fueron eliminadas casi instantáneamente. Uno de los soldados fue en dirección opuesta al resto, para mantener vigilada la entrada y asegurarse de que ninguna bestia pudiera entrar o complicar el despegue futuro de la nave.

    Los otros once guerreros ryfier se adentraron a la ciudad, sabiendo que las bestias que quedaban no tardarían en acercarse, y así fue como ocurrió. Allecreod alertó a su grupo en cuanto vio a las demás. En grupos de tres, estas iban acercándose poco a poco desde direcciones diferentes para rodearlos y encerrarlos sin un escape posible.

    — ¡Dispare cada uno en una dirección diferente! — Allecreod quiso dividir correctamente a los suyos — ¡Solo tienen permitido cambiar de lugar cuando todas las criaturas que enfrentan estén muertas!

    Allecreod y Korix empezaron a disparar hacia tres bestias que se les aproximaban desde el frente, mientras que los demás disparaban hacia los costados izquierdo y derecho de la formación circular que habían formado tras haber recibido la orden de disparar en direcciones diferentes. Pese a que las bestias eran rápidas y podían esquivar los disparos de los ryfier, estos no tardaron mucho tiempo en deshacerse por completo de estos.

    Allecreod logró atinar un disparo en la pata de una de las criaturas, la cual calló por el impulso de la corrida al suelo. A la siguiente la eliminó con dos disparos del cañón de su lanza, uno al pecho y otro a la cabeza, logrando perforar en la gruesa piel y los huesos de estos animales. Acto seguido, el líder de su especie eliminó a la bestia que había derribado. Al ver a Korix, pudo ver que este había fallado tres de sus primeros disparos, pero que con eso logró hacer que la bestia se moviera hacia un lugar donde pudiera apuntar mejor, para luego eliminar a su objetivo con un disparo en el hombro y otro en la cabeza. Habiendo acabado con sus enemigos, ambos se voltearon cada uno a un costado diferente.

    En tan solo dos minutos, las diecinueve bestias que quedaban luego del ataque inicial habían recibido la muerte de la mano del conquistador de planetas, quien no encontraba en ellas un reto muy complicado. Una vez finalizado el conflicto, Allecreod pidió a los suyos que fueran precavidos.

    — Caminemos juntos y alertas — Allecreod no quería que se precipitaran — Desde el aire observé unas veinticinco, y ya fueron eliminadas, pero podría haber más escondiéndose en las casas.

    Viendo que era mejor prevenir que lamentar, los ryfier siguieron la orden de su líder. A paso lento y con los sentidos afilados en todo momento, con los ojos moviéndose en cada dirección y los oídos escuchando atentamente, el escuadrón que había acompañado a su líder recorrió la ciudad en el amanecer de un nuevo día para sus habitantes, dado a que el sol de su sistema llevaba apenas una hora de iniciar el día iluminando el planeta con sus rayos.

    Luego de una caminata con la que recorrieron todo el lugar, encontrando restos de los cadáveres de algunos triyr que habitaban la ciudad, los cuales seguro habrían sido asesinados por las bestias, Allecreod llegó a la conclusión de que se encontraban fuera de peligro.

    — Ya no deben quedar más bestias aquí — informó a los suyos — Veamos si Irig o Axana siguen con vida para darnos una explicación.

    Fue así como todos los ryfier siguieron los pasos de su líder hasta el edificio que ejercía como el congreso y vivienda de los líderes de la especie que el conquistador de planetas había logrado esclavizar hacía ya varios ciclos. Este tocó la puerta con fuerza, llegando a golpearla en algún momento, para poder anunciar su llegada.

    — ¡Irig, Axana, Tormek, Eneru! — Allecreod gritó fuerte para que otros pobladores también lo oyeran — ¡Soy yo, Allecreod! ¡Ya he matado a las amenazas! ¡Es seguro salir!

    Mientras esperaba una respuesta, el líder y los suyos vieron como algunos habitantes de la ciudad empezaban a salir de sus casas. El cansancio se veía y se evidenciaba en todos ellos. Algunos de ellos se acercaban con una cara muy larga, mostrando una tristeza inmensa que era decorada por las ojeras de sus rostros. Estaba claro para Allecreod y los suyos que no habían podido dormir bien por varios días, lo cual les dio la idea de que el muro llevaba como mínimo una semana con aquel hueco que permitió que las bestias se adentraran.

    Algunos habitantes del pueblo salían de sus casas solamente para caer desmayados ante el miedo que causaba en ellos la presencia de Allecreod, sumado a lo que habían sentido cuando tuvieron a los animales salvajes del planeta dentro de sus muros. Mientras el líder se mostraba muy molesto y ansioso por llegar al fondo de la situación, Korix se compadecía de ellos. Para el más joven de los hermanos, no era nada agradable lo que veía, y sentía deseos de prestar su ayuda a todos los que vivían allí, pero no quiso separarse de su hermano.

    Finalmente, tras unos tres minutos largos de espera, la puerta del edificio se abrió, y de ella salieron Irig y Tormek, junto con algunos triyr que estaban refugiados en el interior junto a sus familias. El amo del dominio supo que algo malo había pasado, puesto a que esperaba ver a Axana y Eneru con ellos y no había ni rastro de ninguno de los dos, pero una pequeña alegría se formó al ver a Irig y a Tormek con vida, pese a que su estado era lamentable. La mujer que lideraba a los suyos tenía un ojo completamente cerrado, y el otro solamente estaba abierto a la mitad, mientras que su cara estaba totalmente sucia y cubierta de polvo. Tormek, por su parte, presentaba las mismas características excepto que sus dos ojos estaban totalmente abiertos con unas ojeras de gran tamaño.

    Todos los ryfier sintieron repulsión al verlos así, pero decidieron que no juzgarían su aspecto, dado a que entendían que habían pasado por una mala situación.

    — Irig, ¿qué fue lo que sucedió aquí? — Allecreod no levantó la voz para no causar miedo en ninguno de ellos — ¿Cómo se destruyó el muro? ¿En dónde están Axana y Eneru?

    — Axana y Eneru… están muertos… — Irig hablaba muy despacio y con un tono de voz muy leve — El muro fue… destruido con explosivos.

    — No creo que un incidente con un único explosivo haya causado ese enorme agujero — Korix supo que no podía haber sido un accidente con un explosivo usado para el trabajo — ¿Cuántas cargas estallaron?

    — No lo sabemos — Tormek no hablaba como Irig al responder, pero igualmente se notaba asustado — Nosotros no lo vimos porque estábamos escondidos. Axana y Eneru habían sido asesinados y el resto de nosotros estaba bajo ataque.

    — ¡¿Estaban bajo ataque antes de que explotara el muro?! — Allecreod se vio bastante exaltado al escuchar lo que Tormek le había dicho — ¡¿Cómo pudo pasar?! — pese a que su plan original era contenerse para no asustar a los triyr, el relato que le contaron cortó sus intenciones.

    — Seres del espacio… una nave espacial aterrizó aquí y ellos nos atacaron… — Irig contestó a la pregunta de Allecreod mientras el miedo en ella incrementaba, sabiendo que tendría que rendir cuentas ante él.

    Las palabras que Allecreod, Korix y los demás miembros de su especie escucharon los llenaron de sorpresa. Hacía unos días atrás, no creyeron que hubiera otros seres capaces de dominar el viaje espacial como ellos, y las palabras de Irig confirmaban que, además de la alianza que había llegado hacia el planeta Nokadro, había más seres capaces de hacerlo.

    — ¿Ellos simplemente aterrizaron y atacaron? — Allecreod se tranquilizó un poco al hablar, pese a que él no estaba para nada tranquilo.

    — No, llegaron diciendo que venían con buenas intenciones — Tormek contestó agachando la mirada — Decían que estaban buscando provisiones porque en su planeta eran escasas. Los invitamos a quedarse aquí y que pudieran extraer lo que necesitaran de nuestro planeta siempre y cuando lo extrajeran del otro extremo. Pero no se contentaron con eso y nos atacaron para robarnos tanto alimento como pudieran. Querían que nos muriéramos de hambre.

    Tormek y su compañera Irig habían mentido respecto a todo lo que pasó, dado a que sabían que confesar la verdad no sería para nada bueno ante el líder que los tenía totalmente sometidos. Y todo eso era algo que Allecreod no tenía forma de saber. Él supo que los triyr no sabotearían el muro a propósito para intentar fingir una situación irreal ante él, y si lo hicieran, no llegarían tan lejos al punto de destruirlo de esa manera. Eso era un indicador para todos los ryfier de que los triyr estaban diciendo la verdad.

    — ¿Cuándo sucedió? — Allecreod quiso saber el tiempo exacto.

    — Dos días después de la última vez que estuviste aquí… allí fue cuando recibimos el ataque — Tormek fue quien respondió primero a su interrogante — Ellos aparecieron horas después de que te fuiste. Era como si tuvieran medido tu tiempo. Actuaron rápido y no quisieron esperar, pese a que nosotros intentamos que se quedaran más tiempo aquí.

    — ¿Ellos vinieron y se hicieron pasar por viajeros necesitados? — Korix quiso saber si lo había entendido bien.

    — Así es, todo para engañarnos y luego atacarnos — Tormek explicaba muy asustado por recordarlo — Axana y Eneru cayeron peleando junto a los demás cazadores. Cuando destruyeron el muro, las bestias entraron y no hubo nadie que les pudiera hacer frente… Estuvimos esperando a que llegaras a salvarnos.

    — Si ellos aparecieron con la intención de engañarlos, deben haber dado algo de información útil — Allecreod quiso ver si los suyos podían ayudarle a deducir quiénes estaban detrás de eso — ¿Ellos dijeron el nombre de su especie o el de su planeta? Y si lo hicieron, ¿dieron indicios de qué tan lejos quedaba?

    — Eso último no, pero sí nos dijeron el nombre de su especie y su planeta — Tormek cerró los ojos esperando que Irig fuera la que hablara.

    — Humanos… — decía Irig, muy molesta pero también asustada — Humanos del planeta Tierra… Ellos fueron los que causaron todo esto.

    Esas palabras dejaron totalmente boquiabiertos a todos los ryfier, sobre todo a Allecreod, quien sentía como una sensación de enojo desagradable empezaba a recorrer su cuerpo. Era imposible que Irig inventara el nombre de una especie y un planeta y que dichas cosas coincidieran completamente con la información que tenía de una parte de los visitantes.

    Allecreod entonces sacó una conclusión tomando en consideración todas las cosas que Irig le había contado.

    — Humanos… — pensó Allecreod, mientras presionaba ambos puños con furia — Así que ya conocían parte de mi Dominio y mis movimientos. Y esa maniobra que hicieron con el mensaje que intentaron enviar en Nokadro solo fue para distraerme mientras otro de sus grupos atacaba el planeta Triyr…

    Allecreod pisó el suelo haciéndoles saber a todos los presentes que estaba furioso. Korix y sus otros guerreros comprendieron perfectamente el motivo de su enfado.

    — ¡Esos mentirosos vinieron aquí para perjudicarnos! — Allecreod gritó con una mezcla de enojo y miedo — ¡Y todo su maldito ejército está en camino para ayudarlos a destruirnos!

    — Allecreod… — Korix jamás había visto a su hermano tan asustado, dado a que siempre lograba mantener las cosas bajo control.

    — ¡Irig, Tormek, reúnan a todos los habitantes de aquí y no dejen nada de valor en las casas! — Allecreod les dio una orden a los líderes de la especie que estaba bajo su control — ¡Tenemos que irnos a mi planeta ahora mismo! ¡Todos nosotros podríamos estar en peligro!
     
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  8.  
    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Saludos amigo. Ha sido un gran capítulo, sin resaltar por nada en específico, cierra de manera magistral y sinceramente, me deja con mucho hype para lo que se viene.

    El comienzo, volviendo al grupo liderado por Wagner en el Coliseo de Allecreod, ha sido necesario. Quiero decir, con todo el tema de Black Meteor y el grupo de Ace viajando a Garak, hacía tiempo que no veíamos al resto y me alegra haberlo hecho ya finalmente. Catorce días han pasado y parecen meses. Por lo que se dice en el capítulo, tanto los ryfier como los humanos, garaks y xaromitantes se llevan realmente bien y la alianza entre ellos está cada vez más próxima, algo que me alegra, pues salen ganando todos. Lo que más destaco de esta parte es el hecho de que Korix sea tan diferente a su hermano Allecreod y me hace pensar que en un futuro, si hubiera problemas, Korix fuese más compasivo y gentil, incluso que ayudase a los demás si por lo que sea su hermano pretende algo. Aunque es una conclusión precipitada, parece ese tipo de ser.

    Otra cosa es que Sharyn parece cada vez más enamorada de Wagner y algo me dice que cuando le revele sus sentimientos se llevará una negativa por parte del comandante provisional, aunque ojalá me equivoque. Wagner está tan centrado en ser comandante supremo (:v) que parece que todo lo demás tiene menos importancia, incluso su loco amor por Alicia. Y hablando de ella y Michael, ambos parecen resignados a que su compañero y líder será comandante. Sin embargo, les agradezco el esfuerzo por haberlo intentado evitar o estar atentos a sus fallos, pues yo tampoco veo a Wagner como comandante total.

    Tras esto, los ryfier parten a Tryir con Korix y Allecreod en cabeza, al parecer para el encuentro mensual (por así decirlo xD) que tienen con estos seres. En ese momento supe que se encontraría con el destrozo ocasionado por BM y ahí el hype ha comenzado a crecer. Más aún cuando han visto por las cámaras el estado del poblado, han enfrentado a las bestias y los supervivientes salían a su encuentro. Irig y Tormek le cuentan (tergiversando un poco la verdad xD) a Allecreod lo que ha pasado. Yo pensaba que eso se quedaría ahí y Allecreod mandaría investigar que pasó realmente, pero cuando los líderes tryir revelan que han sido humanos del planeta Tierra... Ahí casi salto de la silla :v XD hablando en serio, en ese instante supe que esto es el inicio del conflicto y que para Allecreod no habrá explicación que valga (aunque espero equivocarme, yo quiero que unan fuerzas pese a que sería menos interesante que una pelea entre los bandos). Las cartas están sobre la mesa y temo mucho por aquellos que están en el Resguardo. De suceder algo a alguien, ellos tienen las papeletas para sufrir las primeras consecuencias... hasta sin querer, Black Meteor cagándola XD.

    Bueno amigo, esto será todo por mi parte. Decirte que me dejas con un hype muy alto y que estoy deseando ya leer lo que venga a continuación. Un abrazo y hasta la próxima.
     
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  9.  
    Zurel

    Zurel —Vuestras historias han terminado.

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    Hola, paso a comentar los capítulos que has publicado recientemente.

    Primer capítulo:

    Este capítulo ha sido interesante en varios aspectos. Primero que nada, el combate entre Kai y Rayko. Desde que apareció Kai no me ha caído muy bien, y menos ahora que ha ganado una batalla contra uno de sus compañeros. Esta clase de tipos me chocan como no tienes idea, y por lo general, son los primeros en morir. Ya vimos lo que le pasó al pobre de Shun, el hombre se creía bastante, y pese a que duró su buen tiempo, al final terminó muriendo. Y Kai va por el mismo camino.

    Respecto a esto, no entiendo cuál es problema de Melody con Rayko. Es probable que quisiera que este le ganara a Kai, pero al perder, se ha convertido en la oveja negra del grupo con su pésima actitud. Si tanto quiere callar a Kai, pues que luche contra él y lo ponga en su lugar, en vez de andar obligando a los demás hacer lo que ella quiera.

    Pasando a lo más importante del capítulo, me sorprende bastante la decisión de Zion, la cual es determinar al nuevo comandante en pos de los resultados de las decisiones que tomó Wagner. Cierto es que si Allecreod termina formando una alianza con los humanos y compañía es una razón de peso para determinar al nuevo comandante. Pero eso es algo que cualquiera puede haberse arriesgado a hacer, no me parece muy válido ese razonamiento por parte de Zion. Si las cosas son así, prefiero que sea Michael el que tome ese puesto y que todo se vaya al demonio. Decidir al nuevo comandante por una decisión que cualquiera puede tomar y que puede terminar en una guerra o alianza, es algo que cualquiera puede hacer, hasta el más incapaz. La elección debe ser tomada en base a su progreso en combate, no por una decisión de suerte.

    Y en cuanto a lo último, me intriga saber lo que pasará con Angustina cuando se exponga por tercera vez a la radiación, espero que recupere sus poderes, e incluso que la hagan más fuerte. Si esto llega a ser así, espero que una de las condiciones para que otro humano obtenga ese plus, es que pierdan sus poderes por un fuerte shock de electricidad, o de lo contrario, cualquiera podrá obtener esa nueva evolución o plus, por llamarlo de alguna forma.

    El segundo capítulo:

    Vaya, todo se fue al diablo XD, perdona la expresión, pero no hay otra para expresar lo que acabo de leer en este capítulo. Por culpa de lo que hicieron BM, ahora el equipo del Zenith terminará pagando los platos rotos. Y lo peor es que Wagner y demás, están en la boca del lobo, literalmente. Supongo que dentro de poco habran muchas sorpresas. Seguro que BM llega hasta el planeta de los Ryfier, y ahí es donde se revelará las verdaderas intenciones de los Triyr, a menos que estos lo hagan justo cuando lleguen a Ryfier.

    Ya que ahora, su sueño se harán realidad en cierta parte. Posiblemente, Allecreod tome cartas en el asunto, si es que Wagner no logra convencerlo a tiempo. A lo mejor, por causa de lo que hicieron los de BM, Wagner pierda la oportunidad de ser comandante. Seguro que eso pasa, porque es algo que ya se veía venir. Era obvio que Allecreod se hiba a enterar de lo que hicieron los de BM, días después de haber escapado de ese planeta. Y ahora con lo ilusionado que estaba Wagner, era obvio que algo malo estaba por pasar.

    De momento, es todo respecto a estos dos capítulos. Afortunadamente pude ponerme al día con la lectura, pese a mí horario. Nos vemos la próxima oportunidad. Un saludo.
     
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  10. Threadmarks: El reinicio de la esclavitud
     
    Agus estresado

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    La Gran Catástrofe V Dominio Aislado
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    Saludos. Llegó la hora de publicar un nuevo capítulo de esta historia. Ya hemos entrado a la recta final, por lo que pueden esperar que las cosas exploten en cualquier momento XDD. Fuera de bromas, creo que los capítulos que vienen ahora serán uno mejor que el otro, pero eso es para que ustedes lo juzguen. Doy las gracias a Resistance y a Zurel por seguir con la lectura semana tras semana y me alegra ver que este universo les siga pareciendo interesante. Ojalá siga siendo así, porque ahora entramos a lo mejor de la parte.

    Sin más que decir, les dejo la lectura.




    El reinicio de la esclavitud:

    Allecreod y Korix miraban desde el exterior de la nave como todos los triyr entraban y salían de sus casas, tomando entre sus pertenencias todo lo que pudiera serles de utilidad. El objetivo para ellos estaba claro, abandonar el planeta y dirigirse al planeta de Allecreod bajo las órdenes del líder del dominio. Escoltados por los otros guerreros que Allecreod había llevado al planeta, estos se encontraban en camino hacia la nave.

    — Hermano — Korix susurraba para que ninguno de los triyr lo pudiera oír — ¿Qué es lo que planeas hacer con ellos?

    — Voy a refugiarlos hasta que podamos solucionar el problema de la invasión que tenemos entre manos — su hermano mayor sonó muy severo al hablarle — Luego de que esté arreglado, volverán aquí a seguir trabajando. Pero no vendrán solos.

    — ¿Cómo que no vendrán solos? — Korix sentía curiosidad por eso.

    — Los humanos, garak y xaromitantes también van a venir a este planeta — Allecreod ya tenía todo eso decidido — Los despojaré de todas sus armas cuando lleguen esos refuerzos, y todos ellos van a venir aquí a trabajar para mí. Su plan para interferir en mi Dominio no dará ningún resultado.

    — ¿Crees que podrás manejarlos? — Korix se sentía algo preocupado por él — Parece que van a ser demasiados.

    — Si veo que son demasiados, exterminaré a la mitad — Allecreod encontró una solución para el problema — Después de todo, aún quedan varios triyr con vida para poder trabajar aquí. Perder unos cuantos intrusos no me matará.

    — ¿Vas a partir a buscar a los refuerzos que están por llegar?

    — Enviaré a Raumod hacia el planeta Nokadro. Él y varios de nuestros guerreros se encargarán. Mientras tanto, lidiaré con los que ya están en Ryfier.

    Los dos hermanos dejaron de hablar en el momento en el que vieron como quienes eran los líderes de la especie que habitaba en el planeta, Irig y Tormek, se acercaron hacia ellos, con un bolso cada uno. Estos, al tener cara a cara al conquistador del cual habían querido escapar sin éxito, sintieron un gran terror. Supieron que no era para nada prudente decir la verdad, pero la mentira que establecieron no hizo las cosas mejores para ellos.

    Allecreod los miraba con desprecio y decepción, mientras que Korix lo notaba. El joven discípulo de su hermano mayor estaba consciente de que tendría que reemplazarlo algún día, y, por lo tanto, sus acciones que tanto beneficio habían traído a su especie debían de ser imitadas, sea como sea.

    — ¿Ahora qué sigue? — preguntó Irig, esperando un castigo de parte de Allecreod.

    — ¿Subimos a la nave junto a los nuestros? — Tormek quiso hablar para no dejarle toda la carga a su pareja.

    — No, ustedes no — Allecreod sonó muy molesto con ambos — Subirán a la nave, pero vienen conmigo. Y será al final. No quiero que ninguno de los suyos vea lo que ustedes dos van a ver.

    Esas palabras infundieron un miedo colosal en ambos. Su sueño de libertad, traído a ellos por la propuesta de Axana, se había esfumado. Su amiga había muerto, y ellos quedaron totalmente indefensos a la merced del ser tan temible del que habían anhelado escapar.

    Los cuatro seres observaron pacientemente como todos los miembros de la especie subieron a la nave, quedando únicamente ellos por hacerlo. Una vez los guardias de Allecreod también abordaron, el líder hizo que su hermano menor y sus dos subordinados subieran y lo acompañaran hasta la sala principal de la nave. Así lo hicieron. El trayecto para los dos triyr parecía ser eterno. Allecreod, excepto por las dos ocasiones en las que se cruzó con guardias de su ejército y solicitó su compañía, no dijo una palabra más.

    Finalmente, en la sala de comandos de la nave, la cual ya había despegado en marcha hacia el planeta Ryfier, se encontraba Allecreod junto a Korix, los dos triyr que tenían la función de ser líderes, y dos miembros de su ejército. El amo del dominio los hizo tomar asiento, señalando con el dedo a cada uno de los dos líderes del planeta que acababan de abandonar. Una vez hecho eso, se paró frente a ambos, mientras que Korix y dos guardias los miraban desde atrás.

    — ¿Estamos condenados? — Irig suponía el final para ellos y para toda su especie — ¿Es nuestro final?

    — No para su especie, pero no puedo prometer lo mismo para ti y Tormek — Allecreod habló con un tono moderado — Es una lástima que Axana no esté viva para pelear por ustedes. Ahora les tocará defenderse.

    — ¿Defendernos de quién? — preguntó Tormek, con un gran miedo encima.

    — De los mismos que atacaron su planeta — dichas esas palabras, Allecreod se separó de la pareja.

    Los triyr, viendo que ya nadie más les estaba hablando, se dieron cuenta de que sus vidas estaban en un gran peligro. No sabían de qué forma, ni que tan grave sería, pero era una certeza de que iban a estar bajo una gran amenaza. Sabiendo que su tiempo de vida podría llegar a su fin en el mismo instante en el que llegaran al planeta de Allecreod, la pareja se tomó de las manos y se miró fijamente, deseando con gran intensidad que ambos pudieran vivir un día más para estar junto al otro.

    — Perdóname, Tormek — Irig le susurraba, de forma en que nadie la pudiera escuchar — Debí hacerte caso. Debí haber detenido el plan de Axana.

    — No, yo me dejé convencer — Tormek, quien sentía que tenía algo de razón, estaba tan asustado que no daba cabida a ninguna otra emoción en su interior — Quizá las cosas hubieran sido diferentes si hubiera insistido más.

    — Tengo miedo por lo que nos vaya a pasar — la que fuera líder de su gente recostó su cabeza en el hombro de su pareja, dejando salir lágrimas por ver su sueño de libertad arrebatado.

    — Lucharemos para sobrevivir, Irig — Tormek supo que la supervivencia no sería gratuita para ninguno de los dos — Y sobreviviremos.

    La pareja dejó de lamentarse por su triste situación en el momento en el que escucharon a Allecreod establecer contacto con su planeta. Puestos a ver si podían obtener alguna pista de lo que sería su futuro, estos prestaron atención especial a cada una de sus palabras.

    — Raumod, habla Allecreod.

    — No suenas muy contento — su general reconoció que algo andaba mal con solo escucharlo decir unas palabras — ¿Qué fue lo que ocurrió?

    — Nos tendieron una trampa — contestó el líder, con gran severidad.

    — ¡¿Quiénes?! — preguntó Raumod muy sorprendido de oírlo expresarse así.

    — Los humanos — la respuesta de Allecreod dejó anonadado a Raumod, quien no contestó inmediatamente a lo que tuvo que decir, dejando a su líder colgado por un minuto.

    — ¿Qué quieres que haga? — Raumod decidió hablar tras su minuto de silencio.

    — Lo que quiero que hagas, lo vas a hacer con discreción — Allecreod le comentó a Raumod la importancia que tendría su plan — Habla con Cadain y dile que reúna a los mejores guerreros. Llévate un grupo de al menos treinta contigo al planeta Nokadro. Espero que los refuerzos que enviaron lleguen pronto.

    — ¿Qué se supone que haga con ellos? — Raumod necesitaba más información — ¿Quieres algo en particular?

    — Necesito que me los traigas, pero tienes que asegurarte de que los podamos controlar — Allecreod hablaba con seriedad con su general — Si son demasiados, mata a la mitad y trae al resto para que vivan como esclavos en el planeta Triyr.

    — ¿Qué demonios fue lo que ocurrió? — Raumod quería saber el contexto de la situación.

    — Te lo contaré en un mensaje escrito, por el momento quiero que no pierdas más tiempo — Allecreod sabía que el tiempo era crucial — Reúne a los guerreros, y yo te contaré la raíz del problema.

    — Muy bien, matar a la mitad si son demasiados — Raumod captó la orden — ¿Y cuánto sería demasiado?

    — Usa tu criterio — Allecreod contestó de forma muy seria ante el general — No incapacites a nadie. Los que estén vivos tienen que estar en condiciones para poder trabajar. Los quiero intactos o muertos. Alguien con un brazo o pierna menos no me servirá.

    — Como lo ordenes, prepararé a los soldados para esto — Raumod contestó, colgando de inmediato con la comunicación.

    Una vez ya todo estaba decidido, Allecreod simplemente se sentó en una silla a descansar. Con un gesto hecho con los ojos, este les indicó a los dos soldados que lo acompañaba que dejaran la sala. En dicho lugar quedaron simplemente el líder, su hermano menor y los dos subordinados que tenían un planeta, o al menos una parte de él, a su cargo. Tormek e Irig tenían mucha curiosidad por la forma en la que Allecreod decía las cosas, y también por lo que decía.

    El concepto de refuerzos era el más extraño para ambos, pero sabiendo lo enojado que Allecreod iba a estar si le hacían una pregunta, se ahorraron el mal momento y decidieron dejarlo para más adelante.

    La sala estuvo en completo silencio, y se mantuvo así hasta que fue el momento en el que llegaron hasta el planeta Ryfier.

    […]

    Luego del transcurso del tiempo requerido para poder regresar, la nave de Allecreod aterrizó en un hangar del planeta Ryfier. El clima tan malo que había empezaba a mostrar mejoras. Una brisa muy fría inundaba la superficie del planeta, pero era lo único. Ni lluvia helada, ni granizo, ni nieve, ni mucho menos una ventisca. Para seres acostumbrados a un hostil clima frío, ese era el mejor clima que habían tenido en meses muy largos.

    En el hangar, Allecreod pudo notar que la nave de Raumod, la cual era utilizada por él cuando lo sustituía en alguna de las misiones para buscar recursos, ya no se encontraba en el mismo. El líder asumió que su general había partido y estaba listo para acudir a la búsqueda de los refuerzos de los que los humanos le habían advertido.

    Allecreod seguía sin poder creer que había sido engañado, y que toda la maniobra realizada por los humanos, garaks y xaromitantes fuera nada más y nada menos que una mera distracción para hacerlo bajar la guardia. Para él, era una situación bastante crítica, pero como líder, tenía que hacerse cargo de esta y proteger a los suyos. Dio la orden de que los triyr refugiados fueran llevados a habitaciones superiores en el coliseo, por lo que los soldados que lo acompañaban los escoltaron. No era que fuera muy peligroso un planeta donde el frío fuera mortal, pero Allecreod no deseaba que ninguno de los triyr, en un intento desesperado de escapar del castigo que iba a caer sobre ellos, se lanzara al frío ambiente que no fuera protegido por los muros del coliseo o del hangar, encontrando una muerte segura en menos de un minuto.

    Igual que como ocurrió en el planeta Triyr, Allecreod esperó pacientemente a que todos salieran de la nave y entraran al coliseo. Él fue el último en avanzar junto con su hermano Korix y sus dos prisioneros, Irig y Tormek, quienes estaban atados de manos para evitar que pudieran realizar cualquier escape. Los cuatro empezaron a marchar hasta la puerta de entrada de el Resguardo, o el coliseo de la vida, tal y como lo habían bautizado los humanos.

    — Lamento que esta salida haya tenido que ser así — Allecreod se disculpó con su hermano menor — Se suponía que debía enseñarte cosas valiosas para el futuro, pero eso será imposible por un largo tiempo. El nuevo proceso de esclavización llevará algo de tiempo hasta que los intrusos se acostumbren. Pasarán meses hasta que lo repitamos. Espero que esa vez salga bien.

    — No tienes que disculparte, hermano — Korix le mostró una sonrisa cálida y familiar a su hermano — Entiendo que estés atravesando un momento estresante ante esta situación. Agradezco no estar en tu lugar. No sé cómo lidiaría con algo así.

    — Aprovecha este momento para aprender bien de lo que yo haga — Allecreod fue muy serio con su hermano menor — Replica todos mis aciertos y analiza todos mis errores. Porque estoy seguro de que voy a cometer una gran cantidad de ambos.

    La forma en la que Allecreod mantenía la seriedad en su rostro pese al miedo a lo que pudiera salir de una situación desconocida era digno de admirar para Korix. El joven ryfier veía a su hermano mayor como su ídolo. No solamente era un ser fuerte, sino también bastante inteligente. Pero supo que no era perfecto, y que, tal y como él lo había declarado hacía pocos segundos, iba a cometer un par de errores en las decisiones que iba a tomar. No lo juzgaría por ellos, ya que reconoció que sería muy fácil equivocarse en un momento así.

    Una vez que los cuatro estuvieron dentro del resguardo, Cadain los recibió. El hombre de confianza de Allecreod estaba esperando por la llegada de su líder luego de que el general Raumod se marchó. El mensaje que Allecreod le envió al general también llegó a los ojos de Cadain, quien no podía mantener la calma.

    — Bienvenido de vuelta — Cadain sonaba algo sobresaltado — Me alegra que estés aquí. Desde que Raumod partió he tenido algo de miedo de quedar al mando en una situación así.

    — Has resistido muy bien, descuida — el líder tranquilizaba a su amigo — Llama a cuatro soldados más. Los que vinieron conmigo están algo cansados, ya que tuvieron que cuidar a los triyr durante todo el viaje, además tuvimos una pelea en el planeta.

    — Me enteré de eso — Cadain quiso preguntar, más para mostrar algo de interés que por otra cosa — ¿Qué tan graves son los daños?

    — Haremos que lo reparen todo, no tendrás que preocuparte más — Allecreod sonó muy serio mientras hablaba — Tú solamente has lo que ordené.

    Cadain, sin responder de forma afirmativa ante las palabras de su líder, decidió obedecer la orden en forma directa. Los cuatro seres estuvieron esperando por más de cuatro minutos hasta que el ryfier finalmente regresó con cuatro soldados a sus espaldas.

    — A la armería — Allecreod dio la orden a todos ellos — Tomaremos un arma cada uno.

    Sin dar otra explicación, Allecreod empezó a marchar al frente, mientras que Korix y Cadain guiaban a Tormek y a Irig hacia la armería. Ninguno de ellos comprendió los motivos por los cuales el líder no dio la orden a Cadain de buscar armas cuando fue a buscar a los soldados, pero supieron que algún motivo oculto debía tener en sus acciones.

    Cuando llegaron a la armería, Allecreod entró, para luego salir con una lanza para cada uno de ellos, las cuales las repartió en mano. Todos excepto Tormek e Irig tenían una lanza, lo cual ponía bastante de los nervios a la pareja, creyendo que podrían ser atacados a traición por el líder del dominio. Con un gran miedo de encontrar la muerte en ese mismo instante, pero con algo de alivio de pensar que para Allecreod sería mucho más sencillo mandarlos a morir en el frío, los dos triyr acompañaron a los ryfier, quienes seguían a su líder por el pasillo del Resguardo. El recorrido los llevó hasta el pasillo en el cual se encontraban las habitaciones donde los humanos, garaks y xaromitantes que habían llegado se encargaban de descansar.

    — Allecreod, ¿qué planeas? — Cadain estaba ansioso por saberlo, ya que no le podía leer los pensamientos a su líder.

    — Quédate aquí afuera, no entres hasta que no de la orden.

    El líder se metió en el pasillo, mientras que los demás los estaban esperando. Nadie sabía que era lo que tenía en mente, pero supieron que no debía ser algo bonito y mucho menos pacífico si los hizo tomar las lanzas.

    — ¡Arriba! — Allecreod gritó furioso — ¡Tenemos un problema! ¡Todos salgan de las habitaciones!

    El grito fue tan fuerte que podría haberse escuchado en todo el piso de no ser por las gruesas paredes del coliseo. Sin embargo, en las habitaciones se escuchó perfectamente. Todos los que estaban durmiendo despertaron, y salieron al encuentro con el líder del dominio.

    Wagner y Sharyn fueron los primeros. Michael y Alicia los siguieron, luego llegaron al lugar Aurio, Wida, Dustin, Lankir, Plamo y Kila. Estaban algo domados por el sueño, pero haber visto a Allecreod armado frente a ellos los espabiló lo suficiente como para que estuvieran alerta.

    — ¿Allecreod? — preguntó Wagner, sin saber qué era lo que estaba ocurriendo.

    — ¡Cadain, Korix! — Allecreod dio la orden para que entraran.

    En menos de diez segundos, los soldados ryfier junto con los dos triyr se metieron en el pasillo. Los miembros de la alianza que exploraba el universo se llevaron una sorpresa poco agradable cuando vieron a más soldados armados, y no entendían el porqué de la visita de dos miembros de otra de las especies que estaban a cargo de Allecreod.

    Nadie se atrevía a hacer una pregunta, puesto a que, excluyendo a los humanos con su capacidad de lanzar energía, todos estaban indefensos ante las lanzas de los ryfier. Allecreod hizo un gesto a Irig y a Tormek para que se acercaran, y así, la pareja de líderes triyr pudo ver más de cerca a los diez intrusos que Allecreod tenía habitando consigo en el lugar.

    — Quiero estar completamente seguro, aunque no es tan necesario a estas alturas — decía el líder, sin que nadie de los que estaba allí entendiera de qué hablaba — Irig, Tormek, ¿ellos son similares a los humanos que los atacaron?

    Esas palabras llenaron de pánico a todo el equipo de Zenith, dado a que no sabían a qué se refería el líder del dominio. Algunos llegaron a pensar que podría tratarse del grupo de Ace, pero no tenía lógica que ellos hubieran lanzado un ataque tal y como Allecreod lo mencionara. La confusión reinaba en todos ellos.

    — Ellos se ven iguales — Irig recordaba la apariencia de los seres humanos, pese a que había convivido con ellos hacía más de una semana — Los humanos que atacaron nuestro planeta son iguales a ellos.

    — ¿Quiénes atacaron su planeta? — Michael no comprendía nada de lo que estaba ocurriendo.

    — Humanos, como ustedes — Tormek se mostró furioso con ellos, pero no quiso levantar la voz — Nos dejaron en la nada. Lo hemos perdido casi todo.

    — Debe haber un error, nosotros no haríamos algo así sin hablar antes — Dustin se desesperó, ya que veía venir que las cosas se iban a complicar bastante.

    — Pues se ve que ya lo hicieron — Allecreod decidió seguir con lo que deseaba hacer — ¿Qué hay de las otras dos especies que están con ellos?

    — No las reconozco — Irig contestó con sinceridad ante Allecreod por primera vez desde que lo recibió — Solamente fuimos atacados por humanos como ellos.

    — Estos parecen no ir muy bien defendidos, pero los que nos atacaron a nosotros tenían armaduras de color negro — Tormek recordó lo que había visto.

    Fue eso lo que causó que Wagner, Michael, Sharyn y Dustin comprendieran perfectamente todo lo que estaba ocurriendo. Las armaduras de color negro eran típicas de los soldados de Black Meteor. Todo se aclaró bastante en el momento en el que escucharon esas palabras. No se trataba del grupo de Ace, sino de una facción de soldados enemigos que habían atacado a los triyr. Lo malo de todo eso era que, como lo habían acordado, Wagner no dijo a Allecreod nada al respecto de ellos. Cometió un grave error al ocultar esa información, pero supo que era el tiempo de decirla.

    — ¡Podemos explicar esto! — Wagner quiso hablar en defensa de su grupo, y se podía notar el miedo en su voz — ¡No todos los humanos formamos parte de esta alianza con los garak y los xaromitantes! ¡Hay humanos que no comparten nuestro punto de vista, y decidieron no aliarse a nosotros y actuar por su cuenta! ¡Ellos fueron quienes los atacaron! ¡Son humanos que provienen de Black Meteor!

    — Lo siento, pero es muy conveniente que me vengas a decir este cuento justamente ahora que ya han atacado y no antes — Allecreod no le creía una sola palabra a Wagner — Incluso si lo que dices fuera la verdad, habrías dicho algo para que estuviéramos alerta. Está claro que lo que ustedes tramaban era solamente una distracción. Ya sea que los humanos de Black Meteor fueran o no parte de su plan, su objetivo estaba claro. Vinieron aquí para saquear recursos de mi Dominio, quizá incluso a eliminarme a mí.

    — ¡No! — Plamo se aterró al escuchar esa conclusión.

    — ¡No es así, por favor, escúchalo! — Alicia imploró un poco más de tiempo por parte de Allecreod — ¡Lo que dicen ahora es la verdad!

    — Oh, así que ahora están diciendo la verdad — Allecreod sonaba muy molesto con ellos — Es decir que antes me estaban mintiendo.

    — ¡No, te lo juro por mi vida, no hemos mentido! — Alicia quiso detener a Allecreod, ya que podía ver venir un conflicto a raíz de un gran malentendido — ¡Por favor, no nos lastimes, te juro que no hemos venido a hacerte daño ni a ti ni a nadie!

    — Lo siento, pero yo no puedo creer en nada de lo que ustedes me digan — Allecreod sonó muy serio en su declaración — Nuestra alianza finalizará mucho antes de haber empezado. Y lo siento por ustedes, porque realmente llegué a pensar que eran bien intencionados. Pero solo tengo una sola utilidad para los de su clase.

    — ¿Qué quieres decir? — Lankir se aterró por esa forma de hablar — ¿Qué nos piensas hacer?

    — Ustedes y los refuerzos que están próximos a llegar van a convertirse en mis esclavos — Allecreod reveló el destino que tenía preparado para ellos — Pero no puedo arriesgarme a tener esclavos que no pueda controlar. Es por eso por lo que la mitad de ustedes serán asesinados, mientras que la otra mitad tendrá el privilegio de vivir para enmendar el daño que causaron. Los voy a dejar encerrados en el planeta de los triyr, para que ayuden a reconstruir lo que los suyos han destruido, y vivirán trabajando para mí por generaciones enteras, tal y como lo hacen los nokradinos con los que hablaron hace ya mucho tiempo. Quizá sus descendientes puedan escuchar de mi parte las respuestas a la Gran Catástrofe cuando las haya encontrado. Pero dudo mucho que ustedes lo puedan hacer.

    Las caras de todos los miembros de la alianza denotaban una preocupación de gran tamaño. Lo que escuchaban era totalmente increíble y desesperanzador. Por un error que cometieron al no revelar información de Black Meteor, sus rivales y enemigos en la búsqueda de respuestas de la Catástrofe. Por haber ocultado información importante sobre otros seres explorando el espacio, un malentendido se había formado y eso iba a dar paso a un gran conflicto entre todos ellos. Ninguno de ellos derramó una lágrima, dado a que el miedo las estaba bloqueando por completo.

    Cadain, viendo que Allecreod ya había terminado de hablar, quiso preguntar algo importante para estar totalmente seguro de lo que iban a hacer, y así no cometer un error.

    — La mitad morirá, y la otra mitad será esclavizada — Cadain repetía las palabras más importantes dichas por su líder — ¿Eso los incluye a ellos?

    — Exactamente — dichas palabras aumentaron el pavor en los presentes — Pero vamos a estar un rato largo hasta que Raumod traiga a los demás. Yo digo que aprovechemos que ellos están aquí e investiguemos algo al mismo tiempo que pasamos un buen rato de diversión. Después de todo, será una ocasión única.

    — ¿Cómo planeas divertirte exactamente? — Korix se sentía algo intimidado por el sadismo que estaba mostrando Allecreod al hablar. Incluso aunque no fuera un error, no era algo que él quisiera repetir.

    — Wagner — Allecreod giró su lanza y con la punta de esta golpeó la pared con fuerza — Elige a uno de los tuyos.

    — ¿Qué le vas a hacer? — Wagner no sabía lo que tenía en mente.

    — Elige a uno de los tuyos.

    Wagner supo que Allecreod tenía pensado un destino fatal para uno de los suyos, y eso estaba claro para todos ellos. Wagner, como líder del equipo, se dio la vuelta y los miró a todos a la cara. Notó que Aurio, Wida, Plamo, Kila, Alicia y Sharyn estaban totalmente aterrados. Todos ellos creían que su muerte estaba próxima, y rogaban por no ser elegidos a morir en un momento como ese. Dustin y Lankir sentían una profunda tristeza. El miedo también los invadía, pero la tristeza también. Tristeza por su compañero, quien sería forzado a elegir a uno de ellos para morir como víctima de Allecreod, y todo por un malentendido que surgió a partir de una decisión suya. Michael, por su parte, miraba al hijo del comandante Stones con odio y resentimiento. Su plan había fracasado, quizá por algo externo al poder de Wagner, pero fue a raíz de una decisión suya. Wagner le devolvió la mirada de desprecio a su compañero, mostrándose muy furioso con él. Su decisión ya estaba tomada. Michael se aterró al ver como Wagner se dio la vuelta sin decir nada, ya que asumió que él sería el elegido.

    — Allecreod — Wagner habló con seriedad, pese a que sus manos estaban completamente temblorosas — Me elijo a mí. Yo soy el elegido. Aquí estoy — dichas esas palabras, el soldado dio un paso al frente.

    — ¡No! — Sharyn gritó aterrada al ver eso.

    — ¡Wagner, no! — Dustin corrió hacia él, tomando a Wagner del brazo y arrastrándolo hacia atrás.

    — ¡Dustin, ¿qué hiciste?! — Wagner le gritó sobresaltado al verlo a él en frente del conquistador.

    — Deja que sea yo, Wagner — Dustin le dio otro empujón para alejarlo de Allecreod, provocando que Lankir y Plamo tuvieran que atajarlo — Te quiero mucho, amigo.

    De forma totalmente sorpresiva, el metal de la lanza de Allecreod atravesó el pecho de Dustin gracias a un ataque a las espaldas. Dustin no llegó a mirar a la cara a su asesino, dado a que su mirada seguía puesta en su compañero del cual había sentido una gran atracción por mucho tiempo. El soldado, al momento de ser atravesado, sintió un gran pinchazo en todo su cuerpo, lanzando un grito de dolor ahogado mientras la sangre empezaba a brotar de su herida. El resto del equipo, al ver a Dustin atravesado de esa forma por Allecreod, gritó de horror y tristeza al ver eso. Su compañero había sido atravesado a traición por el ser que dominaba todo el sector.

    En sus últimos momentos con vida, Dustin colocó las manos alrededor de la punta de la lanza, intentando removerla de su lugar. Sin poder tomarla firmemente ya que sus dedos perdían fuerza, Allecreod la sacó de golpe de ahí, dejando un hueco marcado en el pecho de Dustin. Su pulmón fue totalmente atravesado, junto con una pequeña porción de su corazón. Todos los allí presentes vieron como las rodillas del soldado humano tocaron el suelo, para luego caer boca abajo a dar sus últimos alientos de vida. El soldado se retorció durante un minuto largo de agonía ante la vista de todos ellos, para finalmente, dejar de moverse luego de toda la pérdida de sangre y el daño recibido por el golpe a traición propiciado por Allecreod.

    Wagner y Sharyn, quienes eran los más cercanos con Dustin, o lo habían sido al menos durante el viaje, comenzaron a llorar su pérdida. Lankir, Plamo, Michael y Alicia derramaron un par de lágrimas por su amigo. Kila, quien era la que menos tiempo lo había conocido, sintió una tristeza más leve que ellos, pero eso no evitaba que estuviera entristecida. Wida, por su parte, abrazó a Aurio, quien la cubrió con sus brazos para que no viera la escena, aunque él también apartó la vista.

    Korix y Cadain se sorprendieron de la manera tan brutal en la que había muerto el humano. Korix supo que se trataba de un acto de justicia, pero haberlo matado así fue algo excesivo. Cadain se desilusionó, ya que pensaba que Allecreod solamente quería matarlos, pero sus acciones confirmaban que él quería desquitarse por completo y no de la mejor manera. Los cuatro soldados que acompañaban al grupo no mostraron emoción alguna más allá de una ligera sorpresa. Tormek e Irig se sentían felices de ver morir a un humano ante sus ojos. Ellos dos no entendían a que se referían cuando mencionaban el nombre de Black Meteor. Para la pareja de los triyr, todos los humanos eran iguales, y habiendo conocido a ocho que les arruinaron la existencia, consideraron que lo que acababan de presenciar era justicia.

    — ¿Vas a acabar con todos ellos de la misma manera? — Cadain lo quiso saber desde el principio.

    — No, solo a él — Allecreod contestó muy feliz por lo que había hecho, tanto así que no limpió la sangre de su lanza — Tenía curiosidad por ver a quién elegiría Wagner. Muy noble de tu parte haberte elegido a ti, humano. Sé que de haber sido yo, no lo hubiera hecho.

    — ¡Vete a la mierda! — Wagner le gritó con una gran ira contenida en su interior — ¡Asesinaste a mi amigo! ¡¿Por qué mierda no me mataste a mí?! ¡¿Para qué me hiciste elegir si terminaste haciendo lo que te dio la gana?!

    — Yo iba a matarte a ti, pero él se interpuso — Allecreod fue totalmente sincero con el soldado — Pero si tanto te quieres morir, entonces te daré la oportunidad de hacerlo.

    — ¡Detente! — Alicia dio un paso al frente, poniéndose ella por delante de Wagner — ¡No sigas con esta locura! ¡Nosotros no hemos venido a hacerte ningún daño! ¡Solo fue un malentendido! ¡Un malentendido como el que me quitó a mi familia! ¡No quiero que eso vuelva a pasar, por favor, escúchanos!

    Allecreod se asombró con el valor mostrado por la chica, pero eso no quitaba el hecho de que sintiera que lo estaban insultando al gritarle de esa manera. Michael no tardó en reaccionar, y se acercó a Alicia, haciéndola retroceder, intentando mantenerla lejos del alcance de Allecreod, por más de que en ese planeta y en ese coliseo, era algo imposible de lograr.

    — Los triyr fueron atacados por humanos como ustedes — Allecreod sonó muy severo al hablar — No ha habido ningún malentendido. Vas a lamentar haberme gritado así.

    — ¿Allecreod? — uno de los soldados que acompañaba quiso saber qué iba a pasar.

    — Wagner, Michael, Alicia, Plamo y Lankir… — el líder del dominio pronunció esos nombres, llenando de terror a todos ellos — El resto de ustedes, cuyos nombres no recuerdo del todo bien, se puede quedar. Pero a los que acabo de nombrar van a venir conmigo. Lo harán pacíficamente, por el bien de todos ustedes y de los que están por llegar.

    Sabiendo que no quedaba otra opción, los cinco que fueron nombrados por Allecreod se acercaron a él y empezaron a seguirlo. El líder de los ryfier se retiró del lugar junto a los cinco seleccionados, sus soldados y los dos triyr que estaban con ellos.

    — Por ustedes volveré en otro momento — Allecreod dirigió su vista hacia Kila, Wida, Sharyn y Aurio — Pueden respirar aliviados. Por ahora, están a salvo de mi ira.

    Luego de que todos los presentes se retiraron, una puerta metálica cayó se cerró abruptamente, causando un estruendo bastante leve, y bloqueando la única salida de las habitaciones en donde se encontraban. Los cuatro que no habían sido seleccionados por Allecreod quedaron solos junto al cuerpo sin vida de Dustin, quien fue la primera víctima del amo del dominio.

    Las luces que iluminaban el lugar se apagaron del todo, provocando que quedaran totalmente a oscuras. Triste por la muerte de su amigo, Shary se arrodilló junto al cuerpo y empezó a llorar por su muerte. Wida, asustada por completo por la situación y la forma tan violenta de reaccionar de Allecreod rompió en llanto al creer que pronto sería su fin. Aurio, quien no estaba mejor psicológicamente, la abrazó, mientras sentía como sus piernas temblaban del miedo ante lo que Allecreod podría llegar a hacer. Kila, por su parte, corrió hacia la puerta metálica y comenzó a golpearla. Pero bastaron solamente dos golpes para que pudiera sentir la dureza y resistencia del acero del cual estaba hecha, llegando a lastimarse las manos. La chica garak deseaba portar sus guantes para poder derretirla y así poder salir del lugar para ayudar a Plamo y al resto de sus amigos, pero viendo que estaban totalmente superados en número, poco era lo que podrían hacer.

    Con la incertidumbre de lo que pudiera pasarles a todos ellos, el grupo supo que era solo cuestión de esperar a que alguien, ya fuera Allecreod o algún otro, regresara para decirles que era lo que ocurriría con ellos. Su único consuelo, pese a que no era gran cosa, era que el líder del lugar les había dicho que, momentáneamente, iban a estar a salvo. El problema para ellos, y la duda que carcomía sus mentes era hasta cuando iba a durar su peculiar situación.
     
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    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Bueno amigo, debo admitir que este capítulo me ha gustado muchísimo. Las cosas, indudablemente, se han descontrolado aquí. Pasaré a comentar lo más destacado para mi.

    Allecreod decide llevarse a los tryir supervivientes al Resguardo, algo lógico tras quedarse su aldea destruida y a merced de las bestias del planeta. Sin embargo, tiene planes para sus líderes Irig y Tormek. Vemos que Korix, quién algún día sustituirá a su hermano como líder, presta atención a todo lo que dice y hace, aunque vemos que en algunas cosas está de acuerdo y en otras no tanto. Tras esto, Allecreod se comunica con Raumod para que vaya junto a un escuadrón a Nokadro, para recibir al resto del grupo de Ace (que va bien acompañado) y parece que enfrentarlos. El líder del Resguardo tiene la intención de matar a la mitad, si son muchos, y quedarse con el resto como esclavos, reconstruyendo Tryir.

    Hasta aquí, el capítulo se sucede relativamente bien, pese a cierta tensión, no ocurre nada serio. Pero eso termina cuando Allecreod hace que el grupo de Wagner se levante rápidamente de sus camas pensando que hay una emergencia, para encontrarse con varios soldados y el propio Allecreod (además de Irig y Tormek) armados y frente a ellos. Debo admitirte que toda esta escena y lo que sucede posteriormente me dio muchas vibras de la escena del 7x01 de TWD, cuando Negan los tiene a todos arrodillados xD. El momento más épico e intenso para mi es cuando Allecreod hace elegir a Wagner a alguien de su grupo para morir, por así decirlo. Justo cuando parecía que diría a Michael, el joven Stones se ofrece. Ya sabes mi relación de amorodio con Wagner, hay cosas que me agradan de él y otras no tanto. Pero sé admitir cuando toma buenas y malas decisiones, y ofrecerse a él como "víctima" le hace ser un auténtico líder. Así que le aplaudo por eso.

    Justo cuando parece que Wagner es el elegido para morir, Dustin interviene, haciendo que Allecreod opte por asesinarle a él. Ya te dije en su momento que veía a Dustin con papeletas para morir y no me he equivocado. Es una muerte triste por como se desarrolla, él se sacrifica de cierto modo por su mejor amigo y amor, algo que lo hace irse de forma muy traumática. Al margen de eso, su personaje y yo nunca hemos conectado, por lo que tampoco lo siento como una pérdida importante. Eso sí, la escena en sí, ha sido increíble y te felicito. Negan vibes again xD.

    Finalmente, Allecreod se lleva consigo a Wagner, Alicia, Michael, Plamo y Lankir mientras deja a Sharyn, Wida, Aurio y Kila "a salvo". Estoy deseando saber que pretende hacer el líder del Resguardo con los elegidos y los no elegidos, mientras también quiero ver que sucede cuando Zion, Ace y compañía lleguen, o cuando el grupo de BM lo haga. Desgraciadamente para estos últimos, les caerá toda la culpa. Aunque cabe resaltar que lo sucedido fue una gran obra del loco Isac. Si alguien debe pagar, es él.

    Sin más que decir, nos veremos a la próxima. Un saludo, amigo.
     
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  12. Threadmarks: La visita del asesino
     
    Agus estresado

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    La Gran Catástrofe V Dominio Aislado
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    Saludos a los lectores de la historia. Llegó el tiempo de publicar el capítulo de esta semana, un poco más tarde que de costumbre, pero lo importante es que está aquí. Resistance gracias por leer la historia semana a semana. Zurel gracias a ti también por leer al ritmo que llevas, que sé con tu trabajo no es nada sencillo, ojalá puedas ponerte al día pronto :)

    Se vienen cosas buenas en esta recta final. Si bien, todavía no empezamos con la acción en la trama, creo que este capítulo es bastante bueno al nivel en que vienen siendo los anteriores. Eso, como siempre, queda a juicio del lector. Los dejo con la lectura.




    La visita del asesino:

    Irig y Tormek se encontraban solos. La pareja de exlíderes triyr había sido trasladada por los guerreros de Allecreod hasta una habitación pequeña, en donde además del suelo y las cuatro paredes y la puerta de entrada, no había absolutamente nada. No se podía escuchar nada de lo que acontecía en el exterior, excepto los pasos de algunos soldados que pasaban por delante de la puerta. Sus voces eran inaudibles para ellos. Sabiendo que habían sido puestos ahí por un motivo macabro, la pareja se miró con una expresión de miedo, para luego tomarse de las manos.

    — Tengo miedo, Irig — Tormek sentía que debía decir lo que sentía — Jamás había visto a Allecreod tan enojado con nosotros. Incluso en la época en donde no le podíamos conseguir alimento fue más benevolente.

    — Yo ruego porque todo salga bien, Tormek — Irig contestaba, sin poder ofrecer una ayuda mejor a su pareja — Quiero salir de aquí. Quiero regresar de vuelta a Triyr. Al menos allí estamos a salvo de cualquier cosa que Allecreod quiera hacernos.

    — Nunca pensé que diría esto, pero estoy contigo, quiero estar en nuestro planeta — Tormek se sentía muy desesperado — Incluso con las bestias asolando la ciudad es más seguro que aquí.

    De repente, la puerta se abrió de forma brusca. La pareja de seres de otro planeta vio como Allecreod entró al lugar junto con otro soldado. Este les traía un poco de agua y algo de comida a los dos. Allecreod, por su parte, entraba únicamente cargando con su lanza, el arma característica para alguien como él. Una vez que el acompañante de Allecreod les entregó en mano los suministros a la pareja, el líder tomó la palabra.

    — Aprovechen esto, podría ser su última cena — Allecreod lo decía con mucha rabia contenida — Aunque yo no lo consideraría una cena como tal.

    La pareja iba a responder, hasta que vieron como el soldado que acompañaba a Allecreod presionó un botón de un dispositivo pequeño. Tras haber hecho eso, una placa metálica que cubría una de las paredes se movió de su lugar, descubriendo una pequeña pantalla negra, similar a un dispositivo de plasma. Esta acción confundió mucho a los dos cautivos.

    — ¿Para qué es eso? — Irig quería saber lo que fuera que su vil líder estaba tramando.

    — Para que no se pierdan ningún detalle de lo que ocurrirá — Allecreod contestó de forma críptica — Esto es parte de su castigo por haber sido vencidos, incluso luego de que yo les entregara armas poderosas. He analizado las armas de los humanos que han venido a verme, y ustedes podrían haberles hecho frente con lo que yo tenía. Su fracaso demuestra incompetencia.

    — ¿Qué es lo que tienes preparado para nosotros? — Tormek quería que Allecreod dejara de darle vueltas al asunto, pero no se atrevía a levantar la voz.

    — No puedo permitir que dos incompetentes como ustedes sean líderes de su especie cuando regresen a su planeta — Allecreod les daba un aire de esperanza al revelar eso — Les permitiré ejercer la labor de consejeros, pero no podrán hacer nada más. Claro está que, para poder regresar a su planeta, deberán sobrevivir.

    — ¿Sobrevivir a qué exactamente? — Irig no se vio muy contenta con eso — ¿Qué nos harás?

    — No hay necesidad de revelarlo, ustedes lo sabrán a su debido tiempo — Allecreod volvió a dejar el misterio al aire — Espero que Axana les haya enseñado a pelear apropiadamente. Supongo que ya lo sabremos todos.

    Tras haber dicho esas palabras, el conquistador de planetas y amo del dominio conformado por Ryfier, Nokadro y Triyr se retiró de la habitación. La pareja de quienes una vez habían sido los líderes de uno de los planetas del dominio se puso a comer y a beber lo que Allecreod les había traído. No sabían cuáles eran sus intenciones, pero querían aprovechar el tiempo, puesto a que sabían que iban a ir a contrarreloj cuando se trataba de él. Tras ingerir el alimento y beber la comida, ambos pusieron su vista en la pantalla. Estaba apagada, pero sabían que pronto sería encendida ante sus ojos. El fin era totalmente desconocido.

    […]

    En otra habitación, la cual tenía el mismo diseño de interiores que tenía la que mantenía encerrados a Irig y a Tormek; Plamo y Lankir se encontraban retenidos. El garak y el xaromitante daban vueltas alrededor de la misma. No sabían nada del resto de sus compañeros desde el momento en el que Allecreod los había dejado encerrados allí dentro. Por precaución, ninguno de los dos caminaba cerca de la puerta. Los nervios estaban devorando con vida a ambos guerreros, quienes no se sentían muy emocionados tras haber visto como el líder del dominio ejecutó a Dustin en frente de ellos de una manera tan cruel.

    — ¿Nos hará lo mismo a nosotros? — Lankir no dejaba de preguntarse eso — Asumo que no, porque pudo haberlo hecho antes, pero eso no quiere decir que no lo vaya a hacer.

    — ¿Crees que nuestros compañeros regresen pronto? — Plamo se sentía muy preocupado con las cosas que estaban sucediendo — Salvarnos ya no depende de nosotros. Estamos a la espera de que este loco nos mate.

    — No lo sé — Lankir se empezaba a desanimar — Pero incluso si ya estuvieran en Nokadro, probablemente les costaría mucho trabajo encontrarnos. Es tal y como dices, todo depende de lo que él quiera con nosotros.

    — No puedo creer que vayamos a terminar así… — Plamo ya se imaginaba su muerte — Haber sobrevivido a una guerra… conseguir una victoria que me costó uno de mis ojos… — al decir eso, el garak se tocó la zona de su rostro donde solía estar su ojo quemado — Todo para morir en manos de un conquistador, y por acciones que no fueron culpa nuestra.

    — Jamás va a creer que la gente de Black Meteor fue la que atacó a los suyos — Lankir se sentía muy mal por eso — No imaginé que ellos estuvieran tan cerca de nosotros. Cuando hablé con Wagner, él me dijo que no los veía capaces de hallar las respuestas antes que nosotros.

    — ¿Crees que ellos consigan llegar hasta este lugar, y de alguna forma, nos puedan ayudar? — Plamo pensaba de una forma casi irreal.

    — Lo dudo bastante, Plamo, si yo fuera ellos, habría huido de aquí lo más lejos posible — Lankir pasó a pensar otra cosa — Lo que me hace preguntar… ¿ellos estaban cerca de nuestra posición de casualidad, o nos estaban siguiendo?

    — ¿Cómo podrían seguirnos? — Plamo no tenía idea de cómo eso sería posible — Partimos desde Garak, y ellos no conocen ese planeta. El espacio exterior es enorme como para que pudieran encontrarnos.

    — Es bastante grande como para que sea más difícil que nos hallaran de casualidad — Lankir contestó con aires de sospecha — Creo que ellos, de alguna forma desconocida, venían detrás de nosotros.

    — Pero…

    Las palabras de Plamo fueron interrumpidas cuando, súbitamente, la puerta que daba acceso a su habitación se abrió. De la misma apareció Allecreod junto a otro soldado. A diferencia de la pareja de los triyr, el garak y el xaromitante tenían miedo siquiera de hacer una pregunta. Luego de ver la forma tan salvaje en la que Allecreod había matado a Dustin, incluso tras haberle pedido a Wagner que eligiera a una víctima, ambos le tenían mucho miedo. El líder enemigo podía ver eso a la perfección. En las caras de ambos había una expresión de miedo que no había visto en ningún otro ser. Ambos apoyaron sus espaldas contra la pared, y las manos totalmente bajas, de forma que no pudiera creer que estuvieran preparándose para alguna acción hostil.

    Igual que como pasó anteriormente, el guerrero que acompañaba a Allecreod les hizo entrega de una porción de carne pequeña, del tamaño de la palma de la mano de un adolescente humano, y de una pequeña botella de agua de poco más de medio litro. Plamo y Lankir vieron eso y sospecharon inmediatamente.

    — ¿Es veneno? — el xaromitante preguntó con mucho miedo, ya que temía que los obligaran a comer lentamente ante la vista de Allecreod.

    — No desperdiciaría comida y veneno en gente con ustedes cuando puedo atravesarlos fácilmente con mi lanza — declaró el líder del dominio — Es un gesto de cortesía para con ustedes. El último que verán de mi parte si es que logran sobrevivir.

    — ¿Sobrevivir? — Plamo preguntó muy confuso — ¿Cómo se supone que vamos a sobrevivir a una pelea contra ti? Estás armado con una lanza que puede perforar nuestra piel. Nos quitamos las armaduras, así que estamos totalmente indefensos.

    — No a mí, eso sería muy aburrido — Allecreod sonreía al ver la ingenuidad de su prisionero — Tendrán que sobrevivir ante alguien más débil. Considérense afortunados. Les estoy dando una oportunidad de que se salven.

    — ¿Qué harás con nosotros si sobrevivimos? — Lankir se dio el atrevimiento de preguntarle — Dijiste que planeabas esclavizarnos. ¿Cómo será eso?

    — Te responderé tu pregunta si logras sobrevivir — Allecreod le sonrió al xaromitante — Me habías dicho que a tu especie no le quedaban muchos miembros con vida. En ese caso, te deseo la mejor de las suertes. No querrás dejar a tu raza más cerca de la extinción.

    Lankir tenía muchos deseos de insultarlo, pero supo que eso no le traería nada bueno. No estaba en posición de responderle de forma violenta ante dicho ser, por lo que decidió callarse la boca. Antes de que los ryfier se retiraran, el guerrero que acompañaba a Allecreod hizo lo mismo que hizo con los triyr. Dejó que una pantalla oculta en las paredes se descubriera. Tras haberlo hecho, los dos seres se retiraron. Plamo y Lankir no sentían ninguna clase de apetito, pero aun así empezaron a comer. Creyeron que lo que Allecreod les había traído les daría algo de energía, la cual iban a necesitar si realmente debían sobrevivir.

    […]

    En una habitación totalmente distinta, Aurio, Wida, Kila y Sharyn se encontraban encerrados. Los cuatro miembros de la tripulación que Allecreod no eligió y que supuestamente estaban a salvo de su ira, se encontraban en un lugar más grande y con una cosa que diferenciaba bastante a las salas donde los suyos estaban siendo aprisionados. Una mesa con comida y agua se encontraba en el centro del lugar. Claramente, ninguno de ellos se atrevía a tocar nada de eso, dado a que no sabían si podría tener algo extraño, colocado especialmente para provocarles la muerte.

    Llegó un momento en que la puerta se abrió, y tras ella entraron Cadain y Korix, en compañía de cuatro guerreros xaromitantes. Al ver que la mesa se encontraba tal y como la habían dejado, estos se sorprendieron bastante.

    — Vinimos a ver si necesitaban más comida, pero aparentemente, no han tocado nada — Korix declaró asombrado — Será mejor que no permitan que esto se eche a perder. O lo van a lamentar.

    — ¿Crees que podríamos comer cuando nuestros amigos están en peligro? — Kila contestó furiosa, pero sin atreverse a levantar la voz — ¿En dónde están? ¿Y qué les han hecho?

    — Están aquí en el Resguardo, y por el momento, siguen con vida — Cadain respondió con tristeza — Si eso les preocupa, no, Allecreod no los enviará a morir de frío afuera. Él tiene otros planes para ustedes… o, mejor dicho, para ellos. Ya que ustedes se han salvado.

    — ¿Nos salvamos? — Aurio contestó con furia — ¿De qué exactamente?

    — De la ira de mi hermano — Korix contestó muy enojado — Les tendimos una mano. Estábamos preparados para hacer una alianza con ustedes y ayudarnos mutuamente, y ustedes atacaron a traición. No merecen ninguna especie de consideración. Mi hermano ha tomado una decisión, y debo respetarla. Es la única razón por la que siguen con vida.

    — Pedazo de mierda — Wida no se contuvo al insultar al joven ryfier — Y pensar que yo te consideraba como alguien de buen corazón. No puedo creer que llegué a pensar que tú y mi hermano podrían haberse llevado bien. Eres un monstruo y una escoria. Te mereces la muerte.

    — Guarda silencio, y no vuelvas a llamarme así — Korix no quiso que su hermano llegara a la sala guiado por sus gritos, por lo que no levantó la voz — Tú y tus tres compañeros van a vivir, cuando no deberían hacerlo. Así que sean agradecidos y disfruten de la comida. Porque una vez que mi hermano termine, todos ustedes van a tener que vivir hasta sus últimos días trabajando.

    — ¿Cuándo tu hermano termine con qué? — Sharyn se le acercó para preguntarle, pero retrocedió al ver que los soldados, quienes iban armados, se pusieron delante de los dos ryfier de confianza de Allecreod.

    — Yo no estoy de acuerdo con lo que hará Allecreod, pero comprendo perfectamente sus motivos — Cadain contestó con un semblante serio — Además, si analizamos mejor la situación, ustedes mismos se lo han buscado. A pesar de todo, Allecreod ha decidido que la mitad de ustedes vivirá. Ustedes estarán incluidos en esa mitad, por lo que deberían protestar menos. Disfruten de esta comida que nuestro líder les ofrece. Porque cuando dé comienzo, no creo que puedan hacerlo.

    — ¿Cuándo dé comienzo que cosa? — Sharyn preguntó con mucho miedo.

    — Si me hubieran tratado mejor, quizá les habría dicho — Korix contestó con seriedad ante la pregunta — En su lugar, quédense con la duda.

    Luego de decir esas palabras, uno de los cuatro soldados tomó un controlador y repitió las acciones que su líder había hecho ya dos veces. En el medio de la sala, una pantalla negra apareció ante ellos, justo de una de las paredes. Dejando a todos ellos sorprendidos, los seis ryfier se retiraron del lugar.

    Sin saber que era lo que iba a ocurrir, pero sin ánimos de comer, los cuatro centraron sus vistas en la pantalla que sobresalía de la pared. No tenían forma de encenderla, por lo que asumieron que esta se iba a encender de forma automática en cualquier momento. Los cuatro estaban preocupados por todos sus compañeros, al punto de que los nervios los devoraban vivos.

    — Plamo debe estar muy asustado — Kila expresaba su preocupación por su compañero — No es justo que le hayan hecho esto. Él no puede defenderse sin su arma ni su armadura. No en su condición.

    — Y Lankir no es un guerrero muy fuerte como para pelear desarmado en contra de Allecreod — pese a que en el pasado eso habría sido algo a criticarle, Aurio sentía mucha pena por su compañero — Es más, cualquiera de nosotros tendría problemas al pelear contra él, incluso aunque estuviéramos armados.

    — Si es que Allecreod les permite pelear — Wida se mostraba muy pesimista y desanimada — Por lo que sabemos, podría estar torturándolos. O incluso, a este momento ya podrían estar muertos.

    Sharyn era la única que no decía nada. La muerte de Dustin, un gran amigo para ella dado a que era una de las personas con las que más convivía en la nave, la dejó muy afectada. La chica solamente podía implorar por el bienestar de sus otros tres compañeros de Zenith. Mirando al suelo, la chica cerró los ojos y dejó salir un respiro profundo de su cuerpo.

    — Wagner, Michael, Alicia… — Sharyn rogaba por su seguridad — Estén donde estén, espero que no les hayan hecho nada. Si nuestros compañeros llegan pronto, quizá ustedes puedan salvarse. No quiero que ninguno de ustedes muera. No quiero seguir perdiendo compañeros.

    […]

    — ¡Esto es tu culpa! — Michael gritó con gran furia en contra de Wagner.

    — ¡Vete al carajo, imbécil! — Wagner no quería soportar sus gritos.

    Los dos soldados de Zenith que quedaban con vida fueron encerrados juntos en una habitación vacía, del mismo estilo que la de Lankir y Plamo. Alicia, por su parte, fue llevada hacia otro lugar, por lo que ninguno de los dos sabía que era lo que había ocurrido con ella. Sabiendo que su compañero, quien tomó la decisión de ir a ver a Allecreod era el responsable, Michael estalló en furia contra él.

    — ¡Admite que tienes la culpa, al menos! — Michael quería que Wagner lo reconociera — ¡Fue tu plan esperar a que Allecreod llegara! ¡Y fue tu historia la que nos metió en problemas!

    — ¡Te dije que te fueras al carajo! — Wagner no quería reconocer su error ante Michael — ¡Cuando este maldito quiso que yo matara a alguien, pensé en elegirte a ti! ¡¿Y sabes qué?! ¡Me elegí a mí! ¡Pedazo de mierda! ¡Debí haberte elegido a ti! ¡De haberlo hecho, Dustin estaría vivo!

    — ¡¿Eso crees?! — Michael no compraba eso — ¡¿Y acaso crees que, por haberme matado a mí, él estaría a salvo?! ¡Míranos, inútil, mira en donde estamos! ¡No estamos a salvo! ¡Ni de cerca! ¡¿Por qué no tienes los huevos de admitir tu error?!

    — ¡¿Tú quieres hablarme a mí de errores?! — Wagner le reprochó a Michael su cuestionamiento — ¡Tú mismo dejaste que Orz entrara a tu mente, y eso causó la muerte de tu comandante! ¡La muerte de una chica, y luego de eso, tu hermano…

    — ¡No lo menciones a él! — Michael se le acercó furioso.

    El soldado se puso bastante cerca de él, dispuesto a actuar de forma hostil si Wagner seguía hablando de esa manera. Escuchar a Wagner hablar de esa forma de Devlin era algo que él no iba a tolerar, y se lo hizo saber.

    — Vuelves a mencionarlo, y te arranco un ojo — Michael dejó de gritar, pero su furia no quedó atrás — Yo, a diferencia de ti, sí admití mi error. Y estoy pagando por ello. Devlin murió enojado conmigo. No puedo ganarme su perdón. Maté a mis padres, a mi comandante y a una chica que era el mundo para él. Y no puedo ganarme su perdón, porque los berrod lo mataron en la guerra. Ya estoy pagando por el error que cometí. Y tú, al igual que yo, vas a pagar caro por esto. Nos has liderado hasta las manos de un conquistador de planetas. Tus decisiones nos han dejado aquí.

    — ¿Y sabes por qué a mí me permitieron elegir? — Wagner quiso seguir provocando a Michael — Porque yo, a diferencia de ti… — imitaba su modo de hablar — Soy un buen soldado. Más fuerte, y más inteligente. Más racional y calmado. Soy mejor que tú en todos los aspectos, Michael. Es por eso por lo que las decisiones las tomo yo, y no tú.

    — Eso fue en el pasado, tonto — Michael le respondió con mucha furia acumulada — Ahora mismo, soy mejor soldado que tú. He estado entrenando bastante, y finalmente, te he podido superar. Tú y Ace no son aptos para el puesto al que aspiran. Tú eres muy orgulloso, y Ace es muy blando.

    — Y tú eres ideal, seguro — Wagner contestó intentando ofenderlo con su sarcasmo — En lo único en lo que me superas en contar chistes, por lo que acabo de ver. Claro, el soldado que fue criado por un comandante de Zenith no es apto para comandante. El soldado que fue criado por un comandante de Black Meteor tampoco es apto para comandante. Pero el soldado que tomó la peor decisión posible, la cual provocó varias muertes y causó la muerte de un comandante, la cual es la razón por la que se busca un reemplazo en primer lugar, sí es apto para el puesto… Michael, no estoy de humor para bromas. Incluso si hubieras madurado, cosa que no lo creo, y la misión del planeta Emiv es un caso extraordinario, eres más débil que yo en combate.

    — Alicia me ha estado ayudando a entrenar — Michael sonreía con confianza ante su compañero — Ella y yo hemos entrenado incansablemente. Ella también te supera, Wagner. Si yo no soy apto para ser comandante, entonces no hay ningún problema, porque ella sí lo es.

    — Alicia está de acuerdo en que yo sea el comandante — Wagner recordó su charla con su compañera — Ella vino a mí. Me informó de tu plan para tomar el puesto. Ella sabe que soy la mejor opción. Lamento que lo hayas descubierto de esta forma, pero tu novia admitió que yo soy mejor que tú. A ver cómo le haces para vivir con eso.

    Luego de que escuchara esas palabras, Michael empezó a reírse a carcajadas de su compañero. Se alejó de él y apoyó una de las manos en las paredes. En un momento tan tenso, el haber escuchado esas palabras provocaron en Michael una risa que era en parte real y en parte nerviosa. El miedo por lo que pudiera ocurrir con él aún habitaba dentro suyo, pero encontró una forma de poder relajarse de tanto estrés.

    Wagner lo miró con un gran desprecio, pero, aun así, sonrió. Sabía que la risa de Michael era una tapadera para su orgullo caído. Sin embargo, eso no hacía que su risa fuera más tolerable, y llegó un punto en el que se hizo molesta. Wagner se le acercó y le dio un pequeño empujón, a lo que Michael lo miró seriamente.

    — No tienes ni idea, Wagner — Michael seguía con deseos de reírse — Alicia te dijo eso para estresarte, y que te comieras la cabeza pensando en mí cada segundo de cada día que durara esta misión. Ella y yo acordamos hacerlo para que estuvieras distraído, y así poder superarte con más facilidad.

    — ¡Mentira! — Wagner se le acercó a Michael y lo tomó del traje de protección — Ella no haría algo como eso.

    — Ella es mi novia, imbécil — Michael le sonreía, mostrándose superior ante su compañero — Ella considera que yo soy mejor que tú. Así que lamento romperte el corazón, pero todo lo que ella hizo fue para distraerte. Fue un plan que ambos elaboramos. Y como un tonto sin remedio, caíste.

    Luego de eso, el comandante provisional de Zenith dejó salir un grito de furia al mismo tiempo que empujó a Michael hacia una pared. El soldado logró poner una de sus manos en la misma para evitar ser golpeado, y luego de eso, vio como Wagner se le abalanzó para atacarlo. El hijo del comandante Stones le arrojó un puñetazo izquierdo, el cual Michael fue capaz de esquivar fácilmente agachándose, pero eso lo dejó totalmente desprotegido ante el segundo puñetazo, uno derecho, que le lanzó su compañero. Luego de recibir el golpe, Michael respondió con un codazo a la mandíbula de Wagner, seguido inmediatamente de un puñetazo. El soldado retrocedió un par de pasos, y cuando Michael se lanzó hacia él para golpearlo, le dio un rodillazo a la zona abdominal. El golpe detuvo a Michael en seco, y luego de eso, Wagner empezó a lanzar una lluvia de puñetazos a la cabeza de su compañero.

    En el momento que Michael colocó ambos brazos al frente para poder cubrirse de los golpes, la puerta se abrió de forma brusca, y un disparo impactó en el suelo frente a ellos. Asustados, ya que no notaron como la puerta se había abierto, ambos cesaron su pelea y vieron a Allecreod, en compañía de cuatro soldados. El líder se sorprendió mucho al verlos peleando de esa manera, tanto que tuvo que reaccionar rápido para detenerlos. La punta de la lanza se había abierto para poder disparar y así poder frenar la pelea.

    Tan pronto como Michael y Wagner lo vieron, se detuvieron y se separaron. Sabían que eso no había dejado muy contento a Allecreod, por lo que esperaban un castigo de su parte.

    — Si no los detengo, seguramente se habrían matado entre ustedes — declaró el amo del dominio — No puedo dejar que hagan eso. No ahora. Y yo que venía a darles algo para que pudieran comer… — parecía lamentarse, luego de expresar esas palabras, Allecreod se volteó y miró a sus cuatro acompañantes — Llévenlos a habitaciones separadas y denles de comer ahí.

    — ¿En dónde está Alicia? — Michael preguntó mientras veía como dos soldados se le acercaban.

    — Ella está bien — Allecreod contestó con mucha rabia al soldado humano — Pero pronto iré a verla, y entonces dejará de estarlo.

    — ¡¿A qué te refieres?! — Michael se alarmó al escuchar eso — ¡¿Qué demonios le vas a hacer?!

    Allecreod tomó su lanza y disparó hacia el techo. Tanto los humanos como sus soldados se asustaron al ver ese gesto, por lo que todos quedaron en silencio completo. Dos de los ryfier tomaron a Michael, y otros dos tomaron a Wagner, sacándolos de la habitación en la que se encontraban siendo retenidos, a pesar de que separarlos hubiera sido más sencillo si simplemente se hubieran llevado a uno de ellos.

    El líder miró el suelo y el techo. En el lugar en donde los disparos de su lanza habían impactado, ocasionó la formación de un pequeño hoyo. El material era resistente, pero no lo suficiente como para resistir de esa forma un disparo de su lanza. Tras pensar en la molestia que tuvo que pasar a causa de los humanos, una más para añadir a la lista, Allecreod apretó los puños y luego se retiró.

    El líder se dirigió hacia una habitación, y abrió la puerta de esta con simplemente apoyar la palma de su mano sobre la puerta de entrada. Al abrirse esta, el amo del dominio entró, y pudo ver a quien estaba allí dentro. Alicia, la última persona a la que no había visitado, excluyendo a los cuatro seres que había seleccionado para que estuvieran a salvo, se encontraba allí.

    La humana, a diferencia de los demás, no era libre de moverse como quisiera dentro de la habitación, y no parecía que fuera a recibir alimento. En una placa pegada a la pared, Alicia se encontraba siendo retenida por cadenas y grilletes que la mantenían atada en las muñecas y en los tendones, como si fuera una prisionera que hubiera cometido un grave crimen. Al ver entrar al ser que la dejó encadenada, Alicia sintió una gran tristeza y miedo invadiéndola. Las lágrimas de tristeza por la muerte de su amigo Dustin también eran acompañadas por lágrimas nuevas, ocasionadas por el hecho de haber sido separada de Michael y de los demás, y posteriormente encadenada.

    Allecreod la miró con atención, analizándola detenidamente. Él había estado observando las grabaciones de los seres de la alianza por mucho tiempo, y pudo notar la forma en la que Wagner miraba a Alicia en todas ellas. Supo también, que Alicia y Michael tenían una especie de relación sentimental, y dedujo gracias a esas cosas que había estado viendo, que la pelea era más por ella que por cualquier otra cosa. Eso provocó una sonrisa mucho mayor en el rostro del conquistador, gesto que Alicia no pudo ignorar.

    — ¿Por qué estás sonriendo? — Alicia temía por su vida mientras las lágrimas brotaban de sus ojos.

    — Hace un momento, tus amigos empezaron a pelear — Allecreod confundió un poco a la chica — Hablo de Michael y Wagner. He tenido que separarlos, porque de lo contrario, se matarían. Y no quiero eso tan pronto.

    — ¿Qué es lo que piensas hacernos? — Alicia se sentía muy asustada.

    — Hacerles pagar por lo que han hecho — el líder se acercó a la chica, estando muy cerca de ella — Pero tú me generas un interés mayor. Me has gritado y me has dicho que todo esto era un malentendido.

    — ¡Y lo es! — Alicia imploraba a Allecreod — ¡Por favor, tómate un tiempo para pensarlo mejor! ¡Nosotros no hemos mentido! ¡Ya te lo dije!

    — Escucha bien, Alicia — Allecreod le habló relajado, pese a que estaba furioso — Los triyr han venido aquí y los han reconocido. Los humanos han atacado a su especie y han destruido sus muros. Los muros que yo construí. Eso no es ningún malentendido. Tú me has levantado la voz, algo que no me gusta, justamente para mentirme, lo cual me gusta menos. Eres una chica muy atrevida, y eso es algo que no voy a tolerar.

    — ¡Solamente quiero evitar que se repita lo que sucedió hace mucho tiempo! — Alicia quiso confesar ante Allecreod algo que tenía guardado — ¡Por culpa de un malentendido con los garak, perdí a toda mi familia! — Allecreod se sorprendió al oír ese detalle, ya que no lo esperaba — ¡Y por culpa de este malentendido, mataste a Dustin! ¡No quiero que mates a más compañeros míos! ¡No tienes por qué hacerlo! ¡Por favor, te pido que me escuches! ¡No quiero volver a pasar por lo mismo otra vez!

    — Mira, Alicia, yo no sé qué clase de cosas le hayan hecho los garak a tu familia, pero eso no me importa — el líder mostró desinterés por las palabras de la chica — Las muertes de varios triyr y la destrucción del muro a manos de los humanos no es ningún malentendido. Y tú insistes en gritarme y mentirme… No sé si vas a sobrevivir o no, pero sea como sea, no te dejaré pasar esto. No te lamentes, porque fuiste tú quien se lo ha buscado.

    Sin saber a qué se refería, Alicia vio con sus propios ojos como Allecreod comenzó a girar la punta de su lanza, para acto seguido arrojar esa misma punta al suelo, lejos de donde ellos se encontraban. Luego de eso, Allecreod dejó el metal con el que sostenía la lanza en la pared, al lado de donde ella se encontraba encadenada. Al verlo a los ojos, la chica pudo ver que el líder de los ryfier tenía una mirada que expresaba enojo absoluto en su contra.

    Allecreod se mantuvo quieto durante unos segundos, mirando fijamente a la chica de Zenith con un gran desprecio, para luego empezar con un castigo para ella. El ryfier cerró su puño y le dio un golpe en el pómulo izquierdo, el cual fue muy fuerte. Gracias a la resistencia que el cuerpo de Alicia ganó tras la Catástrofe, el golpe no se sintió tanto, pero eso no evitaba que un pequeño pinchazo empezara a hacerse presente en la cara de la chica. Enojado al ver que ella lo resistió, Allecreod levantó ambos brazos y empezó a golpear el rostro de la chica con ambos puños, un golpe tras otro. Los primeros los pudo resistir, pero a medida que avanzaba, el daño aumentaba, y con eso, el dolor que ella sentía. Los gritos de Alicia empezaron a llegar. Con cada golpe que Allecreod le daba a su cabeza, la chica gritaba más fuerte.

    — ¡Basta, por favor! — Alicia empezó a llorar del dolor luego de diez golpes seguidos — ¡Detente! ¡No me mates!

    Sin decir nada, Allecreod le lanzó tres puñetazos más a la cara de Alicia, para luego tomar con sus manos el metal de la lanza. Se alejó un poco, y luego comenzó a golpear el rostro de Alicia con el metal del bastón. El primer golpe fue en la zona de la mandíbula, el cual provocó un ligero corte en la piel de la chica, del cual empezó a brotar sangre. El segundo golpe lo dirigió hacia su pómulo, el cual empezó a sangrar a gran medida, dado a que el corte fue mayor. Alicia dejó salir un grito de dolor muy fuerte, mientras sentía un gran ardor en su cara, sintiendo como la sangre empezaba a salir de sus heridas.

    Allecreod no se detuvo ahí. El ser lanzó un golpe con el metal hacia el ojo de la chica. El bastón metálico hizo un gran ruido al chocar con el cráneo de Alicia, y en su ojo se formó un moretón morado mientras ella continuaba con sus gritos. Cansado de dirigir sus ataques al mismo lugar, Allecreod cambió la zona. Con la vara de su lanza, empezó a lanzar golpes a la zona del abdomen de la chica, para luego cambiar a los brazos y piernas. Totalmente inmóvil, Alicia no pudo hacer nada para defenderse. El metal era muy duro, y Allecreod golpeaba con tanta fuerza que Alicia sentía un gran dolor con cada ataque. Invadido por la ira, el ryfier arrojó el metal al suelo para luego empezar a darle rodillazos rápidos y fuertes a Alicia, todos ellos en la zona abdominal. La chica empezó a toser por el daño recibido, y con cada golpe, las cosas empeoraban cada vez más. Un rodillazo de Allecreod fue tan fuerte que incluso logró hacer que la humana empezaba a vomitar. Esa fue la señal a Allecreod para que se detuviera. Alicia estuvo vomitando durante veinte segundos, ante la vista de Allecreod, que miraba con asco esa escena. Decidido a ponerle fin, dado a que quería dar inicio con su plan para sus prisioneros, Allecreod se acercó hacia la punta de su lanza.

    Con un gran dolor encima, Alicia miró a Allecreod. La chica estaba bastante aturdida, pero era consciente de que Allecreod quería lastimarla. Quería hablarle, pero estaba tan adolorida que creyó que no podría expresarse con claridad. Por lo tanto, se limitó únicamente a verlo a la cara.

    — Tu amigo Plamo es capaz de vivir con un solo ojo — Allecreod empuñó con fuerza el filo de la punta de la lanza — Eso quiere decir que tú también puedes. Después de todo, tienes dos. No te afectará perder uno.

    Con un ataque muy rápido, Allecreod lanzó una estocada con la punta de su lanza sobre el ojo morado de Alicia. Ella gritó de dolor cuando la punta metálica cortó su piel, logrando arrancarle un gran trozo de esta, un poco de carne, y su globo ocular junto con una parte de su ceja. La sangre brotaba de la herida, mientras Alicia giraba la cabeza y movía los brazos encadenados en un intento de poder cubrirse. Allecreod miró con gran desprecio como la chica no podía moverse, y como su golpe fue tan efectivo de forma que logró arrancarle de un solo golpe su ojo. La sangre brotaba de la piel cortada, y Alicia dejó de gritar, dado a que, a causa del dolor, terminó desmayándose.

    — No te dejaré morir ahora, Alicia — Allecreod le susurró, con la esperanza de que pudiera escucharlo — Tal vez te toque morir el día de hoy, pero de ser así, no será por mis manos.

    Con un poco más de furia, Allecreod le dio un golpe de puño en la cabeza, provocando que el cuerpo de Alicia se moviera un poco, tanto como las ataduras se lo permitieron. Luego de haberse desquitado y de haberle aplicado un castigo a Alicia, el soldado armó su lanza tal y como estaba antes. Al momento de salir de la habitación, pudo ver a una de las mujeres ryfier acercarse a la misma. Esta llevaba una especie de maletín con ruedas, el cual se movía junto a ella por el pasillo del Resguardo.

    — Atiéndela — Allecreod le dio una orden a su trabajadora — La he dejado en mal estado, pero no debería morir por eso. No permitas que sus heridas se infecten. La quiero con vida para lo que está por venir.

    Asintiendo con la cabeza, la mujer, que aparentemente tenía conocimientos en medicina, entró a la habitación, encontrándose con el cuerpo de Alicia sostenido sobre la pared gracias a las ataduras que evitaban que esta cayera. Para darle más privacidad, el líder cerró la puerta.

    Este comenzó a caminar por el pasillo listo para salir y dirigirse hacia otro lugar del dominio. Ya había terminado de visitar a todos los prisioneros que tenía, por lo que podía dar comienzo a lo que tenía preparado para ellos. En su caminata se cruzó con Cadain y con su hermano menor, quienes lo estaban buscando.

    — Asumo que has terminado — Cadain miró con algo de tristeza la sangre en la punta de la lanza de Allecreod — ¿Qué le has hecho a Alicia?

    — Vivirá, hasta que llegue el momento en el que su destino esté en las manos de alguien más — Allecreod contestó sin responder la pregunta — Se aseguraron de que los demás prisioneros no vayan a perderse lo que viene, ¿verdad?

    — Lo verán, hermano — Korix contestó, sintiéndose de la misma forma que él respecto a los mismos — Y yo también estoy impaciente por verlo.

    — Es una lástima que el general Raumod se lo vaya a perder — pensó Allecreod, pensando en su general, quien se encontraba en camino hacia el planeta Nokadro en ese momento — Pero tal vez haga a tiempo para ver el final.

    — ¿Quieres esperar más tiempo hasta que vuelva? — Korix pensaba que su hermano quería retrasar sus planes, lo cual no le gustaba del todo, pero lo debía obedecer si fuera el caso.

    — Solamente unos cinco minutos más para darles tiempo a que terminen de comer y beber lo que les he entregado — Allecreod se puso un poco impaciente, pero decidió aplazar un poco más el plan que tenía en mente — Luego de que pasen esos cinco minutos, daremos inicio al espectáculo. Quiero ver con mis propios ojos como ellos viven y mueren aquí.
     
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  13.  
    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Bueno amigo, este capítulo es una absoluta locura conforme se dirige al final. Nunca esperé que ocurriese algo así, sin lugar a dudas me has impactado. Pasaré a comentar.

    El capítulo comienza con Irig y Tormek, quiénes eran los líderes tryir, retenidos en una sala y esperando su fatídico destino. Allecreod les visita y les muestra su malestar, diciéndoles que no volverán a liderar a los suyos debido a como fueron sometidos por los humanos (de Black Meteor). Antes de irse, una pantalla surge de la pared, algo que intriga.

    Tras esto, Allecreod visita a Plamo y Lankir, quiénes temen lo peor y se sienten impotentes tras ver como su destino podría acabar allí, habiendo pasado todo tipo de situaciones críticas. De esa impotencia pasan al miedo cuando el líder del Resguardo entra a la sala, para darles algo de comer y para indicarles que pronto, muchas de sus preguntas tendrán respuesta. La pantalla de la pared vuelve a surgir.

    Acto seguido vemos a Sharyn, Aurio, Wida y Kila, que han tenido la fortuna de haber sido "elegidos" por Allecreod para "salvarse" de lo que planea para el resto. La muerte de Dustin aún retumba en sus cabezas y el temor a lo que está por venir genera una incertidumbre enorme. Cadain y Korix son los que visitan a este grupo, a diferencia del resto, mostrándose más benevolentes y tranquilos que su principal líder. Tras una tensa conversación respecto al devenir del grupo, estos se van de la sala, apareciendo nuevamente esa misteriosa pantalla en la pared.

    Los siguientes que Allecreod visita son Wagner y Michael, quiénes han sido puestos juntos. Ambos se echan en cara los errores del presente y del pasado, sacando a la luz una rivalidad por Alicia y por el poder de ser comandante que parecía no explotar nunca. Ambos se atacan verbalmente hasta que Wagner no aguanta más, tras descubrir que Alicia y Michael han jugado con él, y ataca a éste último. En un espacio tan pequeño, la pelea se resume en constantes golpes entre ellos hasta que Allecreod entra disparando con su lanza-arma para frenar el conflicto. Decepcionado por lo que ha visto, decide separarlos.

    Finalmente, la escena que más me ha impactado y menos esperaba. Allecreod visita a Alicia, que está sola y que a diferencia del resto, no está nada cómoda. Atada con cadenas, la humana ve como el líder del Resguardo le cuenta lo sucedido entre Wagner y Michael, además de indicarle que no le gustó nada que le gritara y le mintiera a la vez. Debo admitir que me parece excesivo castigo el que Allecreod le da para las razones que muestra, pero al fin y al cabo, se trata de un tipo mitad racional mitad loco. Y solo un loco haría lo que le hizo a Alicia. Lo que no le hizo al resto, lo hace con ella: tortura. Le da una golpiza de todas las maneras posibles, se ensaña con ella y además le saca un ojo. Amigo, es oficial: Allecreod ya tiene mi odio absoluto XD. Tras hacerle de todo, el líder del lugar se va, mientras una médico de los suyos se dirige a tratar a una Alicia gravemente herida, pues éste no la quiere muerta.

    Debo admitir que ni de lejos veía venir esto. Por un momento pensé que llegaría incluso a matarla, pero aún así, con lo que hizo, Allecreod se ha ganado el odio de cualquier lector. Precisamente Alicia, una chica que nunca ha hecho nada malo y a la que no se le puede atribuir ningún fracaso en ningún aspecto, ha pagado las consecuencias de que Black Meteor destruyera el poblado tryir y de que Wagner y Michael peleen. Me ha dolido ver eso. Y no me puedo ni imaginar como reaccionará Michael o Wagner cuando la vean. PD: eso de las pantallas, mi teoría es que será para que todos vean una pelea en el Coliseo, probablemente entre todos ellos o entre Michael y Wagner. La idea me entusiasma y estaré expectante de lo que suceda en el próximo capítulo.

    Nos vemos pronto.
     
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  14.  
    Zurel

    Zurel —Vuestras historias han terminado.

    Acuario
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    Hola.

    Dado a que hay dos capítulos nuevos que no he comentado, paso a realizar un solo comentario para ambos.

    Bueno, ¿qué puedo decir? Me ha sorprendido que Dustin fuera el primero en morir a manos de Allecreod, pero era de suponer que en algún punto moriría, ya que era un personaje algo "secundario" por decirlo de alguna forma. De hecho, desde hace tiempo, sentía que Dustin sobraba en la historia, y que sólo estaba ahí, para esperar su hora de muerte, la cual ha llegado en este capítulo.

    No siento lástima ni ninguna emoción por él, realmente, nunca llegó a ser interesante para mí. En fin, otra cosilla que quiero destacar, es que me parece extraño que Allecreod le haya dicho a Korix que se fije en cada decisión y error que puede llegar a cometer. Lo interesante aquí es que se lo haya dicho justo en este capítulo, cuando Allecreod está dominado por la ira. Esto me hace pensar en que, a lo mejor, Allecreod, muy en el fondo, es consciente de que está cometiendo un error al desquitarse con Wagner y los demás. Sin embargo, no es capaz de verlo ya que la ira lo ha cegado.

    Capítulo 2:

    Ha sido muy interesante y bueno ver que finalmente Michael enfrentara a Wagner y le dijera las cosas en la cara, a ver si este pone los pies en la maldita tierra de una vez y deja de hacerse locas fantasías con Alicia. Es una pena que Allecreod no los dejara seguir peleando, de seguro Michael le habría dado una paliza y le habría hecho morder el polvo, aunque no hay polvo ahí XD.

    Por otra parte, te digo que estoy impaktado. Aún no logro concebir, y no quiero creer lo que acabo de leer. La pobre de Alicia siendo brutalmente maltratada por Allecreod al punto de que este le arrancara uno de sus ojitos, a un ángel caído del cielo. Hombre, ¿en qué carajos estás pensando? Casi dejo de leer cuando llegué a esa parte, poco me faltó para arrancarme los ojos yo mismo, o peor aún, pegarme un tiro. (Estaba en el trabajo cuando lo leí) No, no puedo creerlo. Ahora Michael tendrá una y mil razones para odiar a Allecreod, y sobretodo a Wagner por no revelarle al conquistador de planetas lo de Black Meteor y sus soldados.

    Otra cosa que me tiene al borde, es saber lo que está planeado hacer Allecreod, espero que aquello que esté planeando sea una batalla en una arena, con todos los del Zenith. Y que de ser así, Ace, Zion y compañía logren llegar a tiempo para salvarlos. Espero que cuando todo esto acabe, Allecreod caiga en la razón de que hizo mal, y que logren ayudar a la pobre de Alicia de alguna forma.

    De momento eso es todo, nos vemos la próxima oportunidad, saludos.
     
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  15. Threadmarks: La llegada
     
    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

    Piscis
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    La Gran Catástrofe V Dominio Aislado
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    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    36
     
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    6179
    Saludos. Es un poco temprano para la hora de la publicación. Pero viendo que en la tarde tengo que salir, creo que lo mejor es que vaya publicando el siguiente capítulo. Agradezco a Resistance y a Zurel por leer la historia, y me alegra que ese último capítulo les haya despertado una sensación de amargura. Quiere decir que estoy haciendo las cosas bien XD. Fuera de broma, me alegra ver que la historia les está gustando mucho. Y ojalá siga así. Con este, estamos llegando al capítulo 30 de los 36 que tiene la historia. Tengo un par de avisos para hacerles:

    1- más adelante, en especial en los capítulos del 32 al 36 que corresponden al clímax, se vienen capítulos con una longitud muy extensa. Eso quiere decir que su lectura les podría llevar algo de tiempo. Si lo precisan, siéntanse libres de pedirlo y yo puedo publicar uno cada dos semanas en lugar de solo uno cada semana. Si no lo ven necesario, seguiremos en el ritmo de publicación normal. Pero sepan que lo pueden pedir si hace falta :D

    2- dentro de poco, tendré otra semana de exámenes. Pero a diferencia de la primera donde solo tuve 2 exámenes, ahora tendré 2 exámenes y una exposición (además de que si fallo algún examen, está la posibilidad de la recuperación). Ligado al punto anterior, puede ser posible que haya 1 o 2 semanas en donde directamente no pueda publicar el capítulo. Por eso mismo no tengo problema alguno en darles pausas para que lean los capítulos más extensos de LGC, ya que es probable que incluso no pueda publicar algún día.

    La semana que viene sí habrá capítulo. Ya es a partir de dentro de dos semanas donde todo se pone incierto. Así que, recuerden avisarme si lo necesitan.

    Ya con eso dicho, les dejaré el capítulo. Les deseo que lo disfruten. Saludos :D







    La llegada:

    Ace se encontraba en solitario en la sala de comandos de la nave xaromitante. El comandante provisional estaba mirando las imágenes que las múltiples cámaras colocadas en el exterior estaban transmitiendo hacia el interior. En una de ellas podía ver una imagen borrosa del planeta en el cual habían estado y partido hacía ya casi dos semanas. Se veía pequeño, pero era visible ante las cámaras, lo que quería decir que no tardarían demasiado tiempo en llegar hasta la superficie fría y vacía de dicho planeta. En las otras cámaras veía como tres naves lo acompañaban, siguiendo la nave xaromitante hacia donde quiera que fuera. Para evitar posibles interferencias como la que sucedió la primera vez, decidieron que no se iban a comunicar por mensajes con la nave que iba al frente, y tampoco entre sí mismos. Todo con tal de evitar que su llegada pudiera ser descubierta de forma innecesaria.

    Ace reflexionaba acerca de si había hecho lo correcto al haber dejado a un grupo muy numeroso de seres atrás con el fin de usar eso como argumento para que Asmir prestara más soldados garak a la misión. Si bien, había dado resultado, estuvo empezando a creer que podría haberlo conseguido si hubiera llevado a más gente junto a él, y de esa forma, comprometer a menos de sus compañeros a ser capturados por Allecreod.

    Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando la puerta se abrió, dejando a alguien el ingreso a la sala. Agustina hizo acto de presencia. La chica saludó levantando la mano y luego caminó hasta colocarse al lado de su pareja, recostando su cabeza sobre sus hombros.

    — No me despertaste — le decía en una voz muy baja — Creí que querrías estar conmigo siempre.

    — Y lo quiero, es solo que necesitaba un tiempo para pensar — Ace contestó apreciando el cariño que ella le mostraba — Pronto llegaremos a ese planeta. Podríamos pasar muchas horas o incluso días esperando la llegada de esa gente.

    — Yo también estoy nerviosa por saber qué es lo que ocurrirá, pero tengo fe en que nuestros amigos están bien — le contestó Agustina, intentando tranquilizarlo — Y si no lo están, entonces, Allecreod va a pagar por todo.

    — De eso no me quedan dudas — Ace respondió, estando seguro de que vengaría cualquier daño que hubieran podido sufrir sus compañeros — Pero ruego para no tener que pelear. No de forma innecesaria.

    — Ace, solo quiero decirte una cosa — la chica lo miró a los ojos e hizo que él hiciera lo mismo — No te sientas mal por esto. Tendrás tu oportunidad para ser comandante más adelante. Y si sirve de algo, para mí tú eres el mejor.

    — Gracias, cariño — Ace contestó con dulzura ante las palabras de la chica — No tengo nada que reprocharme a mí mismo, ni tampoco a las decisiones del comandante Zion. Wagner merece el puesto de comandante.

    — Tú también lo mereces, y algún día lo tendrás — la chica le contestó — Aunque… si logramos descubrir las respuestas, puede que pasemos a vivir una vida tranquila, y que ya no sea necesario que sigamos luchando.

    — Sueño con ese futuro para nosotros dos — Ace apoyó su mano sobre el hombro de su novia — Vivir una vida tranquila. Sin más exploración de planetas peligrosos, sin más conflictos con seres extraterrestres. Sin conflictos en general.

    — Cuando esto acabe, lograremos vivir felices — Agustina se colocó cerca de él — He soñado con nuestro futuro. Tú y yo estábamos sentados en la costa, juntos. Mirando hacia el mar, con una niña y un niño pequeño en nuestros brazos.

    — Daría cualquier cosa para que ese sueño fuera realidad el día de hoy — Ace expresó sus deseos.

    — Algún día lo haremos realidad — su novia contestó con felicidad al ver que Ace compartía su deseo — Pero lo mejor será no distraernos. Déjame vigilar a mí, tú puedes ir a descansar un poco.

    Haciendo caso a la chica, el soldado de Zenith se acercó a ella para darle un abrazo previo a retirarse de la sala. El soldado, tras terminar con ese gesto con la chica, la miró a los ojos con gran seriedad.

    — Recuerda que debes tener cuidado — Ace lo decía con preocupación notable — Más que nada luego de que…

    — Lo sé, y te prometo que seré cuidadosa — Agustina le contestó con una sonrisa — He aprendido a pelear a mi modo junto a ti, Thomas y Gwyn. No será un impedimento.

    — Es solo una advertencia para que estés alerta en todo momento.

    Ace, tras haber dicho esas palabras, abandonó la sala de comandos dejando a Agustina en soledad en la misma. La chica, al haber quedado sola, recordó lo acontecido en el planeta Fientlig tras su tercera exposición a la radiación.

    […]

    La tripulación completa estaba cerca de las tres naves con las que emprenderían el viaje hacia Garak para posteriormente dirigirse al planeta de Allecreod. Todos los seres allí presentes tenían su vista fija en Agustina. La soldado de Zenith se había expuesto por tercera vez a los efectos de la radiación que los meteoritos que provocaron la Gran Catástrofe desperdigaron por todo el interior de la cueva situada en el interior de la montaña. Era la primera en exponerse más de dos veces a los efectos de esta. Igual que la vez en que estuvieron en el planeta, Thomas y Gwyn no entraron por precaución. Ace, por su parte, se mantuvo fuera para que no se repitiera la traumática experiencia del infarto que había sufrido luego de su segunda exposición.

    Orikrof y Valmer, seres de especies que no se ven afectados por esa radiación extraña de origen desconocido hasta el momento por la alianza, fueron quienes acompañaron a la chica para escoltarla. Agustina se mantuvo un largo tiempo allí, en total calma y sin mover ni un solo centímetro su cuerpo. Supieron que los efectos no serían inmediatos, por lo cual el grupo optó para volver a las naves para ver si allí se daban los resultados.

    La soldado extendió sus manos, lista para intentar disparar nuevamente fragmentos de energía. Dispuesta a comprobar también el estado de su cuerpo luego de una acción como esa, la chica comenzó a concentrarse. Todos los que estaban a su alrededor la miraron con seriedad, especialmente Ace, Rayko y el comandante Stones.

    El tiempo pasaba, y pese a que Agustina se concentraba, no podía lograrlo. Luego de intentar de la misma forma en que lo hacía siempre, la chica se rindió. Supo entonces que su poder estaba perdido para siempre.

    Es inútil — la soldado habló con un tono triste, pero no quería llorar en medio de tanta concurrencia — No soy capaz de materializar energía en mis manos. Ya no volveré a utilizar ese poder nunca más.

    Lo lamento, Agustina — Rayko expresó su compasión por su prima, dado a que él adquirió su poder hace muy poco y pudo comprobar gracias a la misión de capturar a las bestias lo útil que podía ser — Pero no tienes que dejar que eso te aflija. Eres una excelente soldado. Tú formaste parte de los mejores nueve de tu promoción en la academia. Y eso no fue gracias a la energía.

    No… pero gracias a la energía he podido pelear contra varios enemigos a los que no podía hacer frente — Agustina presionó los puños en señal de frustración — Y ahora ya no podré volver a hacerlo. La energía nos ha salvado la vida en más de una ocasión, y ahora es algo que jamás volveré a tener. Eso quiere decir que me he convertido en la humana más débil del grupo.

    No digas eso, no es verdad — Ace se acercó a ella para darle su apoyo, tomándola de los hombros — Eres una chica bastante fuerte. Lo he comprobado con mis propios ojos. Esto es solo un contratiempo temporal, no un impedimento permanente.

    Ace tiene razón, Agustina, en los entrenamientos que tuvimos juntas has demostrado una gran fuerza y capacidad de combate — Gwyn saltó en defensa de la chica, sabiendo que lo requería — Con la daga que tienes, la energía ya no te es necesaria. Eres muy ágil y aprendes rápido a como moverte. Con más entrenamiento, podrás alcanzar tu anterior nivel, incluso podrías superarlo.

    Imagino que Lakor y Fairin hablan desde lo que han visto — el comandante Zion empezó a hablar con su seriedad característica — Pero es una obligación que te haga esta pregunta. ¿Te sientes en condiciones para poder seguir en la misión junto a nosotros ahora mismo? Si sientes que no estás a la altura de lo que vendrá, entonces este es el momento para retirarte de la misión, aunque sea temporal.

    Los garak y humanos miembros de la tripulación del comandante Zion centraron sus vistas en la chica, quien supo que, nuevamente, era llamada a decidir el destino que tendría ella en la misión. Miró fijamente los rostros de su novio, de su primo, y de sus dos compañeros. Pese a que no se sentía muy segura luego de que la esperanza para volver a usar sus poderes desapareciera por completo, ella sentía deseos de quedarse en la misión para seguir en la búsqueda de la respuesta junto a todos ellos. La respuesta no tardó mucho en llegar.

    Jamás voy a abandonar la misión — Agustina miró a los ojos al comandante de Zenith al momento de hablar — Entrené por mucho tiempo para esto, y fui elegida porque el esfuerzo que hice en cada entrenamiento fue considerado excepcional para poder ponerme aquí. No me voy a retirar de la misión y dejarlos a ustedes solos. Me quedaré en el equipo, y entrenaré hasta el cansancio hasta que pueda ser lo suficientemente fuerte como para no tener que depender de la energía nunca más.

    Las palabras de la humana dejaron a todos impresionados, principalmente a los nuevos reclutas del equipo de Zion. Dana, Melody y Kai vieron de primera mano la fuerza de voluntad de una soldado que había estado desde los inicios de la misión, y ver su valentía ante la pérdida de una habilidad que ellos acababan de ganar los dejó con una buena opinión de la chica.

    Tu prima es una gran guerrera — Melody susurró al oído de Rayko para que nadie más escuchara sus palabras.

    Les dije que les encantaría conocerla — Rayko sonrió ante las palabras dichas por su compañera — Cuando descubramos las respuestas, nuestra familia estará orgullosa de ella. Sin embargo, yo ya lo estoy.

    Luego de que el asunto de la incapacidad de la soldado para lanzar energía estuviera resuelto, pero no de la forma en la que todos ellos esperarían, el comandante Zion dio la orden a todos para que cada uno de ellos abordara su nave correspondiente y así marchar hacia su destino.

    Ya no nos queda nada más que hacer en este planeta — el comandante habló en voz alta, pero sin gritar innecesariamente — Tenemos todo lo que se necesita para poder darles un uso adecuado a las bestias, y si las cosas cuando conozcamos a Allecreod se complican, estaremos listos. Cada uno a su nave. Es hora de volver a Garak.

    […]

    Mientras tanto, en otra de las habitaciones de la nave, Gwyn y Thomas acababan de despertarse casi al mismo tiempo. La pareja de soldados había pasado esa noche juntos como todas las demás, cosa que ambos disfrutaban. Para ellos, la rutina era algo que disfrutaban con gran intensidad.

    — ¿Cómo amaneció la mujer más hermosa de la galaxia? — preguntó Thomas con una sonrisa.

    — Muy bien, a decir verdad — contestó Gwyn, apreciando esa clase de cumplidos de parte de su novio — ¿Y qué hay del chico más hermoso del universo?

    — No lo conozco, pero yo amanecí muy bien — Thomas contestó la pregunta de Gwyn con una pequeña broma.

    Gwyn dejó salir una pequeña risa ante el peculiar humor de Thomas. Era algo que ella apreciaba mucho de él. Además de ser una persona atenta y protectora, era muy agradable para ella estar cerca de él. Thomas sonreía a más no poder al ver a su chica riéndose. Era algo que disfrutaba mucho. Para él, el realizar la misión de explorar el espacio sería una tarea muy aburrida si no pudiera contar con ella a su lado. Cada día y cada noche daba las gracias por pasarlo con ella.

    Luego de que ambos ya estaban lo bastante despiertos, se fueron a desayunar juntos. No se tardaron mucho tiempo, bebiendo una sola taza de café cada uno y unas galletitas dulces. Una vez finalizaron, fueron a aprovechar el tiempo que tenían para entrenar. Supieron que la llegada al planeta estaba próxima, por lo que quisieron distraerse con algo, por más sencillo que pudiera parecer.

    El tiempo en la nave fue pasando, y finalmente, tras transcurridas unas cuatro horas, Ace los reunió a todos. La nave ya estaba por llegar a la atmósfera del planeta en el cual habían escuchado acerca de Allecreod por primera vez, y en el cual habían dejado a sus compañeros atrás para ir a buscar refuerzos. Viendo que aterrizarían y estarían en tierra firme en tan solo dos minutos, todos se reunieron en la sala de comandos, a la espera de que la nave terminara de descender.

    […]

    Las naves no tardaron mucho tiempo en entrar en la atmósfera, sin embargo, pese a que el aterrizaje estaba programado para que fuera en poco tiempo, hubo un cambio de planes. Ninguno de ellos tuvo en cuenta a la rotación del planeta, por lo cual, ya no era posible aterrizar de manera sencilla en el mismo lugar en el que habían llegado antes. Suponían que, tal y como habían dicho los habitantes de dicho lugar, Allecreod claramente visitaría a seres de otros lugares del planeta, sin embargo, la ventaja de la cadena montañosa era muy importante para ellos. Desconocían qué tan bien podrían ocultarse en otra sección del planeta, por lo que Ace eligió no arriesgarse y seguir explorando hasta dar con una que tuviera una vista parecida.

    La exploración por los aires demoró una media hora hasta que finalmente lograron encontrar aquel lugar. Ace dirigió la nave hacia la parte trasera de la cadena de montañas, por lo cual, deberían realizar una caminata muy larga para llegar hasta la cueva, sin embargo, valía la pena, ya que era el único lugar en el cual podrían ocultar naves de tan gran tamaño.

    La nave xaromitante fue la primera en aterrizar, seguida por la nave de Zion, luego la nave de Asmir, y por último la de Valmer. Una vez todas las naves estuvieron sobre tierra firme, las compuertas se abrieron y todos bajaron al mismo tiempo. Ace, Gwyn, Thomas y Agustina fueron los primeros. Zion, Orikrof y los cuatro nuevos reclutas de Zenith los siguieron. Asmir y su grupo de diez garak fueron los siguientes, y Valmer y otros diez garaks más fueron los últimos. Al momento de descender, todos los que no habían estado antes en aquel planeta sintieron el frío aire del lugar. El viento no soplaba con tanta fuerza como aquella última vez, pero sí se dejaba sentir.

    — Es un planeta horrible — Kai se quejó ante la vista de todos — No puedo imaginar algo peor que ser esclavo y encima tener que vivir en un lugar así.

    — Quién sabe si realmente los habitantes de este planeta vivieron siempre aquí o si fueron traídos desde otro lugar por Allecreod — Asmir estaba de acuerdo en que el planeta no era de su agrado — Después de todo, con un clima tan hostil, es muy probable que la población de este planeta nunca fuera tan numerosa. Debe estar lleno de recursos.

    — Podremos discutir esto en otro momento — Orikrof quiso que no se desatara una charla larga bajo el frío — ¿A dónde nos dirigiremos ahora Ace?

    — Tendremos que hacer una caminata muy larga para poder ingresar a una caverna en el interior de una montaña — Ace respondió a la pregunta del general — Una vez allí, habrá que esperar hasta que alguien se presente. Podría tardar una hora, un día o tal vez incluso una semana. Así que sugiero que tomemos las armas y una gran cantidad de provisiones. Salvo que alguien quiera quedarse en las naves.

    — Sin comunicación es un mal plan — Zion dio su opinión al respecto — Nadie se queda aquí, excepto por las bestias. No quiero tenerlas sueltas, ni mucho menos sacar las jaulas de la nave.

    — ¿O sea que nos tomamos mucha molestia para capturar animales para pelear por nosotros y luego resulta que no los haremos pelear? — preguntó Valmer, bastante molesto respecto a la situación.

    — Que no sepan que los tenemos — Ace contestó rápido — Si algo llega a salir mal, nuestro plan será descubierto y podrían terminar huyendo. Si ese es el caso, resultará mejor para todos que no sepan que usaremos las bestias hasta que estemos allí. El enemigo no puede prepararse para enfrentar algo que no conoce.

    — Inteligente — Zion admiró esa respuesta por parte de Ace — Yo estaba por comentar algo parecido. Todos tomen una cantidad de provisiones suficientes para dos días. En caso de precisar más, organizaremos salidas hacia las naves. Pero no llevemos en exceso.

    — Está decidido entonces, ya lo oyeron — Asmir miró a los suyos, haciéndoles saber que esa orden aplicaba para todos ellos.

    Fue así como el grupo, nada más salió de las naves, volvió a entrar para buscar tanto sus armas como suministros que fueran suficientes para dos días. Una vez que tuvieron lo que necesitaban, la marcha hacia el interior de una de las cuevas, cuya existencia estaba asegurada por el escuadrón de Ace, dio comienzo.

    Nada más inició, Valmer se acercó al líder de su especie para poder hablar con él en privado.

    — Sigo creyendo que debimos sacar una bestia al menos — Valmer susurró, puesto a que no quería ser escuchado por nadie más.

    — Órdenes son órdenes, Valmer — Asmir contestó con seriedad.

    — Órdenes de un muchacho que no es comandante, tú eres un líder, Asmir — Valmer no se vio feliz con esa respuesta de su líder — Estás por encima de él. Yo también lo estoy.

    — Pero no conocemos este planeta ni a los seres que habitan o que vienen aquí con frecuencia — Asmir quiso tranquilizarlo.

    — Ace tampoco los conoce, Asmir, él solamente estuvo un par de horas en este lugar — Valmer quería que entrara en razón — Creo que la precaución es buena, pero mucha precaución no lo es. Si nos llegan a atacar por sorpresa, cosa que es probable dado nuestro poco conocimiento del planeta, no tendremos cómo defendernos, más allá de las armas. Una bestia podría sernos muy útil.

    — Si nos atacan por sorpresa, las iremos a buscar — Asmir encontró una solución rápida para el problema.

    — Si nos lo permiten.

    — ¿Quién dijo que eso nos detendrá? Si nos enfrentan, devolvemos el fuego. Es así como hemos hecho contra los berrod. Esto no será diferente.

    — No estamos en nuestro planeta, Asmir. Esa ya es una gran diferencia.

    — ¿Está todo bien? — en la conversación se metió Thomas.

    Los dos líderes, el de la especie garak y el de un simple escuadrón, se dieron la vuelta y se dieron cuenta de que el soldado humano estaba justo detrás de ellos. Claramente, había escuchado gran parte de la conversación, pese al ruido que hacía el viento y pese a los susurros. Asmir no quiso quedar como un mentiroso frente al humano, quien seguramente esperaba una respuesta sincera, y fue eso lo que lo motivó a hablar.

    — Valmer cree que debimos haber traído una de las bestias para que sirva de apoyo en nuestra cruzada — Asmir contestó con la verdad — Lo he convencido de que no debe preocuparse por ello.

    — Si cuestionas la decisión de Ace, ¿por qué no lo discutiste en su momento? — Thomas se vio algo molesto por eso.

    — No quiero humillar al pequeño “comandante” ante la vista de sus amigos, es todo — Valmer contestó molestando aún más a Thomas — Mira, chico, él podrá ser un gran soldado, y podrá haber sido de gran ayuda en la guerra de los berrod. Pero me siento incómodo aceptando órdenes de alguien con un rango inferior.

    — No lo será por mucho tiempo — Thomas defendía a su amigo — Y no deberías subestimarlo, él es alguien inteligente. Cuando lo tuve de enemigo, sus planes me pusieron las cosas difíciles.

    — Eso no cambia las cosas, y no las cambiará — Valmer quiso terminar esa charla — Pero confiemos en él por el momento. Veamos si se gana su confianza.

    Thomas, luego de ver que no tenía sentido seguir discutiendo con él, se apartó del grupo de los líderes garak para volver con los suyos. No quería que Ace se sintiera menospreciado por uno de los garak que estaba al mando, pero tampoco quería que se comiera la cabeza con un conflicto innecesario, por lo que se mantuvo callado al respecto.

    […]

    Tres horas de caminata fueron necesarias, pero finalmente, el grupo completo logró llegar hasta la cueva. Decididos a no entrar para no asustar a los habitantes de ese lugar, el grupo continuó su marcha buscando alguna otra caverna disponible a la cual pudieran entrar. No muy lejos de la zona en donde se encontraba la caverna a la que entraron por primera vez, Gwyn y Thomas hallaron otra similar, solamente que esta estaba deshabitada por completo. Sabiendo que era la mejor opción, todos los miembros de la alianza entraron a la misma.

    El lugar estaba en completa oscuridad, hasta que garaks y humanos activaron las linternas de sus armaduras. Sabiendo que la batería no era infinita y que desperdiciarla en una situación así no era totalmente necesario, buscaron la forma de encender una pequeña fogata. Desafortunadamente para ellos, en el lugar solamente había piedras y minerales en las paredes y el techo. Ni un solo rastro de madera u algún otro objeto que pudieran usar como combustible para una fogata pequeña. Decididos a no gastar tanta energía, exploraron la caverna para asegurarse de que no hubiera una zona peligrosa donde pudiera tener lugar un derrumbe, y luego de ver que el lugar era lo bastante sólido para poder soportarlo, las luces se apagaron.

    Nadie podía ver nada, por lo cual, el grupo decidió que se quedaría cerca de la entrada, para poder aprovechar un poco la escasa luz de estrellas lejanas que llegaba a tocar la superficie del planeta. Era muy difícil ver, pero era lo único que tenían. Luego de acomodarse, el grupo supo que era solamente cuestión de esperar a que una nave apareciera en el cielo del planeta.

    — Tal y como lo conversamos, podríamos estar aquí una sola hora, o una semana entera — Zion declaró ante todos los presentes — Por lo tanto, empecemos a discutir las posibilidades que no hemos podido hacer dada nuestra salida repentina y nuestra incomunicación en el viaje.

    — ¿Qué opciones tenemos, comandante Stones? — Kai fue el primero en hablar — Podemos quedarnos afuera de la cueva y observarlos a la distancia, pero eso podría hacer que nos descubran. Sin embargo, si nos quedamos dentro, podríamos no verlos venir.

    — ¿Es obligatorio que tengamos que capturar solo a uno de ellos? — Melody preguntó tras lo que había dicho su compañero — Dudo mucho que tomen mucha distancia los unos de los otros. Si es el caso, deberíamos capturar a varios de ellos.

    — ¿Realmente quieres enfrentarte a todos ellos, humana? — Valmer contestó, en desacuerdo con lo que ella propuso — Claro que lo haremos si no nos queda otra opción. Pero si se puede, capturaremos solo a uno. Será difícil que no noten la ausencia de uno de ellos, pero si desaparecemos rápido, lo lograremos. Es la única alternativa, por lo que se ve.

    — Salvo que ellos traigan a nuestros amigos hacia aquí — Gwyn expuso su opinión.

    — Eso es soñar demasiado — Valmer lo veía improbable — Incluso aunque Allecreod fuera una buena persona y hubieran formado un pacto amistoso con él, no tienen forma de saber que estamos aquí. Nuestra gente no vendrá a bordo de esa nave, por desgracia.

    — ¿Qué sucederá si efectivamente ellos han atacado a los nuestros, y si al venir aquí nos buscan para eliminarnos? — Rayko tuvo esa duda en su mente — Si eso ocurre, no se van a separar entre ellos. Y será imposible capturar a uno sin enfrentar al resto

    — En caso de que esa posibilidad sea real, entonces habrá que pelear contra todos. Matar a varios y dejar a alguno de ellos con vida para que nos pueda dar la información que necesitamos — Dana asumió que era lo más probable.

    — Es exacto — Thomas respondió.

    — ¿Y qué tal si se ven con buenas intenciones al venir aquí? — Kai pensaba que podrían desperdiciar una oportunidad muy buena — Si no se ven hostiles al venir, quizá es porque el grupo de Wagner ha logrado pactar una alianza con ellos. Si terminamos atacándolos y nos descubren, lo habremos arruinado todo.

    — Peor aún, los habremos puesto en peligro — Orikrof pensaba con seriedad lo que el chico decía — Pero es un riesgo que habrá que correr. No hay forma de saber lo que queremos sin acercarnos y capturar a uno de ellos.

    — Todo este plan que han hecho puede arruinarlo todo si sale mal. Todo dependerá de qué tan bien reaccionemos ante la actitud que muestren estos… — Valmer no conocía el nombre de la especie de Allecreod — Seres, por así decirlo.

    — Sabremos más cosas acerca de Allecreod cuando tengamos capturado a uno de los suyos — Asmir contestó ante uno de los suyos — Y entonces, sabré si puedo estar tranquilo o si tengo que alarmarme.

    — Esperemos lo mejor — Rayko no quería imaginar que su primer conflicto con otra especie inteligente fuera en contra de un conquistador de planetas — Para nosotros como para los demás.

    — Si Allecreod resultó ser alguien hostil, entonces, Stones y su escuadrón estarán condenados — Zion expresaba su preocupación al respecto del bienestar de su hijo — Fue una decisión tomada por él. Espero que se haga cargo de todo lo que venga después — Zion tomó una pausa antes de continuar — Y quiero dejar esto en claro… Por más que me duela decir esto, si descubrimos que todos los nuestros han sido asesinados, ya no tendremos nada que hacer aquí. Nos alejaremos de este lugar y nos aseguraremos de que Allecreod ya no nos encuentre. No seremos capaces de recuperar sus cuerpos si efectivamente están muertos. Pero si nos mantiene a salvo, así tendrá que ser.

    Puestos a esperar por la llegada de una de las naves conducidas por Allecreod, o bien por uno de los suyos, los veintidós guerreros de la alianza que habían acudido al planeta Nokadro para su rescate decidieron irse a comer o a descansar para no estresarse demasiado. No les haría ningún bien pensar en buenas o malas posibilidades, por lo que optaron por no pensar en eso directamente. Tres garak se encargaban de mantener la vigilancia puesta en el cielo, atentos a la aparición de alguna nave espacial en la zona para alertar a los demás, mientras que el resto se protegía del frío ambiente del planeta en el interior de la cueva.

    […]

    — ¡Llegada a Nokadro en diez minutos! — gritó el general Raumod.

    Todos los soldados de la nave, los cuales eran unos veinte en total, escucharon el grito de alerta de su general a través de los altavoces de esta. El general se apartó de los altavoces y se paró cerca de una pantalla holográfica para poder abrir el mensaje que Allecreod le envió en el momento en el que él se encontraba en el planeta Triyr. El ryfier seguía incrédulo ante todo lo que decía. Pese a haberlo leído ya dos veces, no podía encontrar la forma de aceptar que un grupo de humanos hubiera sido capaz de causar estragos en el planeta Triyr, mucho menos, que tuvieran el atrevimiento de engañar a Allecreod.

    El general creyó que eso solamente sería posible si ellos lo conocieran, pero de ser ese el caso, quería decir que el Dominio de Allecreod no era tan seguro como él y su líder lo hubieran creído. Su lectura fue interrumpida cuando escuchó como la puerta que daba acceso a la sala de comandos de su nave se abrió, dejando el paso a dos soldados ryfier que habían ido a sustituir al general en su labor de guardia. Uno de estos era un hombre, y el otro era una mujer. Dicha guerrera tenía rasgos muy parecidos a los del soldado masculino, con la diferencia de que sus caderas eran más anchas y su pecho era más voluptuoso. Los rasgos faciales eran idénticos, a excepción por el tamaño de la nariz y los labios, y su cabello que era más largo.

    — General Raumod, permítanos reemplazarlo — la mujer dijo con ganas de que el general se retirara.

    — No hace falta, me encuentro bien como para seguir por mi cuenta — contestó fríamente el general, creyendo que lo estaban subestimando — En edad, los supero a ambos por ciento cincuenta ciclos, pero eso no me convierte en un viejo.

    — No era una falta de respeto, general — el ryfier quería que les permitieran tener el mando — Nosotros queremos ser tenidos en cuenta en el futuro. Y jamás lo seremos si no empezamos a mostrar algo de iniciativa.

    — ¿No son tenidos en cuenta? — con sorpresa, Raumod contestó de forma irónica — ¿En dónde crees que estás ahora? Allecreod me pidió que llevara a los mejores a un posible enfrentamiento con invasores, y te elegí tanto a ti como a tu pareja. Si eso no es ser tenido en cuenta, no sé qué es.

    — No nos referíamos a eso, general — la mujer contestó, esperando que el general no malinterpretara sus palabras — Hablamos de subir nuestro rango. Ser un soldado destacado está bien, pero no es el límite que nos hemos puesto cuando nos pusimos a entrenar.

    — No suenen como si fueran niños, porque no lo son — el general Raumod se vio algo molesto ante ese pedido — Dejaron de ser niños cuando cumplieron ciento veinte ciclos, así que, ese comportamiento está fuera de lugar en ustedes dos. Un rango militar no se exige, ni se pide ni se mendiga. Un rango se gana. Si quieren subir, destaquen en esta misión. Capturen o maten, o ambas ya que estamos en eso, a un gran número de invasores. Eso hará que yo los considere más que simples soldados. Ya tienen la oportunidad ahora que van en la nave hacia un posible enfrentamiento.

    — Lo sentimos, general.

    — Lo que de verdad me preocupa es que me ofrecieron reemplazarme, como si quedar al mando durante diez minutos fuera a ser algo destacable.

    — No es destacable, pero es un pequeño paso para que usted empiece a confiar.

    — Ya confío, soldados. Por algo están a bordo de esta nave. No se preocupen por subir de rango, preocúpense más por luchar ferozmente y defender el Dominio de los invasores. ¿Tengo la necesidad de explicar alguna cosa más?

    — No general, lo comprendemos bien — la mujer contestó algo apenada por no haber podido conseguir lo que quería para ella y para su pareja.

    El general los vio retirarse de la sala con una mirada muy seria. Esa interrupción no fue del todo agradable, pero al menos así pudo distraerse durante cuatro minutos. Los otros seis que restaban hasta que su nave llegó al planeta Nokadro fueron algo más aburridos a comparación, pero no tardaron en transcurrir.

    El general pudo ver por las pantallas, monitores y sensores de la nave que ellos ya habían entrado en la atmósfera del planeta en donde vivían los esclavos nokradinos. Sin intención de desperdiciar minutos yendo a ciegas, el general presionó dos botones y accionó un comando que mostró un mapa holográfico de color azul de la superficie del planeta, marcando con un punto blanco la ubicación de la nave en la que viajaba el general y los veinte soldados elegidos para la misión. En otro sector del mapa se mostró un punto de color rojo, casi anaranjado, el cual marcaba la posición de la cual se había enviado el mensaje que la tecnología de comunicaciones del Resguardo o coliseo de la vida, como los humanos lo habían llamado, fue detectada. El general esbozó una sonrisa cuando vio que no habían entrado a la atmósfera desde una distancia tan lejana.

    Raumod avanzó hasta los altavoces para poder comunicarse con todos los guerreros que viajasen a bordo de su nave.

    — En seis minutos estaremos en la primera zona en la que vamos a buscar — el general se mostraba ansioso porque llegara el momento de descender — Prepárense para entablar una batalla contra los invasores. Ya demostraron que no vinieron al Dominio con buenas intenciones, así que fingir amabilidad frente a ellos para intentar guardar las apariencias no sirve para absolutamente nada. Ellos vinieron a pelear, así que hagámosles saber desde el primer momento que les vamos a dar lo que han venido a buscar. Nuestra primera tarea cuando aterricemos será ir a las cuevas de los nokradinos y comprobar de primera mano el daño que estos les pudieron haber hecho.

    […]

    Tan solo unas dos horas habían pasado desde que la tripulación de la alianza había se había asentado en el interior de la caverna para esperar por la llegada de una de las naves de Allecreod. Felices por saber que no tendrían que gastar muchos de sus recursos en una espera tan larga, los garaks lograron divisar a la perfección como una nave se aproximaba desde la atmósfera hacia su ubicación.

    — Vienen hacia nosotros — dijo uno de ellos, alegre por saber que la espera terminó, pero nervioso por saber que podría seguir una pelea.

    — Alerten a los demás, yo vigilaré — dijo otro de los garak, quien no tenía pensado perder de vista la nave.

    Fue así como dos de los garak entraron al interior de la caverna en donde los demás miembros de la tripulación se encontraban en descanso. Algunos dormían tras haber comido algo, otros se habían ido a dormir sin comer nada, y otros se encontraban comiendo en ese momento. En la oscuridad de la cueva, los soldados del Zenith escucharon pasos acelerados de dos garaks acercándose a ellos, por lo que encendieron las linternas de sus armaduras para poder ver a qué se debía esa entrada tan apresurada, aunque se lo podían imaginar casi sin problemas.

    — Ya llegaron, es solamente una nave — informó uno de los garak ante todo el grupo.

    — Es una sola la que ha pasado por aquí, pero no nos confiemos, podrían haber traído más — el comandante Stones se puso de pie y empezó a marchar hacia la entrada — No quiero a nadie desarmado. En caso de que intenten lanzar alguna clase de ataque, tendremos que defendernos.

    — Llegó el momento de conocer a Allecreod en persona — Thomas se puso algo nervioso al pensar en esa posibilidad — Por las buenas o por las malas.

    — Asumiendo que él haya venido aquí en persona — Valmer no creía que ese fuera el caso, pero no por ello lo descartaba — Siendo un líder, creo que es más probable que él se encuentre en su planeta, sea cual sea.

    — Me refería a que la llegada de esa nave nos guiará hacia su planeta — Thomas aclaró el significado de sus palabras.

    — Si Allecreod le ha hecho algo a nuestros compañeros, quien realmente nos va a conocer será él — Ace se hizo esa promesa a sí mismo mientras comenzaba a caminar hacia la entrada de la caverna.
     
    Última edición: 5 Noviembre 2021
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    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Bueno amigo, antes de comentar el capítulo (el cuál me ha gustado y es evidente que asienta las bases de lo que viene en la recta final), responderé a la explicación que pusiste al inicio del capítulo. Yo recién llego de una semana de vacaciones en el trabajo, por lo que esta próxima semana tendré bastante trabajo, debido a que mi compañero coge su semana libre y debo sustituirlo en sus horas. Eso no significa que no vaya a poder leer el próximo capítulo, pero hay una alta posibilidad de que así sea. Así que siéntete libre de publicar cuando te venga bien, porque yo leeré también cuando pueda. Si viese que se me juntan muchos capítulos en estas semanas, entonces te pediría que parases una semana la publicación. Pero esto ya es algo realmente improbable. En fin, esto era todo lo que quería decir respecto a tu explicación.

    El inicio del capítulo muestra a un Ace pensativo con todo lo que está por venir, momento en el que Agustina entra en escena. Me ha parecido una escena algo tierna por el hecho de lo que quieren para su futuro, pero son ese tipo de charlas que se dan antes de una muerte de alguno de ellos o previo a una auténtica guerra. Ya sabes que Ace es mi favorito y Agustina no me desagrada, por lo que ver morir a alguno de ellos sería doloroso, uno más que el otro. Vemos también mediante un flashback que la chica se expuso por tercera vez a la radiación de Fientlig, sin éxito. Es una mala noticia para ella sin duda, pues disparar energía es un poder bastante útil. Evidentemente, por muy buena y ágil que sea peleando y con la daga de Qaior, parte en clara desventaja a diferencia de sus compañeros. Llámame pesimista, pero creo que Agustina tiene todas las papeletas para morir en esta quinta parte. También vemos a la pareja de Thomas y Gwyn, la cuál me encanta. Quién iba a decir al inicio de la historia que estos dos acabarían juntos y estarían mucho tiempo así. Son dos personajes que me gustan mucho y me alegra verlos felices. Simplemente espero que no sufran daño alguno, aunque eso es pedir demasiado viendo lo que está por venir.

    Los grupos de Ace, Zion, Asmir y Valmer llegan finalmente a Nokadro, aterrizando y dirigiéndose a las cuevas donde en su primera llegada se encontraron con los esclavos de Allecreod. Siento que por mucho que escondan las naves, no será problema para el general Raumod encontrarlas, pues conocen bien el planeta en teoría. Además, el grupo no se lleva las bestias consigo, algo lógico porque son una baza para usar en caso de batalla total. Valmer no parece de acuerdo con esto y lo conversa con su líder Asmir, quién parece tener más cabeza. Valmer parece que será el típico personaje que llevará la contraria siempre y este tipo de personajes suele terminar haciendo algo que no debería. Thomas oye parte de la conversación y les hace saber a ambos que Ace es un tipo inteligente que sabe lo que hace. No culpo a ambos garak por desconfiar mínimamente de que un joven que ni es comandante les esté "guiando" de cierta manera, pero el chico conoce el lugar más que nadie allí y a la hora de liderar, ya están Zion, Orikrof y el propio Asmir para decidir. Valmer es un poco molesto con sus quejas. Y valoro la sinceridad de Asmir, pues aunque Thomas había escuchado algo de la conversación, el garak podría simplemente haber terjiversado la verdad.

    Luego vemos al escuadrón de Raumod, el cuál está llegando en su nave al planeta. Me ha gustado ver lo que piensa el general de Allecreod, pero siento que la conversación con esos dos guardias respecto a escalar rangos y demás ha sido un poco de relleno. No me ha desagradado, obviamente, pero la siento un poco fuera de lugar. Esos dos guardias son idiotas si piensan que a Raumod le preocupa ahora mismo ver si sus soldados son buenos o aptos para llegar a algo más.

    Finalmente, volviendo a los grupos de Ace, Zion, Asmir y Valmer, vemos que varios garaks patrullan la entrada a la cueva para vigilar, encontrándose con la llegada de sus posibles enemigos. Parece que sí o sí va a haber pelea, pues Raumod va a ello y el grupo del Zenith atacará al mínimo movimiento sospechoso. Mención especial a la frase final de Ace, ha quedado de auténtico badass y da un buen cierre al capítulo XD.

    Estaré expectante ante lo que suceda en el próximo capítulo, el cuál no se si podré leer esta semana que entra. Que lo leeré en algún momento es un hecho, no me lo pienso perder, pero como dije al inicio del comentario, esta semana tendré más trabajo del normal. Espero poder leer pronto. Un saludo, amigo.
     
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  17. Threadmarks: El misterio que acecha los planetas
     
    Agus estresado

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    Saludos. Es hora de publicar el capítulo de esta semana. Quiero agradecer a Resistance por leer semana a semana esta historia. Así como también a Zurel , quien lleva la lectura a su ritmo pero con constancia. Gracias a ambos por los comentarios y el apoyo.

    Ahora, tengo unas cosas que decirles sobre la publicación de la historia. Alerta de mucho texto.

    En cuanto a la publicación durante mi epoca de examenes, ya tengo mejor esquematizadas las fechas de la universidad. Podré publicar capítulo el sábado 20/11 (la siguiente semana). Siempre y tanto no ocurra un imprevisto, publicaré esa semana. Ahora, las otras 2 semanas siguientes no podré hacerlo por las fechas. Para resumir, el día 20/11 publicaré el capítulo 32 y luego pausaré la publicación hasta el día 11/12 donde retomaré con el capítulo 33.

    Y quiero anunciar también otra cosa. Se acercan las fiestas de fin de año, y son fechas donde creo que todos en mayor o menor medida, estaremos ocupados, al menos en mi caso así será. Y dado a que los capítulos del 33 al 36 son muy largos, creo que lo mejor será publicar uno cada dos semanas. Eso les dará más tiempo a ustedes para leer los capítulos que tienen una extensión mayor a la normal. Lo hago así porque son varios capítulos seguidos los que están construidos de esa forma. Y sé que no es lo mismo leerse un capítulo de 10000 palabras una vez cada año que tener que leerse 4 capítulos de 9000 en un mismo mes, semana tras semana (sumado al hecho de que son las fiestas). Y tengan en cuenta que yo antes de publicarlos, tengo que revisarlos y es ahí cuando los leo no solo una sino dos veces XD.

    Por lo tanto, el calendario de publicación sería mas o menos así:
    Sábado 20/11 -> Capítulo 32
    Sábado 11/12 -> Capítulo 33
    Sábado 25/12 -> Capítulo 34
    Sábado 8/1 -> Capítulo 35
    Sábado 22/1 -> Capítulo 36 (este capítulo tiene una longitud de casi 20000 palabras)

    Probablemente repitamos lo mismo para el final de la parte VI donde los capítulos son mucho más largos que los del final de la parte V con excepción del último. Sin más que decir, les dejo con la lectura.





    El misterio que acecha los planetas:

    Las aguas del mar Ojotsk se encontraban moviéndose con tranquilidad. La marea no estaba tan agitada, y el agua no estaba lo suficientemente fría como para que se congelara. Gracias a esto, un buque militar de la nación de Rusia se encontraba navegando las aguas con total tranquilidad. Su misión de patrullar la frontera marítima era una tarea rutinaria que en ocasiones se volvía muy aburrida, pero todos los que iban a bordo preferían el aburrimiento de la rutina que el estrés de un combate, por lo cual, daban las gracias por vivir en ese período donde abundaban momentos de paz.

    En el interior del buque de gran tamaño, se encontraba un grupo conformado por treinta marines, incluidos los oficiales al mando. Todos los miembros a bordo de este eran hombres y mujeres de la nación rusa, con la excepción de uno de ellos, quien contaba con rasgos orientales. Dicho marine portaba una armadura negra con el dibujo de un oso polar en la parte del frente, mientras que los demás marines a su alrededor simplemente contaban con armaduras metálicas de color negro. El soldado con rasgos asiáticos caminaba ida y vuelta por el interior del navío, recorriéndolo de un lado hacia otro, esperando alguna novedad de alguno de sus soldados, pero estas no llegaban. El silencio era sepulcral, incluso llegó un momento en el que podía escuchar el ruido de sus pisadas y de su respiración.

    Sin embargo, las noticias no tardaron en llegar. Cuando entró a una sala de máquinas de cómputo, en las cuales se podía ver una gran cantidad de equipos siendo operados cada uno por un marine con conocimiento suficiente de tecnología, uno de ellos le llamó la atención.

    — Capitán Yukimura — uno de ellos levantó la mano, ganándose la atención del hombre, quien se acercó hacia él para observar lo que estuviera ocurriendo.

    — ¿Ocurre algo? — preguntó el capitán, quien empezó a mirar el monitor del trabajador.

    — El buque ha detectado un artefacto extraño recorriendo el cielo de nuestro territorio — le contestó quien había descubierto dicho artefacto — Pero cuando revisé el video de la cámara, no he podido ver nada.

    — ¿A qué te refieres con qué no has visto nada? — el capitán se sintió extrañado con esa declaración — ¿Estás seguro de que el radar no ha fallado?

    — Imposible, capitán, lo revisé yo mismo esta mañana — el trabajador tecleó una combinación de teclas en su dispositivo.

    Detrás de ambos, se activó una luz que dejó ver un holograma mostrando el mapa del país. Sobre el mismo, se hizo presente un punto que empezó a parpadear con una gran frecuencia. El capitán y todos los trabajadores de la sala se dieron la vuelta para verlo con sus propios ojos.

    — Ahí está, describe un movimiento circular uniforme en su desplazamiento — explicó el trabajador a todos sus colegas — No varía su velocidad angular ni su radio de rotación respecto a la Tierra.

    — ¿Puedes mostrarme un video de la zona aérea en la que se encuentra dicho artefacto? — preguntó el capitán, esperando encontrarse con una pantalla que no pudiera mostrar nada, dadas las declaraciones de su marine.

    — Como lo ordene, pero el resultado será el mismo.

    Fue así como el trabajador del barco cambió el modo de su monitor para que mostrara imagen completa del cielo que se encontraba bajo vigilancia de su unidad. Tal y como lo había dicho, no se podía ver nada en la imagen, lo que quería decir que el artefacto que estuviera sobrevolando el cielo del planeta era totalmente invisible, pero no por eso indetectable para el radar.

    — ¿Por dónde va a pasar ese objeto no identificado? — preguntó el capitán, con deseos de saber la respuesta.

    — En unos cuarenta minutos va a pasar justo por encima de nosotros — contestó el trabajador que lo había descubierto — Suponiendo que no varíe su velocidad o trayectoria durante ese tiempo.

    — Capitán Yukimura, ¿qué es lo que tiene pensado hacer? — otro de los marines a bordo del buque vio la expresión seria que puso su superior.

    — Esto se trata de una maniobra de espionaje en contra de nuestra nación — molesto, el capitán dejó salir una gran frustración de su interior — Sin duda alguna, Zenith está detrás de todo esto. Magnus ha conseguido que sus ingenieros logren fabricar alguna especie de metal que refleje toda la luz solar que pase cerca, para crear la ilusión de invisibilidad para su satélite. Pero no contaba con nuestro avanzado sistema de detección y rastreo. Lo hemos descubierto.

    — ¿Vamos a denunciar espionaje ante las naciones del mundo? — preguntó otro de los marines en la sala.

    — No podemos hasta no tener pruebas, lo que implica que vamos a tener que derribarlo — el capitán sentenció con seriedad — Haré que muevan el barco y que traigan un equipo de buzos y submarinos para que recojan los pedazos que queden de él. Una vez que lo tengamos, analizaremos más a fondo el artefacto y veremos de qué clase de tecnología está hecho. Luego de eso, haremos la denuncia frente a todas las naciones.

    — ¿Y qué es lo que haremos cuando Zenith responda? — preguntó otro de los presentes.

    — No toleraré esta clase de acción de parte de ellos — el capitán se vio muy determinado — Haremos que confiesen todo lo que tienen planeado hacer con la información que han estado robando desde quien sabe cuánto tiempo, y luego, decidiremos si iniciaremos acciones en su contra.

    — Son muy estúpidos al intentar provocarnos de esa manera — declaró otro de los trabajadores — Es eso, o ellos mismos son muy confiados.

    — Sea como sea, en unos cuarenta minutos se van a llevar una sorpresa desagradable.

    […]

    Al cabo de treinta y cinco minutos, un nuevo buque, pero de tamaño menor y con una grúa de metal se acercó hasta la posición a la que se había desviado el buque que había logrado descubrir el misterioso objeto en el cielo. Dos submarinos lo acompañaban, listos para poder realizar la búsqueda de los restos que quedaran del objeto en el momento que este fuera a ser derribado. En todo el tiempo transcurrido, el artefacto no había variado su velocidad ni su trayectoria, por lo que todos estaban seguros de que podrían derribarlo con éxito. En la cubierta del primer buque se encontraba el capitán Yukimura junto con otros cuatro marines. Mientras que, en el segundo buque, solamente se encontraban dos personas. Una de ellas tenía puesta una armadura militar, del mismo estilo, mientras que la otra contaba con un abrigo muy grueso para protegerse del frío.

    Una plataforma metálica se extendió desde el primer navío hacia el segundo, permitiendo que el hombre con el abrigo pudiera hacer un cambio hacia el otro vehículo naval. Una vez que caminó sobre la plataforma, logró llegar hasta su destino, donde el capitán Yukimura estrechó su mano con una sonrisa en señal de lo que parecía ser una gran amistad.

    — Capitán Renji Yukimura — expresó el hombre con el abrigo, mientras apretaba la mano de quien era su amigo.

    — No es necesario que uses el formalismo conmigo — contestó Renji con una gran sonrisa, mientras imitaba el gesto de su conocido — Para ti soy solamente Renji. De la misma forma que para mí tú eres solamente Vitali.

    — Es solo que no quería tratarte de esa forma frente a tus soldados, es todo — contestó el hombre que respondía al nombre de Vitali, para luego lanzar una pequeña risa que fue compartida por Renji.

    — Ellos me respetan por mi persona, no por mi rango militar, así que no te preocupes — le respondió el capitán del buque — ¿Cómo has estado? Sé que tu pequeña ya ha cumplido tres años.

    — En realidad, los cumple dentro de tres semanas — contestó el hombre — El tiempo en el mar te ha desorientado un poco. ¿No crees que te está afectando?

    — Vaya, pues parece que es la pura verdad — contestó Renji algo avergonzado de haberse equivocado — Pero eso es bueno. Tal vez pueda pedir un permiso especial y pueda asistir a la fiesta.

    — Mi esposa y yo te recibiremos con los brazos abiertos, amigo — Vitali se mostró amigable ante la propuesta de su amigo — Pero primero, parece que tendremos que ocuparnos de algo importante. No me dieron muchos detalles en el barco, así que cuéntame.

    — Un satélite, una mini nave, o lo que sea que haya en el cielo nos está espiando — respondió el capitán, dejando su tono amigable para adoptar un tono serio — No puede ser captado por las cámaras, pero sí por los radares. Así que tendremos que derribarlo si queremos probar que Zenith está detrás de todo esto.

    — ¿Crees que puedan ser ellos? ¿Qué tal Black Meteor? — preguntó Vitali, poniendo otra hipótesis en la mesa — Podrían hacerlo intencionalmente para que creamos que se trata de una acción de Zenith.

    — Tiene sentido, ya que ellos se beneficiarían de un conflicto entre Zenith y cualquier otra nación — Renji contestó, creyendo que la idea de su amigo no era tan descabellada — Pero no creo que tengan la capacidad para esto. Apuesto mi jubilación a que se trata de la gente de Zenith.

    — Bueno, en ese caso, Magnus tendrá que inventarse una excusa muy buen para esto — contestó su compañero — ¿Cuándo lo van a derribar?

    — En segundos — Renji se apartó un poco de su amigo.

    Vitali vio como Renji se acercó hacia una reja en la cual apoyó sus manos para luego levantar su cabeza hacia arriba. El capitán del buque ruso estuvo así durante unos diez segundos hasta que una pequeña alarma sonora se hizo presente, activándose y dejando salir un sonido con frecuencia muy breve, pero con una gran potencia. Esa era la señal que él estaba esperando.

    — Derríbalo… ahora — Renji habló, lo que quería decir que su armadura tenía activa un sistema que lo comunicaba con el interior de su buque.

    Tres segundos después de dada la orden, un pequeño misil salió despegado hacia el cielo a gran velocidad. Debía alcanzar la posición exacta en la cual iba a pasar el objeto, por lo que los marines estuvieron utilizando sus equipos para calcular las condiciones del lanzamiento, junto con las condiciones climáticas que pudieran generar un desvío en el misil a su objetivo.

    En poco tiempo, el misil subió hasta alcanzar su objetivo, estallando repentinamente, ocasionando la destrucción parcial del objeto que se encontraba sobre el cielo. Desde la superficie del océano se podía ver como varios pedazos de metal caían hacia las aguas del mar, para luego comenzar a hundirse.

    — Les toca a los buzos — decía Renji, que luego se soltó de la reja para ir a ver a Vitali y a sus otros soldados.

    Los submarinos se sumergieron al agua para permitirles a los buzos la iluminación suficiente para buscar los trozos de metal caídos del cielo. Del segundo buque, varios buzos saltaron hacia las profundidades, mientras que otros trabajadores que estaban a bordo de este arrojaron jaulas de metal para que pudieran colocar allí los trozos que fueran encontrando.

    La búsqueda demoró un total de diez minutos, y finalmente, las jaulas y los buzos emergieron del mar. Tres jaulas en total, cada una con un trozo del metal del objeto destruido. Usando la grúa del segundo buque, las jaulas fueron subidas a la cubierta del primer buque, donde varios trabajadores las abrieron para llevar los metales hacia adentro, en donde los secarían antes de poder estudiarlos.

    Un tiempo después, Renji y Vitali se encontraban en una sala, junto con varios otros marines e ingenieros. Según las palabras de uno de los que se encontraba analizando el metal, estos ya estaban secos, lo que permitiría que su estudio fuera más sencillo.

    — Todo tuyo, Vitali — Renji declaró, dándole el liderazgo de la investigación.

    Vitali era ingeniero en electrónica, y varios de los que estaban con él eran ingenieros al igual que él, o incluso ingenieros en informática o sistemas. Los trabajadores se dividieron en grupos y cada uno empezó a analizar los componentes y la estructura de los trozos que habían rescatado de las profundidades. El análisis tardaba su tiempo, y los descubrimientos también.

    — No encuentro ningún disco o unidad de almacenamiento — decía uno de los ingenieros a todos los demás — Dos opciones. Fue destruido por el misil, o esta cosa no almacenaba información, sino que la transmitía.

    — Tiene lógica, es más transparente de esa manera — comentó Vitali ante la mirada de los demás — Pero no he visto ningún modulo transmisor por ningún lado. Si fue destruido, no tendremos como probar que esto estaba siendo usado para espiarnos.

    — Con probar que es de Zenith es suficiente — Yukimura cruzó los brazos, algo frustrado por el resultado de su orden — Quizá debí usar un misil más pequeño.

    — Es extraño — otro de los ingenieros expresó un comentario para ganarse la atención de los presentes — No logro identificar el metal con el que está construido el satélite. Sus características no coinciden con ninguno de los metales del planeta.

    — Poca cosa, recuerda que Zenith explora el espacio — Renji no quería declinar su primera conclusión — Podría ser construido a base de materiales extraterrestres.

    — ¡Encontré algo! — gritó otro de los ingenieros, sobresaltando a los presentes — ¡Vean a ver esto!

    Renji, Vitali, ingenieros y marines se fueron a ver lo que él había descubierto. Entonces, pudieron ver una caja con forma de cubo, la cual estaba bastante deteriorada. A los costados se podían ver unas ligeras inscripciones, mostrando símbolos completamente desconocidos para ellos.

    — ¿Qué dice ahí? — preguntó Vitali, no pudiendo leer lo que dijera en ese pequeño cubo.

    — No lo sé, pero estoy seguro de que esto es un procesador — decía el ingeniero que lo tenía en sus manos — Es de un tamaño pequeño, y por los huecos que hay alrededor distingo formas redondas.

    — Busquen en la base de datos y vean que demonios tiene escrito encima — Renji dio la orden a uno de los que estaba con él — Eso nos demostrará su verdadero origen. Pronto confirmaremos si se trata de un truco de Magnus.

    Uno de los trabajadores tomó el pequeño cubo que contenía un procesador, de acuerdo con las palabras de uno de los ingenieros que estaba en el lugar, y se lo llevó a su computadora, en la cual empezó a buscar registros de todos los símbolos y caracteres usados, y también en desuso, de cada uno de los países.

    — Más componentes que no son de la Tierra — Vitali observaba una pantalla maleable de color amarillento en sus manos — No recuerdo haber visto esto antes.

    — Capitán Yukimura, no logro encontrar coincidencias entre lo escrito aquí y ninguno de los símbolos usados en los demás países — el trabajador que inició la investigación ya había terminado su análisis.

    — Y yo he encontrado otro material metálico que no coincide con ninguno de los presentes en la Tierra — decía otro ingeniero más.

    — Ya son muchas cosas… — Renji estaba empezando a preocuparse — Vitali.

    — Renji, no quiero dar nada por sentado todavía — con algo de asombro, el ingeniero habló despacio — Pero creo que este objeto que volaba por nuestros cielos no es de origen terrestre. Ya encontré otro material que no está en nuestro planeta… Creo que hay muchas probabilidades de que este objeto haya venido del espacio. Y que alguien allá fuera estuviera observándonos.

    Dichas palabras dejaron en shock al capitán y a todos los demás trabajadores que estaban en el lugar. Ellos conocían de la existencia de nuevas especies inteligentes en el espacio exterior, cortesía de los informes que Zenith y Black Meteor habían presentado tras sus misiones espaciales, pero era la primera vez en la historia que un objeto del espacio, creado con fines de investigación por lo que ellos podían deducir, se encontraba en el interior del planeta.

    […]

    Casi al mismo tiempo que se daba ese descubrimiento en la Tierra, el escuadrón de Black Meteor se encontraba continuando su misión de exploración espacial. Casi dos semanas habían pasado desde el enfrentamiento que tuvieron en el planeta Triyr. El grupo ya había superado esa experiencia, pero el dolor por las muertes de sus compañeros Zaid y Claire seguía presente en todos ellos. Pese a todo, la misión no podía detenerse.

    En todo el tiempo transcurrido, la nave de Black Meteor no había logrado detectar la presencia de ninguna otra nave en el radar. Estaban seguros de que los soldados del equipo de Zenith no pudieron haber muerto, pero la preocupación empezaba a reinar en todos ellos. De no poder hallarlos pronto, ellos les sacarían una ventaja muy amplia, lo cual terminaría muy mal para sus planes. La nave espacial del equipo dirigido por Natasha luego de que Xander la nombrara subcomandante del equipo había estado dando vueltas en las proximidades del planeta en el cual habían descendido. Sus teorías apuntaban a que el equipo de Zenith debía estar cerca, pero su radar no mostraba nada. En su recorrido, se cruzaron con algunos planetas, de los cuales se alejaron, conscientes de que uno de ellos podría ser el hogar de la especie que realizaba visitas con frecuencia a los triyr. Viendo el miedo que tenían ante ellos, el cual los llevó a intentar robar su nave, decidieron que lo mejor era no aterrizar en ningún otro planeta hasta no tener una lectura en el radar que confirmara la presencia de una nave. Más aún, ya no aterrizarían a una distancia lejana, puesto a que, bajo las órdenes de Natasha, el plan ya no era enfrentar al Zenith, sino intentar una aproximación pacífica.

    Observando el radar en la sala de comandos, Natasha se encontraba en soledad. Su vista estaba puesta únicamente en el radar de dicha sala, hasta que oyó como la puerta que daba acceso se abría. Por ella entró Xander, cosa que no le llamó la atención. Luego del beso inesperado que el soldado le dio, este ya no había vuelto a hablar sobre el mismo tema, ni tampoco a intentar algo similar.

    Natasha recordó que, según sus palabras, Xander no la iba a forzar a nada que ella no quisiera. Y viendo el tiempo que pasó, Natasha se sentía feliz de que hubiera cumplido con su palabra. Pese a que seguía algo asombrada por su atrevimiento al besarla, había una diferencia abismal entre Xander y Shun, quien tuvo una actitud mucho peor para con ella. Viendo que el soldado no estaba diciendo nada, y que simplemente se sentó a observar los monitores de la sala, Natasha decidió hablar con él ya que sentía que se formaba un silencio incómodo.

    — Xander, ¿se te ofrece algo? — preguntó la subcomandante a su soldado, pese a ser él quien le otorgó el cargo.

    — Solamente quería venir a ayudar a mi superior — Xander alabó a Natasha, mientras contestaba con una sonrisa — Este lugar es muy aburrido para que estés monitoreando tú sola. Por eso decidí venir. Para alivianar tu carga.

    — Pues, lo agradezco mucho, gracias — Natasha sonrió al ver que Xander no sacó el tema de su atracción hacia ella y que se concentraba en la misión — Ya estaba comenzando a aburrirme por estar aquí. No sucede nada. El radar ya no logra detectar ninguna nave.

    — Bueno, nuestro rumbo cambió el día de ayer — le contestó Xander — Quizá ahora podamos encontrarnos con algo. Aunque yo espero que no sea algo al azar, sino la nave de Zenith.

    — ¿Cómo te sientes al respecto? — Natasha quiso indagar más en el soldado — Sé que tú querías vengarte de uno de ellos. No te he preguntado esto antes porque pensé que te haría enojar, pero quiero saber qué sucedió con tu venganza.

    — Ya tuve mucho tiempo para reflexionar al respecto — Xander no contestó la pregunta de Natasha con esos dichos — Incluso en los primeros días desde que diste la orden, admito que hubo una pequeña parte dentro de mí que quería venganza por lo sucedido con el comandante Frans. Pero luego lo recapacité. Y todo lo que dijiste era la verdad absoluta. Frans murió en el cumplimiento de su deber, asesinado por un soldado que también estaba cumpliendo su deber. Eso sucedió porque Abel no fue capaz de aceptar la paz ofrecida por Zenith. Me di cuenta de lo tonto e infantil que sonaba con mi plan de querer venganza contra Wagner y contra el comandante Zion. No los conozco, y desarrollé un odio hacia ellos a causa de nuestra enemistad. Una enemistad que se dio por voluntad de Abel. Finalmente abrí los ojos, Natasha, y todo eso te lo debo a ti. Dirigiste mi misión hacia un nuevo rumbo, uno que no me llevará a un enfrentamiento que podría finalizar con mi muerte. Te agradezco por eso.

    La chica, asombrada con las palabras que recibía por parte de Xander, no pudo evitar sentir un pequeño sonrojo tras haber escuchado esas declaraciones. Lo cierto era que llevaba mucho tiempo sin recibir una muestra de cariño sincera. Por su mente pasaron muchas cosas. Las cosas que Shun le había hecho, el intento de Casey y Paul por quitarla del equipo, y su discusión con Noak. Exceptuando sus conversaciones con Gina, ella no se había sentido apreciada genuinamente en un largo tiempo, y le agradaba la forma en que Xander la trataba.

    El soldado no pasó por alto ese detalle. Se apartó del lugar en el que estaba y se acercó hacia Natasha. Ella se sentía algo extrañada por eso, y fue mucho más cuando Xander extendió su mano. Para no ser descortés con él, Natasha sin ponerse de pie, lo saludó, dado a que no quería recibir una sorpresa extraña.

    — Tomé la decisión correcta al dejarte a cargo del equipo — Xander volvía a sonreírle a la chica — Y también la decisión correcta al fijarme en ti. Eres una chica fuerte, inteligente y hermosa. Pero no tienes que temer nada de mi parte, Natasha. Como he dicho antes, lo que pueda haber solo será si tú lo deseas.

    — Lamento mucho decirte esto, Xander — la chica creyó que era mejor decir la verdad a su compañero — Pero yo no siento lo mismo que tú sientes por mí. No quería hablar de esto, pero no quiero que dure más tiempo. Tú y yo… no creo que suceda. Yo ya tengo a alguien más en mi corazón. Sabes de quien hablo.

    — Lo sé, y lo comprendo — la sonrisa de su rostro desapareció casi instantáneamente — Pero… deberías considerar esto. Ya pasó mucho tiempo desde la última vez que lo viste. Incluso han pasado más de tres meses desde que Lathan nos confirmó que él estaba vivo. Él podría no sentir lo mismo que tú por él, incluso podría no estar con vida ahora mismo. Alguien de Zenith tiene que estarlo. Pero eso no quiere decir que todos…

    — Yo sé que él vive — Natasha quiso detenerlo, ya que sabía a donde se dirigía Xander — Lo sé. Él no es alguien débil. Es un guerrero de tu mismo nivel. Así como tú, él no se dejaría matar. Estoy segura de que lo voy a encontrar, así como también estoy segura de que no se olvidó de mí.

    — Si esa es tu decisión, entonces yo la respetaré, no soy nadie para decirte lo que deberías hacer o pensar — Xander sonaba triste al hablar — Pero tal y como tú me hiciste ver algo que yo no veía, quiero que tú hagas lo mismo respecto a esto.

    Luego de esas palabras, Xander soltó la mano de Natasha para luego sentarse en frente de otra de las máquinas para trabajar en la vigilancia. Natasha no se sintió del todo contenta por la forma en la que su compañero abordó ese tema, ya que, a su punto de vista, parecía que él intentaba convencerla de olvidarse de alguien que era especial para ella. No sentía rencor por él, porque entendía que Xander sentía algo por ella, y que lo demostraba de una forma que no resultaba perjudicial para nadie, pero no por eso le terminaba de agradar.

    El silencio en la sala de comandos reinó por una hora, hasta que las plegarias del equipo completo parecían haberse visto contestadas. Natasha observó como el radar de su nave empezaba a detectar la presencia de una nave espacial en las cercanías de su posición. La chica llamó a Xander para que le hiciera compañía y mirara lo mismo que ella. El soldado se acercó y pudo ver que se mostraba una señal en el radar a unos pocos minutos de viaje de desde la posición en la que se encontraban.

    — Está quieta — Xander se dio cuenta de que la nave que observaban no se estaba moviendo.

    — Están en un planeta, eso es seguro — la chica se mostraba muy feliz de ver que la nave de Zenith estaba cerca, pese a que no tenía confirmado que fueran ellos — Es nuestra oportunidad para llegar hasta ellos y poder hablarles sobre una unión. Sin violencia y sin enfrentamientos.

    — Aún no cantes victoria, tenemos que llegar hasta allá antes de que despeguen — Xander quiso calmar a su compañera, pero reconocía que sería una buena oportunidad para alcanzarlos — Puede que estén explorando un planeta, lo que quiere decir que podrían no estar en la misma posición en la que está la nave.

    — Si ese es el caso, los esperaremos hasta que regresen — Natasha estaba decidida a llegar hasta allá — Aceleremos para que nuestra llegada no tarde demasiado.

    — Incluso con una aceleración máxima, tardaremos como mínimo media hora — Xander quiso que no se emocionara demasiado — Pero es mejor eso que nada.

    — Por favor, encárgate de esto, Xander — Natasha se puso de pie para salir de la sala — Iré a buscar a los demás.

    — A tus órdenes, subcomandante — contestó Xander con respeto.

    Nuevamente, el soldado no desaprovechó su oportunidad de ver el cuerpo de Natasha mientras esta se alejaba de él. Era más difícil pensar en ella luego de la charla que acababan de tener, en la cual ella denotaba seguir pensando en alguien que formó parte de su pasado, pero pese a todo eso, Xander no guardaba rencor alguno ni tampoco se encontraba molesto. Viendo que tenía un deber por cumplir, el soldado se encargó de que la nave alcanzara su aceleración máxima permitida. Tal y como sus cálculos lo suponían, se iban a demorar una media hora en llegar hasta la posición en la que se encontraba la nave.

    […]

    La media hora había transcurrido. Los siete soldados del equipo de Black Meteor que habían sobrevivido al encuentro con los triyr se encontraban en la sala de comandos, mirando a través de las cámaras exteriores de la nave como esta pronto se adentraría en la superficie de un planeta nuevo a explorar. Ya todos ellos contaban con sus armas y las armaduras puestas, dado a que descender preparados para cualquier cosa sería lo primero que iban a hacer.

    Nerviosos dado al recuerdo de su anterior misión, los soldados se mantuvieron en una seriedad y silencio absoluto mientras la nave que los transportaba descendía al interior del planeta tras haber penetrado en su atmósfera. El aterrizaje duró dos minutos, pero finalmente lo habían logrado.

    — Estamos cerca de ellos — declaró Xander, quien se encargó del aterrizaje de la nave — Veremos su nave a la distancia, y tendremos que caminar unos cuatro minutos hacia el norte para llegar hasta su posición.

    — Esperemos que efectivamente se trate de la nave de Zenith — Gina rogaba porque ese fuera el caso — Si cometemos otro error, podríamos estar cara a cara con los seres que tanto miedo les causaban a los triyr.

    — Yo creo que ellos nos habrían interceptado mucho antes — Noak quiso tranquilizar a su compañera, dando su punto de vista — Ocasionamos un gran daño a ese planeta. Ellos claramente nos habrán estado buscando, pero no nos habrán encontrado.

    — Eso es lo que tú dices — Isac contestó con desagrado ante la propuesta de Noak — Yo creo que ellos aún deben estar procesando todo lo que pasó. Las bestias de ese planeta seguramente habrán devorado a todos en el pueblo ese de mierda. No creo que haya nadie tras nosotros.

    — Aun así no quisiera descartar ninguna posibilidad — Casey no estaba del todo tranquila con eso — ¿Qué tal si este es su planeta? Esa nave también podría ser la misma que vimos hace semanas.

    — Bueno, ya estamos aquí, podemos seguir discutiendo o podemos ir a verlo por nuestra cuenta — Natasha quiso que esa discusión terminara pronto — Vamos, es tiempo de salir.

    Una vez la charla breve estuvo concluida, el equipo completo de Black Meteor, con dos miembros menos a comparación al momento en el que habían partido, salió de la sala de comandos y posteriormente de la nave. En el momento que sus pies tocaron el suelo del planeta, empezaron a respirar un aire puro y muy ligero. No había viento, el cielo estaba despejado, y una gran llanura en la cual no se podía ver en los alrededores nada más que esa nave que habían detectado se abría paso ante ellos. Tal y como Xander lo había dicho, deberían caminar unos minutos hasta llegar a la misma, pero estaba a la vista de todos. No se llevarían sorpresas algunas, incluso si no había nadie allí al momento de su llegada.

    Con Natasha al frente, el escuadrón empezó a caminar hacia su objetivo. Todos ellos rogaban porque se tratase de la nave de Zenith. Toparse con ellos era lo que querían, incluso sabiendo lo peligroso que podría ser, dado a que sus rivales no tenían por qué saber la más mínima cosa ante el cambio de enfoque que Natasha había mostrado y decidido para el resto del equipo. Sin embargo, poder estar cara a cara con ellos sería el indicador de que su persecución por el universo terminaría. Si lograban realizar una unión de la forma en la que Natasha lo había pensado, sin extorsiones de por medio y usando los diálogos y nada más, el peligro se vería reducido al poder cooperar en la exploración espacial con un equipo numeroso.

    Al caminar, Gina observaba atentamente la expresión del rostro de Noak. Este mostraba un temple tranquilo, pero ella lo conocía muy bien, y sabía que tras esa mirada había algo de rencor guardado. Pese a todo el tiempo transcurrido, Noak jamás llegó a aceptar con buenos ojos el plan de Natasha, pese a que no iba a desobedecerlo porque ella se había convertido en su superior. La chica, viendo eso, decidió hablar con él.

    — Noak, no vale la pena — le susurró, para que nadie más la escuchara — Es lo mejor para todos.

    — Sí, Gina, lo sé y lo acepté — Noak supo que ella no quería que se mostrara con esa actitud — Pero no por eso me gusta. No puedo imaginarme a mí mismo hablando de tú a tú y formando una alianza con un traidor. No es para lo que me educaron.

    — ¿Qué es lo que vas a hacer entonces? — Gina tenía curiosidad por saber qué respuesta le daría su compañero, incluso aunque no fuera sincera.

    — Soportarlo, no hay mucho más que hacer — Noak supo que sus opciones eran inexistentes — Pero no me quedaré quieto ni pasivo ante un ataque.

    — Lo sé, nadie lo hará, pero recuerda que es posible no matarlos — Gina buscaba la forma de tranquilizarlo — Mira, yo sé que la historia de Ace y su traición te cae mal, pero al menos dale una oportunidad para que se explique. Natasha ha expuesto buenos argumentos para no ir contra los soldados de Zenith pese a lo que diga Abel. Quizá Ace pueda exponer algo que te ayude a descubrir sus motivos.

    — No me interesan sus motivos, un traidor es un traidor — Noak dejó salir un poco de aire luego de esas palabras — Pero… te haré caso. Lo dejaré hablar. No prometeré nada, porque sé que no seré capaz de cumplirlo. A ver qué es lo que dice alguien de su calaña.

    — Ten cuidado con lo que vayas a hacer, Noak — Gina quiso darle una advertencia — No quiero que te metas en un conflicto innecesario. No me gustaría perderte.

    Tras esas palabras, la soldado tomó la mano de su compañero de forma cariñosa. Noak reaccionó muy sorprendido, y miró a Gina a los ojos luego del gesto que ella estaba teniendo con él. Pese a que la idea de no matar a alguien a quien le deseaba la muerte no le agradaba, lo que Gina había hecho lo tranquilizó un poco. Ella estaba mostrando una preocupación genuina por él, de la misma forma en la que él lo había hecho por ella en el momento en el que murió su hermano. Esto provocó que Noak se conmoviera al ver la consideración que ella tenía con él. Una sonrisa se formó en su rostro, y la frustración que él estaba sintiendo se fue temporalmente.

    Isac miraba esa escena de reojo. Él estaba caminando a la par con ellos, desde muy cerca. A veces movía un poco la cabeza para ver a Gina y a Noak juntos. Pese a que le había dicho a Gina que ella era libre para hacer lo que se le viniera en gana junto a él, eso no quería decir que lo hubiera superado del todo. La furia se apoderaba de él con el tiempo.

    — Voy a vomitar — Isac pensaba con enojo — ¿Por qué mierda no le quitas la armadura y le chupas la verga ahora mismo? — se contuvo esas palabras para sí mismo, pero sentía grandes deseos de gritarlo.

    — Oye, Isac — Paul lo sorprendió acercándose a él — ¿Qué te pasa? Te noto algo alterado. ¿Estás bien?

    — ¿Enfermaste o algo? — Casey estaba muy cerca de él, y también preguntó por el estado de su compañero.

    — Estoy bien, te lo aseguro — Isac contestó la pregunta de forma cortante, sin querer entablar conversación alguna con sus compañeros — Podría estar mejor, pero bueno… Lo que hay es lo que hay.

    — ¿A qué te refieres? — Paul le preguntó con curiosidad — Si tienes un problema, puedes hablarlo por nosotros.

    — No lo tengo, es solo que estoy algo nervioso — Isac contestó intentando evitar que la charla se prolongara.

    — ¿Es todo? — preguntó Casey, quien no le creía del todo.

    — Es todo. Lo juro.

    Isac se adelantó dejando atrás a la pareja de soldados, y poniéndose a la par con Natasha. Casey y Paul notaron ese gesto, y también notaron que el soldado no estaba siendo del todo sincero con ellos. Le creían el hecho de estar nervioso por la misión que iban a realizar, pero no consideraban que fuera motivo suficiente para que fuera tan cortante.

    — Es obvio que algo le pasa — Paul le habló a Casey sin miedo de que alguien más lo escuchara — No creo que esté bien. No lo ha estado en mucho tiempo.

    — ¿Te refieres a la vez en la que hizo explotar el muro y permitió la entrada de las criaturas al interior del pueblo? — a Casey se le vino ese momento a la mente — A mí también me hizo algo de ruido esa conducta, pero no quería hablar con él de inmediato.

    — Creí que se tranquilizaría, pero no es el caso — Paul reflexionaba sobre la situación — Recuerda que él dejó con vida a una de las guerreras de Axana para tirarla hacia el suelo del planeta. Eso y la destrucción de la puerta y el muro es una forma que él tiene para desquitarse de algo. Pero no sé de qué.

    — Dudo que la muerte de Zaid y Claire hayan hecho un daño tan grande en él como para que estuviera tan alterado — Casey intentaba memorizar la mirada que Isac había tenido aquellos días — Creo que eso viene de antes. ¿Recuerdas lo que dijo cuando elegíamos a quien matar?

    — Dijo que no quería que la charla lo siguiera enfermando — Paul recordó esas palabras dichas por Isac hacía ya tanto tiempo — Es evidente que hay algo que lo está perturbando. Será mejor que no le quitemos el ojo de encima.

    — No lo haremos — Casey estuvo de acuerdo con él — Si es nuestro compañero, somos responsables de cuidarlo. Más que nada en planetas extraños como estos.

    Las charlas del grupo llegaban a su fin a medida que estos llegaban hacia la nave cuya señal fue captada por el radar. En el momento de su llegada, se llevaron una decepción muy grande. La nave que había emitido esa señal estaba destruida parcialmente. Algo la había golpeado con una gran fuerza, generando un hoyo muy profundo en el exterior de esta, lo cual provocó que dicha nave se partiera en varios pedazos. Todos ellos eran del mismo grosor, y cada uno de ellos mostraba un hueco de gran tamaño.

    Había óxido y fragmentos de vidrio, además de una gran cantidad de polvo en cada uno de los pedazos. No había ningún tipo de provisión alimenticia o de algún otro tipo cerca, ni tampoco huellas o rastro de alguna especie que hubiera estado allí recientemente. El haberse encontrado con una nave hecha pedazos cuando lo que esperaban encontrar era al grupo de Zenith fue lo que ocasionó que los ánimos de Black Meteor se cayeran.

    — No puedo creer que tengamos tanta mala suerte — Natasha se quejaba de lo que sucedía.

    La subcomandante se acercó hacia uno de los huecos de la nave y empezó a mirar con atención el óxido que estaba cerca de allí.

    — Es muy viejo, esta nave podría llevar meses destruida — exclamó luego de analizar detenidamente el rastro de óxido que quedó allí.

    — ¿Y qué fue lo que detectó el radar? — Xander se veía incrédulo ante eso — Apuntó hacia este lugar, eso quiere decir que ha detectado algo aquí mismo.

    — Quizá sea alguna especie de artefacto de emergencia — Noak dio la primera hipótesis que vino a su mente — Dudo que alguien lo haya puesto aleatoriamente para guiarnos hacia aquí, debe ser de esta misma nave.

    — Busquémoslo, quizá nos dé una pista de a quién podría pertenecer esta nave — Paul sugirió al grupo — Sé que no nos sirve en nuestra búsqueda, pero podría darnos información valiosa.

    — Creo que lo único que podríamos obtener es qué fue lo que ocasionó su destrucción — Isac contestó, poco emocionado por tener que hacer una búsqueda en los restos destruidos de una nave.

    — Bueno, fue destruida en medio de una llanura vacía, pudo haber sido un ataque para derribarla y luego saquear todo lo que hubiera a bordo — Xander pensaba que era una posibilidad.

    — A ver qué es lo que encontramos — Natasha vio con buenos ojos la idea de Paul de buscar la fuente de la señal que detectó su radar — Sepárense y tengan cuidado de no cortarse con el óxido o con cualquier otra cosa.

    Fue así como los siete soldados se distribuyeron los restos de la nave que habían encontrado en el medio de una llanura de un planeta desconocido para ellos. Cada uno analizó una porción diferente, en busca de un rastro que pudiera brindar más información al respecto. Durante la búsqueda, algunos de ellos simplemente se dedicaban a maldecir a sus interiores por haber terminado en un planeta en el que, nuevamente, no encontrarían a los soldados de Zenith. Era como si no pudieran llegar hasta ellos, como si alguna fuerza los volviera inalcanzables, incluso pese a tener un radar con el cual pudieran seguirlos.

    El desagrado por las circunstancias se hacía cada vez más y más presentes en ellos, mientras imploraban encontrar algo lo más pronto posible, para así obtener información relevante para estar seguros de que no correrían el mismo destino que dicha nave al retirarse de allí.

    En la búsqueda, Casey llegó a entrar a uno de los huecos, el cual mostraba una inclinación horizontal, de forma en que el acceso fuera más sencillo. Tras haber entrado, la chica divisó un pasillo largo y unas luces encendidas en las paredes. Eso le llamó mucho la atención. De alguna forma, una nave destruida hacía ya mucho tiempo mantenía energía y su funcionamiento. Atraída por la situación, pero sin el valor para entrar ella sola, llamó a los demás.

    — ¡Vengan a mi posición! — gritó la chica, viendo como ellos se acercaban poco a poco.

    El grupo entero no tardó mucho en llegar hasta allá. Igual que su compañera, ellos también se vieron tentados a entrar al interior de ese trozo de nave que mantenía su funcionamiento pese a la destrucción. Los siete subieron a la plataforma metálica y empezaron a recorrer el pasillo hacia el interior con las armas en alto, preparados para encontrarse con cualquier cosa. Las luces del interior de la nave parpadeaban y formaban una línea roja que llevaba hacia el interior. No había más puertas ni huecos, ni siquiera un ventanal en la zona, lo que quería decir que ese pasillo llevaría hacia algún callejón sin salida dentro de la nave.

    — Me sorprende que haya quedado activa tras su destrucción — Gina se veía asombrada por ese detalle — Pero no se ve muy diferente a la nuestra. Me pregunto qué clase de tecnología usarán.

    — Creo que lo vamos a descubrir pronto — Paul apuntó hacia el frente con su mano — Miren, allí hay tres máquinas instaladas en las paredes.

    Sabiendo que era el final del recorrido, los siete soldados de Black Meteor se acercaron hacia las máquinas. Estas eran muy fáciles de reconocer, dado a que todas emitían luces de un color distinto. La máquina izquierda emitía luces de color azul. La del centro emitía una de color verde, y la de la derecha mostraba un color anaranjado. Cada máquina estaba compuesta por un monitor de plasma y debajo del mismo un tablero con botones variados en color y tamaño. Supusieron que esos artefactos eran los que mantenían a las naves en funcionamiento, o al menos a lo que quedaba de ella, incluso tras haber sido golpeadas de esa forma.

    — Asumo que nuestro radar detectó una señal que proviene de aquí mismo — Noak sacó su conclusión — No me gusta mucho, pero al menos me alegro de que no se trató de una trampa.

    — ¿Qué clase de tecnología permite que una nave siga funcionando luego de ser partida en pedazos de esa forma? — el asombro en Casey seguía presente, pese a que ya habían estado un buen rato alrededor de los restos.

    — No lo sé, pero eso no es lo importante — Natasha se acercó a la máquina central y empezó a oprimir botones buscando cualquier rastro de información que quedara a su alcance — Lo que más me importa es conocer toda la información que esta nave nos pueda brindar sobre su destrucción. Si fue una tormenta, o un ataque causado por otra especie, lo quiero saber.

    Imitando a la chica, Paul y Xander empezaron a presionar los botones en busca de alguna pista, por más diminuta que pudiera llegar a ser, que pudiera servirles para conocer lo que había destruido una nave con tecnología tan avanzada como esa. El resto del equipo miró casi estupefacto como sus compañeros presionaban botón tras botón, y como casi nada importante sucedía. Ni siquiera variaba la iluminación en el interior del lugar.

    Los intentos para descubrir algo no estaban llevando a ningún puerto, hasta que Paul logró oprimir una combinación adecuada de botones de forma casual pese a tener toda la intención del mundo en hacerlo. El ruido de un altavoz siendo encendido se hizo presente, pese a que ninguno de ellos podía ver un aparato así a la vista. Lo más probable para todos ellos era que estuviera oculto tras la pared. Pero eso no fue el final. Un mensaje extraño empezó a reproducirse. Lo primero que se escuchó fue estática, pero luego comenzaron a escucharse gritos de horror, junto con algunos impactos de objetos en contra del metal exterior, seguidos por explosiones.

    En el principio, los gritos fueron incoherentes, pero luego se pudo distinguir a un ser hablando.

    — ¡Por favor! — se notaba muy desesperado — ¡Nuestra nave caerá al suelo, y no será posible que vuelva a volar! ¡Hemos sentido una explosión en la nave, lo que quiere decir que varios de los nuestros han muerto ya! ¡Es posible que, al caer, perdamos los suministros que tenemos a bordo, por lo que no será posible que duremos mucho tiempo! ¡El impacto se dará en unos diez segundos y no sé cuántos vamos a sobrevivir! ¡Pero no podremos vivir por mucho tiempo si somos muy pocos! ¡Sálvanos, Casseirem! ¡Por favor, Sálvanos!

    Y luego de decir esas palabras, se escuchó un nuevo impacto en contra del metal de la nave, para que, luego de eso, no se escuchara más que estática que luego fue acompañada de silencio.

    Al haberse activado la reproducción en bucle, algo que Paul no había hecho a conciencia, el mensaje se volvió a escuchar. Todos prestaron atención al final de este, dado a que hubo una palabra que no fueron capaces de reconocer bien en el momento en el que sonó por primera vez.

    — ¡Sálvanos, Casseirem! ¡Por favor, Sálvanos!

    El equipo de Black Meteor no necesitó escucharlo una tercera vez para darse cuenta de la verdad tras ese mensaje. Se trataba nada más y nada menos de un pedido de rescate hacia un ser que el emisor del mensaje llamaba Casseirem. Sin conocer el contexto de la destrucción de la nave, estaba claro que la especie que era dueña de estas no eran habitantes del planeta en el que se encontraban. No quedaban dudas de que eran visitantes de otro lugar de la galaxia, y que también estaban realizando una misión, totalmente desconocida, para un ser llamado Casseirem.

    Cuando el mensaje se empezó a reproducir por tercera vez, el equipo de Black Meteor abandonó esa pequeña sección de la nave que estaba en pie. Cada uno de ellos con una expresión de seriedad ante lo que acababan de escuchar.
     
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    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Bueno amigo, me he demorado casi una semana (por trabajo y otras ocupaciones) en leer este capítulo, pero todo llega cuando debe llegar y este capítulo no me ha dejado para nada insatisfecho. El capítulo ha sido, en su mayoría, especial de Black Meteor, algo que he agradecido pues quería volver a ellos desde la destrucción del poblado triyr. Sin embargo, lo que más me ha llamado la atención (y para bien) ha sido el comienzo del capítulo. En un principio, he sentido como que estaba leyendo otra historia, algo que me ha descolocado, pero luego conforme se iban revelando datos, me ha ido gustando mucho más. Creo que muy pocas o ninguna vez hemos visto en LGC a otros países que no fuesen Zenith o Black Meteor y se agradece que haya sido hoy el caso. Por lo que se dice, son rusos (¿al mando de un asiático?) y parecen ser espiados por un objeto volador no identificado. Pensé en un principio que podría ser una sonda de Allecreod, algo que mantengo por el momento. Poco después, cuando el artefacto es derribado, se descubre que sus materiales no son de la Tierra, algo que refuerza mi teoría. Mención especial a la relación entre Vitali y Renji, la cuál se ha sentido muy cercana y eso es porque ha sido excelentemente construida. Sin conocer a dichos personajes, te hace imaginar esa escena de complicidad mientras hablan, siendo dos amigos soldados que se vuelven a ver por trabajo pero que tienen una vida más allá de ello.

    Tras este inicio tan extraño e intrigante, vemos al grupo de BM. Natasha está monitorizando el radar en busca de la tan esperada señal de la nave del Zenith, cuando entra en escena Xander. Me alegra que el tipo no sea un Shun 2.0 con ella y respete la decisión de ella de no querer nada sentimental con él. Ambos hablan un poco sobre la búsqueda del Zenith y sobre sus sentimientos, siendo Natasha quién le recalca que no siente lo mismo que él por ella. Xander parece asumirlo, pero intenta jugar la carta del "Ace podría...", algo que en parte es comprensible pero que le hace ver un poco rastrero. Natasha, por suerte, ni quiere escucharle y confía en reencontrarse con quién fue su primer y gran amor. De pronto, detectan una señal proveniente de una supuesta nave, probablemente la del Zenith. Es entonces cuando la nueva subcomandante del grupo, Natasha, ordena ir a ver el origen de esa señal. Yo pensaba que esa señal, de ser la nave del Zenith, estaría en el Resguardo y que iban directos a un encuentro inesperado y fatal con Allecreod. Para su suerte, no terminan en ese lugar sino en un misterioso planeta.

    En el trayecto, ya en la superficie del planeta, hacia la nave, vemos que Gina trata de calmar ese ímpetu de Noak. El tipo se controla y eso parece evidente, pero su deseo de ir a por el traidor Ace sigue latente. Sin embargo, parece que Gina sabe manejarlo y como hablarle para calmar la situación, algo que les hace complementarse bastante bien como pareja. Ambos han estado y están ahí el uno para el otro, y no puedo evitar pensar que todo ello conduce a que terminen siendo una pareja formal. A Isac no le gusta esto y suelta una frase (que no reescribiré aquí XD) bastante de su perfil de persona. Paul y Casey notan su enfado (son bastante cotillas también) y tratan de indagar en él, preguntándole que le ocurre. Isac esquiva las preguntas de forma poco sutil y se aleja, confirmando a sus dos compañeros que algo le ronda por la cabeza. Evidentemente, tener a alguien como Isac bastante frustrado no puede significar nada bueno.

    Finalmente, el grupo encuentra una nave en ruinas que resulta no ser la del Zenith. Tras investigarla por separado, Casey encuentra un lugar en la nave que sigue operativo. Todos se reunen ahí entonces y tras intentar obtener algún tipo de información, terminan descubriendo un mensaje. Dicho mensaje, al parecer, se sucede durante un ataque o cuando se van a estrellar, pero eso no es lo más llamativo de todo. Para el grupo, es la prueba de que hay alguna especie inteligente más por ahí fuera y para el lector, que se nombre a Casseirem significa que su historia va a chocar con los eventos actuales (o lo hará eventualmente) de la historia principal. Y eso me entusiasma, estoy ansioso por saber que importancia o relevancia tendrá este acontecimiento.

    No tengo más que añadir, solo decirte que leeré el próximo en cuanto tenga un rato libre y tranquilo. Viendo que llego a la recta final de mi trabajo (termino a fin de año) y que viene la Navidad, las ocupaciones están a la orden del día. Pero descuida, el próximo lo leeré en algún punto de esas dos semanas de pausa que habrán por tus ocupaciones.

    Espero que todo vaya bien, amigo. Hasta pronto.
     
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    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

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    Saludos. Bueno, he demorado un poco la publicación de este capítulo gracias a que en mi país ha sido feriado. Pero no creo que eso genere inconvenientes. Este capítulo será el último del mes de noviembre, y la publicación la retomaremos el día 11 de diciembre. Este capítulo, como lo podrán imaginar tras haber leído los tres anteriores. Marca el inicio del clímax final de la parte V. Espero que lo disfruten.

    Un agradecimiento a Resistance por leer la historia semana a semana. Y un saludo a Zurel también. Si bien, este capítulo es algo largo, tendrán una enorme cantidad de tiempo para leerlo o incluso para repasar hechos de capítulos anteriores si lo creen conveniente. Mi deseo es que lo disfruten.






    El duelo:

    Transcurridos los seis minutos que eran necesarios, la nave ryfier conducida por el general Raumod aterrizó en el planeta Nokadro. Sin tiempo que perder, él y todos los soldados elegidos por el general en persona para formar parte del escuadrón que se encargaría de batallar contra los intrusos, bajaron de la nave con sus armas. El general y otros nueve de sus guerreros portaban las armas nuevas en el arsenal, las dagas de medio alcance. Mientras que la otra mitad de guerreros iría con las clásicas lanzas de combate que eran características en el ejército de Allecreod.

    Con la nave detenida en ese lugar, el general llamó a todos sus soldados, quienes hicieron un círculo alrededor de él para escuchar atentamente sus palabras.

    — Ya sabemos cuál es el plan — decía el general a todos los suyos — Capturaremos a la mitad y la otra mitad será asesinada. A los que vayan a capturar tienen que tratarlos con el cuidado suficiente para no causarles ninguna herida que los incapacite para realizar trabajo esclavo. Por lo tanto, si dejan a alguien inválido, solamente asesínenlo. No merece la pena que siga con vida.

    — ¿Por dónde vamos a empezar, general? — preguntó una mujer entre los soldados.

    — La caverna en donde los encontramos por primera vez será nuestro punto de partida — explicó a el general Raumod — Probablemente ellos hayan atacado a los residentes que viven allí. Si se encuentran en ese lugar, vamos a enfrentarnos a ellos y también a proteger a los esclavos. Lo más importante, además de capturarlos, es minimizar la mayor cantidad de daño que puedan hacer en nuestro dominio. De lo contrario, tendremos mucho trabajo que hacer cuando todo esto haya finalizado.

    — ¿Algún otro consejo u orden a seguir? — preguntó otro de sus soldados.

    — No que se me pueda ocurrir ahora, así que, en marcha — dijo el general, dando a todos la orden de que lo siguieran.

    Tan pronto como pudieron, los veinte miembros del ejército ryfier que habían aterrizado en el planeta emprendieron el camino por el frío suelo de Nokadro, en dirección a la cueva en donde se habían encontrado por primera vez con quienes, ante sus ojos, habían llegado con mentiras a su territorio.

    […]

    En el interior de una de las cavernas, todos los soldados se encontraban descansando a oscuras. Luego de comprobar que no hubiera peligro ni nadie que pudiera detectarlos en aquel lugar, optaron por apagar las luces de sus armaduras, de forma en que no gastaran energía de estas innecesariamente. En el exterior se encontraban tres soldados garak. Uno de ellos era Valmer, y los otros dos eran miembros de su equipo. Estos se encargaban de mantener la vigilancia luego de que hubieran visto como una de las naves aterrizó en el planeta. Su trabajo era observar a los seres que descendieran de la nave, y tratar de descubrir así sus intenciones antes de un aproximamiento contra ellos. Supieron que debían enfrentarlos si sus amigos estaban en problemas, pero si las cosas hubieran salido bien, ya no sería necesario un conflicto.

    Todos los soldados en el interior de la cueva se miraban en la oscuridad sin poder verse muy bien. Mientras esperaban noticias de sus compañeros en el exterior, la tensión en los otros se acrecentaba. El no saber qué era lo que les esperaba en un momento así los tenía bastante preocupados. Ya sea que tuvieran un conflicto o no, lo cierto era que el miedo era el sentimiento predominante en todos ellos. Zion, Orikrof y Asmir eran quienes más tranquilos estaban. Sabían que sus enemigos serían difíciles, pero mantenían la calma conforme podían, estando conscientes de que mostrar preocupación solamente alarmaría a los soldados, lo cual produciría malas performances en el momento de que el combate, si fuera a haber uno, se produjera.

    El silencio reinó en el interior de la caverna oscura hasta que Valmer entró junto con los dos soldados que le hacían compañía, varios minutos después de que se hubiera dado el descenso al planeta.

    — ¿Qué novedades hay? — preguntó Asmir, queriendo saber qué les depararía en los próximos minutos.

    — Son un total de veinte de esos seres — Valmer le contestó a su líder e informó a los demás — Todos ellos armados. Han entrado en la caverna en la que ustedes aseguran que han entrado al explorar este planeta.

    — ¿Qué dicen? — Orikrof tenía curiosidad por la forma de proceder — ¿Atacamos o intentamos una aproximación pacífica?

    — Creo que algo malo debió haber ocurrido — Ace dio su opinión sobre lo que Valmer le contó — Los seres que habitaban esa cueva no tenían nada para defenderse. Nos tenían miedo y nosotros solamente éramos un grupo de catorce soldados. Dudo mucho que ellos hayan enviado a veinte soldados armados para recolectar provisiones.

    — Eso lo dice todo — Valmer tomó la palabra — Allecreod y los nuestros no están en buenos términos. De hecho, ni siquiera sabemos en qué estado pueden estar.

    — ¿Qué haremos, comandante Stones? — Kai preguntó a su figura de autoridad — ¿Los atacamos por sorpresa con sigilo o anunciamos nuestra llegada?

    — Si están armados, anunciar nuestra llegada podría conducirnos a la muerte — dejó en claro el comandante a todos los presentes — Valmer, ¿puedes confirmar que los veinte han entrado a la cueva? ¿Ninguno de ellos se quedó atrás para vigilar?

    — Los veinte han entrado, y tengo a dos más que respaldan lo que digo — el garak contestó al comandante — Ahora bien, puede que haya uno parado a dos metros de la entrada. Incluso, mientras hablamos puede que alguno de ellos haya salido.

    — Iremos en sigilo, en tanto ellos no nos hayan descubierto, no hay razón para atacar con todo — Ace, quien sentía que debía dar su opinión al respecto, dejó salir su estrategia — Tan pronto como alguien sea descubierto, el sigilo no será necesario.

    — ¿Los atacamos tan pronto como tengamos la oportunidad? — preguntó Dana, queriendo saber qué era lo que su comandante quería.

    — Sí, y otra cosa importante — Orikrof habló por su compañero — No creamos en nada de lo que ellos nos digan. No al menos hasta que hayamos capturado a uno de ellos y lo hayamos sometido al vapor para controlarlo. Cualquier cosa que ellos nos digan será para desmoralizarnos en batalla. Ya sea que digan que los nuestros están vivos o muertos, no les crean nada. Y no se dejen llevar por eso. Es importante.

    — El general tiene razón — Zion se asombró con la forma de razonar de Orikrof, la cual fue muy similar a la suya — Será mejor emprender el camino ahora. No estarán en esa caverna para siempre, y allí dentro, si somos superiores en número, tendremos ventaja en espacios cerrados.

    Sabiendo que el tiempo que tendrían para llegar hasta allí dentro era muy limitado, los soldados obedecieron las órdenes del comandante del Zenith. Este fue el primero en salir, seguido por Orikrof, Asmir, Valmer y luego, tanto garaks como humanos salieron en simultáneo de la caverna en la que se encontraban para luego regresar al interior de las montañas.

    […]

    — No lo entiendo, todo aquí parece estar bien — Raumod expresó su disconformidad con la situación.

    El general había recorrido el interior de la caverna por completo, pasando por las zonas internas de la misma en donde habitaban los nokradinos que trabajaban en el lugar. Esperaba encontrar a algunos de ellos muertos, y descubrir que las provisiones tales como comida y herramientas de trabajo hubieran sido robadas. Para su sorpresa, todo estaba en orden, y cada habitante de ese lugar estaba con vida.

    — General, ¿qué hacemos? — preguntó otro de los soldados — Si ellos vinieron a causar daño, pero todo esto está intacto, quiere decir que no están aquí. Deben estar en otro sector del planeta.

    — Creo que me equivoqué al creer que ellos estarían aquí — Raumod se frustró por haber fracasado en su idea — Quizá, conociendo este lugar, hayan decidido dejarlo para el último, y hayan aprovechado el tiempo para explorar y saquear otras zonas del planeta.

    — ¿Nos retiramos? — preguntó un soldado, asumiendo que sería de esa manera — ¿O nos quedamos a esperar a que lleguen aquí?

    — Si nos vamos, puede que no los encontremos y que no podamos salvar a nadie — Raumod analizaba sus posibilidades — Pero si nos quedamos aquí, esta familia será la única que sobreviva a la invasión. Mierda, los he subestimado, debí traer más soldados.

    — Hay que decidir pronto, general — dijo una mujer entre los soldados del ejército — Mientras más tiempo perdamos aquí, más daño podrán…

    — ¡Raumod!

    El grito de alerta de uno de los suyos captó la atención del general y de todos los presentes. Dos ryfier que se encontraban de pie cerca del pasadizo que daba el acceso al interior y exterior de la cueva retrocedieron rápidamente para agruparse junto con los suyos. Todos con la vista al frente vieron como un total de veintidós garaks, nueve humanos y un xaromitante entraban en la caverna, todos ellos con armas en alto.

    Raumod pronto empezó a pensar que le habían tendido una trampa, y que ellos habían permanecido ocultos en el planeta, esperando a que una de las naves llegara al lugar, y así poder capturarlos. Allí mismo, el general no tenía forma de alertar a Allecreod sobre eso, ni tampoco pedir refuerzos. Él y los diecinueve soldados estaban solos ante el peligro. Apenas los vieron, los diez soldados que portaban lanzas activaron el mecanismo para convertirlas en armas de fuego capaces de disparar en su contra. Eran diez contra treinta y dos, en lo que se refería a disparar armas de fuego, por lo que era crucial que realizaran un acercamiento hacia ellos para poder enfrentarlos mano a mano con las armas de combate cuerpo a cuerpo. Sin embargo, esa opción se veía muy difícil de conseguir para los ryfier, quienes miraban con miedo y odio a sus invasores.

    — ¿Alguno de ustedes es Allecreod? — preguntó Asmir, queriendo tener una charla con el conquistador de planetas, el cual era el motivo por el cual acudió a ese planeta en primer lugar.

    — Allecreod está en nuestro planeta capital — Raumod contestó de forma brusca ante la pregunta del garak, y por su falta de educación al preguntar, se dio cuenta de que no sería una charla amable — Si quieres verlo, yo te llevaré — el general dijo en un tono amenazante, para hacerle ver a los intrusos que no tenía miedo de ellos.

    — ¿Qué ha pasado con nuestros amigos? — Agustina supo que no debían creer en nada de lo que ellos dirían, pero quiso preguntar para poner a prueba al enemigo.

    — Lo mismo que pasará con ustedes, malditos malnacidos — Raumod contestó con arrogancia a la soldado de Zenith — ¡Son treinta y dos! — indicó el general a los suyos, haciéndoles saber bien el número de soldados que debían dejar con vida — ¡Ya tienen confirmado el objetivo!

    Antes de que los ryfier pudieran abrir fuego en contra de ellos, Zion abrió fuego primero, al mismo tiempo en el que dio un paso al frente. Los enemigos retrocedieron para evitar los disparos de su arma, mientras corrían hacia el interior de la caverna, una zona desconocida para los soldados. Viéndolos huir, los garaks, humanos y el general Orikrof también optaron por disparar sus armas, en un intento de eliminar a la mayor cantidad de enemigos posibles. Sin embargo, las balas solamente impactaron en las armaduras de algunos de ellos, siendo incapaces de asesinarlos.

    Los enemigos a quienes debían enfrentar habían huido hacia el interior de la cueva, y sabiendo que no podían dejarlos escapar, dado a que el grupo desconocía la cantidad de caminos diferentes que podría haber en el interior de dicha cueva, supieron que debían eliminarlos rápido.

    — Es posible que algo muy grave haya ocurrido — Zion diagnosticaba la situación — Ni siquiera dijeron más de treinta palabras antes de iniciar su ataque contra nosotros. Estaban muy molestos, y no nos dejaron decir nada.

    — ¿Qué es lo que haremos ahora? — Rayko preguntó, queriendo saber qué era lo que les esperaba.

    — Comandante Stones, no hemos explorado esta cueva en su totalidad — Gwyn habló rápido para informar a los demás — No tenemos conocimiento de las zonas que pudiera haber aquí. Tampoco sabemos si existen salidas al exterior.

    — Entonces hay que pelear rápido, antes de que puedan llegar hasta su nave y nos dejen aquí — Orikrof dio una rápida instrucción — O antes de que llamen a los refuerzos, si es que los trajeron.

    — Lo dudo mucho, pero lo cierto es que hay que pelear aquí y acabar esto ahora — Zion contestó con seriedad — Son hostiles, y si dejamos que huyan, nos costará mucho encontrar su planeta, y más nos costará pelear en él mismo porque tendrán más fuerzas a su favor. Nos dividiremos para hallarlos más rápido. Asmir, tú y tu equipo vengan conmigo y mi escuadrón. Valmer y Orikrof irán junto al escuadrón de Ace. Para no cometer errores, que cada equipo capture con vida a uno de ellos. De esa manera, no habrá que estar tan al pendiente de ver si un equipo ha matado o no a todos a los que se enfrenta. Y recuerden no usar comunicadores, o nos podrían detectar.

    Los dos equipos empezaron a caminar por el interior de la cueva de la montaña juntos, hasta que lograron llegar a una bifurcación de caminos. Uno hacia la izquierda y el otro hacia la derecha. Los gritos serían la única forma de comunicarse entre ellos, la cual sería muy deficiente, dado a que, al alzar la voz, estarían dándole información al enemigo, pero eso era mejor a simplemente estar incomunicados en la caverna. Zion, Asmir y los suyos fueron por el camino de la izquierda, mientras que Ace, Valmer y Orikrof lideraron a los suyos hacia la derecha.

    […]

    Zion y Asmir guiaron a todos los garaks y humanos que iban con ellos por el interior de la caverna, todos ellos contaban con armaduras con linterna, y para poder observar bien en la oscuridad de un lugar tan remoto, todos las tenían encendidas. En medio del recorrido, se escucharon disparos hacia sus posiciones, cosa que los sorprendió muchísimo. Los garaks que iban corriendo al fondo del grupo fueron alcanzados por esos disparos, y dos de ellos fueron golpeados en la cabeza, justo en una zona donde las armaduras no los protegían, cayendo muertos al instante tras recibir el disparo.

    Asmir vio con horror como dos de los suyos se encontraban muertos, y como varios de los que iban con ellos estaban bajo ataque.

    — ¡¿Qué demonios es eso?! — el líder garak se asustó al ver esa escena — ¡No portaban armas de fuego! ¡¿Cómo es que nos están disparando?!

    — ¡Quizá tienen armas escondidas en la caverna! — gritó Melody a todo el grupo.

    — ¡Eso da igual, abran fuego! — Zion gritó para que todos reaccionaran ante el ataque.

    Fue entonces que diez de los ryfier que habían entrado a la caverna e ido por el camino izquierdo, abandonaron su posición y empezaron a disparar los proyectiles con sus lanzas, descubriendo así ante el enemigo la forma en la que podían disparar sin contar con un arma de fuego, aunque sus lanzas actuaran como tales.

    — ¡Retrocedan y busquen alguna cobertura! — gritó Zion viendo como estos disparaban — ¡Debe haber piedras o huecos que podamos usar para cubrirnos!

    Mientras todos se encargaban de retroceder sin cesar los disparos en ningún momento, pero moderando los mismos para no quedarse sin munición, los ryfier seguían disparando. El sonido de los disparos chocando en el metal de las armaduras, en ambos bandos enfrentados, producía un eco en la cueva, a diferencia de los disparos, que casi no provocaban casi nada.

    Kai, a medida que disparaba para retroceder, miraba a sus alrededores, y fue así como logró divisar una zona de la cueva en donde había varias piedras y columnas que iban del suelo al techo, las cuales podrían servirles para cubrirse.

    — ¡Comandante, mire! — señaló el soldado para que su superior pudiera verlo.

    — ¡Eso servirá, pero no hay lugar suficiente para todos! — gritó Zion a Asmir y a los demás soldados — ¡Los que lleguen primero escóndanse detrás! ¡Los demás traten de pegarse a las paredes y muévanse para evitar ser alcanzados!

    Los garak que estaban más cerca de los atacantes fueron quienes desencadenaron una lluvia de balas que permitió a Asmir y a varios de sus compañeros retroceder hasta que lograron cubrirse. En total, había un total de cuatro columnas, donde su líder y algunos miembros de su especie llegaron a cubrirse. Mientras que los humanos reclutas de Zenith alcanzaron a cubrirse tras las piedras. Zion, viendo que ya no había lugar para él, se tiró contra una pared junto a varios garaks.

    — ¡Ustedes corran hacia las paredes! — Asmir les ordenó a los soldados de su unidad — ¡Nosotros los cubriremos!

    Cuatro garaks, quienes habían sido los responsables de abrir fuego para permitir al grupo correr hacia la cobertura, comenzaron a correr hacia los muros, de manera en que pudieran estar lejos de los disparos de los enemigos. Los ryfier que no contaban con la compañía de Raumod, iniciaron a disparar hacia las columnas y piedras para evitar que quienes se encontraban en su cobertura pudieran salir de allí, y así seguir atacando a los garak que tenían más cerca. Dos de los cuatro garak que intentaron correr hacia el muro fueron alcanzados por los disparos de las lanzas, demasiados de ellos, por lo que sus armaduras no fueron capaces de protegerlos más tiempo.

    Sin embargo, Zion y los garak que estaban en las paredes de la zona, aprovecharon que los disparos no iban hacia ellos y dispararon en contra de los atacantes, logrando exterminar a tres de ellos. En total, cuatro garaks y tres ryfier habían caído al inicio del tiroteo, dejando el balance con doce guerreros entre soldados de Zenith y garak en contra de siete soldados ryfier.

    […]

    — ¿Ven algo? — Thomas preguntó en voz baja, en un intento de no descubrir su posición.

    — Habla más alto y sin miedo, niño — Valmer le dijo algo molesto — Con las luces de nuestras armaduras somos un puto faro. El enemigo nos verá llegar, incluso puede que ya nos estén viendo.

    — Pregunté si podían ver algo — Thomas repitió lo que dijo.

    — Aún no, y eso me preocupa mucho — Orikrof expresó su preocupación por la situación.

    El grupo iba por la cueva, tras haber entrado por el camino derecho, con el general xaromitante y el líder de escuadrón garak a la cabeza del grupo. Ace, Agustina, Thomas y Gwyn iban detrás de ellos, acompañados por otros dos garaks, quienes se situaban en el medio. El resto de la unidad, conformada por un total de ocho garaks más, iban en el fondo, con las armas en alto, cubriendo la mayor parte de la zona.

    Al caminar, el grupo observaba el ambiente en el que estaban. Las paredes de la cueva eran de un color grisáceo, mezclado con un azul muy pálido, probablemente por los minerales que estuvieran presentes en las paredes. El grupo supo que esos debían ser los minerales que Allecreod obligaba a los habitantes del planeta a extraer. Las largas y sólidas paredes se extendían, formando un pasillo de apenas unos dos metros y medio de ancho, en el cual se podía ver la repetición de estos colores casi como si de un patrón se tratara.

    Todos iban con la mirada atenta, sin saber que el enemigo estaba detrás suyo. En un hueco con un diámetro de apenas un metro que el grupo, dada la oscuridad de la cueva y el pequeño tamaño de este no fue capaz de notar, comenzaron a salir a gachas los soldados ryfier liderados por el general Raumod. Estos vieron con una sonrisa como el grupo de Zenith continuaba avanzando, adentrándose al interior de la cueva, en dirección hacia un lugar en donde ellos sabían que los enfrentarían con facilidad.

    — El final de ese pasillo es muy angosto, allí no podrán usar sus armas de fuego sin dispararse accidentalmente — decía Raumod con un susurro para no ser oído — Los enfrentaremos cuerpo a cuerpo, y los derrotaremos con facilidad.

    — ¿Una pelea directa o un ataque sorpresa? — preguntó uno de los soldados.

    — Es una oportunidad para practicar con las dagas en una pelea de verdad — Raumod les indicó que así era como iban a proceder — Si los atacamos por sorpresa, no obtendremos experiencia real con estas nuevas armas. Pero tampoco seamos tan imprudentes. Ellos son dieciséis y nosotros solo somos diez. Mataremos a seis de ellos para que la pelea así sea más pareja. Luego, cada uno debería tenerlo fácil.

    — Mataremos a esos seis y luego a dos más, ¿verdad? — otra de los soldados hizo la pregunta.

    — La mitad debe morir, la otra mitad debe ser capturada — Raumod pensó las cosas de la forma en la que creyó que su líder lo haría — Ese es el plan.

    — Comprendido — la soldado obtuvo la respuesta que quería.

    Siguiendo al general a través de la cueva oscura, quien a su vez era guiado por la luz de las armaduras de los objetivos a eliminar, los nueve soldados que iban junto a él se acercaban en puntas de pie para no hacer demasiado ruido, mientras observaban como sus objetivos se acercaban hacia una zona angosta.

    Debían darse prisa para llegar hasta ellos antes de que decidieran darse la vuelta, o de lo contrario, los verían venir y eso solamente complicaría el ataque. Por lo cual, Raumod hizo su mayor esfuerzo para poder alcanzarlos antes de que se dieran cuenta de hacia dónde se estaban dirigiendo.

    Uno de los garak que iba al fondo del grupo creyó escuchar un ruido detrás suyo, y le susurró a uno de los suyos para que se diera la vuelta junto a él al comprobarlo. Este, viendo que su compañero tenía un motivo válido para realizar dicha acción, decidió hacer caso a su petición, y ambos se voltearon para comprobar que no estuvieran siendo seguidos. Sin embargo, al momento en el que lo hicieron, Raumod y otro de los ryfier, que se encontraba cerca de su posición, clavaron con una estocada rápida sus dagas en los ojos de estos, dando un golpe directo a su cerebro. Desafortunadamente para la especie que habitaba el dominio, uno de esos garak tenía el dedo puesto en el gatillo casi pegado, y al haber recibido el ataque, su dedo accionó el arma, dejando salir una pequeña ráfaga de cuatro disparos, los cuales alertaron a todo el grupo.

    — ¡Mierda! — exclamó uno de los garak al voltearse y escuchar eso, viendo como los diez atacantes habían matado a dos de los suyos y se acercaban a su posición — ¡Alerta, nos atacan!

    Al instante en que escuchó ese grito, Raumod dio un salto hacia el frente para estar cara a cara con ese garak. Este levantó su arma para dispararle, pero el ryfier fue mucho más veloz que él. Con un movimiento ágil de su mano izquierda logró apartar el cañón del arma de su enemigo de su cabeza, y con un movimiento preciso, pero más lento de su mano derecha, logró clavar la punta de su daga en el ojo del enemigo, logrando acabar con su vida.

    — ¡Rápido, fuego! — ordenó Valmer a los suyos.

    — ¡Espera, es tarde para eso! — Orikrof quiso detener a los que iban a disparar.

    Los ryfier lograron alcanzar a los garak que estaban en la retaguardia, logrando ponerse a pelear cuerpo a cuerpo contra ellos, haciendo que para el grupo fuera imposible abrir fuego en su contra sin dañar a sus aliados.

    — ¡Habrá que pelear cuerpo a cuerpo, vamos, rápido, antes de que maten a más de los nuestros! — Orikrof fue el primero en lanzarse a la pelea.

    Valmer, Ace, Thomas, Gwyn, Agustina y los demás garak que iban con ellos empezaron a correr en contra de sus enemigos para iniciar la pelea cuerpo a cuerpo, viendo que disparar con sus armas no era una opción.

    El general Raumod quitó la daga del cráneo del garak que había asesinado, y pudo ver como el único xaromitante del grupo, quien compartía el mismo rango con él, se le acercó para pelear. El guerrero enemigo lanzó un puñetazo que logró conectar con la cara del ryfier, quien retrocedió dos pasos del lugar en el que estaba parado. Inmediatamente, el general de Allecreod movió su brazo derecho, con el cual sostenía su daga, y lanzó una estocada directa hacia el cuello del xaromitante. Este se agachó velozmente para evitar el ataque, y luego lanzó un puñetazo hacia arriba, logrando darle en el mentón a su enemigo. Orikrof supo que su enemigo sería más fácil de derrotar si lograba arrebatarle la daga, por lo que apuntó hacia eso.

    En general quiso darle un golpe en el brazo derecho, para de esa forma, obligar al enemigo a soltar su arma, sin embargo, este lo vio venir y giró su cuerpo para encajar un puñetazo en el estómago al xaromitante con su mano izquierda, mientras logró apartar su brazo derecho del alcance de su rival. Orikrof retrocedió un poco por el fuerte golpe recibido, pero no se rindió allí. El xaromitante atacó con un codazo, el cual Raumod fue capaz de esquivar con facilidad mientras retrocedía un paso atrás y se agachaba. Orikrof prefijo el movimiento de su enemigo, y logró retroceder justo a tiempo para esquivar un ataque horizontal de Raumod con su daga, la cual apenas llegó a rozar su traje de protección.

    Acto seguido, el general xaromitante atacó a su enemigo intentando conectarle dos puñetazos en la cabeza, los cuales fueron fáciles de esquivar por el ryfier, que solo debió retroceder para esquivarlos. Viendo que la pelea sería más complicada de lo que parecía, Raumod decidió atacar con más riesgo. El enemigo intentó una estocada en horizontal en contra del xaromitante, quien logró esquivar su ataque moviéndose hacia el costado, cosa que su rival quería. Tan pronto como este se movió, Raumod lanzó una patada directa al torso de Orikrof. Este quiso bloquearla anteponiendo su brazo, pero no contaba con la gran fuerza que escondía en general enemigo. En sus piernas, el general ocultaba un gran poder para el combate, logrando causar un daño muy fuerte al general Orikrof en el momento en el que su pierna conectó con su brazo. El xaromitante sufrió el dolor del impacto, mostrándolo mientras dejaba salir un alarido cuando su carne sintió el golpe del enemigo, acompañado por el metal de su armadura. Raumod sonrió al ver que el cuerpo del xaromitante no era muy resistente, por lo que retrocedió unos pasos para luego cargar contra él y lanzar una patada al pecho del enemigo. Orikrof, quien no contaba con una armadura como tal, dado a que esta entorpecía sus movimientos en comparación con el traje de protección, recibió otro potente golpe de parte de Raumod, uno el cual no fue capaz de esquivar, y eso lo hizo caer al suelo mientras lanzaba otro grito de dolor, esta vez más grande que el primero.

    Su espalda golpeó contra el suelo, y luego su cabeza, mientras el general Orikrof se dio cuenta de que una de sus costillas se rompió por el fuerte golpe que recibió de su enemigo. Raumod no deseaba matarlo a él, puesto a que era el único xaromitante que había acudido en el grupo, pero luego de ver la forma en la que había caído, y la manera en la que se sostenía el área donde dio el golpe, pudo predecir que le había causado un gran daño que probablemente lo habría dejado lisiado. Para no arriesgarse a que sus hombres tuvieran que mantener una pelea con más cuidado, Raumod pisó la cabeza del xaromitante, para callar los gritos de dolor que salían de su boca, y luego, se agachó rápidamente y enterró su daga en el cuello de este, ocasionando una ruptura en una de las venas que circulaba sangre por esa zona, haciendo que Orikrof comenzara a ahogarse con su propia sangre hasta que perdiera la vida.

    Tan pronto como Raumod levantó la vista, pudo ver como uno de los suyos era asesinado por una de las humanas, quien portaba una daga similar a la suya. Viendo esto, el general ryfier decidió enfrentarse a ella, quien no parecía haberse percatado del asesinato del xaromitante. Raumod corrió hacia ella dispuesto a causarle un gran daño, pero teniendo el cuidado de no matarla. Agustina, quien vio venir el ataque, retrocedió para evitar ser alcanzada por el mismo. Habiendo esquivado el movimiento del enemigo, la soldado de Zenith lanzó una estocada directa hacia la cabeza de Raumod, quien logró detenerla levantando su brazo, dejando que fuera su antebrazo el responsable de bloquear dicho ataque.

    Agustina supo que debía actuar rápido, por lo que apartó el brazo antes de que su enemigo intentara quitarle la daga y la dejara desprotegida. Raumod, viendo que su idea original no podría realizarse, atacó con una estocada a la soldado, quien imitó su mismo movimiento. Agustina levantó su brazo derecho y con el codo logró bloquear el ataque del ryfier, pero no fue capaz de tirar su arma al suelo. Ambos guerreros retrocedieron, y luego de intercambiar miradas de odio, pasaron al ataque.

    Raumod se vio interesado en la humana al ver que ella peleaba con un arma similar, por lo que se propuso a no asesinarla de la misma forma en que asesinó al xaromitante. Agustina, al mirar a los alrededores para buscar una posición a la cuál poder correr, notó el cuerpo del general Orikrof en el suelo. Supo de inmediato que fue el enemigo que tenía al frente quien lo había asesinado, dado a que en la oscuridad de la cueva fue capaz de observar como un pequeño rastro de sangre estaba presente en el filo del arma de su enemigo. Si bien, ella y el general Orikrof no habían mantenido una relación de estrecha amistad, supo que Aurio, Wida y Lankir iban a sentirse afligidos por la muerte de alguien tan cercano para ellos.

    — ¡Te voy a matar! — Agustina amenazó a Raumod, más en un intento de asustarlo que para dejar salir furia — Vas a pagar por su muerte.

    — ¿Amigo tuyo? — Raumod sonrió provocativamente, para ver si eso hacía que la humana peleara más desprevenida — Pronto te unirás a él, descuida — mintió, pero la humana no sabía eso.

    — No pienso dejar que me mates, ni tampoco que sigas haciendo daño — Agustina sonó muy seria al hablarle.

    — Tus palabras no van a detenerme, humana, tendrás que acercarte para pelear — Raumod supo que podría provocarla para hacer su pelea más fácil.

    Agustina supo de inmediato que su enemigo solamente quería provocarla, y decidió mantener la calma. Decidió usar la furia en su contra para pelear mejor en contra de su rival, y no para atacar a ciegas. La chica comenzó a correr hacia su enemigo, preparando su brazo para dar una estocada. Tan pronto como Raumod la vio venir, se agachó para esquivar el ataque, y luego lanzar un contraataque directo hacia el abdomen de la humana. Notó que esta estaba protegida por una armadura, por lo que no tuvo miedo de matarla, y pensó en esa como una oportunidad perfecta para evaluar su resistencia.

    El metal de la daga no fue capaz de hacer más que un simple rasguño a la armadura de la humana, quien quiso atacar rápido a su enemigo. Agustina lanzó un puñetazo con la otra mano con la cual no estaba sosteniendo su daga, pero Raumod logró evadirlo saltando hacia la izquierda. La humana notó que esos movimientos no eran propios de alguien que tuviera experiencia manejando un arma así, más bien sentía que su enemigo estaba aprendiendo a pelear con la misma arma que ella portaba, por lo que eso le dio más información para pelear más tranquila y tener algo de ventaja en la pelea.

    Agustina corrió hacia Raumod mientras preparaba su brazo para dar un golpe en su contra. Raumod se preparó para mover los brazos y bloquear el ataque, pero se llevó una gran sorpresa cuando vio como Agustina movió su cuerpo hacia atrás al mismo tiempo que tiró una patada hacia su tibia. Por el golpe tan inesperado, Raumod no pudo reaccionar a tiempo, y el impacto le hizo perder el equilibro. Para evitar que su cabeza golpeara contra el suelo, movió la palma de su mano para atajar su cuerpo, y logró de esa manera evitar el golpe, pero antes de poder ponerse de pie, recibió un rodillazo en la cabeza de parte de Agustina. Ese golpe, aumentando la dureza gracias al metal de la armadura, hizo que Raumod retrocediera y cayera de espaldas al suelo, de la misma forma que él hizo con Orikrof.

    Sin embargo, eso no bastó para detenerlo. Al abrir los ojos, pudo ver como la humana se le acercaba para pisarlo y mantenerlo retenido, por lo que juntó los brazos a su cuerpo y rodó para alejarse del ataque. Luego de lograr separarse a dos metros de su oponente, el general se puso de pie y se decidió a lanzarle una patada a Agustina. Esta, sorprendida por el movimiento, no logró reaccionar a tiempo y recibió el golpe en el hombro. El golpe fue fuerte, pero su armadura cumplió su trabajo, y Agustina logró mantenerse de pie mientras solamente retrocedió unos dos pasos. Raumod, viendo que podría pelear con más libertad sin tener que cuidarse demasiado para no matarla, decidió atacar mientras combinaba ataques con su daga con patadas potentes. El primer golpe con la daga de Raumod fue esquivado por Agustina, pero tan pronto ella se movió, el general ryfier se agachó al mismo tiempo que lanzaba una patada giratoria, con la cual hizo que Agustina perdiera el equilibrio y terminara cayendo al suelo. La chica no se movía tras haberse golpeado la cabeza, haciéndole creer a Raumod que la había noqueado.

    — No eres la única que sabe cómo usar las piernas en una pelea — Raumod sonreía mientras se acercaba a ella — Voy a evitar que puedas volver a atacarme de esa…

    Pero antes de que este pudiera terminar su frase de celebración, Agustina reaccionó rápidamente dándole una patada más al mismo lugar a donde dirigió la primera. Raumod terminó recibiendo nuevamente el golpe, tras haber caído en la trampa de la soldado, y estrelló su cabeza contra el suelo. Cuando quiso levantarse, Agustina lanzó un golpe directo con su puño hacia su cabeza, haciendo que Raumod quedara boca arriba en el suelo. Agustina supo que con su daga podría matarlo rápido, por lo que no quiso perder mucho tiempo en terminar la pelea. Ella se acercó hacia Raumod, quien intentó lanzar una estocada a la chica. Con una patada, la soldado de Zenith fue capaz de hacer que Raumod soltara su daga, la cual cayó muy lejos de su posición, para luego darle un pisotón en la cabeza. El general ryfier gritó de dolor tras haber recibido ese golpe, y luego llegó uno peor. Agustina se dejó caer, golpeando el rostro de su enemigo con su rodilla, dándole al general justo en la mandíbula, causando que varios de los dientes de su boca quedaran flojos.

    Conforme pudo, el general ryfier empezó a soltar un grito de dolor, el cual llamó la atención de varios de sus soldados que estaban de pie, los cuales seguían peleando. Todos ellos vieron como Agustina tomó la cabeza de Raumod para luego darle una patada que lo hizo golpearse fuertemente contra el suelo, dejándolo completamente inmóvil, para que, acto seguido, la chica solamente tuviera que clavar la daga con fuerza en su ojo, permitiéndole así asesinar a su rival, quien murió dando gritos de dolor, los cuales se detuvieron en el momento en el que la daga empuñada por la soldado humana logró alcanzar su cerebro. Luego de aquel instante, el general ryfier había perdido la vida a manos de la humana, quien retiró su daga manchada con la sangre de su enemigo.

    Haber visto una escena como esa desmotivó bastante a los pocos ryfier que quedaban con vida, quienes habían logrado asesinar a otros dos garak. Ace logró tomar a uno de ellos con la guardia baja. Su rival quiso defenderse lanzándole una estocada con su daga, pero el soldado de Zenith fue capaz de interceptar su ataque, atrapando el brazo que empuñaba el arma en el acto. Para el comandante provisional, no fue difícil quitarle el arma de filo, logrando hacerlo solamente con un codazo, mientras que, con su otra mano, lograba tomar la daga. El soldado del Zenith derribó a su enemigo con un fuerte golpe en la cabeza, dado con un gran impulso, para luego de eso clavarle su propia arma en el cráneo, acabando con su vida.

    Thomas y Gwyn lograron acabar con dos enemigos luchando juntos cuerpo a cuerpo, siendo capaces de desarmarlos primero y rematarlos después. Valmer y los otros garak que quedaban vivos, que eran solamente cinco, pudieron sobreponerse a sus enemigos valiéndose de los guanteletes que dejaban salir calor. Cinco ryfiers fueron asesinados, mientras que Valmer únicamente utilizó sus armas para causarle el daño suficiente a su enemigo, para que así fuera más sencillo de capturar.

    Todos los ryfier que estaban en esa zona de la cueva, excepto por uno de ellos, habían sido asesinados. Luego de haber acabado la pelea, Valmer logró retenerlo, siendo ayudado por otro de los garak que estaba con él. El miembro del ejército de Allecreod estaba muy adolorido por los golpes y por las quemaduras que le ocasionó el líder de escuadrón garak, y todo eso, sumado al miedo de poder ser ejecutado en cualquier momento, lo llevó a temblar mientras era puesto de pie y obligado a caminar.

    — ¿Qué es lo que sucede? — preguntó el soldado del ejército de Allecreod, con la voz bastante temblorosa al ver que los enemigos no parecían tener intenciones de matarlo — ¿Qué es lo que van a hacer conmigo?

    — Vas a venir con nosotros — Valmer le dijo en un tono bastante severo — Necesitamos información para poder dar con Allecreod y con toda nuestra gente.

    — No voy a darles nada de información que comprometa a los míos — el ryfier sonó bastante desafiante tras haber escuchado esas palabras de parte del soldado garak — No importa qué tanto me quieran torturar, yo jamás hablaré.

    — Descuida, no vamos a torturarte — Thomas le dijo buscando causar confusión en el prisionero que habían logrado capturar.

    — Esperen, ¡¿qué demonios piensan hacer conmigo?! — luego de esas palabras, empezó a asustarse mucho más.

    — Lo mismo que me hicieron a mí en el pasado — Ace, quien había experimentado lo que sucedía al momento en el que un ser vivo era expuesto al vapor de la hosania, forzando al sujeto a obedecer, fue quien tomó la palabra contra el enemigo.

    — ¡Suéltenme, no me obligarán a traicionar a Allecreod! — el ryfier gritaba inútilmente.

    — No serás obligado, lo harás voluntariamente — Gwyn le dijo con seriedad.

    El grupo, con su prisionero en sus manos, empezó a regresar por el mismo lugar por el que habían entrado. Supusieron que la otra mitad de los enemigos estaría enfrentando al grupo de Zion y Asmir, por lo que todos, a excepción de Valmer y el garak que retenían al ryfier, tomaron las armas de fuego y acudieron a su ayuda.

    A gran velocidad, corrieron a través de la cueva, volviendo sobre sus pasos para luego tomar la dirección inversa y pasar al camino izquierdo. No se escuchaban disparos en la zona, lo que probablemente quería decir que el conflicto habría terminado, pero eso no los detuvo en su corrida hasta llegar con ellos. Para cuando llegaron al lugar, vieron todo lo que había ocurrido. Nueve ryfiers estaban muertos en el suelo, mientras que el comandante Zion Stones tenía retenido a otro de ellos con ayuda de Asmir. Solamente tres garaks, incluyendo al líder quedaron con vida tras el enfrentamiento, y cuando vieron a los otros cuatro humanos del equipo de Zion, pudieron ver que estos se encontraban analizando las lanzas y armaduras de los enemigos. Estas presentaban huecos y agujeros bastante grandes, al punto de que no parecían ser demasiado resistentes.

    — ¿Qué fue lo que ocurrió? — preguntó Ace algo asombrado de ver que solamente habían quedado unos pocos.

    — Estas lanzas que ellos usan tienen la capacidad de disparar, y una potencia de fuego considerable — Dana contestó al líder del otro escuadrón — Nuestras armaduras apenas han soportado el daño que hemos recibido.

    — Peor aún, hemos perdido a una gran cantidad de garaks — Asmir protestaba por la situación — Más vale que estos tipos nos den información valiosa, porque nos va a costar mucho trabajo rescatar a los nuestros si nos esperan soldados con armas como esta.

    — Agustina, ¿qué tal les ha ido a ustedes? — preguntó Rayko con curiosidad, pero aliviado de ver a su prima a salvo.

    — Hemos logrado acabar con ellos, y con menos bajas que aquí — Agustina no sonaba muy contenta al expresar la noticia de la victoria — Pero hemos perdido a cuatro garaks… y también al general Orikrof.

    Zion, quien había mantenido una relación de amistad además de profesional con el xaromitante, miró a la soldado con una cara que expresaba un poco de tristeza tan pronto como la noticia de su muerte llegó a sus oídos. No tembló, y estuvo muy lejos de derramar lágrimas, pero se podía ver que estaba afectado por la muerte de su compañero.

    — ¿Orikrof ha sido asesinado? — preguntó el comandante, queriendo estar seguro de que no era un error — ¿Están seguros de que él ha muerto?

    — Lo hemos visto, comandante Stones — Ace le confirmó la noticia — Lo lamentamos, sabemos que él y usted llevaban un buen tiempo luchando juntos.

    — No lo lamenten por mí… — Zion no sonaba muy afectado por su muerte, dado a que él ya había lidiado con pérdidas de compañeros en el pasado — Por quien debemos lamentarlo es por Aurio, Lankir y Wida. Ellos van a estar destrozados en el momento en el que sepan la verdad.

    — ¿Qué ocurrió con Valmer? — Asmir se asustó al no verlo con los demás — ¿Él también ha caído?

    — No, Valmer y otro de los garak están custodiando a nuestro prisionero — Thomas informó, causando un gran alivio en la mente del líder de su especie — Nosotros vinimos a ayudarlos.

    — Tal parece que la pelea ha terminado — Zion supo que era lo siguiente que debían hacer — Vamos a llevar a ambos prisioneros a la nave. Los expondremos a la hosania y haremos que nos revelen información importante para poder salvar a los nuestros.

    Los soldados asintieron e iniciaron con la marcha de la caverna. Los garak no se percataron de eso, pero los humanos sí, y era que Zion hablaba con mucha más seriedad de la que acostumbraba en esos días. Sabían que la muerte de Orikrof debía estar afectándolo un poco, y no era de extrañar dado el largo tiempo que habían compartido juntos liderando al equipo en el pasado, pero les parecía que había algo más ocasionándole algunas molestias.

    Pese a todo, el grupo sonreía dado a que habían obtenido la victoria en el duelo que tuvieron en el planeta Nokadro, y que incluso tenían a dos soldados enemigos de los cuales podrían extraer información, además de sumarlos a sus fuerzas para cuando llegara el momento de enfrentar a Allecreod para salvar a sus compañeros.

    […]

    — Escúchame bien, basura — Zion expresó con furia, pero sin alzar la voz — Mi nombre es Zion Stones. Soy el comandante del Zenith, y a partir de este momento, tú y tu amigo obedecerán mis órdenes. ¿Está claro lo que he dicho?

    Desde la distancia, Asmir, Valmer, Agustina, Ace, Thomas, Gwyn, Kai, Rayko, Melody y Dana observaban como el comandante Stones se dirigía hacia los dos soldados que habían capturado. Estos dos se encontraban sentados en dos sillones de gran tamaño, que a sus espaldas tenían una de las máquinas que Tzorkun utilizaba para ejercer el control absoluto en los miembros de su planeta. Además, para evitar posibles incidentes, estos dos se encontraban totalmente restringidos de movimiento.

    Luego del regreso a las naves, y de haber expuesto a los enemigos a la sustancia que permitía a Tzorkun ejercer control sobre otros, lo único que les restaba era obtener información crucial para llevar a cabo la misión de rescate de sus compañeros.

    Sin conocer la dosis necesaria para que fuera efectiva, el comandante Stones utilizó un poco más de la dosis que Sharyn había dicho que era utilizada en humanos, esperando que dicha cantidad diera resultado. Pronto, cuando los prisioneros reaccionaran ante la pregunta, sabrían sí sus esfuerzos habían valido la pena.

    — Lo que usted ha dicho está bastante claro, Zion Stones — uno de los ryfier contestó a la pregunta del comandante, dando a entender que el experimento con ellos había sido exitoso — ¿Qué es lo que usted desea?

    — En primer lugar, quiero saberlo todo acerca de Allecreod — Zion no sonrió, pero sí se sentía satisfecho por el resultado — Sé que él es su líder. Pero ¿qué más me puedes contar sobre él?

    — ¿Qué es lo que le interesa saber? — su compañero, al cual Zion no se había dirigido aún, fue quien preguntó ante la cuestión.

    — ¿Qué hizo con nuestros amigos? — Ace se adelantó al comandante e hizo la pregunta.

    — Lo mismo que planeaba hacer con ustedes… — el primer ryfier en hablar le contestó a Ace — Allecreod planeaba eliminar a la mitad de ustedes, y dejar con vida a los demás.

    — ¿Para qué tenía pensado dejarnos con vida? — Asmir se vio en la obligación de preguntarle.

    — Para esclavizarlos…

    Esa respuesta dejó a todos con la sangre helada, dado a que, tal y como algunos habían creído, Allecreod tenía malas intenciones para con ellos. El más afectado de todos ellos fue Asmir, quien se dio cuenta de que sus sospechas estaban bien fundadas, y que Allecreod claramente tenía interés en su planeta, o lo tendría eventualmente luego de comprobar qué tan eficientes serían los garaks si realmente llegaba a esclavizarlos.

    — Allecreod los haría trabajar para él, de la misma forma en la que hace con los nokradinos y los triyr — reveló el compañero de quien dio la respuesta.

    — Hay algo que no he comprendido bien — Gwyn quiso preguntar — Dijiste que hizo con nuestros amigos lo que planeaba hacer con nosotros. ¿Eso quiere decir que él ha matado a la mitad de nuestros amigos y ha esclavizado al resto?

    La pregunta de Gwyn hizo que Ace, Agustina y Thomas entraran en pánico, dado a que, de ser verdad, sus compañeros podrían haber sido asesinados. Los cuatro humanos que eran más cercanos con Wagner, Sharyn, Dustin, Michael y Alicia, principalmente los dos últimos, estuvieron expectantes ante la respuesta que les daría el prisionero.

    — Mientras nosotros estábamos por llegar a este planeta, alguien recibió un mensaje de Allecreod diciendo que había matado a uno de ellos, su nombre era Dustin… — confirmó el ryfier — Está claro que con todo el tiempo que ha pasado desde entonces ya habrá matado a otros cuatro más. Pero no sabría decirte a quien.

    La noticia pesó bastante en los soldados humanos, quienes se vieron dolidos por la muerte de un gran compañero como lo era él. Pero el mayor dolor nació de la intriga de no saber bien si los demás habían sobrevivido, o, por el contrario, se habrían convertido en víctimas de Allecreod.

    — Bien, sabemos que al menos varios de los nuestros siguen con vida — Asmir respiró algo aliviado — Eso quiere decir que Plamo y Kila podrían…

    — ¿Qué tan lejos está su planeta? — Zion supo que debía sacarle más información para su beneficio.

    — Unas dos horas de viaje con nuestras naves, con las suyas no lo sé — contestó el ryfier ante la pregunta del comandante.

    — Tardaron dos horas en llegar — expresaba Valmer con algo de tristeza — Con el tiempo que ha pasado aquí, más el tiempo que tardaremos en llegar hasta allá, es obvio que ya es tarde. Allecreod ya habrá matado a otros cuatro de los nuestros.

    El pensar en eso no hizo las cosas sencillas para todos ellos, dado a que la duda de no saber quién podría estar vivo y quien podría estar muerto los estaba carcomiendo por dentro. Ace, Thomas, Gwyn y Agustina imploraban que, entre los sobrevivientes estuvieran Michael y Alicia. No deseaban que los demás murieran, dado a que los consideraban sus compañeros, pero la relación de amistad que tenían con la pareja de soldados era muy grande. Zion, por su parte, sentía deseos de que su hijo Wagner fuera uno de los sobrevivientes. Cuando se despidió de él en la Tierra, asumió que pronto volvería a verlo, y que incluso podría llegar a nombrarlo comandante de su escuadrón. Pero luego de las palabras dichas por el prisionero, no tenía manera de saber si su hijo se encontraba vivo o no, cuando su deseo era que sí lo estuviera.

    Kai, Melody, Dana y Rayko no se vieron muy afligidos por todo eso. No querían que nada malo pasara con seres humanos, pero les era muy difícil sentir lástima o empatía hacia aquellos que eran desconocidos para ellos. Mientras que, por su parte, Plamo y Kila estaban en las mentes de Asmir y de Valmer, quienes esperaban que ambos se encontraran bien en aquel momento.

    Zion se dio cuenta de que, sin importar quienes hubieran vivido o no, aún había cinco soldados de la alianza que estaban esperando ser rescatados. Y que no convenía tentar la paciencia de Allecreod, quien claramente estaría esperando alguna noticia de sus hombres.

    — ¿Quién estaba a cargo de su grupo? — Zion quiso saberlo, dado a que pensaba usar a los dos prisioneros para infiltrarse en el planeta de Allecreod — ¿Acaso es alguno de ustedes dos?

    — No, era el general Raumod — contestó uno de ellos ante la pregunta — Pero ella lo mató — con un gesto con su cabeza, el soldado cautivo apuntó a Agustina.

    Todos se sorprendieron con esa afirmación, sobre todo Agustina, quien no esperaba haber sido ella la responsable de asesinar a uno de los líderes enemigos, mucho menos que fuera un general del ejército de Allecreod.

    — ¿Qué tan difícil será infiltrarnos en su planeta? — Zion hizo la siguiente pregunta — ¿Cuántas ciudades hay allí?

    — No hay ciudades — otro de los prisioneros contestó a la pregunta — Todos nosotros vivimos juntos en un solo edificio. Lo llamamos el Resguardo, pero una de las humanas lo llamó Coliseo. El clima en nuestro planeta es mucho más frío que aquí. No tenemos forma de vivir fuera de el Resguardo. Toda nuestra población se encuentra allí dentro, incluyendo a su gente.

    — Eso quiere decir que infiltrarnos allí será… — pensó Rayko, quien intentó recordar la imagen del coliseo romano, para poder usarla como referencia.

    — Será sencillo, pero salir será complicado — le contestó Kai — Si toda la población se encuentra en el mismo lugar, entonces todos los miembros de su ejército se van a enfrentar a nosotros. Tan pronto como pisemos el interior, todas sus tropas se nos echarán encima.

    — ¿Saben en donde tienen retenidos a los nuestros? — Asmir quiso preguntar, para saber qué tan difícil sería sacarlos de allí.

    — Lo sabemos, pero si Allecreod los ha cambiado de lugar, no los podremos encontrar — contestó el ryfier, revelando más información sobre su planeta y su gente.

    — Creo que con eso basta y que deberíamos ponernos en marcha ya mismo — Zion se sintió conforme con la información hasta ese momento.

    — ¿Qué planeas, Zion? — Asmir preguntó, sabiendo que algo debió habérsele ocurrido.

    — Algunos de los nuestros siguen con vida, eso quiere decir que tenemos un motivo para ir allí — el comandante Stones supo que retirarse no era una opción — Vamos a entrar en ese “Coliseo Resguardo”, y los vamos a sacar a todos a salvo. Usaremos a las bestias para que nos ayuden en la batalla. Al ser un lugar cerrado, controlarlas será mucho más fácil.

    — ¿No deberíamos sacarles más información, comandante Stones? — Melody cuestionó a su comandante — Sabemos muy poco sobre ellos.

    — Yo iré con ellos en su nave — Zion reveló el plan que se le había ocurrido — En las dos horas de viaje aprovecharé para obtener más información sobre ellos, y la compartiré cuando aterricemos en… — el comandante cayó en cuenta de que no sabía a dónde se dirigirían — ¿Cómo se llama tu planeta?

    — Ryfier. Ese es su nombre. Y el de nuestra especie.

    — Todo lo que considere merecedor de ser compartido lo revelaré cuando aterricemos allí — Stones quería partir de inmediato — Está claro que Allecreod no esperará por siempre a que sus hombres regresen, mucho menos si envió a un general a interceptarnos. No quiero poner a prueba su paciencia, así que lo mejor será que vayamos ya mismo a ese planeta. Más que nada si tenemos solamente dos horas.

    — Vamos a matar a Allecreod, ¿verdad? — Asmir quería que la amenaza para su planeta, al menos ante sus ojos, fuera eliminada.

    — No. Solamente vamos a salvar a los nuestros y a retirarnos — Zion contestó, dejando a Asmir bastante inconforme — Allecreod está en su territorio, y dudo que podamos tener una oportunidad de matarlo allí, incluso con las bestias de nuestro lado. Pero si logramos atraerlo hacia Garak, lo asesinaremos más fácilmente. La prioridad ahora mismo es rescatar a los nuestros.

    — Entendido, comandante — Asmir ocultó una gran furia en su interior al escuchar esas palabras.

    El líder garak no estaba para nada de acuerdo con el plan de Zion. Él había viajado hasta allí para asegurarse de que Allecreod, en caso de ser una amenaza, no pusiera en peligro su planeta. El plan de Zion no solamente implicaba no matarlo, sino que también lo quería atraer a su hogar. Todo lo que Asmir quería evitar, se haría realidad si seguía el plan de Zion. El líder de los garak se molestó bastante con él, y mucho más con sus soldados al ver que ninguno de ellos puso una objeción; pero supo que discutir no tenía sentido en ese momento.

    — Si piensas que voy a llevar a un conquistador de planetas a mi mundo, te estás equivocando y mucho, comandante — Asmir pensó para sus interiores.

    Ya teniendo en mente el plan a seguir y bastante información que resultara útil, el grupo de Zion solamente necesitaba saber una última cosa antes de partir.

    — Comandante Stones, ¿qué es lo que haremos nosotros? — Dana preguntó curiosa — Si usted va en la nave ryfier, con la muerte del comandante Orikrof, nos quedaremos sin supervisión.

    — Ustedes acompañarán a Delleo y a Fairin en la nave xaromitante — Zion sentenció con seriedad — Lakor y Young quedarán a cargo de esta nave. Por ende, ustedes tendrán la responsabilidad de ejercer el control sobre las criaturas de Fientlig antes de que lleguemos al planeta.

    — Comprendido, comandante Stones — Ace habló con respeto ante su comandante — ¿Alguna especificación que debamos seguir?

    — Magnus preparó una sala con cámara de gas para liberar el vapor y someter a las bestias al mismo tiempo — Zion dio información que los soldados desconocían — Hay instrucciones de cómo activarla en la entrada. Es una interfaz intuitiva, y cuenta con un manual de usuario. Solamente asegúrense de hacerlo como mínimo una media hora antes de aterrizar en Ryfier. Las bestias necesitan media hora de exposición al vapor desde la cámara de gas para poder mostrar obediencia. Menor tiempo no garantizará resultados exitosos.

    — Muy bien, comandante Stones — Agustina se sintió más segura al saber que no debería interactuar directamente con las bestias de Fientlig para ese proceso — Puede contar con nosotros para conducir la nave y para someter a las bestias.

    — Me llevaré a estos a la nave ryfier, y cuando despegue, quiero que me sigan de cerca — Zion quiso asegurarse de que ninguno se alejara demasiado.

    Apenas el comandante terminó de hablar, este y los dos ryfier que habían sido forzados a obedecer sus órdenes empezaron a alejarse de la nave tan pronto fueron soltados de sus ataduras. Asmir y Valmer iban tras ellos, mientras que Thomas y Gwyn caminaban en compañía de Kai, Rayko, Melody y Dana. Sin embargo, tan pronto como Zion empezó su marcha, se detuvo, como si le quedara algo por hacer.

    — Casi se me olvida… una cosa más, Lakor — Zion se dio la vuelta para dirigirse a Ace, mirándolo de frente.

    — Diga, comandante — Ace se sintió algo nervioso por la forma tan severa en que este le empezó a hablar.

    — Incluso con las bestias y con el elemento sorpresa de nuestro lado, es muy probable que seamos detectados por Allecreod y los suyos — Zion dejaba salir preocupación al hablar — Una pelea en un lugar cerrado y en territorio enemigo tiene muchas probabilidades de salir mal. Así que, si algo llegara a pasarme, quiero pedirte que rescates a toda nuestra gente y los lleves a salvo a casa. Es tu responsabilidad salvar a los tuyos, comandante Lakor.

    — ¿Comandante? — Ace se sorprendió por haber recibido ese nombramiento en aquel momento.

    — Tal y como lo ha escuchado, Lakor — Zion quiso dejar en claro que no fue un error — A partir de ahora, tú eres un comandante oficial de Zenith. Young, Delleo, Fairin, y todos los miembros del equipo que sigan con vida están bajo tus órdenes desde ahora.

    — ¿Está seguro de que desea tomar la decisión ahora y no luego de haber rescatado a los demás? — Ace no quería hacerle perder el tiempo, pero quiso saber si realmente iba a tener toda esa responsabilidad en sus manos — No sabemos si Wagner podría estar vivo.

    — Tú y tu equipo han ideado un plan para poder encontrar a los nuestros, y han sabido como ejecutarlo a la perfección — Zion justificaba su elección — Por otra parte, las decisiones que ha tomado Stones nos han llevado a un conflicto con alguien muy peligroso, y ha provocado la muerte de varios de los nuestros. Su decisión ha sido perjudicial, y es por eso por lo que él tiene que responsabilizarse de las mismas. Perder su oportunidad para convertirse en comandante es una forma de hacerlo. Luego, yo mismo tendré una charla con Wagner — a diferencia de como lo hacía siempre, Zion se refirió a él por su nombre y no su apellido — Suponiendo que él esté con vida cuando llegue hasta él — esas últimas palabras las dijo en un tono muy desesperanzado.

    Con la discusión terminada, todos los miembros del grupo, exceptuando a Ace y a Agustina, abandonaron la nave en la que estaban para poder dirigirse a las propias. Tan pronto como Zion hiciera despegar la nave ryfier, todos marcharían rumbo al planeta del mismo nombre para rescatar a los miembros de su equipo que quedasen con vida en aquel momento.

    Ace quedó de pie, estático y totalmente en shock por la noticia. Desde el momento en el que Agustina lo convenció para pelear por el puesto de comandante, él estuvo esperando ganar el puesto y así obtener un ascenso de rango militar. Pero no esperaba que fuera de esa manera. Él siempre esperó que, al momento de ser nombrado comandante, todos sus amigos estuvieran junto a él para celebrar y compartir su alegría en un festejo. Sin embargo, las circunstancias en las que obtuvo el puesto diferían bastantes de las que él imaginó.

    Había sido nombrado comandante tras un combate, y antes de la partida hacia un planeta en donde tendría que librar una batalla para salvar justamente a los amigos con los que él hubiera deseado poder compartir dicho momento. Ace había vivido experiencias similares en el pasado, las cuales le hicieron notar que la vida no siempre se maneja como él hubiera querido. No obstante, eso no quería decir que el soldado no se sintiera triste por lo sucedido. Puesto a que, por una vez en la vida al menos, esperaba que las cosas pudieran haber sido diferentes. O mejor dicho, iguales a como él se las había imaginado.
     
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    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Hola amigo, finalmente he podido leer el capítulo y déjame decirte que me ha gustado muchísimo. Se nota que empieza el clímax y estoy deseando ver más, pero ahora mismo solo puedo comentar lo más destacado para mi.

    Debo decir que la batalla en el interior de esas cavernas ha sido increíble. Como la has desarrollado, siendo un espacio pequeño el escenario de la pelea, ha sido magistral. Se sentía la corta distancia que había entre enemigos, el lugar cerrado y el que se tuviese que haber peleado cuerpo a cuerpo. Me entristeció que Raumod no dejara al grupo explicarse, pero comprendo que los consideran enemigos por lo sucedido con BM en Tryir. Cuando narrabas la pelea entre el general ryfier y el general xaromitante, sentía que éste último iba a morir y así ha sido. Me sabe mal porque era un buen personaje, pero más allá de eso, no puedo decir que esté afligido. Incluso me sabe mal por Lankir, pero me es indiferente la reacción de Aurio y Wida, a quiénes todavía me cuesta aceptar por sus idioteces pasadas.

    Me ha sorprendido y para bien que Agustina haya terminado con la vida de Raumod. Ha sido inesperado, pero tal y como ocurrió con Gwyn, siento que Agustina ha tenido en esa batalla un "upgrade" y me alegra. Siempre la he visto la más débil del grupo (y de momento sigue siendo así para mi) pero matar al general enemigo tras una intensa pelea e incluso fingiendo haber sido noqueada (10/10 a eso XD) es de alguien que sabe desenvolverse. No tendrá energía, pero su daga y su inteligencia la dotan de potencial. Ese momento me ha encantado. Finalmente, la pelea termine con una mayoría de garaks muertos (los típicos extras XD) y Orikrof y Raumod como muertes top del capítulo. El grupo ha salido victorioso y con dos ryfier retenidos, por lo que el plan ha sido un éxito.

    Tras eso, logran obtener cierta información acerca de Allecreod y el Resguardo mediante el uso del famoso vapor que utilizaba Tzorkun (bendita ventaja nos dejó XD) y vemos que Zion planea infiltrarse allí, seguido del resto. Comprendo muy bien que Asmir, internamente, no esté de acuerdo con el plan de Stones respecto a no matar allí mismo a Allecreod. Yo también creo que es un error no hacerlo y esperarle a que vaya a Garak. Algo me dice que el líder garak no se quedará de brazos cruzados y que podría haber discrepancias entre líderes en el mismo combate que se dé a futuro. Mención especial al hecho de que Ace, mi personaje favorito de todos, ha sido nombrado comandante oficialmente (aunque en una situación preocupante). La explicación de Zion me parece muy acertada, tenía toda la razón del mundo (tristemente para Wagner) y me encantaría ver como éste, si sobrevive, encaja la noticia de parte de su padre. Por otra parte, estoy deseando ver a Ace en acción, ya como auténtico comandante.

    No me explayaré más, la próxima publicación cae curiosamente el día de mi cumpleaños y no sé si pueda leer ese mismo día, pero de cualquier forma, será un bonito regalo (más aún si el capítulo es mega épico XD). Será hasta la próxima, amigo. :D
     
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