Ciencia ficción La Gran Catástrofe III Invasor Agresivo

Tema en 'Novelas Terminadas' iniciado por Agus estresado, 1 Agosto 2018.

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    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

    Piscis
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    Y ahora, un anuncio importante para los lectores, principalmente a Resistance y Poikachum . Yo sé que ustedes quieren ver muertes, pero no de personajes extras como las que han ocurrido en este capítulo, sino que quieren que mueran los personajes principales. Pues bien, su deseo se les concederá.

    Antes de empezar, yo dije que esta parte tendría el doble de muertes que las partes I y II juntas (que suman 6 muertes en total). El doble de 6 es 12 (matemáticas hijo) pero en esta parte solo ha habido dos muertes hasta el momento. Eso quiere decir que la segunda mitad contará con la muerte de 10 personajes principales, y una de esas muertes está confirmada para el próximo capítulo.

    Así que ya saben que en el próximo capítulo tendrán una muerte de un personaje principal.
     
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    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Buen capítulo para cerrar un parón. Ha sido bastante entretenido y pese a no ser de los más épicos ha tenido una buena trama. Sin más que decir comentaré lo que más me ha intrigado. Hacía mucho tiempo que no veía un capítulo solo de Black Meteor, y he de decir que ha estado interesante. Me ha gustado ver lo que pensaba cada personaje (o al menos casi todos) y se les veía con ganas de iniciar el combate. Sin embargo, creo que no les ha salido como querían.

    Lo que más me ha gustado es ver desde el punto de vista de un soldado desconocido del Zenith como BM atacaba la base fronteriza. Ha sido interesante y me ha dado lástima que muriese, pues yo he llegado a pensar que era la introducción badass de un personaje nuevo. Sin embargo, su pequeño momento ha sido estelar y gracias a él sus dos compañeros podrán regresar con ayuda. No puedo esperar a ver eso.

    Para finalizar, los soldados de Zenith han sabido joder hasta el final y han destruido todas las armas. Han sido inteligentes y siento que BM les ha subestimado un poco. Al margen del capítulo quiero añadir que cada vez veo a Paul y Casey como futura pareja, parece que es algo que va lento pero cocinándose por así decirlo xD no me sorprendería (salvo que uno de los dos muera pronto) verlos juntos en el futuro.

    No tengo nada más que decir, me da pena que haya un parón pero lo entiendo y estaré esperando el regreso de LGC. Un saludo, amigo.
     
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    Poikachum

    Poikachum Gurú Comentarista empedernido Usuario VIP

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    Así que tras este capítulo toca esperar eh...¿acaso es una venganza contra mi por lo de Aendir?. La verdad es que opino como Resistance, pensaba que ese personaje iba a estar muy chetado e iba a matar a alguno de los protagonistas pero no ha servido para mucho. Por fin ha habido muertes y la batalla ademas de ver como el personaje se sacrifica por los demás...ha estado genial, la idea de destruir las armas haciendo mella en los enemigos que ahora se ven sin munición ha estado muy bien pensado.

    Pronto Michael tendrá que revelar que dentro tiene a un amigo que le ha ayudado, quiero ver como continua la guerra y quienes serás los siguientes seleccionados para morir, deberías usar una ruleta o algo para determinarlo xD. Esto solo ha sido el comienzo pero ha estado muy bien presentado, tengo mucho hype de ver la guerra entera.

    También creo que el descanso vendrá bien para que te de tiempo a repasar cosas y planificarlo tranquilamente, aunque tengas todo escrito siempre que lo lees piensas: pues esto mejor de esta manera, o hago esta batalla entre medias...esas cosas.

    Esperare a que me llegue la alerta, hasta entonces...me dedicare a mi fic xD
     
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  4. Threadmarks: Iré por ellos
     
    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

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    Título:
    La Gran Catástrofe III Invasor Agresivo
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    31
     
    Palabras:
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    Saludos a todos, tras una pausa de tres meses, finalmente es hora de reanudar la publicación de la historia. Si se preguntan por qué estoy publicando hoy y no el 1 de marzo como planifiqué originalmente. La verdad es que la otra semana, que es cuando debería publicar, tengo exámenes y voy a tener el cerebro fundido como para pasarme por el foro a publicar. Por eso decidí hacerlo ahora.

    Esta semana habrá un capítulo, la semana siguiente (1-2 de marzo) no habrá por razones lógicas. Y luego, en la otra semana (8-9 de marzo) empieza la rutina de siempre: un solo capítulo por semana. Ojalá les guste el final de la parte III.

    Aviso a Resistance y Poikachum que en esta parte tendrán muchas muertes, de hecho, habrá un par en este capítulo. Y a diferencia de los otros, ya no se trata de personajes extras, sino que acá se empiezan a morir algunos de los protas XD. Gracias por seguir la historia hasta acá y ojalá disfruten de esto. Sin más que decir, les dejo el capítulo.


    Iré por ellos:

    En una de las bases militares del Zenith, a una distancia no muy larga de la base atacada por Black Meteor hace algunos minutos, se encontraba el comandante Richard junto a todos sus soldados. En la base no había nadie más que ellos, y sobre una mesa situada en el centro de una sala grande, había bebidas alcohólicas junto con bocadillos de carne y pescad. Todos estaban sentados en una mesa comiendo, claro signo de que estaban festejando algo. Cada uno de ellos llenó su vaso con un poco de bebida y luego hicieron un brindis en general.

    — Por Alicia Noble — Richard estaba feliz en la cena — Quien oficialmente es parte de nuestro país y de nuestro equipo.

    La chica tenía algo de vergüenza por ese brindis que estaban dando. Incluso consideró algo muy exagerado por parte del comandante Richard que pagara la comida y las bebidas solo para festejar que su examen había sido aprobado con una calificación perfecta.

    — Felicitaciones — Erin estaba feliz por su nueva amiga.

    — Muchas gracias — Alicia respondió chocando su vaso con el de su amiga.

    — Lo merecías después de haber estudiado tanto — Thomas también se alegró de eso.

    — Estoy emocionado por reanudar la exploración del espacio — Ace no dejaba de pensar en su misión, incluso durante el festejo — Es probable que, en estos días, Abel decida finalmente unificar Black Meteor junto con Zenith.

    — De esa forma, los equipos serán más numerosos, y ya no correremos tanto peligro como ahora — Devlin sabía que todo mejoraría una vez que ambos países se unieran — No hay manera de que no podamos obtener las respuestas a la Catástrofe si luchamos juntos.

    — Por ahora, centrémonos en celebrar solo por esto — comentó el comandante — Y en comer esta comida. Todo está pago, así que solo preocúpense por no dejar nada sobre la mesa.

    Dicho y hecho, todos ellos empezaron a comer y a beber todo lo que el comandante había comprado para el festejo. La comida les gustaba mucho a todos ellos, y la bebida tampoco estuvo tan mal. Tras un buen rato de solo comer y beber, ya no quedaba nada sobre la mesa, excepto los platos que deberían limpiar. Dado a que el comandante compró la comida y la bebida, los soldados decidieron encargarse de los platos.

    Tras haber terminado de limpiar, cada uno se fue al lugar que más cómodo encontraron. Gwyn y Thomas se fueron a dormir, dado a que estaban cansados. Mientras que el resto del equipo salió a tomar aire al exterior de la base militar.

    Thomas estaba solo en su habitación. Había quitado las sábanas de la cama y estaba a punto de acostarse, cuando Gwyn entró por la puerta sin haber llamado antes.

    — Hola — saludó el soldado a su novia — ¿Puedo hacer algo por ti?

    — ¿Te gustaría que durmiéramos juntos? — le preguntó la chica, con una sonrisa en su rostro.

    — Acabo de comer, así que, si estás buscando algo más, la respuesta es no — Thomas dejó escapar una pequeña risa tras esas palabras — En cambio, si lo que quieres es solo dormir, no tengo problema en aceptar.

    — Solamente quería dormir contigo, nada más — respondió Gwyn, acercándose a él y rodeándole el cuello con sus brazos.

    — Entonces está bien — respondió el soldado, recostándose junto con la chica en su cama — Duerme bien, amor mío.

    Dado al cansancio del festejo, los dos no tardaron ni cuatro minutos en quedarse profundamente dormidos. La tranquilidad que mostraban sus rostros era una clara muestra de que ambos eran felices juntos.

    Mientras sus dos compañeros estaban dentro, Michael, Devlin, Alicia, Erin, Ace y Agustina estaban fuera mirando el cielo nocturno repleto de estrellas. No había muchas palabras, solamente se dedicaban a admirar la belleza natural del país. Devlin notó que Michael agachó la vista, y creyó que algo andaba mal.

    — ¿Qué pasa, Michael? — preguntó su mellizo, provocando que todos pusieran su atención en él.

    — Nada, es solo que… desearía que el resto de nuestros compañeros pudiera estar en este festejo — Michael sentía algo de tristeza por los que murieron en la misión — Estoy seguro de que todos ellos lo habrían disfrutado.

    — Creo que te aferras mucho al pasado, Michael — le decía Agustina, tratando de no sonar muy dura con su compañero — Yo también estoy triste por todos nuestros amigos que ya no están, pero ahora mismo, creo que lo mejor es alegrarse por los que están con nosotros.

    — Tienes razón, pero no puedo evitarlo, es todo — Michael no se sentía mejor tras esas palabras.

    — Michael, ¿quieres que vayamos a dormir? — preguntó Alicia tomándolo del brazo de forma tierna — Creo que un descanso te haría bien.

    — Sí, será mejor irnos a acostar — respondió Michael — Por cierto, mañana te compraré algo. Después de todo, ya eres parte de nuestro equipo. Tengo que demostrarlo de alguna forma.

    — No es necesario — respondió Alicia, intentando que Michael simplemente accediera a ir a dormir — Me gustaría más que me enseñaras tu casa y a tu familia.

    Ambos entraron a la base mientras seguían charlando. Una vez que pasó un tiempo desde su entrada, Devlin se reunió junto con Ace, Erin y Agustina para hablar sobre su hermano. El mellizo quería saber si alguno de ellos había observado alguna conducta extraña en él en la semana que duró el viaje de regreso a la Tierra.

    — ¿Alguno de ustedes tiene algo que decir? — preguntó Devlin, esperando que la respuesta fuera no, ya que eso lo dejaría tranquilo.

    — La verdad, Devlin, no he notado una conducta rara en Michael en estos días — respondió Ace, siendo sincero ante su compañero y soldado.

    — Yo tampoco noto nada raro en él — Agustina respaldaba a su novio.

    — Pero tú lo conoces por más tiempo que nosotros — Erin quería estar segura de que todo estuviera bien — ¿Tú observaste algo raro?

    — No, lo que me parece muy extraño — Devlin simplemente se sentía extrañado ante la situación — Michael deja de actuar normal para luego comportarse extraño, y ahora deja de comportarse así y vuelve a ser el Michael de siempre… sé que algo le pasó. Mi hermano no cambia tan repentinamente. No es normal en él. Además, fueron dos veces.

    — Pero tú mismo has dicho que ya se comporta igual que siempre — Erin lo quería tranquilizar — Si es cierto, tal vez solo haya sido una fase. Seguro ya volvió a la normalidad.

    — Erin dice la verdad — Agustina quería que Devlin dejara de preocuparse — Lo que sea que le haya pasado a Michael ya terminó. Y no fue nada grave que requiera tu preocupación.

    — Solo quería asegurarme, es todo — Devlin estaba aliviado de las respuestas que obtuvo — O tal vez a Michael no le pasó nada, y todo esto está en mi imaginación. Pero bueno, no arruinemos una noche maravillosa.

    Los cuatro soldados estaban a punto de irse a dormir, cuando el grito de ayuda de dos personas los detuvo. No podían distinguir muy bien que era lo que les estaban diciendo, pero obviamente se trataba de un grito por ayuda. Los cuatro se dieron la vuelta y miraron en la dirección de la que venían esos gritos, los cuales también atrajeron al comandante Richard, quien se encontraba tomando aire en un lugar distinto.

    — ¿Qué es eso? — Richard veía unas siluetas acercándose, pero no las distinguió.

    — Parece ser algo serio para que vengan corriendo en medio de la noche — Ace suponía que algo malo estaba pasando.

    En unos minutos más, dos soldados, los cuales habían escapado del ataque de Black Meteor lograron alcanzar la base militar más cercana del Zenith. Ellos detuvieron su carrera, empezando a respirar de forma agitada para después poder recuperar el oxígeno perdido tras una corrida tan larga. Ni al comandante ni a los soldados les agradó mucho lo que estaban viendo, porque sabían que algo grave había ocurrido. Michael y Alicia, quienes no se habían ido a dormir también decidieron salir para ver qué era lo ocurrido. Una vez que recuperaron el aire, los dos soldados decidieron hablar.

    — ¿Qué está pasando? — Richard preguntó, aunque no quería conocer la respuesta.

    — Nuestra base militar fue atacada — uno de los soldados estaba preso del pánico al responder, pero estaba tan cansado que no podía alzar la voz.

    — ¡¿Por quién?! — Alicia no quería imaginarse una cosa así.

    — Black Meteor — respondió el otro de ellos — Llegaron de repente, tiraron la puerta abajo y empezaron a masacrar a varios de nuestros compañeros. Nosotros decidimos escapar para dar un aviso. Es probable que a estas alturas todos estén muertos.

    — ¡¿Cómo que Black Meteor está atacando al Zenith?! — Richard no podía creer lo que escuchaba, pero su enojo no era con los soldados, sino con los enemigos — ¡Se suponía que estábamos a punto de firmar por la paz, ¿cómo se les ocurre atacar ahora?!

    — Nosotros tampoco sabemos nada — respondió uno de los soldados — Es por eso que teníamos que avisarles. No podemos permitir que ataquen otra base militar.

    — Dudo que lo hagan — Ace tranquilizó un poco la situación — Si ellos atacan al Zenith, deberían haber traído vehículos. Es un viaje largo desde allí hasta aquí. Si fueran a atacar otra base, ya nos habrían atacado a nosotros. Su forma de actuar los delata.

    — ¿Tienes alguna idea de por qué habrán hecho esto? — Devlin quería saber si Ace tenía la respuesta.

    — Desafortunadamente no, pero eso no importa — Ace sabía que las cosas estaban mal — Hay que dar aviso a Magnus para que él decida qué hacer. Lo que sí está claro es que ellos no se van a retirar de esa base esta noche, lo cual nos da tiempo para pensar en algo.

    — ¡Maldita sea! — Richard estaba muy furioso por lo que había ocurrido en una noche que debía ser de celebración — Ustedes dos son de la base que se encuentra al suroeste, ¿verdad?

    — Exactamente — respondió el primero que habló de los dos soldados.

    — Necesitamos informar a Magnus sobre esto lo antes posible — el comandante Richard sabía que debían darse prisa — Ustedes dos vendrán conmigo. Mientras tanto, el resto de ustedes se quedará en la base, dado a que no hay lugar en el vehículo para todos nosotros. Quédense juntos y protéjanse mutuamente.

    — Entendido — respondió Michael, teniendo una idea en mente — Tomaremos turnos de guardia para proteger el lugar.

    — Buena idea, Michael — Richard estaba muy satisfecho con su soldado — Demuestras que eres un soldado valioso cuando no actúas impulsivamente. Buena suerte.

    El comandante Richard subió al vehículo militar junto con los dos soldados que habían hecho esa corrida desde la base del suroeste. Aunque Ace había dicho que no era probable recibir un ataque de Black Meteor durante la noche, lo cierto era que no podían bajar la guardia. Lo primero que hicieron fue decidir quién tomaría el primer turno de guardia. Dado a que Michael tuvo la idea, él se decidió a ser el primero. Todos aceptaron, dado a que el orden de los turnos no era importante. El soldado se quedó en el exterior de la base, mientras que el resto de sus compañeros se iría a dormir. En cuanto viera algo sospechoso, Michael se encargaría de dar el aviso correspondiente.

    Nada más quedó solo, el berrod que habitaba en su mente decidió entablar una conversación con él.

    — ¿Black Meteor son los tipos de los que me hablaste? — preguntó comunicándose con Michael a través de su mente.

    — Exactamente, y como podrás ver, son unos pedazos de basura — Michael sentía desprecio hacia ellos — Se suponía que iban a unirse a nosotros, y ahora han decidido atacarnos sin motivo. Son escoria. Deberían ser asesinados.

    — De eso quería hablar — respondió Orz, quien deseaba que Michael tocara ese tema — ¿No te gustaría que fuéramos a matarlos?

    — ¿Lo dices en serio? — Michael no podía creer lo que decía el berrod — Han atacado una base. Deben ser mínimo unos treinta.

    — ¿Crees que eso es problema para mí? — Orz lo preguntó de forma retórica — Tengo experiencia en estas cosas. He luchado en batallas desde antes que tú y tus compañeros nacieran, y me atrevería a decir que incluso antes de que naciera tu comandante.

    — Pero son demasiados, no creo que podamos con ellos — Michael quería ver la situación bajo una mirada realista — Además deben tener armas, y nosotros no tenemos nada. Solo mi armadura, la cual no creo que resista, ni siquiera con el casco.

    — Acabas de comer y beber hace menos de una hora — Orz lo quería alentar a tener el combate — Así que tendrás energía de sobra para disparar. ¿Y qué me dices de los guantes que le quitamos a Likar? Con eso podríamos luchar contra varios de ellos con facilidad. Una vez que se agote su energía, empezamos a usar con la de tu cuerpo. Para cuando ambos se agoten, ya habremos obtenido un arma. ¿No lo crees?

    Michael pensaba atentamente en todo lo que su compañero de cuerpo le decía. Y no se equivocaba. Los guantes de calor extremo que le habían quitado a Likar estaban en la habitación de Richard, quien ya no estaba con ellos ahora, por lo que le sería fácil obtenerlos. Solo era cuestión de utilizar el casco para cubrirse de los disparos, y luego no habría dificultad en el combate. Después de todo, para Michael los soldados de Black Meteor no eran tan fuertes como los garak. Sin embargo, había algo que lo inquietaba.

    — ¿Por qué quieres hacer esto? — preguntaba Michael, sin confiar del todo en las intenciones de Orz — Además, ¿crees que podrás manejarlo?

    — Michael, tú me contaste que los humanos no han desarrollado tecnología como la de los garak — contestó Orz, sin que Michael entendiera a que venía esa respuesta — Eso quiere decir que, si algo grave le pasa a tu cuerpo, yo también moriré. No te pediría que hiciéramos esto si no fuera capaz de hacerlo.

    — No me has respondido el por qué — Michael notó que Orz evadió esa pregunta.

    — Porque tus amigos están empezando a caerme bien — Orz sonaba sincero para Michael — Y me imagino que tu no quieres que Black Meteor les haga daño. Así que lo mejor será que vayamos y los detengamos juntos. Tu amigo Ace dijo que no atacarán otra base durante la noche, y si esos dos soldados que escaparon pudieron llegar hasta aquí, quiere decir que no están esperando un ataque nocturno. Al igual que con los garak, los tomamos por sorpresa. ¿Qué te parece?

    — Es una idea fenomenal — Michael estaba decidido a hacerlo — Y creo que tus intensiones son sinceras. Dejaré que te encargues de esto, igual que la otra vez. Si alguien con tu mente para el combate utiliza mi cuerpo, no habrá forma de perder.

    — Exactamente — Orz estaba feliz de haber logrado convencer a Michael — Y hablando de eso, quiero que me des el control ahora mismo. Después de todo, ya sabemos que la base queda en el suroeste. Será lo mejor si me voy preparando. Llevo una semana sin tener el control y será mejor asegurarme de que todo está bien antes de que inicie el ataque.

    — Como tú quieras — Michael supo que había lógica en lo que decía el berrod.

    Michael entró en la base, y tras asegurarse de que todos estaban dormidos, decidió ponerse su armadura, su casco, el cual le habían entregado el día de hoy, y luego se dirigió a la habitación de Richard, en donde este guardaba los guantes que le habían robado a Likar tras haberlo matado. Lo frotó para encenderlo y verificar que funcionaran, y estos no mostraron ningún desperfecto. Aún era un misterio para ellos como funcionaba exactamente, pero no era necesario averiguarlo ahí mismo.

    Cuando todo ya estaba listo, Michael decidió llevar a cabo el mismo “ritual” que hizo en Tgarak. El soldado cerró los ojos y se relajó, concediéndole a Orz el control total de su cuerpo, quien no dudó un segundo en tomarlo. El berrod ahora estaba al mando del cuerpo de Michael. Para asegurarse de que todo estuviera bien, decidió mover las extremidades, y asegurarse de que sus reflejos estuvieran despiertos. Por más de contar con una armadura y un casco, requeriría de los reflejos si no quería morir acribillado. Tras un par de movimientos, se dio cuenta de que todo marchaba bien, lo cual dibujó una sonrisa en el rostro del berrod.

    — Muchas gracias por darme tu cuerpo, Michael — contestó Orz, empezando a marchar hacia el suroeste, sin escuchar la voz del humano en su mente — Ahora mismo iré por los soldados de Black Meteor. Me van a servir de entrenamiento, y me darán todo el tiempo que necesito, además de un poco de diversión.

    Orz empezó su caminata hacia la base del Zenith que había sido atacada hace una hora. El berrod no podía esperar para llegar y empezar una masacre con los enemigos de Michael.

    […]

    Tras haber pasado ya dos horas desde el ataque, los soldados de Black Meteor estaban relajados. No tuvieron la certeza de que habían matado a todos los soldados del Zenith, pero al ver que no recibieron ninguna visita en el transcurso de una hora completa, supieron que no quedaba nadie con vida. Dos soldados estaban haciendo guardia afuera, mientras que, en el interior de la base, el resto estaba en las habitaciones. Para evitar conflictos, decidieron compartir habitaciones entre dos personas.

    Xander y Claire estaban durmiendo en una de las habitaciones. La pareja tenía ganas de tener relaciones para festejar su victoria, pero no lo consideraron apropiado habiendo muerto varios de sus compañeros. Además, solo era una victoria parcial. Motivo por el cual decidieron esperar a que la misión terminara por completo para hacerlo.

    Casey y Natasha estaban en una habitación. Ninguna de las dos podía dormir debido a la ansiedad, la cual intentaron calmar hablando entre ellas.

    — ¿En qué piensas? — preguntó Casey, viendo que Natasha estaba pensativa como hace varios días.

    — En que ya estamos muy cerca de que ambos países se unan — Natasha no podía esperar para que ese momento llegara — Y lo primero que debemos hacer es advertirles sobre esa especie con la que nos encontramos mientras explorábamos. Eliminarlos debería ser el primer objetivo.

    — Es cierto, ellos eran peligrosos — Casey recordó la muerte de Grace en manos de esa raza extraterrestre de la cual no sabían el nombre todavía — Si formamos un equipo numeroso, podremos derrotarlos.

    — Y no hay que olvidar que Ace estará con nosotros esta vez — Natasha deseaba poder verlo de nuevo — Con él en el equipo, no habrá lugar para la derrota.

    — Veo que estás ansiosa de verlo de nuevo — respondió Casey, entendiendo a Natasha — A decir verdad, yo también. Es un soldado excepcional, y estoy seguro de que él podría pensar en algo para vencerlos. Después de todo, el comandante Morris le enseñó muchas cosas. Eso tendrá que servir de algo.

    Mientras tanto, en otra de las habitaciones, justo la que se encontraba al lado de la de las chicas, se encontraban Paul y Shun. Este último apoyó su oído sobre la pared para escuchar lo que decían sus compañeras. No pudo evitar reír cuando Natasha mencionó a Ace.

    — ¿Por qué te ríes? — Paul no entendía a qué se debía — ¿Han contado algún chiste bueno?

    — No, no es eso — Shun no dejaba de reírse — Natasha quiere ver a su príncipe otra vez.

    — ¿Acaso tú no? — preguntó Paul, intentando provocar a Shun — Has estado hablando mucho de él en la nave.

    — Yo también quiero verlo, aún tengo una cuenta pendiente con él — Shun no cayó en su provocación — Pero antes, quiero ver la reacción de Natasha cuando descubra que Ace tiene una novia y que se olvidó por completo de ella.

    — ¿Cómo estás tan seguro de que tendrá novia? — Paul no se imaginaba ese caso.

    — Tengo entendido que Julie y él avanzaron un poco cuando él se unió al Zenith — Paul no relacionaba una cosa con la otra — Si Morris no la hubiera matado, Julie y Ace serían pareja de seguro. Bueno, estoy seguro de que, en más de un año, habrá encontrado a otra chica. Después de todo, el equipo del Zenith tenía otras cuatro. No puedo esperar a ver la cara de Natasha cuando lo vea.

    — Es increíble que Natasha ya no te importe, y que incluso la quieras ver sufrir — Shun veía venir un sermón de parte de Paul — Tú fuiste su novio por más de un año, e incluso tuviste relaciones con ella varias veces. Y ella no eligió dejarte porque sí, tú le hiciste daño. Pero ella estuvo enamorada de ti, y si no valoras ese tiempo en que ella fue tu pareja, solo quiere decir que nunca la amaste.

    — Mira, Paul, mejor cállate — Shun no lo quería escuchar — Mejor concéntrate en conquistar a Casey. Yo ya me acosté con ella. No quiero nada más. Así que es tuya, si aún la quieres.

    — Eres un hijo de puta, ¡¿lo sabías?! — Paul se molestó con ese comentario.

    — ¡¿Y qué vas a hacer al respecto?! — ahora fue Shun quien lo quiso provocar — ¡Tal y como le dije a Stuart, yo soy el más fuerte del equipo! ¡Si quieres darme una paliza, adelante, eres bienvenido a intentarlo!

    — Me iré a dormir, me cansé de hablar contigo — Paul se recostó en su cama, listo para descansar.

    — Casey no era virgen en el momento en que me acosté con ella — Shun quiso decirle una última cosa antes de que se durmiera — Así que si me odias porque crees que yo fui el primero, tus teorías son infundadas.

    — Muérete, hijo de puta — Paul lo insultó y cerró los ojos, listo para dormir.

    Stuart veía como el compañero de su habitación, el último de los que había sobrevivido al ataque, se había ido a dormir sin haberle dicho nada. Ni siquiera una conversación breve. Stuart estaba muy aburrido de estar allí, por lo que decidió irse a buscar algo para comer.

    — No sé quién te enseñó esos modales — Stuart miraba a su compañero con desprecio — Ni siquiera me dijiste tu nombre.

    El soldado salió y bajo por las escaleras para ir a buscar algo para comer. No habían revisado la base en busca de comida, por lo que tenía que esperar a que hubiera algo para comer.

    […]

    Orz había logrado divisar la base atacada desde lo lejos, motivo que lo llevó a rodearla para poder acercarse por atrás, y así no poder ser descubierto. Eso le llevó varios minutos, pero valió la pena, dado a que no perdió el factor sorpresa, el cual era mucho más importante que el tiempo en ese momento. Al acercarse desde uno de los costados, pegando su cuerpo a la pared, pudo divisar a dos soldados mirando hacia el frente, en alerta en caso de que se diera la llegada de un vehículo enemigo. Y ninguno de los dos iba armados o con los cascos puestos.

    — Imbéciles, no pensaron en que alguien podría llegar desde atrás — pensaba Orz mirándolos con ganas de asesinarlos — Son patéticos. Tienen suerte de que no se encontraron con nosotros. O, mejor dicho, la tuvieron.

    El berrod decidió escuchar atentamente para ver qué era lo que iban a hacer los enemigos. La conversación le reveló información interesante.

    — ¿Cuántos refuerzos crees que traiga el comandante Frans? — preguntó uno de ellos.

    — Espero que traiga muchos, junto con más munición — contestó el otro, llamando la atención de Orz — Ahora mismo estamos sin nada más que nuestra energía — el berrod tuvo que contener las ganas por lanzar una carcajada — Dime, ¿te importaría esperar un tiempo mientras voy a defecar?

    — ¿Por qué lo dices tan fino? — el otro se rio para después darle una palmada en el hombro — Di algo como cagar o soltar la mierda.

    Orz observó cómo el soldado entró en la base. Dejó pasar uno minuto y luego se acercó sigilosamente al enemigo. Encendió uno de los guantes de calor, y cuando lo creyó conveniente, se lanzó contra él. Colocó la mano con la que tenía el guante para taparle la boca, mientras le sostenía el cuerpo con la otra. El soldado quiso gritar cuando se dio cuenta de que estaba siendo atacado, pero no lo consiguió. En poco tiempo, su boca completa, incluyendo los dientes estaban empezando a derretirse como consecuencia del calor extremo del guante, impidiendo que pudiera emitir algún sonido a parte de un quejido de dolor. Luego de asegurarse de que se mantendría callado, Orz lo tiró al suelo y colocó su mano en la cabeza, para poder fundirle el cráneo. Disfrutaba mucho de ver cómo se fundía para luego quedarse convertido en un simple pedazo de cenizas.

    Sabiendo que no contaría con mucho tiempo, apartó el cuerpo de la entrada, y se decidió a esperar por la llegada del otro. Cuando este salió, se sorprendió de no ver a su compañero allí fuera.

    — Vamos, no quieras jugarme una broma — el soldado empezó a caminar hacia el costado de la base donde Orz lo esperaba — Pero si eso quieres, aquí te va una. No me lavé las manos.

    Cuando se acercó lo suficiente, Orz le dio un fuerte golpe con el guante, ahora apagado, en la mandíbula, lo que provocó que se corriera unos centímetros, para luego asestarle otro golpe en la nuca, que lo tiró al piso haciendo algo de ruido. Encendió rápidamente los dos guantes y apoyó sus manos sobre el cuello del soldado, que empezó a quemarse y luego a derretirse. Solo pudo dar un grito breve de dolor hasta que sus cuerdas vocales fueron fundidas. Orz dejó los guantes sobre su cuello hasta que su cabeza se separó de su cuerpo, habiéndole fundido todos los tejidos y el hueso.

    Sin saber cuántos le esperarían allí dentro, decidió entrar en la base. Stuart, quien escuchó los ruidos, dejó de comer para acercarse a la puerta. Una vez que llegó, vio a un soldado del Zenith entrando por la puerta. Su primera reacción fue lanzarle un fragmento de energía, el cual no supuso problema para Orz, quien lo bloqueó con el brazo derecho. La armadura era resistente, por lo que la energía no le causó mucho daño.

    — ¡Nos atacan! ¡Bajen rápido! ¡Solo es uno! — Stuart se lanzó al ataque tras decir esas palabras.

    El soldado de Black Meteor lanzó dos puñetazos que Orz esquivó sin dificultad, para después lanzar un fragmento de energía más. Orz se agachó, y ese fragmento impactó en la pared. Al acercarse más, Stuart vio que, detrás del visor del casco estaba el rostro de Michael, reconociéndolo de inmediato, sorprendiéndose de que su antiguo enemigo se presentara solo a enfrentarlos. Stuart no portaba su casco, pero no creyó necesitarlo para acabar con él. Después de todo, Michael había venido solo, y él contaba con sus compañeros para ayudarlo.

    — Bienvenido a tu muerte, Michael — Stuart estaba feliz de volver a verlo — Llevo más de un año esperando esto. Tu hermana realmente estaba muy buena. Su muerte fue un error, quien debió morir eras tú. Ese es un error que estoy dispuesto a corregir.

    El soldado le lanzó un puñetazo que Orz esquivó con agilidad, retrocediendo rápido con ambos pies, y luego le dio un golpe en la cabeza con los guantes. El golpe causó un poco de dolor en Stuart, quien no sabía por qué Michael bloqueaba sus manos con esos guantes, dado a que así no podría lanzar energía. Sin embargo, para él era una ventaja. Stuart quiso darle una patada, movimiento que Orz interceptó con facilidad con el brazo. Aprovechando que lo tenía retenido, le dio un golpe en la nariz, para después arrojar a Stuart al suelo y empezar a golpearlo en el rostro con los guantes. Los golpes eran duros, incluso para Stuart, quien notaba que su nariz estaba empezando a sangrar.

    — ¡Bajen… — el soldado recibía un golpe cada dos segundos — ¡Rápido! … ¡Es Mich… ¡Michael!

    Orz juntó ambas manos para darle un golpe con ambas al rostro de Stuart, quien no podía reaccionar rápido para quitárselo de encima.

    — Tú me caes bien, Stuart — el berrod encendió los guantes para terminar con él — Es una lástima que te tenga que matar. Me agrada tu forma de ser.

    Colocó ambas manos en el rostro del soldado, asegurándose de dejar su boca libre para escuchar sus gritos. Los otros siete soldados que quedaban en la base bajaron y vieron como Michael le fundía el cráneo lentamente a Stuart mientras que este gritaba de dolor. Ninguno de ellos logró reaccionar a tiempo, dado a que el impacto de la escena los superó a todos.

    Stuart sentía como sus ojos habían reventado, y como todo su rostro se exponía a temperaturas muy altas mientras su piel se quemaba y la sangre brotaba de la misma.

    — ¡Ayúdenme! — ese grito de auxilio fue la última palabra de Stuart, cuyo cráneo quedó derretido por parte de Orz.

    Todos sus compañeros gritaron de horror al ver una escena tan violenta como esa, y las lágrimas de dolor por su compañero no tardaron en aparecer.

    — ¡Stuart! — Paul se horrorizó al ver eso.

    — ¡Mátenlo! — Xander estaba furioso de perder a su compañero — ¡Maten a este pedazo de mierda!

    Shun decidió irse corriendo escaleras arriba, dejando a los otros seis soldados para enfrentar a Michael. Casey, Natasha y Paul deseaban su muerte, no solo por haber matado a Stuart hace poco, sino también por ser parte del equipo del Zenith con quien se habían enfrentado. Xander atacó primero tratando de darle una patada, la cual Orz esquivó muy rápido agachándose, para luego atacar con un puñetazo a su enemigo. Xander retrocedió y pudo sentir como el calor pasaba cerca de su rostro, sin haberlo tocado. Ni él ni sus compañeros llevaban casco, dado a que Stuart les dijo que solo era un atacante. Sin embargo, observar esa arma lo asustó un poco. Al ver a Claire, notó que ella iba a atacar.

    — ¡No, Claire! ¡No lo ataques!

    La chica quiso asegurarse de derribarlo, por lo que le lanzó varios puñetazos intentando conectar alguno. Orz logró esquivarlos todos, y luego apoyó su palma sobre el hombro de la chica. El metal de la armadura empezó a fundirse, y el hombro de Claire se estaba quemando, por lo que esta dio una patada en el estómago del soldado del Zenith para alejarse.

    — ¡Mierda, ¿de dónde sacó esa clase de arma?! — Claire sentía un ardor muy fuerte en el hombro.

    — ¡Con la energía! — gritó Paul, pensando en que esa sería su única forma de enfrentarlo.

    Todos los soldados, exceptuando a Claire, dispararon energía apuntando a la cabeza de Michael. Vieron como este colocó sus dos guantes en frente de su cabeza, y como el calor que desprendían los mismos neutralizaban la energía. Luego de esto, empezó a correr hacia ellos. Lanzando ataques en contra de todos. Natasha logró esquivar el ataque que se dirigía hacia ella, retrocediendo un poco para alejarse. Xander se arrojó al suelo y rodó unos metros para ponerse a salvo. Casey quiso atacarlo con un codazo, pero Orz lo esquivó posicionándose rápidamente al costado de su compañera, quien se aterró al verlo tan cerca.

    — ¡Casey, cuidado! — Paul disparó energía contra Michael, provocando que este retrocediera un poco y se alejara de Casey, salvándola de una posible muerte.

    El otro soldado que estaba junto a ellos quiso atacar de frente, sabiendo que sus dos compañeros fueron asesinados por Michael. Sin embargo, su ataque no fue muy elaborado. Consiguió acercarse a él y encajarle un rodillazo en el estómago, el cual Orz devolvió inmediatamente con mucha más potencia, y luego colocó las manos alrededor de la cabeza de ese soldado, empezándole a fundirle el cráneo, mientras los demás soldados miraban horrorizados esa escena. Por alguna razón, no podían vencer a Michael. No encontraban explicación a ese hecho.

    — Él no peleaba tan bien antes, ¿y de dónde sacó su arma? — Casey no lograba entender como no le podían ganar.

    — Ustedes son muy jóvenes — aunque el que hablaba era Orz, lo que se escuchaba era la voz de Michael — Yo llevo peleando así desde antes de que ustedes nacieran.

    Ninguno de los cinco soldados que estaba allí entendió a qué se refería. Fue entonces que Shun apareció portando el sable con el que uno de los soldados del Zenith utilizó. Sabiendo que la armadura era resistente a la energía, y que sus guantes no le permitirían acercarse mucho, no tuvo más opción que atacar con el arma de filo. Recordó que el soldado que lo empuñó logró encontrar un espacio entre el casco y la armadura, y eso era justamente lo que iba a hacer.

    — ¡Te voy a eliminar, Michael! — Shun estaba decidido a vengar a Stuart.

    El soldado lanzó un ataque con el sable, que tenía como dirección el cuello de Michael. Orz cerró su puño y golpeó el sable de Shun, produciendo un choque de metal contra metal, donde el arma garak no recibió ni un rasguño. Orz tuvo una idea para vencerlo, por lo que apagó uno de los dos guantes y esperó el siguiente ataque de Shun. El soldado de Black Meteor se lanzó para intentar romper el vidrio del visor del casco de Michael, quien interceptó el ataque con el arma usando la mano con la que tenía el guante activo. El metal del sable no tardó en fundirse, y se partió en dos, Shun sostenía una mitad en sus manos mientras que otra mitad cayó al suelo.

    — ¡¿Cómo voy a derrotar un arma como esa?! — Shun estaba horrorizado al ver eso, y sus compañeros estaban paralizados.

    Orz le dio un puñetazo muy fuerte en la cabeza utilizando en guante apagado. Tras ese golpe, Shun retrocedió unos metros y soltó lo que quedaba de su sable, quedando impactado por la habilidad de Michael. Acto seguido, Orz lo tomó con el guante apagado.

    — ¡Ustedes no merecen usar estos cuerpos hechos para la batalla! — Orz se disponía a matarlo.

    — ¡Shun, muévete! — Claire se horrorizó al ver que Shun estaba inmóvil.

    Sin darle tiempo a bloquear o esquivar el ataque, Orz enterró la mitad del sable en el cuello de Shun, atravesándole las venas del cuello, provocando que este empezara a asfixiarse con su propia sangre. Tras eso, lo soltó. Shun acercó sus dos manos a su cuello, intentando contener la pérdida de sangre, y con mucho miedo de perder la vida. Tras toser un poco y salpicar mucha sangre sobre su armadura, el soldado perdió la vida y cayó al suelo ante la mirada de espanto de sus compañeros, quienes empezaron a llorar tras ver a dos de sus compañeros muertos.

    — ¡Shun! — Xander no podía creer lo que veía.

    Orz se volteó, y fue ahí cuando Xander y Paul cargaron contra él, tacleándolo al suelo, sin embargo, al ver que sus manos estaban libres, decidieron pararse y alejarse lo más rápido que pudieron de él. Aprovechando que estaba en el suelo, le lanzaron varios fragmentos de energía, los cuales no le causaron daño a su armadura, pero lo pudieron retener por un tiempo.

    — ¡Hay que huir! — Xander supo que no había forma de vencerlo si tenía un arma como esa — ¡Si nos quedamos sin energía nos matará!

    Las tres chicas decidieron obedecer sin oponerse a la orden de Xander, quien junto con Paul seguían disparando energía contra Michael. El soldado del Zenith seguía recibiendo los ataques, pero su armadura se encargaba de no dejar que recibiera daño alguno. Cuando consideraron que habían ganado tiempo suficiente, dejaron de disparar y corrieron hacia la puerta. Para cuando Orz se levantó, los cinco soldados de Black Meteor que seguían con vida ya habían escapado. Viendo que perseguirlos sería inútil, decidió apagar su guante para no desperdiciar energía.

    Tras mirar con atención los cadáveres de los tres soldados que había matado, sumado a los dos que estaban fuera, empezó a lanzar una risa de felicidad, la cual se prolongó varios minutos. Una vez que terminó, los analizó más de cerca.

    — Stuart, Shun, y otros tres a los que no conozco — Orz tomaba fotos de los cadáveres con el dispositivo de su armadura — Me hubiera gustado matar a Natasha, Casey y Paul. Tal parece que Grace y Brandon fueron asesinados. Desearía saber por quién.

    Tras haberle sacado fotos a los cadáveres, Orz le sacó fotos al estado de la base, creyendo que le podrían servir más adelante. Una vez que terminó, salió de la base y emprendió el camino de regreso al lugar donde esperaban sus otros compañeros.

    El berrod respiró profundamente el aire del planeta Tierra, disfrutando de la sensación del mismo sumado a la victoria.

    — Ya he conseguido el tiempo suficiente — decía mientras caminaba — Asegúrate de descansar bien esta noche, Michael.
     
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    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Estaba esperando con muchas ganas el regreso de LGC y te seré sincero: no me ha defraudado en lo absoluto. No quiero decir que esperara que me defraudara, simplemente no esperaba un regreso tan épico (a mí juicio) y ha sido uno de los mejores capítulos de esta parte sin lugar a dudas. Dicho esto, comentaré lo más interesante para mí.

    Primero, me gusta mucho el personaje de Alicia (por cierto, su apellido, Noble, también me agrada XD) y me alegra muchísimo que finalmente y oficialmente sea miembro del equipo del Zenith. Aún estoy deseando saber más sobre su pasado y el porqué de los garak de recuperarla, pero sé que habrá tiempo para ello. Otra cosa es que Devlin parece ser el único que nota algo extraño en Michael y tiene mucho sentido pues es la persona que más lo conoce. Estoy deseando ver como descubren que lleva a Orz en su mente.

    Por otro lado, me ha gustado que el capítulo haya tenido ciertas partes graciosas, siendo pocas pero divertidas y que le dan un toque... eso, divertido, que siempre se agradece de vez en cuando :v además de esto, decir que lo que sigue a partir de ese punto es espectacular para mí. Acción pura y dura de Orz/Michael vs Black Meteor. Me gusta mucho como describes las peleas cuerpo a cuerpo, es algo que se te da de maravilla.

    Cuando vi que Stuart era el primero en pelear contra Orz me esperaba su muerte y ha sido tremenda, fundiéndole el cráneo. Se lo merecía XD. Luego, el hecho de que haya matado a Shun no lo esperaba pero ha sido igual de increíble (aunque hubiese preferido que fuera Shun quién hubiese sido derretido en vida) y ver que BM no sabía que carajo pasaba con Michael también ha sido brutal. Lógico que al final se retirasen, estoy seguro de que estarán asustados.

    Finalmente, quiero añadir que aunque Orz me agrada, tengo dudas acerca de su lealtad, por así decirlo, y si va por su propio interés a la larga podría ser un problema para todos, especialmente para Michael. Solo espero que no pueda apoderarse de su cuerpo, por así decirlo. Pero sobretodo espero que Orz forme parte del buen lado y no sea un villano XD. Sin más que decir, esperaré dos semanas para la épica continuación.
     
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    Poikachum

    Poikachum Gurú Comentarista empedernido Usuario VIP

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    Tras mucho tiempo esperando la continuación aquí la tenemos, he de decir que me ha encantado, el combate ha sido épico. Hemos pasado de la paz a la lucha en un periquete, breve, conciso y claro. La muerte de Shun me ha dolido mucho, no esperaba que fuera él quien iba a morir(ya hablaremos por MP ejem).

    Alguien ha visto mucho juego de tronos y la batalla de la montaña...Orz me encanta como personaje y se nota la experiencia, además de ser despiadado, cruel pero se preocupa por sus nuevos amigos. Te robare el personaje e.e. Ahora nada, esperar la continuación.

    He visto un error muy sencillo:

    Todo está pago- Supongo que querrías decir que esta pagado, sino es una forma de allí de decirlo.

    PD: Natasha sigue viva....
     
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  7. Threadmarks: Tomando el control
     
    Agus estresado

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    Piscis
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    La Gran Catástrofe III Invasor Agresivo
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    Ciencia Ficción
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    Saludos. Tras unas dos semanas de estresante estudio, finalmente he traído el capítulo 19 de LGC III. Tal y como he dicho antes, a partir de ahora se viene la parte más frenética de la historia. No todos los capítulos estarán cargados de acción y muerte, pero pueden apostar a que serán capítulos memorables. Este capítulo en parte es de transición, pero la trama avanza de igual forma en la historia. Ojalá lo disfruten Resistance Poikachum . No les quitaré más tiempo y los dejaré leer tranquilos.


    Tomando el control:

    Orz se estaba acercando a la base militar donde los compañeros de Michael estaban descansando. Al ver que faltaba poco para llegar hasta la misma, decidió regresarle a Michael el control de su cuerpo. Frenó su marcha y luego tomó un respiro profundo de aire, relajando el cuerpo y la mente. Fue así que Michael recobró el control de su propio cuerpo, y empezó a caminar hacia la base para decirle a sus compañeros todo lo que había conseguido, aunque tuviera que esconderles la verdad. Al llegar hasta el lugar, se encontró con Devlin, quien se encontraba despierto en el exterior de la base. Este se acercó a Michael muy preocupado, y decidió hablar con él muy seriamente.

    — ¿En dónde estabas? — preguntó el menor de los dos hermanos — Me desperté y cuando fui a proponerte que me dieras el turno de vigilancia ya habías desaparecido. Busqué en toda la base y no te encontré.

    — Fui a luchar contra Black Meteor — fue la respuesta de Michael, a quien le incomodaba el hecho de que Devlin hubiera notado que se fue.

    — ¡¿Cómo que fuiste a luchar contra ellos?! — Devlin estaba incrédulo — ¡¿Tú solo?! ¡Es una locura! ¡Qué bueno que regresaste antes de llegar hasta allá, tú no habrías podido ganarles!

    — Lo hice — Michael tomó su armadura y le mostró a su hermano las fotografías de los cadáveres de los soldados — Maté a cinco soldados, mientras que los otros cinco que quedaban huyeron.

    — ¡¿Es una broma?! — Devlin miraba las fotos sin poder creerlo.

    El mellizo no tenía explicación para lo que estaba viendo. Cinco cadáveres de soldados de Black Meteor se encontraban en el suelo. Supo que no se tratarían de los que murieron en el ataque a la base porque sus enemigos no le permitirían acercarse demasiado, además de que no dejarían los cuerpos allí. Devlin confirmó que lo que dijo su hermano era verdad. De alguna forma, había logrado derrotar a los diez soldados enemigos, y sin siquiera recibir una sola herida. Estaba impresionado, pero, por otra parte, también tenía miedo.

    — Michael, ¿te sientes bien? — preguntó su hermano mostrando un semblante de preocupación.

    — Sí, estoy perfectamente — respondió el soldado, sabiendo que su hermano sospechaba de él — ¿Por qué preguntas?

    — Es solo que… ya van dos ocasiones en las que te vas tú solo a enfrentar a los enemigos, y además en las dos tuviste éxito — Devlin sabía que algo andaba mal — ¿Qué fue lo que te ocurrió?

    — Nada, he estado entrenando a escondidas del grupo y me he vuelto más fuerte — fue la respuesta de Michael.

    — Pero esto no es normal, no lo entiendo. Por más fuerte que seas, es imposible que tú solo consigas ganarles a varios enemigos.

    — Pero lo logré. Tú mismo fuiste testigo de eso. En dos ocasiones.

    — Es cierto, pero…

    La frase de Devlin fue interrumpida cuando escucharon el ruido de un vehículo. Al mirar en la dirección de la que provenía, pudieron ver que se trataba de más de uno. En menos de cinco minutos, el comandante Richard llegó junto con varios soldados hacia el lugar, bajando del vehículo que avanzaba al frente.

    — Magnus nos ha ordenado contraatacar — les informaba el comandante Richard, sin darles tiempo a que procesaran la situación — Despierten a sus compañeros, y tomen un arma cada uno. Vamos a enfrentarnos a Black Meteor ahora mismo.

    — Eso no será necesario — intervino Michael.

    — ¿Y por qué no? — el comandante no entendía sus palabras.

    — Porque Michael ya se encargó del problema.

    La frase de Devlin dejó en shock al comandante del Zenith, quien no estaba entendiendo nada de nada. Mucho menos los soldados que lo estaban acompañando.

    — ¿A qué te refieres? — preguntó Richard.

    — Véalo usted mismo — Michael le mostró las fotos que tomó.

    Tanto el comandante como los soldados del Zenith que lo acompañaban miraron las imágenes que Michael había tomado. Efectivamente, eran cinco soldados muertos de Black Meteor, los cuales debieron ser asesinados por Michael, dado a que, de otra forma, no habría podido obtener esas imágenes.

    — ¿Quién más fue contigo? — el comandante no podía creer lo que estaba viendo.

    — En realidad, fui yo solo — respondió el soldado sin presumir por el logro obtenido.

    — Hablo en serio — Richard creyó que se trataría de una broma — Devlin, dímelo tú.

    — Lo que él dice es verdad — contestó el hermano de Michael — Cuando me desperté, Michael ya no estaba. Cuando regresó me dijo que los había matado. Según él, eran diez soldados y cinco de ellos escaparon.

    — Esto es extraño — Richard no podía entender lo que pasaba — ¿Cómo es posible que tu solo pudieras vencer a diez de ellos?

    — No tenían más munición — Michael se defendía — Fue un golpe de suerte. Además, me llevé estos guantes.

    Michael le mostró a Richard los guantes que le había robado a los garak. El comandante sabía que era un arma muy peligrosa por todo lo que sus soldados le habían dicho. Ciertamente, contando con algo así, tendría lógica que Michael pudiera derrotarlos más fácilmente. Pero el comandante sabía que algo andaba mal. Ya eran dos ocasiones en las que Michael podía derrotar por su cuenta a varios enemigos, y necesitaba comprobarlo todo con sus propios ojos.

    — Muy bien, ustedes dos vayan a descansar — ordenó el comandante Richard a ambos hermanos — Me llevaré a los soldados al lugar del ataque. Y cuando regrese, tú le vas a explicar todo a Magnus.

    Los mellizos vieron como el comandante se marchaba en los vehículos junto con el resto de los soldados que había traído con él. Sabiendo que estarían a salvo de Black Meteor de forma definitiva, los dos decidieron irse a dormir. En el camino hacia el interior de la base y las habitaciones, Devlin no le quitó la vista a Michael por un segundo. Habían vivido juntos toda su vida, y no había manera de que no notara que Michael estaba mintiendo. Aunque no tenía forma de demostrarlo, sabía que Michael le estaba ocultando información. Ciertamente era un tema del que hablaría con sus compañeros a la mañana siguiente. Le preocupaba mucho el estado de su hermano, incluso aunque fuera capaz de derrotar a los enemigos.

    […]

    Frans avanzaba en dirección a la frontera llevando el camión. El comandante iba acompañado de varios soldados, los cuales traían abastecimientos de munición para continuar con la misión. No esperaban que los soldados del Zenith reaccionaran de esa manera, y fueran capaces de contrarrestar su ataque, pero ahora ya había sucedido y debían afrontarlo. El primer paso de su plan ya estaba completo, y solo restaba realizar dos acciones más para que todo esto terminara. Una vez que el conflicto llegara a su final, Abel se sentaría a negociar con Magnus para la unificación de ambos países. El comandante no podía esperar a presenciar esas reuniones y ver la cara de derrota que pondría el líder del Zenith.

    En medio del trayecto, los refuerzos observaron algo que les llamó la atención. Cuatro vehículos venían hacia ellos, y esos vehículos eran justamente los que habían enviado a la misión. El comandante no entendía nada, y fue entonces que los soldados que viajaban en ellos le hicieron una seña con las luces de los mismos. Frans detuvo el camión y bajó del mismo junto con varios soldados.

    Tras unos minutos, los cuatro vehículos llegaron hasta ellos, y de los mismos bajaron Xander, Claire, Natasha, Casey y Paul; los cuales estaban mostrando gran preocupación en sus rostros.

    — ¿Qué pasó? — el comandante se contagió de la preocupación de sus soldados — ¿Qué significa esto?

    — Fuimos derrotados — Xander hablaba con tristeza y decepción — Se ve que algún soldado del Zenith escapó y dio la alerta.

    — ¿Y los atacaron con la guardia baja? — Frans se mostraba desilusionado de sus soldados.

    — Así es, los soldados que estaban haciendo de guardia fueron asesinados y no nos dieron ningún aviso — Natasha se mostraba igual que su compañero.

    — ¿Cuántos soldados fueron los que hicieron esto? — el comandante quería saber si podrían superarlos.

    — En realidad, aunque usted no lo crea, solo fue uno — Paul sentía miedo de la respuesta que podría recibir por parte del comandante.

    — ¡¿Cómo que solo uno?! — el comandante se mostró enojado con ellos — ¡Ustedes eran diez! ¡Ya no tenían munición, pero deberían haber sido capaces de detenerlo!

    — ¡No fue nuestra culpa, él portaba un arma extraña! — Casey quiso defenderse de la acusación del comandante.

    — ¡Es cierto, se trataba de un guante capaz de liberar un calor extremo! — Claire también pasó a la defensiva — ¡Usó esa arma para fundirle el cráneo a nuestros compañeros!

    — ¡Mire las armaduras! — Xander le pidió a Claire que mostrara la armadura que entró en contacto con su arma.

    El comandante y los soldados que lo acompañaban fueron testigos de aquello. El metal de la armadura se había fundido, algo que los dejó totalmente impactados. De por sí, se supone que las armaduras son muy fuertes y deberían poder resistir el calor. Sin embargo, al ver eso en persona, supieron que debía tratarse de un arma muy particular. Claramente no una que el Zenith pudiera desarrollar, lo cual quería decir que ellos debieron haberla obtenido en el espacio.

    — ¿Creen que haya posibilidades de ganarles? — preguntó uno de los soldados que acompañaba al comandante.

    — Lo dudo mucho — Paul sacó conclusiones — Si fuimos atacados, quiere decir que están al tanto de nuestro ataque. Seguramente enviarán a un grupo de soldados a esa base, si es que no están allí todavía.

    — Eso solo quiere decir una cosa — el comandante Frans no quería aceptarlo, pero debía hacerlo — La misión fracasó.

    Esas palabras eran ciertas, y les cayeron a todos los soldados como un balde de agua helada. El haber perdido contra el Zenith en una misión donde habían planeado todo lo necesario para asegurarse la victoria era humillante. Y más aún lo era el hecho de que fuera un solo soldado el que fue capaz de derrotarlos. Frans supo que no había nada que hacer ahora, más que explicarle a Abel todo lo ocurrido. La última oportunidad de Black Meteor para devolverle la humillación al Zenith se había truncado, y solo quedaba retirarse con la moral baja.

    — Ustedes cinco vendrán conmigo — Frans se refería a los soldados de su unidad — Abel tendrá que saber todo esto. Él va a querer una explicación de cómo su plan fracasó.

    Todos los soldados subieron a los vehículos y empezaron la retirada de regreso hacia su país. Claramente esta derrota los dejó mucho peor que antes. Además del sabor amargo de la misma, varios de sus compañeros habían muerto, y sus números se habían reducido mucho más.

    Mientras tanto, los cinco soldados sobrevivientes seguían afligidos por las muertes de Stuart y Shun. Ellos habían sido sus compañeros por más de un año, y en pocos minutos los habían perdido a ambos. Aunque había algunos que estaban más afectados que otros. Natasha se sentía mal, pero era incapaz de soltar lágrimas, mucho más por Shun. Si bien, ella quería que pagara por los golpes que le había dado, no deseaba que muriera. Paul tuvo sus diferencias con ambos, pero no quería en ningún momento que estos murieran, lo cual lo dejó bastante lastimado. Casey se sentía igual. Si bien ella y Shun no habían tenido nada serio, no podía evitar sentirse terrible por su muerte. Xander y Claire también estaban dolidos por sus muertes, pero sintieron un gran alivio de haberse salvado. Cada uno lo sufría de una forma diferente.

    […]

    Richard y algunos soldados que estaban con él entraron en la base, mientras que otros se quedaron vigilando afuera. Lo primero que vieron fueron dos cuerpos cerca de la entrada, y al entrar a la base misma, había otros tres. Y eran los mismos a los que Michael había matado. El comandante se horrorizó al verles los cráneos fundidos. Él no fue testigo del uso de un arma como esa, y aunque consideró que los soldados de Black Meteor merecían lo que habían obtenido, lo cierto era que se trataba de un espectáculo impactante. Uno de los cadáveres, el de Shun, tenía un fragmento de un sable enterrado en el cuello, siendo el único al que no le habían quemado la cabeza con el arma garak. Stuart y los otros tres no llevaron esa misma suerte.

    El comandante recorrió la base por completo, y notó que la armería estaba destruida al momento de analizar esa sala. No creyó que Black Meteor destruyera un lugar tan valioso como ese y menos en un ataque, por lo que dedujo que fue una forma desesperada de los soldados del Zenith que fueron atacados por evitar que estos tuvieran acceso a las armas. Los soldados que lo acompañaron hasta la base sacaron los cadáveres de la misma. El comandante inspeccionó toda la base, y tras evaluar su estado, decidió salir a encontrarse con los soldados. Estos ya habían separado los cadáveres de soldados de Zenith por un lado, y los cadáveres de soldados de Black Meteor por el otro.

    — ¿Comandante? — uno de ellos esperaba alguna indicación.

    — Michael realmente es un tipo extraordinario — Richard daba su impresión de él — Logró asesinar a los garak que secuestraron a Alicia, y ahora ha logrado derrotar el solo a diez enemigos de Black Meteor. Se ha convertido en una máquina de guerra.

    — ¿Qué es lo que vamos a hacer con los cadáveres? — preguntaba el soldado, quien no esperaba que Richard alabara las acciones audaces de Michael.

    — Enterraremos a los nuestros como se debe — explicaba el comandante — En cuanto a los de Black Meteor, se los vamos a devolver. No quiero que unos asesinos como ellos estén enterrados junto con sus víctimas, ni tampoco los dejaré pudrirse en mi país. Haré que envíen a otras personas a encargarse de esto. Antes de irnos los cubriremos con sábanas de las habitaciones de la base.

    Una vez que Richard dio la orden, todos los soldados obedecieron. Si bien no había sábanas para todos, lograron cubrir a todos sus compañeros muertos y a algunos de los soldados de Black Meteor. Tras finalizar con ese acto que resultó desagradable, todos decidieron regresar para informar a Magnus acerca de lo que había ocurrido.

    […]

    A la primera hora de luz solar, Frans y los cinco soldados sobrevivientes se encontraban en una base militar de Black Meteor. Ellos estaban en una sala de reuniones, en donde esperaban por la llegada de Abel, quien, después de enterarse que la misión había fracasado, quería respuestas a todo lo ocurrido. Según sabían, los cuerpos de sus compañeros habían sido enviados por el Zenith, y luego de la reunión se procedería al entierro de los mismos. Todos, incluyendo el comandante Frans estaban nerviosos por la llegada de Abel. Su líder ciertamente estaría muy furioso por el fracaso de la misión que era más importante para él. Y al ser los únicos sobrevivientes, el descargo se lo llevarían completo.

    Tras un rato largo que se hizo eterno para ellos, el líder del país apareció. Este estaba llevando una tableta digital para poder registrar todo lo que los soldados le iban a decir. Tomó asiento en una de las sillas de la sala de reuniones. Su rostro estaba serio en todo momento, lo cual asustó aún más a los soldados.

    — Yo no lo entiendo — Abel daba miedo al hablar de esa manera — El plan era perfecto. No había forma de que fracasara. Y, aun así, aquí están. Trayendo la derrota una vez más a nuestro país, que vuelve a ser humillado por el Zenith. Quiero que me lo expliquen todo. Quiero comprender como fue que mi plan no dio resultado.

    — Buenos días, Abel — Frans tomó asiento junto a todos los demás soldados.

    — No, no se sienten — Abel estaba muy molesto, y parecía que cada segundo empeoraba — Se van a quedar parados durante todo el tiempo que dure esta reunión.

    El comandante y los cinco soldados estaban muy dolidos por esas palabras. No creían merecer ese trato, aunque era comprensible que el líder estuviera decepcionado de sus mejores soldados.

    — Díganme cuantos soldados del Zenith escaparon — Abel dio esa orden sin dirigirse nadie en particular.

    — No lo sabemos, pero mínimo uno — Frans decidió responder por sus soldados — Algunas habitaciones tenían ventanas. Probablemente saltaron confiando en que sus cuerpos resistirían el daño de la caída.

    — ¿Es cierto que solo sobrevivieron diez de ustedes, y que cinco de ellos fueron asesinados por un solo soldado? — Abel ya lo sabía, pero quería ver cómo lo justificaban sus soldados.

    — Es verdad — Paul fue quien decidió hablar esta vez — Se trataba de Michael Umcali. Fuimos capaces de reconocerlo.

    — Umcali… — Abel juntó ambas manos al hacer memoria — Tal parece ser que esa familia actúa como una especie de verdugo para nosotros. Perdimos al hijo adoptivo del comandante Grant por una chica con ese apellido. Y ahora otro chico con el mismo apellido frustra nuestros planes. Los Umcali son un cáncer para nuestro país, eso está claro. Tengo entendido que portaba un arma capaz de liberar calor capaz de derretir incluso el metal. He visto las armaduras que ustedes han dejado en la entrada.

    — Señor, ¿puedo decir algo? — Natasha levantó la mano pidiendo permiso para hablar, como si fueran a castigarla si no lo hacía.

    — ¿De qué se trata? — Abel no tenía interés en lo que su soldado le iba a decir.

    — Durante el ataque de Michael fui capaz de notar algo que creo que nadie más notó — todos centraron su atención en Natasha — Tengo razones para creer que no se trataba de Michael.

    — ¿Cómo que no era él? — Casey no entendía a qué se refería — No ha cambiado nada desde la última vez que lo enfrentamos. Claramente se trataba de Michael.

    — No me refiero a su apariencia física, sino a su comportamiento — las palabras de Natasha llamaron la atención de todos — Yo escuché que Michael le dijo a Stuart que le caía bien. Stuart intentó abusar de Julie, que era familiar de Michael. No hay forma de que él dijera algo como eso. Incluso si se tratara de un intento de desconcertarlo, no tiene sentido alguno.

    Xander y Claire habían escuchado a Michael decirle esas palabras a Stuart. Sin embargo, ellos lo conocieron por primera vez aquel día, por lo que no les llamó la atención. Casey y Paul, por su parte, no escucharon a Michael decir algo como eso. Frans y Abel no conocían a Michael en persona, por lo que deberían confiar en lo que decía Natasha.

    — Pero eso no es todo — Natasha continuó — Lo escuché decir dos frases más que me llamaron la atención. No recuerdo si serán las palabras exactas, pero creo que él dijo “yo lucho así desde antes de que nacieran”, y después “ustedes no son dignos de tener esos cuerpos” — nadie entendía el significado real de esas dos frases — No tiene sentido que Michael diga eso. Él tiene nuestra misma edad, por lo que la primera frase tiene cada vez menos sentido cada vez que intento recordarla. Y el decir que nosotros no somos dignos de tener esos cuerpos no es algo que diría ningún ser humano.

    — ¿A dónde quieres llegar con esto? — Abel no encontraba las vueltas a lo que Natasha le decía.

    — Hay motivos suficientes para creer que no fuimos atacados por Michael, sino por alguien más que estaba utilizando su cuerpo.

    Esas palabras impactaron a todos los presentes en aquella reunión, sobre todo a Abel. Claramente eso no justificaba la derrota de su equipo, pero de ser cierto, podría explicar mejor como se dieron los acontecimientos.

    — ¿Dices que Michael está siendo controlado por alguien más? — Xander sacó su conclusión.

    — No, Michael no era tan bueno peleando antes, y es imposible que se volviera mejor que todos nosotros juntos — decía Natasha, exponiendo su teoría — Se trata de alguien que reside dentro de su cuerpo. Alguien con varios años de experiencia, y que claramente no es humano.

    Cada momento que pasaba daba lugar a un escenario cada vez menos creíble. Sin embargo, cuando empezó a unir las piezas, Abel se dio cuenta de que todo encajaba a la perfección. Eso explicaría la obtención de un arma capaz de derretir el metal, y de cómo solo una persona sola fue capaz de vencer a un equipo completo.

    — ¿Zenith no tiene idea de esto? — Claire quería saber lo que opinaban los demás.

    — Lo dudo mucho — Abel empezó a sonreír al pensar en algo más — Creo que ya entiendo lo que pasó. El equipo del Zenith donde se encontraba Michael habrá aterrizado en algún planeta extraño, en donde fueron capturados por alguna especie que logró introducirse en sus cuerpos. No hay manera de que el comandante a cargo y el resto de sus compañeros dejaran que ocurriera, incluso aunque así fuera, deberían haberse dado cuenta.

    — ¿Cómo cree que lo hayan logrado? — Paul tenía miedo de solo pensar en eso — ¿Y cuál cree que sea su objetivo?

    — No tengo idea, pero de seguro el Zenith estará en problemas si Magnus no lo descubre rápido — Abel se levantó muy contento de su silla — Si hubiéramos sabido esto, nos habríamos ahorrado el ataque. Sean cuales sean los objetivos de aquella especie, te puedo garantizar que no es nada bueno.

    Ni siquiera Frans podía entender por qué Abel creía que algo como eso pudiera ser bueno. Si había seres de otro planeta escondidos entre la población humana, podrían tener problemas muy serios. Sobre todo, si sus objetivos eran en contra de la humanidad. En ese momento, alguien abrió la puerta sin haber llamado previamente.

    — Señor, lamento mucho la molestia — dijo un hombre — Pero le han enviado un mensaje. Tiene que dirigirse a la base submarina de Black Meteor. Tendrá una conferencia al anochecer.

    […]

    Devlin, Thomas, Ace, Alicia, Erin, Gwyn y Agustina se encontraban en una sala de espera. Michael, por su parte se encontraba en una sala de reuniones, hablando con el comandante Richard y con Magnus. Ciertamente debía explicar todo lo ocurrido. Mientras esperaban, Devlin decidió hablar con sus compañeros, pero ahora con todos.

    — Chicos, necesito contarles algo importante — Devlin sonaba muy serio.

    — ¿Qué necesitas? — preguntó Thomas, quien estaba extrañado al notar el tono de su amigo.

    — Es sobre Michael — Erin, Ace y Agustina entendieron a qué se refería cuando dijo esas palabras — No es el mismo de siempre. Algo le pasó desde que llegamos a Tgarak. Ha estado comportándose muy extraño.

    — No creo que sea nada — respondió Gwyn, que no mostraba preocupación por él — Simplemente se enamoró de Alicia, y eso lo afectó en parte.

    — No se trata de eso — Devlin estaba convencido de que algo tenía — Michael no es de irse solo a pelear por su cuenta. Nunca lo hizo antes, y no tiene sentido que lo haga ahora. Pero lo que menos sentido tiene es que sea tan bueno peleando. Solo piensen, ha logrado asesinar a todos los garak de una base y solo recibió una herida leve. Y ahora fue capaz de derrotar a diez soldados de Black Meteor sin recibir una simple herida.

    — Lo que él dice es verdad — Erin entendía la preocupación de su novio — Michael puede entrenar y mejorar, pero los soldados de Black Meteor no deberían ser cosa fácil. Si los han enviado a atacar una base, quiere decir que son soldados fuertes. No hay forma de que caigan solo ante Michael.

    — Y está también el garak que nos venció a mí y a él — Thomas recordaba esa pelea — Ni él ni yo juntos logramos derrotarlo. No portábamos las armaduras en ese momento, pero él enemigo peleaba muy bien. No creo que el tener armadura sea determinante en una pelea contra alguien así.

    — Y ahora que lo pienso, ¿cómo se volvió tan fuerte? — Ace recordaba las peleas en las que vio a Michael — Las bestias de Fientlig podrían haberlo matado si no hubiéramos luchando en equipo. Pero después de luchar contra ellas, Michael solo se dedicó a entrenar con nosotros. No entiendo de dónde sacó experiencia para pelear así de simples combates de entrenamiento.

    — ¿Ustedes dicen que algo ocurrió cuando llegó a Tgarak? — preguntó Alicia, quien no conocía un comportamiento de Michael que fuera diferente al que ella le mostraba.

    — Así es — Gwyn recordó algunos hechos — Antes de descender a ese planeta, Michael nos dijo a mí, a Erin y a Devlin que nos defendería como sea, incluso si algo malo pasaba. Unos días antes me dijo que él me propondría una relación al llegar a la Tierra. Luego de que regresamos a la nave empezó a actuar extraño.

    — No creo que sea en ese momento — Agustina quiso dar su opinión — Michael fue derrotado por el garak que nos atacó. Pero luego de eso, ha logrado obtener la victoria en dos peleas donde tenía desventaja. Eso quiere decir que lo que sea que le haya pasado fue durante la semana en la que viajó a Tgarak a rescatar a Alicia.

    — No, él ya se estaba comportando muy extraño antes de eso — Gwyn estaba segura de lo que decía — Fue tras haber salido de Tgarak.

    — Ni siquiera sabemos en qué momento empezó — Devlin tomaba a las dos teorías como ciertas — Michael se comportaba raro, pero seguía teniendo las mismas habilidades que antes. Luego resulta que mejoró de forma inexplicable tras haber perdido una pelea.

    — ¿Has hablado del tema con Michael? — preguntó Alicia.

    — Lo hice, pero él me asegura que se encuentra bien — Devlin estaba preocupado — Yo sé perfectamente que no lo está. Incluso aunque no sea nada grave, algo está pasando con él. No sé por qué, pero siento que no se tratara de mi hermano. Hay algo raro en él. Como si fuera alguien más.

    — Descuida, Devlin — Ace apoyó su mano sobre el hombro del soldado — Vamos a mantenerlo vigilado en todo momento. Si algo le pasa, hay que ayudarlo.

    — Cuenta con nosotros — Erin tranquilizó a su novio — Él es nuestro compañero, y si necesita ayuda la tendrá.

    Devlin se veía muy agradecido de contar con sus compañeros para una situación como esa. Sabía que a su hermano le pasaba algo, y que se negaba a decirlo. Contando con el apoyo de todos sus amigos supo que solo sería cuestión de tiempo a descubrirlo. Sin embargo, debían ser cautelosos al vigilar a Michael, dado a que él podría notar si lo mantenían bajo sospecha.

    Mientras tanto, en otra sala, Michael hablaba con Richard y con Magnus. El líder del Zenith y el comandante del grupo necesitaban saber con todo detalle como había ocurrido el ataque de Michael hacia los atacantes de Black Meteor.

    — Ya les dije que no tenían balas en sus armas, y eso me permitió asesinarlos a todos — Michael sabía que mantener a Orz escondido se le estaba saliendo de control, incluso su propio líder tenía alguna sospecha — Además, Black Meteor nunca enfrentó a los garak, y no tenían preparada una contramedida para utilizar los guantes de calor.

    — Michael, realmente estoy muy preocupado por ti — Magnus hablaba con sinceridad — Por más que hayas salido victorioso, no debes atacar a un grupo enemigo por tu cuenta. Si te derrotan, no solo es probable que te maten, sino que también podrías comprometer al resto de tus compañeros. Sabrán que, si tú fuiste, alguien más también irá, y prepararán un plan para defenderse. No solo dejas al equipo en desventaja numérica, sino que delatas que su llegada está próxima. Por más que hayas logrado vencer, es una conducta muy peligrosa. Y si la vuelves a repetir, te retiraré del equipo y de la misión de explorar el espacio. ¿Entendiste?

    — Sí, señor — Michael se sentía aliviado de haber recibido esa prohibición, ya que quería decir que no sería necesario liberar a Orz nunca más — Descuide, tiene mi palabra de que no lo volveré a hacer.

    — Te están dando un regaño por matar enemigos — Orz se comunicaba con Michael a través de su mente — Reinor me felicitaría si supiera que aniquilé a todos esos garak y destruí dos de sus puestos en diferentes planetas. Magnus no tiene madera para ser líder, me alegro que solo tenga un país bajo su control.

    A Michael no le gustó para nada que Orz hablara de forma repentina en una reunión así, pero se las arregló para mantener la calma en todo momento. Finalizada la reunión, el comandante Richard se quedó con Magnus, tras decirle a Michael que él y sus compañeros deberían dirigirse a una base militar cercana y esperar instrucciones en ese lugar.

    Michael salió, y luego de informar a sus compañeros de la situación, los ocho soldados del Zenith se fueron a una base cercana donde esperarían por sus próximos movimientos.

    Richard y Magnus estaban por ponerse a hablar, cuando una trabajadora del Zenith entró de golpe en la sala, lo cual llamó la atención de ambos.

    — Mis disculpas por la entrada repentina — decía la mujer — Pero ha llegado un mensaje urgente, señor. Tiene que dirigirse a la nave antes del anochecer, dado a que tendrá una conferencia.

    […]

    La noche había llegado, y todo el equipo del Zenith se encontraba durmiendo en el interior de la base militar. Michael se había comportado de forma normal ante los ojos de sus compañeros durante toda la tarde, lo que causó que estos decidieran relajarse al momento de dormir, al menos durante esa noche.

    En una habitación, Michael estaba durmiendo junto con Alicia en sus brazos. Orz, quien se encontraba despierto en ese instante, decidió ponerse en movimiento. Dado a que Michael estaba descansando, su mente estaba relajada, por lo que no tuvo problema en obtener el control del cuerpo de Michael, sin que este tuviera que cederle el mismo. Orz abrió sus ojos, y luego despegó a Alicia de su lado con suavidad para no despertarla. Al levantarse de la cama, empezó a realizar movimientos suaves para asegurarse de tener el control total del cuerpo de Michael. Cuando se dio cuenta de que lo tenía, una gran sonrisa se mostró en el cuerpo del soldado del Zenith, aunque no era este quien la estaba realizando, sino alguien más.

    — Tal y como supuse — pensaba Orz mientras dejaba la habitación — Dado a que tuve el control del cuerpo de Michael por mucho tiempo, ya no necesito de su permiso para poder tomar el control por mi cuenta. Lo único que necesito es que él esté lo suficientemente relajado para poder apoderarme de su cuerpo. Te lo agradezco mucho, Michael. Si no me hubieras dejado matar a los soldados de Black Meteor esto no sería posible. Además, disfruté mucho asesinándolos a todos ellos. Será mejor que coma algo para poder recargar las reservas de energía de mi nuevo cuerpo. Puede que las necesite para lo que quiero hacer.
     
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    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Muy buen capítulo pese a ser de transición, ha estado igual de interesante que los demás sin decaer en ese interés. Procederé a comentar lo más destacado para mí.

    Tras el épico capítulo anterior, retomamos este en el regreso de Michael al lugar donde se hallaba su grupo y va y se encuentra con Devlin (qué oportuno XD). Es evidente que su hermano le nota algo y va en aumento, a este paso terminará detectando lo que le ocurre. También es verdad que si Orz sigue haciendo esas cosas se destapará su tapadera.

    Por parte de BM, se han llevado un duro golpe. Pero no me esperaba que Natasha hubiese detectado las contradicciones que tuvo Michael/Orz en combate. Por lo que veo, Abel y el resto creen que el Zenith está controlado por extraterrestres XD y siento que eso lo puede usar BM como arma arrojadiza o baza, al menos así me lo ha transmitido Abel.

    Finalmente, parece que el grupo de Zenith se ha puesto de acuerdo en vigilar a Michael y este ahora lo tiene jodido para mantener su apariencia. Me ha parecido justo el posible castigo de Magnus si Michael/Orz vuelve a hacer algo así. Por otro lado, parece que se avecina una conversación entre Magnus y Abel y estoy deseando ver que ocurre, al igual del porqué de Orz de retomar el cuerpo de Michael. Miedo me da XD.

    Sin más que añadir, espero el próximo con muchas ganas. Un saludo, amigo.
     
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    Poikachum

    Poikachum Gurú Comentarista empedernido Usuario VIP

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    Capítulo de transición pero no por ello menos bueno, ha sido interesante el ver la reacción de ambos bandos ante Michael. Ya han visto que a Michael le pasa algo y pienso que pronto se descubrirá, queda saber el como y que papel jugara Orz en el futuro, tras ese final donde Orz desea apoderarse para siempre del cuerpo de este me da que o bien Michael morirá o bien Orz se saldrá de ese cuerpo a otro.

    Tengo muchas ganas de leer como continua esta historia, espero que puedas actualizar pronto y te vaya bien con los estudios.

    Hasta la próxima!!!
     
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  10. Threadmarks: Un demonio suelto
     
    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

    Piscis
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    La Gran Catástrofe III Invasor Agresivo
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    Ciencia Ficción
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    Saludos a todos. Muy bien, ahora empieza lo que para mí son los 3 mejores capítulos de la parte III siendo este, y los otros dos que le siguen. Estoy seguros de que todos opinarán algo similar a esto una vez que hayan terminado de leer la parte III. No digo que lo que venga realmente en el futuro sea malo, pero creo que (en esta parte por lo menos) lo que se va a mostrar no puede ser superado. Pero bueno, ya lo juzgarán ustedes cuando lo lean.

    Este es el capítulo número 20, lo que quiere decir que ya falta estamos en los 2/3 de esta parte. Luego de este, quedan unos 11 capítulos más hasta que esta parte esté completa. No los distraeré más, así que los dejaré con la lectura.


    Un demonio suelto:

    Orz se dirigió hacia la despensa de la base militar en la que estaban almacenando todos los alimentos para preparar comida. Sabía que necesitaría alimentarse bien si quería asegurarse de tener varias reservas de energía en caso de enfrentarse con algún soldado. Una vez que recolectó toda la comida, buscó un bolso para poder llevársela sin que nadie sospechara de él. Encontró uno pequeño, en el cual guardó todo lo que había recolectado. Acto seguido, tomó uno de los rifles de calor que se encontraba en aquella base, y luego se colocó una armadura para protegerse en caso de que fuera descubierto en su plan.

    — Debería conseguir un bolso más grande para transportar más comida y guardar el arma sin levantar sospechas — pensaba mientras abandonaba la base caminando en puntas de pie — Además de que debería conseguir más comida que esta.

    Por un tiempo, Orz avanzó concentrándose intentando acceder a los recuerdos de Michael. Dado a que el control de su cuerpo le pertenecía por completo, tenía acceso a los mismos, pero era muy complicado explorar los pensamientos y recuerdos de otra persona. Estuvo un rato quieto hasta que finalmente consiguió obtener un recuerdo que estaba buscando.

    — Michael, realmente eres un idiota — Orz retomó su caminata — Y yo no podría estar más agradecido de que lo seas.

    […]

    Magnus se encontraba en su base en el Zenith, sentado sobre el escritorio de su oficina, con el monitor de su computadora al frente suyo. El líder había recibido un aviso de que debía presentarse a una conferencia durante la noche, pero hasta el momento no había recibido más noticias. Empezó a impacientarse hasta que Abel, inició una llamada en directo con él. Magnus aceptó, y pudo verse cara a cara, a través del monitor, con el líder del país enemigo. Ciertamente tenía mucho que hablar con él, y estaba dispuesto a hacerlo.

    — ¿Tú convocaste esta conferencia? — Magnus creyó que todo era obra de Abel.

    — No, pero me pidieron que iniciara una llamada en directo contigo — el líder de Black Meteor no tenía muchas ganas de explicarle lo poco que sabía a su enemigo — Si te digo la verdad, no sé de qué va esto, pero pronto tú y yo lo sabremos.

    En tan solo tres minutos, los otros líderes del resto de países del mundo se unieron a esa conferencia. Algunos se mostraban enojados, mientras que otros tenían una expresión seria en sus rostros. Magnus y Abel se dieron cuenta de que se trataba de algo grave si todos los demás líderes se habían unido a dicha conferencia.

    — Buenas noches a todos — Magnus quiso ser cortés con todos sus semejantes.

    — Ahórrense los buenos modales — uno de los líderes, el cual pertenecía al país que Zenith y Black Meteor habían saqueado hace un año, mostró su descontento ante las palabras del líder del Zenith — Voy a explicar por qué los convoqué a todos aquí.

    Todos los líderes de los demás países, sobre todo Magnus y Abel, pusieron atención a las acciones de dicho líder, el cual compartió un archivo de varias imágenes en las cuales se podía ver a soldados de Black Meteor atacando con armas una base militar del Zenith, y luego de eso, se mostró a un soldado del Zenith, Michael, asesinando a varios soldados de Black Meteor como una venganza. Los líderes de los demás países quedaron horrorizados ante este hecho, mientras que Abel y Magnus se sorprendieron de que tuvieran estas imágenes.

    — ¡¿De dónde las sacaste?! — Abel no podía creer que sus soldados fueran capturados en imágenes como esas.

    — Tengo satélites vigilándolos a los dos, después de todo, los declaré enemigos de la humanidad hace más de un año — respondió el dueño de esas imágenes — Sería una imprudencia de mi parte no mantener un ojo sobre ustedes.

    — ¡Pero… — Magnus quiso decir.

    — ¡Pero nada! — el líder interrumpió — ¡No me vengan con que esto es una invasión a la privacidad! ¡Ustedes dos saquearon mi país hace un año, no tienen derecho a reclamarme nada! ¡Pero sí les daré el derecho a que expliquen esto! — tras ese grito, el presidente de dicho país se tranquilizó un poco — Se ve claramente a soldados de Black Meteor entrando en territorio del Zenith, y luego se ve como un soldado utiliza un arma desconocida para exterminar a los intrusos. No apruebo que el Zenith nos haya ocultado la existencia de un arma como esa, independientemente de si la crearon ustedes o si la robaron a alguna especie extraterrestre; pero es comprensible que el soldado quiera vengar a sus compañeros caídos. Así que, Abel, explícanos a todos nosotros los motivos de tu ataque.

    — Íbamos a firmar la paz en unos días y…

    — ¡¿Qué?¡ — uno de los líderes interrumpió a la figura de autoridad de Black Meteor — ¡¿Estás tomándonos el pelo?!

    — Déjame terminar — a Abel no le agradó ser interrumpido — Antes de firmar la paz quería darle una última humillación a Magnus y a su país. Esa fue la razón por la que ataqué.

    — ¡¿Hablas en serio?! — Magnus estaba indignado tras conocer ese aspecto de Abel — ¡¿Querías ofrecerme la paz después de matar a varias personas que viven en mi país?! ¡No puedo creer que tengas un descaro tan grande, hijo de puta!

    — Mejor no estiremos esto por más tiempo — el líder del país saqueado decidió continuar — Todos nosotros hemos sido testigos de cómo Black Meteor y Zenith han realizado actos hostiles entre ellos. Lo hemos visto el año anterior, y también lo hemos visto ayer. Ustedes dos ejercen la violencia de la misma manera en la que se hacía antes de la Gran Catástrofe, y claramente no apruebo eso. Espero que los demás países opinen igual.

    El presidente de dicho país dio un minuto para que los líderes de otros países dieran una opinión contraria, pero esta no llegó, lo cual quería decir que todos opinaban exactamente igual que él. De esa forma, lanzó una propuesta para que todos lo demás la contemplaran.

    — Zenith y Black Meteor me han robado los recursos de mi país. Dicen que lo usan para encontrar las respuestas a la Gran Catástrofe. Eso no justifica lo que hicieron, ni mucho menos, pero al menos intentan ayudar a la humanidad. O al menos así fue hasta ayer. Ya hemos visto cómo han empezado acciones hostiles entre ellos, mientras que las respuestas que han obtenido a la Gran Catástrofe aún no han llegado. No sabemos nada sobre su origen, ni de cómo evitarla, lo que quiere decir que en estos catorce meses que han pasado no han obtenido ningún avance. Sin avances, han dado inicio a la violencia entre ellos, lo cual es un acto que desapruebo del todo. Es por eso que he tomado una decisión, que espero me sea respaldada por todos los demás — tras esas palabras, se ganó la atención de todos — Si Zenith y Black Meteor no nos traen las respuestas que queremos para dentro de tres años, deberán abandonar el planeta Tierra. Está claro que recurren a la violencia al verse incapaces de obtener las respuestas, por lo que, lo mejor será que no se enfrenten en nuestro planeta. Si quieren matarse entre ellos, entonces que lo hagan, pero no en la Tierra.

    — ¡¿Expulsarnos del planeta?! — Magnus lo veía como una locura — ¡¿Y a dónde demonios quiere que nos vayamos?!

    — Han descubierto varios planetas habitables desde que iniciaron dicha exploración — el presidente se mantenía serio — Así que ustedes dos pueden irse a vivir a cualquiera de ellos. No quiero que la Tierra tenga a personas violentas poniendo en peligro la paz y la vida de miles de personas. Las guerras son cosa del pasado, y si no podemos evitar que regresen, al menos podemos evitar que regresen en nuestro planeta. Abel y Magnus no tienen derecho a opinar aquí, ese derecho les corresponde a todos ustedes. Por eso les pido que me indiquen si están a favor o en contra.

    — A favor — opinó uno de los líderes.

    — A favor — una de las presidentes dio su apoyo ante esta medida.

    — A favor — poco a poco, todos los demás expresaban su contento con esta idea.

    Cada uno de los líderes votó a favor de expulsar a los habitantes de Zenith y Black Meteor de la Tierra si en el plazo de tres años estos no podían obtener las respuestas a la Catástrofe. Tanto Magnus como Abel miraban con impotencia como todos los demás estaban satisfechos con la idea de obligarlos a marcharse del planeta que era su hogar. Finalizado el tiempo, todos los líderes habían votado a favor de la idea, lo que quería decir que todo el mundo estaba en contra de ellos.

    — Ya hemos hablado todos — el presidente volvió a tomar la palabra — Está decidido. Tres años a partir de ahora. Si para entonces no tenemos respuestas relevantes sobre la Catástrofe, ustedes dos, y todos sus habitantes se marcharán a otro planeta, donde serán libres de matarse entre ustedes si eso es lo que tanto desean.

    — ¡Esto es inaudito! — Abel estaba indignado con una propuesta como esa — ¡No pueden hacer algo así! ¡Es inhumano expulsarnos de nuestro planeta! ¡Ustedes no son nadie para imponernos algo así!

    — ¡Abandonarán el planeta, de una forma u otra! — otro de los líderes decidió entrar en la discusión — ¡Les recuerdo que no son los únicos que tienen gran poder militar! ¡Todos hemos hecho un voto de paz, pero en ningún momento hemos perdido nuestro poder! ¡Cuando se cumpla el plazo de los tres años, los haré abandonar el planeta Tierra a la fuerza!

    — Si lo haces, ustedes mismos ejercerán la violencia que quieren evitar — Magnus quiso defenderse de las amenazas.

    — No tienes el derecho de decir algo como eso, Magnus — la respuesta dejó asustados tanto a Magnus como a Abel — No después de lo que hiciste. No me vengas con lecciones sobre violencia, porque no las necesito, y si las necesitara, no te las pediría a ti. No entiendo por qué ustedes dos siguen hablando con nosotros, cada segundo que desperdician es valioso.

    Tras esas palabras, todos los líderes se desconectaron de la comunicación en directo, dejando a Abel y a Magnus para hablar únicamente entre ellos. El líder de Black Meteor se llevó las manos a la cabeza. Su plan fue un fracaso total, y lo único que hizo fue comprometer a su país. Magnus, por su parte, estaba furioso con Abel. Las ridículas acciones del líder del país enemigo llevaron a ambos países a apresurar las operaciones de exploración espacial, dado a que ahora tenían una fecha límite para encontrar las respuestas.

    — ¡¿Qué mierda has hecho?! — Abel notó el enojo presente en Magnus — ¡Todo esto es tu culpa! ¡Lo arruinaste todo, hijo de puta! ¡Desearía que la puta de tu madre y el puto de tu padre nunca se hubieran conocido! ¡Estoy seguro de que tú eres el único que haría algo así!

    — ¡No me faltes el respeto, pedazo de mierda! — Abel respondió con agresividad — ¡No olvides que tú me necesitas! ¡En otros planetas hay seres que son muy poderosos, y nuestros soldados no los pueden derrotar, ni siquiera con la energía! ¡Así que lo mejor será que dejemos de perder el tiempo y firmemos la paz entre nuestros países!

    — ¡Estás loco si piensas que me voy a sentar a negociar con alguien que antepone su orgullo antes que a la paz! ¡Has intentado humillarme, y como consecuencia, varios de mis soldados fueron asesinados! ¡No pienso ofrecerte la paz, Abel! ¡Ya lo hice muchas veces y en todas, tu respuesta siempre fue la misma! ¡Me he dado cuenta que te importa más el orgullo que una unión conmigo! ¡Que así sea, entonces! ¡Has destruido cualquier oportunidad de que lleguemos a la paz!

    — Y qué vas a hacer con todas las especies extraterrestres que son claramente superiores a tus soldados — Abel se dio cuenta que alzar la voz le era inútil — Ellos siguen existiendo, y si no los derrotamos, todos nuestros soldados morirán, y probablemente nosotros seamos los siguientes.

    — ¡Cuando eso pase, toda esa sangre pesará sobre ti, hijo de puta! — Magnus seguía furioso con él — ¡Eres la peor escoria que existe! ¡La Gran Catástrofe se llevó a personas excelentes y te dejó a ti con vida!

    — Si no quieres firmar la paz, por mí está bien — Abel aceptó la realidad — Pero si yo fuera tú, no me preocuparía por mí, sino por el conflicto que estás por enfrentar.

    — ¿Cuál conflicto? ¿De qué hablas?

    — No lo sabes, Magnus. Pero tienes un par de demonios sueltos en tu paraíso.

    El líder de Black Meteor cortó la comunicación con Magnus tras haber dicho esas palabras. El líder del Zenith no entendía a qué se refería Abel cuando hablaba de los demonios sueltos, y creyó que solo era una estrategia para intentar confundirlo. Sin darle importancia, Magnus supo que ya no podía seguir perdiendo el tiempo. Desde aquel día, solo tenía tres años para explorar un universo enorme, repleto de criaturas mucho más fuertes que los humanos, y encontrar las respuestas a la Gran Catástrofe. Fue inevitable llevarse las manos a la cabeza y maldecir a Abel en todas las formas posibles. El hombre con quien intentó alcanzar la paz había estropeado todo. Magnus se sintió muy estúpido por haber intentado llevar a cabo su proyecto tantas veces. Abel era una causa perdida, pero él nunca fue capaz de verlo. Ahora pagaba el precio.

    Ya no tenía tiempo para lamentaciones. Si la humanidad no recibía las respuestas que quería, ellos iban a ser obligados a abandonar el planeta Tierra, el hogar en donde nacieron, e iniciar una vida en la precariedad de un planeta no colonizado. Los pocos planetas habitables que habían encontrado no daban señales de un futuro prometedor para su gente, por lo que decidió no perder el tiempo y empezar a planear la reorganización de la misión. Los segundos corrían, y cada uno que pasaba era una oportunidad perdida.

    […]

    El sol apenas estaba empezando a salir en el país, y el comandante Richard, quien ya había recibido las últimas novedades de parte de Magnus, acudió a la base militar en donde todos sus soldados estaban descansando, para despertarlos a todos.

    — ¡Arriba, ahora! — los gritos de Richard despertaron a todos los presentes — ¡Fórmense, tengo noticias para todos ustedes!

    Ace y Agustina fueron los primeros en llegar hasta el lugar donde el comandante los estaba esperando. La pareja se paró en fila, dispuestos a esperar a sus compañeros antes de hacer preguntas. Devlin y Erin fueron los siguientes en llegar, y unos dos minutos después, Thomas y Gwyn los siguieron. Los únicos que faltaban eran Michael y Alicia, pero los minutos pasaban y ellos no aparecían. Richard sabía que estaban cortos de tiempo, por lo que se enfureció al ver que ambos tardaban mucho.

    — ¡Michael, Alicia, vengan ahora! — Richard se estaba enojando de una forma que ninguno de los soldados había visto antes.

    — ¡Comandante! — Alicia fue corriendo hacia el lugar — ¡Michael no está, lo busqué en todas las habitaciones y no está en ninguna!

    — ¡¿Cómo que no está?! — Richard no podía creer que algo así estuviera pasando justo ahora — ¡¿A dónde fue?!

    — ¡No lo sé! ¡Estaba durmiendo conmigo, pero al despertar no estaba!

    — ¡Maldita sea! — decía Richard mientras se llevaba las manos a la cabeza — ¡No hay tiempo! ¡Les explicaré todo a ustedes y después vamos a buscar a Michael!

    Devlin puso una cara de preocupación muy grande tras enterarse que su hermano no estaba en el lugar, lo cual lo tensó demasiado. Erin sabía que Richard quería hablar sobre algo importante, por lo que decidió tomarlo de la mano para intentar tranquilizarlo. Devlin no se calmó del todo, pero si se tranquilizó de forma temporal.

    — ¡Magnus y los demás líderes del mundo tuvieron una conferencia! — explicaba el comandante — ¡Se han enterado del ataque de Black Meteor, y ante eso, decidieron que nos darían tres años para encontrar la respuesta a la Gran Catástrofe! Si no lo hacemos, nos expulsarán del planeta.

    — ¡¿Tres años a partir de hoy?! — Agustina se alteró un poco tras esas palabras del comandante.

    — Tres años a partir de ayer — Richard inquietó más a sus soldados — Es por eso que el tiempo es crucial. Ahora vamos a buscar a Michael. Tenemos la orden de retomar la exploración espacial hoy al medio día.

    Fue así que todos los soldados se prepararon para ir a buscar a su compañero desaparecido. Todos supieron que Devlin tenía razón al sospechar que a Michael le pasaba algo extraño, y creyeron que lo mejor habría sido haberlo vigilado en todo momento para poder evitar algo así. Ahora ya era tarde, y tenían que lidiar con eso. Ciertamente a Michael le pasaba algo, ya que era la tercera vez que se marchaba por su cuenta cuando todos los demás estaban dormidos. Tenían que llegar rápido al fondo de la situación.

    Apenas salieron de la base, los soldados notaron que algo se aproximaba a ellos desde el cielo. Richard no fue capaz, pero todos los demás soldados reconocieron el objeto al instante que lo habían visto. Se trataba de la misma nave garak que llegó al planeta hacía unas dos semanas para llevarse a Alicia. Era exactamente la misma, y eso solo quería decir una cosa, los garak los habían vuelto a encontrar, y tendrían un enfrentamiento con ellos en poco tiempo.

    — ¡Ahora no! ¡Ahora no! — las palabras de Thomas reflejaron el estado de todos los demás.

    Los siete soldados y el comandante Richard se quedaron muy asombrados con la llegada de la nave garak, la cual volvía a aparecer otra vez en el lugar donde Alicia se encontraba. La chica sentía miedo de volver a ser secuestrada por los garak, y más aún que Michael no se encontraba para defenderla. El resto de soldados, por su parte, estaba empezando a arder en furia. Michael estaba desparecido, tenían muy poco tiempo para poder encontrarlo antes de partir al espacio otra vez, y ahora tendrían que luchar contra ellos.

    La nave aterrizó por fin en una zona despejada, mientras que Richard no les perdía la vista.

    — Esperaremos para ver cuántos son — decía el comandante a los soldados — Y luego entramos a la base para pedir refuerzos. Ahora hay armas y armaduras allí dentro, así que solo tendremos que aguantar hasta que los refuerzos lleguen.

    La compuerta de salida de dicha nave se abrió, y de la misma bajaron tres garak, igual que la otra vez. Uno al que no conocían iba al frente, mientras que Domir y Plamo se situaban detrás. Lo que había llamado la atención era que los tres habían bajado sin sus armaduras y con las manos en alto, como si estuvieran rindiéndose.

    — ¡Por favor, suplico que escuchen antes de hacer algo contra nosotros! — el que iba al frente gritó, sorprendiendo a los ocho soldados del Zenith — ¡No hemos venido buscando problemas contra ustedes! ¡Venimos a advertirles! ¡Ustedes corren peligro!

    Esas palabras dejaron muy sorprendidos a Richard y a todos los soldados. Ace, líder del equipo, se dio cuenta de que la ropa que usaban para cubrirse era muy delgada, y que no había manera de que pudieran esconder algún arma o dispositivo peligroso en sus cuerpos, por lo que recomendó rodearlos.

    — ¡Rodéenlos! — Ace ordenó a todos, incluyendo a su comandante — ¡Es nuestra oportunidad para interrogarlos y evitar que salgan huyendo!

    — ¡Buena idea, ya lo oyeron! — Richard dio permiso para proceder.

    Todos los soldados corrieron hacia los tres garak que habían llegado a la Tierra, estos decidieron no mostrar resistencia, aunque Domir y Plamo no estaban convencidos de llevar a cabo ese plan, a diferencia del que iba al frente de ellos. De esa manera, el comandante y los siete soldados formaron un rectángulo que no daba escape a los extraterrestres, para posteriormente, levantar sus manos y apuntar a sus cuerpos, sabiendo que los garak tenían conocimiento de su habilidad para lanzar energía.

    — ¡Habla! — Richard quería hacerles saber que ellos tenían el control de la situación — ¡Y más vale que no sea una trampa!

    — Mi nombre es Asmir, y soy el líder de los garak — el extraterrestre mantuvo los nervios dentro de su cuerpo al momento de hablar, y el decir esas palabras tomó por sorpresa a todo el equipo del Zenith — Plamo y Domir, mis acompañantes me han dicho que ustedes dos ya los conocen, así que no tiene sentido que los presente. Hemos venido hasta aquí para advertirles de un peligro muy grande.

    — ¿Qué clase de peligro? — Thomas recordó el enfrentamiento contra ellos hace días, y ciertamente no les daría posibilidad de atacar.

    — Asmir, tenías razón, él no está con ellos — decía Plamo, mirando alrededor, confundiendo a todos los humanos.

    — ¿A qué se refiere? — Gwyn quería respuestas.

    — El soldado que estaba con ustedes — Asmir empezó a asustarse un poco al ver la reacción de los humanos — ¿En dónde está ahora?

    — Desaparecido — Devlin fue muy cortante — Y lo íbamos a buscar cuando ustedes aparecieron.

    — Escuchen, probablemente ustedes no lo crean, pero todos ustedes están en peligro ahora mismo — Asmir sabía que debía explicarse rápido — Su amigo ahora mismo no tiene el control de su cuerpo.

    Esas palabras aumentaron la confusión en todos los soldados del Zenith, quienes no podían encontrar la lógica a dicha explicación.

    — ¿De qué hablas? — Erin no entendía nada.

    — Su compañero cayó en Sgarak, ustedes ya saben que ese es un planeta que usábamos para operar en la guerra contra los berrod — Asmir explicaba esperando que nadie lo matara en el proceso.

    — ¿Cómo sabes que cayó ahí? — preguntó Alicia, que no se confiaba de la raza que la había secuestrado.

    — Porque una nave suya está destruida en dicho planeta.

    Nada más escuchar eso, se dieron cuenta de que el relato del garak coincidía con lo que le había pasado a Michael al estar en el espacio. La nave que él robó era defectuosa, y él mismo les contó que había caído en un planeta cuya órbita se estaba acercando a Tgarak en ese momento. Si bien, no se fiaban del todo de los recién llegados, estaba claro que no estaban mintiendo.

    — ¿Qué más ocurrió? — Ace quería saber todo lo ocurrido.

    — No tenemos mucho tiempo, así que suplico que no me interrumpan, sin importar lo loco que pueda sonar esto — Asmir notó que ellos se habían calmado un poco — En Sgarak teníamos una base donde había una computadora, la cual habíamos utilizado para aprisionar a uno de los berrod que nos atacó. Cuando su amigo cayó en el planeta, mató a los dos trabajadores garak que estaban allí, y luego encontró la computadora. El berrod, cuyo nombre tengo entendido que es Orz, habló con él y logró convencerlo para permitirle entrar en su cuerpo — sonaba irreal, pero Asmir estaba muy convencido de sus palabras — Le dijo a su compañero que él sabía de la ubicación de una nave que él podría usar para dirigirse al planeta Tgarak, y así rescatar a Alicia. Así que Michael, desconozco si habrá sido sincero cuando le reveló su nombre a Orz, se lo permitió. Orz entró en su cuerpo, y luego se dirigió a Tgarak a matar a todos nuestros compañeros.

    Asmir sabía que los humanos necesitarían tiempo para poder procesar toda esa información, por lo que decidió darles un tiempo para que lo asimilaran. Aunque los humanos no decían una sola palabra, la expresión en sus rostros hablaban por ello. Ninguno podía encontrar una sola incoherencia en aquel relato, y si Michael permitió que un berrod pudiera entrar en su cuerpo, eso podría explicar la conducta tan extraña que había estado teniendo, y el cómo había sido capaz de superar a los garak de aquella base, junto a los soldados de Black Meteor que atacaron recientemente. No era él, sino alguien más que lo estaba controlando. Algo como eso sonaba ilógico, pero la historia de Asmir no tenía huecos, por lo que era innegable que era verdad.

    — No hay error… — Ace estaba impactado al descubrir la verdad — Todo encaja perfectamente con todo lo que estuvo pasando estos días.

    — ¿Qué es lo que los trajo aquí? — Agustina supo que ellos no vendrían al planeta a darles esa información gratis.

    — Un berrod es muy peligroso como para ignorarlo, y mucho más uno que conoce varios de nuestros secretos — explicaba Asmir — Si él logra regresar con los suyos, y les dice que Sgarak y Tgarak han caído, nuestro planeta principal estará en problemas. Además, ahora él conoce su ubicación, y es probable que se conviertan en un nuevo objetivo de ellos si es que llega a revelarlo a todos sus compañeros. Es un enemigo en común, y nos está poniendo en peligro a todos, por eso vinimos aquí a advertirles y a ayudarles a capturarlo. No solo eso, buscaremos la forma de retirarlo del cuerpo de su compañero. A cambio, también nos llevaremos a Alicia.

    Esas palabras dejaron muy preocupada a Alicia, quien claramente no quería que la volvieran a apartar de sus compañeros. Todos ellos se negaron rotundamente a esa propuesta que Asmir había hecho.

    — En primer lugar, Michael hizo esto porque ustedes se llevaron a Alicia — Devlin defendía a la pareja de su hermano — Ustedes destruyeron su nave, mataron a su familia, la han retenido en su planeta contra su voluntad, e incluso la secuestraron. ¿Por qué? ¿Qué es lo que quieren de ella?

    — ¿Por qué asesinaron a toda mi familia? — Alicia sentía mucha furia contra los que habían provocado una situación como esa — No les hicimos nada.

    — Fue nuestro error — Plamo decidió tomar la palabra — Estábamos en guerra contra los berrod, y creímos que una de sus naves venía a atacarnos, por eso la derribamos. Cuando nos dimos cuenta de lo que habíamos hecho, ya era muy tarde, y solo Alicia estaba viva. Intentamos acceder a sus recuerdos, en un intento de averiguar de dónde venía para poder llevarla de regreso, y de paso, aprovecharíamos para pedir aliados en contra de los berrod para también advertirles. Sin embargo, nuestra tecnología no podía superar los recuerdos más recientes, y solo descubrimos su nombre y que ella iba en esa nave con todos sus familiares. Por eso fue que decidimos probar otra cosa.

    — ¿Qué cosa? — Agustina quería saber de lo que eran capaces los garak.

    — Experimentar con ella — respondió Domir, quien se había mantenido callado hasta el momento — Descubrimos que sus armaduras eran capaces de desviar nuestros disparos hasta el centro; por lo que decidimos experimentar con la radiación que teníamos. La Gran Catástrofe, como ustedes la llaman, ha dejado mucha radiación en el planeta, y la hemos guardado para poder estudiarla. Tras analizar el cuerpo de Alicia y ver que ella era compatible con la radiación, y que exponerla no supondría peligro, decidimos hacerlo, buscando que ella pudiera adquirir una habilidad de lanzar energía capaz de saltear la protección de dichas armaduras, sin embargo, no lo hemos logrado. Por eso fue una sorpresa el ver que ustedes sí podían hacerlo. Ya que estamos, quiero saber cómo fue que lo consiguieron.

    — Nos hemos visto expuestos a una enorme cantidad de radiación — respondió Ace, explicando todo lo que querían saber.

    — Nosotros la hemos expuesto a cantidades pequeñas, imagino que su cuerpo no reacciona debido a eso — Plamo decidió retomar la charla — Para seguir en donde lo dejó mi compañero, usaríamos a Alicia para pelear en la guerra contra los berrod, y luego le pediríamos que nos indicara el camino de regreso a la Tierra. Nuestro plan nunca fue hacerle daño, solamente buscamos una forma de sobrevivir a esta guerra.

    Devlin sintió una rabia inmensa en su cuerpo, por lo que decidió correr contra Asmir para derribarlo al suelo. La acción del soldado fue repentina, y ninguno de sus compañeros, ni tampoco los garak pudieron entenderlo. Devlin sujetó fuerte a Asmir para después intentar derribarlo al piso. El líder garak pateó la pierna del soldado humano, causando que perdiera el equilibrio de forma parcial, para después ser él quien, moviendo los brazos y el cuerpo, lo tirara al piso. Viendo que los humanos podrían atacarlo si seguía peleando, decidió retroceder y levantar las manos.

    — No vinimos a pelear — Asmir quería hacerles saber que no era una amenaza.

    — ¡Malditos! ¡Hijos de puta! — Devlin estaba furioso contra los garak — ¡¿Por qué no nos dijeron la verdad?! ¡Podrían haber evitado todo esto si nos lo hubieran dicho! ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué fueron tan estúpidos y se callaron la boca?!

    — Creímos que ustedes nunca lo entenderían — Plamo respondió con seriedad — Escucha, humano, tu compañero, el cual se parece mucho a ti, ha permitido que un berrod que estaba preso entrara en su cuerpo. Destruyó las instalaciones de Sgarak y Tgarak, nos dejó vulnerables en la guerra contra los berrod y mató a varios de mis compañeros. Así que ustedes no son los únicos que han salido perjudicados.

    — Aunque lo que dices es verdad, Devlin tiene razón para enojarse — Erin ayudaba a su novio a levantarse del suelo — Si ustedes nos hubieran dicho la verdad desde el principio, todo esto se podría haber evitado.

    — Somos conscientes de ello — Asmir decidió buscar una forma de enmendar todo el daño que se habían causado — Hemos cometido varios errores, y puedo entender su enojo. Sin embargo, ahora mismo eso no importa. Si Michael no está aquí, eso quiere decir que Orz tiene el control completo de su cuerpo. Y tenemos que encontrarlo antes de que escape de aquí, o de que cause una tragedia de la que no se puedan recuperar.

    — Antes de hacer nada, hay que advertirle a Magnus y a todos los habitantes del país sobre esto — Richard decidió que sería lo más prudente — Si Orz es tan peligroso como ustedes dicen que es, lo mejor será que todos sean capaces de reconocer que están en peligro.

    — Orz es un demonio — respondió Plamo — Nosotros hemos traído un vídeo obtenido por una cámara oculta de Sgarak, ¿creen que sea suficiente para convencer a su gente sobre esto?

    — Será más que suficiente — entre lo que Magnus y los garak le habían dicho, el comandante supo que el tiempo corría — Démonos prisa.

    Los garak decidieron irse hacia la nave, en donde tenían guardado el vídeo que usarían como prueba para demostrarle a todos los habitantes del Zenith que estaban diciendo la verdad, además de que se pondrían las armaduras para enfrentarse a Orz, sabiendo que este tenía el control del cuerpo de Michael. Richard ordenó lo mismo a sus soldados, y cada uno de ellos entró a la nave para colocarse una armadura. Si Orz era tan peligroso como ellos aseguraban que era, lo mejor sería dar la advertencia a la gente cuanto antes, y evitar que suceda una tragedia.

    Entre la fecha límite que el resto de los países le habían fijado al Zenith, y la situación de Michael, la misión para el Zenith solo se había complicado. Ellos habían creído que iban a terminar uniéndose a Black Meteor, y que eso les permitiría encontrar las respuestas en menos tiempo, pero ahora todo eso se había esfumado, y ellos debían capturar a uno de los suyos antes de que terminara comprometiendo aún más la situación.
     
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    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Muy buen capítulo y no puedo esperar para los próximos porque tiene pinta de ponerse frenético. Así que voy a comentar lo que más me ha sorprendido.

    Inicialmente pensaba que la conferencia iba a ser exclusiva de Magnus y Abel, por lo que me he sorprendido mucho cuando los líderes de todo el mundo estaban en ella. Sin embargo, está justificada su presencia y está claro que están realmente enfadados con Black Meteor y Zenith. Todo por culpa de Abel, que ahora tanto él como Magnus tienen tres años para encontrar una explicación a La Gran Catástrofe, sino serán expulsados del planeta. Es una medida cruel pero entiendo al resto de líderes y más si no ha vuelto a haber guerras desde antes de lo ocurrido.

    Por otro lado, se ve que Michael desaparece en el momento más inoportuno. Richard debe estar cansado de que desaparezca, aunque ahora que saben que es Orz, no tendrían porqué castigarle (exceptuando el hecho de que accedió a que una inteligencia alienigena se introdujese en su cuerpo). Más me ha sorprendido aún la llegada de los Garak, que pensaba que vendrían a pelear porqué sí, sin explicación, y al final resulta que venían a advertir de Orz XD. Sabía que con el tiempo habría alianzas y por el momento parece que los Garak y Zenith se unen para ¿acabar con los Berrod? y de paso quizá ayuden a saber más sobre LGC. Sin lugar a dudas, parece que la parte tres va a tomar su punto más álgido, considerando lo que has dicho.

    No tengo mucho más que añadir, espero el próximo capítulo con muchísimas ganas, deseando saber que ocurre (veo muertos XD).
     
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  12.  
    Poikachum

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    Interesante giro de los acontecimientos y sin erótico resultado xD. No me esperaba para nada que tuvieran que marcharse de la Tierra, en cuanto a Orz es un personaje que quiero descubrir más cosas sobre él, como fue capturado, su pasado, sus planes...no sé...hay tantas cosas por descubrir...de ahí viene el título, el invasor agresivo e.e

    Tengo muchas ganas de saber más pero toca esperar, veremos como logran pararle los pies o si Michael finalmente morirá por ello.Como siempre, un capítulo lleno de sorpresas, relevante para la historia y con muchas intrigas por descubrir. Hasta la próxima :)
     
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    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

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    La Gran Catástrofe III Invasor Agresivo
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    Ciencia Ficción
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    Saludos, llegó el momento de publicar el capítulo 21 de esta tercera parte. ¿Qué más decir que no haya dicho ya? XD Para mí el anterior, este y el que viene después son los mejores de la historia. Para no quitarles más tiempo de lectura, dejaré que sean ustedes quienes lo juzguen, ya que mi intención no es quitarles tiempo de lectura. Sin más que decir, ya se los dejo.


    Mi responsabilidad:

    Un hombre con apariencia de cuarenta años se encontraba preparando carne al horno junto con su esposa, una mujer que se veía de la misma edad que él. Ambos vivían en una zona residencial con muchas casas por cuadras, y pocos negocios alrededor. Los dos disfrutaban de hacer tareas de cocina juntos, dado a que era una forma de entretenerse cuando no se encontraban en el trabajo. Ambos eran ingenieros civiles, y ahora mismo, con todos los recursos del Zenith destinados en su mayoría a la misión de exploración espacial, su trabajo consistía en solamente supervisar algún que otro proyecto de vez en cuando. La actividad culinaria de este matrimonio se vio interrumpida cuando alguien llamó a su puerta.

    — Yo no espero a nadie, ¿y tú? — preguntaba la mujer, algo curiosa.

    — Realmente no, espero que no haya que salir al trabajo ahora — el hombre empezó a caminar hacia la puerta, dado a que quien estaba detrás seguía llamando — Espero que sea importante.

    — Te acompañaré — la mujer caminaba junto a su marido.

    El hombre abrió la puerta sin preguntar quién era, dado a que esa zona era conocida por ser un lugar muy seguro, por lo que no era necesario tener mucho cuidado. Además, con varias casas alrededor, y a esa hora de la mañana, nadie se atrevería a cometer un crimen.

    — Hola — saludó Michael a la pareja — Mamá, papá, me alegra verlos después de mucho tiempo.

    — ¡Michael! — la mujer no pudo evitar darle un gran abrazo a su hijo — ¡No te veía hace mucho tiempo! — al igual que tampoco podía contener el entusiasmo — ¿Cómo va la misión?

    — Va muy bien — respondió a la mujer, mientras notaba que el hombre miraba el bolso que traía consigo.

    — Michael, ¿qué es ese bolso? — el hombre sentía curiosidad — ¿Y por qué trajiste la armadura puesta?

    — Son cosas que he comprado en mi tiempo libre y que vine a guardar — respondió Michael — Tenemos que partir al espacio esta misma noche, por lo que quise pasar a saludarlos. Devlin vendrá después con Erin y Alicia, después de pasar por la casa de Erin.

    — Eso es genial — el hombre sentía mucho orgullo de su hijo — Esta misión es muy peligrosa, pero sé que tú y tu hermano serán capaces de encontrar la respuesta a la Gran Catástrofe.

    — Será mejor que preparemos las cosas para la llegada de los demás — la mujer quería invitar a Alicia y Erin a comer con ellos — Sería bueno que las chicas pudieran comer con nosotros. Nunca hemos tenido una cena de ese estilo. Siempre has ido a comer a la casa de Gwyn, como si tuvieras vergüenza de traerla aquí.

    — No sentía vergüenza, es solo que Gwyn no era mi novia — explicaba el soldado — Alicia sí lo es. Es por eso que la traigo aquí para que la conozcan.

    — En ese caso, mejor darle una buena primera impresión — respondió el hombre, quien también quería conocer a la novia de su hijo — Tu madre y yo estamos cocinando ahora mismo. Tú puedes guardar el bolso.

    — Gracias, papá — Michael entró a la casa.

    Lo que el matrimonio no sabía era que ese hombre que acababa de entrar no era Michael, sino Orz, quien tenía el control de su cuerpo. Sin embargo, la conducta, la apariencia y la voz eran las de su hijo, por lo que no había motivos de sospechar. Mientras la mujer y el hombre estaban en la cocina preparando la comida y la mesa, el berrod aprovechó la mentira que les había dicho para irse a una de las salas, en donde tenían varios tipos de comida. Gracias al acceso a los recuerdos de Michael, Orz sabía bien que llevar y que no, por lo que guardaba todo lo que podía comerse de inmediato en el bolso, mientras los padres de Michael no sospechaban nada.

    […]

    Parece que estás en dificultades — decía el berrod a través de la computadora que se encontraba en la sala central — Dime, Michael Umcali… ¿te gustaría formar una unión conmigo?

    ¿De qué tipo de unión estás hablando? — preguntó Michael directamente a esa computadora.

    Tanto tú como yo tenemos un conflicto con los garak. Por lo que se ve, tú no puedes llegar hasta ellos porque te falta una nave, y yo tampoco puedo porque me encuentro encerrado. Si me liberas y te unes a mí, te aseguro que acabaremos con ellos.

    ¿Cómo que te libere? ¿No habías dicho que tu cuerpo fue destruido? ¿Quieres que lo intente con el cuerpo de los garak que asesiné?

    No, Michael, quiero que me des tu cuerpo. Conozco el funcionamiento de esta máquina. Si presionas los comandos adecuados, podrás descubrir artefactos ocultos en esta sala. Usándolos apropiadamente, podré introducir mi mente, o, mejor dicho, los pulsos eléctricos de mis pensamientos, en el interior de tu cerebro a través de tu sistema nervioso. Una vez allí, tendré acceso a las neuronas, y, por consiguiente, al resto de tu mente. Tendré acceso a todos tus pensamientos y recuerdos, y tú también tendrás acceso a los míos.

    Asmir, líder de los garak observaba las imágenes captadas por la cámara oculta de la habitación de la base en Sgarak, una cámara que no fue destruida debido a que Orz no tenía conocimiento de la misma. Domir y Plamo se encontraban detrás de su líder, sin poder creer la forma en la que el berrod pudo manipular a Michael para que aceptara formar parte de una unión con él. Pero así lo habían hecho, y Tgarak fue atacado, Likar fue asesinado, y el sistema de defensa que tenían para proteger Pgarak de un ataque de los berrod quedó inservible, dejándolos a todos ellos indefensos.

    ¿Qué es lo que vamos a hacer? — Plamo sabía que estaban en serios problemas si los berrod los llegaban a atacar — Orz está suelto, y Sgarak y Tgarak ya no nos sirven para nada. Somos vulnerables ante un ataque de los berrod.

    Dudo mucho que Orz tenga buenas intenciones con Michael — Asmir sacó una conclusión — Él era de los peores entre los de su especie, y estoy seguro de que tiene pensado causar algún daño en la Tierra.

    Entonces dejémoslo que lo haga — Domir habló con furia recordando la muerte de Likar — Que los mate a todos si eso es lo que quiere. Después de todo, se lo merecen.

    Es un pensamiento incorrecto — Asmir dio su punto de vista — Orz puede estar en la Tierra ahora mismo, pero los berrod siguen estando en el espacio. Yo digo que esta es una oportunidad para ir a la Tierra, advertirles acerca de Orz, ayudarlos a liberar a Michael del control del mismo, recuperar a Alicia y establecer una alianza definitiva con los humanos.

    Ellos no nos van a recibir bien — Plamo no se mostraba de acuerdo con la idea — La última vez que fuimos, atacamos a uno de sus equipos y secuestramos a Alicia. Podrían estar preparados para una nueva llegada nuestra.

    Merece la pena intentarlo — Asmir tenía fe en su plan — De una u otra forma, los berrod nos van a atacar para matarnos y quedarse con nuestro planeta. Lo mejor será intentar conseguir aliados para la guerra. En caso de que salga bien, los humanos nos ayudarán, y en caso de que salga mal, regresaremos a Pgarak y lucharemos solos. Sgarak y Tgarak han caído, así que nuestras posibilidades de ganarles se han reducido mucho.

    Likar no estaría de acuerdo con eso — Domir pensó en lo que diría su compañero de estar vivo ahora mismo — Pero él está muerto, y nosotros no. Supongo que eso quiere decir que lo haremos a nuestra manera.

    […]

    Magnus y varios de los empleados del Zenith recibieron el comunicado del comandante Richard y los soldados de su escuadrón, quienes llamaron desde la base en la que se encontraban para poder establecer una comunicación con él y hacerle saber de todo lo que estaba ocurriendo. El líder del Zenith golpeó la mesa muy frustrado tras haber visto esas imágenes. Recordó que Abel había mencionado algo que él no llegó a comprender después de la conferencia con otros líderes, y supo que se debía tratar de eso. Le sorprendió la forma en la que su enemigo logró llegar a esa conclusión antes de que sus propios soldados se dieran cuenta, pero supo que no debía darle importancia a esa clase de detalles. El líder del Zenith estaba cara a cara con el líder garak, Asmir, quien había viajado a la Tierra en persona para comunicarle la situación. Esa era una demostración de compromiso aun mayor que todas las que Abel había mostrado con él.

    — ¿Ustedes nos ayudarán a capturar a Michael y a devolverlo a la normalidad a cambio de que les permitamos llevarse a Alicia y les brindemos ayuda en la guerra contra los berrod? — Magnus quería estar seguro de que no había algún motivo oculto detrás de esa negociación.

    — Precisamente — Asmir respondió en un tono que todos consideraron sincero — Cuando los berrod estén muertos, les brindaremos nuestra ayuda para explorar el universo y hallar las respuestas a la Gran Catástrofe. Pero como mínimo, debe enviar al menos un escuadrón a nuestro planeta para ayudar con la guerra. No bastará solamente con armas y equipo.

    Magnus se decidió rápido. Los demás líderes le habían dado tres años para hallar las respuestas, y sabía que no podía contar con una escoria como Abel para manejar esta clase de situaciones. Luego se dio cuenta de que lo que los garak le pedían era algo sencillo, y que les permitiría ganar aliados muy pronto. En una situación como la que se encontraba, no se podía despreciar a un aliado, por más pequeño que pudiera ser, y los garak estaban totalmente unidos, lo que quería decir que contaría con la ayuda de toda una especie completa.

    — Acepto — respondió el líder sabiendo que no había más opciones, y si las hubiera, no serían recomendables — Espero que no sea un problema para ti, Alicia.

    — Michael está como está porque quiso salvarme a mí — la chica reflexionaba sobre lo ocurrido — Lo que más quiero es que él esté bien. Así que prométanme que harán lo que esté a su alcance para ayudarlo, y que no se rendirán con facilidad.

    — Tenemos un método para permitirle retomar el control de su cuerpo, pero lo necesitamos en nuestro planeta para eso — fue la respuesta de Asmir, quien ya sabía cómo podían proceder — Así que lo que tenemos que hacer es capturarlo con vida, y procurar no dañarlo demasiado. O de lo contrario, podría no funcionar.

    — Daré una alerta nacional, de forma de que solamente los soldados participen de la misión — respondió Magnus, quien les hizo saber que darían comienzo al plan para encontrar y capturar a Orz — Haré que envíen a Vigía con ustedes para que tengan más ayuda en su búsqueda.

    El líder del Zenith cortó la llamada, dejando al comandante, a los siete soldados de su escuadra, y a los tres garak que habían llegado al planeta, en espera por noticias. Mientras tanto, Magnus se aseguró de que todo el Zenith supiera que Michael Umcali era un ser peligroso, y que deberían tener cuidado si se encontraban con él.

    […]

    Un sonido de alerta se hizo presente en todas las casas y edificios públicos del Zenith, incluyendo la casa de Michael, y las tres personas que estaban allí dentro la escucharon con claridad. El líder del Zenith, cuya voz era conocida para Orz, dio la alerta.

    — Esta es una llamada de alerta para todos los habitantes del Zenith — Magnus se notaba preocupado y agitado al hablar — Ahora mismo se encuentran en peligro, debido a que uno de los soldados de nuestro país ha sido atacado por una especie misteriosa, y ha tomado el control completo de su cuerpo — Orz se preocupó al darse cuenta de que lo habían descubierto, por lo que tomó el bolso y sacó su rifle de allí — Les pido a todos los ciudadanos que se escondan en sus casas, y que reporten a la milicia si llegan a ver o escuchar sobre ese soldado. Su nombre es Michael Umcali, y en seguida procederé a enviarles una foto del mismo para que lo puedan identificar.

    Los padres de Michael y Devlin se aterraron al escuchar que uno de sus hijos había sido “poseído” según el líder del Zenith por alguien perteneciente a una especie extraterrestre, y el miedo fue aun peor al saber que dicho ser se encontraba en su casa ahora mismo. El matrimonio fue al comedor para poder alertar al país, creyendo que Michael se encontraba en su habitación, y tendrían tiempo suficiente de dar la alerta y correr. Sin embargo, se llevaron una macabra sorpresa al ver como su hijo les estaba apuntando a ambos con su rifle.

    — Michael… — su madre empezó a derramar un par de lágrimas al ver lo que había pasado con su hijo.

    — No soy Michael — respondió quien tenía el control de su cuerpo — Soy Orz.

    — Te amamos, Michael… — la madre tenía la esperanza de que su hijo pudiera escucharla — Tu padre y yo te amamos…

    — Acabo de decirte que no soy Michael — Orz apuntó a los dos.

    El berrod disparó una lluvia de balas, agujereando los cuerpos de los padres de Michael, los cuales cayeron sin vida al suelo al mismo tiempo que salpicaban sangre en todas las direcciones. Los disparos se escucharon en esa zona residencial, y luego de haber escuchado la alerta, la gente se dio cuenta de que se trataba del soldado del que Magnus les había advertido. El pánico no se hizo esperar, y una oleada de gritos de auxilio y desesperación se pudieron escuchar. Orz supo que había sido descubierto, pero estaba satisfecho con su avance, dado a que había podido obtener mucha comida, lo cual le garantizaba grandes proporciones de energía para enfrentarse a los soldados humanos que, lógicamente, irían tras él en ese momento.

    El extraterrestre tomó un paquete de galletitas, cerró el bolso, se lo cargó al hombro y salió con el rifle en una mano y las galletitas en otra. Estaba seguro de que dentro de poco se enfrentaría a varios soldados, y lo mejor era garantizarse varias reservas de energía.

    Con el bolso lleno de comida, decidió poner rumbo a su próximo destino.

    […]

    Vigía ya había sido activado, y el grupo del comandante Richard estaba preparado para ponerse en camino. Sin una pista, la idea era separarse en grupos para poder localizar a Michael, comunicando de inmediato a los demás en cuanto supieran su posición. Sin embargo, la primera pista les llegó antes de empezar su camino.

    — ¡Comandante Richard! — un soldado se comunicó con él.

    — ¡Te escucho fuerte y claro! — el comandante le dio autorización para hablar.

    — ¡Un grupo de gente llamó desde una zona residencial! ¡Dicen que escucharon disparos en una de las casas!

    — ¡Envía la ubicación! — fue la orden del comandante del Zenith.

    — ¡Se encuentra en el distrito número 17, de la zona oeste, cerca de la capital!

    — ¡Ese es el distrito donde vivimos! — Devlin se horrorizó de escuchar algo así — ¡Orz debe haber ido a casa de nuestros padres! ¡Por Dios, hay que ir rápido hasta allá!

    — ¡Un momento, si estaba cerca del lugar, quiere decir que escuchó la alerta! — Richard sacó su conclusión — ¡Probablemente haya abandonado la zona!

    — ¡No me importa, tengo que ir a casa de mis padres y ver si están bien! — Devlin estaba furioso y desesperado.

    — ¡Podría seguir por la zona! — Ace estaba de acuerdo con Devlin — ¡No haría daño ir a echar un vistazo!

    — ¡Entendido perfectamente! — Richard decidió que lo prudente era dividirse — ¡Ace, Agustina y Erin irán con Devlin al distrito 17! ¡Y Ace es el que está a cargo, lo que quiere decir que obedecerás sus órdenes sean cuales sean!

    — ¡Bien, pero mejor salgamos rápido! — Devlin estaba impaciente por llegar a ese lugar y verificar que todos se encontraban bien.

    Los cuatro soldados salieron corriendo a toda velocidad de la base para poder pedir un vehículo y dirigirse hacia dicho distrito. Richard tenía en claro que Michael podría estar lejos de esa zona para cuando llegaran, por lo que tuvo otra idea para poder organizar al equipo.

    — Thomas, Gwyn, y ustedes tres — el comandante no recordaba el nombre de los tres garak — Recorran los distritos aledaños, y estén atentos a las alertas de los ciudadanos.

    — ¿Quién será el líder en este equipo? — preguntó Gwyn, sintiendo curiosidad por ver si Richard le daba autoridad a los garak.

    — Por supuesto que Thomas — Richard decidió ponerlo a cargo — Tú liderarás al grupo, y te llevarás a Vigía contigo.

    — ¿Qué hay de mí? — Alicia notó que Richard no la había nombrado, y no parecía ser algo accidental — ¿Con qué grupo voy a ir?

    — Tú no irás a ningún lado, no cuentas con la capacidad de lanzar energía — Richard sonaba muy severo — Y estamos hablando de alguien muy peligroso, lo mejor es no ponerte en riesgo.

    — Pero…

    — Silencio — Richard se mantenía firme en su decisión — Thomas, evita que Alicia vaya contigo.

    — Como usted ordene, comandante — Thomas se sentía honrado por haber sido nombrado líder, aunque fuera solo algo temporal — ¿Qué hay de usted?

    — Yo tengo un plan en mente — respondió el comandante saliendo de la base — No se preocupen por mí, no estaré solo.

    El comandante Richard salió de la base y se fue corriendo sin decir a donde iría, ni siquiera un indicio simple. Thomas programó a Vigía para que este siguiera su dispositivo, mientras que Domir, Plamo y Asmir, principalmente este último, estaban maravillados con la existencia de un dron, algo que nunca se les ocurrió. Gwyn se le acercó a Alicia antes de la salida.

    — Tú vienes con nosotros — Gwyn estaba muy seria.

    — ¿Gwyn? — Thomas se sorprendió de que ella tomara la palabra de esa forma — ¿Qué estás haciendo?

    — Michael se metió en esto por ti, Alicia — Gwyn no respondió la pregunta de su novio — Así que le debes una ayuda.

    — Eso ya lo sé, no hacía falta que me lo dijeras — Alicia estaba decidida a ayudar a Michael — Iré con ustedes, y no lo vas a impedir, Thomas.

    — Está bien, pero recuerda que yo estoy al mando — a Thomas no le gustó que saltearan su autoridad, pero supo que una persona más les sería de utilidad.

    — Tal vez no fui lo suficientemente claro, pero Alicia y Michael tienen que salir con vida de esto — Asmir no estaba del todo de acuerdo con que Alicia formara parte de esto — Si algo le termina pasando a uno de los dos, puedes dar por terminada nuestra alianza antes de que empiece.

    — No contradigan mis órdenes y no habrá nada que lamentar — Thomas estaba decidido a llevar a cabo esta operación — ¿Vas a obedecerme o no?

    — Solo dinos en qué dirección ir y lo haremos — Asmir le hizo saber a Thomas que ellos iban a ayudarlos — Tú conoces este planeta mejor que nosotros, así que puedes estar seguro de que no cuestionaremos tus órdenes.

    — Richard nos ordenó ir en camino a los distritos aledaños — Thomas recordó la orden recibida — Así que es ahí a donde iremos. Empezaremos por el distrito 19, que es el más cercano a nuestra posición, además de ser el distrito donde vive mi familia — el soldado hizo notar el miedo de que Orz pudiera lastimar a alguno de sus seres queridos.

    — ¡En marcha, rápido! — Plamo se desesperaba por iniciar la búsqueda — ¡Orz debe estar moviéndose ahora mismo!

    Thomas lideró a su equipo en dirección al distrito 19. El soldado se sentía muy extraño en ese momento. Era la primera vez en mucho tiempo desde que lo ponían a cargo de un equipo pequeño, siendo la última en un enfrentamiento contra Black Meteor. Sin embargo, ahora tres de los que formaban parte de su equipo eran extraterrestres, y entre ellos se encontraba el líder de su especie. Estaba claro que no podía dejar que nada malo le pasara, y le asombró que Richard lo pusiera a cargo después de haber confesado lo que había hecho en la primera misión. Sin embargo, supo que eso era el pasado, y que lo que más importaba ahora era capturar a Michael con vida.

    Gwyn estaba segura de que Thomas se comportaría como un verdadero líder, sobre todo después de haberlo visto madurar tanto tras haber hablado con él. La chica confiaba en su novio, y no tenía miedo por su equipo, su única preocupación era por las personas inocentes a las que Orz podría lastimar.

    Alicia, por su parte, sintió que era su obligación ayudar a Michael ahora. No necesitaba que Gwyn se lo señalara. Ella era consciente de lo que Michael había hecho por ella, y nunca lo olvidaría, motivo más que suficiente para que se uniera al grupo, por más que eso significara desobedecer la orden de su comandante.

    Asmir, Plamo y Domir simplemente querían capturar a Michael y ayudarlo a retomar el control de su cuerpo. Los tres conocieron a Orz cuando este aún tenía el cuerpo de un berrod, y sabían que era uno de los soldados enemigos más peligrosos que había. No podían dejar que él escapara y se reuniera con los suyos, y mucho menos después de haber destruido las bases de Sgarak y Tgarak. Los berrod desconocían el estado de dichas bases, y de saber que estaban inoperativas, sus esquemas de ataque podrían cambiar y poner en peligro a Pgarak. Estaba claro que debían darse prisa si querían capturarlo.

    Los seis guerreros iban a solicitar un vehículo para poder llegar rápidamente al distrito elegido por Thomas como objetivo. Si Michael estaba allí, ellos se encargarían de detenerlo.

    […]

    Dos soldados del Zenith se encontraban vigilando el garaje en donde Magnus había guardado las naves que no habían aprobado las pruebas de rendimiento. Originalmente, ese edificio y las naves no tenían custodia, pero tras el incidente ocurrido con Michael, el líder del Zenith asignó dos guarias armados para que controlaran el lugar, sin mencionar que la puerta de dicho lugar estaba cerrada, y se necesitaba una contraseña que solamente el líder del Zenith y los dos soldados que custodiaban el lugar conocían, de forma que un intruso no podría robarse las naves.

    En un momento, los dos soldados observaron como un vehículo se estaba acercando a ellos. Ellos estaban al tanto de la situación de Michael, y supusieron que en dicho vehículo venían refuerzos para poder ayudarlos a custodiar las naves. El vehículo se detuvo a unos metros de distancia del lugar, de forma en que no podían reconocer a quien iba a bordo del mismo. La puerta del conductor se abrió, y un soldado al que no podían observar con claridad bajó con su arma. Dicho soldado apoyó su arma sobre la puerta y disparó contra uno de los soldados de forma sorpresiva. Este no vio venir el ataque, y terminó recibiendo varios disparos en el cuello, el torso y la cabeza, cayendo muerto al instante.

    — ¡No! — su compañero supo que se trataba de Michael, por lo que disparó contra el vehículo, intentando asesinar al soldado.

    Orz logró reaccionar a tiempo y volver a entrar al vehículo, cerrando la puerta y poniéndolo en marcha. El berrod empezó a conducir a gran velocidad hacia el soldado, que no cesaba los disparos contra el vehículo que este había robado. Las balas agujerearon el parabrisas, por lo que Orz tuvo que agachar la mirada para que las balas no perforaran el visor del casco y lo mataran. Intentó atropellar al soldado que estaba disparando, pero este, al darse cuenta de que llevaba un casco y que no podría matarlo, decidió saltar hacia el costado para esquivar el vehículo. Orz bajó rápidamente con su rifle en alto y fusiló al soldado, quien se encontraba en el suelo, antes de que pudiera siquiera ponerse de pie. Con ambos enemigos muertos, bajó del vehículo y se acercó a la puerta del lugar.

    — ¡Maldición! — gritó tras ver que estaba cerrado, y que la cerradura pedía una contraseña — ¡Esto no estaba así antes! ¡¿Cómo mierda se supone que lo voy a abrir?!

    Con miedo de activar una alarma si introducía una contraseña errónea, Orz disparó su rifle en contra del sistema de contraseña, esperando que la puerta se abriera así. Sin embargo, se decepcionó al darse cuenta de que las cosas no funcionaban de esa manera.

    — ¡Mierda! ¡Mierda! — Orz pateó la puerta dos veces en su frustración — ¡Ya casi lo lograba! ¡Solo necesitaba una de estas naves para irme de aquí!

    El berrod no tenía idea de que hacer ahora, por lo que pensó en embestir la puerta con su vehículo. Supo que no se abriría del todo, pero los recuerdos de Michael le indicaban que había tres naves en el interior de aquel lugar, dado a que la cuarta quedó destruida. Usaría una de las naves para romper la puerta, y luego robaría otra para escaparse del planeta. Sin conocer la resistencia de la puerta, Orz subió al vehículo y se alejó varios metros antes de acelerar a su máxima potencia. Se dirigió hacia la puerta en línea recta, embistiéndola con toda la potencia de su vehículo. Sin embargo, el auto que robó era un auto de transporte militar, y no un vehículo de embestida, por lo que la puerta solo se aboyó un poco tras el golpe, mientras que la inercia del mismo causó que se golpeara contra el volante, rompiendo el visor del casco.

    — ¡Estos inútiles crearon un visor que solo protege del aire! — Orz se quejaba del visor defectuoso del casco del Zenith, el cual se rompió por un golpe no tan fuerte — ¡Al menos ya sé a dónde apuntar!

    El berrod quiso hacer retroceder el vehículo, pero este no respondía. El impacto tan fuerte dañó el motor del mismo, y no le había hecho ningún daño considerable a la puerta, lo cual solo lo frustró demasiado. Estaba a un paso de poder abandonar el planeta Tierra, y no lo podía conseguir. Sin más ideas, tomó el arma que robó y empezó a disparar contra la puerta, intentando romperla con las balas de calor. Los disparos impactaban sobre el metal de la puerta, pero no hacían mella en el mismo. Orz disparó ráfagas de balas de calor, las cuales terminaron por sobrecalentar el rifle.

    — ¡Qué arma de mierda! — Orz tiró su arma contra la puerta como forma de desahogo — ¡Había tantas cosas para robar y yo me robé las peores! ¡Esta puta puerta es lo que me mantiene en la Tierra!

    Luego de que Orz se quejara, recibió un impacto en la cabeza, el cual le dio en la parte de la nuca del casco. El golpe provocó que se inclinara un poco, y al darse vuelta, notó que el comandante Richard se le acercó y le dio un golpe en la cabeza. Dicho golpe lo hizo retroceder, y fue ahí cuando el comandante Richard quiso darle otro igual, el cual fue bloqueado por Orz, quien estaba muy enojado con el comandante.

    — ¡Hijo de puta, ¿cómo me encontraste?! — Orz había apagado el sistema de comunicación de las armaduras para asegurarse de no ser seguido, pero no le había servido de mucho.

    — Supe que vendrías aquí tarde o temprano — Richard quiso darle un codazo, pero Orz lo esquivó retrocediendo unos pasos — Lamentablemente, no llegué a tiempo para salvar a los demás.

    — ¡Abre esa puerta y déjame escapar! — Orz gritó furioso contra el comandante.

    — No hasta que me digas que es lo que quieres — Richard no podía pensar en una razón para lo que el berrod estaba haciendo — ¿Por qué quisiste obtener acceso al cuerpo de Michael?

    — Yo solo quería escapar de la prisión en la que me encontraba, y asesinar al tipo que me hizo esto — Orz narraba la forma en que se sentía — Y puedes estar seguro de que lo hice. Luego de eso, mi idea era regresar con mi gente y ayudarles a ganar la guerra contra los garak. Ya estábamos hartos de no tener un planeta propio, y queríamos apoderarnos del suyo lo más pronto posible. Pero perdí el control del cuerpo de Michael, y quedé atrapado dentro de él. No tengo idea de por qué sucedió, pero me maldije luego de pensar que me había condenado. Sin embargo, cuando Michael dormía, yo tenía el control de algunas funciones de su cuerpo. Entonces me di cuenta de que lograría acceder a su cuerpo cada vez que él se relajara, sin embargo, no podía moverme demasiado, lo que quería decir que mi mente no ejercía el control completo de su cuerpo. Necesitaba que él me diera el acceso al menos una vez más para poder tomar el control de su cuerpo de forma definitiva, y fue entonces cuando sus enemigos de Black Meteor atacaron. Vi la oportunidad perfecta y la tomé, por eso fui a asesinarlos, tenía que controlar a Michael lo más que pudiera para asegurarme de no perder el control otra vez. Mi idea siempre fue regresar con los míos para atacar Pgarak… pero eso cambió cuando respiré el aire y sentí el clima de la Tierra por mi cuenta.

    Esas palabras llamaron mucho la atención en el comandante Richard, quien estaba preparado para atacarlo una vez que supiera todo lo que Orz tenía planeado, para que poder planear una contramedida en caso de que la situación se volviera a repetir.

    — El aire de aquí es más puro, y el clima es mucho más agradable — Orz se sentía a gusto con el planeta Tierra — Entonces decidí que lo mejor sería cambiar de objetivo, y no atacar Pgarak, sino Tierra. No solo eso, también descubrí que estos cuerpos que ustedes tienen son perfectos y aptos para la guerra. Con cuerpos así, seremos capaces de superar a cualquier especie que se nos cruce por delante. Replicaremos la tecnología de los garak, y la usaremos para trasladar nuestras mentes a sus cuerpos.

    — ¡¿Planeas invadir la Tierra y quedarte con nuestros cuerpos?! — Richard estaba impactado al descubrir el plan de Orz — ¡¿Y qué mierda piensas hacer cuando lo consigan?! ¡Ustedes no saben cómo es la vida en este planeta!

    — Pero ustedes sí, y nosotros tendremos acceso a sus recuerdos — Orz dejó en jaque a Richard, quien estaba aterrado de solo pensar en la invasión berrod a la Tierra — Michael me ha enseñado muchas cosas sobre el Zenith y sobre el mundo. Y sobre todo de usted, comandante Richard.

    — ¿Y qué vas a hacer con la descendencia de tu especie? — Orz no entendió la pregunta que le hizo el comandante — Por más que las mentes sean de los berrod, los cuerpos humanos darán a luz a seres humanos. Tu especie se irá a la extinción, porque los niños y niñas que nazcan serán seres humanos.

    — ¿Crees que vamos a morir así de fácil? — respondió el berrod — Cuando los cuerpos humanos estén descomponiéndose y a punto de morir, cambiaremos a un cuerpo más joven. Nunca nos vamos a extinguir, y nos aseguraremos de que los berrod que vayan a nacer tengan un cuerpo humano al cual entrar.

    — Veo que no te puedo hacer desistir con la razón — Richard tomó una postura de pelea — No me quedará otra opción más que detenerte a la fuerza.

    — ¿Por qué mejor no me ayuda a cumplir mi objetivo, comandante Richard? — Orz confundió al comandante — Los recuerdos de Michael me han enseñado que ustedes, los humanos, se matan el uno al otro. Incluso yo mismo lo he visto en persona cuando ataqué a Black Meteor. Tarde o temprano, ustedes se irán a la extinción. Si nosotros nos adueñamos de sus cuerpos, los conflictos entre los humanos cesarán, porque ya hemos aprendido a convivir sin matarnos y sin violencia. Sé que usted es un hombre inteligente, los recuerdos de Michael me lo muestran, así que le pido que me ayude.

    — Lo siento, pero no lo voy a permitir. Los humanos no somos perfectos, y no hemos logrado encontrar la forma de detener las hostilidades entre nosotros. Pero ustedes no tienen el derecho de controlarnos solo porque ustedes lo hayan logrado. Igualmente, no tienes que preocuparte, tarde o temprano hallaremos la forma de frenar la violencia, y el mundo vivirá en paz. Pero eso no es algo que me preocupe ahora mismo, porque mi obligación es explorar el espacio exterior, descubrir lo que causó la Gran Catástrofe y asegurarme de que no vuelva a ocurrir. Y para eso voy a necesitar que me devuelvas a Michael.

    Una vez que la charla entre ambos terminó, el comandante pasó al ataque. Orz perdió la calma, dado a que esto solo sería un contratiempo más. Richard atacó con un golpe, el cual Orz logró esquivar retrocediendo varios pasos, para después acercarse rápidamente y darle un codazo a Richard en la nariz. Esta empezó a sangrar con la fuerza del golpe, lo cual sorprendió al comandante. No estaba luchando contra Michael, sino contra Orz, y debía mentalizarse para pelear así.

    El berrod le dio una patada en el pecho con su pierna derecha, pero la armadura de Richard no permitió que el daño se sintiera. Orz se dio cuenta de que las armaduras del Zenith serían un problema, y que debía dirigir sus ataques a la cabeza. Richard cargó energía en sus manos y disparó contra Orz hacia la cabeza, ataque que este no fue capaz de bloquear. El casco le estaba molestando al berrod, por lo que decidió quitárselo sabiendo que solo estorbaba y no le permitía tener una vista panorámica.

    El berrod pasó al ataque directamente, lanzando dos puñetazos que Richard bloqueó con su brazo izquierdo, para después contraatacar con el derecho. Orz se agachó para evitar ese ataque, y luego le lanzó un gancho que le dio en el mentón al comandante Richard, para luego lanzarle dos fragmentos de energía a la cabeza. Dichos fragmentos impactaron directamente, causando daño, pero este fue mínimo.

    — ¡¿Qué ocurre?! — Orz no supo cómo fue capaz de resistir ese impacto — ¡La energía no te lastimó!

    — Tal vez se deba a que yo también me vi expuesto a la misma exposición que Michael — Richard no tenía idea de cómo había sobrevivido a eso, dado a que vio como la energía podía matar a las bestias hostiles de Fientlig.

    — Da igual — Orz se lanzó contra el comandante otra vez — Te mataré con o sin energía.

    El berrod corrió y le dio un codazo en el ojo a Richard, quien respondió con un golpe a la mandíbula del soldado. Acto seguido, Richard le dio un cabezazo a la cabeza de Michael, causando daños leves en Orz, quien respondió de la misma forma, dándole un cabezazo fuerte en la nariz, un codazo fuerte a la mandíbula, y luego otro cabezazo más fuerte a la frente de Richard. Orz trató de darle un puñetazo en el cuello, pero Richard lo esquivó retrocediendo hacia atrás, para después contraatacar con un codazo a la nariz de Michael. Orz reaccionó rápido tras el golpe y le encajó un puñetazo en el pómulo, a lo que Richard contestó rápidamente con un golpe igual. El combate entre el berrod y el comandante era feroz, y ambos continuaron el intercambio de golpes. Apenas uno terminaba de golpear, ya estaba recibiendo el ataque del otro.

    Richard atacó tratando de darle otro puñetazo, pero Orz lo interceptó con ambas manos, para después empezar a acumular energía impidiendo que el comandante se soltara. La mano de Richard estaba empezando a quemarse, y este lanzaba gritos de dolor, haciendo lo posible por soportarlo. Antes de que su mano quedara inservible, Richard le golpeó la cabeza, provocando que este lo soltara. El comandante retrocedió y luego tomó carrera hacia él, tacleándolo al piso, para empezar a golpearlo mientras lo mantenía en el suelo. El primer golpe le causó daño a Orz, pero el segundo, que fue con la mano que estaba quemada, le causó más daño a él.

    — ¡Mierda! — Richard sintió como tres de sus dedos se quebraban, para luego lanzar un ensordecedor grito de dolor — ¡Te mataré!

    Dado a que solamente se había quemado la mano, Richard empezó a darle golpes con el codo, golpeando repetidamente la frente de Orz, consiguiendo encajarle tres golpes. El cuarto fue bloqueado por el berrod, quien logró poner su mano para detener el codo de Richard, para después darle otro golpe, con su otra mano, logrando quitarse al comandante de encima lanzándolo a un costado.

    — Tú no tienes la tecnología de los garak — Orz se puso de pie algo aturdido, pero no tardaría en recuperarse — Y si me matas, Michael muere conmigo.

    Richard se levantó con la intención de taclear a Orz otra vez, sabiendo que no podría sostener una pelea con él teniendo solo una mano. El comandante cargó rápidamente contra el berrod, pero antes de poder derribarlo, este le pegó un codazo que lo derribó en su lugar. Richard levantó su pierna con furia, logrando patearle la barbilla a Orz, mientras este intentaba agacharse para ponerse sobre él y golpearlo. La batalla se estaba prolongando mucho, y ambos estaban recibiendo un gran daño.

    El comandante del Zenith se puso de pie e intentó atacar con su mano sana. Con una expresión de ira en su rostro, Richard lanzó varios puñetazos contra Orz. El berrod se agachó para esquivar el primero, retrocedió para evitar el segundo, y entonces consiguió interceptar el tercero con ambas manos, iniciando con el mismo método de acumulación de calor, para quemar la mano del comandante, quien empezó a gritar de dolor nuevamente. Tras quemarle la mano unos segundos, Orz la tomó, se metió dos de sus dedos en la boca y empezó a morder con fuerza hasta que fue capaz de arrancárselos de la mano al comandante Richard, para escupirlos de inmediato.

    — ¡Agh! — Richard gritaba de dolor tras haber perdido el dedo índice y del medio — ¡Los refuerzos no llegan! ¡Eso quiere decir que te tengo que matar! — aunque quería evitarlo, las cosas se complicron demasiado, por lo que Richard lo consideró la única opción.

    — Usted ya ha perdido a tres soldados, comandante Richard — Orz quiso ver si las palabras funcionarían en ese momento — ¿Seguro que desea perder a otro más?

    — ¡Cállate! — el comandante ya no quería escuchar las palabras del enemigo — ¡Michael, si me puedes escuchar, solo quiero que sepas que lo lamento! ¡Pero cometiste un error, y es mi responsabilidad corregirlo!

    Richard le dio un golpe con el codo a Orz, quien se hartó de la tenacidad de su enemigo. Cuando los dos se atacaron, sus codos chocaron entre sí, y el impacto causó un poco de daño en la mano del comandante del Zenith. Orz se adelantó unos pasos, apartó el brazo de Richard, le dio un cabezazo en la mandíbula y luego un golpe con el codo en el mismo lugar, causando que Richard perdiera tres dientes y cayera al piso. El berrod se le subió encima, y empezó a golpearlo en la cabeza repetidas veces, además de que cada cuatro golpes, cargaba energía en su mano y la liberaba cerca del rostro del comandante. Cada golpe dañaba más que el anterior a Richard, al mismo tiempo que le quitaba la vida poco a poco. El comandante emitió quejidos de dolor en los primeros golpes, para luego recibirlos en forma silenciosa.

    Orz le dio varios golpes más causando que la sangre le quedara en las manos. Cuando finalmente se cansó de atacar, decidió comprobar los signos vitales de su enemigo. Su ataque de furia logró su cometido, y el comandante Richard había muerto tras haber recibido tantos puñetazos y fragmentos de energía en la cabeza.

    Una vez que lo mató, Orz se puso de pie y empezó a respirar profundamente. Sin los guantes para poder quemar, y luchando contra un guerrero experimentado como era Richard, el combate se le hizo muy difícil. Según lo que escuchó, los refuerzos debían estar en camino, y él no podía acceder al lugar en donde se guardaban las naves, lo que quería decir que debía buscar otra forma de escapar del planeta. El berrod tomó el bolso con la comida, su rifle, que ya estaba listo para volver a dispararse, y se alejó del lugar.

    — Estoy tan cerca de lograrlo — se decía en una forma de alentarse a seguir adelante — No puedo caer aquí. Tengo que avisarles a los demás sobre este planeta.

    Orz abandonó el lugar, dejando el vehículo estrellado contra la puerta del lugar en donde se guardaban las naves, y tres cadáveres a su paso, entre ellos, el del comandante Richard, quien ya no podría cumplir con la misión que se había comprometido a lograr.
     
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    Manuvalk

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    De los mejores capítulos de toda la historia de LGC en general. Espectacular desde principio a fin, muy bien narradas las peleas, pero sobretodo muy duro de leer. Sin embargo, ha sido intenso y eso me ha encantado. Procederé a comentar lo más destacado para mí:

    Como comienza el capítulo es una delicia narrativa, al menos para mí, que soy alguien que se imagina las escenas en su mente como si de una película o serie se tratara. Todo explicado, la mayoría detallado... y que la escena es de cierta felicidad y rutina. Pensé que podía ser un flashback de Michael cuando éste aparece, pero pronto te das cuenta de que hay algo extraño y de que no todo es tan bonito.

    Después el ver que el grupo es consciente de la gravedad y deciden separarse ha estado bien. Magnus ha hecho bien en ver a los Garak como potenciales aliados y realmente podrían ser de gran ayuda en el futuro, sin embargo, antes deben cumplir. No me agrada que deban llevarse a Alicia y espero que eso se pueda solucionar, pero por lo demás, estaría igual de acuerdo. Me ha sorprendido que Thomas fuese encargado líder de un pequeño grupo pero me agrada el personaje y confío en sus capacidades. Gwyn está siendo dura desde que Michael la dejó, al menos así lo siento y lo comprendo.

    Luego se da la alarma en el Zenith y justo da la casualidad de que Michael está en casa de sus padres. Ha sido épico e inesperado, pero también doloroso el ver que Orz, con la apariencia de Michael (eso le da más fuerza al hecho) ha matado a los padres de éste y Devlin, que cuando vea la escena creo que se va a desmayar. Completamente innecesaria la muerte de los padres Umcali, pero esto es lo que hace ver a Orz mucho más temible que antes. Tenía la esperanza de que se convirtiese en un aliado pero ahora ya es tarde. Este suceso marcará un antes y después en Michael y Devlin, no me cabe duda.

    Finalmente, lo mejor para mí del capítulo. El comandante Richard vs Michael/Orz. Para empezar, previamente Orz se deshace de dos guardias como si nada y la escena, una vez más, narrada increíble. Te felicito por ello, es espectacular. El plan del extraterrestre por irse de la Tierra tenía sentido y cuando Richard lo confronta y se descubre su verdadero plan... Simplemente macabro y repugnante. Digno de un completo villano. Y la pelea ha sido simplemente ejemplar, se ha notado la experiencia de ambos pero estaba claro que Orz iba a salir ganando, siendo un extraterrestre tan experimentado pues su raza está en guerra con otra. Sin lugar a dudas, tremenda batalla que se ha saldado con la muerte del comandante. No era un personaje especial ni destacable pero me caía bien. Otro golpe duro para el grupo del Zenith, que seguro a más de uno lo pone furioso.

    No tengo nada más que añadir, ha sido de los mejores capítulos que he leído y no puedo esperar para leer el próximo. Un saludo, amigo.
     
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  15. Threadmarks: La intervención de los compañeros
     
    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

    Piscis
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    La Gran Catástrofe III Invasor Agresivo
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    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
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    Ciencia Ficción
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    31
     
    Palabras:
    6243
    Saludos, es el momento de publicar el capítulo 22 de la parte III de LGC. Aviso para Resistance Poikachum y cualquier otro lector que esté leyendo esto desde las sombras. A partir de la semana siguiente, yo arranco mis clases y tendré poco tiempo para el foro. Aún así, conseguí estar el viernes sin cursar. Por lo que esos días, que serán mis días libres a la semana, voy a poder publicar sin problemas. Por lo tanto, desde hoy hasta el día 31 de mayo (salvo algún problema que me lo impida) habrá un capítulo por semana los días viernes. Con eso aclarado, les dejaré el link al capítulo. Espero que lo disfruten.


    La intervención de los compañeros:

    Un vehículo se posicionó en la entrada a un vecindario del distrito 17, y del mismo bajaron Ace, Devlin, Erin y Agustina. Los cuatro soldados fueron asignados a dirigirse a dicho distrito tras descubrirse que Orz se encontraba cerca del lugar. Los soldados del Zenith empezaron a recorrer el vecindario, preguntándole a la gente si sabían algo sobre la situación. Uno de los residentes del lugar les indicó que escuchó disparos en una de las casas que se encontraban calles arriba, por lo que el equipo, con Ace a la cabeza, fue corriendo en dicha dirección. Los cuatro portaban los rifles listos para ser utilizados en caso de que Orz se encontrara justo en ese lugar, confiados de que los ciudadanos permanecerían en sus casas y no intervendrían en su misión.

    Al correr unos dos minutos, llegaron al lugar, y observaron que una de las casas tenía la puerta abierta. Devlin observó la casa con atención, reconociéndola al instante, y teniendo un escalofrío ligero al ver que la puerta se encontraba abierta.

    — ¡Esa es nuestra casa! — Devlin aumentó la velocidad de sus piernas para llegar hasta allí.

    — ¡Devlin, espera! — Erin quiso detenerlo, pero su novio corría muy rápido.

    — ¡Vamos todos juntos! — Ace ordenó, pero no fue escuchado, o tal vez era Devlin quien no lo quería escuchar.

    — ¡Rápido, no lo dejemos solo! — Agustina aumentó la velocidad para poder alcanzarlo.


    Devlin ignoraba por completo los gritos de todos sus compañeros, y simplemente quería llegar hasta la entrada y asegurarse de que nada malo les hubiera pasado a sus padres. El soldado llegó y entró corriendo, sin levantar el arma, pero confiando en que su armadura podría protegerlo en caso de ataque. Al no verlos en la entrada, siguió avanzando hasta entrar más adentro, llegando hasta la sala, en donde los dos cuerpos de sus padres se encontraban tirados.

    — ¡Mamá, papá! — Devlin se acercó hasta ellos para verificar sus signos vitales.


    Ace y las dos chicas lograron llegar hasta la casa, y decidieron levantar las armas por precaución a medida que avanzaban por allí. Una vez que llegaron hasta la sala, encontraron a su compañero llorando en el suelo mientras le tomaba el pulso al hombre que se encontraba tirado en el suelo.

    — ¡No! — el grito de Devlin fue desgarrador — ¡Los mató a los dos! ¡No! ¡No puede ser!


    Devlin se levantó y empezó a golpear la pared con los puños en señal de impotencia mientras gritaba tratando de desahogarse.

    — ¡Ese maldito los mató! — Devlin golpeó la pared sin parar hasta que sus nudillos empezaron a sangrar de tanta fuerza.


    Luego de que se cansó de golpear la pared, el soldado cayó de espaldas al suelo mientras se sujetaba la cabeza con las manos, para después empezar a llorar desconsoladamente.

    — Devlin… — Erin se acercó despacio hasta su novio.


    Ace y Agustina hicieron lo mismo que su compañera. Sabían que Devlin debía estarlo pasando muy mal en ese momento, y querían mostrarle su apoyo. Devlin se sentó, y fue ahí cuando Erin lo abrazó con fuerza. El soldado correspondió el abrazo y colocó su cabeza sobre el hombro de su novia, la cual se sentía muy mal por la muerte de los padres de su novio, dado a que ella había llegado a conocerlos en los dos meses que pasaron desde el fin de la misión de saqueo de recursos hasta el momento en el que partieron al espacio.

    — Ese maldito usó los recuerdos de Michael, y vino aquí para matar a mi papá y a mi mamá — Devlin tenía la voz muy frágil al hablar — Los mató como si no fueran nada…

    — Lo lamento mucho, Devlin — Erin abrazó con fuerza a su chico — Yo también los conocí, y eran personas maravillosas.

    — Devlin, lamento que esto haya pasado — Agustina también abrazó a su compañero — Lo siento.

    — Me siento muy mal porque tú también hayas perdido a tus padres — Ace imitó la acción de su novia — Es una sensación horrible. Lo siento, Devlin, de verdad, lo siento.


    Los tres estuvieron consolando a su compañero mientras este lloraba de forma incontrolable. Él ciertamente no esperaba perder a sus familiares de un día para el otro, y lo peor era que no tuvo la oportunidad de despedirse de ellos por una última vez. Tras pasar unos minutos, Ace se levantó y empezó a registrar el lugar junto con Agustina, mientras que Devlin se quedó en el piso junto con Erin, quien quería ayudarlo a que se levantara.

    — Te prometo que lo atraparemos, Devlin — Erin le tendió la mano — Salvaremos a Michael y haremos que ese maldito pague por lo que hizo.

    — ¿Por qué? — Devlin aceptó la mano de Erin y luego se levantó del suelo — ¿Por qué tuvo que matar a mi mamá y mi papá? Ellos no sabían pelear, y podría haberse escapado con facilidad si lo hubiera querido…

    — Aparentemente, los mató para poder robarles — Ace regresó tras registrar el lugar — No hemos encontrado nada de comida en todo el lugar. Todo lo demás parece estar en su sitio, y no se han robado objetos de valor.

    — ¿Qué quería ese maldito al robarles la comida? — Devlin no estaba entendiendo nada de lo que pasaba.

    — Probablemente para asegurarse de que tendrá suficiente energía para disparar — Agustina dijo lo primero que se le ocurrió — Él solo lo ha hecho en dos ocasiones y no debe haber aprendido a cómo controlarlo. Imagino que debe ser por eso.

    — Ya no está aquí — Erin supo que no debía estar cerca de ellos — ¿A dónde creen que debamos ir a partir de ahora?


    Sin embargo, antes de que alguien pudiera contestar a aquella pregunta, los cuatro soldados recibieron un comunicado de un compañero que estaba formando parte de la búsqueda del berrod.

    — Atención a todos los soldados — decía con un tono de tristeza — Michael ha aparecido en el depósito en donde se guardaban las naves que no eran aptas para usarse en misiones del espacio. No ha podido entrar al lugar, pero sí ha matado a tres soldados. Uno de ellos es el comandante Richard Sable. Nuestra hipótesis es que se encuentra en los alrededores. Solicito presencia militar en las proximidades para evitar que Michael escape.


    Las palabras de aquel soldado dejaron helados a los cuatro miembros de su equipo. Su comandante, un experto en combate y también dueño de una gran fuerza, había sido asesinado por el berrod, quien una vez más demostraba lo peligroso que podía llegar a ser. Era un duro golpe el saber que el hombre con quien habían iniciado la misión ya no se encontraba con ellos, y el saber que ni siquiera él pudo vencer a Orz, les bajó mucho la moral.

    — Es un monstruo — Devlin veía que las muertes no paraban — Eso es lo que es. No hay otra explicación.

    — Al menos ya sabemos a dónde ir — Agustina estaba preparada para enfrentar al asesino de su comandante.

    — No, ustedes tres se quedarán aquí — Ace confundió a sus compañeros con sus órdenes.

    — De eso nada, yo voy a ir a atrapar a ese hijo de puta personalmente — Devlin no se iba a quedar atrás.

    — He dado una orden — Ace era firme en su decisión — Richard dijo que, si algo le llegaba a pasar, yo era quien quedaba a cargo. Ustedes mismos me eligieron para esto, así que no cuestionen mis órdenes ahora.

    — ¿Por qué quieres ir tú solo si sabes lo peligroso que es? — Erin no entendía la conducta de su líder.

    — Porque habrá otros soldados en la zona, y no quiero perder a ninguno de ustedes — Ace explicaba sus motivos — Devlin, tú te encuentras mal, y sé que quieres participar, pero estás afectado por la muerte de tus padres y no quiero que te mate a ti también.

    — No me matará — Devlin se defendía.

    — Ha matado al comandante Richard — Ace quiso hacerlo entrar en razón — No es alguien para tomar a la ligera. No después de lo que hizo. No necesitamos ir todos cuando ya escuchamos que varios soldados se acercarían hasta él. Erin, Agustina, quédense para hacerle compañía a Devlin, porque es lo que más necesita.


    Ace empezó a caminar hacia la salida, decidido a dejar a sus compañeros atrás para mantenerlos fuera de peligro. Agustina no estaba muy contenta con esa decisión por parte de su novio, por lo que decidió seguirlo para pedirle que le dejara asistir a esa misión.

    — ¡Ace, espera! — Agustina se le paró en frente para hablarle cara a cara — ¿Qué hay de mí? Yo sé pelear bien, sé cómo defenderme. Tú mismo me has entrenado. Ya no soy la chica indefensa y asustada de antes, he cambiado y me volví más fuerte. Déjame pelear a tu lado.

    — Sé que eres fuerte, Agustina, por eso necesito que te quedes aquí — Ace confundió a su novia con esas palabras — No confío en que Erin y Devlin se queden, y por eso necesito que te quedes con ellos. Tú misma dijiste que confiabas en mí más que en cualquiera, me lo dijiste a mi nada más y nada menos. Entonces, confía en mí ahora.

    — ¡No! — Agustina tomó las manos de Ace — ¡Es muy peligroso, y yo sé que tú me quieres dejar atrás para protegerme! ¡No hagas algo así! ¡Sé que es peligroso, y que podríamos morir! ¡Pero si morimos, quiero que sea luchando juntos, no estando separados!

    — No voy a morir — Ace le dio un beso intentando tranquilizarla — No dejé que el comandante Grant ni las bestias de Fientlig me mataran, como tampoco quiero dejar que este tipo me mate. No te preocupes por mí. Cuida de Devlin, porque lo necesita.


    Ace dejó a Agustina detrás, quien quedó muy apenada de que su novio la hubiera dejado allí. Por más que lo intentara disfrazar, era obvio que él quería protegerla. Vio como Ace se fue corriendo en la dirección en donde habían dejado el vehículo, y que no podría alcanzarlo antes de que se fuera. Lo cierto era que no pensaba quedarse de brazos cruzados mientras Ace luchaba contra alguien tan poderoso. Al darse vuelta, notó que Devlin y Erin se le estaban acercando lentamente.

    — Voy a ir a capturar a Orz yo mismo — Devlin sonaba muy severo — Y voy a golpearte si hace falta hacerlo para que te apartes de mí camino.

    — ¡Devlin! — Erin estaba muy sorprendida con ese comentario — Agustina es nuestra compañera. No tienes por qué lastimarla.

    — Yo opino igual que ustedes dos — la chica estaba decidida a desobedecer a su líder — Ace no va a dejarnos atrás para irse solo contra un tipo muy peligroso. Iremos los tres. Pero vamos a necesitar un vehículo para llegar hasta ese lugar.


    […]

    Thomas, Gwyn, Alicia, Plamo, Domir y Asmir iban sobre el vehículo militar recorriendo las calles del distrito 19, mientras que Vigía sobrevolaba la zona captando los alrededores con su cámara. Thomas iba al frente del vehículo, mientras que Gwyn iba en el asiento del copiloto monitoreando la situación. Alicia viajaba con los tres garak en el asiento de atrás.

    Para los tres extraterrestres era una experiencia totalmente nueva el viajar en los vehículos construidos por los humanos, los cuales eran muy diferentes en diseño y tamaño a los que tenían en Pgarak. Aunque el paseo no era nada relajante para ellos, dado a que estaban buscando a un tipo muy peligroso, y que ponía en peligro a toda su especie por los secretos que conocía.

    Alicia rogaba porque los soldados del Zenith no se dejaran llevar por el miedo o la ira al enfrentarse a Michael, y no terminaran asesinándolo. Él había sido muy bueno con ella, y no podría soportar la idea de que el chico que amaba muriera de esa forma. Se sentía culpable en parte, dado a que Michael hizo esa unión con Orz para ir a rescatarla. Aunque ella no tenía la culpa de haber quedado atrapada en Tgarak o ser secuestrada por ellos, no podía evitar sentir que compartía parte de la culpa.

    — Díganme — Alicia le habló a los garak — ¿Cómo es que me encontraron en estas dos ocasiones?

    — Cuanto te trajimos a nuestro planeta te pusimos un nano rastreador debajo de tus uñas — Plamo explicaba la situación — Como puedes ver, tú no sabías de esto hasta ahora, lo que quiere decir que no es molesto ni tampoco causa problemas. Te sugiero que no te lo quites, ya que así podremos encontrarte en donde sea que estés.

    — ¿Por qué no fueron sinceros con nosotros desde el principio? — Thomas sonaba muy serio — Fue la falta de comunicación lo que causó todo este problema en primer lugar.

    — Estábamos a la defensiva — Domir se quiso justificar — Los berrod fueron los primeros seres extraterrestres que han hecho contacto con nosotros, y te puedo asegurar que, tras haber sido atacados por ellos, la paranoia está más que justificada. ¿O acaso ustedes no se encontraron con una especie hostil que los hizo sospechar de todas las demás?

    — La verdad es que lo hemos hecho — Gwyn recordaba las bestias — No podemos culparlos por haber sido precavidos. Después de todo, nosotros aún no hemos conocido a los berrod.

    — Eso no justifica lo que hicieron — Thomas seguía molesto por todo lo ocurrido.

    — Oye, tú no eres el único que ha perdido gente por culpa de los berrod — Asmir entró a la discusión — Si nos ponemos a hacer un conteo, te aseguro que los que más hemos sufrido por el ataque de esta especie hemos sido nosotros. Pero esto no es una competencia por ver quien ha perdido a más gente, es una forma de asegurarnos de que no haya más bajas de las que ya hubo. Así que dejemos de echarnos las cosas en cara unos a los otros. Porque nosotros vamos a ayudar a su amigo a recuperar el control de su cuerpo, y luego formaremos una alianza con ustedes para averiguar lo que causó la lluvia de meteoritos que tanto les interesa.

    — No tendrán una disculpa de mi parte hasta que todo esto haya terminado — Alicia se rehusaba a mostrarse gentil — Ustedes mataron a toda mi familia por un simple malentendido. Y pretenden que yo los ayude en la guerra contra los berrod. Que quede claro que esto lo hago porque ellos representan un peligro para la humanidad, no por ustedes.

    — En tanto esos malditos desaparezcan de la existencia, el motivo detrás de cada uno de ustedes no me importa en lo más mínimo — Plamo respondió de la misma forma que la humana.


    La conversación habría seguido, de no ser por un mensaje que los tres humanos recibieron por parte de uno de los soldados.

    — Atención a todos los soldados — decía con un tono de tristeza el soldado que los había llamado — Michael ha aparecido en el depósito en donde se guardaban las naves que no eran aptas para usarse en misiones del espacio. No ha podido entrar al lugar, pero sí ha matado a tres soldados. Uno de ellos es el comandante Richard Sable. Nuestra hipótesis es que se encuentra en los alrededores. Solicito presencia militar en las proximidades para evitar que Michael escape.


    Thomas frenó el vehículo de golpe tras haberse enterado de la noticia. Sin duda alguna, esas palabras lo habían golpeado muy duro, y Gwyn se encontraba igual que él. El comandante Richard estuvo con ellos desde el momento en el que inició su primera misión, e incluso había demostrado ser un guerrero muy fuerte. Y ahora, ellos recibieron la noticia de su muerte de forma muy rápida. Thomas recordó la forma en la que Richard le habló luego de haberse confesado, y no pudo evitar que unas lágrimas cayeran de su rostro. El comandante era una persona admirable, y ahora ya no estaba. Gwyn se dio cuenta de esto y apoyó su mano en el hombro de su novio, quien se veía más afectado que cualquiera. Ella también se encontraba muy golpeada por esa noticia.

    Alicia no derramó lágrimas por el comandante, pero no pudo evitar sentirse mal por su muerte. En el poco tiempo que ella y él habían interactuado, él siempre se mostró como una persona abierta y amable, recordando que incluso compró comida y bebida para celebrar que ella empezaría a formar parte de su equipo. Sería muy duro para ella el no poder verlo más.

    Asmir, Plamo y Domir sabían que los humanos debían estar golpeados por la muerte del hombre llamado Richard. Asumieron que Richard sería para los humanos lo que Likar era para ellos, por lo que decidieron no mostrarse insensibles ante la muerte del comandante.

    — Entiendo que la muerte de su amigo les haya hecho mal — Asmir trataba de ser lo más delicado posible — Pero Orz sigue suelto, y varios soldados más podrían morir asesinados por él si no lo detenemos. Si no están condiciones de seguir con esto, al menos indíquennos a donde ir y nosotros seguiremos.

    — Gracias, pero ese tipo será mío — Thomas puso el vehículo en marcha otra vez, y cambió la dirección para ir hacia el lugar apuntado por el soldado — El comandante Richard era un buen tipo, y ya no volverá. Le debo mucho a él, y ya no podré pagárselo. Así que me aseguraré de que Orz pague por esto.


    Gwyn y Alicia estaban asombradas por la determinación en Thomas. Las dos chicas tenían mucho miedo de luchar contra alguien que hubiera sido capaz de asesinar a su comandante en una pelea. Alicia no lo había visto pelear, pero supo que el rol de comandante no llegaba solo. Gwyn, por su parte, fue testigo de las habilidades del comandante Richard cuando este se enfrentó a las bestias en Fientlig, y no podía imaginar a alguien como él siendo derrotado. Por más que lo intentara, esa imagen no se le presentaba en la mente. Sin embargo, eso ya no importaba, lo que importaba ahora era detener a su asesino antes de que matara a alguien más.

    […]

    Orz se encontraba disparando balas de calor en contra de unos cuatro soldados que no poseían armaduras, pero que contaban con escudos para defenderse del ataque del berrod. El tiroteo tenía lugar en una base militar cercana, y varios de los soldados, los cuales no contaban con ninguna clase de armadura habían sido asesinados o se encontraban heridos de bala y desangrándose en el suelo, quedando inconscientes sin poder defenderse por más tiempo.

    Orz se cansó de disparar balas sin que estas pudieran perforar los escudos, por lo que levantó su mano derecha y empezó a liberar fragmentos de energía en contra de los mismos. Los escudos ya estaban muy gastados por el impacto de las balas, por lo que el calor de los fragmentos terminó provocando que estos se partieran a la mitad. Los soldados levantaron las armas rápidamente y empezaron a disparar contra el berrod, sin intenciones de capturarlo con vida. El ser que provenía de otro planeta se dio cuenta de esto, y levantó los brazos para cubrirse la cabeza, el cual era la única parte de su cuerpo que no contaba con cobertura alguna. Mientras se cubría, se acercó hacia una de las paredes de la base militar, para poder tener mayor protección. Una vez que estuvo a salvo, apuntó cuidadosamente y liberó más balas de calor en contra de los soldados que le disparaban, logrando darles en el cuerpo y dejándolos gravemente heridos sobre el campo de batalla.

    — Son una molestia — Orz se acercó a los cuerpos y les disparó balas en la cabeza a todos, incluyendo a los que ya estaban muertos — ¿Por qué muestran tanto empeño en defender su planeta si ni siquiera se llevan bien entre ustedes? Dejen de hacerme esto más difícil para todos nosotros.


    Entonces, la nuca de Orz recibió un golpe de un fragmento de energía, el cual tuvo la potencia suficiente para tirarlo al suelo. El berrod se dio vuelta con rapidez y notó que su arma había caído muy lejos de él, por lo que se arrastró para levantarse y mirar en la dirección de la cual había provenido ese disparo. Al mirar atentamente, vio como Thomas, Gwyn y Alicia se acercaban a él, acompañados de tres garak, cosa que le llamó mucho la atención al extraterrestre. No tardó mucho en reconocerlos a los tres, y una sonrisa se formó en su rostro al identificarlos.

    — ¡Asmir! — Orz sonaba muy feliz de verlos — ¡Esto es genial! ¡Maté a uno de los dos soldados más fuertes de tu especie en Tgarak, y ahora has venido a hacerme más fácil el matar al otro!

    — ¡Ríndete, Orz, eres tú solo contra nosotros seis! — Asmir sabía que no se rendiría, pero su idea al hablar así era mostrarle la confianza que tenían de su victoria — No nos podrás ganar en desventaja.

    — Tal vez yo tengo desventaja numérica, pero cuento con otro tipo de ventaja a mi favor — relataba el berrod acercándose para pelear — Ustedes deberán tener cuidado de no matarme a mí, pero yo no tengo que tener cuidado de hacer lo mismo con ustedes.

    — ¡Este tipo me pone nervioso! — Domir decidió pasar al ataque directamente.

    — ¡Espera, eso no es lo que discutimos! — Thomas quiso evitar que el garak fuera a pelear solo.


    Domir se acercó a Orz, quien imitó su acción. El garak levantó su puño en un intento de darle un fuerte golpe en la cara, pero Orz se deslizó al suelo antes de recibirlo, levantando las dos piernas y dándole una patada en el tobillo a su enemigo, quien cayó al suelo golpeándose muy fuerte por la velocidad que tomó. Antes de que este pudiera ponerse de pie, Orz le tomó la cabeza y le quitó el casco que le protegía, para luego cargar energía en sus manos y prepararse para lanzarla. Sin embargo, se volteó rápidamente y atacó a Thomas con esa energía, quien iba corriendo listo para atacarlo. El impacto rompió el visor del casco del soldado, y la fuerza del golpe lo terminó derribando. Orz vio como Gwyn se acercaba por un lado y Asmir por el otro, por lo que se puso de pie y empezó a lanzar energía en contra de los dos con ambas manos. Un fragmento impactó en el casco de Gwyn, rompiendo el visor que tenía, y los demás disparos la tiraron al suelo. La armadura de Asmir resistía cada golpe de la energía, lo que le permitió acercarse hacia él.

    Orz ya lo tenía casi encima, por lo que decidió lanzarle un puñetazo, el cual le dio justo en la zona de su rostro donde la armadura no lo cubría, causándole algo de daño. Sin embargo, esto no detuvo al garak, quien le lanzó rodillazo al estómago provocando que Orz se inclinara un poco, aunque no recibió mucho daño. El berrod se arrojó al suelo y sujetó la pierna de Asmir, para luego hacer fuerza con los brazos y derribar al líder garak al suelo. Al levantarse, vio como Plamo se acercaba, por lo que decidió retroceder para evitar un puñetazo que estaba por recibir. Una vez que logró esquivarlo, corrió hacia él, saltó al acercarse lo suficiente y le dio una doble patada en la cabeza, haciendo que Plamo cayera sobre Asmir. Orz notó que Gwyn, Thomas y Domir se estaban poniendo de pie y también notó que Alicia se mantenía a la distancia.

    — ¿No vas a pelear, Alicia? — Orz hablaba en un tono de burla — Primero haces que Michael se desespere y me deje salir de la máquina donde yo estaba preso, y ahora me facilitas las cosas. No podría estar más agradecido contigo.

    — ¡Cállate! — Thomas se acercó hacia él.


    El soldado del Zenith logró encajarle un puñetazo en la cara al berrod, y luego quiso imitar su acción, la cual fue interceptada por Orz, quien luego le encajó un fuerte golpe en la cabeza para hacerlo retroceder. Domir y Gwyn se le acercaron, por lo que no tuvo más opción que alejarse de ellos. Sabiendo que debía terminar rápido la pelea, Orz pasó al ataque.

    Dado a que eran seis contra uno, Thomas pidió que no usaran armas de fuego, debido a que Orz probablemente prefiriera suicidarse antes que permitir que lo capturaran con vida. Además, con la ventaja numérica debía ser más que suficiente.

    Gwyn y el garak se le acercaron cada uno por un lado distinto, Orz atacó con un golpe de puño a la chica y luego con un codazo al garak, quien se vio más afectado por el golpe. Luego de eso le pegó una patada en el pecho a Domir, haciéndolo caer al suelo. Cuando Thomas quiso saltarle encima y darle un puñetazo, Orz lo bloqueó y luego le golpeó la cara liberando un poco de energía sobre la piel de Thomas, causándole daños leves.

    — ¿Cómo mierda es tan fuerte? — Gwyn lo atacó con una patada, que Orz esquivó sin dificultades.

    — El cuerpo de ustedes es muy ligero, y mi experiencia en combates me permite sacarle el máximo provecho a esa ventaja — Orz levantó su pierna, logrando darle una patada en la cabeza a Gwyn, quien cayó al suelo herida.


    El berrod se acercó caminando hacia la soldado, mientras que Plamo y Asmir se preparaban para continuar la lucha junto a él.

    — Gwyn, los recuerdos de Michael me han mostrado como es tu cuerpo desnudo — sus palabras hicieron enojar a la chica — Conozco a la persona indicada para ponerte dentro de ese cuerpo hermoso que tienes.


    Thomas se levantó rápido del suelo para atacar a Orz antes de que pudiera reaccionar, pero este le bloqueó el ataque interceptándolo con sus manos. El berrod le pegó dos rodillazos en el estómago, y luego le tomó la cabeza para darle un rodillazo en la frente, el cual hizo que Thomas cayera adolorido y con un poco de sangre en donde recibió el rodillazo.

    — ¡Thomas! — Gwyn quería correr hasta él.


    Orz apuntó rápido contra ella, disparando un fragmento de energía que la obligó a saltar al suelo para esquivarlo. Al voltear su cabeza, notó que Asmir y Plamo estaban quietos, como si planearan una estrategia, pero luego descubrió la realidad tras esas acciones. El berrod escuchó un par de pasos acercándose hacia él, y al darse vuelta, vio como un soldado, Ace, se le acercó y le lanzó una patada, la cual le dio en la cabeza, consiguiendo derribarlo al suelo. Los dos garak que estaban de pie empezaron a correr para ayudar al humano en la batalla. Orz rodó sobre su cuerpo para ponerse de pie y empezar a correr de vuelta hacia la base, para poder tomar el arma que disparaba calor. Al llegar hasta la misma, la tomó rápidamente y dejó salir una ráfaga de balas de calor sobre los tres que lo perseguían, obligando a los tres a cubrirse para evitar recibir un daño grave en la parte que estaba descubierta de sus armaduras.

    — ¿Dónde están los demás? — preguntó Asmir mientras pensaba en cómo acercarse al enemigo.

    — Los dejé atrás por su seguridad — respondió Ace, notando que Asmir quería avanzar hacia Orz — Espera, pronto su arma se sobrecalentará, y es ahí cuando atacaremos.


    Gwyn sentía un fuerte dolor en la zona donde recibió la patada, por lo que decidió ir a ver a Thomas y a Domir, quienes también habían sido heridos, principalmente el soldado humano.

    — Thomas, ¿estás bien? — Gwyn se arrodilló para quedar a su altura.

    — Algo así — Thomas estaba frustrado por no poder hacer nada más — Tiene mucha fuerza, y se mueve muy rápido.

    — Ustedes quédense atrás — Domir intentaba ponerse de pie para terminar la pelea — Yo me encargaré.


    Los dos soldados vieron como el garak se acercaba lentamente al resto del equipo que estaba peleando contra el enemigo.

    Orz dejó de disparar, y Asmir, Plamo y Ace interpretaron que su arma se había sobrecalentado, por lo que los tres empezaron a correr hacia él. Los tres buscaban cerrarle los espacios y capturarlo para evitar que siguiera luchando, sin embargo, al acercarse más, Orz volvió a abrir fuego sobre los tres, quienes tuvieron que frenar su corrida para cubrirse de los disparos. El arma no se había sobrecalentado, y Orz logró engañarlos a los tres. Aprovechando la situación, se acercó hacia Ace sin dejar de disparar, y cuando lo tuvo cerca, le pegó una patada en el pecho provocando que Ace cayera hacia atrás con las manos separadas de la cabeza. Orz le apuntó para eliminarlo y Ace no podía hacer nada más que mirar su muerte al frente suyo; pero antes de disparar, un fragmento de energía impactó contra su arma, provocando que se rompiera en dos y quedara inservible. Ace respiró aliviado, mientras que Orz estaba muy molesto.

    Al mirar en la dirección, vio que Agustina, Erin y Devlin se le acercaban corriendo. La novia de Ace se acercó a su novio, mientras que Orz fue corriendo en contra de los otros dos soldados.

    — Dije que se quedaran atrás — Ace estaba muy molesto por ver que su orden fue desobedecida.

    — ¡No podíamos dejarte solo! — Agustina le dio un abrazo a su novio — ¡Ese tipo casi te mata!

    — Gracias por salvarme — Ace correspondió el abrazo.

    — Ahora estamos a mano — Agustina consideró que su deuda por haberla salvado en Fientlig ya había sido pagada.


    Orz se lanzó contra Devlin, saltando y dándole una patada. El soldado se cubrió la cabeza con los brazos, logrando amortiguar el daño del golpe. Tras haber bloqueado el ataque, el soldado quiso darle un codazo, acción que el berrod esquivó tirándose al suelo y pateándole las piernas, causando que el humano también cayera al piso.

    — ¡Devlin, cuidado! — Erin apuntó y disparó energía hacia el lugar donde se encontraban los dos.


    Devlin rodó para esquivar los disparos, pero Orz también imitó dicha acción. El berrod empezó a acumular energía en sus manos sin soltarla, y luego se levantó para correr en la dirección de Erin. La chica seguía disparando energía, sin embargo, no fue capaz de acertar ninguno de los disparos dado a que el enemigo era muy rápido. Orz se acercaba acumulando cada vez más energía en sus manos, y cuando estuvo cerca de ella, dio un salto y le golpeó la cabeza liberando de golpe. Erin cayó de rodillas al piso, y Orz aprovechó ese momento para tomarle la cabeza y darle cinco rodillazos consecutivos y muy potentes que le hicieron sangrar el rostro. Luego de eso, Orz acumuló energía en ambas manos y empezó a darle puñetazos muy fuertes en la cabeza a Erin, repitiendo el proceso de acumular y soltar a medida que la golpeaba. Cuando sentía que estaba cansándose, acumuló una gran cantidad de energía en la mano derecha y le dio un golpe muy fuerte que la hizo caer muy violentamente al piso.

    Devlin le saltó encima, logrando derribarlo. El soldado humano estaba muy furioso con el berrod, y tras haber matado a sus padres, no lo dejaría ir tan fácilmente.

    — ¡Te voy a matar! — Devlin se le puso encima y le dio un golpe en la cara — ¡Una vez que te separe del cuerpo de Michael, voy a torturarte hasta la muerte!


    Devlin le dio dos golpes más a Orz, hasta que este logró interceptar el tercero, para luego levantar su rodilla y darle un potente golpe en el mentón. Devlin se le quitó de encima, y Orz se puso de pie, sin embargo, no notó que Asmir se le acercaba por detrás. El garak juntó ambas manos y le golpeó la nuca logrando derribar a Orz con facilidad. Posteriormente, le tomó ambos brazos y lo levantó. El berrod se quería soltar, pero entonces Plamo y Domir se le acercaron y empezaron a golpearlo en la cabeza repetitivamente con los guantes de metal que tenían, los cuales le causaban cada vez más daño a Orz, quien no podía hacer nada más que emitir quejidos de dolor mientras recibía esa brutal paliza.

    Cuando Plamo se cansó, Domir le dio tres golpes muy fuertes y rápidos, los cuales agotaron a Orz. Asmir lo notó, por lo que lo soltó, provocando que cayera de rodillas. En una última acción, el líder de la especie garak le dio un codazo con todas sus fuerzas al berrod, consiguiendo que este quedara inconsciente en el piso. La pelea ya se había terminado. El rival les dio varias dificultades, pero lograron derrotarlo con la desventaja numérica.

    — ¡Lo tenemos! — celebraba Plamo, sabiendo que Orz ya no podía causarles más daño — ¡Lo hemos capturado!

    — ¡Plamo, ponle tus guantes! — ordenó el líder garak — No has traído los guantes de calor, y si los tiene puestos, no podrá liberar energía. Pónselos y luego engánchalos. Si llega a despertar en la nave, nos será más fácil capturarlo.


    El soldado garak obedeció a su líder, colocándole los guantes a Michael, para luego activar una señal magnética en las muñecas, provocando que sus manos le quedaran enganchadas. El equipo del Zenith se acercaba a ellos maravillados ante ese invento creado por los garak. Agustina se acercó para comprobar el estado de Devlin, mientras que Alicia fue a ver a Erin, quien no se había levantado del piso todavía. El soldado se encontraba algo dolido por los golpes, pero se alegró de que lograran capturarlo.

    — ¿Te duele mucho? — preguntó Agustina, para ver si sería necesario conseguirle algún medicamento.

    — Estaré bien — Devlin no se sentía bien como para ponerse de pie todavía, pero solo necesitaría un minuto — Me basta con que hayamos capturado a Orz.

    — ¿Podrán ayudar a Michael? — preguntó Thomas, quien sentía curiosidad por la forma de proceder de los garak.

    — Solo hay un método que podemos intentar — Asmir tomó a Michael para poder llevárselo — Tengo la certeza de que va a funcionar, pero un poco de fe no estaría mal.

    — Al fin se terminó — Domir se sentía agotado — Este tipo sí que nos hizo sufrir.

    — Ahora nos llevaremos a Alicia y a Michael — Plamo miró a la chica, quien seguía con Erin — Con la ayuda que vamos a obtener de ustedes, sé que podremos eliminar a los berrod de una vez por todas.

    — ¡Chicos! — Alicia gritó horrorizada al poner su mano en el cuello de Erin — ¡Ella no está respirando!

    — ¡¿Qué?! — Devlin no se podía poner de pie, por lo que se arrastró por el suelo hasta su novia — ¡¿Cómo que no respira?! ¡¿De qué estás hablando?!


    Devlin puso su oído en el pecho de Erin, y tal como Alicia decía, ella no estaba respirando. El soldado sintió como su corazón se detenía, y tomó a Erin por la cabeza para hablarle.

    — ¡Erin… vamos, reacciona! — Devlin empezó a llorar al ver que no tenía respuesta — ¡Erin, por favor, no me hagas esto! ¡No me dejes, amor, por favor, no tú! ¡Erin! ¡Erin, por favor!


    Pero la chica no respondía ante el llamado de su novio. Gwyn, su mejor amiga, dejó a Thomas en brazos de Ace para correr a verla. Se agachó y comprobó su pulso, reaccionando que la misma forma que su compañero al ver que ella no mostraba signos de vida.

    — ¡Erin! — Gwyn no podía creer que a su amiga le estuviera pasando esto — ¡Erin, despierta, por favor! — las lágrimas no tardaron en hacerse presente en ella — No… está…

    — ¡No! — Devlin golpeó el suelo con furia para luego sujetarse la cabeza y tironearse el pelo — ¡NO! ¡Esto no puede ser!


    Thomas y Agustina se dieron cuenta de que no había esperanzas para Erin, y ambos empezaron a llorar ante la pérdida de su compañera. Ace sentía un fuerte dolor por ella, dado a que él también la apreciaba, y no tardó mucho en unirse en llanto a sus compañeros. Alicia ya no pudo contener sus lágrimas y también empezó a llorar. Había perdido a dos buenas personas en el mismo día, y se sentía muy mal por la situación que sus compañeros estaban pasando, recordando el momento en el que descubrió que su familia había muerto.

    Los tres garak no pudieron evitar sentirse mal al ver llorar a los humanos. Al igual que ellos, habían perdido a varias personas muy queridas en poco tiempo, y era una situación que desgarraría a cualquiera que la estuviera viendo.

    — Richard, Erin, mis padres… — Devlin se secaba las lágrimas para dar paso a que más de estas siguieran fluyendo — Orz los mató a todos.

    — Erin, yo… lo siento mucho — Gwyn se sentía muy mal por no haber podido hacer nada para ayudar a su amiga.

    — Y ahora, ¿qué vamos a hacer? — Agustina abrazó a Devlin y a Gwyn para consolarlos, aunque ella también necesitaba eso.


    Asmir decidió mostrarse compasivo con los humanos, soltando el cuerpo de Michael en el suelo y acercándose a ellos para hacerles saber que él compartía el dolor que ellos sentían, dado a que él también había perdido gente.

    — Solo hay una cosa por hacer — Asmir se arrodilló para estar a su mismo nivel, su voz denotaba un gran lamento por lo ocurrido — Tenemos que eliminar a los berrod… Ellos son los responsables de todo lo que pasó hoy.
     
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    Manuvalk

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    Saludos amigo, ha sido un capítulo espectacular. Uno más. No me voy a cansar de decirte que la narrativa en general es genial, pero en las peleas es sublime. Es una auténtica delicia porque te lo puedes imaginar todo, es increíble. Dicho esto, comentaré lo más interesante para mí:

    Ha sido triste ver a Devlin descubrir los cuerpos sin vida de sus padres, y más aún el que se enteren de la muerte del comandante Richard. Sin lugar a dudas, dos mazazos en un día. Al margen de eso, me ha alegrado ver a Ace con su liderazgo, imponiendo su criterio (aunque luego sus compañeros lo desobedezcan, y gracias a ellos no muere XD). Luego me alegra ver que los tres garak y el resto comienzan a entenderse poco a poco. Entiendo que a Thomas le afecte la muerte de Richard, pues han compartido algún momento juntos a diferencia del resto.

    Finalmente lo mejor del capítulo: la pelea vs Orz. Era evidente que pese a la desventaja con la que el berrod contaba, iba a ser una pelea jodida. Y vaya si lo ha sido. Como he dicho, ha estado narrada de manera espectacular y se ha visto a Orz bastante superior al resto. Aunque era evidente que no podría mantenerse así por mucho tiempo, ha dado pelea dura. Tanto que Erin lo ha pagado con su vida...

    La muerte de Erin me duele porque siempre ha sido un personaje agradable, aunque no destacable. Sin embargo, su muerte me hace ver una posible trama que me encantaría ver y es que Devlin ha perdido a sus padres y a su novia a manos de Orz que a su vez controla a Michael porque éste accedió. Así que tendría mucho sentido que Devlin culpara de todo a su hermano, cosa que me gustaría ver porque tiene sentido. Ver una enemistad entre hermanos sería algo increíble y creo que hará que el personaje de Devlin suba un escalón de nivel. Espero que hayas pensado lo mismo, sería genial ver algo así.

    Sin nada más que decir, después de un par de capítulos frenéticos espero ver como liberan a Michael de Orz y como lidian los personajes con lo ocurrido. Siento que habrá conversaciones muy interesantes. Hasta la próxima.
     
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    Poikachum

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    Sigues manteniendo el nivel de mucha acción pero bien desarrollada y no se hace pesada, la muerte de los padres y Erin ha sido muy duro para el pobre Delvin que desea venganza. Orz me encanta cada capítulo mas, no es el tipico que mata y au, sino que esta muy bien desarrollado, planea las cosas muy bien y si ha perdido es por estar en inferioridad númerica. Eso si, a pesar de ello ha plantado cara.

    Ahora toca esperar para ver como lo sacan de ahí y de salir si lo hara con un cuerpo nuevo o a lo baby de dbgt. Tengo mucha curiosidad por ver como se desarrollan las cosas y si lucharan contra los berrod. No hay mucho mas que no te hayan dicho, solo esperare al siguiente :D

     
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  18. Threadmarks: Los últimos en caer
     
    Agus estresado

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    Título:
    La Gran Catástrofe III Invasor Agresivo
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    31
     
    Palabras:
    4315
    Saludos a todos. Es el momento de publicar el siguiente capítulo de esta tercera parte. Como he dicho antes, los tres mejores capítulos ya pasaron, pero eso no quiere decir que lo que nos quede sea algo malo. Si bien, considero que no está al mismo nivel de epicidad, yo sé que pasarán muchas cosas que los mantendrán entretenidos durante la lectura.

    Nos estamos acercando al final. Si las cuentas no me fallan, y sin contar este capítulo, ya solo nos quedan un total de 8 capítulos más para que llegue el final. Luego de eso, vendrá una pausa bastante larga y considerable hasta que publique la parte IV. Sin más distracciones, los dejaré con el capítulo.


    Los últimos en caer:

    El cielo empezaba a tornarse de color naranja, lo cual quería decir que el final del día se acercaba. Seis personas permanecían en el cementerio tras haberse llevado a cabo el funeral en memoria de todos los soldados de Black Meteor que perdieron su vida en el intento de Abel por humillar al Zenith una última vez. Las lápidas de todos los soldados tenían flores ya sea encima o alrededor. Los seis que quedaban en el lugar estaban frente a las tumbas de dos personas que habían sido parte de sus vidas durante mucho tiempo: los soldados Stuart Radley y Shun Chain, ambos asesinados por Michael, o por quien fuera que tuviera el control de su cuerpo en ese momento, lo cual era muy desconocido para ellos en ese instante.

    El comandante Frans miró las tumbas de ambos soldados mostrando una expresión de tristeza y de lamento de no haber estado con ellos cuando fueron asesinados. Sin embargo, sus dos soldados ya no estaban y no le quedaba más que aceptarlo. Ahora su equipo se reducía a solo cinco personas, y si un grupo de nueve había sido derrotado, uno aún más pequeño no sería rival para nadie. Para colmo, los soldados que habían muerto en el ataque eran de los mejores soldados de Black Meteor, lo cual quería decir que antes de que pudieran regresar al espacio, se debería evaluar las características de nuevos soldados para ver quiénes eran aptos y quienes no, pero si incluso los que eran aptos podían morir, no había muchas esperanzas.

    — No te envidio, Abel — pensaba Frans mientras se retiraba en silencio — Tienes mucho trabajo que hacer ahora. Sobre todo, después de que nos dieran una fecha límite para encontrar las respuestas.


    Xander y Claire se sentían muy mal por la pérdida de sus compañeros. Estuvieron catorce meses aproximadamente viviendo bajo el mismo techo, y ahora ellos habían muerto. La muerte de Brandon no los afectó mucho dado al poco tiempo que interactuaron con él. La muerte de Grace fue distinta, y claramente la muerte de Shun y Stuart los golpeó de gran manera. La pareja de soldados ya se había despedido de ellos apropiadamente, y no querían quedarse un segundo más en ese lugar.

    — Vámonos, Claire — Xander la tomó del hombro — Salgamos de este horrible lugar.

    — Voy detrás de ti — Claire abrazó a su novio y ambos se marcharon.


    Finalmente, los últimos que quedaban en el lugar eran Paul, Casey y Natasha, quienes fueron compañeros de ambos mucho tiempo antes que el comandante o la pareja de soldados. Las muertes de sus compañeros pesaban sobre ellos, incluso aunque en los últimos días no se llevaran de la mejor forma. Siempre serían compañeros de equipo, o al menos eso era lo que creyeron una vez.

    — Al menos a ellos dos los podemos enterrar — decía Natasha con tristeza — Brandon fue devorado por las bestias, y Grace murió en un planeta desconocido. Nunca recuperaremos sus cuerpos. Shun y Stuart al menos pueden descansar en este lugar.

    — Esta tiene que ser la peor semana para nosotros — agregaba Casey, recordando todos los eventos de los días pasados — Perdemos a la mayoría de soldados en lo que se suponía que iba a ser nuestra victoria definitiva contra el Zenith. Y no solo eso, nos han reducido el tiempo para encontrar las respuestas a la Catástrofe, así como también el número de soldados. No quiero tentar a la suerte al decir esto, pero creo que las cosas no pueden empeorar.

    — No creo que puedan — respondió Paul ante lo que decía su compañera — ¿Se dieron cuenta? Solo quedamos nosotros tres del equipo original. Geoff, el comandante Grant, Brandon, Grace… y ahora ellos dos. Ni siquiera han pasado dos años desde el día que nos conocimos, y ya perdimos a casi todos nuestros compañeros.

    — Me pregunto quién de nosotros será el siguiente — Casey no veía el futuro con optimismo tras esas palabras de Paul — Y también cuánto tardará en ocurrir.

    — Deberíamos irnos a la base a esperar órdenes — sugirió Natasha — Estar en este lugar no nos hará ningún bien.

    — Tienes razón — Paul les dio un último vistazo a las lápidas de sus compañeros — Adiós, amigos. Espero que descansen en paz. Me gustaría prometerles que honraremos sus muertes descubriendo lo que causó la Gran Catástrofe, pero es una promesa que no podría cumplir.


    Los tres soldados se marcharon de regreso a la base en donde estaban asignados. Hubieran preferido que el funeral se hubiera realizado más temprano, dado a que casi se hacía de noche, pero con todas las complicaciones de la conferencia, Abel tuvo muy poco tiempo para organizar los entierros de todos los soldados que habían caído.

    […]

    Una situación similar se veía al mismo tiempo en un cementerio localizado en Zenith. Un funeral se celebró para que familiares y amigos pudieran despedir a todos los que fueron asesinados tanto por Black Meteor como por Orz, y ahora que estaba por oscurecer, solo quedaban cinco soldados del Zenith: Devlin, Gwyn, Thomas, Agustina y Ace.

    El mellizo de Michael se encontraba de rodillas llorando frente a una lápida que tenía la inscripción de Erin Aster, la chica de la que se había enamorado apenas iniciaron la misión, y con la cual compartió muchos momentos de felicidad. Las lágrimas no dejaban de fluir en él. Gwyn, quien era su mejor amiga se encontraba junto a Devlin, en una situación similar a él, con la diferencia de que ella se mantenía de pie en lugar de estar arrodillada. Thomas, Agustina y Ace también estaban devastados, y aunque fuera en menor medida, las lágrimas también estaban presentes en sus rostros.

    Una vez que pasó un tiempo, Ace se apartó de la lápida de su compañera y se dirigió a una que se encontraba justo al lado. Dicha lápida tenía el nombre del comandante Richard Sable, una de las personas más honorables que había conocido. Ace se sentía mal por él, pero también se dio cuenta de algo: hasta que no fueran asignados a otra unidad a cargo de otro comandante, él sería el líder de su equipo. No pasaría mucho tiempo en esa función, pero tuvo la obligación de asumirla al instante. Agustina se le acercó para abrazarlo desde atrás, claramente entendiendo lo que su novio estaba pensando en ese momento. Tras un momento, los dos regresaron con sus otros compañeros.

    — Maldición… — Devlin no levantaba la cabeza — Creí que nunca tendría que volver a este cementerio para enterrar a un ser querido, y en el mismo día he enterrado a tres… Mi mamá, mi papá, y Erin. Me los quitaron a los tres el mismo día.

    — Devlin, lo lamento muchísimo — Thomas colocó su mano en el hombro de su compañero para mostrarle su apoyo en el dolor — Realmente siento que hayas tenido que pasar por esto.

    — Y eso no es lo peor — Devlin pareció ignorar las palabras de Thomas — Mi tío y mi tía no aparecieron. Michael y yo estuvimos con ellos cuando Julie murió, pero ellos no se molestaron en venir aquí para acompañarme. No puedo creer que me abandonaran así.

    — Habrán tenido sus razones, Devlin — Ace se agachó para mostrarle sus condolencias — Pero nosotros estamos aquí contigo. Y lo estaremos siempre. No te preocupes por nada.

    — Nos duele haber perdido a Erin y al comandante, y ver lo que estás sufriendo nos causa mucho daño — agregó Agustina a lo que dijo su novio.

    — Erin era mi mejor amiga, casi una hermana para mí — Gwyn abrazó a su compañero — No tienes que sufrir tú solo. Si necesitas algo, solo dínoslo.

    — Gracias amigos — Devlin apreciaba la compañía que le brindaban — Ustedes son la única familia que me queda ahora.


    Tras decir esas palabras, el soldado se puso de pie y miró a su líder fijamente. Ace podía ver que Devlin había dejado de llorar, pero la expresión de su rostro no había cambiado demasiado.

    — Si no es molestia, no voy a ir con ustedes a la base — declaró Devlin, sorprendiendo a los demás — Necesito estar solo por un momento, y tendré mucho que ordenar en la casa de mis padres. Así que es ahí donde estaré.

    — Lo entiendo, Devlin — Ace apoyó sus manos en los hombros del soldado — Dijimos que te daríamos lo que necesitaras, y si crees que necesitas estar solo, te vamos a dar la oportunidad. Pero cuando sea el momento, tendrás que venir a la base.

    — Lo haré, lo juro — el soldado se despidió de todos con un apretón de manos y luego se marchó por su cuenta.


    Una vez que se marchó, solo quedaban cuatro personas en el cementerio, que permanecieron allí un rato más. El sol ya se había puesto, y el cielo nocturno estaba tomando paso, lo que le indicó a los soldados que era momento de marcharse.

    — ¿Qué es lo que vamos a hacer ahora? — Thomas sentía curiosidad — Nos retiramos a la base, ¿y luego?

    — Hablé con Magnus antes del funeral — explicaba Ace — Me dijo que mañana va a llegar el grupo del comandante Zion Stones, y que a ese grupo solo le quedan cuatro soldados. Ante eso, considera que lo mejor será que nos integremos a su escuadrón. Y que Michael y Alicia también lo hagan.


    Poco tiempo después de haber capturado a Orz, Asmir y sus dos compañeros se llevaron a Michael y a Alicia. Según palabras de ellos mismos, sería lo más conveniente dar inicio al tratamiento de Michael de inmediato, y querían llevarse también a Alicia para poder exponerla a la radiación y que lograra alcanzar la habilidad de lanzar energía igual que ellos. Dado a que los garak se ofrecían a hacerlo, y que la única opción restante sería llevar a Alicia a un planeta donde hubiera radiación en caso de rechazar dicha oferta, Alicia decidió irse con ellos. Después de todo, ellos fueron los que habían derrotado a Orz y le habían puesto fin a la masacre que llevó a cabo en el Zenith.

    El grupo escuchó las noticias de Ace con algo de escepticismo, dado a que se habían acostumbrado siempre a estar bajo las órdenes del comandante Richard. El cambio de comandante no sería algo precisamente agradable, y mucho menos cuando se haría de un día para el otro. Los cuatro esperaban que el comandante Zion fuera tan simpático como el comandante Richard, ya que no estaban acostumbrados a otra clase de trato de parte de una figura superior.

    Tras despedirse por última vez de sus compañeros, los cuatro soldados se marcharon hacia a base en donde pasarían la noche y el día siguiente a la espera de que su nuevo comandante arribara y se presentara ante ellos.

    Al igual que los soldados de Black Meteor, ellos hubieran preferido que el funeral hubiera sido más temprano, pero los contratiempos a los que Magnus se vio expuesto entre la conferencia, la visita no esperada de los garak, la situación de Orz, y las muertes que dejó este último sumadas a las muertes de los soldados que habían sido asesinados en el ataque de Black Meteor lo terminaron retrasando más de la cuenta.

    […]

    Los soldados de Black Meteor ya se encontraban en la base. El comandante Frans estaba en la sala principal, tomándose unas cervezas en soledad, reflexionando sobre todo lo ocurrido. El plan de Abel fue un fracaso, pero creyó que era culpa suya. El comandante consideró que tal vez debió dejar a un par de soldados en el exterior de la base, para evitar que alguien pudiera escapar desde la ventana. De haberlo hecho, quizá ellos habrían tenido éxito y el día de hoy estarían explorando el espacio junto al equipo del Zenith. Por suerte para él, Abel no pidió detalles demasiado precisos sobre el procedimiento, y no recibió ningún castigo por haber permitido que un enemigo escapar con vida. Sin embargo, no dejaba de pensar en eso, motivo por lo cual daba sorbos a su cuarta cerveza.

    — Y yo… — antes de terminar su frase se tomó lo que quedaba de cerveza para luego abrir otra — ¿Habría sido capaz de derrotar a Michael? — apenas la había abierto, se tomó la mitad de un solo trago — ¿O habría caído como los demás? — el alcohol lo estaba afectando — Supongo que no lo sabré. Qué bueno que no estuve en la base al momento del ataque. Si un solo soldado, por más que estuviera poseído por un demonio o un extraterrestre, me hubiera derrotado, sería más que suficiente para quitarme mi rango de comandante.


    Frans continuó hablándose solo mientras seguía bebiendo su cerveza. Se había terminado una segunda botella, y luego procedió a abrir una tercera.

    En las habitaciones, Xander y Claire se encontraban recostados juntos en la misma cama. La pareja ya no sabía qué era lo que iba a pasar. Sin importar cuanto planearan las cosas, todo les terminaba saliendo al revés. Creyeron que sus armaduras serían suficientes para enfrentar a las bestias, pero Brandon fue asesinado. Creyeron que su habilidad de lanzar energía les valdría para hacerle frente a cualquier raza del universo, pero Grace fue asesinado por una raza que incapacitó todos sus movimientos. Y luego, creyeron que el plan de Abel no tendría fallas, pero un solo soldado fue capaz de derrotarlos.

    — Me siento como un inútil — decía Xander a lo que Claire prestaba atención — Soy el mejor soldado de la historia de Black Meteor, y no sirvo para nada. Varios de mis compañeros son asesinados, incluso conmigo en el campo de batalla. Me he esforzado tanto para ser el mejor, y mi historial es desfavorable. Desde que inició la misión de exploración espacial, solo hemos conseguido derrotas.

    — El ataque a la base del Zenith fue una victoria para nosotros — Claire discrepaba con lo que Xander decía — Por más que luego Michael nos derrotara, cuenta como victoria.

    — No, no cuenta como victoria — Xander pensaba con seriedad — Y si lo contamos como victoria es aún peor. Quiere decir que el enemigo nos derrotó luego de obtener una victoria. Tanto entrenamiento para nada.

    — Tal vez solo necesitemos entrenar más duro — Claire veía que Xander se estaba desanimando.

    — Somos los mejores y nunca hemos parado de entrenar — respondió su novio — Ya deberíamos ser invencibles, pero no lo somos. Sinceramente, es cuestión de tiempo hasta que algo o alguien nos mate. Ya hemos perdido a varios de los mejores soldados del país. Nosotros podremos ser los últimos en caer, pero también vamos a caer.


    Claire no veía con buenos ojos que su novio hablara así. Ya había sentido miedo antes, pero era la primera vez que se desanimaba de tal manera, lo cual llevó a que ella también quedara de esa forma. Sin embargo, no podían rendirse todavía. El golpe que habían recibido fue muy duro. Irónicamente, terminaron recibiendo lo que esperaban causarle al Zenith. Les costaría mucho trabajo poder recuperarse de algo así.

    En otra de las habitaciones, Paul se encontraba sentado en su cama, pensando en todos sus compañeros muertos. Él sentía mucho miedo de ser el siguiente, dado a que él no se consideraba de los mejores soldados del equipo, lo que significaba que pronto podría caer. Mientras se encontraba pensando en los caídos, alguien llamó a su puerta.

    — Puedes entrar, no era necesario que llamaras — Paul no se levantó de la cama.


    En ese momento, Casey entró a la habitación, cerrando la puerta tras su paso. A Paul le sorprendió mucho verla en ese lugar.

    — ¿Pasó algo, Casey? — preguntaba el soldado creyendo que sería algo importante.

    — No, solamente pasaba a agradecerte — Casey se sentó al lado suyo — Si no hubieras intervenido, Michael o quien fuera que tuviera su cuerpo, me habría fundido el cráneo a mí también.

    — No podía dejar que te mataran — Paul apreciaba que Casey reconociera su esfuerzo — Otra baja en el equipo habría sido fatal.

    — Has cambiado, Paul — Casey lo miraba fijamente a los ojos, cosa que ponía nervioso a Paul.

    — ¿De qué hablas? — Paul no entendía a lo que se refería.

    — No eres el mismo de hace tiempo, eres diferente — Casey tomó su mano — Maduraste. No sé en qué momento lo hiciste, pero no se puede negar que así ocurrió. Eres un soldado más centrado en la misión, e incluso has desafiado a Shun cuando estaba intentando dividir al equipo. Creí que eras débil porque siempre venías detrás de mí, hasta era molesto en cierto punto, pero luego de que tuvimos un combate de entrenamiento en el que me atacaste primero, me sorprendí. Antes me parecías alguien que se arrastraba mucho, pero ahora ya no eres así.

    — Yo me harté de intentar y fallar — Paul daba explicaciones — Me estaba desconcentrando de mi posición de soldado, y todo para obtener siempre la misma respuesta. Por eso decidí olvidarlo todo y dejar que pasara lo que pasara.

    — Tal vez no te creas esto, Paul, pero me estás empezando a gustar — Casey se acercó a él para abrazarlo — Estoy viendo que te has convertido en un soldado diferente. Y eso me gusta.

    — Tú nunca dejaste de gustarme — Paul correspondió el abrazo de su compañera — Simplemente lo dejé de intentar para no verme humillado siempre.

    — No puedo creer que estuve con Shun cuando te tuve a ti — Casey no se despegaba de Paul — Me apena que haya muerto, pero eso no cambia que fuera un tipo desagradable en los últimos días.


    Paul y Casey quedaron así por un rato. Mientras tanto, en una de las últimas habitaciones, Natasha se encontraba recostada sobre su cama. Tenía sueño, y pronto quedaría dormida, pero eso no evitó que pensara en lo que había pasado en los últimos días. Sin embargo, junto al recuerdo de los últimos días, le llegó el recuerdo de algo ocurrido hace más de un año, precisamente en el final de la misión de saqueo de recursos. La chica recordó ese momento y la decisión que tomó, arrepintiéndose completamente de aquello.

    — Me ofreciste irme contigo, y yo no lo hice — Natasha no podía evitar pensar en todo el tiempo en el que pudo haber estado con Ace y no lo hizo debido a esa decisión — Si lo hubiera hecho, ahora mismo estaría contigo. Dudo mucho que las cosas fueran para mejor, pero al menos estaríamos juntos…


    Luego de eso, Natasha empezó a reflexionar un poco sobre la pelea entre todos sus compañeros en contra de Michael, y no pudo evitar pensar en una pregunta que no abandonaba su cabeza.

    — Si Michael estaba en la Tierra, quiere decir que tú también — pensaba — Me pregunto si tú sobrevivirías a una pelea contra él… ¿de qué estoy hablando? Claro que sobrevivirías. No conozco a nadie que sea capaz de matarte, Ace. Sé que estarás bien. Espero sobrevivir lo suficiente como para volverte a ver y que estemos juntos finalmente.

    […]

    En la base del Zenith se vivía un clima similar. Los dos países compartían muchas cosas a pesar de las diferencias, y probablemente la idea de una alianza entre ambos sería posible de no ser por las acciones llevadas a cabo por Abel.

    Gwyn se encontraba junto a Thomas en su habitación. Ambos estaban recostados juntos, y a punto de dormirse. Thomas notaba que Gwyn no se había recuperado del todo por la muerte de su mejor amiga, y que necesitaría más tiempo para eso.

    — Estaré contigo, no te preocupes — le decía su novio, con una voz suave — Te ayudaré para que puedas seguir adelante.

    — Gracias, Thomas — Gwyn apreciaba su compañía — Me alegra tenerte a ti. No puedo creer que pasé tanto tiempo mirando a Michael como una niña caprichosa. Él no me amaba y no fui capaz de verlo.

    — Ya te dije que no te atormentaras por eso — Thomas no quería hablar de ese tema ahora mismo — Al menos tú no cometiste un acto imprudente como yo.

    — Pero eso fue gracias a que tú me hiciste entrar en razón — Gwyn miró a Thomas a los ojos — Te lo agradezco, Thomas. Me hiciste cambiar, y verdaderamente lo necesitaba. Muchas cosas cambiaron tan rápido. Pasamos un año sin encontrar una especie con vida en algún planeta y sin bajar de la nave, y en menos de un mes hemos vivido cientos de cosas. El descubrimiento de los garak, la llegada de Alicia, el ataque de Black Meteor, el ataque de Orz, incluso hemos perdido al comandante Richard y a Erin…

    — Las cosas pueden cambiar muy rápido, Gwyn — le decía Thomas a su compañera — Ni siquiera se necesita que sea un mes. A veces puede ser un solo día.

    — Imagino que así fue cuando cayeron los meteoritos — Gwyn no recordaba ese día dado a que solo tenía tres años cuando ocurrió — El mundo no detiene su cambio, y nosotros tampoco. Tú y yo hemos madurado, aunque mi madurez te la debo a ti. Sin mencionar nuestra habilidad para disparar energía.

    — Aún no hemos obtenido ni una sola respuesta de la Gran Catástrofe — Thomas cerró los ojos — Quiere decir que aún queda mucho por descubrir, y que probablemente nos quede mucho por cambiar. Pero ahora, lo mejor será que descansemos. Fue un día muy largo.

    — Estoy de acuerdo — Gwyn también cerró los ojos — Buenas noches.


    Con ellos durmiendo, los únicos que quedaban despiertos eran Ace y Agustina. Ambos soldados estaban en la habitación donde Ace dormía, reflexionando, igual que todos los soldados, sobre lo ocurrido. Para Ace aún era difícil de aceptar que Richard había muerto, sin embargo, Agustina lo sacó de sus pensamientos muy rápido al hablarle sobre otra cosa.

    — Ace, quiero decirte algo — le decía su novia, algo seria en el momento.

    — Solo dilo, no es necesario que pidas permiso — Ace sentía curiosidad de saber qué era lo que le iba a decir.

    — Es sobre lo que pasó hoy — Agustina recordaba las palabras de su novio — Entiendo que quieras protegerme, pero no era necesario que me quedara atrás. Tú mismo me entrenaste en todos estos días, y yo ya no soy la misma niña asustada que fui en Fientlig. No me quería quedar cruzada de brazos mientras tú peleabas contra un tipo tan peligroso. Ya te lo había dicho, si tenemos que morir, que así sea, pero que sea luchando juntos.

    — Yo no te dejé atrás por eso, Agustina — Ace se defendía — Creí que Devlin cometería alguna imprudencia, y contra alguien tan peligroso como Orz, podría haber muerto. Supe que Erin no lo podría detener, pero tú sí. Pero eso ya no importa. Si no hubieras aparecido cuando lo hiciste, Orz me habría asesinado. Así que te agradezco la ayuda, y te prometo que ya nunca te dejaré de lado. Desde ahora en más, haré que vengas conmigo a las misiones, y si los demás soldados desobedecen una de mis órdenes, me encargaré de hablar en persona con ellos. Yo en ningún momento desconfié de tus habilidades.

    — Me alegra que pensaras eso — Agustina le dio un beso en la mejilla — Creí que me considerabas una chica débil.

    — Nunca — Ace respondió de la misma forma — Eres una chica muy fuerte, y ya lo has demostrado.


    Los dos decidieron dormirse sin dar lugar a más conversaciones, dado a que el día de mañana seguramente conocerían a su nuevo comandante, y lo mejor sería estar preparados para cuando llegara.

    […]

    La madrugada seguía su curso, pero Devlin no se tomaba ningún descanso. El soldado, quien ahora se encontraba totalmente solo, ordenaba las cosas de sus padres, pensando en qué podría hacer con ellas. Lo que creía que podría servirle a alguien más lo dejaba al alcance, mientras que las cosas que consideraba especiales o que le podrían servir a él, las guardaba en los armarios de la casa.

    El sueño lo había invadido, y ahora solo quería dormir. Fue directo a su habitación, la cual compartía con Michael y llevaba varios meses sin usar. Había dos camas y una mesita de noche con un cajón para cada una de ellas. Devlin se recostó, y antes de dormir, abrió el cajón que estaba en la mesa de noche y sacó una foto. En dicha foto estaban él y Michael de niños. Los dos tenían un gran parecido, y de no ser porque Michael se había aclarado el cabello, ambos parecerían ser la misma persona.

    El soldado estuvo mirando la foto de ambos sin poder evitar que una sensación de ira invadiera su cuerpo. Michael había sido su hermano desde el momento de que nacieron. Vivieron siempre juntos y siempre lo apoyó cuando lo necesitó. Siempre supieron que podrían contar el uno con el otro, y fue eso lo que hizo aumentar la ira en Devlin, quien decidió romper la foto por la mitad y quedarse mirando la mitad en la que se encontraba Michael.

    — ¡Te dije que iba a ayudarte a recuperar a Alicia! — Devlin gritaba furioso contra la foto de su hermano — ¡Sabías que te iba a ayudar! ¡Erin y el comandante Richard también iban a brindarte su ayuda! ¡Y, sin embargo, actuaste tú solo, permitiste que ese monstruo entrara en tu cuerpo y los mataste a ellos y a nuestros padres! ¡Tú eres el responsable de todo esto, Michael! ¡No puedo creer que hayas sido tan egoísta y desprevenido! ¡Has cambiado! ¡No sé qué fue lo que te pasó, pero tú ya no eres mi hermano! ¡Dejaste de serlo desde el momento en que dejaste que Orz entrara dentro de ti!
     
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    Agus estresado

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    Y ahora, un aviso nuevo para todos los lectores. Iba a decirlo antes de publicar el capítulo, pero no quería hacer ninguna clase de spoiler, por más pequeño que este pudiera ser.
    Este será el último capítulo, por un largo tiempo, en el que Black Meteor y Zenith comparten el protagonismo. Desde el siguiente, y durante varios capítulos más, la historia se centrará en lo que le ocurra a los soldados del Zenith.

    ¿Eso quiere decir que Black Meteor ya no aparecerá más? No, ellos seguirán apareciendo, pero no de la misma forma que el Zenith. Sus personajes perderán un poco de peso para la historia, y eso es todo.

    ¿Por cuanto tiempo será esto? No podría decirles cuando en la forma exacta, pero no tienen por qué preocuparse. Llegará un momento en el que las cosas volverán a cambiar, y Black Meteor volverá a tomar protagonismo en la historia. Solo quiero que se hagan la idea de que, por unos cuantos capítulos, las cosas serán diferentes.

    Nuevamente, no se asusten. Zenith tendrá todos los reflectores por ahora, pero no será algo permanente. Solo temporal.
     
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    Poikachum

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    Me ha encantado este capítulo por una cosa, como has sabido manejar las emociones de los personajes y que por muy fuerte que seas siempre sufrirás, es decir, por mucho que te entrenen pasar tanto tiempo con alguien y luego perderlo te hace sufrir mucho. Has sabido describrir todo eso, como se paran frente a las tumbas, como los miedos están a flor de piel, como tienen ese sentimiento de que todo se va a venir abajo...simplemente brillante.

    En cuanto a Devlin es normal que este así, creo que la próxima vez que se vean sin Orz en su interior va a haber pelea. El pesimismo inunda este capítulo donde todos dejan de lado la guerra y la exploración para recordar a sus caídos. No hay mucho más que añadir.
    Esperare al siguiente, nos vemos!!!
     
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