Ciencia ficción La Gran Catástrofe - Un Soldado Recuerda

Tema en 'Novelas Terminadas' iniciado por Agus estresado, 22 Febrero 2020.

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    Zurel

    Zurel —Vuestras historias han terminado.

    Acuario
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    Hola.

    Dado a que has publicado un nuevo especial, paso a comentar el mismo.

    Antes que nada, recordemos que Natasha no es uno de mis personajes preferidos y que su lugar en la lista sólo fue para completar la misma.

    Ahora bien, Natasha no es alguien que me desagrade, pero tampoco me agrada. Sin embargo, en este especial sentí un poco de lástima por ella, a raíz de todo lo que vivió por la pérdida de Ace. Probablemente, si ella hubiera decidido ir con Ace cuando este le ofreció la oportunidad de unirse al Zenith, las cosas serían diferentes y ahora mismo estaría con él, pero bueno las cosas son como son y supongo que esas son las contras de la decisión que tomó Natasha al negarse.

    Pese a ser consciente de todo lo que Natasha ha vivido, aún con este capítulo, continúa en el séptimo lugar de mi lista de favoritos.

    No encontré errores ortográficos ni nada por el estilo. Así que eso es todo por el momento. Nos vemos la próxima oportunidad. Saludos.
     
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    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    No me esperaba un capítulo especial de Natasha pero ha merecido la pena completamente, ha sido genial. Ha sido interesante volver a ciertos momentos de la primera parte de la historia principal, porque después de tanto tiempo, hay cosas de las que no me acuerdo XD. Conociendo la actitud de Natasha, no me ha sorprendido en exceso la primera impresión que tuvo de Ace, yo también hubiese pensado así. No obstante, con el tiempo, Ace demuestra que es el líder por muchos motivos y ha sido agradable volver a ver cómo Natasha cambiaba su forma de pensar respecto a su líder. Me ha dado rabia ver a Morris mentir a sus soldados respecto la marcha de Ace pero no me sorprende, pues en aquel momento ya supuse que les mintió. Las frases de Ace a modo de recuerdo ha sido genial y emocionante, pero lo que más lo ha sido, es ver a Natasha prometerse a sí misma que se volverá a encontrar con él. Hago fuerza para que así sea, ya sabes que son mí pareja favorita de por vida. Hasta el próximo especial.
     
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  3. Threadmarks: Shun - Desafío pendiente
     
    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

    Piscis
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    La Gran Catástrofe - Un Soldado Recuerda
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    Ciencia Ficción
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    15
     
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    Hola. Saludos a Zurel y a Resistance que han seguido esta historia de capítulos especiales desde el inicio. Luego de casi más de un mes traigo otro capítulo especial, listo para su publicación. Espero que les guste, aunque tengo el presentimiento de que así será.

    Algo que me gusta de los especiales es que varios de ellos siguen una línea en común, al menos, así los siento yo al momento de que los escribo. Siento que verdaderamente complementan y dan un valor agregado a la historia principal. Por cierto, no sé si comuniqué o no con ustedes el número que tenía planeado, pero creo que esta historia tendrá entre 17-19 capítulos. 19 es el plan original, pero estoy analizando mejor y hay otros dos capítulos que me parece que no merecen tener su especial. Eso lo iré decidiendo a medida que avancemos con la historia. Al menos, ese sería el número planeado.

    Sin más que decir, los dejaré el capítulo. El cual no será tan largo como el anterior.



    Shun – Desafío pendiente

    Un joven adulto salió de su casa para acudir a un encuentro pactado con alguien. Pese a ser un soldado, la ropa que llevaba puesta era bastante casual, de forma de que nadie podría darse cuenta que él formaba parte del ejército de su país. Vestía unos jeans largos y una camisa de color negro con mangas largas, tapadas por una chaqueta de cuero desabrochada. Sin llevar absolutamente nada consigo más allá de su celular en sus bolsillos, el joven emprendió rumbo hacia el lugar al que debía ir.

    En el camino, no podía dejar de pensar en una cosa, y era lo que le iba a decir a la persona con la que se iba a encontrar. Había escuchado algo que lo había dejado bastante pensante, y no había tenido la oportunidad de digerirlo por completo.

    Stuart, ¿es cierto que Ace estaba con los soldados de Zenith? — preguntó, a través de su celular, con el que mantenía contacto con su compañero.

    Es verdad, ¿por qué crees que mentiría? — contestó su compañero a la pregunta recibida — Él estaba ahí, junto a ellos. Fue por eso que perdimos la misión. Tenían ventaja numérica, sin mencionar que él nos conocía bastante bien, además de la fuerza que tiene.

    Gracias por responderlo — Shun estaba por colgar la llamada — Después de que leí el reporte, no pude dejar de pensar en eso. Hasta luego, Stuart.

    Adiós, Shun — su compañero colgó el teléfono tras la respuesta.

    Tras haber confirmado que lo que leyó era verdad, Shun sentía un deseo enorme de poder regresar el tiempo atrás, directamente hacia el momento donde su equipo se infiltró en una base enemiga para el ataque final, para poder cambiar su rumbo en el interior de la misma y dirigirse al encuentro con Ace, el rival al que él quería derrotar.

    Solamente lo había enfrentado una vez, y había terminado perdiendo ante él. La sensación de haber sido derrotado era desagradable de por sí, pero le sentía mucho peor perder contra alguien a quien odiaba. Confiaba en que iba a poder vencerlo cuando lo desafió, pero lo único que consiguió fue una caída en frente de todos sus compañeros. La amarga sensación de haber sido derrotado por él no se iba a marchar hasta que no tuviera la oportunidad de enfrentarlo de nuevo, y hasta que no lo derrotara. Era algo que necesitaba para sentirse del todo satisfecho. Entre más pensaba en eso, peor se ponía. Su rival se había unido a la nación enemiga, y se encontraba en la misma ubicación que él. Derrotarlo habría significado una victoria doble, puesto a que no solo habría logrado derrotar y eliminar a Ace, sino que también habría conseguido ayudar a que su país se levantara victorioso contra sus enemigos. Ninguna de las dos se cumplió. Black Meteor solamente terminó perdiendo contra Zenith, y aunque Ace y él no hubieran luchado, sentía que la participación de Ace en el Zenith significaba que él había vuelto a perder contra él.

    — Creí que me sentiría mejor cuando te fueras al demonio — pensaba Shun, sintiendo algo de asco de sí mismo, puesto a que parecía estar obsesionado con Ace — Pero no puedo quitarme este deseo de hacerte pedazos en una pelea… Ojalá nos volvamos a ver. Para que así pueda derrotarte y matarte en frente de todos… Lo necesito. No dormiré tranquilo hasta no quitarme este peso de encima.

    Sus pensamientos se interrumpieron cuando se dio cuenta de que había llegado al lugar al que debía ir. Volvió a su realidad y empezó a caminar por el lugar, el cual era una plaza llena de gente. Pasó por las áreas repletas de adultos y niños para centrar su atención en una de las bancas de concreto que había en el lugar. Pudo divisar a quien estaba buscando, y al hacerlo, se dirigió hacia allí. Una chica se encontraba sola y sentada sobre una de las bancas.

    — Natasha — dijo el soldado, que luego notó como ella se daba vuelta — Hola.

    — Hola, Shun — contestó la chica, algo desanimada ante la vista del soldado, quien se acercó a ella.

    — Al final sí viniste — Shun se sentó a su lado.

    — Tenía que hacerlo, después de todo, yo accedí a esa apuesta y la perdí.

    — Escucha, sé que esta no es la mejor forma de empezar una relación — Shun tomó la mano de la chica al momento de decirle eso — Pero te garantizo que mis sentimientos hacia ti son reales. Quizá no los expresé de la forma correcta, pero es verdad. Tú a mí me gustas mucho, y cada día de mi vida desde ahora yo te lo voy a demostrar.

    — Aprecio eso, Shun — el soldado notó que la chica le sonreía al hablar — Creo que te he juzgado mal.

    — Natasha, quiero que me respondas una pregunta — ¿Es cierto que viste a Ace cuando atacamos la base del Zenith? — el soldado ya tenía la confirmación de dicha pregunta gracias a su charla con Stuart, pero no podía saber si Natasha se había cruzado con él.

    — Así es — le respondió la chica, esperando no tener que recordarlo por más tiempo — Él estaba ahí. Con un uniforme del Zenith, luchando para ellos.

    — Se ve que nada lo detuvo para unirse a los enemigos — contestó Shun, sintiendo una gran rabia en su interior por haberse perdido la oportunidad de enfrentarlo — ¿Y te dijo algo?

    — Me pidió que me fuera con él — Natasha recordó aquel momento con mucha claridad.

    Shun no pudo evitar sentir una furia mucho mayor al escuchar a su novia decir algo así. Estaba consciente de que Ace sentía cosas hacia ella, y que ella, en su momento, también sintió algo por él. La oportunidad de enfrentarlo no solamente le habría permitido derrotarlo, matarlo, e imponerse sobre la nación enemiga; sino que también habría podido usar ese momento para eliminar a Ace en frente de Natasha. Parecía que, entre más indagaba sobre ese tema, mayor era la oportunidad que dejó pasar por no haber estado presente al luchar contra él.

    — Un completo traidor, que incluso intentó llevarte a ti con él — el enojo de Shun no hizo más que ir en aumento tras oír esas palabras — Hiciste bien en no dejar que te arrastrara contigo. Eres demasiado buena para terminar con alguien como él. Piensa en lo que le hizo a su propio padre adoptivo. Gracias al comandante, él no tuvo que tener una vida miserable en un orfanato, ¿y cómo le agradeció? Uniéndose al enemigo y ocasionando la muerte del hombre que lo educó y le dio todo lo que tuvo — Shun observaba bien como la mirada de Natasha se entristecía, pero sabía que necesitaba embarrar a Ace para hacer que ella le tomara desprecio — Black Meteor era demasiado para alguien como él. Una escoria de su calaña pertenece al Zenith. No tiene lugar en ningún otro lado, y menos junto a nosotros.

    — Shun, ¿podría pedirte que ya no habláramos más de Ace? — Natasha empezaba a sentirse incómoda con esas palabras — Él es un elemento del pasado, que creo que conviene dejar atrás.

    — Tienes toda la razón, hermosa — contestó Shun acercándose a ella, pero sin presionarla — El pasado está en el pasado. Pero a nosotros solo nos queda mirar hacia el futuro. Y te prometo que yo te daré un futuro en el que serás tratada de la forma en la que de verdad te lo mereces — el soldado ya no podía resistirse, por lo que le dio un beso a su compañera en la boca antes de continuar — Natasha, a partir del día de hoy, ya no volverás a sufrir por culpa de nadie más. Es una promesa.

    Tras decir esas palabras, y tras haber culminado con su beso, los dos se miraron fijamente por unos minutos. Shun, al ver a Natasha a los ojos, había olvidado por un momento la ira de haber desperdiciado su oportunidad para enfrentar a Ace. De alguna forma, la mirada hermosa de la chica que tenía en frente, lo tranquilizaba bastante.

    — Eres una chica hermosa, sin duda alguna — le decía Shun, en voz baja para que nadie más en el lugar escuchara sus palabras — Tus ojos… nunca había visto a nadie con una mirada como esa.

    — Gracias, Shun — Natasha sonreía, puesto a que sentía que una vida junto a Shun como su novio podría ser bastante alegre — Tú… Eres único a tu manera. Eres muy atractivo, y muy inteligente.

    — Me declaro culpable — el soldado dejó escapar una pequeña risa tras haber escuchado esas palabras — Y me declaro culpable de estar totalmente cautivado por ti.

    Acto seguido, el soldado tomó a la chica de las manos, levantándose del banco en el que ambos se encontraban. Natasha permaneció sentada, pero tras darse cuenta que Shun quería irse de allí, ella decidió pararse para estar a su altura.

    — Ven, vamos a comer algo juntos, y luego a caminar — sugirió el soldado a su novia — Es un día muy hermoso como para solamente quedarnos sentados sin hacer nada.

    — Concuerdo contigo — Natasha sentía que, pese a que su relación no empezó de la mejor forma, podría llegar a funcionar muy bien — ¿Conoces algún lugar, o simplemente buscamos hasta encontrar?

    — Dejemos que el día nos sorprenda — le contestó el soldado.

    Como pareja, chico y chica empezaron a caminar tomados de la mano. Por primera vez en el día, el enojo de Shun parecía estar totalmente reducido a la nada misma. Estar junto a Natasha en ese momento de tranquilidad era una sensación placentera, y era algo que no cambiaría por nada del mundo. Mientras caminaba junto a ella, otra clase de pensamientos, totalmente contrastantes con los que había tenido tras salir de su casa, inundaban su mente.

    — Esto es algo que yo tengo y que él no puede tener — pensaba Shun, comparando su situación con la que estaría viviendo Ace — Intentaste llevarte a Natasha contigo y no pudiste… parece que, por una vez en la vida, aunque no haya sido mérito mío, no has podido quitarme lo que yo quería — a Shun le venían a la mente otros recuerdos — La niña Umcali, a la que parecía que le gustabas bastante, fue asesinada en la misión… Eso quiere decir solo una cosa. Ace ahora mismo no tiene a nadie especial a su lado. Está solo. Lo que daría por poder verlo. No, no quiero verlo a él… Quiero que él me vea a mí. Tomé su puesto de líder y a Natasha. Aunque no haya tenido la oportunidad para derrotarlo en una pelea, al final, le terminé ganando de otra forma. Parece que estamos parejos. Al menos, por ahora.

    Natasha miró a Shun y podía notar que él no parecía estar buscando algún lugar donde poder comer algo. Pese a que la idea la había propuesto él mismo, no estaba haciendo nada para encontrar un buen lugar. Al verlo bien, se veía como si la mirada y su concentración estuvieran puestas en otro lugar.

    — Shun, ¿está todo bien? — Natasha le preguntó para asegurarse de que nada le estuviera pasando.

    — Claro que está todo bien — contestó Shun, saliendo de la inmersión de sus pensamientos — Te tengo a ti.

    Tras haber dicho esas palabras, el soldado acercó a Natasha hacia él y la abrazó, para soltarla al poco tiempo y luego continuar caminando.

    — Te pido perdón, Natasha — Shun se veía muy alegre pese a lo que había dicho — Es solo que sigo teniendo en mente el resultado de la misión. Es todo. Pero realmente disfruto este tiempo contigo.

    — Entiendo cómo te sientes — Natasha, pese a que no pensaba en eso mucho tiempo, se sentía igual — Pero esta es una oportunidad para despejar la mente. Aprovechémosla.

    Shun asintió, para luego continuar con su rumbo junto con su novia. El soldado supo que la chica tenía razón en lo que decía. Luego del balance que hizo, notó que su experiencia en la misión no había sido una total derrota. Dispuesto a no torturarse más, se decidió a olvidarla.

    […]

    Meses después de aquel día, el soldado abrió los ojos. Ya no se encontraba en el planeta Tierra, sino que estaba a bordo de una nave, la cual recorría el espacio exterior en busca de algo de gran importancia para su país, la respuesta a la Gran Catástrofe ocurrida hacía ya más de quince años.

    El soldado pudo ver a su novia al despertar. Ella se encontraba desvestida sobre su cama, tras haber pasado una noche de placer. El soldado recordó aquel momento, y sentía muchas ganas de revivirlo, dado a que había sido uno de los mejores encuentros de su vida.

    — Natasha… — pensaba mientras le acariciaba el cabello a su novia dormida — Cada vez te mueves mejor. Es una lástima que no tengamos suficientes condones como para poder repetir esto cada noche que quisiéramos. Es algo que me encanta. Y sé que a ti también.

    El soldado se sentó sobre su cama y se acercó para darle un beso en la mejilla a su novia. Posteriormente, comenzó a vestirse para poder ir a buscar comida a la sala de suministros para preparar un desayuno que pudiera llevarle a la cama. Una vez que terminó de vestirse, el soldado salió de su habitación en silencio para poder ir a buscar algo para prepararle.

    Sin tener idea de cuánto tiempo podría tardar Natasha en despertarse, el soldado decidió buscar algo que no requiriera mucho tiempo de preparación, optando por un café con tostadas y mermelada. Sin prisa, pero tampoco sin tomárselo con calma, el soldado terminó de preparar el desayuno y se encaminó a su habitación para encontrarse con su novia.

    Al llegar, pudo ver que ella ya había terminado de vestirse, y que estaba por salir de la habitación, llevándose una grata sorpresa al ver a su novio entrar con una bandeja con el desayuno ya preparado.

    — Buenos días, mi Natasha — Shun sonreía, sin darle un beso puesto a que no podía soltar su bandeja.

    — Buenos días, Shun — la chica se sentía muy feliz de ver que él se había tomado la molestia — Pensé que solamente te habías levantado para ir a desayunar sin mí, y estaba por seguirte.

    — ¿Irme sin ti? — Shun caminó para dejar el desayuno sobre una mesa de luz — Es un buen chiste, Natasha. Yo jamás haría eso.

    — No tenías que molestarte — la chica se sentó en la cama, sabiendo que ambos iban a desayunar de inmediato.

    — No, sí tenía — Shun se sentó al lado de su novia — Te dije que serías tratada de la forma en la que verdaderamente merecieras. Y tengo que cumplir mi palabra. Ahora, será mejor que desayunemos antes de que se enfríe nuestro café.

    Los dos, decididos a aprovechar su tiempo para desayunar en pareja antes de partir al encuentro con el resto de sus compañeros, decidieron comer en silencio y disfrutar del desayuno con tranquilidad. Era un momento breve, pero bastante disfrutable, más que nada, teniendo en cuenta que la exploración del espacio exterior era bastante aburrida, debido a que, los días pasaban y no entraban en contacto con ningún planeta habitable en el cual pudieran explorar para intentar descubrir los misterios de la Catástrofe.

    Shun, periódicamente en el desayuno, miraba como su novia era feliz al lado suyo. Por alguna extraña razón, y pese a que había pasado tiempo sin haberlo pensado, el recuerdo de su ex compañero Ace llegó de vuelta a su mente.

    — Esto es algo que no puedes tener, imbécil — Shun lo pensaba como si estuviera hablándole cara a cara — Natasha es feliz conmigo, y tú estás solo — cuando recordó lo que Natasha le había dicho en la plaza, solo una alternativa llegó a su mente — Tú debes pasar las noches llorando por no haber podido arrastrarla contigo al Zenith.

    El deseo de volverlo a ver, pese a que el rencor en su contra ya se había disminuido bastante, seguía latente. Era una necesidad para Shun.

    — Aún quiero derrotarte y matarte — Shun tenía decidido que, de volverlo a ver, eso sería lo que haría — Pero antes necesito que escuches o veas esto. La chica que tanto querías te rechazó, y te dejó solo, para convertirse en mi pareja. Es feliz conmigo, mientras tú seguro vives solo e infeliz. Eso es lo que un traidor se merece. Al final, la vida te dio lo que te correspondía. O bueno… teniendo en cuenta que aún no te he derrotado en una pelea, no ha sido todo.

    […]

    El tiempo había transcurrido, y con ellos, el equipo de Black Meteor logró encontrar lo que buscaba. Un planeta habitable fue detectado por ellos, y sabiendo que merecía la pena probar suerte para investigar, el equipo entero bajó a dicho planeta, creyendo que podrían encontrarse con algo que les diera mucha información sobre la catástrofe. Pero lo que encontraron no fue nada más que una nueva especie bastante agresiva, y tras un enfrentamiento en contra de ellos, todo terminó en una derrota, una huida, y la muerte de una de sus compañeras.

    Shun, pese a haber entrenado bastante y volverse más fuerte, no podía evitar sentir un pequeño escalofrío al darse cuenta que, de haber caído en una zona donde hubiera más de ellos, habrían sido asesinados sin remedio. Creía que el entrenamiento que llevaba teniendo por varios días era más que suficiente para que nadie le pudiera hacer frente, pero la experiencia reciente solamente le demostró que no lo era.

    El soldado se encontraba en su habitación, junto a Natasha, quién, al igual que él, mantenía una expresión de miedo en su rostro. No solo eso, el llanto, ocasionado por el sentimiento de saber que su compañera Grace, la víctima de la pelea, no volvería a convivir con ellos, los tenía bastante afligidos. La chica, necesitando apoyo en ese momento, decidió buscarlo en Shun.

    — Tengo miedo, Shun — le decía la chica buscando apoyo emocional — Geoff, Morris, Brandon, y ahora Grace. Cualquiera de nosotros podría ser el siguiente. Y podría ser uno de nosotros.

    — Me siento… como un inútil — Shun estaba muy decepcionado de sí mismo — Grace murió de la misma forma que Geoff. Dejamos que el miedo nos supere, y eso provocó su muerte. Sabemos cómo evitarlo, pero nuestros enemigos nos superan de todas formas. Si seguimos así, ninguno de nosotros sobrevivirá.

    Shun supo que tenía que buscar la forma para que el equipo completo lograra revertir esa clase de situaciones en el momento en el que ocurrieran, o de lo contrario, se seguirían repitiendo. Y mientras menos de ellos quedaran con vida, sería mucho más probable que más de ellos terminaran muertos la próxima vez.

    El soldado estaba por decirle algo a Natasha, cuando esta se le adelantó.

    — Desearía que Ace estuviera aquí — dicha frase tomó por sorpresa a Shun — Todo empezó a salir mal desde que el Zenith lo capturó. Si él estuviera aquí, no habría pasado lo de hoy.

    No podía entender a qué venía todo eso. Ace los había traicionado hace tiempo, y, por lo que podía interpretar de los dichos de Natasha, parecía que ella se sintiera segura de que con él no sucedería algo como lo ocurrido. Esto llenó de furia a Shun. De la nada, sin alguna explicación, Natasha expresó su deseo de que Ace estuviera con ellos. Para Shun era algo inexplicable. El traidor de Black Meteor que se unió a Zenith, de alguna manera, haría sentir a Natasha más segura que estar junto a él. Su novio. Alguien que, desde que iniciaron su relación, había estado para ella siempre que lo necesitó.

    La furia en Shun no se hizo esperar, y tampoco se pudo contener.

    — ¡¿En serio eso es lo que se te ocurre decir?! — Shun gritó muy furioso al escuchar como Natasha nombraba a Ace — ¡¿Crees que un traidor como él habría ayudado?! ¡¿Qué es lo que te pasa?! ¡Ace es un traidor, y eso lo convierte en un inútil! ¡¿Qué te lleva a pensar que él habría servido de algo?!

    Producto de su furia, las ganas de levantar su mano contra Natasha habían empezado. Shun tuvo que apretar su puño para buscar la forma de contenerse, puesto a que sabía que no debía hacerlo, por más enojo que pudiera llegar a sentir. Sabiendo que debía tranquilizarse, el soldado decidió cambiar su tono, al igual que el tema.

    — Te recuerdo que yo me quedé a tu lado para apoyarte cuando Ace nos abandonó — Shun estaba muy furioso con Natasha — Te ayudé a superarlo para que no te afecte. ¿Y ahora sales con esa mierda?

    — Shun… — Natasha se expresaba como si le tuviera miedo, cosa que Shun pudo percibir — Yo te amo… no es necesario que te pongas así. Me refería a que querría tener a Ace como líder, no como pareja.

    Esa frase no convenció para nada a Shun. Para él, las cosas seguían igual que como si ella no hubiera dicho nada.

    — Probablemente Ace se iría con esa raza y buscaría como matar a Frans — hasta para Shun era un disparate lo que acababa de decir, pero tenía que cambiar la mente de Natasha para que dejara de pensar que Ace solucionaría algo — Mira… lamento haberte asustado. Es solo que la tristeza de la muerte de Grace, el estrés de la lucha, y el miedo de lo que nos pueda pasar me afectó. Odio a Ace más que a nadie en el mundo, y que lo hayas nombrado de esa forma me hizo perder el control — rápidamente, se decidió a tomar la mano de Natasha, en un intento de calmarse a él y a ella — Yo también te amo, Natasha. Pero no necesito escuchar el nombre de un traidor de mierda como Ace. ¿Entendiste?

    — Déjame sola, Shun — la chica le soltó la mano — Cuando quiera hablar contigo iré a buscarte.

    — Claro, si eso quieres, eso haré — Shun se dio cuenta de que sus gritos no ayudaron en nada a su pequeña inseguridad, y que lo mejor sería darle a Natasha lo que ella quería.

    El soldado salió de la habitación, dispuesto a buscar la forma de tranquilizarse, y también a darle tiempo a Natasha para que pudiera hacer lo mismo.

    […]

    Con el correr de los días, la situación se volvió a repetir, y en esa ocasión, Shun ya no pudo contenerse. En el momento en el que Natasha dejó salir el nombre de Ace, Shun centró su ira en ella. Había estado a su lado mucho tiempo, y su propia novia admitió nuevamente que se sentiría mejor junto a un traidor. El soldado cerró su puño y lo dirigió a la mejilla de su novia. Ella, que fue tomada por sorpresa, no logró hacer nada para detenerlo o evitarlo.

    — Shun, ¡¿qué te pasa?! — preguntó, bastante asustada — ¡¿Por qué me golpeaste?!

    — ¡Porque ya estoy cansado de que hables de Ace como si fuera el soldado perfecto! — contenerse era imposible — ¡Tu príncipe nos abandonó, y nos cagó la misión! ¡Se fue con el Zenith, ¿acaso no lo recuerdas?! ¡Estoy harto de escucharte decir que él es mejor soldado que yo!

    — Te recuerdo que con Ace ganamos varias peleas contra los enemigos, y que contigo como líder no ganamos ninguna — el dato no era falso, pero solo enfureció más a Shun.

    — ¡Cállate! — el soldado sentía que no merecía la pena seguir hablando, por lo que le dirigió otro puñetazo a Natasha.

    — ¡Deja de golpearme! ¡Yo no te hice nada!

    — Tal vez un par de golpes de acomoden las ideas. Si crees que Ace le hará bien al equipo, estás realmente equivocada.

    — Di lo que quieras de él, pero Ace nunca me atacó así — volver a escuchar ese nombre de la boca de Natasha no hacía más que enfurecerlo a mayor escala — Ni siquiera cuando estaba en el Zenith. Te enojas porque digo que él es mejor que tú, pero solamente estás demostrando que tengo razón.

    — ¡Te dije que te calles!

    Tres golpes de puño, los cuales, sumados a los anteriores, sumaron cinco en total, fueron dirigidos hacia Natasha. Shun supo que ya no había vuelta atrás de eso, pero no le importó. Su orgullo había sido golpeado en donde más le dolía, con el tema que menos le gustaba, y de parte de la persona que jamás esperaría que lo hiciera.

    — Deja de provocarme, Natasha. Solo estás haciendo que me enfurezca.

    De repente, la puerta se abrió, y de ella se asomaron Stuart, Casey y Paul. Shun supo que el ruido de los gritos habría atraído a toda una ciudad, si se hubieran encontrado en una, y que solamente había quedado expuesto ante sus compañeros.

    — ¿Qué demonios es este alboroto? — preguntó Stuart, ante la vista de la pareja de Black Meteor.

    — Shun, ¿en serio? — Paul logró deducirlo tras verlo a la cara — ¿Realmente golpeaste a Natasha?

    — ¡¿Qué mierda tienes en la cabeza?! — le preguntó Casey sabiendo a lo que se refería Paul — ¡¿Por qué la atacaste?!

    Shun, sintiendo que no estaba de humor ni que tampoco tenía la obligación de responderle a sus compañeros, se aproximó a estos. Con los brazos, apartó a los tres de la puerta, para luego abandonar el lugar.

    — No lo entenderían — sentenció — Son muy estúpidos como para entenderlo.

    El soldado se marchaba, pudiendo notar que Stuart lo estaba siguiendo. Supo que pronto, el resto del equipo lo encararía, pero no le daba mucha importancia. Estaba seguro de que le iba a llegar un castigo por lo que hizo. Ya era demasiado tarde para que él se arrepintiera.

    […]

    Efectivamente, el comandante decidió ponerle a Shun un castigo que, a ojos del soldado, no fue la gran cosa al principio. Debía pasar veinticuatro horas sin tener acceso ni a comida ni a agua. En el momento en el que lo escuchó, Shun supuso que podría sobre llevarlo, pero con el pasar del tiempo, mucho más teniendo en cuenta de que no había comido nada antes de la discusión con Natasha, comenzó a sentir el hambre.

    Había intentado fallidamente convencer a Stuart de que le diera algo de comer, puesto a que su compañero fue asignado a cuidar las provisiones para evitar que pudiera tomar algo. Sabiendo que no merecía la pena meterse en más problemas, y menos con alguien como Stuart, decidió irse sin comer y afrontar las horas de hambruna que le quedaban.

    En un intento por hacer que fuera más llevadera, Shun planeaba irse a dormir. En el camino a su habitación, Natasha se cruzó en su camino. Estaba claro que ella, quien había cambiado la expresión de susto de su rostro por una de furia, lo iba a enfrentar.

    — Pedazo de mierda — Shun sonreía al verla así — No puedo creer que estuve con alguien como tú. Solamente eres un niño inseguro de sí mismo.

    — Vaya, al fin te acercaste a ser la Natasha desafiante de antes — Shun recordó la primera vez que habló con ella en la misión de saqueo de recursos.

    Será en otro momento, hermosa — Shun le habló suavemente tras haberla tomado de la cintura.

    Suéltame si no quieres que te deje sin dientes — Natasha lo apartó de encima dándole un codazo en el pecho.

    — Creí que Ace te había llevado con él. Me alegra que hayas vuelto. Porque ahora mismo tengo muchas ganas de cogerte — declaró Shun, sintiendo algo de felicidad de ver a Natasha hablar en ese tono agresivo.

    — Tú ya no volverás a tocarme. Lo que había entre nosotros terminó.

    — Yo gané nuestra pelea — Shun le recordó algo ocurrido hace mucho tiempo — Eso quiere decir que tú vas a salir conmigo.

    — ¡No! — Natasha le gritó muy fuerte, cosa que puso nervioso a Shun — ¡No vas a golpearme de esa forma y luego tratarme como si nada hubiera pasado! ¡No soy una muñeca que puedes controlar a tu gusto, Shun! ¡Tú no eres un buen hombre, ni un buen líder, ni siquiera un buen soldado! ¡No te gustó que hable de Ace, pero él es superior a ti en todos esos sentidos!

    Shun pudo entender por dónde iba la conversación, al menos, por donde Natasha la estaba llevando, así que decidió seguir el camino establecido por ella.

    — Eso está por verse — Shun sentía ganas de golpearla, pero en esa ocasión, las podía controlar — Cuando regresemos a la Tierra y ataquemos al Zenith, iré a buscar a Ace. Voy a convertir a tu príncipe en un cadáver. Y entonces te va a quedar claro quién es el mejor.

    Shun estaba tan decidido a asesinar a Ace que no pudo escuchar claramente la respuesta de Natasha, la cual, tras haberle contestado, le dirigió una cachetada a su rostro. Eso tomó a Shun desprevenido, y no pudo defenderse. No le había dolido el golpe, pero sí lo dejó algo sorprendido.

    Tras esa acción, Natasha se marchó. Shun no pudo contestar ni con golpes ni con palabras, y lo único que le quedó fue ver como Natasha se alejaba de él. El soldado supo que su oportunidad para estar con ella se había esfumado por completo, puesto a que Natasha no volvería a acercarse a él, salvo que una misión lo requiera.

    — Increíble como a pesar de estar ausente arruinas todo — Shun pensó en Ace con gran furia — Me hiciste destruir mi relación con Natasha… Maldito traidor de mierda. No pienso dejar que esto se quede así. Cuando volvamos a la Tierra, atacaremos tu país de traidores. Más te vale estar ahí, hijo de puta. Más te vale que estés ahí para que yo pueda asesinarte. Antes deseaba destruirte frente a nuestros compañeros. Ahora, solamente quiero destruirte frente a Natasha. No importa si nadie más lo ve, tengo que asegurarme de que ella te vea perder y morir ante mí. Incluso si no puedo hacer que vuelva conmigo, haré que se sienta miserable por el resto de su vida tras haberte elegido por encima de mí.

    Shun ya tenía decidido que era lo que tenía que hacer en el momento en el que la nave de Black Meteor llegase a la Tierra. Lo único que le quedaba por hacer era prepararse para cuando ese momento, o, mejor dicho, aquel encuentro que tanto ansiaba, finalmente ocurriera.
     
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  4.  
    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Saludos amigo, no me esperaba que el siguiente capítulo especial fuera de Shun pero he de admitir que me ha agradado bastante. Se puede apreciar la obsesión de Shun con Ace y como lo tiene presente en todo momento. Quizá te sorprenda lo que voy a decir a continuación, pero este capítulo me hizo darme cuenta de que si Shun siguiese vivo, un posible reencuentro con Ace y Natasha de por medio tendría un hype espectacular. Sabes que odio a Shun (más odio a Stuart) pero he de admitir que si actualmente siguiese con vida, el triángulo amoroso tendría un peso considerable en la trama, pues llegaría un punto en el que se haría insostenible. Sabes que tengo la esperanza de que Ace y Natasha se reúnan eventualmente pero ahora no puedo evitar imaginar cómo sería algo así con Shun de por medio. Sería una auténtica batalla. Sin embargo, está muerto, cosa que también me parece correcta XD así que me quedaré con la duda de cómo hubiese sido un reencuentro entre la rivalidad más famosa de Black Meteor.
     
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  5.  
    Zurel

    Zurel —Vuestras historias han terminado.

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    Hola.

    Bien, finalmente Shun ha tenido su especial. Tienes razón, este capítulo me gustó bastante. Sabes que Shun es uno de mis preferidos, aunque esté muerto y honestamente, no creo que vaya a existir un personaje de BM que me llame tanto la atención como él. Obviamente, espero equivocarme, pero es lo que hay hasta el momento.

    En este capítulo, se notó aún más el odio de Shun hacia Natasha. Vuelvo a reiterar, que no estoy de acuerdo en tratar a una chica como lo hizo Shun, pero seamos honestos. A cualquiera se le sube el apellido cuando estás con tu chica, y esta sale hablando de su ex.

    Perdoname que te lo recuerde, pero no te imaginas cuánto lamento la muerte de Shun. Desearía tener las esferas de dragón para revivirlo XD. No me pareció encontrar errores, así que es todos por ahora. Saludos.
     
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  6. Threadmarks: Alicia - Un triste incidente
     
    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

    Piscis
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    Título:
    La Gran Catástrofe - Un Soldado Recuerda
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    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    15
     
    Palabras:
    6808
    Saludos a todos los lectores de la historia. Principalmente a Resistance y a Zurel

    Esta vez no tendrán por qué esperar casi un mes por otro nuevo capítulo especial. Ahora, antes de las tres semanas, ya está listo. No sé si se los dije a ambos o no, pero al final, me he decantado porque sean solo 16 en total. Si no me falla la memoria, se los dije. Pero por si acaso, se los vuelvo a decir XD.

    Este es un capítulo bastante largo, así que no los entretendré más tiempo. Solo puedo decir que, a mi parecer, este capítulo les va a encantar. Pero ustedes deberán juzgarlo.



    Alicia – Un triste incidente

    Una nave espacial con una bandera de tres colores en ambos laterales acababa de salir de la Tierra. Dentro de la misma, se encontraba una tripulación bastante reducida. Dos hombres, una mujer y dos adolescentes, uno de ellos un chico de unos diecisiete años de edad, y una chica de unos dieciséis. Al haber dejado la atmósfera terrestre, uno de los hombres descorchó una botella de champagne que había metido a la nave.

    — Pensé que el alcohol estaba prohibido en la nave — decía la mujer, algo seria, pero con una sonrisa en el rostro — Eres audaz, hermano.

    — Lo metí a escondidas. Y tengo varios más de donde salió este — contestó aquel hombre, empezando a servir tres copas para los adultos — Después de todo, este es un evento importante. Muchas naves han partido al espacio, pero pocos humanos tienen el privilegio de hacerlo. Y nosotros no solo estaremos explorando el espacio, sino que también obtendremos las respuestas de la Gran Catástrofe.

    — Si es que logramos ganarle a Zenith y Black Meteor — contestó el otro hombre de la sala, algo serio, pero tomando una copa igualmente — Nos superan en tecnología, y lo sabes.

    — Pasan más tiempo discutiendo entre ellos que trabajando en naves espaciales — el hombre estaba muy seguro de sí mismo — Aunque nos tardemos nueve años, ellos no podrían alcanzarnos.

    — Son unos tontos — el adolescente que estaba a un solo año de alcanzar la mayoría de edad dio su opinión al respecto — Tenían la oportunidad para obtener las respuestas, pero las desperdiciaron peleando entre ellos. Su conflicto no terminará bien, eso es seguro. Gane quien gane, uno de ellos desaparecerá — el chico vio la mesa y pudo ver que había dos copas que estaban vacías, y eso molestaba bastante — Papá, sírveme algo. No soy un bebé. Estoy a tres meses de cumplir dieciocho.

    — Lo dijiste mejor que nadie — contestó su padre, tapando la botella de champagne — No eres un bebé, y tampoco eres un adulto. Tu lógica es indiscutible.

    — Tu sarcasmo me está hartando — pese a que sabía los motivos de su padre, se sentía molesto — Tres meses no son nada, sírveme algo de alcohol.

    — Liam, por favor, no discutas — el hombre agachó la vista algo apenado — Estábamos celebrando un momento muy feliz en nuestras carreras, y no es necesario que vengas a estropearlo con tus comentarios. Ya te lo he dicho, nada de alcohol hasta los dieciocho. Y diecisiete con nueve meses no son dieciocho.

    — Eres un imbécil, ya veo por qué no te dieron un equipo más grande — Liam se marchó de la sala bastante molesto sin decir nada más.

    Su padre, y los otros dos adultos del lugar lo miraban bastante molesto. Ciertamente, había arruinado un momento especial para todos, y lo único que podían hacer era tratar de olvidarlo. La chica, siendo la mejor de los tripulantes, decidió salir para ir a hablar con él.

    — Quizá pueda hacerlo entrar en razón — dijo la chica mirando a su padre — Intentaré que vuelva y se disculpe.

    — Buena suerte, eso es algo bastante difícil últimamente — contestó su padre, dándole el permiso para salir.

    La chica abandonó la sala para ir a buscar a Liam. Los tres adultos, sabiendo que lo mejor sería terminar de beber la botella antes de que ambos regresaran, decidieron continuar, pero con algo de moderación.

    — Para ser menor, es mucho más madura que él — dijo el hombre mientras dejaba la copa en la mesa para que le siguieran sirviendo.

    — Las mujeres somos mucho más maduras que los hombres, siempre ha sido así — contestó su compañera dándole una palmada en el hombro.

    — No se trata de madurez, es simplemente que Liam ya se cree un adulto. Y todavía no lo es.

    — En tres meses podrás, o, mejor dicho, no podrás, decir lo contrario — decía el hombre — Dale tiempo. Es un gran cambio para él.

    […]

    Mientras los tres adultos continuaban su charla, la chica avanzó hacia lo que era la habitación de su hermano. Abrió la puerta y lo encontró, tirado en su cama con los brazos detrás de la almohada. La habitación del chico estaba llena de estantes, los cuales estaban repletos de libros. Una computadora y una pantalla de plasma en la pared, además de un celular, eran los únicos artefactos tecnológicos que había allí. La luz estaba apagada, así que la chica pulsó el interruptor para encenderla. Al hacerlo, pudo ver a su hermano, y notó la expresión de molestia en su cara.

    — ¿Liam? — preguntó la chica sin atreverse a entrar — Perdona que haya abierto la puerta y encendido la luz sin permiso. ¿Puedo entrar?

    — Ya estás aquí, entra — contestó el chico, sin mirar a su hermana — Ah, Alicia, cierra la puerta.

    La chica obedeció. Entró al cuarto de su hermano al tiempo que apagaba la luz. Para no quedarse de pie, se aproximó al borde de la cama y se sentó allí. Al hacerlo, su hermano movió la cabeza para mirarla de frente.

    — ¿Te mandó papá? — preguntó Liam algo serio al verla.

    — No, vine por decisión propia — contestó Alicia, algo triste al verlo molesto — Deberías dejar de discutir con él así. Entiendo tus razones, pero eso no le hace bien a nadie.

    — Lo sé, a veces quiero dejar de hacer esto, pero es solo que no soporto que me siga tratando como un niño — contestó su hermano — Tengo las notas más altas de mi clase y por lejos, y papá casi nunca me felicitó por eso. Lo único que decía era “mantente así”. Como si fuera sencillo y no fuera un mérito el conseguirlo.

    — Liam, yo sé que papá puede ser algo… — Alicia no quería decir nada malo de él.

    — Dilo.

    — Algo cerrado. Pero eso es porque siempre ha tenido esto en la cabeza — le contestó su hermana — Desde que ocurrió, siempre ha querido que le dieran la oportunidad de partir al espacio a buscar las respuestas a la Catástrofe. Tú lo sabes bien.

    — Como no saberlo, siempre había alguien en casa para hablar con él sobre esto — Liam lo recordaba muy bien — Casi nunca teníamos momentos para estar tranquilos.

    — Entonces sabes que para papá esto es algo muy importante — Alicia quería que él no estuviera enojado con su padre — Así que, no es de extrañar que él reaccione así cuando le respondes.

    — ¿Qué quieres que haga? Él me trata como un niño, cuando estoy más cerca de ser un adulto que un niño — Liam sonaba algo triste en esas palabras — Las cosas que hice hasta ahora no le demostraron nada. Para él, no seré un adulto hasta no tener dieciocho.

    — En ese caso, solamente hay una cosa que podemos hacer — a Alicia tampoco le gustaba lo que estaba por decir — No le discutas. Deja que él piense lo que quiere, pero no le lleves la contraria. Él no lo hace porque sea malo. Simplemente, su proyecto y deseo por encontrar las respuestas no lo dejan ver lo buen hijo y buena persona que eres.

    — Gracias, hermana — Liam sonreía a Alicia por las cosas que había escuchado — Eres un ángel, de eso no hay duda.

    — Cállate — Alicia sonrió mientras agachaba la cabeza algo avergonzada.

    — No te sientas mal, es la verdad — Liam pronto tuvo una idea — Dime, ¿te gustaría que encienda la pantalla de plasma y que las cámaras nos muestren imágenes del espacio exterior?

    — Eso sería grandioso — contestó la chica.

    Liam entonces tomó su celular y accedió a una aplicación que le permitiría controlar los artefactos electrónicos de su habitación a su gusto. Encendió la pantalla plasma y configuró la aplicación para que las cámaras instaladas alrededor de la nave le mostraran imágenes del espacio exterior. Allí, frente a ambos hermanos, las imágenes no tardaron en llegar. El vacío del espacio y las luces de las estrellas lejanas se podía ver a través de esas imágenes. Era un espectáculo que a ambos les gustaba. Era la primera vez que veían los cuerpos celestes de la galaxia tan cerca, pese a que tenían que verlos a través de una pantalla. Sin embargo, esta condición no le quitaba lo maravilloso a la situación.

    — ¿Crees que podamos ver Marte desde aquí? — preguntó Alicia a su hermano.

    — Lo descubriremos juntos — Liam empezó a ver su celular — Hay varias cámaras telescópicas instaladas en cada ángulo exterior de la nave. Alguna de ellas debe poder enfocar el planeta Marte. ¿Siempre fue tu favorito?

    — Me gusta el color rojo, es todo, pero no tengo un planeta favorito — contestó Alicia, algo feliz de ver que su hermano ya no hablaba sobre su padre.

    Luego de unos minutos intentando comprender el funcionamiento de las cámaras y de la aplicación, Liam fue capaz de hacer que la pantalla pudiera enfocar al planeta vecino de la Tierra. El color rojo característico del planeta se podía observar en la pantalla. Tenía un gran tamaño, y ciertamente, ambos hermanos estaban maravillados con la vista.

    Alicia centró su atención en una de las esquinas de la pantalla y pudo ver a otros dos cuerpos de gran tamaño cerca de su planeta. Su hermano, al verla a la cara, supo donde tenía puestos los ojos.

    — Estás viendo a Deimos y a Fomos — Liam explicó a su hermana menor — Son los dos satélites de Marte. Rara vez están juntos, dado a que la rotación de Fomos es mucho más rápida que la de Deimos. Podríamos decir que somos afortunados. Los tres cuerpos celestes están juntos para que los veamos.

    — Es hermoso, totalmente — Alicia estaba maravillada con el espectáculo — Sé que no hay vida en Marte, y menos en los satélites, pero alguna vez me gustaría poder explorarlos.

    — Marte no ha sido muy explorado debido al costo que conlleva, por lo que aún hay mucho que descubrir para ti una vez que esta misión termine — Liam sonreía a su hermana — Quien sabe, quizá puedas ser la fundadora de una colonia humana en la superficie marciana algún día.

    — Eso sería un sueño, pero no lo veo posible — Alicia disfrutaba mucho esa charla con su hermano — Porque antes, tenemos que descubrir algo más importante.

    — Lo descubriremos juntos — Liam ya parecía haberse olvidado de su enojo tras la charla — Por papá… y también por mamá.

    Ambos jóvenes guardaron un breve silencio para recordar a la mujer que los había cuidado, su madre, la cual había muerto a causa de los efectos de la radiación que fue liberada a la atmósfera como producto de la Gran Catástrofe. Una tragedia que sabían que no debía volver a repetirse, y que solo se podría evitar mediante su misión. Liam, disfrutando mucho de la compañía de Alicia, le hizo otra pregunta.

    — Dime, ¿te gustaría ver si podemos enfocar los anillos de Saturno? — preguntó su hermano.

    — Eso sería excelente — Alicia contestó con una sonrisa.

    El mayor de ellos volvió a mirar su teléfono para buscar la forma de que su pantalla pudiera mostrar la imagen del planeta número seis del sistema solar. Un espectáculo que él también quería ver.

    […]

    Un mes había transcurrido desde la partida. La nave había salido del Sistema Solar hacía ya varios días, y la misión continuaba con normalidad. Alicia se encontraba en su habitación, leyendo un libro para una tarea que tenía que hacer. Dado a que ella era menor de edad, debía terminar sus estudios pese a poder formar parte de la exploración del espacio. Por suerte para ella, su padre era un científico con el permiso para tomar evaluaciones, lo que le permitiría graduarse de la academia a pesar de estar en el espacio exterior.

    Liam entró en silencio a la habitación de su hermana para poder hablar con ella sin interrumpirla.

    — ¿Qué estás leyendo? — preguntó el mayor de los hermanos.

    — Estoy intentando aprenderme la tercera ley de Kepler — contestó Alicia mientras seguía con su lectura — Es bastante difícil de memorizar.

    — El cuadrado de los períodos de la órbita de los cuerpos celestes guarda proporción con el cubo de la distancia que hay respecto al sol — contestó Liam, con una pequeña sonrisa de arrogancia — Quédate tranquila, papá no te va a preguntar sobre eso en el examen.

    — ¿Tienes idea de qué podría preguntarme? — le preguntó Alicia a su hermano.

    — Es difícil de predecir, pero estoy seguro de que algo de Stephen Hawking irá seguro — fue la contestación de Liam — Sabes que papá lo admiraba mucho cuando vio ese documental una noche.

    — Supongo que tendré que leer algo suyo — contestó Alicia a su hermano, agradeciendo su preocupación.

    — Pero eso será después — contestó Liam — Es hora de comer. Papá se encargó de cocinar esta vez.

    — Lleva años sin cocinar, debe estar bastante aburrido — Alicia dejó salir una pequeña risa tras escuchar eso.

    — Esperemos que su comida no nos mate — contestó Liam, imitando la acción de Alicia.

    Ambos hermanos se rieron un poco, y luego de que Alicia dejara su libro en su estante correspondiente, ambos salieron de la habitación y comenzaron a dirigirse al salón establecido para ser el comedor de la tripulación.

    […]

    Otro mes había pasado, completando ya los dos meses desde que la nave había partido desde Coast Trident al espacio exterior. La tripulación competa se encontraba en una especie de sala de comandos, mirando todos ellos fijamente al contenido de una pantalla. Como si estuvieran esperando algo, la respuesta que esperaban no tardó demasiado en llegar. Una notificación apareció en la pantalla, mostrando un cuadro de color verde.

    — ¡Magnífico! — exclamó con mucha emoción el padre de Alicia y Liam — ¡Hay vida en ese planeta! ¡Tendremos el honor de ser los primeros humanos en pisar suelo de un planeta extraterrestre!

    — ¿Está en condiciones de que bajemos? — preguntó Liam, más por curiosidad que por querer discutir.

    — Según esto, sí lo está — su padre se emocionó bastante — Tardaremos unas dos horas en llegar hasta él. Así que, lo mejor será que todos vayan a dormir. Los quiero a todos despiertos para cuando llegue el momento de aterrizar.

    — ¿Tu podrás seguir despierto, hermano? — preguntó la mujer adulta del grupo.

    — Un par de tasas de café y la emoción que tengo por llegar hasta ese planeta harán el trabajo — contestó muy alegre — No se preocupen por mí, ustedes descansen.

    Así fue como toda la tripulación comenzó a marchar hacia sus dormitorios. La tarea estaba clara. Una vez que aterrizaran, iban a destinar varias horas a la exploración de dicho planeta. Liam entró a la habitación de Alicia, quien ya se había acostado y se preparaba para dormir.

    — ¿Ansiosa? — preguntó su hermano mayor.

    — Más que nunca — Alicia no podía más con la emoción — No es Marte, pero sigue siendo emocionante. Es un planeta que podría albergar formas de vida como la nuestra. ¿No sientes emoción por conocer algo así?

    — Negarlo sería mentir — contestó Liam, muy feliz de ver a su hermana con tanta felicidad — Incluso aunque no encontremos las respuestas a la Catástrofe, esta exploración pondrá nuestros nombres en las páginas de la historia. No solo de Coast Trident, sino también de la historia mundial.

    — Lo sé, no puedo esperar para ver las caras que pondrá la gente cuando nos vea regresar — Alicia se imaginaba como una especie de celebridad — Seguro varios astrónomos se volverán locos para tener entrevistas con nosotros.

    — Será mejor obedecer a papá — las palabras de Liam sorprendieron a su hermana — Duerme bien, Alicia. Debes estar atenta. No querrás que los tíos o papá te quiten la oportunidad de ser la primera en avistar a un extraterrestre, si es que los hay.

    — Gracias, Liam — le respondió muy feliz por las palabras de su hermano — Tú también duerme bien.

    — Nos vemos en dos horas, hermanita — Liam se marchó, apagando las luces del cuarto de su hermana menor.

    Una vez que se fue, Alicia se recostó y cerró los ojos lista para dormir. Pese a la ansiedad y emoción que sentía por pensar en todas las cosas que podrían ocurrirles al entrar en el planeta, Alicia no tuvo problemas en dormir. Su descanso debía ser suficiente para ayudarla a mantener los ojos abiertos en todo momento en el interior del planeta.

    […]

    Alicia despertó bruscamente de su cama cuando el ensordecedor ruido de una explosión tuvo lugar en el interior de la nave. Tras la misma explosión, una alarma comenzó a sonar, dando a entender que algo grave había pasado. Antes de que pudiera incorporarse por completo y saber qué era lo que ocurría en el lugar, varias explosiones comenzaron a resonar y sacudir la nave.

    — ¡No!

    — ¡Auxilio!

    Dichos gritos de pánico alarmaron en gran medida a Alicia, que no tenía forma de saber qué era lo que ocurría allí dentro. La chica salió de su habitación a uno de los pasillos de la nave, y al ver atrás, pudo ver que salía fuego de los cuartos donde descansaban sus tíos y su hermano, entre otras salas. Podía escucharlos gritar, lo que quería decir que estaban vivos. Esto hizo que Alicia acelerara lo más rápido que sus piernas se lo permitieron hasta llegar hacia las habitaciones. Pero al momento de llegar, ya no se escuchaba nada. El fuego y los escombros provocados por las explosiones cubrían todo el lugar.

    — ¡Tía, tío! — gritó la chica tras llegar al cuarto de ambos.

    No hubo respuesta de ninguno de los dos, y eso provocó que una pequeña lágrima empezara a caer de su rostro.

    — ¡¿Alicia?! — llamó Liam desde su habitación.

    — ¡Liam! — Alicia se desesperó, dado a que, por su grito, parecía que estuviera teniendo problemas — ¡Ya voy, Liam! — la chica corrió intentando llegar hasta él.

    — ¡No, Alicia, no te acerques! — gritó Liam, con un gran dolor que se podía notar por el tono de su voz — ¡Esto va a…

    Antes de que pudiera terminar de hablar, la nave recibió un impacto de un objeto proveniente del exterior, desatando una explosión nueva en el lugar, la cual lo sacudió nuevamente. Alicia se estremeció emocionalmente, dado a que, tras esa explosión, varios escombros salieron desde el interior de la habitación de Liam, cosa que ella observó desde la distancia.

    — ¡Liam! — gritó mientras se acercaba corriendo hacia el lugar.

    El fuego se empezaba a extender, y eso le impidió a Alicia llegar hasta la habitación de su hermano. La chica quería buscar la forma de pasarlo y poder comprobar el estado de su hermano, pero el miedo de no tener más respuestas de su parte le ocasionaba gran terror a la chica.

    — ¡Liam, grita si me puedes escuchar! — le ordenó Alicia, esperando que su hermano diera alguna respuesta — ¡¿Liam?! ¡No me hagas esto, por favor! ¡Liam, responde!

    Las lágrimas empezaban a brotar cada vez más de su rostro mientras la chica empezó a quebrar en llanto. El miedo que esas explosiones habían ocasionado, más el ver que de la habitación de su hermano solamente salía el humo del fuego que se había provocado por la explosión, era una prueba de que su hermano había muerto, al igual que sus tíos.

    Sabiendo que correría el mismo destino, Alicia se fue corriendo a la sala de comandos, para ver si su padre se encontraba bien. Al correr, no dejaba de quitarse de su mente las palabras que había escuchado de su hermano en ese día.

    Duerme bien, Alicia. Debes estar atenta. No querrás que los tíos o papá te quiten la oportunidad de ser la primera en avistar a un extraterrestre, si es que los hay. Nos vemos en dos horas, hermanita.

    El recuerdo de su fallecido hermano la invadió por completo, y fue gracias a eso que consiguió llegar hasta el pasillo de la sala de comandos de la nave. Antes de entrar a la sala, vio cómo su padre salía del interior de la misma. Alicia pudo ver que varias lágrimas también cubrían su rostro.

    — ¡Hija! — su padre exclamó al verla — ¡Ve a esconderte a la sala de emergencia, no es seguro aquí!

    — ¿Qué es lo que va a pasar con la nave? — preguntó la chica, llorando desconsoladamente, temiendo que la nave explotara con ellos en el aire.

    — Está instalado y funcionando un software de emergencia que manejará los motores para que aterricemos a salvo en el planeta — contestó su padre — Pero si nuestros atacantes nos matan, o destruyen la nave antes de que aterrice, todo será en vano.

    — ¿Y qué es lo que…

    Pero una nueva explosión en una de las habitaciones cercanas sacudió el suelo del vehículo espacial en el que viajaba la tripulación, de la cual solo quedaban dos personas vivas. El movimiento tan brusco que hizo la nave, producto del software de emergencia realizando maniobras automáticas para mantener la nave en el aire mientras los disparos seguían llegando, ocasionaron que Alicia se tambaleara en su lugar, teniendo que apoyarse sobre una pared para no caer. Al levantar la vista, pudo ver que su padre, totalmente muerto de miedo, quería decirle algo.

    — ¡Alicia! — decía con la mano extendida.

    Antes de poder terminar su frase, una nueva explosión sacudió la nave una vez más. Un impacto cayó justo por detrás de donde se encontraba el padre de Alicia. Al momento del impacto, la explosión mató al último hombre vivo de la nave, mientras que la onda expansiva no mató a Alicia, pero tuvo la fuerza suficiente para dejarla totalmente inconsciente. El pasillo estaba en llamas, y un pequeño aspersor de emergencia se activó para apagar el fuego, el cual no fue capaz de llegar hasta el cuerpo inconsciente de Alicia. Al despertar, se daría cuenta de que ella era la única con vida de la tripulación. Si es que tenía la suerte de no morir.

    […]

    — No es una de sus naves, Likar — decía Plamo mientras avanzaba por el interior de la misma — No solo es diferente desde afuera, es diferente desde adentro.

    — ¡Maldita sea toda esta mierda! — gritó muy furioso quien respondía al nombre de Likar — Lo único que nos falta es que esto nos lleve a meternos en otro conflicto. Como si no tuviéramos bastante con esos imbéciles encima nuestro.

    — Lo mejor será recolectar todos los restos y esconderlos, junto con los cadáveres — sugería Domir.

    — La potencia de nuestros cañones debió haberlos eliminado a todos — Likar confiaba en el poder de destrucción de sus armas — Salvo que estuvieran todos dispersos, no debe quedar ni un solo tejido de piel aquí.

    — Creo que vas a tener que retractarte, Likar — señaló Plamo a dos cuerpos que estaban en el pasillo — Mira.

    Los tres garak se acercaron hacia ambos cuerpos. Domir se quedó viendo desde la distancia mientras que sus compañeros se acercaban para comprobar su estado. Likar revisó por completo el cuerpo del hombre que estaba tumbado en el suelo. Sorprendido de que su cuerpo se encontrara intacto, exceptuando por un par de lastimaduras sobre el mismo.

    — Está muerto — dijo el garak mirando a Plamo para esperar noticias de su parte.

    — Pues, esta mujer está viva — Plamo dijo, llamando la atención de sus dos compañeros — Miren, sigue respirando.

    — ¿Cómo sabes que es una mujer? — Domir tenía curiosidad por la forma en que su compañero llegó a la conclusión.

    — Sus rasgos se parecen a las mujeres de nuestra especie — contestó Plamo ante la mirada de Likar.

    — Será un problema cuando despierte — Likar supo que esa mujer, si la conclusión de Plamo era correcta, traería problemas para ellos — Hay que sacarla de aquí, y asegurarnos de destruir cualquier pieza de equipo que pueda usar para enviar un mensaje a su planeta.

    — ¿No piensas matarla, Likar? — preguntó Domir, sabiendo que, por las palabras que acababa de decir, tenía un plan para ella.

    — No. Creo que tengo una idea, pero tenemos que llevárnosla al laboratorio y analizarla — Likar le dio la orden indirecta a Plamo de que eso hiciera — Domir, tú y yo buscaremos a más sobrevivientes en este lugar. Si hay más, nos los llevaremos también.

    […]

    Horas después, en uno de los laboratorios donde había varios garak, Alicia se encontraba tumbada dentro de una cápsula recostada en posición horizontal. Había varios sensores conectados a su cerebro, además de que tenía una jeringuilla conectada a su pierna, la cual se encargaba de extraerle sangre. Plamo, Domir y Likar mantenían vigilada a la chica mientras que todos los demás trabajadores del edificio de investigación se encontraban mirándola.

    — No creo que resulte, Likar — Plamo dio su opinión al respecto.

    — Ten algo de fe — Domir supo que, si Likar lo había considerado una opción, debía tener sus motivos — Yo sé que esto dará algún resultado por lo menos.

    — Me interesa que su cuerpo logre soportarlo y no muera — contestó Likar — Si lo logramos, la convertiremos en un arma capaz de ganar esta guerra. Es una lástima que no sirva con nosotros.

    — ¿Y crees que, por ser de una especie diferente, la radiación tendrá otro efecto en ella? — la pregunta de Plamo hacía dudar a Likar.

    — Todos los seres vivos son diferentes, eso quiere decir que siempre hay posibilidad de que resulte — Likar no perdía la esperanza.

    — ¿Y qué haremos si no da resultado? — preguntó Domir, esperando aprender de la respuesta de su líder.

    — Todavía no lo decido — Likar no quería pensar en eso en aquel momento — Una vez que tengamos toda la información que podamos, vamos a pensarlo juntos.

    — ¡Likar! — uno de los trabajadores llamó su atención.

    Los tres garak se voltearon para verlo. Un científico de su misma especie se les acercó para poder darles los resultados del análisis.

    — Nuestra tecnología resulta con ella, pero solo podemos ver sus últimos recuerdos — decía aquel trabajador — No menciona el nombre de su planeta, pero sí pudimos ver el suyo. Esta chica se llama Alicia.

    — Que nombre más extraño — añadió Likar ante los dichos de su trabajador — ¿Y lo demás?

    — Es posible someterla al experimento — la respuesta de aquel trabajador ilusionó a los tres garak — Su cuerpo va a resistir la radiación extraña sin efectos secundarios indeseados. No se va a morir. Pero es posible que sufra de lagunas mentales.

    — Oh, vaya — Likar se emocionó mucho al escuchar eso — Podríamos usar eso a nuestro favor, sin duda alguna. Estabilícenla, y pensemos en un lugar donde podamos esconderla para que nadie de su especie pueda encontrarla si es que llegan hasta aquí. Una vez que eso esté listo, dará comienzo el experimento.

    […]

    Años después de aquel suceso, Alicia ya no se encontraba en el planeta al que su nave y tripulación se estaba dirigiendo. La chica, ya consiente otra vez, se encontraba en una habitación, esta vez, a bordo de una nave espacial perteneciente al Zenith. Sin que ella se diera cuenta de eso, una tripulación de aquel país del que ella había oído hablar, había podido llegar hasta el planeta en donde ella se encontraba cautiva, y tras haberla encontrado, la habían rescatado.

    Tal y como se esperaba, el tiempo que Alicia pasó inconsciente, le provocó varias lagunas mentales. Pero tras un largo tiempo de esfuerzo mental, ella logró recordarlo todo. El momento antes del ataque, a su padre, a sus tíos, y a su hermano Liam. Todos ellos estaban muertos, y ella era la única sobreviviente de la tripulación. Su sueño de explorar el planeta fue interrumpido para luego ser convertido en una cruel pesadilla. Toda la familia que le quedó tras la Catástrofe había muerto, y no le quedaba nadie más.

    El llanto no tardó en hacerse presente. Creyendo que todos los miembros de la tripulación de Zenith estarían dormidos, ella aprovechó para desahogar todo el dolor y la tristeza que sentía. Amaba a su familia, y los había perdido para siempre cuando estaba por concretar un sueño de ser la humana más joven en poner los pies sobre suelo extraterrestre. El dolor jamás la abandonaría, dado a que el que iba a ser el mejor momento de su vida, terminó siendo el peor.

    Para su sorpresa, había alguien despierto en la nave.

    — Alicia — la chica escuchó el llamado y vio su puerta abrirse.

    Al levantar la mirada pudo ver a Michael, el soldado gentil que se había estado preocupando por ella luego de que se produjera su despertar, en un momento donde ella seguía sin recordar nada. La chica lo miró, pero su llanto no cesó, cosa que preocupó al chico.

    — ¿Qué tienes? ¿Por qué lloras?

    — Por mi familia — Alicia se sentía agradecida por tener a alguien con quien poder compartir el dolor.

    — ¿Qué ocurrió con tu familia? — la forma tan seria en la que lo dijo causó temor en Michael.

    — Están muertos, Michael — Alicia empezó a llorar más fuerte — Fueron asesinados.

    Mientras el llanto continuaba, Michael se acercó hacia ella para abrazarla y consolarla. La chica apoyó su cabeza en el hombro del soldado del Zenith y comenzó a llorar sobre él, descargando todo su dolor en los brazos de uno de sus salvadores.

    — Yo sé que debe ser difícil para ti — decía Michael abrazándola con más fuerza que antes — Pero necesito que me digas que fue lo que ocurrió. ¿Crees que puedes?

    — Quiero decírtelo ahora. No quiero seguir recordando algo como esto.

    — Dímelo — respondió el soldado dispuesto a ayudarla — Y no te preocupes, yo se lo diré todo a Richard. No tendrás que seguir hablando de esto si no quieres. Así que dime, ¿qué ocurrió con tu familia?

    — Ya recordé todo lo que pasó antes de que me despertara aquí — narraba Alicia, mientras Michael prestaba atención total — Mi verdadero nombre es Alicia Noble. Yo vivía en Coast Trident con mi padre, mi hermano mayor, mi tía y mi tío — Michael escuchaba con dolor esa historia, sin soltar a Alicia — Después de la catástrofe, mi madre, mis primos y mis abuelos murieron. La radiación los asesinó. Mi padre quería ir al espacio e investigar qué era lo que había pasado. Tras haber perdido a mi madre y a sus padres, él quiso descubrir por qué había ocurrido. Dijo que tenía que conocer la razón por la que nuestra familia fue destrozada. El gobierno de Coast Trident le dio una nave después de que el luchara mucho tiempo por conseguir una autorización. Mi padre era científico, y mi tío y mi tía eran militares. Fue así que mi hermano mayor y yo aprendimos mucho sobre ciencia y combate. Porque mi padre quería llevarnos al espacio una vez que todo estuviera listo — Alicia se tomó una breve pausa para secarse unas lágrimas que empezaban a caer de su rostro otra vez, mientras que Michael la miraba sintiendo mucha lástima por lo que le había ocurrido — El 17 de septiembre del año 13 después de la Catástrofe, partimos al espacio. Mi padre tenía prisa por explorar el espacio, por lo que la nave que nos otorgaron no era la mejor ni la más rápida. Pasaron dos meses hasta que detectamos un planeta con vida por medio de una sonda. Nos empezamos a acercar a la atmósfera para aterrizar en él, pero entonces nos empezaron a disparar. Como nuestra nave no tenía buenas defensas, los disparos de los cañones impactaron y provocaron varios agujeros en la misma, activando la alarma que te mencioné. La nave contaba con un sistema de aterrizaje suave que se activaba en caso de una emergencia como esa, pero los disparos de los cañones seguían viniendo. Mi hermano mayor y mis tíos murieron por esos disparos. Cuando todo eso pasó, mi padre me gritó y luego escuché una explosión. Caí al piso y cuando estaba a punto de quedar inconsciente, vi como un disparo impactaba cerca del lugar donde mi padre se encontraba. Toda mi familia murió en ese día, Michael… alguien nos disparó… yo fui la única sobreviviente… y me dejaron totalmente sola… Me quitaron la única familia que me quedaba…

    Michael no pudo evitar sentir una tristeza inmensa al escuchar ese relato. Él había perdido a su prima hacía mucho tiempo, y el recuerdo de aquel momento era bastante doloroso para él incluso luego de todos los días transcurridos. En cambio, Alicia le acababa de contar que había perdido a toda su familia completa en menos de un segundo. Sin mencionar que, el recuerdo había regresado a su mente de golpe, lo cual quería decir que era como si lo estuviera acabando de experimentar. Un sentimiento de compasión invadió a Michael, y él sentía deseos de hacerla sentir mejor, pese a que no podía hacer mucho en aquel momento.

    — Lo lamento mucho, Alicia — le decía Michael mientras la abrazaba suavemente — Si necesitas algo, dímelo. A mí o a cualquiera de nosotros. Estaremos aquí para ti. Y no te preocupes por esto, yo se lo diré todo a Richard. Así no tendrás que hacerlo tú.

    — Gracias — le respondió la chica, correspondiendo el abrazo de Michael — Te lo agradezco mucho…

    Luego de que el abrazo terminó, Michael decidió darle tiempo a Alicia para que pudiera descansar. El soldado se retiró de la habitación, ante la vista de la chica, quien, pese a todo el dolor que estaba sintiendo, sentía un calor muy familiar mientras estaba en los brazos de Michael. Su actitud protectora para con ella era un parecido que él tenía con su hermano Liam, algo que ella anhelaba y deseaba tener en ese momento. Al irse a dormir, ella se sintió afortunada de que, en el equipo que la encontró, se encontrara Michael.

    […]

    Al despertar, Alicia quería ir a buscar a los miembros del equipo del Zenith. Ella supo que debían de tener alguna especie de reunión para decidir qué era lo que iban a hacer con ella, dado a que imaginó que su padre haría lo mismo si se diera esa misma clase de situación. La chica llegó a la sala de comandos. Para su sorpresa, no había nadie allí dentro, y fue por eso que tuvo que continuar recorriendo la nave espacial buscando un posible lugar de reunión para el equipo. Su paseo la llevó hacia la sala de entrenamiento. Se mantuvo afuera de la misma, apoyando su oído en la puerta en un intento de escuchar atentamente todo lo que los miembros de la tripulación estaban diciendo, dado a que se había perdido gran parte de la conversación.

    — ¿Creen que habrán obtenido esa información? — Alicia no podía reconocer de quien era la voz sin ver el rostro de la persona.

    — Si ese fuera el caso, ya habríamos encontrado una nave suya en las proximidades de nuestro planeta. No se ha detectado ningún ovni cerca de la Tierra. Y ellos parecen ser muy inteligentes, por lo que dudo que se decidieran a ir a la Tierra sin saber qué tan habitable es para ellos.

    — Eso quiere decir que no pudieron acceder a la mente de Alicia. Hicimos lo correcto al sacarla de allí a tiempo.

    — No sabemos si es verdad que querían hacer eso.

    — Estoy de acuerdo, pero no por eso me gusta — pudo reconocer la voz de Michael, dado a que era el soldado que más tiempo pasaba con ella — Los garak podrían haber descubierto la ubicación de la Tierra. Incluso aunque no planearan atacarnos, si los berrod obtenían acceso a esa información, podrían haber convertido a nuestro planeta en su objetivo. Sin importar la intención, los garak nos pusieron en peligro, derribaron una nave humana, mataron a varios tripulantes, y nos lo ocultaron todo el tiempo.

    — Es lógico que lo ocultaran. Si nos decían directamente que derribaron a una nave humana, nos pondríamos en su contra. Y ellos claramente querían ganar aliados para su guerra contra los berrod.

    — Son unos malditos mentirosos. Creí que una alianza con ellos nos podría venir bien. Pero si no están dispuestos a decirnos la verdad, eso quiere decir que no pensaban en nosotros como aliados, sino como herramientas.

    — ¿Y qué es lo que vamos a hacer ahora? Ellos sabrán que nos llevamos a Alicia. Y sabrán que fuimos nosotros.

    — Hay que advertirle a Magnus y a toda la humanidad sobre esto. Y por nuestro bien, y el de toda la Tierra, tenemos que eliminar a los garak y a los berrod.

    Alicia supo que, tras haber tomado esa decisión respecto a lo ocurrido con los garak y los berrod, el siguiente tema sería lo que Zenith tenía pensado hacer con ella. Fue por eso que decidió prestar mucha más atención que antes a lo que vendría después.

    — ¿Qué vamos a hacer con Alicia?

    — Hay que llevarla a Coast Trident — dicha frase alarmó a la chica — Ella vive en ese país. Si se enteran que la encontramos y no se los informamos, nuestra reputación no hará más que empeorar.

    — ¡No, por favor! — gritó para después irrumpir en la sala de entrenamiento ante la vista de todo el equipo.

    El comandante Richard, junto con los demás soldados de su equipo, la miraron fijamente. No se sentían molestos por la conducta de Alicia, ya que todos creían que era una reacción normal ante una situación tan particular como la de ella.

    — ¿Por qué no quieres volver a tu país? — preguntó Ace — Es tu hogar.

    — Porque no quiero volver a ver a su líder — Alicia recordaba las muchas veces en las que lo encontró discutiendo con su padre dentro de su casa al regresar de la academia — Mi padre tuvo que hacer un gran esfuerzo para que el líder le concediera una nave y el permiso de partir al espacio. Antes de partir, le dijo que se invirtió mucho dinero para poder enviar esa nave al espacio, y que, si volvíamos sin nada de información, nos haría pagar por cada moneda que fue destinada a esto. Yo soy la única en sobrevivir, y si regreso con ellos, me harán trabajar hasta que pueda pagar eso. Por favor, no me lleven con ellos. No quiero volver nunca más a mi país. Nos proporcionaron una nave estándar, y van a querer que yo trabaje hasta la muerte por esto.

    — Dios mío, qué lugar más horrible — se expresó Erin tras escuchar al respecto.

    — Creo que ni Abel sería capaz de llegar tan bajo — volvió a expresarse Ace.

    — ¿Pero qué vamos a hacer con ella? — fue la pregunta de Gwyn.

    — Dejen que me una a ustedes — respondió Alicia muy desesperada, como si de verdad lo quisiera — Me salvaron la vida, y me han tratado mucho mejor que la forma en que los líderes de mi país trataron a mi familia.

    — Somos un equipo de exploración del espacio — le contestó Richard muy seriamente — No podemos aceptar gente como si fuera algo cotidiano. ¿Tienes conocimiento científico y militar?

    — Mi padre era científico, y mis tíos eran militares — respondió Alicia — Ellos me han enseñado muchas cosas. Si es necesario, daré un examen para demostrarlo.

    — Está bien — respondió el comandante, creyendo que, si eso era verdad, incorporar a Alicia les vendría muy bien — Hablaré con Magnus para que evalúe todas tus habilidades. Si superas las pruebas, podrás unirte a mi equipo. Pero si fallas, serás enviada a una academia de formación hasta que estés lista.

    Alicia sentía una felicidad inmensa tras escuchar esas palabras. Lo que menos deseaba en ese momento era tener que dar la cara ante los líderes de su país. Supo que ellos le iban a recriminar la pérdida de la nave espacial construida para la misión, sin importarle lo más mínimo su tristeza o el duelo por la pérdida de su familia. No quería ni necesitaba pasar por una situación tan dolorosa como esa. Antes de lidiar con alguien como el líder de su país, prefería mantenerse cerca del equipo de Zenith que había logrado liberarla de una prisión en la que pasó dos años de su vida.

    […]

    Michael se encontraba descansando en su habitación cuando alguien tocó la puerta de entrada a la misma. El soldado dio permiso para que dicha persona entrara, y se llevó una sorpresa bastante agradable cuando vio entrar a Alicia. El soldado se quedó mirándola fijamente, cautivado por la belleza de la chica. Era tal su agrado que ni siquiera le preguntó para qué había ido a verlo.

    La chica, al igual que él, también estaba encantada con Michael. Encontraba muy apuesto a su compañero, y la forma en la que él la trataba la hacía sentirse muy especial. Era una compañía agradable, y uno de los motivos por los que Alicia quería esforzarse para poder pasar el examen que le permitiría quedarse con ellos. Pese a que le hubiera gustado quedarse en silencio a apreciar el atractivo de su compañero, Alicia tenía deseos de hablar con él para poder pedirle algo que lograra a ayudarla.

    — Michael — Alicia estaba totalmente convencida de que lo que le iba a pedir a Michael era la decisión correcta — ¿Podrías entrenar conmigo?
     
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  7.  
    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Saludos amigo, he de decir que llevaba esperando mucho tiempo el capítulo especial de Alicia, y no ha defraudado en absoluto. Ha sido muy sencillo de leer, nada pesado pese a ser un poco largo y además me ha hecho apreciar más el personaje de Alicia, al cuál le viene perfecto éste capítulo para ahondar en su pasado y conocerla más aún.

    Los momentos cotidianos que se veían al principio, con su padre y tíos celebrando que estaban viajando por el espacio, con su hermano Liam y ella viendo imágenes del espacio, las conversaciones entre ellos... siempre se agradecen momentos así en capítulos cargados de tensión (pues ya se explicó en la historia principal lo que pasó con su familia) y en historias tan duras como LGC. Ha sido un disfrute ver esos momentos. Pero no duran para siempre y ver las muertes de sus tíos, más explicitas las de Liam y su padre, han sido realmente tristes. El ataque de los garak a la nave ha sido descrito perfectamente y me lo he podido imaginar cómo una situación angustiosa para Alicia, te aplaudo por eso. La pobre quedó cómo la única superviviente sin haber podido hacer nada por su familia... es una carga que debe soportar y es muy triste.

    Finalmente, vemos cuando el Zenith la encontró y liberó. Se aprecia más aún el lado tierno de Michael aquí, cosa que valora la chica. Su miedo a que la regresen a Coast Trident y cómo fue el inicio de su unión al grupo y de la relación con Michael. Ambos personajes me encantan y hacen una pareja estupenda, espero que vivan para siempre, aunque pido mucho XD. No tengo nada más que añadir, ha sido un gran capítulo informativo. Hasta el próximo.
     
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  8.  
    Zurel

    Zurel —Vuestras historias han terminado.

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    Hola. Paso a comentar el especial.

    Debo decirte que lo mas destacado en este capítulo son las primeras escenas. Finalmente pudimos ver lo que le ocurrió a la nave desde el punto de vista de Alicia. Me gustó mucho porque me hizo recordar un poco lo que le sucedió a la SR1 Normandy al principio del ME2. Y te aseguro que cuando eso pasó casi lloro XD. (Me refiero a la destrucción de la SR1)

    Me parece un acto suicida por parte de Coast Trident enviar una sola nave a explorar el universo. Entiendo que el padre de Alicia quería tener la oportunidad encontrar las respuestas a la gran catástrofe, pero no me cabe en la cabeza. ¿Es que acaso no se imaginaron los peligros que podían encontrar? ¿Qué demonios iban hacer solo dos míseros soldados, un científico y dos críos? No, no puedo entenderlo por más que lo intente.

    Creo que la culpa de que la nave fuera destruida la tiene tanto el padre de Alicia, por querer tener una nave, y de Coast Trident por otorgarsela. Ahora que menciono ese país, tengo la impresión de que quién haya sido el presidente o canciller de esa nación en ese tiempo, no le importa en absoluto las personas. Es que solo hay que ver lo que ha hecho aquí.

    Y bueno, dejando de lado mi odio hacia esa personas insensatas. El capítulo estuvo muy bien. No encontré errores, así que es todo por el momento. Saludos.
     
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  9. Threadmarks: Gwyn - No era recíproco
     
    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

    Piscis
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    Título:
    La Gran Catástrofe - Un Soldado Recuerda
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    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    15
     
    Palabras:
    5485
    Bueno, saludos a Resistance y a Zurel que son los fieles lectores tanto de esta historia como de la principal. Aprovechando algo de tiempo libre, avancé con el siguiente capítulo. Fue por eso que logré terminarlo, y quiero publicarlo dado a que es un capítulo que encaja perfectamente con el capítulo más reciente publicado de LGC. Con esto no estoy diciendo que ambos capítulos estén estrechamente relacionados, pero si aclaro esto, le daría un spoiler a lectores que estén leyendo este capítulo y todavía no hayan llegado a la parte IV (si los hay XD).

    Cuando lean este capítulo sabrán a qué me refiero. En fin, espero que les guste. Sin más que decir, se los dejo.


    Gwyn – No era recíproco

    Dos chicas caminaban por un vecindario pequeño de un distrito de casas. Ambas, con una sonrisa en el rostro, iban al mismo destino, cosa que les alegraba, ya que estaban felices de poder seguir juntas pese a que ambas estaban, de algún modo, en pareja. Se pararon en frente de una casa, y una de ellas envió un mensaje a través de su dispositivo móvil. Pocos segundos después, la puerta del lugar se abrió, y dos chicos aparecieron tras ella. De no ser por el color de su cabello, ambos serían iguales al punto de ser irreconocibles.

    — Hola, chicas — saludó uno de ellos al verlas — Hola, Erin.

    Uno de los hermanos mellizos se acercó a esta última y le dio un beso en la mejilla, el cual fue correspondido por la chica.

    — Hola, Devlin — saludó Erin, quien luego de recibir el beso, contestó de la misma manera — ¿Cómo estás, Michael? — la chica preguntó a uno de los hermanos.

    — Hola, Erin. Hola, Gwyn — antes de responder, Michael las saludó — Me encuentro bien. ¿Qué hay de ustedes?

    — Yo estoy bien, pero me siento mucho mejor ahora que puedo verte — Gwyn abrazó a Michael, dado a que este se sentía más cómodo de esa manera.

    — ¿A dónde quieren ir? — preguntó Devlin — ¿Algún lugar en especial?

    — Me gustaría poder ir a dar un paseo, y luego ir a algún café o restaurante — contestó Erin.

    — Por mí está bien — fue la respuesta de Michael — No pidamos un auto, caminemos y hagamos algo de ejercicio. Nos vendrá bien.

    — El río Nissan es un buen lugar para dar un paseo — comentó Gwyn, queriendo elegir el lugar.

    — Está a unos cuarenta y cinco minutos a pie desde aquí — contestó Michael, a quien le agradaba bastante la idea — Vayamos. Será un buen lugar.

    Los cuatro juntos empezaron su caminata a su destino. En el medio del trayecto, Gwyn pudo notar que Erin y Devlin caminaban tomados de la mano, debido a que ambos ya habían hecho oficial su relación. Sentían atracción mutua desde hace tiempo, y ninguno de los dos se opuso a la idea de dar el siguiente paso, pese a que no se habían conocido en mucho tiempo. La otra chica, por su parte, tenía muchas ganas de tomar la mano de Michael, pero no estaba segura de cómo se lo debía pedir. A diferencia de su amiga, Michael y ella no eran nada más que amigos, y eso era algo que permaneció así por mucho tiempo.

    Pese a eso, Michael no dudó un segundo en tomar a Gwyn de la mano. La chica se sentía bastante apreciada por ese detalle, dado a que no sabía cómo ni tampoco si era apropiado pedírselo.

    — ¿Por qué esa cara tan seria? — preguntó Michael con una sonrisa — ¿Estás pensando en la misión que nos podrían asignar?

    — En un principio, eso era lo único en lo que pensaba — Gwyn contestó con sinceridad — Pero pasó más de un mes desde que entregamos los recursos a Zenith. No ha habido novedades desde eso. Creía que ya todo estaba casi listo, y que los recursos eran solamente para finalizar lo que quedaba para terminar los preparativos de las naves espaciales. Pero no recibir noticias por tanto tiempo me hace creer que se nos ocultó información.

    — ¿Crees que Magnus nos ha mentido? — preguntó Michael, analizando la pregunta de Gwyn — Ocultar información es un engaño, aunque lo llames ocultar información.

    — No creo que nos haya mentido, quizá sea una equivocación — le contestó Gwyn — Supuestamente, faltaba muy poco para que Zenith pudiera partir al espacio. Pero pasó más de un mes y no hay noticias. Ni en internet, ni en televisión. Me pregunto en qué se habrá basado Magnus para decirnos que el tiempo que quedaba era muy poco.

    — Mejor no pensar en ello — Michael quiso desligarse de esa conversación, pese a que entendía hacia donde quería ir Gwyn — Hasta que no nos digan nada, tendremos este día libre y muchos otros más para nosotros. Se nota que el mundo es un lugar más tranquilo desde la Catástrofe. Somos soldados de alto nivel, y no nos han llamado para nada. De acuerdo a los libros que hemos leído, todo aquel que era un soldado en tiempos anteriores a la Catástrofe no tenía tiempo ni para respirar.

    — Sí, recuerdo eso — Gwyn se rio un poco tras recordar — La comida debía ser preparada por cocineros profesionales, dado a que los soldados solo iban a las bases militares para dormir.

    — Todo gracias a que los líderes anteriores no dejaban de pelear por recursos — Gwyn miró a Michael volver la vista hacia el cielo — Quizá si las cosas hubieran sido diferentes, no nos habríamos visto enemistados con Black Meteor. Y tal vez así…

    Gwyn supo que Michael se encontraba bastante afectado por el enfrentamiento en contra de los soldados del país enemigo. Dos compañeros habían fallecido en aquella misión, y una de ellas era la prima de Michael. Gwyn estaba consciente de todo el cariño con el que Michael apreciaba y cuidaba a su familia. Pese a que pasó un mes desde la muerte de Julie, el soldado no la había dejado atrás. Según lo que él contaba, ella era una hermana más que una prima. La chica supo que su pérdida permanecería afectándolo por un largo tiempo.

    Gwyn, intentando buscar una forma de hacerlo sentir mejor, le dio un abrazo a Michael. Este, sin decir una palabra, correspondió dicho gesto, apreciando lo que su amiga y compañera estaba haciendo por él. Ambos se miraron fijamente a los ojos, apartando la vista del camino por un momento. El deseo de expresar cariño fue más fuerte que ambos y terminaron dándose un beso. Pese a que Michael no deseaba llevar la relación más lejos, estaba feliz de tener a una persona como Gwyn a su lado.

    — ¿Ya es el momento? — preguntó Devlin, con un tono pícaro al ver a su hermano con su compañera.

    — Hoy no, Dustin — la respuesta de Michael a la pregunta de su hermano desalentó mucho a Gwyn.

    Al escucharlo de él mismo, la chica se sintió algo triste. Era evidente que Michael apreciaba el tiempo que estaba con ella, pero que no se veía motivado a oficializar la relación. Incluso después de todo el apoyo que Gwyn le había brindado tanto en la misión como después de la misma no era suficiente como para que Michael decidiera re considerar dicha opción.

    Fue por eso que la caminata en pie hacia el río fue bastante silenciosa, dado a que solamente se escuchaban las voces de Erin y Devlin. Gwyn no sentía deseos de hablar, y Michael tampoco. Ambos seguían su rumbo juntos, pero sin expresar una sola palabra más.

    Al llegar a su destino, los cuatro empezaron a dar un paseo a través del paisaje natural que rodeaba el río. En verano, los árboles a su alrededor mostraban un color verde muy brillante, cosa que maravillaba tanto a los cuatro soldados que habían elegido ir a ese lugar como también a otras personas que se encontraban realizando deportes y actividades al aire libre.

    Luego de haber caminado por más de media hora, consideraban que lo más apropiado era dar una caminata mínima de dos horas a través del sendero que rodeaba los ríos. Y así fue como hicieron. Aprovechando la libertad que tenían en esos días luego de que la misión de robo de recursos hubiera terminado, los cuatro soldados empezaron su paseo. Por sus cabezas no rondaban recuerdos de la misión, dado a que el buen ambiente que se podía apreciar en el lugar era una completa maravilla.

    Gwyn y Michael, en varias ocasiones, aprovecharon varios momentos para tomarse fotos, tanto entre ellos como a Erin y a Devlin. Ciertamente, tras haber realizado la misión, los lazos que habían formado se habían fortalecido bastante. Los cuatro disfrutaban la compañía plena, y lo demostraban en cada uno de esos momentos que pasaban.

    Una vez que su paseo terminó, los cuatro fueron a comer a un café que se encontraba construido cerca del río, donde podrían apreciar la belleza del paisaje al mismo tiempo que su charla continuaba. El lugar, pese a que estaba lleno de gente, no estaba repleto, por lo que pudieron encontrar una mesa para cuatro personas que no dudaron en compartir. Dicha merienda fue muy agradable para los cuatro, dado a que sus charlas les permitieron conocerse mucho mejor.

    Tiempo después, los cuatro se encontraban afuera del lugar, en donde decidieron continuar con su paseo a través del río. Dicha actividad se prolongó hasta que solo quedaban unas dos horas de sol aproximadamente.

    — Erin, ven, tomemos el transporte y vayamos a tu casa — decía Devlin, queriendo acompañar a su novia, esa ocasión, solos.

    — Me gustaría mucho — Erin, quien se encontraba muy feliz de estar con él, apreciaba la idea — ¿Ustedes harán lo mismo?

    — ¿Qué dices, Michael? — preguntó Gwyn, esperando que la respuesta fuera un sí — ¿Te gustaría acompañarme hasta mi casa?

    — Está bien, vayamos — contestó, pero con poco entusiasmo.

    Erin y Devlin no se fijaron en ello, dado a que estaban ocupados mirándose fijamente, pero Gwyn pudo notar que esas palabras dichas por Michael fueron bastante apagadas, como si fuera una molestia para él el acompañarla a su casa. A pesar de todo, Michael mantenía una sonrisa en su rostro, lo que quería decir que no odiaba la idea por completo; pero Gwyn pudo sentir como si su compañero no quisiera que eso ocurriera.

    Para no obligarlo a no hacer nada que no quisiera, la chica se acercó a él y susurró algo a su oído.

    — Michael, ¿te sientes bien? — preguntó la chica, preocupándose por él — Si no es así, puedes irte a tu casa. Puedo regresaron con Erin y Devlin.

    — Me siento bien, en serio, Gwyn — Michael sonreía, y en esa ocasión, se mostraba más entusiasmado con la idea — Es solo que estoy un poco cansado. Creo que lo que comí me cayó algo mal. Pero realmente quiero ir contigo a tu casa.

    Gwyn se sentía un poco mejor por la respuesta recibida. Pese a que no le gustaba que Michael no se sintiera del todo bien, se alegraba de que ese malestar era por otra cosa. Una vez que dicho asunto estuvo totalmente aclarado, los cuatro decidieron irse a esperar por el transporte público, para poder tomar uno que los dejara en el vecindario dentro del distrito donde vivían ambas. Como habían gastado su dinero en la comida, no tenían suficiente como para pedir un auto que los pudiera llevar. Fue por eso que optaron por el transporte.

    A la hora que lo abordaron, el transporte cargaba a mucha gente que regresaba a sus casas del trabajo, por lo que no les quedó otra opción que viajar de pie hasta que alguno de los asientos se desocupara. En medio del viaje, Devlin miraba los autos que pasaban por al lado del bus, y eso lo llevó a hacerle una pregunta a sus compañeros.

    — Pregunta, ¿alguno de ustedes ha ahorrado para comprar un auto? — Devlin se dirigía a los tres al mismo tiempo.

    — ¿Para qué quieres un auto si no lo podrás usar? — fue la pregunta de Erin, quien dejó escapar una pequeña risa — Si todo va bien, dentro de unos días estaremos en el espacio exterior.

    — Vamos, no perderemos nuestra juventud explorando el universo completo — Devlin quería seguir animando a los demás — Con la potencia que pueden alcanzar las naves espaciales, no creo que demoremos más de cuatro años en encontrar las respuestas a la Catástrofe. Regresaremos a la Tierra y habrá que tener algo ahorrado para poder comprar un auto propio. ¿No lo crees, Michael?

    — Ciertamente, sería bueno tener un auto propio para poder ir de un lado a otro una vez que ya no tengamos más misiones que hacer — Michael quería hacer una pregunta — ¿Tú qué harías, Devlin, si tuvieras un auto?

    — Ir de paseo con Erin cada día a un lugar distinto — contestó mientras miraba a su novia.

    — No creas que serás el único con auto — fue la respuesta de la chica — Ya que crees que en cuatro años habremos terminado, yo también voy a querer uno.

    — Perfecto, podríamos turnarnos. ¿No te parece?

    Dicha conversación terminó en la pareja dándose un beso a la vista de Michael, Gwyn, y todos los demás pasajeros que viajaban en el transporte. Gwyn estaba esperando que Michael hiciera lo mismo con ella, dado a que quería volver a sentirse igual que la primera vez que él la besó en el día. Sin embargo, eso no ocurrió. Al mirar a su compañero, pudo notar que este estaba mirando a su hermano y a su pareja. Una sonrisa adornaba su rostro, lo que quería decir que era una sensación agradable para él ser testigo de algo así. Gwyn supo que Michael estaba feliz por su hermano, y sabiendo lo cordial que era con su familia, aceptó que no era su momento para estar con Michael. Mantenía la esperanza de que algún día, realmente fuera suyo.

    […]

    El tiempo había pasado. Tal y como los soldados habían pensado, aunque sea como posibilidad, fueron escogidos para ser los exploradores del espacio en nombre de Zenith. La nave partió, y a bordo de ella, Gwyn formaba equipo con todos los compañeros y su comandante que lograron sobrevivir a la misión de saqueo de recursos.

    Poco después de haber comenzado dicha misión, tanto ella como Michael habían acordado pasar la noche juntos manteniendo relaciones, debido a que el tiempo que pasaron estando juntos los había acercado mucho más. Luego de una noche de pasión para ambos soldados, llegó el momento en el que debían despertar.

    Como si fuera el destino, los dos soldados despertaron al mismo tiempo, y pese a la acción que habían tenido durante la noche, no experimentaban cansancio alguno.

    — Espero poder despertarme contigo todos los días — Gwyn saludó a su compañero dándole un beso en el cuello.

    — Dime, Gwyn… — la chica miró a Michael mientras este se preparaba para decir algo — Nunca había hecho algo así antes. Y quiero saber algo. ¿Te gustó?

    Una sonrisa se formó en el rostro de la chica. Creyó que, si Michael estaba haciéndole esa pregunta, era porque realmente había disfrutado de aquel momento. Caso contrario, no estaría preocupándose por eso. Supo que, tras todo el tiempo que pasaron, sería un buen momento para pedirle que oficializaran su relación y pasar a ser pareja de forma oficial. Una pequeña risa de felicidad se escapó de ella, cosa que Michael no sabía cómo interpretar.

    — Claro que me gustó — contestó con una sonrisa — ¿Qué hay de ti? — para ella, la respuesta era evidente.

    — Me gustó mucho estar contigo, por eso quería preguntarlo — pese a que ya sabía que había sido así, recibir una confirmación era algo que ella deseaba mucho.

    Tal y como lo había pensado, Gwyn vio la oportunidad perfecta para animarse a hacer esa pregunta tan importante a Michael. Supo que la respuesta iba a ser positiva, por lo que no pudo seguir conteniendo las ganas.

    — Dime, ¿crees que podríamos empezar una relación ahora? — la ilusión que tenía por escuchar un sí proveniente de su compañero era inmensurable — ¿Convertir lo que tenemos en un noviazgo oficial?

    — Aún no — Michael sentenció con una gran seriedad — Pero no te preocupes, Gwyn. Cuando menos te lo esperes, seré yo el que te pida que seas mi novia.

    La chica no sabía cómo tomarse eso. El primer no era de rechazo directo, y Michael ni siquiera dudó en su respuesta. Era como si él estuviera decidido a no considerar dicha opción. Lo único que la mantuvo feliz fue la segunda frase que Michael le dijo. Ciertamente, iba a disfrutar mucho del día en el que Michael se atreviera a hacerle esa pregunta, y ella no tendría otra respuesta que no fuera un sí. La atracción que tenía por su compañero, tanto por su actitud como por su físico era muy grande.

    Pese a todo eso, Gwyn estaba conforme con poder tener a Michael con ella. Le gustaría mucho más si ambos pudieran ser una pareja de forma oficial, pero lo que ella más quería era estar con él. Como su novia, como su amiga o como su compañera no era importante. Aunque lo cierto era que realmente preferiría que fuera la primera situación.

    […]

    Luego de varios días de explorar el universo, los recursos que la nave contenía se estaban por terminar. La tripulación experimentaba una mala racha desde hace tiempo, dado a que la idea no era sobrecargar la nave con suministros alimenticios. Confiando en que encontrarían una gran variedad de comida en otros planetas, Magnus aprovisionó a los soldados para que tuvieran abasto suficiente por más de un año, y que siguieran aprovisionándose con comida que pudieran encontrar en otros planetas.

    Lo que ninguno de ellos esperaba era atravesar tanto tiempo explorando sin poder encontrar un solo planeta que fuera habitable. Excepto por unos suministros que serían suficientes para llegar hasta la Tierra, el equipo no tendría demasiado de donde poder alimentarse. Decididos a no tentar a la suerte, se decidió que emprenderían un viaje de vuelta a la Tierra.

    Sin embargo, en una de las últimas exploraciones, un planeta que se interponía entre ellos y la Tierra, una de las sondas enviadas logró detectar vida. El comandante Richard y el resto del equipo fueron testigos de las imágenes que se mostraban, y luego de ver que en dicho planeta podrían vivir seres inteligentes, puesto a que las imágenes mostraban edificaciones, el grupo realizaría una última parada.

    El regreso a la Tierra era un hecho completo, dado a que era improbable que pudieran obtener recursos suficientes para otro año, mucho más en un solo planeta. Pero eso no quitaba el hecho de que el grupo debía explorar.

    El grupo pasaría unas horas durmiendo en la nave para poder reponer fuerzas, y de esa manera poder partir a la exploración durante el día siguiente. Gwyn, tal y como venía repitiendo varias veces, pasó la noche junto a Michael, aprovechando ese momento para poder hacerle una pregunta que ella consideraba importante.

    — Dime, Michael, tú me has dicho que cuando llegara el momento, me pedirías empezar una relación contigo — con el paso del tiempo, el deseo de Gwyn de convertirse en la novia de Michael fue incrementando, y era por eso que su decisión estaba tomada — He pasado mucho tiempo a tu lado, y tú y yo hemos tenido relaciones varias veces. Y ahora, quiero preguntarte si estás listo para pedírmelo.

    — Ahora estoy muy preocupado en lo que pueda acontecer el día de mañana — dicha respuesta no agradó bastante a Gwyn, quien empezaba a pensar que Michael no quería, ni mucho menos tenía pensado, pedirle que fueran pareja — No puedo dejar de pensar en las posibles situaciones en las que nos encontraríamos dependiendo de cómo reaccionen esas “criaturas” — decía refiriéndose a los posibles habitantes del planeta — Al momento en el que nos vean. Lo siento, Gwyn, pero ahora estoy muy preocupado para pensar en eso. Te prometo que hablaré contigo sobre esto cuando regresemos a la Tierra.

    — Lo entiendo — la ilusión regresó a ella con las últimas palabras pronunciadas por Michael — Solo no tardes mucho tiempo. Yo te amo, Michael. Me encanta pasar el tiempo contigo, pero llevamos siendo solo compañeros por un largo tiempo. Creo que tú y yo ya estamos listos para algo más.

    — Tienes razón, solo que este no es el mejor momento para comenzarlo. Por eso quiero que esperes a que regresemos a la Tierra. Pero por ahora, mejor centrémonos solo en esta misión.

    El planeta que iban a explorar no estaba a más de dos semanas de distancia de la Tierra. La respuesta que Michael le dio tranquilizó bastante el corazón de la chica, sabiendo que solamente debía esperar siete días más para poder oficializar una relación junto a Michael. Habiendo esperado más de un año para eso, esperar otras dos semanas más no sería muy complicado para ella.

    […]

    La exploración al planeta en el que se había detectado vida fue muy sorprendente para todos, dado a que, además de establecer contacto con una especie inteligente, la cual se encontraba en guerra con otra; habían realizado un descubrimiento importante. En dicho planeta se encontraba una chica de su misma edad, como si fuera prisionera de todos ellos. El equipo de Zenith no dudó un solo instante en llevársela, y tras hacerlo, se tomarían turnos para poder cuidarla.

    Era crucial poder interrogarla para saber cómo fue que terminó ahí, y qué clase de información podría darles acerca de lo que estaba ocurriendo en el planeta.

    Llegó un momento en el que a Gwyn le tocó cuidar de la chica junto con Michael, y al momento de hacerlo, la chica pudo notar que la mirada de su compañero era bastante diferente a lo usual. Estaba claro que dicha situación podría poner nervioso a cualquiera, pero eso no evitó que la preocupación en Gwyn creciera.

    — ¿Michael? ¿Te pasa algo? — si ese era el caso, Gwyn quería ser la primera en saberlo.

    — No… yo solo… — Michael no sabía que decirle — Quiero saber qué fue lo que los garak le hicieron. El pensar que podrían haberle hecho algo malo, y que nos estuvieron ocultando esto me aterra un poco.

    — Descuida, lo sabremos en cuanto ella despierte.

    Hubo algo que hacía creer a Gwyn que Michael estaba ocultándole algo. Pero ella no podía saber de qué se trataba. Creía que conocía bastante bien a Michael, pero no podía deducir el motivo para ese comportamiento tan extraño en él. Dado a que su misión era estar atentos a lo que pudiera ocurrir con la chica, Gwyn no indagó más al respecto.

    Tuvieron que pasar treinta minutos hasta que ella había despertado, y eso alertó bastante a Michael y a Gwyn. Supieron que la chica iba a sobresaltarse cuando los viera, dado a que ella no era del Zenith, y deberían estar preparados para poder contenerla si intentaba hacer algo peligroso. Como era de esperarse, la chica a la que habían rescatado sintió mucho miedo cuando los vio.

    — ¡¿Quiénes son ustedes?! — exclamó llena de miedo.

    — Tranquila, tranquila — Michael levantó las dos manos, haciendo ver que no era una amenaza para ella — Nosotros no queremos lastimarte, lo juro. Me llamo Michael Umcali, y ella es mi compañera Gwyn Fairin.

    — Nosotros dos somos soldados de un país conocido como Zenith — siguiendo desde donde Michael había terminado, Gwyn creyó que lo mejor sería mostrarse de forma amigable ante ella.

    — ¿Zenith? — preguntó la chica, más asustada que confundida.

    — Así es, no tienes que preocuparte. No te vamos a lastimar — Michael estaba bastante serio en sus respuestas, algo que Gwyn pudo notar — Gwyn, ve a buscar a Richard y al resto. Yo esperaré aquí.

    Creyendo que sería lo mejor, y que la chica podría tranquilizarse tras hablar con una figura de autoridad, además del hecho de que pudiera conocer al resto del equipo, Gwyn abandonó la sala médica para poder ir en busca de los demás.

    Al igual que como ocurrió cuando le preguntó a Michael si se encontraba bien, Gwyn sentía que su compañero estaba ocultándole algo. Quería convencerse de que estaba equivocada, dado a que, si no podía detectar de que se trataba, debía ser una confusión. Pero no podía quitarse ese presentimiento de que algo andaba mal con él.

    — Quizá el estrés por el aterrizaje al planeta y el descubrir que los garak nos mintieron lo está afectando — pensaba mientras caminaba por la nave — Pero si es así, ¿por qué simplemente no me lo dice?

    […]

    El viaje de regreso a la Tierra se estaba aproximando a su fin. Luego de un día complicado, la chica a la que habían rescatado les contó su historia completa. El grupo de Zenith descubrió todo lo que ocurrió alrededor de ella. Su nombre, el país del cuál había partido su nave, y lo que sucedió con la tripulación que los acompañaba. La historia de Alicia, si la chica no había mentido con su nombre, había conmovido a más de uno, incluida Gwyn.

    Luego de varias discusiones, el grupo terminó por aceptar la propuesta de la chica de Coast Trident a quien acababan de rescatar para que se una al resto del equipo. Una vez que llegaran al Zenith, solo restaba esperar a que la chica realizara las pruebas y ya podrían considerarla como una más en el equipo.

    Gwyn creía que incorporar a un miembro más al equipo sería beneficioso para todos. Pero pronto, sus pensamientos cambiaron en el momento en el que Michael le pidió que fuera con ella a la habitación de este. La chica accedió a su pedido y lo acompañó, esperando que Michael finalmente decidiera oficializar la relación con ella. Pese a que originalmente él le declaró que iba a ser en la Tierra, supo que sería el pedido que tanto esperaba.

    No le tomó mucho tiempo a Michael el comenzar a hablar.

    — Gwyn, quiero decirte algo — empezó a decir Michael, muy seriamente.

    — Claro, Michael, tú sabes que siempre puedes hablar conmigo — Gwyn estaba lista para responder con un sí a la propuesta que creyó que iba a recibir — ¿Qué es lo que querías decirme?

    — Quiero decirte que has sido muy buena conmigo — Gwyn se asustó al ver que el tono que Michael empleó para decir esas palabras, que sonaban amables a simple vista, era bastante serio — Me has apoyado en momentos difíciles, y me has demostrado el interés que sientes por mí… Lo he pasado muy bien contigo. Las misiones, los besos, y las noches junto a ti. Pero me temo que es momento de que eso termine.

    Gwyn sintió como todo se le venía abajo en ese momento. Un escalofrío recorrió su cuerpo por completo, dado a que lo que ella esperaba recibir no era eso. Lo que Michael acababa de decirle era que su tiempo juntos como compañeros cercanos se había terminado, y que, a partir de ese momento, solamente serían compañeros. Deseaba, incluso creía, que Michael le pidiera que estuvieran juntos como una pareja de verdad, pero lo que recibió fue una ruptura para la relación que mantenía con él.

    La confusión comenzó a reinar en la chica, quien estaba muy afligida por una respuesta así de parte del soldado de quien ella estaba enamorada, y con el cual había pasado tantas noches de placer.

    — ¡¿Qué dices?! — quería convencerse de que había escuchado mal — ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué me dices esto ahora?! ¡¿Quiere decir que ya no sientes nada por mí?!

    — Es tal y como lo dices — la confirmación de Michael fue tan dolorosa que Gwyn no pudo contener las lágrimas — Me he empezado a dar cuenta de que el tiempo pasó, y yo sigo sin sentir nada profundo por ti. Nunca sentí algo así, pero creí que con el paso del tiempo me acostumbraría y empezaría a sentirlo. Pero el momento no llega, y no merece la pena seguir esperándolo más. Lo siento mucho, Gwyn, pero una relación así no le hará bien a ninguno de los dos.

    — ¡Pero dijiste que me ibas a pedir que fuera tu novia cuando volviéramos a la Tierra! — Gwyn no sabía qué era lo que estaba pasando — ¡Eso fue hace tan solo unos días! ¡¿Por qué ahora cambiaste de opinión de repente?! ¡¿Qué fue lo que ocurrió?! — ya que las cosas no iban a ser como esperaba, Gwyn al menos deseaba poder comprender la razón.

    — No lo sé — dicha respuesta dejó con más dolor a la chica, quien esperaba una explicación para todo eso — Desde que establecimos contacto con los garak siento que algo en mí cambió — eso le confirmó a Gwyn que sus sospechas que tuvo días atrás eran ciertas, y que algo ocurría con Michael — No sé qué fue lo que pasó, pero ahora sé verdaderamente lo que siento. Créeme, Gwyn, una relación así no te hará bien. Es lo mejor para ambos.

    — ¿Y todas las veces que te apoyé? — Gwyn rompió en llanto luego de que todas sus ilusiones se rompieran — ¿Y las noches que hemos pasado juntos? ¿Después de todo eso, me haces a un lado?

    Michael no tenía idea de cómo responder, por lo que simplemente decidió asentir con los ojos cerrados. Odiaba ver a Gwyn así, pero la realidad es que no había llegado a sentir nada por ella. La chica estaba muy dolida por haber recibido una noticia como esa. Sin deseos de seguir viendo a Michael, dado a que la había lastimado bastante, la chica abandonó la habitación de su compañero, en la cual había dormido varias veces, con el rostro lleno de lágrimas.

    La chica entró a su habitación para descargar su llanto de tristeza sobre su almohada. Hizo memoria para recordar las palabras que Michael le había dicho antes de romper con ella, pese a que no eran una pareja oficial hasta el momento, y su mente se centró en unas palabras en específico.

    — “Me he empezado a dar cuenta de que el tiempo pasó, y yo sigo sin sentir nada profundo por ti. Nunca sentí algo así, pero creí que con el paso del tiempo me acostumbraría y empezaría a sentirlo. Pero el momento no llega, y no merece la pena seguir esperándolo más” — recitaba Gwyn en su mente.

    Fue entonces cuando la chica comprendió todo lo que estaba ocurriendo a su alrededor. La razón por la que Michael jamás se había atrevido a pedirle que fuera su novia era bastante simple. Ella estaba enamorada de él, pero él no estaba enamorado de ella. Lo único que le quedó a Gwyn tras ese momento fue un dolor muy intenso. Ella atesoraba cada momento junto a Michael, y siempre que lo necesitó, estuvo para darle su apoyo. Recibir una respuesta así la dejó herida, pero además de eso, bastante confundida.

    Días atrás, Michael declaró que iba a hablar con ella al respecto de su relación al llegar a la Tierra, incluso él había admitido que disfrutaba de su compañía. La chica llegó a pensar que algo ocurrido en el planeta de los garak afectó significativamente a Michael, y que eso lo habría llevado a tomar la decisión que tomó.

    La chica no supo bien cuál fue el momento, pero sus suposiciones eran ciertas.

    […]

    Varios días después, faltando pocos días para que se diera el regreso a la Tierra, Gwyn se dirigía a entrenar a la sala de entrenamiento. No quería que nadie más la acompañara, dado a que las palabras de Michael seguían doliéndole, y quería tiempo para ella sola. Por lo tanto, tenía decidido que se retiraría de la sala si esta se encontrara ocupada por alguien más.

    Al llegar, vio que efectivamente ya había alguien allí. Dos personas para ser precisos, y estas estaban hablando entre ellas.

    — Has mejorado mucho desde la primera vez que luchamos — Gwyn reconoció la voz de Michael — Has mantenido esta pelea lo más pareja posible. Estoy seguro de que pasarás el examen de combate.

    — Muchas gracias por ayudarme a entrenar, Michael — la siguiente voz que escuchó fue de Alicia, la chica a la que habían salvado en el planeta Garak — No me canso de decirlo, eres un chico encantador.

    — Tú también eres encantadora — a pesar de que hablaba en voz baja, esas palabras llegaron hasta Gwyn — Y muy bonita también… Alicia, escucha. Sé que esto puede parecer algo repentino, pero luego de haber estado entrenando contigo en estos días, creo que estoy empezando a sentirme atraído por ti. Eres una chica muy bonita, hábil, y también inteligente. Me gustaría pedirte que fueras mi novia.

    Esas palabras consiguieron derribar emocionalmente a Gwyn. El chico del que ella estaba enamorada, estaba diciendo las palabras que ella había deseado escuchar por mucho tiempo. Pero la persona a quien le estaba diciendo dichas palabras no era ella, sino alguien más.

    Fue entonces que todas sus dudas se despejaron. Michael jamás estuvo enamorado de ella, y lo más cercano a eso que pudo haber sentido era una atracción. Mientras ella lo amaba y esperaba el día para poder ser su pareja, Michael simplemente la veía como una forma de pasar el tiempo y quitarse las ganas de mantener relaciones sexuales, mientras se mantenía a la espera de que una persona a la que de verdad pudiera amar llegara a su vida.
     
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  10.  
    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Saludos amigo. Me comentaste acerca de que habría un capítulo especial de Gwyn (si no recuerdo mal) y aquí está. Ha sido ameno de leer, me ha gustado recordar el pasado y he visto a Devlin y Erin juntos (hacían bella pareja). Aquí has profundizado mucho más en el sentimiento de Gwyn hacia Michael y se ve claramente que éste no sentía lo mismo por su compañera desde el principio, algo triste para ella. Sabes que soy fan de tu narrativa y que detallas bien estos momentos de calma que a veces apetece leer. Ha sido triste revivir el rechazo de Michael hacia Gwyn y que ésta descubra que Michael se enamoró de Alicia al oírles hablar en la sala de entrenamiento. Me alegra ver que Gwyn finalmente superó a Michael y encontró el amor con Thomas.

    Espero ver más especiales de otros personajes. Hasta la próxima, sigue así.
     
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  11.  
    Zurel

    Zurel —Vuestras historias han terminado.

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    Hola.

    Bueno, veo que esta vez el capítulo se ha centrado en Gwyn. La verdad es que Gwyn nunca me agradó mientras estuvo con Michael, sobre todo por esa manía de querer ser novios. Pero eso ha ido cambiando conforme Gwyn se empezó a interesar en Thomas. Ojo, eso no quiere decir que sea una de mis favoritas, porque hasta ahora no he conciderado siquiera la posibilidad de que forme parte del top 10.

    Pese a que el capítulo está centrado desde el punto de vista de Gwyn. No me ha hecho sentir lástima por ella, y menos por como la trató Michael. Creo que las palabras de Umcali, pese a ser directas, no son en absoluto crueles para herir a Gwyn. De hecho, yo pienso que Gwyn se hizo el daño a sí misma. Dado a que se hizo muchas ilusiones con Michael, cuando su actitud demostraba a grandes rasgos que la iba a mandar a volar. (Como decimos en mi país XD)

    El capítulo ha estado muy bien. Ha sido entretenido, llevadero y otorga el transfondo necesario para un personaje como Gwyn. Solo me queda esperar hasta la próxima. Saludos y nos vemos en una siguiente oportunidad.
     
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  12. Threadmarks: Erin - Unión entre tú y yo
     
    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

    Piscis
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    Título:
    La Gran Catástrofe - Un Soldado Recuerda
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    15
     
    Palabras:
    4805
    Hola a Resistance y a Zurel Como bien saben, en esta historia yo no tengo fechas de publicación definidas, y publico un capítulo nuevo conforme los tenga escritos y ustedes dos hayan comentado. Dado a que ya han leído el anterior, llegó el tiempo de pasar al siguiente. Sin mucho que decir, espero lo disfruten.




    Erin – Unión entre tú y yo:


    Una chica abrió los ojos tras una noche de placer y sueño. Al lado suyo, su pareja, un chico de su misma edad e integrante de su mismo equipo, también estaba despertando. Una vez ambos estuvieron completamente despiertos, acercaron sus rostros el uno al otro, mostrando una sonrisa por la posibilidad de iniciar un día nuevo juntos.

    — Buenos días, mi amor — le decía el chico, mirándola a los ojos — ¿Cómo dormiste?

    — Mejor que nunca, Devlin — Erin devolvió la sonrisa a su pareja — ¿Qué hay de ti?

    — Lo mismo digo — contestó el soldado, dándole un beso en la boca — Ven. Vamos a desayunar, quizá haya alguien más despierto en el comedor.

    Ambos se levantaron de la cama y se vistieron, para posteriormente, salir de la habitación compartida para dirigirse en dirección al comedor de la nave espacial en la que estaban viajando. Caminaron algo despacio, debido a que sus cuerpos no acababan de despabilarse por completo, y en unos minutos estuvieron ya presentes en el comedor. Al llegar al lugar, vieron que había dos compañeros suyos sentados a la mesa. Ace y Agustina estaban desayunando, y se vieron muy felices al verlos.

    — Buenos días — saludó Ace a ambos — ¿Van a desayunar ahora o van a esperar a Michael y a Gwyn?

    — Teníamos pensado esperar — contestó Devlin, teniendo deseos de que pudieran pasar esa etapa del día todos juntos — Imagino que Thomas y Richard no vendrán, dado a que se irán a dormir.

    — Así es, ellos dos han cuidado de la nave mientras nosotros dormíamos — contestó Agustina a su compañero — Yo había puesto a preparar algo de café para nosotros dos, pero ya que ustedes se van a unir a nosotros, prepararé para seis.

    — Te ayudaré — contestó Devlin, teniendo ganas de preparar el café a su manera — Así podré tomar el café tal y como me gusta.

    — ¿Te crees mejor que yo para preparar café? — preguntó Agustina, con una ligera risa.

    — Déjame mostrártelo, y verás por tu cuenta — Devlin pensaba que su compañera lo estaba desafiando.

    Ace y Erin miraban como sus parejas respectivas se levantaban de la mesa para ir a buscar los granos de café y así preparar la máquina que lo arreglaría. Erin, algo feliz de ver que Devlin se encargaría, se sentó a la mesa al lado de su compañero y líder de equipo.

    — ¿Tú sabes preparar café? — preguntó Ace, a su compañera, para iniciar conversación.

    — No, siempre me queda muy amargo — contestó Erin — Aunque a mi papá le gusta así, por lo que no es una “derrota”, por así decirlo. ¿Y tú?

    — El comandante de Black Meteor dijo que me enseñaría a preparar café cuando yo fuera adulto — contestó Ace, refiriéndose a su padre adoptivo sin llamarlo por su nombre — No sé si no quería enseñarme, o si tenía miedo de que yo rompiera la máquina de casa.

    — Agustina parece saber cómo preparar café — Erin contestó — Deberías pedirle que te enseñe.

    — La verdad es que esta es la primera vez que voy a beber algo así — Ace sorprendía con esa respuesta — Ella insistió en que lo probara.

    — Supongo que quiere impresionarte, aunque sea con esos detalles tan pequeños — Erin sonreía al pensar en la buena relación que mantenían sus compañeros.

    — Ella ya me impresionó — le respondió Ace — Hace unos días me pidió que la entrene y le enseñara muchas cosas. Y la verdad es que aprende bastante rápido. No se descuiden, o ella será su nueva líder en un futuro — tras esas palabras, Ace mostraba una sonrisa de felicidad.

    — Ella es feliz al lado tuyo — Erin apreciaba esa pequeña charla — Cuídala bien, Ace. Realmente está enamorada de ti. No tienes idea de lo mal que se encontraba cuando tú estabas tumbado sobre esa camilla.

    — Voy a protegerla con mi vida, eso siempre — Ace miraba a su novia en compañía de Devlin — Has lo mismo tú con Devlin.

    — Lo hemos hecho desde que inició nuestra primera misión juntos — le respondía la chica — Viviremos siempre uno para el otro.

    Mientras ambos estaban conversando, Michael y Gwyn, que también acaban de despertar hace muy poco tiempo, habían entrado a la sala. Viendo que Devlin y Agustina estaban preparando el desayuno, decidieron sentarse a la mesa. Al hacerlo, saludaron a sus compañeros, con una cara de sueño muy notoria, como si no hubieran descansado.

    — ¿Pudieron dormir? — preguntaba Erin, mirándolos conteniendo el deseo de reírse.

    — Con un tigre como él en la cama, dormir es algo complicado — dijo Gwyn, intentando levantar el ánimo en la mesa.

    Los cuatro soldados dejaron escapar una risa bastante fuerte tras el comentario de la chica. Mientras estaban en ello, Devlin y Agustina se acercaban a la mesa con seis tasas y una jarra llena de café para los seis. Al momento de hacerlo, el hermano menor fue quien decidió servir la bebida para el desayuno. Una vez todos sentados a la mesa con su bebida, empezaron el desayuno.

    — Vaya, es fantástico — expresaba Ace, siendo la primera vez que tomaba café — Debería haber tomado algo así hace tiempo.

    — Te dije que te gustaría — contestó Agustina, sonriéndole a su novio — Pero la próxima vez, seré yo quien lo prepare. Por hoy, decidí dejar ganar a Devlin.

    — Como si fuera posible que alguien me ganara en esto — Devlin contestó con ligera arrogancia — ¿Verdad, Michael?

    — Mamá y papá siempre dijeron que Devlin heredó el talento para el café — Michael recordaba los momentos que vivía en la Tierra — Pero que yo fui quien heredó el talento para cocinar.

    — Vaya, en ese caso, creo que ya está decidido quien de todos va a preparar el almuerzo de hoy — exclamó Erin, ansiosa por probar la comida de su compañero — Pero antes de seguir hablando, quiero preguntar algo. ¿Preparaste más café para Richard y para Thomas?

    — Prepararé cuando terminemos nuestro desayuno — contestó Devlin, conmoviéndose por ver a su novia estar atenta a los dos miembros del equipo que no estaban presentes — De lo contrario, se va a enfriar. En el espacio hace demasiado frío como para preparar algo y dejarlo enfriarse.

    Una vez terminó el desayuno, los seis soldados se levantaron de la mesa para poder ir a aprovechar el día cada uno en sus responsabilidades. Gwyn y Michael iban a prepararse para relevar a Thomas y a Richard en realizar el cuidado de la nave en la sala de comandos. Ace y Agustina decidieron caminar hacia la sala de entrenamiento para continuar fortaleciéndose. Cuando los cuatro se fueron, Devlin y Erin empezaron a preparar más café para los dos soldados que no pudieron ir a desayunar.

    Mientras Devlin estaba atento a la máquina, sintió como Erin lo abrazó desde atrás, colocando sus manos sobre su pecho. El soldado tomó las manos de la chica, apreciando el gesto de cariño que mostraba con él.

    — Tienes unos pectorales muy duros — decía Erin, con un tono pícaro — Y, aun así, es bastante cómodo recostar mi cabeza en tu pecho.

    — Me alegra poder complacerte — Devlin contestó de la misma forma que Erin le habló — Todo para mi querida novia.

    El soldado se dio la vuelta y tomó a Erin en sus brazos para darle un beso en los labios. Ambos soldados se quedaron así durante varios segundos, hasta que la falta de aire los obligó a separarse. Terminado el beso, ambos se quedaron mirando fijamente con una sonrisa, al igual que al haber despertado.

    — Doy las gracias por haberme esforzado hasta ser de los mejores — Devlin apreciaba estar en ese lugar — De no haberlo hecho, o de no haber sido suficiente, otra persona estaría ocupando mi lugar, y no podría haberte conocido.

    — Yo digo lo mismo, Devlin — Erin besó la mejilla de su novio — Cuando Gwyn, Harold y yo obtuvimos el promedio suficiente para conformar el top nueve, nos dijeron que eso nos haría merecedores de participar en las misiones más importantes. No esperé que mi primera misión me llevaría a infiltrarme a un país fronterizo para enfrentar a los enemigos del país. Y mucho menos esperaba que conocería a mi verdadero amor en esa misión.

    — La vida está llena de sorpresas — contestó el soldado, sabiendo que debía controlar el café, por lo que dejó de mirar a su novia — Me alegra que la vida me haya sorprendido así… — de pronto, Devlin empezó a agachar la mirada — Solo desearía que ellos estuvieran aquí.

    Erin supo que Devlin hacía referencia a Harold y a Julie, sus dos compañeros fallecidos durante la misión de saqueo de recursos; y también a Zoey, quien había muerto hacía no mucho tiempo. Estaba segura de que la pérdida de Julie, teniendo en cuenta lo cercanos que eran los tres Umcali, debía ser un peso difícil de cargar para Devlin. Erin quiso consolarlo, pero no sabía que decir ante eso, por lo que simplemente colocó sus manos sobre los hombros de su pareja.

    — Nos la quitaron, y pudimos recuperarla — Devlin se lamentaba por lo ocurrido en la última misión — Pero luego… nos la volvieron a quitar. Y de forma definitiva.

    — Devlin, yo sé que eso debe dolerte, pero no pienses más en eso — Erin apoyó su cabeza sobre el hombro derecho de su novio — No te hará ningún bien hacerlo.

    — Lo sé, pero no puedo evitarlo — Devlin se sentía bastante mal por lo ocurrido — Después de todo, pudimos haber hecho algo para ayudarla.

    — Tal vez debimos haberlo hecho — el recuerdo de aquel momento destrozaba a Erin.

    […]

    ¡Mientes! — Devlin gritó furioso, con lágrimas cayendo de sus ojos bañando su rostro.

    ¡Y si estoy mintiendo, ¿por qué ella no viene a pelear?! — Morris contestó con un gran entusiasmo — ¡Tu hermana ha muerto, niño! ¡Y ustedes tres serán los siguientes!

    ¡Devlin, espera! — Ace gritó intentando detener a Devlin, sabiendo que era lo que iba a hacer.

    Erin vio con miedo como su novio se lanzaba cargando con todas sus fuerzas en contra del comandante de Black Meteor. La chica, sabiendo que no era buena idea dejarlo solo, decidió correr tras él. Al momento de intentar darle una tacleada, Devlin terminó siendo frenado en seco por Morris, quien luego le dio un cabezazo seguido de un puño en el rostro. De no ser porque Erin llegó a tiempo de interceptarlo, Devlin se habría estrellado contra la pared.

    ¿Estás bien? — Erin estaba preocupada por Devlin en aquel momento.

    No, no lo estoy — Devlin estaba muy furioso, tanto así que no le importaba otra cosa más que matar al enemigo — Y no lo estaré hasta que no matemos a este bastardo de mierda. ¿Me vas a ayudar?

    Claro que te ayudaré — Erin entendía el dolor por el que estaba pasando su novio, por lo que estaba decidida a darle el apoyo que necesitara para sobre llevarlo — Lo mataremos, pero tenemos que pensar bien en cómo enfrentarlo. Es más fuerte que nosotros.

    […]

    Cuando Erin se dio cuenta, su novio estaba sirviendo el café para Thomas y para el comandante Richard en dos tazas. La chica, sabiendo que recordar el momento tan trágico que aconteció hace varios meses era algo doloroso, decidió enfocarse en otra cosa.

    Ella tomó una taza, y Devlin tomó otra, y ambos acudieron a la sala de comandos para ir a ver al comandante Richard y también a Thomas. Era correcto que les llevaran el desayuno, dado a que ambos habían estado durante más de siete horas custodiando y monitoreando el estado de la nave mientras los demás dormían. Los dos soldados no tardaron mucho tiempo en llegar hasta el lugar, encontrando a ambos con una cara de sueño bastante larga.

    — Es para ustedes — decía Erin mientras se acercaba a ellos.

    — Buenos días, soldados — contestó Richard, siendo formal, algo poco común en él — ¿Qué tal pasaron la noche?

    — Imposible de quejarnos, espero que ustedes puedan descansar bien ahora — contestó Devlin, dándole la taza a Thomas.

    — Gracias, Devlin — contestó su compañero — Por todo esto.

    Thomas y Richard, pese a que no habían dormido, decidieron que también iban a tomar ese desayuno antes de ir a preparar las cosas para irse a dormir. Los dos estaban bastante cansados, dado a que no decían palabra alguna y se dedicaban a tomar su bebida mientras miraban hacia la nada. Devlin y Erin esperaron a que terminaran, y luego de eso, se llevarían las tazas de nuevo al comedor.

    — Le diré a Michael y a Gwyn que vengan a tomar su lugar — decía Erin, queriendo romper el silencio que había en esa sala.

    — Por favor, te lo agradecería mucho — Thomas respondió con cortesía.

    — Ustedes tomen un descanso, lo merecen después del tiempo que pasaron aquí — Devlin, al igual que su novia, también quería que hubiera algo más de diálogo en aquella sala.

    — Yo iré a anotar algunas cosas antes de irme a dormir — Richard informaba a ambos soldados — El trabajo de un comandante no es tan sencillo. Tengo que enviar un informe a Magnus sobre el avance de la misión.

    — Thomas, ¿Cuándo estés despierto otra vez, te gustaría practicar puntería con la energía con nosotros? — preguntó Erin, invitando al soldado a participar de dicha actividad.

    — Estaré encantado, pero antes quiero descansar bien — Thomas agradecía la oferta — Cuando esté listo, los iré a buscar.

    El soldado y el comandante del Zenith finalizaron sus bebidas, para luego darles las tazas a Erin y a Devlin. La pareja se llevaría las tazas hacia el comedor, y se encargaría de limpiarlas antes de volver a guardarlas. En el camino, en uno de los pasillos, pudieron ver que Gwyn se dirigía a la sala de comandos, con una expresión bastante desanimada. Creyendo que algo malo le pasaba a su amiga, Erin le dio la taza a Devlin para que él pudiera ir a lavarla mientras hablaba con ella. Devlin comprendía que Gwyn y Erin eran muy buenas amigas, por lo que decidió dejarles tiempo para hablar estando solas.

    Una vez el soldado se retiró, Erin aprovechó el momento para hablar con su amiga.

    — ¿Qué fue lo que sucedió? — Erin preguntó bastante seria — ¿Se lo volviste a preguntar? — suponía a qué podía deberse esa cara, pero quería estar segura.

    — Lo hice, y su respuesta fue la misma — Gwyn se veía algo desanimada — Después de la noche que pasamos juntos, creí que finalmente diría que sí. Creo que estoy sofocándolo demasiado preguntándoselo tan seguido. Dejaré pasar más tiempo antes de volver a hacerlo.

    — ¿Estás segura de que esto es lo que de verdad te hace feliz? — preguntó Erin, quien se veía algo afectada con lo que escuchaba.

    — Él me trata bien, y me hace feliz — Gwyn sonaba muy sincera con dichas palabras — No de la forma en la que más me gustaría, pero él sigue siendo mío. Y con eso me basta.

    — Me alegra que puedas aceptar eso — contestó la chica, alegrándose de que, pese a que su amiga no le iba como quería, nada malo le estaba ocurriendo por eso.

    Ambas se despidieron por un tiempo, dado a que Gwyn tendría que pasar una gran parte de tiempo en la sala de comandos para asegurarse de que la nave se mantuviera intacta ante el movimiento impredecible de los muchos cuerpos que pudieran recorrer el espacio exterior. Erin se retiró al comedor, y llegó a tiempo de ver como Devlin estaba terminando de lavar las tazas que usaron para el desayuno. Viéndolo, sintió deseos de preguntarle algo.

    — Devlin, ¿por qué Michael no accede a ser el novio de Gwyn? — Erin quería saber si él tenía idea de eso — Tú lo conoces. Sé que quizá sea algo muy específico, pero podrías saber algo que yo no.

    — Honestamente, yo nunca pude conocer ese aspecto de Michael por completo — Devlin contestó, siendo totalmente franco con su novia, comprendiendo sus motivos para preguntar — Creo que él ha sido siempre bastante tímido con las chicas. No pasé toda mi vida al lado suyo, a diferencia de lo que se podría creer siendo mellizos, pero sé que él jamás ha invitado a alguien a salir. He visto a una o dos chicas invitándolo, pero él siempre dijo que no. Cuando Gwyn lo logró, yo también me sorprendí. Pero la forma en la que mi hermano concibe esta clase de cosas es un misterio.

    — Es solo que no me gusta ver a Gwyn algo triste porqué esa ilusión suya de que él y ella sean novios no se cumple — Erin manifestaba sus emociones.

    — Bueno, Gwyn y Michael ya son adultos, y no son adolescentes — Devlin quiso desligarse de un conflicto sentimental ajeno — Ellos sabrán lo que hacen. Y tomarán el mejor camino.

    — Espero que termine bien para ambos — Erin no se sentía del todo feliz con esa respuesta.

    — Gwyn tiene suerte de tenerte al lado suyo — Devlin apreciaba la forma en la que Erin se mostraba — Eres una buena amiga para ella. Casi una hermana. Me recuerda a la forma en la que Michael y yo nos llevábamos cuando éramos niños. Solo que, con otra clase de problemas.

    Erin apreció esas palabras provenientes de su novio. Ciertamente, esa conducta en ella era algo totalmente natural. Valoraba a sus amigas y amigos, y eso lo había demostrado en las cosas que había dicho a Ace y a Devlin acerca de lo concerniente a sus compañeras. Esa bondad era una de las características que Devlin disfrutaba más en ella.

    […]

    El tiempo transcurrió bastante lento para los soldados, debido a que, durante más de un año a través del espacio exterior, no habían logrado encontrar un nuevo planeta habitable en el cual pudieran explorar en busca de respuestas a la Gran Catástrofe. Pese a todo, en el viaje de regreso a la Tierra, el destino los llevó hacia un planeta en donde una chica de una nación diferente se encontraba siendo cautiva. El misterio que envolvía a dicha chica era bastante grande, pero tras un tiempo bastante intrigante, todo se reveló.

    Cuando se supo la verdad sobre lo ocurrido con la chica, cuyo nombre era Alicia, el equipo del Zenith empezó a tratarla como una persona más que formaba parte de su grupo. Y viendo que la chica no quería regresar a su país, si todo marchaba bien en los próximos días, oficialmente, se convertiría en una soldado más del equipo. Erin y Devlin se encontraban hablando con ella en su habitación, dado a que la chica y su novio querían invitarla a entrenar.

    — Alicia, dime, pasó algo de tiempo desde que te encontramos, y Devlin y yo todavía no te hemos enfrentado en un combate de entrenamiento — Erin quiso no sonar muy insistente con su pregunta — Sin presiones, pero, ¿te gustaría que entrenáramos juntos mañana?

    — Es una idea fantástica — Alicia contestaba con una sonrisa, ya que deseaba poder integrarse mejor al equipo al que podría integrarse — Mañana a primera hora sería ideal. ¿Lo prefieren así?

    — Por mí está bien — contestó Erin.

    — Para mí es igual — Devlin estaba de acuerdo con ella.

    — Está acordado, entonces — Alicia se sentía apreciada por la forma en la que ellos la estaban tratando.

    — Nos veremos mañana, será mejor que descanses bien — contestó Erin a su nueva compañera.

    La pareja de soldados salió de la habitación de Alicia, cerrando la puerta tras ellos. Siendo casi la hora de dormir, los dos se encaminaban hacia la habitación que compartían juntos, cuando de repente, empezaron a escuchar llantos provenientes de una habitación cercana.

    — Viene de la habitación de Gwyn — Erin empezó a correr tras darse cuenta, mientras que Devlin la siguió.

    Los dos soldados se encontraron con Thomas, quién al igual que ellos, también escuchó el llanto y quería saber qué era lo que ocurría. Temiendo que Gwyn pudiera estar sufriendo por algún efecto desconocido a causa de la exposición a la radiación, Erin fue la primera en entrar, seguida por sus dos compañeros. Al hacerlo, vieron que Gwyn lloraba sobre su almohada, desahogando un dolor que no podían comprender.

    — ¡Gwyn, ¿qué tienes?! — le preguntó su mejor amiga.

    — ¿Qué fue lo que ocurrió? — Erin vio a Thomas y notó que él estaba genuinamente preocupado por ella.

    — Michael… — Gwyn quería hablar, pero le costaba hacerlo — Él me dijo que no siente nada por mí…

    La noticia impactó a Erin y a Thomas. La chica, sorprendiéndose demasiado por la forma tan repentina en la que Michael había revelado eso, supo que su mejor amiga se sentiría destrozada. No era un secreto para ella que Gwyn sentía un gran afecto hacia Michael, y luego de que él le dijera algo así, supuso que necesitaría apoyo emocional. Eso llevó a Erin a abrazar a su compañera para consolarla. Pronto, Ace y Agustina llegaron hasta dicha habitación. Erin no prestó atención a ellos, pero a pesar de todo eso, pudo darse cuenta de que Ace, Thomas y Devlin se marcharon, probablemente a hablar con Michael.

    Erin se quedó junto a Agustina para poder consolarla. Era una obligación para con su mejor amiga, al menos, así lo sentía Erin.

    — ¿No dijo nada más antes o después? — Erin quiso conocer cada detalle.

    — ¿O en los días anteriores? — Agustina también sentía preocupación por su compañera.

    — En los días anteriores me dijo que hablaría conmigo y que formaríamos una relación oficial al llegar a la Tierra — la declaración de Gwyn impactó a Erin más que a Agustina — Pero hace menos de cinco minutos dijo que no sentía nada. No puedo creer que me mintiera así.

    — Iré a hablar con Devlin y le pediré explicaciones — Erin quería saber si su novio sabría algo — Si puedo saber algo más, te lo diré. Eres una buena chica y no te merecías ese trato.

    — Me quedaré con ella — Agustina no la quería dejar sola — Al menos, por un tiempo.

    Agradecida por eso, Erin dejó la habitación de Gwyn para dirigirse a la habitación de Michael. Al llegar, escuchó atentamente y no logró oír a nadie hablando, lo que quería decir que ya no había nadie hablando allí. Creyó que encontraría a Devlin en la habitación que ambos compartían, y así fue. Devlin estaba sentado sobre la cama, y al ver a Erin entrar, la invitó a que hiciera lo mismo. Erin estaba dispuesta a tener toda la información que pudiera.

    — ¿Cómo está Gwyn? — preguntó Devlin, siendo el primero en hablar.

    — Está mal, pero estoy segura de que se recuperará — contestaba Erin, algo seria — Aunque le llevará tiempo. ¿Qué fue lo que te dijo Michael?

    — Nada que no le haya dicho a Gwyn — contestó Devlin — Si te soy sincero, me sorprendí de que Michael aceptara tener una relación de algo más de amistad con Gwyn. Él nunca hizo algo así antes, y me sorprendió que lo hiciera en su momento. A decir verdad, creí que finalmente había cambiado, y que Gwyn sería su primera novia.

    — ¿Michael siempre fue así?

    — A él nunca le importó nada más que su familia. Cuando fuimos a la misión, se la pasó diciéndonos a mí y a Julie que debíamos concentrarnos y no dejarnos llevar por nuestros sentimientos por alguien más. Y que solo la familia importaba.

    — Pero Michael fue quien sugirió un plan para que nosotros cuatro escapáramos a salvo al aterrizar en Tgarak — Erin estaba muy confundida — Dijo que nosotros tres éramos importantes para él, y que nos protegería. Por eso me resulta extraño que ahora hubiera dicho que no siente nada por ella. Creo que está mintiéndonos.

    — Él dijo que cambió después de lo que pasó en Tgarak — dichas palabras de Devlin se ganaron toda la atención de la chica — Tal vez, una vez que resolvamos este conflicto, Michael recapacite sobre esto. Pero si te soy sincero, ni siquiera yo sé que es lo que va a hacer.

    Apenada por no poder haber obtenido nada de información que le permitiera llegar al fondo del asunto, Erin supo que algo tenía que estar ocurriendo con Michael. Sin embargo, si lo que Devlin decía era verdad, sería muy difícil hacérselo confesar. La chica se sentía muy mal por Gwyn. Era su amiga, y le costaba bastante saber que, durante los próximos días hasta que se recuperara de todo eso, iba a estar con una gran tristeza.

    […]

    La respuesta que Erin buscaba sobre lo acontecido con Michael llegó varios días después, luego de que tres garaks, los seres que habían derribado la nave en la que Alicia viajaba junto a su tripulación, llegaran a la Tierra a explicar todo lo sucedido. Fue una respuesta bastante chocante, ya que la chica no cabía en sí de la sorpresa que le generó escuchar lo que había escuchado.

    Michael había permitido a un ser perteneciente a la especie de los berrod, seres que permanecieron en guerra contra los garak durante varios años, entrar a su conciencia. Si lo que decían era verdad, y argumentalmente posible, Michael tenía dos mentes dentro de su propio cuerpo. La suya, y la de un guerrero cuyo nombre era Orz.

    El mensaje recibido por parte de los garak llegó en un momento oportuno para todos, dado a que Michael había desaparecido tras haber realizado un ataque totalmente solo a una base de Zenith que fue ocupada por Black Meteor. Luego de conocer la verdad de primera mano, y de darse cuenta de que las acciones de Michael estaban siendo llevadas a cabo por Orz y no por el soldado del Zenith, el grupo entero se dividió para poder buscarlo y encontrarlo.

    Cuando parecía que tendrían que dividirse sin una pista clara, alguien se comunicó con su comandante.

    — ¡Comandante Richard! — un soldado gritaba desesperado a través de un radio.

    — ¡Te escucho fuerte y claro! — el comandante le dio autorización para hablar.

    — ¡Un grupo de gente llamó desde una zona residencial! ¡Dicen que escucharon disparos en una de las casas!

    — ¡Envía la ubicación! — fue la orden del comandante del Zenith.

    — ¡Se encuentra en el distrito número 17, de la zona oeste, cerca de la capital!

    Dichas palabras asustaron un poco a Erin, dado a que ese distrito le resultaba bastante conocido, puesto a que ya había acudido allí en el pasado.

    — ¡Ese es el distrito donde vivimos! — Devlin se horrorizó de escuchar algo así — ¡Orz debe haber ido a casa de nuestros padres! ¡Por Dios, hay que ir rápido hasta allá!

    Erin miró a su novio fijamente y sintió una sensación de miedo, contagiada por la manera en la que Devlin gritó tras enterarse de eso. Si todo lo que decía aquel soldado era verdad, Orz realmente se encontraba en la casa de sus padres. Y claramente, no había ido de forma pacífica. Pensar en la idea de que los padres de Devlin pudieran haber sido asesinados, cosa que podría destruir a Devlin si realmente hubiera ocurrido algo así, la llenó de tristeza y horror. Con ver la cara de Devlin comprendía que él no lo estaba pasando nada bien.

    — ¡Ace, Agustina y Erin irán con Devlin al distrito 17! ¡Y Ace es el que está a cargo, lo que quiere decir que obedecerás sus órdenes sean cuales sean! — Erin se perdió parte de la conversación previa, pero eso era lo que necesitaba escuchar, puesto a que ya sabía lo que tenía que hacer.

    […]

    En menos de cinco minutos después de que Richard diera la orden, Erin se encontraba en un auto junto a su novio, a Ace y a Agustina. El soldado líder del equipo, quien estaba a cargo, era quien conducía el vehículo militar, mientras que Agustina estaba en el asiento del copiloto. Erin y su novio iban detrás, esperando por llegar lo más pronto posible a la casa de los padres de Devlin.

    La chica miraba atentamente como su novio se tomaba la cabeza, e incluso como tironeaba algunos de sus cabellos en señal de frustración. Recibir esa clase de información no fue algo sencillo para Devlin, y ella sabía que tenía que estar allí para él en ese momento tan difícil. Erin se acercó hacia él, colocándose a su lado, y dándole un abrazo a su novio para tranquilizarlo. Devlin soltó un par de lágrimas, debido al estrés que le generó la situación.

    — Tenemos que llegar rápido — Devlin susurraba porque no quería que nadie más que Erin lo escuchara — Ese monstruo tiene a mi hermano, y pudo haberle hecho algo a mi mamá y a mi papá… No se lo voy a perdonar si están heridos.

    — Descuida, Devlin — Erin no sabía que decirle, dado a que era una situación inaudita para ella — Yo sé que llegaremos a tiempo. Van a estar bien. Todos ellos. Salvaremos a tus padres, detendremos a Orz y recuperaremos a Michael. Ten fe en que lo lograremos.

    — Gracias por tu apoyo, Erin — Devlin tomó las manos de su novia — No sé qué es lo que haría si no te tuviera aquí conmigo.
     
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  13.  
    Zurel

    Zurel —Vuestras historias han terminado.

    Acuario
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    Hola.

    Es hora de comentar el especial de esta ocasión.

    Es difícil comentar sobre un personaje que no aportó mucho a la historia. A través del especial, se puede ver que Erin fue una chica que se preocupaba por sus amigos, sea cuales sean. Y que esa cualidad fue la que cautivó a Devlin, pero más allá de eso, Erin no aportó mucho, excepto ser un apoyo emocional para el equipo. Creo que por esa razón, Erin nunca fue una de mis favoritas, me entristeció su partida (Sabes a lo que me refiero), pero eso fue, sobre todo, por ser un personaje que estuvo desde la parte I.

    No tengo mucho que decir, más que capítulo estuvo entretenido, en especial las escenas del principio, donde los chicos charlan sobre el tema del café. Ojo, esto no significa que el capítulo haya sido aburrido, sino que me gustó más la primera parte del mismo. Saludos y hasta la próxima oportunidad.
     
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  14.  
    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Hola, amigo. Ha sido un buen capítulo y de un personaje poco relevante pero igual de interesante que el resto.

    La relación de Devlin y Erin era sin lugar a dudas la más tierna (actualmente para mí, es la de Michael y Alicia). Se les veía realmente felices de estar juntos y formaban un buen equipo, tanto en combate cómo emocionalmente. Si que es cierto que Erin no ha sido esencial en la historia pero su función de apoyo en varios personajes es igual de importante que otras funciones principales. El inicio con el café y el desayuno ha sido bueno de ver, ya te dije anteriormente que estos momentos amenos son un bálsamo de calma que vemos en los capítulos especiales, cosa que contrasta en la mayoría de capítulos de la historia principal (no es malo, simplemente que ésta abarca siempre un conflicto y lógicamente esos pequeños momentos son escasos).

    Vemos de por medio la situación de Gwyn con Michael, detallada en el anterior especial. Me gusta que las situaciones personales de cada personaje se hilen con las de otros dado a que se hallan en el mismo periodo de tiempo. Erin muestra ser una gran amiga y Devlin arroja luz sobre el antiguo Michael. Después de estos momentos, llega la situación en la Tierra con Michael/Orz en modo psicópata. Ha sido bastante triste leer el diálogo final entre la pareja y especialmente las palabras que el hombre le dedica a ella al final... Recordar que murió poco después de eso, es triste. La muerte de Erin llevó a Devlin a cierto estado de locura, por lo que hay que reafirmar el hecho de que Erin ha sido un personaje correcto.

    Nos vemos en el próximo.
     
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  15. Threadmarks: Devlin - Lazos familiares
     
    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

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    La Gran Catástrofe - Un Soldado Recuerda
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    Ciencia Ficción
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    15
     
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    Saludos a Zurel y a Resistance Primero que nada, quiero agradecerles por leer esta pequeña historia y darme sus opiniones de cada capítulo. Ya queda cada vez menos para el final. Con el capítulo de hoy, ya solo quedarán otros 4 capítulos más. Segundo que nada, quiero darles una noticia. Este capítulo lo iba a publicar el miércoles 1 de julio para celebrar que pasaron 3 años desde la publicación del primer capítulo de LGC I con el que dio inicio todo. Tristemente, los profesores me han cargado tanto que esa fecha ni siquiera podré pasarme por el foro. Una lástima, porque tenía ganas de celebrarlo como se debía, y publicar un capítulo especial en un día especial me hacía ilusión.

    Dado a que ya expliqué mejor la situación general en otro post, los dejaré con el capítulo.



    Devlin – Lazos familiares:

    — Sonrían — decía una chica mientras sujetaba su dispositivo móvil para sacar una foto.

    Una chica y dos chicos estaban tomándose una fotografía los tres juntos en un pequeño restaurante, el cual, a esa hora de la tarde, estaba empezándose a llenar de gente. Una vez tomada la foto, los tres se sentaron cada uno en una de los extremos de una mesa cuadrada para cuatro personas, dejando libre un asiento.

    — ¿Qué tal ha salido? — preguntó uno de los chicos a quien tomó la foto.

    — Te ves bien, Devlin — decía la chica, con una sonrisa a su pariente — Los tres hemos salido muy bien.

    — Luego quiero que imprimas esa foto — respondió uno de los chicos — Es un momento que vale la pena tener enmarcado en un portarretrato.

    — Cuando lo haga, te enviaré la foto a tu casa — respondió la chica, guardando su dispositivo móvil — ¿Y bien? ¿Quién de ustedes quedó por delante?

    — Tu primo el serio — contestó el chico llamado Devlin — Sabes que contra él es muy difícil competir. Siempre hace el mayor esfuerzo para ganar.

    — Felicidades, entonces, Michael — le decía la chica mientras le sonreía al otro chico — Parece que eres el ganador.

    — No es algo tan sorprendente, porque las competencias siempre han sido entre compañeros — respondió Michael, a las palabras de sus dos familiares — Una vez que entremos a una misión podremos ver de qué estamos hechos. Nosotros tres.

    — ¿Dijiste que estabas empatada con otras dos chicas, Julie? — preguntó Devlin a su prima.

    — Exactamente — contestó Julie a la pregunta de su primo — Según lo que leí en la página de la academia, estoy empatada junto con otras dos.

    — Debiste haberlas invitado a festejar contigo — Devlin comentaba con un tono pícaro — ¿Qué opinas tú, Michael?

    — No me interesa — fue la respuesta en seco de su mellizo — Si ella quiso venir hoy con nosotros dos, entonces por mí está bien.

    — Tengo planeado salir con ellas algún otro día — decía Julie, mirando alrededor y viendo como un camarero se acercaba con sus platos — Son dos chicas encantadoras. Deberían conocerlas, estoy seguro de que les caerán bien. Pero por ahora, centrémonos en este momento.

    El camarero dejó los platos de los tres soldados sobre la mesa, acción que estos aceptaron conformes. Acto seguido, cada uno de ellos tomó su celular, y tras revisar que la comida estuviera en buen estado, al igual que con la bebida, pagaron la cuenta mediante una aplicación destinada para tal fin. Inmediatamente después del pago, un temporizador apareció en sus celulares, el cual indicaba a los tres que tenían cuarenta minutos para comer y desalojar la mesa para otros clientes. El camarero se retiró, y los tres familiares que acababan de graduarse de la academia empezaron a comer.

    Un momento de tranquilidad se formó en su mesa, el cual los tres aprovecharon para disfrutar de sus comidas. Pasados unos cinco minutos de absoluto silencio, al menos en la mesa que compartían, uno de los chicos, Devlin, fue quien se encargó de romperlo.

    — ¿Qué tipo de misiones crees que nos asignen? — la respuesta la dirigió a su prima — ¿Crees que nos dejarán a cargo de algún escuadrón, aunque sea de pocas personas?

    — No ha habido muchos conflictos en estos tiempos, pero con la presencia de Black Meteor, todo puede ocurrir — contestó Julie a la pregunta que le hizo su primo — Sé Magnus no va a atacar ni a Black Meteor ni a ningún país, pero si alguien nos ataca, alguien tendrá que defenderlo. Estoy segura de que seremos candidatos para eso.

    — Los mejores soldados están destinados a las misiones más importantes — contestó Michael, metiéndose a la conversación — Defender el país es algo que cualquiera que sea capaz de apuntar y disparar con un arma puede hacer. Nosotros estamos reservados para misiones que sean de gran importancia.

    — ¿Y qué sería de mayor importancia que defender a la nación? — Julie estaba interesada en esa respuesta de Michael.

    — Descubrir la verdad detrás del misterio que cambió la historia de la humanidad — contestó Michael — Si Zenith logra partir al espacio pronto, ahí es dónde vamos a estar nosotros. Incluso si no somos los primeros, yo sé que los tres juntos tendremos la oportunidad de salir del planeta algún día.

    — Pero eso es muy optimista, Michael — Devlin se sentía interesado por esa respuesta — Después de varios años, todavía no se han terminado los preparativos para partir al espacio. Ya estamos a quince años desde que ocurrió, y por las noticias que he estado leyendo, podrían pasar otros quince años más.

    — Tenemos dieciocho y estamos por cumplir diecinueve en poco tiempo — Michael contestó ante la respuesta de Devlin — A los treinta y tres años aún estaremos en condiciones de poder salir de la Tierra.

    — ¿Y crees que en esos quince años no nos asignarán otra misión de algún otro tipo? — Julie creía que Michael olvidaba ese detalle.

    — Quizá sí, quizá no — Michael respondió — Pero no pierdan la esperanza. Yo sé que los tres juntos podremos partir al espacio exterior, y aunque sea una única vez en la vida, tendremos la oportunidad de explorar planetas.

    — Cuando eso suceda, quiero una foto con ustedes dos en donde se vea el cielo de ese planeta — Julie lo formulaba como si se tratara de un deseo — ¿Les parece buena idea?

    — Realmente, no creo que nos tardemos más de un minuto en tener una fotografía lista, así que, no veo por qué no podríamos hacerlo — Michael estaba de acuerdo con el plan de su prima — ¿Tú qué opinas, Devlin?

    — ¿Perderme la oportunidad de tomarme una foto en otro planeta al lado de mis hermanos? — Devlin se refería a Julie como si fuera una hermana en lugar de su prima — Eso no va a pasar. Será lo primero que hagamos apenas aterricemos en algún planeta. Solo espero no tener el cabello lleno de canas cuando llegue el momento.

    Tras ese comentario, Julie y Michael soltaron una ligera carcajada para que nadie más en el restaurante pudiera escucharlos. Ambos disfrutaron mucho con el comentario dicho por Devlin, quien sonreía sin parar tras ver que su familia era feliz. Ver la sonrisa en el rostro de su hermano mellizo, al igual que en el de Julie, a quién él también consideraba una hermana, era algo que no tenía precio para él. Esos momentos eran algo que él no cambiaría por nada, y deseaba que siempre tuviera la oportunidad de repetirlos. Ya sea en la Tierra o en otro planeta.

    Devlin disfrutó el resto de la cena, la charla, y un brindis que los tres hicieron con una cerveza que pidieron para acompañar sus platos. Una vez terminada la cena para festejar que se habían graduado de la academia militar, los hermanos acompañaron a su prima a su casa, que quedaba más cercana a la de ellos, para luego irse a su lugar de residencia.

    […]

    — Devlin, ¿qué tienes? — preguntó Erin, junto al soldado.

    — Nada, es solo que… — Devlin miró a su alrededor — A Julie le hubiera gustado estar aquí.

    La tripulación de Zenith se encontraba en suelo extraterrestre, y el joven soldado recordó las palabras que dijo su prima en la cena que compartieron hacía ya más de cuatro meses. Recordó el deseo de la chica de poder tomarse una foto tanto con él como con Michael. Pese a que era un detalle pequeño, el soldado hubiera deseado hacerlo. Al margen de que su deseo más grande era que su prima estuviera viva.

    Julie había fallecido en la primera misión que les habían asignado, misión que justamente, fue la que permitió a todos ellos estar en donde se encontraban en ese momento. De no haber muerto, ella podría haber estado presente junto a todo el equipo, y su pequeño deseo se podría haber cumplido. Devlin no podía evitar sentirse mal al pensar en eso, pese a lo atractivo visualmente que era el planeta en el que se encontraban.

    — Lo lamento, Devlin — Erin tomó la mano de su novio — Ella era una chica muy especial. Lo que le pasó fue muy injusto.

    — Gracias por ayudarme, Erin — Devlin apreció el gesto de la chica — Tanto ahora como en aquel entonces.

    — Yo siempre te ayudaré, Devlin — Erin se aferraba mucho a él — Cuenta con eso.

    […]

    — Tenemos que llegar rápido — Devlin susurraba porque no quería que nadie más que Erin lo escuchara — Ese monstruo tiene a mi hermano, y pudo haberle hecho algo a mi mamá y a mi papá… No se lo voy a perdonar si están heridos.

    — Descuida, Devlin — Erin no sabía que decirle, dado a que era una situación inaudita para ella — Yo sé que llegaremos a tiempo. Van a estar bien. Todos ellos. Salvaremos a tus padres, detendremos a Orz y recuperaremos a Michael. Ten fe en que lo lograremos.

    — Gracias por tu apoyo, Erin — Devlin tomó las manos de su novia — No sé qué es lo que haría si no te tuviera aquí conmigo.

    El soldado hizo su vista al frente, por el camino que el vehículo recorría para poder llegar a la casa de sus padres. Tras un incidente seguido de un malentendido con una especie conocida como garak, su hermano Michael terminó haciendo un trato muy arriesgado con un ser de una especie cuyo nombre era berrod. El trato era bastante tenebroso, dado a que Michael permitió a aquel ser apoderarse de su cuerpo, al unir sus conciencias en una sola. Devlin no podía imaginar lo terrible que sería para su hermano estar bajo el control de alguien más, y ser forzado a hacer algo que no quisiera.

    Los garak que llegaron desde su planeta a advertir a los humanos sobre tal peligro fueron quienes dijeron que había una forma para que este pudiera regresar a la normalidad, pero para eso, lo primero que debían hacer era encontrarlo. Sabían bien en donde se encontraba, ya que los reportes indicaban que Michael, o el ser que estuviera dentro de su conciencia, estaba en la casa de sus padres. Devlin sentía escalofríos cada vez que lo pensaba, y trataba de convencerse a sí mismo de que ambos estarían vivos, aunque no tuviera pruebas de ello.

    El tiempo pasó con rapidez, y finalmente, el vehículo que era conducido por Ace, quién hacía de líder del pequeño equipo que conformaba junto a Erin y Agustina, logró llegar hasta el lugar.

    Lo primero que hizo el soldado fue notar que la puerta de entrada que daba a la casa estaba abierta, lo que podría permitir la entrada de cualquiera que quisiera ingresar al domicilio. El soldado bajó apresurado de su vehículo, mientras sus otros compañeros lo miraban.

    — ¡Esa es nuestra casa! — Devlin gritaba para que sus compañeros comprendieran el apuro que tenía.

    — ¡Devlin, espera! — Erin quiso detenerlo, pero su novio corría muy rápido.

    — ¡Vamos, todos juntos! — Devlin pudo escuchar a Ace a la distancia.

    — ¡Rápido, no lo dejemos solo! — la siguiente en hablar fue Agustina.

    Devlin ignoraba por completo los gritos de todos sus compañeros, y simplemente quería llegar hasta la entrada y asegurarse de que nada malo les hubiera pasado a sus padres. El soldado llegó y entró corriendo, sin levantar el arma, pero confiando en que su armadura podría protegerlo en caso de ataque. Al no verlos en la entrada, siguió avanzando hasta entrar más adentro, llegando hasta la sala, en donde los dos cuerpos de sus padres se encontraban tirados.

    — ¡Mamá, papá! — Devlin se horrorizó, pero corrió apresurado a ellos para controlar si estaban heridos.

    El soldado del Zenith se acercó hacia los dos cuerpos tirados en la sala. Primero revisó a su madre, dándose cuenta de que no estaba respirando, y que su cuerpo tenía varios agujeros de bala por los cuales brotaba sangre. Aun sabiendo que no había esperanzas para ella, el soldado puso su mano en el cuello para comprobar su estado, como si eso pudiera ayudarlo. Solo requirió de un único segundo para darse cuenta de que ella estaba muerta. El siguiente en ser revisado fue su padre. Al igual que la mujer, el hombre perdía sangre de las heridas de bala causadas, y su cuerpo permanecía completamente inmóvil. Devlin puso su mano en la muñeca de su padre, y fue ahí que se dio cuenta de que no tenía pulso.

    Lo que tanto deseaba que no ocurriera había ocurrido. Su madre y su padre habían sido asesinados. Por nada más y nada menos que un ser que usaba el cuerpo del hijo de la pareja, su propio hermano. Devlin pensó en el miedo y la angustia de ellos al ver que su propio hijo los estaba atacando, y lo doloroso que debió haber sido el momento, dado a que sus cuerpos tenían múltiples heridas.

    — ¡No! — Devlin se negaba a aceptarlo — ¡Los mató a los dos! ¡No! ¡No puede ser!

    Cegado por la ira y la impotencia de no haberse dado cuenta de que algo andaba mal con Michael desde hacía ya tiempo, el soldado se puso de pie y empezó a descargar su ira en contra de una de las paredes de la casa. No serviría de nada, pero él necesitaba desahogarse. Esto lo hizo a la vista de sus tres compañeros, quienes miraban muy apenados cómo su compañero había perdido a su familia más cercana.

    — ¡Ese maldito los mató! — el soldado no se detuvo hasta que sus nudillos empezaron a sangrar de los golpes dados a la pared.

    Una vez que la fuerza para seguir golpeando se terminó, Devlin recostó su espalda sobre el suelo, para posteriormente cubrirse el rostro con las manos, y soltar un llanto de dolor por la pérdida de las dos personas que lo trajeron al mundo y lo criaron. Sus tres compañeros lo miraban con gran tristeza, y con un leve miedo de que dicho suceso pudiera afectarlo al momento en el que hubiera que enfrentar al enemigo, el cual asumieron que debía continuar suelto por el país, dado a que en la casa no lo habían visto.

    — Devlin… — Erin no supo que decir. Le había prometido que lo ayudaría a rescatar a sus padres, pero antes de que pudieran llegar, ellos dos perdieron la vida.

    — Ese maldito usó los recuerdos de Michael, y vino aquí para matar a mi papá y a mi mamá — Devlin tenía la voz muy frágil al hablar — Los mató como si no fueran nada…

    — Lo lamento mucho, Devlin — Erin abrazó con fuerza a su chico — Yo también los conocí, y eran personas maravillosas.

    — Devlin, lamento que esto haya pasado — Agustina también abrazó a su compañero — Lo siento.

    — Me siento muy mal porque tú también hayas perdido a tus padres — Ace imitó la acción de su novia — Es una sensación horrible. Lo siento, Devlin, de verdad, lo siento.

    Devlin, pese al dolor que sentía, y que continuaba provocando que las lágrimas brotaran de sus rostros, apreciaba el gesto de sus compañeros. Había perdido a su familia más cercana, pero tenía la suerte de que había personas que lo consideraban un compañero para apoyarlo a superar un dolor, pese a que sería uno muy difícil de superar.

    — Te prometo que lo atraparemos, Devlin — Erin le tendió la mano — Salvaremos a Michael y haremos que ese maldito pague por lo que hizo.

    — ¿Por qué? — Devlin se levantó del suelo gracias a la ayuda de Erin, quien estaba muy confundida por la pregunta — ¿Por qué tuvo que matar a mi mamá y mi papá? Ellos no sabían pelear, y podría haberse escapado con facilidad si lo hubiera querido…

    — Aparentemente, los mató para poder robarles — Devlin veía como Ace volvía tras registrar la casa — No hemos encontrado nada de comida en todo el lugar. Todo lo demás parece estar en su sitio, y no se han robado objetos de valor.

    — ¿Qué quería ese maldito al robarles la comida? — Devlin no estaba entendiendo nada de lo que pasaba, lo cual no facilitaba las cosas para superar su pérdida.

    — Probablemente para asegurarse de que tendrá suficiente energía para disparar — Agustina dijo lo primero que se le ocurrió — Él solo lo ha hecho en dos ocasiones y no debe haber aprendido a cómo controlarlo. Imagino que debe ser por eso.

    — Ya no está aquí — Erin supo que el enemigo se habría alejado demasiado — ¿A dónde creen que debamos ir a partir de ahora?

    Los cuatro quedaron en un breve silencio, el cual fue interrumpido cuando la radio que utilizaban para alertar sobre la posible presencia de Michael en los alrededores, o en otros sectores del país comenzó a sonar. Devlin supo que debía ser una novedad, y ciertamente, quería escucharla. Se veía en la obligación de capturar al asesino de sus padres, no solo para poder vengarse de él, sino también para poder descargarse con su hermano por haber permitido que eso sucediera.

    — Atención a todos los soldados — alguien informaba con un tono muy apagado — Michael ha aparecido en el depósito en donde se guardaban las naves que no eran aptas para usarse en misiones del espacio. No ha podido entrar al lugar, pero sí ha matado a tres soldados. Uno de ellos es el comandante Richard Sable. Nuestra hipótesis es que se encuentra en los alrededores. Solicito presencia militar en las proximidades para evitar que Michael escape.

    Aquella noticia, sumada al impacto que acababan de sentir hacía poco tiempo tras la escena contemplada, les heló la sangre a todos. Su comandante, uno de los soldados más fuertes que tenían en el equipo, había luchado en contra de Michael, y había perdido la vida ante él. La noticia de la muerte del hombre que los había liderado por mucho más de un año desde que se incorporaron al ejército del Zenith, los sacudió bastante. Pero el soldado que habló por el radio les dio la pista que necesitaban para poder encontrarlo.

    Devlin tenía muchos más motivos para poder darle caza a su hermano mellizo, incluso aunque no fuera él quien estuviera realizando las acciones de manera consciente.

    — Es un monstruo — la ira en Devlin no hizo más que aumentar — Eso es lo que es. No hay otra explicación.

    — Al menos ya sabemos a dónde ir — Agustina estaba preparada para enfrentar al asesino de su comandante.

    — No, ustedes tres se quedarán aquí — Ace, quien, tras la muerte del comandante sería el encargado de tomar las decisiones dado al rol que cumplía, fue muy severo en sus palabras, las cuales confundieron a los demás.

    — De eso nada, yo voy a ir a atrapar a ese hijo de puta personalmente — en los planes de Devlin, quedarse atrás no era una opción.

    — He dado una orden — Ace era firme en su decisión — Richard dijo que, si algo le llegaba a pasar, yo era quien quedaba a cargo. Ustedes mismos me eligieron para esto, así que no cuestionen mis órdenes ahora.

    — ¿Por qué quieres ir tú solo si sabes lo peligroso que es? — preguntó Erin a Ace, bastante confundida por ser dejada atrás.

    — Porque habrá otros soldados en la zona, y no quiero perder a ninguno de ustedes. Devlin, tú te encuentras mal, y sé que quieres participar, pero estás afectado por la muerte de tus padres y no quiero que te mate a ti también.

    — No me matará — Devlin no aceptaba el trato que Ace quería darle.

    — Ha matado al comandante Richard — Ace quiso hacerlo entrar en razón — No es alguien para tomar a la ligera. No después de lo que hizo. No necesitamos ir todos cuando ya escuchamos que varios soldados se acercarían hasta él. Erin, Agustina, quédense para hacerle compañía a Devlin, porque es lo que más necesita.

    Tras decir esas palabras, Ace empezó a retirarse del lugar, seguido por Agustina, quien iba a hacer su esfuerzo para detenerlo. Devlin y Erin, por su parte, se quedaron atrás sin discutirle directamente a él por la decisión que acababa de tomar.

    — ¿Quién se cree que es para dejarme fuera de la búsqueda del asesino al que más odio? — Devlin no quería insultar a Ace porque lo apreciaba, pero sus palabras recientes fueron casi una ofensa para él.

    — Tiene razón en lo que dice — Erin reconocía que Ace tenía razón en cierta parte — Lo elegimos nosotros para que él tomara las decisiones si a Richard le pasara algo. Tú fuiste uno de los primeros en elegirlo.

    — Lo elegí para que tomara las decisiones correctas — Devlin recordaba con frustración aquel momento — Y esta, desde luego, no es una de ellas.

    — En eso estoy de acuerdo — Erin supo que la decisión de Ace no era la más adecuada a la situación — Dejemos que se vaya, y luego lo seguiremos — dijo en voz baja para que su líder no lo escuchara — Si él va solo, Orz lo va a matar.

    La pareja de soldados miró como su líder se marchaba de la casa, en dirección hacia el vehículo para poder alejarse rápido del lugar, y asegurarse de que sus compañeros no pudieran usar dicho transporte. Ambos se acercaron a Agustina, quien no pudo evitar que Ace se marchara por su cuenta. La chica se dio la vuelta y vio una expresión de seriedad muy intimidante formándose en el rostro del soldado que acababa de perder a sus padres.

    — Voy a ir a capturar a Orz yo mismo — Devlin quiso que Agustina lo tuviera en claro — Y voy a golpearte si hace falta hacerlo para que te apartes de mí camino.

    — ¡Devlin! — Erin estaba muy sorprendida con ese comentario — Agustina es nuestra compañera. No tienes por qué lastimarla.

    — Yo opino igual que ustedes dos — la respuesta de la chica sorprendió a Devlin, más para bien que para mal — Ace no va a dejarnos atrás para irse solo contra un tipo muy peligroso. Iremos los tres. Pero vamos a necesitar un vehículo para llegar hasta ese lugar.

    — El auto de mi padre podría servir para esto — comentó Devlin, teniendo una idea de cómo podrían ir en la dirección indicada — No podremos alcanzar a Ace, ni siquiera acortando camino, pero nos servirá para que no nos deje atrás.

    — Ve a buscarlo, rápido — le decía Agustina, de acuerdo en usar dicho vehículo para su cometido — Orz es un maldito demonio. No dejaré que me quite a Ace.

    El soldado fue a buscar las llaves del auto de su padre en el lugar donde recordaba que eran más frecuentemente guardadas. Por fortuna para él, las llaves estaban a su alcance, y pudo tomarlas sin problemas. El soldado guio a sus compañeras hacia el vehículo que usarían para poder acudir al lugar en dónde se había visto a Michael por última vez.

    — Devlin, te ves muy tenso — Agustina notó que él seguía afectado por las muertes de sus padres, lo cual no era sorpresa — Deja que yo conduzca.

    — Te lo agradezco, estaba por pedírtelo — Devlin apreció aquel gesto.

    Agustina se sentó en el asiento del conductor, mientras que Erin hizo compañía a Devlin en los asientos traseros del vehículo. Una vez el auto se puso en marcha, su compañera lo llevó hasta la calle, para luego iniciar el rumbo hacia la zona en la cual tendrían más probabilidades de encontrarse con Michael.

    Devlin apoyó sus codos sobre sus piernas, y luego descansó la cabeza sobre sus manos, notándose muy angustiado por todo lo ocurrido. Erin, quien seguía siempre junto a él, apoyó sus manos sobre los hombros de su novio, sabiendo que necesitaba ayuda más que nadie.

    — Sé que debe ser muy duro para ti, Devlin — Erin era sincera en todo momento — Yo no sé qué haría si hubieran sido mis padres, pero te juro que vamos a rescatar a Michael. Aún estamos a tiempo de salvarlo a él, y lo vamos a hacer.

    — Eso espero, porque necesito hacer que entienda todo el dolor que causó con su estúpida decisión — Devlin tenía pensado desquitarse con él por lo que hizo — Va a recibir un castigo físico de mi parte. Eso ya lo tengo decidido.

    — No lo hagas, Dev — Erin supo por lo que estaba pasando, pero entendía que esa no era la manera — Es tu hermano. Tú familia. Nacieron el mismo día y se criaron siempre juntos. A tus padres no les gustaría verte enojado con él. Cometió un error, y debe ser castigado para que entienda, pero no hay por qué lastimarlo. Él seguro se sentirá igual que tú cuando descubra la verdad de lo que ese demonio le hizo hacer. Eso ya será suficiente castigo como para sumarle más violencia de tu parte. No te hará sentir mejor, y solo empeorará las cosas. Te pido por favor que no lo hagas.

    — Quisiera poder prometerte que no lo haré, pero ni siquiera yo sé si podré contenerme — pese a eso, Devlin sentía que le quedaba algo por lo que valía la pena luchar.

    — No dejaré que lo lastimes, así como tampoco pienso dejar que Orz te lastime a ti — Erin se acercó a su novio e hizo que lo mirara a los ojos — Los detendré a ambos si ese es el caso.

    El soldado se perdió en los bellos ojos que tenía su novia. Estos expresaban una calma y un amor totalmente sincero para con él, cosa que el soldado necesitaba. Tal y como le dijo a su novia, Devlin no estaba en condiciones de hacer promesas en relación a eso, pero por ella iba a hacer el intento.

    El vehículo se aproximaba cada vez más hacia la zona en donde Michael fue avistado, y Devlin no podía esperar a tener la oportunidad de separar a Orz del cuerpo de su hermano. Independientemente de lo que ocurriera con Michael, Devlin no lo iba a dejar escapar sin lastimarlo.

    […]

    Tras un largo día lleno de dolor, Devlin se encontraba en su casa. Michael fue capturado, y los garak pudieron llevárselo para poder tratar su situación. Sin embargo, Erin no pudo sobrevivir al enfrentamiento. La batalla para poder detener a Orz fue muy dura, incluso cuando varios soldados lucharon codo con codo para poder triunfar. El día para Devlin no pudo ser peor. La noticia de que su hermano fue controlado por alguien más, y la muerte de sus padres, su comandante, y su novia.

    En un solo día, perdió a cuatro personas muy preciadas para él. Personas a las que él sentía y sabía que no podía reemplazar. El funeral que tuvieron que organizar, no solo para ellos, sino también para otros soldados que fallecieron en su intento por detener a Orz, se llevó a cabo de inmediato. Los cuerpos fueron llevados rápido al cementerio, y el entierro fue inmediato. Por órdenes de Magnus, los fallecidos debían ser enterrados de inmediato para que sus familiares pudieran llorarlos, y así fue como sucedió.

    Sin embargo, un dolor ligero se cernía sobre él. El recuerdo de lo que vio, o, mejor dicho, lo que no vio, en el funeral, no se iba de su mente. Sus padres y su novia habían muerto asesinados en el mismo día, y Devlin necesitaba de su familia para acompañarlo. Luego de la masacre ocasionada por Orz, su tío y su tía, los padres de Julie, eran, omitiendo a Michael, los únicos familiares que le quedaban. Y ninguno de los dos apareció en el cementerio para ayudarlo con el dolor. De no ser por la presencia de sus compañeros, Devlin habría quedado solo.

    Eso lo hizo reflexionar, y tomó una decisión muy importante. El soldado tomó su celular, marcó el número de su tío para poder establecer una video llamada con él. Estuvo dos minutos intentándolo hasta que finalmente lo logró. Su tío, quien era hermano de su padre, apareció al otro lado del teléfono.

    — Devlin, hola — su tío se veía muy desanimado.

    — Tío, ¿no te enteraste del funeral? — preguntó Devlin, de forma muy intimidante que el hombre pudo notar.

    — Recibí la noticia, pero decidí no ir — contestó, cortante — No pude terminar de procesar que mi hermano murió asesinado por Michael en persona. Me impactó demasiado, y no supe cómo reaccionar. Dolió mucho recibir ese mensaje, y no necesitaba ir al cementerio para encontrarme con más gente en las mismas condiciones. Te envío mi pésame, Devlin.

    — Te necesitaba allí — Devlin sonó como si le quisiera reprochar algo — Mi mamá, mi papá, mi comandante y mi novia murieron el día de hoy. El dolor que sentí, y que seguramente voy a seguir sintiendo es el más grande que he experimentado en mi vida. Necesitaba la compañía de mi familia.

    — Lo siento mucho, sobrino, en verdad, pero yo tuve mis razones — su tío lo contaba como si no se tratara de algo importante.

    — Yo estuve ahí cuando Julie murió, porque ella era importante para mí, y porque quise hacerles compañía cuando tuvimos que enterrar su cuerpo — Devlin se molestó bastante con las cosas que estaba escuchando — Yo también sufrí en ese momento. Ese día me quitaron a mi hermana… — tomó una pausa breve antes de seguir — Hoy me quitaron a mis padres, a mi comandante, y a la chica a la que más amaba. Necesitaba que estuvieran ahí. No tenían por qué decir nada si no querían, solo tenían que acompañarme. Pero eres un maldito egoísta, y tu esposa también.

    — ¡¿Qué demonios pretendes al hablarme así?! — su tío alzó la voz tras recibir esas palabras — ¡Ya te dije que tuvimos nuestras razones para ausentarnos! ¡Lo lamento, ¿qué más quieres que te diga?!

    — Nada — Devlin no le alzó la voz, puesto a que sentía que no valía la pena — Ya no me digas nada. Desaparezcan de mi vida. Tú y tu esposa ya no serán bienvenidos en mi hogar. No me vuelvan a hablar. A partir de ahora, solo mi verdadera familia va a pisar esta casa.

    — ¡Devlin! — gritó el hombre, desafiando a su sobrino.

    — Silencio — Devlin se hartó de dicha conversación — Ya escuché bastante de ti.

    El soldado deslizó el dedo hacia el ícono de la pantalla que se encargó de cortar la video llamada que él mismo había iniciado. Tal y como había dicho en sus últimas palabras hacia él, ya no deseaba verlos ni oír otra vez el tono de sus voces. El día transcurrido hirió a Devlin de todas las formas posibles, y él ya no necesitaba seguir recibiendo daño, ya fuera físico o emocional.

    Devlin, harto por todo lo que estaba ocurriendo, decidió irse a dormir antes de darle una oportunidad más a las horas restantes que le quedaban al día antes de que pudieran llegar peores noticias hacia él. Se dirigió a su habitación, aquella que en su infancia y adolescencia compartió con su hermano, y para desquitar su frustración, tomó la cama de Michael y la volteó contra el suelo, sabiendo que él ya no volvería jamás a dormir en ese lugar.

    Al momento de recostarse, el soldado centró su vista en su mesita de luz, y pudo ver la foto que él se había tomado con Michael y Julie aquel día en el que festejaron el fin de curso para volverse parte del ejército del Zenith y poder explorar el espacio. El enojo que sentía por ver a Michael en esa foto, junto a Julie, a quien él extrañaba mucho más tras lo ocurrido recientemente, hizo que se levantara muy frustrado. Quitó la foto del portarretrato que la sostenía, rompió la foto para quitar a Michael de la misma, dejando solo su imagen y la de su prima en la misma, y acto seguido, bajó hacia la sala, para prender fuego la foto de Michael con un encendedor.

    Devlin se quedó mirando fijamente como la imagen de su hermano mellizo se quemaba con el fuego.

    — Debiste haber muerto tú… — Devlin pensaba con rabia — Julie y Erin deberían estar vivas. Y tú deberías estar enterrado en el cementerio. Maldigo cada momento en el que llegué a considerarte mi hermano.
     
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  16.  
    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Saludos amigo, me quedaba por leer este último capítulo especial y ya lo hice, tras haber leído los últimos dos publicados de la historia principal. Sé que lo he dicho en anteriores capítulos especiales, pero me repetiré en este y en los que haga falta: logras hacer que los momentos de calma sean igual de interesantes que los combates. Es algo muy bueno, por ello lo recalco. La escena del restaurante con los Umcali es muy bonita, se respira un ambiente familiar y alegre que te hace sentir lástima al recordar que Julie fue la primera en caer, siendo después Devlin, protagonista de este especial.

    Después el ver que Devlin echa en falta a Julie cuando llegan a un planeta distinto y que Erin le reconforta... Acto seguido pasas a cuando Orz (controlando a Michael) mató a los padres de estos, después al comandante Richards y finalmente a Erin entre otros... Este capítulo especial de Devlin ha mostrado muy bien el odio y la rabia que contenía éste. Me quedo con la conversación entre Devlin y el padre de Julie, su tío, respecto a que no aparecieran en el funeral. Es realmente dura, es ver como un lazo familiar se rompe completamente. Más duro aún me parece el final, cuando Devlin rompe la foto de la que se hablaba al inicio del capítulo, quitando de ella a Michael y luego prendiendo fuego ese trozo.

    Era muy comprensible el odio de Devlin hacia Michael, quién priorizó el salvar a Alicia sin pensar en las consecuencias que tendría aliarse con Orz. Por ello, murieron sus padres, su comandante, la novia de su hermano y más tarde, fruto de esa impulsividad que parecía poseer a Devlin tras esos sucesos, éste último. Ya te dije con anterioridad y ahora, que Devlin murió muy pronto a mi juicio. Ver cómo la relación de los Umcali pasaba de la hermandad al odio entre ellos hubiese sido algo magnífico de explorar conforme avanzara la historia. Creo que el personaje de Devlin tenía potencial, tras lo sucedido, para evolucionar a un personaje más aguerrido, serio y decidido. Además de eso, ver como dos hermanos se distancian, uno de ellos odiando al otro... Siempre me quedaré con la duda de ver cómo se hubiera desarrollado eso.

    En fin, ha sido un gran capítulo. Nos vemos a la próxima.
     
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  17.  
    Zurel

    Zurel —Vuestras historias han terminado.

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    Bien, por fin me leí este capítulo después de tanto tiempo.

    Viendo las cosas desde el punto de vista de Devlin, puedo ver que Devlin realmente empezó a odiar a Michael tras lo sucedido. Nunca imaginé que Devlin sentiría tanto odio contra su hermano, sobretodo por lo bien que se llevaba con Michael tiempo atrás.

    Por otra parte, me alegra que Devlin haya puesto en su lugar a su tío. Claramente se ve el poco interés familiar que tenía para con Devlin, y no llegar al funeral para darle las condolencias a su sobrido por la muerte de su familia lo dejó claro como el agua.

    El capítulo estuvo interesante, ver a Devlin en ese estado, nunca fue algo muy común y ver ese rencor y odio al punto de quemar la fotografía de su hermano, es algo que eclipsa por completo la personalidad de Devlin como personaje. Y eso me ha gustado más que otra cosa del capítulo.

    No encontré errores, así que eso es todo por el momento. Saludos y hasta la próxima.
     
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  18. Threadmarks: Michael - Dos mentes
     
    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

    Piscis
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    Título:
    La Gran Catástrofe - Un Soldado Recuerda
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    15
     
    Palabras:
    5636
    Saludos a Resistance y a Zurel . Finalmente, tras más de dos meses sin actualizar, llegó el momento de publicar el capítulo número 13 de esta colección. Ya nos estamos acercando al final, tanto aquí como en la parte IV de la historia principal. A la parte IV le quedan 9 capítulos y a esta le quedan solamente 3 (incluyendo este). Así que, al año ya se le están terminando los capítulos de LGC XD.

    No hay mucho para decir, solo que considero que estos últimos tres especiales son, a mi parecer, de los mejores de la historia. Aunque eso lo juzgarán ustedes. Sin más que decir, los dejaré leer.



    Michael – Dos mentes:

    — ¡Maldición! — gritó un soldado, el cual se encontraba amarrado a una cama, atado en sus muñecas, cintura y tobillos.

    — ¿Michael? — preguntó una chica, bastante preocupada al escucharlo gritar así.

    En una pequeña habitación que se encontraba dentro de una nave que estaba viajando por el espacio, se encontraban ellos dos. La pareja de soldados estaba a bordo de una nave de la especie garak, quienes estaban llevándoselos a ambos a su planeta, en el cual, según palabras del mismo líder de su especie, iban a buscar la forma de tratar el caso de Michael.

    — Alicia, siento un dolor de cabeza muy fuerte — Michael empezó a retorcerse conforme podía al estar atado en esa cama.

    Los gritos del soldado atrajeron la atención de tres miembros de la especie garak, los cuales entraron a la habitación que fue designada para él. Los tres, con una expresión de seriedad, miraban como el humano estaba sufriendo. Pese a que no era algo agradable, en sus pensamientos, lo veían como una especie de castigo para las cosas que había hecho.

    — ¿Qué es lo que ocurre? — Alicia, preocupada por el estado de Michael, quería saber si podría ser peligroso.

    — Se ve que Orz está intentando tomar su cuerpo, incluso aunque Michael esté consciente — Asmir, quien ejercía en el puesto de líder, decía lo que creía que ocurría — Se ha hecho bastante fuerte. Ya no necesita del permiso de Michael para tomar su cuerpo, ni tampoco esperar a que se duerma.

    — ¿Cómo lo detengo? — preguntó Michael, harto de sufrir aquel dolor.

    — No es posible detenerlo — Plamo contestó a la respuesta del soldado — No hay instrumentos en esta nave que nos permitan hacer nada al respecto. Solamente tenemos somníferos, los cuales podrían bajar tu actividad cerebral hasta que lleguemos a Garak.

    — Van a quitármelo, ¿verdad? — preguntó Michael bastante preocupado por la respuesta recibida — ¿Pueden separar a Orz de mi mente?

    — Personalmente, después de que asesinaste a muchos de nuestros compañeros garak, yo preferiría dejar que Orz se quede atrapado en tu cuerpo por siempre para hacerte sufrir el resto de tu vida — Domir, quien recordaba con dolor la muerte de los suyos, era muy severo al hablar — Pero Orz es demasiado peligroso, y el cuerpo de un ser humano como el tuyo es algo que él podría usar a su favor. Te juro que vamos a retirarlo, pero más por nuestra seguridad que por otra cosa.

    — Eso no es cierto, Domir — Asmir quiso llamarle la atención a su soldado — Necesitamos de la ayuda de Alicia para pelear la guerra con los berrod. Si logramos que el experimento de resultado, ella podrá superar la fuerza de las armaduras de los berrod sin problemas. Sin mencionar que, luego de que tú mataste a varios de los nuestros, la ayuda de un escuadrón de Zenith nos vendría bien.

    Michael, todavía bajo el dolor que Orz, un ser de una raza conocida como berrod al cual decidió unir su mente le estaba ocasionando, encontró mucho alivio al escuchar esas palabras. Los garak necesitaban de su ayuda, y una buena forma de ganarla sería ayudándolo con el problema que estaba enfrentando.

    — Además, si podemos eliminar a los berrod, seremos más personas concentrándonos en la misión de explorar el espacio para averiguar las respuestas a la Gran Catástrofe — Asmir continuaba dando su punto de vista — Es a causa de ese maldito evento que los berrod abandonaron su planeta para venir a robar el nuestro. Si se puede evitar que eso continúe pasando, estaré más que agradecido. Así que, espero que lo hayas entendido bien. No hacemos esto por ti. Es por nuestros intereses. Dio el caso de que los de los humanos coinciden con los nuestros.

    — Oye, yo no quería hacer lo que hice — Michael buscó la forma de poder responderle a Asmir — Me vi obligado a hacerlo. Si ustedes hubieran sido sinceros desde el principio, todo este malentendido jamás habría pasado.

    — Teníamos nuestras razones para ocultar información — Plamo no estaba contento con esa forma de hablar — Tú, en cambio, no entiendo en qué pensabas cuando Orz te dijo que se uniría a ti. No entiendo como no pudiste prever que algo como lo que pasó podría ocurrir. No íbamos a lastimarlos. Incluso yo mismo convencí a Likar para que no te matara. ¿Lo recuerdas?

    Tanto Michael como Alicia visualizaron dicho momento dentro de sus mentes. Las cosas que Plamo acababa de decir eran verdad. En aquel momento, el garak conocido como Likar, quien se encontraba bastante molesto tras la intervención de los humanos en el asunto de Alicia, había intentado fundirle el cráneo a Michael con su guantelete. De no ser por la intervención de otro de sus compañeros, Michael estaría muerto. Eso era algo que la pareja de humanos sabía bastante bien.

    — ¿Te arrepientes de haberlo hecho? — preguntó Michael, con total interés en conocer su respuesta.

    — A veces sí, y a veces no — Plamo era totalmente sincero con el humano — De haberte matado, Likar probablemente estaría vivo. Pero eso nos podría haber llevado a una guerra con los humanos. Destruir una nave, entrar a un país y matar a uno de sus soldados… los motivos para que ustedes se unieran en nuestra contra y la de los berrod serían más que suficientes. Sin embargo, Likar era un gran amigo. No estoy feliz con ninguno de los dos resultados. Que reconozca que las cosas resultaron mejor de lo que pudieron ser no quiere decir que me guste.

    — Lo hecho está hecho — Michael sentenció, algo serio, pese a que no se encontraba en una posición ventajosa — Tal y como dije, si hubieran sido sinceros, nada de esto habría pasado. Tendremos que vivir con esto.

    — Pasemos a lo importante — Domir quería saber qué era lo que Michael deseaba — ¿Estás dispuesto a que te demos un somnífero? No hay nada aquí para el dolor. Es la única opción.

    — Aunque me duela, déjalo así — Michael sorprendió a los otros cuatro tripulantes con su respuesta — Orz quiere tomar el control de mi mente y mi cuerpo, pero yo quiero hacer mi mejor esfuerzo para detenerlo. Mi cuerpo me pertenece a mí, y no dejaré que me lo quite. Es una pelea que debo y tengo que ganar.

    — Eres valiente y obstinado, eso lo reconozco — Plamo admiraba ese aspecto de Michael — Viniste solo a nuestro planeta, y todo para rescatar a tu compañera. No cualquiera sería tan valiente, o tan estúpido en tu caso, para hacerlo.

    Viendo que Michael no iba a aceptar los somníferos que podrían dormirlo tanto a él como al berrod en su mente, los tres garak, tras asegurarse que las ataduras que mantenían inmóvil a Michael no se hubieran aflojado tras su pequeño forcejeo, se retiraron de la habitación, dejando solos al soldado de Zenith y a quien fuera en su momento exploradora de Coast Trident.

    Al estar solos, Alicia miró a Michael con una expresión que denotaba gran tristeza en su rostro. No lo había conocido hace mucho tiempo, pero pese a todo eso, el sentimiento de afecto de Michael hacia ella era tan grande que el soldado no dudó en arriesgar su vida para traerla de vuelta a la Tierra. Quería sonreír, puesto que apreciaba el gesto de Michael, pero no podía debido a que se encontraba en un estado muy deplorable debido a tener a alguien más habitando en su mente.

    — Alicia, quiero hablar de algo contigo — Michael fue muy directo con ella.

    — Claro, Michael, de lo que quieras — la chica se acercó a su cama, pero no se quiso sentar ni tampoco apoyarse por miedo a aflojar las ataduras.

    — ¿Cómo estaba Devlin? — Michael preguntó por su hermano — Debe estar devastado.

    — ¿De qué hablas? — Alicia no entendía a qué se dirigía esa pregunta — ¿Cómo supiste que él…

    — Lo vi todo — Michael la interrumpió — Este dolor de cabeza que Orz acaba de provocar me permitió ver todo lo que hice mientras lo dejé tener el control. Pude ver todo lo que hizo… el asalto a Garak, el ataque a la base de Black Meteor, el robo de armas y provisiones, su plan para regresar con los de su especie… y las muertes de Richard y mis padres. Eso último debe haber matado a Devlin por dentro. No solo a él, a ellos también. Recuerdo la expresión en el rostro de mi mamá, cuando le suplicó a Orz que no la matara, creyendo que era yo quien iba a pulsar el gatillo… Orz la acribilló a balazos, pero ella ya había muerto en el momento en el que vio a su hijo apuntarle con un arma — las lágrimas empezaban a recorrer el rostro de Michael al recordar ese momento.

    — No estuve con Devlin en aquel momento, y no tuve la oportunidad de hablar con él antes de irnos de la Tierra — Alicia se sentía mal por él, tanto así que secó las lágrimas de Michael con sus manos — Pero yo también perdí a mis padres. El dolor de su partida me aflige mucho. Imagino que para Devlin es igual de doloroso.

    Michael apreciaba mucho el gesto de Alicia para con él. Realmente, la chica era alguien por quien valía la pena luchar. En el tiempo que había hablado y convivido con ella, notó que era una persona maravillosa. Alguien que fue capaz de cautivar un corazón difícil como el suyo.

    El soldado del Zenith recordó la historia trágica que Alicia le contó. Su madre murió en la Catástrofe, y su padre murió cuando los garak bombardearon su nave. Ambos sabían lo que se sentía perder a sus padres en las circunstancias injustas que estaban viviendo. Pero había una diferencia entre ambos.

    Michael… — el rostro de su madre reflejaba una expresión de miedo y tristeza, siendo esta última la predominante, notándose por las lágrimas que caían de su rostro.

    No soy Michael — Orz, el berrod quien tenía el control en aquel momento, declaró ante la pareja de adultos mayores — Soy Orz.

    Te amamos, Michael… Tu padre y yo te amamos — en sus últimas palabras, su madre hizo el intento de recuperar a su hijo.

    Acabo de decirte que no soy Michael — fueron las palabras que su padre y su madre oyeron de su hijo, aunque no fuera él quien las dijera, antes de morir.

    Michael comenzó a soltar una gran cantidad de lágrimas, cosa que Alicia notó. Estaba claro que el soldado no dejaría de sufrir por lo que había hecho por bastante tiempo.

    — La diferencia, es que tú no asesinaste a tus padres — Michael no dejaba de llorar — Devlin probablemente no me hablará por un largo tiempo.

    — Es tu hermano — Alicia quería buscar la forma de consolarlo — Los vínculos entre hermanos son sagrados. Yo amaba a Liam. Estoy segura de que Devlin te ama de la misma manera. No será inmediato, pero sé que él te perdonará.

    — Espero que Erin pueda hacerlo entrar en razón — los dichos de Michael confundieron a la chica — Si alguien puede hacerlo, es ella.

    Alicia no sabía a qué se refería Michael con esas palabras. El soldado declaró hace muy poco tiempo que pudo ver todos los recuerdos de cuando Orz tomó el control de su cuerpo, y le sorprendió bastante que él dijera eso, siendo que el berrod había asesinado a la novia de su hermano en la pelea. Por un momento, la soldado creyó que Michael pudo equivocarse al decir que recuperó todos sus recuerdos.

    Fuera como fuera, el soldado seguía creyendo que Erin seguía viva, y era deber de su novia decírselo.

    — Michael, no sé cómo te voy a decir esto, así que solamente lo diré — Alicia asustó a Michael con esas palabras — Erin está muerta — la chica vio la expresión horrorizada en el rostro de Michael — Orz fue quien la mató.

    — ¡No! — Michael no quería creer que eso fuera verdad — ¡Eso no pasó! ¡Yo vi la pelea! ¡Sé que Orz la dejó inconsciente, pero no la remató! — tras pensarlo mejor, el soldado se asustó aún más — No… No puede… ¿Ella no sobrevivió al ataque?

    Alicia, viendo que Michael ya estaba sufriendo bastante, no encontró la fuerza para soltar palabras de su boca. Por lo que una expresión de tristeza y un gesto tan sencillo como el de agachar la cabeza cerrando los ojos fue la forma de darle respuesta a la pregunta de Michael. La chica pasó a sentirse mucho peor por la situación, mientras que Michael ya no podía encontrar una forma de sentirse peor.

    — No… — Michael quería que no fuera verdad — No pudo haberlo hecho. Ese maldito asesino no pudo haberlo hecho… Erin era la persona que hizo a Devlin más feliz que nadie. Ese hijo de puta… ¡Maldición! — el grito de Michael fue liberado con una voz rota — ¡¿A cuántos me hizo matar?! — Michael cerró los ojos con gran frustración — ¡Ya no puedo ni contarlos a todos! ¡Me convirtió en un instrumento de la muerte! ¡Me volvió en un monstruo! ¡Mamá, papá, Erin, y el comandante!

    — Lo siento, Michael — Alicia no podía abrazar a Michael para consolarlo, dado a que no podía permitir que sus ataduras se aflojaran — Todo esto es culpa mía. Hiciste todo esto por mí. Si no fuera por mí, tú no tendrías que estar cargando con esto.

    — No, te prohíbo que digas eso — Michael, por primera vez, se mostró molesto con la chica — No tienes la culpa de nada. Ellos te quitaron todo lo que tenías, y te apartaron del lugar al que pertenecías. Yo solo hice tenía que hacer. Pero no elegí la mejor forma de hacerlo.

    — Pero fue por mí, eso me hace responsable — Alicia no podía evitar sentir que compartía parte de la culpa.

    — Fue por ti, pero la decisión fue mía — Michael no quería que Alicia, tras todo lo que vivió en poco tiempo, tuviera que cargar con algo más.

    — ¿Por qué lo hiciste? — Alicia lo quería saber — Viniste a rescatarme tú solo, sin esperar a nadie. ¿Por qué no esperaste a nadie más?

    — Porque ya pasó antes — Michael confesó sus sentimientos — Black Meteor… ellos secuestraron a mi prima para modificar su memoria. La volvieron en mi contra. Me la arrebataron. Y luego de que yo pude recuperarla, la mataron. Ellos querían que no pudiera estar conmigo, y lo consiguieron. Desde aquel día, decidí que ya no permitiría que nadie me volviera a hacer esto. No voy a tolerar que me quiten a mis seres queridos. Cuando los garak te secuestraron, veía que el patrón estaba empezando a repetirse. Solo que esta vez era diferente. No tenía idea de en dónde quedaba la base de Black Meteor, y no pude ir a rescatar a Julie antes de que le modificaran la memoria. Pero sí recordaba a la perfección en qué dirección debía apuntar para ir a rescatarte a ti. Tenía que hacerlo, antes de darles la oportunidad para que jodieran con tu mente.

    Todo aquello sirvió para que Alicia supiera bien los motivos de Michael que lo llevaron a hacer lo que había hecho. Ella sabía lo que se sentía perder a alguien importante, dado a que ella perdió a su hermano, la persona en su nave cuya edad era más cercana a la suya, y quien más la cuidaba y comprendía. Pese a no conocer a Julie en persona, los relatos de Michael le hacían pensar que ella era para él lo que Liam era para Alicia. Eso llevó a la chica a pensar que ella y Michael estaban destinados a encontrarse para sanar el dolor de la pérdida de sus seres queridos.

    La chica se arrodilló en frente a la cama, para poder quedar a la misma altura que Michael. El soldado, quien continuaba en su llanto tras recordar las cosas malas que hizo, y que incluso descubrió que había hecho cosas que sus recuerdos no le mostraban, miró a la chica. El rostro tan bonito que tenía, y los ojos tan amables en su mirada le hacían pensar que las cosas, a partir de ese momento, o, mejor dicho, a partir del momento en el que los garak pudieran separarlo de Orz, iban a estar bien.

    Ambos se quedaron mirándose en silencio, sin tener la oportunidad de abrazarse o besarse, pero que no evitaría que pudieran consolarse simplemente con sus miradas.

    […]

    Parece que estás en dificultades — Michael estaba escuchando a Orz a través de la máquina que mantenía sus pensamientos funcionando pese a estar separada de su cuerpo — Dime, Michael Umcali… ¿te gustaría formar una unión conmigo?

    ¿De qué tipo de unión estás hablando? — preguntó Michael, esperando Orz explicara mejor dichas palabras.

    Tanto tú como yo tenemos un conflicto con los garak — le decía Orz, empezando a explicarse — Por lo que se ve, tú no puedes llegar hasta ellos porque te falta una nave, y yo tampoco puedo porque me encuentro encerrado. Si me liberas y te unes a mí, te aseguro que acabaremos con ellos.

    ¿Cómo que te libere? ¿No habías dicho que tu cuerpo fue destruido? ¿Quieres que lo intente con el cuerpo de los garak que asesiné?

    No, Michael, quiero que me des tu cuerpo — las palabras del berrod hicieron que Michael se estremeciera — Conozco el funcionamiento de esta máquina. Si presionas los comandos adecuados, podrás descubrir artefactos ocultos en esta sala. Usándolos apropiadamente, podré introducir mi mente, o, mejor dicho, los pulsos eléctricos de mis pensamientos, en el interior de tu cerebro a través de tu sistema nervioso. Una vez allí, tendré acceso a las neuronas, y, por consiguiente, al resto de tu mente. Tendré acceso a todos tus pensamientos y recuerdos, y tú también tendrás acceso a los míos.

    El soldado de Zenith se dio cuenta de que era una oferta que no podía rechazar. Cierto era que la nave en la que viajaba se había desplomado por la gravedad del planeta, dado a que tenía varios defectos que corregir; y con la ayuda de aquel ser podría salir del planeta en poco tiempo, cosa que le permitiría alcanzar a los garak antes de que pudieran hacerle algo a Alicia. Sin mencionar que, si lograba acceder a sus recuerdos, sabría mejor cómo atacarlos.

    Michael estuvo a punto de decirle que sí, pero luego se puso a considerar en los riesgos que eso involucraría. Podría morir en la operación, dado a que no tenía forma de asegurarse de que la tecnología garak, la cual tendría que usar para transferir la consciencia de Orz a su mente, funcionara eficientemente con seres humanos. Y ese no era el único riesgo. Si algo llegaba a salir mal, Orz podría adueñarse por completo de su mente, lo cual lo convertiría en una simple marioneta.

    Pese a que le sería de mucha utilidad, Michael supo que no era conveniente, por lo que decidió declinar esa oferta.

    Te lo agradezco, pero hay algo que me dice que no se puede confiar en ti — Michael contestó con una sonrisa, sabiendo que esa decisión era correcta.

    Humano estúpido, ¿Cómo encontrarás la nave sin mi ayuda? — preguntó el berrod, insultando a Michael buscando la forma de hacerlo recapacitar.

    Esta base es grande, pero no demasiado — el soldado estaba confiado — La encontraré yo mismo. No te necesito. Mi mente y mi cuerpo están en armonía. No arruinaré eso dejándote entrar.

    ¡Estás cometiendo un grave error! — gritaba Orz, sabiendo que esa oportunidad de escapar no se volvería a presentar.

    O tal vez esté evitando uno más grave — el soldado dejó de hablar tras esas palabras.

    Tal y como lo había dicho, Michael buscó la nave para poder salir del planeta de los garak por sus propios medios, sin tener que depender de la ayuda de alguien más, y mucho menos de llegar al extremo de compartir su mente. La tarea duró unas seis largas horas, pero tras mucho buscar, el soldado pudo lograrlo. La nave garak se encontraba frente a él, lo que le permitiría huir de ese planeta y llegar a su destino. La unión que Orz propuso le podría haber ahorrado unas seis horas, pero el soldado creyó que no era una franja temporal muy grande.

    ¿Qué opinas ahora, Orz? — Michael le habló con mucho orgullo — Lo he conseguido sin tu ayuda. Me iré de este condenado planeta a buscar a Alicia yo solo. Tú, por otro lado, te quedarás atrapado para siempre en este lugar.

    Te felicito por tu hallazgo y tu gran juicio, Michael — el soldado notó un extraño sarcasmo proveniente del berrod — Es una lástima que hayas tomado la decisión correcta en un sueño, y no en la vida real.

    ¿De qué mierda, hablas? — Michael se vio muy confundido ante esas palabras.

    Abre los ojos y date cuenta — Orz lo decía como una orden.

    […]

    Abruptamente, Michael Umcali abrió sus ojos, dándose cuenta de que estaba recostado sobre la cama, y que todo lo que había vivido recientemente solo formaba parte de una experiencia onírica. La frustración por darse cuenta de que el error que había cometido no podría deshacerse así de fácil lo estaba invadiendo, y eso no fue lo único.

    Pronto, el soldado sintió un dolor de cabeza mucho mayor al que había sentido en el día anterior, tratándose de Orz, nuevamente intentando apoderarse de su mente. El soldado, creyendo que estaba empezando a dominarlo, puesto a que, en el pasado, Orz logró tomar su cuerpo cuando el humano dormía, se vio decidido a luchar en su contra para evitar que el berrod ganara.

    El sonido de sus quejas despertó a Alicia, quien estaba durmiendo sentada en una silla, dado a que no quería dejar a Michael solo. La soldado, al verlo, notó que este estaba luchando internamente por el control mental en contra de Orz. El soldado forcejeó durante unos dos minutos, para luego estabilizarse por completo. Alicia, curiosa por el resultado, decidió preguntarle a Michael cómo se encontraba.

    — Michael, ¿qué tan fuerte ha sido el dolor esta vez? — preguntó la chica.

    — No tanto como ayer, pero no lo tolero — al decir eso, se formó una expresión de miedo en él — Alicia, tienes que escucharme. Tenemos que regresar a la Tierra.

    — ¿Por qué? — la chica preguntó, bastante confundida por esas palabras.

    — Antes, solo era capaz de ver las cosas que Orz hizo mientras usaba mi cuerpo — la chica prestó atención total a sus palabras — Pero acabo de tener acceso a sus recuerdos. He visto todo lo que los garak le hicieron, y no fue nada agradable — el soldado hizo una pausa — No quiero que Orz se apodere de mi cuerpo, pero las cosas que los garak me van a hacer son cosas que no creo que mi cuerpo pueda soportar.

    — ¿Tan grave es? — Alicia escuchó atentamente lo que decía.

    — No creo que pueda sobrevivir — la expresión que tenía al decirlo era muy seria — No quiero morir así. Tenemos que hacer algo al respecto. No creo que ellos estén conscientes del daño que me van a causar sus métodos. Hay que regresar a la Tierra y probar otra cosa.

    — ¿Qué quieres intentar? — Alicia preguntó — ¿Y cómo volveríamos a la Tierra?

    — Hay máquinas que permiten modificar recuerdos, eso ya lo sabes, usaron una máquina así con Ace y con Julie — explicaba el soldado — Podríamos intentar usarla sobre Orz cuando este tome el control de mi cuerpo. Modificar su memoria para que él no recuerde como tomar el control de mi cuerpo. Incluso para que no recuerde nada de lo que pasó. Sé que eso no lo separará de mí, pero hay que intentarlo.

    — Eso solo respondió una de mis preguntas, pero ¿cómo regresaremos a la Tierra?

    — Libérame, y lucharemos juntos contra los garak. Los mataremos, y luego, me volverás a atar por precaución. Una vez muertos, fija el curso de vuelta a la Tierra. Al llegar, déjame y busca a todos los soldados que puedas para intentar el experimento.

    — ¿Y si no resulta? Si algo sale mal, los garak ya no van a ayudarte luego de que matáramos a su líder. No solo es él, los tres garak más importantes para su especie viajan actualmente aquí.

    — Me quedaré encerrado hasta que logren inventar algo que pueda ayudarme — su tono de voz era bastante apagado — Prefiero eso a tener que sufrir lo que los garak podrían hacerme.

    — Es una buena idea — se expresaba Alicia ante las palabras escuchadas — Eres muy inteligente. Pero a mí no me vas a engañar, Orz. Sé que eres tú quien habla, y no Michael.

    La cara que puso el soldado tras escuchar esas palabras fueron las que terminaron por delatar el plan del berrod. Este, al ver que su idea no dio ninguna especie de resultado, frunció el ceño al mismo tiempo que maldecía por dentro que no hubiera logrado su propósito. Alicia logró descubrirlo, y no se dejó engañar por su mente tan perversa.

    — Eres una maldita puta — Orz, hablando a través de Michael, descargó su frustración con Alicia — Sé lo que significa esa palabra, puta. Los recuerdos de Michael me han enseñado muchas cosas.

    — Y tú eres un ser repugnante — Alicia estaba muy enojada con él — Escoria enfermiza. Malparido de mierda. Volviste a tomar la mente de Michael.

    — Tomo lo que me pertenece — Orz desafió a Alicia con su mirada — Fue tu noviecito el que me dio este cuerpo y esta mente… Todo te lo debo a ti. Me siento mal al tener que insultarte, porque no sería posible gracias a ti. Pero la realidad es innegable.

    — Llamaré a los garak para que te duerman — Alicia estaba decidida a no escucharlo más — Disfruta de tus últimos momentos de libertad. Porque cuando lleguemos a Garak, te separarán de la mente de Michael, y ya no volverás a gozar de un cuerpo que controlar. Ya no volverás a causar daño a nadie.

    — Estás muy confiada, pero te llevarás una gran desilusión — Orz veía como Alicia se levantó de la silla para salir de la habitación.

    El berrod, atrapado en el cuerpo del soldado del Zenith, vio con desprecio como la humana abandonaba la habitación. Supo que en menos de cinco minutos los garak iban a aparecer frente a él para sedarlo, y asegurarse de callar sus pensamientos por el resto del viaje hacia el planeta. Tal y como Alicia lo decía, serían sus últimos momentos de libertad.

    — Yo seré libre, Alicia — pensaba Orz, en los momentos finales en los que estaría despierto — Y cuando lo haga, voy a vengarme de los que me hicieron esto… Y lo próximo que voy a hacer es arrebatarte a Michael. Disfrútalo mientras puedas.

    […]

    — Es imposible — sentenció uno de los garak, ante la vista de Asmir, Domir, Plamo y Alicia.

    El líder de la especie, al igual que sus dos hombres de confianza y la soldado humana, sentían una gran desilusión al oír el veredicto proveniente de uno de los científicos de una base que sostenían en el planeta.

    Michael, quien estaba tumbado sobre una camilla, cubierta por completo por una cápsula de vidrio color azul con una ligera transparencia, podía ver a los líderes de la especie hablando con un científico. Su novia estaba allí con ellos, cosa que lo tranquilizaba un poco, pero no era suficiente. Luego de despertar tras un largo sueño, los científicos del planeta le dijeron que iban a estudiar su cuerpo y su mente para ver cuál método sería el indicado para poder extraer la mente del berrod y separarla de la suya. Lo cual le permitiría tener autonomía completa y libre albedrío, tal y como era antes de hacer, o, mejor dicho, acceder a aquella unión con Orz.

    Grande fue su sorpresa cuando la cápsula que lo cubría se abrió por completo, dejándolo al descubierto, ya que creyó que iban a iniciar la operación en ese mismo lugar. Había unas ataduras que evitaban que se movieran libremente, pero al momento en que la cápsula fue retirada, Alicia se acercó a él para acariciar su rostro. El soldado notó que la expresión de la chica era de tristeza absoluta, cosa que lo alteró bastante.

    — Michael, lo siento mucho — la chica estaba al borde de las lágrimas.

    — ¿Qué sucedió? — preguntó el soldado, bastante asustado y entristecido por ver a su novia en ese estado.

    — No podemos separarte de Orz — Asmir dijo con un tono bastante severo — Tu mente y la suya están unidas permanentemente. Separarlas es imposible. Si retiramos la mente de Orz de tu cuerpo, tu mente se irá también.

    — ¡No! — Michael sentía deseos de desquitarse en contra de algo — ¡Eso no puede ser verdad! ¡Dijiste que podían separar nuestras mentes!

    — ¡Eso creíamos! — Plamo vio los gritos de Michael como si fuera un reproche — Pero no será posible. Sí podemos separar su mente de tu cuerpo. Pero no podemos separar su mente de tu mente.

    — ¿Y qué es lo que voy a hacer ahora? — Michael sentía un gran miedo dentro suyo — Si lo que dicen es verdad, voy a tener a Orz en mí por el resto de mi vida. Puede quitarme el control de mi cuerpo cuando me duerma, incluso me lo quitó una vez mientras yo estaba despierto. ¿Qué demonios ocurrirá con mi vida a partir de ahora?

    — Tranquilo, tenemos un plan de respaldo listo para usarse — Domir expresó sin emoción alguna.

    — ¿De qué se trata? — Alicia, al igual que Michael, desconocía por completo la idea.

    — No te va a gustar, sobre todo porque es algo que tenemos que hacer de inmediato, mientras seas tú quien tiene el control del cuerpo — Asmir no sabía cómo se lo iban a tomar.

    — ¿Por qué? — Michael preguntó, bastante asustado al ver que los garak, que ni siquiera iban a pasar por el proceso, se veían intranquilos — ¿Qué es lo que puede pasar?

    — Vamos a abrirte la piel — Domir fue quien dijo la verdad a Michael — Te quitaremos pedazos de carne de alguna zona de tu cuerpo, preferiblemente, uno de tus brazos. Y luego clavaremos una placa metálica a tus huesos. Dicha placa enviará pulsos eléctricos a tu cerebro. Eso mantendrá a Orz encerrado permanentemente en el interior de tu mente, siempre y cuando esa placa no se rompa.

    La sola idea era tan repulsiva y brutal que aterró a Michael y Alicia, además de revolverle el estómago al soldado, dado a la idea mental que se había hecho al imaginar cómo su piel y su carne sería removida para que clavaran un trozo de metal a sus huesos. Eso no sonaba nada bien, y él sabía que en la práctica sería muchísimo peor, pero parecía ser la única alternativa.

    — Dime, ¿es verdad que es el último recurso? — Michael creía que lo estaban engañando — ¿O acaso me odian tanto que prefieren hacerme esto como forma de hacerme pagar? No pueden matarme, pero podrán hacerme sufrir.

    — Orz es un peligro que atenta contra toda mi gente — Asmir no se tomó bien esas palabras de Michael — ¿Crees que no preferiría poder extraerlo de tu mente para eliminarlo y deshacerme de él? Él mató a más garak de los que te hizo matar el día que atacaste el planeta Tgarak. Me importa más detenerlo a él que verte sufrir.

    — Quieren una alianza con el Zenith para poder usar a Alicia en la guerra contra los berrod — Michael comprendió todo lo que había detrás — Si no fuera por eso, ustedes separarían las mentes de Orz y la mía, y luego nos matarían a ambos.

    — No afirmaré ni negaré eso que acabas de decir — Asmir, sabiendo que los humanos serían difíciles de engañar, decidió no estropear el acuerdo que tenían — Tú, Alicia, el líder de tu país, y cada uno de los humanos del planeta Tierra son libres de creer en lo que deseen creer.

    — Quiero preguntar algo — Alicia supo que no quedaba otra opción — ¿Por qué el proceso tiene que ser inmediato? Además, van a sedar a Michael, ¿verdad?

    — No, podremos usar algo de anestesia, pero él va a tener que estar totalmente despierto en el momento de que hagamos esto — Plamo sentía que Asmir y Domir estaban hablando mucho, y que los humanos, tras varios episodios pasados, lo veían a él como el más racional de los suyos, por lo que decidió ser quien explicara la última parte — Tal y como Domir dijo, esta placa de metal enviará pulsos eléctricos al cerebro de Michael, dejando a Orz encerrado ahí.

    — Eso no explica por qué tengo que estar consciente — Michael no lo comprendía — Me harán sufrir de forma innecesaria.

    — Hemos dicho que servirá para mantener a Orz encerrado en tu mente — Plamo quería buscar una forma de exponerlo sin sonar muy severo — Pero también puede funcionar al revés. Si Orz toma el control de tu mente en el momento de que hagamos esto, serás tú quien quede encerrado, y él quien tome el control. Por eso no podremos arriesgarnos a sedarte por completo.

    — ¡Pero Orz ya ha sido capaz de tomar el control de mi cuerpo mientras yo estaba despierto! — Michael se desesperó tras oír esa respuesta — ¡¿Qué sucederá si toma el control durante la operación?!

    — Lo que acabo de decir — Plamo veía como el rostro de Michael se volvía pálido — Será él quien tenga el control, y tú quien quede encerrado. Así que, en lo que dura la operación, vas a tener que hacer tu mayor esfuerzo posible para que él no gane.
     
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    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Saludos, amigo. Tenía ganas de ver éste capítulo especial de Michael y finalmente ha llegado. Me ha encantado. Ya sabes que soy fan tanto de Michael cómo de Orz, el cuál me parece un villano increíble y una baza aún interesante para la historia principal. Me alegra que en su momento no te deshicieras de él a la primera de cambio. Ha sido muy interesante ver cómo Michael peleaba contra Orz durante el trayecto al planeta de los garak, ver a Alicia apoyándole y a los garaks mostrar sus sinceras intenciones, tan comprensibles cómo egoístas. Aunque lo mejor de éste capítulo especial es, para mí, Orz. Primero, lo del sueño, en el que Michael se niega a aceptar el trato de éste y luego resulta ser una simulación en su cabeza. Muy astuto por parte del enemigo, sinceramente, es destruir psicológicamente a tu rival. Aunque me quedo con lo mejor, lo segundo; cuando Michael intenta convencer a Alicia de regresar a la Tierra y ella reconoce que es Orz. Jugada maestra del berrod pero bien visto por Alicia. Me ha encantado eso. Orz demuestra ser además de despiadado, inteligente. Ya lo demostró antes, pero volver a ver que sabe jugar sus cartas nunca viene mal. Estoy deseando ver que tienes reservado en el futuro para la pareja y especialmente para el berrod. Me imagino ver a Orz tomando el control de Michael y viendo que tiene una familia con Alicia, hijos... es aterrador pensar de lo que podría ser capaz. Hay mucho juego con estos personajes y espero que lo aproveches. Hasta la próxima.
     
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  20.  
    Zurel

    Zurel —Vuestras historias han terminado.

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    Hola.

    Este especial ha sido muy interesante. Me ha gustado que tuviera lugar, mientras Michael y Alicia viajaban en la nave garak, y en el planeta de estos. Ahora entiendo, porque Michael no tuvo mayor impresión cuando Devlin le reclamó la muerte de sus padres y su novia. Lo cierto es que haberse enterado de la muerte de su familia por medio de los recuerdos de Orz, tuvo mayor impacto para Michael, que enterarse por otra persona.

    Algo que si me sorprendió fue el sueño de Michael, es interesante ver como Orz juega con la mente de su anfitrión tan descaradamente. Aunque ahora con esa placa de metal, y mientras Michael la tenga puesta, no volverá a hacer de las suyas.

    Al final los garak no fueron capaces de separar las mentes de Michael y Orz. Asumo que su tecnología no es tan anvazada para realizar un proceso tan complejo. Quizás en el futuro aparezca una raza que pueda ayudar a Michael con su problema.

    Por el momento, eso es todo. Nos vemos la próxima oportunidad. Saludos.
     
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